JURISPRUDENCIA
CONSTITUCIONAL
Precedentes judiciales
de la humanidad
Casos y materiales
| JUAN ANTONIO BARRERO BERARDINELLISitmitin tey shikiin kasa supushua
A mia madre fonte di tutto
“El tiempo pasa con su vanidad
trayendo mubes y vientos a montén
‘cuando el verano se quiere acabar
‘ya.se ha perdido todo lo mejor”
Leandro Diaz
ren18 sawarenosneo sero
En efecto, cuando se discute si las decisiones basicas del Estado de-
‘ben ser adoptadas por el aparatolegislativo, judicial u oto Srgano, el asun-
to siempre se aborda como un problema de poder pibico que se jasifca
‘en mitos y paradigmas como, por ejemplo, “el legislador racional” o “el
Juez experto en derecho”, Sin embergo, no siempre se discute cuén racio-
nalesofieles ala justcia son las reglas que provienen del uno o del otro.
En palabras puntuales, el conflict entre poderes es puramente nomi
nal, pues solo consulta quign gesta los cambios, siéndo que, ene plano de
lareatidad, no es necesario descender ala “fosa de las Marianas” para dat-
se cuenta de que Ia ley dificilmente se treduce en la expresin de la volun-
tad popular y las sentencias que emiten las cortes no siempre se traducen
en lo que a Constitcién dice. Por esta razin es preferibe olvidarse de los
sitos y acudir al plano dela :omo elemento esencial de las fuen-
tes, de tal manera que, sin | poder piblico que dé origen a las
insttuciones juridicas, lo w tante es que las fuentes sean lo su-
ficientemente versitiles y dindmicas para estar abietas ala velocidad de
Jos cambios sociales, étnicos, econdmicos, culturales, a
‘03, poblacionales, tecnoldgicos, etc, pues, contrario a los estitios silo-
isos, los hechos impalsan Ia evolucién del derecho.
i6n no est mal confeecio-
‘A ni juicio el artculo 230 de la Ce
casetes que quedaron
que esté en desuso. Le pasa con
implemente porque las circunstancia
ron. Justamente por ello en toda époce
10 verdadera fuente de lajurdicidad y aut
ides prineipios naturales, tink
ites en las actuaciones de los po-
CAPITULO Ir
‘Marbury v. Madison 1803, Corte Suprema de Justicia
de los Estados Unidos (cardcter normativo
de la Constitucién)
aquellos que han claborado consttuciones escxi-
cy fundamental y suprema de la Nacién,. Por ello esta circunstancia no debe perderse de vista en el
{atamjento ulterior de la materia” (fomado del flo)
del embarazo ju-
ridico para que In humanidad pusiera en préctica la teorfa de entregar el
ppoder a ese enteabstracto que remplazaria al filésfo rey, nunca encontra~
do por Platén y que solo se materialzaria cuando Simén de Monfoct cre6,
ilinm en 1265 y Oliverio Cromwell impusiera el “Instru-
‘en 1653, dando aplicacién alas limitaciones que los
barones britinicos le habian impuesto a la Corona desde la Carta Magna
Libertatum de 1215,
ebilidad para imponerle la Carta
puesto de ses
wows sore contesormauceasrensssevontiaee 21
{6 entre 1649 y 1660, Jacobo Ly Carlos I, ambos hijos de Marfa Estuardo,
Wisindose en la teorfa del deecho divino pretendieron clausurar ef Patis-
‘mis adelante en 1679 se expidi6
ientos para hacer efec-
‘gn 1701 por medio del
ct se eres el Impeachment (mocién de census), instru
mpeachment
ntes, base del common lav, cuestién que influyé de manera de-
terminante en el sistema de fuentes y, de otra, el principio de separacién
sia y el Estado que se hab
iferencia con el proceso de colonizacin, descolonizacin y e
uente constitucionalizacion de la América espaol, en donde todo paso
fil reflejo de la evangelizaciOn. Una frase clarividente del historiador
Tulio Enrique Tascbn permite entender mejor este iim planteamiento:22 smuurono steno nouns waar MORON ox CORUM OE ATEAELOEESDCCELMOCE 29
“(J en la Nueva Inglaterra las poblaciones se formaron.
escuelas y en la América espaftola, alrededor de las igles
all imper6 el maestro, y ad el clérigo”
tener algo que yase tenia en Ia sociedad y cuya fuerza se hacia va-
gol Sonia el Parana a Ta MEtOpOT”. —
“Esto puede explicar que la revolucén norteamericana no busease un
* s0 y omnipotente a fin de emprender Ia transforma-
al contrario, un legislador limitado que no reincidie~
i esta valerosa, concisa afirmacién de John Marshall efectivamente
ha iniciado en América y en el mundo alguna cosa de nuevo y deim-
lo base del constitucionalismo modern, Esta decisién judicial implica-
1a para la vida del Estado contempordneo nada més y nada menos que las
visacién, sino més bien un acto madurado a través. i
ria: historia no solamente americana, sino universal™,
echo. Pricto Sanchis lo explica ask:
“Sostener en Norteamérica la libertad y la igualdad no tenfa ni mucho
menos el mismo sentido polémico que en Francia; en cierto modo era
terminologia espe-
el principio, que24 amarowossareo wares
tea la Constitucién es aula, y que los tribunales, asf como los demés po-
eres, estén obligados por ese instrumento"™;y ii) la aplicacign cons-
tiempo, modo y lugar
fue oficializado en 1844;
‘cuando se formaron los partidos politicos de los que se desprenden los dos
que han protagonizado la vida institucional de esa nacién (a principios
lario di costtucionalid delle lege nel
tacinconsttucionl, Bogota, Escuela
aun Yocom Sores EEATEACeLeeeRAOGSUMtOS 25
recién elegido Thomas Jefferson (fundador del Partido Demécra-
licand).
Ante dicho panorama, el 13 de febrero de 1801, como medi
de reaccitin, antes de que se prodjera el cambio de gobier
ién de los miembros de las cfmaras, se aprobé el Ci
iaposicién que en Ia historia de ls Estados Unidos
tizada como el Midnight Judge Act, que, entre otras medidas,
12. Sobre este episodio el pr
Restrepo plantea lo siguiente:
nos ofrece como una jugada estratégica de una élite acorralnda, que *
vasca en sus iltimos suspiros defender su visin de vida,A favor de Adamis habria que decir que, durante todo su periodo de
‘gobierno, demostré interés por Ia administraci6n de justia, en su man-
dato se hizo una especie de Court packing plan, al nominar tres jueces &
1 Corte Suprema de Justicia: en 1798 al juez: Bushrod Washington, quien
presté sus servicios durante tres décadas (1798-1828); luego nominé al cz
Alfred Moore, quien estuvo solo cuatro afios en Ia Corte (1800-1804); y,
finalmente al juez.John Marshall, en 1801, quien presidis la Corte duran-_
te teintay cuatro a 5).
de este caso, también es importante recor-
io de Estado hasta ls hias
pesar de que desde ene-
dar que John Mars!
id oT 6 de lio de 1838. Ast las cosas, caando
faltaba menos de una semana para que finalizara el mandato de Adams, l
Congreso ere Tos reeridas cargos de jueses y' peda de que el presiden-
cerfan, Marshall en su con-
dicion de Seerétatio de Estad6 al parctér no dispuso de tiempo suficien-
te pata darles posesién,
tido derrotado. Al impedir a los jueces asut
.&a7G05, ch diciembre de 1801 William Marbury y otros, representados por
{WaRBURYMAIBON A CORTE AUPRENAGE ETE LOG BEBO UNDO 27
of mandamus (usa aes,
en exigirle al Secretario de
2, TEXTO DELA SENTENCIA
“