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Analisis literario y resumen de Los Crimenes De

La Calle Morgue
Analisis De Los Crimenes De La Calle Morgue

Análisis Literario
Los crímenes de la calle Morgue.

Género literario: cuento.


Características: es una narración ficticia pero permanece los márgenes de la
realidad, está escrito en prosa, presenta pocos personajes, posee un solo trama.
Movimiento literario: vanguardismo
Características:
1: escritura de manifiestos
2: el humor y lo irracional
3: disposición gráfica de las palabras.
Tipo de narrador: Protagonista: sabe lo mismo que los personajes.
Organización secuencial: _Perturbado; la historia se cuenta en diferentes
tiempos._
Registro del habla:_ culto. El lenguaje que se usa es culto pero aparecen
palabras en francés y latín_
Estilos: _Directo e Indirecto._
Tiempo:_ __Cronológico. El cuento se cuenta con fechas precisas._
Espacios:
1: _Físico: Paris, Francia._
_2: Psicológico: predomina el espacio psicológico ya que prevalece el misterio
desde el comienzo de la historia hasta el final de la historia donde se quiebra el
misterio y se resuelve._
3: _Social: aparece contacto con la sociedad de parte de Dupin y del
protagonista (no tiene nombre)_
Personajes:
Principales
_1: protagonista: no tiene nombre. Narra la historia como si fuera un tipo de
diario; él y Dupin ayudan y tratan de resolver el asesinato de Madame l´
Espanaye y su hija Madeimoselle Camilla._
_2: Augustine Dupin: Caballero de ilustre familia francesa pero que sucumbió
a la pobreza por diversas razones. Trata de resolver el crimen de la calle Morgue
y deduce que no fue hecho por un humano. _
Secundarios:
Victimas_: Madame Espanaye y su hija madeimoselle Camilla._
Adolphe Lebon _(Sospechoso): sospechoso del asesinato pero al final se
encuentra inocente ya que encuentra una forma extraordinaria de explicar lo
sucedido. _
Resumen de la historia
La historia narrada en este relato gira en torno al brutal asesinato de Madame
l”Espanaye y su hija _Madeimoselle Camilla. Este fue un crimen cometido en
un departamento

La verdad se encuentra en las alturas y no en los valles profundos. Hay formas


de análisis más sutiles que las que efectúa un ajedrecista, y formas de mirar las
estrellas más claramente que mirándolas de frente. Por no usar estos análisis
sutiles y miradas nítidas, la policía de París estaba desconcertada ante la muerte
atroz de una anciana y su hija. La primera, apareció tirada en la parte baja de la
casa con tan brutal tajo en la garganta, que cuando fueron a recogerla, la cabeza
se desprendió, además de que tenía el cuerpo completamente destrozado. El
cadáver de la hija, había sido introducido por el hueco de la chimenea y además,
tenía muestras de estrangulamiento, así como de severos destrozos en todo el
cuerpo. La estancia era caótica: un gran mechón de cuero cabelludo por el piso,
objetos tirados aquí y allá, incluyendo joyas y dinero. Puertas y ventanas
estaban cerradas por dentro, y los testigos que acudieron al escuchar el griterío
de los primeros momentos, dijeron haber escuchado voces, aunque ninguno
pudo entender lo que decían; unos afirmaban que parecían dichas en francés,
otros en español, italiano y hasta en ruso. Por esa época vivían en París el
narrador de la historia, junto con su amigo Auguste Dupin, hombre de rara
inteligencia, enseñado a sutiles análisis y miradas claras, que una de las muchas
veces que asombró a su amigo el narrador, fue por ejemplo, cuando caminando
ambos en silencio por varios minutos, sumidos cada uno en sus pensamientos,
interrumpió de pronto Dupin al narrador y le dijo exactamente en qué iba
pensando. Con esta capacidad mental, Auguste Dupin se enfrentó a los
misteriosos y terribles hechos. Leyó los informes de los periódicos y luego fue a
examinar la casa de la tragedia, cuando aún la policía no había tocado nada. De
regreso, se detuvo en un periódico y pagó un aviso. Entonces reveló a su amigo
el misterio: por la parte posterior de la casa de las víctimas, colgaba un cable de
pararrayos muy cercano a los postigos abiertos de una de las ventanas que daba
al piso de las occisas. La policía no siguió esa pista porque las ventanas estaban
cerradas por dentro, pero subiendo por el cable, era relativamente fácil
agarrarse del postigo y luego balancearse hasta entrar por la ventana. En efecto,
las ventanas estaban aseguradas por dentro con un clavo hundido hasta el
fondo. Pero un examen minucioso por parte de Dupin, reveló que en una de las
ventanas el clavo estaba partido, sin embargo, como la cabeza estaba en su
lugar, la policía tampoco se tomó el trabajo de seguir esa pista. Tuvo en cuenta
Dupin que las joyas y el dinero no habían sido robados; así mismo, ponderó la
agilidad y fuerza que debió emplear el asesino para penetrar en la estancia
mediante el cable del pararrayos y el postigo, lesionar tan brutalmente a las
damas, cercenar de un solo corte la cabeza, arrancar el cuero cabelludo e
introducir un cuerpo chimenea arriba. Se pregunta luego Dupin, por qué cada
testigo falla al identificar el idioma, y concluye que lo que escucharon no era un
lenguaje, sino los sonidos emitidos por un animal. El aviso que pagó en el
periódico informaba falsamente que se había encontrado un orangután y que
podía ser reclamado por su dueño en determinada dirección. Aparece el dueño,
que sin estar comprometido con los asesinatos, sí los presenció horrorizado e
impotente, tras haber perseguido infructuosamente al animal que había
escapado, y corrobora las brillantes deducciones de Auguste Dupin.

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