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Cuando Marisa se meti a su perfil de Facebook como de costumbre, no le

extrao para nada ver que tena una nueva solicitud de amigo. Lo raro vino
despus, al meterse en el perfil del desconocido. Su lista de amigos no estaba
visible, ni tampoco tena mucha informacin. Deca que haba nacido en Madrid,
Espaa, hace unos veinte aos. Fuera de eso, no figuraban escuelas, direccin o
telfono en su ficha.

La fotografa fue lo que ms le llam la atencin. Un sujeto con una mscara de


cerdo bastante realista, que le dio algo de repels al principio. El nombre era
Morbius K.

Nunca vena mal incrementar la lista de amistades en la red social. Se horrorizara


si tuviera tan pocos como Juan, ese antisocial del saln que estaba tan amargado
y en cuyo Facebook solo figuraban unas treinta personas. De hecho, era casi un
milagro que tuviera cuenta en la plataforma.

Marisa sigui cotilleando entre las fotos de sus amigas, cuando una ventana de
chat se abri. Era l. Morbius K. Le haba mandado un mensaje.

La chica abri la pestaa con curiosidad y entonces qued sorprendida.

El desconocido no haba escrito ningn saludo o palabra. Simplemente le haba


enviado una fotografa de muy mal gusto, donde se poda apreciar lo que pareca
un matadero. Ver a todos aquellos animales colgando de ganchos, le result
asqueroso.

Quin eres? Por qu me envas esto?, le escribi, frunciendo el ceo.

A saber si haba ido a aceptar a algn loco.

Morbius K no respondi. Marisa apag la computadora y se fue a dormir. A media


noche, una notificacin en su telfono celular la despert. Era de Facebook.

Adormilada, ech un vistazo y vio que el tal Morbius K le haba mandado otro
mensaje. Furiosa, abri el chat pero luego palideci. Era una fotografa del mismo
matadero. Pero esta vez, no haba ningn cerdo colgando del gancho. Se trataba
de una persona que ella conoca a la perfeccin.

No Marisa se cubri la boca con una mano, en tanto las lgrimas acudan a
sus ojos. Era su padre.

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