Contenido Revista Sigma

Revista de estudiantes de sociología

II semestre de 2006

Editorial Comité Editorial

Johanna Cruz Herrera
Vladimir Alejandro Ariza
Historias desde Quito Marisabel García Aceles
POSTCOLONIALIDAD Y DE-COLONIALIDAD Diego Fernando López
Entrevista a Walter Mignolo.......................................................,.................5 Oscar Javier Maldonado
ESTADOS PLURICULTURALES, POLÍTICAS Y ECONOMÍAS Grisanthy Peña Kaltequis
Conferencia de Javier Sanjinés...............................................................17 Jorge Andrés PInzón Rueda
UNIVERSIDAD, HEGEMONÍAS Y NUEVAS MIRADAS Derly Sánchez Vargas
Entrevista a Nelson Maldonado..............................................................22 Sebastián Vélez Restrepo
INTERCULTURALIDAD, EDUCACIÓN Y SOCIEDAD Ingrid Zabaleta Chaustre
Conferencia de Enrique Ayala...............................................................29 Estefanía Montoya
LAS ACTUALES INSURGENCIAS DE POLÍTICA EPISTÉMICA Andrés Arévalo Robles
Conferencia de Agustín Lao....................................................................35
Diseño y Diagramación
Traducción Derly Yohanna Sánchez Vargas
INDIGENISMO Y NACIÓN Vladimir Alejandro Ariza
Alcida Rita Ramos........................................................................................43 Jorge Andrés Pinzón Rueda

La Poesía se toma la palabra.................................................................47 Agradecimientos

Departamento de Sociología Universidad
Nuevas miradas en torno a la modernidad Nacional

MODERNIDAD Y MODERNIZACIÓN: La construcción de la Apoyo y patrocinio:

alteridad a partir del discurso oficial del sistema de transporte Universidad Nacional de Colombia
masivo Transmilenio Sede Bogotá
Dirección de Bienestar Universitario
Andrés Arévalo..............................................................................................52 Unidad de Gestión de Proyectos
CULTURA, IDENTIDAD Y NACIÓN: Aproximaciones a los orígenes Facultad de Ciencias Humanas
de la Nación Colombiana.
Ingrid Zabaleta...............................................................................................71 Las opiniones contenidas en los artículos aquí publicados son respon-
sabilidad del respectivo autor. Sigma es un espacio estudiantil abierto
CAOS Y PSICOANÁLISIS:. Sobre la Imposibilidad y sólo se hace responsable de los escritos no firmados.

Jaime Piracón................................................................................................90
Moisés Wassermann
Circulando saberes Rector Universidad Nacional de Colombia

CREACIÓN DE LÓGICAS CULTURALES DE CONSUMO: Costruc- Fernando Montenegro

ción del cuerpo femenino en el discurso de los medios de co- Vicerrector de sede Bogotá
municación impresos, El caso de las revistas “Vanidades” y “Tú”
Lina Guillén.......................................................................................................98 Luz Teresa Gómez de Mantilla
APUNTES AL CONCEPTO DE ANOMIA DE R. MERTON Decana Facultad de Ciências Humanas
Gustavo García..........................................................................................110
Victor Reyes Morris
Director Departamento de Sociología

Portada
Mercado de Pasto.
Gabriel Carvajal Fotografía Selecta
Artes internas: Colonialiad y modernidad
Gabiel carvajal Fotografía Selecta
editorial editorial editorial editorial editorial editorial editorial editorial
¿Modernidad?, ¿Modernidades?, ¿Modernización?, ¿Modernismo?, son palabras-
síntomas de una experiencia que algunos autores consideran postergada, híbrida,
líquida, reflexiva, e inclusive inconclusa (¿qué más se ha dicho, o qué más se dirá de
ella?). Palabras sin embargo que no logran abarcar del todo las vivencias que millones
de personas tienen en su diario vivir: la de la y el oficinista que ven transcurrir su vida
en edificios grises, en horarios laborales de 8, 10, 12 horas, la de las y los obreros que
en su labor se convierten en apéndices de las máquinas, o también, por ejemplo, la
del campesinado que se encuentran en medio de una encrucijada ante la potencia-
ción de la industrialización agrícola y los distintos efectos de esta sobre sus relaciones
sociales.

A estas contradicciones y vicisitudes, se suman la actual explosión de tribus y culturas

juveniles que cada vez ponen maás en duda los fundamentos y las instituciones de
la vida moderna, asistiendo a una pérdida del creer de la familia, de la escuela, y
también del Estado, entendido en su forma tradicional. Pérdida del ‹creer› que viene
acompañada por una búsqueda incesante de nuevas formas de identidad donde
tienen una especial prioridad la música, las imágenes y otras distintas formas de rela-
cionarse con los demás y consigo mismos.

Pero también asistimos a un segundo ‹nudo› en las distintas trayectorias de vida en la

actualidad, que siguen siendo una especie de ‹caja negra›: se trata de una sensación
de encierro, de ‹desencantamiento› y de impotencia. Extraña sensación si se tiene
en cuenta que cada vez más las técnicas y la tecnología en general proyectan un
‹mayor› dominio sobre el mundo natural. Sin embargo es una sensación que existe y
que se acrecienta ante el cumplimiento ‹relativo› de las distintas ‹profecías apoca-
lípticas› donde las invasiones a Afganistán y a Irak son solo algunas de sus manifesta-
ciones. Hechos estos que ponen en duda el supuesto ‹final de la infancia›.

Las investigaciones sociales sobre estas series de sucesos se han acrecentado en los
últimos años, coincidiendo en muchos casos sobre la necesidad de dar cuenta de las
experiencias de vida de los actores ante las transformaciones acaecidas en su día a
día. Mirada ésta donde se deben pensar todas las fuerzas que nos constituyeron y que
por tanto indaga tanto en el pasado como en el presente.

El contenido de la revista que presentamos a continuación es un ‹barrido general› y

por tanto inconcluso, que pretende dar cuenta de algunos de estos acercamientos, a
la vez que de incentivar a estudiantes, profesores e investigadores a problematizar la
idea de Modernidad.
 entrevista entrevista entrevistaentrevistaentrevistaentrevistaentrevista
Post-colonialidad y
De-colonialidad*

Por: Walter Mignolo**

* Entrevista a Walter Mignolo,18 de julio de 2006. Realizada en el marco del Encuentro

Internacional sobre Insurgencias políticas y giros de-coloniales. Realizado en la
Universidad Andina Simón Bolivar, Quito-Ecuador.

**Profesor de antropología cultural y lenguas románicas y director del Center for

Global Studies and the Humanities en la Duke University (EUA). Investigador de las
geopolíticas del conocimiento y el colonialismo del saber.

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Post-colonialidad y De-colonialidad

Con la invitación a participar en la reflexión, debate y discusión de cuestiones que inda-

gan por cómo entender los actuales procesos políticos, sociales y culturales en América
Latina y qué implica hoy en día construir una perspectiva crítica en torno a ellos; si es
suficiente pensar desde los marcos y perspectivas políticas de la izquierda o debemos
reconocer también la emergencia de pensamientos, perspectivas y prácticas “otras”.
El Equipo de la Revista SIGMA ha querido dialogar con el profesor Mignolo acerca de
estas y otras cuestiones relacionadas con el trabajo que se adelanta desde el grupo de
Modernidad-Colonialidad.

Equipo Sigma (E.S.): ¿Cómo se puede africanos, de la expropiación de la tierra,

generar un “giro de-colonial” desde
un ámbito de acción como la univer-
sidad?
Walter Mignolo (W.M.): Yo creo que hay varias
formas de hacerlo. No necesariamente
creando un departamento de Estudios Post-
coloniales, pues el pensamiento de-colonial
precisamente no va por esa dirección,
porque si lo de-colonial se tematiza, se
convertiría en un objeto de estudio para
la Sociología, para la Antropología, etc.
El pensamiento de-colonial, que a mi
me gusta más que el giro de-colonial, es
decir el giro que marca el momento en
donde un pensamiento crítico de-colo-
nial emerge, hay que pensarlo en la
vertiente que va desde Huamán Poma
de Ayala o Tabaco Guano. El primer
elemento del pensamiento de-colonial
es la genealogía de ese pensamiento.
No podemos pensar de-colonialmente
desde Aristóteles, desde Marx, desde
Hobbes, desde Locke; necesitamos
otra genealogía, y esa genealogía es
la que empieza con la formación del
mundo moderno colonial. Se pueden
extrapolar cosas, pero no nos confun-
damos, el pensamiento de-colonial va
junto con la construcción del aparato
moderno colonial. Esa modernidad que
es la conversión cristiana, que era al
mismo tiempo la lógica de la colonia-
lidad, de la opresión, de los esclavos
genera un pensamiento-acción de-colo-
nial, no solamente en quien escribe, como
en Huamán Poma de Ayala, sino en movi-
mientos sociales; un ejemplo es el Taki
Ongoy, que es un proceso que presupone
un pensamiento de-colonial. Entonces, el
pensamiento de-colonial no lo podemos
pensar desde arriba, porque entonces
caemos en las mismas trampas de las que
tratamos de salir, el pensamiento de-colo-
nial se gesta en la sociedad, en las insti-
tuciones pero no solamente en las univer-
sidad. Ahora, puesto que estamos en la
universidad y en una institución importante,
¿cómo podemos hacer?, y es aquí donde
digo que hay varias maneras de hacerlo
sin necesariamente institucionalizarlo por el
momento, porque cuando se institucionaliza
lo matan. Una forma viable son los cursos,
los talleres, no solo uno, sino talleres semes-
trales de largo alcance de tres o cuatro
años donde se propongan agendas. Así se
va creando tanto en la enseñanza como en
los talleres, que en la universidad deben ser
focos subversivos de pensamiento, y así se
va pensando el pensamiento de-colonial;
porque una vez que hayamos pensado el
pensamiento descolonial lo vamos transfor-
mando y vamos haciendo cosas, viendo
y actuando de manera distinta. El pensa-
miento de-colonial implica un esfuerzo de
desprendimiento de los presupuestos de la
enseñanza de la universidad. Algunas de
sus preguntas fundamentales son: ¿qué tipo

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de conocimiento se produce?, ¿quién lo
produce?, ¿para qué? No sólo es el hecho
de investigar, la investigación no tiene un
valor por si mismo. Investigar para el desa-
rrollo significa ayudarles a estos campe-
sinos a que se integren a la sociedad capi-
talista y sean esclavos felices. Si nosotros
vamos a Khalo, no es que no se investigue,
pero la investigación que proviene de un
pensamiento como el de Khalo no es una
investigación al servicio de la Iglesia (como
era en el siglo XIV o XVII), del Estado o las
corporaciones. La investigación del pensa-
miento de-colonial implica un horizonte de
descolonización, o lo que en el siglo XVIII
en medio de un contexto burgués se llamó
emancipación, o lo que en la Guerra Fría
se llamó liberación. Hoy estamos hablando
de descolonización, y esa descoloniza-
ción empieza por la descolonización del
conocimiento y de la subjetividad, porque
de no descolonizar el conocimiento y la
subjetividad, lo único que podemos hacer
son Políticas Públicas o estar al lado de
investigadores o profesores, de los cuales,
aunque no dudo de sus buenas inten-
ciones, me sorprende su ceguera intelec-
tual y política. El pensamiento de-colonial
empieza por cerrar los ojos y aprender a
desaprender, como se ha dicho ya varias
veces, y esto es una tarea que un grupo
como ustedes puede hacer de tres formas:
1. la enseñaza, 2. grupos que se pueden
juntar cada quince días con una agenda
específica en un año, donde se plantee
“vamos a pensar esto”, “vamos a inves-
tigar esto”, no tanto a leer o analizar artí-
culos porque eso es lo que hace la univer-
sidad y lo que hacen las clases, aunque si
leer ciertos artículos para pensar el pensa-
miento de-colonial. De esos proyectos irán
saliendo (3.) los talleres, donde pueden
invitar a gente de afuera pero también a
los actores locales.
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Walter Mignolo
E.S.: ¿Si la descolonización se tiene que
dar principalmente desde el pensamiento
y la subjetividad, pero éste proceso
parece darse en ámbitos académicos,
cómo hacer entonces para que este
proceso no se quede únicamente en
espacios como la universidad?
W.M.: Aquí hay una cosa que tenemos
que tener muy clara porque esa es una
pregunta que hay que desterrar. Esta
es una pregunta desde el pensamiento
moderno y no desde el pensamiento de-
colonial, esa pregunta siempre se hace.
Luis Maka, el presidente de la CONAYA,
el presidente Pachacuti, ministro por 204
días de agricultura en el gobierno de
López, rector de la Amauta Wasi, él está
hablando de pensamiento de-colonial,
él y todo ese grupo está produciendo
pensamiento de-colonial, en la univer-
sidad estamos atrás. El pensamiento
de-colonial lo está produciendo el
Mallku, con todos sus problemas, nadie
es perfecto; lo está produciendo Evo
Morales; lo está produciendo Patxi Paco,
que es ministro de cultura; tenemos
que invertir. Lo que está produciendo
Khalo, eso es pensamiento de-colonial,
podemos hablar de muchos más pero
no los romantizo.
Pablo Ortiz me dice “hay corrupción”;
sí, los índios tienen tanto derecho a ser
corruptos como los blancos, por qué no
van a tener derechos. Eso quiere decir
que en una sociedad hay tanto blancos
como índios “buenos”, hay blancos e
índios “malos” (corruptos). Esa pregunta
de Pablo del liberal honesto, quizás
del marxista honesto, que pretende
solucionar los problemas con polí-
ticas públicas: hay corruptos, entonces
vamos, pero no a cambiar la base del
Post-colonialidad y De-colonialidad
pensamiento, que tiene que ser un
pensamiento para la vida y no para
la muerte, como es el pensamiento
corporativo. Con relación a eso y refi-
riéndome a tu pregunta quisiera decir
dos cosas: no “cómo hacer”, porque
ellos están haciendo eso mejor que
nosotros; no como De las Casas y todos
aquellos que buscaron ayudar a los
índios sin preguntarles que querían ellos,
sino esa conciencia en América Latina,
la conciencia afro, política, ética, epis-
témica que ya está
fuerte y no vuelve
atrás, así que no nos
preocupemos. El
proletariado es un
problema, yo creo
que en el tercer
mundo la cuestión
de clase tiene que
rearticularse con polí-
ticas de etnicidad,
racismo y género;
la conciencia del
proletariado es una
conciencia limitada,
no estoy diciendo
que la clase no sea
importante, pero lo
que pasa es que los
pobres aquí son los
negros y los índios.Hay pobres blancos
también, pero si hacemos la cuantifi-
cación son más los negros y los índios.
Entonces hay que hacer pensamiento
de-colonial en la etnicidad, pero no se
preocupen, los movimientos indígenas
y los movimientos afro están haciendo
pensamiento de-colonial mucho más
avanzado que nosotros. Hay que
ponerse en una posición modesta de
aprendizaje de ellos y después dialogar
con ellos. ¿Cómo hacen ustedes pensa-
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miento de-colonial en la universidad? Los
dos enemigos que tenemos en la univer-
sidad hoy son: 1) en ciertas situaciones, la
represión política: el Estado, los militares
que se meten y expulsan a los profesores
o hacen que se tengan que ir y eso está
siempre latente y 2) aún m á s p e l i g r o s o ,
l a u n i v e r s i d a d c o r p o r a t i v a , porque
los valores corporativos no te reprimen,
por el contrario, te crean el deseo del éxito,
de tener mejores puestos, de ser mejores
que el otro, de comprarte un auto cuando
termines la carrera, de
tener un apartamento
muy moderno en Bogotá
y otro en Cali; no reprime
violentamente. Esos son
los dos enemigos del
pensamiento descolo-
nial, entonces, ¿qué hay
que hacer? El pensa-
miento de-colonial tiene
que pensar en otras
premisas, lo primero es ser
crítico; la critización de
la muerte, la violencia, la
enemistad y la competi-
ción, incluso el estado de
las corporaciones. De lo
que parte el pensamiento
de-colonial es del hecho
que esta civilización de
la muerte hace vidas humanas desechables,
entonces tenemos que producir una filosofía
y un deseo por la vida, por la cooperación,
eso hay que hacerlo en la universidad porque
la universidad ha tomado otros valores.
E.S.: Entonces, si bien los procesos de
descolonización se han ido gestando en
la universidad, es necesario reconocer que
los procesos de-colonizadores van más
adelante y logran ser más prácticos en los
movimientos sociales y las comunidades

indígenas, por lo que se debe aprender de
ellos para pensar de-colonialmente en una
institución colonizadora como la univer-
sidad.
W.M.: Eso hace parte del proceso de la
construcción del pensamiento de-colo-
nial, es decir la enseñanza, los talleres
y reuniones internas que hagan entre
ustedes, en los cuales van a encontrar
respuestas a varias de las inquietudes que
ustedes tengan; especialmente en cuanto
a la búsqueda de espacios constantes de
pensamiento de-colonial en una institución
moderna y “bien agarrada” como es la
universidad, generando reflexiones críticas
frente a los valores del Estado y los valores
de las corporaciones. Podemos ver lo que
pasa en Bolivia, que es distinto a nuestros
Estados liberales o neoliberales. Mientras
Bolivia se puede entender como un “Estado
de-colonial” donde Patxi Paco en el Minis-
terio de Educación esta implementando
proyectos de descolonización, la cues-
tión aquí es si trabajamos en una univer-
sidad que está enclaustrada en el Estado
liberal o neoliberal o quizás marxista, o si
trabajamos en Estados que están siendo
no ya tomados, sino que están siendo
ganados con proyectos de-coloniales.
En ese sentido la universidad en el Estado
neoliberal va a ser moderna, si está en un
Estado marxista va a ser moderna porque
el marxismo es moderno. Una universidad
como la Amauta Wasi, proyectos como
los de Patxi Paco, ya están creando otro
tipo de universidad que no tiene nada que
ver con la universidad renacentista, con la
universidad iluminista o con la universidad
corporativa que es toda la misma línea
de la modernidad, cuyo currículo está
montado sobre Aristóteles, Platón, Tales
de Mileto y Tales de no se cuantos, en una
cronología; no, éste está montado sobre
9
Walter Mignolo
el Tawantinsuyu y eso no significa negar
los conocimientos de la modernidad sino
que significa subsumirlos en una filosofía
de la vida o como dice el documento
aprender a ser, y ¿qué quiere decir
aprender a ser?, descolonizarse.
Yo creo que hay un abanico de posibi-
lidades que hay que tener presente y
al mismo tiempo ser consciente de las
posibilidades y limitaciones en la univer-
sidad, en la ciudad en donde yo estoy
trabajando; les cuento dos experien-
cias, yo estoy intentando hacer esto
en DUKE con un grupo de gente desde
hace un tiempo dando cursos, teniendo
doctorandos, teniendo grupos de
trabajo, organizando talleres. Hicimos
un seminario que le llamamos “Ética
dialógica y cosmopolitanismo crítico”,
un titulo amplio, pero lo que queríamos
decir era esto: una ética dialógica que,
en el contexto de Estados Unidos por
ejemplo, implica no una ética blanca
sino una ética que surge de los conflictos
y diálogos entre minorías, repensar la
democracia a partir de esta ética y
crítica al Cosmopolitanismo, no como
este cosmopolitanismo Kantiano que era
el cosmopolitanismo burgués, sino crítica
en el sentido de un cosmopolitanismo
que conecta proyectos de-coloniales
en distintas partes del mundo; porque
hay mucha gente que está hablando de
esto, no solamente en América Latina, en
Japón, en Taiwán se está hablando de
esto. Y el segundo proyecto, que Nelson
Maldonado está creando en Berkeley,
es la creación de una academia latino-
latina de la ciencia. Es la manera en que
desde la universidad se responde a los
hechos, a las insurgencias de marzo a
mayo, porque ya hay una masa crítica
política pero también intelectual, artís-
Post-colonialidad y De-colonialidad
tica, etc. Una academia latino-latina
de las ciencias no es una academia
que se supone blanca. Este proyecto
viene después de varios años, porque
Nelson estaba también involucrado
en el proyecto de DUKE, de modo que
ya son varios años de trabajo conjunto
que te van llevando y tú estás prepa-
rándote para dar respuesta a aconte-
cimientos históricos que si no has hecho
este trabajo no tienes cómo responder;
lo único que tienes que responder lo
haces desde el marxismo, el liberalismo,
el conservadurismo, etc.
E.S.: La herramienta que se ha trabajado
desde lo de-colonial ha sido el diálogo,
¿Cómo se podría gestionar una expe-
riencia descolonial no dialógica?
W.M.: Nunca lo había pensado así, pero
yo creo que es fundamental, porque el
pensamiento de-colonial tiene siempre
dos vertientes, no sólo la crítica sino
el develamiento de los principios que
sostienen todo un aparato de pensa-
miento que es histórico, que está loca-
lizado en clase, en género, pero que
aparece como natural. Por ejemplo,
hoy se piensa que la economía y
el capitalismo es lo mismo, ya no se
piensa que hay otro tipo de economía
que economía no es capitalismo, qué
capitalismo es una forma económica;
segundo: yo no me imagino lo que sería
un pensamiento, es decir, uno puede
hacer un pensamiento, ejercer o pensar
de-colonialmente solo o sola, sin duda,
pero eso mantiene una concepción
moderna de sujeto y lo que el pensa-
miento de-colonial trata de hacer es
precisamente incentivar las relaciones
humanas, los vínculos humanos, un
poco lo que trata Santiago Arboleda.
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Yo no diría que el pensamiento descolonial
es un pensamiento de equipo, eso sería un
pensamiento corporativista, pero es una
acción comunitaria en última instancia.
E.S.: Ese diálogo y acción comunitaria,
¿qué papel cumplen en la construcción de
un nuevo sujeto?
W.M.: Bueno, claro porque, ¿de qué
estamos hablando aquí? El sujeto moderno
es el sujeto que se trata de ser ciudadano,
sujeto integro, individual, exitoso que tiene
familia, etc. Ese sujeto que es burgués surge
en el mismo momento en que esa sociedad
produce una clasificación del planeta que
deshumaniza al resto de los sujetos, que
son no sujetos; es decir, la colonización del
ser consiste en hacerle creer a los que no
responden al concepto moderno europeo,
que son inferiores. Hay distintos grados de
inferioridad: los asiáticos son menos infe-
riores que los criollos latinoamericanos y los
indios son un poco menos inferiores que los
negros, porque los negros ya están en el
último grado; esa colonización del ser fue
realmente poderosa porque la gente se la
creyó, es decir, la gente realmente interio-
rizó la inferioridad no solamente frente al
sujeto sino frente a toda la institución que
rodea al sujeto moderno. La universidad por
ejemplo, ¿cómo un índio o un latinoameri-
cano mestizo va a estudiar Leibniz y Kant?
Las lenguas son instrumentos de racializa-
ción como decía Heidegger. ¿Cómo va
pensar en castellano? Y si no pensaba
en castellano filosofía, cómo pensar en
Aymara, menos todavía. Entonces, la colo-
nización del ser implica que se pone el
modelo de sujeto moderno como estándar
y todos los demás son inferiores, si quieres
asimilarte tienes que hacer un esfuerzo
para ser lo más cercano posible a ese
modelo de sujeto, pero nunca vas a llegar

porque no te van a dejar llegar; cuando
empieces a llegar van a cambiar las reglas
y esto es lo que dice la colonialidad. Ahora,
¿en qué consiste la descolonización?, esto
está en plena marcha, porque así como
en los 70 la descolonización del ser se dió
en el género y en la sexualidad, es decir
cuando las mujeres, los gays y las lesbianas
salieron del closet, como se decía, pues
se dieron cuenta de que caramba! ¿Por
qué me tragué el cuento de que yo como
mujer o yo como gay era anormal?, estaba
operando fuera de todas las normas del
sujeto moderno. Ahí empieza la desco-
lonización del ser, cuando se da ese clic
empieza toda una producción del cono-
cimiento, investigación, para desmontar
todo ese aparato de conocimiento que
construyó la idea de que los gays son infe-
riores y que las mujeres son inferiores a los
hombres, y que las mujeres de color son
aún inferiores a las mujeres blancas; por ahí
va la necesidad de producción de cono-
cimiento, conocimiento para la descolo-
nización del saber, y para la descoloniza-
ción del ser, y al mismo tiempo para cons-
truir teorías políticas y teorías económicas
que no respondan a la opresión, que no
respondan a la colonización del ser, sino
que desde la descolonización del ser se
piense en sociedades justas, etc. Lo que
pasó en el 70 con los gays, las lesbianas
y transexuales empezó a pasar también
con la cuestión racial, el pensamiento de-
colonial en este momento comenzó por
la descolonización del ser racializado, del
ser sexualizado como inferior o anormal,
de la mujer como ser inferior y de eviden-
temente, como decía María Lugones,
género y raza, la mujer de color es siempre
inferior a la mujer blanca. Así, el pensa-
miento de-colonial comienza por estos
dos principios: una filosofía de la vida y no
una filosofía de la muerte y un proceso de
11
Walter Mignolo
descolonización del ser. Esto es lo que
ustedes pueden comenzar a hacer, con
poco dinero, reuniéndose entre ustedes,
pensando estas cosas y empezando a
generar un tipo de pensamiento. Pensar
de-colonialmente es constantemente
partir por desmontar el aparato de la
lógica de la colonialidad y de la retó-
rica de la modernidad, es decir, la gran
mentira del progreso y el desarrollo, y
bajo éste la lógica de la colonialidad,
en la medida en que se mantienen seres
inferiores; puesto que, si se mantienen
como seres inferiores, continuan siendo
basa para la explotación del trabajo.
E.S.: ¿Cómo podemos relacionar estas
dos últimas preguntas con la situación
actual del pueblo árabe? Si observamos,
el pueblo árabe también ha sido históri-
camente visto desde esa modernidad
hegemónica, es decir, ha sido visto
desde la periferia, visto en los límites, e
incluso clasificado algo moderno por
no estar inscrito dentro de la tradición
judeo-cristiana que ha marcado todo
el pensamiento occidental; lo que en
gran parte ha inhabilitado el diálogo
tomando el lugar de la imposibilidad.
En esta medida, ¿cómo podemos rela-
cionar la situación actual del pueblo
árabe, a partir de una postura no dialó-
gica, con el pensamiento de-colonial
que usted está exponiendo?
W.M: Veo que hay de parte de ustedes
una inquietud, una preocupación por
las posturas y las formaciones no-dialó-
gicas. ¿Podrían decirme más específica-
mente en qué están pensando?, porque
a lo mejor hay algo que se me está esca-
pando aquí.
E.S: Es como una intención de ver si hay
Post-colonialidad y De-colonialidad
otras opciones de pensamiento deco-
lonial que no necesariamente vayan
de acuerdo al dialogo, es decir, por
ejemplo puede haber una confronta-
ción ¿sí? que no necesariamente tenga
que determinar al otro, como también
puede haber una ‘solución’ que no sea
necesariamente dialogica, entonces
¿Cómo podemos relacionar dichas posi-
ciones con la actual situación árabe?
W.M: Sobre la cuestión árabe yo creo
que debemos pensar en tres cosas: una
es la analítica, es decir cómo analizar,
cómo ver el conflicto árabe desde la
perspectiva de la matriz de pensa-
miento de modernidad-colonialidad. La
segunda cuestión, es lo que se puede
ir haciendo para evitar situaciones
como ésta en el futuro. Y lo tercero, es
comenzar a ver qué es lo que están
haciendo los pensadores árabes hoy
con respecto a la descolonización.
Comenzando por la primera, la analí-
tica, el conflicto árabe de la actualidad
tiene sus raíces en la expulsión de los
moros en el siglo XV. Pues allí las pocas
relaciones sociales que compartían
Árabes y Cristianos, como las relaciones
comerciales por ejemplo, comenzaron
a resquebrajarse, fenómeno que en
igual medida se encontró ligado con la
formación del tribunal de la inquisición,
con Toledo, etc. O sea, desde aquel
momento el atentado de las torres
gemelas tiene una explicación histórica
¿no?
En el siglo XVI toda esta región que cono-
cemos hoy como el medio-oeste era
del Imperio Otomano, eran de los turcos
que son de religión Islámica. Detrás del
Imperio Otomano venían ocho siglos
de imperio Islámico, el cual había
12
llegado hasta Francia. En aquel momento
los islámicos y los turcos eran conside-
rados inferiores porque no eran cristianos.
Sin embargo, los cristianos sabían perfec-
tamente que la organización del Imperio
Otomano era mucho más fuerte que la
organización de Carlos V. Aquel momento
la situación era de imperios fuertes como
el otomano –imperio que sin embargo
estaba en decadencia- y unos ‘bárbaros’
cristianos que hasta ahora estaban organi-
zándose.
En el Siglo XVIII el Imperio Otomano entra en
decadencia porque Turquía, que le había
estado vendiendo café a Inglaterra por casi
dos siglos, de pronto esta ultima invierte la
ecuación; ¿por qué?, por las plantaciones
del caribe. El Imperio Otomano comienza a
decaer y el orientalismo sufre una represen-
tación racista; a los árabes y los islámicos
se los considera de costumbres ‘bárbaras’,
pueblos con diferente religión. Así aquella
imagen imperial se va transformando en
una diferencia colonial casi como con los
negros y los indios en el siglo XVI.
A finales del siglo XIX y comienzos del
XX,1920, por la necesidad de petróleo
aparece en occidente la noción de medio
oriente, que desde la retórica de la moder-
nidad barbariza cada vez más al Islámico y
al árabe. Conformación esta que aún tiene
lugar en los discursos oficiales para justificar
un bombardeo en Irak y que forma una
línea de continuidad entre ser bárbaro y
ser terrorista, que en el caso de Irán intenta
desmovilizar un supuesto ‘movimiento
armamentista’ a partir de todas aquellas
imágenes .
El otro gran acontecimiento divisorio entre
el mundo occidental y el mundo árabe
mas actual, es la formación del Estado de

Israel como un Estado que está puesto
precisamente ahí en medio y que articula
al judaísmo, con la cristiandad y bueno
con el capitalismo.
Tercer elemento. Después de la caída del
bloque soviético, Estados Unidos (y esto
lo decía Condoleza Rice) necesita una
excusa para la defensa nacional, por lo
que ante los acontecimientos del 11 de
septiembre toda la política se orienta
hacia el medio-este con unos claros inte-
reses de petróleo –como fruto de su ‘revo-
lución industrial’ que jamás pudo pensarse
con energía renovable-. Elementos todos
estos que nos muestran cómo la situación
del medio oriente se ha constituido desde
una situación de lo que hemos llamado
aquí modernidad-colonialidad. Fruto de
estas, la articulación del judaísmo, el cris-
tianismo y por supuesto el capitalismo.
Entonces, alrededor de la retórica de la
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Walter Mignolo
modernidad se opera desde la salva-
ción-demonización y la retórica de la
colonialidad actúa sobre ambas, donde
se privilegia el progreso y se deja de lado
lo que le obstaculiza.
Es por tal razón que para toda esta serie de
conflictos es importante aplicar la analí-
tica de los procesos sociales, la cual es
una aplicación histórica, a través de una
manera otra de ver la historia, no a través
simplemente de ‘llenar’ los agujeros sino
más bien de cambiar las premisas, y las
premisas empiezan a cambiar cuando
vemos que los procesos de modernidad
y colonialidad son dos fenómenos que
se encuentran intrínsecamente unidos.
Porque la historia que hasta ahora se ha
contado –así sea marxista- cuenta sólo
la mitad de la historia y la otra mitad de
la historia hay que empezar a contarla
desde la perspectiva de las consecuen-
cias, no solo desde la perspectiva de
Post-colonialidad y De-colonialidad
cómo se formo el capitalismo -bueno,
eso hay que hacerlo también-, pero lo
que no se ha visto es la formación del
capitalismo, del neoliberalismo, de la
colonialidad desde las consecuencias,
desde el medio oriente, desde América
Latina, que son todas unas historias muy
distintas pero que tienen una cosa en
común, el que todas tengan como
ligazón la expansión europea, y esto
es lo que conecta todos los proyectos
de-coloniales; en gran parte porque se
comparte una sensibilidad especial que
ya no es la del sujeto moderno.
Cuando se empieza en el proceso de
pensamiento de-colonial, se entra a una
nueva sensibilidad que ya no es la del
sujeto moderno en Europa o la del sujeto
moderno colonial, que son los que se
creen europeos en América Latina, en
África, etc.
E.S: Quisiéramos saber, ya desde el sujeto, a
través de sus prácticas concretas, ¿cómo
se puede asumir una posición de-colonial,
en especial cuando hablamos desde la
investigación y en especial cuando se
trata de una problemática de represen-
14
tación del ‘otro’?; pues está visto que en
esta se implanta un lenguaje moderno que
llega a subalternizar en cierto sentido a quien
representa.
W.M: Esa es una tarea muy importante y
sobre todo en la academia, pues es un
campo muy importante donde se deberá
contribuir al pensamiento de-colonial. Ahora,
lo que hay que tener aquí presente y hablarlo
y pensarlo mucho es la diferencia entre el
pensamiento de-colonial y el postcolonial. El
postcolonialismo tiene una genealogía euro-
céntrica –siguiendo aquí un poco a Foucault
y a Jacques Derrida-. El pensamiento de-
colonial tiene otra genealogía, pues tiene
otras experiencias y otros actores, los movi-
mientos sociales y los líderes de los mismos
por ejemplo. El Postcolonialismo se enuncia
dentro de una problemática post-estructu-
ralista en diálogo complementario con el
postmodernismo; quedó atrapado como
una escuela critica dentro de la academia
y de pronto hay un sector de los estudios
postcoloniales que han quedado presos no
sólo dentro del academicismo sino también
dentro de la episteme moderna. ¿Qué quiere
decir ésto?, porque reproducen la división
sujeto-objeto, que sigue siendo el mismo
sujeto quien estudia a un objeto. Es sobre este
último punto que desde la mirada de-colo-
nial se hace un esfuerzo enorme por cambiar
a la investigación normalizada, ya que esta
no trata simplemente de describir o explicar
el objeto, sino que más bien son investiga-
ciones que tratan de reforzar, empoderar
al sujeto o a los sujetos. En este sentido este
es un trabajo muy importante en la inves-
tigación, en la academia, etc., porque los
trabajos de-coloniales son muy distintos en los
principios de conocimiento, así por ejemplo
existen tesis que por más buenas que sean,
por más críticas al capitalismo, al imperia-
lismo, al neoliberalismo, quedan sin embargo

encerradas dentro de las reglas del juego
que impuso el capitalismo.
Un principio del pensamiento de-colonial
es el principio de ‘desprendimiento episté-
mico’: deberás empezar por otro ‘lugar’,
deberás tener una ‘ranura’ porque si no te
quedarás dentro de la izquierda, la derecha
o el centro. Así, haciendo un par de obser-
vaciones con respecto a las cosas que hay
que pensar, el pensamiento decolonial le
está apuntando a cambiar los principios
básicos, la filosofía de la producción de
conocimiento, por eso la pregunta básica es
¿Quién produce conocimiento?, ¿dónde?
y ¿para quién?, esto es fundamental como
principio del pensamiento de-colonial no en
diálogo.
E.S: Con respecto al tema de modernidad-
colonialidad, se entiende mejor el lugar de
enunciación de los grupos indígenas y afro-
americanos; sin embargo, ¿Cómo es este
lugar desde los grupos no inscritos en ellos,
por ejemplo con respecto a los mestizos?
W.M: La pregunta es muy interesante, yo diría
que a partir de la independencia se forma
una élite criolla, mestiza en sangre pero
blanca en mente (Hugo Chávez es uno de
los primeros presidentes que asume una raza
mulata). Ustedes cuando revisan la historia de
América Latina verán que cuando no iban los
criollos al poder, entonces iban mestizos con
los que se compartía el ser blanco, blanco en
mente, es decir emulando siempre a Europa
y después a Estados Unidos. Pero al mismo
tiempo empieza a surgir un pensamiento
disidente de los criollos y mestizos, Bilbao en
Chile, Martí, Mariategui, así el proyecto de
modernidad-colonialidad es un proyecto
mestizo, mestizo al cual se unen los inmi-
grantes de la segunda ‘ola’ –en casos como
Argentina- y que forman un pensamiento
15
Walter Mignolo
disidente.
Ahora, con respecto a la descolonización
intelectual los africanos estaban hablando
de descolonización, los indígenas estaban
hablando de descolonización, también en
Estados Unidos y los mestizos empezamos
a hablar de descolonización, la diferencia
es: ¿dónde centramos el análisis para los
mestizos y mestizas?, empezamos eviden-
temente en la conquista de lo hispánico y
lo latino, es decir la idea de latinidad.
Vemos en esa medida cómo la expe-
riencia de colonización ha sido muy
distinta para los mestizos, para los índios,
para los inmigrantes, para los negros,
pero todos nos juntamos en el proyecto
de-colonial, entonces, en ese sentido se
debe pensar en la necesidad de forma-
ción de un diálogo entre proyectos polí-
ticos que surgen de la herida colonial a
pesar de sus distintas escalas (los negros
y los índios sufrieron de en mucha mayor
escala que los mestizos), pero que sin
embargo nos cala a todos porque ser
mestizo, índio, o nacido en Latinoamé-
rica siempre va a ser estar en un grado
de inferioridad con respecto a Europa.
Así que es muy importante recalcar que
el proyecto de modernidad-colonia-
lidad es un proyecto que viene no de los
negros, no de los índios, sino que éstos
tienen más bien una serie de proyectos
semejantes y concurrentes donde es
necesaria la conexión, la unidad, mante-
niendo la diversidad, lo que llamamos
una pluridiversidad, por muy distinta a los
universales-abstractos del cristianismo, el
marxismo o el liberalismo, que tienden
a ser homogenizantes. Aquí es impor-
tante para el pensamiento de-colonial
pensar en la conexión (el concepto de
conectores es muy importante para el
Post-colonialidad y De-colonialidad

pensamiento de-colonial), sobre todo

en América Latina, de proyectos que
vienen de la experiencia y de la historia
indígena, pero también de proyectos
como África del Sur y África del Norte e
inclusive de Europa mismo.

Para este proyecto es importante pensar

no sólo lo qué se hace actualmente, sino
también pensarlo como un proyecto de
largo alcance; es decir, no desesperarse
porque vendrán nuevas generaciones, lo
importante es pensar que aquí se inicia un
proceso de formación de ‘pensamiento
de-colonial’ donde podamos sentirnos
éticamente satisfechos con nosotros
mismos, pero al mismo tiempo pensando
en las generaciones futuras.

16
 conferencia conferencia conferencia conferencia conferenciaconferencia
Estado - Nación:Estados
pluriculturales, políticas y
economías.
Diferencias, Estados y
Naciones

Por: Javier Sanjinés

*Investigador boliviano, profesor en la Universidad de Michigan, entre sus últimos

trabajos se encuentra el libro el espejismo del mestizaje

17
Estado Nación: Estados pluriculturales, políticas y economías Diferencias, Estados y naciones
Voy a abordar la temática desde
distintos lados: en tanto conformación
de las culturas letradas, que tiene que
ver con el asunto de la organización de
la cultura, el fenómeno de construcción
de una cultura nacional y obviamente
el tema de modernidad-colonialidad,
y de de-colonialidad o descoloniza-
ción del pensamiento. De esta manera,
comenzaré a mirar ese concepto de
Estado – Nación como un concepto
homogéneo, y a éste frente a ciertos
fenómenos que irrumpen esta homo-
geneidad, entonces, debemos mirar la
tensión entre lo homogéneo y lo hete-
rogéneo; en última instancia, ¿cómo
esta construcción del Estado-Nación,
se refiere a un ente homogenizador
de cultura nacional que aparece en el
siglo XIX y que es un concepto que se va
a asentar en ciertas zonas, sobre todo
con fuerza en la zona del cono sur? y
¿cómo éste mismo proceso de Estado-
Nación se presenta como problemá-
tico para la zona andina?. De manera
tal que no es lo mismo la construcción
estatal y la construcción del imaginario
estatal en las sociedades del cono sur,
al construido en las sociedades andinas.
Así mismo, me voy a referir a lo largo del
texto al caso Boliviano, que es el que yo
manejo.
Entender éste concepto de cultura
nacional, de construcción de la misma,
contiene tres principios básicos, tres
elementos fundamentales que van a
estar muy marcados sobre todo en
las sociedades argentina y chilena,
que comenzarán con un proyecto de
Estado nacional y después, durante la
segunda mitad del siglo XIX, presentarán
la formación propiamente del Estado-
Nación, que para el caso argentino
18
está relacionado con la generación del
38. De esta manera, voy a ir viendo cómo
estos tres elementos se construyen débil-
mente en el cono sur, y cómo constituyen
verdaderamente un problema en la orga-
nización de la cultura nacional en el caso
nuestro. Los tres elementos serían: primero,
la tendencia al librecambismo económico,
éste es un tema central en la medida en
que se van adaptando al proyecto de
cultura nacional, temas relacionados con
el desarrollo del mercantilismo mancheste-
riano y la organización de éste librecam-
bismo en las sociedades latinoamericanas.
Este librecambismo económico está muy
marcado por la constitución de burguesías
comerciales que permiten conectar toda
la zona de exportación, es decir, traer a
todos los productores de materias primas y
sobretodo de la agroindustria a los circuitos
internacionales. Así mismo, éstas fuertes
burguesías comerciales se asentarán bási-
camente en grandes ciudades periféricas
pero centrales, convirtiéndolas en grandes
ciudades portuarias, Buenos Aires por
ejemplo. Retomando entonces, concluimos
que lo económico está a puertas del libre-
cambismo y la construcción de una fuerte
cultura nacional a través de la presencia
de fuertes burguesías comerciales.
El segundo elemento central sería el
republicanismo político, la posibilidad de
comenzar a construir verdaderas media-
ciones entre la abstracción que podía ser
el Estado, que se va a construir después,
y la sociedad ya existente; de manera tal
que el concepto de republicanismo polí-
tico también estaría organizado sobre la
construcción de todos los poderes esta-
tales y la construcción de mediaciones que
con el tiempo van a dar paso a la idea de
una verdadera representación. Es así como
el individuo puede ser leído mediante la

abstracción estatal como ciudadano de
tal república.
El tercer elemento es fundamental, y es la
construcción del difusionismo popular, ahí
es donde está todo el proyecto, pues está
expresado en la necesidad de difundir la
cultura Europea en una región nueva, una
región salvaje. La difusión de unas ideas,
19
Javier Sanjinés
de una cultura europea y algo fran-
cesas en tanto a la construcción de los
imaginarios nacionales, hace de este
elemento un punto fundamental porque
la cultura comienza a ser divulgada en las
ciudades primarias y luego es difundida
a las ciudades, generando también la
posibilidad de organizar nacionalmente
los espacios, de racionalizar los espacios,
Estado Nación: Estados pluriculturales, políticas y economías Diferencias, Estados y naciones
de darle razón a los espacios, de intro-
ducirles orden, emitiendo y permitiendo
la conexión de toda una región.
Como ya lo había dicho, este proyecto toma
cuerpo en el cono sur, pero tiene muchos
problemas en la región andina, muchos
problemas en construirse; primero, por
que los tres elementos iban a ser muy
lentos, el primer elemento, -el librecam-
bismo-, va a aparecer muy débil y se
presenta como un impedimento para
establecer las fases de modernización,
no hay la posibilidad de transformar
la deuda pública en una especie de
deuda consolidada para mirar cuál
es realmente la deuda externa de un
Estado, lo que le va a generar una
cantidad de problemas a este Estado,
pues no le permite establecer verda-
deramente una serie de instituciones
que permitan conectar a la sociedad
con éste Estado. Es así como uno de
los grandes problemas es el empezar
a pagar sus deudas, las deudas que se
tienen por ejemplo con el ejército liber-
tador.
Un segundo problema, que es mucho
más evidente a nivel de la cultura, es la
dificultad que tiene el Estado para cons-
truir una verdadera cultura. La iglesia que
viene a ser la principal institución finan-
ciera, generadora de unos elementos
importantes que son los censos eclesiás-
ticos, funciona como una entidad finan-
ciera no solo para las grandes empresas
sino para una cosa que es muy impor-
tante, el micro crédito, una verdadera
institución del micro crédito, de manera
tal que cuando empieza a ser atacada
la iglesia, empieza a atacar estas formas
de promoción, como el micro crédito,
generando un problema grave pues
20
poco a poco la ciudadanía va perdiendo
seguridad, se va perdiendo poco a poco
fe en el sistema, una fe calculada en el
sistema.
Y el tercer elemento, es el hecho de que
no se puede construir verdaderamente una
comunidad imaginada, que sería la cons-
trucción de una auténtica cultura letrada
que sea promotora del proyecto moderni-
zador. En el caso boliviano por ejemplo, hay
cierta dificultad de construir en el siglo XIX,
para el caso de los imaginarios verdaderas
novelas románticas que estén en el plano de
igualdad de las que se van construyendo en
la Argentina, o romances o casi novelas histó-
ricas para el caso chileno. En la novela boli-
viana, al contrario, las metáforas de construc-
ción del imaginario no existen, la metáfora de
la familia no está ahí, y si esta lo hace débil-
mente a través de una familia fragmentada,
así mismo, la figura del patriarcado también
es fundamental en esa construcción.
Entonces hay que mirar cuáles son las
consecuencias de todo lo que se ha
dicho hasta el momento, los elementos
que forman cambios. El elemento de
la fe calculada es muy importante por
que permite unir al pueblo con el Estado,
unión que para este caso es muy débil y
va produciendo exactamente lo inverso a
la que Anthony Giddens denomina como
consecuencias de la modernidad, en lugar
de ser aquí consecuencias de la moder-
nidad lo que se comienza a ver, más bien,
son unas consecuencias de la colonia-
lidad, así como la imposibilidad de entrar a
construir una verdadera fuerza demócrata.
Afectado el rol de la iglesia, esto tiene su
efecto en la estabilidad social del Estado,
de manera tal que al debilitar la iglesia y
al aumentar las demandas subalternas, los
sectores dominantes, los mestizos criollos,
van a empezar a dominar. Esa demanda

comienza a crecer y se va a transformar
en una auténtica forma en la que los de
abajo empiezan a ser controlados, lo que
hacen se comienza a ver como un exceso
social y este exceso social se va a trans-
formar en una palabra que es utilizada a
finales del siglo XIX y principios del XX, la
plebe. Es aquí donde me gustaría mostrar
cómo con esto se logra corromper el signifi-
cado único que se le da a las palabras y el
lenguaje deja de ser una relación de dife-
rencias y se convierte en una verdadera
perversión del significado de las cosas. Se
pasa entonces de esta construcción de
plebe a la construcción de pueblo, que
se va a dar entre los años 30 y 40 del siglo
pasado, en este momento sigue la idea
de controlar el exceso social pero natu-
ralmente ya la palabra pueblo va a estar
conectada con una noción objetivizadora
de Nación.
Hay luego tres problemas que vienen
después de eso, la construcción verda-
dera de Estado Nación va a ir cimentán-
dose sobre el control del exceso social y
relacionando la noción de pueblo con la
de Nación. El estado no va a poder retener
esa demanda social de manera tal que la
demanda democrática va a ir creciendo
y va a pasar a ser una demanda popular,
que poco a poco va a aumentar durante
toda la época del nacionalismo revolucio-
nario y va a pasar a la etapa de las dicta-
duras; pero sobre todo, el Estado Nacional
va a empezar a romper estas demandas
bajo tres razones fundamentales: uno es
el nacimiento y fortificación de los movi-
mientos indígenas, que van a hacer del
caso boliviano un caso muy particular,
pues verdaderamente la izquierda no
tiene control sobre estos movimientos, pues
ésta se encuentra fragmentada, dispersa,
extinguida por la dictadura de los años
21
Javier Sanjinés
70, razón por la cual el Estado comienza
a tener dificultades para retener este
tipo de demandas, pues se presenta un
desborde de las mismas. Un segundo
factor es el de la relocalización de los
sectores para el año 85, momento en
el que aparece el Estado neoliberal, el
sector minero principalmente en Bolivia
se relocaliza en la parte interandina del
Chapare; y el tercero es precisamente
el de las demandas sociales, estas son
demandas que se diferencian del viejo
tipo de demandas del Estado Nación
tradicional, el cual estaba dispuesto a
satisfacerlas en términos exclusivamente
económicos, puesto que el Estado podía
regular; y precisamente las que van
apareciendo y a las que nos referimos
son de otros tipo, en donde empiezan
a jugar otros factores de la subjeti-
vidad, los problemas de experiencia son
mucho más importantes y se presenta
una verdadera lucha entre dos lógicas,
una logica equivalencial de demandas
y luego la necesidad del Estado de esta-
blecer una lógica institucional , que es
un poco lo que se ve en este momento
en el gobierno de Evo Morales: por una
parte un Estado que necesita una lógica
institucional y que la va a ver presente
en un corporativismo de Estado, y por
otra parte el fenómeno de dar cabida
a estas demandas diferenciales que son
sobre todo de su comunidad, lo hete-
rogéneo va entrando y es necesario
compatibilizar la homogenización del
Estado con este otro factor que es el de
la heterogeneidad. .
entrevista entrevista entrevistaentrevistaentrevistaentrevistaentrevista

Universidad: Hegemonías y
nuevas miradas*

Por: Nelson Maldonado*

*Profesor del Departamento de Estudios Étnicos de la Universidad de California

– Berkeley.

*Entrevista realizada el 19 de julio de 2006 en el marco del Encuentro internacional

sobre Insurgencias políticas y giros de-coloniales. Realizado en Quito, Ecuador.

22

Nelson Maldonado: Estoy trasmitiendo la
idea de la organización de la academia
latina que tiene que ver quizás con cómo
podemos utilizar la universidad para
fomentar el proceso de la descoloniza-
ción.
Esto está empezando ahora a partir de
las marchas de los latinos y latinas por los
derechos de inmigrantes en los Estados
Unidos en abril y mayo 1° del año 2006,
como consecuencia de que la adminis-
tración Bush enviara la guardia nacional
estadounidense a la frontera con México
para detener la emigración y también
contribuir en la expansión de la muralla ya
existente entre estos países.
Por eso lo que está pasando en los Estados
Unidos fue surgiendo de la idea de que
si no hacemos una distribución parecida
que reúna a todos los latinos y latinas de los
Estados Unidos que están en la academia
y que están defendiendo los derechos
de los emigrantes de una u otra forma,
y que estén a favor de estos derechos y
planean ya una institución que sirva como
casi un intelectual público pero que ya
no sea una persona una figura si no una
institución que tenga dos roles fundamen-
tales: un rol, es el critico de seguir, estar
scaneando toda la producción intelectual
de los Estados Unidos y ver esas propuestas
a partir de las unidades de las grupos
sociales que defienden lo que llaman
nativismo angloestaduinense que es esta
postura contra la migración, esta lectura
de relación como aquí los indígenas del
país son los anglo de Uruguay anglo-sacro
protestantes, los protestantes que hablan
ingles; son realmente el centro de lo que
es la nación, esta regida por eso y todos los
demás para poder defenderse aquí tienen
que asimilarse a esos valores. Es la lectura
23
Nelson Maldonado
de Samuel Huntington, que dice que si
no se asimilan a esos valores y perdemos
el valor religioso del protestantismo
norteamericano y el credo político que
surgió de la Revolución americana-esta-
dounidense, si perdemos estas dos cosas
que son las que nos han hecho la gran
potencia mundial vamos a desapa-
recer, porque han sido esos valores los
que hacen que seamos lo que hoy en
día somos.
Desde esa lectura, que es lo que hacen los
latinos o hispanos cuando están entrando
a Estados Unidos y no quieren aprender
el inglés, se crean estas comunidades
donde se habla español. Esto ha desper-
tado la histeria intelectual de ellos, así muy afir-
mados patrióticos anglosajones no han creado
a un tipo de cultura particular, nuestra nación,
nuestra integridad cultural se esta cayendo en
pedazos. La inmigración no está afectando
solamente lo económico, se tiene la idea
de que los inmigrantes están minando
negativamente las fuentes de valor de la
nación, están minando las columnas de
lo que hace Estados Unidos. Es un plan-
teamiento muy fuerte que se guía por
muchos otros. De ahí, que los inmigrantes
se vean como una amenaza al proyecto
estadounidense, a la agenda estadouni-
dense y al mismo ser estadounidense. Esta
academia se trataría de todo este tipo de
trabajo intelectual que surja al aire. Todos
estos planteamientos circulan entre polí-
ticos y quienes hacen las leyes y terminan
influenciando esos puntos de vista. La
cuestión sería antes de que lleguen a
ese nivel de influencia asediarlos crítica-
mente porque en el caso de Huntington
hay tantas cosas criticables… La forma-
ción de la evidencia, las lecturas que
tiene de cómo Estados Unidos se formó,
es una visión muy limitada. Cuando el
Universidad: Hegemonías y nuevas miradas
libro salió fue traducido al español y
como a tres lenguas más, o sea que se
convierte en lectura casi internacional.
Es un estudio de la Universidad de
Harvard que está desmitificando lo que
está pasando en Estados Unidos. Ante
esto, debe hacerse un estudio crítico
de estos análisis para impedir que la
Universidad sirva como plataforma de
lanzamiento de propuestas racistas y
neoimperialistas.
Aquí como en Colombia, debe existir
una crítica que asedie los trabajos
académicos que planteen cuestiones
problemáticas frente a lo indígena, lo
negro o cualquier otro grupo racial.
En el imaginario de los Estados Unidos
a los inmigrantes latinos se los identi-
fica con el imaginario de pobreza, de
desesperación, de no saber hablar
bien inglés. No se ven como haciendo
parte de ellos, como un intelectual
por ejemplo y mucho menos se piensa
en la posibilidad de que pueda surgir
algo como la Academia Latina de las
Ciencias, porque sabemos las limita-
ciones de noción de Academia, de
ciencia. Si nosotros queremos, podemos
ubicarnos ahí e ir cambiando la noción
de Academia. La Academia es más
bien una entidad elitista que te da unos
títulos.
Otra de las opciones es que los intelec-
tuales se pongan en contacto con esos
líderes de millones de personas que
salieron a las calles a protestar contra
las políticas migratorias y con las comu-
nidades para ver un ejemplo de cómo
la universidad puede ayudarles a ellos
en su lucha y en su sobrevivencia. La
agenda de trabajo tendría que ser, por
24
ejemplo, luchando a favor de la admisión
de más estudiantes de color a la univer-
sidad. Estadísticamente cada vez más estu-
diantes están quedando afuera. Las polí-
ticas de admisión racial se eliminaron con
el argumento de que se estaba haciendo
diferenciación racial. Aquí y en Colombia
se ha dado una política afirmativa para
el ingreso a la Universidad y también ha
habido una crítica a eso, supongo, en su
país el argumento debe ser similar, si hay
una política para el ingreso de sectores,
incurres en discriminación racial. Otro caso
es el de las mujeres jóvenes que se quedan
fuera. Es interesante lo del género porque
en los últimos años más mujeres blancas
han entrado en la universidad en los Estados
Unidos. Se ven afectados más del 50% de
los estudiantes de color.
Después de que se han eliminado las polí-
ticas afirmativas el porcentaje de estu-
diantes de color ha disminuido. Por ejemplo,
en mi universidad, los estudiantes afroame-
ricanos han disminuido a nivel de licencia-
turas. Por tanto, los de color que pueden
aspirar a doctorado son menos. Eso afecta
la cadena y por tanto los docentes son
menos. Los posibles candidatos a puestos
políticos también van a ser menos. En
Estados Unidos la diversidad no es bien
vista. Aquí, la universidad significa pasar a
la adultez. Allí el estudiante adquiere inde-
pendencia, y si no pasa por la universidad
es como un ciudadano no adulto.
Otra cuestión es el bilingualismo porque
la educación bilingüe se está eliminando
sistemáticamente. El Estado le ha ido
quitando dinero a este tipo de educación.
Allí el examen para pasar el bachillerato es
inglés y matemáticas. Esto forma parte de
una política antiinmigrante. En California
esto empezó desde 1990. Y si eres ilegal
 Nelson Maldonado

tampoco puedes ingresar a la Univer- tan imperial. Ese tipo de crítica tendría
sidad. que hacerse en todas las universidades,
es algo común en ese sentido. Hay que
En Estados Unidos muchos profesores ver que disciplinas queremos minar,
latinos y de color ingresaron a la Univer- queremos criticar para abrir un espacio
sidad porque a finales de 1960 hubo nuevo ahí. Hay que ir creando espacios,
grupos de estudiantes que hicieron poco a poco, y eso se puede determinar
huelgas en la universidad de San Francisco solamente estudiando el lugar.
y la Universidad de California y por primera E.S.:Nos ha parecido muy importante
vez crearon departamentos de estudios cuando usted hablaba (en la confe-
negros y étnicos. Desde 1968 hemos sido rencia) de la colonialidad del ser. Si en
varios los profesores que hemos tenido los ámbitos académicos se construyen
oportunidad de ingresar a la universidad ese tipo de colonialidades, ¿en qué
como docentes y ya los negros nos hemos forman se construyen, en qué forma se
convertido en una presencia fuerte. Ahora expresan y paralelo a ello en qué forma
lo que corresponde es ver como nosotros podrían construirse unas prácticas de
podemos retribuirle a los que están en la descolonialización de ese mismo ser?
calle.
N.M.: La universidad es uno de los centros
Equipo Sigma(E:S.): Esto, de lo que usted principales de producción de colonia-
nos está hablando, es un contexto de lucha lidad en el saber. La colonialidad del ser
en la Academia por el ingreso de sectores está ligada a la colonialidad del saber.
marginados. Nosotros quisiéramos saber Cuando colonizas el sujeto, también
a un nivel más global ¿de qué manera se estás colonizando el lenguaje utilizado
podría agenciar un cambio o descolonizar para transmitir ese conocimiento. Pero
la universidad como tal? también ocurre a través de la misma
cultura cuando se niega el reconoci-
Nelson Maldonado(N.M.): Yo creo que
debe centrarse en lo local, en cómo se ha
definido la universidad en tu lugar y qué
estrategias se pueden dar dentro de este
paso. En este sentido no se puede hablar
de la universidad en general, yo empezaría
por determinar el espacio en que tú estás
y qué tipo de cosas se pueden hacer para
que la universidad se convierta, en vez de
un mecanismo de apoyo de las políticas
de Estado o de profesionalización de las
nuevas generaciones para que vayan al
mercado, en agente de cambio a favor
de los más desfavorecidos de la sociedad.
En términos generales a todos, continuar
con lecturas críticas de los métodos, por
ejemplo de la antropología que ha sido

25
Universidad: Hegemonías y nuevas miradas
miento a distintos grupos como legíti-
mamente humanos, ahí se está dando
esa colonialidad del ser. Cuando tú ves
a alguien como distinto pero como en
términos naturales, el otro sujeto desa-
rrolla un sentimiento de inferioridad, en
el sentido de dependencia, del deseo
desmesurado de asimilación porque
para poder ser afirmado tienes que
parecerte a ese otro, por ejemplo si eres
de piel oscura, debes tratar de blan-
quearte de todas las formas posibles.
A través de la colonización del lenguaje,
se afectan también los deseos del ser, es
algo así como que el sujeto milita contra
él o contra ella misma. Esto es un evento
bien significativo, pues los organismos,
incluyendo los humanos, están pre progra-
mados para asumir su vida y afirmar la
vida de su especie, hay una dinámica de
afirmación. Con el racismo, se reestructura
tu ser y tus sentimientos, te quieres negar a
ti mismo, tienes como otro código cultural
y en vez de afirmar tu vida lo que haces
es militar contra ella, ir contra lo que te es
natural. Es casi un nuevo evento metafí-
sico, ontológico, digamos. Esto tiene un
significado profundo a nivel de la subjeti-
vidad. Generalmente nos sucede que en
vez de identificarnos con el salvaje, nos
identificamos con el cazador, entonces
qué pasa, los mecanismos culturales
reproducen esos códigos racistas. Por ello,
debemos buscar formas artísticas que nos
afirmen. Por ejemplo una publicación
como la que ustedes hacen, contribuye
a autoafirmar el sujeto, la universidad
puede hacer tantas cosas para afirmar la
humanidad. El espacio para las artes y las
tradiciones afirmantes es vital, pero no es
lo único.
E.S.: ¿Cuándo se habla de colonia-
26
lidad se está cercano al concepto de jaula
que planteara Foucault con respecto al
sujeto? ¿Está uno en la misma situación o
posiblemente hay una diferenciación en la
forma en que un tipo de poder se instaura
en el sujeto como forma de dominación?
¿A esto se refiere la colonialidad del ser o
podría uno estar alejado de esta visón?
N.M.: Yo creo que hay elementos que
pueden vincularse entendiendo como el
poder forma al sujeto mismo, pero aquí
estamos hablando de un tipo de poder
colonial. La colonialidad del poder crea y
moldea al sujeto, este está en la prisión pero
el se siente blanco o negro. Esa perspectiva
de la identidad Foucault no la desarrolla.
Otra del las diferencias es que Foucault
rechaza por completo el vocabulario de
la conciencia, quiere escapar del concien-
ciocentrismo de la filosofía francesa de
Descartes. Me parece que para referirte al
sujeto y al mecanismo de deseo de los que
hablábamos es necesario tener en cuenta
la conciencia; ahí cabe un tratamiento no
solo genealógico, sino también existencial.
E.S.: El profesor mencionaba que el giro de-
colonial parte precisamente de ese horror
emergente de todo el proceso de coloni-
zación y que el camino era el diálogo; pero
entonces, ¿cómo hacer diálogo cuando
me estoy dando cuenta que hay un otro,
pero que a ese otro lo están matando?
Porque el descubrimiento del horror es
violento en hambre y violento en sangre.
¿Cómo posibilitar un diálogo cuando el
otro no me quiere escuchar, cuando la
experiencia del horror nos deja mudos?
N.M.: Hay que empezar por una diferen-
ciación, reconociendo al otro, porque el
otro al final puede estar armado, porque
el otro al final es ese que no soy yo, pero

cuando hablamos de un sujeto raciali-
zado, estamos hablando de un subotro en
el sentido de que escapan las dinámicas
del yo y el otro. Pero somos de la misma
especie, la relación con un sujeto racia-
lizado es una relación con un sujeto que
no alcanza a ser otro. Por eso esta relación
parte del horror porque te das cuenta que
estás en un sistema que implanta la subal-
ternidad como forma constitutiva de este
sistema, el sujeto ni siquiera llega a ser otro
en este sentido.
Entonces, ¿cuál es el primer gesto de
esta actitud de-colonial? Hay algo que
precede al diálogo y que Emmanuel
Lévinas lo pone como un “heme aquí”.
Éste es el anuncio de tu disponibilidad, de
que tu estás ahí para hacer algo y para
Lévinas allí es cuando surge el lenguaje
propiamente dado. Por esto, el primer
paso antes del diálogo es ofrecer tu vida
ante el horror, hay una dislocación de mi
vida para el otro, para ese subotro, como
disposición; entonces la cuestión del
diálogo viene después. Además, ocurre
primero la disponibilidad para tu ponerte
en ese lugar, primero reconocerlo como
humano, establecer con el subotro la
relaciones que tendrías con el otro. Antes
que el diálogo, porque ese otro tiene sus
propios códigos culturales, hay que escu-
char, estar a la espera del proceso.
E.S.: Conversábamos con los compañeros
sobre las críticas a las narrativas de salva-
ción, digamos lo que fue el cristianismo,
el Estado liberal con sus promesas. Quisié-
ramos saber ¿cuál es la promesa de la de-
colonialidad y cómo evitará caer en lo que
cayeron esas narrativas de salvación?
N.M.: Bueno yo creo que la diferencia
27
Nelson Maldonado
fundamental sería que no se trata de
llevarle la civilización a alguien, sino de
crear las condiciones para que ese otro
forme su propio futuro. No creo que sea
en una lógica de salvación porque noso-
tros tenemos unas ideas y no queremos
llevártelas a ti, no queremos enseñarte
lo que es el progreso, sino que preten-
demos que cada grupo rescate para si
lo que crea que tiene mas valor frente
al progreso frente a la relación con la
naturaleza. No estamos exentos de caer
en los errores del las narrativas de salva-
ción, pero sí queremos corregir los vicios
de las macronarrativas del pasado, por
eso creo que la lógica trataría de ser
distinta.
E.S.: Existe una duda frente al rango de
igualdad que tiene ese otro. Si hay un
encuentro cuando mi otro es el enemigo,
por ejemplo cuando se invaden los terri-
torios, ahí no hay un momento para el
diálogo, la acción allí es la lucha, es decir,
tomar las armas y encausarse por la vida
violenta.
N.M.: Hay distintas posturas; la postura
de la violencia y otra la de la no violencia
que ha plantado Ghandi. Sería un
actuar no violento, un heme aquí impi-
diendo que ciertos procesos se hagan
esa es una posibilidad, pero cada grupo
debe determinar la que considere más
conveniente. Fíjate lo que los zapatistas
hicieron en México para solucionar un
problema, al principio su resistencia tuvo
que ser armada, hubo muertes, pero hoy
se encuentran en otro tipo de políticas.
Pensemos también en la resistencia fran-
cesa contra el nazismo; mucha gente
critica la resistencia armada pero no
piensan que es el sujeto blanco el que
tienes las armas y que si tu las tomas es
Universidad: Hegemonías y nuevas miradas

para defenderte. Yo creo que si uno

acepta una resistencia como la francesa
contra los nazis, debe estar dispuesto a
aceptar una resistencia incluso armada
contra cualquier tipo de poder.

E.S.: Queremos agradecerle por su

tiempo y por los elementos que nos ha
podido aportar que son muy intere-
santes porque nos brindan otras pers-
pectiva para pensar en nuestra realidad
nacional. Sobre todo el elemento del
diálogo, que nos posibilita pensar en
temas de la agenda nacional. Como
le manifestamos estas han sido inquie-
tudes que nos han acompañado en
el desarrollo de este seminario. Muchí-
simas gracias profesor.

28
conferencia

Interculturalidad, educación
conferencia conferencia conferencia conferencia

y sociedad. Propuestas y
políticas*

Por: Enrique Ayala Mora*

*Intervención del profesor Enrique Ayala Mora.

Rector Universidad Andina del Ecuador en el marco del Encuentro internacional sobre
Insurgencias políticas y giros de-coloniales. Realizado en Quito, Ecuador.

29
Interculturalidad, educación y sociedad. Propuestas y polìticas
El origen político, el origen de la aplica-
ción en el sistema educativo del término
interculturalidad fue introducido en
el Ecuador por los indígenas cuando
demandaron, al principio, algunas
características educativas propias
de los pueblos indígenas y posterior-
mente un sistema educativo distinto,
estructurado para los diversos pueblos
y comunidades indígenas que existen
en el Ecuador, es decir, las personas
comenzaron a oír y a familiarizarse con
el término interculturalidad precisa-
mente a partir del cumplimiento de una
demanda del movimiento indígena
que estableció la dirección intercultural
bilingüe del Ecuador. Éste es realmente
uno de los pasos más importantes que
se gestaron en el país en los últimos
20 años, en lo que se refiere a tener
conciencia de nuestra propia diver-
sidad, hay otros muchos, pero sólo este
ha sido ya un aporte del movimiento
indígena, definitivo, fundamental en
la identidad nacional ecuatoriana, en
la construcción de la Nación ecuato-
riana.
En la conciencia de la diversidad de
una nación que se construye al menos
en una segunda etapa durante todo el
siglo xx, desde 1960 a 1995 como una
30
nación mezquina, en que todo el aparato
educativo, el aparato comunicacional, el
Estado, está organizado alrededor de valo-
rizar el mestizaje y de construir alrededor
del mestizaje una propuesta de país, es
realmente una ruptura y aunque el hecho
de que se haya mencionado la intercultu-
ralidad y se haya desde luego en algunos
casos aceptado la diversidad como un
hecho, no quiere decir que la mayoría
mestiza ecuatoriana no tenga todavía
serias y complejas dificultades para la
aceptación del término, peor, para lo que
es más importante, la aceptación de lo que
implica la diversidad o peor aún, la inter-
culturalidad, que como todos sabemos, es
un esfuerzo conciente, mucho más avan-
zado y complejo que la misma confronta-
ción de la diferencia. Estas dos cuestiones
fundamentales nos llevan también a una
tercera constatación: en nuestro país el
término interculturalidad nada en una
enorme confusión de terminologías, lo que
en buena parte se debe a diversas posi-
ciones que existen detrás de los mismos
temas y en algunos casos a una intención
política de no mantener una definición
sobre el asunto; pareciera que es mejor
que cada quien entienda interculturalidad
como quiere o como puede y según eso,
no existe la posibilidad de un espacio defi-
nitorio, eso es un hecho.
Desde los indígenas la interculturalidad
es una necesidad, desde los mestizos la
interculturalidad es una concesión y desde
los pueblos negros o afroecuatorianos es
una total ausencia; al menos hasta hace
muy poco. Entonces, teniendo tan radi-
cales posiciones diversas sobre una misma
realidad, ya nos podemos imaginar cuanta
bruma existe sobre lo que es el término
interculturalidad. Para no reseñar un hecho
muy común en todos nuestros países,

sobre el cual no voy a insultar al territorio
tratando de introducir diferencias, de que
la gente por lo general cree que pluricul-
tural, multicultural e intercultural es exacta-
mente lo mismo. Aún más, nuestras propias
leyes a veces, muchas propuestas hechas
por dirigentes indígenas o por asesores del
movimiento indígena, también atropellan
groseramente los términos y los ponen
en igualdad de condiciones, cuando en
realidad todos ahora sabemos que son
realidades bastante distintas. No solamente
hay actitudes diversas desde la identidad
étnica en el Ecuador, sino también, una
generalizada falta de decisión en lo que
refiere a los términos y a su uso en el país.
Ahora bien, de todas maneras, la constitu-
ción ecuatoriana actual aceptó, además
de que se reconozcan los derechos colec-
tivos de los pueblos indígenas, algunas
garantías establecidas y algunos dere-
chos para los pueblos afroecuatorianos;
además de todo ello, la constitución
aceptó que la educación debe ser inter-
cultural y que en realidad todo el esfuerzo
del Estado debe orientarse al fomento de
la interculturalidad. Es un gran avance,
pero a veces los avances se producen
cuando los legisladores no entienden lo
que aprueban, muchas veces se ha dado
el caso que para que aprueben alguna
norma legislativa tenemos que inventar
alguna justificación esotérica. Lo anterior,
para decirles que también en esto, en la
aprobación constitucional, hay muchas
ambigüedades, por ejemplo: la constitu-
ción ecuatoriana expresamente rechaza
el término plurinacionalidad y naciona-
lidades indígenas, sin embargo, muchos
indígenas creen que el término naciona-
lidad está en la constitución, porque la
constitución dice: los pueblos indígenas
del Ecuador, que se auto-denominan
31
Enrique Ayala Mora
nacionalidades, tienen esos beneficios.
La constitución lo que ha hecho en el
caso nuestro, es aceptar que los pueblos
indígenas pueden llamarse naciona-
lidades, pero de acuerdo a la ley y a
los tratados internacionales se llaman
pueblos, lo cual nos lleva a un embrollo
de envergadura mayor cuando se trata
de distinguir entre pueblos y nacionali-
dades. Fijémonos que ahí hay una inde-
finición que estudiar. No se quiso que se
estudiara, que se definiera el término
por parte del propio movimiento indí-
gena, porque decían que tal defini-
ción estaría matizada seguramente por
una postura demasiado conservadora.
Ahora bien, lo que es indiscutible es
que en el Ecuador el término intercultu-
ralidad tiene también un estatuto polí-
tico. Para muchas personas del sistema
educativo y para muchas personas en
la vida política el término intercultura-
lidad es sospechoso, quiere decir que
vamos a dividir la nación ecuatoriana,
que aquí hay algún paquete un poco
subrepticio para introducir una serie
de elementos antinacionales y curiosa-
mente para algunos fundamentalistas
indígenas, etnocentristas, la intercultu-
ralidad es lo contrario de sus derechos
obtenidos como pueblos, es la trampa
que el Estado pone para al fin y al cabo
no darles concesiones definitivas, ni
radicales.
De todas maneras el espacio privilegiado
para el desarrollo de la interculturalidad
en el Ecuador es el espacio donde
nacimos, la educación. Varios de los
enunciados de nuestro sistema educa-
tivo, propuestas del ministerio, decretos
presidenciales, a parte de la propia
constitución, hacen referencia a la inter-
culturalidad. Hemos avanzado mucho
Interculturalidad, educación y sociedad. Propuestas y polìticas
en términos verbales, pero el resultado
práctico es casi nulo. Las declaraciones
no han sido suficientes para cambiar ese
contra que tiene la mentalidad ecuato-
riana, sobre todo el sistema educativo
en lo que se refiere a la real condición
de nuestra diversidad, porque la verdad
es que no se ha hecho ningún esfuerzo
serio y consistente para que la educa-
ción ecuatoriana en su conjunto sea
intercultural. Hay una resistencia muy
fuerte, incluso por parte de los maestros,
quienes están teóricamente contro-
lados por la mayoría de un movimiento
o partido político que se autodefine
como izquierda y en donde también
hay otras organizaciones de izquierda.
Sin embargo, la idea es que no hay
apertura para hacer nuestro sistema
educativo intercultural, se piensa bajo
la lógica que, “si ya se les ha dado a
los indígenas su propio sistema educa-
tivo qué más quieren. Ya no molesten
con el resto, déjenos seguir haciendo lo
que hacemos hasta aquí”, cuando en
realidad todos creemos que en un país
no habrá interculturalidad si el sistema
educativo regular no es intercultural.
A veces se acepta, claro, lo folcló-
rico en la educación, se hacen bailes
con niñas vestidas de indígenas o con
hombres que usan machetes y pantalón
remangado como los negros; eso sí, se
acepta también que en las fiestas se
pueda hablar de nuestro pasado indí-
gena y en algunos casos, incluso, ya es
posible que los estudiantes indígenas
puedan tener alguna presencia, algún
espacio. El problema es que no se pasa
de estos planteamientos de tipo folcló-
rico, de tipo actitudinal; porque en
realidad en lo social y en lo político el
racismo subyacente en el país es muy
32
fuerte.
En La Universidad Andina Simón Bolívar
hemos venido realizando en los últimos 10
años un proyecto de reforma del bachi-
llerato, en la cual, como es lógico, hemos
tratado de introducir algunos elementos
de interculturalidad inexistentes, hemos
dado algunos pasos y hemos aprendido
algo, aunque no hemos logrado mucho.
Ahora bien, se pregunta dónde debe
estar la interculturalidad y la respuesta es
que la interculturalidad debe ser uno de
los rasgos fundamentales de todo sistema
educativo, que no es el problema de intro-
ducir un contenido, que no es el problema
de introducir determinadas materias, sino
que la educación debe concebirse en
conjunto como intercultural; por eso se
dice que hemos tratado de tener la inter-
culturalidad como un eje transversal y
nuestra experiencia con ejes transversales
es bastante pobre, no conecta con los
derechos humanos, con la democracia,
con los valores. En realidad tenemos los ejes
transversales, pero como no están concre-
tados en un espacio específico del currí-
culo, simplemente no existen. En cuanto a
contenidos específicos si hemos tenido un
poco más de éxito, hemos logrado volcar
una visión intercultural del entorno; sobre-
todo, el currículo trata de crear un espacio
para la gestación y el desarrollo de la inter-
culturalidad en el país a partir de la consta-
tación de nuestra diversidad. En la historia
del lugar natal, en la educación en valores
y sobretodo en asignaturas donde no
pareciera que la interculturalidad tuviera
mucho que ver, especialmente porque son
más técnicas, el caso de las matemáticas
y la biología, hemos tratado de incidir, así
como también lo hemos hecho en la ense-
ñanza del idioma nacional. Nuestro idioma
es el castellano y la inmensa mayoría de

los ecuatorianos e incluso buena parte de
los indígenas lo manejan bastante bien;
de manera que, si ese es nuestro idioma
tenemos que tratar que de igual forma se
aprenda bien. Sin embrago, en el idioma
castellano, como todos sabemos, hay una
serie de despectivos que precisamente
constituyen el elemento de la discrimina-
ción, de la desigualdad. Si nosotros somos
capaces, no de tratar de erradicar esos
términos, pero si de hacer concientes a
nuestros alumnos de que el uso de algunos
de ellos para denigrar a las personas signi-
fica un atentado contra el otro; también
cuando enseñamos castellano, estamos
haciendo un esfuerzo intercultural. Hemos
avanzado igualmente en el diseño de la
cívica y la realidad nacional, en donde
tenemos la capacidad de poner conte-
nidos mucho más específicos sobre inter-
culturalidad. En cuanto a los textos y
manuales hemos avanzado muchísimo
en lo que se refiere a la clasificación,
puesto que se necesita ser muy reaccio-
nario para que se pongan en los clásicos
una serie de ilustraciones que más bien
recuerdan el siglo XIX europeo y no
nuestra realidad nacional. Ahora encon-
tramos muchos más indígenas y negros
en nuestros textos, se han logrado cosas,
pero en el contenido el resultado no ha
sido tan esperanzador. En todo caso, en
el contenido de nuestros textos todavía el
mencionar al negro o al índio, mencionar
que somos iguales y que tenemos iguales
posibilidades o simplemente mencionar
sin más la figura del negro o la figura del
índio como figuras de la Nación ecuato-
riana resulta una concesión. En cuanto a
la capacitación docente el panorama no
es muy alentador, pues en el cerebro de
los profesores es donde hemos sido derro-
cados más sistemáticamente; el Ministerio
de Educación tiene un curso estándar
33
Enrique Ayala Mora
que dicta a los profesores de Educación
Física y de Filosofía en los cuales la inter-
culturalidad no tiene mención. Claro,
aquí capacitamos más de ochocientos
profesores al año y nos esmeramos en
el tema de la interculturalidad, incluso
porque tenemos profesores físicamente
indígenas, pero seguimos siendo la
excepción. No es sólo cuestión de currículo,
de los textos y de la capacitación docente,
es también, sobretodo, una cuestión apti-
tudinal, es un problema de postura institu-
cional.
Ahora bien, yo quisiera decirles entonces
que si el conjunto de nuestra educación
ecuatoriana no ha logrado posicionarse
como intercultural, estamos casi al prin-
cipio; con un problema, si esto no fue
posible cuando el movimiento indígena
era precipitoso en la ciudad ecuatoriana,
sobretodo en los sectores medios, ahora
que hay un evidente rechazo a la movi-
lización indígena y que hay una serie de
reacciones en la sociedad ecuatoriana
que son claramente racistas, algunas de
ellas obviamente, sin duda, respuesta a un
etnocentrismo indígena del todo censu-
rable, la inmensa mayoría es racismo puro
y simple; así es que ahora va a estar más
difícil, más complicado. La intercultura-
lidad desde la educación indígena fue un
paso adelante, un paso a mi juicio irrever-
sible; sin embargo, no cabe duda que por
razones que en algunos casos son expli-
cables y en otras del todo inexplicables,
algunos contenidos de la educación indí-
gena son terriblemente etnocentristas. En
mi experiencia como profesor de historia,
me he encontrado en algunas traduc-
ciones de los textos con los que enseñan
a los estudiantes indígenas ecuatorianos,
por ejemplo, la siguiente explicación: el
Estado-Nacional ecuatoriano es la proxi-
Interculturalidad, educación y sociedad. Propuestas y polìticas

midad del Estado colonial y es por lo tanto las influencias exógenas de la etnoedu-
enemigo de los pueblos indígenas. ¿Cómo cación, las influencias que tienen los orga-
queremos que éstos indígenas sean parte nismos internacionales, el Banco Mundial,
del Estado-Nación ecuatoriano si les el Banco Interamericano de Desarrollo,
decimos en la educación bilingüe que porque este es un tema distinto en el que
el enemigo es precisamente el Estado hay obviamente montones de cuestiones
mismo del que se supone todos formamos que tienen que ver con la intercultura-
parte? Y así se forman los niños, por no lidad y la identidad, pero creo que con
mencionar el hecho que no sea tomada lo dicho ya son suficientes críticas y sufi-
en cuenta siquiera la valorización de la cientes codazos a la misma humanidad y
existencia de la sociedad mestiza y de creo que se llevan ustedes una idea muy
la sociedad negra; es una limitación descriptiva de cómo algunas personas
que hay que superar, hay que evitar el desde el ejercicio de la crítica vemos la
divorcio entre la educación indígena educación ecuatoriana y su espacio de
y la educación regular ecuatoriana. interculturalidad.
Aquí en el Ecuador hay un asunto
curioso y es que cuando se estableció
el sistema de educación bilingüe, inter-
cultural, se habló de educación indí-
gena, entonces la educación regular
tenía que llamarse hispánica, hubo
pues un problema serio en la división
entre educación hispánica que es la
educación regular, la de las mayorías
y educación bilingüe; debieran ser
elementos complementarios y yo creo
que esa complementariedad, esa arti-
culación, es un asunto que deberíamos
buscar hacia el futuro en los espacios
de autonomía que estén próximos a
ese tema de la educación afroecua-
toriana.
En cuanto a la etnoeducación se han
hecho en la universidad algunos estudios
que, a mi juicio, tienen un énfasis absolu-
tamente rural, una visión absolutamente
antiurbana, cuando la mayoría de los
negros del Ecuador viven en el espacio
urbano. No se puede reproducir esta
visión desde la universidad cuando las
ciudades de mayor poblamiento negro
en el país son las ciudades grandes,
como Quito y Guayaquil. Agrego, para
terminar, que no he dicho nada sobre

34
 conferenciaconferencia conferenciaconferencia conferencia conferencia
Las actuales insurgencias
políticas y epistémicas
en las Américas: giros a
la izquierda, giros anti-
imperialistas, giros de-
coloniales*

Por : Agustín Lao-Montes*

*Intervención del profesor Agustín Lao-Montes, Ph.D. Binghamton University 2002, profesor de
Sociología y asistente del Centro de Estudios Latinoamericanos y del Caribe de la Universidad
de Massachusetts, en el Encuentro Internacional sobre Insurgencias Políticas y Giros De-
coloniales realizado en la Universidad Andina Simón Bolivar, Quito-Ecuador-2006.

35
Las actuales insurgencias políticas y epsistémicas en las Américas
En contrapunteo a dos escenarios de
esperanza y vida; un cuadro multicul-
tural de millones de voces aclamando
que ningún ser humano es ilegal el 1º de
Mayo a través de los Estados Unidos y una
ceremonia ritual para rendir tributo a la
Pacha Mama, dando inicio ayer al Foro
Social Indígena Andino en el Cuzco, el
vientre mismo de Tahuantisuyo, ¿cómo
darle ese sentido a esta globalidad tan
laberíntica al ver que está claramente
interconectada?, ¿cómo agenciar la
liberación desde las acciones subjetivas
y la materialidad corporal hasta integrar
formas de acción colectiva que logren
descolonizar el Estado, la economía y
el conocimiento?, ¿cómo traducir el
sentido a los gritos de horror y los gritos
de espanto de los que hablaba Nelson
al analizar este terror constitutivo de la
modernidad capitalista en proyectos
viables por la vida, el deseo, la solida-
ridad?, ¿cómo construir como decía el
filósofo francés argelino Jacques Derrida
una política de la amistad?.
Decía Juan Montaño que la calle se
mueve más rápido que la academia;
así fue con las panteras negras, quienes
leían a Fanon y hablaban de colo-
nialismo interno en los Estados Unidos
antes de que esto entrara en el registro
académico. De la misma manera los
giros de-coloniales emergen con las
insurgencias políticas epistémicas en
las Américas, a pesar de las camisas
de fuerza de las barreras epistémicas
y resistencias políticas de un mundo
académico enmarcado en estructuras
occidentales de poder y saber.
En ésta presentación voy a enfocarme
muy esquemáticamente en ubicar las
insurgencias y los giros que explican en
36
perspectiva el manejo mundial, lo cual es
una de las estrategias analíticas claves del
colectivo de modernidad/colonialidad. Y
avanzando de la analítica de la colonia-
lidad a la política de la colonización y libe-
ración a bordo de dos preguntas funda-
mentales: ¿Qué entendemos por la de-
colonialidad y/o la descolonización?
Y ¿cómo identificar y potenciar la produc-
ción presente de futuros posibles de libe-
ración? Esto último es una tarea crítica
que Wallerstein denomina como sofística,
porque se produce a partir de la poten-
cialidad y de relacionar el presente y no
simplemente como un deseo utópico
hacia el futuro.
Comienzo por decir que el patrón o matriz
de poder que significamos con el concepto
de colonialidad y poder, se refiere a una
totalidad histórica compleja y contradic-
toria que también representamos como el
sistema mundo moderno/colonial/capita-
lista/patriarcal; esto es una representación
que usa Ramón Grosfoguel. Dicha conste-
lación de poder también se puede resumir
como el entrelace de cuatro sistemas de
dominación: capitalismo, racismo, imperia-
lismo y patriarcado.
En la larga duración de dicho sistema histó-
rico hay continuidades y rupturas, por eso
es necesario periodizar y hacer análisis
tanto de épocas como de coyunturas y por
eso también hablamos de la tardo-moder-
nidad/neoliberal/capitalista, para distin-
guir el momento presente, el cual a vuelo
de pájaro caracterizamos de la siguiente
manera: la colonización del planeta, del
cuerpo, del campo, de los recursos natu-
rales, las ideas, las universidades por parte
del capital. Una crisis de acumulación de
capital que comenzó en años de los 70

y que implicó la hegemonía del capital
financiero y las políticas neoliberales, todo
esto asociado a un campo de concen-
tración global de las riquezas, es decir
de mayores desigualdades, desempleo
masivo crónico, erosión de la fuerza sala-
rial en la vertiente de trabajos desecha-
bles, la nueva esclavitud; la cifra oficial
de las Naciones Unidas es 200 millones de
esclavos en el mundo de hoy y nuevas
servidumbres.
Un declive de la hegemonía imperial
norteamericana que implica una diná-
mica de dominación sin hegemonía y la
emergencia de formas fragmentadas de
gobierno mundial como un bloque imperial
global; esto es un término de Quijano que
usó Jaime Coronado, que incluye Estados
37
Agustín Lao-Montes
dominantes como los Estados Unidos,
Alemania, Francia, y Japón, corpora-
ciones transnacionales e instituciones
del capital dual como el FMI y la Organi-
zación Mundial del Comercio. Una crisis
de la forma misma de la Nación-Estado
revelada por la erosión de la demo-
cracia liberal burguesa, expresada
en la instrumentalización del poder, la
reciente conversión de la política elec-
toral en un simulacro más mediático
y la crisis de legitimación demostrada
en la falta de participación electoral y
la influencia de fuerzas locales y extra-
esttales de autoridad, como también en
el poder del capital transnacional sobre
las acciones del Estado, especialmente
de la periferia.
Una crisis ecológica cuyos
síntomas más notables son
el calentamiento global, el
uso de semillas transgénicas
promovidas por las trans-
nacionales, lo cual pone
en peligro la vida y la inte-
gridad misma del planeta
como se ha dicho repeti-
damente aquí, el smembra-
miento de la hegemonía de
las estructuras occidenta-
listas del conocimiento inclu-
yendo las filas de izquierda a
partir de 1960, donde vemos
la importante relación entre
movimientos antisistémicos
y estructuras del conoci-
miento.
Todo esto sirve de marco
y contexto para la emer-
gencia de nuevos focos
de insurgencia, subjetivi-
dades políticas, trincheras
Las actuales insurgencias políticas y epsistémicas en las Américas
de lucha, proyectos y horizontes
de futuro; lo que el sub-coman-
dante Marcos denomina como la
cuarta guerra mundial. Aquí entramos
entonces a analizar esquemáticamente
lo que llamaremos las insurgencias que
provocan los tres giros entrelazados del
planeta.
Comencemos por los giros desde la
izquierda, primero fue la resistencia en
el proceso de insurgencia. Encontrar
que la resistencia combina elementos
contestatarios con dimensiones propo-
sitivas a contracorriente de lo estable-
cido incluye focos de lucha, nuevos
actores en el escenario y redefiniciones
de lo político y de cómo hacer política.
Envuelve saberes liberados de su condi-
ción subalterna, nuevos impulsos y hori-
zontes distintos. Entre éste se encuentran
los nuevos movimientos feministas, de
homosexuales y lesbianas, etnoraciales
y ecológicos, que emergieron desde los
años 60, y que esgrimiendo reclamos de
reconocimiento, subjetividad y discursos
de democracia radical, de alguna
manera los creo en una continuidad,
de otra manera seria una ruptura con
estos movimientos.
Las insurgencias también son espa-
cios, zonas, territorios, gobiernos locales,
experimentos de convivencia solidaria
y estrategias comunitarias de supervi-
vencia. Pueden ser formas institucio-
nales externas y alternativas de carácter
diverso, proyectos educativos, gobiernos
indígenas, ciudades de gobiernos radi-
cales como las caracolas zapatistas y
Estados disidentes como Cuba, Vene-
zuela y Bolivia.
Cuando hablamos de las nuevas
38
izquierdas de hoy, nos referimos a una
constelación compleja y contradictoria.
Lo que cuestiona la categoría misma de
izquierda, que ya no está cuestionada por
un discurso socialista de represión univer-
salista. La llamada izquierda se puede
diferenciar con base a grupos en la forma
como responden a diferentes esferas de la
justicia; es decir, una perspectiva puede
ser contestataria en lo social y conserva-
dora en lo racial y cultural o ser liberal-liber-
tadora en lo económico y opresora en lo
sexual y en lo epistémico.
A partir de la ola de movimientos anti-siste-
micos que surge en los años 60, todas las
cadenas raciales, sexuales, de género,
de clase y demás que corresponden a las
jerarquías de la colonialidad, comienzan a
ser replanteadas por focos de insurgencias
que inscriben reclamos de reconocimiento,
derechos y representaciones. Frente a la
contrarevolución imperial capitalista que
comienza en 1980 y a la llamada globa-
lización neoliberal, se activan semilleros
de insurgencias que apuntan hacia una
nueva ola de movimientos antisistémicos,
cuyos reclamos múltiples de autonomía,
identidad, recursos, derechos, espacios y
vida, buscan quebrar la lógica del orden
que corresponde a las cadenas de explota-
ción y dominación que configuran la colo-
nialidad del saber/poder. Dicha acción
colectiva incluye localidades basadas en
los lugares pero de alcances transnacio-
nales como los de Bolivia.
Un ejemplo clave son los foros sociales
en tanto procesos políticos y espacios de
encuentro, en los que un mosaico plural
de insurgencias trabajan con perspectivas
epistémicas y ético-políticas, que a pesar
del relativo caos en el que se producen
diferencias, se crean también los lenguajes

y alianzas hacia un nuevo sentido común
en aras de un discurso crítico y un proyecto
emancipatorio, como diría Boaventura.
Un resultado concreto es la organización
coordinada de marchas anti-guerra a
través del mundo el 15 de febrero de
2003, un acto político sin precedentes
que se concibió en la asamblea de los
movimientos sociales del Foro Mundial
de Puerto Alegre. Una muestra que la
antelación de los pueblos en Brasil no
fue accidental sino síntoma del surgi-
miento de América Latina como foco
nodal y principal de las nuevas insur-
gencias de izquierda.
Se pueden dividir esquemáticamente
dichas insurgencias en cuatro catego-
rías, y esto es olímpico simplemente lo
uso para efectos de la presentación.
Número uno los Zapatistas, que carac-
terizamos por su grado de autonomía; la
nacionalidad política que va más allá, la
idea de mandar obedeciendo, de renun-
ciar a todas las formas de opresión como
podemos ver en la sexta declaración de
la Selva Lacandona, que abre espacios
a varios niveles pero que no da cuenta
clara a la forma, a qué formas institu-
cionales de autoridad vamos a utilizar,
formas de Estado y de gobierno global.
Un punto de debate en cuanto a esta polí-
tica de los zapatistas es entonces: ¿qué
significa la descolonización de la política
y de lo político?, ¿estamos hablando de la
descolonización de un Estado?, ¿estamos
hablando de la creación de una nueva
forma de Estado? O ¿estamos hablando
de nuevas formas de organización de la
autoridad y de las articulaciones de poder
en la política? No debemos pretender
39
Agustín Lao-Montes
generar la crisis a través del Estado que
plantean los zapatistas, sino abrir espa-
cios e implosionar el Estado.
El segundo ejemplo es Brasil, el PT
aparece como un nuevo partido polí-
tico originalmente compuesto por una
coalición de movimientos, es un nuevo
tipo de partido político. Su principal
éxito ha sido en los gobiernos locales de
izquierda donde los ejemplos más nota-
bles son el presupuesto participativo de
Puerto Alegre y la ciudad ecológica en
Curitiba, pero se puede hablar de un
fracaso in ternacional por la reproduc-
ción de políticas neoliberales y la perma-
nencia de condiciones de desigualad
social, racial y política. ¿Hasta qué
punto es solo Lula o se explica a partir
de los límites mismos del Estado-Nación?
Por otro lado está el Movimiento de los
Sin Tierra en Brasil, donde se combina
la autonomía comunitaria, las reformas
agrarias y ecológicas y la economía soli-
daria proyectada al mercado mundial.
El tercer ejemplo que es Bolivia y
Ecuador; los pongo juntos aquí porque
en ellos se combinan la izquierda latina
y la izquierda de aquellos que son racia-
lizados fuera del proyecto de nación y
fuera del proyecto Latino-americano en
realidad. Ahí entran al frente del esce-
nario político histórico los movimientos
indígenas como un discurso de desco-
lonización, que evidencia la presencia
de dos lógicas que hay que ver si son
contradictorias o complementarias: la
lógica del poder estatal y la lógica de la
economía comunitaria.
El cuarto ejemplo es Venezuela y Cuba,
lo que yo llamo Estados disidentes, que
se denominan como socialistas y que
Las actuales insurgencias políticas y epsistémicas en las Américas
hay que mirar qué significa eso; porque
puede haber un socialismo dentro
de su política muy importante, pero
donde tienen además un proyecto
como Estados disidentes contra los
diseños globales del capitalismo tardo-
moderno y el nuevo imperialismo. Aquí
debo subrayar, y es algo que Lander ha
estado hablando que creo importan-
tísimo, y es ver a Venezuela como un
laboratorio de opción en términos de
discurso, posibilidades y límites. Y tanto
Reinaldo como Lander hablan de cómo
hay, cómo es que éstas dos dinámicas,
una de poder popular, de emergencias,
formas de autonomía y autorregulación
popular en Venezuela surgen paralelo
a una lógica de imperialismo estatal.
Entonces es un producto muy fluido
que creo es un laboratorio de muchos
de estos asuntos que estamos discu-
tiendo aquí y claro, para ver cuáles
son las posibilidades y los límites de
promover cambios en el Estado y de la
cuestión de la reorganización que hoy
en día se llama integración; la alterna-
tiva del ALBA en contra de Tratado de
Libre Comercio, y esto como un nuevo
discurso anti-imperialista.
De ésta forma llegamos al tema de
los giros anti-imperialistas, que es
el segundo tema. Aquí la primera
pregunta que hacemos es: ¿qué enten-
demos tanto por imperialismo como
por políticas anti-imperialistas? Hay una
tendencia a los dos impulsos de lucha a
partir del mismo esquema epistémico y
político. Nelson nos habló del anti-impe-
rialismo eurocéntrico del Siglo XIX que
está vivito y coleando, acompañado
por un discurso anti-imperial basado
en una óptica que reduce al imperia-
lismo a la dominación geopolítica y la
40
explotación económica. Argumentamos
que hay necesidad de renovar la analí-
tica del imperialismo más allá del marxismo
y de las teorías de la dependencia y de
los análisis del sistema mundo. Hay que
elaborar estrategias críticas y metodolo-
gías que nos permitan entender las formas
de poder imperiales en relación a todos los
elementos que componen la colonialidad
del poder, para así además de la domi-
nación económica y geopolítica a cargo
de las empresas trans-nacionales y los
Estados imperiales, evidenciar otras formas
de inmediaciones del poder imperial, de
género y sexualidad, ecológicos, episté-
micos, lingüísticos, espirituales y subjetivos.
Así, podemos entender la guerra de Irak
como un proyecto occidentalista de afirma-
ción de la comunidad anglosajona. Como
una prueba del genocidio racial expre-
sado en la indiferencia escandalosa de los
Estados Unidos frente a las muertes de los
iraquíes y los palestinos hoy día. Como una
tecnología de poder de la supuesta guerra
contra el terror, las torturas, las calles de
Palestina, Guantánamo como ampliación
de la revolución de la democracia liberal
burguesa.
Esto implica ver el imperialismo como
un proyecto de desarrollo y muerte, con
dimensión estética y existencial y por ende
la necesidad de proyectos anti-imperia-
listas que afronten todos estos elementos
del poder imperial, que se desarrollen en
formas alternativas al anterior discurso anti-
imperialista. Entonces vamos a hablar de
los giros de-coloniales y de la política de-
colonial.
Comienzo reafirmando que la diferencia
específica que marca el giro de-colonial es
una analítica de la modernidad capitalista

con un patrón de poder colonial, lo que
implica el imperativo de-colonial o lo que
Nelson también llama la actitud de-colo-
nial. El colectivo modernidad/colonia-
lidad ha hecho énfasis en lo epistémico
y en la cuestión racial, en conjunto con
intelectuales asociados a movimientos
afro-indígenas y feministas, que también
enfatizan lo político, cuestiones de género,
sexualidad y ecología. Aquí cabe de todo,
en otras palabras, los académicos que
somos también activistas que entramos
en un diálogo donde aprendemos, nos
rehacemos. Valga reconocer de nuevo
la importancia de éste Encuentro que
termina ahora y del trabajo de los compas
y las compas del Ecuador, Colombia y
Bolivia de abrir diálogos más amplios, inter-
culturales, intraculturales y transculturales.
Se trata entonces de explotar las media-
ciones múltiples que nos marcan como
sujetos y la necesidad no sólo de desmarcar
sino también de promover la autocrea-
ción intersubjetiva para re-existir y recons-
truirnos en nuevas formas de hacer arte
y comunidad. Es decir, la afirmación de
ancestralidades debe ir acompaña de la
producción de identidades críticas, lo cual
supone a la descolonización como un
proceso complejo y desigual. Y aquí quiero
mencionar algunas políticas abiertas y prio-
ritarias que obviamente es tarea colectiva
el contestar en el camino:
La primera, en vista de la fuerte tensión
y ruptura relativa entre Nación y Estado,
expresada en Estados plurinacionales,
acciones diaspóricas y reclamos territo-
riales de ordenamiento racial. ¿Hasta qué
punto se pueden reivindicar éstas comuni-
dades?, ¿hasta dónde se puede descolo-
nizar el Estado moderno que tuvo forma-
ciones coloniales, capitalistas, racistas y
41
Agustín Lao-Montes
patriarcales?
Dos, ¿cuáles son los límites y posibili-
dades de descolonizar el Estado sin
des-colonizar desde el Estado?; lo cual
implica una estrategia dual desde y
contra el Estado. Tres, ¿cómo descolo-
nizar economía y política?, ¿apuntar a
la vez a la explotación y dominación?,
¿podemos hablar simultáneamente de
socialismo y democracia radical?
Cuatro, en referencia a la cuestión
más político-económica ¿cuáles son
los límites y las posibilidades de los
procesos de regionalización, naciona-
lización y socialización de las riquezas
desde el Estado y el contexto del
capitalismo global?; pues no se trata
de pensar en un lugar “sin nada” sino
de reconocer los límites y así apuntar
a hacer una estrategia efectiva para
descolonizar la economía.
Cinco, ¿se puede seguir usando un
discurso desarrollista fundamentado en
la construcción de otredades y fuerte-
mente tradicional y subdesarrollado?,
¿se pueden hacer conmensurable los
reparos ecológicos de los movimientos
indígenas con el de los desarrollismos
anti-imperialistas, por ejemplo, del
gobierno de Chávez?, como estrategia
de des-colonización ¿qué lugar ocupan
las insurgencias especialmente comu-
nidades subalternas y movimientos
sociales en la recreación de la vida
material incluyendo el bienestar econó-
mico y la integridad ecológica, cultural
y espiritual?
Seis, ¿cuáles son las diferencias que
hacen diferencia en aras de un proyecto
decolonial? Y es que el movimiento
Las actuales insurgencias políticas y epsistémicas en las Américas

tanto de la transculturalidad neoliberal sino en la solidaridad y la reciprocidad. Esto

como del multiculturalismo imperial, así se ha de dar simultáneamente a la recrea-
como los discursos insurgentes pueden ción de ideografías históricas sustentadas
ser recolonizados; por esto la nece- en una economía política en armonía con
sidad de crear constantemente nuevos la madre tierra y de reconexión.
lenguajes descolonizadores a la vez que
resignificarlos del factor discursivo. Por eso, creo necesario resignificar la idea
de revolución como descolonización
Siete, es además importante no profunda; porque hoy lo que está en juego
dejarnos seducir por la imagen desmo- es la supervivencia del planeta y de la vida
vilizadora de la globalización tardomo- misma.
derna como un otro que coloniza todo;
es importante preguntar ¿cuáles son las En este sentido, descolonizar el poder signi-
exterioridades relativas de carácter de- fica crear formaciones de poder sin domi-
colonial?, ¿cuáles son las insurgencias nación; porque como postula Dussel, el
subalternas que apuntan a políticas, fundamento del poder es la afirmación de
conocimientos y proyectos de vida la vida misma. Por eso, el nuevo término
otros? común de-colonial que emerge de éste
Encuentro apunta a ser una consigna por
Todo esto nos invita por un lado, a la vida, para revivir más allá del término
promover diálogos interregionales para de la supervivencia y la resistencia en el
hacer una cartografía global de las manejo público de la libertad, el deseo y
formas y proyectos de-coloniales de hoy. la rumba.
Aquí, un desafío grande que tenemos es
crear alianzas y articulaciones locales,
regionales, nacionales y globales a todas
las escalas, hacia la descolonización y
la creación de futuros posibles de libe-
ración. Las alternativas múltiples de la
descolonización apuntan a recultivar en
procesos de transformación radical en
todas las escuelas de la vida, desde la
subjetividad, lo íntimo y el deseo, como
señalan las feministas de color de los
Estados Unidos, hasta la comunidad polí-
tica, la educación, la salud, los espacios
urbanos y la economía mundial.

La otra cara de la moneda implica parir,

dar a luz futuros posibles de liberación
sostenidos, dándole el desmonte a la
colonialidad del poder; como en la
creación de formas sociales basadas
no en la dominación y la explotación

42
 traducción traduccióntraducción traduccióntraducción traduc-
Indigenismo y Nación*

Por: Alcida Rita Ramos**

* Traducción del Portugués a cargo de Luis Meza Álvarez, Estudiante de Sociología

Universidad Nacional de Colombia.

**Antropóloga, profesora de la Universidad de Brasilia-Brasil.

43
Indigenismo y Nación
El esfuerzo por entender cómo se cons-
truye una nación, o de cómo se forma
una nacionalidad, puede resultar en
una gran posibilidad de caminos. En
mi esfuerzo por entender la nación y
la nacionalidad brasileña opté por el
camino del indigenismo. Creo que rara-
mente una nación del Nuevo Mundo se
construye sin conservar alguna marca
de los pueblos que ella destrozó para
poder nacer. Es en el modo como cada
una de esas naciones ha tratado, y aún
trata, a esos pueblos –los pueblos indí-
genas- que ella se revela de la manera
más inocente y desarmada, como, por
ejemplo, el paciente se desarma en el
diván de un psicoanalista, pues es en los
intersticios de la formalidad de estado
que los actos inconscientes nacionales
escapan al control de la conciencia.
En mi punto de vista, el indigenismo es
concebido de la forma más amplia
posible, a fin de contemplar todas las
manifestaciones prácticas e ideológicas
de la figura del “indio”, “indígena”,
“nativo”, “aborigen”, “autóctono” o
cualquier otro rótulo que se de a esa
categoría primordial en el nacimiento
de las naciones americanas. Lo veo, por
tanto, como un fenómeno político en su
sentido más amplio que no se limita a
las políticas públicas o privadas vigentes
en un Estado-nación específico. Él está
presente en lo que los medios de comu-
nicación divulgan, en lo que los escri-
tores crean, los misioneros revelan, los
partidarios de los derechos humanos
defienden, los antropólogos analizan
y que los indios niegan o corroboran
sobre la figura del Indio con mayúscula.
Se trata, entonces, de un edificio ideo-
lógico que toma la “cuestión indígena”
como su piedra fundamental. Es una
gran construcción sobre el “Otro” y el
44
“Nosotros” en el contexto de la etnicidad
y de la nacionalidad. Dentro de ese vasto
campo práctico y simbólico, encontramos
muchas formas diferentes en que el indige-
nismo se muestra. Puede tomar la forma de
prejuicio regional, compasión urbana, de
control es tatal, de curiosidad antropo-
lógica, de misión religiosa, de sensaciona-
lismo periodístico, o de discursos indígenas,
sean orales, escritos o gestuales. Cada una
de esas manifestaciones es como si fuese
un ladrillo montado en el proceso de cons-
truir esa edificación de ideas y acciones
que encierran algunos de los aspectos más
reveladores de la nacionalidad.
Detrás de las innumerables imágenes del
Indio con mayúscula compuestas como en
un caleidoscopio, está siempre la imagen,
casi siempre invertida, del indio como
espejo. Lo nacional, civilizado, es todo
aquello que el indio no es. En síntesis, en
el caso de Brasil y, por lo menos, de aque-
llos países donde la población indígena
es minoría demográfica y política, el Indi-
genismo es para América como lo que el
Orientalismo es para Europa, es decir, una
construcción ideológica del “Otro” que
desafía nuestra identidad.
De hecho, algunos de los países ameri-
canos se han alimentado de la imagen
del indio para fundar su nacionalidad,
como Brasil con su fábula de las tres razas
y, supongo, que Colombia también, con su
narrativa de las tres potencias. Ya en otros,
como Argentina, tienen en la invisibilidad
indígena y en la enfática negación de su
presencia, tanto físicamente como en el
ideario nacional, uno de los pilares de su
nacionalidad. Es un buen ejemplo de la
paradoja del silencio que grita. En Argen-
tina la narrativa nacional reniega enfáti-
camente cualquier influencia de índios y
 Alcida Rita Ramos

negros en la formación de la nacionalidad. recurrente que ha sido elaborada en el

Los argentinos prefieren decir “venimos
de los barcos”, en referencia directa, a la
ascendencia no americana, y es la afirma-
ción cabal que atribuye a Europa el diseño
de la nueva nación, negando, de esta
forma, que otros pueblos, indígenas o no,
hayan tenido relación con este diseño.
Ese país es, de hecho, un ejemplo sobresa-
liente de la presencia de una “ausencia”,
ausencia que, ella sí, es constitutiva de la
nacionalidad. Mientras en Brasil la retó-
rica de la amalgama racial diluyó al indio
en el flujo de una nueva síntesis nacional,
en Argentina la narrativa maestra de la
nación se ha construido sobre la dico-
tomía irreconciliable entre la “civilización”
y la “barbarie”, como disertó Sarmiento
en el siglo XIX. En este
sentido, Argentina señala
un contrapunto perfecto
para el caso brasileño y
también, creo, para el
colombiano, y telón de
fondo privilegiado que nos
ayuda a entender mejor
nuestros países.
mito de las tres razas (que actualmente
se eleva a realidad científica con los
descubrimientos recientes sobre el ADN
mitocondrial), a pesar de la despro-
porción entre el reducido tamaño de
la población indígena en la sociedad
nacional (menos del uno por ciento de
la población). Tenemos, por ejemplo, el
movimiento literario del siglo XIX cono-
cido como indianismo, en que escritores
como José de Alencar e Gonçalves Dias
intentaban emancipar al Brasil de los cánones
europeos, eligiendo héroes indígenas
como los iconos naturales de aquel
movimiento. Tenemos también, la popu-
laridad de la imagen de la abuela indí-
gena que fue arrancada de las profun-

De este modo, imbuida en

el análisis del indigenismo
está la preocupación de
poner a tono aspectos de
un ethos nacional que,
normalmente camuflados,
ignorados o negados,
permanecen expuestos en
el contexto de discursos
sobre la figura del Indio.
En Brasil ese Indio fabri-
cado por el imaginario
nacional ha tenido una
fuerza extraordinaria en la
formación de la naciona-
lidad. Es una metonimia

45
Indigenismo y Nación
didades del bosque virgen, hasta hoy
evocada en contextos urbanos como
prueba indudable de la genuina brasi-
lidad. Tenemos el fruto de la imagina-
ción de Mário de Andrade que creó
a Macunaíma, el “héroe sin carácter”,
que nació índio con piel negra y, siendo
adulto, se volvió blanco de ojos azules a
la europea. Ese personaje es un proto-
tipo de la compleja composición gené-
tica brasileña, pero es también un grito
de libertad contra los cánones literarios
europeos que, ya en el siglo XX, seguían
asombrando a la intelectualidad brasi-
leña.
Podemos decir, sin mucho riesgo de
equivocarnos, que son las percep-
ciones y no la realidad empírica las que
desempeñan un papel fundamental en
la constitución misma de nuestros países
en tanto estados-naciones. Retire la
idea de “índios” de la historia del Brasil
y de Argentina y esos países no serían
lo que son hoy, y aunque yo, no haya
estudiado aún con detenimiento la
situación colombiana, me atrevería a
decir que aquí se da lo mismo.
A partir de la segunda mitad del siglo XX, los
movimientos indígenas tomaron un renovado
impulso en varios países de Sur América.
Uno de los resultados de ese fortalecimiento
político fue el cambio en las legislaciones
nacionales que pasaron a considerar más
espe cíficamente las demandas de los
pueblos indígenas. Aquí el caso de
Colombia es ejemplar. En Brasil, la Cons-
titución Federal de 1988 les trajo tangi-
bles conquistas jurídicas. En Argentina,
la Enmienda Constitucional de 1995
reconoció, por primera vez en el país,
la realidad de la presencia indígena
en territorio nacional. Ese reconoci-
46
miento étnico por parte de un estado que
durante más de un siglo negó su existencia,
ha tenido fuertes repercusiones en el movi-
miento indígena argentino.
En Brasil, los pueblos indígenas cuentan con
la constitución federal y la tradición indige-
nista que les garantizan un alto grado de
autonomía social y política dentro de sus
territorios. El orden social y público dentro
de una aldea, es asunto estrictamente
interno y no debe haber interferencia de
los órganos nacionales responsables por el
mantenimiento de la ley y el orden. Compa-
rado con otros países, como, por ejemplo,
los Estados Unidos, Brasil se destaca por la
observancia de esa autonomía indígena,
a pesar de algunas excepciones y a pesar
de los abusos que ocurren fuera de las
tierras indígenas. Aquí tenemos un punto
interesante de comparación con el caso
colombiano donde, a partir de la Constitu-
ción de 1991, los indígenas tal vez tengan
más autonomía declarada que la que son
capaces de manejar.
Todo esto estimula la imaginación antro-
pológica, siempre apoyada en la práctica
de la comparación, para intentar delinear
y comprender cómo se forman los diversos
estilos suramericanos de pensar y realizar el
indigenismo. Un trabajo en conjunto con
colegas colombianos sería más que bienve-
nido y enriquecería inmensamente nuestro
conocimiento sobre nosotros y sobre nues-
tros vecinos de continente.
Brasilia, 12 de octubre de 2006
 lapoesía se toma la palabra la poesía se toma lapalabrala poesía
Homenaje a Manuel en
el 13° Aniversario de la
casa en el aire

Por: Jorge Emiro Pinzón Pinto*

* Docente Universidad Distrital Francisco José de Caldas

H
ugo Fernández Nilo fue antes que cualquier otra cosa un buen ser
humano. Lo conocí a comienzos de los ochenta cuando llevaba
ya unos cuantos años en Colombia trabajando por la niñez y por
una sociedad mas justa. Nos encontramos encaramados en un inmenso
cerro de arena al norte de Bogotá. Cerro que era habitado por gentes
humildes, sensibles y dispuestas a trabajar por mejorar sus condiciones
de vida y a soñar con un mundo mejor. Diez años anduve al lado de
Hugo y Lucy, recorriendo cerros, organizando jardines comunitarios y
escuelas populares, casas taller para jóvenes y talleres solidarios para
adultos. Diez años disfrutando de la política, de la literatura y de las
frustraciones, pero siempre Hugo manteniendo la esperanza.

Nos despedimos una noche en Famas y Cronopios, Hugo y su familia

por fin podían regresar a su país, a su historia primera. Tiempo después
me enteré de su muerte y ese día el tinto me supo diferente: a nostalgia
y a tristeza. El amigo se había ido definitivamente.

El texto que se publica me lo envió Lucy recientemente, como saludo

de año nuevo. Esa fue la vida del guatón Fernández, esa es la vida que
recordamos todos los que tuvimos la fortuna de conocerlo, de vivirlo.
Nuevamente este tinto hoy me sabe distinto, me pesa, me duele.

47
lapoesía se toma la palabra la poesía se toma lapalabrala poesía
CORO:
Baja una mula del monte, viene montando Manuel
Baja una mula del monte, viene montando Manuel
Mula revolucionaria baja la Revolución
Mula revolucionaria baja la Revolución

Hace 13 años Manuel bajó del Norte,

venía de Colombia...
Manuel era su nombre de batalla,
porque Manuel era un guerrero.

CORO:
Baja una mula del monte, viene montando Manuel
Baja una mula del monte, viene montando Manuel
Mula revolucionaria baja la Revolución
Mula revolucionaria baja la Revolución

Manuel se llamó Manuel para combatir a la Dictadura.

Todavía resonaban los rockets contra La Moneda
—el 11 de septiembre de 1973—
y Manuel —que era profesor—
con un puñado de valientes
armados con dinamita de los mineros del carbón
conspiraba para ir en bicicleta a volar el puente sobre el Bío-Bío

CORO:
Baja una mula del monte, viene montando Manuel
Baja una mula del monte, viene montando Manuel
Mula revolucionaria baja la Revolución
Mula revolucionaria baja la Revolución

Todavía resonaban los rockets contra La Moneda

y Manuel corría por las calles de su población,
la Camilo Olavarría, de Coronel,
arrancando a jirones las banderas que los momios habían izado;

Todavía resonaban los rockets contra La Moneda

y Manuel distribuía panfletos contra el golpe
en la plaza de Coronel...

CORO:
Baja una mula del monte, viene montando Manuel
Baja una mula del monte, viene montando Manuel
Mula revolucionaria baja la Revolución
Mula revolucionaria baja la Revolución
Cuando los milicos lograron atraparlo,
—porque la historia es larga, es que durante la UP había estado
a cargo de la Junta de Abastecimientos y Precios (la JAP) de su

48
 lapoesía se toma la palabra la poesía se toma lapalabrala poesía
barrio; es que había expropiado una panadería con un grupo de
compañeros; es que se había tomado en serio aquello del socialismo y
la Revolución; es que había muchos momios que le tenían ganas—

Cuando los milicos lograron atraparlo,

su hija Andrea, entonces de 14 años,
reunió a una pandilla de chiquillos de la población Camilo Olavarría
niños corajudos y valientes
como sus madres y sus padres
hijos de mineros
y, violando el toque de queda,
salieron a escribir en los muros de su barrio:
“¡Liberen al Guatón Fernández! ¡Liberen al Guatón Fernández!”

Cuando al tiempo lo liberaron...

Manuel, el Guatón Fernández,
volvió a las andadas!
volvió a las filas de la Resistencia

CORO:
Baja una mula del monte, viene montando Manuel
Baja una mula del monte, viene montando Manuel
Mula revolucionaria baja la Revolución
Mula revolucionaria baja la Revolución

Varias veces atraparon a Manuel.

Y cada vez que lo apresaban era torturado hasta la agonía.
Pero nunca delató a nadie.
Los únicos nombres que balbuceaban sus labios eran los de una lista
de compañeros muertos...
Manuel, el Guatón Fernández, está hoy en el libro de la Comisión Valeh
porque su compañera de toda la vida, Lucy González,
Que luchó igual que él
Codo a codo con él
Se ocupó de que su nombre no quedara en el olvido.

Ella supo que lo tuvieron en la Isla Quiriquina

(Y con otras compañeras iba a reclamar su libertad)
Supo que lo tuvieron en el estadio de Concepción
(Y con otras compañeras iba a reclamar su libertad)
En el estadio Chile, en el estadio Nacional...
durante semanas y meses el Guatón Fernández fue trasladado de un
centro de detención a otro...
Finalmente llegó a Chacabuco,
(Y allá, en pleno desierto de Atacama, llegó un día la Lucy a reclamar
su libertad)
La Lucy le llevó de regalo un afiche con una gorda...
Y de allá volvió Manuel, con esta Gorda...

49
lapoesía se toma la palabra la poesía se toma lapalabrala poesía
{MUESTRO LA GORDA}

con las firmas de todos sus compañeros del campo de concentración!

A quien estuviera más corroído por la tristeza, le prestaban la gorda.
Fue una gorda amiga, compañera, confidente, amante...
Es una gorda histórica!

CORO:
Baja una mula del monte, viene montando Manuel
Baja una mula del monte, viene montando Manuel
Mula revolucionaria baja la Revolución
Mula revolucionaria baja la Revolución

Después... fue el destierro.

Le habían dado un cupo a Francia, pero
(así era Manuel)
se lo cedió a un compañero que consideró más necesitado.
Finalmente le tocó Colombia.
Y allí arribó un día, al aeropuerto El Dorado.
Junto a Lucy, a sus niños Andrea y Hugo (Huguín, el de la barra).
La prensa los fotografió tomaditos de la mano,
Junto a unas viejas maletas,
Desconcertados por el destello de los flash.
Titularon que era la primera familia chilena refugiada que ACNUR traía a este
país hermano.

CORO:
Baja una mula del monte, viene montando Manuel
Baja una mula del monte, viene montando Manuel
Mula revolucionaria baja la Revolución
Mula revolucionaria baja la Revolución

Ese era Manuel!

Porfiado como una mula!
Revolucionario como el que más!
...en Colombia no se quedó tranquilo.

Cuando ustedes vayan a Bogotá, los invitó a conocer una población del norte
de la ciudad donde le erigieron una estatua.

Allá está ahora Manuel,

el Guatón Fernández
Hugo Fernández Nilo
convertido en estatua
porque dedicó su estancia en Colombia a la recogida, acogida y educación de
los niños de la calle...
CORO:
Baja una mula del monte, viene montando Manuel

50
 lapoesía se toma la palabra la poesía se toma lapalabrala poesía
Baja una mula del monte, viene montando Manuel
Mula revolucionaria baja la Revolución
Mula revolucionaria baja la Revolución

Ya en los 90, hace trece años, Hugo Fernández Nilo, el Guatón Fernández,
Manuel, regresó a Chile...

Y fundó esta casa,

La Casa en el Aire...
Todo lo hicieron en familia.
Él y Lucy la fundaron y le pusieron toda su energía.
Andrea sugirió el nombre, por el vallenato cuyas letras tienen ustedes en sus
mesas...
Hugo Cristian y Lucy, su madre, llevan ahora la responsabilidad del proyecto.

Y el espíritu de Manuel, del Guatón Fernández, ya no arranca las banderas de

las casas de los momios en Camilo Olavarría, sino que hace ondear aquí las de
Cuba, Palestina,Venezuela, Bolivia, de los Campesinos sin Tierra, y las de toda
Resistencia contra el Imperio...

Ya no lanza panfletos antidictatoriales en la plaza de Coronel ni conspira con

puñados de dinamita... pero está en cada uno de los que aquí resisten con la
dinamita de sus canciones, de sus cuentos y poesías;

¡Miren! ...aún está allí, en la barra, congregando a sus amigos...

Manuel estará aquí mientras en esta casa se urdan noctilucas y utopías.

CORO:
Baja una mula del monte, viene montando Manuel
Baja una mula del monte, viene montando Manuel
Mula revolucionaria baja la Revolución
Mula revolucionaria baja la Revolución

51
ensayo ensayoensayo ensayo ensayo ensayo ensayo

Modernidad y
Modernización:
La construcción de la
alteridad a partir del
discurso oficial del sistema
de transporte masivo
Transmilenio
(Bogotá-Colombia)

Por. G. Andrés Arévalo Robles

*Estudiante de Sociología Universidad Nacional de Colombia

52

Presentación
En este ensayo pretendo acercarme a la
producción del discurso oficial fundacional
de TransMilenio (sistema masivo de trans-
porte urbano en Bogotá) visto desde la
matriz modernidad-modernización. Meto-
dológicamente parto de la propuesta de
Jeffrey Alexander, quien considera que el
lenguaje es un núcleo cultural que puede
aislarse como una estructura general y
estudiarse como una forma simbólica
relativamente autónoma. Nos basa-
remos en la propuesta de White sobre
el valor de la narrativa en la representa-
ción de la realidad, haciendo un llamado
por las formas de clasificación que nos
presenta Mary Douglas y que materializa
en el modelo de Monstruos José Miguel
G. Cortés. Mostrare cómo la modernidad
tiene un lado oculto que construye la alte-
ridad como una estrategia de dominación
e implementación de modelos homoge-
nizantes. Igualmente mostrare cómo la
modernización crea sujetos para llevar a
cabo procesos de civilización y progreso,
típicos de la modernidad, como ha sido
visto no sólo ahora sino en la historia posin-
depedentista que narrare a partir de los
textos de Beatriz Gonzalez Stephan. Mi
propuesta teórica, en el punto de las repre-
sentaciones del Otro, estará guiada por la
mirada del venezolano Fernando Coronil y
el profesor recientemente fallecido Edward
Said. La segunda parte del texto estará
dedicada a analizar un discurso especial,
elaborado por el propio Sistema TransMi-
lenio para mostrar las formas en que se
construyen los códigos binarios de repre-
sentación. Para esto iré comentado los
modelos y clasificaciones que nos arroja la
narrativa que contiene dicho discurso.
Espero que este primer ejercicio sobre las
53
G. Andrés Arévalo-Robles
narrativas particulares de TransMilenio
anime a pensar nuevos horizontes que
permitan comprender las formas en que
el poder se reproduce, se instala y se
consolida.
I. Modernidad, modernización y
progreso: la elaboración del sujeto anti-
tético en el escenario de los procesos
de salvación moderna.
Literatura sobre TransMilenio
La literatura que se ha producido sobre
el sistema de transporte masivo urbano
de pasajeros TransMilenio ha estado
a cargo de la instituciones del Estado
como la Contraloría, La Administración
Distrital, el Departamento Distrital de
Planeación, entre otros, como el Obser-
vatorio de Cultura Urbana de Bogotá.
Dichos trabajos se han enfocado en
la historia del Transporte Urbano en
Bogotá, su desarrollo legal, la infraes-
tructura de TransMilenio y su capacidad
técnica como al balance de su desa-
rrollo en términos de consolidación de
obras. Otras literaturas han ahondado
en la parte económica, las concesiones,
la participación del sector público y
privado. Los artículos de prensa se han
limitado a contar hechos del día, acon-
tecimientos y en algunas ocasiones, han
dedicado páginas a lo económico y al
seguimiento de las obras.
En términos de los debates vistos en la
bibliografía se hace un gran ejercicio
por mostrar, de parte de la institución, la
manera en que se distribuyen los recursos,
las ganancias, el funcionamiento y la
calidad del sistema para el beneficio de
los bogotanos. Se ha encontrado pocas
veces una voz disonante que cuestione
Modernidad y Modernización
las implicaciones del sistema TransMi-
lenio. Las voces disonantes aparecen
de políticos que son entrevistados o
frases que recoge la prensa, en espe-
cial, de los miembros del Polo Democrá-
tico Alternativo (PDA).
En general, poco se ha trabajo sobre
el tema de los discursos y el estudio de
las narrativas propias de TransMilenio.
Intentaré abordarlo como un terreno
fértil para el análisis.
La Modernidad y Progreso
El Sistema TransMilenio es un sistema
de transporte masivo de pasajeros
implementado en la ciudad de Bogotá
(Colombia) a partir del segundo milenio
de la era cristiana. Su implementa-
ción suscitó importantes debates en
diferentes campos de la vida distrital y
nacional. Hoy ocupa un importante kilo-
metraje de la malla vial de la capital,
además de constituirse en un medio
exclusivo, ya que allí donde se ha desa-
rrollado ha desplazado a las demás
formas de transporte colectivo.
Ha sido un Sistema controvertido. A raíz
de su puesta en marcha se generaron
paros de transportadores, bloqueos de
vías y confrontaciones con la policía,
además de suscitar sendos debates
en el Consejo de Bogotá y medios de
comunicación. Sin embargo y pese a
las diferencias, todos han coincidido en
la necesidad de poner a funcionar un
sistema <<moderno>> en una ciudad
que está en vía de <<modernización>>,
que cuenta con una población aproxi-
mada de 8 millones de habitantes y que
tiene un importante mercado interior y
exterior.
54
El escenario está marcado por dos
conceptos fundamentales, que emergieron
de la sociedad occidental: modernización
y con ella, progreso. La implementación del
sistema TransMilenio ha sido matizado bajo
el discurso de progreso, “aspiración” de
una sociedad que busca salir de su estado
de barbarie, atraso y subdesarrollo hacia la
civilización. Esto como es obvio, se refiere a
la modernización, al proceso de desarrollo
de varios aspectos de la vida social para
una superación de las condiciones en que
el cuerpo social se ha mantenido por estar
atado a su pereza, a la tradición religiosa,
por no hacer uso de la razón. Se entiende
por los discursos oficiales, que la moderni-
zación es un proceso de “salvación”, que si
bien a veces tiene costos para un sector de
la sociedad, es un precio justo por llevar a
un país al desarrollo.
Por esta vía la modernización construye
modelos antitéticos que le permiten distin-
guir los anti-modernos, los incivilizados, aque-
llos que deben ser corregidos o aislados.
TransMilenio como bandera moderniza-
dora, construirá su antítesis y la pondrá en
el campo de batalla para poner al descu-
bierto sus enemigos, esto es, el transporte
colectivo de buses y busetas y colateral-
mente a todo aquel grupo, organización
o persona que emita críticas frente a su
implementación. Pero antes de ingresar en
los discursos, es necesario explorar el gran
escenario y los antecedentes históricos
que rodean esta maniobra moderniza-
dora. Me refiero, por supuesto, al concepto
de modernidad, que trae consigo todo el
acumulado que vendrá a nutrir las prác-
ticas y discursos de las acciones moderni-
zadoras.
La modernización, como el progreso y

el desarrollo, son hijos de un concepto
ambiguo pero paradigmático como lo es
el concepto de modernidad. La moder-
nidad nos muestra un proceso histórico
de reconocimiento del hombre y de su
futuro, de la construcción de una nueva
sociedad. Lo moderno es aquello que se
beneficia de los progresos recientes de
la técnica y de la ciencia. El concepto
modernidad está ligado estrechamente al
progreso; es decir, a la valoración positiva
de la novedad: nueva industria, nuevas
transformaciones sociales, políticas y
culturales; urbanización, democratización,
secularización. Su principio fundamental
es la subjetividad, la cual deriva de la
dualidad Sujeto-Razón. Esta concepción
nace de una nueva forma de entender
el problema de la razón, y esta la encon-
tramos en Descartes con la cual inaugura
la modernidad (yo pienso, luego existo).
En adelante la relación entre la Razón y el
55
G. Andrés Arévalo-Robles
Sujeto es inseparable. Aparece entonces
la racionalidad como principio esencial
de la nueva sociedad y como guía para
el progreso humano y con él, el campo
de lo irracional, de la guía equivocada,
del pasado.
Este choque de contrarios entre lo
moderno-premoderno es ya viejo y
conocido. Walter Benjamín lo dejó plas-
mado al dialogar con la pintura de Paul
Kleen que lleva por nombre el Angelus
Novus. Benjamín al explicar la historia
del progreso dice lo siguiente: “Vemos
un ángel que da la sensación de
alejarse de un objeto en el que parece
haber anclado su mirada. Sus ojos están
desorbitados, su boca abierta y sus alas
desplegadas. Tal deberá ser el aspecto
que ofrezca un ángel sobre la historia, su
rostro está envuelto hacia el pasado. Allí
en donde nuestra mirada parece escalo-
Modernidad y Modernización
narse en una serie de acontecimientos,
no hay más que uno sólo que ofrezca
a su mirada catástrofe sin modulación
y tregua, amontonando los escombros
y proyectándolos eternamente a sus
pies. El ángel quisiera inclinarse ante ese
desastre, curar las heridas y resucitar a
los muertos, pero se ha levantado una
tempestad proveniente del paraíso que
debate sus alas desplegadas del ángel y
éste no logra replegarlas de nuevo. Esta
tempestad lo arrastra hacia el futuro,
al cual el ángel se empeña en darle la
espalda, mientras que los escombros
frente a él, suben al cielo” (Citado por
Ávila 1999:103). Benjamín da el nombre
de tempestad al progreso. El progreso
es la catástrofe y el progreso está en
el corazón de la modernidad. Se trata
de la misma alegoría del ángel con la
espada de fuego, que expulsa a los
seres humanos del Paraíso para intro-
ducirlo en la vía del progreso técnico.
Pero ¿cómo determinar según Benjamín
el progreso en su avance fatal? La
respuesta es doble: sagrada y profana,
se trata de la tarea del Mesías que
rompe con la historia antigua, posibilita
la modernidad, el progreso en el sentido
religioso, lo sagrado, pero ante el caos
debe aparecer su opuesto, lo profano,
que no es otra cosa que la Revolución.
Jeffrey Alexander explica que las espe-
ranzas de la salvación de la humanidad
se han instalado en las innovaciones que
la razón expresa a través de la industria,
sin embargo, el progreso puede ser utili-
zado por dios o por el diablo y en este
campo se instalan las luchas del bien
y el mal. Al menos TransMilenio se ha
presentado como una revelación de
progreso que cuenta con el aval divino
del bien, en especial del bien común, el
56
cual viene para salvar una comunidad de
millones de personas que han vivido en el
caos.
Es interesante mirar cómo los discursos que
se ubican en la política pública de reno-
vación urbana evocan luchas épicas del
bien y del mal, de pasajes apocalípticos
que constituyen por sí mismos una variable
importante para la materialización de un
sistema “racional”. La confrontación por
ganar adeptos en el espacio público,
sondeos de opinión y discursos, deja en
un segundo lugar las cifras y los informes
técnicos quienes al final adornan un
pronunciamiento de fe.
El Sistema TransMilenio nace en este juego
conceptual. La modernización es presen-
tada como imprescindible, no solo por
ser ésta una filiación desde siempre de
la burguesía nacional, sino porque los
hechos “notorios” de la globalización nos
conducen a producir señales de progreso,
en lo que resulta “inevitable” el camino de
ser una ciudad moderna, menos subde-
sarrollada, menos tercermundista y cada
vez más global. Este juego más allá de
tener una dinámica racional como reza su
propio contenido, se halla enmarcado por
una dinámica irracional. Como lo afirma
Alexander “la tesis de racionalización es
un reflejo de esta red de simbolismo más
que una explicación de la misma. En ella
cristalizan los sentimientos y los significados
simbólicos que están a la base de lo que se
percibe como particularmente moderno
de nuestro mundo” (Alexander: 166).
En este sentido, mostraré que los discursos
oficiales de modernización, progreso y
desarrollo, rememoran un discurso religioso
que más allá de dar con la razón, trata de
la irracionalidad. Esto demostrará que si

bien en el fondo están los intereses econó-
micos y políticos, la lucha se presenta en
el campo del lenguaje que remite a ideas
religiosas.
Historia, Modernización y Salvación
Primero vale la pena señalar que los
discursos y prácticas de la modernización
no son nuevos, sino que se dieron intensa-
mente desde los primeros momentos de la
postindepedencia de América Latina; que
los costos y las formas de implantación de
un proyecto, no son un acto democrático;
y que muy por el contrario son la imple-
mentación de un proyecto desde ‘arriba’
y hacia ‘abajo’, que se autojustifica como
legítimo y que legitima la falta de partici-
pación decisoria evocando un beneficio
supremo para la sociedad en general.
Los procesos independentistas y funda-
mentalmente los postindependentistas de
América Latina se carsacterizaron por imple-
mentar la modernización llavada a cabo por
la élite criolla inspirada en el pensamiento
transatlántico. Tras los discursos de igualdad,
fraternidad, soberanía popular, entre otros,
dicha minoría pasó a tener mayores privile-
gios que el anterior grupo dominante y los
dominados continuaron siéndolo en formas
muy parecidas. Allí se insertan las raíces de
nuestro presente que aun no ha terminado
de contar su memoria y se oculta tras las
historias oficiales reproducidas en el ámbito
social, elaborando versiones únicas y verda-
deras de la vida social, vivida, deseada y
deseable.
Los procesos de independencia presen-
taron la reestructuración de una sociedad
tradicional que apenas reprodujo figuras
lingüísticas y que llevaron, al calor de la
lucha, a crear acuerdos que implicaban
57
G. Andrés Arévalo-Robles
reforma agraria, abolición de la escla-
vitud, igualdad social y abolición de
privilegios entre las élites criollas y los
demás grupos, pero siempre quedaron
anclados y oscurecidos a través de
figuras legales.
La irrupción ideológica que se produce
en los centros del mundo euroatlántico
ingresó a la élite criolla, difundiéndose en
las universidades, medios intelectuales y
profesionales, los terratenientes y comer-
ciantes, los funcionarios y jefes militares.
Estas ideas son apropiadas fundamen-
talmente por las élites criollas urbanas
que las asume y las moviliza, proporcio-
nándoles un sistema de ideas y modelos
correspondientes al liberalismo econó-
mico y político de los países “avanzados”,
modernización de la producción, de la
sociedad y del Estado, progreso cultural
y los conceptos de libertad, igualdad,
seguridad, soberanía popular, división
de poderes y ciudadanía.
Este discurso captado y reproducido
por las élites criollas hace parte de una
elaboración en un momento concreto
de la revolución francesa, y que tuvo
como parte fundamental la construcción
de un nuevo lenguaje. Renée Balibar lo
afirma de la siguiente manera: “la revo-
lución francesa es una revolución lingüís-
tica, la única revolución lingüística hasta
el presente en la historia del francés
nacional” (García 1999:27). Esta carac-
terística juega un papel importante para
los procesos en América Latina, pues
quien gana la batalla de las palabras
gana la posición política dominante.
Afirmándose en el discurso autorizado,
se expresa en el lenguaje jurídico por
medio de la constitución, leyes e instru-
mentos con mando y poder para reconfi-
Modernidad y Modernización
gurar el conjunto de relaciones sociales.
La autoridad política, diría García de
Enterría, es una cuestión de autoridad
lingüística: “primero, en el sentido de
que las funciones políticas son definidas
y situadas dentro de la estructura de un
discurso político, y en segundo término,
en el sentido de que su ejercicio toma
la forma de definiciones de los términos
dentro del discurso sostenidas por
medio de autoridad, la lengua de los
derechos va a culminar muy rápido en
la institución de todo un sistema jurídico
completamente nuevo para regular las
relaciones entre el poder y los ciuda-
danos” (García 1999:41).
La lengua como elemento transversal
del poder se extendió en prácticas que
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fundaron el Estado, organizaron los espacios
y las gentes, construyeron lo que Ángel Rama
denomina la ciudad letrada. Por medio de
un orden de signos, la clase dirigente criolla
estableció leyes, clasificaciones y distribu-
ciones jerárquicas, creó anillos de protec-
ción alrededor de la letra para distan-
ciárse de la ciudad real y analfabeta. Esta
ciudad se volvió escrituraria, y el poder se
estableció por textos escritos reservados a
la producción y manejo de una élite domi-
nante. “El corpús de leyes, edictos, códigos,
acrecentados aún más desde la Indepen-
dencia, concedió un puesto destacado al
conjunto de abogados, escribanos, escri-
bientes y burócratas de la administración.
Por sus manos pasaron los documentos que
instauraban el poder, desde las prebendas
y concesiones virreinales que instituyeron

fortunas privadas hasta las emisiones de la
deuda pública durante la República y las
desamortizaciones de bienes que constitu-
yeron a nuevas fortunas ya en el siglo XIX”
(Rama 1984). El lenguaje, la palabra y la
escritura jugaron un papel fundamental en
dichas prácticas de poder que tendieron
a universalizarse, justificarse y naturalizarse
en el ocultamiento de las proyecciones
de la mayoría analfabeta, india, negra o
mestiza, queriendo presentar un concepto
de nación imaginado, implantado y cohe-
sionado por medio de instituciones, prác-
ticas y discursos.
Para Beatriz González el proyecto fundador
de la nación es civilizatorio en la medida
que le da a la escritura un poder legali-
zador y normativo donde la identidad de
los sujetos queda delimitada en el espacio
escriturario, y organiza un poder múltiple,
automático y anónimo que controla cons-
tante y discretamente a las personas. La
escritura se convierte en el ejercicio defini-
tivo para la civilizar a los “bárbaros” convir-
tiéndolos en ciudadanos cumplidores de
las leyes y respetuosos del nuevo orden
amparado en derechos mutuos, compar-
tidos, libertades cedidas en un contrato
social invisible, que nadie aceptó, pero
del cual nadie podrá salirse. De allí en
adelante la violación de dichas normas
y “consensos” será castigada severa-
mente por códigos penales y corregido
por medio de cárceles y manicomios. El
proyecto civilizador estaba contenido en
la modernización de las sociedades lati-
noamericanas el cual consistía en domes-
ticar a los “bárbaros”, aquellos quienes
aún se encuentran en la “última escala de
la evolución humana”, pero que podrán
ser rescatados para lograr su mayoría de
edad; desde entonces en la ciudad y en el
campo, hombres y mujeres, ideas y sensibi-
59
G. Andrés Arévalo-Robles
lidades deberían iniciar su camino hacia
la modernidad europea. Proyecto imagi-
nado de una sociedad que buscaba ser
homogenizada e incluida en un Estado
nación desde vías artificiales, impuestas
por la élite criolla a través de decretos
que intentaban generar una aparente
unidad nacional inventando una historia
común, un territorio, unas fronteras que
defender, un cuerpo social que expre-
sado en la soberanía popular y mate-
rializado en textos oficiales. (González
1995:22)
La escritura comienza a definir los espa-
cios, conceptos, ideas, actitudes y
costumbres donde el otro se halla fuera
del proyecto del Estado-nación. Tanto la
producción académica que se dedica
a estudiar, observar y representar los
grupos subalternos, como los textos
legales, comienzan a formar la idea de
un sujeto deseable el cual debe encon-
trarse en el mundo civilizado que es el
mundo legal, que es el mundo reflejado
en el Estado, el único camino -natural
y lógico- donde inevitablemente debe
avanzar la humanidad.
El propósito de construir una unidad
nacional, exigiría regular tanto la vida
pública como la privada. Señala Beatriz
González que el disciplinamiento del
espacio público del nuevo orden jurí-
dico estaría a cargo de las constitu-
ciones, quienes presentarían un gran
sujeto construido por un aparente
consenso y que contendría las reglas
básicas y espacios -territorios- en que
esa sociedad pretende desarrollarse.
Entre tanto, los manuales de urbanidad
e higiene actuarán sobre el espacio
privado. Estos textos serían vigilantes y
buscarían disciplinar a los nuevos sujetos
Modernidad y Modernización
que requiere la sociedad moderna. La
gramática actuará como bisagra que
articula lo público y lo privado en un
solo proyecto para generar los esce-
narios del desempeño del ciudadano
actuando sobre el cuerpo y la lengua,
previniendo, corrigiendo y penalizando.
Su intención es preparar a ese ciuda-
dano cosmopolita que se articulará a
las dinámicas del mundo y al proyecto
homogenizador del poder mundial.
La modernización se hace expansiva en
diferentes escenarios y se convierte no
sólo en una aspiración, sino en un deber
patriótico. Como ayer, la modernización
crea un tipo de valores que recrea la
sociedad futura, que pone lo urbano por
encima de lo rural, lo primero asociado
a la razón y lo segundo asociado a la
tradición religiosa.
a ciudad se convierte en el primer esce-
nario de la modernización. El desarrollo
expresado por medio de las políticas
públicas pone de manifiesto las lógicas
de formación de ciudadanos, de inclu-
sión y exclusión de sectores sociales.
La modernización tiene la tarea de
adelantar el proceso de cambio en la
dirección de valores y discursos esgri-
midos anteriormente, lo que significa
que tendrá que conjurar los peligros y
los seres mostruosos que se niegan a
ser modernos. Por esta razón debemos
adentrarnos en el sistema de catego-
rías que históricamente ha construido
la modernidad para etiquetar a sujetos,
discursos y acciones con su respectivo
contrario y que se reproducen en los
procesos de modernización.
El sistema de representaciones de lo
‘Otro’
60
Antes de analizar el discurso que he
propuesto, es necesario aproximarnos a las
formas en que la modernidad ha construido
los discursos y prácticas sobre lo ‘Otro’, lo
que nos ilustrará la forma en que se ha elabo-
rado la alteridad para implantar modelos
dominantes. Este panorama nos dará una
especie de marco histórico y teórico, que
luego me permitirá reflexionar sobre el tema
específico, ya que entiendo que el modelo
de negación del sujeto ‘Otro’ se hace apli-
cable a las formas en que las moderniza-
ción se llevó a cabo en nuestro países. Se
trata de pensar “la manera cómo desde
unas ciertas prácticas de poder se cons-
truyen representaciones sobre el “otro”,
los órdenes del saber que esas represen-
taciones se inscriben y las modificaciones
que experimentan cuando se desplaza el
lugar de su enunciación” (Castro-Gómez,
1996:89). Esta afirmación nos presenta como
tema central el problema del sujeto o de
la subjetividad; esto implica metodológica-
mente observar desde dónde se produce
el conocimiento, quién lo produce, de qué
forma y cuales son los elementos de dicha
relación.
En su documento “Más allá del occiden-
talismo” hacia categorías geohistóricas no-
imperialistas, Fernando Coronil, nos invita
a reflexionar sobre las categorías que han
formado el discurso del ‘Otro’ y las formas
en que se expresa en la práctica. Para
ello afirma que es necesario fijarnos en la
relación entre los observados y los obser-
vadores y analizar su sistema de categorías
desde la relación de las representaciones
elaboradas, en este caso, por Occidente
de “otredad” y las construcciones implícitas
del “yo”.
El marco de entendimiento de estas formas

de elaboración de la otredad son defi-
nidas por Coronil con el nombre de occi-
dentalismo, y sirven en este caso para
mirar los modelos en que se explica las
relaciones globales como locales. Este
modelo explica como “un conjunto de
prácticas que participan en la producción
de concepciones del mundo las cuales
separan los componente en unidades
aisladas, desligan historias relacionadas
entre sí, transforman la diferencia en jerar-
quía, naturalizando dichas representa-
ciones y por lo tanto interviniendo, aunque
inadvertidamente en la reproducción
de las relaciones asimétricas de poder
existentes” (Coronil 1998:132). Fernando
Coronil encuentra tres modalidades repre-
sentacionales occidentales, que orientan
su definición de occidentalismo: 1. La diso-
lución del Otro por el Yo, 2. La incorpora-
ción del Yo por el Otro, y 3. la desestabiliza-
ción de Yo por el Otro.
Por la disolución del Otro por el Yo las
culturas occidentales y no-occidentales
aparecen como entidades radicalmente
opuestas y su posición se resuelve por la
absorción de los pueblos no occidentales
en un Occidente triunfante y expansivo.
Para este caso, aborda el texto de la dialé-
ctica del Amo y el Esclavo de Hegel en la
interacción del Yo y el Otro. La segunda
modalidad es, la incorporación del Otro
en el Yo, donde Occidente oculta el papel
de los pueblos no-occcidentales en la
conformación del mundo moderno, reite-
rando la distinción entre el Otro y el Yo que
suscribe la expansión imperial europea. Y
en la tercera modalidad se presentan las
mismas condiciones de la Primera, pero
ahora presenta que el Otro, es un posible
desestabilizador del Yo, de Occidente, y es
tomado como objeto de estudio, de polí-
ticas y de agresiones.
61
G. Andrés Arévalo-Robles
Lo que intenta Fernando Coronil es
mostrarnos la elaboración de una relación
unidimensional en el que se encuentra
un “Otro” oculto en algunas ocasiones y
en otras presentado con determinadas
características (el agresor, el derrotado, el
salvado), borrando elementos históricos de
culturas que han estado interrelacionadas
pero que son homogenizadas en el discurso
inscrito en la modernidad.
En la modernidad, los modelos acos-
tumbrados para definir al Otro, son para
Edward Said un problema histórico funda-
mental que se expresa en la relación entre
la práctica disciplinaria y el poder. Said
acude a estudiar las representaciones
que se hacen al colonizado, valiéndose
de la Antropología para presentar
dicho problema y enlazarlo con el tipo
de conocimiento que se produce y las
narrativas que lo justifican.
Para este autor, el problema está en la
relación entre la antropología como una
empresa de conquista y, por otro lado,
el imperio como un asunto de conquista.
Para ello se hace necesario que siempre
se tenga en cuenta primero, el rol del
Observador, el “Yo” que se confunden
“peligrosamente con la relación imperia-
lista”. Segundo, la posición geográfica,
producción, adquisición, subordinación
y colonización del espacio y, en tercer
lugar, la circulación intelectual, para
analizar la manera en que ese trabajo
erudito y disciplinario sale del dominio
relativamente privado del investigador,
y su circulo de pares, hacia el dominio
de los consultores políticos, los políticos
y -no menos importante- la recirculación
de representaciones etnográficas rigu-
rosas, bajo la forma de imágenes en los
medios (Said, 1996: 45-46).
Modernidad y Modernización
En este caso se está hablando es del
tipo de construcción de una narrativa
ligada al poder, que en su desarrollo y
amparada en la producción del cono-
cimiento construye a un Otro desde una
perspectiva concreta e intencionada y
a su vez lo niega. Para esto, debemos
tener en cuenta los elementos de análisis
para comprender la anti-universal
universalización del conocimiento y su
estrategia de expansión a partir de las
producciones cognitivas de un “Yo”
que nos observa y nos delimita.
En términos generales, hay una rela-
ción que se plantea en el marco de
unas relaciones concretas coloniales
e imperiales, en donde se mostró (y
se muestra) un supuesto de superio-
ridad occidental, que debe llevar a
todos los pueblos desde lo primitivo a
lo moderno. Como afirmaría Edgardo
Lander, la sociedad industrial liberal
es el nivel más alto de ese proceso,
siendo la que define la sociedad
moderna y erigiéndola como el
único mundo posible, el único futuro
pensable y el único camino exis-
tente, so pena del desaparecimiento
o estancamiento de las otras socie-
dades que no avancen en este sentido
(en lo económico, político, educa-
tivo, etc.). En segundo lugar, desde
esta perspectiva y por su carácter
universalizante las formas de conoci-
miento de su experiencia concreta se
vuelven las únicas válidas, objetivas,
universales del conocimiento, donde
sus categorías, conceptos y perspec-
tivas (economía, Estado, sociedad
civil, mercado, clases) se vuelven
proposiciones normativas que definen
el deber ser de todo el planeta. En
62
consecuencia “esta es una construc-
ción eurocéntrica, que piensa y organiza
la totalidad del tiempo y del espacio, a
toda la humanidad, a partir de su propia
experiencia, colocando su especificidad
histórico-cultural como patrón de refe-
rencia superior y universal… Este metarre-
lato de la modernidad es un dispositivo
de conocimiento colonial e imperial en
que se articula esa totalidad de pueblos,
tiempo y espacio como parte de la orga-
nización colonial/imperial del mundo”
(Lander, 2001:23-24).
Estos modelos de análisis nos dimensionan
las implicaciones que han tenido en la
historia la elaboración del Otro, y las severas
consecuencias de su apropiación. Se trata
de modelos de representación que cada
época histórica propone, y que en este
caso y para el tema tratado se encuen-
tran anclados en el discurso de la moder-
nidad-modernización. La Modernidad y su
proceso de implementación, la moderniza-
ción, elaboran unos sistemas de referencia
que define las relaciones entre las personas,
por supuesto, es una concepción especí-
fica que se impone como única y absoluta.
Cuando se coloca en el escenario público
entra para tomar posesión y desplazar otras
visiones del mundo; por ello se vuelven
homogenizantes y todo aquello o aquellos
que no entren en armonía con esta versión
son llevado al extremo contrario, al polo
negativo y son clasificados como bárbaros,
incivilizados, subdesarrollados, atrasados
e, incluso, colocados en el campo de la
deformidad, como monstruos.

II. La clasificación, los modelos y los
discursos
Narrativa y códigos binarios
En una reciente publicación oficial de
TransMilenio se apeló a la metáfora
“Joya” para denominarlo. Según el
documento este calificativo “expresa
el sentimiento que hoy tienen los
bogotanos, quienes al servirse de
este sistema, no sólo han enrique-
cido su calidad de vida, sino que
lo han convertido en un verdadero
orgullo y expresión de pertenencia, al
igual que se hace con una joya que
se posee” (Gómez,2004: 7). Esto nos
evoca un tipo de “comunidad” que se
siente comprometida con una imagen
iconográfica, “con un monumento de
nuestra cultura, y es por eso nuestro
deber promover que se conserveen
documentos”
El discurso que a continuación presentaré
tiene como estrategia apelar al relato histó-
rico, presentando hechos fundacionales,
batallas épicas en un entorno definido por
lo geográfico, por un tema central, por un
verdadero centro social y un verdadero
comienzo temporal. Se trata entonces de
la narrativa (White, 1987: 31). Esta narra-
tiva se estructura por una serie de códigos
binarios como constructos narrativos que
se toman para describir el orden y el caos,
y su tránsito del desorden al orden. Parti-
remos de la afirmación de Alexander al
comprender que “el lenguaje que confi-
gura el núcleo cultural… puede aislarse
como una estructura general y estudiarse
como una forma simbólica relativamente
autónoma” (Alexander, 2000:145)
Empecemos por la narrativa. Se pregunta
63
G. Andrés Arévalo-Robles
White ¿podemos alguna vez narrar sin
moralizar? (White,1987: 39) La narrativa
es un modo de discurso, una manera de
hablar, y el producto de la adopción de
este modo de discurso. Tanto la narración
fáctica como ficticia está íntimamente
relacionada con y en función del impulso
a moralizar la realidad, es decir, a identi-
ficarla con el sistema social que está en
la base de cualquier moralidad. El relato
histórico dota a esta realidad de una
forma, y por tanto la hace deseable en
virtud de la imposición sobre sus procesos
de la coherencia formal que sólo poseen
las historias. (White, 1987 :29,35).
El relato debe tener un comienzo,
hechos fundacionales que dan sentido
al desarrollo histórico y que lo pone en
perspectiva de la relación alfa y omega.
Este comienzo para tener un impacto
moralizante, debe llevar implícito un
contenido anecdótico, un poco román-
tico para crear vínculos afectivos y con
personajes de carne y hueso que van
tomando un tinte especial: “se conso-
lidó la idea y se organizó una oficina
en el tradicional barrio La Candelaria.
Desde allí, desde la vieja Bogotá, patri-
monio histórico de la ciudad, se inició tal
vez el diseño de la obra más importante
para la ciudad del siglo 20, para ponerlo
al servicio de los bogotanos dos años
después, es decir en el siglo 21… Todo
bajo el mando de Ignacio de Guzmán,
quien no era el gerente de una empresa
formal, pues la empresa no existía, pero
iba a ser el gerente de la más importante
en el inmediato futuro” (Gómez, 2005: 27).
Comenzada la obra el bautizo es uno de
los rituales que formalizan el hecho social
“había que ponerle nombre al sistema.
Surgió la discusión. Todos hablaban de
la colosal obra, del megaproyecto, pero
Modernidad y Modernización
nadie había caído en cuenta de bautizar
la criatura”.
El hecho fundacional debe ser público,
de lo contrario no tendría ningún
sentido, no existiría “¿Cómo socializar
una idea que sólo había sido discutida
en un escenario cerrado?... se radicó en
el Cabildo de Bogotá en noviembre de
1998”. A partir de allí comienza un relato
que terminará con un triunfo, que no
solo se materializará, sino que brillará por
su propio peso por convertirse en tipo de
“verdad” que por sí misma pudo derrotar
cuantos enemigos y barreras hubo a su
paso.
La forma de representar el relato está
dada por la construcción de códigos
que definen la alteridad. El discurso de
TransMilenio es autodefinido bajo los
códigos de orden, progreso, público,
racional, seguro, positivo, futuro, inclu-
sión, en contraposición a otras formas
de transporte masivo que son definidas
como: caos, barbarie, atraso, privado,
irracional, inseguro, negativo, pasado,
exclusión. El “contra-código” justifica no
sólo que se implante el sistema, sino que
se implante a cualquier precio. Estas
estructuras hacen ver las relaciones
como un reflejo de la realidad, desco-
nectándolas de historias y posibilidades
en las que se construye los significados
y operando como prácticas de domi-
nación. La elaboración del significado
aparece invariable y se define por su
contrario (A/no A), lo que Derrida iden-
tifica como logocentrismo, el cual “es
entendido como el patrón occidental
de producir significado mediante una
estructura binaria positiva y negativa”
(Gibson 266): Bueno/malo, Héroe/
Villano, Centro/periferia, Occidente/
64
Oriente, Democracia/Terrorismo, Urbano/
Rural, Dinámico/Estático. Una estructura de
oposición elaborada sobre una metafísica
de valoración que establece diferencias
con implicaciones políticas, pero invisibi-
lizadas por la fórmula: neutralidad (en la
producción de conocimiento), más, Obje-
tividad (al acercarse al objeto de estudio),
igual a Verdad (N+O = V) (Arévalo, 2004:
25).
La Joya de Bogotá.
Voy a presentar algunos apartes del
discurso oficial que narrativizan los códigos.
El primer punto de construcción de la alte-
ridad se puede observar en la forma en que
se cuenta el relato de los debates para la
aprobación: “finalmente llegó al Consejo
de Bogotá. Comenzaba el otro calvario: el
de exponerlo al debate político y legal ”.
El debate tiene como elemento central la
vocería “legítima” de un proyecto salvador
que reza “…romperle el espinazo a un
sistema obsoleto, desorganizado y mani-
pulado por las ‘mafias del transporte’ en la
capital del país, que además hallaron en la
política su mejor aliado para presionar a su
favor la entrega y distribución de rutas… o se
hace o se hace, era lo que implícitamente
decía la propuesta, pero lo habitantes, los
ciudadanos de a pie, no podían seguir
siendo sometidos a esa tragedia diaria que
significaba montarse en un bus, buseta o
colectivo para llegar a su lugar de trabajo,
colegio o universidad… la ciudad comen-
zaba a tener claridad sobre la solución al
sistema de transporte masivo, transporte
que hasta entonces venía siendo explo-
tado políticamente sin beneficios para los
bogotanos, acostumbrados a viajar en
condiciones infrahumanas” Entretanto en
el mismo discurso oficial el Otro, es puesto a
hablar para confirmar la negación: “Hemos

presentado un par de propuestas muy
concretas que no han tenido respuesta. Sí
queremos el cambio, modernizar el trans-
porte, pero no entregarle al Estado inefi-
ciente del Distrito nuevas herramientas
para que haya allí un caldo de cultivo
para la corrupción y la burocracia, fueron
sus argumentos para oponerse a la crea-
ción de TransMilenio…los opositores que
tenían la iniciativa no guardaban sus
reservas para enfilar sus baterías y tratar
de minar la viabilidad de la propuesta” .
Aquí aparece el mentiroso, el opositor, el
representante del caos. Independiente
de los argumentos argüidos, las formas
de elaborar discursos toman un vuelo
especial. “…se corría el riesgo de que el
proyecto terminara en dilaciones y no
era conveniente trasladar otra frustración
más a los bogotanos, que pedían a gritos
una pronta solución al caótico transporte
público de la ciudad” . Al final los episodios
de ida y vuelta concluye con la euforia de
cargar la verdad sobre sí: “una vaciada,
65
G. Andrés Arévalo-Robles
Ignacio de Guzmán se enfrentó… y les
dijo: ‘Ustedes tienen que entender que
nosotros vamos a salvar la industria del
transporte. Vamos a hacer una empresa
de transporte masivo por buses, con
carriles exclusivos, con buses de alta
tecnología, con sistemas de pago que
permitan que toda la plata se recolecte,
con relaciones laborales adecuadas,
con respeto para la gente’… el carrusel
en la vieja industria del transporte público
en Bogotá era clara: empresarios que
explotan a los propietarios de los buses,
propietarios de los buses que explotan
a unos conductores, y conductores que
explotan y maltratan a unos pasajeros”.
Esta forma de establecer la alteridad solo
es posible hacerla con un relato histórico
que recoge y fundamenta lo afirmado
en los debates. Se trata de contar un
pasado, de narrarlo, de ponerlo como
prueba fehaciente de un ayer caótico,
de un régimen del mal que ha operado
y que es necesario derrotar. A su vez
Modernidad y Modernización
busca conducir un tipo de identidad
con lo positivo, lo bueno, lo superable,
lo deseable; identidad que como es
afirmado por Mary Douglas “ no es una
cualidad que pueda ser reconocida
en las cosas en sí; se trata de algo que
se confiere a elementos dentro de un
sistema coherente”
La ‘Joya’, como se denomina a Transmi-
lenio, sólo puede serlo y valorarse como
tal si le da sentido histórico a un mal, a
la no-joya: “la historia contemporánea
del transporte colectivo de pasajeros en
Bogotá antes de TransMilenio, que cubre
desde 1884 hasta el año 2000, es decir,
un periodo de 106 años, presenta tres
etapas claramente diferenciadas: 1) el
tranvía; 2)la del surgimiento y la compe-
tencia entre el tranvía y los buses; y 3) la
del imperio de los buses”.
Es curioso cómo el tercer momento, con
el cual se va a enfrentar, lo denomina
“imperio”, pues remite a un enemigo
fuerte, totalizante que ha logrado
consolidar su poder de forma malvada:
“el éxito de una cooperativa o empresa
transportadora consistía en controlar el
mayor número de rutas, especialmente
las de mayor cantidad de pasajeros,
para lo cual se utilizaban toda clase de
presiones, hasta el soborno, si fuere el
caso, para obtener una decisión favo-
rable del funcionario público de turno.
Casos se dieron, además, de la partici-
pación directa de los dueños de estas
empresas de transporte en la política
local, con el fin de controlar directa-
mente o influir en las decisiones sobre
el particular… constituyó también un
incentivo para que se abrieran nuevos
asentamientos, especialmente en las
zonas pobres de la ciudad, mediante
66
urbanizaciones piratas, sin la garantía de
servicios públicos y en zonas de alto riesgo”
De esta forma se va construyendo la alte-
ridad del caos: “no solo aumentó sustan-
cialmente el parque automotor hasta
alcanzar más de 20.000 vehículos, sino que
se multiplicaron la anarquía, el caos, la
indeficiencia, la incomodidad y la conta-
minación…” y amparado en las investiga-
ciones (imaginario de verdad científica,
es decir de creencia de objetividad de
un discurso): “los costosos estudios reali-
zados en los últimos diez años, agregan a
los autores citados, que han observado
la ‘irracionalidad’ del sistema de trans-
porte colectivo y han descrito sus efectos:
deformación progresiva de la ciudad, alta
congestión y pavorosa accidentalidad,
contaminación ambiental, mala selec-
ción y subutilización del parque automotor,
largos y penosos viajes para la mayoría de
los usuarios, ausencia o escasez de servicio
para la mayoría de las zonas, deficiencia
o inexistencia del servicio nocturno, condi-
ciones terribles de trabajo para los conduc-
tores, así como bajos salarios e inestabi-
lidad en el empleo, subordinación o apro-
vechamiento de los pequeños propietarios
por parte de las empresas y los grandes
propietarios, y debilitamiento progresivo del
poder del Estado para intervenir y remediar
este orden de cosas… para el siglo XX la
situación era crítica. No existía un verda-
dero sistema de transporte público urbano
que sirviera como alternativa al vehículo
particular… A estas historias y a esta crisis
se enfrentó la creación y organización del
Sistema TransMilenio”.
La aparición del Sistema no solo era una
cuestión racional, sino épica: “los bogo-
tanos fueron sometidos a una dictadura del
transporte masivo” y era necesario acabar

con la tiranía, con el periodo oscuro “Más
que inversiones masivas la solución al
problema del transporte público requiere
de una reorganización administrativa y,
sobre todo, de decisión política. El prerre-
quisito para la organización es la creación
de una Entidad Única de Transporte…”.
Al final, la implantación y los resultados
son parte del mismo discurso, de la misma
forma y contenido. Este discurso va acom-
pañado de iconografía que “ratifica” lo
narrado y se inserta como un elemento
determinante en la fijación de imagina-
rios.
Desde esta óptica la narrativa histórica es
la autoridad de la propia realidad. El relato
histórico se convierte en una valoración
de las secuencias de acontecimientos
reales en cuanto a su significación como
elementos de un drama moral. A lo que
se pregunta White: ¿Se ha escrito alguna
vez una narrativa histórica que no estu-
viese imbuida no sólo por la conciencia
moral sino específicamente por la auto-
ridad moral del narrador? (White,1987:35)
Por lo que concluye White, que el valor
atribuido a la narratividad en la represen-
tación de acontecimientos reales surge
del deseo de que los acontecimientos
reales develen la coherencia, integridad,
plenitud y cierre de una imagen de la
vida que es y sólo puede ser imaginaria.
(White,1987: 38). El relato cierra la posi-
bilidad del espacio de voces y versiones
que dialogan creando espacio de inclu-
sión/exclusión y de interioridad/exterio-
ridad.
La estructura discursiva general se emplea,
por tanto, para legitimar amigos y desle-
gitimar adversarios en el curso del tiempo
histórico real (Alexander, 2000: 155). De esto
trata la narrativa del discurso oficial, que
67
G. Andrés Arévalo-Robles
lejos de colocar sobre la mesa datos, se
esfuerza por construir un sistema de clasi-
ficación por oposición a su propia razón
de existencia. Sin este mecanismo sería
imposible llevar a un escenario público
una obra de magnas expectativas por
otra vía que no fuera la violencia física.
Lo que evocan los monstruos
Vale la pena observar hacia dónde
conduce el discurso de TransMilenio
cuando se refiere a su Otro, a su enemigo
directo, al Imperio de los buses, pues esto
nos daría indicadores de un proyecto
que se consolida de forma hegemónica,
siendo importante el papel que desem-
peña la cognición en la formación del
vínculo social .
Para Mary Douglas, las instituciones
guían de manera sistemática la
memoria individual y encauzan la
percepción hacia formas que resultan
incompatibles con las relaciones que
ellas autorizan. Además fijan procesos
que son esencialmente dinámicos,
ocultan sus influencias y excitan las
emociones de las personas sobre
asuntos normalizados hasta un punto
igualmente normalizado. Su trabajo
consiste en crear unas formas de clasi-
ficación y de colocar etiquetas que
estabilicen el flujo de la vida social y,
hasta cierto punto crear realidades.
Hay un grado de invención que, como
lo hemos visto crea un sujeto deforme
y maligno del cual debe protegerse y
proteger a la ciudadanía. Quisiéramos
llamar ha esta estrategia el modelo del
monstruo, el cual lo tomamos de José
Miguel G. Cortés, que lo ha explicado
en detalle en su libro “Orden y Caos.
Modernidad y Modernización
Un estudio cultural sobre lo monstruoso
en las artes”. El punto que nos interesa
es describir una tipología de monstruo
que se utiliza para clasificar, etiquetar
y llevar al extremo contrario y nega-
tivo a un enemigo que tiene el poder
y que por lo tanto no tiene los medios
de imponer y circular su discurso, narra-
tivas, acciones y valores de defensa.
Los monstruos representan aquello que
se enfrenta a las leyes de la normalidad,
que traspasan las normas sociales y que
se expresan en el campo del significado,
en la medida que, normalmente lo físico
simboliza y materializa lo moral. Como
lo explica Cortés “la dualidad bondad/
maldad es una proyección sentimental
del maniqueísmo bien/mal, es una fuente
de inspiración clásica que, también,
adquiere otras dicotomías como vida/
muerte, instinto/razón, orden/desorden,
antropomoformismo/bestialidad, natu-
raleza/ciencia o humano/mecánico. Lo
monstruoso perturba (desde la trasgresión
hasta la agresión) las leyes, las normas, las
prohibiciones de que la sociedad se ha
dotado para su cohesión” (Cortés, 1997:18).
Este modelo evoca en los discursos que
hemos narrado, el concepto de peligro,
contaminación y/o impureza con el
objetivo de defender el ‘bien común’;
por ello TransMilenio es narrado como
patrimonio de los bogotanos, mientras el
transporte colectivo de buses y busetas
en definido como el de las pequeñas
mafias, es decir la variación, la parte
bestial del grupo de personas que en la
sociedad se dedican a los negocios.
Es en ese sentido, las voces de TransMi-
lenio llaman a seguir una moral y un bien
social que no puede, ni debe pactar con
68
los seres monstruosos porque representan
al otro, al diferente, al peligro. Esta radica-
lidad permite negar los pactos, o al menos
el no-respeto a ellos. Aunque se hace un
juego de diálogos, el monstruo en la demo-
cracia apenas habla con un ventrílocuo ya
que “aceptar la diferencia podría obligar a
modificar la universalidad de la ley moral y
el concepto de orden podría llegar a verse
seriamente amenazado” (Cortés,1997: 20).
El Monstruo anuncia la fragilidad del orden
y representa la posibilidad de quebrar los
ordenes instituidos desde las ‘fuerzas del
bien’.
El Monstruo en este caso, se sitúa en el
lugar bíblico, que simboliza las fuerzas irra-
cionales, que posee las características
de lo infame, lo caótico, lo tenebroso, lo
abismal y evoca el periodo pasado, el error
del ayer, la desviación. Por eso en nuestro
documento el monstruo lo situamos en
el campo de lo simbólico; simbolizando
los excesos, la exaltación de los sentidos,
de las intenciones impuras y oscuras. Es,
el monstruo del Transporte tradicional,
pasado, en vejación, quien representa un
tipo de variación humana hacia lo bestial,
por eso la lucha con el monstruo significa el
combate por liberar a la conciencia apre-
sada por el inconsciente.
Conclusión
Se ha presentado a lo largo de estas
páginas un sistema de presentaciones
específicas que tienen un fuerte impacto
en la formación de la Ciudad de Bogotá y
que se encuentran en el escenario público
y privado de nuestra sociedad, esto es,
del guión implementado por el Sistema de
Transporte Masivo TransMilenio. Este guión
hace parte un uno de los elementos
importantes que Alexander ha denomi-

nado como los elementos de la perfor-
mance cultural, es decir, los significados
definidos por patrones de significantes
que tienen como referentes el mundo
social, físico, natural y cosmológicos,
que viven los actores y las audiencias:
“estos sistemas van desde los mitos hasta
ideas recién creadas, desde narrativas
llevadas por la tradición oral, hasta los
guiones preparados por asociaciones
profesionales, organizaciones burocrá-
ticas, editoriales, periodistas y elabora-
dores de discursos” (Alexander, 2005:
20)
Este sistema de representaciones ha sido
vital para penetrar las conciencias de las
personas con respecto a la implementa-
ción de TransMilenio, como para disciplinar
el cuerpo ciudadano que debe soportar
encajonamientos y distribuciones al utilizar
el sistema de transporte.
El impacto sobre la audiencia aún no ha
sido medido, por ello nos remitimos tan solo
a estudiar el sistema de representaciones
que nos posibilita una serie importante
de indicadores, como es el texto escrito.
Hasta el presente, el discurso TransMilenio
es el que más ha circulado, no solo porque
ha contado con los medios de reproduc-
ción, sino porque la distribución de poder
social le es favorable.
Se ha afirmado que el sistema de repre-
sentaciones se expresa por medio de
una serie de códigos binarios que operan
como formas de clasificación y jerarquiza-
ción de sujetos. También se ha expresado
que la matriz de esos códigos binarios se
encuentra en los modelos producidos en
el desarrollo de la modernidad y se repro-
ducen como modernización, siendo los
conceptos de progreso y desarrollo los
69
G. Andrés Arévalo-Robles
justificativos de la implementación de
TransMilenio.
La puesta en marcha del sistema de
transporte masivo urbano de TransMi-
lenio en Bogotá se vio con dificultades
para su implementación, una de ellas son
los antiguos transportadores de servicio
colectivo de buses y busetas. Para
enfrentarlo no solo se acude a la ley, a
las decisiones administrativas unilaterales
o la violencia, sino fundamentalmente a
la elaboración de un discurso que lucha
tanto por ganar la audiencia, como para
legitimar sus acciones directas contra los
transportadores antiguos. A ese discurso
lo he denominado el discurso del ‘Otro’,
y lo he explicado tanto en la matriz de la
modernidad como en el discurso parti-
cular de nuestro tema. He mostrado
que dicho discurso tiene hechos funda-
cionales, batallas épicas, lugares refe-
renciales y un llamado de salvación a
nombre de toda la sociedad. Esto solo
se puede argumentar cuando se crea
un sujeto que hace parte de las ’fuerzas
del mal’ y que representa todos los
valores negativos que no permiten mirar
el futuro, por lo que se convierte en el
incivilizado, el bárbaro, el pasado, lo
oscuro y que representa una fuerza no
sólo negativa sino monumental como es
El Imperio de los Buses.
De ésta manera he abordado diferentes
campos para significar las formas en
que desde lo institucional se construye
el modelo de lo normal y lo anormal, lo
bueno y lo malo, lo deseado y lo prohi-
bido, lo civilizado y lo bárbaro, el progreso
y el atraso, amparado no en argumentos
racionales, sino por el contrario y funda-
mentalmente, irracionales.
Modernidad y Modernización
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 ensayo ensayoensayoensayo ensayo ensayoensayo ensayo
Cultura, Identidades y diferencias:
Aproximaciones a los orígenes de
la Nación Colombiana.
(Primer acercamiento teórico)

Por: Ingrid Zabaleta Chaustre*

*Socióloga Universidad Nacional de Colombia

El hecho de interpretar el saber como recuerdo, como repetición de “lo mismo”,

niega la apertura a lo nuevo o al futuro histórico. Si el pensar es recordar “lo mismo” ya
sabido. ¿Cómo podría darse algo distinto?
(Dussel, 1983:156)

71
Cultura, identidades y diferencias: Aproximaciones a los orígenes de la nación colombiana
Introducción
La nación se ha constituido como un
tema polémico en la actualidad debido
a los cambios impulsados por la globali-
zación, permitiendo el cuestionamiento
de las sociedades nacionales, su futuro y
centralidad en el orden internacional. Sin
embargo, las nuevas críticas y análisis de
esta institución, la refieren como funda-
mental para la modernidad (Quijano,
2000), además han examinado el papel
que tenía ésta en la constitución de un
modelo civilizatorio en el marco de un
sistema mundial; es decir, se situaba la
nación como una de las Instituciones
que hacen parte de un proceso evolu-
tivo, que tiene como punto de llegada
Occidente, punto que tenían que llegar
los demás pueblos del mundo.
La anterior mirada de Occidente como
espacio más avanzado, fue criticada
señalando la importancia de los lugares
de enunciación, y reiterando las formas
globales de poder que se articularon,
y que permitieron la constitución de
América Latina en un sistema mundo;
en ese sentido, no podía aceptarse la
noción de la nación como una insti-
tución universal que por naturaleza
es trasladable a todos los espacios
geográficos, sino que hacía parte de
las lógicas que permitían consolidar
modelos de dominación globales argu-
yendo la universalidad de lo producido
por Occidente.
En ese sentido, la lectura de las eman-
cipaciones de las colonias españolas y
la transición a Estados independientes
y naciones permitió que se centrara la
atención hacia el cómo se había cons-
truido la narrativa histórica, el cómo se
72
había dado el ingreso a una comunidad (la
nacional) caracterizada por la solidaridad
de los miembros frente a los otros, y cómo
se había situado esta como concepto
específico del campo afectivo, a la vez de
estar referido al campo de lo político; por lo
tanto, la reconstrucción de la historia colo-
nial y de la transición al sistema nacional
fue una tarea fundamental en el momento
de construir propuestas alternativas al
modelo marxista de “metanarrativa Impe-
rialista” (Guha y Chakrabarty) en el que
se privilegiaba una comunidad nacional
integrada por individuos “uniformes”; por
ende, la característica fundamental de la
crítica postcolonial frente a los modelos
dominantes, es que determinan la domina-
ción en las sociedades a partir de las formas
teóricas que adquiere la producción de
conocimiento en los centros hegemónicos,
y evidenciando el problema de adquirir o
desarrollar modelos dominantes con lugares
de enunciación diferentes a los espacios
geográficos de las colonias:
“Lo que buscaba era mostrar que, trasla-
dadas al espacio de las colonias, la lite-
ratura, la filosofía y las ciencias sociales
modernas servían como mecanismos ideo-
lógicos que legitiman un determinado tipo
de orden hegemónico. La lengua y las
ciencia metropolitanas se convirtieron así,
no solamente en la norma oficial frente
a la cual las prácticas sociales y cogni-
tivas de los pueblos sometidos eran vistas
como “primitivas” y “subdesarrolladas”,
sino también en el medio a través del cual
era posible legitimar la dominación política
y económica de las periferias.” (Castro,
Guardiola y Millán, 1999:10)
No obstante, el idear la nación, identificar
sus lazos de solidaridad es un trabajo reali-
zado por un grupo específico: la agencia

de los intelectuales es fundamental para la
construcción de un modelo de sociedad
nacional, generando centralidades de
significados y llevando a la práctica una
idea de Estado.
En ese sentido, lo que se pretende realizar
a través de esta reflexión, es iniciar la
construcción de un marco teórico que
permita comprender la labor de los inte-
lectuales en la consolidación de la Nación
en Colombia, como es el caso de los ilus-
trados, precursores y libertadores; el tipo
de sensibilidades que implica su fundación
y las relaciones entre producción cultural,
dominación, diferencia y raza.
La Nación como formato modular
La tarea de pensar nuevos caminos de
acción y campos de trabajo a través
de diferentes perspectivas teóricas, en
función de la comprensión de los diversos
fenómenos sociales que están afectando
el mundo contemporáneo, nuestro día
a día, ha llevado a cuestionar las formas
en que se ejercen las diversas lecturas
del mundo, especialmente teniendo en
cuenta las relaciones que se han forjado
históricamente entre la labor de los inte-
lectuales y las formas de poder que
regulan las relaciones sociales a escalas
locales, regionales, nacionales y globales.
Las implicaciones de estas relaciones
entre producción científica y dominación,
conducen a la búsqueda de nuevas inter-
pretaciones de las problemáticas de las
sociedades y comunidades de América
Latina, especialmente deconstruyendo los
paradigmas de conocimiento generados
y universalizados por Occidente. En ese
sentido las condiciones sociales al interior
de los países de la región, la herencia y
reproducción de esquemas y estructuras
73
Ingrid Zabaleta Chaustre
coloniales y la creciente desigualdad y
exclusión social, llevan a reflexionar sobre
las Instituciones sociales, su construcción,
deconstrucción, transformaciones o la
transición hacia otros modelos en busca
de nuevas formas societales.
La Nación como una de las instituciones
de la modernidad, potenciada a través
de experiencias como la revolución
francesa, puede ser referenciada teóri-
camente a través de lecturas para-
lelas al modelo dominante con el cual
ha sido interpretada la modernidad; la
forma en que es concebida por Europa
hace referencia a aquello “nuevo y más
avanzado de la especie”; un modelo
lineal evolutivo en el que se empieza a
construir Occidente como protagonista
y productor de la Historia Universal, jerar-
quizando los demás pueblos y sus formas
de conocer.
Ante esta visión, encontramos el aporte
de Aníbal Quijano que entiende la
modernidad como ”proceso histórico
específico del actual sistema mundo”
(Quijano, 2000) con unos elementos
que dan significado a esta afirmación:
La aproximación inicial que hace el
autor, devela cómo este nuevo patrón
de poder mundial logra consolidarse
como el primero que articula las distintas
partes del mundo en función del capital;
segundo, a través de un complejo de
relaciones e instituciones que regulan las
relaciones sociales de las poblaciones;
entre estas instituciones hegemónicas
se clasifica al Estado Nación como una
estructura de control de la autoridad.
No obstante, lo que permite la consoli-
dación de la modernidad es la construc-
ción de una perspectiva eurocéntrica
Cultura, identidades y diferencias: Aproximaciones a los orígenes de la nación colombiana
para entender el mundo, es decir, una
comprensión auto referida de Occi-
dente, mediante la cual se pueden
plantear vías de comprensión sobre el
fenómeno de la nación; esta Institu-
ción ha sido entendida como un fenó-
meno universal producido en el centro
de poder de Occidente, y a través de
esta se ha logrado articular a las demás
sociedades en una Historia Universal, un
camino unilineal que logra simplificar
las diferencias de los diversos pueblos
a través de la distorsión del tiempo;
el mismo Anderson señala como las
aprehensiones del tiempo son parte
de la conformación de la conciencia
nacional puesto que lo que la Nación
permite es la construcción de un tiempo
“homogéneo y vacío” en el que es
posible toda simultaneidad de culturas
y espacios, es decir, es posible la coinci-
dencia temporal medida por el tiempo
racional moderno a través del reloj y el
calendario. Esa forma particular que
Anderson señala como parte funda-
mental de la Nación, es lo que a nuestro
parecer la constituye como “formato
modular”, que logra articular el mundo;
es decir, es el mismo tiempo que maneja
la “Historia Universal” concebida desde
un lugar de enunciación específico.
Por lo tanto, como sugiere Chatterjee,
la Nación al ser considerada como
”formato modular”, como una estruc-
tura de la historia universal que pude ser
imaginada y agenciada por una élite,
no se está teniendo en cuenta los límites
de esa universalidad de formatos, en
los que no son comprensibles naciona-
lismos como los africanos y asiáticos.
En consecuencia el principal aporte
de Patterjee es el llamado de atención
sobre la pretensión que tienen autores
74
como Anderson, que a través de sus cons-
trucciones teóricas plantean un mundo
postcolonialista en el cual las poblaciones
siguen siendo “consumidoras perpetuas de
la modernidad”. (Chatterjee) Estas nuevas
formas de comprender los fenómenos
fundados en la modernidad constituyen
uno de los pasos para iniciar aquella aper-
tura que señala Wallerstein, “abrir las cien-
cias sociales”, y además, el cuestionar las
formas en que se entiende el poder desde
lugares de enunciación como América
Latina, evitando de esta forma seguir repro-
duciendo un formato modular de historia
que ya no puede seguir siendo universali-
zable.
Algunos de los componentes básicos que
referencian la estructura básica de un
modelo de nación universalizado histórica-
mente se han consolidado como universos
de sentido que articulan la experiencia
común de una sociedad, pero también
son elementos que marcan la diferencia
en cuanto al contexto y al territorio que
constituyen como nación; es decir, hay al
mismo tiempo “identidad y diferencia” en
este modelo, lo cual conduce a reflexionar
sobe las imposibilidades históricas de la
Nación, y las conexiones de poder que
hacen parte de su constitución y desarrollo
en las diversas partes del mundo.
Por lo tanto, en este capítulo se pretende
evidenciar el debate teórico en cuanto a
la Nación, y simultáneamente ir constitu-
yendo un “modelo” con el cual pueda ser
interpretado el caso colombiano.
¿Qué clase de comunidad se crea?
La Nación, como se ha señalado teórica
y empíricamente, pretende construir un
proyecto político que integre a la totalidad

de individuos, que habitan una determi-
nada unidad territorial, en una comunidad
con referencia a un poder; sin embargo las
formas en que es articulada varían según
las condiciones históricas.
Weber, uno de los exponentes de la
modernidad, a través de sus compren-
siones teóricas sobre los procesos e institu-
ciones logrados por Occidente, concep-
tualiza las formas básicas que hacen parte
del modelo general de la Nación; el punto
de partida, es la comprensión de la idea
de nación como un concepto que hace
parte de la esfera estimativa: se refiere al
“pathos” específico de una comunidad,
al sentimiento de solidaridad que tienen
los miembros del grupo frente a los otros.
(Weber; 2004:679) Este sentimiento es el
mismo que ha sido la fuente de naciona-
lismos hasta el día de hoy.
Lo significativo de las apreciaciones teóricas
75
Ingrid Zabaleta Chaustre
de Weber, es la interpretación que realiza
sobre las diferentes fuentes que mantienen
o articulan a los individuos en la comu-
nidad (nacional); la unidad nacional se
lleva a cabo a partir de una variedad de
motivos que posibilitan la creencia real
en ésta, y su moldeamiento como una
comunidad de sentido y pertenencia
en la que los sentimientos que crean
lo “Nacional” no son homogéneos o
unívocos, sino que pueden tener diversos
orígenes: las costumbres, la pertenencia
a una misma comunidad lingüística, a
una comunidad cultural, la condición de
un habitus condicionado racialmente, los
recuerdos políticos comunes, la confesión
religiosa, las diferencias en la forma de
articularse social y económicamente en
la estructura interna de poder del grupo
del que hacen parte, y la influencia de
estas sobre las costumbres.
Sin embargo, este “pathos” que provee
de sentido el concepto de nación pone
Cultura, identidades y diferencias: Aproximaciones a los orígenes de la nación colombiana
de relieve, como lo afirma Weber, la
relación o referencia de esta al poder
político. En algunas oportunidades han
llegado a considerarse las similitudes
o igualdad en su constitución entre el
Estado Nacional y el Estado que ha sido
consolidado sobre una base lingüística;
la lengua, como lo mencionan varios
autores, va a ser un elemento defini-
tivo en la consolidación de una nación,
especialmente en el caso de muchas
de las Naciones Europeas que, gracias
a sus raíces culturales y la perdida, por
medio de un proceso de conforma-
ción histórica, de la centralidad del latín
como lengua por excelencia frente a
las lenguas vernáculas, consolidaron las
lenguas nacionales; sin embargo, como
se planteará más adelante la lengua no
fue un factor esencial en cuanto a las
rupturas y conformaciones de nuevas
unidades, puesto que la condición de
América y sus diversos territorios como
colonias Españolas que comparten
la lengua imperial, no marcará distin-
ciones frente a España. Por lo tanto, este
“pathos” logra vincularse a la idea de
una organización política propia, ya sea
existente de hecho o, a la que se aspira.
Otro aporte explicativo al debate de
Nación, lo encontramos en los plan-
teamientos que realiza Anderson en un
intento significativo de comprender los
nacionalismos de una manera universal;
para este autor la nación es “una
comunidad política imaginada como
inherentemente limitada y soberana”
(Anderson, 2006:23). Lo imaginado es
descrito como aquello que permite
considerarse parte de una comunidad,
es el factor que construye las comu-
nidades nacionales modernas en las
cuales una de las condiciones básicas
76
es el anonimato, “el sentirse parte de” sin
llegar a conocer a todos los individuos que
conforman la nación; las fronteras o los
límites de esta comunidad específica se
construyen de forma territorial, principal-
mente, y de expresiones culturales propias
que marcan la diferencia ante el otro; a la
par, la influencia de la Ilustración y la revo-
lución francesa, como expresiones ideoló-
gicas y culturales, permitieron la consolida-
ción de una soberanía, con unas libertades
garantizadas por un ente organizativo que
es el Estado. Estas tres características son las
que conforman un formato universalizable,
a partir de su creación desde Occidente:
“Una vez creados, se volvieron “modu-
lares”, capaces de ser trasplantados, con
grados variables de autoconciencia, a
una gran diversidad de terrenos sociales,
de mezclarse con una diversidad corres-
pondiente amplía de constelaciones polí-
ticas e ideológicas”(Anderson, 2006:.21);
este modelo, como se abordará más
adelante, será problemático en la medida
en que, como lo afirma Anderson, es parte
constitutiva de “la Historia Universal”, y en
ese sentido Europa sigue considerándose
como productor primario de Instituciones y
significados, y los demás territorios como los
de América Latina, aparecen como repro-
ductores incapaces de generar fenómenos
e Instituciones por sí solos.
La solidaridad que caracteriza a las comu-
nidades nacionales, es señalada tanto
por Weber como por Anderson; ambos
coinciden al señalar ese compañerismo
“profundo y horizontal”, el cual se concibe
como un término fundamental para el
sostenimiento de la unidad de la Nación,
planteando unas condiciones de solida-
ridad entre los individuos de la misma, de
“igual a igual”, aunque, en la realidad
prevalezcan escenarios de desigualdad,

de explotación, de condiciones preca-
rias para la mayoría de la población que
la conforma; por ende, la conjunción de
estos lazos imaginados, es lo que muchos
autores conciben como “la magia de
la nación”; la cual le permite a ésta
mantener la inclusión o pertenencia de los
individuos en la comunidad. Entonces, lo
que se quiere señalar es la capacidad que
tiene la Nación de idearse destinos histó-
ricos comunes, es decir, la idea de forjar
un futuro entre todos los miembros de la
comunidad.
Sin embargo, como se ha insistido, la
Nación tiene como lugar de enunciación
Occidente, y en consecuencia su consoli-
dación como una de las Instituciones de la
modernidad, es parte de un proceso histó-
rico, que como señala Anderson, tienen
sus raíces en los sistemas culturales que le
precedieron: la comunidad religiosa y el
reino dinástico. (Anderson, 2006: 26 y SS) Las
transiciones de estos sistemas hacia repre-
sentaciones de legitimidad que poco a
poco forjaron expresiones más consientes
de formas culturales y políticas, también
permitieron la construcción de un tiempo
“homogéneo y vacío” que esta marcado
por la coincidencia temporal, medida a
través del reloj y el calendario, como ya
se mencionó. No obstante, el origen de
una conciencia nacional, que permite el
surgimiento de las Naciones europeas, se
encuentra fuertemente ligado al desa-
rrollo de un capitalismo impreso, gracias
al impulso que dio a las futuras lenguas
nacionales, “las lenguas vernáculas”, en
oposición a la vigencia de una lengua
como el latín que perdía su función como
elemento productor de significado.
En síntesis, lo que Anderson trata de
explicar, es la constitución de una nación
a partir de la conciencia de las formas polí-
77
Ingrid Zabaleta Chaustre
ticas y culturales que le dan significado:
los modos en que se imagina esa solida-
ridad, los cambios sociales que produjo
en el mundo Occidental, y algunas
consideraciones sobre el nacionalismo
en América Latina; esta última, tanto
para Weber como para Anderson se
limita a constituirse como una modifica-
ción del modelo europeo, y en algunos
casos, Estadounidense.
¿Quién(es) la construye(n)?
I. Como se ha visto en las historias de las
diversas naciones en el mundo, la cons-
trucción de estas y sus respectivos nacio-
nalismos que condujeron a la creación
de Repúblicas, tanto en países de Asia,
como en América Latina y en Europa,
como el caso de la Revolución fran-
cesa, etc., los intelectuales y las élites
jugaron un papel significativo en el plan-
teamiento de la “idea de nación”, y en
casos como el de Colombia, la propia
práctica y lucha Independentista.
La perspectiva de Weber, es muy clara
en este punto y aunque el desarrollo de
su planteamiento nunca llegó a comple-
tarse, el autor aportó unas conceptua-
lizaciones que permitieron el acerca-
miento al problema de los intelectuales,
la cultura y la dirección de una Nación. El
punto de partida, uno de los conceptos
básicos que permite el desarrollo de los
demás, es el de”prestigio del poder”,
que significa aquella creencia y práctica
en el honor, por parte de ciertas comu-
nidades políticas, de disponer sobre
otras estructuras políticas, es decir, en la
expansión de su poder, no siempre ejer-
ciendo asimilación o siendo expansivo;
los ejemplos más verídicos se encuen-
tran en los países que se consideran
Cultura, identidades y diferencias: Aproximaciones a los orígenes de la nación colombiana
“grandes potencias” y ejercen su poder
hacia fuera de su territorio; este pres-
tigio político se encuentra asociado, en
una comunidad, a la creencia en una
responsabilidad acerca del cómo se ha
distribuido el poder y la forma en que
se puede realizar, a la par de la distribu-
ción del prestigio al interior de esta.
En consecuencia, aquellos grupos que
están en condición de dirigir una acción
colectiva, se encuentran invadidos por
ese sentimiento de prestigio que a la vez,
les posibilita una cercanía o la defensa
de una forma de organización estatal
integrada a un poder imperialista; dicha
defensa de la idea del “Estado”como
forma de organización de la comu-
nidad, a través de la idea de prestigio,
esta garantizada por esa “consagra-
ción incondicionada” que se produce
por la asociación al poder imperialista.
(Weber; 2004, pp. 668 y SS). Sin embargo,
el mantener la idea del Estado, también
requiere que entren en juego unos inte-
reses tanto simbólicos como materiales
de las capas altas privilegiadas por la
presencia del Estado en el territorio;
no obstante, una de las características
que señala Weber, es que estos privile-
giados poseen una cultura específica
que es parte de aquellos interesados en
la construcción de formas de organiza-
ción política. Entonces, la idea y el senti-
miento de un prestigio de poder en este
circulo de personas se transforma en la
“Idea de Nación”.
Así, la idea de Nación surge dentro de
una comunidad gracias a la agencia de
un grupo específico, y el sostenimiento
de sus rasgos particulares y la produc-
ción de bienes culturales que estos
realizan; es decir, la nación guarda en
78
su seno la acción de un círculo, que bási-
camente es caracterizado desde el ámbito
de la cultura, desde el cual producen signi-
ficados:
“En sus más primitivas y enérgicas mani-
festaciones (la idea de nación) ha abar-
cado en alguna forma, aún encubierta, la
leyenda de una “misión” providencial cuya
realización se ha atribuido a quienes se
ha considerado como sus más auténticos
representantes. También ha compren-
dido en su seno la idea de que esta misión
podía llevarse a cabo justa y únicamente
mediante la conservación de los rasgos
peculiares del “grupo” considerado como
la “Nación”. Por consiguiente, esta misión
-en tanto que intenta justificarse a sí misma
por el valor de su contenido- solo puede
ser realizada consecuentemente como
misión “cultural” específica. La superio-
ridad o aún insustituibilidad de los -bienes
culturales- cuyo fomento y conservación
resulta posible sólo por el mantenimiento
de tales rasgos peculiares constituye, pues,
el cimiento en que suele basarse la impor-
tancia de la Nación. (Weber, 2004: 682)
En consecuencia, los que pueden disponer
del poder dentro de una comunidad polí-
tica, asociados a la forma del Estado, con
mecanismos para ejercer control desde
este, y además encargados de forjar la
nación bajo un contenido cultural especí-
fico, es decir, los partícipes de esa “comu-
nidad cultural particular” conformada por
aquellos hombres que están posibilitados
para crear “bienes culturales” son los que
están destinados a dirigir tanto la Nación
como el Estado. La trama lógica que ha
construido Weber, a partir del concepto de
prestigio conduce hasta la pregunta por
el ¿quienes idean y agencian la Nación?
Es decir, los intelectuales son aquellos que

están destinados a difundir la idea de lo
“nacional”, como “representantes de
la cultura”; en esa medida el aporte de
Weber consiste en el señalamiento del
papel activo del intelectual en las formas
en que se construye la Nación: a partir de
la producción cultural de los bienes que
sitúan como nacionales y que van a definir
las formas socio-culturales de la comu-
nidad nacional; es la producción simbólica
de los bienes que representarán a toda la
comunidad en una búsqueda constante
de legitimidad; en consecuencia esos
bienes son los que mantienen unidad o
cohesión de la Nación, puesto que son los
cimientos que le dan existencia.
De igual forma, la problemática sobre el
quienes construyen la idea de nación y
la reproducción de esta en los diferentes
ámbitos de la sociedad, es planteada por
Anderson; para él, el punto de partida es
la consideración de la Nación, al igual
79
Ingrid Zabaleta Chaustre
que el nacionalismo, como “artefactos
culturales de una clase en particular”, es
inevitable pensar en consecuencia que
tanto Weber como Anderson exponen
la acción cultural de un grupo en parti-
cular, que en el caso de Weber está un
tanto referido a la idea de una clase
con intereses tanto materiales como
intelectuales en la medida en que estas
se encuentran asociadas al prestigio, y
en Anderson, se localizan ciertas presun-
ciones sobre la participación de las
burguesías en la creación de formas de
conciencia nacional y en la difusión de
sus ideas en los medios de comunica-
ción que fortalecieron las nuevas apre-
hensiones de un tiempo “homogéneo y
vacío” de la modernidad, y proveyeron
la idea de “comunidad imaginada”.
¿Quién(es) la construye(n)?
II. Reflexiones desde la subalternidad
Como se enunció la Nación tiene la
particularidad de referirse al campo de
la cultura, en cuanto elemento cohe-
sionador que permite la solidaridad
de un grupo, a través de la produc-
ción de bienes culturales específicos;
esto, es expresado en ese sentimiento
o pathos que define significativa-
mente a la nación, el nacionalismo; sin
embargo, la asignación de la produc-
ción a una comunidad o grupo espe-
cífico, es problemática en el momento
de referirse a las representaciones de
“la cultura”. Como lo afirma Weber, si la
cultura también esta estructurada con
referencia a unos intereses específicos
de grupo, la producción de los bienes
culturales será el reflejo de la represen-
tación propia, y por lo tanto, no abor-
dará los demás intereses de los miem-
Cultura, identidades y diferencias: Aproximaciones a los orígenes de la nación colombiana
bros de la comunidad que pretenden
representar la élite de intelectuales; en
efecto, la Nación no es homogénea,
pero logra crear las ficciones de homo-
geneidad ante las divergencias en
cuanto a los bienes culturales que se
consideran “legítimos” y por lo tanto, se
hace necesario problematizar la subal-
ternización que se realiza de grandes
grupos sociales, de sus formas de orga-
nización políticas y culturales.
El problema que se pretende abordar
desde los estudios subalternos es el
cómo se construye la visión del subal-
terno desde las élites coloniales y post-
coloniales; este grupo de estudios nació
inicialmente en Asia, y luego se creó
uno en Latinoamérica. En su manifiesto
inaugural, plantean como objetivo el
desplazar los supuestos que trazaba
la historiografía marxista y nacionalista
en el momento de construir la historia
de la colonia, en territorios sudasiá-
ticos; es decir, es el cuestionamiento y
reconstrucción de las representaciones
sociales y las prácticas hegemónicas
culturales, reconociendo cual ha sido
el papel del subalterno al interior de
las sociedades, puesto que este no se
encuentra reseñado como partícipe o
agente activo en las narrativas histó-
ricas, especialmente las revoluciones, y
en esa medida siempre lo han caracteri-
zado como un sujeto pasivo. Chatterjee,
en ese sentido cuestiona la “historia
nacionalista hindú”, la cual ha sido
normativizada; el nacionalismo en Asia y
África no comenzó con la conquista del
poder político, ni tampoco hace parte
del “formato modular” que Anderson
aplica para entender los Nacionalismos
integrados en una estructura que es
la Historia Universal. En ese sentido, el
80
trabajo de Chatterjee permite reformular
el papel de las élites en medio de aquel
formato modular; la pregunta por el quién
construye la idea de nación se hace más
urgente frente a la propuesta de Anderson:
si ya están fijados los formatos y las formas
de conciencia, así como la labor de las
élites, en un modelo prefigurado, ¿cómo
es posible proyectar o imaginar una
Nación, y en qué medida influirían los
factores históricos o los intereses en ese
formato ya de por sí prefabricado y adap-
table de manera universal? (Chatterjee,
1998)
Estos cuestionamientos conducen a la
reflexión sobre las clases o tipología de
Naciones, los intereses que la estructu-
raron y la forma en que son proyectados
en las sociedades, especialmente, el
grado de diferencia que se marca con la
sociedad colonial; el énfasis en el quién
desarrolla la idea de Nación y quién la
agencia, requiere el tener en cuenta las
problemáticas sociales y las hibridaciones
que permiten tanto la identidad como la
diferencia con modelos universalizados,
e inmersos en lógicas de poder, que tras-
cienden los límites locales, contribuyendo
a la creación de modelos o patrones de
poder que articulan las diferentes socie-
dades. Es decir, si la mayoría de Institu-
ciones del mundo moderno fueron enun-
ciadas desde Occidente, hay que tener
en cuenta la condición local-global, y los
puntos de articulación con lógicas que han
sido naturalizadas a través del tiempo.
Las Constituciones
La expansión de un sistema de naciones
en el mundo, permitió el desarrollo en
América Latina de territorios nacionales
que “rompieron” la dependencia con la

Metrópolis; en estos espacios ex-coloniales,
por lo menos con Estados Independientes,
se registraba la presencia de movimientos
constitucionalistas como un primer paso
en la organización de la nación; en ese
sentido las constituciones pasan a ser
elementos estructuradores de las nuevas
sociedades, expresando las pretensiones
de fundar nuevas bases sociales y políticas
a partir de un “acuerdo social” que esta-
blece un mínimo de leyes comunes que
tuvieran como objetivo acoger a todos los
individuos a través de la ciudadanía, ésta
concebida como mecanismo que permite
la igualdad en derechos y deberes de
todos los miembros de la sociedad. Sin
embargo, nuevas posturas cuestionan
dicha entronización del universo jurídico
en contra de cualquier otra forma de orga-
nizar la sociedad. (Lander; 2000) En ese
sentido, en casos como el de Colombia,
donde las estadísticas poblacionales de
la sociedad Neogranadina demuestran
los altos grados de mestizaje en la época
colonial, la constitución terminaría siendo
una suerte de culminación de los procesos
de mestizaje.
Beatriz González Stephan, (Stephan, 1996)
intenta abordar esta problemática anali-
zando las formas en que las constituciones
construyen sujetos, a partir de la conside-
ración de los Estados Nacionales como
modelos globales de organización política;
en estos, hacia su interior se ha organizado
un carácter de uniformidad a través del
diseño del cuerpo ciudadano. Es así como
aparecen conceptos que han consolidado
identidades nacionales en este sentido: Por
ejemplo la ciudadanía, el orden democrá-
tico, etc. En consecuencia, desde épocas
fundacionales del discurso nacionalista,
se ha optado por la preeminencia de una
civilidad contrapuesta a otras formas cons-
81
Ingrid Zabaleta Chaustre
tituidas como bárbaras; en este marco
de análisis se puede retomar el discurso
de la civilidad para entender las nuevas
formas que toma el código binario civi-
lizado-bárbaro en la construcción de la
Nación Colombiana.
Las constituciones o reglamentos han
fundado una forma específica de subje-
tividad ciudadana, marcada por la
represión de las sensibilidades y el disci-
plinamiento de comportamientos. En
las comunidades indígenas y negras se
ha llevado a cabo una reeducación
cultural de las formas políticas y cultu-
rales que han conducido a la consolida-
ción del mestizaje mediante la constitu-
ción, como guía para el desarrollo de los
comportamientos y principios de todos
los ciudadanos. El diseño del regla-
mento esgrime las lógicas cotidianas de
muchas comunidades, las consideradas
como subalternas en este proceso civili-
zatorio, haciendo posible la pertenencia
o ausencia en la comunidad nacional
mediante la aceptación y cumplimiento
de las normativas; por lo tanto, este
diseño del cuerpo ciudadano se mide
en el cumplimiento de un reglamento
escrito; mediante la escritura, como
Beatriz González Stephan lo recuerda,
se da una de las formas privilegiadas de
entrar a la ciudadanía, al proyecto civili-
zador por excelencia.
Es decir, los cuerpos se van creando
como subjetividades domesticadas,
y en esa medida van constituyendo
una comunidad homogenizada, en un
proceso constante y sutil que establece
parámetros de conducta, en vez de
dejar que surjan las formas culturales de
los “subalternizados” a un ritmo propio,
sin que el comportamiento se cana-
Cultura, identidades y diferencias: Aproximaciones a los orígenes de la nación colombiana
lice hacia prácticas regularizadas en
manuales. En consecuencia, la continua
modelación de los grupos sociales se
realiza a través de la creación de un
“cuerpo policial subjetivado” que se
asume como una representación que
el individuo interioriza, y se refuerza en
la apropiación de la norma en todos los
espacios de la vida cotidiana.
Por lo tanto, con el diseño del cuerpo
ciudadano se quiso tener toda dife-
rencia, toda “otredad” bajo control,
suprimiendo la diferencia y la diversidad
mediante la lógica de un diseño de
reglamentos legitimados por el poder
que se tiene de crear las “otredades”
para después suprimirlas o denigrarlas,
logrando legitimarse a sí mismo.
2. América Latina: Nación y sociedades
coloniales
La conquista de los territorios Ameri-
canos tuvo muchas implicaciones polí-
ticas a nivel mundial; los diversos territo-
rios del mundo pudieron conectarse en
un mismo sistema de tipo económico,
que relegó los espacios “descubiertos”,
del “nuevo mundo” y la construcción
de poblaciones y territorios que llegaron
a organizarse como 1)las periferias
(también las colonias africanas), 2)otros
territorios semiperiféricos en Europa, y
por supuesto los territorios 3)”centro”;
por lo tanto, la primera forma de globa-
lización que se consolida, se da a partir
de una estructura económica mundial,
en la que el criterio bajo el cual se clasi-
fican las regiones es la división del trabajo
(Wallerstein, 1979) . En consecuencia las
zonas conquistadas en América Latina
que se constituyeron como periféricas,
se especializaron en los monocultivos,
82
y la esclavitud se convirtió en la forma de
explotación por excelencia; las actividades
económicas importantes fueron la minería
y la agricultura, cuyos productos se desti-
naban a la exportación.
Al interior de los territorios conquistados se
construyeron las sociedades coloniales; en
casos como los de las colonias españolas
se fundaron pequeños núcleos urbanos
para el control y administración de los terri-
torios explotados, que en lo fundamental,
económicamente, dependían de la tierra
y el trabajo, como factores característicos
de su condición de región periférica colo-
nial; la administración se caracterizaba por
los altos grados de burocratización en los
que los cargos se vendían; la base pobla-
cional, que fue alterándose durante todo
el periodo colonial, estaba conformada
por grupos indígenas, mestizos, negros y
blancos criollos y peninsulares en distinta
proporción.
No obstante, en el campo social y cultural,
se presentaban grandes tensiones debido
a las discriminaciones raciales y étnicas
sobre las mayores bases poblacionales,
debido a sus condiciones raciales bioló-
gicas; entonces, a través de la evangeli-
zación y el progresivo proceso de acultu-
ración, de reeducación y, mediante las
prohibiciones de las costumbres y prácticas
propias de estas comunidades se pudieron
crear sujetos, especialmente, a partir de
la constitución de un modelo republicano
que organizaba la nación en ciudadanos.
Tales sociedades, descritas en términos
generales, se convirtieron en “naciones
Independientes” entre finales del siglo XVIII
y principios del siglo XIX, a través de luchas
que tenían como objetivo terminar la
dependencia de la Metrópoli española; las

condiciones sociales, políticas, económicas
y culturales posibilitan un tipo de construc-
ción diferente de Estado y de Nación frente
a los que se han constituido en Europa y
en las colonias norteamericanas de tipo
capitalista (Estados Unidos), fundadas
principalmente por ingleses, en una forma
diferente a las colonias españolas; en ese
sentido es necesario reevaluar, la simple y
llana aplicación de modelos universales, y
fijar la atención sobre los aportes teóricos
que explicitan y privilegian el lugar histó-
rico, y las connotaciones de poder que
articulan los hechos. Por tal razón, es signi-
ficativo reevaluar los aportes de las teorías
desde y para América Latina, con la tarea
de comprender el presente a través de
la historia, y en ese sentido arrojar nuevas
miradas sobre el pasado colonial que
marca su herencia sobre las sociedades del
presente. La forma en que nos constituimos
como naciones implica una doble evalua-
ción de la sociedad colonial, en cuanto a
que la constitución de estas esta dada por
la hibridación de las condiciones históricas
propias a su condición, jerarquizadas por
las narrativas de “la historia universal”, y la
adopción de modelos nacionales creados
por Occidente.
Aproximaciones desde la Colonialidad del
Poder
El descubrimiento de “América Latina”
a partir de 1492, ha sido reinterpretado,
recientemente, con nuevas lupas teóricas
las cuales privilegian la comprensión de su
creación como región desde un marco
teórico que incorpora las problemáticas
de su “invención” dentro de nuevas formas
de poder mundial. A partir del aporte que
realizó el peruano Aníbal Quijano, la cons-
titución de América Latina es expresada
en relación con el nuevo patrón de poder
83
Ingrid Zabaleta Chaustre
mundial, la “colonialidad del poder”,
(Quijano; 2000) que es organizada sobre
dos ejes fundamentales: primero, la idea
de raza, que hace referencia a la inferio-
ridad biológica la cual permite la natu-
ralización de las relaciones sociales de
dominación, y en segunda instancia, el
capital y el mercado mundial, a través
de los cuales se pueden controlar las
distintas formas de trabajo según el
sistema mundial; mediante la raza se
constituyen las identidades sociales de
negro, indio y mestizo como expresiones
de inferioridad, lo cual conduce a la
jerarquización social de la población;
no obstante, estos dos ejes funcionan a
través de su articulación y acción recí-
proca, es decir, el criterio fundamental
para la división de trabajo que se dio en
las colonias españolas y portuguesas, fue
la categoría de raza, en la que los negros
eran esclavos en su mayoría, los indí-
genas hacían parte de la servidumbre, y
el trabajo pago, esencialmente era favo-
recido para las razas blancas, ya fueran
criollos o peninsulares; esta clasificación
socio-racial en distintas labores econó-
micas, es lo que Quijano define como
“Geografía Social del Capitalismo”.
En efecto, la colonialidad del poder, es
ejercida a través de cuatro instituciones
fundamentales que le permiten desa-
rrollar su hegemonía: La empresa capi-
talista, la familia burguesa, el Estado-
nación, y el eurocentrismo controlando
las inter-subjetividades. Instituciones
como el Estado Nación resultan siendo
fundamentales para el control de la
autoridad, y contribuyen a la conforma-
ción de “sociedades individualizadas”,
con sus respectivas identidades que
privilegian “lo imaginado” de la comu-
nidad, así como lo real que abarca a
Cultura, identidades y diferencias: Aproximaciones a los orígenes de la nación colombiana
todos sus miembros; según Quijano, lo
real que puede brindar a los miembros
de la Nación es la democratización
del poder a través de la ciudadanía, la
cual es la forma específica por la cual
los pertenecientes a un Estado Nación
pueden ser homogenizados.
A pesar de las pretensiones en la distribu-
ción del poder, la ciudadanía requiere
del ejercicio en un ámbito vinculado al
Estado: la esfera de lo esencialmente
considerado como político, un espacio
que determinará en gran medida las
formas como se expresa la democracia;
si la implica como algo normativo y pres-
crito en la ley pero sin cumplimiento en
la práctica, lo que se traduce en unas
condiciones de desigualdad en las rela-
ciones sociales debido a desequilibrios
en la distribución del poder en otros
espacios (no los explícitamente polí-
ticos), entonces se consolidarán formas
antidemocráticas. Por lo tanto, desde la
perspectiva de Quijano, la Nación está
articulada en forma significativa con el
Estado, y ambos implican el ejercicio
de la igualdad dentro de una pobla-
ción, a través de la democracia y la
ciudadanía como formas que ejercidas
correctamente promueven el equilibrio
de poder al interior de una sociedad.
Quijano considera que en el proceso
histórico que llevó a la conformación de
las realidades nacionales de los países
ex colonias españolas en América
Latina, con una mayoría poblacional
indígena, mestiza y negra, no fue
posible agenciar la descolonización de
las sociedades, por lo que se crearon
“Estados Independientes con socie-
dades coloniales”, en los cuales una
minoría blanca encargada del Estado,
84
buscó la satisfacción de sus intereses, que
no tenían relación con los de los grupos
indígenas, negros y mestizos, puesto que
esta misma élite se dedicaba a la explota-
ción de los diferentes recursos a través de
la utilización de estas poblaciones de razas
“inferiores”. Entonces las preguntas que
surgen de manera específica, en las condi-
ciones de estos países, es ¿Cómo están
caracterizadas estas minorías blancas
dueñas del trabajo y de la tierra?, ¿Qué les
permitió acceder al poder?, ¿Cuáles eran
sus condiciones sociales y culturales dentro
de las sociedades de cada país?, ¿Cómo
tiene continuidad su sistema de domina-
ción en la sociedad? A la par, en países
como Colombia, Brasil y Venezuela, se da
la implantación de “democracias raciales”,
las cuales tiene mecanismos que ocultan
las verdaderas formas de discriminación y
racial sobre negros.
Sin embargo, las posturas de Quijano
tienden a generalizar, y de alguna forma
legitiman lo que critican al problematizar el
no desarrollo de las sociedades coloniales
en Estados Nacionales, debido a la fallida
democratización de las sociedades; es
decir, ésta democratización que es lograda
a través de la historia (universal) no es vista
como un posible nivel dentro de ese patrón
eurocéntrico de dominación mundial. De
igual forma el caso de Colombia merece
más atención en cuanto a las afirmaciones
de Quijano, puesto que lo que parecen
demostrar las indagaciones realizadas, es,
la presencia en el país de minorías invisibi-
lizadas, pero a la vez de mayorías mestizas
por las cuales se facilitó la constitución de
una identidad y homogeneidad nacional,
permitiendo un proceso civilizatorio más
acelerado.
El problema de las identidades sociales: La

raza como criterio de clasificación social
El aporte que se percibe a partir del
análisis introducido por medio de la cate-
goría raza, es que tal contribución permite
visibilizar un nivel de análisis que aborda
la complejidad en la sociedad, especial-
mente para observar las tramas de domi-
nación y poder que se imparten a partir de
esta categoría, especialmente en socie-
dades coloniales como las de América
Latina; los análisis permiten nuevas recons-
trucciones históricas que define la forma
de ser “nacional” a un país, y por lo
tanto están ligados a la constitución del
presente, a las problemáticas sociales que
están viviendo las naciones contemporá-
neas en Latinoamérica, las cuales ponen
de relieve la ineficacia de las Instituciones
democráticas como la ciudadanía.
Aparentemente el problema de la raza
no se plantea como significativo para la
constitución de la sociedad colombiana;
sin embargo, la clasificación social que se
dio en el período colonial forjó una orga-
nización social, a través una clasificación
del trabajo realizada con base en las
condiciones raciales de las poblaciones
explotadas, en las que se lograba mayor
“status”, en la medida en que se podía
probar una mayor pureza de sangre; sin
embargo estaba acompañada de formas
de aculturación, que impulsaban el desa-
rrollo de una nación a partir de las condi-
ciones culturales, por lo que se abrieron los
canales para la educación, puesto que si
no se podía cambiar la condición bioló-
gica, si era posible “tallar el alma de los
sujetos”. Tales afirmaciones hacen nece-
saria en primera instancia, la indagación
sobre la clasificación social desarrollada en
el territorio neogranadino, para entender
reivindicaciones y críticas de los Ilustrados
85
Ingrid Zabaleta Chaustre
precursores en cuanto a las problemá-
ticas raciales en su sociedad.
Según los datos que arroja el censo del
Virreinato en la época de 1778, la pobla-
ción estaba distribuida de la siguiente
forma: Blancos 26%, mestizos 47.9%, indí-
genas 19.1% y población negra con un
porcentaje de 6.9%. Como se demuestra,
la base poblacional sobre la cual
descansa la sociedad es la población
mestiza, y la de raza blanca, sin espe-
cificar los oficios y condiciones sociales
de cada una; por tal razón, es necesario
ejercer una lectura de las formas en que
cada grupo racial tiene un funciona-
miento en la sociedad y las relaciones
que se gestan entre estos mismos; es la
panorámica de una sociedad clasifi-
cada en grupos socio-raciales definidos.
Cultura como campo de batalla
La cultura puede considerarse como un
campo de lucha ideológica, en el cual
es posible situar la comprensión teórica
de la constitución de sociedades colo-
niales, así como de las Naciones Lati-
noamericanas.
En este campo se ha desarrollado la
hegemonía de un proyecto de sociedad
en el que el sujeto que realmente puede
independizarse es el sujeto revolucionario
de la historiografía marxista, el sujeto
letrado; esta clase de comprensión
permite la simplificación de los procesos
históricos que constituyeron a América
Latina, como la subalternización de los
grupos sociales menos favorecidos en
la sociedad colonial; es decir, aque-
llos “salvajes” incivilizados continuaron
siendo, en proyectos de sociedad
como el de Bolívar en los que no hubo
un cambio significativo de su condición
Cultura, identidades y diferencias: Aproximaciones a los orígenes de la nación colombiana
gracias a la invisibilización de las condi-
ciones raciales y culturales propias
de los grupos, comunidades y sujetos
subalternizados; en efecto, si durante
la época colonial las poblaciones
dominadas en condiciones de infe-
rioridad en la sociedad no se enten-
dieron como tales, en la proyección
de una Nación colombiana y en su
ejecución tampoco lo fueron, gracias
a los esfuerzos simbólicos por imponer
prácticas para que los “salvajes” que
habían habitado el territorio nacional,
fueran por fin “civilizados”.
Entonces, a pesar de aquella igualdad
garantizada por la ciudadanía, la nación
se afirmó en contraposición a otras
comunidades, y, en consecuencia creó
otredades dentro de la misma sociedad;
en ese sentido, el formato modular de
representación de “una sola nación” es
contradictorio, y no permite visibilizar las
luchas al interior de estas, y las formas de
dominación que se instituyen. La igualdad
nacional a través de las leyes oculta las
características raciales, políticas y cultu-
rales de algunos grupos, por referir los dere-
chos y deberes de la población como
si fueran los de una masa homogénea.
En consecuencia, desde la cultura, es
posible develar tramas de poder signifi-
cativas para entender el desarrollo de la
Nación Colombiana.
3. ¿Por qué repensar la nación?
La dinámica de la producción acadé-
mica de las Universidades de Latinoa-
mericanas aún hace parte de una
estructura que no permitido el desa-
rrollo de un trabajo auténtico desde y
para América Latina, en la medida en
que esta institución educativa no se ha
86
consolidado como centro de producción
de conocimiento autónomo o indepen-
diente de teorías universalizadas; es decir,
en términos generales, desde la academia
no se han construido metodologías o
posturas teóricas que conformen un lugar
de enunciación que devele lo incompren-
dido de América Latina, las sensibilidades,
diferentes formas de pensar, lógicas y
cosmovisiones, etc. Esta imposibilidad
permite la prolongación de tal estructura
epistémica, en la medida en que aún no
se ha consolidado un diálogo de saberes,
como tal, desde la academia.
Subsiguientemente, se pueden encon-
trar formas alternativas de crear cono-
cimiento desde la misma reconstruc-
ción/ construcción de la historia, como a
partir de la incorporación o construcción
continua de nuevos paradigmas desde y
para América Latina; en consecuencia, es
necesario reevaluar el cúmulo de cono-
cimiento adquirido e indagar por nuevas
formas de rescribir el pasado para reasumir
el presente, como uno de los pasos para
la construcción de sociedades diferentes;
específicamente, la pregunta que surge en
este caso es ¿cómo comprender la consti-
tución de la Nación colombiana y latinoa-
mericana?, ¿Para qué?...
La legitimidad y las tramas de poder que
acompañan a la Nación como institución
central articulada con el Estado, conso-
lidan un modelo de sociedad caracteri-
zado por la inequidad social, un precario
modelo de participación política, etc. Que
hacen necesaria la tarea de repensar la
Nación en relación con el desarrollo de
estos factores, que consolidan formas de
comunidad tanto en la realidad como en
el imaginario. Por lo tanto, se hace nece-
sario reflexionar sobre las relaciones entre

producción académica y compromiso con
el cambio social, lo cual implica el cues-
tionamiento del orden, de Instituciones
como el Estado y la Nación, las nuevas
dinámicas que ha tomado la categoría
raza en la construcción de un proyecto
colectivo, y en la lógica de interacción de
los actores sociales, lo cual lleva a replan-
tear las relaciones entre cultura y raza, y,
entre la construcción de representaciones
sociales y legitimidad de las mismas en los
campos de la sociedad, especialmente,
en un país, en que el conflicto social ha
marcado su historia.
No obstante, también es necesario
pensar la Nación en su relación con la
perspectiva moderna/ colonial, desde
un trabajo empírico de la realidad
nacional a partir de la aplicación de
categorías fundamentales como raza,
lengua, etc.; lo anterior hace pensar
sobre la (im)posibilidad de agenciar la
descolonización de la Nación, especial-
mente, de la Colombiana, y las transfor-
maciones de esta a partir de la inten-
sificación de las relaciones globales-
locales, y la reconfiguración del orden
internacional.
Como cientistas sociales el compromiso
es desarrollar nuevas vías teóricas y meto-
dológicas que promuevan reflexión sobre
América Latina y sus complejidades, para
que la investigación no sea un campo de
reproducción sino un campo de produc-
ción de nuevas rutas teóricas y metodo-
lógicas que den respuesta a lo local, lo
nacional, a lo propio, en continuo dialogo
de saberes.
87
Ingrid Zabaleta Chaustre
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89
ensayo ensayoensayoensayo ensayo ensayoensayo ensayo

Caos y psicoanálisis: Sobre la

Imposibilidad

Por: Jaime A. Piracón F*

*Estudiante de Psicología,
Universidad Nacional de Colombia
Comenzaré por decir que la motivación para hacer este trabajo no proviene de un
profundo y juicioso camino por la teoría del caos, sino más bien de una duda que

90

se clavó a partir de una breve charla de
clase. Así pues, debo aclarar que en esta
medida en lo que corresponde al caos,
quizás la profundidad del artículo no sea
la adecuada para un conocedor del
tema, más bien planteo algunos principios
básicos y algunos debates (vale la pena
aclarar que hay muchos) que me servirán
para tender un puente entre la teoría del
caos (si se puede hablar de una teoría del
caos) y el psicoanálisis. La razón de este
puente es que a partir de la teoría psicoa-
nalítica y, más específicamente, a partir
de lo propuesto por Jaques Lacan, es que
puedo acercarme a comprender otra
teoría.
Debo confesar que en un primer momento
pensé que el caos era fácilmente compa-
rable al concepto de lo Real y fue esta
pregunta la que orientó mi búsqueda. Sin
embargo, la cuestión fue dando un giro a
tal punto que, terminé por interrogarme
a propósito de la verdad, la verdad en el
caos y la verdad en psicoanálisis. Es una
pregunta difícil y quizás marcada por la
imposibilidad, pero, el intento de resolverla
puede resultar interesante, sobre todo si
tenemos en cuenta la idea generalizada
de que la teoría del caos propone vacíos
al interior de la ciencia positivista tal como
la conocemos.
El recorrido del trabajo comienza por hacer un
breve recuento de algunos de los supuestos
fundamentales de la Teoría del Caos, para
posteriormente entablar el mencionado
diálogo con el psicoanálisis.
Sobre la teoría del caos
Antecedentes
Desde hace algún tiempo viene sonando
91
Jaime A. Piracón F
en los círculos de científicos una palabra
que resulta escalofriante para cualquier
intento de comprensión del mundo:
“caos”. Rápidamente se dirá que esta
palabra no es nueva y es cierto, si nos
remitimos a los mitos fundacionales de
las diferentes culturas occidentales,
encontraremos que en el principio todo
era el caos. Este caos inicial general-
mente requirió de un agente externo
que le diera orden y lo moldeara para
organizar el universo tal como lo cono-
cemos, un agente externo que daría
origen a la vida y al ser humano. Así, en
nuestro origen se encuentra el caos. Si
se hace un meta-análisis se puede decir
que el mito está ordenando la exis-
tencia humana, caótica y angustiante
en su ausencia; nada más psicoanalí-
tico que la anterior reflexión. Se puede
alegar que se trata de explicaciones
míticas y que en esa medida la evolu-
ción de las especies merma la angustia
y nos dice que venimos de los micos y
que los micos vienen de alguna suerte
de mamífero... etcétera, etcétera...
Pero ¿qué pasa si nos preguntamos por
el origen de la primera forma unicelular
de vida?, ¿qué movimiento hizo que
del agua surgiera una célula con vida?,
¿por qué surge la vida y no se mantiene
el camino de la muerte o el camino sin
vida?
Curiosa forma de introducir al caos, la
pregunta que generalmente se hace
es ¿por qué el humo de cigarrillo sube
en línea recta hasta un punto y luego
se dispersa? O mejor, ¿por qué no se
puede predecir con certeza completa
el clima? Efecto mariposa, entropía,
sistemas, termodinámica, relojes... ¿qué
hace un prospecto de psicoanalista
aquí? Bien, comenzaré por puntualizar
Caos y Psicoanálisis: Sobre la Imposibilidad
algo de la historia del concepto de
caos.
La ciencia desde sus comienzos apuntó
a comprender, predecir y controlar,
esto implica que la realidad es una y la
labor es tratar de comprender las leyes
que la rigen, de tal forma que, posterior-
mente se pueda predecir la realidad.
Cazau retoma la idea de Laplace quien
plantea que si conocemos el estado
completo del universo en un instante
y además comprendemos todas las
leyes naturales, se podrá “fácilmente”
predecir el estado del universo en cual-
quier momento. Se trata aquí de la
posibilidad de atrapar la naturaleza del
mundo, de un ser humano capaz de
hacerse dueño del universo, además,
no podemos olvidar que de predecir
a controlar y modificar no hay sino un
paso, así pues, el ser humano es amo y
señor del universo.
La característica del determinismo es la
linealidad, es decir la relación causa-
efecto atravesada por una línea, algo
causa un efecto. Esta linealidad tiene
varias implicaciones y varias formas de
comprensión. En esta primera definición
la causa no puede ser el efecto a la vez
y además solo una causa es razón del
efecto, no dos. Luego de esto se puede
proponer una causalidad múltiple para
evitar el segundo problema y finalmente
una causalidad circular para corregir el
primero, sin embargo en ambos casos las
causas pequeñas generan consecuen-
cias pequeñas y las grandes generan
grandes efectos; como se mostrará más
adelante esta es una de las principales
falencias de la linealidad.
a) La termodinámica. Son varias las
92
formas como los autores proponen que se
da este cambio, no obstante, todos coin-
ciden en que es a partir de la termodinámica
que se da el verdadero salto (realmente
no se sabe si hacia delante, hacia atrás o
hacia dónde) (Balandier 1990, Hayles 1993,
Morin 1999, Cazau, 2006 y Williams 2001). En
1850 Clausius formula el segundo principio
de la termodinámica donde plantea que
la energía calorífica se degrada y poco a
poco pierde su capacidad para hacer un
trabajo, así pues, el calor no puede recon-
vertirse completamente, esto es, que la
totalidad de la energía no se convierte en
otra forma de energía (lo que planteaba el
primer principio). Es precisamente porque
la forma calorífica de la energía comporta
desorden en sus movimientos, por lo que
hay una degradación inevitable de la
aptitud para el trabajo. Así pues, surge el
término de entropía para designar el grado
de equilibrio que existe entre dos sistemas,
equilibrio obviamente definido en términos
de temperatura.
Esta entropía, generalizando los efectos
del segundo principio de termodinámica,
llevaría a pensar que la energía del Universo
en algún momento se puede terminar, es
decir que el calor que recorre el Universo
está destinado a desaparecer y en con él
la vida. Esta generalización genera en su
momento un clima de resignación en la
humanidad. Estas leyes operan en un nivel
macroscópico, ahora desordenado. La
siguiente pregunta apunta a lo microscó-
pico, donde acude presurosa la mecánica
cuántica a declarar otro desorden (Morin,
1999), ahora más pequeño e imperceptible
a nivel macroscópico, esto quiere decir
que pese a que en las partículas subató-
micas rija una lógica desordenada, en el
nivel macroscópico se pueda apreciar de
manera ordenada (Hayles, 1993).

b) La matemática. La principal contribución
de la matemática en el concepto del caos
es la que se refiere a la ubicación de los
sistemas caóticos, esto es, sistemas donde,
por ejemplo, el resultado de una operación
no se puede predecir y no describe una
gráfica uniforme, lo que ocurre con los orbi-
tales que propone Cazau, donde luego de
una serie de operaciones cuando se toma
como punto de partida el número 0.3 los
resultados no se presentan en serie ni tienden
hacia ningún lado, se presentan caótica-
mente, mientras que si el punto de partida
es 0.5 los resultados responden a una serie
común y corriente.
Estos sistemas demuestran dos cosas:
Primero, que existen sistemas, además de
lo concerniente a la temperatura, que
tienden al caos. Segundo, que en estos
sistemas una variación pequeña introduce
grandes cambios (en este caso de 0.5 a
0.3).
El caos
Luego de haber dado un pequeño vistazo
a los antecedentes del concepto del caos
trataré de dar una serie de puntualizaciones
sobre el concepto propiamente dicho. Para
comenzar, vale la pena recordar el razona-
miento de Cazau, quien plantea tres posibi-
lidades cuando un fenómeno no se puede
explicar ni predecir. Primero, la realidad es
puro azar y no hay reglas en su funciona-
miento que sirvan para comprenderlo, esto
entraría a contradecir todo desarrollo efec-
tuado desde el determinismo y en general
de toda la ciencia positivista. La segunda
opción es que aunque la realidad está
gobernada enteramente por leyes aún no
tenemos la capacidad de comprenderlos.
Finalmente, la tercera opción consistiría en
93
Jaime A. Piracón F
que aunque hay momentos de caos o
desorden, posteriormente todo retoma el
orden.
Partiré entonces de la estructura que
propone Hayles para mostrar las dos
formas de entender el concepto.
Ambas posiciones están respaldadas
por grupos de autores. Dentro de la
primera podemos encontrar a Prigogine
y Strengers, mientras que en la segunda
se ubican Feigenbaun, Shaw y Lorenz.
Hayles sostiene que mientras que la
primera postura tiene unas altas preten-
siones filosóficas que no se sustentan
en un cuerpo sólido de resultados, la
segunda teoría presenta gran cantidad
de resultados pero con una escasa
elaboración teórica. La primera de
estas dos formas consiste en considerar
el caos como desorden, como condi-
ción y consecuencia del orden, en este
sentido, tal como lo he comprendido, si
se hace un corte temporal en el funcio-
namiento de un sistema caótico existen
tres posibilidades, hacerlo sobre una
etapa de orden, hacerlo en un punto
donde reine el caos o en un punto de
bifurcación, donde del orden se pasa
al caos. La segunda, es a partir de un
orden oculto dentro del caos, esto es,
que en una formación aparentemente
caótica existe un orden subyacente,
que empero, es difícil de comprender
para el observador. En realidad no se
trataría en este caso de desorden, pues
lo que hay en efecto en la realidad es
un orden.
Estas dos posiciones generan diferentes
consecuencias a la hora de ponerlas en
diálogo con las formas científicas. Así si
nos paramos desde la posición del orden
oculto no se estaría dando una verda-
Caos y Psicoanálisis: Sobre la Imposibilidad

dera transformación, más bien se trata completamente de sentido, ni con la

una forma nueva de llamar los mismos aparición de la física cuántica ni con la
fenómenos; en este sentido el concepto teoría del caos. En esta medida el poder
de caos no estaría aportando ningún angustiante de la nueva teoría no es
avance y la afirmación de Laplace total aunque en cualquiera de sus dos
tendría la misma validez, estaríamos versiones se le planteen interrogantes a
entonces ante el afán de compresión de la ciencia.
las leyes, que en esta ocasión estarían
planteando un reto especialmente difícil. Pareciera que la teoría del caos se refiere
Sin embargo, estas posiciones no son a objetos y ecuaciones matemáticas, a
totalmente estériles pues han llamado la objetos ajenos a lo humano. Pero, pese a
atención sobre la complejidad, que en que su origen estuvo en la física, rápida-
este sentido estaría en oposición a los mente la pregunta se extendió a lo humano.
estudios atomistas de la realidad, más Balandier (1990) propone la teoría de Platón
adelante se planteará cómo se da esto como evidencia de que el hombre es el que
en el terreno de las ciencias humanas. introduce el desorden, donde la percepción
de los objetos del mundo imperfecta es la
De otro lado, para Prigogine el caos fuente de desorden. Además, los ejemplos
es imprevisible por naturaleza, puesto
que para preverlo sería necesaria
una cantidad infinita de información.
Así pues, desde esta perspectiva el
caos o el desorden es por definición
imposible de explicar y escasamente
se puede articular el hecho de que
del caos se dé paso a una estructura
ordenada, en un ir y venir entre orden
y caos donde se crea una relación
circular en la que cada uno causa al
otro. Esta forma de concebir el caos
es más drástica, abre un agujero al
interior de la ciencia, propone un
fenómeno indescriptible, hace que la
famosa frase de Laplace pierda valor
en su totalidad pues hay partes de la
realidad que no responden a leyes.
Tanto Cazau como Hayles aclaran
que ninguna de las dos posiciones
plantea una ausencia total de orden,
en este sentido no descalifican los
conocimientos obtenidos hasta este
momento, esto se hace mucho más
claro en el terreno de la física donde
la física Newtoniana no es vaciada

94

de problemas humanos en el campo del
desorden o el caos abundan, el infarto o el
paro cardíaco, el movimiento ocular en los
epilépticos, el comportamiento de la bolsa,
todos fenómenos que aparentemente no
tienen un orden perceptible. A propósito
de la no linealidad y del efecto mariposa,
Cazau propone que la psicología clínica
es una de las fuentes más interesantes de
ejemplos, así propone cómo una simple
palabra, un acontecimiento “pequeño”,
puede desencadenar una crisis psicótica
realmente grave, es así como a partir de
un pequeño evento se desencadena una
gran consecuencia.
Cazau, hace una serie de precisiones a
propósito de las relaciones entre la psico-
logía y el caos, se refiere, entre otras a la
teoría sistémica impulsada por los desa-
rrollos de Morin, que sin embargo no han
tenido un fuerte impacto en lo que se
puede denominar la psicología básica. De
otro lado plantea una serie de relaciones
entre la teoría del caos y el psicoanálisis
tratando de hacer un juego de espejos
donde el psicoanálisis estaría punto por
punto reflejado en los postulados de la
teoría del caos. Creo pertinente entonces,
dar paso al apartado en el que se hace
referencia al psicoanálisis y sus múltiples
relaciones con la teoría del caos.
Sobre un posible diálogo entre teoría del
caos y psicoanálisis
Antes de entrar en materia es justo decir que
el psicoanálisis resulta para muchos teóricos
atractivo, no tanto para los psicólogos como
para los antropólogos y los sociólogos. Este
hecho permite dos cosas: Uno, que el saber
psicoanalítico no muera en la cultura, pero
por otro lado hace que todos crean saber de
psicoanálisis y hablen de él con propiedad,
95
Jaime A. Piracón F
haciendo aseveraciones que quizás no
están de acuerdo con los fundamentes de
este cuerpo teórico. Por tal razón, dentro
de la búsqueda realizada no se encontró
un texto que estableciera el pretendido
diálogo de una manera seria, en donde
tuviera en cuenta realmente las bases de
ambos campos. Es más solo el texto de
Cazau, trata de tejer algo, aunque real-
mente no permite avanzar mucho.
Comenzaré entonces por mencionar
algunas ideas de este último autor. Quizás
en el juego de espejos, uno de los avances
más útiles está dado por lo que en psicoa-
nálisis se denomina como resignificación.
Cazau encuentra en este concepto el
ejemplo claro de la no linealidad del
psicoanálisis. La resignificación consiste,
a grandes rasgos, en que un evento del
presente puede influir en el pasado, de
tal suerte que desde el presente podemos
reelaborar la historia. En un primer
momento el juego de espejos resulta satis-
factorio, enmarcándose en una tempora-
lidad lógica. Pero ¿qué pasa si tomamos
en cuenta que el tiempo del que se trata
en psicoanálisis no es el cronológico sino
el lógico? Naturalmente esto del tiempo
lógico no es un desarrollo Freudiano
sino lacaniano, quien sostiene que en el
inconsciente no reina el tiempo cronoló-
gico, el tiempo histórico, sino el lógico, esto
es la relación entre los significantes que
se inscriben en la cadena significante. La
cuestión se hace un poco borrosa, es claro
que se trata de otro tipo de causalidad, la
causalidad psíquica y que naturalmente
el tiempo es otro, ¿pero en realidad hay
una distancia tan grande entre el modelo
de una causa para un efecto? Pues bien,
la respuesta es no. Se podría tener una
línea clara, lo que sucede es que esta
línea se traza a posteriori, no es entonces
Caos y Psicoanálisis: Sobre la Imposibilidad
un cambio radical frente a la linealidad,
más bien es un cambio en la concepción
del tiempo.
¿En dónde está realmente la posibilidad
del diálogo? Balandier hace dos afirma-
ciones que me es imposible pasar por
alto; en primer lugar, a partir del surgi-
miento de la teoría del caos «se admite
en adelante que es imposible llegar a una
descripción completamente lógica del
mundo, porque siempre estará presente
una falla bajo la forma de proposiciones
indecibles, en las cuales el carácter de
verdad o falsedad será indemostrable»
(Balandier 1990 p.56) y luego comple-
menta «se empieza a decir que ningún
lenguaje formal puede alcanzar el grado
de perfección que permita evitar esta
trampa». ¡Suena igual a las complicadas
frases lacanianas!
Resulta imposible guardar silencio ante
lo anterior, pero es necesario avanzar
paso por paso. Balandier plantea dos
caminos íntimamente ligados, uno la
verdad y el otro el lenguaje. Asimismo,
desde el psicoanálisis la cuestión es inse-
parable. Se trata de la pregunta por la
verdad. Lacan plantea que la verdad
no puede ser dicha completamente,
hay una imposibilidad estructural para
encontrar la verdad, la verdad solo
puede ser dicha a medias, parcial-
mente y cualquier cosa que se pretenda
verdad solo puede ocupar el lugar
de semblante, de parecer la verdad
(Lacan, 1989). La razón no es muy difícil
de entender y tiene sus raíces en Freud,
el objeto que completa está perdido
por definición. Es a partir del nacimiento
que se pierde el objeto de la felicidad,
el objeto que hacía Uno, luego con
Lacan se dirá que ese nacimiento no es
más que la inserción en la cultura cuya
96
forma predominante es la del lenguaje, de
esta forma es el lenguaje el que introduce
la ausencia radical del objeto, es a partir
del lenguaje que se hace imposible una
relación directa entre el sujeto y el objeto,
hay algo que escapa y que queda radi-
calmente por fuera; puesto un términos un
poco más cognitivos, se trata de la distancia
insalvable entre el objeto representado y
su representación, es más, no se trata de
una consecuencia de la representación,
es su fundamento, representar es poner
algo (imagen, palabra, sonido, etc.) en el
lugar del objeto. Es entonces a partir de la
inmersión en la cultura que queda algo por
fuera, algo que no se puede decir y que sin
embargo causa, lo que Lacan denominara
el objeto a, objeto del deseo.
A este punto la semejanza con la pareja
de afirmaciones propuestas por Balandier
es obvia, pareciera entonces que el caos
se colocara en el lugar de esto indecible
e inalcanzable, aquello que a pesar de
su ininteligibilidad es causa. Se trata al
mismo tiempo de lo propuesto por Prigo-
gine, el caos es causa del orden, a partir
de lo incomprensible surge, o emerge
para no salirme de los términos caóticos,
el orden. La semejanza es total.
Balandier va un poco más lejos al plan-
tear que la ciencia como se conoce ya no
funciona y debe ser replanteada, reescrita.
Como ya lo hemos visto las posiciones en
contra de esta afirmación son bastantes,
sosteniendo que en realidad el caos no borra
todo el avance científico que se ha dado
hasta el momento; lo que si es cierto, es que
el caos abre un agujero e incrusta dentro de
la ciencia la imposibilidad, en palabras de
Balandier, la falla. En esto también el psicoa-
nálisis es radical al plantear su distancia
respecto de la ciencia positivista en cuanto
 Jaime A. Piracón F

declaran el objeto perdido. varios los argumentos que se empiezan a

conformar para desestabilizar la ciencia
Según lo anterior podemos ver claramente positivista ¿será que aún vale la pena
el psicoanálisis más del lado de las teorías sostenerla?
del caos radical, pues por más que se
perfeccione el lenguaje siempre traerá Bibliografía
sobre sí la marca de la imposibilidad sobre
sí, nuevamente volvemos al terreno del BALANDIER Georges, El desorden, la
caos, esta vez del lado del teorema de teoría
Gödel, la incompletitud inmanente a cada del caos y las ciencias sociales, Gedisa
sistema, a cada lenguaje. Una más de Editorial, Barcelona, 1990.
las posibilidades de tender puentes entre
la teoría del caos y el psicoanálisis. Sin CAZAU Pablo, La teoría del caos, en
embargo el psicoanálisis ha sido criticado www.antroposmoderna.com, octubre
por una contradicción insalvable, si se de 2006.
dice que el objeto a es innombrable, ¿por
qué lo nombran?, si se dice que el caos es GARNETT Williams, Chaos Theory Tamed,
inaprensible, desde el caos radical, ¿cómo Joseph Henry Press, Washington, 1997.
es posible crear una teoría del caos?
HAYLES Catherine, La evolución del caos,
A modo de conclusión Gedisa Editorial, Barcelona, 1993.
Para tratar de concluir quisiera comentar
algo curioso que pasó durante la realización
de este corto trabajo. Cada que comen-
taba que estaba haciendo un trabajo
sobre la teoría del caos, todos hacían cara
de ¡uy, que complique! incluso hasta ¡que
aburrido!, el seño se fruncía un poco más
cuando comentaba que además, la inten-
ción era explorar algunas de las relaciones
entre la teoría del caos y el psicoanálisis, sin
embargo, luego de un momento la cara
cambiaba por un gesto meditativo, para
posteriormente un ¡sí, debe ser muy inte-
resante, claro, ahí debe haber algo!. Pues
bien, ese fue un poco el recorrido; una idea
que se presenta como complicada más
aún cuando no se tiene ni la menor idea
de Teoría del caos (vale la pena decir que
resultó un poco más fácil de comprender
que el psicoanálisis lacaniano), que luego
da paso a un terreno increíblemente inte-
resante, que no deja de asombrar por su
similitud. Pareciera entonces que son ya,

97
circulando saberescirculando saberesCirculando saberesCirculando saberes

Creación de lógicas
culturales de consumo:
Construcción del cuerpo
femenino en el discurso
de los medios de
comunicación impresos,
El caso de las revistas
“Vanidades” y “Tú”*

Por: Lina Guillén**

**Estudiante de sociología
Miembro del Grupo de esudios Cuerpo y Subjetivad
*Ponencia Presentada en el IX Congreso Nacional de Sociología, Bogotá.
circulando saberes

Diciembre de 2006

98

La ponencia aborda una reflexión en torno
a la influencia del capitalismo en la cultura
en donde los medios de comunicación
cumplen su función de propagar la cultura
consumista a una sociedad cada vez más
estrecha a la influencia de tales medios.
Dentro de esta cultura, la imagen de la
mujer en estos medios adquiere determi-
nados requerimientos en donde se pone
en juego la construcción de su cuerpo, las
idealizaciones que se articulan en torno a
éste y las limitaciones que pueda tener.
El esbozo anterior de la relación entre
la corporeidad, los medios de comuni-
cación y el consumo es un tema amplio
por abordar, aun más en contenido que
en delimitación y por esto es mi interés
describir los significados del cuerpo
femenino a lo largo de la producción de
revistas femeninas, haciendo un estudio
de caso en el discurso de dos revistas que
circulan en Latinoamérica y son produ-
cidas en México: Vanidades y Tu. Este
acercamiento es un análisis sociológico
del cuerpo femenino expuesto por medio
de la construcción de cuatro códigos
socio- semióticos articulados en su conte-
nido con algunos conceptos del psicoa-
nálisis Lacaniano (goce, deseo, castra-
ción, objeto a, lo imaginario y la instancia
yoica) pertinentes para el análisis de la
corporalidad. Tales códigos dan cuenta
de una construcción de significado corres-
pondiente a la satisfacción- insatisfacción,
lo saludable - insalubre, ser joven - ser viejo
y a la belleza y la fealdad. Esta construc-
ción en las revistas mencionadas para
efectos de esta ponencia se realiza en
ediciones recientes 2005- 2006 teniendo
como unidad de análisis la publicidad y las
cartas de las lectoras (es).
Este artículo fue presentado en el IX
99
Lina Guillén
Congreso Nacional de Sociología como
resultado del trabajo realizado en el
pregrado que continuará perfeccionán-
dose en la Maestría en Sociología con el
objeto de hacer un análisis a lo largo de
la existencia de las revistas estudiadas.
La construcción del cuerpo en nuestra
cultura posmoderna está inmersa dentro
de las lógicas culturales del capitalismo
global en donde las industrias de los
medios de comunicación son un compo-
nente de la distribución y consumo de
bienes y servicios otorgando a escala
global representaciones de diferentes
ordenes. Según José Joaquín Brunner,
el propio mercado se ha convertido en
la principal agencia del capitalismo y
uno de sus efectos es la liberación del
consumo que se convierte en el motor
de la producción. En efecto, el consumo
en el capitalismo actual es movilizado
por la fantasía, crea la ilusión de que
diferentes estilos de consumo equivalen
a una pluralidad de formas de vida.
“El mercado al expandir al infinito las
opciones, corta o debilita los vínculos
que restringen la acción orientada
hacia la adquisición de satisfacciones.
La fantasía llega finalmente al poder
por la vía del consumo y se instala un
estilo hedonista y se desarrolla una esté-
tica de la abundancia.” (Bunner, 1998
:74). Un claro ejemplo de esta cualidad
se puede extraer de la publicidad en
donde la mercancía es el fetiche central
y se quiere promocionar como tal, se
enaltecen sus ventajas, se coloca como
indispensable y se idealiza su uso.
Siguiendo a este mismo autor, las indus-
trias culturales producto del capita-
lismo post industrial “continuamente
producen el mundo como visión (del
mundo) y transmutan el lenguaje en
Creación de lógicas culturales de consumo
realidad simbólica (…) el complejo
industrial massmediático, de la informa-
ción, la entretención y las telecomuni-
caciones está convirtiéndose rápida-
mente no solo en el principal sector de
la economía post industrial, sino que
además, esta en tren de convertirse en
el eje de una nueva estructuración del
mundo, pues constituye la gran fábrica
de signos de nuestra civilización”
(Brunner, José Joaquín: 1998. P 13). Esta
industria hace posible la velocidad de
rotación de los signos, su producción en
masa y su consumo instantáneo. Este
“aparato de la información es uno de
los de mayor influencia que ejerce en la
creación de la imagen de lo femenino,
en la elaboración del estereotipo de
mujer apto para el desarrollo del capi-
talismo.
Los medios masivos de comunicación
crean e imponen unas determinadas
formas de comportamiento, unas
actitudes y valores, unas pautas de
consumo, que conducen a las mujeres
a centrar su feminidad en el “tener” (…)
le enseñan a comprar para tener y así
poder ser una mujer “encantadora”,
una “verdadera mujer” (Laverde, 1977
:12).Dentro de esta lógica sobre la
influencia del capitalismo en la cultura
en donde los medios de comunica-
ción cumplen su función de propagar
la cultura consumista a una sociedad
cada vez más estrecha a la influencia
de tales medios, la imagen de la mujer
no está lejana a los requerimientos que
la cultura actual: Exige en donde se
pone en juego la construcción de su
cuerpo, las idealizaciones que se arti-
culan en torno a éste y las limitaciones
que pueda tener. Según la psicoanalista
Collete Soler, la particularidad humana
100
en cuanto al cuerpo va más allá del orga-
nismo viviente, pues su condición es trans-
formada por el lenguaje que le da una
noción de cuerpo, un cuerpo construido por
el lenguaje, un cuerpo educado desde la
infancia para controlar las funciones corpo-
rales, “ el comer y el cómo comer, porque
no se come de cualquier manera, la excre-
ción, por supuesto cuándo, cómo y dónde;
pero más que eso, el porte, la manera de
presentarse, la manera de mostrar y no
mostrar y cómo hacer en la relación con
los demás, con otro cuerpo en el ámbito
social pero también a nivel erótico(…) el
discurso enseña a cada uno los buenos
modales que siempre fundamentalmente
son modales del cuerpo a pesar de redo-
blarse con modales de la palabra” (Soler,
2003: 62).La indagación suscita en la forma
como se construye el cuerpo femenino
dentro de los pilares del consumo, es para
el cuerpo que se consume, cremas, dietas,
equipos, maquillaje etc.
El cuerpo femenino es colocado en dife-
rentes medios de comunicación como un
referente independiente de la mercancía
que se venda, para seducir la mirada, para
ser objeto de atención; así, la presencia
del cuerpo representando sensualidad y
erotismo es una estrategia en la publicidad
para capturar al consumidor. El esbozo
anterior de la relación entre la corpo-
reidad, los medios de comunicación y el
consumo es un tema amplio por abordar,
aun más en contenido que en delimita-
ción y por esto mi interés apunta a describir
los significados del cuerpo femenino en la
producción actual de revistas femeninas
(2005-2006), haciendo un estudio de caso
en el discurso de dos revistas que circulan
en Latinoamérica: Vanidades y Tu. En este
artículo, realizaré un análisis sociológico
del cuerpo femenino en las revistas antes

mencionadas tomando como objeto
de estudio la publicidad y la sección de
cartas de las lectoras, articulando algunos
conceptos psicoanalíticos pertinentes,
hilvanando así un mejor engranaje exposi-
tivo sobre la construcción corporal.
La revistas Vanidades y Tu son producidas
por TELEVISA, que tiene su casa matriz en
México y sucursales en casi todos los países
de América Latina, están elaboradas para
públicos inversamente proporcionales en
cuanto a la edad de sus consumidores
(as): en la Revista Vanidades del total
del grupo objetivo, es decir una muestra
de la población que adquiere la revista,
el 47% tienen 45 años en adelante mien-
tras que en la Revista Tu el mayor porcen-
taje de sus consumidores(as), que corres-
ponde al 57%, tienen entre 15 y 19 años.
Sin embargo en cuanto al género las dos
revistas van dirigidas en gran proporción a
las mujeres: en la Revista Vanidades el 88%
de su grupo objetivo son mujeres y en la
Revista Tú corresponde este mismo género
al 87%. Sin embargo, a pesar de estos
datos publicados en la página oficial de
las revistas, no arrojan pistas de las varia-
bles con las que se midió ni la muestra a la
que se le aplicó el estudio. Aunque arrojan
datos de las características socioeconó-
micas, no es posible interpretarlas por la
escasez y simplificación de datos (www.
televisa.cl). Aunque la edad de los y las
consumidores(as) es inversamente propor-
cional es interesante plantearse como se
construye el cuerpo desde las distintas
edades y ver las similitudes en cuanto a
esta construcción a pesar de las distancias
que existan entre adolescentes y adultas.
Estas revistas son producidas especial-
mente para las mujeres y por lo tanto
otorgan los significados acerca del rol
101
Lina Guillén
femenino en la actualidad. Es una cons-
trucción de género al proponer ciertas
formas de presentación de la mujer en
la escena social. Dentro del perfil del
lector se pueden distinguir algunas de
estos significados de la feminidad: El
perfil del lector de la Revista TU cataloga
a la mujer adolescente como “Coqueta,
le gusta maquillarse, estar a la moda y
lucir su estilo; emocional por los cambios
propios de la edad y porque toma deci-
siones viscerales; Propensa a imitar,
quiere lo que usan sus ídolos preferidos y
amigas; Comunicativa, le gusta expresar
sus ideas y saber que son escuchadas”
(www.televisa.cl). De igual manera en
le perfil del lector la Revista Vanidades
describe a la mujer adulta como “Feme-
nina, le gusta la belleza, cuida su esté-
tica, le gusta verse y sentirse bien; glamo-
rosa, le encanta verse bien y se destaca
por su estilo y elegancia; vanguardista,
sigue las últimas tendencias de la moda,
belleza y salud; cosmopolita, disfruta
ampliar sus horizontes y adora viajar;
sibarita, disfruta de los mejores platos y
sabores” (www.televisa.cl).
La descripción de la mujer en estas
revistas es un claro punto de partida para
entender la construcción de su cuerpo
y en esta medida, el diseño, artículos, y
publicidad creada para ellas refuerzan
este perfil construido guiado hacia el
consumo. Manteniendo las diferen-
cias de edad a las cuales cada revista
apunta, la mujer es definida desde las
pautas de consumo como si su intensifi-
cación en la sociedad actual estuviese
en la condición implícita de la feminidad.
De esta manera, según la definición de
mujer se diseña y construye la revista
dando mayor peso a toda la oferta de
productos en su edición: La Revista Vani-
Creación de lógicas culturales de consumo
dades esta elaborada en el siguiente
orden porcentual: Celebridades y Estilo
30º%, Moda 20%, Salud y Belleza 20%,
Estilo de Vida 18%, Cultura y Entreteni-
miento 7% y Cocina Gourmet 5%. La
Revista Tu coloca su mayor porcentaje
en la participación de las lectoras 25%,
seguido de Espectáculos 22%, Salud y
Belleza 20%, Moda 18% y Psicología 15%
(www.televisa.cl). En esta última revista,
los porcentajes en los temas abordados
no varían tanto en comparación con
la Revista Vanidades pero los temas
centrales en ambas revistas son la salud,
la belleza, las celebridades y la moda.
Dentro de la narrativa de estas revistas,
la publicidad juega un papel funda-
mental en la construcción del cuerpo
femenino por medio de los anuncios
de productos dirigidos al cuerpo en
donde el deseo es incentivado para
que sean consumidos. Según el psicoa-
102
nálisis, El deseo “se estructura como deseo
de un objeto imposible, más allá del objeto
de la necesidad, objeto imposible que la
demanda se esfuerza en querer significar
(Dor, 1995 :167). Así es como nace el deseo
en el humano, con el objeto a: Dejando
un lugar para la falta en donde cual-
quier objeto puede ocupar este hueco
que ningún objeto logra satisfacer, sólo
brindan la ilusión de satisfacción plena
y sólo la pueden realizar parcialmente.
Para que este deseo opere en los poten-
ciales consumidores tienen que hacer un
continuo énfasis en su estructura: eviden-
ciar la falta en el cuerpo, las carencias que
el cuerpo femenino tiene con respecto a
un cuerpo paradigmático, las distancias
que se construyen con respecto a lo que
denominan “perfección” de cuerpo. La
falta es un componente motivador de este
deseo: “poros dilatados, granitos y brillo en
la cara, si tienes estos síntomas la respuesta
es que tienes un cutis graso ¿dónde esta
lo bueno? Que tiene solución” (productos
de Elizabeth Arden en la revista TU); esta
falta tiene muchas presentaciones como el
regalo que buscas y no encuentras hasta la
presentación de modelos promocionando
los productos con características físicas que
cumplen con el canon estético deseado
en la actualidad y ofrece los significantes
ideales sobre los que construyen la dimen-
sión imaginaria de cuerpo, una dimensión
que otorga según el psicoanálisis la ilusión
de completud: delgado en ciertas partes
(abdomen, brazos y piernas) y gruesos en
otras ( glúteos y pecho) con rasgos de una
corporalidad joven.
Pero en un segundo momento de la narra-
tiva, la publicidad plantea la solución a la
falta con el lema: si no lo tienes, consíguelo
por medio de un producto: “¿una piel más
joven sin irritación? Si es posible, por eso

ALMAY creó esta línea de tratamiento
y maquillaje”(productos de Almay en la
Revista Vanidades). Esta tensión entre la
falta que genera el deseo y la posibilidad
que la publicidad abre para anularla, se
codifica en el encuentro entre satisfac-
ción- insatisfacción, a saber, el objeto
que se propone es un objeto imaginario,
pues la estrategia de venta que se arti-
cula alrededor de él lo constituye como
un objeto que satisface completamente
a su potencial consumidor, convirtiéndose
en un objeto fálico para ocultar la falta,
es decir, un objeto que se ofrece como tal
para completar o negar la falta existente,
la imperfección, lo que no se quiere ver
en su propio cuerpo, lo que los demás no
deben ver en su cuerpo.
La publicidad como generador de deseos
muestra al objeto perfecto que puede
suplir la necesidad “aquí termina la rese-
quedad de tu piel” (crema para el cuerpo
Nivea Body) y satisfacer un deseo en el
plano estético: ser bellos, jóvenes, atrac-
tivos y felices. En este tópico es evidente
como se alimenta el sustrato imaginario
del sujeto con nuevos significantes cultu-
rales que por medio de la publicidad son
propagados ampliamente. “El objeto
comercializado es capaz de asegurar
goces perfectos porque precisamente
prescinde de toda prohibición. Esto es el
desarrollo de la economía liberal: un inter-
cambio de goce (…) lo que domina hoy
en nuestros intercambios y en la organiza-
ción industrial tecnológica y psíquica, es
la posibilidad del goce perfecto, consu-
mado, propiciado por objetos que fabri-
camos nosotros y que nos aseguran goces
garantizados” (Melman, 2003: 22). El
componente de lo imaginario es el que se
estimula en este tipo de publicidad pues
“es la dimensión en la que se concibe la
103
Lina Guillén
completud, bien sea por la vía de llegar
a ser o tener lo que el otro es o tiene.
Lo imaginario es el reino de la imagen,
de las apariencias, de las creencias y
las ilusiones. Por otro lado, lo imaginario
arraiga en las relaciones del sujeto con
su propio cuerpo, con su imagen, con el
cuerpo del otro” (Santos, 2004 :1).
Desde la construcción visual de este
tipo de publicidad podemos ver que
este fin se refuerza por la forma gráfica
de su presentación, este tipo de publi-
cidad esta concentrada en la prepon-
derancia de la imagen incentivando
a que la mirada sea el componente
decisivo en la construcción del cuerpo,
la publicidad hace que la imagen de
completud comercializada “el cuerpo
perfecto” genere en el sujeto el deseo
de adquirirla por medio del consumo de
los productos. La preponderancia de la
imagen en esta publicidad masifica el
goce en la mirada, el goce es entendido
por el psicoanálisis como todos los modos
de satisfacción que uno puede obtener
de su cuerpo, que sea un goce placen-
tero o un goce ligado al sufrimiento”
(Soler, 2003: 63). El discurso tiene por fina-
lidad hacer posible la convivencia entre
los cuerpos, acordar los goces pecu-
liares de cada uno pero, principalmente,
exige cuerpos que gocen en las formas
admitidas, en las formas aceptables por
el conjunto social. No se puede fundar
ningún orden sin una cierta prohibición
de goce que permita la convivencia,
llamada por el psicoanálisis “Castra-
ción” pero a la vez, cada discurso en
compensación propone y ofrece un
modo de goce proponiendo a los indi-
viduos entrar en formas estándares de
goce. El goce en la imagen impresa del
cuerpo femenino es uno de los goces
Creación de lógicas culturales de consumo

permitidos para tener un retrato del medio de las cartas que las(os) consumi-
ideal de cuerpo permitido, se invita a dores de la revista escriben y se publican con
observarlo, a seguirlo de modo repeti- una respuesta dirigida hacia un producto
tivo por la repetición de estos cuerpos específico: “hola, espero que todos estén
seductores en cada una de las páginas bien, les escribo porque tengo 18 años y he
de la revista. notado ¡Que me empiezan a salir arrugas!
Supongo que son las famosas “patas de
La propaganda de un sólo producto gallo” pero yo creía que aparecían con la
abarca una o dos páginas completas, edad. ¿Hay algún tratamiento o mascarilla
o en algunos casos media página que puedan recomendarme?- Alice, Costa
cuando están acompañados de otros Rica” la respuesta viene acompañada con
productos para cuidados del cuerpo, diferentes opciones de productos: “para
donde la presencia de evitar que esas arruguita
la mujer como signo es salgan antes de tiempo
preponderante, es decir, e incluso para desvane-
en la mayoría de los cerlas, existen infinidad de
casos, según el uso del cremas que aportan a tu
producto se muestra el piel las sustancias que le
fragmento de su cuerpo faltan, FUTURE DE L’OREAL
a la cual va dirigido o se es un buen ejemplo, y es
alude a una forma visual súper ligera. Otra opción
metafórica del cuerpo para nutrir la piel sin tener
femenino, por ejemplo, que comprar una crema
una escultura en barro consiste en romper una
simulando la cintura de cápsula de vitamina A o
la mujer. Esta amplitud de vitamina E y untar con
de lo visual en su exten- las yemas de los dedos el
sión esta presente en aceite que contiene alre-
la revista VANIDADES, dedor de tus ojos” (carta
pues la saturación y respuesta enviada a la
de productos para el revista TU). Sin embargo,
cuidado del cuerpo aquí vemos como la
tiene más presencia allí, preocupación por “no
sus productores cons- perder la juventud” esta
truyen de esta forma la traspasándose a la pobla-
narrativa de la revista ción que aun la conserva
pensando en sus consu- pues los productores
midoras potenciales de publicidad trasmiten
que anhelan ser jóvenes esta preocupación a las
porque la juventud las empieza a aban- jóvenes en términos de “tienes juventud
donar en la adultez. Por el contrario pero no dejes que se pierda”. Esta interlo-
la revista TU tiene mayor énfasis en la cución indirecta que los productores de
moda adolescente y los productos para las revistas tienen con sus consumidores
cuidado del cuerpo se presentan por específicos también está presente en la

104

revista vanidades: “me han salido algunas
arrugas en el pecho, arriba del busto, que
no me agradan, pues aunque tengo 50
años, me preocupo por mi apariencia
personal. ¿Qué crema o tratamiento me
recomiendan para eliminarlas?”.
El goce opera de nuevo en el afán de
encontrar objetos para la falta, goce ligado
al sufrimiento por obturarla, un goce cultu-
ralmente permitido para alcanzar el ideal
de cuerpo femenino exigido y reprodu-
cido por la cultura por medio de diferentes
medios de comunicación. La respuesta a
las cartas de las lectoras corresponde a
una saturación de productos y consejos
para la falta colocando objetos sustitu-
tivos y diversos que trata de tapar esa falta
ocasionada por el deseo de la juventud,
de la belleza del cuerpo, pero como bien
sabemos “no hay objeto predestinado
para satisfacer el deseo humano (…) y
por eso tiene la paradoja de disponer
de objetos sin nunca saber si el objeto es
apropiado para el goce” (Melman, 2003:
15) éste es el lugar del objeto a, pues la
saturación de productos da cuenta del
incrementado afán del deseo por negar la
falta: “no lavarse nunca con jabón, no usar
productos granulosos ni toallitas que vienen
preparadas para limpiar la piel, no olvidar
aplicarse todos los días un producto con
SPF 15, usar una crema limpiadora libre de
jabón antes de acostarse, en la mañana
lavarse sólo con agua tibia, escoger un
humectante que contenga glicerina o
bien ácido halurónico o dimeticona que
ayudan a mantener la hidratación de la
piel, aplicar el humectante con la piel
húmeda para sellar la humedad y usar
bases cremosas que ayudan a suavizar las
arrugas” (carta y respuesta enviada a la
revista VANIDADES). Este entramado de
publicidad gráfica y cartas del consumidor
105
Lina Guillén
con respuesta de la revistas colocada
por sus consumidoras(ores) como auto-
ridad cultural de la belleza hacen que la
presentación de los productos incorpore
la satisfacción como un hecho que sí se
puede experimentar en toda su exten-
sión, y al mismo tiempo, la falta antes
mencionada se coloca en el plano de
la insatisfacción, pues se desea anular
los defectos físicos mencionados en
estos mensajes y se colocan como tran-
sitorios, restaurados o eliminados por el
producto promocionado “Estée Lauder
es un exclusivo sistema que renueva y
revive cuidadosamente la piel” (crema
anti-arrugas Estée Lauder). La satisfac-
ción tiene alcances que van más allá
de los defectos específicos que puede
corregir un producto, pues entra en
terrenos ontológicos, ya que plantea la
posibilidad de cambiar la corporalidad
para cambiar de personalidad y de
imagen. Las revistas manejan la noción
del cambio como una noción volitiva:
una decisión subjetiva en vías de supe-
ración personal “¿Quién quieres ser
hoy? Atrévete a llenar tu vida de color,
hoy puedes ser la mujer que tú quieras.
Tú eres capaz de hacerlo. Descubre
nuevas maneras de sentirte bien, de
sonreír, de ser feliz. Ponte a la moda con
las últimas tendencias” (maquillaje ESIKA
en Revista Vanidades). La anterior codifi-
cación responde a la producción social
de sentido que las revistas proponen
debido a que es la imagen social que
ofrecen del cuerpo femenino, es una
puesta en escena de la dinámica de la
satisfacción e insatisfacción que sobre el
cuerpo recae y se recrea. Son traídos a
colación para ejemplificar cuales son los
temores y las faltas que complementan
la construcción corporal tan central en
nuestro tiempo.
Creación de lógicas culturales de consumo
En la significación correspondiente
al código saludable – insalubre “las
nociones y elaboraciones sobre el
cuerpo, la salud y la enfermedad han
sido una preocupación histórica, vital
y constante para el ser humano (…)
durante siglos la práctica médica ha
configurado una regulación y regimen-
tación del cuerpo ordenadas según
valoraciones y normas sobre lo sano y
lo saludable, lo insano y lo enfermizo y
lo nocivo o adecuado para la salud y el
bienestar corporal” (Vásquez, 2001: 62-
63). Este discurso medico es colocado
como precedente en “el discurso publi-
citario que ha elaborado representa-
ciones de lo <femenino> y lo <mascu-
lino> a partir de la relación cuerpo-
salud, validadas por el desarrollo de la
ciencia médica y los adelantos técnicos
e inscritas en lo que se considera
<moderno> y en la creciente tendencia
a la comercialización de los productos
médicos en el siglo XX. Es quizá en esta
centuria cuando el ser humano ha
alcanzado una mayor conciencia, pero
a la vez alienación de su cuerpo, al
crearse las condiciones objetivas para
la masificación de las mercancías y de
los medios de comunicación en donde
los ideales de bienestar, salud, higiene
y belleza logran su máxima expresión y
racionalización” (Vásquez, 2001: 64).
De esta forma la publicidad y las cartas
de las lectoras aluden a los beneficios
que el producto proporciona para
salvaguardar el cuerpo como orga-
nismo biológico, dentro de esta cons-
trucción significantes como “prevenir”,
“combatir” y “proteger” introducen
especificaciones de contenido en
términos de su composición material,
106
tales como vitaminas y extractos naturales:
“se ha comprobado clínicamente que
Kinetin es un ingrediente natural anti-enve-
jecimiento que no tienen efectos colate-
rales asociados con ingredientes como
ácidos alfa hidróxidos o retinol” (Almay,
producto para el rostro, en Revista Vani-
dades), allí se puede denotar como el
agente nombrado para discernir qué es lo
saludable es la ciencia médica que cobra
en este relato el papel de evaluador para
que el producto adquiera aprobación.
En el caso de la revista TU, se encuentran
consejos prácticos para acompañar el
producto con recetas caseras para mejorar
las zonas incómodas que el producto va
a restituir; de esta forma, la estructura de
significado que connota se dirige hacia
el postulado del cuerpo en constante
cambio en vías de ser “saludable”, al
consumir estos productos cada parte del
cuerpo se “revitaliza”, se “mejora”, deja un
estado de “deterioro” para poco a poco
convertirse en sano, delimitando también,
la no presencia de componentes insalu-
bres: “SAMY esta especialmente formu-
lada para satisfacer las tres necesidades
indispensables para el cabello: humecta-
ción, volumen y limpieza devolviéndole al
cabello su Ph natural y no contiene ceras ni
deja residuos” (línea SAMY para el cabello
en revista Vanidades).
Dentro de la significación del código joven
– viejo, podemos encontrar una diviniza-
ción de la juventud como un estado que
no se contempla como una etapa de la
vida sino se enfatiza el valor de su eternidad
“la eterna juventud”. Es una expresión de
la “Juvenilización que hace referencia al
consumo de los signos juveniles estimulado
por un modelo estético mass mediático que
emplea imágenes de jóvenes juveniles8
como iconos de identificación para contri-
 Lina Guillén

buir a la venta de mercan-

cías de todo tipo. Síntoma de
este tiempo, la Juvenilización
habla de la búsqueda de un
cuerpo inalterable, un espejo
sin tiempo, una imagen sin
pasado y sin marcas de la
historia” (Margulis,1998: 15) :
“ LIFTACTIV no es una crema
grasosa y promete regenerar
los tejidos y reducir las arrugas
en un mes” (LiftActiv, crema
para las arrugas en Revista
Vanidades); la promesa de
la juventud en este relato
es la que incita al consumo
del producto por el ideal
prevención de la vejez y como ideal
exaltado de la perduración
exaltado las jóvenes sienten la vejez
a través del tiempo, pues el ser humano
como un temor. “Antes el envejeci-
desde la modernidad y aun más en la
miento se aceptaba como una mani-
postmodernidad trata por medio de sus
festación inevitable de los estragos
avances científico-técnicos de perdurar
que causa el tiempo. Pero cada vez es
la prolongación de la vida, el temor a la
más frecuente no aceptar ese proceso
muerte (la del cuerpo, la del éxito, la de la
como algo natural, ya que los avances
juventud) es uno de los componentes que
médicos y alimentarios han demostrado
incita tanto a productores como a consu-
que se puede combatir o retrasar gran
midores a crear cada día objetos que los
parte de lo que antes se consideraba
satisfaga en el deseo de la inmortalidad, de
inevitable en la vejez” (Giddens, 2001:
la alucinatoria mortalidad. La muerte esta
221) : “queridos amigos de la revista TU,
dentro de la textualidad por los signos que
mi problema es que tengo ojeras. He
la compromete: las arrugas, las manchas,
probado con toda clase de productos
la obesidad, la falta de humectación por
para disimularlas pero no he obte-
citar algunos ejemplos expuestos en la
nido buenos resultados, por eso quería
publicidad de estos productos, por oposi-
preguntarles el nombre del corrector que
ción, la vida esta simbolizada por un rostro
usaron para maquillar a las chavas del
joven, terso, liso una figura moldeada y
artículo ”te sientes un patito feo?” que
tonificada. Sin embargo aunque en el
publicaron en el número de marzo Att:
relato esta la juventud prolongada durante
La Desesperada, Costa Rica” (carta a
la adultez, esta promesa de juventud esta
la revista TU). La publicidad esta dirigida
paradójicamente dentro de la misma
a las mujeres que son jóvenes, jóvenes
juventud que posee esas cualidades.
biológicamente o convertidas en tal por
la sociedad de consumo: “cualquier
Para este público juvenil el discurso de
mujer joven de pelo no muy abundante
la revista TÚ se coloca en términos de
puede disfrutar de ese “ponytail” con el

107
Creación de lógicas culturales de consumo
que tanto había soñado” (accesorios
de la marca Chanel en Revista Vani-
dades). Con el anterior código se entre-
laza el que da significado a la belleza y
a la fealdad, “la belleza ha modificado
su lugar de origen y su forma de conser-
varse o aumentarse, también ha variado
el potencial estético que se le atribuye
a la mujer: su esencia ha vagado a lo
largo del siglo XX por el alma, la inteli-
gencia, el carácter, la sensibilidad y
las intimidades hormonales” (Pedraza,
1999: 51). La belleza atribuida y cons-
truida alrededor de la mujer se intro-
duce en la sociedad de consumo
reduciéndola hacia el plano corporal.
La belleza femenina en las revistas Tu y
Vanidades hace referencia al cuerpo
juvenil, a una figura esbelta de delga-
deces y gorduras localizadas como
anteriormente anoté. Las modelos que
promocionan los productos son un este-
reotipo dominante de belleza presen-
tando a una mujer seductora, feliz y
sonriente, que disfruta la vida a plenitud,
que es feliz con lo que consume y que
estos productos la colocan cerca a la
felicidad porque usa lo que esta de
moda. Es el goce contemporáneo y la
ilusión del yo, instancia psíquica enten-
dida desde el psicoanálisis como unifi-
cadora del sujeto de forma especular
y alucinatoria pero que por medio
del lenguaje deja ver su rajadura, es
decir, el inconsciente que sólo puede
interpretarse por medio del yo que en
algunos momentos deja ver, por medio
del lenguaje y tras su interpretación, su
rajadura. El yo es entonces donde se
ubican las herramientas que defienden
al sujeto de su falta constitutiva, lo
defiende de su deseo, de su verdad, de
su inconsciente, dándole la percepción
de auto-coherencia, de normalidad,
108
de felicidad.
La moda como componente de la belleza
cultural de nuestra época, hace parte de
la instancia yoica, pues con su promoción
en las revistas instaura el debe ser de la
belleza, la cual conducirá a la felicidad,
a la admiración y al reconocimiento
social: “son los detalles... los accesorios del
momento los que debes usar y con qué”
(accesorios de la marca Chanel en Revista
Vanidades). De esta forma, se construye la
belleza con los productos que se ofrecen
para alcanzarla: “ponte a la moda con las
últimas tendencias del New York Fashion
and Beauty Center. Vive la fantasía de
cambiar. Sígueme y descubre la felicidad
de ser mujer” (maquillaje ESIKA en Revista
Vanidades). Una mujer creada y no dada
que para ser bella consume productos de
belleza y por serlo puede utilizar accesorios
que le otorgan distinción, tener una imagen
distinguida, joven, esbelta, con medidas
estandarizadas, con un rostro construido
con cremas y maquillaje.
Las diferentes estrategias que se planean
en torno a la construcción de la publicidad
y los artículos que componen las revistas TU
y VANIDADES para alentar cada vez mas la
cultura del consumo, sin distingo de edad,
diferencias e ingresos, es analizado desde
la construcción corporal femenina que
este medio impreso produce. Se plantea el
tratamiento del deseo y el planteamiento
del objeto a que conlleva a la saturación de
los objetos de seducción proporcionados
por el mercado que construyen el deber
ser estético de la mujer actual, un cuerpo
construido por el lenguaje de estas revistas,
que se convierte en el goce contempo-
ráneo que, aunque permitido socialmente
por nuestra cultura debido a su posibilidad
de dinamizar el consumo, está ligado al

sufrimiento por querer alcanzar los ideales
corporales exigidos por la cultura, por el
afán de cumplirlos, por la saturación de
paradigmas corporales en las revistas
femeninas que repetitivamente llaman a
su público a seguirlos. Desentrañar este
paradigma corporal es una apuesta a
la construcción de la subjetividad de
manera crítica, como sujetos participes
de la producción social de sentido, es
importante que como posibles receptores
(as) de esta construcción corporal produ-
cida por estos medios, podamos realizar
una reflexión sobre su influencia en la vida
cotidiana en el ámbito social y a nivel
personal
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109
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de Ciencias humanas. Colección CES
(Centro de Estudios Sociales). Bogotá.
1999.
circulando saberescirculando saberesCirculando saberesCirculando saberes

Apuntes al concepto de anomia

de Robert Merton*

Por: Gustavo García**

**Sociólogo
Universidad Nacional Colombia

* El texto en cuestión se titula: “Prostitución de alto nivel: cortesanas de la

segunda modernidad. Una mirada al concepto de anomia de Robert K. Merton,
desde las actuales formas en que se ejerce la prostitución femenina”.
circulando saberes

110

La teoría de la Anomia elaborada por
Robert K. Merton es un tema que desafor-
tunadamente ha dejado de tenerse en
cuenta en la actualidad de las discusiones
sociológicas; al ser Merton un representante
del llamado “funcionalismo norteameri-
cano”̦ -juicio que en sí mismo es suscep-
tible de profundizar y aclarar- muchos de
sus planteamientos son comprendidos
como un simple apéndice de las elabora-
ciones de su predecesor y maestro Talcott
Parsons. Su propuesta teórica ha desapa-
recido casi que por completo de las aulas
y la discusión y crítica que pueden derivar
de sus elaboraciones, sencillamente se
encuentra descartada “En buena medida
tal vez por aquello de que: “el funciona-
lismo está mandado a recoger”-.
Dejando en claro que el texto precedente
no es una especie de “grito nostálgico de
un funcionalista anglófilo”, aquí simple-
mente se busca ofrecer sucintamente
elementos de comprensión útiles para
la discusión respecto de la teoría de la
Anomia como problema, pueden leerse
a manera de antecedentes teóricos o
simplemente como una revisión de plan-
teamientos previos a los propuestos por
Merton.
Vale la pena resaltar que los plantea-
mientos subsiguientes pertenecen a un
trabajo más extenso que hizo las veces de
monografía de grado1; en el desarrollo de
la misma fue sorprendente ver las posibili-
dades que las elaboraciones de Merton
ofrecen para el tratamiento de una temá-
tica de álgida actualidad en nuestro país,
afortunadamente más para someter la
teoría a un juicio crítico y propositivo desde
la práctica que como una consagración
monolítica de las ideas por sí mismas.
111
Gustavo García
Así pues, y realizando un ejercicio de
retroceso en el tiempo, es posible encon-
trar referencias primero del concepto de
anomia que del de conducta desviada;
en sentido estricto, la palabra anomia
tiene origen griego significando ausencia
de normas, siendo utilizado con poste-
rioridad “por teólogos medievales para
referirse a aquellos que obraban sin
Dios ni ley”(Reyes; 2003). No obstante,
antes de su uso en la ciencia social, es
comprendida tal vez de forma implí-
cita dentro del concepto de conducta
desviada al interior de los planteamientos
que intentaron incipientemente ofrecer
una explicación científica a conductas
concretas; así pues, son el corpus teórico
y conceptual de la biología y la psico-
logía los cimientos iníciales que ofrecen
una perspectiva sobre el tema.
Dichas disciplinas pretenden demostrar
que la conducta desviada, especialmente
en la categoría del delito, se encuentra
determinada genéti-
camente. Paul Broca 1 Para otros referentes
-antropólogo francés- de
enmarcados
importancia
dentro
aseguraba haber encon- de esta perspectiva,
alrededor de la conducta
trado peculiaridades en los desviada, téngase en
cráneos y cerebros de los cuenta los trabajos
de Cesare Lombroso
delincuentes que se diferen- (1870) y Richard Dugale
ciaban de las propias de la (1877); hacia la primera
mitad del siglo XX los de
población respetuosa de las Estabrook (1916), William
leyes.1 Las teorías psicoló- A. Sheldom (1949) y
Glueck y Glueck (1956);
gicas, a su vez, la asocian hacia la segunda los
con ciertos tipos de perso- estudios de Eysenck
(1977) y Mednick (1987).
nalidad que permiten ver
en una minoría de individuos rasgos
amorales; es la psicopatía freudiana2
sobre la que muchos autores posteriores
a Freud se han apoyado, que identi-
fica a quien la padece con un carácter
retraído y sin emociones que se delei-
taría en la violencia por sí misma.
 Apuntes al concepto de anomia de Robert Merton

Ahora bien, si existe la posibilidad de sión del término anomia en las ciencias
que los factores biológicos tengan sociales a Emile Durkheim3; a lo largo de
una influencia en ciertos delitos o en su trabajo, en el cual fueron relevantes los
conductas denominadas desviadas, problemas de cohesión y crisis sociales a
ésta influencia sería mínima ya que: la par que se interesaba por la división del
“no disponemos de una evidencia trabajo -“fenómeno ya más que plausible
decisiva de que los rasgos de la perso- en el momento en que escribió-, es posible
nalidad se hereden, e incluso si lo distinguir dos formas distintas de concep-
2
fueran su conexión con la tualizar el término anomia: 1. En su obra
Según la cual gran
parte del sentido de delincuencia sería, como “. La División Social del Trabajo”. 2. En “El
la moral deriva de mucho, remota” (Giddens,
las autolimitaciones
suicidio”. La primera, “realmente insinuada
que el niño aprende 1996: 159). Respecto de la sin un desarrollo completo- hace referencia
durante la fase perspectiva psicológica,
edípica de su
a un momento de crisis en la sociedad; la
desarrollo; debido no estaría claro si la noción segunda, orientada a la conducta indivi-
a la naturaleza
de las relaciones
de psicópata es totalmente dual, que es la que retomará el “funcio-
con los padres, válida o si los rasgos que se nalismo norteamericano”̦ haciendo las
estos niños nunca
llegan a desarrollar le asocian son irrestricta- veces de cimiento para el concepto de
l i m i t a c i o n e s mente delictivos/desviados: conducta desviada en la ciencia social.
careciendo de
un sentido moral ”Si describimos los rasgos Serán los planteamientos de Durkheim, su
subyacente. supuestamente implicados relevancia, los que serán la principal fuente
de un modo positivo, el tipo de discusión en el trabajo llevado a cabo
de personalidad resulta bastante dife- por Merton.
rente, y no parece existir ninguna razón
en particular que nos haga pensar que La motivación de Durkheim por comprender
las personas de este tipo son delin- la sociedad en medio de sus críticas al utili-
cuentes de forma inherente” (Giddens, tarismo -a su juicio el utilitarismo es más una
1993: 159). filosofía ética que una ciencia social, pues
antes de comprender la sociedad plantea
Es evidente la unilateralidad de las como debería ser-, se instaura en el mani-
perspectivas anteriores, no obstante es fiesto desacuerdo con los positivistas bioló-
importante referirse a ellas pues son un gicos de la época -representados en buena
punto de partida central, medida por las perspectivas biológica y
3
Reyes M. Víctor (2003)
resalta el comentario del cual el pensamiento psicológica arriba señaladas- y su inten-
que Anthony
Giddens en su texto
sociológico tomara su ción de explicar la existencia de normas
“El capitalismo y la inicial foco de diferencia- sociales, así como con los clásicos en tanto
Sociedad Moderna”
ofrece sobre el tema;
ción; claro está, tal proceso concebían la sumisión a las normas como
según Giddens se llevará a cabo de forma una decisión libre del individuo: “La ciencia
podría pensarse
que el concepto de paulatina conforme las de los <<hechos sociales>>, elaborada en
anomia elaborado por elaboraciones desde la Las reglas del método sociológico, puso
Durkheim es retomado
del de “noción moral” sociología pulimentan sus de relieve en primer lugar que los hombres
de Jean-Marie Guyau, conceptualizaciones y
este último aislado de
viven, no en un universo de elecciones y
bases no-religiosas a enriquecen los contenidos libertad (afectado no solo por la falta de
la manera planteada de sus análisis.
por Kant.
una adecuada autoridad moral), sino en
Puede atribuírsele la inclu- condiciones en las que no se aprovechan

112
 Gustavo García

sus facultades naturales. En síntesis, viven en dos formas que se relacionan: “O bien
bajo una división del trabajo <<impuesta>>” la conciencia colectiva no es capaz de
(Taylor, Walton y Young, 2001: 92). regular los apetitos del hombre y surge
la anomia, o el <<culto del individuo>>
La idea anterior será la base de la concep- es fomentado más allá de lo necesario
ción de la anomia elabora por Durkheim, y suficiente para lograr que los hombres
de sus concepciones sobre el delito, el desempeñen los roles y las funciones
desorden y la desviación; la autoridad especializadas propias de una sociedad
moral sería solamente tal para los hombres diferenciada” (Taylor, Walton y Young,
en tanto se relacionara con la situación 2001: 94). En el último caso, aparecen
material-real de cada uno de ellos: “la normas que alientan un despliegue inusi-
autoridad moral no era autoridad en abso- tado de las aspiraciones individuales
luto si carecía de sentido para hombres dando paso al egoísmo. En síntesis, la
insertos en posiciones sociales inusuales, anomia se originaría en la disociación
en rápido cambio o, lo que era más entre la individualidad y la conciencia
importante, impuestas” (Taylor, Walton y colectiva que a los ojos de Durkheim,
Young, 2000: 92). En este punto, la pérdida junto con el egoísmo y el desorden
de influencia de la conciencia colectiva, social, desaparecerían con un fortaleci-
propia de las sociedades organizadas miento de una división del trabajo más
según la solidaridad mecá- espontánea y menos impuesta.
4
“…Durkheim distinguía nica donde los roles están
tres formas anormales de
división del trabajo y en menos diferenciados y espe- Las glosas anteriores ofrecen una carac-
relación con ellas introdujo cializados, pierde influencia terización inicial más completa y fiel al
el concepto de anomie.
Una de esas formas era sobre la conciencia indivi- pensamiento de Durkheim, que la que
la división forzada del dual; esta última comienza a ofrece, por ejemplo, Jean Duvignaud en
trabajo, en que la división
de las ocupaciones no es expresarse en pro de intereses su “calificación dialéctica” (Morris, 2003)
análoga a la distribución
de los talentos. En otro tipo
cada vez más centrados en el del desarrollo del concepto en “La divi-
de situación, la división yo que en el nosotros, gracias sión social del trabajo” y en “El suicidio”
del trabajo no produce
solidaridad porque la
a la creciente especialización “teniendo en cuenta que Duvignaud
actividad funcional de producto de la división del enfatiza su perspectiva en las posibi-
cada trabajador es
insuficiente; el trabajador trabajo, se crea tal tensión lidades de cambio y transformación
no desarrolla el sentido entre individualismo y colecti- sociales que la anomia en sí representa
de participación en
una empresa común. vismo dando como resultado -: “Tal como lo define en Le Suicide o
La condición anormal
una fuente de anomia4; el en La Division du Travail Social, [...] los
predominante en todos
los casos, la llamaba desarrollo del derecho resti- hechos irregulares que no corresponden
“anómica”…Surge la a ninguna violación de la regla porque,
anomie porque la división
tutivo, que se caracteriza por
del trabajo no produce aplicar sanciones y exigir una en este caso, la misma regla se pone
contactos lo bastante
eficaces entre sus miembros expiación, institucionalizado
en entredicho. Estos hechos irregulares
ni regulaciones adecuadas con el crecimiento de los corresponden a una situación global
de las relaciones sociales”
(Clinard B. Marshall., 1967: 17). tribunales especiales, es para (económica o social) caracterizada
Durkheim una clara manifes- por el desmoronamiento del sistema
tación de esa tensión. de organización de los valores y, más
ampliamente, de la misma sociedad,
Así las cosas, la anomia puede expresarse afectada por una mutación lenta y

113
 Apuntes al concepto de anomia de Robert Merton

repentina” (Duvignaud J., 1990: 42-43). para la elaboración posterior de Merton, es

que más allá de ser una conducta típica-
Con todo, la conceptualización de la mente individual tiene una fuerte relación
anomia en Durkheim relativa a la etapa con dos características de la organización
del “La División” no profundiza más allá social: su grado de control y la fuerza de
de lo que ofrecen ciertas formas anor- los vínculos con que se ligan los individuos
males producto de una solidaridad orgá- insertos en ella, así, una sociedad fuerte-
nica anómala. Es en “El Suicidio” apare- mente unida y bien regulada sería capaz
cido cuatro años más tarde- donde de minimizar la influencia tanto anómica
el concepto de anomia reviste mayor como egoísta5.
importancia gozando de más contun- Es en ése sentido en el cual el concepto
dencia teórica. de anomia en Durkheim puede desig-
El énfasis lo pone Durkheim en la confu- narse como un estado en el cual existe
sión en la cual recaen los individuos al ausencia de normas: “Los suicidios provo-
encontrase desorientados, su acostum- cados por una situación de anomia eran,
brado modo de vida es socavado de por lo tanto, consecuencia del fracaso de
repente, surge la inadaptación pues los frenos sociales en lo que
la prosperidad económica se diluye podría llamarse ambiciones 6 “La mayoría de los
en formas cada vez más repentinas demasiado presuntuosas”. libros de texto, por
supuesto, se ocupan
y desastrosas, donde la única salida, Las necesidades “naturales” únicamente de lo que
hemos denominado
para muchos, es quitarse la vida: “Así, la del hombre debían regularse < < d e s v i a d o
pérdida de control sobre los deseos del por las necesidades morales distorsionado>>, y aun
así no tienen en cuenta
hombre en una sociedad y de normas definidas y reguladas por el que, para Durkheim,
este tipo aparece en
y pautas socialmente aprobadas, orden colectivo. (Marshall, situaciones anormales
en especial si el cambio es abrupto, 1967: 20). Durkheim muestra o( s i t <<patológicas>>
u a c i o n e s
provoca situaciones una sociedad donde no remediables, para
Durkheim, solo
5
“Las características del que pueden conducir al existen normas sociales que mediante la reforma
sistema que Durkheim
examina con más atención
suicidio . A este tipo de definan las aspiraciones o social)” (Taylor I. Walton
P. Young J., 2001: 102).
son el grado de integración suicidio, Durkheim le dio metas de los individuos, unas
social (las variaciones en
esta dimensión explican el el nombre de” suicidio serían sumamente difíciles
suicidio altruista y egoísta) anómico”. Tales situa- de alcanzar mientras otras sencillamente
y los cambios sistemáticos
que originan discrepancias ciones se convierten en no podrían alcanzarse, el orden colectivo
entre las aspiraciones equivalentes funcionales sufre una fisura pues las aspiraciones del
de una persona y los
medios con que cuenta de depresiones en que se individuo se elevan por sobre sus posibili-
para realizarlas. Estas desmoronan las funciones
discrepancias producen
dades objetivas de finalización; en síntesis,
una desregulación o reguladoras del orden los objetivos de la acción no se encuentran
anomia, esto es, un
debilitamiento de la fuerza
colectivo” (Marshall, 1967: normativamente definidos.
que las normas sociales 18).
tienen para regular y
disciplinar las acciones de En paralelo, Las posibilidades de cierta
la persona (las variaciones Además del suicidio estabilidad se orientan hacía una definición
en esta dimensión explican
el suicidio anómico)” anómico, Durkheim distin- precisa de los objetivos a alcanzar de tal
(Cohen K. Albert., 1979, Vol. guió el egoísta, el altruista forma que impulsen al individuo a respetar
2: 534).
y el fatalista; sin embrago, una autoridad colectiva.
lo realmente relevante

114

Taylor I., Walton P., y Young J. (2001),
ofrecen complementariamente tres tipos
distintos de individuo desviado que a nivel
analítico han sido extraídos de los plan-
teamientos de Durkheim sobre la anomia6,
tipos que aplican para los planteamientos
elaborados en “El Suicidio” y en “La Divi-
sión”:
1. El desviado Biológico. “Incluso en una
sociedad orgánica donde hubiera una divi-
sión espontánea del trabajo, la conducta
desviada se manifiesta como fenómeno
normal. Las conciencias individuales segui-
rían variando ampliamente a causa de la
herencia genética y de factores situacio-
nales, y esto, junto con la existencia de
una conciencia colectiva eficaz, provo-
caría comportamientos desviados”.
Esta situación resultaría igualmente
funcional para la colectividad en tanto
define los límites de la conducta valorada
adecuada.
2. El rebelde funcional. “personifica la
<<verdadera>> conciencia colectiva, tal
como está a punto de manifestarse. En
115
Gustavo García
especial, el rebelde funcional es respon-
sable de la rebelión contra la división del
trabajo impuesta (y las desigualdades
sociales inmerecidas que la acom-
pañan)”. El rebelde funcional se hace
tal en la medida en que exhorta la falta
de correspondencia entre un rol social
asignado y la distribución -biológica-
de las cualidades, no es un desviado
en el sentido estricto del término, se le
atribuye tal calificación por que las insti-
tuciones ostentadoras del poder repre-
sentan una forma distorsionada de lo
que debería adecuadamente repre-
sentar la conciencia colectiva.
3. El desviado distorsionado. “Mien-
tras que el rebelde funcional es una
persona normal que reacciona ante
una sociedad patológica, el desviado
distorsionado es un individuo mal socia-
lizado en una sociedad enferma”. Su
aparición obedece a dos causas relacio-
nadas entre sí: la anomia y el egoísmo.
La anomia implica falta de regulación
y debilidad de la conciencia colectiva;
el egoísmo, en cambio, representa <<el
culto (institucionalizado) del individuo>>.
Aquí, el individuo busca la satisfacción de
sus propios deseos en una forma incom-
patible a la establecida por el orden social
sin dar buena cuenta de las capacidades
implícitas para llevarlos a cabo.
Para estos autores, Durkheim realiza una
distinción precisa entre los conceptos
de anomia, egoísmo e individualismo;
la anomia hace referencia a la falta
de regulación social en una situación
donde los deseos del individuo se salen
de control; el egoísmo posee una índole
normativa ya que le otorga a la satis-
facción absoluta de los deseos indivi-
duales un alto valor siendo igualmente
Apuntes al concepto de anomia de Robert Merton
negativa; el individualismo vendría a ser
positivo en tanto estimula la libertad de
asumir roles distintos a los asignados al
interior de la división del trabajo.
Lo anterior porque, desde su perspectiva:
“Durkheim no dice que toda conducta
desviada sea producto de una carencia
de normas (es decir, que surja de la
imposibilidad de ser regulada o de una
falta de regulación social efectiva). Por
el contrario, cree que determinados
valores sociales, el egoísmo en especial,
son los precursores directos de la desvia-
ción. Además, no dice que haya un
conjunto de valores a los que la gente
se ajusta o de los cuales se desvía. Cree
que determinados desviados pueden ser
funcionales porque tratan de imponer
la verdadera conciencia colectiva
frente al ambiente moral predominante
(la falsa conciencia colectiva)”. (Taylor
I. Walton P. Young J., 2001: 104).
Destacan de esta forma el esfuerzo de
Durkheim a la hora de subrayar la exis-
tencia dinámica entre diversos grupos
de valores e intereses, en sociedades
con divisiones del trabajo anormales o
patológicas.
Años antes de que Merton realizara su
primer exposición sobre la anomia en
su texto “Social structure and anomie”
(aparecido por vez primera en 1938), un
grupo de investigadores vinculados a
la Universidad de Chicago elaboraron
planteamientos relativos a la conducta
desviada y a la desorganización social,
especificando las condiciones sociales
imperantes en una Norteamérica alta-
mente influenciada por la población
migrante, un proceso de urbanización a
ultranza y una alta diversidad cultural.
116
En la denominada Escuela de Chicago, que
en las personas de Ernest Burguess, Richard
Mckenzie y Robert E. Park, tuvo sus precur-
sores; su ya conocida analogía biológica
enfatizaba las posibles relaciones entre
diversas especies de hombres, muchas de
las cuales terminaban produciendo estados
de desequilibrio. Al considerar que las rela-
ciones dentro de una comunidad podían
ser bien de competencia o de cooperación:
“La conducta desviada aparece cuando
la competencia se hace tan dura que
altera el equilibrio biótico y esto, a su vez,
es producto de la velocidad de la migra-
ción hacia <<zonas delictivas>>, así como
también del cambio de la población
dentro de ellas” (Taylor, Walton y Young,
2001: 140).
En sus planteamientos es posible denotar
la idea implícita de organización que iden-
tifica positivamente a una sociedad en
general, a la par de la idea de desorgani-
zación dentro de ciertas zonas residuales o
de transición que choca con la sociedad
organizada, la cual pasa a figurar como
dominante: “Esto lleva implícita la noción
durkheimiana de anomia, en el sentido de
que la competencia entre individuos en las
zonas delictivas produce falta de normas”
(Taylor, Walton y Young, 2001:140).
Un elemento a destacar de tales plantea-
mientos “no obstante su tendencia natu-
ralista como su orientación de reformismo
social-, corresponde a la insistencia en
destacar las causas sociales de la conducta
desviada orientando el análisis más allá de
los móviles que ofrecía la psique individual;
así, sostenían que la diversidad era resul-
tado de la patología social: “la desorga-
nización social ocasionaba un comporta-
miento desviado en el sentido de que los

patrones normativos necesarios para el
comportamiento <<normal>> no llegaban
a todos los niveles del cuerpo social: a la
sociedad misma” (Taylor, Walton y Young,
2001: 141).
Clifford Shaw y Henry Mackay (1929, 1931,
1942) materializaron tales postulados
demostrando que las altas tasas de delin-
cuencia se relacionaban a zonas naturales
de transición en medio de relaciones de
invasión, dominio y sucesión, obteniendo
iguales resultados examinando la distribu-
ción de la delincuencia en Birmingham,
Cleveland, Denver, Filadelfia y Richmond;
rechazando la idea de que el hacinamiento
o las condiciones higiénicas pudieran
ser causantes de conductas anómalas,
sostenían que en aquellas zonas donde
imperaba la desorganización existía una
asociación entre un conjunto de valores y
pautas culturales que apoyaban la delin-
cuencia, haciéndose más que necesaria
la introducción de reformas sociales.
Aunque en las exégesis teóricas más
completas se contemple fuertemente
la posibilidad de que el concepto de
anomia haya llegado a Merton por vía
de los planteamientos de W. I. Thomas y F.
Znaniecki, en su obra “The Polish Peasant:
(1920) “obra que sin dunda alguna Merton
conoció con cierta profundidad-, princi-
palmente por su énfasis en la perdida de
la fuerza reguladora que experimentan
ciertas normas sociales en determinadas
circunstancias (Reyes M. Víctor., 2003), los
aportes teóricos de Durkheim y su fuerte
tratamiento histórico-conceptual, más las
contribuciones altamente desarrolladas
por los estudios sobre terreno de la Escuela
de Chicago, son de primera importancia
para comprender en buena medida los
fundamentos de los desarrollos que Merton
117
Gustavo García
elaborará con posterioridad.
Finalmente, dos contribuciones a la
teoría de la anomia de Durkheim, son
particularmente relevantes para los
desarrollos que Merton expondrá inicial-
mente hacia 1938: la descripción y utili-
zación del concepto de anomia por
Elton Mayo en 1933 con su texto “Los
problemas humanos de la civilización
Industrial”, y Talcott Parsons, en su cono-
cido y profundo examen del la teoría
de la anomia de Durkheim en el texto
“La estructura de la acción social”, de
1937.
Marco Orrú (1987) resalta la importancia de
los aportes de Parsons y Mayo para la teoría
de Merton:
“Both assessmentes are relevant to
Merton´s own formulation of a theory of
anomie. In Mayo`s work, anomie is for
the first time adopted in American social
science as a valid research concept.
By taking the concept of anomie and
applying it to the practical problems
addressed by Chicago sociologists,
Mayo turns Durkheim´s ideological
anomie into a term that will better define
the problems of social disorganization.
Parsons´ contribution is even more rele-
vant for the formulation of Merton´s
theory. In his attemp to bring together
into a theoretical synthesis the works of
Marshall, Pareto, Durkheim and Weber,
Talcott Parsons recasts Durkheim´s
theory of anomie into his own theory of
social action. The interpretation Parsons
offers is that anomie is explained, by
Durkheim, on two grounds: by the lack
of equilibrium betwen means and ends
of action, and by unclear definition of
the ends themselves”.
Apuntes al concepto de anomia de Robert Merton
Como se verá, el trabajo de Parsons
abona importantes elementos que
Merton tendrá en cuenta. Parsons ve en
el recorrido de la “División del trabajo”
al “Suicidio” un importante avance en
la estructuración de la anomia como
concepto; de una comprensión en la
cual Durkheim encuentra una desregu-
lación entre medios y fines, da cuenta
de la inclusión ulterior de la falta de
especificidad de ellos, lo que termina
por determinar altos niveles de inci-
dencia de conductas anómicas, y así
establecerlas como una ilustración de
los problemas que Pareto denominó
intereses -allí, las medidas de fuerza o
más sutiles como el fraude, funcionaban
como medios para la adquisición de
riqueza y poder, en sí un síntoma de
desintegración social-: “Parsons brought
him [Durkheim] withim the voluntaristic
perspective of American social theory.
The relevance of Durkheim´s theory
to the means-ends scheme of social
action was located in its usefulness for
explaining conditions of social disorga-
nization. The next obvius step was to
tease out the practical usefulness of
Parsons operation, a task accomplished
by Robert Merton in his highly influential
paper, “Social structure and Anomie”.
(Orrú, 1987: 121).
En conclusión, los cimientos tanto afines
como de distanciamiento tenidos en
cuenta por Merton para la construcción
de su teoría de la anomia, se encuentran
altamente influenciados primeramente
por las elaboraciones de Durkheim,
éstas en primer instancia revisadas en
el autor mismo y luego por la interpre-
tación y desarrollo hecho por Parsons
y Mayo; en segunda, por los aportes
que desde los estudios sobre terreno
118
ofrecieron los resultados del sin número de
investigaciones relacionadas con el tema
realizadas por la escuela de Chicago “el
sentido mismo de la propuesta de Merton
denominada: “teoría de alcance medio”
puede en buena medida tener sus orígenes
en las fuentes en cuestión.
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 Gustavo García

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