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_ Durante estos seis meses trabajamos para aumentar su ca- pacidad de decir «Nos, enfadarse y coger cong Dediqué _también mas tiempo a la relacion con ea Padre, lo cual 6 un pozo de sentimi - ae La depresi6n y el cuerpo 163, Siguiendo en esta direccion, le pedi que tratase de al- cacat 2180 con los labios y los brazos. Fue capas de Ke cerlo con cierto sentimiento y vi como su cuerpo empeza- ba a revivir. «Estuvo bien», dijo, «y hubicn querido se- 8 R 5B 8 g g 5 2, g 7 a 8 & 5 y g g ¢ a 5 a 6 & 8 g o terror. A pesar-de todo, sus piernas seguian paralizadas, por Jo que la pedia que pataleara y gritara ore weet Se liz ber6 del terror y dijo que sentia ur hormigueo por todo el 164 Alexander Lowen COORD describir uno de los ¢jercicios que tuvo un efecto dramati- | ¢0 sobre su Znimo. EI ejercicio es un balanceo de la pelvis. Se hace de pie, con las rodillas flexionadas y las manos en 4 las caderas. La pelvis se balancea hacia atras y hacia ade- lante con un movimiento que empieza en los pies y fluya” hacia atriba a través de las piernas. Cuando se tealiza | correctamente, el cuerpo se arquea ligeramente hacia atras a medida que la pelvis oscila hacia adelante. Es importan. | te que el movimiento provenga de la accién de los pies, y 4 no de una accién deliberada sobre la pelvis ni de una fle: 4 xién de Ja cintura?, Marta habia realizado otra serie de® sexual, pero sin Iegar a tener ninguna sensacion. Cuando. realiz6 el ejercicio descrito anteriormente fue capaz de tea. lizarlo correctamente y de sentir sus pies en el proceso. El resultado fue espectacular, pero no inmediato. Salié” de Ia sesin sintiéndose en contacto con sus pies. Cuando la vi a la semana siguiente me dijo que después de llegar 2 casa se habia sentido activa y despejada, pero no euférica. Esta sensacién maravillosa, exactamente la opucsta a la dépresion, le duré todo el’ dia. Intent realizar el mismo gjercicio ella sola en casa y consiguio la misma sensacion’ de claridad, pero durante menos tiempo. Como es légico, tepetimos el ejercicio en mi consulta, pero los resultados no fueron los mismos. Cuando realiz6 el ¢jetcicio la pri mera vez, libero una profunda sensacién sexual que no habia conocido antes; sin embargo, no estaba prepatada Para integrar este sentimiento en su vida diatia sin un. anilisis mas completo. 1 Cuando finaliz6 la terapia, Marta ya no era la mujer del. pedestal. No es que su problema se hubicra resuelto completamente, porque estos problemas de personalidad nunca se acaban de resolver. La mitad inferior de su cues: Po seguia mostrando algo de esa rigidez y tensién que me | habia sugerido la idea del pedestal; pero el cambio habia ? En Love and Orgasm (New York, Macmillan, contrar una exposicién mas completa de los movimie les. 1965) se puede en: ntos sextales natura. 4 La depresién y el cuerpo 165 sido tan grande que no daba ya esa impresion. Sus hombros habian descendido considerablemente, el pecho también, el vientre y la pelvis estaban més Ilenos y més relajados y las piernas més clasticas. Habia una alegria en ella que reflejaba su nucvo entusiasmo por la vida. Ella sabia, sin embargo, que no habia acabado. Finalizamos la terapia. porque queria continuar sola.. Habfa hecho muchos de los ejercicios en casa ¢ iba a continuar con ellos. Sabfa que tenfa que permanecer enraizada y que s6- lo lo conseguiria si se mantenia-cn contacto con su cuerpo, sus piernas y su sexualidad. La terapia de Marta acab6 hace varios afios. Después la he visto unas cuantas veces para discutir algunos aspectos de su vida. Nunca més volvié a caer en una depresi6n pro- funda, a pesar de que a veces se encontraba cansada y con ganas de tirar la toalla. Cuando le ocurria esto, se desaho- gaba llorando y sintiendo otra vez la tristeza del nifio que quiere que lo ciiiden y no lo cuidan. Nunca llegar a per- der del todo esa tristeza, que forma parte de su vida; pero si conocer el profundo placer de sentitse totalmente viva en su cuerpo. Amor versus disciplina He presentado el caso de Marta con bastante detalle porque ilustra los problemas que resultan cuando los padres juegan al juego de intentar educar a un nifio sin mimarlo. A Marta no la mimaron, pero tampoco maduré. no habia madurado emocionalmente y era ingenua en lo toncerniente a los aspectos sexuales de la vida. La madre de Marta creia que queria y adoraba a su hija, pero la infligia dafio y sufrimiento con sus intentos de discipli- narla y controlarla, La madre de Portnoy también crefa que queria a su hijo, pero las consccuencias fueron igual- mente desastrosas. No dudo que esas madres en el fondo quieran a sus hijos, y estoy seguro de que éstos lo saben. Pero sus actuaciones no expresan amor sino hostilidad. Ai creer que su sistema de disciplina y control representa un 166 interés'amoroso, se engafian a si mismas y engafian a sus hijos. El amor no se puede separar de la libertad y el placer)” Nadie ama de verdad si limita en la persona amada la li, oe ———_———— mo. Pot esta misma faz6n, no se deberia hablar de amor y causar al mismo tiempo dolor, porque son dos cosas ite. conciliables. Si queremos a alguien, lo, queremos ver feliz | y alegre, no desgraciado y suftiendo, Otro punto impor, tante es que las acciones amorosas vengan dictadas pot el coraz6n, no pot la cabeza. Es dificil ver la manera de combinar amor y disciplina. : Se que la idea suena un poco radical. La disciplina esta i tan metida en nuestra vida y en nuestro pensamiento que no podemos ver sus peligros. «Quien bien te quiere te ha- ra llorar> es una antigua tradicién de la civilizacién occi- : dental, que iguala obediencia y deber con amor. Parte de esta tradicién ve el placer como pecado, mientras que el trabajo y la productividad son virtudes cardinales tra 4 parte de esa tradicién considera el cuerpo como un aspecto inferior de la naturaleza humana. En The Betrayal of the Body ya mostré que esta tradiciOn, Ilevada al extreme, ter, : mina en una condicién esquizoide. Mi argumento principal en contra de la disciplina en el is hogar se funda en ‘la relacién que impone entre padres ¢ a hijos como la disciplina sin castigo seria algo incompren. 14 sible, es éste Gltimo el que realmente nos concierne. Cuando un padre se arroga el derecho de castigar, se colo. ca en el lugar del juez. Debe juzgar la conducta de su hijo iu para decidir qué es lo que debe castigarse y como. El_ ' hecho de juzgar destruye una relacién basada en cl amor amor exige comprension, el juzgar requiere omniscien. cig, ELjucrio est ee juez fo esta a la misma altura Gee ewer fa persona juz- be gada. Ocupa una posicion superior, la juzgada una infe- tior. Este Gltimo no tiene por menos que sentitse resenti- do por esa negaci6n de un status de igualdad en la fam) lia. o ZEI nifio es igual que sus padres? En sabiduria, madu- i tez y responsabilidad, por supuesto que no. Pero si en el 167 La depresion y el cuerpo , sentido de que sus sentimientos son tan importantes como los de los adultos. Lo caracteristico en una relacion amoro- sa § que Ta persona amada sea tan importante para no. sotros como nosotros lo somos para ella. Si el sentimiento de igualdad a sente, la relacion s la de amo _y_sirviente, Esta relacién puede contener senti- mientos de amor muy fuertes, pero no es una relacion ares Otra relacion que ha degenerado hacia un status de in- ferior y superior es la que se da entre profesor y alumno 1 Educar, por definicién, significa conducir o guiar a al- | guien On profesor deberla conducir 2 seco | caminos del _aprendizaje y del conocimiento. no -empu, no tenemos verdadera fe en nuestro sistema de educaci6n, _ nos valemos de un sistema de premios y castigos para mo. tivar'a los estudiantes, lo cual supone que el profesor juz~ gue las respuestas de sus alumnos y transfornie una tela. cién que debiera set amistosa en otra de poder. No hay que pensar mucho para comprender por qué nuestros ex. tudiantes odian casi universalmente la‘escucla: Hoy dia empezamos a darnos cuenta de que las escuclas no hace falta llevarlas como instituciones penales. Siguien-- j do la experiencia de Inglaterra, estamos explorando la po- j sibilidad de clases abiertas, donde los nifios son libres para ir-de una actividad o lugar a otro de acuerdo con sus inte. reses. Como no existe un programa rigido, no hay necesi- dad de disciplina. Y como cualquier nifio que sea libre es. ta ansioso de aprender lo que le interesa, todo el sistema de premios y castigos se hace innecesatio. Los estudios que | se han hecho han demostrado claramente que la clase abierta es un dispositive didactico més eficaz que las si- tuaciones rigidas, controladas y disciplinadas. Pero no me- nos importante es cl hecho de que este nuevo procedi- miento restablece la relacin natural entre profesor y estu~ diante como iguales y amigos, en la aventura conjuata del aprendizaje. Si el hecho de juzgar aliena a la persona que es juzga- da, el efecto es parécido sobre el que juzga. Un juez debe 168 Alexander Lowen anular su comprensién empatica, so pena de identificatse con la persona juzgada. Si quiere mandar, tiene que apo- yarse en leyes formuladas para tomar su decision. Teoren. mente no deberia dejar que sus sentimientos personales intervengan en la decisin. Nos gustaria, pensar que los jueces en los tribunales adoptan esta actitud objetiva, pero no un padre con su hijo. Un padre objetivo es impersonal, - distante, no es verdaderamente un padre. El hijo, como observé Marta, se siente perdido. Pot otro lado, si los sen. timientos personales se interfieren en sus juicios, el proce. dimiento es un engafio y una decepcion. La gran decepcin en el juego que practican los padres con sus hijos es el pretender que pueden amar y set obje- tivos, implicarse y desligarse al mismo tiempo. ‘Tal preten. _ sién les permite negar sus propios sentimientos cuando pudiera resultar inconveniente admitirlos. De esta mane. fa, pueden acusaral nifio de rebelde cuando sus acciones son una respuesta a la hostilidad de los padres, o pueden ser testarudos ¢ inflexibles ante un nitio llorando porque les incordia, invocando la disciplina y la coherencia para justificar su conducta. Negaran placet al nifio por envidiat (a ellos se lo negaron de nifios) y se enorgulleceran de no mimarlo. Los padres se engafian con este jucgo, porque muchos | creen realmente que hacen lo mejor para cl nifo. Creen cn Ia disciplina y en el castigo como la tinica manera de educarle, a pesar de que a veces duden de su valor, Pero pensar que el administrar un castigo doloroso al nino” tendré un efecto positivo sobre su personalidad, es une” forma de engafiarse. Un castigo efectivo produce temor, 10 cual puede hacer que el nifio sea mas sumiso, pero no mas amoroso, Los-padres fueron también nifios y seguramente | Victimas de esa manipulacién. Por qué lo han olvidado? | Para contestar a este pregunta tenemos que ver lo que pa-_ sa con el nifio sometido a este tratamiento. J Los nifios no pueden escoger entre aceptat o rechazar los engafios que utilizan los padres; no son agentes inde. Pendientes, el amor y la aprobacién de los padres es una cuestion de vida o muerte para ellos. La mayoria de los ni V9 99 La depresi6n y el cuerpo 169 jios pasarén por una época de rebeldia, como la pas6 Mar- ta, luchando por conseguir la comprension que tanto ne. cesitan. Desgraciadamente, sus esfuerzos s6lo sitven, a la larga, para alienar mas a sus padres, que acaban viendo al nifio como un monstruo o un loco o un salvaje. Se le fuer- za a ceder, lo que significa que finalmente aceptard la _ idea de que uno debe merecer el amor y debe gariarse el placer. Acabarén creyendo que no son quetidos porque no lo han merecido. «Si esta es la manera en que se debe sugar el juego de la vida», piensa el nifio, «mantendré las reglas y jugaré ef juego». El nifio ve que el mismo juego se juega en otras familias. Los nifios adoptan incluso el lenguaje de sus padres como parte de su propio juego. A menudo se oye decir una nifia a otra: «Eres una nifia mala. Mama mo te quiere» o «eres mala y te tienen que castigars. Una vez que el nifio toma la decision de seguir el juego, tendra que reprimir sus sentimientos negativos y hostiles. Esta reptesion no cs nunca cien por cien efectiva; incluso en el nifio mas abediente hay a veces reacciones de resent. miento, lo cual reafirma a los padres en la idea de que todos los nifios tienen malas inclinaciones que hay que =li, minar. El nifio que se ha visto forzado a dejar a un lado sus de- rechos innatos y jugar el juego ha hecho un mal negocio, haga lo que haga no puede ganar. Aunque lo intente con todas sus fuerzas, nunca conseguira el amor y la aproba- cién que necesita. Recordemos que la madre de Marta no se dio por satisfecha cuando su hija sacé una nota de no. venta y nueve y medio; queria la perfeccién. Los padres que juegan a cste juego piden lo imposible. Su motiva. . La autorregulacién no significa que los padres se absten- gan de dar algunas reglas o poner algunos limites a las ac, ciones del nifio. Si no fuera asi, seria el caos. Un nifio os. pera de sus padres guia y direccién. Las reglas y los limites son necesarios si un nifio quiere saber donde esta. Peto las reglas no deben ser rigidas ni los limites inflexibles, ya que su finalidad es aumentar la seguridad del nifio y no negar su libertad. Y por encima de todo, no pueden see arbitrarias; deben guardar relacion directa con la forma de vivir de los padres; es decir, los padres deberian vivir se. gtin las mismas reglas basicas que imponen a sus hijos. No Pucde ser que haya unas reglas para los padres, que tienen el poder, y otras para los hijos, que no lo tienen, Si los padres confian en su forma de vida, y esta forma de vida esté basada en la fe, sus reglas y limites teflejaran esa confianza. Esto nos lleva a preguntarnos qué es la fe, =. ‘La depresién y el cuerpo 173 de lo cual hablaré en el proximo capitulo; diré sencilla- mente que todo acto basado en Ia fe es una manifestacion de amor y que todo acto basado en el amor es una expre- sién de fe. Los nifios son conscientes de estos importantes valores y los respetan, ya que son esenciales para su de. sarrollo emocional. Una madre 0 un padre amoroso no es ni permisivo ni disciplinario; el calificativo que mas le cuadra es cl de comprensivo. Comprende la necesidad que tiene el nino de un amor y una aceptaci6n incondicional. Comprende también que no es una cuestién de palabras sino de senti. mientos expresados en acciones. El nifio necesita intimi- dad fisica con ambos padres. Necesita contacto corporal, especialmente durante la infancia; necesita que le cojan, que le acaricien y que jueguen con él. Estas necesidades las debera Henar primero la madre, pero también es im. portante, aunque secundario, el contacto corporal con el padre Una madre amorosa es quién se da, quién da su tiem- po, su atencién, su interés. El amor que profesa a su hijo hace que no lamente el tiempo que le dedica ni se resien ta por sus demandas de atencién. Cuando un paciente d ce: «ZQué sentido tiene Hamar a mama, si nunca estaba alli?» quiere decir que nunca estaba alli para él, Su aten- cién ¢ interés estaban en otro lado. Para saber cuanto quiere una madre a su hijo, sélo es necesario saber el tiempo que le dedica y cuanto placer le da su hijo. El pla- cet que siente una madre con su hijo es exactamente igual al que siente el hijo con su madre. Este principio de re- ciprocidad demuestra el auténtico amor en una telacion. El amor esta basado en un placer compartido. El placer de una persona aumenta el placer de la otra, hasta que el sentimiento entre ambos es de alegria. Asi es como’ de- biera ser la relacién entre madre ¢ hijo. Esta relacin pier- de su alegria cuando la madre utiliza al hijo en pro de su propio egoismo o para fines egoistas. Los padres amorosos quieren ver a su hijo feliz; eso es lo que més les importa. Quieren que su hijo disfrute de la vida, y hacen lo posible para tratar de darle las satisfac- ciones que busca. Esta actitud, y los sentimicntos que la’ acompafian, dan al nifio fe en la vida: primero fe en sus padres, después fe en él mismo y por tltimo, fe en el mundo. Los padres pueden hacer esto por un hijo si ellos mismos tienen fe. Pero poca gente la tiene, nuestra civili. zacién la margina. Hablamos de amor pero veneramos el Poder. Ni siquiera tenemos fe en él poder del amor 7. La. fe La importancia de la fe ee trt—t——T—C. sin ella? ¢Puede incluso. sobrevivir sin ella? Estas cues- Hones merecen una atenci6n seria, ya que la supetvivencia del.hombre no esta libre de duda y su vida no esta ine de la desesperacion. ¢Qué es la fe? Como todas las Pp labras, puede usarse con ligereza. Es muy facil decir: «De- bes tener fe», como se podria decir «tienes que amare Pa fo un momento de reflexién basta para datse cuenca de gue ni as palabras ni las afirmaciones pueden afiadir estas ee ————SC Alguna vez que otra he dicho a algdn paciente que no tenia fe. Fue una observaciOn impulsiva, hecha generel. mente ‘cuando la respuesta del paciente al esfuerzo tera, Péutico era desproporcionadamente negativa, Pero. nevis tas hacer la observacién me daba cuenta de que no ere €s0. @Qué queria decir? Fe en mi? ;Fe en mi habilidad Para ayudar? ¢Fe en que el trabajo terapéutico tuviera ar 175 “176 Alexander Lowen to? Sabia que eso no tenia derecho a esperarlo, Entonces ee en qué? No tenia respuesta. Los psiquiatras general. mente no piensan en términos religiosos y yo era especial. mente reacio a hacerlo. Habria evitado la palabra si no hubicra surgido espontaneamente en el curso de mi estu. dio sobre la naturaleza de la depresién. Mis ideas sobre la depresién surgieron de mi trabajo con pacientes depresivos, cuyo principal anhelo, por supuesto, es el de superar el problema que ha Ilevado sus vidas a un paro virtual. A la hora de ayudarles a recuperar la capaci- ~ dad de placer, que esta gravemente disminuida en el esta- do depresivo, la cuestién de la fe o de la falta de fe parecia irrelevante. Mi tarea era la de comprender, y el pa- ciente tenia que profundizar en los conflictos emocionales que bloquean el fluir de sus sentimientos. Tenia que sen. Ur y relajar las tensiones musculares crdnicas en su cuerpo que restringen su respiracién y limitan su motilidad. Ge. neralmente, una terapia coherente que trabaje dentro de esta linea y que alcance y abra las fuentes emocionales de la vida saca al paciente de su condicién depresiva y, en la mayoria de los casos, crea un baluarte bastante estable contra la tendencia comin a recaer. Los pacientes recupe- rados nunca hablaban de haber encontrado una fe que les ayudara a vivir; pero vistas las cosas retrospectivamente, estaba bien claro que si la habian encontrado Cuanto mas pensaba sobre el problema de la depresién, mas me convencia de que la cuestion de la fe era impor. tante para su comprensin. Al principio no tenia una idea acabada de qué cs la fe, porque por ahi parece que circu- lan muchas diferentes. Sin embargo, independiente- mente de las diferencias, la persona con fe no se deprime Mientras conserve una fe fuerte y activa, podra avanzar en la vida, lo cual es incapaz de hacer el individuo depresivo._ Me vi abocado asi a la conclusion de que el paciente | depresivo es una persona sin fe; él no piensa en si mismo de esa manera ni yo lo veo bajo esa luz: como psiquiatra lo veo como una persona enferma cuyo funcionamiento como ser humano esta perturbado tanto a nivel psicolégi- co como fisico. Pero asi y todo, sigue siendo verdad que 4 La depresién y el cuerpo 177 _ Gxiste una conexi6n intima entre su enfermedad y su pér- dida de fe. Ta importancia de esta conexién se hace metidiana SF aumento ¢n la incidencia de la depresi6n por un lado y la Lr —ssCS == Sr ceo necesario documentar la subida de la marea de le en fermedad depresiva. Todos los psiquiatras, psicolopos y Personas que trabajan en el campo del consejo psicologica saben lo corriente que es. Si recordamos que la ansiedes y la depresién forman parte de un mismo si observacién, Ante la desilusién y la ‘pérdida de fe, s6lo hay que hablar con la gente para darse cuenta de lo deseneeattds duc esta del mundo de hoy. Los que mas lo demuestran son Jos jOvenes; en sus escritos, en sus protestas y en sc utilizacion de las drogas nos hablan de la poca fe que comen cn cl futuro de esta-civilizacion. Peto los mayeres compatten muchos recelos similares; ven wn detesne constante de los valores morales, un debilitamicec, progtesivo de los lazos religiosos y comunitarios que ligan el bienestar de un hombre con el del otro, una disminu- cién de la espiritualidad junto con un aumento del énfasis gn ¢l dinero y en cl poder; y se preguntan: «7A donde este mundo?». La opinién general nos dirta que la mayoria de la gente siente que estamos viviendo tiempos deptesivos, y realmente es ast. Son depresivos, no porque sean dificiles, sino porque SSrr——r———CC gente ha vivido tiempos mas dificiles sin deprimirse. Loc pione- i Inglaterra hace tres siglos, encarando empresas bastane fats duras que las nuestras, no se deprimian. Si dine _ fe es lo que les sostenias, esa es mi opinion Tes pioneros Cuando se pierde la fe, parece perdetse también el de- red, St impulso de alcanzar cosas, de comunicarse luchar. El individuo siente que no hay nada que alcanear, : nada por lo que luchar y, como mis pacientes depresives. _ dida que perdian la fe en su forma de vida, Parecian abandonarse, encerrindose en si mismos y dandose a ma nudo al alcohol. Habia desaparecido la emocion de cae vi, das, habia disminuido Ia lama vital en sus cuerpos. Para | AUC cntte los conquistadores llegaran misioneros, porque los que carecian de fe estaban condenados 4 sucaumbie Creo que no importa qué dioses se adoren 6 qué creen za. Lo aclarar€ con algunos ejemplos sencillos. Hay un juego muy comin al que juegan padres ¢ hijos Pequefios y que tiene que ver con el tema de la fe 0} Spafianza. El padre coloca al nifio en un pedestal alto y le. dice’ que salte a sus brazos. El nifio salta y el padre lo’re, coge; aquét grita encantado y le pide que lo repita. Si cl E juego se juega demasiadas veces, perdera parte de su cma. Al Ptincipio, sin embargo, cl nifio no esta muy seguro y salta por fe. Obviamente existe un momento de panica cuando el niflo abandona su seguridad y se da cuenta de que se esta cayendo. El miedo a caer cs una de las an 2 siedades humanas més profundas. Pero el panico e¢ ma, menténeo, porque el nifio se encuentra enseguida sano y 179 salvo en los brazos de su padre. El liberarse del pAnico da una sensacion de alegria, y, es también una confirmacion de que la fe que se tiene esta justificada, lo cual la refwer- za atin més. jImaginense las consecuencias catrastoficas para cl nifio si el padre deliberadamente lo deja caer al suelo y se hace dafo! Un juego similar se practica en los grupos de encuentro, con la finalidad obvia de ensefiar a una persona a confiat en los demas. A cada patticipante se le pide, por turno, que cietre los ojos y se deje caer hacia atras, asegurandole que la persona que esta detras lo va a recoger. Asi sucede, como es légico, y muchas personas adquieren mayor con. fianza gracias a esta experiencia. Dudo, sin embargo, que esto tenga un valor real para promover la fe en uno mis mo. Los participantes saben que se les va a coger y que las feglas del juego son no dejar caer a nadie. En este ejercicio el conocimiento precede al hecho y esto roba al ejercicio la mayor parte de su valor como prucba de fe. Lo que se‘ aprende es a confiar, no en la sinceridad del otro, sino en las reglas del juego. Seguir las reglas es un camino seguro para no hacerse dafio; pero no es el camino del placer ni de la fe en la vida. | ~ : A los psiquiatras les seria mas facil aceptar una palabra como , y no «fe», para describir la relacion entre dos, personas en juegos como éste. Aunque ambas palabras s¢ usan a menudo como sindnimas, la palabra «fe» tiene una implicaci6n religiosa que no la tiene el con- cepto de confianza. Para la mayoria de los psiquiatras esta implicaci6n religiosa parece introducir un factor. mistico que no se puede estudiar ni controlar por medios objeti- vos ni explicar con principios racionales y cientificos. Su resistencia a emplear este término es de alguna manera comprensible. Pero esa postura, que es tan evidente en Freud-y otros autores psicoanaliticos, no deberia impedir- nos examinar el papel que jucga la fe en las vidas huma- nas. Si intentamés comprender la condici6n humana en tér- minos de conceptos objetivos y cientificos, dejamos fuera todo un dominio de la experiencia humana. Las relaciones 180 Alexander Lowen’ cntre dos personas, o de una persona con su entorno o de: religfoe ona con el universo, pertenecen a ese dominio. La | religion surgié de la necesidad de comprender estas rela- J ciones, y no nos podemos permitir el ignorarlas porque renga una connotacién religiosa. No hay por que rece miedo a esta connotacin, siempre que no se obligue uno peeprar los dogmas de una creencia religiosa especifice Al tratar de comprender la relacién del hombre consigo mismo y con su mundo no podemos olvidar el concepto i fe Pertenece a un orden dé experiencia diferente del del conocimiento. Es mas profunda que éste, puesto que a menudo le precede como base de accion y continua wine berlo no los detiene, porque para ellos tezar eg ban expre- sin de fe. Sienten que esa expresi6n ticne un ehere posi- tivo y que gracias a ello son mds capaces de soportar la catga. Para rezar no es necesario creer en una denlad one in el acto de amor, uno . Esta accion, que lena sable, le expone tam. s s cuenta de que la fe esté involucrada en ria de nuestras acciones diarias. Pensemos en el ca- La depresién y el cuerpo 181 so del agricultor que labra y siembra su tierra. No tiene ninguna seguridad de que al afio siguiente recoja una co. secha, ya que a menudo se echa a perder. Es decit, opera tanto sobre la base de la fe como del conocimiento; y no digamos ya el hombre primitivo, cuyos conocimientos de agricultura eran bastante limitados. Se pucde decir que su fe se basaba en la experiencia, en la suya personal y en la de otros agricultores a través de los tiempos. La experien- cia es un factor importante, que puede incrementat o dis. Oe ——————— naturaleza de la fe a menos que se conciba la experiencia como algo que trasciende a la existencia individual, Cuando contemplamos la complejidad de la vida social y la interdependencia de la gente, se impone la conclusion de que el orden social seria imposible sin fe. La. madre tiene fe en que el lechero le dejara la leche en la puerta, cl trabajador tiene fe en que podra comprar lo que necesi, ta con el dinero que gana; el paciente tiene fe en que cl médico hara todo lo posible por curarle. Cuando esto no €s asi, nos choca profundamente. Los seres humanos lle. van viviendo en comunidades sociales durante milenios, y de esta larga experiencia racial han adquirido fe en cl es, fuetzo cooperativo. Si esa fe desapareciera, seria l caos. A SS rrrrr———“ es gente tiene una especie de fe.interior en que las cosas van a salir bien. Creo que esta fe en el proceso ordenado de la vida. es lo que sostiene:a la gente en sus actividades diarias. Si no tuviéramos fe en que nuestro esfuerzo va a ser re- compensado, faltaria la motivacién para esforzarse. La ne. cesidad no es un incentivo suficiente. Los pacientes depre. eer ———“ —€§—— mundo, pero eso no les mueve. Se han rendido; han per- dido la fe y se han resignado a morir. La intima conexi6n entre pérdida de fe ce clara en situaciones de crisis. muerte la fuerza de la fe puede se empuje a un hombre a sobrevivir al Una prueba de fe realmente ext y muerte apare- — En asuntos de vida o x el factor decisivo que ii donde otros mueren. raordinaria fueron los 182 campos de concentracién en la Alemania nazi. Para los de” fuera parecia un milagro que alguien pudiera sobrevivin 4 aquel horror. Pero el caso es que muchos sobrevivicron, entre ellos Victor Frankel, un psiquiatra austriaco. La ob. servacién de sus compafieros le condujo a,la‘conclusién de a que los Gnicos que sobrevivian eran las personas para las 4 que la vida tenia algn significado. Aquellos a los que les 4 faltaba esta conviccién se abandonaban y morian. Lee fal. taba la voluntad de seguir luchando ante la tortura, la’ crueldad, traiciones, privaciones y degradaciones. 3 Cuando lei el’ libro de Frankel, pensé al principio que la] explicacién cra insuficiente: sencillamente los mas fuertes sobrevivian y los débiles morian. Eran mas fuertes por- que pensaban que la vida tenia algtin significado o en. contraron un significado porque etan mas fucttes? Ahora, pienso que ya no es necesario discutir este punto; ambas 4 Posiciones son igualmente validas. Laigente fuerte tiene fe 4 y la gente que tiene fe es fuerte. Es un binomio indivi. sible, porque un aspecto es reflejo del otto. La fe de una Persona es la expresion de su vitalidad interior como ser viviente, igual que su vitalidad es una medida.de su fe en la vida; ambas dependen de procesos biolégicos dentro _ del organismo. Antoine de Saint-Exupéry describe una si. tuacién de crisis parecida en su delicioso libro Viento, are- na y estrellas’. Su avi6n se habia estrellado en el desicsto durante un vuelo nocturno. El y su mecinico estaban per- = didos, y el impacto habia destruido practicamente tods la comida y el agua que transportaban. S6lo les quedaba | medio lito de vino, un litro de café, algunas uvas y dos natanjas. Durante tres dias exploraron el desierto sin ale. 3 jatse demasiado de] avi6n, con la esperanza de ser trescata. 4 dos. Al cuatto dia,

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