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Derecho Comercial
SANTIA.GO DE CHILE
1 9 3 5
Índice
INDICE
del
Tomo I
NOCIONES GENERALES
CODIGO DE COMERCIO
LIBRO I
De los Comerciantes y Agentes de Comercio
Título 1º
De la calificación de los comerciantes
Título 2º
De las obligaciones de los comerciantes
LIBRO II
De los contratos y obligaciones mercantiles en general
Título 1º
Disposiciones generales
Título 2º
La compra-venta mercantil
Título 3º
De la permutación
Título 4º
De la cesión de créditos mercantiles
ÍNDICE GENERAL
DERECHO CO.VlERCIAL
NOCIONES GENERALES
por la cual no puede decirse que sea ia primera recopilación del Derecho
Comercial. , bl· . f;
," Sin embargo, a pesar de no tener ningún carácter o 19atono ue se-
guido por todos los comercian tés y gozó de ~~torid~d ~eneral, h~sta el
punto quer'i.gió, en España, hasta la promUlg~clOn. del pnm.er Codlgo de
Comercio (1829), conjuntamente con las Ordenanzas de BIlbao.
. Esto nos demuestra la importancia que tiene esta recopilación en la,.
cual se tratab. todas las materias relativas al comercio marítimo con, excep-
aión de los seguros! que 'entonces np· eran conocidos. . .
No hay en el Libro del Consulado ninguna referencia al Derecho Co-
mercial terrestre, con lo, cual se confirma lo que decíamos hace un mo-
mento. -
Puede entonces considerarse a esta recopilación como la ~se del De-
recho Marítimo moderno, y aún hoy los comentaristas hacen 'referencia a
las solucione,s que é!.llí se daban. .
,Nos corresponde referirnos ahora a los Jugelllents o Roholes de Ole-
rón, otra recopilación que tiene igual, importanc,ia y que corresponde a la
misma ép'oca, de la anterior y respecto de la cual tampoco se conoce la
fecha eX!acta de su aparición, ¿¡ lugar de su orígen ni quien es, su' autor.
Son atribuidos por algunos auto~es a la 'reina de Aragón quien los
habría hecho promulgar como ve:dadera ley; sin embargo, nada ha,ce
creer que hayan tenido ese carácter imperativo, pues sólo aparece ser una
recopilación de l~s soluciones quedaban los jueces de comerdo 'a los
conflictos que ante- ellos se ventilaban.
El n~mbre de roholes viene de la costumbre cjue, existía e.n ese tiem-
po de escribir en rollos. Olerón es e~ nombre de una isla francesa.
Se puede decir de ellos, que spn una recop,ilación de Derecho consue-
tudinario en que se constaron los usos y prácticas! seguidos en el litoral de
los demás pueblos marítimos del continente. Sé tratan en ellos, sin orden,
en forma más bien didáctica, las costumbres conocidas en el comercio dé
mar sin' hacer referencia al seguro marítimo. '
Los Roho'les de Olerón tien,en tanta importancia como, el Libro del
Consulado del mar, pues de ambos puede decirse que son las bases de todas
las instituciones posteriores del Derecho Marítimo, y aunque no tuvieron
el carácter de leyes fueron sentidas y observadas en todas las regiones de
Europa y dieron orígen a otras recopilaciones como los ]ugements des
Dames, las Ordenanza$ de Wisbick, etc.
Además de estas dos grandes recopilaciones (ILibro del Consulado, y
Roholes de Olerón) pueden señalarse otras, entre las cuales sobresalen
principalmertte los llamados Estatutos de las ciudades italianas. En la Edad
Media adquirieron gran auge algunas ciudades del N. de Italia que luego
,se tra~3formaron en repúlicas irJdependientes que establecieron grandes
factorías en las tierras conquistadas por :105 cruzados. Esto le' dió gran im-
pulso 'éll comercio y la nobleza comenzó ya a dedican'e a\:;¡,ertamente a la
profesión de comerciante. Se estal;>lecieron tribunales especiales. corpora-
nes de comerciantes, etc., y poco a poco se fueron formando recopilaciones,
que tomarOn el nombre de estatutos, en los cuales se c.onsignaro'n las reso-
luciones dadas por 'IOSi jueces de comercio, recopilaciones, que fueron a la
vez de Derecho COl'lsl,letudinaro' y de ] urisprud en cia.
Los verdaderos comienzos del Derecho Co~ercial actual se encuen-
tran en e~tos estatutos y allí podemos advertir las actuales modaliddaes
de' las qUIebras, del mandato, etc. '
Hay una multitud de estas recopilaciones, y no vale la pena hacer
mención de todas ellas,: los Es"tatutos de la ciudad de Trania que datan
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del año 1063 y que constan de 62 artículqs; los ,de Amalfi (1131) ; los de
Pisa; los ,de Venec.ia (Capitulum Nauticum); .etc. . ., .
. . Finalmente citaremos el Dereaho ComerCIal de, las ciudades ansIah-
cas que formar~n más tarde la Liga~nsilÍlti~ ,con fines: polít~cos y con:~r
ciales. La autondad central de esta LIga I'esldla en un congres~ o reUMon
. de los diputados de las ciuda,des, que se reunían peri6dicamente para fijar
las reglas por las cuales debían 'l'egirse las relaciones de las ciudades.Es-
tas reglas se consignaban en actas ~ es allí donde se encuentran las normas ,
de Derecho Comercial porque se regían estos pueblos', una de las recopila-
ciones más exten{as e ,importantes es 'íla que data del año 1247.
En la Edad Med.ia hay también1algunas recopilacionés que nos inte-
'resan, que aparecen en España y que dejaremos para cuando estudiemos-
la Historia de la Legislación Mercan,ti! en Chile. Estas recopilaciones tienen
la importancia de haber regido en nuestro país hasta .la época de': la de-
claración de la Independencia.
OTRAS FUENTES
LEGISLACION COMPARADA
Hasta. este momento nos hemos podido dar cuenta de que casi todos
los países de Europa y América tienen codificada su legislación comercial.
Hay; sin embarg9, tres paí,ses en "que se Ihace escepcioiJ. a esta reglá, en 'los
cuales no existe Código de Comeraio yen donde el Derecho Comercial oo-
· tá constituido por una serie de leyes escritas y principalmente por la cos-
tumbre, nos referimos a: Inglaterra, E. E. U. U. y los países E:scandinavo~
(Suecia, Noruega y Dinamarca). I
cretas, Reales Cédulas, Autos acordados, Ord~lJ..es, etc.); las cuale~ eran
comunicadas a las colonias por el Consejo de Indias, cuerpo lega'l dictado
por Carlos. II . en 1680 muy deficiente po: el h~cho de 'ser un. fárrago de
disposiciones referéntes a todas las maten as y. que tampoco mteresan al
Derecho privado comercial, porque casi todas las que tenían alguna rela~
cÍón con él se referían a asuntos con carácter político.
Hubo, ,algunos años más tarde, otro proyecto de codificaalón que 'se
Hamó C6digo Carolino y que no . alcanzó él publicarse. l1ay que citar
igualmente el Reglamento del !Libre Comercio de Agosto de 1778, refe-
r~n,te al Derecho Mercantil Marítimo.
ILo que más nos interesa ·en la legislación española es el cuerpo legal
llamado "Ordenanzas de Bilbao" que fué formado por los comerciantes
de la ú~iversidad de 'Bilbao (los comérciantes se reunían en corporaciones
o ~ofradías que recibían el nombre de universidades) q~e habían obtenido
permío1o real para dictarse su propio Derecho Mercantil. .
Nacieron así diversas ordenanzas y reglam~ntos de importancia en el
campo del Derecho Comercial y dentro de las cuales merecen c~tarse es-
pecialmente' :las Ordenanzas de Bilbao que fueron aprobada¡¡ posterior-
mente por Real Cédula de Felipe V en 1737.
Las Ordenanzas' de Bilbao tuvaerOn fuerza obligatoria en tod,a Espa- .
ña, salvo en los países dependiente~' de la corona de Aragón, en las cuales
se daba preferencia al Libro' del Consulado del Mar, conjuntam~n.te con el
cual úgieron hasta 1829, fecha de la dictación del Código de Comeil1Cio es-
pañol. . ~ " _'. . '
Estas Ordenanzas tuvieron gran importancia' en los países de Améri~
ca, a Jos cuales se' introdujeron junto con la dominación española y en
. donde rigieron hasta la dictación de los C6digos de Comercio, a los cuales
influenciaron grandemente. -
Fueron introducidas a la legislación vigente en. Chile por Real Cé~'
dula de Febrero de 1795 y comenzaron a regir en 1796 con l~ cual se as~
tableció en Sant,iago un tribunal comercial denominado Consulad9: Dedla~
.rada la Independencia, siguieron úgiendo como Código de Comercio hasta
la dictación del· actualmenté vigente.
Las Ordenanza·s de Bilbao son muy completas y abarcan tanto la ma-
teriade Derecho Comemial Terrestre como Marítimo y constan de 29 ca-
pítulos. Los ocho primeros son relativos .ala o.rganización d,~ h>s Consula~
dos de Bitlbao y tienen una importancia puramente local; el IX trata de los
mercaderes y sus libros (contiene una tabla de los libros que deben llevar
los comerciantes; el X de las Cías. ,de Comercio; el XI de los Oontratos; el
XII de las comi:=,iones; el XIII de las, letras de cambio; el XIV de los vales
y libranzas; (documentos de orígen netamente español que no existen en
los demás Códigos europeos, pero si en América como consecuencia de la
influencia de la dominación española), el XV de los corredores de lonja;s
o ]?olsas de Comercio; el XVI de los corredores'. de navíos; el XVII de. las
quiebras; el XVIII del fletamento de navíos; el XIX de los naufragios; el
XX. de ~as averías; ~l XXI de los modos de arreglar la avería grue~; el
XXII de los seguros; el XXHII ele! préstamo a la gruesa; el XXIV iv aI~
fiunos de los siguientes,de la gente de mar (piloto leman-piloto práctico
piloto de puerto), etc. '
Como ya lo hicimos- ver, estas Ordenanzas de ·Bilbao continuaro~ ri-
giendo después de declarada la Independencia, pero muy pronto' comenzó
a sentirse su deficiencia y se :hicieron va.rias· tentati~as para preparar un
nuev9 C;ódigo; Por decreto de 18 de Diciembre de 1846 se nombró una
cotni.sió:i1, encargada' de estudiar el Código español y adaptarlo a. Chile,
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conjunflo 'de opeI'.:::ó:níefle que tien~erí p,>:>r lobjieto re,alizl,ar 'he'n>eficbs por m>f.l~
dio del cambio, del transporte o de 1;a b'ansf(lrlnadón de los productos de
Ja naturaleza o de la in.Jrustria, ):,,írviendo de intermediario entre ,:productor'!s
y 'consumidores. ,
El tratadi,sta italiano Supino dice que "es la indvstrÍa de intetm;;;:d¡ídción
entre p~'oductores y consumidores que Con ,el objeto de obtener un lucro se
I;ropone ¡aumentar 'Ja circulación de la ,1J:iiqueza".
Se confirma aquí lo que afirmábamos hace un' momento de que la pa-
';abra comerc.io tiene en Derecho Comercial un significado má~,'amp¡;o que
en Economía Política, porque abarca tanto ,la sindustri!'\.;> manufactureras o
fabriles como la's comerciales propiamente tales., Por su parte en el Código
Civil se toma la palabra comercio en un significac o más amplio aún, muy'
distinto por c,iertb del que acabamos de indicar. Se dice según el Código
Civil que una cosa "es~f. en el comercio humano" cuando puede ,ser objeto
de dec1a!aciones. de volur;tad.
Por último; e~ 'lenguaje vulgar, se hace distin~ión entre comercio e in-
dustria, y se aplica esta útlima ,d~nominac,1ón casi exclusivamente a la in-
l
sería ábsurdo: de mariera que en lo que a él ¡e~'pecta hay libertad de, prue-
ba y se pu.ede probar por testigos toda obligación, cualquiera que sea su
monto.
No es esto [ólo. Los comerciantes están en relación con muchas per-
~onas y necesitan recurrir frecuentemente, al crédito, pero para que puedan
gozar de e'i:e crédito es necesario asegur':lr convenientemente 105 dereohos de
sus acreedores y con. esté fin hay en Derecho Comercial muchas disposi-
ciones mediante las cuales se facilita el exámen de ';os actos de un comer-
ciante y se ase~Ula su c=tstigo en ca'w de prueba. (ASÍ por ej., la obLigación
de llevar libros de Contabilidad). . ' '
4 9 -Las reglas aplicables en estos caeos son más rigurosas, en consi-
deración, como ya lo hemos dicho, al crédito' de ':0.> comerciantes y a la ne-
cesidad de géj.rantizar los derechos de sus ac:eedOl es porque si uno de ellos
. n'o paga a otro que también es' comerciante puede poner a este .en. la nece-
sidad de suspender también su: pagos, y a:sÍ éucesivamente, lo, que ongma-
ría situaciones muy difíciles. Etóa es pues, la razón del mayo: llgor de las
disposiciones aplicables a los comerciantes.
5 9 -Hay muchas instituciones consagradas por el Derecho Comercial
y desconocidas por el Derecho Civil, en las cuales el, legislador no ha hecho
otra cosa que confi.:mar lo que exi~tíaen la práctica (Bohas de Comercio.
Bancos, Letras de Cambio, SegulOs, etc.) Todas eJ)a~ se formaron fuera
del Derecho común y no .se puede dudar entonces de que est~ separación
del Derecho Comercial con el Derecho común tendrá que mantenerse.
Sin embargo,' volvemos a repetirlo, esta división del derecho Privado
no quiere decir indeplendencia ehtre cada una de H!S ramas; por.el contra'
rio, existen muchas relaciones entre ellas, y en todos aquellos actüs que no
están reglamentados por el Código de, Comercio hay que "cudir a lo dis-
puesto al re5pecto en el Código Civil.
Así lo di:pone expresamente el art. 2 9
Arlt. 2 9 -"En los caso. que no estén e,:pecialmente resuelto.; por este
Código, se .apl::carán las disposiciones del Código Civil".
El Código Civil es también entonces, fuente del DerechoCom~rcial'
'y rige los actos ¿e comercio y de los comerciantes en todo aquello que no
esté leg::slado por el Código de Comercio; y po~ eSO f:ecuentemente ten~
dremos que hacer comparacionel3.
Sí b~en el Código de Comercio se ha ido separando del Código' Civil,
al mismo tiempo ha infIuído sobt.e él, pues, dado su carácter eminentemen-
~e expa'mivo muchas de sus reglas han ido penetrándolo y modificán~lolo
SI Derecho Civil formuli~ta ha ido perdiendo su carácter primitivo, po,~
cuan'to ejecutan actos de come:cio muchas personas no comerciantes y ya
!!:e nota la supre,ión', de muchas de esas reghs, ,restrictivas .. Por otra parte,
instituciones que nacieron, exclusivamente para el Derecho Comercial s.e
han ampliado, así 'por ej .. el seguro; si b:en está regido por el Código de
Comercio, se apEca 1:10 s6lo a los comerciantes sino a toda person¡a que tie:
ne algún valor apr,eci,able y que qu;ere ponerse a cubierto de los rie'sgos,. Lp
mismo i~e puede ¿'ecir respecto de las letras de cambio y demá.s efectos
de come.rcio (. cheques' pagarée~; vales, etc.) que nac'ieron para el co'mer-
ciante y que son hoy día usados por ind:'Viduo$ de todas las profesion¡es.
Ya que hablamos de esta fuerza de e~pansión del Derecho Comercial
conviene señalar otras dos de sus características principales:
1Q-Su pr,ogresividad, o ~ea, El! tendencia a laevoluc:lón constante, de
acuetd·o con el aumento de las relacion es comerciales, de los actos mercan-
tiles, industri=tles, etc. Vemos aquÍ la razón;:le p'orqué el legislado: ha debi-
do; reconoc~r a la costumbre el valor de ley e~crita en todos aq~ellos c;asoll
-23-
ses
, .
marítima 10ls viajes de lós navíos los coloca.n en contacto con div;ersos paí-
y . diversas leyes; en materia de fletamento,
'
puede celebrallse el1l Chile
un contrato de fletamiepto para llevar mercaderías a Francia, etc.; y así
sucesivamente podríamos 'citar innumerables casos en que se pueden .susci:'
tár conflictos internacionales.
América. De esta reunión _nac.íeron, tres prO'Yectoís que si bien no han sido
incorporados a la legislación de Jos diversos países, han tenido gran influen-
cia en las leyes sobre la materia que se han dictado con po'üerioridad.
E~ materia d.e transportes ferrovtiarÍos ~odríamos' ci~ar> la, reunión de
Berna.
En materia. de comercio 'marítimo son innumerableís las Conferencias.
Convencione's, etc. ,y cabe deéir que es aquí donde más esfuerzos ..s'e han he:
'cho y donde más .éxito se ha obtenido.
CODIGQ DE COMERCIO
TITULO PRELIMINAR
DISPOSICIONES GENERALES
Comienza nue~.tro Código de Comercio con un título pI'eliminar qU,e
consta de seis artícu:os y que tiene gnn importancia porque se ref.iere a
mat,erias que no habían podido quedar comprendidas en ninguno de' sus
Libros y que' dominan tod.o el campo del Derecho Mercantil.
Este títul~ preliminar tiene dOis objetivos 19 -Precisar los actos· dé
9
c.omercio, o sea; señalar uno de los objetiVios del Derecho Comercial; y 2
señala,r fas fuentes del Derecho Mercantil.
Aná:¡i~h del arto 1 9 -Dada . su situación de encabezamiento del Códi·
go p~,rece que· se quiso dar e~ él una d·efinición, mejor dicho, una
explicación general de las mate'rias que é'ste a,):¡al'ca.
Art. 19 -"El Código de Comercjo rige las obligacione's de los comer-
ciantes que 'se refieran a operaciones m!1tcantiles, las que contraig<l:n per-
sonas no comerciantes para asegurar el cumplimiento de ·obligaci·ones co-
. merciale~, Y, las que re~u·:ten de contratos exclusi~amente mercantiles".
. Si ese fué el propósito del legislador, ello no se consiguió porque el
artículo citado 'es una disposición defectuosa que' por esta circunstanCia: se
hace innecesaria. En el proyecto primitivo figuraba a continuac.ión del aC-
tual arto 3 9 , que entonces era el 7 9 , y. decía: "Son así mismo actos de co-
mercio todas las ob:igaciones de los comerciantes no 'comprendidas en el
precedente artíc:ulo, que se !efier¡'ln a operaciones metcantilés, y las que
contra.ígan per",onas no comerciantes para asegurar el cumplimiento de, o-
bligaciones comerciales".
Como v'emos. tenía como' principial papel completar la enumeración
de los acto;s mercantiles, considerando comó tales a aquellos que ,s;in estar
comlprendidos ,en eUa, tenían relación con iOI3 actos de comercio; cons·agra,
pues, lp. Teoría de lo' Accesorio, qu~ no es otra co'sa que una aplicación del
pr.incipio lógico ya conoéido' de que "lo aecesorio sigue la suerte ,de lo prin-
cipatJ",
Al cambiar la Co~iEióp. Revisora la colocación redacción del ac- y
tual arto 19 , modificó también su propósito e hizo' de el una dispoiSi"ción
inef.icaz. . .
Dentro de este arto 19 hay tres reglas diferentes que deberemos ana-
lizar separadamente.
19-"EI Código de CQmeifCio rige las o"Qligaciones de los ci()merei~n
tes que se 'refieran a opeuaciones mercantiJés".
De~;de luego, esta reg:a es innecesaria porque es lógico' que si se trata
de un Cód.igo de Comercio debe regir los actos de comercio y ~on mayor
razón, los actos ejecutados por com~rciantes, que se refieren a obligacio-
nes mercantiles. Ademá,~ ir.ducea error porque '''a contrario sensu" parece
excluir los actos. de personas no comerciantes que se .refieran a obligacio-
nes mercantiles;' con lo cual quedarían comprendidos en la aplicación del
Cód,igo de Comerciq sólo ';os actos de cOll).ercio verificados por :comercian-
tes, hecho que signifícalÍa una negación del carácter real y 'objetivo 'del De-
recho Comercial que mira al acto en sí mismo :in coz;¡sidetar la profesión
de la persona q~e lo ejec{¡ta, y del arto 8 9 del Código de. Comercio qúe dice:
Art. 8 9-"No es comerciante el que ejecuta accidentalmente un acto
de comerc.io; pero queda sujeto a las ~eyes de comercio en cuanto a los e-
fecto:5 del acto". ,
........ 2 9 _ ....... .las que contraigan personas no comerciantes para asegurar
el cumplimentó de obligacione.s comerc:iales ...... " .
. . Esta di:posición. se refiere. esencialmente a los contratos accesorios;
por ej., la fianza. Según ella, una fianza contraída por una persona no co-
merciante "para garantizar una obl,igacíón mercantil tiene el carácter de un
acto de comercio; (aplicación del pr incipio d e lo ~cce!Orio). Desde este
punto de yista esta regla tiene una gr.an importancia, tanto más :uanto que
en el arto 3 9 no se mencionan ni [e dan las reglas sobre las obligac.iones ac-
cesorias, viene a Euplir esos vacíos y a establecer la regla genera:! de que
"..:erá mercantil toda obligación ql-le acceda a una obligación me:cantil".
Sin embargo , tien~ el defecto d~ referirse sólo a la, obligaciones ac-
cesorias contraídas por personas no comerciantes,siendo que, dado el ca-
, rácter r'eal y objetivo de nue~tro Derecho Mercantil, no se atiende a la pro~
fesión del 'individuo que. ejecuta el acto. Lógico es' entonces que se com-
pr endan también dentro del 'Código de Comercio lals obligaciones acceso-
rias. contraídas por comerciantes.
3 9 _ " .... _... y las que resulten de contratos exclusivamente mercantiles".
Es igualmente innecesaria, porq'ue cae t3.mbién de su peso que el Cód:-
go dé Comercio debe regir los acto,' exdusivamente mercantiles. Tiene eso
ú, haciéndole honor a la mala tradición del artículo, algqnos inconvenien-
tes que del~emos señalar ..
En primer lugar, hay casos en~que el Código de Comercio rige con-
ítatos civile~, junto con otros calificados de exclusivamente mercantiles,
como: e: contrato de cambio, las letras de camhio, los pagarée, a la. órrden,
el contra'to de seguro, etc. y en general todos 101s contratos de comercio ma-
rítimo.
Así por ejemplo hay contlatos ;egidos tanto por el C. .Civil como por
el Código de Comercio; podríamos citar el caso de las Sociedades Civiles
Anónimas que según el art. 2064 del Código Civil .se rigen por' las reglas
que da al respecto el Código dé Comercio y que no podríamos comprender
en ninguna de las reglas del arto 19 que hemos visto. .
[o mismo puede decirse de los seguros marítimos, del transporte y de
varios otr:os .coritr·atos civiles que se rigen por el C,ódigo de Comercio.
Por otra parte, hay actos que se conocen con el nombre de "actos mix-
los o de 'doble carácter" porque pueden ser mercantile:s pala uno de los
contlatantes.y civiles para el otro; no spn exclusivamente civiles ni .mer-
cantiles, lo son sólo par~ una de las partes, de manera que en su aspecto
mercantil deben ser reg,idos por el Código de Comercio. Vemos entonces
como interpretando literalmente el art. 19 I:egalíamos a la conclusión .de
que ellos quedan fuera del campo del Derecho Comercial.
/ En reumen.: el art.19 es tan evidentemente deficiente que convendría
suprimÍ! lo.
EI arto 2 9 lo estudiaremos en relación con el arto 49
El arto 3 9 está destinado a determinar los actoE de comercio. No cree-
mos que haya necesidad de .insi;;tiracel·ca del carácter real y objetivo del
Derecho ,<::omercial, pues es el cará,cte~ mercantil del acto o contrato, y no
la profeslOn de la persona que actua, '.0 que determina la aplicación de la
ley mercantil; a cíiferencia de Derecho Comercial alemán que es personal
pues s610 rige las operaciones mercantiles efectuadas por comerciantes. '
- 29-
lidad del acto, porque la hipoteca será nula <"i la obligación caucionada es
civil.
5 9-Para los fines de la quiebra. En conformidad al sistema del Códi-
go de Comercio:a quiebr,a era una institución exclusiva para 10Sl comer-cian-
, tes, 'de'f.inida por el arto 1325 como "el estado del comeyciante que cesa, en
el pago de sus obligaciones mercantiles"; de manera que había que atender
a si el quebrado e:a comerciante y si las obligaciones no pagadas eran
me' cantiles. L.a nueva Ley de Quiebras de 1929 ha hecho de eIla1s una im-
titudón común para todo deudor (comerciante o no comerciante) pero ha
establecido algunas reglas d,istintas para unos y otros; así por ejemplo, un
comerciante puede ser declarado en quiebra por la falta de pago de una so-
la obligación mercantil, a diferencia del deudor no comelciante que no
puede ser declarado en quiebra por una soh deuda.
6 9-Desde el punto de vista de la aplicadón de la costumbre. En ma-
te.ia civil la costumbre sólo r.ige con fuerza de ley en aquellos casos en que
determinada~ente la ley la llama a regir; en ~ambio en m'ateria mercantil,
la costumbre entra a regi!' en e; caso de silenC'io d~ la ley. Tenemos en-
tonces que para poder invoca-, la costumbre como fuente de Derecho, será
necesario resolver previamente si la cuestión mbre la cual versa el J.itigio·
es o no mercaI1til.
79 _.-Para fines procesales. Según el, Código de Procedimiento Civil
los juicios de comercio se atienen a un proce'dimiento especial (Título XVI
de; Libro IlI) y hay en él un párrafo que trata del "juicio ordinario de co-
mercio", en el cual se consignan algunas dife'rencias con el juic.io ordinario
civil, pues se supr:men los trámites de la, réplica y la' dúplica.
8 9-.-En cuanto a la competencia de los tribunales. En algunos países
existe una jUl1sd.icción comercial especia'¡ y junto a los T rihunales Civiles
existen Tribunales de Co~ercio c;ncargados de falla: todos lo's asuntos mer-
cantiles; no siendo este el momento de. entrar a discutir acerca de la con-
veniencia o inconveniencia de esta inst.itución. Si bien no existe actualmente
entre nosotros esta ju,isdicción comercial, ella existó y debemo!' mencio-
narla. En virtud de la müma cédula de 26' de Febrero de 1795 que incor-
poraba a nu~stra legidación las Ordenanzas de Bilbao, se ordenab,3. fa crea:
ción del Conwlado, tribunal encargado de resolver los asuntos de comer-
cio y que fué suprimido .pp.. ley del año 1866, que dejaba mbsistentes jue-
ces de come: cjo en Santiago y Valparaíso que poHeriormente han sido tam-
bién suprimidos. .
A pesar de e¿te hecho, hay sin embargo hoy día algunas diferencias.
,Según los arts. I3 y 33 de la ILey Orgápica de T:ibunales los jueces de
diEtrito y de subdelegación conocen en única instancia de las causas que se
. susciten sobre, cosas cuyo va:or no exceda de $ 5 O ni de $ 200 respectiva-
mente, y por su parte, el arto 37 del mismo cuerpo legal establece en su N9
1 inc. 4 9 que los jueces letrados conoce-:án de las cau1,as de comercio, cual-
,quiera que sea su cuantía, con lo cual quedan sustraídas del conocimiento
de los jueces de subdelegación o de distrito las causas de comercio inferio-
res. a $ 200, aún cuando las cuest,iones civiles de esa. cuantí'; seln cono-
cidas por eIIo~.
Esta ;.ltuacjón se modificó más tarde pOI' ley de 14 de Enero de 1882.
que estableció que los jueces leLacios especi"les que conocieran 'de las ape-
laciones de las sentencial : de los jueces de subdeleg?lción conocerían tam-_
bién de las causas que no excedieran de $ 200. Estos juzgados especiales
de apelaciones habían 'sido creados' por el Presidente de la República en
Santiago y Valparaíso en uso de-una facultad que le había conferido la ley
Orgánica de Tlib\,lnale~.
- 31 -
Más tarde ,la l~y 3390 de J 5 de Ju]io, de 1918 que introdujo mu-
chas mo.dificaciones al Código de P. Civil, modificó t~mbién esta situación
y estableci~en el ¡nc. 1 de su a:t. 26 que correspondería a lo,s' juzgado; es-
'Pecia:les el ~onocim,iento en única instancia de las. causas' de comercio cuyo
va,lor no excediere de $ 5 OO. E~ buenas cuentas elevó de dO':ciell'to's a qui-
nientos el monto de las matevas ,de qlJ.e podía conocer "en ÚruCil instancia
esto, juzgados de apelaciones.
Así eiguieron las 'cosas hasta la dictación del D. L. N9 363 de 17 de
Marzo 'die J 925 que c~Dtiene la Ley Orgánica de los' Juzgados de Menor
Cuantía y que creó en Santiago y Valpai,'aího 10 y 6de estos ,juzgados,
'respectivamente: Pues bien; en conformidad al arto 18 de este D. ,L. los
jueces de letr~s de menor cuantía conocen en única instanda de las causas
Civiles y, de comercio que no excedan de $ 50,0, y en primera instancia de
'las ,causas que pasen de 5 OOy no excedap de 5.000, de las cual~s entran a
'conocer los jUéces,'de mayo,!' c~antÍa. , : '
Ha desap'arecido entonces en esos lugares en, que había juzgado,s' es-
p'eciales de al?elac.iones, o sea" en Santiago y Valpara~:o, todo 'interés en sa-
ber si una causa es civil o 'comel'cial porque en todo caso, va al juzgado de
letras de, 'menor cuantía y estas han pasado a deeempeñar las funciones'
que co':re,spond~ a ':os juzgados de comercio.
Hoy día el único interés, que puede: haber, en cuanto a la competencia,
rd::ide en el hecho de que en aquellos puntos en, que 'F1O hay juzgados de
menor cuantía, conocen de las causas de comer'cio inferiores a $ 200 los
jlJeces. de letras y no los jueces de subdelegación y de distrito, co.rr;'o ocu-
rre con ,las causas ,civiles. '
9
9 -Pal'a fines de árdeo adminis,trative>. Tiene importancia la determi-
nació~ del carácter mercantil ;;, civil de Un acto en lo que ;Ee ref/iere, a la a-
plicación de las leyes tributarias, porque, como ,ha¡y impue'stos que cae'n ex-
clusivamente 'sobre los comerciante.'conven:drá sabe,,' si Jos actos que un,
'in,dividuo ejt;cuta habitualmentt: son civiles o, mercantiles.
podrán tener ese carácter los actos que se refiera'n al inmueble en ,que está
estahlecida aún cuando esté Íntimamente J.igado con ella. (Hoy por hoy se
tiende a incorporar estas cosas entre 'los acf:o's de comercio).
Hay por otra parte. m:uchos actos de la vida mercaJtil que exigen
formalidades especiales; así por ej., en la formación ,de toda ls.ocÍedad c~
meréial se ex.igen requisitos no convenidos por el Código Civil,· y 'a pesar
de esto se h;an podido desenvolver con éxito.
Las doi excepciones que mencionábamos; son: el Código italiano. de
1882' que ,declaró acto's. ,de comercio las compr'as de bienes raÍCes' hechas
con fines dé una especulación com'ercial (no para arrendar); y el Código
portugués c;l,e 1888. . '
Eiimínados los inmuebles del' campo' de nuestro Derecho ComerciaL
pasemos a precisar el concepto de "cosa mueble" de:. que hp.bla el ,N<? 1
el arto 3. Soibreestos debemos ¿ecir que e~ el mismo que les da el Código
Civil, de .manera que lo mismo qué allá podrán 'ser corporales o incorporales.
Por consiguiente, !>,erá mercantil' toda compra de efectos ~egociables
hecho con ánimo de revender (<¡ietras de cambio, cheques, pagarées, .certi-
. f,jcados de ¿'epósito, etc.) y cuando la CQmpra recaiga :s,obre una cosa mue-
ble inco~poral como las citadaE, no habrá necesidad de atender a la natu~
raleza d~l crédito, pue<:. no importará que este crédito sea . civil o ~ol!lerciaL
En reaJlidad basta que la cosa sea muehle para el comprador; así será
. mercantil :'a compra de cosas muebles por anticip'ación, o sea, de COi>as que
son realmente 'inmuebles pero que se reputan muebles por el hecho de ha-
bers.e conshituido derecho.E sobre ellas, en favo'r' de una persona distinta
del dueño, corno por ej., la madera de á,holes. en pié, los frutO'5 de, un
huerto que todavía no 'han sido cosechados etc. "
Análoga'situación se presenta cuando se compra Ún ~dificio para de-
molerlo y retirar :os materiales; compra que no deberá otorgarse necesaria-
mente por escritura pública y que deberá ,Eer considerada como un acto
mercantil. ,f . '
Segundo Requ. 'sito: La COID!>r/3. debe ser hec'ha con ánimo de revender
permuta¡' o arrendar. Es esta intención la que le imprime carácter· mercantil
al acto y la que viene a darle el carácter de mediador que va a desempeñar
en, el proceso de la circulación de:'a riquez¡;" Vemos repetido aquí el ca-
rácter de mediador entre productores y con:umidores que' caracteriza teó-
36 -
agricultor puede hacer una compra mercantil S,l tiene el propósito de re-
vender los productos. ,
Puede una pe~sona dedicarse a la compra-venta de frutos del país,
un agricultor nece,'¡ta semillas para la siembra y le compra a él, ha reali-
zado este vende,dor un ,:.'.eto comercial y el 'agricultor un acto civil.
Pasalemos al estudio del inciso II del N9 1 del arto 3 9
. .. ,... "Sin embarg~, no son acto,s:' de come<rcio la comp\l'a o permuta de
ob'iel'os destirtado ,a cI3mpl'ela'rac<,·,esori'atn.ente las obligaciones plf-..ncipa-
l :;
de comercio (que escribió un folleto sobre act03 ·de comercio) y don Ga-
briel Ocampo y don Melchor Concha y Toro. El señor Ugarte Zenteno
dirigió una consulta por escrito 'al señor Ocampo, que como sabemos es
el redactor del C. de Comercio, preguntándole el aJcance de varias dispo-
siciones del Código, y entre otras; sobre el ca,rácter que' tienen esta,s ope-
raciones de los agricultores. Según el señor Ocampo estos actos son mer-
cantiles pues no eran actos acceóorios. La compra de animales puede SlCr
accesor,iade la industria agrícola cuando se refiere a animales para la la-
branza" pero no cuando se refiere a animales qUI'~ no pre'stan utilidad
en las operaciones mismas del fundo. El señor Ugarte Zenten,o sentaba
la opinión contraria y a juic.io de nuestro profesor señor Palma estaba el
señor Ocampo' en un error, pues en realidad es ésta simplemente una for-
ma de explotación de los campos: Mediante la engorda de animales el a-
gricultor aprovecha sus pastos que es una manera de explotar el fundo,
pues el pasto puede aprovechars.~ en esta forma o dándolo a talaje, ven-
diéndolo aprensado, etc., y todas, estas son operaciones civiles y el hecho
de engordar animales es lo mismo, .es una operadón intimamente lig::lda
a la industria agIícola. Si un ind.Ividuo q\.¡j,~ no es agricultor se dedica a
la engorda de animales y los colóca a tale en fundo ajen,o, para él si que
será acto mercantil el de la compra-venta de estos animales. El señor Con-
cha y Toro tampoco estaba de ,acuerdo con el ,sl'~ñor Ocampo y se funda-
mentaba en la opinión manifestada por' la comisión revisora en las actas,
pues en ellas se agregaba a los actos no comerciales: "de manera que el
agricultor que compra toneles para sus vinos o el que compra ganado para
engoidarlo y revenderlo después no hace actos de comercio". De manera
que la historia fidedigna del establecimiento de la ley dice lo mismo que
hemos expresado aquí. Con las doctrinas de Ocampo se llegaría' al absur-
do que muchos agricultores por ,dedicarse' a la compra-venta de ganado
tendrían que ser considerados comerciantes. En el hecho también se han
presentado dificultades.
Es este >el momento de ocuparnos de otro principio inverso al del
Inciso 1Q
Vimos aq'uí que en 'principio y aisb.damente consíderados, había actos
que eran comerciales, pero que estos eran accesorios a industrias civiles
y ,entonces eran considerados como' civiles., Así también por la inversa,
actos :considerados por sí mismos, aisladamente, deberían ser civiles, pero
pasan a tomar el carácter mercantil por ser accesorios de una industria co-
mercial. Esta no es más que una aplicación' del principio general de qu.e lo
accel.orio sigue ~a suerte de lo principal.
Hay muchos actos, que si bien no con"tituyen el ejercicio de un comer-
cio son completamente indispensables a él, lo ayud~n; y es lógico que to-
men . el, mismo carácter.
Este principio que mercantiliza muchos 'actos que' aisladamente con'Si-
derados no son cO'merciales es el prin'cipio llamadO' teoría de lo accesorio.
Sirve para denominar las dos aplicacio!1¡es d,~l principiO' general, pero más
propiamente la doctrina genera] ha consagradO' este nombre a la segunda
aplicación del principio general y que es el que estamos actualmente .vi,en-
do. .,
Ej emplos d e él serían: un comer,ciante ,necesita para su negpcio una
estantería, mostrador, vehículos, ,~tc, Hace todas estas compras no con el
propósito de revenderlas; aplicando las reglas del primer inciso e'stas com-
pras no serían mercantiles; p,erO' él la,s va a usaren la explO'tación de su
negO'ciO' y son accesO'ri.as, completan, áyudan, facilitan a una industria co-
mercial.
-41-
Así, por aplicación de las reglas del inc. 2 9 se restringe el campo del
Derecho Mercantil. En esta otra aplicación ,del principio de que lo acceso-
. rio sigue a lo principal, se emancha el campo .del Derecho Mercantil.
Esta teoría de lo accesorio tiene una utilida.d práctica muy grande.
Son numerosos los actos en los cuales la aplicaremos. Además nos ser-
virá· para resolver numero'sas dificultades qUJe se nos presentarán.
Pero queda otra cuestión ¿podemos aplicarla en Chile? ¿esta consa-
grada expresamente en nuestra legislación;)
En Italia está así; en Francia no, pero· ella está tan de acuerdo con la"
naturaleza de las cosas que la doctrina y jurisprudencia sin ningun~ dis-
crepancia la aoeptan. , . . .
En Clíile encuentra apoyo en este segundo in~iso pues él no l)ace ·sino
aplicar el principio de {que lo accesorio sigue a lo· principal. La teona que
hemos llamado de lo accesorio; apLica este mismo principio. Encontramos
aplicado este segundo aspecto del principio que estudiamos en el arto 19 ·del
Código que dice en su primera l1egla: "El ,Código de Comercio rige las obli-
gaciones· de los comerciantes que se· refieran "a operacion,es mercantiles", es
decir, rige actos de los comerciantes (que aisladaménte considerados pue-
den o no ser mercantiles) que están relacionados con operaciones mercan-
til~s. . . . . . .
En el proyect~, el arto 19 venía después del que eS hoy 39 y decía:
"Son así mismo actos de comercio las demás· operaciones de los comercian-
tes no comprendidas en el artículo anterior que se r<efieran a operaciones
mercantiles".. .
No fué feliz la comisión revisora al cambiar el artículo y darle. el
número primero y tener por consiguiente que 'Suprimirlle la última parte que
se refena al artículo precedente, pero siempe, eso ·sí, se mantuvo la regla.
Esta teoría die lo acceso.rio tiene cierto límite. No podemos, con
ella, llegar a declarar comerciales, actos que están excluídos. como opera-
ciones mercantiles, como, por· ,ejemplo, !:as operaciones sobre inmuebles. Un
comerciante necesita un local pa,ra instala,r su almacén 'Y compra para ello
un inmueble. Este acto de compra no podrá considerarse como comercial
pues este. acto. aunque es principal no puede jamás 'ser mercantil.
Al'!{álisis de! NI? 3 del arto 31?
NQ 3: "El arrendamiento de >,cosas muebles hechos con el 'á~imo de
snb-a,rrendarlas" .
Hay aquí un acto que para ser considerado mercantil, debe cumplir
réquislÍtos análogos a los del N9 1; así como la compra es mercantil cuando
recae sobre bienes muebles y se hace con inten:ción de revender, permutar
o arrendar esos mismos bienes; del mismo, modo, el' arrendamiento es
mercantil cuando recae sobre cosas muebles y se hace con, la intención de
!1ub:;¡,rrendar esas mismas cosas. Se mira aquÍl la cosa desde el punto ,de vista
del arr.endador, así como en el N9 1, 1" parte, se mira ,desde el punto de
vista del comprador.
La multitud de circunstancias similares que existen entre este número
y el NQ 1 nos ahorra -el re¡>etir lo que dijimos acerca de la naturaleza de
las cosas sobre que versa este contrato. El arrel1'damientode inmuebles no
será nunca acto de cOnlercio, aunque se haga con intención de sub-arrendar,
ni tampoco a viratud de la teoría de lo accesorio, como sería por ej., el caso
de! arriendo de un esp¡¡.cio de terreno para establecer una industria.
No hay tampoco para que repetir lo que decíamos acerca de la ¡n ter-
mediación d'l~l arrendador; y así como en la compra; es' menester aquí que
el arrendador tenga, en el momento de. celebrar el contrato, la intención
-42-
de subarrendar esas rñismas cosas. Hay que ponerse en el momento de la
celebración del acto, los hechos posteriores no influyen en el carácter de
éste aún cuando cambien posteriormente las circunstandas. -
Es esta situación lo que más caracteriza al acto, porque gracias a ella
el arrendador viene a desempeñar su papel de intermediario; ya que con
ello prueba que no qui,ere las cosas que a-rrienda para sí m~smo sino para
ponerlas al alcance de otro.
Nos remitiremos en todo lo demás a lo dicho a propósito del N9 1,
anotando previamente una deficiencia de este N9 3. En el primero se con-
sidera tanto la venta como la compra subsiguiente porque ello es lo que
completó la operación; por idénticas razones, si la ley declara mercantil el
arrendamiento hecho con ánimo de sub-arrendar, debe declaraJ:1se mercan-
til asímismo el sub-~rriendo; la lógica, los principios llevan a esta conclu-
sión; de manera qt,te lo correcto habría sido qu'~ el Código de Comercio hu- '
biera agregado "y el sub¡-arriendo de estas mismas cosas", para hacer así
mercantil el arrendamiento precedido de otros arrenda'mientos mercantihs.
Relacionando más este N'-' 3 con el N'-' 1 vemos que el arrendamien-
to puede ser mercantil en dos casos: 19 ) cuando es precedido por' una com-
pra comercial: y 2 9 ), cuando. se hace con áni'mo de sub-arrendar.
En el primer caso podemos decir que el que compra para arrendar y
arienda después, ejecuta con ello un acto ,de comercio. Por ej. si una perso-
na compra autos; muebles, p,ie.nos, etc., con el objeto de darlos en arrien-
do, en cada uno de estos atriendos hace un acto de comercio. Otros ejem-
plos: sería el caso de una p~rsona que toma en arriendo esas mismas co-
sas con ánimo de sub;a-rrenda:rlas enseguida.
Ségún estas reglas, el arrendamiento que versa sobre cosas muebles
puede ser civil o mercantil. según que exista o no el propósito de, sub-ar,ren-
dar 'Y según que haya >.ido precedida o no po,r una compra mercantil Sin
embargo, el Código no da ninguna regla esp,ecial como ocur,re respecto de
otros contI1atos, de modo que en cuanto al formulis,mo del contrato, el arren-
damiento mercantil 'deberá regi:se, según lo dispuesto en el ya conocido arto
2 9, por las mismas reglas del C. C.
Si bien esto d.isminuye la importancia de la distinción entre arrenda-
miento civil y mercant.íl 'porque no hay diferencias en cuanto a la legisla-
ción de fondo 'aplicable, ella subsiste en cuanto a todos lo.s demás puntos
(prueba, 'calificación d~ la pro.fesión de la persona, capacidad, etc.) No
volveremos por lo tanto a ocuparnos. en detalle del estudio del arrenda-
miento mercantil, porque ello queda entregado. al Derecho Civil.
46 -
Bajo ésta denominación se' comprend.en todas ~as empresas cuyo gito
cOllf,iste en la transformación de materÍas primas; toma'ndo la ·palabra ma-
teria prima en un .sentido muy amplio ya que, lo que para un' índu,striaI
puede ser materia prima (lana, para el que fabrica géneros), para el otro
puede ser el product·o de una industria (lana de un ,ganadero).
,En este 'número se comprenden entonces una cantidad de empresas
cuyo giro consiste en la transformación de materias primas adquiridas por
la misma fábrica; en cuyo caso el acto ejecu1:ado es doblemente mercantil;
en priJ;ner ,lugar, porque hay compras y reventas de cosas muebles, y en
segupdo lugar, porque se especula con el rrabajo ajeno. Sin embargo, en
muchos casos el industrial sólo se dedica a hacer sufrir transformaciones a
los productos que le entregan los mismos dientes (tintorería, sastrería); en
este caso se habla de empresas de fá,hrica.
Por lo dispuesto en, este número p~demos ver ~onfirmado lo q~e ba~
bÍamos expresado que en el D. Comercial, tiene uns,ignificado más amplio
qúe en Economía Política, la cual coloca a Ita .indusria man,ufacturera o
fabril como una de las ramae de la industria. di;tinta de la industria comer-
dal).
En toda empresa de fábrica o man,ufactura hay generalmente un esta-
blecimiento en que se exterioriza el comercio de ,la empresa; pero puede
suceder que los dependientes del empresario trabajen· a domicilio, hec.ho
que no priva al negocio dé los carácteres de una empresa.
Aún cuando los términos del N.o 5 d,el arto 3.0 son genera¡les, hay que
exclui.r de su campo de aplicación las manufacturas fiscales (fábricas de ar-
. mas, etc) que no trabajan para el público en general, con lo cual desapa-
rece el requisito de la intermediación n,ecesaria para darles el carácter de
mercantiles.
Al tratar del N<? 1 del arto 3 9 dijimos que las ventas que los agriculto c
- 48-
tes hacen de los productos de sus fundos son actos civiles; dijimos también
que muchas veces los agricultores hacían sufrir transformaciones profundas
a esos productos con el objeto d~ aumentar su valor y venderlos can más
fL~cilidad (uva en vino). Estas transformaciones pueden ser más o menos
grandes" y aún, puede suceder que en algunos casos 'se vendan los caldos
recién cosechados y que en otros casos se guarden esos caldos para hacer-
los sufrir transformaciones mayores y más lentas.
¿ Conservan estas. operaciones' su carácter de industria agrícola, o sea,
son siempre actos civiles, o pasan a tener el' carácter de mercantiles? En
principio, según: el NQ 1, no ca~bia la naturaleza del acto el hecho de que
a los p.roductos se les haya hecho sufr.ir. transformaciones; y es evident::: que
no hay diferencia ninguna cuando la transformación no es profunda, pero
hay otros casos en que pudiera decirse que a la industria agrícola viene a
agregarse otra industI,ia separada que hace convertir al agricultor en un
verdadero fabricante o manufacturero, a C!uien sería aplicable lo dispuesto
en el NQ 5. .
En realidad, no hay una norma geeral para hacer esta determinación
y hay que atender a las circunstar¡,cias de hecho, según que esa operación
sea accesoria de la industria agrícola, o sea independiente, y con capitales
superiores alas de.l mismo fundo, no contentándose el agr,iculto.~ con sus
propios productos sino que comprando productos de terceros.
En este último caso va desapareciendo el carácter de una operación
simplemente accesoria de ¡'a operación agrícola y habrá que cons.iderarla co-
mo una industria manufacturera independiente.
A este respecto se suscitó un conflicto relativo a la apl,icación, de las
leyes del impuesto a la renta, que en su categoría 3"" gravan con un deter-
minado impuesto a las utilidades provenientes de cualquiera' ñndustria, sien-
do' que la agricultura está gravada únicamente con el impuesto territorial.
Pues bien, el año 1927 se pres,~ntó la dificultad de saber si pagaban o no
impuesto conforme a la 3'i' categoría estos agriculto¡es que hienen grandes
establecimientos de bodegas (Viña Santa Rita y C~nchalír Hubo diversi-
dad de opiniones y el asesor jurídico de la Dirección de Impuestos Internos
opinó que el industrial en vinos 'que explotaba sus pI'opios productos era un
simple agricultor qu debía,. por lo tanto, pagar sólo el impuesto territo:ial,
La Dirección de Impuestos Internos no aceptó esta opinión que es a juicio
,del profesor la más correcta y la que más se amolda a los principios del D.
Comercial, y pidió informe al Cons.::jo de Defensa Hscal, el cual consideró
que debía estimárseh. una industria manufacturera o comercial afecta,
pC'r lo tanto, al impuesto a la renta de 3" categoría. La D. de Impuestos ,es
claro que se atuvo a esta última opinión, pero tál interpretación duró poco
porque posteriormente se establec~eron los principios citados a virtud de la
by 4536 de 17 de Enero de 1929, que en su arto q9 dispone lo si-
guiente:
"En la aplicación del impuesto a la renta, la industria yinícola ejerc.i-
da por las personas naturales que explotan sus propios bienes será conside-
rada como índustr.ia agrícola en todas sus faces, siempre que los vinos sean
elaborados y embotellados por el viñero que los produce. La industria vi-
nícola ejercida con productos de terceros quedará afecta al impuesto de la
3? qltegorÍa. La destilación agríc~la ejercida por las personas que explo~
tan sus propIos productoE, será considerada como industria agrícola para
los efectos del impuesto a la renta, con las limitaciones cons,ignadas en el
in.c. 2 de este artículo". .
El inc. I del arto 1 39 de esta ley habla de personas naturales, porque
cuando esta industria es ejercida por soc.iedades la ley la grava con impues-
- 49-
la
to a renta; no porque se la cOl}sidere un acto de comercIO sino por razo:
nes de órden administrativo. ,
'Este mismo arto 139 ha f.ido mantenido hasta hoy en las diversas re-
formas de la ley de alcoholeE, y actualmente tiene el NQ 137 en el texto de-
finitivo de la ley de alcoholes ¡dictado por decreto mpremo NQ 2355 de 25
de Agosto de 1933. , ,
Aquí, como en muchos otros casos, no es pOl?ible precisar con exactitud
la línea de separación; entre el D. Civil y el D. Comercial y ello sirve de ar-
,gume~to a l~s que abogan por la fusión de ambas ramas delD'erecho Pri-
vado, pero, estas dificultades no autorizan para determinar tal fusión.
ILo mismo que hemos dicho respecto de los, agr.icultores lo podemos de-,
cÍr respecto de otras industrias extractivas. Así, puede presentarse el caso
de un minero que tiene un establecimiento de fundición al lado de su mina.
que realiza con ello un acto civil; pero si 1m esi:ablecimoiento de fundicióp
de metales se dedica a transformar minerales comprados a terceros quiere
decir' que constituye una empr~sa manufacturera o fabril ..
Algo a,nál~go se puede de~ir' de.un molino en que un agricultor tras-
forma los productos, de su cosecha; pero, si se, toma productos de terce-
'TOS, €ambia el carácter de la operación y se transforma, tal como en el ca-
so anterior, en una industria manufacturera o fabril.
Sin: embargo, hay algunos casos ,en que puede haber ciertas dificulta-
des; así por ej., respecto' de una Empresa Periodística no se sabe' si se trata
de una i~dushia civil o comercial. Al "respecto hay sentencias contradicto-
ras: una de ellas publicada en la Gaceta 'de 1877, página 1770, sentencia
,N9 3556 declaró civil el establecimiento de una imprenta para publicar ún
d,iario; otra más reciente, de fines de 1915 publicada en la Gaceta del mis-
mo año, página 742 NQ 301, tambIén declaró qu,~ no es acto de comer cÍo la
publicación de una ,revista l i t e r a r i a . , ,
En un¡ periódico puede tenerse f,ines políticos, culturales,sociales, ete.
,y esta fué la raz6n que indujo a nuestros trbunales a, darle a los,actos de ea-
tos pariódicos un carácter civil. Sin embargo, la doctrina moderna les atni-
buye carácte~ comercial teniendo en consideraciól1¡ qüe si hien en estas
empresas periodísticas se per~gue fines muy diferentes en ellas se presen-
tan' todos los carácter es de la comerciaal,idad: hay un empresario que' tiene
'a sus órdenes a' todo un pers~m¡al de dependientes (obreros tipógrafos, re-
dactores, etc.) y que especula con' el Trabajo ajeno. El trabajo de tódo este
'personal llega al público a través del empre~ario a quien ,han dado en arren-
damiento sus servicios.' Por otra parte hay una sección:' la' de ,av,isos que
constitUYe una de las principales fuentes de ganancias .del periódico y en la
cual el lucró, es el fin prin,cipial, por eso, mlrando bien la cosa, no' se puede
negar' que una Empresa Periodística es una institución mercantil, por lo
cU¡'ll debemos darle teórcamente ese carácter.
También quedan comprendidas en este número 5 todas aquellas indus~
trias que transfoIman materias primas sum,Ínistradas, no ,por la propia em-
presa sino por la clientela, sería el caso de una tintorería o sastrería, en que
la especulación versa sobre la transfofmacióp de materias proporcionadlas
po:, la cl.ientela. ' <
Hay otros casos que se prestan a dudas y respecto de los cuales no, se
puede dar una regla absoluta: son los. artesanos' u obreros independientes
que trahajan sólos, por cuenta y riesgo; por ej., un carpintero. Es ~nduda
bie que si este carpintero trabaja sobre maderas queje facilitó su cliente
ne- hace otra cosa que arrendar EUS serV7Ícios y ejecuta por lo tanto un acto
civil; pero si proporciona el mismo la madera ese ~cto pasar a ser mer-
cantil, no a virtud del N9 5, porque no hay empresa,sino a virtud del N9
- 50-
por el heoho de que hay compra y reventa ae cosas muebles~ con ánimo de
• obtener una ganancia. .
2 9 -Almacenes, Tiendas, 'Bazares:-
Todos los establecimientos que generalmente se conocen con este nom-
bre tienen por objeto la compra y' reventa de objetos de todas clases. A
primera vista parece innecesaria la disposoición que la considera acto de co-
mercio; por cuanto bastaría el N9 1; pero hay que tener presente que en
esta disposición se considera el acto aislado, o se.3, una sola compra y una
'sola venta, mientras que. aquí se considera que esas compras y .ventas son
desplegadas por un establecimiento más o. mo;!nos organizado que está bajo
las, órdenes de un empresario; ensanchándose además, el número de actos
mercant~les ejecutados por la empresa en virtud de la teoría de lo accesorio;
así serán mercantles los actos que haga el estabh;cimiento para llenar su
cometido (vehículos para trasportes, contratos con los empleados, etc.)
actos, todos ellos, que a pesar de ser dviles, pasan a ser mercantiles por el
hecho. de ser. ejecutados por un empresario.
3 9 _ .Fondas, cafées y otros establecimientos semejantes.:
Por ejemplo los hoteles. Aquí hay compras de cosas muebles para re-
venderlas a l¡l. cI.ientela (bebidas y artíc'ulos alimenticios); también hay
compra de cosas muebles para "sub-arrendarlas a los p'arroquianos (mesas,
sillas y demás mobiliario); por últil!J1o hay compra de trabajo ajeno para
proporcionárselo a la 'clientela (mozos y demásdepen,dientes).
. -~ ,
Estos negociós necesitan como todas las demás empresas, un inmue-
ble en que. funcionar, y en algunas de ellas, como por ej., los hoteles, la es-
peculación versa principalmente sobre el inmueble (piezas para alojados,
etc.); sin embargo, según las reglas generales del D. Comercial los inmue-
o bIes deberán quedar eJ.iminados del resto 'del negocio porque sobre ellos
no puede versar acto de comercio alguno. A pesar de todo, esto 'parece de-
masiado artificial y se divide ~l acto, porque .ni a virtud de la teoría de lo
aécesorio puede pasar a tener carácter mercantil lo que se relacíonecon el
inmueble. '
Debemos hacer aquí una observación común a todas las empresas ci-
tadas y a todas las empresas de que vamos a ocuparnos enseguida: .la léy
se coloca siempre en el punto de vista del empresario y declara mercantil
lé). empresa mis~a, E~n que ello signifique que el carácter mercantil de sus
actos se comunique también a la otra parte. El que con.trate con una empre-
sa hará un acto civil o ,dé comerc.io según las circunstancias, y no por el he-
cho de contr~ta'r con una empresa ha de ejecutar necesariamente un acto
de comercio, así por ej,. si un particular manda hacer un amoblado a una
mueblería, con el objeto de usarlo en su' casa, ejecutará un acto civil, aún
cuando ese mismo acto sea comercial para la empresa; en cambio si es el
dueño de un negocio el que va a una fábrica de paños a comprar una par-
lida de géneros que ha de revendo::r más tarae a su cI.ientela, se producirá un
acto de comercio tant9 para el comerciante comprador como para la em-
pr.esa.
'El N9 5' termina diciendo: "y otros. establecimientos semejantes, fra-
se sutil que, comprende tod~s los negocios que se asemejan a los citados
y que nos demuestran que esta eI1¡umeración no es taxativa sino meramen-
te enumerativa.
Análisis del N9 6 del an. 3~
quera.
Denó~in¡ase ca¡ga.¿or, remitiendo o cone,ignante el que por cu'enta pro~
pla o ajena enc'arga la cond'ucción. "
Se llama cO,nsignatario la persona a q'uien se envían las mercaderías.
Una misma person.a puede ser a 1 avez cargador y sons,ignatario.,
La cantidad que el cargador se obliga a pagar por la cpnduaciónse
llama 'Dorte. '
El que ,ejerce la industria de hacer traspo~tar personas q mercadería
por sus dependientes asalariados y en vehícTJlos propios o que se hallen a
su serViicio, ~e llama empreEario de trasportes, aunque algunas veces ejecute
el trasporte por sí mismo". '
Este contrato, en principio, es civil porque segim el arto 167 participa
de los caracteres del arrendamiento de serv.icios y del depósto, contratos
esencialmente civiles. '
'!bien pod'rían haber correspondido a números apartes; por esta r·azón noso-
tros los estudiaremos separadament~. Ellos son: 1) Empresas de depósito
de mercaderías; 2) Empresas de provisiones o suministros; 3) Agencias
de Negocios; 4) Martillos.
N9 t !de este arto 3<>, pero hay que tener presente que esta disposiCJión exige,
para declararla mer~antil, que la venta. sea precedida de una compra co-
mercial. mientras que aquí sU,c,~de lo contrario porque el proveedor, vende
objetos que no ha comprado todavía y que comprará a medida que vaya
necesitando entregarlos a la parte contratante.
Además,aquí se declarará mer:.cantiles no s610 los actos pl1incipales
en que consiste la especulación, sino tam,bién todos actos accesorios de la
industria. '
Como ya lo, anticipábamos, hay veces que el proveedor proporciona
sólo el arriendo de las cosa'3; así por ej., hay qúienes hacen el negocio de
fecilitar decoraciones y mobiliarios para fiestas y qce también quedan su-
jetos a esta disposición. Son entonces mercantiles las Empresa,s de Pompas
Fúnebres, por una doble circunstand,a: como empresa de trasportes y como
empresa de suministro.
No quedan comprendida,s en esta disposición lo que haga directamen-
te el agricultor de los productos <le su fundo. Así, S! un agricultor se com- ,
ptomete con el dueño de un, hotel a proporcionarle durante un año la leche
necesaria para su consumo, no habrá una empresa y se tratará por consi-
guiente <le una forma especial de venta directa que hace el agricultor de sus
propios prpductos. ,
La ley declara' mercantiles las compras de empresas de provisiones
o suministros de manera que está considerado el acto desde el pun,to de
vista del empresario; pero el carácter mercantil que este acto tenga para la
empresa no se comunica al otro contratante, para quien el acto podrá ser
civil o mercantil según Isa circunstancias (generalmente se tratará para este
de un acto civil, porque los objetos suministrados los destinará al consu-
mo y no a ia especulación).
A propósito de esta parte del número que ~nalizamos hay un caso de
CIerta importancia que considerar. ¿ Quedan o no comprendida la Empresa
de Electricidad y la Cía. de Teléfonos? Respecto de la' primera no cabe du-
da que en cuanto empresa de trasportes caen bajo la disposición del N9 6,
pero cuando sólo proporciona luz' o fuerza o en el caso ,de los teléfonos em-
piezan las difjcultade~. El año 1899 se presentó un caso de esta naturaleza,
y hubo una sentenc,ia de la Corte de Apelaciones de Santiago, que se pu-
blicó en el tomo 1, sen,tencia 235 O, pág. 1957, del mismo año en la cUal se
declaró que constituía un.a empresa civil, fundándose en que co¡:no no eran
conocidas a la fech~ de la dictación del Código no. habían podido quedar
comprendidas en él y porque, además, no les ere aplicable ninguna de sus
disposiciones; sin e~bargo, a juicio ¿el prDfesor, esto es erróneo, porque
las Empresas de teléfonos presentan todas las' características de una em-
presa de suministro, y.~, que proporciona la fuerza y el uso de "las líneas, y
porque tiene un empresario"obre~?l\l y ope,ral1ios, etc.
se
Con motivo ,de esta "serÍtenc(a' suscitó una discusión doctrinaria y en
el 'fomo 13 de la Revi:sta Forense pág,inas 301 y 306 se publicaron, dos
estudios jurídicos en los ouales se sostienen opiniones contradictorias. Uno
de don Luis Barceló, ex·profesor de esta Universidad, recientemen.te falleci-
do, combatien:do esa 'sentencia y sosteniendo que se la debe considerar
mercantil; y'ot~o de d~n Raimunl¿o del Río, abogado de la Cía., sostenien-
do la doctrina establecida en la seÍltencia de la Corte.
No se ha vu~lto a presentar entre nosotros otro caso de esta naturale-
za, peTO en el extranjero la generalidad de la doctrina y la jurisprudencia
les da carácter .mercantil.
3Q-Agen~ias de Negocios:- (Bien podía haber constituído una dis-
posición aparte).
-55-
Se trata de algo que no ,es fácil exp];ícar perfectaIl'.\ente por cuanto es-
tos estab!ecimientos que el Código llama '-agencias de negocios nó correspon-,
den en Der,ech~ a ninguna categoría determinada de mandato. Los !tg.en-
tes de negocios son ind,ividuos que prestan sus servicios a varias personas
a fa vez y en mil formas distintas: como comisionistas, com~ ~andatarios,
como corredores, como admir:iistradores d~ bienes, dan informa:ciones, tra-
mitan préstamos colocan créditos, etc. .
. Si no córresponden, pues 'ni a los c'ornisionistas, ni a los corredores,
ni a ningún otro mandatal'io del D. Civil, ¿por qué se les ha incluído aquí?
En est.o , nuestro Código ha, seguido ál C. francés. Para dar contesta:Ciól;1
a esas, preguntas nos bastaiá con remitirnos a los orígenes de la misma dis-
posiónde ese Código., Allá se ,dió como única razón para instituir esta
disp05,íción especial, una, de, interés exclusivamente práctico: ha:bía muchas
personas que se llamaban a sí mismos agentes de negocios y 'que prestaban
,a los particulares toda ch,se de servicios y que podían considerarse distintos
<>. los comisionistas y. no sometidos por Jo tanto -a la legislación mercantil.
Se pensó entonces que existía el peligro de que~sas personas burlaran la
lf'y y por eso se les so~etió expresamente a la ,legislaci6n ' mercantil.
Aisladamente considerados, los actos de estos -agentes de negooios son
actos ci01es (en algunos casOs. ar:r.etidamientó de servicios y en otros m'an-
.dato), pero el C. de Comercio habla de agentes de negocios, lo que presu-
pone un oficio, o 'sea, algo estab.le; Caet:1 entoncel:; bajo esta disposíci6n las
Ag,encias de Empleos, las Agencias de PubI.icaci~nes y Avisos, las Empre-
sas de Mudanzas, las Oficinas que se enoargan de proporcionar informes
c¡,merciales, e'te. En Francia, por aplicación de esta misma disposición la
junsprudenci:l y la doctrina ,han declarado merca~tiles las Agendas Matri-
;noniales, establecimientos allí ,muy conocidos y que no existen entre rios'o-
tr,os.
, .
También aparecen aquí los actos mixtos ° de doble carácter, porque
tratándose de una agencia de negocios serán para ella mercantiles todos
los actos que con ,ella se relacionen, sin importa'r lo que se le encomiepde;
a dliferencia de la comisión ,en que, es menester qúe se encomiende actos
de comercio. Así por ejemplo, sí un agente inte.vlene en una operación
relaoionada con un inmueble, ese acto slerá come?:cial para él y civil para las
(' ttas pintes.
49 -Los Martillos:
El Código de Comercio declara mercantiles en términos generales, los
martillos. Los martillos están de{ñnidos en él arto 81 y hay un, título especial
que 'al ol:uparse, de los auxiliares de los comerciantes reg1ameñta ClJtas fun-
ciones.
, 'Art. 81: "Los ma'r·tilleros sOh' oficiales públicas encargados de vender
públic~mente. al ~ejor postor productos naturales, mu~bles y mercaderías
l'ánas o avenadas'.
¡Los martillero,s sonper,sonas encargadas de vender por cuenta a~ena,
por consiguiente son una especie particular de mandatarios y están carac-
terizados expresamente 'por el arto 94 que dice:
"En los casos no previstos en el presente título, los mal'tiHeros se con-
formarán con las regla's del mandato mercantil, y especialmente con las
que 'gobiernan la comisión para vender".
En buenas cuentas, son comeroiantes .que venden y que se diferencian
de losaemás comerciantes por la forma en que venden· (la públic'a subasta
y al mejor postor) y, p'orque la ley ha hecho de esta especie demandata-
- 56--
Antes.de entrar al análisis del NQ 9 del a<rt. 3<;> nos referir,emos. a una.
empresa qUe no ha menc,ionado el Código, m.uy frecuente en la práctica, y
respecto de la' cual interesa determinar su carácter: son las empresas de
construcciones de obra a un pre«io alzado. Nos interesa conocerlas porque
58 -
,porta qrie el trabajo se haga sobre un inmueble del otro conttata~te, e,Ilo
puede tener ~mportancia para este último, pero no para el empres¡¡,no qUIen
, sólo v~ a especular sobre la translformación de materias primas que para el
son muebles (ladrillos; cemento, etc.) y qúe van a adquirir la calidad de
inmuebles sólo una vez construída la obra y sólo para el otro contratante y
no, como, ya 10, hemos visto, para el empresario.
Especialmente hay que admitir que la pa~te principial d~ la especula-
ción del empresario se refiere no tanto a la compra y reventa de materales,
como 'a la parte técnica y a la contratación de la IDiano de obra, ya direc-
tamente con los operarios,' ya con sub-contratistas que van a estar a sus ór-
denes; luego, el pres,ario en nada se diferenéi:. desde este punto de v,ista del
dueño de una empresa de fábrica o manufactura, puesto' que' desempeña el
papel de intermediario entre el trabajo de sus operarios y los clientes.
29 -Se trata de actos relacionados con el ejercicio de umi profesión
liberal, actos técnicos de la profesión de ingeniero. ¡Lo mismo que el ante;
ríor este argumento merece 'una seria objeción pues desc'ansa en una con-
fusión de ideas: no se trata aquí sólo de un acto, de ingeniero, hay que mi-
rar el ~cto desde el punto de vista comercial y económico. Así por ejemplo,
si el que ordena hacer la obra pone los materiales, el ingeniero realiza ex-
~lusivamente la parte técnica' y no sale del ejerclÍcio de su profesión; pero
si éste' i~geniero 'se compromete a ejecutar la obra por un 'preCio alzado
cambia por completo el ca'l'"ácter d~ la operación. .
Sin embargo por poderosas que'sean 'estas razones doctrinamas n.o po-
dremo; c'onsiderar mercantiles, en Chile, esta clase ,de empresas. En Fxancia
se las ha llegado a considerar 'mercant,iles cu'and'o el empresario pone, él
mismo, los materiales para 'la obra, aplicando la regla del W 1 re-
percute a la compraventa de cosas m~ebles. En los demá:s Códigos; extranje-
ros hay una situación análoga a la n~est)(a, con excepción de los Códigos'
Italiano y, Belga que las consideran actos de comercio.
rales dicen que hay que atender a las circunstancias del hecho. En lo que se
remere.a un contrato de seguro hay que recurrir a la teoría de lo accesorio;
según esto ese cantata debería ser' sie.mpe civil porqu€ a virtud de 10 dis~
puesto en el arto 5 17 que es una disposiciéin de árden público, el seguro no
constituye nunca para el asegurado una operaClión mercantil y siempre será
acceso,rio de otras actividades,
Art. 5 ¡ 7: "Respecto del asegurado,el seguro es un contrato de mera
indemnización, y jamás puede ser para él le ocasión de una ganancia".
Pero, aplicando la teoría de'lo accesorio, podríamos l,legar a la conclu"
sión que respecto del asegurado el seguro será mercantil cuando se rela"
cione con cosas destinadas al ejercicio de una actividad mercantil; en caso
contraf.io, 'será civil. De manera entonces que tampoco habría interés en
calificar de civil o mercantil este acto en cuanto a la profesión, porque el
seguro será' siempre un contrato accesorio de otra operación. ,
Hay que advertir que -el NQ 9 del 'arto 3.9 cont,iene una frase inútil. y re~
dudante a:ldecir: "inclusos aquellas qu:e aseguran mercaderías transpor-
tadás por canales o :ríos" porque ellas están comprendidas en ·el seguro te~
rrestre a prima, y al efecto el arto 562 dice en su NQ 4 lo siguiente:
Art. 562: "Los seguros terrestres 'a prima tiem¡n ordinariamente por
objeto asegurar:_
, NQ 4: ILos riesgos de transporte por tierra, lagos, ríos y canales na~
vegables:'.
Según podemos ver, de caer en una redundancia, el Código cayó en
una omisión, pues no citó en el N9 9 del arto 3 9 los seguros terrestres a pri~
ma referentes a mer~aderías transportadas por lag~s; .omis~ón que sed~~
bió á un simple olvido del1egisladoI y que queda subsanada por el arto 562
NQ·4 ya citado,
, , Todo lo que hemos dicho al respecto' se ref~ere sólo al seguro 'terrestre,
pues del seguro marítimo se ocupa el N9 ~ 6 en el cual el Código no habla
de empresas de seguros; sin distinguir para los .efectDs d ela calificación del
-acto entre aseguradores y asegurados, hacién¿ 010' mercántil para ambDs,
y sin distinguir tampoco entre seguro;; a prima y seguros mutuos.
Terminamos' con esto el estudio de las llamadas empresas t y pasamos
a trat3:r de actos' de naturaleza muy distinta.,
Este' número diez del artículo tercero d,ió orígen. a serias dificultades
en su. interpretación y aplicación práctica, de~ido a que la letra de la' dis~
posición no, refleja f,ielmente el espíritu de la nlÍsma.
Lo que el legslador quiso hacer con esta di~posición fué declarar mer-
cantil en todo caso y entre toda' ch;-se de personas el "Contrato de CambiO'''
que, aparece definido en el artículo 620 del Cód¡Ígo de Comercio y que en
general, es una convención en virtud .de la cual una persona se. obliga a .
pagar a otra~ en un lugar distinto del de la celebración del contrato, una
suma determinada. Pero en el hecho, y por .meros defectos de redacción,
,. el NQ J O se 1imitó a dedarar mercantiles algunos de los .medios que sirven
para realizar este contrato) refiriéndose al giro de letras de, cambio y libran~
zas, olvidando per lo demás, mencionar otros documentos no menos im-
portantes para estos efectos, como son el pagaré y la Carta Orden. La Le~
- 62-
tra de Cambio, la Libranza, el Pagaré y Ía' Carta Orden no son sino docu-
mentos especiales que pueden servir para realizar el contrato de cambio e-
vitando los envíos materiales de dnero'; documentos éstos que en general,
reciben el nombre de "Efect~s de Comercio".
Con el objeto de dar una idea clara de esta disposición a~anzaremos
algunos conceptos generales s~bre los documentos mencionados y ensegui-
da haremos notar las modificaciones que éste N9 10 ha sufrido.
La Letra de Cambio es, según lo dispuesto por el artículo 632 del Có-
digo de Comemio, Un mand~to escrito, revestdo de las formas prescrita por
la ley por' el cual él librador ordena al librado pagar una cantidad de dine~
ro a la persona designada o a su orden. .
... .. , ..EI n.ombre de este documento y 'su definición nos dan por sí-sólos la
idea de la individualidad jurídica de este instrumento. Se le llama "Letra"
dada su semejanza con 'Una carta y "de cambio" porque de acuerdo con el
'Sistema del Código ha de servir precisamente. para realizar este contrato
Je cambio. Es esencial en el contrato de Cambio y la Letra de Cambio del
Código tie Comercio que la convención se ~elebre en una plaza para hacer
el pago en otra. Este elemento distancia, que se conoce con el nombre de
distancia loei, es de tal importancia en el sistema de nuestro Código que 'la
letra de cambio girada en una ciudad para pagaTse en la misma, deja de
ser tal letra de cambio degenerando en un simple pagaré del librador a
. favor del librado J' Y las aceptacliones o endosos que en ella pu:!·dan. apare-
cer nq tienen importancia sino como simples afianzamientos de la respon-
sabilidad del Librador sujetándose en todo a las reglas generales. Tenemos
pues que en el Código tie Comercio es esencial esta distancia loci y que el
giro de una letra de cambio siempre presume la ex~stencia de un contrato
de cambio que se reaiza por su medio.
Pero esta situación que pudo estar bien a la época de la dictaóón del
Código, (año' 1865 f no corresponde actualmente a las necesidades del
comercio moderno. La letra de cambio ha dejado ser esclusivamente un
medio de ejecuclión del contrato de cambio y ha atiquirido enorme impar-
ta,ncia como fuente de crédito, como sustituyente del numerario y como
verdadera garantía para el acreedor en la constitución. d,:! obligaciones a
. plazo. Realiza su prJimera función por medio de la institución del descuen-
to, en virtud del cual es posible cobrar una letra de cambio antes de su
v.encimiento previo el pago de un determinado interés. Virtualmente puede
susmtuir al dinero metálico por cuanto el endoso la hace fácilmente cesible
y así una letra puede circular indefinidamente siendo sempre un documen-
to representativo del valor en metálico que ella misma designa. Y por úl-
timo, 'es garantía para el acreedor en las obligaciones a plazo, dadas las fa-
cilidades de ejecución forzada que presentan estas obligaciones que cons-
tan en iLetras de Cambio legalmente suscritas.
, Todas estas circunstancias han hecho variar el criterio del legislador
sobre esta materia, cambio que se manifiesta en la dictación del Dctp. Ley
77 t construído sohre los' proyectos de la Misión Kemmerer. Este Decreto
que modifoica casi toda la .legislación sobre Letras de cambio alcanza tam-
bién al NQ 10 del artículo en estudio en la forma que veremos más adelan-
te. ' . . '
La libranza. Aparece definida en el artículo 765 que dice:. Libranza
es un mandato escrito con arreglo a las formas de la ley que una persona di~
rige la otra, encargá.ndole el pago de cierta cantidad de dinero a la órden
de otra pe.rsona detennÍnacla.
De la sola lectura de esta disposición se desprende que la libranza, en
d régimen del código, ti~ne por objeto llenar el vacío q'tle se hace sentir en la
, '
-63~
práctica mercantil por el hecho de no poder girar letras ,de cambio para que
sean pagadas en el lugar d,e su fecha.
Para calificar de mercantil o ciVil el giro de una libranza se presenta-
ban ciertas dif.lcultad~s porque frente' a N'? ,O del artículo tercero que la
d~.lara'lfa. mercantil en todo caso, teníamos el artículo 767 del Código de
come)'cio, que dispone que ,las libranzas o pagarées sean o no a la órden
que no procedan de operaciones mercantiles, serán considerados respecto
de toda clas.e de personas como documentos probatomos' de obligacion~s
sujetas a las prescripciones del Código Civil. Las libranzas o pagarées de
comerciante a comerciante-agrega el inciso segundo-,-aunque no neven la
cláusula, a la órden, se reputan actos de cc.mercio.
. Entre estas dos disposiciones, como vemos, hay una' contradicción
manifiesta y un~ diferencia de critel1io para calificar de 'acto civil, o mercan~
tí! el giró de una libranza. Mientras el N9 10 del,art. 3 9 ladedara mercan"
til en todo caso y atendiendo para ello a la forma del acto y SIÍn tomar en
consideración otros elementos, el artículo 767 la califica dé civil o mercan'ti!
atendiendo a la, obligación principal a que accede y desentendiéndose de
la forma material del acto. '
Esta confusión sólo vino a quedar en claro con la dictacióndel aludido
'decret'o ley 777 'que 'dand ó nueva redacción al NQ 10 del arto 39 , no se re"
finió en él a las libranzas d~jándolas sujetas al régimen del artículo 767.
Esta modificación' la veremos en detalle cuimdo nos ocupemos del referido
decreto. . .
Por úItimd 'el N9 10 del arto 39 declara Mercantil la remlesa de diner'p
de una ,plaza a otra. hechas en virtud de un contrato de cambio.¡ Y a sabe~
mos que el contrato de cambio es siempre mercantil y el código 'no hace
más que consagrarlo espresamente en esta parte f.inal del número en e;tudio.
Por io demás, esta disposición corrobora lo que dijimos al principio de
este comentario, es deCiÍr que lo que el'códlgo quiso hacer fué declarar mer~
cantil el Contrato de cambio y que sólo por errores de redacción quedó .
confusa la idea. . ,
, Los pagar6es y la cartas ó.rdenes. Dijimos que el N9 10 del arto 3 9 ol~
vidó mencionar estos documentos, que son otros tantos medios ,de poder
'ejecutar el contrato de cambio. '
El pagaré al igual que la letra de cam:hio, ,es un' efecto de comercio que
Bena funciones muy parecidas' a b;ta ydc }·a cual se dif~rencia sustancial~
mente atendiendo al número de personas que concurren a celebrarlo. En
la letra de cambio existen siempre por lo menos tres personas: El librador,
el librado y el tomador. El 'pagaré, en cambio; hacel necesaria la cnncu-
Hencia de sólo dos personas, el girador que ,e's quien firmad vale o pagaré
y se, compromete a su pago y la persona a favor de la cual se suscribe el
documento.
El vale o pagaré, repibe el nombre éspecial de Pagaré a Domicilio
cuando se gira en una plaza para paga,rse en otra y en tal caso, de acuerdo
e.on lo dispuesto por el artículo 781, supone y' prueba' la existencia de un
contrato d,e cambIO. . . , .
Ep~ código para caIificarde ciVii! o mercantil un pagaré
hay que atender en primer ugar a' 51 se rata de up. pagare-idomieilio o
_nQ~ ... E:n-et-p:m:mercaso . 5eni~siempreme'rciiñtil,"'p'orque conl~'" hemos dicho
supone y pruegaJ<i'existencia,.de. un...contrato de 'cambio. .
. Sí no .esa domiciIío, es decir, si se' gir;~'~ una plaza para pagarse én
la .m¡í.smaserá civil p mercantil según cual sea el carácter de la obligación
pnnclpal a que accede. Así si se gira Un 'pagaré para pagar un inmueble .en
- 64-'
el lugar del giro será civil y si se gira para' pagar mercaderías compradas con
el objeto de revenderlas, será mercantii!. (Artículo '767. inciso primero.)
y por último si el pag~ré se gira entre comerciantes se presume mer-
cantil el acto, a virtud de lo dispuesto en el.inc. 2<;> del art, 767 del Códi-
go Civil; presunción meramente legal y que admite prueba en <contrario,
de tal manera que será quien niegue la m:ercantilidad del acto el que de-
ba probar su carácter civil.
continuar
ir atrás
- 65-,
de la letra, no puede suponer la' existenci~ de un contrato de cambio previo,
puesto qUe no hay distancia local d ebesiempreconsiderarse el acto como
mercantil a virtud de lo dispuesto en el N9 10 con la modificación:' que he~
mos v i s t o . , . '
Resumiend o: LA LETRA DE CAMBIO PUEDE O NO PROVENIR
DE UN CONTRATQ DE CAMBIO, Y PUEDE GIRARSE O NO ENTRE
. COMERCIANTES, PERO ES SIEMBRE y' EN TODO CASO UN ACTO.
MERCANTIL.
El artículo 19 del decreto en ~studio se refiere tamb~én a las operacio-
nes sobre "pagaré es a la órden" declarándolas mercantiles. eri las mismas
circunstancias que si se tratara de letras de cambio.
y ·él N9 3 de este mismo 'artículo modif,icando al. artículo 767 del Có~
eligo de Comercio dispone: Lospagarées a ¡la órden serán considerados
siempre com actos de' comerc~o. Las Libranza:;, sean o no a la orden y los
pagarée,s no comprendidos en el número anterior, que no procedan de
operaciones mercantiles, se reputarán respecto, 'de toda Clase de personas
. como documentos prohatorios de obligacionles sujetas a las prescripciones
del Código Civil. Las libranzas o pagarées de comerciante a comerciante
aún, cuando no lleven la cláulsula "a la órdE~n" se presumen actos ele co-
mercio. '
Las dos disposiciones tr~scrii:as nos dan la' p"mt<i para califica~ de ci~
VIiI o mercantil las operaciones soh¡re pagarées y libranzas. Las veremos por
su órden. ' .
El' pagaré a la órden:' Es siempre mercantil a virtu'd de lo dispuesto
por el artículo 767. . .
El pagaré -;'"domicilio: És siempre mercantil porque supone y prueba
un' contrato de cambio, de acu~rdo con lo d,ispuesto por el artículo 78,1.
El pagaré now.inativo o al portador: girado en una plaza para pagarse
en, ]~ mifma, tiene le carácter de la obligación principal a que accede,
El pagaré girado entr:e comerciantes: Se presume mercantil, comO' lo
disPO'ne la parte final, del artículo 767. Esta presunción es de carácter me-
ramente legal, admite PO'r tantO' prueba en contrario y no' va contra el prin-
cipiO' de la objetividad del derecho' cQmerc.ial porque nO' exije la concu-
rrencia de dos comerciantes, 'sino que simplemente presume.la mercantili-
dad del pagaré cuando se g,ira entre comerciantes. Por otra parte esta pre~
sunción nO' tiene 'más objetO' que relevar a las personas que intervienen en
el pagaré del pe'so de la 'prueba en cuanto al carácter del instrument~.
La Libranza. Si se ,gira de una plaza a otra' es mercantil porque supo-
ne un contrato de cambiO'.
. Si se gira para pagarse en la misma plaza de su fecha tiene el carác~
ter de obligación a que accede.
Si se gira entre comerc;,iante3, se 'presumé mercantil en la misma forma,
que 'el pagaré.
NI? 17: "Los hechos que producen obligaciones en los casos de ave-
rías, naufragios y salvamentos".
19 -La forma en' que empieza el art, 3<? al decir "Son /actos de comer a
aplicar por analogía, sobre todo después de la supresión del antiguo arl..
9 del proyecto.
F U E N T-E S bE L .D. .M E R ,C,A N T 1 L '
Análids del,art. 2 9 _
Art. 2<;>: "En los casos que no' estén, especialmente resueltos por este
Código, se aplicarán las disp~siciones del Código Civil", . , .. ,
Art. 49 : "Las disposiciones· contenidas en los Códigos de Comercio,
Civil, de Minería, del Ejército y Ar,mada, y además especiales, seap}icarán
con preferencia a las de este Código.
,en cuanto a C'éterminadas materlias. '¿Es redundancia? ; nó, por que al dic-'
ta'~ esas ¿iEposi~ñones, expresas cambia el ,órden de aplicación de la, cos-
, ~u~b¡;e y la lIa'ma !'l regir con preferencia a las disposIciones del C. C.
Así por .ejemplo podernos citar los artículos 130, 132, 149, NQ ,3, etc.
CLASIFICACION DE LA COSTUMBRE
Hay aquí una cuestión previa qUe resolver, pues el. art. 5 com¡ienza.
diciendo: . .
."No~j,onstando .18 los .juz~ados de' comercio que ,conocen 'UnaICUle'stión
entre parte!s la autenticidad de la costumbr,e que' se invoque, sólo podrá
ser probada por alguno de estos medios".
Podemos entoncés preguntarnos, ¿pueden los juzgados de comer~
cio aplicar la costumbre por el conocimiento personal que el juez tenga de
. ella? A ·cont.rario sensu, ¿él heoho que la costumbre sea ¿,cnocida por el
juez signi.f,ica que no necesita' ser probada?
Esto ha sido ,discutido en ot'ros países y hayal ¡respecto 'discrepancia
en las legish;ciones. Puede 'argumentarse en pro de ia contestlación afirma-
tiva de esas preguntas que si la costumbre rige como ley y la 'leyes apli-
cada por el' juez a virtud del conocimiento personal que tienen de ella no
6eTá, por lo tanto, nec~sario pTobarlé.
Sih embargo, mientr,as la ley está ,escrita., la costumbre arranca de un
hecho. que hahrá' de probars~ por los medios que la ley franquea"y el tri-
bunal sólo puede sentar como definlitivos los hechos queJe' han sido com-
prob\tdos.
Esta disposición del arto 5 pudo haberse interpretado con amplitud
cuaJido había juzg'ados de comercio que conodan mejor de estos ~suntos
y. en los cua:lesmuchos de sus ,miembros. eran comerciantes.. Aholida la ju-
ri:sdiCción comercial especial no, se comprende que los jueces ordinarios
de mta:yor cuantía hayan de testar en conocimiento de' las costumbres mer-
cantiles. Pot otra parte, dentro de 10<5 principios. del C. d.e 'P. Civil tampo-
• co s"e podría aplicat: la frase linicial del arto 5 de que venjmo~ hablando,
porque el arto 166 de este Código aice:
"Las sentencias se pronunciarán conforllll:e al mérito ,.del piroceso, y
no podrán extenderse a puntos que no hayan sidlo expresam;'mte s\ome'tidos
a .juicio por las partes, $alvo en duanto' laS! Ieyels manden o permitan a los
tribunales proceder de oficio" .
. ' Según esto, el juez no puede faUar en un sentido determinado aunque
le consten los hechos, si él no los ha conocido por los medios ordin~rios
del proceso. Resulta, ,entonces que la' costumbre merQantil es muy restrín-
giday~ólo puede ser probada, conforme al arto 5 por los siguientes medios:
t '7_Por dos sentencias ~nteriores.
2'7-Por tres escnituras públicas anterioKes.
No hasta que las escrituras sean anterior,es al juicio mismo, es nece-
sario que 'sqan anteriores a 1010. heohos que motivan el juicio; cosa que. se
justifica plenamente, porque nada costa>rÍa encontrarse ca; personas 'de
buena voluntad di~puestas a firmar varias escrituras 'en determinado sen~
tido. '
Esta disposición del laxt. 5 evidentemente le qu.ita a la costumbr~
mercantil gran part,e d e la importancia' que se ha querido atribuirle y nues-
tros tribunales de justicia han llá:mado repetidas veces la atención al gobier-
no sobre las dificulliades con que se tropieza en la práctica para aplicar
esté!., disposición. pero hasta la fecha no se ha elaborado un proyecto ten-
diente a subsanar esta situación.
'En otro!>' países basta este convencimiento 'personal del ju~z para la
aplicación' de la costumhre mercantil, y en otros se pide informe a la Cá-
mara de Comercio acerca de si. existe o no tal costumbre.
tó de aplicar la d'¡sposición del Ne.> 3 del arto 1 49 del c.. de Comercio re-
!ativo a la f0~ma de hacer la tradición de la cQsa vendida, de la siguiente
manera:
. "La entrega de la cosa vendida se entiendeverifioada.
3'?-Por cualquier otro medio autorizado por el uso constante del
comercio" .
• Pues bien, en La sentencia se establecía que en estos casos en que la
leW hace referenc.ia expresa a determinados usos del comercio se trata
de una costumbre "secundum lege", de modo que se debía admitir su
prueba por cualquier medio, de manera que la regla del arto 5e.> no restrin-
ge los medios de probar la costumbre, se laplicaría solamente a la cos-
tumbre que' restringe la ley, o sea a la •• extra lege".
Con .esta doctrina se atenuaría, en gran parte los inconvenientes que
presenta el arto 5e.> y la costumbre. mercantil recobraría en muc.hos casos la
importancia que se ha querido atribuirle.
índice
L lB RO 11.0
TITULO '1 9
que basta que: se ejecuten bastant~s actos de. comercio más o menos rela-
cionados entre sÍ.
¿Cuántos? La ley no podía decirlo, ni podía tampoco darse una re-
gla general; se trata de una cuestión de apreciación. En algunos' casos,
cup.ndo ,los actos .se ejecuten por la misma pe:rsona .con l:4astante frecuencia
y continuidad bastará poco tiempo para que esa persona ,ejecute habitual-
mente actos de comercio. , '
Pero la profesión' de 'comerciante se presen,ta con variedja¿'es: hay
veces que se la ejerce' ostensiblemente y en que no' se ofrece duda acerca
de la calificacIón' (abrir un negocio, h?-cer propaganda, etc.); pero hay
otros casos en que la profes.ión se. ej erce ocultiamente yen, que' no apare-
cen al exterior signos comunes 'que revelen su ejercicio . .En estos casos,' es
eV'idente que se necesitará mayor· tiempo y mayor número de actos eje-
cutados, pára presumir en quien los realiza la calidad de comercÍan,te.
La profesión comercial se concil~a con 'el ejercicio de cualquaerá otra
act,ividad y no hay' incompatibiJ¡:dad entre .el comercio y cualquier otra
actividad no mercantil; en estos casos será 'aún más,' difícil establecer la
formación del hábito.
Se trata, entonces, de u~a cuestión de criterio. P,ero no basta un há-
bito cualquiera, la ley habla ~e "profesión habituar'~ y e:s menester que
ese hábito esté inspirado .en .un espír¡itu profesion'al.. Así por ej.; un agri-
cultor gira y acepta con f):"ecuencia letras de cambio p~:ra cobrar: o pagar .
,los productos de su fundo,' una sociedad m;inera estáconstan.temente gi-
rando y aceptando letras de cambio ,en el ejercido de sus negocios., ¿pue~
de. ello
,
constituir el ejercicio de una profesión en estas personas? NO,
porque esos actos no se ejeculJan con espíritu profesional, sino como ac-
cesorios de una IÍndustria civil.
Basta comparar el caso. c()n el de los Bancos; para el Banco la"'ope-
rcai~n será mercantil, para el. agricultor, paJ1a el minerp. será civ,il.
Pongamos otro ejemplo: supongamos q1ile fallece un comerciante y
sus herederos 'piensan líquidar el negocio. ,Para no hacer una liquidación
desastrosa le di' n término paulatinamente y prolongan '.el negocio por al-
gún tiempo, ejecutando así actos de comerdo; ¿.se p.odrá decir que han
adquiÍrido la profesión de comerdantes?, n~ porque no ha significado
para ellos el ejercicio de una profe<S.ión.
Si puede haber há~ito sin profesión, podemos preguntarnos ¿ puede
haber profesión sin hábito?
de
A primera v¡is~a serí\a creer que nó,. porque -el Código es expreso y
terminante cuan,do dice "profesión habitual" y porque, como :ya lo hemos
visto se exige la repetición' de un número más o meno~ crecido de actos de
c~merCÍ'o. S~n embargo, no es así, y así como puede haber hábito sin pro-
fesión puede haber profesión sin hábito y aú.n, sin que se haya'ejecutado
un sólo. acto de comercio.
Si '~,:l: ley, ha exigido la ;eptic.ión de un Cierto número de actos, ha si-
. do con el objeto de tener un antecedente de hecho que revele la intención
de 'la persona, pero. si las circunstana:as 'revelan la intención sin n¡ecesidad
de recurrir a ese antecedente demostrativo" no hay razón ,para esperar el
transcurso de. tiempo para reputarlo comerciante, así por•. ej., una persona
funda un establecimiento mercan mI, se anuncia al público por medlio de
avisos, . etc. En este caso aparece manifiesta, la intención' de dedicarse al
g¡iro mercantil y d.e asumir desde luego las consécuenc:h's ,de la p'IlOfesi6n.
{Habrá que esperar que e~a' persona ejecute 'lln cierto número de actos de
comercio pala e.tribuirle la profesión de comerciante? Evidentemente qu'e
lJ.Ó; aquí hay una manifestación pública y ostensible del ánimo profesional
- tsó-
ñ\3.:1a la ley, no valiendo la ca:1ifiicación que las parte le hayan dado al acto.
Hay un principio, de Derecho que dice: "lla$< colsas son lo que son por su
~ esencia y no por el nombre qu¡e las partes les den" ,de modo que no basta
que las partes hayan calificado de mercantil un acto para que así se ¡acep-
te; asimismo; no bastará que una persona se califique, a sí misma de ca-
mer~.a:nte para que pueda decirse' que tiene esta profesión, para ell~ será
necesario que se reunan eIl¡ ella los ,requisitos que la ley exige al respecto.
Nuestro Código de Come::do no hacl~ dlÍferencia entre chilenos y ex-
tranjeros siguiendo con ello los principios del C. C. y lo mismo que con
las leyes civiles sucede' con las leyes mercantiles; 'hay que admlitir sin em-
bargo, que para ciertos efectos se requiere la condición de nacional. Así
p,or ejemplo sólo pueden ser dueños .de rllaves chiFenas los chilenos o los
extranjeros radicados en el país.
En el Proyecto se e'X1:gía también, como requisito indispensable para
la ad'quisición de la profes,lón de comerciaLnte, la' inscripción en . la mam-,
cula; pero la Comisión revisora con muy buen ta~uerdo la ,suprimió porqtie
los <10merciantes inscritos habrían, quedado en una sJtuación desventajosa
con respecto a los ,cqm'erciantes' no insdIitos, ,dada la cantidad de obliga-
ciones que se les impon~a-., ,
Esta· matrícula imponía, como pr,incipial obligación, la ,de IÍnscribirse
en. un Registro especial, distinto del actual Regi:stro de ComerClÍo. y lle-
gaba a la absurda conclusión de que no eran comerciantes quienes no es-
tablan inscroitos en ella, y no les alcanzaba po'r. tanto, las ,diversas oMiga-
ciones que' el Código impone a. los comerciantes" como la de inscribír
ciertos documentos y ,llevar -determinados libros de contabilidad. Es decir,
que en el fondo era mucho más cómodo ejercer el comercio sin estar ins-
crito en la matrícula, que estándolo. '
En algunas legislaciones extranjeras (Alemania, Francia, Argentina)
existe este Reg,:stro ,Personal de los come:rciaIftes no' como un requisito e-
>:en~ial dé la Profesión, sino como una obligación cuyo incumplimiento re-
clil1e determinada~ sanClÍones y cuyo cumplimiento da ciertos privilegios
exclusivos (Pueden ser síndicos, sus lihJ:'os de Contabiildad conlstituyen
prueba, etc.) , '
~omerctalidad sube del acto a la persona y habrá que aplicarle a esta las
leyes relativas a la profesión (obligaciones d'e llevar libros de con1tabilidad,
disporlíciones l'elativas a laqu¡',~bra ,de 10g comerc.iantes. capacidad, etc.)
La mujer y~sada figura entre las personas que el arto 1447 del C. C.
Eeñala como relativamente .incapaces. En, principio, h, mujer es capaz y la
incapacidad de la mujer casa¡da es muy distinta, de las demás personas in-
dicadas allí. u", .incapacidad de aquellas es una incapacidad natural porque
se funda en una falta de discernimiento y la ley ha ,declarado incapaces pa-
ra protegerlos a ellos mismo~; en cambio, la incapacidad de, la mujer ca·
sada es legal o arbitral y no se base en la falta de discernimiento de ésta
para valers y po'r sí misma; una mujer mayor de edad es tan,capaz como
el hombre, pero' por el hecho de ser c<,!-sada pierde su capacidad. "La mUr
jer <.iru1ad'tl es incjaplaz no por s!er muj!er sino por ser ,cjasada".
Estü incapacidad se halla establecida en favor del marido, en favor
de la mujer y en favor de la familia. ,'" '""
De acuerdo con los los a~ts. 136 y 13 7 del e. c., la incapacidad de
la mujer casada es general porque abarca todos sus t'lctos judiciales y ex-
trajudiciales. , ' ,
Sin embargo, al mismo tiempo' que la ley establece la incapacidad
relativ)a de la mujer~al?ada la faculta para ejecutar a,ctos jurídicos con la
autorización de su marido. Así, pues, la mujer casada puede comerciar con
la 'autorizaciÓn de ,su marido.' • " ' ,;
No hay en el C. e. ninguna incapacidad baE(3.da en el sexo; de mane-
ra que una, soltera mayor de edad puede comerciar Hbremente. Sin embar-
go (en materia comercial), hay casos en que no puede de'sempeñar Cierba's
, funciones en atención al sexo, así por ejemplo, no puede ser c'orredora ni
martilfero.
"La autorizacÍóJ;l del martido deberá SE'r otorgada por escrito, o intér-
viniendo él m~rrio, expresa y directamente, en él acto".
, El C. de C. ,no habla ,de esto úhim~, porque no 'se ,concibe. ES~MnoS
hablando de autorización pal"a ejecqtar ,actos de comercio habitualmente
y no actos de comere'io aisla1dQS¡, de manera que el mando no podrá estar
p'resente, en todos los p'ctos ',de la mufer; ,pero .si se trata de un acto aislado
no hay ningún inconveniente pata que el marido. in,tervenga en él. y esa ,es
la no'rma general. ' ,
Vemos aquí que el C . 'de C;. está dando reglas para la profesión de
comerciante y q,ue la,s reglas pa'p ejecutar un acto aislado de come:rcio las
da el C. C. Tratándose entonces de un acto aislado no hay ningún incon~
venie~te para que el marido autorice', a su mujer po~ escrito 'l"igientdo en
ese caso el arto 138 del C. C.
, Puede haber también ur~a autorización presunta, y de ella trata el ine.
2 del arto J 38 del c., C. que dice:
'''No podrá presUlnase la autorización del marido 5ino en los caso/!
que la ley la ha previsto".
Se confirma e~te art. 138 por lo dispuesto en el arto 147 que presume
la 'au~orización ' del marido en cíerto,s caso's que no tienen import~ncia en
materia comercial.
, El ,inciso 2 9 del art. J J del f2. C. está repitiendo al pié de la letra la
'disposición del arto 150 del C .. c. que establece una regla gÉmeral sobre
autori;~3ción pr,esunta para ejercer una profesión., Es una autorización de
carácter general porque 'abarca todos los ac:to,g relacionados c,on laprofe-
sión y se funda en la realidad de los hechos porque siendo un pl1incipio
que la mujer casada es inCap!lz y que no puede obrar sin la autorización
del marid,o, quien puede negársela; y si la mujer ejerce' ~a Rrpfesión de
, comerciant~ a -la yi:;;tíl. y paciencia del marido, ~iri 9u~ este se opo~ga! ~~
- 98
presume que la e!:tá aut'oriza'ndo para ejercer es~ profesión (No basta que la
mujer ejerza un come,rcio, es necesario que lo haga no'toriamente y con
conocimiento del marido). '
El marido podrá hacer cesar cuando quiera esta autorización: "por
su notificaciór1' o protesta notific<,-l¡a de antemano al público en general
o especialmente al que contratare con la mujer". Según esto, la reclama-
ción o protesta puede ser general, para todo el públíco, o especial, para las
persorps que contraten con la muj~r.
Nada dice la ley en cuanto a como debe hacerse, pero lo más corrien-
te será por medio de avisos en los diarios; también podrá hacercse direc-
támente, lo que le deberá importar al marido será que la notificación se
haga en tal form;:i que después no haya cuestión acerca de su existencia.
No hace la ley ninguna distinción, cuando la mujer es mayor de 25
años, respecto de 'la edad del marido y bastará la autorización de éste,
cualquiel,a: que sea su edad. Puede esto parecer chocante, puesto que el
marido meilor de 21 años es relativamente incapaz y ni siquiera puede
habilitarse de edad, no puege administrar por sí sólo la sociedad conyu-
gal y necesita de un curador; sin emb,argo, a pesar de estas circunsta'ncias,
puede habilitar para comerciar a su mujer mayor de 25 años.
,Hay en ele. de C. algunas incapacidades especiales respecto de la
rn:uj er casada; algunas en razón del sexo y otras en razón del estado. Así
por ejemplo: según el art. 55 inc. 2 9 , no pueden ser corredores públicos;
según d arto 80, no pueden 'ser corredores privados; según el 'arto 8"¡', no
pueden s,~r martilleros; según el arto 338 inc. 2 Q no pueden ser factores;
según el arto 349 necesitan autorización nuev-a y especial para ingresar !'.
una socie'dad colectiva, autorhlación que debe ser conferida en relación
a la sociedad misma. Las razones de esta última disposición son en parte,
las mismas que dimos respecto de los menores: razones de órden jurídico,
porque el 'marido ha autorizado a la mujer para comercÍ'ar ella mi:sma,
mientras que por el hecho de incorpo~ar$e a una sociedad colectiva com-
promete no sólo su patrimonio personal' sino también el patrimonio de la
sociedad conyugal y tratándose de un caso más grave deben ser más pre-
ci1:1s las solemnida des; razones de órden moral, porque la sociedad colec-
tiva supone vínculo esrtecho entre los socios, lo cual puede se,r peligroso
para el buen nombre de la mUjer y del marido, '~e trata de un contrato un
tantó' personal en el cual se ex:ige confianza recíproca. Igual regla se aplica
C14lndo una mujer casada quiere entrar como socio gestor en una socie-
dad en comandita, pero no én las sociedades aJllónimas porque en este ca-
sa su responsabilidad es limitada. .
b) Mujer mayor de 21 años y menor de 25: (Comunidad de bienes)
Art. 12: C. de C. "La mujer cas,ach mayor de ve!Íntiun años y menor
de veinticinco puede igualmente comerciar, llenando estos 'requisitos:
1Q-Que el marido mayor de edad le otorgue la autorización com-
petente. Si el marido fuere menor de veintiun años, ia autorización debe-
rá ser aprobad',i por la justicia or1dinaria;
Q
2 -Que el decreto aprobatorio sea registrado y publicado en la for-
ma prescrita por la ley".
AqUÍ hay que hacer otra subdistinción basada en la edad del m,arido.
1Q-,Si ,el m8.1¡ido es mayor de edad, ~erá necesario que este dé \su
autorización ya se~ por escritura pública o tácitamente; (como vemos la
misma' situación del arto 11) .
En este caso, aún cuan:do la m{¡jer es doblemente incapaz (por su es-
tado y por su edad), como el marido es ~3.yor de edad y la ley presume
en él el discernimiento :mficiente, debe dar su autQri~acióJl,
- 99-
Ahora ¿qué se debe entender por marido mayor de edad, ,de que
habla el arto 1 2? Se deb::! entender por tal al mayor de 21 años, po'rque
por el hecho de ser casado qued'l hahilitado ·de edad, en conformildad al
'inc. 1Q del arto 298 del C. C.
2 Q-Si el marido es menor de edad, cambia la situación y la autori.
zación debe ser aprobada por la justicia ordinaria y el decreto pprohato-
rio de'be ser registrado y publicado en la, forma prescrita ,por la ley,
(al. 12 segunda parte del NQ 1 y Nt;> 2).
Se ha considerado ¡.aquÍ qu'e la mujer no tiene la suficiente capacid'ad
para obligarse y que el mar,ido no tiene el suficente discernimieneto, el cual
ha qU'erido la ley que se supla con la intervención de la justicia; sin embar-
go, ni aún en este caso prescin1de la' ley de la autoriZl3.dón del marido, de
manera que él debe darla y la justicia con.firmarla. El marido autoriza y
el juez aprueba, si la justicia no aprueba esa autorización la 'mujer u'6 pue-
de ser comerciante. '
Se confirma esto por la' historia .fidedigna del establecimiento de la
ley. El art. 2 I (aC'tüaI I Z} del proyecto refiriéndose a esta materia, de-
cía: "conferida" en vez de "probada" y al ser modificado ,se cambió
totalm:mte el carácter ,de la disposición.
. Ya hemos dicho que en, esto,s casos en que el marido es menor de
21 años la sociedad conyugal tiene un curador; pues bien, este curador no
interviene para nada en esta autorización y no procede a otorgarla ni ve-
tarla . . . . ' ,
El N'? 2 d~l arto 12 agrega que el decreto aprohatorio debe ser regis-
trado y publicado en la .forma prescrita por la ley.' El registro consiste en
la inscripción en el Registro de Comerci9 respectivo, :Y en cuanto a la pu'
bjicación no ha determinaido la ley en ninguna disposición como, donde
y cuando debe hacerse, queda por lo tanto' al arbitr,io de los interesados
hacerlo como lo crean más conveniente.
c) Mujer menor de 21 año:;: Estecél'so no está previsto en el C. de
C. y hay que negar a la conc,lusión muy fácil de deducir que no puede ser
comerciante en. forma alguna. Así el arto 151 del C. c., dice: "la mujer
casada mercadera está sujeta a las reglél's especiales ,dictadas ene1 C. de
c."; se remite pues Vi este último y como éste no contiene ninguna regla al
resp.~cto se llega a la conclwúón inevita,ble de que la mujerc.asada menor
de 21 años no !mede ser comerciante. . .
Se conLrma esto por el estudio de la historia fidedigna' del estableci-
miento de la ley. Había en el proyecto un arto que llevaba el Nt;> 21 (actual
12) y que decÍ'i simplemente: "la muj'er casadá menor de 2S años .... " y que
fué reemplazado de tal, manera que quedó . 'la mujer casada mayor de 21
años y menor de.2S", con lo cual la ~omisión revisora manifestó .su inten-
ción de. excluir del comercio a la mujer casada menor de 21/ ¡años.
bEfe límite de edad mín~íma-' 21 'años-sólo existe respecto de la
mujer casada; porque no debemos olvidar que la mujer soltera adulta me-
hor de 21 años y que tiene un pecul.io profesional o industril.1.1, puede co-
merciar, obligándose hasta concurrencia de ese peculio.,
pia, para que le reconozca esa indep~ndencia será necesario que hagla un
comercio separado del de su mar;do. Esto de la separaci6n es una ,cues-
tión "de hf:cho que resolver~ el tr;uunal en cada C~lS0 particular. No basta
una separación. material; locab s distintos, no es' de rigor que se trate de
giros distintos; 10 único que la ley 'exige es que la mujer ejerza el comercIo
con absoluta indepenedencia del marido.
As! como la m!-ljer ~lsada no puede ser comerciante sin la autoriza-
cióndel marido; aSÍJ;llismo éste puede negar esa autorización o r~vocarla
en cU'alquier momento, pU"eS ello constituye una facultad inherente a su
poteetad marital. El C. ¿e C. se ha ocupado de la revocación en el arto
13, dándola por estabilecida con lo cual confirma la regla general 'dada
por el arto ' 14 1 del C. C.
Art. 141 C.c.: "El marido podrá revocar a su ~ubitrio, sin efecto re-
troactivo, la autorización general 'o especial que haya concedido a la mu-
jer".
Art. 13 C. de c.; "Revocada la autorización concedid~'l. 'a la mujer
casada, el mar;ido deberá hacer registrar y publicar un extracto de la es-
critura revocatoria, so pena de responder a los terceros de buena fé de
las obligaciones que la mujer contrajere después de la revocación".
Esta facultad revocatoria le corresponde al marido aunque S€4x menor
de 21 años. ¿ Necesitará, en este caso, ser aprobada por el juez? ; nada
dice la ley, pero se entiende que no necesita esa ;'lutorización, porque pa-
ra conceder la autorización se requiere la voluntad ,del marido y el papel
del juez en tal caso sólo consiEte· en aprobar esa autorización.
\'. Cómo debe hacerse J~'l revocación? El artículo 13 sólo legisla res-
pecto de la revocación de la autorización ,espresa, ya que la autorización
tácita se revoca, de acuerdo con lo establecido por el art. 11, por "re-
clamación o protesfa del rr~lrido, notificada de antemano al público o es-
pecialmente al qU"e contratare con su mujer". Es decir, que para reVOcar
la autorización tácita o presunta, nO exige la ley ninguna solemnidad; bas-
hl que ella se haga eh forma tal que no deje lugar a duda!s acerca de ~u
existencia. ' ;
En cambio, para revocar la autorización espresa, y de acuerdo con
lo que dispone el artículo 1". deben llenarse dos órdenes de solemnida-
des: 19 Dehe constar por escrito, y 2 9 Registrar y publicar en estracto es-
ta escritura revodatoria. Nada dice la .ley en cuanto a si la revocación debe
hacerse por escritura pública o privada; pero dentro de la estructura ge-
neral de nuestra legislación, creemos que¿ebe hacerse por escritura púl;:>li-
ca; 19 Porque la autorización se concedió por escritura pública, y, 'al re-
vocarla por escritura privada, se corre el riesgo de que se produzca un vi-
cio de nulidad a virtud de 10 dispuesto por el a,rt. 1707 del Código Ci-
vil que establece; que "Las escrituras privadas, hechas por 105 contrJa,tanles
para alterar lo pactado en escritura pública, no produdrán efectos contra
terceros" .
2) Porque esa revocación debe inscribirse y el conservador no podrá
acepl~n una escritur;;l pnlvada. .
Nada dice la ley acerca d~ la manera de hacer las publicacioqes a-
quí exigidas, por consiguiente el medio d;.ás corri~nte serán los avrsos en
la prensa.
La revo«ación hl:l.ce volver a la mujer a su estado de .iricapacidad y
no podl1á contratar válidamente, de manera que los contratos que esa mu-
jer celehr·e con posterioridad a la inscripclOn de la escritura revocatoria
a!dolecerán de nulidad relativp p~r haher sido ejec1.ltados por una, per~Q-
pa relativapente jncapaz;, .
continuar
ir atrás
- '¡O1-'
El registro y la publicación de' la revocación son formalidaC:Íes exi-
gidas por la ley para ,~vita:r cuestiones con }OS terceros "lcerca de ,S1 cono- .
cieron o no co'nocieron esa revocac,i.ón. Una vez .cumplidos esos requisitos
nadie pod rá alegar que igporaba el hecho y hay la presunción absoluta de
que' eS'á. revocación ne~~:l 'al conocimiento de todos, quedando el. marido
excento de toda respomahilidad por los altos ejecutado§ por la mujer con
posteriQy¡idad a la revocación. '
El arto 13 termina diciendo:. "so pena de responder a los· terceros' de
buena fé de las obligaciones que la mujer contrajere después de la revoca-
ción". Esto quiere decir, que cuando no s~ han cumplido los requisitos del
reg,istro de la e1"critura revocatoria y de su publi¿caión en extracto, el ma-
rido queda ob1igado respeCto de los terceros de buena fé, o sea, de los
que no han conocido el hecho de la revocación,
Cuando se cumplen los requisitos no cabe duda alguna acerca de la
revocaoión, en caso contrarío debe el marido responder .ante los terceros
de buena fé. Pero como la buena fé se presume por la ley, será el mar:ido
afectado quien tendrá que probar la mala fé ,de los terceros, o sea deberá
probar que la revo(j3.ción fué conocida por ellos.
Efe~tos de los actos de la mujer easada !Comerciante:
Esta materia de 10,s. efectos de los actos de la :tnuje~ casada comer-
ciante en cuanto a los bienes que responderl de sus ,actos o contratos tiene
una gran importancia, y en ella el D. Comercial ha introducido modif,ica~
ciones importantes al D:
Civil, por lo cual debemos comenzar por precisar
alg~no'$ prinolpios fundamentales d,e ~2t. leg:íslacíón civil.
, • > jJr I
la ley prohiba comerciar y la diaposición del arto 19.no tiene' ninguna apli-
cación práctica.
En casi todos 105 países existen prohibiciones más o menos análo-
gas a las consignaclJas en el proyecto y debemos reconocer que muchas de
esas prohibiciones e:an explicables y sería necesario restah\lecerlas.
Entrando al análisis de la disposición mi?ma del <,rt. J 9 podemos de-
Cll que parece qUe el legislador da a entender que son incapaces porque
habla de otro "contratante capaz"; d~ja entonces la suerte del contratan-
te que tenía prohibición para omerciar entregado por completo en manos
del que no tenía proh:bición, ya que no puede demandarlo y ya que éste
puede pedir a Sil arbitrio la resolución o el cumplimiento del contrato, a
menos que haya obrado de maja fé, porque en tal caso se iguala la ,condi:
ción de ambos contratantes y el contr1ato surte todos sus efectos sin que
pueda pedir su nulidad.
La diferencia entre incapacidad yprohibi('.Íón salta a la vista.
J Q-.-En cuanto a sus fundamentos: La inct:lpacidad sea absoluta o re-
lativa se funda en la idea de que esas p~rsonas que la ley declara incapa-
ces no tienen' disceTuimiento 'wficiente para obligarse por si soI¡:\s, necesi-
tan repre~entantes legales; por consiguiente esa incapacidad se establece
en razón de una p:otección a esas m,ismas personas, En cambio, las prohi-
biciones· están fund(:~das en una idea de interés general, de conveniencia
pública y no en la idea de ineptitud para ejercer el comerc:o, basta leer las
líneas del art. 30 del proyecto para darse cuenta de ello. Además no se
trata ¿e prohibiciones impuestas en razón de la persona misma, sino qu~
se conúdera que existe cierta incompatibildad entre los cargos que esas
personas desempeñ{3.n y el ej ercicio del comercio.
2 Q -En cuanto a la sanción:- No es posible aplicar a los incapaces
la sanción de1 art. 19. Les actos de los absolutamente incapaces, cuando
noobJ;j~n por medio de sus representant~s legales, son nulos de nulidad
absoluta y esa ñulidad debe ser declarada de oficio pQr el juez; en cambio
el que ha contrata¿o con una persona que tenía prohibición d~ comerciar
puede exigirle e1 cumplimiento del cont:ato, En cuanto a los relativ¡amentc
incapaces tampoco se les aplica el arto 19 y ~l que tenía prohibición para
comerciar no podrá él pedir la nulidad del acto; la nulidadre~3.tiva sólo
puede ser solicitada por aquellas personas en cuyo favor está establecida
y si se asimilaran los ,relativam':!nte inC!lpaCeS a las personas que tienen pro-
hibición para comerciar no' podrían pedir ell;'s la n1,llidad relativa.
El art. 622, que está en el Título de la Letra de Cambio dice:
Las persOI1'!as 'que pueden obligars,e pueden oelebrar el contrato de
cambio por su propia cuenta o por un tercero 'que las haya autorizado
expresamente ·para el efedo.
La.s personas a qwenes está prohibido \::omerdar, por raz:ón de la
edad, ba naturaleza de la profesión, dignidad o estado, pueden celebrar
el contrato de cambio, y girar, endosar, aceptar, p.agar o cobrar una letra,
siempre que lo hagan accidentalmente, sin ánimo de especular 'Y violar la
prohibición" .
Seref.iere el Código ,'aquí confusamente, a incapaces y a personas que
pudieran tener prohibición de comerciar: Así po;r ej., á nadie se le prohi-
be comerciar en razón de su edad; los menores son incapaces. Sin embar-
go, está ajmtado a derecho cuando habla de "personas a quienes está
prohibido co¡nerciaJr por ~jlZÓn de la naturaleza de su profesión, dignidad
o estado", porque esa es la base ,de las prohibiciones establecidas por la
ley.
-'111-
.En princípo puede decirse' que el ejercicio del. comercio es libre y que
no ~xisten prohibiciones de carácter general. Existen, si, ciertas, res-tricciqnes
distintas a las que resultab<\n 'del antiguoart. 30.
lit· •
Así por ej., hay algunas proiübiciones para el ejercICIO del comercio
deriva:¿as de la nacionalidad de la:s' persorJilS: El comet:cio de seguro sólo
puede ser ejercido por compañías naoionales; ,en lo futuro, porque las
Cías. extranjeras ya establecidas en el país .a, la fecha de la dictación de la
ley correópondi'ente pueden seguir 'ejerciendo sU comercio. Al comercio de
cabotaje sólo puEtden dedicarse naves pertenecientes a chilenos o asocie',
dudee anónimas cuyos 314 del capital estén en manos de chilenos; etc.
Fuera de estas lestriccion~s y algunas indicad~s en el.C. C.' (art. 611, 998)
no hay ninguna otra basada en la nacional~dad.
Hay otras bas~da,g en algunas disposi~iones adminislirativa:s' y que
está.n e-:;tablecídas a favor del Estadp (Estanco de S,;¡lÜre y Yodo, al,l.tolri~
zado por la ley que creó la Corporación de Ventas).
Hay otras prohibicione¡; resultantes ¿,e otrd.s contratos, por ejemplo'
pi3.Ta los factores y dependientes de comercio y para los socios de una so-
ciedad 'colectiva. . . . . .
TITULO II
.
dad inmueble; en cambio, el Registro de Comercio nada tiene que ver con
la propiedad raíz.
. .
El Registro de Comercio se ráge por un Reglamento especial que
fué propuesto por el mismo C. de Comercio, que en su arto 21 dice:
'Las reglas y form'alidades relativas a la organizé'.ción del registro de"
comercio, a los deberes y funciones del s;~cretaúo encargado de él y a' la
forma y. solemnidad de las inscripcÍones, se determinarán en un reglamen-
to especial".
Este Reglamento se dictó d12 de Agosto de 18',6 y empezó a regir
conjuntamente con· el Código, el 19 de Enero de 1867. . ..
Esta obllgaoión de inscribir ciertos documentos en el Registro' de
Co~ercio se encuentra establecida en interés general de los que vayan a
contratar con el comerciante, no es por cierto una obligación impuesta a
favor del propio comerciante. Pu:!de decirse que esta IÍnscúpción se exi~
ge '" fin de que los t:!rceros puedan fáciimente por medio de -este Registro
'Público COnOcer alguna de las circunstancias relativas al comercio de un
, comerCtÍante: saber que responsabilidades pueden· afectarlo en favor d~"
su mujer, hijc:; .o pupilos; saber cuáles son sus mandataríosy representan-
tes; saber cuáles son las extensiones de ·sus poderes; etc. En e$tos e'as,?;;;
- 120
La enumeración la da el arto 22; pero hay que hacer notar que esa
enumerac,ión no es completa, porque ha.y otros documen.tos no compren-
didos allí que deben inscribirse, según disposición del mismo C. de C. y
de leyes posteriores.
Art. 22: "En el registro de comercio se tomará razón en estracto y
por órd,en de números y fechas de los siguientes documentos.
A propósito del análisis del arto 22 nosotros nos. detendremos sobre
tres puntos: 1Q) Razón de ser de la inscripción de cada ut:J.o de fos docu-
mentos en, él indicados; 2 Q ) Carácter que tiene esta inscripción. En algu-
nos casos tiene el carácter de solemnidad, 'en otros no; es muy importante
est.3.blecer ést;' por las consecuencias que puede acarrear en uno y otro
caso la fálta de inllcripcÍón y 3 Q ) Sanción por la falta de inscripción.
Ahora, ¿por qué sólo ~n ese caso dehe hacerse esa inscripción? M.uy
sencillo, porque si el marido tiene responsabilip.ades a favor de su mUJ~r
por aportes hechos por ella al matrimonio o por bienes que ella ha adqUI-
rido durante el matrim9nio y que el marido debe restituir al disolverse la
sociedad' conyugal, resulta que el patrimonló del, marido, está afecto a es-
tas obligaciones y que no todos los biene¡; que 'ante .el público aparecen
como de su propiedlad, puesto que es él quien los administra, están, libres
de responsahilidad; pesa sobre ellos una responsabilidad a favo~ de su
. mujer, responsabilidad que tiene carácter privilegiado. pues la mUjer goza
de un privilegio ¿e 4" clase. "
Los terceros que contratan. con el marido, deben, saber que éste no
pued'e disponer .de todo el crédito que parece tenel',p(nque éste se halla
restringido tanto en cuanto existe responsabilidad a favor de su mujer.
Resulta de aquí evidente que esa responsahilidad significa una dísmin.ui-
ción del crédito de que puede disponer el marido; y a fin de que los ter-
ceros no caigan en engaño es que la ley ha exigido que se inscriban en .el
Hegistro de Comerc.io los documentos en que consta esa responsabilidad.
Decíamos que la muj er tiene un privilegio; pues bien, este privilegio
se halla establecid.o en el arto arto 2481 N<? 3,del C. C. que se encuentra
en el Título de la relación de' créditos 'y que dice:,
"Lacu,arta clas:e de crédit'Os Clompl"ende: .
, 3 9 -Los de la;; mujel'1es ca;sadas J por los bienes de su, propied¡ad que·
ádministra el 1l1)lrido, sobre los bienes de éste" •
. Concuerda este artículo con el 2483 del mismo Código, que .emplea
,literalmente' los mismos términos usados en el arto 22 N9 1 del C. de Co-
de Comercio. .
La inscripción requerid'a por el N9 J del arto 22 n'o. es una solenmi-
dad del a'cto. o contrato: Las capitulaciones matriinoniales, 'los ÍnventariPs,
etc. están' sujetos a esa inscripción. no por ~í mismos, sino ~or las circuns-
ta~cias que hemos. lnClicado, de donde se deduce que la omisión de esa
inscripción no produce ,nulIdad. ¿ Cuál será entonces la sanción?, hay des-
de lüego unja sanción' de, carácter general aplicable a la falta de inscrip-'
ción de todos los documentos que indica el arto 22 y qUe es de cari3.cter
. eventual, porque sólo se aplica en ·caso de quiebra del comeróante.
La quiebra, según las causas que las producen y el mayor o menor
grado, de culpabilidad del f,aHido, se clasifican én fortuitas, culp'ables y
f~auduJ;entas, y la ley castiga al fallido con ciertas penas' cuando Ia quie-
bra es declarada culpable o fraudulenta; pues bien, la ley, al enume:rar
ciertas situaciones que por sí mismas indican una presunción de que, la
quiebra es cúlpabJe o fr,audulenta, comprende la circun;stancia de no haber-
~e hechoe~tas Ínscr.ípcÍones. Así el arto J 89 dé la ley de quiebras, que
reproduce ¿isposiciones qUe ya existían en el C. de C. dice en su NQ, 10:
"Las quiebras se presumen culpables ii el deudor' hubiere omitido la
inscripción de los documentos que ordena ~jil ley".
Por el sólo hecho de no haber in,scrito el marido comerciante los do-'
cumentos que se indican ~n el Ni? 1 del art.' 22 será considerádo como fa-
llido culpahle o .fraudulento, en caso de quiebra.
Sin .embargo, esta sanción no cabe cuando el comerc,iante ¡1'0 cae en
quiebra y, por otra parte, como se ~r~ta de una presu~ción si~plemente
legal, puede el fallido' probar que no ha fenido culpabilid'ad e~ su quíe-
~~ .
H,ay una regla gen :!ral consignada en el arto 23, que contempla dos
situaciones distintas, y qué dice:
"La toma de razón de los documentos especificados en el artículo an-
terior, de,berá 'todo' comerciante hacerla efectuar dentro del térmi'no de
qdnce días, ~¡:mtados, según El caw, desde el dí~ del otorgamiento del
documento sujeto a imcripción, o desde la fecha en que el marido, ¡::.adre
o' guardador principie a ejercer el comercio".
Según esto, cuando el interesado ya es comerciante a la fecha del
otorgami:!~to del documénto, el plazo de 15 días se cuenta desde 'la fe-
cha del otorgamiento; y cu :mdo el interesado todavía no es comerciante
a la fecha del otorgamiento del documento,' el plazo de 15 días se cuenta
desde la fecha en que coÍnienz~ a ejercer el comercio.
El principio de la leyes muy claro. pero en la práctica la cosa se ha-
ce más difícil, sobre todo en lo que se reEiere a la segunda regla, porque
en muchos casos es casi imposible determinar eT día preci~o en que una
persona empieza a ejercer el 'comercio. Muy fá::i! será ef.ta determinación
cuando se trate de un ma'ttillero que ha recibido el cargo por un 'decreto
del Presidente de la República, o de una persona que compra un est'l.blc-
cimiento de comercio; pero será muy difícil cuando se trate de una per-
sona que ha adquirido 1a profesión de comerciante por, la' ejecúción hahi-
, ,tual de actos de comercio. Será una cllestión de heche que quedará some-
tida a la apreciación d ~ los tribunales de justic.ia en cada caso particular.
Plazos especiales :-' F llera del plazo general de J 5 días que señala
el art. 23 hay otros plazos especiales; así por ejemplo: Según el arto 440
el decreto supremo del Gobierno que autoriza la existencia de una so-
ciedlad anónima, debe inscribirse dentro del plazC} dt" 30 días contados
desde la fecha en 'que se expida. Según el arto 1 173, los préstamos a la
gruesa deben inscribirSe en extracto dentro del plazo de 8 días, contados
desde ·Ia fecha del préstamo.
En esta materia hay que hacer un.a' distInción entre do~ c~tegorías de
libros: J<?) Libros esenciales u obligatorios; y 2Q ) Libros auxiliares o fa-
cultativos.
Libros obligatonos:- Son aqudlos que impresc,indiblemente debe
llevar un comerciante, a virtud del arto 25; son los únicos que la ley exi-
ge, ~on un estricto mínimo, son los únicos que tienen valor probat~rio, y
s.i el comerciante no los lleva 'o los lleva, en forma irregular, incurre en una
falta que puede ~carreil.rle sanciones graves.
Libros auxiliares o facultativos:- Son los que el comerciante puede
llevar libremente, a su arbitrio. a más de los obligatorios. El comerci.ante
puede, mediante estos libros, a'daptar la contabilidad, a la clase d,e nego:
cio que quiera y los puede llevar en la clase, forma y número que mejor
le convengan: pero como no son obligatorios, la ley no les puede dar el
valor probatorio que les da a los an,teriores, y el comerciante que 110 los
neva o los lleva en forma irregular no sufre sanción de ningu~a clase.
El leg,islador los señala en el ·art. 25, y se refiere sólo ,a los que de-
ben llevar los comerciantes al por mayor, pues los minoristas deben llevar
un Jibro solamente (art. 30). Además de estos libros que vamos a estu·
diar y que sop. obligatorios para todos los comerciantes existen otros es-
peciales que se ex.igen sólo a cierta clase de ellos.
Art. 25:' "Todo comerciante está obligado a llevar para sU contabili~
dad y correspondencia:
19-El libro diario;
2 9-EI libro mayor o de cuentas corrientes;
3 9 -El libro de balances; .
4 9 -El libro copiador de cartas".
Como vemos, estos libros son: el Diario, el libro Mayor o de cuen-
t.as corrientes, Balances y el Copiador de cartas. De, estos cuatro. sólo los
tres primeros' son propiamente de contabil,dad; el Gopiador tiene un ~a-
- 129-
El Libro l\1ayor:
El libro mayor no está definido po~ nuestro Código. El proyecto daba
una definkión en el art. 65, que decía:
,"En él libro m\ayor se abrirá una cuenta con debe y haber a cada per-
s,ona u objeto particular y en cada una de ellas serán trasladados, por or-
d~n de fechas, los asientos del diario, linclusos los referentes a gastos do-
mésticos". -
La disposición, de este artículo, que fué sup'rimido, no hace falta; en
realid:ad la definiClión es exacta, pero puede suplírsela éon los conocimien-
tos técnicos de la contabilidad. . ,
Si el comerciante quie're ,darse cuenta, en un momento dado, del es-
tado de sus relaciones comerciales con cierta person.a o con respecto a
cierto giro de su negocio, y acude' al libro diario, como allí las partidas
no están dasificadas por materias sino se suceden ·en orden cro.nológÍco,
tendrá que' Ír sacando las operaciones que digan relación, con la persona
'o materia que él desea conocer. En primer lugar, ,verá. cuales son las p,ar-
t¡das que constlituyen a esa persona como' deudora ,del comerciante y en
otr,a parte, las que la constituyen acreedora de él; comparará y verá cual
columna es mayor; si la de las deudas o el crédito. Si esto n,ecesitara ha-
. cerIo el comerciante con cada una de las p¡~rsonas que intervienen en su
negocio, se;ría 'un trabajo largo y engorroso, 'y sería difíéil establecer, .en
. un momento dado, .la verdadera s,ituación. del negocio del comerciante.
Todo esto se evita m'ediante el libro mayor o ae cue~tas corrientes.
En este libro se abre una cuenta especiaJ a' ca·da persona u objeto particu-
laTo Así pdr ej., si Pedro es cliente del comerciante, se le abrirá una cuenta
~special en el Libro mayor. Esta. cuenta que' .se le abre a Pedro, tiene dos
páginas; en la izquierda bajo la palabra Debe se anotan todas las parti-
das que constituyel1.- a Pedro en del,ldor -del comerciante, y bajo la .pal¡abra
Haber se anotan aquellas que Id ,constituyen en acreedor de éste. Esfas-son
las mismas partidas que deben figurar en eldia~o. Como. decía el pro-
yecto "a estas cuentas' se trasbdarán los asientos del diario".
El comerciante anota en el libro ,diario que vendió a-' P~dro mer~"
cad erías por valor de $ 1 0.000, pagaderos a seas meses, y esta an,otación,
se hará también en el Debe :de Pedro, del libro mayor. Pedro hace un abo~'
no de $ 5.000, abono. que se anota'!á en 'el Libro diario, y que también
se llevará al libro mayor, a la cuenta de Pedro,' y se anotará, entonces en
el Haber de éste, pues se trata de un abon9. Y ,así vemos, entonces, como
en cualquier instante, bastará solamente abrir el libro mayor para ver la
situaClÍón ,de las relaciones del comerciante con Pedro.
, Estas son las cuentas individuales que se lle'van a las personas enl las
relaciones con las operaciones del comerciante; pero también se llevan en
- 132-
este libro las cuentas que suelen llamarse reales, a las que aludfa el pro-
yecto al decir: Ha cada person,a u objeto particular". .
Se personif,ica en el libro diario a las cosas del negocio: la ~;ja, las
cuentas por cobrar, la mercadería, etc. Se abre una cuenta, en el libro ma-
yor en que se anotan todos los movimientos de dinero: esta. será la cuen-
ta de caja. Se abre ta.mbién la ~ueIÚa mercaderías,. y así tenemos que si el
comerciante vendió a Pedro diez mil pesos en mercaderías, se anotarán
al Debe ,de Pedro, pero al mismo tiempo figurará esta operación en otra
cuenta ,del libro mayor: en la cuenta mercaderb.s, porque han salido mer-
caderías del negocio. De manera que al mismo tiempo que se adeuda a la
cuenta de Pedro en ,diez mil pesos, se acredita la cuenta mercaderías por
esa' miEma cantidad. Si más adelante Pedro hace un abono de cinco mil
pesos, este abono dará orÍgen a una partida en el Haber de la cllenta de
Pedro y también figurará en la cuenta de Caja, en el Debe, porque ha re-
cibido una suma de dinero, anotaciones que concordarán con las que hay
en el libro dianio.
Otras veces, en las cuentas de caja se anotan sólo los resúmenes, siem-
pre que se lleve un libro especial de caja, 10 mismo suced'erá con las mer-
ca d enas.
' •
Lo que hemos dicho de la cuenta de caja, mercaderías, se puede tam-
bién aplicar a cualquiera otra cuenta, como documentos por cobrar, gastos
del negocio, etc. '
El libro mayor o de cuentas corliientes, no se diferencia del diario en
su contenido, pO'fque en el libro mayor no puede figurar ninguna partida
que no figure ya en el libro diario, y se diferenciaq sólo en cuanto al orden
de su formación. Mientras que en el libro diario se hacen las anotaciones
siguiendo el o:den cronológico de ella~, en el libro mayor se agrupan por
orden de personas o cosas en sus respectivas cuentas. Consecuencia de
esto es que el mayor, sea, en su forma externa, diferente también al dia-
no.
Desde luego, tenemos que dedicar dos paginas a cada cuen,ta corrien-
te, una pág~na al debe y otra al haber. El libro mayor lleva impresas estas
palabras y la foliación va, entonces, de dos en dos páginas, o sea la pá-
gina NI? ,1 lleva esta foliación a la izquierda (que corresponde al Debe)
y a la derecha (donde dice Haber).
Desde el punto de vista legal, el fibro mayor es el que tiene menos
amportancia, pues por el libro diario se podría conocer la situación del co-
mercia:nte, 'pero ello significaría un trabajo largo y molesto.
. ,
Al1:. 29: "Al ab~ir su giro, todo c'Omerdante hará. en el libro de ba..
lances una enunciación \ es!imati~a de todos sus bienes tanto pnuebles como '
inmuebles, y de todos sus créditos activos y pasivos.
A' fin de cada año formará. en este mismo libro un balance genéral
de ¡todos sus negocios, bajo las responsabiliéla~es que se estableClen en el
Libro-IV de este Código".
Este libro de balances tiene un doble objeto:
19 -Un inventario inicial; 2 9 un, balance anual. Por este doble- ob-
jeto se le's llama también libro de inventario y balances. Ambos objetos
están indicados en el a:rt. 29. ,
Nuestro Código dispone que el comerciante deberá hacer UIl¡ Ínven-
tario general y" detallado de todos sus bienes, avaluánldolos. Esta ava-
, luación la hace por sí solo el comerciante, según su criterio y sin interven-
ci6n de autoridad alguna,. , Por Cierto que en, easo de quiebra o cuando He-
gue el caso, se apreciará si la estimación que hizo el comerciante de sus
bienes, está o no bien hecha.
Este inventario inicial tiene importancia, porque es la base de la con-
ta:bilidad, la que sirve para abrir el libro' diario y las respectivas cuentas
del mayor. Así por ejemplo, se abre la cuenta, ,de mercad,ería, anotando,
en el debe de dicha cuenta" las mercaderías que el come:rcÍante aporta a
la tienda. Si hay 'dinero en caja, se 'abrirá la cuenta de Claja anotando en el
debe ese saldo.
É~ in,ter~sante también, el inventarlÍo, para conocer la co~s,istencia del
patrimonio ,del com~rciante; veremos, po'r ese inventario, cual es su acti- •
vo y pasivo, y en consecuencia, cual es su capital.
Pero hay en esta cLisposÍción una inconsecuencia, porque se exige la,
t>numeración,de todos los bienes del cQmerciante, sin distinguir entre los
cjuededica al comercio y los, que no dedica. No concuerda este ,artí-
culo con el 27, que exige que el come:ciante anote las operaciones "mer-
cantiles" que él efectúe, y no las meramente civiles. Si en el libro diario
y mayor se anotan sólo las operaciones mercan,tiles,' no se puede explicar
que en el l1bro de inventarios figuren bienes que no ,pueden figurar en
'aquellos libros.
E! segundo objeto de' este libro, es, el de efectuar un balance perió-
dico, que el comerciante debe hacer todos' los años, bajo las responsabi-
Ji.dades que sé establecen en el Libro IV del C. de c: El balance, es el re-
súmen de todas las cuentas que figuran en los libros, . es Un 'cuadro en que
aparece todo el activo y ,el pasivo que arrojan las cuentas .del libro mayor,
de modo que de una sola mirada se vea todo el estado del negocio. (Por
un lado figura el haber, dinero en Caja, depósito en los Bcos., etc.; por
,otro lado figura el debe, cuentas pendientes, etc.) La diferencia entre . el
activo y el pas[vo, constituye. el saldo líquido, que forma el verdadero ca-
pital del comerciante. Se comprende, entonces, 'la -importancia que tiene
este balance, ya que, gracias ,a él, se van, exhibiendo los resultados del gi-
ro del comerciante.
,El Código f,íja un plazo máximo para la confección de 'este balance;
debe ser hecho por lo m~nos una vez 'al año, pero no hay inconveniente
para que se le haga en períodos más cortos (semestralmente). En la prác-
tica, se .designa el período que va 'de un balance a otro, con el nombre' de
ejercicio y éste balance debe hacerse hajo la responsabilidad que establece
la ley de quiebr~s, que ha reemplazado al Libro IV, de la cual trataremos
- 1~4
puede objetar que hay, que considerar las interrupciones y las suspensiones
de la prescripción,. ,
En Francia, se ha f,ijado un plazo de 10 años, pero nuestro C. de C.
ha sido más lógico, porque no ha exigido un plazo fijo sino que ha dicho :
"Los comerciantes deberán conservar los libros de su giro hasta que ter~
mine de todo punto la llÍquidación de sus n,egocios. La misma obligacióR
pesa sobre sus herederos". .
En otras palabras, el comerciante deberá conservar sus libros de con-
tabilidad hasta que no tenga ninguna obligación pen,díente". .
Sanciones: La ley ha establecido diversas sanalones para el caso de
que el comerciante no lleve libros, los Ueve en forma irregular o n,o los
conserve; sanciones que son p!irecidas a las que vimos respecto del Regis-
tro de Comer,cio, y que, lo mismo que aquellas, son de carácter ,eventual,
porque sólo se presentan en caso de quiebra. Si no ocurre este evento,
no hay pena de ninguna clase y ninguna autoridad podrá mezclarse, de
oficio, a averiguar si los comerciantes llevan, o no libros y si están o no
llevados conforme a derecho.
Art. 41: "Se prohibe hacer pesquisas de oficio para inquirir si los co-
merc,iantes tienen o no libros, o si es,lián o no arreglados a las prescripcio-
nes de éste Código".
E.e¡ éste el principio báslico del secreto de los libros de contabilidad
que tendremos que desarrollar después exten,samente.
Partiendo de esta idea, no se podrá imponer sanciones mientras no se
presente la quiebra o un juicio.
Va hemos dicho que las quiebras son fortuitas, culpables o fraudu·
lentas y que l'<l. quiebra culpable o fraudulenta tieIl¡e penas establecidas en
eL C. Penal. Para facilitar la calificación del carácter de una quiebra, se
han establecido diversas presunciones, tanto legales como de derecho, que
permiten afirmar desde ,luego que una quiebra es culp,able o fraudulenta.
Pues bien, el arto 1 89 de la ley de quiebras, que en,umera ciertos casos en
que hay presunción simplemente legal de culpabilidad, coloca entre ellas
bao el NI? 8, el hecho de que ,"el comerciante no tuviere libros o no los
hubiere llevado en forma legal".
El art, 190, por su p~arte establece algunas presunciones de derecho
y en su Nf 7, dice: _
"Se presume de derecho que la quiebra es fraudulenta si el comer-
ciante oculta o inutiliza sus libros".
Finalmente al art: 191 de esa misma ley, que señala algunas presun.~
ciones de fraude, de carácte¡ simplemente legal, dice en su N9 4:
"Si no resultare de sus libros _a,¡ existencia o salida del activo de su
último inventario o del dinero y valores de cualquier especie que hub,ieren
entrado en su poder posteriormente a la confección de ese inventario".
Con esto, confirmamos ampliamente lo qU:e d.ijimos al principio acer~
ca de la gran, importancia que tienen los libros de contabilidad, en cuanto
la los efectos de la quiebra.
La otra sanción, también es de carácter eventual y se presenta cuando
el comerciante debe exhibir sus libros de contabilidad como documentos
probatorios, en un juicio, ya sea para fundamentar su demanda'"o baBlar
sus defensas. Estos libros pueden hacer plena prueba a favor ge su due-
ño, pero para ello es necesario que esos libros se hayan Ilevtado cumpliendo
con los requisitos exigidos por la ley; y, si los hubiere llevado irregular~
mente, quedará sometido a lo que' conste en, los libros del contendor. Igual~
mente, queda sometido a los libros del contendor cuando al exig¡rse a un
-- 141 --
'b) Que se trate de lIDa causa mercantil parb ambas partes: Se ,exige
que, la causa sea mercantil para ambas partes para igualar la situJac.i'ón, de
los litigantes, para no sacrificar a ninguna en favor de 'la otra, a virtud
de ·loest¡¡.bleoido en el arto 35.
Es necesario, entonces, que el acto sea mercantil para las dos partes
litigantes; porque ae otro modo nO quedarían en igualdad de situacio-
nes, no combatirían con iguales medios de prueba, se sacrif.jcaría a una en
fav.or de la otra. Si el acto es mercantil sólo para uno, el otro no ha teni-
do por que 'anotar' en sus libros esas operacion,es, ya que en esos libros
sólo [gurarán sus operaoiones m,ercantiles.
ILa reglamentación de la prueba por escrito está tratada en el C. C.
que, en los arts. 1708 y 1709. '
Art. 1708: "No se admitirá prueba de testigos respecto de una obli-
gación Que haya debido consignarse por escrito".
Art. 1709: "Deberán constar por escrito los actos o contrtatosque
contienen la entrega o promes'a de una cosa que valga más de doscientos
pesos".
y el arto 171 1 señala como excepciones a ,este principio, los c'asos en
que hay un principio de ,prueba por esorito, en que no' se ha podido otor-
gar prueba escr,ita y las expresamente señaladas por la ley.
Podemos pr,=guntarnos, entonces, ¿puede el comerciante invocar sus
libros de 'Comercio, como principio de prueba por escrito, cuando agite un
juicio con un no, Comerciante? Evidentemente que No, porque en tal
caso faltaría un requisito escencial, como es que el instrumento que se pre-
senta en el carácter de principio de prueba, eman'a de la parte contra quien
se presenta y en este caso, sucede todo lo contrario.
Veamos un l.itigio entre dos comerciantes 'en que el juicio no es mer-
cantil para ambos: Un comerciante compra en un negocio cualquiera mer-
caderías para su uso personal y se suscita pleito sobre el precio, y el ven-
deqor 10 demanda por su pago; si bien en este caso el pleito es entre dos
comerciante, el acto sólo ,es mercantil para el vendedor, pues pcara el com-
prador el acto es civil; ¿ podrá el demandanté invocar como prueba sus
libros de contabildad?, no porque como el comerciante comprador ejecuta
un acto civil puede excepc.ionarse diciendo: "no es un acto que yo haya
anotado en mis libros porque está fuera de mi comercio y yo carezco de
un medio ,de prueba análogo".
c) Que los libros hayan sf.do llevados conforme a la ley: Se trata del
cumplimiento de las formallidades exigid3.s po'r el arto 31 que ya vimos. En
una palabra, que los libros no tengan nada que los haga sospechosos. Esta
exigencia tiende a asegurar hasta donde sea pOSIble Í.as ~inceridad de los
asientos y debe concurrir s,imultáneamente con los ya indicados.
d) Que haya pagado el impuesto: Este requisito se halla establecido
en la Ley dé Timbres, Estampillas y Papel Sdlado que tiene el NQ 4460
de 30 de Marzo de 1928.
Esto, sin perjuic.io de las multas y sancion,es que la misma ley estable-
ce para el caso de infracción.
recihió esa suma, per!? hay otra pa~tida en que consta que la canceló. ¿Po~
drá decir el demandante que prescinde de esta segunda anotación y que
se ruti~n'e sólo a la prim'era?; no.
Sin embargo, esta indivisibilidad sólo rige cuando una de las partes
quiere aceptar lo que le favorece, porque se pueden rechazar totalmente
ambas y rendir otras pruebas.
Hasta la. .fecha todas las reglas que . hemos dado se refieren al valor
probatorio dé los libros obligatol1Íos..
El prncipio del secreto de los libros pu.~de viola.rse para fines adm!..
nistrativos, pero sólo por ciertas autoridades. Hay diversas 'disposicioIles
146 -
2) Exhibición parcial:,
Para que ella tenga lugar es necesario que haya un ju,ic,io pendiente o
que se solicite como medida prejudicial en un juicio por iniciarse y no
puede constituir el único objetivo de un'l presentación judicial.
Art. 43, inc. 1: "La exhibición parcial de los libros de alguno de', los
litigantes podrá 'sel" ordenada a soJic,itud de parte o de oficio".
Como su, nombre lo indica, la exhibición p~~cial sólo puede referir-
se a determinaqos as,ientos, a partidas que dicen relación con -el asunto
materia del pleito que se ha trabado o que está por trabarse, y a diferen-
cia de la manifestación gen,eral, puede ser decretada tanto a petición de
parte como de oficio y a favor de cualquiera persona que sea parte en el
asunto, pero con las condiciones de que esa persona se'), comerciante y
que la operación de que se trate sea mercantil para esa parte.
Esta exhibición debe llevarse a cabo 'en ciertas cond.iciones que cons-
tituyan una garantía de reserva y deben resguardarse los int~reses del due-
ño de esos libros a fin de que no se V3a afectado. '
Art. 43, ¡nc. 2 : "Verificada Jaexh~bición. el reconocimiento ycom-
pulsa serán ejecutados en el lugar donde los -libros ,se llevan y a presencia
del dueño o de' la persona que él comisione, y se li'mitará.n a los asientos
que teng,an una relación necesa~a con ]a cue,s,tión que se agitaY'e, y a la
inspección precisa para establecer que los libro's han sido llevados con la
regularidad requerida" •
¿'Qué· seentiendé por "el luga,r donde los libros se llevan?" Toman-
do 'la palabra e'n su sentido amplio se entiende por lugar, la ciudad ·donde
reside el comerciante de maneraq'ue éste debería Nevar los libros de su ofi·
cina 'a la 'E'eercearÍa del tribunal. Tomándolo en Un ~entido más restringido,
debe entenders'':!, por lug~:r, la ofieina en que el comerc,iante lleva sus li-
bros. ¿ Cuál de ~stas dos ac'epciones consagra la' ley?, si la ley ha querido
,garantizar la reserva el: lógico' que se deba aceptar la segunda solución
(l'estringida), porque de otra manera los libros deberían quedar por al-
gunos días en la secretaría del tr,i.bunal y el comerciar.te quedaría privado
de los medios de seguir cumpliendo con su obligación de anotar sus opera-
ciones día por día.
Hayal respecto una ahundante jurisprudenci¡;t. Por lo general, los
jueces de primera instancia prefieren la acepCión amplia
, . y hacen que se
149
Libr.o de Correspondencia
Art. 97: "Para que la .propuesta verbal d,e un.negocio imponga al pro-
ponente la respectiva obligadón, ~Ie requiere que seaac;eptada ¡en el acto
de ser .conocidl3.i por la persona a quien SE! dirigiere;' y ~ó mediando tal
aceptaci~n, queda el propO!J1ente libre de todo compromiso" •
. ~~'
Aquí tendremos qUf! estudiar por separado cada una de las .fases a
que nos referíamos.
1) Oferta.
El inciso' 2 del arto 105 se refiere al caso en que las ofertas se hacen
a personas determinadas (envío de catálagos a domicilio) y dice:
........ "Dirigidos los anuncios a personas determinadas, llevan siempre la
condición implícita de que .al tiempo de la demanda no hayan sido enaje-
nados los jefec:tos ofrecidos,de que no hayan sufrido alteración en su
precio, y de que existan en el domicilio del oferente.
E'sta última condición le quita todo su valor a la oferta, de modo
qu~, en buenas cuent:l.s., aún' en este c'aso no, se puede hablar de una oferta,
como la del arto 97. '
La oferta, proposición o policitación, como la llama el Código, puede
,partir ·de cualquiera ,de las partes; aSÍ, si es una compraventa la que se
proyecta, tanto,' el vendedor como el comprador podrán tomar la lmCla~
tiva· del contrato y será indiferente el que la proposición venga de uno u
otro.
Para que la proposición' pueda llegar a generar el contrato es me~
nester que la voluntad del proponente, manifestada en su oferta, se man~
tenga hasta el momento en· que pueda encontrarse con la voluntad de la
otra part~; si por cualquier motivo la voluntad del proponente manifes~
tada en su proposición, desaparece antes de que se produzca el acuerdo,
el contrato no puede llegar a formarse.· '
Hay muchas causas que pueden hacer desaparecer esa voluntad an~
tes ,de ese momento, que le quitan todo valor a la oferta y que impiden la
formación del contrato. ,
Estas causas son: 1) La revocación. de la proposición; 2) La muer~
te del proponente; 3) La incapacidad del proponente; 4) La quiebra del
proponente, y en general cualquier circunstancia que lo prive de la admi~
nistración de sus bienes; y 5) El transcurso de los plazos fijados por, la
l~y.
1) La Revocación: Mientras existe sólo la voluntad del proponente
no hay contrato, no hay acuerdo de voluntades; el proponente esta sólo
y ,así como libreménte manifestó su propósito de contratar, así, libremen~
te también, puede retirarlo. .
,Art. 99: "El. proponente puede arrepentirse en d tiempo medio en-
tre el envio de la propuesta y la aceptación. salvo' q,ue al hacerla se hubie-
re -comprometido a espe¡.1ar ·contestación o a no disponer del objeto, sino
después de J<lesech.ado o de t~n~currido un determinado plazo.
El i8lTepentimiento no se presume".
Como lo dice el inciso final, esta retractación debe hacerse de un
moldo expreso. Así por ej., si se hace una propuesta por carta y el mismo
día o al día siguiente,' el proponente se ,:urepiente y envía una nueva cai~
ta o un telegrama retractándose, eso constituye una retractación 'oportuna,
tempestativa; pero no 'siempre sucede así' y el mismo propon'ente puede
haber renunciado a su facultad revocatoria. ya que expresamente lo fa N
culta para ello el arto 99, al decir: "salvo que al hacerla se hubiere com-
prometido a esperar contestación oa no disponer de los efectos del con N
trato, sino de,spués de desechado o de transcurrido un determinado pla-
zo". Pues hien, en eslte caso ,el proponente se obliga a 'mantener su ofer-
ta hasta el cumplimiento ,de esas circunstancias, y si la retira antes su reN
tractación será inoportuna o intempestiva. Lo mismo ocurre en el caso de
que la revocación venga después' -de aceptada la oferta.
, Se ha discutido en doctúna acerca del fundamento, ¡de la obligación
. a que nos referimos y que no nace ,de un acuerdo -de voluntades sino de
un acto unilater~l;, pero, en realidad cualquierJ. que sea éste fundamento
debemos aceptarla porgue está consagrada expresamente por l~ ley.
.155
Efectos de la revocación:
(1) Sobre ~ste 'punto puede consultarse un estudio del tratadista Henry Ma-
, lIot' que public.ó la Revista de Derecho y Jurisprudencia (Tomo XXVH, 1.... Parte,
Pág. 1).
- 156 -
'alguien merece algún reproche es el proponente, porque fué él quien cau~
só esos gastos y él debió haber considerado las consecuencias que una
propue~ta podí,a acarrear.'
2) La muerte del proponente: Es esta otra de las causas que pueden
dejar sin efecto la oferta, siempre que se pro,duzca antes de la aceptación
y que igualmente, impedirá el nacimiento del contrato .. Es evidente que
en este caso desaparece la voly.ntad y como esa voluntad debe perdurar
hasta el ,momento en que coincida con la voluntad del aceptante, no se
comprende que pudiera haber contrato.
Tenemos entonces que cuando el proponente muere antes de la acep~
taciónde su oferta no hay contrato y no puede decirse que en' esto lo re~
presenten sus herederos; los herederos sólo repreesnt..Jn al causante en sus
derechos y obligaciones trasmisibles, y aquí no hay derechos ni obliga~
ciones porque aún no ha nacido el contrato.
Cuando el proponente renuncia a su facultad revocatoria durante el
plazo de que habh el arto 99 y muere durante ese plazo se presenta una
situación que ha sido tratada por los autores franceses (Baudry Lacantin~
nerie) y respecto de la cual hay muchas discrepancias. La mayoría se pro~
nunciae'n el sentido ,de que ni aún en este caso puede llegar a formarse el
contrato., porque la voluntad del proponente no alcanza ,;} coincidir con
la voluntad de la otra parte. Se parte de la base de que no hay ninguna
obligación de parte del proponente y que a pesar de haber pl/lzO no pier~
,de tSU facultad ,revocatoria. Los otros, afirman que ¡hay obl,jga~ión del
proponente de mantener su oferta y existiendo una obligación, la muerte
, no prod,uce ningún efecto sobre ella y el contrato pas3. a formarse, porque
los herederos debe' répresentar al causante en esta obligación. (Tal VeZ
dentro del sistema de nuestro Código, ~s esta última solución la más
aceptable) .
3) Incapacidad del proponente: La incapacidad sobreviniente del
proponente presenta un caso análogo al anterior;, para la validez del con~.
trato es necesario que en el momento de su celebración se cumpla con los
requisitos legales, entre los cuales está la capacidad. Así por ej., suponga~
mos que la propuesta la ha hecho un individuo que antes de la aceptación
de esa oferta cae en interdicción, por e ¡te solo hecho se produce su in~
capa~idad y el contrato no podrá formarse o adolecerá de nulidad relati~
va. Esto que se se deduce por sí sólo de los principios generales del De~
recho; está consagrado en forma explícita en la parte final del .art. 101 del
C. Ide C. que d i c e : ' ,.
"A no ser que antes de darse la respuestll ocurra la retractación,
muelre :o incapacidad legal del proponente".
4) La declaración de quiebra del proponente: Es esta una causal no
enunciada expresamente 'por la ley, como la,s anteriores, pero que se des~
prende de los principios generales de la quiebra. Según ésto, la declara~
ción de quiebra del prppqnente produc~da en el tiempo intermedio impi~
• de la formación del contrato; no porque el fallido sea incapaz, sino por~
'que 'la dedara.;;ón de quiebra produce el desasimiento, de los bienes, que
pasan. a manos .del síndico y que.da impedido para celebrar contrato alguno
que diga r~lación con ~u pat~imonio y no podrá aceptar una oferta por
que ya ha perdido la posibilid",¿ de obligar;e sobre sus bienes.
5) La expiración del p!azo legal o convencional fijado para aceptar
la oferta. En principio, y a falta de d~sposición expresa de b. ley, debe en~
t~~derse que una oferta' perdura ,indefinidamente, a menos que se _pre~
sen ten las circunstancias ya analizadas, y es ésto lo que necesariamente
- 157
2 Aceptación:
(, una suma equivalente al valor de las arras. Si se retracta el que las dicS,
las pierde, y si se retracta el que las recibió, deberá restituirlas dobladas.
Art. 1804: "Si los conh1atantes no hubieren fijado plazo dentro del
c.ualpueden retractarse, perdiendo las arras, no habrá lugar a la :retracta-
ción después de los dos meses subsigUientes a la lconvención, ni después
de otorgada escrit1;lra pública de la venta o de princip lada la entrega" •
. El arto 1805 se refiere al caEO de que las partes digan en el contrato
de que las arras se entregan como parte del precio o como señal de que-
dar convenidos; pues bien, en este caso b. ley ha entendido que se trata
de frases' sacramentales y en tal caso las arras no d8:n derecho a retracta-
ción.
Art. 1805: "Si expresamente se dieren arras como parte del precio, o
como señal de quedar convenidos los contrlatante, quedará perfecta la ven-
ta; ,sin. perjuicio de lo prevenido en el arto 1801, inc. 2.
No contando alguna tie estas expresiones por escrito, se presumirá de
f el' _"Cho que los contratantes se reservan la {¡acuItad de retractarse según
103 dós adículos precedentes".
Entonces, 'para que las partes puedan darle a las arras un significa-
do distinto del que les atribuye el 1803, será necesalio emplear alguna de
et;tas frases sacramentales, y que al no hacerse así, se presumirá de de'recho
que han entendido reservarse el derecho de resolver el contrato con sólo
perder el v~lor de las arras.
El C. de C. da a las arras un significado distinto y aEÍ en el arto 107
dice:
"La d1ación de arras no importa reserva del derecho de arrepenrrse
del contrato ya perfecto, a menos Que se hubiere estipulado lo contrario".
Tenemos entonces que el C. de C. introduce dos modificacivne~ sus-
tanciales a los principios del C. C. En primer lugar, el significado que le da
la ley a las arras es opuesto al del C. C. porque no es señal de que en-
tiendan, las partes la facultad ,de retractalse, sino que por el contrario,
es una señai de confirmación del contrato. En segundo lugar el C. de C.
permite darle a las arras ~l ~ignificado que se quiera, sin n~cesidad de em-
plearlas fórmulas sacramentales qU!;! vimos.
El a: t. 1803 del C. C. se refiere s las arras que pueden estipularse
en,una promes~ de contrato o en un contrato ya perfecto. El arto 107 del
C. de C.' contempla' sólo este segundo caso, o sea, cuand o las arras se dan
en un contrato ya perfecto; de manera que tratándose de una promés~
de'contrato habrá necesariamente que aplicar los principios del C. C.
Los dos artículos siguien,tes del C. de C. no son otra cosa que una
cc'nfírmación de. estos principios, y bien pudieron ,haberse suprimido.
, " . Art. '108 "La oferta de abandonar las arras o de devolverlas dobla-
das nó exon*a a los' contratantes ,oe la obIi&-ac:ón de cumplir el contrato
perfecto o de pagar daños y perjuicios.
De esta manera se vuelve a la misma situación¡ ,del C. C. porque por
el' 'sólo hecho de perder bs arras quedará revocado el contrato.
Finalmente el arto 109 agrega:
"Cumplido el contrato o pagada una indemnización, las arras seráln
dévueltas 'sea cual fuere la parte que hubiere rehusado el cumplimiento del
contrato" •
'Si el contrato no se cumple por causas indep,endientes ,de la volun-
tad de las partes, la sarras deherán ser 'devueltas y no habrá ninguna obli-
gación.
..-: 16.3 -
PLAZOS, EN MATERIA MERCANTIL
con moneda francesa. Después veremos que para las letras de cambio
hay una regla especial consignada en el arto 712 a virtud de la cual bien
Fodrá creerse que tratándose de una letra de cambio la regla es. que pue-
da exigirse el pago en la misma clase ¿ e moneda
monetario,' con la creaClOn del BC!.nco Central. En relación con ésto de~
bemos observar lo dispuesto en¡ el arto 116 del C. de e. que dice: . '.
"Si antes del vencimiento del plazo f¡Lleren excluidas de la circula-
ción las piezas, d~ moneda a que se ;refiera la obligación, el pago se hará
en· las mone-Jas corrientEs al tiempo del cumplimiento del contrato. según
el valor legal que estas tuvieren".
No se toma en cuenta, entonces, el valor CJ'le tenía la moneda, 'al tiem~
po de celebrarse el contr:ato, sino at tiempo, de su cumplimiento y no se
toma el tipo de cotización en plaza sino el valor legal. Así pó ... ej., 'si se
ha contraído una obligación de $ 10.000 en tiempos en 'que el peso tenta
ciérta cantidad de metal de oro Hnlo, y en el momento de cum'plirse esa
obligación la rnoneda ha cambiado en su fino, eld'eudor se libra de su
obligación pagando $ J 0.000 de esta nueva monedé!- sin que el' acreedor
pueda exigir la antigua moneda í es evidente que ,en, este caso, en que la
moneda ha cambiado su valor de cambio, aunque conserve igual poder li~
be;atorio se perjudica al acreedor o al deudor según que la moneda haya
subido o baja'do (generalmente el perjud.icado 'será el acreedol' porque lo
·más corriente es que la moneda baje' de valor)"
Esto se halla confirmado pOI lo dispuesto~n el arto 2199 del Ce.
que está' ~n el título del mutuo y que se relaciona con el arto 118 del C. de
C.
Art. 2199: "Si se ha prestado dínerc, ~ólo se debe la suma numérica
enunciada en el ccnb:al.o. '
Podrá. darse una clase fle mOl'jda pOi" otra, ,aún a pesar del mutuan-
te, siempre que las dos sumas se ajusten a la relación establecida por la
ley entre 1a,s, dos clases de moned.3,; pero el mutuante no será o~ligad(" ~.
recibir en plaha menuda o cobre, sino hasta el límite Que las leyes e-:.pc-
ciales hayan fijado o fijaren. '
Lo dicho en este artículo ~e entiende sm perjuicio de convención en
contrario"... " '
Art. 118: "T.ampo~o está obligado a r4~cibir en pago más de~n cin-
CO por ciento en moneda m,enuda de' plata, -y. más de un uno' por ciento en
moneda de. cobre. ,
Se entienden por monida mzn~:¡:da de ¡»lata lall> piezas de veinte ceno
tavos y las. demás de menor valor".
El . inciso tercero d el primero de estos artículos, autoriza las estipula~
ciones qu~ pudieran dar a la mon¡ecla un deter;n.;.inado valor ,de cambio que
se fija de 'acuerdo con su valor intrÍnsico. Era frecuente, que en tiempos
de inconvertibilidad del billete, se estipulara un determinado valor de la
mond:la, porque eso era permticlo y amparado por la ley del año 92 a la
cual ya nos hemos referido. Sin ,embargo, todas estas estiptihcion,es dieron
lugar ,a numerosas cuestiones desde que se estableció la convertibilidad y
se estableció el Banco Central (1925) .y especialmente desde que se creó
la Comisión de Control de Cambios (1931). '
R~specto de las estipulaciones en moneda extranjera, bástellios sa~
ber, que el pago ,de esas estipulaciones está subordinado a todas esas dis-
posiciones restrictivas sobre el control de cambios que 110, permiten la li~
bre venta de moneda extranjera o "divisas"; de modo que, los deudores
en mon,edas extranjeras no tiene liberfa.d para pagar sus deudas en la for-
n:a estipulada y. han' queda:do en lestado de insolv~ncia.".P~r.o. ,.la ley del
ano 92, no ha SIdo derogada con ~especto a las estipulaCIOnes en ,moneda
extr,:njera, únicamente es el cumpVmie,nto de es'as obligacio~¡es lb que es~
tá subordinado a ciertas restricciones. ' '
Lo, que, hadado lugar a. ma~ores difi«ultades ~op la~ est1pulacioJlell
- 168,-
.Ia moneda de"l>l"o de 18 d. ingleses P'Ol'" peso (establecida por Jia ley N9
277 de 11 clte Febrero d~e ,1895"., '
Sé les reconócÍji,' entonces" ei más '8,mplio' poder liberatorio en 1019
mismos ,términos y además se permitÍla que las obligaciones que .debían pa~
garse en moneda de 18 d. en oro específico de esa moneda, po.drían se~
gún esta disposición, ser'toh,lcionadas en billetes; del BancQ Central, guar~
. dándose la debida proporéión de 3. a 1.
Vemos 'así ia trabazón que ha creado esta disposición y, podemos
llegar á la conclusión, que .tanto el peso oro como ,el billete del Banco
Central valen lo mismo y cOll,lO 'uno y otro quedan comprenc:Hdos en la
. expres~ón ":moneda legal de Chile", ~ue 'Podrá estipul;arse en c,:!alquier
contrato.
Decde el mOrl.'ento en que se es,tableció este ,sIstema. se suscitó-más
más bien teóricamente- la cuestión' de si dentro de él pódía estipularse
él pagó en mou¡:!da dE¡ oro sellado 'Y no pud¡'era el deudor librarse de esa
obligación pagando con cualquier billete del Banco Centr.al. Como 10 di':
jimos, en ese ~eríodo de tIempo (posterior al 25 y ante:ior al' 31) la
cuestión era más bien teórica, porque al acreedor le 'era' indiferente 'que
le pagaran en billetes,' ya que podía ,collvertirlos en oro a su voluntad
presentándolos al Banco Central y porque el cambio internacional 'f'e en~
contraba a la par; la cuestión empezó a hacerse sentir en forma efectiva
cuando se promulgó la~ ley 4973 'de'30 de Julio d e ,1931, que no su-
primió todavía francamente la convertibilidad del billete sino que la sus~
, pendía indefinidamente; pero que puso tales trabas que esa inconvertibi~
lidad era la que verdaderamente. ocurría. '
La Ley actual ,del Control de Cambios lleva el N9 5107 y es de '19
de Abril de 1932. .
Mantuvo ,el principio de la, anterior, e.stableciéndose fra~camente la'
inconvertibilidaddel billete; pero no modificó' el padrón monetario de'
Chile, 'ClS. decir, mantuvo el padrón .xuetálico·suspendiendo sí, la converti~
bilidad del billete del. Banco Central. . ,
Nació así el problema que 'se ha llamado la ~'dáusula ~ro" que ha
ciado lug.ar a numerosas dificultad!'!s. '
Por una parte se ha queridó sostene:r el valor de esa claúsula, adu~
dendo las siguientes razones: ,
19 Qué el D. L. 60p, llamado corrientemente "Ley Monetaria" ·no de-
. rogó la ley del año t 892 que expresamente permitía que se estipulara el
pago en moneda de oro' nacional y que declaraba' que en elE,as estipulacio~
nes ~J pago era precisamente exigible en la moneda convenida.
2 9 Ninguna de las leyes sobre control de cambios que. hemos cita,do
ha derog'ado 1a ley del año 92, sólo la han de~ogado parcialmente res·
pecto de cierta clase de contratos .
. Ley 5107 Art. 14: "Las cbtigac~c:nc~s ¡en mQnieda extranjera, o ~n
gr<amQS oro, pl<ovenientes de cont1"atos -queGe celebren ~on PQster,i\-':>ridad
a la promwgación i'e la pr¡es,ente ley, pQcllrán ser pagados en moneda le-
gal chilna, cpn ;)1 l;ecargo d~ camb~o" correspondiente la la fecha die IQS
vencimientos ¡estipui~ados". .' ' . '
Ha'Elta aquí entonces" unaderbgación'a esa ley de 1892, tanto en lo
relativo a las estipulaciones en moned,a extranjera como a las estipulacio~
nes en moneda, de oro nacional,pero esta d~rogación sólo rige respecto
de 10'5 contratols que se celebran en esa clase de moneda, dejan entonces
es,tas ob~igaciones., de rer exigibles en la ~oneda convenida ..
Se ~, quel'ido ,de}:iv~r ,g,eaquí, a .contrario SellSU, un argumento. desti.
- t70-
Art. 119: /tEl 'deudor que paga tiene derecho de ex.'gtr un rec;bo, y
no 'eStá /obligado a contentarse con la devolución o entregla del título de
la deuda.
El recibo pru.eba la libe~adón de la deuda".
Consagra esta disposición una facultad del deudor para eXIgIr un Te~
cibo a más de la, devolución del título; lo cual, en ningún caso significa el
pago haya de pr()bar~e así, porque ello significaría contravenir todo elsis-
. '- j 75 -~
que elija; pero ~inel consenti~nto del ¡adreedor :no .podrá preferir 18.
deuda no devengada :a l!a que lo está ....... .
. De acuerdo con este artículo si hay varias deudas, el d~udor elije
aquella e. que debe imputarse el pago. Pero agrega este artículo, que "sin
el consentimiento del acreedor no podrá preferir la deuda no devengada
a la que lo está".
Esta ~aJvedad el' tanto más aplicable en m~teria comercial, por cuanto
el arto 117 del C. de C. dispone:
"El ,acl'etedor no está obligado ¡a -aóeptar el pago ¡antes delvencimien-
to de la obligI1ción".
Consagra así el principio de qué el plazo, en materia comercial; se en-
tiende establecido a favor del deudor y del acreedor.
La parte final del arte 1595 contiene la ·tercera regla, que se refiere
<al caso en que el deudor no elija la deuda a que debe imputarse el pago;
dice esta parte final:
" ........y si el deudor no imputa "el pago :a ninguna en particular, .el
acreedor podrá hacer la imputación. .en la carta de pago; y si el deudor
la acepf.ta, ,n,o le -sel'z. lícito :reclamar después".' .
Las tres reglas del C. C. que hemos visto, no" están modificadas en el
C. de C. Pero la regla que da el C. C. en el arto 1597 y que se refiere al
caso en 'que 'ninguna de las dos partes hace la imputación, está modifica-
d~ por el arto 121 del C. de C . ' ,
-M. 1597: "Si ninguna de las partes ha imputado !el prago, se prefe-
ri:.-á la decda que al tiempo del pago estaba .devengada a· la qwe no lo
e$taba; y no habi~ndo diferencia bajo este 'especto la deúda que el dleu-
dor ~ligiere".
O sea, ,:,i ninguna de las partes elige deuda, se imputa el pago a la
que el deudor elija, a menos que a la época del pago hubiere una deuda
devengada y otra no. El artl 121 del C. de C. modifica la regla para este
éaw, dando la elección al acreedor en vez del·deudor.
Art. 121: 'El acreedor que tiene varios créditos vencidos CIOntrtl un
deud~r, puede imputar el pago la cua'quiera de 'las deudas, cuando el deu-
dor J1)O hub:.ere hei(;:ho la imputación al tiempo de haoerse el pago".
Art. 122: "Elcomrechnt,e que al ¡recibir una cuenta paga \O da fini-
quito, no p~.e\'de el derecho d·e solicitar la rectWcación de los ~,rores, omi-
~ones, partidas duplicada·s.u otro:> vicios que aquella contenga. .
En virtud de este artículo, un comerciante que ha pagado una cuen-
ta o ha diado finiquito de ella, no pierde el derecho a solícitar la rectifi-
cación de los erro¡:es de fo: roa que ella pueda contener, tales como erro-
res aritméticos, partidas duplicadas, omisiones, etc. Debe tenerse presen-
te que sólo se autoriza la. rectifcl3.cÍón y no la revisión de la cuenta. Paga-
da ya la cuenta u otorgado finiquito, no puede entrarse a discutir el fon-
do mismo de ella,· no pl,le·de revisarse la cuenta, no puede entrar' a discu-
tirs~ la procedencia de las p!lTtidas que constituyen deudoras' o acreedo-
ras a'las partes. Se opone a la revisión de la cuenta la convención habida
entre his partes, que es ley para ellas, y si ha habido examen judicial de
la cuenta, se opone a la revisiÓn la c~sa juzgada.
El derecho a solicitar rectiEcación a que se refiére este artículo. só-
lo se extiende a 'los errores 'de forrrua que contenga la. cuenta; tales como
.'errores de suma o resta, partidas colocadas dos veces, o bien partidd.s co-
locadas al debe y que debieron ponerse al haber. .
En el comercio ~e acostumbra colocar al final de' las . c~entas o fac-
turas, la fórmula "S. E. U. O." que quiere decir "salvo' error u oÍni~ión",
- 177-·,
y que tie'ne por objeto dejar a salvo el derecho a solicitar rec-tificad6n dé
la cUenta. Esta fórmula es, innecesaria, ,pu,es aúnque no se 'incluya en la
factura, el comerciante que da finiquito de ella conserva el derecho a so-
lictar la redificación ,en virtud de esta disposición del arto 122.
LA NOVACION
Prescripción
PRUEBA TESTIMONIAL
emanan d,~ e~)e delito o cuasi-delito civil y luego pide 100,000 o $ 200,000
peEOS; pues bien, e~ta i¡:~ersona podtrá 'a. credita:r los hechos que allega
en apoyo de sU demanda por medio' de testigos.
TalIJpoco se admite prueba testirnoni:al, en material civiJ, fueTa ni
contra de un é'ocumento que conSll:a por escritura públúca, ya sea pára
hacer ad.iCiones {) para justificar modificaciones (art, 1709 inc. 29 ) • Sin
embargo, ,estos principios restrict,~vos de la prúeba testimonia! anotaI\ tres
excepciones consignada s' en el art 1711 d,el C. c.:
"Excepfíianee ¿e ~o disp .....esto ..en los bes artídUlos p1".ecedentes los ca-
'oos ~, )':'l:e hya l·n. pir.drio Ce prueba 'p.c,r IElscl'ito,'!es dedr, 'Un acto
ef..ttito dd C,€D:'EirtC'¡ado'o de ¡SU ~¡:rjesenmlnte, que haga vero¡Jmil el he-
cho litigioso. . "
Así un f"~g.aré de tm:á.s d,e ?o~d'E'lltos presos en qUie se ha cioIl'll'prado
l!\r.,b.Cl~ q1..1e ha de ienh~gars,e al"de-udor, n\:> hará 'pler..Q ,p,ru:eba d,g la doo*
da plOrq1r.e no ttrljfi~a 'la lentnga; pero es \m principio de prueba plal1a' que
¡)cÍ'o' miC¿io Ce t¡estigos se supla ~sta cll'Clmstancia. '
Ex(~,ptúiansetamb.ién, los c·aflOS .en qt;je haya sid'o impos~ble bbtene'l-
Ulna pn'~<ba escrita, y JlOs dnnás :expresam~nte exceptUJados >en ~ste, Código
y len 'flos Códigos especiales". .
" . Oe aquí. se, deoprende que no se ~xige pruer,a escrita en estos tres
casos~ 1) cuan¿o hay un prireipió de 'prueba por escrito, que aunque no
prúebe el aetolo hag,a verosímil; 2) cuando ha habido imposxbilidad de
obtener una' prueba escrita; y 3) en los ~!asos expresamente exceptuados
~rkki' .
VeemoiS ahora la si,tuaeién en materia comercial. El C. dé C. admi~
te, a diferenCÍia del C. C., prueba. de testigos en toda clase de obliga-
ciones y contratos' mercantiles, sin limitación de cantidad. Es este un prin~
cip:o de legidacién universal en mateÑa mercantil; el Derecho Comercial
trata de ,¿ esliga~e de las trabas tan frecuentes en -el C. C., y el comercio
necesita desligarse de eEas trabas para hacerse más expeditq; además, los
iriconv~eniel'1te que pudieran resuhar de esta admisibilidad ilimitada de
la prueba tes't:imonial quedan compensados con otros medios de pruebas
propio:g, del D. Comerci~l, como los libros de contabili!dad, 18;:S facturas,
etc. , ...iiI~
De mane:a, pues, que basta que una obligación. sea mercantil, sin
que importe la profesión dé la persona que la ejecuta, para que sea ad~
m:s:bJe la prueba testimonial. No hey en esta materia una simple facul-
tad 'del tribunal para admitir la prueba testamonial ; basta que se trate
de un acto mercantil para que el juez deba admitir la que le rinda cual-
quiera de las parte~. Para saber entonces si es admisible a no b'p.rueba
. testimonial de una obligación superior a $ 200, habrá que resolver pre-
viamente si se trata o no de un 'acto de comercio. '
Arl. 128: "La pru~ha el?: testigos es .admisib'e enlne~oc.~os nterl"¡.~nti~
les, cl'l!IYcrdera (fl:'1e If!ea la cant,illad que rrc'pol'te Ea f;'briga.ci:ón' ql:(e. $te tra-
te de p;¡<obar. f;,alvo los casos en qu.'e la le" exij" escrituira rúblic¡a".
Art. 129: "LDS j,T7p'ados eJe c(>lTO~rcio podrfm, lalendcdas las clrcuns-
, tancias ,'de' ía 'causa, admitir prueba tescmclnial aun cuando alte.·e () a1:li*
C'i)l)ne r1 contenido die las 't$crituras púb'cictas".
'Siri embargo, esto no es completo y dehemos agregar los casos en
que la ley, exige escriturapúb1:ca, los casos en que ex:ge escri~ura p.iva-
da y los casos en que' rechaza la prueba. testimonial. .
1) C~sos en q1l',e la ley exigeescritUl'a púb'ica. - En este caso pue-
den presentarse dos situacion.es: la escritura pública se exige por vía de
solemnidad o por vía de prueba¡ ene! primer caso sU Qtr.isióu acarrea
186 -
LA COMPRAVENTA MERCANTIL
dor puede reserva:rse dé,} derecho de probar la cosa, y (',uando tal es,ti-
pu~adón existe se en,tiende celebrado el contrato bajo la condición sus-
pensiva potestativa ~e que la cosa sea del gusto del comprador. Este
tiene el plazo de tres ¿ías, contados desde que el vendedor lo requ:era,
para hacer~ su declaración, entendiéndose de que si no lo hace se le ten~
drá por de:slistido del con.trato (art. 131).
Compra al gusto. -,- La reserva de pl ueha se entiende siempre es-
tipulada en los contratos que versan sobre cosas, que, según la costumbre •
• se compran al gusto (arts. 130, inc. 2 9 y 132). Hay una dIferencia suhs~
tancial entreeote caso y el tratado en el número 'anterior. En' el caso dé!'
estipulación sobre reserva de pJ1ueba, la condición es potestativa, porque
depende de la volunta,d del'compra,dor d,etermÍnar si la casa es o no
de su' agrado. En cambio, en la compraventa mercantil al gusto, que se-
~ntiende siempre celebrada conforme a la costumbr.e, Ja con¿ición ,~'Us-,
pensiva no es potestativa porque' no depende de la voluntad del com~
prador determinar si pers'evera o no en el contrató. ,"Siempre que la
cosa vendida sea de las que se acostumbra comprar al gusto, la reser-
va de la prueba se prew'ffi.e, y esta prueha impÍica la con,dici6n suspen~
siva de si la cosa fuere san.a y é're regular caIidad'~, dice el ·art. 132 del
C6digo de Comercio. En e'sto se diferencia la compraventa merC!;lDtil. ,al
gusto del mismo tipo de compra civil. Según el art;. 1823 del Códigá
Civil, se entiel1d'e siempre estipulada la ~eserva de la prueha en las co-
$aS que' &e acostúmbra ven<;l.er de ese modo, y tal reserva implica la
,,
, ",-, j ~o -
condición 8Uspe'nsiva potestativa de que la cosa sea del agra,do deÍ com-
prador.
El diferente tratcmiento de una misma especie de contrato en los
dos o:rldenamien>tos jurí,¿icos de él, tiene una fácil explicacién. En la
compra civil el ccrrprador adquiere para sí mismo, y es natural que la
reserva de la pn:eba, ter.ga en cuenta su gusto personal; por eso, si la
cosa no le agrada, tendrá siempre de: echo a desistir -c el ccn,trato. En
la CCIrpra rrerrcantil, en CcIr bio, no es el gusto personal del como",lidor
el qt·e necesita ser Eatisff:d:o; la cosa se compra para ser revendida y
es el gusto de los compradores futuros de 'esa cosa el que -debe con-
siderarse. La ley estandarizó así el gmto bajo la fórmu~a "que la cosa
sea sana y de re~ular calk ad". Ct:mplida, pues, esta condición, que es
casual y no potestativa, el contrato quedará consolidado.
El reconocimiento de la cosa debe ,hacerse en el momento de la
entrega, si el Vlendeder ad lo exigiere. Requerldo el comp:ador, deberá
hacer el reconocimiento y se entenderá qUe renunc:a a todo ulterior re-
clamo si entonces no lo hiciere (art. 146). Si en el acto de laen'rega,
r'econoce el ccmprader las cesas y no las encuentra de sana y legular
calidad, procederá a hacerlas examinar por peritos como di~pone el ar-
tículo 133.
Establecida la cÍrcunstar:cia que la cosa no es de la cal'dad conve-
nk~a (sana' y 'regular), el comprador tendrá dos acciones a ekg'r: o exi-
ge al vendedor que cumpla el contrato entregár.dole la me,caderÍa con-
fOl'me a lo estipulado, o bien lo resuelve; en ambos casos con indemni-
zación de perjuicio conforme a las reg'as genera'l"'s.
Compras por orden y según muestra. - Trataremos conJúntamente
estas dos fonr.as de cent,: ato que, -de ordinario ar.dan juntas. Se dice
que h<!y ccrrpra pcr crcf:n Cl'Cr<!O la ccsa cbjeto del contrato se encuen-
tra en h:gl:.r distinto al del ccrrprador, de man-era que no teniéndola éste
a la vista sélo puede <:',esigrarla ccn su especie. En tal supvesto, s-e en-
tiende sif:Irpre a favor del ccrrprador la facultad de resolver, el contra-
to si la cesa qU¡; lle fuo' e remitica en cumplimiento de su orden o pedi-
do no es de sana y regular calidad.
En el El'1::uedo que examinamqs, la orden del comprador ha pcdi¿o
indicar tan: Hin la calidad de la cesa que desea,' y entonces la condici6n
resolutoria co:nprenderá también esta circunstanc:a, o sea, que habrá de-
r:echo para él a reFolver el' con'lrato si la cosa no' fuere de la calidad
~&tipulada (al:t. 134).
La cempra por orden puede hacerse también bajo la con¿iCión de,
ser entregada en un lugar determinado, y esa cláusula significa que las
p~r-tés han celebrado el contrato bajo la condici6n suspensiva de que la
cbsa llegue a su destino. No habrá, pues, contrato si la cosa perece an-
tes de llegar al lugar estipulado.
Esta cláusula no excluye, por cierto, el de~echo del comprador para
resolver el centrato si la cc~a no fuere de sana y regular calidad, "de
recibo", como ¿ ice el Código, o de la calidad estipulada, si se hubiere
~ndicado. El arto 137 repite en su inciso final una regla que ya había.
dado en lo~ artículos anteriores. '
La compra por 01' den puede hacerse sobre muestras y entonces to-
ma el nombre de particular de "compra segÚn muestra". El muestrario
es lo que ha servido al ,!;.:'Irprador para instruirse sobre la cal:dad de la
cosa objeto de su pedido. De aquí que en tales contra'05, se entienda
tácitamen'te estipulada la con<'ición resolui:Qda de no ser las cosas envia-
das conformes con las muestras que sirvieron para hacer~l pedido.
i 91
. Dentro del tipo de compras por 'orden, ' el Código regula particuÍar-
mente la de cosas que vienen en viaj.e cmmdo se hace el contrato, enten-
diendo que' se celehra el contrato bajo la condición resolutolria de no
ser la cosa de recibo, esto es, 'sana y de :regular calidad, o de la calidad
estipulada si hubiere tenido lugar esto úhimo (art~ 136). No hay aquí
, ninguna novedad; el caso es enteramente aná,Iogo al regulado por el ar-
tículo 134, y la solución es como se ve hl misma ..
~tajes. - Sempte que existe de8acuerdoentre las par:te'S, como
prador y vendedor, sobre la calidad de Jia cosa que el vendedor quiere
entregar en cumplimiento del contrato, la ley dispone que resuelvan pe-
ritos sopre el desacuerdo. Estos peritos, I~:anen el antiguo ordenamien-
to procesal, v'erdaderos' jueces, cuyo dictamen obllig'aba a las partes; se
llamaban esos juicios, "prácticos o de apeo". Bajo la vigencia del actual
Código :de Procedimiento Civil, el valor del peri,to es O'tro, ya que no
es juez, ' sino informante del juez, establecido por :el eSltado e, por la con-,
vención de la:s partes (en caso de arbiKaje) (Código de Procedimiento
Civil, arto 4 12) . .
Venta d,e c'lols;Ils qt:le no existen. - Hay aquí dos h:pótesis qué exa-
minar. }9 Les contratantes c,elebran el contrato en la -:reenciade que
la cosa existe, de manera que si reSlUlta1:e in,existente en el momento ·de
contra1tar, faltan,do el obj.e,to del contrato, éste no nace a la vida jurí-
dica. 29 La:s partes contratan sobre 1~ su(~rte, esto es, tomando en cuen-
ta los ri'esgos' que corre e:l objeto d.el contrato; En este último caso habrá
siempre contrato aún cuando la cosa no e'X:sta realmente, pOi'que lo corn-
pradó y vendido no es la cosa misma, g.jJ[lO la suerte que ella ha esta,do
corriendo (art, 1 38) .
Pero si el 'v:endedolr al tiempo de contratar, sabía ya que la cosa
había perecido, el contrato será nulo por dolo.
En la hipótesis que éxaminamos, la v·enta pierde su carácte1: conmu-
ta:tivo, para transformarse en 'un contrato a1e:atorno. De manera. que aún
cuando la cosa no exista: reaImente en el momento 'de contratar, el con-
trato será válido si'empre que 'el venc,edor no haya obrado de mala fe.
Del pl1ecio. - La delermináciéndeI precio es uno de les elementos
esenciales d'el contrato de compraventa. Según el arto 1801. del Código
Civil, "la venta. se reputá perfecta desde que . las partes han convenido en
la cosa y en el precio". El Có,digo de Comercio repite la misma' regla
en el alll:. 139, agregando que "si la cósa vendida fuera enh'egad~; se pre-
sumÍ<: á que. las Partes han, acepta1c o el pl'ecio corrien,te que tenga en el
lugar y día en que se hubiese celebra:do el contrato".
Es ésta, una regla' p,TQ'pia del derecho comerci~l. La ley mantiene 'el
contrato, no obs,tan,te que las partes no han cons'entido sobre uno de sus
elementos' principale;s,' pri~sumiendo una voluntad suya en ese s~ntido.
Cuando la cosa ha sido entregada por el vendedor al comprador, se en-
tiende o presume que la voluntad de las ¿,ó's pades ha sido referi~e al
precio corriente en el lugar y día en que' d contr,ato' fué celebrado, No
se hace aquí ninguna vaoJencia a la volunta,d de las partes. Tratándose·
de un contrato mercantil, en ,el cual s'c husca la utilidad o· lucro propio
del comercio, es razonabJ,~ présumir que las partes han consider ado las
cosas en su valor venal conforme a la cotización del mer'cado. Por eso
es que la solución legal de referirse al prt~cio corriente el día, d.e la cel~
bÍ'ación del contrato, en 'el lugar que esito OCUJ: re, ·es la más razonable
que podra dal1Se y la que' mejor satisface 1I:\'s e:x:igen~ia:s ,del comercio, p!les
para la circulación de los bienes sería mucho más dañol!o hacer nulo el
contrato ~n ~l caso que ñ,os ocupa. .
191
La regla, de la ley es una presunción legal, que admite prueba en
contrario de la existencia de una voluntad cierta, de una de las partes,
de no regirse por el precio corriente. Producida esta pr;;'eba, ~abría que
concluir qu.e el contrato es nulo por falta c,e acuerdo sobre el prec:o.
Las partes, en vez· de determinar por sí mismas el precio, pueden
referir~e de modo e:xpreso al precio corriente en un lugar ,y día deter-.
minados. Como en el caso anterior, el contrato será válido', y si hubie,
re diverge~cias de precio!! en el mercado, se considerará el precio me-
dio (art. 1?9). '
Pueden también las partes convenir por el precio que fije un te!"
cero. EIS,t'a hipótesis está prevista tamb~én en el Código Civil. Según el
arto 1809, si el tercero .¿'esignado por las partes no' fija e el precio. éste
se determinará Fe'r cualc;uiera otra persona que las partes eljan de co-
mún acuérdo; p,ero si el acuerdo sebre la persona no se p odujere no
habrá contrato. En este punto, el Código de Comercio se aparta del Có-
digo Civil. En su prop6sito de favorecer el mantenimiento de los con,tra-
tos y con la misma base filosófica qUe imp:ró' la regla del arto 139, !dis-
pone la ley que "y si el terce: o a quien se ha confiado el señalamiento
del precio no lo señalara, sea por el motivo que fuere, y el objeto v:en-
dido hubool'\e SiCiO entregalo, el contrato se llevará a efecto por el que
tuviere la cosa el día de su celebración y en caso de variedad, por su
prec'io medio". La entrega de la cosa vendida, tiene, pues, en la com-
praventa me:C'antil 1:n valor cer..siderabJe, porque ella co'nsolida el con-
trato en tcces aquel!es casos en que, por faha ,de ,deterni:nación del
precio, ¿ ehía tenerse por nulo.
Venta por el predo que ofrea:ca otro. - El art.141 del Cód:go de
comercio, c'ontiene una regla de difíc.il entendimiento por la forma defec-
tuosa en que e'S,tá e:xpreEaca. Se quiso regular allí una form,a especial de
determinar el precio, c;ue ccnsiste en ',estar a lo que otro interesado ofrez-
'Ca por la cosa materia del contr~to. En el proyecto del señor Ocampo
se decía ad: ''1La ccn:pra celebrada por el precio que ot:o ofrezca es
condicional yel cerr:prador podlá llevarla a efecto o ¿esistirse de ella.
Pero si el vend edor hubies,e entregado' las mercaderías vendÍ": 3.ll. el con-
trato se cor:sIcerará pu.: o, y el comprador deberá pagar el precio que
aquéllas tuvieren el ¿ía de la entrega". Este artículo au~orizaba, pues un
pacto ct:yo ¡:erfeccicncmiento depenclfa de un hecho futuro e incierto:
el cftecÍn-.iento de un precio por un tercero. El vendedor quedaba, pues,
'ob~;'gado al comprado:', y depe'nc1ía de la voluntad de éste, si el contra-
to se Ileva1:a o no a efecto. Pero la Comislión Revisora desnaturalizó la
dispoúcién, haciendo depender de la voluntad de ambos contra:tantes la
eficacia ¿el pacto. En efecto, con arreglo ?-I inc. 1Q del arto 141, depende
del vendedor requerir o no al cCllllprador para que en el plazo de tres
días manifie.te si lleva o no a efecto el cont::ato o se desiste de él, y
depende también de este último, ya que se le rec,onoce el derecho, des-
pués dé ser requerido, para desistirse del contrato. Un pacto de esa na-
turaleza,. en que ninguna ¿e las partes queda ,obligada, carece de toda
efiicacia para el 'derecho y el artículo, tal cual quedó redactado, no pres-
ta ninguna utilidad práctica. .
El pacto en 'lefere'ncia :;:ólo produce efecto cuando la mercadería h~
sido entrega ca aJ ccrrpraaor, pues entonces se tiene como precio el co.-
rriente al día de la entrega.
FJecl:os 'del contrato de venta. - Efectos de los contratos lSe llaman
e
los derechos y obligaciones que e ellos emanan. El Código de Comercio
no ha tratado bajo ese título, lo~ de¡;echos '!{ obligaciones que del con-
trata de venta nacen para las partes, lo m.ás salientes de 105 cuales seu\.
ll:!.cb}¡igadén ¿el cerrlüa¿oT de tegar el precio y la del vendedor de en~
ti~gar 11,\ cc~a, ,'erC'i¿a, y los derechqs corrdat,ivos de exigir el pago y la
~ntl:€ga. Eajo el' título ten referencia, 'reguló la situación relativa a quién
apro¡:vechén ks almentcs y mejoras y qU~Én soporta' la pérd~¿a o dete~
rjol: o' ¿e la cefa "Hr.c'i<:'a eC\:IIi<:'e's entre el memento de cdebración del
'¿onírato y e.l del· cl:mpEmiento del vendedór de su obligación de entre-
garla;
El Cé¿igo Civil establece en el arto 1E.20 q1.le "la pérdida, deterioro
Q. mejora de la especie o cuerpo derto qUE~ se vence, pertenece al com~
pra.dor, .desde el memento de perfeccionarse el conb:ato, aunque no se
h~ya,entT€ga¿o la cefa; salvo que' se venda bajo condición suspensiva.
'y c;ue se Clrr ¡:la la cendición, pue;s ~mtonce/;, pereciendo totalmente la es-
pecie "mientras pende la condición. la pérd.ida será del vendedor, y la
mejora o" ¿eter:oro pertenecerli al comprad()r". '
, ,Dos circunstancias son así, precir,a's, pa-ra que tenga lugar la regla:
a) que fe hate, ¿e 1:n c¡:erPo cierto i b) que la venta no se haya hecho
bajo la condición SlUspensiva.
, El Cédigo de Comercio ha mantenido el mismo princip'oo' Según el
ar~. 14,2, "la pér¿:¿a, deterioro ~ mejora de la cosa después de perfec~
cicn2¿,o el éontrato, SCI'l de cuenta del comprador. salvo el 'c,aso de esti-
pulación en centrario o !:le' que la pér'¿ ida o dete ioro hayan ocurrido
'pQ,rf.Iáude o, p,or culpa del vendedor o· por vicJo interno de la cosa
Vf}h¿kla" . Aún cuando la reg'a aparece f()rmulada con un alcance más.
geQ.eralque la ar.álega del C¿digo Civil, el, arto ~iguiente la reduce a 10$
nJim<rsftérminos que ésta, ya que, en efecto, dispone en su N9> 19 que
la pénfi¿a o ~et,edoro sc.brevinientes a la perfección del conrtrato, aún
cnn<' o pCHr I>¡;n ¿eca~'o .fortuito, serán de cargo dd vendedor si el'
objeto vendido no es cuerpo cierto,etc. ,
nío; el comprador só-Io a¿qt.:.Íere ¡:or él un de:;echo de crédito contra el
Venta' de cuerpo ciertoó-' El contrato de venta no, transfiere domi-
'ver<'c<'eiT cn virtt:d ¿el cual puede ex::girle la entrega de la cosa vendida.
La ley no lo hace ~q: crta,r el riesgo e'e su pérdida o deterioro. Según'
un prindp;o general manifesta¿o en el al't. }550 del Código Civil, ~l
riesgo <Id cU~'po cierto, cuy~· entrega 'se debe, es siempre de Cairgo del
acre'c¿er; es cecir, no lo sop,orta el dueño 'sino quien tiene el derecho'de
exigir la· entrega. '
, . La ley no ha defin-:co 10 c;'Ue debe entenderse por especie o cuerpo
ciel,to, pero el c'on,texto de la,s drferentes disposiciones en que se empl;ea
esa 'expresión, manifiesta que cuerpo ciertO,> es, para' la ley. l~ cosa d'e-
te< minada en su eEpecie o in¿ividuó. la deuda de un caballo, no es deu~
da de ct:'erpo cierto ¡:crc;u.e la cosa debida sólo se indica por su especie
o 'g~nero; pero la det:da del caballo Nqrton, es un cuérpo; cierto, porque
lo ¿ ebido es un individuo determinado del género caballo. El N9 }Q del
arto '1.43 del Código de Comercio ex,presa prácticamente el concepto de
cuerpo c:e' to, 21 E<r.alar cerno manera de determinarlo las "marcas. nú-
:t;nero o e1:aJcfC::t:iera ótras Eeñales ~t:e esta,hkzcan. su i¿entida,d y lo dife-
rencien de otro de la m~~ma especie".
Cuando la cosa dehica por el vended.or es,tá déterm:nada en su
pecie, se trata de un cuerpo cierto.Y la pérdida, detrioro ,o mejora, son de
éuen>tadel cempracor hasta el momento dE!, la entrega. Pero él riesgo de
la co~a no"se.t:á soporado por 'el comprador si la pérdida o deterioro tenidos
por ésta' se deben a cu!pa o fraude del vendedor o a vicio interno de la
Pl~m~·
~ i94-
El v:endedor, como todo deudor de especie o cuerpo c:erto, t:ene 'so-
bre la cosa debida 'una obligac¿on de .custodia. El responderá, pues, de la
'pé;dida o deterioro de la cosa si ésta se produce por un hec,ho suyo' que
constituya 'culpa-como, por ej. si no cuidó la cosa debic. a en la forma
convénida. Pero si el deterioro se debe a caso fortu:to, el riesgo de él
será de cargo del comprador. Con todo, [aportará el vendedor el riesgo
del caso fortuito si ocur.iese después de haberse constituído en m~'a de
entregar, slendo el caso fortuito ¿ e aque:los que no hubie: an dañad o a
la cosa debida ,al encontrarse en manos del comprador, o que el caso
fortuito haya sobrevenido por su culpa. Que no habría dañado a la cosa
cte entrarse ésta en' poder del (A::tícu~o 1547 del Cad. CivC) Ej: la cos"á
debida se encuentra en Valparaíw y ha c.' ebido ser entregada al comprad~r
en Santiago. Un terremoto habido en Valparaíso destruye la bodega en. 'que
la cosa se encontraba y la cosa mirma. Pero en Sant:ago el fenómeno ca~
rece de' importancia, de manera que no habría destruído la cosa si és~a hti~
biera sido enviac' a oportunamente. .
La regla de que el riesgo del cuerpo cierto debido es de cargo q~l
acreedor no se aplica t.impoco cuando el contrato que origina la deuda ha
.' sido cel~brado bajo la condición suspensiva. Tal es la regla que da el
Có-digo Civil para el caso de venta' (art. 1820) y tal es también la que
apl,ica el Código de Come'cio en los casos que 'vamos a exam:nar.
El NI? 1 del arto 143 regula el caso en que el comprador t:ene por
la estipulacién, el mo o la ley, la facultad de examinar o probar la cosa.
Estos contratos se entien¿ en ,celebrados bajo la, condición suspensiva
(a rts , 131 y 132), de manera que destruidas las cosas antes de producil~
'se su exame~, la condición se hace impos:ble y debe teherse por fal ¡da.
(Cad. Civil arto 1480) Rigurosamente, haciéndose imposible la condic:6n
y teniéndose' por' famda. resultaría qu el contrato no l1~gó a' f¡'rmarse ya
que se tiene por cierto que el hecho de cuyo cumplimiento dependía ~l con~
trató ya no ocurrirá; de· rr.anera que el deue or soportaría el' ri~go, no
propia,rnente como deudor, porque no h",bría ya deuda, sino como dueño.
Pero el Código Civil ha regulado expresamente el caso de,la pérdida de la
cosa debida bajo condición suspensiva, disponienc'o que si ocurre ante~
de cumplirse la condicién, sin culpa del deudor, debe éste el precio de li
cosa y la indemnización de' perjuicios. Deberá pues complementarse lo
dispuesto en el NQ 2 del arto 143 con lo que dispone el ci~ado artículo dd
Código Civil. Producida la pérdida o detel'ioro en el caso allí previsto, el
deudor deberá el precio al comprador Si la' cosa' pereci6 por su cu'pa. Si
no pareció por su culpa, soportará tamb:én la pérdida; peco las ob:Ígac!o-
nes del contrato .no podrán llevarse adelante y no será obligado a pagar
el precio en substitución de la cosa~ , ,
Si se trata de' me:caderÍas que deben entregarse por peso, nú'mero o
medida, el riesgo de su pérdida o' deterioro antes de hacer la operac:ón de
pesarlas, coritarlas o medirlás, recaerá sobre el ven¿ edor, d:ce el NI? 3 del
ar't.143 a menos que se trate de cosas compradas a: la vista y por un
preció alzado (lo que no era necesario decir, ya qUe entonces no se mi-
den, pesan o cuentan para determinar el precio), o que el comprador hu~
hiere incurrido en mora de concurrir al peso, numeracién o medida. Esta
regla, agrega el número en estudio, se aplicará también a la venta alte n~
tiva de dos o más cosas fun~ibles que· deban ser entregadas por número,
peso o medida. "
, Se tiene el hábito de conÍ¡mdir las cosas fungibles can las cosas coÍ1~
surnibles; como si ambas es,presiones fueran sin6nimas. Pero' es un error
pensar así. L& cons\Imibilic;:lad e~ \lp.~ ~yalidad natural de ciertas C08.~~,
-195 -
COIn'O 'el pan,el vino el trigo de las cuales, el hombre n~o puede sacarles
el provecho que naturalrñent'e deben ohecerle sin consun:ihlas, esto es,
sin ht.cerlé.¡¡ ,desaparecer materialmente. L¡:l fungibi:idad en cambio, no per-
tene~e ,:a l~ natulal"za de las 'cosa's, sino depende d e los usos o prácticas
é e IQs ,negQcios; Se dice ,-;¡ue sen fur.gibles hts cosas que pertenecen ,a un
mi:mogénero de manera que prese'nfando todas, carácteres comunes, son
redbidas' las 'Cnas por las otras cerno equivalentes en los pagos. Así, al
preS'tami~ta que da en mutuo den pesos, no le ¡nt,eresa que su deudor le
pague d~volvl:éndole' las mü:mas rncnecas que recibió en préstamo u:otras¡
con tal qu'e, ec;uivalgan' a la cantidad predac:a.. Si en vez de dine~o supone-
mos que s~ presta 100 quintales de trigo, el deudor no esta'ri obliga¡do a
devolver el mismo trigo que recibió sino cien quintales de tr:gó de la cali~'
dad recib¡'d~ en préstamo. La ca:idad de fun€~;ble y,a unida a las cosas cOn"
sumibles porque obteniéndose la uti!.:dad de estas mediante su destrucCión
material o jurídica, necesariamente el deude.r ,¿e cosas consumibles debe
estar autorizado para. restituir un equivalent,e. Pero la fiunjibilidad púede,
ser exc~uída por las partes. fuí, p. eh si un coleccionista de monedas pres-
ta algunos ejemplares raros pa' a ser exhibidos en una expos;ción de nu-
m:smática, el prestatario deberá restituille las mi~mas monedas que reci-'
bió y nó etras, porc;ue atendida la naturale2:a de la convención esa ha si-,
do la intención ¿ e las partes. .
Dentro de los casos normales 'la funj:bilidad pertenece a las cosas
que se cuentan, pesan o miden, porque e~e modo de proceder consb:tuye
,una medida común ent: e las diversas unidades de cosas. La funjibilidad
perumecé pues, a las .cosa's que se· designan :sólo por el género a que per-
:fenecen. En la ób1igación ¿el género, dice el arto 1 ;09 del Código Civil, el
'acreedor no ,puede pedir determinadamente ln:ngúri indivr.duo, y el deudor
.queda' libre de ella entregándole cua'quier individuo del jénero, con tal que
.sea de una calidad a lo menos mediana. '
Alternativamente, se dice de la obligación que impone al deudor la
'obligacién de entregar va.·ias cOSas; qUe s,e ext;ngue con entregar una
de ellas. (Cód. Civil' arto 1499). . ,
Con alterna·tiva de cosas funjibl~ será, pues, la que versando sobre
varias cosas de género, autor\ce al vendedor para cumplir entr~gando una
de ias cliversil.s cosas e ebidass.
Si antes dé ser peszC'as, medidas o contadas,' las cesas debidas en la
conver.cién de qt:e batzmos, pe!c::cen una o más de ellas, el riesgo de Ja
pé ¿iea será ¿el ver.decor. Lo cual no es una nove¿ad traÍ¿a por el dé~
.recho· comercial sino un pl':ncipio de derechoo común. "La pérdida de al-
gunas cesas del jÉnerq no extingue la obI:gación, y el acreedor no puede
oponerse a que el deudor las. enajene o destruya, mientras subsistan otras
para el cumplimiento de 10 que ¿ ebe ',', dic~ el arto 15 10 del Código 'Civil.
Pero una vez contadas, medidas Q pesadas las cosas vienen a ser in-
dividt:alizadas y se transforman en cue po c,jerto apLcándose, en conse-
cuenCia, las reglas c;ue vemos a este respecto,.
, IgUal 'situación se produce cuando se compran cosas a la vista por
un precio alzado.
Por eso es C¡Ue' la le-y hace recaer la pél'didasob.:re el. vendedor cuan'
do ccurre an'tes ¿ ti pesarse, ccntarse .o medirse las ,cosas; y por equidad,
lo exime de la pérdida cuando ocurre durante la mora del 'comprador para
cóncurrir al pesaje, recuento ,o mediqa. .
- También la ley hace recaer la pé:dida ,de la cos.a sobre el vendedor
aún ct:ar.¿o se trate de cuerpo cierto, en el contrato concluido con la con-
d~ción de qUf: la entrega se' ha¡á . ven-cido derto plazo P ouando la cosa..
- 196-·
&e encuentre en estado de ser entrega~a con areglo a las estipudaciones del
contrato, (art. 143 N9 4).
Como fácilmente se comprende, el número en estudio asimila la cosa
debida a plazo a la cosa debida bajo condicién suspensiva y hace recaer
la pé:1dida sobre el deudor (vendedor) conforme al m:smo princ pio es-
tablecido en el Código Civil, (art. 1820).
Vimos ya que venta alternat:va es aquella en que el ven¿ edor debe
varias cosas, pero cumple su obligación entregando una de ellas. Si las co-
sas debidas están sólo' qeterminadas en su género, y la pérd~da ocurre an-
tes de su individualización mediante m recuento, peso o medida, el r esgo
de su pérdida recae sobre el vendec' or. Pero la compra alternat:va puede
recaer sobre cuerpos cie: tos~ y la ley se ocupa de soluc:onar el caso en el
NQ 6 del arto 143.
Substancialmente no hay diferenc'as entre las reg'as del derecho co'
mún, contenidas en el Código Civil, y estas para la compra-venta coro ~r
oial. Con arreglo a lo dispuesto en el Código Civil, la eleccién de la cosa
que servirá para el pago puede perter:ecer al deudor o al a"re~d::r p~r
tenecienc o de ordinario al primero salvo que exista estipulación en con-
trario (art. 1500) . .
Esta regla del derecho a la elección tiene importancia para determi-
nar quien soporta el lÍesgo en la obligación alternativa.
Si la pérdida se debe a caso fortu~to, la obligación se extingue; no ha-
brá, pues, contrato de ccmpra-venta; pero el vendedor soportará el ries-
go de la pérdida cerno dueño que es de las cm:as ¿bjeto de contrato. No
hay aquí diferencia entre el derecho civil 'y el comercial. (Có,d. Civii arto
1504; Cód. de Come:cio, arto 143 N9 6 inc. 19). Pero si la pérdica o de-
terioro se debe a culpa del vendedor y la elección es suya, el derecho ci-
vil d;spone que el deudor estará obligado al precio de cualquiera de las •
cosas que elija (art.· 1504); y si la elección pertenece al comprado:,. al
precio de (:ualesquiera de las cosas que éste elija. (mismo art.)
En esto, el Có<ligo de Comercio se aparta ligeramente del Dere~ ho
Civ:!. En la h,ipótesis de pe:tenecer la elección al vendedor y de"tru·r.e
una, de las cosas, dispone el Código q~e deberá el prec:o de la última que
pereció. Suhstituye así, la ley comercial, el derecho de elección del ven-
d<,'¿or imponiéndole el '¿,eber de pagar el precio de la últ:ma cosa destrui-
da. Solución caprichosa que ninguna razón justifica. .
. Si la elección ~s del comprac or,' y una de las cosas hubiere perecido
por caso fortuito, el comprador dl<.berá contentarse con la que exista, di~e
el Código de Comercio; agregando "más si hubiese perecido por c': ha
del vendedor podrá exigir la entrega de la existente o el precio <le la pér·
di<la" .
Desde luego, cabe observar que el Código razona en la hipóte"is (! e
que el contrato versa sobre dos cosas alte~nativamente debidas, y por esq
dispone en la' pr'imera parte que el comprador deberá contentarse c.on la.
que exis.te. Cual ha de ser la solución si se deben más de dos cosas alternati-
vamente, y perece una de ellas por caso fortuito, perteneciendo h ehc-
ción al comprador? No podría aquí aplica:se la regla d~l Có,,'igo de Co:"
mercio ya. que subsisten eos de las tres cosas alternativamente debica';
habrá, entonces que aplicar los principios del derecho civ.:l y reconocer al
comprador. el derecho de exigir cualesquiera de las cosas sub·sistentes.
.cart. 1503).
- 197-
que el dueño hace de ellas a otro. habindo. por una parte la facultad 'e in-
tención de transferir el dominio. y por otra la capacidad e intención de ad- ,
quirirlo. (art. 670). La tradicién ¡::uede operarse meciante la er.trega lila-
nual. Es ésta la forma más materializada de la tradicién; junto a e.la la
.. ley civil reconoce formas simbSlicas de' traúfe ir el dcmir:io. como son
las indicadas en el arto 684 del Código Civil. EEas fC?rmas de tradiclón s:m-
bólicas son ut:Iiza::,les en el Derecho Comercial. que a su vez, ha regulado
formas de tradición s:rr.1:álic~ ce eso corriente ~n el come cia. Talcs s')n:
a) el envío Ce las n:ercadelías ver.¿idas al h:gar est:pulaco o al d:::m ci-
iÍo del comprador (art. 148); b) la transferencia (el Código d:'ce trasmi,
sión. que es el nombre uti~izae'o. para ®:gnificar el cambio de dominio por
causa de muerte) del conodmien,to. carta de porte o factura en . los ca:os
de ventas de mer::aderías que vienen en tránsito por mar o por ner:a; c)
el hecho de que el comp' adoro con el permiso o consentimiento del ven-
dedor, fije su marca en las cosas compradas; y d) cuaJesquie.ra otro medio
utilizado por la costumbre comercial (art. 149).
El arto 148. al regular c<;mo tradición efect·:va el envío de las merca-
derías al lugar convenic'o. agrega en su inciso 2 9 que ese en'do r.o im::-or-
ta:á tradición, cuando fuere efectuado sin ánimo de transferir el dcmirio,
como ocurre si el vendedor remite las mercaderías a un cor.s·g:-atario pa-
ra que las entregue al ccmpr'ador cuando éste pague el precie. No era ne-
. ces.ario que el Cócl:go se expresara sobre ese caso; porque es requi-ito de la
esencia del acto de tradición. que de p.arte elel tracente exista voluntad de
tranderir el dominio. (art. 670 dei Céd. Civil).
MOMENTO. EN QUE DEBE HACERSE LA TRADICION. Según el
Derechp común. el vendedor deb~ hacer la entrega inmediatamente d QS-
pués del contrato, o en la época prefijada en él. Esta regla dtI arto 1826
del Código Civil, ha sic o ligeramente, mo!1if:cada para la venta m~rcan
tilo por que con e.rreglo a lo dispuesto en el arto 144 del Cód,igo e'e Co-
mercio, el vendedor goza siempre de un plazo de 24 horas para hacer la
,entrega. que se cuenta desde el momento que el cont.ato quede perfec-
cionado.
. OEiLIGACIONES DE SANEAMIENTO. La regla del. derecho com'jn.
según la cual. el vendedor responc'e al comprador del saneam:ento de la
cosa. vendida. con.prendiendo esta obli'gación dos objetos, a saber am 'a-
rar al comprador en el dominio y posecÍón pacíf:ca d~ la cos-a ven.d.da. y
responder de los defectos ocultos, llamados vicios rec!h'bito' ios. se m'l,rtie-
ne también para la venta comercial. (Cód. Civ:I, arts. 1824 y 1837; Cód.
de Comercio. art, J54) y se rige por el derecho cOOlún. La modific...:ción
introducida eh est.", parte consióte en r~ducir a seis meses el p'azo de ores-
cripción de la acciénpara el faneamiento de los vicios ocultos. La obliga~
ción del saneamiento de los vicios ccultos da des acc:ones: ura fene por
objeto disolver el cont'rato. y otra cl(ener la re.baja proporcional del pre-
cio. (Cód. Civoil arto 1857). La primera accién dura se:'s meres en las ve~r
Jas civiles de cosas m~~bles (art, 1865); la otra dura un año (art. 1869).
El Código de Ccmercio fija un sélo plazo de seis meses para ambas acdo-
nes. (Art. 154 in<:. 2 9 ) .
El plazo de 1.a prescripción de que tratamos comienza a correr desde
la entrega red dc las COfas. Tiene impoltanci~ hacer resa~tar este punto.
porque sabe.mos que la tradición puede hacerse por modos sim'Qó'ri'ecs.
Cuando esto ocur:ra, el plazo de la. prescripcién de las acciones rec;lhibito-
tias sólo .comcnziuá a 'coirer desde que las cosas lleguen efectivamente a
poder ¿el comprador. Y la razón es que sólo entonces puede el comp.ador
~xaminar las cosas y desclóbrir sus defectos.
~,199 -
, .
Según, hemos visto" el vendedor tiene derecho' de, requerir ,a,t" ~om
pradqr ~n e! acto ,de la .entrega, paz:a que ,recon.ozca las, cosas y v~á; ,si es-
tá ~onfonpe con el' as (art. 1 4,6) y si rio concu re al reco;L1~óm<ient()~.(mis
mo art.) o si re.ccncc:éndolas no reclama, ,el compI;ado,r no será oído des-
pt:és scbe c',dato Ce caHc'¡;d o fal,ta de ca~ti¿¡id, (158); a menos que las
merC¡;CelÍ,s '\'(rr<n en f~I¿CS éena,dos o bajo ct:biertá. que, impidan,su re-
conocÍmento; porque entonces, previa reserva del ,derecho de exam:nar-
las" gozará ce tres cías rara hacer el reclamo. Pero deherá acreditar-
que los ca bes que ciené'n les' farc' Os están intactos, o que las avenas son
qe tal eÓ'recie n"ere h'n pedido ocúrdr en su almacén por ca;so fOl1):u.ito
ni por fraude (art. 159). ' : '
" Estas normas, s~ refieren, según ,expresa la ley, ¡i los defiectO's de ca-
l:dad de faltas de cantidad; pero no :Comprenden los vi.ciosoc~~'l:Os., lC!s,cua-
les, por su prcpia naturaleza no son reconocibLes al primer examen. EA'
derecho a reclamar de éstos, pod!á ejercita.rse, durante todo ~l 'plazo de
subsi!:lt'~~cia ¿~ la acción, que es de seis mese~ según ya vim3S. . . "
El vene' cdor éstá además ob1jgado a otorgar, factura d>e lo ven,dido.
es decir. a otcrita;t:n ¿ e('urento e~ que sedeta:Ien las cosas obj~to del
contr,ato 'y su precio; y deberá a req~irimiento del comprador, poner al pié
,de',~iIa recibo del p'ecio, e~to es, cancelar la factura, como g,~ ,d:ce ~ri el
lenguaje ¿el ccmercio. (art. 160). ~.. . ..
, La fec,tura tiene gran importahcia para ambas partes.. Respecto al
comprac' oró el recibo del precio, puesto al pié de ella, prueba el pago del
precio y lo libera de su ob!>:gación, (art. 1 19).- Para, el 'vendedor significa
la pI;t.:d~:a cd ccr.t:ato, ya c;ue conforme ,a la l~y, se fene,por jr::evoca-
blemente aceptado el ~6nten;do ,de' la factura 'si el comprador' no reclama
de ,ella dentrode,1os ocho días sigiuentes a su entrega (art. 160) .
.La obligac¡én priI}cipal del comprador es pagar el precio~ El pag{)
del predo d~be hacerse en el lugar y tiempo estipuJ~dos,. o en el lugar y
e
tiempo e' Ya: entrega cuanqo no hay otra estipulaciól). E:n este 'punto d
CQc'.'gode Ccmecio no' se aparta del Código Chil (art. 1872 del cóa.
Ciyil y ~rt. 155 dd Céd, del ~,omercio.) , "
El arto ,155 del Cód·. de Comercio. agrog'a' Que la ,obligació,n de
'pagar el pecio ~¡;cerá ¡:oara el,cempador QUE RECIBE LAS MERCAD E-
RIAS DAN!DOSE POR SATISFECHO 'DE ELLAS. No hay aquí dif~r~ncia
con el derecho ccrr.tn, a pesar de que aparentemente pu¿iera, ec'harse de
,menos. la regla de éste ú'timo .. Porque sien¿o el contrato d.e ,compra
verta bi'e'teral, es cvidéntec¡ue el ccmprador no e.stará obligado a pagar el
precio si no se le ha entregado lo que corre~ponde al contrato (esceptio,
non adjmplet.; contractus).,
En el contrato de, compraventa como. en todos Josbilaterales"Ias'
ob!igaciones de las Fartes sen recÍptocas. Cerop ya .decía Doml"lt,~ ~'en to-
das las ~c~venciones (signalagmátkas) sienc',o la.. obligac:ón de una de las
'pa' tes el fur.c ~mento de la ~tr~, ~1 prim'er efecto de la ~onv~mciQn ~s que
Cf!ca 1.'1:0 ce lc~ ccr.tIaté'ntes p.:ee'a cb:'igar él otf~ aejecutar su 'ObHga:ción.
'ejecutcndo la st')~a Fer su parte'~ (Citado por Capiúu~t. ,De' la Cause des
ob'ígatios. pJ. 2(8). El Cócl,ígo de Comercio ex,presa es:tIo" regla en el arto
155 al decir q.üe el ccmprador no'po<:frá exigir la entrega ~ino pag,ándo el
precio en.elac.to. Pc:!' ~quí'5esi~~ taJl?l:r~én.,que~a~n .cuando .el,comp;rador
goce ,de ,pRazo fara, :pa,g~_~..fe<:í~,--~l.~l;:u;l~~_or."PP¡9.I:.á, ,exc,usa.rs,e. : de-. la
..enrrega 51.la, forl'iíWi,- CI;! cCntp'r~dQr Jla mengua¿'º--d~l1P-ué.8.-cleJ",:.cQfl<tcrato, al
~enóSl1,~e" nIl,dil fianza: 6u!iéient~ 'cré~~~I~.r~~i9~rá -pagad~;:~rt •• 47) . J
La ~'tl?"U1?¿.e e~ta regla es qt:.e sleLvendedor entregare '~l cOD,l¡:irado¡; en
ma1ett c01.)'~1i~iones "Ae .fo:ltuna,•. se:tí~ .C??ligado.'a 'cumplir su prell:4-cj6n ,~i'll
-200-
DE LA PERMUTACION
TITULO IV
DE LA CESIO N DE CREDITOS MERCANTILES
TITULO 111
DE LA PERMUTACION
TITULO IV
DE LA CESIO N DE CREDITOS MERCANTILES
.
CLASIFICACION DE LOS TrrULOS DE CREDITOS
Pueden hacerse varias según los diver[os puntos de vista desde los cua'
les se les considere:
19-'-En civiles y mercantiles: preEen.ta interés esta clasificaci6n por-
que!as reglas de' transferenc:a no son las mismas ni aún tratándose de
títulos que tengan la mi,sma forma (nominativos por e;.)
Hay reglas distintas segúíl que los títdos de qéditcs sean o:viles o
mercantiles, y para saber '~i un crédito es civil o mercantil no hay ot~
ca~ino que aplic,ar los diversos preceptos del arto 3.
o ' ,
, ' 3"'-Losemttidos por los gobiernos extranieroSt Siempre qUe su. ne·
gOc¡iaclJ5n no se \encuentre prohibi¿ía". ., . .
, PodrÍamois' citar como ejemplos de efec.t'os püblicos los bonos de la
deuda, tanto interna como externa; los bonos que emiten las in~nicipa!1i
'iI.ades' y las (ociedades anónimas (deve'ntures) y lo~ bonos, que emi~e la
, 'Cája ~de Cr,édito Hipotecario y las ipstituciont:s s:'milares (Banco Hipoteca-
:rio d'e Chile y el de Val paraíso ) . ' . , , '
. ,,' 'La corifu:ión ha venido' ~on';re~'Pecto a las acciones de ¡as socie2ades
anón:ih,as y se han creído y querido comprenderlas' denttTo del NQ 2 del ai:~
,tícu~o dt,ado .. E!l reali'¿a'¿, la,s acciones ,de las sociedades an6n:masno
.ibri un título de crédito contra la socie¿ ad aunque dan derecho para' re·
'damar los dividen¿o's; sino más bien son un título representativo de los
'derechos efe un socio en erta ,c:lase de socieda.d~s, .asi como, en las' socieda-
des cMectivas el' título representativo de los derechos del socio €S,tá. con-
signado en la escritura sociaL '
Hay a este res,pecto una' sentencia muy in.tereeante y que 'es talvez
ha únka, ~~tre nosotrds, que se ha pronunciado sol:!re esta mate ia (Sen-
tencia ¿e la Corte de Apelaciones de Santiago, Tomo XI, Secc.' 11,' Casación
de' 3l de Octubre d.e 1.912). '
. 4Q-Até~diendo a la fonna en que esllE.n l~ed~tados. todos los títu-
lOs de créditos, Sea.n civi~es -o merc~ntiles, se refieran a dinero o 'a merca-
,deríás; sean efectos públicos o efectos privad 0 13', pueden ser: a) No~ti
vos nominales no endosables; b) A laol'den; c) -Al portado.r.
'.: '" La forma ~n que e~tá reaacta¿o un título de créait~ es lo que prillci-
"f.alnlt~'nte importa, para conocer la manera .de transférir!.o,.la cual será ~n
•. teramen'te distintas en uno u otro caso; además, no sólo tiene importancia
ésta distin~ión en lo que se refie;re' a la cesiQn '.' misma, sino tamp.i,é,n ,en
euanto' a los efecto~ que esa mi'lÍma cesión produce,. sobre todo en cuanto
a los deréchos 'que 'puede hacer valer el deudor ced.ido contra el ces:ona-
rio; y, por ültimo, taI,llbién 'tien'e imp~rtancia esta. distinción d~de el pun-
to' d,e vista d'e la responsabilidad o g,arantía qu'e queda pesando sohre el ce-
de,nte. '
Créditos nominativos:
'_o t~éditos ncminativos, ncminzles (, ),10 en¿osab 1es, son ~quelloll 'en que
s·e indica el no,mbre ¿ el acreedor y én los qUt!este últ.mo no tiene facultad
de ced~rlo por éndo~.o: Son créditos estab~ecido~ a favorde una determina-
da perzona y que no llev,an la cláusula "a:la orden"; por ejemplo un paga-
,r:é en qúe se <ice: "¿-eco y ragaré a don Fulano de Talla suma de mil pe-
~iO~' de esta fecha a seis meses"'. Generalmente., a todos los créditos qJle
const.an, ppr escritura, pública ~on créditos nominatiyos:': ' ,
Comp S:e mms6~e \Ul crédito nominat¡'f4~:- El C. C. se <?cupa de es-
to,s y' ünicamente de estos.' en el arto 1908 qUf~ dice:, '' ,
" ,','Las disposiciones de e:J! títuJo l!JO ~ ~lpl'<í8rá~ _\ ~as letras d~ amt"
Mo, 'pt:rg~rées ;á la orden, acc,iones (al .I=1O:rtador yoh:.~. especies de trasmi-
~n '9~ \1j¡6, ri~n :por el Código de ',Comercio ¡o ,pOol' leyes espeaues".
,,' I::sto nos demuestra que las reglas,anteriores,'sólo se aplican, ~ l~s cr.é~
Jitas 'nominativos. a cuya cesión se refiere el C, de c,,' en 10'$ artículos
162 y 1,63.' ' ., '. ,., ,., '
:, : M 1.62, inc. 1 "Lacle~ién ,d~ un crédito no ~ndbs!~ble ISetuje~r&
9
ii las reglas est;;.bb:cidias ~neI título De b. oesión, 4e derechos d~l Oódigo
tiiil't~ " , .. . ' ;'..' ,,
. Pa'ra .conocer la forma de la c~,ión d~~ un crédito nominativo, hay
- 2ti
que .distingue dos clases de relaciones: relaciones que se producen. entre
el cedente y el cesionario, y en seguica, las relaciones que se producen en-
tre elc~dente y el cesionario, por un lado, y el deudor cedido y terceros,
por el otro. . . '
t Q-Re~ac,iones entre cedente y cesionario: Al respecto, el C. de C. no
coritiene ninguna 'reglamentadén, de !T.odo que no hay oLa cosa q_e apli-
car la r~'gla del arto 1901 del C. C. que dice: .
"La qedón de un crédito penonal, a c~I~!qu:;,:T' títu)o 'ql.!¡~ \Se h¡:'lgt\, no
wnt1rá efecto ~ntre el cedente y el CE;Jionario smo en v:r~u;d de la entn;ga
del t í t u l j o " . , l / I r I
Créditos al porbldor
, Efectos púhUcos
, Hay cesos' ,de doementos rc-minativos que,' contra' todas las r~g'as,
pueden tu'nfcr:rseTcr ereo'roO; hry otroE cases ce documentos a la o den
cuyo er.doso cebe €c'rreten:e a reglas eepeciales, es decir:, se ex¿ge pa'a la'
tram-ferencia formas espec:ales, diE:ir,tas de las que' hemos e:tuciado.
:A'propó: ÜO dejas éfcciones de las sociedades anónimas, acabamos de
deci:r'Que conform~' al arto 45 I sélo pueden sér ne'Illinativ~s o al poItad-:-r.
Pues bien, ¡¡c;d ercentré'rr.cs la pa ticdaric'ad' de'que un doeum~nto nomi-
nativo., pueda ser transfer:do por endo!,,\ pe o este endoso es slln garantía,
o sea, no deja al endosante responsah:e del pago.
Art. 451: "La.s, :'u:cione·s def'miftvas pued!en sea- ~mimaf,~ al' pót'o:
f.,~d¡or. , , "
, Las pr:in::eras son uÍ?nffe,rIhl€s r!<'r in:scrircién o por ;endpsPsÍn ga..
ran.tia, y :Jlas teg1:T.,'as iP0'l' la mel"a t!w.d-ición del título". ' , ' '
. 'Se dice aquí que las accicnes ncminat:vas, pueden t':ansfe~irse por qn¡s~
'CT:pdón. EI;~a ir.fnirrcién ccrsitle en la Ellctac:én ele la trqlsferencia'en
un Libro €~¡:€cial C;l:,e ccr.fOlme a una ley suplementa!Ía ('.eben, llevar las
J urita:s. Generales d.e AcciOI)":I~.tas y, que se ll.ama "Regidro die Accionista~";
mientras esta c¡:eracién no se efect6e, sigt:e encsiderándo~e cOmo accjo~
nistas para lod:os J.os efectos legales a la persona ,cuyo nombre' al'í ,f gura. '
Dt.a inscrirdén 'dcre a H.l.haler a la- ncrficacién que se hace,al:eleudor
en l~ céSión de de:echos.
, Algo raree,:¿o cct:rre en la transferencia de los bonos .~mit:cJo,spor
,las s~ciecades" los deV'er.tures, a lcs ,cuales ie refiere la ley N9 465} ,:de
21 de Septiembre ¿ e 1929.. y que en su arl:. 9, dice:
"Los títuIQs.ó) todo borl') pQdr.án ser 'r.\omm:ltivos !o hl plortladb!r' y de-
bttán ("~ ntenu la3 lSiguient'eS i.ndil'\-(.~1,ones ................ "
Se han adeptado aquí principios semt'jantesa los ,que indiGamo/s res'
pecto a la transferencia de acciones dewcie¿ades anónimas, pues el art.
14 agre~a~ , . , ', ,'
"La d~~ón de los bor.os nlomÍr.htivos ~¡e lúrá ,por end'?sio ¡en el mismo
título, tubscrH> por fal <odente y ¡:\:>r el c.a:ilonari:l le inscdto en ,JI
r.egistrrn
a que se iflE.fiier~ ~~l \'1rtículo ianter~or.. " ' . . ,
, la <~dln le !les lcus ,al }:cr'Jador se bar€. por la 'mera tdadición roa-
ntlal".' .' , '
, Em,Ia Ley deCheql"es (DIL.!\Q 394. de 23 de' Mayo de 1925), en-
contramos oitra particularidad, pUt's en su lilrt. 14 dice:
"El ch<'Cl:t~e ¡en qt1e re J:~2n l:crr2c'\0 .flCn!1:f'<!rnente ~s r¡..,.rabms "a la
~:l"c'mn.',' ~ '1a.1 r<:riTc,cr", ¿da ce &z:r. tr;an:;f€,ribIoa y sólo pQdl'á Im,gru-se lB:
!la .fetq¡na 1\ C1:yo rrtr.hre f'té g~rado. No obstante, pcdrá ser~dO'<ado a
1l':Il Banco ~n com.i.sión c.e cobranza y ún:,camante por la·per_ona a cuyo '
nomhre fué girado". ' ."
Vemos aquí restrir.gi¿o el derecho d,e endoso en ·cuanto a,l c.arácte~
que éste pueda tener. porque sólo ,pued'e ser endosad,o en' mandato.: y en
cuanto a la persona dd endcs,atario, 'porque sólo puede ser endosado a
favor d~' un Banco. ' .
, En cuanto a los docutnentDs a la or,.l'.m que con"tan por 'escritura pú-
bli~ podemos decir que no hay posihilida:d de endoso. Es ¿ e .la esen-:Í'a.
del endoso que conste en el dcct:mento. rniEmo, porque ,es" menester que
el ckcnr.ento l!ev'e en sín:im;o la p. ueba de su' legítimo tenedor y para
que el último endol:atario ver:Eque su calidad de dueño, m~dante la se~
rie ~ucedva de 10& endosos; además, en un, pagaré' o ,en un~ l~tra pe,
cEmbio, el fr.ce,so irá al reiEFal¿o cel ~ocrmento y. sólo podrá' dars~copla
por au-torizacién eJfp':eta de la. ley, de rranera q~e en to.co end~so hay
l.a certeza de qt:e el er.dcsataúj tifne el dccumentq origin,al o ia c~pia.
Tratándose de una "escritura, esto sería h;nposibIe, po que el' documento
~riginal está in~orporado al., protocolo y .no se po,drían endosar las 'cop:as.
porque el Notario puede da~ 'tantas ce eras 'cuantas se le pidan ,y el en-
desatado r.o kr.clÍa de Hta n:ar.era, nü;guna seguridad de que su mismo
endosante haya endosado otro eiemplar. ele eSlt.a ercritura a otra persona.
Podría ¿fcirse ct:e ~s.to se nhar.arÍa haciendo el endo".o en la p imera
copia. pero e'ld no' puede ha~erse, porqiIe no' hay ningu~a ~r~posici6q,
eJCPresa del C. de P. c., qt:e así lo establezca (fuera del méritoejecuti-
yo). 'Además, ,
hay otras disposiciones de nuestro
., ~'~ , C. C. ques~n·
.. ~
:un:.
,
óbs'
ticülo ph~ e'l er:co(o ce un 'documentQ a la orden que consta por escri-
tura 'pú.blic.a.
,. ' , ·A~t. 1707: "La escritul"a$ privadas hechas por los c'>ntratantes para
~t;er8l' lo ¡l'~!!iCtado en escrih:l"a pública, 'Ilopl~dudrán ¡efectos .contra ter
'áe-4ail• " " ,
Tampf.lq'l 11) producirán las c'onf¡~'a--escrit1l'~as, cu.t.lndo rh se ha tolI!l'ldo
r8:a1tnd.e sir ccn!;mi&o al m~en de la escntUl'a mlltriz cuyas di~pos·cio.ne:>
re dtt:1'\Cn /al Tia. d'llt:n·~cral:.1~ y del haaslac!o en c~ n virtud ha obrado
el ~~o".
El endcso, que es un actoprivacJo, caería dentro de e~ta disposición,
yen' toñs-etuenda, nQ produci ,íá efecto re~pecfo de terceros; pára que eso
puaiera hacerse senecedtaría una ley expresa y hay varios casos de ley~
dúctácas en los últin:.ctS añcs éri que esto se autoriz~ en casos particu:arí-
:simos.' " " ' "
Así, pod íamos citar la Ley ~9 4591, de 12 de Febrelf:> de 1929, pu-
blicada en el "Dmio Oficial", de 13 de Febrero de 1929, que d:ce: ,
Art. 1: "Los créditos a 1a óroen qU:e consten 'de el'c..nura púb'ica po-
~rin .el" lti-r!'tlCrilts roer ier.¿~!'o al J?ar.t'O Central ele Chi'e, por los Ban-
éps accionistas pa::-a sU descuento. o ndescuento en d,~cho Banco. ¡iempre
qt!e «m,plan, ¡adur.ás, un los n:qwsitcl! y t1ondicJiones que ¡exiE,¡e la ley or-
¡á-'itÍea dd Banco Centra}""
Art.2: "El !endoso c~;!berá .extenderse, la dontint~¿ón, 'al diorso o al
margen de la prud:1ra cop;a ce escritura y su f.:rma será autorizada !)Ot' un
Notario Público. En lo demás, el endoso se sujetará a las reg~as genera!es".
Art. 3: "La cesién pcr endlooo, oonronne a \98 artíC#Jos pr.leced'ent~
oomprende todas, las fian~as, pr:vüegios. hipotecas y demás garantías del
qrédito oed,ido 'Y c:cnstitul'le lal endosante en oodeudor sbli::.lano.
, En virh..a del mifllllO e!llcoOs;o, podrán há<t'ers.e fus inscrlpc:or;s y ano
ta~·nes)en los !registros que clm:espondan y cumplirse las d,emás fornuli-
d8CIes a que ~ya lugar". '
r ' , Al:t. 4: "La presente ley >empe:i:iará ,la regir desde la recb¡a ¿le su publi-