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Emprendimiento

público, una deuda


pendiente
Eduardo Reyes Bade
Paper #02

Estudiar el perfil de los emprendedores, si nacen o se hacen, no


es para nada nuevo. Una amplísima bibliografía ha intentado
indagar y aterrizar en las competencias y atributos de
personalidad que distinguen a quienes se desarrollan como
emprendedores de quienes optan por otras opciones laborales.

Las principales competencias que se esgrimen por diversos


autores, son reiterativos: el propósito, la disposición a correr
riesgos, perseverancia, el poder de decisión, tolerancia a la
ambigüedad, capacidad de aprendizaje, capacidad de identificar
oportunidades, capacidad de trabajar en equipo, capacidad de
administrar recursos, planificar y sistematizar, habilidad
creadora e innovadora, capacidad de comunicar, y autonomía.

Otras aproximaciones hablan sobre la personalidad de los


emprendedores en cuanto a los “cinco factores”1, donde estos
sujetos exhiben valores más elevados en el factor de “apertura
a nuevas experiencias” (Openness) y en el factor de
“responsabilidad” (Conscientiousness), mientras que exhiben
menores valores en el valor de “amabilidad” (Agreeableness) y
en el factor “neuroticismo” (Neuroticism), no existiendo
diferencias significativas en el factor de “extroversión”
(Extraversion).

Ya a principios de la década pasada se reconocía en los


emprendedores la capacidad de envolver nuevas
combinaciones; y esto, derivado por su puesto de su capacidad
de: crear2.

1
Zhao, H., & Seibert, S. E. (2006). 'The Big Five personality dimensions and entrepreneurial status: A
meta-analytical review', Journal of Applied Psychology, 91: 259-271.
2
Schumpeter (1934)
Ya lo dice la definición de innovación: “Creación de valor
mediante un cambio no trivial en producto, proceso, servicio o
modelo de negocios sin que haya experiencia previa”3.
Y para qué decir o
mencionar los miles los
ejemplos que nos
ilustran el avance,
desarrollo, logros y
fallos de los
emprendedores. Es
más, todo un
ecosistema se ha
“creado” en función de
apoyar el
emprendimiento. Y
hasta en Chile nos ha dado para crear prácticamente un clúster
donde convergen una red de incubadoras, las redes de
inversionistas ángeles y los diversos agentes, que de una u otra
forma también colaboran para los mismos fines. Incluso el
aparato estatal, ha destinado esfuerzos especiales por medio de
instituciones como el Ministerio de Economía, InnovaChile,
Corfo, Sercotec, etc.; que apoyan el impuso emprendedor.

Si hay un denominador común en la mayor parte de los


emprendimientos, es que provienen en un amplio porcentaje de
emprendedores independientes, los que se “paran solitos” o
“stand alone”. Basta fijarse en los 70 Casos de Innovación que
ha destacado Corfo en su site4.

Pero los emprendedores no sólo se encuentran dispersos y viven


en sus garajes. También están en las empresas y es por eso que
el emprendimiento corporativo ha tomado velocidad. Ya lo
vemos en la iniciativa del Movistar Innova, donde una
corporación como Movistar ha apostado por la identificación
temprana de emprendedores al interior de su organización. Ello,
con el ánimo de encontrar a aquellos “intraemprendedores” que
puedan aportar ideas creativas ya sea del core o en áreas
adyacentes al mismo.

Pero nuevamente nos encontramos con lo mismo. El


emprendimiento y la innovación desde el lado privado. Y aquí la
pregunta: ¿qué pasa con el emprendimiento público? Y no

3
Carlos Osorio.
http://www.sofofa.cl/BIBLIOTECA_Archivos/Documentos/2007/03/20_Innovacion_COsorio.pdf
4
http://www.corfo.cl/70casosdeinnovacion/presentacion.htm
estamos hablando de su involucramiento para apoyar a los
emprendedores, sino que generando y estimulando el
emprendimiento al interior de las mismas reparticiones.

Es extraño, y por lo menos causa suspicacia que desde donde


provienen el liderazgo sobre las orientaciones estratégicas de
desarrollo sobre innovación y emprendimiento en el sector
público, no emanen “intraemprendedores” o iniciativas
emprendedores que creen construtiva o destructivamente la
gestión estatal; incluso, emprendedores públicos que propongan
nuevos modelos de gestión y de negocios a partir de los activos
del Gobierno.

Es curioso que el mismo Presidente Sebastián Piñera, quien


reafirmó su compromiso con los pequeños empresarios,
prometiendo la creación de cien mil nuevos emprendedores en
el período 2010-2014; no mencione siquiera que la creación y
apoyo de potenciales emprendedores que se encuentran en las
propias paredes del Gobierno. Si bien el foco del Gobierno hoy
está bien puesto, propiciando la creación de nuevas empresas y
esmerarse en mejorar las condiciones incluso en la ceración de
las mismas como el costo de generación y el tiempo que
demora, no tiene un correlato en el estímulo del emprendorismo
público.

Basta imaginarse la oportunidad que pudiese representar el uso


de los activos, que a diciembre de 2006 los activos del Gobierno
Central alcanzaron un 12,3% del PIB. Por lo demás, el Gobierno
posee empresas intensivas en recursos humanos, vale decir,
que son muchas pero muchas las personas que en ellas trabajan
como en las siguientes: Correos de Chile, Metro S.A.,
BancoEstado, Empresa Nacional de Minería (ENAMI), Diario
Oficial y Empresa de los Ferrocarriles del Estado.

Quizás, poco pueda ocurrir en empresas como el Diario Oficial;


pero para qué decir la infinidad de negocios que pudiesen
emanar de empresas como el Banco Estado, Enami y EFE.
Millares son las soluciones que puedan generarse a partir de
áreas como la financiera, logística y la minería.

Con solo mirar la Agenda Innovación y Competitividad


propuesta por el Consejo Nacional de Innovación para la
Competitividad (CNIC), cualquiera se percata que no hay
ninguna preocupación por atender el emprendimiento público.
Ya lo demuestra en sus 5 ejes: fortalecimiento de la innovación
empresarial; desarrollo de capital humano en todos los niveles;
generación de capacidades de ciencia base con orientación
estratégica; fortalecimiento del desarrollo de la llamada Tercera
Misión en las Universidades; y consolidación de una
institucionalidad adecuada para el fomento de la innovación.

Si el emprendimiento público no tiene un solo caso de éxito, si


tampoco existe una plataforma que apoyo el
intraemprendorismo en las reparticiones públicas ni tampoco
está en la agenda; mucho nos falta por avanzar. Ciertamente,
esto debiera estar en la estrategia del Gobierno, sino, el
emprendimiento no está completo y peor aún, la innovación
será un gran ausente que le de valor a su propia gestión.

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