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a laguna es inmensa, como un brazo de mar. Desde crita en las fuentes coloniales corresponde con la que
vamente abiertos los canales. tura con bíblica furia y la destruyó parcialmente.
Poco antes de llegar a la plaza de Tlatelolco, la Ocho décadas después, Avendaño vio la misma es-
guarnición encabezada por Cortés cometió el error cultura y pudo observar, además, un hueso largo,
El lago Petén Itzá, defensa natural del antiguo reino de Tayasal.
de dejar sin cegar uno de los canales que cruzaron, como de caballo, guardado con esmero en una caja.
pues iban confiados al ver que los mexicas se aleja- Orbita y Fuensalida habían leído a López de Góma-
ban. Cuando los mexicas dieron media vuelta y em- ra y pensaron que se trataba de una imagen del ca-
pezaron a combatir, los españoles no tuvieron más ballo que Cortés había encomendado a Canek. Aven-
remedio que retroceder, lo cual les llevó de regre- daño debía conocer ya la obra de Bernal Díaz y sin
so al canal abierto, donde un solo puente pequeño duda había leído a Cogolludo, quien aderezaba el
Con este dibujo, inspirado en un grabado de la batalla de Lepanto, era insuficiente para permitir la retirada; los espa- relato de Orbita y Fuensalida y afianzaba la leyen-
el artista indígena recuerda la flota de 12 naves empleadas en
ñoles y sus aliados cayeron en el agua fangosa. Al- da del caballo divinizado; influido por estas lectu-
el asedio final de Tenochtitlan. Códice Florentino, lib. XII, f. 55r.
gunos se ahogaron, otros fueron heridos y tomados ras, quiso ver en el hueso una reliquia del caballo
prisioneros; Cortés mismo fue capturado y sólo lo- abandonado por el conquistador. Lo más probable
gró salvarse gracias al sacrificio de Cristóbal de Olea es que ambos se hayan equivocado: aquella escul-
vamente abiertos los canales. tura con bíblica furia y la destruyó parcialmente.
Poco antes de llegar a la plaza de Tlatelolco, la Ocho décadas después, Avendaño vio la misma es-
guarnición encabezada por Cortés cometió el error cultura y pudo observar, además, un hueso largo,
El lago Petén Itzá, defensa natural del antiguo reino de Tayasal.
de dejar sin cegar uno de los canales que cruzaron, como de caballo, guardado con esmero en una caja.
pues iban confiados al ver que los mexicas se aleja- Orbita y Fuensalida habían leído a López de Góma-
ban. Cuando los mexicas dieron media vuelta y em- ra y pensaron que se trataba de una imagen del ca-
pezaron a combatir, los españoles no tuvieron más ballo que Cortés había encomendado a Canek. Aven-
remedio que retroceder, lo cual les llevó de regre- daño debía conocer ya la obra de Bernal Díaz y sin
so al canal abierto, donde un solo puente pequeño duda había leído a Cogolludo, quien aderezaba el
Con este dibujo, inspirado en un grabado de la batalla de Lepanto, era insuficiente para permitir la retirada; los espa- relato de Orbita y Fuensalida y afianzaba la leyen-
el artista indígena recuerda la flota de 12 naves empleadas en
ñoles y sus aliados cayeron en el agua fangosa. Al- da del caballo divinizado; influido por estas lectu-
el asedio final de Tenochtitlan. Códice Florentino, lib. XII, f. 55r.
gunos se ahogaron, otros fueron heridos y tomados ras, quiso ver en el hueso una reliquia del caballo
prisioneros; Cortés mismo fue capturado y sólo lo- abandonado por el conquistador. Lo más probable
gró salvarse gracias al sacrificio de Cristóbal de Olea es que ambos se hayan equivocado: aquella escul-