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Por.

Rab Nissim Behar z"l

Este artículo es una adaptación de partes del libro "La Casa Judía", escrito por el Rav
Nissim Behar z”l
"FALSA ES LA GRACIA Y LA HERMOSURA ES VANA, ÚNICAMENTE LA MUJER
TEMEROSA DE D-S MERECE SER ALABADA" (MISHLE 31—30)
El hogar judío y la familia como su núcleo central constituyen la base de la existencia del
pueblo judío. Es por esto que queremos con este escrito ayudar a crear una mayor
conciencia de la importancia del comportamiento en el marco del matrimonio acerca
de las leyes de “pureza del hogar”
La Torá nos enseña a distinguir entre lo puro y lo impuro, y lo que puede causar daño a
nuestro cuerpo y a nuestra alma. A través de sus preceptos, aparta de nuestro sendero
todo posible tropiezo, todo "veneno espiritual" de nuestra mesa y todo peligro para
nuestras vidas. Debemos estar orgullosos de pertenecer al pueblo judío que posee un
faro verdadero que nos ilumina y nos protege en el camino del perfeccionamiento del
cuerpo y el alma.

Para aclarar los conceptos que nos enseña el Rav, queremos compartir con ustedes
la siguiente historia:
Nelly y Jorge se conocieron hace 5 años. No pensaron nunca cuando comenzaron a salir
que algún día se casarían, pero se gustaban, e incluso pensaban que eran compatibles
uno con el otro. Vivieron estos años, como se dice, “creciendo y enamorándose cada vez
más”. Un día, después de tanto tiempo de noviazgo decidieron que era hora de hacerlo y
proyectarse hacia el futuro…, y los dos mirándose tiernamente dijeron al unísono
“CASÉMONOS”; bueno, así lo hicieron y la alegría fue inmensa.
Los dos enamorados pensaron que este idilio les duraría de por vida. Habían transcurrido
5 años juntos, conociendo cada aspecto uno del otro, lo cual prometía un matrimonio
perfecto. Pero según contaron, después del primer año, se comenzaron a “aburrir”, la
rutina era todos los días la misma, no había renovación, faltaba el “me importas”, faltaba
el factor de entrega al otro. Pensaron que esto sería un síndrome normal por el que pasan
las parejas y al ver que también en otras también era así, se acostumbraron a la idea.
Pasaban cada vez menos tiempo juntos, los intereses ya no eran los mismos, las
conversaciones cada vez mas infrecuentes, los paseos juntos casi no existían…
¿Qué les paso, como se desenamoraron tan rápidamente?
Otra historia paralela…
Gabriel y Sara llegaron casi al mismo tiempo al lobby del hotel en el centro de Buenos
Aires. Gabriel, un estudiante de cuarto año de Yeshivá, y Sara, terminando sus estudios
de profesora en el colegio de mujeres, nunca se habían visto antes; los dos pertenecían a
distintas comunidades judías de la capital. Salían juntos por primera vez en lo que
comúnmente se llama un “Shiduj”, vale decir, una reunión organizada por un tercero que
los conoce a ambos. La conversación comenzó un poco tímida a pesar de que los dos
sabían cual era el propósito; tenían muy claro que no hay mucho tiempo en este primer
encuentro, y que tenían que averiguar lo máximo posible sobre el otro. Lo primero en este
tipo de citas es ver si se sienten cómodos juntos y si la conversación fluye.
Después de una hora y media conversando decidieron levantarse y muy amablemente se
despidieron. Al llegar Gabriel a su cuarto llamo a la persona encargada del encuentro y le
dijo brevemente que le parecía bien y que estaba interesado en otra “salida”.
Afortunadamente, esta también fue la reacción de Sara, que accedió a salir nuevamente.
Por supuesto ambos tenían mucho para pensar, pero, para un primer encuentro las cosas
habían sucedido de modo aceptable.
A medida que fueron saliendo, se daban cuenta cada vez más que eran apropiados.
Lentamente los “hielos” se derritieron, las conversaciones fluyeron y llegaron al “tajles”: lo
concreto.
Después de 5 o 6 veces, cada uno habló al respecto con sus padres y con sus rabinos, y
al cabo de 7 salidas decidieron comprometerse.
Gabriel y Sara viven hoy en Jerusalén, tienen 8 hijos y llevan 11 años de casados.
Les preguntamos a ellos qué es lo que mantiene la “química” entre ambos. Gabriel
contesto: “los intereses mutuos, el deseo de entrega, la ayuda que uno le brinda al otro en
la educación de los hijos y el tiempo que nos dedicamos, “nuestro tiempo privado”
estudiando, caminando o conversando sobre temas relevantes a la familia”.
Y Sara ¿que opinas tú?
“Creo que aparte de todo esto, lo que nos mantiene tan juntos es la renovación periódica
del amor cuando se cuida las leyes de pureza familiar. Uno anhela cada mes volver a
unirse y a sentirse tan deslumbrados como la primera vez”.
Gabriel comentó: “Es verdad lo que dices Sara…cuando nos casamos, obviamente eras
mi novia y todo era nuevo en nuestras vidas. Ahora después de 11 años, cada vez,
cuando vuelves de la Mikve –baño ritual- luego de un periodo de 2 semanas que estamos
físicamente separados, vuelves a ser mi novia.
Hay otro punto muy importante, más allá de lo físico…En esas dos semanas que no
podemos estar "físicamente" juntos, aprovechamos para desarrollar más el aspecto
emocional, nos damos el tiempo para hablar y para escucharnos. Yo siento que en estas
dos semanas en que la mujer esta mas sensible, mi papel de marido se cumple estando
cuando lo requieres y escuchándote cuando lo necesitas”.
Volviendo a nuestro libro…
La religión judía procura brindarnos la vida en su máxima expresión y, obviamente, no la
muerte. La Torá convierte nuestro hogar en un Templo, nuestra mesa en un altar, y
nuestro cuerpo en un Sefer Torá. Todos estamos obligados a someternos a sus
enseñanzas. Tenemos la obligación de educar a nuestros hijos y transmitir las
enseñanzas de la Torá a las futuras generaciones. Alejarse de todo lo que hace mal al
cuerpo y al alma, a fin de que nuestro pueblo no desaparezca al impurificar ese Templo, el
hogar judío, que D-s estableció en nuestro medio.
Hemos de comprender que las leyes de la Pureza Familiar son las raíces vitales que
posibilitan la existencia de esta nación, es evidente que estas son convenientes para la
salud de nuestro cuerpo y constituyen la única medicina espiritual para el bienestar eterno
de nuestras almas.
Los científicos modernos aseveran que las leyes judías, concernientes a la relaciones
entre marido y mujer, concuerdan con la ciencia médica contemporánea. Ellos atestiguan
que las leyes judías en este tópico son justas y correctas, y prueban ser de gran utilidad
para los que las aplican. A ellas se debe la continuidad del pueblo de Israel durante miles
de años de existencia. Ellas guardaron su salud, su fuerza, su felicidad y su nivel moral.
En épocas recientes, se intensificaron las investigaciones científicas en este campo
descubriendo que, aparte del gran valor intrínseco que contienen estas leyes para la
pareja que las observa, simultáneamente nos protegen de muchas enfermedades
peligrosas.
Estadísticas de la enfermedad de cáncer en la matriz en mujeres judías - que
cumplen las leyes de pureza familiar - y no judías
El profesor de medicina, Dr. N. Nemberg, que fue un alto funcionario del Ministerio de
Salud en Nueva York, declaró en un reportaje: "He constatado, tras numerosas
investigaciones concernientes al cáncer de la matriz de la mujer, que en un período de 13
años, 19.800 mujeres han sido examinadas por el Departamento de Salud. De estas,
18.810 eran judías observantes, y 990 no judías. Hubo en total 18 casos de cáncer en la
matriz. De estos 18 casos, 9 eran judías y 9 no judías. Por consecuencia, entre estas
mujeres judías se descubrió un caso de cáncer entre 2090 mujeres, y entre las mujeres
no judías, un caso entre 110, o sea, casi 20 veces más frecuente entre las no judías.
Es notable destacar que casi todas las mujeres judías eran inmigrantes de Rusia, Polonia
o Austria, observantes de la ley judía, y cuyas condiciones de vida, económicas y de
salud, estaban lejos de ser ideales.
Asimismo cabe mencionar que esta discrepancia en la frecuencia de cáncer en la matriz
entre mujeres judías observantes y no judías, se encuentra solamente en los órganos
reproductivos. Sin embargo, en casos de cáncer en otras partes del cuerpo, las
estadísticas muestran números casi similares entre judíos y no judíos. O sea que el
cáncer entre los judíos no es debido a una diferencia en su constitución, sino a una causa
proveniente desde fuera.
Nos preguntamos, entonces: ¿de dónde proviene esta fuerza que protege a la mujer judía
observante y la salva de contaminarse de esta terrible enfermedad y en qué se diferencia
el modo de vivir entre las mujeres judías y no judías?
Después de muchas investigaciones llegué a la conclusión que esto se debe a que
cumplían al pie de la letra todas las leyes concernientes a la vida matrimonial, a saber:
según la ley de Moisés, su tradición les obliga a contar 5 días a partir del período
menstrual, y otros 7 días adicionales de purificación. Tras estos días ella se asea y
sumerge en un baño ritual llamado Mikve. Únicamente después de haber cumplido con
estos requisitos, ella puede volver a mantener relaciones íntimas con su marido.
Sin embargo, las mujeres - incluso las judías - que no cumplen estas leyes de
alejamiento, tienen una probabilidad bastante mayor de tener cáncer de matriz.

En contraste, la mujer judía observante, que cumple las leyes de la purificación, evita la
irritación durante dos semanas al mes, por la cual sus miembros pueden reposar, lo que
permite al cuerpo fortalecerse y curarse, especialmente los órganos reproductivos

Profesor Hyram N. Nemberg, ex presidente del Departamento de Salud en Nueva York,


Mount Sinai Hospital, especialista en ginecología, en su folleto: “The relative infrequency
of cáncer of the uterus in women of the Hebrew Race”.

La Mikve es más higiénica que las piscinas públicas


Existen mujeres que opinan que la Mikve no es suficientemente higiénica, siendo que
varias mujeres se sumergen en las mismas aguas.
Es menester explicar a estas mujeres que la Mikve de hoy en día es mucho más higiénica
que cualquier pileta pública, a pesar de que las piletas modernas están construidas en
forma más atractiva, y su aspecto interior aparenta ser más higiénico.
Estas piscinas atraen a muchas jóvenes, y muchas personas a la vez. La mayoría de ellas
no se han aseado antes de entrar. Todos entran con mallas de baño, y muchas tienen
llagas o infecciones contagiosas. Por contraste, la mujer que se prepara para sumergirse
en la Mikve debe previamente lavar todo su cuerpo con agua caliente.
Cabe mencionar que es muy fácil cambiar las aguas de la Mikve y es posible también
desinfectar las aguas con productos químicos. Aún sin todo este proceso, la Mikve es
seguramente más higiénica.

Carta abierta a una futura madre de Israel


"Dentro de contados días, D-s mediante, te reunirás bajo la Jupá con el hombre que tú
amas. Tu futuro marido te entregará el anillo, declarando: "Por tanto tú me estás
consagrada con este anillo de acuerdo con la ley de Moshé e Israel.
"Seguramente comprenderás que la ley de Moisés e Israel anhela la felicidad de las
personas que la cumplen, y tiene por objetivo perfeccionarnos y brindarnos una vida
colmada de dicha.
"Desde el momento en que entras bajo la Jupá, recaerán sobre ti nuevas obligaciones: Tú
en persona participarás en la gran obra de la Creación del mundo. Por lo tanto, purificarás
tus pensamientos, y de tus actos dependerá la felicidad de tu familia. Tú y tu morada
deberán ser puras.
De acuerdo al Judaísmo, el casamiento es una institución santa. En el comienzo de la
Creación, el Todopoderoso declaró: "Que el hombre abandone a su padre y madre,
uniéndose a su mujer, y serán una sola carne". Asimismo dijo el Creador: "Fructifiquen y
multiplíquense" (Génesis 1:28). Es ésta la bendición nupcial que otorgó D-s a la primera
pareja humana.
La ceremonia nupcial se denomina en hebreo: "Kidushin", significando "Santificación". La
Torá nos ordena: "Sed santos, pues Santo soy Yo, vuestro Eterno D-s". Tienes la
posibilidad de gozar de la vida, al aplicar los consejos que la Torá nos brinda.
"Tu mujer se asemeja a una viña junto a tu casa, tus hijos como plantas de aceitunas, en
torno a tu mesa. Así es bendecido el hombre temeroso de D-s" (Tehilim 128)

"La Pureza de la Familia Judía".

Debes saber que el pueblo judío esta encargado de guardar y enseñar la ética y la moral
al mundo, como está escrito: “Luz para los pueblos”, especialmente en nuestros días en
que estas dos conceptos vitales desgraciadamente dejaron de ser relevantes en el
mundo. El corazón y la salud de tu marido, su santidad, y la vida de tus hijos están
entregados en tus manos. Esmérate en conocer a fondo todas las leyes de la pureza y
aplícalas de acuerdo a nuestra religión. De tal modo asegurarás que la paz y la armonía
reinen en tu hogar para siempre.
No creas que esta sagrada misión es muy sencilla. Cumple al pie de la letra todo lo
que está escrito, y tú misma verás su beneficio infinito. En este camino siempre
andarás, y estoy seguro que mucha felicidad siempre tendrás.

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