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LIBRO:

esa
minúscula melodía de lluvia
María del
Carmen Borda / Paysandú, Uruguay

carmenbo@adinet.com.uy

EDITORIAL : NUEVO SER / Buenos Aires / Argentina


/2006

Edición
ganada por Primer Premio en Poesía, Concurso
Internacional
donde
intervinieron veinte países, Edición Nuevo Ser,
Buenos Aires, Argentina.
La escritura inundada de

María del Carmen Borda

“y te escribo un
poema con el agua”

M. del C. B.

María del Carmen Borda (1945) viene trabajando


desde hace años con un énfasis claro en las entrañas de
la cultura del Uruguay profundo. Su pasión por la
creación, la difusión, la indagación y la formación
literarias, hacen de su vida una entrega desinteresada de
alegría y entusiasmo por las manifestaciones culturales,
lo que contagia al más escéptico y distante. Madre y
esposa, docente comprometida con su entorno, gestora
cultural y escritora, Borda tuvo que vivir su propia cuota
de exilio en el lejano Canadá durante siete años, lo que
quizás haya incrementado en el silencio creativo y
nostálgico de esos tiempos de lejanía, su amor por lo
uruguayo y su gente, así como su deseo de sumar su
propuesta personal y sus ganas de agitar la cultura en su
añorado Paysandú. Hoy por hoy le
brinda su tributo agradecido y la acoge como una de
sus trabajadoras culturales más destacadas (1).
Lo cierto es que María del Carmen Borda ha
incrementado en estos años recientes su producción
literaria así como ha estimulado la de los jóvenes de su
comarca con la misma efusión. Una novela LA Misión
(2005) y dos libros de poemas, Bajo una lluvia fina (2003)
y el presente esa minúscula melodía de lluvia, dibujan su
obra más destacable a la hora de elaborar balances
literarios.
A propósito del poemario Bajo una lluvia fina, Rafael
Courtoisie ha delineado algunos conceptos que comparto
y que son extensibles a este nuevo trabajo: “Las piezas
que componen este volumen editado en Paysandú se
inscriben en lo que los españoles llaman “poesía de la
experiencia”. Esto es, composiciones de referente visible,
tangible, formuladas en general con transparencia y
voluntad de comunicación inmediata. Los temas se
relacionan con la cotidianidad observada desde dentro,
sin afectación ni retruécanos. Se apuesta a un decir
elemental cuya frescura y agilidad sostiene el libro a
pesar de los cambios de atmósfera y de las inflexiones, a
veces un tanto bruscas, entre las cinco secciones en que
el libro está dividido”. (2)
El libro que hoy tiene el lector entre manos semeja
un extraño espiral cuyas volutas verbales recorren el
espacio de la poesía para abrazar sus extremos. El primer
y el último verso del poemario son idénticos: “esa
minúscula melodía de lluvia”. Identidad que se agota en
la estructura sintáctica, en el orden de las piezas léxicas,
es decir en el significante. Pero a la hora de encontrar
sentidos, el verso no es el mismo.
Luego de recorrer todo el libro, de atravesar cientos
de versos dolidos, exaltados, susurrados, gritados, luego
de emprender la experiencia estética que supone una
lectura total, la interpretación de ese verso inaugural,
calcado en el verso de cierre, es otra, diversa. De ahí la
originalidad de esta propuesta, que no es un mero detalle
de composición. Más aún, si consideramos que este
enunciado se constituye en el título, claramente
vinculado al de su anterior libro de poemas (3).
Incluso si leemos el muy logrado texto llamado
“aquel día era el presagio”, observamos que lo contiene
como verso de clausura.

la valija
las fotografías marcando
otros tiempos

el reloj que no
daba tregua
la rosa seca en el florero

el leño que ya no
ardía
mi piel erizada

el teléfono sin sonar

y
esa minúscula melodía de lluvia

La poesía fluye en estas páginas con aparente


sencillez, dúctil y transparente por un espacio en donde
el amor, el dolor, las ausencias / presencias, la propia
creación poética y su instrumento, la palabra, la nostalgia
del tiempo que fue, se vuelven tópicos recurrentes que
inundan el territorio de la escritura con la persistencia de
una fina lluvia que todo lo moja. La lluvia es en la poesía
de Borda una metáfora obsesiva, una presencia que
inunda el lugar de la escritura para promover el recuerdo,
la reflexión, la emoción y la propia creación poética: “y
me mojo / con la lluvia de todos los tiempos”; “y
hoy / solo la lluvia / moja recuerdos”.
La producción poética de Carmen Borda se alinea en
la serie literaria que podríamos construir con las voces de
Luisa Luisa, María Adela Bonavita, Alba Roballo, Martha
Terra, incluso el tono del discurso de Helena Corbellini
(quien además, prologa su anterior libro), Idea Vilariño,
Maruja Díaz y Melba Guariglia. Mujeres que
comprometieron su palabra con la escritura, con sus
contextos de enunciación y con su prójimo, desde el
amor, el compromiso social o la persistencia en la utopía,
desde el erotismo y la sensualidad del discurso poético.
En ese escenario hallamos la propuesta de Carmen
Borda, pertinaz en su búsqueda de “una palabra de
corteza dura” que le permita decir su poesía no ajena al
mundo que día a día la rodea y la incluye, apasionada por
encontrar “la poesía exacta” para liberar sus propios
ángeles y sus propios demonios inundados por esa
sustancia que los humaniza: el tiempo.

Gerardo
Ciancio
Montevideo, primavera de
2005

Notas
1 Quizás el homenaje más destacado y sentido por la
autora fuera el que le tributara la Junta Departamental de
Paysandú el 25 de noviembre de 2005 junto al narrador,
también sanducero, Marcelo estefanel.
2 Nota de Rafael Courtoisie en El País Cultural, No
765, del 2 de julio de 2004.
3 Obsérvese que en el poema de raigambre
borgeana “La otra”, el título del poemario anterior, es
ahora verso que permite la recuperación del pasado, de
la memoria emocional: “y la veo irse / bajo una lluvia
fina y persistente / con sus trenzas / su pollera
escocesa / y sus zapatos de charol …”

esa
minúscula melodía de lluvia

maría del carmen borda

esa minúscula melodía de lluvia


que te lleva y
te trae
es la música permanente
que vive en
mi

y me persigue
me asesina por las noches
hamacando tu
rostro

en la
oscuridad
y me desangra
lentamente

a cuenta gotas

busco

desesperadamente
en el espacio vacío de mi
paisaje

una palabra de corteza dura

que haga posible


pintar con
colores

todos los grises de mi ruta


invadir con música
mis
silencios
suavizar las astillas
de mis
maderos

endulzar las frutas ácidas


de mis
árboles

dar movimiento
a mi
quietud

una palabra de corteza dura


donde
no entren los gusanos

que la devore
y que haga posible

ese milagro

en el
reino sepulcral

de mi paisaje

la lluvia olvidó tu
forma
dibujo tu mapa en la oscuridad

y ese tiempo ya es pasado


la
lluvia olvidó tu forma
y no hay campos
ni
luna

ni pájaros

en tu espacio
el tiempo se detuvo en tu silueta

y parece mentira
que
el mundo

siga andando

intacta

las moscas revoloteaban


entre el olor a
putrefacto de mi pena

y tus huellas en la alfombra marrón


del otoño
se tiñeron de
negro

marcando los pasos del tiempo

supe que mi memoria estaba intacta


en
cada hoja seca

que reflejaba tu
mirada

y revoloteaban con el viento


en
esa tarde gris

de mi
universo

esa
pequeña tierra

sembrada por los dos


se partió en dos
de pronto la lluvia
intenta mojarla
pero ya es tarde
las semillas
sucumbieron
y en la superficie
la tenue melodía de
la lluvia
era nada más
que un sollozo
y un
adiós

plegaria

si es cierto que esta agua


que cae
purifica las palabras
de estos poemas
haz que la lluvia
inunde la tierra
de
mis campos
y encuentre
la poesía exacta
que
hace tiempo
ando buscando.

agravio

repaso el daño que me hiciste

sería bueno

para escribir un cuento


en el intento
brotan a
borbollones

palabras como

falsedad

traición
alevosía

deslealtad
narcisista

omnipotencia

me atropellan todas juntas

paridas
recientemente
de mi vientre enojado.

en el
crepúsculo

declina la noche
y una niebla densa inunda
los cuartos
y todos los recintos de la
casa se llenan de fantasmas
y los ángeles de alcantarilla
de Alberti se adueñan de todo
y los Heraldos negros de
Vallejo me acechan desde el techo
y una vieja arrugada y
encorvada ríe a carcajadas

es la memoria
el dolor de las cosas que
pasaron

y ya no vuelven
desde la ventana
un rayito de una tenue luz

lucha por entrar


y corro
abro la puerta
y hago entrar
a los ángeles de Marosa
y de
Esther

y los fantasmas huyen

y en la densa niebla

comienzan a brillar
mil arcoiris rodeando mi cama

y me
vuelvo a dormir

huir
hay que hacer la valija y poner lo
indispensable

las bandejas llenas


un ramo de siemprevivas
una luna creciente
un sol recién nacido
una llovizna apenas

aprisionar en un baúl
las bandejas vacías
un ramo de hojas secas
la cara negra de la luna
un sol partido
una tormenta
salir

y cerrar la puerta

arrugado

después de todo
eran viejas ilusiones
por ahí
aferradas a viejos
preconceptos
de lo que sigo
considerando
es
un hombre
las guardé
en esa luminosidad
de la
lluvia

al caer

cuando hay sol


y las miré de lejos

y supe que eran


así como
los ángeles
puras
inocentes
arrugadas
y ridículas.

pintado de
negro

qué holocausto la tierra


se apilan los
cadáveres por doquier

habrá más lugar para los muertos

terminará siendo un
cementerio gigante
nos invaden las hipótesis
entreveradas con
sueños y utopías
sólo nos queda festejar
la gracia infinita de
estar vivos

en tiempos de cataclismos
y vivir cada momento
como si fuera la
última vez

mis manos

mis viejas y antiquísimas manos


con sus
gestos milenarios
acarician el poema
guardado
entre las dos palmas
lo aprisionan
y él se deja
amar y apresar

su perfume embriaga
y sus tonos
de verdes

son un remanso

de sueños y fantasías
el poema tiembla y se acurruca
se deja
consentir y mimar
toma su propia forma
y hacemos
el amor
en
tiempos de Apocalipsis
y luego lo acaricio
y lo dejo
volar desde la ventana

y mis viejas y antiquísimas manos


quedan
vacías y solas
cruzándose en mi falda

esperando

despedidas

las de siempre
cortocircuitos paralizantes

partículas desintegradas
voces que se apagan

brazos que se estiran


de repente

nada

manos vacías
risas lejanas

palabras quebradas
eclipses de luna y sol

caminos sin salidas


despedidas
las que hacen a la muerte

en cada una
rostros maquillados de
disimulos

corazones descalzos de futuro


que hacen estrellarse

contra un adoquín
de muros inquebrantables
y
silenciosos

son tiempos de aviones


trenes y barcos

que mágicamente te cambian

el paisaje

la música

y los rostros
y tu caminarás
en otros tiempos y espacios

llevando por siempre

la mirada de
aquellos

los de la despedida

temor

esa carta que te escribí


imagino tu
expresión cuando la leas

miedo
que esa carta
se asemeje a Las cartas de Milena
y le dé la razón a Kafka
cuando dijo

los besos por escrito no llegan a destino


se lo beben por
el camino los fantasmas

especie rara

especie rara el hombre


hoy me espanté del
mundo

ser carnívoro

herbívoro

envidioso
asesino
hoy me espanté
del pensamiento de
Lautréamont

y lo comprendí
del acto de lavarse las
manos

de Poncio Pilatos

y no lo comprendí

las manos siguen


sucias

me siguen espantando
los miles de niños con
hambre
la guerra
la soberbia

las superpotencias
y mis entrañas revueltas
aspiran la
podredumbre y la miseria

y frente al
horror

de los muertos agusanados


corro y corro
en búsqueda de un
refugio terrenal
para poder

seguir
combatiendo

con la palabra

inventando el
mundo

invento e invento como León


todos los
cuentos
y me embriago con palabras
y escribo
y me
encierro en la ficción

y en la poesía
y por ellas vivo
camino
y existo
y encuentro
mi libertad inventada
y
aunque mis utopías se alejen

cuando doy un paso


como Galeano

me aferro a ellas
para
seguir andando

la bella y la
bestia

habrá cosa más bella


que
los ojos de un niño

con una mariposa en la mano

despertarse sintiendo
la lluvia

te dediquen un poema

la boca de un niño

llena de helado de chocolate


llegar a tu casa

y que te esperen
despertar y
encontrarse

con un mundo nuevo

y más bueno
habrá cosa más terrible
que prender la
televisión por las mañanas
leer un diario
hablar con el vecino
y saber
que seguimos

siendo cómplices del dolor

mi jardín
caminar a las dos de la tarde
un domingo frío

por las calles de mi pueblo


es introducirse
a un jardín
milenario

en un final de invierno
donde vuelan las
últimas hojas secas
donde lloran
viejas estatuas rotas
donde las
fuentes están llenas de sus lágrimas
donde las
pérgolas vacías de rosas

engendran gorriones
negros

y palomas que lloran lamentos


donde bailan los
fantasmas
a media tarde
y miles de ojos
de gatos negros

te miran desde los pretiles

de muros de silencios
entonces caminas rápido
y sientes el eco
de tus pasos
y te das cuenta
que huyes

del misterio del silencio


y al aminorar la velocidad
no es porque es
domingo

ni las dos de la tarde


ni porque es
invierno

son los recuerdos


con sus jardines
gastados

hondo pozo de melancolías


de quietudes y
de inercias desgarradoras

de imágenes petrificadas
y de seres que pasaron
congelándose en
el tiempo

estatuas de mi jardín
que aparecen con la quietud
el silencio
la
inmovilidad
la lluvia
la
soledad
y se rompen
con el amanecer

el sol
la música

el canto
el movimiento

la vida

la otra

de repente deseé encontrarme con la otra


así como Borges alguna vez
un deseo ardiente de sentarme
frente a
aquella niña de trenzas largas
saber de mis
padres
y mis
hermanos

de aquella vez
cuando
corríamos

por las arenas de piriápolis

y con mis
hermanos

nos subimos en
aquel carro de paseo
y recorrimos
todo el balneario
y
comenzó a llover

y nos mojamos
y nos reíamos

cuánto nos reíamos


donde está la otra
donde mi
inocencia

donde mi padre
donde mis
hermanos

y la veo irse
bajo una lluvia
fina y persistente

con sus trenzas

su
pollera escocesa

y zapatos de charol
y la veo alejarse
y yo acá

apretujo entre mis manos

un peluche desteñido
y yo acá


mi invento
no
existes

apareces en los claroscuros de la noche

y te
disuelves con el agua

pronombre inexistente
sin
cuerpo

un trueno
en
noche de tormenta

fueron
fueron muchas palabras
muchas rosas

sueños

perfumes

vientos

hogueras

tormentas

luces

soles

primaveras

inviernos

noches
libros

y hoy
solo la lluvia
moja
recuerdos

transformación
ese agridulce
que era tu sabor
ese blanco y negro
que era tu color
esa suavidad y dureza
que era tu voz

es una pena

hoy
hayas perdido
esa
mixtura

y solo te quede
lo agrio

lo negro
y
esa dureza
el viaje

hoy mi poesía vino oscura


con sabor
amargo
misteriosa y
sombría

en el intento
me asombraron
las palabras
que buscaba
y ese
laberinto negro
por
el cual me quería llevar

de la mano

era como acercarse a las palabras de


Mallarmé

presentir
tormentas tristes
y
senderos infinitos hacia la nada

la galería

hoy me animé a penetrar


por esa hilera de árboles
de
mis campos
tierra conocida
donde detrás de las hojas
me miran mil rostros

y en el intento de seguir
me inmovilizo
tengo miedo de llegar al
final

allí están los juguetes congelados


de mis
hijos

el triciclo
la pelota de fútbol
las muñecas
los peluches
los autitos
las rodillas raspadas
las bicicletas rotas
las trenzas de mi hija

allí
la niñez
las risas
los juegos
los cantos
los guardapolvos blancos

allí está la vida que pasa

y llueve
y llueve
y me mojo
con
la lluvia de todos los tiempos

solo un
instante

solo ese único instante donde nos


evadimos

donde supuestamente no pertenecemos a


lo humano

ni a lo animal
en ese instante donde nos escapamos de
la carne

donde no existen los prejuicios


las
envidias

las competencias
ese único instante donde somos puros

donde no hay espacios

ni tiempos
donde nos encontramos con nosotros
mismos
donde destellan los reflejos

de otras galaxias
y al querer regresar
se
desdibujan los caminos

y todo se inunda de agua


y la ley de la gravedad
es más
potente

has dicho mi nombre


y he
bajado

llueve

y te
busco en el agua virgen y pura
y te
dibujo con cada gota que cae
y te
reflejo en los charcos de la noche
y te
escribo un poema con el agua
y te
extraño en las mañanas de lluvia
y te veo
llegar cuando llueve
y te
sueño con su sonido
y te digo
adiós

como aquella mañana

ya no

ya no habrá
un aterciopelado
refugio terrenal
ni sílabas temblorosas
dibujando tu nombre
ni escalofríos al verte
ni poesías
ni esperas
ni libros
porque ya no vendrás

ya no habrá un andén

ni olor a
abrazo
ni a cuerpos latiendo

ni verdes intensos

se abrió la tierra

y llueve en mis entrañas


agua seca
porque ya no vendrás

solamente habrá

amor mío

una puerta cerrada

incógnita

busco en mis vísceras ardientes


hasta palpar los huesos de mi esqueleto

busco el misterio que hay en mi


y me enojo con cada célula de mi materia

dónde está el misterio


en mi carne
en la
lluvia

dónde
en que parte de mi cuerpo debo cortar

sacar
tu nombre y tu recuerdo

quizás debiera morir


para matarlo

es un veneno
que recorre todas las
venas de mi ser

abro los tejidos de mi piel

y solo escucho tu
música
y escapa tu
fragancia
y tus palabras

y llora la tarde al compás del péndulo de


un reloj
de agujas oxidadas por el tiempo

aquel día era el


presagio

la valija
las fotografías marcando otros tiempos

el reloj que no daba tregua


la rosa seca en el florero

el leño que ya no ardía


mi piel erizada

el teléfono sin sonar


y esa minúscula melodía
de lluvia

espacios de
silencios

en ese cuarto duermen los silencios

los silencios que fueron vivencias


suenan a
muerte
pero no
necesariamente

tienen sabor a muerte


eso sabe
a nunca más

y este silencio sabe a siempre


los libros apilados en los estantes
los muñecos de peluche
las camas vacías
la ropa que aún cuelga de las perchas
ese Charles Chaplin que me mira cada vez
que entro y salgo
ese equipo viejo de música
el cuadro del Che
de Cristo y de don Quijote

el silencio juega
conmigo
pero sé
que su
sustancia

es rica

sabrosa

ruidosa

colorida

y bullanguera
y aunque ese silencio
tiene rasgo a
muerte
cada objeto
es conciente

que sabe a vida

apenas un
susurro

todas las noches


pronuncio
suavemente

los nombres de mis hijos


sé que me escuchan
aunque estén lejos

la distancia no es ausencia
adentro del vacío hay algo
que retiene los
sonidos

y los transporta

a distancias infinitas
el milagro es la velocidad
con que lleva las
palabras

que al unísono
siento las voces de
los tres

pronunciando mi nombre

ese
punto

donde convergen
todos los vértices
de tu ser
flota en mi
desde la cabeza
a mis pies
en los días fríos
entibia mi piel
y en las noches
tibias

enfría mis huesos


erizando cada rincón
de mi cuerpo
fuiste

solo una superficie


pulida

brillante

colorida

perfumada
pero solo eso

una superficie

el culpable
I

hoy vi morir aquello


prístino
inocuo
cándido
inocente
único
musical
luminoso
colorido
mágico
fuera de contexto
y
de tiempo
y vi correr el asesino
bajo la lluvia

juro ante el juez


que soy testigo

era
tu silueta

II

alguien se sentó en la silla de los acusados

nadie alcanzaba a verlo


yo era el único ser

que lo descubría

era un viejo de barba blanca

con ropas grises


zapatos
grises

mirada gris

parecía haber caminado


mucho
por su cansancio

era el culpable más elocuente

era
el tiempo

retiré todos los cargos


y
me fui

siempre la
lluvia

hoy llegas con la lluvia


con su suave
ronroneo

con su minúscula melodía

como un golpetear
apenas mi puerta

apena
s tu mirada

hoy llegas con la lluvia


con gotas perfumadas

de color lilas rosadas


marcando con graffiti
una pared sin revoque

solamente

tu nombre

y hoy te alejas
bajo una lluvia

fina y
persistente
cuyo ronroneo

sigue marcando tiempos

sueños

y distancias

tu templo

ese templo donde vives


está en soledad
solo tú
estás sentado en el
trono
y ves todos los paisajes
desde esa altura
te hice seña
para que vieras mi mano

y me la cortaste

esas noches

esas noches de lunas blancas


de cielos
estrellados
de voces que se
apagan
de camas que
esperan
van desfilando en el tiempo
siempre iguales

con sus misterios


con sus
indescriptibles bellezas

con sus silencios


y van plateando

todo lo que encuentran a su lado


y corren ríos plateados
con tu mirada
oscura

junto a una
sinfonía de Beethoven
una pintura de Van
Gogh

una interrogante de Fausto


en la inmensidad
de la noche

y pasan
y pasan lunas blancas
todas de las
mismas sustancias

los mismos colores


y con el mismo sabor
a despedida

esa canción
lejana

que se oye por las tardes cuando muere el día

es un grito lejano que se asemeja a viento


a mar

es la voz del silencio


que apacigua tempestades
ansiedades

aminora la velocidad

y apacigua las pulsaciones


es detener los ritmos
es al hora de la
caricia

del encuentro y de la calma


es una muerte liviana
de colores

y de viejas sinfonías

y de sueños compartidos

y de encuentros solitarios
es un ritual de mil años
cuando llega la
noche

y me encuentro
contigo
y me miras y te miro
y te descubro y me descubres
y me asombro y te asombras
y mis manos
milenarias

saben de
memoria

los gestos

las caricias

los roces
y esa canción lejana de todos los tiempos
sigue
silenciándonos

cada comienzo de la noche


y como en un
ritual

tu cuerpo y el mío
siguen reencontrándose
como hace mil
años

llovizna

y la lluvia intenta
investigar mis misterios

como tantas veces


me desnuda
y termina
como siempre

siendo mi confesionario

y esa minúscula melodía


es nuestra íntima comunión

y le confieso
en un susurro

que
aún

te amo

por qué
por qué vuelvo a esa tierra
por qué si hoy
brilla el sol

si hay música bullanguera


y risas a mi
alrededor

si me aman
si todo es normal

aparentemente
si cada cosa

está en su lugar

quizás en la búsqueda incesante


de un paraíso
prometido

vuelvo a esa tierra


donde siempre
llueve

en búsqueda de esa melodía


que no puedo
dejar

de escuchar
y me detengo

para acariciar
ese pobre pájaro

de alas rotas

que no puede volar

por qué lo intento


si la semilla
plantada

en esa tierra

se pudrió
y esa lluvia
incesante

no para de caer

por qué vuelvo a esa tierra

quizás allí

estén
escondidos
todos mis versos

puerta cerrada

aunque la puerta se mantenga cerrada


amor
mío

la poesía hará el milagro


que el verso sea como una llave que abra mil
puertas

dijo Huidobro

hoy te escribí estos versos


mis pobres versos
que se
estrellaron

contra esa puerta cerrada

silencios

tengo miedo de los silencios


y de la
oscuridad

ellos tienen sabor a amargo

a soledad
a agrio
a
amores oxidados
los silencios
meditan en los
rincones

atraviesan las vísceras

de los solitarios
y se ponen de acuerdo con la oscuridad

para
hacer escuchar

su melodía triste

sin sonido
una melodía
como aguja
finita

que se introduce
profundamente

en los misterios del alma


para tocar el punto clave
con sabor a
muerte

entonces es la hora
de abrir la
puerta
cerrarla

y huir

ayer

yo tenía tu voz
y tu palabra

era esa palabra


exacta
única
mágica
que ocupaba
todos los espacios

yo tenía tu voz
y tu palabra
que me guiaba
tejía
collares de caracolas
hilvanaba
tejidos
caminaba
por lejanas tierras
coleccionaba
todos los tonos de
verdes

yo tenía tu voz
y tu palabra

y llegó aquel ángel


negro

que las sepultó


en ese asqueroso lodo

y las disolvió

para siempre

reencuentro

siempre le tuve miedo a la noche

la lluvia me
alivia
su melodía inunda los silencios
y el poema
llega con el crepúsculo

fresco

único

tembloroso
lleno de agua
y llora otro poema
abandonado y
solo

el gris

el viejo
su llanto se siente
desde los
rincones

sin lluvia

y sin luna
ese que acecha
que es

como una cruz

difícil de cargar

lluvias

cuando llueve
lluvia negra

inunda la casa
se llenan todos los espacios

y yo comienzo
ahogarme
lentamente
todo se vuelve negro
solo una lluvia verde

puede salvarme
aquella que enverdece
los pastos secos en
invierno

y tiñe los ríos y arroyos

y mantiene vivo

al señor de los verdes


y al despertarme
solo una lluvia
incolora

moja un árbol esquelético

en la ventana
y lava hasta el último vestigio

que pudo quedar de ti

apetencia

de más crepúsculos
para dar a luz

mil poemas
nuevitos

temblorosos

inocentes

y sin pasado

me preguntaron
lejos de mi país
que era lo que más
extrañaba

no supe contestar de inmediato

de noche
cuando puse
mi
cabeza en la almohada

lloré
me acordé
de mi viejo poema

que estaría
tan solo

entre mis zapatos


o junto aquélla blusa blanca
que
llevaba cuando te conocí

la última escena

te desnudaste
en la última escena
y el público
no aplaudió tu audacia

te convertiste
en un ídolo gastado
como tantos

la melodía de la lluvia
se detuvo de pronto

y te fuiste con la corriente


para disolverte
quién
sabe en qué río

la espera
el vecindario duerme

solo una casa


se mantiene
iluminada
detrás de la ventana
se observa una mesa
pronta
con velas
encendidas

el mantel es de un blanco inmaculado

en el medio
de la mesa

una rosa sueña


una mujer se sienta y espera

una música
programada

no para de sonar
entre la canción de Sabina
y dieron la una

las dos

y las tres
primero se apaga una vela
y la otra tirita

su último aliento
el recinto queda a oscuras

y la comida
sola se enfría
fantasma

ese barco varado en el viejo muelle


es un
fantasma
aparece los días de lluvia densa
las olas
golpean

sus maderas milenarias


el oleaje se embravece al verlo llegar

con él

regresan mis poemas viejos


le temo
el estómago se me hace un nudo
el corazón
parece salírseme del pecho

espero el amanecer
y con él la
calma
miro por la ventana
el parto del sol
en el horizonte

vino lento
y su silueta fantasmal
se pierde en la
niebla matinal

de un amanecer de invierno

excavando
en mi corazón
hondo y espacioso
encontrarás
pasiones húmedas
soles
incandescentes
una luna creciente
trinos de
pájaros
corrientes de aguas
mansas y
revoltosas

y también una lluvia

un trueno en el silencio

y una noche

ese momento

existe un momento
que puede superar todos los
años vividos
que puede enseñarte
emociones

que jamás hayas sentido


un instante
que cambie tu vida

que jamás olvides

ese momento

mágico

intenso

único

irrepetible
ése
que te tocó

hasta la última fibra de tu ser


y que no todos

han tenido la
oportunidad

de vivirlo
ese momento
es el gran secreto

ritual

perfecto tu cuerpo
la posición exacta
devórame hasta el final
e inúndame con un grito
animal
las entrañas que piden
mugen
y el instinto reina
explotamos en mil pedazos
rotos
y como los dioses
caeremos llorando
en un ritual dionisiaco
de todos los tiempos
infierno nuestro
ceremonia de cuerpo y alma
duelo de muerte lenta
que paraliza los músculos
y aminora las palpitaciones
para terminar dormidos
mojados de agua
de los cuerpos que brotan
transpiración demoníaca

infinita la calma

resurrección

hoy cuando los tiempos pasados sucumben


en el espacio azul del olvido y del cansancio

resucitas
y me pregunto si alguna vez exististe
o simplemente naces entre utopías gastadas
de tanto buscarte y no hallarte

y de repente me aferro a tu voz y a tu imagen


y te detengo en silencios oscuros de mis
noches
y solo la noche te retiene
y con la luz del crepúsculo desapareces

fantasma de mi mente que tortura

solo queda la alternativa de nombrarte


pronuncio tu nombre muy despacio
y a pesar del tiempo y la
distancia
te haces carne y me persigues
y aunque quiera convencerme
que no existes
te aprisiono
te mato
anulo mi memoria cada
día
y en la oscuridad asesina de la noche

resucitas

voces

no hay nostalgias más dolorosas


que añorar lo
que nunca ocurrió
voces lejanas que vienen de lejos
las conozco
son las mismas que susurraban
tiernas y
sudorosas

en una noche de verano


voces muertas que aún hablan
que no se
callan
cierro las ventanas para no oírlas
y vienen

siempre vienen

a velar mis sueños


me tapo mis oídos
y siento que
no llegan de afuera

vienen de mis
huesos
son las voces lejanas
las que
huelen a ti

las que tienen


tu mismo
sonido

tu mismo color
y tus mismas palabras
tus palabras

ésas son las verdaderas culpables


de estructurarte
de
inventarte
y de inventarme
de recobrar los mitos
y los misterios de hace
mil años
de palpar mi ángel
que vela por mi en
noches de tormenta
deshacer escorpiones
que se meten en mis
sábanas

cuando la soledad danza

esas voces primigenias


que nacieron inocentes
hoy
están contaminadas

por tus miserias


están
de duelo
ya no me protegen
roen mi cerebro
por
las noches
y desesperadamente
salgo en búsqueda
del
parto del sol de un nuevo día
para parir
desde mi vientre
enojado
un
poema nuevo
lleno de luz y de agua

inocente
puro
y
sin memoria

mi
invento

fuiste y eres
mi invento más
perfecto

no exististe nunca

y aún escribo tu
nombre en la arena
no tienes rostro
pero aún te veo
por las noches
no me besaste nunca
y siento el calor de
tu boca
pero lo más bello
de esto
es
que te hago vivo

para
seguir buscando

la poesía más bella

y
jamás escrita

llueven hojas

estruja la tarde hojas de otoño


los campos se
han cubierto de colores
y en los cuartos vacíos de mis hijos
llueven hojas
secas

mojadas por mis lágrimas


intrépidamente
el viento abre
las ventanas y las puertas
y las hojas se liberan
haciendo
remolinos

perdiéndose en el espacio azul


y ese viento sur
me llena la casa
de pájaros

de flores

de ecos de
nidos
y a pesar de todo

la primavera es
posible

el olor a

azahares

anémonas

a tierra mojada
y mi cuerpo latiendo
vibrando

deseando
soñando

todavía es posible

mujer

venciendo el último temblor


empecinado del
roce

de tu piel y la mía
palpo un extraño temblor
con sabor a miel

que me llena

de escalofríos peligrosos
y colman todo mi
cuerpo

hasta el éxtasis final


qué misterio tu piel y la mía

tu lengua
el tacto aterciopelado
de las yemas de
tus dedos

es todo el amor imaginado


y en un segundo

es la nota
suprema
el color buscado

la poesía exacta
el espacio
orgásmico

y el suspenso
en
tercera dimensión

y te juro
que gestaré

y pariré con gloria

tu semilla
engendrada

los domingos

son los días


en los cuales
cae el peso del
cansancio del mundo
son iguales en todos lados
las calles desiertas

gastadas de lamentos
de ansias
y
regadas del sudor tibio
de la vida que pasa
dando
un respiro
deteniendo el
desenfreno
y
pactando con el silencio
los domingos son los días
donde duelen más
las
sillas vacías y las ausencias
son un impasse
un
detener el mundo
una tregua a mirar
los
cielos y los verdes
son las calles desnudas
son las cosas
perdidas
el pulso detenido
y son tristezas

envidia

siento envidia
de la noche y el día
haciendo el
amor

en las madrugadas
siento envidia
de los siglos y los siglos
que lo
repiten

con la misma intensidad


apoyo mi cabeza
en la
almohada

y sueño que soy


la noche

la sentencia

ese poema está sentenciado de muerte

ese poema
que sabe
a soledades
a misterios
a llanto y a risa
a odio y amor
a silencios infinitos
ese
poema

que sabe

de verdes

de lluvias

de truenos

de noches
ese poema
parido con dolor
es el único que
retiene tu perfume y tu color
el que me hace
más mujer

y más joven
ese poema
que me escribiste una vez
le quedan pocas
horas de vida

y para salvarse
llenará sus venas de sangre nueva
soltará su
cabello al viento
y se acurrucará en mi almohada
para dormir
conmigo
y besándome los pechos
me recitará
cada verso
y el verdugo
se asustará de
tanto amor
que retrocederá
sin poder
cumplir la sentencia

en la ruta

y aquí estoy
caminando por la misma ruta
a la
inversa de tu camino
y aquí voy
cargando con tu dulce reflejo

con tu
tenue luz
que pálidamente
aún

me alumbra

SIEMPRE EN EL CAMINO,

BUSCANDO...

hasta cuando la
espera

cuánto más habrá que esperar


para que Dios
diga basta
así
como aquella orden al desierto

y las arenas de
Yatrib dieron flores de azahares

cuánto más habrá que esperar


para que se
sienta el clamor

de los niños de Hiroshima


ésta es nuestra
plegaria

paz en el mundo
cuánto más habrá que esperar
para que caiga la
lluvia salvadora
y elimine como un clic de computadora
las mentes
planificadoras del horror

cuánto más habrá que esperar

sortilegio

la búsqueda del ideal de los ideales


está
circunscrito en la esencia misma

del ser humano


en lo
insondable

en las utopías
en la búsqueda
incesante

de la puerta que nos libere


y haga posible
el milagro

de volar

y la fantasía en mutuo acuerdo con la palabra


hará
posible

de que duela menos el mundo

mi refugio

la
palabra

mi calma
la
palabra

mi amiga
la
palabra

mi fantasía
la
poesía

mi confesión
esa
minúscula melodía de lluvia

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