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Rubén Bonifaz Nuyio Carne fingen adularme diciendo que soy el mejor poeta de México o del siglo xx, les respondo que no me limiten, que soy el mejor de todos los lugares y todos los siglos. De esta manera, espero que dejen su intento de adulacion. Me resulta dificil hablar de “obra” porque es muy petulante el término, pero lo voy a admitir. Clasifico mi obra en tres aspectos: el primero, de estudioso y traductor de los clasicos, griegos y latinos. La culminacion de este trabajo es la traduccion de la Iliada, sin duda, la optima version que hay en espafiol. Con eso conside- ro haber cumplido en este rubro. Otro aspecto es el estudio de las culturas prehispanicas de México; ése es el trabajo que en ultimo término considero mas importante porque se dirige concretamente a la gente de Méxi- co, a incitarla a un conocimiento de su pasado indigena que la llevaria necesariamente a tener un mejor juicio de si misma, porque en México hay un ochenta, un noventa por ciento de poblacion indigena que esta totalmente sometida al clasismo y al racismo de una decena de millones de gente medio blanca que por eso se considera con poder para tener al resto como criados. Mis estudios sobre las culturas prehispanicas tienden a hacer que los noventa millones cobren conciencia plena de si mismos y vean que son superiores a los diez millones que los estan gobernando y atropellando continuamente. El tercer aspecto es la poesia, no me gusta llamarla poesia, prefiero llamarla simplemente versos; tiene para mi enorme importancia; es mi acto libre en la vida. Tanto para hacer ver- 45 aay F i | cr 1 Wiles ae Rubén Bonifaz Nufio. Archivo: Rubén Bonifaz Nuiio Fotégrafo: Barry Dominguez, habia de comer en la casa, recuerdo que mi mama nos dijo a mi hermana menor y a mi: “rasquense la barriga, con rascarse la barriga se pasa el hambre". Y ahi estabamos los chiquillos rascandonos la barriga para que se nos pasara el hambre; no pensdbamos que aquello fuera terrible; era una cosa normal. ‘Tuve un hermano maravilloso, se Ilamaba Juan, era emplea- do de una casa de comercio como cobrador, La Gran Cederia, estaba en la esquina de 5 de Febrero y 16 de Septiembre. No sé como hacia, pero no hubo Dia de Reyes en que yo no tuviera juguetes. El me regalo mi primer libro cuando yo tenia seis afios, fue Al polo norte de Emilio Salgari. Hay un recuerdo que no comparto con nadie: tenia cinco afios —posiblemente menos— y mi hermano me Ilevé al cir- co Beas y Modelo, instalado cerca de la colonia Guerrero; re- cuerdo a los hombres fuertes del circo que eran los hermanos Verne, estaban vestidos de verde y dorado. Recuerdo a Cedora y Carolina que tenian su actuacion dentro de una esfera de barras de hierro donde una usaba la motocicleta para impri- mirle tal velocidad que podia recorrer verticalmente la esfera; la otra manejaba bicicleta horizontalmente, evitando el choque con la hermana. Ese es uno de mis primeros recuerdos; con nadie lo habia comentado. Mi hermano también me Ilevé, un 5 de mayo, a que viera a los veteranos de la batalla de 1862. Mi mama me ensefié a leer, a escribir y las primeras opera- ciones aritméticas, de tal manera que no tuve que cursar el primer afio de la primaria sino que me inscribi en segundo, La escuela, por cierto, era dependencia de la Universidad Nacional, desde esa edad fui universitario. Ahi tuve la experiencia de la generalidad de la pobreza que yo compartia con los demas. La primaria fue totalmente normal, los ritos a pufietazos con algun muchachito. Alguna vez, cuando tenia siete afios, como era e] mas chaparrito me paraban en primer lugar en la fila, antes de entrar a clase; mi maestra se puso a rascarme el pelo y entonces vio que estaba lleno de piojos y dijo: “Pobrecito, le pegaron los piojos’, cuando yo tenia piojos para pegarle a toda la escuela, Son recuerdos que todos tenemos: asi, el de la macs- 55 tra que le regala a uno un libro de cuentos; mi infancia igual que la de todos. La relacién con mi padre, un poco distante. Muy proxima con mi mama, una educacién edipica completa; y mucha amis- tad con mi hermana menor, los demas hermanos eran mayores. Con mi hermana iba a todas partes, jugabamos, tuve gran cer- cania con ella. Estudié mucho ocultismo; tendria alrededor de cuarenta afios, estudié cuarto camino, alquimia, un poco de cabala. Re- nuncié al estudio, porque estaba demasiado en el asunto y sufria mucho. Seguin la doctrina de Gurdief, es necesario ob- servarse a si mismo continuamente, a fin de conocer el mundo a partir del propio conocimiento. En la practica, la observacién propia de las manos, las piernas, en el movimiento exterior y luego en el movimiento interior; sentir como palpita el corazon, -0mo la sangre entra y sale del coraz6n, como se respira. Des- pués, habia que sentir el paso del alimento por la boca, la len- gua, el paladar, la garganta, el esdfago, como caia al estomago y lo que hacia ahi, esa sensacién fue insoportable, esa expe- riencia me hizo dejar los estudios del ocultismo. Lei y estudié muchas obras en ese tiempo. Hace diez afios quise leer un libro de ocultismo y no entendi nada de lo que estaba escrito, como si estuviera escrito en un idioma desconocido. Hay fundamen- tos de alquimia en La flama en el espejo ¢éCreo en Dios? Posiblemente. Si creo en el big bang como el origen de todo, podria estar creyendo en Dios, lo mismo que si creo en la dilatacién interminable del universo. Acaso nece- sito de un Dios mas local; ese seria para mi el padre de Jesus, porque hombre asi no pudo haber nacido sino de Dios. E] libro que mas quiero es Calacas, ahi hice algo que me dio mucho placer: esta escrito en un tono de pelado mexicano. Ahi estan citados Horacio, Virgilio, Homero, Quevedo, el Anonimo Sevillano, Jorge Manrique, Manuel Gutiérrez Najera, el Cantar de los Cantares; es mi poema mas desnudo y mas eruditamen- te de pelado mexicano En este momento prac icamente no convivo con nadie. Los 56 viejos nos vamos quedando cada vez mas aislados. Mi ceguera me aisla casi totalmente. De repente encuentro a mis amigos de ahora: Sandro Cohen, Bernardo Ruiz, Vicente Quirarte, Mar- co Antonio Campos, Rati] Renan, Ignacio Trejo Fuentes. Amigos en otro aspecto: Miguel Limon Rojas, Javier Barros Valero; mas proximos a Diego Valadés y Jorge Carpizo, todos mucho me- nores que yo. éComo sobrellevo la ceguera? No la sobrellevo, la llevo, contra toda mi intencion, mi sentido de la vida. En este mo- mento mi preocupacién principal es que estoy perdiendo mi capacidad de trabajo porque la ceguera me impide todo. Sileen para mi, no puedo poner atencion porque adquiri la mala cos- tumbre de asistir a conferencias para pensar en otra cosa. { siones clasicas como para hacer estudios prehispanicos, debo estar sujeto a una serie de restricciones, de conocimientos, de estudios, de relacion escribo vt ntelectuales, mientras que cuando ‘oS soy totalmente libre de hacer lo que se me da la gana, sin estorbar o molestar a nadie, sin pedir una recompen- sa por eso; es decir, es el acto completamente libre de mi vida y en muchos casos, el acto alegre. Me siento satisfecho con las expresiones de amor que he logrado en mis versos porque he dicho exactamente lo que queria. No sé si serd verdad, si sera mentira, si sera poco o mucho, pero es exactamente lo que quise decir. Mi técnica li- teraria es la que me garantiza que puedo hacerlo asi. No creo que en lo que escribi haya una expresion a medias. Todas las expresiones acerca del amor y de todo son tan completas como sé al principio. Como quise decirlas. cnica, mi pleno dominio de la forma, ¢ autoriza a di la que me ir lo que quiero. No hay diferencia entre fondo y forma. Yo nunca puedo decir que me faltan palabras, tengo exactamente las palabras que necesito para decir lo que quiero decir. Para mi, todo lo que he escrito es completamente facil, es totalmente claro porque no creo que se tenga que disimular algo si se aplica el término de libertad. La poesia espafiola esta escrita generalmente en endecasi- labos, eptasilabos y octosilabos, en diferentes combinaciones. Me parece que para escribir en esas mismas formas, hay que hacer un gran esfuerzo a fin de no repetir lo ya dicho. Por- que si me pongo a hacer un soneto, necesariamente tengo en la cabeza tanto los de Lope de Vega 0 de Gongora, como los de Carlos Pellicer y Jorge Cuesta, y por esa razon considero muy dificil decir algo que me salve de la superioridad de esos autores. Entonces lo que busco es un ritmo mas nuevo para nosotros. Busco un ritmo distinto y, en ese sentido, he ensayado la introducci6n de otros diferentes. Por ejemplo, desde mi primer libro de versos que publicé el Fondo de Cultura Economica, Imagenes, hay composiciones que tienen como base el verso A7 acentuado en quinta silaba, el cual posibilita mucho mas liber- tad que el verso clasico espafiol. En un verso acentuado en quinta silaba se pueden usar las seis, las ocho, las nueve, las diez, las once silabas (las que se quiera) y combinarlas unas con otras y el verso sigue si¢ndolo porque el acento es cons- tante en la quinta silaba. Recuerdo una regla: “El verso lo hace la serie”. De tal manera, se puede tomar una oraci6n cualquie- ra y si se repite con los mismos acentos y las mismas silabas se estaran haciendo versos. La combinacién que uso tltimamente, me parece mucho mas natural, mucho mas conversacional, mucho mas compren- sible para el oido. Aclaro: yo nunca escribo para los ojos sino para la oreja. Lo que considero fundamental de los versos, es el sonido. Hay en latin una estrofa que se llama alcaica, forma- da por dos endecasilabos, alcaicos precisamente, un eneasilabo y un decasilabo, He tomado de esta estrofa los ritmos de los dos ultimos versos, que son de nueve y de diez silabas y prac- ticamente todo lo que he escrito en los tltimos afios va en esos ritmos que juegan armoniosa y facilmente. No se siente que sean versos medidos, mas bien pretendo que se sienta una es- pecie de corriente ritmica con la combinacién de nueve y de diez. Si fuéramos, como dice Diaz Miron, a “hablar de mis in- novaciones", yo diria que ésas son las mias. Se dice que el soneto es la forma mas difi il: tormento para los malos poetas, inventado por Apolo. Creo que ésa es una presuncion absurda. El soneto es la forma mas facil que hay. El soneto se hace solo, uno se plantea las rimas y los versos se van haciendo para llenar la forma. Es facilisimo hacer sonetos, y me parece que tengo algunos buenos. Esto, en cierto modo, lo aprendi de Carlos Pellicer. En una ocasi6n, cuando yo tenia veintiun afios, le dije a Pellicer una estrofa de un soneto y él me contest6: “Muchachito, esa estrofa se ha hecho sola”, Eso fue para mi la clave de la escritura del soneto, las estrofas en el soneto deben hacerse solas. Si uno sigue las rimas planteadas y el sentimiento o la tendencia espiritual es expuesta, marcada o esbozada en los dos primeros versos, el soneto se hace solo. 48 Mis guias, mis ejemplos... Desde el principio me marcaron Bécquer, la poesia de Rilke traducida —generalmente mal— al espafiol. Y entre los mexicanos me marcaron Carlos Pellicer, Jorge Cuesta y después Lopez Velarde, yo diria que son los principales. Conoci la poesia norteamericana mucho después ya que podia leer facilmente en inglés y aprendi mucho de ella: tiene una suerte, al mismo tiempo, de naturalidad y de ritmos que parecen ser cantados, los acentuan de tal manera que uno esta oyendo una especie de cancion milagrosa. Ahi aprendi que los poemas no deben decirse sino cantarse. ‘Tomé ahora, por accidente, las rimas de Bécquer; las puse en una maquina ampliadora que uso para tratar de leer; las lei y, practicamente, las sé todas de memoria de tanto que las lei, de tanto que las amé. Por supuesto que ahora me doy cuen- ta de una serie de cosas que antes ni siquiera estuve cerca de percibir, por ejemplo las variedades métricas; é] ensaya medi- das y combinaciones muy originales y que, desgraciadamente, no fueron muy seguidas. Bécquer fue la fuente de mi enamo- ramiento por la poesia. Publiqué mi primer libro, La muerte del angel, a los veintiin afios, son esos sonetos de los cuales hablé con Pellicer. Son solamente esbozos, intentos de algo que a veces pude decir y a veces no, precisamente por la falta de técnica. Esos sonetos los mandé a un concurso, a los Juegos Florales de Aguascalien- tes en 1945. Me dieron un accésit; vino a ser el cuarto premio. Entre los jurados del concurso, que en aquel tiempo eran gen- te muy seria, estaba Gabriel Méndez Plancarte. El primer premio se lo dieron a tres sonetos que a mi, naturalmente, me parecian muy inferiores a los mios. En una ocasién que me senti inso- lente le dije a Méndez Plancarte: “;Por qué distinguieron a tres sonetos con el primer premio y a mi me dieron por diez el cuarto premio?” Y él me contest: “Porque los tres sonetos del primer premio estan bien hechos”. Y le pregunté, “;Por qué estan bien hechos?” El me dio una serie de reglas: por ejemplo, el soneto no debe llevar rimas agudas, los versos no deben llevar palabras asonantes entre si, las rimas de los cuartetos no 49 deben asonar con las de los tercetos y una serie de reglas por ese estilo. En ese momento aprendi c6mo se hace un soneto. Al afio siguiente mandé tres poemas a los Juegos Florales de Aguascalientes y me dieron los tres premios. En ese momento conoci la técnica del soneto, la pude usar y pude ver que es la forma mas facil de realizarse. Decia alguien: “me someto a las catorce rejas”. No existen tales rejas, el soneto es pura libertad, puro divertimento. Mi formacion profesional es la de licenciado en Derecho, y la ciencia del Derecho es la ciencia de la libertad porque la norma juridica nos marca una conducta determinada, pero abre muchisimas otras. Mis estudios me ayudaron a abrirme el mundo de la ley, de esa parte del espiritu divino, me abrieron el mundo del espiritu y el de la cultura. Mientras estudiaba Derecho lei a todos los autores clasicos espafioles, y latinos y griegas vertidos al espafiol, a veces en buenas, a veces en ma- las traducciones. En ese tiempo empecé a leer la poesia en francés y en italiano, lo que también me enriquecid mucho. Uno de los libros mas enriquecedores para ver cOmo se puede construir un poema es La Divina Comedia, leida en italiano, por supuesto. Entre los franceses lei mucho a los simbolistas, lei mucho a Baudelaire. Los amigos mas grandes que he tenido, los amigos de toda la vida, fueron Fausto Vega, Ricardo Garibay y Jorge Hernandez campos. Porque tuve grandes amigos, por ejemplo Henrique Gonzalez Casanova, pero él estaba aparte de mi ambiente de libertad en la poesia; mientras que los otros tres no s6lo hacian lo mismo que yo sino que ademas competian conmigo. Ricar- do Garibay, pasional y violento; Fausto Vega, perfectamiente sabio; Hernandez Campos con talento poético infinito que después desperdicié, no sé por qué. Con esos tres me formé, comparti la vida. Estuvimos juntos desde la preparatoria. Siem- pre platicabamos, compardbamos, compartiamos lecturas como por ejemplo el Ulises y En busca del tiempo perdido y a todos los que estaban de moda en aquel tiempo. Ademas nos leiamos y nos criticdbamos ferozmente. En alguna ocasion Ricardo escri- 50 bid: “Ayer cené con J, con Ry con F, nos debemos, unos a otros, todo lo que somos”, y aclaraba: “y no somos poco’. La critica. Hubo un libro que fue importante para los jovenes de aquel tiempo: Cartas a un joven poeta de Rilke, y ahi preci- samente dice: “No lea la critica que hacen de usted", aunque yo siempre la lei y la encontré muy elogiosa, es decir, llenaba mi vanidad. El critico Pedro Gringoire dijo, en 1953, cuando publiqué mi libro Imagenes: “Excepcional poeta es éste por la marmorea perfeccion de los versos”. Lo recuerdo porque el elo- gio me leg6, aunque yo no era ya tan joven. El primer elogio que recibi fue de Agustin Yafiez, precisamente con respecto a los mismos juegos florales donde hablé con Méndez Plancarte, tal elogio, ademas, afirm6é en mi la vocacion por la literatura, por la poesia. Yafiez escribio una pagina acerca de mi, dicien- do, con mejores palabras, que presentia en mi una gran voz de la poesia nacional. Puedo decir que esa pagina de Yafiez es lo que me hizo escritor. Amis discipulos trato de explicarles como se hacen las cosas. Recuerdo alguna leccion que me dio Julio Jiménez Rueda, también maestro mio, y les digo: si quiere usted escribir, apren- da las reglas, lea a los clasicos y quitese la verguenza. Alguna vez en el citado libro de Rilke lei: “Si usted puede vivir sin es- cribir, no escriba”; eso me desconcerto mucho, porque yo podia vivir perfectamente sin escribir pero esta norma que le doy a los alumnos es otra cosa: adquiera cultura y quitese la verguien- za, porque con ella nunca va a decir algo suyo Nunca tuve la tentacion de escribir en otro modo: cuento, novela, teatro; hice lo posible en las tres maneras, y fracasé Con respecto a los clasicos, nacié en mi el interés por mejorar las traducciones a que tenia acceso, porque me percaté de que en éstas los autores no me decian nada y yo sabia que eran los mejores poetas que habia en este mundo; por ejemplo, Mim- nermo y Catulo. Tenia noticia de los liricos griegos y de los li- ticos latinos, sobre todo de Catulo. Para poder saber lo que éste decia, me propuse aprender latin, cuyas lecciones ya habia iniciado en la carrera de Derecho, porque yo estudié Derecho 51 Romano muy en serio. Hice, en colaboracion con Amparo Gaos, una antologia de la poesia latina; de esa manera di en la cuen- ta de que me era posible comprenderla. Releyendo esa antolo- gia, encontré las versiones de los poemas de Catulo. Vi que é1 esta diciendo las cosas como deben decirse. Estudié entonces lo necesario para traducirlo como creo que se debe. Catulo es facil de entender pero imitarlo sigue siendo imposible. Mi interés por la cultura indigena tiene raices mucho mas antiguas pues pasé mi infancia en un barrio fabril, donde es- taban tres fabricas: La Alpina, Loreto y La Hormiga, de tal manera que comparti la vida con gente de ese nivel social ex- plotado al cual pertenecia yo también, porque mi padre fue telegrafista y ramos miembros de una familia grande y él tenia un sueldo muy pequefio; por esa razdn Ja pobreza que padeci en mi infancia fue excesiva. Y he dicho muchas veces, no soy gente decente, soy pelado porque me crié entre pelados. Ese sentimiento de ser pelado, de ser parte de la misma clase a la que pertenecen los noventa millones de mexicanos explotados, es lo que me ha inducido a buscar de qué manera remediar el asunto y eso es lo que me condujo a los estudios de la cultura prehispanica, la cual es infinitamente superior a la que tene- mos actualmente. Alguna vez un secretario de Educaci6n me dijo: “como ensefaria usted eso?” y contesté: en las prime- ras Clases de la primaria proyectaria en una pantalla, en cada salon de clase, fotografias de las ruinas de las ciudades prehis- panicas: Uxmal, Palenque, Monte Alban y otras. Y hay que decirle a los nifios: “Esto lo hicieron tus abuelos; es decir, esta grandeza la hiciste ti y ésta no la puede repetir nadie en el mundo mas que tu en este momento. Debes esforzarte para tener la capacidad de hacer esto mismo no sdlo en el terreno de las ciudades, aunque las ciudades son muy importantes para la vida del hombre, sino en todo lo que hagas, en todo lo que leas y estudies, en todo lo que pretendas hacer en la vida, tra- ta de hacer esto, esta creacion original, esta edificacion de es- piritu humano". Naturalmente el secretario de Educacién no me hizo caso. 52 Mi poesia y las mujeres. Las mujeres son el universo, son las criaturas mas perfectas, al menos en el universo que cono- cemos; en ellas se condensa toda la fuerza de la naturaleza ¥ la fuerza del espiritu. Ellas crean, hacen, y ademas tienen, con respecto a nosotros, una funcién fundamental, nos fecundan Uno puede hacer que ellas tengan nifios, pero las mujeres son capaces de hacer que nosotros creemos un mundo nuevo, o que intentemos crearlo; un mundo habitable, donde ellas pue- dan sentirse libres en su ser de mujeres, y reconocerlo; ser felices; para crear ese mundo nos fecundan a los hombres. Nada de lo que yo escribi hubiera sido posible si no fuera porque las mujeres me fecundaron. Asi, en los papeles invertidos, lo que preparé el parto de mis libros, fue la fecundacién que, con su presencia, efectuaron en mi las mujeres. El amor es una forma de relacién entre seres humanos mu- cho mas intensa que la amistad. Hay mas deseo de comunion, de compartir intereses; pero desgraciadamente es mucho me- nos durable que la amistad. El amor tiene siempre un plazo que a menudo es muy proximo a su principio. La soledad es una ilusion juvenil, no existe. Desde muy nifios comenzamos a sentir las exigencias y el amor de la sociedad que son, si bien se mira, la esencia del estar acompatiados. Desde muy temprano aprendemos eso, que es presencia huma- na sobre cada uno de nosotros, y esa presencia esta sobre noso- tros mientras vivimos; asi pues, insisto, no es posible afirmar que haya soledad. La soledad es una ilusion juvenil. Se confun- de con el fracaso amoroso; porque al adolescente no le haga caso la mujer que pretende, no ha de considerarse que esta solo; el fracaso amoroso viene a ser otro modo de exigencia humana. Alguna vez escribi: “La vida es un puente débil tendido entre la muerte y la muerte”. En ese tiempo escribi largos poemas acerca de la muerte. Esas son vaciladas. La muerte era un su- ceso del cual no comprendia nada absolutamente. En Calacas se encuentra lo que ahora pienso de la muerte. Para mis afios —voy a entrar a los ochenta y dos—, la muerte es una compafiia de lo mas desagradable que esta sentada aqui, en el brazo de i] mi silla, pensando qué parte mia va a destruir en ese momen- to porque la vejez es una especie de disolucion del ser humano, uno va dejando de ser. La muerte es la compaiiia y se lo va a llevar a uno como se lo va Ilevando el diablo sin que se pueda hacer algo. Qué puente ni qué puente. La muerte es un fens- meno horrible que lo va destruyendo a uno con dolor. El dolor no es nada buscable sino que es totalmente rehuible y a mi edad ya no se puede rehuir. En este momento me estan doliendo el espinazo y las piernas. Si a la muerte se le ocurre, este dolor no se me quita porque es parte de la compafiia continua que me pone la muerte, otra razon para decir que no hay soledad. ¢Por qué fuiste tan timido, Rubén? Me duelo de haber sido timido. Esa timidez me echo a perder la vida durante muchos afios y se manifestaba de odiosas maneras; por ejemplo en mi nifiez, cuando llegaba una visita a la casa, yo me metia debajo de la cama, por miedo de enfrentarme a la gente. La timidez con las muchachas se agravé y me amargé también mucho tiempo. Aunque la poesia no tiene nada que ver con esto, él que escribe sabe que la escritura es, en ultimo término, un acto de audacia. Algunos amigos me cuentan que para conquistar auna mujer le dicen un poema mio, y asi se la ganan. A mi nunca me sirvié para eso lo que escribi. Se dice que en un libro mio tengo una de las dedicatorias mas enigmaticas y mas celebradas por los lectores: “Aqui debe- ria estar tu nombre”. Es una suerte de injerto de resentimiento en la tristeza. Yo puedo hablar de las mujeres en abstracto, con un nombre propio no puedo hablar de nadie porque si lo hicie- ra no hubiera tenido mas que una, Mi infancia ocurri6 en el Distrito Federal; yo era de familia muy pobre. Llegamos de Guanajuato a México. Vivimos en la colonia Guerrero, en la calle de Mina, en un edificio de vecin- dad, como se decia en aquel momento, no se decia departa- mentos sino viviendas. Ahi pasé los primeros afios de que tengo memoria. He repetido muchas veces que fui muy pobre pero la pobreza no se siente cuando uno es nifio y se esta en un ambiente en que se considera natural. Alguna vez que no 54

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