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COMENTARIO A VIRGILIO, ENEIDA IX, 473-502 Francisco Vera Bustamante El objeto del comentario es el Ianto de la madre de un joven gue rtero que perecié nada més iniciarse las hostilidades entre los itdlicos y los troyanos récién Hlegados a la desembocadura del Tiber. Bl autor sigue en su Iinea de demostrar que pasajes intensos los hay a lo largo de toda la Eneida (no sélo en los libros pares), a la vez que reclama su atencién sobre la se- gunda parte de la Eneida, la gran olvidada de las escuelas, atraidas por las honduras de los libros Il, IV y VI. Por otra parte, Ja humanidad que re- zuma este pasaje, la sensibilidad dolorida de sus versos y Ia piedad para con los seres més desfavorecidos constituyen un monumento alzado a los més nobles sentimientos del alma humana The object of this comment is the crying of a mother, the mother of Euryalus, a young warrior who died at the begining of the struggle be ween the'Italics and the Trojans, who had just arrived in the mouth of ' bet. The author keeps on trying to demonstrate that there are intense passages along the whole Aeneid (not only in the pairs books), at the same time he calls the attention on the second part of Aeneid, the great forgot- ten in the school, attrackted by the depths of the books II, IV and VI. On the other hand, the bumanitas that is exhaled in che passage, the paitfl sensitivity of its verses and the pieras for miserable people buile 2 monu- ment for the highest feelings of the human soul. I. INTRODUCCION El presente comentario reproduce en lineas generales la conferencia que pronun- cié en la Facultad de Filosofia y Letras de Cadiz el martes 13 de mayo de 1997 en el marco de las IX Jomadas de Filologia Clisica, Con el légico cambio de estilo (que atin as{ se resentiré a buen seguro de su primitiva redaccién para conferencia), lo enttego ahora a la imprenta a peticién de algunos buenos colegas amantes de la poesia y conocedores 297 EXCERPTA PHILOLOGICA 7-8 (1997-1998) 297-318 F. Vera BustaManrs de mi entusiasmo por Virgilio, el poeta romano que me cautivé hace tiempo y cuya obra llevo tratando y meditando con amor durante afos. La cleccién del pasaje no ha sido casual. He querido, en primer lugar, que el texto correspondiera a un libro impar de la Eneida; sabido es que muchos autores' opinan que Virgilio habria dispuesto su Eneida alternando libros de gran calado, los libros pares, de honduras casi misticas (los lamados “libros intensos"), con otros, los libros impares, lla- mados “libros distensos” y més plegados al servilismo de la tradicién épica. Segin esta concepcién, Virgilio habria pretendido con ello que el lector fuera pasando alternativa- mente de la tensién a la relajacién, Como sucede en todas las formulaciones tan dristi- cas, esta divisién de La Eneida en libros pares intensos de una parte, y Hbros impares dis- tensos, de otra, tiene su punto de verdad y un algo de inexactitud. Mi opinién como lector no coincide exactamente con esta visién de las cosas, y ya en un anterior trabajo formulé que pasajes intensos los hay por cualquier zona de la Eneida. Hoy pretendo de- mostrar lo mismo, y por ello he elegido un pasaje de un libro émpar, de un libro su puestamente “distenso”. He querido, en segundo lugar, que el pasaje elegido correspondiera a la segunda parte de la Eneida. Cuando son los libros Il, IV y VI los que de forma més poderosa concitan general atencién, es curioso observar cémo el propio Virgilio concedia a la se- gunda parte de su obra una importancia singular; en efecto, a comienzos de su libro VIL (wersos 37-44), el poeta, invocando a la Musa, escribe lo siguiente: *Y ahora, Erato, diré quiénes eran los reyes, cules las circunstancias, en qué situacién se encontraba el Lacio cuando, por primera ver, un ejército extranjero aproximé sus naves a las costas de Ausonia, y recordaré los comienzos de las pri ‘meras luchas. Tit, diosa, ti, inspira a tu poeta. Voy a hablar de horribles guerras, de ejércitos y de reyes conducidos por su propia célera a la muerte, de las tropas tirrenas, y de toda Hesperia reunida bajo las armas. Nace para mi un orden mayor de cosas, acometo una mayor empresa’. Hasta aqui la cita; pero insistamos en las tiltimas palabras: “Nace para m{ un or- den mayor de cosas, acometo una mayor empresa”, Lo que estaba en juego, en efecto, no era ni més ni menos que el inmediato nacimiento a la historia del pueblo romano. Por ello me he decidido por un pasaje de un libro impar y ubicado en la segunda parte de la Eneida. Y en tetcer y tiltimo lugar, también quise que mi comentario versara sobre un per- sonaje secundario, para percibir a través de él cémo el poeta de Mantua cuida y mima su obra incluso en los pasajes aparentemente més intrascendentes. La protagonista ¢s, en este caso, una mujer, una madre, la madre del joven Eurialo, que acaba de enterarse que 1 Cf especialmente V. E, Hernindes Vista, Figunas ysituaciones de le Eneida de Virgilio. Inraduccién, text, rnotas y estudio estilico, Madsid, 1974, 2.* ed. p. 70 ¥ ss. 2 Bl Instituto Isla de Leén, 25.9 Aniversario. El amangue del Libro IIT de la Eneida de Virgilio. Comenta- rio eslisico, San Fernando, D.L. 1054/94, p. 195-213. 298 Comentanio a Vincitio, Evzinx IX, 473-502 su hijo ha muerto la noche anterior. Si de Virgilio deslumbra todo, a mi, como lector Jo que mds me impresiona es su sentido de la humanidad, leer cémo Eneas, desprovisto de toda grandeza épica, busca a su esposa Cretisa, a la que ha perdido en Ia huida pre- cipitada, y como grita y grita en la noche su nombre sin importarle set apresado por unos enemigos que van a por él, leer cémo recibe Evandro la noticia de Ia muerte de Palante, su hijo, leer el episodio de Polidoro, 0 de Niso, es asistir a la vibracién de esa sutilisima membrana que era el alma de aquel poeta... y el lector no puede dejar de vi- brar con él y suftir a la vez con esos seres que sufien. La humanitas de Virgilio, la sen- sibilidad dolorida de que esté infundida toda su poesfa, la piedad que su obra rezuma para con los seres més desfavorecidos, son un monumento alzado a los més nobles sentimientos del alma humana. Nuestro comentario, en resumen, versard sobre-un personaje secundario localizado en un libro impar de la segunda parte de la Eneida. El personaje es, en esta ocasién, la humildisima madre ~cuyo nombre ni se cita~ de un joven guerrero que perecié nada més iniciarse las hostilidades entre los itélicos y los troyanos recién llegados a la desemboca~ dura del Tiber. La cita, libro IX, versos 473-502. I. EL CONTEXTO DEL PASAJE En el Lacio, el rey de los riitulos, Tarno, encabeza una gran alianza militar para expulsar del suelo itilico a los troyanos, que han levantado un fuerte en, las proximida- des del actual puerto de Ostia. Eneas, que ha percibido que con sus solas fuerzas no puede afrontar con éxito la guerra contra Turno, ha remontado el rio Tiber, y se en- cuentra en esos momentos en Palantea, la futura Roma, sellando un pacto militar con su rey, el atcadio Evandro. En su ausencia, el fuerte troyano ha suftido un primer y feroz ataque que concluye al atardecer y a resultas del cual los troyanos han perdido sus na- ves, incendiadas por los niculos. En la noche que siguié a aquella primera embestida, los guerreros itilicos no se retiran, sino que en un improvisado campamento permanecen cerca del fuerte troyano, a la espera de reanudar las hostilidades. Los troyanos, por su parte, pasan aquella no- che en una gran tensién, y Virgilio nos describe cémo los principales jefes pasan preci samente la noche celebrando consejo; en medio de sus deliberaciones, Niso y Eurfalo se presentan y se offecen voluntarios para hacer una descubierta y comunicar a Eneas la extrema gravedad de la situacién, Los miembros del consejo, emocionados por este rasgo de valor y preocupados por su suerte, consienten finalmente la salida, y de inmediato, al amparo de la noche, los dos guerreros parten del campamento en un viaje que ya no tendré retorno. En efecto, Niso y Eurfalo desencadenan una horrible macanza a sti paso por el campamento riitulo, para ser finalmente descubiertos por un destacamento de ji- netes latinos que, al mando de Volcente, acudia como refuerzo. Sorprendidos y acorra- lados, Niso y Eurfalo caen con muerte gloriosa y ampliamente celebrada por nuestro poeta 299 E. Vera Bustamanre Los riitulos, que han pasado las iltimas horas de la noche lorando los cadéveres de sus guerreros, deciden atacar nada més amanecer, y asi, al alba, se aproximan a los muros del fuerte troyanos delante de sus topas, dos guerreros itulos lucen en el extremo de sus lanzas un siniesero botin: las cabezas arrancadas de Niso y Eurialo. La tristisima noticia parte de los muros y se extiende por el fuerte troyano como un reguero de pél- vora, Aqu{ empieza nuestro texto. ML EL TEXTO 475 480 485 490 495 500 Interea pavidam volitans pennata per urbem nuntia Fama ruit matrisque adlabieur auris Euryali. at subitus miserae calor ossa reliquit, excussi manibus radii revolutaque pensa. evolat infelix et femineo ulularu scissa comam muros amens atque agmina curst. prima petit, non ila virum, non illa pericli telorumque memor, caelum dehinc questibus implec: “hunc ego te, Euryale, aspicio? tune illa senectae sera meae requies, potuisti linquere solam, crudelis? nec te sub tanta pericula missum adfari extremum miserae data copia macri? heu, terra ignota canibus data praeda Latinis alitibusque iaces! nec te tua funere mater produxi pressive oculos aut vulnera lavi, veste tegens, tibi quam noctes festina diesque turgebam, et tela curas solabar anilis. quo sequar? aut quae nunc artus avulsaque membra et funus lacerum tellus habet? hoc mihi de te, nate, refers? hoc sum terraque marique secuta? figite me, si qua est pietas, in me omnia tela conicite, o Rutuli, me primam absumite ferro; aut tu, magne pater divum, miserere, tuoque invisum hoc detrude caput sub Tartara telo, quando alirer nequeo crudelem abrumpere vitam.” hoc fletu concussi animi, maestusque per omnis it gemitus, torpent infractae ad proelia vires, illam incendentem luctus Idaeus et Actor Iionei monitu et multum lacrimantis Tuli corripiune interque manus sub tecta reponunt, 300 Comentanto 4 Vincitio, Evans IX, 473-502 Entretanto, volando alada a través de la conmocionada ciudad, la Fama mensa- jera se extiende, y se desliza hasta los ofdos de la madre de Eurfalo. De pronto, el calor abandoné los huesos de la desgraciada, de sus manos cayé la rueca y la lana se desenro- Il6, Sale volando Ia infeliz, y con un alarido propio de las hembras, arrancandose los ca- bellos, enloquecida, a la carrera, a los muros y a las primeras lineas se dirige, sin tener en cuenta a los guerreros, sin tener en cuenta el peligro y los dardos; y a continuacién, llena el cielo con sus lamentos: “Zs asi como te veo, Eurialo? {Tu el tardio descanso de mi vejez, pudiste dejarme sola, cruel? ZNi cuando fuiste enviado a tan grandes peligros se le dio a tu desgraciada madre la opor- cunidad de’darte el iiltimo adiés? jAy, yaces en una tierra desconocida, botin de los perros y de las aves del Lacio! Ni yo, tu madre, tus funerales presidf, ni cerré tus ojos ni lavé cus heridas, cu- brigndote con el vestido que, noches y dias, para ti, presurosa aligeraba, y con cuya trama aliviaba mis preocupaciones de anciana. ;A. dénde iré a buscarte? o ;qué tierra tiene ahora tus articulacio- nes, tus miembros arrancados, tu cuerpo mutilado? {Esto de ti, hijo, me devuelves? ;Para esto te segui por ticrras y por mares? Atravesadme a mi, si es que existe alguna piedad, contra mi todos los dardos dis: parad, oh ritulos, matadme a mi la primera con vuestro hierro. © ti, gran padre de los dioses, compadécete, y con tu dardo empuja esta odiosa cabeza a las profundidades del ‘Tirtaro, pues no puedo de otro modo quebrar esta vida cruel” Con estos lamentos, los Animos se conmovieron, y un triste gemido en todos prende, y las fuerzas quebrantadas se debilitan para el combate. Y como aquella desgra- ciada provocaba el dolor de todos, Ideo y Actor, a sugerencia de Ilionco y de Julo, que lloraba abundantemente, la cogen, y entre sus manos la devuelven a su techo” IV, LA ESTRUCTURA DEL PASAJE Virgilio, para la ocasién, eligid una estructura basicamente tripartita; en efecto, tres son los cuadros del episodio, tres son las escenas del primer cuadro, tres son los apds. trofes de la madre y tres son las oraciones que Virgilio usa para desarrollar gran parte de las escenas. Tan sélo el tiltimo cuadro presenta un esquema fuertemente bimembrado. El pasaje podria representarse ast: 301 ‘Vera Bustamante La Fama lleva la noticia a la madre. Esta, paralizada para su labor, | acude a los muros ¢ inicia sus lament APOSTROFE A LA CABEZA DE SU BIO esto es lo que veo de ti, Eurfalo? {6mo has podido dejarme sola? 3a ...Ni te di el tiltimo adiés 4a. .Yaces en tierra extrafia 3b. .Ni pude enterrarte segtin el rito 4b....;Dénde encontrar tu cadaver? Ib esto es lo que me devuelves de ti? [ab . gPara eso te segul por tiers y por mares? APOSTROFE A LOS RUTULOS Riitulos....... heridme, arrojad contra mf los dardos, aniquiladme con el hierro ‘ArostaOFE A JUPITER Gran padre de los dioses: | compadécere de mi, | enviame a las profundidades del Tartaro, no puedo acabar con mi vida de otra forma, (ante estos lamentos) los guerreros, paralizados para el combate, llevan de nuevo a casa a la pobre anciana, 302 Conextanto 4 Viacitio, vein 1X, 473-502 V. COMENTARIO verso 473 interea pavidam volitans pennata per urbem, ‘entre tanto, volando alada por la conmocionada ciudad...” La tragica noticia lega, pues, volando desde los muros. Y esta idea de rapidez, plasmada mediante el participio volitans, “volando”, y el adjetivo pennata, “alada”, en- cuentran siu'correlato en el ritmo inicial del verso, que se ha hecho égil, rapido, con tres dactilos seguidos: {ntered pavidm volitins Pero Ia idea de la rapider, del vuelo, no es la tinica en destacarse en una primera ojeada somera, Si nos fijamos en la caracterizacién estilistica, lo mis llamativo a primera vista es la disyuncién del adjetivo pavidam con respecto,a los otros elementos de su sin- tagma (...per urbem); el sintagma normal per pavidam urbem aparece destrozado por la ancicipacién del adjetivo. Y aqui surge la primera pregunta: zpor qué? Ya he comentado en ottas ocasiones que nosotros no nos conformamos con la explicacién simplista de la ‘metri causit, esto ¢s, de las exigencias del metro; recordemos que un gran poeta raramente se conforma con rellenar correctamente un esquema métrico, y recordemos también que para Virgilio, en concreto, el hexdmetro no fue su esclavitud, sino su libertad y poderio’. Con esta desviacién del rectus ordo latino, el verso presenta ya una nueva particularidad: la disposicién en quiasmo de las palabras; es el llamado “quiasmo por concordancia’, pues conciertan’ en posicién central rolitans con pennata y ocupan los extremos los elementos del destrozado sintagma pavidam...per urbem. interea pavidam volitans pennata per urbem Pero hay més: El término pavidam, asi anticipado, cobra en el plano métrico un segundo realce, y es su posicién de privilegio ante Ja cesura pentemimera. Y si medimos el verso, ain observamos una tercera particularidad: cuatro de los seis acentos métricos 0 ictus caen sobre la vocal -a- resultando: incereé pavidim voliténs penndta per irbem Pero hay mas: en el plano fénico se observa en este versos dos aliteraciones: — una evidente, la de la consonante —p- (pavidam, pennata pet) — una mas discreta, VI/VO (csta ultima ya la hemos detectado en otros pasajes de la Eneida donde aparecen aves, Recordemos el conocido pasaje del libro VI, versos 190-194 en el que el héroe Eneas, impaciente por encontrar la rama de oro que le permita su entrada en el Infierno, 3. CE VE, Hemander Vista, o. it, p ¥ nota correspondiente FE, Vira BuStAMANTE observa cémo de pronto acuden volando desde el ciclo, enviadas por Venus, dos palo- mas que van a ser las que le guien hasta la anhelada rama: Vix ea fatus erat, geminae cum forte columbae ipsa sub ora VIri caelo VEnere VOlantes et Viridi sedere solo, Tum maximus heros maternas agnoVIc aVIs laetusque precatur:) En las dos aliteraciones de nuestro texto, las palabras afectadas son de nuevo pa- vidam y volitans El plano fénico, el plano métrico y el plano de la construccién convergen, pues, en las idea de la rapidez y del pavor. Pavidam, por su parte, es un adjetivo derivado de pavor, “el miedo paralizante” que sefialan nuestros diccionarios, pero que incide en la idea de postracién, de abatimiento causado por un shock violento, no necesariamente el miedo, como podemos leer en Ovidio libro III de los Fastos (verso 362): speque metuque pavent “angustiados, cohibidos estin por la esperanza y por el miedo” En resumen, Virgilio destaca en este primer verso el concepto pavor, la conmocién que se va a extender répidamente por la ciudad; el miedo y la sragedia se mascan, y el causante es un ser alado que, si leemos a [a latina, habremos de convenir que atin no ha sido mencionado: “entretanto, volando alada a través de la conmocionada ciudad” Pero, zqué es ese algo que vuela como un azote sobre Ia ciudad, dejéndola en un estado de conmocién tan lamentable? verso 474 puntia Fama ruit, matrisque adlabicur auris, la Fama mensajera se precipita, y llega a ofdos de la madre. La protagonista del vuclo queda desvelada en el primer hemistiquio: es la Fama, la diosa Fama, fa que aparece llevando la funesta noticia hasta los ofdos de una madre El verso se ha hecho homodino, esto es, si exceptuamos el verbo RUIT, destacado ante la cesura, en todas las dems palabras coincide el acento prosédico con ef métrico, he- cho excepcional en el primer hemistiquio del hexdmetro: niintia Fama ruit X matrisque adlabitur duris. La luz se ha hecho: es la Fama en persona la que aparece. Y qué novedad hay en ello? Para comprenderlo mejor, tendremos que salir del plano de la lengua y adentrarnos en lo que Heménder. Vista llama el plano simbélico-cultural, esto es, debemos adentrar- nos en qué significa la Fama, 0 mejor dicho, qué representa ésta dentro de la obra vir- giliana. La FAMA, la diosa hija de la Tierra, s6lo aparece 6 de la Eneida: Comentario a Viciio, Evens IX, 473-502 1. Aparece por vez primera en el libro IV, a partir del verso 173; y siendo la pri- mera, Virgilio se extiende en ef detalle de su origen y de sus caracteristicas: nacida de la Tierra, de pies veloces y répidas alas, tiene tantos ojos vigilantes como plumas hay en su cuerpo, y bajo éstas, otras tantas lenguas ¢ igual ntimero de ofdos, Empequefiecida pri- mero por el miedo, el movimiento le da vigor y con la marcha aumenta sus fuerzas. En este pasaje del libro IV, Ia Fama es la que lleva a los pueblos de Africa y al palacio del rey Yarbas el escandaloso romance que ha surgido entre Eneas y la reina Dido. Virgilio la califica como “el més veloz. de todos Ios males” Fama, malum qua non aliud velocius ullum (IV, 174) 2. En el propio libro IV aparece la Fama por segunda ver informando a Dido de los planes secretos de Eneas para marcharse de Cartago. En esta ocasién Virgilio la tilda de “impfa’: _Eadem impia Fama farenti devulit armari classem cursumque parasi (IV, 298-299) 3. También en ef libro IV aparece por ver tercera difundiendo por la ciudad el suicidio de Dido, y Viegilio le presta esta vez el rasgo de una bacante enloquecida: concussam bacchatur Fama per urbem (IV, 666) 4, Enel libro VII apaiece difundiendo por el Lacio el oréculo que Fauno Je habia dado a sti hijo, el rey Latino (Tit hija Lavinia debe casarse con un principe extranjero): Sed circum late volitans iam Fama per urbes Ausonias tulerat ... (VII, 104-5) 5. La quinta aparicién es la nuestra (IX, 473-4). 6." En la sexta la vemos Ilevando al pobre Evandro la noticia de la muerte en combate de su joven hijo Palante. En este caso, Virgilio la califica de “la primera anun- ciadora de dolor tan grande”, El pasaje corresponde al libro XI, verso 139: Et iam Fama volans, tanti praenuntia luctus Virgilio, por tanto, hace uso de la Fama en sélo seis ocasiones: ~ En tres ocasiones es la portadora de las noticias mas luctuosas; Dido se ha sui- cidado, ha muerto Eurialo, ha muerto Palante. — En tres ocasiones es la encargada de sembrar la cizafia necesaria que originaré graves conflictos: El de Cartago con los pueblos circundantes, el de Dido con Eneas, el primer desacuerdo de los pueblos itélicos con el rey latino La Fama, esto es, la rumorologta potenciada, veloz y safiuda, ¢s por tanto la que se encarga- con especial crueldad, diriamos- de llevar la aterradora noticia de que un sol- dado nitulo va paseando la cabeza de Eurfalo en el extremo de una pica. :¥ hasta dénde lleva la noticia? El segundo hemistiquio lo desvela(?) parcialmente: “ay a ofdos llega de la madre... 305 E. Vena Bustamante, Si observamos la caracterizacién estilistica, el verbo adlabitur se ha anticipado a su posicién normal de final de frase, y ha dejado su plaza al nombre del muerto, con lo cual atin a estas alturas atin no nos enteramos de qué madre es la afectada por la pér- dida de su hijo: “..y a oidos llega de la madre. :Qué madre es esa? Si, debe ser la madre de Eurialo, pues ella fue la tinica ma- dre que no se quedé en Sicilia cuando Eneas dejé en esa isla, en la ciudad recién fundada de Acesta, a todas las madres y ancianos que iban en la expedicién. Debe ser ella, si, debe ser ella... la madre de Eurialo, no hay duda, la que se negé en redondo a dejar solo a su hijo. verso 475 a) Euryali “se de Eurialo” El encabalgamiento abrupto desvela por fin las sospechas. Se trata, en efecto, de Eurialo, el més hermoso de los enéadas que vistié las armas troyanas y en cuyo rostro, atin sin afeitar, apenas apuntaba el leve bozo de la primera juventud. El nombre del jo- ven muerto se desvela por fin. ZEs simple coincidencia que el verso anterior terminara con el acusativo plural auris y que este comience con el nombre del guerrero euryali, y que ambas palabras tengan casi iguales las dos primeras silabas auri/eury? Quien conozca un poco a Virgilio sabré que estas coincidencias no son casuales en el mantuano, y que cabe pensar que con el juego paronomésico auri/ eury Virgilio estuviera anticipando ya en el verso anterior el nombre del guerrero. “Si ~parecta decirnos-, el guerrero cafdo es &e en el que estéis pensando, es Eurfalo”. verses 475b/ 476 at subitus miserae calor ossa reliquit, excussi manibus radii, revolutaque pensa. En estos versos nos presenta el poeta la reaccién de la pobre madre al recibir el duro impacto de la noticia, Se quedé helada, y el trabajo que tenia entre manos se le cayé al suelo, no teniendo fuerzas para sujetarlo, ni tampoco ganas ~suponemos~ de con- tinuarlo, Pero de pronto —dice el texto~ el calor abandons los huesos de la desgra- ciada, cayé de sus manos la rueca y la lana se desenrollé” Como dij contrado en su hijo Eurialo la tinica razén para seguir viviendo: destruido su hogar de ‘Troya, muerto Ofeltes su marido, habia seguido a su hijo hasta suelo itilico, negindose a permanecer en Sicilia en la ciudad fundada por Eneas para albergar a los troyanos y troyanas que ya estaban hartos de tantos sufrimientos y fatigas; la ciudad se lamé Acesta y Virgilio narré su fundacién en el libro V. 10s antes, esta madre —cuyo nombre no menciona el poeta~ habia en- Cuando la Pama Hlega hasta sus ofdos, pese a la hora tan temprana, ya esté la mu- jer trabajando en su labor, en una actitud que en apariencia recuerda la de aquellas ve- nerables matronas romanas en cuyo epitafio puede leerse: 306 ‘Commanio a Vinaitio, Evatna IX, 473-502 CASTA FUIT - DOMUM SERVAVIT - LANAM FECIT (CIL I, 1007) “fue casta, guards su casa, tejié la lana” Pero veamos la caracterizaci6n estilistica de este segundo cuadro y los términos mas marcados: a) Subitus, en disyuncién con respecto a calor, con el que concierta morfolégi- camente, queda ante cesura. Las eSeS que presenta esta palabras siguen discurtiendo por las palabras siguientes... SubituS miSerae calor oSSa reliquit originandose una conspicua aliteracién usada por Virgilio para marcar la rapidez, el si- gilo o al silbido, aliceracién que se contintia con la primeras palabras del siguiente verso (cXcuSSi manibuS). El verso, al hilo de estas eses, se ha hecho al mismo tiempo holo- dictilo, y-los verbos del verso 476 han soltado el lastre del verbo auxiliar (no dice el po- eta excussi sunt, ni tampoco revoluta sunt), con lo que la figura de la elipsis, esto es, la “detraccién de elementos facilmente entendibles por el lector” ha venido a aliviar y a ace- Terar el estilo. La madre se ha quedado helada de inmediato, y de inmediato ha resbalado de sus manos la rueca que sujetaban. El niicleo del predicado, excussi, se ha anticipado a su posicién normal, en la que el poeta ha colocado el término radii, Fijemos nuestra atencién sobre él: Virgilio dice “ra- dios” (se lé cayeron de las manos los “radios”), gpero los radios de qué? Por qué la si- nécdogue radii en lugar del término propio colus, rucca? {Metri causa? Explorando el con- texto fénico, éste nos da de nuevo la respuesta: Virgilio ha puesto a su lado el término revoluta, también desplazado de su sitio, y ha agrupado, por tanto, en el centro del verso a las palabras radif revolutague, con una clara aliteracién en r que en la retérica antigua imita el sonido de algo que cae, choca 0 se rompe. Recordemos, por ejemplo, cdmo Lu- cano, el mds retérico de los poetas romanos, imita en su Farsalia el choque de dos na- ves entre si: uc PRimum RosTRis CRepueRunt obvia RosTRa in puppim Rediere Rates. (Phars. TIL, 544-5) “cuando Jos espolones chocaron de frente contra los espolones las embarcaciones retrocedieron hacia popa... La madre se queda frfa, stibitamente fria, y paralizada como esta para la labor, la rueca se le cae y el rollito de lana se le desenreda. Esto dice el texto, sis pero la caracte- rizacién estilistica permite que el puro concepto quede desbordado y que veamos y es- cuchemos algo més, a saber: la répida caida de la rucca, y el ruido producido en el suelo por el golpe, cuyos ecos se prolongan a través de la larguisima palabra pentasilaba revo- hitaque: éxcuss manibiis radif revoltitaque pénsa. 307

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