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A la muerte de Montalvn

A la rosa

A una dama

Soneto

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A LA MUERTE DE MONTALVN

Joven, de la parca atroz


el golpe airado y violento
pudo extinguirte el aliento,
mas no usurparte la voz;
que de la fama veloz
el bronce la ha repetido,
y halla en el bronce el odo,
cuando a los vientos la fa,
no s qu dulce armona
que dura ms que el sonido.

A LA ROSA

Viene abril y, qu hace? En dos razones


viste a un rosal de hojas que ha tejido
y luego toma y dice: "Este vestido
tiene ojales; pues dmosle botones."

Dselos, y los rompen a empujones


las hormillas, que el tiempo ha colorido,
ascuas hoy, que la prpura ha encendido
de los que eran ayer verdes carbones.

Nace la rosa pues y, apenas deja


el botn, cuando un lodo la salpica,
un viento la sacude, otro la acosa,

jala un lindo, hulela una vieja


y al fin viene a parar a la botica;
si esto es ser rosa, el diablo sea rosa.

A UNA DAMA

Que me tuviste amor has confesado


cuando ya me condenas a tu olvido;
no me mataras, no, de aborrecido,
dejrasme morir de enamorado.

Haber perdido el bien despus de hallado,


es peor que no haberle conseguido;
no es infeliz quien dicha no ha tenido,
slo aquel que la pierde es desdichado.

Oh, nunca yo supiera que me amaste!


Pues juzga mi temor, o mi fineza,
que tu mudanza es culpa de mi dicha.

bien conozco de ti que te mudaste;


pero no s culpar a tu firmeza,
como tengo ms cerca a mi desdicha.
SONETO

Amar a dos, y a entrambas con fineza,


amor es, y el amor ms entendido;
que ms firme ser contra el olvido,
si en dos bases estriba su firmeza.

Nias, si me cortis pieza por pieza,


hay para entrambas; y pues siempre ha sido
seal de sujecin darse a partido,
partidme, y no quebradme la cabeza.

Amor y odio, ya en el campo estrecho


del corazn batallas han tenido
juntos en l, aunque entre s distantes.

Pues si a un tiempo tal vez dentro del pecho


dos efectos contrarios han cabido,
por qu no han de caber dos semejantes?

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