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EL SABOR DE NUESTRA
HISTORIA
Centro de Mayores
Huete (Cuenca)
Vol-
Vol-Optenses-
Optenses- Curso “Recuperación etnográfica”
2007
INDICE
EL HOGAR
1. La vivienda
1.1. Tipos de vivienda
3. Gastronomía y calendario
3.1. La matanza
3.2. La siega
3.3. La Navidad
3.4. Las fiestas de Mayo
1. Agricultura de secano
1.1. Aperos principales
1.2. Faenas principales
1.3. El viñedo en Huete
2. Agricultura de regadío
2.1. El huerto
2.2. Los agricultores y el yeso
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3. La mujer en el campo
4. Ganadería
4.1. La matanza
2. Herrerías
2.1. El trabajo en la fragua
2.2. Herramientas
3. Albañilería
3.1. Las tapias
3.2. Suelo cuadro y cubierta
3.3. Adobes de barro
3.4. El suelo
3.5. Las herramientas
4. El comercio textil
4.1. Otros productos
4.2. El hielo
4.3. El Estanco
4.4. Anécdotas
Anexo: Comercios, comerciantes y otros negocios a través del tiempo
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CAPITULO IV: TRANSPORTES Y COMUNICACIONES
INTRODUCCION
1. Historia del Correo en Huete durante los siglos XIX y XX
2. Telégrafos
3. Teléfonos
4. Transporte de viajeros y mercancías
5. El viaje de los Illaneros
6. El Ferrocarril
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Capítulo I
VIDA FAMILIAR
OPTENSE
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EQUIPO DE TRABAJO
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I.1. EL HOGAR
I. 1. 1 LA VIVIENDA
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I. 1. 2. Tipos de vivienda
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No podemos olvidar la más importante de las viviendas de Huete en la
antigüedad: El Castillo y su Alcazaba. Allí vivieron durante muchos siglos familias de
muchas razas y religiones, gobernadas por un caudillo, en tiempos de guerra, y por
gobernadores o señores, en tiempos de paz. Pero como el estudio del Castillo ya ha sido
realizado por personas expertas y sería muy largo de explicar la vida de las familias
dentro de él y de su recinto amurallado, queda emplazado para otra ocasión.
Describiremos las viviendas de clase media o media baja, por ser las más
numerosas y de las que tenemos un recuerdo más directo o cercano (siglos XIX y XX).
Estas casas tenían una o dos plantas, con fachadas en cal y zócalos de colores o, al
contrario, pintadas de colores, la mayoría de las veces de añil, con zócalos y bordillos
blancos en las ventanas. Por lo común, la población residía en locales de muy pequeña
superficie.
No era raro que sólo tuvieran uno o dos dormitorios, que un inmueble se
dividiese entre varios vecinos o familiares y también que alguna habitación de una
vivienda se situara encima o debajo de la vivienda de otro vecino; todavía existen casos
que lo atestiguan, aunque por suerte cada vez son menos.
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Las casas contaban con un corral situado delante, detrás o a un lado y, algunas
veces, separado de la casa, aunque nunca muy lejos por ser un espacio clave para
realizar funciones muy necesarias: fisiológicas, lavado, fregado, etc.; muchas veces
poseían un pozo o aljibe. Existían también casos en que, a través de un corral, se
accedía a varias viviendas. Ejemplos en “el portalón” de la calle del Ranero y “el
corralón” en la calle de la Cruz.
Algunas veces, las cuadras de los burros y mulas estaban situadas detrás de la
vivienda, situación que obligaba a sacarlos a la calle a través de las habitaciones de la
planta baja (cocina, portal, etc.).
Generalmente, todas las viviendas poseían un sótano o cueva que servía para
muy diversos usos: conservar los alimentos frescos y salados, hacer el vino, vinagra,
muchas veces amasar. Otros sótanos también servían de cuadra a la que se accedía por
una rampa desde el portal o por otra calle a nivel inferior (Palacio Episcopal).
Las casas de agricultores se abastecían de sus propios productos del campo y
animales de corral, huevos, etc. Y lo sobrante se lo vendían a las familias que no tenían
tierras ni animales: artesanos, escribientes, obreros, clero bajo, maestros, curanderos,
médicos, etc.
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En el interior de la vivienda, las piezas fundamentales eran:
Otra pieza importante de la vivienda era el portal o entrada de la casa. Tenía una
mesa grande, banca, asientos, botijos, cuadros de láminas coloristas, almanaques y
algún reloj de péndulo. No faltaba casi nunca un frailecillo con capucha que predecía el
tiempo que iba a hacer. Si se le subía la capucha, el tiempo sería bueno, y al revés si se
bajaba la capucha.
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El número de habitaciones o dormitorios era reducido; situados generalmente en
el primer piso, al que se subía por una estrecha y oscura escalera. También existía en
medio de los dormitorios la sala, que era una especie de gabinete que servía de acceso a
las habitaciones, aunque también era muy frecuente que estas estuviesen una a
continuación de la otra, sin acceso independiente. Muchas veces los dormitorios eran
interiores para reservarse mejor del frío y del calor. Los que tenían ventanas daban a la
calle o al corral. Los muebles eran muy austeros y resistentes: camas de hierro y latón
dorado, arcas y cómodas de pino para las ropas y, algunas veces, un palo en una esquina
para poner las perchas y la “ropa de colgar”.
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durante los 21 días que duraba la incubación; al cabo de esos días empezaban a “picar”
el cascarón e iban saliendo uno a uno, con la ayuda de su madre, que les calentaba,
secaba y les daba el aspecto de un copo de algodón con unos ojillos y un pico amarillo
que resaltaba del vellón. Era una verdadera delicia verlos y, después, a la gallina en el
corral, seguida de su prole a todas partes, enseñándoles a comer y cobijándolos bajo sus
alas.
Lo mismo hacían las mujeres con los demás animales del corral; “echaban al
verraco” a la cerda si querían tener una manada de “mamoncillos” lechones agarrados a
todas horas a la madre; las conejas que luego parían en una mullida cama, hecha de su
propio pelo, en las “conejeras” o jaulas, dónde alimentaban con su leche a unos
diminutos gazapos acurrucados junto a ella.
Una vez descritos estos dos tipos de vivienda optense no hay que olvidar una
vivienda singular que viene de la antigüedad pero que todavía pervive, es la choza o
cueva. Posiblemente para aprovechar el poco terreno edificable alrededor del castillo y
dentro del recinto amurallado, surgió esta vivienda que no utiliza muchos materiales de
construcción, sino el esfuerzo físico del que excavaba en la base de los cerros con pico,
pala y mucho sudor. Estas viviendas, naturalmente eran ocupadas por familias de bajo
nivel económico, y aunque sus condiciones térmicas son inmejorables, dejan bastante
que desear en cuanto a higiene, intimidad, ventilación, etc. Actualmente hay muchas de
esas chozas habitadas, la mayoría por familias de raza gitana o quincalleros.
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Constan de cocina con chimenea, que asoma sobre la verde hierba del cerro,
portal con puerta-ventana partida por la mitad (hoy quedan pocas o ninguna) y
dormitorios todos hacia el interior del cerro, sin puertas de comunicación (alguna
cortina). Tienen un corral delantero, alguna cuadreja y las habitadas tienen un baño o
aseo y alguna habitación, edificados en los corrales .
La mujer tenía como tareas habituales el llevar la casa, atender a los hijos y
ayudar al marido en las faenas del campo.
Además, en el tiempo de la matanza del cerdo era también una tarea compartida
a la que se solía invitar a familiares cercanos a fin de que éstos les ayudasen ya que, al
no existir agua corriente, el “menudo” del cerdo se lavaba en el río.
Igualmente había que lavar la ropa en el lavadero público e ir a buscarla a la
fuente con cubos de zinc que se llevaban en la mano y cántaros de barro en la cadera.
El pan se amasaba en las casas y se cocía en el horno cuando avisaba, por ello
había que madrugar levantándose no después de las seis de la mañana.
Cuando había que ir al campo para escardar, por ejemplo, o para atender el
huerto sacando patatas o recogiendo hortalizas, se hacía en compañía del marido y los
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hijos y posteriormente se guardaban en conserva para que el hogar estuviera surtido
todo el año.
I. 2. 1. En la matanza.
Dos días antes de matar el gorrino se cocía la cebolla. Todos ayudaban para
pelar la cebolla, partirla y cocerla, en una cantidad aproximada de treinta y cinco kilos;
se le añadía calabaza para que estuviera más suave.
Hacer las morcillas daba mucho trabajo pero era como una fiesta para toda la
familia: nada comparado con lo de ahora, se compran y es más cómodo.
Seguían las mujeres con su trabajo: lavar el menudo con agua del caldero puesto
a calentar en la lumbre; si no había agua en la casa se podía ir al río; otras, mientras,
hacían las gachas y la carne para la comida adelantando también la cena de judías
cocidas al fuego en puchero de barro; un lujo añadido era preparar dos pollos del corral
con tomate.
Una vez lavadas las tripas a preparar las morcillas: a la sangre se añadían la
manteca y las especias: orégano, pimentón, alcaravea, y un poco de clavo para que no
se abrieran. Una variante son las morcillas de año preparadas con los siguientes
ingredientes: cabeza de cerdo cocida, riñones, corazón, asadura y carne picada de los
chorizos y revuelto de dos morcillas normales. Todo mezclado y una vez embutidos se
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ponían a secar como los chorizos. Estas morcillas se guardaban para los cocidos de todo
el año.
Las costillas y los lomos se cubrían con el siguiente adobo: agua, pimentón, ajo,
orégano y sal; durante varios días había que remover cada doce o veinticuatro horas
para que se empaparan bien.
Los jamones y paletillas se salaban con una cantidad fija de sal según el peso; se
vigilaban durante días para que no les faltara la sal y una vez salados se lavaban, se
adobaban y a colgar para su secado.
Ingredientes:
Harina
Agua
Levadura natural
Levadura artificial
Sal
La levadura natural es masa fermentada; el día anterior por la noche con esa
levadura natural se hace un poco de masa y se deja reposar toda la noche. Al día
siguiente se calienta el agua en un cubo de cinc, en la lumbre, y en una artesa de madera
se pone la harina y se hace un hoyo en medio, se deshace la sal y la levadura artificial y
la natural; a continuación se va echando el agua caliente y cogiendo la harina de los
lados, se va batiendo con las manos hasta que se mezcla toda la harina y el agua; se
amasa todo bien y se pone en una canasta donde previamente ya se ha puesto una manta
y encima una sábana blanca, envolviendo la masa.
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La masa se llevaba al horno cuando el hornero lo decía; se partía en porciones
de un kilo y se volvía a dejar en los tableros, hasta que fermentaba un poco, para a
continuación meter en el horno para cocerse.
También con la masa del pan se solía hacer unas tortas muy finas, con azúcar
por encima, que estaban muy buenas; otras veces se hacía harinosas: en un trozo de
masa se echaba en el centro harina y azúcar y se tapaba con la misma masa haciendo un
montículo, cuando se cocía en el horno estaba de muerte.
I. 2. 3. Elaborando el queso
Cuando traían la leche, recién ordeñada, se ponía al lado de la lumbre, se añadía
el cuajo y se removía hasta disolverlo todo. Cuando la leche cuajaba se echaba en el
molde de esterilla con un paño blanco y así se colocaban todos en la quesera, con un
tablero encima con peso. Por la tarde se les daba la vuelta y así hasta que escurría el
suero.
Después se echaban los quesos en agua con sal durante unos días sacándolos
para que se orearan.
Había varias formas de guardarlos: en aceite, untados de manteca colgados en
una cueva o envueltos en papel y metidos entre el trigo para su curación.
I. 2. 4. El aceite
Cada persona llevaba la aceituna al molino el día que le asignaban; se extendía
como una parva pequeña y con los molones grandes se enganchaba una mula y allí daba
vueltas hasta que se molía todo, después con esteras se llevaba a la prensa que estaba en
alto donde se prensaba y caía el aceite a una pilas y el perchín iba a otro sitio y a cada
uno se le daba el aceite que le correspondía por la aceituna que había entregado.
I. 2. 5. El lavado de la ropa
Estos recuerdos se remontan a cincuenta años atrás, viendo el trabajo de madres
y vecinas.
Lo primero que se hacía era pedir ceniza al hornero y poner un tinajón encima de
unas patas, con espacio suficiente para colocar un cacharro debajo que recogiera el agua
sucia.
Una vez colocada la ropa dentro del tinajón se ponía un trozo de lienzo y encima
la ceniza; el agua calentada en la lumbre se echaba para que fuera filtrándose por la
ropa. Esta operación duraba casi todo el día.
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Hay que entender este primer remojo porque la ropa estaba muy sucia, más si era
del campo, ya que la gente cambiaba de vestuario como mucho cada semana.
Al día siguiente del remojo se hacía el lavado normal. Los tejidos eran difíciles
de manejar: las camisas eran de serga, una tela fuerte, los calzoncillos de retor moreno,
muy dura para que duraran más.
Una vez lavada había que solear la ropa; si no había sol se quedaba al sereno
para que se blanqueara.
En fin, cuatro días duraba la colada; se explica que no se cambiaran porque con
este sistema las mujeres empleaban mucho tiempo en el lavado.
Hay que reconocer el trabajo de nuestras abuelas y madres, nuestra generación
lo ha visto; nosotras hemos llegado a tiempo de usar la lavadora que trabaja sola, nos
asegura la higiene, nos ha quitado trabajo y nos da más tiempo para otras cosas.
I. 3. GASTRONOMÍA Y CALENDARIO
La gastronomía era diferente según las épocas:
I. 3. 1. La matanza: Era una tradición que coincidía con el final del engorde
del animal, hacia los meses de Diciembre o Enero y servía de abastecimiento de
alimento durante el invierno, dado que del cerdo se aprovechaba todo.
Era una fiesta gastronómica; a primera hora se asaba la barba y se solían hacer
las hojaldras de chicharretas. A mediodía se comían gachas de matanza y por las noches
judías.
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I. 3. 2. La siega: Duraba aproximadamente quince días y todos se comía
cocido, tanto los segadores como la gente de la casa.
Por la mañana los segadores comían huevos revueltos y al medio día se les
mandaba la olla al rastrojo con la comida y la cena.
I. 3. 4. Las Fiestas de Mayo: Eran días de fiesta y por lo tanto, días de comer
bien; el día principal se solía hacer el asado de cordero y el día de la víspera cocido
con albondiguillas, tradición que todavía se mantiene en muchos hogares.
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Migas de la abuela María: Pan duro, panceta, ajos y pimentón.
Se fríe la panceta, cuando está frita se aparta y en ese mismo aceite se fríen los
ajos sin pelar y el pimentón; después se le echa el pan que se va friendo poco a poco y
sin dejar de mover, cuando están sueltas, se les añade la panceta que hemos frito
previamente. Se acompañan con uvas.
Migas Gachas
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Capítulo II
EL CAMPO
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EQUIPO DE TRABAJO
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II. 1. AGRICULTURA DE SECANO
Faenas
Cereal: Barbecho, sulfatado del trigo, siembra, escarda, siega, acarreo, trilla,
aventado, traslado y venta del grano, traslado de la paja al pajar y al tejar...
Otras: Labrado de la viña y del olivar; cavado de las cepas y de las olivas;
poda de cepas, olivos y almendros; recogida de la uva (vendimia), aceituna y
almendra...
Carruajes
Carro, galera, volquete...
Aperos
Aguaderas, albarda, allegador, amugues, angarillas, arado, arreos, aventadora,
bozal, cabezada, capacho, cargador, celemín, collarín, collera, espuerta, hacha, horca,
horcate, horquilla, horquillo, hoz, media de medir, ramal, rastrillo, rastro, ruedo,
serón, tijeras de podar, tranchete, trillo, vertederas, yugo, zoqueta...
Cultivos
CEREALES: Avena, cebada, centeno, escaña y trigo.
LEGUMBRES: Almortas, garbanzos, lentejas, veza y yeros.
OTROS: Aceituna, almendra (amarga y dulce), azafrán, girasol y uva.
Animales utilizados
Bueyes, burros, caballos percherones y mulas.
Locales usados
Cámara, corral, corte, cuadra (camastro, pajera y pesebres), gallinero, pajar...
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Especies animales
Abejas, alondras, codornices, conejos, liebres, palomas (común y torcaz),
perdices, ratas de agua, topos, tordos, tórtolas, totovías, urracas...
Oficios relacionados
Almazarero, bodeguero, carretero, guarnicionero, herrador, herrero, molinero,
muletero...
Fincas
Casa de Carlitos, Casa del Monte, Casa de la Vega, La Heredad, Parrales, San
Bartolomé, Vistalegre...
Molinos
Calzadilla, Espantaperros, Juanillo, Lárez, La Retuerta, El Santo...
Fábricas de harina
Borbotón, Cruces, Degando y La Paz.
Ferias
San José (19, 20 y 21 de marzo), Septiembre (21,22 y 23) y Feruela (11, 12 y 13
de noviembre).
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II. 1. 1. Aperos principales
Tiene tentemozo ya que es rígido en sus dos ruedas. Para frenar lleva zapatas en
las ruedas.
GALERA: Semejante al carro pero con cuatro ruedas: dos grandes y fijas en la
parte trasera y dos pequeñas y móviles en la delantera que sirven para dirigir el
vehículo.
Es un medio de transporte tirado por dos o más caballerías, usado en la
agricultura para llevar toda clase de productos: gavillas de mies desde la parcela a la era,
el grano desde la era a la casa o al
almacén, la paja, el estiércol...
La caja es rectangular (mayor
que la del carro) con laterales; debajo
están los ejes que se engarzan a las
cañoneras de las ruedas; en la parte
delantera lleva el asiento, el freno, el
balancín, las borriquetas de
enganche y la lanza.
Las ruedas se componen de cubo o piña con su cañonera en el interior, los
radios, las pinas y el cerco de hierro. Para frenar lleva las zapatas, una en cada rueda
trasera.
Tanto el carro como la galera se construían con madera de olmo porque es muy
dura y no se agrieta.
Para enganchar a los animales al carro o a la galera se les coloca una collera y un
collarón al cuello; después el arreo, que consiste en una horquilla de madera puesta
delante del collarón y de ahí salen las cintas de cuero que unas van sujetas al animal y
otras a la punta de la lanza. De las cabezadas que se ponen a la bestia salen las riendas
que van hasta el conductor para su manejo y guía.
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TRILLO O TRILLA: Especie de tablón de unos dos metros de largo y más de
uno de ancho que, en una de sus caras, tiene trozos pequeños de pedernal incrustados en
la madera y sierras metálicas para cortar las pajas y desgranar las espigas.
Todos los años, en primavera, el empedrador le ponía las piedras que se le habían
caído el verano anterior.
ARADO: Instrumento movido por fuerza animal que sirve para labrar la tierra,
abriendo surcos en ella.
El arado romano se compone de dental, reja, pescuño o cuña, orejera, esteva
(con su mancera o empuñadura), timón y tenilla.
VERTEDERA: Especie de arado caracterizado por tener dos estevas, en las que
el labrador apoya sus dos manos, una reja, una cuchilla y una especie de orejera o teja
colocada al lado derecho, la cual vierte la tierra que levantan la reja y la cuchilla.
También tiene cama y timón.
También existen la vertedera móvil y la doble vertedera. La primera voltea la
tierra de forma alternativa a uno y otro lado y la segunda la voltea a ambos lados a la
vez.
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II. 1. 2. Faenas principales
La siembra se hacía a mano con una espuerta que solía ser de esparto. A una de sus
asas se ataba una cuerda que iba al hombro del sembrador y la otra se cogía con una
mano. Con la otra mano se extendía el grano por la tierra.
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LA SIEGA: Se hacía a mano y se solía empezar a mediados de junio con la cebada;
a primeros de julio el trigo, el centeno, la escaña y la avena. Solía durar de veinte a
veinticinco días.
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Para alimentarse venían diariamente desde el rastrojo al pueblo con una
caballería o iban de la casa a la parcela y llevaban la comida cocinada y agua. Casi
todos los días era cocido, otros judías con chorizo; para la cena y el almuerzo
comestibles sin cocinar, casi siempre los mismos: huevos, carne, queso, jamón,
chorizos... Éstos los preparaban en el campo haciendo una pequeña hoguera con leña
que, junto con los alimentos, también se llevaba desde el pueblo.
La ropa que se empleaba durante la siega era la más usada y cada dos o tres días
se traía al pueblo para lavarla.
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EL AVENTADO: Una vez trillado, se procedía al aventado, lanzándolo al aire
con una horca y una pala o por medio de una máquina aventadora. Si no quedaba
completamente limpio el grano, se acribaba (pasaba por una criba).
Cuando estaba el grano limpio se
metía en sacos o costales (de cáñamo o de
yute), se cargaba en el carro o la galera y
se llevaba al almacén para su venta o a la
casa para su almacenamiento.
La unidad de medida era la fanega
que de trigo pesaba cuarenta y cuatro
kilogramos. Equivale a doce celemines.
Vocabulario
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ESCOBA DE SOPLILLO: El soplillo es una hierba, de aproximadamente un
metro de altura, que crecía en calveros oscuros que estaban eriales. Se cortaba en verano
y con él se hacían escobas suaves como plumeros y se utilizaban para lo mismo que
ellos.
SETAS: Por aquí sólo se crían de cardo y de chopo. Aparecen en otoño cuando
llueve.
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II. 1. 3. El viñedo en Huete
Hace bastantes años en esta localidad había mucho terreno dedicado al cultivo de
la vid, muy próximo al pueblo (el paraje conocido como Los Verdejales, que se extendía
desde La Fuenzorita hasta Parrales; Los Cosos con menor extensión; La Peña Tajada y
alguno más), hasta que apareció la enfermedad de la filoxera, a finales de la década
1930-40, y casi nadie volvió a plantarlas de nuevo con raíz borde o americana.
Solamente tres o cuatro parcelas se conservaron posteriormente, siendo arrancada la
última a mediados de los años setenta debido a que había que guardarla desde dos meses
antes de la vendimia ya que acudían a ella toda clase de animales, sobre todo bandadas
de tordos.
El trabajo en la viña daba comienzo en el mes de febrero con la poda y recogida
de sarmientos; éstos se hacían gavillas y servían para la lumbre en las casas.
Seguidamente se labraba la tierra con una yunta de mulas o asnos con un arado romano
o vertedera, acto que se repetía a finales de mayo.
A la hora de la vendimia iba toda la familia con la galera y las mulas. La uva se
echaba en cestas de mimbre o espuertas de goma y de éstas a cuévanos de mimbre.
Cuando se llenaban diez o doce se venía a descargar a la bodega y otra vez se regresaba
a la parcela, y así hasta la terminación.
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A las tinajas llenas se les echaba un poco de alcohol que le servía de tapa para su
conservación, además de estar tapadas con una tela fuerte o tapa de madera.
Antes de la llegada de la filoxera, en casi todas las casas de la población había
cuevas subterráneas donde se elaboraba el vino, con sus tinajas de barro.
Actualmente han desaparecido casi todas las tinajas y gran parte de las cuevas.
Faenas
Labrado, cavado, abonado (basura), regado, escarda, recolección de productos,
siega de alfalfa, traslado de los productos a la casa, venta de productos...
Aperos
Azada, escardillo (palón pequeño), guadaña, horca de hierro, hoz, pala,
rastrillo...
Cultivos
Acelgas, ajos, alfalfa, calabazas, cáñamo, cebollas, espinacas, judías (secas y
verdes), lechugas, maíz, melones, patatas, pepinos, pimientos, remolacha (azucarera y
forrajera), repollos, tomates, zanahorias...
Vegas de Huete
BORBOTÓN: Regada por el río Cauda o Borbotón, que nace a unos dos
kilómetros del casco urbano.
FUENZORITA: La riega un río así llamado, que emana a unos tres kilómetros
del pueblo.
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PEÑAORA: Cruzada por un río homónimo, que brota en Saceda del Río. Se
dedicaba, principalmente, al cultivo de la remolacha.
RÍO MAYOR: La más extensa de todas. Dicho río, que nace en la Sierra de
Cabrejas, fluye por ella.
II. 2. 1. El huerto
Hacia la mitad del siglo XX hubo un periodo de carestía o, mejor dicho, hambre.
La mayoría de los labradores tenían muchos hijos. La manera de poder sacarlos adelante
era, además de con el cultivo de los cereales y la cría de los animales de corral, con los
productos del huerto. De él se sacaban varios esquilmos muy importantes, que les
duraban todo el año: patatas, judías, ajos, cebollas (con las que se hacían las morcillas),
remolacha y tomates (que embotellaban al “baño María”). Otros cultivos eran sólo de
temporada: pepinos, pimientos, lechugas, calabazas, judías verdes, acelgas, espinacas...
En esa época, casi todos los días, comíamos al medio día cocido y por la noche
cenábamos judías; los que comían en el campo, tortilla (elaborada con patata y huevo) y
cualquier otra cosa. Todos los alimentos que se tomaban se producían en la casa, no
había que comprarlos.
El huerto no es todo sembrar y coger.. Primero hay que limpiarlo; después, antes
del invierno, labrarlo profundamente; luego, darle otra vuelta. La basura es necesaria, si
no la tienes hay que comprarla; antes se tenía de los animales, pero había que sacarla,
removerla y llevarla al huerto; allí se cargueaba y se extendía. Se labraba nuevamente y
entonces estaba preparado para sembrarlo.
Ajos: Según el refrán: “Tantos días pasan de enero, tantos ajos pierde el ajero”.
Antes se sembraban muchos (para consumo doméstico y para vender); ahora, los
optenses siembran pocos. Se siembran como se hacía tradicionalmente, a mano y con el
palón.
En la actualidad vienen de Las Pedroñeras y se siembran grandes parcelas. Lo
hacen mecánicamente, tanto la siembra como la recogida. La mayor parte de la
producción es para la exportación y otra parte para venderla en mercados españoles.
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Judías: se sembraban bastantes pues los agricultores, normalmente, tenían un
huerto con cebada que, después de segada, se sembraba de judías y se cogían para el
consumo doméstico y para vender algunas.
Remolacha: cultivaban de dos clases: forrajera para alimentar a los animales
propios y azucarera que vendían para elaborar azúcar. En Aranjuez había una fábrica en
la que hacían un contrato, facilitaban la simiente (que se pagaba al entregar la cosecha)
y la compraban. Cuando se recogía, la llevaban a la estación del ferrocarril donde había
una báscula con la que pesaban el carro o la galera cargados, la descargaban y pesaban
los carruajes vacíos; les ponían un porcetaje de descuento según estuviese de sucia y
calculaban el peso neto de ese viaje. Algunos llevaban bastantes viajes, pues se
cultivaba gran cantidad de terreno. Salían trenes y trenes, con decenas de vagones
cargados con destino a Aranjuez.
Las patatas tempranas se siembran antes de San José; son de la cosecha del
año anterior, pues normalmente se hielan.
Las patatas tardías se siembran con simiente seleccionada y comprada. Hay de
varias clases pues, según las tierras, pintan mejor unas que otras.
Se tienen que partir en gajos y dejar las coyunturas o repartirlas. Se cortan los
caballones y... ¡A sembrar! Es muy importante, al tajar, la caída de la tierra. Al trazar el
surco tiene que estar lo más a nivel posible para que el agua, al regar, llene todas las
cajas por igual. Con el palón se abre el surco y se ponen los gajos a una distancia de un
pie; se le echa un poco de veneno para combatir el taladro y se tapa. De la misma
manera se hace con el resto de los surcos, hasta que se acaba la simiente.
Las cebollas. Se compra el cebollino en manojos (cada uno tiene unas cien
plantas). Unos las siembran en eras y otros en surcos.
Los pepinos se siembran de otra forma: al tajar el surco se hace un hoyo; a lo
largo de él, se echa basura; se tapa ésta con un surco ancho y encima se ponen las
pepitas y un poco más de basura. Se tienen que regar muchos días. Nacen y se siguen
regando con la regadera, hasta que se hacen de escardillo. Luego se riegan a reguera
como casi todo.
Para los tomates se hacen surcos parecidos a los de los pepinos, pero se siembran
con matas que se crían en invernaderos. En cada surco se ponen ocho o nueve. También,
al principio, se riegan a mano.
Los pimientos se plantan de manera similar a los tomates. Las plantas se sacan
del invernadero y se ponen en eras o en surcos. En cada surco se colocan como mínimo
veinte. También, hasta que se riega a manta, se hace un poco a mano.
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Judías verdes se siembran pocos surcos porque suelen echar muchas. A la
mayor parte de las matas, se les ponen varas y los tallos trepan por ellas hasta arriba;
incluso algunas bajan y rinden exageradamente.
Las calabazas se siembran en casillas. La simiente son las pepitas. Se colocan
muchas, después se entresacan, como los pepinos. En cada casilla se dejan tres o cuatro
matas.
Las demás cosas que se siembran en el huerto se hacen de forma parecida, la
mayoría en surcos. Los cuidados son casi los mismos.
Después de plantar queda mucho trabajo por hacer: regar al principio, algunas
plantas casi diariamente; labrarlo con el palón una o varias veces; arrimarle la tierra a
los cultivos; a veces, cuando se riega, hay que mover la tierra con un escardillo; coger el
fruto, en algunos productos (pepinos, calabazas, tomates, pimientos, judías verdes...)
muchas veces, en otros (patatas, judías secas, remolacha...) una sola vez.
Las piedras de yeso que salían al labrar la tierra y otras que se sacaban con el
pico y una barra de hierro haciendo palanca, se llevaban hasta la caja que se había
construido. Las mayores se colocaban junto a las paredes y otra fila en el centro hasta
una altura aproximada de 80 cm.; de ahí se hacían dos arcos de medio punto y se
echaban piedras hasta llenar todo.
36
Cuando se había enfriado, se procedía a la trituración, partiendo las piedras
mayores con una maza de hierro. A continuación, con una especie de palanca de madera
se terminaba de moler, se pasaba por una criba, se cargaba en la galera, se traía al
pueblo y quedaba listo para su uso.
La palanca de madera consistía en un trozo de tablón de dicho material con un
ojal en el centro, del cual salía un mango. Es parecida a un azadón pero más pesada.
37
II. 4. GANADERÍA
Faenas
Amamantar, cortar la miel, echar comida a los animales, limpiar (cuadras,
apriscos y gorrineras), llevar y recoger el ganado a la dula, ordeñar, pastorear, recoger
los huevos, incubar pollos, sacrificar animales...
Especies animales
Abejas, aves de corral (gallinas, palomas, patos...), cabras, cerdos, conejos,
ovejas, vacas...
Productos
Carne, chorizos, huevos, jamones, lana, leche, manteca, miel, morcillas, pieles,
queso, tocino...
Oficios relacionados
38
II. 4. 1. La matanza
La matanza es una fiesta familiar que se hacía con motivo del sacrificio del
cerdo.
Al amanecer se reunían
la familia y el matarife. Se
abría la puerta de la pocilga; el
matarife hincaba un gancho
debajo del morro del animal y
los demás lo agarraban de las
orejas y las patas, y lo echaban
encima de una mesa. El
matador le pinchaba con un
cuchillo y la sangre que salía era recogida en un barreño; con la sangre y cebollas
cocidas se hacían las morcillas. Una vez muerto, se socarraba para quemarle los pelos,
se lavaba, se colgaba, se abría en canal y se le quitaban las tripas.
Posteriormente se lavaban los intestinos; el grueso se utilizaba para elaborar las
morcillas y el delgado, para los chorizos.
Horas después se descuartizaba y se separaban las piezas: jamones, brazuelos,
lomos, huesos, solomillo, tocino, costillas... La carne magra y algo de témpano (tocino)
se picaba y con ellos se fabricaban los chorizos. Los jamones, los brazuelos, parte del
tocino y algunos huesos se salaban para conservarlos. Las costillas se metían en adobo.
¡Todo se aprovechaba!
Para comer se guisaban gachas con hígado picado y después se freía hígado,
asadura y tocino; de postre melón o naranja. Para cenar se cocinaban judías bolas con
chorizo y oreja.
La vejiga de la orina, inflada, servía de balón para los pequeños durante el día.
39
Capítulo III
INDUSTRIA
Y
COMERCIO
40
EQUIPO DE TRABAJO
41
III. 1. INDUSTRIAS CREADAS DESDE 1.925
III. 1. 2. Batanes
En el Borbotón, después fue fábrica de papel.
En la Peña Palomar, después fue fábrica de lanas.
En el Batán, después fábrica de harinas, hoy Escuela de Formación Agraria.
42
Eusebio González Poveda, C/ Mariano Pozo.
Jesús González Poveda, C/ San Esteban,
Familia Botija Galindo, C/ Ctra. Carrascosa.
Santiago Gómez, C/ Guadalupe.
Hermanos Remigio y Juan Fustel Hualda, C/ Anselmo cuenca.
Francisco Martínez, Ctra., Carrascosa.
Trabajan actualmente:
Francisco Martínez, en polígono Industrial.
Luis Martínez, en Ctra. Carrascosa.
III. 1. 7. Guarnicioneros
Han desaparecido las industrias de:
Domingo Martínez, C /Juan Carlos I,
Sergio Martínez, C/ Juan Carlos I.
Basilio Calle, C/ Ranero.
Luis García, C/ Mamerto Alique (reconvertida actualmente en fábrica de
guantes en C/ San Esteban)
43
III. 1. 8. Fondas y posadas
Han desaparecido:
Posada del Carmen, sita en la C/ Nueva, propiedad de la familia Chacón, fue
regentada por la familia Salmerón hasta 1.925, después por la familia Ruiz Canales
hasta su desaparición.
Fonda Leis, sita en la C/ Mayor, propiedad de la familia Montoya, después de la
familia Leis, existió hasta 1.979.
Fonda la Española.- sita en la C/ mayor, fue regenta en propiedad por Eusebio
López Rubio y esposa hasta 1.965.
Posada del Reloj.- sita en la C/ Mayor, hoy no existe, propiedad de la familia
Almonacid de la Pedrueza, y regentada por la familia Salmerón hasta 1.929.
Posada de Inocencio, en la plaza del Mercado, hasta el año 1.968.
Posada de Salmerón.- sita en la C/ Nueva, regentada en propiedad por la
familia Salmerón Justo hasta el 1.990.
Posada de San Juan.- en C/ Juan Carlos I, regentada en propiedad por la
familia Reneses Sanz hasta 1.960.
Posada de Jesús, sita en la C/ Juan Carlos I, regentada en propiedad por la
familia Reneses Corpa hasta el 1.964.
Existen en la actualidad:
Hostal Duque, en Ctra, Carrascosa, regentada en propiedad por la familia Ruiz
Amor.
Hostal Chibuso, en Ctra Carrascosa, propiedad de Jesús Martínez y regentada
por su hijo Raúl Martínez.
44
III. 1. 10. Peluquerías de señoras
Han desaparecido las Peluquerías de:
Hermanas Juanita y Petra Calle, C/ Mayor
Mercedes Palop, C/ Mayor.
Rosario Ruiz, C/ La Plaza
Anita Calle, sita en la C/ Carlos I, hoy no existe.
Trabajan actualmente:
Nieves, en C/ Mayor.
Hermanos Agustín y Luci, en C/ Anselmo Cuenca.
Petri Serrano, en C/ Mamerto Alique.
45
III. 1. 16. Cines
Ya no existen los cines:
Adolfo Millán, en Plaza de Toros Vieja.
Cine Crumog, (Cruces y Millán).
46
III. 2. HERRERÍAS
Una experiencia
Podemos decir que estaban consideradas no sólo como pequeñas industrias, sino
como oficios artesanales, puesto que, aunque iban introduciendo algunos avances
técnicos en sus trabajos, éstos eran totalmente manuales y artesanales.
Había varias herrerías en Huete. También había un herrador; pero éste era un
oficio distinto. El herrador sólo se dedicaba a herrar las caballerías e incluso había
veces que hacía él las herraduras, pero no otras cosas.
El nombre popular de la herrería era fragua. Mi padre, Antonio Parrilla, tenía
una. Ésta aún se conserva en el mismo sitio y con las herramientas originales que él
utilizó. Muchas las hizo él.
En estas fraguas se hacía forja, cerrajería y útiles para el hogar. Pero a lo que
más se dedicaba el tiempo de trabajo era
a la agricultura.
47
Cuando los agricultores labraban el campo (otoño y primavera), la reja del
arado, con la cual se levantaba la tierra, debía estar bien aguzada. Para ello se llevaba a
la fragua a aguzar. Esto se hacía con mucha frecuencia, pues a veces la tierra estaba
muy dura.
El herrero debía estar aguzando por la noche y por la mañana temprano porque
la mayoría de los labradores madrugaba para ir con sus mulas y su arado a labrar las
propias tierras o las de sus amos. En este trabajo le ayudaba el oficial o el propio
agricultor.
El pago de las aguzaduras no se hacía con dinero, sino en especie. Era la
“iguala". Se concertaba con el agricultor, según los pares de mulas que tuviera, la
cantidad de trigo a entregar: una fanega, dos fanegas, etc. Esto se hacía en el mes de
septiembre, al terminar la recolección.
Las rejas de arado, al igual que otros objetos, también se rompían y desgastaban.
Había que "calzarlas " soldando las piezas necesarias para que quedasen resistentes.
Mi padre lo hacía de esta manera: Calentadas las piezas que iban a pegarse y colocadas
una sobre otra, encima del yunque, introducía un trozo de placa que vendían en
ferreterías y las unía golpeando con el martillo; primero suavemente, y luego más
fuerte. A veces era yo la encargada de ir a comprarlas. Se llamaban placas de soldar
marca "ROIG". Venían en cajas de cartón y eran unas finas láminas oscuras.
Desconozco el material de que estaban hechas.
Con anterioridad a este sistema de soldadura existieron otros métodos datados
de antiguo y en los cuales entraba, entre otros elementos, la arena.
Para finalizar esta sencilla explicación incluyo una definición entresacada de
algún texto alusivo al tema: "La soldadura es el procedimiento por el cual,
yuxtaponiéndose en caliente, pero a una temperatura conveniente, dos partes de una
pieza, se las liga entre ellas de tal manera que formen cuerpo con enorme energía. Las
buenas soldaduras son, por lo tanto, irrompibles".
Otra tarea dura en la fragua era "echar aros". Se hacía en verano, en la calle, y
con la participación del herrero, el carretero y varios ayudantes. Consistía en lo
siguiente: En un círculo grande de fuego y ascuas, limitado con piedras, se introducían
los aros (las llantas de hierro de las ruedas de las galeras) para recortar en caliente y
ajustarlas a la madera. Se sacaban del fuego con ganchos y largas tenazas e
inmediatamente se colocaban sobre la rueda y se enfriaban con agua. De este modo
quedaban ya las galeras preparadas para las duras faenas del verano.
48
III. 2 .2. Herramientas
Existen además otras varias herramientas de las cuales menciono las siguientes:
Diversos tipos de martillos: De mano, de bolas, de forjador o "macho". Este
último ha de pesar más de tres kilos. Otros: martillo de plana o aplanador, martillos de
madera para enderezar chapas
Tajaderas.
Punzones.
Claveras .
Tijeras de cortar chapa.
Tenazas diversas: de punta, de vuelta.
Taladro de pecho, berbiquí.
49
Instrumentos de medida: escuadra, regla, cartabón, compás, rodeta (mide
circunferencias).
Torno o tornillo sobre banco, llaves fijas de dos bocas, llaves para tuercas,
alicates, terrajas, cortafríos,etc .
Y por último menciono dos máquinas de taladrar a brazo y una fragua portátil
con ventilador de mano.
50
III. 3. ALBAÑILERÍA
Una experiencia
Más tarde, con 17 años, encabezaba una cuadrilla que ya dirigía (hasta entonces
trabajaba acercando materiales a ellos).
Estos recuerdos se remontan al año 1942, de mucha escasez incluso para comer
y un trabajo muy duro; muchas horas de trabajo, desde que se veía por la mañana hasta
la noche, sin Seguridad Social, todo una aventura sin derecho alguno.
Las paredes de tapia se hacían con tierra semi húmeda y se apisonaba con unos
pisones de madera especiales, dentro de unos cajones llamados tapiales; éstos eran
conjuntos de tablas hechas a propósito: dos tableros de 2’20 x 0’80 de alto, compuestos
de:
2 tapiales
2 pisones
6 costeros
1 frontera
3 agujas
3 tornos
Todo este conjunto era desmontable y se podían hacer más gruesos y más finos;
las paredes desde 40cm. hasta 60 cm. se podían hacer con estos componentes.
Las tapias las hacían dos personas a la vez con un sonido acompasado, nunca
bajaban los dos pisones a la vez sino uno detrás del otro produciendo un sonido
agradable. Un sonido bonito en aquella época.
51
Parece mentira que con aquel material de tierra se pudiera montar, al terminar, el
hilo de la pared y otro hilo encima de ese; las esquinas se hacían con yeso y piedra
porque no se podían hacer con tierra.
El barro era fundamental para la mayoría de las obras; los adobes hechos de
barro se hacían con un molde de madera rectangular, en superficie plana como las eras
de trillar o superficies semejantes; una vez hechos, pasados dos o tres días, se
levantaban y se ponían de pie para que se secaran y así poder usarlos, ya que se podían
romper fácilmente al cogerlos. Los adobes se solían gastar principalmente en los
tabiques que separaban las habitaciones.
III. 3. 4. El suelo
Los suelos de las habitaciones bajas se hacían de yeso y cemento; más tarde vino
el mosaico hecho de cemento y arena y después el terrazo, de cemento y trocitos de
piedra natural. Más tarde se fabricó la cerámica de azulejos y pavimentos de gran
calidad, llamado gres, hecho de barro cocido de una calidad especial para suelos y
alicatados.
52
III. 3. 5. Las herramientas
Para hacer paredes de piedra y yeso, piedra y cemento, se usaban unas reglas,
entonces hechas de madera que se torcían mucho; también unas cuerdas hechas de
cáñamo. Hoy las reglas se llevan de hierro y son más cómodas.
Herramientas:
Martillo,
Maceta,
Destral o piqueta,
Paletas catalanas,
Palustre,
Llana,
Paletín
53
III. 4. EL COMERCIO TEXTIL
Una experiencia: 52 años en el mismo mostrador
En el año 1946, estando trabajando con el abuelo Timoteo en el tejar (yo tenía
13 años) me trasladó a la tienda su hija María porque no podía con 5 tejas; ese día
vestía un pantalón gris y una camisa malva con una pieza en el pecho izquierdo (no
tenía otra cosa).
Cuando cumplí los 14 años me dieron el alta en la Seguridad Social; en aquella
época la categoría laboral se adquiría de la siguiente forma: los tres primeros años de
aprendiz, el cuarto y quinto auxiliar y después pasabas a dependiente. Así hasta el año
1998 en que me jubilé.
Para adquirir los tejidos había que viajar unas tres veces al año a Barcelona; el
viaje era un martirio, pues el tren salía a las 11 de la mañana y llegaba al día siguiente a
las 8 de la mañana. Los asientos eran de madera. No se descansaba, porque no podías
moverte del asiento; ni dormir por la noche, por miedo, ya que sólo tenías ojos para la
cartera, porque en aquella época el género se pagaba sólo al contado y era mucho
dinero.
Desde el año 1947 a 1955 los tejidos, como otros artículos, estaban intervenidos
y racionados en España. Tenían un precio puesto por el Gobierno; estaba señalado en el
orillo de las telas. Por ejemplo, las sargas o telas blancas estaban marcadas a 1,90
pesetas y los demás tejidos por el estilo. Aunque el precio estaba marcado la realidad
era otra, porque el verdadero era otro mucho más elevado. Se hablaba del precio oficial
como “precio de orillo” pero era imposible comprar el producto así.
En Barcelona había que recorrer toda la zona del comercio, pedir, rogar,
regatear, ya que el precio que se obtenía valía para otros pedidos o para la visita
siguiente. El género apenas se veía, sólo enseñaban lo nuevo o lo desconocido; si
vendían todo el pedido era por amistad.
54
Los géneros se llevaban al enfardador y éste los enviaba en grandes fardos, por
ferrocarril “puerta a puerta”. Al llegar a la casa se tenían que esconder en la cámara o
en la trastienda, camuflados. Cuando llegaba el cliente a la tienda, se le preguntaba qué
deseaba: “Dos metros y medio de pana de surco gordo para unos pantalones” podía
responder; el dependiente lo sacaba ya envuelto, con lo que el cliente casi no veía el
género (¡dichoso estraperlo¡).
55
Entre las ventas más importantes de la época estaban las sábanas y los toldos
para hacer sombra que usaban los segadores de Quintanar. Al llegar el invierno, se
vendían mantas y pellizas en grandes cantidades y también los restos de las piezas de
todo el año; para animar la venta se hacían retales de piezas enteras.
La picaresca, alimentada por la escasez de medios, hacía que a veces
desaparecieran piezas enteras en el cesto de la compra.
Las ferias se sucedían en septiembre y en noviembre. ¡Qué gentío!, daba gusto
ver tanto personal. En esos días el comercio no cerraba; había que turnarse a la hora de
comer. Por las tardes los dependientes no estábamos muy contentos, ya que todo el
mundo estaba de fiesta. Lo peor de todo era oír la música del baile, sufriendo porque
quizás la chica que te gustaba podía estaba bailando con otro. En el mejor de los casos
su pareja de baile podía ser una amiga.
56
III. 4. 1. Otros productos
El negocio de mi empresa, además del comercio textil, abarcaba otros productos
que también abastecían a toda la comarca:
- Vino traído en barricas desde Santa Cruz de la Zarza o Noblejas y que se
vendía de medio litro en adelante.
- Licores de elaboración propia como coñac, licor 43, de café, beso de novia,
etc.: en un gran caldero de cobre se calentaba el agua, después el azúcar, el alcohol
(según los grados) y la esencia del licor elegido, removiéndose hasta su elaboración
final.
- Licores a granel
- Licores embotellados
- Hielo
- Tabacos
- Cerveza, gaseosas, coca cola, naranja y limón
- Butano
- Abono (vendido donde ahora se sitúa el Museo Etnográfico)
- Electrodomésticos de distintas marcas, con frecuencia vendidos a plazos; (a
veces los últimos pagos se retrasaban y era imposible cobrarlos porque los aparatos ya
estaban viejos).
- Servicio de fotocopias.
III. 4. 2. El hielo
Hacer hielo para vender era bastante complicado en aquella época. La fábrica
disponía de una cámara frigorífica y se hacía con 100 “canjilones”. Se sacaba en una
gran pila de agua y se trasladaba a la cámara. La maquinaria funcionaba de día y de
noche y había que repartir el hielo por las tabernas y bares de la comarca.
Durante los fines de semana y las fiestas de los pueblos se vendía más; para el
reparto se utilizaba una furgoneta llamada “La quinquillera”. (En la subida a
Caracenilla había que echarle agua porque se calentaba.)
III. 4. 3. El estanco
En el estanco o expendeduría se vendía toda clase de tabacos; en los años de
racionamiento, en la posguerra, los fumadores tenían una cartilla con cupones y
siempre que retiraban un paquete se le quitaba un cupón.
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En la subalterna, almacén de distribución, había inspección (de la compañía
nacional de Tabacos) por lo menos una vez al año; venían a ver las cuenta y, sobre todo,
las existencias. Cuando subía o bajaba el tabaco, había que hacer una declaración jurada
de las existencias (para cobrar o abonar la diferencia de precio). Como anécdota tengo
que contar que mi jefe me hizo una cartilla de fumador para poder pasar al baile, ya que
no tenía 18 años y además era muy pequeño (entonces no existía ningún documento de
identificación personal).
58
III. ANEXO
59
Bares.
La Mina, C/. La Carrera
Bar Chibuso I, Plz. Fr.Ambrosio Montesino
Bar Chibuso II, C/. Carretera Carrascosa
Bar Raúl. C/. Carretera Carrascosa
El Duque, C/.Carretera Carrascosa
Antonio Cezar , C/. Nueva
Bar Nacho, C/. Nueva
El Francés, C/. San Francisco
El Francés, C/. Nueva
Bar Leis, C/. Mayor
Bar Espejo, Plaza Fr. Ambrosio Montesino
Agustín Palomar, Plz. Fr. Ambrosio
Alberto Collados, C/. Mayor
La Civera, C/, Mayor
M. Covisa “El Sol”, C/. Anselmo Cuenca
El Mesón, C/. Anselmo Cuenca
Bar Serrano, C/. Santo Domingo
El Arco Iris, C/. Juan Carlos I
La Cueva, C/, Mamerto Alique
Felipe “Las telarañas” C/. M. Alique
Tabernas
Mónica, C/. Olmillo
Cipriano “Conejito” C/. El Chorro
Muñoz Molinero (Pataescombro) C/ El Chorro
Ricardo Corpa, C/. La Carrera
El Zurcillo, C/.La Carrera
Mariano Concha, C/. La Carrera
Quintero, C/. Las Monjas
El Viche, C/. Las Monjas
La Cantina, Estación F.C.
Parrilla, C/. Nueva
El Metro, C/, Nueva
Muñoz Molinero, C/. Nueva
El Abarquero, Carretera Estación F.C.
Julián López, C/. Nueva
Eulogio Chele, C/. San Benito
Anibal, C/. San Benito
Valenciano, C/. Mayor
Pedro Martínez, C/. Mayor
El Farolillo, C/. Guadalupe
Julián García, C/. Las Escuelas
Félix Bermejo, C/, Santo Domingo
Luis Marre, C/, Caballeros
Amalio Sanz, C/. Mariano Pozo
Petra, C/. Ranero
Bravo, C/. Mayor
60
Comercios de ultramarinos o comestibles
Emiliano Solera, C/. Nueva
Segundo Sanz, C/. Nueva
Manuel Fraile, C/. La Plaza
Carmelo Collado, C/. Mayor
Alejandro Cruz, C/. Mayor
Federico Crespo, C/. La Plaza
José Martínez “Chibuso”, C/. La Plaza
José Salmerón, C/. La Plaza
Agustín Salmerón, C/ Mayor
Petra “La Nico”, C/. Ranero
Félix Grande, San Gil
Julia Navarro, C/. La Plaza
José Fraile, C/. Ranero
Súper Hnos. Elvira, C/. Mayor
Súper Iglesias, C/. La Carrera
Droguerías
Dionisio Collada, C/. Mayor
Sierra, C/. Juan Carlos I
Pili, C/. Mayor
Mari, C/. Mayor
Sebastián López, C/, Juan Carlos I
Peluquerías
Juanita y Petra Calle, C/. Mayor
Eugenio Calle, C/, Mayor
Miguel Calle, C/. Mayor
Petri Serrano, C/. Mamerto Alique
Rosario Ruiz, C/. La Plaza
Nieves, C/. Mayor
Lucy, C/. Anselmo Cuenca
Anita Calle, C/. Juan Carlos I
61
Ferreterías
Segundo Quintero, C/. Mayor
Ignacio Serrano, C/. Mayor
Antonio García, C/. Mayor
Casinos
Adolfo Millán, Plaza Toros Vieja
Germán Leis, C/. Mayor
Carnicerías
Nicolás Medina, C/. Juan Carlos I
Jesús Elvira, C/. La Plaza
Bautista Sansigre, C/. La Plaza
Demetrio Grande, C/. La Plaza
Eusebio Elvira, C/. Calvo Sotelo
Carmelo Elvira, C/. Mayor
Juan Elvira, C/. Mayor
Gregorio Elvira, C/. Mayor
Fruterías
Aurelio Bellot, C/. Mayor
Los Murcianos, C/. La Plaza
Amparo, C/. La Plaza
Pescadería Carmen
Frutería Expósito
Fruterías-pescaderías
Isidoro, C/. Mayor
Consuelo e Hijos, C/. Juan Carlos I
Panaderías y Hornos
Rafael Álvaro, -Panadería- C/. Mayor
Valbuena, -Panadería- C/. Mayor
Modesto Grande, -Panadería y Horno- C/. Mayor y Callejón del Horno
Manuel Martínez, -Panadería y Horno- C/. Mayor y La Muralla
Regina Grande, -Panadería y Horno- C/. Mayor y Callejón del Horno
Cándido Serrano, -Horno- San Gil
Dionisio Almonacid, -Horno- C/. Guadalupe
Domingo Cruces, -Horno- C/ Callejón del Horno
Librerías
Román Martínez, C/. La Plaza
Pablo Pasto Panadero, C/ Mayor
Sagrario Serrano Corpa, C/. Mayor
Pastelerías
Gumersindo Rodríguez, C/. Mamerto Alique
Gregorio Ramos, C/. Mayor
Fariñas, C/. Mayor
Bermejo C/ Mayor
62
Farmacias
Luis Madero, C/. Calvo Sotelo
Gabino Ramírez, C/. M. Alique
Javier Ramírez, C/. M. Alique
Juan Aº Carrasco, C/. Mamerto Alique
Sastrerias
Mariano García (Modas), C/. Calvo Sotelo
Santiago Pérez, C/. Mayor
Julian Díaz Muñoz, C/. Mayor
Gregorio Corpa Barrios, C/. Las Monjas
Relojerias
José Arroyo, C/. Mayor
Fernando, C/. Calvo Sotelo
Molinos
El Borbotón
Juanillo
Calzadilla
Retuerta
Lárez
Espantaperros
Corresponsalías bancarias
B. Hispanoamericano. Ambrosio Rubio
Banesto. Miguel Collado
Varios
Salón de Baile, C/. Bautista Navarro
Estanco, Mª Jesús López C/ Mayor
Churreria, Andrés Ruiz, C/. La Plaza
Casa Tacolo, C/. La Plaza
Zapatería Juan, C/. Juan Carlos I
Zapatería Benito, C/, Juan Carlos I
Televisiones Sierra, C/. Juan Carlos I
63
Capítulo IV
TRANSPORTES
Y
COMUNICACIONES
64
EQUIPO DE TRABAJO
65
INTRODUCCIÓN
Santa Mª de Poyos, La
Isabela, Buendía, Jabalera,
Garcinarro y finalmente Huete; el concesionario de esta línea era el Sr. Manolo y
normalmente llegaba a Huete a las diez de la mañana retornando a las cinco de la tarde;
éste no hacía el servicio a la estación .
66
Para los pueblos eran otras personas las encargadas de este servicio y una de las
más antiguas fue el tío Adrián Delgado que empezó con su padre Adón, desde muy
joven, para llevarlo a Gascueña y los pueblos por donde pasaba, Saceda del Río y La
Peraleja.
El tío Adrián, que murió con casi 100 años, me contaba muchas anécdotas; una
de ellas, que cuando salían de Huete con la diligencia, él se subía al pescante y su padre
dentro y cuando iban caminando el padre le voceaba desde dentro del carruaje para
decirle “Adrián, al llegar a la cuesta de la Varga si tienes frió te lo aguantas”.
Además existían otros servicios desde la oficina de Huete, a diferentes pueblos
como a Verdelpino de Huete que lo llevaba Primo Palomares en una caballería; a
Carrascosa del Campo, Sixto en bicicleta y después en una furgoneta; a Valparaíso de
Arriba y Abajo, Loranca del Campo y Olmedilla del Campo, Aurelio; a Vellisca el Sr.
Vivas; a Jabalera y Buendía el Sr. Félix; a Garcinarro y Mazarulleque, Honorio Pérez; y
a Moncalvillo de Huete, Valdemoro del Rey y Portalrubio de Guadamejud, Cándido.
Todas esta personas traían y llevaban el correo, desde estos pueblos a Huete, en
los medios de que disponían (carros, mulas, bicicletas o coche) y además repartían la
correspondencia en los respectivos pueblos por los que pasaban.
67
Durante los meses de marzo, junio y agosto del año 1.873 se anuncian en el
Boletín Oficial de la Provincia tres convocatorias de plazas de Peatón-conductor a
Caracenilla y Bonilla, por un sueldo anual de 378,00 pesetas.
Otra plaza de Peatón-conductor de Huete a Vellisca y Saceda Trasierra por un
sueldo anual de 500,50 pesetas.
Y finalmente otra plaza de Peatón-conductor de Huete a Caracenilla por un
sueldo anual de 378,00 pesetas.
Cuando todavía no se habían inventado los sellos postales, existían las marcas
postales, que hacia 1.840 tenía la siguiente configuración: en dos líneas aparece en
primer lugar el nombre de la estafeta “HUETE” en letra mayúscula, románica de 27
milímetros de largo por 5 de ancho.
68
También se conoce la existencia de dos marcas de abono; la primera se usa durante
1.865 y la forma una “A” mayúscula, recta, de palo de 17
mm. de alto y la segunda formada por una “A” mayúscula
cursiva de una altura de 25 mm. que fue usada durante
1870.
69
de Bonilla y Caracenilla y al jubilarse éste y Primo, se hizo cargo de Verdelpino de
Huete, Caracenilla y Bonilla; Santiago López y Honorio Pérez el de Mazarulleque y
Garcinarro.
70
IV. 2. TELÉGRAFOS
Al jubilarse el Sr. Limas fue sustituido por varias personas que desempeñaron el
cargo interinamente hasta que se hizo cargo D. Francisco Caballero, natural de
Tarancón, y como repartidor Jesús Jiménez.
IV. 3. TELEFONOS
La Compañía Telefónica Nacional de España tenía instalada
una centralita manual para el servicio telefónico de Huete, ubicada en
la calle Mamerto Alique; los teléfonos de la época eran de pared y con
una manivela para hacer las llamadas; esta llamada inicial iba a la
centralita manual que tenía un cuadro con registro y clavijas donde, generalmente, la
atendía una señora o señorita: para establecer la comunicación local se introducía la
clavija del abonado que llamaba en el cuadro y otra clavija para el teléfono con el que
se quería comunicar.
71
Para las llamadas provinciales o nacionales, si eras abonado, llamabas a la
centralita y pedías una conferencia con el abonado con el que querías hablar y cuando se
establecía la comunicación, después de varios minutos (a veces, incluso, más de una
hora) la telefonista pasaba la comunicación al que había pedido la conferencia.
Las encargadas de la central desde los años cuarenta del siglo XX fueron
Esperanza Castro, las hermanas Pili y Fita Garcia de la Fuente y posteriormente y hasta
que Telefónica instaló la nueva central automática, las hermanas Juliana, Adelina,
Mª Paz y Mª Jesús Serrano Huerta, sucesivamente hasta el cierre de la central manual,
por establecerse el servicio con la nueva central automática.
72
IV. 4. TRANSPORTES DE VIAJEROS Y MERCANCIAS.
73
Así mismo la línea de Huete a Sacedón, con el Sr. Manolo, que hacía el
siguiente recorrido: Santa Mª de Poyos, La Isabela, Buendía, Jabalera, Garcinarro y
Huete; solía llegar a Huete a las diez de la mañana para regresar a las cinco de la tarde.
Al jubilarse el Sr. Manolo esta línea la tuvo unos pocos años Balbino Gómez Palomares
con el mismo recorrido y horarios.
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También en la década de los 40 hubo un servicio llamado de Recadero entre
Huete y Madrid y que consistía en transportar pequeños paquetes previo encargo de los
mismos; este cometido lo realizaba un señor llamado Valero, que al mismo tiempo
también regentaba una pequeña pescadería.
Otro medio que también se usó en los años 40 fue el de “Manchanga” y su mujer
que con una carretilla salían a los trenes para recoger y traer las maletas de muestras de
los “viajantes” (de comercio), ya que en aquella época los viajantes venían en tren (no
había llegado todavía la era del automóvil) y como eran maletas pequeñas y de poco
peso las traían esta pareja; cuando eran más voluminosas (los jugueteros, por ejemplo)
las transportaba Agustín con el carro.
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IV. 5. EL VIAJE DE LOS ILLANEROS
Los “illaneros” eran hombres, nunca mujeres, que venían a Huete para
vender lo que cultivaban en sus huertos. Illana es un pueblo de la provincia de
Guadalajara a unos 50 Km de Huete.
Sucedía por los años cincuenta; en aquella época los medios de transporte eran
caballerías, carros o galeras, pero estos hombres traían su mercancía en burros; solían
venir dos o tres por familia, cada uno independiente del otro para vender, pero el viaje
lo hacían juntos.
Salían de su pueblo a las cuatro de la mañana para llegar aquí sobre las nueve;
lo primero que hacían era almorzar en la taberna más cercana (en Casa Pedro), al tiempo
que se calentaban. En la taberna lo que consumían era la bebida ya que la comida, la
“merienda”, la traían ellos.
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IV. 6. El FERROCARRIL
Una experiencia
Recuerdo cuando los trenes eran remolcados por unas máquinas de vapor muy
pequeñas y de muy poca potencia y velocidad, por el poco diámetro de las ruedas; a
estas máquinas las llamaban “las 300” .y “las catalanas” que pertenecían a la
Compañía de los ferrocarriles de M.Z.A., Madrid, Zaragoza y Alicante.
Más tarde las 300 y las catalanas seguían remolcando a los mercancías y a los
de viajeros las 1700; estas máquinas eran muy rápidas y potentes y podían remolcar
muchas más toneladas. Todas las máquinas pequeñas pasaron a las Estaciones de gran
movimiento, para las maniobras, como Aranjuez, Alcázar de San Juan, Cuenca y
muchas más.
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En 1936 la RENFE compró diez máquinas, las 1800, que dieron un mal
resultado y tuvieron que ser retiradas del servicio porque siempre estaban averiadas;
todas estas máquinas de vapor han sido desguazadas, sólo han quedado las de los
museos y la que hace el tren de la fresa de Madrid a Aranjuez.
Hoy los trenes son remolcados por máquinas eléctricas en las líneas
electrificadas y en las que no están electrificadas las remolcan las máquinas Diesel
Eléctricas.
Antiguamente los coches de viajeros eran de dos ejes muy cortos, los asientos de
madera para los de 3ª clase y de paño azul para los de 2ª; el alumbrado de candilejas de
aceite; luego llegaron los coches de cuatro ejes con 82 plazas, éstos ya tenían el
alumbrado eléctrico, con lavabo en un extremo pero la 3ª clase seguía con asientos de
madera y la 2ª de paño. Los coches de 1ª clase eran de pasillo, con departamentos de
seis plazas, asientos muy cómodos y con dos lavabos, uno en cada extremo.
También había coches de correo, para los ambulantes, furgones para los
equipajes y personal del tren, coches restaurante y coches cama de la Compañía
Internacional. El servicio se atendía por el Jefe de tren, el Mozo de tren y un guarda
frenos.
En el año 1933 la Compañía MZA puso
en servicio unos automotores Fiat entre Madrid
y Cuenca, en principio, sólo los domingos, sin
parada en estaciones Intermedias; más tarde
circulaban todos los días y parando en todas.
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