La soberanía estatal tal como se ha entendido tradicionalmente está siendo erosionada por la globalización y la acción de nuevos actores no estatales. Para hacer frente a los desafíos globales como el cambio climático o el terrorismo, los estados deben estar dispuestos a ceder parte de su soberanía y cooperar en marcos regionales e internacionales que incluyan a estas nuevas entidades. En algunos casos extremos como el genocidio o la proliferación de armas de destrucción masiva, la soberanía estatal ya no debería
La soberanía estatal tal como se ha entendido tradicionalmente está siendo erosionada por la globalización y la acción de nuevos actores no estatales. Para hacer frente a los desafíos globales como el cambio climático o el terrorismo, los estados deben estar dispuestos a ceder parte de su soberanía y cooperar en marcos regionales e internacionales que incluyan a estas nuevas entidades. En algunos casos extremos como el genocidio o la proliferación de armas de destrucción masiva, la soberanía estatal ya no debería
La soberanía estatal tal como se ha entendido tradicionalmente está siendo erosionada por la globalización y la acción de nuevos actores no estatales. Para hacer frente a los desafíos globales como el cambio climático o el terrorismo, los estados deben estar dispuestos a ceder parte de su soberanía y cooperar en marcos regionales e internacionales que incluyan a estas nuevas entidades. En algunos casos extremos como el genocidio o la proliferación de armas de destrucción masiva, la soberanía estatal ya no debería
Durante 350 aos, la soberana -la nocin de que los estados son actores centrales de la escena mundial y los gobiernos son esencialmente libres de hacer lo que deseen dentro de su propio territorio, pero no dentro del de otros estados- ha sido el principio organizador de las relaciones internacionales. Ha llegado el momento de reevaluarlo. Los ms de 190 estados del mundo coexisten hoy con un gran nmero de actores no soberanos que son independientes en parte, desde corporaciones a organizaciones no gubernamentales (ONG), desde grupos terroristas a carteles de la droga, de institucionales regionales y globales a bancos y fondos de capitales privados. El estado soberano resulta influido por ellos (para bien y para mal), del mismo modo que es capaz de ejercer su influencia. Hay una erosin del cuasi monopolio que una vez tuvieron las entidades soberanas. Como resultado, se necesitan nuevos mecanismos de gobierno regional y global que incluyan a actores no estatales. Esto no quiere decir que Microsoft, Amnista Internacional o Goldman Sachs tengan que recibir escaos en la Asamblea General de la ONU, pero s significa incluir representantes de estas organizaciones en las deliberaciones regionales y globales cuando tengan la capacidad de afectar el modo en que pueden afrontar los retos surgidos. Ms an, los estados deben estar preparados para ceder parte de su soberana a entes mundiales, si es que se desea que funcione el sistema internacional. Esto ya est ocurriendo en el mbito del comercio. Los gobiernos aceptan las determinaciones de la OMC porque, a fin de cuentas, se benefician de un orden comercial internacional, incluso si una decisin particular exige que modifiquen prcticas que tienen el derecho soberano de ejercer. Algunos gobiernos estn preparados para renunciar a elementos de soberana para hacer frente a la
amenaza del cambio climtico global. En virtud de
este acuerdo -el Protocolo de Kyoto, que rige hasta el ao 2012- los firmantes aceptan reducir emisiones especficas. Lo que se necesita ahora es un segundo acuerdo en que una mayor cantidad de gobiernos, entre ellos los de EE.UU., China e India, acepten lmites a las emisiones o adopten estndares en comn a partir del reconocimiento de que estaran en peor situacin si ningn pas lo hiciera. Todo esto sugiere que, para que los estados puedan hacer frente a la globalizacin, es necesario redefinir la soberana. En lo fundamental, la globalizacin conlleva el aumento del volumen, la velocidad y la importancia de los flujos de personas, ideas, gases que causan el efecto invernadero, bienes, dlares, drogas, virus, armas y mucho ms, desafiando los principios fundamentales de la soberana: la capacidad de controlar lo que cruza las fronteras en cualquiera de las dos direcciones. Cada vez ms, los estados soberanos miden su vulnerabilidad no frente a otros, sino frente a fuerzas que estn ms all de su control. En consecuencia, la globalizacin implica que la soberana no slo se est debilitando en los hechos, sino que adems debe debilitarse. Sera sabio atenuar la soberana para protegerse a ellos mismos, ya que no se pueden aislar de lo que pasa en el resto del mundo. La soberana ya no es un santuario. Esto qued demostrado con la reaccin estadounidense y mundial frente al terrorismo. El gobierno talibn de Afganistn, que dio acceso y apoyo a Al Qaida, fue sacado del poder. De manera similar, la guerra preventiva de EE.UU. contra un Irak que hizo caso omiso de la ONU, y del que se pensaba que posea armas de destruccin masiva mostr que la soberana ya no proporciona una proteccin absoluta. Imaginemos cmo reaccionara
el mundo si se supiera que un gobierno tiene planes
de usar o transferir un dispositivo nuclear o ya lo hubiera hecho. Muchos argumentaran, con razn, que la soberana no da proteccin a tal estado. Puede llegar a ser necesario reducir o hasta eliminar la soberana cuando un gobierno, sea por falta de capacidad o por poltica deliberada, no sea capaz de satisfacer las necesidades bsicas de sus ciudadanos. Esto refleja no slo escrpulos, sino la visin de que el fracaso y el genocidio de un estado pueden producir flujos de refugiados desestabilizadores y crear espacios para que los terroristas echen races. La intervencin de la OTAN en Kosovo fue un ejemplo en que una cantidad de gobiernos escogieron violar la soberana de otro gobierno (Serbia) para detener la limpieza tnica y el genocidio. En contraste, las matanzas masivas ocurridas hace una dcada en Ruanda y hoy en Darfur (Sudn), demuestran el alto precio de dar valor supremo a la soberana y hacer poco por prevenir la masacre de inocentes. Por tanto, nuestra nocin de soberana debe ser condicional, incluso contractual, en lugar de absoluta. Si un estado no hace su parte del trato, y patrocina el terrorismo, ya
sea transfiriendo o utilizando armas de destruccin
masiva o cometiendo genocidio, invalida los beneficios normales de su soberana y se abre a un ataque, un derrocamiento o una ocupacin. El desafo diplomtico de hoy es lograr un apoyo generalizado a unos principios de conducta por parte de los estados y un procedimiento para determinar las acciones necesarias cuando stos se violen. El objetivo debe ser redefinir la soberana en la era de la globalizacin, para encontrar un equilibrio entre un mundo de estados completamente soberanos y un sistema internacional de gobierno mundial. La alternativa es una anarqua general. Es necesario preservar la idea bsica de la soberana, que todava constituye una til limitacin a la violencia entre estados. Sin embargo, se debe adaptar el concepto a un mundo en que los principales desafos al orden provienen de lo que las fuerzas globales hacen a los estados y lo que los gobiernos hacen a sus ciudadanos, en lugar de lo que los estados se hacen entre s.
Project Syndicate, 2006
(*) Presidente del Consejo de Relaciones Exteriores de Estados Unidos y autor de The Opportunity: Americas Moment to Alter Historys Course.
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