You are on page 1of 9

Artículo Especial Página | 68

El cuerpo muerto en el arte contemporáneo 1


María Cristina Ares
Licenciada y Profesora en Letras (UBA), Profesora en Filosofía (UBA). Doctoranda en Letras (UBA). Investigadora UBACYT en el área
de Teoría Literaria. Docente de la cátedra de Estética del Depto. de Artes y de la cátedra de Teoría Literaria II del Depto. de Letras, Facul-
tad de Filosofía y Letras (UBA). ProfesoraTtitular de Sistemas Estéticos y Estética Contem¬poránea de la Facultade de Ciencias Sociales
(UP))
Resumen

La utilización del cuerpo muerto en el arte, la presentación del cadáver humano estetizado, ha provocado múltiples
reacciones adversas. Acusadas de inmorales, escabrosas y hasta obscenas, estas producciones han desatado la reflexión
sobre la espectacularización del arte y advertencias al espectador contemporáneo sobre los riesgos de relajar el espíritu
crítico frente a tales artefactos. La reflexión ética se interpone en la operación del arte, ¿se puede aceptar la estetización
del cadáver del otro? ¿Tiene uno derecho a decidir sobre el cuerpo del otro? Y en todo caso, ¿En qué momento el otro
ha dejado de ser una persona para ser un mero cuerpo? Este caso se presenta como el otro extremo que articula el de-
bate sobre el aborto, ¿cuándo se constituye el humano como persona?, ¿el embrión es persona?, ¿el feto es persona?,
de la misma manera cabe preguntarse: ¿el cadáver es persona? Así como de lo sublime se deriva la idea de infinito que
concebimos en nosotros, ante la presencia del cadáver se abre un abismo, pues nos enfrentamos a quien fue como uno
y ahora se encuentra sin vida y, simultáneamente, al que nos conecta con nuestro proyecto más cierto que se instala en
el por-venir de cada uno de nosotros. El arte mortuorio, entonces, oficiaría de recordatorio de aquello que el capitalis-
mo habría transportado a la nada, como una suerte de memorial de aquello que el sistema nihilizó, desnudando así el
pensamiento burgués y abriendo en el seno de la estética un debate ético

En los últimos años se ha abierto un debate en- pues lo nuevo suele resultar escandaloso para sus
tre aquello que puede considerarse arte y lo que es contemporáneos. Si descartáramos las nuevas pro-
mero espectáculo; hay en este planteo una evidente ducciones con ingredientes perturbadores por creer
jerarquización de uno por sobre el otro. Para noso- que sólo buscan captar la atención de los medios y
tros, espectadores, tal sospecha instala un manto así instalar una polémica como si se tratara de una
de dudas e interrogantes que se abren paso hacia operación de marketing, quizás estemos corriendo
diversos ámbitos relacionados con el fenómeno ar- el riesgo de ignorar aquellos artefactos que están
tístico: las instituciones legitimadoras con sus diver- desacomodando nuestros consensuados paradig-
sos representantes –directores de museo, críticos, mas de lo que se supone es arte al día de hoy. El otro
galeristas, literatura especializada, etc.–, el mercado problema con el que nos enfrenta este prejuicio es
del arte, el negocio del arte, los coleccionistas, los que, asumiendo esta posición, sólo podríamos opi-
intereses comerciales de los medios de comunica- nar sobre el arte del pasado y deberíamos renunciar
ción de masas, entre otros. El planteo mismo de esta a pensar sobre las nuevas producciones puesto que
duda, esto es, entre lo que debemos apreciar como aún no han pasado la prueba del tiempo.
arte y lo que es sólo espectáculo, esconde la convic- La utilización del cuerpo muerto en el arte, la
ción de que el primero es perdurable en el tiempo presentación del cadáver humano estetizado, ha
y que el segundo será olvidable en un lapso más o provocado múltiples reacciones adversas. Acusadas
menos breve. Esta convicción de que el «verdadero de inmorales, escabrosas y hasta obscenas, estas
arte» es aquel que sobrevivirá al incesante decurso producciones han desatado la reflexión sobre la es-
de novedades –de por sí seductoras la mayoría de pectacularización del arte y advertencias al espec-
las veces por escandalosas– esconde un prejuicio, tador contemporáneo sobre los riesgos de relajar

1
El presente ensayo fue incluido en Elena Oliveras (ed.), Estéticas de lo extremo. Nuevos paradigmas en el arte contempo-
ráneo y sus manifestaciones latinoamericanas, Buenos Aires, Emecé, 2013. Son autores del libro, Graciela C. Sarti, Oscar
de Gyldenfeldt, Inés A. Buchar, Luciano Lutereau, Elena Oliveras, María Cristina Ares, Graciela I. de los Reyes, Betina
Bandieri, Cecilia Fiel, María Laura Rosa, Florencia Abadi y Guadalupe Lucero. Todos docentes-investigadores de la cáte-
dra Estética, Facultad de Filosofía y Letras, UBA.
Página | 69
el espíritu crítico frente a tales artefactos (Jiménez, muerte del arte.2
2003:50). El pensamiento posmetafísico se refiere al pasa-
Con el objeto de reconsiderar el carácter artís- do con la noción de Verwindung. El «fin de la metafí-
tico de estas manifestaciones proponemos, por un sica» está en una posición de Verwindung en el sen-
lado, revisar las consideraciones sobre el cuerpo en tido de «curación», «aceptación», «resignación»,
los sistemas estéticos más relevantes y, por otro, co- «vaciamiento» o «alivianamiento». El debilitamien-
nectar tales reflexiones con la aparición de cuerpos to del ser, el fin de la metafísica y el triunfo del nihi-
muertos en las producciones de tres artistas con- lismo son fenómenos interconectados: el hombre y
temporáneos: Rosemberg Sandoval, Martín Weber el ser dejan de ser concebidos metafísicamente en
y Teresa Margolles. términos de estructuras estables (no devinientes).
La exposición se organizará según tres ejes. En el Este individuo posmetafísico ya no necesita la segu-
primer apartado se analizará el polo del espectador ridad que la idea de Dios le otorgaba: ha aprendido
y la aparición de lo sublime en tanto sentimiento a vivir con la conciencia de que un saber fundado,
estético del sujeto, un posible modo de considerar articulado en su totalidad, por certezas absolutas,
la recepción frente al arte mortuorio y su distancia es sólo un «mito» cultural adquirido y transmitido
con el concepto material del término; en segundo históricamente y, por lo tanto, acepta la condición
lugar, se reflexionará desde el polo del objeto artísti- débil de su ser y de su existencia, ha aprendido a
co mismo: el cuerpo, refiriendo el lugar que éste ha convivir con su propia finitud y, en consecuencia,
tenido en los distintos sistemas estéticos; el tercer con la ausencia de fundamento. A esta forma de ni-
eje se ocupará del privilegio del cuerpo por sobre hilismo, Vattimo la denomina pensamiento débil y
la conciencia como productor de verdad desde una la presenta como una suerte de destino del que no
perspectiva nietzscheana que contempla la posibili- podemos liberarnos. De ninguna manera se trata de
dad de la crueldad en el arte. una circunstancia nostálgica, resentida o peyorativa,
Lo que sigue de ningún modo pretende agotar por ende no debe ser combatida sino que debemos
la reflexión sobre estas nuevas manifestaciones, asumirla como nuestra única posibilidad, debemos
sólo intenta pensar los problemas teóricos que se aprender a vivir a fondo la experiencia de disolución
les presentan a los espectadores contemporáneos del ser sin añoranzas de certezas absolutas.
frente a un arte cada vez más complejo que deja El fenómeno de la muerte del arte, según Vat-
en estado de perplejidad a muchos pues los límites timo, es paralelo al del «fin de la metafísica» que
de lo considerado arte, hace mucho tiempo ya, no se encuentra en una posición de Verwindung, a su
resultan claros ni pasibles de ser ajustadamente de- vez asociado a la «muerte de la estética». Este fe-
finidos desde la teoría o desde el pensamiento filo- nómeno designa la situación en la que se encuen-
sófico. tra la filosofía del arte frente al arte actual, pues no
contamos con nuevos conceptos que nos permitan
El cuerpo muerto y el sentimiento de lo subli- pensar las nuevas producciones. Entonces, Vattimo
me propone remitirse–operar la Verwindung como si
fuera nuestro destino– a la historia de la estética y
Si Platón, Aristóteles, Kant, Hegel, entre otros
a sus postulados aunque éstos no alcancen, dada la
muchos filósofos, al reflexionar sobre la belleza o
crisis de la disciplina.
sobre el arte lo asociaron al amor o al placer, fren-
Ya en 1853, Karl Rosenkranz había publicado
te a la representación del cuerpo muerto en el arte
Estética de lo feo, donde consideró la posibilidad, a
contemporáneo tales conceptos parecen no ser su-
pesar de su contrasentido, de que lo feo pueda dar
ficientes. Cabría, en principio, reflexionar sobre la
lugar al placer. La dificultad de tal escrito reside en
posibilidad de comenzar a pensar el arte asociado a
su profundo espíritu hegeliano que contempla lo feo
lo feo y ya no a lo bello, pero si así pensáramos en-
sólo como un momento necesario en la evolución
tonces los conceptos de la estética tradicional resul-
de las formas artísticas que luego será superado en
tarían obsoletos frente a determinadas manifesta-
una instancia de belleza posterior; por tanto, tal pla-
ciones artísticas actuales. Gianni Vattimo, desde una
cer frente a lo feo se justifica únicamente como ne-
perspectiva posmoderna, nos recomendaría operar
cesidad relativa en la totalidad de la obra de arte.3
la Verwindung1 de espíritu heideggeriano frente a
Las obras que de modo descarnado nos obligan a
tales producciones, es decir, seguir remitiéndonos
contemplar con crudeza el cadáver que alguna vez
a los conceptos de la estética tradicional frente al
seremos nosotros mismos se regodean en la muerte
ocaso de teorías que acompañan al fenómeno de la
sin producir displacer o dolor.
Página | 70
La artista mexicana Teresa Margolles (n.1963) es frente a nosotros: el resto, los restos de lo que algu-
cofundadora del colectivo de artistas SEMEFO (Ser- na vez tuvo forma.
vicio Médico Forense) con el que ha creado obras Así como de lo sublime se deriva la idea de infi-
con materiales forenses entre 1990 y 1999 que de- nito que concebimos en nosotros, ante la presencia
nuncian la violencia y el anonimato padecido por las del cadáver se abre un abismo, pues nos enfrenta-
víctimas. El trabajo con los cadáveres de la morgue mos a quien fue como uno y ahora se encuentra sin
presenta la posibilidad de pensar en términos de «la vida y, simultáneamente, al que nos conecta con
vida del cuerpo», como si se pudiera plantear la bio- nuestro proyecto más cierto que se instala en el por-
grafía de un cuerpo, tal es el caso de su obra Auto- venir de cada uno de nosotros.
rretratos/Self Portraits (n° 5) de marzo de 1998. Así, Según Kant, para que surja el sentimiento de lo
las experiencias post mórtem estarían en directa sublime, el individuo debe sentirse a salvo, debe en-
relación con la existencia, y el cadáver ofrecería una contrarse a resguardo, de lo contrario, frente a la
nueva fase, el contexto social, político y económico desmesura de la naturaleza, el temor le impediría
premórtem. En la serie de fotografías Autorretratos, el estado de contemplación y provocaría la huida.
la artista posa próxima a los cadáveres o bien soste- Frente al cuerpo muerto, nos encontramos a salvo,
niéndolos, como es el caso del n° 5 citado. Se trata ya que el que ha muerto es otro y no uno, dado que
de cuerpos no identificados y que nadie ha recla- aún nos encontramos con vida y con la posibilidad
mado, la mayoría son víctimas de la violencia en la de contemplar los restos de aquel que ya no es. Nos
ciudad de México. hallamos a resguardo pues aunque sabemos que al-
Frente al cuerpo sin vida –ese algo que alguna gún día moriremos, sospechamos que por lo pronto
vez fue alguien– no es extraño que se sienta una estamos amparados por el desconocimiento del ins-
suerte de placer-dolor más cercano al espectácu- tante preciso de nuestro propio deceso, y esa inde-
lo del horror, como si alguien expresara lo que no terminación nos protege, al menos por el momento.
está permitido decir o mostrar. Ejerciendo entonces Sin embargo, este discurso tradicional de lo
la Verwindung propuesta por Vattimo, pensar en sublime articulado al de lo bello no hace más que
términos de placer-dolor nos permite remitirnos al plasmar el discurso burgués dominante en la época
sentimiento de lo sublime kantiano. El sentimiento de la Ilustración y justamente lo que deja de lado
de dolor en lo sublime kantiano refiere al respeto es el problema del cuerpo, que resulta ser lo que
ante un objeto de la naturaleza que conduce al dis- estas nuevas manifestaciones artísticas resaltan con
placer por la limitación de nuestra facultad sensible, la mayor de las crudezas. Quienes rescataron del
humana y finita.­4 Sin embargo, lo sublime no es una olvido al animal que habita en todo hombre culti-
cualidad del ser sino una cualidad del espíritu que vado fueron Sigmund Freud, Friedrich Nietzsche y
lo considera, por eso nos hallamos en el plano de Karl Marx, los denominados por Michel Foucault
la reflexión estética. El placer asociado al dolor se como los filósofos de la sospecha, que subrayaron
encuentra en relación con el despertar en nosotros, la existencia de un cuerpo desvergonzado y sucio
ante el espectáculo natural, de las ideas de la razón (Foucault, 1995). Son los tres pensadores estéticos
o suprasensibles.5 más relevantes de la era moderna: Marx porque te-
Lo sublime es bien distinto de lo bello: lo bello matiza el cuerpo que trabaja; Nietzsche por tratar el
es sentimiento estético de la forma, de lo finito; lo cuerpo como poder; y Freud porque refiere el cuer-
sublime, en cambio, es sentimiento estético de lo po del deseo.
informe, de lo infinito, de allí que las facultades que Desde la otra perspectiva, el legado ilustrado ex-
intervienen también sean diferentes. Mientras que cluye el cuerpo, presenta una versión espiritualizada
en lo bello opera el libre juego de la facultad de la del sujeto abstracto, pues se trata de una vertiente
imaginación con la del entendimiento, en lo sublime que ignora el horror, lo siniestro y básicamente toda
la imaginación se apoya sobre la razón para crear referencia a la corporalidad. Terry Eagleton nota
un estado de ánimo, es decir que la imaginación se que la dialéctica kantiana de lo bello –de la dicha– y
exalta ante aquello que escapa a nuestra capacidad de lo sublime alcanza el efecto de castigo y adula-
de comprensión. El espectador frente al cuerpo ción, pues por un lado, sume la imaginación en una
muerto se atiene al espectáculo de lo ya sin forma crisis, la quiebra, la rompe, dado que la totalidad no
que supera la limitación de nuestra experiencia, se nos da a conocer; y, por otro lado, nos otorga el
pues se trata de lo indecible, de aquella instancia privilegio de sentirla (Eagleton, 2006:148/9).
que no es posible de decir y que se nos presenta El humanismo, encarnado en la estética kantia-
como lo no representable. Sin embargo, está allí, na, construye el mundo centrándose en el sujeto y
Página | 71
le garantiza la absoluta coherencia interna y, por lo te a la limitación de la imaginación por conservar las
mismo, le impone disciplina y castigo. Lo sublime, diferentes partes percibidas del espacio infinito, el
así, cumple la tarea de someter al sujeto frente a la entendimiento terminaba vencido por la imposibi-
inmensidad de lo absoluto y de allí el sentimiento lidad de conceptualizar y daba lugar al sentimiento
de dolor que conlleva. Frente a un cadáver plasti- de placer-dolor frente a lo absoluto. La sublimidad
nado de Gunther von Hagens,6 o a uno sometido a monstruosa marxista refiere a lo amorfo, es decir, a
procedimientos forenses como los estetizados por lo sin forma del dinero en el sistema capitalista.
Teresa Margolles y Rosemberg Sandoval en la per-
formance: Caudillo con bebé 1, (2000-2007) o en La recuperación del cuerpo en los sistemas es-
Caudillo con bebé 2, (2000-2007), puede sentirse téticos
dolor pero no ante la inmensidad de lo absoluto Exponer cuerpos sin vida, víctimas de muertes
sino por encontrarse confrontado a la misma evi- violentas, como es el caso del arte forense de Teresa
dencia de la insignificante animalidad que queda al Margolles, Martha Pacheco o Rosemberg Sandoval
descubierto en el cuerpo muerto ya privado de toda por ejemplo en la performance Morgue de 1999,
belleza formal posible. puede pensarse como el gesto de recuperar algo del
Rosemberg Sandoval (1959) es un artista colom- pasado –puesto que ese cuerpo ya murió– e inte-
biano cuya obra forma parte de colección Daros de grarlo al presente desde la manifestación artística.
Suiza. En sus producciones utiliza materiales no con- Tal evocación del pasado, ese convocar a los muer-
vencionales tales como fluidos corporales, partes tos, se presenta como quiebre de corte benjami-
de cuerpos, sangre, semen, vellos, suciedad y vísce- niano del continuum histórico porque lo que murió
ras. Sus producciones manifiestan dolor, muerte y ya no debiera volver a contemplarse. El continuum
violencia desde un contexto local con pretensiones vacío es el de la historia de la clase dominante, es la
globales. Entre sus performances más destacadas se tradición misma, pero reciclar el pasado suspende
encuentran: Rose-Rose (2001); Mugre (2003) y Ac- ese fluir del tiempo histórico e inserta la posibilidad
ciones políticas (1987-2007). de una iluminación profana frente a las necesidades
Antes que lo sublime kantiano, habría que recu- políticas del presente y aquel momento redimido
perar entonces lo sublime marxista para pensar este del pasado. Mirar con horror el cadáver herido, las-
arte mortuorio en la era de la muerte del arte. Si timado, ese rictus del momento mismo del deceso,
para Marx la superestructura es el cuerpo reprimido está convocando a los muertos en ayuda del pre-
prolongado en abstracciones, es decir, un cuerpo es- sente.
piritualizado, entonces el sistema de producción es Es Walter Benjamin quien se fascina con lo des-
una metáfora del cuerpo. En definitiva, la propues- cartado, con el fragmento obsoleto, capaz de ser
ta marxista es relatar la desintegración del cuerpo yuxtapuesto con el objeto nuevo para así construir
en el capitalismo como si el capital fuera un cuerpo la constelación como imagen material. En ese ges-
fantasmal y, tal como afirma Eagleton, como si el to de descontextualización y recontextualización
capitalista y el capital mismo fueran sólo «muertos se ha recuperado una ruina y se la ha reificado, así
vivientes» (Eagleton, 2006: 270). El arte mortuorio, se materializa la convicción benjaminiana de que
entonces, oficiaría de recordatorio de aquello que el único cuerpo bueno es el cuerpo muerto.7 El ori-
el capitalismo habría transportado a la nada, como gen del drama barroco alemán gira en torno a un
una suerte de memorial de aquello que el sistema lamento por la organicidad perdida frente al cuerpo
nihilizó, desnudando así el pensamiento burgués. despedazado por la violencia. Es a partir de sus par-
Para el marxismo, los cuerpos se encuentran inca- tes desmembradas que el significado puede surgir
paces de experimentar pues están sometidos al des- como órganos arrancados de la carne desollada, y
potismo de la necesidad: sólo cuando hayan sido li- ya no de la figura armoniosa que la verdad puede
berados podrán volver a sentir sus impulsos. descubrir.
El movimiento mismo de la mercancía, esa ca- Desmantelar todo posible significado dotado de
dena en la que un objeto refiere a otro y éste a unidad y organicidad no resulta una tarea placen-
otro y así infinitamente, alude a una suerte de su- tera, del mismo modo que no es placentera la des-
blimidad monstruosa que Marx postula. En lo su- trucción del cuerpo, pero es éste, según Benjamin,
blime malo se cifra el movimiento del capitalismo, el modo en que la historia progresa. La sociedad
la acumulación de la mercancía acaba subvirtiendo moderna reclama un cuerpo reconstituido y articu-
cualquier posibilidad de representación estable; tal lado con la tecnología y con la vida urbana.
como lo sublime matemático kantiano, donde fren-
Página | 72

El gesto coleccionista de acumular cadáveres profundas guardan silencio sobre la política, cual-
para luego exponerlos como manifestación estéti- quier enunciado positivo resulta sospechoso sólo
ca puede leerse como memorial de aquello que la por ser enunciado. Si el arte también se encuentra
sociedad capitalista prohíbe y oculta. Se trata de un sometido a la ley de cosificación, entonces no pue-
espectáculo, opina Philipe Ariès, que ha dejado de de escapar al gesto fetichista. Rosemberg Sandoval,
ser familiar para reservarse al ámbito privado; sólo al dislocar los cadáveres y separar los órganos que
acceden a él los especialistas como médicos o fo- los constituyen de su propio contexto empírico y re-
renses, y cada vez más se acepta la práctica de la configurarlos en una muestra que pretende ser ar-
cremación con el objeto de hacer desaparecer el tística, cosifica el cuerpo de otro que no en todos los
testimonio, la ruina, el cadáver, borrar toda huella casos consintió el gesto. Pero si la obra de arte, con-
que recuerde la finitud.8 En ese contexto occidental tinuando el pensamiento adorniano, es verdad en
surgen estas manifestaciones artísticas de acumu- tanto representa la ilusión de lo no ilusorio, enton-
lación o colección de cadáveres en un gesto de feti- ces los tres artistas elegidos estarían proponiendo
chización de lo muerto como un modo de capitalizar obras de arte que no mienten. Lo que no resulta tan
lo que la sociedad de consumo descarta e intenta claro es si lograron la mediación adecuada. La obra
borrar. Benjamin descubre la estructura de la mer- de arte puede no presentar la mediación culminada
cancía en la estructura del capitalismo desde una de lo particular y de lo universal, ya que puede dar-
posición estética que ha subvertido las categorías se que la obra siempre esté intentando cubrir esa
de belleza entendida como armonía de las partes en separación entre lo mimético y lo racional.
un todo (la finalidad sin fin kantiana), es decir, ligada El gran problema del cuerpo, que ya Sigmund
al concepto de totalidad. Freud señaló, es que nunca se siente a gusto en el
Desde Theodor W. Adorno, el cuerpo se impone lenguaje porque se escapa de la marca del signifi-
en el mundo a partir de Auschwitz y en él se mani- cante. Si el ideal de la estética tradicional es el de la
fiesta la miseria más absoluta que tendrá como co- unidad entre cuerpo y sentidos, el cuerpo tendría
rrelato el más doloroso sufrimiento, en las antípo- que estar reintegrado en el discurso racional. Para
das del placer kantiano. El gesto adorniano intenta el psicoanálisis, sin embargo, hay conflicto siempre
devolver el pensamiento dialéctico al cuerpo como que el cuerpo y la cultura se encuentran: el cuerpo
lo heterogéneo y allí se manifiesta el pensamiento nunca logra irrumpir en el marco lógico. El sueño
estético mismo. La imagen del cuerpo esquelético y humanista de la totalidad así como la totalidad que
cadavérico es la que no miente y resulta lo opuesto pretende la estética tradicional anhelan un objeto
al cuerpo bajtiniano de la plenitud sensorial. Asocia- que sea material pero que también esté sujeto a le-
do a lo obsceno, en Bajtín, el cuerpo se constituye yes, en las que el deseo y la ley estén imbricados,
en el carnaval, donde lo vulgar y la desvergüenza, la algo que para Freud no es posible pues sólo repre-
inversión de jerarquías y el rechazo a la racionalidad senta una fantasía libidinal.
se festejan. Lejos de esta concepción se encuentran
las consideraciones de Adorno, quien sospecha que El arte mortuorio como productor de verdad
postular el cuerpo y sus placeres como categoría
incuestionable resulta una ilusión no exenta de pe- El cuerpo humano, según Friedrich Nietzsche, es
ligros, puesto que es el orden social el que regula y la raíz de toda cultura pues constituye la expresión
cosifica el placer corporal con vistas a sus propios contingente de la voluntad de poder. El privilegio de
fines (Eagleton, 2006:422). Nietzsche por sobre otros autores es que es el pri-
Los cadáveres en exposición de von Hagens y mero que opera el regreso al cuerpo e intenta vol-
las imágenes de Pacheco y Margolles no dialogan ver a pensar todo desde esta perspectiva. Cada ver-
abiertamente con la política pero sí puede leerse dad posible y accesible es producida por el cuerpo
el factor social, en especial en las últimas dos. La porque es el que interpreta el mundo; los que son
muerte violenta urbana queda plasmada aunque capaces de conocer son los variados poderes sen-
resulta diferente de las fotografías a color de Larry soriales corporales. La confianza en la autonomía
Burrows de los sufrientes aldeanos vietnamitas pu- del puro pensamiento es lo que Nietzsche intenta
blicadas por la revista Life hacia 1962 y sin embargo, derribar con la convicción de que el cuerpo es un fe-
en los dos casos hay una estetización del cuerpo su- nómeno más rico y más claro que la conciencia. Por
friente al mismo tiempo que se da también un gesto esta razón propone el concepto de «genealogía» en
testimonial (Sontag, 2003:49). lugar del de «historia». La historia se alinea con el
Adorno afirmó que las obras políticamente más evolucionismo y el progreso, se trata entonces de
Página | 73
un devenir racional. A la genealogía, en cambio, la
domina el azar, la sangre, el esfuerzo y el horror por-
que es de ahí de donde nacen las ideas. La genea-
logía lee la historia a contrapelo de la racionalidad
y postula que las nociones más nobles surgen de la
barbarie, la tortura y la venganza. La forma que ha
tenido el animal humano de adaptarse a la sociedad
civilizada ha sido, entonces, debilitando su propia
animalidad.
Mediante el concepto de voluntad de poder,
6
.Martín Weber, Mario. Saved Calls I, 2007-2011.
Nietzsche afirma la crueldad y el placer de domina- Registro fotográfico de video
ción; en ese sentido se entiende el sujeto estetizado
como aquel que propone el poder ya convertido en
placer. Lo estético no responde al paradigma kan-
tiano de representación armoniosa, de orden de las
partes, como belleza asociada a la coherencia sino
que el arte es violencia, pues la voluntad de poder
es energía productiva vital.
El arte tanático de Teresa Margolles desindivi-
dualiza la muerte, el cadáver es de otro pero es otro
que no es éste ni aquél y que en definitiva somos
7
Martín Weber, Mario. Saved Calls II, 2007-2011.
–seremos– todos. Lo que se patentiza es la corpora- Registro fotográfico de video
lidad misma en la que parece haberse esfumado por
completo cualquier instancia espiritual. Es la puesta
en escena de la animalidad expuesta sin rodeos, casi
brutalmente, a la que estaríamos reducidos; asimis-
mo, puede referir también al proceso artístico en sí,
pues el arte desde este punto de vista –el nietzs-
cheano– es más fisiológico que espiritual. Según
Nietzsche, el arte es éxtasis y arrebato, es lo demó-
nico y lo delirante, de allí que Eagleton lo asocie a un 8
Martín Weber, Mario. Saved Calls III, 2007-2011.
ataque masculino, dado que la voluntad de poder Registro fotográfico de video.
es viril. En cambio, al intento kantiano de convertir
la fuerza vital en un carácter de tipo desinteresado,
el autor de La estética como ideología lo interpreta
como un ataque femenino y castrador de la volun-
tad de poder. Así planteada, la de Nietzsche sería
sin lugar a dudas una estética de tipo viril (Eagleton,
2006:327).
Muy diferente es la producción de Martín We-
ber, pues decide estetizar la muerte, no de un indi-
viduo anónimo sino de un ser tan cercano y querido
Martín Weber, Mario. Saved Calls IV, 2007-2011.
9
como su propio padre. El cuerpo personalizado y
Registro fotográfico de video
afectivizado sigue refiriendo a la corporalidad pero
ahora de alguien amado. La obra acompaña la ago- Martín Weber (n.1968, en Chile) es un artista y
nía de Mario Weber hasta su desenlace y registra fotógrafo argentino. Estudió en la Universidad de
los momentos previos al deceso, la cercanía de sus Buenos Aires y en el International Center of Photo-
seres queridos y las caricias y cuidados de quienes graphy en Nueva York. Entre 1992 y 2007 realizó un
han compartido la vida con él. La contraposición con viaje por Latinoamérica con el fin de documentar
la manipulación del cuerpo de parte del personal de diversas formas del deseo, a partir de ese material
la morgue con sus manos cubiertas por guantes de desarrolló su obra Mapa de sueños latinoameri-
látex impone una gran distancia respecto del acer- canos. De su obra se destacan: Echoes from the
camiento amoroso inicial. Interior (1995-2002) y Mementoes (1989-1992).
Página | 74
El arte expresa la voluntad de poder, no la ver-
dad que es fea sino la apariencia, el error, la decep-
ción, la simulación, la ilusión, puesto que no puede
representarse sin desfigurarse en la maniobra. El
arte es fiel a la realidad justamente en su misma
falsedad pues expresa la ausencia de sentido de la
voluntad sin sutilezas al mismo tiempo que oculta
tal carencia al darle forma, al con-formar la bella
apariencia apolínea. Es el velo de Maya el que nos
engaña haciéndonos creer, aunque sea momentá-
neamente, que el mundo tiene forma significante.
Ésta sería, según Eagleton, la función que la imagi- 10
. Martín Weber, Mario Saved Calls (2007-
nación kantiana cumple (Eagleton, 2006:331). 2011). Fotografía.
Los cuerpos muertos en exposición presentan
la siguiente paradoja: siendo cadáveres reales se Para Nietzsche, cuanto más falso es el arte, más
manifiestan, en el caso de von Hagens por ejemplo, fiel es a la falsedad esencial de la vida, pero dado
mediante el proceso de plastinación que les otorga que el arte es una ilusión determinada, también
un aspecto ilusorio, como si se tratara de escultu- oculta la verdad de esa falsedad. Frente al arte
ras de resina que replican el cuerpo humano en for- mortuorio de los artistas aquí presentados, queda
ma detallada y veraz. El espectador, por su parte, manifiesta la insignificancia de lo espiritual puesto
oscila entre el espanto, el horror de contemplar el que no quedan rastros de ella, sólo un cuerpo que
cuerpo muerto de un desconocido sometido volun- ha debido ser fijado en el tiempo, mediante la foto-
tariamente al proceso de musealización; y, por otra grafía, el proceso de plastinación o la momificación,
parte, el olvido, al dejarse envolver por el «como si» pues de otra manera tampoco habría ninguna evi-
se tratase de un cadáver puesto que, en ese lapso, dencia corporal para ser expuesta. Sin embargo, la
se deja en suspenso la conciencia de estar frente a supervivencia del cuerpo más allá de la muerte pue-
los restos de alguien semejante a uno. Se oscila en- de leerse como un lugar de consuelo pues, como
tonces entre lo real y lo ilusorio, pero el espanto se sostiene Nietzsche, las formas consoladoras son las
produce por la patentización de lo no ilusorio pre- que nos protegen de la espantosa visión de que en
sentado como ilusión. realidad no hay nada. En la lectura de Eagleton, el
arte es a la vez masculino y femenino: la esencia, la
verdad y la identidad las asocia a lo viril; en cambio,
La obra citada de Martín Weber incluye una foto la superficie, la forma, la sensualidad, el engaño y
compuesta por once fotografías de su padre, simi- la apariencia se ligan a lo femenino, apreciaciones
lares aunque no idénticas, y una del propio artista. ciertamente misóginas y tradicionalistas (Eagleton,
Weber no sólo se incluye a él mismo en esta suerte 2006: 331).
de cadena familiar, sino que también incluye un re- En el cuerpo, reconocido como la única verdad
gistro de su hija en la muestra. Tres generaciones puesto que el espíritu se encuentra negado, hay que
unidas en torno al cuerpo de aquel que transita la restaurar el arte, celebrar la orgía; entonces, en lu-
frontera entre la vida y la muerte, tres vivencias en gar de emitir juicios de carácter estético se deben
torno a un solo acontecimiento. En este caso el ho- desentrañar en ellos los impulsos libidinales que
rror se atenúa frente al cuerpo muerto, apaciguado los fundamentan. Lo que el arte muestra, según la
mirada nietzscheana, es la superficie sensible sobre
por la idea de continuidad generacional y por la can-
la que hay que demorarse, pues indagar sobre la
didez de la nieta frente a la muerte de su abuelo; el
esencia, sobre lo sustancial, es vano e ilusorio. Es
final se presenta aquí familiar y doloroso. Como la la superficialidad la verdadera esencia de la vida, la
muerte ocurre por ancianidad y no por un hecho de profundidad de la vida es un engaño para soportar
violencia, el espanto entonces se dulcifica. La obra la auténtica banalidad de las cosas (Eagleton, 2006:
proyecta idéntico destino tanto para al hijo como 333). En lugar de protegerse con postulados meta-
para la nieta, integrados en una suerte de cadena físicos, la sociedad debiera asumir la vida de modo
de renovación, y a su vez, confronta al espectador menos cobarde entregándose a una actividad pura-
con su propio e inevitable ocaso. mente material. El fin de la superestructura es co-
Página | 75
herente con la muerte de Dios, por tanto lo que le y optimista. Si el arte, por ejemplo la literatura del
resta a la sociedad es asentarse en las propias fuer- siglo XIX, produjo el monstruo de Frankenstein de
zas productivas, en su base, según Nietzsche: en la la mano de Mary Shelley y provocó el terror de sus
voluntad de poder. lectores y hoy lo leemos como la profecía de los ho-
rrores de la técnica en manos de los hombres y su
Consideraciones finales:
posibilidad de autodestrucción, cabría preguntarse
El surgimiento de lo monstruoso.
por estas nuevas producciones monstruosas del
Aquel que es «bello y bueno», el kalóskagathós arte visual. Cabe señalar que los aquí nombrados no
griego, alude al que es «bien nacido» y que, en de- son los únicos, Damien Hirst expone cadáveres de
finitiva, estará legitimado para el mando por ser animales, algunos de ellos seccionados; entre noso-
eugenésicamente puro. Toni Negri señala que esta tros, Nicola Costantino produjo arte con animales
forma permite el desarrollo del principio clásico y su no natos, es decir que trabajó en la frontera entre
aplicación metafísica, esto es, la forma eugenésica la vida y la muerte: puesto que son animales que
de lo universal que no es inclusiva sino que opera nunca han nacido podría decirse que tampoco han
la exclusión; significa que de ningún modo produce muerto; se trata, en todo caso, de la interrupción
iguales sino que legitima la esclavitud.9 La noción de de la vida fetal de potrillos, cerdos y gallinas con los
arché, que incluye la de «origen» y la de «mando» que realizó calcos para sus esculturas.
en la asociación de lo bello con lo bueno, funda la Frente a este tipo de producciones, lo notable
ontología pero también el poder y por tanto deno- es la condena ética que padecen: a von Hagens le
ta la relación entre origen y dominación. La racio- han clausurado muestras en varias ciudades del
nalidad clásica y su postulación de un orden causal mundo y ha resultado todo un desafío para Costan-
eugenésico fundan un ámbito: el de la metafísica tino continuar con su obra por el hecho de trabajar
tradicional, y del otro lado, excluido de ese plano, con animales sin vida. A pesar de los esfuerzos post
se ubica el monstruo, fuera de la economía del ser. platónicos –los de Aristóteles y los de Kant especial-
Asociado a la locura y a los sueños, lo monstruoso mente– por distinguir el ámbito de la ética del de
es lo que la racionalidad clásica intenta dominar la estética, éstos parecen seguir imbricándose, se
para excluirlo. Así planteado entonces, el monstruo sigue condenando lo feo como malo.10 O bien cabe
es el lugar de la resistencia, el de aquel que no es reflexionar si todavía no continuamos con el conse-
kalóskagathós. jo adorniano de no estetizar el horror.
Si la estética asoció tradicionalmente los valores Si aquello que nadie desea ver, lo monstruoso,
de lo bello a lo bueno y a lo verdadero y estas cate- es lo que el arte mortuorio se encarga de recordar-
gorías tenían como correlato el sentimiento de pla- nos, el gesto artístico entonces estaría aferrándolo,
cer o de amor, el arte mortuorio aquí expuesto nos enjaulándolo justamente para poder controlarlo, y
ubica en esta nueva encrucijada, en la que de nin- así el poder de lo racional seguiría consolidándose
gún modo se nos presenta una muerte bella como y afirmándose. Ya que el poder no puede destruirlo
se ha dado desde un planteo de tipo romántico, sino entonces sólo le cabe ponerlo bajo control, norma-
todo lo contrario, se trata del horror de la muerte. lizarlo foucaultianamente; si así fuera estaríamos
La muerte fea se presenta asociada a la violencia frente a una práctica eugenésica del poder: el mons-
y al dolor, en última instancia a lo malo, por tanto truo debe ser siempre sub-jectum.
no aparece la posibilidad de ningún sentimiento de El arte mortuorio recupera el cuerpo para la es-
placer. Ésta es la razón por la cual se ha intentado tética e inaugura un nuevo sentimiento de lo subli-
pensar aquí desde el sentimiento de lo sublime, en me pero también se ocupa de restituir el monstruo,
tanto es el sentimiento estético que contempla el al menos para la expresión artística. Lo que aún
displacer. cabe decidir es si lo monstruoso, manifestado en
Los cadáveres que el arte mortuorio exhibe el arte, se muestra gobernado y acotado por la tra-
constituyen lo monstruoso ajeno a la racionalidad dición eugenésica o si, por el contrario, ha logrado
clásica, constituyen lo feo y lo malo encarnados en derrotarla y se muestra triunfante, inaugurando un
el cuerpo humano mismo. Se subraya el cuerpo y nuevo ámbito que desafía e incluso logra destruir
no la razón o la conciencia. Ya no se manifiesta el cualquier tipo de teleología eugenésica. Resta, en-
goce del cuerpo sino su absoluta monstruosidad. tonces, atender a la evolución de las futuras produc-
Incluso el estado de muerte en el que se muestran ciones artísticas que probablemente hará evidente
los aleja de cualquier posibilidad de lectura vitalista una de las dos opciones.
Página | 76
los juicios morales, y la tendencia a considerar el arte
Notas como una simple reproducción o fotografía de la reali-
dad (1957: 413). Sin embargo, los efectos de la catarsis
1. Se trata de un concepto similar al de la situación de sobre el alma, entendida como objeto ulterior de la
quien se repone de una enfermedad (que en este caso tragedia, producen una suerte de placer asociado al
sería la metafísica). Por esto cabe entenderla como la alivio, pues se trata de una curación que reestablece
aceptación consciente de que estamos destinados a su equilibrio. Así planteado, resulta poco claro que
llevar los signos de la metafísica ya atenuados, distor- Aristóteles haya logrado su objetivo de desprenderse
sionados, debilitados pero nunca anulados absoluta- de los juicios morales al examinar los estéticos.
mente, como si se tratara de una «enfermedad».
2. Gianni Vattimo afirma que la muerte de la estética fi- Bibliografía
losófica es simétrica a la muerte del arte, dado que
en la experiencia concreta los conceptos de la estética • Ariès, Philippe, Morir en occidente, Buenos Aires, Adriana
filosófica tradicional resultan despojados de referente Hidalgo, 2000.
(Vattimo, 1985: 55/6) • Benjamin, Walter, Discursos interrumpidos I, Buenos Ai-
res, Taurus, 1989.
3. Karl Rosenkranz considera que cuando una época está
• Didi-Huberman, Georges, Imágenes pese a todo, Barcelo-
física y moralmente corrupta se da de modo enfermizo na, Paidós, 2004.
el sentimiento de placer frente a lo feo pues le falta • Eagleton, Terry, La estética como ideología, Madrid, Trotta,
fuerza para concebir lo bello auténtico (p. 93). 2006.
4. Cabe notar que Edmund Burke entiende lo sublime • Foucault, M., Nietzsche, Freud y Marx, Buenos Aires, El
como lo infinitamente irrepresentable y que, al igual Cielo por Asalto, 1995
que en el pensamiento kantiano, produce un terror • Jankélévitch, Vladimir, La muerte, Valencia, Pre-Textos,
que conduce a la sumisión, como si se tratara de un 2002.
poder coercitivo (Eagleton, 2006: 112/3). • Jiménez, José, Teoría del arte, Madrid, Tecnos, 2003.
5. García Morente, M., en su «Introducción» a la Crítica • Kant, Immanuel, Crítica del juicio, Madrid, Espasa-Calpe,
del juicio refiere que naturaleza e imaginación des- 1977.
• Negri, Antonio, «El monstruo político. Vida desnuda y po-
aparecen ante la Idea, pues frente a lo sublime de la
tencia», en Giorgi, G. Y Rodríguez, F., Ensayos sobre biopo-
naturaleza la imaginación se muestra inadecuada para lítica, Buenos Aires, Piadós, 2007.
exponer la idea de la razón (Kant, 1977: 58). • Nietzsche, Friedrich, La genealogía de la moral, Madrid,
6. Gunther von Hagens (n.1945) es un médico anatomis- Edaf, 2000.
ta alemán que expone cadáveres humanos sometidos • Nietzsche, Friedrich , El nacimiento de la tragedia, Madrid,
al proceso de plastinación con intención artística. Se Alianza, 1981.
trata de un procedimiento por el cual se extrae el agua • Rosenkranz, Karl, Estética de lo feo, Madrid, Julio Ollero,
de un cuerpo y se lo sustituye por una solución plás- 1992.
tica. • Ross, W. D., Aristóteles, Buenos Aires, Sudamericana, 1957.
7. Declara Eagleton: «Para el drama barroco, el único • Sontag, Susan, Ante el dolor de los demás, Buenos Aires,
cuerpo bueno es el cuerpo muerto: la muerte es el Alfaguara, 2003.
• Vattimo, Gianni, El fin de la modernidad, Nihilismo y her-
desencaje definitivo de significado y materialidad, ex-
menéutica en la cultura posmoderna, Barcelona, Gedisa,
trayendo vida del cuerpo para dejarle un significado 1996.
alegórico». (p. 414).
8. Philippe Ariès en Morir en Occidente desarrolla las ca-
racterísticas de la actitud moderna frente a la muerte
y declara la prohibición de la muerte con el objeto de
preservar la felicidad en los comienzos del siglo XX (p.
72).
9. Antonio Negri en Ensayos sobre biopolítica. Excesos de
vida, lee la historia desde el punto de vista del mons-
truo pues considera que es la única que ha podido al
fin explicar el desarrollo de la historia tal como la vivi-
mos. El monstruo es metáfora del capital y también de
la multitud que encarnan los explotados; el monstruo
deviene metamorfoseándose en un proceso largo y
contradictorio. (Negri, 2007: 103)
10. W. D. Ross señala que Aristóteles al comienzo
de la Poética se propone la liberación de dos errores
que han estropeado repetidas veces las teorías estéti-
cas: la tendencia a confundir los juicios estéticos con

You might also like