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Peras al Olmo

S como un rbol, crece fuerte y recto.


Estira tus ramas para alcanzar las estrellas.
Brinda a todos tu sombra, y deja
que tus frutos sean buenos y abundantes.
Lourdes Urrea

El soldado que le peda peras al olmo


Esta es la historia de un soldado que le peda peras a un olmo. Su madre, cada
maana le deca: Hijo mo, un olmo no puede dar peras; no le pidas peras al
olmo. A pesar de ello, con disciplina militarizada, ao tras ao el soldado esperaba
que al reverdecer el olmo diera la preciada fruta, pero el olmo desnudaba sus ramas
y las volva a vestir con hermosas hojas verdes como banderas, mas sin una sola
pera. El soldado, con amor y paciencia infinitos, se sentaba junto al rbol y
recargado sobre el tronco soaba que su olmo le daba miles de perfectas y jugosas
peras. A veces, compraba en el mercado la mejor pera que pudiera pagarse y se
la coma junto a su olmo. Como esas cosas que pasan y que parecen mgicas, una
de las semillas de las tantas peras que comi cay en un resquicio lodoso entre las
races del olmo. Ah, abrazada por la tibia tierra la semilla germin y poco a poco,
tan despacio como el planeta se mueve y cambian las estaciones, un pequeo tallito
comenz a abrirse paso y creci y creci abrazado al tronco del olmo. El soldado
no se dio cuenta bien a bien de lo que ocurra, haba notado que el olmo tena una
rama joven que brotaba de la tierra, pero soldado como era, las cosas de la
germinacin y el campo no le eran familiares. Pasaron varios veranos, otoos,
inviernos y primaveras. La rama se convirti en un orgulloso peral tan fuerte que el
olmo tena dificultades para respirar. Y ocurri un da, un glorioso da soleado,
cuando el soldado dormitaba bajo el olmo, que un rayo de sol que se colaba entre
las ramas le dio sobre la cara y lo hizo abrir los ojos. Como en un sueo, atisb una
forma redonda de un dorado verde plido entre las hojas del olmo, era la pera ms
hermosa que jams hubiera visto. -Al fin! Pens el soldado He esperado tanto!
Trep hbilmente hasta la rama de la que penda la pera, la primera en ser
cosechada y se la comi contento de ver que su paciencia haba dado fruto.
Moraleja: Persevera y s paciente y vers florecer el fruto de tus sueos.
Coleccin de Cuentos a Sofa.
Fbulas El soldado que peda peras al olmo
Autor: Lourdes Urrea

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