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. 21. Ley civil y ley moral segin el Magisterio F. JAVIER ELIZARI® La relacion entre las leyes humanas y la ley moral cuenta con una valiosa reflexion en la tragiclén moral cristiana. A medida que la sociedad civil se ha ido cconfigurande con nuevos rasgos, dicho patrimonio moral se ha ido enrique- ciendo y completando. En esta materia el Magisterio ha asumido posiciones ‘que intento reflejar en estas paginas. |. CAMBIOS EN EL DERECHO. 4. Situacion nueva “Las leyes civiles [..] en clertos aspectos son en la actualidad mucho mas cristianas que en otros tiempos", Pero en algunas cuestiones asistimos a un distanciamiento creciente entre el derecho de la sociedad y las normas de la Iglesia. Esta ruptura ha producido numerosas reacciones del Magisterio, espe- Cialmente a propésito de las bautizadas como leyes “anti-vida" y “anti ‘matrimoniosfamilia”. E| Papa Juan Pablo Il, aunque refiriéndose s6lo a la pro- teccién juridica de algunos atentados contra la vida, muestra una gran inquletud Por esta direcoién y la caliica de ‘nuevo contexto cultural y legal (Evangelium vi- tae n. 4,)2, nueva situacién cultural (EV, n. 4), con aspectos inéditos (EV, n. 4), * Profesor on ol insttuto Suparior de Ciencias Morales, Madi * onisros be InavaTERRA Y Pais DE GALES, Problemas morales (31.12.1870), 2 A partido ahora EV. F. JAVIER BLIZARt con caracteres nuevos respecto al pasado (EV, n. 11), con caracteristicas pro- pias (EV, n. 68). “Se va delineando y consolidando una nueva situacién cultural, que confiee a los atentados contra la vida un aspacto inéctto y ~podria decirse— ‘aun més incu (..J. Amplios sectores de la opinién piblca justfican algunos atentados contra la vida en nombre de los derechos de la libertad individual, y ‘sobre todo pretendien no s6lo la impunidad, sino incluso la autorizacion por parte del Estado, con el fin de practcarios con absoluta libertad y ademas con la inter- vencion gratuita de las estructuras sanitarias” (EV, n. 4 y también n, 68). En la rueva situacién cuitural disefiada por Juan Pablo II hay varios componentes: ‘© una amplia opinién pablica @ favor de la despenalizacién o legalizacién de algunas conductas contra la vida humana que, a los ojos de ese sentir ex- tendido, pasan de delitos a derechos. “Opciones antes consideradas undni- ‘memente como delitvas y rechazadas por el comin sentido moral, egan a ‘ser poco a poco respetables (EV, n. 4). Se tiende “a perder, en la concien- cia colectiva, el cardcter de ‘delit’ y @ asumir paraddjicamente el de ‘dere- cho” (EV, n. 11), En la configuracién de la opinion publica se atribuye un gran peso a los medios de comunicacién (EV, n. 17) °° lmpunidad legal (EV, nn. 4, 11 y 17) para quienes realizan algunas practicas contra la vida humana, © realizacion gratuita (EV, nn. 4, 11, 17 y 68) de tales acciones, con el apoyo de la ley. Ello supone la implicacién de estructuras piblicas sanitarias y de profesionales de la salud. La gratuidad es un elemento mencionado varias veces por la enciclica, seguramente por ver en ella un factor que facilta en ‘alguna medida la comisién de atentados contra la vida. Por qué interviene el Magisterio Mons. Ricard, Vicepresidente de la Conferencia Episcopal Francesa, se hacia eco en 2001 de la inritacién de muchos ciudadanos que se preguntan: “gPor qué interviene la Iglesia en este terreno? {No se sale de sus competen- clas? .Pretende presionar ala sociedad? ¢Quiere imponer autoritativamente a las conciencias sus puntos de vista? Estas preguntas, que muchas veces 3 J.P. Rican, L'Edliee et la hgnté do Vétro humaln (08.02.2001). Los oblspos de Belica Tecogen también fa interpeacién © acusacion de meterse en polica: Declaracién a ropésio doa despenalizacion de abaro,n. 10 23.08.1888). ata Ley civil y ley moral segin et Magisterio traducen acusaciones, se centran, al menos en apariencia, en el mero hecho de que el Magisterio intervenga. Probablemente, si Papas y Obispos se pro- hunciaran en la misma direccién 0 sentido adoptados por los interpelantes 0 acusadores, éstos elogiarian sus actuaciones y no protestarian. La Jerarquia catélica se justiica excluyendo unos méviles e indicando los ‘motivos verdaderos que la mueven. E! Magisterio no se atribuye en virtud de su misién religiosa ninguna competencia propia, antes bien “respeta el campo propio del poder legislative y del poder judicial. La Iglesia no busca intereses confesionales ni pretende imponer su opinion a la sociedad por medios coerci- tivos y no democraticos’. De hecho, hace ya décadas, los obispos de Inglaterra y Pais de Gales avisaban que en una sociedad como la nuestra, en buena par- te postcristiana, no ha de esperar el cristiano que las leyes obliguen a los ciu- dadanos a observar un cédigo moral que no aceptan® El Magisterio descarta tales méviles y funda el hecho de su actuacién en la existencia de valores éticos en juego en determinadas actuaciones juridicas: proteccién de los derechos fundamentales de la persona (EV, n. 71, Donum Vi- fae" Il, y muchisimos otros documentos cuya cita no tiene gran interés por su ccardcter repetitive), especialmente de los mas débiles y amenazados® La Igle- sia no hace politica, Se cree en el derecho y la obligacién de recordar principios ‘morales de cardcter racional que deben regir la vida de los Estados. 3. Fuentes magisteriales utilizadas Eniste un ntimero ingente de documentos de! Magisterio surgidos como re- accién a actos juridicos de la sociedad: ley constitucional de Brasil (1989), carta de derechos fundamentales de la Unién Europea, politics fiscales, agrarias, de inmigracién, aslo, refugiados y extranjeros, pollticas carcelarias y de detencién do personas, normas de comercio mundial, limitaciones a la libertad religiosa, ttc, Pero seguramente, el niimero mas elevado de pronunciamientos del Ma- 4 Osise0s BeLcAs, Decaractén sobre el abora, Introduccién (08.041973) 5 Mons, RicaRo, dl : (nata 13). OB1sPOs BELGAS, dc (note 13). 6 Oaispos OE NGLATERRA Y Pals OE GALES dl, (nota). 7 En adelante DV. ' Esta consderacion se repite hasta la saciedad en los documentos del Magisero 415 F, JaviER Buzari isterio se da respecto a actos del derecho relacionados con temas de Bioética. Dentro de ellos destaca la despenalizacion del aborto y en menor grado, leyes relativas a la anticoncepcién, esterilizacién, técnicas de reproduccién asistida, eutanasia, genética, etc. Fuera de Ia Biostica, otro émbito ha motivado bastan- tes actuaciones del Magisterio. Me refiero a las leyes “anti-familia’: divorcio, tniones de hecho, uniones de homosexuales, etc. Otros documentos de carac- ter general, no relacionados con actos juridicos particulares de la sociedad, también abordan nuestro tema (Ct. Centesimus Annus, nn. 46-47; Veritatis splendor, n. 101). En estas paginas me cifto de modo muy preferente a documentos mas bien centrados en la defensa de la vida humana, Entre ellos destaca la carta encicl- ca de Juan Pablo Il, Evangelium vitae” (1995) que nos offece una larga seccion (nn. 68-74) sobre “ey civil y ley moral’. Ella va @ constituir la referencia principal fen mi trabajo. Gon menor extension y desde una perspectiva més restringida, la del abort, trata el tema la Declaracién sobre el aborto provocado (1974), cuya autor es la Congregacion vaticana para la defensa de la fe, en su quinta parte: “La moral y el derecho" (nn. 19-28). Entre ambos se sitia la Instruccién sobre ef respeto de la vida humana naciente y fa dignitad de la procreacién (1987), del ‘mismo organismo vaticano, en su apartado Il, titulado *Moral y ley civil’. El horizonte de este documento son las técnicas de reproduccién asistida en tomo 4 las cuales se perciben amenazas posibles para el no nacido y agresiones a la dignidad de la procreacién humana y del matrimonio, Acudo también a otros textos romanos asi como a diversos documentos episcopales. Entre todos ellos, dentro de un nicleo sustancial compartido, encontramos: ln pensamiento con algunas variaciones. El hecho de la mayor o menor exten- sion concedida al tema, a tradicién mas o menos democratica de los paises en que vive la Iglesia, su presencia mayoritaria o minoritaria en una sociedad, los diferentes momentos en que se redactan los textos, la sensibilidad de los auto- res, etc. contribuyen a que los documentos magisteriales varien algo en su to- no, acentos u omisiones. En gran parte de los escritos del Magisterio se define la relacion entre ley civil y ley moral sin prestar gran atencién, al menos explicta, a los diferentes 9 En adelante CA. y VS. espectvamente 416 Ley civil y ley moral segiin el Magisterio sistemas politicos que puede adoptar una sociedad, como dando a entender ‘que todos ellos deben atenerse al modelo que la Iglesia propone por ser valido ‘en cualquier situacion, Este es el horizonte que abordo en la ti* seccién. En la Ills me haré eco mas expresamente al pensamiento del Magisterio sobre la re- lacién ley civil-ley moral en el contexto de una sociedad democritica y plural Il, Ley CIVILY Ley MORAL ‘Alrededor de tres puntos intento ordenar la aportacion del Magisterio en es- ta cuestién: funcién de la ley civil, derecho penal, actitud ante leyes injustas. Papas y Obispos son bien conscientes de la secularizacién de nuestras socie- 3) Reprimir todo lo inmoral Con dos afirmaciones algo diferentes, Ia Declaracién sobre el aborto provo- cado de 1974 dice: “La ley civil no puede (1a cursiva es mia] castigar todas las 1 Conseso Ponmicio Pama LA FARMLA, cc (nota 10), n 47; OlsPOS BELAAS dc. (nota 4); Mons. G. DUcHENE, Intervention devant le groupo de travail de Ia Commission de Assemblée nationale (18-08-1879). 12 Dectaracian sobre el sborto provocado, n. 20. El Estado no tene como ot el imponer a los eludadanoe uno u otro sistema moral en sus detalles: OBisPOs ESCANONAVOS, EJ aborto y la responsabilidad del crstang,n. 18 Qulo 1971). 13 Oaispos o& INGLATERRA y PAs O€ GALES, lc. (ncta 1). a8 Ley civil y ley moral segiin el Magisterio faltas’ (se entiende, morales). ‘La ley no esta obligada a castigar odo". Este papel dela ley, descrito asi de forma negativa, se expresa también positivamente ‘como el poder y, a veces, el deber, por parte del Estado de tolerar conductas in- morales, o! lamado principio de tolerancia, 0 de tolerancia civil. Los textos det ‘Magisterio son muy genéricos a la hora de establecer los criterios para discemir ccudndo esté justicada en concreto la tolerancia, suelen limitarse @ sefalar una comparacién entre los males previsibles de las dos opciones: prohibiry no prohi- bir. "La autoridad paibica puede, a veces renunciar a reprimir aquello que provo- carla, de estar prohibido, un dario mas grave (EV, n. 71)!5. A veoes se hacen al- ‘unos afiadidos: en aras del orden pilblico (DV, II}!6 0 del bien pilblico"”. A ve- 25, el reconocimiento del principio de tolerancia, va acompafiado de algunas cautelas. Que la renuncia a castigar no se vea como una autorizacion'® o legit- mmacién!? de ciertas conductas. También se ha de estar atentos para evitaralgu- nas riesgos: caer en una extensién abusiva de la tlerancia, presentar la conduc ta folerada como un derecho creado por a leislacion permisiva ».- Funcién propia de la ley civil ‘A\describir la funcién de la ley civil, os documentos del Magisterio usan di vversas formulaciones: organizar la vida social lo mejor posible, garantizar una ‘ordenada convivencia social en la justia (Cf. EV, n. 71). La formulacién mas repetida dice relacién expresa al bien comun. "La misién de la ley civil consiste en garantizar el bien comin de las personas" (DY, Ill; EV, n. 71). El bien comin es el “fin y criterio regulador de la vida publica” (EV, n. 70). Ebien comin, una expresi6n practicamente inexistente en la ética filosofica “habria que ver si el mismo contenido no se encuentra en ella en otros térmi- 4 Deceracén sobre el aborto provocad, mn. 20 y 2. No se hen de. criminlizar todos los actes reprensibles: 0315°03 EScANOINAVOS, dc. (nota 12) GI. GONSELO PERMANENTE ‘Dex ErscoPAno HtauaNo, Documento sobre el aborto (11.01.1972) y OBISPOS IRLANDE- 885, Declrecin a propéoito de un proyecto de ley (04.04.1876). 25 Gf también Declaracin sobre of aboro provecado,n. 2. 16 No se ha de ientifcar el concepto de arden pico en textos del Magjistero (of. mis ade- lante nota 22) can la Kea nogativa frecuentemente asociada a esta oxpresin. 17 QpisPos 0g INGLATERRA Y Pals DE GALES, d (nota 1), 18 Dedlaracién sobre el abortoprovecad,n. 20. 19 Conssio PERMANENTE DEL EPISCOPADO FRANCES, dc. (nota 10) 419 F. JAVIER EUIZARI ‘nos- presenta un contenido variado. Los documentos pontificios y episcopales escogen, segtin fos casos, unas u otras formulaciones sobre el bien comdn, Los obispos escandinavos®” se acogen a un documento del Vaticano IP?l: “EL bien comin abarca el conjunto de aquellas condiciones de vida social con las ‘cuales los hombres, las familias y las asociaciones pueden lograr con mayor plenitud y factidad sus propia perfecci6n’. Siguiendo a otro texto del Vaticano I (ci. DH, n. 7/2, para “Evangelium vitae" son componentes del bien comin ta proteccién de los derechos fundamentales de la persona y la promocién de la az y de la moralidad pablica (EV, n. 71). Poco més adelante, ef mismo docu- ‘mento precisa el sentido del bien comcin seleccionando algunos puntos del tra- tariento més amplio?’ que ofrece la enciclica "Pacem in ters" de Juan XXII: 'En la época moderna se considera realizado ante todo el bien comdn cuando se han salvado los derechos y los deberes de la persona humana, De ahi que los deberes fundamentales de los poderes pilblicos consisten sobre todo en re- conocer, respetar, armonizar, tutelar y promover aquellos derechos, y en con- trbuir por consiguiente a hacer més fécil el cumplimiento de los respectivos de- eres” (EV, n. 71). La proteccién de los derechos fundamentales, unas veces resentada como componente del bien comin, otras sin seftalar este aspecto, 8 una constants repetida dentro de los documientos del Magisterio como per- teneciente a la mision de la ley civil, Et derecho penal | Magisterio se guarda de identiicar derecho con derecho penal, Sabe muy bien que los caminos de la sociedad para defender la dignidad humana y los derechos fundamentales dé la persona son mitiples. “Una legislacién positiva fen los terrenos sociales, culturales y pedagégicos puede y debe emplearse 29 Oaispos EscaNoINAvOS, dc. (nota 12), 19. 21 Concio Vanicano ll, Cansttucién pastoral sobro la lfesia en of mundo actual, 74, tomada a su vez de un pasaje de la encilica do Juan XXIl, Mator of Magista. 22 “Tuto efleaz de los darechos de todos los cludadanas,y su pactfica armonizacién, la $o- Jictud conveniante por una paz publica estmable ~que sea convivencia en ol orden y en Verdadera justia y la necesaria defenea do la moralidad pibica. Todo esto consttuye una parts fundamental del bien comin, y entra en el cancepto de orden paleo. 25 Juaw XX, Pacem in tenis: Acta Apostolicae Sedis 56 (1963) 272ss, 420 Ley civil y ley moral segiin el Magisterio siempre mas para proteger la vida humana’, Muchos otros textos del Magiste- rio presentan un horizonte similar. Llama la atencién aunque puedan aventu- rarse explicaciones~ que esta visién mas amplia sobre la proteccién de la vida humana, de los derechos fundamentales de la persona, a pesar de su reitera- ci6n en los documentos oficiales, sea tan ignorada en los debates sociales, casi _monopolizados por la penalizacién o despenalizacién de ciertas conductas. ‘Sobre el derecho penal, como camino para proteger la vida humana, existen algunos matices diferentes en los textos magisteriales. En ocasiones aparece ‘como un medio obligado para el Estado: "El respeto y la proteccién que se han de garantizar, desde su misma concepcién, a quien debe nacer, exige que la ley prevea sanciones penales apropiadas para toda deliberada violacién de sus derechos" (DY, Il)?5. La represién penal es descrita, a veoes, como el medio ‘ordinario utilizado por la ley por considerario el mas eficaz, pero la pena no es ¢l tinico, ni quizas el mejor medio para promover la vide? 3. Responsabilidades morales ante leyes injustas La introducci6n de leyes injustas sitda a la conciencia recta ante dificles problemas morales. El tema esté muy presente, aunque de modo desigual, en los textos del Magisterio, Entre todos ellos hemos de destacar la Evangelium vi- tae que dedica un espacio notable a las responsabllidades en una triple direc- cién: mejora 0 coreccién legislativa, objecién de conciencia y no cooperacién, puntos que presento, aunque con brevedad, para que no falte este aspecto de- Intro de la exposicién de conjunto del pensamiento magisterial a.- Mejora 0 correccién legistativa Se pide un esfuerzo para eliminar 0, al menos, corregir y mejorar las leyes {ue permiten atentados contra la vida, siempre “teniendo en cuenta las posibl- 24 Onispos Escanoinavos, dc: (nots 12), n. 19. C. también Evangellum vite, n. 9, 25 Cuando, poco mas adelante, este mismo documento se rele la proteccién juridica de Ja familia en relacsn con las técricas de reproduccién asistida, no menciona al derecho ‘Penal, camino que si exige al defender ol derocho ala vida, 26 Cf por ejemplo, OsisPos Suzos, Declaracén sobre la iterrupcién voluntaria del emba- ‘220 (05 082001); Conse,o PERtAKENTE OEL EPISCOPADO ITALIANO, nstruccién pastoral (08.12.1978); OxisPos EscaNoiNavos, dc (nota 12) OsisPos HOLANDESES, Dedaracion sobre el abort provacadd (08.10.1974), 421 F Javier Euzart dades concretas’, “respetando a todos y segin la légica de la convivencia de- ‘mocratica’ y a sabiendas de que "en el contexto de las democracias pluralistas, 8 dificil realizar una eficaz defensa legal de la vida por la presencia de fuertes cortientes culturales de diversa orientacién’ (EV, n. 90) b.- Objecin de conciencia La objecién de conciencia es una obligacién. Para el cristiano tiene sus pre- cedentes en el Nuevo Testamento (He 5,29) y en el Antiguo, en el no acata- mionto de las 6rdenes del Faraén por parte de as comadronas de los hebreos (Ex 1,17), La objecién de conciencia es, al mismo tiempo, un derecho que debe estar legalmente protegido (Cr. EV, nn. 73 y 74). No cooperacién Acoglendo una doctina que ls manusles de moral exponen oon deta, re chaza como siempre lca la coeperacisn forma, “ouando a acién reaizada, 0 por su misma naturaleza 0 por Ia coiguracion que asume en un contexto con- elo, e calla como coleboracién drecta en un acto contra la vida humana inocente 0 como participacién en la intencién inmoral del agente principal” (EV, n. 74), Esta forma de cooperacin no es justfcable apelando al respeto de la iber- tad ajena ni apoyandose en que la ley la preve y exige (Ct. EV, n. 74). Entre las formas de cooperaciin rechazada se mencionan el partcpar en campafias de opinion a favor de una ley abortista y ol darte ol propio voto (Ct. EV, n. 73). La Evangelum vitae no utiiza el oto término cooperacién materi i expo- ne con detenimiento fa compleja docrna moral sobre este punto, Otfece ind caciones y algun ejemplo. No seria una eolaboracién moralmentelicita el votar 2 favor de una ley aborsta mds restrctva como altematva a otra més permis- Va, vigente 0 en fase de volacén, siempre que se verifquen dos condiciones: imposibidad de evar o abroger completamente la ley més permisiva, dardad y notoriedad dela oposicién personal del votateal abort (cf. EV, an, 73 y 74, Un caso poco mencionado en los documentos magiseriales es el voto a un Partido en cuyo programa figura a despenalizacién del aborto. Los obispos es- candinavos creen que en algunos casos tal voto puede ser moralmente licito?”, 27 opispos Escanonavos, do. (nota 12}, 0.209. 422 Ley civil y Ley moral segiin el Magisterio IL. La Ley CIVIL EN UNA SOCIEDAD DEMOCRATICA Y PLURAL Democracia y pluralismo moral son dos conceptos distintos. Pero no parece cconcebible una democracia que no sea moralmente plural. A pesar de esta practica inseparabilidad, trataré por separado de ley y democracia, de ley y plu- ralismo pues diversos textos del Magisterio ponen el acento en uno u otro pun- to, Para el primer tema me serviré basicamente de la enciclica Evangelium vi- ‘ae; para el segundo, de varios textos episcopales, 4. Ley civil y democracia El valor moral del derecho en un régimen democratico no se consigue por la decisién de la mayoria sino por la conformidad con la ley moral. Consecuente- mente, la enciclica critica las leyes que no responden a este postulado. Y dentro de este contexto, aplica duras palabras a la democracia. .- Entre la aprobacién yla descaiticacién No debe existr duda alguna del gran aprecio moral que al Magisterio le me- rece la democracia como forma de gobiemo. La encicica se refiere a ella como tun positivo “signo de los tempos” e invita a los cristianos a situarse dentro de la logica demooratica. “Si hoy se percibe un consenso casi universal sobre el va- lor de la democracia, esto se considera un posivo ‘signo de los tiempos’, como también el Magisterio de la Iglesia ha puesto de relieve varias veces" (EV, n. 70}. En otro lugar, la misma encictica anima a actuar dentro dela l6gica dela Convivencia democratica a quienes tienen responsabilidades “en la elaboracién de proyectos culturales, econdmicos, politicos y legislativos que, respetando a todos y segtin la lbgica de la convivencia democratica (EV, n, 90). En la Evangelium vitse y en otros textos de Juan Pablo Il, no asi en textos ‘episcopales, encontramos también un tono de cierta dureza hacia la democra- cia, Aun teniendo presente que en esos pasajes no se trata de juicios genera- les, globales sobre el régimen democratico, sino de leyes particulares respecto a 28 Een ta nota de oste n_70 so ctan dos documentos: enciclca Centesimus annus, n,48, de Juan Pati ly el Radiomensaje de Navidad de Plo XI (24.12.1944). 423 F. JAVIER ELIZARI la proteccién de la vida, algunos términos y expresiones han producido reaccio- nes negativas en la sociedad. A propésito de tales leyes la enciclica habla de totalitarismo fundamental’, de un “Estado tirénico’, de “tragica apariencia de legalidad’, de “traician al ideal democratico en sus mismas bases”, de la demo- cracia como "palabra vacia’. Todos estos textos, reproducidos a continuacién estén en los nn. 20 y 70, “La democracia, a pesar de sus reglas, va por un ca- ‘mino de totaltarismo fundamental, El Estado deja de ser la ‘casa comin’ donde todos pueden vivir segtin los principios de igualdad fundamental y se trasforma ‘en Estado tirénico (la cursiva aparece en el texto], que presume de poder dis- poner de la vida de los més débiles e indefensos" (EV, n. 20). Poco mas ade- lante, se afiade: 'Parece que todo acontece en el mas firme respeto de la lega- lidad, al menos cuando las leyes que permiten el aborto o Ia eutanasia son vo- tadas segun las, asi lamadas, reglas democraticas. Pero en realidad estamos s6lo ante una tragica apariencia de legalidad, donde el ideal democratico [..] es traicionado en sus mismas bases” (EV, n. 20). "Cuando una mayoria partamen- tarla 0 social decreta la legitimidad de la eliminacién de la vida humana ain no nnacida, incluso con ciertas condiciones, ,acaso no adopta una decision ‘tiréni- cat respecto al ser humano més débil e indefenso?" (EV, n. 70). ¥ al final del mismo n. 70 se hace un juicio de hecho muy poco favorable a la democracia a la que se presenta como frecuentemente aquejada de grandes deficits morales: institucion mas al servicio de los fuertes que de los débiles, institucién manio- brera del poder y de la opinion publica: “En los mismos regimenes participati- vvos la regulacion de intereses se produce con frecuencia en beneficio de los ‘més fuertes, que tienen mayor capacidad para maniobrar no sélo las palancas

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