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Sonda de Campeche,

paradigma de explotación laboral

Ana Lilia Pérez


Sonda de Campeche,
paradigma de explotación laboral

Ana Lilia Pérez

M é x ic o 2 0 0 9
Federación Internacional de los Trabajadores del Transporte
www.itf-americas.org
itf_americas@itf.org.uk

Primera Edición: Octubre 2009

Copyright © 2009 Ana Lilia Pérez


Derechos reservados conforme a la ley.

Diseño de Portada: Alfonso Bahena M.

Impreso en México
Índice
Introducción....................................................................7

I. Sonda de Campeche, trabajar en el inferno............ 9

II. Limbo laboral.........................................................13

III. Plataformas: tesoro de trasnacionales, miseria de


obreros....................................................................... 25

IV. El lado oculto de las plataformas........................ 33

V. Perforadora Central: inseguridad, impunidad y


corrupción................................................................. 55

VI. Un mal tiempo perenne en Cantarell.................. 77

VII. Dumping oficial.................................................. 85

VIII. Seba’an, la oscura historia de un naufragio..... 101

IX. Sin buen puerto.................................................. 107

X. Discriminación y racismo................................... 115

XI. Derecho sindical, violación frecuente................ 119


5
XII. Corrupción, la esencia del problema............... 127

XIII. Conclusiones.................................................... 135

Anexo.................................................................... 151

Ana Lilia Pérez........................................................ 167

6
Introducción

E
n México, la industria del gas y del petróleo es desarrollada
por la empresa paraestatal Petróleos Mexicanos (Pemex), la
más importante del país y la principal fuente de ingresos del
gobierno. Ocupa el lugar once entre las compañías petroleras más
importantes del mundo, debido a la riqueza que genera. El Com-
plejo Cantarell, situado en la Sonda de Campeche, es el principal
yacimiento de petróleo en México y el segundo más importante en
el mundo, sólo detrás del Complejo Ghawar, en Arabia Saudita.

Sin embargo, existe un gran contraste entre la enorme riqueza e


importancia que representa para México y las condiciones de la
gente que labora en ella. La actividad, que naturalmente es de alto
riesgo, se efectúa con niveles intolerables de inseguridad, y fre-
cuentemente deriva en graves accidentes de los cuales oficialmente
nunca hay responsables.

En la actualidad, 80% de los trabajos de Pemex es efectuado por


empresas privadas nacionales y extranjeras, las cuales, en su mayo-
ría, operan con sistemas outsourcing que las libera de toda respon-
sabilidad patronal. La situación laboral de los trabajadores es tan
deplorable, que frecuentemente no conocen a su empleador y en
ocasiones ni siquiera tienen la certeza de recibir un salario.

Esto se encuentra vinculado con la violación a su derecho a la libre


asociación sindical: la mayoría no cuenta con representantes que
exijan sus derechos ni con una organización que impida que sean
víctimas de la explotación, el maltrato y las violaciones a sus dere-
chos humanos: el pan de cada día en la Sonda de Campeche.

En reclamo a su salario, en meses recientes algunos trabajadores


de forma aislada, es decir, sin una representación sindical que los

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avale, han protagonizado huelgas de brazos caídos, mismos que
ilegalmente han sido considerados como “amotinamientos” e in-
cluso han sacado de operación los barcos en los que laboran. Esto
los ha puesto en una situación de alto riesgo, con implicaciones de
carácter legal, ya que la Sonda de Campeche es una zona de segu-
ridad nacional bajo potestad de las Fuerzas Armadas y su “trastro-
camiento” es considerado un delito federal.

Las siguientes páginas muestran un diagnóstico del panorama que


ofrece el offshore mexicano. En ellas se evidencia que el Estado in-
cumple los acuerdos internacionales en materia laboral, en los cua-
les se protegen los mismos derechos contemplados en la Constitu-
ción Política de los Estados Unidos Mexicanos y que son tutelados
por las leyes locales. Lo grave es que aunque Pemex, la principal
empleadora, es una paraestatal, no obliga a las contratistas ni a las
subcontratistas a cumplir con sus obligaciones laborales.

8
I
Sonda de Campeche, trabajar
en el infierno

A
85 kilómetros de tierra firme, en la zona marina del sur del
Golfo de México, entre los estados de Campeche y Tabas-
co, se encuentra la Sonda de Campeche, la principal zona
productora de petróleo en México, país cuya principal fuente de
ingresos la constituye la venta de crudo.

En sus orígenes, la industria petrolera, que inició en Ébano, San


Luis Potosí, en 1904, era controlada por la Petroleum Company
of California (hoy Chevron–Texaco), la Standard Oil Company
(hoy Exxon–Mobil) y la Pebb Mex Oil Company (hoy Penzoil).
En 1938, el presidente Lázaro Cárdenas del Río nacionalizó esta
industria, con lo cual confirió al Estado mexicano los derechos
exclusivos para la exploración y explotación de hidrocarburos. El
artículo 27 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexi-
canos dispone como:

Exclusivo de la Nación el dominio directo, inalienable e imprescriptible


del petróleo y sus derivados, ordenando de manera categórica que tratán-
dose del petróleo y de los carburos de hidrógeno sólido, líquido o gaseoso
no se otorgan concesiones ni contratos para su explotación.

De este modo, la industria petrolera es controlada por la paraestatal


Petróleos Mexicanos (Pemex), cuya estructura administrativa y de
operación, se divide en un corporativo —Pemex Corporativo— y
cuatro subsidiarias: Pemex Exploración y Producción (PEP); Pe-
mex Refinación (PR); Pemex Gas y Petroquímica Básica (PGPB);
y Pemex Petroquímica (PPQ) y sus filiales, Cangrejera, Cosoleaca-
que, Morelos, Tula, Camargo, Pajaritos y Escolín.

9
Ana Lilia Pérez

La paraestatal funciona bajo la supervisión de un Consejo de Admi-


nistración integrado por seis secretarios de Estado, representantes
del Sindicato de Trabajadores Petroleros de la República Mexicana
(STPRM) y, recientemente, por cuatro consejeros profesionales.
El presidente del Consejo es el titular de la Secretaría de Energía
(Sener), organismo dirigido desde diciembre de 2006 por la Dra.
Georgina Kessel Martínez.

Pemex Exploración y Producción (PEP) es la subsidiaria más im-


portante de la paraestatal, porque concentra el proceso medular de
la industria —que es la exploración, explotación y producción de
crudo— y genera el 70% de los ingresos totales de ésta. Debido a
la naturaleza de sus actividades, la Sonda de Campeche está bajo
potestad de PEP.

La historia de la zona petrolera de la Sonda de Campeche parece


extraída de una fábula: en 1961, el pescador Rudesindo Cantarell
vio una mancha que brotaba del mar cuando navegaba en una pere-
grinación a la Virgen del Carmen. Como él mismo contó, en 1968
viajó a Coatzacoalcos, ciudad del vecino estado de Veracruz, a co-
merciar pescado. Allí le comentó a un petrolero el hallazgo. Éste le
sugirió notificarlo a Pemex.

Quizá sin grandes expectativas, en 1971 la paraestatal envío una


comisión al sitio indicado. Los resultados de los análisis químicos
derivaron en un descubrimiento asombroso: el campo petrolero más
grande de América Latina y uno de los más fructíferos del mundo.
Bautizado con el nombre de su descubridor, el Complejo Cantarell,
en la Sonda de Campeche, se convirtió en el segundo yacimiento
en importancia a nivel mundial por el tamaño de su producción,
sólo después del Complejo Ghawar, en Arabia Saudita.

En esa época, la contratación de empresas privadas —llamada


outsourcing o tercerización— apenas comenzaba. Entonces Pe-

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Sonda de Campeche, paradigma de explotación laboral

mex mantenía un control estricto de las compañías externas (como


lo señala la ley), incluso obligó a los trabajadores externos a usar
uniformes azules, como norma de seguridad y para diferenciarlos
físicamente.

Por su relevancia financiera, Pemex es la principal empresa de


México, seguida de sus subsidiarias PEP y PR; luego está la ce-
mentera Cemex, la Comisión Federal de Electricidad (CFE), Wal-
Mart de México y la subsidiaria PGPB. A nivel empresarial, cuatro
áreas vinculadas a la industria petrolera mexicana son las principa-
les generadoras de ingresos. En su conjunto, Pemex es la onceava
petrolera más importante del mundo.

La industria del gas y del petróleo en México sostiene unas 165 mil
fuentes de empleo. Pemex es una de las principales tercerizadoras
del país y del mundo. Alredor de 80% de los trabajos en la pa-
raestatal son efectuados por empresas privadas mediante contratos
anuales o multianuales asignados por la petrolera.

Lo anterior deriva, en parte, de que los últimos gobiernos en Méxi-


co, de corte neoliberal prácticamente cedieron —como ocurrió en
Chile a partir del régimen de Augusto Pinochet—las actividades
que por mandato constitucional corresponden al Estado a terceros,
entre ellos el mantenimiento, servicios y operación de plataformas
y pozos; la exploración, explotación y procesamiento de crudo y
su cabotaje. De hecho, en México las actividades de la industria
petrolera fueron de las primeras en ser, veladamente, tercerizadas
en beneficio de algunos empresarios. Poco a poco, Pemex fue con-
virtiéndose en una simple administradora de contratos.

En Pemex las contrataciones son otorgadas mediante cuatro mo-


dalidades: licitación pública, adjudicación directa, convenios entre
entidades e invitación.

11
Aunque la figura de contralorías internas y testigos sociales supone
que mediante procesos transparentes se contrate a las compañías
que cubran los requisitos técnicos y económicos para cada obra o
servicio, la corrupción ha causado que cientos de compañías sin
experiencia o con deficientes prácticas corporativas se encarguen
de prácticamente toda la operación en la Sonda de Campeche a
cambio de millonarios contratos. Estas empresas, interesadas prin-
cipalmente en su vertiginoso y desmedido enriquecimiento, sacri-
fican por entero las condiciones de sus trabajadores, sobre todo en
las plataformas y las embarcaciones.

La relevancia de la Sonda de Campeche como área marítima es-


tratégica para la seguridad de la Nación y para la economía del
país, contrasta con las indignas condiciones laborales de quienes
mantienen su productividad. En pleno siglo XXI, los 32 mil tra-
bajadores asignados a las plataformas y campos de la Sonda des-
empeñan sus actividades en condiciones comparables a las de los
peones acasillados del Porfiriato (régimen de Porfirio Díaz), cuya
situación de semiesclavitud fue uno de los detonantes de la Revo-
lución Mexicana.

Asimismo, el entorno de aislamiento de la Sonda de Campeche


—que se encuentra custodiada por la Secretaría de Marina y a la
que sólo se puede ingresar en helicópteros y barcos arrendados a
Pemex por compañías privadas— es aprovechado por las presta-
doras de servicios para incumplir sus obligaciones patronales, ya
que no hay autoridades que supervisen estas áreas de la industria
petrolera costa afuera.

12
II
Limbo laboral

L
a tendencia de los gobiernos recientes de reducir la plantilla
laboral de Pemex e incrementar la de las contratistas, deja
a cada vez menos trabajadores beneficiados con las con-
quistas de los trabajadores petroleros de antaño: buenos salarios y
prestaciones sociales: vivienda, salud, educación.

En la actualidad, en la Sonda de Campeche sólo 4 mil trabajadores


pertenecen al sindicato de Pemex —el STPRM— y únicamente
ellos tienen tutelados sus derechos laborales. El resto, empleados
de subcontratistas, no cuentan siquiera con la garantía de que al
desembarcarse recibirán su salario.

Tampoco se respeta la norma que las actividades de la industria


del gas y del petróleo, por ser de alto riesgo, deben recibir remu-
neraciones superiores. La mayoría de los obreros en la Sonda de
Campeche perciben salarios semejantes a los de sus colegas de las
fábricas o las ensambladoras, pese a que el trabajo en altamar es es-
pecialmente exhaustivo y peligroso. Muy raramente se les cubren
las horas extras y en general no disfrutan de prestaciones sociales;
la atención clínica, por ejemplo, a veces se les brinda sólo en caso
de accidente.

La flexibilización en el cumplimiento a la norma laboral se refle-


ja también en el relajamiento de las normas de seguridad y en la
no aplicación de los programas de seguridad industrial: Pemex no
cumple ni obliga a que en su industria se cumplan los principios de
la Organización Internacional del Trabajo (OIT), a pesar de la res-
ponsabilidad que México tiene, como Estado miembro, de cumplir
con los acuerdos establecidos en la Organización en beneficio de
los trabajadores.

13
Ana Lilia Pérez

En la industria del gas y del petróleo en México no hay diálogo


entre los empleadores y sus trabajadores y, desde las instituciones
como la Secretaría del Trabajo y Previsión Social, que tiene como
misión “promover y coordinar la elaboración de la normatividad
en materia de seguridad y salud en el trabajo, con la participación
y el consenso de los sectores público, social y privado, e impulsar
en el ámbito nacional la cultura de prevención de riesgos de trabajo
y el mejoramiento del ambiente laboral”, se criminaliza la libertad
sindical y de asociación, el derecho de sindicación y el derecho de
negociación colectiva.

Que las empresas contratistas y/o subcontratistas sean las que ope-
ran la industria ha sido particularmente problemático porque éstas
se desempeñan con normas poco claras acerca de los términos y
condiciones de trabajo. Esta situación se ha agravado, a partir de la
crisis mundial, debido a la nula oferta laboral. La crisis económica
precarizó aún más el trabajo en la Sonda de Campeche.

Después de varias visitas a la zona —tanto al área de plataformas y


a los barcos que operan en la Sonda, así como a las oficinas donde
los trabajadores son reclutados—, los testimonios obtenidos de los
trabajadores de compañías mexicanas y extranjeras, permiten de-
finir un patrón común de agravios. Entre ellos se destaca que a la
mayoría de los trabajadores:

•• Cuando son “enganchados” (contratados), se les obliga a fir-


mar hojas en blanco, que posteriormente se formalizará como
una renuncia anticipada.

• Se les somete a contratos a prueba en plazos superiores a los


permitidos por la ley.

• No se les otorga copia del Contrato Individual de Trabajo.

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Sonda de Campeche, paradigma de explotación laboral

• Se les obliga a afiliarse a sindicatos blancos (también cono-


cidos como amarillos o sindicatos de protección o de conve-
niencia).

• No se les otorga las prestaciones señaladas en la ley, o se les da


de forma minimizada.

• En la inmensa mayoría no se les entrega el equipo de trabajo


acorde a las normas de seguridad, como zapatos antiderrapan-
tes, guantes, goggles y overol. El caso más lamentable es el
de los buzos, que cuentan con trajes deteriorados o tienen que
compartirlo.

• Desempeñan un servicio que varía de tres meses de trabajo por


uno de descanso hasta 28 días de trabajo por 14 de descanso,
no obstante que las disposiciones de la Ley Federal de Trabajo,
considerando las horas efectivas de trabajo a bordo, determina-
rían un periodo de 14 días de trabajo por 14 de descanso.

• Cumplen jornadas excesivas, las cuales superan ampliamente


las ocho horas diarias establecidas por la Ley Federal de Traba-
jo (se observa un mínimo general de 12 horas que en ocasiones
es extendido en varias horas adicionales).

• Se les aplica “la cama caliente”, es decir, en la misma cama


uno duerme su periodo de sueño y al levantarse, en la misma
cama se acuesta y duerme otro trabajador.

• Los días que permanecen embarcados, viven en condiciones


insalubres y con una alimentación precaria.

• Se les registra ante el Instituto Mexicano del Seguro Social


(IMSS) con un salario mucho menor al que reciben. Esta vio-
lación a la Ley del Seguro Social impacta no sólo en las finan-

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Ana Lilia Pérez

zas del IMSS sino también en los trabajadores, cuando, por


ejemplo, reciben incapacidades temporales, definitivas o en
caso de jubilación.

Además muy frecuentemente:

•• Los patrones no efectúan las aportaciones para las prestaciones


sociales: vivienda y ahorro para el retiro que establece la ley
como obligatorias.

•• Las empresas fichan en “listas negras” a los trabajadores que


reclaman sus derechos.

Al igual que en Nigeria, en México la expansión e incremento de


la subcontratación en esta industria deja en un mayor desamparo
a los trabajadores. En un mismo lugar de trabajo pueden convivir
varias clases de trabajadores: los empleados directamente por Pe-
mex (sus filiales y subsidiarias), los empleados de manera indirecta
por Pemex mediante agencias de empleo o consultores; los trabaja-
dores de las compañías a las cuales Pemex les otorga un contrato;
los trabajadores de una empresa subcontratada por la compañía a
la que Pemex le otorga un contrato. A su vez, éstos se dividen en:
trabajadores de base —que representan un número menor— y los
contratados a destajo. Además, cuanto mayor es la distancia a que
se encuentran laborando de la empleadora matriz —Pemex— tanto
mayores son los agravios en su contra.

La Junta Federal de Conciliación y Arbitraje de Ciudad del Carmen


(la más cercana a la Sonda) recibe un promedio diario de 20 deman-
das de trabajadores por despidos injustificados o abusos de carácter
laboral en la Sonda de Campeche. Sin embargo, por lo general la
dilación en la aplicación de la ley y el uso de listas negras entre las
compañías para no volver a contratar al demandante obliga a los
trabajadores a abandonar los procesos legales. En tribunales labo-

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Sonda de Campeche, paradigma de explotación laboral

rales, por ejemplo, hay juicios que datan de 1998.

Por otra parte, la mayoría de los trabajadores no está registrada


ante el IMSS. A los que se les registra se les estipula un salario de
aproximadamente 50 pesos diarios (unos 4 dólares), que es la base
de su indemnización en caso de incapacidad parcial, temporal o
muerte. Desde luego, los trabajadores que nunca fueron registra-
dos en el sistema de seguridad social no reciben indemnización
alguna.

Un caso ilustrativo es el de Martín Esperanza Barahona, trabajador


de la plataforma Borgny Dolphin, de la empresa Perforadora Dol-
phin Mexicana —subsidiaria del consorcio texano Dolphin Dri-
lling Limited—. Martín ganaba 26 600 pesos mensuales.

La medianoche del 20 de febrero de 2007, cuando recibía mate-


riales que la grúa de la Dolphin bajaba a la plataforma, un rack de
botellas de acetileno se enganchó, le golpeó la espalda y cayó sobre
su pierna. Martín fue trasladado en helicóptero hasta un sanatorio
privado de Ciudad del Carmen. A sus 43 años de edad, quedó im-
posibilitado para caminar. El IMSS determinó su pensión en 49.75
pesos diarios, que correspondía al 100% de su salario registrado
por la compañía ante el Instituto. Este padre de familia regresó a
Agua Dulce, Veracruz, aniquilado por la pesadilla en que se convir-
tió su sueño del oro negro.

Asimismo, son frecuentes los casos de trabajadores que mueren y


las compañías no se hacen responsables de las indemnizaciones.
Un caso es el del buque Orión, propiedad de la compañía Naval
Mexicana. El 31 de marzo de 2006, este buque encalló a 185 millas
al oeste de Progreso y 80 millas al norte de Cayo Arcas, en medio
de vientos de 90 km/h. Se hundió con 950 mil litros de combusti-
ble. Tenía 41 años y condiciones de inseguridad intolerables. En el
siniestro murieron tres trabajadores. Hasta ahora la compañía se ha

17
Ana Lilia Pérez

negado a indemnizar a los deudos y la autoridad no ha utilizado los


mecanismos legales para obligarla.

Los empleadores argumentan que la reciente crisis económica los


ha orillado a prescindir de una plantilla laboral fija. No obstante, el
argumento es endeble puesto que los contratos con Pemex para los
trabajos offshore son, en su mayoría, multianuales y por pagos mi-
llonarios; además de que las grandes compañías concentran desde
hace años dichas labores. Otros empleadores pretenden justificar la
tercerización aludiendo “la libertad de empleo”.

La subcontratación en la industria del gas y del petróleo mantiene


al trabajador en la incertidumbre económica y pone en riesgo ma-
yor su integridad puesto que la mayoría no recibe la capacitación
o especialización para estas labores, lo que puede generar pérdidas
irreparables: las humanas.

Un caso ilustrativo es el de los trabajadores de la compañía Ló-


pez García S.A. de C.V. propiedad del contador Orlando López y
afincada en Salina Cruz, Oaxaca. Prácticamente improvisada, la
empresa fue contratada por Pemex para dar mantenimiento a los
barcos de transporte de hidrocarburos. En octubre de 2006, a los
trabajadores —entre ellos dos menores de edad— se les encargó
dar mantenimiento al buque Quetzalcóatl, pero éstos no estaban
calificados para tales labores. Intentaron hacer trabajos de soldadu-
ra sin que el buque estuviera desgasificado por completo. El barco
explotó en la Terminal Marítima de Pajaritos, en Coatzacoalcos.
Murieron 14 trabajadores, seis de ellos de Pemex y el resto de la
empresa contratista, incluidos los dos menores. Las autoridades
hasta ahora no han responsabilizado a la empresa y nadie ha sido
detenido para responder a una investigación o a un proceso legal.

La historia exhibe las consecuencias de la falta de capacitación de


los trabajadores en la industria del gas y del petróleo:

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Sonda de Campeche, paradigma de explotación laboral

Por la negligencia y la corrupción de autoridades de Pemex Re-


finación, Alejandra Pavón perdió a su primogénito. “Era un buen
muchacho, estudiaba, trabajaba. ¡Era mi hijo..!”, dice.

La noche del 21 de octubre de 2006, cuando su humilde vivien-


da, ubicada el número 18 de la calle Carranza, se vistió de luto,
la familia y los vecinos del ejido Cánticas, en Veracruz, rezaron
a un cuerpo ausente, enterrado con premura debido al alto grado
de descomposición.

La tarde del 20 de octubre, la madre desesperada veía a los se-


pultureros bajar los restos de su hijo, quien desde hacía un año
trabajaba en Pemex para cubrir sus estudios de licenciatura en
administración, que concluiría en menos de un año, y para ayu-
dar a la manutención de sus cinco hermanos.

La noche del 17 de octubre, Alejandra había escuchado, atónita,


la noticia de su muerte. A las 13:19 de ese día ocurrió una explo-
sión en el buque tanque Quetzalcoatl, en la Terminal Marítima
de Pajaritos, en Coatzacoalcos, Veracruz. Catorce trabajadores,
tres de Pemex y diez de la contratista López García S.A. de C.V.
—dos de ellos menores de edad— efectuaban trabajos de mante-
nimiento cuando se escuchó la detonación.

Los trabajadores fallecidos identificados como empleados de la


empresa son: Héctor Jarquín Morales, José Alfredo López Ló-
pez, Osvaldo Vázquez Flores y Pablo Santos García. Los trabaja-
dores de Pemex: Edgar Trinidad Alemán Pavón, José Luis Pérez
Ramón y Octaviano Hernández Mendoza. Todos ellos quedaron
convertidos en masas apenas reconocibles.

Las fotografías forenses demuestran la magnitud del accidente


y la nula protección de los obreros de la empresa contratada por
Pemex para dar mantenimiento al Quetzalcóatl.

19
Ana Lilia Pérez

Los trabajadores de Pemex fueron identificados por el logotipo


de la paraestatal bordado en el overol; los de la contratista, por
algunos mechones de cabello y parte del rostro. Edgar Trinidad
Alemán Pavón estuvo en calidad de desconocido hasta el 19 de
octubre, cuando fue identificado por su madre Alejandra.

Con la identificación de Edgar, Pemex dio por concluidas las “ta-


reas de rescate”. El 22 de octubre, buzos de la paraestatal loca-
lizaron en la laguna de la terminal marítima una pantorrilla y un
pie derecho de un cuerpo que supuestamente correspondía a uno
de los fallecidos, aunque nunca fue confirmado. Los restos se
depositaron en la morgue del Panteón Jardín, en Coatzacoalcos.

El encubrimiento

Desde el día del accidente, funcionarios de Refinación encu-


brieron la negligencia de supervisores y superintendentes de Pe-
mex.

En su reporte, el coordinador administrativo del Comité Local


de Ayuda Mutua A.C. (integrado por la Cruz Roja, el Capufe,
la Jurisdicción Sanitaria y distintas corporaciones policiacas de
Veracruz), Luis Rodríguez Montaño, detalla: “En el comando del
incidente sólo se manejaba la misma información: que hubo una
explosión, había heridos y probablemente muertos y que se esta-
ba trabajando en el control del incendio provocado por la misma
explosión; sin embargo, en ningún momento se tuvo información
por parte de algún representante de Pemex o de la terminal ma-
rítima”.

Pemex aseguraba que los tanques del barco se encontraban com-


pletamente vacíos de combustible —como exige la norma de
seguridad— y que el contrato asignado a la empresa López Gar-
cía S.A. de C.V. cumplía con la normatividad. Sin embargo, un

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Sonda de Campeche, paradigma de explotación laboral

reporte interno de la Cruz Roja, fechado el 17 de octubre, indica


que el buque tanque estaba cargado de “gasolina Magna Sin”.
Las autoridades de Pemex maquillaron el reporte oficial, en el
cual aseguraron que el buque no contenía combustible alguno.

El dictamen del perito José Rentaría Esparza, de la Procuradu-


ría de Justicia de Veracruz, revela que el buque tanque aloja-
ba residuos de crudo Maya y combustóleo pesado, los cuales
produjeron benceno y tolueno, sustancias altamente explosivas.
Además, desde hacía varios meses los sistemas de medición de
explosividad de los tanques de almacenamiento del buque esta-
ban corroídos y fuera de operación.

El 3 de mayo de 2006, la Superintendencia General de Trans-


portación Marítima de Pemex Refinación asignó el contrato No.
4600010145 a la empresa López García S.A. de C.V. para “servi-
cios generales” de renovación de tubos, ductos de gas de escape,
calderas y tanques de combustible de la flota mayor de la Termi-
nal Marítima de Pajaritos.

En las mismas fechas en que Refinación otorgaba el contrato a


la empresa mencionada, ésta era investigada por la Secretaría de
la Función Pública (SFP) por usar documentos apócrifos para
participar en las licitaciones de Pemex y por evasión fiscal.

El 11 de agosto de 2006, la SFP hizo pública la inhabilitación


—del 12 de agosto al 12 de noviembre de 2006— contra López
García S.A. de C.V. por usar documentos apócrifos para justifi-
car su situación fiscal y poder participar en las licitaciones, in-
vitaciones restringidas y adjudicaciones directas de contratos de
Pemex.

El convenio que firmó con Pemex para los trabajos en Pajaritos


concluía hasta noviembre de 2006, y aunque la empresa citada

21
Ana Lilia Pérez

carecía de la capacidad técnica para dar mantenimiento al buque,


los funcionarios de Pemex dejaron correr el contrato.

López García S.A. de C.V. es una compañía sin infraestructura


propia ni planta laboral fija. Recluta a los trabajadores —entre
ellos menores de edad— de manera paralela a la asignación de
cada contrato. Los obreros no reciben uniforme, guantes, botas
ni equipo de seguridad. Las fotografías forenses de los que mu-
rieron en la explosión muestran que no portaban overol, sino
ropa “de diario”.

Una semana después del siniestro, los diputados federales José


Manuel del Río Virgen, Luis Alonso Mejía García, Maribel Alva
Olvera, Eric Rivera Villanueva y Robinson Uscanga recorrieron
las instalaciones de Pajaritos para verificar las condiciones en las
que laboraba la paraestatal. Confirmaron que López García S.A.
de C.V. es una empresa “patito”, sin capacidad técnica para los
trabajos que Pemex le asignó.

De su visita a Pajaritos, Del Río Virgen detalla: “Las tuberías es-


taban amarradas con trapos, lo que nos habla del tipo de manteni-
miento que se da en Refinación a instalaciones de alto riesgo”.

López García S.A. de C.V. fue constituida en 1994 por el conta-


dor público Orlando López García, registrado ante Pemex como
representante legal de la empresa. Para sus contratos con la pa-
raestatal —servicios de “mantenimiento naval, servicios gene-
rales, obra mecánica, civil, recubrimientos anticorrosivos, ais-
lantes para tuberías, maquinados”— usa diferentes registros de
contribuyentes: LGA-940913-NT9 y LGA-940913-NTP.

Entre 2003 y 2006, Pemex le otorgó 19 contratos por licitación,


28 por invitación y 11 adjudicaciones directas, por un monto de
30 millones de pesos. Según información oficial de Pemex, la

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Sonda de Campeche, paradigma de explotación laboral

contratación de López García S.A. de C.V. para el mantenimien-


to del Quetzalcóatl se efectuó porque “cumplía cabalmente la
normatividad” del programa de Seguridad, Salud y Protección
Ambiental (SSPA). La asignación del contrato y el visto bueno la
dieron el superintendente de la Terminal Marítima de Pajaritos,
José Refugio Venegas, y el superintendente de Mantenimiento
Naval, Marco Antonio Gálvez Reyes.

Días antes de que los obreros de López García iniciaran el “man-


tenimiento”, el buque fue usado para transportar combustóleo
pesado y petróleo en los tanques, pero la Superintendencia de
Refinación pasó por alto limpiar los residuos.

El peritaje de causalidad en incendios y explosiones, elaborado


por la PGJ de Veracruz, concluyó que las causas de la explosión
fueron los trabajos de soldadura que se realizaron en el buque
tanque. Los peritos declararon negligencia e impericia del per-
sonal que autorizó los trabajos aun cuando el buque todavía con-
tenía combustóleo, además de que no se tomaron medidas de
prevención.

Para dar mantenimiento, los tanques debían haber estado vacíos


y completamente desgasificados; máxime cuando unos días an-
tes el buque había transportado crudo maya y combustóleo pe-
sado, sustancias que desprenden vapores de benceno y tolueno,
los cuales “reaccionan violentamente en combustión de manera
explosiva”.

El dictamen pericial señala que “en la terminal de Pajaritos, el


boquete de uno de los tanques del buque (el 6C) fue cubierto con
una lona para ocultar que el depósito no estaba vacío y que los
obreros iniciaran los trabajos programados en el contrato. Usar la
lona como tapa del registro provocó que los vapores explosivos
se condensaran, se liberaran y formaran una mezcla explosiva”.

23
Por obligación estipulada en el contrato colectivo de trabajo, Pe-
mex debía pagar la indemnización tanto a los heridos como a los
deudos de los muertos, pero los familiares aseguran que hay irre-
gularidades en la estimación de las indemnizaciones. En el caso
de José Luis Pérez Ramón, con 23 años de antigüedad, Pemex
alega que era trabajador “transitorio”.

Con todo, no se fincó responsabilidad alguna al contratista ni al


personal que le otorgó el contrato a sabiendas de que aquél carecía
de la capacidad técnica para efectuar los trabajos. En la actualidad,
el contador Orlando López opera con otras firmas como contratista
de Pemex. Como evidencia este caso, es el propio Estado mexica-
no, por medio de su paraestatal, el que solapa las malas prácticas
de las contratistas.

Las plataformas que operan en la Sonda de Campeche merecen


especial atención. Aunque en su mayoría pertenecen a grandes cor-
porativos con prestigio internacional:
Nabors Perforaciones, Perforadora Dolphin, Todco, Noble, Mex-
drill Offshore, Pride Drilling, Mexico Drilling Limited, Goimar y
Songa Drilling, en México no aplican las mismas prácticas labora-
les y de seguridad que en sus países de origen, debido en parte a la
permisividad oficial, quizás incluso al alto grado de corrupción que
hay en Pemex, según han documentado las contralorías.

24
III
Plataformas:
tesoro de trasnacionales,
miseria de obreros

D
e manera paulatina y velada, Pemex dejó de operar sus
plataformas desde hace una década, para alquilar las de
compañías trasnacionales, en su mayoría de origen esta-
dounidense. Pese al lucrativo alquiler —en promedio Pemex les
paga 39 millones de pesos diarios por el arrendamiento— estas
compañías incumplen las normas de seguridad y ponen en riesgo
la vida de los 32 mil trabajadores de la Sonda de Campeche. En
suma, las plataformas que Pemex Exploración y Producción (PEP)
usa para los trabajos de exploración y explotación de hidrocarburos
en esta zona son onerosas e inseguras.

Los corporativos que rentan sus plataformas, mediante 84 contra-


tos vigentes actualmente, son: Nabors Perforaciones, Perforadora
Dolphin, Todco, Noble, Mexdrill Offshore, Pride Drilling, Mexico
Drilling Limited, Perforadora Central, Goimar y Songa Drilling.

Considerando el número y monto de los contratos, 90% de la partida


presupuestal para el alquiler de plataformas lo reciben los corpora-
tivos estadounidenses. Aunque la mayoría de éstos tiene su sede en
Texas, operan financieramente en Delawere, Islas Caimán y Bar-
bados, lugares calificados por la Organización para la Cooperación
y Desarrollo Económico (OCDE) como paraísos fiscales debido a
la laxitud de sus normas hacendarias, la protección al secreto ban-
cario y el nulo pago de impuestos. Por ello, estos corporativos no
pagan en México la tributación correspondiente a los millonarios
ingresos que reciben de Pemex.

25
Ana Lilia Pérez

El destino principal del dinero que se cobra en Pemex por el alqui-


ler de las plataformas, es Delaware, el segundo estado más pequeño
de Estados Unidos de América, ubicado en la Costa Atlántica —co-
nocido como “la tierra de las compras libres de impuesto”— y es
uno de los centros financieros más importantes para las empresas
de todo el mundo debido a los beneficios fiscales que ofrecen las
leyes locales. El número de empresas establecidas fiscalmente en
este estado es de 250 mil, según el propio gobierno de Delaware.
Junto con éste, las Islas Caimán —territorio de Inglaterra, ubica-
das en el Mar Caribe, entre Cuba y Honduras— y Barbados —isla
localizada en el Océano Atlántico— son destino de los millonarios
montos que Pemex paga por el alquiler de plataformas.

Las compañías

La empresa que ha recibido más dinero por el arrendamiento de


plataformas es Noble International Ltd. Este corporativo fue fun-
dado por Lloyd Noble y Art Olsen en 1921 y tiene su sede en Van
Dyke Road, Warren, Miami, EUA. Su director general es David W.
Williams y opera con diez subsidiarias: Noble Contracting GMBH,
Noble Contracting Snarl, Noble Asset, Noble John Sandifer, Noble
Drilling Carmen, Noble Bill Jennings, Noble Campeche Limited,
Noble Drilling de Venezuela, Noble Offshore Venezuela, Noble
Offshore Mexico. Todas están registradas en el padrón de presta-
dores de servicios del gobierno federal mexicano, cuyas oficinas
se encuentran en Francisco Petrarca 223, colonia Chapultepec Mo-
rales, Distrito Federal. Ninguna está domiciliada fiscalmente en
México.

De acuerdo con datos de la Bolsa de Valores de Nueva York (New


York Stock Exchange), Noble es uno de los 20 mayores consorcios
que operan financieramente en las Islas Caimán.

Según su información corporativa, Pemex es uno de los principales

26
Sonda de Campeche, paradigma de explotación laboral

clientes de Noble en la renta de plataformas petroleras. Le alqui-


la las siguientes: Noble Bill Jennings, Noble Earl Frederickson,
Noble Eddie Paul, Noble Gene Rosser, Noble John Sandifer, No-
ble Johnnie Hoffman, Noble Leonard Jones, Noble Lewis Dugger,
Noble Sam Noble, Noble Tom Jobe, Noble Amos Runner, Noble
Clyde Boudreaux, Noble Fri Rodli, Noble Jim Thompson, Noble
Joe Alford, Noble Lester Pettus, Noble Lorris Bouzigard, Noble
Max Smith y Noble Paul Romano, por montos promedio de 30
mil millones de pesos.

A Noble le sigue en importancia —de acuerdo con el valor de los


contratos signados por PEP— el corporativo Pride International
Inc. Dirigido por Louis A. Raspino y Rodney W. Eads, Pride tiene
su sede en Houston, Texas, y opera en EUA, África, Asia, Europa,
Oriente Medio y Sudamérica. Ante Pemex tiene registrada una ofi-
cina en el Puerto Industrial Pesquero Laguna Azul, en Ciudad del
Carmen, Campeche.

Como contratistas del gobierno federal, Pride tiene registradas en


el sistema de compras del gobierno federal (Comprante), las subsi-
diarias Pride Internacional de México LLC, Pride Central America,
Pride Drilling LLC y Pride Foramer. De 2004 a la fecha, Pride
Internacional de México LLC, ha recibido contratos de PEP por 10
mil millones de pesos por el arrendamiento de sus plataformas. Por
su parte, la empresa Mexico Drilling Limited, ha recibido otros mil
800 millones de pesos por el arrendamiento de plataformas en el
mismo periodo.

Después está Perforadora Central, una de las dos compañías de


capital mexicano en el negocio de las plataformas —la otra es
Goimar—, dirigida por Guillermo Álvarez Morphy. Su sede se
ubica en Montes Urales 520, colonia Lomas de Chapultepec, Dis-
trito Federal. Entre 2004 y 2009 recibió de Pemex 10 mil millones
de pesos por el arrendamiento de sus plataformas Usumacinta, To-

27
Ana Lilia Pérez

nalá, Grijalva y Hakuryu-V.

El caso de Perforadora Central merece especial atención. Aunque


después se profundizará en él, por ahora vale destacar que pocos
meses después de que esta compañía protagonizara —en octubre
de 2007— el peor accidente ocurrido en la Sonda de Campeche en
décadas recientes —considerado también uno de los más graves
en el mundo de la industria petrolera—, PEP le otorgó uno de los
contratos más lucrativos en su historial como contratista. Se trata
del contrato No. 421007801, que entró en vigor el 1 de enero de
2008 y que concluirá el 31 de diciembre de 2010, cuyo monto total
es de 130 millones de pesos por el arrendamiento de su plataforma
Grijalva.

A Perforadora Central le sigue en importancia Mexdrill Offshore,


subsidiaria en México del consorcio estadounidense Diamond Offs-
hore Drilling Inc, dedicado al arrendamiento y subarrendamiento
de plataformas y equipos de perforación. Esta empresa tiene 36
subsidiarias radicadas en Delaware, EUA. Según información ofi-
cial del propio corporativo, éste se encuentra domiciliado en los
paraísos fiscales de Islas Caimán, Bermudas y Singapur.

Mexdrill Offshore entró a México en 2003 y mantiene una oficina


en el Distrito Federal. Entre 2004 y 2007 recibió de PEP contratos
por 9 mil millones de pesos por el arrendamiento de sus platafor-
mas, cuyo costo se cuenta entre los más altos que PEP paga por este
rubro. En 2006 por ejemplo, arrendó a PEP una plataforma por 6
mil 132 millones de pesos, por dos años. Ese mismo año se contra-
tó su plataforma de perforación marina autoelevable, denominada
Ocean Nugget, por 1 837 millones de pesos, y su plataforma Ocean
Worker, por 69 millones de pesos.

Después está Nabors Industries, consorcio creado en Houston,


Texas, en 1987, el cual ofrece servicios de alquiler de plataformas

28
Sonda de Campeche, paradigma de explotación laboral

petroleras y servicios de exploración, perforación y explotación de


hidrocarburos. El grupo directivo de Nabors lo integran Eugene
M. Isenberg, presidente; Daniel McLachlin, vicepresidente; y Bru-
ce Koch, director financiero. Entre sus accionistas están las firmas
AIM Management Group, American Express Co., AXA, Barclays
Plc., Citigroup Inc., FMR Corp. (Fidelity Investments), State Street
Corp., Vanguard Group Inc. y Waddell & Reed Asset Management.
Su domicilio fiscal se ubica en 2nd Fl. International Trading Cen-
tre, St Michael, Barbados. De acuerdo con datos del NYSE, es uno
de los 20 principales consorcios que operan en Barbados y las Islas
Bermudas; financieramente, también en Islas Caimán.

Nabors trabaja en México, Venezuela, Argentina, Ecuador, Boli-


via, Canadá, Estados Unidos de América, Gabón, Uganda, Ango-
la, Congo, Argelia, Libia, Italia, Rumania, Arabia Saudita, Yemén,
Omán, Kuwair y Qatar, con las subsidiarias Nabors Industries Ltd.
(Headquarters), Nabors-Houston Office, Nabors US Lower 48
Land Drilling, Nabors International, Nabors Canada, Nabors Alas-
ka, Nabors US Offshore, Nabors US Land Well-Servicing, Canrig
Drilling Technology, Epoch Well Services, Peak Energy Services/
US Lower, Peak Oilfield Services/Alaska y Ryan Energy Techno-
logies.

Como contratistas de Pemex, Nabors tiene registradas a las subsi-


diarias Nabors Industries Company, Nabors Mexico Inc., Nabors
Offshore Corporation y Nabors Perforaciones de México. Todas
ellas domiciliadas en W. Greens Road 515, en Houston, Texas.

De 2002 a la fecha, a través de Nabors México, PEP le ha pagado


5 500 millones de pesos por el alquiler de sus plataformas. De esta
cantidad, 2 950 millones de pesos corresponden a contratos por
licitación pública y 2 550 millones a contratos por adjudicación di-
recta. En 2007, recién comenzado el sexenio del presidente Felipe
Calderón, Pemex le otorgó un contrato por adjudicación directa por

29
Ana Lilia Pérez

1 540 millones de pesos.

De acuerdo con el valor de los contratos, a Nabors le sigue Todco,


subsidiaria del corporativo The Offshore Drilling Company, creada
en Houston, Texas. Dirigida por Jan Rask, su domicilio social es 11
Greenway Plaza Suite 2950, Houston, TX, 77046. Opera las sub-
sidiarias Todco México Inc., Servicios Todco S. de R.L. de C.V.,
Todco Management Services Inc. LLC, Cliffs Drilling Company,
Todco Americas Inc., Todco International Inc., Todco Trinidad
Ltd., Cliffs Drilling Holdings, Cliffs Drilling Trinidad, Offshore
Limited Trinidad y Perforaciones Venrig S.A.

Todco México Inc. tiene una oficina en la carretera Carmen-Cam-


peche, pero está domiciliada fiscalmente en Delaware, EUA. Su
giro registrado como contratista del gobierno federal es “cualquier
actividad legal en que se permite actuar una corporación bajo las
leyes del estado de Delaware”. En los tres años recientes recibió
contratos por 3 900 millones de pesos por el arrendamiento de sus
plataformas The 153, The 206, Platform Rig 2, RBF205, RBF206.
El corporativo opera financieramente en tres paraísos fiscales: De-
laware, Islas Caimán y Barbados.

A Todco le sigue en importancia Goimar Logística y Servicios, em-


presa creada en 2003, con oficinas en el municipio de Guadalupe,
Nuevo León. Según su registro como contratista de Pemex, ofrece
el manejo de logística marina, terrestre y aérea.

Después está Perforadora Dolphin Mexicana, subsidiaria del con-


sorcio Dolphin Drilling Limited, establecido en Londres, Inglate-
rra. Dirigida por Iain Mitchell, cuenta con oficinas en Ciudad del
Carmen, en el Parque Industrial Laguna de Términos. Arrienda a
PEP las plataformas Bideford Dolphin, Borgland Dolphin, Borgny
Dolphin, Bredford Dolphin, Byford Dolphin, Borgsten Dolphin,
Borgholm Dolphin, Blackford Dolphin. En 2004 recibió mil 600

30
Sonda de Campeche, paradigma de explotación laboral

millones de pesos por el arrendamiento de sus plataformas Bor-


gland Dolphin, Borgny Dolphin, Byford Dolphin.

Por su parte, Songa Drilling, empresa noruega con sede en Oslo y


oficinas en Houston, Singapur, Australia y Libia, entró al mercado
mexicano en 2006, cuando PEP arrendó su plataforma autoeleva-
ble Júpiter —mediante el contrato No. 421006803, que concluyó
en octubre de 2008— por 1 194 millones de pesos.

31
IV
El lado oculto de las plataformas

S
ituada al sur del Golfo de México, entre dos provincias geo-
lógico-sedimentarias —al oeste la Bahía de Campeche y al
este el Banco de Campeche— se extiende un área de 90 mil
kilómetros cuadrados. Esto es lo que se conoce como la Sonda de
Campeche,.

La plataforma petrolera más cercana a tierra firme está 75 kiló-


metros mar adentro. Para llegar a ella, los obreros se trasladan en
las embarcaciones que PEP arrienda a empresas privadas, supedi-
tados a las condiciones de seguridad que dispongan sus propieta-
rios, las cuales muchas veces están lejos de cumplir lo señalado en
las normas de seguridad internacionales. Existen varias versiones
que apuntalan a la falta de inspecciones de seguridad e inclusive
a inspecciones que no cumplen con los estándares internaciona-
les. Ejemplo de lo anterior es el caso de la lancha Seba’an, de la
empresa Oceanografía, que navegaba en condiciones inadecuadas
y cuya vida útil ya había concluido cuando se hundió, en octubre
de 2008.

En la Sonda —que según Pemex genera el 82% de la producción


nacional de crudo—, custodiada por la Armada de México, sólo los
funcionarios de la petrolera y los obreros de cada plataforma cono-
cen el nivel de inseguridad en que trabajan por la falta de mante-
nimiento de las empresas arrendadoras y la negligencia de Pemex,
que les permite operar en tales condiciones.

El caso de la plataforma Usumacinta —cuyo resultado fue 22 tra-


bajadores muertos en octubre de 2007— develó la inseguridad que
priva en la Sonda y, aunque es el más conocido, no se trata del
único.

33
Ana Lilia Pérez

Para el presente trabajo se obtuvieron los check list de las 83 pla-


taformas rentadas por PEP de 2004 a la fecha. Éstos revelan casos
de plataformas que no poseían las características estipuladas en los
contratos. En otros casos, ya con los contratos asignados, se les
permitió a las compañías hacer las modificaciones para enmarcar
sus características a la licitación.

Algunas plataformas operaron costa afuera hasta un año sin que el


personal de Pemex ni el de la Secretaría del Trabajo y Previsión
Social —ministerio encargado de supervisar el cumplimiento de
las leyes en materia de trabajo y previsión social— los supervisara,
como lo señala la ley. Esto hace incomprensible que las empresas
contratistas hayan obtenido los contratos porque sus plataformas
cumplieran con los requerimientos técnicos.

En muchos casos, aunque las plataformas se contrataron por adju-


dicación directa —modalidad que se autoriza cuando la plataforma
cumple exactamente los requerimientos técnicos y ofrece precios
relativamente bajos—, nunca se supervisaron sus condiciones físi-
cas; asimismo, los precios eran muy altos en relación a las tarifas
internacionales. En especial, los check list detallan la ausencia de
medidas de seguridad en las plataformas al desempeñar las labores
de alto riesgo.

Muchas de las plataformas situadas en la Sonda de Campeche no


cumplen los requerimientos mínimos de seguridad e higiene esti-
pulados por la Organización Marítima Internacional (OMI), orga-
nismo especializado de la Organización de las Naciones Unidas
(ONU). Esto a pesar de que el Estado mexicano ha ratificado los
convenios internacionales en la materia, como el Convenio Inter-
nacional para prevenir la Contaminación por Buques y Artefactos
Marítimos (MARPOL, por sus siglas en inglés) y el Convenio In-
ternacional para la Protección de la Vida Humana en el Mar (SO-
LAS, Safety Of Life at Sea).

34
Sonda de Campeche, paradigma de explotación laboral

Convenios como estos, adoptados por el Estado mexicano, debie-


ran ser fiscalizados y vigilada su aplicación; en su mayoría compe-
ten a la SCT y a la STPS, que no lo hacen porque prácticamente no
tienen los inspectores necesarios, ni en calidad ni en cantidad.

Pero además violar los acuerdos internacionales, lo anterior impli-


ca también el incumplimiento en los contratos suscritos con PEP,
porque éstos se encuentran delineados con base en la normatividad
internacional. Pese a todo, la paraestatal no ha rescindido ningún
contrato de este tipo, aun los de las compañías involucradas en
accidentes graves.

Los check list también evidencian la falta de supervisión a las con-


tratistas en la Sonda de Campeche. Si bien dicha supervisión debía
hacerse al momento de contratar la plataforma y cuando el contrato
entrara en vigor, en muchos casos se efectuó apenas la plataforma
entró a la Sonda de Campeche y en otros hasta un año después de
que éstas comenzaron sus operaciones.

Asimismo, es notable la falta de mantenimiento preventivo y co-


rrectivo por parte de las compañías arrendadoras, lo que incre-
menta las posibilidades de accidentes. Éstos, como en el caso de
la plataforma Usumacinta, han pretendido ser justificados por los
funcionarios de PEP atribuyendo su causa a “condiciones climato-
lógicas”.

Noventa por ciento de los casos evidencia que las mayores defi-
ciencias son las de seguridad industrial y que la parte que más sa-
crifican las contratistas es la del bienestar de sus trabajadores. Las
áreas habitacionales de más de la mitad de plataformas se encuen-
tran en condiciones lamentables y no cumplen los requerimientos
de los contratos de PEP ni los estándares internacionales. En algu-
nos casos ni siquiera cuentan con el servicio médico obligatorio.

35
Ana Lilia Pérez

En 2005, Pemex compró a DuPont un costoso programa de segu-


ridad industrial para sus centros de trabajo, denominado Programa
Emergente de Seguridad, Salud y Protección Ambiental (SSPA).
Sin embargo, las actas de supervisón de las plataformas obtenidas
para este trabajo revelan que el programa no se aplica en todas las
áreas de la Sonda de Campeche o no se aplica adecuadamente; la
mayoría de las compañías incumple requerimientos básicos como
rutas de emergencia bien definidas o procedimientos de evacuación
de emergencia.

Los check list también demuestran que Pemex no cumple con sus
obligaciones patronales delineadas en el artículo 17 del Reglamen-
to Federal de Seguridad, Higiene y Medio Ambiente de Trabajo.
Lo anterior es más notorio en las plataformas de los consorcios
texanos, las cuales al mismo tiempo que son las más antiguas, son
las que reciben menos mantenimiento.

Las condiciones, ubicación y trabajos de las plataformas petroleras


de la Sonda de Campeche —zona neurálgica de la exploración y
explotación de hidrocarburos— son consideradas por el gobierno
mexicano un asunto de seguridad nacional. Su información está
en reserva durante 12 años y sólo los directivos de Pemex y los
contratistas conocen las condiciones físicas en que los artefactos
marítimos son arrendados. Únicamente se sabe de sus deficiencias
hasta que ocurre algún desastre. Los check list obtenidos para el
presente informe —considerados por la administración de Pemex
documentos “confidenciales” — demuestran que algunas platafor-
mas no son aptas para operar, lo cual pone en grave riesgo la inte-
gridad física de los trabajadores.

En 2007, entraron en operación 40 plataformas de corporativos


texanos. La mayoría presentaba severas deficiencias de infraes-
tructura y sistemas de seguridad, que fueron detectadas desde que
empezaron a funcionar —incluso dos de ellas fueron declaradas

36
Sonda de Campeche, paradigma de explotación laboral

“no aptas” por los supervisores de la petrolera—. Sin embargo, los


contratos no fueron rescindidos y las plataformas operan actual-
mente en condiciones de alto riesgo.

De las 40 plataformas que ese año entraron al servicio de PEP, 31


son propiedad de Mexdrill Offshore, Noble Contracting, Nabors,
Todco, Pride Drilling y su subsidiaria México Drilling. Todas se
contrataron sin opción a compra y casi todas incumplían en algún
punto los convenios SOLAS y MARPOL. En cuanto a su infraes-
tructura, el equipo contratado y pagado por PEP no era el que pre-
sentaban las plataformas al momento en que fueron supervisadas.
Ello implica un quebranto para la paraestatal y poner en peligro la
vida de los trabajadores y la producción petrolera.

En septiembre de 2008, el ITF Offshore Task Force Group Meeting


— Grupo de Trabajo del Sector Costa Afuera de la ITF (OTFG)—
se reunió en México para analizar la situación del offshore. El ITF-
OTFG es el “brazo” sindical internacional encargado de analizar
las condiciones laborales y el cumplimiento de las normas interna-
cionales en las plataformas petroleras y en las embarcaciones costa
afuera.

En su visita a este país, Norrie Mc Vicar, presidente del ITF-OTFG,


explicó que en la inspección que realizó en el Sonda de Campeche,
detectó que “Los mismos consorcios que tienen sus plataformas en
el resto de los países petroleros, tienen buenas prácticas industria-
les, de seguridad y de trabajo decente, pero en el Golfo de México
bajan sus estándares de calidad e incumplen las normas internacio-
nales de seguridad”.

Luego de varios años de inspección en México, la ITF determinó


que la industria petrolera de este país ofrece las peores condiciones
de trabajo a nivel mundial, similares a las de Nigeria. Ante los del-
gados de ITF que sesionaron en México, Norrie Mc Vicar explicó

37
Ana Lilia Pérez

las similitudes entre los dos países. En ambos, dijo, el principal


problema en torno a la industria petrolera es la corrupción.

Respecto a los consorcios propietarios de las plataformas, Mc Vi-


car detalló: “son las mismas compañías estadounidenses y de paí-
ses europeos o asiáticos que operan en la mayoría de los países
petroleros, pero no son las mismas prácticas. En México incum-
plen muchas normas porque las autoridades se los permiten, y esto
se deriva de la enorme corrupción que hay en torno a la industria
petrolera en este país”.

“Hemos detectado que las compañías estadounidenses que laboran


en el offshore de México incurren en malas prácticas que no tienen
en ninguno de los otros países donde hacen negocios, pero lo hacen
porque el gobierno se los permite y porque nadie los supervisa. Lo
más negativo es que esas prácticas las imita el resto de las com-
pañías que siempre buscarán tener más ganancias”, explicó Ake
Selander, representante de la Unión Internacional de Ingenieros
Marinos de los Estados Unidos de América.

En efecto, uno de estos casos es el de Mexdrill Offshore, subsidia-


ria del consorcio Diamond Offshore Drilling que inició como con-
tratista de Pemex en 2003. Cuatro de las plataformas contratadas
para el periodo 2007-2010 son de esta compañía: Ocean Nugget,
Ocean Worker, Ocean New Era y Ocean Ambassador. Aunado a
que el corporativo se libera de obligaciones fiscales al operar en
paraísos fiscales —Delawere, Islas Caimán, Bermudas y Singa-
pur—, Pemex le permite que sus plataformas operen con banderas
de conveniencia.

Las tarifas de Mexdrill se ubican entre las más altas: en promedio,


Pemex le paga 1.5 millones de pesos por día de arrendamiento de
cada plataforma, lo cual no garantiza su calidad. Los check list de
Pemex demuestran que las cuatro plataformas tienen deficiencias.

38
Sonda de Campeche, paradigma de explotación laboral

A pesar de que la Ocean New Era se calificó como “no apta”, inex-
plicablemente su contrato no fue rescindido. Esta plataforma fue
construida en Alabama en 1974, operaba con bandera de Estados
Unidos de América, pero al entrar al servicio de Pemex se le per-
mitió usar bandera de conveniencia de las Islas Marshall, según
datos de la Secretaría de Marina Armada de México (Semar). El
27 de julio de 2007 entró bajo arrendamiento con el contrato No.
421006824 por 250 millones de dólares. La subgerencia de Re-
cursos Materiales de Perforación de PEP la arrendó aún cuando
las cláusulas contractuales de la petrolera estipulaban que la pla-
taforma a contratarse debía tener un año máximo de construcción
de 1990.

Cuando arribó a la Sonda de Campeche, la Ocean New Era no fue


sometida a verificación, como lo exige la ley. Se supervisó has-
ta 3 meses después. El 14 de octubre, el grupo multidisciplinario
encargado de los check list —encabezado por Alberto Soberanis
Gutiérrez— dictaminó “no apto”, porque se concluyó que la Ocean
New Era no cumple los requerimientos mínimos de seguridad. El
documento revela que durante los dos días que se inspeccionó “se
presentaron condiciones inseguras”, entre éstas que en la platafor-
ma no se contaba con un plan de emergencia. Por ejemplo, hubo
una alerta que indicaba la presencia de gas, pero el personal de la
empresa contratista no supo cómo reaccionar. También se descu-
brió que la plataforma no tenía el paquete básico de seguridad para
detectar gas sulfhídrico.

Aun con estas deficiencias y el riesgo que suponen, la empresa


arrendadora recibe una renta promedio de 3.5 millones de pesos al
día, vigente hasta el 29 de enero de 2010. Actualmente la Ocean
New Era opera al norte del campo petrolero Ku-Maloob-Zaap, a un
costado de la plataforma Petrolia.

El 26 de julio de 2007, otras dos plataformas de Mexdrill iniciaron

39
Ana Lilia Pérez

operaciones en la Sonda: la Ocean Voyager y la Ocean Worker. La


primera, proveniente del Puerto de Sabine Pass, Texas, fue cons-
truida en 1973; se rentó por 324 millones de dólares, mediante el
contrato No. 421006823, adjudicado por la subgerencia de Recur-
sos Materiales de Perforación de PEP con sede en la ciudad de Vi-
llahermosa, en el estado de Tabasco. La plataforma fue supervisada
hasta el mes de noviembre, cuatro meses después de haber entrado
en operación, a pesar de que la norma indica que la revisión debe
efectuarse previamente.

El monto del contrato incluye el mantenimiento integral de la pla-


taforma y el costo de la tripulación —42 personas— del 26 de julio
de 2007 al 10 de febrero de 2010. En el chek list se asienta que
cuando fue supervisada mostraba falta mantenimiento general. La
infraestructura más deteriorada eran las grúas, la zona habitacional,
el comedor y el servicio médico. En el área de seguridad los extin-
tores estaban caducos, los botes salvavidas carecían de equipo de
comunicación y los remos no servían. Tampoco las balsas salvavi-
das eran adecuadas.

Los sistemas de comunicación —vitales para comunicarse con


tierra y exigencia de la norma internacional de seguridad— de la
Ocean Voyager no estaban completos o no funcionaban. Ante las
deficiencias, los representantes del área de Seguridad Industrial,
Protección Ambiental y Calidad (SIPAC) de PEP se negaron a fir-
mar el acta en la que se determina “apta” para operar; en cambio,
entregaron una serie de observaciones.

Por su parte, el check list de la Ocean Worker, rentada mediante el


contrato No. 421007826, del 26 de julio al 24 de agosto de 2007,
indica que el helipuerto presentaba fallas, al igual que los sistemas
de detección de gas.

En diciembre de 2007 entró en operación la Ocean Ambassa-

40
Sonda de Campeche, paradigma de explotación laboral

dor —construida en 1975—, arrendada mediante el contrato No.


421007832, el cual concluyó en abril de 2009. El acta de supervi-
sión señala que el software con el que operaba no era el que estipu-
laba el contrato. En cuanto a la infraestructura, había fallas en los
sistemas de medición de flujo de combustible.

Todco, plataformas de alto riesgo

En 2007, la compañía texana Todco, subsidiaria de The Offshore


Drilling Company, arrendó a Pemex dos plataformas de perfora-
ción marina autoelevables: The 205 y The 206. La primera, del
25 de junio de 2007 al 23 de junio de 2009; la segunda, del 29 de
octubre de 2007 al 27 de octubre de 2009.

La The 205 es otra de las plataformas calificadas por los especialis-


tas como “no apta”. Fue supervisada en enero de 2008, tres meses
después de que iniciara sus trabajos. Las deficiencias eran tantas,
que los representantes del SIPAB —Alberto Pérez Hernández y
Claudia Lizbeth Martínez Ascencio— se negaron a firmar las ac-
tas, lo mismo que Ignacio Cárdenas Castan, encargado de manteni-
miento SPESO. Con todo, el contrato tampoco se rescindió.

Se descubrió que la The 205 requería mantenimiento anticorrosi-


vo urgente, que el equipo de radiotransmisión estaba incompleto y
el sistema general de alarma no tenía señalización. Asimismo, las
grúas no movían la carga requerida —lo que alteraba los trabajos
en los pozos—, la caseta de los perforadores de pozos no tenía
equipo de comunicación y no se tenía sistema de mezclado de lo-
dos. No obstante, la empresa contratista no presentó reportes de
los pozos en los que trabajaba ni de las fallas durante los trabajos;
tampoco de las acciones correctivas.

Además, las bombas contra incendio no conseguían la presión ne-


cesaria y las canastas de carga estaban oxidadas y rotas. El quema-

41
Ana Lilia Pérez

dor ecológico —que de acuerdo con el contrato debe operar desde


que la plataforma inicia trabajos hasta el último día de arrenda-
miento— no servía y los residuos de hidrocarburos estaban apila-
dos por todas partes. El drenaje en la zona habitacional y en el piso
de perforación estaba obstruido.

Por si fuera poco, el gabinete médico carecía del instrumental y


tanto el mobiliario como el material clínico eran de calidad inferior
a la mínima requerida; por ejemplo, el reporte menciona que la
camilla ubicada en el piso de perforación estaba sucia y sus tu-
bos corroídos. El mobiliario de las oficinas estaba oxidado y las
láminas laterales, filosas; el software y hardware no cumplían los
requerimientos estipulados en el contrato de PEP.

En cuanto a los sistemas de seguridad: los botes salvavidas no re-


cibían mantenimiento y no pasaron las prueba de izaje, los motores
de las lanchas salvavidas no servían, el contrato marcaba que debía
haber cuatro resucitadores de oxigeno y únicamente había dos, los
cables de seguridad eran deficientes.

El check list de la The 206 también revela anomalías en las áreas de


infraestructura y seguridad: no se contaba con el certificado clase
ABS, no había detectores de concentración de gas sulfhídrico ni
alarmas de detección de gas. El helipuerto requería mantenimiento
anticorrosivo y un programa contra incendio; las grúas carecían
de sistemas de comunicación, así como las zonas de perforación.
El equipo de bombeo era deficiente, los motores estaban dañados.
Todo el mobiliario de la zona habitacional precisaba ser sustituido.
El personal de la plataforma no pudo comprobar su experiencia y
no estaba capacitado para enfrentar situaciones de emergencia.

Noble, plataformas vetustas

En 2007 se arrendaron en la Sonda de Campeche nueve plataformas

42
Sonda de Campeche, paradigma de explotación laboral

del consorcio Noble International, construidas entre 1975 y 1981:


Noble John Sandifer, Noble Eddie Paul, Noble Leonard Jones, No-
ble Johnnie Hoffman, Noble Sam Noble, Noble Earl Frederickson,
Noble Bill Jennings, Noble Lewis Dugger y Noble Tom Jobe.

Los helipuertos de las plataformas son zonas estratégicas para arri-


bos, traslados y evacuaciones de emergencia de personas y mate-
riales. Sus especificaciones están delineadas en las cláusulas de los
contratos de PEP con base en la norma aeronáutica internacional,
y las tarifas de las compañías incluyen mantener estas áreas en óp-
timas condiciones.

Los documentos de supervisión demuestran que las plataformas de


Noble presentan fallas en las normas de seguridad, infraestructura o
mantenimiento de sus helipuertos. Cuando se inspeccionaron, más
de la mitad tenía deficiencias de seguridad, mantenimiento, limpie-
za, tratamiento anticorrosivo, sistema contra incendio, iluminación
nocturna y rutas de acceso; además, no contaban con señalamien-
tos ni instructivos básicos de seguridad para los pasajeros.

El caso de la Noble Earl Frederickson —que se rentó del 2 de


mayo de 2007 al 30 de abril de 2008 mediante el contrato No.
421007810— es notable. El helipuerto para descenso y despegue
de helicópteros Bell 412 se aceptó “de forma condicionada”, pues
los supervisores observaron que no cumplía las normas de seguri-
dad.

La observación general es que las plataformas de Noble carecen


de mantenimiento anticorrosivo preventivo y correctivo. Las grúas
presentan fallas y el equipo de salvamento —lanchas, botes, re-
mos— está en malas condiciones. Las alarmas de emergencia tie-
nen deficiencias. Los sistemas detectores de gas sulfhídrico, gas
combustible y detección de humo y fuego, los cuales —según re-
gistran los documentos de PEP— necesitaban mantenimiento in-

43
Ana Lilia Pérez

mediato al momento de la supervisión.

Por ejemplo, la plataforma Noble John Sandifer —arrendada por


161 millones de dólares, mediante el contrato No. 421006837, para
el periodo del 20 de septiembre de 2007 al 20 de marzo se 2010—
se verificó el 23 de septiembre de 2008. El documento registra:
“excesiva corrosión”. La estructura total de la plataforma requería
de mantenimiento anticorrosivo urgente. La herramienta presen-
taba alto grado de deterioro y precisaba ser sustituida, a pesar de
que la compañía cobró a Pemex como si fuese herramienta nueva.
Las grúas no estaban calibradas y los cables de acero no estaban
certificados.

En la zona de perforación de pozos, las válvulas de las presas de


lodo reportaban fallas, lo mismo que las anclas de perforación y las
conexiones de transferencia de materiales líquidos; faltaban bom-
bas para los pozos; el piso de perforación necesitaba mantenimien-
to anticorrosivo y sustituir el cableado. La Noble John Sandifer
no contaba con todo el equipo de mezclado de activos y lodos que
cobraba a PEP y el que tenían era deficiente, al igual que las anclas
de perforación; tampoco tenía sensores para la medición de pará-
metros de perforación.

El área habitacional estaba completamente deteriorada: por ejem-


plo, no había aire acondicionado —indispensable debido a la alta
temperatura en altamar—; los plafones de las cabinas, pasillos y
oficinas estaban rotos o no existían; los baños no se encontraban
en condiciones adecuadas para su uso. La zona de almacenamiento
de materiales y patio de tuberías tampoco cumplía las condiciones
de seguridad y salubridad. El área de bombas necesitaba mante-
nimiento anticorrosivo, engrase, y verificación, lo mismo que las
líneas de control.

También se registraron fallas en la red contra incendio y los detec-

44
Sonda de Campeche, paradigma de explotación laboral

tores de humo. El sistema general de alarma no servía. Tampoco


contaba con los certificados de alguna sociedad clasificadora per-
teneciente a la International Association of Classification Societies
(IACS), como indica el contrato. El equipo de salvamento —botes
salvavidas y balsas inflables— estaba caduco.

Las grúas —cruciales para todas las operaciones en las plataformas


y uno de los requerimientos primordiales en los contratos— de la
mayoría de las plataformas del consorcio Noble presentaron fallas,
de acuerdo con los documentos de supervisión. Algunas no cum-
plen con la capacidad para carga y descarga de las plataformas a los
barcos abastecedores y viceversa estipulada en el contrato. Todas
requerían de mantenimiento inmediato.

Por ejemplo, en el caso de la Noble Sam Noble —arrendada por


161 millones de dólares, del 21 de septiembre de 2007 al 21 de
marzo de 2010, mediante el contrato No. 421006846— la grúa no
tenía sistema de emergencia y los cables de acero no estaban dentro
de los periodos metalográficos tolerables.

En el caso de la Noble Johnnie Hoffman —supervisada el 28 de


octubre—, además de las fallas en la grúa, los sistemas de alarma
de toda la plataforma tenían averías. Respecto del equipo de salva-
mento: los botes salvavidas cerrados —conocidos como mandari-
nas—, las lanchas y el equipo de navegación de emergencia no ser-
vían. Esta plataforma fue arrendada por 163 millones de dólares,
mediante el contrato No. 421006844, del 15 de octubre de 2007 al
14 de octubre de 2010.

Los contratos de arrendamiento de plataformas fueron otorgados a


Noble porque, supuestamente, esta empresa cumplió las exigencias
técnicas y económicas de las licitaciones; sin embargo, los docu-
mentos revelan que en los casos de algunas plataformas que entra-
ron en operación en 2008, se proporcionaron prórrogas para adap-

45
Ana Lilia Pérez

tar las especificaciones de los contratos. Esto significa que cuando


fueron adjudicados no se cumplieron los requerimientos.

Uno de estos casos es el de la Noble Tom Jobe —arrendada me-


diante el contrato No. 421007820, del 8 de agosto de 2007 al 8 de
agosto de 2008—. A finales de agosto de 2007, durante la super-
visión, se autorizó un permiso de tres meses para que la compa-
ñía adaptara la infraestructura y los materiales de la plataforma de
acuerdo con lo señalado en el contrato. Sin embargo, no se verificó
si la empresa corrigió las fallas y cubrió los requerimientos.

Asimismo, se le expidió una prórroga para la Noble Eddie Paul


—rentada por 165 millones de dólares, mediante el contrato No.
421006831, del 5 de junio de 2007 al 3 de diciembre de 2009—.
Según los documentos de PEP, los tableros de control, los indica-
dores de presión y los de nivel de lodos estaban descompuestos.
Así se le permitió operar.

El caso de Nabors

En 2007, cinco plataformas de Nabors entraron en arrendamiento


con PEP, dos de éstas por adjudicación directa. Cuando los espe-
cialistas las evaluaron, detectaron deficiencias en todas. La falla
generalizada incluía los helipuertos, áreas de perforación, zonas
habitacionales y sistemas de seguridad. No contaban con atlas de
riesgo ni planos de distribución de quipo de emergencia y rutas de
evacuación; tampoco con dispositivos de seguridad. Las alarmas
de gas y combustible no estaban calibradas, los botes salvavidas
no pasaron las pruebas de izaje y navegación, los barandales no se
mantenían firmes y en algunos extintores faltaban los señalamien-
tos.

La administración de Pemex contrató sin licitación pública las


plataformas de Nabors; argumentó que cubrían al pie de letra los

46
Sonda de Campeche, paradigma de explotación laboral

requisitos contractuales. No obstante, los documentos internos re-


velan que no todas cumplían las especificaciones del contrato.

Un caso es el de la Mase 802 —arrendada mediante el contrato No.


421006840, del 24 de mayo de 2007 al 11 de febrero de 2008—. El
contrato estipulaba un mástil de 147 pies y una capacidad nominal
bruta mínima de 1 100 000 libras, pero el de Nabors era de cien
mil libras menos. Pese a que se exigía en el contrato, la plataforma
no tenía sistema de circuito cerrado de televisión con zoom para
monitorear todas las operaciones. El contrato requería de moto-
generadores de arranque eléctrico, pero el de Nabors era manual.
El equipo de perforación tampoco cumplía las especificaciones.
El sistema de separación de sólidos que supuestamente ya tenía
el equipo de Nabors, según su propuesta ante Pemex, en realidad
apenas estaba en proceso de adquisición.

Aunado a eso, se encontraron fallas en los sistemas de detección de


gas sulfhídrico, gas combustible y detección de humo y fuego en
las zonas principales de riesgo: área de máquinas, piso de perfora-
ción y áreas habitacionales. El drenaje de aceites no tenía separa-
dor de contaminantes, ni tampoco había un tanque recolector que
impidiera que las aguas aceitosas fueran desechadas directamente
en el mar.

Tampoco el helipuerto de la Mase 802 cumplía las normas míni-


mas de seguridad. Los cristales de las grúas estaban estrellados, no
había extintor y el tacómetro no servía. Respecto a los servicios:
los baños y servicios individuales, unidad para tratamiento de agua
y calentadores de agua estaban en mal estado. El área de cocina y
comedor tampoco cumplían lo requerido en el contrato.

El problema más delicado estaba en los equipos de seguridad: cha-


lecos salvavidas, botes, preservadores de vida, balsas inflables,
resucitadores de oxígeno, y aros salvavidas necesitaban ser sus-

47
Ana Lilia Pérez

tituidos. La red contra incendio no funcionaba; la presión de las


bombas era 50% menor a la mínima requerida. No había el número
de extintores mínimo requerido.

El contrato exigía una unidad desaladora de agua —por lo menos—


para obtener agua potable en situaciones de emergencia, pero la de
la Mase 802 estaba fuera de servicio. No había señalamientos de
emergencia en el área habitacional ni otras zonas estratégicas de
operación. El personal no poseía conocimientos básicos para en-
frentar situaciones de riesgo.

Pese a que los contratos de arrendamiento estipulan —como requi-


sito indispensable— la certificación de todo el personal a bordo,
ninguno de los trabajadores de la plataforma Mase 802 —desde
el encargado por parte de la compañía, jefes de mantenimiento,
supervisión mecánica, supervisión eléctrica, hasta el personal en-
comendado a la perforación de pozos— pudo comprobar su expe-
riencia.

En el caso de la P-18 —alquilada mediante el contrato No.


421006841 del 3 de marzo de 2007 al 19 de enero de 2009—, se
descubrieron fallas en los sistemas de detección de gas y el he-
lipuerto carecía de un certificado que avalara la capacidad de la
infraestructura receptora de naves. Lo más grave es que en el área
habitacional no había alarmas y el consultorio médico carecía del
instrumental básico.

Del mismo modo, en la plataforma Super Sundowner X —rentada


por 22 millones de dólares, del 9 de julio de 2007 al 25 de julio de
2008—, supervisada el 12 de diciembre de 2008, se descubrió que
el equipo de monitoreo de toda la plataforma presentaba averías,
así que los trabajos de carga, descarga y perforación no eran moni-
toreados. El dictamen señala que las condiciones del helipuerto po-
nían en riesgo a los helicópteros que arriban al lugar. En las zonas

48
Sonda de Campeche, paradigma de explotación laboral

de operación, la unidad de bombeo de alta presión y las de lodos


tampoco servían. Según el contrato, la plataforma debía contar con
un separador de aguas aceitosas y un tanque de recolección con las
líneas de drenaje interconectadas; sin embargo, los supervisores
encontraron que el separador no estaba instalado, lo cual significa
que durante más de un año descargó de manera directa las aguas
contaminadas. En el área de cocina se detectaron deficiencias en la
zona de conservación de alimentos. Respecto del equipo de segu-
ridad, la compañía no contaba los certificados de sus botes salva-
vidas.

Las condiciones de seguridad industrial e higiene son las más fle-


xibilizadas por las arrendadoras de las plataformas debido a que la
supervisión es muy esporádica: una plataforma rentada de forma
multianual se revisa, acaso, una vez por año. Trabajadores de la
Sonda de Campeche denuncian que los contratistas, aprovechándo-
se de la falta de vigilancia, no cumplen lo exigido en las cláusulas
contractuales, y en la Ley Federal del Trabajo, respecto de procurar
a los empleados condiciones mínimas de seguridad laboral.

Un caso destacado es el de la plataforma Nabors 659 —que entró


al servicio de PEP el 15 de enero de 2007, mediante el contrato
No. 421006822—: cuando se hizo la supervisión (fechada el 26 de
abril), luego de tres meses de haber iniciado operaciones, se detec-
tó que no contaba con servicio médico.

Incumplimientos de Pride Drilling

En 2007, diez plataformas del consorcio texano Pride se instalaron


en la Sonda de Campeche. Aun cuando es una de las compañías
que más dinero ha recibido de PEP por la renta de sus equipos,
Pride no ha procurado dotarlos de los sistemas de comunicación y
de seguridad que especifican los contratos; esto supondría una serie
de penalizaciones, que la paraestatal no ha aplicado. Las principa-

49
Ana Lilia Pérez

les irregularidades en las plataformas de Pride se relacionan con


el avituallamiento, los equipos de comunicación y la seguridad.
Incluso se detectaron casos de plataformas cuyo software carecía
de licencias de uso.

En la Pride 100SE —contratada del 19 de abril de 2007 al 17 de


abril de 2009—, se descubrió que las balsas inflables habían ca-
ducado, no había preservadores de vida y faltaban chalecos salva-
vidas. En la Pride Tenesse —arrendada del 1 de marzo de 2007 al
28 de agosto de 2009—, el helipuerto no tenía instalado el sistema
contra incendio.

En la plataforma de perforación autoelevable Pride Oklahoma


—arrendada del 11 de agosto 2007 al 9 de agosto 2008— los extin-
tores habían caducado desde noviembre de 2004, los instructivos
de seguridad no estaban en español y no había resucitadores; los
motores de combustión tenían fugas y faltaban válvulas de seguri-
dad. Gran parte del equipo contratado no estaba en plataforma y la
empresa contratista argumentó que lo tenía en su bodega de Ciudad
del Carmen.

Por su parte, la Pride Louisiana —arrendada del 17 de marzo de 2007


al 15 de marzo de 2009, mediante el contrato No. 421006829— no
tenía las suficientes balsas inflables para toda la tripulación, en de-
trimento de lo estipulado en el contrato y en la norma SOLAS.

En noviembre de 2007 se supervisó la Pride Texas —rentada a


PEP para el periodo del 15 de septiembre de ese año al 13 de sep-
tiembre de 2009, mediante el contrato No. 421006832—. Según el
check list, toda la plataforma requería mantenimiento anticorrosi-
vo, “orden y limpieza de los equipos contraincendios”. Las áreas
que necesitaban mantenimiento urgente eran los motogeneradores,
motores y ductos. Pese a que la plataforma llevaba dos meses en
operaciones, el equipo contratado no estaba completo y la grúa no

50
Sonda de Campeche, paradigma de explotación laboral

servía.

La Pride Mississippi —arrendada del 17 de septiembre de 2007 al


15 de septiembre de 2008, mediante el contrato No. 421007808—
mostró falta de mantenimiento anticorrosivo, no contaba con la
maquinaria contratada y no tenía unidades salvavidas.

La Pride Colorado —rentada del 1 de julio de 2007 a 29 de ju-


nio 2008, mediante el contrato No. 421007809— mostró falta de
mantenimiento general; el drenaje y los baños estaban tapados; el
equipo médico se encontraba incompleto; las líneas de pozos pre-
sentaban desperfectos; y el sistema contra incendio y los sistemas
de gas tenían fugas.

Un caso sui generis es el de la Pride California —arrendada del 29


de octubre de 2007 al 27 de octubre de 2008, mediante el contra-
to No. 421007825—, cuya supervisión reveló tantas deficiencias
que el representante del consorcio ante Pemex, Bruce Thornock, lo
mismo que el coordinador de Operaciones de Pride, José Rodrigo
Nieto Loyo, se negaron a firmar las actas.

La plataforma mencionada no tenía documentos de certificación


aplicable vigente, lo cual significa que ninguna casa clasificadora
había avalado su calidad. Esto supone anomalías en el proceso de
licitación, durante el cual, según lo señala la ley, debió haberse
dado visto bueno a dichos certificados.

En cuanto a la infraestructura, la Pride California mostró deficien-


cias en su helipuerto; el área de grúas requería mantenimiento anti-
corrosivo urgente, la cabina presentaba una fuga de aceite hidráuli-
co y no tenía cristales; los equipos de perforación estaban oxidados
y algunos fierros y barandales estaban doblados. El equipo de se-
guridad no tenía mantenimiento, todo el mobiliario del área habi-
tacional estaba deteriorado y no había equipo instrumental médico,

51
Ana Lilia Pérez

entre más irregularidades.

Mediante su subdiaria Mexico Drilling Limited, Pride rentó a


PEP —mediante el contrato No. 421006842— la plataforma Pride
1002E, del 27 de junio de 2007 al 25 de junio de 2009. Cuando ésta
fue supervisada, se descubrió que operaba sin quemador ecológico,
lo cual contraviene las normas internacionales y viola el contrato
de PEP. Además, el helipuerto no tenía sistema contra incendio ni
equipo de protección personal; había desperfectos en el equipo de
perforación, grúa, motobombas y motores; y el equipo médico se
encontraba en mal estado. Pride cobro a PEP 4 lavadoras y 4 seca-
doras industriales para el personal abordo, mismas que no tenía.

En cuanto a la seguridad: no había botes salvavidas, balsas, señala-


mientos ni rutas de evacuación. Al respecto, durante la supervisión,
la empresa argumentó que los botes salvavidas no estaban a bordo
“por falta de espacio físico”, pero “que cuando PEP se los requirie-
ra podrían mostrarlos”.

El Capitán Joaquín Dorantes, ex funcionario de Pemex y actual in-


tegrante del Frente Unido de Marinos Mercantes Asociación Civil
(FUMMAC) explica que una de las consecuencias de la inexistente
o de la ineficiente supervisión en las plataformas son los frecuen-
tes accidentes que se registran en ellas. El especialista señala que
los check list deberían realizarse antes de contratar la plataforma
y cuando ésta entra en operación. Como se ha documentado, esto
no ocurre así.

De acuerdo con las leyes y normas mexicanas, los ministerios de


trabajo y previsión social (Secretaría del Trabajo y Previsión Social
o STPS) y comunicaciones y transportes (Secretaría de Comunica-
ciones y Transportes o SCT) son los responsables de realizar visitas
frecuentes a las plataformas, barcos, campos petroleros, zonas de
producción y en general a cada centro de trabajo de la Sonda de

52
Sonda de Campeche, paradigma de explotación laboral

Campeche. En la práctica, estas visitas no se ejecutan. La STPS


por ejemplo, argumenta que no cuanta con supervisores para efec-
tuarlas.

Durante años los sindicatos mexicanos afiliados a la ITF han pug-


nado por que la STPS y la SCT reconozcan e informen de las gra-
ves condiciones de trabajo en esta zona y de que Pemex y muchas
de las empresas que contrata o subcontrata no cumplen con sus
obligaciones patronales o lo hacen de forma parcial, coadyuvando
incluso a documentar los principales agravios. Pero es la misma
Pemex la que ha obstaculizado las visitas de Enrique Lozano y Ho-
norio Galván, representantes de sindicales mexicanos e inspectores
de la ITF en México. Se les ha negado el acceso aún cuando son
representantes de organizaciones sindicales mexicanas que actúan
a solicitud de los trabajadores que representan.

En tanto Pemex es omisa a obligar a las contratistas a cumplir la


ley, éstas son voraces.

53
V
Perforadora Central:
inseguridad, impunidad y corrupción

L
as condiciones de inseguridad que los trabajadores de Pe-
mex y de las empresas contratistas mencionadas denuncia-
ron reiteradamente ante el Poder Legislativo no pudieron
continuar siendo ocultadas por la paraestatal debido a la ola de ac-
cidentes ocurridos durante 2007:

•• El 3 de febrero se registró un incendio en el área de escapes


de los turbogeneradores de la plataforma Akal-J4. El fuego
se originó por un escurrimiento de aceite de calentamiento
del horno Eclipse.

•• El 25 de abril, tres obreros murieron en la plataforma So-


nora.

•• El 21 de mayo de 2007 murieron Leonardo Rincón y


Eduardo Galicia Pérez, trabajadores de Nabors, durante un
simulacro en el equipo de perforación MASE 803 instalado
en la plataforma Maloob A. El personal entró a la embar-
cación para el arranque e inspección del motor cuando se
produjo el desprendimiento del bote salvavidas, que lanzó
al mar a los trabajadores.

•• El 24 de julio, en la plataforma Akal B, murió Eladio Her-


nández Alemán, trabajador de la compañía Weatherford
de México S.A. de C.V. Personal de la compañía Nabors
Perforaciones realizaba labores de perforación, cuando al
extender los brazos del Top Driver para alinear un tubo e
introducirlo, éste se deslizó y cayó verticalmente al lado

55
Ana Lilia Pérez

este de la plataforma, donde Hernández Alemán se encon-


traba laborando.

•• El 29 de agosto, en la Plataforma Maloob ocurrió un acci-


dente durante los trabajos de perforación de la compañía
Noble Contracting. En el accidente murió Edwin Albert
Anderson, empleado de la compañía Noble Contracting
S.A. de R.L., quien trabajaba como operador de grúas en
la plataforma Maloob B, con equipo rentado a la empre-
sa mencionada. Cuando el operador realizaba trabajos de
reacomodo de materiales en la cubierta de la plataforma
se desprendió la pluma, la cual cayó sobre la cabina de
control de la grúa.

•• El 5 de septiembre, en el buque tanque Hellespont Trooper,


murió Ulises Carrillo Domínguez, trabajador de la compa-
ñía Manpower, subcontratada por la empresa BW Bergen-
sen Worlwide. Carrillo Domínguez, marinero amarrador,
efectuaba trabajos de conexión de mangueras en el buque
tanque, cuando una de las mangueras se desconectó y lo
golpeó. Minutos después falleció.

•• El 4 de octubre, en la plataforma Ixtal-A, se registró una


fuga de gas sulfhídrico. Manuel Villalobos Campan, perfo-
rador de Pemex, ejecutaba trabajos en el equipo Rig-3 del
pozo Ixtal 34 cuando se detectó la presencia de gas en la
boca del pozo y se activaron las alarmas que alertan la pre-
sencia de ácido sulfhídrico. El personal de la instalación
procedió a utilizar su equipo de respiración autónoma y
a asegurar el pozo; sin embargo, Manuel Villalobos per-
dió el sentido repentinamente y luego murió. Oscar Rami-
ro Zúñiga, ayudante de perforación, sufrió un golpe y la
lesión de la ceja izquierda; mientras que José G. Herrera
Juárez, ayudante de piso, presentó crisis nerviosa. Ambos

56
Sonda de Campeche, paradigma de explotación laboral

fueron trasladados a Ciudad del Carmen para su valora-


ción. El parte médico los reportó estables.

•• El 5 de octubre murió otro trabajador en la plataforma So-


nora.

•• El 8 de octubre, tres trabajadores de Pemex murieron por


intoxicación mientras realizaban labores de limpieza en el
gasoducto del Potrero del Llano-Naranjo, en Álamo, Vera-
cruz. Otros dos trabajadores fueron hospitalizados

•• El 11 de octubre, 176 trabajadores —de las compañías


contratistas Cotemar y MMM— naufragaron en la embar-
cación Seba’an, propiedad de la empresa Oceanografía,
cuando eran transportados del muelle Laguna Azul —en
Ciudad del Carmen— a las plataformas. Antes de hundir-
se, el barco se había incendiado, por lo que los trabajadores
se arrojaron al mar. Un de ellos, Gualberto Márquez Jimé-
nez, de oficio soldador y originario de Paraíso, Tabasco,
murió ahogado.

•• El 22 de octubre, tras una explosión en el cuarto de má-


quinas, se hundió el buque abastecedor Oficina Porvenir,
el cual efectuaba labores de recolección de residuos, dese-
chos ferrosos y basura en instalaciones costa afuera en la
Sonda de Campeche y era propiedad de la empresa Trans-
portación y Servicios Marítimos S.A. de C.V. Catorce tra-
bajadores se encontraban a bordo. En el naufragio, falleció
el tripulante Carmen Aguilar Morales, cuyo cadáver nunca
fue localizado.

•• El 23 de octubre arribó al puerto de Ciudad del Carmen


el barco Kent Tide, con 12 tripulantes. Juan Carlos Reyes
Pérez, de 22 años de edad y pilotín en practica, y Este-

57
Ana Lilia Pérez

ban Galaviz Márquez, Primer Oficial de Cubierta, de 59


años, sufrieron heridas leves por la rotura de los cristales
del puente de mando de esa embarcación, propiedad de Ti-
dewater.

•• El 23 de octubre, debido al fuerte temporal, ocurrió un in-


cendio en el pozo Kab 101, de la Sonda de Campeche. La
plataforma Usumacinta, propiedad de la compañía Perfo-
radora Central, colapsó. El siniestro costó la vida a 22 tra-
bajadores y causó lesiones a 68. Esta es una de las peores
tragedias en de la industria petrolera y la peor en la Sonda
de Campeche. Lo más terrible es que el accidente sólo sor-
prendió a las autoridades: tanto los trabajadores como las
organizaciones que durante años han pugnado por que se
respeten sus derechos, como el Centro de Reflexión Labo-
ral (Cereal), sabían que algo así ocurriría.

•• El 23 de octubre, en el barco Morrison murió un trabajador


de Tidewater mientras auxiliaban a la Usumacinta.

Tragedia anunciada

Desde 2003, el Cereal, organización que forma parte de la Coali-


ción Internacional de Organizaciones para los Derechos Humanos
en las Américas y del Capítulo Mexicano de la Plataforma Intera-
mericana de Derecho Humanos, Desarrollo y Democracia (PID-
HDD), documentó las anomalías con las que operaban las platafor-
mas de la compañía Perforadora Central.

El abogado Manuel Padrón Flores, coordinador del Cereal, expli-


ca:
“Por todos los antecedentes de la empresa, no nos sorprendió el
accidente de la Usumacinta. No fue extraño, más bien era como
una tragedia más que anunciada, un accidente que se dejaba venir

58
Sonda de Campeche, paradigma de explotación laboral

y con unas consecuencias como las que se tuvo, y no porque sean


cosas mágicas ni que tengan que ver solamente con las cuestiones
climatológicas sino por las condiciones de seguridad en las cuales
laboraban y que laboran actualmente los trabajadores de Perfora-
dora Central.”

“Los trabajadores de sus plataformas no reciben capacitación, tam-


poco conocen las normas de seguridad, y no cumplen con los requi-
sitos mínimos para trabajar en plataformas. La compañía los con-
trata porque entre menos conozcan sus derechos, más posibilidades
tienen de explotarlos.”

En 2004, el Cereal denunció formalmente las anomalías de Perfo-


radora Central ante la STPS; la tibia respuesta del organismo gu-
bernamental fue un par de visitas en las que extrañamente se dio
fe de que “todo estaba en orden”. Los inspectores no verificaron ni
la capacitación ni las condiciones laborales de seguridad e higiene;
pero sí avalaron un sindicato que los trabajadores habían denuncia-
do como sindicato blanco o de protección.

Debido a su gravedad, las irregularidades con las que operaba Per-


foradora Central fueron documentadas también por la Comisión
Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) y por la Organiza-
ción de las Naciones Unidas (ONU) en su Informe sobre las Viola-
ciones a los Derechos Humanos Laborales en México.

Luego del colapso del Usumacinta, las organizaciones de trabajado-


res del sector náutico exigieron de nuevo a Pemex que se aclararan
las condiciones en las que el siniestro se originó. La petición fue
validada por el Congreso de la Unión. Ante el reclamo político, la
paraestatal se comprometió a formar una “comisión independien-
te” para fincar responsabilidades. El resultado no sólo fue fallido
sino ofensivo para la clase laboral. Después de un año de supuestas
investigaciones, se pretendió culpar a las víctimas —trabajadores

59
Ana Lilia Pérez

muertos—, acusándolos de negligencia.

El 31 de octubre de 2008, Pemex divulgó su exoneración “de toda


responsabilidad” en el accidente de la plataforma Usumacinta, se-
gún dictaminó el Battelle Memorial Institute. De acuerdo con el
estudio, pagado con recursos de la paraestatal, los culpables fue-
ron los mismos trabajadores fallecidos. El dictamen señala que el
fuerte oleaje y el pánico de la tripulación ocasionó que abrieran las
escotillas de los botes salvavidas conocidos como mandarinas, lo
que habría provocado su muerte.

Ese mismo día, la SCT manifestó que algunos de los trabajadores


fallecidos usaban libretas de mar apócrifas; esto significaba que no
habían acreditado los cursos donde se les capacita en las medidas
de seguridad en plataformas o embarcaciones costa afuera, y en los
que se certifica que saben nadar en condiciones extremas, trabajar
en altamar y conducirse en eventuales situaciones de alerta. Los
cursos para obtener la libreta de mar en Ciudad del Carmen tienen
un costo de entre 4 mil y 6 mil pesos, y los ofrecen empresas lo-
cales en “paquete” para las compañías. El documento es expedido
por la Dirección General de Marina Mercante de la SCT.

Tanto Pemex como la SCT y la STPS, se lavaron las manos en el


asunto, calificado por las organizaciones marítimas internacionales
como uno de los siniestros más graves de la industria del petróleo
en el mundo. A Perforadora Central simplemente se le impuso una
sanción administrativa y ninguno de sus contratos fue suspendido;
incluso recibió nuevos contratos. Las autoridades federales deter-
minaron que no procedía la inhabilitación de la compañía, ni aun
cuando el accidente implicara el incumplimiento del contrato No.
421006828, bajo el cual Perforadora Central rentaba a PEP la Usu-
macinta.

De acuerdo con las cláusulas contractuales, PEP debió verificar

60
Sonda de Campeche, paradigma de explotación laboral

previamente la capacidad técnica, avituallamiento e infraestructura


de la plataforma; certificar la capacitación de los oficiales y tripu-
lación que trabajarían en ésta durante el periodo contractual esti-
pulado —del 20 de junio de 2007 al 18 de junio de 2010—, ya que
todos estos conceptos estaban incluidos en la tarifa de renta diaria.

La denominada “comisión independiente” cita, respecto de las cau-


sales de accidente, que: “No se tenía conciencia de que un even-
to meteorológico como el que afrontó la plataforma Usumacinta
pudiera ocasionar que ésta se desplazara tanto con respecto a su
posición original. No se tenían considerados correctamente los
riesgos a los que se encuentran expuestas las plataformas del tipo
de la Usumacinta (MAT-Cantilever) especialmente en situaciones
de inestabilidad potencial de la plataforma.”

Menciona, además, que tampoco “se tienen instrumentos que de-


tecten el movimiento de las plataformas. La capacitación de todo
el personal para reaccionar en forma apropiada y segura en caso
de emergencias no fue la adecuada. No se tuvo el conocimiento
de cómo actuar dentro de los botes salvavidas y de las maniobras
que deben realizarse, ni de cómo sobrevivir en el mar. Los líderes
de los botes no contaban con los conocimientos y la autoridad para
mantener el orden y controlar el pánico”.

Y además, que no se contaba “con el equipo necesario para opera-


ciones de rescate durante un fenómeno meteorológico severo. Los
barcos que asistieron durante el accidente no contaban con el equi-
pamiento y la capacidad de hacer un rescate eficiente por lo que no
era atinado que se acercaran a los botes salvavidas”.

Todos los requerimientos aludidos por la comisión están conside-


rados en el contrato de arrendamiento signado entre Perforadora
Central y PEP —son también requisitos mínimos establecidos en
las normas internacionales de seguridad para trabajos offshore— y

61
Ana Lilia Pérez

tasados por la contratista en la renta que cobraba a PEP, la cual


promediaba 1.5 millones de pesos diarios.

El dictamen se efectuó a un año de ocurrido el siniestro. Un mes


antes de que éste se hiciera oficial, los directivos de Pemex otor-
garon a Perforadora Central dos nuevos contratos por 73 millones
de pesos para el transporte de personal en la Sonda de Campeche.
Además de las plataformas Usumacinta, Grijalva y Tonalá, dicha
compañía arrienda a Pemex los barcos Don Javier, Don Enrique,
Don Fausto, Don Rodrigo y Don Francisco. Los trabajadores en-
trevistados asignados a dichas embarcaciones explican que en éstas
privan condiciones similares a las de la Usumacinta, por lo que
alertan que de no intervenir las autoridades podría ocurrir otro ac-
cidente.

En respuesta al dictamen que exoneró a Pemex de toda responsabi-


lidad en el siniestro de la Usumacinta, trabajadores de la Sonda de
Campeche —tanto de Pemex como de las contratistas— enviaron
un documento a la Presidencia de la República en el que denun-
cian la supuesta complicidad entre un grupo de funcionarios y ex
funcionarios de la paraestatal y Perforadora Central. Entre ellos se-
ñalan a Carlos Morales Gil, director de PEP; Héctor Leyva Torres,
ex subdirector; Javier Hinojosa Puebla, subdirector de la Región
Marina Noreste; Jorge Andrés Pérez Fernández, ex administrador
de Activos; José Guadalupe de la Garza Zaldívar, gerente de Man-
tenimiento Integral, y sus subordinadas la superintendente Martha
Alicia Castañeda y Mireya Juanita Miranda; así como a Javier Viz-
carra Moreno, coordinador de Control Marino.

Todos esos funcionarios avalaron la operación de la Usumacinta a


pesar de sus deficiencias. La misiva enviada al Presidente explica-
ba el sentir del gremio:
“Lic. Felipe de Jesús Calderón Hinojosa Presidente Constitucional
de los Estados Unidos Mexicanos no puede permitir este engaño,

62
Sonda de Campeche, paradigma de explotación laboral

no puede permitir dejarse llevar por un dictamen que no conside-


ra la situación de fondo, perdería credibilidad. Es indignante esta
declaración de culpabilidad con los muertos que no hablan. No se
puede permitir que esta declaración se olvide y pase a la historia
como un caso mas de impunidad, la culpabilidad debe de recaer en
quien dirigió desde el centro de Control Marino desde un escritorio
en tierra en Ciudad del Carmen, el Capitán Javier Vizcarra More-
no Coordinador de Control Marino quien dirigió las operaciones
mientras duro la contingencia de la Plataforma Usumacinta.”

El dictamen oficial, que atribuyó la responsabilidad a los trabaja-


dores fallecidos, mereció el rechazo de las organizaciones demo-
cráticas de defensa de los trabajadores, de las organizaciones de
derechos humanos y de amplios sectores de especialistas en temas
de energéticos. Dicho dictamen no consideró en su conjunto la pro-
blemática de los trabajadores en la Sonda, la cual ha sido reitera-
damente denunciada ante organismos internacionales como la OIT
y la CIDH. De hecho, desde 2004, la CIDH hizo un llamado al
gobierno mexicano para que vigilara e hiciera cumplir la ley a las
compañías que arriendan sus plataformas a Pemex.

Representantes de las organizaciones detallan sus argumentos para


rechazar el informe oficial de la Usumacinta:

“La corrupción de los funcionarios que desde el sexenio pasado


controlan Pemex Exploración y Producción permitió que Perfora-
dora Central violara las leyes laborales, específicamente los artícu-
los 153 A en el capítulo 3 bis., y el artículo 194 de la Ley Federal
del Trabajo, además de los acuerdos, convenios y leyes internacio-
nales en materia de seguridad, en las pérdidas materiales y en el
caso de la plataforma Usumacinta, de pérdidas humanas”. (Enrique
Pacheco Georges, dirigente de la Asociación Sindical de Oficia-
les de Máquinas de la Marina Mercante Nacional e integrante del
Frente Unido de Marinos Mercantes.)

63
Ana Lilia Pérez

“Creíamos que iban a profundizar en las causas, en todo aquello


que compete a la vida de los trabajadores y vemos que lamentable-
mente el dictamen solamente hace un juego sucio a la compañía, le
hace un favor a las autoridades laborales. No es posible que acep-
temos que la responsabilidad del accidente se debió a la misma
actitud de descuido de trabajadores, pero no están contempladas
todas las circunstancias en las cuales laboraban los trabajadores ni
tampoco las acciones y actitudes que la misma empresa tenía para
con sus empleados, es decir, la sobreexplotación de los trabajado-
res mas allá de lo que humanamente es posible”. (Manuel Padrón
Flores.)

En conclusión: se criminalizó a las víctimas acusándolas de irres-


ponsables, sin que se investigaran las causas de fondo. Lo peor es
que la resolución dejó un terrible precedente: ahora las compañías
se libran de su responsabilidad en los accidentes argumentando in-
curia de sus trabajadores.

La responsabiliad de Pemex

Tal como lo denunciaron los trabajadores ante la Presidencia de la


República, la falta de capacitación o las deficiencias en el equipo de
seguridad —determinadas por el dictamen— debieron haber sido
detectadas desde que se supervisó la plataforma, es decir, antes de
que entrara en operaciones, ya que estos servicios los cobraría Per-
foradora Central a PEP.

Para el presente informe se obtuvo el check list que se aplicó a la


plataforma Usumacinta cuatro meses antes del accidente. El docu-
mento revela que el 18 de junio de 2007, cuando los supervisores
enviados por Pemex —Cuauhtémoc Valdez González, Raúl Esca-
reño, Fernando Arturo Pérez Sarabia, Esperanza Flores Cobos, Ri-
cardo Gael León Hernández— revisaron la Usumacinta, no hicie-
ron pruebas básicas de seguridad porque la plataforma carecía del

64
Sonda de Campeche, paradigma de explotación laboral

equipo para ello. El check list indica que no se hicieron las pruebas
al sistema de detección de gas sulfhídrico, gas combustible y de-
tección de humo y fuego “por falta de kit de prueba”. Las pruebas
debían hacerse en las zonas de riesgo: área de máquinas, piso de
perforación, presas y contrapozo, oficinas, comedor, pasillos y área
habitacional.

En cuanto a la supervisión de seguridad, únicamente se verificó


que hubiese lanchas y equipo salvavidas, pero éste no se puso a
prueba ni se visualizó al personal utilizándolo; tampoco se aplicó el
programa de mantenimiento, como correspondía a la verificación.

Si se hubiera seguido la normatividad, desde ese momento los


supervisores de PEP debieron haber detectado si el personal esta-
ba capacitado para efectuar los trabajos asignados así como para
permanecer en las plataformas. También debieron llevarse a cabo
pruebas de eventuales situaciones de emergencia para evaluar la
reacción de los trabajadores. Además, era necesario acreditar las
libretas de mar y la documentación y certificación de los trabajado-
res, lo cual no se hizo. Según el check list, durante la supervisión
Perforadora Central no presentó certificados del paquete básico de
seguridad industrial ni registros de mantenimiento al equipo de se-
guridad.

Para los supervisores de PEP, las deficiencias en la Usumacinta no


eran algo nuevo, la plataforma mostró fallas en los plazos anterio-
res de su arrendamiento. Entre 2001 y 2007 se rentó sin que se le
sometiera a un solo proceso de licitación. El 20 de agosto de 2001
se le otorgó el contrato No. 411001830 —para el periodo del 1 de
enero de 2002 a junio de 2004—, por 33 millones de dólares. Se
contrató siempre por adjudicación directa, lo que significa que no
se certificó su capacidad técnica.

El 21 diciembre de 2004, el director de PEP, Carlos Arnoldo Mo-

65
Ana Lilia Pérez

rales Gil, contrató de nuevo la plataforma por adjudicación directa


mediante el contrato No. 411004817 —para el periodo del 22 de
diciembre de 2004 al 19 de junio de 2005—, por 5 millones de
dólares.

El check list fechado el 20 y 21 de diciembre, asienta que el he-


lipuerto requería correcciones para cumplir las normas mínimas
de seguridad; la iluminación era deficiente y la señalización, in-
correcta; no tenía documentación que avalara los procedimientos
y programas de emergencia; necesitaba mantenimiento tanto en la
infraestructura como en los equipos de seguridad; y la grúa preci-
saba cambiar los cables que sostenían la pluma.

En detrimento de las cláusulas contractuales y de las normas in-


ternacionales, la plataforma no contaba con el equipo mínimo de
seguridad y con estaciones contra incendio certificados por la So-
ciedad de Clasificación ABS o “alguna casa clasificadora pertene-
ciente a la IACS y US Coast Guard”. El check list asienta que, por
ejemplo, ni siquiera tenía extintores, incluso se le dio una prórroga
—hasta al 5 de enero de 2005— para cubrir el requisito. Respecto
a los sistemas de drenaje de aceites y aguas negras, los supervisores
detectaron que “se necesita mejorar el sistema por estar en malas
condiciones, repararse”.

En esa ocasión tampoco se supervisó la documentación de los 60


tripulantes de la plataforma, ni si contaban con uniformes y equipo
especial de trabajo; tampoco se revisó si sabían utilizar los equi-
pos salvavidas ni si estaban capacitados para casos de emergencia.
En la plataforma no había botes salvavidas, chalecos, equipos de
seguridad, ni de primeros auxilios. Los cables de las grúas preci-
saban ser cambiados. También se detectaron fallas en los equipos
de perforación.

El 9 de mayo de 2005, un mes antes de que concluyera el contra-

66
Sonda de Campeche, paradigma de explotación laboral

to, se le adjudicó un nuevo contrato —el No. 411005807— por


31 millones de dólares, para su arrendamiento durante el periodo
del 15 de agosto de 2005 al 14 de agosto de 2007. El check list se
encuentra fechado el 2 y 3 de septiembre de 2005 y registra las
mismas deficiencias que el correspondiente al contrato anterior, lo
que supone que las fallas no se corrigieron, e incluso registraron un
mayor deterioro. El documento indica que la zona del helipuerto no
tenía señaladas las rutas de emergencia ni la ruta de acceso normal;
no se contaba tampoco con el plano de diseño del helipuerto, como
marca la norma aeronáutica.

El contrato estipula que la plataforma debía tener dos grúas tipo


marino. Aunque hacía más de un mes que Perforadora Central fac-
turaba a Pemex la renta del equipo completo, la plataforma sólo
contaba con una grúa. El contrato que PEP asignó y por el cuál le
pagaba 500 mil pesos diarios, establece que todo el mobiliario de-
bía ser nuevo, pero Perforadora Central no cumplía tal condición.

Además, la zona de almacenamiento y líneas de descarga no te-


nía mantenimiento anticorrosivo; el almacén de productos quími-
cos estaba ocupado por materiales y herramientas; no contaba con
planta desaladora de agua; no había separador de aguas aceitosas;
la unidad de equipo de bombeo no presentaba mantenimiento anti-
corrosivo ni mecánico; las válvulas tenían fugas; faltaban tanques
dosificadores de aditivos; y el quemador ecológico presentaba de-
ficiencias.

El mayor deterioro se registraba en la zona habitacional. Según


el contrato, en el área de oficinas debía haber tres de éstas para el
personal de PEP, lo cual también se incumplía. Tampoco tenía el
software ni el hardware facturado a PEP y señalado en el contrato.
Supuestamente, los 31 millones de dólares pagados a Perforado-
ra Central mediante el contrato No. 411005807 cubrían el arren-
damiento de la plataforma hasta el día 14 de agosto de 2007; sin

67
Ana Lilia Pérez

embargo, en junio de ese año PEP le adjudicó el contrato para el


periodo del 20 de junio de 2007 al 18 de junio de 2010. En octubre,
es decir, a tres meses de que la Usumacinta entrara por tercera oca-
sión consecutiva en arrendamiento, ocurrió el accidente.

Contratos por corrupción

Los check list obtenidos para este informe revelan que además de
la Usumacinta, las otras plataformas que Perforadora Central renta
a Pemex —Tonalá y Grijalva— presentaron deficiencias desde que
fueron contratadas, según observaron supervisores de la paraestatal
desde 2004, sin que se rescindiera un solo contrato, todos otorga-
dos por adjudicación directa.

Las anomalías de las plataformas de Perforadora Central fueron


también documentadas por la Secretaría de la Función Pública
(SFP) —el organismo gubernamental que funge como contraloría
para el cumplimiento de la Ley de Adquisiciones, Arrendamientos
y Servicios del Sector Público— y la Ley Federal de Responsabi-
lidades de los Servidores Públicos, las cuales norman las contrata-
ciones con el gobierno federal.

Desde 2004, los contralores de la SFP adscritos a PEP comproba-


ron que Perforadora Central no cumplía las normas de seguridad ni
las de protección ambiental, lo que hace inexplicable la decisión de
contratar sus plataformas sin proceso de licitación de por medio.
En una auditoría realizada en 2004, la entidad de vigilancia del go-
bierno federal determinó que el equipo de seguridad utilizado “por
el cien por ciento” de los trabajadores de Perforadora Central “no
es de calidad ni es seguro”.

La auditoría cita que la causa principal de esta anomalía era “la de-
bilidad en la supervisión efectuada de quien tiene la responsabili-
dad en PEP, para vigilar el cumplimiento a las normas, reglamentos

68
Sonda de Campeche, paradigma de explotación laboral

y condiciones pactadas en los contratos de las empresas contrata-


das”. Como segunda causa reconoce la “falta de compromiso de los
proveedores ante sus trabajadores”. La SFP observaba que “el no
cumplimiento a las normas y procedimientos en materia de seguri-
dad industrial y protección ambiental por parte de los proveedores
ha tenido un efecto negativo, ya que el factor de riesgos e índice de
accidentes es mayor para los trabajadores de las compañías”.

La SFP identificó a Jorge Andrés Pérez Fernández, funcionario de


PEP, como uno de responsables de vigilar que la compañía corri-
giera sus malas prácticas so pena de la rescisión de los contratos.

En un documento, identificado con el número SPC/0429/2004, di-


rigido a los representantes de Perforadora Central, el subgerente
de Perforación por Contrato, Jorge Fernández Villaseñor, les “ex-
horta” a “cumplir las cláusulas de los contratos de arrendamien-
to”. Explica que en cumplimiento a las observaciones del OIC en
PEP, detectó anomalías en la plataforma Grijalva, entre ellas “que
el equipo no es de calidad y no es seguro, se hace un atento exhorto
a sus representadas para que cumplan con las normas, reglamentos
y condiciones pactadas en los contratos, en lo que el equipo de
seguridad de su personal debe ser suficiente, seguro y de buena
calidad”. Pese a todo, ninguno de los contratos fue anulado.

Las deficiencias no eran exclusivas de la Usumacinta, según reve-


lan las actas de supervisión de las plataformas Tonalá y Grijalva.

La Tonalá —arrendada por 78 millones de dólares para el periodo


del 12 de marzo de 2004 al 30 de noviembre de 2007, mediante el
contrato No. 411004800 signado el 31 de diciembre de 2003— se
supervisó el 11 de marzo de 2004. Las actas asientan que el heli-
puerto no tenía ningún tipo de señalización exigida por la norma; el
área médica carecía de tanque de oxigeno; en la zona de operación
no había montacargas; las bombas de seguridad no contaban con

69
Ana Lilia Pérez

sistemas de arranque; el equipo de bombeo no tenía sistema de


mezclado; el equipo de perforación estaba incompleto; y no tenía
instalado el sistema que mide los volúmenes de combustible. Al
igual que la Usumacinta, la Tonalá tampoco contaba con el equipo
de seguridad para cuantificar concentraciones de gas sulfhídrico.

Un día antes de que concluyera el contrato, le fue adjudicado otro


—el No. 421006843, por 205 millones de dólares— también de
manera directa, para prorrogar su arrendamiento del 1 de diciembre
de 2007 al 29 de noviembre de 2010. La plataforma se supervisó el
30 de noviembre de 2007. Se detectó que no tenía mantenimiento
anticorrosivo; en el área del helipuerto no había instrucciones de
seguridad para los pasajeros en las rutas de acceso, carecía de man-
tenimiento y las luces de seguridad eran deficientes; en el sistema
de gas, los tanques estaban corroídos; en la zona habitacional, los
colchones se encontraban en mal estado; el agua potable era ama-
rillenta.

En la plataforma Grijalva se detectaron anomalías similares. Se


arrendó el 3 de junio de 2005 sin licitación pública de por medio
—mediante el contrato No. 411005808, por 7 millones de dóla-
res— para el periodo del 6 de junio al 31 de diciembre de ese año.
Se verificó el 5 de junio y se encontró que la zona habitacional no
tenía el mobiliario inventariado; el instrumental médico estaba en
malas condiciones; el equipo de radiotransmisión y el equipo de
cómputo no estaban completos, tampoco el equipo de perforación.
Respecto al equipo de seguridad, las balsas inflables no estaban en
buenas condiciones. Los detectores de gas sulfhídrico no funcio-
naban.

Dos días antes de que concluyera su plazo contractual, PEP le otor-


gó otro contrato —el No. 411005832, para el periodo del 1 de ene-
ro de 2006 al 31 de diciembre de 2007—, también sin licitación
pública de por medio. El documento de supervisión, fechado el

70
Sonda de Campeche, paradigma de explotación laboral

29 de diciembre de 2005, muestra los hallazgos relacionados con


los sistemas de seguridad: en el helipuerto no estaba instalado el
equipo de combate de incendios; no había herramienta para casos
de accidentes ni equipo de combate de incendio agua-espuma; el
sistema de detección de gas sulfhídrico tenía deficiencias.

En otras plataformas y / o artefactos marítimos que en ese sexenio


rentó a PEP, Perforadora Central flexibilizó las normas de seguri-
dad. Por ejemplo, en el denominado EP 01 —arrendado mediante
el contrato No 411005826, del 15 de julio de 2006 al 26 de sep-
tiembre de 2008—, el helipuerto no tenía equipo de combate de
incendios, de acuerdo con la verificación que efectuada los días 12
y 13 de agosto.

En otras se registraron omisiones de carácter legal. Por ejemplo,


en la Grijalva —rentada para el periodo del 1 de enero de 2008 al
31 de diciembre de 2010, mediante el contrato 421007801— se
detectó la falta de las licencias de software, pese a que su renta
genera a la Perforadora central ingresos por un 1.3 millones de
pesos diarios.

Derechos humanos denostados por Pemex

Aunque el dictamen elaborado por la “comisión independiente”


—pagada con recursos de Pemex— absolvió a la petrolera de toda
responsabilidad en el caso de la Usumacinta, la Comisión Nacional
de Derechos Humanos (CNDH) —organismo encargado de vigi-
lar el respeto a los derechos humanos en territorio mexicano— sí
consideró el grado de responsabilidad de la empresa del Estado y
emitió una recomendación a Pemex y a la Procuraduría General de
la República (PGR). La CNDH intervino en el caso a partir de una
queja presentada por el diputado federal del Partido Convergencia,
Cuauhtémoc Velasco Oliva.

71
Ana Lilia Pérez

La recomendación 14/2009, fue emitida el 24 de febrero de 2009.


En ésta el ombudsman nacional señala que Pemex y la contratista
Perforadora Central violaron los derechos a la vida, a la legalidad,
a la seguridad jurídica y a la integridad física de las personas, ga-
rantizadas por la Constitución Mexicana —y por la Declaración
Universal de los Derechos Humanos—. Se determinó que en la
plataforma siniestrada imperaban condiciones de seguridad que no
garantizaban la integridad física ni la vida de los trabajadores. Las
pesquisas arrojaron que los servidores públicos de Pemex permi-
tieron que la Usumacinta operara sin cumplir las exigencias de las
normas y reglamentos de seguridad. Asimismo, se comprobó que
hubo deficiencias en la capacitación y en el equipo proporcionado
a los empleados, tampoco se contaba con embarcaciones de salva-
mento en las cercanías de la plataforma.

La CNDH determinó que las fallas enunciadas eran responsabili-


dad de Pemex, según su normatividad. En su recomendación pidió
a Pemex no otorgar licitaciones a las empresas que incumplen las
medidas que garantizan más seguridad a los trabajadores de insta-
laciones o estructuras petroleras marinas. Pemex rechazó la reco-
mendación y se empecinó en culpar a los muertos, se eximió a sí
misma y a su contratista, Perforadora Central.

La respuesta de la paraestatal al pronunciamiento de la CNDH con-


firma la opacidad e insensibilidad con la que actúan los funcionarios
de la petrolera mexicana. Las críticas de legisladores y del propio
ombudsman no se hicieron esperar, acusaron a Pemex de actos de
omisión, corrupción, impunidad y negligencia. Sin embargo, éstas
quedaron simplemente como un señalamiento de carácter moral.

La reflexión que defensores de derechos humanos y legisladores


hicieron sobre la conducta de Pemex en este asunto es elocuente:

“Al no revertir la situación de inseguridad que enfrentan los trabaja-

72
Sonda de Campeche, paradigma de explotación laboral

dores, Pemex evade su responsabilidad, encubre a los responsables


y tolera la corrupción, impunidad y negligencia; sobre todo, deja
intactas las condiciones para que se sigan registrando accidentes
fatales. Lamentablemente la Procuraduría General de la República
(PGR) ha sido omisa al no proporcionar a la CNDH los resultados
de sus indagatorias, a pesar de que el Congreso de la Unión se lo
solicitó, ignorando que todas las dependencias del gobierno están
obligadas a cumplir con los derechos humanos”. (Cuauhtémoc Ve-
lasco Oliva, diputado federal del Partido Convergencia.)

“La omisión por parte de Pemex muestra el verdadero panorama


en materia de respeto a los derechos humanos en México, que es
excluyente, omiso e injusto y que agravia, lastima y no restituye,
no rectifica y no reivindica. Este caso en particular, que la CNDH
documentó, en la recomendación respectiva, pero que ha venido
acumulando más datos y referentes empíricos de la forma en que
la falta de mantenimiento, la falta de probidad en el manejo de los
recursos, entre otras cosas, hace de los funcionarios, detrás de esto,
auténticos violadores de la Constitución”. (Alejandro Chanona
Burguete, coordinador del grupo parlamentario de Convergencia.)

“La PGR obstaculizó los trabajos de averiguación sobre el acci-


dente ocurrido en la plataforma Usumacinta. Se ha negado a per-
mitirnos el acceso a la documentación que investiga la responsa-
bilidad de la muerte de 22 trabajadores, los daños a la plataforma
Usumacinta y las lesiones a los demás trabajadores que salvaron
la vida. La CNDH solicitó al director de Pemex los comprobantes
del pago de las indemnizaciones a las familias de los trabajadores
fallecidos, también se recomendó establecer medidas para garanti-
zar la capacitación adecuada del personal de Petróleos Mexicanos
y subcontratados”. (Raúl Plascencia Villanueva, Primer Visitador
de la CNDH.)

“Cuando una autoridad rechaza las recomendaciones de la Comi-

73
Ana Lilia Pérez

sión Nacional de Derechos Humanos y se niega a investigar lo que


se le solicita no contribuye a desterrar la impunidad; por el con-
trario, abre la puerta para que otras incurran en actos abusivos de
poder y esas actitudes obstaculizan y afectan la vigencia plena del
Estado de Derecho”. (José Luis Soberanes Fernández, presidente
de la CNDH.)

Durante la elaboración este informe, los sobrevivientes de la Usu-


macinta revelaron que luego del siniestro Perforadora Central
reubicó a un pequeño grupo y despidió a la mayoría, sin ninguna
ayuda psicológica ni monetaria. Rafael, uno de los sobrevivientes
explicó que a él y a otros trabajadores les dieron 3 meses de “ayuda
psicológica” y 12 mil pesos de indemnización; pero a cambio de
ello, los funcionarios de Pemex y los representantes de Perforadora
Central los obligaron a firmar un documento donde se comprome-
tían, en caso de una demanda, a no involucrar a esa compañía sino
sólo a Pemex.

Habla Manuel, otro de los sobrevivientes:

“Salvo que algunos fuimos transferidos a otras plataformas de la


misma empresa y muchos más despedidos, nada cambió: Perfora-
dora [Central] sigue sin dar mantenimiento a las plataformas, al-
gunas ya están muy deterioradas, oxidadas, no se ha cambiado el
equipo de seguridad y tampoco nos dan capacitación, pero además,
bajaron los sueldos, según que por las pérdidas de la compañía.”

Aunque Manuel es un nadador experto y ha laborado en platafor-


mas petroleras durante dos décadas, sorteando temporales, derra-
mes y acostumbrandose a ver caer a algún compañero, desde aquel
funesto día —hace casi un año—, dice, “ya nada es lo mismo”.
Apenas las olas chocan con las patas de la plataforma o el viento
sopla en vendaval, se atemoriza y desespera por bajar a tierra. “Es
el síndrome del náufrago”, dirá el marinero Juan Carlos Ramírez,

74
Sonda de Campeche, paradigma de explotación laboral

quien sobrevivió al naufragio de un petrolero en las costas de Viet-


nam.

No es para menos. Aquel día, Manuel —empleado de Perforadora


Central desde hace ocho años— perdió tres amigos con quienes tra-
bajó codo a codo en otras plataformas para diferentes compañías.
El 23 de octubre lo rozó la muerte, pudo olerla, sintió su aliento,
“un tufo ácido, rancio”, describe. Gritos, llanto, angustia, miedo,
desolación…, rememora; “pero la virgen del Carmen, nuestra santa
patrona, quiso que no me tocara”, se consuela.

Los trabajadores despedidos sin liquidación tocaron inútilmente


las puertas de la empresa tanto en Ciudad del Carmen como en la
Ciudad de México, sede del consorcio. Ni siquiera cruzaron el um-
bral. Ninguna autoridad les brindó su apoyo. Quizá lo más grave
es que a un año de ocurrido el siniestro ni Perforadora Central ni el
resto de las contratistas han mejorado sus condiciones de seguridad
y las consecuencias no se hicieron esperar. Así lo demuestran los
accidentes que sucedieron al de la Usumacinta:

•• El 5 de noviembre de 2007, en la plataforma Sihil-A perdió la vida


Gonzalo Roque López, trabajador de Pemex, quien 13 años antes
había ingresado a la petrolera como cabo especialista de trabajos
generales de perforación. Cuando realizaba trabajos de recepción
de la tubería de revestimiento del barco Pacific 18 en el patio de
maniobras, Roque López resbaló y quedó tendido sobre una de las
camas de tuberías. Falleció instantáneamente.

•• El 4 de agosto de 2008 se registró un conato de incendio en el área


habitacional de la plataforma Usumacinta.

•• El 6 de septiembre, se reportó que una lancha de Saam Remolques


S.A. de C.V. transportaba personal de manera inadecuada y ries-
gosa. La capitanía comprobó que estaba sobrecargada y fuera del

75
puerto.

•• El 17 de octubre, en el Complejo Abkatun-N1, Darwin Jiménez,


trabajador de la empresa Servicios Marítimos de Campeche, cayó
al mar. Su cuerpo no fue rescatado.

•• El 7 de noviembre tuvo lugar un accidente entre dos embarcacio-


nes de la empresa Saam Remolques S.A. de C.V. El incidente ocu-
rrió cuando se efectuaban maniobras de cambio del remolcador
Saam Jarocho por el Saam Chichimeca. Entonces hubo un tirón
del cabo de remolque que se empropeló y golpeó a dos marineros
que se estaban en la cubierta del remolcador Saam Chichimeca.
Los trabajadores Aldo Cisneros Ramírez y Artemio Arias Rodrí-
guez, fueron heridos por el cabo del remolque.

•• El 12 de diciembre, el buque tanque Chang Hang Xian —arren-


dado por Pemex para suministrar hidrocarburos a la Península de
Yucatán— reportó un conato de incendio en la primera cubierta de
la casetería de la embarcación.

•• El 12 de diciembre, dos trabajadores de la empresa Servicios Marí-


timos de Campeche murieron por intoxicación de gas, en el barco
Bucanero.

•• El 5 de febrero de 2009, la Plataforma Semisumergible (PSS) Safe


Lancia, propiedad de la empresa ProSafe y arrendada a Pemex por
la compañía Cotemar S.A de C.V., registró una inclinación por una
vía de agua en los tanques de lastre. En ella yacían 198 trabajado-
res.

•• El 20 de marzo, en la plataforma UECH-TB, perteneciente al


Activo Integral Litoral de Tabasco de la Región Marina Suroeste
(RMSO) se registró una fuga. Esto provocó que debieran cerrarse
los pozos Uech-32 y Uech-34, que son parte de esta instalación.

76
VI
Un mal tiempo perenne en Cantarell

O
tro foco rojo en materia laboral es la situación de los tra-
bajadores de las navieras que rentan sus barcos a Pemex
en la Sonda de Campeche para servicios marinos, trabajos
de exploración, perforación, construcción de obra, mantenimiento,
transporte de personal o transporte de hidrocarburos.

Las condiciones de abuso a sus derechos y de precarización laboral


que enfrentan los trabajadores de las embarcaciones que operan en
la Sonda de Campeche están íntimamente ligadas a la situación de
la marina mercante en el país, ya que Pemex —la industria del gas
y del petróleo— es la principal arrendataria de barcos.

De manera contraria a la tendencia de otros países a fortalecer su


marina interna reservando el cabotaje a los barcos con bandera
nacional, en México los directivos de Pemex han privilegiado la
contratación de barcos extranjeros con banderas de conveniencia,
a los cuales la Coordinación General de Puertos y Marina Mercan-
te —área de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes— les
ha permitido operar con los denominados “permisos especiales de
navegación”.

La excepción, que de pronto se volvió regla, de otorgar permisos


especiales a los navieros en vez de obligarlos a abanderarse con
el pabellón del país donde operan, debilitó a la marina mercante
mexicana. El efecto se vive actualmente en la Sonda de Campe-
che.

Para comprender la magnitud del problema es importante resaltar


la privilegiada ubicación geográfica de México: se encuentra entre
los dos océanos más grandes del mundo —el Pacífico y el Atlánti-

77
Ana Lilia Pérez

co— y posee un Sistema Portuario Nacional que se cuenta entre los


más importantes a nivel internacional —16 puertos de altura y 10
mil kilómetros de litorales—. No obstante, esta situación ha sido
desaprovechada por las recientes administraciones en el gobierno.

El desmantelamiento de la marina mercante mexicana inició cuan-


do el gobierno de México permitió que Transportación Marítima
Mexicana (TMM) —que durante tres décadas recibió subsidios
gubernamentales— entregara el 67.73% de sus acciones a la Ame-
ricana Ships, filial de la CP Ships, y vendió sus terminales de carga
para transporte de petróleo ubicadas en Coatzacoalcos, Manzanillo
y Aguascalientes a la compañía holandesa Royal Vopak. A partir de
entonces “Vicente Fox dio el tiro de gracia a la marina mercante”,
explica el especialista en Derecho Mercante, José Eusebio Salgado
Salgado.

En efecto, en el sexenio del presidente Vicente Fox se aceleró el


desabanderamiento de embarcaciones mexicanas por pabellones
de conveniencia para evadir impuestos y las obligaciones laborales
que señala la Ley Federal del Trabajo. Esto significa la fuga de di-
visas y la reducción de las opciones de trabajo para los trabajadores
del sector.

Cuando inició el gobierno de Fox, la marina mercante contaba con


109 barcos que manejaban un millón cien mil toneladas de regis-
tro bruto. Al finalizar el sexenio había 89 barcos con 783 mil 305
toneladas de registro bruto, apenas el 0.1 por ciento de la Marina
Mercante Mundial. Esto contrasta con países como Brasil, Chile
o Venezuela, los cuales, tras impulsar sus marinas con políticas
nacionalistas, lograron ganancias de millones de dólares. A Vene-
zuela, por ejemplo, tan solo por fletes —de su propia venta de pe-
tróleo— obtiene una derrama anual de 800 millones de dólares.

Durante ese mismo periodo de gobierno, la SCT inició el desman-

78
Sonda de Campeche, paradigma de explotación laboral

telamiento de algunos bienes primordiales de la marina mercante,


como el buque escuela Náuticas México que era manejado por el
Fideicomiso de Formación y Capacitación para Personal de la Ma-
rina Mercante. La SCT lo vendió como chatarra.

Las Administraciones Portuarias Integrales (API) vendieron los


barcos remolcadores, que tenían en su poder, a la empresa chilena
Saam Remolques y a la española Grupo Boluda argumentando que
no eran rentables. Esos mismos remolques son ahora arrendados
por ambas empresas a Pemex y a las propias API.

El panorama marítimo mexicano se refleja en el reducido padrón


de navieros registrados ante la Cámara Mexicana de la Industria
del Transporte Marítimo (Cameintram): 28 empresas armadoras y
10 operadoras, incluida PMI, el brazo internacional de comerciali-
zación de Pemex.

Actualmente son once los países que ofrecen a los navieros el uso
de su pabellón de conveniencia: Antigua y Barbuda, Bahamas, Chi-
pre, Filipinas, Hong Kong, Islas Marshall, Liberia, Malta, Panamá,
San Vicente, Singapur. Ninguno exige requisitos legales, basta que
se pague la cuota. Con ello se promueve la competencia desleal con
las otras marinas del mundo, lo cual es un reclamo constante de los
trabajadores del sector marítimo.

Las navieras mexicanas recurren a las banderas de conveniencia de


Liberia, Panamá, Bahamas y Vanuatu. Los armadores estiman que
es 300 veces más caro utilizar una bandera mexicana —se paga el
1.8 de valor del activo— que una de conveniencia cuyo costo osci-
la en los 60 mil dólares al año.

Además de que evita obligaciones fiscales, laborales y ambienta-


les, no existe supervisor del pabellón de uso que verifique las con-
diciones de la embarcación y la forma en que ésta trabaja, como

79
Ana Lilia Pérez

lo exige la ley. Los armadores argumentan que no es la falta de


nacionalismo sino la ausencia de incentivos fiscales del gobierno
federal, los onerosos impuestos y sobre todo las ventajas que el
gobierno de México brinda a los extranjeros, lo que los obliga a
utilizar banderas extranjeras.

Con ese tipo de prácticas no se generan divisas ni fuentes de em-


pleo porque las navieras montan una oficina con una sola persona
que atienda los teléfonos y manejan sus movimientos financieros
por medio de bancos en Suiza o Islas Caimán. Son lo que en Méxi-
co se conoce como “empresas de saliva”.

Entre las empresas mexicanas que emplean este tipo de prácticas


se encuentran: Naviera del Pacífico, Cotemar, Arrendadora Ocean
Mexicana, Naviera Mexicana del Sureste, Oceanografía —socia de
Otto Candies LLC en México—, Náutica Saltamar —representante
en México de Tidewater Inc., el operador más grande de buques
abastecedores costa afuera del mundo—, Stolt-Nielsen Transporta-
tion Group Ltd., Empresa Marítima del Sureste S.A. de C.V., Saam
Remolques S.A. y Boluda Internacional S.A.

Para los servicios contratados por Pemex las navieras “coyotean”


también barcos con las empresas The Great Eastern Shipping Co.
Ltd., Tankschiffahrts GmbH & Co., Golden Seabird Maritime Inc.,
Ocean Marine Maritime Ltd., lo que está prohibido por la Consti-
tución y por la Ley de Arrendamiento, Adquisiciones y Servicios
del Sector Público.

En los últimos años, las organizaciones del sector marítimo mer-


cante adheridos a la Asociación Sindical de Máquinas de Marina
Mercante Nacional, al Colegio de Marinos de Veracruz, al Frente
Unido de Marinos Mercantes y a la Orden de Capitanes y Pilotos
Navales, han señalado la imperiosa necesidad de que México am-
plíe su flota a fin de que se preserven sus fuentes de empleo, se

80
Sonda de Campeche, paradigma de explotación laboral

reactive la economía en ese sector y se estimule la captación de


divisas.

Como consecuencia de los más de 13 tratados internacionales de


comercio que México ha suscrito —vigentes todos—, el traslado
de la mayoría de las mercancías continúa haciéndose vía maríti-
ma. De acuerdo con datos de la Coordinación de Puertos y Marina
Mercante, el 58% del transporte de carga del comercio exterior de
México se efectúa vía marítima, el 29.4% se hace por carretera y el
12.5% vía ferroviaria.

México mueve por barco 75% de sus envíos a Centroamérica; 99%


de los envíos a Sudamérica, Europa, Asia y Oceanía se hace por
barco; así como el 100% de lo que se envía a África.

La marina mercante de Pemex, que llegó a ser una de las prin-


cipales de América Latina, prácticamente está desmantelada. Los
últimos navíos yacen fondeados en el puerto de Salina Cruz; una
que otra embarcación que ya superó su vida útil aún navega. Casi
la totalidad de los barcos que hace cabotaje a Pemex son privados.
A diferencia de países como Japón, Corea, China, Brasil o Estados
Unidos de América, México depende de las compañías navieras
extranjeras para su cabotaje, además de la absoluta dependencia
para el comercio exterior. Los recursos que se pierden anualmente
por éste concepto es desconocido, pero las organizaciones sindica-
les del sector lo estiman en unos doce mil millones de dólares.

Para los envíos a cualquier destino internacional, 50% de las expor-


taciones se hace a través de puertos estadounidenses como Nueva
Orleáns, Houston, Galveston, Freeport, Corpus Christi y Browns-
ville.

De acuerdo con datos de la Coordinación de Puertos y Marina Mer-


cante, 61.9% de la carga que maneja México corresponde a Pemex,

81
Ana Lilia Pérez

cabotaje requerido por las subsidiarias Pemex Exploración y Pro-


ducción —en la Sonda de Campeche—, Pemex Refinación —en el
Pacífico en los puertos de Salina Cruz, Lázaro Cárdenas, Mazatlán,
Topolobampo, Rosarito, y en el Golfo en Tampico, Tuxpan, Vera-
cruz y Progreso— y por la filial Comercio Internacional PMI Trade
Limited, la cual maneja los volúmenes más altos, por sus envíos de
petróleo crudo de México a EUA y la importación de gasolinas de
EUA a México.

En Pemex Refinación el servicio lo prestan las empresas Arrenda-


dora Ocean Mexicana, Naviera Mexicana del Sureste y Naviera del
Pacifico (Grupo TMM). En PEP operan Oceanografía —socia de
Otto Candies LLC en México—, Náutica Saltamar —representante
de Tidewater Inc. en México—, Consultoría y Servicios Petroleros,
Naviera Integral, Naviera Tamaulipas, Seamar México, Eddison
Chuest México S. de R.L. de C.V., y Cotemar.

La mayoría de las empresas mexicanas que presta servicios a Pe-


mex no son propietarias de las embarcaciones sino intermediarias
que rentan buques a compañías extranjeras.

Igual que ocurre en las plataformas, las navieras que en el resto


del mundo cumplen las normas de seguridad que exige la industria
petrolera, en la Sonda de Campeche flexibilizan tales condiciones.

Uno caso es el de Tidewater, que en maneja cerca de 30 embarca-


ciones, entre remolcadores y abastecedores, para la paraestatal. La
compañía provee naves de suministro y servicios de ayuda marina
a la industria energética costa afuera. También ofrece asistencia a
varias fases de las operaciones de exploración, desarrollo y pro-
ducción petrolera, incluido el remolque y manejo de torres de per-
foración y equipos móviles, además del transporte de suministros
y personal.

82
Sonda de Campeche, paradigma de explotación laboral

Tidewater trabaja principalmente en el Golfo Pérsico y el Mar


Caspio, así como en Australia, Brasil, Egipto, India, Indonesia,
Malasia, Trinidad, Venezuela y el oeste de África. Sin embargo,
las condiciones que ofrece en esos países distan mucho de las que
mantiene en el Golfo de México.

Los inspectores de la ITF en México han visitado los barcos de


Tidewater asignados a la Sonda de Campeche. Durante sus visitas
han detectado que la tripulación no cuenta con sus contratos indivi-
duales de trabajo y que los barcos no están en óptimas condiciones.
La tripulación denunció atrasos en los pagos y deficientes condi-
ciones de salubridad y seguridad.

Los representantes de ITF en México han identificado a las empre-


sas navieras que mantienen las peores prácticas en materia laboral
y que registran el mayor número de quejas de los trabajadores acer-
ca de supuestas violaciones a sus derechos humanos: Tide Water,
Protexa, Oceanografía, Cotemar y Díavaz. Todas ellas alquilan sus
barcos principalmente para servicios de transporte de personal y
equipo; mantenimiento en plataformas y pozos, acondicionamiento
y recuperación de fluidos durante la perforación, terminación y re-
paración con apoyo de barcos procesadores; y actividades de buceo
y geofísica. En el caso de Cotemar, ésta abastece de alimentos al
personal de plataformas e instalaciones petroleras en la Sonda de
Campeche.

Varias navieras utilizan distintas figuras empresariales para evadir


su responsabilidad laboral: subsidiarias, contrataciones vía outsour-
cing y, desde hace unos años, la figura de sociedades cooperativas
para evadir impuestos y eludir sus obligaciones patronales con sus
supuestos “socios”, es decir, los trabajadores. En la supuesta coo-
perativa a cada trabajador se le hace creer que es “socio” de la
empresa, y como tal no tiene derecho a presentar demanda alguna
en su contra.

83
“Nos han reportado la utilización de pseudo cooperativas para la-
borar a bordo de embarcaciones, lo cual no solo es un fraude, es
un atentado contra la seguridad. Esas personas serían obligadas a
firmar hojas en blanco para entrar en la cooperativa y otras que son
usadas para renunciar a las mismas. Como son una falsa cooperati-
va, ellos mismos son responsables por la ausencia de certificación,
si hay accidentes o muertes ellos mismos serán responsables, toda
vez que ellos son los dueños de su propio trabajo. Adicionalmente
las empresas evitan el pago de las prestaciones sociales, ‘legalizan’
el fraude a la seguridad social y a la Secretaría de Hacienda.”

“Esto demuestra la calidad moral de las empresas que cometen es-


tos fraudes (sabiendo que tales cooperativas no existen mas que en
papel), pero además da una clara idea de la corrupción de la Se-
cretaría del Trabajo y Previsión Social, el IMSS y el INFONAVIT,
que no cuestionan, no preguntan y mucho menos inspeccionan o
supervisan, solamente validan algo que es evidentemente ilegal”,
denuncia el Capitán Ysmael García Muñoz, Secretario General de
la Orden de Capitanes y Pilotos Navales de la Republica Mexicana,
similares y conexos.

También se ha detectado que las navieras no cumplen las normas


de seguridad ni las leyes mexicanas —como la Ley Federal de Tra-
bajo, Ley del Seguro Social, la Ley de Navegación y Comercio
Marítimo— a las que deben sujetarse al trabajar en territorio na-
cional; tampoco cumplen con los acuerdos internacionales en la
materia. En general, ejercen un “Dumping Social”.

84
VII
Dumping oficial

L
a desatención del gobierno mexicano disfrazada de “flexi-
bilización laboral” ha deteriorado peligrosamente las con-
diciones de trabajo en la industria del gas y del petróleo.
Así como se dejaron de aplicar las normas mínimas de seguridad e
higiene, veladamente las compañías hicieron a un lado sus obliga-
ciones patronales.

Para abaratar sus costos e incrementar sus ganancias, los contra-


tistas y subcontratistas de Pemex ejercen un “dumping social” a
expensas de la integridad de sus trabajadores. Ello ocurre particu-
larmente con los trabajadores de embarcaciones y plataformas, que
no están contratados con las compañías matriz sino mediante una
doble o triple subcontratación.

La proliferación que en la región han tenido las banderas de con-


veniencia —con todo lo que ello implica— han disminuido las
oportunidades de empleo para los trabajadores y la proliferación
de trabajadores offshore no domiciliados, marinos de otras nacio-
nalidades que ingresan a trabaja a nuestro país sin cumplir con los
requisitos legales sustrayéndoles a los mexicanos sus fuentes de
empleo.

Otras embarcaciones con banderas como la estadounidense, que


también operan en la Sonda, evitan contratar a mexicanos, a me-
nos que sea en condiciones muy inferiores que las suyas y siempre
en posiciones de menor rango o subalternos. En contraste, en Es-
tados Unidos de Norteamérica, no se permite que embarcaciones
extranjeras efectúen navegación de cabotaje en sus aguas (legisla-
ción denominada John’s Act), ni que operen en sus zonas petroleras

85
Ana Lilia Pérez

marítimas embarcaciones que no sean de bandera estadunidense.


Cabría entones preguntarle a las autoridades mexicanas ¿Porqué se
viola la ley en México, toda vez que la misma establece la posibi-
lidad de otorgar permisos especiales de navegación cuando existan
condiciones de reciprocidad y equivalencia?

Las autoridades mexicanas emiten permisos especiales para operar


en México al margen de las obligaciones legales y sin considerar
los convenios internacionales de la OIT y la OMI. Tampoco efec-
túan las inspecciones a esas embarcaciones, como Estado rector
del puerto, conforme a lo estipulado en el Convenio de Viña del
Mar.

Algunas de las empresas que operan con “permisos especiales” de


la SCT, asociadas con navieras extranjeras son:

•• Condux: opera los barcos de Secunda Global Marine Inc., An-


chor Marine Transportation Limited, Tidewater Marine Servi-
ces Inc., Dredgind Internacional de México, SA de CV., South
East Asia Marine Engineering and Construction Ltd., Proyectos
Marítimos Costafuera SA de CV., Seabulk Towing Inc., Sealion
Shoppping Ltd.

•• Demar Instaladora y Constructora: opera los barcos de North


Bank Towing Corp, y de Faraglioni Ltd.

•• Constructora Subacutática Diavaz: opera los barcos de Deep


Ocean Shipping, Sealion Shipping Ltd., Fugro Geoservices Inc.,
Global Enterprises LLC., Tidewater.

•• Edison Chouest Offshores México S. de RL. De CV: opera los


barcos de Chouest Offshore Services LLC., y United Marine
Holdings LLC.

86
Sonda de Campeche, paradigma de explotación laboral

•• Naviflet SA de CV: opera los barcos de Foss Maritime Company


y Seacape Shipping & Trading LLC.

•• Parket Drilling de México S de RL de CV: opera los barcos de


Parker Drillling Offshores USA.

•• Tidewater: opera los barcos de Tidewater Marine LLC y Halli-


burton Energy Services Inc.

•• Arrendadora Ocean Mexicana: los de Farstad Shipping LTD, y


Boa Offshore.

•• Cotemar: los de Ocean Oil Construction and Services LTD., y


Tidewater.

•• Astilleros Bender: los de Astilleros Bender Shpbuilding &Re-


pair Co.

•• Policyd SA de CV: los de Breeze Gas Shipping y Transgas Shi-


pping Line.

•• Transportación Marítima Mexicana: Seacor Marine Inc., Ever-


blancks Towage.

•• Naviera Petrolera Integral: Hornbeck Offshore Contractors Inc.

•• Hoc Offshore, S. de RL de CV: Horizont Offshore Contractors


Inc., North Bank Towing Corp.

•• Construcciones Integrales del Carmen: Ocean Mexicana.

•• Mammoet Salvage BV: Donjon Marine Co.

•• Parker Drilling de México, S de R.L de CV: Baltc Offshores

87
Ana Lilia Pérez

LTD., Smith Marine Towing Corp.

•• Naviera Armamex: Strong Vessels Operators.

•• Coastal Trading de México: Fugro-Geoteam As, y Hornbeck


Offshores Internacional.

•• Grupo Naviero Kano, SA: Western Geco.

•• Perforadora Industrial de Oriente: Coremar SA.

•• Coastal Trading de México: Hornbeck Offshore Internacional.

•• Mantenimiento Express Marítimo: Seacor Maribe.

•• Oceanografía: Adams Arrow Limited, Adams Nomad Uk, Se-


cunda Global Internacional, United Tugs.

•• Goimar: Pacific Richfield Marine, Perforadora Industrial de


Oriente.

•• Global Marine Systems: DYVI Cable Ship.

•• Nabors: Sea Mar Division of Pool Well Services.

•• Marítima de Ecología: Secunda Marine Services.

•• Naviera Armamex: Strong Vessels Operators.

•• Bergesen Worldwide Limited: Aker Marine Contractors.

•• Aker Marine Contractors: Dolphin Marine International, Fair-


mount Marine.

88
Sonda de Campeche, paradigma de explotación laboral

•• Halliburton: Coastal Trading.

En octubre de 2007, congresistas mexicanos —de la Cámara de Di-


putados y de la Cámara de Senadores— fueron acompañados por
los representantes de la ITF en México a una visita en la Sonda de
Campeche. Los hechos registrados durante la visita al barco Caba-
llo Lipizano ejemplifican la situación en las embarcaciones:

Construido hace diez años, Caballo Lipizano es una de las


embarcaciones más nuevas que Oceanografía renta a Pe-
mex, aunque el deterioro de la embarcación era eviden-
te: no había mallas de seguridad, chalecos salvavidas y el
equipo contra incendio estaba averiado.

Bajo el sol inclemente de la isla del Carmen, puerta a la


Sonda de Campeche, la palomilla del Lipizano, una vein-
tena de hombres enfundados en overoles de gabardina color
naranja, miraban desconcertados a los visitantes. Ninguno
usaba casco, guantes, botas ni goggles; en fin, todos los
implementos a cuyo uso obligan las normas de seguridad
establecidas por Pemex, y que en las áreas de operación
que controlan las contratistas son letra muerta.

Detrás de la pujante imagen de la naviera se escondía un


lamentable escenario de explotación, abuso y corrupción.
Los tripulantes del barco remolcador se percibían incier-
tos. Enrique Lozano, inspector de la ITF, explicó a los
legisladores que muchos de ellos habían denunciado las
irregularidades de la naviera, pero frente a sus directivos
tenían que reprimir sus reclamos.

—Aquí todo está en orden señores diputados— decía Her-


milo Escobedo Obrador, el directivo de Oceanografía.

89
Ana Lilia Pérez

—Venimos del Congreso de la Unión, queremos observar


cuáles son las condiciones en las que labora el personal.
Recurrentemente hemos escuchado que no se aplica la Ley
Federal del Trabajo y queremos determinar las anoma-
lías— explicaba el diputado Peyrot, experto en normas y
seguridad marítima, y secretario de la Comisión de Marina
de la Cámara de Diputados.

El capitán del barco, que no proporcionó su nombre, con-


firmó que la tripulación trabaja 28 días por 14 de descanso;
es decir, el doble de la jornada que indica la ley.

—¿Nos puede enseñar su contrato individual de contrata-


ción y su alta del IMSS?— le solicitó el legislador.

—No, no la tengo ahorita.

—¿El contrato colectivo?

—No, no lo tengo.

—¿Usted qué grado tiene? — se dirigió a otro trabajador.

—Primer oficial.

—¿Usted es primer oficial de cubierta?

—Así es.
—¿Tiene su hoja del alta del IMSS?

—Lo tengo pero no sé si lo traiga.

—¿Su contrato?

90
Sonda de Campeche, paradigma de explotación laboral

—No lo tengo.

El diputado escrutaba, los trabajadores dudaban, mientras


un grupo de guardaespaldas de los directivos de la empresa
franqueaban las esquinas de la embarcación.

El diputado Peyrot se dirigió a un jovencito, originario de


Comalcalco, que decía tener dos años como marinero de
Oceanografía. Para esa fecha aún no estaba dado de alta
en el IMSS.

—¿Tienes contrato? — lo interrogó el legislador.

El jovencito asintió, dio vuelta hacia los camarotes en bus-


ca del documento que minutos más tarde presentaría, que
no era más que una hoja blanca impresa en computadora,
sin sello alguno, con la razón social Transportes Navieros
y Terrestres.

Fausto Arellano, especialista en seguridad marítima le pi-


dió al capitán del barco que exhibiera el contrato colectivo
de trabajo de la embarcación, como obliga la ley y las nor-
mas marítimas internacionales. No existía. El oficial mari-
no se justificaba, decía que él si lo firmó pero la empresa
no le dio copia. Ningún tripulante tenía tampoco contrato
individual.

—Capitán, usted debería tener abordo ese contrato, es la


norma— reprimió Peyrot.

—¿Y cómo está toda la palomilla? — espetó Fausto Are-


llano.

—Todos estamos igual— susurró una voz anónima.

91
Ana Lilia Pérez

—Capitán, muéstrenos sus altas del seguro social— pidió


Peyrot. El capitán duda, con la mirada busca alguna res-
puesta del directivo de Oceanografía.

—¿Usted tiene o no su contrato o su acta del seguro so-


cial?— increpó el diputado Cuauhtémoc Velasco.

—No, no tengo.

—¿Usted?

—¿Usted?

—¿Y usted? Su recibo de pago, ¿me lo puede mostrar?

Otro marino entrega al diputado un pase de abordar, “me


dijeron que este es mi contrato”, decía ingenuo.

—¿Sabes cuáles son tus obligaciones?

—Si.

—¿Las tienes por escrito?

—No.

—Pero firmaste tu contrato.

—Sí, éste es el que firmé allá en la oficina— decía otro


marinero y exhibía otra hoja donde únicamente aparecía la
razón social de TNT el sueldo mensual.

—Pero ¿cómo sabes cuáles son tus obligaciones?— pre-


guntó Peyrot y le expuso: —Tú estas cobrando un salario

92
Sonda de Campeche, paradigma de explotación laboral

por las responsabilidades que tú firmaste que vas a hacer,


pero no sabes cuáles son, no las tienes por escrito.

—No, no.

—Capitán, ¿tiene algún reglamento?

—No, no tenemos.

El inspector Fausto Arellano explicó que de acuerdo con la


Ley Federal del Trabajo y la Ley Marítima, a bordo de la
embarcación “debe haber un contrato donde la gente tenga
posibilidad de ver bajo qué términos están contratados y
en qué momento pueden están violando sus garantías in-
dividuales”.

—Aquí todo está ilegal— increpó Honorio Galván, inspec-


tor en México de la ITF, y el diputado Peyrot hizo extensi-
vo el comentario al directivo de Oceanografía.

—Precisamente, ingeniero, hemos escuchado muchas in-


conformidades, muchas quejas por parte de los trabajado-
res que cuando ocurre un accidente ellos están desprote-
gidos, no saben a quién van a reclamar. La mayoría de su
tripulación está manifestando que no tienen sus contratos.

—Todo nuestro personal esta afiliado en el seguro social,


pero en los accidentes que se han llegado a registrar noso-
tros automáticamente los ponemos en clínicas particulares,
en las clínicas de la ciudad— respondió Hermilo Escobe-
do.

El inspector de la ITF lo enfrentó:

93
Ana Lilia Pérez

—En todos estos años, Oceanografía ha trabajado al mar-


gen de la ley. Desde hace 4 años, las organizaciones repre-
sentantes de los trabajadores marítimos hemos pedido que
la empresa cumpla la ley, que respete a los trabajadores,
y siempre hemos encontrado un no absoluto al estableci-
miento de un mecanismo que pueda brindar un contrato
colectivo a la gente de abordo. ¿Cuál es el miedo que tiene
la compañía de acercarse para establecer un contrato co-
lectivo que proteja las garantías individuales de los traba-
jadores?

—¡Si hubiera miedo no estaría yo aquí dando la cara!— se


exasperó Escobedo —¡Todos nuestros trabajadores tienen
contrato!

—Pues yo le hice la pregunta y nadie tiene, ni el capitán


tiene, dice que firma uno, pero no le dan copia, la ley dice
que debe tener una copia a bordo— intervino el diputado
Peyrot.

—Eso lo regularizamos en cualquier momento, que nos la


pidan los trabajadores— aceptó el directivo de la empresa
en tono de resignación.

—Pues más que pedirla, yo le agradecería que, a partir de


esta visita, nos gustaría que usted dé las instrucciones para
que tanto los trabajadores que estén abordo como en tierra
tengan copia de su contrato y de su alta en el IMSS. Co-
menzando a resolver esas pequeñas salvedades. El contra-
to debe ser llevado ante la Junta, sellado, subido abordo,
como marca la ley.

Venciendo el miedo a perder el empleo, o a que los inclu-


yeran en las listas negras que estila la naviera, poco a poco

94
Sonda de Campeche, paradigma de explotación laboral

las voces de la tripulación comenzaron a escucharse. Un


marinero se acercó al diputado Cuauhtémoc Velasco y le
mostró un documento correspondiente a su último salario
pagado.

—¿Cuándo te pagaron esto?— preguntó el legislador.

El marinero responde que hace dos días que cobró el sa-


lario.

—Le dije que nosotros si pagamos— defendió Escobedo.

Pero el recibo, expedido también por TNT corresponde al


día 14 del mes de julio.

—Esto confirma lo que nos han reportado los trabajadores,


que pagan de forma muy atrasada, mire, es de hace cuatro
meses— reprendió el legislador.

La revisión continuó: nadie usaba equipo mínimo de segu-


ridad, incluso el capitán no usaba casco, guantes, ni botas
de seguridad, sino unos viejos zapatos de vestir.

—¡Usted debería poner el ejemplo, capitán! ¿Dónde están


sus botas?— reprobó Marco Antonio Peyrot. Tímido, el
capitán justificó, que con las botas se resbala. Desesperado
argumento porque, precisamente, las botas que por norma
de seguridad deben usarse en los barcos o instalaciones pe-
troleras tienen suela antiderrapante.

Las arrugas profundas que surcaban lo largo y ancho de su


rostro evidenciaban que Jorge era el anciano de la palomi-
lla, emigrante que había dedicado más de la mitad de sus
60 años al sueño del oro negro, que nunca le dio más que

95
Ana Lilia Pérez

un salario mínimo, los alimentos del día, una cama com-


partida y la insalubre barraca en la zona de La Manigua
—una de las más precarias de la Isla del Carmen— para los
días que desembarcaba.

El viejo enfundaba su grueso cuerpo en un overol raído,


con el cierre descompuesto y las mangas deshilachadas,
por las que asomaban los cenizos brazos y las gruesas y
callosas manos, tatuadas de profundas cicatrices labradas
por trabajar en las plataformas con la piel desnuda.

—¿Este es su uniforme?— preguntó el diputado Peyrot al


marinero de la desgarbada imagen que a cuestas cargaba
sobrados años de trabajo forzado.

—El más nuevo— decía en una risita tímida, abruptamente


cortada cuando, iracundo, el capitán lo reprimió.

—Dile Jorge, dile que sí tienes uniforme, que la empresa


nos lo da, pero que te da flojera ir por él.

El viejo lo miraba sorprendido.

—¿Tiene casco?— insistía el diputado. El viejo agachaba


la cabeza.

—¿Y porqué no lo trae? Imagínese que se le cae una válvu-


la en la cabeza, ¿ya estaría de Dios?

El directivo de Oceanografía aseguraba que la naviera pro-


porciona a sus trabajadores overoles, botas, casco, “pero
esta gente ya ve como es, luego hasta venden las botas”,
decía con desprecio.

96
Sonda de Campeche, paradigma de explotación laboral

—No me diga, ingeniero, que los trabajadores prefieren


traer esta ropa deshecha porque no quieren ir por los uni-
formes— comentó el diputado Cuauhtémoc Velasco, aun-
que la Ley Federal del Trabajo señala que si el trabajador
no cumple con las normas de seguridad, no puede trabajar;
de lo contrario la falta es imputable al patrón.

—Ya ve como son— decía el funcionario de la naviera.

—Creo que su tripulación requiere de su equipo de segu-


ridad, el overol, es por ley, y las normas de seguridad de
Pemex son estrictas— explicaba el diputado Peyrot.

—¡Ven acá, Jorge!— insiste el capitán al viejo —¿No con


tu pase de abordar puedes ir a la compañía por un overol
nuevo?— pero el viejo continúa con su cabeza gacha y las
palabras reprimidas. El capitán le apretaba el hombro para
presionarlo: —¿Y no es cierto que no vas porque te da flo-
jera? ¿Verdad que allí te dan tus uniformes?

—Y dile al diputado que no les damos botas porque luego


las venden— intervenía el patrón Escobedo. Pero el viejo
seguía con la cabeza gacha y la mirada oculta, debajo de la
visera de una gorra de beisbol.

Cuando los inspectores y legisladores descendieron del


barco, ninguno de los trabajadores hablaba ya. Sus rostros
estaban impávidos, con la muda sospecha de que sus nom-
bres circularían indelebles en las listas negras que las na-
vieras comparten, para que ninguna contrate a quienes se
atreven a reclamar sus derechos.

El artículo 194o de la Ley Federal del Trabajo establece que el ma-


rino debe ser contratado mediante un contrato individual, y que la

97
Ana Lilia Pérez

empresa debe depositar una copia en la Capitanía de Puerto y otra


en la Junta Federal de Conciliación. En entrevista, Víctor Manuel
García Enríquez, capitán de Puerto, confirmó que ninguna de las
navieras que laboran en la Sonda de Campeche cumple con el re-
quisito de entregar sus contratos colectivos de trabajo, y aunque la
ley le da atribuciones a la Capitanía de Puerto para negar o dejar sin
efectos los despachos de salida de los barcos por incumplimiento
a la normatividad, esto tampoco ocurre, por lo que se comprueba
la complicidad de la SCT en las irregularidades de las compañías
navieras.

El Capitán Sebastián Calderón Centeno, congresista del Senado de


la República, explica que el outsorcing es una modalidad cada vez
más generalizada en la Sonda de Campeche. Las compañías recu-
rren a esta vía de contratación para evadir impuestos y omitir sus
obligaciones laborales, amparados en la omisión de la STPS. “Las
navieras directamente ya no contratan personal, se lo contratan a
otra empresa que se los provea, y esta otra empresa dice tú no eres
mi empleado, tú eres empleado de otra compañía, de otra compañía
que forman ellos mismos, y a veces desaparecen. Y luego la otra
compañía les dice a los trabajadores que son parte de una supuesta
cooperativa. Situaciones completamente anómalas, y al final el tra-
bajador no sabe ni para quien trabaja.”

Además, algunas navieras utilizan al oficialista Sindicato de Tra-


bajadores Petroleros de la República Mexicana (STPRM), como
“sindicato blanco” o “de protección”.

Al respecto, algunos trabajadores de diversas compañías explican


que cuando organizarse como sindicato, su compañía les miente
esgrimiendo el argumento de que ellos pertenecen a la sección sin-
dical en la zona del STPRM. Cuando recurren a dicho sindicato,
allí se “empantanan” sus querellas contra las compañías. Se han
registrado casos de trabajadores de contratistas que en sus recibos

98
Sonda de Campeche, paradigma de explotación laboral

de descuentos aparecen supuestas aportaciones de la empresa al


STPRM.

Aunque las navieras obtienen de Pemex el pago puntual de sus ser-


vicios —arrendamientos que oscilan entre 1 y 1.5 millones de pe-
sos diarios—, éstas retrasan los pagos a sus trabajadores hasta por 8
semanas. Desde noviembre de 2008, en la Sonda comenzaron a re-
gistrarse huelgas de brazos caídos y amotinamientos en reclamo de
la regularización salarial. En marzo de 2009, las manifestaciones
subieron de tono: los trabajadores sacaron de operación dos barcos
—el Rita Candies y el Bold Endurance—como forma de protesta
para que sus directivos les pagaran los salarios atrasados. Los tra-
bajadores manifestaron que todos esos meses habían sobrevivido
con préstamos de prestamistas que operan en la zona.

Invariablemente, cada año, entre los meses de noviembre y diciem-


bre las navieras realizan despidos masivos para no pagar aguinal-
dos, vacaciones ni otras prestaciones.

99
VIII
Seba’an,
la oscura historia de un naufragio

Al igual que en las plataformas, los trabajadores de las embarcacio-


nes están expuestos a altos niveles de inseguridad. Esta situación
ha tenido consecuencias lamentables. El caso más representativo
es el hundimiento de la lancha Seba’an, propiedad de Oceanogra-
fía, que era alquilada a Pemex para el transporte de personal. Mu-
chos años atrás había superado su vida útil y era prácticamente un
barco chatarra.

Antes de su hundimiento, las deficientes condiciones de la Seba’an


eran ya del conocimiento de los funcionarios de Pemex, pues los
trabajadores se habían quejado más de una vez de que el ruido de
los motores no era normal. Incluso la dirección de Control Marino,
a cargo de Javier Vizcarra, tenía reportes de que la lancha se había
quedado varada en varias ocasiones.

En su último viaje, para un cambio de turno en plataformas, iban


ocho tripulantes —personal de Oceanografía— y 168 pasajeros:
146 obreros de Cotemar, 20 de Mantenimiento Marítimo de Méxi-
co (MMM), y dos de SMT. Las fallas comenzaron cinco minutos
después de que inició el trayecto: se produjo un apagón general,
luego se encendieron otra vez los motores y la lancha siguió su
camino.

La historia de este barco ejemplifica las consecuencias, en los tra-


bajadores, de la corrupción que impera en Pemex. El Seba’an fue
arrendado a Pemex del 1 de enero de 2002 al 31 de septiembre de
2003 para el transporte de personal a la Sonda de Campeche. El
monto diario asignado por Pemex a esta embarcación —que desde
entonces se encontraba en pésimas condiciones— fue de 160 mil

101
Ana Lilia Pérez

pesos diarios. Los problemas de la nave eran tan frecuentes que


sus propietarios lo sacaron de la Sonda de Campeche y lo lleva-
ron a un astillero de Nueva Orleans, sin notificar previamente a
sus arrendadores. Cuando la petrolera intentó rescindir el contrato,
Oceanografía se amparó.

El 3 de febrero de 2005, la naviera presentó una denuncia contra


Pemex “por daños y perjuicios”, argumentando que le surtió diesel
contaminado. En abril de 2007, un juez civil falló a favor de Ocea-
nografía y determinó que Pemex debía pagar 31 millones de pesos
por “daños consecuenciales” a la nave Seba’an.

Durante quince meses, la embarcación permaneció varada en el


muelle Laguna Azul —en las inmediaciones de las oficinas de
Oceanografía— porque el motor, que ya había tenido conatos de
incendio, no servía y cuando intentaban echarlo a andar descubrían
nuevos desperfectos. El barco tenía una antigüedad de 35 años,
había superado por mucho las normas de seguridad y el reglamento
de navegación, que autorizan una antigüedad máxima de 22 años
para navegar.

Los maquinistas de la Seba’an hicieron llegar a Enrique Pacheco


Georges, secretario general de la Asociación Sindical de Oficia-
les de Máquinas de la Marina Mercante Nacional (ASOMMMN),
reportes que indican que el Seba’an no estaba en condiciones de
navegar. Aun así, los directivos de Pemex lo volvieron a contratar.

Ocho horas antes del naufragio, los 146 trabajadores de la empresa


Apoyo Logístico Marino S.A. de C.V. —subsidiaria de Cotemar—,
se concentraron en el hotel que dicha compañía tiene en Ciudad del
Carmen, para su personal asignado a trabajos off shore.

Entre las 13:00 y 16:00 hrs., los trabajadores se concentraron en el


muelle de Pemex para que el personal de la paraestatal supervisara

102
Sonda de Campeche, paradigma de explotación laboral

su equipaje. Subieron a la lancha hacia las 17:00 hrs. La mayoría


de los pasajeros se molestó al descubrir que viajarían en la mis-
ma embarcación que seis meses atrás los dejó varados en alta mar
durante doce horas, cuando se le descompuso el motor, hasta que
Oceanografía mandó una lancha a remolcarla.

Oceanografía nunca dio las instrucciones de seguridad obligato-


rias en cada viaje: no se identificaron las salidas de emergencia,
ni la ubicación de balsas salvavidas, extintores o alarmas. Pero lo
que más inquietó a los pasajeros fue el incesante ruido desigual en
los motores. Una hora después se produjo un segundo paro de la
embarcación; se apagaron los motores, la tripulación salió de sus
cabinas pero no se dio ninguna explicación a los pasajeros.

La mayoría de los pasajeros dormía o intentaba dormir, tratando


de evitar el goteo incesante del agua de lluvia que se colaba en el
techo fracturado y que alcanzaba a los viajeros, hasta anegar los
pasillos de la embarcación.

A las siete de la noche una fuerte vibración sacudió el barco. Se


produjo un apagón total. La Seba’an quedó varada a 190 millas al
norte del puerto. No había luces de emergencia. Uno de los pasaje-
ros se dirigía al baño a tientas. Al caminar hacia la escotilla vio las
llamas que arreciaban en el cuarto de máquinas. Ni en el cuarto de
máquinas, ni en la embarcación entera se accionó ninguna alarma.
El personal de Oceanografía tampoco lanzó la alerta.

Nadie de la compañía dirigía el rescate, los chalecos salvavidas


estaban amarrados con seguros. Cuando el fuego se desplazaba ha-
cia la zona de pasajeros, dos de éstos urgieron a sus compañeros a
buscar las salidas de emergencia. La tripulación de Oceanografía
pretendía impedirles la evacuación.

Algunos pasajeros salieron por la popa, se percataron de que los

103
Ana Lilia Pérez

marineros de Oceanografía no sabían dónde estaban los extintores.


La mayoría dijo que era su primer viaje y que la compañía no los
había instruido. Cuando se hallaron los extinguidores, los trabaja-
dores descubrieron que no servían porque los seguros habían sido
violados. Al pretender accionar las mangueras encontraron que no
había agua corriente.

Cuando la visión se hacía nula y explotaron con gran estruendo va-


rios aparatos en el cuarto de máquinas, los tripulantes se arrojaron
al mar. En menos de 20 minutos el fuego se propagó. Ni aun así se
activó una sola alarma. Cerca de las 22:00 hrs. todos los pasajeros
ya estaban en el agua. En la espesura de la noche, a tientas, uno de
los trabajadores descubrió el cuerpo flotante de uno de sus compa-
ñeros. Estaba muerto. Se llamaba Gualberto Márquez Jiménez, era
soldador, contratado por Cotemar.

Luego llegó Fernanda, otra lancha de Oceanografía, que supues-


tamente remolcaría el barco hasta el puerto. Extrañamente, unos
cinco kilómetros antes de arribar, la Seba’an se hundió, de acuerdo
con los testimonios de trabajadores de Pemex asignados a la torre
de control.

Dos horas después del incidente llegó el rescate, la embarcación


Bornie-Mc Call. Cuando los náufragos subieron abordo hubo tiem-
po para las confesiones: la tripulación del Bornie-Mc Call les dijo
que el capitán del Seba’an dio la señal de alerta y pidió auxilio por
una frecuencia equivocada, por lo que consideraron que se trataba
de una broma, hasta que escucharon las bengalas.

Cuando los sobrevivientes llegaron al muelle del Puerto Industrial


Laguna Azul, hacia las 23:00 hrs., ya los esperaban elementos de la
Armada de México, de la API, del Ministerio Público, Cruz Roja,
Protección Civil Municipal y el personal de las áreas de Seguridad
Física, Seguridad Especial, Seguridad Industrial y Protección Am-

104
Sonda de Campeche, paradigma de explotación laboral

biental y del Área de Logística de Petróleos Mexicanos.

Dos días después del accidente, el 13 de octubre, algunos de los


sobrevivientes encontraron a un tripulante de Oceanografía. En
alusión a lo ocurrido hacía dos noches, el tripulante les confió que
la empresa de los Yáñez les ofreció dinero a cambio de callar lo que
ocurrió en la Seba’an.

En noviembre, los trabajadores de la compañía Apoyo Logístico


Marino S.A. de C.V., subsidiaria de Cotemar, presentaron una de-
manda penal contra la empresa Oceanografía por tentativa de ho-
micidio en contra de 135 personas y por violaciones a las normas
de seguridad en la lancha Seba’an, las cuales provocaron el incen-
dio de esa embarcación el 11 de octubre, accidente en el que murió
el soldador Gualberto Márquez.

Gualberto Márquez tenía 26 años de edad y la mejor marca en tra-


bajos de su categoría como soldador. En Paraíso, Tabasco, su tierra
natal, dejó a cinco mujeres que dependían de él económicamente:
la madre, la esposa, la hija, la hermana y una sobrina. A las dos
últimas las tomó bajo su protección desde que su cuñado, también
obrero de otra contratista, murió en las plataformas.

En su demanda, los trabajadores señalaron que Oceanografía y Pe-


mex eran cómplices de haber puesto en riesgo la vida de los pasa-
jeros y la tripulación.

En la denuncia se enunciaron lo actos que hacían a Oceanografía


responsable del accidente:

1. Al abordar no se recibieron instrucciones de dónde se ubi-


caban los chalecos salvavidas, las salidas de emergencia, las
balsas salvavidas, los extintores, ni las alarmas.

2. Al inicio del accidente no existió alarma o voz de alarma

105
por parte de la tripulación de mando.

3. En la embarcación había cinco extinguidores sin presión


para su uso.

4. No había agua corriente en las mangueras contra incen-


dio.

5. Las instrucciones en las balsas salvavidas estaban escritas


en japonés, no en español.

6. La tripulación no coordinó el desalojo del área de pasaje-


ros ni el abandono de la embarcación.

7. Los chalecos salvavidas con sistema de sujeción de amarre


se encontraban guardados con amarres en las mismas cintas,
lo que dificultó su apertura para la colocación en el usuario.

8. Las balsas salvavidas no abrieron.

9. En la proa había un generador, el cual explotó.

10. El personal de Oceanografía trató de detenerlos al mo-


mento de salir y cuando querían sacar las balsas.

11. El capitán del barco nunca coordinó el abandono del bar-


co.

12. El personal de Oceanografía desconocía completamente


dónde se encontraba el equipo de seguridad.

Poco tiempo después, Cotemar advirtió a sus empleados que se


desistieran de la demanda so pena de despido. Ante el riesgo de
perder su empleo, la mayoría no dio curso a su acusación.

106
IX
Sin buen puerto

L
as navieras que trabajan para Pemex en el Golfo de Méxi-
co incumplen los acuerdos internacionales en materia de
seguridad marítima. Las normas mínimas de bienestar de
la “gente de mar” delineadas por el Convenio Internacional 163
y por la Recomendación 173 de la Organización Internacional del
Trabajo en la Sonda de Campeche son letra muerta.

Trabajadores errantes que hacen posible el 90% del comercio mun-


dial, son víctimas de la explotación laboral y la negligencia de los
Estados que no supervisan que las embarcaciones que portan su
pabellón cumplan con las leyes laborales locales y los acuerdos
internacionales.

Para disminuir las malas condiciones de trabajo de la “gente de


mar”, el 8 de octubre de 1987, la OIT —agencia tripartita de la
Organización de las Naciones Unidas (ONU), con sede en Ginebra,
Suiza— estableció el Convenio Internacional 163 y la Recomenda-
ción Suplementaria 173 sobre el Bienestar de la Gente de Mar, en
el Mar y en el Puerto, la cual, en términos generales, compromete
a los países signatarios a facilitar a todos los marineros —indepen-
dientemente de su nacionalidad, raza, color, género, religión, filia-
ción política e indistintamente de la empresa o el país en el que esté
matriculado el buque a bordo del cual estén empleados— los me-
dios y servicios apropiados para su estancia en todos los puertos.

Lo anterior implica establecer condiciones laborales comunes para


todos los marineros, supervisadas por el Estado como rector. Esto
significa que una vez que el marinero entra en aguas territoriales
debe tener la certeza de que el Estado lo protegerá de cualquier

107
Ana Lilia Pérez

violación a sus derechos laborales. Según el convenio, los países


miembros deben contar con hoteles o albergues; transporte; servi-
cios médicos, educativos, consulares y de asesoría legal; sistemas
de comunicación telefónica e internet; e incluso centros recreativos
para los marineros. Todo ello en instalaciones aledañas a los puer-
tos, llamadas Seaman’s Center y conocidas en México como “casas
del marino”.

La regla internacional ordena destinar a estos centros una parte de


las cuotas que las administraciones portuarias cobran a todo buque
por su ingreso a puerto. Acorde con la Recomendación 173, el país
miembro debe contar con una junta de bienestar en el ámbito del
puerto o en el plano regional o nacional, según proceda, encargada
de canalizar esos recursos a los Seaman’s Center.

Para coadyuvar al cumplimiento de los acuerdos internacionales,


el Comité Internacional de Bienestar para la Gente de Mar (ICSW)
creó el Fideicomiso para la Gente de Mar. Éste es administrado por
la ITF, cuyos miembros —4.5 millones de transportistas maríti-
mos, portuarios, fluviales, ferrocarrileros, terrestres, de mercancías
y pasajeros, de la aviación comercial y asociaciones pesqueras—
son sus contribuyentes.

El Convenio 163 fue adoptado por el Estado mexicano, tras su


aprobación en el Senado de la República el 12 de julio de 1990.
Fue publicado en el Diario Oficial de la Federación el 25 de enero
de 1991. Luego de su signatura, México fue calificado por los or-
ganismos internacionales como un país líder en la región en la pro-
tección de los marinos. En realidad, el gobierno mexicano nunca
destinó los recursos ni la infraestructura que señala el convenio.

Bienestar, quimera para los marinos

La historia de Carlos Gutiérrez Gallardo demuestra la importancia

108
Sonda de Campeche, paradigma de explotación laboral

de que el gobierno mexicano cumpla con el Convenio 163.

Durante 14 años, Carlos Gutiérrez Gallardo ha surcado las aguas


de cuatro océanos y una decena de mares a bordo de cargueros,
graneleros y petroleros en los que trabaja como timonel. En los
5 110 días —la tercera parte de su vida— dedicados a su oficio,
los pocos descansos que disfruta son los periodos en que el barco
atraca en puerto a espera de su descarga, de los trámites legales, el
suministro de combustible o alguna reparación. Entonces Carlos,
como el resto de la tripulación, aprovecha esas horas para trasla-
darse al Seaman’s Center local y comunicarse con su familia —que
radica en Veracruz—, hacerse una revisión médica, practicar de-
porte o simplemente descansar.

Más que una actividad recreativa, los marinos consideran su es-


tancia en estos centros una necesidad física y psicológica que les
ayuda a liberar el estrés y el tedio que causa la monotonía de tener
frente a sí nada más que agua y el escaso contacto verbal con la
tripulación, cuyos miembros son cada vez más reducidos —10 per-
sonas, en promedio—. Han sido testigos de las agudas depresiones
que han conducido a no pocos de sus compañeros al suicidio, pro-
vocado por las largas y extenuantes jornadas y el aislamiento.

Según datos de la Organización Mundial de la Salud, 65% de los


trabajadores del mar presentan desórdenes mentales causados por
la dinámica laboral. La crisis de estrés es el más frecuente, por lo
que la OMS recomienda que para menguar sus efectos, los marine-
ros lleven a cabo actividades de entretenimiento.

Los Seaman’s Center que con mayor frecuencia visita Carlos Gu-
tiérrez son los de Miami, Nueva York, Liverpool, Ámsterdam,
Shangai, Islas Bermudas, Dubai, Kuwait, Basora, Ad-Dammam
y Al Jubayl. Cuando este marinero mexicano regresó a trabajar a
su país —en un petrolero en Ciudad del Carmen, Campeche— se

109
Ana Lilia Pérez

encontró con que no existe tal servicio. En el principal puerto de


arribo de la Sonda de Campeche los trabajadores del mar no tienen
un Seaman’s Center.

Carlos explica la importancia que las casas del marino tienen para
el gremio: “La vida del marino no es fácil; lo más duro son los pe-
riodos tan extensos de navegación; así que lo primero que hacemos
al llegar a un puerto es buscar la casa del marino para telefonear
a nuestra familia. Tienen servicio de transporte local, te orientan
cómo moverte en la ciudad. Es tan importante porque cuando lle-
gas a un país y no conoces la lengua ni la ciudad, eres blanco de
asaltos o abusos de las autoridades locales.”

“Eso ocurre con los miles extranjeros que llegan a la Sonda de


Campeche, bajan a Ciudad del Carmen con su sueldo de un mes
y como no hablan español ni conocen la ciudad, es común que les
roben. La población flotante volvió la zona muy peligrosa y no hay
quien oriente a los marinos.”

Los trabajadores de la Sonda de Campeche consideran que el go-


bierno mexicano debe atender el sector marítimo. Dentro de las
prioridades destacan precisamente la construcción de casas ade-
cuadas a sus necesidades porque de ello —algo que parece tan sim-
ple— depende que regresen relajados a continuar la travesía. Los
trabajadores defienden que el bienestar para la gente de mar en su
paso o estancia en México es un derecho bien ganado, debido a las
sustanciosas ganancias que el sector produce. “El marino produce
mucho dinero a los empresarios, pero además generamos divisas,
fortalecemos la economía de los países y no obtenemos ningún be-
neficio”, dice el timonel.

Falta de voluntad

En 2004 se invistió al director general de la Marina Mercante de

110
Sonda de Campeche, paradigma de explotación laboral

México, José Tomás Lozano y Pardinas, como presidente del Co-


mité de Bienestar para la Gente de Mar de la Región Norteameri-
cana y Centro América Latina. Su obligación era desarrollar los
Seaman’s Center. Por el contrario, en ese periodo la SCT práctica-
mente desmanteló las casas del marino.

En los cuatro años que Lozano presidió el comité, los resultados


prometidos por la Coordinación General de Puertos y Marina Mer-
cante fueron nulos, cuando, en contraste, en el mismo periodo, Bra-
sil, nación que firmó el Convenio 163 al mismo tiempo que Méxi-
co, abrió cuatro Seaman’s Center. Por su parte, Colombia abrió tres
casas del marino durante 2008, con lo que igualó lo hecho México
durante 70 años.

En junio de 2008, representantes del ICSW y la ITF se reunieron


en el puerto de Veracruz, México, para evaluar los avances que este
país tuvo en materia de bienestar de la gente de mar, como signata-
rio del Convenio 163, especialmente porque sus funcionarios fue-
ron designados por los organismos internacionales para impulsar
los programas en todo el continente. La ICSW y la ITF encontraron
que, lejos de ser un país líder en la protección de la gente de mar,
México es uno de los que tienen las peores condiciones.

Peter Bautista Payoyo, abogado de profesión y presidente del


ICSW, comentó que al visitar distintos puertos de México com-
probó “la negligencia e irresponsabilidad del gobierno mexicano”.
Explica que cuando éste ratificó el acuerdo “se promovió como un
líder en el ámbito marítimo”; sin embargo, todo se redujo al papel.
“De nada sirve firmar un convenio si no tiene ninguna acción direc-
ta, así que de nada sirve que México sea signatario si no hace nada
por los marineros.”

“Es lamentable decirlo, pero los funcionarios mexicanos siempre


firman los acuerdos y no los cumplen, hay mucha displicencia, así

111
Ana Lilia Pérez

que somos el mal ejemplo. Lo primero que hacen lo marineros al


llegar a cualquiera de los 16 puertos es preguntar por los Seaman’s
Center, pero no hay ninguno”, explicó Enrique Lozano, de la ITF.

Se evaluó que al desatender los acuerdos marítimos el gobierno


mexicano está fuera de la agenda internacional.

Ysmael García, quien durante años se desempeñó como coordi-


nador de la ICSW en México, América Latina y el Caribe, hace el
siguiente diagnóstico:

“Aunque en la regulación mexicana los convenios internacionales


son leyes supremas, en los marítimos el gobierno sólo ha simulado:
los funcionarios van a Ginebra, levantan la mano, a todo dicen que
sí, y cuando regresan no hacen nada. No entienden la seriedad de su
firma, únicamente están en la perorata y el glamour.” García con-
sensuó con autoridades de países con menor índice de desarrollo,
entre ellos El Salvador, Honduras y Costa Rica, para abrir casas del
marino; en México sus reuniones con los funcionarios de la SCT
fueron infructuosas.

Como Secretario Regional de la ITF para la región interamericana,


Antonio Rodríguez Fritz, ha pugnado por que México cumpla los
acuerdos internacionales y siempre se ha encontrado con trabas bu-
rocráticas. En un intento por mejorar los estándares de calidad de
los trabajadores de la industria marítima y de costa afuera, la ITF
ha efectuado el trabajo que por ley le corresponde al gobierno, pero
“se requiere de la colaboración tripartita: del gobierno, los armado-
res y los empresarios del sector”.

Explica que “se debe apoyar a los trabajadores, porque ellos hacen
realidad el comercio internacional, son una parte fundamental del
comercio exterior, los sindicatos de marinos mexicanos afiliados
a la ITF han entablado una constante lucha, pero las autoridades a

112
Sonda de Campeche, paradigma de explotación laboral

pesar de que siempre prometen corregir la situación, nada hacen.


Además, lo que queremos no es un servicio secundario o de mala
calidad, sino conforme al convenio de la OIT”.

Durante su visita a México, Tom Holmer, Oficial Administrativo


del Fondo de Marinos de la ITF, declaró que constataron la nece-
sidad de que se instale un Seaman’s Center en Ciudad del Carmen,
para todos los trabajadores marítimos de la Sonda de Campeche.

“Pensar en la gente de mar como alguien que necesita caridad es


algo que no debemos de hacer”, dice Tom Holmer, “son profesio-
nistas, están calificados, sin embargo, trabajan en condiciones muy
arduas, lejos de sus familias, y necesitan de servicios accesibles.
En nuestro fideicomiso estamos determinados a hacer lo que sea
posible para romper este aislamiento en el que viven estos trabaja-
dores. Las casas de marino deben tener buenos servicios”.

Peter Payoyo enfatiza: “No son limosnas lo que busca la gente de


mar. Globalmente hay 1.3 millones de trabajadores en este sector,
y su bienestar es importante para nosotros, así que el gobierno y los
armadores deben poner más atención, porque ello no es distinto al
proceso de obtener buenas ganancias”.

El congresista Marco Antonio Peyrot, secretario de la Comisión de


Marina de la Cámara de Diputados, habla del incumplimiento de
México del Convenio 163:

“Las cuentas que rendimos como Estado ante las organizaciones


internacionales que buscan el bienestar de la gente de mar no son
las adecuadas. No es el que nos gustaría proporcionar, porque, fi-
nalmente, en un mundo globalizado como el que estamos viviendo,
en donde cada vez es más es importante que el ICSW tenga aliados,
en México no hemos estado a la altura.”

113
Peyrot, diputado del Partido Acción Nacional, dice que en realidad
no hay voluntad del gobierno para cumplir con el Convenio 163 así
que, explica, también hace falta convencer a las autoridades de que
cumplan los acuerdos que firman. “Las autoridades mexicanas no
tienen la voluntad política para atender al sector nacional que tra-
baja en los mares; con esta tendencia, es muy difícil que se aplique
un convenio internacional”, señala Marco Antonio Peyrot, quien es
marino de guerra de profesión.

El congresista Cuauhtémoc Velasco Oliva afirma que el incumpli-


miento al convenio internacional ha derivado en la violación a los
derechos humanos de los marineros que ingresan a aguas mexi-
canas: “Mientras que en el resto del mundo vemos cómo se forta-
lecen las casas del marino, en México simplemente no hay nada.
Ni siquiera se garantiza algo tan básico como un salario seguro,
menos lo que marca la OIT, por el contrario, la tendencia es que el
descobijo del Estado se agudice”.

114
X
Discriminación y racismo

D
esde hace tres décadas, la empresa Cotemar proporciona
hospedaje y alimentación a los trabajadores en la Sonda de
Campeche. Mediante millonarios contratos multianuales
con PEP, opera plataformas habitacionales propias y de terceros.
Cotemar es la principal socia en México de Prosafe Production,
pero mientras que la empresa europea goza de prestigio internacio-
nal por sus buenas prácticas como empresa y en materia laboral,
Cotemar es lo contrario.

En el presente sexenio, Cotemar ha obtenido contratos con Pemex


por más de 9 mil millones de pesos, pero la rentabilidad de la com-
pañía contrasta con las condiciones de sus trabajadores. Cotemar
es una de las empresas que —según acreditaron legisladores del
Senado de la República— violan los derechos de sus trabajadores.

Entrevistados en Ciudad del Carmen, donde la compañía tiene su


área operativa —el corporativo se ubica en el Distrito Federal—,
los trabajadores explican que los principales agravios son los con-
tratos a prueba, los despidos injustificados, la violación de las cláu-
sulas contractuales y de su derecho a la libre asociación sindical.
Detallan que en los últimos meses han ocurrido despidos masivos
de trabajadores que han pretendido ejercer su derecho a afiliarse a
sindicatos democráticos que les puedan brindar certeza laboral.

La peor parte la enfrentan las mujeres. Hay reiteradas quejas de


condiciones desiguales, discriminación y acoso sexual. Ya en 2004,
Cotemar fue denunciada ante la ONU por solapar el acoso sexual y
la discriminación de sus trabajadoras asignadas a las plataformas.
La denuncia se refería a los casos de Marcela Rosales Castillo y

115
Ana Lilia Pérez

Dulce Reyna Vargas Lugo, que ilustran lo que ocurre en esa com-
pañía.

Marcela Rosales Castillo ingresó a Cotemar en marzo de 2001. Se


desempeñaba como administradora de la plataforma semisumer-
gible Lancia. Entre sus tareas estaba presentar reportes ante Pe-
mex acerca de las condiciones de alojamiento y alimentación de
los trabajadores que allí pernoctan. A finales de 2002 llegó como
su jefe Gabriel Sarauz Santos. Al poco tiempo, éste comenzó por
propinarle frases lascivas e insinuaciones de carácter sexual, luego
pasó a los insultos y a desacreditarla ante sus compañeros. Cuando
Marcela lo denunció ante los directivos de Cotemar, la situación
empeoró. Protegido por la empresa, Sarauz inició una estrategia de
desgaste hasta que, en diciembre de 2004, Marcela fue despedida.

Dulce Reyna Vargas Lugo ingresó a la compañía en junio de 2002,


como supervisora de calidad en las plataformas arrendadas a PEP.
Un año después, Dulce pidió su reubicación a tierra porque estaba
embarazada y las normas de seguridad de Pemex prohíben la es-
tancia de mujeres embarazadas en el área de plataformas. Por su
buen desempeño, Dulce fue ascendida; sin embargo, tras notificar-
le su embarazo, su jefe, Edmundo Ham Sandoval, le pidió firmar
su renuncia. Dulce se negó. Al cabo de unos meses, la despidieron
porque, según le dijo uno de los directivos, la política de la empresa
es no aceptar mujeres con hijos.

Mal ejemplo

Las diferentes prácticas discriminatorias se han generalizado en la


Sonda de Campeche.

Un hombre y una mujer que trabajan 8 horas en las mismas activi-


dades no ganan lo mismo. Un mexicano y un filipino que desem-
peñan el mismo trabajo, tampoco. En la Sonda de Campeche los

116
Sonda de Campeche, paradigma de explotación laboral

salarios se pagan de acuerdo con la nacionalidad. El abaratamiento


de la mano de obra laboral asiática introducida a la región práctica-
mente de contrabando es otro grave problema.

La participación de los mexicanos en los trabajos offshore decre-


ció considerablemente al incrementarse la mano de obra extran-
jera. Actualmente, 78% de los trabajadores son nacionales y 22%
son hondureños, filipinos, vietnamitas, estadounidenses, noruegos,
suecos, croatas y venezolanos, en ese orden.

El salario depende de la nacionalidad. Por ejemplo, los trabajado-


res originarios de países más pobres que México, como Honduras,
Vietnam y Filipinas, reciben salarios menores a los mexicanos; el
de estadounidenses y venezolanos avecindados en Miami —que
forman parte del staff de las trasnacionales—, es por lo menos dos
veces superior que el de los mexicanos. Esto no sólo repercute en
el trabajador, sino en la economía local debido al decremento del
poder adquisitivo.

“Ahora hay tanta gente en Ciudad del Carmen buscando trabajo


en las plataformas, mexicanos y extranjeros, que a veces tenemos
que esperar hasta 2 meses en tierra para poder subir a alguna pla-
taforma ¡claro, sin recibir salario!, porque todo es por contrato,
así que te imaginarás por qué nadie quiere perder el empleo, por
mucho que te maltrate el capataz o por mucho que los gringos te
griten y hasta te peguen cuando no hablas inglés, como pasa con
la gente de Noble”, explica Luis Sandoval, trabajador de la Noble
Contracting.

Si un trabajador enferma mientras está a bordo de la plataforma,


el gerente de la compañía le advierte que si baja a tierra perderá el
empleo; si pide incapacidad, la advertencia es la misma; si sufre un
accidente que le cause incapacidad parcial o total, de igual manera
perderá el empleo. La “plaza laboral” es señuelo para que no se

117
quejen, reclamen, denuncien, demanden sus derechos constitucio-
nales.

“Siempre está el chantaje de quitarles el trabajo si no se someten


a lo que mandan las compañías, por eso los trabajadores aguantan
ser violentados en todos sus derechos, soportan toda clase de abu-
sos y humillaciones”, dice Francisco Montes Granillo, presiden-
te de la Unión Nacional de Marineros, la cual cuenta con 15 mil
agremiados, varios cientos de ellos empleados en las plataformas
petroleras.

118
XI
Derecho sindical, violación frecuente

C
omo miembro de la Organización Internacional del Tra-
bajo, México está obligado a cumplir con el Convenio 87
sobre la libertad sindical y la protección del derecho de
sindicación. Las leyes locales también tutelan el derecho de los
trabajadores formar sindicatos para la defensa de sus derechos e
intereses comunes.

Ese es precisamente uno de los derechos que los trabajadores de


la Sonda de Campeche ven más quebrantado. Las contratistas pro-
híben a sus trabajadores constituir organizaciones y afiliarse a las
organizaciones que juzguen convenientes. Más aún, la mayoría los
somete a sindicatos de protección.

En las zonas petroleras operan más de 200 sindicatos vinculados a


las labores de la industria del gas y del petróleo. La mayoría opera
sólo de membrete, en realidad son sindicatos blancos, también co-
nocidos como sindicatos amarillos, de protección o conveniencia.

Estos sindicatos o pseudos sindicatos son generalmente creados por


“bufetes de abogados” que venden contratos colectivos amañados
(llamados contratos de protección) a las empresas. Las empresas al
contratar a un sindicato de protección, efectúan un acto de corrup-
ción toda vez que saben que es un pseudo sindicato creado para
evitar que los trabajadores y trabajadoras puedan sindicalizarse y
solicitar la firma de un contrato colectivo de trabajo real.

En el foro internacional contra los contratos colectivos de protec-


ción, el Capitán Antonio Rodríguez Fritz, Secretario Regional de la
ITF Américas expuso que este tipo de documentos “son un acto de

119
Ana Lilia Pérez

simulación, pues en realidad los trabajadores y trabajadoras no tie-


nen derechos. Muchas veces no saben siquiera que hay un pseudo
sindicato ni que existe un contrato colectivo en su área de trabajo.
Cuando reclaman e intentan afiliarse a un sindicato real, el sindica-
to de protección, incluso con la complacencia de las empresas, los
mandan a golpear o pide a la empresa que los despida. Este sistema
es una aberración legal que solo puede existir debido al alto grado
de corrupción de la autoridad laboral mexicana”.

Rodríguez Fritz denuncia que “La Secretaría del Trabajo y Previ-


sión Social es la principal responsable de que se mantenga este sis-
tema de simulación, a todas luces corrupto, porque los sindicatos
de protección tienen generalmente las puertas abiertas en esa secre-
taria, mientras que a los verdaderos sindicatos les impide defender
a los trabajadores. Este sistema es un cáncer que daña a miles de
trabajadores y trabajadoras en México y tiene que ser extirpado. El
gobierno mexicano tiene que asumir la responsabilidad y acabar
con el sistema corrupto.”

El sindicalismo de protección en la zona tan importante para la


economía nacional se ha fortalecido al cobijo del SNTPRM con-
vertido en un sindicato a modo: desvirtuado, corrupto, decadente.

Desde 1993, el sindicato petrolero es encabezado por el tamaulipe-


co Carlos Romero Deschamps —reelecto en tres ocasiones—, líder
sindicalista cuya vida suntuosa incluye apuestas de fin de semana
en Las Vegas y cuyos ingresos legales no son proporcionales a los
bienes que ha acumulado: posee residencias en el Distrito Federal,
Cancún, Estados Unidos de América e Islas Caimán, además de ya-
tes registrados en esta última, como el Indomable, su más reciente
adquisición.

Romero Dechamps, quien en los años setenta llegó al SNTPRM


como chofer y ayudante personal del líder sindicalista Joaquín

120
Sonda de Campeche, paradigma de explotación laboral

Hernández Galicia La Quina, es identificado en México como uno


de los sindicalistas más corruptos. En sus 16 años al frente del
sindicato ha acumulado una docena de denuncias penales ante la
PGR por corrupción y abuso de poder. Algunas de esas acusaciones
—que las autoridades judiciales mantienen “empantanadas”— se
relacionan con el desvío de recursos del sindicato para sufragar
campañas políticas de su partido —el Partido Revolucionario Ins-
titucional—.

El caso más escandaloso fue el llamado Pemexgate. En junio de


2000, el entonces director de Pemex, Rogelio Montemayor, entregó
un supuesto “prestamo” de 1200 millones de pesos al sindicato. De
esos recursos, Romero Deschamps entregó 500 millones de pesos
al candidato del PRI a la presidencia, el actual senador Francisco
Labastida Ochoa, para su campaña.

De acuerdo con la cláusula 245 del Contrato Colectivo de Trabajo,


Pemex descuenta a los trabajadores el 2% de su salario para entre-
garlo al sindicato por concepto de cuotas sindicales.

En la actualidad, el SNTPRM recibe un promedio de 30 millo-


nes de pesos mensuales por concepto de cuotas, ocho millones de
pesos para gastos, tres millones para viáticos y otras cantidades
adicionales. Tiene 4 580 trabajadores de Pemex comisionados a las
36 secciones sindicales, al amparo de la cláusula 251 del Contrato
Colectivo de Trabajo y el artículo 43 de la Ley Federal de los Tra-
bajadores al Servicio del Estado.

Como se mencionó, incluso el SNTPRM se ha convertido en un


sindicato blanco, el cual ha recibido, sólo en beneficio de su cúpula,
cuantiosas prebendas —diferentes de las legítimas prestaciones de-
rivadas de una relación laboral—, que han sido determinadas como
ilegales. Es el caso de algunos directores de Pemex como Raúl Mu-
ñoz Leos —ex directivo de DuPont y después de Pemex—, quien

121
Ana Lilia Pérez

en 2004 entregó de manera ilegal —según determinó la contralo-


ría y la Procuraduría General de la República— 7 mil millones de
pesos al sindicato, lo cual le valió su inhabilitación para ejercer
cargos públicos por 10 años.

Al margen de las compañías contratistas de Pemex, que no respetan


el Convenio 87 de la OIT, en el seno de Pemex también se viola
el derecho de los trabajadores a la libre asociación sindical. Esto
es ilustrativo de lo que ocurre en México con el convenio interna-
cional.

En distintas ocasiones, profesionales de diversas disciplinas que


prestan sus servicios en Pemex han tratado de ejercer su derecho
a la libre asociación sindical y de crear organizaciones democrá-
ticas en las que se sientan verdaderamente representados. Así, los
trabajadores han creado asociaciones, coaliciones o sindicatos y,
siguiendo el trámite de ley, presentan su solicitud de registro ante
la STPS —el Ministerio del Trabajo—. Es allí donde el gobierno
federal participa en las prácticas antisindicales que caracterizan a
los cuatro últimos gobiernos en México (Carlos Salinas, Ernesto
Zedillo, Vicente Fox y Felipe Calderón), los cuales han pugnado
por la flexibilización laboral: en la STPS las solicitudes de registro
de los trabajadores de Pemex permanecen “empantanadas” mien-
tras, uno a uno, los trabajadores son despedidos.

Por su parte, el SNTPRM no ha estado a la altura de las compli-


cadas circunstancias que, desde inicios del sexenio actual, los tra-
bajadores petroleros han enfrentado: recortes masivos de personal,
despidos injustificados y cierre de plazas ante la inmovilidad de su
líder sindical, Carlos Romero Deschamps. Por ejemplo, para di-
ciembre de 2009 se espera un recorte de 10 mil trabajadores; al
respecto, no hay comentario alguno por parte del sindicato de la
petrolera.

122
Sonda de Campeche, paradigma de explotación laboral

La lucha por la libre asociación sindical en la industria del gas y del


petróleo en México también tiene sus mártires:
En 2007 desaparecieron 30 trabajadores petroleros —dirigentes
sindicales, trabajadores y jubilados— de la refinería Héctor Lara
Sosa en Cadereyta, Jiménez, Nuevo León, adscritos a la Sección
49 del SNTPRM.

La noche del 16 de mayo, al concluir una asamblea de la Sección


mencionada, el comisionado de la dirección nacional David Fer-
nando Vega Zamarripa fue “levantado”, junto con varios compañe-
ros, por un grupo armado.

Al día siguiente, su hermano mayor, Hilario Vega Zamarripa, se-


cretario general de la Sección y exdiputado federal priista, recibió
una llamada telefónica en la que le ordenaban acudir a una direc-
ción so pena de que David muriera. Hilario acudió a la cita y desde
entonces no se sabe nada de él.

En ese mismo mes desaparecieron los trabajadores Víctor Manuel


Mendoza Román, Jorge Alejandro Hernández Faz y David Sánchez
Torres; después, los jubilados Félix Sánchez Torres, Luis Enrique
Martínez Martínez y José Luis Zúñiga García. Para el 20 de mayo
desapareció el ex alcalde de Cadereyta, José Luis Lozano Fernán-
dez. Todos se encontraban adheridos a la sección sindical.

Aunque los hermanos Hilario y David Vega Zamarripa eran muy


cercanos a la dirigencia sindical, el SNTPRM se mantuvo al mar-
gen de la desaparición.

Si las condiciones de los trabajadores adscritos al SNTPRM son


complicadas, los empleados de las contratistas simplemente no
tienen oportunidad de organización. No existe un entorno propi-
cio para que en la Sonda de Campeche los trabajadores ejerzan su
derecho de libertad sindical y de negociación colectiva. Aunque

123
Ana Lilia Pérez

el marco legislativo tutela tales derechos, el problema es que no


se aplican y las propias instituciones conflictúan las negociaciones
colectivas.

De este modo, se viola el artículo 9º de la Constitución Política de


México, el cual dice que “no se podrá coartar el derecho de aso-
ciarse o reunirse pacíficamente con cualquier objeto lícito. No se
considerará ilegal, y no podrá ser disuelta una asamblea o reunión
que tenga por objeto hacer una petición o presentar una protesta
por algún acto o una autoridad, si no se profieren injurias contra
ésta, ni se hiciere uso de violencias o amenazas para intimidarla u
obligarla a resolver en el sentido que se desee”.

El Centro Laboral México (Celamex) y el Equipo Nacional de Pas-


toral Laboral detallan los factores que atentan contra los recursos
humanos de Pemex:

Los últimos directores han arriesgado la viabilidad del po-


tencial humano de la empresa de tres maneras:

1ª. La empresa ha jubilado anticipadamente y se ha dese-


cho de valiosos trabajadores de confianza y sindicalizados
y sólo ha empleado gente para los mayores niveles y me-
jores salarios.

2ª. Violando sistemáticamente los derechos humanos labo-


rales del personal sindicalizado, sobre todo si son de opo-
sición a la dirigencia sindical, y de confianza (en particular,
el derecho a organizarse), y dejando en indefensión, a los
trabajadores subcontratados por las empresas privadas.

3ª. Al consentir con liderazgos sindicales corruptos y so-


lapar su impunidad (lo que se ha prestado para desviar
recursos hacia otros fines que no son los contractuales);

124
Sonda de Campeche, paradigma de explotación laboral

líderes propensos al tráfico de influencias, del que resulta


su enriquecimiento, el de empresarios cómplices, funcio-
narios, políticos y familiares. La corrupción también daña
la empresa y también le afecta públicamente. Y no menos
le afecta el respeto que mantenga hacia los derechos de
los trabajadores, en particular, que la forma en que hacia
aquellos que demandan democracia sindical en su organi-
zación.

125
XII
Corrupción, la esencia del problema


La corrupción mata”, deduce la organización no gubernamen-
tal Transparencia Internacional, e identifica el mal desempeño
de los contratistas de gobierno como uno de los factores que
fomenta la corrupción, contribuye al irregular manejo de los recur-
sos públicos, y, sobre todo, afecta directamente a la sociedad. Ex-
plica que las irregularidades en la contratación pública conducen a
“la distorsión de una justa competencia empresarial, al malgasto de
recursos y a la perpetuación de la pobreza y desigualdad”.

Los países de todo el mundo gastan en promedio hasta un 70 por


ciento de su presupuesto en contratos públicos, relacionados con la
provisión de bienes, obras o servicios y alcanzan los 4 billones de
pesos cada año. De esta cifra, calcula Transparencia Internacional,
entre 10 y 25 por ciento, es decir, hasta 1 billón de pesos, “se pierde
por corrupción”. En algunos casos, la cifra puede alcanzar hasta el
40 y 50 por ciento del valor del contrato.

A nivel mundial, México se ubica entre los países con más inci-
dencia en estas prácticas. Las contraloría internas de las 264 de-
pendencias del gobierno federal investigan frecuentes casos de
proveedores que involucrados en irregularidades penales, fiscales,
administrativas y de desempeño, pues presentan fianzas, pólizas y
facturas apócrifas, mienten sobre su situación fiscal en los procesos
de contratación y, sobre todo, incumplen la normatividad en la eje-
cución de sus contratos, solapados por los funcionarios públicos.

De las 264 dependencias, la que registra el mayor número de actos


de corrupción es Petróleos Mexicanos, de acuerdo con la Secretaría
de la Función Pública. En la industria del gas y del petróleo, tanto

127
Ana Lilia Pérez

las pequeñas compañías como los grandes consorcios nacionales o


extranjeros, incurren en irregularidades de toda índole, desde men-
tir sobre su situación fiscal, justificar su incumplimiento contrac-
tual o simular la competencia, hasta ilícitos del orden penal como
el uso de documentos apócrifos para acreditar fianzas, pólizas o
recibir pagos adicionales.

La corrupción es sistemática en Pemex e involucra a funcionarios


públicos del más alto nivel (incluida la Presidencia de la Repú-
blica), a políticos de todos los partidos y a consorcios de toda en-
vergadura. El auditor Marco Antonio Díaz, contralor de Pemex
durante diez años, dice que entre el 40 y 50 por ciento de los
casos que integran las contralorías involucra a servidores públicos
en corresponsabilidad con los contratistas, “ya sea por complicidad
u omisión”, pues “su obligación es cerciorarse que desde la fase de
la licitación se actúe con apego a la ley, y la omisión también es
corrupción”.

Algunos ejemplos:

En 2008, ante la Securities and Exchange Commission (SEC), Pri-


de International admitió que sobornó a diversos funcionarios y
empleados del gobierno mexicano entre 2002 y 2006 para acelerar
sus trámites en las aduanas y puestos de migración.

Esos pagos, según la propia empresa, se utilizaron también para


proporcionar “entretenimiento impropio” a funcionarios del go-
bierno mexicano.
Los sobornos fueron pagados por Pride, según un documento que
esa misma empresa hizo llegar a la Comisión del Mercado de Va-
lores (SEC, por sus siglas en inglés) de Estados Unidos, durante el
sexenio del presidente Vicente Fox Quesada.
Pride International admitió en el reporte a la SEC que una investi-
gación interna “encontró evidencia” que sugiere que algunos pagos

128
Sonda de Campeche, paradigma de explotación laboral

que pueden violar leyes que castigan actos de corrupción de empre-


sas estadounidenses fuera de ese país fueron hechos a funcionarios
de México. “Las pruebas sugieren que los pagos (alrededor de un
millón de dólares), fueron hechos de 2002 a principios de 2006 a
funcionarios del gobierno en México”, aseguró Pride Internatio-
nal.

Otro escandaloso caso fue el de fabricante alemana de software


SAP, que sobornó a un alto directivo: Manuel Reynauld, subdirec-
tor de Procesos de Negocios e Infraestructura Tecnológica de Pe-
mex, con un viaje al Gran Premio de Fórmula 1 en Mónaco, luego
de que dicho funcionario le entregara por adjudicación directa un
contrato por 30 millones de dólares con Pemex.

En 2007, en el Congreso de la Unión se denunció que tres altos


funcionarios de Pemex recibían sobornos de Schlumberger, firma
que además tiene en sus nóminas a los familiares de esos mismos
funcionarios. José Manuel del Río Virgen, entonces presidente de
la comisión de Marina de la Cámara de Diputados, explicó que
Schlumberger pagó viajes a Europa y Brasil a los tres empleados
de Pemex porque ‘’colaboraron’’ con la trasnacional para que se
viera beneficiada con la aprobación de contratos para instalar in-
fraestructura en México.

Los funcionarios eran el subdirector de la región norte Pemex de


Exploración y Producción, Alfredo Guzmán; el secretario técnico
de la paraestatal, Andrés Zavala, y el gerente de contratos, Adolfo
Cortés, ‘’quienes se valieron de sus posiciones’’ en Pemex ‘’para
entregar adjudicaciones a la empresa extranjera’’. La Secretaría de
la Función Pública abrió investigaciones contra esos mismos fun-
cionarios por supuesto enriquecimiento ilícito tras favorecer a la
firma con contrataciones supuestamente irregulares. La representa-
ción en México de la firma francesa admitió que los hijos de varios
directivos de Pemex laboran en ésta.

129
Ana Lilia Pérez

El exdiputado federal Del Río Virgen califica a los funcionarios de


Pemex como “corruptos que han logrado amasar una enorme fortu-
na en propiedades y cuentas bancarias, gracias al apoyo desmedido
que han otorgado a las empresas extranjeras, logrando desplazar la
mano de obra mexicana en las labores de exploración y manejo de
hidrocarburos’’.

Por su parte la Auditoría Superior de la Federación, en su revisión


a la Cuenta Pública 2007, detectó supuestas irregularidades fiscales
de la firma Dowell Schlumberger de México, en la facturación de
sus trabajos para Pemex Exploración y Producción. El organismo
pidió a la SFP abrir la indagatoria correspondiente.

Otras operaciones supuestamente irregulares que indaga la Secre-


taría de la Función Pública son los contratos a LMC Construccio-
nes, Construlav, Nabors Perforaciones

La Auditoría Superior de la Federación ha comprobado que la co-


rrupción encarece artificialmente los costos de la producción petro-
lera, lo cual, en un país con una economía petrolizada, potencializa
el negativo efecto. Aunado al impacto económico se pagan costos
más altos. La apreciación de Transparencia Internacional es literal
en la Sonda de Campeche: la corrupción mata.

Actualmente una corte de Estados Unidos investiga la supuesta res-


ponsabilidad y colusión de las trasnacionales estadunidenses Gulf
Coast Marine & Associates Inc. (y a su subcontratista Glen Carter),
Batelle Memorial Institute, Baker Hughes Inc., Schlumberger Li-
mited, Halliburton Company y Vetco Gray Inc en el accidente de la
plataforma Usumacinta.

En el expediente número 9:2008cv00200, que se ventila en una


corte de Texas, se les señala como responsables de negligencia,

130
Sonda de Campeche, paradigma de explotación laboral

defectos de diseño, estricta responsabilidad de los productos y mal


estado de las embarcaciones de emergencia. El expediente detalla
que dichas firmas fueron negligentes en la colocación de la plata-
forma Usumacinta respecto de la plataforma fija del pozo Kab 101,
que además no proporcionaron a los trabajadores “un ambiente de
trabajo seguro”, y tampoco dotaron de “botes salvavidas en fun-
cionamiento”, aunado a que, se argumenta, no realizaron los “es-
fuerzos de rescate a tiempo”.

La firma Arnold & Itkin, que representa a los familiares de las víc-
timas, sostiene que hay indicios contundentes de probar las respon-
sabilidad de las citadas compañías.
Gulf Coast Marine era la encargada de equipar el remolque; Batelle
presta a Pemex una gama de servicios, entre ellos evaluación am-
biental para las exploraciones offshore mediante una alianza con el
Instituto Mexicano del Petróleo; Baker Hughes tenía equipo dentro
o cerca de las plataformas; Schlumberger manufacturó las válvulas
del pozo Kab 101 desde las cuales se produjo la fuga de aceite y
gas; Halliburton y Vetco Gray mantenían personal y equipo dentro
o cerca de las plataformas; el operario Glen Carter –subcontratado
por Gulf Coast Marine– conducía la plataforma el día del acciden-
te, y Pemex operaba la obra.

Se señala además que Pemex trató de sobornar a la población local


“en un intento por esconder los restos de los botes, mientras anun-
ciaba públicamente una investigación completa de tres fases en co-
laboración con Batelle para determinar la causa del accidente”.

La demanda resalta que los botes salvavidas de Pemex “no estaban


aptos para sus objetivos, no eran seguros y no estaban en buen es-
tado”. Agrega que Baker Hughes, Halliburton y Vetco Gray “con-
tribuyeron al ambiente peligroso al no proveer de supervisión apro-
piada y equipo a las plataformas Usumacinta y/o Kab 101”.

131
Ana Lilia Pérez

Respecto de las válvulas de Schlumberger, el expediente subraya


que “tenían un diseño deficiente, porque carecían de un sello her-
mético, aumentando significativamente el riesgo de una fuga de
petróleo y gas potencialmente peligrosa e incesante en la platafor-
ma”.

Algunas de esas compañías han sido vinculadas a actos de corrup-


ción en la industria petrolera en otras regiones. Por ejemplo, en
2007 la trasnacional Vetco International y sus subsidiarias Vetco
Gray Controls Inc., Vetco Gray Controls Ltd. y Vetco Gray UK
Ltd., se declararon culpables de violar la Ley de Prácticas Corrup-
tas en el Extranjero por entregar sobornos a funcionarios en Nige-
ria.

La firma Baker Hughes Services International Inc., subsidiaria de


Baker Hughes Incorporated, también se declaró culpable por so-
bornar a un alto funcionario público de Kazajstán. Y la firma Bate-
lle ha aceptado que invierte millonarios recursos en cabildeo en el
Congreso en los países donde opera.

Los actos de corrupción de las compañías que operan en la Sonda


de Campeche involucran a los principales directivos de Pemex:

Raúl Muñoz Leos (director de Pemex entre diciembre de 2000 y


noviembre de 2004) y su sucesor, Luis Ramírez Corzo (noviembre
de 2004 – noviembre de 2006), participaban en gestiones irregu-
lares para adjudicar contratos fuera de normatividad a la empre-
sa naviera Oceanografía. Durante esa administración, la naviera
se convirtió en la principal arrendataria de embarcaciones en la
Sonda de Campeche, gracias a las comisiones que dicha naviera
otorgaba a los hijastros del presidente Vicente Vox, Manuel y Jorge
Bribiesca, y el tío de estos, Guillermo Sahagún, hermano de Marta
Sahagún de Fox.

132
Sonda de Campeche, paradigma de explotación laboral

Jesús Reyes Heroles González Garza (diciembre de 2006 - sep-


tiembre de 2009) operaba los contratos para las firmas texanas
Mexssub International, Inc.MexLub y el consorcio EMS, para las
cuales trabajó como asesor antes de llegar a Pemex.

Juan José Suárez Coppel (septiembre de 2009 – actual). Como di-


rector Corporativo de Finanzas de Pemex durante el sexenio de
Vicente Fox, el actual director general de la petrolera estuvo in-
volucrado en una supuesta red de corrupción de funcionarios que
operaban contratos para el consorcio Blue Marine Technology y su
filial Arrendadora Ocean Mexicana, socias en México de la norue-
ga de Bergesen Worldwide Offshore Limited y la estadounidense
Subtec. Ello fue ventilado por la Secretaría de la Función Pública y
difundido ampliamente por la prensa nacional.

Los accionistas de la firma AOM son Antonio Juan Marcos Issa,


asesor de tres directores de Pemex: Rogelio Montemayor (im-
plicado en el ilegal desvío de recursos de la empresa a favor del
SNTPRM), de Raúl Muñoz Leos y de Luis Ramírez Corzo; otro
accionista es su yerno Juan Reynoso Durand.

Diversas auditorías realizadas por la Auditoría Superior de la Fe-


deración acreditaron ilegales sobreprecios en los barcos rentados
a Pemex por AOM, tanto el buque de Bergesen, como los de la
danesa Torm. En la renta de los barcos de Torm a Pemex, el órgano
de fiscalización detectó un supuesto quebranto al erario por más de
60 millones de pesos.

En 2007 la Secretaría de la Función Pública ventiló que se estable-


ció un patrón de intercambio de información entre los directivos
de AOM y los de Pemex a través de teléfonos celulares, mediante
correos electrónicos personales y mediante mensajeros de confian-
za. Supuestamente acreditó la comunicación permanente de Juan
Reynoso Durand con Jaime Suárez Coppel, hermano de Juan José

133
Suárez Coppel, entre Antonio Juan Marcos Issa y Juan José Suá-
rez Coppel, y entre Juan Reynoso Durand, Jaime Suárez Coppel
y con Pedro Gómez Flores, subdirector de Distribución y Alma-
cenamiento de Pemex Refinación, para el arreglo de contratos y
comisiones.

La colusión entre funcionarios y contratistas nos aclara porqué la


petrolera solapa las irregularidades en la industria del gas y del
petróleo.

En consecuencia, el origen de la problemática en la Sonda de Cam-


peche es la corrupción que permea en todos los niveles. Antepone
beneficios privados, nacionales o extranjeros, al cumplimiento de
la normatividad y el respeto por los derechos de los trabajadores, lo
que al final pervierte la industria.

134
XIII
Conclusiones

E
l panorama descrito demuestra claras violaciones a la Ley
Federal del Trabajo (LFT), la cual señala en artículo 3º de
su título primero, “Principios Generales”:

El trabajo es un derecho y un deber sociales. No es artículo


de comercio, exige respeto para las libertades y dignidad
de quien lo presta y debe efectuarse en condiciones que
aseguren la vida, la salud y un nivel económico decoroso
para el trabajador y su familia. No podrán establecerse dis-
tinciones entre los trabajadores por motivo de raza, sexo,
edad, credo religioso, doctrina política o condición social.
Asimismo, es de interés social promover y vigilar la capa-
citación y el adiestramiento de los trabajadores.

Es evidente el grado de indefensión de los trabajadores y trabaja-


doras de la industria del gas y del petróleo en la Sonda de Campe-
che, motivado por la asociación corrupta de empresas contratistas
y subcontratistas de Pemex con pseudo sindicatos (sindicatos blan-
cos, de protección o de conveniencia), bajo la tutela de las autori-
dades laborales. Cuando los trabajadores intentan defenderse, son
golpeados o procesados como “amotinados” por las autoridades,
y cuando los sindicatos verdaderos intentan organizarlos para de-
fender sus derechos, la Secretaría del Trabajo evita que se les reco-
nozca la representación sindical. Los sindicatos de protección son
verdaderos cárteles de corrupción que mueven fortunas y compran
la conciencia de las autoridades.

Lo inconcebible es que muchas de esas empresas contratistas o


subcontratistas operan en otros países, y en esos otros países respe-

135
Ana Lilia Pérez

tan la ley, negocian colectivamente e incluso defienden el dialogo


social y los principios internacionales del trabajo, la pregunta es
¿por que no lo hacen en México? Algunas de esas empresas han
comentado que en México trabajan en esas condiciones debido a
que “así es el sistema”, sin embargo esas empresas deberían de ser
legalmente punibles en sus países de origen por violar los derechos
humanos de los trabajadores marítimos de la industria costa afuera
mexicana.

La paraestatal Pemex viola la LFT al deslindarse de los trabajado-


res que operan las empresas contratistas. En su artículo 15, dicha
ley señala que:

Las empresas que ejecuten obras o servicios en forma ex-


clusiva o principal para otra, y que no dispongan de ele-
mentos propios suficientes de conformidad con lo dispues-
to en el Artículo 13, observarán las normas siguientes:

I. La empresa beneficiaria será solidariamente responsable


de las obligaciones contraídas con los trabajadores; y

II. Los trabajadores empleados en la ejecución de las obras


o servicios tendrán derecho a disfrutar de condiciones de
trabajo proporcionales a las que disfruten los trabajadores
que ejecuten trabajos similares en la empresa beneficiaria.
Para determinar la proporción, se tomarán en considera-
ción las diferencias que existan en los salarios mínimos
que rijan en el área geográfica de aplicación en que se en-
cuentren instaladas las empresas y las demás circunstan-
cias que puedan influir en las condiciones de trabajo.

La mayoría de las contratistas, según se pudo demostrar, otorgan


condiciones muy por debajo de la ley violando el artículo 56 del
título tercero “Condiciones de Trabajo”, que señala:

136
Sonda de Campeche, paradigma de explotación laboral

Las condiciones de trabajo en ningún caso podrán ser in-


feriores a las fijadas en esta Ley y deberán ser proporcio-
nadas a la importancia de los servicios e iguales para tra-
bajos iguales, sin que puedan establecerse diferencias por
motivo de raza, nacionalidad, sexo, edad, credo religioso
o doctrina política, salvo las modalidades expresamente
consignadas en esta Ley. En actividades iguales, mujeres
y hombres no tienen los mismos salarios. El monto de los
ingresos se tasa también por la nacionalidad.

Los contratistas que obtienen fortunas de Pemex no cumplen tam-


poco con el título cuarto “Derechos y Obligaciones de los Trabaja-
dores y de los Patrones”, de la LFT, que en su artículo 132 señala
que son obligaciones de los patrones:

I. Cumplir las disposiciones de las normas de trabajo apli-


cables a sus empresas o establecimientos;

II. Pagar a los trabajadores los salarios e indemnizaciones,


de conformidad con las normas vigentes en la empresa o
establecimiento;

III. Proporcionar oportunamente a los trabajadores los úti-


les, instrumentos y materiales necesarios para la ejecución
del trabajo, debiendo darlos de buena calidad, en buen es-
tado y reponerlos tan luego como dejen de ser eficientes,
siempre que aquéllos no se hayan comprometido a usar he-
rramienta propia. El patrón no podrá exigir indemnización
alguna por el desgaste natural que sufran los útiles, instru-
mentos y materiales de trabajo;

IV. Proporcionar local seguro para la guarda de los ins-


trumentos y útiles de trabajo pertenecientes al trabajador,

137
Ana Lilia Pérez

siempre que deban permanecer en el lugar en que prestan


los servicios, sin que sea lícito al patrón retenerlos a títu-
lo de indemnización, garantía o cualquier otro. El registro
de instrumentos o útiles de trabajo deberá hacerse siempre
que el trabajador lo solicite;

V. Mantener el número suficiente de asientos o sillas a


disposición de los trabajadores en las casas comerciales,
oficinas, hoteles, restaurantes y otros centros de trabajo
análogos. La misma disposición se observará en los esta-
blecimientos industriales cuando lo permita la naturaleza
del trabajo;

VI. Guardar a los trabajadores la debida consideración,


absteniéndose de mal trato de palabra o de obra;

VII. Expedir cada quince días, a solicitud de los trabajado-


res, una constancia escrita del número de días trabajados y
del salario percibido;

VIII. Expedir al trabajador que lo solicite o se separe de la


empresa, dentro del término de tres días, una constancia
escrita relativa a sus servicios;

IX. Conceder a los trabajadores el tiempo necesario para


el ejercicio del voto en las elecciones populares y para el
cumplimiento de los servicios de jurados, electorales y
censales, a que se refiere el artículo 5o de la Constitución,
cuando esas actividades deban cumplirse dentro de sus ho-
ras de trabajo;

X. Permitir a los trabajadores faltar a su trabajo para des-


empeñar una comisión accidental o permanente de su sin-
dicato o del Estado, siempre que avisen con la oportunidad

138
Sonda de Campeche, paradigma de explotación laboral

debida y que el número de trabajadores comisionados no


sea tal que perjudique la buena marcha del establecimien-
to. El tiempo perdido podrá descontarse al trabajador a no
ser que lo compense con un tiempo igual de trabajo efec-
tivo. Cuando la comisión sea de carácter permanente, el
trabajador o trabajadores podrán volver al puesto que ocu-
paban, conservando todos sus derechos, siempre y cuando
regresen a su trabajo dentro del término de seis años. Los
substitutos tendrán el carácter de interinos, considerándo-
los como de planta después de seis años;

XI. Poner en conocimiento del sindicato titular del contra-


to colectivo y de los trabajadores de la categoría inmediata
inferior, los puestos de nueva creación, las vacantes defini-
tivas y las temporales que deban cubrirse;

XII. Establecer y sostener las escuelas Artículo 123 Cons-


titucional, de conformidad con lo que dispongan las leyes
y la Secretaría de Educación Pública;

XIII. Colaborar con las Autoridades del Trabajo y de Edu-


cación, de conformidad con las leyes y reglamentos, a fin
de lograr la alfabetización de los trabajadores;

XIV. Hacer por su cuenta, cuando empleen más de cien y


menos de mil trabajadores, los gastos indispensables para
sostener en forma decorosa los estudios técnicos, indus-
triales o prácticos, en centros especiales, nacionales o ex-
tranjeros, de uno de sus trabajadores o de uno de los hijos
de éstos, designado en atención a sus aptitudes, cualidades
y dedicación, por los mismos trabajadores y el patrón.

Cuando tengan a su servicio más de mil trabajadores debe-


rán sostener tres becarios en las condiciones señaladas. El

139
Ana Lilia Pérez

patrón sólo podrá cancelar la beca cuando sea reprobado


el becario en el curso de un año o cuando observe mala
conducta; pero en esos casos será substituido por otro. Los
becarios que hayan terminado sus estudios deberán prestar
sus servicios al patrón que los hubiese becado, durante un
año, por lo menos;

XV. Proporcionar capacitación y adiestramiento a sus tra-


bajadores, en los términos del Capítulo III Bis de este Tí-
tulo.

XVI. Instalar, de acuerdo con los principios de seguridad e


higiene, las fábricas, talleres, oficinas y demás lugares en
que deban ejecutarse las labores, para prevenir riesgos de
trabajo y perjuicios al trabajador, así como adoptar las me-
didas necesarias para evitar que los contaminantes excedan
los máximos permitidos en los reglamentos e instructivos
que expidan las autoridades competentes. Para estos efec-
tos, deberán modificar, en su caso, las instalaciones en los
términos que señalen las propias autoridades;

XVII. Cumplir las disposiciones de seguridad e higiene


que fijen las leyes y los reglamentos para prevenir los ac-
cidentes y enfermedades en los centros de trabajo y, en ge-
neral, en los lugares en que deban ejecutarse las labores; y,
disponer en todo tiempo de los medicamentos y materiales
de curación indispensables que señalen los instructivos que
se expidan, para que se presten oportuna y eficazmente los
primeros auxilios; debiendo dar, desde luego, aviso a la
autoridad competente de cada accidente que ocurra;

XVIII. Fijar visiblemente y difundir en los lugares donde


se preste el trabajo, las disposiciones conducentes de los
reglamentos e instructivos de seguridad e higiene;

140
Sonda de Campeche, paradigma de explotación laboral

XIX. Proporcionar a sus trabajadores los medicamentos


profilácticos que determine la autoridad sanitaria en los lu-
gares donde existan enfermedades tropicales o endémicas,
o cuando exista peligro de epidemia;

XX. Reservar, cuando la población fija de un centro rural


de trabajo exceda de doscientos habitantes, un espacio de
terreno no menor de cinco mil metros cuadrados para el
establecimiento de mercados públicos, edificios para los
servicios municipales y centros recreativos, siempre que
dicho centro de trabajo esté a una distancia no menor de
cinco kilómetros de la población más próxima;

XXI. Proporcionar a los sindicatos, si lo solicitan, en los


centros rurales de trabajo, un local que se encuentre des-
ocupado para que instalen sus oficinas, cobrando la renta
correspondiente. Si no existe local en las condiciones in-
dicadas, se podrá emplear para ese fin cualquiera de los
asignados para alojamiento de los trabajadores;

XXII. Hacer las deducciones que soliciten los sindicatos de


las cuotas sindicales ordinarias, siempre que se compruebe
que son las previstas en el artículo 110, fracción VI;

XXIII. Hacer las deducciones de las cuotas para la consti-


tución y fomento de sociedades cooperativas y de cajas de
ahorro, de conformidad con lo dispuesto en el artículo 110,
fracción IV;

XXIV. Permitir la inspección y vigilancia que las autorida-


des del trabajo practiquen en su establecimiento para cer-
ciorarse del cumplimiento de las normas de trabajo y darles
los informes que a ese efecto sean indispensables, cuando

141
Ana Lilia Pérez

lo soliciten. Los patrones podrán exigir a los inspectores o


comisionados que les muestren sus credenciales y les den
a conocer las instrucciones que tengan; y

XXV. Contribuir al fomento de las actividades culturales


y del deporte entre sus trabajadores y proporcionarles los
equipos y útiles indispensables.

XXVI. Hacer las deducciones previstas en las fracciones


IV del artículo 97 y VII del artículo 110, y enterar los des-
cuentos a la institución bancaria acreedora, o en su caso al
Fondo de Fomento y Garantía para el Consumo de los Tra-
bajadores. Esta obligación no convierte al patrón en deudor
solidario del crédito que se haya concedido al trabajador.

XXVII. Proporcionar a las mujeres embarazadas la protec-


ción que establezcan los reglamentos.

XXVIII. Participar en la integración y funcionamiento de


las Comisiones que deban formarse en cada centro de tra-
bajo, de acuerdo con lo establecido por esta Ley.

En claro ejemplo de cómo estas empresas trabajan al margen de


la ley se encuentra lo expuesto en el capítulo tercero bis, “De la
capacitación y adiestramiento de los trabajadores”, que su artículo
153-A declara:

Todo trabajador tiene el derecho a que su patrón le propor-


cione capacitación o adiestramiento en su trabajo que le
permita elevar su nivel de vida y productividad, conforme
a los planes y programas formulados, de común acuerdo,
por el patrón y el sindicato o sus trabajadores y aprobados
por la Secretaría del Trabajo y Previsión Social.

142
Sonda de Campeche, paradigma de explotación laboral

A pesar de ser un requisito indispensable, tanto autoridades como


empresas ignoran elaborar un contrato de trabajo, para así violentar
los derechos de los trabajadores y eximirse de sus obligaciones,
trasgrediendo el artículo 194, que ordena:

Las condiciones de trabajo se harán constar por escrito. Un


ejemplar quedará en poder de cada parte, otro se remitirá a
la Capitanía del Puerto o al Cónsul mexicano más cercano,
y el cuarto a la Inspección del Trabajo del lugar donde se
estipularon.

Como se demostró, no existe una sola plataforma que no incumpla


con lo dispuesto en el artículo 204 del capítulo tercero, que nos
señala que los patrones tienen las siguientes obligaciones especia-
les:

I. Proporcionar abordo alojamientos cómodos e higiéni-


cos;

II. Proporcionar alimentación sana, abundante y nutritiva a


los trabajadores de buques dedicados al servicio de altura
y cabotaje y de dragado;

III. Proporcionar alojamiento y alimentos cuando el buque


sea llevado a puerto extranjero para reparaciones y sus con-
diciones no permitan la permanencia a bordo. Esta misma
obligación subsistirá en puerto nacional cuando no sea el
del lugar donde se tomó al trabajador. La habitación y los
alimentos se proporcionarán sin costo para el trabajador;

IV. Pagar los costos de la situación de fondos a los fami-


liares de los trabajadores, cuando el buque se encuentre en
el extranjero;

143
Ana Lilia Pérez

V. Conceder a los trabajadores el tiempo necesario para el


ejercicio del voto en las elecciones populares, siempre que
la seguridad del buque lo permita y no se entorpezca su
salida en la fecha y hora fijadas;

VI. Permitir a los trabajadores que falten a sus labores para


desempeñar comisiones del Estado o de su sindicato, en las
mismas condiciones a que se refiere la fracción anterior;

VII. Proporcionar la alimentación y alojamiento, trata-


miento médico y medicamentos y otros medios terapéuti-
cos, en los casos de enfermedades, cualquiera que sea su
naturaleza;

VIII. Llevar a bordo el personal y material de curación que


establezcan las leyes y disposiciones sobre comunicacio-
nes por agua;

IX. Repatriar o trasladar al lugar convenido a los trabaja-


dores, salvo los casos de separación por causas no imputa-
bles al patrón; y

X. Informar a la Capitanía del Puerto correspondiente,


dentro de las veinticuatro horas de haber sido declarado a
libre plática, de los accidentes de trabajo ocurridos abordo.
Si el buque llega a puerto extranjero, el informe se rendirá
al Cónsul mexicano o en su defecto, al capitán del primer
puerto nacional que toque.

Así como lo referente al título noveno, “Riesgos de Trabajo”, que


en su artículo 483 mandata que las indemnizaciones por riesgos de
trabajo que produzcan incapacidades, se pagarán directamente al
trabajador.

144
Sonda de Campeche, paradigma de explotación laboral

En su artículo 487 se asienta que los trabajadores que sufran un


riesgo de trabajo tendrán derecho a:

I. Asistencia médica y quirúrgica;

II. Rehabilitación;

III. Hospitalización, cuando el caso lo requiera;

IV. Medicamentos y material de curación;

V. Los aparatos de prótesis y ortopedia necesarios; y

VI. La indemnización fijada en el presente Título.

En los casos más extremos, en los cuales los trabajadores pierden


la vida, las empresas y las autoridades de forma indolente, trans-
greden lo establecido en el artículo 501 de dicha ley, el cual de-
clara que tendrán derecho a recibir indemnización en los casos de
muerte:

I. La viuda, o el viudo que hubiese dependido económi-


camente de la trabajadora y que tenga una incapacidad de
cincuenta por ciento o más, y los hijos menores de dieciséis
años y los mayores de esta edad si tienen una incapacidad
de cincuenta por ciento o más;

II. Los ascendientes concurrirán con las personas mencio-


nadas en la fracción anterior, a menos que se pruebe que no
dependían económicamente del trabajador;

III. A falta de cónyuge supérstite, concurrirá con las per-


sonas señaladas en las dos fracciones anteriores, la perso-
na con quien el trabajador vivió como si fuera su cónyuge

145
Ana Lilia Pérez

durante los cinco años que precedieron inmediatamente a


su muerte, o con la que tuvo hijos, siempre que ambos hu-
bieran permanecido libres de matrimonio durante el con-
cubinato.

IV. A falta de cónyuge supérstite, hijos y ascendientes, las


personas que dependían económicamente del trabajador
concurrirán con la persona que reúna los requisitos seña-
lados en la fracción anterior, en la proporción en que cada
una dependía de él; y

V. A falta de las personas mencionadas en las fracciones


anteriores, el Instituto Mexicano del Seguro Social.

Las autoridades de la STPS se convierten en cómplices de las con-


tratistas de Pemex al no acatar las disposiciones del artículo 511,
que indica que:

Los Inspectores del Trabajo tienen las atribuciones y debe-


res especiales siguientes:

I. Vigilar el cumplimiento de las normas legales y regla-


mentarias sobre prevención de los riesgos de trabajo y se-
guridad de la vida y salud de los trabajadores;

II. Hacer constar en actas especiales las violaciones que


descubran; y

III. Colaborar con los trabajadores y el patrón en la difu-


sión de las normas sobre prevención de riesgos, higiene y
salubridad.

Adicionalmente, la SCT, a través de la Coordinación General de


Puertos y Marina Mercante, es la autoridad responsable por la im-

146
Sonda de Campeche, paradigma de explotación laboral

plementación de los Convenios Internacionales y las reglamenta-


ciones nacionales en materia de seguridad de la vida humana en el
mar. Como ha sido demostrado en éste documento, las inspeccio-
nes de seguridad generalmente no son efectuadas en tiempo y for-
ma, y aún cuando se encuentran inconformidades, no se prohíbe la
operación de las embarcaciones y artefactos navales que presentan
deficiencias, hasta que suceden los accidentes.

Las autoridades tanto de la STPS como de la SCT han ventilado


que entre los motivos que les impiden hacer las inspecciones está
la insuficiencia de inspectores, la falta de programas adecuados de
entrenamiento o incluso su alta edad promedio, lo que en la prácti-
ca no les permite realizar su trabajo minuciosamente. En cualquier
caso la autoridad marítima en México nunca ha sido procesada le-
galmente por no haber impedido la operación de embarcaciones
que no cumplen con las normas de nacionales e internacionales de
seguridad.

Lo anterior genera un mecanismo perfecto: Embarcaciones y arte-


factos navales, que generalmente incumplen con las normas inter-
nacionales de seguridad, son contratadas con rentas que superan
la media mundial. El dinero es enviado a paraísos fiscales y por lo
tanto, escapa de una apropiada fiscalización. Los trabajadores son
forzados a laborar en condiciones infrahumanas e inaceptables a
nivel internacional. Las autoridades laborales y los sindicatos de
protección se encargan de evitar que los trabajadores puedan de-
fender sus derechos y evitan que las leyes mexicanas se cumplan
a bordo.

Además, las autoridades judiciales procesan a los trabajadores que


se “amotinan” o, mejor dicho, que efectúan huelgas por la falta
de pago de salarios. Las autoridades de Marina Mercante no cum-
plen cabalmente su papel de inspeccionar las condiciones a bordo
e inclusive, la misma autoridad ha ventilado que algunas empresas

147
Ana Lilia Pérez

mienten sobre la identidad y certificados de la gente a bordo, pero


tampoco las sancionan.

En esta espiral de complicidades, Pemex continúa la contratación


aún cuando las embarcaciones incumplan con las características
técnicas exigidas y permite la violación de las normas de seguridad
que colocan la vida de los trabajadores en riesgo o asignan contra-
tos de prestación de servicios o fletan embarcaciones que no pue-
den cumplir con los servicios o las funciones para las que fueron
contratadas. Adicionalmente Pemex, las autoridades migratorias y
de la SCT permiten que los trabajadores marítimos mexicanos sean
desplazados por extranjeros, atentando contra el derecho de sus
conciudadanos a tener un empleo.

El desenlace es aún más triste, las pocas veces que se investiga la


muerte de los trabajadores en la industria petrolera, los peritajes
oficiales aducen que los responsables son siempre los muertos, aún
en evidentes casos de inseguridad industrial.

¿Será que los gobiernos de otros países, donde la corrupción se cas-


tiga como un delito, donde la muerte de un trabajador por violación
sistemática de las normas de seguridad resulta en una investigación
imparcial que procesa a los responsables (no a los muertos que se-
guían ordenes), donde hay respeto a los derechos humanos de los
trabajadores de la industria del petróleo y el gas, pueden aceptar
mantener acuerdos de libre comercio con un país que genera dum-
ping social a costa de los derechos y la vida de sus trabajadores?

Este estudio tiene como objetivo exponer las condiciones reales a


las cuales son sometidos los trabajadores mexicanos a manos de
empresas nacionales y extranjeras sin responsabilidad social. La
inamovilidad de las autoridades mexicanas aún después de la ola
de graves accidentes puede cambiar si tan sólo se obliga al Es-
tado mexicano a cumplir con sus compromisos internacionales, a

148
Sonda de Campeche, paradigma de explotación laboral

Pemex que cumpla y haga que sus contratistas y subcontratistas


cumplan la ley , a la SCT que inspeccione lo que ocurre en la Sonda
de Campeche, y a la STPS que cumpla con su misión y obligación:
velar por los derechos de los trabajadores.

149
ANEXO

L
a conducta de Pemex y sus contratistas y/o subcontratistas
atentan contra la responsabilidad social empresarial y las
normas internacionales que le son obligadas para la Corpo-
rate Social Responsibility, tales como El Pacto Global, iniciativa
del Secretario General de la Organización de las Naciones Unidas,
Kofi Annan, con el fin de convocar a la comunidad empresarial del
mundo a sumar esfuerzos con esa organización.

La adopción del décimo principio compromete a los participantes


del Pacto Mundial, no sólo a evitar el soborno, la extorsión y otras
formas de corrupción, sino también a desarrollar políticas y progra-
mas concretos para abordar el tema de la corrupción y contribuir a
una economía global más transparente y libre de corrupción.

Valga recordar los diez principios del Pacto Mundial

Derechos Humanos

Principio I

Apoyar y respetar la protección de los derechos humanos


proclamados en el ámbito internacional.

La responsabilidad del respeto a los derechos humanos no


se limita a los gobiernos o a las naciones. Los derechos hu-
manos son tan importantes para los individuos como para
las organizaciones que ellos forman. Como parte del com-
promiso con el Pacto Mundial, la comunidad empresarial
tiene la responsabilidad de proteger los derechos humanos,
tanto en el lugar de trabajo, como en los lugares en los que

151
Ana Lilia Pérez

se ejerce su influencia.
Las razones por las que las empresas deben atender los te-
mas referentes a derechos humanos son:

Se respeta la ley local e internacional.

Se promueve el estado de derecho.

Se atienden las necesidades de los consumidores.

Se incrementa la productividad y el desempeño de los tra-


bajadores.

Se construyen buenas relaciones con la comunidad.

Algunas ideas para implementar el respeto a los derechos


humanos en las políticas de la compañía:

Desarrollar un sistema administrativo basado en la salud y


la seguridad.

Facilitar capacitación al equipo de trabajo sobre derechos


humanos y como éstos se ven afectados por los negocios.

Mejorar las condiciones laborales después de consultar a


los trabajadores y sus representantes.

Se garantiza el respeto a los derechos humanos cuando:

Se promueven condiciones laborales seguras;

No se discriminan prácticas personales;

Se previene el desalojo forzado de individuos, grupos o

152
Sonda de Campeche, paradigma de explotación laboral

comunidades;
Se trabaja para proteger la economía de las comunidades
locales;

entre muchas otras medidas.

Principio II

Asegurarse de no ser cómplice en abusos a los derechos


humanos

Muchos están de acuerdo en que el término “complicidad”


es muy difícil de apreciar y categorizar. Es un gran reto
para los empresarios entender planamente los que “compli-
cidad” significa y evitar así verse involucrados en violacio-
nes a los derechos humanos. Debido a que las dinámicas
entre los gobiernos, las compañías y la sociedad civil están
cambiando, también está cambiando nuestro entendimien-
to de cuándo y cómo las distintas organizaciones deben
hacerse responsables de los derechos humanos.

Es importante entender que en el contexto empresarial, la


complicidad puede presentarse en muchas formas:

Complicidad directa:

Sucede cuando una empresa se encuentra, conscientemen-


te, inmersa en una situación en que los derechos huma-
nos se ven violados. Un ejemplo de esto es cuando una
compañía promueve la reubicación forzada de personas en
circunstancias relacionadas con las actividades empresa-
riales.

153
Ana Lilia Pérez

Complicidad beneficiosa:

Sugiere que una compañía se beneficia directamente del


abuso a los derechos humanos cometido por alguien más.
Por ejemplo, violaciones cometidas por fuerzas de seguri-
dad en la supresión de una protesta pacífica en contra de
actividades empresariales.

Complicidad silenciosa:

Describe la forma en que los defensores de los derechos


humanos observan el fracaso de una compañía al no dar
la importancia adecuada a las violaciones sistemáticas o
continuas de los derechos humanos y su interacción con las
autoridades correspondientes. Por ejemplo, la discrimina-
ción sistemática de ciertos grupos étnicos, de género, etc.

Se sugiere que las empresas:

Respeten las guías y estándares internacionales con respec-


to al uso de la fuerza.

En caso de dar a las fuerzas de seguridad algún apoyo eco-


nómico o material, se deberán establecer resguardos espe-
cíficos para asegurar que dichos apoyos no sean utilizados
en la violación de los derechos humanos. También deberán
aclarar que la empresa no condonará ninguna violación a la
ley internacional de los derechos humanos.

Condenen públicamente y en privado los abusos sistemáti-


cos y continuos de los derechos humanos.

154
Sonda de Campeche, paradigma de explotación laboral

Normas Laborales

Principio III
Respetar la libertad de asociación y el reconocimiento
efectivo del derecho a la negociación colectiva.

Las empresas enfrentan mucha incertidumbre en el mer-


cado mundial actual pues este se encuentra en constante
cambio. El establecer un diálogo genuino con representan-
tes laborales, electos libremente, permite tanto a los traba-
jadores como a los empleadores entender mejor los proble-
mas mutuos y encontrar la mejor manera de resolverlos.
La seguridad de estar representado es una base para cons-
truir una confianza bilateral. La libertad de asociación y el
ejercicio de la negociación colectiva crean oportunidades
para un diálogo constructivo, cuyas soluciones representan
beneficios para la empresa, sus accionistas y, finalmente,
para la sociedad. Muchos estudios demuestran que la di-
námica resultante de la libre asociación puede aumentar la
productividad, las ganancias y los beneficios para todos los
interesados.

Posibles estrategias para las empresas:

Asegurar que los trabajadores puedan formar un sindicato


de su elección sin temer a la intimidación o a represalias.
Facilitar instalaciones para ayudar a que los representantes
de los trabajadores puedan realizar su trabajo, respetando
las necesidades, el tamaño y las capacidades de la compa-
ñía.

Utilizar la negociación colectiva como un foro constructi-


vo para atender las condiciones laborales, los términos del
empleo y las relaciones entre empleados, empleadores y

155
Ana Lilia Pérez

sus organizaciones respectivas.

Regular pláticas con el sindicato más representativo para


asegurar que las organizaciones más pequeñas puedan se-
guir representando a sus miembros.

Tomar en cuenta el estado de las relaciones obrero-patrona-


les en el lugar en el que se encuentra la empresa al momen-
to de aceptar la libre asociación y la negociación colectiva.
En países en los que no hay suficiente protección legal, se
deberán tomar medidas para mantener la seguridad y con-
fidencialidad de los sindicatos y sus líderes.

Apoyar la creación y función de organizaciones laborales o


sindicatos locales o internacionales.

Principio IV

Eliminar todas las formas de trabajo forzoso u obliga-


torio.

El trabajo forzado u obligatorio es cualquier labor o servi-


cio desempeñado por cualquier persona bajo la amenaza de
cualquier penalización, o que la persona que lo desempeña
no se haya ofrecido a realizar voluntariamente. El otorgar
salarios u otras compensaciones no significa necesaria-
mente que el trabajo no sea forzado u obligado. Por dere-
cho, el trabajo debe realizarse libremente y los empleados
deben poder retirarse cuando lo deseen de acuerdo con las
normas establecidas.

Al retrasar el desarrollo adecuado de los recursos humanos,


el trabajo forzado disminuye el nivel de productividad y

156
Sonda de Campeche, paradigma de explotación laboral

de crecimiento económico para la sociedad en general. La


pérdida de ingresos debido a la interferencia en el trabajo
normal o en las actividades generadoras de ingreso puede
reducir las ganancias de familias enteras y en consecuencia
promover también la pérdida de alimentos, alojamiento y
servicios de salud.

Los trabajos forzados u obligados se presentan en diversas


formas:

Esclavitud

Servidumbre por deudas: Una práctica antigua pero que


sigue vigente en algunos países. En esta práctica, adultos y
niños se ven obligados a trabajar en condiciones de escla-
vitud para pagar las deudas adquiridas, ya sean propias, del
padre o de algún pariente.

Trabajo infantil en condiciones especialmente abusivas.

El trabajo o servicio de prisioneros si son involuntariamen-


te contratados o puestos al servicio de individuos, compa-
ñías o asociaciones privadas.

Trabajo con propósitos de desarrollo requerido por las au-


toridades.

Trabajo requerido para castigar aluna opinión o expresión


ideológica contraria al sistema político, social o económi-
co establecido.

Tiempo extra obligatorio


Retención de documentos personales o financieros para
efectuar alguna contratación.

157
Ana Lilia Pérez

Principio V

Abolir de forma efectiva el trabajo infantil.

El trabajo infantil ha tenido lugar en casi todo el mundo y,


actualmente, sigue siendo un problema importante en mu-
chos países en desarrollo, a pesar de que también sucede
(de manera menos evidente) en los países desarrollados e
industrializados.

El trabajo infantil priva a los niños de su infancia y de su


dignidad. Muchos de los niños trabajan muchas horas por
salarios muy bajos o nulos y en condiciones dañinas para
su salud y su desarrollo físico y mental. Se les niega una
educación y en ocasiones son separados de sus familias. Es
muy probable que los niños que no terminan la educación
primaria permanezcan analfabetos y nunca adquieran las
habilidades necesarias para obtener un empleo y contribuir
así con el desarrollo de la economía moderna. En conse-
cuencia, el trabajo infantil se traduce en muchos trabaja-
dores no aptos para el papel que desempeñan, lo que pone
en riesgo las mejoras futuras en las habilidades de la fuerza
de trabajo.

El trabajo infantil existe debido a las presiones de la pobre-


za y la falta de desarrollo, pero también es una simple con-
secuencia de la explotación. Existe tanto en la economía
formal como en la informal. Sin embargo, es en ésta última
en la que se encuentran la mayor parte y las peores formas
de trabajo infantil.

Las peores formas de trabajo infantil son:

Cualquier forma de esclavitud (tráfico de niños, servidum-

158
Sonda de Campeche, paradigma de explotación laboral

bre por deudas, trabajo forzado u obligatorio y niños lu-


chando en un conflicto armado).

El consumo, suministro u ofrecimiento de prostitución y


pornografía infantiles.

El uso, suministro u ofrecimiento de niños para actividades


ilegales como la producción y el tráfico de drogas.

Cualquier trabajo que pueda dañar la salud o los valores


del niño a consecuencia de las circunstancias en las que
sea efectuado.

Acciones concretas:

Respetar la edad mínima requerida por las leyes laborales


nacionales. Cuando las leyes nacionales sean insuficientes,
acatar las normas internacionales.

Cuando se descubran niños menores a la edad permitida,


tomar medidas para que sean retirados del lugar de trabajo
y se les proporcionen servicios adecuados y alternativas a
ellos y sus familias.

Apoyar el desarrollo de programas educativos, de capaci-


tación vocacional y de asesoramiento para niños trabajado-
res, y capacitación para los padres de niños trabajadores.

Principio VI

Eliminar la discriminación con respecto el empleo y la


ocupación

159
Ana Lilia Pérez

La definición de discriminación en el empleo y la ocu-


pación es: “Cualquier distinción, exclusión o preferencia
que tenga el efecto de anular o desequilibrar la equidad
de oportunidades o de trato en un empleo u ocupación. La
discriminación puede afectar a los sectores racial, de géne-
ro, de religión, de opinión política, nacionalidad o extracto
social. Por supuesto, las distinciones basadas estrictamente
en los requerimientos inherentes a un trabajo, no están con-
sideradas como discriminación.

El no discriminar significa que los empleados sean selec-


cionados con base en su capacidad de realizar el trabajo y
que no exista alguna distinción, exclusión o preferencia ba-
sadas en otras cuestiones. Los empleados que se ven afec-
tados por la discriminación en el trabajo no tienen oportu-
nidades y sus derechos humanos se ven violados.

La discriminación puede ser directa cuando las leyes, re-


glamentos o prácticas citan explícitamente algún motivo
como el género o la raza para ser privado de alguna opor-
tunidad. Pero, en general, la discriminación suele ser in-
directa y se ejerce donde los reglamentos y las prácticas
aparentan ser neutrales pero en realidad promueven las
exclusiones.

Desde el punto de vista empresarial, la discriminación no


tiene sentido puesto que esta práctica restringe el flujo de
trabajadores y de habilidades y desacelera el crecimiento
económico de la empresa y de la sociedad en general.

Las compañías pueden realizara actividades específicas


para solucionar el problema de la discriminación:

Crear políticas y procedimientos en los que las aptitudes y

160
Sonda de Campeche, paradigma de explotación laboral

la experiencia sean las bases de las contrataciones, la ca-


pacitación, etc.

Eliminar los requerimientos sistemáticos que pongan en


desventaja a determinados grupos.

Cuando se identifiquen prácticas discriminatorias, desa-


rrollar procedimientos de reclamaciones para atender las
quejas.

En operaciones fuera del país de origen, las compañías


pueden necesitar dar espacio a las tradiciones culturales y
trabajar con representantes laborales y autoridades guber-
namentales para asegurar un acceso equitativo al trabajo de
mujeres y otras minorías.

Medio Ambiente

Principio VII

Apoyar los métodos preventivos con respecto a proble-


mas ambientales.

¿Qué es un método preventivo?

De acuerdo con la Declaración de Río, “para lograr un de-


sarrollo sostenible, la protección ambiental debe formar
una parte integral del proceso de desarrollo y no debe ser
considerado un tema aislado [...] Para proteger al medio
ambiente, los métodos preventivos deben aplicarse de
acuerdo con las capacidades de cada Estado. Cuando exista
la amenaza de un daño grave o irreversible, la falta de cer-
teza científica absoluta no debe usarse como pretexto para

161
Ana Lilia Pérez

posponer las medidas costo-beneficio que puedan prevenir


el deterioro del medio ambiente”.

La prevención se encuentra en varios conceptos fundamen-


tales:

Anticipación preventiva: Llevar a cabo acciones necesa-


rias, incluso antes de que exista la prueba científica de que
el retraso de dichas acciones puedan causar daño a la natu-
raleza o a la sociedad.

Salvaguardar el ‘espacio’ ecológico: No rebasando los már-


genes ecológicos para proteger y acrecentar la capacidad
de asimilación del entorno natural. Esto significa frenar el
uso excesivo de recursos.

Respuesta proporcional: Demostrar que los niveles de res-


tricción elegidos no son excesivamente costosos.

Obligatoriedad del cuidado: Aquellos que efectúen alguna


actividad o algún cambio deberán demostrar que no causan
ningún daño al medio ambiente.

Promover los derechos naturales intrínsecos: Permitiendo


que los procesos naturales funcionen de manera que man-
tengan el balance esencial para la vida en la tierra.

Pagar la deuda ecológica: O compensando la falta de juicio


pasada, como lo indica el concepto de “responsabilidad co-
mún pero diferenciada”, contenido en la Convención de las
Naciones Unidas sobre el cambio climático.

El elemento clave de los métodos preventivos, desde una


perspectiva empresarial, es tener la idea de la prevención

162
Sonda de Campeche, paradigma de explotación laboral

más que la de cura. En otras palabras, es más efectivo, en


cuanto a costos, llevar a cabo una acción temprana para ga-
rantizar que no se presente el daño ambiental irreversible.

Principio VIII

Adoptar iniciativas para promover una mayor respon-


sabilidad ambiental.

La Cumbre de la Tierra en 1992 atrajo la atención a tres


puntos importantes:

El daño que sufren muchos ecosistemas.

La amenaza de que mengüe la capacidad del planeta de


mantener vida en el futuro.

Nuestra capacidad de mantener un desarrollo económico y


social a largo plazo.

En esta cumbre, el significado de responsabilidad ambien-


tal para las empresas es “el manejo responsable y ético de
los productos y los procesos con respecto a la salud, la se-
guridad y los aspectos ambientales. Para llegar a este fin,
las empresas y las industrias deben incrementar su autorre-
gulación, guiada por códigos, leyes e iniciativas adecuadas
en las que se integren todos los elementos del planeamien-
to de las empresas y la toma de decisiones, además de una
apertura y un diálogo con los empleados y el público en
general”.

Por medio del principio VIII, el Pacto Mundial presenta


un esquema para que las empresas ejecuten algunos de los

163
Ana Lilia Pérez

objetivos fundamentales establecidos en 1992.

Las empresas ganan legitimidad la atender las necesidades


de la sociedad, y esta misma necesita, cada vez más, que se
llevan a cabo prácticas que sustenten el medio ambiente.
Una forma de demostrar el compromiso de las empresas,
es cambiar sus métodos convencionales por métodos más
responsables para solucionar los problemas ambientales.

Los siete elementos fundamentales para contribuir con la


responsabilidad ambiental son:

Aplicar métodos preventivos.

Adoptar las mismas regulaciones operativas en todas las


locaciones.

Garantizar el manejo de cadenas de abastecimiento.

Facilitar la transferencia de tecnología.

Contribuir para crear una conciencia ambiental dentro de


la compañía.

Dialogar con la comunidad local.

Compartir los beneficios equitativamente.

Principio IX

Fomentar el desarrollo y la difusión de tecnologías in-


ofensivas para el medio ambiente.

164
Sonda de Campeche, paradigma de explotación laboral

Fomentar el desarrollo y difusión de tecnologías inofen-


sivas para el medio ambiente es un objetivo a largo pla-
zo para las empresas y debe atender las funciones tanto
administrativas como de investigación de la organización.
Estas tecnologías inofensivas para el medio ambiente son
aquellas que “protegen el medio ambiente, son menos con-
taminantes, utilizan todos los recursos de modo más sos-
tenible, reciclan sus productos y desperdicios y desechan
los desperdicios residuales de forma más aceptable que
aquellas tecnologías a las que ahora sustituyen. Las tecno-
logías inofensivas para el medio ambiente no son tecnolo-
gías individuales, sino un sistema en conjunto que incluye
capacitación, procedimientos, bienes, servicios y equipo,
así como procesos de organización y administrativos.

Las tecnologías ambientales efectivas nos permiten redu-


cir la utilización de recursos finitos y utilizar los recursos
existentes de manera más eficiente. El almacenamiento,
tratamiento y disposición de desperdicios es productivo
en términos financieros, ambientales y sociales. Debido a
que estas tecnologías generan menos desperdicios y resi-
duos, el uso de tecnologías ineficientes puede representar
un incremento en los costos operativos de las empresas.
En contraste, evitar el impacto ambiental por medio de la
prevención en la contaminación y el diseño de productos
ecológicos, incrementa la eficiencia y, sobre todo, la com-
petitividad de la compañía y puede también conducir a
nuevas oportunidades empresariales.

En una fábrica, el mejoramiento de tecnologías puede al-


canzarse con cuatro principios básicos:

Cambiar los procesos o técnicas de manufactura: Haciendo


cambios avanzados que requieran investigación y desarro-

165
llo, en lugar de hacer modificaciones sencillas.

Cambiar materiales: Por ejemplo, utilizar materiales me-


nos industrializados que son menos tóxicos.

Hacer cambios a los productos: Por ejemplo, cambiar sol-


ventes por pinturas elaboradas a base de agua.

Reutilizar materiales: Separando, tratando y recuperando


de los desperdicios, materiales útiles.

Anticorrupción

Principio X

Las empresas deberán trabajar contra la corrupción en to-


das sus formas, incluyendo la extorsión y el soborno.

166
Ana Lilia Pérez

Es periodista de investigación de las revistas Contralínea y Fortu-


na Negocios y Finanzas.

Es licenciada en Comunicación y Periodismo por la Universidad


Nacional Autónoma de México (UNAM). Actualmente cursa la
maestría en periodismo.

Diplomada en periodismo financiero por el Instituto Tecnológico


Autónomo de México. (ITAM); en Historia de México por la Aca-
demia Mexicana de la Historia, correspondiente de la Real de Ma-
drid; en Periodismo internacional por el Instituto Internacional de
Periodismo José Martí de La Habana, Cuba.

Cursó el taller de Periodismo y Derechos Humanos de la Organi-


zación de Estados Americanos (OEA), y el taller de periodismo de
la Oficina en México del Alto Comisionado de la Organización de
Naciones Unidas.

Ha sido corresponsal del periódico Milenio y la revista Milenio


Semanal. Colaboradora de los periódicos La Jornada, El Financie-
ro, Excélsior y Novedades, y de las revistas Cambio y Amigos de
Bellas Artes.

En 2004 obtuvo el premio de crónica de la revista latinoamerica-


na Gatopardo. En 2005, en Panamá obtuvo el reconocimiento del
Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) por un
reportaje sobre el tráfico de niñas centroamericanas en México a
manos de agentes del Instituto Nacional de Migración.

En 2007, junto con el equipo de investigación de Contralínea ob-

167
Ana Lilia Pérez

tuvo el tercer lugar en el Primer Premio de Periodismo América


Latina y los Objetivos de Desarrollo del Milenio, organizado por el
Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y la
agencia Inter Press Service (IPS).

En 2008 obtuvo el Premio Nacional de Periodismo que otorga el


Club de Periodistas de México. En 2009 obtuvo el VII Premio
México de Periodismo que otorgan la Federación de Asociaciones
de Periodistas Mexicanos (Fapermex) y la Federación Latinoame-
ricana de Periodistas (Felap).

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