You are on page 1of 2

¿Por qué no soy tan bello/a como otros?

Por Annette
Gullick
Cuando era niña, quedé impactada con la historia de Amy Carmichael, la
gran misionera inglesa en la India. Su madre le enseñó que Dios siempre
contesta nuestras oraciones, así que cuando Amy tenía sólo tres años,
una noche antes de dormir, le pidió a Dios que cambiara el color de sus
ojos de café a azul. Estaba tan segura de que Dios escucharía su oración,
que la mañana siguiente saltó de la cama y corrió al espejo para admirar
sus ojos azules. Pero para su horror, sus ojos seguían cafés. Se encontró
desanimada y temporalmente desilusionada de Dios.
Muchos años después, se dedicó a rescatar a niñas que vivían como
esclavas y prostitutas en los templos hindúes en la India. Debido a que los
extranjeros estaban prohibidos en los templos, antes de entrar para tratar
de comprar algunas chicas de los sacerdotes del templo, Amy se vestía
con el sari tradicional y pintaba su piel con café para pasar por una mujer
de la India. Un día, mirándose al espejo mientras se pintaba la cara con
café espeso, recordó su oración infantil acerca de los ojos azules. Con un
sobresalto, se dio cuenta que si Dios hubiera contestado aquella oración,
ella nunca hubiera podido entrar a los templos a rescatar a las chicas que
tanto amaba. (¡Esto pasó mucho antes que hubiera lentes de contacto de
colores!) Dios sabía que ella necesitaría ojos cafés para poder cumplir la
misión que ahora significaba mucho más para ella que el color de sus ojos.
Esta historia siempre me ha recordado que Dios tiene un buen plan para
mí, que excede con mucho lo que yo quiera en un momento específico.
Como Dios nos recuerda a través del profeta Isaías:
Porque mis pensamientos no son los de ustedes
ni sus caminos son los míos
-- afirma el SEÑOR --
Mis caminos y mis pensamientos son más altos
que los de ustedes;
¡más altos que los cielos sobre la tierra! Isaías 55:8,9

La búsqueda
La gente gasta inmensas cantidades de tiempo, energía y dinero en
cirugías, dietas, maquillaje y guardarropa en su búsqueda de la belleza.
Pero me pregunto si su verdadero objetivo es un cabello más rubio o una
nariz más pequeña. ¿No estarán buscando algo más, algo que esperan que
su "belleza" les traiga, como la felicidad, el amor, la afirmación y un sentir
de significado y valor?
¿Qué hay de ti? Cuando te sueñas "nuevo y mejorado", ¿qué ves a tu
alrededor en ese sueño? ¿Ves que todos quieran ser tu amigo? ¿Está el/la
joven de tus sueños locamente enamorado(a) de ti? Puede sorprenderte
que la pregunta que tengas no sea: "¿Por qué no soy tan atractivo como
otros?" sino algo más parecido a "¿Por qué no me aman?", "¿Qué haría
que me sintiera mejor conmigo mismo?" o quizás "¿Por qué Dios les dio la
bendición de tener una cara como de estrella de cine mientras que a mí
me dio una que solo mi madre es capaz de amar?"

La gran variedad de buenos regalos


Amy Carmichael aprendió que lo que veía como una deficiencia era un
buen regalo de Dios. Creo que en el cielo vamos a encontrar la misma
verdad: que lo que ahora vemos como una deficiencia, realmente es un
regalo cuando lo vemos con los ojos de Dios. Belleza, habilidades físicas,
salud y una personalidad carismática son regalos fáciles de agradecer pero
que no necesariamente nos traen aquello por lo que en verdad nos
desvivimos -significado, felicidad y paz- .
Cuando te ves en el espejo o cuando analizas tus habilidades, inteligencia
o personalidad, es importante poner en la más alta prioridad la manera en
que Dios te ve, en lugar de lo que el mundo ve en ti. El mundo te puede
decir que "no das el ancho" según cierto estándar. Podrías mirar revistas o
la TV y pensar que tu cabello es demasiado rizado o demasiado lacio, que
estás muy gordo o demasiado delgado, que estás muy moreno o
demasiado pálido, pero, recuerda que Dios no está nada insatisfecho con la
manera en que te hizo. Eres una obra maestra original que puede resaltar
una belleza que nadie más puede tener.

You might also like