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La praxis de la paz
Podemos afirmar que el Homo sapiens es ante todo Homo habilis,72
lo que simblicamente nos indica que, en cualquier caso, por debajo
del 50% de las decisiones humanas son propiamente racionales, por
tanto, la corporeidad, los instintos y las emociones contribuyen a que
la toma casi automtica de decisiones afecte a muchas circunstancias
vitales para las entidades humanas. Es ms, cuando interviene la
razn tambin est condicionada directamente por las emociones,
el cuerpo y toda la filogenia, sin ninguna duda. Sin embargo, este
no es el argumento fundamental que queremos seguir en este tra-
bajo, sino ms bien todo lo contrario, aunque tendremos que unir
las dos realidades. Ahora en lo que queremos hacer hincapi es que
en el Homo sapiens, existe una ntima relacin entre racionalizacin
(teora) y accin (prctica), por mucho que enfaticemos, al menos
en Occidente, nuestra cualidad sapiens. Y, si a prcticas sociales nos
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Notas
1. Cf. Muoz, Francisco A. y Molina Rueda, Beatriz (2009), Una paz
compleja e imperfecta, en Muoz, Francisco A. y Molina Rueda, Beatriz
Una paz compleja e imperfecta, pp. 15-55.
2. Cf. Mostern, Jess (1994), La insuficiencia de la filosofa actual
en Claves de Razn Prctica, n 48, pp. 23.
3. Cf. Waldenfels, Bernhard (1997), De Husserl a Derrida. Introduccin
a la fenomenologa, Barcelona, Paids, pp. 42.
4. Cf. Aranguren, Jos Luis (1972), tica, p. 161 y ss.
5. Cf. Nussbaum, Martha (2010), Sin fines de lucro. Por qu la demo-
cracia necesita de las humanidades, Madrid, Katz, p. 14.
6. A favor de otras disciplinas utilitarias y aptas para generar renta.
7. Cf. Mayor Zaragoza, Federico y Mara Novo (2011), Donde no
habite el miedo, Litoral.
8. Con respecto a la autopoiesis vase Maturana, Humberto y Varela,
Francisco (2004), De mquinas y seres vivos: autopoisis: la organizacin
de lo vivo. Buenos Aires. La condicin de existencia de los seres vivos en
la continua produccin de s mismos, lo que tambin es explicable a tra-
vs de la homeostasis, o equilibrios dinmicos, como nosotros lo hemos
desarrollado hablando de la complejidad y la paz imperfecta. Cf. Muoz,
Francisco A. y Molina Rueda, Beatriz (2010), Una Cultura de Paz com-
pleja y conflictiva. La bsqueda de equilibrios dinmicos, Revista de Paz
y conflictos 3, pp. 44-61.
9. Cf. Cruz, Manuel (2009), Men degustacin. La ocupacin del filsofo.
Barcelona, Pennsula, p. 141.
10. Utilizamos aqu, haciendo un paralelismo, el concepto desarrollado
por Judith Butler. Cf. Butler, Judith (2010), Marcos de Guerra: Las Vidas
Lloradas, Barcelona, Paids.
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