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¿PODREMOS VIVIR JUNTOS?

Una de las grandes interrogantes que se nos presentan hoy en día, es de que forma
podemos convivir, no solo como comunidad dentro de un sistema de regulación,
sino también como seres humanos. Dentro del texto de apoyo que se adjuntó se
señala esta interrogante, de si podremos vivir juntos, así lo plantea Alan Touraine1
en su libro del mismo nombre, en el cual demuestra una amplitud de los
conocimientos, tanto sociológicos como históricos, el autor se refleja en la multitud
de ejemplos que encuentra no sólo en la historia europea sino también en el pasado
de otros continentes o en la actualidad. Un importante punto de vista que presenta
Touraine en su libro es este dualismo de ser iguales pero diferentes. De cómo
mismo señala el texto, de ser capaces de aceptar la globalización mundial e ignorar
la diversidad de las culturas. Mi planteamiento va en dirección de si somos capaces
de aceptar una globalización, en donde todos miremos a un futuro de igualdad
respecto a diversos aspectos de la vida social de un hombre u optaremos por
recuperar las comunidades que solían regir al ser humano, que buscan la
representación y más aún aceptación de dioses, su creencia se basa en los mitos y
tradiciones de esta comunidad, en donde, por consecuencia, se comparten
creencias, pero se rechaza a los que son diferentes.

Iniciemos hablando de la desmodernizacion, ¿Qué es? Touraine la define como


gestión de la dualidad de la producción racionalizada y la libertad interior del sujeto
humano, por la idea de sociedad nacional, la desmodernizacion se define por la
ruptura de los vínculos que unen la libertad personal y la eficacia colectiva.2 Esta es
la que nos lleva a pensar que podemos vivir juntos, pero solo en la medida en que
utilicemos los mismos gestos, los mismos objetos, pero sin ser capaces de
comunicarnos entre nosotros.

1
Sociólogo francés autor del libro ¿podremos vivir juntos?
2
Alan Touraine, libro “podremos vivir juntos” pagina 33.
Touraine señala una clase de ser humano, que llama sujeto, detengámonos en esto
un momento. El sujeto será quien posea una racionalidad instrumental y, a su vez,
una identidad comunitaria que conlleve una experiencia personal y colectiva.
Touraine sostiene que este sujeto se construye imponiendo a la sociedad
instrumentalizada mercantil y técnica principios de organización y limites conformes
a su de deseo de libertad y a su voluntad de crear formas de vida social, favorables
la afirmación de si mismo y al reconocimiento del otro como sujeto.

A raíz del texto y de los temas que ahí se buscan explicar, me planteo la siguiente
pregunta ¿Cómo vivimos los chilenos la llegada masiva de extranjeros?
¿aceptamos un todo de ellos? ¿hasta que punto los queremos hacer parte de
nuestra cultura y sociedad? Para poder comprender de mejor manera debemos
saber que hemos pasado de sr un país eminentemente generador de emigrantes, a
recibir en las últimas dos décadas una, cada vez mayor, cantidad de ciudadanos
extranjeros que eligen a chile como el lugar en donde emprenderán su proyecto de
vida.

Chile es un país de inmigración sin política migratoria. Según las estimaciones


oficiales, residen en el país más de 600.000 ciudadanos extranjeros, la mayoría de
los cuales llegó al país después de 1995. El retraso con que ha reaccionado el
Estado chileno frente a este proceso de cambio social ha contribuido a perpetuar
una vulneración sistemática de derechos en esta población. Y por ahora, a más de
20 años de iniciado el actual ciclo migratorio, en Chile el Estado sigue sin mostrar
una reacción clara frente a una situación de injusticia y precarización de la vida de
estas personas. Si a nivel local predomina la intuición, en el nivel central ha
gobernado la desorientación alimentada por la falta de información y conocimiento
de la realidad de los migrantes. Si bien en el último tiempo ha habido indicios de
una voluntad para avanzar en este tema, las acciones han sido muy insuficientes. El
gobierno de Piñera presentó un proyecto de ley para reformar la normativa vigente
desde el año 1975. Independiente de lo deficiente que es este proyecto, devela a lo
menos la existencia de una voluntad. Durante la actual administración, la estrategia
ha estado basada en decisiones administrativas tomadas principalmente por del
Departamento de Extranjería e Inmigración del Ministerio del Interior, que han
buscado poner parches a la crisis de reconocimiento que afecta a los migrantes. Si
bien estas medidas han contribuido a ampliar los derechos de los migrantes, como
ocurre con toda política basada en el principio de ir parchando los huecos, su
inconsistencia y sobre todo la ausencia de orientaciones generales impiden su
proyección en el tiempo.

Es necesario separar el acceso a derechos de los migrantes de su condición


laboral. La ciudadanía de los chilenos no está sujeta a su condición de trabajadores.
De ser así, un chileno que pierde el empleo tendría que perder los derechos sociales
o políticos. A no ser que el Estado decida abrazar el principio del ius laborans como
fundamento de la ciudadanía, la condición de ciudadano de los migrantes debiera
estar garantizada más allá de su situación ocupacional.

Debemos asumir la responsabilidad primero de ilustrar los problemas que se están


generando y luego poner en discusión las orientaciones básicas para fundamentar
una política migratoria basada en la justicia y orientada a la ampliación de derechos.

Hoy se vive un momento clave para el futuro de los migrantes en Chile. El próximo
año hay elecciones municipales y todos sabemos que es inconducente discutir
temas migratorios en año electoral. El motivo es simple, los migrantes son un buen
chivo expiatorio para captar votos durante las campañas, y en cualquier caso un
impopular aliado para los candidatos. Por tanto, es ahora cuando el gobierno tiene
que actuar. Si bien lo fundamental es definir lineamientos políticos claros y
consistentes, lo que más apremia es presentar en el curso del semestre y poner
urgencia al nuevo proyecto de ley de migraciones. Este es, por lo demás, el
compromiso asumido por el Departamento de Extranjería y Migración de Ministerio
del Interior con la sociedad civil a la que ha convocado a debatir sobre la nueva
legislación. Si no se avanza con este primer paso, no solo se faltará a ese
compromiso, sino además la deuda de justicia que ha contraído este país con los
migrantes seguirá incrementándose.

Finalmente, se buscó dejar en evidencia los problemas migratorios en nuestro país


por la relación que tiene con el tema a discutir. Presentarnos el desafío de vivir
juntos, no podremos vivir juntos, no podemos combinar la unidad de una sociedad
con la diversidad de las personalidades y de las culturas, salvo que pongamos la
idea de Sujeto personal en el centro de nuestra reflexión y de nuestra acción.3

¿Podremos vivir juntos? Lograran ellos como extranjeros insertarse en esta


sociedad, muchas veces, sino la gran mayoría, sometida a un sistema de
comunidad en donde se imponen ideales y se respetan ciertos pensamientos en
donde se respeta, pero solo en la medida de que se piense de la misma manera, el
que piensa distinto no entra dentro de esta comunidad, por lo que se excluye. Aquí
cabe preguntarlos ¿cómo los extranjeros se adaptarán e incluso incorporarán en
una sociedad que no los rechaza, en una sociedad que no respeta sus más mínimos
derechos?

En el caso de Chile, no encontramos de forma explícita un modelo articulado de


gestión de la diversidad cultural. Incluso, si intentáramos encontrar el sentido que
por omisión desvela el marco normativo existente, no cabe duda de que el mismo
se encuentra muy cercano al paradigma asimilacionista. No hemos encontrado
elementos que permitan confirmar la existencia de políticas afines a las
orientaciones del pluralismo cultural. Solo hemos podido identificar un intento
(Decreto 1393 de 2014) que, a modo de declaración de principios, podría allanar el
camino para el desarrollo de iniciativas innovadoras relativas a la gestión
democrática de la migración. Pero lo cierto es que hoy tal intento no ha logrado
traducirse en un modelo de gestión de la migración.

En síntesis, la migración es el claro ejemplo de que aún no podremos vivir juntos,


porque no hemos sido capaces de expandir la capacidad de pensar en el futuro. El

3
Alan Touraine, libro “podremos vivir juntos” pagina 15.
sueño de someter a todos los individuos a las mismas leyes universales de la razón,
la religión o la historia siempre se ha transformado en pesadilla, en instrumento de
dominación; la renuncia a todo principio de unidad, la aceptación de diferencias sin
límites lleva a la segregación o a la guerra civil.4 No podremos llegar a ser un sujeto
individualizado como presenta el texto, mientras no miremos mas allá del beneficio
propio, cuando no seamos tan nacionalista ya aceptemos que somos todos iguales,
pero diferentes, si, pero esas diferencias no deben de distanciarnos e ser motivos
de discusión, sino más bien debe ser lo que nos hace únicos frente al resto, pero
sin dejar de ser humanos solo así podremos vivir juntos.

Bibliografía:

- Texto de apoyo del curso


- Libro de Alan Touraine “podremos vivir juntos”
- http://www.scielo.cl/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0718-
65682015000300013
- http://www.elmostrador.cl/noticias/opinion/2015/07/13/migracion-en-chile-la-
deuda-del-estado/

4
Alan Touraine, libro “podremos vivir juntos” pagina 15.

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