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EL ESCRITOR EN VACACIONES
Gide lea a Bossuet mientras bajaba por el Congo. Esa postura re-
sume bastante bien el ideal de nuestros escritores en vacacio-
nes, fotografiados por Le Figaro: juntar al placer banal el presti-
gio de una vocacin que nada puede detener ni degradar. Una
buena nota periodstica, muy eficaz desde el punto de vista socio-
lgico y que nos informa sin ocultamientos sobre la idea que
nuestra burguesa se hace de sus escritores.
Lo que parece sorprender y encantar a esta burguesa, ante
todo, es su propia amplitud de espritu para reconocer que tam-
bin los escritores son gentes que comnmente se toman vaca-
ciones. Las vacaciones son un hecho social reciente cuyo de-
sarrollo mitolgico, por otra parte, sera interesante indagar.
Escolares en un comienzo, a partir de las licencias pagadas se
han vuelto un hecho proletario, o al menos laboral. Afirmar que,
en adelante, ese hecho puede concernir a los escritores, que
tambin los especialistas del alma humana estn sometidos a la
situacin general del trabajo contemporneo, es una manera de
convencer a nuestros lectores burgueses de que estn adecuados
a su tiempo: uno se enorgullece de reconocer la necesidad de
ciertos prosasmos, uno se acomoda a las realidades modernas
con las lecciones de Siegfried y de Fourasti.
Por supuesto, esa proletarizacin del escritor es acordada con
parsimonia y para, posteriormente, destruirla mejor. No bien se
provee de un atributo social (las vacaciones constituyen un atri-
buto y bien agradable, por cierto) el hombre de letras regresa al
empreo que comparte con los profesionales de la vocacin. Y la
naturalidad en la que se eterniza a nuestros novelistas, en reali-
dad se instituye para traducir una contradiccin sublime: una