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Cuando la izquierda se hace derecha

Vean ustedes a lo que hemos llegado en el uso indiscriminado -y hasta


prostituido- de los términos "izquierda" y "derecha".

Sólo porque unos y otros vienen de tradiciones políticas contrastantes y


de una geometría parlamentaria que así lo motivó, es posible continuar
ubicándolos a la "izquierda" o a la "derecha", aunque para parecer
menos extremosos, todos intentan correrse al centro.

El fenómeno de las sociedades de convivencia política inversa sólo requiere


su legalización para no parecer cosa extraña o perversa. Ya nos
acostumbraremos. Mientras, hay desconcierto, aunque para otros lo de
menos es el medio para llegar al poder. Por cierto, ¿se han preguntado
acerca de las poderosas fuentes o agencias de empleo en México (y tal vez
en otras partes del mundo sub-sub-desarrollado), unas con alta capacidad
remunerativa, otras sólo "para irla pasando": El narcotráfico, la economía
informal, los partidos? Si no hay empleo productivo bien remunerado,
pues, para sobrevivir nos queda colocarnos a través de los partidos
políticos, de vagoneros, de distribuidores de estupefacientes, etc.

A eso ha llegado nuestra realidad económica, de 1982 a la fecha. Pero a


la "izquierda" se le oscurece todo y camina hacia el lado contrario,... y
así, hasta el 2012. Si empleáramos el lenguaje de un conocido
funcionario, ¿podríamos hablar de pobres "tontos útiles" al sistema?

http://www.iarnoticias.com/2010/secciones/contrainformacion/0032_simbiosis_izq_der_22mar2010.html

Lunes 28 de Junio de 2010


Radiografía del "nuevo orden"
(IAR Noticias) 23-Marzo-2010

Simbiosis: Para la "izquierda" no


hay nada mejor que la "derecha"
Por Manuel Freytas (*)
(*) Manuel Freytas es periodista, investigador, analista de estructuras del poder, especialista en
inteligencia y comunicación estratégica. Es uno de los autores más difundidos y referenciados en la Web. Ver
sus trabajos en Google y en IAR Noticias. manuefreytas@iarnoticias.com
El teatro de confrontación supervivió, pero su marco cambió de contenido
doctrinario y de objetivo estratégico. La "nueva izquierda" y la "nueva derecha"
ya no combaten desde polos diferenciados y excluyentes ("sistema" y
"antisistema"), sino que comparten espacios de poder dentro de un mismo
sistema. En el nuevo marco de disputa, "izquierda" y "derecha" ya no son
enemigos excluyentes (revolución vs. contrarrevolución), sino rivales políticos-
electorales que conviven y compiten por el control del Estado capitalista.

Situémonos en el "arco ideológico" del nuevo orden mundial: La


"izquierda" (como siempre) está en guerra contra la "derecha". Pero
esta guerra, difiere substancialmente de la disputada durante la "guerra
fría" entre la URSS (la "izquierda internacional") y el bloque occidental
EEUU-Europa (la "derecha internacional").

Se trataba entonces de una "guerra entre sistemas", económicos,


políticos y militares, diferenciados que se disputaban el planeta
dividido en áreas de influencia. Debajo de esa guerra, partidos políticos
y organizaciones revolucionarias definían una frontera de guerra de la
"derecha" contra la "izquierda", en términos de "defensa del sistema"
(la "derecha") o de "cambio del sistema" (la "izquierda").

Consecuentemente, el enfrentamiento era ideológico, económico,


político y militar, o sea de naturaleza totalizada y estructural. Debajo
del paraguas de la "guerra fría" EEUU-URSS, en Asia, África y América
Latina, la "izquierda" peleaba totalizadamente contra la "derecha" que
controlaba el poder económico, el poder político y el poder militar, o
sea, luchaba para destruir el Estado capitalista y sus
instituciones sostenes. Quien ganaba eliminaba al otro, y viceversa.

El marco operativo y estratégico se definía por el objetivo buscado: La


izquierda quería eliminar de raíz al sistema capitalista (o sea a la
"derecha") de la propiedad privada y sustituirlo por otro sistema
de reparto social igualitario y sin explotación del hombre por el
hombre. Y la "derecha" quería lo contrario: destruir a la izquierda para
preservar al sistema capitalista.

Esta guerra de "sistemas", de la "derecha", -el sistema- contra la


"izquierda", -el antisistema- donde se enfrentaban los que querían el
"hombre nuevo" de la revolución y los que defendían el statu quo del
"hombre viejo" del sistema capitalista, experimentó un cambio
cualitativo, un salto transformacional histórico, cuando el
capitalismo terminó con el sistema socialista de la URSS en la década del
90.

Colapsado el sistema socialista de la URSS y el esquema del orden


mundial "bipolar", el sistema capitalista se licuó en un orden
internacional "unipolar" con EEUU como potencia regente. En el
vértice del triángulo, terminó la "guerra entre sistemas", y
comenzó la era de la "guerra intersistema" con las potencias
mundiales compitiendo entre sí por áreas de influencia (geopolítica,
militar y económica) y sin romper el ordenamiento internacional del
sistema capitalista.

En este nuevo escenario, emergente del fin de la "guerra entre


sistemas", la guerra de la "izquierda" contra la "derecha" también
experimentó un salto cualitativo y transformacional.

El teatro de confrontación supervivió, pero su marco cambió de


contenido doctrinario y de objetivo estratégico. La "nueva izquierda" y
la "nueva derecha" ya no combaten desde polos diferenciados y
excluyentes ("sistema" y "antisistema"), sino que disputan una guerra
político-ideológica conviviendo dentro de un mismo sistema.

En el nuevo marco de disputa, "izquierda" y "derecha" ya no son


enemigos excluyentes (revolución vs. contrarrevolución), sino
rivales políticos-electorales que conviven y compiten por el control del
Estado capitalista.

El teatro de confrontación ya no es económico-político-militar,


sino ideológico-político-electoral dentro de normas fijadas por la
preservación del sistema dominante.

La polarización ideológica, ya no se define por una guerra por el


exterminio de uno u de otro ("sistema" vs. "antisistema") sino por
una competencia establecida dentro del ordenamiento (y las reglas) de
la "gobernabilidad", la "estabilidad" y la "paz social" del sistema
capitalista.
La "izquierda" y la "derecha" ya no pelean su guerra en escenarios
clandestinos asimétricos de la lucha armada, o en marcos sociales de
huelgas y conflictos violentos, sino que lo hacen por medio de
movilizaciones pacificas o de procesos electorales enmarcados dentro
de la "legalidad" del sistema.

Vaciada de su contenido "antisistema", hoy la izquierda sigue en guerra


contra la "derecha", no ya para destruir al Estado capitalista sino para
gerenciarlo en su lugar. La "nueva izquierda" revirtió el marco
ideológico-doctrinario: Ya no pelea estructuralmente contra la
"derecha" para destruir al sistema capitalista, sino para "transformarlo"
(reformarlo sin tocar la substancia esencial del sistema de la propiedad
privada y de la dominación del hombre por el hombre).

En términos doctrinarios, la "nueva izquierda" (en su expresión


gubernamental) ya no lucha contra la "derecha" para sustituir al Estado
capitalista, sino que lucha contra la "derecha" para "socializar" el
sistema capitalista desde adentro sin tocar sus estructuras
históricas de dominio y de poder.

En otras palabras, competir con la "derecha" por la gerenciación


política sin destruir el "ordenamiento económico" (sistema económico-
productivo controlado por el capital privado), el "ordenamiento
político" (Estado capitalista controlado por los grupos y las
corporaciones capitalistas) , y el "ordenamiento social" (valores
basados en el individualismo y la sociedad de consumo).

Dentro de este nuevo esquema de polarización "izquierda" vs.


"derecha", la guerra ya no se define por la "destrucción mutua"
asegurada, sino por la búsqueda de una posición dominante
dentro del mismo orden económico, político, militar y social
establecido.

Terminada la guerra político-electoral, la "izquierda", tanto como la


derecha", defienden los mismos valores institucionales del sistema
capitalista: "orden democrático", "estado de derecho" y "paz
social", como sustentos básicos de la preservación del Estado y de la
sociedad capitalista de la propiedad privada.
Y esto, a su vez, explica el nuevo marco de alianzas internacionales. La
"nueva izquierda" ya no se apoya en un sistema mundial alternativo al
capitalismo (como lo era la Unión Soviética) sino en alianzas
internacionales con partidos o gobiernos de "izquierda",
tanto de los países imperialistas centrales como del mundo periférico o
emergente.

Esta realidad justifica la alianza de la "izquierda gubernamental"


latinoamericana con Obama y el Departamento de Estado de EEUU,
en contra de la "derecha" hondureña que ejecutó el golpe de Estado con
el apoyo de los conservadores de la "derecha" estadounidense.

En su guerra por áreas de influencia dentro del estado capitalista, tanto


la "izquierda" como la "derecha" mantienen una coincidencia básica: El
sostenimiento del "sistema democrático" como marco de
ordenamiento esencial para resolver sus conflictos por el poder interno.

Ambos, "izquierda" y "derecha", coinciden en el rechazo de la "lucha


armada" y de los "conflictos violentos", rechazo que el sistema requiere
para mantener sus estructuras económicas, políticas y
militares sin alteración.

Precisamente, ese "orden" establecido estaba amenazado por la


"izquierda antisistema" militarizada de la "guerra fría", y la respuesta a
su accionar eran los golpes militares de la "derecha" apoyados por
EEUU.

En este nuevo marco de enfrentamiento (fijado por la guerra político-


electoral), la "nueva izquierda" (a diferencia de la izquierda de la
"guerra fría") ya no lucha contra el Imperio capitalista como totalidad
estratégica y funcional, sino que lucha para convertirse en alternativa
a la "derecha" de ese mismo sistema.

En resumen, el sistema capitalista unipolar (con EEUU como potencia


regente) no solamente terminó con el conflicto "entre sistemas" a nivel
internacional, sino que también terminó con la "izquierda antisistema"
integrándola como alternativa de gobierno a sus estructuras de
dominación planetaria.
Y ya hay laboratorios experimentales de procesos sociales y políticos
con experiencia de gestión de la "nueva izquierda" al frente del Estado
capitalista.

En su tesis teórica liminar, la "nueva izquierda" (como expresa Chávez)


plantea "socializar" el capitalismo sin guerra militar ni toma del
poder, con la misma herramienta (el Estado) que utiliza el capitalismo
para hacer lo contrario: Concentrar riqueza y propiedad privada en
pocas manos y expulsar a las mayorías a la pobreza y a la exclusión
social.

Esta teoría presupone que el sistema capitalista (cuya esencia histórica


es la concentración de riqueza en pocas manos) podría de pronto
reconvertirse en "socialista" con los multimillonarios renunciando
pasivamente a sus fortunas y las corporaciones y bancos trasnacionales
repartiendo sus activos y estructuras empresariales entre los que
menos tienen.

Y esto implicaría también que EEUU renunciaría a la hegemonía del


dólar, clausuraría el templo financiero de Wall Stret y convertiría a sus
arsenales, sus bases militares y flotas nucleares en santuarios pacifistas
entregándoles el poder a los que quieren transformar el
capitalismo en socialismo sin disparar un solo tiro.

A nivel de emergente social, la aplicación de esta tesis en Venezuela ya


dio un resultante: La mitad de la sociedad venezolana está con
Chávez, y la otra mitad conspira para matarlo o derrocarlo.

Y esto tiene una lectura estratégica: El proceso venezolano (a nivel de


acumulación y de salto cualitativo) sólo se va a resolver por medio de
un desenlace violento donde Chávez suprima al sistema o el sistema lo
suprima a Chávez. Una hipótesis que no encaja dentro los parámetros
nivelados por la guerra político-electoral entre "izquierda" y "derecha".

En resumen, en el "nuevo orden" capitalista post guerra fría , la


dinámica de los procesos y los actores en pugna son los mismos, pero
los objetivos estratégicos cambiaron.
La "izquierda", por un lado, y la "derecha" por otro, continúan en
"guerra permanente" no ya por la resolución de un orden
internacional de bloques enfrentados como "sistemas" diferenciados
(como en la guerra fría URSS-bloque occidental), sino por el control de
los gobiernos del sistema capitalista vigente como "mundo único".

Posiblemente, este escenario de las falsas antinomias entre


"izquierda" y "derecha" fue lo que descubrió y proyectó el Che Guevara
cuando decidió morir solo y empuñando el fusil en la selva boliviana.

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