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JOAQUIN COSTA Eloy Fernandez Clemente Floy Fernandez Clemente (Andorra, Teruel, 1942) es Profesor Titular de Historia Econdmica en la Facultad de CC. Econdmicas y Empresatiales de la Universidad de Zaragoza, en la que ejerce desde su creacién en 1974, Antes de graduarse como Doctor en Filosofia y Letras estudié las carreras de Magisterio y Periodismo, conservando de ellas una gran preocupacién pedagégica y por la ‘comunicacién. Asé puede observarse en sus tareas, tan conocidas en Aragén, de fundador de la revista Andaldn (que dlirige en sus ‘tapas primera 1972-77 y dlkima 1982-87) y director de la Gran Enciclopedia Aragonesa. 0 en sus muchos articulos y libros de divulgacién. Fillo ha estado siempre vinculado estrechamente a su trayectoria universitaria, a la que se ha volcado con cada vez mayor entusiasmo y rigor, realizando numerosos estudios de Historia de Arogén, Desde su tesis doctoral sobre La Mustraciin Aragonesa (Universidad Complutense, 1969) y su Aragén contemporineo (Madrid, Siglo XXI, 1975), ha publicado dos docenas de libros algunas en colaboracién con Carlos Forcadell, G. Fatés, Antonio Peird, etc— y muchos articulos en obras colectivas y revistas profesionales. Logicamente, por su especialidad, predo- minan los trabajos de Historia Econémica, referidos tanto a diversas épocas (sobre todo la crisis del Antiguo Régimen y la Dictadura de Primo de Rivera) como a aspectos instrumentales (bibliografia, historiografia, ediciones de textos) y estudios secto- riales (politica agraria, ganaderia, mineria, industria, movimientos sociales, etc.) En esa trayecioria, ha habido una constante: el estudio de la figura y la obra de Joaquin Costa, en sus palabras seste hombre apasionado de todo saber, obsesionado por la economia y la educacién como armas de regeneracién espaiiola, y quizd, por esas y otras muchas razones, el aragonés mds atractivo e importante de su tiempos, A Costa ha dedicado Eloy Fernandez Clemente cuatro libros, hoy agotados y que ahora retine aqui junto a una amplia serie de trabajos publicados en diversas revistas 0 atin inéditos. Los libros son «Educacién y revolucion en Joaquin Cosi (Edicusa, Madrid, 1969), oaguin Costa y el africanisino espaftob (Ed. Porvivir, Zaragoza, 1977), Costa y Aragéne (R.E. N. A, Zaragoza, 1978) y wl Costa. Regenerar Esparias (DGA, Zaragoza, 1986). Entre otros trabajos aportados se encuentran: «Costa y la enseflanza de ki Agriculturas, Europeicar Espace, «La politica hidrdulica, sLa pérdida de las Carolinas, aRet6rica regeneracio- nisia y pseudocastismo en la Dictadura de Primo de Rivera. Todo el conjunto se presenta reestructurado en forma de un nuevo Hbrotras una tess blogic, van es eucos sobre aspeios pedagdgicos yfilosdficos bajo el epigrafe «Escuela» mientras que la politica hidratilica y los planteamientos colonialistas se sitian en el de Despensw, dedicdndose el tltimo gran apactado a «El eco de Costas, analizando la recepciGn de sus ideas, su influencia y la evohucién del costismo, tan revitalizado en los tltimos ‘veinticinco afios. Come indica en el prélogo el gran hispanista inglés George J.G. Cheyne, reconocido como el principal biobiblidgrafo de Costa, se trata de euma obra en que la investigacién y el periodismo se dan ta apo part realar Ua figura de lagu Costa y hacer mis accesible su pensamientor; en ella, «Eloy ha trabajado durante veinte afios, con fesdn siempre, y a veces con furia, para desentranar el mito de la realidad en la figura de Costa». (©) Gobierno de Aragon R.GXD Eloy Fernandez Clemente ESTUDIOS SOBRE JOAQUIN COSTA UNIVERSIDAD DE ZARAGOZA, 1989 FICHA CATALOGRAFICA FERNANDEZ CLEMENTE, Eloy Estudios sobre Joaquin Costa / Eloy Fernandez Clemente. — Zaragoza : Universidad, Secretariado de Prensas Universitarias, 1989 467 p. ; 22 cm. — (Ciencias Sociales ; 6) ISBN: 84-7733-071-9 1. Costa, Joaquin I. Universidad de Zaragoza. Secreta- riado de Prensas Universitarias, ed. 929Costa, Joaquin. © ELOY FERNANDEZ CLEMENTE De la presente edicién Prensas Universitarias de Zaragoza. 1.8 edicién: Enero de 1989. Edita: Universidad de Zaragoza Secretariado de Prensas Universitarias 50003 Zaragoza (Espana) Diseiio de cubierta: J Courdinacién: M.* Carmen Juan Composicidn: EBROlibro, S. L. Imprime: Navarro y Navarro Encuadernacidn: Alba LS. BN: 84-7733.071-9 D.L: Z-138-89 PROLOGO, por George J. G. Cheyne .. INTRODUCCION 1: nN INDICE SINTESIS BIOGRAFICA Quién fue Costa Profeta en su tierra . Un pequefio campesino . De albafiil a maestro y bachiller . . La exposicion de Paris ........ Estudiante en Madrid. El sexenio revolucionario . Jurista y profesor La pasion por el Di Las primeras campajias politicas . El colectivismo agrario ....... Wesasire» y «regeneracionismo» . «Oligarquia y caciquismo» ...... El Derecho y la costumbre Costa, diputado reformista Ultimas palabras ..... Escritos literarios. Cartas La muerte de Costa . . Su testamento: La politica hidraulica . LA ESCUELA 2.1, Educacién y revolucién en Joaquin Costa . 2.1.1. Introduccién de 1969 2.1.2. Primera parte: La vida, el pensamiento y la obra Un aragonés granitico . El impacto de Costa . 22. 23: 24, 25, 2.6, Nuevos puntos de vista .. Krausista independiente . Costa y el Derecho. El prol las leyes Costa y los hombres de su tiempo . El problema de las fuentes . Ante Espafia .. La Espaiia del tiltimo tercio del XIX | Como juzgaba Costa a Espafia . Soluciones propuestas . . . 21. be . Segunda parte: Ideas parece de Joaquin Costa La educacién nacional siglo XIX y la Instituci6n Libre de Ensefianza s Costa, educador de todo un pueblo . Focus y BeTnD Escuela y revolucién Escuela y economia Reformas educativas: Reformas metodologi Educacién y sociedad El ideal de la educacion Valoracién actual (1969) . Costa y el I Congreso Pedagégico Nacional de 1882 Los aragoneses en la Institucién Libre de Ensefianza . La burguesia revolucionaria aragonesa . Dos ministros en la I Republica Eli joven Costa ......... os oscenses a la Institucién F Boletin de la Institucién . La «Extensién Universitaria» y el Ateneo Addenda . «Las dos barquillas». Un texto de Joaquin Costa en 1878 sobre la Historia de la Humanidad ...........00000005 La enseftanza de la Agricultura . Europeizar Espafia ......... Introduccién ........... L Las causas de la decadencia espafiola . Il. Europeizar, como respuesta al desastre 121 123 129 143 143 145 150 Ill. Europa, inmediata e inevitable ... IV. La espera se prolonga: cambios lentos y en p 3. LA DESPENSA B11, ELECOROMISE sie nencreuennanemnctiedees cemnciews sm . La politica hidréulica de J. Costa y la crisis de fines del siglo XIX Introduccién, La obra agraria de Costa . L La crisis agricola y pecuaria de fines del siglo XIX TL La agricultura espafiola en el iltimo cuarto del siglo XIX IIL El control del agua y la expansin del regadio en Espaiia .. IV. La politica ‘hidraulica de Costa . Apéndice 33. Joaquin Costa y el africanismo espaitol . L Introduccién . exyaniss El africanismo, igma espatiol . a . Las primeras ilusiones Marxismo y colonialismo La ocupacion espanola de Africa, en el tiempo y en el espacio . Marruecos . Sahara Guinea Sociedad Politica y comercio de Esparia en Africa . El Congreso de Geografia Colonial y Mercantil . Colonialismo y marina mercante . La otra cara de la moneda: un Acta Las expediciones ....... Mitines, articulos, camparias . . El programa africano ... Una campana nacional La «Revista de Geografia Comerciab Comercio o agricultura? Lasituacién colonial. Ultim En torno al desastre Las tiltimas camparias El tiltimo Costa, republicano y pro-socialista . 155 157 34, 4, EL ECO DE COSTA . 41. 42. 43. «Sobre la cuestién del Rif» Claves de un gran escandalo Retirada final . . Apéndice. Cronologia de la actividad africanista de Joaquin Costa .... La pérdida de las Carolinas . Alemania y el auge del colonialismo La coyuntura espaiola En pie de guerra . Zaragoza .. Una gran manife El juicio de Costa . ‘Anexo I. Los firmantes de la convocatoria del 28 de agosto de 1885 . ‘ Anexo IL. Mani iesto al Pais El costismo .. Costa manipulado. El costismo aragonés Costa, aragonés y republicano El costismo aragonés Los contemporaneos Costa en la Dictadura . La Republica .... 1946; El centenario del nacimiento .. . El renacer de los afios sesenta . Reposo para el mito Retorica regeneracionista y pseudocostismo en la Dictadura de Primo de Rivera L Introduccién IL Temas de Costa en la Dictadura A) Elestilo . B) Criticas al ré C) Cambio radical, politica sumarisima D) El Derecho ..... TIL Las realizacione: A) Politica hidraulica B) La Marina y Africa . ©) Laescuela...... D) Resumen de postulados costistas 271 280 284 286 289 291 292 293 294 296 298 301 302 303 305 311 311 313 314 315 316 316 318 319 321 321 325 326 328 330 331 332 332 334 335 335 44, 45. 4.6. 47. 48. 49. 4.10. IV. Bl ecirujano de hierro» . Nuevas perspectivas . ... Primo de Rivera ante Costa . Critica actual de la Dictadura . Costa y Aragon . Introduccién . Costa, hoy .. Su imagen de Aragén . A) El paisaje .. B) Las gentes . C) La historia y : Los jornaleros de Huesca . . Costa y el Derecho aragonés . Costa, politico aragonés Sobre regionalismo . Contra caciquismo, descentralizacin . Las lenguas de Aragén Los dialeotos de transi m . El mejor monumento, una escuela. 1929-1979, Cincuente- nario del Colegio Nacional Joaquin Costa» de Zaragoza .. «E] mejor monumento» El proyecto .. Todo a punto La inauguracin Los afios cuarenta Hacia el futuro . Costa en su rincén Una bibliografia suficiente . «Desde este Sinaf..» . De prefascista nada . Costa, yunque de oligarcas y caciques . Agricultura y Sociedad ..... Setenta afios después Siete llaves al sepulcro de Cos La politica: pensamiento y accién Economia e Historia ...... Derecho, educacién y sociedad . Estudiar y divulgar a Costa .. Hacia Costa, en el buen camino Los proyectos de Guara . 430 El trabajo de Sanchez Vidal . 431 Otras iniciativas costistas . Bz 4,11, Una espera cargada de discrecion 433 La labor de los Auset . 434 Una discreta actuacion . 435 4.12 De nuevo Costa .... 437 El colectivismo agrario 437 Costa y Giner ....... 439 4.13. Los Archivos de Costa 441 4,14, El legado de Costa (Huesca, 23-IX-1983) 445 Las ponencias ......... 445 E] delicado asunto del Archivo 1 447 4.15, Costa, recuperado ...... arise pamavaae paaansanesie 449 5, CRONOLOGIA DE JOAQUIN COSTA 451 6. BIBLIOGRAFIA BASICA DE Y SOBRE JOAQUIN COSTA 459 Conocer y estudiar a Costa ...... 461 Principales libros sobre Costa . 462 Leet 2, Costa is. ssi ase se nen 464 Procedencia de los textos de este libro . 465 PROLOGO Un libro presentado por las Prensas Universitarias de Zaragoza no necesita, a mi modo de ver, de prélogo: la misma calidad intelectual de su Consejo Editorial asegura a esta peer Eloy Fernandez Clemente el beneplacito aragonés, tanto mds cuando se trata de una obra eminente- mente aragonesa que se publica, por cierto, en fecha clave para los que admiramos a Costa, el 8 de febrero, dia en que Graus rinde homenaje a su hijo mds conocido y discutido. Cuando Eloy me pidié que le enviara un prologo no supe qué decir: avalado el contenido, slo me quedaba hablar del escriior, averiguar los motives que le decidian a publicar y presentar una obra en que la investigacién y el periodismo se dan la mano para realzar la figura de Joaguin Cosia y hacer mas accesible su pensamiento, Conoci personalmente a Eloy mds bien tarde, mucho después de preseniarse en Zaragoza mi cEstudio bibliografico de los escritos de Costa», pero ya entonces sabia de él, de su apego a su tierra (como luego demostré «Andalin») y de su devocion por Costa, en quien veia las mejores cualidades de Aragén. En su Introduccion, Elay nos descubre los maestros cuya influencia hizo que su pensamiento se concentrara en Costa y los problemas del fin de siglo, aunque no todos ellos escribieran sobre Costa; menciona también, y con razon, a los amigos coeténcos, algunos de los cuales han escrito libros de suma importancia sobre Costa que serdn siempre de obligada consulta. Tampoco olvida a los amigos que prefirieron la prensa a los libros, y es aqui quizd donde se revela el primer mérito del libro de Fernandez Clemente. Costa sufre —y no es el tinico personaje del diecinueve a quien eso ocurre—de verse objeto, por un lado, de articulos cortos, de circunstancias, escritos a menudo tras breve esiancia en Graus —para captar ambiente— y a rasgos rdpidos para fines del calendario; y, por otro, de ser objeto de esuidios muy serios pero, por desgracia, aparecidos en revistas de poca circulacion, lo que hace dificil estar al dia y obtener una vision de conjunto de Cosia. Al reunir en un solo libro todo ‘cuanto ha escrito 0 hablado sobre Costa, Eloy abre para el lector la posibilidad de ver a un Cosia mds completo y mas complejo, tal como él 14 ELOY FERNANDEZ CLEMENTE esfuerzos autodidactos baldios como maestros y companieros de excepcion. Ya todos ellos, a la hora de un repaso general, quiero recurrir, por justicia y afecto. Diré, pues, que ademés de hacerlo de los citados, mis escritos costistas (que han sido una constante preocupacion en este casi cuarto de siglo) han bebido de varias fuentes, han coniado con jrecuenies y generosas ayudas. De una parte, y en primer lugar, el hecho de haber aprendido de mi padre, maestro nacional en el magnifico grupo escolar «Costa» de Zaragoza, a conocer a nuestro gran aragonés, a la vez que otras muchas ensenanzas. A él fue dedicado uno de esos libros (otros a Manuel Tunén, a Emilio Gast6n y Lorenzo Martin-Retortillo, a Juan José Carreras, a mi vieja escuela «Costas), y quiero renovar ahora aquellas dedicatorias. Permitaseme aiadir una: a mi hija mayor, Maria, que tanto me ayudé a ordenar estos materiales —y otros muchos— en su ultimo ano de esiancia con nosotros, antes de irse a vivir a La Corufia. Ya en los afios de estudiante universitario, me llegs el magisterio genérico de quienes se preguntaron por la crisis espariola de fines del XIX, encontrando en Costa una de las mas interesantes respuesias: desde Saborit a Lopez Morillas (y con él todos los estudiosos de la ILE), Tierno Galvan, y el ya citado Turion de Lara, de cuyo grupo saldrian trabajos tan pulcros como los del malogrado R. Pérez de la Dehesa, J. Maurice y C. Serrano. De otra, el costismo del siglo XX, desde Ciges Aparicio y Cirilo Martin Retortillo al gran magisterio de George J. G. Cheyne, cuya generosidad ha abierto docenas de caminos de investigacion y permitido nuevas orientaciones. Junto a él, como contrapunto, los sutiles y pro- fundos estudios de Alfonso Onti, entranable en su amistad y consejo, y de la serie de antropélogos, agraristas, socidlogos, economistas @ historiadores que él ha sabido reunir en ocasiones en torno a Costa. Estdn, claro, todos los compaiieros de mi generacion aragonesa, cada uno a su estilo interesados en la figura y la obra de Costa: perspectivas juridicas 0 politicas como las de Jestis Delgado, Sebastian y Lorenzo Martin-Retortillo, Juan José Gil Cremades, Alberto Gil Novales, Carlos Forcadell, o literarias de José-Carlos Mainer y Agustin Sanchez Vidal. También el costismo diddctico y directo, en la prensa regional, desde los remotos Gambon y José Garcia Mercadal, a mis contempordneos, Alfonso Zapaier (ian eficazmente divulgador en articulos, teatro, novela), Manuel Porquet y Esteban Ferrer Guarga, y una larga serie de companeros y amigos, La veterana linea costista del «Heraldo de Aragon» tuvo eco en cAragén Exprés» y, desde luego, a partir de 1972, en «Andalam, que fundamos en ese aiio y en su trayectoria de casi quince amos no dejo de ESTUDIOS SOBRE JOAQUIN COSTA 15 atender con frecuencia los asuntos costistas, Aqui hay unas cuantas muestras de ello. Me apresuraré a decir también que, desde siempre, he encontrado en todo momento una gran ayuda y calor en los familiares de Costa. En Graus, los sobrinos Auset, fidelisimos conservadores de Ia casa que un dia deberia ser museo y sede de un centro de estudios costistas; en Madrid, las nietos Ortega Costa, orgunizadores entusiastas de la «Fundacién Joaquin Costa», que han marcado en estos tiltimos afios un sello institucional a varias interesantes actividades. Retino en este tomo, por invitacion muy amable de las Prensas Universitarias de Zaragoza (lo cual, para mi que profeso desde hace diecisiete afios en mi Universidad, es motivo de gran satisfaccién), cuatro libros de Costa, ya agotados, y una serie de articulos, parte de libros colectivos y trabajos inéditos. Ademds del citado primer libro, Educacion y Revolucion en Joaquin Costa» (Madrid, 1969), los titulados «oaquin Costa y el africanismo espanol (Zaragoza, 1977), «Cosia y Aragén» (Zaragoza, 1978) y doaquin Costa. Regenerar Espana» (Zaragoza, 1986). Las diversas editoriales (excepto, claro, la desaparecida Edicusa), Porvivir Independiente», «Rolde de Estudios Nacionales Aragoneses (RENA)» y la Diputacién General de Aragon, han estado de acne en esta reedicion de aquellos textos, lo que agradezco, Lo mismo deho decir respecto al resto de los originales, de que se da cuidada cuenta al final de esta edicion. El criterio de ordenacién no ha sido cronolégico, sino temdtico. A la hora de reeditar los textos, he pensado en una nueva esiructura del conjunio, agrupado en grandes areas. Tras una sintesis biografica, van los estudias sobre aspectos pedagdgicos y filosoficos bajo el epigrafe «Escuela, y la politica hidrdulica y los planteamientos colonialistas bajo el de «Despensa». Por iiltimo, se analiza bajo el titulo «El eco de Costa», la recepcién de sus ideas, su influencia, y el caminar del costismo, tan revitalizado en los tiltimos veinticinco atios. Influencia controvertida, en la medida en que, sin duda, el nombre y el mensaje de Costa fue instrumentalizado por el general Primo de Rivera primero y el franquismo después. Decisiva en Aragon, porque contra la costumbre de otros muchos de emigrar para siempre, él vivié mucho tiempo en su tierra, se preocupé mucho de ella, estudié muchos aspectos de su pasado y su presente. Se acomparia, al fin, esta «suma» de estudios, de una cronologia que permita situar répidamente algunos hechos, una bibliografia muy sumaria, guia ianto de lo escrito y publicado de Costa (en que debe ocupar lugar preferente la edicion de sus Obras por Guara Editorial, bajo la direccion de un consejo que preside Cheyne), como sobre él 16 ELOY FERNANDEZ CLEMENTE Debo, desde luego, agradecer muy en especial a G. J. G. Cheyne su amable prologo, que solicité con la inseguridad del nedfito, deseando que su firma avalase en cierio modo este conjunto de escritos, tan bieninien- cionados como desiguales. No niego que me lleva a esia edicién una cierta necesidad de hacer balance, de reunir casi todo lo eserito sobre Costa para poder pasar a otros temas, a otras perspectivas... y quiza, deniro de unos aftos, poder acometer una obra de sintesis, superando tanta aproximacién en circulo, sin entrar nunca, quizd, en el meollo. Se explicard, pues, el lector, que me apresure a pedir indulgencia, y no sélo por lo diverso y desigual de los textos, lo temprano y primerizo de unos, lo «periodistico» de otros, incluso lo contradictorio de alguna parte. A pesar de ser consciente de todo ello, y una vez aceptada la tentacion, decidi no tocar ninguno de esos textos —salvo esiricias correcciones de errores 0 erratas— excepto en el caso del primer libro, del que he supri- mido una antologia pedagdgica, tomada acriticamente de la de Garcia Mercadal. En algtin caso repito conceptos y datos —especialmenie en la introduccion, que destaco es de 1969 y, luego, en varios articulos—. He preferido esa consiatacién, el iestimonio de lo que en estos afios ibamos haciendo y la crénica de lo que otros hacian, a reelaborar todo ese conjunio, Si estos materiales, asi reunidos, son utiles, espigando aqui y alld 0 leyendo en el orden que propongo, me daré por satisfecho. Lo que si sé es que cuando me adentré en la figura y la obra de Costa, hace veintidés aiios, el panorama cientifico alrededor era asfixiante, como la vida social, cultural y politica bajo la dictadura franquista. Hoy, caminando en democracia (a pesar de nuestras duras criticas, 0 precisamente por ello) el clima de estudio y discusién ha cambiado muy sensiblemente. Ojalé en este contexto no parezca alejado y carente de interés el estudio, en Aragon oen Espafta entera, de este hombre apasionado de todo saber, obsesionado por la economia y la educacién como armas de regeneracion espariola, y quizd, por esas y otras muchas razones, el aragonés mds atractivo e importanie de su tiempo. Zaragoza, 8 de enero de 1989 Eloy Fernandez Clemente 1. SINTESIS BIOGRAFICA (©) Gobierno de Aragon Quién fue Costa En 1918, siete afios después de su muerte, uno de los principales amigos de Joaquin Costa escribié un librito con este titulo. En tan poco tiempo, su figura se habia vuelto mitica y unos y otros comenzaban a alejarla de la realidad. Desde las mil historias sobre sus enfermedades 0 sobre su caracter, hasta el asombro que provocaba su enorme cultura, su polifacetismo. Pocas personas, a fines del XIX, alcanzaron en Espafia tan rica formacién en Historia, Derecho, Literatura, Politica, Antropologia y otras muchas ciencias sociales. En cuanto a su papel en la Espafia de la Restauracién, fue extraordinariamente revulsivo. Enfrentado al sistema del turno de partidos y a la corrupeién que suponian la oligarquia y el caciquismo, sus denuncias de las torpezas y los egoismos de los politicos seran como truenos en el desierto, pero su influencia moral va alzindose progresiva- mente. Lider del movimiento regeneracionista, propone soluciones politicas, pero sobre todo econémicas y sociales. Sus propuestas de «escuela y despensa» comportan la europeizacién del espafiol, la mejora de nuestra agricultura mediante una eficaz politica hidraulica, el prestigio de una renovada marina que permita ain potenciar la politica exterior y la presencia colonial. Relacionado con las principales figuras de la vida intelectual espafiola de fines del siglo XIX, su amistad y colaboracién con las gentes de la Institucién Libre de Ensefianza (Giner, Azcérate, Cossio, etc.), su paralelismo con Galdds, su influencia sobre la generacion del 98 (especialmente en Yamuna, Azorin, Maeztu), le hacen ser un hombre clave de la historia de spaia, Como politico, su vida fue un fracaso relativo, si bien lleg6 a poner en pie primero a sus paisanos oscenses, luego a los pequefios y medianos campesinos de media Espafia; diputado republicano, su rechazo hacia la politica convencional le alejé del escafio y le radicalizé, sobre todo verbalmente. Al final de su vida se manifesté abiertamente simpatizante del socialismo. Sus estudios juridicos y econdmicos, entre los que hay que 20 ELOY FERNANDEZ CLEMENTE destacar el «Colectivismo agrario», han abierto caminos a estudios de gran importancia. Profeta en su tierra En cuanto a Aragén, Joaquin Costa significé sin duda un revulsivo en los dormidos afios en torno al Desastre de 1898; una esperanza frente a la corrupcién politica y, sobre todo, un modelo ético, un ejemplo vivo de honestidad, integridad y capacidad de entrega. Costa fue un gran aragonés, seguramente el mas grande del iiltimo siglo. Pero ademas de serlo por nacido aqui y eminente en tantas facetas, ejercié de aragonés toda su vida. Regresé'a su cuna, en la Ribagorza, donde escapaba de la corrupcién que tanto denunciara, en la Corte, y a la vez recobraba fuerzas para replantear en la practica sus formulas para salvar a Espafia. Vivid en diversas temporadas en su Alto Aragén (unos 33 afios de los 65 escasos que duro su vida). Enamorado de su tierra, supo cantarla con expresiones de gran belleza en momentos de euforia y esperanza, 0 increparla hasta clinsuk, como un amante despechado, en los de fracaso, tristeza o desilusién, Pero, ademas de ocuparse mucho, de muchas maneras, de Aragon, supuso su persona y su obra un caso excepcional de popularidad entre sus paisanos: hasta quienes rechazaban sus ideas o sus candidaturas tenian un gran respeto y admiracién por su figura. Y, tras su muerte, si bien es cierto que con frecuencia el mito se construira «sin leerle», su liderazgo cultural, politico, social y moral ante los aragoneses es quiz’ el mayor que este pais ha conocido y aceptado, acaso desde tiempos del conde de Aranda. Una bellisima descripcién de su tierra «se le escapay a Costa en sus estudios de Derecho consuetudinario: «En este laberinto de montafias del Alto Aragén, que hace pensar en un gigantesco florecimiento de la tierra, y en las cuales parece que se respira atin el aliento virginal de la creacién, la Naturaleza, més que convidar, obliga al recogimiento: ..montaftas més altas que las nubes, en las cuales, como en un mar tempestuoso, parecen bogar Valles estrechos, de abrupta y severa contextura, circuidos por un collar de nieves perpetuas, regados por riachuelos y torrentes que fluyen de aquellos eternos ventisqueros y recogen la savia de los montes; druidicas selvas de pinos y corpulentas havas, pobladas de axos y cabs silvestre, senderos impracticable la mitad del aio entre plateadas alfombras de nieve, tendidas por montes y ESTUDIOS SOBRE JOAQUIN COSTA 21 valles sobre las verdes alfombras del verano; horizontes limitados, como los términos del alfoz; cielo plomizo de ordinario; riscos...» Un pequefio Campesino Joaquin Costa Martinez nacié el 14 de septiembre de 1846, en la casa niimero 70 de la calle Mayor de Monz6n (Huesca), Su padre, Joaquin, era un modesto labrador natural de Benavente, en la Ribagorza, al que muchos conocian por «El Cid»; su madre, Maria, era de Graus y, sin duda por influencia suya, la familia se trasladé a esa villa cuando el pequefio Joaquin apenas tenia seis afos. Alli crecera, aprendera el peculiar dialecto comarcano —zona fronteriza entre el aragonés y el catalan— y comenzaré a amar la tierra y los rios, el paisaje, la hondura y reciedumbre de las gentes. La familia tuvo once hijos, de los que sélo sobrevivieron cinco a diversas enfermedades, mas una hija de un matrimonio anterior del padre. Joaquin es el mayor de los chicos, y su infancia transcurre entre dificuliades econémicas, la escuela y la ayuda en las escasas tierras de sus mayores, donde se cultivan el trigo, el olivo y la vifia. El propio Costa cuando, alos 17 afios, comienza un Diario, en la primera pagina (15 de junio de 1864) escribe: «Mi vida entera ha sido un tejido de pesares y lagrimas, porque el maldito pundonor que, sin duda, ha puesto la Naturaleza en mi con abundancia, ha sido la Gnica causa que me ha atrafdo, atrae y atracra constantes desgracias de todo género» Costa se rebela contra las dificultades que encuentra en su vida. Lo hard siempre, y luchara desesperadamente por superar las circunstancias adversas. Suefia con escapar, aunque sea sentando plaza de soldado, a lo que su padre se opone. Al fin, pensando en que puede tener algtin apoyo de personas amigas, se decide su marcha a Huesca, donde pueda aprender algun oficio, abrirse camino. Va sin mucha ilusin, pero es un modo de romper una inercia que pesa sobre su despejada inteligencia y su voluntad enorme, «De hecho, Costa, por una parte, proyecta sobre la sociedad en su conjunto el ideal del labriego: la comunidad aldeana, libre de terrateniente, le sirve entonces de modelo; es todo el aspecto igualitarista de su obra (como expresién del sueno de un reparto «justo» de la tierra), que descansa entonces en la imaginacién de un mundo constituido por la yuxtaposicién de labradores (convertidos en «el hombre») libres e iguales y entre los cuales no existirian otras divisiones que la division técnica (y no social) del trabajo; sociedad marcada por el «anarquismos patriarcal en que el poder se resolveria en una mera actividad de control y cuya legitimidad vendria del consenso de todos, ajeno a la coaccién» (J. Maurice y C. Serrano). 22 ELOY FERNANDEZ CLEMENTE De alb: a maestro y bachiller Antes de quedarse definitivamente en Huesca —lo que parece no le hacia mucha gracia— marché Joaquin a Zaragoza, a probar fortuna, No la consiguid, pero si, ya en Huesca, con un puesto en casa del arquitecto Hilarion Rubio, con el que su familia tenia lejano parentesco. Le admiti6, cuenta Olmet, «para que cuidase del coche y del caballo; era mantenido, pero no tenia sueldo ni jornal». Enfermo al afio siguiente (su salud fue siempre precaria), cambia de ocupacién, a la vez que comienza a estudiar; trabaja en las obras de Montearagén; aprende el oficio de jabonero, lee a ratos perdidos con gran ansia. Tanto, que Rubio llega a decirle: «Te parece que te va a faltar tiempo! No te apresures». En junio de 1865 anota en su diario un éxito en los exAmenes: He tenido jtres sobresalientes y dos medallas! Puede ser que atin gane otras». Es pundonoroso; también en el trabajo. Suefia con aprender el oficio de albaiil y, al otro verano, el de carpintero. Son sus otros «estudios», ante los que duda su profesién futura: «Cual de los dos sera mi definitivo, si no paso de aqui?» Aparece ya, mezclada, la ambicién de superarse y cierta desesperanza. Trabaja por entonces en la acequia de un molino, en Pertusa, y en una méquina segadora en Pebredo, y en la obra de una bodega en Monte de San Juan, siempre al servicio del arquitecto. Mientras tanto, se hace maestro de primera ensefianza, formacién sencilla —no hacia falta el bachiller— pero que siempre marcara huella en su mentalidad y sus preocupaciones. El 26 de marzo de 1866, interviene con un discurso en la inauguracin del Ateneo oscense. Dara clases en ese interesante centro, primero de agricultura, luego de francés, llegando a escribir una Gramatica francesa... cuando sdlo va, a la vez, en segundo de bachiller; y el nuevo plan exige seis aftos. «Tengo que desistir de ser bachiller», anotaré frustrado. Sigue como ayydante de albafiil en las obras del Seminario de Huesca, en el Hospital, etc. ¥ en noviembre de ese aiio hace en Madrid los ejercicios de seleccién para ir a la Exposicion Internacional de Paris del afio siguiente, como albaiil de los pabellones espaiioles. La exposicin de Paris Parece que tuvieron interés los conocidos oscenses Carderera y Camo en proteger la candidatura de Costa, joven de indudable mérito y relieve ya entonces, Obtenida la plaza, que le abrir todo un mundo desconocido 2 un joven de provincias, viaja a Paris el 1 de marzo de 1867. Alli permanece hasta fines del afto, salvo un viaje a Graus en septiembre, en ESTUDIOS SOBRE JOAQUIN COSTA 23 que sera dado libre de quintas, por inutilidad fisica. Paris, ciertamente, le ensefia muchas cosas, aunque tiene que pasar por todo tipo de oficios subalternos, de portero a barrendero. Visita un ortopédico: su brazo izquierdo se le va atrofiando progresivamente. Lee; lee mucho, incansa- blemente. Y toma nota de muchos asuntos que luego le serviran en Espajia. De su viaje trae dos cosas, sobre todo: el conocimiento de la bicicleta, que divulgard entre los suyos, y algunas ideas, que publicaré al afio siguiente: «ldeas apuntadas en la Exposicion Universal te 1867 para Esparia y para Huesca. Ese mismo afio, 1868, hacia noviembre, le sabemos ya en Madrid. Ha dado cumbre, a toda marcha, al bachiller, y va a comenzar sus estudios universitarios. Estudiante en Madrid. El sexenio revolucionario Curiosa coincidencia: los seis aftos de Costa como estudiante en Madrid, de las carreras de Derecho y Filosofia y Letras, coincidieron con un periodo extraordinariamente movido de la vida espafiola. Poco antes de llegar alla se ha producido la revolucion de septiembre de 1868, la «Gloriosa», que derrocando a Isabel Il da paso a un ciclo revolucionai en el que, inestablemente, se suceden una Regencia, la breve monarquia de Amadeo de Saboya, la I Republica y otra Regencia, que deriva en la Restauracién borbénica de Alfonso XII. La época iba a marcar, politica y emocionalmente, al joven altoaragonés. Los afios de estudiante fueron extraordinariamente agitados. Avido de saber, ambicioso de ser alguien, carente de recursos, Costa se debate siempre en la penuria, Trabaja cuando puede y en lo que puede. Unas veces le sabemos contratado por su paisano y amigo José Bergnes, bien haciendo el Catastro en Chapineria (Madrid), bien en tres proyectos de saneamiento de marismas. Escribe en los periddicos y revistas, por lo que a veces cobra alguna peseta; traduce libros. Estudiante de Derecho, es discipulo de Fernando de Castro y Francisco Giner de los Rios. Hace un prélogo para el famoso libro de Krause «El ideal de la Humanidadp y otro para el «Cosmos» de Humboldt. Pero la pobreza le muerde continuamen- te: (Alvaro Martinez Aleubilla). Como ha estudiado Jestis Delgado Echeverria, «el Derecho aragonés... no es del todo comprensible sin Costa; como no es del todo comprensible el pensamiento juridico de Costa en tema tan esencial como el de la libertad civil sin tener en cuenta el Derecho aragonés». Destaca especial- mente «la aportacién de Costa al estudio de las costumbres juridicas aragonesas y al reconocimiento de la costumbre como fuente det Derecho en nuestro ordenamiento privado regionalb, asi como da actitud de Costa ante la codificaciGn y uniReacién del Derecho club tedante an cédigo comin y leyes especiales para aquellos territorios que posean instituciones juridicas diferentes... ESTUDIOS SOBRE JOAQUIN COSTA 27 La escuela Costa sabia, y Jo repitié miles de veces, que la mejor manera de cambiar a fondo Espafia era actuar en la escuela, «Escuela y despensa» eran sus dos grandes preocupaciones: mejorar el nivel de vida de los espaiioles, ¢ influir en su mentalidad y en sus costumbres. Maestro él mismo, afios después profesor en la Institucién Libre de Ensefanza en Madrid, siempre preocupado por la forma didactica de sus escritos y sus discursos, intervino muy brillante, decisivamente, en el Congreso Pedagé- gico de Madrid en 1882, y en otras varias ocasiones escribié articulos sobre temas de educacién, que a su muerte serian resumidos en el libro «Maestro, Escuela y Patria». Costa se adelants, en sus teorias pedagégicas, docenas de aftos a su época. Defendié las misiones pedagégicas, que tendrian gran eficacia en la II Republica, el régimen de tutores preocupados por los alumnos de modo personal y responsable, la importancia de la educacién fisica y el contacto con la naturaleza, las excursiones, la ruptura de murallas entre asignaturas para comprender globalmente todos los saberes, en relacion unos con otros. Partidario de la autonomia universitaria, de la creacion de colegios mayores y residencias de estudiantes, de la promocién de becas para ir al exiranjero, de la supresién de los exdmenes por asignaturas y, sobre todo, de la intuicion (que el saber entre por los ojos, que la escuela esté muy directamente vinculada a la vida, que los alumnos visiten talleres, fabricas, explotaciones agrarias, iglesias y museos, centros publicos, juzgados y ayuntamientos, etc.), en definitiva, de abrir la escuela al mundo y también vincular mucho masa la sociedad con la escuela. Su mensaje sigue teniendo validez, en ésta, como en tantas otras cosas. Sobre su propia manera de estudiar, sus inquietudes intelectuales, su formacién, nos ha dejado Costa una reflexién importantisima en el prélogo que hizo al fibro de Ramon Sanchez Diaz duan Corazd» (Madrid, 1906): «Yo he sentido curiosidad de saber, y se lo he preguntado a la Historia, en qué ha demostrado aptitudes nuestio pueblo, y como consecuencia y pot , si pose éste condiciones para ser una nacién moderna. Mi ensayo y bosquejo de andlisis —que no sé si llegar a concluirse y publicarse—, abarca las principales esferas de la actividad humana, comparadas con sus correlativas de Europa: produccién media del suelo, policia de abastos y precios de las subsistencias, libertades piblicas, oligarquia y parlamento, corte o capitalidad de la nacién, Portugal, colonias americanas y estados nacidos de ellas. Gibraltar, politica hispano- 28 ELOY FERNANDEZ CLEMENTE marroqui, crisis religiosa del Renacimiento y relaciones modernas con el Vaticano, jefatura del Estado y guerras de sucesion, ejército, armada, carreteras y caminos vecinales, industria, comercio y marina mercante. Hacienda, cambios y valor exterior de la moneda, administracion de justicia, instruccion primaria, ensefianza profesional, investigacién cientifica € invenciones industriales, higiene publica y promedio de vida; y no he encontrado una sola zona, fuera quiza del arte pictorico, que no acuse en nosotros una marcada inferioridad respecto de los demas pueblos europeos, cuando no una franca y radical incapacidad; no he encontrado una sola de que podamos mostrarnos, no diré orgullosos, pero ni medianamente satisfechos. Desde aquél que fue nuestro Siglo de Oro la decadencia de Espaita ha corrido uniforme, continua y omnilateral. Su caida como nacion no ha sido un accidente pasajero, hijo de un concurso fortuito de circunstancias, tal como todos los pueblos, aun los mas progresivos y mejor dotados los han padecido alguna vez: hemos caido por una causa permanente, en mas 0 en menos constitucional, porque careciamos de condiciones para caminar al paso de los demas, y hasta para tenernos de pie. En esa exploracién del alma espafola, se me ha descubierto un espiritu hecho dogma, inerte, rigido, sin elasticidad, incapaz de evolu sian 4 hasta do enimende, derrads alo antiguo como el molusco ala roca, que retrocede cuando todos lo acrecientan, que se deja invadir y colonizar el solar propio, que deja indotados sus servicios, sus adelantos, sir existencia, sacrificandolo todo a deudas y cargas de justicia, adscrita al pasado, comida de muertos, sometida a un régimen de necrocracia.. «..Yo me inclino a pensar que la causa de nuestra inferioridad y de nuestra decadencia es étnica y tiene su raiz en los més hondos estratos de la corteza del cerebro. [Por eso] ..nuestra ancora de salvacion, si todavia queda alguna para Espafia, est fundamentalmente en reorganizar y crear Ja eescuelay, entendiendo por esto implantar a todo gasto, cueste lo que cueste, en todas sus imponentes proporciones y con positiva eficacia...el vasto sistema de instituciones docentes que han hecho a Alemania y el Japén, que son la fuerza y el orgullo de los Estados Unidos, que han restaurado a Francia» La vida afectiva y sentimental de Costa nos es relativamente muy poco conocida. Habia tenido una novia en Huesca, Pilar, cuyos padres le rechazaron provocéndole un primer gran disgusto. Otro amor hacia una mujer cuyo nombre oculta en sus papeles como F., no fue correspondido. De sus relaciones con Isabel Palacin, viuda de su amigo Bergnes —con la que, sin embargo, no Ileg6 a casarse—, nacié una hija, Pilar Antigone, el 2 de enero de 1883. Costa la adoptara mas tarde y le dejara buena parte de su herencia. De su hija Pilar descienden los Ortega Costa, sus nietos, su tinica familia directa. De su sobrina de Graus descienden los Auset, que viven en esa villa y cuidan atin del despacho y los manuscritos de Costa. ESTUDIOS SOBRE JOAQUIN COSTA 29 La politica colonial. El afticanismo Uno de los grandes temas de Costa fue la preocupacién por las colonias que hasta 1898 le quedan a Espafia, su aprovechamiento econémico y la politica cultural y de respeto a los naturales de las mismas, asi como la obtencién de zonas de influencia en Africa, por lo que luché muy esforzadamente. Desde que, en 1876, se cred en Madrid la Sociedad Geografica, se puso en contacto con su directiva proporcionan- dole informaciones muy valiosas sobre Africa. Al afio siguiente public varios articulos sobre los famosos viajes de Gatell. En los afios 80 fueron célebres sus intervenciones en mitines abolicionistas, contra los restos de esclavitud en las Antillas, sus estudios sobre el comercio con Africa, etc. Cuando, en 1883, se organizé el Congreso Espaiiol de Geografia Colonial y Mercantil, Costa fue el alma del mismo, preocupado de la organizacién, pronunciando varios discursos, entre ellos el de apertura; al aito siguiente promueve la creacién de la Sociedad de Africanistas y Colonistas que promueve varias expediciones al continente negro y propugna acciones politicas en pro de una politica coherente en Marruecos. La Sociedad, pronto denominada de Geografia Comercial edita una revista con este titulo (Rev. de Geografia Comercial), y Costa la dirige (1885-87) y publica en ella numerosos articulos, La preocupacién por Guinea y por el Sahara fueron constantes, apoyando los viajes de Montes de Oca y Ossorio, dirigiendo en cierto modo la busca de fondos, las lineas maesiras de las expediciones, los informes. También, cuando en 1885 se produjo el conflicto con Alemania por las Carolinas, realiz6 una activisima campaiia nacional. Y lo mismo podemos decir, ya al final de su vida, de las denuncias contra Maura y la politica en Marruecos, especialmente cuando en 1909 se produjo el fracaso del Barranco del Lobo y los sucesos de la Semana Tragica de Barcelona. Sus articulos fueron secuestrados y Costa no fue a la carcel por su enfermedad, pero su voz troné con enorme prestigio y fuerza en toda Espaiia Costa denuncié muchas veces, con gran claridad y dureza, los errores de la politica espafiola en Africa: «La culpa es de muchos y viene de muy lejos.. »Culpa de la esclavitud antillana, que dio causa al tratado de 1835 sobre la represién de la trata en Africa; culpa de la proteccion aduanera, que ha proporcionado a los industriales de la Peninsula y las Antillas, lucros que debieran haber obtenido del tréfico directo con los negros; culpa de los gedgrafos y sus sociedades, de los catedraticos, y de los llamados exploradores; culpa de los misioneros, asf jesuitas como del Corazén de Maria, empleados del Estado en aquellos parajes; culpa de la prensa diaria; culpa de las Cortes, que no han prestado nunea atencién al problema vital 30 ELOY FERNANDEZ CLEMENTE de las exploraciones geogrdficas y de las adquisiciones territoriales, limitandose, como todos, y eso una ver sola, ala colonizacion de Fernando Poo; culpa de los politicos, especialmente de los que han ocupado e! poder en los tltimos veinticinco afios, y por tanto también del Sr. Silvela y del Sr. Leén y Castillo, de este tiltimo muy especialmente; y por decirlo de una vez, culpa de las clases directoras, de su falta de patriotismo, de su falta de capacidad, de su atraso casi africano..» Muy en relacién con esa politica colonial esta la «cuestién de la escuadra». Costa realiz6 numerosos estudios sobre la Marina espafiola, que estaba en una situacién deplorable y a la que consideraba imprescindible reanimar para que Espafia resurgiera econémica, militar, politicamente. En 1883 escribe: «..sin marina mercante no hay colonias, ni comercio exterior, ni industria floreciente, ni agricultura préspere, ni presupuesto posible para sostener grandes escuadras; falta ese plantel de marineria adiestrada en las facnas y vida de la mar, para dotacidn de los buques de guerra en momentos dificles; faltan elementos para el corso; ylo que es mas grave, faltan naves para la conduccidn de viveres, pertrechos y tropas de desembarco, porque los Estados, por ricos que sean, no podrian mantener en tiempo de paz el niimero considerable de transportes que necesitan en tiempo de guerra, y no disponiendo de ellos, la accién de las escuadras de combate en una campatia de importancia lejos de nuestras costas seria imposible.» Las primeras campafias politicas Costa habia intervenido, como en tantos otros, en los Congresos de Agricultores y Ganaderos de 1880-81. No sdlo era un gran conocedor prictico de la agricultura, por su origen, sino tambien teorico por sus numerosos estudios. Y politico, porque entendia que hacia falta una politica diferente respecto al trigo, respecto a los regadios, que ya apuntan en esos afos en sus teorias hidraulicas. Pero ser diez aftos después, cuando decida organizar a los agricultores de su tierra, cuando entre directamente en accién. Lo hace, primero, representando a las diputaciones de Huesca y Zaragoza en el Congreso Vinicola de 1886. Pero, sobre todo, cuando en 1890, enfermo, tras un infructuoso viaje a Suiza para una consulta médica, abandona la notaria —obtenida por oposicién brillantisima dos afios antes, destinado a Granada y luego a Jaén— y se retira a Graus. Como no consigue permutar con la plaza de notario, ejercera libremente de abogado y, al ao siguiente, encabeza desde alli la «Liga de Contribuyentes de ESTUDIOS SOBRE JOAQUIN COSTA 31 Ribagorza». En 1892 es ya toda la provincia de Huesca la organizada en torno a la «Camara Agricola del Alto Aragon»; Costa pronuncia varios importantes mitines y discursos en Barbastro, Tamarite y otros muchos lugares. En 1893 se presenta a diputado por Barbastro, y no sale elegido; quiza por ello decide regresar a Madrid, donde en 1894 obtiene de nuevo, ahora en la capital, plaza de notario. Pero no olvida sus planes y continua una segunda campaiia agraria en el Alto Aragon; nueva derrota. En 1895 comienza sus estudios sobre «Colectivismo, comunismo y socialismo en el Derecho positivo espafioly, que le levaran, tres aitos después, a la publicacién de su importantisimo «Colectivismo agrario en Espafia», En Madrid vuelve a sus viejos habitos, a frecuentar asus fieles amigos, entre los que destacé Ducay, un comandante de infanteria destinado en el Consejo Supremo de Guerra y Marina, auténtico «fanatico de Costa» segiin cuenta M. Baselga: todas las horas que le quedaban vacantes las dedicaba enteramente a Costa, sirviendo de amanuense, copiando escrituras y otros documentos, haciendo encargos a D. Joaquin... Del mismo Martinez Baselga, otro de sus incondicionales, nos llega una magnifica —y terrible— descripcion de las austeras y esforzadas costumbres del notario Costa, su método de trabajo, sus grandes problemas y dificultades... «cuando llegaba una escritura cuyos honorarios le producian para vivir un mes, a razon de tres o cuatro pesetas diatias, se debia considerar muy dichoso, porque todo el mes era suyo, sin salir de casa, y escribia vertiginosamente, impetuosamente, descargando sobre las cuartillas aquellos torrentes de ideas que no le dejaban dormir ni respirar... Y es que Costa tenia mucho trabajo retrasado. Cuando estudiaba el bachillerato comenz6 a coleccionar notas, recortes de periddicos, rebuscas de bibliotecas, sentencias, frases y articulos que guardaba cuidadosamente en legajos clasificados... Tenia tal cantidad de legajos que no cabian en un carro de mudanzas y como calculaba que por mucho que viviera no podria terminar su labor, se daba prisa, muchisima prisa, y por eso trabajaba tan desenfrenadamentey, «Costa trabajaba con tal desenfreno que muchas veces se veia acometido por atagues apopletiformes, sentia fuertes dolores de cabeza, ansiedad y grandes fatigas, pero en ver de dejar el trabajo unos dias, resolvia la situacién cambiando de sitio. Unas veces se iba a la Casa de Campo, alojandose en la habitacién de un guardia, otras al Pardo...» «Costa permanecia en su cuarto sin cesar de trabajar; la luz estaba encendida toda la noche; ls sillas llenas de papeles y también el suelo; la 32 ELOY FERNANDEZ CLEMENTE muchacha le entraba las comidas y Costa dejaba los platos donde buenamente le parecia y tomaba de ellos lo que deseaba y a las horas en que le agobiaba el apetito..» Seguramente la mejor interpretacidn de las Campaitas de la Camara Agricola del Alto Aragén, que Costa inicia en 1892-93, es la que ha hecho Alfonso Ortt: «Costa desde los éridos y perdidos somontanos oscenses cleva esta crisis a crisis nacional. En defensa de la Espaiia rural amenazada por la expansion del capitalismo, proclama «la necesidad de fortalecer a la agricultura para gue pueda resistir la competencia mortal de la industria y el comercio que s¢ le llevan los brazos y los capitales», a la vez que expresa su designio estratégico: «transformar a la agricultura en una fuerza politica.» No va.a tener mucho éxito politico, ni en su propia tierra, esu estrategia de lucha frontal contra el caciquismo restauracionista mediante un proyecto de alianza (populista) antiparlamentaria (y por tanto antioligarquica) de las masas campesinas dominadas (pequefio campesinado parcelario y jornaleros sin tierra) con los intelectuales progresistas y, en general, con las clases medias urbanas disociadas del bloque oligarquico de la gran propiedad en el Poder, y temerosas de un futuro que empieza a adivinarse socialmente explosivo» Su visién de la Espafa campesina estaba, influida por su medio ambiente: «Huesca, tradicional y apartada, desde luego, es el modelo agrario para una Espaia que va a entrar en conmocién revolucionaria (en 1868), sin que el adolescente campesino y menestral apenas lo intuya», y, Por eso, «Costa, distribuyendo tierras, como reformista pequefto-burgués, se las estaba repattiendo, simbélicamente, a si mismo, en cuanto pequeho- Sank ia Ate oe Fecsiein aut aligginvios Healey bbe: democraticos, con su originaria forma de existencia campesina familiar.» Se ha pensado que, por razones ambientales, Costa se refiere a los pequefios y medianos propictarios agrarios aragoneses y castellanos, olvidandose de la situacién, mucho peor, de los jornaleros de los grandes latifundios andaluces. Sien sus estudios mas conocidos puede parecer asi y se explica (wodeado de propietarios rurales por todas partes durante toda su vida, pe de su medio social originario»), Orti adivina una doble postura, mucho més radical en sus cartas y escritos intimos: «su evolucién de los afios 90 representa —creo— la maxima conciencia historica posible, desde una posicién burguesa; y una conciencia, ademas, histéricamente situada. Cabe, por tanto, que Costa llegase a ser consciente, con el tiempo, de las implicaciones de su modelo agrario, abiertas a un reformismo anti-latifundista» ESTUDIOS SOBRE JOAQUIN COSTA 33 El colectivismo agrario Como ha escrito Pierre Vilar, en 1895 y 1898, Joaquin Costa —en «Colectivismo, comunismo y socialismo en el derecho positivo espaitob y «Colectivismo agrario en Espaiia-— en una lucha apasionada contra la crisis de su patria, intentara utilizar globalmente este sustrato revolucio- nario y tradicional, popular y culto, de actitudes y hébitos, de costumbres y escritos, se constituye una «cultura» tanto en el sentido sociolégico del término como en el intelectual. Este autor denuncia cierta confusion en algunos planteamientos, entre vestigios estructurales y marcos futuros, «de mezclar criticas y proyectos fundados en principios contradictorios —tradicionales, burgueses, libertarios, autoritarios—s, distinguiendo mal entre «nostalgia del pasado y posibilidades del futuro, entre economicismo vulgar ¢ idealismo utdpico, entre fidelidad a las antiguas misticas y anticlericalismo militante, entre odio hacia les politicos y tentacién apasionada por la politicas. Pero lo cierto es que su segundo, documentadisimo estudio sobre el «Colectivismo agrario» —con muchas fuentes de su tierra altoaragonesa—, supuso un hito en la historia econdmica, social, juridica, del campo espajiol. Un libro cuya rareza, hasta hace muy poco, ha hecho que fuera practicamente desconocido desde hace muchas décadas. En esta, como en otras muchas cuestiones, Costa ha sido copiado sin citarle y citado sin leerle. Utilizado por unos y por otros, tomando de él lo que interesaba. Pierre Vilar lo explicé asi hace unos aios: «Hoy, algunos franquistas recurren a él, aunque castrando su pensa- miento; los socialistas le tratan de eprefascista»; pero mas de un revolucio- nario le reconoce como precursor. Podemos decir que a lo que mas nos recuerda (mutatis mutandis) es el populismo ruso. Un populismo que ningiin Lenin espanol supo criticar constructivamente...» Y es que evocar las antiguas formas comunales, en sus diversas modalidades, aparte un erudito y nostalgico ejercicio, comportaba unas potenciales sugerencias revolucionarias que acaso ni Costa alcanzaba a calibrar del todo. «El colectivismo —escribe Costa— es, o parece ser, una como transaccién y componenda entre los dos sistemas extremos comunista e individualista, ‘en cuanto declara propiedad comin o social los instrumentos todos de trabajo, o sea de produccion (tierras, minas, maquinas, fébricas,ferrocarriles, buques, ete,, toda clase de capitales), pero deja los productos bajo el régimen de la propiedad individual, para que el respectivo productor disponga de ellos, como objetos de consumo, a su libre discrecién y beneplacito, incluso transmiti¢ndolos por herencta; y pretende sustituir el 34 ELOY FERNANDEZ CLEMENTE laissez jaire y la competencia industrial del régimen capitalista imperante, por una organizacion social del trabajo, mediante la cual desaparezca toda acumulacion y monopolio de ticrras y de capitales en manos de determinados sujetos o clases» Estudia entonces todos los antecedentes en el pasado de «esa idea que subordina la propiedad del suelo al interés generals, desde el siglo XVI hasta su época, a fines del XIX. Y llega a la conclusion de que hay una corriente, una escuela espafiola, una tradicién, que bebe de «todos los manantiales nacionales, propios y asimilados, la teologia y la filosofia juridica, la economia y la historia patria, las costumbres y ordenanzas municipales, los Padres de la Iglesia, las constituciones de la antigiiedad clasica y las del Nuevo Mundo; que estalla en una explotacién magnifica en los dias de Carlos II y de su sucesor en el trono; y encuentra inesperados obstaculos en la politica exterior, y choca con tan formidable valladar como Jovellanos y las Cortes de Cadiz; y se reaviva con fomentos de fuera, para renacer, a través de dos revoluciones, consciente ya de si, en el centro mismo de la Economia liberal y ortodoxa, y vestida con la férmula «nacional», ultima palabra del colectivismo agrario de nuestro tiempo, en el «Curso» de Florez Estrada». «Desastre» y «regeneracionismo» Costa es el gran profeta del «Regeneracionismo» espafiol, que, contra lo que algunos piensan, no surgié después del «Desastren de 1898, sino que ya estaba clamando antes por los males de Espaiia. Con él, Macias Picavea, Lucas Mallada, Isern, Sanchez de Toca, Salillas.. Costa habia presentado largas listas de problemas y soluciones en sus campaiias por Huesca, especialmente en 1896, cuando presenta su programa de doce puntos, segin Tufién «paradigma del regeneracionismo»: canales de riego; caminos baratos; apertura de mercados para la produccién agricola, sobre todo el de Francia para vinos; reforma del régimen hipotecario en favor del crédito territorial; suspension de la venta de bienes propios; autonomia administrativa de los municipios, a fin de luchar contra el caciquismo; adaptacién del presupuesto del Estado a la pobreza del pais; cadiheacidn del lereeho cul aragonés; implantacién de seguros y mutualidades para labradores y braceros, menestrales y comerciantes, bajo el patronato del Estado; mejora de la instruccién primaria, elevando la condicién social de los maestros; poner término ala guerra de Cuba y Puerto Rico a cualquier precio que no sea el deshonor... De nuevo, en la Asamblea Nacional de Productores celebrada en Zaragoza (febrero de 1899), repasara e insistira en muchos de esos ESI ‘UDIOS SOBRE JOAQUIN COSTA 35 puntos. En carta a M. Bescés (26-11-1901) se lamenta Costa: «Lo de Zaragoza, con «intelectuales» y formacién de partido, habria dado o no resultado, pero tenia sentido comin»... Trata ahora de organizar a las «clases neutras», de convocar no ya slo a los agricultores aragoneses y castellanos y de toda Espaiia, sino también a los comerciantes, que han ido siendo agrupados por Basilio Paraiso, con quien en 1900 formara un movimiento ambicioso, la Unién Nacional, en la que el tercer dirigente es el castellano Santiago Alba. Pero a pesar de la expectacién despertada, los tres hombres no coinciden en aspectos importantes. Costa hubiera querido llevar el impulso hacia un nuevo tipo de partido nacional, invocar al «irujano de la mano de hierro» que con energia sacase al pais del marasmo. Los otros no lo ven asi, acaso desconfian o ambicionan todos dirigir, El caso es que la Union dura apenas algunos meses. Costa, que ha tronado con gran dureza contra la misma monarquia en enero de 1900 en. una conferencia en Madrid sobre «Quiénes deben gobernar después de la catastrofes, pronunciara otra en marzo de 1901 en el Ateneo madrilefio, en la que concreta al mAximo sus propuestas para Espafia. Mientras tanto, ha elaborado el importantisimo informe sobre «Oligarquia y caciquismo». «Solitario, enfermo y desesperado, Costa llega, pues, a identificarse con Fspaia a tal punto que siente los males nacionales como propios. Cualquier desaire, real o imaginado, que se hace a su patria le arranca airadas protestas. Mas de una vez trata de distinguir entre Espafia como categoria ideal y los espafioles como realidad historica, distincién nada insta por cierto, pero que con motivo de las clades feniseculares adquicre vigencia de t6pico. Su orgullo personal se siente profundamente herido al ver en Espafia la Cenicienta de Europa, pobre, ignorante y desdetada de sus hermanas transpirenaicas... El orgullo lastimado, la desolacién espiritual, la vergiienza ante la humillacién del pais, todo ello contribuye a que la ya damante retdrica costlana tome un filo de exaltacién pasional rayando con la histeria» (J. Lopee-Morillas). El programa «definitivo» de Costa se encuentra en su resumen al Informe del Ateneo de Madrid sobre «Oligarquia.... Tun de Lara lo ha extractado asi: 12 Fomento intensivo de la enseftanza y educacién por los métodos europeos. 28 Fomento intensivo de la produccién y difusién consiguiente del bienestar material de los ciudadanos. 32 Reconocimiento de la personalidad del municipio... creando una jurisdiccién especial en cada cantén o localidad. 42. Independencia del orden judicial intervencién del pueblo en los 36 ELOY FERNANDEZ CLEMENTE. juicios civiles...a fin de reducir en la mayor escala posible la superficie de contacto con el cacique. En el resumen definitivo (cuya redaccién provisional es de junio de 1901 y la definitiva del otono de 1902), al insistir Costa en su idea de un partido «nacional (en puridad, un partido regeneracionista) elabora un nuevo programa con lo que él llama «enunciados pricticos» en el que vuelven a observarse los desniveles entre grandes horizontes y pequeiieces comarcales: 12 Cambio radical on la aplicacién y direccién de los recursos y energias nacionales (presupuesio volcado en educacién, colonizacién interior, obras hidréulicas, repoblacién forestal, investigacién cientifica, etc.) «en suma —dice—, desafricanizacién y europeizacién de Espafia». 28 Reforma de la educacién en todos sus grados erehaciendo o refundiendo al espaitol en el molde del europeo» (el plan es muy detallado y se observa en él la impronta gineriana) 32 Abaratamiento rapido del pan y de la carne (cree obtenerlo aumentando la productividad y favoreciendo el crédito agricola, vision excesivamente simplista). 42 Mejoramiento de los caminos de herradura. 52 Suministro de tierra cultivable, con calidad de posesién perpetua y de inalienable, a los que la trabajan y no la tienen propia. ¢Cémo? Derogando las leyes desamortizadoras relativas a los concejos, autorizando a los Ayuntamientos para adquirir nuevas tierras; creando huertos comunales.. Todo eso equivale a cero; la estructura agraria sigue intangible, Por eso el sltimo parrafo, verdadera escapatoria, dice: «Donde eso no baste, expropiacién y arrendamiento o acensuamiento de tierras por el sistema de Floridablanca, de Campomanes, de la Novisima Recopilacisn y de Flérez Estrada», 58 Legislacion social (contrato de trabajo, seguro social, cajas de retiro) 78 sSanear y curopeizar nuestra moneda, mediante la europeizacién dela agricultura, de la mineria y del comercio, de la educacién nacional, de la administracién piblica y de la politica, asi general como financiera, que reponga la confianza de Europa en nosotros...» 8° Creaci6n de un Poder judicial digno de su funcién.. 92 Selfeovernment local... Municipalizacion de servicios pablicos y de ciertas industrias 0 comercios (tranvias, teléfonos, alumbrado, baiios, lavaderos, fuerza motria, tahonas, carnicerias, hielo, etcétera). 102 «Renovacién del liberalismo abstracto y legalista imperante, que ha mirado no mas a crear y garantizar las libertades piblicas con el ESTUDIOS SOBRE JOAQUIN COSTA 37 instrumento ilusorio de la Gaceta (..), sustituyéndolo por un_neo- liberalismo orgénico, ético y sustantivo, que atienda a crear y alianzar dichas libertades con actos personales de los gobernantes principalmente, dirigidos a reprimir con mano de hierro, sin piedad y sin tregua, a caciques y oligarcas..» 112. Se refiere a la necesidad de realizar a la vez y sin demora y por decreto chuyendo de los procedimientos dilatorios y de la sistematica obstruccién de las Cortes» todas las medidas propuestas en los diez puntos precedentes. 122 eRenovacién de todo el personal gobernante de los tiltimos veinticinco aos, sin excluir la representacién actual del poder modera- dor.» «Oligarquia y caciquismo» En los dias 23 y 30 de marzo de 1901, fue sometida a debate en el Ateneo de Madrid —en su seccién de Ciencias Historicas— una Memoria de Joaquin Costa sobre «Oligarquia y Caciquismo como la forma actual de gobierno en Espaiia: urgencia y modo de cambiarla», que iba a causar una enorme sensacién. Para superar los tdpicos, las quejas de siglos contra las malas costumbres politicas, econémicas y sociales, no habia mejor sistema fue establecer un estudio documentado, profundo, riguroso, y consultar con numerosas personas de autorizada opinién. Asi se hizo, y una gran parte de los invitados respondieron al informe, recogiéndose hasta 61 informes 0 testimonios que, junto con un amplio resumen de Costa, serian conjuntamente editados ese mismo afio con la Memoria. Entre las personas que responden hay figuras de la cultura y de la ciencia, la pal ica, la economia, tan destacadas como Ramén y Cajal, Unamuno, la Pardo Bazan, Pi y Margall, Maura, Orti y Lara, Bonilla, Mafié y Flaquer o el maestro Bretén; profesores de la Institucién Libre de Ensefianza como Azcarate, Altamira, Posada, Calderén; regeneracionistas como Isern y Saénchez de Toca. Y, légicamente, muchas respuestas de aragoneses destacados del momento: M. Marraco, R. Salillas, Antonio Royo Villanova, M. Ripollés, J. Pella, S. Bello, E. Lozano, A. Lasafia... J. Costa en el informe de la Seccién, resumiendo con gran erudicién numerosos estudios, afirma que Espafia no es una nacién libre y soberana, que ni siquiera lo fue con la revolucion de 1868. Y es que «no hay Parlamento ni partidos; hay sélo oligarquias» y es una ventaja considerarlo asi. Analizando los elementos componentes del régimen 38 ‘ELOY FERNANDEZ CLEMENTE oligarquico, encuentra que no forman propiamente una clase directora, ya que el cacique supone lo contrario al concepto de aristocracia: en aquel caso se trata del gobierno por una minoria de los peores, excluyendo a la «liter o aristocracia natural. Los «prohombres», los oligarcas de primer grado, cuentan con el gobernador civil como pieza integrante del sistema; los oligarcas forman entre si una especie de pseudo-Cortes. Y como la prerrogativa regia no funciona, falta un poder que reprima, o siquiera modere a la oligarquia. En este «estado social de barbarie», es casi absoluta la pasividad del pueblo; la revolucion, pues, esta por hacer, y es preciso transformar el incapaz liberalismo en una especie de neoliberalismo que permita «un régimen europeo de libertad y de selfgovernment, de gobieino del pais por el pais». Laclave del remedio no est en reformas mecanicas de una u otra ley, sino en remedios organicos y en una accién quirdirgica que los complemente. Se evocan aqui las providencias de gobierno sugeridas en «Reconstitucion y europeizacion de Espafia»: fomento de la ensefianza y de la educacién por métodos europeos; fomento intensivo de la produccién y difusién consiguiente del bienestar material de los ciudada- nos; reconocimiento de la personalidad del municipio, con descentralizacion y jurisdiccién especial, e independencia del orden judicial. Fs una politica de efectos provisionales, pero inmediatos. En cuanto al régimen pseudo-parlamentario, se afirma tajantemente que ha obrado como un estorbo y coadyuvado activamente al desastre; las elecciones no dan la solucién; debe mudarse la naturaleza de las Cortes, apartando de ellas al Ministerio. Ofrrece, en fin, todo un programa de politica nacional, segin el cual ésta ha de ser radicalmente transformadora, 0 si se quiere, revolucionaria, libertadora, sustantiva y, por tanto, pedagégica, econémica, financiera, social. Ha de ser, en todo caso, una politica sumarisima, «que sacrifique la perfeccion a la prontitud de los resultados, de forma que aun los mas viejos alcancen a tocar alguno». También, en cuanto a organizacién, debera ser una actuacion antidoctrinaria.. Si se hace asi, concluye, «no es seguro todavia que la caida de nuestra nacin sea definitivay, El Derecho y la costumbre Aunque atin no cuenta los 55 afios, Costa comienza su repliegue definitivo. Se siente enormemente cansado, desilusionado, escéptico sobre el futuro de Espaiia. ESTUDIOS SOBRE JOAQUIN COSTA 39 E115 de septiembre de 1901, actita de mantenedor de los Juegos Florales de Salamanca con su discurso «Crisis politica de Espaftan. En carta al presidente del Jurado, D, Miguel de Unamuno, que le insiste para que acepte, explica en resumen su préxima intervencién: «.pienso tratar de patria segin mis convicciones y compromisos, sin tocar, dicho se esti, la cuestién clerical, ni combatir personal y determinadamente a ete 0 aguel personae, este o aquel parti; penis tronar contra los. partidos y los politicos, por lo que han hecho y hacen, y contra los eneutros» por lo que dejan de hacer, ete. El salir de casa es para mi un sacrificio como usted no puede figurarse, y no valdria la pena hacerlo por un torneo de flores, dulzén 0 académico; puede valer la pena por dar una sacudida fuerte a una ciudad momificada, y de rechazo a la nacién..» La flor natural se concedié en esa ocasién a José Maria Gabriel y Galan por «E] ama»... El sefior Costa... se ha levantado de su sillén, penosamente, con una laxitud profunda, y se ha acercado al balcdn. Su cuerpo es recio, fornido; sus pies son pequefitos y estan juntos; su barba es larga, entremezclada de hebras blancas; sus ojos son melancélicos, pensativs, y miran, al través de los cristales, la infinita lanura... Va legando la noche; las cimas de los cipreses se pierden en el manchén negruzco de la hondonada; suenan, a intervalos, como gritos rapidos de angustia, los silbatos de las locomotoras... Y el sefior Costa, con los ojos melancélicos, incurablemente melancélicos, pegados a los cristales, piensa en la europeizacién, imposible, de Espaiian (Azorin). En estos afios ha vuelto la atencién a los que fueron sus primeros estudios universitarios: el Derecho. Est4 obsesionado por la obligatoriedad de las leyes, incluso para aquellos que no las conocen, que no saben leer, que no frecuentan la «Gaceta» oficial. Por eso decide que su discurso de ingreso en la Real Academia de Ciencias Morales y Politicas trataré sobre «El problema de la ignorancia del Derecho y sus relaciones con el «status» individual, el referéndum y la costumbre» (1901). Al afio siguiente, y de nuevo con algunos prestigiosos compafieros del Informe del Ateneo sobre «Oligarqufa.., tales como Unamuno, Altamira, etc., prepara su estudio sobre «Derecho consuetudinario y economia popular en Espafiay. La tesis de Costa es que la costumbre, el uso tradicional, debe tener una gran fuerza, y debe seguirsele de cerca a la hora de legislar y ala hora de juzgar: «Nunca ha sido tan necesario como en nuestro siglo el conocimiento del derecho popular, por lo mismo que ¢s el siglo de las codificaciones y de la unificacion del derecho civil, y en que los cédigos nacionales, sobre ahogar las legislaciones consuetudinarias de las provincias y de los pueblos, han atajado el curso de los desenvolvimientos ulteriores del derecho. 40 ELOY FERNANDEZ CLEMENTE »..Llevado de estas convicciones, y deseoso de promover el estudio del derecho popular de nuestra patria, cuya importancia, no sdlo para la historia de las instituciones juridicas peninsulares, sino también y princi- palmente para auxiliar los futuros trabajos de codificacién civil, a nadie puede ocultarse, he acometido la ardua tarea de estudiar, por via de ejemplo, la vida juridica en el Pirineo Aragonés, y deducir de los hechos en que se manifiesta, las leyes no articuladas ni escritas que la rigen. He consultado al efecto (no con la detencién que requerira en su dia un estudio de mas trascendencia que el presente, lo confieso) los protocolos y notarias de Jaca, Boltafia, Benasque, Benabarre y Huesca; y me han facilitado instrumentos y noticias multitud de amigos.» Costa, diputado reformista Sin duda influyeron en ello las graves circunstancias politicas por las que atravesaba Espafia; también, a creclente prestigio de Costa en todo el pais. Lo cierto es que, presentado por los republicanos a las elecciones a diputados en Cortes, nada menos que por Madrid, Zaragoza y Gerona, resulté elegido: no pisaria jamas el Congreso, pues, agradeciendo a sus electores la confianza y el honor, rechaz6 comparecer alli. Consideraba una farsa el sistema politico Como ha destacado Tufién de Lara «la critica de Costa desborda el tingladillo de la Restauracién (que podia criticarse desde una éptica estrictamente liberal) para atacar la concepcién entera del liberalismo burgués Yno see tilde de prefascista, puesto que no quiere prescindir de la libertad (ni de las libertades), sino hacer de ellas una realidad». Efectivamente, asi lo demuestra este texto suyo de 1901: «Fue la libertad bandera de la Espafta nueva por espacio de mas de medio siglo: ni ciencia, ni agricultura, ni escuelas, ni canales, ni legislacion social, ni autonomia antillana, ni expansidn colonial por Africa; en nada de eso se pensé: no alent6 en ella otto ideal que la ibertad: dos generaciones se pasaron la vida gritando «viva la libertad y tarareando el himno de Riego, en la calle cuando la dejaban; en el cenaculo cuando la reprimian; y a ese grito, sacrific sangre, caudales y vida en guerras civiles, revoluciones y pronunciamientos, Luego que la vieron, después del 29’ de septiembre, asaltar tumultuosamente la Gaceia vestida con traje de ley, de decreto de Constitucion, de sufragio de Parlamento, nos dimos por pagados y satisfechos, y el grito aquel fue mandado recoger, persuadidos de que habia quedado sin objeto, de que Espaiia habia entrado por fin en el concierto de los pueblos libres y propiamente europeos. De esa conviccién hemos estado viviendo treinta y dos afios. Dificilmente la psicologia de las muchedumbres podrfa sefialar en la historia un caso de autogestion mas asombroso que éste. Sentiamos la opresién, tocabamos sus frutos en las ESTUDIOS SOBRE JOAQUIN COSTA 4l oficinas, en los tribunales, en las corporaciones, en los colegios electorales, en las carceles; pero no atinabamos con las causas, limitindonos a extranarnos de que las cosas siguieran lo mismo después que la libertad se habia hecho carne por los constituyentes en los grandes dias, como deciamos, de la revolucién. Ahi estaba cabalmente el error: las cosas seguian como antes porque la libertad se habia hecho papel, si, pero no se habia hecho carne..» ¢Por qué no quiso Costa ser siquiera un diputado ejerciente? Razones de salud explicarfan en parte ese rechazo; también el cansancio, la desesperanza. Y su propia tradiciOn. Tiempos atras habia rechazado ser ministro, con Canovas y con Sagasta. Cuenta Gambén que sélo en el 98 cambié su actitud y respondié que «en vista de las gravisimas angustias porque pasaba la Patria, tomaria las riendas de la gobernacién del Estado aun con la monarquia, pero sin condiciones y s6lo con sus inspiraciones propias, No aceptaron». {Es rigurosamente cierta esta afirmacién? Lo cierto es que el gran hombre, como se escribié en su tumba de Torrero, «ao legislo» jamas. En sus iiltimos afios de vida publica se aprecia una progresiva radicalizacin. Ya no cuida tanto el fondo de sus afirmaciones. En 1903 escribe varios articulos en «El Socialistas, periddico que en otros momentos ha recogido trabajos suyos. El 31-7-1903 escribe Costa al director de «La Publicidad», Emilio Junoy, «Sobre amnistia a los obreros», Bs uno de sus textos mas avanzados socialmente, de los mas hermosos también: «Los labradores y braceros del campo, los menestrales, obreros de la industria y proletarios, que son en Espafia mas de diecisicte millones y medio, han pagado con rios de sangre y de oro, en cien afios de guerra, la civilizacién que disfruta el medio millon restante: sus libertades politicas, su derecho de asociacién, su inviolabilidad del domicilio, su seguridad personal, su libertad religiosa, su libertad de imprenta, su desamortizacién, sus comodidades, su prensa diaria, sus teatros, sus ferrocarriles, su administracion pablica, su Parlamento; todo eso que a la masa de la nacion no le ha servido de nada ni le sirve, porque el pueblo no sabe o no puede leer, no se retine, ni se asocia, no imprime, no vota, no viaja, no le hostiga la duda religiosa, no compra ni usurpa haciendas al Estado, no con; oficinas ni tribunales sino en figura, instrumentos de la opresién caciquil, incontrastable »Y, sin embargo, esa minoria de ilustrados y de pudiéntes, esa clase gobernante, no se ha creido obligada a corresponder a tantos cruentos sacrificios con uno solo, dejando alguna vez de gobemar para si, gobernando un dia siquiera para los humildes, para la mayoria, para el pais. 42 ELOY FERNANDEZ CLEME! »gParecerd ya la hora de que le legue su turno al pueblo?» Aunque se trata de un texto muy discutido, reproducido en diversas formas por muchos periédicos y también por «El Ribagorzano» de Graus, de: su’ directa inspiracion —que dias después desmintié que fueran declaraciones «formales» de Costa—, «son importantes las palabras que a finales de 1909, poco mas de un aio antes de su muerte, le fueron verosimilmente atribuidas: «A mi juicio, y lo proclamo con toda honradez, el tinico partido consciente es el partido socialista, modelo de virtudes y de disciplina, Este partido es el tinico que hace al presente una politica honrada, sincera, sin amaiios ni componendas, sin contubernios ni sombras. Su conducta es clara, didfana y lleva tras de sf el respeto de la opinién y la admiracién de todos. Pablo Jelesias —entiendo— es el que tinicamente podra ser el verdadero jefe del partido, por sus condiciones exentas de toda ambicién y de todo convencionalismo. Y podré serlo de esa gran democracia silos republicanos, convencidos de la verdad de la causa, llegan algin dia a formar sincera, honradamente, el nticleo de todas las reivindicaciones sociales, de todas las legitimas aspiraciones del pueblo.» Ultimas palabras El 28 de septiembre de 1904, Joaquin Costa, enfermo, prematuramente envejecido, regresa definitivamente a Graus, Quiere pasar alli sus iltimos afios, En la paz de aquella villa, de aquellos montes, del amplio y hermoso valle del Esera, que vio sus juegos infantiles y sus primeros afanes. Alli, acompafiado de su sobrina Carmen Vifas y su esposo Ramon Auset, de Marcelino Gambon el impresor, del farmacéutico Agustin Rosell, de Damaso Carrera, o visitado y carteado muy frecuentemente por sus fieles Manuel Bescés (que utilizaba en su honor el pseudénimo de «Silvio Kost») y Pedro Martinez Baselga, lleva una vida retirada, de enfermo, de anacoreta, aunque toda Espafia tenga su vista puesta en él, en sus palabras de ordculo, en su impresionante fuerza moral, Van a caer sobre él algunos disgustos atin: la derrota en Zaragoza (feudo conservador de Tomas Castellano) en las elecciones de 1905, le dolid especialmente. Sin embargo, no dejé de acudir al afio siguiente a la clausura de la Asamblea municipal republicana, donde fue escuchado con fervor. Ciges Aparicio ha relatado esa escena magnificamente: 4En febrero de 1906 se celebré la Asamblea municipalista, Acudié Costa el dia 10, pero no a participar en ella, sino formando rancho aparte, segin su expresion, para visitar y dar gracias a sus electores de. 1905, que no udieron sacarle vencedor. La Asamblea se anuncia como el prehudio de la ESTUDIOS SOBRE JOAQUIN COSTA B revolucién, y pensando en ella acuden los republicanos en trenes peciales desde Madrid, Huesca, Navarra, Rioja y Bajo Aragén. A los sxcursionistas de Madrid se les dijo que se quedasen en sus casas los que tuviesen miedo a los tiros o les faltase corazén para arrojar bombas... Costa no se forja ilusiones, y considera el acto que va celebrarse como una gran mojiganga. Es el pretexio de que se sirve un joven politico —Alejandro Letroux— para erigir en el republicanismo su jefatura popular. Fl dia 12 habla Costa en el teatro Pignatelli, porque los asamblefstas no quieren separarse sin oirle. Su discurso, de tono sosegado, es mas bien una conferencia expositiva de sus Siete criterios de gobierno, especie de testamento politico. El 14 pronuncia otro discurso en el mismo teatro, y cambia el acento. Todas las cualidades de orador extraordinario —«cosa aparter en la tribuna— que posce Costa las reafirma en ese acto. Con el cuerpo enorme, la cabeza soberbia, el pelo rojizo, la barba dura y bien pope parece Jiipiter Tonante. jNada respeta en dos horas! Sdlo se oye, ‘ucra de su vor, las deseargas cerradas de los aplausos o el jadear de los cespectadores. Las frases de Costa —dijo un periédico zaragozano— salian de su boca uunda; despefiaban reputaciones falsas; dercibaban idolos; enterraban prestigios... Nosotros vimos las caras de ocho mil ciudadanos, con los ojos fijos en Costa, las facciones contraidas por la atencién, por el esfuerzo gigante de escuchar, de atender.. Y un militar que estaba presente nos dijo después: Era tan violento el gesto de Costa y tan grande la sugestion que ejercia en el auditorio, que al levantar el pufio le cretamos armado de una espada invisible, y cuando lo descargaba doblabamos inconscientemente la cabeza para eludir el golpe.» Habia sido su pendltima aparicién piblica. La tltima, cuando es llevado a Madrid, el 22 de mayo de 1908, para hablar en el Congreso contra la ley anti-terrorista de Antonio Maura. Pero su voz es ya solo un e0.. «Ahora —escribe Prudencio Iglesias en 1909— a D. Joaquin se le niega todo, A la sordina, se habla de él con lastima. Se dice que sus obsesiones de anacoreta le han perturbado un poco el cerebro. Se dice que alla en aquellas soledades montuosas, el ledn baldado tiene la vision de Espaia al través de sus dolores personales... las gentes van apartandose de él. Encuentran rudas sus palabras, porque la verdad, cuando cae sibitamente sobre tierras de mentira, hace temblar sobresaltados a los bien avenidos comediantess. Y concluye afirmando: «Hoy en Espafia, la concienc nacional se llama Joaquin Costa» Esto decia la postal impresa que enviaban sus hermanos desde Graus. «Nuestro hermano D. Joaquin Costa se halla apartado totalmente de la vida 44 ELOY FERNANDEZ CLEMENTE piiblica y fuera de todo partido politico; vive aqui en absoluta reclusién, absorbido por su afeccién cronica, en tratamiento; y tiene en. suspenso toda su correspondencia, No puede contestar cartas; no recibe visitas de la localidad ni de fuera; no evacua consultas como letrado, ni se encarga de defensas en tribunales; no hace recomendaciones de pleitos, causas, indultos, expedientes administrativos, oposiciones, examenes, etc., como tampoco de candidatos en elecciones; no escribe cuartillas para periédicos, revistas, mitines, extraordinarios, veladas, etc.; no sirve prélogos para libros, ni pedidos de autografos o de fotografias; no puede aceptar presidencias honorarias; no recibe obras para colocarlas en venta ni para emitir juicio acerca de ellas o bibliografiarlas en periddicos; no tiene medios de procurar empleos a particulares; tampoco libros para donativos a sociedades; no acepta presentes de ninguna clase ni por ningiin titulo; no. ‘se ocupa en elecciones.. En su nombre y en el de su familia rogamos a V., correspondiendo a su favorecida tiltima, que tenga a bien excusarle y recibir el homenaje de su consideracién y de su respeto». Martina Costa - Tomas Pueo. Escritos literarios. Cartas El estilo de Costa en sus escritos, discursos, cartas, incluso en los libros, esta lleno de brio y hasta de ritmo oratorio; pretende siempre convencer, llevar al que la escucha o lee a su terreno, emocionarle, lenarle de argumentos también. Alguien ha dicho que Costa es el ultimo de los romanticos. Vehemente, impulsivo, con frecuencia increpa a su antagonista, sea éste el colectivo de los espaiioles, el pasado histérico, hasta los rios y los paisajes. Duefio de un idioma extraordinariamente rico, versatil, cambia los registros, enumera en cascada hechos e ideas, se pregunta retoricamente, afirma, contradice, en un vertiginoso camino que no deja de subyugar a cuantos se acercan a sus textos. Ademas de su ingente obra publicada (42 libros entre 1868 y 1905, segiin ha establecido Cheyne), Costa dejo un gran nimero de articulos, manifiestos, discursos, prologos, etc. También proyecté algunos textos de creacién, que han sido hallados entre sus manuscritos. El profesor Agustin Sanchez Vidal ha conseguido, recomponiendo los dispersos ¢ incompletos fragmentes del crompecabezas» que era el borrador de «usto de Valdedids», dar una vision completa del Costa escritor, una biografia intelectual «a través de su obra imaginativa, y por ese camino —ice Cheyne— ha conseguido retratarnos el hombre total, verdadero, que estaba escondido en su obra multifacética. Costa estaba en lo cierto: una novela, con las relaciones complejas de sus personajes, era la mejor manera de comunicar su intuicion histérico-politica». ESTUDIOS SOBRE JOAQUIN COSTA 45 Fsta original novela, reconstruida y publicada en 1981, es una especie de sintesis filoséfica krausista, un retrato robot del personaje capaz —segiin Costa— de salvar a Espaiia, a la vez que una sintesis también del porqué y el c6mo de la actuacién politica de Costa. Es curioso —y muy de lamentar— que la mayoria de los proyectos que conocemos parcialmente osimplemente enumerados como tales, de Costa, fueran sobre la Historia Contemporanea espafiola, es decir, cl siglo XIX. Los siete cuadernillos manuscritos conservados en el Archivo Histérico Nacional, son, segin S. Vidal, «la guia mas fiable y sistematica», pero hubo que ordenarlos, reconstruyendo lo que seguramente hubiera sido el curso definitivo de la novela segin los esquemas consultados. Costa, literato ambicioso y de altos vuelos, acomete la novela histdrica en conexién con sus contempo- raneos mas ilustres: Galdés, Valera, Alarcon, Unamuno.., Su tinica novela péstuma se titulé con frase que usaba con frecuencia para ironizar sobre los cambios de gobierno: «Ultimo dia del paganismo y primero de...lo mismo». Entre sus ‘lanes estaba también haber publicado, ademas del Justo de Valdediésy, redactada en sus afios jévenes (1874- 1883), una titulada «El Siglo XXb y otra, de la que «Justo» era un cierto embrion, a la que llama en sus apuntes «Sotery. Eran en su plan una especie de intencionadas «Novelas Nacionales», muy didacticas dentro del género histérico, En otro orden de cosas, una de las més personales manifestaciones del caracter y el estilo de Costa aparecen en sus abundantes cartas. Se han ordenadé y publicado por G.J.G. Cheyne las que intercambié con Manuel Bescés (1899-1910) y con Giner de los Rios (1878-1910). Otras muchas han sido publicadas parcialmente, o quedan manuscritas en Graus o en otros archivos y bibliotecas. De las que escribe al fin de su vida a Bescés podemos conocer su estado de animo, su manera de ser de recio altoaragonés: «Graus 15 julio 1910. Querido Bescds: He resistido, me he rebelado, pero ya hoy decididamente me doy. epara qué luchar mas? Mi iltima crisis ha venido rabiando a acabar de inutilizarme. No me ha quedado ni una chispa de potencia para el trabajo: se me dobla el cuerpo y tengo que recogerlo (le redresser) a cada momento, con esfuerzo doloroso, En fin, lo que fuere: el hecho es que estoy arrumbado, ¢Definitivamente? :Sin remedio? Mi pensamiento lo tiene por muy probable aunque me inunde tristeza el pensar que. ele, etc, etc.» «Graus 13 sibado 1910 Agto. Sr. D. Manuel Bescds Mi querido amigo: ..Por fortuna queda ya muy poco. ¢Nos veremos alguna otra vez? 46 ELOY FERNANDEZ CLEMENTE Por el automévil de anoche llegaron sus hermanos, con vino de ese selecto que V. usa y agua fresquisima, Lo de! vino y el fresco estd bien, pero habria estado mejor con algo menos de lari, que diria Cavia, No le enviaré renovadas las botellas thermos: esta ya casi agotado el verano a estas alturas, al menos para el que no ha de viajar ya probablemente. Estoy muy fatigado..» Efectivamente, Costa es consciente de que se acerca su final: le quedan algo menos de seis meses de vida, que pasara totalmente recluido, negandose en muchos casos a recibir a diversas personalidades (Alejandro Lerroux, por ejemplo) que Tegan con intencién de hablarle. El lenee de Gla se ha cetugieds de iocs sua males ¥ todes gus frustraciones en aquella soberbia «guarida» y espera la muerte como la gran frustracién final. La muerte de Costa José Garcia Mercadal, que conocié personalmente a Costa y vivid como periodista y escritor aquellas jornadas, ha descrito con precision lo que significé su muerte: «Costa suftié un ataque de hemiplejia el 17 de enero de 1911, que solo le dejé con vida por veintidés dias mas, hasta el 7 de febrero, fecha en que, a las cuatro dela tarde, dejé de existir. Y en este momento se inicié el agitado episodio de su enterramiento, que llend de temores al Gobierno de Madrid. Embalsamado el cadaver, decidid aquél se le enterrase en Madrid, contrariando a los familiares con quienes habia vivido, deseosos de tenerle en Graus, el pueblo de su eleccién y de sus més férvides afectos...En torno a los propdsitos de homenaje, surgen toda clase de ideas, desde las mas razonables hasta las mas disparatadas. Los més extrahables no cuentan con fuerza para oponerse, aunque ese ceder les cause hondo dolor, pues saben bien cual era el pensamiento del hermano y tio. Todo se empieza a disponer para que el muerto sea llevado a Madrid; pero llega a Graus el Propietario de un periodico de la capital aragonesa y amenaza con que la sangre de los zaragozanos llegar al Ebro si el cadaver no se queda en la ciudad de los Sitios. Todo también parece ya organizado para imponer la tozudez imputada unos reclamantes sin derecho, cuando el dia 10, con una temperatura de seis grados bajo cero, bastante para helar las mas fuertes adhesiones, el fainebre traslado se emprende, carretera adelante; la bajada a Barbastro, donde el féretro de Costa sera recogido por el tren de Selgua La propoganda difundida en Zaragoza ha conseguido soliviantar alos costistas de la capital, que en ese momento son la inmensa mayoria de sus habitantes —considerablemente menos los que votaron por él cuando all ESTUDIOS SOBRE JOAQUIN COSTA 47 habfa sido derrotado—, los cuales se disponen a hacerle el juego al periddico impulsador de la iniciativa. De un lado, el Gobierno central, que quiere @) llevar ls testes del grande hombre a Madrid de otro, cl hermano jel muerto, a quien don Joaquin no permitiera la entrada en su aleoba hasta que él cerrara los ojos, el cual decfa a gritos le harian pedazos antes de consentir quedarse en Zaragoza; o seguia a Madrid, o se volvia a Graus. GA buena oral los zaragovanos, uguetes incautcs de un eaciqusmo focal, se eneaminaban ya a f estaetn en forma tan poco respetuasa, que las autoridades preparaban hasta el sacar las tropas ala calle, para impedir alteraciones del orden pablico. El pénico del gobernador civil, egado al paroxismo, se trocé en jibilo desbordante cuando, al disponerse a salir de su despacho para dirigirse a la estacién del Norte, le entregaron un telegrama del Gobierno accediendo a que cl gran aragonés fuese enterrado en Zaragoza. Y asi pudo el 11 de febrero de 1911, aniversario de la proclamacién de la primera Repiiblica en Espafa, detenerse aquel fiinebre traslado tan proximo a convertirse en un dia de doble luto, y al siguiente ser visitado el cadaver por mas de treinta mil personas, que desfilamos por la capillaardiente del Ayuntamiento, y alas cuatro de a tarde iniciarse la comitiva del solemne entierro y, ya de noche, darse al muerto tierra sagrada en Torrero, merced a un permiso especial; de noche, a la luz de antorchas, en el cementerio donde afios después se alzaria un monumento en el que se lee, sobre lapida de marmol, el siguiente epitafio: NUEVO MOISES DE UNA ESPANA EN EXODO, CON LA VARA DE SU VERBO INFLAMADO. ALUMBRO LA FUENTE DE LAS AGUAS VIVAS. EN EL DESIERTO ESTERIL. CONCIBIO LEYES PARA CONDUCIR SU PUEBLO ALA TIERRA PROMETIDA. NO LEGISLO». En cuanto a los ecos de su muerte en toda Espafia, fueron extraordinarios. Casi toda la wgeneracién del 98», que reconocia con él una gran deuda intelectual, acus6 el golpe, desde Azorin a Maeztu y, sobre todo Unamuno, que escribié: «Costa ha muerto y es ya de todos: del primero que de él quiera servirse. Asi ha sido siempre y asi seguira siendo.. Cuantas ensefianzas encierran la vida y la obra de Costal... Costa creyé en si mismo, y en un principio creyé en exceso en los demas. Y confié en exceso, muy en exceso, en su retorica apocaliptica, De ahi su impaciencia, gue le llevé al desengafio, aunque sin desengafiarse nunca del todo, y de ahi su pesimismo Y es, entonces, a la hora de la verdad, cuando la muerte configura 48 ELOY FERNANDEZ CLEMENTE definitivamente a una persona. Tras su desaparicién se han escrito varias docenas de libros y numerosos articulos sobre Costa, como se resume en el tltimo capitulo de este trabajo. Se ha hecho un mito de su nombre, se han fabricado también algunos tépicos sobre su caracter, se han utilizado en muy diversos sentidos sus frases, sus teorias, sus libros. Acaso convenga, para terminar de perfilar la imagen de aquel hombre inmenso, todo voluntad, generosidad, entrega, ilusi6n, recoger un comentario de su gran amigo M. Baselga que, poco después de su muerte, negara la idea del Costa taciturno: «en sus conversaciones con los intimos era chistoso y socarrén, Sacaba Partido. de cualquier cosa. los del familia ya ls de Graus nos hablaba siempre en aquel dialecto, o lo que sea, con gran agudeza en sus cuentos inolvidables». Y llega a decir también que era «el hombre mas afectivo y llorén que he conocido en mi vida». En cuanto a la religion, tras sus biblicos escritos juveniles, estuvo apartado de ella (aunque, como destacé Unamuns, jcitaba con frecuencia ala Virgen del Pilar’), pero fue siempre muy respetuoso con los dogmas, con la moral predicada, con la practica sincera, y muy duro debelador de las hipocresias, las intolerancias, las inquisiciones, Su testamento: la politica hidraulica Si hubiera que resumir en una idea, para el comin de los espafoles, la principal huella de Costa, acaso ésta seria la «politica hidraulicas. En efecto, dos afios después de su muerte, en 1913, se reunia en Zaragoza el I Congreso Nacional de Riegos; dos mas tarde, se elabora el ambicioso Plan de Riegos del Alto Aragon. Andando el tiempo, en 1926, Primo de Rivera, que se reclamé discipulo de Costa y quiso ser en cierto modo un «cirujano de la mano de hierro» y defender las tesis de «escuela y despensa» y «arbolado y patria», cred las confederaciones sindicales hidrograficas, instrumento ideado por Manuel Lorenzo Pardo y que, sobre todo en la del Ebro, supondria la ordenacién global de todos los problemas de una cuenca. El suefio de regar los Monegros, las Bardenas, la margen sur del Ebro, seguira hasta nuestros dias. El mensaje ha servido, desde luego, para mantener en pie la idea prioritaria de promocionar los regadios en Espafia. Ya en 1880, en el Congreso de Agricultores en Madrid, habia resumido asi su temprano pensamiento: «La condicién fundamental del progreso agricola y social en Espafia, en su ESTUDIOS SOBRE JOAQUIN COSTA 49 estado presente, estriba en los alumbramicntos y depésitos de aguas corrientes y pluviales. Esos alumbramientos deben ser obra de la nacién, y el Congreso agricola debe dirigirse alas Cortes y al Gobierno reclamdndolos con urgencia, como el supremo desideratum de la agricultura espafiola» Y es que para Costa, «dar de beber al pueblo sediento es mas que una obra de misericordia, una obra de justicia, porque no debe darsenos el agua como limosna, sino como derecho; porque el programa de un partido progresivo debe encerrarse en esto: regar es gobernan. Su principal empefio estuvo puesto en promover los canales del Este de la provincia de Huesca, el de Sobrarbe y el de Tamarite o de la Litera, prestos a regar 100.000 hectareas cada uno: «Son los dos mayores entre todos los proyectados y posibles en Espaiia, y representan la mitad de todo el regadio nuevo que tratan de crear los 25 proyectos» realizados en cuarenta afios. Hace cuentas y deduce que sdlo con la mitad de los beneficios se podra obtener un ahorro anual minimo de cinco millones de pesetas, descontados todos los gastos. Y canta emocionado los beneficios del regadio, en su bellisima cancién «La voz del rio»: «escuchaba aquella vou del rio, que recuerda las divinas cadencias del Cantabrico en torno de la Concha, diciéndome esto que copio: «Yo soy la sangre de la Litera, pero no corro por sus venas, y por eso la Litera agoniza: yo soy el rocio de la Litera, que ha de esmaltar de flores sus campos y maniener en ellos un verdor perpetuo, que me apartan de alli porque no humedezca sus noches estivales, y por eso las flores de Litera son abrojos, y sus campos, abrasados desiertos africanos, donde sélo podran vivir tribus de negros sometidos a ignominiosa servidumbre; yo soy cl oro de la Litera, con que ha de recogerse el pagaré, cancelarse la hipoteca, alzarse el embargo, recobrarse el patrimonio regado con el sudor de tantas generaciones de trabajadores heroicos, pero no hacen nada por acuiarme, y la Litera sigue gimiendo, oprimida bajo una montafia de pagarés, de embargos y de hipotecas cada vez més alta; yo soy el camino For donde han de volver los tristes emigrantes de la Litera a sus despoblados hogares, pero corre de espaldas a ella, y por eso los emigrantes, cuanto mas caminan, creyendo llegar, se encuentran mas lejos; yo soy la libertad y la independencia de la Litera, pero no tengo voz en sus hogares ni en sus comicios, y por eso, la Litera es esclava; yo soy las siete vacas gordas de la Litera, pero no se apacientan en sus campos, ¥ por cso la Litera no bebe de su leche ni come de su carne, y se muere de hambre, se muere de sed, se mucre de desesperacién, arrojando a millares por el mundo a sus hijos demacrados y harapientos, que la maldicen, porque no supo abstenerse siquiera de engendrarlos, ya que no habia de saber administrarles el rico patrimonio y procurarles dmecauinoeutenty con que se contentan..» «Recogedme (seguia diciendo en su infatigable canturia el rio sera), no 50 ELOY FERNANDEZ CLEMENTE sedis ciegos, ni desmafiados ni cobardes; recog ime a mi, recoged a mi compafiero el rio Ara; recoged a nuestro hijo comin el rio Cinca; derramados por un sistema arterial de venas y brazales a través de vuestros campos, de vuestros olivares, de vuestras dehesas, de vuestros despoblados y parametros, y veréis resucitada la edad aguell en que los santos obraban milagros, y'florecian las varas secas, y llovia mana, y se multiplicaban a ojos vistas los panes y los peces. Las aldeas ascenderan a categoria de villas; las villas se haran ciudades: Barbastro se convertira en una pequefia Zaragoza; Monz6n adquirira las proporciones de Lérida; Binefar. Tamarte, Almacelas, Fraga, La Almunia, San Esteban y otra multitud de poblaciones, ahora nisticas y terrosas, sean ciudades que rivalizardn en agricultura, en industria y en riqueza con las mas opulentas de Cataluita; vokeery lay trates emigrantes, esparcidos por el mundo, a congregarse en torno al cementerio donde reposan las cenizas sagradas de sus padres, que no alcanzaron la dicha ambicionada por Zacarias de ver al Redentor antes de morir; bajaran aquellos montafieses de acero a urbanizar al llano, cubriéndolo de caserios y aldeas, diseminados entre los cultivas, para aprovechar los saltos de agua, fabricas de harinas, de tejidos y de conservas, donde se elaboraran el trigo, el cafiamo, la lana y las frutas que han de afluir a ellas en rio continuo para la exportacién; el ferrocarril de Zaragoza a Cataluia tendra que triplicar sus trenes de mercancias y proyectar ramales secundarios en direccién al Ebro; a derecha ¢ izquierda de la via, inmensa pradera roja y verde, de trébol, alfalfa y esparceta, poblada de rebafios lucidos de vacas y ovejas en libertad, entre setos de arbolado, recreara la vista fatigada del viajero que la contemple desde el tren kil6metros y kilometros» Como ha sefialado Gabriel Jackson, la politica hidraulica se enfrenté ala firme oposicién de aquellos que mandaban en el campo y que vieron en el programa de Costa una amenaza para su poder: «numerosos factores que acompafiaban el desarrollo del capitalismo espafiol militaron contra su programa: las tarifas protectoras, por las cuales fueron sacrificados los mercados de exportacién agricola y el coste de vida se elevé en interés de las industrias nacionales; la filosofia del beneficio, por la cual fue rechazada la construccién de obras hidraulicas, no por su inutilidad, sino Porque no eran empresas rentables; el empobrecimiento del campo, ya pobre por la tala de montes, y la conversion de tierras de pasturaje en campos de trigo». 2. LA ESCUELA (€) Gobierno de Aragon 2.1, EDUCACION Y REVOLUCION EN JOAQUIN COSTA 2.1.1, INTRODUCCION DE 1969 Acercarse hoy a la figura de Joaquin Costa, casi del todo desdibujada por el polvo del tiempo, puede parecer un intento arcaico, historicista, que bien pudiera esforzarse en tareas mas cactuales», Por supuesto, creo todo lo contrario. Este trabajo pretende, presentando el pensamiento y la obra del gran aragonés, no sélo recoger lo mas sistematicamente posible sus ideas sobre educacién, sino fundamentalmente demostrar, con esta apor- tacion, que mucho, lo mejor de su obra, permanece, importa, nos sirve. Lo cual, si al menos en parte consigo, no dejara de ser una comprobacién amarga, al enfrentarnos una vez mas con el desconocimiento radical de nuestros mejores valores pasados y presentes, y con la esterilidad y casi absoluta ausencia de proyeccién de la mayorfa de sus trabajos. Es precisamente esa necesidad de valorar su presencia entre nosotros, que va a ocupar la primera y tltima parte de este libro, la que sefala ya desde el titulo un articulo publicado hace unos cuantos aiios por J. Marra Lépez: «Un desconocido: Joaquin Costa»!. En él, al analizar las posibles causas de la indiferencia y desconocimiento actuales hacia Costa, sefiala como las principales: no haberse reeditado sus obras, hoy practicamente imposibles de encontrar si no es en bibliotecas muy especializadas; su poligrafismo autodidacto, tan hispanico, que le hizo querer abarcar mucho de manera intuitiva y un tanto fantastica a veces (Menéndez y Pelayo dice de sus obras de investigacién literaria que sabundan en hipétesis ingeniosas, pero no aceptables»); y, por ultimo, gue incluso sus temas politicos, tan apasionados y apasionantes, deben su falta de popula- tidad a «su prosa, pesado y anacronico armatoste retdrico, que le separa de nosotros», Costa, parece concluir, era una tradicién de gran hombre: se le aceptaba sin leerle. |. MARRA-LOPEZ, José R."El tiempo joven. Un deseonocido: Joaquin Costa”. Insula, nim. 184, pag. 4 54 ELOY FERNANDEZ CLEMENTE 2.1.2. PRIMERA PARTE: LA VIDA, EL PENSAMIENTO Y LA OBRA Un aragonés granitico Joaquin Costa y Martinez nace en Monzén (Huesca) el 14 de septiembre de 1846 y muere en Graus, también Huesca, el 8 de febrero de 1911. Entre esas dos fechas y esos dos muy préximos pueblos vive Costa todo lo intensamente que sabe; en Arag6n primero y en Madrid después, mas abierto a las realidades y problemas de Espafia. Pero no podemos olvidar nunca su origen y su fin, que le encierran en una coordenada geogralica, a Jas que tan dado fue, en una telurica influencia. Costa es, desde muy nifio, hijo adoptivo de Graus, un rincén de historia: alli nacié Torquemada, sufrié destierro Gracién, Rodrigo amé a Marica, murié Ramiro IL.. Aragén, el estilo de ser, pensar y escribir, las leyes y las costumbres de Aragén, su historia, hacen profunda mella en su manera de ser. Fue un aragonés formidable, granitico, nutrido por las tradiciones. Su juventud es dura. Es el tipico hombre que se hace a si mismo, con voluniad férrea. Sus padres son labradores, y en las faenas agricolas se curte, trabajando desde muchacho. A los diecisiete aiios decide salir de Graus, a pesar de su gran penuria economica, para estudiar el bachillerato y magisterio, a la vez que es albafil, criado, cochero.., y se considera siempre fundamentalmente obrero, hombre del pueblo. En esa calidad, como obrero, va en 1867 a la Exposicién Internacional de Paris. Es su primera apertura al mundo, dela que recogerd ideas ¢ impetus, y cuyo fruto sera su primer libro, ideas apuniadas en la Exposicin de Paris. Aunque recibe algunas ayudas, y durante toda su vida tendra pocos pero incondicionales amigos y protectores, su vida es extremadamente dura en Madrid, cuando decide trasladarse alli para estudiar en la Universidad. Se doctora en Derecho en 1872 y un aiio mas tarde en Filosofia y Letras. Mas tarde es nombrado profesor de la Institucién Libre de Ensefianza, ala que de por vida estaré ligado afectivamente, aunque guardando siempre su independencia. Su vida madrilefia, durante el ultimo tercio del siglo, es durisima. Fisicamente es deforme; un gigante con pies de nifio, gran cabeza y gran torso, y un brazo atrofiado. Azorin le describe con gran carifio: «Ha vivido como un nifio y ha muerto abrumado por el trabajo intelectual». Ejerce de abogado, mas tarde de notario, aunque su sentido de la austeridad y la justicia le impedira, no ya hacerse rico, sino ni siquiera a menudo ganar lo suficiente para vivir. Lleva siempre una vida desorganizada, en la que los convencionalismos sociales nada le dicen. Trabaja incansablemente y se apasiona practicamente por todos los temas, aunque los juridicos —el derecho consuetudinario sobre todo— 'UDIOS SOBRE JOAQUIN COSTA 55 parecen ser los centrales. Interviene activamente en el [IT Congreso Nacional de Pedagogia de 1882; un afio mas tarde en el Congreso de Geografia Colonial y Mercantil; al siguiente, 1884, es cofundador de la Sociedad de Africanistas. Su trayectoria politica tiene mas bien un marcado «anti». Como Unamuno, del que es padre de su «me duele Espafiay, habla y escribe «contra». A este respecto escribe Lacalle Salinas?: «Si no podemos aceptar que sea cierto todo lo que afirma, nadie puede discutirle que no tenga raz6n en todo lo que niega». Es el Costa antimonar- quico, contra la Restauracién, amadeista, republicano, europeista. Lacalle lo califica sobre todo como periodista, un periodista excepcional que logra dar en el blanco de las plagas de Espaiia, que lanza a los vientos —estamos en los afios que preceden al desastre y a la generacién del 98—su shay que europeizar Espafia». El propio Joaquin Costa, en un articulo publicado en el diario En marcha, de La Habana, el 29 de septiembre de 1906, dice que

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