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"Diez millones de toneladas de basura al ao acaban en los mares y ocanos del mundo"
El tamao actual de esta isla de basura, compuesta en su mayor parte de plstico y, en particular, de
residuos de envases como botellas de bebidas y bolsas desechables, equivale al de Estados como
Chihuahua (casi 248.000 kilmetros cuadrados) o Coahuila (casi 152.000 kilmetros cuadrados),
aunque en un futuro podra tener la extensin territorial de un continente, aseguran expertos
medioambientales.
As lo advierte Martn Soto Jimnez, especialista del Instituto de Ciencias del Mar y Limnologa
(ICMyL) de la Universidad Nacional Autnoma de Mxico (UNAM), unidad acadmica Mazatln.
Segn recuerda, la vida en nuestro planeta comenz en el agua y la contaminacin de mares nos afecta
como especie, debido a que la mitad de la actividad productiva depende de estos ecosistemas y de su
preservacin.
En el marco del Da Mundial de los Ocanos, celebrado el pasado 8 de junio, el especialista quiso
denunciar que este fenmeno deriva del "descuido e irresponsabilidad de las personas", ya que cientos
de desechos slidos llegan a travs de ros o playas abandonadas a dichas masas de agua. Una vez que
se incorporan a los ocanos, estas manchas contaminantes son atrapadas por corrientes marinas y se
detienen en los llamados giros ocenicos, en particular el giro del Pacfico Norte.
Soto Jimnez exhorta a los ciudadanos mexicanos a "hacer conciencia y no tirar basura en ros y
caadas, ni dejarla a cielo abierto en las playas, debido al peligro creciente que representa a largo
plazo". En este sentido, subraya que estas acciones seran las ms econmicas para evitar la
contaminacin de los mares, y recuerda que, "aunque resultara posible ir a limpiar esa zona del
ocano, su recuperacin sera muy costosa".
El especialista de la UNAM afirma que la 'isla de plstico' del Pacfico Norte es la ms grande
localizada hasta ahora, si bien el fenmeno se repite aunque en menor proporcin en el Pacfico
Sur, en el Ocano ndico y en los giros del Atlntico Norte y Sur. En todos los casos, los efectos en los
ecosistemas y en la salud humana son alarmantes y, por consecuencia, negativos.