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GABRIEL pALMA ROGERS

Profesor de la Universid!ad de (Lile

, -

Derecho Comercial

c!7lpunteeS de clases. (Redac-


tados por fJ{. /juerra, {J.
eovacevicfi p !J. /Jae!e.

SANTIA.GO DE CHILE

1 alleles Gráficos «Artulfo» - H'lIérlilDos 2j66

1 9 3 5
Índice
INDICE
del
Tomo I

NOCIONES GENERALES

CODIGO DE COMERCIO

LIBRO I
De los Comerciantes y Agentes de Comercio

Título 1º
De la calificación de los comerciantes

Título 2º
De las obligaciones de los comerciantes

LIBRO II
De los contratos y obligaciones mercantiles en general

Título 1º
Disposiciones generales

Título 2º
La compra-venta mercantil

Título 3º
De la permutación

Título 4º
De la cesión de créditos mercantiles

ÍNDICE GENERAL
DERECHO CO.VlERCIAL

NOCIONES GENERALES

No es posible precisar con exactitud la fecha en 'que nij.ció el Derecho


Comercial,. pues aún cuando en la antigüedad hubo pueblos comerciantes,
no han l'legado hasta nosotros las leyes por las cuales .se regían. Se puede
si as'egurar, y tiene ello gran importancia, que el Derecho ComerClÍal tuvo en
sus primeros siglos de existencia un carácter consuetudinario. (Jus Consue-
tuda Mercatorum).
Con anterioridad a toda ley e~crita, a toda norma impuesta por la au-
toridad. los comerCliantes se regían por reglas generales que el mismo co-
mercio . establecía, y eE! curioso anotar como esta característicafué conser-
vándose p'or espacio de largos siglos. Se puede decir en,tonces' que en todos'
los puntos y con respecto a todas las instituc:iones, los legisla,dores 'sólo han
venido a consagrar las práctica,s que el mismo eome'rcio se había dado y que
se han tr'ansformado en deretho. .
En resumen, el verdadero legislador dd Der~cho Comercial h.a sido
simplemente' el comercio.' ..
Se explica esta circunstancia por el hecho de que todas las relaciones
mercantiles se refieren a intereses desligados de toda idea en otre orden
(por' ej. famiHa). .

FUENTES DEL D. COMERCIAL

Citaremos al respecto diversas recopilacion·e·s, que no son otra cosa que


colecciones en las cuales se ha constatado la costumbr~; ci1:'cunstanda que
se ve confirmada' 'por el hecho de que aún después del siglo XIX conserve
el Derecho, Comercial los rasgos primitivos que habían sido la caracterís-
tica de ,su origen.
Así tenemos como la costumbre está consagrada en. el Código can ~l
carácter de derecho recihiendo el nombre de costumbre mercantil. T oda-
. vía más, hasta hoy hay naciones de las má;s ,cqmerciantes ep ¡als cuales no
hay Código . de Comercio ni leyes mercantiles escritas, como sucede por
ej., en EE. UU. e lnglaterm, y en donde las relaciones comerciales se rigel1
pOlr la costumbre.
Más tarde veremos las ventajas y. desventajas de' este'Dérecho 'Con-
suetudinario. '
Hubo en -la antigüedad pueblos eminentemente comemiantés, comGl
por ej., los fenicio.s, pero sus leyes ,no harí llegado hasta nosotros.
Las que se Conocen con más exactitud son las byes de los rhoclios
q~e fueron elogiadas por los hi~toriadores Cicl:!!ón y Estrabón, y~ que han
llegado hasta nosotros a través del Derecho Roma~9.
Se sabe que I~s radios tenían. leyes sobre la echazón, según la cual el
capitán de un ~avío puede arrojar al mar las mercaderías y aparejos de la
nave con el ()b]eto de salrvarla del naufragio. E~to formapad"'e de uno de
los principios más fundamentales del Derecho ComerciaÍ Marítimo . ¡relativo
a las averías comunes. '
-,'6 -,

Estas dispo~iciones fueron incorporadas más, tarde al nigesto bajo el


nombre de Legis Rhodia de Jacturn, y fuera .de ellas no hay nociones exac-
tas, acerca de ninguna otra, _ ' --
Como vemos, la única legishción' que se conoce con cierta e-xactitud
es la de los romanos; pero si bien el estudio dd Derecho Romano tiene
importancia en el Derecho Civil no la tiene igual en 10 que se refiere al De-
recho Comercial porque Roma no fué un país de comerciantes, El Comercio
era considerado como una profesión servil y mirado con desprecio, de tal
man,era gue la nobleza no podía ded,ic~r,ge a el; y para hacerlo recurría
,al subterfugio de la constitución de pecu'lioE en los esclavos o en los hijos de
familia. ,
En estas condiciones, el comercio y'las .institUCIones mercantiles no po-
dían p-rosperar; pero se hallan ,sin embargo algunas disposiciones' relativas
a él mezcladas con otras leyes, en las cuales :e puede encontra,:, el olÍgen
de algunas disposiciones actuales (Así' tenemos por ej., !la iLegis Rhodia
de Jactum incorporada al Digesto)" '
, Otro título del Digesto trata del Nauticus-Fenus (Préstamo a la grue-
sa aventura), contrato aleatorio exclusivo' del Derecho marítimo que par-
ticipa de los caracteres 'del contrato de préstamo y del contrato de seguro.
, T amb¡ién conocieron los romanos el comercio de banco y la industria
de 105 corredores o intermediarios.
Tuvieron además una importante institución en la cual se adviert'en las
líneas generales de la q¡lÍebra: la misio posesionem. En virtud de ella, el
pretor ponía los hienes del deudor en manos de un curator (equiva:l en te
al actual síndico), quien tenía la mis¡ión de reparti,rlos entre los acreedores
, Debemos agregar la institución del comercio ejerci.do por medio de
representantes que tuvo gran auge entre los romanos, especialmente en la
noblez~, porque po'! medio de ella se violaba la disposición que excluía a
esta' clase del comercio y porque además se sustraía a las responsabilida-
des inherentes.
Más tarde el Derecho Pretorio ~oncedió cio~ acciones: la institoria
, y la excersitoria. • '
La acción instiloria (institor-factor de comercio, representante, ge-
'rente) se le concedía al representante, y fué más tarde incorporada al Di-
gesto. ,
La acción excersitoria (excersitor-naviero que tiene a su cargo la ex-
plotación de una nave) tenía por objeto hacer efectiva :la responsabilidad
del mandante. " , , '
A e,sto se lirnita lo ,que s'e' ~nc'uentra entre los romanos con relación
al ,Derecho C~mercial.'
Desde luego conviene señalar especialmente el hecho de que la ma-
yor parte de estas -disposiciones se refieren al Derecho Comercial Marítimo
(echazón, présta~os a 'ia gruesa, etc.). con lo cual podemos dejar esta-
blecido que este Derecho comenzó por ser casi exclusivamente marítimo,
'debido seguramente a que estas 'relaciones son las únic~s respecto de las
cuales hay necesidad de .dictar reglas especiales si se tiene en consideración
el distinto medio en que 'se opera· y los distintos y mayores riesgos que en
él se corren. ' ,
Se puede decir entonces que el Derecho Comercial se comenzó a for-
mar por' ,este conjunto de reglas dictadas para reg,ir :'!l comercio m3rítimo.
porque só'lo muchos siglos más' tarde comenzó a aparecer el Derecho Co-
mercial terrestre.
Este carácter más acentuado respecto de las operaciones ma'rít,imas
Be conserva en todos 103 Códigos de Comercio del mundo.' Desde lne¡¡()
- 7-

pronto tendremos ocaSlOn de observar en el arto 3 9 ,de nuestro Código es-


ta distinción entre los actos de comercio .de naturaleza terrestre y los ac-
tos de comel"cio en materia marítima.'
Respecto de los primeros, rige tanto en lo que se refiere a las rela-
ciones comerciales como. a las' civi:leis que de ,ellos emanan ,én cambio res-
pecto de los s'egundo s rige nada más que su aspecto come-rcial.
Conviene retener también' otra chcunstancia. Ella se refiere al hecho
de que no existió en Roma un Derecho Comercial separa.do. del Derecho
Civil; como ocurre hoy en ca'si todos los p¡~íses (Así .en Chile tenemos un
Código de Comercio junto ,a un Cód¡igo Civil); debido seguramente al
poco .desarroflo del comercio, lo cual no hada nece'sario la dictación de re-
glas especiales, de tal manera que las esca'sas dispo'siciones de carácter co-
mercial' estaban réunidas en un sólo cuerpo con el Derecho Civil.
Hay quienes abogan por la fusión dé estas do:s -ramas, del Derecho en
un 'sólo cuerpo, tal, como existió el). Roma y tal como existe hoy en Suiza;
pero la mayoría preconizá' que .deben formar cuerpos sepa,rados, cosa que
ellos yen confirmada por el hecho de que con el tiempo ~e han venido se-
parando a medida del .desarrollo del progreso y la civilización.
Si bien en Roma el comercio no progre:sÓ' por la circunstancia ya <\'no-
tada, de ser considerado una profe,~ión. serv,i1, se vió favorecido por las
múltiples 'relaciones que mantenían los romanos con los, países por ellos
co:nquistados. ,
Una vez que cayó el Imperio roman.o IY sobrevino el feudalismo, las cir-
cunstancia<s con¡tribuyeron a estagnar aún más el DeÍ'echo Comercial, y
sólo ¡se' vino a ver' un resurgimiento del comercio más o menos cons.i.de'ra-
ble por aUá por el siglo XII, co'n oca~~ón de las expediciones de los cruza-
dos a Tierra Santa. ' ,
, Hay en esta, época diversas recopilaciones y reglamentos ,que tien,en
más bien un carácter político, sólo citaremos las grandes recopHaciones
que miran al Derecho Comercial..
De éstas hay dos principales: el "Libro del Consulado del' Mar" y
los "Roholes de Olerón".
Respecto del "Libro del COl1(suIado d,el Ma¡r" podemos decir que no
se sabe a punto .fijo la época exacta de su aparición ni el lugar de su orígen.
Hay acerc~ de todo esto mucha oscuridad y su aparic¡ión hay que marcarla
entre los siglos XII a XV y, en quanto al 1ug.a r, hay algunos que sostienen que
,apareció en Barcelona y otros en MarseNa, pe'ro todas las probabilidades
están por.Barcelona, por cuanto las' redacciones) más antiguas se encuentran
en idioma ,catalán.
El Libro del Consulado del Mar no es un texto de leyes porque no
es o~ra de una autoúdad, sino simplemente una recopilac,ión, del 'Derecho
consuetudinario, basta leer$u texto para ver como se limita a constatar
los usqs y pláctica~' seguidc-s en las ,elaciones mercantiles del Medite-
rráne.o.
Su nombre proviene de que antiguamen,te se daba el nombre de cón~
sules a 103 jueces encargados de resolver cuestiones de Derecho Comercial
Marítimo, y' consulado, a la jurisc'~cción en que desempeñan sus funcio~
nes y al libro en que constaban Ia:s regla's a que :se sometían,.
En un principio los cónsules sólO' se sometían ~ la buena fé, pero pa-
ra evitar ,las incertidumbres y las dificultades consiguientes se pensó en
que habría ventajas en constatar ef,lS práct:c,as, a~í nació el "Libro del
Consulado del Mar". No es pues, volvemos a decirlo, una órden de la au-
toridad ,sino una simple recopilaci6n d",J n~recho consuetudinar¡io, razón
-8

por la cual no puede decirse que sea ia primera recopilación del Derecho
Comercial. , bl· . f;
," Sin embargo, a pesar de no tener ningún carácter o 19atono ue se-
guido por todos los comercian tés y gozó de ~~torid~d ~eneral, h~sta el
punto quer'i.gió, en España, hasta la promUlg~clOn. del pnm.er Codlgo de
Comercio (1829), conjuntamente con las Ordenanzas de BIlbao.
. Esto nos demuestra la importancia que tiene esta recopilación en la,.
cual se tratab. todas las materias relativas al comercio marítimo con, excep-
aión de los seguros! que 'entonces np· eran conocidos. . .
No hay en el Libro del Consulado ninguna referencia al Derecho Co-
mercial terrestre, con lo, cual se confirma lo que decíamos hace un mo-
mento. -
Puede entonces considerarse a esta recopilación como la ~se del De-
recho Marítimo moderno, y aún hoy los comentaristas hacen 'referencia a
las solucione,s que é!.llí se daban. .
,Nos corresponde referirnos ahora a los Jugelllents o Roholes de Ole-
rón, otra recopilación que tiene igual, importanc,ia y que corresponde a la
misma ép'oca, de la anterior y respecto de la cual tampoco se conoce la
fecha eX!acta de su aparición, ¿¡ lugar de su orígen ni quien es, su' autor.
Son atribuidos por algunos auto~es a la 'reina de Aragón quien los
habría hecho promulgar como ve:dadera ley; sin embargo, nada ha,ce
creer que hayan tenido ese carácter imperativo, pues sólo aparece ser una
recopilación de l~s soluciones quedaban los jueces de comerdo 'a los
conflictos que ante- ellos se ventilaban.
El n~mbre de roholes viene de la costumbre cjue, existía e.n ese tiem-
po de escribir en rollos. Olerón es e~ nombre de una isla francesa.
Se puede decir de ellos, que spn una recop,ilación de Derecho consue-
tudinario en que se constaron los usos y prácticas! seguidos en el litoral de
los demás pueblos marítimos del continente. Sé tratan en ellos, sin orden,
en forma más bien didáctica, las costumbres conocidas en el comercio dé
mar sin' hacer referencia al seguro marítimo. '
Los Roho'les de Olerón tien,en tanta importancia como, el Libro del
Consulado del mar, pues de ambos puede decirse que son las bases de todas
las instituciones posteriores del Derecho Marítimo, y aunque no tuvieron
el carácter de leyes fueron sentidas y observadas en todas las regiones de
Europa y dieron orígen a otras recopilaciones como los ]ugements des
Dames, las Ordenanza$ de Wisbick, etc.
Además de estas dos grandes recopilaciones (ILibro del Consulado, y
Roholes de Olerón) pueden señalarse otras, entre las cuales sobresalen
principalmertte los llamados Estatutos de las ciudades italianas. En la Edad
Media adquirieron gran auge algunas ciudades del N. de Italia que luego
,se tra~3formaron en repúlicas irJdependientes que establecieron grandes
factorías en las tierras conquistadas por :105 cruzados. Esto le' dió gran im-
pulso 'éll comercio y la nobleza comenzó ya a dedican'e a\:;¡,ertamente a la
profesión de comerciante. Se estal;>lecieron tribunales especiales. corpora-
nes de comerciantes, etc., y poco a poco se fueron formando recopilaciones,
que tomarOn el nombre de estatutos, en los cuales se c.onsignaro'n las reso-
luciones dadas por 'IOSi jueces de comercio, recopilaciones, que fueron a la
vez de Derecho COl'lsl,letudinaro' y de ] urisprud en cia.
Los verdaderos comienzos del Derecho Co~ercial actual se encuen-
tran en e~tos estatutos y allí podemos advertir las actuales modaliddaes
de' las qUIebras, del mandato, etc. '
Hay una multitud de estas recopilaciones, y no vale la pena hacer
mención de todas ellas,: los Es"tatutos de la ciudad de Trania que datan
- 9 -,

del año 1063 y que constan de 62 artículqs; los ,de Amalfi (1131) ; los de
Pisa; los ,de Venec.ia (Capitulum Nauticum); .etc. . ., .
. . Finalmente citaremos el Dereaho ComerCIal de, las ciudades ansIah-
cas que formar~n más tarde la Liga~nsilÍlti~ ,con fines: polít~cos y con:~r­
ciales. La autondad central de esta LIga I'esldla en un congres~ o reUMon
. de los diputados de las ciuda,des, que se reunían peri6dicamente para fijar
las reglas por las cuales debían 'l'egirse las relaciones de las ciudades.Es-
tas reglas se consignaban en actas ~ es allí donde se encuentran las normas ,
de Derecho Comercial porque se regían estos pueblos', una de las recopila-
ciones más exten{as e ,importantes es 'íla que data del año 1247.
En la Edad Med.ia hay también1algunas recopilacionés que nos inte-
'resan, que aparecen en España y que dejaremos para cuando estudiemos-
la Historia de la Legislación Mercan,ti! en Chile. Estas recopilaciones tienen
la importancia de haber regido en nuestro país hasta .la época de': la de-
claración de la Independencia.

OTRAS FUENTES

Antes de abordar, el tema de, 'la codificación del Derecho Comercial


,es necesario señalar otra recopilació.n que apareció' en Francia, nos 'r,efe-'
'rimos al Guidón d.e la Mere o Guía del Mar.
Esta I'ecopilación, también de D~i:echo Consuetudinario, no es tan ex-
tensa como las citada!! y merece ser señalada especialmente porque es la
'primera qUe 'se ocupa del seguro ma'rítimo, lo cual nos permite ubicar la'
fecha de su aparición. '
Tenemos que recordar también dos ordenanzas dictadas en Francia
durante el siglo XVII: la de '1673 y la del 1681.
La primer,a, fué dictada por Luis XIV bajo' la inspiración de su mi-
nistro Colbert y ~s en realidad el pr.imer Código. de Comercio terrestre que
ha existido en el mundo.
La segunda, llamada Ordenanza para la Marina, puede ~onsiderarse a
su' vez, como el pr.imer Código ·de Comercio marÍtimo en"' el sentido, de le-
gislación dictada por la autoridad soberana,
La Ordenanza de 1673 fué una obra. perfecta pará su época, pues se
tratan en ella casi todos :los actos de comercio conocidos, y tuvo el mérito
de haber inspirado el Código de Comercio franc~g de 1807 que ha sido
la primera fuente de los demás Códigos del mundo, incluso del nuestro.
, Lo mismo Ocurre con la Ordenanza pa~a la Marina de 1681 que fu;;
,estudiada durante diez años: que es mucho más' extensa y perfecta que la
anterior y que no sólo es un Código ,de Derecho Privado, pués muchos
de sus título,s ,s~ refieren a in>stituciones.de Derecho Público (Almirantaz-
..go). También rigió hasta 1807" fecha de :la . dictaóón· del Cód,igo francés
de Comercio, 'y aún hoy hay disposiciones de esta ordertanza que están vi-
gentes porque el Código citado sólo abolió las que eran incompatibles
con las suyas.
!La Ordenanza de 1673 y la de 1681 llamada tamb.ién C. Mercante o
C. de Savarry en atención al apellido -de su autor, 'dieron a Francia el ho-
nor de ser. el primer país del. mundo que tuvo Código de 'Comercio, ya
que ellas er~n un conjun,to de disposicionés legales dictada~ por la autorj-
dad reaJ con fuerza obligatoria para todo el país. Sign~ficaTon en conse-
cuenda,. un ,enorme progreso para el Derecho Comercial, además de cons-
tituir el punto de ,partida en. que el Derecho Privado se divide en. las do's
grandes ramas que hoy lo constituyen : el Derecho Comercial y el Derecho
. Civil. ' .
-.10 -

CODIFICACION' DEL D. COMERCIAL

Con la llegada de la época moderna adopta el Derecho Comercial


un carácter muy distinto al que hemos conocido hasta ahora. Antes de las
Ordenanzas citadas, el Derec;ho Comercial era purament = consuetudinario y
todas las' obras al réspectó tenían cierto carácter de uniformidad.
La legislación moderna se caracteriza por e1 movimiento de codifi~
cación y con ello toma el Derecho Comercial el verdader.o carácter de
Derecho positivo perdiendo por lo tanto su carácter de Derecho consuetu-
dinario. Hay que advertir, eso si, que no obstante esta evolución el De·re-
cho Comercial ha conservado siempre (en gran parte) ese carácter que
tuvo en sus primeros tiempos por ~ importancia que hasta' ahora se le
da a la costumbre. , '"
A pesar de que casi en todos los países hay leyes escritas: ya porque
el legislador no puede preveer todas las situaciones, ya porque la ley no'
puede 'seguir el desarro'llo de las instituciones mercantiles, ha 'sido necesa-
rio que además de la ley escrita se reconozca fuerza obligatoria a la cos-
tumbre mercan.til. Así tendremos ocasión de ver como nuestro Código es-
tablece que en todas . las materias no previ~tas por el legislador entrará a
regh la costumbre; a diferencia del Derecho Civil, en que la costumbre
sólo rige cuando la ley se remite a ella. .
La codificación ha traído también como consecuencia la pérdida del
carácter de uniformidad que tuvo el Derecho Comercial en la Edad Me-
dia, cuando los Roholes. de Olerón regían en todos les p:::Íses de Europa.
Actualmente esto no ocurre y la diver.sificación de la legislación mercan-
tit ha creado g¡ra,~es conflictos de' Derecho Internacional Privado qúe
constituyen un grave perjuicio para el desarrollo del Comercio y que se
,han tratado de solucionar mediante' la adopción de leyes uniformes para
todos los países, por lo menos en lo que se ref,iere a ciertas materia:,s en
que esta unificación' es más necesaria y más fácil.

LEGISLACION COMPARADA

Esta diversidad de legislación y este deseo de unificación, a que nos


hemos venido refiriendo, hacen necesar.io tener alguna idea 'sobre :lo s prin-
cipales Códigos modernos actualmente vigentes. El Derecho Comercial más
que ningún 'otro, exige movilidad, so pena de que el Comerció se retarde en
su progreso; esto explica el porqué del hecho de que continuamente, mu-
cho más qUe en materia civ,il, se estén introduciendo modificaciones y pro~
mulgando nuevas leyes referentes al Derecho Comercial.
Esto hace pues, más indispensable aún el conocimie'nto de las princi-
pales legislaciones mercantiles.
Muy largo s~ría entr~r a explicar el estado de la legisl~ción mercantil
r!TI los países europeos; de manera que ¿ólo señalaremos la de 'tres o cua-
tro países, que tengan espec.ia:j interés para nosotros por ser las fuentes
de nuestra legislación. Desde este punto de vista nos. interesan especialmen-
te : Francia y Alemania. . " ,
F;rancia:- El año 180 1 se dispuso por medio de un decreto consular
la creación de una comisión que se encargaría de preparar un Código de
Comercio; comislión que preparó un 'Código qué no ruéproÍnulgado. Al-
gunos años más tarde (1 806), Napoleón se encontró de vu =lta de una
de sus campañas con graves escándalo; financieron producidos por la quie-
bra de algunos banqueros. Como se le dijera que en el ya aludido proyecto
del Código de Comercio se daba remedio a esos problemas ordenó' que \le
- 11 -'-
.
visara ese proyecto eXls,tente y 1o promulgo
' e1 ano- 1807 para empezar a
regir el año 1808.
Este Código ~e insp,iró en las Ordenanzas de .1.673 y de 1681 y en
él se trata t,anto ,del comercio terrestre cemo del C. marítimo. Se c~mp.ren­
de que' un Código dictado en esa fecha no podría se, perfecto para los tIem-
pos actuales,- razón por :lacual se le ha ido cOI?~letando y ref~rmando
por medio de leyes que hoy ~orm~n parte del Codlgo de Comer;-l<;. pero
ello no quiere decir que no sIga Mg,endo fundamentalmente el CodIgo del
año 1807. ' .,
Esté -Código tiene la importancia de haber sido la fuente de casi todos '
los demás Cód!iJgos que se dictaron ,durante el Siglo XIX; es por 10 tanto 'una
de las 'fuentes directas, de nuestro Código de .Gomercio, y frecuentemente
haremos reJerencias a 81. El Cód~go de Comercio francés así como .el nues-
tro está dividido en cuatro libros: el primero hatade las materias que en
nu~stro Código están repartidas entre los Libros 1 y n, o sea de los sujetos
de comercio y de los actos de comercio terrestre;el segundo trata del co-
mercio maríti~o; el tercero de~las quie~r.as; y el cu~rto de la jurisd.icción
especial de los Tribunales ,de Comercio (institución que no existe entre
nosotros).
E~te Código es deficiente en materia de sociedades, no se ocupa de
, 10s' seguros terrestres, no se habla en él de los cheques, del contrato de
cuenta co'rrJente merca'ntil, ni de muchas otra¿ instituciones modernas, co-
mo por ej., los almacenes' de dépósito o warrants, etc. Estas deficiencias
y vacíos poc.O a poco se han ido subsanando por medio de una abundantí-
lSima leg¡'sla~ión complementaria del Código de Comercio francés.
Por de pronto citaremos la Ley de 28 de Mayo de 1838 sobre quie-
br,as que reformó totalmente el Libro III de1 Código y que tiene para no-
sotros mucho interés, por cuanto el IUbro IV del nuestro (hoy derogado)
es una copia de aqueUa con sus ventajas! y ,defectos lo que hace que sea
,muy útil para el estudio de las quiebras, ,~l estudio ,de esa ley.
Como ya lo habíamos ad~lantado, d Código francés es también muy
deficiente en materia de sociedades. Esto hizo necesaria la dictadón de la
Ley de 19 de Julio sobre sociedades encomamlitas que también tiene para
nosotros gran importancia porque el párrafo de nuest-ro Código que a ell~s
se refiere es copia literal de esta ley . .
También debemos citar la Ley Gelleral sobre Sociedades de 24 de
Julio de 1867, que tiene gran importancia para hacer comparaciones doc-'
túnarias con las correspondientes' 'de nuestro Código. Sobre esta m[sma ma-
teria debemos citar Una ley muy reciente referente a las. Sociedades de Res-
ponsabilidad Limitada de 7de Marzo dt~ '1925, que también tiene impor-
tancia para hacer comparac.iones doctrinarias con, nuestra ley al respecto,
que es anterior a ella. . , ' .
También decí~mo;s que el Código francés de c.omercio 'no se referió a
los chequeó,; sobre esto debemos citar la ley d.e' 24 de Julio de 1865 modi-
ficada posteriormente por la de J4de Febrero' de I 874, 'Y que lo mismo
que las citadas, tiene para nOE'otros gran importancia por ser la fuente de
nuestra ley ac.~ual sobre ,eEta materia. '
Adelantamos también que el Código sólo se refería a los segurolS ma-
rítimos, sin 'hacer mención de los' seguros terrestres que s~ rigieron hasta
hace dos, afios por los principios generales del Derecho. Só'lo en 193.2 se ha
dicladó en Francia una Ley :cobre Seguros Terrestres a la cual nols referire-
mos el próximo a n o . ' ,
Para terminar, debemos agregar ,!=jue hay diversas leyes, relativas al
Derecho Comercial Marítimo; así por ej. la Ley de Agosto de 1865 que
12

modificó al Código, de Comercio y que infIuY9 grandemente en la doc-


trina.
Alemania:-Este país ocupa, junto con Francia, un importante 'lugar
en el Derecho Comercial, porque ha ~ido con aquella el que ha marcado
rumbos a las legislacione8 posteriores, Ocupa Alemania Un lugar contra-
'puesto a Francia, porque en muchos puntos esta!?lece teorías que están en
contradicción con las esta~lecidas por el Código de Comercio francés.
Haciendo un poco de historia diremos que la 'leg,islaci6n mercantil
alemana es anterior a la unificación política de ese país, pues se comenzó a
formar cuando' aún estaba constituido por diversos estados que tenían po-
deres legislativos independientes entre sí, posteriormente se vió la necesi-
dad de dictar leyes comu,nes a todo E esos estados y así se comenzó la uni-
dad legislativa, Primeramente se convocó a nombrar delegados que más
tarde se reunieron en la ,Asamblea de Leipzig, y quienes elaboraron un pro-
yecto sobre el Contr~t'o de Cambio y la Letra de Cambio que fué sometido'
posteriormente a la a'probación de los esta<:Ios y aprobados por todos ellos,
llegando a constituir 11:1 Ley Federal alemana sore el Cambio de 1848, que
más ta'rde fué reconocida como ley del imperio, que~ando con ello asegu-
rada sus estabilidad hasta el día de hoy, Trata de las letras de cambio y
de los pagarées a la órden y ha sido la {uente de la 'parte pertinente de di-
versos Códigos.
Allí se establecen doctrinas op'uestas a las del" Código francés. En
Francia y en todos los países que la siguieron, incImo el nueEtro, no se con-
sidera a la Letra de Cambio como. un documento indepe'ndiente del contra-
to que la origina~ ;en Alemania en cambio, se la consideró como un' docu-
mento desvinculado por comple'to de todo contrato, con 10 cual se le da
mayor fuerza obligatoria y mayor seguridad de circulación,' Esta doctrina
alemana ha tenido gran <influencia y ha sido la causa de modificaciones en
diversas legislaciones que habÍ:3.11 adoptado pr,imitivamente el sistema fran-
cés.
Del mismo modo que se había cons1eguido la unid-ad legislativa en es-
ta materia d:! la Letra d,e Camb:o se obtuvo con respecto a otros puntos. Así
se produjo la reunión de Nüremberg que tuvo por objeto la preparación de
un proyecto que fué promulgado el año 1861 como Código de Comercio
alemán, que también fué consagrado poster,iormente como ley del imperio.
Este C6digo es muy completo y tiene la importancia de haber servido de
modelo a casi, todos sus simila'res q,ue se dictaron en la época restante del
siglo XIX. " '
Fué reemplazado por otro' Código que se preparó conjuntamente con
el Código Civil alemán que f'ué apt;obado en J 897 y que entró a reg.ir jun-
lv con aquel el año 1900. ' .
Este Código también estableció doctrinas muy distintas a las del Có-
digo francés, pero ha permanecido más bien aislado. Su originalidad con-
siste en que cam~ió el carácter del Derecho Comercial. En Francia, Chile,
etc" el Derecho Comercial tiene un carácter real y objetivo, en cuanto' las
leyes mercantiles Xligen, el acto en sí mismo con independencia de la pro-
fesión de la persona que lo real'iza (Así, basta kue se efectúe un acto de
comercio para que quede regido por la legislcaión mercantil, sin atender
a si ha sido efectuado por un comerciant.e o pOT un no comerciante); el
Código alemán de J 897 cambió fundamentalmente el carácter del Derecho
Comercial y por consiguiente su campo de acción, e hizo de él, un Derecho
de C~lrácter subjetivo, pues sólo rige para los actos de comercio efect1,lados
por comerciantes.
A pesar de ser de una, fecha tan reciente el Código alemán no se ocu-
- 13-
pó de importantes materias del Derecho Comerci,~l, así por ejemplo no tra-
'tó de 10s cheques ni de los seguros terrestres, y solo con fecha 30 de Mayo
de '908 se vino a dictar una ley sohre est'l última. materia. En c\lanto a l0l!!
cheques se 1'Iígen por una ley de 1 I dt; Marzo de 190~... .
También nos interes'a en Alemama la. L~y de ,Quiebras de 1877 que,
siguiendo la tradición: adopta principios distintos a los del Derecho fran,-
cés. En, 'este último, la quiebra es una ,institución reservada para l?s ~om.e;r­
ciantes' 'en cambio según el Derecho alemán, la quiebra es una ~nshtuclOn
común' para todo deudor que nocump1la 'SUSt obligaciones sea comerciante
o no cQmeraiante, ·de manera que forma patre del Derecho comúri. y no ·de
la legislación. mercantil. . .
, En Chile, nuestro Código .de Comerció en 'su Libro IV se guió por la
ley francesa y había una institución especial para el deudor no comerciante:
, el concurso; sin embargo. la nueva Ley de Quiebras de 1929, ha .innovado
en esta Ínatenia y ha hecho de la quiebra una institución común para comer.-
ciimtes y no comerciantes, estableciendo E,i algunas diferencias.
Debemos citar por ú'ltimo la Ley sobre Sociedades de Responsabili.
dad Lim'itadla, de 20 de, Marzo de 1892 que es muy completa y perfecta y
· que ·deberemos· citar a cada. paso al estudiar la ley nuestra que es muy de-
ficiente. También hay leyes nuevás sobré esta materia en Inglaterra, Austria,
Suiza, etc. '
, Italia :-Aquí cabe' mencionar el Codigo ·de 1865 reemplazado por eL
del año 1883 actua'lmente vigente. _ ,
España:- El, primer Código de Comercio que se dict6 en este país
fué el del año 1829; era un Código muy completo que se había inspirado
en las' Ordenanzas de Bilbao, y principalmente en el Código francés, de'
1807 y que tenía un plan más o menOs igual al de nuestro Código. Tiene
para nosotros gran interés' porque fué junto con el Código francés el mode-
lo directo de nuestro CódÍigo; de modo que la doctrina de los trat'adistas
sobre este Código es muy importante para el estudio del nuestro.
. Fué reemplazado pOr otro del año 1865· vigente en la actualidad.
Suiza:- Antes de la formación ·de la Confederación Helvética había
gran'diversidad de leyes en los distinto,s .cantones; Se hicieron varias ten-
tativas de unificación, pero ello se logró solo el año 1883 en que se publicó
el Código Federal Suizo. de las Obligac~ones, dictado en' 1881, que tiene
la rara part,icularidad de ser un CÓ'digo Civil :.v ·de Comercio a la vez. Se
opera aquÍ la fusión en. u~ mismo cuerpo de leyes de estas dos g.randes ra-
mas del Derecho Privado. '
En los primeros títu'los de este Código se trata de 'los principios ge-
nerales y en los restantes se reglamentan los divers6s contratos (no trata de
los seguros) y constituye el más fuerte argumento que invocan aquellos au-
· tores partidarios de la unión del Derecho CiViíl.con el· Derecho Comercial.
P~ste~iormente 'en. 1902, se dictó en Suiza un Código Civil que es d
actualmente .vigente y que no derogó ni reemplazó el Código' F 00 eral de
las Obligaciones, s,ino que lo incorporó a él, pé\'sando a formar su título V.

Hasta. este momento nos hemos podido dar cuenta de que casi todos
los países de Europa y América tienen codificada su legislación comercial.
Hay; sin embarg9, tres paí,ses en "que se Ihace escepcioiJ. a esta reglá, en 'los
cuales no existe Código de Comeraio yen donde el Derecho Comercial oo-
· tá constituido por una serie de leyes escritas y principalmente por la cos-
tumbre, nos referimos a: Inglaterra, E. E. U. U. y los países E:scandinavo~
(Suecia, Noruega y Dinamarca). I

Inglaterra:- Como ya -lo hemos anticip,ádo, en este paÍ,s no' hay un


-'14

Código de Comercio y hay r~sistencia a la codificación del Derecho Mer-


cati:til, porque se cree que el'la es. un obstáculo para el desarrollo del co-
mercio y de la:> instituciones mercantiles, y porque se considera que la ley
escrita no puede ir siguiendo las modificaciones que sufren esas ,instituciones
con la ductilidad de la costum~re. Hay que reconocer, por otra parte, que un
Derecho puramente consuetudinario ofrece graves· inconyenientes, porque
es difícil que esté en conoc.imiento de todos los' comerciantes con lp cual
se da orÍgen a graves conflictos; inconveniente que ha impu'lsado a los pue-
blos a unificar su legislación mercantil. .
Sería muy largo citar las leyes escritas existentes en Inglaterra, razón
por la cual sólo nos referiremos a algunas de las rnás ;importantes. Así por
ej., debemos citar: Ley sobre Sociedades, del año 1908; Ley sobre Socie-
dades Co'lectivas, del 81; Ley de 1906 sobre Legislación Marítima; Ley
sobre Efectos de Comercio de 1872; etc.
E. E. U. U. :-Aquí, lo mismo que en Inglaterra, el Derecho Comercial
es c~nsuetudinario. En este país la divers,idad de leyes 'es aún mayor, porque
hay algunas que son comunes' a todos los estados y otras que SOn espeoia-
les de determinado' estado.
Países Escandinavos': (Suecia,. Noruega y Dinamraca). Estos tres paí-
ses, en razón de sus frecuentes relaciones comerciales, vieron la necesidad
de dictar reglas que fueran .comunes' a todos ellos. Así, el} año 1880 se dic-
tó una !Ley sobre la Letra de Cambio que fué aprobada separadamente por
los tres estados. El año 87 se dictó una Ley sobre Registros de Comercio;
en 1893 se dictó un Código común referente al Comercio marítimo; y fi-
nalmente debemos citar una Ley sobre Cheques del año 95.

HISTORIA DE LA lJEGISLACION MERCANTIL EN CHILE

Cuando, Chile se em~ncipó de la d~minación española, regían en el


país, en primer lugar, las 'leyes generales' de España y en segundo lugar, las
leyes especiales que habían dictado los reyes españoles para las Indias.
Vamos a ver que importancia tien.en estas leyes para nuestro Derecho
Mercantil.
Las leyes generales españolas estaban constituidas especialmente por
el Fuero Juzgo, por la Codificación' del rey Alfonso X el Sabio y por la
Novísima Recopilación. Ninguno de estos Código.s tiene para nosotros una
gran importancia, porque no constitu,ían Un Código .de Comeraio, sino
que se referían a todo' orden de materias (religiosas, políticas, administra-
tivas, .etc.) ; de manera que las escasas disposiciones relativ.3.s al comercio es-
taban repartidas y ~ifusas.
En el Fuero Juzgo no hay n.inguna disposición al respecto. En los Có-
digos de Alfonso el Sabio ya hay algo; así en el Fuero Rea'¡, el título IV
trata de los navíos y se contienen diversas disposicioness'obre naufragios y
ayerías; en 'cuantoa las Partidas, 'la Segunda se refiere a las presas, la
1 en;era al fletamento.y la Quinta las ferias y mercaderes, a los mercaderes
y su/s rreuniones, a los navíos, al capitán y sus facultades, a 'la avería, a la
echazón, a los naufragios, ,etc. • .
Como vemos, todas est~s disposic.iones se refieren al Comercio Ma-
rítimo, salvo la de' los mercaderes' y sus reuniones.
El Libro IX de la Novísima Recopilacidrt trata de los corredoi¡es, de
la·s ferias y también de los navíos.
Como decíamos, junto a éstas regían en Chile disposiciones dictadas
~spec.ialmente para el Reind de Indias y que estaban constituidas por el
conjunto de disposiciones emanadas de la autoridad real (Pr¡¡.gmáticas, De-
- 15-

cretas, Reales Cédulas, Autos acordados, Ord~lJ..es, etc.); las cuale~ eran
comunicadas a las colonias por el Consejo de Indias, cuerpo lega'l dictado
por Carlos. II . en 1680 muy deficiente po: el h~cho de 'ser un. fárrago de
disposiciones referéntes a todas las maten as y. que tampoco mteresan al
Derecho privado comercial, porque casi todas las que tenían alguna rela~
cÍón con él se referían a asuntos con carácter político.
Hubo, ,algunos años más tarde, otro proyecto de codificaalón que 'se
Hamó C6digo Carolino y que no . alcanzó él publicarse. l1ay que citar
igualmente el Reglamento del !Libre Comercio de Agosto de 1778, refe-
r~n,te al Derecho Mercantil Marítimo.
ILo que más nos interesa ·en la legislación española es el cuerpo legal
llamado "Ordenanzas de Bilbao" que fué formado por los comerciantes
de la ú~iversidad de 'Bilbao (los comérciantes se reunían en corporaciones
o ~ofradías que recibían el nombre de universidades) q~e habían obtenido
permío1o real para dictarse su propio Derecho Mercantil. .
Nacieron así diversas ordenanzas y reglam~ntos de importancia en el
campo del Derecho Comercial y dentro de las cuales merecen c~tarse es-
pecialmente' :las Ordenanzas de Bilbao que fueron aprobada¡¡ posterior-
mente por Real Cédula de Felipe V en 1737.
Las Ordenanzas' de Bilbao tuvaerOn fuerza obligatoria en tod,a Espa- .
ña, salvo en los países dependiente~' de la corona de Aragón, en las cuales
se daba preferencia al Libro' del Consulado del Mar, conjuntam~n.te con el
cual úgieron hasta 1829, fecha de la dictación del Código de Comeil1Cio es-
pañol. . ~ " _'. . '
Estas Ordenanzas tuvieron gran importancia' en los países de Améri~
ca, a Jos cuales se' introdujeron junto con la dominación española y en
. donde rigieron hasta la dictación de los C6digos de Comercio, a los cuales
influenciaron grandemente. -
Fueron introducidas a la legislación vigente en. Chile por Real Cé~'
dula de Febrero de 1795 y comenzaron a regir en 1796 con l~ cual se as~
tableció en Sant,iago un tribunal comercial denominado Consulad9: Dedla~
.rada la Independencia, siguieron úgiendo como Código de Comercio hasta
la dictación del· actualmenté vigente.
Las Ordenanza·s de Bilbao son muy completas y abarcan tanto la ma-
teriade Derecho Comemial Terrestre como Marítimo y constan de 29 ca-
pítulos. Los ocho primeros son relativos .ala o.rganización d,~ h>s Consula~
dos de Bitlbao y tienen una importancia puramente local; el IX trata de los
mercaderes y sus libros (contiene una tabla de los libros que deben llevar
los comerciantes; el X de las Cías. ,de Comercio; el XI de los Oontratos; el
XII de las comi:=,iones; el XIII de las, letras de cambio; el XIV de los vales
y libranzas; (documentos de orígen netamente español que no existen en
los demás Códigos europeos, pero si en América como consecuencia de la
influencia de la dominación española), el XV de los corredores de lonja;s
o ]?olsas de Comercio; el XVI de los corredores'. de navíos; el XVII de. las
quiebras; el XVIII del fletamento de navíos; el XIX de los naufragios; el
XX. de ~as averías; ~l XXI de los modos de arreglar la avería grue~; el
XXII de los seguros; el XXHII ele! préstamo a la gruesa; el XXIV iv aI~
fiunos de los siguientes,de la gente de mar (piloto leman-piloto práctico
piloto de puerto), etc. '
Como ya lo hicimos- ver, estas Ordenanzas de ·Bilbao continuaro~ ri-
giendo después de declarada la Independencia, pero muy pronto' comenzó
a sentirse su deficiencia y se :hicieron va.rias· tentati~as para preparar un
nuev9 C;ódigo; Por decreto de 18 de Diciembre de 1846 se nombró una
cotni.sió:i1, encargada' de estudiar el Código español y adaptarlo a. Chile,
-'16 -

que no dió, resultados. El 3 de Julio, de j 85 1 se nombró una nueva comí-'


sión con el mismo objeto y que tampoco hizo trabajo alguno. Se dictó
entonces una ley de 14 de Septiembrt'O de 1852 por la cual se facu'1tó al
Presidente de la República para nombrar a la persona rncargada, de re-
dactar un proyecto d~ Código y para que remunerara sus serViÍcios; por
decreto de 24 de Diciembre del mism.o , año' se nombró para este objeto
a don Gabriel Ocampo, abogado argentino refugiado en Chile debido a las
persecuciones de que era víctima por parte del gobierno de Rozas.
E'l señor Ocampo trabajó durante varios años y en 1860 entregp su
proyecto a una 'comisi6n encargada de su rev,isión que demoró cinco años
en ello y que 'a fines de 1865 se present~ a las Cámaras por las cuales fué
aprobado y promulgado para empezar a regir el 11? de Enero de 1867.
Durante mucho tiempo se creyó que no se habían levantado Actas de
las sesiones de esa comisión, lo que se estImaba mttr lamentable pues pri-
, vaba de antecedentes de gn~n importancia como es la historia fided,igna del
establecimiento de la ley; pero no hace mucho tiempo aparecieron esas ac-
tac entre los libro~ de lá Biblioteca del propio' Sr. Ocampo donado por uno
'de sus hijos a la Biblioteca Nacional. Sin embargo, el aparecimiento de este
documento no ha producido ninguna modificación en la interpretación del
Código, pues no ofrece ningún interé" porque las actas no están firmadas,
salvo las ci~co o seis pnimeras, y porque no hay razones exp:}¡cativas de las
consideraciones que se tuvieron en vista para introducir algunas modifica-
ciones al proyecto primitivo.
Con anterior,idad a la ¡;>romulgaci,ón del Código de Comercio s~ des-
glosó el capítulo relativo a las Sociedades Anónimas y se promulgó como
ley, pero una vez promu'lgado el Código de Comercio quedó derogada.
Juicio sob~e nuestro Código:-' Oiremos con frecuencia duras críticas
a nuestro Código de Comercio, pero veremos generalmente como esas
crít.icas le sQn hechas por personas que no lo conocen. Nuestro Código fué
para su época lo más perfecto que~e podía obtener 'y sus principios básicos
son los mismos que han consagrado posteriormente los Códigos modernos.
Tiene talvez .1 defecto de ser demasiado extenso debido al exceso
de reglamentación (propio de leyes especiales) y a que repitió ,inne~esaria­
mente muchos concepto e' del Código CivH.
No es necesario que diga a cada paso que rige el Código Civil porqu~
eso ya lo .bahía establecido en su arto 2 9 que dice:
Art. 2 -En los casoe que no estén especialmente res~~ltos por este
Q
,
Cód,igo, se aplicarán las disposiciones del' Código Gvil.
LoS' d*fecto'
e s de fondo que se 1e sena'
- 1an no son otra cosa que una
consecuencia de la época en que se dictó, razón p~r la cual se haCe nece-
saria una revisión completa.
Tiene la ,importancia de haberse ref~rido a materias que sólo han' ve-
r'lido a ser túltadas en los últimos tiempos; así por ejemplo, el contrato de
cuenta corriente mercantil no 'estaba ha¡;ta esa fecha incorporado a ninguna
legislación positiva y aún hoy ,se mantienen sus princip,io,s (E.J Código de
, Comerció argentino copió literalmente este capítulo de nuestro Códigol.
Se ocupó también n~estro, Código del seguro terrestre, cont,rato que
no había sido tocado hasta esa fecha por los Cód.igos vigentes, y respecto
del cual estableció los principios gC? nerales y la reg'Iamentación de (¡US di-
versas clases. ',
- 17-

OBJETO DEL DERECHO COMERqAL

51 Derecho Comercial tiene por objeto el estudio de las materias re-


l~'tivas al comercio. Parece 'lógico precisar entonces los c~nceptos de co-
mercio y dé Derecho' Comercial.
, Det:de luego, ¿ qué se entiende por comercio?
Dentro del campo ,del Derecho. C~mercial el 'concepto c;1e comercio
tiene un ,significad~ muy difer,ente al que le da la Economía Política, en la
cual eEta palabra está tomada en un sentido muy 'restringido, como tma de
las ramas en que puede div,idirse la industx:ia» ,
La, industria, dice la EC'onomÍa Política,. es el esfuerzo del hombre
aplicado a la producción de nuevos bienes con que satisface,r sus necesida-
des. Admite muchas divisiones de ,las cuales la 'más importante es la que
d,istingue entre industrias extractivas, manufactureras y comerciales.
Industrias exlractivas son 'las que consisten en tomar los productos
del suelo con ,mayor o m~rior trahljo (minería, agricultura, caza, pesca, etc.)
Desde luego, podemQs adelantar que n;l).guna de este tipo caé dentro del
campo del Dereoh~·Comercial. En con~ecuencia, 'los individuos que se de-
dican, a este tipo' de industria son simplemente pro~son co-
merciantes, porque. no intervienen en, la circulación4~Jfrf~ue~a.En resu- ~
men, podemos deCIr, que por regla general los actos de Os productores no
son mercantiles ante la ley positiva. '. ,
Industrias m'a:nut:a<:;tureras o fabriles: tienen por objeto transformar
las materias primas y hacerlas aptas para el consumo. Para el Derecho Cae
mercial estas quedan comprendidas entre 'las industrias cbmer~iales.
Finalmente, la tercera rama de la industria, ,según la Eco~omÍa Políti-
ca, está constituí da. por las' industrias comerciales, que comprenden todos
aqueIlos actos de ,interposición entre los productores y consumidores, tOdOS
aquellos actos de interposición en la circulación de la riqueza; así por ej.,
·¡Tevar un producto del agri,cultor al fabricante que lo ha de transformar,
de este al comerciante mayorista, ,de este al comerciante m,inori,ta y de
este al comprador.
Como' ve~os para el Derecho Comercial e! concepto de comercio es,
más amplio que par~ la Economía Política, pues comprende tanto la indus-
tria manufacturera o fabril como·h. industria comerci~l.
¿Cuál es entonces, en el Derecho Comereial, el concepto de comercio ?
~ La Ie'~ no ha dado una ,definición\ y en el tít~lo preMminar de nuestro
Código no se encuentra' ninguna definición general, teórica o abstracta de
lo que debe entenden:'e por comercio. Nu~stro Cód:go, Eiguiend~ tal vez al
Código francés,en vez de definir .el comercio Se ha limitado .a enumerar
los actos de com~rcio. .
Art. 3 Q-"Son actos de comercio, ya de parte de ambos contra,tantes,
ya de parte de uno de ellos" e .
Este sisteID:a fué empleado deliberadamente por nuestro legi,~lador y
en el Mensaje hay un párrafo en que se llama la atención sobre este hecho.
Se huyó del peligro de definir los actos de comercio y se prefirió enume-
ral10s.
Podemos entonces preguntarnos: ¿ E'ota enumeración, es arhítraria o
científica? ¿Se presentan en ella ciertos razgps que pueden ser comunes a to-
dos los aclos de comercio?
Según lo veremos, es imposible reunir a todos estos actos en una
defini¿ión genérica; de manera que el legislador sólo h~ debido tener pre-
sente com,ideraciones de interés práctico., Por esto" antes de dar una de-
finición de comercio,' hay que ~ejar establecido que toda defi,nición tiene
- 18-

un valor puramente 'teórico; luego, para deter,minar si un acto es mercantil,


no debemos atender a si cae ¿entro ,de la defínic.íón que demos, sino que
deberemo~ atender a sj cae dentro de los actos ,que e; Código de Comercio
enumera como t~les.' , ." ,
Tratemos entonces de dar una definición efe comercio lo más exacta
pofiblc y que abarque la mayor parte de los actos de comercio. Es difícil
dar esta definioión d~da la inmensa variedad de estos' actos y dado el pe-
ligro que se ,corre de caer en una demasiado .amplia o en una demasiado
rcstringi'da. - '
Cada tratadista de Derechq Comercial da su definición y cada uno
hace residir en uno u otro razgo el carácter din.intivo del aéto de comercio.
Désde este punto de 'vista podemos decir que las' característica~ má~
frecuentes de'10s actos mercantiles son: el prop-ósito de lucro y la interme-
diac:ión o interposición en los actos que tienen por objeto producir de la
r,iqueza.
1"'-Propósito de lucl'o: La actividad mercantil está inspirada por el
deseo de obtener una ganancia, pero Ealta a la vista que no basta este ele-
mento, por si sólo, ,para caracterizar" un acto de comercio. Así, el propie-
tario de un fundo, un arrendatario que lo explota, una persona que se de-
:JC!icaal ejercicio de una profesión liberal, etc. trata de conseguir un benefi-
cio,' busca una ganancia, pero no ejecuta un acto de comercio sino un acto
netamente productivo. A 'la inv"ersa, tendremos ocasión de ver que hay mU-
chos actoó que la ley califica de me;'cantiles, lleven o' no envuelto el pro-
pósito de lucr,o.
2"'-Intct:p,osi6ón entre productores y consumidores: Así por ej. el
que compra un producto a algún agricultor para su consumo personal no
cjecuta un acto de comercio'; pero si entre ellos se interpone una tercera'
,persona que :le compró al agricultor para venderle posteriormente al con-
fumidor, el productor y el consumidor no están en contacto directo, y se
dice entonces que hay' un acto de intermediación entre ellos que le da a~
e:'i'C otro acto el carácter de mercantil. ,
En los tiempos primitivos, el indiv,iduo a quien le sobraba alguna cosa
la cambiaba personalmente por otra que no tenía, que necesitaba. pero el
desarrollo del progreso hizo que alg~nos individuos se encargan,n de estE
cambio y así nacieron los comerciantes. ,
Veremos como este rasgo de la interposición o intermediación se con-
siclerá esencial, según nuestro Código (art. 3 N<? 1), para darle a la com-
pra-venta el carácter de acto de comercio. '
Hay autores que toman la cosa desde Qtro punto de vista: el de la
aceleración de la producción de la riqueza. Según ellos, todo e:, que aumen-
ta la circulación de ia riqueza, realiza un acto de comercio. Sería el caso
de im agricultor que tiene una cr,lanza de ovejas y que le vende su ,lana a
un industrial que d·espué~ de elaborada, se la vende a un hbticante de te-
gidoó' que la transforma en género" el cual a su vez se lo vende a un comer-
ciante mayorista, este a un comerciante 'minorísta, y este al consumidor; sin
considerar el trábajo qllte han realizado los' que han transportado' ese pro-
ducto de un lugar a otro. Pues bien, todos estos actos de intermediación
entre productores y consumidores constituyen cada uno mi acto de comer-
Cio, de manera que los actos civiles sólo se encuentran, en los extremos.' Sin
embargo, este carácter de intermediación no basta tampoco pina datle por
sí sólo a un acto él ca 1 ácter de comercial, porque el art. 3 9 dalifica de co-
merciales actos en que no hay intermediación y porque hay actos en los
cuale,s a pesar de habe~ íntérmedíación no son considerados comerciales.
Resumiendo estos elementos podemo~ definir el comercio: como el
- 19

conjunflo 'de opeI'.:::ó:níefle que tien~erí p,>:>r lobjieto re,alizl,ar 'he'n>eficbs por m>f.l~
dio del cambio, del transporte o de 1;a b'ansf(lrlnadón de los productos de
Ja naturaleza o de la in.Jrustria, ):,,írviendo de intermediario entre ,:productor'!s
y 'consumidores. ,
El tratadi,sta italiano Supino dice que "es la indvstrÍa de intetm;;;:d¡ídción
entre p~'oductores y consumidores que Con ,el objeto de obtener un lucro se
I;ropone ¡aumentar 'Ja circulación de la ,1J:iiqueza".
Se confirma aquí lo que afirmábamos hace un' momento de que la pa-
';abra comerc.io tiene en Derecho Comercial un significado má~,'amp¡;o que
en Economía Política, porque abarca tanto ,la sindustri!'\.;> manufactureras o
fabriles como la's comerciales propiamente tales., Por su parte en el Código
Civil se toma la palabra comercio en un significac o más amplio aún, muy'
distinto por c,iertb del que acabamos de indicar. Se dice según el Código
Civil que una cosa "es~f. en el comercio humano" cuando puede ,ser objeto
de dec1a!aciones. de volur;tad.
Por último; e~ 'lenguaje vulgar, se hace distin~ión entre comercio e in-
dustria, y se aplica esta útlima ,d~nominac,1ón casi exclusivamente a la in-
l

dustria manufacturera. ' ,


En re:súmen: para nosotr os la p'alabra c',omercio abarca tanto a las in-.
dustrias que la Economía Política califica de manufactureras o fabriles co-'
mo a las comercia;es propiamente tales.

CLASIFICAcION DEL COMERCIO.

19-En comercio al por mayor y al por meno\". Esta d.istinción tiene un


. Ínterés m.uy restringido, y sólo tiene aplicación p<¡\ra los fines del arto 30
del Código de Comercio que impone al comerciante mayorista la obliga-
ción qe llevar más l!lbros que al comerciante minorista\ '
29-Según el objeto, se puede di'stinguir el comercio de transporte, de
seguro, ,de banco, etc., dándose para cada uno de eLlos reglas especjale~.
3Q-S~gún el lugar en que se ejerce, se di~de e~ nacio,nal' e jntel'na~
dona!; ya sea éste úldmo de importación odé exportación., Esta clas,ifica-
ció~ tiene importa'ncia en cuanto se refiere a la legie:ac,íón' aplicable a los
actos realizados. \
49--..:.Por último y esta es la división más importante, en Comercio Te-
rrestre y Comercio Marítimo.
El comercio marítimo ha nec~sitado siempre reglas especialés,en con'-
sideracion. al distinto medio y :a, los mayores rieegos,. ya veremos como hay
instituc~ones aplicables tanto al uno como al otro, pero que a'; aplicarse al ,
comercio marítimo toman modalidades diversas: seguros, tram'portes, etc.

CONCEPTO' DEL D. COMERClAL"

Hoy día el Derecho Comerc,ial es réal, en el sentido de que rige los'


actos de comercio ,con'3idendos en sí mismos independientemente de la pro-
fesión de las personas que los ejecutan. En consecuencia, el primer obje-
tivo 'del D~recho. Comercia'i es re~ir aquello~ actos que la ley califica de'
actos de comercio. .
, Sin embargo, esta ,idea no es' abwluta; es cierto que todo acto de co-
mercio queda regido por el Código' de Comercio, pero c,!-!ando una perso-
na hace de tales' actos su profesión ha.bitual adquiere un carácter especial,
pasa a tener la prof.~s:ón de comerciante, y eri cuanto comerciante, 'queda
régi¿ o por el Derec,ho Comercial que le impone ciertas obligaciones que no
pesan sobre el simple particular que ejecuta un acto de comercio ;se ocupa
- 20-.

tambi6n el. De; echo Comercia; de reglamentar la capacidad de esas perw-


na'::, modificando ¿on ello muchas reglas al' respecto del Código Civil.
De aquí se desprende que el' Derecho ComerCial t.1ene como segundo
objeto el regir los ";'ctos de los comerciantes, por lo cual se le puede defi-
nir com~: "el' c<mjunto de principios que regla los actos de comercio y la
capacida d, ~erechos y deberes de la: personas que hacen de la ejecuc~ón
de {'~os ados su profesión habitual".
Veremos como nuestro Código de Comercio responde a este doble ob-
jet,lvo del Derecho Comercial al estbalecer en su Título. Preliminar este
campo de aplicación relacionado con el acto y en su Libro 1 lo relaciona-
do con ':o~ comerciantes.

CLASIFICACIONES DELD. COMERCIAL

·'Hv.y que precisar previamente que el Derecho 'Comercial es una de las


dos grandes ~amas en que hay que dividir el Derecho Privado; y está en
contraposición al Derecho Civil, por cuanto rige las relaciones entre par-
ticulares a que da lugar un acto de comercio, mientras que el Código Civil
rige los actos ~,in atender a la profe~ió,n del que los realiza.
, Sin embargo, no hay' una independencia absoluta entre ellos, sino más
bien una unión estrecha y veremos como muchas materias de uno han in-
fluenciado al otro. El Derecho Comercial se ha idó fórmando por el con-
junto de derogaciones al Derecho general cuando no bastó o cuando esta-
blecía reglas inaplicables; dé manera que en todos aquellos punto~ en que
el Derecho Comeroial no ha ido derogando sigue rigiendo lo prescrito por
el Derecho Civ}l, lo cual significa qu.e es un Derecho de excepción que com-
pleta al Derecho Civil cuando no lo ha derogado.
E; Derecho Com'ercial se puede dividir en dos grandes ramas, divis'ón
que corresponde a la más ampl,i3. ide las divisiones que hicimos d~l comer-
cio'; eEto es, en Derecho Comercial T erreetre y Derecho Comercial Maríti-
mo, y en algunos casos tal es la importancia de este último que llega a~ for-
mar ramo aparte. .
~ Hay, con respecto al comercio, algunas disposiciones que miran a las
re'laciones de los. comerciantes con la autoridad (hig..i~ne, título profesional,
monopolios, etc.). respecto de las cualesdebemQ~ adelantar que no forman
parté de nue&tro estudio, porque no caen dentro 'de lo~ marcos del Derecho
Comercial Privado sino más bien del Derecho Comercial público o adminis-
trativo. También hay muchas d,iEposiciones que miran a las relaciones de
los comerciantes con reEpecto al Fi~co y que t~mbién caen dentro de la
órbita de; Derecho Come,rcial p'úblico.
Suele hablarse también de Derecho Comercial penal, en atención a
que en nuestro Código Penal hay párrafos enteros relativos al comercio y
que t.ienen por objeto reprimir delitos especiales cometidos en el ejercicio
de esta profesión; así tendremos ocasiól1 de estudiar muchas diEposiciones'
penales en materia de quiebras (quiebra culpable o fraudulenta. que el CÓ-
¡digo Penal agrupa bajo el nombre genérico de "Defraudaciones"). Pues
bien, este aspecto penal también es objeto de nuestro estudio,
También se podría formar un Derecho Comercial Internacional e~ re-
lación con lOE conflictos de legislación que s.e produjeran en materia mer·
cantil y que se han hecho muy frecue~tes debido al desarrollo de las rela-
cion.es tanto cornercÍ'al =s como internacion lle's entre los diversos países. De-
bemos dec;r que ya se han dictado diversas reglas de~tinadas a solucionar
e>:tos ,conflictos, c<pecialmente en lo que se refiere a Letras de Cambio.
-" 21

iLEGISLACION COMERCIAL Y LEGISLACION . CIVIL

¿ Por qué hay un Código de Comercio dist.into al Código· qvil? ¿ Por'


aué no se aplican a los actos de t;:omercio y' a los comerciantes las' reglas
generales del Derecho Civil?
Aparentemente, esto no tiene exp';¡cacÍón con respecto a divel'sos con-
tratos que han sido legidados simultaneamente por. ambos Códigos y re~­
pecto de loS' cuales' se han establec.i<;l.ó reglas diferentes. por cada uno de
ellos; . ~ ·c. -
• ¿ Porque esta dup1icid~d de . legislación sobre un mismo acto? Se ex-
-plicaría esto con respecto a los actos que no hubieran sido reglamentados
por el Código Civil, pero, ¿ por ,qué ha d'e estar la compra-venta sometida
a distintas reglas? Ya veremos que cuando se compra una co·~'a con ,el obje-
to de revenderla se efecuta un acto de comercio que queda sometido' al
Cód.igo de Comercio, y que cuando ese objeto se compra pr:lra d consumo
s'e ejecuta un acto civil que queda regido por el Código Civil.
En el fondo sempre hay u~ contrato de compra-venta, ¿ por qué aten-
der entonces a la intención del comprador? - .
Hay muchos autores que sostienen que no debe mantenerse esta se~
paradón, según ellos, artificial, caprichosa y que 'da origen a d.ifícultades;
abogan por ,lo tanto por la fusión de estas dos grandes rama.s' del Derecho
Privado. Apoyan su opinión en' lo que ocurría en los pueblos antiguos' (En
Roma por' ej., estaban confundidas las, reglas aplicables a todos los actos _
y contratos y no había un Derecho Comercial separado del Derecho Civil),
y aún modernos como los su.izos y países; ~ajQnes (lngláterra y E. E. U. ~.)
Sin. embargo, esta teoría de la fusión no ha surgido y hay razones con-
tundéntes que justifican tal separación.
I <?-Es cierto qué en tiempos de iOEI romanos nO exist1.ó el Derechú
Comercial como ramo . -separado, pero ello se ,debió a que el comercio tuvo
en ese gueblo' muy poco d:!sarrollo. Sin em~argo, con ,el trascurso del
tiempo y a medida deldes';'rrollo del comerc.io, laJuerza de las cosas fu~
desprendiendo 'del Derecho com4nlas reglas especiales que reclamaba el.
comercio, y este conjunto de derogacioneEl, modificaciones o reglas núev¡il.s
. fueron dandp orígen a lo. que llegó a constituir el Derecho Comerdal; y
esta separaóón ha id'o acentuándose cada, día más !o' que prueba que no ha '
sido la intervención leg,islativ:a quien la ha establecido. .
2<?-La mayoría de 'los paÚes conservan e,sta separación, y fuera de
Inglaterra, E. E. U. U. y Suiza,. no hay' ninguno en que estas reglas estén
'sep'aradas; aún en -los países escandinavos en los cuales no hay ,Código de
Comercio; la Jegis,lación mercantil está casi toda recopilada sepa1'adamente. '
. 3<?-.-Los actos o contrato,~l de la vida civil son ejecutados por una mis-
ma persona con escasa frecuencia, en comparación con los rnnumerables
'actos de comercio que Un comerciante" ejecuta en un mismo día. Esto se
,debe a que la situación es completamente distinta, pu~sto que el "no co"
merciante" tien~ tiempo Euficiente para cumplir las exigencias y forlmalida-
'des del Código Civil, mientras el comerciante carece de él, no se concibe
entonces qu.e un comerciante tenga que someterse en. todos sus actos a es-
tos rigorismos, pues toda traba significaría un estorbo; ,'
, . Ne~esita el, comere,io llbertad y facilidad en ,~'US movimientos para la
rápida ejecución de ,ms operacionú y esta es la razón del porqué el Código
de Comercio se ha ,visto en la necesidad de aboli~ exi'gencias consignando
dispo'EicDones excepcionales al Código Civil. Así por ej.; en materia de prue-
ba, el Código Civil exige prueI~a escrita con respecto a todo acto que ver:s'e
sobre algo de más de $ 200; ap';icar este precepto al Derecho Comercial
22

sería ábsurdo: de mariera que en lo que a él ¡e~'pecta hay libertad de, prue-
ba y se pu.ede probar por testigos toda obligación, cualquiera que sea su
monto.
No es esto [ólo. Los comerciantes están en relación con muchas per-
~onas y necesitan recurrir frecuentemente, al crédito, pero para que puedan
gozar de e'i:e crédito es necesario asegur':lr convenientemente 105 dereohos de
sus acreedores y con. esté fin hay en Derecho Comercial muchas disposi-
ciones mediante las cuales se facilita el exámen de ';os actos de un comer-
ciante y se ase~Ula su c=tstigo en ca'w de prueba. (ASÍ por ej., la obLigación
de llevar libros de Contabilidad). . ' '
4 9 -Las reglas aplicables en estos caeos son más rigurosas, en consi-
deración, como ya lo hemos dicho, al crédito' de ':0.> comerciantes y a la ne-
cesidad de géj.rantizar los derechos de sus ac:eedOl es porque si uno de ellos
. n'o paga a otro que también es' comerciante puede poner a este .en. la nece-
sidad de suspender también su: pagos, y a:sÍ éucesivamente, lo, que ongma-
ría situaciones muy difíciles. Etóa es pues, la razón del mayo: llgor de las
disposiciones aplicables a los comerciantes.
5 9 -Hay muchas instituciones consagradas por el Derecho Comercial
y desconocidas por el Derecho Civil, en las cuales el, legislador no ha hecho
otra cosa que confi.:mar lo que exi~tíaen la práctica (Bohas de Comercio.
Bancos, Letras de Cambio, SegulOs, etc.) Todas eJ)a~ se formaron fuera
del Derecho común y no .se puede dudar entonces de que est~ separación
del Derecho Comercial con el Derecho común tendrá que mantenerse.
Sin embargo,' volvemos a repetirlo, esta división del derecho Privado
no quiere decir indeplendencia ehtre cada una de H!S ramas; por.el contra'
rio, existen muchas relaciones entre ellas, y en todos aquellos actüs que no
están reglamentados por el Código de, Comercio hay que "cudir a lo dis-
puesto al re5pecto en el Código Civil.
Así lo di:pone expresamente el art. 2 9
Arlt. 2 9 -"En los caso. que no estén e,:pecialmente resuelto.; por este
Código, se .apl::carán las disposiciones del Código Civil".
El Código Civil es también entonces, fuente del DerechoCom~rcial'
'y rige los actos ¿e comercio y de los comerciantes en todo aquello que no
esté leg::slado por el Código de Comercio; y po~ eSO f:ecuentemente ten~
dremos que hacer comparacionel3.
Sí b~en el Código de Comercio se ha ido separando del Código' Civil,
al mismo tiempo ha infIuído sobt.e él, pues, dado su carácter eminentemen-
~e expa'mivo muchas de sus reglas han ido penetrándolo y modificán~lolo
SI Derecho Civil formuli~ta ha ido perdiendo su carácter primitivo, po,~
cuan'to ejecutan actos de come:cio muchas personas no comerciantes y ya
!!:e nota la supre,ión', de muchas de esas reghs, ,restrictivas .. Por otra parte,
instituciones que nacieron, exclusivamente para el Derecho Comercial s.e
han ampliado, así 'por ej .. el seguro; si b:en está regido por el Código de
Comercio, se apEca 1:10 s6lo a los comerciantes sino a toda person¡a que tie:
ne algún valor apr,eci,able y que qu;ere ponerse a cubierto de los rie'sgos,. Lp
mismo i~e puede ¿'ecir respecto de las letras de cambio y demá.s efectos
de come.rcio (. cheques' pagarée~; vales, etc.) que nac'ieron para el co'mer-
ciante y que son hoy día usados por ind:'Viduo$ de todas las profesion¡es.
Ya que hablamos de esta fuerza de e~pansión del Derecho Comercial
conviene señalar otras dos de sus características principales:
1Q-Su pr,ogresividad, o ~ea, El! tendencia a laevoluc:lón constante, de
acuetd·o con el aumento de las relacion es comerciales, de los actos mercan-
tiles, industri=tles, etc. Vemos aquÍ la razón;:le p'orqué el legislado: ha debi-
do; reconoc~r a la costumbre el valor de ley e~crita en todos aq~ellos c;asoll
-23-

no prescritos por ~l Código de Comercio, por las leyes complementarias' ni


por el Código Civil; a diferencia del Derecho Civil en
el cual la costumbre
sólo adquiere fUEt:iza obBgatoria cuando la ley se remÍte a· ella ..
,Art. 4Q-'~Las costumbres mercantiles suplen el,. silencÍo de la ley,
cuandó los hechos que las constituyen son unifórmes, públicos gen¡eralrnen-
te ejecut9-dos en la República o en una determinada localidad, y reite~ado;_­
por un largo espacio de tiempo, que se apreciará prudencialmentte por los
juzga~os .de ·comercio".

2 9 -Su, uniformidad. En materia comt~rcial son muchos -má,s frecuen-


y máis graves, los casos~de conflictos de legi.slación. El comercio tiene hoy
un' ca~ácter franéamenlte int·ernacional (com.erci~ de importación) y un cop-
trato ejec'utado en UJ;l. paí'sva frecuentemente a producir sus'e,fectos en otto
país. Así por ej., supongamos que en Chile 'se gira' una letra d.e .c~mb¡o
(documento de CiiI'CuIa"ción internacional), que es endosada .en España y
,paga'c'aen Londres, y atsÍ en materia de transportes son sumamente fre-
cuent~s, sohre tod~ en Europa los transportes internacional~s; en matería

ses
, .
marítima 10ls viajes de lós navíos los coloca.n en contacto con div;ersos paí-
y . diversas leyes; en materia de fletamento,
'
puede celebrallse el1l Chile
un contrato de fletamiepto para llevar mercaderías a Francia, etc.; y así
sucesivamente podríamos 'citar innumerables casos en que se pueden .susci:'
tár conflictos internacionales.

ENSAYOS DE_ UNIFICACION'

La d.iferencia de legislaciones es, pués, una fuente de- estos, conflictos


internacionales, y para evitarlos' se ha tratado de llegar a una legislación
'uniforme y aún se ha Eegado ha manifestar el deseo, utopía 'más propia-'
mente,de que exista"un 'Código de Comercio único para todas las naciones'.
Pero si no puede llegarse a .unauriiformidad co~plea, debe tratarse de ir
> lo más lej os posible en aquellas materias' en ,que ello pue:de alcanzan'e; y
esto es más fácil en Derecho Com~rcial que en Derecho Civi'l, porque
mie~tras el primero rige interese1a, el Derecho.' Civil está en jntima relaci6n
CO!l consideraciones extrictamente personales (familia, etc.)
>Se podría conseguir eE'ta uniformidad, sobre todo en materi'a de letras
de camhio, transporte y comercio marítimo. Muy largo nos sería citar to-
dos los ensayos ,de unificación que 't'e han hecho hasta la fecha. Uno de los
esfuerzos más importantes lo" CO¡;lóttítuye. la' reunión de la Haya, de 1"910
celebrada con el objeto de uniformar la legislación relativa a ·.la letra de
'c,ambio y pag~rées, y a la cual asirstieron cel.si to,dos los' países' de Europa y
>

América. De esta reunión _nac.íeron, tres prO'Yectoís que si bien no han sido
incorporados a la legislación de Jos diversos países, han tenido gran influen-
cia en las leyes sobre la materia que se han dictado con po'üerioridad.
E~ materia d.e transportes ferrovtiarÍos ~odríamos' ci~ar> la, reunión de
Berna.
En materia. de comercio 'marítimo son innumerableís las Conferencias.
Convencione's, etc. ,y cabe deéir que es aquí donde más esfuerzos ..s'e han he:
'cho y donde más .éxito se ha obtenido.

Con esto quedamos en condiciones de entrar al estudio del Código 'ele


Coro'erc,lo, pero antes debemos citar diversas leyels.
~ 24

LEYES COMPLEMENTARIAS O MODIFICATORIAS DEL


CODIGO DE COMERCIO

El Derecho Mercantil positivo en Chile no e,tá constituído sólo por


el Có¿igo de Come~cio, sino que se enc{¡entn completado por una serie de
leyes qu~ modifican o llenan los vacíos de aqueL E,s particularmente abun-
dante la leg:slacÍón mercantil en los último'~ siete años y nos _es indispen-
sab~e m conocimiento.
Hay también leyes ~~br~ otras m:lterias que 'Se refieren incidentalme-n-
te al Código ¿ e Comercio.
Por el momento, citaremos las p:incipales leye~ complementar,ias o
moqificatolias del Código ,de Comercio. ' - -_
Ley de. 6 de Setp. -de 1878 sobre transferencia" de acciones y prome-
'sa~' de acciones de Sociedades Anónim:;ts. _ '
ILey de 12 de Sept. de 1887. Comisarías- c'eSoc. Anónimas (deroga-
da). '
Ley de 23 de Junio de 1868 sobr.~ prisión por deudas .
. Ley de 16 de Sept. de 1892 referente a las obligaciones que se con,
traigan en Chile en 'moneda de oro nacional o extranjero (art. 114 del C.
de C.) ~
Ley 1020 de 31 de Enero de 1898 referente a la publicación de las
esc: itura" de socieda¿es (2 artículos) . .
Ley 4558 sobre ~uiebras de 29 de' Enero .de _- 1929, modificada por
D. F. L. 248 de 20 de Mayo de 1931. Se publicó su texto definitivo por de-
creto de 23 de Jun.io de 1931. ,
Ley 3896 de 13 de Febrero de 1922 que crea los Almacenes Genera-
les de Depósito y les dió la facultad de emitir ciertos qocumentos de_ cré
dito denominados "warrants". Se modificó por Ley 5969 de 19 de Febre·
ro de 1932, con la cual se refundió por decreto supremo 38 de 4 de Marzo
de 1932. , - '
. D. F. IL. 251 de 20 de MaY9 de 19 32sob~e Cías. de Seg~ro'" Socieda-
des An6nimas y Bolsa, de Comercio y que creó la Superintendencia de So ..
ciedades Anón.!mas. ,
D. L. 559 de 26 de Sept. de 1925 llamadq comunmente Ley Gral. de
Bancos. '
D. L. 777 de 19 de Dicie~pre de 1925 sobre Letras de Ca'mbio.
D. L. 769 de 19 de Dic. de 1925 sobre MartiLe¡os Públicos.
Ley 3918 de 7 de Mayo de 1923 que creó las Sociedades de Respon·
sal~ilidad Limitada. ,
Ley 4287 de 22 de Febrero d:! 1928 sobre deud,s con,tituídas a fa-
vor ,de los Bancos.
'Ley 4312 de 24 di Febrero de 1928 sobre prenda industrial, 'creó la
Caja de Créd.ito Minero, modificada por 12Y 4560 de 1929. Fueron refun,
didas por decreto 3217 de J.unio de 1932. -
Ley 4077 de 24 de Sept.de 1926 cobre prenda agraria, modificad"
por iey 4163 de 24 de Agosto de. 192 7. ,
¡Ley 4657 de 24 de Sept. de 1929 sobre emisiones de bonos por las
Sociedades Anónimas (Deventures). , '
Ley 4591 de 12 de Febrero de 1929 :wb¡e endoso de créditos que
comtan por escritura pública. '
D. L. 328 de 12 de Marzo de ,1925 sobre la capacidad civil de la
mujer casada. ,
D. L. 675 de 17 de Oct. de 1925 referente a los bansportes aereo'l
fué mod.ificado y refundido por el D. F. L. 221 de .1 5 de Mayo de 1931.
- 25-'

Ley 4702 de 3 de Dic. de 1929 soble ventas a plazo.


Ley 4694 de 22 de Nov. de 1929 sobre represión: de la 'uI6'ura.
Ley 5521, de12 de Diciembre' de J934 <!.ue estatuye acerca de laca~
'pacidad de la, mujer. '
. Citaremos también tres 'leyes que nos corresponderá e'studiar el año
próximQ;
Ley Gral. de Navegación de 24 de Junio de. 1878.
Ley 3500 de20 de Febrero de 1920 sobre hipoteca's de naves.
Ley 3841 de 16 de Fel~rero de' 1922 sobre Comercio de Cabotaje
,(Nacionalidé¡1.d de las naves y de los tripulantes, privilegi'9s "para 'las naves
chilenas, etc.) .
índice
~lIlIIlIIlIJltlllllll;l!Il1tllllllllllllltlllllnlllllltll!llnllmltllllllllllllltl!lllllimntllllllllllllllIItlllllllllllllUIlIJlllllllltlllllJlllllllmlllllllilllIllllUlllIlIIUlIllllllllllnn

CODIGQ DE COMERCIO
TITULO PRELIMINAR

DISPOSICIONES GENERALES
Comienza nue~.tro Código de Comercio con un título pI'eliminar qU,e
consta de seis artícu:os y que tiene gnn importancia porque se ref.iere a
mat,erias que no habían podido quedar comprendidas en ninguno de' sus
Libros y que' dominan tod.o el campo del Derecho Mercantil.
Este títul~ preliminar tiene dOis objetivos 19 -Precisar los actos· dé
9
c.omercio, o sea; señalar uno de los objetiVios del Derecho Comercial; y 2
señala,r fas fuentes del Derecho Mercantil.
Aná:¡i~h del arto 1 9 -Dada . su situación de encabezamiento del Códi·
go p~,rece que· se quiso dar e~ él una d·efinición, mejor dicho, una
explicación general de las mate'rias que é'ste a,):¡al'ca.
Art. 19 -"El Código de Comercjo rige las obligacione's de los comer-
ciantes que 'se refieran a operaciones m!1tcantiles, las que contraig<l:n per-
sonas no comerciantes para asegurar el cumplimiento de ·obligaci·ones co-
. merciale~, Y, las que re~u·:ten de contratos exclusi~amente mercantiles".
. Si ese fué el propósito del legislador, ello no se consiguió porque el
artículo citado 'es una disposición defectuosa que' por esta circunstanCia: se
hace innecesaria. En el proyecto primitivo figuraba a continuac.ión del aC-
tual arto 3 9 , que entonces era el 7 9 , y. decía: "Son así mismo actos de co-
mercio todas las ob:igaciones de los comerciantes no 'comprendidas en el
precedente artíc:ulo, que se !efier¡'ln a operaciones metcantilés, y las que
contra.ígan per",onas no comerciantes para asegurar el cumplimiento de, o-
bligaciones comerciales".
Como v'emos. tenía como' principial papel completar la enumeración
de los acto;s mercantiles, considerando comó tales a aquellos que ,s;in estar
comlprendidos ,en eUa, tenían relación con iOI3 actos de comercio; cons·agra,
pues, lp. Teoría de lo' Accesorio, qu~ no es otra co'sa que una aplicación del
pr.incipio lógico ya conoéido' de que "lo aecesorio sigue la suerte ,de lo prin-
cipatJ",
Al cambiar la Co~iEióp. Revisora la colocación redacción del ac- y
tual arto 19 , modificó también su propósito e hizo' de el una dispoiSi"ción
inef.icaz. . .
Dentro de este arto 19 hay tres reglas diferentes que deberemos ana-
lizar separadamente.
19-"EI Código de CQmeifCio rige las o"Qligaciones de los ci()merei~n­
tes que se 'refieran a opeuaciones mercantiJés".
De~;de luego, esta reg:a es innecesaria porque es lógico' que si se trata
de un Cód.igo de Comercio debe regir los actos de comercio y ~on mayor
razón, los actos ejecutados por com~rciantes, que se refieren a obligacio-
nes mercantiles. Ademá,~ ir.ducea error porque '''a contrario sensu" parece
excluir los actos. de personas no comerciantes que se .refieran a obligacio-
nes mercantiles;' con lo cual quedarían comprendidos en la aplicación del
Cód,igo de Comerciq sólo ';os actos de cOll).ercio verificados por :comercian-
tes, hecho que signifícalÍa una negación del carácter real y 'objetivo 'del De-
recho Comercial que mira al acto en sí mismo :in coz;¡sidetar la profesión
de la persona q~e lo ejec{¡ta, y del arto 8 9 del Código de. Comercio qúe dice:
Art. 8 9-"No es comerciante el que ejecuta accidentalmente un acto
de comerc.io; pero queda sujeto a las ~eyes de comercio en cuanto a los e-
fecto:5 del acto". ,
........ 2 9 _ ....... .las que contraigan personas no comerciantes para asegurar
el cumplimentó de obligacione.s comerc:iales ...... " .
. . Esta di:posición. se refiere. esencialmente a los contratos accesorios;
por ej., la fianza. Según ella, una fianza contraída por una persona no co-
merciante "para garantizar una obl,igacíón mercantil tiene el carácter de un
acto de comercio; (aplicación del pr incipio d e lo ~cce!Orio). Desde este
punto de yista esta regla tiene una gr.an importancia, tanto más :uanto que
en el arto 3 9 no se mencionan ni [e dan las reglas sobre las obligac.iones ac-
cesorias, viene a Euplir esos vacíos y a establecer la regla genera:! de que
"..:erá mercantil toda obligación ql-le acceda a una obligación me:cantil".
Sin embargo , tien~ el defecto d~ referirse sólo a la, obligaciones ac-
cesorias contraídas por personas no comerciantes,siendo que, dado el ca-
, rácter r'eal y objetivo de nue~tro Derecho Mercantil, no se atiende a la pro~
fesión del 'individuo que. ejecuta el acto. Lógico es' entonces que se com-
pr endan también dentro del 'Código de Comercio lals obligaciones acceso-
rias. contraídas por comerciantes.
3 9 _ " .... _... y las que resulten de contratos exclusivamente mercantiles".
Es igualmente innecesaria, porq'ue cae t3.mbién de su peso que el Cód:-
go dé Comercio debe regir los acto,' exdusivamente mercantiles. Tiene eso
ú, haciéndole honor a la mala tradición del artículo, algqnos inconvenien-
tes que del~emos señalar ..
En primer lugar, hay casos en~que el Código de Comercio rige con-
ítatos civile~, junto con otros calificados de exclusivamente mercantiles,
como: e: contrato de cambio, las letras de camhio, los pagarée, a la. órrden,
el contra'to de seguro, etc. y en general todos 101s contratos de comercio ma-
rítimo.
Así por ejemplo hay contlatos ;egidos tanto por el C. .Civil como por
el Código de Comercio; podríamos citar el caso de las Sociedades Civiles
Anónimas que según el art. 2064 del Código Civil .se rigen por' las reglas
que da al respecto el Código dé Comercio y que no podríamos comprender
en ninguna de las reglas del arto 19 que hemos visto. .
[o mismo puede decirse de los seguros marítimos, del transporte y de
varios otr:os .coritr·atos civiles que se rigen por el C,ódigo de Comercio.
Por otra parte, hay actos que se conocen con el nombre de "actos mix-
los o de 'doble carácter" porque pueden ser mercantile:s pala uno de los
contlatantes.y civiles para el otro; no spn exclusivamente civiles ni .mer-
cantiles, lo son sólo par~ una de las partes, de manera que en su aspecto
mercantil deben ser reg,idos por el Código de Comercio. Vemos entonces
como interpretando literalmente el art. 19 I:egalíamos a la conclusión .de
que ellos quedan fuera del campo del Derecho Comercial.
/ En reumen.: el art.19 es tan evidentemente deficiente que convendría
suprimÍ! lo.
EI arto 2 9 lo estudiaremos en relación con el arto 49
El arto 3 9 está destinado a determinar los actoE de comercio. No cree-
mos que haya necesidad de .insi;;tiracel·ca del carácter real y objetivo del
Derecho ,<::omercial, pues es el cará,cte~ mercantil del acto o contrato, y no
la profeslOn de la persona que actua, '.0 que determina la aplicación de la
ley mercantil; a cíiferencia de Derecho Comercial alemán que es personal
pues s610 rige las operaciones mercantiles efectuadas por comerciantes. '
- 29-

Lógico es, entoncei.s que el Cód'lgode COI?ercio princIpie p~r. d~slin­


dar el campo de acción dd Derecho Come;lcial con e1 Derecho CIVIl y seo,
'ña,l.ar la 'separación de uno con oetro. Pero ante todo hay necesidad de, de-
terminar el interés legal y práctico que eX'lste en fijar esta C3.lidad de los
actos o lo que es lo mió'IUo en que caSOl; y pa;y'a qúe fine3 Ee presenta
, J , , • • .-1 la
necesidad de saber s~ un ~cto se califica Ide, ado de comerCIO 0, acto C1VL~ ,
J9-Par~ determinar 'la legislación de fondo aplicable. Hay muchos
actos y contrata,s regidos conjuntamente por el Código Civil y por el Código
de Com'ercio respecto d,:! los cuales se establecen profundas diferencias
entre uno y otro, 'así por eL podl:íam?scitar la compra-venta, el mandato,
el transporte, la' sociedad' colectiva etc. En el Cód,ígQ de Comercio' la socie-
dad colectiva e3 un contr!ato ,w'lemne y la responsabilid'ad de los socios es
solidaria, en cambio, para el Código Civi:t' es un ~ontrato' consensual y la
:espoÍlsabilidad de lossócios np es, solidar.i,a. ,
EE,tadificuItad de determinar' la: legislación de fondo a'plicable se p,re-
senta sólo reEpectode a:quell01, actos o contratos regidos poI' ambos CÓ ...
digos de manera que 'UJ;l contrato' die Sociedad Anónima o un contrato de
seguro será siempre regido por el Có¿:igo de Comellc¡o; así 'como -un cone..
trato de arrendamiénto será siempre regi,do pOI! el Código Civil.
2 9-Pal1l., !I;?s fin,es de la prueba. Ya habíamos adelanta,do algo 'sobre
,esto y habÍ'amos expresado que en el Derecho Civil, la prueba, sobre todo
la testimonial, estaba muy restringida pues no se podía probar por testigos
una obligaci6n que contuv,iera la entreg.'i: o, promesa de una cOSa de un va-
lor superior a doscientos pmos; en cambio 'la regla general es que una
obligación mercantil pu~de' ser probada' por testigos, cualquiera que
sea su 'monto, de m''inera que en' un 'JUICIO en que se alega
EObre cien mil pesos habrá interél, en determinar si el acto que lo ' Qrigina
es civil' o comercial para ver si se podrá o no recurr~r a la prueba tes timo- ,
nial. ' ,
Además, hay en materia comercial medios de p,'ueba no admitidos
por el Derecho Civil, como pO~1 ejemplo, ,los libros de contabilidad, que
tienen mérito aún ,~ri favor' dew propio dueñ?'
39-Para los fines de la profesión d.e las pelrlsona,s. Si hien el Derecho
Comercial es real y. oJ::oJe'tivo y el Código de Comercio rige el acto en .sí
mismo, cuando una persona ejecuta habitualmente con ánimo. profesional
toda una serie de actos mercantiles, eso,g' actos. tp~an otro ca,;ácter y la
comercialidad sube del acto a la pe,lsona que pPr ello. pal,:'Cl. a tener la pro-
fe¡:,ión de comerciante, definida por el arto 7 de ,la siguiente mane,ra:,
Art. 7 9_,_ "Spn comerciantes· los que, teniendo capacidad para cpn-
tratar, hacen del comercio ,~'U profesiór. habitual",
Además la ley le confiere a los comerciantesciertbs derechos y obli~
gaciones especiales, de manera' que para res'olver ¡ú una persona' tiene o no.
estos del'echos habrá que i'esolver previamente SI 'los actps' ,que ella ejecuta
_ hahitualmente son civiles o comerciales.' '
.,4'?-Des,de el punto de vista de la.s reglas: concernientes a la capaci-
dad. El Código' de Comercio modifica las reglas del Código Civil, princi-
palmente en lo que se refie~e a l~. mujer ca,E!ada,a los menores no habilita-,
dos de edad, y a los menor'es bajo gu'ar'da, amp::iándoles"su ~apac,idad y au-
to,izándolC;s para ejecutar ciertos actos .que el Código Civil no lel" autoriza.
A,sí según el art, 7 9 del Código de Comercio, el men'or puede hipoteca~
EUS bienes inmuebles siempre que ,s'ea comer'ciante y que la hippteca tenga
por objeto asegurar el cumplimiento de una obligación mercantil ;. dife-
rencia del CódigO' Civl'~ ~n el cual necesita' auto,rizaci9n para hip~tecar:
Vemos o:quí la gran importancia de I~ determinación de la mercanti-
-30-

lidad del acto, porque la hipoteca será nula <"i la obligación caucionada es
civil.
5 9-Para los fines de la quiebra. En conformidad al sistema del Códi-
go de Comercio:a quiebr,a era una institución exclusiva para 10Sl comer-cian-
, tes, 'de'f.inida por el arto 1325 como "el estado del comeyciante que cesa, en
el pago de sus obligaciones mercantiles"; de manera que había que atender
a si el quebrado e:a comerciante y si las obligaciones no pagadas eran
me' cantiles. L.a nueva Ley de Quiebras de 1929 ha hecho de eIla1s una im-
titudón común para todo deudor (comerciante o no comerciante) pero ha
establecido algunas reglas d,istintas para unos y otros; así por ejemplo, un
comerciante puede ser declarado en quiebra por la falta de pago de una so-
la obligación mercantil, a diferencia del deudor no comelciante que no
puede ser declarado en quiebra por una soh deuda.
6 9-Desde el punto de vista de la aplicadón de la costumbre. En ma-
te.ia civil la costumbre sólo r.ige con fuerza de ley en aquellos casos en que
determinada~ente la ley la llama a regir; en ~ambio en m'ateria mercantil,
la costumbre entra a regi!' en e; caso de silenC'io d~ la ley. Tenemos en-
tonces que para poder invoca-, la costumbre como fuente de Derecho, será
necesario resolver previamente si la cuestión mbre la cual versa el J.itigio·
es o no mercaI1til.
79 _.-Para fines procesales. Según el, Código de Procedimiento Civil
los juicios de comercio se atienen a un proce'dimiento especial (Título XVI
de; Libro IlI) y hay en él un párrafo que trata del "juicio ordinario de co-
mercio", en el cual se consignan algunas dife'rencias con el juic.io ordinario
civil, pues se supr:men los trámites de la, réplica y la' dúplica.
8 9-.-En cuanto a la competencia de los tribunales. En algunos países
existe una jUl1sd.icción comercial especia'¡ y junto a los T rihunales Civiles
existen Tribunales de Co~ercio c;ncargados de falla: todos lo's asuntos mer-
cantiles; no siendo este el momento de. entrar a discutir acerca de la con-
veniencia o inconveniencia de esta inst.itución. Si bien no existe actualmente
entre nosotros esta ju,isdicción comercial, ella existó y debemo!' mencio-
narla. En virtud de la müma cédula de 26' de Febrero de 1795 que incor-
poraba a nu~stra legidación las Ordenanzas de Bilbao, se ordenab,3. fa crea:
ción del Conwlado, tribunal encargado de resolver los asuntos de comer-
cio y que fué suprimido .pp.. ley del año 1866, que dejaba mbsistentes jue-
ces de come: cjo en Santiago y Valparaíso que poHeriormente han sido tam-
bién suprimidos. .
A pesar de e¿te hecho, hay sin embargo hoy día algunas diferencias.
,Según los arts. I3 y 33 de la ILey Orgápica de T:ibunales los jueces de
diEtrito y de subdelegación conocen en única instancia de las causas que se
. susciten sobre, cosas cuyo va:or no exceda de $ 5 O ni de $ 200 respectiva-
mente, y por su parte, el arto 37 del mismo cuerpo legal establece en su N9
1 inc. 4 9 que los jueces letrados conoce-:án de las cau1,as de comercio, cual-
,quiera que sea su cuantía, con lo cual quedan sustraídas del conocimiento
de los jueces de subdelegación o de distrito las causas de comercio inferio-
res. a $ 200, aún cuando las cuest,iones civiles de esa. cuantí'; seln cono-
cidas por eIIo~.
Esta ;.ltuacjón se modificó más tarde pOI' ley de 14 de Enero de 1882.
que estableció que los jueces leLacios especi"les que conocieran 'de las ape-
laciones de las sentencial : de los jueces de subdeleg?lción conocerían tam-_
bién de las causas que no excedieran de $ 200. Estos juzgados especiales
de apelaciones habían 'sido creados' por el Presidente de la República en
Santiago y Valparaíso en uso de-una facultad que le había conferido la ley
Orgánica de Tlib\,lnale~.
- 31 -

Más tarde ,la l~y 3390 de J 5 de Ju]io, de 1918 que introdujo mu-
chas mo.dificaciones al Código de P. Civil, modificó t~mbién esta situación
y estableci~en el ¡nc. 1 de su a:t. 26 que correspondería a lo,s' juzgado; es-
'Pecia:les el ~onocim,iento en única instancia de las. causas' de comercio cuyo
va,lor no excediere de $ 5 OO. E~ buenas cuentas elevó de dO':ciell'to's a qui-
nientos el monto de las matevas ,de qlJ.e podía conocer "en ÚruCil instancia
esto, juzgados de apelaciones.
Así eiguieron las 'cosas hasta la dictación del D. L. N9 363 de 17 de
Marzo 'die J 925 que c~Dtiene la Ley Orgánica de los' Juzgados de Menor
Cuantía y que creó en Santiago y Valpai,'aího 10 y 6de estos ,juzgados,
'respectivamente: Pues bien; en conformidad al arto 18 de este D. ,L. los
jueces de letr~s de menor cuantía conocen en única instanda de las causas
Civiles y, de comercio que no excedan de $ 50,0, y en primera instancia de
'las ,causas que pasen de 5 OOy no excedap de 5.000, de las cual~s entran a
'conocer los jUéces,'de mayo,!' c~antÍa. , : '
Ha desap'arecido entonces en esos lugares en, que había juzgado,s' es-
p'eciales de al?elac.iones, o sea" en Santiago y Valpara~:o, todo 'interés en sa-
ber si una causa es civil o 'comel'cial porque en todo caso, va al juzgado de
letras de, 'menor cuantía y estas han pasado a deeempeñar las funciones'
que co':re,spond~ a ':os juzgados de comercio.
Hoy día el único interés, que puede: haber, en cuanto a la competencia,
rd::ide en el hecho de que en aquellos puntos en, que 'F1O hay juzgados de
menor cuantía, conocen de las causas de comer'cio inferiores a $ 200 los
jlJeces. de letras y no los jueces de subdelegación y de distrito, co.rr;'o ocu-
rre con ,las causas ,civiles. '
9
9 -Pal'a fines de árdeo adminis,trative>. Tiene importancia la determi-
nació~ del carácter mercantil ;;, civil de Un acto en lo que ;Ee ref/iere, a la a-
plicación de las leyes tributarias, porque, como ,ha¡y impue'stos que cae'n ex-
clusivamente 'sobre los comerciante.'conven:drá sabe,,' si Jos actos que un,
'in,dividuo ejt;cuta habitualmentt: son civiles o, mercantiles.

DE LOS ACTOS DE COMERCIO

Nuestr~ 'Código no ha defin:do aunque h~ cO!li~id,erado los actos de co-


mercio.y ello se ha debido a la dificu:tad encontrar upa: c¡lefinición genér,ica
qU'e comprenda tod,os los actos de comercio.. y nada mis que ellos, p'orque
en toda deJi:t¡,ición se corre el peligro 'de generalizar o ,re,;;>tringir demasiado.
No hay aCJ-lerdo en doctrina ace,:ca de los elementos distintivos 'de los
élctQrs de comercio, y por eso, al dar una definic.íón que Ise basa en el es-
píritu de lucro y la Ínterpos'íción, nosotros dijimos que tenÍ'a un' ";alor pu-
ramente teóóco. No es una definición general, pOI'que hay actos en los cua~
les no aparecen los 'requisitos que '~lIí~ se menc,ionan, y que el legislador ha
calificado de actos comerciales, guiac;lo por raZOnQ2 de orden práctico y
con el objeto de aplicar a algunas personas ';a legislación meccantil.
'El Mensaje señalába e,!to al decir: "el Proyecto ha huído de los peli~
gros 'de dar definic.íones teóricas y en vez de definirlos actos de ,comerció
ha, preferido enume¡'arlos". , ' " '
Todos IOj3 Códigos emplj:!an este sistema de la enumeración, a diferen~
cia del español que emplea 'una forma niásamplia. .
En vista de que no hay definición; ,E!e comprende la necesidad de estu-
diar esa enumerac.1ón y los' requisitos exigidos .para que cada uno de los
actos allí dtados, sean considerado'.> como -actos' me:cantiles; sistem<t que
igualmente, nos Eeryirá para determinar si la enumeración del arto 3 9 de
riuestr'o C6digo de Comercio es simplemente enumex:ativa o es taxativa.
-32--

La voluntad de las pades no hasta para atr.ibuir a un acto el canicter


.de mercantil, pues la comercialidad depende del hecho de que se cumplan
los requll,itos que exige la ley, con lo que se confirma aquÍ el aforismo que
dice que 'en Derecho las cosaE'- so~ lo que .son por su esencia, 'Y no por el •
cal'ácter que las-partes le's den". Así, si dos personas celebran' un contrato
de compra-venta que según lal., reglas legales es civil, aún cuando las partes
digan que es comercial no pasará a tene-r este .carácter po ,que ellas así lo
qu.ieran y seguirá a pesar de todo conservando su carácter civil.
Se comprende que así sea, porque la mercantilidad de un acto aca-
rrea consecuencias referentes a leyes de órden público (procedimiento, quie-
brsa, prueba de la'; obligaciones,' etc.), consecuencias que' no pueden ser
derogadas por las pa:tes puesto que ello equivaldría a someter la ¡nercantili-
dad de un acto a la denominadónque las part'es le d,ieran.
El arto 3"', al comenzar diciendo "Son actos de comercio, ya de parte
de ambos contratantes, y\a de parte de uno de ellos". viene a consagrar
los actos que pueden ser mel'cantiles para una de le,!, partes y civiles para
la otra,' y que reciben el nombre de "act.os mixtos o de dloble cjarácter".
Pero, . corno no siempre sucede así, se deduce lógicamente que al aplicar
estas reglas habirá que considerar dos puntos de v.ista: lols de los dos con-
tra~antes.

Ejemplo; Un come:ciante cuyo giro consiste en la compra-venta de


artículos alimenticios se provee para su almacén de los productos de una
fábrica; 'en este ca)s;-', tanto el fabr·icante que vende los productos de su in-
dustria como el comerciante que adquiere esos productos peLa revenderlos
luego, ejecutan actos de comercio. Pero si cu"lquiera de nosotroE va a
donde ese comerciante y le. compra una cosa para su uso-' pet·sonal ejecuta
un acto civil, con lo cual vemos como una misma operaciórí° rev'hte para
una de' las partes (usted o yo) el carácter de civil y para la otra (comer-
ciante) el carácter' de ·comercial.
Sin embargo, hay que hacer una s.alvedad; si bien la primera parte
del arto 3<;> parece ser una regla general ello no _es exacto, porque hay actos
que la ley considera mercantiles siempre,para tocla clase de personas y
cualquiera que sea el propéiúto de las partes; como p6r ej., la letra de cam-
bio. ,A primera vista parece chocant~ que un mismo acto pueda' tener dos
aspectos, pa.rece sér una dütinción art,ificial,pero no es así y el legislador
en esto no ha hecho otra cosa que respetarla fuerza_ misma de las cose.l:.
Esta duplicidad de carácter -q~e pueden t.em!r algunos actos acarrea
dificultades respecto de la legislación aplicable, de la prueba' y de la com-
petencia de los ÚibunaleE; como no hay' en el Código de Co~ercio una dis-
posición expresa para relmlvedos, debemos dar algunas -reglas.
Así por ejemplo; si se trata de una ~ompra-veni:a mercantil para am-
b3.s partes' na . hay dificultades, pero E'; se trata de una compra-ven-
ta civil para el c'omprador y m~rcantil para el vendedor ¿qué ley se aprica?
tn doctrina, sdstienen algunos autores que a estos actos' se debe apli-
car la ley civil, porque es la ley general, otros, a la inversa dicen que debe
prevalecer ':a ley especial o de excepción que en' este caso es la ley mercan-
til. Lag legislaciones mercantiles argentina e italiana han seguido esta ten-
dencia; pero tal sO,lución 5610 se puede adoptar cuando hay una di::posi-
ción expresa, que en Chile no la hay. ,-
En tal. caso la única soluci·ón admisible es la siguiente: habrá que a-
plicar la ley del demandado; de tal manera que si el d~mandado es la par-
te para _quien la obJ,ígación es civil, hatirá que aplicar ~a ley civil.
En el caso· del ej emplo propuesto . sí el que demanda es el vendedor
- 33-
por el pago del precio, como la ol:iligación el; civil para el demandado debe-
rá regir la legislación ~ivil; y a la ,inversa, :5i" el que demand aes el compr.ador
por la entrega de la cosa vendida,' deberá regrrr la ley comercial porque és-
te al vender ejecutó un acto de co~ercio.. .
En buenas' cuentas, esta solución parece algo artificial porque hace
depender la 'aplicación de uno u otro Código del papel que desempeñan
las partes. .
Como ya lo habíanlOs adelantado, también pueden presentarse difi-
cultades en estos actos mixtos o de doble carácter en lo relativo a 10ls me-
dios de pyueba, dehido 'a que mientras. en Derecho Civil se restringe mu-'
cho la prueba, especialmente la testimonial, en Derecho Comercial hay li-
bertad de prueba.
Pues bien, siguiendo con el ejemplo propueEto, supongamos que se
hate de una comp¡a de va:ór de mil pelsos y que se sucita cuestión sobre la
existencia misma del acto ¿ puede probarse por test~gos?
Si se mira la cosa desde el punto de vista del vendedor, sí; porque él
ejecutó un acto de comercio; pero si se mi~a d'esde el punto de vista del
comprador, no, porque el Código Civil no ad~ite prueha festimonialEohre
obligaciones 'wperiores a $ 200. .
Aqúf podríamos formular la siguiente regla: hay que aten9,er al ca·
rácter que tiene el acto para la parte contra la cuál se pretende ·prbbar. Así,
Eiguiendo siempre con el ejemplo, si el vendedor es el que demanda al
comp:r.ador y éó.te niega 'la existencia d.e la obligación, no podrá éste a'¿mi-
tir que se le sacrifique ~ceptando una pr~eba que el Derecho Civil no ad-
mite, y como él es el demandado no se podrá' probar esa 'obligación 'Sino
con los medios que franqueae:! C6digo Civil.
A la inversa, si el comprador demanda al vendedor por 'la entrega
de la cosa y éste niega el contrato, será admisible la prueba testimonial por-
que el vendedor al·~jecutar el acto quedó sometido en. todas sus conse-
cuencials, a la ley comercial .Y no se podrá quejar porque se aplican. en con-
tra suy?- los medios de prueba que aquella franquea.
Por último, también podrán dar lugar a dificultades estos actos mi~tos
en lo que :se' refiere a la competencia de los tribunales, tr'atándose 'de asun-
tos de mínlima' cuantía (menos de $ 2000. y fuera de Santiág'o y Valparaíso.
Según ya lo sabemoi3, fu~ra de Santiago y 'Valparaíso (en que hay
juzgados de menor cuantía) conocen de las causas civiles inferiores a $
200 los jueces de subdelegac.ión y de ·distIÍto y de. las causas de comercio,
cualquiera que sea su cuantia, los jueces letrados;, en consecuencia, podría·
presntarse el caso de tener que determinar qué tribunal conocería de un
litigio ¡·efelente a un acto II?-ixto. Lo mil:mo que en los casos, .anteriores, la
ley no da una regla; de manera que aplicando los principios genera'les del
Derecho Procesal habrá que .aplicar la ley relatJlva al demandado; por lo
tanto, sí para éste el acto 'ejE, mercantil deberán conocer del asuntó. los
jueces de letras y V'Íce versa .
De los tres casos citados se desprende qué en todos ellos se deja a I.as
partes en la incertiduml~re, y esta observación l"ólo podrá demostrar la con-
veniencia de que se dicte una disposición expresa que declare categórica-
mente qué legislación se va a aplicar a estos casos de actos mixtos o de do-
ble carácter.
,- 34-

CLASIFICACIONES DE LOS ACTOS DE COMERCIO


Antes de entrar a la enumeraci6n del artículo 3 podemos dividir los
actos allí citados en dos grupos:
19-Actos de comercio terrestre (N9 1 al 1 2) .
2 9 -Actos de·comercio marítimo (Ne;> 13 al 19).
Olra clasificación consistiría e~ distinguir' tres grupos:
1Q-Actos pará cuya calificación en civiles o comerciales, hay que a-
tender a la intención con que se ejecutan (N9 1, 2 y 3).
29_A~tos que para ser califi~ados d:'! mercant,iles deben ser ejecutados
por una empresa (N9 5 a 9 'inclusive).
39 -Actos que ~on mercantiles en todo caso (Ne.> lOa 19), como por
ejemplo, laE letras de cambio, los pagarée;3 a la órden y en general todo::;
los ' actos de comercio marítimo.

Análillis del NQ 1 del Art. 3 9

N" 1 "La compra Y permuta de cor.as muebles, hecha con p¡nimo de


venderlas, permutar'~s o arrendarlas en la misma forma o en otra distinta,
y la venta, permuta o arrendamiento de estas mismas cosas".
,"Sin embargo, no son ac.tos de ,comercio la compra o permuta de oh-
jetos clestinados a complementar accesoriamente las operaciones ¡principa-
les de una industria no comercial".
Hay en el inciso 1e.> de esta disposic.ión dos reglas' que deberemos
catudiar por separado y que generalmente se confunden, pues se olvida la
Ecgunda parle del citado inciso ,1 C! "

No se trata aquí de la compra-venta, sino que se la divide en dos par-


tes; en la primera parte Is,e trata de la adquisición y se mira el contrato des-
de el punto de vista del vendedor; no se ha hablado sencillamente de la
compra-venta por las razones que ya dijimos de que existe la posibiJ.idad
que el acto 5ca civil para lino de los contratantes,y com~rcial para el otro.
Del análisis !le la primera parte del inciw J e.> del NQ I del art. 39 se
dc:o:prenden los dos requisitos exigidos para que la compra se ~ comercial:
IQ-Dcbe recaer sobre cosa mueble; y
29-Debc ser hecha con ánimo de revender, permutar o arrendar essa
mismas cosaf, obleniendo una ganancia o lucro comercial.
La .ley se et'tá refiriendo aquí sólo a la~ adquisiciones a título oneroso
y excluye 1<:\15 adquisiciones a título gratu.ito, las cuales no dan origen a un
acto de comercio aún ct{ando el que adquiera tenga la intención de obtener
una ganancia negociando 'con ellas.
Esta adquisicjón gratuita no es un acto comercial en sí m'isma, nñ tam-
poco origina: un acto comercial, por eso la ley se ha referido solo a la
compra. , .
Primer Requisito: La compra del?e versar sobre cosa mueble. De aquí
!e desprende "a contrario sensu" qu:'! no será mercantil la compra de un in~
mueble, a~nque ella ¡se haga con ánimo de revender obteniepdo una gq.-
nancia y que todas las operaciones sobre inmuebles que'dan fuera del cam-
po del Derecho Comercial. Es este un principio ,de legislación universal
que Eólo r'econoce dos excepciones, que luego veremos.
Se discute en doctrina ace,rca de sí hay razón para excluir del De-
recho Mercantil las operac.ionessobre inmuebles. Se diee en apoyo del ac~
tual sistema que los inmuebles no pueden ,entrar tan fácilmente coq1.o
los muebles en la circulación de la riqueza porque los actos sobre
ellos no pueden ejecutarse, con la cderidad que requiere la ope-
- 35
ración mercantil, debido a que las transfernc,ias S trasmÍsiones del dqmi-
IÚO de 108 bienes raíces están sujetas a trabas que no se prestan a. la facili-
dad de la circulación que requiere ~I co·mercio, todo lo cual escontrano
a la simplicidad de modalidades y requisitos de ·:os actos mercantiles; se
agrega que los. inmuebles no. son transportables de un lugar a otro, y que
no cabe por ló tanto un caml.,io de mercado;' todavía más, las mercaderías
·~e prestan a las operaciones rápidas y frecuente; por la facilidad de estima-
ción que está representada en un precio cOrJr~ente, a dife!encia que los ,in-
mu'ebles que son mucho más difíciles de aVa!;·uar. Por todas estas' razones
se ha 'creído que los inmuebles debían ser ajenos al comercio y que debían
quedar ..~'Ometido,3 sólo a la legislación CiVlll.
Por otra parte se sostiene que hay operaciones sob.re. inmuebles que se
asemejan mucho a las operaciones sobre COfaS mueblel>, ya que en eUas se
pen:,igue, una ganax:cia y hay una verdadeIa e~,pecuj¡¡.ción mercnatiJ; así por
ej., hay sociedades que adquieren grandes extensiones de terrenos cercanos
a las cliudades para venderlos en' lotes y formar poblaciones. Además, pay
casos en que es difícil dedigar el inmueble de una operación mercantil; co-
mo por ejemplo las empresas (N9 5 a 9 ,del arto 3) que comp'ran un terre-
no donde est¡¡.blecerse, y en tal caso si la' empresa' misma es mercanti. no 1

podrán tener ese carácter los actos que se refiera'n al inmueble en ,que está
estahlecida aún cuando esté Íntimamente J.igado con ella. (Hoy por hoy se
tiende a incorporar estas cosas entre 'los acf:o's de comercio).
Hay por otra parte. m:uchos actos de la vida mercaJtil que exigen
formalidades especiales; así por ej., en la formación ,de toda ls.ocÍedad c~­
meréial se ex.igen requisitos no convenidos por el Código Civil,· y 'a pesar
de esto se h;an podido desenvolver con éxito.
Las doi excepciones que mencionábamos; son: el Código italiano. de
1882' que ,declaró acto's. ,de comercio las compr'as de bienes raÍCes' hechas
con fines dé una especulación com'ercial (no para arrendar); y el Código
portugués c;l,e 1888. . '
Eiimínados los inmuebles del' campo' de nuestro Derecho ComerciaL
pasemos a precisar el concepto de "cosa mueble" de:. que hp.bla el ,N<? 1
el arto 3. Soibreestos debemos ¿ecir que e~ el mismo que les da el Código
Civil, de .manera que lo mismo qué allá podrán 'ser corporales o incorporales.
Por consiguiente, !>,erá mercantil' toda compra de efectos ~egociables
hecho con ánimo de revender (<¡ietras de cambio, cheques, pagarées, .certi-
. f,jcados de ¿'epósito, etc.) y cuando la CQmpra recaiga :s,obre una cosa mue-
ble inco~poral como las citadaE, no habrá necesidad de atender a la natu~
raleza d~l crédito, pue<:. no importará que este crédito sea . civil o ~ol!lerciaL
En reaJlidad basta que la cosa sea muehle para el comprador; así será
. mercantil :'a compra de cosas muebles por anticip'ación, o sea, de COi>as que
son realmente 'inmuebles pero que se reputan muebles por el hecho de ha-
bers.e conshituido derecho.E sobre ellas, en favo'r' de una persona distinta
del dueño, corno por ej., la madera de á,holes. en pié, los frutO'5 de, un
huerto que todavía no 'han sido cosechados etc. "
Análoga'situación se presenta cuando se compra Ún ~dificio para de-
molerlo y retirar :os materiales; compra que no deberá otorgarse necesaria-
mente por escritura pública y que deberá ,Eer considerada como un acto
mercantil. ,f . '

Segundo Requ. 'sito: La COID!>r/3. debe ser hec'ha con ánimo de revender
permuta¡' o arrendar. Es esta intención la que le imprime carácter· mercantil
al acto y la que viene a darle el carácter de mediador que va a desempeñar
en, el proceso de la circulación de:'a riquez¡;" Vemos repetido aquí el ca-
rácter de mediador entre productores y con:umidores que' caracteriza teó-
36 -

r,icamentc al acto de comerCIO y que es común a todos ellos. No impo.rta


la profesión del comprador, cualquiera persona sea o no comerciante, quc
hag;" una 'compra con intención de revender hará una compra mercantil; la
pofe~i'ón dt! las partelS no influye, en la dasificaC'Íón del acto y un no co-
merciante podrá efectuar una compra mercantil. •
De aquí se deduce, :'a contrario sensu" que toda compra que no se
haga con intención de rev:ender, sino con intención de conservar la cosa
comprada, cerá. civil.
Eh el proyecto primitivo había un artículo que decía: "No será acto
de comercio la cQmpra de obetos destinados al uso doméstico del cO'mpra-
dor". Esta disposición estaba demá~ porque estaba comprendida dentro de
la regla del N9 1 del ar.t. 3 y fué mprimida con justísima razón por la Co-
misión Revisora, ya que en el rasto de los actos que enumeraba como no
comerciales era ,igualme~te redundante. '
El Código dice' "en la misma forma o en otra distinta". Hay negocios
, que compran 'y venden .las co~as en el mi'smo estado (almacén) pero hay
otros que las hacen sufrir transformaoiones (sa.strería, farmacia, etc.); na-
cI; de eso altera el ~arácter de :a compra, que en ambQs casos tiene el ca-
rácter de comercial. .
El requisito de la intención' de revender debe existir preci~'amente en
el mOmento de la compra y basta que exista sólo en eSe momento, por-
que ':bs hechos pósleriores no alteran para nada el carácter que pudo haber
(cnido la compra en el momento de efectuarse y las modñfícacion:es poste·
riores no alteran retrospectvamente su caráct~r originario. Si fué civil, si·
gue ciVliI; si fué comercial, sigue comercial. .
I Ejemplo: una persona eompra un auto para revenderlo o para explo-
tarlo dándolo en arl1iendo pero desiste de su propósito y lo deja para su
us<> personat La compra que en un principio fué comercial,. no d~ja por
este último motivo de tencr tal carácter, porque 'en el mome~to de su ve-
rificación había intención de revender.
A la inversa, si una persona, compra un objeto cualquiera para su uso
personal, aún cuando más tarde lo revenda, tentada por la oportunidad de
una buena gananclia, e&t~ 'cambio no alterará el carácter civil de la operación
primitiva. , 1,
Por otra parte, la ley no cxige actos suceeivos (comprar para vender ..
luego). lo único que exige es 'que el primer acto tenga por móvil realizar
Ull ~egundo acto, aún cuando no' se realice nunca.
Hay qUe atender cntonces a un elemento interno, psicológico, qUe es
perfonalísimo del comprador y del cual no se deja constanC<1a nunca. por-
que al vendedor no le interesa, a pesar de la gran impo~tancia que para
muchos cfecto1,; legales tiene el h'echo de que la compra sea comercial' o ci-
vil. . ' "
Pero, ¿ cómo se prueba?; por los medios generales. Y ¿ quién prueba?;
el que alega la comercialidad del acto.
Esto que a primera vista parece, difícil se revela en las circunstancias
mismas del hecho y en las circunstanc,ias del comprador. Así por ej. si un
particular compra· una partida considerable de trigo, a nadie se le ocurrirá
pensar que hace ,~sa compra para satisfacer sus propias necesidades.
En otros casos, será la profesión ,del comprador la que revele esa ~n­
tendón, por ejemplo un fabricante de calzado que compra una partida
de cuero; no significa ésto una contl\adicción, del principio real, porque en
este caso la profefllón no es requisito de la compra sino un medio ilustrativo
para ave,rjguar el carácter civil o mercantil de un acto.
El propósito que se necesita para darle mercantilidad al acto puede
- 37-

consistir en el ánimo de revender, permutar o arrendar. La permuta es


considerada por l~ ley como una compra-venta doble; no es compra-ven-
ta, porque no hay pr'ee,io. '
Hay que tener en consideración que esa intenció'n de reven¡der, per-
mutar o arrenda'r, supone o debe suponer un propósito de lucro mercantil,
una ganan~ia j por lo tanto, el qU>.~ compre con ánimo de 'revender sin ob-
tener un lucro no ejecuta un acto de comercio (Vemos considerado aquí
el primer elemento teónico de nuestra definición de acto de co<mercio).
Por aplicación de este principio, no podremos con¡siderar comercial
todas las compras de cosas .muebles hechas con ánimo de revender ,sin
obtener una ganancia; como por ej., las Sociedades de Benef¡iceacia y las
Cooperativas' 'de con~umo que compran artículos alimenticio,g para ven-
derlos 'sin obtener un lucro. El Esta:do mismo hace muchas compras con
ánimo de revender, pero que no revisten el carácter -de compras mércan-
tiles (papel para 'estampillas y papel sellado). A este respecto ,el Pro-
yecto decía: "No son a~tos de comerc.1o las compras que hace el Estado
o la Municipalidad. para fines de serviciooS. públicos". (También fué supri-
mirto por innecesario y porque el leg.islador 10 consideraba incluído en el
N'" 1 del arto 3 9 ).
La Venta.-Mir,::mos ahora la co'sa por el l~do del vendedor.
¿ Cuando es' me'rcantil la venta? El Código de C~merdo ,dice en la
segunda parte del indgo 19 ,del N9 Idelart. 39 : "Y'. lá venta, permuta o
arrendamiento de estas _mismas cosas".
Es entonces mercantil la ven,tade una COsa que-se ha. comprad~ con
el pTopósito de. revenderla obteniendo una ganancia. La' venta, es pues.
el acto que viene a completar la operación mercantil que había empezado
el comprador,. el acto que viene a cOI)duir lá función med¡'a~ora que ha-
bia tomenzado a desempeñar el comprador ,en el proceso de .la circula-
ejión de la riqueza.
Aquí no basta la intención, es men~ster que la venta hayá sido pre-
cedida de una compra comercial; de dond,e se d,~duce que son civiles to-
das las ventas de cosas adquirida!! a título gratuito (her~nda, legado, don~­
ción, etc.) aún cuando al venderla se persiga una ganancia, aún cuando esa
venta se hága con espíritu de lucro.
, :Luego, todas las ventas que hagan los que explotan in,dustr.ias· civiles
serán ventas civiles (venta,s de un agricultor) porque el vendedor es el
¡productor mismo y no desmpeña el papel de intermediar.io en la circula-
ción ,de la' riqueza. . ,
Por aplicación de' estos mismo principios Iquedan fuera del Dere-'
cho Comercial todas las ventas que se hagan en la.s .industrias extractivas:
minera, caza, pesca, agricultura. '. , ' -
Con respecto a los agricultores, cit4bamos por ej., las ventas de las
uvas, frutas, pastos, leche, piedras, etc. Hay v,~ces que los agricultores ven-
den sus productos, no en la misma forma que los toman de la naturaleZl3..
Es frecuente que para obtener mayor valor los hagan sufrir transforma-
ciones más o men.os profundas. Así el agricultor puede transformar la
uv'a en v!ino, el trigo en harina mediante molinos que tiene en su fundo;
puede extraer piedras d,~ una' cantera y elaborarlas. En principio estas
tran¡sformaciones ..que s~. hace sufrir a los pro<ductospor el mismo agricul.
tor no cambian su carácter de operaciones civ,iles. Pero hay casos en que
se prese!1¡tan dificultades mayores. Hay casos en que estos procesos son
tan importa~tes, exigen capitales tan grandes; p!3.ra realizarlos que puede
dudarse si el agtdcultor ha pasado o no a ser man:ufacturero y entonces
aplícarle las reglas del NQ 5 dd arto 3 9 •
-38-

NQ 5: "Las empresas de fábricas, manufacturas, almacenes, tiendas,


bazares, fondas, cafées y otros establecimientos semejantes".
A e~tos' nos referiremos cuando habk!mos de las empresas de fábrica
o manufacturas.
Est~ principio en virtud .del cual todas las industrias extradiv¡:l.iS,
todas las ventas que se hagan en ellas tienen un cará~ter civiL pue!de
considerarse como.u~ principio de caráct,;r universal.
Pero ex.isten algu~as excepciones., En Francia, po~ ej., se acepta la
misma doctrina, pero por una' ley de 9 de Septiembre de 1919 se decla-
ró mercantiles todos los actos de la minería. Se reconoció en esta ley
que en principio todos los actos de la min'~ría t,ienen que ser civiles, pero
que por una razón de conveniencia práctica se consideraba que sería ne-
cesmio dejarla sometida a las leyes comerciales, para proteger a los ven-
dedores .de estos productos:
Volvemos a repet,ir, el legislador en la enumeración de los actos de
comercio se ha guiado no sólo por razones 'de carácter científico sino
también por razones de carácter práctico, pues h31y ventaja en dejarlos
sOffi'3tidos a la ley mercantil, ,
Con respecto a las ventas d'e los agricultores, el arto 1O del Proyecto
que enumeraba algunos actos que no deb:!n considerarse mercanúles de-
cía en el NQ 4 9 que "no son ~otos de comercio las ventas que hagan los
lab:adores y ganaderos de los productos deo sus labranzas y ganados".
Por' aplicación de esta misma regla referentes a la venta resultará
que no son mercantiles las 'ventas que hace lel escultor, el pintor o escritor
de SI,lS obras, pues venden lo que ellos han producido ya que económica-
mente hablando, desde el punto de vista del Dorecho Comercial son pro-
ductos.
En cambio la compra de una est3tua, de un cuadro o de una obra lite-
raria hecha a sus autores para revenderla, serán actos, de' comrecio. De aquí
se d~duce que el llamado contrato de ed,ición en virtud del cual el autor
del libro conviene con el editor que este último h'ará la, edición a su costa,
será. para el autor un contrato de carácter civil y para el editor de carae-
ter ,comercial.
Como apl,icación a estas reglas, cuando '¿',~cíamos que el ánimo de
vender debe existir cuando se compra, para clasif,icar el acto de comer-
cial, resulta que una persona que compra un objeto para su uso perso-
nal y después lo vende, esta vl:mta posterior, cuyo ánimo no existió al com-
prar, no será nunca mercantil. Este caso estaba contemplado en el arto
10 del proyecto al dec.ir: "No son actos de comerc,io la comp:a de obje-
tos destinados al consumo doméstico del comprador ni la venta dJel so-
brante de sus acopios". '
9
El NQ 1 del ,art., 3 nc sólo 'se refería a .la venta sino también al a-
rrendamiento y permuta. '
NQ I inci. 1Q "La compra y permuta de cosas muebles, hecha con áni-
mo de venderlas, p'=rmutarlas o 'arrendadas en la m:sma forma o en otra
'¿,istinta, y la venta, permuta o arrendamiento de estas mismas cosas".
Hasta ahor~ nos hemos referido a la ven,ta, pero también es aplicable
a la permuta (venda doble) y al arrendamiento.'
Para qu~ el arrendamiento sea mercantil es preciso que haya sido pre-
cedido de una compra mercantil; así por ej., una persona compra un ve-
hículo, muebles o decorac,iones con el objeto de darlas en arriendo.
Con estas explicacione~ acerca de la compra y venta pod'~mos 'com-
prender mejor las ~xplicaciones que dábamos de los actos mismos.
La venta que hace el agricultor es civil, pero el que h compra al
- 39-

agricultor puede hacer una compra mercantil S,l tiene el propósito de re-
vender los productos. ,
Puede una pe~sona dedicarse a la compra-venta de frutos del país,
un agricultor nece,'¡ta semillas para la siembra y le compra a él, ha reali-
zado este vende,dor un ,:.'.eto comercial y el 'agricultor un acto civil.
Pasalemos al estudio del inciso II del N9 1 del arto 3 9
. .. ,... "Sin embarg~, no son acto,s:' de come<rcio la comp\l'a o permuta de
ob'iel'os destirtado ,a cI3mpl'ela'rac<,·,esori'atn.ente las obligaciones plf-..ncipa-
l :;

les" de una industria no comercial".,


Al decir sin e~bargo" expresa que se' hata' de una excepción a la
regla gen:eI al.
En otros términos, lo que dice este artículo, es que pueden haber actos
de compra o venta que aisladamente considerados, que considerados en sí
mismos, debían iler mércantik!s .por concurrir en ellos lcs requisitos dd inc.
10, pero esas 'compras o ventas dejan de ser mercailltiles por el hecho' de
versar sobre cosas que son acceso:.ias, que ,ayudan, complen1entan o faci.
litéln a una industria no comercial.
Se trata de operaciones coinplem~ntarias a las industrias extractivas
y en c()nsecuencia se apLica el principio ·de que lo accesorio sigue la suerte
de lo principial. ,
El ejemplo clásico ':=s el del agricuitor que transforma su -uva en vino
y necesita toneles para guardarlo o venderlo después con ellos; compra
toneles, los compra con ánimo de revenderlos. ,Mirado a,lsladamente con
aplicación a las reglas del inc. 19 será 'un acto de. comercio; pero no es
un acto principal pues éste es sólo un acto accesorio de .su producción a-
grícola y así pierde su carácter de acto. comercial. Otw' ej., sería: puede el
agrie.nltor comprar otlos caldos con el objeto ¿.e mejorar su vino .y reven-
derlo. No ·hay aquí un acto ,princip.ial pues tiene por objeto complementar
accesoriamente las operaciones civiles y 'pierde así su carácter mercantil.
En virtud de esta I,,~gla vemos que se restringe el campo del Dere-
cho MercantH ya que sustraen de él actos u operaciones que mir~das ais-
ladam~nte son comerciales.
Hay otra regla inversa a' ést:1, y que ensancha el campo del Derecho
Comercial.
'Pueden multiplicarse los ejemplqs: la venta que hace un pintor de
sus cuadros es civ.il, per·o el pintor h¡;¡. necesitado comprar la tela, la pin-
tur¡;¡. .. etc. y estas compras sobre cosas muebles han sido hechas con el
pvoposito de revenderlas, pero esto 'no es lo prin¡eipial, pues lo que el pin-
tor vende principalmente no es la tela sino la obra de arte"luego no tiene
carácter mercantn. Otro ejemplo sería el del colegio que compra artículos:
alimentos, libros, etc. pa~a proporcionárselo mediante cierto precio a los
alumn,os; hay compra - venta con el. propósito de' revender pero c9mple-
mentaría de actividades civ.1les; queda entonces fuera del campo comercial.
Hay un caso que ofrece cierta dificultad y que tiene interés: el del
agricultor que compra ganado flaco ,para engordarlo en su fundo y reven-
derlo. Es }lna operación sumamente fr~cuente, en ¡os campos de Chile ¿ es
o no acto de comelcio? ¡La cuestón está en Haber si cae dentro del inc. 19
de la regla generala si cae dentro del inc. 2 9 ¿Es un acto principa,l o a.c-,
cesono. . ') .
se Si cons,idera que la compra-venta de ganado no es accesorio de la
industria agrícola sino que es un acto indepepldien~e de ella, 'sería un acto
·de com'=rcio y los aglicultores que se dedicaran a ello 'serían comercian-
te;;. Si se estima lo contrario no podrían considerarse como comerciantes.
Hubo al resp.ecto una discusión entre don Feo... Ugarte Zenteno, juez
- 40-

de comercio (que escribió un folleto sobre act03 ·de comercio) y don Ga-
briel Ocampo y don Melchor Concha y Toro. El señor Ugarte Zenteno
dirigió una consulta por escrito 'al señor Ocampo, que como sabemos es
el redactor del C. de Comercio, preguntándole el aJcance de varias dispo-
siciones del Código, y entre otras; sobre el ca,rácter que' tienen esta,s ope-
raciones de los agricultores. Según el señor Ocampo estos actos son mer-
cantiles pues no eran actos acceóorios. La compra de animales puede SlCr
accesor,iade la industria agrícola cuando se refiere a animales para la la-
branza" pero no cuando se refiere a animales qUI'~ no pre'stan utilidad
en las operaciones mismas del fundo. El señor Ugarte Zenten,o sentaba
la opinión contraria y a juic.io de nuestro profesor señor Palma estaba el
señor Ocampo' en un error, pues en realidad es ésta simplemente una for-
ma de explotación de los campos: Mediante la engorda de animales el a-
gricultor aprovecha sus pastos que es una manera de explotar el fundo,
pues el pasto puede aprovechars.~ en esta forma o dándolo a talaje, ven-
diéndolo aprensado, etc., y todas, estas son operaciones civiles y el hecho
de engordar animales es lo mismo, .es una operadón intimamente lig::lda
a la industria agIícola. Si un ind.Ividuo q\.¡j,~ no es agricultor se dedica a
la engorda de animales y los colóca a tale en fundo ajen,o, para él si que
será acto mercantil el de la compra-venta de estos animales. El señor Con-
cha y Toro tampoco estaba de ,acuerdo con el ,sl'~ñor Ocampo y se funda-
mentaba en la opinión manifestada por' la comisión revisora en las actas,
pues en ellas se agregaba a los actos no comerciales: "de manera que el
agricultor que compra toneles para sus vinos o el que compra ganado para
engoidarlo y revenderlo después no hace actos de comercio". De manera
que la historia fidedigna del establecimiento de la ley dice lo mismo que
hemos expresado aquí. Con las doctrinas de Ocampo se llegaría' al absur-
do que muchos agricultores por ,dedicarse' a la compra-venta de ganado
tendrían que ser considerados comerciantes. En el hecho también se han
presentado dificultades.
Es este >el momento de ocuparnos de otro principio inverso al del
Inciso 1Q
Vimos aq'uí que en 'principio y aisb.damente consíderados, había actos
que eran comerciales, pero que estos eran accesorios a industrias civiles
y ,entonces eran considerados como' civiles., Así también por la inversa,
actos :considerados por sí mismos, aisladamente, deberían ser civiles, pero
pasan a tomar el carácter mercantil por ser accesorios de una industria co-
mercial. Esta no es más que una aplicación' del principio general de qu.e lo
accel.orio sigue ~a suerte de lo principal.
Hay muchos actos, que si bien no con"tituyen el ejercicio de un comer-
cio son completamente indispensables a él, lo ayud~n; y es lógico que to-
men . el, mismo carácter.
Este principio que mercantiliza muchos 'actos que' aisladamente con'Si-
derados no son cO'merciales es el prin'cipio llamadO' teoría de lo accesorio.
Sirve para denominar las dos aplicacio!1¡es d,~l principiO' general, pero más
propiamente la doctrina genera] ha consagradO' este nombre a la segunda
aplicación del principio general y que es el que estamos actualmente .vi,en-
do. .,
Ej emplos d e él serían: un comer,ciante ,necesita para su negpcio una
estantería, mostrador, vehículos, ,~tc, Hace todas estas compras no con el
propósito de revenderlas; aplicando las reglas del primer inciso e'stas com-
pras no serían mercantiles; p,erO' él la,s va a usaren la explO'tación de su
negO'ciO' y son accesO'ri.as, completan, áyudan, facilitan a una industria co-
mercial.
-41-
Así, por aplicación de las reglas del inc. 2 9 se restringe el campo del
Derecho Mercantil. En esta otra aplicación ,del principio de que lo acceso-
. rio sigue a lo principal, se emancha el campo .del Derecho Mercantil.
Esta teoría de lo accesorio tiene una utilida.d práctica muy grande.
Son numerosos los actos en los cuales la aplicaremos. Además nos ser-
virá· para resolver numero'sas dificultades qUJe se nos presentarán.
Pero queda otra cuestión ¿podemos aplicarla en Chile? ¿esta consa-
grada expresamente en nuestra legislación;)
En Italia está así; en Francia no, pero· ella está tan de acuerdo con la"
naturaleza de las cosas que la doctrina y jurisprudencia sin ningun~ dis-
crepancia la aoeptan. , . . .
En Clíile encuentra apoyo en este segundo in~iso pues él no l)ace ·sino
aplicar el principio de {que lo accesorio sigue a lo· principal. La teona que
hemos llamado de lo accesorio; apLica este mismo principio. Encontramos
aplicado este segundo aspecto del principio que estudiamos en el arto 19 ·del
Código que dice en su primera l1egla: "El ,Código de Comercio rige las obli-
gaciones· de los comerciantes que se· refieran "a operacion,es mercantiles", es
decir, rige actos de los comerciantes (que aisladaménte considerados pue-
den o no ser mercantiles) que están relacionados con operaciones mercan-
til~s. . . . . . .
En el proyect~, el arto 19 venía después del que eS hoy 39 y decía:
"Son así mismo actos de comercio las demás· operaciones de los comercian-
tes no comprendidas en el artículo anterior que se r<efieran a operaciones
mercantiles".. .
No fué feliz la comisión revisora al cambiar el artículo y darle. el
número primero y tener por consiguiente que 'Suprimirlle la última parte que
se refena al artículo precedente, pero siempe, eso ·sí, se mantuvo la regla.
Esta teoría die lo acceso.rio tiene cierto límite. No podemos, con
ella, llegar a declarar comerciales, actos que están excluídos. como opera-
ciones mercantiles, como, por· ,ejemplo, !:as operaciones sobre inmuebles. Un
comerciante necesita un local pa,ra instala,r su almacén 'Y compra para ello
un inmueble. Este acto de compra no podrá considerarse como comercial
pues este. acto. aunque es principal no puede jamás 'ser mercantil.
Al'!{álisis de! NI? 3 del arto 31?
NQ 3: "El arrendamiento de >,cosas muebles hechos con el 'á~imo de
snb-a,rrendarlas" .
Hay aquí un acto que para ser considerado mercantil, debe cumplir
réquislÍtos análogos a los del N9 1; así como la compra es mercantil cuando
recae sobre bienes muebles y se hace con inten:ción de revender, permutar
o arrendar esos mismos bienes; del mismo, modo, el' arrendamiento es
mercantil cuando recae sobre cosas muebles y se hace con, la intención de
!1ub:;¡,rrendar esas mismas cosas. Se mira aquÍl la cosa desde el punto ,de vista
del arr.endador, así como en el N9 1, 1" parte, se mira ,desde el punto de
vista del comprador.
La multitud de circunstancias similares que existen entre este número
y el NQ 1 nos ahorra -el re¡>etir lo que dijimos acerca de la naturaleza de
las cosas sobre que versa este contrato. El arrel1'damientode inmuebles no
será nunca acto de cOnlercio, aunque se haga con intención de sub-arrendar,
ni tampoco a viratud de la teoría de lo accesorio, como sería por ej., el caso
de! arriendo de un esp¡¡.cio de terreno para establecer una industria.
No hay tampoco para que repetir lo que decíamos acerca de la ¡n ter-
mediación d'l~l arrendador; y así como en la compra; es' menester aquí que
el arrendador tenga, en el momento de. celebrar el contrato, la intención
-42-
de subarrendar esas rñismas cosas. Hay que ponerse en el momento de la
celebración del acto, los hechos posteriores no influyen en el carácter de
éste aún cuando cambien posteriormente las circunstandas. -
Es esta situación lo que más caracteriza al acto, porque gracias a ella
el arrendador viene a desempeñar su papel de intermediario; ya que con
ello prueba que no qui,ere las cosas que a-rrienda para sí m~smo sino para
ponerlas al alcance de otro.
Nos remitiremos en todo lo demás a lo dicho a propósito del N9 1,
anotando previamente una deficiencia de este N9 3. En el primero se con-
sidera tanto la venta como la compra subsiguiente porque ello es lo que
completó la operación; por idénticas razones, si la ley declara mercantil el
arrendamiento hecho con ánimo de sub-arrendar, debe declaraJ:1se mercan-
til asímismo el sub-~rriendo; la lógica, los principios llevan a esta conclu-
sión; de manera qt,te lo correcto habría sido qu'~ el Código de Comercio hu- '
biera agregado "y el sub¡-arriendo de estas mismas cosas", para hacer así
mercantil el arrendamiento precedido de otros arrenda'mientos mercantihs.
Relacionando más este N'-' 3 con el N'-' 1 vemos que el arrendamien-
to puede ser mercantil en dos casos: 19 ) cuando es precedido por' una com-
pra comercial: y 2 9 ), cuando. se hace con áni'mo de sub-arrendar.
En el primer caso podemos decir que el que compra para arrendar y
arienda después, ejecuta con ello un acto ,de comercio. Por ej. si una perso-
na compra autos; muebles, p,ie.nos, etc., con el objeto de darlos en arrien-
do, en cada uno de estos atriendos hace un acto de comercio. Otros ejem-
plos: sería el caso de una p~rsona que toma en arriendo esas mismas co-
sas con ánimo de sub;a-rrenda:rlas enseguida.
Ségún estas reglas, el arrendamiento que versa sobre cosas muebles
puede ser civil o mercantil. según que exista o no el propósito de, sub-ar,ren-
dar 'Y según que haya >.ido precedida o no po,r una compra mercantil Sin
embargo, el Código no da ninguna regla esp,ecial como ocur,re respecto de
otros contI1atos, de modo que en cuanto al formulis,mo del contrato, el arren-
damiento mercantil 'deberá regi:se, según lo dispuesto en el ya conocido arto
2 9, por las mismas reglas del C. C.
Si bien esto d.isminuye la importancia de la distinción entre arrenda-
miento civil y mercant.íl 'porque no hay diferencias en cuanto a la legisla-
ción de fondo 'aplicable, ella subsiste en cuanto a todos lo.s demás puntos
(prueba, 'calificación d~ la pro.fesión de la persona, capacidad, etc.) No
volveremos por lo tanto a ocuparnos. en detalle del estudio del arrenda-
miento mercantil, porque ello queda entregado. al Derecho Civil.

Análisis del N9 2 del Art. 3 9


N9 2'-': "La compr~ de un establecimiento de comercio".
Es ésta u~a disposici9n que no existe en el correspondiente artículo
del Código francés al cual ha ido siguiendo el nuestro en este arto 3 9 ; y se-
guramente el bgislador ha querido suhsanar con ell~ los inconvenientes
que se han presentado en ese país.
, . A primera vista parece una dispof,ición redundante e innecesaria por-
que se la cree comprendida en el N<? 1. Si la cosa fuera así tan 'sencilla y
ptidier:3. analizarse de este modo, no. cabrían dudas acerca del hecho d.e que
bastaría lo dispuesto en el N9 1., pero no sucede siempre así, de manera que
de aplicarse esta última d,lsposición sólo quedarían comprendidos aque:
Hos establecimientos cuyo giro consiste en la COJ;I1pra-venta de cosas mue-
bles, éxcluyendo otros c:lstablec,imientos como, por ej., los que se de-
dican a la transformación de materias primas de la c1ientela.
En establecimientos de comercio se comprelde lo que suele llamarse en
· - 43 --
Derecho una universalidad de hecho, esto es, un conjunto de cosas, corpo-
rales u~as e incorporales las otras, qu~ sirven para el ejercicio de un. co-
mercio' o de, un.a industria cualquiera,
Es evidente que pued,:; haber mercaderías guardadas sobre las cuales
se gira, pero ello no es lo principal, porque ese stock de memad'erías puede
faltar por c6mpleto sin que por ello deje de existir el eSita.blecimiento y sin
que por ,ello deba dejarse de vender.
, Hemos dicho "cosas corporales", 'porque se comprende las maquina-,
lÍas, los utensilios, los enseres, las herramienta's, etc; y "cosas ·incorpora-
les". porque hay muchas cosas incorpo,rales anexa,s, como por ejemplo: el
nombre comercial la marca de fáb.rica o comercIO que 'es una verdadera'
'propiedad dé su dueño y que está amparada en v,lrtud. de' su correspondien-
te inscripción en el Registro que al efecto se lleva en el Ministerio de. F o-
mento; el arrendamiento, el seguro, los privibgios Id e .Invención, etc., y por'
último, lo que' en Chile, suele llamarse "d~;;r'ee-ho de llave" o clientela y 'lue
en Francia recihe el nombre' de "chahr¡.tage". Así por ej., el que compra
un establecimento mercantil en marcha busca no tanto la mateúalidad ,de
la cosa del ne~ocio; sino más bien todo lo que le ha dado el nombre, y tra-
ta de seguir ,con' él, aprovechándose de este buen no~bre, que, ya est'& for-
mado.. . - .
p
. Como vemOs no se trata sim 1emente' de compra de cosas muebles;
puede seJ;' e.nteramente secundario el stock de mercadarías, pues pueden in-
teresar mucho las demás cosas corporales o incorporales (como las que he-
mos citados) y respecto de las cuales' no sería poe.lble la. ~plicación del
precepto del NQ 1, corr lo cual se justificaría ampliam:ente la regla del N9 2.
Por esto en Francia, donde no hay l.}na regla como la del NI? 2 9 se han'
su~citado discusiones doct")narias acerca del carácte,r 'de la compr~ de un
establecimiento de comere.io; dificulta¡des que entre nosotros se han salvacto,
porque' a virtud de la dispofición citada es mercantil la compra de un esta-
bleciniiento de comercio aún cuando no .se compre para revenderlo sino
para. seguir explotándolo.
En Francia, a 'falta de un precepto expreso la generalidad de la doc-
trina y la jurispl udenda ,declaran mercantil la compra de un establecimien-
to comercial porque 10' ~onside!an un acto impregnado de mercantiJ.idad,
'para ello han debido recurrir a la TeOil\fa de lo Accesorio, según la cual s~
consideran mercantihs actos que aisladamente no lo serían, pe.t'o que son
aec.esorios de una industr.ia comer~íal. .
Pero, si bien nuestro Código ha salvado esas dificultades, eI NI? 2 pue-
de dar Jug,ar a otras, debido a divel'sas omisiones en que' h~ incurrido el} le-
gislador. .
Así, ¿será necesario que esa compra esté animada de un propósito de
tuero? f..SD3. duda ha nacido del silenc.io del Código y de la competencia
entre este número y el anterior; principalmente insinúa esta duda el señor
,U~ó.rte Zenteno, autor de un folleto sobre los actos de comercio. : - , .
Hay quienes sostiénen que estas compras deben ser siempre mercant.i-
les, por el solo hecho de trata,rse d~ la compra de un establecimiento de
comercio, y agregan que no hay que averiguar esa '¡nt~nción porque la ley
no se ha referido a ella; sin embargo, hay 'que' tener presente que si la ley
guardó silen'cio,. fué porque casi nunca se compra todo un estahlecimiento
de comercio, pa:ra revenderlo igualmente en conjunto, se vende una parte,
pero no todo.
En cuanto a la intención de lucro, dehemos reconoc'er que ella exis-"
tirá casi en' 1 atotalidad de los casos, porque si se compra un estableci~
miento mercantil ya fOlmado .es porque seguramente se le C1u,iere seguir'
44 -

explotando; por consiguiente, esta intención existirá manifiestamente y se-


rá ran'sima la existencia de una fábrica destinél!da a experimentaciones cien-
tíficas o a otras cosas por el estilo. En otros casos' se podrá comprar un ,es-
tablecimen,to mercantil para cerrarlo, pero ello se hace generalmente con
el objeto de matár la competencia y dominar el mercado; el lucro mercan-
9
til está aquí manifiesto y de no ex.istir la disposición de1 N9 2 del arto 3 ese
acto habría que considerarlo mercantil en virtud de la teoría de lo acceso-
rio. Se comprende entonces por qué la ley no se ha referido expresamente
a esta intención de lucro.
,' Todavía hay otradif.icultad, la ley se ha colocado en d punto de vista
de la compra de estable8mientos de comercio, ~será mercantil la venta?
Se ha sóstenido entre nosotros que la venta de un establecimineto mer-
cantil debe declararse civil, porque la ley no la ha considerado, de manera
que la omisión del legislador -no se habría debido a un olvido sino que
habría sido premedita,da, por no haber quer.ido 'considerarla. Es cierto que
la venta no está inspirada en el mismo propósito que el acto del comprador,
pero de aquí no s':,! puede derivar ninguna conclusión que permita calif,ícar
de civil el acto del vendedor y habría entonces que calificarla de comercial
a virtud de la teoría de lo acce'sonio.
No es indispensable que la ventaª,e una industria se haga por sU to-
talidad, de manera que el vendedor pod.rá ir deshacÍendo su industria poco
a'poco y, en realidad, en cada una de estas ventas hará 'un acto de comerc.io.
Puede presentarse el caso de que el vendedor haya comprado algunas cosas
sin intención de revenderlas, pero se le presente la ocasión de venderlas en
globo con .el resto de la industria ¿ por qué este acto no ha de ser mercantil?
es evidente que el Código no quizo hacer distinciones, lo que prueba que la
disposición es defectuosa porque hay que salvar estos vacíos.
Del hecho de ser la compra-venta de un establecimiento mercantil un
acto de comercia, se deducen consecuencias importantes; Así por ej. a pe"
sal' de la importancia que puede tener este acto, tratándose de él np se exi-
ge prueba escrita, se puede probar por testigos, aún cuando la cuantía lle-
gue a millones. '
Además, como se trata de un acto de comerc.io y no de un acto civil
no se e:x.ige escritura pública.
Nuestro Código de Comercio no vuelve a ocuparse en artículos poste-
riores de la compra de un establecimiento de comercio, pero ella constituye
un punto de gran, importancia y hay multitud de cuestiones de ,interés doc-
trinario y práctico. al 'respecto; como por ejemplo, .las deudas pendientes da-
das las circunstancias de que no hay publicidad de la tran,sferencia; garan-
tía de la adquisición, esto es, que el vendedor contraiga el compromiso 'de
no establecer una nueva industria del mism~ giro en el mismo terreno (com-
potencia desleal) . Volvemos a repetirlo, que nuestro Código no tien,e otras
disposiciones sobre esta materia, pero nosotros debemos ocuparnos de eUa
al tratar de la_compra-venta mercantil.

Análisis del N9 4 del Art. 3 9

NI? 4: "La c~misióno mandato comercial".

Como vemos, este número no da ninguna no.rma para la calificación


del mandato o de la comisión, porque no adelantamos nada con que diga
que es acto de comercio el mandato comercial. Esta norma la da el art. 233
que define el mandato comercial como:
"El mandato comercial .es un contrato por el cual una persona en~arga
-. 45--

la ejecución de uno o más negoc.ios lícitos de comercio a otra .que se obliga


a administrarlos gratuitamente o mediánte una rretribución y a dar cuenta
de' su '<Íesempeño". . .'
Antes de entrar de ll,:!no al análisis de esta :disposicióh, tenemos que
hacer otra salvedad. El N9 '4 habla de com'lslón o mandato com"ercial, como
dando a entender que son sinónimos, siendo que en: ,realidad son diferentes.
La diferencia 'reside en el hecho de que mientras el mandato es el género
,la comisió~ es la especie, circunstancia q'ue vemos c.onfirmada por lo dis-
puesto en los arts. '234 ,Y 235 que dicen:
Art. 234: "Hay tres especias de mandato comercial:
La comisión;
El mandato de los facto,res y mancebos o dependientes ,de comercio;
¡La correduría, de que se ha tratado ya en el tito !II del Lib. 1Q"
Art. 235: "El mandato comerc~al toma el nombre de comisión cuando
versa. sobre una o, más operaciones mercantiles individualmente determina-
das'" . . ~ -" . .
De manera entonces que 10 que se llamá comisión, e~ un mandato mer-
cantil especial que se caracteriza por referirse a negados de comercio indi-
vidualmente determinados, es evidente entone·es que' ante distinción tan
clara no pueda hahlarse, ¿omo lo hizo el N9 4; de mandato o ~omisión.
Podemo,s ahora preguntarnos ¿el N9 4 se 'ha quer~do referir sólo a
la comisión, o ha querido comprender to·do el mandato? Parece qUe sólo
a la comisión, y decimos ésto, porque el mandato está sometido en sus dis-
tintas modalidades a princip.ios diferentes; así por ejemplo, la tercera es-
pecie de mandato comercial que indica el arto 234, o sea el' corretaje, se
Tije por reglas especiales, pues está citado en el N9 n. 'Luego, podemos lle-
gar a la conclusión de que el N9 4 se ha referido sólo a la comisión y por'
estas razones nos limitaremos a ella.
La. comisión o mandato mercantil es.pecÍal se caracteriza por la dob!'e
circunstancia de .versar·sobre actos de comercio y de estar esos actos indñ-
vidualizados. Por ej., se encarga a una persona el que celebre tales y cuales
contratos.
Si bien el mandato comercial ~s~ generalmente remunerado, esa remu-
neración que pudiera recib~r el mandatario no es de su esencia, de man.era
que para calificar un manda:tode civil o comercial no se podrá atender a
esa circunstancia) pues el mandato civil es también generalmen:te remune-
ra!do. '
La norma para distingUlÍr un mand!ato comercial, la encontramos en .
la propia definición y ella con~ste en atender simplemente a la naturaleza
del ·acto encomenda:do. Si se encomienda, la ejecución de un acto mercan-
til e1mandato serli comercial. La comisión equivale a lo 'que en D. Civil Se
llama mandato especial. .
La ley se coloca entonces exclusivamente ,en el punto de vista del man-
dante; así por ej., si una persona encarga a otra que le compre mercade-
rías con el ánimo de revenderlas después, habrá encomendado la efecución
de un mandato mercantil; porque ese acto eiecutado por el mismo man~a­
c

tario habría sido comerciat A la inversa, si un agricultor encarga a un ter-


cero que le compre semillas para la explo.tación de su fun'<Ío, ese mandato
es civil porque de haber actuado él perwnalmente, . habría efectuado un
. acto civil.
. Vemos como la regla es ,muy sen:cilla y de muy fácil aplicación, y no
hay que at·ender para nada al carácter que tiene el acto para la tercera pero
sana con quien se entiend'e el mandatario, Pero, sin embargo, este sencillo
continuar
ir atrás

46 -

sistema del Código, profundamente claro, puede llevar en la práctica a di-


ficultades que parecen chocantes. .
La ley prescinde por completo de -la pr,ofesión del comisionista y
se podl'Ía presentar el caso de un comerciante que se vale de una persona
que no se dedica nunca a estos 'actos para que le compre un lote de mer-
taJderí~,s, aquí el mandato es comercial p~':que el mandante. tiene intenc~ón
de revender, aún cuando para el mandatario no tenga nada de comerciaL
A ia inversa, supo~gambs que un agricultor le encarga a un corredor de
frutos del país que le venda sus productos, según las reglas dadas tenemo~
que admitir que se trata de un mandato civ,íl, porque el agriculto., al vender
ejecuta un acto civil, aún cuando lógicamente ·deberÍa ser mercantil para el
comisionista. , . ,
En otros países se subsana~ste inconveniente exigiendo, para darle
carácter me:cantil al mandato, que además de tratarse de' un acto de co-
mercio, el comisionista se dedique habitualmente a la oper3.ción que ejecuta.

An81isj~ del N'? 5 del Art. 3'?:

N'? 5: "Las empresas de fáhr' cas, manl.lfacturas, almacene:;, tiendas,


bazares, fondas, cafées y otros e,,'rahlecimie-ntos semeja l1-tes ".

Desde este número hasta el 9 inclusive entra el Código a ocuparse de


lo que se llama Empresas y se comprende aquí el segundo grupo de actos
de la clasificación que conocimos al comenzar a estudiar el arto 3 Q , o sea,
. de esos actos que para ser calif.icados comerciales deben ser ejecutados por
una empresa. ,
Deberemos com ~nzar por fijar el alcance de la palabra empresa, si
bien el Código no ha dado una definición general, es muy fácil precisar su
concepto atendiendo a una d,ísposición general sobre transport~ contenida
en el arto 166, que tiene un carácter general porque valdrá' para todos. los
casos en que se aluda a las empresas.
El Código da a ésta palabra el sentido de actos de cierta importanc;a
ejecutados 'por una misma pe-tolona y que suponen la existencia de una orga-
nización que está al mando de un empresario qqe cnrre con los ,riesgos del
negocio y que desempeña el papel de intermediario entre productores y
consumidores.
En este NQ 5 y en los siguientes el Código se refi':!re a 'muchos con-
tratos que considerados a,isladamente no muestx:an ningún antec'edente para
calificarlos de civiles o comerciales. Así por '~jemplo: d que arrienda sus
servicios está en, la misma sitmlc.ió'n de un pro1ductor que vende sus produc-
tos, pues él ven,de su trabajo, no' habrá entonces ningún medio para fijar
su carácter civil o comercial. Pero si ese trabajo se pone al serv,icio de una
empresa pasa a ser un acto rn:ercantil y a considera'rse el trabajo humano
como un acto de comercio. .
, Supongamos que un particular se vale de un carpintero que trabaja
sólo, para la ejecución de un mueble;, el acto de carpintero consiste en el
arrendámiento de sus propios servicio" el particular le paga un precio por
ese trabajo. En este ~aso, en que eEtán en contacto directo producto;es y
consumidores, ¿ qué ant~cedente habría para calif.icar este acto de me7can-
tiD; ninguno, no puede ser mercantil.
Pero suponga~os que ese particul~r en vez de dirigirse a un carpm-
tedo, trata con una, mueJAerÍa y se entiende con un empresario que tiene a
su serVICIO un cierto número de operarios. En este caso el trabajo no lo va
a hacer el empresario sino los operarios, Juego, hay un int~rmediar,io que
-47 -
toma los servcios de los dependientes y los sub-arrien;da 'al público,. es; ,de-
cir. que se interpone entre productores y consumidores. El empresarlO tam-
bién especula generalmente con la compra y venta de cosas muebles.
Como ya lo dijimos, en el Código ~ncontramos preeis8'das estas ide~e
al tratar del trásporle en el arto 166, que .define este contrato, que determl-
n:a las personas .que intervienen en él y que en el último ¡ne. dice':
"El 'que ejerce la industria de hacer traspo,rtar peY<~onas o mercade-
rías por sus dependientes asalariados y en vehículos propios o que se haIl~n
a sU servicio, se llama empresario de tr'asportes, aunque algunas veces ,eJe-
cute el. trasporte por sí mismo H • .

Encontramos' aplicada en esta disposición las ideas que acabamos de


expresar. Se _supone una organización establecida; el empresario no ha<;:e
él mismo los trabajos, sino que los .hace ejecutar por sús dependientes asa-
lariados, aún cuando p'u~'¿a hacerlos ocasionalmente él mismo, etc. Estos
son; pues los razgos generales de todas las empresas de que t~atan los N.os
5 <)., 9 del arto 3Q del C. de Comercio. ,
Es a propósito de estas ,empresas don;de se da mayor aplicación a la
teoría de lo acceso.rÍo, pues hay innumerables actos que sin ser mercantiles
pasan' a tener este carácter, por ser auxiliares en el ejercicio de una empresa.
El N9 5 abarca materias de muy distinta Índole que podemos clasifi-
car en tres grupos: 19 ) bmpresas de fábricas y manufacturas; 2 9 ) Almace-
nes, Tiendas y Bazares;' y 39 )' Fondas o cafées y 'otros establecimi~ntosse­
mejantes,

I '?-Empresas de fábricas y manufacl:uras.

Bajo ésta denominación se' comprend.en todas ~as empresas cuyo gito
cOllf,iste en la transformación de materÍas primas; toma'ndo la ·palabra ma-
teria prima en un .sentido muy amplio ya que, lo que para un' índu,striaI
puede ser materia prima (lana, para el que fabrica géneros), para el otro
puede ser el product·o de una industria (lana de un ,ganadero).
,En este 'número se comprenden entonces una cantidad de empresas
cuyo giro consiste en la transformación de materias primas adquiridas por
la misma fábrica; en cuyo caso el acto ejecu1:ado es doblemente mercantil;
en priJ;ner ,lugar, porque hay compras y reventas de cosas muebles, y en
segupdo lugar, porque se especula con el rrabajo ajeno. Sin embargo, en
muchos casos el industrial sólo se dedica a hacer sufrir transformaciones a
los productos que le entregan los mismos dientes (tintorería, sastrería); en
este caso se habla de empresas de fá,hrica.
Por lo dispuesto en, este número p~demos ver ~onfirmado lo q~e ba~
bÍamos expresado que en el D. Comercial, tiene uns,ignificado más amplio
qúe en Economía Política, la cual coloca a Ita .indusria man,ufacturera o
fabril como una de las ramae de la industria. di;tinta de la industria comer-
dal).
En toda empresa de fábrica o man,ufactura hay generalmente un esta-
blecimiento en que se exterioriza el comercio de ,la empresa; pero puede
suceder que los dependientes del empresario trabajen· a domicilio, hec.ho
que no priva al negocio dé los carácteres de una empresa.
Aún cuando los términos del N.o 5 d,el arto 3.0 son genera¡les, hay que
exclui.r de su campo de aplicación las manufacturas fiscales (fábricas de ar-
. mas, etc) que no trabajan para el público en general, con lo cual desapa-
rece el requisito de la intermediación n,ecesaria para darles el carácter de
mercantiles.
Al tratar del N<? 1 del arto 3 9 dijimos que las ventas que los agriculto c
- 48-

tes hacen de los productos de sus fundos son actos civiles; dijimos también
que muchas veces los agricultores hacían sufrir transformaciones profundas
a esos productos con el objeto d~ aumentar su valor y venderlos can más
fL~cilidad (uva en vino). Estas transformaciones pueden ser más o menos
grandes" y aún, puede suceder que en algunos casos 'se vendan los caldos
recién cosechados y que en otros casos se guarden esos caldos para hacer-
los sufrir transformaciones mayores y más lentas.
¿ Conservan estas. operaciones' su carácter de industria agrícola, o sea,
son siempre actos civiles, o pasan a tener el' carácter de mercantiles? En
principio, según: el NQ 1, no ca~bia la naturaleza del acto el hecho de que
a los p.roductos se les haya hecho sufr.ir. transformaciones; y es evident::: que
no hay diferencia ninguna cuando la transformación no es profunda, pero
hay otros casos en que pudiera decirse que a la industria agrícola viene a
agregarse otra industI,ia separada que hace convertir al agricultor en un
verdadero fabricante o manufacturero, a C!uien sería aplicable lo dispuesto
en el NQ 5. .
En realidad, no hay una norma geeral para hacer esta determinación
y hay que atender a las circunstar¡,cias de hecho, según que esa operación
sea accesoria de la industria agrícola, o sea independiente, y con capitales
superiores alas de.l mismo fundo, no contentándose el agr,iculto.~ con sus
propios productos sino que comprando productos de terceros.
En este último caso va desapareciendo el carácter de una operación
simplemente accesoria de ¡'a operación agrícola y habrá que cons.iderarla co-
mo una industria manufacturera independiente.
A este respecto se suscitó un conflicto relativo a la apl,icación, de las
leyes del impuesto a la renta, que en su categoría 3"" gravan con un deter-
minado impuesto a las utilidades provenientes de cualquiera' ñndustria, sien-
do' que la agricultura está gravada únicamente con el impuesto territorial.
Pues bien, el año 1927 se pres,~ntó la dificultad de saber si pagaban o no
impuesto conforme a la 3'i' categoría estos agriculto¡es que hienen grandes
establecimientos de bodegas (Viña Santa Rita y C~nchalír Hubo diversi-
dad de opiniones y el asesor jurídico de la Dirección de Impuestos Internos
opinó que el industrial en vinos 'que explotaba sus pI'opios productos era un
simple agricultor qu debía,. por lo tanto, pagar sólo el impuesto territo:ial,
La Dirección de Impuestos Internos no aceptó esta opinión que es a juicio
,del profesor la más correcta y la que más se amolda a los principios del D.
Comercial, y pidió informe al Cons.::jo de Defensa Hscal, el cual consideró
que debía estimárseh. una industria manufacturera o comercial afecta,
pC'r lo tanto, al impuesto a la renta de 3" categoría. La D. de Impuestos ,es
claro que se atuvo a esta última opinión, pero tál interpretación duró poco
porque posteriormente se establec~eron los principios citados a virtud de la
by 4536 de 17 de Enero de 1929, que en su arto q9 dispone lo si-
guiente:
"En la aplicación del impuesto a la renta, la industria yinícola ejerc.i-
da por las personas naturales que explotan sus propios bienes será conside-
rada como índustr.ia agrícola en todas sus faces, siempre que los vinos sean
elaborados y embotellados por el viñero que los produce. La industria vi-
nícola ejercida con productos de terceros quedará afecta al impuesto de la
3? qltegorÍa. La destilación agríc~la ejercida por las personas que explo~
tan sus propIos productoE, será considerada como industria agrícola para
los efectos del impuesto a la renta, con las limitaciones cons,ignadas en el
in.c. 2 de este artículo". .
El inc. I del arto 1 39 de esta ley habla de personas naturales, porque
cuando esta industria es ejercida por soc.iedades la ley la grava con impues-
- 49-
la
to a renta; no porque se la cOl}sidere un acto de comercIO sino por razo:
nes de órden administrativo. ,
'Este mismo arto 139 ha f.ido mantenido hasta hoy en las diversas re-
formas de la ley de alcoholeE, y actualmente tiene el NQ 137 en el texto de-
finitivo de la ley de alcoholes ¡dictado por decreto mpremo NQ 2355 de 25
de Agosto de 1933. , ,
Aquí, como en muchos otros casos, no es pOl?ible precisar con exactitud
la línea de separación; entre el D. Civil y el D. Comercial y ello sirve de ar-
,gume~to a l~s que abogan por la fusión de ambas ramas delD'erecho Pri-
vado, pero, estas dificultades no autorizan para determinar tal fusión.
ILo mismo que hemos dicho respecto de los, agr.icultores lo podemos de-,
cÍr respecto de otras industrias extractivas. Así, puede presentarse el caso
de un minero que tiene un establecimiento de fundición al lado de su mina.
que realiza con ello un acto civil; pero si 1m esi:ablecimoiento de fundicióp
de metales se dedica a transformar minerales comprados a terceros quiere
decir' que constituye una empr~sa manufacturera o fabril ..
Algo a,nál~go se puede de~ir' de.un molino en que un agricultor tras-
forma los productos, de su cosecha; pero, si se, toma productos de terce-
'TOS, €ambia el carácter de la operación y se transforma, tal como en el ca-
so anterior, en una industria manufacturera o fabril.
Sin: embargo, hay algunos casos ,en que puede haber ciertas dificulta-
des; así por ej., respecto' de una Empresa Periodística no se sabe' si se trata
de una i~dushia civil o comercial. Al "respecto hay sentencias contradicto-
ras: una de ellas publicada en la Gaceta 'de 1877, página 1770, sentencia
,N9 3556 declaró civil el establecimiento de una imprenta para publicar ún
d,iario; otra más reciente, de fines de 1915 publicada en la Gaceta del mis-
mo año, página 742 NQ 301, tambIén declaró qu,~ no es acto de comer cÍo la
publicación de una ,revista l i t e r a r i a . , ,
En un¡ periódico puede tenerse f,ines políticos, culturales,sociales, ete.
,y esta fué la raz6n que indujo a nuestros trbunales a, darle a los,actos de ea-
tos pariódicos un carácter civil. Sin embargo, la doctrina moderna les atni-
buye carácte~ comercial teniendo en consideraciól1¡ qüe si hien en estas
empresas periodísticas se per~gue fines muy diferentes en ellas se presen-
tan' todos los carácter es de la comerciaal,idad: hay un empresario que' tiene
'a sus órdenes a' todo un pers~m¡al de dependientes (obreros tipógrafos, re-
dactores, etc.) y que especula con' el Trabajo ajeno. El trabajo de tódo este
'personal llega al público a través del empre~ario a quien ,han dado en arren-
damiento sus servicios.' Por otra parte hay una sección:' la' de ,av,isos que
constitUYe una de las principales fuentes de ganancias .del periódico y en la
cual el lucró, es el fin prin,cipial, por eso, mlrando bien la cosa, no' se puede
negar' que una Empresa Periodística es una institución mercantil, por lo
cU¡'ll debemos darle teórcamente ese carácter.
También quedan comprendidas en este número 5 todas aquellas indus~
trias que transfoIman materias primas sum,Ínistradas, no ,por la propia em-
presa sino por la clientela, sería el caso de una tintorería o sastrería, en que
la especulación versa sobre la transfofmacióp de materias proporcionadlas
po:, la cl.ientela. ' <

Hay otros casos que se prestan a dudas y respecto de los cuales no, se
puede dar una regla absoluta: son los. artesanos' u obreros independientes
que trahajan sólos, por cuenta y riesgo; por ej., un carpintero. Es ~nduda­
bie que si este carpintero trabaja sobre maderas queje facilitó su cliente
ne- hace otra cosa que arrendar EUS serV7Ícios y ejecuta por lo tanto un acto
civil; pero si proporciona el mismo la madera ese ~cto pasar a ser mer-
cantil, no a virtud del N9 5, porque no hay empresa,sino a virtud del N9
- 50-
por el heoho de que hay compra y reventa ae cosas muebles~ con ánimo de
• obtener una ganancia. .
2 9 -Almacenes, Tiendas, 'Bazares:-
Todos los establecimientos que generalmente se conocen con este nom-
bre tienen por objeto la compra y' reventa de objetos de todas clases. A
primera vista parece innecesaria la disposoición que la considera acto de co-
mercio; por cuanto bastaría el N9 1; pero hay que tener presente que en
esta disposición se considera el acto aislado, o se.3, una sola compra y una
'sola venta, mientras que. aquí se considera que esas compras y .ventas son
desplegadas por un establecimiento más o. mo;!nos organizado que está bajo
las, órdenes de un empresario; ensanchándose además, el número de actos
mercant~les ejecutados por la empresa en virtud de la teoría de lo accesorio;
así serán mercantles los actos que haga el estabh;cimiento para llenar su
cometido (vehículos para trasportes, contratos con los empleados, etc.)
actos, todos ellos, que a pesar de ser dviles, pasan a ser mercantiles por el
hecho. de ser. ejecutados por un empresario.
3 9 _ .Fondas, cafées y otros establecimientos semejantes.:
Por ejemplo los hoteles. Aquí hay compras de cosas muebles para re-
venderlas a l¡l. cI.ientela (bebidas y artíc'ulos alimenticios); también hay
compra de cosas muebles para "sub-arrendarlas a los p'arroquianos (mesas,
sillas y demás mobiliario); por últil!J1o hay compra de trabajo ajeno para
proporcionárselo a la 'clientela (mozos y demásdepen,dientes).
. -~ ,
Estos negociós necesitan como todas las demás empresas, un inmue-
ble en que. funcionar, y en algunas de ellas, como por ej., los hoteles, la es-
peculación versa principalmente sobre el inmueble (piezas para alojados,
etc.); sin embargo, según las reglas generales del D. Comercial los inmue-
o bIes deberán quedar eJ.iminados del resto 'del negocio porque sobre ellos
no puede versar acto de comercio alguno. A pesar de todo, esto 'parece de-
masiado artificial y se divide ~l acto, porque .ni a virtud de la teoría de lo
aécesorio puede pasar a tener carácter mercantil lo que se relacíonecon el
inmueble. '
Debemos hacer aquí una observación común a todas las empresas ci-
tadas y a todas las empresas de que vamos a ocuparnos enseguida: .la léy
se coloca siempre en el punto de vista del empresario y declara mercantil
lé). empresa mis~a, E~n que ello signifique que el carácter mercantil de sus
actos se comunique también a la otra parte. El que con.trate con una empre-
sa hará un acto civil o ,dé comerc.io según las circunstancias, y no por el he-
cho de contr~ta'r con una empresa ha de ejecutar necesariamente un acto
de comercio, así por ej,. si un particular manda hacer un amoblado a una
mueblería, con el objeto de usarlo en su' casa, ejecutará un acto civil, aún
cuando ese mismo acto sea comercial para la empresa; en cambio si es el
dueño de un negocio el que va a una fábrica de paños a comprar una par-
lida de géneros que ha de revendo::r más tarae a su cI.ientela, se producirá un
acto de comercio tant9 para el comerciante comprador como para la em-
pr.esa.
'El N9 5' termina diciendo: "y otros. establecimientos semejantes, fra-
se sutil que, comprende tod~s los negocios que se asemejan a los citados
y que nos demuestran que esta eI1¡umeración no es taxativa sino meramen-
te enumerativa.
Análisis del N9 6 del an. 3~

N9 6: "Las empr~as de trasporte p~r tierra, ríos o canales navegables .


•- Sigue 'la ley hablando de empresas, por com.iguiente para que el tras-
porte sea considerado mercantil debe ser ejecutado por una empresa. Con
- 51-
cOl\trato aislado de transporte no ofrece ningún antecedente para calificar~
lo de acto 'de c,Qmerciq. •
Se define' el trasporte en el arto 166 que d,ice:
"El ,trasporte es un contrato en virtud del cual uno se obliga' por cier~
to precio a conducir de un lugar a otro, por :tierra, canales, lagos o ríos na~
vegables, pasajeroE o mercaderías ajena¿ y, El entr,egar estas a la person,a a
quien van dirigidas.
LIámase porteador el que contrae la obligación de conducir.
El que hace la ' conducción por agua toma' el nomb~e de patrón o bar~
, '

quera.
Denó~in¡ase ca¡ga.¿or, remitiendo o cone,ignante el que por cu'enta pro~
pla o ajena enc'arga la cond'ucción. "
Se llama cO,nsignatario la persona a q'uien se envían las mercaderías.
Una misma person.a puede ser a 1 avez cargador y sons,ignatario.,
La cantidad que el cargador se obliga a pagar por la cpnduaciónse
llama 'Dorte. '
El que ,ejerce la industria de hacer traspo~tar personas q mercadería
por sus dependientes asalariados y en vehícTJlos propios o que se hallen a
su serViicio, ~e llama empreEario de trasportes, aunque algunas veces ejecute
el trasporte por sí mismo". '
Este contrato, en principio, es civil porque segim el arto 167 participa
de los caracteres del arrendamiento de serv.icios y del depósto, contratos
esencialmente civiles. '

El porteador, o ,sea, el que contrae la obligación de conducir, especula


sobre su propio trabajo y no ejecuta un acto de comercio, aún cuando re~
ciba un.a remuneración; está entonces, en la misma situación de un produc-
tor cualquiera. Tampoco podría buscarse el' carácter mercantil del acto en
la naturaleza de las cosas porteadaE, porque para el porteador es lo mismo
qu'e se trate de cosa-s, destinadas al comercio o al consumo. ,
Ante estos hechos la ,ley ha ,debido recurrir a otra circunstancia y de-
clarar mercantil el trasporte ejecutado por ,empreoas.
Ya hemos visto que sólo al' tratarse del trasporte vipo.el Código a dar
una definición, general de empresa (inei. final del arto 166). Es necesamo,
pues que se tr~te de u~ negocio órg~nizadoco.n._e.se -fn,~e trate de un";'
persona que se dedique a eso y, por último, que no oe trate de un trasporte
oca~ional. Es necesario, en segundo l!lgar, que tenga :personal a su serviciO)
aún cuando ocasionalmente pueda hacer personalmente los trasportes.
En estas condiciones la empresa se~á mercantiL y serán comeroiales
para ella todos los trasportes ejecutados, sin. que influya el objeto a que se
destinen por el cargador que es el que encarga la cond,ucción de las cosas
porteadas. Así por ej., ejecutará actos de comercio 'oea que se le encargue
el trasporte de los muebles de una casa o de un lote de objetos destinados
al comercQo. . .
. Todas las empresas de ferrocarriles que' existen en ~)1ile (-se entien,de
particulares) son empresas de trasporte. También son empresas mercantiles
las Empresas de Tranvías, y lo mismo puede decirse de las Empresas de
Autobuses. '
No serán mercantiles para el porteador los ,trasportes ejecutados per~
sonalmente por el dueño del vehículo; como' por ej., el ,due.ño de un taxi
o de 'un camión que lo explota person~lmente ..uE~ste caso no' hay un em-
presario, no hay intermediación y se especula~¿oBfJ@~bajo propio, de ma-
nera que se ejecuta un acto civil. l', .} ._";~~_~\
;til i""~__ ¡z :t.,fi
':~, ~n 'lE ~t
"-~,":~--~~~;7
-,2 -
, Hay. sin embargo, una d,isposición que puede perturbar algo las ideas
y que conviene explicar desde lu.;!go para evitar confusion,es: es el arto. 171
que dice: •
"Las disposiciones del presente título son obligatorias a toda clase de
porteadores, cualquiera que sea la denominación que vulgarmente se les
aplique, inclusas las personas que se obligan ocas,ionalmente a conducir
pasajeros o mercaderías".
Según esta disposición, el que ejecuta ocasionalm,;!nte un. trasparte, el
que no es en,pre-s~rio, queda sujeto a las reglas del título V. de,l Libro II del
C. de Comercio, esto es a las m,ismas reglas :del trasporte ejecutado por una
empresa, a pesar de que el Código acababa de decir que era sólo mercantil
el trabajo realizado en estas últimas condiciones.
Esta aparente contradicción del legoislador se explica de la siguiente
manera: el trasporte oca~ional y aislado será siempre un acto civil pero es-
tará sujeto en cuanto a las reglas de fondo del contrato por las msmas dis-
posiciones del trasporte comerc.ial. Pero solo s.e asimilan desde este punto
de vista, d~ manera que si bien no hay interés en distinguir si unl trasporte
es civil o mercantil en cuanto a, la. legislación de fondo aplicabie. ese interés
subsiste en todos los demás puntos que indicamos al inicar el estudio de los
actos de comercio (prueba, calificación de l~ profesión, co·mpetencia, pro-
c~dinüento,etc. )
Esto es por lo que se r.efiere al empresario; pero, ¿ cuál es el carácter
del acto para el cargatlor o remitente?
El' Código no da n.inguna regla al respecto y hay que recurrir enton-
cee a la, teoría de 1<:> accesorio; así por ej., para un comerciante que trabaja
en compra - venta de frutos del país, serán mercantiles los trasportes que
lleven de un punto a otro mercaderías que está~ ·relacionadas con su giro,
y ello por ser accesorio de una industria comercial. A la inversa, si un agri-
. cultor envía a Santiago los productos de· su fundo ejecuta un acto civil por-
que tiene relación con una ind ustr.ia civil.
Entrando más de lleno al análisis del N9 ,6 podemos ,decir que se re-
fiere sólo a los trasportes terrestres, porque los marítimos están tratados en
los ~9 15 y 16 y se sujetan a distintas reglas. Pues bien, entre los trasportes
terrestres se comprende el trasporte por' lagos no mencionado en este núme-
ro, lo que prueba manifiestamente el error de no haberlos mencionado en
la disposición citada.
81 tasporte por lagos está sujeto a todas las reglas· del trasporte te-
rrestre y no a las reglas del trasporte marítimo, de manera que el hecho de
que no haya 'sido incluído ene! N9 6 no evidencia de ningún modo el pio-
pósito de legislador de eliminarlo para los efectos de su calif.icación de las
reglas. de aquel, sino que se ha debido a un lamentable olvido de .su parte.
Respecto del Trasporte Aéreo" podemos decir que está en una situa-
oión especialísima, porque en el D. L. 675 del año 25, ya citado Se estable-
cen para él reglas especiales muy similares a las del trasporte marítimo, pe-
ro se ha establecido al mismo tiempo qu~ en las cosas allí. no contempladas
rigen las reglas del trasporte terrestre; t~ndríamos entonces qU'e el transporte
áéreo está en una situación ,intermedia entre el marítimo y el terrestre. Co-
mo dato ilustrativo podemos decir que respecto de este trasporte se ha es-
tablecido la irresponsabilidad.
Altális.is del NI? 7 del art.,31?
. NI? 7: "Las empresas de depósito de mercaderías, provisiones o su·
ministrQs, las agencias ,de negocios y los Imlrtm~~
.- Se ~ompr~nden esta dispo,isción actos de muy distinta naturaleza que
53-

'!bien pod'rían haber correspondido a números apartes; por esta r·azón noso-
tros los estudiaremos separadament~. Ellos son: 1) Empresas de depósito
de mercaderías; 2) Empresas de provisiones o suministros; 3) Agencias
de Negocios; 4) Martillos.

j9-Empresas de depósito de mereadería~;:

Este acto, lo mism~' que el analizado anterionnente, es esencialmente


civil y gratuito según lo dispue.sto en el arto 2219 del C; e ivñl. T en¡emos en-
tonces que, considerado en sr mism~, (ilcontrato' ,de depó'sito no ofrece
n'~ngún antecedente que permita cal,ificarlo de civil o mercantil, en, cuanto
al depositario. Por eso la ley ha debido recurrir a elementos extraños'para
calificarlo de acto de comercio y ha exig.ido que para tener ese carácter sea
ejecuta¿o por empresas.
• En estás condiciones, tratándose de una empresa de depósito, to'dos
los depósitos que se celebren serán mercantiles para el empresario, cual~
quiera que sea su fin; de manera que será tan mercantil para el empresario
el depósito de lasmerca,deríasdestinada's a un negocio, como el depósito
de -los productos ,de un fundo, o, de los muebles de una. casa. Y serán' mer-
cantiles para 'él. no sólo los· depósitos, sÍno también todos los actos acceso-
rios; como por ej., 'el arrendamiento de de. los servic.ios -de los ,empleado~,
la compra de mobiliario, etc., 'etc., pero c.on excepción de los actos rela-
cionados con el inmueble en que está establecido, que' siempre tieenen ca-
rácter civil (Se podrí'a presentar este último caso en lo que respecta a los.
de-svíos que las empresas de ,depós.ito tienenenl sitios cercanos,.a las esta-
ciones de los ferrocarriles.
Esta disposición tienen hoy una gran aplicación en lo relativo a los
Aimcaenes Generales de Depósito, crea'¿os por una ley de 1922, que tie-
nen la facultad de 'recibir depósitos por cuenta, ajena y emitir ciertos do-
cumentos negociables. repre-eentativos de las mercaderías, y que recibe~ el
nombre de warrants. Estas empresas, que ejecutan' actos mercant.iles, se es-
tablecen 'con una autorización del Presidente de la República y' están suje-
ciones de los ferrocaniles).' .
Todo lo dicho vale respecto del depositario; ahora, respecto del depo-
sitante podemos aplicar las mismas reglas a¡:>l,icables' al cargador y también'
la teorfa de lo accesorio. Así por ej., sí el depositante deposita mercaderías
de'stinadas al' comercio ejecutará un acto de comercio; pero si se trata de
un agricultor que deposita los productos de su fmido, ejecutará un acto
que tendrá para él un carácter civil.

2 Q-Empresas de, provisiones o sumin,ish'o:s:


La ley no las ha definido en ninguna .pa'rte "dei'manera que no n,os
queda otro camino que recurrir al concepto corriente. Podríamos deciI" en-
tonces ,que son aquellas que t,ien.en por ob¡jeta' suministrar .cosas muebles <
mediante un contrato en el cual un proveedor se compromete 'a" entregar a
otra persona durante cierto tiempo los objetos destinados ala satisf'acción
de una, necesidad, mediante el pago ,de un precio ,flÍjado de antemano y que
habrá de regir' durante' todo el tiempo que dure el contrato. En algunos< ca-
so~ esas cosas se venden y ot.ras veces las' cosas se arriendan. '
Por ejemplo: 'una persona celebra un COI:'ltrato con, el Fisco por el
cual se obliga a proporcionarle víveres a un cuartel. En la mismasituáción
están las personas que se comprometen a prov~er de víveres. a un 'colegio.
En ,~ste caso la e~peculación que hace el prove,edor' con.siste ·en Ja compra
y reventa de esos artículos, ope,ración que parece quedar comprendida en .el
- 54

N9 t !de este arto 3<>, pero hay que tener presente que esta disposiCJión exige,
para declararla mer~antil, que la venta. sea precedida de una compra co-
mercial. mientras que aquí sU,c,~de lo contrario porque el proveedor, vende
objetos que no ha comprado todavía y que comprará a medida que vaya
necesitando entregarlos a la parte contratante.
Además,aquí se declarará mer:.cantiles no s610 los actos pl1incipales
en que consiste la especulación, sino tam,bién todos actos accesorios de la
industria. '
Como ya lo, anticipábamos, hay veces que el proveedor proporciona
sólo el arriendo de las cosa'3; así por ej., hay qúienes hacen el negocio de
fecilitar decoraciones y mobiliarios para fiestas y qce también quedan su-
jetos a esta disposición. Son entonces mercantiles las Empresa,s de Pompas
Fúnebres, por una doble circunstand,a: como empresa de trasportes y como
empresa de suministro.
No quedan comprendida,s en esta disposición lo que haga directamen-
te el agricultor de los productos <le su fundo. Así, S! un agricultor se com- ,
ptomete con el dueño de un, hotel a proporcionarle durante un año la leche
necesaria para su consumo, no habrá una empresa y se tratará por consi-
guiente <le una forma especial de venta directa que hace el agricultor de sus
propios prpductos. ,
La ley declara' mercantiles las compras de empresas de provisiones
o suministros de manera que está considerado el acto desde el pun,to de
vista del empresario; pero el carácter mercantil que este acto tenga para la
empresa no se comunica al otro contratante, para quien el acto podrá ser
civil o mercantil según Isa circunstancias (generalmente se tratará para este
de un acto civil, porque los objetos suministrados los destinará al consu-
mo y no a ia especulación).
A propósito de esta parte del número que ~nalizamos hay un caso de
CIerta importancia que considerar. ¿ Quedan o no comprendida la Empresa
de Electricidad y la Cía. de Teléfonos? Respecto de la' primera no cabe du-
da que en cuanto empresa de trasportes caen bajo la disposición del N9 6,
pero cuando sólo proporciona luz' o fuerza o en el caso ,de los teléfonos em-
piezan las difjcultade~. El año 1899 se presentó un caso de esta naturaleza,
y hubo una sentenc,ia de la Corte de Apelaciones de Santiago, que se pu-
blicó en el tomo 1, sen,tencia 235 O, pág. 1957, del mismo año en la cUal se
declaró que constituía un.a empresa civil, fundándose en que co¡:no no eran
conocidas a la fech~ de la dictación del Código no. habían podido quedar
comprendidas en él y porque, además, no les ere aplicable ninguna de sus
disposiciones; sin e~bargo, a juicio ¿el prDfesor, esto es erróneo, porque
las Empresas de teléfonos presentan todas las' características de una em-
presa de suministro, y.~, que proporciona la fuerza y el uso de "las líneas, y
porque tiene un empresario"obre~?l\l y ope,ral1ios, etc.
se
Con motivo ,de esta "serÍtenc(a' suscitó una discusión doctrinaria y en
el 'fomo 13 de la Revi:sta Forense pág,inas 301 y 306 se publicaron, dos
estudios jurídicos en los ouales se sostienen opiniones contradictorias. Uno
de don Luis Barceló, ex·profesor de esta Universidad, recientemen.te falleci-
do, combatien:do esa 'sentencia y sosteniendo que se la debe considerar
mercantil; y'ot~o de d~n Raimunl¿o del Río, abogado de la Cía., sostenien-
do la doctrina establecida en la seÍltencia de la Corte.
No se ha vu~lto a presentar entre nosotros otro caso de esta naturale-
za, peTO en el extranjero la generalidad de la doctrina y la jurisprudencia
les da carácter .mercantil.
3Q-Agen~ias de Negocios:- (Bien podía haber constituído una dis-
posición aparte).
-55-
Se trata de algo que no ,es fácil exp];ícar perfectaIl'.\ente por cuanto es-
tos estab!ecimientos que el Código llama '-agencias de negocios nó correspon-,
den en Der,ech~ a ninguna categoría determinada de mandato. Los !tg.en-
tes de negocios son ind,ividuos que prestan sus servicios a varias personas
a fa vez y en mil formas distintas: como comisionistas, com~ ~andatarios,
como corredores, como admir:iistradores d~ bienes, dan informa:ciones, tra-
mitan préstamos colocan créditos, etc. .
. Si no córresponden, pues 'ni a los c'ornisionistas, ni a los corredores,
ni a ningún otro mandatal'io del D. Civil, ¿por qué se les ha incluído aquí?
En est.o , nuestro Código ha, seguido ál C. francés. Para dar contesta:Ciól;1
a esas, preguntas nos bastaiá con remitirnos a los orígenes de la misma dis-
posiónde ese Código., Allá se ,dió como única razón para instituir esta
disp05,íción especial, una, de, interés exclusivamente práctico: ha:bía muchas
personas que se llamaban a sí mismos agentes de negocios y 'que prestaban
,a los particulares toda ch,se de servicios y que podían considerarse distintos
<>. los comisionistas y. no sometidos por Jo tanto -a la legislación mercantil.
Se pensó entonces que existía el peligro de que~sas personas burlaran la
lf'y y por eso se les so~etió expresamente a la ,legislaci6n ' mercantil.
Aisladamente considerados, los actos de estos -agentes de negooios son
actos ci01es (en algunos casOs. ar:r.etidamientó de servicios y en otros m'an-
.dato), pero el C. de Comercio habla de agentes de negocios, lo que presu-
pone un oficio, o 'sea, algo estab.le; Caet:1 entoncel:; bajo esta disposíci6n las
Ag,encias de Empleos, las Agencias de PubI.icaci~nes y Avisos, las Empre-
sas de Mudanzas, las Oficinas que se enoargan de proporcionar informes
c¡,merciales, e'te. En Francia, por aplicación de esta misma disposición la
junsprudenci:l y la doctrina ,han declarado merca~tiles las Agendas Matri-
;noniales, establecimientos allí ,muy conocidos y que no existen entre rios'o-
tr,os.
, .
También aparecen aquí los actos mixtos ° de doble carácter, porque
tratándose de una agencia de negocios serán para ella mercantiles todos
los actos que con ,ella se relacionen, sin importa'r lo que se le encomiepde;
a dliferencia de la comisión ,en que, es menester qúe se encomiende actos
de comercio. Así por ejemplo, sí un agente inte.vlene en una operación
relaoionada con un inmueble, ese acto slerá come?:cial para él y civil para las
(' ttas pintes.

49 -Los Martillos:
El Código de Comercio declara mercantiles en términos generales, los
martillos. Los martillos están de{ñnidos en él arto 81 y hay un, título especial
que 'al ol:uparse, de los auxiliares de los comerciantes reg1ameñta ClJtas fun-
ciones.
, 'Art. 81: "Los ma'r·tilleros sOh' oficiales públicas encargados de vender
públic~mente. al ~ejor postor productos naturales, mu~bles y mercaderías
l'ánas o avenadas'.
¡Los martillero,s sonper,sonas encargadas de vender por cuenta a~ena,
por consiguiente son una especie particular de mandatarios y están carac-
terizados expresamente 'por el arto 94 que dice:
"En los casos no previstos en el presente título, los mal'tiHeros se con-
formarán con las regla's del mandato mercantil, y especialmente con las
que 'gobiernan la comisión para vender".
En buenas cuentas, son comeroiantes .que venden y que se diferencian
de losaemás comerciantes por la forma en que venden· (la públic'a subasta
y al mejor postor) y, p'orque la ley ha hecho de esta especie demandata-
- 56--

1108 oficiales t~úblicos nombrados por el Presidente de la Kepúblic.a. Esto


úitirho se hace necesar.io debido al carácter de la venta, debido a que se
puede'h presentar dificultades e~tre los diver~os postoreo (que deben ser
resueltas inme'diatamente) y debido. a ,los abusos a que estas ventas pueden
dar lugar. ,
Durante mucho tiempo se discutió acerca de sí sólo podían hacer ven-
tas al mejor postor los que 'habían obtenido nombramiento de!lPresidente
de la República, o si se podían establécer libremente las Casas de Martillo.
Esto :se resolv.ió administrativamente, y la doctrina.y la jurisprudencia ad-
mitían los martilleros privados, ,los cuales existían junto a los mart.illeros
púbhcos; sin embargo, en un D. L. de 1925, que luego estUdiaremos, se
/'stábleció en forma ~xpresa que sólo podrían vender al mejor postor los
martilleros púbilicos y las feliÍas. PQr consiguiente, hoy esta clase de comisio-
nistaspara vender en pública subasta son ne-;esariamente oficiales públicos.
" El C. de Co~erciodeclara mercantiles los martillos sin atender a la
naturaleza de la co.sa que se vende y ,sin atender tampoco a la naturaleza
del acto para quien, vende o para quien compra ,por int::!rmedio de la Casa
dt> Martillo.
Si se daba a los martiHeros el cargo de oficiales públicos, era necesa-
rio que no se prese,ntaran dificultades resp~cto de la calificáción de sus ac-
to.s, y por eso. 'se 'e~~tableció que todos serían pilra él mercantiles. Con esto
:os;;!lta a la vista una diferencia con el mandato en general y con, la comisión
eri que, para ser calificadas de mercantiles, debe encomendarse un acto de
oarácter mercantil con respecto al mand-ante.
Así por ejemplo, si. un comelciante encarga a un martillero la com-
pra d(' mercaderías que ,luego ha de revender, ejecutará un acte;> de comer;
" o; pero si se trata de un agricultor que encarga la venta de productos de
su fundo o la compra de maquinal1ias. para sU explotación" ejecutará un acto
CoÍvil. Pues bien, en ambós casos el martillero ejecutará un acto comercial.
Como vemos la ley está considerando el acto desde el punto de vista
del martillero, para quien todos 10.sI actos que se relacionen con sus activida-
des de tal serán comerciales,; pero n,o da reglas para el otro contratante, po'r-
qu~ 'para cá:lificar el carácter del acto de este último habrá que atender a
los principios generales. Por otra parte, el martillero desempeñ,a siempre
un papel de intermediario entre -el dueño de las cosas que se rematan y el
público.

Análisis del NI? 8 del Art. 3 9 _

. NI? 8: "Las empresas de espect,4culo$ públicos, sin perJUICIo de las me-


didas d.e policía q~e. corresponda tomar a la autoridad ad.m.injstra~va".
o
Se designa aquÍ baj el nombre de Empresas de Espectáculos públicos
a to~.~s aq~ellas. qu~ tienen por objeto divertiir o. entretener al público·;
como por ejemplo: empresas teatrales, biógrafos, conciertos musicales, con-
ferencias, etc. '
¿Cuál ha sido .la razón q~e se ha tenido en vista al declararlas actos
de comercIo? :Se ha vasto que ellas reunen todas las características r:le lal:.
detn,ás empresas porque hay un empn:sario _que está a la cabeza' del nego-
do y que contrata a la Cía. o a los artistas mediante una remuneración fija
o eventual (par,ticipación en las utlilidades) , lo mismo que en cualquier otra
empresa.. Por otra parte, el que proporciona el espectáculo al público es el
empresario que sirve de .inte~mediario entre éste y los artistas; y por o.tra
parte., es; también él quien corre con los riesgos del negocio. En conse-
-57-
cuenciia, el trabajo de los artistas ll,ega al público gradas ya través del em-
presario.
Los artistas, de cualquiera categoría que sean' i.prtmeros actores o co-
ristas), están-legalmente hablando-c~n relación a,l empresario en la
misma' situación de cualquier. emple8!d o de un establecimiento comercial o
dependiente de comercio, y son con respecto al empresario arrend.."dores de
sus servicios, de manera que 'están en. la misma situación de un productor
cualquiera. '
Para los artistas,pues, la cosa no tiene nada de comercial, La ley decla-
ra mercantil la empresa,es decir, mira 'el acto desde el punto de vista del
empresario, y todos lo~ demás (artistas, boleteros, acomodadores, porte-
.ros, etc.) están en situación de dependientes. 'Volvemos a repetir que es
de rigor que haya un empresario; ,de manera que ,?i e'ste falta, porque los
8'ystistas .se 'presentan sóles o por otra órcunstanoia, no se ejecuta un acto
de comer~io. ' .
Así por ejemplo: supongamos que un violinista obtiene' la concesión
, del 'T~atro Municip,aI para hacer sus represe:ñt¡;toiones. Este artista no hace
con esto un a'cto de comercio y se encuentra en la misma s.ituacÍón de una.
persona que hace privadamente clases de música. Pero si en vez de hacerlo
en esta fmma, hay un emprlesario que contrata sus serv.icios, que estipula una
remuneración fija o variable, que obtiene la con.cesión de. teatro y que co-
rre con los riesgos,' cambia el carácter del acto y pasa a constituir una em-
presa, aún cuando el empleado sea uno sólo'; hay empresa porque hay in-
ter mediación. ,
A veces, .en una compañía, una mis~a persona dees~peña una doble
ftinción:' es artista y empresano a la vez. En cuanto artista hace un acto
civil; pero en cuanto empres.ario, ha'ce un acto de. comerció.
Siendo mercantil la~ empresa de espectáculos serán también comer·
ciales los contratos que celebre con los artistal? y todos Jos demás actos y
contratos necesarios para la repr.esentación, excluyendo los que se refieran
a inmuebles que no serán nunca mercálltiles aún' cuando estén pro'funda-
mente 1igadQs a una empresa comercial (Ya nos habíamos referido a esta
anomalía). .
En la empresas de biógrafos pod'ria parecer que' falta la interme-
diación, pero ella existe si se tiene en consideración que el emprésario debe
tener a sus órdenes 'a varios empleados (boleteros, operador, acomodado-
res, etc), de' ma'ne'ra que además .de especular con el sub-arriendo de la
película, especula con el trabajo de esos individuos,
. El NQ 8 t:~rmina diciend~: "sin p~rjuicio de las medid~ de policía
que corresponda tomar a la auto.ridad administrativa".
¿ Qu'é a1s:ancese puede d~r a esta d~sposicióll¡? Ello quedó explicado
en la~ Acta~ de la Comisión Revisora: Como la ejecudón de' un acto le co-
mercio qued~ sometida a diversos tribunales de los comunes, toda cuestión
que con motivo de ellos 'se suscitar.a habría debido caer al conocimiento
de Jos Tribunales de Comercio (Existentes a las época. de la dictación del
C. de Comercio); pero, "como puede suceder que en el curso de una repre.'
sentación se produzcan cuéstiones que perturben el órden, no era posible
,que se las fuera a .someter a esos trúbunales, y se hIZO nec,esarió autorizar a:
la.' autoridad iacdministrativa para que los resolvi/'ra inmediatamente.

Antes.de entrar al análisis del NQ 9 del a<rt. 3<;> nos referir,emos. a una.
empresa qUe no ha menc,ionado el Código, m.uy frecuente en la práctica, y
respecto de la' cual interesa determinar su carácter: son las empresas de
construcciones de obra a un pre«io alzado. Nos interesa conocerlas porque
58 -

en el Proyecto primitivo del C. de Comercio había una dispo~;ición que Pi-


guraha entre los áctuales NI? 8 y 9 que decía: "Son actos de comercio. las
empresas de obra y construcción por un precio alzado" .
. Pertenecen a esta clase de empresas todas aquellas en que una perso-
na se compromete a ejecutar una determinada obra por un precio mjo, obra:
que generalmente se refiere a inmuebles. So~ los que en la práctica, lla-
mamos comunmente contratistas, que se obligan a entregar una obra ,ente-
ramente terminada (caminos, ferrocarriles, tranques, canales de regadío,
pav,imentación,' etc.) . ,
En todos estos casos el contrato se celebra en las mismas condiciones,
pero, ¿son, ono mercantiles estas empresas? ¿Los c~ntratistas de ~stas em-
presas, son o no comerciantes? Desde luego, hay un antecedente deducido
de la historia fidedigna del establecimiento de la ley que nos lleva a 'resol-
ver negativamente esta cuestión, porque el sólo hecho de la supresión de
la citada disposición nos está indicando el propósito de la' Comisión ReVlÍ-
sora de no considerarlos ;actos de comercio. Se podría alegar entonces que
ha sido suprimido por considerárselo incluído en otra disposición; por ejem-
plo el NI? 1 del arto 3 9 ya que gran parte de la especulación 'del empresario
sario versa sobre la compra de cosas muebles que el revende transforma-
das (ladrillol3, cemento, fierro, etc.)
Es evidente que en estos casos sería aplicable la disposición de NI? J,
pero hay que advermr que la Comisón Revisora no la suprimió sino, porque
deliberadamente tuvo el acuerdo ,de abolIrla.
Tienen también mucha importancia los estudios técnicos de la obra
y ello ha llevado a negarle carácter mercantil, no sólo en Chile sino en casi
todos los p'aíses. Por titra parte, el arto 31? menciona en su NI? 13 como ac-
tos de comercio, las empresas de construcción de llaves. de manera que si
se hubiera. conlslíderado mercantil la construcción "de ohra no habría sido
necesaria esa disposición y s,i no consagró un precepto expreso para las
demás emprellas de construcción quizo con ello dar a entender que no las
comprendía en el NI? 13, ya citado, que por 10 demás se encuentra entre lo!'.
números relativos al comerciÍo marítimo. Tampoco es aplicable el N9 5
relativo a las empresas de fábrica.
Por si' hubiera alguna duda fué consultado el propic;> autor del 'Código
señor Ocampo, por el Sr. Ugarté Zenteno, quien le preguntó si deMa con-
siderarse como acto ,de comerciio 'la empresa de obra y construc;ción y si al
suprimir la disposición que la consideraba como ta,l, se tuvo el propósito de
elminarla del D. Merca.ntil. El senor Ocampo contestó que constlÍtuía Un ac-
to civil; y el 'señor Melcho r Concha y Toro, miembro de la Comisión Revi-
sora, que también fuéconsultado, contestó en la misma forma.
En Franciia ocurrió a,lgo parecido. En el proyecto de C. de Comercio
francés había una disposición que consideraba actos de co~ercio. las em-
presas de ,construcciones, pero los tribunales oo¡:¡ervaron ésto, y dijeron que
debía eliminarse del C6dñgo, y así se hizo. .
Tenemos entonces que llegar a la conclusión de que estas empresas
de construcción de obra no son nunca mercantile~,. Pero esto sólo el punto
de vitsa de la legislación positiva vigente, porque en doctrina no hay razón
para excluirlos del D. Mercantil. .
La doctrina francesa actual combate los principios del Código francés
(iguales a los nuestros). Las: razones que se invoc,an para darle carácter d-
vis a estas empresas de obra, son:
JQ-Casi todas estas empresas ejecutan trabajo sobre inmuebles y co-
mo todos los actos sobre bienes raíces son extraños al D. Mercantil hahrá
que, declararlos civiles. Esto es relativo, porque para el e~presacio DO im-
- 59--

,porta qrie el trabajo se haga sobre un inmueble del otro conttata~te, e,Ilo
puede tener ~mportancia para este último, pero no para el empres¡¡,no qUIen
, sólo v~ a especular sobre la translformación de materias primas que para el
son muebles (ladrillos; cemento, etc.) y qúe van a adquirir la calidad de
inmuebles sólo una vez construída la obra y sólo para el otro contratante y
no, como, ya 10, hemos visto, para el empresario.
Especialmente hay que admitir que la pa~te principial d~ la especula-
ción del empresario se refiere no tanto a la compra y reventa de materales,
como 'a la parte técnica y a la contratación de la IDiano de obra, ya direc-
tamente con los operarios,' ya con sub-contratistas que van a estar a sus ór-
denes; luego, el pres,ario en nada se diferenéi:. desde este punto de v,ista del
dueño de una empresa de fábrica o manufactura, puesto' que' desempeña el
papel de intermediario entre el trabajo de sus operarios y los clientes.
29 -Se trata de actos relacionados con el ejercicio de umi profesión
liberal, actos técnicos de la profesión de ingeniero. ¡Lo mismo que el ante;
ríor este argumento merece 'una seria objeción pues desc'ansa en una con-
fusión de ideas: no se trata aquí sólo de un acto, de ingeniero, hay que mi-
rar el ~cto desde el punto de vista comercial y económico. Así por ejemplo,
si el que ordena hacer la obra pone los materiales, el ingeniero realiza ex-
~lusivamente la parte técnica' y no sale del ejerclÍcio de su profesión; pero
si éste' i~geniero 'se compromete a ejecutar la obra por un 'preCio alzado
cambia por completo el ca'l'"ácter d~ la operación. .
Sin embargo por poderosas que'sean 'estas razones doctrinamas n.o po-
dremo; c'onsiderar mercantiles, en Chile, esta clase ,de empresas. En Fxancia
se las ha llegado a considerar 'mercant,iles cu'and'o el empresario pone, él
mismo, los materiales para 'la obra, aplicando la regla del W 1 re-
percute a la compraventa de cosas m~ebles. En los demá:s Códigos; extranje-
ros hay una situación análoga a la n~est)(a, con excepción de los Códigos'
Italiano y, Belga que las consideran actos de comercio.

,Análisis del N9 9 del Art. 3 9 _

N9 9: "Las. empresas de seguros ten'restnes a prima, inclusas aquellas


que aseguran mercaderías transportadas por canales o ríos".

Desde luego vemos que la ley na declara mercantil en sí mismo todo


contrato de seguro, sino que exige que sea ejcntado por empresa. Es
ne-
cesario entonces que exista un negocio' organizado, y se mira la cosa exclu-
sÍvamente desde el punto de vista del asegurador.
L~ ~ey pudo haber declarfldo comerc.ial en sí mísm~ el contrato de
seguro, por tratarse de un acto que nació en d D. Comercial, que está re-
gido p'or el C. <le Comercio y que es solemne, cO,n lo cual se habrían eVita-
do los inconvenientes relativos a la prueba.
,Si una persona ejecuta aislada:ment~ un contrato de 'seguro eje,cuta
un acto civil, pero esto es puramente teórico porque seguramente nadie
egtarÍa: dispuesto a correr con los riesgos de un contrato de seguro. Pa:ra
que el seguro sea lucrativo es menester que se celebren gran cantidad de
'contratos y que _estén ,expuestos a los mismos riesgos porque celebrando
mucho1s contratos se, ob'¡enen mayores beneficios íY sin correr grandes
-niesgos. Es por eso que el ·seguro es ej ercido generalmente por sociedades-
y especialmente por 'sociédades anónimas . '
El' C. de Comercio define el contrato de seguro '~n su arto 5 12 como
sigue;
- 60-

"El seguro es U!! contrato bilateral, condicional y aleatorio por el cual


una persona natural o juríd,jca toma sobre sí por un determinado tiempo
. todos o alguno de lc:>s riesgos de pérdida o deterioro que corren cierto.s, ob-
jetos pertenecientes a otra persona, ~bligándose, mediante una retribución
convenida, a indemn.izar la pérdida o cualquier otro daño estimable que
sufran los objetos asegurados".
Como veníos, el Código admi.tía que una persona natural fuera asegura-
dor, pero en el hecho, este ha sido modificado ~or el D. F. L. NQ 25 J que
reemplezó a una ley ant~rior sobre nacionalidad del comercio de seguros y
que dispuso expresamente que sólo lass.ociedadés anónimas podrían ejercer
el comercio de seguro; de manera que por el sólo hecho de const,jtuirse una
sociedad de seguros en forma anónima, queda con el carácter de empresa
de seguros (Por 'eso la disposición del NQ 9 no tiene hoy casi ninguna im-
portancia) .
El NQ 9 del arto 3 Q sólo se refiere a las Empresas de Seguro Terrestre
a Pr~ma, excluyendo los seguros mutualistas. .
En el Seguro a Prima el asegurador con'trata seguros con todo el mun-
do y se compromete a indemnizar todos los perjuicios que 'sufra el asegura-
do, previo pago por este dé una suma que se determina expresamente, se-
gún el valor de la cosa, según los riesgos, etc.
Los Seguros Mutuos son aquellos contraídos por varias' personas que ex·
pu'!stas a riesgos de la misma naturaleza se asocian entre sí, comprometién-.
dosea indemnizarse recíprocamente los daños que pudieran causarles los
siniestros que sobre ellos se produzcan. De manera qu~ 'no"s'e contrata con
el público en general, sino que se aseguran cosas de los mismos asociados;
hay entonces un doble contrato : ~ociedad y Seguro, y respecto de cada
socio hay un asegurado (en cuanto se ~e indemnizarán los riesgos) y un
asegurador (en cuanto debe ind~mnizar junto' con los demás consocios, al
que sufra algún. daño).
El NQ 9 excluye, pues, los seguros marítimos, y así parece confirmar-
lo la histor.ía fidedigna del establecimiento dé la ley. Además, se refiere
el NQ 9 sólo a los seguros terrestres a prima; cosa que se ve confirmada por
lo dispuesto en e arto 561 del C. de Comercio que dice:
"Los séguros terre.stres son mutuos o a prima.
Los seguros mutuos partic~pan a la vez ·del contrato de seguro y del
de sociedad; y aunque por su naturaleza sean contratos civiles, están sujetos
a la legislación mercantil conforme a lo prescrito en el arto 2064 del Có-
digo CiVlil".
Encontramos entonces, otro contrato esencialmente civil regido por el
C. de Comercio, por lo cual no habrá interés en determinar su carácter ci-
VliI o mercantil en cuanto a la ley de fondo aplica ble. Tampoco existirá ese
i.nterés en lo que se refieré a la prueba, porque se trata de un contrato so-
lemne, pero no podemos negar que subsiste el interés para determinar la
calificación de comerciante, y una sociedad de seguros mutuos no es co-
merc,ial ni por consiguiente le son aplicables las reglas especiales de la quie-
bra, a diferencia de una sociedad anónima de seguros terrestres.
En teoría tampoco se justifica e3ta di~posición de nuestro Código. eh
estas soCiiedades de seguros mutuos no se' persigue una ganancia, sólo se
trata de indemnizar. Sín embargo el C. de Comercio italiano que ha inn.o-
vad~ en muchas materias trascendentales de D. Comercial los ha incluído
entre los actos de comeraÍq. , .
Hasta este mqmento hemos venido anaiizando el seguro exclusiva-
mente en cuanto al asegurador; y,en cuanto al asegurado, ¿ es civil o mer-
cantil? Ya hemos di.cho que respecto del otro contratante las reglas gene-
',- 61 _.

rales dicen que hay que atender a las circunstancias del hecho. En lo que se
remere.a un contrato de seguro hay que recurrir a la teoría de lo accesorio;
según esto ese cantata debería ser' sie.mpe civil porqu€ a virtud de 10 dis~
puesto en el arto 5 17 que es una disposiciéin de árden público, el seguro no
constituye nunca para el asegurado una operaClión mercantil y siempre será
acceso,rio de otras actividades,
Art. 5 ¡ 7: "Respecto del asegurado,el seguro es un contrato de mera
indemnización, y jamás puede ser para él le ocasión de una ganancia".
Pero, aplicando la teoría de'lo accesorio, podríamos l,legar a la conclu"
sión que respecto del asegurado el seguro será mercantil cuando se rela"
cione con cosas destinadas al ejercicio de una actividad mercantil; en caso
contraf.io, 'será civil. De manera entonces que tampoco habría interés en
calificar de civil o mercantil este acto en cuanto a la profesión, porque el
seguro será' siempre un contrato accesorio de otra operación. ,
Hay que advertir que -el NQ 9 del 'arto 3.9 cont,iene una frase inútil. y re~
dudante a:ldecir: "inclusos aquellas qu:e aseguran mercaderías transpor-
tadás por canales o :ríos" porque ellas están comprendidas en ·el seguro te~
rrestre a prima, y al efecto el arto 562 dice en su NQ 4 lo siguiente:
Art. 562: "Los seguros terrestres 'a prima tiem¡n ordinariamente por
objeto asegurar:_
, NQ 4: ILos riesgos de transporte por tierra, lagos, ríos y canales na~
vegables:'.
Según podemos ver, de caer en una redundancia, el Código cayó en
una omisión, pues no citó en el N9 9 del arto 3 9 los seguros terrestres a pri~
ma referentes a mer~aderías transportadas por lag~s; .omis~ón que sed~~
bió á un simple olvido del1egisladoI y que queda subsanada por el arto 562
NQ·4 ya citado,
, , Todo lo que hemos dicho al respecto' se ref~ere sólo al seguro 'terrestre,
pues del seguro marítimo se ocupa el N9 ~ 6 en el cual el Código no habla
de empresas de seguros; sin distinguir para los .efectDs d ela calificación del
-acto entre aseguradores y asegurados, hacién¿ 010' mercántil para ambDs,
y sin distinguir tampoco entre seguro;; a prima y seguros mutuos.
Terminamos' con esto el estudio de las llamadas empresas t y pasamos
a trat3:r de actos' de naturaleza muy distinta.,

Análisis del N~ 10 del artículo 3 9 _

El giro de letras de cambio o Iibram:as entre toda cl:--se de personas~ll'1o~if' cAllO.


y las remesas de dinero de' una plaza a otras) hechasen VIrtud de un con- J .
trato de combio. '

Este' número diez del artículo tercero d,ió orígen. a serias dificultades
en su. interpretación y aplicación práctica, de~ido a que la letra de la' dis~
posición no, refleja f,ielmente el espíritu de la nlÍsma.
Lo que el legslador quiso hacer con esta di~posición fué declarar mer-
cantil en todo caso y entre toda' ch;-se de personas el "Contrato de CambiO'''
que, aparece definido en el artículo 620 del Cód¡Ígo de Comercio y que en
general, es una convención en virtud .de la cual una persona se. obliga a .
pagar a otra~ en un lugar distinto del de la celebración del contrato, una
suma determinada. Pero en el hecho, y por .meros defectos de redacción,
,. el NQ J O se 1imitó a dedarar mercantiles algunos de los .medios que sirven
para realizar este contrato) refiriéndose al giro de letras de, cambio y libran~
zas, olvidando per lo demás, mencionar otros documentos no menos im-
portantes para estos efectos, como son el pagaré y la Carta Orden. La Le~
- 62-

tra de Cambio, la Libranza, el Pagaré y Ía' Carta Orden no son sino docu-
mentos especiales que pueden servir para realizar el contrato de cambio e-
vitando los envíos materiales de dnero'; documentos éstos que en general,
reciben el nombre de "Efect~s de Comercio".
Con el objeto de dar una idea clara de esta disposición a~anzaremos
algunos conceptos generales s~bre los documentos mencionados y ensegui-
da haremos notar las modificaciones que éste N9 10 ha sufrido.
La Letra de Cambio es, según lo dispuesto por el artículo 632 del Có-
digo de Comemio, Un mand~to escrito, revestdo de las formas prescrita por
la ley por' el cual él librador ordena al librado pagar una cantidad de dine~
ro a la persona designada o a su orden. .
... .. , ..EI n.ombre de este documento y 'su definición nos dan por sí-sólos la
idea de la individualidad jurídica de este instrumento. Se le llama "Letra"
dada su semejanza con 'Una carta y "de cambio" porque de acuerdo con el
'Sistema del Código ha de servir precisamente. para realizar este contrato
Je cambio. Es esencial en el contrato de Cambio y la Letra de Cambio del
Código tie Comercio que la convención se ~elebre en una plaza para hacer
el pago en otra. Este elemento distancia, que se conoce con el nombre de
distancia loei, es de tal importancia en el sistema de nuestro Código que 'la
letra de cambio girada en una ciudad para pagaTse en la misma, deja de
ser tal letra de cambio degenerando en un simple pagaré del librador a
. favor del librado J' Y las aceptacliones o endosos que en ella pu:!·dan. apare-
cer nq tienen importancia sino como simples afianzamientos de la respon-
sabilidad del Librador sujetándose en todo a las reglas generales. Tenemos
pues que en el Código tie Comercio es esencial esta distancia loci y que el
giro de una letra de cambio siempre presume la ex~stencia de un contrato
de cambio que se reaiza por su medio.
Pero esta situación que pudo estar bien a la época de la dictaóón del
Código, (año' 1865 f no corresponde actualmente a las necesidades del
comercio moderno. La letra de cambio ha dejado ser esclusivamente un
medio de ejecuclión del contrato de cambio y ha atiquirido enorme impar-
ta,ncia como fuente de crédito, como sustituyente del numerario y como
verdadera garantía para el acreedor en la constitución. d,:! obligaciones a
. plazo. Realiza su prJimera función por medio de la institución del descuen-
to, en virtud del cual es posible cobrar una letra de cambio antes de su
v.encimiento previo el pago de un determinado interés. Virtualmente puede
susmtuir al dinero metálico por cuanto el endoso la hace fácilmente cesible
y así una letra puede circular indefinidamente siendo sempre un documen-
to representativo del valor en metálico que ella misma designa. Y por úl-
timo, 'es garantía para el acreedor en las obligaciones a plazo, dadas las fa-
cilidades de ejecución forzada que presentan estas obligaciones que cons-
tan en iLetras de Cambio legalmente suscritas.
, Todas estas circunstancias han hecho variar el criterio del legislador
sobre esta materia, cambio que se manifiesta en la dictación del Dctp. Ley
77 t construído sohre los' proyectos de la Misión Kemmerer. Este Decreto
que modifoica casi toda la .legislación sobre Letras de cambio alcanza tam-
bién al NQ 10 del artículo en estudio en la forma que veremos más adelan-
te. ' . . '
La libranza. Aparece definida en el artículo 765 que dice:. Libranza
es un mandato escrito con arreglo a las formas de la ley que una persona di~
rige la otra, encargá.ndole el pago de cierta cantidad de dinero a la órden
de otra pe.rsona detennÍnacla.
De la sola lectura de esta disposición se desprende que la libranza, en
d régimen del código, ti~ne por objeto llenar el vacío q'tle se hace sentir en la
, '
-63~

práctica mercantil por el hecho de no poder girar letras ,de cambio para que
sean pagadas en el lugar d,e su fecha.
Para calificar de mercantil o ciVil el giro de una libranza se presenta-
ban ciertas dif.lcultad~s porque frente' a N'? ,O del artículo tercero que la
d~.lara'lfa. mercantil en todo caso, teníamos el artículo 767 del Código de
come)'cio, que dispone que ,las libranzas o pagarées sean o no a la órden
que no procedan de operaciones mercantiles, serán considerados respecto
de toda clas.e de personas como documentos probatomos' de obligacion~s
sujetas a las prescripciones del Código Civil. Las libranzas o pagarées de
comerciante a comerciante-agrega el inciso segundo-,-aunque no neven la
cláusula, a la órden, se reputan actos de cc.mercio.
. Entre estas dos disposiciones, como vemos, hay una' contradicción
manifiesta y un~ diferencia de critel1io para calificar de 'acto civil, o mercan~
tí! el giró de una libranza. Mientras el N9 10 del,art. 3 9 ladedara mercan"
til en todo caso y atendiendo para ello a la forma del acto y SIÍn tomar en
consideración otros elementos, el artículo 767 la califica dé civil o mercan'ti!
atendiendo a la, obligación principal a que accede y desentendiéndose de
la forma material del acto. '
Esta confusión sólo vino a quedar en claro con la dictacióndel aludido
'decret'o ley 777 'que 'dand ó nueva redacción al NQ 10 del arto 39 , no se re"
finió en él a las libranzas d~jándolas sujetas al régimen del artículo 767.
Esta modificación' la veremos en detalle cuimdo nos ocupemos del referido
decreto. . .
Por úItimd 'el N9 10 del arto 39 declara Mercantil la remlesa de diner'p
de una ,plaza a otra. hechas en virtud de un contrato de cambio.¡ Y a sabe~
mos que el contrato de cambio es siempre mercantil y el código 'no hace
más que consagrarlo espresamente en esta parte f.inal del número en e;tudio.
Por io demás, esta disposición corrobora lo que dijimos al principio de
este comentario, es deCiÍr que lo que el'códlgo quiso hacer fué declarar mer~
cantil el Contrato de cambio y que sólo por errores de redacción quedó .
confusa la idea. . ,
, Los pagar6es y la cartas ó.rdenes. Dijimos que el N9 10 del arto 3 9 ol~
vidó mencionar estos documentos, que son otros tantos medios ,de poder
'ejecutar el contrato de cambio. '
El pagaré al igual que la letra de cam:hio, ,es un' efecto de comercio que
Bena funciones muy parecidas' a b;ta ydc }·a cual se dif~rencia sustancial~
mente atendiendo al número de personas que concurren a celebrarlo. En
la letra de cambio existen siempre por lo menos tres personas: El librador,
el librado y el tomador. El 'pagaré, en cambio; hacel necesaria la cnncu-
Hencia de sólo dos personas, el girador que ,e's quien firmad vale o pagaré
y se, compromete a su pago y la persona a favor de la cual se suscribe el
documento.
El vale o pagaré, repibe el nombre éspecial de Pagaré a Domicilio
cuando se gira en una plaza para paga,rse en otra y en tal caso, de acuerdo
e.on lo dispuesto por el artículo 781, supone y' prueba' la existencia de un
contrato d,e cambIO. . . , .
Ep~ código para caIificarde ciVii! o mercantil un pagaré
hay que atender en primer ugar a' 51 se rata de up. pagare-idomieilio o
_nQ~ ... E:n-et-p:m:mercaso . 5eni~siempreme'rciiñtil,"'p'orque conl~'" hemos dicho
supone y pruegaJ<i'existencia,.de. un...contrato de 'cambio. .
. Sí no .esa domiciIío, es decir, si se' gir;~'~ una plaza para pagarse én
la .m¡í.smaserá civil p mercantil según cual sea el carácter de la obligación
pnnclpal a que accede. Así si se gira Un 'pagaré para pagar un inmueble .en
- 64-'
el lugar del giro será civil y si se gira para' pagar mercaderías compradas con
el objeto de revenderlas, será mercantii!. (Artículo '767. inciso primero.)
y por último si el pag~ré se gira entre comerciantes se presume mer-
cantil el acto, a virtud de lo dispuesto en el.inc. 2<;> del art, 767 del Códi-
go Civil; presunción meramente legal y que admite prueba en <contrario,
de tal manera que será quien niegue la m:ercantilidad del acto el que de-
ba probar su carácter civil.

Con esto terminamos el comentario del NQ 10 tal como se le encuen-


tra en el código de comercio y pasamos a ocuparnos de lasÜuación actual,
-es dec,ir, del Código modificado por el decreto Ley 777 de 22 de Diciem-
bre de 1925. '
Este decreto \Ley modifica en gran parte la legislación sobre Letra de
Cambio, pero no nos ocuparemos aquí sino de aquellas innovayiones que
comprometen el alcance de la disposiCiÍón que estudiamos, dejando las de-
más para cuando tratemos los dectos de Comercio en particular.

Comienza diciendo, este decreto en su artículo 1Q Reemplázase el NI?


10 del artículo 3<;>, por el siguiente:
Las operaciones sobre Letra~ de Cambio y Pagarées a la órden, cua-
lesquiera que sea su causa u objeto y las personas que en eUas intervengan,
y las remesas de dinero de una plaza a otra hecha en virtud de un contra-
to de cambio.

Podemos notar que este artículo no se refiere ya al gIro de letras de


cambio" sino a las "operac.iones sobre letras de cambio y pagarées' a la
órden" y esto porque la letra de cambio ha dejado de ser esclusivamente
un medio de ejc.cución del contrato de cambio y es hoy día wsceptible de
muchas otras operaciones. Es pues" más general está espresión qu ela _con~
tel1lida en el antiguo N9 10.
Agrega enseguid'a-cualesquiera que sea su causa u objeto y las per-
sonas que en ellas intervengaQ. En gen.eral, con esta disposición se ha. que-
rido evitar que se presenten actos de doble carácter, los cuales se prestan
a dificultades de diversos órdenes. .
'Al hablar de su calJ.sa u objeto, se refiere este artículo a la obligación
que genera la operación sobre la letra de cambio. En tal forma, que la
operación sobre la letra de camt.io será siempre mercanta aún cuando la
obligación principial que le da orÍgen sea puramente civil.

y se refiere' también a las personas que en estas operaciones intervie-


nen para significar que la calidad de éstas o la intención con que concurran
al acto no puede en ninguna forma hacer perder a est3. operación su carác-
ter mercatil, dispo:úción que por, 10 demás, está muy de acuerdo con el
carácter obejtivo del derecho mercantiL El principio de la mercantilidad
de las operaciones sobre letras de camb.io, aquí contenido es de aceptación
universal y se esplica perfectamente. consid.erandq la enorme importancia
que en el comercio ha adquirido éste instrumento. - .
Otra modificación referente a esta materia, y que se contiene en el alu-
dido decreto, la encontramos en el número segundo del artículo 1Q que
modificando al artículo 367 del Código de Comercio,. dispone que las le-
tras podrán girarse para que se paguen en el mismo lugar en que fueron fe-
chadas o en otro distinto. Ya hemos v.rsto las circunstancias qúe inspiraron
esta modificación y sólo podemos agregar qúe en este caso (donde el giro

continuar
ir atrás

- 65-,
de la letra, no puede suponer la' existenci~ de un contrato de cambio previo,
puesto qUe no hay distancia local d ebesiempreconsiderarse el acto como
mercantil a virtud de lo dispuesto en el N9 10 con la modificación:' que he~
mos v i s t o . , . '
Resumiend o: LA LETRA DE CAMBIO PUEDE O NO PROVENIR
DE UN CONTRATQ DE CAMBIO, Y PUEDE GIRARSE O NO ENTRE
. COMERCIANTES, PERO ES SIEMBRE y' EN TODO CASO UN ACTO.
MERCANTIL.
El artículo 19 del decreto en ~studio se refiere tamb~én a las operacio-
nes sobre "pagaré es a la órden" declarándolas mercantiles. eri las mismas
circunstancias que si se tratara de letras de cambio.
y ·él N9 3 de este mismo 'artículo modif,icando al. artículo 767 del Có~
eligo de Comercio dispone: Lospagarées a ¡la órden serán considerados
siempre com actos de' comerc~o. Las Libranza:;, sean o no a la orden y los
pagarée,s no comprendidos en el número anterior, que no procedan de
operaciones mercantiles, se reputarán respecto, 'de toda Clase de personas
. como documentos prohatorios de obligacionles sujetas a las prescripciones
del Código Civil. Las libranzas o pagarées de comerciante a comerciante
aún, cuando no lleven la cláulsula "a la órdE~n" se presumen actos ele co-
mercio. '
Las dos disposiciones tr~scrii:as nos dan la' p"mt<i para califica~ de ci~
VIiI o mercantil las operaciones soh¡re pagarées y libranzas. Las veremos por
su órden. ' .
El' pagaré a la órden:' Es siempre mercantil a virtu'd de lo dispuesto
por el artículo 767. . .
El pagaré -;'"domicilio: És siempre mercantil porque supone y prueba
un' contrato de cambio, de acu~rdo con lo d,ispuesto por el artículo 78,1.
El pagaré now.inativo o al portador: girado en una plaza para pagarse
en, ]~ mifma, tiene le carácter de la obligación principal a que accede,
El pagaré girado entr:e comerciantes: Se presume mercantil, comO' lo
disPO'ne la parte final, del artículo 767. Esta presunción es de carácter me-
ramente legal, admite PO'r tantO' prueba en contrario y no' va contra el prin-
cipiO' de la objetividad del derecho' cQmerc.ial porque nO' exije la concu-
rrencia de dos comerciantes, 'sino que simplemente presume.la mercantili-
dad del pagaré cuando se g,ira entre comerciantes. Por otra parte esta pre~
sunción nO' tiene 'más objetO' que relevar a las personas que intervienen en
el pagaré del pe'so de la 'prueba en cuanto al carácter del instrument~.
La Libranza. Si se ,gira de una plaza a otra' es mercantil porque supo-
ne un contrato de cambiO'.
. Si se gira para pagarse en la misma plaza de su fecha tiene el carác~
ter de obligación a que accede.
Si se gira entre comerc;,iante3, se 'presumé mercantil en la misma forma,
que 'el pagaré.

Análisis del N9 II del arto 3 9 -

N9 )1: "Las operaciones ,de banco, las de cambio y corretaje".

Se comprenden l:l:quÍ tr~s grupos de operacio~es' enteramente dist¡'n~


tas qu,:: bien podrían ocupar números separadQs: 19 ) Operaciones de cam-
bio; 2 9 ) Operaciones de BancO'; y 3 9 ) Operaciones de corretaje. .' ,
1 9 _,-Ope::aciones de Camb!o: La palabra cambio reconoce do,;; acep~
ciones: a) el contrato de cambio, o :oea aquel p\>r el cual una persona se
compromete a pagarcietta. suma de dinerO' a otra y que es el qUe
66 -

suele llamarse cambio local o tragecticio én vista de . que hay cambio de


lugares. El N9 II seref,iere a éste; de modo que sin necesidad ele mayores
explicaciones podemos decir que s~rá siempre mercantil. b) cambio ma-
mml. o sea, el trueque de una clase de moneda, especialmente de, moneda
I.acional por extranjera y vice-versa. Si esto obedece par,a el que hace ,una
'()rofesión de ella a un propósito de especulación, e=os actos para él serán
siempre mercantiles; ahora bien, para el particular que se dirige a la Casa
de Cambio, habrá que, examinar el acto para determinar 1:;\ corre::ponde o
no a fines mercantiles, de manera que ::eguramente será necesario aplicar 'la
teoría de lo' accesorio.
29 -Operaciones de Banco: No ha~ sido' definidas por el C. de Co-
mercio. El año 1860 se dictó entre nosotros una. ley sobre Bancos de Emi-
sión que facultaba a estas institu.ciones para emitir' billetes de Banco pero
que no 'se ocupaba de las demás operaciones que pudieran ejecutar estas
instituciones. Estas otras operac,iones sólo vinieron a ser reglamentadas
cuando se dictó la ley de Bancos actualmente vigente, o sea el D. L. 559 de
26 de Septie'mbre de J925. .
¿ Cuáles eran entonces esas operaciones antes de 'dictarse este D. L?
Recihir depóeñtos en cuenta corriente; dar préstamos de consumo o mu-
tuos, girar letras de cambio, hacer operaciones de descuento de letras y de
toda 'clase de documentos, recibir bi~nes en custo¿ia; etc., todas ellas ope-
raciones que' tamb.ién pudiera hacer cualquier particular.
El D. L. 559 de 26 de Sept!. de 1925 ya citado, enumera las opera-
ciones que pueden hacer lOE Bancos, pe'ro todas ellas son contrat03 ya re-
gidos por el C. de Comercio y que no presentan ninguna especialidad para
caracterizarlas de operaciones bancar.ias.
¿Qué ha querido, entonces, decir la by cuando expreEa que son mre-
cantiles las operaciones de Banco? 'La ley la'> ha considerado en conjunto,
una con otra, y en relación con la función que desempeña económicamente
una empr . ~sa bancaria. Med,iante la combinación de todas estas operacio-
. nes, el Banco ~s intermediario en la circulació~ de la riqueza, porque p~r
un lado está en relación con la oferta de capitales y por otro en relación
con la demanda 'de cap1tales.· ,
Activa de esta mane~a la circulación del dinero, se interpone en eEa
circulación y la facilita y pone al alcance de quienes soHcitan dinero el que
les sobra a otras personas. ASÍ, por el contrato c,le depósto, está en contacto
de la oferta de capitales, porque el qu,~ no lbs necesita inmediatamente los
llev¡;l. a un Banco, los depo'ElÍta a la vÍEta o a un plazo y obtiene un interés.
También puede celebrar el contrato de cuenta corrente bancaria, mediante
el cual el cliente puede ir haciendo los depósitos a medida que vaya obte-
niendo el dinero y haciendo los giros a medida que lo necesita.
También está el Banco en contacto con la demanda de capitales por-
que puede otorgar préstamos, 'E obre esos dineros que ha recibiqo del pú-
blico, a distintos plazo~, que según la ley de Bancos na pueden exceder de
un año. ' ,
Mediante las operaciones de descuento, el que ti~ne un documento de
crédito para cuyo vencimiento falta algún tiempo y necesita dinero, puede
llevar ese documento a un Banco y descontarlo, o sea se lo vende al Ban-
co el cual se lo paga mediante una comisión.'
Otra operación qué lo pone en contacto con la demanda de capátales
es la misma cuenta corriente, cuando 5~ le agrega una concesión de· crédito
que permite al cliente girar una suma wperior a la que tiene depositada.
Vemos, entonces, que mirando estas ~peraciones en conjunto cambia
por completo su carácter, de manera que se hacía necesario darle al orga-
- 67-

nismos que las desempeña un carácter comercial. Además el Beo. va huscan-


do un 'propósito de lu·cro, lo cual 'es un'a r·azón más que ha tenido el legi,s~
lador. para dade carácter mercantil a la empr,esa bancaria, esto queda más
precisa en el in. 11 del arto .1 9 de la Ley General de .Bancos, que dice:
...... ,. "La el!:presi6n empreEa' bancaria comprende, en general, a toda: insti-
tución que se dedique al negocio de recib;r dinero en depósito y darlo a su
vez en préstamo, sea en forma de contrato de mutuo,de d~uento de ·do-
cumentos, o en cualquier otra forma".' ;
V emo's así, entonces, -exp'resada en esta definición la ¡d'ea caracterÍ's-
tica de1 Banco, <la "razón -de ser de esta IÍnstitución: trabajar con dinero del
público sirviendo de intermediario entre la demanday)a oferta de capita-
les. También trabaja~ los Bancos con capitales propio':l, pero casi tod:as sus
operaciones se refieren a los depósitos de los clientes.
- . ' ,
.
El arto 57 de la Ley ~a una ¿-efin~ción de Banco Comercial y expre-
sa una iidea análoga a la del inc. II del arto 1Q ya visto, pues dice:
"Por Banco Com(>!'cÍal se Clomprende toda empxesa cuyo giro de- ne-
gocios sea la recepción de fondos de otras personas ,en c.alidad de depósito,
p,ara jemp1¡e!arlosoonjunbarr:~ente con sus propito.s capitales ren \pr~stlamos lal
público, con plazos de un año o menos, y en la compra o descuento de va-
lores, lih,anzas y letras de camb;o die! vencimiento no. mayor de un año,
ya ejerzan estos dos giros de negooIoS a la vez, ya. uno de ellos 1)olamente".
Para las empresas bancarias toda's sus oper.aciones serán siempre y ne-
c.esariamente mercantiles; y ~iempre habrá una verdadera empresa, puesto
qu~ se nec~sitará un negoeño organizado. Además, hoy' día ninguna dife~
rencia puede ofrecer esto, ya que a virtud de una disposición ,expresa de la
Ley de Bancos sólo puede ejercerse este comercio por sociedades -anóni-
mas (lo mismo que el ,
negoeao de seguros).
',~ ~

La circunstancia de que a veces, los préstamos estén garantizados por


una hipoteca sobrb inmuebles~ no le quita su carácter mercantil al acto. LIa-
).ú:amos la .atención'sobre este punt'o, porque hubo una sentencia que declaró,
civil este acto basándose en que lahípoteca es un acto. civil ; lo cual es erró-
neo, porque si bien la hipoteca es un acto civ,il, allí es un acto accesorio
y se llegaría entonces al absurdo de que lo principal seguiría la· suerte de
lo accesorio. Así lo acepta universalmlfn:te la doctrina y aú lo conf.irma el
arto 9 de nuestro Código de Comercio que dice:
"Los menores comerciantes habilitados de e.dad pueden hipotecar sus
bienes inmuebles para asegurar' el cumplimienito de las obligaciones me'r-
cantireiS' que contraigan". .
. El hecho de que las operaciones d,::! Banco 'sean -mercantiles para él
no Eignifica que deban serlo para los que contratan con él, y respecto de
ellos habrá que determinar -el carácter del acto según las circunstancias. Así
los depósitos' que haga una F ería de comercio con los dineros provenientes
de :su negocio, serán mercantiles; y a la inversa, los que haga un pa'rticu-
'lar serán civiles; siendo mercantiles en ambos casos, para la empresa han-'
caria en que se realiza tal operaáón. . '
3Q~peracion:el~ de corretaje:, Cuando tratamos del NQ 4 relativo
a. la comisión o mandato mercantil espeCial, veíamos que el Código des-
pués de defin~r el mandato en general en el arto 233, decía en el arto 234
que había tres clas.::!:s de mantado.
Art. 234;' "Hay tre~ especies de mantaclo comercial:
La c o m i s i ó n ; ,
El mandato de los factores y mane.ebos o dependientes de comercio;
·ILa correduría, de que ~e ha tratado ya- .en el tít. III del Lib. 1 Q"
. - 68-·
Dijimos también que e::e número 4 se refería sólo a la comlSlon, por-
. que de las otras especies de mandato se ocupaba el Código en números sepa-
rados, como ocurre' en este N9 Il que se ocupa del corretaje.
Dijimos además que para darle carácter a la comisión era necesario
averiguar el carácter de la operac,ión encomenJada.
Pues bien, respecto de esta especie de manda.to, el corretaje, la nor-
ma' no es así pues el N9 n está declarando lisa' y llanamente que, para el
corredor todos los actos relacionados con ésa función serán mercantiles,
sin necesidad de averiguar el caráter d e la operc:ión respecto a la persona
a la cual el corredor presta sus servicios; cosa que no ocurre en Italia.
De los corredol'e,s se ocupa el Código de Com.ercio en· el título III
(arts. 48 y siguientes). El arto 48, le dehine y dice:
"Los conedores s:on oficiales públicos instituídos por la ley para dis-
. pensar su mediación asalariada a los comerciantes y faciltarles la conelu-
f,ión de sus contratos".
Si bien esta definición considera a los corredores como ofic,iales públi-
cos, . el mismo Código autoriza también el corretaje particular. Se ocupa
primero de los corredores que deben ser nombrados por el Presidente de
la República y después de dar sobre ellos las reglas respectivas declara en
el arto 80, último del título correspondiente, lo siguiente:
"Sólo los corredores títulados tendrán el carácter de oficiales públi-
cos. Sin, embargo, podrá ejercer la correduría cualquier persona que no se
halle incluida en alguna de las prohíbicjones ,establecidas ¡en el arto 55".
En el proyecto se les daba siempr.e a los corredOres el carácter de ofi-
ciales públicos, pero)a Comisión revisora modificó esta disposición.
Los corredores públicos están sujetos a muchas gabelas y restricciones
que no ex.isten para los corredor.es pnivados y el público le dispensa su con-
fianza a estos profesionales en virtud de sus aptitudes personales y no en
virtud de su título; es por eso que en el hecho han prevalecido' sólo los
c.orredores privados y' desde la fecha de la dictación del Código sólo se
ha nomblado dos o tres corredores con carácter de oficiales públicos; ac-
tualmente hay sólo uno que obtuvo su nombramiento COn otro objeto. Al
hablar el N9 II del art. 3 9 de las operaciones de corretaje, se refi.:!r,e tanto
,a unos como a otros.
Precisemos entonces las func,ioncs de los corredores. Según la defini-
ción del arto 48, son mediadores; su diferencia con el comisionrsta reside
en la manera de proceder: el comiE,ionista v~ en representación del comi-
tente y no intervien'e sólo en 'los preliminares del contrato, 'sinden la cele-
bración misma del acto; en cambio la actuación del corredor se Ilimita a
los prelim~nares del contrato, a poner a las 'partes en contacto, transmitiendo
de una a otra 'las ofertas y contra ofertas, de man,era que una vez que estas
han convenido en ias condiciones del corredor, desaparece y no interviene
en el momento de la celebración del c,ontrato de modo que es celebrado
sólo por ías partes. Por esto se llama corredor, porque va y viene de uno a
otro de los interesados en el negocio.
Esta son las caracterÍsitcas en Derecho, pero en el hecho no es fácil
apreciarlo, porque algurms p'!rsonas desempeñan ,indistintamente funcione:>
de corredores y de comisionistas,' y porque se hacen confusiones en los
nombres.
El comisionista es un verdadero' mediador, ,lo cual ha indue,ido a algu-
nos a creer que es bastant.:! para dar siempre a sus actos carácter mercantil
sin que haya que fijarse en la naturaleza de la operación encomendada. Así
por 'ej,', los corredores ,intervienen frecu:!ntemente en la compra-venta de
inmuebles, acto esencialmente civil que por esre hecho pasaría a ser cómer-
-69 -
cial. La ley se ha colocado ,en el punto de ~i~i:a del corredor por c~O'siguien~
te decla'ra mercantil la, operación de corretaje para .el corredor, y respecto
de la o,tra parte habrá que ver si el acto es mercantil aplicando las reglas
generales.

An,álisis del N9 12 del arto 3 9 _


N9 12: "Las operaciones de bolsa"~

Termina el arto 3<;> en su parte relativa al comercio terres~re con esta


dispo'sición destinada a :las operác.iones de bolsa.
Es difícil precisar, el carácter de los actos de las Bolsas de Comercio;
Dentro de las disposíc,iones qu,= figuraban en el proyecto ,había una perfec~
tamente comprensibl~ y un título'(fIl del Libro 1) que trataba de las Lon-
jas o Bo'¡s2\s' de Comercio (Lonjas era el nombre con que 'se las designaba
en España) ; así en ~l arto 96 se las definía como "una r'eunión de agentes de
cambio, corredores, capitanes de buques. y demás comerc.iantes, autorizada
e inspeccionada por el Presidente de la' República y 'establecida: con -el fin
de aproximar entre sí a los que ,se dedicart al tráf.ico y giro comercial, y faci~
litar así. la realización de sus negocios". .
Como vemos, en el proy'ec~o la,s Bolsas ,de COI~~rcio eran im;;ti.tuciones
de "<!arácter of,icial y no se las podía esta~lecer libremente, pues se nece~
sitaba a,utorÍzación del Pre·sidente de la República. Además, siguiendo con
ello al Código francés, se prohibían las reuniones para celebrar operaciones,
mercantiles fuer,a de las bolsas, estableciéndose las sancion.es, correspon~
dientes pala el caso de infracc;;ón. Se les daba también facultad para fiiar
los precios de las mercaderías según. los resultados de la~ negociaciones que
en ell",sse hicieran y los ,precios así fijados adquirían carácter oficial.

El proyecto consideraba dos clases .de fu:ncionarios': los Ag,entes de


Camhio, que intervenían en las operaciones sobre efectos púbIicos (como
por ej., bonos de la deuda púb]¡ica) y cuya interv·encibn era indisp~nsaJ:>¡le
ene'sta clase de negociaciones, y los correqores, que 10 mismo que los ma'r-
tilleros eran oficiales públicos c¡ue mantenían el monopol~o de estas fun~
ciones, c'as.tigándose a los corre'dores intrusos o sea, a'. aquellos que ejecuta~
ban estas funciones indebidamente E,in tener ~n nombramiento especial.
Se establecía también en el proyecto que todas las operacion.es que
se ihicier~n por intermedio de las' Bolsas, y los que las' ejecutaban, serían
declarados siempre, mercantiles y 'Sometidas a la legislación mercantil, pero
todo 'eso desapareció y el Código no, vuelve a ocuparse de las operaciones
de Bolsa; desaparecieron también por completo los agentes de cambio y
se mántuvieron los corredores sin el' carácter exclusivo de corredores pú-
b licO's. ,. ' , . '
Luego, ya no responde esta disposición a un ol¡ieto jurídico o ,comer-
cial determinado, porque abolido éste título destinado a reglamentar las
operaciones de las Bols,as de Comercio, un corredor particular podrá de-
sempeñar tales funciones. ' ,
.' Así, 'algún tiempo más tarde 'se establecían Bokas de Comercio en
Stgo. y Valp. en forma 'ent.eramente particular; y al mismo tiempo ha ha~
bido otras insbituciones d,e éste carácter que han operado con entera liber~
tad. ' .
Pero ellas no tienen un carácter especial en el sentido de que haga
ciPeraciones que se deban ejecutar necesariamenfe allí, porque todos los
actos que en ellas se ejecutan pueden ser también ej'ecutados fuera de eliJas
sin que por esto cambie el carácter de la operac.ión. •
-'.- IU-

Hoy ya ex:isten algunas restricciones y hubo dos o tres decretos leyes


en este sentido, to'¿ os los cuales han sido reemplazados por el decreto con
, fuerza de ley NQ 251 de 20 de Mayo de 1931 que creó la Superintenden-
cia de Societades Anónimas. Cías. de Seguros y Bolsas de Comercio, Con-
tiene algunas disposisiones sobre ellas y ha restringido mucho es.l libertad
pues en el arto 140 al defin.irlas dice:
"Sólo en las ciuddaes de más' de 15 0.000 habitantes podrá existir una
Bolsa de Valores Mobiliarios,
, , que deb,=rá comtituirse como Soci~dad Anó-
nima.
T oda nueva Bolsa de Valores requerirá para comenzar sus operacio-
nes la autorización del Pre~,idente de la República, previo informe de la
Superintendencia" .
y el arto 141, agrega: ,
"Sólo podrán operar en las Bolsas de Valores, las personas mayores
de edad que sean reconocidas ¡Jor la Bolsa respectiva como corredores de
ella y que sean accionistas J,,= la misma, pudiendo hacerlo tamhién una So-
ciedad". " .
Ya hemos dicho que las operaciones de corretaje son siempre mercan-
tiles para el Cor:edor; sin embargo, no sucede lo mismo, resp~cto del indi-
viduo que seen,tiende con él. Se podría decir que lo mercantil es la Bolsa,
pero no es ella la que ,ejecuta las operaciones sino 10H corredores, por lo
cual no se puede precisar exactamente su concepto.

Terminamos con esto el estudio de los actos de comercio terrestre y


damos comienzo al análisis de los actos de comercio marítimo, terreno mu-
cho más llano y más sencillo que el del comercio ter;-,::,stre, porque en to-
das las opeT'lciones de aquel predomina un carácter mercantil, sin que ha-
,ya que atender a ninguna circunstal/-cia especial (inte.rmediación, que -el
acto sea ejercido o ejecutado por empresas).
Nuestro Código por razones históricas y prácticas,ha declarado me!-
cañtiles todas las operacion,,=s del, comercio marítimo, con lo cual sigue a
las demás Iegislacione3 del mundo. Esto nos permitirá ir más ráp,ido.
El D. Comercial empezó por ser un Derecho exclusivamente marítimo
y sus 'primeras manifestaoiones se refieren a lo constitución de la~ plazas
marítimas, por eso hasta hoy día se mantiene esa diferencia y el carácter
mercantil más acentuado de las operaciones d~l comercio marítimo.'
No hay interÉs en la calificación de los actos de comercio marítimo,
de5de él punto de vista de la legi~lación de fondo aplicable, porque todos
estos cQIltratos, Ealvo talvez el de compra-venta de naves, están regidos
todos por la legislación mercantil y de ella no se ocupa la legislación civil.
Tampoco hay interés en cuanto a: la prueba, porque la casi totalidad de
lo's actos o conhatos referentes ~l comercio. marít:mo son solemnes

Análi~is del N9 1 ~ del arto 3 9-

NI? 13: "Las empresas die e,onstrucción" carr,era, compra y venta de


naves, sus aparejos y vituaJlas".

1 9-Empresas de construec'"~ón de naves:


Se refiere aquí el legislado~ a lo q"ue en Chile llamamos Astilleros, y
que entre nosotros no son de gran importancia (Valdivia). Todas estas em-
pre'Eas son mercantiles, ya sea que el empresario m.ismo proporcione los.
materiales o que lo~ porporcione el qu,,= orclena el trabajo. En el primer
caso habría, compra-venta y en el 'segundo, arrendamiento de servicios;
71-

con lo cual se anota una diferencia con las ,empresas de'construcclión de


obra del comercio terrestre que son siempre civiles.
2'?-Empresas de carena de naves:
Bajo este nombre' se 'comprenden las ,empresas que tienen por objeto
reparar las naves (diques, 'etc).
, 3'?'-Empresas de ':compa"a-venta de naves:
Del texto del Ni? 13 se podría desprender que la compra-venta de
naves sólo es mercantil cuando es ejecutada por empresas. Sin embargo,
no es así, no hay empresas que 'se dediquen habitualmente a la, compra y
ven,ta de navés que constituyen m~s bien un hecho ocasio,na1. Esta defi-
ciencia de l'edacción prov::ene de un defecto de traducción del Código fran~
cés, porque la ley quiso considerar la compra-venta' de naves hec,has aisla-
damente.
Ateniéndonos a la letra del Código la compra de una nave será mer-
cantin aún cuando el comp,rador no tenga intención de revenderla o de de-
dical'se al c~meldo marítimo (compra de un yatéh para recreo)
Luego, a diferencia del comercio, terrestre, en el ,comercio marítimo, no será
necesario que esa venta haya sido p'recedida de una compra mercan,til; y la
venta que haga el constructor de una náve ser~ mercantil.
" ,

En Fran-:ia no se ha estimado a'sí, y la doctrina y la: jurisprudendan


exigen, que, exista el ánimo d'e rev,ender o 'explotar y que esa venta -haya
sido precedida d'e una corppracomercial. Sin embargo, 'si hubiera de apIi-
,c8úie es,a regla del Ni? 1 estaría demás esta disposición -del N9 13 en cuan-
to ala compra yenta de naves, ' porque, las naves, según el C. C. y el C. de.
C. son hienes muebles. Pero el legislador lé dedica una regla distinta y bas-
ta leer ambas disposicaones para nótar sus diferencias.
Además, se compnmde que el I.~gislador haya querido dedarar siem-
pre mercantil toda compra de nave's de acuerdo con la tendencia universal
de mercantili:zartodos los actosrelacñonados COn el comercio marítimo;
.. tendencia que se manifiesta en los demás números' del ~~t. 39 ,y espec:al-
mente en la frase final del Ni? 16 que dice: "y los demás contratos concér-
nienfes al comercio marítimo".
Por eso es más lógico dar la interpretación que dimos a,l principio Dal
Ni? 13 del arto 39
4<'>-Empresas de aparejos y vituaHas:"':'-'
Se des,ignan éon el nombre aparejos, las vdas, botes, jarcias, etc., y
con el nombre de vituallas, a las provisiones de boca.

N<'> 14: "Las asociaciones ,de armadores".

Debemos estudiar estadi,apos¡ición en c'oncordanc:a con el arto 862


que dice:
"Llámase naviero o armador la persolia, que sea q no propietarja, de
la nave, la aparej,a, pertreeha y expide a su pro'pio.l nombre, y por S'u cuenta
y riesgo, percibe las utlÍlidad,es que produce, y' 'Soporta todas las 'I1eSpOnsa-
bilidades que la afectan. .
Toqa sociedad de armadores tiene por objeto la explotación~de una
o más naves: y, por consiguiente, serán mercant¡.}es todas su,s operaciones y
72

la 'asociación misma. Lueg.o, todas las empresas de vapores son empresas


mercantiles.

An-álisis del W' 15 del arto 31?-

N9 15: "Las expedidones, transportes, depósitos o consignaciones


marítimas" •

Todo transpc:,rte marítimo será mercantil tanto para e1 que hace la


conducción como para el que la encomienda, ,a diferencia del NQ 6 referen-
te al tran,sporte terrestre, qu~ para ser mercantil con respecto al portador
debe ser ejecutado por una empresa. Aquí se declará mercantil el trans-
'porte marítimo que lo 'será tanto para el remitente como para el ca'rgador.
, , AquÍ también s~ declara mercantil el depósito sin distinción de cir-
cimstancias a diferenc¡ii del NQ 7 que considera mercantil sólo, al depósito
terre~tre ejecutado por empresa. En el d~pósito terrestre el' contrato sólo
. puede sel" mercantíl para el depositante a virtud' de la, teoría de lo acceso-
rio y no es mercantil en >SÍ mismo; aquí n<;> es me~cantil sIempre.

AnáHsis del NI? 16 del art~ 31?-


NI? 16: "Los fletamentos, préstamos a la gr'!esa, seguros y demás con-
tratos concernientes al comerdiomarÍtimo".

Fletamento es el nombre que se da al transporte marítimo y es de-


clarado mercant.il sin distinción de circunstancias. El fletante, que equivale
al porteador del transporte terrestre, y lo mismo el cargador,. ejecutan siem-
pre un acto de comercio ..
También se declara aquí mercantil el Préstamo a la Gruesa, equiva-
lente al antiguo Fenus Nauticus, contrato aleatorio especial del D. M'arít¡.·
mo, que participa de los caracteres d.e un contrato de mutuo y de un con-
trat;} de seguro; Pues bien, este acto es mercantil siempre.
Lo mismo ocurre' e}f, el seguro, a difer:m~ia del seguro terrestre que
sólo es meréantil cuando es "a prima" (AqUÍ no se hace esa distinción en-
tre seguro mutuo y seguro a prima). También sólo es mercantil el seguro
terrestre ejecutado por empresa y para el asegurado sólo puede se decla-
rado mercantil a v.irtud de la teoría de 10 accesorio.
Termina este NQ 16 con un;;' fra:se general concerniente a, todos lo\>
actos de comercio' marítimo y a la cual ya nos hemos referid'a; dic,e ,"y de-
más contratos concerniéntes al comercio marítimo".

Análisis del NI? 17 del arto 31?-

NI? 17: "Los hechos que producen obligaciones en los casos de ave-
rías, naufragios y salvamentos".

Se refiere este riúnlero a obligaciones que no nacen de contratos, sino


de hechos, sean delictuales (naufragio, averías, etc.) o cuasi-contracutales
(averfas comunes, ~tc.)
-73 -
Aquí no son mercantiles.los .he~hos mismos, sino las obligaciones que
de ellos se deriva~. '

An;álisis del N9 18 del arto 3~-

N9 18: "Las (.~onv~nciones l'Ielativas a los salarios del sobrec¡M"go, qlpi-


tán, 'oficiai~s y tripulacion". 1

S~b>:ecat'go es una ,espe'cie de fador c: mandatario, 'a veces de! navie-


ro, otras veces de los dueños de las mercaderías que transporta la nave,
Todas estas persona's prestan sus servicios al naviero o' a ,los cargado-
res, y' par~ ellos, en prinoipio, l¿s contratos debían ser civiles porque son
arrendatarios de sus servicios y están en la misma situación de un productor
, cualquiera;' pero aquí por tratarse de actos relacionados con el comercio
marítimo, se declara mercantil la con-yención sobre sus salarios tanto para
el naviero como para esta's p~rsonas.

Análisis del N9 19 del arto 3 9 _

NI? 199 "Los contratos de los corredores, marítimos, piloto~ lema-


l!¡es y ,mente de m,ar pár1a el servido de las naves. •

Es \lna aplicación de las dispoEIÍ'cíonies conteni~a:sen el número ante-


rior y le caben las mismas observaciones que acabamos de hace,r.
Piloto Leman, es aquel que vulgarmente se' llama Práctico y que está
encargado' de dirig¡ir la~ naves en los puertos o en los pasos dif!ciles; en;.lJ...d .'10
. contraposición al' Piloto de Altura, que son oficiales de la' nave y que la'"TOllId N°¿. •
dirigen en' otros casos. ' .' ' , " '.
, N~O.
Terminamos con esto la ,enumeraoión del arto 3 9 , pero fuera de los
actos aquí mencionados, hay muohos! otros' de los cuales se ocupa el mis:
mo Código y que no están considerados en esta ellUmeracióÍ1.
• 19 -Desde lu~go no figuran en parte algunas, las Sociedades, de las
cuales 'se ocupa más adelante el C. de C. y qué son muy importantes y fre-
cuentes., ¿Cómo saber cuando' son mercantiles~; ia regla la encontramos
en el C. c." en el arto 2059 .íncluído en el título de las ,sociedades y que
dice:
. "La sociedad pued~ ser civil o comercial.
Son socieda<;les cOmerciales las que se forman pa:r;a negocios que la ley
califica de actos, de comercoio. Las otras son sociedades civiles".
Como vemos el criterio es sencillísi·n;{o y basta yer cual es el objeto de
la sociedad. Así por ej., si se consÚtuye una sociedad para d'edicarse al co-
rnerClío de seguro 0 p~ra ejecutar el comercio de transport.e, ese objeto
es mercantil y por lo tanto la sociedad será, comercia'!; sí, ,a la inve,r.sa, se
tra'ta de unél sociedad explotadora ,de' un fundo, esa socie'dad se¡;á civil. ~
Es' probable que no se las haya incluido en el arto 3 9 , porque éste se.
refiere más propiamente ~ los, comerciantes, Por ahora' sólo .enunciamos
la norma para distinguir las soeiedades, porque después' nos, corresponde-
rá estudiarlas con todos sus detalles. ' .
El C. C. no definió la sociedad anón:¡ma y al efecto se' remitió al C.
de Comerdo que en suart. 124 dice: .
• "La 'sociedad anónima. es ,una pers¿na jurídica formada por la reunión
de un fondo común, ,suministrados por a~cionistas responsables ~ólo hasta
el monto de sus respectivos a,portes,' administradas por mandatarios revo-
c;abJes y conocid'a por la designación del objeto de la ~mpre~a"
Se ha querido ,deducir de aquí que la socIedad anomma es siempre co-
mercial, porque se rige por el C. de C.; pero ~stó es una cl~ra confusión de
ideas porque el rnismo C. C. dice en el ya citado arto 2059 que las socieda-
des pueden s~r civiles o ·comerCiales.
2 9 -Otro contrato qu~ no menciona d arto 3 9 es la Cuenta- Corriente
Mercantil, de la cual se ·ocupa el Código en un Título especial (Tit. IX del
Libro Il ,arts. 602 a 6.19) qu~ estudiareinos más tarde. En ~¿uanto a la'
Cuenta Corriente Bancaria, no se ocupa de ella el C. de C. porque no era.
conocida a la fecha de su dictación, habiendo sido reglamel1tada por una
ley posterior; es aquella que' se celebra corrientemente con un Banco, sien-
do mercantil para éSI;a institución, respecto de la otra parte podrá ser civil
o mercantil a vIrtud de la teoría de lo accesorio.
3 9 -Tampoco menCiiona el arto 3 9 , después de su reforma, a las Li-
bra,nzas; pero ello no t'iene' mayor importancia porque el criterio p~ra su
calificación lo da el arto 767 también ,reformado por el D. L. 777 ya citado.
4 9 -Tampoco se mencionan las Cartas 9rdenes de Créd,ito, pero lo
mismo que en el caso anterior, ello no tiene importancia porque están des-
tinadas a ejecutar un contrato de cambio, condicional, de manera que serán
siempI'e mercantiles.
5 9 -Tampoco se refiere el arto 3 9 al Mutuo o Préstamo de Consumo,
niglamentado tanto por el C. C. como por el C. de C. (Tít. XIll del Libro
II, arts. 795 a 806) y respecto del cual existen diferencias entre ambos
Códigos: 'en el Cód. Civil es gratuito y no pueden capitallizarse los intere-
reses, cosa que no ocurre ,en el préstamo mercantil. Hay entonces ,interés en
determinar el carácter del préstamo y como no hay ninguna regla al res-
pecto habrá que averiguar su carácter.
Con :respecto al prestamista, no habrá dudas cuando el préstamo se'
ejecute por una empresa, y en tal caso el acto será mercantil a virtud del
N9 II; pero cuando el acto no es ejeqítado por una empresa, no puede re-
solverse esta dificultad sino con el auxilio de la teoría de lo accesorio; si
el préstamo está relac,ionado para el p'restamista' con un iiro comercial el
acto será mercantil y vic~ versa, lo mismo ocurre con la persona que recibe _
el préstamo.
6 9 -Por último, tampOC05·e hace r~ferencia 'en el arto 3 9 de algunos
contratos acc~sorios, como la prencla y la fianza, de los cuajes se ocupa
especialmente el C. de C. en sus Títulos XV y XVI del ILibro Il estable-
ciendo profundas diferencias con la pl'enda civil, cosa que no ocurre con
la fianza. Pues bien; el C. de' C. no da ninguna regla para su calificación,
ni 'estos c;ntratos ofrecen ningún elemento que pueda permitir ,deterzninar
su carácter; así tanto en uno como en otro CódigÓ, pueden ser remunera-
dos; en los dos son accesorios ·etc, Parece lógico entonces y es lo normal-
mente seguido en otros países y lo que podría aplicarse entre nos~tros, que
hab¡rá que determ.inar el carácter de estos contratos accesorios atendiendo
al carácter de la operación principal. -
Esta ~s la soluGión que se desprende del inc. 2 del N9 1, pero hay una
deficiencia en, esta regla, porque sólo se refiere a operaciones accesorias
contraídas por 'no comerciantes, cosa que no nos interesa porque la prenda
o la fianza sean cOntraídas por comerciantes o no comerciantes tendrán
el carácter de la, obligación princip.a11

¿ Es ,taxativa la en~era«ión del arto .3 9 ?


Ant':!s de dejar de mano es"te arto 3 9 tenemos que precisar cuál es el
carácter de la enumeración; cosa que se ha discutido en Chile y en otros
75

países. La cuestión consiste en s,aber si es taxativa, Hfnitativa, o si, por el


contr~rio, es meramente declarativa, enunciativa.
, En otras pálabras, si este artículo se limita a· enum~rar por vía de
ejemplo algunos actos de comerc'lo, dejando lugar a otros, o si, por el con~
trarÍo, hace ,una enumeración completa que no da lugar a 0"tr6s actos de
com,erCio.
Si se le .da un carácter eIlunciativo~ podrli interpretarse muy amplia-
mente y podráe-..xtenderse el campo de acción, de la legislac,ión mercantil
a muchos otros actos que tienen ci~rta relación con los enumerados en el
arto 39 A la inversa, si se le da 'un carácteJ: taxativo, habrá que interpretarlo'
restrictJivamente y no se podría dedal'ar merca,ntil, un, acto que no cayera
totalmente dentro de los marcos del a.rt. 3<? "
Los que sustentan la prime'raopinión aducen los siguientes atgumen:

19 -La forma en' que empieza el art, 3<? al decir "Son /actos de comer a

cio .... ", ,"


Según ellos, si se huhi:~r~ querido hacer una, enumeración taxativa 'Ee
habría dicho "Los actos de comeI:cÍo son .... "," Argumento bien débil por
lo ¿,emás. ,
2 9 -5i la enumeración hubiera sido taxativa ,se' habrían comprendido
en ella to<;1os los actos de comercio, cosa que, como ,acabamos de ver, no
ocurre.
Po'r sU parte, los que sostienen que 1a enupleración del 'arto 39 ,elS de
carácter taxativo se basan en las sigu,ientt;s c'onsideraciones: .
19 -5e trata de una ley espedal y de excepción que se ocupa de ma-
terias que han sido sustraJdas de manera 'expresa del Derecho común. Así
se desprende de la letra dd arto 2<? al decir "~¡specialmeIlte;"
Para que una materia: caiga dentro del campo de apLicación del D~
recho Mercantil es necesario que se trate ,de casos especialmente resueltos
,en el C. de C., es d'ecir, que h.aya una dispo'3ición clara, explícita y termi~
nante.
Dos caminos se presentaban al legislador' para fijar los límites· del
campo de aplicación del D: Mercantil: uno era el de la definición general
y comprensiva de los actos de comercio, y el otro 'era el de 'la enumeración.,
, Si hubiera seguidocl primer camino habría sido, posibde considerar ac-
tos d'e comercio a todos aquello.s que ca,yel'an dentro de la definición. Sin
embargo, siguió 'deliberadamente el segl!ndo c;:amino debido a la diEícultad
de dar una definición general; teóric'a y abstracta de los actos de comercio;
y por eso al darle carácter mercantlil a muchos actos enumerados act\lalrñen~
fe en el arto 39 ; lo hizo .no por razones teóricas sino por razones de órden·
práctico. ' ,
Si el legislador rechazó la definición y prefinió la enumeración es evi-
dente que~l enumerar trató de hacerlo de una manera taxatriva.
2 9 -Pero hay más todavía, un argumento decisivo derivado de la
historia fidedigna del establecimiento' de la ley. '
El actuul arto 39 llevaba~ el1 el proyecto el N<? 7 y a continuación, venía
unal'tículo 'que Ilev~ha el N<? '10 y que enumeraba algunos 'actos que no '
eran de comercio. Había además, bajq el N<? 1 ¡, otro artículo que decía
. textualmente: "Los arts. 7 y 10 son declaratorios y no limitativos, y en
consecuencia los_ tribunales de' comercio resolverán, los casqs ocurrentes
por 'analogía de las d<isposicion,es que ellos contienen".
Se atribuía entonces un carácter enunciativo a la actual enumeración
'd,el arto 3<? y se permitía la interpret'ación por analogía; pero la Comisión
76

revisora al supr.imirlo, s,e pronunció .. en contra de la doctrina iludida y tam-


poco aceptó el criterio de interpretar la legidación mercantil por analogía.
Suprim~ó también el arto 10, que enumeraba los actos que no eran de co-
mercio, y al hacerlo procedió con mucha lógica, porque si la enumeración
del art 7 (actual 3 9 ) era taxativa no era nec'esario decir cuales no eran
actos de comercio. •
Es verdad que hay actos de cprnercio que no están 'mencionados en
esa enumeración; pero eso no basta para cambiar el carácter de la dispo-
sic.ión y lo podemos atribuir a un olvido del legislador, por lo demás per-
fectamente explicable tratándose de una disposición tan larga. Por otra par-
te, este olvido del legislador ha sido salvado por el mismo Código en artÍ-
culos postel1iores' (libranzas, pagarées, sociedad,. etc.)
Por lo demás hay que tener presente que muchos actos, si no están
individualmente determinados, quedan comprendidos dentro de las normas
genéricas del afit. 3 9
Si la enu,meración del arto 3 9 es taxativa s:! ,debería ~nterpretar restric-
tivamente, cosa que no quiere decir "interpretac'ión literal". Tampoco 'es
una enumeración específica, porque no enumera los actos uno a uno; ,es
más bien una enumeración genérica, porque hay números como el 5 que
comprende muchas clases de negocios en una fórmula general, lo mismo
puede decirse del N9 16 que termina diciendo "y demá.s contratos concer-
nientes al comercio marítimo".
Por su parte, los tribunales han declárado en varias sentencias que es
éste el carácter que, le corresponde, y así lo confirman también las legisla-
ciones extranjeras; con ~xcepción del Código argentino que' después de
enumerar los actos de comeroio, termina diciendo que también lo serán los
actos de natural~za análoga, cpn lo cual está admitiendo la interpretación
por analogía. '

PRESUNCION DE MERCANTILlDAD DE LOS ACTOS DE LOS


COMERCIANTES

Siendo la legislación mercantil una legisl~ción de excepOlOn, los actos


de comercio tienen carácter excepcional yen' caso de duda sobre una ope-
ración determinada debe suponerse que es civil. Por lo tanto, el que. alega
la comez;cialidad de un acto, el que' pretende sustraerlo a la legislación co-
mún, deberá probarlo.
Esto querría decir que la mayor Parte de las operaciones de los co-
merciantes debían ser mercantiles, en el peor de ,los casos a virtud de la
teoría de lo accesol1Ío, pOr lo cual debía sentarse una presunción de mercan-
tilídad de los actos de los comerciantes.
Esta pr,esunción s~ halla expresamente establecida en la legislación
de Bélgica, Italia 'y Argentina; y en F ranClla si bien no está establecida en
la ley, es admitida por la doctrina y la jurisprudencia de los tribunales.
¿Podría aceptarse en Chile~ Fñguraba en el Título Prelimin~r del pro-
yecto un artí~ulo que llevaba el N9 9 y que deda: "los actos de los comer-
ciantes se presumen mercantiles" y que no es una cóntradicción de lo que
hemos dicho acerca de que no es requisito esencial de la comercialidad el
que el acto sea ejecutado por un comerc.iante, porqu~ aquí sólo se trata de
una cuestión de prueba.
La Comisión revisora suprimió ese arto 9 'y eliminó c;n ello esa regla
general. Esa presunción existe hoy día en Chile sólc;> en un caso excepcio-
nal, ,en -el arto 767 que en su inc. 2 establece que "Las libranzas o pagarées
de comerciantes se reputan aclos de comercio"; y esta xegla no sé puede
- 71 -'-

aplicar por analogía, sobre todo después de la supresión del antiguo arl..
9 del proyecto.
F U E N T-E S bE L .D. .M E R ,C,A N T 1 L '

Se r·efiere a estas matel1ias los artículos 2-4-5 'y 6.

Análids del,art. 2 9 _

Art. 2<;>: "En los casos que no' estén, especialmente resueltos por este
Código, se aplicarán las disp~siciones del Código Civil", . , .. ,
Art. 49 : "Las disposiciones· contenidas en los Códigos de Comercio,
Civil, de Minería, del Ejército y Ar,mada, y además especiales, seap}icarán
con preferencia a las de este Código.

Combinando estas dos disposiciones' tenemos que el C. de C. y las


leyes que 10 ha:n complementado o modificado tienen que -'aplicarse prefe-
rentemente antes que el C. C. Tenemos así como primera fuente del D.
Mercantil ale. de C. y las ley;es complementarias. .
Sin embargo, hay' materias comerciales que no SOI1 tratadas por el C.
de C. ~ respecto de las cuales e! C. de ,C. se ha }¡jmitad~ a sentar reglas ge-.
nerales. ,¿Cómo suplir esos vacÍQs?', lo in.dica ,el arto 2<;> que hemos citado
ya varias' veces. . ' ,
... .Tenemos entonces como 'segunda fuente del D. Mercantil 'al Código Ci-
vil, que ~uele llamarse Derecho comÚn o Derecho General,' e! cual es com-
plemento natural y lógico ce aquel; porque el D. Mercaritil ser ha ido for-'
. m'anco cuand.o no h'an bastado las reglas generales para regir una determi-
nada institución por las derog~iones, que la' práctica ha aconsejado intro-'
ducir a'esas normas comunes.
Tenemos entonces que estas reglas del .comienzo de! Código tienen
un valor general y no había, por lo tanto neces,¡dad de repetirlas' en el' reso.·
to del Código. S:n embargo, é~te las ha i~o repitiendo con lo cual se. ha
alargado inútilmente y s'e han introducido confusiones así por ej., tratándose
de la compra-venta el C. de C. ha repetido reglas generales del C. c.;
y en
otros casos por ej., los arts. 96 y 822 ha r.epetido inneces\irÍamente las re~
glas del arto 2 < ; > , '.
No siempre bastar e! C. .de c.,
las leyes cOI1lpleI1lent~rias y el C. C.
Hay in&titu.ciones que no están regida's por disposición alguna y respecto
de las cuales hay qtie acudir a la tercera fuente del D. Mercantil que es la
costumbre, y a la cual.se refieren los arts. 4, 5 y 6. '

,Análisis del arto 4 9 _

Art. 4<;>; "Las costumbres mercantiles suplen eL silencio de la ley, cuan-


'd o los hechos que las constituyen son untiformes,púbiico:s;' generalmente
ejecutados en la Repúhlica o en una deter.minada loca1idad, y reiterados por
un largó espaCio . d.: tiempo, que se aopreciará pr,ude~cialmel1'te por los juz-
gados de comerclO .
Sienta, pues, c'omo un principio, 'general absoluto que en el sólo silencio
de 'la ley sobre un determinado cas'o,dehe entrar' a regir la costurn,bre coII].o
regla de Derecho. '.
. No es~ necesario \entonces "que, para' que rija la costumbre que el Có-
digo se remita a ella en cada' caso particular de un'a manera expresa como
ocurre en el D: Civ¡l. Basta' leer entonces el arto 2 9 del C. Givif para darse
- 78-

cuenta de la mayor importancia que tiene la costumbre en materia mercan-


, til.
Pero ,¿en e! silencio de que ley? De la ley que rige las matel,ias comer-
ciales o sea, en primer término de! C. ,de C. y sus leyes complementarias,
después del C. c., y sólo entonces cuanc'o no hay di~poúción 'aplicable, en-
tra a regir la costumbre mercantil.
Vemos confirmada aquí la obse1vación que habíamo.s hecho al co-
mienzo dql curso acerca de la importancia que' tuvo 'la costumbre en los
primeros tiempos dado su -carácter eminentemente consuetudinario se le
dió e! nombre de Jus Consuetudo Mercatorwn, y sólo ~n tiempos de Luis
XIV tuvo regla:; emanadas de la autoridad. Por eao, ha oído necesario en too
das partes, conservarle a la costumbre su fuerza obligatoria, porque no eS po
úble~ue la ley escrita vaya evoludonando con la rapidez de la costumbre
mercantil para amoldarse a las nuevas prácticas y a las nuevas necesida-
des. Ha sido neces~rio entonces ,darle 'una mayor elasticidad que le fuera
permitiendo supl~r lás deficencias de la ley escrita y llenar sus vacíos.
En otros países se le da aún mayor importancia. Así en el Código italia-
Q
no (art. 1Q) Y el Código español (art. 2 ) se hace prevalecer la costumbre
'mercantil sobre el C. c., o sea, se la coloca como segunda fuente del
D. Mercantil y no como t=rcera como ~ucede entre nosotros, Aún más, hay
paÍe.;:s como Inglaterra y EE. UU.· y Países Escandinavos en los cuales
no eXliste C. de C. y en donde, el D. Mercantil es casi puramente consuetu-
, dinario. .
Esto tiene ciertos inconvenienteS porque hay vaguedad, incertidumbre
y dificultad Uf' conocimiento de 'una determinada costumbre comercial; de
modo que ea más prudente eótablecer un justo término medio, como lo ha
hecho e! Código chil eno. '
La costumbre mercantil presenta tres 'diferencias' fundamentales con
la costumbre civil. .
1Q-En e! C. de C. la costumbre entra a regJr en caso de silencio de
Ja ley; er¡ cambio en el C. C. la costumbre sólo tiene fuerza obligatoria
cuando la ley se remite a ella.
Q
.. 2 -,El C. C. no determina las condiciones que d~be reunir la costum-
bre para que constituya fuente de D.; en camblio el C. de C. determina ews
Q
requisitos en el arto '4 .
3 Q-El C. C. nada dice con respecto a los medios de probar la costum-
br'e, de modo que se puede probar por los Inedios generales; en cambio
el C. de C. es más extricto e indica expresamente esos medios.
Para que la eostumbre tenga valor en el D. Me:rcantil es necesario
<!lue concurran J!,'!s s;gu.i"!Dtes circunstancias: '
a) Que los hechos que la constituyen sean uniformes, cosa que no
había necesidad de decir porque la costumbre se forma por la repetición
de actos análogos.'
b) Que los hechos que la constituy,en sean púbÍicos, es igualmente 're-
dundante y se refiere al hecho que las partes hayan podido tener conocí'
miento de su existencia. -
c) Que los hechos que la constituyen s=an ge~eralmente ejecutados
en una localidad.
El tiempo es algo relativo y 'no siempre será necesario un espacio de
él demas¡a¿ o largo, por lo cUéÍI el legislador a establecido expresa"
mente en la parte final del arto 4 Q que deberá ser apreciado p~udenc.ial­
mente por el juez 'en cada caso.
A pesar de la regla general eS~i'lblecicla en e! arto 4 Q hay muchos
casos en que e! C. de C. se remite de una manera expresa a la costumbre
- 79

,en cuanto a C'éterminadas materlias. '¿Es redundancia? ; nó, por que al dic-'
ta'~ esas ¿iEposi~ñones, expresas cambia el ,órden de aplicación de la, cos-
, ~u~b¡;e y la lIa'ma !'l regir con preferencia a las disposIciones del C. C.
Así por .ejemplo podernos citar los artículos 130, 132, 149, NQ ,3, etc.

CLASIFICACION DE LA COSTUMBRE

La ,co~tumbre mercantil pued.e claúficarse de muy distintas maner~s:


1~-Desde luego los tratados distinguen tres clases de costumbre~:
a) según 1~ ley; b) fuera' de la ley;"y c) contl'a la ley. "
Ni el C" C .. ni el C. de C, indican la costum'bre ~ontra la ley y se dis-
cute en otros países acerc<'i de si er, admisible ·la derogaci{m de una ley po'r
la costumbre. .
Se 'suele llamar costumbre según la lEly la; la que se aplica cuando la
mÍóma ley la llf.\ma a regir.
. Y i por' último, se llama c,osfumbre' ftiera de la ley a aquella que se
refiere u' materias que no ,están contemplaclJa.s en la legislaC<Íón y que es
precisamente la que cabe dentro del arto 4 Q
2Q-D~~.de otro punto de ,vista se lal~ podría clasificar en: a) gene-
rieraks; y b) particulá!res.-Generales ,son las que 'se siguen en todo el te-
rritorio de l,a RepúblJíca y eIi toda clase de com~rcio.· Las particUlares
pued.en ser 'especiales (si se refieren a det,erminad a clase de comercio) o
Jocale:; (si se ~iguén en determin.ada plaza)" Esto tiene rimpo·rtancia para
determinar la cOHum9re que verosímihnente hayan tenido en vi.sta ]¡a,s par-
tes al éelebrar el acto. .
Luego, en primer lugar habrá que ver' cual es la costumbre' aplicada
y ens~guida hahá queprefe,:rr la costumbre particuhu.
3~)- -También se dividen las costumbres en nacionales y extranjeras;
división que tiene gran importanciawbre todo en el. comeroÍo marítimo.
En varios casos nuestro C~ de C. se remite ~ la co~stMmbre extranjer¡a" él'sÍ
por ejemplo el arto 830 relativo a las transferencias de naves chilenas en
territorio extr~njero; el 987 inc. 3'?que se refiere a los plazos para carga,r
y descargar las naves cuanqo ~e encuentran en pue;rtos extranjero's, y el arto
1087, relativo al arreglo de las averí,as. '"
4Q~Finalmente, debemos citar otra clasitiícaión de 'las costumbres
que tien:e especial importancia en lo relativo a la p'rueba de la existencia
de la costu~hre. 'Suel,e, disbÍFlguirse y el Código no es claro' en esta materia,
entre el uso y Id costumbre. Uso es la práctica que resulta de 1a aplicla-
ción de ciertos hechos; en cambio la, costumbre está con:si\:l~tuída por los
usos elevados a la catego,rÍa d.e derecho, de norma' obligatoúa. Estos tie-
nen importañciia porque se pr~senlla, el pr-o-blema de determinar si también
tienen valor los usos cuando la ley ':;Ole remite a ellos.

Ani,!isis del arte 6:,

Art. 6: "Las costumbres 'mercantiles servirán de regla para atermi~


na-r el sentido de la pala~ra o frases técnka; del' c~mercio y pt:ua linterpre-
tar los actos o convenciones mercantiles".

Se refiere a las cOE,tumbres interpretativas, que slrven para interpre-


tar Ial! leyes mercantiles en cuant-o a Olas palab,rars o usos ,técnicos, o que
sÍTverí para interpretar l,os actos o conveneione,s' merc<'intiles,
-80-

Hay en la ley muchas palabras técnicas no definidas por ella y a las


cuales hay 'que aplicar los significados que se les da en 'el co-
mercio., Así lo establece el arto 21 del C. C. que dice:
, ,,"Las palabras técnicas de toda cÍencia o arte se tomarán en el senti-
do que les den los que prof~san la mlsma ciencia o arte a menos que aph-
re;z;ca claramente que se han tomado en sentido diverso".
Tenemos entonces que los usos interpretativos servirán para ínter..
pretar tanto las p¡alabras q~e aparezcan en las lyyes, como 'las que aparez-
can en los contratos. Pero como vemos en el arto 21 en su Darte final a-'
grega .. a men~s que apa~ezca claramente que se han tomad'o en' sentido
divérso, de rr4anera que IEli la ley les ha dado un .significado distinto del que
vulgarmente se les atribuye habrá que adoptar ese significado; así por
ejemplo, según. et lenguaje c'orriente, prestamil?ta, es el que da dinero en
préstamo, pues bien, el Código. entiende por presta:mista al que recibe di-
nero en préstamo (habrá que ad.op~.ar entonces este segundo significacÍo).
Hay también casos de mucha importa,ncia en que la costumbre mer-
cantil sirve para ,interpretar fórmulas. As~ lo establece el arto 1546 C. C.
referente la· los e.fectos de las obligaciones y que dice:
... , , ... "Los contratos deben ejecutarS'el de buena fé, y por consiguiénte obli-
. gan no s.ólo a lo que en ellos. se expresa, sino a todas las cosas que ema-
lllet1 preciflament.e da laIr~turalez'a de La !Qbligación, )0 que 'por la ley /O la
costumbre pertenedm a ella". '
Así por ej. las compras de mercaderías destinadas a ser transporta-
dliS por mar dan lugar a muchas cuestiones especiales, sobre todo en lo
que se :refiere a quíen debe soportar los riesgos, quien debe pagar los
gastos de flete y seguro dé las mercaderías, etc. En' algunos casos se de-
termina en el mismo contrato que son de cuenta del vendedor o del com-
prador y e'sta s,ituaión se expresa por medio de fórmulas que han adqui-
rido carácter universal, como por ej., se dice: vertta "CIF" que quiere de-
cir "costo, seguro y flete" (en francés "Caf·. También se dice venta "FOB"
que quiere decir libre a bordo, ó sea que 61 comprador sólo debe pagar 'el
precio de venta. . . '

An,ál,!sis del a;rt. 5:

Art. 5: "No contando a los juz~ados de comercio que COl1ccen de


una cues'tión entre partes la autenticidad de la costumbre que se invoque
sólo podrá ser probada por alguno de estos medios:
I <'-Por un ,testimonio fehaciente de dos sentencia~ que aseverando
la .existenc,ia de la. costumbre,' hayan sido pronunciadas conforme a ella;
2?-Por tres escrituras públic~s anteriores a los hechos que motivan
el juicio en que debe obrar la pruel:~a".. . ,
El C. de C. noee ha limitado a darle a la costumbre la fuerza de un';!.
ley, sino que además ha com.agrado en este arto 5 los únicos med,ios con
que puede acreditarse su fuerza.
La leyes sumamente restrictiva li est,e respecto y en el C. C. no se
encuentra nada parecido, pues no se restringen los medios de prueba de
la costumbre en los casos en .que ella tiene valor. Hay en esto cierta ano-
malía: siendo el C. de. C. menos formalista que el C. C. debió hbber sido
más fácil en él la prueba de la costumbre, y tratándose de un hecho, debió
h.,aber establecido que se podría probar por cualquier medio .
. ¡La razón de estas restricciones es la sigu!ent~: en materia civil 1ia
costumbre sólo rige en. ,de~erminados casos establecidos por la ley; en cam-
bio aquí rige en el silencio de la ley.
- 81 -

Hay aquí una cuestión previa qUe resolver, pues el. art. 5 com¡ienza.
diciendo: . .
."No~j,onstando .18 los .juz~ados de' comercio que ,conocen 'UnaICUle'stión
entre parte!s la autenticidad de la costumbr,e que' se invoque, sólo podrá
ser probada por alguno de estos medios".
Podemos entoncés preguntarnos, ¿pueden los juzgados de comer~
cio aplicar la costumbre por el conocimiento personal que el juez tenga de
. ella? A ·cont.rario sensu, ¿él heoho que la costumbre sea ¿,cnocida por el
juez signi.f,ica que no necesita' ser probada?
Esto ha sido ,discutido en ot'ros países y hayal ¡respecto 'discrepancia
en las legish;ciones. Puede 'argumentarse en pro de ia contestlación afirma-
tiva de esas preguntas que si la costumbre rige como ley y la 'leyes apli-
cada por el' juez a virtud del conocimiento personal que tienen de ella no
6eTá, por lo tanto, nec~sario pTobarlé.
Sih embargo, mientr,as la ley está ,escrita., la costumbre arranca de un
hecho. que hahrá' de probars~ por los medios que la ley franquea"y el tri-
bunal sólo puede sentar como definlitivos los hechos queJe' han sido com-
prob\tdos.
Esta disposición del arto 5 pudo haberse interpretado con amplitud
cuaJido había juzg'ados de comercio que conodan mejor de estos ~suntos
y. en los cua:lesmuchos de sus ,miembros. eran comerciantes.. Aholida la ju-
ri:sdiCción comercial especial no, se comprende que los jueces ordinarios
de mta:yor cuantía hayan de testar en conocimiento de' las costumbres mer-
cantiles. Pot otra parte, dentro de 10<5 principios. del C. d.e 'P. Civil tampo-
• co s"e podría aplicat: la frase linicial del arto 5 de que venjmo~ hablando,
porque el arto 166 de este Código aice:
"Las sentencias se pronunciarán conforllll:e al mérito ,.del piroceso, y
no podrán extenderse a puntos que no hayan sidlo expresam;'mte s\ome'tidos
a .juicio por las partes, $alvo en duanto' laS! Ieyels manden o permitan a los
tribunales proceder de oficio" .
. ' Según esto, el juez no puede faUar en un sentido determinado aunque
le consten los hechos, si él no los ha conocido por los medios ordin~rios
del proceso. Resulta, ,entonces que la' costumbre merQantil es muy restrín-
giday~ólo puede ser probada, conforme al arto 5 por los siguientes medios:
t '7_Por dos sentencias ~nteriores.
2'7-Por tres escnituras públicas anterioKes.
No hasta que las escrituras sean anterior,es al juicio mismo, es nece-
sario que 'sqan anteriores a 1010. heohos que motivan el juicio; cosa que. se
justifica plenamente, porque nada costa>rÍa encontrarse ca; personas 'de
buena voluntad di~puestas a firmar varias escrituras 'en determinado sen~
tido. '
Esta disposición del laxt. 5 evidentemente le qu.ita a la costumbr~
mercantil gran part,e d e la importancia' que se ha querido atribuirle y nues-
tros tribunales de justicia han llá:mado repetidas veces la atención al gobier-
no sobre las dificulliades con que se tropieza en la práctica para aplicar
esté!., disposición. pero hasta la fecha no se ha elaborado un proyecto ten-
diente a subsanar esta situación.
'En otro!>' países basta este convencimiento 'personal del ju~z para la
aplicación' de la costumhre mercantil, y en otros se pide informe a la Cá-
mara de Comercio acerca de si. existe o no tal costumbre.

En nuestros tribunales se ha hecho distinción entre usó y costum-'


bres, sea que se trete ,de usos técnic;O's o de prá!Cliitals aceptadas por la ley.
Así, bubo un~ sentencia de la Corte de Apelaciones de Valparaíso que tra~
. - 82-

tó de aplicar la d'¡sposición del Ne.> 3 del arto 1 49 del c.. de Comercio re-
!ativo a la f0~ma de hacer la tradición de la cQsa vendida, de la siguiente
manera:
. "La entrega de la cosa vendida se entiendeverifioada.
3'?-Por cualquier otro medio autorizado por el uso constante del
comercio" .
• Pues bien, en La sentencia se establecía que en estos casos en que la
leW hace referenc.ia expresa a determinados usos del comercio se trata
de una costumbre "secundum lege", de modo que se debía admitir su
prueba por cualquier medio, de manera que la regla del arto 5e.> no restrin-
ge los medios de probar la costumbre, se laplicaría solamente a la cos-
tumbre que' restringe la ley, o sea a la •• extra lege".
Con .esta doctrina se atenuaría, en gran parte los inconvenientes que
presenta el arto 5e.> y la costumbre. mercantil recobraría en muc.hos casos la
importancia que se ha querido atribuirle.
índice
L lB RO 11.0

DE LOS COMERCIANTES Y DE LOS AGENTES DE COMERCIO

TITULO '1 9

DE LA CALlFICACION DE LOS COMERCIANTES Y DEL REGISTRO


DE COMERCIO' ~

1"'.-De la cali~j.cadón de lo:; comerCiantes

Es lógico que la noción de "acto de cClmercio" sea anterior a la de


"comercÍlante", porque para ser tal hay que ejecutar actos mercantiles.
, Como ya lo indicábamos, este Título 1Q se refiere a la calñficación de
los comerciantes y al regilstro de comercio, y el arto 7 Q comienza diciendo:
"Son comerciantes los que teniendo calPaddad p'a~a contratar, hacen
del eomercio su profesión habiru<\l".
Antes de analizar esta definición:, del~emos formularnos una pregun~
. ta análoga a la que, nqs hicimos al comenzar el estudio de los actos de
comerCi~O: ¿ Qué interés existe en la calificación de los comerciantes? ¿ En
. qué caso se presenta algún int~rés legal o p'ráct.icopara saber q~e una per-
sona es o no comerciante?,
En realidad, esto no debiera tener importancia si se' recuerda el ca~
1ácter real y objetivo· del D. Comercial y que éste DeJjecho se aplica en
consideración 'ai acto mismo y'no a la persona que lo ejecuta. A pesar de
ello exliste interés desde diversos pixntos de vista en cuanto a esta califi~
cación de los comerciantes; así por ej empXo:
'1"'_'-Para los efeoto.s de la capacidad. de ~s personas:
En sus artículos 9 y 18 el C. de Comer~io da l'eglas especiales, sobre la
caipacidad dt~ algunas personas en el ejercicio del comercio: menores habili-
tado.s, men.ores b¡;\jo gl~~rda y mujeresca~adas; y estas r,eglas espec/ia:les
modifican en puntos sustanciales las reglas del C. Civil.
Esta dif.erencia de normacs, en lo que a capacidaa se refiere, hace
nec,eilario muchas veces dete.rm:inar con e~acbitud si un¡3! persona es o no
comercian.te, porque como Ee comprende, la validez de sus actos estará
condicionada por su, capacidad y ésta es distinta según que el acto se rij<!.
por las ,prescripciones del Código ,de Comercio o por rel Código Civil. Así
por ejemplo, la mujer casada comerciante, puede ejecuta'r en tal carácter
actos' que no púede válidamente realiza'f' 'si no es comercia~te, porque el
qódigo de Comercio le reconoce un¡;t capacidad más amplia que, el CiViil.
2 9 -Pru-a' Jos efectos de las obligadones inherentes a la pl'ofesioD,.
El C. ele Comercio ,impone al ,comerciani:~ diversas clases de, obliga-
ciones: a} !nscribir algunos documentos en' el Registro de comercio; b)
',Llevar libros de contabilidad en que se anoten las operaciones que se eje~
cuten. Pues bien, estas obligaciones no pesan sobre los no, comerciantes
y los eom'erciantes que no cumplan con ellas quedan sujetos a diversas san~
ciones.
'Ó' 3 9 -Para los efectos de la prueba:
Por regla general las prescripciones del C. de Comercio s6lo se apli~
can en consideración a la natumleíh del act<l y' esto es extensivo tanto en
- 84

lo que refiere a las leyes de fondo como en lo que se ref,iere a la prueba;


de manera que basta sa.ber que un acto es 'mercantil para aplicarl~ las dis-
posiciones del C. de Comercio, 'sin detenerse a con,úderaar la calidad de
las personas que lo realizaron. Hay sin embargo un caso especial: los li-
bros de comercio llevados en conformi~a:d a lo dispuesto en. el artículo 31,
hacen fé' en las causas mercantiles que los, comerciantes ajíten entre sí. Es
decir, que es requisito sine quanon, para que los libros de comercio hagan
fé a:IÍn a favor de quien los presenta, que el juicio sea mercantil y se sima
entre comerciantes. Y para poder acogerse a este priv,ilegio, es evidente
que será previo acreditar la calidad ,de comerciante.
49_Para los efectos de la quiebra:
Este interés ha disminuído mucho en lo que se refiere ·a esta materia
El C. de c., con anterioridad a las reformas introducidas por la ley de 1929,
hacfa de la quiebra una instituClión exc!usÍ\.Ú. de los comerciantes, de ma-
neT'a que en toda quiebra se planteaba el problema de resolver si el deu-
dor era o no comerciante para ver si le eran aplicables h,s dispo.s,iciones
relamvas a la quiebra. Hoy día, la actual Ley de Quiebras ha hecho de
ella untl. institución común a comerciantes y no comerciantes; pero sin em-
bargo conserva algunas diferencias y es más severa respecto del comer-
ciante, en cua~to a las causales de la declaratoria de quiebra, en cuanto la
, la nuLidad, yen éuanto. a las penas.
En otros países existe interés en es~.~ determináción desde el punto
de v,istade la matrícula; pero entre nosotros no cabe tal distinción porque
no se ha estahIecido esa imposición.

An.ámis del art. 7 9

Art. 7: "Son comerciantes los que, teniendo capacidad para contra-


tar liacen del comercio su profesión habitual".

De esta def,inición se desprenden los tres requisitos necesarIO. para


ser comercian'te: 19 )' Capacidad para contratar; 2 9 ) Que los actos ejecu-
·tados sean mercantiles; y 3 9 ) Que se haga de h ejecución d~ estos actos
una pTofesión habitual.
19 -Capacidad para contratar: Aplicando la regla del arto 2 9 hay
. que acudir en princip.io, a las reglas generales. del C. C. sobre la capaci-
ch.,d· que están consignadas en los arts. 1446 y 1447 de ese Código. pero '
.el C. de Comercio modifica esas reglas en lo conrceniente a las facultades
de. algunos relativamehte incapaces, amp1iando su capacidad, de modo.
que no basta h c'apacidad general para contratar y más propio habría sido
decir "capacidad para comerciar'" tal como lo hizo el Código español.
. Es' este requisito de la capacidad un 'requisito esencial, de manera que
aún cuando concun13.n los otros dos, faltando éste, no hay profesión de
comerciante&? y aún cuando en el hecho se ejerza el comercio. Sería el caso
de una mugir casada que comercia sin haber obtenido autorización de su
marido ni aprobación del juez. Luego t~ndremos que estudiar "in extenso"
todo lo referente a la capacidad. •
2 9 -Ejecución de aetas de c:omercÍo: ];sto se resuelve con ayuda del
arto 3'" y de las explicaciones que sobre él hemos dado.
3 9 -Ha'cer de estos actos profesi6n habitual: Es este un requisito de
hecho y unla cuestión que debe quedar entregada en. cada caso particular
el la apreciación del tribunal según las circunstancias. Es necesario que
exista un hábito de ejecutar actos de comercio y como todo hábito supone
la repetic.ión de actos de la migma naturaleza lIe@lmos a la conclusión de
- ' 85-

que basta que: se ejecuten bastant~s actos de. comercio más o menos rela-
cionados entre sÍ.
¿Cuántos? La ley no podía decirlo, ni podía tampoco darse una re-
gla general; se trata de una cuestión de apreciación. En algunos' casos,
cup.ndo ,los actos .se ejecuten por la misma pe:rsona .con l:4astante frecuencia
y continuidad bastará poco tiempo para que esa persona ,ejecute habitual-
mente actos de comercio. , '
Pero la profesión' de 'comerciante se presen,ta con variedja¿'es: hay
veces que se la ejerce' ostensiblemente y en que no' se ofrece duda acerca
de la calificacIón' (abrir un negocio, h?-cer propaganda, etc.); pero hay
otros casos en que la profes.ión se. ej erce ocultiamente yen, que' no apare-
cen al exterior signos comunes 'que revelen su ejercicio . .En estos casos,' es
eV'idente que se necesitará mayor· tiempo y mayor número de actos eje-
cutados, pára presumir en quien los realiza la calidad de comercÍan,te.
La profesión comercial se concil~a con 'el ejercicio de cualquaerá otra
act,ividad y no hay' incompatibiJ¡:dad entre .el comercio y cualquier otra
actividad no mercantil; en estos casos será 'aún más,' difícil establecer la
formación del hábito.
Se trata, entonces, de u~a cuestión de criterio. P,ero no basta un há-
bito cualquiera, la ley habla ~e "profesión habituar'~ y e:s menester que
ese hábito esté inspirado .en .un espír¡itu profesion'al.. Así por ej.; un agri-
cultor gira y acepta con f):"ecuencia letras de cambio p~:ra cobrar: o pagar .
,los productos de su fundo,' una sociedad m;inera estáconstan.temente gi-
rando y aceptando letras de cambio ,en el ejercido de sus negocios., ¿pue~
de. ello
,
constituir el ejercicio de una profesión en estas personas? NO,
porque esos actos no se ejeculJan con espíritu profesional, sino como ac-
cesorios de una IÍndustria civil.
Basta comparar el caso. c()n el de los Bancos; para el Banco la"'ope-
rcai~n será mercantil, para el. agricultor, paJ1a el minerp. será civ,il.
Pongamos otro ejemplo: supongamos q1ile fallece un comerciante y
sus herederos 'piensan líquidar el negocio. ,Para no hacer una liquidación
desastrosa le di' n término paulatinamente y prolongan '.el negocio por al-
gún tiempo, ejecutando así actos de comerdo; ¿.se p.odrá decir que han
adquiÍrido la profesión de comerdantes?, n~ porque no ha significado
para ellos el ejercicio de una profe<S.ión.
Si puede haber há~ito sin profesión, podemos preguntarnos ¿ puede
haber profesión sin hábito?
de
A primera v¡is~a serí\a creer que nó,. porque -el Código es expreso y
terminante cuan,do dice "profesión habitual" y porque, como :ya lo hemos
visto se exige la repetición' de un número más o meno~ crecido de actos de
c~merCÍ'o. S~n embargo, no es así, y así como puede haber hábito sin pro-
fesión puede haber profesión sin hábito y aú.n, sin que se haya'ejecutado
un sólo. acto de comercio.
Si '~,:l: ley, ha exigido la ;eptic.ión de un Cierto número de actos, ha si-
. do con el objeto de tener un antecedente de hecho que revele la intención
de 'la persona, pero. si las circunstana:as 'revelan la intención sin n¡ecesidad
de recurrir a ese antecedente demostrativo" no hay razón ,para esperar el
transcurso de. tiempo para reputarlo comerciante, así por•. ej., una persona
funda un establecimiento mercan mI, se anuncia al público por medlio de
avisos, . etc. En este caso aparece manifiesta, la intención' de dedicarse al
g¡iro mercantil y d.e asumir desde luego las consécuenc:h's ,de la p'IlOfesi6n.
{Habrá que esperar que e~a' persona ejecute 'lln cierto número de actos de
comercio pala e.tribuirle la profesión de comerciante? Evidentemente qu'e
lJ.Ó; aquí hay una manifestación pública y ostensible del ánimo profesional
- tsó-

y habtá que reconocerle a esa persona el carácter de 'comerciante aú~ cuan-


do todavía no haya ejecutado ningún, tacto.
Así se hallaba establecido ex.presamente en el proyecto, precepto que
fué suprimigo no p'orque se rechazara la idea sino porque se lle consider~
in necesario ..
En la constitución de Sociedades la cuestión se presenba más clara
aún. Si se forma, por ejemplo, una Sociedad anónrima con el objeto de rea-
lizar determinad os actos de carácter mercantil, comienza su actividad con
una serie de 'actos que tien.en por objeto ¡instalarla legalmente. Esta tram¿-
tación de in:;talación termina con· el Decreto del President'e de la Repú'
blica que reconoce su ex.istencia, Ahora bien, es _dersde este momento, que
la Soc.iedad adquiere su carácter de tal y queda sujeta a las reglas del Có-
digo de Comelcio, sin que SQl necesaria la realización, de ningún negocio,
'y sin que 'se exija, por coniguiente, la repetición de actos mercantiles que
constituyan la profesión habitual.
Luego, hay personas que nacen comerciantes, y esto' que decimos res"
pecto de una persona jurídica podemos decirlo también respecto de las
personas natul1aIes. Así por: ejemplo, ya sabemos que los martilleros pú-
blicos sQn oficiales • públicos que requieren nombramiento del Presidente
de la República; pues hien, si una persona es nombrada martillero por el
gobierno y ha:;e un negocio ¿habrá que esperar que haya realizado 20, 50,
100, remates p)3.ra decir que ha adquirido la' calidad de comerciante ~ NO,
porque tien~ la calidad de comerc.iante desde que recibió el nombramiento
y aún cuando no haya realizado l1i:ngún remate.
Es necesario, sí, que los actos se hagan por cuenta propia. No bnsta
para darle a una persona la prohsión de comerciante el hecho de que sea
respc'tnsable de las obligaciones de otra person~'l', Podemos citar dos éasos
en que se presenta esta situación. Uno, dentro del matrimoru:o: La mujer
puede ser comerciante con autorización de su marido, y a más de respon-
der ella de las consecuencias ¿ e w comerc;io, el marido' también, responde
113.nto con sus b:enescomo con los de la sociedad conyugal de los actos de
la mujer a quien ha concedido autorización (Así lo establecen las
reglas generales del Código Civ.:il confimado por el arto 15 del
Código de Comercio). En este caso recaen sobre el marido y su
patrimonio la totalidad de las consecuencias de la profesión de su mujer;
pero no por eso pasa a' ser comerc.iante, porque esa responsabilidad no
proviene del hecho de que él haga del comercio su profesión habitual, si-
no que prov~ene d~ la aplicación de las reglas concernientes a la socied¡atd
conyugal; de tal manera que el marido, aún cuando res,ponde de los actos
de su mujer, no puede ser declarado en quiebra jun,to con ella, por confir-
m~'J.lCÍón exp.resa de la ley respectiva.

Por aplicación de la misma idea, en caso de fallecer un comerciante


si los herederos han aceptado la herencia sin beneficio de inventario, serán
responsable, no sólo con los bienes de la herencia sino también con sus bie-
nes propios. No por ello se puede decir que esos herederos son comercian-
tes, porque su responsabilidad deriva, como en el caso anterior, de princi-
pios exclusivamente de órden civil. .
Hay que considerar también la situación de los socios de una sociedad
meTcantil. ¿Son ° no comerciantes~ ,
·:No hayal respecto una regla general y hay que distinguir entre los
cLivertos tipos de soc,iedades.
, En' la sociedad colectiva mercantil todos los socios responden ilimi-
tada y solidariamente de todas las deudas sociales.
- 87-
En las sociedades anópimas; como en las llamadas hoy responsabili-,
dad limitada los socios sólo responden hasta una determinada cantidad:
en uno y otro caso hasta concurrenc.ia del valor del aporte social.
En las liociedades en comandita hay que distinguir entre las catego-
rías de socios,: los socios gestores cuya responsabilidad es igual a la de los
socios de las colectivas del. primer caso, y los comanditarios cuya respon-
sabilidad está limitad a a'l valor de sUis aportes. Según' esto en una sociedad
colectiva comeTcíal, por 10 mismo que los socios responden con todos sus
biénes, puede decirse que el comercio se ejecuta por cuenta y riesgos de'
todos, que por esta circunstancia adquieren la. profesión de comel"C1iantes.
Tenemos entonces que una vez declarada en quiebr¡a! una socie,d'ad colecti-
.va comercial, deben déclararse en, quiebra todos los sodos; así lo estable-
ce expresamente el art. 1329 del C. de C. que ha 'Sido mantenido.. literal-
mente por la -actual ley de quiebrlas.
"La quiebra de una socied'ad .colectiva, o en 'comandita importa la
qu:ebra person.ill de los socios 'solida,ríos qU1e la componen; pero la, quie-
bra de uno de estos no constituye en quiebra. a la sociedad".
Por lo mismo como en la sociedad a~6nima los sodos sólo son res~
ponsable en sus aportes, la quiebra de la sociedad no acarrea la quiebra
de los socios. , . '
En las sociedades en comandita hay 'que aplicar las dos reglas: pa-.
ra los gestores, la quiebra de la sociedad aearrea su' quiebra, no así para
loscomandita·¡-jos, ,q4e como los socios. de una sociedad anónima. sólo
son responsables dentro. de su aporte social.
No hay que olvidan que, las sociedades sean civiles o comerciales,
forman una persona jurídi~a! distinta de lOE; s.ocios in,diVlidualmente consi-
derados.
Es la sociedad la que. tiene el giro industrial en su establcelíII)oiento,
es ella la' que tiene el capital, y es ella la que se va a considerar comercian-
te, de J;Iliéllnera que no se podrá decir que se éjerce el come:ncio ,en raz'ón y
por cuenta y r.iesgo de la sociedad, sino a nombre de la socieda¡d.
Es cierto que los socio,s administran la sociedad, pero no lo hacen
como comerciantes sino como admi~istradores de la person~ jurídica; de
mantera que respecto de los socios de ur("l. socliedad colectiva no puede
decirse que ej.ecuten habitualmente actos de comercio y si no hay esa
ej'ecución habitual no se les puede dar la calif.i.cación de comerciantes. O-
tra c'osa es que sean :ilimitada y solid-ariamente responsables, hay r:espon-
sabilidad por la' ejecución de un comercio ejercido por otra persona, pero
esto, lo mismo que el caso de la mujer casada y ,de los herederos, no da
la profesión ,de comerciante.
Si se sigue es~ idda se puede llegar a absurdos, como por ejemplo
el que un profesl~onal cualquiera por el hecho de ser sodo de una socie-
dad colectiva deba llevar libros de contabilidad.
.' '
Se ha discutido a veces acerca ,de si los. corredores son o no comer-
ciantes; diséus,ión que no tiene base y que se funda en . una confusión de
ideas derivadas de la mala interpretación del arto 57 del C. de Com'ercio
que dice':
"Se prohibe a los cort'edores ejeCJutar operaciones de comercio por
su cuenta o tomar interés en ejecutar' en .ell¡lS, bajo nombre propio o aje-
no, directa o indirectamente; y también ¡desempeñar en el com:erciQ el Oh-
~cio de cajero, "tenedor de libros o ,dependie:nte, cualquiera ,que \Sea la de-
nominac,lón que llevaren".
Lo que la ley les prohibe es dedicarse a otro . giro que no sea las ope-
raciones de corretaje.
- 88-

Para que una persona sea califñcada de comerciante no es necesario


que la profesión Sea pública y notoma. La publicidad y la notoriedad no
miran al fondo del acto y sólo tienen :interés Pl3.lra la prueba, porque en
este caso ella se hace mucho más fácil; tenemos entonces, que deberá ser
eiempre declarada comerciante la persona que cumple 'con los requisitos
citados, aún cuando no haga conocer al público su profesión. En el Có-
digo francés se exigía esta notoriedad, pero esa disposición fué suprimi-
da, porque el que ej ecutaba una profesión mercantil ocultamente se aprove-
chaba de los benef,icios de la profesión y una vez sorprendido objetaba
que como su profesi'ón 'no era notoria no podía 8~r calificaQo de comer-
dJ¡nte.
No es necesario tampoco que la profesión sea única y principial, se
puede ser' abogado e IÍndustrial, comerciante y agricultor, y no es preciso
para 'la caHicación legai de un comerciante el que la ia'Ctividad mercantil
sea predominante. En el Cód:go francés se exigía también que la profe-
sión comercial fuera la principial, pero esa disposiClión fué 'asímsmo supri-
mida, porque se llegaba a consecuencias igualmente absurdas que las an-
teriores.
Todavía más, hay otros requisitos no indicados expreSlamente en la
ley, pel'¡;> que se desprenden del conjunto de sus disposiciones. Para que
, una persona sea calificada de comerciante es necesario que las operaciones
que ejecute las haga por su propia cuenta y en su propio nombre;
así por ejemplo: los gerentes de una casa de comercio, los gerentes de una.
sociedad anónima comercial, los gerentes de una institución, bancaria, es-
tán haciendo d,iariamente y en número indefinido lactos mercantiles, pero
estos actos no los ejecutan por su propia cuenta sino que como mandata-
rios del dueño del negocio o de la sociedad y' el gerente no adquiere por
ellos ninguná responsabilidad y en caso de ÍI,lcumpBmiento ,de las obliga-
ciones el f1a:1lido será el dueño del negocrro o la socie~ad, no el gerente.
Pues bien, ordinariamente se les califica de comerciantes y ellos mismos se
denominan así, pero no 10 son porque no ejecutan por su propia cuenta ac-
tos de comera!o. '
De acuerdo con esta misma idea, no ,es tampoco comerciante el capi-
tán de una nlave" ya que por dispos,idón expresa de la ley (art. 890 del
C. de C.) es factor del naviero. El capitán administra la nave, hace com-
pras de víveres, etc., hace todos los actos y contratos necesarios para su
mejor explotación, pero como no ejecuta esos actos por su cuentja, ni en
su nombre sino 'a cuenta y en nombre del naviero, no adquiere la profe-
s.ión de comerciante.
La mismo OCUTre con los liquidadores. de una sociedad.
Podemos ver entonces que la palabra "comerciante" tien.e una ¡acep-
tación muy vasta y se aplica a todos los que, ejecutan como profesión ha,
bitual actos mercantr.les, cualquiera que sea la denominación que se le
dé (Empresañó de transporte, banquero, asegurador, etc.) Nuestro Có-
. digo no ha hecho excepciones a esta T>egla, de modo que siempre que se
reunan ,estos requisitos habrá que considerar comerciante a una persona y
habrá que atribuirle todas. las responsabilidades conEigwientes.
En otros países se fija l~ profesión de comerciante atendiendo al im-
porte que se paga, al monto' de las operaciones, etc. Esto no ocurre entre
nosotros y aquí habrá que 'declan!.r comercjantes aún a los vendedores am-
bulantes. Por otra parte, podemos ¿edr que en este comercio Ínfimo la e9-
peculac.íón versa casi principalmente sobre el propio trabajo personal. .
Todavía debemos dejar sentado otro principio: para calificar un acto
como mercantil será necesario analizar si concurren lo~ requisitos que se-
- 89-

ñ\3.:1a la ley, no valiendo la ca:1ifiicación que las parte le hayan dado al acto.
Hay un principio, de Derecho que dice: "lla$< colsas son lo que son por su
~ esencia y no por el nombre qu¡e las partes les den" ,de modo que no basta
que las partes hayan calificado de mercantil un acto para que así se ¡acep-
te; asimismo; no bastará que una persona se califique, a sí misma de ca-
mer~.a:nte para que pueda decirse' que tiene esta profesión, para ell~ será
necesario que se reunan eIl¡ ella los ,requisitos que la ley exige al respecto.
Nuestro Código de Come::do no hacl~ dlÍferencia entre chilenos y ex-
tranjeros siguiendo con ello los principios del C. C. y lo mismo que con
las leyes civiles sucede' con las leyes mercantiles; 'hay que admlitir sin em-
bargo, que para ciertos efectos se requiere la condición de nacional. Así
p,or ejemplo sólo pueden ser dueños .de rllaves chiFenas los chilenos o los
extranjeros radicados en el país.
En el Proyecto se e'X1:gía también, como requisito indispensable para
la ad'quisición de la profes,lón de comerciaLnte, la' inscripción en . la mam-,
cula; pero la Comisión revisora con muy buen ta~uerdo la ,suprimió porqtie
los <10merciantes inscritos habrían, quedado en una sJtuación desventajosa
con respecto a los ,cqm'erciantes' no insdIitos, ,dada la cantidad de obliga-
ciones que se les impon~a-., ,
Esta· matrícula imponía, como pr,incipial obligación, la ,de IÍnscribirse
en. un Registro especial, distinto del actual Regi:stro de ComerClÍo. y lle-
gaba a la absurda conclusión de que no eran comerciantes quienes no es-
tablan inscroitos en ella, y no les alcanzaba po'r. tanto, las ,diversas oMiga-
ciones que' el Código impone a. los comerciantes" como la de inscribír
ciertos documentos y ,llevar -determinados libros de contabilidad. Es decir,
que en el fondo era mucho más cómodo ejercer el comercio sin estar ins-
crito en la matrícula, que estándolo. '
En algunas legislaciones extranjeras (Alemania, Francia, Argentina)
existe este Reg,:stro ,Personal de los come:rciaIftes no' como un requisito e-
>:en~ial dé la Profesión, sino como una obligación cuyo incumplimiento re-
clil1e determinada~ sanClÍones y cuyo cumplimiento da ciertos privilegios
exclusivos (Pueden ser síndicos, sus lihJ:'os de Contabiildad conlstituyen
prueba, etc.) , '

Cómo termina la profesión de com¡E.'l"idante:


Tratándose de una persona J?aturál, por la mlierte ,del co'merClÍanl:e' ()
por su retiro de los negocios,; tratándose de una persona jurVdica por la di-
solución dé la sociedad. Pero, si hien termiu'a el gIro mercantil; sus conse-
cuencias, o. sea. las obligaciones d,el comerciante subsisten mientras no
estén totalmente liquidadas, y los acreedol~es. conservan sus acciones mien-
tra~ los créditos no hayan sido extinguido:s. .
En confo'rmidad al 'arto 45 de la ley de quiebras, los acreedores de
un comerciante pueden pedir, aún después que este haya faHecido, la de-
Claración de quiebra de la sucesión: '
"La lSuces~ón del deudor podrá ser declarada en quiebra a petición
de lo,s herederos o de cualquieir acreedor, siempre 'que la causa que la de-
termine se hubiese ,produCido antes de la :muerte del deudor y que le. soli-,
citud se presente dentro del año 'siguiente al fallecimiento". .
De la mi~a manera, si un comerciante resuelve retiraT!se de la vida
de los negoClÍos las consecuenciasdl,~. la profesión, <subsisten y el C. de C.
'a\.Jnque no lo diga expresamente, 'admite, que se declare en quiebra a un
ex-comerciante en viTtud die obHgacione's contraídas en el ejercicio de su
comercio. 'Esto está hoy ,día establecido de un¡a manera explícita en la ac:;-
tua1 l~y de Quiebras que en su ~.'rlt. 44 tdice~
- 90-
"El deudor que hayta: dejado de ser comerciante podrá ser declal'~do
en qukbra OOl11¡O tal, siempre qute hayla cesado len lel pago ~e una oblIga-
ción mercantil contraída durante el ejercicio de su comercIo".
Otra prueba de que las consecuencias de la profesión subsisten n.os
la .¿[.:¡., este artículo.
Asím:!smo, una soc.iedad' mercantil que cesa en sus actividades co-
merciales, aún despubs de disuelta y mientras se halla en liquidación, pue-
de' ser declarada en quiebra, sin que sea un obstáculo pl3:ra ello el hecho
de la disolución.

Análi.sis de) arto 8!

Art. 8: "No es comerciante el que ejecuta accidentalmente un acto de


comercio; pero queda sujeto a las leyes die comercio en cuanto a los efec-
tos del acto".

Después de establecer el I~rt. 7 que son comerciantes los que tenien-


do capacidad para contratar hacen dd comer,cio .!Iu profesión habitual,
este arto 8 agrega que no es' comerciante el que ejecuta accidentalmente un
acto de comercio.
Es éste un 'artículo de suma importanaia y cuyo alcance es perfecta-
mente claro, pero sobre el cual necesitamos tener, ide¡¡.s muy precisas pues
determina el carácter mi:smó del Derecho Mercantil. ,
A pesar. de fratarse de una disposic.ión perfectameJ;lte clara, ha sido
interpr~tada en fo'rma ¡absolutamente errónea por nuestros trlibunales. Es
esta disposición una consecuencia perfecta del arto 79 ,. del cual. se deduce
a contrario senr·t:. que si no se ejecutan muchos actos sino uno sólo no se
adquiere la calidad de comerciante, y eSlto que fluye, del arto 79 lo dice
en fornl:a expresa el arto 8 9
Lo que se d!ce de un acto de comercio accidental se puede decir del
que ej ecuta uno, dos, diez actos de come'rcio sin ánimo profesional.
Sin emhargo, puede bastar un sólo acto de comercio para dar la ca-
Lidad de comerciante, siempre que se trate de un acto princip~¡J por ej.,
abr.ir un negocio presentándose al público, etc. Este acto :de comercio no
es accesorio sino principal y básico de la profesión, de manera que en-
cuentra apoyo en éste mismo 'arto 8 9
Este artículo tiene gran ,importancia y~ que viene a fijar el carácter
del D.' Comercial. Se confirma' aquí su carácter real y objetivo, o sea, pue-
den ,ejecutar actos mercantiles quienes no sean comerciantes, no hay que
atender a: la profesión, y siempre quecI¡an sometidos a las leyes de co-
mercio; pero ¿en cuanto a que quedan sometidos a la leg.islación mercan,..
ti!?, nada más que en cuanto a los efectos de ese acto. No hay que olvidar
que el objeto del D. Comercial es doble; regir los actos de comercio y la
profesión de comerciante; El se trata de un acto de comercio ejecutado por
quien no sea comerc,iante, ello determina la aplicación de las leyes comer-
ciales que dicen relación con 'el acto, pero no con la profesión de comer-
ciante.
Trratándose de un acto de comercio ejecutado por un no comerciante
I-.a.brá que aplicar: las reglas de fbndo que rigen el acto mismo (si se trata
d'e una compra-venta los requ.isitos de la ,compra-venta mercantlil) ; las re-
gIas sobI'e prueba de las obligaciones; las reglas sobre competencia judi-
cial, capacidad, etc., pero nada más. . '
En cambio, si se trata de un acto de comercio ejecutado habitualmen-
te por una persona que por 'esto adquiere l'a profesión de comerciante, la
- 91-

~omerctalidad sube del acto a la persona y habrá que aplicarle a esta las
leyes relativas a la profesión (obligaciones d'e llevar libros de con1tabilidad,
disporlíciones l'elativas a laqu¡',~bra ,de 10g comerc.iantes. capacidad, etc.)

De la ~apacidad para ser 'comerdanl:e:


Las reglas generales &obre la mater~a las en,contramos en ,el C. c.
qué en sus arto 1446 y 1441 qispone: .
, Art. 1446: "Toda persona es Iegalmente capa:z, excepto aquéllas que
la ley ,declara incapaces". .
, Art. 1447': "Son absolutamente incapaces los dementes,' los impúbe-
res y los sordomudos que no pueden, \da'I'sea entendeT por lescTlito.
Sus actos no p.roduce.n ni aún oblig,aciones natutales, y no adm~ten
caución.
. Son también in~apace's los men.oresadultos que no ,han obtenido ha-
bilitación de edad; los disipadores que se hallan bajo interdicción de ad-
ministrar 'lo suyo; hs mujeres casadas; los "religiosos, y las personas jur~­
dicas". .'
• Como vemos, el .primero da lá rgla general y el segundo rdetermina
qUlÍenes son ,incapaces,
, De todL'.s las personas indicadas ~n el arto 1447, el C. de'" C. sólo da
reglas especiales (arts. 9 la 18 inclusive) sobre los menores habjlitados de
de edad, los meno!'es que administran su peculio profesional y las mujeres
, casadas, y respecto de los demás habrá que apu.carles, a VlÍ'rtud del arto 29 ,
las reglas del C. Civil. '
Principiaremos por los ¡absolutamente incapaces.
Los actos -de estos serán¡ nulos de nulidad ab§oluta y para obligars.e
deberán obrar por medio de su representante legal. ¿Pueden comerciar
estas personas por intermedi!o de sus representantes legales? Ev,identemen-
te que 'en materia civil pueden obligarse válidl '1mente siempre que el re-
preseJl¡tant,~ haya obrado dentro' de sus facultades, pero la ley 110 ha con-
o templado la situación de que adquieran la calid!!ld de comerdantes. Según
e
el c., pueden ejecutar actos que la ley call!fique de ,mercantÍbes pero ello
no significa que puedan ejecutar estos actos habitualmente hla:sta darles la
profesión de comerciantes. ,
En o!tro~ Códigos esto se halla resuelto expres.amente y entre noso-
tros 'se ha solucionado por la ley de quiehras que después de hablar die la
quiebra de la mujer casada y ¡del menor no habiHtado de eda,d, establece
en el arto 43:
"En los' demás casos los incapaces sólo podrán ser declarados en quie-
bra como deudores no come.rciantes· y únicamente ~ causa de obligaqones
válidamente contraídas por intennedio (1 con intervención de sus repre-
sentantes. legalest o con autorizáción de la¡ justicia".
Qesde luego, entonces, aquí se declara que NO e~ posible la quiebra
de un incapaz como comerciante, po.r.que no 'pue'de adquirir tal profesión.
En ¡1e1~ción cen este mismo punto hay que tecar 10 'I'ele.tivo a las cor-
peraciones de D. Público. ¿Pueden e no ser comerciantes?, tampoco ha si-
do resuelto por nuestro Cód~go a diferencia die otras legislaciones extran-
jeras.
Es evidente qlÍ'e estos org¡;misrrios pueden ejecutar actos me'r~antiles
por sí mÍl3mos por su esencia: letra de cambio, pagarées a la orden. Des-
de luego, estos actos mercantiles por sí mismos srán mercantiles t~mb!Íén
cuando los, ejecut,en las MunicipaHdades, y ella's quedarán sometidas en
cuanto a esos actos a la leg,islación mereantil, sin qué" por ello a/dquie'I'a~
la profesión de comerciante porque la naturaleza misma de las cosas se
'u. -

opone a que se apliquen al Estado algunas disposiciones que hemos citado,


(por ej., las qmebras). Además los actos ejecutados por el Estado o por
las Municipalidades no podrán ser comerciales porque no llev(an espÍ'ritu
de lucro.
El C. de C. da 'en estos artículos 9 y siguientes reglas sobre la capaci-
dad no para ejecutar actos de comercio aíslaJdos, sino sobre la capacidad
para el ejercicio de la profesúón de comerciante. La capacidad para ejecu-
tar ocasionlalmente actos de comercio se rige excl4sivamente por las re~
glas del C. C. aún respecto de los menores habilitados de edad, mujeres
casadas, etc., Sólo cuando se trata de a,dquirir la profesión de comercian-
te habrá que exa~inar lh capacidad con arreglo a los arts. 9 9 y siguientes:

l.-Menores habilitados de ,edad:


A ellos se refiere el arto 9 9 ,del c.. de Comercio' que dice:
"Los menores comerciante¡;¡ habilitado,s de edad pueden hipotecar
sUs bienes inm~ebles para as~ar el cumplim!i:ento de las obligaciones
mercantiles que contl"'aigan. ,
Pueden t~bién venderlos en los casos y con las sole~idades que
presQ!'iben los aris. 393 y 394 del Qódigo Civil".
Aquí :Se parte de la idea de que los menores habtilitados pueden ser
comerciantes,' po"rque dIos no son incapaces, y para ello basta recordar lo
que es la habtilitación de edad, según la definición que sobre ella da el
C. Civil en el arto 297:,,,,
"La habilitación de edad es un privilegio concedido a un menor para
que pueda ejecutar todos los actos y contraer todas, las obligac,iones de que
son capaces los mayores @ veinte y cinco años, excepto 'aquellos actos u
obligaciones de que una ley expresa ,le declare incapaz". '
El arto 9 9 ' se ocupa de los menor~s habilitados para 'el sólo 'efecto de
modificar algunos puntos del C. C. y en el arto 297 que acabamos de ver
se expresa la ádea que ind.icábamos: los menores habilitados son capaces,
la excepción ,es la incapacidald. ,
, El inc. 19 del arto 9 9 establece que estos menores pueden hipotecar
sus bien,es inmuebles p.ara asegurar el resultado de obligaciones mercanti-
les, con lo cual se modifica el a-r't. 303 del C. C.
"El menor habilitado de edad no podrá hipotecar o enagenar 8011$ bie~
nes raíces ni aprobar las cUentas de su tutor o curador, ,sin autorización ju_
dicial; ni se concederá esta lautoriUlc,ión sin conocimiento de causa. """ ,.
La ,enagenacilón de dichos bienes! raíces, autorizada por el juez, se
hará en pública subasta".
y el arto 2414 del mismo Código agrega:
" "No podrá constituir hipoteca, sobre sus bienes, sino la persona que
sea capaz de enagenarlos, y con los requisitos necesarios para su enagena-
ción".
Como vemos se untroduce una modificación que amplía la capacidad
del menor, pues además de facultado para hipotecar sus bienes raíces, se
supr.ime la imposición de obtener autorización de la justici¡a' ordinaria, con
conocimiento de causa. '
La supl"esión de esta disposición tuvo por objeto el abrir al menor esa
importante fuente ,de créditos que constituyen las garantías hipoteca'rias.
Sin embargo, 'del 'texto liteJ.1al del arto 9 Q se desprende que es necesa-
rio que concurran dos requisitos: .
19-Que se trate de un menor comerciante; y
2Q-Qué la hipoteca se constituya paTa asegurar el cumplimiento de
obligaciones mercantiles.
· . Si 'no concurren copulat~vamenteestas dos ctrcunstancÍas íel menor 'no
podrá hipotecar libremente un inmueble. Así por ej., no podrá un menor
comerch.nte hipotecar un fundo de su propiedad pacra garantizar una com~
pra de maquinúias destinadas a. ,explotarlo, así mismo un menor no co~
merciante no podrá hipotecar un bien raíz aún cuando con ello trate de ga~
r,antizar una oblig¡ación comercial.
,
Vemos aquÍ que el Código da reglas 'para el ejercicio de la profesión
com\ercÍp.1 y. 'no para la ejecución de actos aislados. La c:apacicJt.J.d de un
no ,comerciante para ejecutar actos aislados, volvemos a repetirlo, se l1ige
por las disposiciones' del C. Civil. Es~a: misma, observación la veremos con-
firmada a prop6síto de 'los demás ¡incapaces comerciantes a que se refie-
ren los arts. 1 1 y siguientes. '
El inc. 2 9 cÍel arto 9 9 se ocupa de la venta de los bienes raíces, y di-
ce que podrán v~nderlos en los c~'sos que pr~scriben los arts. 393 y 394
del C. Civil. . .
¿Qué casos y qué solen:midades son éstas?
Se' exige lautol1ización del juez,quien s610 puede copcederla en caso
de ruecesidad o utilidad manifiesta, y la venta debe hacerse en pública" su-
basta. Se mantienen' entonces,en cuanto a la venta, las mismas trabas del
C. C. y no' se h\ace modificaci6n alguna.
\ , ' .
, Esta disposición :del jnc. 2 9 del art 9 9 tiene un defecto de referen~
cia que si. bien no tiene gran importclncia práctica hay que señalarlo. Se
cita aquí los arts. 393 y 394 y estos artículps del C. C. no se refieren' .a
la venta de bienes raíces de los menores h<:lbilitados, sino a la venta de los
bienés -raíces de los menores bajo guarda; se debió haber citado el art.'
30 3 del C. C. que es el' que trata ,de est,:!. ;U;ateria y que está dentro del
párrafo ,de la habilitacióJ.? de ,edl",d.
La única diferencia que ~e puede encontrar en¡tre el arto 393 y el 303
consiste en que para la.- venta de los bienes die los' menores bajo guarda
el 393 exige la necesidad o utilidad ma.;nHiesta.
En real~dad el ¡nc. 2 9 ,del arto 9 Q ,está demás, basta con, la disposición
del arto 2 Q que -en el ,silencio de la ley men!antil, se remite al C. Civil.
El C. de C. se ha quedado a medio cami~o' porque sólo ha autorizia·do
al menor comerciante ~:abilitad'Ode edad, para hipotecarJ.ibrl!mente sus
bienes raíces, ¡:lero .;no lo ha autorizado pa'r)i. :el1ajenarlos libremen¡te. ¿Cuál
es la razón de e,;:,ta ¿Herencia? La hip.~teca no desprende desde luego del
dominio y el menor lo conserva lexpuesto al riesgo de perderlo en caso de
IÍncumplim~enlto dé su obligación; en cambio la venta (que pudo haber si~
do hecrb, en un momento de apuro) despoja definitivamente de la pro~
piedad. Sin embargo, 'esto puede prestars'e también . a ,observaciones en
sentido contrario, y, se dice que es~ proJhi.bición, respecto de -La venta, signi.
fica ponerle trabas al menor 'comerciante, quien p~ra satisfacer unja: obli-
gación. '
inmediata se vería en l '
la necesidad de , vender un . 'bien raíz sin
demorar y sin tener 'que hacer esa venta con la publicidad de
un remate además un menor, ha.bilitad~ de edad tiene ya le discernimiento
suficiente. (En otros países la mayor edad se adquiere a los 20 años).
Hay en el C. de C. otras restricciones especiales impuestas al menor
comerciante. 'Así por éj., conforme a 10 dispuesto en el la'rt. 55 ;jnc. 2 Q no
pueden ser corredolres los menores de 2~; años, aunque sean habilitados
de edad; y la misma prohibición se aplica, conforme al arto 80 a los co-.
rredores priyados. Tampoco pueden ser martilleros, a virtud del ~iJ't. '84.
- 94-

n.-Menores que administran su peculio profesional:

El menor, sea mayor o menor de 2 1 añ~s, puede encontrarse bajo


patria potestad o bajo guarida y puede ser adulto o impúber (hombres
h}asta los 14 años y mujeres hasta los 12) siendo el1 tal caso absolutamen~
te i n c a p a z . . .
En principio, los menores son incapaces y no pueden ej'ecutar el co-
mercio ni sus representantes legales pueden ejercer el comercio por cuen-
ta y a nombre de sus representados para que adquieran estos la calidad de
comerciantes. .
ILos menores adultos sefa que se hallen bajo patria potestad o bajo
guarda, pueden tener una capacidad relativa cuando tienen un peculio
profesional e industrial (arts. 246, 439 y 253 del C. C.) y dentro de este
peculio tienen la misma capacidad de un menor habilitJado de edad.
El menor puede hacer uso de esa capacidad ejecutandq actos mercan-
tiles y el C. de C. se ha limitado a reconocer estos principios del C. C. y a
confirmar que estas personas pueden ejecutar, actos mercantiles. '
A~í, el art 1O dice:
"Cuando los hijos de familia y los menores que administran su pecu-
lio profesional en v:rtud 'de la 'autoriz~ción que les oonfiel"en los arts. 246
y 439 del Código Civil ,ejecutaren algún acto de comercio, quedal"án obli-
. ¡;ado~ h<lsta concurrencia de su peculio y sometidos a las leYe$ de comer-
cio" .
Pues biél1. esta disposición ha dado origen él. una cuestión legal y
práctica que consiste en ~aher Sl estas personas pueden adquirir la profe'
E:ión de comerciantes o sí sólo están autorizadas pa-;.'l, ejecutar actos aisla-
dos de cometci9' El C. 'éle C. $e presta a dudas pues pal',ece decir que que-
dan sometidos a las leyes mercantiles, respecto de ese, acto. Sin embargo,
es fácil demostrar que pU!,~dén ser comerciantes; desde luego dentro de la
lógica de los principios, RaTa ser comerciante basta tener capacidad para
obligarse y ql:e se ejecuten actos de comerciq como profesión habitual.
Es Cierto que 'es tos menores tienen capacidad l'mitada, pero naida les
impide que puedan ejecutar actos de comeT'cio en tal número y cantidad
que lleguen la adquirir la prófesión de comerciantes.
Haiy además otras dispos:ciones del Código id e Comercio que supo-
nen implícitamente en estas p.eTsonas la capacidac! necesaria para ser co·
merciante. Así por ejemplo el artículo TI dice: Pqede asÍmismo comerciar
la muj',er c),;¡sada.. etc. Espresión con la cual se está remitiendo al artículo
J O que habla de los hijos de familia y los men,ores que administran su pe-
culio profesional, reconociendo en ésto.s la capacidad para ser comercian-
tes. Además el arto 18 dice: .
"El menor comerciante y la mu~r 4ivorcia~ o separada d~ bienes
pueden comparecer en juicio por sí sólos en todas aas cuestiones /relativas
a su comercio".
Se confíl'mn más aÚn la solucióh indicada recordando la historia fide-
digna del establecimiento de la disposición. El arto 10 que llevaba en el pro
yecto el número 19, resolvía expresamente esta cuestión diciendo qUe .las
personas a, que él se refería no tenían capacidad. para ser j!omercian,tes, con
lo cual las estaba." autorizando sólo para ejecutar actos aislados; el hecho
de que la Comisión revi'30ra suprimiera e~e precepto significa el rechazo de
la idea en él contenida y por lo tanto se les concede la posibilidad de, ser
comerciantes. .
También hay otra observación b;asada en la quiebra. La quiebra es
un juicio" universal que abarca todos los bienes del fallido, principio éste
95 -

que se consignaha en el C. ¿,e C. y qu~ ha sido respetado por el ;irt. 2 9 de


la ley vigente. ,
Pues bien, ~1 menor no habilitado de edad sólo puede comprometer,
su peculio proJesional e industrial, no ~podrá sf;r declarado en quiebra
como comerciante; s:n embargo, esto se puede refuta'!', diciendo que los a-
creedores de ese menor pueden tener acción sohre ese peculio. '
Por lo demás ha habido sentencias de nuestros tribunales que han re-
suelto la cuestión en este sentido y en la misma Ley de Quiebras s~ inter-
caló con este orbjelo una dispo.sic'ión expresa consagrada en ,el IÍne. 2~'
del arto 42.
Luego, el menor no habilitado puede ser comerc.iante y puede ser de-
clarado en quiebra circunscribiéndose esa quiebra a su pe,culio profesional
e industrial. '
, El C. de C. no ind,icó 'la extensión de la chpaddad ,de los menores
bajo guarda, de modo que hahrá que aplicarles las reglas generales del C.
C. ji' en cuanto a los bienes raíces habrá que aplicarles las mismas r,eg~as
de los arts. 393 y 394 que ya citamos a propósito del menor habiI.itado,
que determinan las formalidades y requisitos pa:ja la hip'oteca y para la
venta. Tienen entonces' más reshicciones que los menores habilitados, pues
no se ha introducido respecto de ellos una excepción como la del arto 9.
En cuanto a los 'que están bajo patria potestad, habrá que la-plic'arles
el arto 255 del C. C. que dice:
"No se p,odránenajenár ni hipotecar en 'cilso alguno los b~~nfes raí·
ces del hijo, aun pertenecientes a su peculio profesional, sin autorización
del juez con ¡conoc,¡miento de dausa".
Tampoco vemos aquí .la excepción, refe1;ente a la hipoteca, y además
para la venta de sus bienes raíces no' se exige pública suhasta como en el
caso anterior. .
A más de estas reglas: gene~alles del C. C., hay otras especiales del
C. de, C. Desde luego, hay. que aplicar las ya cita\das respeetodel menor
habilitado, como las que le prohiben ser corredor y martillero. Tampoco
pueden entrar a formar parte de una socl(~dtl,d colectiva comercial y nece-
sitan para eso., según el arto 349, una autorización especial de la justicia.
Art. 349 del C. de C, inc, 2 9 "El menor y la mujer casada', aunque divor-
(,jada o separa1da de bienes, necesitan autorización especial para c.elebrar
una sociedad colectiva' aún cuando se_ hallen habilitados para comerciar:'.
La razón de esta dispos~ción es la siguiente: en estas sociedades co-
lectivas los secio.s responden. ilimitada y solidariamente de las obligaciones
seciales, y el derecho de ¡administración co.rrespondea. todos y cada' uno
de los so.cio.s y cualquiera de ellos puede obligar a la soCiedad y a sus co~
socios; ante consecuencias tan graves se exige un conocimiento profund.
d.e los demás So.cios y como la ,ley supone en el menár una falta de dis-
cernimiento hu establecido que en resguarde de sus intere~es es necesario
que intervenga la jU13ticia dándole la autorización correspondiente para
poder entrar. como socio a una de éstas sociedades co.lectivas. l$ual dispo-
sición se aplich a los que quieren entrar como socios gestores a Una socie-
datd en comaI).dita; -en cambio par~ entrar como !Socio accionista a una 80-'
ciedad ,anónima no se necesita autorizaci6ti ..especial y hasta la capacidad
sobre el respectivo. peculio profesional e indust;ia1.
Hay Qt'rasdifer.encias con respecto al desempeño de los cargos de
facto.res (gerentes) y dependientes (empleados) de comercio, que se en-
cuentran. consignados en lo.s arts. 338 y 342 dispo.siciones que pueden
cons~dererse derogadas po.r el llamado. Código. del Trabajo. •
- 96-

Si los menores no tienen peculio serán incapaces, y corno faltará ~no


de los requisitos exigidos PO'I1 el arto 79 (la capacidad) no podrán adqui-
rir la profesión de comerciantes, aún cuando en' el hecho cuenten con otros
bienes. •
, No ha f,ijado este arto 10 la edad desde la, cual se puede ser comer-
ciante. Si es necesario tener capacidad y si sólo ,se puede tener capad¿ad
cuando se sale de la impubertad resulta que el homhre puede ser comer-
ciante desde los 14 :años y la mujer desde los ·12 siempre que, ten~al'l un

III.-La Mujer Casada.-

La mujer y~sada figura entre las personas que el arto 1447 del C. C.
Eeñala como relativamente .incapaces. En, principio, h, mujer es capaz y la
incapacidad de la mujer casa¡da es muy distinta, de las demás personas in-
dicadas allí. u", .incapacidad de aquellas es una incapacidad natural porque
se funda en una falta de discernimiento y la ley ha ,declarado incapaces pa-
ra protegerlos a ellos mismo~; en cambio, la incapacidad de, la mujer ca·
sada es legal o arbitral y no se base en la falta de discernimiento de ésta
para valers y po'r sí misma; una mujer mayor de edad es tan,capaz como
el hombre, pero' por el hecho de ser c<,!-sada pierde su capacidad. "La mUr
jer <.iru1ad'tl es incjaplaz no por s!er muj!er sino por ser ,cjasada".
Estü incapacidad se halla establecida en favor del marido, en favor
de la mujer y en favor de la familia. ,'" '""
De acuerdo con los los a~ts. 136 y 13 7 del e. c., la incapacidad de
la mujer casada es general porque abarca todos sus t'lctos judiciales y ex-
trajudiciales. , ' ,
Sin embargo, al mismo tiempo' que la ley establece la incapacidad
relativ)a de la mujer~al?ada la faculta para ejecutar a,ctos jurídicos con la
autorización de su marido. Así, pues, la mujer casada puede comerciar con
la 'autorizaciÓn de ,su marido.' • " ' ,;
No hay en el C. e. ninguna incapacidad baE(3.da en el sexo; de mane-
ra que una, soltera mayor de edad puede comerciar Hbremente. Sin embar-
go (en materia comercial), hay casos en que no puede de'sempeñar Cierba's
, funciones en atención al sexo, así por ejemplo, no puede ser c'orredora ni
martilfero.

Dentro del matrimonio la mujer puede hallarse en tres situaciones


1) comunidad de bienes (estado normal), a que se refieren los arts. 11 al
15 y 17 y 18; 2) mujer separada de biene~, arto 16; y 3) mujer divorcia,-
da, arto 16. "
Dentro de estos tres .casos hay que hacer subdistinciones basadtas en
la edad de la mujer y en la edad del marido.
1) Comunidad' de Bienes:
a)Mu;er mayor de 21) años:- Aquí no h¡fjr incapacidad en r\?..zón de
la edad sino en razón deJ estado, y -se "aplican las reglas del C. C. según
las cuales necesita pal¡,l comerciar autor,izaClión d,e 'su. marido. Así lo con-
fÍl:ma el arto 11 inc. 1Q del C. de e. que dice:
"Puede aSÍmismo comerciar la mujer casada mayor de veinticinco a-
ños, con previa autorización del marido, otorga~a en eScritura públida".
Hay sin embargo, una diferencia fundamental en cuanto a la forma
de darla autorizaci.ón. El C. e, permite que dée'sa autorizMión en cual-
-,91-
quiera forma; así el art J 38 ya citado lo único que ex,íge es que se la otor-
gue por ,escrito, sin necesidad de la sobmnidad de la esc,titura pública de
que habla esteia.rt, 1 J inc. 1e? Es esta la única diferencila que podemos se-
ñalar entre la autorización en el C. C, y en el C. de C.
En otros países se discute acerca d'e sí el marido puecteauton2lar a
la mujer para que ejecute toda una 'se,!i::~ de (a'ctos. En Chile rige al respec-
to. el arto 140 del C. C.
. "La' autorizac~ón' del marido puede ser general' para todos los actos
en que la mujer la necesite, ó especial para unía clase de negociós, o para
un negocio determinado". I
'Para que la mujer adquiera la profesión .de comerciante se requerirá
una autorización más o menos general. .El marido pÚéde auton~ar a su
mujer para que ejecute toda clase de actos de comercÍo o ,sólo para cier-
to giro y desde que el rrtarido es lib,e para dar la autori2'l;aiC:ión podrá dar-
la como a él le plazca y las restricciones deberán quedar consign~das en
la escr:tura pública; 'pero Una vez dad!l la autorización se comprende que
la mujer queda habilitada no sólo para ejec1Jt~r' los actos p:rincipa]es, sino
también para ('ljecutar los ¡3.ctos accesor;.os a é1. .,.... '. '' ,
El C. de C. no ha establecido que deba insqibir.se la autorización en'
el correspondiente, Registro de Comercio, lo cual significa uná falta de ló-
gica, porque el arto 13 ex,ige que debe insc;ibirse la revocación de \a au-
torización, y dentro ,de las finalidades de ese Registro debió consignar J.a·
ley, la inscripción de la autorización ya que esa 'inscripción tiene p'Or objeto
facilitar a lá persona' que' contrate .con el comerciante, el cOl}ocimiento
de la forma: en que este se desempeña.
El C. C. establece en su arto 138: ~nc. Je?
»" .... " .... "

"La autorizacÍóJ;l del martido deberá SE'r otorgada por escrito, o intér-
viniendo él m~rrio, expresa y directamente, en él acto".
, El C. de C. ,no habla ,de esto úhim~, porque no 'se ,concibe. ES~MnoS
hablando de autorización pal"a ejecqtar ,actos de comercio habitualmente
y no actos de comere'io aisla1dQS¡, de manera que el mando no podrá estar
p'resente, en todos los p'ctos ',de la mufer; ,pero .si se trata de un acto aislado
no hay ningún inconveniente pata que el marido. in,tervenga en él. y esa ,es
la no'rma general. ' ,
Vemos aquí que el C . 'de C;. está dando reglas para la profesión de
comerciante y q,ue la,s reglas pa'p ejecutar un acto aislado de come:rcio las
da el C. C. Tratándose entonces de un acto aislado no hay ningún incon~
venie~te para que el marido autorice', a su mujer po~ escrito 'l"igientdo en
ese caso el arto 138 del C. C.
, Puede haber también ur~a autorización presunta, y de ella trata el ine.
2 del arto J 38 del c., C. que dice:
'''No podrá presUlnase la autorización del marido 5ino en los caso/!
que la ley la ha previsto".
Se confirma e~te art. 138 por lo dispuesto en el arto 147 que presume
la 'au~orización ' del marido en cíerto,s caso's que no tienen import~ncia en
materia comercial.
, El ,inciso 2 9 del art. J J del f2. C. está repitiendo al pié de la letra la
'disposición del arto 150 del C .. c. que establece una regla gÉmeral sobre
autori;~3ción pr,esunta para ejercer una profesión., Es una autorización de
carácter general porque 'abarca todos los ac:to,g relacionados c,on laprofe-
sión y se funda en la realidad de los hechos porque siendo un pl1incipio
que la mujer casada es inCap!lz y que no puede obrar sin la autorización
del marid,o, quien puede negársela; y si la mujer ejerce' ~a Rrpfesión de
, comerciant~ a -la yi:;;tíl. y paciencia del marido, ~iri 9u~ este se opo~ga! ~~
- 98

presume que la e!:tá aut'oriza'ndo para ejercer es~ profesión (No basta que la
mujer ejerza un come,rcio, es necesario que lo haga no'toriamente y con
conocimiento del marido). '
El marido podrá hacer cesar cuando quiera esta autorización: "por
su notificaciór1' o protesta notific<,-l¡a de antemano al público en general
o especialmente al que contratare con la mujer". Según esto, la reclama-
ción o protesta puede ser general, para todo el públíco, o especial, para las
persorps que contraten con la muj~r.
Nada dice la ley en cuanto a como debe hacerse, pero lo más corrien-
te será por medio de avisos en los diarios; también podrá hacercse direc-
támente, lo que le deberá importar al marido será que la notificación se
haga en tal form;:i que después no haya cuestión acerca de su existencia.
No hace la ley ninguna distinción, cuando la mujer es mayor de 25
años, respecto de 'la edad del marido y bastará la autorización de éste,
cualquiel,a: que sea su edad. Puede esto parecer chocante, puesto que el
marido meilor de 21 años es relativamente incapaz y ni siquiera puede
habilitarse de edad, no puege administrar por sí sólo la sociedad conyu-
gal y necesita de un curador; sin emb,argo, a pesar de estas circunsta'ncias,
puede habilitar para comerciar a su mujer mayor de 25 años.
,Hay en ele. de C. algunas incapacidades especiales respecto de la
rn:uj er casada; algunas en razón del sexo y otras en razón del estado. Así
por ejemplo: según el art. 55 inc. 2 9 , no pueden ser corredores públicos;
según d arto 80, no pueden 'ser corredores privados; según el 'arto 8"¡', no
pueden s,~r martilleros; según el arto 338 inc. 2 Q no pueden ser factores;
según el arto 349 necesitan autorización nuev-a y especial para ingresar !'.
una socie'dad colectiva, autorhlación que debe ser conferida en relación
a la sociedad misma. Las razones de esta última disposición son en parte,
las mismas que dimos respecto de los menores: razones de órden jurídico,
porque el 'marido ha autorizado a la mujer para comercÍ'ar ella mi:sma,
mientras que por el hecho de incorpo~ar$e a una sociedad colectiva com-
promete no sólo su patrimonio personal' sino también el patrimonio de la
sociedad conyugal y tratándose de un caso más grave deben ser más pre-
ci1:1s las solemnida des; razones de órden moral, porque la sociedad colec-
tiva supone vínculo esrtecho entre los socios, lo cual puede se,r peligroso
para el buen nombre de la mUjer y del marido, '~e trata de un contrato un
tantó' personal en el cual se ex:ige confianza recíproca. Igual regla se aplica
C14lndo una mujer casada quiere entrar como socio gestor en una socie-
dad en comandita, pero no én las sociedades aJllónimas porque en este ca-
sa su responsabilidad es limitada. .
b) Mujer mayor de 21 años y menor de 25: (Comunidad de bienes)
Art. 12: C. de C. "La mujer cas,ach mayor de ve!Íntiun años y menor
de veinticinco puede igualmente comerciar, llenando estos 'requisitos:
1Q-Que el marido mayor de edad le otorgue la autorización com-
petente. Si el marido fuere menor de veintiun años, ia autorización debe-
rá ser aprobad',i por la justicia or1dinaria;
Q
2 -Que el decreto aprobatorio sea registrado y publicado en la for-
ma prescrita por la ley".
AqUÍ hay que hacer otra subdistinción basada en la edad del m,arido.
1Q-,Si ,el m8.1¡ido es mayor de edad, ~erá necesario que este dé \su
autorización ya se~ por escritura pública o tácitamente; (como vemos la
misma' situación del arto 11) .
En este caso, aún cuan:do la m{¡jer es doblemente incapaz (por su es-
tado y por su edad), como el marido es ~3.yor de edad y la ley presume
en él el discernimiento :mficiente, debe dar su autQri~acióJl,
- 99-
Ahora ¿qué se debe entender por marido mayor de edad, ,de que
habla el arto 1 2? Se deb::! entender por tal al mayor de 21 años, po'rque
por el hecho de ser casado qued'l hahilitado ·de edad, en conformildad al
'inc. 1Q del arto 298 del C. C.
2 Q-Si el marido es menor de edad, cambia la situación y la autori.
zación debe ser aprobada por la justicia ordinaria y el decreto pprohato-
rio de'be ser registrado y publicado en la, forma prescrita ,por la ley,
(al. 12 segunda parte del NQ 1 y Nt;> 2).
Se ha considerado ¡.aquÍ qu'e la mujer no tiene la suficiente capacid'ad
para obligarse y que el mar,ido no tiene el suficente discernimieneto, el cual
ha qU'erido la ley que se supla con la intervención de la justicia; sin embar-
go, ni aún en este caso prescin1de la' ley de la autoriZl3.dón del marido, de
manera que él debe darla y la justicia con.firmarla. El marido autoriza y
el juez aprueba, si la justicia no aprueba esa autorización la 'mujer u'6 pue-
de ser comerciante. '
Se confirma esto por la' historia .fidedigna del establecimiento de la
ley. El art. 2 I (aC'tüaI I Z} del proyecto refiriéndose a esta materia, de-
cía: "conferida" en vez de "probada" y al ser modificado ,se cambió
totalm:mte el carácter ,de la disposición.
. Ya hemos dicho que en, esto,s casos en que el marido es menor de
21 años la sociedad conyugal tiene un curador; pues bien, este curador no
interviene para nada en esta autorización y no procede a otorgarla ni ve-
tarla . . . . ' ,
El N'? 2 d~l arto 12 agrega que el decreto aprohatorio debe ser regis-
trado y publicado en la .forma prescrita por la ley.' El registro consiste en
la inscripción en el Registro de Comerci9 respectivo, :Y en cuanto a la pu'
bjicación no ha determinaido la ley en ninguna disposición como, donde
y cuando debe hacerse, queda por lo tanto' al arbitr,io de los interesados
hacerlo como lo crean más conveniente.
c) Mujer menor de 21 año:;: Estecél'so no está previsto en el C. de
C. y hay que negar a la conc,lusión muy fácil de deducir que no puede ser
comerciante en. forma alguna. Así el arto 151 del C. c., dice: "la mujer
casada mercadera está sujeta a las reglél's especiales ,dictadas ene1 C. de
c."; se remite pues Vi este último y como éste no contiene ninguna regla al
resp.~cto se llega a la conclwúón inevita,ble de que la mujerc.asada menor
de 21 años no !mede ser comerciante. . .
Se conLrma esto por el estudio de la historia fidedigna' del estableci-
miento de la ley. Había en el proyecto un arto que llevaba el Nt;> 21 (actual
12) y que decÍ'i simplemente: "la muj'er casadá menor de 2S años .... " y que
fué reemplazado de tal, manera que quedó . 'la mujer casada mayor de 21
años y menor de.2S", con lo cual la ~omisión revisora manifestó .su inten-
ción de. excluir del comercio a la mujer casada menor de 21/ ¡años.
bEfe límite de edad mín~íma-' 21 'años-sólo existe respecto de la
mujer casada; porque no debemos olvidar que la mujer soltera adulta me-
hor de 21 años y que tiene un pecul.io profesional o industril.1.1, puede co-
merciar, obligándose hasta concurrencia de ese peculio.,

Todavía, para que la mujer casada pueda ser considerada comerci~n­


te se requiere otro requisito ,establecido en el lart. 14, cuando ~el marido
también :::s comerciante:
~'i..a mujer casada no será considerada como comerciante sí no hace
\:n comercio separaGo ,del de ,su malú:lo".
En' este caso presume la ley, por principio, que la mujer cas~da, por
~u esta,d~o de subordinación y dependenciq, nQ t.iene una per$onaJidad pro-
-100-

pia, para que le reconozca esa indep~ndencia será necesario que hagla un
comercio separado del de su mar;do. Esto de la separaci6n es una ,cues-
tión "de hf:cho que resolver~ el tr;uunal en cada C~lS0 particular. No basta
una separación. material; locab s distintos, no es' de rigor que se trate de
giros distintos; 10 único que la ley 'exige es que la mujer ejerza el comercIo
con absoluta indepenedencia del marido.
As! como la m!-ljer ~lsada no puede ser comerciante sin la autoriza-
cióndel marido; aSÍJ;llismo éste puede negar esa autorización o r~vocarla
en cU'alquier momento, pU"eS ello constituye una facultad inherente a su
poteetad marital. El C. ¿e C. se ha ocupado de la revocación en el arto
13, dándola por estabilecida con lo cual confirma la regla general 'dada
por el arto ' 14 1 del C. C.
Art. 141 C.c.: "El marido podrá revocar a su ~ubitrio, sin efecto re-
troactivo, la autorización general 'o especial que haya concedido a la mu-
jer".
Art. 13 C. de c.; "Revocada la autorización concedid~'l. 'a la mujer
casada, el mar;ido deberá hacer registrar y publicar un extracto de la es-
critura revocatoria, so pena de responder a los terceros de buena fé de
las obligaciones que la mujer contrajere después de la revocación".
Esta facultad revocatoria le corresponde al marido aunque S€4x menor
de 21 años. ¿ Necesitará, en este caso, ser aprobada por el juez? ; nada
dice la ley, pero se entiende que no necesita esa ;'lutorización, porque pa-
ra conceder la autorización se requiere la voluntad ,del marido y el papel
del juez en tal caso sólo consiEte· en aprobar esa autorización.
\'. Cómo debe hacerse J~'l revocación? El artículo 13 sólo legisla res-
pecto de la revocación de la autorización ,espresa, ya que la autorización
tácita se revoca, de acuerdo con lo establecido por el art. 11, por "re-
clamación o protesfa del rr~lrido, notificada de antemano al público o es-
pecialmente al qU"e contratare con su mujer". Es decir, que para reVOcar
la autorización tácita o presunta, nO exige la ley ninguna solemnidad; bas-
hl que ella se haga eh forma tal que no deje lugar a duda!s acerca de ~u
existencia. ' ;
En cambio, para revocar la autorización espresa, y de acuerdo con
lo que dispone el artículo 1". deben llenarse dos órdenes de solemnida-
des: 19 Dehe constar por escrito, y 2 9 Registrar y publicar en estracto es-
ta escritura revodatoria. Nada dice la .ley en cuanto a si la revocación debe
hacerse por escritura pública o privada; pero dentro de la estructura ge-
neral de nuestra legislación, creemos que¿ebe hacerse por escritura púl;:>li-
ca; 19 Porque la autorización se concedió por escritura pública, y, 'al re-
vocarla por escritura privada, se corre el riesgo de que se produzca un vi-
cio de nulidad a virtud de 10 dispuesto por el a,rt. 1707 del Código Ci-
vil que establece; que "Las escrituras privadas, hechas por 105 contrJa,tanles
para alterar lo pactado en escritura pública, no produdrán efectos contra
terceros" .
2) Porque esa revocación debe inscribirse y el conservador no podrá
acepl~n una escritur;;l pnlvada. .
Nada dice la ley acerca d~ la manera de hacer las publicacioqes a-
quí exigidas, por consiguiente el medio d;.ás corri~nte serán los avrsos en
la prensa.
La revo«ación hl:l.ce volver a la mujer a su estado de .iricapacidad y
no podl1á contratar válidamente, de manera que los contratos que esa mu-
jer celehr·e con posterioridad a la inscripclOn de la escritura revocatoria
a!dolecerán de nulidad relativp p~r haher sido ejec1.ltados por una, per~Q-
pa relativapente jncapaz;, .
continuar
ir atrás

- '¡O1-'
El registro y la publicación de' la revocación son formalidaC:Íes exi-
gidas por la ley para ,~vita:r cuestiones con }OS terceros "lcerca de ,S1 cono- .
cieron o no co'nocieron esa revocac,i.ón. Una vez .cumplidos esos requisitos
nadie pod rá alegar que igporaba el hecho y hay la presunción absoluta de
que' eS'á. revocación ne~~:l 'al conocimiento de todos, quedando el. marido
excento de toda respomahilidad por los altos ejecutado§ por la mujer con
posteriQy¡idad a la revocación. '
El arto 13 termina diciendo:. "so pena de responder a los· terceros' de
buena fé de las obligaciones que la mujer contrajere después de la revoca-
ción". Esto quiere decir, que cuando no s~ han cumplido los requisitos del
reg,istro de la e1"critura revocatoria y de su publi¿caión en extracto, el ma-
rido queda ob1igado respeCto de los terceros de buena fé, o sea, de los
que no han conocido el hecho de la revocación,
Cuando se cumplen los requisitos no cabe duda alguna acerca de la
revocaoión, en caso contrarío debe el marido responder .ante los terceros
de buena fé. Pero como la buena fé se presume por la ley, será el mar:ido
afectado quien tendrá que probar la mala fé ,de los terceros, o sea deberá
probar que la revo(j3.ción fué conocida por ellos.
Efe~tos de los actos de la mujer easada !Comerciante:
Esta materia de 10,s. efectos de los actos de la :tnuje~ casada comer-
ciante en cuanto a los bienes que responderl de sus ,actos o contratos tiene
una gran importancia, y en ella el D. Comercial ha introducido modif,ica~
ciones importantes al D:
Civil, por lo cual debemos comenzar por precisar
alg~no'$ prinolpios fundamentales d,e ~2t. leg:íslacíón civil.
, • > jJr I

En la ~ocied<.~d conyugal hay que 'distinguir ~res pa'trimonios dis-


tintos: el patrimonio de la mujer, el patrimonio del marido y el patrimonio
de la sociedad conyugal; nos interesi:t por ello saber que biene;; forman
uno y otro yeso dependerá de \a naturaleza de los bienes~ Así por ejem-
plo, los bienes raíces que los cónyuges har.l· adquirido antse del matrimo-
ni.o no forman parte del haber conyugal; en cambio, los bienes muebles
adquiridos antes y después ,del m~trimonio pasan a ser bienes s()ciales; de
la misma' rr'f'lnera, forman parte del haber de' la sociedad conyugal todos
los. bienes que adquiera cualquí'era de 10.5 cónyu,ges durante .el matrimonio, ,
a título oneroso, en el ejercicio de cualquiera profesión o actividad.
Importa hacer esta distinción a fin deestahlec.~r cuales de esos hi>e-
nes que(l~,3.n 'afectos a los actos ,o contratos 'f!Íecuta'dós por la mujer que pro-
cede con la dehida autorización de 'su marido.
Sin e~bario, hay Ejue recordar todavía, otros principios fundamenta-
les: mientras la sociedad conyugal subs,iste, y en relación con los 'terceros
sólo háy dos p'atrimonios que consides:ar: el. patrimonio de la mujer, y el
del marido y la sociedad conyugal, qU,e se mirarán como un sólo patrimo-
nio, según 'el arto 1750 ,¿el C. C. que dke: ..
"El marido, es respecto d,e terceros, .dueño de los hienes s~ciales, 00-
mo si eUos y sus ,bienes propios ¡formasen un sólo patrimonio, de mane-
ra que durante la sociedad los acreedores. del n1a¡rido podrán peil'seguir
tanto los hienes de éste como los hienes sociales; sin perjuicio de los abo-
nos o compensaciones que a éonse('4uencia d,é ello :deba el marido a la so-
ciedad o' la sociedad al ;m~l:rido. Podrá1Ii,con todo, los acreedores perse-
guir su derecho sobre los bienes de la mujer, en virtud de un contrato ce-
lebl"a~~o f;J:O>l' 'enos('~n el m\arid;o,~n, cuant'D se pi'chare' h'a.b~l' cedido el
contr:--toen utilid~dp~rsonal de 'la mujer, como en el pago de sus deudas
antel'IOres al matrImonio".
- 102-

Sobre la base de estas ideas veamos cual es la situación en el D. Mer-


cantil: Sn principio, 'parece que la mujer por el sólo hecho de proceder
con autorización de su rr.!.arido, pudiera comprometer los bienes sociales,
desde que obra con ~lpacidad; y parece lógico que con mayoT ra?:ón pu-
dieran quedan responsables los bienes que;! forman su patrimonio' perso-
nal. Sin embargo no es así, Y' aún en estos casos, la responsabilidad de la
mujer sólo existe, cuando esos actos le han reportado benefic.ios. Así lo
dispone eljart. J 46 del C. C. que en su inc. 2 9 dice:
"La mujer que procede con ¡autorización del marido, obliga al mari-
do en sus bienes de la misma manera que s,i el acto fuera del mafido; y o-
bliga ,ade~s sus bienes propios, hastá concurren~ia del beneficio p~i­
cular que ¡ella reportare ,del acto: y lo mismo será si la mujer ha sido auto-
rizada judicialmente por impedimento accidental del mando en casos ur-
. g'entes. con tal que haya podido presumcrse el consentimiento de éste".
y como ~ virtud del principio conmgrado en el arto 1750 que ya vi-
mos. cada vez que seobiigue el marido se comprometerá el patrimonio
de la sociedad conyugal, resulta que de los actos de la mujer autorizada
responderán los bienes del marido y 1013 de 4asocied'ad conyugal. Así lo
confirma el arto 175 1 deloc. C.
Aho~a bien ¿y los bienes de la mujert La' mujer no obliga sus bienes
propios en razón del contrato _mismo, sino en razón como ya lo hemos
dicho, del en.riquecimiento que es~ contrato le reporta y la única acción
que tienen los acreedores sobre los bienes de la: mujer es la del enriqueci-
miento sin (pusa. '
Tenemc." entonc~s, que la mujer que contrata no obliga sus biene~
propios sino en razón del provecho que haya obtenido del contrato y has-
ta concurrencia de ese beneficio.
En el arto 146 se ocupa el C. C. d:! la situación de la mujer casada
Ilutor,izada por e1 juez y no por el marido y qice en su inc. I Q: "
"La autorización judicial 1"epreEenta la del marido y produce los
mismos efectos, con la diferencia :que va a expre'sarse".
En materia comercial rige, el art. 15 del C. de C. que dice:
"La m~jer que comercia con autori~~ación expresa o tácita obliga a la
i'esponsabilidad de sus actos los bienes de ISU marido, y los de la sociedad
conyugal y los suyos propios, de cualquiera naturaleza que sean~ Si comer-
ciare con autorización expre.a del mal':do, ,la escritura de autorizac"n po-
drá limitar la responsabilidad, excluyendo el marido sus bienes .y 10$ de
la sociedad".
Seg6n esto, se obliga el patrimonio de la mujer no sólo - en 'razón de
su enriquecimiento sino en razón. del contrato mismo, y tampoco hay que
, hacer distinción en C~3.nto a la naturaleza de los bienes. Vemos a'sÍ. que la
mujer comerciante podrá gozar de más crédito que la mujer en D. Civil
porque Jos terceros que contraten con ella tendrá ll más bienes responsa-
bles y podrán dirigirse contra esos bien:!s sin tener que probar que obtu-
vo provecho del contrato con ellos celebrado.
Pero el mismo arto 15 e~ la parte fjnal agrega "Si comerciare ..
Puede entonces ei marido ¡autorizar a su mujer para que ejerza el comer-
cio por su propia cuenta y responsabilidad, e1iminando la responsabmdad
de sus bienes propios y de los bienes de la sociedad conyugal. Esto debe
est,ipularse expresamente y' por lo tanto no cabrá en la autorb.ación tá-
cita.
Hab~ía sido necesario exigir la inscripción de esa cláusula ~on. el ob-
jeto de notificara los terceros acerca de su existencia y el arto 16:a1 no es-
tablecerla, contiene un vacío evidente. '
Tenemos entonces que los actos de la mujer casada tienen mayores
efectos que los e,ctos del mismo' marido, _ porque de sus actos responden
sus bienes propios} los de su marido y leos de l+:l. sociedad conyugal; en
'cambio de los actos del marido sólo respónden sus bienes propios y los
de la sociedad conyugal.
Hay. otra r-ituación no contemplada en el Código y que es de mucha
importancia: c;:; la relativa a las ganancias obtenidas por la mujer en el
ejercicio de su. comerd'o. Por aplicaciqn dl~ los principio,s del C. .C, todas
sus ganancias pa:san a incrementar los bienes sociales .
Art. 1725 C. c.: El haber ,de la socied¡ad conyugal se compone:
19 -De los salal1ios y emolumentos de todo génelo de empleos y ofi-
cios, devengados durante el mat:rimoI].io.
5 9 -D e l.>dos los' bienes 'que cualquiera de lo~ cónyuges adquieran
durante el matrimonio a título oneroso".
Siendo pues, bienes adqu~ridos a título oneroso entran a formar p/:ute
del haber de la sociedad conyugal; igual cosa ocur·re respecto del marido.
Esto tiene su explicación lógica y razonable, en' el caso de que el ma-
rido . no se haYla eliminado de responsabilidad, porque si todos los bienes
sociales van a responder de sus ob'I.igacione& es jU!¡lto que las ganancias va-
yan a incrementar ese ,haber. Pero es lógico también que en el C8!SO en que
el marido elimine sus bienes pfbpios y los de la socieda,d conyutfaI de res-
ponsapilida-d, la ley hubiera -dejado a la mujer toda's las ganancias.
, En otros países, como Francia desde el 13 de Julio de 1909, se per-
mite a ~a mujer la administración y goce de lo,s frutos .obtenidos en el e-
j ereido del comercio.
Hoy día en Chile esto parece haber sido modificado pO'r el D. L. 328
de 12 de Marzo de 1925 sobre capacidald de la mujer que en su 'arto 9 9
dlce:
" "Se considera a la mujer sepaf'ada d,~ biene's para la: .administración
de aquellos que sean fruto de su
trabajo profesional o industrial".
Deja entonces a la mujer casacl.¡a en la misma situación de la mujer
separada de bienes, para administrar los frutos ,de su comercio, pero no
resl,lelve la cuestión de la propiedad misma de' ,esos bienes.
Esta 'diferencia prov,iene sobre todo del hec.ho de que el C. C.' habl\l'
siemp~e separadamente de la administr'aci6n y del goce.
Art. 159 C. c.: "La mujer '<:'eparada de hienes no necesita de la au-
toHzaci6n del marido pa*.3J los actos y contratos relativos 'a la administra-
ción y goce de los que separadamente' administra" .
Pa'rece que el propósito de la ley fué Idarle la administració~ y goce,
porque no tendría ningún objeto práctico darle. sólo la admini'stración ya
que en cualquier, momento el marido p,odrÍa enagenar esns b¡ienes.
Si en el D,L. dta-do se tuvo por objeto a'umentar la cap¡.dad de la
mujer, es evidente que se quizo darle ~3. la mujer comerciante la propiedad
de los frutos obtenidos. con su comercio; sin. embargo, esto debemos a-
ceptarlo 'con reservas, porque no Se halla establecido eXopresamente.
Ya hemos visto que el maúdo, cuand() no hace valer la facultad que
le confiere la segunda r1a'rte del arto 15 del C. de C. es responsable de los
resultados de los negocios de 'su mujer 'tanto con sus bienes como con los
de la sociedad conyugal. Sin embargo, no adquiere por esto la profesión
de co'merciante y no podrá, por lo tanto ser declarado en quiebra, porque
su 'respónsabilidad ,deriva d'e principios de otro órden. Esto que no esta~a
establecido expresamente en el C. de C. '&e ha confirmado por la Ley de
Quiebras que' en el arto 42 dice:
'- 104 -
"La quiebra de la mujer casada comerciante, sólo comprenderá sus
bienes propios, sin perjuiéio de las respoml1bilidades del marido y de la
sociedad conyugal en su caso".
¿Puede el juez suplir la autorización del marido a la mujer, SI éste
se la niega I ,
En D. ,Civil existe el precepto del i~c. 19 del arto 143 del C. C. que
dice:
"La ,autorizadlón del marido podrá ~,er suplid á por el juez, con cono-
~imiento de causa, cuando el mar;do se h negare sin justo motivo y de
ello se <siga perjuicio a la mujer". '
El C. de C. nada dice a este respecto de modo que a pr.ime':a vista
pudiera creerse que se aplica esa disposición del C. C. a virtud del prin-
cipio contenido en el art. 2 9 del C. de C. Sin embargo, la situación no
es tan sencilJ¡a pues cabe distinguir acerca ,de si la disposición del arto 143
admite la posibilidad de una autorización dada por el juez en términos
generales o si la autorización es restringida.
Una' autorización general signifíca unr:> disminución de la potestad
marital.
El inciso segundo del mismo artículo 143 se refiere, no ya al caso
-en que el marido niega la auto'l'ización a su mujer, . sino i3. la situación que
se produc~ cuando éste, por imp,~dime).1to 'sobreviniente, no puede concu-
rrir a autorizar personalmente a su cónyuge. Dice el inciso; Podrá. asÍmis-
m.o ser suplida por el juez en caso de algún impedimento del 'marido como
el de ausencia real o aparente; cuando de la demora se siguIere perjuicio.
Repetimos que en este caso la autorización judicial no procede contra la
voluntad del marido, sino que, por el contrario, presumiendo su aquie~­
cencia, concurre a autorizar a la mujer en defec~o del marido.
Es interes~nte advertir la diferéncia de redacd6n existente entre las
partes finales de los .dos inciso's del artículo en estudlo. En efecto, mien-
tras el primero dice" .. , y de ello se siga perj\l1:cio a la mujer, el segundo
sólo expre~L.. cuando de la demora se ~iguiere perjuicio. Es decir, el i uez
puede autorizar a la muÍ'er, en caso de negativa del marido, cuando de la
inejecución del acto se siga perjU'icio A La mujer y nada más que a la muo
jer. En cambio, y de acuerdo con ef inciso segundo, puede también' auto-
r.~zarIa en caso de impedimento del marido, cuando de la demora en la
ejecución del acto. Se SIGA PERJUICIO. No exige en este caso la ley
que el perjuicio vaya directamente contra la mujer y pod'rÍ\¡l obt~nerse la
autorización judíc,ial acreditando que de la Ínejecución del acto ocurre per-
juicio a la Sociedad Conyugal, por ejemplo; lo cual no podría hacerse en
el primer q:>so. Esta dive:sidad de exigencias no se jUEtifica como un mero
olvido .del legislador y prueba de' ello es que en el proyecto de Código Ci-
vil de 1853 estos dos preceptos formaban artículos 'separados, lo que nos
está demostrando que se ocupan ode materias distintas, y si ahora los en-
contramos reunidos es sólo por razones de orden, de estructura, )¡jin que
ello signifique un cambio de criterio del legislador. ' ,
El inciso segundo de este artículo cita por vía: de ejemplo algunos ¡m-
pedimíentos, cuya concurrencia justifica la autorización judicial y es con-
veniente advertir que ellos han de ser ode caráct,e'r accidental ya que si
fueran de larga o indefinida dmación no procedería b autorización judicial
para contratar, sino que pasaría a la mujer la administradón extraordinlaria
de la Sociedlad Conyugal, por aplicación de lo dispuesto en el artículo
145 del Código Civil.
Esta es la situación en que el Código Civil coloca a la mujer en cuan-
to a sU c~pacidad 2eneral para contratar y a ella debemos !acudir como
- 105---
''Tegla general. Pero, cuando se tralla de ejercer, por la mujer c'asad"", la
profesi6n de comerciante. el C6digo Civil, se remite expresamen.te a las
reglas dadas por el C6,digo de Comercio. Así lo dispone eXlpresamente, en
su 'artí'culo 15 1 que d~ce: L4a mujer casada mercadera está sujeta a las re-
glas especiales dadas en el Código de Comercio. En tal forI?a,que, para
determinar sí una mujer casada ejerce lícitamente el comercio o lo hace
extralimitándose en su oapacidlad. debemos tener en considera~i6n 'las re-
glas del C. de C. y s610 subsj,diriamente las del C. Civil. , .
. Hay que advertir qUe la ley establec(~ expresamen'te loscas,os en que
proc'ede la autorización judicial y no podrá pedirse por otras circunstancias
que hiS ,indicadas en ella' ya que eso sería limitar la potestad ma~ital, Por
otra parte, esta autorizaci6n n.o puede conced'erse con mucha libera,Hdad
porque al Tribunal le es muy difícil darse cuenta de las verdaderas aptitu-
des de la 'mujer para el ejercicio p'rofes!Í.~nal y pO,rque de éste e~anan con-
secuencias más o menos graves, como .es, en pI'Iimer término, la responsa-
bilidad prov~ní.ente de las obligaciones eontraída~ en la práctica del co-
. mercÍo.
Según el arto 71 del C. C., la mujer casad¡a no, d:ivo¡:ciada sigue el do-
micilio del ma:rido, mientras este reside en Chile. Puede da$e el caso que
la mujer comerciante ejerZla 'sus negocios en lugar distinto del domicilio del
marido, en este caso 'se atribuyé a la mujer, palla los efectos de ]¡as ope-
r.adones de ese negocio, el lugar en que este .está .estableaido. Esto tiene im-
portancia en lo re'ferente a la competencia de 10's tribunales, tratándose de
.juicios contrá la mujer y tIlatándose de juicios ,de ,quiebra. En este c'aso, de
domicilio especial relativo a' la mujer comerciante se exige que se haga'
la inscripción en .el Reg.,istro :donde ella tiene su domicilio.
Sitlljación de :~a mU}er di""'o:rc.~da:'
Hay que comenzar' .por ,d,jstinguir en'tre .las mujer' menor de edad y
bl mayor de ~<d:ad.
Cuando es menor de. edad ~o tiene ninguna capacidad, tanto en ra-<
zón de su edad co~o en razón de su estado. Cuando es mayor, en con-
formidad al arto 1 73 del C. C. la mujer divo'rcíada p.dministl"a isus bien'es
con 'independencia' del marido.
Siendo .esto así, se comprende que no nec'esita tampoco, ,en materia
comercial autorización ninguna de su cónyuge. El único requisito que de-
be cumplir 'es el indicado en el ·art. 1'6 inc. 1Q :del C. de C. que dice:
"La mujer divorciada y la',que ha obtenido separaClon de bienes
'siendo may()ires de edad, pueden comercillr, pt:,evio el ¡registro y publica:
de la sentencia de divorcio y separación". .
. ¡La inscripción 'se hace, en el Registro de Comercio y la publicación
1ie '}tice generalmente por medio de los 'pelliódicos; estas exigencias tÍenen
por ohjeto dar a 'conocer al pú~lico el estado de divo'fcio en
'que la mujer
se encuentra, y la capacidad consiguiente. '
Hasta e~te momento nos hemos estadó referiendo sólo al divorcio
perpetuo, porque' el divorcio temporal deja ~ubs¡'stente la soCiedad con-
yugal y' ~a potestad marital, de modo que sólo influye en la vida común
de los cónyuges, sÍn 'alcanZ'ar al régimen ,de bienes. .
Cuando la mujer divorciada es !llenor de 25 años y mayor de 21,< ne-
cesita para com.erciar el ser habilitada de edad. Puede h¡abilitarse de edad
porque Yji no existe la potest>ad' marital. Así Ió dispo~e ,el C. de C. . en el
inci. 2 del art.. 16 que dice: '
'a:
"Si divorciada fuere mayor de veintiun año!.s y menor de veinti-
dnao, deberá ',obhm;er habilitación de ¡edad".
106 -

Si la divorciada es menor de 21 año;s necesIta curador y . está en la


misma situación de los menores, de manera que podrá comerciar dentro
de su peculio profesional e industrial, y sólo hasta concurrenc;a de ese pe-
culio.
Nada dijo el Có.digo respecto de .la muer divorciada c.omerciante en
cuanto a la responsabilidad que pudiera afectarle por los actos que ejecuta;
pero t~,mpoco loo" había necelsidad que lo dijera, porque sólo responderá
con sus bienes propios.
Situación de la mujer separada de bienes:
Tenemos que hacer aquí la misma distinción que hicimos respecto de
la divorciada. Si es mayor será plenamente capaz, porqm~ ,si bien la' sepa-
Iración de bienes no extingue ~l potestad marital, la hace suficientemente
capaz dentro de los bien~'s que separadamente adtninistra. La ley la ha
colocado pues, en la misma situación que a la mujer divorciada rnt·3.yor de
edad. Así lo confirma el arto 1 6 inc. 19 que ya vimos a propósito' de la
mujer divorciada.
Si la mujer separada de bienes es m(iyor de 21 años y meno'!" de 25,
na ha dicho la ley que 'deha obtener habilitación de edad, como lo dijo
respecto de la divorciada. (El proyecto primitivo así lo establecía). No
podía decirló, porque la habili~lción de edad no procede 'respecto de la
mujer separada de bienes, que a vilrtud del arto 299 del C. C. se encuen-
tra s·iempre bajo la potestad marital.
También habrá que hacer una subdistinción ~tendiendo fx la edad del
marido: si, este es mayor de 2 I años la muje'f necesitará de su autorización;
y si este es menor de 21 años la mujer necesita'rá '~~empre su autorizaci6n,
pero e'3ta debc:tá ser aprobada por la justicia. Era absurdo exigir a la muo
jer separada de bienes la autorización de su marido Pél'ra ~omerciar, ya
que se presume que esa autorización se ha conce_didoatendiendo a diver-
~~lS circunstancia-s de órderi práctico. Hoy día parece indudable que esa
disposición se encuentra derogada por el D. L. 328 que en su a1rt. 11 dice:
"En el régimen de :separación d'e' bienes, la mujer casada puede dedi-
carse libremente al ejercicio de cualquier oficio, empleo, profesión, indus-
tria o comercio, a menos que. el jue2:, en jUicio sumario y a petición del
m~lrido se ,lo proMba". .' .
Consecuencltalmente con ésto debe entenderse derogado ~l inc.· 39 del
arto J 6 del' C. de C. que. 'somete a la mujer separada de bienes a las mis-
mas réglas de la mujer casada, cuando es mayor de 21 años y menor dt>
25. En con'secuencia, la muj~r ~e~'lfada de bienes podrá comerciar lib¡re-
mente, sin necesidad de autorización de su marido, debiendo si, hacer pre-
viamente, la inscripción y publicación de la sentencia de separación.
Al final del arto 11 del D. L. 328 la ley auto'riza 13.1 marido pa.-a soli-
citar de!' juez que impida a la mujer separada de bienes ejercer el comer-
cio, con lo cual se empeora la 'Eituación de la mujer y se mejora la del
hombre.
Respecto de h mujer casada sepa¡i'ada de bienes y' ménor de 21 años
podemos decir que podrá comerciar sin autorización del marido siempre
que tenga un peculio profesional. Antes de la ,dictacióndel decreto ley ci-
tado no podía ejercer esta facultad, porque el inc. 3 9 del arto 16 del C.
de C. no se rreferÍa a esta situación. "
En' c~anto;3. las consecuencias de los actos ejecutados por la mujer
separada de bienes la situación es sencilla. La. separación de bienes disuel-
ve la sociedad conyugal, a la mujer se le entregan sus ,bienes, se 'reparten
los gananciales, etc., la mujer administra . por sí sola sus bienes y de sus
actos sólo responde su patrimonio personal (Art. 161 C. C.) E.l marido
- 107 --
ya no se constituye responsable y no hay más bienes 'afectos a la re'spon'sa-
bilidad de los actos de la muj-er separada que sus bienes. p'!opios.
, El ine. 2 9 ,dellart. 349 'del Cde C. dispone que lá mujer casada, ~aun­
que divorciada o separ~da de hienes, necesita autorización especial para
celebrar una sociedad colectiva, aún cuando se halle habilitlada par,a co-
merciar. Se explica esta disposición para la mujer en régimen de ~omuni­
dad de bienes, porque no sólo responde de sus, actos ,sino también de los
actos de los socio's, aún puede 1,3.ceptarse respecto ,de la mujer separada
de bienes, pero la ley ha ido muy lejos al exigir esta autorización a la mu-
jelr ,divorciada y no hay ningún d,,'Techo para exigirle que solicite e~a auto-
l'Ízación. Sin embargo, no ~ay forma de eludir esta obligación, porque el
texto d e la Leyes expreso y terminan te
En 'seguida entra el Código a determinar la extensión de la capaci-
dad d'e, la ,mujer comerdante, en. cuanto a los actos sobre inmuebles 'yen
cuanto a la comparacencia en juicio, y en ello's da reglas distintas t:especto
de las tres situaciones en que ella puede encontrarse (comunidad de bie-
nes, separación y divorcio).
El arto 17 se refiere a sus ac;tos sobre bienes raíces, y 'dice;
"La mujer casada mayor ¡de edad que fuere comerciÍante puede: hi-
poteq'3r y vender libremente sus bienes inmuebles.
Si ifuelle mayor .de '\l~eintiun 'años y menor de veinticinco, podrá ta'm-
bién hipotecar y vender,observando en la venta lo idispuesto en los arts.
393 y 394 del Código Civil". ,
Aquí no se hace distinción en cuanto al Irégimen .de bienes de la Soco
Cony., sólo se hace distinción 'en cuanto a la' edad de la mujer dando en
(\:Ida inCliso reglas distintas para uno 'y otro C¡fso.
La re€;l';" del inci:so Primero no tiene mayor importancia. Según ella,
la mujer casada' mayor de' edad no necesitará para cada hipoteca :n:i paJr.a
cada" venta una autorización eS'Pecial de su marido o de 'la justicia, y por
el sólo hecho de ser comerdante tendrá esa facultad sin trahas de ninguna
especie; !:'e comptendeel prppósito d,e la ley· de ampliall' su capacidad en
ohsequio lal' desarrollo de su comercio.
Parece que la ley ind'Ícara que esta facultad debía existir 'sólo en, re-'
lación con operacionés mercantiles, tal como lo dispuesto' expresamente
el Código en elart. 9 9 ¡respecto de los menores hahilitadosde edad; co-
mo el Código nada dijo, por l3.nalogí~ debía interpretarse est~ artículo 17
en el mismo 'sentido, y ¡?sí se enseñó durante ,muého tiempo, pero en las
Actas de las sesiones de, la Comisión revisora re'cientemente descubiertas se
deja constancia de que no se tuvo esa, intención y, como, cuando la ley no
distingue n~ es líoito al hombr:: distingu~r, tendremos que aceptar que tm"
tándose de mujer comerciante no es necesa;rio que la hipoteca que ella
hace de sus bienes tenga por ohjto asegurar el cumplimiento de obliga-
ciones mercantiles. "
e
E:ste arto J 7 del C. de modifica dos reglas del C, e,; las establecí-
d.as en los arts.' 144 y 1 754 de ese CÓ'digó que dicen:
Art. 144: "Ni la mujer, 'ni el maJrido, ni ambos juntos, podrán ep.a-
gena;r o hipotecar los ,bienes' raíces de la rpujer, sino en los casos ~y con las
formalida,des que se dirán en el título de la sociedad conyugal"'.
Art. 1754: "No se podrán enagenar ni hipotecalr los bienes rllÍces de
la mujer, que el marido esté o pueda estar obligado a restituir ,en especie.
sino con voluntad de la mujer y previo decreto del juez con conoc,ímiento
de 'causa.
Podrá suplirse por el juez el consentimiento de l~ mujer cuando ésta
se hallare impos,ibiljta(~l de manifestar, su voluntad.
Las causas que justifiquen la enagenación o hipotecación no serán
otras que estas:
1Q-Facultad concedida para ello en las capitu~a,ciones matrimonia-
les.
2 Q-Necesidad o utilidad manifiesta de la mujer".
Vemos aquí como importa conocer la' calidad de comerciante para
los efectos de la capaddad y para conocer la validez mIsma de un acto;
así, la ven~3. de un bien raíz podrá 'ser válida o nula.~ según que la mujer
sea comerciante o no.
Esta regla importa también una fundamental modificación a la nor-
ma referente a la mujer separac~a de b~enes, contenida en el inc. 29 del a/rt.
159 del e c. que dice:
Tampoco necesita de la aultorizac~ón del marido para enajen¡ar, a
cualquier título, los bienes muebles ¡que separad"mente adm·:nistra".
Al contrCliTÍo Sensuse 'desprende de aquí que la mujer, en el C. C.
necesita autor·ización del marido para enagenar sus' bienes inmuebles. Sobre
éEte punto no hay discusión alguna en derecho, hay discusión (acerca de 'si
además de la autorización del marido flecesita autori,zación del juez, y la
mayor péilrte de los profesionales se inclinan .por la afirml3.tiva.
El arto 18 del C. de C. se refiere a la comparecencia en juicio ~ dice:
"El ,menor comerciante y la mujer divorciada o separada de 'bienes
pueden comparecer en juicio por sí sólo en todas las cuestiones relativas
a su comercio.
La mujer no divoroiada ni separada de bienes no puede estar en
juicio ,sin la autorización escrita de su marido o de la justicia ordinaria en
aubsidio". .
El Código no se está 'refiriendo aquí .la. los' menores habilitados. sino
a los menores de que trata el arto 10, o sea a los que está,n bajo guarda o
bajo patria potestad y que administran su peculio profesional o indüstrial.
'Pues bien, en cuanto la estos menores y a la ,m1:ljer casada, el pri,mer inciso
declara que pueden comparecer en juicio, con lo cllal no modifica en nada
las disposiciones del C. C. "
En cuanto a la separada de hienes, y dentro del régimen del C. Ci-
vil" necesitará la autorización del mazido o. la del juez en subsid,io, para
estar en juicio aún en causas concernientes a su a,dministración sep!\!rada,
(esto es lo que establece el arto 159 inc. 3 9 del C. c.); en cam~io,en ma-
teda comercÍ"3.I. podrá comparecer libremente, de acuerdo con este arto 18.
En esta materia también ha introducido serias modificaciones a la le-
gislación señalada, el D. L. 328 'sobre capacidad de la mujer, que ya he-
mos cij~3.do y que en su arto 12 declara:
"La mujer puede estar en juicio en causa conclernientes a su adminis-
tración separada". ,
Lo cual significa una evídent e modificación al principio contenido
en el ínc. 3 Q del arto '1 59 de1 C. C. Con respecto al C. de C. no hay modi-
ficaciones que !anotar, porque este ya establecía lo mismo. .
El inc. 2 Q del arto 18 se refiere al caso de la mujer casada comercian-
te 110 separada de bienes ni divorciada, y dice: "que no puede estar en
juicio sin autorización escrita ·de su m!\!rido o de Ita justicia ordinaria en
subsidio". Vemos como aquí en vez de modificar la regla del C. C. se la ha
mantenido' expresamente; y esa mujer, aún cuando tenga plena capacidld·d,
para ejecutar actos de comercio no podrá sostener un litigio por sí sola,
tea demandante o demandada.
Hay en esto una incongruencia inexplicable: por un lado se le conce-
de a la 1nujer amplia facultad, pero desde el momento en que se le pre-
- 109-
~enta una dificultad no puede oh,lar por sí, sola y no puede entrar en nin-
gún juicio con la persona con quien contrat6,. Significa ello, entonces, una
lraba para el ejercicio de su comercio.
Esta ~ncongruencia ha desaparecido ta.mbién a virtud de 10 dispuesto
en el ''I1rt. J 2 del D. L. 328 que autoriza a la mujer para parece'!' libremen-
\ te en juid~ en causas concernientes a sU administración separada, y porque
Q
el arto 9 del mismo decreto ley agrega: "se conlsidera a la mujer sepaYa-
,radá de bienes Patla la administración de aquelloS' que sean fruto de' su
trabajo profesional o industrial"; con esto parece lógico que la mujer co~
merciante puede comparecer en juicio en lo relativo c. su comercio, para
c..t..&os efectos la ley la considera como sepurada de bienes.

Análisis del arto 19:

Art. ¡ 9: "Los contratos celebrados, por personas a quienes esté p:ro-


hihido pOr las leyes el ej'ercicio del comercio, no producen 'acción cc>ntra
el contratante capaz; pero confieren a éste' derecho paTa de,mandlH a su
elección la nuli,dad o cumplimiento de ellos, a menos que 'se pruebe que ha
procedido d e mala fé
A primera vista parece que este 'artículo' quisieraestt:\hlecer una san-
ción para los actos de los incapaces, -'p'ero, en ¡realidad, se está refiriendo
a las personas que tienen una p.rohibición para ejecutar el comercio, y da
, reglas para el caso de que esas personas violen las prohibiciones lega}.es.
Desd~ luego, pues,debemos dejE¡r establecido que 'esas perg.l~mas' no SOn
inq,paces, porque incapacidad y prohibición son' cosas muy d~stíntas.
La disposición del arto 19 se .confirmaba con la del 'arto 30 del pro-
yecto que hahlaba de ciertas prohibl:ciones y que se borró totalmente. En
vista de es'to, el arto 19 no tiene hoy día ninguna aplicación. práctica y es
una d1'sposíción de cp,rácter teótrico que podl'Ía volver a tener ya10r en caso
de qUe Se hiciera revivir por alguna ley esas prohibiciones de que se trata-
ba' el arto 30 del ;:>royecto. .
Según ~sa disposición Se prohibía el ejercicio de'! comercio:
1Q-A las corpOlraciones eclesiásticas.,
. 29 _A los clérigo's, aunque no tengan más que la tonsura, mientras
v,istan tW3.je clerical y gocen del fuero eclesiástico.
39 - A los magistrados civiles, jueces letrados, incluso los de comer-
cio, y lo~ minishos' to,gados de la Suprema Corte de Justicia 'y Corte de
Ap.elaciones en el territorio que ejercen ,su autoridad o jU!iÍsdicción.
.49 - A los empleados de la recaudací6n de reptas fiscales o munici-
pales en los dist,ritos, departamentos o provincias en que desempeñan sus
fw;¡cio'nes. ' , .
5 -A los individuos del ejército y armada que se encuentren en ac~
9
tual servicio.
, 6 9 _ ,A ,los abogados con estudio' abie:rto,escribanos y procuradores"
79 _'-A los agentes de cam,bio y cOIHe,dores marÍtiinos O terrestres.
89Q- A los infames declarados por ley o sentenaia ejecutor~ada.
9 - A los quebrados que no hayan .obtenido rehabilitación.
Todas estas prohibiciones fueron suprimidas del Código y tampoco
existen en leyes espec'¡al~s, a. excepción de la de los corredores, que sub-
siste 'en el arto 57;, prohibició'n que la doctrina y 1a jurisprudencia restrin-
gen a aquellos corredores que tienen nombramiento del Presidente de Ja
Repúbl,ica y' que no se aplica a los corredores privado,s, y como 'en el hecho
no existen corredo:res públicos, 'resulta que esta prohibición no está. nada
m¡is c¡ue en' ~l papel. Por consiguiente, no hay hoy dla pe¡rsonas a quienes
- 110-

la ley prohiba comerciar y la diaposición del arto 19.no tiene' ninguna apli-
cación práctica.
En casi todos 105 países existen prohibiciones más o menos análo-
gas a las consignaclJas en el proyecto y debemos reconocer que muchas de
esas prohibiciones e:an explicables y sería necesario restah\lecerlas.
Entrando al análisis de la disposición mi?ma del <,rt. J 9 podemos de-
Cll que parece qUe el legislador da a entender que son incapaces porque
habla de otro "contratante capaz"; d~ja entonces la suerte del contratan-
te que tenía prohibición para omerciar entregado por completo en manos
del que no tenía proh:bición, ya que no puede demandarlo y ya que éste
puede pedir a Sil arbitrio la resolución o el cumplimiento del contrato, a
menos que haya obrado de maja fé, porque en tal caso se iguala la ,condi:
ción de ambos contratantes y el contr1ato surte todos sus efectos sin que
pueda pedir su nulidad.
La diferencia entre incapacidad yprohibi('.Íón salta a la vista.
J Q-.-En cuanto a sus fundamentos: La inct:lpacidad sea absoluta o re-
lativa se funda en la idea de que esas p~rsonas que la ley declara incapa-
ces no tienen' disceTuimiento 'wficiente para obligarse por si soI¡:\s, necesi-
tan repre~entantes legales; por consiguiente esa incapacidad se establece
en razón de una p:otección a esas m,ismas personas, En cambio, las prohi-
biciones· están fund(:~das en una idea de interés general, de conveniencia
pública y no en la idea de ineptitud para ejercer el comerc:o, basta leer las
líneas del art. 30 del proyecto para darse cuenta de ello. Además no se
trata ¿e prohibiciones impuestas en razón de la persona misma, sino qu~
se conúdera que existe cierta incompatibildad entre los cargos que esas
personas desempeñ{3.n y el ej ercicio del comercio.
2 Q -En cuanto a la sanción:- No es posible aplicar a los incapaces
la sanción de1 art. 19. Les actos de los absolutamente incapaces, cuando
noobJ;j~n por medio de sus representant~s legales, son nulos de nulidad
absoluta y esa ñulidad debe ser declarada de oficio pQr el juez; en cambio
el que ha contrata¿o con una persona que tenía prohibición d~ comerciar
puede exigirle e1 cumplimiento del cont:ato, En cuanto a los relativ¡amentc
incapaces tampoco se les aplica el arto 19 y ~l que tenía prohibición para
comerciar no podrá él pedir la nulidad del acto; la nulidadre~3.tiva sólo
puede ser solicitada por aquellas personas en cuyo favor está establecida
y si se asimilaran los ,relativam':!nte inC!lpaCeS a las personas que tienen pro-
hibición para comerciar no' podrían pedir ell;'s la n1,llidad relativa.
El art. 622, que está en el Título de la Letra de Cambio dice:
Las persOI1'!as 'que pueden obligars,e pueden oelebrar el contrato de
cambio por su propia cuenta o por un tercero 'que las haya autorizado
expresamente ·para el efedo.
La.s personas a qwenes está prohibido \::omerdar, por raz:ón de la
edad, ba naturaleza de la profesión, dignidad o estado, pueden celebrar
el contrato de cambio, y girar, endosar, aceptar, p.agar o cobrar una letra,
siempre que lo hagan accidentalmente, sin ánimo de especular 'Y violar la
prohibición" .
Seref.iere el Código ,'aquí confusamente, a incapaces y a personas que
pudieran tener prohibición de comerciar: Así po;r ej., á nadie se le prohi-
be comerciar en razón de su edad; los menores son incapaces. Sin embar-
go, está ajmtado a derecho cuando habla de "personas a quienes está
prohibido co¡nerciaJr por ~jlZÓn de la naturaleza de su profesión, dignidad
o estado", porque esa es la base ,de las prohibiciones establecidas por la
ley.
-'111-

3 Q-En cuanto a la profesión: Si una persona que tiene prohibición


se dedica al· ejercicio del comercio adquiere 'la profesión' de comerciante;
en qambio un incapaz aunque ejerza' elcomerrcio no adquiere la calidad
de comerciante y no puede ser declarado en quiebra. Sería absurdo haber-
lo establecido de otra manera,p"orque en tal caso los que tenía' la prohi-
bición de comerciar habrían queqado en UJ:'.(i condición ventajosa con res-
pecto .i los demás, porque cuando se tratara de aplicarles las sanciones
mherentes' a la profesión podrían ,eludirlas alegando que no erlan comer-
ciantes porque t~nían esa prohibición. En este 'sentido el Código había
ma:rcado bien la' diferencia entre una y otra situación, en el arto J 342 que
fué derogjildo ~or la ley de quiebras, la cual ,'ha manten,ido los mismos
principios.
Art. 1342 inc. 29 : '1Los Incapaces no pueden se·r declarados en quie-
bra, aún cuand.o se hayanentregeado habitualmente al ejercicio d el co-
mercio" .

Ol,ra~ rest"icciones, para el ejercicio del comercio:

.En princípo puede decirse' que el ejercicio del. comercio es libre y que
no ~xisten prohibiciones de carácter general. Existen, si, ciertas, res-tricciqnes
distintas a las que resultab<\n 'del antiguoart. 30.
lit· •

Así por ej., hay algunas proiübiciones para el ejercICIO del comercio
deriva:¿as de la nacionalidad de la:s' persorJilS: El comet:cio de seguro sólo
puede ser ejercido por compañías naoionales; ,en lo futuro, porque las
Cías. extranjeras ya establecidas en el país .a, la fecha de la dictación de la
ley correópondi'ente pueden seguir 'ejerciendo sU comercio. Al comercio de
cabotaje sólo puEtden dedicarse naves pertenecientes a chilenos o asocie',
dudee anónimas cuyos 314 del capital estén en manos de chilenos; etc.
Fuera de estas lestriccion~s y algunas indicad~s en el.C. C.' (art. 611, 998)
no hay ninguna otra basada en la nacional~dad.
Hay otras bas~da,g en algunas disposi~iones adminislirativa:s' y que
está.n e-:;tablecídas a favor del Estadp (Estanco de S,;¡lÜre y Yodo, al,l.tolri~
zado por la ley que creó la Corporación de Ventas).
Hay otras prohibicione¡; resultantes ¿,e otrd.s contratos, por ejemplo'
pi3.Ta los factores y dependientes de comercio y para los socios de una so-
ciedad 'colectiva. . . . . .

El arto 331 prohibe a los faclares de comercio (gerentes) y. a lo:! de-


pendiente.s t-rafica!: por su cuenta y tomar interés en negociaciones del mis-
mo género que las que se hagan por s~s comitentes, te menos que fueran
expresamente autorizados por ellos. Le¡. I1"tzón de esta disposición es procu-
rar que esas personas dediquén toda su atención al comercio del patró,n
y evitar que pueda¡¡~ hacerle, una competenc,ja desleal. La sanción a la in-
f~acción de esta prohibición no es de ninguna manera la del alto 19, sino
. que esta establecida en el inc. 2 9 del arto 331 que dice: '
"P,orel h:echQ ,de (!(mt.r-av.en:ir :esta pro'hibición, se faplic'a:rán ~l <$mi-
tent:e los ~ene(icios que produzcan las negol:iaciones del factor o dependAe-
diente, quedando las pérdidas, de éargo exdusivo de ellos".
Además el inc. 2 9 del 'arto 33 señala esa viólación como una de lás
causas justificadas Fi"tra poner térmipo al contrato ~on. el factor o. depen-
diente. . . ,ll¡t, . ,~,;' ~;
Una disposición análoga establece el N9 4 9 del arto 404 del C. d~
C. respecto de los 'socios de una, sociedad colectiva. .
- 112-
Art. 404; "Se prohibe a los' socios en particular:
, 4 9 - ,Esplota'~ por cuenta propia el ramo de industria en que opere Ita
sociedad, y hacer sin consentimiento d~ todos los consocios operaciones
particular.es de cualquiera ~specie cuando la E,ociedad no tuviere un género
determinado de comercio.
Los socios que contravengan a estól.S disposiciones serán oblig¡ados a
llevar al acervo común las ganancias y a sopo'rtar individualmente las pér-
didas que les resultaren".
ILa sanción la est~3.hlece como v~mos esta m,isma disposición en su inc

Por último puede haber prohibiciones resultantes de estipulaciones


de las parles. Es p:1uy corriente que al 'contratar a un factor o dependien-
te se inserte en el contrato una cláusula a virtud de la cual se establ~ce que
después de termin.ado el contrato no' podrá ese factor o dependiente es-
tablecer un negocio análogo al de su ex-pabrón en la misma ciudad o en
determ1nado radio. Esto tiene por objeto impedir que ese individuo, apro-
vechándose del ¿onocimi~nto qu ~ ha adquirido del negocio, se establezca
independientemente' y le quite la clientela a su ex-patrón.
Ha habido diversas sentencias de nuestros tribunales sobre esta ma-
teria y cláusulas análogas a ésta, es -muy frecuente que se establezcan tam-
bién en la venta' de un establ~cimiento de ~omercio. El comprador persigue
('·on el contratto el aprovecharse del buen nombre y de la clientela dI negociÓ .
y si el vendedor se establece inmediat¡;¡mente con un nuevo negocio burla
co'n ello las inte~ciones del comprador.
Aún se discute si a falta de toda estipulación tiene el comprador este
derecho. Según las reglas g::nerales que rigen la venta de un establecimien-
to de comercio, el vendedor debe darle garantí:a al comprador sobre el
disfrute de la cosa vendida y .Una de sus garantías consistiría en abstenerse
de ejecutar acto alguno te~diente a perturba~le su negocio. Esto es lo que
se llama competencia o concurrenc,iia desleal; y tanto en lo que se refiere
a un cóntrato con factores o dependientes como en lo que se refiere a un
contrato sobre venta de un establecimient() de comercio, se ha discutido
. acerca de la validez de esta prohibición ..
Los argumentos ya ánot~dos son los que. '~e ¡,;¡bonan en favor de su
validez, pero por otra pairte se dice que esa cláusula va contra el princi-
pio de la libertad de trabajo y es por lo tanto violatoria de la Constitución
política. Sinem4argo, la doctrina generalmente aceptada resuelve la
cuestión con una distinción: a) si se trata de .cláusulas que prohiban de
una manera absoluta y sin distinción de tiempo y de lug~r, el ejercicio del
comercio, puepen considerarse absolutamente nulas por tener objeto ilí-
. cito, (art. J 462 del C. C.) ya que van contr¡a el D .. público chileno; b)
si se trata 5610 de una restricción de tiempo o de lugar es perfectamente
válida. Hay~ fallos de nuestros rribunales que así lo han confirmado.
La sanción, es difícil ~stablecerla si no se ha fijado en ;l-mis,ffio 'con- .
trato; en todo caso, podrá pedirse indemnización de perjuicios porque se
trata del incumplimiento de una obligación de no hacer (art. J 555 del C.
C.) Pero, 10 más corriente es que la sanción se establezc~ en el mismo
contrato y .que consista en unla fuerte multa.
?

La única prohibición general en razón de un cargo consiste en la pro-


hibición de ejercer el comercio q-u~ afecta a. 10$ cónsules de <::hile en el
extranjero.
- t l~ --
LEY 5521 SOBRE DERECHOS CIVILES DE, LA MUJER
La Ley 5521, sobre derechos dviles de la mujer, modifica las reglas
generales que s~bre la materil'l: encontramos en ,los Códigos Civil y deCo-
mercio, y deroga ~demás, en su totalidad, al Decreto Ley N? 328.
Esta materia, que, en nuestra legislación se mantuvo intacta hasta la
dictación del Decreto Ley 328, ha. sufr~do ,en 10 'rsúltimos años una rápida
evolución que' se- trapuce en la promulgación del Decreto citado y en l,a
dictación de la ¡Ley .5 5 21 más tarde.
Estos dos cuerpos legales, no son sirlO la manifestación' ,es terna del
cambio que en los últimos años ha ven.ido esperimentando la situación dé
h mujer frente al Derecho.
El Decr.eto Ley, 328 'de doce de Marzo de 1925 mode'rni2'!a nuestra
leO'ísladón en esta materia, acordando a la mujer derechos que noy se le
T€i~onOcen en' todos 'los' países de cultura jurídica formada. Peral d,eb~do a
dificultades 'd'e interpretación y a ,V1ac;;íos del m~smo Decreto, estos, dere-
chos' fueron las más de las veces ilusoríos. y, parapóder obtener 'práctica-
mente los fines que con él se perseguían, se hizo necesario ~nter'pretarlo
fO'rzando muchas veces su tenor literal, y recun:iendo, en repetidas ocasio-
nes" a soluciones que leyes extranjeras daba,n a ciertas situacion.es que en
nuestro decreto no e,staban resuelta'S en forma expresa.
, En MarzQ de 1934 se dictó la Ley NI? 5357, que rige la Orga~ización
y Atribuciones de las Munioipalidades y que en su artículo 19 declaJl'a que
tienen derecho i,'!;. inscribirse en lo.s Registros Municipales las mujeres de
"nacionalidad chllena, ¡nayores de 2 I años: que Isepan leer y escribir, y re'
sidan en la comuna correspondiente. Esta d¡'sposicion no ,hac:;e sino equipa-
rar la situación de ,la mujer frente a la cosa,pública, con la situación 'que por
e'I referido' Decr~to Ley 328 le correspondía en el órden privado.
Debido a las dificultades que ya anotamos, se, hizo difícil la ap1íca~
ción del Decreto Ley 328 y se sintió la 'ne(:ersidad de dicbar una nueva Ley
que armonizara las distintas disposiciones legales sobre la materia. que
precisara su alc.anc;e ccn exactitud, y que solucionar,a- expresamente los
conflictos, que por deficiencias del Decreto, se pre~entahan a diario. Este
es el objetivo que perE~gue y el papel, que 1es~mpeña la Ley 552 ¡ ,sobre"
derechos civiles de la muj~r, de 12 de Diciembre de 19)4. .
El general, y según lo eXlpresa el Mensaje con que esta Ley fué envia-
da al Congréso/ se refielre a cuatro órdelÉ$ de materias; a' saber :
1?-La P,a-tría Potestad de la ma'dre legítimal '
2'?-La cap~cidad de la mujer casada pára la libre administración. de
jos bienes.que provengan de su trab~jo personal.
3?-La capacidad de la mujer separada de bienes y de la" di,vorcia-
da perpetuamente; y "
4?-iLa ,derogación de todas las prohibiciones e incapacidades 'im~
pu'estas' a la mujer en razón del sexo, a fin de cplocai-Ia ,en la misma sitUi)'~
ción que -el hombre. '
De los punto,s expue!!tos nos interesa esp'.ecialmente el relativo a la capa-
cidad de la mujer para la libre adm:nistració,n de los bienes que ob<tengfl de
su trabajo personal, en cuapto ellos ~e deban a su comercio: ya que los de~
'más constituyen materias escencialmente del campo del Derecho Civil: De
estos puntos sólo no's ocuparemos, en tanto ellos signifiquen modificación
a las reglas ,del Código de Comercio. ..
. ~ 'El. Cód~go' de Comercio ~egIlamenta la .capacidad de la mujer comell'~
ciante en sus artículos 11 a {8 incIusiye. La. Ley 5521 .modifica, en. la for~
- 114-
ma que se verá más adelante, a los artculos I 1, 1 6 y 18; y de'roga expre-
samente las disposiciones de los artículos 12, 13, 15 y 17.
El artículo 2e;> de la Ley 5521, dispone: Sustitúyese el artículo 11 del
Código de Comeroio" po: el siguient~: .
La mujer cas·ada comerciante se regirá por lo dispuesto en el artícu~
lo 150 del Código Civil. Además de la inscripción y publicación ordenadas
en el inciso segundo de e$e mismo artículo, la ¡,entenéia jud~cial que prohibe
a la mujer el ejercicio del comercio deberá también incribirse en el Regis-
tro de Comercio del Departamento en' que haya establecido su giro. Sin
estos requisitos no producirá efectos respecto de los terceros que contra-
talren con la mujer. .
Como vemos, en su inciso primero, no hace sino r~mitirnos al artícu-
lo 15 O del Código Civil, que es la disposición que establece 'las cohdic'~o­
nes en que la mujer puede dedicarse al ~jercicio del comercio. En su inci-
so segundo establece, que, tratándose 'dé la prohibición especial para co-
mercia'r, y. además de lassohmni,dades exigidas por el ,utículo 150, la
sentencia' debe inscribirs/'! en el Registro de Comercio del Departamento
en que 'la mujer haya establecido su giro. Esta inscripción tiene por obje-
to dar a conocer a los terce:os contratantes, la incap3.cidad de la mujer y
es con este sólo fin que se la exige. .
Decíamos que este artículo 2'.' nos remite al 150 del Código Civil pa-
ra los efectos de determinar la capacidad de la mujer "Casada comerciante,
El artículo 150 (este artículo debe entenderse citado con la ,r,edacción q~e
le da esta Ley 5521, y lo mismo rige respecto de las disposiciones que ci-
temos en adelant'! y que se hallen modificadas) dispone: •
No obstante lo dispuesto en el artículo 137, la mujer casada de cual-
quier edad podrá dedicarse li?remente al ejercicio de ,cualquier empleo,
profesión o industria, a menos que el juez, en juicio sumario, y 'a petie:ón
del marido, se lo prohiba. ¡ .
La sentencia judidal que así, lo disponga deberá, inscribirse en el Re-
gistro de Interdiccionese y Prohibiciones, y not~ficarse al público por U1:\
pet"'lódico del departan',1ento en qu!e tuvietien su domicilio los d'inyugc:>,
o por uno de la cabecera de provincia sí en aquél no lo hubiese. Sin estos
requisitos no producirá efectos respecto de los terceros que contrataren con
la mujer. .
La mujer ct3sada, de c~alq~ier edad, que desempeñe algún empleo o
que ejerza una profesión, oficio o industria, separados de los de sU marido,
se considerará sep.arada de bienes respecto del ejercicio de ese empleo, o.
licio, profesión o industr;a, y de lo que en eUos obtenga, no. obstante cual-
quier estipulación en contrario; pero si fuere menor de veinticinco años,
necesitar'á autorización ju¿,:cjoal, eon conocimiento de causa. 'para gravar
y enaJena; los bienes raíces.
Incumbe a la :rr.uje.r aCl,:;..Jitar, tanto respecto del marido como de
tercet'o.s, :el "oríg'en y 'dominio de los bi.er:es .adquiridosen donformi¿lad a
este artículo. Para este efecto podrá servirse de todos los medios de prue-
ba establectdos pO'r la ley.
Los terceros que conhhten con la mujer quedar~n a cubierto de toda
l'eclamadón ,que pudi:E:ren interponer ella !o el marido, sus he:.1ed!e~os. ~o ce~
sionar'¡os. fundada en la circunstancia de ha.ber 'Obrado la mujer fuera de
los términos del presente artículo, siempre que, no tratándose de los bienes
comprendidos en los artículos 1754 y 1755, se haya acredit.ado por la mu-
jer mediante instrumentos públicos o privados, a los que se hará ~efel'en­
da en el instrumento que ése oto:gue al efecto, que ejerc'e o ha ejercido un
empleo, _oficio, profesión. industria so;parados de los de su marido.
Lós actos o contrat.os celebrad!os por ~a mujer en :esta ta4ministracl6n
separada sólo obligarán los hienes comprendidos en ella y no obligarán los
del marido sino con arreglo al artÍcuo 16t.
Pero las obligaciones personales de la mujér podrá.n perseguirse tam-
bién sobre los 'bienes' comprendidos en dichla' admin:istración.
Los aoreedores del marido no tendrán acción sobre los bienes que la
mújcl' adm,nishe en v:irtúd de este artículo, ~L menos que probaren que el
conhato celebrado po!.' él ce'dióen u't:lidad de ,la mujer o de la familia
común.
Disuelta la Sociedad ,Conyugal, los bienes, a que estelamculo se refi~­
re entrarán en la partición de los gananciales, a menos que la mujer o sus
herederos renunciaren a estos últimos, en cuyo caso' el mar~do no respon-
derá por las obligaciones c~ntraíéljas por la mujer en su administración se-
parada. '
Si. la mujer o sus herederos aceptare~ 100S ganaciales, el marido res-
ponderá. de esas obligaciones hasta concurrE~l1cia del valor de la millad
de ews bienes que existan al disolverse la sociedad. Mas, para gozar de
este beneficio, deberá probar el exceso de la contribución que se le exige,
con ~rreglo al artículo 1777.
Disuelta lla' sociedad' conyugal, lasobligadones, contraídas por la mu-
jer' en sú administración separada, podrán perseguirse sobre lodos sus bie-
nes.
De la lectura ¿'e este artículo se desprende que en la p.arte primera de
su primer inciso consagra la regla general de la capacidad de h mujer, p.¡'l-
ra dedicarse libremente al éjercicio de un empleo, oficio, profesión o in-
clustria; y en su pa':te final' establece la limitación a este principio general
f'lcultan¡c[o al marido, para pedir en' juicio samario, que se prohiba a su
cónyug~ dedicarse al ejercicio de un empleo, oficio, profesión o indpstria
determinada. Esta limitación se justifica perfectamente, 'sobre todo si ,se
considera que el ejercicio de una profellión o industria lleva aneXa una se-
rie de respónsabilidades, no sólo de orden económico sino también moral
y soci,al y que en determinadas situaciones la satisfacción de esa responl?a-
bilidad puede ser perfectamente incompatible con la calidad de cónyuge.
No está demas hacer notar' que sólo al marido corresponde el d'e,r,echo de
pedir aL juez que prohiba a sú muj~r el ejercicio de Una profesión determi-
nada. ' '
No ha resue)to la ¡Ley en qué forma, podría revocarse la prohibición.
Ejemplo: El marido pide y' obtiene en .iuicio sumario que el juez prohib,a
a su mujer dedicarse al ejercicio del comercio. T ran'scurre un lapso de tiem-
po, y no te'niendo ya el marido las, razones que lo induj,eron a solicitar'
h pro:hibición, consieJ;lte en que su mujer se dedique a \comreciar. ¿Cómo
debe efet::tuarse esta autorización? En el :silell¡cio de la ley, y de acuel'do,
con las normas generales, debemos concluir que la revocación debe hacer-
se concu;irendo marido y mujer ante el magistrado y pidie~do que por no
subsistir las 113Z0neS que justificaban la prohibic,ión"se, tenga ésta por alza-
da, se ordene la cancelación Je las inscripciones resp~divas y se hagan las
publicaciones necesarias para notificar al públlico de esta nueva resolución.
En .el inciso segu¡;¡do se esb,blecendos órderie's de solemnidades que
deben llenarse para que 'esta prohibición produzca efectos resp'ecto de ter-
ceros; 19 Deberá inscribirse en el Registro de Prohibiciones e Interdiccio"
nes;, y' 2 9 Deberá notificarse al público por publicaciones hechas en un pe-
riódico del Dé.partamento en ;que tuviere en su domicilio los cónyuges, o por
ilno de lo cabecera de provincia si en aquel no lo hubiere. Y, tratándose ,de
tina sentencia que prohiha a la mujer casada dedicarse determinadamen-'
116 -

te al comercio, habrá ademá~, que inscribirla en el Regist'ro de Comercio


del Departamento' en que la' mujer haya establecido su giro. Estas solemni-
dades tienen por objeto poner a los terceros en conocimiento de la pro-
hibición que recae sóbre la muje., y de su consiguiente ,incapacidlad.
Ahora bien, 'Ei no se cumplen estas solemnidades y la mujer conti·
núa comerci¡:mdo, ¿qué situación se produce? La sanción a esta omisión
est6. esta.blecida ,en la parte final de este inciso segundo que dispone que
sm estos requisitos, I..~ prohib!ición no producirá' efectos respecto de los
tercero's que contrataren con la mujer". O 10: ea, que en tal caso los terceros
ose encuentra~1 'en la miSma situación que d hubieran corfratado con la mujer
sin existir la prohibición y podrán por tanto, pedir la ejecuc:ón forzada del
contrato o 'su resolución con )ndemniZl:1ción de petjuicos, de acuerdo con
las reglas generales.
Refiriéndonos a la inscripción de la sentencia que prohibe a la mujer
el ejercicio del comercio, vimos qQe la ley ordena se inscriba en el Regi>-
tro de COlllercio del D,~partamento en que la mujer haya establecido su gi-
ro. La redl<\cción de esta disposición parece dar a entender que la inscrip-
ción en el Registro de Comercio sólo se exige cuando la mujer baya esta-
blecido su giro comercial, manifestado por la ejecución de actos de comer-
cio o por cualquier otro signo ·inequívoco. -
El inciso tercero confi~re a la mujer casada. que desempeña un em,
pleo o ejerce un oficio, profesión o industriá, la o¡:¡pacidad correspondien-
te a la mujer separada de bieneE, y la misma ley m~dificando al artículo
159 del Cóqigo Civil, atribuye a la separada de hienes la capacidad que
en su arto 173 reconoce a la divorciada perpetuamente; o sea, que en últi-
mo término, la mujer casada comerciante gozla, en su comercio, de lá capa-
cidad que el artículo 173 señala para la divorciad~ perpetuamente. Dice
el artículo I 73:' La mujer divorciada perpetuamente, administra, con inde·
p~ndencia' del mal'ido, los bienes que ha sacado del poder de éate o que
después del divorcio ha adquirido. Podrá, en consecuencia, estar en jui.
cio y ejercer los cargos de tutora y curadora, lSin autorización del m$rido
ni de la justicia. Tenemos entonces, que la mujer comer'ciante puede gra-
var y enajenar sus bienes y estar en juicio, sin autorización ni de 'Su mari-
do ni de la justicia. Este inciso tercero que confiere 13. la mujer la capaci-
dad que hemos visto, consagra un principio de derecho público que no
pl!ede por ello' ser modificado por voluntad de la's partes. La ley, para
evitar dudas al respecto lo ha establecido espresamente, ,al decir, "no obs-
tante c~alquier estipulación en contrar,io". Esta capacidad gen,eral para
gravar y enajenar sus bienes raíces ~sólo existe en la mujer casada comer-
ciant~ mayor de veinticinco años, porque la menor de edad necesita auto-
rización judicial, d,~d:): .con. conocimiento de causa, para poder gravar o
enajenar 'SUs bienes raíces. Esta exigencia de la ley se comprende fácilmen-
te si se considera que tiene por objeto defender a la menor de edad con-
tra su propia ihexp.erie~cia y contra las' sug~stiones que en este sentido pu-
diera recibir de su marido. Los bienes IlaÍces, constituyen generalmente la
parte fija inamovible del patrimonio de las personas y es lógico que la ley
se preocupe de amparar esta importante parte ,de los haberes del menor .
. ' El inciso cuarto se refiere en especial a la prueha del orígen y domi-
nio de los bienes qu~ la mujer adquiera en el desempeño de su empleo o
el éjercicio, de una profesión o industria cllalquiera. Y establece al
respecto: que la pruebaincumbe _a lainujer, . quien. podrá emplear
o
para estos clectos, todos los medios franqueados por la ley, - sea tratán-
dose de la mujer comerciante, . todos los medios de prueba del derech..J
común y los medios especiales del Código de Comercio. En
- 117 -

este inciso r~dica el éxito de la reforma introducida por la ley, porque es


evidente que la mayor .0 menor cbridad y facilidad con qu~ ~a mujer ac~e~
dite ,que su trabajo personal constituy.e el origen del doml~llode los bl~·
nes que administra, 'tendrá especial importancia, para deslmdar su patn-
monio. obtener créditos con su garantía, fijar su potencialidad económica,
limib3.'; la masa de su quiebra, etc.,' etc. La tnujer pued,e verse en, la' nece-
sidad de probar su dominio sobre elatos bienes ya sea respecto de terce~
ros que quieran ejercer sobre ellos .sus ,derechos, ya sea rrespecto del mari-
do que quiere 'incluirlos en la masa común de la Sociedad Conyugal.
El ,inciso quinto se pone en el caso de que la mujer quiera sustraerse
a las con'¿ecuenóas de su comercio alegando haber obrado· fuera de los
términos del artículo en estudio. La circunstan~ia ·de que la ley ponga a los
tercero's ~ cubierto de toda reclamación en este sentido, es una garantía
. que. interesa tanto a la'mújer como a 10,s que contratan con ella, por que es
evidente que si nÓ eX!ístiera' esta situación todos exigirían a' la mujer, que
apareciera autorizada para contratar, por ,su marido, 10 cual haría ilusoria
la' autorización general que la ley le conced,!!. En cuanto al carácter de esta
disposiciÓn, . podemÓs deOlr que con.stituye un,3.' verdadera presunción de
derecho, en cua~to es estima capaz a la mujer,' y que no admite en este
. ,~entido prueba en contrario, No es' indispensable, en cuanto se refiere a la
validez del contrato en sí mismo, qu,!! la mujer concurra a s'u celebración
con un 'instrumento público o privado que "~credite un comercio separad.o
del de su marido. porq~e este instrumento sólo se exige ad~probationem, y
su omisión no, influye ,en forma alguna en cl~anto.a la validez del contrato
en· sí mismo. Basta q~e en el documento del contrato. se haga referencia a,l
inl!trumento ~n ~ que consta el comercio sep',H'ado y no importa que éste se
pr:!scnte más tarde, ya que sólo será' necesal'io en el caso de la prueba .
. ·Como. vem,os, elEte inciso exige que la' muj er ejerza un oficio, prDfe~
sión o industria separado del de su marido, manteniendo la misma situa'<
ció n que, para el ca~o de ],,;l mujer comerciante, establecía el art. J4 del
Código de Comere.io. . , ~
, LOIs' in.ciso s 6, 7 y 8 f:e ocupan' d~ determinar qué. bienes qu,edan
afectos a la re'sponsabilidad proveniente de lo~s actos o. contratos qte. cele-
bra una mujer casada que desempeña un empleo, o ejerce una profesión,
, oFicio o industr:,3., separados del de 'su marido. .
De acueredc con el inc. 6 9 , la mujer' come~ciánte, sólo obliga a la~ re-
sultas de su comercio, los bie~es' qu~ constituyen su> administración separa~
da, y los de su marido sólo cuando éste. accede' a 'sus obligaoiones en ca~
rácter de fiador u otra forma cUla.Jquie¡a que lo obligue solidá:ria <> subrsí~
dariami'mte cón ella, Y podrán también perseguirse los bienes del marado
a prorrata del beneficio que hubiere reportado de ,las obligaciones contraí-
das por su mujer comprenaie~do en estebenefício el de' la familia común,
,en la, p'3.rte que de Derecho haya él debido proveer a la., necesidades de
~~. '. .
El inciso 8<>, por su parte, escluye los hienes que la mujer administra
separadamente, de la responsahilidad que pueda resultar de los actoiS' ,del
ma"r,ido y SÓ,lo los deja afectos a esta responEo.bilidad en cuanto esos ac~
to~s hubieren cedido en utilidad de lá mujer o ,de la familia común; y sólo
hastá _concurrencia de esta utilidad podrá "hacerse e~ectiva la responsabili·
dad sobre los bienes 'que ¡,a' mujer separadamente administra. .
Los incisos siguientes se pr~ocupan de estudiar la su~rte que corren
estos bienes en el c.aw de disolución de la Sociédad Conyugal, materia que
no yeremos a'hora. por no c;:istar djrevtarn,ente; ligada, cop el capítulo en estu~
dio.
índice
- 118-

Este artículo 15 O constituye la reforma de más trasc!!ndeucia iulw·


ducid'l por' la ley 5 S 2 J ya que él le da a la mujer casada de cualquier edélcl
no sólo el derecho dé dedicarse libremente al ejercicio del comercio. sino
el de administrar, en los mismos términos que la mujer divorciada perpe~
tuamente, los bienes qu.;J en su comercio adquiera. En este punto la ley ~s
más avanzada que el Decreto Ley 328, porque mientras éste solo da a la
mujer cas'3.da separada dé bienes el derecho d':! dedicarse Íibremente al
ej ercicio d e cualquier empleo, oficio, profesión o industria, la Ley 5521,
se '10 da a toda mujer casada esté o no separada de bienes.
En su artículo Segundo NQ 2, la Ley 5521, sustituye el artículo 16 del
Código de Comercio por el ,~iguiente. La mujer divorciada y la sepiarada
cIte bi)eqes pued'en comerciar prevÍo el registro y publicac;,ón de la senten-
cia de divorcio y separac;' óh o de las capitulaciones matrimoniales, en su
caso, y sujetándose, además, 'si fueren menores de veinticinco años, a las
rglas c10ncjemienties Ja los menores bajo gl!a.rda ,o a los h,abilitados de led'ad,
según corresponda. Desde luego este artículo cambia el criterio del anti-
guo artículo J 6, por cuanto la sepalada de bienes aún cuando sea menor
de veinticinco años, no n ~cesita autorización del marido, si'no que bast'1
que tenga un pecuÜo profesional para poder obligilrse y comerciar, hasta
concurrencia de ese peculio. '
El antiguo artículo 18 del Código de Comercio, ha sido reemplaza-
do por el f:igUlente: El menor comerciante puede comparecer en juicio por
si sólo en todas las cuestiones relativas a su comercio". La Ley no necesitó
referirse aquí a la mujer separada o divorciada porque' ya en el. artículo
17 3 del Código Civil, declaró expr.::samente que podía, la divoró.3.da com-
parecer por si sola en juicio, y en el arto 159 había asimilado a la separada
con la divorciada, dándoles una misma c'lpacidad,
Por último, ~l Inciw segundo del arto 349 del C. de Co, fué reempla-
zat!lopor étste: El menor no habilitado de edad y la mujer casada, necesi~
tan autorización especial palla celebrar una' sociedad colectiva, aun cuan-
do, se hallen habilitados para comerciSlr. Et;la modificación sólo. tuvo por
objeto el poner de manifiesto que la disposición se refi::re a los menores
no habilitados, porque con la antigu3. red¡;ccióri que sólo hablaba de me-
no res, • se presta b a '3 d esacuer d os en l '"
a lnterpr.::taclOn. .
En '~u artículo 4 9 la Ley 5521, deroga expresamente los arlÍculos, 12.
1 3, 15 y 17 del Código de Comercio, y en su artículo .quinto deroga to
. talmente d Decreto Ley 328 de 12 de Marzo. de 1925.

TITULO II

DE LAS OBLIGACIONES DE !LOS COMERCIANTES

En páginas ,anteriores ~bservábamos, que la prof.esión de comercian-


tP. tiene, para' quien la ejerce, ciertas ventaj ::lS, que en, el Derecho Procesal
por ejemplo, se manifiestan por una mayor amplitud de medios de prue-
ba, y, en la legislación de fondo encontramos.· en general, pla:z;os más
breves, menos .solemnidades, etc. circunstancias todas, que en último tér-
mino redundan en beneficio del comerci 3.nte y del comerc,io caracterizan-
do un menor formulif:mo y una mayor libertad de acción que en el Derecho
CiviL .
Paralelamente a estas ventajas, nos encontramos que con que a los
com.erciantes afectan obligaciones que no pesan sobre los civiles; oblíga-
- J 19 --

.cionEs que reconocen su f~ndamento en el hecho de que el comerciante~


('11 ejercicio' de su giro, se relaciona con numerosas personas que ni si~
quiera Jo conocen y a las cuales interesa saber a cienc.ia cierta las. respon~
sabilidades y limitaciones que el crédito del comerciante puede tener que
soportar. Por estas razones es que la Ley exige ál comerciante que lleve
ciertos libros de. ,contahilidad e inscriba. algunosdocumen,tos que ella. niis-
ma enumera.
Estas obiigaciones son: 1)' Inscribir ciertos documentos en el Registro
ele Comercio; y 2) Llevar .determinados libros qe contabilidad. Pero a m~s
de estas obligaciones tienen otras que no nos interesan por ser ~ateria de
olras leyes (Pdteru'es, títulos técnicos) y porque. n9 caen dentro del campo
de aplicacióll del Derecho Privado .

1'?-De la inscripción de documentos

De esta obligación se ocupa el Título II en su párrafo 1 9 •


Hu establecido. la ley~ en la 'cabecera de cada departamento, un regis-
tro público en el cual los comerciantesdebep. inscrábir los instrumentos a
'que se refiere el i:Ht. 22. Así lo di¡;pone el arto 20 que dice: :
"En la cabecera de cada departamento se llevará U11 registro en que
,e' anotarán todos Jos .documentos que según este Código' deben sujetarse
a inscripción".
Esto es muy distinto de la matrícula personal de los comerciantes a la
cual ya nos hemos referido; aquí sólo se' inscriben cierton. document~s y
no existe la obligación de inscribir todo comerciante su dom~ci1io, clase de
. giro a que se dedica, etc: ' . . '
Esta matrícula perso~3.1 existe actualmente en otros países: España,
Alemania, Argentina, M éXlico , etc.; y existía también en el proyecto; pero
fueron fLlpIimidas todas las disposipnes referentes a ella,
El Registro de Comercio es llevado por un funcionario llamado Con-
servador de Comercio que es generalmente, al mismo tiempo, Conserva~
dor de Bienes Raíces, aún cuan,do se trate de funciones completam.el1te
clive¡rsas. El Registrb Conservatorio die Bi~nes Raíces tie.\ne por objeto
llevar la historia de todas las transferencias y trasmisiones· de la propie-.

.
dad inmueble; en cambio, el Registro de Comercio nada tiene que ver con
la propiedad raíz.
. .
El Registro de Comercio se ráge por un Reglamento especial que
fué propuesto por el mismo C. de Comercio, que en su arto 21 dice:
'Las reglas y form'alidades relativas a la organizé'.ción del registro de"
comercio, a los deberes y funciones del s;~cretaúo encargado de él y a' la
forma y. solemnidad de las inscripcÍones, se determinarán en un reglamen-
to especial".
Este Reglamento se dictó d12 de Agosto de 18',6 y empezó a regir
conjuntamente con· el Código, el 19 de Enero de 1867. . ..
Esta obllgaoión de inscribir ciertos documentos en el Registro' de
Co~ercio se encuentra establecida en interés general de los que vayan a
contratar con el comerciante, no es por cierto una obligación impuesta a
favor del propio comerciante. Pu:!de decirse que esta IÍnscúpción se exi~
ge '" fin de que los t:!rceros puedan fáciimente por medio de -este Registro
'Público COnOcer alguna de las circunstancias relativas al comercio de un
, comerCtÍante: saber que responsabilidades pueden· afectarlo en favor d~"
su mujer, hijc:; .o pupilos; saber cuáles son sus mandataríosy representan-
tes; saber cuáles son las extensiones de ·sus poderes; etc. En e$tos e'as,?;;;
- 120

todas estas circunstancias se conocerán el\' el Registro de Comercio y no


habrá necesidad de consultar al otro con.tratante.,
Comprenderemos mejor estas razónes, estudiando cada uno de los
documentos que deben inscrihirse. .
Al mismo tiempo que L:1 inscripción en este Registro, suele ordina-
riamente d Código exi3',ir la publirf\ción de estos msmos documentos (arts.
12, 13" 1f). Pare~ía iógÍco ento .. .:es que el Código, al ocuparse del Re-
gistro, hubiera indicado la forma en que' debían hacerse esas publicacio-
nes, cuando eran exigidas junto con las, ,inscripciones. Sin emhargo, fuer,a
de la in~cripción, no ha señalado la ley la publicación de todos los do-
cumentos que deben inscribrise, d~ manera que sólo deberán publicarse
los que la' ley menciona expresamente y, cuando al eXligir esa public.3.ción
no indique los medios de hacerla, el inter~sado podrá adoptar el medio
que mejor le convenza' (generalmente preferirá poner avisos en los dia-
rios). Tratándose de ·escr'ÍtÜrassociales, la ley ha determinado que esa
publicación debe hacerse por los medios que. ella indica.

Documentos que deben ill¡scribirse:-

La enumeración la da el arto 22; pero hay que hacer notar que esa
enumerac,ión no es completa, porque ha.y otros documen.tos no compren-
didos allí que deben inscribirse, según disposición del mismo C. de C. y
de leyes posteriores.
Art. 22: "En el registro de comercio se tomará razón en estracto y
por órd,en de números y fechas de los siguientes documentos.
A propósito del análisis del arto 22 nosotros nos. detendremos sobre
tres puntos: 1Q) Razón de ser de la inscripción de cada ut:J.o de fos docu-
mentos en, él indicados; 2 Q ) Carácter que tiene esta inscripción. En algu-
nos casos tiene el carácter de solemnidad, 'en otros no; es muy importante
est.3.blecer ést;' por las consecuencias que puede acarrear en uno y otro
caso la fálta de inllcripcÍón y 3 Q ) Sanción por la falta de inscripción.

Análisis del NI? 1 del arto 22:

"1 9 De las capitulaciones matrimoniales, inventarios solemnes, tes-


tamentos, actos de partiaión, senterlcias de adjudicación, escritur.as públi-
cas de don.ación, venta, perrrMlta, u otras de igual a~tenticidad .que impon-
gan al marido alguna responsabilidad <El. favor de la mujer.
Llamamos la atención sobre la frase final de este artículo, pues ella
nos r~fleja la razón de ~er de e.sta dispos,ición. Par,a materializar esta idea,
haremos notar que en el derecho Civil se e:¡áge la inscripción de actas de
adjudciadón e inventarios, cuando estos documentos se refieren a ¡inmue-
bles, en tantQ que, al Derecho Comercial independientemente de esta
consideración, le interesa. la inscliipción, en cuanto esos documentos pue-
-den significar ]imitacion~s al crédito del comerciante afectado. .
¿Cuándo hay que inscribir estos actos en el Registro de Comercio?
Sólo en aqueEcs cas<¡>s en que de esos documentos se desprenda que hay
alguna responsabilidad del marido a f.avor de su mujer y siempre que el
marido sea' comerciante. Cuan,dq el marido no es comerciante no hay
obligación de inscrihir esos documentos.
Es esta una obligación consecuencial de la profesión de comerciante
del marido. Si la mujer es comerciante y el marido no lo es, no están es·
tos documentos sujetos a inscripción; la letra de la ley ,~s perfectamepte
qlara.
- ,'121

Ahora, ¿por qué sólo ~n ese caso dehe hacerse esa inscripción? M.uy
sencillo, porque si el marido tiene responsabilip.ades a favor de su mUJ~r
por aportes hechos por ella al matrimonio o por bienes que ella ha adqUI-
rido durante el matrim9nio y que el marido debe restituir al disolverse la
sociedad' conyugal, resulta que el patrimonló del, marido, está afecto a es-
tas obligaciones y que no todos los biene¡; que 'ante .el público aparecen
como de su propiedlad, puesto que es él quien los administra, están, libres
de responsahilidad; pesa sobre ellos una responsabilidad a favo~ de su
. mujer, responsabilidad que tiene carácter privilegiado. pues la mUjer goza
de un privilegio ¿e 4" clase. "
Los terceros que contratan. con el marido, deben, saber que éste no
pued'e disponer .de todo el crédito que parece tenel',p(nque éste se halla
restringido tanto en cuanto existe responsabilidad a favor de su mujer.
Resulta de aquí evidente que esa responsahilidad significa una dísmin.ui-
ción del crédito de que puede disponer el marido; y a fin de que los ter-
ceros no caigan en engaño es que la ley ha exigido que se inscriban en .el
Hegistro de Comerc.io los documentos en que consta esa responsabilidad.
Decíamos que la muj er tiene un privilegio; pues bien, este privilegio
se halla establecid.o en el arto arto 2481 N<? 3,del C. C. que se encuentra
en el Título de la relación de' créditos 'y que dice:,
"Lacu,arta clas:e de crédit'Os Clompl"ende: .
, 3 9 -Los de la;; mujel'1es ca;sadas J por los bienes de su, propied¡ad que·
ádministra el 1l1)lrido, sobre los bienes de éste" •
. Concuerda este artículo con el 2483 del mismo Código, que .emplea
,literalmente' los mismos términos usados en el arto 22 N9 1 del C. de Co-
de Comercio. .
La inscripción requerid'a por el N9 J del arto 22 n'o. es una solenmi-
dad del a'cto. o contrato: Las capitulaciones matriinoniales, 'los ÍnventariPs,
etc. están' sujetos a esa inscripción. no por ~í mismos, sino ~or las circuns-
ta~cias que hemos. lnClicado, de donde se deduce que la omisión de esa
inscripción no produce ,nulIdad. ¿ Cuál será entonces la sanción?, hay des-
de lüego unja sanción' de, carácter general aplicable a la falta de inscrip-'
ción de todos los documentos que indica el arto 22 y qUe es de cari3.cter
. eventual, porque sólo se aplica en ·caso de quiebra del comeróante.
La quiebra, según las causas que las producen y el mayor o menor
grado, de culpabilidad del f,aHido, se clasifican én fortuitas, culp'ables y
f~auduJ;entas, y la ley castiga al fallido con ciertas penas' cuando Ia quie-
bra es declarada culpable o fraudulenta; pues bien, la ley, al enume:rar
ciertas situaciones que por sí mismas indican una presunción de que, la
quiebra es cúlpabJe o fr,audulenta, comprende la circun;stancia de no haber-
~e hechoe~tas Ínscr.ípcÍones. Así el arto J 89 dé la ley de quiebras, que
reproduce ¿isposiciones qUe ya existían en el C. de C. dice en su NQ, 10:
"Las quiebras se presumen culpables ii el deudor' hubiere omitido la
inscripción de los documentos que ordena ~jil ley".
Por el sólo hecho de no haber in,scrito el marido comerciante los do-'
cumentos que se indican ~n el Ni? 1 del art.' 22 será considerádo como fa-
llido culpahle o .fraudulento, en caso de quiebra.
Sin .embargo, esta sanción no cabe cuando el comerc,iante ¡1'0 cae en
quiebra y, por otra parte, como se ~r~ta de una presu~ción si~plemente
legal, puede el fallido' probar que no ha fenido culpabilid'ad e~ su quíe-
~~ .

Podría creerse que la falta de inscripción acarrea otras conse-


cuencias y se ha ventilaClo 'ante los tribunales -la siguiente' cuestión: la ins-
(;ri:Qción . tiene por' objeto advertir a los terceros ¡acerc;:é1, ele la ,~xistencia
- 122-
de este crédito privilegiado de la mujer en contra de su marido y si 1l()
se hace esa inscripción los terceros 'son ,inducidos a engaño;· de tal manera,
que estando los telceros de buena fé y habiendo sido inducidos a error por
el propio marido comerci.3.nte no podrá la mujer hacer valer sus privile-
g,ios contra éste ,en desmedro de los intereses de esos terceros. Es cierto
que los terceros están de buena fé; pero no hay que olvidar, que la mu-
jer es inocente, que la ley imp~so la obligación de la inscripción al mari-
do y que si bien los terceros están d~ buena fé, la mujer también lo está
y no puede entonces admitirse que la mujér pierda su crédito o su privile-
gio porque el lL1c.rido no ha hecho la inscripción. Esto último ha sido con'
famado por l1u('stros tribunale8 en diversas sentencias, de entre las cuales
podemos citar una que apareció en la Gaceta de los Tribunales de 1876,
Pág. 1273, sentenciá N9 2463. .
Ar¡áUsis del N9 2 del arto 22:
"2 9 -De las sent:!ncias de divorcio o 6epar,"\ClOfl de bienes y liquí-
clac,iones practicadas par.a determin,ar las especies o cantidades que el ma
rido deba entregar a su mujer divorciad a o separada de bienes".
. Aquí la inscripción se ~xige para otros fines, y es la misma que po-
demos ver en las regla. dd C. C. citadas. al hablar de la capacidad.
Desde luego, ya conocemos el caso de la mujer comerc.iante divor-
ciada o ~eparada de bienes a que se refiere eJ arto 16 que y~ vimos. .
¿Por qué se exige en este caso? Hay una doble razón: en primer lu-
gar, para que los terceros conozcan la situación en que la mujer se encuen-
tra dentro del matrimonio, p,na los efectos de su capacidad, ya que la mu·
jer por el hecho de esta:r divorc.iada o separada de bienes puede comerciar
libremente; en segundo lugar. porque a .más de conocer los terceros la
capacidad de la mujer, quedan impu.estos del régimen d~ bienes y podrán
saber que ya. ,no contarán para la responsabil;dad de los contratos que la
mujer célebre, sino con los bienes de la misma mujer.
También habrá que ,inscrib.ir la sentencia de divorcio, la de separa-
ción cuando el marido es comerciante, porque en tal caso esa sentencia le
impone al marido cie,yta, reoponsabilidades a favor de su mujer y hay que
proceder a la liquidación de la soc.1edad conyugal. ,
Tendríamos entonces que en estos casos se· éxigiría la ins'cripción
por ias mismas razones que vimos al tratar del N9 1. Tampoco se requie-
re aquí la imcr,ipción con el carácter de solemnidad, ¿ cuál es entonces la
sanción ~, desde luego la misma que hemos indicado lespecto de la quie~
bra.
Con, respecto al caso en que la mujer es. comerciante podemos pregun-
tarnos, ¿si la mujer separada de bienes o divorciada se dedica de hecho
al· ej~rcicio del comercio, sin inscribir la sentencia r~spectiva. adquiere o
no la calidad de comerciante? A primera vista, pudiera creerse que no
puede calificarse de comercinate porque el Código exige esa inscrpción
como requ¡sito previo, sin embargo, esta solución sería ilógica y absurda,
la inscripcwn es una medida de publicidad y no un requisito
c¡ue le 'dé ~:l. la mujer capacidad para el ejercIcIo del comercio;
la capacidad la tiene porque el divorcio ha puesto término a la potestad
.marital, y en el caso de la separación de bienes con respecto a los bienes
que separadamente administra; cumple pues, plenamente con el requisito
de la capacidad que ex,ige el art. 7 para adquirir la profesión de comercian-
te y no es lógico, entonces, que no pueda adquirir esa profesión, porque
además, acarrearía. consecuencias resp'ecto de terceros ya que la mujer
divorciada. o separada de bienes que no había hecho las inscripciones se
123 .-

aprov~charía de todas las ";entaj,as de la profes.Íón y cuando se tratara 'de


exigirle el cumplimiento de las obligaciones correlativas podría excepci-
narse diciendo: "yo no soy fegalmente comerciante porque no Se ha ins-
cr.ito la sentencia de mi divorció o de mi separ.a.ción ·de bienes". Sería ello
favorecerla a base de' una violación de la ley.
Por lo tanto, podemos concluir que la omisión de esta inscripción no
la priva de la calificación d~ comerdante. y no hay más sanción· que esa'
eventual para. el caso de quiebra.

I~ná~isis del N9 3 del arto 22:

"3" De los docume~tos justificativos de los haberes· del hijo o pupilo


que está bajo la potestad del padre o gllard"ador". .
La situación es idéntica a la del NQ 1 y habrá que inscribir estos
documentos cuando el padre de familia o el guardador, en, su caso, sean
com'erciantes y tengan respons,abilidades a favor de sus hijos o de 'Sus
.
pupilos (arts. 2481. N" 4 y 5 y 2483 dél C. c.)
AsÍmismo" en este caso, la in~cfipción tampoco es sol~mnidad y la
sanc~ón es la misma de los casos an~eriore$, ~ sea, presunción, d~ culpa~
bilidad en caso de quiebra del padre o guardador; y tampoco podría
sostenerse aquí que el hijó de familia o el pupilo cuyo padre o guardador
• caen en' quiebra habrían de perder su crédito privilegiadQ por el hecho de
no haberse practicado su inscripción.

Análisis del NI? 4 del arto 22:

"4 9 De !.as escrituras d~ sociedad, sea. ésta colectÍva, en' comandüa


o anónima, y de las en que los socios nombraren gerente de la socÍeda'd
en 'liquidación" < •

pesde luego, esta d,isposÍción no está completa y habrá que inscribir


no sólo la escritura constitutiva de la sociedad, sino también todas 1.::IS es-
crituras de reform,a del contrato social; sin embargo esta omÍs,ión ha sido
salvada por el arto 7 N9 4 del Reglamento. A esto hay que agreg,ar la dis-
posición del art. 350 inc. 2,referente a la sociédad colectiva; y la del
arto 440' inc. 2. referente a la sociedad anÓn,1ma. '
Además hay que admitir que es t: '1, inscrÍpción no se requiere para 'to-
da clase de sociedades, ~inio sólo,. respecto de sociedades mercantiles. Sin
embargo, las escrituras' referentes a una sociedad anónima deberán inscri-
birse en todo caso, sea· civil o comerc.ial, porque la sociedad c;ivil anó-
. ma está, sujeta a las mismas reglas de .la 'comerciaL Además; hay que
agregar a las sociedades enumeradas en' el N9 4; las llamadas "sociedades
colectivas de responsabilidad límitada~' que se r.igen por una ley especial
}' que también estan sujetas a análoga solemnidad y respecto de las cua-
· les no habrá necesidad de distinguir si son aiviles o comerciales para los
efectos de su insc!ipción. •
Esta ins~:.ipción del N" 4 se requiere porque estas instituciones lla-
madas sociedades están en relaciones de negocio con múltiples personas
y es m.cnester que esos terceros conozcan las condiciones en que eSa so-
ciedad se ha constituídQ, cuál es su cap,C:\c;idad, cuál es. la actitud de sus
socios, cuál es la facultad de sus administradores; por ésto la ley ·da a
esta inscripción el caI~ctér de solemnidad (art. 350 in,c. 1, 425, 474,
491). '. ' .
Siendo una solemnidad del contrato resulta 1<1 conse.cuenda de que
· 1;a omisión d<:; ~sta inscripción acarrea la nulidad de la sociedad (art. 24).
,- l24-

En los 'casos anteriores, la omisión de la ,inscripción no produce nulidad


y no habrá otra sanción, que esa eventual, de presunción de culpabilí,
dad en caso de declaración de quiebra; aquí no, aquí se establece como
sanción la nulid3.d, pero una nulidad espec.lal porqu~ se produce sólo con-
tra los socios y no afecta a los terceros. Así lo dispone expresamente el
art, 24, que estudiaremos a fondo cuando nos ocupemos de la sociedad,
y que dice:
"'Las escrituras sociales y los poderes de que no se hubiere tomado
razón, no producirán decto alguno entre los lSoc,ios, ni entre el mandante
'y milndatario; pero los actos ejecutados o Q'Ontratos celebrados por los
socios o mandatarios surtJ.irán pleno efecto respecto de terceros".
No puede perjudicarse a ~os terceros, ya que en su favor se halla es-
tablecida la formalidad de la inscripción y ya que esa formalidad pesa
contra los socios y no contra aquellos a quienes precIsamente la ley quiere
proteger. Así lo cC?nfirma el art. 357 que dice: '
"La omisión de la esqritura social y la de cualquiera de las solemni-
dades prescritas en el arto 355 produce nulidad absoluta entre loo socios.
Estos sin embargo, re~ponde~án solidariamente a los terceros con
qUJenes hub:enn contratado a nombre y en interés de la sociedad de he-
cho".
A este artículo podemos ,agregar el 364, que trata de la sociedad
en general; el 441, que trata de la sociedad anónima; y el 497, que trata
de la sociedad en comandita, y que confirman 10 expuesto en el 357 y en
el 24.
En cuanto a las sociedades, l~ ley, a más de la iÍ.nscripción. ha exi-
gido la publicidad de la: escritura constitutiva: y podemos anotar que es
este documento el único de los que aquí se mencionan que debe pasar por
este trámite; además, la forma de publicación será distinta entre una u o'tra
, clase de sociedades.

Análisis del N9 5 del arto 22:

"59 De los poderes que los comerciantes otorgaren a sus factores o


dependientes para la administración de sus negocios".
Según el inciso 1Q del arto 237, el Fa~tor es el gerente de Un estableci-
miento comercial o fabril, o de una parte de él, que lo dirige o administra
según. su prudencia por entera cuenta d~l principial. Siendo pu~s, un man-
datar.io II :lmado a administrar el negocio y a contratar con terceros, es ló-
gico que la ley haya procurado, dar a conocer a esos terceros la existen-
cia de su mandato y la extensión de sus poderes. (Vuelve el Código a
f:'xigir esta inscripción en el art. 339 que está entre las disposiciones' espe-
ciales relativas .a, 'los factores). También se exige en este caso la publica-
c.ión del 'poder, la cual se hará por los interesados en la forma que crean
más conveniente. .
, • Según el inc. 2 ¿ el arto 237 denomínanse mancebos o dependiente$ los
empleados subalternos que el comerciante tiene a su lado para que le au~
xilien en diversas operaciones de su giro, obrando bajo su dirección ~n­
mediata. En principio, los dependientes son meros arrendadores de sus
servdos, y no son mandatarios, porque no obligan al pnncipÍal con res-
pecto a terceros; pero' pueden tener ciertos poderes y en tal caso' ese po-
der deberá ser registrado (art. 344), Fuera de este caso, los dependien-
tes no son mandatarios y por consiguiente, no habrá que registrar su con~
trato mismo. (El NQ 5 del arto 22 habla sólo de los poderes). Ademá;:, esta
disposición' sóio se refiere a poderes expreso~ o'orgados por escritura
p6blica, porque llay otra clase de poderes que pueden tener los depen-
'dientes y que por su naturaleza' no están 'lmjetos a esta inscrip,ción:~'son los
considerados en los arts. 345 y 346.
Art. 345: "Los contratos que celebrE~ el dependiente con las personas
a . quienes su comitente 'le haya dado a conOCeir'por circulares como auto-
rizado para ejceutar algunas ope'l"aciones de su tráfico, obligan al princi-
.pa}, siempre que los contratos se ciréunscri~an a las negociáciones enco-
mendadas al depend,iente.
Será¡ll también !de la responsabmdad ttel principal las obligacr.on,es que
el dependiente contraiga por cartas, siemlm~ que haya sido autorizado pa-
ra ~irmar la correspondencia del mi~:m.o }:I:rincipal y, se haya anÚllciado la
autorización por circularesn "
Se comprende qUe esta fórma de. pClder no esté sujeta a inscripción.
, Art. 346: "Los depenQ1ientes encargadc13' de ve~der por men9r se
reputan autorizados para cobrar el producto de las ventas que hicieren;
pero deberán expedir a nombre de sus c.)mitentes lo~ r~ibos que otorga-
reD.
.Gozaran' 'de igual facult~d los depeJ~dientes que v;endan por mayor,
siempre. que las ventas se hagan al contado y que el pago se verifique en
el mismo almacén que administren. ' I

Si las ventas se hic,ieren ~ fiado o si debieren verifi~arse los pagos


fuera del ¡tlmacén, los redbo,s serán íimlildos "necesariamente por el 00-
mitenteo por persona autorizada para c4:>brar".·' ,
Se refiere a poderes tácitos conferidos a los depen,dientes, ,que se en~
tienden autol1izados por el principal, para vender y para percibir inmedia~
tamente el producto de esa,s ventas. (Po:r lo mismo' que es ~ un poder tá~
cito no podrá estar ,sujeto a inscripción}.
El NI? 5' del arto 22 habla de la ir¡.scripcióri, de kís goderes. pero nada,
dice de su revocación y, lógicamente, habrá que ,insCribirla, para hacer de~
saparecer la inscripción existente,' porque: los terceros podrán creer que
elle mandato está vigente y el princip.al se expondrá a quedar respon-salMe
an,te terceros por los act9s que, después de la revocación, ejecutare el fac-
to: o dependiente.· ,
Art. 2173 C. C.: "En general, todas. las veces qu'eJ 'el mandato exp,ira por
una cau.sa, ;gnorada del mandataáo, 10 <;Iwe e!Ste hayt¡l hecho en ejecución
del mandato será. válido y dará derecho a terceros de buena fé contra el
mandante ." ,
De niodo que 'aunque ~l, mandatario conozc~ el hecho de ·la revoca-
ción, si los terceros están de. buena fé, subsiste la responsabilidad del man-
dante.
La sanción a la falta de cumplimiento de la obligación impuesta por
el N9 5, de in,scribir los poderes conferidos ,a, los factores o dependientes,.
se halla establecida en el arto 24 que vimos a propósito de las sociedades
y que dice:
"Las esct".ituras sociale~ y los poderes de que no se hubiere tomado
tazón, no producirán efecto alguno entre ·10$ ¡socios, ni entre el mandante
y mandatario; pero los actos ejecutados o contl'(atos celebrados por los so-
cios o, mandatarios surtirán pleno .efecto respecto de terceros".
Hay aquí nulidad del mandato, pero nulidad circunscrita a las rela-
ciones ·entre mandante y mandatar,io, de l'nodo que ,si no se ha -{nscrito ~n
mandato y el manqatario celebra algunos actos" esos actos son válidos res-
pecto de terceros, sin que se pueda alegar que también Son nulos respecto
de ellos, porque no se :ha hecho la inscripción.
- i26-
Plazo en que debe verificarse la inscripc~n:
~ ~

H,ay una regla gen :!ral consignada en el arto 23, que contempla dos
situaciones distintas, y qué dice:
"La toma de razón de los documentos especificados en el artículo an-
terior, de,berá 'todo' comerciante hacerla efectuar dentro del térmi'no de
qdnce días, ~¡:mtados, según El caw, desde el dí~ del otorgamiento del
documento sujeto a imcripción, o desde la fecha en que el marido, ¡::.adre
o' guardador principie a ejercer el comercio".
Según esto, cuando el interesado ya es comerciante a la fecha del
otorgami:!~to del documénto, el plazo de 15 días se cuenta desde 'la fe-
cha del otorgamiento; y cu :mdo el interesado todavía no es comerciante
a la fecha del otorgamiento del documento,' el plazo de 15 días se cuenta
desde la fecha en que coÍnienz~ a ejercer el comercio.
El principio de la leyes muy claro. pero en la práctica la cosa se ha-
ce más difícil, sobre todo en lo que se reEiere a la segunda regla, porque
en muchos casos es casi imposible determinar eT día preci~o en que una
persona empieza a ejercer el 'comercio. Muy fá::i! será ef.ta determinación
cuando se trate de un ma'ttillero que ha recibido el cargo por un 'decreto
del Presidente de la República, o de una persona que compra un est'l.blc-
cimiento de comercio; pero será muy difícil cuando se trate de una per-
sona que ha adquirido 1a profesión de comerciante por, la' ejecúción hahi-
, ,tual de actos de comercio. Será una cllestión de heche que quedará some-
tida a la apreciación d ~ los tribunales de justic.ia en cada caso particular.
Plazos especiales :-' F llera del plazo general de J 5 días que señala
el art. 23 hay otros plazos especiales; así por ejemplo: Según el arto 440
el decreto supremo del Gobierno que autoriza la existencia de una so-
ciedlad anónima, debe inscribirse dentro del plazC} dt" 30 días contados
desde la fecha en 'que se expida. Según el arto 1 173, los préstamos a la
gruesa deben inscribirSe en extracto dentro del plazo de 8 días, contados
desde ·Ia fecha del préstamo.

A virtud de disposiciones del mismo C. de C. se exige la inscúpci6n


respecto de otros documentos no considerados :!n la enumeración del arto
22. Desde luego, no figuran ,llí el decreto del juez a que se refiere el art.
12, o sea lá aprobación jud.icial de la autorización del marido menor de
21 años concedida a la mujer mayor de 21 y menor de 25; tampoco fi-
gura la escritura revocatoria 'l. que se refiere ~l arto 13, o sea la revoca-
ción de la autorización para comerciar dada 'a la mujer; el préstamo a la
gruesa a que se refiere el arto J J 73; l'l. admin.istración de copropiedad de
. naves, a que se refi8re el are' 85 O; la hipoteca de naves que en conformi-
. dad al art 4 de la ¡Ley de 2 O de Febrero de 1919 d ~be hacerse en el Re-
gistro de Comercio de ValparaÍso, y que tiene el ~ismo objeto de las ins-
cripciones de 'ínmue,bles en el Registro Conservatorio de Bienes Raíces; la
escritun de emi'sión de bonos o deventures por las 'sociedades anónimas,
a virtud del art. 7 de la ley 4657 de 24 de Septiembre de 1929. (Las so-
ciedades anónimas que quieren obtener dinero del público mediante la
emisión de bonos deben otorgar una escritura pública' en la cual se debe
dejar constancia del nombre y domicilio de la sociedad, de los negocios
que constituyen su giro., del monto del capit:ll, del monto del empréstito.
elel tipo de! interés, de la naturaleza de la garantía. etc.); por último,
tamhién deben inscribirse en el Registro de Comercio las escrituras de Ad-
hesión a que se refiere el art. 4 de la ley 5380. de 8 de Marzo de 1934,
c¡ue crf"Ó el Estanco del Salitre y Yodo a favor del Estado.
- 121-
2?-DE' LA CONIABIUDAD MERCANTIL

De esta obligación se ocupa el 2 9 Párrafo deL Título II, que com~


prende los art~. 25 a 44 inch;tsive.
Impone la ley al comerciante· la obligac,ión de nevar ciertos libros
de t;ontabilidad en que anote ordinariamente todas sus operaciones mér~
cantiles, imponiéndole. al mismo tiempo, d,¡versas sanciones' para el caso
de infracción de esta; obligaciones. ,,,, ,,,, '''' ,," "" ,," '
, Sólo los comerciantes están obligados a llevar libros de contahilidad.
Los no comerci-antes, aunque ejecuten accidentalm,ente actos de comercio,
no tienen ninguna obligación en' este sentido; por consiguiente, sólo los co~
merciantes recibirán las sanciones legales cuando no lleven libros o los lleven
en forma irregular. Sin embargo, h~y algunas leyes administrativas que
hall' impuesto la obligación de nevar libros de contabilidad a los contri~
buyentes sujetos a la 6~ categpría, de la L~y de Impuestos a la Renta (pro~
fesionales; Abogados, etc.) En realidad, este es un caso enteramente dis-
tinto de lo que \'amos a .estudiar" porque esa ohligación se impot1'~" CÓJllO
una medida de' control para la correcta aplic)a:ción de las leyes tributarias.
La ley mercantil ha exigido a los comerciantes, la contabili:dad, no só-
lo' en ¡interés exclusivo del co~erdante, sino también en interés de los
terceros. Desde luego, hay un inter~s del propio comerciant~ en llevar es~
tos libros (podrá imponerse en cualquier momento de si su negocio le de-
j,':). ganancias o .pérdidas, para ditígú.r su rumbo, etc.) pero la ley no tiene
que preocupar,e de este punto de vista, 19 ley no tiene por qué imponer a
una personaobligacion,es que miren sólo al :ínterés personal del obl~gado;
si la ley ha hecho de la contabili-dad una obligación del comerciante, ha
sido en ,interés del crédito general del com.ercio y de los que vayian a
contratar con el ,comerciante,- porque en 'esos libros de contabilidad se
encontrará escrita en números la historia de la vida mercantil de ese co~
merciante" se podrá juzgar su buena o. mala fé y en caso de quiebra, eso!>
libres suministrarán antecedentes para determinar si es fortuita, culpable
o haudulenta y para aplicar las sanciones consiguientes que la ley estable-
ce.
T:ienen por ésto, los libros de contabilidad, un gran interés, no sólo
para los terceros contratantes sino también para el público en general.
Además" los librQs de contabilidad facilitarán mucho la liquidación.
en caso, de quiebra, y serán de gran valor para: el síndico. Veremos ta~­
b;én que la ley mercantil,. en' Chile y en otras partes, le ha atribuído a estos
libros el mérito de antecedente probatqrio a favor de su mismo dueño,
con lo cual se modifican- reglas. fundamentales de] C. C. y' se permite al
comerciante hacerse una prueba con que 'defenderse o con que instruir una
demanda. ,Sin embargo. para darles esté valor era necesario que la l~y jm~
pusiera la contabilid3d como una obligación y que la reglamentara en for~
lna conveniente.
Podemos darnos cuenta entonces de la razÓn de ser de esta' oblíga~
ción, y en ~1 mi.smo Mensaje con, que ~e acoJllpañó el Proyecto de C.' de '
Comercio al Congreso, Se decía: "se considera la cOhtabilidad como· el
espejo, en que se refleja vivamente la conducta .del comerciante, el alma
del comercio de buena fé.. "
Se comprnede que no todas las legislaciones mercantiles concuerdan
en !=uanto~' a este punto, y al respecto hay criterios dominantes: 19 ) Se~
gún nuestra legislación y la francesa, el Código, enumera los libros que
debe llevar cad.a comerciante; 2 9 ) En otros ,países, como Suiza se esta-
blecen principios gen,erales y se deja 'al arbitrio del comerc,iante el llevar
- liS -
los libros en la forma y número que quiera. En realidad es mejor nuestro
sistema porque el comerciante sabe de antemano los libros, que debe Ile-
varo
Esta oMigación rige respecto de toclo comerciante (in,dustriales,
banqueros, empresarios de transporte, etc.),' sea en' comercio muy exten-
so o muy pequ,~ño; nuestra l~y no contien~ excepciones en razón d~ la
pequeña cuantía del negocio, como ocurre en otros países. Hay casos en
que parece absurdo hacer efectiva esta obligación (vendedores ,¿¡mbulan-
tes); pero en estos casos' la o,bligación es más teórica que práct~ca.
En lo que el Código hace diferencia entre el comercio al por mayor
y el comercio al por menor, es en lo que se refiere al número de libros
que debe llevar .cada comerci?nte. El arto 25 se rdiere a las obligaciones
de los primeros y el arto 30 a las obligaciones de los segundos.
Estos libros enumerados en el arto 25 se le exigen a todo comercian-
te al por mayor, a más de otros especiales que pudiera exigirse para de-
term.inadás clases de comercio. Por. ej.: el' art: 55 NQ ·3 y 4 exigen para
los corredores otros dos libros; el arto 85 exige respecto de los martilleros
otros tres libros; el arto 222 exige' a los empresarios de tansporte un libro
especial; el arto 320 exige otro libro especial respecto 'de los Com.1s10nÍs-
Las de' transportes; el 899 inc. 2 que se refiere al capitán de la nave le
obliga a llevar otros tres libros; etc.

En esta materia hay que hacer un.a' distInción entre do~ c~tegorías de
libros: J<?) Libros esenciales u obligatorios; y 2Q ) Libros auxiliares o fa-
cultativos.
Libros obligatonos:- Son aqudlos que impresc,indiblemente debe
llevar un comerciante, a virtud del arto 25; son los únicos que la ley exi-
ge, ~on un estricto mínimo, son los únicos que tienen valor probat~rio, y
s.i el comerciante no los lleva 'o los lleva, en forma irregular, incurre en una
falta que puede ~carreil.rle sanciones graves.
Libros auxiliares o facultativos:- Son los que el comerciante puede
llevar libremente, a su arbitrio. a más de los obligatorios. El comerci.ante
puede, mediante estos libros, a'daptar la contabilidad, a la clase d,e nego:
cio que quiera y los puede llevar en la clase, forma y número que mejor
le convengan: pero como no son obligatorios, la ley no les puede dar el
valor probatorio que les da a los an,teriores, y el comerciante que 110 los
neva o los lleva en forma irregular no sufre sanción de ningu~a clase.

De los libros obligatorios de contabilidad

El leg,islador los señala en el ·art. 25, y se refiere sólo ,a los que de-
ben llevar los comerciantes al por mayor, pues los minoristas deben llevar
un Jibro solamente (art. 30). Además de estos libros que vamos a estu·
diar y que sop. obligatorios para todos los comerciantes existen otros es-
peciales que se ex.igen sólo a cierta clase de ellos.
Art. 25:' "Todo comerciante está obligado a llevar para sU contabili~
dad y correspondencia:
19-El libro diario;
2 9-EI libro mayor o de cuentas corrientes;
3 9 -El libro de balances; .
4 9 -El libro copiador de cartas".
Como vemos, estos libros son: el Diario, el libro Mayor o de cuen-
t.as corrientes, Balances y el Copiador de cartas. De, estos cuatro. sólo los
tres primeros' son propiamente de contabil,dad; el Gopiador tiene un ~a-
- 129-

rácter distinto, P:.tes tiene .por objeto anotar la correspon~encia. Para ir


por órden en nu~stro análisis cId arto 25, ,e'stTJdiaremos primero el:
Ub.ro d¡iario:,
De los tres libros obligatorios que señala el arto 25, sin duda alguna,'
el más jmportante; es el libro d¡ario. El arto 27 nos señala la manera d'e
llevar este libro y dice:
,"En el libro diario se asentarán por orden cronólogico y día por día
las operaciones merc;antiles que lEIjecute el comerciante, expresando deta-
Hadamenle el carácter y c,iré'unstancias de ,cada una de ellas".
, Este artículo indica la manel'a de llevar el Libro diario, que es, des~
d'e luego, la base de toda la contabilidad ya que en él figuran todas l~s
operaciones que ejecuta el comerciante.
Se anotan en él, día a dí'a y sigulendo el orden cron,ológico, las ope-
raciones mercantiles; de ah; el nombre de ILibro diario. Decíamos que en
el Diario se anotan las opellaciones m,ercantilc!S, o sea, las r~lacionadas co~
el comeraÍo; luego, no qeben anotarse aquellas operaciones extrañas al
giro mercantil que deEarroTIla el comerciante, como los actos' civiles que
éste ejecute, aunque puedan tener influencia importante' en' su fortunla.
La letra, de la ley no ofrece dudas en este, sentido, y menos surgirán
aún, si conocemos la redaccaón que tenía en el proyecto d e, Código,' en el
cual figuraba, con:"el N9 63. Decía este' artículo: ,
"En el libro diario se asentarán por orden cronológico, y día ;a día,
no sólo las operaciones mercantiles, sino las que puedan influir de algún
modo en el estado de su fortuna y crédito".
Como ",emos, la disposición; era amplísima, y la comisión revisora
la restri~gió dándole sólo el alcance que hemos señalado. Hoy día ,el Li~
bro ,dia:fio no refleja todo el estado de la fo,rtuna del comerciante, sino
'11nicamente ,las operaciones mercantiles que este celebró.
Tenemos entonces que si un comerciante es a la vez agnicultor. o pro~
lesional, anotará sólo aquellas operaciones relacionadas con su comercio
y no las que dicen relación con su calidad de agricultor o profesional, aun~
que estas últimas actlÍvidades tengan más importancia que las primeras.
Es verdad 'que los, profesion.ales deben también;' llevar un libro es~
pedal, 'pero. este es un caso dif.erente y que la ley exige con otros fines.
Las oper~ciones que se anoten en este libro .deben seguirse extricta~
mente por orden cronológ'lco, día por día y unas tras otras ,siendo necesa~
rio que se asienten en el momento que se ejecutan.
El orden de los asientos tiene mucha importancia desde -el punto de
vista económico y también legal. Desde luego, sirven para garan:i:izar la
s;ncellidad de sus partL~as. pues, si se anotan después, el comerciante pue~
de verse influenciado por circunstancias posteriores y entonces hacer ano-
tacion,es que no correspondan a la' verdad. ',
Por otra parte, si' bien una operación determinada, jurídicamente se
ría la IUlisma, sea que se la efectúe 'hoyo mañana, desde el punto de v:is~
ta económico, puede no ser así, y según el nlOmento en que se la ejecute
puede influenciar favorable o adversamen,te en la situ.aóón del comercian~
te. En consecuencia; la fecha tiene gran importancia para ver los efectos
de esa operación. -
, En lós casos de qúiebra tiene gran importancia la' época de ejecución
del acto, pues según ella, pueden o no serdeclarado'30 nulos estos aotÓf! del
comerciante, fallido. Como vemos, tiene gran importancia el' conocimiento
de la fecha exacta de una operación merc,ant:tl, tratándose de la aplicación
de las disposiciones legales de la ley de Quiebras, y estas fechas ~econo.
-..: 130 -

cerán si se observan, estas disposiciones legales de anotar, día a día, las


oper.aciónes mercantiles.
En ·estas anotaciones debe expresarse detalladamente el carácter del
acto celebrado y la cuantía de la operación: si se trata de compra ~ venta,
calidad y cantidad de las mercaderías, precio, forma de pago, si es al con~
tado o a plazo, y en este caso, a cuantos días fecha, etc.
No se exige expresamen,te, en este . artículo, que se indique en el dia~
rio la suma que destina el comerciante a sus ga,tos personales. El arto 63
del proyecto tenía un inciso que decía:
"Las cantidades destinadas a gastos alimenticios serán asentadas' en
la fecha en que fueren extraídas de la caja'.
Eviden,temente, hqy también, el comerciante que saca 'dinero de ca~
ja para st¡.s gastos, tendrá que darle salida en el Libro de Caja, aunque la
ley no lo diga expresamente.
El arto 28 dice:
"Llevándose Hbro de caja y. de facturas, podrá omitirse en el diario
el asiento detallado, tanto de las !Ciantidades que entraren, como de- las
compras - ventas y rem¡esas de mercadereÍas que el oomerciante hic~ere".
Eviden,temente, este es un caso de excepción al princ~pio consignado
en el artículo anterior, de que los asientos del libro ·diario deben ser sin~
guIares. En este caso, pueden hacerse, en el. Diario, asientos globales res~
pecto del moVlimiento de dinero y de mercaderías, porqQe- este movimien-
to ya eEtá anotado en detalle en estos otros dos_ libros.
Los libros de caja y facturas no son obligatorios sino auxiliares o fa~
cultativos, el comerciante los lleva C? no; según le convenga; pero, si no lps
lleva, tendrá que cumplir con lo dispuesto en el arto 25, en, ·los térrnJÍnos
ya anotados. En este caso, el movimie~to de la caja figura' en una cuenta
especial del libro mayor.
Pero en la. práctica, es frecuente que se lleven estos dos libros, espe-
cialmente el de Caja. En él se an,otan las entradas y salidas ,de. dinero, por
eso se llama llibro de Caja, y entonces, cada cierto período de tie'IIlpo se
llevan los t,espectivos saldos al Libro Mayor y al Diario.
. Ej: A fin de mes se dice en el Libro mayor: Caja a Vario\!, según de~
talle del libro de Caja .... $ ... , (si se trata ,de egresos).
Varios a Caja, según detalle al libro de Caja .... $.... (si se trata de en~
tradas de dinero). .
\

,El libro de factlJ'Ms:

Factura, es el documento que se otorga con motivo de la comprlA


venta y en, la que se d¡'!ja constancia de la cosa. entregada, precio, etc. En
el libro de facturas :;:e anotan' todos los detalles ,de las- facturas, o sea, el
movimiento de las mercaderías. Se hace igual que el libro de Caja; en el
Libro de facturas se anota en detalle y en el libro diario y mayor se ano~
tan sólo los saldos respectivos.
Si bien es verdad que el libro de Caja y el de Facturas son f.acultati~
vos, no es menos cierto que cuando el comerciante hace uso de este dere J

cho que le concede el arto 28 de anotar en globo las partidas correspon-


dientes, estos libros de caja y de facturas. pasan a ser p . arte 'integrante del
libro diario y habrá, entonces, que llevarlos en la misma forma en que
debe llevar los libros obligatorios, porqu~ si no los lleva así no tendrán va-
lor y, como en el libro diario no se encuentran en detalle los asientos de
~a¡a r mercaderías, el libro diario carecerá tambi'én de valor,
- l31 -

, Sin conocer los principios de contabilidél!d, es fácil, sin embargo, da:rse


cuenta cual es el libro, diario por su forma externa y por su folia dura. En
el libro diario la foliadura se va s:guie'ndo como en un libro cualquiera, em-
piaza la nt"imer.a,ción en la página izquierda, con el número 1, ,en la derecha
seguirá con el 2, y así ',ucesivamente. No lleva en las líneas superiores de
la página, las palabras DEBE y HABER, las que en cambio lleva el libro
mayor. El libro diario no lleva sino sólo una línea en blanco para ir po-
niendo 'las fechas de las operaciones.
Se anotan, las operaal~'nes una en pos de otra, poniendo, entre una y
otra anotaci6n, la fecha del día en que se rea.lizan, y al terminar una pági-
na se sigue Con la que está a continuación sin dejar espacios en blan.co.

El Libro l\1ayor:
El libro mayor no está definido po~ nuestro Código. El proyecto daba
una definkión en el art. 65, que decía:
,"En él libro m\ayor se abrirá una cuenta con debe y haber a cada per-
s,ona u objeto particular y en cada una de ellas serán trasladados, por or-
d~n de fechas, los asientos del diario, linclusos los referentes a gastos do-
mésticos". -
La disposición, de este artículo, que fué sup'rimido, no hace falta; en
realid:ad la definiClión es exacta, pero puede suplírsela éon los conocimien-
tos técnicos de la contabilidad. . ,
Si el comerciante quie're ,darse cuenta, en un momento dado, del es-
tado de sus relaciones comerciales con cierta person.a o con respecto a
cierto giro de su negocio, y acude' al libro diario, como allí las partidas
no están dasificadas por materias sino se suceden ·en orden cro.nológÍco,
tendrá que' Ír sacando las operaciones que digan relación, con la persona
'o materia que él desea conocer. En primer lugar, ,verá. cuales son las p,ar-
t¡das que constlituyen a esa persona como' deudora ,del comerciante y en
otr,a parte, las que la constituyen acreedora de él; comparará y verá cual
columna es mayor; si la de las deudas o el crédito. Si esto n,ecesitara ha-
. cerIo el comerciante con cada una de las p¡~rsonas que intervienen en su
negocio, se;ría 'un trabajo largo y engorroso, 'y sería difíéil establecer, .en
. un momento dado, .la verdadera s,ituación. del negocio del comerciante.
Todo esto se evita m'ediante el libro mayor o ae cue~tas corrientes.
En este libro se abre una cuenta especiaJ a' ca·da persona u objeto particu-
laTo Así pdr ej., si Pedro es cliente del comerciante, se le abrirá una cuenta
~special en el Libro mayor. Esta. cuenta que' .se le abre a Pedro, tiene dos
páginas; en la izquierda bajo la palabra Debe se anotan todas las parti-
das que constituyel1.- a Pedro en del,ldor -del comerciante, y bajo la .pal¡abra
Haber se anotan aquellas que Id ,constituyen en acreedor de éste. Esfas-son
las mismas partidas que deben figurar en eldia~o. Como. decía el pro-
yecto "a estas cuentas' se trasbdarán los asientos del diario".
El comerciante anota en el libro ,diario que vendió a-' P~dro mer~"
cad erías por valor de $ 1 0.000, pagaderos a seas meses, y esta an,otación,
se hará también en el Debe :de Pedro, del libro mayor. Pedro hace un abo~'
no de $ 5.000, abono. que se anota'!á en 'el Libro diario, y que también
se llevará al libro mayor, a la cuenta de Pedro,' y se anotará, entonces en
el Haber de éste, pues se trata de un abon9. Y ,así vemos, entonces, como
en cualquier instante, bastará solamente abrir el libro mayor para ver la
situaClÍón ,de las relaciones del comerciante con Pedro.
, Estas son las cuentas individuales que se lle'van a las personas enl las
relaciones con las operaciones del comerciante; pero también se llevan en
- 132-

este libro las cuentas que suelen llamarse reales, a las que aludfa el pro-
yecto al decir: Ha cada person,a u objeto particular". .
Se personif,ica en el libro diario a las cosas del negocio: la ~;ja, las
cuentas por cobrar, la mercadería, etc. Se abre una cuenta, en el libro ma-
yor en que se anotan todos los movimientos de dinero: esta. será la cuen-
ta de caja. Se abre ta.mbién la ~ueIÚa mercaderías,. y así tenemos que si el
comerciante vendió a Pedro diez mil pesos en mercaderías, se anotarán
al Debe ,de Pedro, pero al mismo tiempo figurará esta operación en otra
cuenta ,del libro mayor: en la cuenta mercaderb.s, porque han salido mer-
caderías del negocio. De manera que al mismo tiempo que se adeuda a la
cuenta de Pedro en ,diez mil pesos, se acredita la cuenta mercaderías por
esa' miEma cantidad. Si más adelante Pedro hace un abono de cinco mil
pesos, este abono dará orÍgen a una partida en el Haber de la cllenta de
Pedro y también figurará en la cuenta de Caja, en el Debe, porque ha re-
cibido una suma de dinero, anotaciones que concordarán con las que hay
en el libro dianio.
Otras veces, en las cuentas de caja se anotan sólo los resúmenes, siem-
pre que se lleve un libro especial de caja, 10 mismo suced'erá con las mer-
ca d enas.
' •
Lo que hemos dicho de la cuenta de caja, mercaderías, se puede tam-
bién aplicar a cualquiera otra cuenta, como documentos por cobrar, gastos
del negocio, etc. '
El libro mayor o de cuentas corliientes, no se diferencia del diario en
su contenido, pO'fque en el libro mayor no puede figurar ninguna partida
que no figure ya en el libro diario, y se diferenciaq sólo en cuanto al orden
de su formación. Mientras que en el libro diario se hacen las anotaciones
siguiendo el o:den cronológico de ella~, en el libro mayor se agrupan por
orden de personas o cosas en sus respectivas cuentas. Consecuencia de
esto es que el mayor, sea, en su forma externa, diferente también al dia-
no.

Desde luego, tenemos que dedicar dos paginas a cada cuen,ta corrien-
te, una pág~na al debe y otra al haber. El libro mayor lleva impresas estas
palabras y la foliación va, entonces, de dos en dos páginas, o sea la pá-
gina NI? ,1 lleva esta foliación a la izquierda (que corresponde al Debe)
y a la derecha (donde dice Haber).
Desde el punto de vista legal, el fibro mayor es el que tiene menos
amportancia, pues por el libro diario se podría conocer la situación del co-
mercia:nte, 'pero ello significaría un trabajo largo y molesto.
. ,

Además,es un libro que por si sólo podrí.a prestarse más fácilmente


que el diario a irregularidades. En el dialiio no pueden dejarse líneas en
blan,co, !arto ? 1 inc. 2, mientras que en el mayor se deja una página ente-
ra para cada' cuenta, s'in saberse si se va a llenar o no. Las cuentas ~e poco
movimiento termlÍnan a la media página, y queda otra media página ,en
blanco, parte que los contadores inutilizan tirando una raya, lo que no
impide' que se puedan alterar las anobciones con relativa facilidad; por
eso, la gene:a1idad de las legislaciones no hace obligatorio el libro' mayor.
Nuestro Cóc;ligo, emplea como términos sinónimos, los de libro ma-
yor o libro de cuentas correin,J:es; en la práctica se le suele llamar por este
último I1ombre. Hay libros de cuentas corrientes que vienen a ser subsi-
diarios o complementarios del mayor, libro en que se lleva, con todo de-
~a.IIe1 las cuentuf? corrientes de los corresponsales del comerciante.
- 113-'
Objeto y contenido del .L'ib~o ,:de Balances:

Al1:. 29: "Al ab~ir su giro, todo c'Omerdante hará. en el libro de ba..
lances una enunciación \ es!imati~a de todos sus bienes tanto pnuebles como '
inmuebles, y de todos sus créditos activos y pasivos.
A' fin de cada año formará. en este mismo libro un balance genéral
de ¡todos sus negocios, bajo las responsabiliéla~es que se estableClen en el
Libro-IV de este Código".
Este libro de balances tiene un doble objeto:
19 -Un inventario inicial; 2 9 un, balance anual. Por este doble- ob-
jeto se le's llama también libro de inventario y balances. Ambos objetos
están indicados en el a:rt. 29. ,
Nuestro Código dispone que el comerciante deberá hacer UIl¡ Ínven-
tario general y" detallado de todos sus bienes, avaluánldolos. Esta ava-
, luación la hace por sí solo el comerciante, según su criterio y sin interven-
ci6n de autoridad alguna,. , Por Cierto que en, easo de quiebra o cuando He-
gue el caso, se apreciará si la estimación que hizo el comerciante de sus
bienes, está o no bien hecha.
Este inventario inicial tiene importancia, porque es la base de la con-
ta:bilidad, la que sirve para abrir el libro' diario y las respectivas cuentas
del mayor. Así por ejemplo, se abre la cuenta, ,de mercad,ería, anotando,
en el debe de dicha cuenta" las mercaderías que el come:rcÍante aporta a
la tienda. Si hay 'dinero en caja, se 'abrirá la cuenta de Claja anotando en el
debe ese saldo.
É~ in,ter~sante también, el inventarlÍo, para conocer la co~s,istencia del
patrimonio ,del com~rciante; veremos, po'r ese inventario, cual es su acti- •
vo y pasivo, y en consecuencia, cual es su capital.
Pero hay en esta cLisposÍción una inconsecuencia, porque se exige la,
t>numeración,de todos los bienes del cQmerciante, sin distinguir entre los
cjuededica al comercio y los, que no dedica. No concuerda este ,artí-
culo con el 27, que exige que el come:ciante anote las operaciones "mer-
cantiles" que él efectúe, y no las meramente civiles. Si en el libro diario
y mayor se anotan sólo las operaciones mercan,tiles,' no se puede explicar
que en el l1bro de inventarios figuren bienes que no ,pueden figurar en
'aquellos libros.
E! segundo objeto de' este libro, es, el de efectuar un balance perió-
dico, que el comerciante debe hacer todos' los años, bajo las responsabi-
Ji.dades que sé establecen en el Libro IV del C. de c: El balance, es el re-
súmen de todas las cuentas que figuran en los libros, . es Un 'cuadro en que
aparece todo el activo y ,el pasivo que arrojan las cuentas .del libro mayor,
de modo que de una sola mirada se vea todo el estado del negocio. (Por
un lado figura el haber, dinero en Caja, depósito en los Bcos., etc.; por
,otro lado figura el debe, cuentas pendientes, etc.) La diferencia entre . el
activo y el pas[vo, constituye. el saldo líquido, que forma el verdadero ca-
pital del comerciante. Se comprende, entonces, 'la -importancia que tiene
este balance, ya que, gracias ,a él, se van, exhibiendo los resultados del gi-
ro del comerciante.
,El Código f,íja un plazo máximo para la confección de 'este balance;
debe ser hecho por lo m~nos una vez 'al año, pero no hay inconveniente
para que se le haga en períodos más cortos (semestralmente). En la prác-
tica, se .designa el período que va 'de un balance a otro, con el nombre' de
ejercicio y éste balance debe hacerse hajo la responsabilidad que establece
la ley de quiebr~s, que ha reemplazado al Libro IV, de la cual trataremos
- 1~4

más tarde, y que se hacen efectivas, no sólo en relaoión al balance sino a


todos los ;Libros de Con.tabilidad.

Libros de comerciantes 0.1 por menor

Art. 30: "Los comerciantes al po,r menor llevarán un libro encuaderna-


do, forrado y foliado, y en él asenlar¡án diariamente las compras y venlas
que hagan tanto al fiado como ¡al contado. En este m,ismo libro, formarán
al fin de cada año, un balance general ,en todas las operaciones de su giro •
• Se considerará clOmerdante al por menor al que vende directa y ha-
bitualmente al consumidor.
Desde luego sé les exig,~ un sólo libro que_hace las veces de libro d~a­
rio y de libro de balances. De libro diario, porque en él se van anotando
cronológicamente todas las operaciones; y bal::mces, porque al final de es-
te libro debe ¡hacerse el balance anual, que exige la ley. No se le exige
el libro de cuentas corrientes. '
En este lib:o único, deben hacerse los asientos con sujeción a los
mismos principios que vimos respecto del comerc,lo al por mayor; de mo-
do, que aún cuando se trate de comercio ínfimo, no es permitido al co-
merciante al por menor llevar libros menores, a menos que lleve libros en
que se consignen estos detalles, los cuales deberán ser considerados como
partes integrantes de aqu~l. No debe existir duda alguna acerca de si los
(' merciantes al por menor deben hacer asientos particulares, aún cuando
el Código no es muy claro en lo que se refiere a esta' ~ateria. El proyecto
en su arto 67 decía: ' .
"Los comerciantes al por menor no están obligados a consignar en el
libro diario ni a hacer balances anuales d,~ su negocio, pero deben asentar
anualmente un resumen de las oper.aciones ,del año'.'
Se comprende la supresión de esta disposición, porque de' otra mane-
ra, no se habría Eahido qu~ suma de 1<is '~notadas' en el libro corresponde
a determinado contrato.
El ~rt. 30 fija, :al comerciante al por menor, el mismo plazo, que pa-
ra hacer el balance, le da al comerciante al po'r mayor.
El arto 30 se halla establecido a favor del comerciante al por me-
nor, al no imponerle la obligación de llevar los mismos libros que el co-
meroiante al por mayor.. Tratándose entonces, de una disposición estable-
cida a su ~eneficio exclusivo, pod.rá renunciarla y llevar tantos libros como
aquel. Tiene importancia entonces, distinguir entre comerciantes al por ma-
yor y comerci:ante al por menor, sobre todo en materia de sanciones'; por
eso, la ley, al mismo tiempo que ha restringiido las obligaciones de cada
uno, ha dado las normas para la calificación, en el inc. 3 del arto 30.
c:: Desde luego~ es conveniente 'advertir, que esta distinción que hace ,el
Código entre comerciantes :301 por mayor y comerciantes al por menor,
sólo tiene impotrancia cuando se trata, de vér que Libros de Contabilidad
deben llevar, o de establecer que sancion,es se les aplica en él no cumpli-
miento de esta obligación. Vemos pues, que esta calificación, no tiene im-
portanc:a tratándose de los demás derechos u oblig.aciones que la profe-
sión de comerciante crea en él que la ejerce. .
Un criterio para distinguir entre estas dos categorías de comerciantes,
lo da la parte final del último inciso del artículo en estudio, cuando dice
que es comerciante al por menor el "que vende directa y hah.itualmente
al consumidor". A contrario sensu se deduce, que se considera comerciante
al por mayor a aquel cuyo giro con,siste en comprar mercaderías para ven-
derlas a revendedores, que am vez, la pondrán al alcance del público. No
"- 135 -
interviene para nada, en esta calificación, la cuantía de las operaciones tea"
lizadas. Ghat y Chávez, 110, Casa Francesa, etc, son establecimientos de co~
merciD. al por menor, ya' que, aún cuando trabajan con grandes capitales,
se o.cupan de v~nder directa y habitualmente al consumidor. A estas casas,
se les aplica la d.isposición del artículo 30 y por tanto., no están obligadas
a llevar sino un libro, en las condiciones que' este mismo. artículo expresa.
lo' cual, naturalmente, no Dbsta que lleven todos los libros auxiliares. que
les parezca.' . . . ' .
En muchD!: casos, nos encontraremos con que en un mISmo comer~
ciante aparece~ Dperaciones de éstas dos clases de cDmercio, y en tal caso.,
la calificación se hará atendien,do a cual .de estas formas de negocio, es la
habitual, la corriente. Por lo. demás, es ésta una cuestión dé hec'hD, que en
ca'<la caso 'particular quedfl,rá entregada al criter~o del juez de la causa.
El comercio al por, menor, es muy distinto del comercio al menudeo.
El C. C. habla de. est~ último, en una disposición que está en el Título de
la prescripcióIl¡~ así .dn.ce en el art." 2522':
"Prescribe en dos años 1~ ~cciól}' de Ilos ;nercaderes, proveedora y
artesanos por el precio de los artículos qUEl despachan al menudeo".
, Interesa aún más esta diferenci:a" p~r cuanto el mensaje cae en un
error, 'al llamar comerciantes al menudeo a los comercian,tes al por me-
nDr. Aquí se atiende a la cuantía de la venta, no al carácter de, ella ni a
la intervención del vendedor; será entonces, veIl¡ta al menudeo la que se
haga en pequeñas cantidades, pero. esta' compra puede ser hecha no con
ánimo de consumir esos objetDs sino. de revenderlDs, tendríamos en este
c~so" ,que aún cuando se trate de venta al menudeo no es una venta al por
menor conforme al arto 30: Tampoco quedan los co,mércitantes al por me~ .
nor sujetos a la regla que sobre la prescripción, ,da -el art\::o 2522.
Ejemplo: La Casa Francesa le vende a un comerciante ci~rta cantidad
, de metros de género, la: lacción para eXlig'ir el cumplimiento de este contra-
to prescribirá'en dos años (art. 2522)'; pero. supengamos que no se trata
de gén~ros, sino de un amoblado de ,valor de, $ 5.000, en este caso se trata
de una venta al por menor y lÍíD ,de una venta al menudeo, y en consecuen~
cía la acción pl8.Ta exigir ,el cumplimiento de este contrato no prescriblirá
en dDS años, ci~o de acuerde con las reglas generales.
H~ habido' diversas sentenecias de. nuestres Tribunales de justicia que
así lo han co;nfirmádo, y para interpretar mejor la disposición del .art. 30
se' ha recurrido a lo d.'¡spuesto en el arto 67 del proyecto, que atendía 8, la
venta y que decía en su inc. 2:
"Se considerará comerciante al pormenor al que ~ende habitutalmen~
te por varas, por arrobas o por artículos sueltos". e

Esta distinción entre cemerciantes al por In!lyor y comerciantes al


por menor la hacen, muy pocos Códigqs (Cod. Español antiguo 'y argen-
mno), y lallí, .la nqrma para fij ar esa distin<:ÍóIl¡ es la misma que contem-
plaba el arto 67 del proyecto, o sea, la cuantía.

'Libros :aUÍXi11iares o faculta~ivos

Por lo mismo qu~ el comerciante está autorizado, para lleva,rlos en el


número y clase que quiera, no podremos hacer de ellos una enumeración
completa. Los más comunes son: el Libro de caja, . el, Libro de' facturas, el
Libro .de documentos, el ¡Libro de gastos gen,erales, el Libro de cuentas
corriéntes, y otros menos importantes. .
Hay que advertir, que de la mayor parte de esas . partidas que ,figuI1an
en esos., ]¡ihros, deberá dejarse constancia, por lo menos en sus bas~
sustanciaies, en los libros obligatorios, porque de otra manera resultada
que esds Lihros se considerarían. incompletos e irregulares y no se estima-
ría que el comerciante (umple con su obligación de llevar libros de con-
tabilidad.
Veremos más tarde que estos libros auxiliares o facultativoS' tienen
mucho menor importanc,ia que los libros obligatorios, para los efectos de
la prueba, pero a pesar de ésto, lal comerciante le conviene llevarlos _en re-
gla, porque en razón. de los mismos detalles, que allí figuran, si están con-
formes con lOE libros obligatorios, tendrán cierto valor l'lrohatorio.

Manera $mo deben Ilevar$e Idstos libros:

No exige el Código que estos libros sean llevados por el mismo


comerciante y lo más corriente será que tenga un empleado par:a que co-
rra con las cuentas, o tenedor de lihros que se el1¡Cargue de esto, y que
cae jurídicamente dentro de la calidad- d~ depenc;liente; no es un manda-
tario porque no tiene podér para' contratar con terceros, sólo tien.e a su
C1argo la parte técnica de anotar las' operaciones ,del negocio. Los Libros de
comercio, mirados desde el punto de vista de su valor probatorio, tendrán
idéntico valor sea que los llevé el mismo comerciante o un empleaéto es-
pecial; n,o lo dice expresamente el Código en este título, pero hay disposi-
ciones que así lo suponen, al tratar de los dependientes de comercio, alií
el arto 347:
"Los asientos que los d~pen,dientes encargados de Ita cont¡iabilidad
hagan en los libros de sus comitentes, perjudican a éstos como si ellos
m,ismos los hubieren verificado".
Se habla aquí sólo del valor probatorio que tengal~ los libros en con-
tra del dueño, pero con la misma lógica y razón hay que laplicar ese mis-
mo valor probatorio a favor de su dueño.
No puede cualquiera persona hacer los balances. La profesión de con-
tador es Ubro y no hay necesidad de título profesional dIe estlado o de íns-
titucion,es particulares reconocidas por é lestado; pero se ha dictado, pri~
mero un decreto con fuerza de ley N9 52 ,de 20 de Marzo de 1931, que
fué r~emplazado por la ley N9 5102 de 5 de Abril de 1932, que creó el
Registro Nacional de ,Contadores, y que en su arto ld.ice:
"Créase el Registro Nacior.(al de Contadores, en el cual deberán :ins-
cribirse las personas que cumplan los f'equisitos señalados en el arto 4 ,de la
presente ley :(no nos interesan).
Para los efectos judiciales y para \expedir certificados ante las auto-
ridad,es administrativas, en los casos en que se exija la qonlabilidad CIOm-
pleta de acuerdo con el a1't. 25 del C. de (:omerao, ¡sÓlo podrán ejercer la
profesión de contadores las personas Ptscritas ,en dicho registro".
Todo lo concerniente a este Registro está a ca:rgode un consejo,
compuesto de cinco funcionarios.
Se ha querido créer, que a virtud de esta disposición del ñnc. 2, no
podrá llevar libros de contabilidad, un contador que no estuviera inscrito
en este registro, lo cual es erróneo, porque tal profesióIl¡ es libre; eso sí,
que para los efectos judiciales y para los efectos de trámites ante las au-
toridad; ~dministrativas no tienen valor las operaciones lautorizadas por
contadoreR no inscnitos. Así, para presentar un balance aIl¡te la Dirección
Cml. de Ímpuestos Internos, no se admitirá uno que no sea firmado por
un contador registrado.
EQ cuanto al idioma en que los libros deben llevarse, .el Código es-
tablece~ en su arto 26 la ITlás amplia y absoluta liberta,d, pues dice:
"t.os l,ibros' podrán ser llevados en lengua castellana o en cualquier
otro idioma extranjero.
En los casos de exhibiC'~ón jud~cial, los ~ibros escritos en idioma ex-
tranjero serán traducidOiSi !al !Costa del dilitlño por. un ~térprete nombrado
de oficio".
Lo mismo sucede en todas las legislaciones. La ~Novísima RecepHa-'
ción, el Cód. Español antiguo, y d, Proyecto primitívo, establecían que
sólo podían llevars~ estos libros en lengua castellano.
Esta disposición del arto 26, está hoy día modificad ta por la ley 4e
impuesto .a la' renta que en¡ su arf. 63. dispuso, que los libros de contabili-
da·d de los comerciantes debían ser llevados' en lengua castellana. El texto
definitivo de la ley de la renta se fijó por de~reto N9 13'37 de 30 de Ma-
yo de 1933. .
En cua.nto al sistema de co'ntabilidad a seguirse, nada ha dicho la ley,
de. manera que cada comerciante. podrá Beguir el qUe estime más conve-
niente:. Hay dos '~istemas fundamentales, el de pa:r:tida doble y el de
partida simple. El más general y el más común es el de partida doble.
y el ,de partida simple sólo' es . recomendable en negocios dre ?nínima
cuantía; se llama '\:le partida doble", ,porque cada operación debe ano-
tarse dos veces, en dos cuentas ,distintas, se personifican las difer,en.tes ra-
mas de la activ.'dad del com,ercila.nte y en todo acto se presume que hay
un personaje ficticio que recibe y otro que entrega y, entonces, confron-
tanilo unas cuentl:1.s con otra.s se facilita el conocimiento del estado del
negocio y se adv,ierten los errores fácilmente.
Enseguida, el Código ha tomado algunas. precauciones pall<\, asegurar-
se en lo posible ,de la sinceridad de los. asientos que se hagan en los libros
de contabilidad, y en el arto 3 t establece diversas prohibiciones que son,
al mismo tiempo, obligaciones que deben cumplirse al llevar 10& libros;
lasí por ejemplo, los libros ,deben estar ~mcuadernados, forrados y folia-
dos y se prohibe a los comerciantes arrancar hojas, menos todavía si la.
hojas están enume¡a,das en orden¡ sucesivo.
Art. 31: "Se prohibe a los eomerrumtes:
1 9 - .Alte'r'ar en los asientos el orden y fecha de las operaciones des-
critas;
2 9 -Dejar bliancos en el cuerpo de Kas asientos o a !continuación de
ellos; , .
3 9-Hacer interliniac;ones, raspaduras b enmiendas en los (mismos
asientos; ¡
4 9 -.-Borrar los asientos o parte de lellos;
5 9 -Arrancar hojas, alterar la ,encuadernación y folla duras y múti-
tar alguna parte de los libros".
Es éste un principio de leg,islación universal, que sufre ·excepciones en
los países sajones, ell¡ los cuales se ha geneTaliz~do d sistema de hojas suel-
tas.
Muchas veces se ha tratado ~ntre nosotros de intro·ducir este siste~a
porque ofrece ciertas ventajas, pero la disposición del lart. 31 significa un
obstáculo insalvablé, aunque si bien los libros facultativ9s podrán llevarse
de cualquier manera.
Volviendo a la materia dd arto 31, podemos decir que se presta 'a
sospechas un libro en que las operaciones no nevan un extricto órden crono-
lógico y es de temer que si el comerciante no ha asentado inmediatamente
la~, operaciones efeotua:das' es ,porque se ha visto iinfluenciado por cir-
cunstancias extrañas, y, si en 'el caso del inc. 2, deja blallcosen el cuerpo
i3é -
de los asientos o a continuación de ellos, es porque tiene propósito de ha-
cer más tarde las anotaciones que le. convengan.
Cwando se comete un -error, no se puede borrar' ni tarjar, sino que se
debe hacer una nueva partida en la fecha .enque se descubre el error, a
v:rtud de lo dispuesto en el arto 32 que dice:
"Los errores y .omisiones que ~e cometieren al formar un asiento se
salvarán en otro nuevo en la fecha en !que ¡se notare la falta".
T odIas e-stas disposiciones, se renieren sólo a la parte externa del
libro y tienden a asegurar en lo posible la sinceridad de los asientos que
en ellos se hagan, pero hacen falta en el Código disposic.iones que tiendan
a asegUrar la autenticidad de los libros, de manera, que se sepia. a ciencia
cierta ei los libros que se presentan en un, caso dado son los libros que es-
tán en uso o son Libros preparados a últim~ hora para un objeto determi-
nado. .
Dentro del Código, na·da impide al comerciante llevar libros a su ma-
nera, y después, cuando tenga que exhibirlos, presentar una contabilidad
especialmente preparada para ese objeto. Esto signif,ica, sin duda alguna,
un vacío de nuestro Código, vacío tanto más inexplic~ble cuanto que en too
das las legislaciones_ extranjeras yen, el mismo proyecto primitivo había
d.isposiciones que establecían medidas tendientes a ese objetivo.
Estas medidas son, generalmente, dos: rubrica~ión o sello del libIO
y visación periódica del mismo.
La, primera consiste, en que, al abrirse un Libro, se le ·debe presentar
a una autoridad (administrativa, judicial) a fin de que esa autoridad pon-
ga en su primera foja un certificado en que se indique el nombre, domi-
cilio y gi: o a que se de¿ ica el comerciante, y la' clase de lihro que fie rubrica,
el número de fojas, etc. De -esta manera se sabe en cualquier momento que
el libro que el comerciante debe presentar es el que está rubricado y sella-
do por la autoridad y que no podrá a última hora reemplazarlo por otro.
Sin embargo, esto np basta, porque el comerciante pillo puede guardar
esos libros en blanco, llevar la contabilidad en libros no timbrados, y des-
pués, cuando necesite exhibirlos, llenar esos libros debidam~nte rubricados
y -sellados con una contabilidad especialmente .preparada para tal objeto.
Para evibaresto, se exige el cumplimien,to de la ~egunda formalidad
que indicábamos, o sea, la visac.ión periódica, según la cual, los libros ya
timbrados y rubricados deben ser prese:.~ados periódicamente a la auto-
ridad que los rubricó, para que ponga en la última hoja en uso su firma o
rúbrica; esa autoroidad no entrará a averiguar como se llevan esos l~bros,
lo único que hará será deja:r constan,cia que es en los libros rubricados don-
de ~e lleva lá contabilidad.
Medid~s análogas a estas se estable'c~n en los Códigos francés, espa-
ñol, italiano, suizo, belga, etc, y se establecían en el arto 60 del proyecto
que decía:'
"Los Libros etc ........ sus fojas serán rubricadas por uno de los miem-
bros del Tribumal de Comercio y eÍ secretario y en la primera hoja de ellos
se pon¡elrá una nota fechada y firmada por ambos y que indicará a quien
pertenece ese W~ro.
Al fin de cada año, los funcionarios IÍndicados rubricarán el último
ásiento -del libro".
Se han hecho diversas indicaciones al gobierno 'a fin de restablecer
estas medidas, porque se observaba con mucha frecuenda que en los ca-
sos de' incendio de un establecimento mercantil se. presentaban libros adul-
t~rados.
El C. P~nal dice en su arto 483:
- 139 --
"Se presum.e responsable de un ince,ndio al. comerciante en cuya ca-
sa o etstablecimento tiene orígen aquel, s~ no justificare con sus libros, do-
cumentos u otra clade de pn~eba, que no reportaba provecho alguno del
siniestro" • '
Tienen 'en,tonces,en estos casos, una gran- importancia los libros del
comercia),1te, ya q~e ,gracias a ellos puede ser ':absuelto y cohrar las indem-
nizaciones corre'spondientes (seguros, etc).
Pues bien, con muoha frecuenc1aha habido quejas, porque jamás' p.o-
día establecerse la culpabilidlld en caso de incendio a pesar d.e que eiis-
tÍan .,fuertes presunciones' en este sentido,. debido' la: que los comerc~antes
podían justificar su inocencia exhibiendo libros especialmente preparaaos.
De la, misma manera, las autor;idadl~s han llamado la atención a la
circunstancia de que en ,caso de quiebra, raras veces s~ ha podido declarar
culpable o fraudulenta, porque resultaba que el fallido justHicaba: su ino-
cencia con libros de contabilidad preparados ad-hoc. .
El 13 de Diciembre . de 1893 el Ejecutivo presentó un proyecto ten-
diente a r,establecer es~s' med.idas, pero desgraciadamente ese proyecto
no se convirtió en ley de Ita, República. Solamente desde que se dictó la
Ley de Papel Sellado, Timbres y Estampillas se, vino a establecer una dís-
po~ición en este sentido, ya que ~bliga a los comerciantes a pagar un im-
puesto de 0.50 por cada hoja, de los libros de contabilidad, con lo cual
se ha venido <a. adoptar una medida análoga a la primera que indicábamos
ya 'que el impuesto se paga en la siguiente forma: el ,interesado, con, el com-
probante de ingreso en la Tesorería donde haya pagado el impu,esto,
concurre a una oficina destinada a esta opertacÍón, 'que estampa e'n la pri-
mera hoja del libro, una leyenda análoga a la que vimos, o séa, '.indicando
el nombre y residencia del comerciante, giro a que se d.edica naturaleza
del libro y número de folios que contiene: el libra. "
Sin embargo,hace falta la segunda formal,idad (visación periódica)
que no se !halla establecida en ninguna parte. No obstante, hoy dÍ1a, gra-
cías a la vigilancia de la Dic. Gral.' de hnpuestos lnt.,' ,es mucho más difÍ'-
cil que se produzcan Íos abusos a que aludíamos. La. ley ,que estableció es-
te impuesto y,que ,completó el Cód,igo en CUl:3.nto a los libros;"es la ley N9
4460 de 13 de N~veimbre de 1928 que ha sufrido varias reformas; según
, esta ley, el impuesto por hoja era de 10 cts. pero la ley N9 5154 de 10 de
Abril de' 1933 sobre Chiffres d' AffaireE subió el impuesto a 20 cts. y agre-
gó un ine.· al 'arto 144.

Ya hemos dicho que los comeraiantespueden perder su calidad de


tales, sea por fallecimiento o p~)r retiro' de los negocios; tratándose de
UDia sociedad, ésto ocurre por su disolución. Sin, embargo; en todos estos
casos, a pesar de haberse perdido la cálidad de comerciante sus efectos
subsisten por tiempo largo (Ya 'hemo~ vistp que un eX'comerciante puede
ser declarado en quiebra). . , '
Por consiguiente, es necesario que el comerciante guarde sus libros
de contabilidad para las eventualidades de una: quiebra posterior, con -lo
cual ,se justif.ica que la ley le exija que conserve esos libros.
Ademas de la quiebra, puede tener importancia la conservación de
lo,s, libros para su exhibición' en juicios posteriores.
Pro lo general, los Cód,igos extranj eros establecen esta disposición;
pero fijan..un pltazo determinado (30, 20 o 10 años) y en algunos de ellos
se atiende al plazo de prescripción, partiendo ,de la idea de que una vez
transcurrido dicho pl~zo la accibn s.e ha,brá extinguido; SiÍn embargo, ee
- 14U - '

puede objetar que hay, que considerar las interrupciones y las suspensiones
de la prescripción,. ,
En Francia, se ha f,ijado un plazo de 10 años, pero nuestro C. de C.
ha sido más lógico, porque no ha exigido un plazo fijo sino que ha dicho :
"Los comerciantes deberán conservar los libros de su giro hasta que ter~
mine de todo punto la llÍquidación de sus n,egocios. La misma obligacióR
pesa sobre sus herederos". .
En otras palabras, el comerciante deberá conservar sus libros de con-
tabilidad hasta que no tenga ninguna obligación pen,díente". .
Sanciones: La ley ha establecido diversas sanalones para el caso de
que el comerciante no lleve libros, los Ueve en forma irregular o n,o los
conserve; sanciones que son p!irecidas a las que vimos respecto del Regis-
tro de Comer,cio, y que, lo mismo que aquellas, son de carácter ,eventual,
porque sólo se presentan en caso de quiebra. Si no ocurre este evento,
no hay pena de ninguna clase y ninguna autoridad podrá mezclarse, de
oficio, a averiguar si los comerciantes llevan, o no libros y si están o no
llevados conforme a derecho.
Art. 41: "Se prohibe hacer pesquisas de oficio para inquirir si los co-
merc,iantes tienen o no libros, o si es,lián o no arreglados a las prescripcio-
nes de éste Código".
E.e¡ éste el principio báslico del secreto de los libros de contabilidad
que tendremos que desarrollar después exten,samente.
Partiendo de esta idea, no se podrá imponer sanciones mientras no se
presente la quiebra o un juicio.
Va hemos dicho que las quiebras son fortuitas, culpables o fraudu·
lentas y que l'<l. quiebra culpable o fraudulenta tieIl¡e penas establecidas en
eL C. Penal. Para facilitar la calificación del carácter de una quiebra, se
han establecido diversas presunciones, tanto legales como de derecho, que
permiten afirmar desde ,luego que una quiebra es culp,able o fraudulenta.
Pues bien, el arto 1 89 de la ley de quiebras, que en,umera ciertos casos en
que hay presunción simplemente legal de culpabilidad, coloca entre ellas
bao el NI? 8, el hecho de que ,"el comerciante no tuviere libros o no los
hubiere llevado en forma legal".
El art, 190, por su p~arte establece algunas presunciones de derecho
y en su Nf 7, dice: _
"Se presume de derecho que la quiebra es fraudulenta si el comer-
ciante oculta o inutiliza sus libros".
Finalmente al art: 191 de esa misma ley, que señala algunas presun.~
ciones de fraude, de carácte¡ simplemente legal, dice en su N9 4:
"Si no resultare de sus libros _a,¡ existencia o salida del activo de su
último inventario o del dinero y valores de cualquier especie que hub,ieren
entrado en su poder posteriormente a la confección de ese inventario".
Con esto, confirmamos ampliamente lo qU:e d.ijimos al principio acer~
ca de la gran, importancia que tienen los libros de contabilidad, en cuanto
la los efectos de la quiebra.
La otra sanción, también es de carácter eventual y se presenta cuando
el comerciante debe exhibir sus libros de contabilidad como documentos
probatorios, en un juicio, ya sea para fundamentar su demanda'"o baBlar
sus defensas. Estos libros pueden hacer plena prueba a favor ge su due-
ño, pero para ello es necesario que esos libros se hayan Ilevtado cumpliendo
con los requisitos exigidos por la ley; y, si los hubiere llevado irregular~
mente, quedará sometido a lo que' conste en, los libros del contendor. Igual~
mente, queda sometido a los libros del contendor cuando al exig¡rse a un
-- 141 --

comerciante la exhibición de los suyo~ no Jos presenta, porque no los tie-


ne o porque los. ha llevado irreguhrmen,te.
,

Va,lor probatorio de los libros de contabilidad

Debemos principiar por recordar algunos principios del C. C. y ten-


dremos que hacer una d,istinción perfectamente lógica' en cuanto al senti-
do en, que se invoquen los libros: pueden i.nvocarse a favor o en contra de
su dueño. La novedad que introduce la legislación mercantil se refiere al
pr,imer caso, ya que, en el segundo caso, no hay. sino aplicaciónl de las re-
gIas del Derecho.. '
IQ-A favor de su dueño: Es regla general de Dereoho, que viene
desde los romanos y que ,está consagr'3ida en nué"stro D. Civil, que nadie
puede fabricarse una' prueba a su favor.
El C. C. ha consegrado :este prin,cipio en términos explícitos e"n su
arto 1704, que dice:
"Los asientos, registros ypape:Ies domq3tlcos Úlnicamen.te haClel1 fé
contra el que los ha escrito o {1rmado, pero sólo en aquello que aparezc\t
con toda claridad, y con tal que el que quiera aprovecharse de ellos no
los recJ:¡aze en la parte quele fuere ,desfa.vorable".
Volvemos a repetir que todas las disposiciones que citemos con re-
feren,ci~ a la intervenaión de algunas autoridadesadm'Ínistrativas en los
libros de contabilid·ad nada tiene que ver con el fondo de los libros; de
man~ra que un cómercianteque sabe que va a tener un pleito podrá arre-
glar sus :libros de tal mane: a que pueda encuadrarse ·dentro de lo dispuesto
en el arto 1 704. .
Sin' embargo, la ley mercantil les. da valor, exigiendo sí, la concurren-
cia simultánea de varios requisitos que hacen desaparecer toda posihili-
dad de abuso y que se encuentran: consignados en el' arto 35 del C. de Co-
mercIo:
"Los ~ibros. de comercio llevados en conformidad a lo dispuesto en
el arto 31, hacen fé en las cau~las mer~tiles que los comerciantes , agiten
' ... "
. entre 51 • ....... .
De aquí se desprende, que para que los libros de contabilidad hagan
fé a favor de su dueño deben concurrir simultáneamente ·estas circun,stan-
cia's: a) que se trate de jUÍc.io entre coine~ciantes; b) que se trate de un:a
causa mercantil; c) que los libros hayan sido l,levados con arreglo a la ley
y d) que se haya pagado el impuesto. (Este último se desprende de lo es-
tablecido en la Ley' de Papel Sellado, Timbres y Estampillas) ..
a) Que se trate de un jui~io entre c()merciantes: Si las partes litigan-
tes son conierciantes tienen las dos un medio de prueba equivalente; si
se permite al demandante invocar sus propios libros en apoyo de su de-
. manda, puede asímism~ el demandado invocar sus propios libros en apo~o
de sus defensas. No hay en esto ninguna injusticia; la hábrÍa,si a una ele
la$ piutes no se le permitiera combatir con medios semejantes .
. 'Importa este requis,ito otra excepción a un, principio general del D.
Civl, porque, !a más ,de exigirse que se trate de un juicio ,de comercio se
requiere que se agite entre com~rciantes, y ello, porque sólo los comercian-
tes tienen la obl,igación de JIevar libros de contabilidad.
Se cumpJe con este requisto aún cuando una d~ las partes haya .deja~
do 'de seJ; comerciante; no será comerciante en el momento del litigio, pe-
ro lo era cuando contrajo la obligación ohj'eto del litigio. 'Igual' sa,lvedad
hay que hacer para el caso de que habiendo fallecido el co:¡nerciante, sean
sus Iher·ederos quienes tengan que entrar ,al Hbigio.
- ' 142-

'b) Que se trate de lIDa causa mercantil parb ambas partes: Se ,exige
que, la causa sea mercantil para ambas partes para igualar la situJac.i'ón, de
los litigantes, para no sacrificar a ninguna en favor de 'la otra, a virtud
de ·loest¡¡.bleoido en el arto 35.
Es necesario, entonces, que el acto sea mercantil para las dos partes
litigantes; porque ae otro modo nO quedarían en igualdad de situacio-
nes, no combatirían con iguales medios de prueba, se sacrif.jcaría a una en
fav.or de la otra. Si el acto es mercantil sólo para uno, el otro no ha teni-
do por que 'anotar' en sus libros esas operacion,es, ya que en esos libros
sólo [gurarán sus operaoiones m,ercantiles.
ILa reglamentación de la prueba por escrito está tratada en el C. C.
que, en los arts. 1708 y 1709. '
Art. 1708: "No se admitirá prueba de testigos respecto de una obli-
gación Que haya debido consignarse por escrito".
Art. 1709: "Deberán constar por escrito los actos o contrtatosque
contienen la entrega o promes'a de una cosa que valga más de doscientos
pesos".
y el arto 171 1 señala como excepciones a ,este principio, los c'asos en
que hay un principio de ,prueba por esorito, en que no' se ha podido otor-
gar prueba escr,ita y las expresamente señaladas por la ley.
Podemos pr,=guntarnos, entonces, ¿puede el comerciante invocar sus
libros de 'Comercio, como principio de prueba por escrito, cuando agite un
juicio con un no, Comerciante? Evidentemente que No, porque en tal
caso faltaría un requisito escencial, como es que el instrumento que se pre-
senta en el carácter de principio de prueba, eman'a de la parte contra quien
se presenta y en este caso, sucede todo lo contrario.
Veamos un l.itigio entre dos comerciantes 'en que el juicio no es mer-
cantil para ambos: Un comerciante compra en un negocio cualquiera mer-
caderías para su uso personal y se suscita pleito sobre el precio, y el ven-
deqor 10 demanda por su pago; si bien en este caso el pleito es entre dos
comerciante, el acto sólo ,es mercantil para el vendedor, pues pcara el com-
prador el acto es civil; ¿ podrá el demandanté invocar como prueba sus
libros de contabildad?, no porque como el comerciante comprador ejecuta
un acto civil puede excepc.ionarse diciendo: "no es un acto que yo haya
anotado en mis libros porque está fuera de mi comercio y yo carezco de
un medio ,de prueba análogo".
c) Que los libros hayan sf.do llevados conforme a la ley: Se trata del
cumplimiento de las formallidades exigid3.s po'r el arto 31 que ya vimos. En
una palabra, que los libros no tengan nada que los haga sospechosos. Esta
exigencia tiende a asegurar hasta donde sea pOSIble Í.as ~inceridad de los
asientos y debe concurrir s,imultáneamente con los ya indicados.
d) Que haya pagado el impuesto: Este requisito se halla establecido
en la Ley dé Timbres, Estampillas y Papel Sdlado que tiene el NQ 4460
de 30 de Marzo de 1928.
Esto, sin perjuic.io de las multas y sancion,es que la misma ley estable-
ce para el caso de infracción.

Sólo una yez reunidas estas condiciones, podrá un comerciante invo-


car sus lib:os de contabil.id'ad 13., su favor y vemos, entonces, como la ley
da valor a una prueba emanada de !él. misma persona que la invoca, con
lo cual se sienta una excepción fundamental a los principios del Derecho
común, según el cual, los documentos emanados de, una persona sólo tienen
valor en. su contra.
- t43 - '

Resultados' de la prueba: Si los l~bros dé ambas partes están confor-


mes hay plena prueba.
Si Ull'Q, de las partes presenta sus libros y la otra no lo hace, hacen
plena prueba los libros presentados. . _'
Si los libros están en desacuer,do (una. pártida, que aparece~ en los li-
bros de uno, no aparece en los del otro) se tratará .<;le pruebas contradicto-
rias que tienen ¡jgual vallor en derecho: Atendiendo sólo a los librós no ha;-
b:rÍoa: razón para dar más valor a uno sobre el otro y siendo las dos pfue·
bas 'de igual fuerza eS,lógico que se destruyan. Habrá que recurrir, enton·
ces, a otras probanzas. Esta es la regla que se despren.de del arto 37:
"Si uno de los litigantes ofrece pasar y estar por lo 'que :constare de'
los ,libros de' su contendOi1'l, y éste se nieg'a a eX,ihibirlos sin motivo b!als-
tante en concept~ de los juzgados de comercio, podrán los mismo juzgados
deferCr el juramento supletorio a la, parte que ha exigido la exhibica5n".
Si. los libros de un,a de las partes no están conformes a derecho, ha·
brá que aplicar la· regla del \arto 34; ,
En esto una simple consecuencia que se desprende a contrario sen'Su
del contexto del arto 35.
Ari. :34: "Los libros que adole:lcan dE~ los vicios enunciados en el arto
3 ~ no tendrán valor e~ juicio a favor del comerciante a quien pertenezcan
y.las diferencñas que le ocurran con otro' ,¡:omlErcian~e por hechos meil"Can-
tiles, ser~n decididas por los libros de éste, si estuv,ieren ,arreglados a las
disp<?sicione-s de este Código y no se rind.il~e prueba en contrario".
Es lógico que en este caso, se atenga el Código a los libros' del, con-
trario; pero ello no es una r~g\la absoluta, porque. se deja márgen al afec-
tado para proba'r la no autentici-dad de lo que consta en esos libros a los
'cualés ha "debido atenerse en vista de que los suyos no cumplen con 'los re-
quisitos legales.
, En ~uchos casos, ·esta falta ,de cumprrimiento de los requisitos' legales
provienen de error o ignor'anciÍa y no siempre la regularidad externa de
los libros puede significar una prueba absoluta de su autenticidad; por eso
se le deja un margen al comerciante que l[lO puede eXlhibir sus libros para
que pruebe por otros medios. .
Sin embargo, si un comerciante, pudiendo defi:mderse con,' sus pro-
pios libros no los presenta, segurament,~ es porque nos los neva, los lleva
irregularmente o no se han hecho ordenádamenté sus "a:sientos, y en tal ca-
so el arto 33 dispone:
"El comerciante que oculte alguno' de, sus libros, siéndole. or'denada la
exhibicilin, será juzgado por los asientos del los lr:lllroS de sucolit,igante que
€!Sluvieren arreglados, sin' admitírsele pl'u¡¡~baen contrario".
Po su parte el a.rt. 37 contempla una situadón espeCial. Se trata aquí
del caso en que una de las partes se ofrezca a pasar por lo que digan los
libros 'gel' conol::rario y éste se niega aex'hihiTlos. Es evidlente que ésto sólo
es aplicable en un juicio entre un comerciÍante y un no comerciante o en un
juicio entre dos com~rcÍ~ntes que versa sohre una operación civil, o sea,
cualq'uiera de los casos en que una de las partes no puede invocar el mér.i-
to, probatorio de sus libros de contabilidad.
Pues bien, en este caso ella 'dice: "Ofrezco estar y pasar ipor lo que
digan los Ilbros de mi contradictor", "me atengo a 10 que digan sus Ji.
bros"; sí a pesar de esto, el comerciant~ no presenta sus libros puede el
juez deferirle el juramento supletorio al que pidió la exhibkión de los li-
bros del contendor. La ley considera que este último ha dado pruebas de
buena fé y que si el contrario no presenta sus libros es porque es efectivo
lo que alega h' otra parte y por eso autoIliza al juez para ,deferirle el jura-
- 144-

mento supletorio: se dice juramento porque declara bajo juramento la


efectividad de lo que él alega, y supletorio, porque viene a completar una
prueba ya existente. De todas maneras, est.a factiltácÍ de deferir el jura~
mento es tuna facultad discrecional del tribunal, porque además de quedar
ella sometida a su libre voluntad (la ley dice, "podrá") deberá conocer
las razones que se invocan, para no exhibirlos.
2 9 Valor probatorio contra el comerciante: Rige al respecto la regla
establecida en el arto 38 que dice:' '
"Los libros hacen fé contra el comerciante que los lleva, y no se le
admit,irá prueba que tienda la destruir lo que resultare de sus asientos".
En esto no hay excepción ninguna a los principios generales del Dere~
cho y no ha tenido por qué el Código exigir el cumplimiento de los requis,i~
tos mencionados para el caso anterior ya que no se hace otra cosa que con~
,firmar la regla, del arto 1704 del C. C.
"Los aslentos, registro!& y pape1es domésticos únicamepte hacen fé
contra el que los ha escrito o firmado, pero sólo en aquello que aparezca
con toda claridad, y con tal que el que qwera aprovec1'lase de ellos DO los
recha!=e ,en la parte que le fuere desfavorable".
t Por qué?, porque nadie puede quejarse de que valgan contra una
persona los papeles que de ella, misma emanan. Este es un principio de
legislación univen:al en mat~ria de' prueba. , .
Esas anotaciones constituyen una verdadera, confesión escrita de la
parte de quien eman¡"n y contra quien se present.an. ¿Se necesitará enton~
c~s qUe se trate de un juicio entre dos comerciantes?; ,no" como tampoco
se requiere que se trate de un juicio mercantil para ambos, bastará que lo
sea respecto de aquel contra quien se pide la exhibición. Igualmente, tam~
poco será necesario' que los libros estén llev-ados conforme a derecho y
sería absurdo pensar que por tal hecho hubieran de quedar privados de
su mérito probatorio contra su mismo dueño; de otra manera se produci~
ría la situación de que .el comerciante que hubiera llevado sus ¡,ibos con
irregularidad podría prevalerse de su propia violación de la ley para elu-
dir esta prueba que resulta en sU contra :de sus propios libros de contabili~
dad. Por último, tampoco será necesario que se haya pagado el impuesto,
por las mismas razones expuestas y porque así lo confirima el arto 39 del
C. de C. que dice:
"La fé de los libros es indivisibrle, y el litigante que aceptare ,en, lo fa~
vorable los asientos de los libros de su contendor, estará obligado a pasar
por todas las' enunciaciones adversas que ellos contengan" . .
El arto 38 del C. de C. que establece los principios expuestos, agre-
ga en su parte final que no se admitirá prueba que tienda á destruir lo
que resultare de los asientQ~; y así, como una vez prestada una confedón
en un juicio, no se permite al conf~sante prueba alguna contra los hechos
que él mismo confesó; así, hay que asiinilar este -documento escrito ema-
nado del dueño de los libros a una verdadera confesión.
Ell arto 39 'efta:blece la indiviEibilidad del mérito probatorio de los li-
bros de contabilidad ..
No habrá razón para dar fé al lib~o en una parte y negárselo lisa y
llanamente ep,otra, o se acepta en conjunto o se rechaza todo. Como ve~
mos, el principio es el mismo del arto 1 704 dd C. Civil que hemos citado
tantas veces y el' mismo que rige en Derecho Procesal respecto de 1a con-
fesión. -
Ejemplo: Un no com~rciante demanda a otro que lo es, para que le
pague $ 10.000 que dice haberle dado en calidad de préstamo; pedida
la exhibición de los libros del demandado se constata que efectivamente
- 145

recihió esa suma, per!? hay otra pa~tida en que consta que la canceló. ¿Po~
drá decir el demandante que prescinde de esta segunda anotación y que
se ruti~n'e sólo a la prim'era?; no.
Sin embargo, esta indivisibilidad sólo rige cuando una de las partes
quiere aceptar lo que le favorece, porque se pueden rechazar totalmente
ambas y rendir otras pruebas.
Hasta la. .fecha todas las reglas que . hemos dado se refieren al valor
probatorio dé los libros obligatol1Íos..

Valor probatorio de los libros airKÍliares o facultativos:

La sitúación es muy dist,inta; 'por lo menos en algunos puntos.


Desde luego, en con.tra del comerciante tendrán pleno valor prob:a~
torio, al igual que los anteriores; por las rnjsma,s razones qtle ya dimos.
Pero la situación' es muy distinta cuando se trata de invocarlos a fa"
vol' de su dueño. Como~stos libros.,se pueden llevar de cualquier manera.
'el cOlürario podrá alegar ,queés~á en. desigua1lda.d ,de condicion.es porque
nO los lIev,a.. y en consecuenci~, podemos llegar a la conclusión de que los
libros au:x.iliares no' hacen· fé por sí solos . .Pueden hacerla, con.juntamente
con ,los obligatorios, siempre que estén llevados en regla, y en tal caso
arrancarán su fuerza del libro 'obligatorio. Así lo establece la primera par~
te del arto 40 que dice: ' . ,
"Los libros auxiliares no h;acen pmeba en juici.o independien~emente
de los que exige .el arto 25". ,
Sin embargo, hay un caso en que pueden hacer fé por si solos, y es
el indicado en la segunda parte del mismo artículo que dice':
"Pero s[ el dueño de E/stos los hubiese perd,ido sin su culpa, harán
prueba 'aqu~lIos libros con ¡tal que hayan sido llevadosl en regla". !
Habrá entonces, que comenzar por probar la pérdida sin culpa de h?s
libros obligatorios.

Secreto d.e los libros de c'Ontabil,idad:

Nuestro Código de Comercio y otras l~yes resguardan estrictamente


el principio de la reserva de los libros de eontabaidad. Es ello una condiÍ~
ción indiSlpensab'le para el éxito de los n~o'Cios; ,de otra manera cualqui.er
competador pod,ría mezch.rse en ellos y cualquiera autoridad administra~
tiva divulgar lo allí anotado. .
IArl. 41: "Se prohibel hacer pesquliSas~le ofiCio para inquirir si los co-
merciantes t,ienen o no libros, o si están o no arreglados a las prescrip-
ciones de este Código". '.
Ya hemos citado esta disposición. al hablar .de hs sanciones y por ,eso
, dijimos que no se poqía aplicar sanc.iones al comerciante que no llevaba
libros o los llevaba irregularmente.
Este. principio del' secreto d~ los . libros de contabiÍidad, se apUca' en
materia penal y podemos ver a este respecto el arto 190 del C. P. Penal,
que dice:
........ "No se practica~á elregislro ,de los libros y papeles ,de co~tabilidad
del procesado o de otra persona' sino ,por' el niismo juez y en lel único q1SQ
de aparecer indicios graves de que de esta diligencia haya de resultar el
descubrimiento o la comprobación die' algún hecho o circunstancira. impotló
tante de la causa". . ' { t

El prncipio del secreto de los libros pu.~de viola.rse para fines adm!..
nistrativos, pero sólo por ciertas autoridades. Hay diversas 'disposicioIles
146 -

de la ley de Impuesto a la Renta y de la Ley de Timbres y Estampillas


que permiten a los fundonarios de la Dirección G:meralde Impuestos IR~
ternos, de la Superintendencia dé Bancos, de la Superintendencia de So~
ciedades Anónimas, etc., imponerse' de ellos; pero siempre con las debidas
precauciones y establec,iéndose que dichos fun.cionarÍos guarden secreto ab~
soluto sobre cualquier punto del cual hayan tomado conocimiento y pe-
nándose como delit~ la comisión d,e cualquier indi~creción.
. Pero habrá casos en que estos I.ibros deban. se;- exhibidos en juicio a
petición de la parte, contraria; habrá que hacer aquí una distinción funda~
mental, y esa e:x.hibiciónpodrá tener dos objetos.
1) La manifestación o exh~bición general, tendrá por objeto impo~
ner'se de toda la ,conta:bilidad (art. 42); y 2) la exhihición parcial tendrá
por objeto imponerse de determinados asientos que d'lgan relación con una
operación concreta (art. 43).
Hay entre ambas profundas diferencias. Se compre'nde que la mani~
festación general debe tener un carácter excepcional y veremos que sólo
puede tener cabida en C1SOS taxativamente ,indicad~s por la ley y sólo a
favor de ciertas personas; en cambio, la exhibición parcial es la regla ge-
neral y puede tener cabida en cualquier Juicio que interese a ambos o a
uno de los litigantes. .

1} Manifestación o reconoc:miento gen~ttal:

A1,t. 42: "Los tribunales no pueden ordenar de ofido, ni a instancia


de parte, la manifestación y reconocimiento general de los libros, salvo en
los casos de suqesión universal, comunidad de bienes, liqlllidación' de las
oocleda.1es legales .0 convencionales y qmebl'a".
Notemos desde luego, la fórmula misma de' esba ·dilspoSÍci'Ón: em-
p:eza consagrando un precepto prohibitivo. La regla general es que la ex~
hibición general no pueda ser decretada de oficio ni .a instancia de parte,
porque de otra manera se violaría el principio ,del secreto de los libros de
contabilidad y sólo puede ordenarse por vía de excepción en los cuatro
casos, alIí taxativamente enumerados.
a} Sucesión universal: Se .permite 'en este caso la exhibic,ión general
porque habiendo fallecido el dueño de los libros no habrá secreto que
guardar con respecto a sus herederos, los cuales son sus continuadores. en
el negocio, del cual pasan a ser dueños. Además, puede serIes indáspensa-
ble el conocimiento completo de los libros para los efectos de la parti-
ción de la herencia. Teniendo presente este fundamento, se ve que este
caso tiene también u.lcance l.jmita~o, en cuanto a las personas en cuyo
favor puede. orden "use la manifestación general; lo cual quiere decir que
no basta que haya muerto el dueño de los libros, para que cualquiera per~
s~na pueda pedir su manifestación general (por ejemplo, los acreedores
heredlÍ.tarios y testamentarios para conocer el monto de los bienes), sólo
podrán pedir una e:x¡hibición los her~deros y <ellos, que responden de la
totalidad de las deudas del difunto," si aceptan la helencia con beneficio
d~ inventario deberán acreditar por otros medios lal:! circunstancias que li-
mitan sus obligaciones únicamente al patrimonio del caus'mte. (Igual cosa
que con los acreedores ocu¡re con los legatarios).
b) Comunidad' de bienes: Las razo~es son parecidas ~ las del caso
antellÍ.or. Cuando un establecim:iento pasa a pertenecer a varias personas
y to,dos ellos- s<;>r: condueños, no hay peI:.gro alguno en revelar los secre~
tos del negocio; pero esa exhibición sólo podrá ser decretada a favor de
los condueños y no de los extraños al negoc;io.
147 - .
e) Liquidación de sociedades legales ~, convencionales: Como ejem-
plo de sociedad legal tendríamos. la, sociedad conyugal que se forma en
v:irtud de la ley, sin convención, por el sólo hecho del matrimonio) en este
caso, es fáéil darse cuenta de las razones que justifican esta disposición:
es ev.id'en.te que habrá interés para los cónyuge!!, o para los herederos de
. uno ,die los cón(lluges, ,el imponerse de los libros para 'hacer v.al'er sus de-
rechos. (Lo mismo que en los caws anteriores la exhibición general sólo po-
drá ser -decretada a favor del otro cónyuge Q ,de sus herederos, pero no a
favor d.e terceros extraños). . ..
Respecto de las sociedades convencionales, pod~mos ,decir que cual-
quiera que sea, .el tipo de sociedad, tien.e interés el conocimiento de su con-
tab:ilidad para los efectos de su liquidación o del manejo mismo. de la 'so-
Ciedad, los socios pasan a ser c.ondueños de los bienes sociales, de manera
que esa 'exh,i~ición g,enerar se justi'fica a favor de los socios, pero no a fa-
vor de terceros extraños, y los acreedores de la sociedad no tendrán dere-
cho a solicitar esa exhibición general.
De1 arto 42 parece desprenderse que fuera del caso de una liquida-~
ción no se pued'e pedir Ja exhibición 'general de los libros de una sacie·
dad; pero esta interpretación es absurda y esta omisión del ait. 42 en
materia. ,de sociedades, está subsanada por disrpoáciones po,;¡,teriores que
establecen principios difel'entes respecto de céJ.da' c1ase de sociedad.
En materia de sociedades colect,ivaseste,derecho es amplísimo y
~ualqlJiera de los socios, puede imponerse en cualquier momento, de la
contabilidad, sea que ,esa contabilidad esté entregada a todos o sólo a uno
de los socios; espec.ia'lmen,te en este últiino~aso, ,en razón de la responsa-
bilidad que los afecta por el negocio y porque necesitan aprobar o r,echazar
las cuentas que deben I'endirIea lo!'. administradores. Este' derecho' está
consagrado -de un modo expreso en e1 arto 403 del C. de C. ,
"Los adminilstradores están obligados (i1J llevar los libros que debe
tener todo comerciantJel :Conforme a las' pl"/escripciones .de este Có.digo, y
a exhíbMos a cualquiera. de los socios que I~) requiera". '
Con respecto a una sociedad anóntma la situación es distintá, porque
si cualqu.iera de los socios pudiera imponerse 'en cualquier momento de qos
libros ,che coritahilidad sería peligroso. Las soci~dades anónimas están for-
madas por un 'personal ·de soci~s nu+uerosÍsÍmo Y sería sumamente expUes-
to qué un competidor de la sociedad, por el hecho de haber comprado
dos o tl'es acciones de un valor íntimo, se pudiera imponer de los libros
de la sociedad. Por eso la ley ha restringido este derecho. .
Art. 46~: "Los accionistas no pod!t'án examinar la contabilidad de la
admini;stración sino en el término q~ indica el inciso final del artículo pre-
cedente, o ~ la época y forma qué lo permitan los estatutos".
'. Por 'lo' géneral, los socios nombran uno o dos Inspectores. de Cuen..-
tas que informan sobre los libros a ~la Junta' General de Accionistas, y se
ha entendido que por el sólo hecho ¿,e' nombrarse' a estos funcionarios,
los aCc10nistasdelegan en ellos su facultad de inspeccionar la contabilidad
y ninguno dé ellos puede, individualmente, pedir una exhibición general
dé los libros. (Ha habido diversas sentencias 'arbitrales que así lo' han es~
t,áblecido) .
, En cuanto a las 5ocie~ades en comandita, hay que aplicarles a los
socios gestores la regla del 403, que vimos respecto de las sociedades
colectivas, y a los coma,nditarios la regla redén estudiada del 462.
d) Quiebra: Se ,diC:e que la quiebra es un juicio universal porque abar..
ca la totalidad del patrimonio del faHido, cuya administracIón pasa a los
acreedores representados por el Síndico ,de Quiebras; de manera. que para
- 148

éste será indispensable el conocimiento .de esos Jibros, potqueellos serán


un aporte valioso para deter¡:ninar el mqnto de .los bienes del fallido y el
carácter de la quiehra (fortuita, culpable o fraudulenta).
Fuera de los casos indicados en el arto 42, y que hemos analiz'ldo
separadamente, no hay ningún otro en que pueda pedirse la exhibición o
reconocimrento general de los libros de contabilidad, pero podrán pre-
sentarse dudas respecto .de otros casos. Así por ejemplo, es muy común
en los negocios, que el dueño de un establecimiento estipule con su em-
pleado un sueldo fijo y una puticipación en las utilidades del negoc!o;
en este caso parece evidente que el empleado deba tener interés en soli-
citar la exhihición general de los libros de su empleador a fin de ver si
las cuentas que le han rendido para determinarle sus ganancias son, sin-
cera~. Sin emh'ugo, esto no puede hacerse; desde luego, el empleado no
puede alegar el arto 42, porque si bien este caso tiene relación con una
soc,iedad, se trata en realidad de un arrenda~i,ento de !;ervicios, de mane-
ra que tendrá que recurrir a otras pruebas (Así lo ha confirmado la juris-
,prudencia de nuestros Tribunales). .

2) Exhibición parcial:,

Para que ella tenga lugar es necesario que haya un ju,ic,io pendiente o
que se solicite como medida prejudicial en un juicio por iniciarse y no
puede constituir el único objetivo de un'l presentación judicial.
Art. 43, inc. 1: "La exhibición parcial de los libros de alguno de', los
litigantes podrá 'sel" ordenada a soJic,itud de parte o de oficio".
Como su, nombre lo indica, la exhibición p~~cial sólo puede referir-
se a determinaqos as,ientos, a partidas que dicen relación con -el asunto
materia del pleito que se ha trabado o que está por trabarse, y a diferen-
cia de la manifestación gen,eral, puede ser decretada tanto a petición de
parte como de oficio y a favor de cualquiera persona que sea parte en el
asunto, pero con las condiciones de que esa persona se'), comerciante y
que la operación de que se trate sea mercantil para esa parte.
Esta exhibición debe llevarse a cabo 'en ciertas cond.iciones que cons-
tituyan una garantía de reserva y deben resguardarse los int~reses del due-
ño de esos libros a fin de que no se V3a afectado. '
Art. 43, ¡nc. 2 : "Verificada Jaexh~bición. el reconocimiento ycom-
pulsa serán ejecutados en el lugar donde los -libros ,se llevan y a presencia
del dueño o de' la persona que él comisione, y se li'mitará.n a los asientos
que teng,an una relación necesa~a con ]a cue,s,tión que se agitaY'e, y a la
inspección precisa para establecer que los libro's han sido llevados con la
regularidad requerida" •
¿'Qué· seentiendé por "el luga,r donde los libros se llevan?" Toman-
do 'la palabra e'n su sentido amplio se entiende por lugar, la ciudad ·donde
reside el comerciante de maneraq'ue éste debería Nevar los libros de su ofi·
cina 'a la 'E'eercearÍa del tribunal. Tomándolo en Un ~entido más restringido,
debe entenders'':!, por lug~:r, la ofieina en que el comerc,iante lleva sus li-
bros. ¿ Cuál de ~stas dos ac'epciones consagra la' ley?, si la ley ha querido
,garantizar la reserva el: lógico' que se deba aceptar la segunda solución
(l'estringida), porque de otra manera los libros deberían quedar por al-
gunos días en la secretaría del tr,i.bunal y el comerciar.te quedaría privado
de los medios de seguir cumpliendo con su obligación de anotar sus opera-
ciones día por día.
Hayal respecto una ahundante jurisprudenci¡;t. Por lo general, los
jueces de primera instancia prefieren la acepCión amplia
, . y hacen que se
149

trasladen los libros a su despacho, pero la' Corte ha resuelto generalmente


lo contrario.
El afectado 'cuidará de que el exámen no pase más aHá de lo nece~
sario; como se t1:ata el,e aprec::ar el.valQr pro1ba,torio de los libro:!]" de aipre-
dar su mérito, y ese mérito (sobre todo a favor ,de su dueño) pueden ser
muy ,distintos según las condicione3, en que se hayan Ileva,do los líbros; pero
para esto el tribunal no podrá ir al fondo de los demás asientos sólo podrá
examinarlos exterioI'mente, en su materialid ad aparente.
El último inciso del arto 43, dice:"
"Sólo los ju~ces de comereÍo son competEntes para verificar el reco-
nocimiento de los Hbrps". '
, No tiene hoy día ninguna aplicacÍón,porque, como, sabe~os ya no
existen jueces especiales de comerdo. De aquí se deduce que no puede
hacer ese 'exámen un ministro de fé (secretario o receptor); 'pero en la
práctica 'es muy frecuente comisionar a 'los secretarios o' '8; un receptor pa-
ra que vaya a la oficina<;lel comerc.iante y tome las compulsas (copias)
de los libros. De esto se pued,~ reclamar, porque, además de una simple
vista" hay que valorizar el mérito probatorio de los libros de contabilidad
y sólo el juez' es el l1a~,ado a exanl>Ínarlo. '
Fin¡:¡lmente, debemos tener presente que la exhibidón de que aquí
tratamos, sólo puede referirse a los libros de contabilidad de alguna de las
partes litigantes, de modo que no podrá decreta:rse en un' juic,io la exhil?i-
ción de los libros de terceras personas; s'e ha tratado de hacerlo en, nues-
tros tribunales, pero ello es, un absurdo y, ha sido rechazado.
Relacionadas con estas disposiciones;' hay que tener presente algunas'
del C: P. C.que se ref,ieren a II~ exhibición, de los libros y a las sanciones
aplicables al comerciante que se niegue a exhibirlos después de una orden
judicial, sin perjuicio d'e las sanciones estableddas' en el art.· 33 del C. d'e
C. son ellas los arts. 263 N9 4 y 267 C. P. C.
Art. 263 N9 4: "Exhibición de los libros de ¿orJtabilidad ~e1ativos a
los negocios en que. :tenga parte ells,oliciftantE:, ,sin 'perjuicio de lo (),ispu~sto
en los, arts. 42 y 43 ;del C. de C."

Libr.o de Correspondencia

La corrcspodencia de loscomerc'ian'tes es >el complemento natural :de


los libros de contahilidad, porque en sus cartas se encuentra la expliéación
'y detalles ,dt: las operaciones. anotadas "in exten.so',' en los otros libros';
por >eso nuestro Código y .los extra~ieros ohligan a los comerciantes a ne-
var. un libro copiador de cartas. '
Art., 45.:, "Los comerciantes debe1'(án,?,dejar copia ín~~gfa 'y a la letra
de todlls las cartas que escribieren sobre neg,ocios ,de su ,giro en el libro
destinado ,a, ese objeto".. ' .
'No hay ni necesidad de decir que eleomerciante sólo cleberácopiar
las car.tas relacionadas con. su pro:pio negocio. .... .... .. .. ' ".. .... .... .. ..
Art. 46: "Las cartas se pondrB¡n en el libro copiado:runas en pos (le
otras, s,in dejarsel blanco:s" y guardándose el órden de ,sus fechias".
, "Es éda' una ,di~.pósi,cióncjue no ::empre ele cumple fi'ipuede cumplirse ex-
trictaluente, pues para ello sería necesario 'que las cartas fueran copiad'as
a mano, para que, inmediabm'ente a continuación de una venga la otra,
etc. Antiguamente las cartass'e copiaban median.te prensas de copiar, pero
tanto en este sistema como en el de la máquina de escribir que es actual-
mente el más corriente,deben quedar bl'an.cos. .
El Código espáñol antiguo, anotaba unadisposÍción idéntica a ,la que
-.150 -

venimos analizando, pero eÍ Código vigente la abolió y dijo 'eX1presamente


que las cartas' podrían ser archivadas por cualquier medio.
En realidad, este sistema ,de los archivadores, que es ,el más corr~énte
entre nosotros, no está conforme a la ,ley pues las cartas quedan sueltas y
pueden ser sacadas en, cualquier momento. ,
A más de las cartas propiamente dichas, deben dejarse copias j:\e
todos los medios modernos de correspondencia (telegramas, cables) y
aunque el Código no lo dice, así debemos entenderlo. La ley habla única-
mente de la ,correspondencia que <el comerciante env~, pero nada ha di-
cho de la correspondencia que recibe, de modo que podría suscitarse cues-
tión 'acerca de si tlenen también esta obligación. Es ,evidente que una co-
sa se com'plementa con la otra y que será necesario que el comerciarite ar-
chive la correspondencia que recih~ para hacer la confrontación, para ver
si ha habido acuerdo, ya que d consentimiento no consta en un sólo 'acto
sino en dos correspondencias.
El proyecto contenía a este respecto un prec,~pto expreso que lleva-
ba el NI,> 94. Era esta una disposición perfectamente lógica, cuya supre¡;ión
no se explica, tanto más cuanto que ca& todos los Códigos extranjeros
tienen y tenÍ'an preceptos expresos en el mismo sentido. A pesar de que
'la supresión de ésta disposición parecería indicar que no existe obligación
de guardar las cartas que se reciben, hay otr~ disposiciones del mismo
Código que así lo establecen. Así por ej'emplo tenemos el,art. 47, que dice:
"Los juzgados de 'Comercio pueden decretar .de oficio, o a instancia
de parte, la exhibjción 'de las .cartas originales que tengan :relación con el
, asunto litigioso, y ordenar que )Se .compulsen de los libros respectivos las
de igual clase que ,~ hay:an' dirigido los litigantes.
En uno y otro caso se designará.n previa 'Y determinadamente las car-
tas que deban elXhibirse o copw5e".
Si se da esta función a los tribun'ales se presume que estas cartas han
debido conservarse. .
Otra prueba tenemos en elart. 1333 NQ 2. I

Art. 1~33: "La quiebra se ~eputa' culpable en los casos !Siguientes:


2 9 Si no conservare las cartas que se le hubieren dirigido con rela-
ción ia sUs negocios".
Si se establece una sanción, es porque hay una obligación a la cual
ella correspon.d.e (Esta disposición ha sido niant'enida con éste propósito
en la nueva ley de quiebras en su art.189 NI? 9 qUe es una copia literal del
1333 NQ 2).
Podern:os (',oncluir, entonces, que tatpbién es una obligación del comer-
ciante lel conservar la correspondenc,ia 'que recihe. .
. Al pe~ir~~}a exhibición del lib~o copiador de' cartas, sólo podrá' pe-
dirse la exhIblcIon de las cartas reljtcIonadas con el. asunto Utigioso, y sólo
con respecto a las que las partes se hayan dirigido entre sí, de manera que
'no Sle podrá orden,ar la: exhibición de cartas que- estén en poder de extra-
ños o que hayan :s:ido dirigidas a un tercero.

A continuación el Código' habla ?e los corredores y de los mar'tilIe-


ro~,pero com? estas pers0!las .son especies de mandatarios. es muy lógico
deJar el estudIO de esta matena para cuando estudiemos .el mandato.
DE LOS CONTRATOS Y OBLIGACIONES MERCANTILES EN
GENERAL
TITULO 19
Disposicione;s Generales

19-De la constitución, form.8 y efecttls de los 'contratos y obligaciones.

No es necesario insistir acerca de la importancia jurídica y práctica


que tiene el conocer la formación y efecto8 de los contratos en materia mer~
cantil, ya que es evidente, qu~ por 'mediode ellos ha de manifestarse y ve~
rificaI'Se el comercio en generaL
Toda esta materia, referente a éontl'atos y obligaciones, laencontra~
mos en el título 19 del Libro Segundo del Código de Co:mercio. Título és~
te, que se ,divide en dos párrafos, darudo, e.n el 'primero de ellos, reglas 'ge~ .
nerales que dicen relación con el fondo mismo ',de los contratos y obligacio~
nes. En el párrafo segundo se, encuentran )as reglas' relativas á la prueba de
estas ~bligaciones .
. 'Además de la importancia que en sí miEma presenta esta materia, es
necesario hacer notar que el Código Civil no se preocupó especialmente
de reglamentar la formación de los contrato's consensuales, materia _que
en .el código ,de Comercio se reglamenta en detalle. Esta circunstancia-
que' hace aún más importante el estU!diocLe es'ta,3 reghs~se esplica dado
el carácter del Derecho Mercantil, en el eual 'lOE' contratos consensuales se
presentan con mucho más frecuencia que en el Derecho Civil, dehido pre~
císamente, a la neceúclad de rapidez en las transacc:ones que caracteriza
al comercio moderno.
En lo que el Código de Comercio lO.O resuelva e~presa,mente, deben
aplicarse las regla-s. del Derecho Civil porqUe así '~e deduce del artículo
e
2 9 ' del ,de Comercio y porque este mismo C6digo. en, su artículo 96, lo
dijo ~:x.presamente: "l.{llS prescripciones; .<del C6dígo Civil relativas a las
obliga~i91\loes y contratos en general, ,son aplicables a los negocios mercan-
tiles ~alvo las modificacioneOi que ~esta.bI.~ce este Código". Como vemos,
esta disposición constituye una redundaneia ,ínnece:"aria" ya que en defec~
. tode . ell;¡ habríamos llega,do a 1; misma conclusión aplicando el princi-
p'i~ ¡general del artículo' 2<;>" .
lEn eüce tít~lo primero se preocupa el cód:go de las siguientes ma~
terias: en sus articulos 97 a 106 da reglas relativas a la formación de los
contraltos consensuales; en 10's artku1o's 107 y 108 reglamenta los efectos
de las arras en materia mercarttil; en los. artículos 1 10, 11 1 y 1 12 de la
manera de computar los plazos; y eh los artículos 113 y siguientes da re~
glas relativa:s a los efectos que producen en Chile los contratolS celebrados
en :país extranjero,' tratando por último ~a im.putación del pago y la no-
.vación.
- 152-
DE LA FOB,MACION DE LOS CONTRATOS' PURAMENTE
CONSENSUAlLES

Sabemos que los contratos - en cuanto a las condiciones que deben


!C'umplirp~H;a entendy~rse perfectos'-sedividen en contratos reales, 50- '"
lemnes y consensuales.
Son reales los que 'Se perfeccionan por la entrega de la cosa objeto
de la obligación; solemnes, los que deben cumplir con alguna solemnidad
expresamente manifestada en la ley y; consensual~s, los que sólo requie-
ren el acuerdo de voluntades.
Para que exista, pues, el contrato consensual, basta el acuerdo de
vóluntadeis en lo referente a la realización del acto, pudiendo descompo-
nerse, este acuerdo, eh dos momentos. sucesivos y siempre copulat;vos:
1Q La oferta, proposición o policitación, que emana, naturalmente, de la
parte proponente del negocio y 29 lLa acep:taóón pura !Y simple de la ofer-
ta por parte del otro contratante. Estos dos momentos de la formación
del contrato si bien existen siiempre, suelen confundirse pasar inad,verti-
dos, sobre todo tratándose de contratos verbales. La ~xacta determina-
ción de' estas circunstancias tiene mucha importancia en el Derecho Mer-
'cantil" como tendremos oca~lión de verlo en la Compra-venta, al estudiar
la l'evocación de la oferta ya que ésta según se produzca antes o después de
aceptada, da lugar a efectodistinto's. En los instrumentos en que constan
los contratos mercantiles, no aparecen, la oferta y h aceptación, con el
carácter de actos independientes, sino que en ellos, sólo se deja e'stampa-
do el consentimiento en sí mismo, como resultado de la concurrencia de
estos elementos. Y es lógico que así sea ya -que es este proqucto final,
elconsentimi~nto, el que perfecciona el contnto, y es tamhién natural que
esto suceda, porque no debemos olvidar que el acuerdo no emana del ins-
trumento el1Que consta y que ésta no es sin'o una prueba preconstiotuída de
la existencia y condiciones del contrato. •
Estos dos momentos de la formación de un contrato consensual, se
advierten con claridad y preósión, en los contratos por correspondencia;
en general, en los contratos entre ausentes, ya que en éstos se manifiesta la
formación del' consentimiento por el intercambio ,de cartas, comunicaciones
de las cuales ~parecerá la oferta, en una, y' la ac.eptación en otra.
En general, y dalda 'la importancia que tienen, deberemos estudiar, tra-
tándose ,de contratos ~consensuales, cuatro elementos: .
1 Q-La Of~l'ta, proposición,. propuesta o- policitación.
2 9-La aceptació~ .por parte de la [persona a quien ,se ha dirigi40 la ~
oferta.
. 3 9 -EI momento en que debe entenderse perfeccionado el contra-
to, y •
4 Q-El lugar ero que éste se perfecciona .cuando los contratantes resi-
den .'en puntos distintos. . . ~ .
También hay que hacer distinción ,en cuanto al modo de trasmitirse
el <;:onsentimiento). según que las partes estén ¡presentes o ausentes.
Cuando las partes están presentes pueden cambiar 'sus consentimientos. di-
rectamente, pueden trasmitirse sus volunta,des verbalmente la una a la
otra, y no habrá, entonces, ninguna duda en cuanto a la oferta y la acep-
tación ni en cuanto al lugar en que deba entenderse celebrado el contra-
to. Cuandó las personas están ausente,s, sea que se hallen en la misma pla-
za o en plazas .distintas, la comunicación se hace más difícil y debe recu-
rrirse a diversos medios (correspondencia, telegráfo, etc.)
.153

Contratos entre ,presentes:

Art. 97: "Para que la .propuesta verbal d,e un.negocio imponga al pro-
ponente la respectiva obligadón, ~Ie requiere que seaac;eptada ¡en el acto
de ser .conocidl3.i por la persona a quien SE! dirigiere;' y ~ó mediando tal
aceptaci~n, queda el propO!J1ente libre de todo compromiso" •
. ~~'

No hay neoesidad, en este caso, de que trascurra cierto tiempo entre


el moment.o que se hace la oferta y' aquel en que 'se acepta.
El 'arto 97 ,como mucho.s otros, es una ,disposición meramente inter~
pre~tiva .de la voluntad Ide las parltes y no hay ningún ¡inconveniente para
que éstas ¡se den, por su libre voluntad, un plazo especial.' Así por ej., una
persona le ofrece a otra la venta de ciertas mer'caderías, para que ésta le,
conteste en el plazo de 24 horas.
¿ Cuál es el fundamento de esta oblIgación? Lo veremos más ade~
lante, porque aquí se presenta una situación analoga a la de los contra~
tos entre ausentes. Lo,s Códigos extranjer4)s' a que hicimos alusión CC.
Húngaro, arto 31 4 .y C. alemán arto 147) contienen disposiciones semejan-
tes a las de nuestro arto 97.,. pala la proposición verbal.

Contratos entre auseptes:

Aquí tendremos qUf! estudiar por separado cada una de las .fases a
que nos referíamos.

1) Oferta.

Se la puede definir c&i:no la proposición que una persona hace a otra,


para celebrar un determinado contrato, Para que haya proposiCión, en el
sentido j'urídico, es necesario' que ella' se ¡refiera a un determinado con-
trato, .de otta manera no podría originarlo y no podría tomarse como
oferta la proposición que un comerciante ha,ga en términos generales acer-
ca del hecho de estal?lecer con otro 'reladonesde 'negocios. Además, es,
menester que la ofer.ta E,e refiera a todos los elem'entos 'que' SOn ese~cia~
les, scigún el Derecho"en eseconltrato; así por ej., si se ,trata de una com-
praventa será necesario que se indique' cual es la cosa vendida y cual es
su precio :de venta.
En seguida, para que ·la propuesta sea capaz de ha~er nacer un con-
trato .será menester que vaya .dirigida a una persona determinada; por eso,
el arto 105 ¿e'"nuestro Código refiriéndose a la o'ferta de carácter general
,dice en su inciso. 19 :
"'Las ofertas indetermin/,,"das eontenid.as en circulares, catálogos, notas
de precios corrÍ1::ntes, prospectos o ,en cualquiera otra especie dre anuncios
impresos, no son obligatorias para ¡el ¡que tus hace';. .
Esto ~o implica de parté ,del proporlente la intención de cel~brar
determinado .contrato, es una simple rédame.
En este punto, la regla de nuestro. Cód;go es una especialidad y en
doctruna, .en, países .aonde no hay una.disposición 'expresa (como por ej.,
Francia) no siempr,e se estima así y el hecho de que un comercial)te colo-
que en la vitrina de SU negocio 'algún ol;>jeto con indicación de su precio
es consid"erado como una oferta .al público y.puede exigírsele al comer-
ciante que celebre el contrat~ en las condicione's que allí se indican.
- 154-

El inciso' 2 del arto 105 se refiere al caso en que las ofertas se hacen
a personas determinadas (envío de catálagos a domicilio) y dice:
........ "Dirigidos los anuncios a personas determinadas, llevan siempre la
condición implícita de que .al tiempo de la demanda no hayan sido enaje-
nados los jefec:tos ofrecidos,de que no hayan sufrido alteración en su
precio, y de que existan en el domicilio del oferente.
E'sta última condición le quita todo su valor a la oferta, de modo
qu~, en buenas cuent:l.s., aún' en este c'aso no, se puede hablar de una oferta,
como la del arto 97. '
La oferta, proposición o policitación, como la llama el Código, puede
,partir ·de cualquiera ,de las partes; aSÍ, si es una compraventa la que se
proyecta, tanto,' el vendedor como el comprador podrán tomar la lmCla~
tiva· del contrato y será indiferente el que la proposición venga de uno u
otro.
Para que la proposición' pueda llegar a generar el contrato es me~
nester que la voluntad del proponente, manifestada en su oferta, se man~
tenga hasta el momento en· que pueda encontrarse con la voluntad de la
otra part~; si por cualquier motivo la voluntad del proponente manifes~
tada en su proposición, desaparece antes de que se produzca el acuerdo,
el contrato no puede llegar a formarse.· '
Hay muchas causas que pueden hacer desaparecer esa voluntad an~
tes ,de ese momento, que le quitan todo valor a la oferta y que impiden la
formación del contrato. ,
Estas causas son: 1) La revocación. de la proposición; 2) La muer~
te del proponente; 3) La incapacidad del proponente; 4) La quiebra del
proponente, y en general cualquier circunstancia que lo prive de la admi~
nistración de sus bienes; y 5) El transcurso de los plazos fijados por, la
l~y.
1) La Revocación: Mientras existe sólo la voluntad del proponente
no hay contrato, no hay acuerdo de voluntades; el proponente esta sólo
y ,así como libreménte manifestó su propósito de contratar, así, libremen~
te también, puede retirarlo. .
,Art. 99: "El. proponente puede arrepentirse en d tiempo medio en-
tre el envio de la propuesta y la aceptación. salvo' q,ue al hacerla se hubie-
re -comprometido a espe¡.1ar ·contestación o a no disponer del objeto, sino
después de J<lesech.ado o de t~n~currido un determinado plazo.
El i8lTepentimiento no se presume".
Como lo dice el inciso final, esta retractación debe hacerse de un
moldo expreso. Así por ej., si se hace una propuesta por carta y el mismo
día o al día siguiente,' el proponente se ,:urepiente y envía una nueva cai~
ta o un telegrama retractándose, eso constituye una retractación 'oportuna,
tempestativa; pero no 'siempre sucede así' y el mismo propon'ente puede
haber renunciado a su facultad revocatoria. ya que expresamente lo fa N
culta para ello el arto 99, al decir: "salvo que al hacerla se hubiere com-
prometido a esperar contestación oa no disponer de los efectos del con N
trato, sino de,spués de desechado o de transcurrido un determinado pla-
zo". Pues hien, en eslte caso ,el proponente se obliga a 'mantener su ofer-
ta hasta el cumplimiento ,de esas circunstancias, y si la retira antes su reN
tractación será inoportuna o intempestiva. Lo mismo ocurre en el caso de
que la revocación venga después' -de aceptada la oferta.
, Se ha discutido en doctúna acerca del fundamento, ¡de la obligación
. a que nos referimos y que no nace ,de un acuerdo -de voluntades sino de
un acto unilater~l;, pero, en realidad cualquierJ. que sea éste fundamento
debemos aceptarla porgue está consagrada expresamente por l~ ley.
.155

Efectos de la revocación:

Cuando'.la retrac't.ación es opo~tuna, es decir, c).larudo se hace en


los términos q).le la ley establece (no se ha renunciado a la facultad revo-
catoria y se retracta antes de que la oferta haya, sido aceptada) el con-
trato no 'Puede formarse, no hay vínculo jurí,dico, porque todavía no se
ha producido acuerdo de voluntades. Si la retractación es inoportuQ,a (se
'produce ,después de aceptada la oferta) ya el contrato se ,ha producido y
esa 'retractación no produce para las partes ningún efecto y hab'rá que
aplicar la regla general del :art'. 1545 del ce. según el cual todo contra-
to legalmente celebrado es ley para los qontratantes. Reconocer en este
CiaSO . efecto a la retractación, significaría ¿,ar a 'una 'de las partes la facul-
tad de romper el contrato en cualquier momento. Tampoco es retractá-
ción tempestiva aquella que se produce an.tes de que haya vencido el pla-
zo concedido a la otra parte p.ara ,a·ceptar o rechazar la oferta. En ambos
casos la parte ,afectada puede pedir el cumplimiento del contrato o indem-'
nización,de perjuicios.
Ni ,en Chile ni en ninguna parte puede diecutirse:que la retractación
cportuna produce "el efecto de no hacer nacer el contra,to; pero la' otra parte,
queda a pesar de esto, sufriendo un menoscabo en su patrimonio, (incurre,
en gastás, celebra otros éontrato1s sobre In base de esas propuestas, etc.).
y 'en estas circunstancias, ¿quién ,carga con estos gastos? La ,cuestión está
resuelta. expresamente por nuestro C6digo que en su arto 100 dice:
"La retracta.cÍón tempestativa limpon'~ ¡al p;roponente la, obligación. de
indemnizar los, gas,tos que la persona a qlLlÍen fué encaminada la ¡proposi-
qión hubiere hecho, y los daños y!perjuic,ios que hqbiere ~ufrido •........... ;
, Sin embargo, el proponente pod,rál eJi;honerarse 'de la obligación de in-
demnizar, cumpliendo el ,contrato propuesto".
Tenemos como en la retractación- oportuna, 'a pesar de haber puesto
término a la oferta y por ende al contrato futuro, la ley impone' al pro-,
ponente la 6bligación de indemnizar al aceptante.' Esto es algo novedoso.
Conforme a Ilas reglas generales, la re~po'nsabmdad se divide en dos ca-
'.tegorí'as: contractual y delictual o aquiliana. La responSabilidad contrac-
tual, proviene de los contratos y consiste en su incumplimiento o en su
cumplimiento irregular; 'la responsab;i1idacl,delictu~l, pr~viene de hechos
ilícitos, culpables o negligentes que se califican de, delitos y cuasi delitos
civi,les. .
Pues bien, esta responsabilidad de que nos ocupamos, no entra en
ninguna de estas dos categorías. No cabe en la contractual porque se trl1-
ta 'de un 'caso en que no hay contrato, en que por ser oportuna la retrac-
tación no ha 'podi,do formars.e er contrato 'tampoco calbe en la respon.sa-
bilidad delictual, pOl1que aquí no hay micl:a j¡líd~onj contrario a <la ,ley y
el proponente que se ,arrepiente a tiempo procede en uso del legítimo de-
recho que le concede el arto 99 del C. ,de C. y desde los romanos se a,dmi-
te que "quien usa de su ,derecho a nadie, perjudica".
¡Los autor~s encuadran esto generalmente dentro de la teoría moder-
n.a de la ResponsabiJida,J Pre-contractual (1).
. Sin embargo, a nosotros no nos' interesa el tratar de encuadrar esta'
responsabilidad dentro de una teoría, por cuanto tenemos la disposición
expresa del arto 100. Por lo ,demás, 'la equida,d atural nos indica que si

(1) Sobre ~ste 'punto puede consultarse un estudio del tratadista Henry Ma-
, lIot' que public.ó la Revista de Derecho y Jurisprudencia (Tomo XXVH, 1.... Parte,
Pág. 1).
- 156 -
'alguien merece algún reproche es el proponente, porque fué él quien cau~
só esos gastos y él debió haber considerado las consecuencias que una
propue~ta podí,a acarrear.'
2) La muerte del proponente: Es esta otra de las causas que pueden
dejar sin efecto la oferta, siempre que se pro,duzca antes de la aceptación
y que igualmente, impedirá el nacimiento del contrato .. Es evidente que
en este caso desaparece la voly.ntad y como esa voluntad debe perdurar
hasta el ,momento en que coincida con la voluntad del aceptante, no se
comprende que pudiera haber contrato.
Tenemos entonces que cuando el proponente muere antes de la acep~
taciónde su oferta no hay contrato y no puede decirse que en' esto lo re~
presenten sus herederos; los herederos sólo repreesnt..Jn al causante en sus
derechos y obligaciones trasmisibles, y aquí no hay derechos ni obliga~
ciones porque aún no ha nacido el contrato.
Cuando el proponente renuncia a su facultad revocatoria durante el
plazo de que habh el arto 99 y muere durante ese plazo se presenta una
situación que ha sido tratada por los autores franceses (Baudry Lacantin~
nerie) y respecto de la cual hay muchas discrepancias. La mayoría se pro~
nunciae'n el sentido ,de que ni aún en este caso puede llegar a formarse el
contrato., porque la voluntad del proponente no alcanza ,;} coincidir con
la voluntad de la otra parte. Se parte de la base de que no hay ninguna
obligación de parte del proponente y que a pesar de haber pl/lzO no pier~
,de tSU facultad ,revocatoria. Los otros, afirman que ¡hay obl,jga~ión del
proponente de mantener su oferta y existiendo una obligación, la muerte
, no prod,uce ningún efecto sobre ella y el contrato pas3. a formarse, porque
los herederos debe' répresentar al causante en esta obligación. (Tal VeZ
dentro del sistema de nuestro Código, ~s esta última solución la más
aceptable) .
3) Incapacidad del proponente: La incapacidad sobreviniente del
proponente presenta un caso análogo al anterior;, para la validez del con~.
trato es necesario que en el momento de su celebración se cumpla con los
requisitos legales, entre los cuales está la capacidad. Así por ej., suponga~
mos que la propuesta la ha hecho un individuo que antes de la aceptación
de esa oferta cae en interdicción, por e ¡te solo hecho se produce su in~
capa~idad y el contrato no podrá formarse o adolecerá de nulidad relati~
va. Esto que se se deduce por sí sólo de los principios generales del De~
recho; está consagrado en forma explícita en la parte final del .art. 101 del
C. Ide C. que d i c e : ' ,.
"A no ser que antes de darse la respuestll ocurra la retractación,
muelre :o incapacidad legal del proponente".
4) La declaración de quiebra del proponente: Es esta una causal no
enunciada expresamente 'por la ley, como la,s anteriores, pero que se des~
prende de los principios generales de la quiebra. Según ésto, la declara~
ción de quiebra del prppqnente produc~da en el tiempo intermedio impi~
• de la formación del contrato; no porque el fallido sea incapaz, sino por~
'que 'la dedara.;;ón de quiebra produce el desasimiento, de los bienes, que
pasan. a manos .del síndico y que.da impedido para celebrar contrato alguno
que diga r~lación con ~u pat~imonio y no podrá aceptar una oferta por
que ya ha perdido la posibilid",¿ de obligar;e sobre sus bienes.
5) La expiración del p!azo legal o convencional fijado para aceptar
la oferta. En principio, y a falta de d~sposición expresa de b. ley, debe en~
t~~derse que una oferta' perdura ,indefinidamente, a menos que se _pre~
sen ten las circunstancias ya analizadas, y es ésto lo que necesariamente
- 157

tiene que admitir, y admite la doctrina en todos aquellos países en que


no hay una disposición expresa sobre Ja m¡~teti,a, y entre nosotros en ma~
teria civil; pero en materia comercial el arto 98 ,die·· C. . de C: 'ha bija,do
un pla'zo especial:
"La propuesta hecha por :elscl"ito deberé.. :ser aceptad~, o .desechada
dentro de ve,mticuatro heras, si ~a .peirsonaa quien se ha dirigido :residIe-
se 'en el mismo lugar 'que el proponente, o a vuelta de correo sí. estuviere
en IOtro !diverso.
Vencidos los plazos 'indica:Jos la pro¡)uesta se tendrá por no' hecha
11Iún cuando hubiere sido aceptada.
En caso de acepladón extempo.ránea,el proponente será obl.igado,
bajo responsabilif;lad ~,e (laños y, perjuicios a dar pronto aviso de su re-
tractación". . "
Es eXJplídta la ley entonces; en el sentido de que el sólo transcurso
de este plazo. hace caducar la oferta de pleno derecho. .
A prImera vista parece que por el hecho ,de haber caducado la oferta
de pleno derecho, el proponente po·drá quedarse tranquilo, pero la ley le
obliga ~ avisarle al acept.:mte, por razones de conveniencia y equidad por-
que sU silencio podría inducir al aceptante a creer que aquel mantiene su
oferta, lEs esta una ,disposición original ,de nuestro Código y ·hay tratadis-
t.as de nota del D. Fran~és (Baudry Laccantinnerie "Tratado ·de las Obli~
gaciones" tomo 1) que han ,hecho mención especial de eHa.
Estos plazos del >art. 98 son supletorios de l~ voluntad de las partes
y puede ser modificados, ya para amplial'los ya para restringirlos, y el
proponente'l.I hacer, su oferta puede decirle al aceptante que esperará la
respuesta pOr el plazo de diez días; en este caso, la aceptación hecha. -;n el
noveno día es váHda aunque según el arto 98· ·debió naher·s'e hecho den~
tro de 24 horas: También puede restringirse a un mom~nto, y ello e,s ~'l1y
frecuente tratá,ndose' de operaciones burs,átiles.' .
E'l rc. c. tiene úna ¿'i~posición que algo se relaciona con ésto ene}
título del mandato:
Art. 2125: ''Las personas que por su profesión u oficio se encarguen
de negodos :¡¡jenos,. eSltán 'obligadas a declla.rar lo má.s pronto pos,ible si
aceptan P DO el encargo que 'una ¡persona a,u~ente les hace; y ,t1'\ilnscurrido
un térnlino ra:rr.:nable 'su silendo ¡se mirarií.. ¡como aceptación".
Aquí se dice "lo más pronto posible". pero no se ,indica plazo; por
10 tanto, la decisión quedareá en cada . c:a,so particular sometida a las cir~
cunstancias que rodee~ el hecho.

2 Aceptación:

Para que la aceptación produzca efectos debe manifestarse al exte~


rior, esta manifesl:!ación puede ser eXJpresa o tácita. Será expresa la que
se haga verbalmente, por carta o por telegra·ma; tácita' será la' que se
preste por cualquier hecho que suponga laL voluntad de aceptar. El arto
103 se refiere a 'la .aceptación tácita;' será esto 'una cuestión de hechp en
que habrá que considerar las circunstancias. Así por ej., una persona ofre~
'ce a otra comprarle tales mercaderías a tal precio y el otro sin dar nin~
gún I:l.viso las despacha. Sin embago, el mero silencio no importa acepta~
ción tácita y SÓllo los casos en que la. ley así lo expresa se podrá hablar.
de tal aceptación. .
Por censiguiente, en tódos aquellos casos en que por ej., se envíen
billetes 'de entrada a una fiesta teatral, exp resán:d ose que si no. se contes~
la dentro de determinado plazó ;eentenderán tomadas, no hay contrato,
- 158-

porque el destinatario, por regla general, no .tiene obligación de ,decir ex-


presamente qu"! no acepta tal entra:da. Hay casos en que el nuevo silencio
Dignifica aceptación de' la dferta, cuando taxativamente la ley lo dispone
así, como ocurre con el arto 21.25delC. C. y el 243 del C. de C. que dice:
Art. 243: El comisionista pUOOe o no aceptar a su arbitrio \~l enoargo
, que sle' le hace; pero rehw;ándolo quedará obligado bajo responsabatidad
de daños y perjuicio.:;.
1Q-A dar aviso al comerc<iante de. su repulsa en pri~era oportunidad.
Todo lo que decimos, tiene aplicación en cuanto a la forma misma
de la aceptación; en cuanto al fondo, rige el principio de que la acepta-
ción debe ser pura y simple, debe concordar en todo con la oferta, cual-
quiera modificación impide la formación del contrato, y' el proponente, en
tal caw, puede decir "yo he ofrecido esto y Ud. me acepta esto otro".
Si el aceptante introduce alguna modificación cualquiera, la ley le da 13.
la aceptación el carácter de una nueva proposición que se le hace a la
orta p,.3,rte.
Art. ,102: "La aceptación condicional sera. cpnsiderada como una
propuesta" •
Se habla aquí de "aceptación condicional" en el sentido de acepta-
ción modificatoria de la oferta, en cualquier sentido. Así por ej., se ofre-
cen 1000 sacos de trigo a tal precio y la otra parte contesta: ·'acepto 500
a este otro precio". Esto significa un rechazo de la oferta y una propues-
ta de compra. (1)

,Momento en que se debe entender perfeccionado el contl'1ll,to

Hay, a este respecto distintas ,soluciones y, diversos sistemas, por-


que puede vacilarse entre dos momentos: puede estimarse que el contra-
to se perfecciona en el instante en que el destinatario acepta la oferta, o
bien puede estimarse que ese perfeccionamiento no se produce h'asta el
momento en que la respuesta que contiene la ,aceptación llega al conoci-
miento del proponente. Entre uno y' otro momento puede trascurrir a ve-
ces a un tiempo más o menos largo, el cual se hace más sensible cuando
se trata de contratos por correspondencia entre personas residentes en
distintos países.
Hayal reEpecto dos sistemas fundamentales:
a) .,Sistema de la decluación: admite la primera solución que indicá-
bamos, o sea, el contrato se perfecciona en el momento en que el destina-
tario acepta la oterta; y.
h) S,istem.a del conocimiento: admite la segunda solución, o Sea, el
contJ;ato se perfecciona en el momento en que la respuesta que contiene
la aceptaci6n llega al conocimiento; del proponente. .
La importancia práctica y legal que hay en pronunciarse entre uno
u otro sistema salta a la vista: Inter~fl desde el punto de vista de la capa-
'cidad del aceptante en 'uno y otro :instante. . ..' --
En. el sistema de la declaración, el contrato' subsistirá aún en' el ca-
so de que el aceptante, después del instante de la aceptación; haya caído
en incapacidad; en cambio, en el sistema ,de la información o conocimien-
to, como el contrato aún no estaba perfeccionado, si el aceptante cae en

( 1 ) Se .:ncuestran, disposiciones análogas a ésta del arto 102 de nuestro C.


de C. en el arto 150 del C. Civil alemán y 319 del C. de Comercio húngaro.
159 -

incapacidad el contrato no podrá celebrarse válidamente. (Iguales consi-


deraciones' pOdemos hacer extensivas al caso de la quiebra).
Interés d~de el punto de 'Vista de los riesgos: Según la regla general
ral del C~ C. tratándose de una venta pura y simple, los riesgos de la co-
ca son de. cargo del comprador desde elmoment~ ,de perfeccionarse el con-
trato. Este' interés, puede persentarse frecuentemente tratándose de con-
tratós celebrados entre 'personas que es encuentr~n ep puntos lejanos y
tratál:J.dose de mercaderías que ,deben ser transporta:das de un punto a
otro.
Ejemplo: Un comerciante, de Antofagasta propone comprarle ciertas
me~c~derías a un comerciante de Magallanes que éste ha de remitirle por
mar.
El comerciante de Punta Arenas, 811 reóbir la o,ferta. la acepta y en-
vía pr,imero la carta de acepta<;Íón y a,lgún tiempo más tarde las merca-
derí.a:s. ' ',
Ségún el sistema ,de la declaración, el contrato habrá quedado per-
feccionado desde el momento ,en que el comerciante' de PunÚt Arenas,
aceptó la oferta y los riesgos serían, entonees, del co.merciante de' Anto-
fagasta; en cambio dentro del 'sistema del eonocÍmiento' o de la informa;
'ción, el contrato' sólo se 'Vendría a perfeccicmar cuando el comerciante de
Antofagasta recibiera la aceptación, y :antes de ese' momento los riesgos
correrían a cargo del comerciante de Puntas Arenas.
Intcr~s desde el punto de, vista c;le la ley que rige el contrato:
Todo contrato se rige por la ley vigente en el momento de ;u celebra-
ción y así se acepta en uno u otro sistema, la ley aplícable será distinta en
caso, de que hubi.era há:bido aÍguna modific~ción en el tiempo intermedio
entre la aceptación ,de la oferta y el conocimiento ,de esa aceptación' por
parte del proponente.
Los ~gumentos a favor de uno y otro sistema:
Se dice en fav,or del sistema de'la 'decJlar~ción o' aceptación que para
que exista el consentimiento basta, que exista el acueI1do de voluntades, 'la
voluntad del propqnente existe des.de el momento en que hace su' oferta;
¿qUe es lo que falta ~ntonc~,?"que a, esta, ~oluntad ,del proponente" se
junte l~ volunt~d, del aceptante, lo cual ocurre en el instante mismo, en
que el aceptante m.l\nifiesta su vountad,' y no hay por qué esperar más.
Por parte de los sostenedores del' sisb~ma del conocimiento o de la
informadón se dice que no basta que haya acuerdo de voluntades, si es-
tas están ignoradas" es necesario' el intercambio; de otro modo las partes
quedarían obligadas sin saberlo y só:lo se p:roduce ese intercambio cuando
la voluntad del aceptante llega a.l conocmiento del proponente. Sin em-
bargo: con' la misma ia~ón, po:dría decirse que el aceptante, no p~drfa
saber ·que sU 'aceptación 'llegó al conocÍIniento .del proponente y que sería
necesario que éste advirtiera dé este ¿onociínientó 'a áquel, y así sccesivamente.
, En favor de este mismo sistema se podría invocar y se in:voca' en
ótros países, una disposición que existe ,en el C. francés y, ,que ta;mbi~;n con-
signa nuestro C. C. a propósito ,de las ,donaciones: '
Art. 1412: "M.ientras las donación ent.re vivos' no ha sido ~lCeptada,
y notificada la ¡aceptación al donante, podrá este revocarla ¡a su arbitro".
Se comprende que en otros paíises, donde é,s,ta materia no está! Itegla-
mentada expresamente en la ley, se aduzca este argumento, pero entre no-
sotros no es necesario desarrollar esta idea, por cuanto esta cuestión está
resuelta de una, manera expresa" en el arto 101 ,del c. de e., a favor del
sistema de la declaracñón que es 'a juicio .. del señor Palma el más lógico.
- ' 160-

Art. 101: "Dada la contestación, sí en ella ,se aprobare pura y simple-


mente la propuesta, el conh1ato .queda en el acto perftlccionado y produce
todos sus efectos legales, a 'no ser que antes de darse la respuesta ocurra
la' retréJ,ctacÍón, muerte o incapacidad legal del ;proponente".
Por lo tanto, desde el instante que el aceptante acepta la oferta, que-
da perfeccionJ.do el contrato y ya no puede retractarse; de manera que
su muerte, su quiebra o su incapacidad sobreviniente después de esa acep-
tación no producen ninguna modificlción en ei contrato, aún: cuando esa
aceptación no hubiere llegado a conocimiento del ausente.
También dentro de estos dos sistemas fundamentales hay algunas va-
riantes. Así por ej., se habla de un ",.,istemlil, d~ la expedición", que se
acerca mucho al sistema de la declaración. Según el cual el contrato no
queda perfeccionado desde el momento en que el aceptante da la acepta-
ción, sino desde el momento en que expide la respuesta. (En el ejemplo
dadó, desde que despacha la carta). Este sistema era también considera-
,do dentro ,del proyecto, y en teorh pura mira más bien a la prueba que al
pel1feccionamiento mismo del contrato.

Lugar en Que debe .entenderse celebrado el contra~o:

Cuando la~ partes residen en países distintos habrá interés en deter-


minar esta circunstancia desde el 'punto de vista ,de la legislación aplica-
ble. En realidad, se trata de una cuestión de D. Internacional Privado y
habrá que aplicH . el principio consagrado por el C. C. y confirmado por
el C. de C. según el cual la ley del lugar rige en el acto "locus regit ac-
tum"). Pero ¿ qué sucede cuando las partes celebran el contrato por co-
rrespondencia-, ¿dónde debe entenderse perfeccionado el, contrato? ;
cuando están en lugar distinto ¿cual es h. compet~ncia de los tri1;l.unales~
¿cuál precio debe entenderse, incorporado al cont~ato?
A este respecto ex,islen diversas disposiciones y, a manera de ej.,
citaremos e~ arto 139 del C. de C. que contiene un principio fundamental
relativo a la compra-venb mercantil y qued1ce,:
'''No hay compra-venta. si los contratantes no convientln en' el precio
o i(1n la mane~:l de dele.r~inarlo; !Jero si la cosa vendi:',ll fuere EmIlregada,
te ,presumir,D, que !,as partes han 'aceptado el precio corriente 'que tenga en
el ,día y lugar en que se, húbiere celebrado el 'contrato.
Habiendo Idiv~rsidad de precios len e! mismo día y lugar, el compra-
dor deberá pagar el precio medio.
Esta regla es 'también aplicable al C8¡s0 en que nllS partes se \refieran
al precio que tenga la cosa en )un ,tiempo y lugar diversos del tiempo y lu-
gra del contrato". , '
, La ley mercantil está indicando aquí que en l~ solución de est~ pun-
to deben seguirse los mismos principios; de manera que ,si el contrato se
entiende perfeccionado en el momento de darse la respuesta será el do-
micilio ,del aceptante el lugar donde d~ba entenderse perfeccionado el
contrato.
Art. 104: 'Residiendo los interesado~ en distintos lugares, se 'enten-
derá, celebradl) el. contrate, para todos sus efectos legales, en el de la re-
sidencrla del que hubiere aceptado la propuesta primitiva o la propuesta
modificada". '
Ahora, si la propuesta es modificada, se invierten los papeles, el acep-
tante pasa a desempeñar el papel de proponente y ·el con:trato se perfee.
ciona cuando el primitivo proponente acepte esa modificación.
_. l¿i -

Contllatoscelebrados por teléfono:

Los contratos· celebrados por teléfono participan de los caracteres de


los contratos celebrados entle ausentes y entre presentes. Desde ·el ,punto
,d,e vista del pe~feccionamiento del' contrato, de la duracÍónde la ~ferta,
es evidente que hay que asimilar estos contratos celebrados por teléfono
a los contratos para prese:qtes y habrá que ap!icar entonces la disposición
del arto 97 referente a la propuesta verbal y ,que dice: ..
"Para que. la ·propuesta verbal de un Illegocio Ílnpongaal proponente
la respectiva obligación, s~ requier-e que sea aceptada en el "acto" de ser
, oonocida por Ea persona a quien s~ dirigiere;. y no ~edjando tal aceptac:¡ión
queda el proponente, libre de todo compromiso".
Esto es perfectamente lóg:co, porque si bien la~' partes no están una
delante .(l'e la otra, pueden manifestar directamente sus voluntádes y pue~
den .darse inmediata contestación. " , .
En el caso de que las partes se encuentren en Iugales distintos, ha~
brá que aplicar la regla del arto I 04 relativa' a los contratos entre ausentes.
Es evidente que esto ,dará lugar a muchas dificultades desde el pun~
to de vista de la prueba, y sólo cabrá la prueba confesional llamada ab.
solución ,de posiciones", sin que sea ~dmisible la prueba testimonial.
Tratándose de contratos celebrados por medio de corresponsales, es
,decir, por' medio de un intermediario que !ra,smite las proposiciones .de una
a otra p'arte, no se presenta ninguna dificl.dtad y habrá que aplicar la re~
gla general del arto 106: ,. ",.' .. " .... , _ '
HEI contrato propuesto por intenned,io de cOlTedor se tendrá, por per-
fecto desde el momento en que los interesndos a'-'el:ltaren pura y simple-
.mente la propuesta". .

DE' LAS ARRAS


Las arras cónsist~n ge,neralm~nte en un objeto o una su:m:a de ,dinero
que una de las partes da a la otra como, garantí~o señal de cumplimiento
de un contrato CUalquiera. Son más comunes en, las compra-ventas; y ahí
,el C. C. se' ha ocupado de ellas; 10 cual no significa que no puedan darse
en otro contrato; en cambio, el' C. ,de C. se ha ocupado d.e ellas en los pá~
nafos genera,les.
Antigua~ente las :arras significaban la intención d.e las partes, de una
seguridad que el contrato se iba a cumplir; sign~Hcaba también una señal
de irrevocabilidad de la convención. Sin embargo, con el tiempo han ,to-
mado un sentido opuesto al anotado y que es el que les da el >arto 1803
del
\
C
.
.. C. que dice: ..
"Si se vende con alTaS, esto es, dando1:ma cosa en prenda de la d,ele-
bración o ejecución del contrato, se entiendE~ que cada' uno de· los contra..
tantes podrá retractarse; el que ha <lado las arras, perdiéndolas;-' y ,el que
las ha recibido~ restituyéndolas d~bladas". ,
Es regla general de Derecho, consagratC'a en el arto 1545' del C. ,C.,
"qu~ todo contrato legahx;ten,te celebrado es una ley pa.a los contratantes
y no puede ser invalidado s~no por su cOIlsf~ntimiento mutuo 1:> causas le-
ga'eE;"; en, otras palabras, el contrato no puede dejarse sin, efecto por la
sola voluntad de una de las partes.- Pues bien, a virtud del significado que
el arto 1803 le atribuye a 'las arras,se modifica ese pnncipio y se da a
entender que las partes 'pueden .dejar a su arbitrio la 'resolución 'del con'"
trato si~ mál) indemnizaciones de perjuici~~ que las de perder' I>as. ar.r~
- 161-

(, una suma equivalente al valor de las arras. Si se retracta el que las dicS,
las pierde, y si se retracta el que las recibió, deberá restituirlas dobladas.
Art. 1804: "Si los conh1atantes no hubieren fijado plazo dentro del
c.ualpueden retractarse, perdiendo las arras, no habrá lugar a la :retracta-
ción después de los dos meses subsigUientes a la lconvención, ni después
de otorgada escrit1;lra pública de la venta o de princip lada la entrega" •
. El arto 1805 se refiere al caEO de que las partes digan en el contrato
de que las arras se entregan como parte del precio o como señal de que-
dar convenidos; pues bien, en este caso b. ley ha entendido que se trata
de frases' sacramentales y en tal caso las arras no d8:n derecho a retracta-
ción.
Art. 1805: "Si expresamente se dieren arras como parte del precio, o
como señal de quedar convenidos los contrlatante, quedará perfecta la ven-
ta; ,sin. perjuicio de lo prevenido en el arto 1801, inc. 2.
No contando alguna tie estas expresiones por escrito, se presumirá de
f el' _"Cho que los contratantes se reservan la {¡acuItad de retractarse según
103 dós adículos precedentes".
Entonces, 'para que las partes puedan darle a las arras un significa-
do distinto del que les atribuye el 1803, será necesalio emplear alguna de
et;tas frases sacramentales, y que al no hacerse así, se presumirá de de'recho
que han entendido reservarse el derecho de resolver el contrato con sólo
perder el v~lor de las arras.
El C. de C. da a las arras un significado distinto y aEÍ en el arto 107
dice:
"La d1ación de arras no importa reserva del derecho de arrepenrrse
del contrato ya perfecto, a menos Que se hubiere estipulado lo contrario".
Tenemos entonces que el C. de C. introduce dos modificacivne~ sus-
tanciales a los principios del C. C. En primer lugar, el significado que le da
la ley a las arras es opuesto al del C. C. porque no es señal de que en-
tiendan, las partes la facultad ,de retractalse, sino que por el contrario,
es una señai de confirmación del contrato. En segundo lugar el C. de C.
permite darle a las arras ~l ~ignificado que se quiera, sin n~cesidad de em-
plearlas fórmulas sacramentales qU!;! vimos.
El a: t. 1803 del C. C. se refiere s las arras que pueden estipularse
en,una promes~ de contrato o en un contrato ya perfecto. El arto 107 del
C. de C.' contempla' sólo este segundo caso, o sea, cuand o las arras se dan
en un contrato ya perfecto; de manera que tratándose de una promés~
de'contrato habrá necesariamente que aplicar los principios del C. C.
Los dos artículos siguien,tes del C. de C. no son otra cosa que una
cc'nfírmación de. estos principios, y bien pudieron ,haberse suprimido.
, " . Art. '108 "La oferta de abandonar las arras o de devolverlas dobla-
das nó exon*a a los' contratantes ,oe la obIi&-ac:ón de cumplir el contrato
perfecto o de pagar daños y perjuicios.
De esta manera se vuelve a la misma situación¡ ,del C. C. porque por
el' 'sólo hecho de perder bs arras quedará revocado el contrato.
Finalmente el arto 109 agrega:
"Cumplido el contrato o pagada una indemnización, las arras seráln
dévueltas 'sea cual fuere la parte que hubiere rehusado el cumplimiento del
contrato" •
'Si el contrato no se cumple por causas indep,endientes ,de la volun-
tad de las partes, la sarras deherán ser 'devueltas y no habrá ninguna obli-
gación.
..-: 16.3 -
PLAZOS, EN MATERIA MERCANTIL

Se refieren a esta materia los arts. t 10, 11\, 112, y 1 t 7 del C. de C.


concordando con este último, los arts. 1496 y 1497 de! C. C. que están
en el' título de las obligacion:es a plazo.
En D. Civil, es principio general que el plazo se entiende estipulado
sólo en beneficio del deudor. Así el arto 1496 establece que el pago de
la obligación no puede exigirse antes de expirar el plazo; y el 1497 ag: ega
que el deudor puede'renunciar al p,lazo. Por'último el arto 2204,ico:nsagra
una regla especial rela'tivá al mutuo, dice: '
"Podrá el mutuario p,agar toila la suma prestada, aún antes ¡del tél'-
mino estipulado, salvo que se hayan pactado intereses". > '

En materia mercantil, la regla es distinta y ,se entiencle que el plazo


seestipúla tanto en beneficio del deudor como de] acreedor, así ténemos
que el art. 117 d,eclara que "el acreedor no está obNgado aaqep:ta,r el pa-
go antes del vencim:enlo de la obligación". Muchas ve-ces la anlicipaci'ón
del pago puede causal,le serios perjuicios al acreedor.• ,ya que el comercio se
base en la inverúón' de los capitales. En materia civil, en em:e caso, deberá
probar que se le han, causado p'erjuicio's, a diferencia de ,lo que sucede en
,materia comercial donde sólo deberá ·acreditar que el plazo no se halla
ext:ngui¿ o. Así por ej., tratándose de una letra de cambio no puede el deu-
'dor pagarla con anterioridad a su vencimiento, según disposición expresa
del' arto 713 del C. de C. que dice:
"En ningún caso puede ser obligado el portador de una letra a reci-
bir su'importe antes del vencimiento, ni a r.~cibirlo ¡:1!l1."ciaImente; pero' si
admilieie un pago parcial, deberá cumplir la obligaclón· que le· impone
el arL 671".
El arto I 10 da reglas sobre la manera de contar los plazos, siendo una
disposición, innecesaria ya que se remite al C. C. sin introducir modifica-
dones (bastaba con lo dispuesto en el arto 2).
Art. 11 O: "En la computación de los p!azos .de días, meses y años se
..observarm las reglas que contienen los aris. 48 y 49 del Código Civil a
nu ser que la ley o la convención dispongan otra COíM:1".
El art: 111 intwduce una modificación, En D. Civil los plazos se
cuentan de día corrido, es decir, no se des(:uentan, los días festivos; en
cam:bio, a:quí se establece que cuando' el venc:miento caiga en día festivo.
se prorroga hasta el día siguiente. A manera de ej. podemos citar elart.
646 referente a la let:a de cambio: .
, "Las letras a término serán cub,iertas el díá de su vencimientc antes
de ponerse el sol. .
Pero si 'el día del vencimiento fuere festivo, la letra deberá ser paga-
da el precedente o protestada al siguiente. ~ ,
. Lo dispuesto en el \arto 112 es aplicable al cumplimj.ento de las Ie~as
de cambio". ,
Sin embargo, esta regla ha sido modificada por el D. L. 777 que in-
trodujo varias reformas sustanciales en- materia de letras ,de .cambio y que
entí'e otras, nos hacé volver a la regla del art.. 110. .
Los té .m:nos pata el cumplimiento de las obI=gac:ones suelen dividir-o
se' en tres categorías: legales (los fija la ley); convencionales (se fijan en
la convención. o en el contrato) y de gracia, es decir, aquellos que puede
conceder. en ciertos casos el juez o la costumbre y que van más allá de los
dos anteriores. El C. C. alude a este último en el arto 1494 que dice: ,.
• "No' podrá el ju~z, sino en los casos espE:'ciales que las leyes des¡gnen,
señala, plaz.o para el cumplimiento d~ una oblitga¿ón". .
164 -
No tienen, entonces ,nuestros tr.ibu~ales la facultad de conceder a su,
arbitrio los plazos de gracia, sólo podrán concederlos cuando una ley ex~
preas los faculte para ello.
El C. de C. se muestra más extricto que el C. c., y además de regir
lo dispuesto en¡ el 1494 de este último ,e'xcluye en el arto 112 los térmi-
nos de gracia que pudiera conceder la costumbre, o sea excluye en este
;caso la aplicación de la costumbre mercantil; y ello, p~rque en materia
mercántil tiene mucho más importancia el cumplimiento exacto de las
obligaciones; dado el encadenamien,to que existe entre todas las activida~
des comerciales. Así elart. 112 dispone:
"No se reconocen térm~nos de gracia o uso que difieran el cumpli-
miento de las obEgaciones ~á03 a[á del plazo que señale la convención o
la ley". '
Se confirma esta ,disposición por lo expuesto en el arto 646 inc. 3
que ya hemos mencionado.

Leyes porque deben regirse los contratos celebrados en el extranjero y


cumplideros en Chile:

En esta máteria el C. C. ya había sentado algunas normas en su arto


16, y a ellas se remite expresamente el C. de C. en, su arto 11 3 :
"Todos los actos concernientes a la ejecución de I~s contratos cele-
brados en país extranjero y cumplideros en Chile, son regidos por la ley
chilena, en conformidad a lo que prescribe el inc. final del arto 16 del
Cód,igo Civil".
Esta referencia tiene cierta importancia porque hay que r,ecordar esos
principios, ya que tienen mucho más aplicación en materia mercantil que
en materia civil en. razón de las relaciones frecuentes que hay entre los
comerciantes de los diversos países. En e~ta materia el C. C. hace una
distinción entre los requisitos esenciales de un contrato y sus efectos: co~
mienza por COll!'agrar el principio de D. Internacional según, el cual los con-
tratos se rigen por la ley del lugar donde se hayan celebrado(lex logi regit
actum); pero en cuanto a los efectos que hayan de producir¡;e en Chile
establece que Se regirán por las byes 'chilenas.
Art. 16 C. C.: "Los bienes situ~dos en Chile están sujetos a las leyes
chilenas, aunque sus dueños sean extranjeros y no residan en Chile.
Esta disposición se entenderá sin perjurcio de las estipulaciones con-
tenidas en los contratos ~torgados, v'álit?amerite en país extraño.
Pero los efectos de los contratos otorgados en país ~xtraño para
cumplirse en Chile, se iIlrreglarán a las leyes chilenas".
Podemos llamar requisitos 'esenciales del contrato,- aquellas condicio~
nes que de no existir impiden su formación o lo hacen degenerar en otro
diverso. Así, de las tres clases de requisitos que señala el 1444 del C. C.
los únicos que deben regirse por la ley del país donde se celebró son los
que allí se califican de esenciales. '
Así por ej., en un contrato de compra-venta los requisitos esenciales
serán el consentimieI1¡to, la cosa y el precio y deherán otorgarse ert confor~
midad a las ieyes vigentes ~n el país donde se celebre el contrato; pero
las re~onsabilidades inherentes del vendedor y el comprador, el cumpli~
miento de las obligaciones, las garan,tías que puedan darse, etc., ·son to~
das cosas que emanan ,¿ el contrato, son efectos de él, y se regirán. en con~
íormidad a las leyes del país donde el contrato ha de cumplirse.
El C. de C. respeta estos principios en toda su integridad y el !arto
11 3, que ya citamos" se refiere sólo a los efectos del contrato y en cuan-
- 165 -

to a los elementos esenciales se remite a lo dispuesto en el C. C. Pero es-


ios principios tie~en en· nuestra ley, dos excepciones fundamentales; con-
signadas en los arts. t 5 N Q l y 18 del C. C.' . .
Art. 15: "A las leyes patrias que regIaltl J,!l.'S obligaciones y derechos
civiles ¡permanecerán sujeto.s: los chilenos, ,no obstante su residencia o do-
micilio en país extranjero. ' . '
1 9 -En lo' relativo al estado de las personas y a su :capacidad, para
ejeclitar c,¡ertos !3.ctos, que hayan de tener efecto en Chile".
En este caso, por excepción a las regla.s gen¡erales, la capacidad de
ese ch:Ieno se conformará a las leyes chilenas no obstante su residencia
en el extranjero; esto es lo 'que se llama "'estatuto personal" o sea, la . ley
nacional sigue al individuo donde quiera que este vaya. De esta manera
un chileno de 2 3 años residente en' un país do~de la mayor edad se ad-
quiere <a los 21 añ.os, no podrá· celebrar válidamente contratos destinados
a producir efectos en Chile. , \
, Art. 18. C. C.: "En los casos en que las leyes chilenas exigieren ins-
trumentos públicos para pruebas que han de rendirse y producir efecto
a l elile, ·no valdrán las éscrituras privadas, cualquiera que sea la fuerza de
é¡F.:as En el país :en que hub:'·~,ren sido o'torgadas".
Esto tiene también mucha aplicación en materia mercantil. Así por
ej., en¡ Chile todos los contratos de soci'e¿ad son contratos solemnes; si se
celebra en .Fr~ncia un contrato de sociedad sin otorgarse 'la escritura pú-
blica. (no se exige) no podrá ese contrato tener valor en Chile. a virtud
de .la regla del arto 18 del C . .c. .
, En cuanto a los efectos, ,del contrato el C. de C. reafirma los prin~i­
pios del C C. ,diciendo ejecución· en vez de efectos; lo cual no tiene impor-
tancia .. Efectos son los derechos y obligaciones que emanan de un' con-
trato.
Art. 113: "Así la entrega. y pago, la moneda en que este deba h'alCer-
se, lalsmedidas de toda especie, los ~ecibos y sU forma, las respon'liia.bi-
lidades que imponen la falta de cumplimiento o el cumplimiento imper-
fecto o ,tardía" y cualqUt;el' otro ad'ro relativo a la mella ejecuci(ón del don-
trato; deberáli: arreglarse a las dísposic,iones de las leyes de l~ República,
a menos que los contratanb;:;3 hubk~en aco:¡;dado otra, cosa".
Entre tos efectos que señal'a expresamente este segundo inciso que
han de regirs.e por la ley chilena está la moneda en que deba hacerse el pago,
lo cual nos lleVé>, a analizar la forma en que d~ben pagarse talS ohligaciones
pil'ovenientes de 'estos contrato¡:'.
El arto 113 'ha dicho que los efectos ,se rigen por las leyes C'hilena~
y enltre los efectos señala la moneda; así por ej., en un contrato celebrado
en .Francia y destinado a pr,oducir' efectos en Chile no podrá hacerse el
pago en moneda francesa, a menos que' así' se ¡haya estipulado expres'amen-
te por las partes. .
.' Art. 114:. "Siempre que en los contrato!; enunciados en, el incisopn-
mero del anterior artículo se estipule' que el ,pago deba hacerse en las :mO-
nedas o medidas legales del lugar donde fueren celebrados, serán estas
reducidas pOr convenio de las partes, o a juido de peritos, a las monedas
o med,idas legales de Chile al tiempo del cwnplimient01'.
La misma:reg1a se::r{~ aprcada cuando €U los contratos ('(~lebrados
en Chile se e~tipul:¡.re <que la entrega o pago haya de hacerse en medidas
o monedas extranjeras".
No es forzoso entonces .que el pago' se haga en ',monedas extranjeras.
Es esto natural y pe1::fect~mynte elógico porque si el contrato se celebró en
f rap¡cia? aunque se haya de cumplir en Chile, es ló~ic¿L<:¡ue s(! haya pasa<lQ
- ,166-

con moneda francesa. Después veremos que para las letras de cambio
hay una regla especial consignada en el arto 712 a virtud de la cual bien
Fodrá creerse que tratándose de una letra de cambio la regla es. que pue-
da exigirse el pago en la misma clase ¿ e moneda

Moneda en que han de pa~arse las obligaciones contraídas en Ch~le:

Sobre esta materia se han presentado l;I1uohas cuestiones, sobre .todo


en los óltimos tiempos aebido a lo~ ~mbios monetarios experimentados
por' nuestro país.
" El inciso 2 del arto 114 del C. de C. establecía, al respecto, una regla
iaéntica a la que vimos 'respecto de los contratos celebraaos en el extran-
jero; ae modo que si aquí se estipulaba el cumplim~ento de una ob'iga-
ción en cualquiera moneda extranjera no podía el acreedor exigir el pago
en esa misma moneda .
. Sin embargo, esta disposición fué modificada el año 1892 por una
ley que está vigente, en parte, todavía, aunque hoy día, en razón ael
Control de Cambios, no tenga mucha aplicación.
Esta ley es del 1 9 de Septiembre de 1892 y dice:
. Art. 1 9-"Destle la fecha de la promulgación de esta ley las obFga-
ciones que se contraigan eri moneda de oro o de plata, nacional o extran-
jera, .serán exigibles en la moneda convenida, salvo estipulación en contra-
rio" .
Art. 2'?-"Se derogan en lo que sean cOi11trariOs a (;sta ley el ine. 2
del arto 114 del C. de C. y las leyes de 6 de Septiembre de 18!78; de 13
de Junio, 10 de Abril y 26 de Agosto de 1879; y de 1 9 d~ Enero y 19 de
Agosto de 1880"
Esta ley ser refiere 'a toda clase de contratos: tanto a los celebrados
enChile para pagarse en país extranjero, como a los celebrados en país
extranjero para producir efectos en Chile. Sin, embargo, no fué ese el al-
cance de la ley, pues no derogó totalmente el arto 114; sólo derogó el inc.
2, o sea, el que se r~fiere a los contratos celebrados en Chile y cumplide-
ros en país extranjero, estableciendo al respecto que en esos contratos el
pago zeria exigible en la moneda conveni¿ a; la ley se ha ~ometido a la
voluntad de las partes y la clase de moneda en que deba hacerse el pago
pasa a ser objeto, del contrato mismo. Se confirma con esto el principio
consign1ado en el arto J 569 inc. 2 del C. C. según el cual el acreedor no .
puede ser obligado a recibir otra cosa que la que se le deba:
"El acreedor no podrá ser obligado a recibir otra cosa que lo que se
le deba, ni aún a pretesto de ser de igual o mayor' valor la ofrecida"
Todas estas medi¿Hls legi.l!Iativas obedecían a razones de orden eco·
nómico; y cuando se dictaron se creyó que serían un medio de atraer ca-
pitales hacia Chile, pero no dieron resultado y produjeron consecuentCÍas
graves. Sinemba:go, esta ley del 92 rigió plenamente entre nosotros has-
ta 1931, fecha.de la dictación de la primera ley o;.obre control de camb:os.
Antes. ya había dado lugar a dificultades, cuando se hizo la conversión
y cuando se dictó el D. L. 606, pero hasta ante<: de ese momento no' se ha-
bían presentado conflictos de ninguna clase.
La <l.ntigua conversión se había hecho a base de 18 d. y cuando se
restabkció Ja ,inconvertibilidad del billete siguió rigiend o esta ley d'el 92;
de manera que podían estipularse pagos en moneda de 18 d., aólares,
francos, libras esterlinas, etc., y en caso ae nI;> cumplimiento podía exigir~
se judicialmente el pago en la moneda nacional equivalente.
L,ae ~1:fic\.lltp.dc;s comen:¡;a;rQp, cUaPQO ~e c;stªblec;ió el nqevo J'é~imen
- 167-

monetario,' con la creaClOn del BC!.nco Central. En relación con ésto de~
bemos observar lo dispuesto en¡ el arto 116 del C. de e. que dice: . '.
"Si antes del vencimiento del plazo f¡Lleren excluidas de la circula-
ción las piezas, d~ moneda a que se ;refiera la obligación, el pago se hará
en· las mone-Jas corrientEs al tiempo del cumplimiento del contrato. según
el valor legal que estas tuvieren".
No se toma en cuenta, entonces, el valor CJ'le tenía la moneda, 'al tiem~
po de celebrarse el contr:ato, sino at tiempo, de su cumplimiento y no se
toma el tipo de cotización en plaza sino el valor legal. Así pó ... ej., 'si se
ha contraído una obligación de $ 10.000 en tiempos en 'que el peso tenta
ciérta cantidad de metal de oro Hnlo, y en el momento de cum'plirse esa
obligación la rnoneda ha cambiado en su fino, eld'eudor se libra de su
obligación pagando $ J 0.000 de esta nueva monedé!- sin que el' acreedor
pueda exigir la antigua moneda í es evidente que ,en, este caso, en que la
moneda ha cambiado su valor de cambio, aunque conserve igual poder li~
be;atorio se perjudica al acreedor o al deudor según que la moneda haya
subido o baja'do (generalmente el perjud.icado 'será el acreedol' porque lo
·más corriente es que la moneda baje' de valor)"
Esto se halla confirmado pOI lo dispuesto~n el arto 2199 del Ce.
que está' ~n el título del mutuo y que se relaciona con el arto 118 del C. de
C.
Art. 2199: "Si se ha prestado dínerc, ~ólo se debe la suma numérica
enunciada en el ccnb:al.o. '
Podrá. darse una clase fle mOl'jda pOi" otra, ,aún a pesar del mutuan-
te, siempre que las dos sumas se ajusten a la relación establecida por la
ley entre 1a,s, dos clases de moned.3,; pero el mutuante no será o~ligad(" ~.
recibir en plaha menuda o cobre, sino hasta el límite Que las leyes e-:.pc-
ciales hayan fijado o fijaren. '
Lo dicho en este artículo ~e entiende sm perjuicio de convención en
contrario"... " '
Art. 118: "T.ampo~o está obligado a r4~cibir en pago más de~n cin-
CO por ciento en moneda m,enuda de' plata, -y. más de un uno' por ciento en
moneda de. cobre. ,
Se entienden por monida mzn~:¡:da de ¡»lata lall> piezas de veinte ceno
tavos y las. demás de menor valor".
El . inciso tercero d el primero de estos artículos, autoriza las estipula~
ciones qu~ pudieran dar a la mon¡ecla un deter;n.;.inado valor ,de cambio que
se fija de 'acuerdo con su valor intrÍnsico. Era frecuente, que en tiempos
de inconvertibilidad del billete, se estipulara un determinado valor de la
mond:la, porque eso era permticlo y amparado por la ley del año 92 a la
cual ya nos hemos referido. Sin ,embargo, todas estas estiptihcion,es dieron
lugar ,a numerosas cuestiones desde que se estableció la convertibilidad y
se estableció el Banco Central (1925) .y especialmente desde que se creó
la Comisión de Control de Cambios (1931). '
R~specto de las estipulaciones en moneda extranjera, bástellios sa~
ber, que el pago ,de esas estipulaciones está subordinado a todas esas dis-
posiciones restrictivas sobre el control de cambios que 110, permiten la li~
bre venta de moneda extranjera o "divisas"; de modo que, los deudores
en mon,edas extranjeras no tiene liberfa.d para pagar sus deudas en la for-
n:a estipulada y. han' queda:do en lestado de insolv~ncia.".P~r.o. ,.la ley del
ano 92, no ha SIdo derogada con ~especto a las estipulaCIOnes en ,moneda
extr,:njera, únicamente es el cumpVmie,nto de es'as obligacio~¡es lb que es~
tá subordinado a ciertas restricciones. ' '
Lo, que, hadado lugar a. ma~ores difi«ultades ~op la~ est1pulacioJlell
- 168,-

para pagar en moneda de oro chilena. El actual padrón monetario de Qro


rué establecido por el D. L. 606 de 25 de Octubre de 1925, que en su
arto 1 dij~: "
9
, Art. 1 --."La moneda de Chile será el peso, qit2 tendrá (0,183057)
de oro fino". '' . .
Vemos, entonces, que en ninguna parte establecía que la moneda
sería de 6 d., se usa esta expresión po:que esa cantidad qe oro fino equi~
V'ale a la cantidad de oro fino que reprer_entan 6 d., .ingleses
En su arto 7 agrega:
Art. 7 "Toda moenda de ,oro .acuñada y en confionni. (ad la la ley ...
tendrá valor legal ¡ilimitado ¡y s.ervirá para solventar tQda c?ase de ope~
}'adonespúblicas yo privadas, salvo disposioión lexpresa len iclOI:t!tra.rio".
Según la ley .de 1 t de Febrero de t 895,el peso oro equivalía a la
eantidad de oro fino que contenían 18 d., o sea, tenía un valor tres ve-
ces superior al nuevo p~o.
Esto era perfectamente lógico, de modo que había que reconocer a
ese moneda el· mismo poder liberatorio. multiplicado por tres. Pues bien,
ei&a ley dejó vigente expresamente a la ley del 92, de manera que aún des-
pués de este nuevo régimen mon.etario pueden estipul~rse pagos en mone-
das extranjera, pero Iha habido dudas y cuestiones acerca de si también
pueden estipularse válidamente pagos en moneda de oro c;hilena, de-
biendo pagarse en oro específico o fíúco ..
Ante todo, debemos ver el arto 20 de la ley monetaria. que dejó
vigente la ley del 92 en el cual se declara que deja de ser obligatoria
la recepción de cualquiera moneda extranjera, y que en la primera parte
excluye como moneda de poder liberatorio corriente en Chile la libra
esterlina acuñada en Inglaterra, que, según la ley del 92, tenía en Chile
poder liberatorio corriente, igual que el peso -oro nacional. Tal era la ra-
zón que se hacía presente en el' Mensaje. . .
Otra cosa es el reconocimiento de la obligación de pagar en mone-
da extIanjera cuando así se hubiera estipulado. Ha quedado pues, vi-
gente la ley del 92 por lo menos en cuanto a eHe punto.
Podemos ahc;':a pregunta.nos ¿pJ.lede estipularse en Chile el pago
en moned'a de oro sellado? Desde luego, hay que concordar estas dispo~
siciones con las del D: L. que creó el B~co Central cuyo establecimiento
fué simultaneo con la promulgación de la 'ley mbnetaria que establec:ó
la conv,ersión metálica,' dándole al Banco Central el monopolio de emitir
billetes de banco repr&entJativos de la moneda de oro.
'Antes de establecerEe el Control de Cambios, los billetes del Banco
Central eran convertibles en oro, a la vista y al portador, en la Oficina
Principal del Banco, en Santiago, ya sea en moneda de oro chilena, en
oro en barras o en letras a la vista sobre Londres o New York pagade-
Tasen oro; para esto el billete del B3.nco Central deberá tener. y tenía, el
mismo poder liberatorio como medio de pago que eÍ que reconoda a la
unidad monetaria de' oro la di':posición del D. L. 606 y, efectivamente,
el arto 68 de la ley del Banco Central dice:
"Los billetes del BaitcoCenb1al serán recibidos la la par y sin limita~
,ción \alguna dte ca.lJfidad en el pago d,e ;jmpUiesto 's Y <le cua'qui'ema otras
obligaciones, así públicas como privadas. No ¡obstante ~sto podrá estipu~
la¡rae ICl llago 'en lcualquier otra :mon~a.
Los billetes, tademás serz..n recibidos ~ razón de $ 3.- por 1 len lel
pago d¡e tlodos 105 derechos de adl.'lana y demás C!O'J1tribuciones que en,
Virt9\l ~ ~eres promul,a:'as ~o~ a.nt~ori(lad ~ la pre~ente, s.e paguen eq
- 169 -',

.Ia moneda de"l>l"o de 18 d. ingleses P'Ol'" peso (establecida por Jia ley N9
277 de 11 clte Febrero d~e ,1895"., '
Sé les reconócÍji,' entonces" ei más '8,mplio' poder liberatorio en 1019
mismos ,términos y además se permitÍla que las obligaciones que .debían pa~
garse en moneda de 18 d. en oro específico de esa moneda, po.drían se~
gún esta disposición, ser'toh,lcionadas en billetes; del BancQ Central, guar~
. dándose la debida proporéión de 3. a 1.
Vemos 'así ia trabazón que ha creado esta disposición y, podemos
llegar á la conclusión, que .tanto el peso oro como ,el billete del Banco
Central valen lo mismo y cOll,lO 'uno y otro quedan comprenc:Hdos en la
. expres~ón ":moneda legal de Chile", ~ue 'Podrá estipul;arse en c,:!alquier
contrato.
Decde el mOrl.'ento en que se es,tableció este ,sIstema. se suscitó-más
más bien teóricamente- la cuestión' de si dentro de él pódía estipularse
él pagó en mou¡:!da dE¡ oro sellado 'Y no pud¡'era el deudor librarse de esa
obligación pagando con cualquier billete del Banco Centr.al. Como 10 di':
jimos, en ese ~eríodo de tIempo (posterior al 25 y ante:ior al' 31) la
cuestión era más bien teórica, porque al acreedor le 'era' indiferente 'que
le pagaran en billetes,' ya que podía ,collvertirlos en oro a su voluntad
presentándolos al Banco Central y porque el cambio internacional 'f'e en~
contraba a la par; la cuestión empezó a hacerse sentir en forma efectiva
cuando se promulgó la~ ley 4973 'de'30 de Julio d e ,1931, que no su-
primió todavía francamente la convertibilidad del billete sino que la sus~
, pendía indefinidamente; pero que puso tales trabas que esa inconvertibi~
lidad era la que verdaderamente. ocurría. '
La Ley actual ,del Control de Cambios lleva el N9 5107 y es de '19
de Abril de 1932. .
Mantuvo ,el principio de la, anterior, e.stableciéndose fra~camente la'
inconvertibilidaddel billete; pero no modificó' el padrón monetario de'
Chile, 'ClS. decir, mantuvo el padrón .xuetálico·suspendiendo sí, la converti~
bilidad del billete del. Banco Central. . ,
Nació así el problema que 'se ha llamado la ~'dáusula ~ro" que ha
ciado lug.ar a numerosas dificultad!'!s. '
Por una parte se ha queridó sostene:r el valor de esa claúsula, adu~
dendo las siguientes razones: ,
19 Qué el D. L. 60p, llamado corrientemente "Ley Monetaria" ·no de-
. rogó la ley del año t 892 que expresamente permitía que se estipulara el
pago en moneda de oro' nacional y que declaraba' que en elE,as estipulacio~
nes ~J pago era precisamente exigible en la moneda convenida.
2 9 Ninguna de las leyes sobre control de cambios que. hemos cita,do
ha derog'ado 1a ley del año 92, sólo la han de~ogado parcialmente res·
pecto de cierta clase de contratos .
. Ley 5107 Art. 14: "Las cbtigac~c:nc~s ¡en mQnieda extranjera, o ~n
gr<amQS oro, pl<ovenientes de cont1"atos -queGe celebren ~on PQster,i\-':>ridad
a la promwgación i'e la pr¡es,ente ley, pQcllrán ser pagados en moneda le-
gal chilna, cpn ;)1 l;ecargo d~ camb~o" correspondiente la la fecha die IQS
vencimientos ¡estipui~ados". .' ' . '
Ha'Elta aquí entonces" unaderbgación'a esa ley de 1892, tanto en lo
relativo a las estipulaciones en moned,a extranjera como a las estipulacio~
nes en moneda, de oro nacional,pero esta d~rogación sólo rige respecto
de 10'5 contratols que se celebran en esa clase de moneda, dejan entonces
es,tas ob~igaciones., de rer exigibles en la ~oneda convenida ..
Se ~, quel'ido ,de}:iv~r ,g,eaquí, a .contrario SellSU, un argumento. desti.
- t70-

nado a sostener la validez de la cláusula oro en la~ estipulaciones c,ele-


bradas antes de la dictación de e~ta ley.
De pas:J debemos advertir q'!le en los arto 11 y 15 de esta ley NQ 5107
se contiene,otra derogación a esta ley de 1892.
, Art. 11: "El pago :de los precios éstipulados .en motieda iexb'an.Pera~
en I~s \conpra ventas;y arrendaÍnilentos de biene~~isljentes en Chile, po-
drá ~xjgirse en moniarT~ oorriente a la f.e<:ha de $U vencimie!nto 'Y ¡al mm-
bio pel día ,del pago". .
A:rt. 15: "Los documentos de ct:11lquiel"all¡llturaleza qGe ~r;gnil.~uen
~ras'ado de fondos /al extenor"o vice-ver.sa, que las compañías de !Seguros
i.lacior..u!hs bextr~njeras :establecidas en Chi~ 'giren len pi!1go de sinies-
tros ¡ocurridos en rel país, deberán Aecerariamen,e, '.en~garse ,por dichas
ClOnip'~llS ,.1 ,Banco Ce:plral !el qu,e pagará a los acreedores (el valor de
sus créditos en moneda comente en l~ forma y condiciones que esta-
blece ;~l /art. 11 " •
Se quiere sostener entonces la plena vigencia de la ley de 1892 en lo
referente . a las estipulaciones en oro y se agrega todavía que el arto 7
de la ley monetaria 606, deEpués de sentar como regla general que to-
da moneda de oro tendrá pleno valor liberatorio, contiene la. siguiente
excepción, "salvo convención especial en contrario" con lo cual se quería
dar a entender que puede estipularse e! pago en otr'a clase de 1l10neda.
Por último, e! art, 68 de b. ley del Banco Central, que ya hemo,s ci-
tado, comienza estableciendo el principio de que los billetes de Banco de-
ben ~r recibidos lo mismo que e! oro, pero agrega "no obstante en con-
tratos pa: ticulares se podrá eEtipular el pago en cualquiera otra moneda";
de lo cual se desprendería que en un contrato particular el pago debe h-a
cerse preCisamente en otra moneda que no sea el billete del Banco Cen-
tral y que podría ser el oro' sellado. Se p:ivaría ad al billete del Banco
Contral, por medio de una convención, del amplio valor liberatorio que
le atribuye la ley monetaria de Chile.
~e modi.fic:lba también con é"to, e-l é rt. 20 de. l¡ le1 ófl6, según e
cual que¿aba en vigencia la ley del año 92 y se reconocía eficaCia a la
claúsula 0.0, sin' distinguir entre moneda extranjera y moneda nacional.
Todavía más, el arto 2199 dél C. C. deE'pués de establecer lo que ha
de tenerse por valor legal de la moneda, agrega una salvedad en el inc.
'3 9 pues dice: "Lo dicho en este artículo se entiend'e sin perjuicio de con-
vención contraria".
Al¡í entonces, se quiere formar un sistema arm6nico basado en todas
estas dispo~iciones en que se hace alusión a las estipulaciones especiales
Ji se les reconoce valor y eficacia pan. fundamentar la validez de la
. daúsula oro.
La cuestión no se \presentaba en estos mismos términos con anterio-
ridad al año 1925, porque en esa época se encontraba el país bajo el ré-
gimen de ,inconvertipilidad de! billete fiscal, de manera que ta!les estipu-
laciones no podían tener el alcance de hoy día; o mejor todavía, antes
del 30 de Julio de 1931. Antes de 1925 esas estipul~ciones en moneda
de oro nacional no, podían tener el mismo valor, porque entonces eEa no
era la moneda circulante, y si se recibían billetes fiscales había que ad-
quirir el oro equivalente en relacipn con el precio del oro.
Hoy día, según el cambio oficial, e! oro tiene' un recargo de ciento
por cientc sobre el billete, pero en el mercado librt" o Bolsa Negl;a es,te
recargo es mucho más considerable.
Se hacen, en favor de esta teo:ía contraria, según la cual la claúsula
.oro no produciría ,el efecto que se pretende y aunque ella Se! e::;tipule. el
'-, 171--

deu¿or podría lihertarse de la obligación pagando en billetes del ganeo


Central, a razón de un peso por hillete, los siguientes argumentos:
¡"'-Es, verded que el arto 20 del D. L. 606 de 1925 (Ley Monet~­
ria) deja vigente la ley de 1892, de acuerdo con la cual se estipula que el
pago dehe hacerse en monéda oro, nacional o extranjera y la obligación
es exigible en la moneda convenida. Sin embargo, debe teners~ presente,
que el 'arto 20 sólo ha podido referirse a las e!:tipulacicnes en virtu)d 'de las
cuales el pago debe' hacerse en moneda de oro nacional. Este alcance se
deduce del te:l!;:to mismo de "este ,artícuio. Comienza diciendo este 'artÍ-
culo, que desde la promulgación de la ley monetaria dejará de ser ol;>li-
gato ría la recepción de l1)oneda extranjera en 'Pago d e obligaciones. Ya
hemos visto que. en la exposición de motivos de la ley, se deja bien e¡-,ta~
blecido que el objeto de esta disposición fué excluir de la clIcul¡ición los
soberanos australianos y britániccs que tenían curso legal de acuerdo con
la ley anterior. Agrega 'el a.rt. 20 que eS<l, disposición 'Se entiende sin per~
juicio de los contratos celeb!ados de acuerdo con la ley de t 892 en los
cuales se hubiere estipulacfo moneda espedal. Esta salvedad final sólo
puede re.ferir~e a las estipulaciones en monéda extranjera., puesto que se
trata de ulla excepción a la reglá gene.ral de la prim.~ra parte de este artí~
culo, que dice que dejará de ser obligatoria la recepción de moneda< ex-
~njera. ,
Por 10 demás. el arto 20 habla de e8tipulaciones en moneda especial,
es decir toda mon~c'a que no pea la legal de Chile; la mOT1~da general es
ei peso oro que se establece como unié'ad monetaria de Chile en su arto
1. De manera que la salvedad final del a,rt. 20 ~,ólo puede referirse a es-
tipulaciones en moneda que no sea la monedalegal,- que no sea la mo-
neda de oro nacional; o sea, sólo ha podido referirse a las estipulaciones
en moneda extranjera.
2"'-Tampoco puede tener o.tro 'alcance la salvedad ·,final que hace
el arto 7 de la mifma ley monetaria y qu.e dice:
"Tod/a mer.i2da Cíe ¡O!flO /acuñada encomorm;dad con la, ley, y que
esté dentro de ~a tplemncia de peso ¡!l0r ~)ie%.~ fijada en ~ disposición que
allloom.>a ¡su ;'cuiíacMn, tendrá C1l'rSO leg,nl iliw.Jifitdo, y Is1ervirá para sol-
ventat" toda dase ,die ób1igaciones públic<llS p priVladas, SALVO CONVE.
NIO ESPECIAL r;N CONTRARIO;'.
Esta salvedad final, como s~ desprende del tex;to inismo de ~ste ar-
tí.culo, eólo puec e referirse a los convenio:> en que se estipule pago en mo-
neda -que no 'E'ea la legal de Chile, en moneda que no sea el peso OrO esta-
blecido como unidad monetaria en esta misma ley; o sea, sólo puede re-
ferirse a estipulaciones en moneda extranjera. _
3 9 --EI arto 68 de la Ley'Orgánica del Banco Central (D. L. 486 'de
J925) establece la convertibilidad d'el billete emitido por ,el Banco Cen-
tral,en moneda oro, o rs,ea, se da al ,bilh~te idéntico valor lega~ que a la
moneé"a oro est<.blecid'a en la ley monetaria, el b~ll:ete pasa a ser s'ólo un
documento representativo de la moneda oro. En tales circunstancias, pue'~
de decirse, que el bil~ete y la moneda Clro :E-on una misma cO;5,a; ambos
'constituyen la moneda legal de Chile.
El arto 67 de esta ley diEpone: "Los billetes dlel Banco Central serán
reC::M 'os a la par y sin limitac~ón alguna de cantidad en e11 pago de im-
puestos. y de cualquiera owas obligacionei3, así públicas corno pri;yadas".
EI:,ta disposición es' consecüencia lógich ,de la iconV1~tttjbilidad'
del billete en m o n e d a oro. SI el billete puede conyer~rSle,
a la vista, y con sU sóla presentación en m'oneda oro, vIene
a i;onstituír. e o m o decíamos, u n documento repT~sentatiVQ d e
172 - ,

la moneda' oro; y en consecuencia debe tener el mismo poder liberatorio


amplio que Ía ley m~netaria da a la moneda or9 en su arto 7. .
. Sin embargo, el art.' 67 a ,que nos referimos, agrega que la dispo-
sición anterior, se entiende 'sin perjuicio "de lo contratos particulares. én
que se, estipulare el pago en cualquiera otra moneda". Esta salvedad no
puede referirse .a las estipulaciones de pago en monee a de oro nacional.
sino a los convenios en que se estipula pago en moneda extran:era, No
es concebible que el legislador, al mismo tiempo que ha establecido la
convertibiI.dad del billete y su más amplio poder 'liberatorio, haya auto-
riz'ado la de'rogación del sistema establecido, (que por lo, demás es de or-
den público) por la sóla voluntad de los particulares. No s'e concibe que
el legisJa¡c' or,que . estableció en muchas diopo¡, iciones el idéntico valor
legal de la moneda oro y del billete, que dió a ambos el más amplio po-
rier I.beratorio permita que se estipule que el p,ago de una obligación de-
be hacerse únicamente en moneda de oro nacion3.l, excluyéndose así
al billete del Banco Central.
Por otra pr..rte, en los contratos en que se 'estipula que el pago se ha-
rá "en moneda oro nacional", "en moneda de 0,183057 millpnésimo:s
de gran:o de oro fino"; "en la mQneda ,de oro e!:tablecié'a por el D, L.
606", o en la "moneda chilena de 6 d."; no ha sido la intención de las
partes estipular una moneda de valor superior al de b, moneda legal de
Chile, puesto que es moneda legal de Chile tanto el billete del Banco Cen-
tral como J~ "moneda de 6 d." o la "mon'eda de 0183057 millonésimos
de gra:rr.o de oro fino". o la "moneda establ~cida pOI el D. L. 606". Es-
tas claúsulas no agregan nada nuevo al cont:ato; const:tuyen una estipu-
lación superabundante, se limitan 'E implemente 'a dar una explicación de lo
que ya, está dIcho en la ley, y no producen otro efecto que el que pro-
duciría una claúsula que dijera que el pago debía efectuarse "en mone-
da legal de Chile".
Tod,3.s las d:sposiciones de la Ley Monetari3. y de la Ley Orgánica del
Banco Céntral de Chile, que establecen que la claúsula oro no produce
efecto alguno, no han sido modificadas por las leyes del Control de Cam-
bios. Desde luego la ley 4973 de 31 de Julio de 1931 no cambió en nada
el régimen monetario de Chile, no quebró el padró~ de· oro. Sólo se li-,
lnitó a introducir restricciones y trabas a la compra y venta de monedas
extranferas y de oro sellado chileno. Pero s'ólo se trata de restricciones
de hecho, que en nada alteran ni modifican el régimen establecido en la
ley monetalia y la ley del Bco. Central.
La ley 5107 sobre Control d'e Ca~bios, que es la que en la actuali-
dad está vigente, suspendió transitorTamente la convertibilidad del bille-
te' del Banco Central; pero no contiene ninguna di,posición destinada
a disIrinuir o alte;ar el poder liberatorio del peso, de modo que conser-
van toda iU fuerza las di,posiciones el arto 1 y 7 de la Ley Monetaria y
la disposición del arto 68 de la Ley Orgánica -del Banco Central, en vir-
tud de la cual el billete del Banco Central debe ser recibido a la par en el
pago de cualquiera obligaci6n. así públicá como privada.
No hay en esta ley 5 107 ninguna disposición que se r:efiera a los
efectos de la claÚ" ulas oro en contratos celebrados con anterioridad a su .
promulgación. El arto 14 de esta ley como hemos visto, sólo se refiere a
los cont: atos, celebrados con posterioridad a' ella, y señala los efectos
que pr'c-ch:ce a claúfula oro inEertada en tales·contr2.tos .
.. "Art. 14: Las obligaciones en moneda extranjera o en gramos oro,
provenientes de contratos que se celebren con posterioric'ad a la promul-
gación de la presente le;y, podrán ser pagadas en moneda legal chilena,
- ' 173--

con ~l 'tr\e<'largo :d'e ,cambio, CIClr't'~ie¡¡'P!ndi~n'W la la :fiecha de: los vencimi!e,-\-


:tos estipUI~ldos". '
, Este artículo dispone' que las obligaciones en, moneda oro, contraídas
con pOIHeriorida'd a la promulgacióh de la ley 5 10 í, son pagaderas en
moneda legal chilena, o sea en billetes, con el recargo de cambio corres-
pondiente ,a la fecha del vencimento. Podda argumentarse, a' contrario
sensu, que si esta ley dice que las obligaciones' en moneda: oro, prove.
Dientes de contratos oelebrados c'on posfedoridlld a la promu',gadión de la
ley, pueden pagarse en bíllet,es; y si, nad,a dijo sobre lélls obtgaciones en
monedá 01'0 provenientes de contratos celebrados con anterioridád a di-
cha ley; querría decir que la ÍntencióJ:l del legisla,dor fué establecer que
esflas últimas obligaciones sólo podí,an ser' pagadas en moneda oro sella·
do, y que no podrían ser ~olucionadas entregando billetes" a razón de pe·
so por peso.
Sin embargo,' la histori'a fidedigna del estableclmiéntq de la ley se
opone 'a esta' argup.entación: '
Fué ' ést¡;¡. unacuest;ón qUe se debat:ió mucho en. el Congresó; y en
do,s ,OCta,siones hubo indicaciones que proponían que se incluyera en la
,ley, un artículo, que dispuEÍera exprésamente "que las obligaciones con
,daúsulas oro, provenientes de contratos anteriores a la promulgación
de la ley, pod:í-an ser pagadas en' moneda corriente,. a razón 'de pes,o por
peso., Se rechOizáron estas :indicaciones: no porque ~é pensara 'adoptar'
la idea contrária, 'Sino porque, (como lo manifestó el Ministro de Hacien-
da de .aquel entonces) se estimó que no correspondía al Congreso, sino
a lo!:' tribunales, adoptar una resoluciónfObre esta cuestión, que decía re·
lación con intereses y derechos ya a d q u i r i d o s . '
T ent'mos, en coñsecuencia, que la ley 5 107 no resolvió' ni expresa ni
táciti'mlente e'l problema de la daúsula oro. Sin embargo, por las argu-
mentadones que acabamos de e~poner, podemos llegar a la conclusión
que a partir de t 925' o ~ea desde la dic:tación de las leyes monetarias ac·
tuales la estipulaci6n de 'que el pago debe hacerse en moneda de oro na·
clonal, 'DO produce ningún' .efecto especial, y siempre puede el deudor li-
bertarse págando 'en -billetes, a razón. de pew por peso." La 'situac~ón era,
antes --le 1925, tompletamente distinta. Antes de la creación del, B~nco
Cen\:mI , vivíamos bajo el rég:men de inconvertibilidad, y por lo tanto, si se
'e3tipulab~ que 'el pago debí,a hacerEe en moneda de oro de 18 d.;' la in-
tención' de las partes conhatantes no podía ser la estipu!ación de la mo-
neda legal de Chile. La moneda legal de Chile era el billete de' curso for-
sozo, y si se estipulab.a pago 'en moneda 'de 18' d., en. realidad se con·
venía en una moneda especial, y por 10 mismo y' de, acuerdo con ,lo disp.ues-
, toen la ley de- 1892, el. acreedor tenía derecho a exigir el pago'en la mo·
neda: convenida, y 'no podía libertarse el: d,eudo! pagando en billetes, peso
, por p e s o . . , ,
Actualmente la ~ituación ha variado, como tantas veces' hemos repe~
, tido: la estip,úhción de que el' pago debe haceú,e en moneda de 6 d., o
sea .la claúsula oro, no tiene, desde 1925,' mayor importancia, La moneda
de 6 d., es actualmente la moneda leg¡al de Chile, así c~mo los billetes del
Banco' Céntral. Por lo mioma, como ya dijimos no puede entenderse que
la claúsula oro' da dereého a excluir el pago de billet.es.ya que, de acuer~
do con la ley monetaria, billete y moneda oro son una misma' cosa: am-
bos constituyen la moneda legal de Ohile. "
, 'El problema de la claúsula oro, no' sóló tiene importancia para lo.s partí·
c'u 1ares, sino también: 'para él fisco. En efecto, 'todos los oonos de '1,adeuda '
interna, emitidos con póF.terioridad al año ,'1925, llevan una" élalÍaítla que
"
-' 174-
c¡ic'e que ellos serán pagados. en la moneda' de oro establecida por el b. L
t>06. Se presentó la cuestión de la cIaúsula oro y sus efectos, con respecto
al pago de estos bonos. El fisco ha pagado en billetes, peso por peso,
y con motivo a'e eEte procedimiento del fisco, se produjereon, por parte de
de aIgunos acreedores, reclamaciones administrativas. Con respecto a ellas,
el Consejo de Defensa F~ cal h3. emitido dos o tres informes, en los cuales
se llega a la misma conclusión que hemos ·adoptado nosotros; o sea: la
·c.Iáusula oro' no da derecho a los acreedores para exigir el pago en oro
sellado, y .a,unque eHa se haya estipulado, los deudores pueden libertarse
pagando en billetes. peso por peso. La solución adoptada por las autori-
dac ,es administrativas es muy favorable para el fisco, pues de haber~.e
adoptado la teoría contraria, se habría duplicado la deuda interna del
fisco.' .
La Caja de Crédico Hipotecario otorgó algunos préstamos y emitió
los bonos correspondientes, estipulando que el p.ago debería hacerse en
moneda de oro sellado. Con respecto a estos préstamos la Cája ha adopta-
do el mismo temperamento que el fiSGO; ha cobrado los préstamos, 'en bi-
lletes peso por Feso; y ha servido, los bonos, en billetes. peso por pe,~,o.
El prob>lema de la cIaúsula oro no ha sido re:uelto por la C. Su-
prema. Existe si una sentencia de la Corte ae Apelaciones de Santiago.
del mes de Diciembre de 1932, que por una mayoría de dos votos contra
uno, resolvió que un préstamo que se había otorgado estipulándose el pa-
go en moneda de 6 d., podía ser pagado en la moneda actual. peso por
peso. Cabe advertir, que se invocó como fun¿,amento que en el préstamo se
había e:tipu1.3do pago en moneda de 6 d. y no en moneda d,e oro del fi-
no que establece la ley. ' , '
Puede ¿,ecirse, qUe esta cuestión aún no ha ,sido r~suelta por los tri-
bunales de justicia, y que sólo ha recib:do soluc:ón administrativa. Proba-
blemente, si llega a formarse jurisprudencia, ella se inclinará hacia la
opinió.n que ha sostenido el Fisco y la Caja de Créd'Lo Hipotecario.
Otro caso en que se ha presentado esta misma cúestión es el del con-
trato entre la Municipalidad de Santiago y la Cía. Chilena de Tracción y
Alumbrado. En este contrato se estipuló la cláúsula oro; sin embargo, se
declaro administrativamente que la Municipalidad pagaría en billete!'\, pe-
so por p'eso. La Cía. reclamó, pero según entendernos, el reclamo no se
llevó adelante.
\La cuestión de la claúsula oro se ha presentado, también, en E. E.
U.u: y en Inglaterra. En E. E. U~ U, la cuestión se relSolvió por medio
de una, ley, que estableció que el pago podía hacerse en billetes, dólar
por dólar En Inglaterra los tribunales han resuelto la cuestión en ambos
~,entidós.Hay una sentencia de primera instancia que acepta la teoría de
que el pago puede hacerse en billetes, libra por librd.. Sin embargo, pare-
ce que el tribunal de alzada, ha revocad o esta sentencia dictando un fa-
llo en sentido co:-,trario.

PRUEBA DEL PAGO

Art. 119: /tEl 'deudor que paga tiene derecho de ex.'gtr un rec;bo, y
no 'eStá /obligado a contentarse con la devolución o entregla del título de
la deuda.
El recibo pru.eba la libe~adón de la deuda".
Consagra esta disposición una facultad del deudor para eXIgIr un Te~
cibo a más de la, devolución del título; lo cual, en ningún caso significa el
pago haya de pr()bar~e así, porque ello significaría contravenir todo elsis-
. '- j 75 -~

tema probatorio del D. Mercantil en el ~ual se puede acreditar por me~


dio de testigos tant.o el m. 'Cimiento como la extinción de una obligación,
aunque sea superior a $ 20 r¡; pues bien" este mismo principio se aplica al
pago JI' sería absurdo exigir mayores fo:rmalidadespara la prueba de la
extinción de una obligación que para la prueba ele su nacimiento.
El arto 119 no tiene entonces otro aletance que el de un derecho con
ferido 'al deudor para procurarle un medio de prueba más fácil y expe-
dito.
El pago poelrá quedar ~creditado con la devolución del título cuando
se trate ele una' obligac;ó~ . que conote pOlr escrito, pero eso no basta y
puede además, erigirse Un recibo (l,lna idea análoga se encuentra expresa-
da respecto a la letra de' cambio en el arto 721).
Art. 721: "Pagada la letra die ctambio, el porlador btorgará recibo en
la misma y ~ntreg'ará. al ~~agador todos los ,ejemplares ame hubiere reci-
bido". . . - ,
Vemos juntos aquí a la devolución dd título y al recibo o,torgado en
un mismo documento. '-
Art. 120: "El finiqWto de una cuentlil hará, presumir 'el de las ant~
rrores, cuandJoel comercmntelqule lo ha dado I8reghi ISIUs CU'enta$ .en pe-
ríodos fii:os" ..
Contiene este artículo un prectpto simplemente legal y 'podemos re-
lacionarlo con el arto 1570 del C. c.: En los pagosperiódz..cos la cada de
pago de 3 períod:os determinadios y consecutivos hIlrá presumir !los pagos
de los \8llterio~ periodos si~mpre que huya debido efectuarse entre Jos
mismos, ac:r)eedPr Y deudor".
.
IMPUTACION DEL PAGO
-

El arto 12\ se refiere a la imputacié,n del pago. Tratan sobre esta


, materia .
los artl3. 1595 . y 1597 del C. Civil. Esta cuestión se refiere al oa~
so en que una persona tiene varias ,d eudas con un mismo >acreeqor.•Tiene
importancia la cuestión de eleterm,inar a quien corresponde í¡uputar el pa-
go que se hagal Si la imputación corresponde >al deudo'r lógicamente la ha-
rá a la deuda que le sea más, gravosa ..AsÍ 'por eiemplo, ¡si el d,eudor tiene
dos eleuelats, una con interés ele 6 70 y otra al 9· %, es lógico que sí a él
, le coresponde la imputación del pago" la hará a 1a deuda c'On interés del
9 %. A la inversa si el acreedor es quien ,debe hacer la imputación del pa-
go elegirá en este ca,so lá deuda de 6 %, porque la otra le proell,lce -mayor
interés. Igual importancia presenta la' cuestión de determ.inar la person3.
que ,elebe hacer la imputación, cuani:lo se. trata de dos deudas, una de
las cuales está garantida, conhipofeca pO}' ejemp'lo, y la otra no. En tal
caso ,el eleudor elegirá al deud,a garantida con hipoteca, . y el acreedor,
por el contrario, elegirá la de~da no garantida, porque fa otra tiene ma-
yor seguridad ele ser solucionada en el futuro.
- La primera regla que ela .el C. Civil, sobre esta materia está conteni-
da en el inc. 1o del a'rt. 1595. .
.... ·.... "Si se deben capital e ~tereses, el I~ago se wputará primar1amente
a los intereses, ¡Salvo qUje I~ \aCt"eed,or c¡onsitmta expresamente que ~eirnpu.
te Ial capital"•
........ La S¡egtmdia regIa 'que ,h\ay que obsNvar, !se Irefiere ¡al caso en que
-existan diferentes deudas y está conteni,d~l en la primera parte del arto
1596: "Si b,ay diferentes :di~ud¡as, ptt¡ede :el deud;or ~mpu.tar f!:1 p¡ag-o' a la
176

que elija; pero ~inel consenti~nto del ¡adreedor :no .podrá preferir 18.
deuda no devengada :a l!a que lo está ....... .
. De acuerdo con este artículo si hay varias deudas, el d~udor elije
aquella e. que debe imputarse el pago. Pero agrega este artículo, que "sin
el consentimiento del acreedor no podrá preferir la deuda no devengada
a la que lo está".
Esta ~aJvedad el' tanto más aplicable en m~teria comercial, por cuanto
el arto 117 del C. de C. dispone:
"El ,acl'etedor no está obligado ¡a -aóeptar el pago ¡antes delvencimien-
to de la obligI1ción".
Consagra así el principio de qué el plazo, en materia comercial; se en-
tiende establecido a favor del deudor y del acreedor.
La parte final del arte 1595 contiene la ·tercera regla, que se refiere
<al caso en que el deudor no elija la deuda a que debe imputarse el pago;
dice esta parte final:
" ........y si el deudor no imputa "el pago :a ninguna en particular, .el
acreedor podrá hacer la imputación. .en la carta de pago; y si el deudor
la acepf.ta, ,n,o le -sel'z. lícito :reclamar después".' .
Las tres reglas del C. C. que hemos visto, no" están modificadas en el
C. de C. Pero la regla que da el C. C. en el arto 1597 y que se refiere al
caso en 'que 'ninguna de las dos partes hace la imputación, está modifica-
d~ por el arto 121 del C. de C . ' ,
-M. 1597: "Si ninguna de las partes ha imputado !el prago, se prefe-
ri:.-á la decda que al tiempo del pago estaba .devengada a· la qwe no lo
e$taba; y no habi~ndo diferencia bajo este 'especto la deúda que el dleu-
dor ~ligiere".
O sea, ,:,i ninguna de las partes elige deuda, se imputa el pago a la
que el deudor elija, a menos que a la época del pago hubiere una deuda
devengada y otra no. El artl 121 del C. de C. modifica la regla para este
éaw, dando la elección al acreedor en vez del·deudor.
Art. 121: 'El acreedor que tiene varios créditos vencidos CIOntrtl un
deud~r, puede imputar el pago la cua'quiera de 'las deudas, cuando el deu-
dor J1)O hub:.ere hei(;:ho la imputación al tiempo de haoerse el pago".
Art. 122: "Elcomrechnt,e que al ¡recibir una cuenta paga \O da fini-
quito, no p~.e\'de el derecho d·e solicitar la rectWcación de los ~,rores, omi-
~ones, partidas duplicada·s.u otro:> vicios que aquella contenga. .
En virtud de este artículo, un comerciante que ha pagado una cuen-
ta o ha diado finiquito de ella, no pierde el derecho a solícitar la rectifi-
cación de los erro¡:es de fo: roa que ella pueda contener, tales como erro-
res aritméticos, partidas duplicadas, omisiones, etc. Debe tenerse presen-
te que sólo se autoriza la. rectifcl3.cÍón y no la revisión de la cuenta. Paga-
da ya la cuenta u otorgado finiquito, no puede entrarse a discutir el fon-
do mismo de ella,· no pl,le·de revisarse la cuenta, no puede entrar' a discu-
tirs~ la procedencia de las p!lTtidas que constituyen deudoras' o acreedo-
ras a'las partes. Se opone a la revisión de la cuenta la convención habida
entre his partes, que es ley para ellas, y si ha habido examen judicial de
la cuenta, se opone a la revisiÓn la c~sa juzgada.
El derecho a solicitar rectiEcación a que se refiére este artículo. só-
lo se extiende a 'los errores 'de forrrua que contenga la. cuenta; tales como
.'errores de suma o resta, partidas colocadas dos veces, o bien partidd.s co-
locadas al debe y que debieron ponerse al haber. .
En el comercio ~e acostumbra colocar al final de' las . c~entas o fac-
turas, la fórmula "S. E. U. O." que quiere decir "salvo' error u oÍni~ión",
- 177-·,
y que tie'ne por objeto dejar a salvo el derecho a solicitar rec-tificad6n dé
la cUenta. Esta fórmula es, innecesaria, ,pu,es aúnque no se 'incluya en la
factura, el comerciante que da finiquito de ella conserva el derecho a so-
lictar la redificación ,en virtud de esta disposición del arto 122.

LA NOVACION

¿ Tien.e o \ll,O efecto novatono la dacién len pago de efectos de eoÍnel'cio?

,Es una costumbre muy' generalizada en el comercio, la de pagar. obli~


gaciones de dinero, con efecbos de comercio. tales como las letras de cam-
bio, cheques, pagarées, libranzas, etc. En estos caso!;, los efectos de co-
mercio,reemplazan al cIinero en la solución de la obligación.
El aCl'e,dor que recibe en pago de una obligación de dinero un che~
que, .0 una letta de' cambio, no rec~be dinero' s.no 'un título de crédito,
recibe en pago una nueva' obligación.
Se trata de saber si con la dacción en pago de esta nueva' obligación
contenida en: el chequ,e, letra de cambio u otro efecto de comercio~ se
procede o i-to a la novación .'C e la obligación ·ptii.nit;va. '
k novaoÍón es un modo de extinguir las obligaciones definido en el
arto 1628 .del C. C.
"La novación e!> la ~ustitución de 'una nueva iobligación ~ otr..~ante­
. ciar, la, cual queda ~or tanto ex('ingÚida".
U.n ejemplo de novación es el siguiente: 'En una compra-venta de
bienes raíces el ccmprador queda adeudando un saldo de precio de
$ 10.000. Llegado el vencimiento de esta obEgación, el comprador se
ve en la imposibilidad de pagar y conviene con el 'rendedoren sustituir
la obligación por ,otra. En una escritura pública, el vendedor' se' da por
recib:dó del' precio . de venta y el compr,ador queda reconociendo una
óqligacÍón por ¡'gual cantidad, y no ya a título de compraventa sino a tí~
tulo de mutuo. Se ha reemplazado la antigua obligación proveniente de la
compraventa, por una nueva, proveniente de un mutuo, queda: por tanto,
la antigua obligación, ext:nguida. El acreedor. por consiguiente sóloten~
drá las acciones qu~ deriven del nuevo contrato, del mutuo, y no tend.á
ya ias acciones que derivan de la compraventa. E:l acreedor derivaba de
la compraventa dos acciones; una para obtener el pago del precio y otra
'par!\ obtener la reso.uc.én del contrato. Pero, extmgu:da la obligación'
que· nacía de ese contrato, y reemplazada, por otra a título, de mutuo, só~
ló tiene la acción para cobrar lo que se le debe en razón de ,éste nuev'O
cont;rato.
La novación, produce también otro efecto muy ¡mportante, y que se
l'efie:e a las garantías accesorias. Extinguida la obligac~ón det'ivada de la
compraventa, quedan extinguidas también, y por lninisterio de la ley,
todas las' garantías hipotecarias, fianzas, etc., acesor;¿s a la compraventa.
. El acreedor sólo podrá hacer uso de las ga:rantÍas que le oto:gue la nueva
obligación contraída por el deudor en susltitución de la antigua.
Otro efecto importante de la novación dice. relació.n con la pres-
cripción de las acciones. En el ejemplo prClpuesto, tenemos qUe las accio-
nes derivadas de la compraventa prescriben en 20 años; pero, como estas
acciones quedan extinguidas, y la única acción q'ue tiene el comprador
es la derivada del contrato de mutuo, resutta que la prescripción que ha~
b:á que consi,derar es.la .de la acc:ón de mutuo, también prescribe en 20
afias; pero ten ... ¡á mucha importancia en el ca:.-o en que la acción
de ia nueva obligación prescribera en un plazo más cInto, 5 años por ejem~
plo. ,
¡La novación puede producirse de tres maneraf; de acuerdo con el
arto 1631 del C. CiVlÍI:
"La nova,ción puede efectr.arse de tres modos:
1 9 -5ustituyéndose una 'nueva obligación a ~traj sin que ,intervenga
nuev¡o racredor ,o deudor.
29-ContrelYendo !el deudor 'una nueva obligación respecto de un
tercer:o, y d,eclarindole, en consecuJencia, lible de ta obligación primitiva
el primle:r a~r.
3 9 -Sustituyéndose un nu.evo deudor \al antiguo" que en C!onsecuen-
da q~ ¡Ubre.
Esta :terceria :espe~e de novación poode efectuarse sin ,el consenti-
miento del primer dt!udor. Cuando se !efectúa. con su donsentimiento, el
segund~ d~ud(ljr, se llama delegado del primero". .
. 1.«::1' MODO: "SlllStituyéndose l'na m::.e.va obligación a otra, sin que in
tervenrda, nu¡evo d~ud,or o acreedor".
En este caso l¡:l novación se efectúa sin que cambie ni el deudor ni
el acreedor. El ej. de la comp:aventa y del mutuo que proponíamos
pertenece a este primer mouo de efectuar la novación.
En este casQ no cambian ni el acreedor ni el deudor, sólo se reem~
plaza la antigua ohligación por una nueva contraída entre las mismas par~
tes, y quedando, por tanto, la ant:gua obligación, extinguida.
2 9 MODO: "Contrayendo el deudor una nueva obli~8clón respecto
de un tercero, y declarándole len i;lOnsecuencia libre de la obligación primi-
tiva ~l ,primer ¡amteedor".
En este caso, la novación se produce cambiándose el acreedor y la
obligación. Puede tener lugar este modo de efectuarse la novación en el
ejemplo siguiente: A debe a B un'a suma de. dinero; B, al mismo tiempo
le debe igual suma 'a C. Entonces A y B convienen en que A deudor pague
a B acreedor, contrayendo una obligación por idén,tica suma con e, que
a su vez era acreedor de B. En este caso la nueva obhgación contraída en-
,tre A y C, extingue la antigua obligación existenté en~re B y e, pero, para
que se produzca este efecto, para que haya novación. es neceS'ario '.cmo
lo dice el arto 1631, que le primer acreedor, B, dedare libre al d,.mcÍo r
A de la primitiva obligación ..
Esta especie de novación en que hay cambio de acr~edor y cambio
de obligación tiene mucha analogía con otras institt.>.ciones: la cesión de
derechos y la subrogación; pero hay entre ellas. tres diferencias de im·
portancia. Así por ej., como luego veremos, en la cesión de derechos ha~'
cambio de acreedor; pero no siempre hay novación.
3.er MODO: "Sttstituyéndos'e un nuevo deudor al antiguo qUe en con-
sec1.:cnc!a queda libre.
Esta ter~éraespecie de ;n~vación puede sefectu{u'se $Ut el donsenti~
to del priln¡e¡r deudor. Cuando .steefectúa con su ~onsentjmiento, el !legUtl-
do deudor /Se lhuna delegado del primero".
En. esta tercera especie de novación hay cambio de deudor. Tiene
l.ugar, por ej., en el caso siguiente: Un comprador debe a su vendedor un
saldo de' $ 10.000. Pide al acreedor que lo libre de la obligación acep~
tando como deudor a un te:cero que a su vez debe al comprador la. mis·
ma suma de $ 10.000. pero, para que se produca novación en este caso
se requiere que el 'acreedor consienta en la sustitución ·d e deudor porque
es un principio de nuestro derecho "que a nadie puede darse u~ nuevo
í79

deu.dor contra su voluntad", Esta regla e:s.tá consagrada en el art, t 635


del C. C. ' " ' . , ; ! )' " ,
, "La ¡sustitucióncle un nllev10 d.eud'ol' ,a :otl"O no produce !l1\OVlaoión, -si
el acreedpr mo ;expl"e~:a su 'V'Oluntacl de dar por." libre al .primitivo !!l,eudor.
A falta de esta exptt.:. 13ión se entenduá que el lerc:e¡'O es solamente di puta-
do por .el c!iettdpl' para l:ccIE!'l." el pago, o qUle dicho tercero se iobliga con
él .solidada lo subsidh.riamente, según Ipare:l:ca deducirse del flenolr o es-o
píritu del [acto"'. ,
Pero, así como no puede haber novación de esta tercera especie sin
consentimiento del acreedor, ¡:uede haberla s:n consentimiento del pri~
mer deudor, y con el sélo acuerdo del acreedor y el tercero que pasa a
ser el segundo deudor. Esto está establecido en el inc. final del arto 1631:
"Esta tercen\ especie ,de novación' 'Pu.I~de efectuar~e sin el d!>nsenti.
n:tento del Pl·f.miet' deudor. Cv.an' o !'e efretúa con sU: consentimiento, el se-
gundo deudoll' S'e llama de!eg,ado del primelro". '
Sin embargo, 10 común será que los tres, acreedores y deudores, es-
tén de acuerdo en la novación. En tal caso como lo dice. el inc. final del
arto I 63 1, hay una delegación yel segundo deudor se llama delegado del
primero:. ,
Art. 1632: "Si el deudor no hace más, qUe diputar lUla' perSCiJ'ta que
haya de pagar pPl' él, ó el acree~or una pE'l'SOna que haya de recibir por
él.no hay novación". •
Tampoco. la hay cuando :un tercerOE!S subrogad(; len los d~echos
del acreedor". .
'Este artículo contiene la misma idea que vimos en el arto 1635.
A.rt. 1636: "Si el delegado ¡es ,substituido conhUi 'su voluntad .al de-
legante, no bay nóvacron, sino ®clamen!e cE~sión de áccioDes 'del de~egan­
te a su {~creedor; y los efectos die ~te acto se sujetan ~ las ¡reglas de la
cesión de !8.ccbnes". '
Como lo i:l~ce este a.rticulo, si el segundo deudor no consiente en la
novacién, no hay tal novac:ón ~ir.oúnicam(~te cesió~ de acciones, que se
rige por 'regI~s distintas a las de 'la novación.
El a~t. 1634 consagra un PT'ncipio de mucha 'importancia: La nova.
Cf.ón no se prellume, y al efecto dice: . .
"Para !qre haya n;ovacién, es n,ece$¡tlrio qL"e lo declaren las partes o
que lapa1'ez(~" (ndudablemente, que su ~ntendén ha sido nova'r, porque la
nueva !obligaci!ón IflJ1vueTve Ja ¡extincién de M. antigua". ,
Si no 'l;parece la intencién de novar SE' mirarán las dIOS (Ohli~ones
comr) coexí!s~enles, y valdJ;'f. la, ob~;gacj!C:nprlm~tiva en todo aque"lo en
que la posterior no se opUJSrere a ella~ subsi~;tiendo en esa parle . los priVi.
legios y oaudones de. la primera". '
Como se desp:ende cla;amente de este articulo. la novación no ,se
presume nunca, y es lógico que así sea: la novación implica la extinción
<fe los derechos y acciones del. acreed01', es natural que esta extinsión no
;e premma, sino que deba ser declarada por las partes o que 'aparezca ma-
nifiestamente que esa fué su intención.
En corisecuencia, si hay dudas respecto de si la nueva obligación cons~
tituye o no novacién de la anterior, hah!'á que decidirse por la nl;!gativa,
y subsist:rán ámbas obtigacionesen todo lo que no sean incompatibles. ,
Veamos ,ahora, las reglas especiales que da el C. dé C. en mat~ria de
novación.",,'"
ArL' 123: "No hay nOVlacién Cl..'1llndo ¡el acreedor reclbeten ~lgo d~~
cumentos negiociiables, 'en, cumplimiento de un pacto accespr,ilo al ClOntrato
de que prócede la deuda".
-1M
'bste artículo se reHelre al caso en que en el mi'~mo contrato de que
procede la deuda, se establece que el pago puede hacerse en uno' de estos
documentos negociables, letra ae cambio, pagaré, etc. En las compraven-
tas mercantiles, es sumamente frecuente que el precio se pague, parte al
contado y el saldo, girando el deudor contra si mismo una' letra a plazo
a' favor del acreedor, o bien, endosando a su favor una .letra girada con-
tra un tercero.
En estos casos habría, a prin:era vista, una novación; habría sustitu-
ción de la antigua obligación por una, nueva obligación, en el caso en que
el deudor gira una letra contra si mi[mo; y habría sustitución de obliga-
ción y de aeudor, en el caso ,en que el comprador endosa una letra gira-
da contra un terceto. '
Sin embargo. aún sin este arto 123, se habría llegado a la misma con-
clusión que él establece. Vimos ya que de acuerdo con el arto 1634 la
novación no puede presumirse;' es preciso que se declare expresamente
que la intención de las pa'Ites es novar, o qu:e e;Ea :intenóón apar1ezca ma~
nifiesta en el' nuevo contrato. En el ej., 'que poníamos, la intención de
las partes no es novar, no es extinguir la obligación que nace de la com-
praventa, sino procurarventaj¡¡.s recíprocas, por medio de la letra de cam-
bio. En efecto, el deudor se beneficia, porque no pudiendo pagar todo
el precio al contado, se procura, por medio de la letra efe cambio, un
plazo -para solucionar la obligaci6n. El 'acree?or por su parte, r~ibe la
ventaja de poder negociar la letra de cambio por medío de la operación
llama,da descuento, y obtener así dinero efectivo antes del vencimiento del
plazo. Por lo demás, estos documentos negociables o efectos de comer-
cio, dan al aCreedor acciones más eficaces y expeditas. Los efectos de
comercio dan acción ejecutiva en drcunstancias en que no la tienen otros
documentos.
Como se ve, la intención ae las partes, lejos de ser' la novac'ión,
tiende precisamente a lo contrarío a reforzar la obligación. Por esto ,es
que decíamos que aún sin el arto /23 se habría llegado a la misma con-
clusión que establece esta disposición: No hay novaci6n cuando se da ~n
'pago' un documento negociable, en cumplimiento de un pacto accesorio al
contrato de que procede la deuda.
En Francia no existe una dispoeicióri análoga a la del arto 123, y
sin embargo, la doctrina y la jurisprudencia han Ilegaao a la misma con-
clusión.
Si en el caso a que nos referimos, no 'hay nOVl'l.ClOn, quiere decir
que la primera obligadén no se extingue sino hasta que se cancele la le
tra, pagaré o documento d e que se trata., Y por lo mismo, el acreedor
tiene tanto las p.cciones emanadas de lá primera obl,igadón como las que
emanan dé la letra, pagaré o del 'documento respectivo.
En consecuencia, tratándose de una compraventa en que se ha pa-
gado, parte del precio con una letra, y si no se cancela ésta; el acreedor
podría ejercer la acción que emana, de la letra, y que prescribe, como
todos los efecto~ de comerCiÍo, en cuatro años, o bien, podrí,a ejercer nas
acciones emanadas ae la compraventa, que prescriben en 20 años, sea
qUe se trate de compraventa civil o comercial, y en virtud de las cuales
el acreedor no sólo pue,de pedir el cumpl,imiento del contrato sino también
su resolución. '
No habiendo novación, como decíamos, no se extingue la obligación
principal, ni tampoco, se 'extinguen, en - consecuencia, las ob1ig~ciones ac-
cesorias, tales co~o hipotecas y prendas que garantizan el cumplimiento
de la obligación principal.
- 181 -

Resumiendo lo que hemos dicho sobre el artículo 123, tenemos: Si


se ¿,a en pago un documento negociable .en cúmplimiénto die una estipula-
ción expresa del contrato de que procede la deuda, no hay novación~ En
con,secuencia, ·la obligación primitiva no se extingue; el acreedor conlSierva
tanto las accion'es emanadas del documento negociable, corno las qUe
'~manan de la 'primera obligación; Y'aunque en cuatro años pl'escriben
las acciones derivadas. de efectos de comercio, el acreedor puede ejercer
las acciones 110 prescritas que deriven de la primera obligación; y finalmen-
te; no extingur.éndos e la obligación principal, no se extinguen las caucio-
nes, tales com¿ hipotecas, prendas. etc., que aS.eguten su cumplimiento.
J\!:.l. 124: "Tampoco causa novación la dación en pago de 'dlOCumen-
tos negociables, verific.ada en c.,onformir!ad, a un !llueVo contrato, si pU!ed1en
coexistir la ~bJigfacl'ón pr.imr,tiv!a y la que el deudoit" contrae por lo¡s dpC'U-
ment10s n{egociables \entl~~'ados" •.
, Este ar'tículo contempla un' caso muy parecido al del artículo ante-
rior. En' una compraventa, puede haberse fijado al comprador. un plazo
pilla pagar el precio .. Llega el vencimiento y el ~endedor éoncede al deu-
dor nuevo plazo aceptando éste una'letra, de cambio u otro docqmento
negociable, a' favor ¿el vendedor.
En este caso, corno dice ~l arto 124, si la obligación que el deudol'
contrae en el dOCUmento que acepta, es' compatible con la anterior, no hay
nova~ión.
Una aplicación de la regla de este artículo contienen los arto 782 y
1!),10 inc. 3 del C. de C.' y el 8ort, 3 7 d~ la Ley de Ctas. Ctes. y Oheques;
El arto 125 se. refiere a la dación en pago de documentos al parti-
dor. Sa bemos _ya que las libranza3 y otl'OS efectos die comer-
cio. pueden ser, nominativos, a la orden o al portador. Son igualmente
doc.umentosal portador, los bonos ,de la deuda públ'!ca.
Cuando! se da en pago uno de estos títulos al portador, se produce
la novaci6n, y queda en consecuencia extinguida la .antigua obligación.
Art. 125: "Mas, si ~os documientos niegociables Id/ad~)s \enpa,gjo &letfen
al i}1/Ortadoy', 1S¡e t'ausará (nbvacién rli .el iaCll'~.~dor al jl1ecibiilos no hubi:erle
heciho .funrlal :r~s;erva de sus dler'ech,os 'pa1'\1 el ciaso ¿le no ser pagados".
,. Sin embargo, hay que hacer con respecto a este artículo, una salve-
dad. El arto .37 de la Ley d.e Cuent'ls Corrientes Bancarias. y Cheques (tex-
to definitivo fijado por el D. S.' 394 de 23 .de Marzo de 1926)" dice:
"El 'Ch!equegiradb en plago d¡e oblig:acio,nes, no ¡produoe la ~O:.va.ci!ón
'de éstas ~rr(and:o n.o teS 'pagatl'o".
Este artículo, contiene una excepción al arto 125, pues habla de che-
ques en general, y sin distinguir, y se refiere: por lo tant,?, a los cheques
al portador. . ' . .
Art. 126: "Na J.tpy rescÍci6n por icamm ele Aesi6n ~,orm¡e ~ ;I;os ~n..
tr,atos mercrantilíes".
Esta disposición es innecesaria: El C.' C., sólo admite la rescición
por lesión enorme en la compraventa' de bienes raíces y en las paItidones
Y. como sab~mos, ,estas dos clases de actos están ·exc1uídas 'del Derecho
Mercantil.. ' , . , . .
·Hay algunos puntos referentes a las. disp,osiciones' . gen~rale5 sobre
oblig,aciones y contratos, que no está'ntrata'cos en el '1'ítulo 1 del Libro n,
y sobre los cuales tenernos que hacer alguna§1 observaciones:·
• La .solidaridad
El C. de Comercio nada ,dice de la solidaridad en este título; rigen
en consecuenc~a, las reglas generales. del<;. C. y ~ntreellas,. aquella. que
ewpresa que "la solidaridlad no se presume". Está 'contenida esta regla en
el arto 1511 inciso 3 9 .:
"La solidaridad (1ebe rler ,expresamente declarada en todos Los qlSDs
,en 1q1:0 nD la estableoe fu ley".
En otros países se ha establecido precisamente la regla contraria:
toda obligación me cantil, contraída por dos o más deudores, por el sólo
hecho de ser mercantil, es una obligación solidaria: Se ha estableddo es-
ta regla, con el objeto de dar mayor seguridad y eficacia a las operacio-
nes mercantiles, favoreciendo así, tanto al acreedor que invierte su ¿ine-
ro en préstamos, como a los deudores, porque mient:as mayor sea la, sa-
guridad del crédito, mayores fac~1idades encontrará:! los comerciantes y
los particulares en general para la concesión de préstamos.
En Francia, el C. de C. no contiene ninguna disposición eXpresa so-
bre este punto; sin embargo, a pesar de que el C. C. contiene reg'as so-
bre wlidari¿éld análcgas a las del nues,tro, la ¿octrina y la jurispruden-
cia, han adm~tido que ella debe presumirse en las obligaciones mercantiles.
Aquí, en Chile, es imposible l!egar a la misma conclusión. A falta
de disposición expresa en el C. de C., deben regir las dispocic;~ones del
C. c., que establecen que la solidaridad deben declararse expresamente,
y' que no pu~¿ e p:esumirse. Sin embargo, son muchos los casos en que la
ley la establece, sin necesidad de que las partes la estipulen, de manera,
que la deficiencia de nuestro Código está;, por esta razón, muy atenuada.
Así por ejemplo, en materia de efectos de comerc;o, la ley ha esta-
blecido que todos los, que firman esos documentos, (letras, cheques, li-
branzas, pagarées, etc.) ya sea como aceptantes, endosantes, avalistas, etc.,
responden ¡:oli¿ ariamente del paso de la obl'gación.
En' materia de sociedades: en las sociedades civiles, los socios no res-
ponden solidariamente respecto de terceros; en cambio, en materia mer-
cantil, en las sociedades colectivas, es de su esencia la responsabilidad
solidaria de los socios. Igual cosa ocurre con respecto a los socios gesto-
res, en las sociedades comerciales en comandita ..
Así como estos dos casos que hemos citado, existen otroS' en que la
'ley, establece expresamente la solidaridad en las obligaciones mercantiles.
Como decíamos, hubiera sido muy conveniente h ...ber establecido la soli-
daridad como regla general, por lo menos, en materia mercantil.

Prescripción

El C. de Comercio no ha establecido un' plazo especial de prescr:p-


Clon de' las a('don~s derivadas de las obl'gac¡one~ mercanti'e'5. Rip'''n f>11
consecuencia los m;smos plazos generales establecidos en el C. C.: 20
añ0S pa'ra la acción ordinaria y 10 años para la acción ejecutiva. Estos
plazos, son excesivamente largos en mate:ia comercial: el comercio mo-
derno requiere que 1as obligaciones no permanezcan en la incertidumbre
durante términos largos, y es necesario, para el mejor desarrollo y desen-
volvim~ento de las relaciones mercantiles, que las obligaciones se solucio-
nen o extingan dent:o de plazos relativamente cortos.
El C. de C., en el último título del Libro U, que consta de un ar-
tículo, y que se refiere a la prescripcién, dispone:
Ari. 822: "Las acdones q1r1e no tengan un plazo determinado por es..
te Código parla s\er d!oouddias 'en juicio, prescribirán, según su natutn!ieza,
con a."'l"gelio ¡.,. Mas dispos:cion.eG del Cód!go Civil". ,
Este artículo ~ra completamente innecesario: bastaba con la regla ge-
nen~l gel {lrt, ~, para que a falta dc:l disposición expresa del C. de C., ti-
- 183 -""

gieran, en materia de plazos de prescripción, las reglas genearies del Có-


digo Civil.
En Derech.o Marítimo se ha establecido un plazo general Je pres-
cripción, más corto y conveniente que los establecidos en D. Civil. En
efec~o. el C~ de C. dispone en su art. 1318:
"Las lac(.f¡on¡es que pl"otieden d~e las .obli,g,acilónes de; que trata f~ pr,e-
sente libro. (Libro" 111 que se ref,iere exclusivamente a obligaciones de de-
recho marítimo) y que no tengan plazo señ~llado pal'!a prascr,ibir, durllrán
ein<so .años". '
En, materia de comercio terrestre, como decÍamos,no se estableció
un plazo general de prescripción, distinto de los del C. c.; sin embargo,
son innumerables los casos en que el C. de C. establece plazos cortos de
presc:ipción. Así por ejemplo, las acciones derivadas de documentos ne-
gociablr.s prescriben en 4 o 5 años. 'según los caSO'Sj las que derivan del
contrato de sqciedaden. 5 años, y plazos igualmente cortos tienen las ac~
Ci~nes 'cerivadas del contrato de transporte del de seguro. y aún, en, otros
,casos el Código ha establecido pJazos de un año y de seis meses.
Bien pudo el Código haber establecido ún plazo general relativamen-
te 'corto, como se establedó para las acciones provenientes de las ob1ig~­
ciones del derecho marítimo'.

29 -DE LA PRQEBA DE LOS CONTRATOS Y OBUGACIONES


El párrafo segundo del título" que estudiamos; o.:.onsta de sólo tres ar-
tículos; pero tiene, nei obstante, enorme importancia poi las mo,dificacio-
nes sustanciales qUe introduce al sistema probatorio del C. C.
Debemos tener presente" que en materiia comercial, rigen todos los
medios de prueba establecidos por el C. C., y ademas, esto's medios espe-
ciales, que consagra el C. de COJ;nerdo.
El arto t 27 se refiere al v~lor probatorio de los instrument~s priva-
dos, el apto 128 él. la prueba testimonial, y
el 129 a la prueba testimonial
en cuanto adicione o altere el contenido de escrituras públicas.

Vialor prol-¡'l.tor:lo ~e ~os ~trunlíentos privados

En materia civil,un instrumento privado no adqui~re fecha cierta res~


pecto de tetceros, siJo desde que ocurra algúnacontecimi'ento - que haga
iJíllposible la adultE'radón 'del documento. En. efecto" nada pued'e garanti~
zar 'a terceros ajenos al acto, que la fecha qUI~ indica el documento es ver-
daderamente la fecha en que fué otorgado. Por esta razón, el C. C~ ha
establecido que la fecha de un do,cumento privado no se cuenta, respecto
de tE'fCerOS, <sino desde que intervenga alguna circunstancia que haga im-
posible lin cambio de fecha. Esta regla está c()nsagrada en el art~ 1703 del
C. Civil:
"La tleehiade un insi:ruÍnJento \privadio nltl se icU!en~":l respecto de tlerqe-
l'OS ISmo desde el {fal~ecimiento de 'fllgun{o de lc)s qu.e 1:0 han firmado, o dles-
de el ,día len q~ ha sjdoqop~ado (en 11JIl Rgiistro público p ;en q~ qonste
habet1fie nresentado en juicio, o en que ha~a loma,.:J o razón de él o le haya
inven~ad:o ~ funei.~r_io cpmpetente, en el'Clarooter ¡de' tal". ,
De acuel'do con lo dispuesto e~ este artículo, el documento no ad-
quiere fecha' derta respecto d~ terceros sino desde que OCUHe alguna de lá,
dcrunstancias enumeradas en este artículo. Ell efecto, concurriendo alguna
de esta~ ~ircu~sta~cias: fallecimiento de una "ele las partes, copil;l. del dQc"u"
184 -

mento en un reg~stro público, su presentación en JUICIO, su toma de raz6n


o inventa:io hechos por un funcionario público competente, ya no es posi~
ble que se antedate o posdate el instrumento, ya no cabe ninguna altera~
ció n posterior de fU fecha. Es por efta razón que desde que ti~ne lugar,
alguno de estas hechos, el documento adquiere fecha cierta, y ella será la
fecha en que ocurrió el fallecimiento de una de las partes, la copia en un
registro púbJ.:co, etc. A la inve~a, antes de que concur.a alguna de estas
circunstanc~as a que se refiere el arto 1703, no hay seguricad ninguna
para terceros con respecto a si la fecha qUe ind:c1;l. el instrumento sea
aquella en que vel'daderamente fué otorgado.
A los cinco hechos que señala el a: t. 1703, hay gue agregar la pro~
tocolización del documento, de acuerdo con una modificación introducida
por el arto 28 del DIL. 407 de 1925.
En matp.ria comercial, el princ:pio que acabamos de exponer recibe una
mocliEcación substancial; dice el an. 127:
Las escrÍt:cT'l'S r,rh~"?8s <!t"le p'''''''rdEn unifcrmidl1d con los lib~s d'e
los comE'rciantes hacen fé ¿e su fech, resppcto de terCEros, aun fuera de
los cases qn~ enulT'.eJ."a el arto 1703 de.l Códig¡:> CivJ".
Vimos que' en' materia civil, un documento privado no adquiere fe-
cha cierta T/!s'Pecto de terceros, sino desde qUe ocurre un acontecimiento
que, en. ccnce]:',to de la ley, b'ga imposible te do c~mbio posterior de su
fecha. La Lnalidac de esta exigencia es ev;tar las alteraciones de fecha,
y ella se cump!e, cu:ando, la escritura privada mercan~il, guarda uniformi~
dad con 10 que se desprende de los libros de contabilidad de los comer-
cia.ntes. En ,efecto, vimos aue, para que los libros de contabilidad hag,:m
fe respecto de su contenido, es neceE'ario que s~ lleven con la regulari~
dad cronolégica que exige la ley. Las partidas .deben asentarse por or~
den crer.olé gico y c'ía ror día en el libro diario, el cual debe ser lle~
va!1o, aden::ás, ~cn 1<s ferrralidadesque la ley exige. Es lóvico, que si
la fecha que irdic-"l el instn:men,to guarda uniform:dad con los as:entos
deO los libros, ella hfga fe rn:]:'ecto de te-rceros, aunoue no concu:ra algu-
no de los cases que eUl"mera el arto 1703 del C.C~vil.
Como se ve, el inEtrn:r.erto tiene fecha cierta, no por ser comercial,
sino en rai'én de su vnifcrrr:icad con los asientos de los libros de con~
tabitdad. Y vemos aql"Í etro motivo por el cual es importante, llevar con
la regularidad debida los libros ,ce contabilidad y asentar las partidas por
estricto orden cronolé g;co, ya que ese orden garatf\iza la veracidad de
la fech~ 'que indican las escrituras privadas.

PRUEBA TESTIMONIAL

Los arts. 128 y 129 del C. de C. introducen mC',dificaciC'nes de mu-


c.ha trascender<'Ía a, los principios del C. C. (arts. 1708 y 1709). Sogún
el sistema e'el C. C. ro se ácmite pr"ueba testimonial respecto de las ob'i~
ga-ciones que han debido constar por esc:ito; y deben con,star por escri~
to, los actes o contrates que eentienen la entrega o promesa de una cosa
que valga más de ,dof'cientos pesos. Llpmamos ef'pec·á.1mente la atención
a la fénrvla Ce esta ¿:fJ:"C~iciép: f'e habia aql"Í de élC'OS o contratos que
contrrf'zn la frtrf'ga C' rrrrrffa cetor:> COFa que valga m~s ele doS"i"!.,,~
tos Fffes; se rdintO crÚrefs a laF C'rlivac:er.es cOJ'ltracfua'es'y no a l~s
obligaciones de~ictuales o cuasi-delictuales, que pueden ser muy superio~
res a doscientos ]:'eEOS y ql'e, s;n embargo, podrán' ser p'obadas por me-
dio de testigos. Ejemplo: Ur.a persona es víctima de un atropello fer"o-
vi."rio y entl'lbla un-a demanda de indemnización por perjuicios que dice
- 185 -

emanan d,~ e~)e delito o cuasi-delito civil y luego pide 100,000 o $ 200,000
peEOS; pues bien, e~ta i¡:~ersona podtrá 'a. credita:r los hechos que allega
en apoyo de sU demanda por medio' de testigos.
TalIJpoco se admite prueba testirnoni:al, en material civiJ, fueTa ni
contra de un é'ocumento que conSll:a por escritura públúca, ya sea pára
hacer ad.iCiones {) para justificar modificaciones (art, 1709 inc. 29 ) • Sin
embargo, ,estos principios restrict,~vos de la prúeba testimonia! anotaI\ tres
excepciones consignada s' en el art 1711 d,el C. c.:
"Excepfíianee ¿e ~o disp .....esto ..en los bes artídUlos p1".ecedentes los ca-
'oos ~, )':'l:e hya l·n. pir.drio Ce prueba 'p.c,r IElscl'ito,'!es dedr, 'Un acto
ef..ttito dd C,€D:'EirtC'¡ado'o de ¡SU ~¡:rjesenmlnte, que haga vero¡Jmil el he-
cho litigioso. . "
Así un f"~g.aré de tm:á.s d,e ?o~d'E'lltos presos en qUie se ha cioIl'll'prado
l!\r.,b.Cl~ q1..1e ha de ienh~gars,e al"de-udor, n\:> hará 'pler..Q ,p,ru:eba d,g la doo*
da plOrq1r.e no ttrljfi~a 'la lentnga; pero es \m principio de prueba plal1a' que
¡)cÍ'o' miC¿io Ce t¡estigos se supla ~sta cll'Clmstancia. '
Ex(~,ptúiansetamb.ién, los c·aflOS .en qt;je haya sid'o impos~ble bbtene'l-
Ulna pn'~<ba escrita, y JlOs dnnás :expresam~nte exceptUJados >en ~ste, Código
y len 'flos Códigos especiales". .
" . Oe aquí. se, deoprende que no se ~xige pruer,a escrita en estos tres
casos~ 1) cuan¿o hay un prireipió de 'prueba por escrito, que aunque no
prúebe el aetolo hag,a verosímil; 2) cuando ha habido imposxbilidad de
obtener una' prueba escrita; y 3) en los ~!asos expresamente exceptuados
~rkki' .
VeemoiS ahora la si,tuaeién en materia comercial. El C. dé C. admi~
te, a diferenCÍia del C. C., prueba. de testigos en toda clase de obliga-
ciones y contratos' mercantiles, sin limitación de cantidad. Es este un prin~
cip:o de legidacién universal en mateÑa mercantil; el Derecho Comercial
trata de ,¿ esliga~e de las trabas tan frecuentes en -el C. C., y el comercio
necesita desligarse de eEas trabas para hacerse más expeditq; además, los
iriconv~eniel'1te que pudieran resuhar de esta admisibilidad ilimitada de
la prueba tes't:imonial quedan compensados con otros medios de pruebas
propio:g, del D. Comerci~l, como los libros de contabili!dad, 18;:S facturas,
etc. , ...iiI~
De mane:a, pues, que basta que una obligación. sea mercantil, sin
que importe la profesión dé la persona que la ejecuta, para que sea ad~
m:s:bJe la prueba testimonial. No hey en esta materia una simple facul-
tad 'del tribunal para admitir la prueba testamonial ; basta que se trate
de un acto mercantil para que el juez deba admitir la que le rinda cual-
quiera de las parte~. Para saber entonces si es admisible a no b'p.rueba
. testimonial de una obligación superior a $ 200, habrá que resolver pre-
viamente si se trata o no de un 'acto de comercio. '
Arl. 128: "La pru~ha el?: testigos es .admisib'e enlne~oc.~os nterl"¡.~nti~
les, cl'l!IYcrdera (fl:'1e If!ea la cant,illad que rrc'pol'te Ea f;'briga.ci:ón' ql:(e. $te tra-
te de p;¡<obar. f;,alvo los casos en qu.'e la le" exij" escrituira rúblic¡a".
Art. 129: "LDS j,T7p'ados eJe c(>lTO~rcio podrfm, lalendcdas las clrcuns-
, tancias ,'de' ía 'causa, admitir prueba tescmclnial aun cuando alte.·e () a1:li*
C'i)l)ne r1 contenido die las 't$crituras púb'cictas".
'Siri embargo, esto no es completo y dehemos agregar los casos en
que la ley, exige escriturapúb1:ca, los casos en que ex:ge escri~ura p.iva-
da y los casos en que' rechaza la prueba. testimonial. .
1) C~sos en q1l',e la ley exigeescritUl'a púb'ica. - En este caso pue-
den presentarse dos situacion.es: la escritura pública se exige por vía de
solemnidad o por vía de prueba¡ ene! primer caso sU Qtr.isióu acarrea
186 -

la nulidad absoluta, por no decir la inexistencia mlsma del acto o con-


trato. B?sta que la ley exija escritura pública, ya como medio de prueba,
ya por vía de solemnidad, para que no pueda rendirse prueba testimo-
nial; aÍ;Í por ejemplo: tenemos el caso de la autorización que el marido
da a Sl} mujer para que ejerza el comercio debe darse por escritura pú-
blica, conforme al arto 11; en mater.ia de sociedades todas las socieda-
des {llercantiles, excepto las llamadas cuentas en participdción. son con-
tratos' solemnes y una' de sus soLemnidades consiste en la escritura pú-
blica; a:t. 350. para las sociedades colectivas; atto 425, para las socie-
da¿es 'Ilnónima~; 474, para las wciedades en comanditas simples; ar.t. 491,
para las sccÍe¿a¿es en ccrr.andita por acciones; arto 115 de su ley orgá-
nica, respecto de las sociei ades colectivas de responsabilidad limitada;
etc. PodeIJ?os agregar el arto 833, relativo a la compravel)ta de naves, que
exige escritura pública para poder l jUEtificar el dominio de las naves con-
t:a terceros; el 850, que exige que el .nombramiento de administrador
de una nave se haga por escritura pública; el arto 888, exige qUe el aban-
dono de cna nav~ se haga por instrumento público; y así hay muchas
otras disposiciones que yeremos al estudiar cada caso particular.
2) Casos en que la ley exige escritura privada. - A manera de
ejemplo, podríamos citar: el arto 339, relativo al po,der que debe otor-
garse a los factores .de comercio; el arto '514, relativo a los contratos de
seguro; el arto 632, l"eferente a la letra de cambio; e1 arto 655, que se
refiere al en,doso, que es unl!l de las maneras de transferir una letra de
cambio; el arto 668, relativo a la aceptación de la letra; el 680, rela-
tivo al aval (especie de fianza de la letra). T o'¿as estas disposiciones
que hez:nos citado respecto de la letra de oambio son ap~Hcables a los de-
más efectos de comercio (libranzas, pagarées, cheques, etc.). Para ter-
minar, poc' emos citar algunos otros casps en que la ley exige escoritura
privada; afí por ej emplo: tenemos' el arto 799, relativo a los préstamo's;
el 820, relativo a la fianza mercantil.
Como vem03, són muy numerosas las excepciones a la reg1a gene-
ral, del arto 128, pero debemos anotar también que casi todas ellas son
perfectamente 'justificadas. Así por ejemplo: en, las sociedades me:canti-
les, que no son contra'tos que las partes celebren todos Jos días y que
está destinado a producir sus efectos durante largo tiempo sería peligro:
so entregar la prueba de la convención a la buena memoria de algunos
testigos.
3) Casos len ¡qu.e ~in .exigirse determ,inadamente \escritur,as ,públic~s o
privadas, se! rechaza !a pru;eba testimonial. - En este caso ~e encuentra el
arto 618 referente a la cuenta corriente mercantil ql¡l.e dice:
"14a -existencia del c:cntl'ato de ~u1enta corriente' ,p'uede ser t:lStableci-
da por CL1alquirl8 de las pruebas qUJe admite este Código, men'ps p,or la
dtetestigos" • .
Según esto, podrá probarse por escrituras públicas, por escrituras pri-
vadas, por libros ,de contabilidad, por confesión de parte, es decir, por
cualquier medio, menos po" prueba testimonial.
El arto 129, modificó también la segunda reg¡la del arto 1709, porque
eegún él, aunque se hubiera otorgado prueba escrita, podía justificarse
por testigos cualquiera adición o modificación al contrato, del mismo mo-
do querse hl.:biera podido prohar el contrato mismo. Pero esto no cabe
en los casos de excepción que ya hemos cibado, pues en ellos no es a'¿mi-
sib~e la prueba testim~nial ni fuera ni con.tra ese documento. Se confi~- .
ma esto por lo dispuesto ~n el art, 353, referente a la sociedad, que
dice: .
..,.... f87 --

"No f\~ ~?imitirá pU\eba de ningullia:especie contra el tenlOr de las


escr.ituras otorgadas ~-n cumplimi~mto del arto 350, nx
p~ara justificar la \exis-
tencia de pactos n.o \expr~ados ;en pllas".
Consagra también el arto 129 o'tro pdncipio en virtud del cual se
da a. la prueba testimonial u~ valor ·excesivo; pues dice:
"Los. juzgados die ccmerci;o piOdrán, ¡atendidlas [as q.reunstianclas de
la ((\~usa, a¿'mitir p~;(jha t.estilr.cm.al aun cu¡ando /altere io adicio$ el con-
ten,ido, lh las lescf!ituras, públicas".
Es ,evÍ'dente que aquí el legislador se fué demasiado lejos, porque
se permite ha·cel' prevalece\ en materia e,omercial una prueb!¡l. de testi~
gos (qlle es la más peligrosa) en contra de otra prueba, como la escri~
tuxa pública, qUe es quizás la más eficiente de todas. Sin embargo,. se
atenúan los efectos de ~ta .difpe.sición, porque se ha dado al tribunal
la {.acuitad discre~icral de rec~1:irla, a diferencia del caso anterior en que
neces!'.' iamente. ¿ ebía admitirla. Pero este artículo, tiene, indudablemen~
te, un alcance limitado que fluye por sí .solo de los principios que acaba-
mos· de· exponer .y .la regla en él contenida sólo podrá ,apl:carse en .105
casos en que la escritura púbtca no sea el único medio admitido por la
ley para' comprobar el aCto. . . .
. ¿Qué se sacaría con ex:gir escritura pública para un contrato' de
sociedad, si las pB!: tes pudieran modificar la escritura social rind~endo
prueba. test:monial? Ya hemos visto lo que dispone el arto 353.
Y lo rr.i~mo que se dice en este artí(~ulo, hay que, ap1:carlo respecto
de los cemás. Tendremos· que recordar todavía dos puntos a los cuales
y¡a hemos tenido ocasión de referirnos .
•' . 1Q Todos, esto,s princ:pios s,ólo se aplican en consideraCión a la na-
turaleza ¿el a~to o ccntrato sin que haya que atender a la profesión
de las pe'sonas' (confirmación del carácter real y oh'etivo'del D9Comer-
dal): sin e~bargo., hey en el comercio un medio de prueba especial,
en el ccat a ri:ás de exigirse la rnercantiHdad del ácto, es necesario que
el que 10 alega sea cc:rr:erdan.te: los I:bros de contabiLi:dad; .
2 9 Hay actos mixtos o dedohle carácter, respecto de los cuales
se plan,tea· la cuest:én de ez ber por qué medios po'drán' proba~se. Si sólo
serán admisibles los ~e,dios pro bato' ios .admitidos por el C. C. y vice-
versa; la no~ma a que hay que atender ·es muy sencina: habrá que fijar-
se ~n la naturaleza que tiene d acto para la persona contra qUIen se per-
sigue el cumplimiento de la ob!igac~ón, es, dec~r, contra la persona para
quien el acto es civil, deberá rendi:se 'la prueba conforme al D9Civil, y
con,tra Ía par·te para quien es mercantil, deberá rendírsela conforme al
C. e' e C. Ejcrr.plo: Se tra'ta d~ uné', compraventa en que la. operación .es
civil para el vendedor'. y mercantil para el. comprador, si el demandan-
te . es el· ccrrprador, cerno para el vendedor que es el demand'ado el
acto· es civil, la prueba deherá. rendirse cQn,forme a los princip~os gene-
raJes del C. C. Y. vice~ver,sa. . .
Sin embargo, hay en' D9Me·-cantil muchos documentos especiales que
están sometidos a reglas particu~ares y que conoceremos al estudiar los
contratos "respectivos, Así por ejemplo, tenemos: la factuI'a, .en la compra-o
venta; la carta-giro o <:orta ce porte en. el transporte ter estre: la póliza
en fletamento y el conocimiento, en, el transrpo¡-.te marítimo: la póliza
4~' ,seguro, en ·el contrato de seguro, etc.
- 188-,
TITULO 11

LA COMPRAVENTA MERCANTIL

Definicit$n. - El arto 1793 del Código Civil defin:e la compraventa


como el "contrato en que una de las partes s~ obliga a dar una cosa y
. la oL¡¡. a pagarla ,en dinero. Aquélla se dice vender y ést<:l co'mprar. El
dinero que el comprador da por la cosa vendida se llama precio" .
.c.omprav'Ulta mercantil. - - El contrato así def:nido puede ser c;vil
o. mercantil. Este último carácter puede pertenecet1e con respecto a una
de las partes, el ccmpr.ador o el vendedor y falt.~:le con respecto a la
.otra, pa,ra la cual el contrato conserva carácter civil, de conformidad con
el prinópio ce les actos mixtos expre¡:ado en el inc. 19 del arto 3 9 del
Código de Comercio. . '
Para que la compraventa pueda tener carácter mercantil es necesa-
rio, ¿esde luego, que el objeto de ella sea una cosa mueble: Dentro del
concepto que in~pira a m:estro legisla90r, conceipto hoy en quiebra y
que comienzan a abandonar las nuevas legislaciones comerciales, los in-
muebles quedan fuera del derecho mercantil.
Es necesario, además, que el comprador c,elebre el contrato con el
á~imo de vender, permutar: o arrendar la cosa c,9mprada. o que el vende-
dor lo haga vendiendo cosa comprada antes por él con ese propósito .
. La mercantilidad del contrato de compraventa fué' ya objeto, de ex w

plicaciones al esh.:dia'r la teoría del acto de comercio, y a ellas nos remi-


timos e'n este lugar. ,.
También puede haber contrato de compraventa mercantil, sin ne-
cesidad del criterio subjetivo que acabamos de in~inuar, cuan,do el obje-
to del contrato es un est.p.blecimie'nto de comer<;io. La compra de una
cosa de esa especie es ol::~etivamente un ac~o de comercio, según expresa
el arto 3, 1\" 2 del C6iigo, y la jurisprudencia, extendiendo por analo-
gía el prir.c:pic, ha H:welto que igual carácter tiene la operación para el
vendedor del establec;mlento. Así se ha resuelto que la venta de una
peluquería es un negocio de cómercio (Gaceta de 1869, pg. 840,' s, 1998).
L-agisiacién qt1e rige el contrato. ' - El Código de Comercio no re-
. gula la totalidad de la institución jurídica llamada compraventa mercan-
til. Las reglas qUe al respecto da, sólo se dirigen a completar las dispo·
sicionIOS ¿ el Código Civil o a modifiicar,las, en aspectos particula:es del
contrato cuando presenta carácter mercantil; de manera que en defecto
de regla especial del Código de Comercio, serán las del Código Civil
las que regirán el contrato. (Art. 2 9 del Código de Comercior
Para ciertas e~pecies particulares de 'ventas se han dado reglas es-
peciales, contenidas en otras leyes. Así se ha dictado la ley sobre ven-
tas a plazo, que tiene particular importancia para el comercio, porque
facilitando el cr€dito y creando seguridades para él, ha hecho posible
aumentar el volumen d~ ventas en los objetos sobre que legisla. Tam-
bién para las operaciones de bolsa, que se resuelven en c.ompras y ven-
tas, ha~ una legis!'ación erpecial que complementa las reglas generales.
De ePas nos ocuparemos en su oportunidad.
R,~las ~rE:dal¡e3 del C¿di¡-Io de C¡emerao :s:obre la lOOmpraventa mero
cantil. - El Código de Comercio se ocupa de este contrato, desde los
s;guientes puntos ,de vista: a) la cosa vendida, u objeto del contrato;
b) el precio y forma de determinarlo cuando falta el acuerdo de las
paltes y ha habido e'ntrega de la cosa; e) efectos del CQntrato, y d) obli-
gaciones de las partes.
189
De la cosa vendida. - No insistiremos, nue~amente acerca de que el
objeto del contrato de compraventa mercantil debe ser· una cosa mue~.
ble. Partiendo ele ese supuesto, diremos que la ley se ocupa de regular'
el con,trato ·consielerando que puede celebrar·se: ,1 9 sohre cesas que se
tienen a la vista y que se designan ,al tiempo de contratar por su espe~
de;,2 9 sobre cosas que se acostumbra a 'ce,mprar -el gusto; 3 9 sobre cosas'
que se compran según muestra; y 49 ' sobre cosas que se compran por
orClen. .
. Compra de cosas a la vista. ~ 'Cuando el compradol; en el momen~
to ,de celebrar el contrato designa, la cosa que ha tenido a la vista, esto
es, que ha poelido examinar,- carece del derecho ele probar la calidad de
la cosa para persev,erar en el contrato. En tal evento, producido el coil"
'senti~ie1;1to de las parte.s sobre la cosa y el preci?, habrá contrato per-
feC'to e irrevocable. Así, por ejemplo: la' compra de una máquina que ha
'~¡Ído examinada por el comprador antt~s de la ,celebración ¿ el contra~
to, es un contrato de comprav'enta de cosa 'que se ha terú!o a la vista,
y por consiguiente, el compra.dor carece del derecho ·ele desistirse del
contrato si después la "co'sa no es de su gusto (Gaceta 1915, 2 9 Semes~
tre, p. 1484, s. 574). Pero,como el ccmtrato versó sobre una cosa de
deten~lina'¿ a especie y calidad" tal contrato se entenderá celebrado bajo
la condición suspensiva casual de' que' la cosa se~ de ,la Especie y cali~
dad convenida. Lo cual significa que el' comprador tiene el. derecho de
n,egarse a recibirse de la cosa si no es de la calidad y ~spec:e conveni-
das. El é'erecho en cuestión debe ejercitarse en el momel~to de la en-
tregade la cosa por el vendedor, y la discrepancia de las partes deba
ser resuelta por peritos que reconocerán la cosa y resolverán si corres-
ponde a lo estipulado' en cuanto a especi,e y calidad (art. J 33).
. El' derecho. de que tratamos sólo 's'€~ tiene cuando, en el contrato se'
ha determina:c'o simuItáneamente la espec:Íe y la calidad de la cosa (mis~
mo art.).' . ,
No obstante de trataTSe de c,cmpra de cosa a la v:sta, el compra-
o

dor puede reserva:rse dé,} derecho de probar la cosa, y (',uando tal es,ti-
pu~adón existe se en,tiende celebrado el contrato bajo la condición sus-
pensiva potestativa ~e que la cosa sea del gusto del comprador. Este
tiene el plazo de tres ¿ías, contados desde que el vendedor lo requ:era,
para hacer~ su declaración, entendiéndose de que si no lo hace se le ten~
drá por de:slistido del con.trato (art. 131).
Compra al gusto. -,- La reserva de pl ueha se entiende siempre es-
tipulada en los contratos que versan sobre cosas, que, según la costumbre •
• se compran al gusto (arts. 130, inc. 2 9 y 132). Hay una dIferencia suhs~
tancial entreeote caso y el tratado en el número 'anterior. En' el caso dé!'
estipulación sobre reserva de pJ1ueba, la condición es potestativa, porque
depende de la volunta,d del'compra,dor d,etermÍnar si la casa es o no
de su' agrado. En cambio, en la compraventa mercantil al gusto, que se-
~ntiende siempre celebrada conforme a la costumbr.e, Ja con¿ición ,~'Us-,
pensiva no es potestativa porque' no depende de la voluntad del com~
prador determinar si pers'evera o no en el contrató. ,"Siempre que la
cosa vendida sea de las que se acostumbra comprar al gusto, la reser-
va de la prueba se prew'ffi.e, y esta prueha impÍica la con,dici6n suspen~
siva de si la cosa fuere san.a y é're regular caIidad'~, dice el ·art. 132 del
C6digo de Comercio. En e'sto se diferencia la compraventa merC!;lDtil. ,al
gusto del mismo tipo de compra civil. Según el art;. 1823 del Códigá
Civil, se entiel1d'e siempre estipulada la ~eserva de la prueha en las co-
$aS que' &e acostúmbra ven<;l.er de ese modo, y tal reserva implica la
,,
, ",-, j ~o -
condición 8Uspe'nsiva potestativa de que la cosa sea del agra,do deÍ com-
prador.
El diferente tratcmiento de una misma especie de contrato en los
dos o:rldenamien>tos jurí,¿icos de él, tiene una fácil explicacién. En la
compra civil el ccrrprador adquiere para sí mismo, y es natural que la
reserva de la pn:eba, ter.ga en cuenta su gusto personal; por eso, si la
cosa no le agrada, tendrá siempre de: echo a desistir -c el ccn,trato. En
la CCIrpra rrerrcantil, en CcIr bio, no es el gusto personal del como",lidor
el qt·e necesita ser Eatisff:d:o; la cosa se compra para ser revendida y
es el gusto de los compradores futuros de 'esa cosa el que -debe con-
siderarse. La ley estandarizó así el gmto bajo la fórmu~a "que la cosa
sea sana y de re~ular calk ad". Ct:mplida, pues, esta condición, que es
casual y no potestativa, el contrato quedará consolidado.
El reconocimiento de la cosa debe ,hacerse en el momento de la
entrega, si el Vlendeder ad lo exigiere. Requerldo el comp:ador, deberá
hacer el reconocimiento y se entenderá qUe renunc:a a todo ulterior re-
clamo si entonces no lo hiciere (art. 146). Si en el acto de laen'rega,
r'econoce el ccmprader las cesas y no las encuentra de sana y legular
calidad, procederá a hacerlas examinar por peritos como di~pone el ar-
tículo 133.
Establecida la cÍrcunstar:cia que la cosa no es de la cal'dad conve-
nk~a (sana' y 'regular), el comprador tendrá dos acciones a ekg'r: o exi-
ge al vendedor que cumpla el contrato entregár.dole la me,caderÍa con-
fOl'me a lo estipulado, o bien lo resuelve; en ambos casos con indemni-
zación de perjuicio conforme a las reg'as genera'l"'s.
Compras por orden y según muestra. - Trataremos conJúntamente
estas dos fonr.as de cent,: ato que, -de ordinario ar.dan juntas. Se dice
que h<!y ccrrpra pcr crcf:n Cl'Cr<!O la ccsa cbjeto del contrato se encuen-
tra en h:gl:.r distinto al del ccrrprador, de man-era que no teniéndola éste
a la vista sélo puede <:',esigrarla ccn su especie. En tal supvesto, s-e en-
tiende sif:Irpre a favor del ccrrprador la facultad de resolver, el contra-
to si la cesa qU¡; lle fuo' e remitica en cumplimiento de su orden o pedi-
do no es de sana y regular calidad.
En el El'1::uedo que examinamqs, la orden del comprador ha pcdi¿o
indicar tan: Hin la calidad de la cesa que desea,' y entonces la condici6n
resolutoria co:nprenderá también esta circunstanc:a, o sea, que habrá de-
r:echo para él a reFolver el' con'lrato si la cosa no' fuere de la calidad
~&tipulada (al:t. 134).
La cempra por orden puede hacerse también bajo la con¿iCión de,
ser entregada en un lugar determinado, y esa cláusula significa que las
p~r-tés han celebrado el contrato bajo la condici6n suspensiva de que la
cbsa llegue a su destino. No habrá, pues, contrato si la cosa perece an-
tes de llegar al lugar estipulado.
Esta cláusula no excluye, por cierto, el de~echo del comprador para
resolver el centrato si la cc~a no fuere de sana y regular calidad, "de
recibo", como ¿ ice el Código, o de la calidad estipulada, si se hubiere
~ndicado. El arto 137 repite en su inciso final una regla que ya había.
dado en lo~ artículos anteriores. '
La compra por 01' den puede hacerse sobre muestras y entonces to-
ma el nombre de particular de "compra segÚn muestra". El muestrario
es lo que ha servido al ,!;.:'Irprador para instruirse sobre la cal:dad de la
cosa objeto de su pedido. De aquí que en tales contra'05, se entienda
tácitamen'te estipulada la con<'ición resolui:Qda de no ser las cosas envia-
das conformes con las muestras que sirvieron para hacer~l pedido.
i 91
. Dentro del tipo de compras por 'orden, ' el Código regula particuÍar-
mente la de cosas que vienen en viaj.e cmmdo se hace el contrato, enten-
diendo que' se celehra el contrato bajo la condición resolutolria de no
ser la cosa de recibo, esto es, 'sana y de :regular calidad, o de la calidad
estipulada si hubiere tenido lugar esto úhimo (art~ 136). No hay aquí
, ninguna novedad; el caso es enteramente aná,Iogo al regulado por el ar-
tículo 134, y la solución es como se ve hl misma ..
~tajes. - Sempte que existe de8acuerdoentre las par:te'S, como
prador y vendedor, sobre la calidad de Jia cosa que el vendedor quiere
entregar en cumplimiento del contrato, la ley dispone que resuelvan pe-
ritos sopre el desacuerdo. Estos peritos, I~:anen el antiguo ordenamien-
to procesal, v'erdaderos' jueces, cuyo dictamen obllig'aba a las partes; se
llamaban esos juicios, "prácticos o de apeo". Bajo la vigencia del actual
Código :de Procedimiento Civil, el valor del peri,to es O'tro, ya que no
es juez, ' sino informante del juez, establecido por :el eSltado e, por la con-,
vención de la:s partes (en caso de arbiKaje) (Código de Procedimiento
Civil, arto 4 12) . .
Venta d,e c'lols;Ils qt:le no existen. - Hay aquí dos h:pótesis qué exa-
minar. }9 Les contratantes c,elebran el contrato en la -:reenciade que
la cosa existe, de manera que si reSlUlta1:e in,existente en el momento ·de
contra1tar, faltan,do el obj.e,to del contrato, éste no nace a la vida jurí-
dica. 29 La:s partes contratan sobre 1~ su(~rte, esto es, tomando en cuen-
ta los ri'esgos' que corre e:l objeto d.el contrato; En este último caso habrá
siempre contrato aún cuando la cosa no e'X:sta realmente, pOi'que lo corn-
pradó y vendido no es la cosa misma, g.jJ[lO la suerte que ella ha esta,do
corriendo (art, 1 38) .
Pero si el 'v:endedolr al tiempo de contratar, sabía ya que la cosa
había perecido, el contrato será nulo por dolo.
En la hipótesis que éxaminamos, la v·enta pierde su carácte1: conmu-
ta:tivo, para transformarse en 'un contrato a1e:atorno. De manera. que aún
cuando la cosa no exista: reaImente en el momento 'de contratar, el con-
trato será válido si'empre que 'el venc,edor no haya obrado de mala fe.
Del pl1ecio. - La delermináciéndeI precio es uno de les elementos
esenciales d'el contrato de compraventa. Según el arto 1801. del Código
Civil, "la venta. se reputá perfecta desde que . las partes han convenido en
la cosa y en el precio". El Có,digo de Comercio repite la misma' regla
en el alll:. 139, agregando que "si la cósa vendida fuera enh'egad~; se pre-
sumÍ<: á que. las Partes han, acepta1c o el pl'ecio corrien,te que tenga en el
lugar y día en que se hubiese celebra:do el contrato".
Es ésta, una regla' p,TQ'pia del derecho comerci~l. La ley mantiene 'el
contrato, no obs,tan,te que las partes no han cons'entido sobre uno de sus
elementos' principale;s,' pri~sumiendo una voluntad suya en ese s~ntido.
Cuando la cosa ha sido entregada por el vendedor al comprador, se en-
tiende o presume que la voluntad de las ¿,ó's pades ha sido referi~e al
precio corriente en el lugar y día en que' d contr,ato' fué celebrado, No
se hace aquí ninguna vaoJencia a la volunta,d de las partes. Tratándose·
de un contrato mercantil, en ,el cual s'c husca la utilidad o· lucro propio
del comercio, es razonabJ,~ présumir que las partes han consider ado las
cosas en su valor venal conforme a la cotización del mer'cado. Por eso
es que la solución legal de referirse al prt~cio corriente el día, d.e la cel~­
bÍ'ación del contrato, en 'el lugar que esito OCUJ: re, ·es la más razonable
que podra dal1Se y la que' mejor satisface 1I:\'s e:x:igen~ia:s ,del comercio, p!les
para la circulación de los bienes sería mucho más dañol!o hacer nulo el
contrato ~n ~l caso que ñ,os ocupa. .
191
La regla, de la ley es una presunción legal, que admite prueba en
contrario de la existencia de una voluntad cierta, de una de las partes,
de no regirse por el precio corriente. Producida esta pr;;'eba, ~abría que
concluir qu.e el contrato es nulo por falta c,e acuerdo sobre el prec:o.
Las partes, en vez· de determinar por sí mismas el precio, pueden
referir~e de modo e:xpreso al precio corriente en un lugar ,y día deter-.
minados. Como en el caso anterior, el contrato será válido', y si hubie,
re diverge~cias de precio!! en el mercado, se considerará el precio me-
dio (art. 1?9). '
Pueden también las partes convenir por el precio que fije un te!"
cero. EIS,t'a hipótesis está prevista tamb~én en el Código Civil. Según el
arto 1809, si el tercero .¿'esignado por las partes no' fija e el precio. éste
se determinará Fe'r cualc;uiera otra persona que las partes eljan de co-
mún acuérdo; p,ero si el acuerdo sebre la persona no se p odujere no
habrá contrato. En este punto, el Código de Comercio se aparta del Có-
digo Civil. En su prop6sito de favorecer el mantenimiento de los con,tra-
tos y con la misma base filosófica qUe imp:ró' la regla del arto 139, !dis-
pone la ley que "y si el terce: o a quien se ha confiado el señalamiento
del precio no lo señalara, sea por el motivo que fuere, y el objeto v:en-
dido hubool'\e SiCiO entregalo, el contrato se llevará a efecto por el que
tuviere la cosa el día de su celebración y en caso de variedad, por su
prec'io medio". La entrega de la cosa vendida, tiene, pues, en la com-
praventa me:C'antil 1:n valor cer..siderabJe, porque ella co'nsolida el con-
trato en tcces aquel!es casos en que, por faha ,de ,deterni:nación del
precio, ¿ ehía tenerse por nulo.
Venta por el predo que ofrea:ca otro. - El art.141 del Cód:go de
comercio, c'ontiene una regla de difíc.il entendimiento por la forma defec-
tuosa en que e'S,tá e:xpreEaca. Se quiso regular allí una form,a especial de
determinar el precio, c;ue ccnsiste en ',estar a lo que otro interesado ofrez-
'Ca por la cosa materia del contr~to. En el proyecto del señor Ocampo
se decía ad: ''1La ccn:pra celebrada por el precio que ot:o ofrezca es
condicional yel cerr:prador podlá llevarla a efecto o ¿esistirse de ella.
Pero si el vend edor hubies,e entregado' las mercaderías vendÍ": 3.ll. el con-
trato se cor:sIcerará pu.: o, y el comprador deberá pagar el precio que
aquéllas tuvieren el ¿ía de la entrega". Este artículo au~orizaba, pues un
pacto ct:yo ¡:erfeccicncmiento depenclfa de un hecho futuro e incierto:
el cftecÍn-.iento de un precio por un tercero. El vendedor quedaba, pues,
'ob~;'gado al comprado:', y depe'nc1ía de la voluntad de éste, si el contra-
to se Ileva1:a o no a efecto. Pero la Comislión Revisora desnaturalizó la
dispoúcién, haciendo depender de la voluntad de ambos contra:tantes la
eficacia ¿el pacto. En efecto, con arreglo ?-I inc. 1Q del arto 141, depende
del vendedor requerir o no al cCllllprador para que en el plazo de tres
días manifie.te si lleva o no a efecto el cont::ato o se desiste de él, y
depende también de este último, ya que se le rec,onoce el derecho, des-
pués dé ser requerido, para desistirse del contrato. Un pacto de esa na-
turaleza,. en que ninguna ¿e las partes queda ,obligada, carece de toda
efiicacia para el 'derecho y el artículo, tal cual quedó redactado, no pres-
ta ninguna utilidad práctica. .
El pacto en 'lefere'ncia :;:ólo produce efecto cuando la mercadería h~
sido entrega ca aJ ccrrpraaor, pues entonces se tiene como precio el co.-
rriente al día de la entrega.
FJecl:os 'del contrato de venta. - Efectos de los contratos lSe llaman
e
los derechos y obligaciones que e ellos emanan. El Código de Comercio
no ha tratado bajo ese título, lo~ de¡;echos '!{ obligaciones que del con-
trata de venta nacen para las partes, lo m.ás salientes de 105 cuales seu\.
ll:!.cb}¡igadén ¿el cerrlüa¿oT de tegar el precio y la del vendedor de en~
ti~gar 11,\ cc~a, ,'erC'i¿a, y los derechqs corrdat,ivos de exigir el pago y la
~ntl:€ga. Eajo el' título ten referencia, 'reguló la situación relativa a quién
apro¡:vechén ks almentcs y mejoras y qU~Én soporta' la pérd~¿a o dete~
rjol: o' ¿e la cefa "Hr.c'i<:'a eC\:IIi<:'e's entre el memento de cdebración del
'¿onírato y e.l del· cl:mpEmiento del vendedór de su obligación de entre-
garla;
El Cé¿igo Civil establece en el arto 1E.20 q1.le "la pérdida, deterioro
Q. mejora de la especie o cuerpo derto qUE~ se vence, pertenece al com~
pra.dor, .desde el memento de perfeccionarse el conb:ato, aunque no se
h~ya,entT€ga¿o la cefa; salvo que' se venda bajo condición suspensiva.
'y c;ue se Clrr ¡:la la cendición, pue;s ~mtonce/;, pereciendo totalmente la es-
pecie "mientras pende la condición. la pérd.ida será del vendedor, y la
mejora o" ¿eter:oro pertenecerli al comprad()r". '
, ,Dos circunstancias son así, precir,a's, pa-ra que tenga lugar la regla:
a) que fe hate, ¿e 1:n c¡:erPo cierto i b) que la venta no se haya hecho
bajo la condición SlUspensiva.
, El Cédigo de Comercio ha mantenido el mismo princip'oo' Según el
ar~. 14,2, "la pér¿:¿a, deterioro ~ mejora de la cosa después de perfec~
cicn2¿,o el éontrato, SCI'l de cuenta del comprador. salvo el 'c,aso de esti-
pulación en centrario o !:le' que la pér'¿ ida o dete ioro hayan ocurrido
'pQ,rf.Iáude o, p,or culpa del vendedor o· por vicJo interno de la cosa
Vf}h¿kla" . Aún cuando la reg'a aparece f()rmulada con un alcance más.
geQ.eralque la ar.álega del C¿digo Civil, el, arto ~iguiente la reduce a 10$
nJim<rsftérminos que ésta, ya que, en efecto, dispone en su N9> 19 que
la pénfi¿a o ~et,edoro sc.brevinientes a la perfección del conrtrato, aún
cnn<' o pCHr I>¡;n ¿eca~'o .fortuito, serán de cargo dd vendedor si el'
objeto vendido no es cuerpo cierto,etc. ,
nío; el comprador só-Io a¿qt.:.Íere ¡:or él un de:;echo de crédito contra el
Venta' de cuerpo ciertoó-' El contrato de venta no, transfiere domi-
'ver<'c<'eiT cn virtt:d ¿el cual puede ex::girle la entrega de la cosa vendida.
La ley no lo hace ~q: crta,r el riesgo e'e su pérdida o deterioro. Según'
un prindp;o general manifesta¿o en el al't. }550 del Código Civil, ~l
riesgo <Id cU~'po cierto, cuy~· entrega 'se debe, es siempre de Cairgo del
acre'c¿er; es cecir, no lo sop,orta el dueño 'sino quien tiene el derecho'de
exigir la· entrega. '
, . La ley no ha defin-:co 10 c;'Ue debe entenderse por especie o cuerpo
ciel,to, pero el c'on,texto de la,s drferentes disposiciones en que se empl;ea
esa 'expresión, manifiesta que cuerpo ciertO,> es, para' la ley. l~ cosa d'e-
te< minada en su eEpecie o in¿ividuó. la deuda de un caballo, no es deu~
da de ct:'erpo cierto ¡:crc;u.e la cosa debida sólo se indica por su especie
o 'g~nero; pero la det:da del caballo Nqrton, es un cuérpo; cierto, porque
lo ¿ ebido es un individuo determinado del género caballo. El N9 }Q del
arto '1.43 del Código de Comercio ex,presa prácticamente el concepto de
cuerpo c:e' to, 21 E<r.alar cerno manera de determinarlo las "marcas. nú-
:t;nero o e1:aJcfC::t:iera ótras Eeñales ~t:e esta,hkzcan. su i¿entida,d y lo dife-
rencien de otro de la m~~ma especie".
Cuando la cosa dehica por el vended.or es,tá déterm:nada en su
pecie, se trata de un cuerpo cierto.Y la pérdida, detrioro ,o mejora, son de
éuen>tadel cempracor hasta el momento dE!, la entrega. Pero él riesgo de
la co~a no"se.t:á soporado por 'el comprador si la pérdida o deterioro tenidos
por ésta' se deben a cu!pa o fraude del vendedor o a vicio interno de la
Pl~m~·
~ i94-
El v:endedor, como todo deudor de especie o cuerpo c:erto, t:ene 'so-
bre la cosa debida 'una obligac¿on de .custodia. El responderá, pues, de la
'pé;dida o deterioro de la cosa si ésta se produce por un hec,ho suyo' que
constituya 'culpa-como, por ej. si no cuidó la cosa debic. a en la forma
convénida. Pero si el deterioro se debe a caso fortu:to, el riesgo de él
será de cargo del comprador. Con todo, [aportará el vendedor el riesgo
del caso fortuito si ocur.iese después de haberse constituído en m~'a de
entregar, slendo el caso fortuito ¿ e aque:los que no hubie: an dañad o a
la cosa debida ,al encontrarse en manos del comprador, o que el caso
fortuito haya sobrevenido por su culpa. Que no habría dañado a la cosa
cte entrarse ésta en' poder del (A::tícu~o 1547 del Cad. CivC) Ej: la cos"á
debida se encuentra en Valparaíw y ha c.' ebido ser entregada al comprad~r
en Santiago. Un terremoto habido en Valparaíso destruye la bodega en. 'que
la cosa se encontraba y la cosa mirma. Pero en Sant:ago el fenómeno ca~
rece de' importancia, de manera que no habría destruído la cosa si és~a hti~
biera sido enviac' a oportunamente. .
La regla de que el riesgo del cuerpo cierto debido es de cargo q~l
acreedor no se aplica t.impoco cuando el contrato que origina la deuda ha
.' sido cel~brado bajo la condición suspensiva. Tal es la regla que da el
Có-digo Civil para el caso de venta' (art. 1820) y tal es también la que
apl,ica el Código de Come'cio en los casos que 'vamos a exam:nar.
El NI? 1 del arto 143 regula el caso en que el comprador t:ene por
la estipulacién, el mo o la ley, la facultad de examinar o probar la cosa.
Estos contratos se entien¿ en ,celebrados bajo la, condición suspensiva
(a rts , 131 y 132), de manera que destruidas las cosas antes de producil~
'se su exame~, la condición se hace impos:ble y debe teherse por fal ¡da.
(Cad. Civil arto 1480) Rigurosamente, haciéndose imposible la condic:6n
y teniéndose' por' famda. resultaría qu el contrato no l1~gó a' f¡'rmarse ya
que se tiene por cierto que el hecho de cuyo cumplimiento dependía ~l con~
trató ya no ocurrirá; de· rr.anera que el deue or soportaría el' ri~go, no
propia,rnente como deudor, porque no h",bría ya deuda, sino como dueño.
Pero el Código Civil ha regulado expresamente el caso de,la pérdida de la
cosa debida bajo condición suspensiva, disponienc'o que si ocurre ante~
de cumplirse la condicién, sin culpa del deudor, debe éste el precio de li
cosa y la indemnización de' perjuicios. Deberá pues complementarse lo
dispuesto en el NQ 2 del arto 143 con lo que dispone el ci~ado artículo dd
Código Civil. Producida la pérdida o detel'ioro en el caso allí previsto, el
deudor deberá el precio al comprador Si la' cosa' pereci6 por su cu'pa. Si
no pareció por su culpa, soportará tamb:én la pérdida; peco las ob:Ígac!o-
nes del contrato .no podrán llevarse adelante y no será obligado a pagar
el precio en substitución de la cosa~ , ,
Si se trata de' me:caderÍas que deben entregarse por peso, nú'mero o
medida, el riesgo de su pérdida o' deterioro antes de hacer la operac:ón de
pesarlas, coritarlas o medirlás, recaerá sobre el ven¿ edor, d:ce el NI? 3 del
ar't.143 a menos que se trate de cosas compradas a: la vista y por un
preció alzado (lo que no era necesario decir, ya qUe entonces no se mi-
den, pesan o cuentan para determinar el precio), o que el comprador hu~
hiere incurrido en mora de concurrir al peso, numeracién o medida. Esta
regla, agrega el número en estudio, se aplicará también a la venta alte n~­
tiva de dos o más cosas fun~ibles que· deban ser entregadas por número,
peso o medida. "
, Se tiene el hábito de conÍ¡mdir las cosas fungibles can las cosas coÍ1~
surnibles; como si ambas es,presiones fueran sin6nimas. Pero' es un error
pensar así. L& cons\Imibilic;:lad e~ \lp.~ ~yalidad natural de ciertas C08.~~,
-195 -

COIn'O 'el pan,el vino el trigo de las cuales, el hombre n~o puede sacarles
el provecho que naturalrñent'e deben ohecerle sin consun:ihlas, esto es,
sin ht.cerlé.¡¡ ,desaparecer materialmente. L¡:l fungibi:idad en cambio, no per-
tene~e ,:a l~ natulal"za de las 'cosa's, sino depende d e los usos o prácticas
é e IQs ,negQcios; Se dice ,-;¡ue sen fur.gibles hts cosas que pertenecen ,a un
mi:mogénero de manera que prese'nfando todas, carácteres comunes, son
redbidas' las 'Cnas por las otras cerno equivalentes en los pagos. Así, al
preS'tami~ta que da en mutuo den pesos, no le ¡nt,eresa que su deudor le
pague d~volvl:éndole' las mü:mas rncnecas que recibió en préstamo u:otras¡
con tal qu'e, ec;uivalgan' a la cantidad predac:a.. Si en vez de dine~o supone-
mos que s~ presta 100 quintales de trigo, el deudor no esta'ri obliga¡do a
devolver el mismo trigo que recibió sino cien quintales de tr:gó de la cali~'
dad recib¡'d~ en préstamo. La ca:idad de fun€~;ble y,a unida a las cosas cOn"
sumibles porque obteniéndose la uti!.:dad de estas mediante su destrucCión
material o jurídica, necesariamente el deude.r ,¿e cosas consumibles debe
estar autorizado para. restituir un equivalent,e. Pero la fiunjibilidad púede,
ser exc~uída por las partes. fuí, p. eh si un coleccionista de monedas pres-
ta algunos ejemplares raros pa' a ser exhibidos en una expos;ción de nu-
m:smática, el prestatario deberá restituille las mi~mas monedas que reci-'
bió y nó etras, porc;ue atendida la naturale2:a de la convención esa ha si-,
do la intención ¿ e las partes. .
Dentro de los casos normales 'la funj:bilidad pertenece a las cosas
que se cuentan, pesan o miden, porque e~e modo de proceder consb:tuye
,una medida común ent: e las diversas unidades de cosas. La funjibilidad
perumecé pues, a las .cosa's que se· designan :sólo por el género a que per-
:fenecen. En la ób1igación ¿el género, dice el arto 1 ;09 del Código Civil, el
'acreedor no ,puede pedir determinadamente ln:ngúri indivr.duo, y el deudor
.queda' libre de ella entregándole cua'quier individuo del jénero, con tal que
.sea de una calidad a lo menos mediana. '
Alternativamente, se dice de la obligación que impone al deudor la
'obligacién de entregar va.·ias cOSas; qUe s,e ext;ngue con entregar una
de ellas. (Cód. Civil' arto 1499). . ,
Con alterna·tiva de cosas funjibl~ será, pues, la que versando sobre
varias cosas de género, autor\ce al vendedor para cumplir entr~gando una
de ias cliversil.s cosas e ebidass.
Si antes dé ser peszC'as, medidas o contadas,' las cesas debidas en la
conver.cién de qt:e batzmos, pe!c::cen una o más de ellas, el riesgo de Ja
pé ¿iea será ¿el ver.decor. Lo cual no es una nove¿ad traÍ¿a por el dé~
.recho· comercial sino un pl':ncipio de derechoo común. "La pérdida de al-
gunas cesas del jÉnerq no extingue la obI:gación, y el acreedor no puede
oponerse a que el deudor las. enajene o destruya, mientras subsistan otras
para el cumplimiento de 10 que ¿ ebe ',', dic~ el arto 15 10 del Código 'Civil.
Pero una vez contadas, medidas Q pesadas las cosas vienen a ser in-
dividt:alizadas y se transforman en cue po c,jerto apLcándose, en conse-
cuenCia, las reglas c;ue vemos a este respecto,.
, IgUal 'situación se produce cuando se compran cosas a la vista por
un precio alzado.
Por eso es C¡Ue' la le-y hace recaer la pél'didasob.:re el. vendedor cuan'
do ccurre an'tes ¿ ti pesarse, ccntarse .o medirse las ,cosas; y por equidad,
lo exime de la pérdida cuando ocurre durante la mora del 'comprador para
cóncurrir al pesaje, recuento ,o mediqa. .
- También la ley hace recaer la pé:dida ,de la cos.a sobre el vendedor
aún ct:ar.¿o se trate de cuerpo cierto, en el contrato concluido con la con-
d~ción de qUf: la entrega se' ha¡á . ven-cido derto plazo P ouando la cosa..
- 196-·

&e encuentre en estado de ser entrega~a con areglo a las estipudaciones del
contrato, (art. 143 N9 4).
Como fácilmente se comprende, el número en estudio asimila la cosa
debida a plazo a la cosa debida bajo condicién suspensiva y hace recaer
la pé:1dida sobre el deudor (vendedor) conforme al m:smo princ pio es-
tablecido en el Código Civil, (art. 1820).
Vimos ya que venta alternat:va es aquella en que el ven¿ edor debe
varias cosas, pero cumple su obligación entregando una de ellas. Si las co-
sas debidas están sólo' qeterminadas en su género, y la pérd~da ocurre an-
tes de su individualización mediante m recuento, peso o medida, el r esgo
de su pérdida recae sobre el vendec' or. Pero la compra alternat:va puede
recaer sobre cuerpos cie: tos~ y la ley se ocupa de soluc:onar el caso en el
NQ 6 del arto 143.
Substancialmente no hay diferenc'as entre las reg'as del derecho co'
mún, contenidas en el Código Civil, y estas para la compra-venta coro ~r­
oial. Con arreglo a lo dispuesto en el Código Civil, la eleccién de la cosa
que servirá para el pago puede perter:ecer al deudor o al a"re~d::r p~r­
tenecienc o de ordinario al primero salvo que exista estipulación en con-
trario (art. 1500) . .
Esta regla del derecho a la elección tiene importancia para determi-
nar quien soporta el lÍesgo en la obligación alternativa.
Si la pérdida se debe a caso fortu~to, la obligación se extingue; no ha-
brá, pues, contrato de ccmpra-venta; pero el vendedor soportará el ries-
go de la pérdida cerno dueño que es de las cm:as ¿bjeto de contrato. No
hay aquí diferencia entre el derecho civil 'y el comercial. (Có,d. Civii arto
1504; Cód. de Come:cio, arto 143 N9 6 inc. 19). Pero si la pérdica o de-
terioro se debe a culpa del vendedor y la elección es suya, el derecho ci-
vil d;spone que el deudor estará obligado al precio de cualquiera de las •
cosas que elija (art.· 1504); y si la elección pertenece al comprado:,. al
precio de (:ualesquiera de las cosas que éste elija. (mismo art.)
En esto, el Có<ligo de Comercio se aparta ligeramente del Dere~ ho
Civ:!. En la h,ipótesis de pe:tenecer la elección al vendedor y de"tru·r.e
una, de las cosas, dispone el Código q~e deberá el prec:o de la última que
pereció. Suhstituye así, la ley comercial, el derecho de elección del ven-
d<,'¿or imponiéndole el '¿,eber de pagar el precio de la últ:ma cosa destrui-
da. Solución caprichosa que ninguna razón justifica. .
. Si la elección ~s del comprac or,' y una de las cosas hubiere perecido
por caso fortuito, el comprador dl<.berá contentarse con la que exista, di~e
el Código de Comercio; agregando "más si hubiese perecido por c': ha
del vendedor podrá exigir la entrega de la existente o el precio <le la pér·
di<la" .
Desde luego, cabe observar que el Código razona en la hipóte"is (! e
que el contrato versa sobre dos cosas alte~nativamente debidas, y por esq
dispone en la' pr'imera parte que el comprador deberá contentarse c.on la.
que exis.te. Cual ha de ser la solución si se deben más de dos cosas alternati-
vamente, y perece una de ellas por caso fortuito, perteneciendo h ehc-
ción al comprador? No podría aquí aplica:se la regla d~l Có,,'igo de Co:"
mercio ya. que subsisten eos de las tres cosas alternativamente debica';
habrá, entonces que aplicar los principios del derecho civ.:l y reconocer al
comprador. el derecho de exigir cualesquiera de las cosas sub·sistentes.
.cart. 1503).
- 197-

OBUGA,CIONES DE LAS PARTES EN EL CONTRATQ DE COMPRA


-YENTA MERCANTIL .

La principal ,obligación del vendec,lor es hac;e.r la entrega o tradición


de lo ve'ndi¿o (C6d. Civil ar't. 1824). Hay lugar a ,eE,tu¿iar es~a ohl,iga-
cié n desde los siguien~es puntos de vista: a} qué ¿ehe entregarse';b) don-
de debe hacerse la entrega; c) como s'e hace () puede hacerse la entrega.
a) QUE COSA DEBE ENTREGARSE. El vendedor, dice el Código
Qivil, es obl:gado a entregar lo que reza el contrato (art. 1828). Por consi~
guiente: si lo ven'did¿ es un cuerpo cierto, el vendedor cumplirá su ohli-
ga¿ión entregando .precisamente el cuerpo cierto sobre el c::ual recayó el
e·ontrato.' Pero si en' vez de recaerso'bre un cuerpo cierto, la, compra-venta
ver~a eobre" cosas de género, ¿cómo se dete'minará si el vendedor cum-
ple $U obligación? Según la regla del ar,t. 1509 del Código Civ.I que ya
¡;onocemos, en la obligación de género el deudor cum.ple entl'egando cual-
qU'let individuo de' género con tal que sea de una ca.lidad mediana. La
misma reg,la r,epite el Código de Comercio en el arto 145, disponiendo
que el vendedor cumplirá entregando mercad,erías sanas y de regular ca-
I:dad. Es·ta regla recibe aplicacién t;uando l~s, partes han conv,enido sola-
.mente sobre el género y cantidad de las merca¿érías sin 'hac~ e~plicación
ninguna acerca de la calidad. Porque si el contrato se ha expresado sob¡I"e
eUas, cerno p. ej. en, la h:péteús ¿e los arts. 134 y 135, el vendedor sólo
cumplirá entregando la calída,d estipulada. "
A objeto de asegurarse que ha cumplido satisfactoriamente, el ven~
dedor tiene el derecho de requerir al comprador en el acto de la entrega
para que reconozca las mercaderías; sancionando 'la ley la mora del com-
pra¿'ó'r ·en ese punto, con la pérdida del' pen!cho, de reclamar u1tteriormen-
te de la calid.adde lo entregado. (art. 146).
b) DONDE. DEBE HACERSE LA ENTREGA. Ocupándose del pa-
go, ~~ Código C;vil distingue, para determinar el lugar ep que debe hacerse,
'entre la ¿ e1,!da de cuerpo, c·ierto y la deuda de género. En la primra hipó- '
1:'1015, úe.mpre que no. ex:sta lugar especia,lmente cp,nven.ido ,dispon.eque el
bará en el h:gar en que el cue.rpo cierto existía al m'omento de celebrarse,'
la convención. (art. 1588) Es esta' una norma interpretativa de la volun-
tad de ,las partes, - '
Si en vez de r,ecaer la deu¿a sobre un cuerpo cierto recae sobre cosa
de género, el pzgo d.ehe hacerse, según el derecho común, en. el domici-
lio del deudor en la época de contraerse la obhgar!,ón, a menos de hruberse
estipulado otra co~a, (Cód. Civil, arto 1588 ine. 2 9 1589).
El Código de Co~ercio ha dado una regla,. semeja~te. "A falta de
designación de lugar para la entrega, dice el art.'-144, se hará en el lugaT
donde existían las mercaderías al tiempo de' perfecciO'narse la compra
venta". EL Có,digo de Comercio no ha, distinguido aquí entre cuerpos cier-
tos y cosas de género. P.e ro como estas últ:mas ¿ ~ben ser .contadas, pe-
sad.as O' mediQas y esa 'operación se hace en el lugar en que las mercadería"
se encuentran, la regb. v.¡·¡;ne ,a ser aplical;.:e a to¿a clase de cosa.s. LO' cual
debe entenderse sin perjuicip de lo que expresament~ 5~ haya éstipuladc
en contrario, pt-es ent'once~ la enta:ga debe hacerse en el lúgar designado
por hi convencién, . cerno p. ej., cuando se Icoln~iene en que la venta por
or¿en se entienda celebrada bajo la conc'icilJn de ser entregada la merea~
dería en un lugar determina¿o (art.· 137).
, e) COMO PUEDf.HACE:RSE LA 'ENTREGA. La .entrega de, la. C(')-
sa vendida desempeña el papel de tri:tdici6n. Es ésta, según el Código Ci-
vil, un mo-do de adquir,ir el dominio de las cosas y consiste ep. k\ entreg<\
-198~

que el dueño hace de ellas a otro. habindo. por una parte la facultad 'e in-
tención de transferir el dominio. y por otra la capacidad e intención de ad- ,
quirirlo. (art. 670). La tradicién ¡::uede operarse meciante la er.trega lila-
nual. Es ésta la forma más materializada de la tradicién; junto a e.la la
.. ley civil reconoce formas simbSlicas de' traúfe ir el dcmir:io. como son
las indicadas en el arto 684 del Código Civil. EEas fC?rmas de tradiclón s:m-
bólicas son ut:Iiza::,les en el Derecho Comercial. que a su vez, ha regulado
formas de tradición s:rr.1:álic~ ce eso corriente ~n el come cia. Talcs s')n:
a) el envío Ce las n:ercadelías ver.¿idas al h:gar est:pulaco o al d:::m ci-
iÍo del comprador (art. 148); b) la transferencia (el Código d:'ce trasmi,
sión. que es el nombre uti~izae'o. para ®:gnificar el cambio de dominio por
causa de muerte) del conodmien,to. carta de porte o factura en . los ca:os
de ventas de mer::aderías que vienen en tránsito por mar o por ner:a; c)
el hecho de que el comp' adoro con el permiso o consentimiento del ven-
dedor, fije su marca en las cosas compradas; y d) cuaJesquie.ra otro medio
utilizado por la costumbre comercial (art. 149).
El arto 148. al regular c<;mo tradición efect·:va el envío de las merca-
derías al lugar convenic'o. agrega en su inciso 2 9 que ese en'do r.o im::-or-
ta:á tradición, cuando fuere efectuado sin ánimo de transferir el dcmirio,
como ocurre si el vendedor remite las mercaderías a un cor.s·g:-atario pa-
ra que las entregue al ccmpr'ador cuando éste pague el precie. No era ne-
. ces.ario que el Cócl:go se expresara sobre ese caso; porque es requi-ito de la
esencia del acto de tradición. que de p.arte elel tracente exista voluntad de
tranderir el dominio. (art. 670 dei Céd. Civil).
MOMENTO. EN QUE DEBE HACERSE LA TRADICION. Según el
Derechp común. el vendedor deb~ hacer la entrega inmediatamente d QS-
pués del contrato, o en la época prefijada en él. Esta regla dtI arto 1826
del Código Civil, ha sic o ligeramente, mo!1if:cada para la venta m~rcan­
tilo por que con e.rreglo a lo dispuesto en el arto 144 del Cód,igo e'e Co-
mercio, el vendedor goza siempre de un plazo de 24 horas para hacer la
,entrega. que se cuenta desde el momento que el cont.ato quede perfec-
cionado.
. OEiLIGACIONES DE SANEAMIENTO. La regla del. derecho com'jn.
según la cual. el vendedor responc'e al comprador del saneam:ento de la
cosa. vendida. con.prendiendo esta obli'gación dos objetos, a saber am 'a-
rar al comprador en el dominio y posecÍón pacíf:ca d~ la cos-a ven.d.da. y
responder de los defectos ocultos, llamados vicios rec!h'bito' ios. se m'l,rtie-
ne también para la venta comercial. (Cód. Civ:I, arts. 1824 y 1837; Cód.
de Comercio. art, J54) y se rige por el derecho cOOlún. La modific...:ción
introducida eh est.", parte consióte en r~ducir a seis meses el p'azo de ores-
cripción de la acciénpara el faneamiento de los vicios ocultos. La obliga~
ción del saneamiento de los vicios ccultos da des acc:ones: ura fene por
objeto disolver el cont'rato. y otra cl(ener la re.baja proporcional del pre-
cio. (Cód. Civoil arto 1857). La primera accién dura se:'s meres en las ve~r
Jas civiles de cosas m~~bles (art, 1865); la otra dura un año (art. 1869).
El Código de Ccmercio fija un sélo plazo de seis meses para ambas acdo-
nes. (Art. 154 in<:. 2 9 ) .
El plazo de 1.a prescripción de que tratamos comienza a correr desde
la entrega red dc las COfas. Tiene impoltanci~ hacer resa~tar este punto.
porque sabe.mos que la tradición puede hacerse por modos sim'Qó'ri'ecs.
Cuando esto ocur:ra, el plazo de la. prescripcién de las acciones rec;lhibito-
tias sólo .comcnziuá a 'coirer desde que las cosas lleguen efectivamente a
poder ¿el comprador. Y la razón es que sólo entonces puede el comp.ador
~xaminar las cosas y desclóbrir sus defectos.
~,199 -
, .
Según, hemos visto" el vendedor tiene derecho' de, requerir ,a,t" ~om­
pradqr ~n e! acto ,de la .entrega, paz:a que ,recon.ozca las, cosas y v~á; ,si es-
tá ~onfonpe con el' as (art. 1 4,6) y si rio concu re al reco;L1~óm<ient()~.(mis­
mo art.) o si re.ccncc:éndolas no reclama, ,el compI;ado,r no será oído des-
pt:és scbe c',dato Ce caHc'¡;d o fal,ta de ca~ti¿¡id, (158); a menos que las
merC¡;CelÍ,s '\'(rr<n en f~I¿CS éena,dos o bajo ct:biertá. que, impidan,su re-
conocÍmento; porque entonces, previa reserva del ,derecho de exam:nar-
las" gozará ce tres cías rara hacer el reclamo. Pero deherá acreditar-
que los ca bes que ciené'n les' farc' Os están intactos, o que las avenas son
qe tal eÓ'recie n"ere h'n pedido ocúrdr en su almacén por ca;so fOl1):u.ito
ni por fraude (art. 159). ' : '
" Estas normas, s~ refieren, según ,expresa la ley, ¡i los defiectO's de ca-
l:dad de faltas de cantidad; pero no :Comprenden los vi.ciosoc~~'l:Os., lC!s,cua-
les, por su prcpia naturaleza no son reconocibLes al primer examen. EA'
derecho a reclamar de éstos, pod!á ejercita.rse, durante todo ~l 'plazo de
subsi!:lt'~~cia ¿~ la acción, que es de seis mese~ según ya vim3S. . . "
El vene' cdor éstá además ob1jgado a otorgar, factura d>e lo ven,dido.
es decir. a otcrita;t:n ¿ e('urento e~ que sedeta:Ien las cosas obj~to del
contr,ato 'y su precio; y deberá a req~irimiento del comprador, poner al pié
,de',~iIa recibo del p'ecio, e~to es, cancelar la factura, como g,~ ,d:ce ~ri el
lenguaje ¿el ccmercio. (art. 160). ~.. . ..
, La fec,tura tiene gran importahcia para ambas partes.. Respecto al
comprac' oró el recibo del precio, puesto al pié de ella, prueba el pago del
precio y lo libera de su ob!>:gación, (art. 1 19).- Para, el 'vendedor significa
la pI;t.:d~:a cd ccr.t:ato, ya c;ue conforme ,a la l~y, se fene,por jr::evoca-
blemente aceptado el ~6nten;do ,de' la factura 'si el comprador' no reclama
de ,ella dentrode,1os ocho días sigiuentes a su entrega (art. 160) .
.La obligac¡én priI}cipal del comprador es pagar el precio~ El pag{)
del predo d~be hacerse en el lugar y tiempo estipuJ~dos,. o en el lugar y
e
tiempo e' Ya: entrega cuanqo no hay otra estipulaciól). E:n este 'punto d
CQc'.'gode Ccmecio no' se aparta del Código Chil (art. 1872 del cóa.
Ciyil y ~rt. 155 dd Céd, del ~,omercio.) , "
El arto ,155 del Cód·. de Comercio. agrog'a' Que la ,obligació,n de
'pagar el pecio ~¡;cerá ¡:oara el,cempador QUE RECIBE LAS MERCAD E-
RIAS DAN!DOSE POR SATISFECHO 'DE ELLAS. No hay aquí dif~r~ncia
con el derecho ccrr.tn, a pesar de que aparentemente pu¿iera, ec'harse de
,menos. la regla de éste ú'timo .. Porque sien¿o el contrato d.e ,compra
verta bi'e'teral, es cvidéntec¡ue el ccmprador no e.stará obligado a pagar el
precio si no se le ha entregado lo que corre~ponde al contrato (esceptio,
non adjmplet.; contractus).,
En el contrato de, compraventa como. en todos Josbilaterales"Ias'
ob!igaciones de las Fartes sen recÍptocas. Cerop ya .decía Doml"lt,~ ~'en to-
das las ~c~venciones (signalagmátkas) sienc',o la.. obligac:ón de una de las
'pa' tes el fur.c ~mento de la ~tr~, ~1 prim'er efecto de la ~onv~mciQn ~s que
Cf!ca 1.'1:0 ce lc~ ccr.tIaté'ntes p.:ee'a cb:'igar él otf~ aejecutar su 'ObHga:ción.
'ejecutcndo la st')~a Fer su parte'~ (Citado por Capiúu~t. ,De' la Cause des
ob'ígatios. pJ. 2(8). El Cócl,ígo de Comercio ex,presa es:tIo" regla en el arto
155 al decir q.üe el ccmprador no'po<:frá exigir la entrega ~ino pag,ándo el
precio en.elac.to. Pc:!' ~quí'5esi~~ taJl?l:r~én.,que~a~n .cuando .el,comp;rador
goce ,de ,pRazo fara, :pa,g~_~..fe<:í~,--~l.~l;:u;l~~_or."PP¡9.I:.á, ,exc,usa.rs,e. : de-. la
..enrrega 51.la, forl'iíWi,- CI;! cCntp'r~dQr Jla mengua¿'º--d~l1P-ué.8.-cleJ",:.cQfl<tcrato, al
~enóSl1,~e" nIl,dil fianza: 6u!iéient~ 'cré~~~I~.r~~i9~rá -pagad~;:~rt •• 47) . J
La ~'tl?"U1?¿.e e~ta regla es qt:.e sleLvendedor entregare '~l cOD,l¡:irado¡; en
ma1ett c01.)'~1i~iones "Ae .fo:ltuna,•. se:tí~ .C??ligado.'a 'cumplir su prell:4-cj6n ,~i'll
-200-

tener seguridad' de obtener la recíproca de su contra-parte, que sirve de


cauea a la suya. El Código Civil comagra la misma regla en el arto 1826,
inc. 4 sin otra diferer.cia con el Código de Come cio, que h.,blar de
mengU\ll c,onsider~ble ¿,e la fortuna del comprador, adjetivo que el CE d go .
de Comercio no ulia. Pero tarr.poco la diferenaa es substarcial; porque
corr~For.dier.¿o al JUEZ aprec;ar las circunstancias que si:van de fu-da-
mento a la excepción ¿el vende¿or que se niEga a entregar, no la ad"1.i-
thá a,lÍn en el caso de haber dismind¿o efectivamente las facultad e'! d 1
compr<!.dor, si, atenc'ica la importar:cia pec;ueña del contrato e'e com:-r.,"
venta" n di~>m,:r.t:cién ce esas facultades no va a in[uir en el ct:mpl mie,.to
del contrato por su parte. .
El. cOlJlPrador está también obligado a recibir las mercaderías obje"o
del contrato. El inct:mp1:mient'o de esta ob'igación cará al vendedor la
eleccicn de accicnes ce que trata el a t. 1489 del Códgo Ci il; ad c"mo
la falta ce entrega por parte del vendedor otorgará igual derecho al com-
prador.
A¿,errá.s, el vercEcer estará autorizaco Fara sol"c'tar del ju~z el de-
póeÜo de las mercaderías. Esta es t:t:a forma de pago por con: ign 'c'ón,
que produciendo los efectos de ,entrega, hará de cargo del comprador to-
dos los ire::gos Ce la cosa, los gas'tos de depósito y tra':!ac!ón de las mer-
caderías (art, 153). Este depó5ito tiene considerable impo·t~nci", p~ra el
vendedor, pues viene a relevarlo de la obligación de custodiar la .. m ~Tca­
dería que '!cbre él pesa rr.intras el ccmpra,dor no las refre; r 11 igac~ón
pesada pues lo hace.re~pcneable del c'o~o y culpa lata (art. 150). ,
El comprador goza tamh~én de la elección de acciones que da el art;
'489 del Código Civil. Pero el C¿c'igo Ce Cemerc'o da una reg!a espe'
cial para el caso de recepción parcial de las mercad erí::. s. Conforme a una
norma de deree'ho ccrrtn, el uruc'or ro puec'e l;ler ol:l'gado a rec'bir por
partes lo que se le debe (art. ! 591). Ad, pues, el ccmprador de una par-
lidia de merc<l,-derías no puede ser obligado a recibir una pavte de ellas.
bajo promesa que después se le entregará el resto. Pero si las rec:be y no
se entrega después el resto, h-brá IrfH a la re'sclución total del con'r-to.
Según la opir.':én clásica en Derecho Civil, el incum¡::Fmento' parcial de 1-5
obligacicnes autoriza la re-soli:cién Ce to.('O el contrato (AI'bry et Rau IV
pg. 133 5~ e.¿ición). Pero la ¿cctrina moderna tiende a r~d"c'r este ce-e-
cho atendiendo a la importancia del. incump1:"miento parcial del con'r"'to
(Jo!!serand. Les Moviles dans les aets de draít privé, pg""",,) Nuestro
Cód,:go de Ccmercio se.a-c'e'znta a es'tzs.ideas, ;cxdtter.do-que.,fLeLccm-
prador recibe entre as parciales la venta se tendrá per ce ,<:, - .~en
cuanto a as orciones reci idas, aún cuando el vendedor no entre~las_
restante!!. E.n e®te e S 10,0 e ccmprador po iá obligar 'aTVe'ñaea:or~ a q"e le
cumpla integrarr.enteel ccr.trato o a refclver éfte en la parte 1'\0 cum.,!i·
dar con indt:Ir:nización de per':uic;os. (art. 157). No está a5fUÍ ccnsa,va-
da plenamente la ¿octrina moderna, que deja al juez la facultad de resol-
ver, atendida...la inter.cié n de las partes y la in:portar:cia de la parte in-
cumplida; pero es un paso considerable y una reforma al Derecho Civ:l
porque admite que el contrato puede tenerse por cumplido en parte, y resol·
veree por el resto.
DERECHO DE RETENCION A FAVOR DEL VENDEDOR. Que el
vendedor pueda retener las mercaderías para asegurar el pago del precio
no es sino una eOl'lsecueTicia de carácter bilateral del contrato 'que le con-
ced e la eecer,tio Un,en a¿irr.pleti ccnt¡;act1:s. Pero el derecho de retención,
asegura acfe~8 un pr,~vil~glo de pago -sobre las cosas retenid.as. según ya
vimos e'n otra parte (de los comisionistas). El Cé¿igo agrega que d v ..n-
-201-
dedor gozará t!d dered:o ¿e referer.ciá aún en el caso de que las cosas
i!as tenga en 'S~ 'poder, no ya" como 'vendedor, ,sino como depositario; es
cu:ir, dr ( T (OJ CHe cx~ fe h~a f:jc:<!o ura tra.c'ic!ón ficta. (ait 151).
CARACTtR CONSENSUAL DEL CONTRATO DE COMPRA-VEN-
TA MERCANTIL. La compra venta es un contrato consensual, que se p~r­
fecciona cuando las partes .consienten sobre' la coSa y el precio (art. 1801
oel Cód.Civil), a menos de recaer sobre iJilmueb1es, servi¿umores. censos,
o st:ce~dén he re¿itaria, ¡::orc;ue, entcnces es sofemne y dehe hacerse por
escritura púb!Íca (mi.rmo' att.) Como la v'enta mercantil recae exc1usiva~
trcr te' re b'e lTX{ lIes, ccr.~en'a úClT_pre SUl carácter ~onsemuaI. Se oj:-ina
s:n err halge, el'e rer exeepc:én" es Sclemll1e el contrato aue reca,e sobre
una r..ave. El ftncamenío de esta opinr.én el es arto 833 del Cód:go de
Ce n:e rci o, Hgt.n el cl.:al, "el ¿ety:irio de :la r.ave adql.:iric'a por con,trato
no podrá ser' justificado contra terceros sino con la' es::.ritur't oública q':e
c;leb~rá oto galSC en un regsrtro especial destinado ,a e' te obj ro". '(Pal-
ma Ga:br:el. Apun'tes de Derecho MarÍ,timo). Esta opinión pa-ece dis-
clJ1<:b1e. El arto 833 exige la ~scritura púhlica para que se pl'r,ebe el do-
mirio a¿c;t:Ílic'o rer ccrtrato refFccto de terceros, lo hace P' es, 'ad pro-
, bat:eroen, r.o al sol'errr.Ítatem. C.l.:f!r.e'o se, trata de resolver si un contr' to
es folenr.e o, c'Crf>frn el f:e' atiere'e a si hasta el ~ero acuerc'o de volun-
tades ¡::ara ~ced ccntzato r:,zz~a y produ;~ca derechos y obligac'ones e.}~
tre las parte~1 'O síes necesar:o B!demás, a.lgún' o·tro requwdto o 'solemni-,
dad para su validez. "Es scletrne (el contrato), dice el arto 1443 dd
Código C:vil,cuando está sujeto a la ohservancia de ciertas forIn"l.li1a-
des ..es1='cdales, qe mane' a que sin eUas' 11<0 produce ningún efe~to civil".
De rnanera eue r.o requiriendo el te~to e' e la ley, elato gam:ento del
ccn1rato ¿e ,ccrrp,raventa de nav~s por escritura pública, para que nazca
a la vica e'el e' ereá.o y rrcc'l.:zca dectos entre las partr~, siro para q"e
8crtc'ite cf e'e nido frnte a terceros, plLece razonable co-el ir que el
certrato CC.nseIy,a fU C8Iéder ccr.s,crn-aI. !L o el'al tiere im-'or'anda re-
sclver, rcjn~e aén c~ar¿o no 'sit:va para probar el dcminio f ente a te~­
oeros p ,ce't'chá e bJiracicr.,es entre leS pa:rtei!, enl:re otl!~S, la de e'ltregar
la nave ver.d;ca y p'g-ar el precio de la misma, 'e iriclJsive, la de ot('r-
gar 1 r a <rcr:<h: ra r {llica rara qt:,e el cCIlrp:radorpueca acredi~>F1r su do- '
minio fI€I:t.e a t,ercerc,s, y ser realmente >el dueño. De rilare a entoncas,
que, entre las ra·tes;'la venta ¿el'navÍo podrá próh~r'Se por todcs los
mecics 'e'e' rrl'{la rcc'trt:ticcs en cerecho ccme~c:a1. Tal es la opirión de
los jniH'cTfdtcs flé1:l:Crcs. ro d:s.tEr,1:,e C'l1e su Cédigo fer~ .un ,texto más
forrr'a 1 : '1 a venta vclrr.taria d'e un r.a"'Ío ¿de ser hec ha ,por escrito y
pude hC(J~e rcr c'eCltruto ¡::í'blico o ror ¿'ocrmen'o pr,v, do" (a t.
195) (Lancour: Precis de Droit Maritime, N'" 66; Lyon Ca'en et Renadt:
Manuel, pj. Ripert. NQ 404 del tomo 1). .
COlll:Jiras y ventas hechas p'or intermedio di~ c,',;"isb,tsl:=-s. - La c'om-
pra o la venta puede hacerse por intérÍ'lledio de comision:stas. Los princi~
pios gene: dcs é;t:e rigen el centrato dtecc,m!fién ban si;: o explicados en
otra parte 'y no' serán I'ep'~tidos aquí. P~ro' elC6digo' di~tegI .~. 'especiá-
les a los_ comisionistas para comprar () v~nder.. De estás reglas paS(,lremos
a ocuparnos. , ,
Coml.si,ón para compllar. - Con aueglo a los pr,indphscontenidos
en los a:ts. 233'y235 del Cé¿igo ¿~ -t¿irietcio, habrá coni's¡in mercan~
. til para compras si los negocIos de c.1?'IDPlras indivkIualmente detenniná¿as
tier.EU eerid.et ~cfr.eTdal para -el comitente cómprado):'. Las reglas. gene~
rales de Ila cClThién, se a¡::lican tam-bién c:ll ccmls:on,ista pala ecmprar con
10$ _complementos. que para él establece et.pecia:mente el Q6digo. Esas
-, 202-
..regl<;ls ,c9mplementar:as ricen referencia e~pepecita'm'!nte .a .la manera de
8.ol4~i9nar. les q!rflictcs c;ue pacen entre c.omitente y com:sionista con
ocasié n ,c e f.aber éste último vicIado sus instruccioÍ¡.es. .
El ccmidcnista Fara ccrr:prar debe ct:mpJir el encarg.o ccn arreg!o a
las inst.Dicciones r~c:b:das en cuanto a la especie ~alic.ad, cantidad, pre.
cio y demás circunstancias de las mercaderías qUe. su comitente le pi-
diere(a~t. 291). . .
\La violac:ón de las instrucciones en cuanto a la ca'k'ad de, la mero
. c.aderÍa . excusa al comitente de recibirla!:; Rero la violación de e<"as íns-
trucéion'es en cuanto a la cantidad si eSa v~olación consiste en. haber el
"com'si6nista enviado mayor númer¡' de mercaderías que las pec'idas, obli-
gará al comitente a recibirlas hasta concurrencia de la cantidad c,señalada
en sus ip.strucciones, ¿'ej'ando la5cemá¡¡ a cargo, del comisionista (art,
292). Como se ha d:cho en otras, ocasiones, si la manera de cumplir el
encargo no está indicada en el mandato, la violacién de las instrucciones
no excu!!a al comitente frente a terceros con, quienes su co.misionista hu-
bi'ere, contral'ado en su nombre.
El arto 292. consie' era sólo el caso de enviar el comision:ista mayor
c.i'ntid,at! qt.:e k pedida. (Cuál será la solución si la vio~ac:ón de las íns-
fl'ucc2cm:.:. 60n5i::e en t:n<ar' una cantidad menor~ Fundado en el prin-
c:p'io id la buena fé con que deben cump:ine los contratos, áeo que la
soluc:ón dependerá de las, circunstanc:as y' atend,ida la intención o volun-
tad p!esun:a del comitente al hacer el encargo. Si la adquieición de una
canti¿ad de mercadería infer.or a la· ind:cada en sus instrucciones, repre-
senta. para el comitente un daño· de importancia de manera que sea de
presumir que n'Ü habría dado el encargo de saber que no se iba a ad-
quirir la totalidad de lo por él incFcado, estimo que procederá recono-
cer',e el deerecho a rechazar el envío, Pero, si, por el cO,ntrar:o, la menor
cantidad enviada no daña al comerciante, obI:g.ado estará a recibir es-
ta cantidad'. (Véase, para ~~os análogos, Josserand: Les moviles dans
les actes de Droit Privé).
, El cier~cho al rechazo de que tratamos, puede' ser' ejercitado por el
co~isionista; aún en el ca,s,q de (haber pagad'Ü el precio .ce tI'cinsporte
de las ~ercad'erías (pago qUe pud:era signif.car una r~ificación de lo
'obrado), siempre, dice la ley, que en el act'o de abrir los emb,a'ajes que
las contengan. proteste no recibirlas por no ser '¿e la inisma especie o ca-
liad de sus instrucciones.
La violacié n de esas instrucciones. pueden ref~rirse al precio de las
mercaderías. La ley ~e ocup.a de este punto bajo difel'entes aspectoe:
a) mayor precw. que el ind:cac' o; b) mayor precio que el corriente en la
plaza en que se cump~'e el encargo.. . .
a) 'Si el comiEionista viola !as instrucciones ,en cuanto al precio, el
comité'nte no está obligado a recibirlas ; pero el comisionisbii pu~de fo~zarlo
a ello, conviniendo en tomar d,e ~u ,cargo la difeJencia de precio (art. 294).
. No podría ~el. com:sionista excusar~e de la violac' ón. en referenc:.it, ale-
gan'¿o que ha obtenido un pr~io menor qué el señalado para el transporte
de las m~rcaderías (art. 295). . ,
b) El precio incicado en las, instrucciones es e~ má,ximun. que el co-
m}te~te ad~i~e pagar. ,si 195 precios. corr:'entes, en plaza son inferi,ores a ese
,máximum .s~ñalad.o, ef .~omis:op.ista nopod.rá pretender qJle Se. .le abone
el precio. de las instrucciones aÚn en el éaso d.e "que IQhaya' efeotiva-
mente pagado. La 'razó~ . 05. por, una pa'rte, que el comsion:sta np puede
;obtener. otro lucro en el cLe~(;!mpeñQ de .s"~ en~argo. CJue el5a,lini? es-
. I
. tiru1ú!o o de .~80 (art. 278), Y, por' otra, que el comh:ion~s'cr",del:,e ,.cum-
p'irflu t:ncargiQ con cHlig,~nci~, "respottdiendo hasta de CU'p"l lev.e. Con~r"l­
vin:er.co a eda pchil:icién, ¿Ice el :art. 296, el ,cc:m·id r.ista e'tará .Ii>b·¡-
g<lCO a d:cr'ar al ccn.i!<.uleJ¡,. ¿ifeílfénda entre el pr<.c.o. de '(:laza y el
'. predo de h COmpra. ' . . .
Las ir.s11't:c.cior.es ~~ rEfi"c;ren, o pueden referirse, no sólo al precio
·0 cntic'~d ¿f! (ir.uo c¡-ue f(! pegará por la ccmpra, ~ino a las clemás
cond;ciones del contrato y eS evidenté .que esas instru~c:ones inc'icaneLm'i-
x:'n:.l:tn Ce c~ngas rue el ccmitente está l'anoa tolérar, Así, pu.es. si el
comisionisba para ¿omprar apquiere encol~dicion.es más oneroras, qú~ las
coniente<s en plaza, ceberá responder de los perjuicio,s que .cause al c:>-
mÍtc,nle EÍn cnrc'o hya ·~'pntratado CO~t arreglo a las instrucc:ones o
'acredit~h¡:l:er ccreprado para sí en idéntioa; con¿icl:ones. .' .
El ccmiskn:sta para comprar tiene. u~a obligación de gUárda sob:'e
las coeas ¡¡.dquiridas paI'a su comitente. La responsabi:idad, consecue.nc:a
die ella clligcciér, ('fila de~¿e el mcmenJo de ser exped.:das las'm~rc"'i­
derías (art. 2(9). Hay ac¡~í la .aplicación del princ:pio generál qe 9ue
las cosas pencen para S'!J, iueño y, en el contrato de transpo.rte, vi~an
.por cuenta del cargado·ro comignatario (art. 184). Por pacto esp~cial
ent e .com;tente y comisionista, la responsabi!idad de éste p'u~:h prol)D-
garse 1. H1 a e' ( f p {s e' eJa o r e¿~i{ n y mientras las cesas no lleguen a
poder del ccmitente (art. 299).
Como todo comisioni:}l'ta, el encargado de compraT. mercaderías goza'
del ¿ erecho· legal de r·etención sobre ellas para asegurar el pago de sus an-
ti<:;ipos,: gastos y salarios (art. 3'00), y con.forme a los principios genera'es
de retencíén, se extingue ese derecho pOT la 'entTega de las cosas al comi-
tente (.art. 30 1). La entre~a qUe hace perder el derecho es. laentrega.r'eal,
es dedr. er acto que permite al comit,ente prehenq.er las mercaderías. mi en-
tra~. tal aprehensión no se haya: verifica¿o como cuando las mercadel'ías va-
.yan en tránsit-o," el comisioilista pod,rá siempre ejercitar su d-el'echo die re-
tención (Ley de Quiebras, arto 94) .
.Comisionista para vender. - También hay. lugar 'a estudiar las reglas
e'spec;a-T,es de la comis~ón pina vender deeee el punto' de .vista de las ins-
trucciones dadas por el co¡:niten:te al comisionista. La ins,trucción fun~amen­
tal gira en tórn-o al precio de venta y a su modo ,ee pago. Si el ~omisionista
vende a precios más bajos que los indica¿os en las intruccion~, rpsponde-
rá de la diferepda ante ~l comitente; y si V'ende a preci-os má3 subieos no
hará suyo el mayor prec¡p. salvo conven:CI en contrario sino que :debe-
rá ,entl'ega'rlo al comitente (art. 306). NI) se ha ocupado aquí la J.ey de
resolver I'amé!-nera en q~e el, comisionista debe pToc~ª'~r cuandoe~ ~o
'.ce las iIlªkucdºD..:,~,~e.a, jM~:r,i~Talpreciodeplª2;~, co~~-:h~~o-'~;;'~L arto
296 .para el. co.misionistA comprador; perlO es' evidente que en taf evento
. debe consultar a su comitente antes. ¿'e· cumplir el encargo. poniendo .en su
'ccnoc:miento, el alza de precio producida en el mercado en viTtud· de ·10
dispuesto por el aTto 269 ·d>el Código de COlmercio, y será :r:esponsable ¿e'los
daño!'. que caus.~. al no proceder así.
En torno ..al. preci.~ se pl~ntea también,. la cuestión relativa a l~ for-
m.a de pago. La regla' :es. que a. falta de instrqcciolles, . que el· com!s:o.nis-
ta ven,r' erá a "Jos p l,azos de us~ general· ~~n el lugar, en que ~ cU1110la su
cometido. (art. 307) ; pero, en' todo' casIO, deb;:;á· cons~"'ih" til- s~l~.ench
de1as pe:eclias a qui.en,es otorgue tales plazo8,r~sp,oll;:He;n;lo· de:, Jo~ da-
fios resu}tentes de .st¡' culpa (art. 308). ..' . ,.,".': l
. Es obligacién d~l comisio.nista ind.:!car en su cuenta, el ·nombre de
l,~ .'ec.~pradores· a ·plazo,· y ,la sanci6n d~· la infracción •. ~ ~nt~~der las
'll'entas verÍficadas all contado, respondiendo en conse::uencia, el comlS:O-
nista de pago. Aún cuando venda al contac'o deberá ind.:car el nombre ,de
los compradore~, $i el ccmitente se lo ~xigiera (art. 309.)
ILes instrucciones han pod:d o indicar qUe la venta se haga al conta-
do, y el ccmisioni~ta, vic1€r.¿das, ver¿ e a plazo For un precio mayor.
Aparte su H~Fq:~,d:i!ic'Ed rer les ¿af.os, qt'e consiste en su obl'gac ón de
pagar el precio' ,<le las' instrucciones al ~ontado, la ley le rc-«onoce, en com-
pcnsacién, el <' erecho de hacer suyo, el mayor precio. Esto tendrá lugar
únicamente cuando e1' comitente haga ,ef~ctiva la responsabilidad que tra-
tamos _Ca t. 310), ,
P1;lede ocurrir té'rr'l::i€n c:ue el precio de plaza ,sea infe'~io- al hdi:-a-
do en les irf'll'1.ccieJ:es, o qt:e les cen:pra¿ores e:x::i~an plazo, que las in3-
truccicnes dega. En tal evento el cemision:sta e~tá en el deber de c"m'l-
nicar lo ccurri¿o al comitente'y esperar sus in,truccione:. No le será líci-
to, ptÍes, antes de rec:bir ó denes, devolver las mercaderías a su comiten-
te (311). Como en el caro de toda infracción de una obligación contrac-
tual, el comisionista responderá de, los daños· si así 'procediera.
Es obligaeiél'l, del ccm;,ieni ta para v~nder, cobrar el precio de ·10'
vendido por cuenta de ~u comitente en cuanto se haga exigib'e Y' respon-
derá de los dañes proven:f'ntes de su falta de diligencia en el cump:imien-
to de é5te deb~r (art. 312). ,
También 1ecae sobre el comi~ionista para vend,er una obl':gación de
guarc'a cOn respecto a las mercaderías consignadas (art. 246). Re pon-
derá pue's, pór las pérdi¿ as, e' añcs o averías que sufun les efectos con!&Íg-
nadosdesde que Il,egan a' su poder, prest:m:endo la ley que lleg'3.Ton en
buen el ,tado si el comisionista los recih~ .sin practicar las dUgenc:as pres-
critas en los a ts. 302 y 303. .
P c¿vc;c'es las a'veIÍa!, es o b:igacién del comisicn'sta dar a'\'i~o de
eHas .al comitente y esperar ms imtrucciones. Pero s,j el daño fuere tal q\"e
fe h:ciere neCeEar:a la venta inmed,:ata para evitar otro mayor, procederá
a su venta previa autcrizacién ¿el jt:zgado (304),
'Es es~a tE'gla; una aplicación espec:al del prpincipio de responsabi'i-
dad del celr.if.;cr.i,fa y de m ob'igación de presta: hasta la culpa 'leve.
Habría una evidente falta de dIligencia si el com'dor.ista cons:atando la
necesidad de vender inme_"iatamente, se atuviera a la letra de ~us deheres
esperando las im:trucciones del ccmitente. Para ev,:t:-r abu~os y aseguYar
el control de las acciones del comision!sta, la ley da intervención a la jus-
ticia. El .juez exa'minará las n:ercaderÍas, asesoráne'o 'e por pe!:tos si lo
juzga neces"~rio, y re~clverá ~i Frocede o no a I.a ven!a. ~i el juez n'ega
la venta no .habrá ya resp~mabilid'ad para el c,om:sion~sta. Pero éste estará
siempre obligado a dar ir.mediato aviEo a su comitente.
E'sta obI:gación ¿ e guarda' se entiende también al m mten:miento de
la individualización de las mercad,erías. Cuando el comis:onista : ecibie e
mercaderías de distintos ~omitentes. dice el arto 313, debe:á ¿.i:tingu:rlas
por una contramarca que designe b respect;v,:'). propiedad. Igual obligación
deberá ct:IT.'P~lir al estcn<' er las factt:raó c;u otorgt"e cuardo en ur.a m'sma
negociación comprenda efectcs de distinto'.: comitentes (314).
Este ,¿'ebe;: de asegU¡Jar la identidad de las mercaderías pertenec:en-
tes a distintos ,ccmitentes, c:ue haya confundido en una mi ma negoc.ia-
ción. se extienc' e también al prec~o de las inismas. El ,com:sionista pupde
hah'er ~endÚlo mercaderías de distinto' comitentes a un miEmo comprador.
Si recibe de éste 1.:n ól:.cr.o deberá ind.:car en sus libro,s a cual de sus co-
'Ill'nentes corr~dponderá el abono y hac'er igual indi~ac.ón en l~s rec:bo s que
otorgare, (,315). Si no pr,ocediere así, la ky da las leglas para hacer la
-205-
. imlmfaci6n de los pagos (art.· 316) Prim,~ramente dispone que proira<ee
entre los divereOl:. comitentes, ei el créiito <:ontra d deudor p~ocededeiuna
sóla operac,ión. P. ej. Pedro, ~omifáon:sta de Juán, Diego Y. Martín vende
, pO.r 'un cont' ato a Sancho mercaderías de cada uno de sus comitentes, y
el comprador hace un abono. El ~bono Sf~ dividirá entr~ los ~crnitenÚ~s a
prorrata de la,s mercaderías vendidas. En s:eguid:a., si los créditos provienen
de distinta,s operaciones, como cuando el eomiEionista Pedro vende a San-
cho mercadería de Juan; después le vende de las de Pedro; etc., el derecho
a hacer la imputacién cor: espond e al comp:ador siempre que niriguno de
los crédi,tos se encuentre ver.aido o que lo sean todos. Por f~n si, aJgunós
'créddtos 'están 'vencidos y otros no, determina la ley que el pago se en-
'tien-de hecho a los créd:tos vencidol> y si hubiere saldo, que, se prorratee
entre los demás suel-do a mla, es decir, en proporción a los respectivos ha-
~~ - .
El comision~sta no ~iene de~e<:ho a otra rere'Uneradón que el salario'
. cone~rordiente. Por una convención especial puede tener s,obre sí la res-
'p'on::abiIidad de la solvencia de los,' compra¿o~es, ,coristituyéndose así f:a-
dor de eHos. Por este s'ervicio tendrá derecho a una remuneraci6n especial.
que se llama cemi,áón de ga:antÍ.a. Pero tampoco habrá lugar, a ella si ',no
corriere r~esgo alguno. L;t ley da ejemplos pára aclarar la regl1a. Son ellos!
19 si la venta fuere hecha al conta,do; 2 9 s¡; siendo hecha a plazo el com-'
pr.ac;lor pagare al contado con descuento. (art. 317).
COMPRA Y VENTA DE ESTABLECIMIENTOS DE COMSRCIO-
El Código 'séolo se ccupa accidentalmente ¿ la compra de un est¡:b'eci~
maento d'e cémercio, para dec'arar que es un negoc:o mercantil. (arot. 3
N9 2). Com,> hemos expu~sto en otra parte el Código de Comercio francés
que sirvió de base al nuestro no ind:ca' entre los actos mercan,tiles la e.om~
pra de 'un establecimiento de comercio, dl~, donde nació una disputa entre'
los autores quer':endo unos negarle 'es,ta mercant~lidad y procuran'c'o 'otros
demostra. su existencia en ciertas hipótesis. PaTa estos fines Nougier' cons-
truyó su ingeniosa claeificaciéiJ. ft.:·n¿ac' a en la .intenc·ón o propós:to' del
. comprador al dectuar laventa. Est~ doctr:na no parece tener cabida en el'
si·.ttema de nues,tro Cód.igo. Después' de indicar en el N9 1 delart. 3 cuando
la cómpra y la venta -de cosa;c muebles son mercantiles, para lo cual re--:u~
rre precisamente a la intención de·comp aclor y vendedor, el N9 2 d'.josin
mayor agregado, que la .compra de un establecimiento mercantil es un ac-
to 'ce comercio. No reqUli ió,puesnuestra ley, la concU'rrenc~ de las cir-
cunstanciasde la intención, necesarias en la teoría de I':Jouguier; atend:do
los términos literales de ,ella, la co'mpra de un establecimento de comer-
cio es siempre' Inercantil cualquiera qu~ 'f,ea el objeto cen que el._compra~
dar la lleve a efecto. (Cónforn~'e, Ugarte Zenteno, pg, 103 Y sgts; Alfonso
pg. 75.) ,
En cuan.to a su venta naé(a dijo nuestra ley y ha nacido aquí la -duda
acerca de si tiene o no carácter me cantil, Como ya he expresado, ,al ocu-
parm~ -de la teoría del acto de comercio, ha tliunfa¿o en nuest:a jUI:>is-
prudenc:.a la idea de reconocer ca~ácter mercantil a la venta del estahleci-
miento de Comercio. De manera que tanto para el V'encledor como .pa~,a
el comp.ador, el negocio será mercantil y se 'regiá por las l~yes de Co-
mercio.
Pero el có,digo no reguló en, maneraes.pecial el contrato -de compra-
V'enta'que recae sobre un el tab'ecimiento ,comercial. Es que en la época de!
la ,preparación de nu:estro <;:ó~igo el legislad,or francés, al que' con frecuen-
cia recurIJió el nuestrO en busca¿ e luces, no había legislado tampoco so-
bleel~as1 talvez' porque todavía .entonces no eran frecuentes tales tran"
-,M6-
sacc1ones. Con p'osterioridad, Franciá se ha dado una ley sobre compra .,
,ventá dé 1¡\'tablec:mieptos de_comercio (17 de Marzo de 1909), que tra-
ta el negodo como un contrato consensual, pero lo somete a un sistema
de l?uUici~ad de~rtinado a resguardar a los acreedores del come ciarte
Vimtlec or;a quien~s se reccnoce el derecho o recu so de oponerse a la
venta. (Wahl. Precis de Droit Comercial, N.os 324, 334 y 335).
Faltos nosotms de una legislación efi,pecial, reg.:remos el contrato de
conrpraventa de un establecimiento mercantil por las reglas dadas por el
Código p~rt> la compra venta cemeréial. Pero teniendo p.esente la espe-
c:al' naturaleza sobre la cosa que v'ersa el contrato.
Comd ya hemos visto el establecimento de c~mercio e~ un b:en com-
p1ejo, una univen!alid'ad de hecho, Se forma ese bien, que tiene un valor
juríd,ico en' sí, con la ~uma o agrupación de bienes d,:versos regulados tam-
bién por la ley. Pa: ticularmente resaltan por su importancia entre los b' e~
nes 'que integran' el establecimiento de comercio, el nombre comerc ar o
razón social objetiva, las marcas comerciales y ¿e fábr'cas, los privileg'oa
industr¡ales los modelos induEtria~es y la cliente~a. Todos los bienes nc m-
brados, a ~xcepc:ón de la clientela, ' están sometic'os a régimenes espec'a-
les de propiedad regulando la ley la manera de adq1.li irlos y su forma de
t'ansferenda. De aquí, pues, que el contrato de compra y venta de un es-
tablecimiento mercantil sea tamb:én como el e .'tab~ecimiento m!s~o, un
negocio complejo. En rigor habrá tantos contratos de compra venta, coma
bienes vay~n a transferirse. Se neceE~tará pues, fijar un prec:o para el
nomb e comercial del establecimiento; otro para .las marcas d e fábricas,
otro pa'a lo's privilegios y los modelos industriales, etc. Y como la venta
de el os bienes y la transferencia de su dominio eatá sometida a ciertos re-
quisitos part:culares para que el comercio sea vá~,ido deberán respetarse.
,Los bienes ,que hemos nembrado (~ombre comer<1ia}, marcas, etc.)
contribuyen a la fof"mación y mantenimiento de la clientela y es precisa-
~ente ésta última la que se procurará mantener mediante la compra del
éstablecimiento. De aquí pues, que en la venta de un establecimiento mer~
c;antil vaya de ordinario cemprendida la venta de esos b:enes que contri~
buyen 'a la formación de la clientela. En la cesión ¿e un establecimiento
comercial se entiende conferido el derecho de usar el nombre de é;te
(Gaceta 1883 pg. 575. Gaceta 1875)., Y ju~to con e]o Ee est'pula una
cláusula en virtud de la cual el vendedor queda obligado a no abrir un nuec
~e, edablecrmiento. Del valor jurí¿ice de, esta cláusula nos ocuparemes
más adelante.
'!, La adquisicién ce las mercaderías existentes en el negocio no queda
rt~turalmentt; comprendida en la expres'ón "establecimiento de come~cio".
La mercadería no constituye el establecimiento mismo, sino que se un me-
dio de utilizarlo y hacer su explotación.
, El estaplecimiento de comercio es una universal,:dad de hecho. De
aquí, que en su venta, no quede naturalmente comprendi.:?a la t ansferen-
c:a del pasiyo del comerciante vendedor pr~veniente de sus egocios co-·
inerciales: D~nlro de la construcción c1áEica del patrimonio esta es una uni-
dad y los b~enes del deudor responden a tedos sus acreedores sin consi-
deración ,del origen de la deud'a. Los bienes del comerc:ante su est:o b:eci"
ñiien.t9~ !luven tanto de 'prenda general a les acreede:es por' causa de co-
mercio como a los que lo son per operaciones civiles (Cód. Civil, artículo
2465); de donde se sigue que, no siendo el establecimento un bien par-
ticularmente afectacoal pago de las deudas comerciales, no se tranEfie-
ríen éStas al comprador del estab!ecimiento.: A lo, que dehe agregarse que
esa itansfetehcia:,;itnportando, un cambio de, deudor l'!.()podría oper~
- 201;-"
,
sino con el con!oéntimiento de l,os distinÍ:o,saci~edóres (C6d. Civil, a~
16~3).,. ' ' ' .
. LLAUSUfLADE NO COMPETIR. - El comp~ador del estab:edm"eI'l-'
to comercial busca, al adquirirl~, utilizar. en lá explot~c:ón futura.la ~'ien.te~
la formada' por el corri~rciante ven,dedor. De aquí pues que sea'frecuente
la cIáusu'aqué imponec~l vended,éii la oblig~c~én ce;~ establecers,enu~va­
mente. Para examina'l" 'hi validez de esa c:áu:u 1a ee preciro distinguir si la
dáúsula importa .¿ es,ccnocer en el cbligado su libertad de trabajo o si ~ó­
ló la reg'amenta. En' el primer caso, como ocurrirá si 1.9., c:áúsgla impone,
al vendecor, laptc E1:idén ce ¿ e~ic'aire, a tcd,o ramo de come~cio' o in-
,duE'tria, o perpetuamente a un género indicado, será evidentemente nula
atentando contra el D~, ~cho Públ:co Chileno, que garantiza lal,!ber~ad de
trabajo, tendrá objeto m.cito (Cód. Civil). l:>ero si la rmitaci6n es en'cuan-
to al género de Ccme~io" en que ¡¡;i a el' establecimiento ven:c'ido,' por
tiempo determinado b limitada á ciertosh:gares en' que pueda hacerse.
efecb~va, no importando un atenta,do contra la Iíbertad del trabajo ya que
siempre que,dará al cbl~gado la posib:ldad de explotar en el futuro EU in-'
dust, iao hacerlo en otr,q lugar g,el pa.-ís, la convención debe ser reconoci¿a
como válida~n vütud del principIO de la autonomía de la voluntad. (Wahl
ob. eit). ' " , '
AúÍl niás bien podría estimarse que teniendo por objeto el 'contra~o
de compra del establecimiento de comerc;'o la adquisición de la clientela ce
ésté, la buena fé con qU,e las convenciones deben cumpl:t'se impone tácita-'
mente ál vendedor la obligación de no hacer la 'competencia a su com-
prad~;esta,bleci¿ndose "nuevamente y arrebatándole la c!ie1?-tela que ,le
,vendlO. ,.,
El incumplimiento de esa cbligación, que es de no hacer, trae cOmO
consecúencia la obligadén del vendedor que la infrinje de inlemnizar' los
perjuicios. Pe,lo aden:ás ¡:uede dar lugar a la rewlución ¿ el contra~o de
compraventa con ind,emn;zación de perjúi~ios ya que la ob:igac;ón de no
hacer competencia es fungamental en l~ intención de las partes y amenu-
do el objeto del contrato'. '" '
'VENTAS Y COMPRAS EN BOLSAS.- Los valores mobilarios. ~é­
ciones y bonos, por ej. ~e' vénden 'o compr¡an de ordinario 'en Bolsa. Estás
son irístitucion'es d~tin.adas a auxiEar eÍ de:arroHo del Comércio. El Código
Civil no se ocupó de reglament:r!a~, pero po~ leyes posterior~ se ha' Iré-'
nado en parte el vacío '(Decreto ley 93; Decreto ley 444 y Decreto coh'
fuerza de ley N9 251). , .
Cuando la compra venta se hace' al contádo ninguna dificultad nace
acerca de la calificación d.el contr'ato, ni sobre sUs efectos. Pero si se h9.ce
a plazo e interviene la oPe~ación ~uxiliar llamáda' "po:tefgaci611 ", se com-'
plica la natu:aleza ,iurí,diea del negocio. El que ha comprado a p!azo espe~a
que ál tiempo de vencer su obl:gación el p,recio de los valores poi él ád-
quirie os estará por sobre el que pagó, de manera que hará una ganaq,da
Si e,l precio no suhe, o por el contrario baja,' el comprador bU3ca en la pos-
,tergación sU defensa. La poste' gación, ha dicho una sentencia 'de la Corte
Suprema, es un cont, ato especial que' tiene por obje,to pelm:tir a lóe espe-
tuladore~ a plazo que no haya cumplido HlS compromisos por ¡iquid'ación,
renovarlos hasta la liqu:dación siguiente. L~s postergaciones son contratos
subordinados al principaí: que consiste en comprar o vend~rvaldres, y
no es de su esencia que consten po'r e,cnto, ya que a mayor abundamiento, ,~e­
ben condd eran e , como' prosecución de l~l pi'irnitivaorden ,él e' compra' o
venta (Casación 24 de Octubre ce 1928. Rev. de Derecho y jurispruden-"
fiar XVII,• 2~
,-
Parte sec.
~.... _
12 pág. 7).'La pos:tergació'n no es, como
a,
se'~~~.
fiesta en, eI~te fallo, la compra venta misma, sine;> una operac:on auxiÜar o
accesoria de aquella que tiene por objeto regulru- la mane~ de cum·,lir las
obligaciones contraídas por una de las pa tes., "En realIdad, ha dicho una
~entenc:a de la Corte de Valparaho" la postergación es un. contrato sui
~eneris, no reg~~mentado por nuestra ley y que consiste en una compra o en
una compra a plazo, hecha simultáneamente, entre las misma!: paltes Y so'
l( e 1:n05 rr.iHr.es valeres; ccn'\'er.cién lata que viene a encuadrar en 1":'8
coll'l:ratos' ,innom:nados, y es por natu aleza, más compleja que dos s mp!e
compra ,ve'ntas simultaneas e inver' ,as ya que en ella estos dos contrat::>s eJ-
tán íntima y necesariamente ligados entre sí". (6 de Agosto de 1929. La
Jurispru{.encia al Día; 1929 2 Q semestre, p. 464).
Como se manifie¿ta en esta sentenc:a,' la ,postergación funciona del
mo'¿o di<:ho; substancialmente COIl!fL;,te en una prórroga para la entre-
ga o pago de lo::; valores objeto del contrato de venta. El comp ador
por un nuevo período, y este admite la prórroga mediante abonos die in-
tereses y la prestación de una garantía. Se ha quer:do tratar por ésto la pos-
tergac~ón como un mutuo; pero va contra la naturaleza' de la' convencl!ón
razonar así, ya que no se opone al contrato principal de compra veTlta el
convenir las partes en un nuevo plazo para el pago del precio mediante
la ectipulacién de un lnte é::.
En la postergación también puec e interv:enir un tercero como capita-
lista, pero no es' de la esencia de la instituci9n que él intervenga y puede
mediar exclu Ilvamente entre las partes comprador y vendedor. .
La postergac:ón da luga: a especulaciones peligrosas, y por eso las le-
yes nuevas han reg'amentado las operaciones a plazo qu~ se hacen· en Bol-
sa exigiendo que las garantías afectas a ellas se depolsiten. índice
TITULO 111

DE LA PERMUTACION

Este Título consta de un sólo a' tículo y no tiene mayor importa~ci""


porque cerno él miErno 10 expresa, la permutac:én comercial se r ge por
1M mismas reglas que respecto"de la compra venta da el Cód'go.
Art. 161: "La permutación mercantil se ca'ifica y rige por las m:sJI1¡u
t1egllas que gcbierr,an la ccmpr1a venta, en cuanto no ~e opong;an !a la nu·
turaleza de este contrato.

TITULO IV
DE LA CESIO N DE CREDITOS MERCANTILES

Es esta una cuestién de gran inte:és práctico y jurídico y de gran apli-


cación en materia mercantil. Aunque este título conste apenas de cuatro
artículos, s-on todQs ellos de especial importancia y tendremos que com-
pletar esal~ disposiciones con preceptos del C. e.,a los cua'es se refiere t'!n
6ilgunoiS casos el C. de C. De igual modo, tend'remos que completar el es-
~d¿o de est'as materias con ciertas leyes nuevas en las cuales se han intro-
duc,ü;!Q modificaciones a los princ:pios que vamo, a estudiar aq~í.
El Código Civil en el Título XXV ¿ e su Ubro IV se ocupa 'de la ce-
sión de dere<:hos en gene·.aI y consta de tres pa:rtes:
1Q-De la cesión de créditos personales (Esto es lo que nos interc-
sa) ;
Q
2 -De la cedón del Derecho de herencia: r.
fiesta en, eI~te fallo, la compra venta misma, sine;> una operac:on auxiÜar o
accesoria de aquella que tiene por objeto regulru- la mane~ de cum·,lir las
obligaciones contraídas por una de las pa tes., "En realIdad, ha dicho una
~entenc:a de la Corte de Valparaho" la postergación es un. contrato sui
~eneris, no reg~~mentado por nuestra ley y que consiste en una compra o en
una compra a plazo, hecha simultáneamente, entre las misma!: paltes Y so'
l( e 1:n05 rr.iHr.es valeres; ccn'\'er.cién lata que viene a encuadrar en 1":'8
coll'l:ratos' ,innom:nados, y es por natu aleza, más compleja que dos s mp!e
compra ,ve'ntas simultaneas e inver' ,as ya que en ella estos dos contrat::>s eJ-
tán íntima y necesariamente ligados entre sí". (6 de Agosto de 1929. La
Jurispru{.encia al Día; 1929 2 Q semestre, p. 464).
Como se manifie¿ta en esta sentenc:a,' la ,postergación funciona del
mo'¿o di<:ho; substancialmente COIl!fL;,te en una prórroga para la entre-
ga o pago de lo::; valores objeto del contrato de venta. El comp ador
por un nuevo período, y este admite la prórroga mediante abonos die in-
tereses y la prestación de una garantía. Se ha quer:do tratar por ésto la pos-
tergac~ón como un mutuo; pero va contra la naturaleza' de la' convencl!ón
razonar así, ya que no se opone al contrato principal de compra veTlta el
convenir las partes en un nuevo plazo para el pago del precio mediante
la ectipulacién de un lnte é::.
En la postergación también puec e interv:enir un tercero como capita-
lista, pero no es' de la esencia de la instituci9n que él intervenga y puede
mediar exclu Ilvamente entre las partes comprador y vendedor. .
La postergac:ón da luga: a especulaciones peligrosas, y por eso las le-
yes nuevas han reg'amentado las operaciones a plazo qu~ se hacen· en Bol-
sa exigiendo que las garantías afectas a ellas se depolsiten.

TITULO 111

DE LA PERMUTACION

Este Título consta de un sólo a' tículo y no tiene mayor importa~ci""


porque cerno él miErno 10 expresa, la permutac:én comercial se r ge por
1M mismas reglas que respecto"de la compra venta da el Cód'go.
Art. 161: "La permutación mercantil se ca'ifica y rige por las m:sJI1¡u
t1egllas que gcbierr,an la ccmpr1a venta, en cuanto no ~e opong;an !a la nu·
turaleza de este contrato.

TITULO IV
DE LA CESIO N DE CREDITOS MERCANTILES

Es esta una cuestién de gran inte:és práctico y jurídico y de gran apli-


cación en materia mercantil. Aunque este título conste apenas de cuatro
artículos, s-on todQs ellos de especial importancia y tendremos que com-
pletar esal~ disposiciones con preceptos del C. e.,a los cua'es se refiere t'!n
6ilgunoiS casos el C. de C. De igual modo, tend'remos que completar el es-
~d¿o de est'as materias con ciertas leyes nuevas en las cuales se han intro-
duc,ü;!Q modificaciones a los princ:pios que vamo, a estudiar aq~í.
El Código Civil en el Título XXV ¿ e su Ubro IV se ocupa 'de la ce-
sión de dere<:hos en gene·.aI y consta de tres pa:rtes:
1Q-De la cesión de créditos personales (Esto es lo que nos interc-
sa) ;
Q
2 -De la cedón del Derecho de herencia: r.
- 209-

39 -De la cesión ,de Derechos lit,lgiosos.


, Como ~emos. .eQ' elC. C. se '~stud~ansolamente la ce~non d~ "cré¿itos ,
,nominativos :,0 personales;, en éambfo 'en elC. dé C. 'Se trata ,de la cesión de
codos '108- t:pos de crédito~. ,_ ,,'
Bajo lá palabra "créJitos mercantilés" designa el 'C. de C. tod,a' dase
de estipuladónes de carácter comercial que comprendan la existencÍa de
, un' crédito. ' '
Pu~s b~en, en este título' se oc~pa de la transferencia' de las, d:feren-
tes clases de crédito';; comerciales; y podría:mós decir en términos gene-
rales,' que Títu'o de crédito, Efecto de Comerc¡'o o Documento Nef]ódabl~,
es" el documento,que confiere11;.
> ' . ' ,

a'su tenedor legal el derecho ce obtener a su


v¡enci-m,5enlto la ~:>llrclén o pago de la, ,obliga(~ión iastipulada.
" ,Ahora; se entiende por Cesión, -la conven¿ión por la CUM el acreedor
traspasa voluntariam'enté su de:echo a otro q:lle viene a ocupár su lugar en
ese' crédito.' ,', ' ,
Ot~o~ dos ca::'os, en que tamh~én hay 'cambio de aCreedor,' son la su-
brégacién y la novacién por cambio de ac,rt:~edor; pero estas SOn institu-
ciones completamente distintas a la qUé estudiamos y que producen dis'
tintos efecto.l, '
Generalmente las partes que ,intervienen, en' una cesión reciben los'
nombre\3' ce: cedente. eJ, que traspasa su créd,ito; cesionario, la persona en
, "cu fayor se hace el traspaso; y deudor cedido" 'el deudor del crédito.
" En otros casos se dest¡~gna al cedente, y al cesionario bajo las expresio-
nes: endosante y end:osabnio. " ,
, La cesión de créditos puede producirse a muy distintOls, títulos. Pue-
üe un crédto traspasarse de una persona a I)t:a mediante un contrato de
, tompra venta; un crédito es una cosa incorporal, que por, lo tanto puede
, como cualquier otra cosa, s,er objeto de un cc,ntrato de compra venta. Pue-
de, entonces producirse la cesión de créditos a consecuencia de una com,-
, jl~a venta en que 'la cosa vendida es el crédito mismo; en este caso se dice
que la cesión se hace a título de compra 'venta, tomando, la palabra ',~'títu-
10" un s,ignificadb distinto ¿el de materialidad misma en que consta un cré-
dito, que le habíamos dado hace un mome'nto; en este' caso se toma la pa-
labra "títulQ'" :en el sentido que le da el C~ C. al tratar de la adquis'~ión
elel dominio,o s,ea como causa de transferencia o trasmisión: T ambiéll pue.
'de hacerse esta operació~ ~a título dce' ,donación, d~dación e;" pa~o; ~tc~
" Ya hemos teni'40 oc'as¡ón ¿e examinar :(a frecuencia con que ~e ocu'
'Pán los títulos de crédito en el comercio corno" reeIÍlpl~lIiza:ntes de, la, m:o-
n'edá para soluC>lonar obligaciones. Así por ejemplo, el que tiene en'su po'
"(:{ler un'a'let:a de cambio~contra un, tercero A y es deudor de B; puede con-
venir con su' acreedor e~ darlé en pago esa Uetra (dadón ~n pago).
, El C. C. en el primer artículo (190 1) !:lel título de la cesión de de-
rechos,' alude precisament~' al título de la adqui<Sición y distingue bien 'en-
treces,ión del crédito,y título de esa cesÍón.
-Art. 1901: "La cesión de un Crédito pel':!¡onal, a' cualquier' títU!o que se
haga, no ·tend:á efecto entre él cedente y d«:esionario l\ino en Virtud d";la
entrega dd título". , .
No nos interesa cual sea el título a virtud del ctÍ,al se' hace la cesión,
porque a él lé son apI:cables las reglal;' genelales; 10 único 'que nos intere-
sa' es la manera ¿ e efectuar la transferencia, de llevar a cabo esac'esicSñ..
, , Esta ope¡acÍón tiene g:an irr.portanciá e,n el' C6nierCio por la útiJ,Idad"
que le report.a a a¡;n}.. as partes. Al cedente, porque por' este me,dio los, tí-
tulo,s de créd'itos' que pudiera ten~r contra tercéros le silven como' dinero
efectivo; parael pago de suls ohligacion'es; y áJ cesionario, porque si las
firmas son solventes, tendrá la seguridad de pago al tiempo del vencim.ien+
to y p,orque no pierde sus derechos contra su primitivo deue or (cedl,!ntc)
ya que este es respomabl'e solidariam~nte con el deudor cedido~ Por otra
parte, el acreedor q.ue recibe en pago uno de estos documentos tiene el
medio, de redue;:irlo a' dinero efectivo ofreciéndolo en descuento a una b!\~
tituGión bancé\ria. con una pequeñá rebaja' correspondiente a los interes.es
que se han ,de devengar hasta el día del vencimiento. '
V étpos entonces como los, docum,entos negoc:ables sirven como me.'
dio de proporcionar dine:o mediante las operaciones del descuento, ope:
ración frecuente en todos 19s Bancos CO:rf1erciale:' y que aún la hace con el
público el Banco Central de Chile, y qtle equivale' a una compra venta del
título de crédito (El Banco compra el título y el tenedor se la ven'¿e con
'l\na pequ'eña rebaja, a la cual ya nos hemos referi¿ o y que' se de':1omina.
"tasa de descuento") . Es éüa una operadón benefic.iosa para el Banco,
porque le permite una colocación ventajosa del dinero que tenía disponi-
ble y al mis'mo tiempo que invierte sus fondos gana inte:e 'es. ,
Todos estos hechos nos están confirmando lo que decíamos al prin-
cipio acerca de la gran importancia práctica y jurídica de la ces:ón de cré-
ditos.

.
CLASIFICACION DE LOS TrrULOS DE CREDITOS

Pueden hacerse varias según los diver[os puntos de vista desde los cua'
les se les considere:
19-'-En civiles y mercantiles: preEen.ta interés esta clasificaci6n por-
que!as reglas de' transferenc:a no son las mismas ni aún tratándose de
títulos que tengan la mi,sma forma (nominativos por e;.)
Hay reglas distintas segúíl que los títdos de qéditcs sean o:viles o
mercantiles, y para saber '~i un crédito es civil o mercantil no hay ot~
ca~ino que aplic,ar los diversos preceptos del arto 3.
o ' ,

, 29 -Atendiendo al objeto de, la obligación contraíd'a se hace una


distinción 5,egún qué se refiera a dinero o a me:caderías. La m;.yor parte
de los efectos ¿ e cqnercio o documentos negoc:ab' es se refier ~n a opera'
ciones de dinero (letras de cambio. pagarees,~hequeg, libranzas cartas
órdene!> de cr~dito.etc.) y son las que presentan mayor interés des-de el
punto de vi~ta que acal::i¡3.mos de indicar; perq tamb:én hay muchos títulos
de,~r'édito a 'los que se aplican igualmente las reglas de 1<,\ ces,ión y que !H!:
ldierena mercaderías (facturas, carlas de porteo carta g:ro. en el trai
porte terrest:-'!, y principa11!lente el conoc~mento, en los trl,isppl;'tes ma;íti;
,~os)":. .-' ,. '
39 -En efectos púbHaos y efiectos priVl8.dos o P3.yticu~ares. El misll'l;o
, Có¿ig? alude a esta cla~ificación en el ¡j.rt. 165 al decir:
"La cesión c.e !efectos públic'os negociables se hará en h 'nnna que
sión". .
de~~~n las ,Ielles ,de sU o-eacrón ·0 los decretos que ¡a,utaricen su ¡emI-
' , ,

¿ Cuáles son públicos y cuales privados? Al re:ópecto suele haber


.
COD-
fusión. El Código d'efine'los primeros en el arto 68 que está en el título' de
• los conedores. ,
Art. 68: "Bajo la, der(Ominación de efectos públicos se ('~'mpren1en:
" 1 '?-Los, títulos de «édi~o oontra el Es~ado reoon:>eidos ,,~)mp '11I8~o-
,*bles~ " " .'. " , '
,29_'-Los d¡~ jestablecimientos públic:Ds y ¡empresas p:artieulares :autbd-
zadla,s 'PAJ:1a ~arl04, y .hacerJ~~c~'" i ,
.~ -211"-

, ' 3"'-Losemttidos por los gobiernos extranieroSt Siempre qUe su. ne·
gOc¡iaclJ5n no se \encuentre prohibi¿ía". ., . .
, PodrÍamois' citar como ejemplos de efec.t'os püblicos los bonos de la
deuda, tanto interna como externa; los bonos que emiten las in~nicipa!1i­
'iI.ades' y las (ociedades anónimas (deve'ntures) y lo~ bonos, que emi~e la
, 'Cája ~de Cr,édito Hipotecario y las ipstituciont:s s:'milares (Banco Hipoteca-
:rio d'e Chile y el de Val paraíso ) . ' . , , '
. ,,' 'La corifu:ión ha venido' ~on';re~'Pecto a las acciones de ¡as socie2ades
anón:ih,as y se han creído y querido comprenderlas' denttTo del NQ 2 del ai:~
,tícu~o dt,ado .. E!l reali'¿a'¿, la,s acciones ,de las sociedades an6n:masno
.ibri un título de crédito contra la socie¿ ad aunque dan derecho para' re·
'damar los dividen¿o's; sino más bien son un título representativo de los
'derechos efe un socio en erta ,c:lase de socieda.d~s, .asi como, en las' socieda-
des cMectivas el' título representativo de los derechos del socio €S,tá. con-
signado en la escritura sociaL '
Hay a este res,pecto una' sentencia muy in.tereeante y que 'es talvez
ha únka, ~~tre nosotrds, que se ha pronunciado sol:!re esta mate ia (Sen-
tencia ¿e la Corte de Apelaciones de Santiago, Tomo XI, Secc.' 11,' Casación
de' 3l de Octubre d.e 1.912). '
. 4Q-Até~diendo a la fonna en que esllE.n l~ed~tados. todos los títu-
lOs de créditos, Sea.n civi~es -o merc~ntiles, se refieran a dinero o 'a merca-
,deríás; sean efectos públicos o efectos privad 0 13', pueden ser: a) No~ti­
vos nominales no endosables; b) A laol'den; c) -Al portado.r.
'.: '" La forma ~n que e~tá reaacta¿o un título de créait~ es lo que prillci-
"f.alnlt~'nte importa, para conocer la manera .de transférir!.o,.la cual será ~n­
•. teramen'te distintas en uno u otro caso; además, no sólo tiene importancia
ésta distin~ión en lo que se refie;re' a la cesiQn '.' misma, sino tamp.i,é,n ,en
euanto' a los efecto~ que esa mi'lÍma cesión produce,. sobre todo en cuanto
a los deréchos 'que 'puede hacer valer el deudor ced.ido contra el ces:ona-
rio; y, por ültimo, taI,llbién 'tien'e imp~rtancia esta. distinción d~de el pun-
to' d,e vista d'e la responsabilidad o g,arantía qu'e queda pesando sohre el ce-
de,nte. '

Créditos nominativos:

'_o t~éditos ncminativos, ncminzles (, ),10 en¿osab 1es, son ~quelloll 'en que
s·e indica el no,mbre ¿ el acreedor y én los qUt!este últ.mo no tiene facultad
de ced~rlo por éndo~.o: Son créditos estab~ecido~ a favorde una determina-
da perzona y que no llev,an la cláusula "a:la orden"; por ejemplo un paga-
,r:é en qúe se <ice: "¿-eco y ragaré a don Fulano de Talla suma de mil pe-
~iO~' de esta fecha a seis meses"'. Generalmente., a todos los créditos qJle
const.an, ppr escritura, pública ~on créditos nominatiyos:': ' ,
Comp S:e mms6~e \Ul crédito nominat¡'f4~:- El C. C. se <?cupa de es-
to,s y' ünicamente de estos.' en el arto 1908 qUf~ dice:, '' ,
" ,','Las disposiciones de e:J! títuJo l!JO ~ ~lpl'<í8rá~ _\ ~as letras d~ amt"
Mo, 'pt:rg~rées ;á la orden, acc,iones (al .I=1O:rtador yoh:.~. especies de trasmi-
~n '9~ \1j¡6, ri~n :por el Código de ',Comercio ¡o ,pOol' leyes espeaues".
,,' I::sto nos demuestra que las reglas,anteriores,'sólo se aplican, ~ l~s cr.é~
Jitas 'nominativos. a cuya cesión se refiere el C, de c,,' en 10'$ artículos
162 y 1,63.' ' ., '. ,., ,., '
:, : M 1.62, inc. 1 "Lacle~ién ,d~ un crédito no ~ndbs!~ble ISetuje~r&
9
ii las reglas est;;.bb:cidias ~neI título De b. oesión, 4e derechos d~l Oódigo
tiiil't~ " , .. . ' ;'..' ,,
. Pa'ra .conocer la forma de la c~,ión d~~ un crédito nominativo, hay
- 2ti
que .distingue dos clases de relaciones: relaciones que se producen. entre
el cedente y el cesionario, y en seguica, las relaciones que se producen en-
tre elc~dente y el cesionario, por un lado, y el deudor cedido y terceros,
por el otro. . . '
t Q-Re~ac,iones entre cedente y cesionario: Al respecto, el C. de C. no
coritiene ninguna 'reglamentadén, de !T.odo que no hay oLa cosa q_e apli-
car la r~'gla del arto 1901 del C. C. que dice: .
"La qedón de un crédito penonal, a c~I~!qu:;,:T' títu)o 'ql.!¡~ \Se h¡:'lgt\, no
wnt1rá efecto ~ntre el cedente y el CE;Jionario smo en v:r~u;d de la entn;ga
del t í t u l j o " . , l / I r I

, 'Tenemos entonces, ql,ie la cesió~" se perf'ecciona entre el cedente y el


cesionario por la entrega del título que el prime, o le hace al segundo. Hay
quienes sostienen que al ex:gir la ley que la cesión de un c:édi.o nom'nati-
vose perfeccione por la entrega d'el título, ha hecho de e]a un conLato
real; sin embargo, el señor Pa' ma estima que esta opiriión no es exacta,
porque ~egún él, la entrega del título sólo desempeña en este ca!!o el Pd-
pe! de tradición, y !=,ara convencerse de ello basta leer el arto 699 del C.
C. que dice: . . I i j,: l.i
"Lfl tradición de ros dei'eche.:; veroona!es que lD'l individl!!O cedb a otro,
,se veriñcla p,o¡r la lenb'.ega del título hecha p.:>r (el ci~ihnte al cesibnario". ""
• Puede haber cue~tién acerca de cerno ~e ha de' hacer la e trega del
título cuando este es una escritura púbI:ca o cuando se trata .de un créd~to
que-está lititigándose. En el primer caso, se ¡:Juede entregar una cop'a au-
torizada de la e:critura;en el segundo, se cumpli á con este requisito in-
dican'co el expediente, a que eEtá agregado el título y dándolo p::>r entrega-
do, facultándose al cesionario para hacerse parte en ese ju.:cio.
También se' suscita cuestión cuando se trata d,e un tílu:o que n.o cons-
,ta por n::ilgún docür:!";n.LQ escrito, en este caso, lógicamente, habrá que en'
tendel' cumplido &é<te requisito cuando al otorgarse la ces~én ~,e de;e cons-
tancia d::: que el crédito no consta p~':" esc. ito.
Por último, para que se entienda que se ha cumplido con esta e"Ügen-
da: de laenfrega del título, y para que esa ent.'ega produzca el .:c·os,
!!erá neCesario dejar expresa constancia que el cesionario se da por recib:-
do etel título del crédto.
2 9 Relaciones entre el cedente y el cesionario y el deudor ce! "ido y
terceros. - Para que la ce:ién 'se entienda perfecta reopecto del de~dor
cedido y. los te:l:eros, no basta con la entrega del título, sino que confo'r-
me al arto 1902, es necesaria la notificación del deu¿or o la aceptac:6n
expresa' o tácita de parte de éste.
A)rt. 1902: "La cesién no. produce'eoocto ó:mtra .el deudor ni Contra
tercet\Os, mientras no ha' sido nbtif:ic:ada por.el cesilonarilo \al deudor o ~'~~p.
tadia p,or éste". .
Art. 1903: "Ut notificación di'.!De h-acerse cbn ~xhib~¿ón tl"31 títUlll,
qtJfe lI¡evará rnotsc.'o el tr&F.!lOO del derecho :cian la ¿esign'aci¿n del "Cle.lo.
n~ Ip bajo ],'a firma del cedente". .
Es 'necesario, entonce~, que se deje constancia de la transfe:encia para
pon~rla en conotimiento. del deudor.
. . Nada más dice el C. C. respecto de la notificacién, de modo que t;'a~
tcindose de créditos nominativos civi'es no será neeesar:o que sé haga con
intervención de la just.:cia o por medio de un minil 'tro de fé; podrá h ~cerse
por,' medio de una ca::ta, Fero a las partes, al c~sionario sob:e tC;;::!o, le
conviene que esa notificac:.ón se haga en tal forma que le sea fácil UT'a
.prUéb1a posterior, por lo ,cual la mejor manera de hacerla será por medio
~e un ministro de fé. '
- 213-
,Encóntramos en este punto uria diferencia entre los créditos ,nomina-,
tivos civiles y los mercan,taes porque' el aJrt.162, ine. 2 9 a:el 'C~ deC.
di! 'Pone que . ' , ' '"
"La r...ntificacián de la ,oesÍ¡'ó'n se hará por un minist¡11o de fé,c¡on exhi-
bici6n del ~espectivo título. " '
, , " Para que :Sé hag'a bastará el simple l~eq\!el'imÍ!~nto d:e1 oCesioJi~rlo".
, Genér~lme~te es el <;:esionario el más interesado eh que se haga, la
'ceE'lón y seguramentesén: ~t quíe'n requiera al ministro de fé (receptores,
notario.s, H::cre>l:ario del ti,bunal, etc.). Si se !l'ecurre a, un receptor puede
presentarse la siguien,te cue~tié n: Los receptores, seg,ún elart. 352 de la
L. O.' T., tienen Fcr ~bjeto hacer saber' a las partes, fue'a de las ofici;
nas de los secretarios, los decretos y resolucicme:, de los tribunales de jus~
ticia, y de evacuar to¿as aquellas diligencias que los, mismo,s tribunales
les cometieren; en con$ecuencia" P.O podría un, m 'nÍstro de fé por, sí solo,
con el mero requerimiento del ce- ,jonario 'y sin ordep. ju<:licial, hacer, 'la
notificacién de una ce~ién. fin errbargo, hay algunos que sostienen ql,le"a
virtud de la diEpcsición del inc. 3 9 del arto 162 del C. de C. ("Para. que
se hag,a bastara el s'mplé' requerimiento del ces:onario") no se neces'ita
decreto ,judiciaL Edo es muy e' udcso y lo más p::udente es presenta; u~'
'escrito al juzgado de tumo, acompañando el titulo de crédito con.1a cons-
tancia de la cesión, pidier..¿o qu'e se o:dene poner eiia ceú6n en conoci-'
miento del deudor cedido. (El juez proveerá seguramente: "Comó se pi-
de, 'para los fines a que haya lugar"). " .
, Hoy ¿íá se podrí.a hacer esa notificación sin' necesidad de interven-
ción de la jul' ti¡;ia po.r medio de un Notario; antes de la d.ictac:ón del
Cód¿'go del Notariado era dudoso fi !os notarios es'taban ~ no autorizado.>
para notificar estas éesiones pero, hoy día' a virtud del D. L. 407de 19
',¿e' Marzo de 1925, no puede caber duda 'acerca de ello (art. 14. N9'4):
Tamb'éI\ 'puede hacerse es,ta notificación mediante }a ¡;tceptación ex-
pres,a o táoita del deudor; será expl'er¡a cuando el deudo'r otorgue una de-
Claración, expJÍcita. diciendo que acepta esa cesión '(puede concullrir. a ]~
misma' e"critura de cesión declarando que ,acepta,' puede dejar constan-
Cia en un ,~lcta, puede h3cerlo e,n jpstrumento aparte, etc.); había acepta-
¡;:ión tácita, en el caso del arto 1904, que dice: .,' . .
"La a('hptación (hnsistirárEn un hech.o c:¡t:e Ea' suponga, ~nm, la 1itis
confesf:adón tC(:)n le} cesiíoJÍlarLo, un 'pil'incipio d'epagb ia1 c~:>IlJario. ~tc."
"'Ejemplo: El deudor no opone la excepción' die litis plendenda y en
tra a pleitear con el cedqnario 'sin' alegar, como h~mos 'dicho, la falta de
p,otific.ación. El de\:doi! que le hace un abonó al ces:ona:t;io, etc.
, Sea que la cesién h<:>ya 'sido notificada o haya sido acepta,da expre'-
~¡a o táoitamente, sus efectos son los m:'Emos y el crédito queda radicado
en manos del cesionario para sus y,elaciones con el deudor y c,on terc,er'os;
pero,' p.ara ciertos efecto's, para ~iertas' exct;pciones que' pudiera oponer
el derdo'!', no es lo mismo que la ces~ón haya sido 'notificada o a~l(P;fada.
En 'el primer caso, el deudor no pie dé . ninguna de'las excepciones que,
pudiera haber tenido con fra' el ~edente; 'en cambio, en' e~ segundo calso,
p:rde' la excepc¿ón de cr:mpen-,ación. ,
'Art. 1 6"59, in~., 19 C. C.: "FI .deri!or ql1e acepta sin reserva (<:t1guna la
de
Cldi!'n Ci1:e el ¡acreel<lr l:'EYia hec'h.o sus ~€l'eé.h~s aun tierooo;no po~"
drálOpor\~r len .(¡t'mp;enradén .álcesio¿ál'i9!os,áédit.os que ¡antes de la: aclep':
tadón ihubtEf.'le ItC¿ic.·P ¡c¡:cnt'lral cedente. ,
Esto significa, que mientras no se haya perfecc,ionado la ceslon, sólo
el c"t¿üte p:e'¿e ¿t:n;:,ar.¿ar al cl.et:dor y que" si lo demanda el ce'sion<lrio,
aquel puede oponer excepciones y de~conoce¡:le su personería. Ademá~, p,I\-
- 214-

tes de el!e, perfeccionamhmto, .el deudor podrá pagar válidamente al ce-


dente y sin derecho a reClamo del ceEionario; aun más, podrá adquir'r
excepciones nuevas ,en contra del cedente. Así por e:em¡:lo: comura a
un tercero un crédito ccntra el cedente pa:a hacerlo va.er contra éete !l
título de compensación.
Una vez que la cesión se perfecciona, es ¿ ecir, es notificada o acep-
tada, ,sólo el cesionario tiene perSonería para ,demandar al ¿ eudor y sélo
a él se le puede pagar válidamente y de'd.e el instante de la notificación
o ~ceptación qeja ,el crédito de pertenecer al cedente.
Los efectos de la cedón son muy. diversos antes y después de 1""
notificación o aceptación. Así, los acreedores del' cedente. mientras no se
haya notif.;cado la cesión, tienen de:echo a creer que ese crédito forma
Farte 'de patrimonio y por lo tanto, podrían embargarlo y retenerlo y.
t.1na vez trabado el embargo. no podrá operarse válidamente ~a notifi-
éación. A su vez, antes de efa notificación, los acreedor~ del cesicnario
no podrán embargar ese crédito, porque aun no ha entrado a su patri-
monio.
Supongamos que una persona (cedente) le cede un créil-"to a otra
(cesionaTio) y Stl man¿atario o apoderado, :gnora~do este hecho y pro-
cediendo con perfecta buena fe. se lo cede. al mismo tiempo a oli~:a per-
sona; en e1>te caso no ~e atiende a la fecha de la cesión sino que 'te
reputa válida la cesión que ha sido, notificada primero.
En el caso de quiebra, si, el cedente hace ceEión de un c-éd:to que
le pertenece y esa, ces:én es notificada antes de la declaratoria de quie~
bra, ese crédito sale, definitivamente de su patrimonio con respecto a su
deudor y a sus tercero.s acreedores; en cambio, si al momento de decla-
rarse la quieb::a, esa cesión hecha anteriormente por el cedente no había
údo notificada toc'avía al deudor o no había s:do acept<:>da po' éste,
es tarde para hacerlo. De otra manera, resultaría que con ante" ior'dad a
la -declaración de quiebra se mofificaría el patrimonio del fallecido. puesto
que con la coesién algo sale dé su patrimonio.
Art. IS05: "No intervini('nc!.o J.a notifieaci.ón o ac;eotaci'lón l!ohrt""ich~.
podrá el·d¡eu('iOr pagar al cedente, o oemba~arse el cr~ -it') ror a~l"~o<:l.lo·
re. del ctedente; y (m geremI, se ci,Cnddet'ará existir el crédito $ manos
del c;iedmf¡'!respecto del deuc10r y terceros".
Art. 1906: "La cesiQn de un créd,lt'o comprende sus (-~a"',z'!U', prl'>ile-
giO$ e hipotee.as; ,pero no tr'aspara :lais eXclepebones pert'.or.a!.es del ce ·~n"e".
Se hab~a aquí, impropiamente, de "excepciones pe:son¡oles del ceden
te". porque dendo el cedente el acreedor, lógicamente tendrá acciones y
no excepciones, Seguramente la ley ha querido referirse a privi'egÍC's, a
circun~tancias personales del cedente, que no van comprendidas en la ce-
sión.
Ex~pc:hnes que el deudor cedido pue1e oponer al c2lMona::-1:>. - Al
refl'Pecto, hay que considerar t: es clases de excepciones:
Desde luego,' hay unas que no ,dan lugar a mayores dific'.lltades, toon
las que tiene el deudor" cedido contra el cesionario. Por ejemplo: si '.le
procura un crédito de un tercero contra el cesionario o cualquiera ot,ra obli·
gación que diga relación con la persúna del cesionario.
, 'Hay otras el:cepciones que nacen del mismo título cedido, ,com,? se-
ría por' eje.nlplo, la r.ulicad ce la obligaci6n de que deriva el crédito por
cualquier vicio dd contrate (que sea incompleto, que esté faI.~ifica¿a 11'
firma del deudO!I" etc.).
Por último, hay un tercer grupo de excepciones y que son, las que
_C!I deu¿or tiene contra el cedente y que ~o, nacen del título , m~mo.
. . '" Sena
r_.
~te 'el ~caso d.e la' compensación (el deudor del ¿rédito 'cedido, era á
su vez,' acr¿e¿or del ql'e f,:guracomo acret~dor en el crédito cédido ()
<

, había 'cb~pradoaun tercero en condiciones "entajosas 'un 'oréditocon-


tra su acree.c or Fara h¡¡cerlo valer a tÍ'tú}o de compens'ación).: Esta ex~
,cepdón es enteram,enteextraña al título mismo' ¿e donde nace el crédito
y lo, mismo que ocu re, en la compensación púedé ocurrir en muchos casos.
, ,: ¿Cuál. de ~stas' excepciones puede opo:ner el deudor ceard.o al ce-
'siohano? La ,1'egla ge'neral es _.que puedeoppnerlas todas: 1<15 que tenga
''Contr:a el cesior:.ario, las que provengan del 'título mismo 'y IalS' que,sean
ajenas a él. Pu,eoen 0Ferar to,das, porque el Crédito paGia del cedente al
..cesionario tal cemo ex.:stÍa en mano,s 'del primero. '-, '
,Nada dice el C. C.aeste rel pedo, 'pero ello se desprende 'de las
disposiciones que vimos a propósito de la compemación.
AJ'1:. 1f5'9: "FI -deoo,ol'ql":e 'at';epta .sin 'l'e'ser\~a ¡l;\lguna la cesión que
teI a.cl"E'ft,ol' haya JÚ,d.o de !H'SCellochcs ¡aíun tercero. no p'odréJ (op,oner en
rom,pen.ic:!.ón ¡al ces~on,ar¡o los cré;Jitos que ,antes ;d'e la lacept,adón hubiera
PlJdit'!O Op:l'neT al cedente. , , " '
, Si~.a (,T~,ién r.·o ha lEido ,acepl¡ada,' p~drá el '<;"lEud,or op¡on'a'ri:11 ciesio-
naIÍ? ItDdo® lps créditos qutaantes den,otificárs,eTe la cesi6n haY\ll ~dqulÍr:ido
~ontm el cedent,~, al'n cuando no hubie,:en llE~gado a ser 'exigibles :sino des-
pués de ,la r.\:>tifka,ción". ' , ' ,
" Ya hemos visto q'ue cuan¿o el deudor cedido acepta' la cesión pier-
'de todo derecho a oponer. la excepción de compensacÍóñ cont':a el cesio-.
nado;, en cn.Ho, cuándo.léil cesión sólo e!E notificada qUedan a salvo to-
das sus ~cepci'ones. ' , ,
.' N~ fija el C. C. ,plazo alguno para hacer vaI~r estas ex~ep.ciones, de"
manera: que el d'éUiC or podráop~nerlas en el mismo momento de ser no-
'.liSiado o podrá espe: ar :el ser demandado para invocétIllas. S:n emharg9.
'tratándose de créditos nom:nativos, mercantiles. existe una diferencia muy
> funC'amental, pues, el 8ort. 163 dice: '
"El cJ.eudior a qwr.en se n?tiffque la <.1esÍól:1 y que tlenga i=lll1e bpbn~ ex_o ,
cepcionesl ,qne' ~') resulten del. título cedido. deberá bacerlas presente en
el' ¡acto c.)', &ta, notific\zc!:tn, 10 dE:i\1tro ce tercer.o día a más tardar, so pena
~e qu¡e mi,s adelante no serán 'admitidas. ' ' .'
,Ltes (exc't?'('cknes que ar'arezun ia la v,ista del doc,umentn (o qt:ie niaz-
d~n,'celci¿'ntrato, podrán ppone1l'se' co,ntra el ces~onario len '~.a !miStn\a flor-
tqa que babrífan podido op>ontattoe (!tontlla el C'E~dente".
E.I primer inciso de' este artículo se está refiriendo a lq:s excepcipnes
que el Mensaje melé llama'r' "ap!arentes u olcultas", porque por lo mismo
que no nacen del títuló, bien Fl,'ede ignoral:las el ces:onário si el cedente
no lo advierte de ello". Pues bien, elC. de .c., le concede al deudor
cedido un plazo 'de tres iÍals pa¡,aadvertir al cesionario de 'estas excepció-
n~ ,
, :', 'A este respecto, es preciso insistir muy éspeola!ment~" en el carácter
, de:esta ,notificación y en el carácter de la;' prote,Eta qué, deb~ ha'cer el
deudor. Desde JugO, po,demos darnos cuenta ya de que esta notificaci15n no
importa una qeman(la .ludicial, no es un requisIto de pago, es simplemen~
'te el cum'plí~iento 'd~ una de, lal! 'formalid¡'I.deS exigidas por la ley para
qué ,la cesión prc,duzca efe"ctcs y qUe tiene p'or objeto 'haCer sah,~r al deu-
dor que otra. p~rEona ha ocupado 'el lugar de su l'I.~reedor; tanto se 'asÍ',
q¡.Ie, aun puede regar a oponene, sin, qUe intervenga 'la justicia; 'y. CUél.nd'o
éstÍi ·interviene' consiste en :1.lU acto' de junsdiéción'vóluntariá. ,", ,", ':'
'Nd siendo :púes una d'emanda 'ni un reqüisito del 'pago, el
"¿eudót 'no"
mene qUe 0voner nin!¡;una excepción, sino sirrípleine~e 'hac~i'E~~ parte¡ ~\';l~
- 216~-

virtiendo al cesionario que tiene esas excepciones y. que las va a hac~l


'Valer posteriormente, en su contra. No pueden oponerse desde luegQ.,
porqúe las excepciones se oponen contra una demanda, que aquí todavía
no existe porque 'el crédito no está vencido.
Sin embargo. es frecuente que el deudor presente un escrito de "Opo,-
D!e' exaepciones" 1 siendo que sólo debe p,:'esentar un escrito de "Téng:ue
presente" para poner esas excepciones en conocimiento del ceSlion~ io. Lo~
tribunaleS caen en el error de dar "Traslado", con lo cual ~e forma un in'
cidente .
."EI crédito, es un bien incorporal que forma pa~te del patrimonio del
cedente y que puede ser ,áajenado a su arbitrio sin que le tenga que."
estar pidienc o el con~entimiento al deudor .Y lo único que éste podrá
hacer será opon~r las excepciones que crea convenientes en el momento
de ser demandado por el cesionario.
Ahora, en cuanto a las excepciones que emanan del título mismo, po'
demos decir que eEas no se necesita hacerlas valer, puede guardar silen-
cio y hacerlas valer cuando quiera.
La ley ha qt:erido que el cesionario no esté expuesto a ver pa atiza
da ~u accién de cobr:o por una excepción que no le ,había sido adverti:'/:'!.
por el cecente y que él desconocía; pero, tratándose de excepciones ema-
nadas de un títlllo, la ley considera que debe conocerlas porque él ha te-
nido participación en esas gestiones.
Del 'arto 163 se des'prfnde a contrario ::ensu, que cuando la ces:ón
.es notific8.d~ 3 aceptada, el deudor pierde &US excepciones, con. lo cual
~e está csmfümando la 1 egla general del arto 1619 del C. C.
ResponS3bilidad que queda pesando sobre el cedente. - Nada. d:ce
a este respecto el C. ~e C.~ de mado C'ye habrá que aplica,r lisa ,y llana~
mente la regla qt,e establec.e el arto 1907 respecto de los créditos nomi-
nativos civiles.
~ 1907: "El que '('roe un tté¿ito la título onen:>so,se haoo respo':'!-·
sable de, su ¡exiStencia al tiempo de la c,e:ión, esto es, de qü~ verdaclnra-
~em.te le p.erteneda .en ese tiempo; per.:> no r~') hace resp'nn'"'able de la
rolvencla. :c'~1 'CleudJqr, ~i no se compr;omete 'expresamente la i:!'lo; ni en tal
Caso se 'elltui(-;erá .qt:efe hac,e l'c::r¡:iCnfF,b!.e cl'e l,a solvencia futcta, siro sólo
de la presente. salvo que se comurenda expr'-l:sé'mente la mohnera, ni, se ex-
tenderá la ~pcn:!l1bilid8d sino hast,3, la concurrencia del precilo " emo'u-
mEm~ 'q1.:-e 11t biere n:rcrtado de la cesién J8 ¡menos qUle \expresPln~nte se
hayta~tiplli.ad!o otra Closa". . , ,
En doct;ina suele distinguirse dos clases de garantías que debe el
cedente al cesionado: las llamada's garantía.s de Derecho y las de Hecho.
Garantías d.a derecho. - Es la que le correspo~de a todo deudor y
la que se refiere, tratándose de créditos. a los efectos y legitimidad de]
crédito que se cede. El cee' ente responde de esta garantía. En cambo O.
la gil~ntía de he,cho se refine a la re€ponEabi!idad que pudiera queda~
pendiente sobre el cedente en caso de que el deudor no pague.
Pue:, bjen, según el arto 1907 del C. e., et cedente debe al r.esiona-
rio ~a garantía. dl~ ¿ erúho, más no la, de hecho, salvo est;pulacié 11, ex-
presa, y por eso se ve frecuentement'e en las ce::Íones una c!áusu!a que elice
que "el cedente quedará re~ponsable de la solvencia P!esente y futura qel
deudor", la cl!al, por ccr.stituir una excepción a la regla general. debe
interpretarse restr~t;:·tivamente;" .

-.217 -
Crédito él la orclen

• De éSJt015 no f',e ocupa ,el C. C. sino que se remite al C. de C. y leyes


especialc:~<. En, ~ecto,. él'art. 1908 del C. c., d,ice: ,
, "Las disposZcrt nes i! e h'ste título 'ni<> s.e apUoarán a las letras de <.1""m-
bi.o".JVg~J.;l~ a Ja I('rclt:n, accicnes al porlador y' ob'as espedes de, trasmi":'
.ión qrl,2 ~ rigen por el Código de COJn.req:;o 10 ',pOr le}'les esp~"¡ss".
,Prácticcwe,nte estos documentos se conocen por el hecho que a más
de designa~e el nombre del interesado, como en ·105, ncminativol~~ llev.:?n
la' c"láu~ula"a la (¡relen". Esta es la fórmula más uaca, pero no es una
fórmula sacramental y se podría decir "a d,:sposic:ón de ...... ,'· como lo
hace el arto 634 referente a 'las letras de camb:o, etc. .
, Es ésta 4na cláu¡-ula ,muy importante, pOI:que le permite a estós do'
cumentps ll€1;ar \:r.a serie de f\:ncÍcr.es que no pueden Penar otros docu'
tnentos. Son entonces, documentos de circulación, que pueden feivir como.
instrumentos de pago para reemplazar al dinero en el cumplimierto de
obligadon,es" y que sirven también, mucho 'más que los nominat.vos, para
obtener tré¿itos medlante. la oper~ción del descueu'to. .
• Cóm.o se· transfiere un crédito a la ord:en. - El Cód: go se limita, en'
el arto 164,.a c' ecir c;ue la cesión de 10lg 'doct:mentos a la orden se ha.cen
po: medio del eXtdoro,. pero no dice en qué consiste eSlta .operacjón, Sin
eÍnhrargo, en el párrafo de la letra de cambio (átt. 635), encontramos ,una
defini~ién g€l:erE'1 de la J;alabra er.d()2o: defínicién que sé encuerntra mo-
dHicada por el DIL. NI;> 777 de 19 de Diciembre de 3925, que la reem~
plaz.ó pOlr las:gt:iente: "EndoÉo es el eecri,to pue¡;;to al dorso cTe .la leLa
de .ca,¡¡:bio Y.dfn:ÉS dccnrentcs a la orde:n por ei cual el ten~dor trans-
fíe' e e,l, dcminío de la letra,Ia entrega en cobro o la consti,tuye en
prenda.
C9mo vemos, se comprenden aquí tres cla.ses de endosos: '1 9 ) En·
do-so traslaticio de .dominio,. que' sirv'e para transferir el documento; 29 )
Eni ~so por' el cual se t:¡ntrega el documento en cobro; y 39 ) Endoso en
ga;antía, que ,sirve para constituir en preflda la letra de' cambio.
E..} endo'<o ,debe ir escrito en el respaldo del propr..odocumento (In
dorsQ • en el dorso) o en una hcja adherida a él, lo cual ocurre cuando
-hay demasiados (1 dosos y el documento 'Se alarga mediante una hoja
que los frances.es Ué'man "alonge".
Es requisito en el endoso. que figure en el propio documento, para
que en él vaya quedando constancia de sus transfereD;cias f>uceeivas y para
que fe sei=a. quiln 'es 'el actual tenedor legíHmo dd documento; .
El endoso dehe hacé:lse, todavía, en cierta fo ma que la '~i~ma ley
indica y que está ccnszgraca en el arto 658. del C. de c., modiRcado tam-
bién por este DIL. N9 777. El C. de C. exigía que secondgriaran ,ll1U'
chas menc;ones;, por ahcra, nos harta indicar que. esas forma'i¿ad,es se h-n
simplificado mucho, siguiendo con ello }pa princip' o,s introducidos en líls
leg:¡;laciones extranjeras, y, el artícúlo pertinente del DIL. ~itadQ, ~ cad
UJl<\. copia literal de los acu~rdos' de las 'Convenciones de La Haya de
1910 Y J 9,12. . ,
.' M .. 658: ."El, ~n('bso tn'l:-laticio de ,~om~nio ,~e .cionte1b'ail" la fecha en
'que> re b-ct'J, .;,1 rnrbre.y /spel1ic'O, die }a J~er:J"'n~ J.'l qu:en .setmnsf.:ere la
letra yJa firm·a é~l €n(.~[an.t.e,o bien, ,.610 la filma de éste'~ •
. De esta dispQsición se desprende la <:]asificación d~l endoso tr"slati-'
cio' de dcminio, en endo.fo regular y ~:n endoso en b·aneo. El pr m .ro
tiene la fe~ha, .el lugar, nombr.e c' e la pl~l'sona a q~ien fe trim~fiere ,. el
documento (endosatalio) y la firma del que lo transfiere (endosante) ¡
2JS
en camHo, en el endoeo en blanco basta la firma del endolSante, y con
esta .lIimpJe rpeI}.ción se efectúa su t ansferencia sin: más requLitos y se
opera la cedEn., tató en lG5 rdé:ci~ne<· ~r.tre el e~dosante y Eilendos:lta-
rio, co'mo en las relaciones ~ntre e:te último y el deudor o t,erceros.
'I\'oe¡¡ r.{;cffario, er.tcr.ces-,. q1.:e ef'!a ces:én sea notificada o a::epta.J a
porelCet:<:'.cr, uta dnrle I:rctac:én pccuceefectos respecto de to.J o eJ
mt:r.dó,· sin' c;ue el. d€1:dor del doct:mento a la orden tenga conocim:en-
to 8'íq~ie a:C;tie se ha cpera¿o el la cesión, quecando obligado a favor de
eie cfl!icrario a e;1.:Íen r.o CCl::cce y a' quien fólo conocerá cuando ~l ~ré­
dito se le pre~:ente' en cebro; at:n, rr.ás, el e OC1.:mento podrá' p-::sar por va-o
rias manos sin .el ccr.ccin:ier.to del det:cor, d cual no e~tá ohlig,do a
favor de determ·:r.ada persona ~ino a favor de la persona (desconoc da de
anten::ano Fer él) c;u'e iea tenedora del docume~to' y que justifique EU
tenencia mediánte lós endosoE consignac'os al respaldo; a tedo esto se ha
ob-Jigac' o,· Fer el dIo hecho ¿e firn:ar un documento que lleva la cuám:.ula
a' la orden .
.':', po.r 'eeo, el ¿ ccnr.ento a la orden se presta, mucho más que el no:
minativo, a la eÍlcdHi{n t:n el ~cn:ercio, circula ccn la m:sma expedición
que la" rrcrc·c'a, y rcr 1":-0 1:n cccnr.er.to á la orden es ;jempre un docu·
men~o ge pago y de circulac:ón en el comercio ~ntemacional.
Exqepd-c:¡-,:s que 'el ¿leudOr <:2· ido puede oponer al oes~lO$rib.­
Al hahlar de les Ccct·mer.tos neminativos, ¿ijimos que el deudor podía
oFener ctrtra el eeE;crarÍo tcca~ las excepciones que tuviera cor.tra el
cedente, sin otra exigencia, que el hace las presente dentro de los tres día"
postericre.:-. a la eesién. En Cé: rr.1:::0, en los cré¿itos a la orden, el prin-
cipio ftr¿fTrcrtal es C;1.:e t:l ¿t:u<cr r.o Fuec!e cper.er al endosatario las
excepciones extrañas al (¡cennento que hubiera pedido alegar contra el
cedente. Fec'rá crener les exceFciones emanada's del tí'ulo mismo y las
que' ter.ga c·entra el c:ue' le p eser. ta el documento en cobro; pero en nin-
gún caso, FCClá elega- las excepciones personales que pudiera haber te-
nido contra el endosante.
No h,¡y una disposición de la cual pueda deducirse esta regla, que
es de derecho un:versal y una consecuencia lóg;:ca de la natu~aleza misma
del Cect:mer.to a la creen, Fuesto que el cet:'¿cr no se ha ob"igado a fa-
vor de ur.a· FeI':cr.a detern:inac'a ::ir.o a favor de una' persona descono-
ci{· a para él et"e fea tent:e'o'a legítirr.a del .doCl"mento al mome'nto de su
vencimiento. For ew, estes cect:rr.er.tcs ha.fen fé respecto de lo que en
eros cerJ ,tao Cerr.o lo ¿ecÍamos, no hay en nuestro derecho una disp-si-
ción expl e;a 'que ccn:cgre este principio, pero él se deduce de. los pdn-
cipiosgenerales de la letra ..
G'l.l1aJltía qllle debe el ceden'~~ a1 ce3~071);r1o. - Hay aquí otra d:feren-
cía substanc:al con los cr·éditos. nominativos:
Art. 663: "FI c:nc':lrb reg-cTar It.-r.stitvye ia tocios y ~da uno de los
en.':-Sl"¡-te3 f\Clic"ar;.rmente f'E(f'rnrb1e.s c¡~n el librador del vd-r de la le-
u'a., (1" r[¡r-s y rc< t n Ho, t:n d ~b ce .c¡: Ira de a~ptación o pago, oon tal que
las dI.1igatcias depresentad':n y ¡:rctesto se myan :evac\:laGo en U.::mpo y
forma".
. .JRay entcnces, una ga··antía de hecho, a más de la 'garan:ía ·de de-
recho, porque el endosante queda respondiendo del pago y d·e la solvencia
presente y futura.·.deL deuc:or, No es necesar.io, entonces, declarar cons'it.:.í-
da ~exp-re< ;aménteeSta, garantía, porque de pleno derecho c;omo. eón e~uen­
c-:ad:e::esta ope ·¡¡dén·.Tamada endoso,. queda el endbsante respondiendo
s-alidar:amente con el· deudor del pago d.e la obligación. .
;, ~·Ea ,ema. otra ¿ e las causales de' preferencia de los documentos a 1>.\
Ot,rd~n :3obre las nominativos, ya que los el:\d.osos les dan, mayor' efieacia:
puel ~to:que hay lnás deudores obligados al pago y si ha hab:¿o 6 o 7,en.
doses ,:EucesivÓs el enc'osatorio tendrá comodeudotes a esos 6 o 7 endo.·
sante:s, y todavía, al deudor primitivo.
Se ccmprende entonces que un .documento 'de esta naturaleza pueda'
ser, cobrado mucho más fác:lmente. . ,
A/Sí sucede re.specto de la Ebranza civil (j a la o"den (att. 668) yo,
en la transferencia de otros. documen'tos a la orden q:ue no se referen a
ppe':adones de dinero (carta de porte, cpnocimiento, póliza de seguro,
clc.); y en to-dos estos casos, el endoso se hace en la misma forma:

Créditos al porbldor

Se conOcen élrtos créditos porque en el documen';o en que co,ns'an ,no se


indica ~I nombre del' acreedor, o bien, si se lo in¿ica, apareCe a conti-
nuación la friK'e "o al portador". (Bonos hipótecarios,bOlletes del Banc'o
Central, balDOS de la deuda, algunaJs acciones de sociedades anónimas, d~·
ytmtures, 'etc.). 'En estos documentos no se indic~ ni siquiera d n-mbre
del aCl'eecor, -son pagad eros al portador; ,en eHos, el derecho se identifi.
ca con 'el tí1ulo, pues corresponde a quien tiene materialmente el título
mi~o yno le corre'ponde, entonces, al deudor, averiguar por qué med:05
llegó esetÍ'tu.1o a poder del actual tenedor.
, Qémo se e&<:túa iaeesión• .,:- D~ lo dicho se desprende que estos
créditos se transEeren entrega~do el título mano a mano, de la misma
manera' que se transfe"lría un b:llete del Banco ,Central.: ,
, , Art. 1f4: "La ~'Sién celes (~cl:rr't"'Iltcs'la la.ordeil1 fíe b1"trá prr Mg..
d~., cd EndIOSO, y la de los ooccmEntos 'al p',crtador por la Mt$ra t~adición
lllanu¡áI" •
. Es' esta la f.orma más sencilla de trans.ferencia. porq1,le at'Juí opera 'la
~d¿n,' sin r.ecesk'ad' siqt:iera <;le que se ponga anotaciónaTguna.
, ,Exoepcl;nn,eg que el deudor Ciedid:o IIL".ede oplaner al (~'s!.ontu'~b.­
Tra:tánd,ose de créditos al portador no puede hablarse de excepciones que
no nazcan del título ~i re ignora quién e¡~ el cedente. (.Desde es.f:e punto
de vista tienen la misma eficacia que los títulos a la orden). '
Garantía que'debe el cedente al cesionario. - Esto f uye po; sí solo;
.fes evide:r:te, que ~lce-dente' res!-'cr.'¿e de la garantía derecho, eS decir, de
la 'que ¿ice relación con la legit:midad d el título.
" Los créditos al portador tienen el grave ,inconveniente de ofrecer
grandes dificdta<"' s a su dueño, cuando son perdidOlf, robad os o hurta~,
doS, po':que el dndor no tiene por qué ave iguar la persone:ía ¿e qu~en
presenta el Útulo. Es ú'ta, una desventaja evidente de los titules al por~
ta<!or respecto de los títdcs a Iaor,den y se ha llegado a exagerar eSta
idea, dicin:'¿o que un título al portador no es, su:ceptib'e de reivind ca-,
ción; sin embargo, esto es erré neo, ni ~l C. C. ni él C. de C. hím excluí·
do la accién reivindicatoria de los títulps a-1 portador ni pa:'aello auto'
riza.la, fCltr.a, de t,':a¿ícié~, e·so sí, que para que proceda la acción l'e:VÍn'
dicaioria: es preciso comprobar previamente el primitivo dominio y laider:"
tidad de la cos.a que s.e trata de reivindicar. (Tratándose del título al por~
ta<!or es dHícil cumpV.r con ~.tos requisitl's). Ha hahdo al re'pecto. di.
'V,e¡:sas sen~encias ¿~ nueStros tribunales y la última' de ellas.es la de 26
df! Novi~mbre' .2 e 1907 (Rev. "de erecho y Jurisp .. ;tomo VI. 2,~ parte:
~ci6"n ,H, p~g.l iO) 'y porw intermedio l~ Corte Suprema acePtó la rei~
yin(Hc~dén de un bono hipoteca'Ío· (título al portador) porque el deman-,
. dante pudo comprobar 1<1-. jQent:idad de S:Us bonos medi.mte su numera"
- 220-

ción. El 'demanda¿'o se había ,excepcionado diáendo que los bonos no eran


reiv~ndicablt:S, ¡:er el ~¿lo hecto de ser títules al portador; en la sm,en-
cia de primera ínstar.cÍa fe ne:gó h:grur a la demanda, pero una de la3
salas de la Corte de Apelaciones revocó e~e faJo; interpuesto el recurso
dé ca'>aci< n en el fcr.¿o ccn(ra este úldmo fa:lo, el fué rechazado po, la
Corte St:pHrr.a, la ctél-l ccrfilIr6 la sentencia de la Corte de Apeladonei!
y la reafÍlmó en algunos puntos.

FORMAS ESPECIALES DE CESION

, Efectos púhUcos

Arl. lF5: "La c-hf{!P" i'e ,E'l"edC'S rib1~Cl"S rf'l"'rrv-b1es re ¡'rrá en la


torr-.'! "..-~ '1eterrr";~l!E:,n las leyes de I~U C'waci¿n ,o los decre,ttos q-te \8.utoric:n
sú: w,trJirión".
Como esta e-perie de efectos (bonos hipotecarios, bonos de la d ud:l 4

interna y externa, cebentures. etc.), fC'n gereralmente al po tador resu'ta


que habría aue seguir las reglé"s ¡renera les, tratándo~e de su cesión.
~:n er.:cbargo tratár..~ ose de Jos debentll'res exis,te un úni,.o caso de ex-
cerc:én, rcrC:1:e tnrl:Ur. ft'ecen fer rcrrirat:vcs o al po tador. Por rt~,,!,'a
general, las ¡::art~l- tienen plena I,:be'té'd rara darle a cua1ql'ier tí,tulo de
cré;'ito c;re erritrn, cl'aJc-u'era ci las ferrras que hemC's señalado, lo cl'al
acarrea ccr.f,ecrerc~as fC bre la forrra de ...:esión, sobre las excepriones q'!e
el denJor ('('cice> rl'f'i',. n""ner al cesionario y sobre las ga:antías q~e
d(!¡be el cedente al cesionario. ~ I I
'!
Este princ:pio general, se ve confirmado por lo dil'pue~to en el avl.
176, referente a lé-s carté'S ¿e perte o carta~-gda ('l'e es un documento
que se otorga eQ el trarfport~ ,te'rrest:e; en el arto 514, inc. 3 9 , referen'e
a la péliza, c'cn'rr crto c::t:e se f'rrite ecn ocaE:;ón del eontré'tode seguro;
en el a t. 716, referente a las libranzas; en el arto 1051, referente al co-
noc'miento, decL'mentos qre' se otorgan en el Eetamento o .transporte mOl-
ñtimo-; en el arto 13 de la Ley ¿e Cuentas Cordentes Bar.cária¡¡; y Che-
ques, etc.
Sin err.bargo, este mirmo prireipio general referente a la libertad que
tienen las partes rara c'ade a les títt:lcs que emitan la forma que quie-
ran, reccnece va ias excf.pciones. Ad por ejemplo: la letra, de carr.bio ne'
cesar¿l'tr.ente ¿cbe ser o:tcrc'ic'a a la oecen (art. 634); las acciones de
socÍ.e¿r<es erérirrés ro Frec' en r,er 'a' la orden, ~ólo pt:eden ser nom:nati,
vas .o..al portador (451) y rara temar la forma a.l portador dc:berán estar
totalmente pagac' as (449); lo mifmo ocurre en los deventu: es y con 1a3
cartas, él(:'(T,es ¿e cr{¿ito c;t:.e r.o pueden ser' a la orden, s:no s6lo nomi-,
nativas- o' al portador.

EspecíaHdades con respecto a c:ertas clases de títu~os

, Hay cesos' ,de doementos rc-minativos que,' contra' todas las r~g'as,
pueden tu'nfcr:rseTcr ereo'roO; hry otroE cases ce documentos a la o den
cuyo er.doso cebe €c'rreten:e a reglas eepeciales, es decir:, se ex¿ge pa'a la'
tram-ferencia formas espec:ales, diE:ir,tas de las que' hemos e:tuciado.
:A'propó: ÜO dejas éfcciones de las sociedades anónimas, acabamos de
deci:r'Que conform~' al arto 45 I sélo pueden sér ne'Illinativ~s o al poItad-:-r.
Pues bien, ¡¡c;d ercentré'rr.cs la pa ticdaric'ad' de'que un doeum~nto nomi-
nativo., pueda ser transfer:do por endo!,,\ pe o este endoso es slln garantía,
o sea, no deja al endosante responsah:e del pago.
Art. 451: "La.s, :'u:cione·s def'miftvas pued!en sea- ~mimaf,~ al' pót'o:
f.,~d¡or. , , "
, Las pr:in::eras son uÍ?nffe,rIhl€s r!<'r in:scrircién o por ;endpsPsÍn ga..
ran.tia, y :Jlas teg1:T.,'as iP0'l' la mel"a t!w.d-ición del título". ' , ' '
. 'Se dice aquí que las accicnes ncminat:vas, pueden t':ansfe~irse por qn¡s~
'CT:pdón. EI;~a ir.fnirrcién ccrsitle en la Ellctac:én ele la trqlsferencia'en
un Libro €~¡:€cial C;l:,e ccr.fOlme a una ley suplementa!Ía ('.eben, llevar las
J urita:s. Generales d.e AcciOI)":I~.tas y, que se ll.ama "Regidro die Accionista~";
mientras esta c¡:eracién no se efect6e, sigt:e encsiderándo~e cOmo accjo~
nistas para lod:os J.os efectos legales a la persona ,cuyo nombre' al'í ,f gura. '
Dt.a inscrirdén 'dcre a H.l.haler a la- ncrficacién que se hace,al:eleudor
en l~ céSión de de:echos.
, Algo raree,:¿o cct:rre en la transferencia de los bonos .~mit:cJo,spor
,las s~ciecades" los deV'er.tures, a lcs ,cuales ie refiere la ley N9 465} ,:de
21 de Septiembre ¿ e 1929.. y que en su arl:. 9, dice:
"Los títuIQs.ó) todo borl') pQdr.án ser 'r.\omm:ltivos !o hl plortladb!r' y de-
bttán ("~ ntenu la3 lSiguient'eS i.ndil'\-(.~1,ones ................ "
Se han adeptado aquí principios semt'jantesa los ,que indiGamo/s res'
pecto a la transferencia de acciones dewcie¿ades anónimas, pues el art.
14 agre~a~ , . , ', ,'
"La d~~ón de los bor.os nlomÍr.htivos ~¡e lúrá ,por end'?sio ¡en el mismo
título, tubscrH> por fal <odente y ¡:\:>r el c.a:ilonari:l le inscdto en ,JI
r.egistrrn
a que se iflE.fiier~ ~~l \'1rtículo ianter~or.. " ' . . ,
, la <~dln le !les lcus ,al }:cr'Jador se bar€. por la 'mera tdadición roa-
ntlal".' .' , '
, Em,Ia Ley deCheql"es (DIL.!\Q 394. de 23 de' Mayo de 1925), en-
contramos oitra particularidad, pUt's en su lilrt. 14 dice:
"El ch<'Cl:t~e ¡en qt1e re J:~2n l:crr2c'\0 .flCn!1:f'<!rnente ~s r¡..,.rabms "a la
~:l"c'mn.',' ~ '1a.1 r<:riTc,cr", ¿da ce &z:r. tr;an:;f€,ribIoa y sólo pQdl'á Im,gru-se lB:
!la .fetq¡na 1\ C1:yo rrtr.hre f'té g~rado. No obstante, pcdrá ser~dO'<ado a
1l':Il Banco ~n com.i.sión c.e cobranza y ún:,camante por la·per_ona a cuyo '
nomhre fué girado". ' ."
Vemos aquí restrir.gi¿o el derecho d,e endoso en ·cuanto a,l c.arácte~
que éste pueda tener. porque sólo ,pued'e ser endosad,o en' mandato.: y en
cuanto a la persona dd endcs,atario, 'porque sólo puede ser endosado a
favor d~' un Banco. ' .
, En cuanto a los docutnentDs a la or,.l'.m que con"tan por 'escritura pú-
bli~ podemos decir que no hay posihilida:d de endoso. Es ¿ e .la esen-:Í'a.
del endoso que conste en el dcct:mento. rniEmo, porque ,es" menester que
el ckcnr.ento l!ev'e en sín:im;o la p. ueba de su' legítimo tenedor y para
que el último endol:atario ver:Eque su calidad de dueño, m~dante la se~
rie ~ucedva de 10& endosos; además, en un, pagaré' o ,en un~ l~tra pe,
cEmbio, el fr.ce,so irá al reiEFal¿o cel ~ocrmento y. sólo podrá' dars~copla
por au-torizacién eJfp':eta de la. ley, de rranera q~e en to.co end~so hay
l.a certeza de qt:e el er.dcsataúj tifne el dccumentq origin,al o ia c~pia.
Tratándose de una "escritura, esto sería h;nposibIe, po que el' documento
~riginal está in~orporado al., protocolo y .no se po,drían endosar las 'cop:as.
porque el Notario puede da~ 'tantas ce eras 'cuantas se le pidan ,y el en-
desatado r.o kr.clÍa de Hta n:ar.era, nü;guna seguridad de que su mismo
endosante haya endosado otro eiemplar. ele eSlt.a ercritura a otra persona.
Podría ¿fcirse ct:e ~s.to se nhar.arÍa haciendo el endo".o en la p imera
copia. pero e'ld no' puede ha~erse, porqiIe no' hay ningu~a ~r~posici6q,
eJCPresa del C. de P. c., qt:e así lo establezca (fuera del méritoejecuti-
yo). 'Además, ,
hay otras disposiciones de nuestro
., ~'~ , C. C. ques~n·
.. ~
:un:.
,
óbs'
ticülo ph~ e'l er:co(o ce un 'documentQ a la orden que consta por escri-
tura 'pú.blic.a.
,. ' , ·A~t. 1707: "La escritul"a$ privadas hechas por los c'>ntratantes para
~t;er8l' lo ¡l'~!!iCtado en escrih:l"a pública, 'Ilopl~dudrán ¡efectos .contra ter
'áe-4ail• " " ,
Tampf.lq'l 11) producirán las c'onf¡~'a--escrit1l'~as, cu.t.lndo rh se ha tolI!l'ldo
r8:a1tnd.e sir ccn!;mi&o al m~en de la escntUl'a mlltriz cuyas di~pos·cio.ne:>
re dtt:1'\Cn /al Tia. d'llt:n·~cral:.1~ y del haaslac!o en c~ n virtud ha obrado
el ~~o".
El endcso, que es un actoprivacJo, caería dentro de e~ta disposición,
yen' toñs-etuenda, nQ produci ,íá efecto re~pecfo de terceros; pára que eso
puaiera hacerse senecedtaría una ley expresa y hay varios casos de ley~
dúctácas en los últin:.ctS añcs éri que esto se autoriz~ en casos particu:arí-
:simos.' " " ' "
Así, pod íamos citar la Ley ~9 4591, de 12 de Febrelf:> de 1929, pu-
blicada en el "Dmio Oficial", de 13 de Febrero de 1929, que d:ce: ,
Art. 1: "Los créditos a 1a óroen qU:e consten 'de el'c..nura púb'ica po-
~rin .el" lti-r!'tlCrilts roer ier.¿~!'o al J?ar.t'O Central ele Chi'e, por los Ban-
éps accionistas pa::-a sU descuento. o ndescuento en d,~cho Banco. ¡iempre
qt!e «m,plan, ¡adur.ás, un los n:qwsitcl! y t1ondicJiones que ¡exiE,¡e la ley or-
¡á-'itÍea dd Banco Centra}""
Art.2: "El !endoso c~;!berá .extenderse, la dontint~¿ón, 'al diorso o al
margen de la prud:1ra cop;a ce escritura y su f.:rma será autorizada !)Ot' un
Notario Público. En lo demás, el endoso se sujetará a las reg~as genera!es".
Art. 3: "La cesién pcr endlooo, oonronne a \98 artíC#Jos pr.leced'ent~
oomprende todas, las fian~as, pr:vüegios. hipotecas y demás garantías del
qrédito oed,ido 'Y c:cnstitul'le lal endosante en oodeudor sbli::.lano.
, En virh..a del mifllllO e!llcoOs;o, podrán há<t'ers.e fus inscrlpc:or;s y ano
ta~·nes)en los !registros que clm:espondan y cumplirse las d,emás fornuli-
d8CIes a que ~ya lugar". '
r ' , Al:t. 4: "La presente ley >empe:i:iará ,la regir desde la recb¡a ¿le su publi-

Q!l.CÍ¡Ón en el uDiam Oficial".


, PodemQs citar, también, la Ley de Prenda Agraria, que estableció el
trasp~o de' la prenda mercantil (Ley N9 4097 de 24 de Septiembre de
1926,modif'icada por la Ley NQ 4163 de 24 de Agosto de 1927) que en
sus a"rt ícul o\" 5 y 7 dice: ,
Art. 5: "El clI?ntrato (<<e prenda (agraria se perfecchna entre las parieq
1.~ réSr't'!do de tjet«l1Cs por lescritntl públioa ,0 p'lr 1e!cri'Ul"a priv¡ada, 'auto-
rlnt¿a t:cr 1t:n Notario o P'Ol' el Oficial del Registro Civil"" .
Además, este ccntrato debe ~er in~crito en un registro esp,ecial que
lleva, 'al efecto el Comervador de Bienes Raíces y que ~e !Iama "Registro
de', Prer..c'a, Agraria", y cerro la cosa empeñada queda mater~a!mente en
poder d~l deudor (haciendo excepcién a los p:incipios generales ¿e la
{irenda, que es en ce 1: tra to real) esta inlSCl'ipeÍón desempeña el papel de
úna ehtrega fida o" úmbólica. ' .
;' 'Art. 7: "El ¿'erE(!~ eJel 'aC1'6edor prendario es transfen'b1e J!br endo--
~,«crif\(i 'a «ntint:lB.ciin, al margen 10 .,d dlO~ del ejemplar del Q,ntrá~o
..'- "to" •
$~ "
. ,. En primer lu&ar, vemo.s cóm'o aqpí no se exige que el documento
te,nga la cl~u~ula a la 0t:'¿ en para que pued~ ser transferible por en.doso y
á:unque:fuera 'ncrninativo podría ser cedido de ,esta manera; en segundo
lu~ar, ,aünc¡ue conste por, ese: itura púbrca, el documento es, susceptible de
!ter fransferido' por en~oso, y este endoso s6!0 podrá hacerse ,en el e!em-
pkr' q\¡-e h¡"ya ,~,:do in$~rito en' el, R-Egistro de Prenda Agraria.' Además,
"est~ eiidoso' tiene "otras particula:'i¿·ades en cuanto a s~s:.requ~sit,os"po'rque
~l'in~ 2~ cl~. arto 7; ag ega: .' .'
,.', ..~'El €,Iidoso:deheri, contener la fecpa, E}l n.omb'.·~•., dom~ci·io· y f1:n¡nad,~l
, ~d~s~nfe'y ~el eln¿csa~r:i¡o- y ser\at¡.t'cri.ml~'ls "1=01' ~. J1.U1~50r.~:i!:~l) jn,4:~t;ldC)
' 1 5 . .
en le1 (arlícu:o.,'; ' . ,'
. ,". :,' . .. ". ", , . ."
• J" ~ ~"1,d ',dmf1es y endiOsata:r~.os ~,on IJol~ti3riam:ent~ r2spul)slabf.e¡!l del,p~'
go (~.) la • blig¡aci¿n ,p·renda1'Za.
'EI,'It-¿~E!atarilo .debuá ¡a~,ctar el ,end~ys;o e~ el Re·gistrlQ deP:.landa
A~"., " ",:' . '. , ' ., ...
, Hasta ahora no habíamos visto ningú:n ,encoso e~ que se, exigiera"..1Jl
firma dei ~n:dcs.atario; aun más, eifte encoso debe ser ?utorizado,por un
Notario o p~.H .un OEcial del Regil,tro Civil.: Se hací~ necl:sar~o .,asegurar
Ía'auteniicie'ad ¿eedes er<;'ctles, 'Ferqt:e me¿iante ,eees se,v¿ene .a mo¡¿i-
.ficar les ef(~tcs¿e t:n ccntrato otorgado por escritura púbEca. Por último,
este er.ceEo ¿d:e 'EH Er.,etÉco en el Registro de PrendaAgl'a;~~. . .,' .-
" 'Ca~i idénticos prin,cipios se .aplicana la ,Prenda IndU:3tri.'1I\ 'según la
cual tamb~én puede' con:,tituirse prenda quec' ando mate:,ialmente la cr:'sa,
en: p.oder del deudor; la entrega se hace simbétcamen,te, mediante la ins-
,ériJlción en un Regiüro especial anilcgos,l que eStl,ldian;tos recién ".al tratar
¡::le la p .enda agr.aria. , " . . ,
." La misma ley que creó la :Prenda Industrial, organizó ellnstitut() qe
Crédito ]n(;h;~triel, FetO no per .esose puede dedr que éste .tenga el prl-
vifeg~~ ce 'éeÍebrarestos centrat.os porque cualquiera persena puede,ha~
cerIo. ".. . '
. Se' fij6 el texto definitivo de esta ley p,or Decreto Supremo NQ 30 ~7
de .30. de ".hmio de 1929, cuyo arto ,19 hace una, referenc:a a,la ley d~
pr'enda agraria;' é ' - ' , '.

, 'Hay. algunas diferencias eh cuanto a 'la forma misma, 'd~l. ·co.ritr~to.


porq~e .cuauC: o se celebra po'r instrumento.. privado sól·o pued~ ser ,autor;¡-
zado por un NotarÍo y no por el Oficial e' el Reglstrq CivJ. El endosó debe
ser hecho en el ejemplar 'tIe ;:a escritura púb":ca.. ", " .
Ventas a plazo.- Ya vimps algo de la ley 4702 al trat,ar ¿e la CQ!n-
plaventa; . explicamo~entol,1ces; cómo se hahía ap:icaco,á -las ventas a pia-
zo"pl;'indfic$ ar€lcgcs a lc;s c;\:e herrcs vi to en la prenta: zgr¿Tia y en lJi
,prenda in¿ustriel Fara garantizar los dere:chos del vendedor ,es'tando la
cosa, en pode" ,.del' com,prador. . . ,
, Art.2, ley 47C2: "El {{crf~af.o ce ccn-'rraverrta y el ¿"El prendlll q"!e
e
la . .¡tC<"MIa, ebe'réÍ:n. cdfbl~rre Qnnjunhlr-iel.l~e F,or escr.itvnl, púF ien ~ p'lr
inshurenfo rriúcn ufc,rjH('~ f'er t'n rkft'rio o por el Of"cir..l dl~l Reg~.
b'Q .Civil eQ. la ¿:'1Tl'r~ ,clrnc",h· !ItO tuviere \ru~ientol".lll NoJ:dQ~''¡ ,'"
" ,: Árt~ ~,. LeyA102: "Los del~chos .Ocl .acl'(,.&edor p~ariosi ,eLC'l'édi!o
~re.a 'la t ri'en, ~e~in .trt'nfni1:!!€~, r<,r er.doso a .Glnntin!!~ción, al ml'\l'g',en
Q al ¿o,eno ¿e~ tíh:l0, rrwritc in le !~ primee'a 'cop~ si .fe tl:la~air41 de, ~ct:')~.
ra p6hI1cii el endoso deberá' conten:er el nombl'e,apellido,y dQn:rciro, ,:.dezl
endosatario;' la fecha en que se haga y la finna del endosante. Sin estas
atlllCrlzl'dcnes ,.el <(nc!'cso ¡r./O prcé!t::cira ,efe1cto contra ¡el d'e'l:dor ni contl'a
t~l1:.>5. . ' .
El erecto 1C~'Il
Th!s !r.olclt!l"'ic'zc'.es, rre.t,criflas l(\:~nstitwifá oord\'!.",t1.m~te
1't'spon'able al endo~ante del c"mprm'ento de la ob'igación per:onal, salvo
estipulaciin /en cc,ntrarIo q'l"e de,berá,8.paréc4;r en el mismo endo:\o pa:\a que
pl1Od~('Ja (eibctos ~specto <'te terool1Os". .
,Desde luego, a difere,ne¡a de lo que hemos visto al tratar de est«s
prendél¡~.
especiales, para que pue,dan t amferirse por endoso. se exige ]a
dáusula "a la orden" (lo cual está más de acuerdo con los pr ndpios gene-
~ales) ,y también pueden endosarse los títulos que constan P,O! escritura
- 224-

p~blica, sierrpre que esto se haga en la primera. cop:a, Además, se exigen


aquí laiS n'li~más ind,icaciones generales de todQ ene' o~o; pero' a el feren-
cia de la prer¿a agraria y p:enda industrial no se exige aquí la firma del
e:r.¿Cfé'tnib r.i la ir.;:crirdén en un registro espec:'aI. .
. .AlmjllcelDes G-.merales de Depósito. - . El texto definitivo de la h'Y so-
bre esta materia está f,;jado por Decreto NQ 38 de 4 de Abril de 1932
que reh:ndi6 en un sclo texto la primera ley NQ 3896 c'e 13 de Febrero
de 19.22 eon las mcc'ificaciones introducidas por la ley NQ 5069 de19
de Febrero de 1932, Eti: e!ta cna mater:a muy importante de la cual nos
ocu¡;aror.~ ccn detalles al estudiar el depósito y la prenda mercantil.
Ya habíamos cicho que eEtos Almacenes es~án autor:zado s para €mi·
.tir dos clases ¿ e doctlmentos: el certificado de depésito, que es el do' u-
mento representatl:vo de las mercaderías y mediante el cud N~ puede ha-
cer la trar.;:fe:er.cia; y el vl!Ie ¿e pn:n¿a o warrant, que sirve para 'cor.sti-
tuir en ¡;rcrc'a et<':s n:ercac'eIÍas ffie¿iante su ;:imple endoso, endoso que
re hace conforme a los preceptos contenidos en los arts, 4, 6 y8 de esa
ley.' .'
. Desde luego esta ley no exige que el certificad'o ~sté extendido con
la ch\usula a la orden, y en su arto 4 dice:
"El dóminio de las :--hpedes depositadas en los Ahr.hd~nes G.ep'era!,es.
~ tra!IUñe'l"!e lr'ectJante el -eni~f.¡':) de los c€lrt.if~(/ados da dl~pósi!rl.
L'!l prenda ¿¡~ las 'especies depo~ita:!as se cf)nstituye nlJdia.nte bl en-
doso <le! t"eSpectivo vale".
Art. 5: "El certifirüdo de ct.epósito y el v,ale de prenda PUI:):!en endo-
~ fa flave,r ce d~stlnt8s rerrl<'nzs o de .una misma".
Arto 6: "El end'oso cel (;ertifjc'a"o de deró$if'q y del va!e de p~a,
hechos ccnjrnta >O ¡jeparat~'3mente, de~n ser fechados,
Eleln~l'~ del vare ¿e prnlda h.echo separadamente del ~doso del
certiñ1'lC.~ de depósito, debe ,enumerar a ';]más:
1 Q El nombre y domiciJJ,o ~el cesionario;
. 2 9 El monto del 'lapital e intereses ¿·el crédito; y
3 9 H1. ~ha del vencÍn::ientiO de dichos créditos".
Art, 8: "Todo endosClt:al~;) de cert:f1clado tle depósito y ea prhner en-
dCi'ahu-lo i'1?1 vale ¿e prenda dE·berán hacer fa,t:.otar el endo!f.> "~n el, re6-
peOOV'O Registro &1 Almacén General.
De este acto se tomará razón len el ·,rertifi6loo p lvaJe' d,e pl.'Ie'Jlda cuyo
end.o~o ~ ·anotará.
. Mientl\as il~ se ~fEictúe laar.otación, :el ¡endoso 'nO producirá efecto
lÜguno".
Cae a Almacén General lleva un Registro privado. en el cual deben
all(.>ta:~e estos endosos. ·llemaffios la aten~ión acerca' del hecho de que es-
tasexigencias rigen para todo endoso de certiEcado de dep6sito, ya sea
el primero, el segundo o el te·rcer endoso pero sólo' para el primero de los
endO'.os del vale de prenda.
índice

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