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faa Hanal n2 1s. Barebone, (900 EL FOLKLORISMO Analisis de una tradicion «prét-a-porter»! Josep MARTI I PEREZ CSIC, BARCELONA En la fiesta mayor de 1990 celebrada en Santa Coloma de Gramanet, muni- cipio adosado a Barcelona con caracteristicas de ciudad-dormitorio y un alto por- centaje de inmigracién, uno de los actos que congregé @ mas participantes fue el bautizo del dragon Blai, figura zoomérfica creada dentro del marco de la tradi- cién del «bestiari» catalén. En el acto del bautizo, en el cual los dragones de Sant Feliu de Llobregat y de Nou Barris (Barcelona) hicieron las veces de «padrinos», es- tuvieron presentes tanto el alcalde de la ciudad como el ponente de cultura de la misma. Este tiltimo, en una breve alocucién ante el piiblico, destacé la importancia que tienen este tipo de actividades para la recuperacién de la cultura tradicional. Como final det acto, se hizo bailar al dragon una corta danza que acompaiié la tra- dicional agrupacién musical formada por «gralles»? y percusién. La melodia de esta pieza instrumental, tipicamente catalana, habia sido compuesta por uno de los j6- venes miembros del grupo de «draconaires» siguiendo de manera rigurosa los mol- |. Aunque e contenido del aniulo se centa especialmente en el fenémeno musical, gran parte de las con- ‘lasiones son aplicabes asimismo a cualquier imbito de la denominada acultura populare. Aigunas de ls ideas bisi- «as de este artielo fueron ya dadas a conocer mediante Is comunicacién «Misica tradicional: entre folklore i folklo- ‘Bimce preventada ca cl sCal logut sobre Cange Teadiionaby celcbrado cn Reus (12-15.9.1990) y organicade por el “Centre de Documentaci sobre Cultura Popular, Carrutxa» 2. Instrumento de viento con doble lengleta pereneciente ala fail fas comarcas meridionales de Catala de las chirimias, Es muy popular en a) 318 Joser Marri Pens An, 45 des tradicionales del pais. El dragon de Santa Coloma, en lo sucesivo, serd sacado a Ja calle para participar en el ambiente hidico de las fiestas de la ciudad, y seré lle- vado también a las celebraciones de otras localidades representando a su munici- pio. En esta breve nota descriptiva que podia haber sido redactada por cualquier periodista local; podemos fijar nuestra atencién en cuatro puntos muy reveladores para captar el sentido de Ia celebracién: a.- La ciudad“de Santa Coloma, un muni- cipio catalan que durante este siglo ha experimentado una transformacién radical>, ccrey6 interesante poseer también su dragén tal como es el caso de otras poblaciones del Principado. b.- El ponente de cultura del ayuntamiento recalcé la importancia de esta fiesta para la recuperacién de la cultura tradicional. c.- Para el baile del dragén Blai, se compuso una «nueva» melodia segiin el modelo tradicional. d.- La finalidad de esta figura zoomérfica bautizada con el simpatico nombre de Blai (Blas) esta lejos de querer representar el «mal» tal como acontece con los dragones propios de procesiones y entremeses del Corpus de muchas poblaciones catalanas en siglos anteriores. Su finalidad es exclusivamente de naturaleza liidica, Las anotaciones del cuaderno de campo del folklorista que -a la caza de tra- diciones ancestrales— hubiese presenciado la fiesta vendrian seguramente marcadas por la decepcion: «Nada de interés. Todo es de reciente creacién», podria haber es- crito. Esta fiesta de Santa Coloma de Gramanet nos ofrece ja mejor carta de pre- sentacién para el contenido de este articulo: el folklorismo. 1. Definicién y caracteristicas fundamentales. De forma muy general, entendemos bajo el término de «folklorismo» el inte- rés que nuestra actual sociedad siente por la denominada cultura popular o tradi- cional. Este interés incluye tanto la actitud pasiva propia del espectador, la cual su- pone una predisposicién positiva hacia todo lo que signifique «cultura tradicional», como la actitud activa que trata de reproducir fuera del contexto original (espacio, tiempo, funcién) este mundo tradicional. El concepto de «folklorismo» presupone, pues, la existencia de una conciencia de tradicién, su valoracién positiva a priori y una intencionalidad concreta en cuanto al uso que se quiere dar a esta tradicién, 3. Sélo para dar una idea basta decir que, segin datos del ayuntamiento, de los 2.728 habitantes de 1920, Santa Coloma de Gramanet ha pasado a tenes 105.741 en 1970 y 135.000 en 1986 (altimo censo). El tanto por cien- to de poblacin de origen no catalan ex muy superior al de l autéctona R) An M, 45 EL rouxconiswo 319 Esta intencionalidad puede ser de naturaleza estética, comercial, ideolégica 0 recu- peradora, Folklorismo, en su vertiente activa, implica, por tanto, «manipulacién» “de los elementos culturales de corte tradicional. Dentro del ambito musical, un «ta- blao» flamenco en la Rambla de Barcelona, una danza bretona bailada en un acto de reivindicacién politica, un recital de musica tradicional, representan buenos ejemplos de folklorismo. En todos estos casos nos encontramos con lo que se ha etiquetado de manera muy descriptiva como de «cultura popular de segunda mano», Muy a menudo se trata de productos musicales que, procedentes de una ~ determinada tradicién de transmisién oral, han sufrido una cierta transformacion para adaptarse a los gustos y necesidades de un piiblico de sensibilidad urbana pre- dominantemente. En los ambitos académicos de la antropologia europea se empezé a hablar de folklorismo, con el sentido que aqui le otorgamos, especialmente a partir de un articulo de Hans Moser titulado «Vom Folktorismus in unserer Zeit» publicado en 19625. A pesar de que pocos aiios antes la sociologia ya se habia servido de este término®, y que segiin V. J. Gusev, el mismo concepto con una significacién similar también habia sido utilizado con mayor anterioridad en escritos cientificos apareci dos en la Unién Soviética?, podemos considerar a H. Moser como el verdadero in- troductor de este término en la antropologia. La publicacién del mencionado ar- ticulo sobre el folklorismo origind un interesante y fructifero debate en torno a esta problematica en muchos paises europeos, y dejé bien sentada la necesidad, por par- te de esta disciplina, de no obviar en sus trabajos de investigacién todo aquel tipo de manifestaciones que sin ser folklore’ en el sentido més estricto de la palabra, no tan solo se hallan intimamente relacionadas con él, sino que, en muchas ocasio- nes, la distincién entre ambos fenémenos resulta harto conflictiva. Mediante Ia comparacién de las diferencias constatables entre el producto folkloristico y el folklérico se puede llegar a comprender de manera bastante satis- factoria el fenémeno del folklorismo. Cuando hablamos de la musica tradicional popular forzosamente tenemos que hacer qlusién a la «esencia» de las creaciones 4 Che Hermann Basinger, Votkskunde, Darmstadt 1971, p. 158. 5. Zeitschrift fir Volkskunden, $8, 1962, pp. 177-209. 6. Vease: Peter Heintz, Sozialee Wandel. En; Rene KBnig (ed), Soziolosie, Frankfurt 1958, pp. 268274. 7. Ce W. J. Gusev, Principal Types af Present day Folkiocea. Gn: aFoltloriemar Gulleua, 1980, pp. 123, in dnimos de entrar en polémicas terminoldgica, siempre que a lo largo de este articul se mencione la palabra «folklore» en relacion de oposicin con la de afolklorismon, se la entenderi en su sentido mis amplio de secultura tradicional 6B) 320 Jose Mani Pee AnM, 45 musicales. Debemos fijarnos en la «forma» y en el «contenido». De esta manera hablamos de «coplas», de «mateixes», de «gozos», etc. Esto, sin embargo, no nos es de gran ayuda a la hora de diferenciar entre el producto folklérico y el folklo- ristico ya que éstos, en ocasiones, pueden compartir una misma forma y un mismo contenido. Dentro del ambito del folklore, cuando queremos caracterizar el fené- meno de la musica tradicional 0 profundizar en el dificil campo de las definiciones, no nos basta la «esencia» sino que también tenem recurrir por fuerza al «es. tado», es decir, a los aspectos circunstanciales que envuelven estas creaciones Hi blamos de cancién anénima, de transmisién oral, de las relaciones del producto musical en cuestién con el ciclo de vida o del afio, de la pertenencia étnica> Todo esto es de capital importancia ya que son precisamente estos criterios los que nos hacen distinguir entre la tarantela recogida en Ia ruralia apuliana de la que poda- mos encontrar en una composicién de musica culta. Los aspectos circunstanciales son, ai fin y al cabo, los que fundamentalmente nos permiten calificar una cancion de «tradi «tradicional», y es | también en estos aspectos, tal y como iremos viendo a lo lar- 20 de este articulo, donde folklore y folklorismo se diferencian esencialmente. Si toda manifestacién de la cultura tradicional se halla inmersa en «su reali- dad», en su contexto sociocultural conereto, una de las principales caracteristicas del folklorismo es su pertenencia a dos realidades diferentes distantes entre si por el tiempo y/o el espacio. Es el caso en el que se oftece una representacién de «ballets» ‘catalanes al puiblico barcelonés actual o en el que se ameniza a los clientes de un restaurante europeo con miisica mexicana. Se produce, pues, una confrontacién en- tre el mundo tradicionai{al cuai alude el folklorismo: y el mundo en el cual éste, de hecho, tiene lugar. Es précisamente por la existencia simultanea de estas dos reali- dades que en ocasiones, cuando no se las sabe presentar bien ensambladas, un es- __Pecticulo folkloristico nos puede parecer grotesco, efecto al fin y al cabo similar al producido por el chiste que no en vano también basa su ingenio 0 «gracia» en la relacién ~en eéte caso, sin embargo, voluntariamente forzada- de dos planos dife- rentes de la realidad. Cualquier manifestacién folkloristica, acertada 0 no, no podra nunca llegar a entenderse de manera plena sin tener en cuenta este juego implicito entre dos realidades distintas. Si folklore es vivencia, el folklorismo es vivencia de una vivencia Esta pertenencia a dos mundos diferentes, esta confrontacién forzada del folklorismo, puede ser vista como adiscontinuidady que contrastaria, por tanto, con la continuidad que ofrece ei folklore. Se ha hablado bastante sobre la problematica” de ta continuidad en el folklore?. A menudo se afirma que solamente podemos en- 9, Véate por ejemplo la publicacion editada por H. Bausinger y W. Brickner con colaboraciones de varios invesigadores: Kontinuitat. Berlin 1969. 4) An M. 45 EL rotKtoniswo 21 contrar una-«verdadera» continuidad cuando se mantienen la forma externa, la fun- cién, los actores, ¥ los dmbitos espaciales y temporales!®, Esto representa, no obs- tante, una idea demasiado estricta del concepto la cual rdyaria con el inmovilismo, algo que como todos bien sabemos no conoce ia cultura cuando se mantiene viva La continuidad no puede ser medida tan solo por criterios objetivos como los aca- bados de enumerar sino que hay que tomar en consideracién asimismo la impor- tante componente subjetiva que le da consistencia. Los individuos pueden experi- mentar la sensacin de continuidad a pesar de los cambios que indefectible- mente se van produciendo. Una de las condiciones que definen la cultura tradicio- nal es precisamente esta idea de continuidad que perciben los actores: ellos cantan Y bailan mas o menos como lo hacian sus antepasados, es decir, siguiendo la linea ininterrumpida de una tradicién. Por tanto, podemos hablar realmente de una «continuidad» en el folklore de la que, en principio, carece el folklorismo puesto que este tiltimo nos offece siempre la realidad de «otra» época o de «otras» latitu- des!!. Durante unos recientes trabajos de recopilacién de miisica tradicional efec- tuados por encargo de la Generalitat Valenciana en diversas comarcas de la auto- nomia, uno de tos informantes, junto a las canciones que é! recordaba, ofrecié al grupo de jévenes recolectores la siguiente dedicacién improvisada: «Estes cangons del meu poble que se cantaven abans, per a que tots les coneguen jo se les vaig a cantar. Aixina els joves de ara que entenen de miisica i de art, podran saber qué es cantava en Alcasser fa cent anys.»!2 10. Cit. Max Matter, Fotklorismus. PlSdoyer fir funktionale Analysen, Sn: E. H@rander y H. Lancer (eds), Fotklorismus, Neusiea/See 1982, p. 172. 11. Esta idea de continuidad, 0 también de-continuidad truncada, me Ia han relejado muy & menudo los propios informants, jovenes muchos de ells, cuando en sus intentos de recuperar una UadiciOn peroida me han di ‘cho con estas 0 similares palabras: «No queremos que sea nuesirs generacion la que perds el elabdn de la trad 12. asus canciones de mi pueblo/ que se cantaban antes! para que todos las conovcan/ yo S188 VOY @ ‘cantar «Asi los jovenes de ahora/ que entienden de misica y de ane podrin saber lo que secantaba/ en Alcasser Ince cien alos» Conselleria de Cultura (ed), Fonoteca de Materials. Taller de musica popular, Difusié Meditema- nia, 1988 (MFR 022-1), ol. (5) 322 Josee Mani Pons AnM, 45 El acto de grabacién de estas canciones tradicionales hay que enmarcarlo ob- iamente dentro del fendmeno del folklorismo en su vertiente de labor recuperado- ra; y nada mejor que estas copias improvisadas para dejar bien patente la conscien- cia de tradicién truncada de discontinuidad-, que caracteriza al folklorismo. IL, Ambitos de manifestacién del folktorismo. En el dmbito musical, el folklorismo se manifiesta en tres niveles diferen- tes a. Conjunto de ideas, actitudes y valores que podemos incluir bajo el con- cepto globalizador de «base ideacional». b. La produccién musical, es decir, las realizaciones concretas musicales como, por ejemplo, la composicién o adaptacién de piezas musicales segiin el estilo tradicional" : id c. La representacion, es decir, la «materializacién» de este producto musi- cal en un lugar y momento dados la ejecucién'4, La base ideacional En principio, podemos calificar de manifestacidn folkloristica tanto un re tal de cancién africana en una ciudad espaiiola, como la representacién de bailes de Mallorca en las fiestas de cualquier municipio de esta isla. Pero desde el punto de vista de la procedencia de la cultura objeto del folklorismo, podemos establecer dos tipos basicos de este Ultimo. Se trata del «exofolklorismo» y del «endofolklorismo» segiin que el interés se dirija hacia culturas ajenas 0 hacia la propia. En estos ejemplos mencionados, el recital de cancién africana cabria catalogarlo como exo- folklorismo mientras que 1a representacién de bailes mallorquines seria endofolklo- rismo. Las obras musicales de tradicién culta nos ofrecen, asimismo, innumerables ejemplos de ambos tipos de folklorismo. Ya en la miisica del siglo XVII encontra- 13. Denteo de este apartado también eabria considerar la construccién de instrumentos -0 pseudoinstr- ‘mentor- misieaies seneillos de corte tradicional con fnalndad claramente folbloritica, por ejemplo, coma «souve- 14. Como es obvio el sentido dado aqui a erepresentacidnm es el de Ia palabra inglesa eperformancen de tan ineémoda traduccion (61 ‘Sr imine gemini Wain ta wea full lr rE snare mre cy Sn ao ‘Tei ete wicca Si ‘ee a rae era in Shae a rma an Sic rn {utp ks ii gn imi wes. [les pons pata sept nrc ‘Siete ie mn se om oe {Tim sor chennai npos lt Strasse Decco ba rose sonia pace ‘Sor! poe nocd pedometer to Dra eta i eo er en faeces Recreate dnp kre mi ‘Wetec aan, cn wn one ss ‘Seen wry ses mmm SSA kT Soe eS pion comes mine Conran iceekin mens comer ma a os “pe espe shri a oe ema tat se me a Sothern sme er rn mp mesa Fo ‘Sitar ail we nue ea ne so emis ‘Sn ria no gu m0 amen ‘Sstworge tepemmsossoie i bani nen t= maar wo Sena ete ts tan ae eStore erent nen sae comms cn ea ea nen ‘smn pommel Pr Pa nen rn to myn Sa ee eng eo ct eee cea mettre cirmrie tivauimees vss | ‘ova, an ret 0) ‘Seat Sc pwn pura ay ur a seco Eicae cnet alone Ble oe ote deta ‘Secs pans ce re ce op ep ‘EA Site ton ep onan ements ‘aden paiamene pore anenn ps esc En Catt Sot bow co aap 10 ty onic oh pn ch pierce SEG late Sms om mes ‘Stepan me un nao in nic ‘Scenes ae bev nn ec ci cy ‘enc Bin sn Us eR nes ate ERS Se ements Sees SS ic a pau pe alien tees cone nee, ‘ose aa or Sse no como mee ba) see Sn mes eiu S ae i it nn ae “cone aimee eS er mies a SE SESS ee ea amino Sa Sree ta rom ee oc gr espe seine nt te” pin ‘Sera a ttn int een eter ‘Gore ti fms aa eae om ‘Somer our we lee sean ce et SSNS Ri pl i ali a SSUES Sain so bee chron etna ep See es em hn ene een ‘xii ss ae ete es en pre en smc i me te es iN eee Se ce eae sis Bom em een seat me So perm re ri (nce ce ma un es lee pope et toh im cme a fa eer mah ce uo ate ie sno atone [ede heme er en ee ‘semen eer Ene ities to repens Ca ead ay oaens ho os once | MEARRETA La ssn ail, De sy 138 1 MAM ARTI nee oy on schcdaten Hen St Manny Eee SE 7 a oS Sl RH Poin ‘MRANDNER, ba LONER, Ham) Foti Vor er ‘race ew eh sean Cans 2000 pe 2 es WERT atm Em cP Ea “Eire ret ak. ee, PASATTER, Fon Py nse Aa. oa

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