lvaro Rojas: 23.607.

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Seccin: B

Arte bizantino

En el siglo VIII y durante la primera mitad del siglo IX, los emperadores que

reinaban fueron iconoclastas y prohibieron todo recurso a la iconografa religiosa.

En el 834 se restableci de nuevo la utilizacin de las imgenes cristianas entre

los bizantinos, despus de la derrota de los iconoclastas y el triunfo de los

ortodoxos. La iglesia bizantina consigui que se aceptara en el 834 y en el 870, la

legitimidad de las imgenes de Cristo, de la Virgen y de los santos, dado que

todos ellos pudieron ser vistos y que todo lo que es visible es representable, Dios

tambin es representable as como los ngeles que lo contemplan; pero estas

imgenes llevan en s mismas, una huella de la naturaleza divina de Jess y de la

santidad. Lo esencial en esta doctrina es la nocin de la presencia en la figura de

un elemento irracional.

Solo a finales de la Edad Media los bizantinos se dirigir sobre todo a la

inteligencia, la imagen-comentario, pero sin abandonar en ningn caso la prctica

de la iconografa de contemplacin, pero le dieron a las imgenes un talante ms

abstracto. Los conjuntos de pinturas religiosas, fueron cuidadosamente

estructurados sobre el interior de los muros de las bvedas de una iglesia de

cpula, y con esto simbolizaban el reino de Cristo; esta fue la creacin

iconogrfica ms importante de la Edad Media, ya que produjo imitaciones fuera

del Imperio Bizantino.

El mbito de las imgenes narrativas se vio poco afectado por las teoras

bizantinas sobre el valor religioso de las representaciones figurativas. Algunas

ilustraciones de los Evangelios, brindaban muchas pginas en que las pinturas

son montonas y poco expresivas, pero en la que cada una de ellas, al estar

adaptada a la pgina en que se la coloca, contribuye eficazmente al efecto

artstico. Segn era por el espacio que disponan los ilustradores, lo que les

guiaba era bsqueda de orden esttico, se trataba de un revestimiento del

contenido de la imagen que la eleva al nivel de lo inteligible, con esto, se dio lugar

a un infinito nmero de copias (las versiones histricas), extradas de los

evangelios, pero elegidas y agrupadas con intencin de recordar las fiestas

litrgicas del ao.