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Rosana Calvi

Los periódicos coloniales en el Perú: origen y evolución

Informe para CLAS: Summer Research in Lima-Perú, 2006

Mi viaje a Lima durante este verano fue muy productivo, ya que tuve la

oportunidad de visitar varias bibliotecas como la Nueva Biblioteca Nacional de Lima y la

de la Pontificia Universidad Católica del Perú, entre otras, que colaboraron prestándome

diferentes textos para mi investigación. Pude tener acceso a periódicos antiguos de la

época colonial como el Mercurio Peruano y la Gaceta de Lima, y de esa manera he

podido constatar el tipo de artículos que se escribían durante esta época. Esta etapa de la

investigación es fundamental para sentar las bases de lo que será el periodismo peruano

en el siglo XX. Se trata del punto de partida del periodismo en el Perú, que poco a poco

irá evolucionando de ser un periodismo netamente informativo hasta llegar a ser un

periodismo más comprometido con los problemas sociales y cargado de una poderosa

ideología. Precisamente este tipo de periodismo comprometido es el que me interesa

trabajar para mi tesis doctoral, poniendo especial enfoque en las revistas de vanguardia de

los años 20.

Mi viaje, en ese sentido, fue necesario también para recopilar información acerca

de diferentes revistas de vanguardia, no sólo propias de Lima, sino también de lugares

periféricos como Cuzco y Puno. Asimismo, pude asistir a la Feria de Libro de Lima, lo

que me permitió comprar textos fundamentales para mi investigación, tanto textos

primarios como libros de crítica.


Por todo esto, agradezco profundamente al Centro de Latin American Studies, por

contribuir con su apoyo monetario al progreso de mi investigación.

Resumen de investigaciones

Para el estudio de las culturas, es fundamental tratar de reconstruir los

acontecimientos y hechos importantes que se dieron durante el periodo que se intenta

analizar y, en ese sentido, los periódicos constituyen un medio fundamental a través del

cual podemos ingresar a este tiempo que ya nos es ajeno, ya que, por lo general, en ellos

se refleja cuáles son las preocupaciones de los individuos de una determinada sociedad.

Aunque algunos periódicos, como veremos, sólo se limitan a ser meramente

informativos, también los hay incisivos y difusores de toda una poderosa ideología. Este

hecho tiene que ver con el momento histórico en el que surgen y con la coyuntura social,

así como con su recepción. Por esa razón, nuestro propósito aquí es dar a conocer de qué

manera surgió el periodismo en el Perú y cómo va evolucionando durante la época de la

colonia como medio informativo difusor de noticias y como espejo de la vida cotidiana

durante la colonia.

El punto de partida del periodismo en el Perú, y en general en América, está en

relación directa con el surgimiento de la imprenta en Europa en el siglo XV y su posterior

implementación en el Nuevo Mundo. La mayoría de los críticos atribuyen el origen del

periodismo a las hojas volantes o relaciones manuscritas -que circularon primero en

Europa y luego en América- portadoras de una sola noticia o hecho de carácter religioso,

político o comercial, según el caso, lo que nos lleva a pensar en la gran importancia de la

imprenta para la inmediata de difusión de cierta información concerniente a un grupo de

gente cada vez más extenso. José Antonio Benítez, en su libro Los orígenes del
periodismo en nuestra América, da cuenta de cómo en las principales ciudades europeas

abundaban estas noticias manuscritas, y da como ejemplo el caso de los avissi italianos:

“En Venecia y otras ciudades italianas se vendían públicamente y muchos profesionales

de esta actividad o de este sistema tenían nombres que iban desde los novellanti hasta los

reporttisi y los gazettanti. No se puede afirmar con exactitud, pero el vocablo gaceta se

deriva precisamente de la palabra italiana gazette, una moneda que era el precio de los

avissi” (18-19). Esta cita resalta el hecho de que estas hojas volantes no circulaban de

manera gratuita, sino que tenían un valor monetario; es decir, podemos hablar de un

público consumidor de estos periódicos incipientes.

El Nuevo Mundo, a su vez, irá adoptando poco a poco las costumbres europeas en

su proceso de colonización, y es así como se ha registrado la aparición de la primera hoja

volante en México en 1541 ó 1542, cuyo objetivo es informar acerca de un terremoto

ocurrido en Guatemala. En el caso del Perú, la primera hoja volante registrada está

fechada en 1594 y tiene que ver con la incursión de piratas ingleses en las costas del

Pacífico. Si bien es cierto las hojas volantes no son originales el territorio americano, ya

que se tiene evidencia que sus antecedentes inmediatos son las que se distribuían en

Europa, resulta interesante contrastar ambas para comprender que este procedimiento

análogo adopta sus propias características al producirse en otro lugar, donde ocurren

fenómenos diferentes a los que acaecen en el continente europeo. Con respecto a estas

hojas volantes, cabe resaltar también el hecho de que no aparecían de manera periódica,

sino que estaban supeditadas a ciertos hechos que se consideraban dignos de difusión.

El propósito de la imprenta en América corresponde con la misión de la Iglesia

católica para la transmisión y difusión de su doctrina. En este sentido, Jesús Timoteo


Alvarez y Ascensión Martínez Riaza enfatizan en su Historia de la prensa

hispanoamericana la importancia de la imprenta como sistema que cumple dos grandes

propósitos: uno político y otro cultural, ya que, por un lado, “se hizo necesario contar con

un instrumento adecuado de difusión de documentos oficiales para lograr un más rápido

conocimiento y cumplimiento de las leyes” (21), y por otro, “sirvió para una más eficaz

transmisión de los valores que sustentaban la Monarquía Universal Española

convirtiéndose en mecanismo de dominación cultural e ideológica” (21). En este sentido,

la imprenta se convertirá en una herramienta fundamental para la difusión de la religión

católica, ya que la mayoría de las imprentas estaban a cargo de las órdenes religiosas. Se

tiene evidencia que los primeros libros impresos en las colonias americanas fueron las

doctrinas cristianas.

De manera conjunta a la Iglesia, el Estado también aprovechó la importante

capacidad de la imprenta de llegar cada vez a más gente y es así como se valdrá de ella

para difundir no sólo sus leyes y decretos para afirmar su poder en el territorio

conquistado, sino también una serie de noticias provenientes de Europa, hecho que hacía

evidente el vínculo que unía a las colonias con la península. Es así como llegan a

América boletines con información de carácter internacional que recibieron el nombre de

“noticiarios”, donde se recogían noticias de España y también de diferentes ciudades

europeas. Este tipo de impresos evidencian la necesidad de los españoles en América de

mantenerse informados de lo que ocurría en el viejo continente. Sin embargo, cabe

resaltar que estas noticias llegaban con mucho atraso al Nuevo Mundo, debido al carácter

lento del “aviso” o correo de la época. Como el caso de la información de las hojas

volantes, estos noticieros no contaron con el factor actualidad, ya que las noticias eran
muy atrasadas y la mayoría había perdido vigencia; sin embargo, lo que realmente

importaba era recibir estas noticias, ya que de esa manera los españoles se sentían

incluidos en la dinámica europea, a pesar de su separación física. Cabe resaltar que el

nombre del correo que se encargaba de transportar estas noticias recibía el nombre de

“Aviso”, lo que nos lleva a evocar los avissi italianos a los que hacíamos referencia al

inicio de este ensayo. Coincidencia o no, esta repetición del nombre explicaría la

continuidad y transformación de esta hoja volante inicial en los noticieros de esa época.

De ellos nacerán, primero en Europa en el s. XVII y luego en América en el s. XVIII,

otro tipo de publicaciones denominadas “gacetas” y “mercurios”, que surgieron para

cubrir una serie de necesidades locales que los noticieros, por su carácter internacional,

no cumplían. Es así como en el Perú comienza a circular desde comienzos del s. XVIII la

Gaceta de Madrid, reimpresa sistemáticamente en México y Lima. Esta gaceta cambiará

de nombre más adelante al de Gaceta de Lima por el lugar donde se imprimía, aunque

continuaba transmitiendo las noticias de España. Sin embargo, poco a poco surgió la

necesidad de incluir también una sección exclusiva con noticias locales y es así como

aparece en 1744 una nueva Gaceta de Lima, con una sección de contenido netamente

americano, que comprendía las noticias en un periodo de tiempo específico, entre mes y

medio y dos meses. Por lo general, las noticias tenían que ver con diversos aspectos

relacionados con las autoridades tanto eclesiásticas como del estado en los centros

respectivos, lo que reafirma la conexión estrecha entre ambas instituciones. La principal

función de la gaceta era dar a conocer los acontecimientos importantes –de la misma

manera que lo hicieron en su momento las hojas volantes- y dar cuenta de una serie de
leyes y proyectos que se aplican en el Nuevo Mundo, así como la elección de las nuevas

autoridades locales y otras actividades que forman parte de la vida cotidiana colonial.

En su estudio sobre la Gaceta de Lima, Ella Dunbar Temple analiza los diferentes

momentos en los que apareció esta publicación, y concluye que guarda una regularidad

aceptable desde su aparición en 1744 hasta 1776. A lo largo de estos años, la Gaceta será

la encargada de mantener informado al público habitante de la ciudad de Lima con

noticias locales –además de las internacionales-, que dan cuenta de la salud del Virrey y

el Arzobispo, detalles de viajes, nombramientos, fiestas religiosas, novedades de

provincias (epidemias, por ejemplo), noticias sobre temblores, llegada y salida del correo

hacia el interior y el movimiento portuario, entre otros. En ese sentido, la Gaceta se

convirtió en un medio eficiente para dar información de todo tipo, así como comunicados

oficiales de servicio público. Este medio estará al servicio del gobierno local y de la

Iglesia, instituciones que controlan los textos impresos y en ese sentido se tratará de un

periódico oficialista regimentado. Al mismo tiempo que se ejerce control sobre el medio

de difusión, se le utiliza para transmitir leyes y decretos, así como para hacer de carácter

público el poder político y eclesiástico. No conocemos la opinión pública, ya que sólo

asistimos a una transferencia parcial; es decir, no se establece un “diálogo” con la

sociedad, sino que ésta sólo aparece como receptora del mensaje oficialista. Aunque

existen algunos mecanismos de integración que buscarían incluir a un sector de la

sociedad, por ejemplo, a través de recursos como el enigma, décima ingeniosa que

planteaba una situación y cuya solución aparecía en el siguiente número1, la Gaceta no

1
La importancia del enigma no sólo radica en el ingenio de sus autores y en la promoción de la cultura
entre su público lector, sino también en la idea de continuidad de la misma revista y en su consumo.
Podemos asumir que esta sección del periódico sella un contrato implícito entre la Gaceta y el lector, en
pretende generar una respuesta sino que se limita a la simple transmisión de información.

En este sentido, podemos incluir a la Gaceta de Lima dentro de un periodismo oficial que

refleja, a su manera, aspectos de la vida durante la colonia.

La Gaceta de Lima –a diferencia de las primeras hojas volantes- mantuvo cierta

periodicidad. Sin embargo, hemos visto cómo las noticias, por lo general, abarcaban un

periodo alrededor de los dos meses, es decir, no existía todavía una dinámica diaria para

la recolección de noticias, sino que muchas veces se seguía dependiendo del aviso o

correo que traía las novedades destinadas a la sección europea de la Gaceta. Este hecho

cambiará con la aparición, el 1º de octubre de 1790, de un nuevo concepto de periodismo,

el Diario de Lima curioso, erudito, económico y comercial, de Jaime Bausate y Mesa. Se

trata del primer diario peruano, ya que aparecía todos los días y constaba de cuatro

páginas. Bausate y Mesa aplicará su conocimiento avanzado del periodismo español a su

Diario en Lima, hecho que marca una nueva fase del periodismo en el Perú, no sólo por

su periodicidad cotidiana, sino también por su carácter y diferentes facetas, que incluirían

la publicación de noticias e informaciones curiosas, así como textos educativos y de

interés comercial, como por ejemplo las compras, ventas, alquileres, entre otros.

Asimismo, detrás de esta empresa surgiría un grupo de reporteros que tendrían a su cargo

la escritura de textos de temas variados. Si bien es cierto este periódico marca un nuevo

rumbo, en 1790 la censura es todavía dominante, y en ese sentido, para la publicación de

su Diario, Bauzate y Mesa debió contar primero con la venia y licencia del 35º Virrey del

Perú, Francisco Gil de Taboada. Aunque este diario aprovechó los progresos técnicos

logrados por el periodismo europeo, no tuvo mucha vida, ya que dejó de publicarse en

donde la publicación se compromete a sacar el número siguiente con la respuesta correspondiente al


enigma anterior y el lector se compromete a adquirir el nuevo número para corroborar su respuesta.
septiembre de 1793 debido a que no contaba con un número suficiente de lectores para

cubrir los gastos de impresión (Torre Revello, 171). A pesar de este fracaso, debemos

tener en cuenta el impacto de este diario entre los limeños.

Una cuestión que salta a la vista cuando se estudia la época colonial es la

convivencia de diferentes castas en un mismo territorio, lo que lleva a preguntarnos

cuáles de estos grupos tan diferentes encontraban en este diario las respuestas a sus

interrogantes o se sentían identificados con lo que se transmitía ahí. Será sólo una porción

social reducida -compuesta de españoles, criollos y algunos mestizos- la que tenía

derecho a acceder a una educación superior y a la dinámica social que la lectura del diario

requería.

Mientras las ideas se desarrollaban libremente en Europa, como consecuencia de

los grandes cambios históricos, el control de las autoridades políticas y eclesiásticas trató

de impedir su propagación en América, cerrando sus puertas a toda innovación intelectual

y perpetuando un escolasticismo que ya no estaba vigente en el Viejo Continente. Esta

situación de atraso en el campo de las ideas es un factor que puede explicar la tardanza de

un periodismo difusor de ideas intelectuales.

Durante la segunda mitad del siglo XVIII, el Diario de Lima coexistirá con el

Mercurio Peruano, publicación que se inicia con un prospecto en diciembre de 1790 y

cuyo primer número aparece en enero de 1791. El panorama educativo durante esta época

está conformado por el predominio del Convictorio de San Carlos, fundado por el Virrey

Manuel Amat y Juniet en 1771, como implementación de su reforma educativa. En este

centro de estudios se difundió un sistema educativo menos rígido y más libre, y por ello

cumplirá una función importante en la transmisión de una ideología que dio pie para una
liberación intelectual, influida por la Ilustración. Será precisamente el Convictorio de San

Carlos el que dé lugar a la formación de la Sociedad Académica Amantes del País, cuyos

miembros fueron fundadores del que ha sido considerado por los críticos como el

periódico más importante de esta época: el Mercurio Peruano de Historia, Literatura y

Noticias públicas.

Las características de esta publicación, así como sus objetivos, periodicidad y

distribución quedaron fijadas en el prospecto. El Mercurio se considera a sí mismo como

el pionero en la difusión de una serie de noticias y nociones propias del territorio

peruano, distinguido por una riqueza natural que no es aprovechada. En este sentido, más

que transmitir noticias del exterior, el periódico se enfocará preferentemente en el Perú, y

no sólo en lo que ocurre en la capital, sino también en el desconocido “interior”. De esta

manera, el Mercurio contó con autores múltiples o reporteros, los cuales utilizaban

seudónimos griegos para firmar sus textos, y con artículos variados a través de los cuales

se transmitía un nuevo concepto de periodismo basado en el análisis físico, moral,

político, económico y social del Perú. El Mercurio cumple a la vez dos propósitos: uno

informativo y otro didáctico, ya que debemos tener en cuenta que no se contaba en esa

época con una noción muy clara de aspectos como la superficie del territorio o la

extensión de tierras cultivables, por ejemplo. Este deseo por parte de la Sociedad

Amantes del País respondía, por supuesto, a una formación educativa más libre, ya que se

adoptó el pensamiento científico, hecho que le daba un giro importante al periodismo en

el Perú. Existe en este grupo un gran interés por sentirse como parte de una Nación, de

ahí la importancia de transmitir a través de sus artículos toda la información científica

que sea posible para el conocimiento de este territorio. Sin embargo, cabe preguntarse,
¿podemos considerar al Perú de esa época como una nación? Evidentemente esta

Sociedad de Amantes del País representa sólo a una minoría intelectual ilustrada que se

embarca en la tarea de dar a conocer un país completamente desconocido para la gente

que lo habita. Sin embargo, en su concepción de Nación no se incluye a la gran masa

indígena que, como ellos, conforman esta región. Esto nos lleva a la discusión que

planteamos más arriba sobre la difusión del periódico y sus lectores, y en ese sentido,

podemos afirmar que sólo una elite española y criolla tuvo acceso a este medio de

información y, por lo general, fueron los mismos lectores del Diario de Bauzate y Mesa;

es decir, el progreso intelectual del que hablábamos más arriba sólo alcanzará a una

minoría urbana, principalmente radicada en Lima y es por eso que podemos afirmar que

el Mercurio –al igual que el Diario de Bauzate y Mesa- será la manifestación de un

medio producido por y para un grupo minoritario que excluye a la gran mayoría de

habitantes.

Aunque la Sociedad de Amantes del País era una institución independiente, no

pudo escapar al control del Estado y de la Iglesia. En ese sentido, los artículos que se

publicaron en el Mercurio no sólo debieron contar con la aprobación de estas entidades,

sino que el periódico también representó un espacio en el que se difundieron textos

jurídicos y oficiales, así como una serie de artículos a favor de la Iglesia católica. De esta

manera, el Mercurio estuvo también al servicio del Estado y de la Iglesia y se convirtió

en portavoz importante y en defensor de estas instituciones. Partiendo de esto, podemos

afirmar que el grupo a cargo de este periódico representó un cambio importante en cuanto

a los artículos tan variados y de temas innovadores; sin embargo, siguió apoyando el

status quo a la vez que recibía ayuda financiera del Virrey para su publicación.
Asimismo, esta conformidad con la situación política y social del Perú de entonces se

contradice con el espíritu de nación que se quería proyectar. En todo caso, la nación, para

los miembros de la Sociedad, estaba compuesta por un pequeño grupo dominante, del

cual formaban parte, y de una gran masa de gente considerada inferior y al servicio de la

clase con el poder.

Aunque el Mercurio desempeñó un papel importante en la capital del Virreinato

del Perú, el periódico no limitó su distribución a esta ciudad, sino que también se

difundió en provincias y en el extranjero –aunque en menor escala.2 Este periódico era

bastante caro para su época, y este hecho refuerza nuestra idea de que sólo fue adquirido

por una elite. Precisamente el principal problema que enfrentará el periódico es

económico, ya que los críticos atribuyen su desaparición a este factor. El Mercurio tuvo

así una vida de cuatro años, desde el Prospecto de diciembre de 1790 hasta su último

número en agosto de 1794.3 Si bien es cierto esta primera toma de conciencia que

emprende el Mercurio Peruano con respecto al estado real del Perú conforma una etapa

indispensable en el proceso de desarrollo de la prensa en este país, este medio sólo

transmitirá el conocimiento científico que llega atrasado a América a un selecto grupo de

personas. Su propagación del enciclopedismo en un sector que excluye a la gran mayoría

de la población no sienta las bases para crear una voz popular.

A pesar de esto, y sin lugar a dudas, un periódico como el Mercurio Peruano nos

es muy útil para comprender el inicio de la etapa final de la época colonial. Gracias a este

periódico, así como a la Gaceta y al Diario de Lima, hemos podido recuperar varios

2
En su estudio sobre el Mercurio Peruano, Jean Pierre Clément señala que el periódico se leyó también en
Polonia, Hungría, Alemania, Italia, Estados Unidos, y que aparecieron también artículos traducidos en
Budapest y Dresde.
3
En el camino, el Diario de Lima dejó de competir con el Mercurio, ya que tuvo que cerrar al perder el
apoyo del Virrey.
aspectos propios del periodismo durante la colonia. En primer lugar, estos tres periódicos

comparten características similares, como por ejemplo el hecho de que los títulos Gaceta,

Diario y Mercurio provienen de modelos homólogos en la península; es decir, no existe

originalidad en los nombres de las publicaciones, sino que se apropian de los títulos

europeos y los adecuan a la locación geográfica. Mientras que la Gaceta y el Diario se

proclaman de Lima, el Mercurio resulta más innovador y extiende su alcance a todo el

Perú. Como hemos visto, este propósito no es arbitrario, sino que se da una consecución

entre el título y los temas presentados en los artículos. Asimismo, con el análisis de estos

tres periódicos hemos intentado dar cuenta de una evolución periodística. Mientras que la

Gaceta incluía, además de sus noticias locales, las internacionales, su función era

meramente informativa, especialmente con respecto a lo que ocurría en relación a las

figuras políticas y religiosas de mayor poder. Por su parte, el Diario del español Jaime

Bauzate y Mesa, además de aparecer todos los días y de convertirse por ello en el primer

periódico cotidiano en América, trató de incorporar un nuevo concepto periodístico

importando desde Europa una serie de técnicas innovadoras. Con respecto al Mercurio,

resulta interesante que sea dirigido por un grupo de criollos y no por españoles, y deja

claro que su interés principal es el Perú; sin embargo, si bien es cierto este periódico

representa un cambio ideológico importante debido a la incorporación de un espíritu

enciclopedista en sus artículos, como hemos visto, no fue lo suficientemente influyente

como para transmitir la necesidad de un cambio en el sistema opresor del cual los

miembros de la Sociedad Amantes del País formaban parte. Es decir, todavía en este

tiempo no podemos hablar de un periodismo difusor de una ideología propicia para

cambiar un sistema o una realidad determinada, ya que los responsables de la


publicación respetan y defienden la situación político-social. Otro aspecto importante que

une en una misma línea a estos tres periódicos de la época colonial es el hecho de haber

sido controlados por el Estado y por la Iglesia. A través de estos medios de comunicación

el Estado difundió sus decretos y la Iglesia su doctrina, para mantener el orden

establecido.

Asimismo, los periódicos coloniales que hemos analizado aquí se distinguen por

una difusión circunscrita principalmente a la capital y a baja escala. Este hecho se debe,

en gran medida, al costo elevado que publicaciones de este tipo demandaban, pero

también a su selecta recepción entre un público educado que representaba a una minoría.

No será hasta la promulgación de la ley a favor de la libertad de imprenta, el 10 de

noviembre de 1810, cuando la situación del periodismo cambie por completo esta figura.

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