You are on page 1of 2

Fantasmas

en el cernenterio de
K

mwmwruK
Wr*ADrcroNES

7a tarde, bajo semejante calor El y, cuando quisleron reaccionart ya quiso decir nada. Las ca1les mal i1u-
hombre volvi a sonrer en e1 sucio el taxi se haba escabullido en minadas pasaban lentas, mientras
rectngulo del retrovlsor de1 taxi y medio del trfico. e1 taxi traqueleaba y Carlos miraba
a--l^-IUJ )lrtlU
Udr -i-,:^ ^,,^ Lld >dSL
qUtr -rnor qe lc
JL rL En la noche, 1os vientos de nervioso por el retrovisor, como
heTaba. Voy, dijo, como todos 1os Chanduy eTlTpezaron a refrescar e1 para convencerse de que no iba
das, porque esa es la promesa que horno de 1as ca11es. Carlos decidi solo, pero no mejotaba 1a situacin;
le hice a mi amada esposa, que en entonces echar a andat e|"Frmu1a 1os vellos de\a nttca 1os tena levan-
paz descanse, doa Carmen uno" y dar unas vueltas hasta las tados y un extrao escalofro le
Lucinda Amada de1 Castillo dnee n:ra "desneiar Ia cabeza". tecorala espalda como un enorme
Carlos se estremeci de nuevo Magaly nol,ehabia hecho caso, una ciempis de patas heladas.
pero, esta vez, de ternura; aquel vez ms, pero 1 estaba decidido a Se detuvo, por fin, frente al
ripo que parecia un espectro de hacerla suya: grato es lloraaaar, Cementerio General, mas cuando
formas pausadas era, en realidad, cuando afligida eI aTmaaa, cant Carlos quiso cobrarle 7a carrera, e\7a
un pobre hombre atado a una pro- destemplado, pero tres cuadras ms sonrio de nuevo y le dijo: mi esposo
mesa de amor inclaudicable. Ay, e1 a77 Iuvo que dar por terminado e1 ya le pag esta tarde. Su esposo?.
amor, e1 amor... siempre e1 amor, pasillo y tragarse Ia pena que sen- S, dijo, y se baj del taxi. Carlos se
dijo para s Carlos, frunciendo e1 ta. Lentamente detuvo e1 taxi fren- baj tambin para qe 1e explicara
rostro y metindose a empellones te a una mujer parada en 1a esquina qw era 1o que \e quea decir con
en e1 trfico de Luque y Y7e2. Un letrero lumi- "mi esposo ya 7e pag". Ella, por
E1 taxi se detuvo frente enor- noso 1e permiti adn:rirar 7a forma
a 1a todo gesto, le estir 1a mano y con
me puerta de hierro del cemente- angulosa de su rostro, sus ojos oscu- una sonrisa coqueLa, le dijo:
rio. E1 hombrc pag con un billete ros y profundos, los rizos negros Carmen Lucinda Amada del
de mil sucres y 1e dijo que guardata que le caan sobre el amplio escote. Castillo u ,u, .d".,"s. Carlos no
e1 cambio. A Carlos se 1e dibuj una A1 cementerio, dljo ella con voz ti4' alcanzo a reaccionar.. pero, gup ,, ,-;

.t
-';,

You might also like