ARTE FLUXUS

corriente de arte posmoderno cuya popularidad contrasta con el reducido interés –al
compararla con tendencias como el arte conceptual.
que ha surgido en los académicos por estudiarla. Se dice que esta corriente es un hijo
directo del dadá, y que combina expresiones como el performance, el happening, el
noise y el mail art.
Sin duda, el punto más importante para el fluxus es que la vida misma era una forma
de arte, y esto lograba contrarrestar la rigidez en torno a la producción
artística. Para el fluxus, cada persona era una obra de arte en sí misma, y por lo
tanto la vida era una composición artística global.
Se distingue de su predecesor, el dadá, por no buscar ser un anti-arte, sino una
manera lúdica de abordar esta disciplina a partir de medios poco convencionales, los
cuales permitieron que el fluxus se expandiera para finalmente emplearlos para
cuestionar el arte como objeto de compra-venta y producción cultural.
El Fluxus inició gracias a George Maciunas, quien realizó un manifiesto de manera
similar al de las vanguardias. En este manifesto, Maciunas convocaba a la comunidad
internacional a combatir la excesiva intelectualidad en el arte, el “europanismo” y
aquello que consideraba arte muerto –lo que ves en galerías y museos–.

Los conciertos Fluxus no son placeres auditivos de alta fidelidad y sintonía fina. No se
produce una armonización acústica a través de unos bajos precisos, de unos tonos
medios naturales y de tonos concomitantes cristalinos. Un concierto
Fluxus es una experiencia auditiva en la que cualquier objeto, cualquier cosa se
convierte en un instrumento. La autenticidad inconfundible de los conciertos Fluxus y
la pasión y el poder innovador de los artistas supusieron un cambio profundo en la
expresión del arte
. Esta evolución artística, incitada por el presente y dirigida hacia el futuro, creó la
noción de que cada individuo constituye una obra de arte en sí mismo y que la vida se
puede entender como una composición artística global.
Los atributos singulares de los conciertos Fluxus y la libertad en los arreglos son un
reconocimiento a la causalidad, en la que se desvanecen tanto la causa como el efecto
y en la que el caos acuña su marca indeleble sobre la realidad.