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i Cc Vi _ RESISTENCIA | EDITORIAL SUDAMERICANA ~Historia y cultura~ I ae a eo Diseho de tapa: Mario Blanco PRIMERA EDICION Ocmbre de 1990 SEGUNDA EDICION Abril le 1999 IMPRESO EN LA ARGENTINA Queda hecho el depisito que previene la ley 11.725. © 1990, Exitorial Sudamericana. S.A, Humberto 1” 531, Buenos Aires, ISBN 950-07-0636.9, Titulo del original en inglés: Resistance and Integration © 1988, Cambridge Unversity Pres Para mi madre, Chris Maddison, y mt padre, Morgan James, con amor y gratitud. En memoria de Bryn Morgan, minero galés, 1908-79, y de Daniel Hopen, desaparecido en la Argentina en agosto de 1976. Agradecimientos La Investigacion en que se basa este libro fue financiada por subsidios de los siguientes organtsmos: Social Science Re- search Council (Gran Bretana), Foreign Area Fellowship Program (Nueva York) y fondo para viajes de becarios de la Universidad de Cambridge. Deseo expresar a esos organismos mi gratitud por cl apoyo que me brindaron, Las deudas intelectuales y personales que supone todo trabajo de este carcler no pueden menos que ser enormes. El profesor John Lyneh y Riehard Moseley-Williams plantaron las primeras semillas de mt interés por la historia argentina y fue- ron para mi maestros cuya simpatia me estimuld, Durante mas de quince afos estudié a la Argentina y su movimicnto laboral, y, en el curso de ese tiempo. conversé y discuti con muehas personas sobre la historia y el presente de la clase tra- bajadora argentina. La originalidad intelectual es a mi juicio un producto sumamente raro y. por mi parte, de muy buena gana doy las gracias a muchos amigos y colegas que intervinieron en fa elaboracion de este libro. Sélo puedo esperar que no les disguste eneontrarse en esta compaiiia y que reconozcan, al menos en forma pareial, la esencia de las ideas y discustones que compartimos, En primerisimo (érmino doy las gracias a mi amigo Alberto Belloni, por su voluntad de consagrar muchas horas y dias a disculit la historia gremial y compartir sus propias expertencias con un extranjero ingenuo. A él debo gran parte de la com- prensién que yo pueda haber aleanzado de la pasién, la ambi- giedad y la Uragedia de Ja historia de la clase obrera argentina En los varios afos que siguleron a nuestro primer encuentro. y aun en las mas penosas circunstancias personales, Alberto Bellon! siempre se mantuvo dispuesto a transmitirme sus pen- samientos, su ira, su eompasion y su llimitada curiosidad in- telectual. Otro amigo argentino, Alberto Ferrari, puso a mi dis- posicién su profundo conocimiento de la politiea y la sociedad Resistencia e integracén argentinas. Me beneficiaron también muchas di a wuchas discusiones con Juan Carlos Torre, quien persistentemente me provocd y me lle- 12.g,cuestionar lugares comunes sobre los uabajadores argen- nos y sus sindicatos. Estos y otros amigos argentinos sient. pre lograron hacer a un lado él instintivo escepticismo que les taspira esa especie que pocriamos lamar el “latinoamerieanis- ‘a alee “Lal que gon inherentes la condescendencia y 1a ince S agradezco su cortesia y su sentido del Judith Evans, buena amiga c . : y_bucna consejera, siempre Supo (ansmitirme su pasién por las cosas de la Rigen Mi colega y amiga Emilia Vioti da Costa constituyé una fuenie Permanente de alfento y consejo positive en materia de redaceida, Mas aun: compartié conmigo su infaUgable curiosidad intelectual rf cnduo a Justificar y repensar muchos supuestos. Tambien Braduados de Yale me proporcionaron un ambiente intelectual ¢stimulante; contribuycron en particular a este trabajo Albert donangtllias, Romt Gandolia y Jeff Gould. ‘Walter Litile ofrecis fenerosamente su solide conscjo, Desde luego. corres formula Ia habitual advertencia en el sentido te que nisges nombrados es res oe fos nom ponsable del producto final que se pre- Por ‘illimo. pero no por ello menos cfusivamente, vaya mi gratitud a Lynn Di, Pict a SSio. por este aay Pie: POF su paciencia y" sobre’ todo Lan Vouimicito e Tee ' OS twalcod Paco 22i tnberPoeeZe he Lo i ciel i \ \ Introduccién, Durante los iltimos cuarenta ahos el movimiento sindical peronista ha sido un actor crucial en et drama de la historia de la Argentina modema. Ha sido el principal canal mstituctonal pare la lealtad de ta clase trabajadora argentina hacia Peron como persona y hacia el peronismo como movimiento, y su be- neficiario, Pilar fundamental det 1955, los siidicatos son os movilizadores eser ne sas perontsias, y la dirigencia sindical ha actuado como_agenie principal de esie poder en sus negoclaciones.con_otros_seciores de. la organizacién politica _argentina. por_encima de todas las Jfuerzas armadas. De hecho, el papel dei movimiento sindical ‘como principal interlocutor entre tas fuerzas armadas y la so- ciedad civil ha sido un tema dominanie de la historia cor tempordnea argentina: con frecuencia, el destino de la Argentina moderna parecié depender del resultado de un didlogo incérmodo pero slempre presente entre generales y jefes sindicales. El po- der que devengo esta sttuactén para et movimiento strdical fue frecuentemente reprimidos, los sindicatos han_podide_no obstante_presentarse,_incluso_ante_ los goblemes militares mas hostiles, como_una_fiuerza_social_y.. politica. imeductible. La intencion de este libro, en su nivel fundamental, es tra zar el desarrollo del Peronismo en los sindicatos en el pertodo 1955-73. {Cudl era ta relacior entre los dirigentes sindicales y los miembros? ¢Hasta qué punto es valida la concepcién popular respeclo del poder sindical que pone de relieve la corrupcion, la violencia y el politiques del poder? ¢Cudles eran los furda- mentos reales del poder sindical, y mas especialmente dé a di rigencia sindical? Planteando y (tratando de responder estos in- lerrogantes no por obuios menos importantes esperamos ir mas allé dle la admisibitidad superficial de las imagenes populare: Este libro también trata el (ema mas amplto de la relacién entre el Peronismo y ta clase (rabaiadora argentina y el significado de esa relactén para los trabajadores en general y los gremios 12 Resistencia e integracién en particular. A menudo, este tema ha sido abordado desde ta perspectiva de nociones mas generales acerca del popultsino. Bl resullado ‘ha sido una marcada insistencia ene cardcler aberrante de la participacton de ta clasé trabajaciora en el pe. Fonismo. Dicha participacion ha sido tratada como una especie de acertflo histérico que exigia una explicacién, la mayoria de las veces en términos de nociones tales como manipulactén, pa. sividad. eleccién digiada, y no pocas veces de irractonalidad. Este trabajo no ofrece una teoria abarcadora del populismo, Efectivamente, desde el punto de vista del historiador, dita que el problema con muchos aniilisis cxistentes ha sido en par: fe el nivel de absiraccion en que se mancjaron. Los sistemas de ideas macroexplicativos no han sido capaces de resolver los interrogantes concretos y las excepciones que con frecuencia ellos mismos sugerian. “La especificidad de una experiencia historica y de movimientos sociales concretos se cscaparon a través de la gran red de dichos sistemas. \Praté, primero y ante todo, de explorar la experiencia his- ica de tos trabajadores argentinos en las décadas posteriores al derrocamiento de Juan Perén en 1955. Dentro de esta es. tructura general, me interesaron en particular dos terrenos de andlisis: la jerarquia del sindicato peronista y su relacién con cl resto de sus miembros, y el tema de la ideologia peronista y su repercusién en la clase trabajadora. Para realizar esta ta- Tea Se puso un enfasis considerable en fundamentar nuestio andlisis de estos temas en una comprensién de la experiencia conereta de la masa peronista. Considero que esie énfasis es importante por das razones. Primero, porque una perspectiva popular resulta esencial si queremos analizar los temas dle me or interés para este libro. Una mejor comprensién de las ac. Ciones y percepciones de la masa de los gremialisias peronistas resulla esencial para esta empresa. Ademés, este aspecto es no obstante crucial porque ha st do gencralmente dejado de tado por muchos escritores. Al leer gran parte del material escrito sobre la historia argentina mo. dema, la sensacién que uno tiene es curiosamente ambigua. La clase trabajadora esta presente en dichos andlisis: ta realidad politica y la natualeza del discurso argentino politico ¢ intelectual dominante obviamente no permite eludir dicha presencia. Sin embargo, esa presencia tiene algo de irreal. La clase trabajadora parece generalmente como una cifra, casi como una coastruccton ideal al servicio de diferentes paradigmas ideolégicos. La esenctat de estas abstracciones deriva de nociones mas amplias referidas + @ la relacién de los tabajadores con el peronismo. Ya en Gino | German y ta sociologia de ta moderizacién encontramos tas | 13 Introduccion Jas urbunas pasivas y munipulsidas que resultan de un prov ese de modemacton sicompleto, El marsismo y el comunisma 4 soctaltsme latinoanericanos nos propone protetaries mexperios imeapaces de tomar conciencia de sus verdaderos inlereses. de clase, dominados por ta tdeoiogia burguesa y controtadas y ma | nipulados por polices demagdaices y por una burooracla sindtoal | despiadada, Finalmente, la equlerda peronista y muchos sectores Javenies radtcates de fines de ta déeada del "60 y comlenzos | de ta det '70 ofrecian una vision de proletarios efemplares for’ | Jando ur movimlento pecultarmente argentino hacia et socialism | y a tberacién nacional} Detrds de estos deradigmas ex et | aeccho una serie de antinomias glol jue do et debate general sobre el populismo y la clase trabajadora: wa | ieional/medeme, eleccin dutada/autonomia, Jalsa eoncleneta/ I concienera de clase, y espectalmen i e rior @ 1955, resistencia ¢ tntegracién. Lo que no SS eC tea ads | de la experiencia historica concreta de tos wrabajadores, y su \ Fespuestas complejas, ambiguas y a, menudo eoniradictoras... Yo airihulria esta carencia, en parte al menos. a la persistenté tneapactdad de ta mayor pare de la teria académied de eapa adecuadamente la compiejidad de la expertencia de la clase trabajadora, No obstante, también se debe en parte a la extra ordinarta relevancta polémica de los modelos tistértcos pasados y la expertencia en la Argentina contempordnea. La experienct istértea pasada consttuye evidentemente unt fundamento crucial del debate idrolegtco y paitico contempordnca en fa mayorta de las sociedades. Sin embargo, en la Argentina el pasado ha st do vivido como presente de una manera peculiarmente intensa. percepcién de este hecho ha acentuado precisamente gran par: we del aura de pestnisio y fatalsmo que ha dado forma a las aectitudes piblicas ¢ inteleciuales respecto del “enigma’ de ta Argentina, Los argentinas parecen haber sido condenatios a so- portar un presente dominado por simbolos surgidos de ape rlencias y conflicios. pasados. Figuras nacionales y movimientos sociales 4 polices del pasado se corwirtieron muchas veces en mi(ologias que sirven coino siinbolos cuya funcién es racionalizar, Justificar y dar una coherencia emocional a necesidades politicas pes ei caso de la clase truhaladora esta miclogizacion int plicé una simpliftcacién y una tdealizacién de las penosas com: plejidades de la experiencia de ta clase trabajadora. La mayor parte del debate interno del peronismo en los ulimos treinta afos ha girado, efectivamente, en tomo de las idealizaciones Y estereotipos conflictivos de la historia y la experiencia de ta Resistencia @ integracion clase trabajadora. Astmismo, ta comprension det desarrollo de la izquierda peronista y de los grupos guerrilleros a fines de los anos ‘60 yj 1a década del ‘70 debe basarse en una coniprensiin de sus mitologias de la clase trabajacora y de su papel en el Peronismo en general y particularmente durante la década st guiente a ta desttlucién de Perén en 1955. Estas mitologias son Perjudiciales para la comprensiOn hisiorica y noctwas para la prdctica politica de grupos que prociamaron simbolizar y re presenlar a esta clase tabajadora. Develar parte de la realidad cculta detras de estos mitos referitios a la presencia de la clase frabajadora en el peronismo es una de las mayores preocupa- cones de este trabajo. * Las fuentes utilizadas para este estudio son de tres tipos. Primero: recurri a documentacién de archivos exisientes en la Argentina. Incluyo aqui diarios y revistas de ese pertodo y bo lelines, anuarios y materiales disponibles en organismos ¢sia- ales, prineipalmente el Ministerio de Trabajo. Segunda: tuve te. suerte de poder acceder a una gran cantidad de diarios peronistas no oficiales, a diarios de afiliados, panjlelos y circulares de barrios, Todo esto estaba casi exclusivamente en manos privadas y no est a disposicion del ptiblico en general. Tercero: me guié Juertemente por enirevisias, conversaciones y discustones con Participantes actives en los gremios durante este periodo. El enfoque general adoptado en (érminos de la organtzacton de este trabajo es analitico narrative. Los capitulos siguen un orden cronolégico. Qutero poner de relieve que, dentro de ese enfoque, se hizo una seleccién: Este trabajo no es una historia de la Argentina en las décadas que siguieron al derrocamiento de Perén. Muchos temas son tratados indirectamenie. 0 sdio en la medida en que tienen relacién con el movimiento trabajacior, Asi por elempio. tas retactones entre las auloridades civiles if los militares, 0 las intrigas dentro de las fuerzas armadas, son mencionadas muy brevemente y solo cuando ajectan al contexlo general dentro del cual debian moverse tos sindicatos peronistas. El primer capitulo, “El peronismo y la clase tabajadora, 1943-55", brinda una interpretacion de‘la relacién entre el pe- ronismo y ta clase trabajadora en el periodo de ta formacion del movimiento peronisia y los gobiernos peronistas. Apunta, sobre odo, a analizar tos fundamentos de la identificacion de la clase trabajacora con el peronismo para poder entender mejor Ia reaccion de esta misma clase ante ta situacién creada por el derrocamiento de Peron. La Segunda Parle, "La resistencia pe- ronista’, trata de la resistencia de la clase trabajacora y ofres seclores del movimiento peronista a los regimenes militares que Introdtuceton 15 gobernaron a la Argentina de 1955 a 1958. La Tercera Parte, “Frondizl y ta integracién: tentacién y deseneanto”, analiza el periodo del gobierno de Arturo Frondizl, 1958-62. En la Cuaria Parte, “La era de Vandor”. estudié et desarrollo del poder det movimiento sindical peronisia bajo la influencia dominante de Augusto Vandor, dirtyente del gremio metaliargico, en el periodo comprendido entre el derrocamiento de Frondizt y el golpe mililar de junio de 1966. Por ultimo, la Quinta Parte, “Los Wabajadores y la Revolucion Argentina”, ofrece un anéilisis del periodo del gobierno militar desde 1966 hasta 1973. PRIMERA PARTE Los antecedentes El 1 peronismo y la clase trabajadora, 1943-55, -Hablen tranquilos. ¢Cual es el problema? Habla vos. Tedesco. El coronel lo va a entender mejor. “Bueno... sted es Tedesco? Hijo de slalianos, gno? |. coronel me parecia. gQué pasa, Tedesco? Muy sencillo, coronel: mucho laburo y poca guila, 30 est claro. zDonde? ~Trabajamos de noche en... Nos pagan 3. pesos con treinta cada noche. =1Qué barbaridad! Enseguida lo arreglaremos. Haré lamar a los duefios de la fabrica para que se haga un convenio de parte con ustedes. ,Cuanto quieren ganar? Nos tiramos a 3 pesos con 33 centavos pero lo Justo seria 3,50 por noche. ~Todo va a’andar blen. No puede ser que todavia se explote asia los trabajadores, ~Gracias, coronel. “Tedesco, usted quédese. Los demés pucden nse y tengan conflanza, Mariano Tedesco, fundador de ta Aseclactén Obrera. ‘Textil Bueno. imicé, lo digo de una vez. Yo, yo no lo inventé a Perdn. Te lo digo de una vez asi termino con esta patriada de buena voluntad que estoy icvando a cabo en un afan mio de liberarte de tanto macaneo. La verdad: yo no Jo inventé a Peron hia Eva Peron, la milagrosa. Ellos nacieron como, 20 Resistencia e integracion una reaeeién a tus malos goblemos, Yo no lo Invenlé a Perén ni a Evila Peron nl a su doctrina, Nos trajo, en su defensa. un pueblo a quien vos y Jos tuyos habian enterrado en un largo eamino de miserta. Nacieron de vos, por vos y para vos, Enrique Santos Discépolo EL_IRABAJO ORGANIZADO_Y EL. FADO. PERONISTA {Bajo la guia de sucesivas gobiernos conservadores, 1a cco- noniia argentina respondio a la recesién niundial de la década 1930-40 mediante la produccién local de un creciene numero de bienes manufaclurades que antes se importabani) A la ver gue en general mantuvo adecuados siveles de reiiia para el Sector rural y-garantiz6 los privilegiaclos. texos. economilcos. de la elite tradicional con Gran Bretafa, el Estado argentine esti. mulé esa sustitucién de importaciones mediante una juiciosa Politiea de proteccion arancelaria, controles cambiarios ¥ provi: sion de crédito industrial Entze 1930-38 y 1945-49 la. pro Gucefén industrial crecis hasta mas que duplicarse: las importa- clones, a las que en 1925-30 correspondia cast una cuarla par. {e del Producio bruto argentino, se redujeron aproximadamente al 6 por ciento en el quinquenio 1940-44, De importar alrededor del 35 por ciento de su maquinaria y equipo industrial en el primer periodo, la Argentina pasé a importar solo el 9,9 por cicnto cn el segundo.* Ademas, durante la Segunda. Guerra ndial_se_asistié_a.tin_considerable aumento del crecimiente ‘ndustrlal argentine, encaberado por i lenis, a medida que bienes “manufaecurados=eni—ta" 7 miereados exranjeros.* Al“promediar la década 1940-50 la Ar gentina tenia una economia cada” vez i mientras el tradicional seclor agrario. sega constivuyende la principal fuente de divisas, el centre dmamice de aecmancion allaba ahora cn la _manufactura. Ee : En la estructura social S¢ operaron cambios que reflejaban esa evolucién econémica. El ntimero de eslablecimientos In- diusttales, aumento de 98.456 en 1995 a 86410 en 1016, Ia | ves, que el numero dé los trabafadores de ese sector pasaba de 435,816 a 1.056.673 en 1946® También se modified. la com: | Posicién_interna de_esa fuerza Jaboral. Sus nucvos integiantes pFovenian ahora de_las_provincias del_interior antes que de la inmigracién extranjera, sumamente redueida desde 1990. Se } Los antecedentes i desplazaban_atraidos por_los centros_urbanos, en_expansién, de la zona litoral, y-enr-espectat por el Gran Buchos Aires, area perifériea de la Capital Federal, Hacta 1947, alrededor de 1.968.000 migrantes del interior habian legado a Buenos Al- res atraidos por el rapido crecimiento industrial.® En Avellaneda, centro suburbano esencialmente Industrial separado de la Ca- pital por el Riachuelo, sobre 518,312 habltantes que habia en 1947 mas de 173.000 habian nacido fuera de la Capital o de la provincia de Buenos Aircs.” St bien la economia_indu: Ja clase trabajadora.ne {uc ben larios reales.en general dec e € flacién. Frente ala. represion concertada_por. leadoi y_el Estado, los obreros poco podian, hacer’ para. méjorar.los-sa- aries y las condiciones de trabajo. La legislacién laboral y so- cial cfa escasa y su cumplimiento obligatorio se imponia sélo ‘sporddicamenté, Fuera_de_los lugares de trabajo Ja_situaclon ho era mucho mejor, pués.las farmilias obreras debian enfrentar, sin_ayuda del Estado, Jos_problemas“soctales_de Ta ur: Danizacién, Una encucsia cfectuada en 1937 revelé, por ejem plo, que el-60 por clento de Jas familias de clase obrera de la Capital vivian en un cuarto cada una." = El movimiento labora) exislente en el tlempo del golpe mi- liar de.1943 estaba dividido y era débil, Habia en la Argentina cuatro centrales gremiales: Ia Federaciin_Obxera Regional Ar- gentina (FORA), anarquista. hoy apenas un puiado de militantes del anarquismo; la Unién Sindical Argentina (USA), sindicalista, lambién de escasa influencia, y ademas estaba la Confederacion General del Trabajo (CGT), dividida ena CGT N* 1 y.la CGT N°-2.° EI influjo de este fragmentado movimiento iaboral sobre la clase trabajadora cra limilado, En 1943 se encontraba orga- nizado tal vez alrededor del 20 por ciento de la fuerza laboral urbana, con mayoria, en ese porcentaje, del sector terciario. La gran mayoria del prolelarlado industrial estaba al margen de toda organizacién sindical efectiva. El grupo mas dindmico que intenté organizarse en campos no tradicionales fucron los co- munistas, que alcanzaron cierto éxilo entre los obreros de la consiruccién y la allmentacién y los madereros. Pero areas vi- tales de Ii expansion Industrial en las décadas 1930-40 y siguiente —los textiles y los metalurgicos- atin eran virtualmente, en 1943, terra incognita para la organizactn sindical. De los 447.212 afiliados sindicales que habia en 1941, el sector del transporte y los servicios representaba bastante mas que el 50 por clento, y la industria sélo aportaba 144.922 afiliados.'° 22 Resistencia e integracién lesde. ater n, desde osicion como sceretario de Trabaj ues wlepiesitentc del goblame, militar insiauindo cn D0, Se Gonsagro a alender algunas de las preocupaciones funda: meniales de la cmergente fuera labosal.industals" Al msn tempo. s¢-dedico.a socavar Ia ofluencia dels uierzas dei auictda ane competian, con. én_la_esfera_sindical. Su politica Seas Cpl eminence, i tanto entre los (rabajadores scclores.desisog dela Jelitura inna dene es propios futuros en la organizacién liga politica de Perdn, en momentos. en gu a feaonales. tanto: de._izquierdaeonio ae derecha, atacab: igura-y_sus_polii el curso de" 1945, El creci beer a Pein. provecado por esas clreunstancias erst Fan ftSaapube eS fre, eee " 2 Ta Pers orn x fo uso on al comino aa vitor ie conguide en he sae fale eta pte TR ey eens 0 os 46 hubo muchas m peeileas de las condiciones laboraies y ta veglelacion oes Gécada de gobierno peronista 1946/58 tuvo. un efecto mucho as profundo atin sobre la posieion de ta clase trabajadora en 's sociedad argentina. Ante lode, durante ©50 lapse se asi 2, eR considerable aumento ae (8 gapactad de organizacion y 8 ajadora, Combina: i el Estado por a fortaecimiento de Ja crganbacdn sea al anhelo rabajadora de trasladar suv ; Hea a venlajas coneretas detenminaron una. ripida extension fcolnerar aa . n 1948 la tasa de sindicalizacion habia as- cendido all 30.5 por cinto dela poblacion aestariada. y ch 1984 cra det 42.5 por clento, in la mayors de las, industri quamifeetureras a (asa oscilaba entre el 50 y el 70 por len. smienie! e160 pop el numero tolal de aliliados sindicaies. pee eee 20. 000i. 2.334.000[Actividades manufactureras Sam. est deal’ hula See gS antes de O48 el sina i . para fines le la ee ; sietescuyo mero deals so Contaba por ‘lentos’ Ge duilares|Ademis, por primera ver se auremiaron qiandes nt eros dt empleados piiblicos. Esta exlensién de In agtemincion cn. ampla eseala fue acomparada por ta implantacion de un : al do Regecacones cota. 23 Los antecedentes contempiaban_1a_liccncla_por. enfermedad, la licencla_por.sha- {ernidad y las. vacaciones_pagas.* To catructura de organvacion impuesta a la expansion sin dical fue importante en cl sentido de que molde6 el futuro de- Geeiilo del movimiento gremlal{La sindicalizacién debia basarse Sila unidad de actividad econémica, antes queen el oficlo 2 fa ainpresa particular.) Ademas, en cada sector de la actividad xe cnentea sélo se olorgo a un sindicato el reconocimiento oft- Siar que lo facullaba para negoclar con los empleadores de esa Sctividad, Los empleadores.esiaban obligados.par.ley.a-negaclar aon el sindiealo, reconocide, y.los, salarios.y condiciones, esta: fiecides por esa negociacion se aplicaban a todos los_ob dc esa industria, con prescindencia de que. cstuvieran.agremlados ono, Ademas se cred, una estructura. sindical -especifi Tada, que abareaba las ramas locales y ascendia, por intermedio de federaciones nacionales, hasta una_tnica. central, la_Confe- Ggracion Naclofiil det Trabajo (CGT). Finalmente, _quedaba bien establecido elpapel del Estado_en Ja supervision. y_ari culacién de esa estructura, inisterio de ‘Trabajo_era la au-.. {oridad estalal_ que, oto! un sindicato el reconocimiento que lo facullaba_para sgoclar cor 168 empleadores, El decreto 33.859, de octubre de 1945, conocido como Ley de Asoclaciones Profesionales, que establecié ese sistema, estipulaba también el derecho del Estado a supervisar vastas areas de la actividad Sindieal, En esta forma la estructura legal aseguraba a los sin- @icatos muchas ventajas: derechos de ‘negociacién, protecclon Ge los funcionarios sindicales contra la adopeién de medidas punilivas que los afeclaran, estructura sindical centralizada y Unifieada, deduccion automatica de los sueldos y salarios de las cuotas sindicales y aplicaciin de éstas a vastos planes de bienestar social. Pero al mismo Uempo otorgd al Estado las functones de garante y supervisor final de este proceso y de os beneficios derivados de él. (Mientras 1a expansion en gran escala de la organizacion sindical aseguraba ci reconocimiento de la clase trabajadora como fuerza social en la esfera de la produccién. durante el pe~ fodo peronista también se asistié a la integracién de esa fucr~ za social a_una coaliclén polilica’ cmergente, supervisada por @ Estado. Desde et punto de vista de los trabajadores, la in- Gole exacia de su incorporacién politica al régimen no se evi Gencid ensoguida, Los contornos genecrales de esa integracién po- fitiea sélo se manifestaron durante Ja primera presidencia de Peron y fucron confirmados y desarrollados en el curso de la segunda. En el primer periodo, de 1946 a 1951, se operaron la ~ Claramente. el Esi 24 Resistencia ¢ integracion gradual subordinacion del movimiento sindical al Estado y la climinacién de los lideres de la vieja guardia. de accion decisiva en la movilizacién de los sindicatos en apoyo de Peron cn 1948 ¥ quienes habian formado el Partido Laborista para que acluara como rama politica de los trabajadores. Sus ideas de autonomia politica y organizativa, asi como el cardcter condicional de su apoyo a Peron, no se armonizaban con las ambiclones politicas de este, ¥ cs preciso reconocer que tampoco su insistencia en cl principio de autonomia sindical sc correspondia con los ‘conceptos que prevalecian entre afiliados sindieales cuyo numero aumentaba rapidamente.!® Por anadidura, el peso de la inter. venein estatal y el apoyo politico popular que recibia Peron de los trabajadores agremiados limité inevitablemente las opclo- nes ablertas a los lideres de la vieja guardia sindical. Cada vex mas, los sindicatos se incorporaron a un monolitico movimiento peronista i ‘ante k el apoyo politico a 0 duetds que ilevaban las pollcas del fabajadores, “ Avmi¢dida que. en la segunda presidencia, se perfilé mas lado _justiclalista, con sus preiensiones corpo- ralivistas de organizar y dirigix grandes esferas de la vida so- clal, politica y. econdmica, se tomé evidentc el papel oficialmente asignado al movimiento sindical: incorporar a la clase trabajadora a_ese Estado, Los atractivos que ofrecia esa relacién fueron grandes tanto para los dirigentes como para las bases, Se creo una vasta red de biencstar social, operada por el Ministerio de Trabajo y Prevision, la Fundacion Eva Perén y los propios sin dicatos, Los dirigentes gremiales ocupa Congreso, eran habitualmente consul tarde una Variedad de problemas naci @l cuerpo diplomatico en caracler de agredados lal Ademds, las Ventajas econémicas conerctas bajadora resultaban claras e inmediatas. A medida que la in- dustria argentina se expandia, impulsada por incentivos estatales ¥ una situacién. econémica internacional favorable, los traba- Jadores se sintieron beneflciados. Entre 1946 y 1949 los sa- larios reales de los trabajadores indusiriales aumentaron un 58 por clento. Aunque esos salarios reaics declinaron durante Ja erisis econémica de los ultimos afios del régimen, la proporcion de Ja renta nacional correspondiente a los obreros no se alter6, Entre 1946 y 1949 la parte de los salarios en la renta nacional subié_del 40.1 por cicnto al 49 por clento.!” Si bien surgicron expresiones de oposicién de la clase tra- 2s Los anteceden ¢ la politica econémica peronista, baladora 9, cir Sehegraton poliiea del sindicallsmo al Es: OS.o\peronisia fueron muy poco Cucstionados en sentido general. Glennente, un iegado erutal que los sixiicalisas recibleron de Ia era peronista consistié en la integracion de la clase, (ro. Sajadora a una comunidad politica nacional y un correspondiente, Feconoeimiento de su status civico y politico dentro de esa Comunidad, Aparte de esto, la experiencia de esa désats Mes encla de la clase trabajador: a ere aande. de cohesion polluea, La era peronista bote zan_medida las. anteriones. alta enias flas-obreras ¢ Implant¢, otras, nuevas sé Glantsins y_radienles, que-antes. de Pern fabian spmpeitda jor lograr el apoyo dé 1a clase trabajadora, en_1995-se-en- Bor Lestat el apy Se esainados en 1s que_ conden Tnluencla, Para los soclalistas y radicales, ‘el peronisme, habia. de_seguix_siendo_un.ultrale moral_y_civico, yne prnche oe atraso y la carencia de virtudes.civicas_ de los rabal dores_at Kenlinos. "oa. at a Dai Sa oy on can” je 1943-46, su ul Tar ee hidad ‘a Peron durante la_ siguiente -Sécada. a El Partido Comunisfa intent asumir una postion, mas flexible que la de sus aliados de otra hora, Poco_desp la victoria electoral peronista, el PC dejé de caractérizar al pe. ‘de fascism to sin- a_de fascismo, disolvio su aparat miltanes incorporarss_ ala COT 3. sus vatos a fin de trabajar con las desea Se eae te conquis: Pero tampoco el coms - ontieid ‘Error politico que habia sido apoyar fs Ja, Union De: evcratica, coalicion antiperonista, en las elcccion 9 de 1046: ni fue capaz tampoco de ofrecer una alternativa crib a Tao notorias ventajas que se derivaban de integrarse al Estado pe yonista. Si bien en ¢l plano local algunos militant =f cr ee fueron capaces de conservar su credibilidad y de dirigir algunas hhuelgas importantes, el PC nunca Pudo, cesatar 8 a egen are lit | peronismo en las filas si 2 a tse iegado de cohestén politica se ape mejor f ambien ‘va bom 1 racial y étnica de Mn econ argentina yu concentracion en unos. po- Ja clase _trabajadora argentina _y_s' oncent rion en ae Sa co 1iros. urbanos, principalmente cl 7 ‘ie on nots men ae i ay su movinilento-sindlcal. * bajadore wecenica Patina dentro de la comunidad nacional, ronismo como. una. {or dical_y_ordend_a_sus 26 Resistencia e integracién __ os ARAIADORES ¥ sEACCION ROLTICA DEL PERONISMO La relacién entre los trabajadores y sus organizaciones y el movimiento y el Estado peronistas resulta por lo tanto inv Sudabiemente vital para la comprensién del period 1943-55, {o‘tntimidad de esa relacién ha sido tomada en general. por Cirto, como definitoria del cardcter excepelonal del peronisme Gh'el espectro de las experiencias populistas latinoamerteanas, SGomo debemos interpretar la base de esa relaci6n y, ademas, {1'significado de la experiencia peronista para los trabajadores peronistas? Las respuestas a estas preguntas han rechazade Peta vez mas las anteriores explicaciones, que entendian cl Gpoyo de los obreros a Perén en funcion de una division entrs eye y la nueva clase trabajadora, Soeislogos como Gino Germant, izquierdistas que competian por las simpatias de la Glave trabajadora, ¢ incluso algunos: peronistas, explicaron la Sdhestén popular al peronismo ch términos de obreros migrantcs Sin experiencia que, incapaces de afirmar en su nuevo ambit urbano una propia identidad social y politica ¢ insensibles a {is instituclontes y la ideologia de la clase trabajadora tradicional, xe encontraron “disponibles” para ser uUllizados por sectores Gisidentes de la elite. Es0s prolelarios inmaduros fucron quienes, Sogn esa expileaciOn, se congregaron bajo la bandera peronisia en el periodo 1943-46."9 En los estudios revisionistas, el apoyo de la clase trabajadora ‘a Pern ha sido visto como el légico compromiso de los obreros Gon un proyecto reformista dirigido por el Estado que les pro- inetia ventajas tateriales concretas.’° Mas recientes. ¢s0s ¢s- {adios no han presentado la imagen de una masa pasiva ma- nipulada sino la de actores. dotados de conciencia de, clase. que procuraban encontrar un eamino realista para Ja satisfaccion qe abs necesidades materiales. En consccuencia. dentro de ¢s- fe enfoque la adhesion politiea ha sido vista, al menos impli- ‘Gtamente, como reductible a un racionalismo social y ccondmico fusico. Ese instrumentalismo tenia al parecer ¢l respaido del sentido comin. Cast todos los que interrogaban a un perontsta SSbre las eausas de su apoyo a Peron recibian por respuesta el significativo gesto de palparse el bolsillo donde se leva el Gineso, que simbolizaba un pragmatismo de clase basico. aten- toa las necesidades de dinero y a su satisfacci6n, No hay duda Ge que el peronismo, desde el punto de vista de los trabajadores. faclen un sentido fundamental una respuesta a las dificultades econémicas y la explotacién de clase. Los antecedentes Po Sin embargo, era también algo mas. Era también un vinnento Tepreseriatve de um castble-decisto em la conducta y las lealtades politicas de la clase trabajadora, que adquirié luna visién politica de la realidad diferente, Para comprender el significado de esa nueva fiiacon politica necesttamos examinat cuidadosamente sus rasios especificos y el discurso en el cual se expres6, en vez de considerar al peronismo como una ine- Yilable expresi6n de insatisfacclon social y econdmica, Careth Stedman Jones. al comentar la renuencia de los historiadores le fenémenos sociales a tomar sufleientemente en cuenta lo politico, observé hace corto tiempo que “un movimiento politico ho 5 simplemente una manifesiacion de miseria y dolor: su eadstencia se caracieriza por una conviecién, comari a muchos. que articula una solueién politica de la miseria y un diagnéstico police de sus caus" Por lo tanto, si bien et peronismo re- breseit6 una solucion ‘conerela de necealdades materiales ex- Perimentadas, todavia nos falta comprender por qué ta soluctén Olros. movimtentos "polices se hablan preacupade por eso n ilicos. se habian preocupado por esas mismas, nevesidades y ‘habian, otrecide soluciones.” incluso desde el punto de vista programético habia muchas simllludes formales entre el peronismo y otras fuerzas poitieas. Lo que Recesitamos entender es el Gxito del peronismo, sus cualidades AistinUvas, la razén por la cual su Namamiento pollico tnspird $ confianza a los trabajadores; en suma, qué facetas tocd gue otros no Locaron. Para clio necestamos cofserarseriamentc atraeliva politico ideolégico de Peron, asi como examinar la indole de Ja retGrica peronista y compararla con la de quie- ies le disputaban la adhesién de la clase trabajadora, los. com lanos_en_ ta retérica 2 i au oH stage pollen fundamental de petonlsmo teste n su. capacldad para redefinir la-nocion de, ciudadania. dentro. de pn_canlexle nae apo, a »,_esenciaimente social. La cuestion de ae fpomiesa ere y la del acceso a la plenitud de los iticos, fue un aspecto poderoso del di - roniata, donde fonind parte de un lenguaje de protesta. de gan 7 ae Popular, frente a la exclusién politica. Algo del po- ia "de esos componentes del Lenguaje politico peronista se ori- giné en que ya formaban parte del lenguaje tradicional de la poliliea democratica, que demandaba igualdad de acceso a los 28 Resistencia € integracién derechos ‘politicos. Esa tradiclén ya sc habia cnearnado prin- €ipalmente en la Union Civica Radical y su lider Mipdlito Yel goyen. Antes de 1930, el Partido Radical habia movilizado a las Clases medias urbanas y Turales, asi como a una porcién no pequefia de las clases humildes urbanas, con una retorica Gonde prevalecian los simbolos de una lucha contra la oligarquia y con un lenguaje tradicional acerca de la cludadania y los de- Zechos y obligaciones de cardcter politico.” El peronismo cra Jo bastante ecléclico como para postular su derecho a clementos de ese legado yrigoyenista y apoderarse de ellos. En parte, ademas, la fuerza de ese interés por los derechos politicos de la cludadania se originaba en la foja de escandalos Ge la “década infame” que siguid al derrocamiento de Yrigeyen por los militares en 1930." En la “década infame”, que en rigor be exiendid desde 1930 hasta el golpe militar de 1943, sc asis- {i a la. reimposicion y cl mantenimiento del poder politico de Ia elite conservadora nicdiante un sistema de fraude y corrupeton ingtitucionalizades. Era la época del “ya votaste, raja pronto para tu casa”, impuesto por los matomes a sueldo de los co- Tnites conservadores.* En Avellaneda, Alberto Barcel6 controlaba la inelplente zona industrial con ayuda de Ja policia, de su ma- quinaria politica, del hampa y los votos de los muertos, tal co- mo lo venia haciendo, en gran medida, desde la Primera Gue- ra Mundial* En el resto de la provincia de Buenos Aires, cl gobernador Manuel Fresco coordinaba un aparato similar dc favoritismos y corrupcion, La tnica isla de relativa rectitud po- litica era la Capital Federal, donde rara vez se hacia fraude. La corrupcién politica dio un Unte de degeneracién social a la ch te tradicional, protagonista de una sene de escdndalos. apa- rentemente interminable en los que intervenian figuras publicas Y grupos econdmicos extranjeros, episodios que los nacientes Enupos nacionalistas condenaron’ en muchas oportunidades.”” ‘Asimismo, esa corTupcién institucional alimento un vasto cinismo pablico. En las palabras de un autor, “era una corrupelén que hacia escuela’? El malestar politico y moral acarreado por esta situacién engendré una notoria crisis de 1a confianza Que insplraban las Instituctones politicas establecidas y de la Greencia en su legitimidad, El peronismo pudo, en consecuencla, reunir capital politico denunciando la hipocresia de un sistema democratico formal que. tenia escaso contenido democratic teal. Por afiadidura, el peso de las acusaclones perontstas con- tra ese sistema fue acrecentado por el hecho de que incluso aquellos partidos formalmente opuestos al fraude en la década 1930-40 fueron vistos como comprometides con el régimen Los antecedentes 29 conservador, Tal fue particularmente cl caso del Partido Radical, gue al cabo de un periodo de abstencién principista, entre 1931 y 1936, se reincorporé a la contlenda politica, bajo la i- rocelén de Marcelo T. de Alvear, con el fin de actuar como opo- sicién leal a un sistema politico del que el radicalismo sabia que Jamas podria desplazario. La crisis de legitimidad se ex- tendié entonces mucho mas alld de la elite consetvadora mis- ma y fue un tema constantemente reiterado por la propaganda peronista en 1945 y 1946, En la campafia previa a las elecciones de 1946, el organo oficial del Partido Laborista expresé asi ese concepto: “Los viejos y tradicionales partidos desde hace varios aftos de- Jaron de ser intérpretes del pueblo para serlo en circulos y cendculos de evidente matlz impopular, sordos y clegos a las Inguletixdes de esa masa que llaman en su auzillo cuando se trata de elecciones."* Sin cinbargo, la atracclén ejercida por el peronismo sobre los trabajadores no puede explicarse simplemente en funcién de su capacidad para artleular exigencias de participacién p liGea y pleno reconoctmento de los’ derechos de la eludadania. Formalmente, los derechos asociados a esas reclamaciones ~su~ fraglo universal, derecho de asociacion, igualdad ante la ley- cxistian desde ‘hacia largo tiempo en’ la Argentina, La Ley ‘Saenz Petia, que establecié el sufraglo universal masculino en 1912, siguid en vigencia durante la “década infame". Similar- mente, en la Argentina existia una s6lida tradicién de institucio- nes soclales y politicas representativas, La_formulacién_por-el. peronisme.dc_demandas democralicas era, par.Jo_tanto,-laexi- gencia_de restablecimiento de derechos ya_anterionmente reco hocldos, Mas atin, Perén no tenia cl monopolio de este discurso contra la exclusién politica. Por cicrto fue el mismo lenguaje gue sus adversarios de la Unién Democratica utilizaron contra €l, acusandolo de representar un sistema cerrado y anUdemo- cratico, y fue asimismo el discurso que continuaria consuituyendo Ta base de la oposicién politica a Perén durante todo su ré- gimen y después de su caida, Finalmente, en. el sentido de que se referia a la cuestiOn general de Ja ciudadania..no era un lla~ mamlentoditigidoespecificamente a los trabajadores sino, por definicion,_a_ todos los_votanles cuyos derechos habian_ sido violados, EL éxito de Peron con_los_trabajadores_se_explicé, mas ‘capacidad_para_refundir_el.problema_total de la un molde nuevo, de caracter social.” El discurso 30 Resistencia e integracion beralismo, entre el Estado y la politica por un lado y la socie- dad civil por otro. La ciudadania ya ne debia ser delinida més simplemente en funcion de derechos individuals y relactoncs dentro de la sociedad politica, sino redefinida en funcién de ia csfera econémica y social de la sociedad civil. En los (érminos de su retérica, luchar por derechos en el orden de la politica amplicaba inevitablemente cambio social. Mas atin, al subrayar constantemente la dimensién social de la ciudadania, Perén desafiaba en forma explieita la validex de un concepto de de- mocracia que la limitaba al goce de derechos politicos formales, y a la vez ampliaba ese concepto hasta hacerlo incluir en la participacion cn la vida social y economica de la nacién. parte esto se reflejé en la reclamacién de una democracia que Incluyera ‘derechos y reformas sociales, asi como en una ac- tilud que trataba con esceplicismo las demandas politicas for- miuladas en la relérica del iberalismo formal. Esto se tornd del todo patente en la campafa electoral de 1946. El lamamiento politico de la Union Democratica se expresé poco menos que (otalmente en el lenguaje de las consignas democraticas libcrales. En los discursos y manifiestos politicos no hubo virtualmente mencién alguna del tema social. En cambio, se encuentra un discurso politico totalmente estructurado en términos de “liber- tad”, "democracia”, “la Constitucién”, “elecciones libres”, "iberlad de palabra”, y demas Perén, en cambio, constantemente recordaba_a_su_piiblica que_tas_la_ftaseologia_del_liberalismo habia_una_division_so- cay, que_una_verdadera_democracia_s6lo_podria_ser construida “s{"se_enfrenlaba_con. justicla esa cuesiion_social. ‘nun discurso ce Julio de 1945, en que contesté las crecientes exigencias de elecciones formuladas por la opesicion, Alo: *St algunos plden libertad, nosotros también ia pedimos [1 pero no la libertad del fraude (..1. Ni tampoco Ja libertad de vender el pals ni la de explotar al pucblo trabajador.# Luts Gay. secretario general del Partido Laborista, sc hizo eco de ese concepto en el discurso que pronuncié al proclamarse formalmente la formula presidencial peronista en febrero de 1946: "La democracia politica ¢s una menttra por si sola. Unicamente es una realidad cuando va efectivamente acompanada por una cs- tructuracion econémica de la sociedad. que la haga posible en el te- rreno de las realizaciones praclicas. Menten quienes no hagan suyo este concepto y solo hablan de la Constitucion y de la libertad que ellos desvirtuaron y negaron hasta el 3 de junio de 1943." Los antecedentes 31 No hay duda alguna de que esta clase de retérica tocé una Nibra sensible de los trabajadores que acababan de salir de la década infame, En el primer acto piblico organizado por la CGT para respaldar a Peron contra el creciente alaque opositor. en Julio de 1945, Manuel Pichel, delegado de aquel organismo gremial, afirmo: “No basta hablar de democracia. Una democracia defendida por fos capitales reaccionanos no la queremos, una democracia que sea un retorno a la oligarquia uo la auspiciaremos."™ Mariano Tedesco. dirigente Lextil, recordé algunos afies después que “la yenite en 1945 ya estaba eansada. Durante aftos y afos le habian enganado su hambre atrasada con canciones sobre la libertad”. Analogamiente, el esceplicismo con que cran recibidos los simbolos formales del Uberalismo sc torna patente en una anécdota que Julio Mafud recuerda del aio 1945. Segiin Ma- fud, un grupo de trabajadores fue interrogado acerca de si te- mian por la existencia de la libertad de palabra en caso de que Perén triunfara en las elecciones venideras. Le contestaron ‘La libertad de expresién es cosa de ustedes. Nosotros nunca la hemos (enido”.* Mas fundamentalmente atin, la refundicion por Peron del tema de ta cludadania involucraba una vision distinta y nueva del papel de la clase trabajadora en la sociedad. Tradicionalmente, el sistema politico Mberal en la Argentina, como en otras par: tes, habia reconocido la existencia politica de los trabajadores como atomizados ciudadanos individuales dotados de una for- mal igualdad de derechos en cl campo politico, pero al mismo licmpo labia rechavado, u obstaculizado, su constituciin co- mo clase social en ese campo. Ciertamente fiel a la separacion liberal entre Estado y sociedad civil, aquel sistema habia ne- gado que fuera legitinio tansferir al terreno politico la identidad Soclal construida en torno cel conllicto en el nivel social Entendia que toda unidad, cohesién social y sentimiento de intereses distintos que se hublera alcanzado en la sociedad ci- vil debian disolverse y atomizarse en el mercado politico, don- de los cludadanos particulares podian, por intermedio de los partidos politicos. influlr sobre el Estado y asi reconciliar y equilibrar los intereses que exisen en reciproca competencia en la sociedad civil EI radiealismo, pese a toda su retérica sobre “el pueblo” 32 Resistencia € integracion y 1a “oligarquia”, nunca cuestioné los supuestos del sistema politico liberal. Mas atin, su maquinaria politica. basada en cl favoritismo personal y esiructurada en torno de jefes locales, estaba en la posicion ideal para actuar como “venidedor” de las exigenclas de los cludadanos individuaics en cl mercado po- litico*” E1_peronismo, en cambio, fundaba_su_llamamiento reconocimiento_de_la_clase trabajadora com i i jue Soll Feconocimienta.y-representacion como tal ‘en_la vida politica. de on, Esa_representacion ya_no habia de_maleralizase stipe middle c- io de los derechos formales de in cludadania y Inmediacion. primarta ae Tos partidos. politicos. En vez de ello, la clase trabajadora, ¢ habia_de tener acceso directo. {ado por intermedi ‘Sus El caracter excepelénal de esa vision de la integracton po- litea y Social de la clase trabajadora en la Argentina de la d cada 1940-50 se tora mas patente si examinamos la manera distintiva en que Peron se dirigié a los trabajadores en los dis- cursos que pronuncié en la campafia clectoral de 1945-46 y después.** A diferencia del caudillo 0 cacique politico tradicional, el discurso de Perén no se dirigié a los obreros como individuos, atomizados cuya wnica esperanza de lograr coherencia social y significado politico en su vida radicaba en estrechar lazos con un lider capaz de interceder por ellos ante un Estado to- dopoderoso, En cambio Perén les hablé como a una fuerza so cial cuya organizacién y vigor propios eran vitales para que él pudiera afirmar con éxito, en el plano del Estado, los derechos de cllos. El era sélo su vocero, y solo podia tener éxito en la medida en que ellos se unteran y organwzaran. Continuamente subray6 Peron la fragilidad de lo3 individuos y Jo arbitrario del destino humano, y por lo tanto la necesidad de los trabajadores. de depender solamente de su propia voluntad para materializar sus derechos, En el marco de esta retérica, por consiguiente, el Estado no se limitaba a ser un dispensador todopoderoso de recursos apetecitos que los distribuia -por intermedio de su Instrumento clegido, el lider- a individuos pasivos, Mas bien cl Estado era un espacio donde las clases ~no los individuos aislados- podian actuar politica y socialmente unos junto con os otros para establecer derechos y exigencias de orden cor- porativo. Sogin este discurso el arbitro final de ese proceso podia ser el Estado, y en definitiva la figura de Perén identificada con el Estado, pero éste no constituia a esos grupos como fuerzas Sociales, pues ellos tenian cierta independencla, asi comb fuera social auténoma, por _cierlo_privileglado al Es- Los antecedentes 33 como wna presencla irreduetible, social y, por lo tanto, politica.°? Sin duda alguna, la retérica peronista contenia fuertes elementos de caudillismo personalista, poco menos que mistico, asociados a las figuras de Peron y Evila, Esto resulté en parte de las distintas necesidades politicas de Peron y el peronismo en diferentes momentos. Desde una posicién segura-en el po- der estatal, la necesidad de subrayar la aulonomia organizativa y la cohesién social de la clase trabajadora era nolorianiente menor que en el periodo de lucha politica previo a la‘conquista de ese poder, Incluso durante el periodo anterior a 1946 los elementos personalistas de la alracctén politica peronista se encontraban presentes. como lo prueba la arrolladora consigna “Peron, Peron!” insisientemente voceada en la _movilizacion del 17 de octubre de 1945. Sin embargo, aun en el punto mas alto de Ja adulacién a Evita y del creciente culto, patrocinado por el gobierno, al poder personal de Perén durante la segunda presidencia, esie elemento personalista no se hizo presente a ‘expensas de una continua afirmacion de la fuerza social y of- Hanizativa de la clase trabajadora. Eslaafimnacién,deJos_trabajadores como presencia_soctal y,Su_incorporacién directa al manejo de a cosa publica supo- nig_obviamente_un nueva concepto_dé_las_legitimas esferas de inlere actividad de la clase obrera_y si clones... Esta, patente sobre todo en la alirmacién, por parte de Pe- Ton, de que log Wabajadores lehian derecho a inleresars¢_por el.des: rallo ccanémice de a-nacian -a.contruulr-a-delerminario, Las cuestiones deta indi némico, factores clave de la atraccion ejercida por tida por el peronisn peronismo, ‘debian Ser situadasen_el-marco de_esa_nueva_visién-del_papel de los obreros cn la sociedad, La retérica perontsta era lo bas- tanie ableria como para absorber las fibras de pensamicnto nacionalista existentes, Algunas de ellas se remontaban, también, al legado yrigoyenista, en particular el conflicto con las companias petroleras extranjeras durante los ultimos afios de Yrigoyen en el poder. Otros clementos fueron tomados a los grupos de in- telectuales nacionalistas que afloraron en la década 1930-40 y cuyas Ideas inluian sobre los militares. Por ejemplo, términos ‘como “cipayo” y “vende-patria” se incorporaron al lenguaje_po- litleo peronista para designar aquellas fuerzas que deseaban mantener a la Argentina dentro de la érbita econémica de los Estados Unidos y Gran Bretaia como proveedora de productos agropecuarios,° ‘Tal lenguaje se torn simbélico de una puja hacia la industrialtzacién, proceso que debia ser gulado y su- pervisado con arregio a la meta “Argentina potencia”, en vez 34 Resistencia ¢ integracién de la “Argentina grany: sus. adversarios. El éxito de la fdentificacién de Perén mismo con la creacién de una Argentina industrial. asi como la atraccién politica gercida por esa simbolizacién. no residia primordialmente en los términos programaticos. Dados el evidente interés de una fuerza de trabajo industrial emergente por la cuestién de la in- dustrializacion, asi como la vigorosa autotdentificacién del pe- Tonismo con este simbolo y su posterior monopolio del lenguajc del desarrollo econémico. resultaria tentador explicar ese éxito en funcién de un interés” también monopélico. de Perén cn ese programa. Sin embargo, en lo que se reficre a planes politicos y compromisos formales. la Identificacién del peronismo con la industrializacion y de sus adversarios con una Argentina agro: Pecuaria estaba lejos de ser exacta. Con diversos énfasis y no sin trregularidad cn el compromiso adoptado, sélo muy pecos de los principales partidos argentinos negaban, en la década 1940-50, la _necesidad de alguna sucrie de industrialvzacion patrocinada por ¢] Estado, Mediante el Plan Pinedo, de 1940. cl sector mas articulado de la elite conservadora habia afirmado su reconocimiento de la ineversibilidad de la Industrializacién. ‘También el Partido Radical habia adoptado una aclilud cada vex mas favorable a la industrializacion, y su ala yrigoyenista aprobé en abril de 1945, en la Declaracion de Avellaneda, un PFoyecto econémico tan industrialista, en cualquiera de sus expresiones, como el de Perén. También la izquierda. encarnada por los comunistas y socialistas, habia recurride persistente- mente a una retried antiimpenaltsta durante la década 1930- a0. La_verdadera enestign on ju postulada. segiin los peronistas, por eto en_la_de 40-50-10 ¢ra._en_consccuencia. tanto jndustvializacién versus desarrollo agrario_como_intervencién_‘estatal_versus_laissee-[aire. Mas bien _s¢_tralaba del problema de log disiinias significados po- ignciales de la indusirializacion, 5 decir los parametras sociales ¥-politicos con arreglo a los cuales ese proceso dchia_operarsc, Peron tuvo la habidad de detinir esos parimetros en una for. ma nueva que atrajo a la clase obrera. asi como la habilidad de abordar este problema en una fornia que. particularmente ereible para los trabajadores. le permitié aproptarse de) tema y el simbolo del desarrollo industrial y convertirlo en un ama politica mediante la cual pudo diferenciarse de sus adversarios. El éxilo de esta apropiacién fue, en alguna medida, cuestion de como se la percibiera. Clertamente. ef vinculo enire los ri. vales politicos de Ferén en 1945-46 y los basUones de la elite Los antecedentes 35, agropecuaria tradicional, como Jo eran la Sociedad Rural y cl Jockey Club, debilitaba la credibilidad de su compromiso con ja industrializacién. Andlogamentc, su estrecho nexo con el embajador norteamericano no fortalecia la creencia en su dc- vocién por la soberania nacional y la Independencia econémica. En cuanto a imagen, hacia fines de la campafia electoral de 1946 ya cra un hecho establecido la {dentificacién del peronismo con el progreso industrial y social y con la modernidad. Pero no se trato exclusivamente de un problema de imagen y rela- ciones publicas. Mas fundamicntalmente, la clase obrera veia en cl apoyo de Perén al desarrollo industrial un papel vital pa- ra si misma como agente en la esfera publica, considcrablemente ampliada, que cl peronismo le ofrecia como campo de actividad. En efecto, Pern por cierto establecia como premisa del concepto nifsnio de desarrollo industrial la plena paricipacton de la cl se trabajadora en la vida publica y la justicla social. En_si pens lo. la_industrializacién. yano_era_conecbible. como Jo Habla sido antes de. 1943. al precio de la extrema. dé la clase trabajadora, En un discurso que pronuncio durante ja campafia electoral, Peron afirmo: “En definiuva: la Argentina no puede estancarse en el ritmo sontnoliento a que la condenaron cuantos se lanzaron a vivir a sus costillas. La Argentina ha de recobrar el pulso firme de una Juventud sana y de una sangre limpia. La Argentina necesita la aporlacion de esta Sangre juvenii de la clase obrera.“® En la relorica peronisla, la justicia social y la soberania nacional eran temas verosimilmente inlerrelacionados antes que consignas abstraclas ineramente enunciadas. Una_visi6n_digna_de : cardcter conereto y creible del-discurso_polilico “de Peron La cuestion de la credibilidad es decisiva para comprender fanto la_exitosa_ideniificacién, efectuada por Peron, de_si_mis- "mo con Gierios simbolos imporlanies, por ejemplo la Industria- lagen, como. mas en gencral, el impacto politico de su curso sobre los trabajadores. En el ensayo a que ya nos hemos referico, Gareth Stedman Jones sefiala que para tener éxito fun.vecabulario politico particular debe proponer una alternativa eapaz de inspirar factibic ndo-crcible, pérmita a Tos posibles reclutas pensar _en esos lérminos™* El vocabulario 36 Resistencia e integracion del peronismo era a la vez visionario y creible, La credibilidad farraigaba en parte cn Ia indole inmediata y concreta de esa re- t6rica, Esto involueraba ta limitacién de las consignas politicas abstractas a sus aspectos materiales mas conerctos. Segin ya yimos, esa retérica contrasté nitidamente, cn los decisivos afos 1945-46, con el lenguaje de alta abstraccion empleado por los adversarios de Peron, Si bien Peron fue capaz de ser- monear desde la altura, sobre todo después de alcanzar la pre- sidencia, y de acuerdo con la audiencia a que se dirigiera, sus Giscursos a los obreros en cl periodo inicial tuvicron un tono timico en ese momento. Por ejemplo, se encuentran esiructurados cn un lenguaje claramente distinto del empleado por cl radiealisino clistco. que abundaba en densas gencralidades sobre la renovacion nacional y la virtud civiea. La lerminologia radical de “la oli- garquia” y “el pueblo” seguia presente, pero aliora era habi- {ualmente definida con mayor precision. Perduraba su empleo de categorias gencrales que denotaban ¢1 bien y el mal. 0 sca los que estaban por Perén y los que se oponian a él, pero ahora esos términos eran con frecuencia concretados, a veces como Neos y pobres, a menudo como capitalistas y trabajadores, Si bien se hablaba de una comunidad indivisible -simbolzada por “el pueblo” y “la nacion’-, la clase trabajadora recibia un papel implicitamente superior en esa totalldad y con frecuencia Se la erigia en depositaria de los valores nacionalcs. El “pueblo” muchas veces se transformaba en “cl pueblo trabajador”, de modo que “el pucblo”, "la nacién” y “los trabajadores” eran in- tercambiables entre. si ‘Similar negacién de lo abstracto puede encontrarse en el lamamiento peronista en favor del nacionalismo econémico y politico, Desde cl punto de vista de la construccién formal, por ¢l Estado, de la ideologia peronista, categorias como “la nacion” y “la Argentina” recibian un significado abstracto, mistico."* Sin embargo, en los discursos que Perén dirigié especificamente ‘a la clase obrera, particularmente en el periodo inicial, pero también después, se advierten pocos de los elementos misticos ¢ irracionales de la idcologia nacionalista, Esos discursos no se interesaban mayormente por las virtudes intrinsccas de la; *argentinidad” ni por los antecedentes histéricos de la cultura “eriolia” que hallaban expresién en una nostalgia evocadora de alguna esencia nacional desapatecida largo Uempo alrés. Esas preocupaciones eslaban reservadas de hecho, prineipalmente, 5 intelectuales de clase media pertenecicntes a los diversos Grupos nacionalistas que procuraban, con escaso éxilo, servirse Los antecedentes 37 del peronismo como vehieulo para realizar sus aspiraciones. El naclonalismo de la clase trabajadora era invoeado principalmente en funelén de problemas cconémicos concretos. Por _anadidura, la_credibilidad_politica gue el _peronismo ofrecia_a los. Seen Ee ee ee reloriea, sino también a su init: 2, La vision peronista de una sociedad basada en la justicia social y en la integracion social y politica de los trabajadores a esa sociedad no estaba suyeta al previo cumplimiento de prenisas —como Io estaba por ejemplo en el discurso politico quterdista tales como trans- formaciones estructurales abstractas de largo plazo, ni lo ¢s- taba a la gradual adquistcién cn alguna fecha futura de dna oneiencia apreplada por parle de la clase obrera, La doctring peronista tomaba la conelencia, los habitos, los estilos de vida y los valores de la clase trabajadora tales como los encontra- ba y afirmaba su suficiencia y su validez. Glorificaba lo co- Udano y lo comin como basé sufielente para la ripida con- secucion de una sociedad justa, con tal de que se aleanzaran clerlas metas faciles de lograr y evidentes por si mismas. Pri- mordialmente esto significaba apoyar a Perén como jefe de Es- —, tado y mantener un fuerte movimiento sindical. En este sentido, % fa_alraccién_polilica_del_peronismo era_esencialmente ebeyails < ignoraba la neeesidad dé una elite politica particularmente tlu-\>’, inada y reflejaba c ineuicaba_un.profunde_anliintelectualismo. |. ; La_glorifieacion de estilos de vida y habitos populares in volugib-an estils 7 On lots polices Bien a ton con las sen- Ibiliades populanss fucka asumaientesmuboheamente Ta ac- Uitud de Cdescamisado? cn una reuntén politica, fuera con la clase de litaginerfeque empleaba en sus discursos, Peron te- nia una especial capacidad, que a sus rivales les faltaba, para comunicarse con sus audiencias obreras. El poeta, Luts Franco observé en Peron una “afinidad de espiritu con las letras de tango”. Su habilidad para utilvar esa afinidad con el fin de cstablecer un nexo con su publico se manifests con claridad en el discurso que dirigié a la multitud reunida en la Plaza de Mayo el 17 de octubre de 1945, facia el final de ese discurso Perén evocé a su madre, “mi vieja’ “Por eso hace poco les dije que tos abrazaba como abrazaria a mi madre. Porque ustedes han tenldo los mismos dolores y los Imlsmgs pensamientos que mi pobre vieja habré sentido en’ coos 38 Resistencia e integracion La referencia parece gratuita, parece la fraseologia vacua de alguien que no encuentra nada mejor que decir. Sin embargo, alli identificamos el eco de un importante tema sentimental cc las letras de tango: la pobre madre dolorida, cuya congoja sim- boliza la congoja de sus hijos, de todos los pobres. La iden- Uficactén, efectuada por Peron, ‘de su propia madre con los po- bres. establecia una identidad sentimental entre él mismo y su audiencia, nota patélica que resonaba en la sensibilldad de la cultura popular argentina del momento.7 También resulté sig- nificativo que ¢l discurso terminara con otra nota “tanguera’: Perén recordé a su pablico, en el momento en que se disponia a abandonar la plaza: ‘Recuerden que entre todos hay numerosas mujeres obreres que han de ser protegidas aqui y en In vida por los inisines obreros.""™ El tema de la amcnaza a las obreras. y de la necesidad de proteger a sus mujeres, era un tema constante del tango y otras formas de cultura popular. Que Perdn estructurara en ese lenguaje su llamaniiento politico hoy a menudo nos parece, y por cierlo les parecié a los criticos de su tiempo. un remanente de la condescendencia paternalista propia de la tradicional figura del caudillo. Su {re- Cuente empleo de versos de Martin Fierro y su uso delfberado de términos del lunfardo puede exirafar a la sensibilidad ac- tual, Sin embargo, debemos ser cuidadosos al apreciar el impacto de su capactdad para manejar un idioma que reflejaba la senstbilidad popular del momento, En relatos efectuades bor observadores y periodistas en los’ declsivos aitos iniciales del peronismo, encontramos con frecuencia los adjetivos “cha- bacano” y “burdo™ para describir el estilo de expresarse de Pe- rn y sus partidarios. calificallvos que denolan una cualidad grosera, propia de un nistico. Sin embargo, no son epitetos que los peronistas hubleran rechazado necesariamente. No hay duda alguna de que esa capacidad para reconocer, reflejar y promover un estilo y un idioma politicos y populares basades en el realismo plebeyo contrastaba nitidamente con el Hamamiento lanzado por los partidos politicos que tradicto- nalmente representaban a la clase obrera. El tono adoptado por éstos frente a la cfervescencia de los trabajadores al pro- mediar la década 1940-50 era didactico y parecia dirlgirse a un publico moral e intelectualmente inferior. Tal fue particularmente cl caso del Partido Socialista. Su anilisis de los episodios del 17 Ge octubre es ilustrative de su actituc y su tono: Les antecedentes 39 La parte del puchlo que vive su resenlimiento, y acaso para st resenumiento se desborda en las calles, amenaza, atropella, asalta diaries, persigue cn su furia demoniaca a los” proplos adalides permanentes y responsables de su elevacion y dighifieacién.” Tras este tono de temor, frustracién y moralizacién habia un discurso dirigide a una clase (rabajadora abstracta, poco menos que mitica. peronismo, en cambio, estaba dispuesto, en particular durante su periodo iniclal, a reconocer e incluso glorificar a_trabajadores. ‘Al comparar ¢l cnfoque politico de Perén con el de sus ad- versarios no es posible menos que recordar el comentario de rnst Bloch acerca de la apropiacién, por los ni . de las sim- patias que los socialistas y comunistas tenian entre los obreros: “Los nizis bablaban falsainente, pero a ln gente: los comurtisias decian la verdad. pero hablaban de cosas”.** La_capacidad_de Peron para apreciar el tono de la sen- sibiidad-de Ta clase Tabajadora y lbs supuestes con que esta se manejaba s¢_refiejo también en otros terenos, La_retérica, peronista. por ejemplo, incluia un reconocimiento tacito de la thiiutabilidad ae Ta desigualdad aucta ons-rcslgmsta seine dictada por el senlido comin. de la realidad de las desigualdades soctales_y econémicas, un Bourdiew denominé “girs s Timilés".*! Los remedios propuestos para miligar € igualdades eran plausibles ¢ inmediatos. En un discurso que pronuncié en Rosario en agos- to de 1944, Perdn puso de relieve el caracter razonable, eviden- te por si mismo, de su Hamamiento, es decir, la realidad mun- dana que habia‘tras la retorica abstracta de la igualdad social: ‘Queremos que desaparerca de nuestro pais la explotacién del hotibre por el Hombre que cuando. exe problema desaparezsa tiqiaienos un poco las clases sociales para que no haya como he dicho "ya eit este” pals hombres. demasiado ypabres ni demasiado Hes evening ean OD , da._pero ent lograba..que ocial..de_que_se_pu- gxplolacion= resiillaran_ mis ereiples para una use. Wabajadora. imbuida, por su experlencia..de_la_década" ii. fame. de. clerlo.cinisino frente a las promesas politicas y Tad nsignas_abstractas, Mas’ adn:"la~credibiidad de la Vision po- liica de Perén, ta practicabitidad de la esperanza que ofrecia, eran afirmadas a diario por las acciones que él ejecutaba desde 40 Resistencla ¢ iategracion el plano del Estado. La confirmacién de las solueiones que ofrecia no dependia de algtin futuro apocalipsis. sino que se Ta podia verificar bastante directamente a la luz de la actividad y experiencia politicas de cada dia. En 1945 ya habia em- pevado a circular entre los trabajadores la consigna que habia Ge simbolizar esa credibilidad: “Peron cumple!” ELMERETICO IMPACTO SOCIAL DEI RONISMO El perontsmo_significé_una_prescneia_soclal_y_polilica mucho mayor dé Ia Seay pabafadora on sociedad “Rigentina. npacte de este hecho pucde ser medido. en términos_In: titagionales. por referencia a factores tales como Ja rolacion_in- tima_enire_fobiemo ysindicalisme durante ta_cra_de Perén. ta inasiva ampliacion del gremialismio y el numero de parlamentarios Ge extraceion gremial, Estos son lactorcs de facil demostracion empirien y cn mas de un caso estadisticamente mensurables. Sin embargo. existicron otros factores que es preciso tener ch. Suentaal-waluay et signilicado Saat lel poronismS para clase trabajadora. Tatores” mucho menos tangibles_y_ mucho “Gificiles de cuahiificar. Nos referimos “a factores conto el ofgullo. el réspelo propio y la dunidad Significado de la década infame: respuestas de la clase obrera Para evaluarla importancia de esos factores debemos vol- ver a la década infame, pues fuc sin duda alguria el punto de Teferencia en relacién con el cual los trabajadores midieron su experiencia del peronismo. La cultura popular de la era peronista fue dominada por una dicotomia temporal que contiastaba el presente peronista con el pasado reciente. Segtin lo observa Emesto Goldar én su andlisis de la ficcion literaria popular pe- ronista, esa dicotomia fue acompaiiada por un correspondiente contraste de valores asociado al “hoy” de 1950-60 y al"“aycs de 1930-40. Algunos de esos contrastes evaluativos se referian ‘2 los cambios soctales concretos conectados con el mayor bie- hestar social, cl aumento de los salarios y Ja eflcaz organizacion gremial. Sin embargo. otros sc relacionaban con un campo So- Elal mas amplio y mas personal, al margen de los mejoramtentos aleanzadgs_en la linea de produccion, el paquete salarial o el sindieato, E is ente gue la década infame fue Los antecedentes 41 eaperimentada por muchos teabaladoxes cama-ua- tempo de ustracion y humillacion profundas. sentidas colectiva e indl- i vidualmentey Si bien Garecenios de un informe detallado y amplio de los elementos que configuraban cl universo social de la clase tra- bajadora del periodo preperonista, prucbas consistentes en anécdotas, testimonios personales, formas culturales _popula- res y extractos biograficos sobre obrcros pueden aportarnos fragmentos ilustrativos de la imagen total. La dureza de las condiciones de trabajo y la disciplina {eslimoniada por la ma- yoria de los observadores de aquel periodo tuvo impacto sin duda alguna sobre la clase trabajadora en general. Por ejemplo, en las niemorias donde relala sus experiencias como organizador é los obreros de los frigorificos de Berisso, en las décadas 1930-4) y siguiente, Cipriano Reyes sefala que Ma eifipresn era ducia de lay vides y tas haclendas de sus obreros. i Unos cuententlts, fe die esto come ejemplo. andaban por las casas vendiento ropa en ctiolas. Cuando un obrero no pagaba tban a ver fal Jefe del personal del frigorifico y entonces el moroso era suspendido, Ta vigllancia cm increible, estaba tedo controlado"y Probablemente, un control de estas caraeteristicas fuese mas duro en comunidades obreras dominadas por una sola cnipresa grande, como un frigorifico. Sin embargo. las condiciones sociales que refiejaba esa si(uacién de dominio por el empleador no estaban confinadas al caso extremo de la cludad-empresa. Angel Perelman rccucrda aber dejado la escuela primaria a los 10 afios para entrar en un taller metalirgico de la Capital Federal. donde trabajaba Mjoriadas sin horario [...] la hora de salida la fjaba eb patron. Toda ie feleded par une familia obrera consistia... en conservar el trabajo” Los afios treinla, recuerda Perelman, “eran los Uiempos de los desespcrades, de los ingenlosos y de las pequefias raterias’.** Otro autor. al comentar las condiciones generales de-la sl- tuacién laboral en la misma época. dice ' “EL miedo a la desocupacion en esa época Hleva a la humillacién. : 1A callase y no hablar. I falta de aceiones dle defensa clementales i leva a la declinacion moral, al escepticismo. Dentro de una fabrica. 42 Resistencia e integraciin de un establecimiento, el obrero estaba solo, desintegrado de tolla conclencia soctal."* Aunque generalizaciones tan tajantes sobre la declinacion moral y el cinismo. que habrian caractertzado la actitud de la clase obrera en la década 1930-40 deben ser tomadas con cautcla, existe una prueba que Uende a apuntar en la misma direceién, Algunos de los indicios mas reveladores al respecto pueden obtenerse en formas culturales populares, en particular el tango. El universo social pintado en los tangos de la década 1930-40 era universalmente sombrio. Los temas Uadicionales del tango siguleron presentes la traicién amorosa, la nos: algia de un pasado mas simple centrada ‘en (orno de Ta recreacién idilica del barrio o del arrabal, la aflrmacién de virtudes como el coraje-, pero a esto se sumo, en algunos de los (angos, un contexto’ social amplio. En particular. en los langos de Enrique Santos Discépolo la imposibilidad de una relacion significativa entre un hombre y una mujer Mega a simbolizar la imposibilidad de cualquicr relacién social que no sc base en la codicia, el egoismo y una falta total de eseri- pulos morales en un mundo. basado cn la injusticia y el engaito. En muchos tangos de Diseépolo la figura crucial es el “gilito embanderado", el tluso que trata de vivir honestamente ©. mas aun, es lo bastante ingenuo como para imaginarse que podra cambiar un mundo injusto.*” El propésito del tango es. entonces, desengafarlo de sus ilusiones enfrentandolo con una realidad donde “{si) aqui ni Dios rescata lo perdido”. El tono es de amargura y resignacion, La idea popular de la vida social, tal como ‘la reflejan csas letras. aconscja adoptar Ios valores dominantes, es decir cl egoismo y la inmoralidad, Levada hasta sus Ullimas consecuencias, esa {dea involucra la comprensién si no la aprobacion- de la atraccién que gjerce sobre los pobres la légica de la “mala vida", la prosti- tucién, el proxenetismo. cl delito.® La alternativa, ‘en el caso de los que no aceptaran el ethos social dominante, era una aceptacion resignada 0 un “obslinado silencio". Evidentemente, hay que cuidarse de extraer, del tango y olras formas culturales populares del momento, conclusiones sobre las actitudes de la clase trabajadora. El tango, por ejemplo, era cada vez mas una forma de arte comerciaivzado cuya conexién con el "bartio" de trabajadores cra tenuc. Lo que Ilegaba al publico general cra delerminado en gran medida por las firmas productoras de discos, y el éxilo y cl fracaso comercial dependian de la recepcién que se tributara | \ | | fr Los antecedents 43 a la grabacién en el mercado de consumo y los teatros y salones de baile de la zona céntrica de Buenos Aires. También parece probable que cl elemento bohemio, que siempre habia constituido parte importante del tango. recibiera mayor realce a medida que las letras provinieron cada vez mas de la baja clase media urbana. Cierlamente, el desesperado lamento que Profiere Discépolo en su gran tango Cambalache, escrito en 1935, donde dice que “todo es igual, nada es mejor. lo mismo un burro que un gran profesor", suena a desencanto de un cducado miembro de la clase media cuyo mérito la socicdad no Feconoce, Las letras de la década infame también carecen de algo del oplinismo y el compromiso social que hay en algunos tangos de Ja era anterior. De una u otra manera, la inmensa popularidad de esos tangos en la clase trabajadora de Buenos Aires parece demostrar que cualesquicra que fuesen las manipulaciones de la industria cultural, y cualesquiera_ que scan las precauciones con que leamos la coneiencia de la clase trabajadora dircclamente en las letras de tango, éstas por clerlo respondian a algunas actiiudes. y expertencias que. Fecreadas en esas letras, los trabajadores reconocian como auténticamente _ propias. Empero, aun.sireconocemos que tales _hechos son_sig- nificativos, tambi¢n débemos admilir que las Gnicas respuestas gn_gue contaron Tos (rabajadores no _consistleron_en_el_ci- nismo, la apalia_o Ia resignacin. Luis Danussi, que despues Ge 1955. Teparia"-encabesar a Siialeato de los graficos "iene llegar a Buenos Aires en 1938 vio una ciudad lumultuosa, y con febril actividad sindical, ofrecia un amplio eampo de accion; congresos nacionales, zonales, comarcales, asambleas de personales y de gremios™. An se cncontraba presente la caracteristica mililante que la cullura de la clase trabajadora habia tenido en una época anterior. Esa cultura sc centraba en torno de la exis- tencia de Lu] sindicatos, atencos, bibliotecas mediante la distribucién de vo: antes. pertédiicos. diarios, revistas, folletos y libros: manifestaciones, comilés pro-presos, grupos tealrales, cooperativas. comunidades o ensayos de vide solidarta, También se realizaban campafias contra cl alcohntismo, el tabaco, se organtzabanplenies, lecturas comen- fadas y se procuraba dar ampliud al espitii de apoyo mutuo”."” 44 Resistencia ¢ intagracion También se organizaban campafias contra el aleohol y ol tabaco, se realizaban picnics, s¢ dictaban conferencias. se- guidas de debate y se mneuleaba-el-capiriu-de-ayuda mnt Todavia florecian, cn 1938, clementos de esta suerte de cul- tura militante tradicional, compartida por igual por socialis~ las. comunistas, anarquistas y sindicalistas. Esos clementos encontraron expresion en los muchos comités formados en la década 1930-40 para ayudar a la Espana republieana y cran todavia una presencia viva en sindicatos como el de los gnificos. al que se incorpord Luis Danusst El propio Danussi tenia _alguna_formacién anarquista_al legar_a. Buenos _Alres. pero los_trabajadores ajcnos_a_csa cultura. podian_ser_alraides por_elia_y_ulilizatia como canal para expresar su fesentimicnto con fa _explotacion_y "como DArIC-te Su busqueda de soluclones Solilicas. Angel Pereina schakt- por ejemplo, quer “La explotacién capilalista_y la lucha de clases tas aprendi primero en esa fabrica del aio 30 que leyéndola en los bros [1A fos Id afios de edad y ya con cuatro de obrero, no pudo menos que Interesarme la politica, {Como para no Interesarmel Habia muchas manifestaciones realizadas por los desocupades. ,Algunos partidos de Laquierda protestaban por fa miserla reinante. fLas asambleas sin: dicales (..[ reunian a los trabajadores mas mulitantes y decididég Otros datos aun sugieren un aumento de_la_aclividad gremial y Ja asistencia a_las_reuniones. sindinalss.a_fincs.de THA ‘PHincimios de la siguicnte (écada.a-medida que cl 3 de desempleo-decretia:” fa industria se_expanc obrero” se recobraba, en alguna medida_de._i experingentada._cn_los . % ‘aliliacion gremial respondié a un cllma nacional ¢ internacional mejor y aumenté alrededor de un 10 por ciento entre 1941 y 1945} declinacion “(ul abrir camino a las organizaclones sindicales era una empresa con enormes dificultadies. en muchos aspectos por elceto de la represion patronal y policial, pero las que offecia escollos cast Inposibles de superar eonsistia. muchas veces, en la indiferencia y ei ldescreimiento de los mismos trabajadores. reacios a organizarse fen defensa de sus propios intereses™. Algo del sentimiento de impotencia y resignacion que, segin lo sugerimos, caracterizé la respuesta de muchos tra- baladores a la experiencia del periodo previo a 1943 puede i I i | | 1 Sous} Los antecedentes 4s hallarsclo en. ¢l testimonio personal de los no milltantes. A continuacién se reproducen, con cl fin de transmitir en lo posible la esencia de ese sentimiento. dos fragmentos testt- moniaics. El primero proviene de un obrero que trabajaba cn puertos situados a lo largo del rio Parana, particularmente en cl de Rosario: Pregunta: ,Cémto fueron los afios 30 para usted? Don Ramiro: Bueno, Ia vida era muy dura en aquel entonces [..1 J © t que controlaban tolo [1 Uno tenia que saber mantenerse en su lugar. Yo volaba por los’ radicales cn los aitos 20 pero después del, la gente trabajaclora rio valia nada y mo fulmoa respelados. por Bee, 30 todo fue inal. Los caudillos conservadores controlaban todo. Los <<, dias de los comiclos yo Iba al municipio para votar pero no conseguia “7 GNtan iP Resullabe que yo era conocido come alguien en quien ne se podia conflar, de modo que no me permitian votar. Segun la ley soe etic pare ae Harlan deca, Bn aquelion aos. ote shapbvtantia tenia le key able un tupo de ellos. matones, pages fovvel cont conservedor {stove eh mundo tos conocia [Py llos wer Soak al page cuanto ano queria entrar Se podla vor @. Su Sisolae por dcbajo del seco. Pregua¢Gutre doar que le obs a desi a volar con Respuesta: No, Nunca Jo hacian abiertaniente [..) por lo menos conmigo: no habia por qué hacerlo [...] sabias que tendrias que pagar Svan rma oe Spon so sa i Shy de jg pra Pregunta: Pues, zoué hacia usted? Recpucsiat ¥ bucho. gave paties, hacer? Naga. Volver @ casa. ral we ceearme a los anlfoe de esos hij: de puta, St uno armaba th cocardale te harian pagar de gan modo y ao seria para nada. Feaeasa anes” alngsuna ieportanela, para ‘llos” Pere, despues con Peron todo eammblee Vote. pare ‘pregunta: obmo. cambi 4 aaa Bueno, con Perén todos éramos machos. Bl segundo fragmento fue aportado por un ‘trabajador joven, de Buenos Aires, que entré en la fuerza laboral a fines de la década del "30: Grbrqaks Lautaro: U cuerdo de Jos anos 30 fue la manera ‘ch que la uataban_a Ia gente, Sentiag que no tenias in dere an er un Tavar que te hacian a través de la iglesia alguna cari aga WOral-caudillo de-comite ei te ‘ayatiaba "a conseguir remedios o entrar_al_hospit ‘cue Ge Tos afoe 50 ex_ que siempre Ms. senia extrat GIS ‘al centro dé Buctios “Aires {1 como si ur uviera en su . ts ) 46 Resistencia @ integracion lespeclvamente, que na_estabas bien vestido(La policia te trataba como. animales. tambie Pregunia: glos sindicatos y partidos politicos tuvieron imper- (oncia para usied en aquel entonces? Respuesta: Duche, normalmente yo votaba por los socialistas Mi hermano se Interesaba mas que Yo por ellos, AUDgue yo sleinpre Pensaba que eran honestos. Peron nunca creia que scrviria para ho. Lo mismo con los sindicatos. No temainios un sindieato en Ios lalleres donde trabafaba yo. Debia haber sido en los primeros afios del 40, antes de Peron, Teniamos mucho de que quejarnes, pero aun asi no creo que tomdbamos en serio al sitidicalismo, La "ida cra Simplemente “asi, uno tenia que aguantar todo, su maldila arro- ganela, como te trataban. Alguinos de los activistas.comipatieros de Ini hermano quisieron cambiar todo esto, pero eran excepelones, No habia ‘muchos obreros que quisicran ser hérocs."" Experiencia_privada _y discurso public El més profundo impacto social cel peronismo debe ser considerado a la luz de esa experiencia de Ia clase trabajadora en el periodo anterior a 1943. En la crisis del orden tradicional tnaugurada por el golpe militar de 1943 fue puesto en cuestion mucho més que la autoridad politica ¢ institucional de la clite conservadora, Hacia 1945, la crisis politica “habia provocado, y ademas contenia en su propio seno, un cuestionamiento de todo un conjunto de supuestos concernientes a las relaciones sociales, Tas formas de deferencia y los acuerdos, en gran medida ‘tacitos, acerca de cudl cra “el orden natural de las cosas” y el “sentido de los limites” acerca de lo que se podia © No Se podia discutir y expresar legitimamente, En cste sentido, cl poder del peronismo radicé, cn definitiva, en su ‘capacidad para dar expresién piiblica a lo que hasta entonces sélo habia sido internalizado, vivido como experiencia privada Asi lo sefiala Plerre Bourdieu: a que sce hable de elias y a que se hable p&blicamente. “Las re Se has Shares eee howe No hay duda alguna de que éste cs cl contexto donde Ios fragmentos que se presentan en el aparlado anterior adquieren su significado. En particular, podemos aprectar la imagen de Los. antecedentes a7 silencio que pasa de uno a otro: “Tenés que quedarte callado, no hablar”; “un obstinado silencio”. o la rcspuesta de don Ra- miro cuando se le pregunt6 qué hacia frente al poder de los aciques politicos: “Nada. Volver a casa. Tal vez quejarme a los amigos. La capacidad del discurso pcronista para articular esas experiencias no formuladas constituyé la base de su po- der, autenticamente herético. En efecto, existian otros discursos herGlicos -en el sentido de que ofrecian alternativas disuntas de la ortodoxia instituida-, bajo forma de retérica socialista. © comunisia, o radical. Sin embargo, segtin hemos visto, estas lineas no fueron capaces de adquirir una autoridad indiscu- Ubie como expresioncs validas de la experiencia de la clase Wabajadora, “Sobre esas otras fuerzas. politicas el peronismo tuvo la enorme ventaja de ser un “discurso ya constituido”, articulado desde una posicién de poder estatal, 1o que acre- ccntaba considerablemente la legitimidad que conferia a las experiencias quc expresaba. E] poder social herético que el peronismo expresaba se refie{6 en su empleo del lenguaje. Términos que traducian las nociones de fusticia social, cquidad, decencia ~cuya expresion habia sido silenciada (0 ridiculizada ‘como en el tango}, habian de ocupar ahora posiciones centrales en el nuevo lenguaje del poder. (Sin ‘embargo, mas importante que esto fue la circuns- taneia de que términos que antes simbolizaban la humillacién de la clase obrera y su explicita falta de status en una sociedad profundamente consciente del status adquitie; ahora connotaciones y.. valores diametralmente opuestos ejemplo mas famoso sin duda reside en las implicaciones asignadas a la palabra “descamisado”, Este yocablo hal sido utilizado iniclalmente por los antiperonistas, antes del triunfo electoral de Perén cn 1946, como calificativo de los trabaja- dores que lo apoyaban.® La explicita connotacién de inferio- ridad social, y por tanto politica y moral, se basaba en un eriterio de valor social que tomaba uno de los signos mas evidentes del slatus de la clase trabajadora -las ropas de trabajo~ y la_presentaba como Insignia evidente por si misma de _infertoridad.| El_peronist adopté_el_término _¢_invirti6_st: significado _simibéligo. {ransformandolo en afirmacion del valor deTa_clase_trabajadora. Esa inversion Tie “magnilicada me. Giant Ta In ae termina ‘descamisaclos”, en la retérica oficial, los .7° Mas significalivo arin tal vex sea el hecho de encontrar (érminos qic eran de uso corriente, antes de 1943, para la figura de Eva Perén, protectora titular de aqué- 48 Resistencia ¢, integracion menelonar en forma todavia mas despeetiva a la clase traba- Jadora, transformados ¢ invertidos ahora en forma similar. En ‘su uso general, “negro” designaba a los habitantcs del interior del pais y a_menudo tenia evidentes connotacioncs étnicas peyorativas. Despectivamente, la clile tradicional designaba “los negros radieales” a quienes respaldaban a Yrigoyen.”' Con la afluencla masiva de migrants del interior a la industria de Buchos Aires en 1930-40, el término fue ulllizado como st- nénimo de trabajador manual, y "negrada” fue un cquivalente genérico de proletariado. Las connotaclones son inconfun- bles: una “negra” significa en lenguaje coloquial porterio una mujer de condicién humilde, y “negrear” significa buscar a esas mujeres para fines sexuales. Segtin lo observa José Gobello en su Diccionario lunfardo, todas las varlaciones de negro excepto una estén cargadas de desprecio y falta de respeto por algo inferior.”* E]_uso_de "ni ("como sinénimo del_proletariado cn _los_afos 1930-40-_poscia.pucs—un—fuerle Sinolismg social donde se Srigino stt posterior -emplea por. las G seronistas. 1940-50, "los adversatiosdePerén_empleaban_con, frecuencia, burlonas_y_despectiyas be los Su incorporacion al lenguaje del peronismo, en camblo, les otorgé un nuevo status. El hecho de que en este discurso piblico “la negrada” encontrara expresion y afirma- cién significé que toda una gama de experiencias normalmente asociadas a ese término -y que por haber sida designadas. a habian sido deeretadas ilegitimas, incignas de preocupacién, er_sufridas en_ silencio, cn. expr siones.. de la a popular~ podian ahora ser dichas entvor alta y.entrar en-el arn del. debate publico, ta preocupacion social. y.por. I accion politica, \ ‘Algo de ese significado ico se toro patente en la vasta movilizacin de la clase trabajadora que se extendls desde el 17 de octubre de 1945 hasta el triunfo electoral peronisia de febrero de 1946, Esa movilizacién demostré la capacidad de los trabajadores para actuar en defensa de lo que consideraban sus Intereses, Pero ademas represent6, de manera mas difusa, un rechazo de las formas aceptadas de jerarquia social y los simbolos de auloridad. Esto fue particularmente notable durante la manifestacién del 17 de octubre, Si bien Ja alenelén se centré en cl objetivo esenclal del acto —la figura de Peron y su_liberacin del confinamiento-, 1a movilizacion. misma, y las formas que asumié, sugleren por si solas un Los antecedentes 49 significado social ms amplio, Los observadores mas sagaces de’ ese episodio han. concordado en el tono dominanle de irreverencla ¢ trénico sentido del humor que caracteriz6 a los manifestantes. Félix Luna resumilé esa atmésfera diciendo que parecia “de fiesta grande, de murga, de candombé,” La prensa comunista habl6 despectivamente de los grupos con. “aspecto de murga” que intervinleron en la manifestacién,”* E1 empleo del término “murga" resulta interesante, pues popularmente designa a los grupos que en camaval se disfrazaban e Iban de un Jado a otro por la calle, cantando, bailando y tocando Instrumentos. Asi como esa conduela era tolerable dentro de los estrictos lim{les del carnaval y se manifestaba sobre todo en los barrios obreros, su ruptura de csos confines durante una _manifestacién de. indisculible contenido politico repre- senté una subversién simbélica de los codigos de conducta aeeplados y asimismo un acto de deferencia con la clase tra- ajadora, in my ubversién_se_relacioné con or ste ae Sa Gr an ners {ellos de_jerarquia capactal. lesplazarse las multitudes Iroverailes desde tos suburbios branes que bordeaban la Capital Federal, o al cruzar los puentes del Riachuelo desde Avellaneda y otros puntos situados al Sur, para_co en_la_zona céniriea yla Plaz sa_de Gobierno, se viglaron ¢s0s criterios. El comportamiento de ios (rabajadores al atravésar Ios suburblos mas, ricos agravo la blasfermfa implicita en tal violacién, Sus canciones fueron cada vez ms insullantes para los adinerados, la “gente decente” de Ja sociedad portena, a la cual ridiculizaban, Uno de los muchos. estribillos dirigidos ‘a los estupefactos espectadores: que, desde sus baleones del Barrie Norts, ot aricion_de la bservaban_la_aparicién “ArgenUna invisible"’®_decia asi: “Sallie de la esquina ollgarca 1oteta madre no te quiere y Perén tampoco”,”* la_manifestacion culminara_en la Plaza. ative, Hasta 1945 esa plaza, ELhecho de que Ii de Mayo fue por si solo signi Stage TeuieaiaCasa de Geblewiar tabla ad on gran al medida un territorio reservado_a_la. “gente decent”, y los \abajadores™ Giese aventuraban” alli sin Saco ni corbata fueron mas de una vez alejados o incluso detenidos, Una fotografia ampliamente difundida que se tomé el 17 de octubre muestra a los obreros arremangados y sentados en los bordes de las fuentes de la plaza, con los ples sumergidos cn el agua, El simbolismo implicito en esta imagen es facil de apreciar si se Uene en cuenta el sentimicnto de incomodidad que em- 50 Resistencia ¢ integracién bargaba al obrero Lautaro Ferlin! cuando visitaba el secior centrico en los afos anteriores al peronisnio. Gran parte ‘de ese cspirilu de irreverencia y blasfemia, y de esa redistribucién del espacio publico, cardcteristicos del 17 de octubre y la campana clectoral siguiente, parccerian constiluir una suerte de “antiteatro”, basado en el ridicule y cl insulto, contra la autoridad simbditca y las pretensiones de la elite argentina.” El resultado fue. por cierto, desinflar un tanto Ja seguridad que la clite tenia de si misma, También Tepresenté una recuperacién del orgullo y la autoestima de la clase trabajadora, sintelizados en Ia expresiva frase de don Ramiro: “Bueno, ‘con Perén todos éramos machos”. Tal vex ante todo haya significado una alirmacién de Ia existencia de la clase trabajadora y un punto final, puesto en forma desa- fiante, al silencio y el ocultamiento del agravio experimentado. Esta ‘combinacién de significados simbélicos es sagazmente captada en los recuerdos que Félix Luna escribe del 17 de octubre, del dia en que él y sus comparicres de estudio. todos radicales antiperonistas, vieron desfilar por la cludad’ a las columnas de trabajadores: “Bueno. ahi eslaban. Como si hubleran querido mostrar todo su poder para que nadie dudara de que realmente existian. Ahi estaban por toda la ciudad. pululando en grupos que parecian el mismo Grupo muitiplicado por centenares. Los miribamos desde la vereda Con un scntimiento parecido a la compasién. gDe dande salian? zEnlonces existian? {Tantos? Tan diferentes & nosotros? ¢Real mente venian a ple desde estos Suburbios cuyos nombres componan una vaga geografia desconocida, una terra incognita por la qiic nunca hablamos andado? |... Habiamos recorrido todos esas dias los lugares donde se debatian preocupaciones come las nuesiras. Nos habiamos movido en un_mapa conocido, familiar: la facuillad, la Recolela en el entierro ‘de Salintn Feljéo, 1a Plaza San Martin, la Casa Radical. Todo, hasia entonces. era colcrente y légico: todo apoyaba nuestras propias crecncias. Pero ese dia cuando empevaron a esta- lar las voces y a desfilar tas columnas de rastros anonimos cclor Worra sentiamds vacilar algo que hasta enlonces habia sido incon- movible."”* Los limites de ta hergjia: ambivalencia del legado social peronista Resullaria engafioso, empero, dejar en este nivel la ca- ractetizacién del impacto social del peronismo. Una vez en cl poder. el peronismo no contemplé la cbullicién y la esponta- | | | | Los. antecedentes 51 neidad mostrada por la clase trabajadora desde octubre de 1945 hasta febrero de 1946 con mirada lan favorable como la que tuvo en este lapso de lucha. Mas atin, gran parte de los esfucros del Estado peronista desde 1946 hasta su deposi clon en 1955 pucden ser vistos como un intento por insli- tucionaivvar y controlar el desafio herético que habia desen- cadenado eri cl periodo inicial y por absorber esa actitud desaflante en el seno de una nueva ortodoxia patrocinada por el Estado, Considerado bajo esta luz. el _peronismo fue en cierto scnlldo... para los_-Luabaladores,. uf -eeneeeAO Sociale a. En su_retorica_of desmovilizacion_pasiv. a nas de folere Ty nuvilacie captaaoda x inalnds dene bajadores bajo la tutcl Estago. El propio Peron se refirié con Trecticncia’ a su preocupacion por los peligros de las “masas desorganizadas", y cla siluacién peronista ideal los slag Schon getup amit ae ues (EL Calis maaan enue Gs Ca aspecto cooptative tel experiments paron ee ae AIS en ta Consiga fancamenta Gris onl ea ee ee en la época de Perén para exhortarlos a conducirse pacifica. mente: “] abajo y del trabajo a casa”. La ideologia pero! formal rellejaba esa preocupacién. Predicaba ia Metesidad de artoniznr Le imereses ae y cl trabajo dentro de la estructura de un Estado benévolo, cn nombre de la nacién y de su desarrollo econémico. En su discurso del Primero de Mayo de 1944, Perén habia dicho: “Buscamos suprimir la lucha de clases suplantandola por un acuerdo justo entre obreros y patrones al ampars de la juste ue emana del Estaclo."7 7 : La tdeologia peronista distinguia entre el capital explo- lador ¢ inhumano y el capital progresista, soctalmente res- ponsable, comprometido con el desarrollo de la economia nacional. De éste los trabajadores no lenian nada que temcr: “El capital internacional es instrumento de explotacién, y el capital patrinonial 1o es de blenestar, ‘el primero representa por 10 fanto la miseria mientras que el seyjundo la prosperidad.® Como conclusién Iégica de esa premlsa, ista_también subrayaha_ que los intereses dela _naclén ‘su_desarrollo_ccone 2B a Gaajadores 7—sus—sisdieatos. Sc cnlendia que los trabaja- dores compartian con cl capital nacional, no explotador. un ea Resistenela ¢ integracion interés comin en la defensa del desarrollo nacional contra las depredaciones del capital internacional y su aliado interno. la oligarquia. que querian impedir ei desarrollo independiente de la Argentina. En el contexto de estas consideraciones sobre el signiti- cado social del peronismo para los trabajadores y el éxito que faleano al canalwar y absorber lo que hemos llamado ¢l potencial social herético de esa clase. es necesario tomar en Cuenta varlos factores. El Estado peronista tuvo sin duda alguna considerable éxito en el contro! de la clase trabajadora. tanto social como politicamente. y st bien el conflicto de clases no fue en modo alguno abolido, asi como no se cumplié el idUlo de armonia social retratado por la propaganda oficial, las relaciones entre capital y trabajo por clerto mejoraron. La, temida_vengana__del . sans:culotle _porleno, _aparentemente presagiada por los, (umullos ‘sociales _y paises de 1945-46, ho se malerializé.” Varias ravones. “pueden ~proporierse “para expliear ese éxito. Una fue la eapacidad de la clase trabajadora para satisfacer sus aspiraciones materiales dentro de los parametros ofrecidos por el Estado; otra. el prestigio personal de Peron, También es preciso tomar en consideracién la habll del_Estado ‘Su_aparato cultural, politico _¢ ‘ideologico_para promover_¢ ine icar_nociones de _armonia ¢ intereses comuncs Heo Siases, Sin embargo, _debemos culdamos de_anallar eso extlusivamente’en funcion de Ta manipulacion y ei control ese ee fa ideologia olleial dependio env forma iccisiva de su capacidad”para asocldise € melas” percepetones y- aa ore Le Talore poranista, derivé_ su_in or como cualquier olfa, so_definita, de Su apiltud para decirie a su puiblico To que éste deseaba escuchar, antitesine. ejemplo de 16 que deseamos significar puede to- marse la forma cn que Ja retérica peronista tat el tema del Primero de Mayo, el Dia de los Trabajadores. Un organismo oficial publicé en 1952 un documento, Utulado Emancipation of the workers. tipico de los esfucrzos del gobierno en aquella direccién, Su parte fundamental consiste en una coleccion de folografias, a cada una de las cuales corresponde un texto escrito. Las primeras fotos muestran a trabajadores reunidos para celebrar el Primero de Mayo, que enarbolan banderas Tojas y las banderas rojas y negras de los anarquistas. En las fotos se ven jincics de la policia montada. El comentario dice: 1 Dia del Trabajo. tal como cra celebrado antiguamente en este pais", “para tomar parte en las celebraclones era nece- sario tener mucho coraje, La policia, poderosamente armada y Los antecedentes 83, lista para cualquier eventualidad, impidié que los trabajadores proclamaran sus Justas aspiraciones”. La tercera foto refleja Fun triste testimonio de los trigicos sucesos del Dia del Trabajo de treinta afios atrés", y' muestra a_trabajadores muertos 0 heridos por la policia. Las tres fotos siguientes estan en ablerto contraste y exponen la moraleja del caso. Mucstran una gran manifesiacién reunida en Plaza de Mayo con motivo del Dia del Trabajo; se ven muchas. insignias sindicales pero no banderas rojas. Los textos dicen: “En la nuieva Argentina creada por el general Peron, el 1* de Mayo os alegremente celebrado por un pueblo unido”. y: “el Dia del Trabajo es slempre un acontccimiento popular de gran im- portanela en la Argentina’. La foto presenta muchedumbres obreras en marcha hacia la Plaza de Mayo para escuchar un discurso de Perén.* Este documento es sin duda alguna flustrativo de la eapacidad del peronismo para apropiarse de los simbolos de las tradiciones de Ja clase obrera antertores y rivales. que los peronistas absorbleron y neutralaron. Mas importante para eslas consideraciones es la manera ch que esa aproplacion Involucr6 alteracién de significados. Es imposible no advertir cl contraste slmbélico propuesto por el documento. Lejos de ser la afirmacién de una identidad forjada en el confliclo de clases, un simbojg.de lucha y firmeza de posicién en nombre de un prineipio,{gi Primero ‘de Mayo antes de Perén repre- sentaba la tristeza, el dolor y la impotencia revelados por los rostros vendados que miran al lector desde el documento. Por otto lado, el Dia del Trabajo en la cra de Perén significaba rostros sonrientes de obreros en marcha bacla la Casa de Gobierno, una atmésfera de tranquilidad y armonia, ausencta de panico. de policias y de lesiones, Por supuesto, se trataba de propaganda gubernamental, pero lo significalivo reside cn que su cficacia dependia, por lo menos en parte, de su capacidad para dirigirse ala receplividad de ese mensaje por parte de los eos Entre éstos existia @a receplividad. Una vez més, sos- tenemos que atraigaba en la experiencia de los trabajadores en la era previa a 1943. Las lecciones dejadas por esa experiencia constituyeron un tema importante de la cullura popular en los aos peronistas. Goldar resume del siguiente modo la manera en que la narrativa popular abordé esc tema: “EL dia de los trabajadores durante la década infame sera de lucha. represion. consignas internacionales. rebelién mpotente, ‘tu 54 Resistencia @ integracion hambre, el odio de esta gente, la miseria de ustedes. la espera. Ia ropa sucia y rota, cl pellejo faligado. las voces roneas’. Luchnnda para que ‘la vida no fuera otra cosa que cansanclo y sueno viejo"? En contraste con esa imagen de conflicto y dolor asoctado al Primero de Mayo antes de Peron. la imagen que se asocié después de 1946 fue la de una tranqullidad en cuyo marco aquel dia cra la fiesta del trabajo y las mantfestaciones que lerminaban con efusién de sangre se desvanecian en el ro cuerdo del pasado. Testimonios personales dejan constancla de aelitudes similares frente a los simbolos de las luchas de elase de otro tiempo. Un obrero, activisla de largo tiempo atras y de papel promincnte en Ta fundacion del Partido Laborista, ‘al explicar Por qué se Interesd en la politica cn 1945, dijo: “Deeidi también colaborar en la acelin politica, para que la clase trabajadora, mi clase. obtuviera el derecho de vivir mejor sin el peligro dle tener que alrontar tragedias como la semana de enero de 1919, la masacre de Patagonia afo 1921, Gualeguaychti, Derlsso, Avellaneda, Mendoza y muchos otros casos que seria largo enume- rar. Debemos culdamos de interpretar esc testimonio sélo en términos de incorporacién de la clase trabajadora. Fragmentos tales ‘reflejan por cierto claramente un anhelo de progreso social sin el dolor de la ucha de clases. deseo de establiidad y tutina cn comparacién con ta arbitrariedad y la impotenia aracteristicas del periodo anterior. Sin embargo ese anhclo Podia cocxisUr. scguin veremos. con’ un reconocimiento de que en realidad no habia armonia. Mas aan, la roca sobre la cual esas aclitudes se sustentaban -lo que les conferia credibiidad tanto a ellas como a la retérica oficial que las reflejaba- era la _sensacion de haber recobrado la dignidad y el respeto propio. Una y otra vez ese factor parecia ponerse en primer Plano como ‘significado social irreductible y minimo de la experiencia peronista a Juicio de los trabajadores. Enriqiic Dickmann, cumplidos los 80 afios de edad y con mas de 50 aiios como nillitante y dirigente del Partido Soclalista, intents por fin, no sin renuencla, reconocer lo que habia significado €l peronismo pata la clase trabajador: "Yo he conversado con muchos obreros en la Capital y eit cl Interior y cada tno dice: ‘Ahora soy algo. soy algulen’. ¥ yo pregurne aun obrero su. opinién yen su ingentia.simplicidad mie dijo esto: Para que usted comprenda el cambio preducido le dire que cuando Los an cedentes 58 con el antigno Departamento de ‘Trabajo teniamos alguna cuestion que dirimir el patrén estaba sentade y yo, obrero, parado: aliora, dice, yo obrero estoy senlado y el pation est parade." Al resumir nuestro analisis de la naturaleza de la expe- riencia peronisla para los trabajadores argentinos en el pe~ do 1943-55 debemos empezar por sehalar lo obvio: el pero- nismo mareé una coyunlura decisiva en la aparicién y for- macién de Ia moderna clase trabajadora argentina, Su exis- tencia_y su sentido de identidad como fuerza nacional coherenie. (anto en lo social como en Io politico, se remonta a kv era de Peron. El legado que dejo ese period no podia ser facil de hacer a un lado una ver derrocado Perén. Sin embargo. cl leyaclo no era inequivoco. Su impacto sobre los trabajadores fue tanto social como politicamente complejo. Hemos sugerido. por eleniplo. que la atraccion que ejercié sobre los trabaja- Gores no puede ser reducida simplemente a un instrumenta- liso basico de una clase. Hemos sugerido que prestar atencion adecuada a la atracclon especificamente politica del peronismo permite descubrir un discurso que, no sin poner énfasis en la correccién de las desigualdades ‘sociales y economicas, la asociaba a cierta vision de la ciudadania y el papel de la clase trabajadora en la sociedad. Esa visién fue expresada en una Telorica diferente y un estilo politico particularmente atractivo para los trabajadores argentinos. De este andlisis s¢ pueden extraer varias consecuenclas. En primer término, el apoyo que los trabajadores dieron a Perén no se Tundé exclisivamente en su experiencia de clase en las fabricas. Fue también una adhesién de indole politica generada por una forma particular de movillzactén y discurso politicos. Resulta claro que las dos bases de la movilizacin no eben ser contrapucstas: ciertamente no deben serlo bajo la fonna de Ja clislea dicotomia entre clases trabajadoras “vieja” y “nueva”, “tradicional” y “moderna”. a_politica P a le_clase_senlidas para_tener exige_dirigirse a_necesidades é ua: litlea_de los “obreros. pero 650 no agota la gama de sus atracTWOS. Segui To han observado Silvia Sigal y Juan Carlos Torre, en América Latina ha sido con recuencia la plaza publica, antes que la fabrica. cl principal punto ah constitucién de ‘la clase trabajadora como fuerza politica. Este plantea una cuestién relacionada con Jo antertor. La clase trabajadora no Hegé al peronismo ya plenamente for- mada y sc Iimité a adopiar esa causa y su retérica como el mas 56 Resistencia e integracion conveniente de los vehiculos disponibles para satisfaccr sus necesidades materiales. En 1 trab; " identificaci6n_como fuerza _soc i - s y_ung vision _creil i niina uc india Este fue evidentemenie um proceso complejo. que involucré para algunos trabajadores una reconstituctén de su identidad y su leallad politica cuando abandonaban identidades y leal- tades establecidas, La construccién de la clase trabajadora no implicé necesariamente la manipulacion y la_pasividad aso- ciadas a la poderosa imagen de las “masas disponibles” for- mulada por Gino Germani, contra la cual se ha dirigide gran parte de lo escrito sobre el peronisme."” Nabia en Juicgo indiscutiblemente un proceso de interaccién cn dos diree- clones, y si bien la clase trabajadora fue constitulda on parte por el _peronismo, este fuza su ver en parte creacion de la clase _trabajadora. Srp desde el punto de vista social el legado que la experiencia peronista dejé a la clase (rabajadora fue profun- damente ambivalente, Es ciertamente verdad. por ejemplo, que la retérica peronista predicé y la politica oficial procuré cada vex, mas la identificacién de la clase trabajadora con el Estado y Su tntorporacién a él, Io cual suponia. segdn lo sugerimos. la pasividad de dicha ‘clase, La vision’ peronista oficial del papel de la clase trabajadora tendia a ser la de un idillo profundamente soporifero donde los obreros se trasladaban salisfechos de un armonioso Ambito de trabajo al hotel de yeraneo provisto por cl sindicato y de alli a los organtsmos csiatales que resclverian sus problemas personales y sociales. Mas alld del Estado, el propio Perén seria la garantia dluma de esa visién, ‘Andlogamente, ¢l_movimiento_sindical_emergio_de_este Nee Eee oe ieee ae fundaba_cn_la_convicelon de gue era, ‘oncillacion con Ieadores y_satistacer Jas de__los_afiliados mediante el_estabiecinuc intima_con_el Estado, ESa TelaciGn_suponia un compromlso, OT te de los dirigentes sindicales, con ¢l concepto de ee ES yliniar ia aelivbiad de la clase tabajadora deni de_los_limites establecidos ,par_el_Es 3. ee “Som. iD ciedad nacional fue, al menos cn parte, consiruida poi os_Lrabal See ST als Estado. ducto politico hacia sa misma clase, En este sentido, puede Los antecedentes 87 considerarse que ¢l perontsmo desempefié un papel profilactico al adelantarse al surgimtento de un gremialismo activo y au- ténomo. ‘Sin embargo, la era peronista también legé a la clase trabajadora_un sentimicnto muy profundo de solidez © im- portancia potencial nacional. Por afiadidura. la legislacion laboral y de bienestar social representé en su conjunto. una realivacion en gran escala en lo que concernia a derechos y reconocimiento de la clase trabajadora; una realizacién que reflejaba movilizactén de los trabajadores y conciencia de clase y no. simplemente aceplacién pasiva de la largueza estatal, El ae n_m to_sindical_centrali vo =cualquicra que faese la medida en qué contara con él apoyo y la supervision del Estado coniirms_inevitablemente la existencia_de los trabaladores como fuerza social dentro del sapllalisma, Esto~signifieaba que en el nivel del movimiento, ‘gremilal, y por nias que una cupula cada vez mas Durocratizada acluara como vocero del Estado, Ios intereses de clase con- Miclvos sc manlfestaban realmente y los intereses de la clase obrera cran en verdad articulados. El punto hasta el cual podia conflarse cn que la integracién de los sindicatos al Estado peronista seria capaz de asegurar la aceptacién de polilicas inconvenientes para los trabajadores slempre tenia tun limite, En_general, el_sindicato cumplia_con notable fide- lidad su funeién_para ¢l Estado, pero_en_cambio_éste, lo cual significaba fundamentalmente el propio Perén, debia_ceder al_ menos_Ja_base minima para_un_tmueque. 6 Andlogamente, el’ peso de una filosofia formal de conel- Uacién y armonia’de las clases. una filosofia que’ ponia de relieve valores decisivos para la reproduccién de las relaciones sociales capilalistas, era considerable. Por otro lado, la eficacia de tal ideologia estaba limitada, en la prdctica diaria, por el desarrollo de una cultura que afirmaba los derechos del tra- bajador dentro de 1a socicdad en general y el sitio de trabajo en particular, Bl_peronismo aspiraba _a_lograr_una_alternativa_hege- énica viable para el capitalisino.argenlno, queria_promover “un_desarrollo._econdmica, basado, -enla_integracion_social_y ica_de Ja clase trabajadora. En este sentido, son acertadas ‘comparaciones del peronismo con el New Deal de Roosevelt y con el desarrollo del capitalismo bajo un Estado benefactor en Europa occidental después de 1945:"en distintos grados, todos esos sistemas proclamaron los “derechos civiles ¢cond- 58 Resistencia @ tntegracion micos” de la clase trabajadora, a la vez que confirmaban, y clertamente fortalecian. la continua existencla de las relaci3- nes de produccién capitalistas. Sin embargo, a la vez ct peronismo se definfé a si nilsmo en un sentido importante, y también fue definido asi por su clcctorado obrero, como un movimiento de oposicién politica y social, como una negacion del poder, los simbolos y los valores de la elite dominante. En un sentido fundamental, siguld siendo una voz, potencialmente hherética, que daba expresion a las esperanvas de los oprinitdos tanto dentro como fuera de la fabrica, como reclamacién. de dignidad social y de igualdad. Las tenslones resultantes de ese Icgado ambiguo fueron considerables. En wllimo término podria decirse que la prin- cipal de cllas sc centré en cl conflicto entre el significado del peronismo como movimiento social y sus necesidades fun- cionales como forma especifica del poder estatal. En relaciin con este punto. hablar del peronismo como movimiento monslitico mas bien oscurece que esclarece. Para aquellos que aspiraban a posiciones de poder en la burocracia adminis- trativa y la maquinaria politica, el peronismo estaba encar- nado en un eonjunto de politicas ¢ instituciones formales. Para los empleadores que habian apoyado a Perén, se trataba de una jugada riesgosa: un mercado tnterno expandido, in- centivos ‘econémicos brindados por el Estado y una garantia contra la toma de los gremios por la izquierda. en cambio de Jo cual debian aceptar una clase obrera de poder insitucional mucho mas grande y consefente de su proplo peso. Para algunos sectores dela clase media, cl peronismo tal vez Tepresentara mayores oportunidades de empleo en cl seclor estatal, ampliado. Para la masa obrera que respaldaba a Peron, las politicas sociales formales y los beneficios econémicos eran importantes, pero no agotaban cl significado del peronismo. En un sentido mas duradero, acaso éste significara para cllas Ia vision de una sociedad mas digna en que se les reconocia un papel vital, vision expresada en un lenguaje que cian capaces de comprender. También suponia una cultura politica de oposicin, de rechazo de todo cuanto habia existido antes en lo politico, 1o social y lo econémico, y un sentimiento de Dlasfemla contra las normas de la clite tradicional y la estima en que ésta se tenia a si misma. ‘A todo eso, para quienes controlaban el aparato politico y social del peronismo esa cultura de oposicién era un peso muerto, pues indicaba la incapactdad del peronismo para ofrecerse como opcién hegeménica viable para el capitalismo Los antecedentes 59 argentino. Reconocian el potencial de movilizactén inherente a la adhesién de la clase obrera al peronismo y lo utilizaban en la mesa de regateo donde se median con otros pretendientes al poder politico. lo cual equivalia a una suerte de tactica apres mot le déluge. Finalmente, empero, debleron reeonocer que cra como cabalgar un tigre. ‘Sin duda alguna, jas fuerzas econémicas y sociales que prevalecian en la sociedad argen- Una, que infcialmente habian debido tolerar cl peronismo, Feconocieron a principios de la década 1950-60 el peligro Inherente a aquella ambivalencia. Pero desde ei punto de vista del peronismo en cuanto movimiento social. ese elemento de oposicién representé una enorme ventaja, puesto que le confirté una base dinamica que sobreviviria largo tempo después de que condiciones econémicas y sociales particularmente favo- rables se hubleran desvanecido y que ni siquiera ia creciente esclerosis de diez afios de servilismo y corrupclén pudieron socavar. En ese substrato se nutrié la aclitud de los millitantes de base que ofrecieron resistencia a los regimenes posteriores a 1955 y tuvo fundamento la reafirmacién del peronismo eomo fuerza dominante en el movimiento obrero argentino. NOTAS ‘Los antecedentes militares del golpe de 1943 se encuentran nner cmtortrin mts dete te 1048 os enon on to Peron, Stanford, 1969 (hay trad. cast.). Un andlisis general de la cra 1943-55 hay en Peter Waldmann: El peronismo, 1943-55, Buenos SEI S® boy Pee Wationcey Bl prone 184038 Boras dire JOB orale defy est oo pe ikea dn Brunswick, 1967 (hay traduccion, Hispamérica) y cn Hugo del Sm nally eae” atta a L$ por cl Watado Roca-Runciman de 1933, que garanUzo ‘a continue esfera briténica cle la economia internacional y como tal fue denunciado oe econ ee Industrial y alianza de clases en la 1, Buenos Aires, 1972. ee erate 60 Resisiencia @ tntegracion en ta Argentina, Buenos Aires, 1959, cltado en Miguel Angel Garcia: Peronismo: desarrollo econdmico y lucha de clases, Llobregat, 1979, ig. 5A fe 4Esto eulminé en 1943, cuando a las exportaciones manu- facturadas no. tradicionales. les" correspondié alrededor el 19.4 por clento del total de exportaciones. Se ha estimado que en los anos Beta guerra esta evolucion encabezada por In Industria determind la creacién. de_tnos 180.000 puestos de trabajo. Véase Juan Jost finch: “El Plan Pinedo de 1940: su significacion histéricay_ los brigenes de la economin politica del peronisiio", Desarrollo Econdmico. Vol, 25, n* 92, 1084, pits. 515-58, SGarcia: Peronismo, pag. 62. «Gino Gennani: Poltted y sociedad n una época de transiewn. Buenos. Alres, 1962. pais, 307 Rubén Rotondaro: Realicac! y cembio en et sindicattsino, Buenos Aires, 1972, pag, 128. *Algandfo Bunge: Una nueva Argentina, Buenos Aires, 1940, 2Un’ analisis detallado de las divisiones internas dentro del ggemialisfno organtzado correspondiente a este periodo hay en ilireschi Matsushita: Movimiento obrero argentino, 1990-45: sus proyecciones gn los origenes del peronismo, Buenos Aires, 1983, y en David Tamarin: The Argentine Labor Movement, 1930-40: a@ study in the origins of Peronism, Albuquerque, 1985. © Vease Miguel Murmis y Juan Carlos Portantlero: “El movimiento obrero en los origenes del peronismo", Estudios, pag, 80. "Los anlecedentes personales de Peron y sus ideas pueden encontrarse en Joseph Page: Pern: a biography, Nueva York, 1983, Un analisis de la politica obrera de Perén y el Impacto que tuvo en 1943-45 hay en Waller LitUe: “La organlacién obrera y el Estado peronista’, Desarrollo Econdmto, vol. 19. n° 75, 1979. pags. 331-76. Los antecedlentes de los episodios de octubre estan en Felix Luna: Bl 45, crénica de un arto dlecisivo, Buenos Aires, 1969. 19 Véase Louise Dayon: “El crecimiento sindical bajo el peronismo”. Desarrollo Econémico, vol. 15, n° 57, 1975, pags. 151-61. ™Véase Louise Doyon: “Conflictos obreros durante ¢l_réglmen peronista, 1946-55", Desarrollo Econdmico, vol, 17, n* 67, 1977. pags. 437-73, "Vase Juan Carlos Torre: “La caida de Luis Gay’, Todo ¢s Historia, vol, 8, n° 89, 1974, Uno de los ilumos simbolos de la alutonomia laborista {ue Cipriano Reyes, el lider de los obreros de la carne, quien permanecid en el Congreso como diputado laborista hasta 1948, aho en que su mandato expird. Entonces Perén to hizo encarcelar y Reyes permanecié caulivo hasta el fin del régimen. ‘Acerca del laborismo véase Cipriano Reyes: gQué es el laborismo?, Buenos Aires, 1946, "Vase Rotondaro: Realidad y cambio. cap. 4. La Fundacion Eva Peron, ereada por ley del Congreso, era totalmente controlada Los antecedentes 61 por Eva Perdn, Actuaba como poerosa maquinaria de dlspensar Eavores yy disinibuir recursos. de ‘bienestar ‘socal a @ Cepals Bl desarrollo econémica, pags. 122 y sig ‘Vease en sJorge Abelardo Ramos: Wistorla del stalinismo en la Argentina, Buenos Aires, 1974, un telato de tono altamente ‘critic. Thm versidn ofeialcomunista hay en. Esboro de la’ historia del Partido ‘Comunista argentino, Buenos Aires, 1947. Véase ambien Rubens Iscaror Histortr cel movimiento sindical vol. 1. Bs. Ais 1974, "jemplos de este eivloque hay en Gerwanl: Poltea y Socieac! NodolfoPujugross BI peronismo: sus ctwsas, Buenos Aires, 1965, y Iiberto Belloni: Del anarquimo ‘al porontsmo, Buenos Aires, 1980, Un examen eriico de algunos de tos supucstos basicas hay en Waller Litiier “Tie ‘popular origins of Peronisur en Davie Rock, comp. Argentina in ‘the Twentieth Cordary, Pittsburgh, 1975. 2n'Uun estilo sebye esa bibligjpafa revieiotista se’ encuentra en tan Roxborough! “Unity ‘and diversity’ In’ Lalin. American history Vinuntal of tater Aenean Studies, vol, 16, pare Ir 1984, page. 1: 226. Las tilerpretaciones revsionisias no fueron acepladas sin dlscusi6n, in mi atin sporte al debate sobre los onigenes del perontsin, Gino Geninan! elinia. sus arguaentos basicos acerca del peso de los Shuevos muigeantes en la formagion del peronieme y Ia Importancia de Ins putas cultirales psicosociales tradicionales. Véase al respecto “El fal de’ los obreros 'y los iigrantes inlernos en los origenes. del peronismi", Desarrollo Ecanomico, vol. 13, n° 81, 1973, pigs. 435- Ke. Comentatios erilleos sobre ‘este punto lay ‘en Tullo. Halperin Donghtt "Algunae ‘observaciones sobre Germank cl surylmlento del jonsmto y los angrantes Intervos", Desarrollo Beondmico, vol. 15, n° 56. 1975, pags. 765-81. Zi Gareth Stedinan Jones: “Rethinking Chartism*, Languages of Class: studies in English working clase history, Cambridge, 1084, pag. 9 ® Acerca del Parlido Radical vease David Rock, Politics tn Argentine, 190-1890: the rise and Jall of raitealsm Cambridge, 1975 thay ad. cast). * 8] reconocimiento por Perén de la Importancla de la herencia yrikoyenista esta cn Félix Luna: BI 45: cronica de un afo decisivo, Buenos Aires. 1969, psig. 205 y passim %b] ténmino fue acufiado” por el historiador naclonalista José Luls Torre, y legé a ser ampliamente utllizado en la bibllografia nacionalisla y opositora de la época. Una historia politica de la década. 1930-40 hay en Alberto Ciria; Parttes and Power tn Modem Argentina, 1930-46. Albany, 1969 thay trad. cast). Ejemplos de los mlecanismos especifices. del fraud pueden verse en Felt Luna: Alvear, Buenos Altes, 1958, *Vease Norberto Folio: Darcelé, Ruggierito y el populismo oligérquico. Buenos Aires, 1966. eee "Un relato de ese proceso de corrupelén es expuesto en Luna: Alvear, pags. 196-234, 62 Ibid. pag. 232. | Laborista, 24 de ene: Resistencia e inlegracon de 1946, eltado en Dario C Hteclones i parts police’ en ty Argentina, Be. As. 1972, pag, 227. r SEI tema de las disuntas jegorias cle derechos asociados con un concepto evolutive de efudadahia es analizado por T, H. Marshall: Citizenship and Social Class, cntze derechos civiles y politicos y la gradual ampliacion de este fen él Jos “derechos sociales", coneepto hay en Anthony Goddi ndres, 1947, Marshall” disting.ie sociados con la democracia formal ncepto de cludadania hasta incluir in bosqucjo y una eriuea de esc : “Class divisions, class conflict and eltizenship rights", Projiles anil Critiques tn Social Theory. Berkeley. 1982. Un intento de claborar esos en desarrollo hay en Gino Germ: representaliva en América Lalit conceptos en el caso de los paises inl, “Clases populares y democracia vol, 2. n° 2, 1962, pigs. 23-45. 31 EI comentarto del politico ebuservador Mareelo Sanchez Sorento sobre los discursos de Alvear pronuneiades por los politicos de parccian arraneados de una an eraiticos." Citado en Ciria, Parties Luna: Bt 45," page, 108 y sigb.. antipcronisino en 1945-46. "Luna: El 45, pag. 206. dria exienderse con razin a los ‘Union Demoeratiea: "Sus discursos logia o de lugares comunes dino: land Power, pa. 128, Vease tambien un examen de la. relérlea del ®Citado en Carlos Fay! Lh naturaicza del peronismo, Buctos Aires, 1967, pag. 143. 3 Citado en Luna: El 45, pag. 192. ®Vease Primera Plana: “His de 1965. Se Jullo Mafud: Sociologia pag. 107. *” Véase lo dicho por Rock, Jo ilustran las actividades de If teria del peronismo", 31 de agosto lel peronisma, Buenos Aires, 1972 lities in Argentina, pag. 59: "Como 5 comités, los radicales confiatan mucho en las medidas paternplisias. También en este caso, In principal ventaja residia en que el método podia servir para desintegrar los lazos que separaban al grupo de interés porque atomvaba al clectorado ¢ individualizaba al %® Los principales discursos fueron reunidos y publicados ¢} saber de qué se trata, Buenos *®Gulla Grin Debert, en Id presenta un interesante ‘andlisis otante”. que pronunelé Perén en esta cra ‘Juan D. Perén: El pueblo quizre Aires, 1957. logia e populismo, San Pablo, 1979. de los roles cle los individuos, las clases y el Estado en diferentes formas de discurso populista. Su analisis de la re(érica populista quintaesencial de un lider populist come Adhemar de Barros permite establecer un instructive contraste con el discurso politico de Pers “EI principal grupo que Fuerza de Orientacién Radical n, influyd sobre el perontsmo fue la de la Joven Argentina (FORA). eonstitulda principalmente por Intelectuaies radicales disidentes. Si bien su influencia politica fue limitada, el stalus de algunos intclectuales que militaban cn ella, como Rail Scala; ini Ortiz, Arturo Jauretche, 63 Luis Dellepiane y otros, fue considerable, Heralinente soldado nativo enrolado en el ejérci nico en la India ¢ implicaba tustranicnto servil de una potencia colonial, Que la ‘rolerencia fuera toniada directamente de la historia colonial britinica denotaba a Ins clara que la Argentina, gobernada por st elite “tradicional estaba al servicio de los intereses britaniéos no menos que la India colonial. ___ 11 Véanse en Lach: "El Plan Pinedo de 1940", diferentes respuestas Potggs al problema de la indusrializacon, “@ Mileiades Petia: BI peronismo, seleccién de documentos para la historia, Buenos Aires. 1873, pag 10. a {Sledman Jones: Larguoges of Class, pag. 96. “Vease. por clemplo. Juan D. Perén: Doctrina peronista, Buenos Aires, 1973. pays S18, eee “Luis France: Bloyrafla patria, Buenos Aires, 1958, pag. 173. “Eduardo Colom: 17 de octubre, la revolucién de los deseamisados, Bucnos “Aires. 1946. pays. 106-7. “Un estudio de (cas coino el tango hay en Judith Evans: nyo and popular culture In Buenos Aires", abajo sin publicacion presentado ante la conferencia de la American Historical Association. Washington, 1958, Un andlisis cel sublexto del discurso.peronisia, fal come 16 expresa el discurso pronunciado por Peron el 17 de focubre, ‘se encuentza cn Enilllo de pola: “Desde estos mismos baleones", Ideologia y discurso populista, Buenos Aires, 1963. “Colom: 17 de octubre, pag. 107. “Del diario socialisia La Vanguardia, eitado en Angel Perelman: Como hicimos et 17 de octubre, Buenos Aires, 1961. pag. 78. "°Véase Anson Rabinach: “Block's Theory of’ fascism", New German Crtiaue, primavera de 1977. "Pierre Bourdieu: Oulline of a Theory of Practice, Cambridge, 197, pag. 176. : beer ™Cltado en Manuel Galvex: En el mundo de los seres reales, Buenos Aires, 1955, pig. 79. ® Ernesto Goldar: “La literatura peronista’, en Gonzalo Cardenas y olwos: Bl peronismo, Buenos Aires. 1969, pig. 151. Asi, 25 de octubre de 1970. "Perelman: Cémo hicimos el 17 de octubre, pag, 12. S Mafud: Sociologia det peronismo. pag, 107. ®Veanse por ejemplo los elaslcos tangos de Discépolo “Qué vachaehé” y “Vira, yira". ‘Temas slinilares pueden eneontrarse e1 olras expresiones de Ja cultura popular de las décadas 1920-30 y siguiente, como el (eatro del grotesco. Véanse Noemi Ulla: Tango, rebelién y nostalgia, Uurnos Aires, 1967: Norberlo Galaso: Discepelo Y su epoca. Buenos Ares, 1967: Gustavo Sosa Pujato: “Poptlar culture’, en Ronaktt Doekhart y Mark. Falcolt Prolayue, to Peron Argentina i depression and wer, Berkeley, 1975, *Del tango de Discépolo “Qué vachaché™. La letra figura en Osvaldo Pelletier!: Enrique Santos Diseépole: obra postica, “Buenos Aires, 1976. pag. 80. Ha rf “Cipayor_ signiicabn ie. brit 64 Resistencia ¢ integractén Vease Julio Mafud: La vida obrera en ta Argentina, Buctios Aires, 1976. pag. 241 La frase cs de Osvaldo Peiletieri. en Discepole. pig. 69. 81 Jacinto Chirazo y José Grunfeld: Luts Danusst en ef movin social ty obrero argentino, Buenos Aires, 1976, pag, 93. ‘@bid.. pag. 86. Perelman: Como hicimos ct 17 de octubre, pay, 12. eYease del Campo: Sindicaltsmo y peronisino. ‘También ofrece interés Ricardo Gaudio y Jorge Pilone: Estado y retactones obrero- patronaies en los origenes de la negociacion colectiva en Argentina, Estuclios Sociales. n® 5, Buenos Aires. 1976. Cimazo y Grunfeld: Luis Danussi pry” 103. Verse tambien Tamar: Argeniine Labor Mouement, en especial el capitulo 7. ‘Tamarin, stibraya la imporiancia de Ia actividad de onganizacién de lox comunisias, que penctrd ins alld de los liniles de los sectores Iradlictonalmente organizados ce Iv clase trabaiadora, st bien seiiala que cl aumento de iv aniacién sindieal «fines de 1930-40. y Comieivos de la déeada siguiente apenas si logré mantener el rine del aumento de la fuerza Tnboral 0 consiguid penetrar en las 201s de mayor expansion industrial “Entrevista con Ramiro Gonziley Rosario. noviembre de 1976. rntzevista con Lautero Ferlini, Buenos Aires. noviembre/ diciembre de 1976. ® Bourdieu, Outline, pag. 170 ® De acuerdo con Felix Luna. esta palabra fe empleada por pritnera vez por los soeialistas en su diario, La Vanguardia. para menelonar a los partidaries de Peron. En Luna: EL 45. *®Vease Julle M. Taylor: Eva Peron: the mytls of a woman Chicago. 1979. La biografla mas complela de Evita es la de Nicholas Fraser y Marys Navarro: Eva Peron, Nueva York, 198) "1p sefiala Dario Cantén en Fayt: La naturaleza del peronismo, pag. 943. nfardo y otros términos antiguos. modemes usados en Buenos Aires. Buenos Aires. 1975. La excepcion consistia en el cinpleo de “negra” 0 “negro” comio término de afecto, usado por los pobres, entre hombre y mujer. * Luna: El 45, pag, 350, %*Citado cn Perelman: Cémo hicimos el 17 de octubre, pax, 78. La frase es de Leopoldo Marechal: “Era la Argentina invisible que algunos habian anunciado literariamente sin conocer ni amar sus millones de caras conerctas y que no bien las conocteron les dle- ron Ia espalda’. Véase Elbia Rosbaco Marechal: Mi vida con Leopoldo Marechal. Buenos Aires. 1973, pag. 91 "Luna: El 45, pag. 350. T Koerea del coneepto de contrateatro véase E. P. Thompson: “Bighteenth-century English society’, Social History, mayo de 1978. Luna: Et 45, pag. 997. ®Citado en Monica Peralta Ramos: Etapas de acumulacion y Los antecedentes 65 alianzas de clase en ta Argentina, 1930-1970, Buenos Altes, 1972, Pak 120. En lo 20 reflere a Ia idleologia Justletaliata, véace Alberto Ciria: Peron y el justiclatismo, Buenos Aires, 1974. Peralta Ramos: Etapas de acumulacién. " Servicio Internacional de Publicaciones Argentinas: Emaneipation of the Workers. Buenos Aires, 1952, pays. 27-30. ®Goldar: "Literatura peronista’, pai 155. ™Citado en Dario Cantén: EI parlainento argentino ert epocas de cambio. 1890. 1916 y 1946, Buenos Aires, 1966, pag. 168. ““Arentina de hoy. agosto de 1953. 2 Silvia Sigal y Juan Carlos Torre: “Reflexiones ¢n tomo alos movinientos Iaboraies en Auéries Latina’, en Rubén Kabanan y Jose Luis Reyna, comps.: Fuerza de trabajo y movimientos. laborales America Latina, Mexice De K. 1969, page 14 "EL concepto de *disponibilidad” se presenta cn muchas de las obras psinelpales de Gei Véanise 61 especial Polite y sociedad y “Clases populares y democracia representauiva’. 81 bien me parece que las erilicas de éte y olros conceplos de la obra de Germant en cuanto a sus significades de pasivicad y manipulacion se Justifican, la obra de Germant conuene. sin embargo, muchas. intuiciones fundamentales. acerca de la espeeificidad y peculiaridad de un myovliniento coino el peromismo. que concuerdan con la orfentacién Keneral cle lo arguinentado en este capitulo. En particular, ereo que Su insistencia en cl caricter excepcional del peronismo como forma de movilizacién politica a mi jutclo sigue siendo valida. Su insistencia en que esto debe ser entendido en el marco de una dicoto: adicional/moderno me parece tan errénea como Innecesaria, punto gue sauzanente sehala “Tulio Halperin Donght en “Algunas observaciones”. SEGUNDA PARTE La resistencia peronista 1955-58 2 Supervivencia_del_peronismo: Ja_resistencia_en las fabricas “La Comision intema se presenté al Capitan ‘Tropea, el Interventor, y mos dijo que estos, compaheros deftnitivamente no ban a volver a trabajar en el frigorifico, Esto fue a las nueve menos diez Alas nueve la fabrica se paré. 100%. Y el paro duré sels dias. Y al final tuvie- ron que tracr a los companeros de Villa Devoto fen autos oficiales y reinstalarlos en sus puesios.” ‘Sebastldn Boro "No sablan qué responder. Eran hillos de un goblerno paternal y el padre se habia ido.” Alberto Belloni “ML_VENGEDORES NI_VENCINOS’: EL INTERREGNO DE LONARD! lel_c 30: Lonard! y la Jefatura stridical peronista El primer gobierno de la Revoluclén Libertadora, el del general Eduardo Lonardi, representé un interregno en la re- lacién entre cl movimiento sindical peronista y las autoridades no peronistas. Tras adoptar una hostil actitud inictal que lewd al secretario general de la CGT, Hugo Di Pietro, a proclamar que “cada trabajador luchara con las armas en la mano y con aquellos medios que estén a su alcance”'. la CGT no efectué 70 Resistencia e integracién cn la prictica (entativa alguna por movilizar a los trabajadcres en apoyo del régimen de Perén, Al dia siguiente de su belicosa declaracién, Di Pietro exhorté a los trabajadores a permanccer en calma y denuncié a “algunos grupos provocadores que pretenden alterar el orden”? La actiiud de la CGT concords con la reaccién fatalista del propio Perén ante el golpe y, ante la virtual abdicacién del ala politica de! movimiento, la CGT no demostré por cierto inclinacién alguna a quedarse sola y adoptar una postura agresiva con las nuevas autoridades._Al restar_juramento Lonardi_como_presid i ronunclar un “disc conciliatorio donde_afitmg_ que no _habi: sidos", quedo preparado_¢l escenario _para_una_tentaliva, de ‘sicte_scmanas_de_ duracion. Dot_logear un, accrcan el_miovimiento” sindical_peronista y @l primer gobierno AD betonista, ee E124 de setembre la CGT respondié el discurso de Lonardi subrayando “la necesidad de mantener la miis abso- luta calma [...1 cada trabajador en su puesto por el camino dc ala_que. asegur6. que su_goblerno_respetaria las medidas de juisticia social logradas. asi como la integridad de la CGT y las ‘organizacion ¢_la_formaban. La atmésfera goneral de benevolencia limitada se consolidé al ser designado mintstro de Trabajo_Luis B..Cernatli Costa. quien hasta entonees habia sido el principal _asesor legal de_la_Union Obrera Metaliitgica. "Uno de sus primeros actos consistié en disponer que la Direceién Nacional de Scguridad reabriera los locales gre- miales clausurados u ocupados por antiperonistas. En esto residia por cierto el principal escollo para el fragll modus vivendi establecido. Para fines de sctiembrc, los locales de los sindicatos de rafleos, ferroviarios, bancarios, petroleros y trabajadorcs de la . came y del vestido habian sido abandonados por los pzro- nistas frente a los ataques de grupos antiperonistas armados. Esos grupos. conocidos como “comandos.clviles”,. consisiian principalmeni activistas _soclalistas_y_radicales._Habian desemperiado” un papel importa: la Febelion_contra.Perén Y_se¢, consideraban como. una. milicia_civil que_serviriade arantia contra cualquier resurgimtento_peronisia, En ese caracter tendieron a recibir apoyo de sectores de las fucczas armadas para los ataques a los locales sindicales. Con el fin de contrapesar la creciente presién que cjercian sobre Lonardi La resistencia peronista: 1955-58 n y Cerrulti Costa esos sectores de las fuerzas armadas que apoyaban a los comandos civiles, 1a CGT cmilié el 3 de octubre un ‘comunicado donde se solicitaba al gobierno poner fin a la ocupacion de algunos locales gremiales por gente armada y. al mismo tiempo, se realirmaba cl deseo de la CGT de que se cclebraran clecciones democrdticas 10 antes posible. Como Paso adicional hacta la desactivacion de la situacién, el con- sco efecutivo de la CGT renuncié y designé en su lugar a un {rlunvirato provisional constituldo por Andrés Framinl. de los (rabajadorcs textiles: Luis Natalinl, de Luz y Fuerza, y Dante Viel, de los empleados publicos. El 6 de octubre. se publicé un_geuerdo_concluldo entre OGTy el gobierno. por_el_cual_se clecciones en todos los. greMios en un ox [a designacion por la central obrera de_iniervenlores en todos” aquellos sindicatos que se encontraban en situacién irregular, Drinetpalmente _los_ocupados por _antiper s. Esos inter: venlores supervisarian cl proceso elecloral. En ese momento, las perspectivas de futuro entendimfento entre el goblerno y los gremios parecian promisorias. Clerto niimero de ccntralcs sindicales habian retornado a manos peronistas. En el caso de los ferroviarios, sus lideres peronistas entrevistaron a Lonardi después de ser ocupada su sede central ¢ instalada alli una Jefatura antipcronista. y el presidente ordené la devolucién del sindicato a sus anteriores titulares.* Ademas, la respuesta de Jos sindicatos al acuerdo del 6 de octubre sobre elecciones fue inmediata, y al dia siguiente muchos de ellos anunciaron la fe- cha en gue’se efectuarian sus comicios. En la semana siguiente cl ntimero continué ef aumento, y con frecuencia el Hamado a clecciones fue acompafiado por otras medidas destinadas a contrarrestar el ataque antiperonista. En ultimo término, esto involueré a menudo la renuncia de los lideres existentes. En algunos gremios los gestos fueron mids alla; los dirigentes del sindicato “de obreros panaderos, por ejemplo, resolvieron que todos los documentos y libros fueran puestos a disposicién de quien deseara examinarlos.* En el sindicato de fideeros se cre6, para supervisar las eleeciones, un comité constituldo por diferentes tendencias politicas y cuyo fin era investigar en detalle las actividades de la direceién anterior.” gremlalistas_antperonistas._no_quedaron_satisfechos medidas, Por lo contrario, proclamaron en vor cada ita sus Inquietudes frente a ese proceso y gictcer_presién. sobre el gobierno para que lo reviera, PFeocupacién era facil de comprender. La_animaba_una_opo- por_¢sas ver, 72 Resisiencia € integracion sicién_fundamental.a..toda la politica .del_gobi¢rno.de_Lonardt con los sindicatos peronistas. A su vez, esa oposicién arral- faba en una acliiud fundamental frente al peronismo y en delerminado concepto, que analizaremos cn otro lugar de este capitulo, acerca de esa corriente. Desde un punto de vista in- mediatoYén octubre de 1955 se oponian a la Inauguracton de tn. proeéso electoral sindical que cas! seguramente confir- masia. cl dominio de los gremios, y por lo tanto de la CGT, por jos peronistas, También los alarmaba cl hecho de que no obstante las muchas renuncias de dirigentes peronistas y la infelacion del proceso electoral, los comicios {erminaran por tuedar bajo el control general de los peronistas. Esos temores fueron acentuados por la decisién gubernamental de instalar interventores designades por la COT cn_sindicatos don habia un conilicto ablerto entre peronistas y no. peronistas, Los sindicatos mas afectados por esta politica eran precis: mente aquellos donde las fuerzas anliperonistas tenian mayor oder. pews Durante todo el mes de octubre, los soctalistas, radicales y algunos sindicalistas aaron cada ver. mas la vor contra ol hecho de que el Ministerio de Trabajo no intenstficara la accién de la Revolucion Libertadora en la esfera gremilal." Por Qnadidura, el creciente espiritu de conciliacion pareei scr Subrayado por la exhortacién que la CGT lanz6 a los traba- Jadores en el sentido de que consideraran el 17 de octubre Mla fecha decisiva en el calendario peronista~ como un dia de trahajo normal. ‘Sin embargo, cl goblemo, y Cermutti Costa en particular, {enfin clara conciencla de los Tecelos que movian a los sin- dicalistas antiperonistas, asi como de la consiguiente presién ’ gjercida por aquellos sectores del gobiemo sobre los cuales© éstos influian para que se abandonara la politica de concilia- cin? En respuesta a esa presién, cl 20 de octubre el gobierno advirié a muchos gremios peronistas, que por inicialiva propia habian puesto en marcha su proceso electoral, que antes era necesaria la aprobacion de sus estatulos por el Ministerio de Trabajo. Ademas se produjeron varios olros ataques, siempre oranizados por los comandos civiles. En los sindicatos donde el eonfliclo entre peronistas y antiperonistas era_particular- mente aspero, muchos de los interventorcs nombrados por la CGT no pudicron desalojar del poder a los grupos antipero- nistas que se habian hecho cargo del sindicalo, Todo Jo cual llevé a una creciente pérdida de confianza por parte de la dirigencia peronista| El 26 de octubre, en una reunion a la que a x La resistencia peronista: 1955-58 73. concurricron_mas_de 300. Jefes sindicales peronistas _para ratar_la_criiica siluacién, Framinl pidid qué Cerruttt Costa reetificara csas violaciones del pacto del 6 de octubre. Cemulit_Costa respondié con un decreto.que.regulaba_et -proceso.clecioral. Esenclalmente, el_decreto_ despojaba.de_su auloridad a_todos.los_dirigentes. gremiales, designaba a tres por_sindicato mientras se desarrollara_el_proceso inistrador de todos los bienes de la CGT. Esta contes\6declarando una_huelga_general_de protesta que debia_iniclarse cl 2_de noviembre a medianoche. Licgadas las cosas a ese punto, el goblerno parecié inclinarse inexorablemente por los partidarios de la linea dura. El proplo Lonardi, cuya salud declinaba rapidamente, no estaba en el control fective Bentoa_esta en_favor..de_evilar_cl_conflicle “a_cualquicr precio, Elcaso fue. que. el, ala conciliadora obtuvo una victoria temporaria en negociaciones de ultimo minuto con la Se eVIl6 Tar Tiuielga. ~ 's¢ acuerdo representé una considerable concesién por parte del gobierno y demostré 1a importancia que el ala con- ciliadora asignaba al frig) modus vivendi establecido entre cl gobierno y los gremios, Esencialmente, permitia a Natalint y Framini permanecer a la cabeza de la CGT. Ademds estipulaba que los sindicatos donde no hublera conflicto interno podian seguir a cargo de los dirigentes que {enian, que serian ayu- dados por dos supervisores, designados por el Ministerio de Trabajo, hasta las elecciones internas. En aquellos gremios donde habia conflicto se designaria un interventor hasta los comicios; nombrado por el Ministerio de Trabajo, ese funcio- nario seria asesorado por una comisién conjunta representa- la de las lendencias rivals. Esla_criaia-convencit_al-ala radicional_y.liberal del gobierno de_que_sélo_cl alcjamiento Lonardi, y_junto_con_él.de_la. ucla elena ok os nacionalistas catélicos, partidarios de_la_conelliacién, asegu- raria_ una yn _cabalmenteanuiperonista de los princl- pos de | jucion_realizada_conira Perdn, St bien no hubo ningin probleria especificamente sin- aical en los hechos conducentes al distanciamlento de Lo- nardi, a quien s¢ lo obligé a renunciar el 13 de noviembre, cl punto decisive del ataque lanzado por las fuerzas .antilonar- a distas sigulé siendo la politica sindical del gobierno{La prensa radical y'socialista abundé en llamamientos apenas velados a las fuerzas armadas para que salvaguardaran la democracia y Ja Ubertad ganadas al cacr PerénJ'Una campana desatada por de} gobierno. SéloCermultt Costa y el_general_ : 7a Resistencia ¢ imegracién esa prensa y culdadosamente orquestada insisud en subrayar Ja represién suftida bajo Peron por los sindicalistas no pero- nisias y en destacar las opiniones de éstos sobre la conli- nuacién del lderazgo peronista cn la OGT y las proyectadas clecciones gremiales. EI tema basico era coherente. La CGT debia ser intervenida y los delitos de los peronistas investi- gados. Diego Martinez, dirigente del gremio de la carne antes de 1945, sostuvo: "Hay que destrule una marafa, hay que desmontar la maquina piova por plea, hay que esclareser conclencias, -sehialar -delios, hegeciades, defraudacién de londos sociales eit los sindicatos antes dic hablar ‘de elecctones}" Pl. , oct Gas ho Poutoly 5 La solucién inmediata que preconizé fue “la entrega de todas las organizaéiones a los gremialistas libres™!" A la luz de esta actitud, ol compromiso alcanzado el 2 de noviembre entre los dirigentes gremiales peronistas y cl go- bierno confirmé la opinion de radicales y socialistas en el sentido de que s¢ necesitaba un cambio de gobierno. Ya no vieron esperanza alguna de que fuese posible convencer al gobierno de que cra inscnsato seguir un camino que incvita- biemente confirmaria el dominio peronista de los sindicatos. EL 13 de noviembre asumié la presidencia el general Aram- Duru: 1a persuasion se torn6 Innecesaria, la primera tentaliva Por integrar los sindicatos peronisias a’ un Estado no pero- nista habia fracasado. Tras renovados ataques de los antipe- ronistas contra muchos locales sindicales. y al no responder Aramburu un pedido de cumpliniicnto del pacto del 2 de noviembre, la CGT declaré cl 14 de noviembre una huelga Keneral por iempo indeterminado, Ese mismo dia el gobierno declaré fegal la huelga y dos dias después intervino la CGT y todos los sindieatos. Factores determinantes en el trasfondo de ta ruptura: el surgimiento de las bases Para comprender el desarrollo de las siete semanas si- gulentes a Ta caida de Perén debemos poner Ja mirada mas alld del primer plano donde se destacan los acuerdos. los com- promisos y los confiictos. El factor que guid la_politica_de. Lonardi parece ser bastante claro. Lonardi estaba dispucsia a Let reststencla peronista: 1955-56 75 sonsiderar_posible, en _¢l_nivel politico general, _un Peronista on clecciones corivocadas en el lapso de” Uinlea reserva que formulaba era. la exigenela “un peronismo depurado de los viclos que lo Hlevaron a la derrota. Para él, no habia mas venicidos que los dirigentes venales y corruptos*."= El sector. de, Lonardl_admitia.que_el_peronismo_conservara ¢l.dominio_de_la_clase_trabajadora_y sus insUtuclones con la condicion de que, tras_una breve depuracién de los mas Implicados. en la. corrupcién del régimen, los Sindicatos sc avinleran_a_respelar_como_esferasclaramente demafeadas fa accion del gobierno, por un lado, ¥ la representaclon- de los Lsabaladores. ‘por otro, y restringieran sur aclWvidad a sta ditima. EI ala nacionalista del _antiperonismo concordaba con buena parte de lo realizado por Perén, Veia en su movirniento un baluarte contra el comunismo. Al poner el énfasis en la Justicia ‘social dentro de una estructura de capital humant- zado, al abrazar los intereses nacionales y comunitaros como \jopuestos a los de clase, el peronismo ‘apelaba al ideal de \\armonia y orden soclales, de inspiracién prineipalmente ca- )t6lica, que postulaba ese grupo. El problema era esencial- ~/ mente de limites y excesos. SI los sindicatos admitian la / necesidad de mantenerse en su propia esfera, y si podia eliminarse la corrupta demagogia de los personajes mas es- trechamentc cumprometidos con Perén, los sindicatos con- ducidos por peronistas tenian un importante papel que de- sempefiar en la Argentina posterior a Perén, como organos de control social y canales de expresin de las masas trabaja- | doras. Ciertamente. un (ema en el que insists la prensa Peronista que subsistié en libertad en ese periodo fue el peligro de que los comunistas coparan el movimiento laboral st los peronistas eran proscriptos de éste. ~ Desde el punto de vista de los dirigentes sindicales el Problema de la motivacién y los objetivos es mas complejo. Estaban clertamente prepatades. para realizar. consideratles sacrificios con tal de adaptarse a la nueva situacion. Esto se adviertc en la forma en que se opusteron a muchas expre- slones de oposicién espontaneamente brotadas de las bases y en la firmcza con que declararon el 17 de octubre dia de trabajo normal, Similarmente, parecleron hacer lo posible para evitar cualquier actividad que pudiera tnterpretarse como ajena a la esfera de imtereses estrictamente sindicales, Asi, por 76 Resistencia € integracion cjemplo, la publicacién a fines de octubre del Plan Prebisch, cuyas proposiciones parecian de orientacién contrarla a toda la filosofia econémica de los sindicatos, no provocé ninguna declaracién publica de la CGT. ‘En principio, no parece haber existide razén alguna por Ja cual no pudiera arribarse a un modus vivendt practicable entre el gobierno y los sindicatos. No fuc una intransigente jealtad a su depuesto lider cl obstaculo que surgié en el camino hacia tal acuerdo, Se ha sugerido que los dirigentes gremiales sc excedicron en sus pretensiones, sin comprender el delicado hilo tenso sobre el cual Lonardi y sus scguidores: caminaban haciendo equilibrio. Bengoa, ministro de Guerra y destacada figura entre los partidarios de la conciliacién, envio a Lonardi el 8 de noviembre una carta de renuncia donde se referia a “la falta de comprensién de algunos grupos, que eran el mayor obstaculo para la realizacién de la consigna basica de Lonardi de ‘ni vencedores ni vencidos™’. Pero, gfue una “falla de comprensién"? ‘Sobreestimaron los dirigentes sindicales su propia fuerza y la solidez de su posicién para negociar y terminaron por perder todo? yPor qué, una vez hechas las concesiones que se mencionaron, no cedicron mas para robustecer la posicién de Lonardi? ‘ ‘Al evaluar este problema es preciso tomar en cuenta dos _Sfactores. Primero, cl hecho de que la CGT Ilegé a dudar cada vez mas si no de las inteneiones, al menos de la capacidad que Lonardi y su grupo tenian para cumplirlas. En la crisis del 26 de octubre, durante su entrevista con Cerruttt Costa, Framini se refirlé precisamente a esa cucstion. No obstante los bellos discursos de Cerrutti, las ocupaciones de locales sindicales por comandos civiles continuaban, El problema residia en que en muchos campos Cerruit! no tenia poder para actuar, En la practica, el sector nacionalista del gobierno carecia de auto- ridad suficiente, dentro de las fuerzas armadas o de la policia, para impedir esos ataques, El creciente numero de detencio- nes de dirigentes sindicales de segunda o tercera fila plan- tcaba un problema similar; los sectores de las fuerzas armadas © de la policia que las efectuaban tenian autonomia de accion, Esto puso a la jefatura sindical en una posicién muy dificil, pues existian concesiones que no podian hacer sin debilitat incluso la base minima de su poder y advertian que a falta de control, por el gobierno, de esa actividad antlpe- ronista conduciria inevitablemente a una creciente anarquia en el movimiento y a una erosién de sus proplas posiciones La resistencia peronista: 1955-58 7 hasta el punto de tornarlas simplemente insostenibles, En algin punto del camino de los compromisos era necesarlo detenerse para no acabar autorizando su propia eliminacién, Se tralaba, entonces, de algo similar a un circulo vicioso, puesto due’ Cerruttt Costa y cl sector nacionalista eran militar ¥ politicamente demasiado débiles como para dar Jas seguri- dades pricticas que los dirigentes sindicalcs necesitaban para convencerse de que efectuando una concesién tras otra no desgastaban sus posiciones de liderazgo, Y, al mismo tlempo, sin esas concesiones de los sindicatos Lonardi y sus part darios se debilitaban mas atin en lo militar y 10 politico, Sin embargo, un segundo factor, mas decisive atin, que se debe tomar en cuenta se refiere ala actividad de las bases peronistas, Cualquler tentativa por comprender las acclones Ge la Jefatura peronista y el colapso del interregno de Lonardi debe tener en consideractén ese factor. Durante esos meses, Ja jefatura sindical peronista de ningdn modo tuvo las manos libres para obrar como mejor le pareclera. La amplitud de la resistencia oftecida por la militancia peronista de base al golpe contra Perén, y la dureza de la respuesta a esa resistencia, contribuyeron en medida importante a determinar los acon- tecimientos de esos meses. No obstante la disposicién a transar mostrada por Di Pietro, la reaccién inicial de incredulidad estupefacta ante la tenuncia de Perén pronto cedié su sitio a una sctle de manifestaciones espontineas en los distritos obreros de las principales ciudades. En Buenos Atres, por gjemplo, el cjército hizo fuego contra una numerosa tmani- festacién que procuraba llegar al sector céntrico de la Capital Federal y muchos de sus integrantes resultaron_heridos. También se informé sobre nutridos disparos de armas pe- queias en la zona de Avellaneda. Fue preciso. enviar a Ensenada y Berisso fuettes contingentes de refuerzos para ‘ocupar todas las posiciones estratégicas y puntos de acceso a las cludades."* Rosario, Iamada “la capital del peronismo", presents las mas scrlas dificullades a las fuerzas armadas.’ Ya el 24 de setlembre The New York Tunes informé sobre vehiculos blin- dados que abrleron fuego contra las manifestaciones obreras, y Ja agencla Reuter hablé de varlos muertos en esos hechos. Estas versiones fueron sin duda exageradas, puesto que dias después se informé sobre un numero de bajas mucho menor, pero no hay duda de que en Rosario, en medio de una fuerte tension, hubo considerable resistencia a las nuevas autori- dades. En efecto, desde el 18 de sctiembre, 0 sea desde dos 78 Resistencia ¢ integracén dias después de estallada la revohucién antiperonista. la clu- dad estaba paralizada. Desde entonces hasta cl 23 des tiembre hubo incesantes manifestaciones en el seclor cénirico, adonde Iegaban trabajadores del cinturén Industrial, sobre todo desde los grandes frigorificos de la zona Sur. Por la noche se ofan constantes disparos de armas de fucgo y detonacionss de bombas. Todas las fAbricas estaban_paralizadas.'* Las dificultades enfrentadas alli por las fuerzas rebeldss se acrecentaban por Ja firme lealtad a Pern del regimiento de infanteria que, bajo las drdenes del general iniguez, tenia su acantonamiento en Rosario y se mantuvo cn st cuarlel. Sdlo cuando las unidades rebeldes de Santa Fe y Corrientes pu- dieron ser enviadas alli el 24 y el 25 de setiembre las nuevas autoridades iniciaron la tarea de recobrar el control de la cludad. Esto exigi6 varios dias mas. El 24 y el 25 hubo serios combates callejeros en que se utilizaron lranvias y automé- viles como barricadas.”” Los trabajacorcs de los ialleres. fe- rroviarios declararon una Tuelga general a la que se sumaron los obreros de los frigorificos y otras plantas industriales. £1 27 quedaron suspendidos todos los servicios de trenes y omnibus entre Rosario y Buenos Aires. Sélo cuando cl eféreito ocupé fisicamente todo cl sector céntrico de la ciudad y dispuso el toque de queda —las tropas harlan fuego contra cualquier persona que estuviera en las calles después de la 20- fue restaurado cl orden El restablecimiento_de la_autoridad formal por las fuerzas revolticionarias no pus) Tina esIstencla We as TS eronislas. Durante todo” octiibre, al_intensificarse batalla, or la posesién de los sindi icatos._hubo huclgas, no dispucsias por_los dirigentes gremiales. en_protesta contra los alaques de los _comandos civiles y el creciente numero de-dclenciones. refato que offece un aclvista de la-atmnosiera viva CH Rosato a mediados de octubre constituye un clocuente testimonio de la lucha subyacente que sc desarrollaba: “Los trabajadores en cambio rugian de indignacién y se halla- ban pricticamente en pie de guerra dispuestos a fanzarse a la lucha en cualquier momento |...) Rosario daba Ia sensacion de una cludad ocupada por el enemigo, en medio de una atmésiera de sorda rebelion préxima a estallar." Ya para fines de octubre aparecieron los embriones de lo que llegaria a ser conocido como la Resistencia Peronisia. En Santa Fe. por ejcmpl rc6_un Frente Emancipador que Snperd- a Coordinay la. oposlelon-Suiign natanetas™ Bl TENG La resistencia peronista: 1955-58 79 subyacente y cl sentimiento de rebelién ya descrtptos encon- taron un canal de expresién en cl llaniamiento no oficial a una huelga general que lanzaron varios sectores. peronistas para la simbélica fecha del 17 de octubre. A despecho de la orden dada por la cipula de la CGT en el sentido de que debia ser un dia laboral normal, grandes nimeros de tYabajadores Peronistas ignoraron esa exhortaclon. The New York Times caleulé que ‘el ausentismo fue ese dia del 33 por clento.? Todos los puertos quedaron paralizados y tropas de marineria patrullaron infructuosamente las zonas portuarias en busca de trabajadores ociosos para obligarlos a retomar sus larcas.*! logamente, la huelga proclamada por la CGT para el 3d noviembre y cancelada después fue convertida por los mitantes de base en otro masivo acto antigubernamental Planlas industrlales muy imporiantes cerraron sus puertas en el pais entero.” Los “perturbadorcs” fucron sistemalicamente capluraddS¥{SI bien la afirmacion de la COT en el sentido de que resuT@iton deienidos alrededor de 25.000 delegados grc- milales parece exagerada, no hay duda de que cl numero de arrestos fue tal que exacerbé considerablemente el resenti- miento y la hostilidad de los peronistas de base contra las nuevas “auloridades. Es oportuno aclarar la indole de esa oposicién de las bases, Fue fundamentalmente espontanea, Instintiva, confusa y acéfala. Un participante en esos hechos ‘ha narradé como él ¥ otros (rabajadores peronistas fueron a preguntar a los di- rigentes sindteales del frigorifico La Blanca, en Avellaneda, qué medidas se adoptarian para hacer frente al golpe contra Peron: Instintivamente tatabamos de defender algo que sentiamos que perdiamos; no pudimos hacer otra cosa que ir a nuestros dirigentes para ver lo que podiamos hacer en nuestra fabrica, Pero la respuesta fuc definiliva: A Peron lo Uran al tacho de basura, y a nosolros tamblén."2 Este cpisodio sc reiterd regularmente durante esos dos meses. El mismo activista que describié el “clima de rebelion” vivido en Rosario agrego: ‘pero no se vela en qué forma podria Hevarse a cabo la insurrecclin pues no habia ni sombra de organtaacion, ni se vislumbraba la existencia de un grupo que luviese cleria autoridad”* Ya_entonces jan formas _embrionarias de resistencia organizada, pero cn general los canales mas frecuentes de 0 Resistencia ¢ integracion reaceién_consistieron en iniciativas espontaneas_y_atomizadas, Se ee aeumian la fora de huclgio “no oficiales. Giando se presontaba un motive Huis general COMO T7-Ce octubre o Ja huelga proclamada por ia CGT para el 3 de noviembre, las bases lo aprovechaban como medio de iostrar su rechazo de todo el proceso que se opcraba en la Argentina. Pero en ausencia de una Jefalura coherenle y nacional esas acelones no podian pasar de la protesta defensiva, Este fendmeno de la resistencia ofrecida_por_las_bases, e_duré-subyacente durinte todo _cse_periodo, agrego una. SiSaGstow vital al neetese eniro. de TecSelacién ycompromiso dimension roreso entero de neg I cnire_el_gobierno_y_los fe esta ; Hideres_sindicales. A Ta Tux oposicion se tomna claro que los dirigentes gremiales. alrededor de 300. que negociaban cn Buenos Aires el futuro del imo- vimiento no tenian de ningin modo las manos Ibres para obrar como mefor les pareciera. La_peligrosa ola_de fondo de oposieién_creada_por_los_afiliadosde_base_amenavaba con $ieetios Wan lado st Concedian demasiado, En la reunion del 26 de octubre Framint dljo clarametit~ ar Nal goblerno que ian obedecido a Sus lideres: en olfas palabras. jericiadependia de que ¢stos lograran poner fin ‘a los ataques contra los sindicatos.*® Los jefes sindicales peronistas tenian muy clara con- ciencia dela amenaza que esto plantcaba a su credibilidad y del peligro de ser contorncados y superados que corrian st no obtenian de Cerrutti Costa concestones conerelas, suficientes para convencer a los trabajadores peronistas de que los *sindicalistas libres", o sca los antiperonistas, no se quedarian con los gremios. En ausencia de tales concesiones era precist que se los viera ¢jercer de alguna manera la conduccién. asi consistlera sdlo en ponerles un sello de goma a movimicntos ya emprendidos por las bases. El corolarlo légico de esta ‘Siluacion era el siguiente: por mas que personaimente favo- recieran el compromiso, los jefes sindicales no podian, en la préctica, garantizar su cumplimiento, Tal como lo demostra- bain los eptsodios del 17 de octubre y cl 3 de noviembre, el control que ejercian sobre sus afillados cra limilado, Esto a su ver alamtaba a los elementos mas antiperonistas de Jas fuerzas armadas y robusiccia sus posiciones. lo que dificultaba mas ain a Lonardi efectuar concesiones como las que hubleran aplacado a las bases peronistas. La cipula gremial peronista paso por un periodo de extremada confusién; muy vacilante su conflanza en si misma, cl momento habi ‘obe iL > OP ¥ Pe CA}{orGai Lon \ Pe orf 5 yt c & S La resistencia perontst 1995-58 gl estuvo lejos de preterider demasiado en sus conversaciones con cl primer gobierno de la Revolucion Libertadora y se limité, en realidad. a reaccionar a una scric de presiones que no esiaba a su alcanee controlar. Asi lo demostré ampliamente el acto final, la huelga general del 14 de noviembre. Aunque oficialmente solo debia comenzar el 14, muchos obreros habian suspendido el trabajo ya el 13, dia en que también se pro- dujeron en Rosario. segin se informé, choques con saldo de muertos.® Pero en tanto que los trabajadores peronistas utl- ivaron el lamamiento a la huelga para expresar su descon- lento, la ciipula sindical nacional hizo poco por organizar cl movimlento,y su declaractén de huelga tuvo los contornos de im iillimo ‘acto de desesperacin. En sus recuerdos de esc periodo, Juan M. Vigo describe asi la situaclon: “se dlo la orden desde Buenos Aires pero no se adopt ninguna medida anUelpada para asegurar su cumplimiento. Burécratas sin hoclow de lo que Gs el poder de la organizaciin, acostumbrados Slempre al apoyo 0 neulralidad benévoia def goblerno, quizas creian quie las cosas se tban a desarrollar Igual que antes”? “La respuesta que el obrero perontsia medio dio al la- mamlento de huclga fue rotunda. El 15 de noviembre, el gobierno admitié oficialmente que el ausenlismo habia sido del 7S por cienlo en Buenos Aires y del 95 por clento en las principales industrias.%® Pero la falta de direccién en el plano nacional y la fuerza de la represién condenaron 1a huelga a la derrota. El nuevo presidente, general Aramburu, amenaz6 a fos “agitadores huclguistas” con tres meses a tes ahos de catcel. The New York Times informé sobre la detencién de mas de 100 delegados en Bucnos Aires y ¢l castigo fisico de muchos otros activistas que desde el exterior de las. fabricas exhortaban a los obreros a parar.® Hacta el fin del primer dia habian sido arrestados mas de mil huelguistas. El 16 de noviembre el goblerno intervino la CGT y todos los sindicatos que la integraban, a muchos de cuyos dirigentes encarcelé. Ese mismo dia la huelga fue levantada, aunque ya muchos | trabajadores habian empezado, en vista de la represién, a \coneurrir al {rabajo. ‘ intermupelén_del_interregno_de_Lonard! Asi_[uc_como_la_intermup igé_una_ clase Wrabajadora peronista derrotada, confundida. pero que también habia demostrado su disposicion a defender esponlanamente “algo-que Instintivamente sentian que ¢s- taban_ pert Pee eee Sen para Tos dirigentes sindicales esos dos meses represen-

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