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El Bosque de Cañoncillo es un bosque de unas 1300 hectáreas y que contiene lagunas, dunas,
montañas y el bosque en sí. El bosque está compuesto casi en su totalidad de algarrobos, que
según recuerdo, tiene ciertas características que el permiten vivir en un ecosistema de ese tipo.
Para llegar, lo ideal es tomar la carretera Panamericana Norte hasta la ciudad de San Martín (Km
680), próximo al puente La Libertad sobre el río Jequetepeque y luego tomar un colectivo hasta el
centro poblado menor Tecapa. De allí, camine 20 minutos hasta el mural del bosque natural “El
Cañoncillo”. Igualmente para llegar al bosque en la ciudad de San José se aborda un colectivo a la
ciudad de Santonte, para luego caminar una hora hasta internarse al bosque y encontrar la laguna “El
Cañoncillo”. También se puede llegar en movilidad propia siguiendo las señales desde la
Panamericana y preguntando a los locales.
Para visitar “El Cañoncillo” los mejores meses son de abril a diciembre. Para apreciar las lagunas
son preferentes los meses de julio y agosto pues en esta temporada están con mayor agua, además se
reduce la población de zancudos.
El sitio es propicio para acampar, ya que por el momento no hay cabañas y es una buena oportunidad
para tener en un contacto más profundo con la naturaleza.
El guardaparques del Bosque El Cañoncillo, Roberto Ñontol Honorio (56), expresó que
a partir de los años noventa se viene protegiendo con mayor vigilancia a esta reserva
ecológica, debido al boom turístico que ha alcanzado este destino en el norte del país.
“El Cañoncillo tiene un importante valor histórico, porque sabemos que desde sus
procesos de creación ha tenido una relación con etnias o grupos precolombinos como
las culturas Cupisnique, Gallinazo, Salinar, Mochica y Chimú. Este bosque ha sido un
medio de subsistencia para estas etnias”, manifestó el custodio de la reserva natural.
El bosque que está afincado entre los pueblos de Santonte, Tecapa, Pueblo Nuevo,
Santa María y Portada de la Sierra, al año recibe la visita de 3,500 personas entre
estudiantes, profesionales, grupos familiares y turistas. “A diario también nos visitan
botánicos, biólogos, microbiólogos, antropólogos y arqueólogos. Ellos están inculcando
en conocimientos científicos a la población para que pongan en valor este parque
ecológico”.
FLORA Y FAUNA
Una biodiversidad entre árboles, frutos y plantas como el algarrobo, el zapote, el chilco,
el concuno, el vichayo, la uña de gato, la vitória régia y otros se aprecian en El
Cañoncillo, y estas poseen propiedades curativas para combatir enfermedades.
Asimismo, existe una variedad de
reptiles como el cañán, la iguana,
la lagartija dragón; y aves como la
tórtola, el chisco, el tordo, la
putilla, el carpintero, el
zambullidor, la garza, el gavilán,
el cernícalo; y entre mamíferos
están el zorro costero, el gato
montés, la ardilla nuca blanca y el
zorrillo.
DEPORTES DE AVENTURA
Como en todos los bosques del mundo, El Cañoncillo no se libra de las manos de
inescrupulosas personas, quienes de forma indiscriminada talan los árboles y algarrobos
del lugar. El guardaparques, señaló, que si el hombre sigue con esta mala práctica puede
amenazar con la extinción de esta reserva natural.
EL DATO
Al año 2021, el bosque Cañoncillo debe ser reconocido como destino turístico
sostenible y competitivo a nivel mundial con una oferta diversificada y
descentralizada de flora y fauna, donde el turismo de tal deberá contribuir a la
mejora de la calidad de vida, a la inclusión social, y al fortalecimiento de la
identidad cultural.
2. Misión
3. Valores
Identidad cultural.
Autenticidad.
Conciencia turística.