You are on page 1of 63

1

¡Apoya al autor comprando sus libros!


Este documento fue hecho sin fines de lucro, ni con la intención de
perjudicar al Autor (a). Ninguna traductora, correctora o
diseñadora del foro recibe a cambio dinero por su participación
en cada uno de nuestros trabajos. Todo proyecto realizado por
Paradise Books es a fin de complacer al lector y así dar a conocer
al autor. Si tienes la posibilidad de adquirir sus libros, hazlo como
muestra de tu apoyo.
¡Disfruta de la lectura!

2
Traducción
Cjuli2516zc

Corrección y Revisión Final


*Andreina F*

Diseño
Euma

3
Sinopsis
Dedicatoria
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10 4

Capítulo 11
Capítulo 12
Epílogo
Próximo libro
Sobre el autor
Blake Jennings siempre ha querido lo que sus padres tenían: un
amor dulce y sencillo que dura toda la vida. Y cuando conoce a Luciana,
sabe que ella es la única.
Luciana Salazar proviene de una familia muy unida que la empuja
a seguir sus sueños. Cuando toma un trabajo en el Rancho Braided Rope,
la última cosa que espera es enamorarse de su dueño, el hombre de
cabello oscuro que ha visto mirándola en el pueblo.
Roping the Virgin es excesivamente dulce, con una cucharada
enorme de vapor sexy. Blake saca a Luciana de sus pies y le da la vida
que siempre ha soñado.
Advertencia: Ridículo es lo suficientemente cerca para describir
esta breve historia irresistible. Vuelve a la granja Jennings y saca una
mecedora. Te gustará la forma en que te tratan.

5
A nuestros lectores que no paraban de pedir la historia de Blake...
todos ustedes son lo peor. Y lo mejor.

6
C
ierro la puerta de un portazo detrás de mí cuando entro en
la casa de mi hermano Ty, haciendo saltar a su esposa. Su
mano vuela a su pecho, y su boca se abre con sorpresa. Ella
sacude su cabeza hacia mí y luego deja escapar un suspiro. Todos en la
familia Jennings son ruidosos de alguna manera. Nunca hemos sido un
grupo tranquilo.
—Muy temprano para estar enojado —dice Mary-Jane, volviendo
a cortar algo en el mostrador de la cocina.
El olor de tocino y huevos llena la habitación y me hace agua la
boca. Pero tiene razón. Es demasiado temprano para estar tan 7
jodidamente cabreado como lo estoy. Estoy más que cabreado. Estoy
caminando en un estado de agonía y sólo hay una persona que puede
arreglarlo. Y ella no me dará ni la hora del día.
Esta era la cuarta mañana consecutiva que despertaba de un
sueño húmedo sobre ella. Esta vez fue de ella montándome. Cavando
sus uñas en mi pecho mientras tomaba su placer y gemía mi nombre.
Tenía una visión de su cabello oscuro, por lo general en una trenza
apretada, derramándose libre y cayendo a su alrededor. Lo vi rebotar
con cada deslizamiento de sus caderas hacia abajo en mi polla.
—Mierda —murmuro, tratando de empujar el pensamiento de mi
cabeza mientras mi polla viene a la vida. No puede ser normal que un
tipo camine así. Constantemente estoy duro como una roca, y nunca
parece calmarse. El más mínimo pensamiento de ella y él palpita,
suplicando tenerla. Me vuelve loco por la necesidad. Me consume, y
empiezo a sentir que me voy a romper. No sé qué pasará cuando llegue
ese momento.
Mary-Jane rueda sus ojos cuando lo que suena como un toro viene
pisoteando por el pasillo. Mi hermano mayor llena la habitación, y luce
una cara cabreada, también. Estoy seguro de que lucimos idénticos en
nuestra frustración.
—Tú jo-condenadamente golpea cuando vengas aquí. No sabías
si mi esposa siquiera se hallaba vestida —ladra Ty, señalándome.
Tengo que reprimir una carcajada ante la corrección de su propia
maldición. Nadie maldice más que mi hermano. Bueno, solía hacerlo.
Ahora que su pequeño, T.J., está aquí, Ty trata de limpiar su lenguaje. No
funciona tan bien.
»Y tú —Se vuelve para mirar a su esposa, que pone sus manos en
sus caderas, claramente no intimidada por Ty en lo más mínimo. Incluso si
es fácilmente el doble de su tamaño—, ¿por qué la puerta se encontraba
desbloqueada?
—Alimenté al pequeño T.J. en el columpio del porche temprano
esta mañana. Cuando se quedó dormido, lo volví a poner —le dice con
dureza.
Ty se acerca a ella, recogiéndola y colocándola en el mostrador
antes de caminar entre sus piernas.
—Ni siquiera te sentí salir de la cama. —Lo dice tan suavemente
que casi no lo oigo.
—Porque no estás durmiendo. Trabajas en la granja todo el día,
luego tratas de levantarte conmigo para alimentarlo.
—Me preocupa que te estés agotando —dice a ella.
—El único que se agota eres tú. Estoy bien, Ty —le dice mientras 8
baja su cabeza hacia ella y le da un beso.
Me quedo allí y observo, tan celoso que me duelen los dientes.
Siempre he sido el relajado en la familia, y ahora me siento como un
cable de alta tensión; es impactante la mierda que suelto a cualquiera
que se me acerque. Nunca pensé que Ty fuera el primero de nosotros en
casarse. Dolly todavía es un poco joven, así que siempre pensé que yo
sería el primero. Demonios, antes de que Mary-Jane apareciera, Ty ni
siquiera podía hacer que se le parara, cortesía de un accidente de
montar toros unos años antes. Estoy empezando a desear tener el mismo
problema. Nunca me queda sangre en el cerebro con todo en mi polla.
Tal vez por eso siempre ando alrededor como un idiota, cuando antes
era siempre el más genial de los Jennings.
Luego viene Trace. Ni siquiera sabe que las mujeres existen. Lo único
que ve con ojos de ciervo es la comida. Ha sido así desde que puedo
recordar.
Ahora yo, siempre supe que quería lo que nuestros padres tenían.
Pero no pensé que eso fuera posible. Nunca conocí a una mujer que
incluso despertara interés en mí para dirigirme por ese camino. No hasta
el día en que vi a Luciana y supe que ella lo era. Era lo que estuve
esperando. Me golpeó como un camión cargado de ladrillos. Podría
parecer una locura, pero estaba allí y lo supe. Una mirada y supe que
sería mía. Lo sentí hasta los huesos, algo que nunca sentí antes en mi vida.
La primera vez que puse los ojos en ella, se hallaba de pie fuera de
la oficina veterinaria en el pueblo. Iba cruzando por su camino, hablando
con algunos turistas y dándoles direcciones, cuando mis ojos aterrizaron
sobre ella. Me detuve a media frase y la miré. Cuando sus ojos finalmente
llegaron a los míos y me dio una sonrisa suave, todo el aire salió de mis
pulmones. Pero se fue tan rápido como la dio, y se volvió para caminar
dentro de la clínica. Desde ese día, he estado tratando de llamar su
atención y estoy fallando miserablemente. No estoy acostumbrado a
esto. Soy el alegre en la familia. El de la labia. Pero a Luciana no le llegaba
nada de eso. Lo más que pude sacar de ella fueron respuestas de una
sola palabra, no importa cuán duro lo intenté. Pero la he visto con otras
personas. Con todos los demás se ríe y sonríe. Incluso la he visto darle a la
gente algo de descaro. Quiero que apunte eso en mi dirección, pero no
puedo conseguirlo de ella. Cuando me ve venir, un muro de hormigón
cae en su lugar y hace todo lo posible para evitarme. Me vuelve
jodidamente loco. Al principio pensé que era lindo, pero a medida que
pasa el tiempo, siento que voy a explotar de la necesidad por ella. Como
si me estuviera quedando sin oxígeno. Si no la tengo pronto, siento que
moriré. Y no me refiero debajo de mí en mi cama. No me malinterpreten,
también quiero eso, pero es más que eso. La necesito. Todo de ella.
—Hay otras chicas en el pueblo, Blake. Muchas que han estado
tratando de estar contigo durante un tiempo —dice Ty, rompiendo mis
pensamientos una vez más—. No es que no coquetees con todas.
—No coqueteo. Sólo piensas que tener modales es coquetear. 9

Mary-Jane comienza a reír porque tengo razón. La idea de otra


mujer sólo me irrita. Ya tengo una. La he tenido desde el momento en que
la vi. En lo que a mí respecta, ella es la única mujer que existe para mí.
No salgo con las chicas del pueblo. Eso es como cagar donde
comes, pero esa regla salió por la ventana con Luciana. Ninguna de las
reglas se aplica cuando se trata de ella. Ella es la única. No estamos juntos
y ya estoy perdido por ella, pensando en cómo nunca la dejaría alejarse
de mí. Puede que no lo sepa todavía, pero es mía y no hay manera en el
infierno que la deje ir. Tal vez debería dejar de tratar de ser el chico
bueno. Moverse lentamente y tratar de obtener su atención no ha
funcionado. Necesito otro plan. Uno que funcione mucho más rápido. De
lo contrario, terminaré en el manicomio o algo así. Siento que esa es la
dirección en la que me dirijo.
Avanzo hacia la barra de desayunos de la cocina y me siento,
sabiendo que Mary-Jane me hará algo para desayunar. Dios sabe que
no puedo cocinar ni para salvar mi vida. Dolly, nuestra hermanita, a veces
se apiada de mí y viene a hacerme algunas comidas, pero últimamente
ha estado desaparecida. Probablemente debería investigar eso,
asegurarme de que no se mete en problemas.
—¿No tienes algunas tierras para cuidar? —dice mi hermano.
—Hay suficiente desayuno para todos —dice Mary-Jane en un tono
castigador.
—No comerá lo que yo pienso comer. —Gruñe Ty, y Mary-Jane
golpea su pecho juguetonamente. Él le sonríe y se ríen. El cambio que he
visto en mi hermano es una locura. No ha sonreído tanto desde antes de
que perdiéramos a nuestros padres y asumió el cargo de velar por todos
nosotros. Demuestra lo que el amor de una buena mujer puede hacer por
ti.
—Por otra parte, tengo un plan —dice Mary-Jane, mirándome por
encima del hombro y luego volviendo a Ty—. Abajo. —Ty le da un último
beso antes de sacarla del mostrador y colocarla sobre sus pies.
—¿Un plan para mí? —pregunto, sin saber qué piensa que puede
hacer.
—Síp. Se me ocurrió anoche. Es perfecto. —Aplaude
animadamente sus manos, sus oscuros rizos rebotando con el
movimiento. Ty se extiende y empieza distraídamente a jugar con uno, sin
importarle nuestra conversación en lo más mínimo—. Así que recibí un
correo electrónico de la Clínica Veterinaria Long View ayer.
Con eso, tiene toda mi atención. Sé que es donde Luciana trabaja.
La clínica ha estado en el pueblo durante tanto tiempo como puedo
recordar, y el Dr. Long siempre contrata gente nueva aquí y allá para
ayudar con la carga de trabajo. Puede ser difícil mantenerse al día con 10
todas las granjas por aquí, por no mencionar las mascotas habituales.
»Bueno —dice Mary-Jane, inclinándose—. Supongo que Luciana
quiere que su especialidad esté en animales de granja y ganado, así que
no tiene que quedarse en la clínica. El Dr. Long preguntó si podríamos
usar su ayuda. Ella quiere trabajar en algunos graneros. —No hay muchos
veterinarios que saben cómo tratar a los caballos. El Dr. Long es uno de
ellos, pero es un hombre ocupado y no siempre puede llegar a la tierra lo
suficientemente rápido. Pude ver por qué contrataría a alguien con ese
interés. Es muy necesario por aquí—. Él la ha entrenado y cree que se
encuentra lista para salir sola. Pensaba que la dejaría venir aquí,
quedarse con Ty y conmigo. Ya que esta familia tiene cuatro granjas
entre nosotros, tenemos más que suficiente para mantenerla ocupada.
Entonces, finalmente, puedes tratar de acercarte a ella. Tal vez incluso…
—No pasará —se entromete Ty. Aparentemente puede girar el
cabello de Mary-Jane y escuchar al mismo tiempo.
—No, no lo hará —concuerdo. No me gusta esa idea ni un poco.
Aunque sé que a su familia probablemente no le va a gustar la idea que
tengo, tampoco. Sé que todavía vive con ellos, porque podría haber
hecho algo de ligero acoso. Siguiéndola a su casa unas cuantas veces
cuando salió de la clínica después del atardecer en su largo viaje a casa.
—¿Qué? Acabo de darte un maldito regalo. —Mary-Jane sacude
su cabeza como si estuviera loco.
—Ella no se quedará aquí. Sólo me quedan un par de meses para
poder jo-coger a mi mujer donde quiera sin alguien sorprendiéndonos. —
La voz de Ty no deja lugar a discusión. Le dará a Mary-Jane casi cualquier
cosa que pida. A menos que le pidan sacrificar tiempo con ella.
—Se quedará conmigo. Además, tengo dos caballos salvajes con
los que necesito una mano. Puedo usar toda la ayuda que pueda
obtener y están en mi tierra.
Mary-Jane me estudia un segundo.
—No creo que le vaya a gustar mucho —dice M.J., haciendo que
nos preguntemos qué tan cercanas son ella y Luciana. Diablos, ¿ella
habla con todos en este pueblo, excepto conmigo?
—No tiene elección. Si quiere trabajar en las tierras Jennings,
entonces sólo tiene una opción: hacerlo desde la mía. —Sé que es una
cosa idiota para exigir, pero estoy más allá de preocuparme. Sé lo que
pasaría si se quedara aquí en casa de Ty. Me rompería y terminaría
apareciendo y tirándola sobre mi hombro y saliendo, probablemente
empeorando las cosas. Sería mejor que se quedara conmigo. Entonces
no podría enloquecer en un día.
Mary-Jane suelta un pequeño resoplido, pero sé que está dentro.
Es el mismo sonido que hace cuando Ty se pone cavernícola con ella 11
haciendo algo. —De acuerdo, llamaré al Dr. Long. Pero tengo la
sensación de que vas a tener una pelea en tus manos.
No podría estar más de acuerdo. Parece que ahora tengo tres
caballos salvajes para domar.
—¿V as a tomar el trabajo?
Miro a mi hermana mayor, Fernanda, que está
lavando los platos. Señala el papel en mis manos,
y lo doblo, poniéndolo en mi bolsillo trasero. Agarro un paño de cocina y
seco los que ha terminado mientras sus tres hijos corren a través de la
cocina a toda velocidad. Ella les grita en español y se detienen en seco,
luego se alejan lentamente de nosotras, no queriendo meterse en
problemas.
—Suenas exactamente como mamá —digo, codeándola.
—Supongo que estoy en racha esta noche, así que seguiré 12
molestando como ella solía hacerlo. ¿Vas a tomar el trabajo o no,
Luciana?
Suspiro y me encojo de hombros. —No sé. —Dejo escapar un largo
suspiro.
Se seca las manos y luego se vuelve hacia mí. Puedo sentir sus ojos
clavados en el lado de mi cara, pero no alzo la vista para encontrarlos.
No sólo suena como nuestra mamá, también puede cortarte con una
mirada, consiguiendo que derramemos todas nuestras verdades.
—Luciana —chasquea, y mis ojos van a los suyos—. Este es tu sueño.
Tienes que hacer esto. Has estado trabajando en la escuela durante
tanto tiempo y, finalmente, pudiste entrar en la oficina del Dr. Long. Es
más de dos horas para llegar allí todos los días. Si pudieras trabajar en una
granja a tiempo completo, obtendrías las horas clínicas que necesitas en
un santiamén. Entonces serías capaz de terminar y convertirte en una
veterinaria. Es lo importante.
Asiento, sabiendo que tiene razón. Pero miro alrededor de la
pequeña casa y pienso en todas mis responsabilidades aquí. De dejarlos.
Podría haberme ido mucho, entre el trayecto a la clínica, las horas allí, y
el estudio, pero ayudo tanto como puedo aquí. Puede que no sea una
tonelada, pero es algo, y un poco ayuda mucho.
»Para. Detenlo ahora mismo. —Apunta su dedo hacia mí—. Ya
puedo ver tu cerebro tratando de disuadirte de ello. Cuando mamá se
enfermó trataste de renunciar a tu sueño, pero no te lo permitimos. Y
ahora que se ha ido, ya no tienes esa excusa. Mateo y yo tal vez no
tengamos mucho, pero trabajamos duro y lo hacemos bien. No te atrevas
a usarnos como excusa para dejar tu sueño.
—Fernanda… —trato de hablar, pero me interrumpe.
—No hay nada que decir. Te vas. Y cuando papá llegue a casa,
vas a decírselo. No preguntes, cuéntaselo. ¿Lo entiendes?1 —Lo dice
como una pregunta, pero es todo lo contrario.
Quiero enojarme y decirle que no es mi jefa, pero sólo me presiona
para que siga mis sueños. ¿Cómo puedo estar enojada con ella? Haría lo
mismo si fuera ella. —Sí, entiendo.
Antes de que pueda decir otra palabra, Mateo y nuestro papá
entran por la puerta lateral. Mateo inmediatamente recoge a Fernanda
y la besa en el cuello. Ella se ríe, y puedo ver el rubor en sus mejillas
mientras cierra los ojos y lo respira. Mi corazón duele de lo enamorados
que están. Lo han estado desde que tenían dieciséis años, y no ha
pasado un día desde que él no ha adorado el suelo por el que ella
camina.
13
—Hola, pequeña2 —dice mi papá, acercándose y besándome en
la mejilla.
—Come mientras sigue caliente —dice Fernanda, todavía
sonrojada por la bienvenida de Mateo.
Los hombres se sientan y vuelvo a secar los platos e intento pensar
en una manera de decirle a mi padre lo que quiero hacer.
—Luciana tiene una gran noticia —dijo Fernanda, y ruedo mis ojos.
Mateo la agarra, tirando de ella en su regazo. Supongo que ella se
encargó de eso por mí.
Saco la carta de mi bolsillo trasero y la entrego a mi padre. El Dr.
Long me la dio antes de irme hoy y me dijo que tuviera una respuesta
para mañana. Quería esto tan mal, pero soñar es muy diferente de hacer.
Y ahora que me han dado la oportunidad de salir de casa y trabajar en
una granja a tiempo completo, estoy asustada.
Espero silenciosamente, viendo a mi papá leer la nota y luego
pasarla a Mateo. Tanto como mi hermana dirige la casa, todos
respetamos los deseos de nuestro padre. Si no quiere que vaya, entonces
no hay discusión.

1 En español en el original.
2 En español en el original.
Todos vivimos en la casa que mi padre construyó cuando él y mi
madre vinieron a los Estados Unidos. Empezó a ahorrar tan pronto como
pudo trabajar en México, hasta que tuvo suficiente dinero para venir aquí
y comprar un pedazo de tierra. Él y mi madre hicieron nuestra casa y
tuvieron a mi hermana y a mí unos años más tarde. Crecimos aquí, y
cuando Mateo le pidió permiso a mi padre para casarse con Fernanda,
mi padre dijo que sí, pero con la condición de que vivieran aquí. Nuestra
cultura tiene mucho que ver con ayudarnos unos a otros y vivir juntos
como una unidad familiar, por lo que el hecho de que estoy pidiendo
irme de casa y vivir en otro lugar es una gran cosa. Mi madre conocía mis
sueños de trabajar con animales y vivir en una granja. Siempre me apoyó
en esto, pero cuando murió hace tres años de cáncer de mama, sentí
como si un pedazo de ese sueño murió con ella.
—¿Vivirás en este rancho a tiempo completo? —pregunta mi papá,
y yo asiento—. ¿Qué harás cuando termines tus horas? ¿Una vez que
hayas vivido en una granja y hayas realizado tu sueño? ¿Volverás aquí a
esta casa sin nada de eso y serás feliz, Luciana?
—No lo sé —digo. Es mi mayor temor. Vivir la vida que quiero, pero
tener miedo de dónde conducirá. Respiro profundamente y lo miro a los
ojos—. Sé que tengo que hacerlo. Y después, haré lo que necesite. Este
es un paso. Tendremos que ver a dónde va.
Él y Mateo comparten una mirada, y luego Mateo me sonríe. —Tu
mamá estaría tan orgullosa. 14
Siento pequeñas lágrimas picar en mis ojos, porque tiene razón.
Ahora estaría saltando de alegría. Probablemente empaquetando mi
maleta y corriendo para conseguirlo todo. Asiento y miro a mi padre por
su respuesta.
—Creo que esta es una buena oportunidad para ti. Y con tanto
como viajas para trabajar ahora, te has ido mucho tiempo tal como es.
Este es el siguiente paso.
Siento un peso levantarse de mis hombros. Me sentía tan
preocupada por lo que mi papá diría que no me permitía estar
entusiasmada con la posibilidad. Estirándome, lo abrazo y luego a mi
hermana. Todos hablan entusiasmados sobre el trabajo y cuánta
experiencia voy a estar recibiendo.
Pienso en el dinero que voy a poder ahorrar y enviar de vuelta a
ellos mientras estoy trabajando. La carta decía que me quedaría en el
Rancho Braided Rope al sur del pueblo. No estoy familiarizada con todas
las granjas todavía, pero el Dr. Long dijo que ésta era exactamente lo que
buscaba. Que me gustaría tener experiencia con animales grandes y que
había mucho para cuidar.
Por alguna razón, me viene a la mente el hombre de ojos azul acero
que siempre me mira. Lo sacudo, no queriendo poner eso en mi mente
ahora mismo. Esos ojos me siguen cada vez que estoy en el pueblo. Y la
forma en que trata de llamar mi atención... He tenido que concentrarme
en mi familia y en mi trabajo, y no tengo tiempo para los hombres, a pesar
del sentimiento que siempre viene a la vida cuando pienso en él o lo veo.
Tengo veintitrés años y nunca me han besado, pero hay tiempo
para eso más tarde. No puedo seguir soñando despierta con la alta
bestia morena de hombre que no dejará de sonreírme. El tipo de sonrisa
que parece que ha estado haciendo toda su vida. El tipo de sonrisa que
hace que mis rodillas se debiliten, así todo lo que puedo hacer es caer en
sus brazos. Sus camisetas tensas por esos gruesos brazos suyos. Sus jeans
sucios y botas que lo hacen parecer que ha estado en el campo todo el
día. Sus manos grandes que estoy segura se sentirían ásperas contra mi
piel intacta.
—Luciana —dice mi hermana, chasqueando sus dedos delante de
mí.
—Oh, lo siento —digo, tratando de alejar la niebla de lujuria en la
que me hallaba.
—¿Te sientes bien? Tus mejillas se ven enrojecidas. —Pone el dorso
de su mano en mi frente, y la empujo lejos.
—Estoy bien. Voy a empacar algunas de mis cosas. La carta dice
que empiezo tan pronto como sea posible.
Les digo a todos buenas noches y subo a mi pequeña habitación
en el ático terminado. Dejé mi habitación para los niños y, de todos 15
modos, el tercer piso es más privado. Cuando cierro la puerta detrás de
mí, me acerco y me siento en mi cama, poniendo mi cara en mis manos.
No puedo creer que me haya perdido pensando en él. Nunca he
estado tan colgada de un hombre antes. Cualquier hombre antes.
Nunca he pensado en enamorarme. Claro, veo lo que Fernanda y Mateo
tienen, y lo quiero, pero en realidad tener eso con alguien no era parte
de mi plan. Mi vida ha sido sobre terminar la escuela y ayudar a mi familia
tanto como puedo. Pero desde que esos ojos me vieron, no he sido capaz
de sacarlos de mi mente.
Cayendo de nuevo en la cama, cierro los ojos y lo veo. Parado allí
en medio del pueblo luciendo como un dios entre los hombres. Parecía
el tipo de hombre que tomaría lo que quería y haría preguntas más tarde.
En mi mente, se forma una fantasía. El desconocido se acerca a mí
y me agarra por la cintura. Sus labios llenos viniendo a los míos, yo siendo
llevada por él. Su tamaño y fuerza ningún rival para mí. Siento el calor
entre mis piernas pulsando.
Me digo que voy a empacar más tarde... Esta visión es demasiado
buena para detenerla ahora.
—¿Q ué carajos te pasa?
Me detengo en mis pasos, volviéndome para mirar
a Ben, uno de los hombres que ha estado
trabajando para mí durante unos años. Se apoya en uno de los postes de
mi porche envolvente y me mira fijamente. He estado paseando por este
lugar desde que empezó a salir el sol. Es todo lo que puedo hacer en este
momento.
—¿Tienes una maldita camisa o algo? —Le devuelvo mi propia
pregunta. Él mira a su pecho desnudo. No es raro no tener una camisa
por aquí, pero parece que voy a tener que hacer una nueva regla o algo 16
así. Esa mierda no estará volando una vez que Luciana llegue. Que debe
ser en cualquier momento. No me gusta la idea de ella viendo a alguien
sin camisa aparte de mí.
—Es por eso por lo que vine. Rasgué mi mierda en una valla y quería
ver si tenías una que podría tomar prestado. Estoy haciendo trabajo de
campo hoy y no quiero que el sol en mi espalda queme el infierno de mí
—dice, todavía mirándome como si estuviera actuando raro.
Probablemente porque lo hago. He estado actuando raro desde que
Luciana entró en mi vida, y cada día empeora. Espero que teniéndola
aquí enfriará el borde y me ayudará a volver a no ser un idiota. Es casi
como si Ty y yo hubiéramos cambiado de lugar. Ahora soy el imbécil y él
es el que no puede parar de sonreír como si no tuviera una sola
preocupación en el mundo. Yo solía ser tan despreocupado hasta que el
mundo me mostró lo que me faltaba.
Es entonces que veo la camisa rasgada en su mano. Sacudo la
cabeza y tomo otra respiración profunda. Recientemente he estado
tratando de calmarme. La cosa de contar no funcionaba, pero parece
que esto tampoco. No hay nada. Uno habría pensado que me calmaría
un poco una vez que Luciana tomó el trabajo. Pero no lo he hecho. De
hecho, creo que sólo me he vuelto peor sabiendo lo cerca que estoy de
tenerla bajo mi techo. Sabiendo que cada noche cuando me vaya a la
cama estará bajo mi techo, y no tengo intención de dejarla ir.
Me siento como un adolescente que nunca ha hablado con una
chica antes. Ella está a punto de aparecer aquí y probablemente voy a
hacer el ridículo. El yo siempre tranquilo y sereno es todo menos eso en
este momento.
—Sí, vamos. —Abro la puerta principal y me dirijo hacia mi
habitación para agarrar la camisa. Cuando vuelvo a la sala de estar, Ben
se encuentra allí mirando a su alrededor. Le tiendo la camisa, pero
todavía no me mira.
—¿Qué sucede aquí? —pregunta, señalando la habitación. Siento
que realmente empiezo a jodidamente sonrojarme. Me vuelvo para
ocultarlo, caminando hacia la cocina para tomar una taza de café. Es lo
único que puedo hacer sin quemarlo, y eso es sólo porque Dolly me
consiguió una máquina lujosa que funciona bastante bien. Hasta tiene un
temporizador.
Me detengo mientras altero mi café. —Quería un cambio —
respondo finalmente. No le ofrezco uno porque no quiero que se quede.
La gente dice que soy un coqueto. Ben me ha ganado por un kilómetro.
No creo que haya una falda en cincuenta millas que no haya levantado,
o al menos intentado hacerlo.
Realmente no entiendo eso. Tal vez cuando eres joven no es tan
malo, pero, ¿qué pasa cuando es el momento de sentar cabeza?
¿Quieres que tu esposa oiga esa mierda? ¿Cada día tener que ver a las
mujeres que follaste para correrte? Mi mamá habría despellejado a mi 17
papá vivo. Sonrío pensando en el fuego que siempre tuvieron el uno para
el otro. Mamá se ponía tan preocupada por algo y papá podía
tranquilizarla en un segundo. Quiero eso. Tener a alguien que es tu otra
mitad para equilibrarte. Se necesitaban mutuamente para funcionar.
Quiero eso. Y sé que Luciana es esa persona. Puedo sentirlo. Siempre he
sido así. Puedo decir con una mirada lo que puede y no puede funcionar.
Me pregunto qué tipo de fuego tendrá Luciana. Puedo decir por la
forma en que sus oscuros ojos se estrechan en mí que lo tiene en ella, y
no puedo esperar a ver ese fuego en pantalla completa, dirigido a mí.
—¿Esas son flores? —pregunta, recogiendo un florero que llené esta
mañana. Hace que mi mano se apriete alrededor de mi taza de café—.
Oh, mierda. No tú, también. —Me mira—. Recuerdo cuando Mary-Jane
llegó aquí, Ty decoró su casa para tratar de conquistarla. Veo que
ustedes dos tienen el mismo gusto. —Se ríe de las últimas palabras, y ni
siquiera puedo discutir con él.
No quería que este lugar pareciera una cueva de hombre cuando
llegara aquí. Ya hay rumores estúpidos en el pueblo de que he estado
con algunas mujeres por aquí, lo cual es una total estupidez. No es un
secreto que nuestra familia tiene dinero y algunas quieren hundir sus
garras en nosotros. Sólo sé una cosa, voy a tener que mostrarle a Luciana
que eso no era cierto acerca de las mujeres. Si alguna vez escuchó los
rumores. Pensé que era mejor que el lugar no pareciera un departamento
de soltero cuando apareciera. Quería mostrarle que era una casa
construida para una familia. Una casa en la que pudiera verse. Quiero
hacerla enamorarse de ella, hacer que nunca quiera irse, y haré
cualquier cosa para que eso suceda. Cuanto más ame estar aquí, más
difícil será para ella intentar irse.
Ya probablemente iba a estar molesta de que se queda conmigo
y no con Mary-Jane y Ty. No es apropiado que se quede conmigo, un
hombre soltero. Pero no doy dos putas mierdas. Ella se queda conmigo.
Punto. Ni siquiera está a discusión.
Claro, tenemos unas casitas que quizá podría dejarla usar mientras
se encuentra aquí, pero ella estando absolutamente sola no me sienta
bien. Algunas de las casas se hallan separadas por kilómetros. Si pensaba
que no dormía algo ahora, no tendría absolutamente nada de sueño
fuera de cualquier casa vacía en la que la pusiéramos. Esta es la única
opción. Ella pertenece aquí conmigo, llenando mi espacio y haciéndolo
suyo. Dejando su mierda femenina por todas partes para que yo tropiece.
Me gusta el sonido de eso. Cada parte de mí lo hace. No creía que
alguien pudiera excitarse sólo pensando en el desorden de una mujer en
su casa, pero aquí estoy, mi polla tratando de liberarse una vez más.
—Tienes la camisa —digo a Ben, terminando mi café y poniendo la
taza en el mostrador. La desliza por encima de su cabeza y yo vuelvo a
la puerta principal. Mi mensaje es claro. Es hora de irse. Echo un vistazo al 18
reloj y veo que ya son diez minutos después de las ocho, lo que significa
que llega tarde. Me preocupa que algo haya pasado. Anoche hubo una
gran tormenta y algunas carreteras pueden causar problemas. Tal vez
debería haberla recogido. Diablos, ¿por qué no pensé en eso? Entonces
ella no tendría un vehículo aquí. Realmente estaría atascada. Me
necesitaría para ir a cualquier parte. Podría asegurarme de que estuviera
siempre a mi lado sin importar a dónde se dirigiera.
Ben me sigue saliendo por la puerta. Ambos miramos cuando oímos
el sonido de la grava crujiendo para ver un pequeño y golpeado
Volkswagen escarabajo color azul bajando la calle. Ruego que no sea
ella. Normalmente conduce una camioneta de dos puertas. Ese coche
no se halla en condiciones de estar en la carretera. Por la forma en que
tira la grava, sé que los neumáticos están tan mal como el resto del auto.
—No puedo creer que todavía tiene ese auto —dice Ben
distraídamente, tomándome con la guardia baja. Extraigo mis ojos del
auto y hacia él.
—¿De quién es el auto? —pregunto entre dientes, sabiendo que no
me va a gustar lo que estoy a punto de escuchar.
—Luciana. —Me mira, y no puedo parar de agarrarlo por la camisa
y empujarlo al lado de la casa. Él alza las manos en rendición, claramente
no queriendo meterse conmigo ahora.
—¿Qué mierda, hombre? —exclama, pero puedo ver el borde del
miedo correr a través de sus ojos.
—¿La tocaste? —Gruño. Ben toca jodidamente todo, y no me
gusta la idea de que él tuviera sus manos sobre ella. Si ese es el caso, se
ha ido. No podía soportar tenerlo alrededor sabiendo que algo pudo
haber ocurrido. Pasaría el resto de mi vida haciéndola olvidarlo, y eso
sería mucho más fácil si él no estuviera cerca.
Ben se echa a reír. —Juro, sólo toqué su auto. Una vez. Cuando se
rompió en el pueblo la semana pasada. Ella acaba de conseguir la cosa
y es un pedazo de mierda, como puedes ver. Le dije que lo devolviera.
—Siento que algo de mi ira comienza a drenarse—. Demonios, eres peor
que Ty. ¿Debería asegurarme de no mirarla tampoco? Todos sabemos
cómo Ty se pone cuando alguien mira a M.J.
Respiro hondo y dejo ir a Ben. Tiene una sonrisa estúpida de mierda
en su cara. Tal vez sólo tocó su auto una vez, pero sé que intentó más, y
supongo que ella lo rechazó. Aun así, lo intentó, y eso me jode. Estrecho
mis ojos hacia él en advertencia, aún no feliz con esto, y la sonrisa
desaparece. No quiero que esté lo suficientemente cerca para hablar
con ella. Tampoco quiero que piense que este es un jodido juego
divertido en el que puede provocar al oso. Eso no terminaría bien para él.
Entonces recuerdo cómo le hice eso a Ty el primer día que M.J. apareció
aquí. El karma me nalguea justo en el jodido culo por eso.
—Te la dejaré, hombre —dice Ben, como si leyera mi mente. 19

—Corre la voz —le digo mientras se dirige al otro lado del porche.
Sabe que no tiene que ir alrededor del frente donde puede ser visto. No
sé cómo voy a tratar con todos estos hombres a su alrededor. Voy a tener
que conseguir un anillo en su dedo rápido, o aprender a lidiar con los
celos que tengo. Me pregunto si eso es posible incluso después de haber
presenciado a mi hermano durante el último año. Parece que los
hombres Jennings tienen una racha de celos de kilómetro y medio de
ancho cuando se trata de sus mujeres.
Cuando me vuelvo, veo a Luciana allí de pie mirándome, con una
mano en su pequeña cadera y sus grandes ojos marrones estrechados
en mí. Lleva su cabello en una trenza como siempre, y mi puño se aprieta
mientras pienso en quitarla y correr mis manos a través de él.
Es tan pequeña que me hace pensar cómo puede manejar
algunos de estos animales. Cómo me manejará. Ella dice algo en
español, y eso sólo me hace sonreír. De ninguna manera le diré que
entiendo cada palabra que acaba de decir. Necesito todas las ventajas
que pueda obtener con ella.
M
aldiciones salen de mi boca mientras me quedo mirando
fijamente los ojos azul acero que me han estado
atormentando. Los ojos que veo cada vez que cierro mis
ojos y pienso en mi futuro. He estado haciendo eso mucho últimamente,
ahora que he empezado este nuevo camino.
Siempre he tenido un pequeño enamoramiento por Blake, por eso
lo evitaba, pensando que nada podía salir de ello. Venimos de dos
mundos diferentes que se hallan literalmente a kilómetros y kilómetros de
distancia. Nunca podría funcionar entre nosotros, y no quería caminar por
un camino que sólo llevaría a la angustia. Después de perder a mi mamá
sabía que todavía era demasiado fresco para tomar ese tipo de dolor de 20
nuevo. Lo mejor era mantenerse alejado de eso, pero ahora parece estar
de pie justo en mi camino, y la mirada en sus ojos dice que no tiene planes
de moverse pronto.
Se apoya contra un poste en el enorme porche delantero de una
hermosa finca. Parece algo salido de una revista. Hay colinas verdes
alrededor de nosotros, con un gran granero rojo cerca. El lugar parece
algo que soñarías cuando pensaras en un rancho de Texas, y me
enamoré al segundo que conduje alrededor de la curva y lo vi. Es todo
lo que he deseado en un lugar para vivir y trabajar. Incluyendo los ojos
azules oscuros que nunca parecen dejarme cuando estoy trabajando en
el pueblo.
Tal vez esto sea algún tipo de error. Pero mi corazón me dice que
esto es más que una coincidencia. Como siempre pensé desde el
momento en que vi a Blake, si él quiere algo, lo consigue, y no soy lo
suficientemente ingenua como para pensar que tenía sus ojos puestos en
mí y no sabía qué hacer con eso y lo que significa tener a un hombre
como Blake fijando sus ojos en ti. ¿Es por diversión? ¿Para pasar el tiempo?
¿O es algo más? Sus ojos me hacen pensar que es más, pero no sé si esa
es la verdad o lo que quiero que la verdad sea.
—Bienvenida al Braided Rope —dice, empujándose del porche y
caminando hacia mí.
Su sonrisa fácil aparece, incluso a través de la áspera sombra de su
corta barba. El rastrojo hace poco para ocultar los hoyuelos profundos en
cada mejilla, y las líneas alrededor de su boca muestran que sonríe a
menudo. Lleva una camiseta blanca ajustada a sus músculos, jeans
desgastados y botas marrones que lucen perfectamente desgastadas.
Pero la peor parte es su sombrero de vaquero. Es negro y tirado hacia
abajo, y lo hace parecer como cada sueño húmedo de vaqueros hecho
realidad. Si estuviera usando un par de chaparreras podría no ser lo
suficientemente fuerte como para no subirle encima. Como se ve, tengo
que contenerme. Es como si me hubiera llevado a mi propio cuento de
hadas y quisiera arrojarme directamente a sus brazos y a esa vida. Si sólo
las cosas en la vida fueran tan fáciles. Sé que tengo que trabajar duro
para todo lo que quiero en la vida... y no hay forma de que esto podría
ser tan fácil.
—No me digas que este es tu rancho —digo, mirando alrededor
como si alguien más fuera a aparecer y decirme que todo esto es una
broma.
—Ahora es tuyo —dice, y por un segundo creo que significa algo
mucho más que mi casa mientras tengo mis horas de trabajo. El
pensamiento hace que mi corazón pierda un latido. Calidez inunda mi
sistema—. Soy Blake Jennings, y estoy muy feliz de que estés aquí,
Luciana.
Sostiene su mano hacia mí y la miro. Su voz profunda rueda sobre 21
mi piel como un masaje, y me inclino hacia él involuntariamente. Extiendo
la mano, colocando mi mano en la suya, y miro a través de mis pestañas
para ver que su sonrisa se ha ido y me mira desde debajo del ala de su
sombrero con ojos duros. Su mandíbula se luce apretada, y su agarre en
mí se aprieta. Durante medio segundo estoy asustada, pero entonces eso
se derrite en algo mucho más. La sensación de nerviosismo que tuve se
disuelve y un calor cálido se forma en mi vientre. Estiro mi mano para
meter un cabello perdido detrás de mi oreja, y tengo que tomar discretas
respiraciones profundas para no desmayarme. La intensidad de su
presencia es tan intimidante pero reconfortante. Es como un semental
con todo ese músculo y su fuerza contenida. Se está conteniendo, puedo
sentirlo. Pero no sé por cuánto tiempo. Y eso es lo que me asusta, y me
atrae hacia él.
El sonido de un gallo cantando rompe el hechizo, y miro hacia el
granero.
»Eso sería Espartaco —dice Blake, sin soltar mi mano.
—¿Has llamado a tu gallo Espartaco3? —No puedo evitar la risa en
mi voz.
—Por supuesto. Se ajusta a él. Siempre va por ahí diciendo a todos
qué hacer. —Se encoge de hombros, y su sonrisa suave regresa—.
Déjame mostrarte la casa y podemos hablar de lo que harás aquí. —Un
brillo burlón golpea sus ojos.
—No dije que me quedaba. —Saco mi mano de su agarre y doy un
paso atrás. Necesito controlar mi cabeza, y no puedo cuando él se
encuentra tan cerca de mí y me da esas sonrisas consumidoras de
bragas.
Ignorándome, Blake se acerca a mi auto y abre la puerta del
pasajero y saca mi bolsa. Síp, Blake hace lo que quiere. Abro la boca
para pedirle que se detenga, pero se da la vuelta, pone mi bolsa sobre
su hombro y me corta.
—Como yo lo veo, Lucy, tienes dos opciones. Quedarte aquí en la
granja para hacer el trabajo que necesitas. O quedarte aquí en la granja
y hacer el trabajo que necesitas. Parece una elección fácil para mí.
Ruedo los ojos y lo veo pasar por mi lado. —Esa no es una opción.
Y mi nombre no es Lucy —digo, y luego suelto un poco de español. Le
digo que sólo porque tiene un gran culo no significa que vaya a hacer lo
22
que dice. Se detiene en el porche y me mira, y por un segundo me
preocupa que entendiera lo que dije porque veo el calor en sus ojos. Pero
simplemente me guiña y entra por la puerta, de alguna manera sabiendo
que lo estoy siguiendo. Él tiene mi bolso, después de todo.
Suelto un gruñido frustrado y lo sigo. Hace calor como el infierno, y
estoy usando jeans, botas y una camiseta blanca. Estoy acostumbrada
al calor de Texas, pero esto solo me va a convertir en un lío sudoroso en
diez segundos. Mi trenza larga, oscura y suelta se posa volteada sobre un
hombro, y cepillo mi flequillo de mis ojos mientras paso a la sombra del
porche.
Al entrar, veo a Blake de pie en la sala de estar. La casa parece
nueva, y no puedo dejar de apreciar lo bonito que es. Después de vivir
en una casa construida por mi padre, aprecio la artesanía de la
construcción de una casa y observo todos los detalles de la madera aquí.
Alguien se tomó su tiempo construyendo esta y su dedicación se muestra.
—Esto es realmente hermoso —digo, mirando la chimenea de
piedra.
—Gracias. La construí yo mismo —responde. Le echo un vistazo, no
estoy segura de creerle—. Lo juro. —Algo en eso hace algo profundo
dentro de mí. Ha construido una casa. No sólo un hogar para sí mismo,

3Fue un esclavo tracio que, según fuentes romanas, dirigió la rebelión más importante
contra la República Romana en suelo itálico; conocida como tercera guerra servil,
guerra de los Esclavos o guerra de los Gladiadores.
sino un hogar para una familia. Me muestra una parte de quién es. Lo que
Blake quiere de la vida.
Se ríe porque debe ver que estoy escéptica acerca de que la
construyera. El lugar tiene un ambiente hogareño, pero se siente tan
amplio. Compartí una habitación con mi hermana la mayor parte de mi
vida, y luego me mudé al ático cuando se casó y comenzó a hacer
bebés. Vivir con otras seis personas en una casa es agobiante. De
repente, una ola de nostalgia me golpea. Echo de menos los sonidos
fuertes de los niños y todos gritando. Esto no es para siempre, pero se
siente como un gran paso lejos de la vida que conocía.
—Oye —dice Blake, acercándose a mí y tomando mi barbilla en su
mano—. ¿Estás bien?
—Sí. Lo siento. Sólo es la primera vez que estoy lejos de casa. —Me
siento reconfortada por su toque y la ola pasa. Me siento tonta por
reaccionar infantilmente, pero es parte de la razón por la que estoy
haciendo esto. Crecer y experimentar la vida que siempre he soñado.
Estoy tan acostumbrada a estar en casa y rodeada de gente, por familia.
—Espero poder hacer esto lo más fácil posible. Déjame darte la
gran gira. —Sus ojos azules brillan de placer, y no puedo evitar sonreírle a
cambio. Parece estar encantado de tenerme aquí. Excitado incluso,
como si estuviera estallando por mostrarme su casa. Queriendo que me
guste.
23
Se quita el sombrero y lo lanza en el sofá, luego pasa su mano
grande a través de sus oscuros rizos. Dios, no pensé que pudiera ponerse
más caliente, pero maldita sea, me equivocaba. Su cabello es más largo
de lo que esperaba, y cae en sus ojos mientras me toma de nuevo la
mano y me lleva a la cocina.
»Este es el lugar donde no sé nada. Aparentemente la comida sale
de él, pero sólo funciona para mí si alguien más lo hace.
Sacudo la cabeza y me río mientras entro en el espacio y veo lo
grande y nuevo que es. Este es el tipo de cocina por el que mi mamá
habría matado. Ya estoy pensando en todos los panes que podría estirar
en esa enorme isla.
—El Dr. Long dijo que estaría aquí trabajando con los animales
hasta que alcanzara mis horas clínicas. Entonces tendrías posiblemente
una posición a tiempo completo para mí. O por lo menos bastante
trabajo en esta área para evitar que tenga que volver al pueblo y evitar
que tenga que viajar tanto.
—Eso es correcto —dice Blake, apoyando una cadera en el
mostrador—. Tengo dos hermanos y una hermana, y todos tenemos tierra
aquí con animales que necesitan cuidado. Necesitamos a alguien para
hacer la vacunación, bien los controles, y estar de guardia si algo sale
mal. Hemos tenido un par de casos antes donde el Dr. Long no pudo
llegar lo suficientemente rápido y perdimos algunos animales. No
queremos que eso vuelva a suceder. Sería bueno si pudiéramos hacerlo
todo en casa.
Asiento, entendiendo que es un largo camino desde el pueblo, y
los segundos cuentan en situaciones de emergencia. Con esta cantidad
de tierra y muchos animales, podía ver por qué querían su propio
veterinario.
»Déjame mostrarte tu habitación y podemos hablar un poco más.
Ayudarte a decidir.
Su gran cuerpo se aleja del mostrador y camina hacia mí. Me
sorprende volviendo a tomar mi mano y conduciéndome por un pasillo.
Al pasar unas pocas puertas, explica que son habitaciones vacías que
necesitan ser llenadas, baños y una oficina. Su dormitorio se halla al final
del largo pasillo, y hay una puerta al lado. La abre y entramos. Se ve lleno
de luz con un sofá cama contra una pared. Hay almohadas blancas y
mantas suaves puestas en ella y se ve como un lugar en el que te gustaría
acostarte y tomar una siesta. La habitación es acogedora y más
pequeña de lo que me imaginaba.
—Lo siento por el tamaño, pero las otras habitaciones de
huéspedes no se han terminado todavía. He construido este como un
cuarto de niños ya que se encuentra cerca del principal.
—¿Un cuarto de niños? —pregunto, mirándolo—. ¿Planeas niños? 24
El pensamiento de él teniendo un bebé con alguien hace que un
pequeño monstruo verde retumbe dentro de mí. No pensé en él teniendo
una novia, y de repente no me gusta la idea. Pero tenía razón. Construyó
esta casa para una familia. Su familia.
—Algún día —dice, extendiendo la mano y metiendo mi cabello
detrás de mi oreja—. Tan pronto como pueda.
El hormigueo entre mis piernas debe ser una señal de advertencia.
Pero por un momento me permito fingir que se refiere a mí.
M
iro a Lucy mientras observa a los caballos salvajes
corriendo por el campo. Soy incapaz de apartar mis ojos
de ella mientras los mira con asombro. El viento sopla los
mechones de su cabello que han escapado lentamente de su trenza a
lo largo del día. Parece que pertenece aquí. Ese pensamiento ha estado
corriendo por mi mente todo el día.
Ella tiene una manera con los animales como nunca antes he visto.
Su toque es siempre suave y calmante, haciéndolos venir fácilmente a
ella. Hacen exactamente lo que quiere. Incluso cuando la llevé a ver a
nuestra intratable cabra, Billy, que muerde a cualquiera que se acerque
a él. Se frotaba contra ella como si fuera un jodido perro queriendo 25
atención. Empecé a ponerme celoso unas cuantas veces. Ella corría sus
manos por su pelaje y les hablaba dulcemente en español. No creo que
quisiera ignorarme, pero así fue como pasó la mayor parte del día:
Luciana perdida en los animales y yo perdido en ella. Ella no podía quitar
los ojos de ellos, y yo no podía quitar mis ojos de ella. Es perfecta. Tiene
tanta dulzura en ella, y la quiero. Se nota en todo lo que hace, y puedo
ver por qué se convirtió en veterinaria. Nació para amar y sanar. Es quien
es hasta el fondo. No sabía que tal dulzura pudiera ser real.
—El sol empieza a ponerse y de verdad debería haberte
alimentado —le digo. Es tan pequeña, que no debería estar salteándose
las comidas, y eso me hace preguntarme si hace eso a menudo. Se
queda tan absorta en todo a su alrededor, que se olvida de sí misma.
Bueno, eso está bien para mí. Me aseguraré de que esté cuidada. Me
aseguraré de que obtiene todo lo que necesita.
Se vuelve para mirarme, el sol iluminando su cabello oscuro. Voy a
tener que conseguirle un sombrero si planea estar fuera así todo el día.
Tomé el todoterreno multiuso hoy en lugar de un vehículo de cuatro
ruedas o un caballo. Quería darle alguna protección contra el sol.
Me estiro y froto mi mano por la parte superior de su cabeza antes
de deslizarla por su trenza, sintiendo el calor del sol en su cabello negro
como la noche. Sus ojos se ensanchan, probablemente sorprendida por
mi movimiento audaz, cómo puedo tocarla como quiera, pero no me
disculpo por ello. He estado tratando de darle pequeños toques todo el
día. Acostumbrarla a mí poco a poco. No sólo eso, los necesito. No creo
que pueda detenerme de tocarla si lo intentara. Se siente natural. Como
si lo hubiera estado haciendo toda mi vida.
»Volveremos por la mañana si quieres —agrego, odiando llevarla
de aquí si no quiere irse. Diablos, si hubiera planeado mejor podríamos
haber pasado la noche aquí si quería. Le gusta estar con los animales
tanto como a mí. El pensamiento de ella y de mí aquí bajo las estrellas
pone a mí siempre presente erección aún más dura.
—Es tan perfecto aquí. Casi irreal. —Algo pasa entre nosotros, o tal
vez sólo yo lo siento, antes de que sus ojos vuelvan a los caballos. Al
instante los extraño en mí. Se siente casi irreal por todo el tiempo que he
estado esperando este momento.
—Él no dejará su lado. —Sus labios llenos se separan, y me mira de
vuelta, dándome lo que más amo. Su atención.
Asiento hacia los caballos salvajes. »Sé que todo lo que tengo que
hacer es rodearla y él vendrá, también.
—¿En serio? —Sus cejas se juntan en duda, porque esto no es
normal. Los caballos no se emparejan de por vida. Por lo general, los
sementales se reproducen con una y van con la siguiente. Pero no él. A
donde va ella, él va. No hay duda. Nunca he visto nada parecido en mi 26
vida, y he estado alrededor de los caballos desde que pude caminar. He
estado entrenándolos durante tanto tiempo como puedo recordar.
—Nunca he visto nada parecido. En realidad es por eso que los
tengo. El vendedor trató de separarlos, me dijeron, y él se volvió loco. Una
vez que lo pusieron bajo control, no quiso comer. No hacía nada.
Hablaron de sacrificarlo.
Jadea ante eso, ya apegada a los dos caballos que ha estado
observando durante los últimos veinte minutos. Yo estuve del mismo modo
cuando vi al semental. Tenía una semejanza con él. Su devoción por la
yegua que sentía era suya. Cómo no podía soportar vivir sin ella.
»Los compré en el acto y los traje aquí. Aún no estoy seguro de qué
hacer con ellos.
Lucy se acerca y agarra mi brazo. Sus pequeños dedos no pueden
alcanzar completamente mi antebrazo. Es la primera vez que es la que
inicia el toque. Se necesita todo en mí para no agarrarla y tirar de ella
hacia mí y moldear su cuerpo contra el mío. A donde pertenece.
—¿Qué quieres decir con hacer con ellos? —pregunta, la
preocupación clara en su voz.
—Bueno, normalmente mi rancho los doma y luego los vende.
—No puedes separarlos. —Sus palabras son tan rápidas que casi no
las capto, su pasión haciendo que su acento aparezca. Algo en eso me
excita aún más. Ese fuego iluminaba sus ojos.
—No. No puedo —confirmo—. No estoy seguro de poder ni siquiera
separarme de ellos. —Eso hace que su rostro se ilumine, y juro por Cristo,
mi corazón se detiene por un segundo. Joder, los dejaré entrar en la casa
si mantiene esa mirada en su rostro.
—Entonces, ¿sabes lo que harás con ellos?
—No, no sé si debería dejarlos ser, o domarlos y tratar de
entrenarlos. —Mira de nuevo a los caballos, y no puedo leer su expresión.
Me molesta que no pueda entender plenamente cada uno de sus
pensamientos. Conocer todos los pequeños signos de lo que piensa.
—Parecen felices aquí afuera.
Luciana también parece feliz aquí afuera. Me hace creer que tal
vez ella querría quedarse aquí también, porque, como ese caballo
salvaje, si alguien tratara de separarnos no estoy seguro de que podría
continuar tampoco.
—Me gusta verlos así también. Es por eso que no he empezado a
intentarlo. Sólo los he dejado ser. Salgo de vez en cuando para revisarlos,
pero tengo la sensación de que no pasará mucho tiempo hasta que ella
esté cargando un potro. Ya podría tener uno.
27
Su mano en mi brazo se desliza hacia mi mano, sus dedos
entrelazados con los míos. —Creo que seguiremos revisándolos, veremos
cómo van las cosas —dice, mirándome—. Me encantaría estar aquí
cuando dé a luz.
—Me gusta el sonido de eso —confirmo. Me gusta la idea de que
todos los días vamos a hacer un viaje aquí fuera juntos. Que estará aquí
cuando el caballo haga el potro, porque eso significaría que planea
quedarse más tiempo que las horas fijadas de la granja. Me pregunto si
incluso se da cuenta de lo que dijo—. Vamos, volvamos. Apenas cubrimos
cualquier terreno hoy y tenemos mucho que cubrir mañana. Te llevaré a
comer y a la cama. —No dejo que su mano se vaya mientras camino
hacia el todoterreno. La dejo subir al asiento del pasajero, y sólo entonces
dejo ir su mano. Camino hacia el lado del conductor, me subo y arranco
de vuelta a la casa.
Cuando estaciono al frente de la casa, veo a Dolly recostada
contra su camioneta. Los pelos de mi cuello comienzan a elevarse
cuando su boca no se convierte en una sonrisa como lo hace
normalmente. Dolly siempre luce feliz, incluso cuando está siendo un dolor
descarado en el culo.
—¿Qué pasa? —digo, deteniéndome al lado de ella.
—Ty llamó y dijo que no ha ubicado a Trace en todo el día. ¿Has
hablado con él? —pregunta, su mirada revisando a Luciana. Dolly le da
un pequeño “hola”.
No estoy seguro de si se han conocido antes o no, pero
normalmente nadie es un desconocido para Dolly si ella se sale con la
suya. Así que supongo que han compartido un “hola” o dos.
—No, pero eso es Trace. Puede pasar días sin hablar con nadie. —
No es insólito. Demonios, unas cuantas veces se ha ido poniendo a su
propia tierra en espera durante semanas. No es una noticia que le guste
estar solo.
Mi padre encontró petróleo hace mucho tiempo cuando éramos
niños, y todas las plataformas se hallan en la tierra de Trace. Él sólo tiene
que mantener un ojo y dirigir unas pocas cosas del día a día. Tenemos
una compañía petrolera que los gestiona en su mayor parte. Es fácil para
él ir y venir a su antojo. Esa es la manera en que le gusta.
—Sí, pero supongo que se suponía que debía reunirse con el Sr.
Benson sobre algún alimento y nunca apareció. Tampoco se mostró para
recoger las tartas que M.J. le hizo.
A Trace podría gustarle estar solo, pero siempre era puntual. Si él
dice que estará en algún lugar, estará allí quince minutos antes de ese
tiempo y luego se cabreará si no te encuentras allí en ese momento,
también. 28
—¿No te limitaste a conducir a su casa y comprobarlo por ti misma?
—pregunto. Por lo general, Dolly estaría pensando en dónde se hallaba
Trace y qué estaría haciendo.
—Ty me llamó ni siquiera hace dos minutos. Yo ya me encontraba
aquí dejando tus tartas de M.J. Por cierto, las puse en el mostrador de la
cocina.
—Muy bien. Iré a su casa. Su camino puede ser un dolor. Más aún
después de la tormenta de anoche. Y el hecho de que todavía no ha
extendido nueva grava este año. —Suspiro, no queriendo dejar a
Luciana. Todavía no he llegado a alimentarla, pero no quiero que Dolly
se quede atrapada en el barro, por no mencionar si Trace desapareció,
es por una razón, y supongo que Dolly haciéndole cinco millones de
preguntas no ayudaría en lo que sea.
Me vuelvo para mirar a Luciana. »Regresaré tan pronto como
pueda. Siéntete como en tu casa. —Quiero inclinarme y besarla, pero no
sé cómo lo tomará. Además, Dolly está parada aquí.
—Voy a hacer algo para comer y me dirigiré a la cama —me dice
mientras sale del todoterreno.
—Creo que me uniré a ti. No he comido en todo el día —dice Dolly,
y sé que es una mierda. Dolly puede comerme y probablemente ya haya
comido tres veces hoy. Quiere hacer que Luciana esté sola e indagar—.
Además, no sabía que te quedabas aquí, Luciana. Pensé que trabajabas
en la oficina veterinaria del pueblo con el Dr. Long.
—Estará entrenando aquí —le digo a Dolly, cortándola. Realmente
no quiero irme ahora. ¿Y si Dolly le ofrece a Lucy un lugar para
quedarse?—. ¿No tienes trabajo en la escuela o algo así?
—¿No tienes un hermano para comprobar? —dispara de vuelta, y
sé que no voy a ganar esto. Dolly puede ser como nuestra madre. Si
quiere algo, lo conseguirá, y nada se interpondrá en su camino. Diablos,
creo que todos somos así. Ahora quiere hablar con Luciana,
preferiblemente conmigo lejos.
—Me encantaría que te unieras a mí —dice Luciana, y ambos la
miramos—. Mi hermana y yo normalmente cocinamos la cena juntas si
podemos. Creo que es importante que la familia esté lo más cerca
posible. —Estrecha sus ojos en mí, claramente no gustándole que tratara
de sacar a mi hermana de aquí.
Maldita mierda.
—Muy bien. Guárdenme un poco —les digo, sacando mi sombrero
de mi cabeza y entregándoselo a Luciana—. Vuelvo enseguida.
—Realmente deberíamos guardarle algo o morirá de hambre. No
puede cocinar ni para salvar su vida —oigo decir a Dolly mientras acelero
el paso, casi corriendo hacia mi camioneta más allá del pequeño
compacto destartalado de Lucy. Realmente necesito deshacerme de 29
esa cosa y conseguir otro vehículo. Cuanto antes me vaya, más pronto
podré volver.
Después de saltar en mi camioneta y arrancar, saco mi teléfono y
llamo a una concesionaria en el pueblo para una charla rápida. Le digo
lo que quiero, lo que necesita ser remolcado, y dónde debe ir la nueva
camioneta. Sé que probablemente va a ser una pelea. No me importa.
Le daré a Lucy cualquier cosa que quiera, a menos que algo la ponga
en peligro. Después de pasar el día con ella, sé una cosa: Lucy siempre
se preocupa por la gente que la rodea. Le gusta asegurarse de que todo
el mundo tiene u obtiene lo que necesita. Bueno, voy a asegurarme de
que ella es la que recibe lo que necesita.
N
os quedamos paradas allí mientras Blake arranca, casi
destrozando la calzada de grava mientras se va. Oigo a
Dolly reír y miro para verla sacudiendo la cabeza.
—Estoy tan emocionada. Finalmente encontré algo metiéndose
bajo su piel. Nada llega a Blake. Todo se desvía de él. O lo hacía. —
Pasa su brazo por el mío y nos conduce hacia la casa—. Ahora veamos
lo que podemos encontrar aquí para comer. Hago entregar comestibles
una vez por semana, así tengo algo que cocinar cuando vengo. Debería
estar bien abastecido.
Sus rojos rizos rebotan a medida que entramos en la cocina, y ella 30
va a la nevera y empieza a tirar cosas como si hiciera esto todo el tiempo.
Es dulce que cuide a Blake y que su familia esté lo suficientemente cerca
como para que se cuiden mutuamente. Me recuerda a casa, y sé que
no cada familia es así. Voy al fregadero y me lavo, luego me desplazo a
la isla grande y comienzo a cortar algunas verduras, pensando en hacer
esto todas las noches para Blake. Me encanta que tenga a su hermana
para ayudarlo, pero prefiero la idea de llenar este lugar para él.
—Entonces, ¿estás en la escuela? —pregunto, pensando en cómo
estoy tan contenta de haber terminado con las clases. Sólo quedan horas
clínicas, y luego tomar mi certificación para mi licencia.
—Sí, supongo que eso es lo que lo llamarías. Estoy tomando un par
de clases para mantener a mis hermanos fuera de mi culo, pero entre tú
y yo. —Levanta la vista y nos sostenemos la mirada. Le doy una inclinación
de cabeza, diciéndole que puede confiar en mí—. No me he inscrito para
el próximo semestre. No quiero estar en la escuela. Quiero hacer lo que
he querido hacer toda mi vida, trabajar en la granja y criar una familia
como mi mamá hizo.
Sonrío, pensando que se parece mucho a Fernanda. Puedo
entender eso. Si es lo que quiere, es lo que debería hacer. Mi hermana se
siente más allá de feliz y no quitaría eso de ella por nada en el mundo
entero. —Mi hermana era de la misma manera. Cuando estábamos
creciendo, yo tenía grandes sueños de salir de casa y trabajar. Queriendo
ir a la escuela y luego tener una carrera. Mi hermana era todo lo
contrario. Se enamoró de su marido a los dieciséis, y tan pronto como
pudieron casarse lo hicieron. Entonces empezaron a hacer bebés, y es la
persona más feliz que jamás he visto. Es una madre increíble.
Dolly suspira y pone su barbilla en sus manos. —Eso suena
maravilloso. Sólo necesito convencer al pronto-a-ser papá de mi bebé
que él es el único. —Creo que suena maravilloso, también. Nunca pensé
que podía tener esas dos cosas, una familia propia y mi trabajo, pero
estar aquí con Blake me ha hecho pensar de otra manera. Tal vez podría
tener ambos. Tenerlo todo. Todo parece demasiado bueno para ser
verdad.
—¿Papá del bebé? —pregunto, sonriendo. Me pregunto lo que sus
hermanos pensarían de ella usando ese término. También me pregunto
quién es este hombre.
—Sí, todavía no lo sabe. Pero entrará en razón. —Me guiña y vuelve
a cocinar.
Saco algunos ingredientes que necesito para tortillas caseras y me
pongo a trabajar. Estamos haciendo comida mexicana estadounidense
estilo buffet para que todos podamos elegir lo que queremos. Es una
comida fácil, una que Dolly y yo parecemos saber de memoria, por lo
que trabajamos muy bien en la cocina juntas. Me recuerda a casa y me
hace sentir a gusto.
31
Lo sentí todo el día con Blake. La paz de la tierra y estar a su lado.
Algo sobre este lugar parece mágico. Nunca me he sentido tan tranquila
y en casa en un lugar en el que nunca había estado antes. Verlo en su
tierra y mostrándome el lugar, era como si estuviera destinada a venir
aquí. Podía ver lo mucho que se preocupaba por sus animales y lo fácil
que confiaba en mí con ellos. Es como si estuviera trabajando hacia este
lugar todo el tiempo. Todo es nuevo, pero tan familiar. He soñado esto mil
veces y, recientemente, él ha empezado a aparecer en los sueños,
también. ¿Cómo es posible que todo se vuelva realidad tan rápido?
—¿Así que tú y Blake? —pregunta Dolly, sacándome de mis
pensamientos.
—Estoy trabajando aquí hasta que consiga mis horas de granja. —
Me encojo de hombros sin comprometerme. No quiero traer mala suerte.
Es tan nuevo y no lo tengo completamente a mi alcance todavía. Podría
perderlo en cualquier momento. El pensamiento hace que una roca se
asiente profundamente en mi estómago—. Una vez que acabe, veré si
puedo trabajar por aquí a tiempo completo. Blake me dijo que tu familia
tiene mucha tierra y la necesidad de un veterinario por aquí.
—Seguro que sí. Ty tiene la mayoría de los animales, pero Blake
parece tener más enfermos y heridos que la mayoría. Creo que el hombre
tiene un punto débil por los más delicados.
Calidez se extiende en mi pecho. He visto lo tierno y dulce que
puede ser. Pero hay un trasfondo de fortaleza allí, también. Lo agarro de
tanto en tanto cuando me mira. Tengo la sensación de que retiene algo,
y tengo curiosidad por ver qué pasaría si esa intensidad total se desatara.
¿Alguna vez ha pasado antes?
»Tengo vacas lecheras en mi tierra. Tengo debilidad por sus grandes
ojos marrones. Creo que Blake también podría tenerla. —Me guiña, y
puedo sentirme sonrojar.
Hablamos de películas y libros, y me encuentro riendo con Dolly.
Tenemos mucho en común con nuestros gustos románticos malos, y
cuando pone algo de música, comenzamos a bailar mientras cocinamos
en la cocina. Es un lugar feliz aquí, y estoy enamorándome más a cada
segundo.
»Oye, deberíamos ir a bailar al pueblo. Hay un lugar con una banda
en vivo y es muy divertido. Podríamos tener una noche de chicas.
—Eso suena divertido —digo. No recuerdo la última vez que salí
para una noche de chicas. Si alguna vez lo hice. Si mi hermana y yo
alguna vez íbamos a cualquier lugar especial, siempre era algo con los
niños. Siempre que tenía tiempo libre, lo pasaba con su marido, lo cual
entendía totalmente. Yo también lo querría si estuviera casada con Blake.
El pensamiento me golpea fuerte, casi tomando el aliento de mis
pulmones. Es demasiado abrumador, así que lo empujo a un lado.
32
—¿Qué tal mañana por la noche? —pregunta Dolly emocionada.
Tengo la sensación de que se siente tan hambrienta de diversión
femenina como yo. Viviendo con mi familia, nunca conseguí soltarme
mucho, y siempre me hallaba tan concentrada en la escuela que nunca
me tomé el tiempo para ir de fiesta. Esto podría ser exactamente lo que
necesito.
—Estoy dentro —digo, y tintineamos nuestros vasos de té juntos.
Suena como un montón de diversión. Tal vez pueda sacar algo más de
su hermano de ella.
Estamos sacando nuestros platos y haciendo nuestra comida
cuando la puerta principal se abre de golpe. Ambas nos volvemos y
vemos a Blake casi corriendo, casi sin aliento.
—Jesús, amigo, ¿has corrido todo el camino a casa? —pregunta
Dolly con sorpresa.
—No —dice, mirando hacia mí—. Sólo tengo hambre.
—¿Está todo bien? —pregunto, preguntándome si su hermano está
bien.
—No sé. Él actuaba extraño cuando fui a la puerta, y entonces no
me dejó entrar. Fue extraño, pero no lo presioné. Le dije que lo revisaría
de nuevo mañana, y parecía aún más enojado por eso. Finalmente me
fui después de que me amenazó con arrojarme de su tierra. No es típico
de él, pero no parecía herido ni nada.
—Eso es raro —masculla Dolly alrededor de una boca llena de
comida mientras estudia a Blake.
Preparo un plato para Blake, y nos sentamos juntos en la mesa. Él
acerca su silla lo más cerca posible de mí. Tan cerca que estamos
tocándonos. Pero no me quejo. Me gusta tenerlo conmigo. Sigo
diciéndome que esto no puede ser real. De ninguna manera este tipo tan
perfecto y complicado está dándome su atención. Tal vez le gusta
coquetear con todas. No he estado en el pueblo el tiempo suficiente
para escuchar cualquier tipo de habladurías sobre él, pero apuesto a que
si le preguntara a la gente adecuada la próxima vez que fuera, podría
averiguar algunas cosas. Pueden ser cosas que no quiero oír, pero es
posible que deba escucharlas ahora. Antes de meterme hasta el cuello.
Diablos, a quién quiero engañar. Ya estoy empezando a caer por
este tipo.
—Es hora de irse, Dolly —dice Blake después de que terminamos de
comer y limpió los platos. Lo ayudé mientras Dolly recogía lo que
quedaba de la comida.
—De acuerdo. —Resopla mientras agarra su bolso y se dirige a la
puerta principal—. Nos vemos mañana, Luciana —lanza sobre su hombro
antes de cerrar la puerta detrás de ella. 33
—¿Por qué volverá mañana? —pregunta Blake, y luego sacude la
cabeza—. ¿Por qué incluso estoy preguntando? Probablemente sea
para comer.
Me río, pero decido no contarle sobre nuestra salida nocturna
planeada. No sé por qué, pero siento que es una especie de secreto
nuestro. Noche de chicas sin chicos permitidos. Se siente divertido y
astuto.
Después de limpiar la cocina, tengo que ahogar un bostezo con el
dorso de mi mano. Blake me ve, luego entrelaza sus dedos con los míos,
guiándome por el pasillo.
Cuando llegamos a mi dormitorio, se apoya contra el marco de la
puerta cuando entro. Este momento se siente tan íntimo, como si me
estuviera llevando a casa después de una cita. Supongo que en cierto
modo, lo es.
—¿Entonces te veré por la mañana? —digo, entonces me siento
tonta. Por supuesto que lo veré por la mañana. Esta es su casa.
—Tan pronto como salga el sol. —Extiende la mano y saca un
mechón de cabello de mi mejilla y, por un momento, creo que se
inclinará y me besará.
Pero para mi decepción, retira su mano y retrocede.
No quiero que esto termine. Sé que estamos sólo una puerta
aparte, pero todavía no quiero romper este momento.
—Dulces sueños, Lucy.
Cuando cierra la puerta, caigo en mi cama y pongo mis manos
sobre mi cara. Nunca en mi vida quise tanto que un hombre me agarrara
y me besara.
Me acuesto allí para lo que se siente como una eternidad. El sueño
no viene mientras mi mente se revuelve con pensamientos de Blake y este
día. Nunca he tenido un día más perfecto en mi vida. Tengo miedo de
que si cierro los ojos, me despertaré y todo esto habrá sido un sueño.
Doy vueltas y me giro en vano. Renunciando a dormir, me levanto
de la cama y abro la puerta de mi habitación para ver a Blake de pie allí.
Sus ojos se ensanchan de sorpresa.
—Sólo iba a comprobarte —me dice, haciéndome sonreír. He
estado notando que siempre se preocupa por mí. Es agradable ser el
único foco de atención de alguien. Es diferente.
—No podía dormir —admito.
Agarra mi mano, tirándome de mi puerta y bajando por el pasillo y
entrando a la cocina. Me levanta, tomándome por sorpresa mientras me
sienta en el mostrador. Luego comienza a sacar cosas de la nevera y la
alacena.
34
—Mi mamá solía hacer esto para mí cuando no podía dormir —me
dice, tomando la taza que preparó del microondas—. Es más o menos lo
único que sé cocinar siendo que no duermo tan bien. Mi mente no quiere
apagarse cuando se pone en marcha sobre las cosas.
Tomo la taza de su mano y la llevo a mis labios. Un cálido sabor a
caramelo llena mi boca.
—Guau. Eso es maravilloso.
Se inclina contra el mostrador frente a mí, sus manos agarrando el
borde como si estuviera tratando de mantenerse en su lugar.
—¿Qué te pasa por la mente esta noche? —pregunto, tomando
otro sorbo de la bebida reconfortante. Lo miro por el borde de la taza.
Sólo tiene un par de pantalones bajos de pijama, y se necesita todo en
mí para no correr mis ojos por todos lados de él. O arrojarme a él. Porque
mientras dice cosas coquetas e implícitas a algunos otros, todavía no ha
actuado sobre nada. Sólo unos pequeños toques aquí y allá, nada más.
Estoy empezando a pensar que me estoy volviendo loca.
—Me preocupaba que no estuvieras durmiendo bien, quería
asegurarme de que te sientes bien aquí. —Hace una pausa por un
momento y lo veo tragar—. Te sientes bien aquí, ¿verdad? ¿No vas a ir a
ninguna parte? —Puedo ver la tensión en su cuerpo.
—Blake, estoy perfecta. Hoy fue maravilloso. Me sentí un poco
nostálgica por un momento, pero tú y este lugar lo borraron. Este lugar es
más de lo que podría haber soñado. —Veo la tensión salir de su cuerpo—
. ¿Estás seguro de que no estoy ocupando tu espacio o algo así? Sé que
podrías tener otras cosas que necesitas hacer además de vigilarme.
—No hay otro lugar en el que necesito estar —dice, soltando el
mostrador y poniéndose de pie a toda su altura. Puedo decir que quiere
decir más. Quiero que diga más, pero su mandíbula permanece cerrada.
—Bien. Entonces eso está resuelto. Me quedo y estoy bien. ¿Eso
significa que puedes dormir ahora? —bromeo, pero me gusta la idea de
él tan preocupado por mí dejándolo que le impedía dormir.
—Por esta noche —responde, tomando la taza de mí y terminando
mi bebida antes de ponerla en el fregadero—. Tengo la sensación de que
no voy a poder dormir mañana por la noche por otra razón.

35
E
nvuelvo mi áspera mano alrededor de mi polla, deseando que
fuera la suave mano de Luciana en vez de la mía. Empiezo a
bombear, y es casi triste que sólo toma tres bombeos y me
estoy corriendo. Gimo su nombre, pensando en ella de rodillas delante
de mí en la ducha. Estuve fantaseando con esa imagen todo el día.
Cómo sería si realmente fuéramos una pareja. Pasaríamos nuestros
días fuera en el campo, y después la traería a casa y lavaría cada
centímetro de ella. Junto con sus rizos oscuros y sedosos. Entonces haría
el amor con ella en la ducha antes de que hiciéramos la cena. La llevaría
a la cama y la follaría hasta que se desmayara. Ensuciándola toda de
nuevo, sólo para lavarla de nuevo en la mañana para volver a hacerlo 36
todo de nuevo. Pensamientos como ese han estado corriendo por mi
mente todo el día, y ya no puedo controlarlos. Pero tal vez sea porque he
dejado de intentarlo. Joder, no sé cuánto tiempo más puedo durar
haciendo esto.
Estar tan cerca de ella me vuelve loco lentamente. Olerla, tocarla,
escucharla reír y hablar. Ha tomado todo en mí para no agarrarla y
llevarla al suelo. Me siento como uno de los caballos salvajes.
Después de enjuagar mi liberación de mi cuerpo, cierro la ducha y
paso a secarme. Mi polla vuelve rápidamente a la vida cuando oigo a
Luciana cantando en la otra habitación. Lo hace mucho, me he dado
cuenta. Cierro los ojos y escucho, preguntándome qué hace ahora
mismo.
Mi teléfono suena, sacándome del hechizo. Envolviendo la toalla
alrededor de mi cintura, entro en mi dormitorio, cogiéndolo de mi mesita
de noche cuando veo que es mi hermano Ty.
—Hola —digo colocando el teléfono en mi oído.
—Trace canceló toda su mierda este fin de semana y estuvo
desaparecido todo el día de nuevo.
—Jodido infierno —murmuro. No quiero lidiar con esto. Sé que está
bien. Lo vi anoche y parecía que quería quedarse solo. No es mi trabajo
asegurarme de que hace lo que tiene que hacer.
—Sí, bueno, M.J. no se siente muy bien, y Dolly dijo que tenía planes,
así que eso te deja a ti.
—¿Has tratado de llamarlo? —pregunto, ya sabiendo la respuesta.
—Sí. —Suspira, y puedo oír que se encuentra cansado por el tono
de su voz.
—De acuerdo. Voy a ir allí de nuevo y comprobar —le digo antes
de despedirme. Estoy seguro de que Ty tiene las manos llenas esta noche
con una esposa embarazada enferma y un pequeño. Ir a revisar a mi
hermano no debería ser gran cosa. Tal vez Luciana pueda venir conmigo.
Podemos ir al pueblo e ir a cenar o algo así.
Rápidamente me visto y me dirijo a su habitación, golpeando
suavemente la puerta. Se abre por sí sola, y su olor llena mis pulmones.
Dios, no puedo esperar a que ese olor esté por toda esta casa. Por toda
mi cama y por mí.
No viéndola en la habitación, la oigo cantar de nuevo y sigo el
sonido en la cocina. Se halla sentada en la isla de la cocina, sus pies
bronceados descalzos balanceándose. Anda vestida con una bata. La
vista me tiene deteniéndome en seco. Se ve tan cómoda y en casa. Ella
deja de cantar, una pequeña sonrisa tirando de sus labios. Lleva su 37
cabello fuera de su trenza y colgando en húmedos mechones a su
alrededor. Se ve aún más largo cuando lo tiene suelto, pienso
distraídamente.
Me mira fijamente de vuelta por Dios sabe cuánto tiempo antes de
romper el silencio.
—¿Tienes hambre? —pregunta, sus ojos vagando por mí.
Sí, pero probablemente no por lo que ella piensa. No puedo dejar
de preguntarme si se encuentra completamente desnuda allí abajo. Si
pudiera caer de rodillas y darme un festín con ella. Finalmente, llenar el
hambre que me ha estado comiendo vivo durante meses. Pero tengo la
sensación de que tampoco lo saciará.
—Sí, tengo que ir a casa de mi hermano. —Camino hacia el otro
lado de la isla de la cocina, queriendo esconder mi erección—. Pensaba
en que podías venir y podíamos comer algo en el pueblo después.
—Dolly va a venir —me recuerda. Por mucho que me guste que
Dolly esté tratando de hacer que Luciana se sienta bienvenida, la quiero
para mí mismo. Pero puedo decir que Luciana no es el tipo de romper sus
planes.
—De acuerdo —le digo. Sé que voy a ir a casa de mi hermano y
volver tan pronto como sea posible. Cenaré con ellas y empujaré a Dolly
por la puerta lo más rápido que pueda. Después de eso tal vez pueda
hablar con Lucy de una película o llevarla al estanque o algo así.
Cualquier cosa. Es viernes y no necesitamos levantarnos temprano
mañana. Sonrío, me gusta esa idea.
Rodeo la isla, dejando claro que voy por ella. Sus pies dejan de
balancearse, y entonces me doy cuenta de que sus uñas de los pies están
pintadas de un rojo brillante. Jesús, incluso eso es caliente. Nunca he
notado el esmalte en una mujer antes. Sus ojos se hacen grandes mientras
me meto en su espacio. El olor de su gel de baño de melón me golpea,
y me inclino, deseando respirarlo más.
—Estaré de vuelta en un rato —le digo antes de colocar mis labios
en los suyos en un suave beso. Su boca se abre con sorpresa, y dejo que
mi lengua se deslice por un momento. Consiguiendo una probada de ella
para aguantar hasta que vuelva. Cuando ella gime, me retiro rápido,
sabiendo que esto sólo iría de una manera si me quedaba un momento
más.
Sin otra palabra, tomo mis llaves y salgo por la puerta. No vuelvo a
mirarla porque sé que no sería capaz de cerrar la puerta detrás de mí si
lo hiciera. Me doy la vuelta y bloqueo la puerta antes de dirigirme a mi
camioneta y saltar dentro para conducir al lugar de mi hermano.
Siento que tomé un trago de whisky, y el zumbido no disminuye
cuando finalmente llego a la casa de Trace.
38
Cuando me detengo, él se halla fuera de su puerta antes de que
pueda salir de mi camioneta.
—¿Cuál es el problema? —ladra, bajando de su porche y
directamente a mí.
—Tú dime —le devuelvo el golpe. Movimiento en una de sus
ventanas atrapa mis ojos, atrayéndolos allí. Pero Trace entra en mi línea
de visión.
—Puedo tomar días libres si quiero. Es mi rancho. Puedo hacer lo
que quiera.
—No digo que no puedas, solo digo que no actúas como tú, es
todo.
—Bueno, te estoy diciendo que estoy bien. —Sus palabras son
definitivas, y sé que quiere que me vaya. Lo tiene escrito en su postura.
Entonces me golpea. Veo la mirada posesiva en sus ojos.
—¿Esa es una mujer la que tienes allí? —Asiento hacia la ventana
que su gran cuerpo bloquea de mi vista.
—Es mejor que te preocupes por tus propios asuntos y regreses. Te
llamaré si necesito algo. Hasta entonces, estoy ocupado.
—Vale —le digo fácilmente, no queriendo pelear con él. Quiero
estar aquí ahora mismo tanto como él me quiere aquí.
—¿Vale? —repite, sorprendido de que no estoy empujando.
—Eres un hombre maduro, Trace, y no doy dos mierdas por lo que
haces aquí —le digo mientras me vuelvo para irme—. No significa que
Dolly esté tan dispuesta.
—Joder —lo oigo murmurar.
—Le diré que estás bien, pero sólo puedes permanecer fuera del
radar por un tiempo antes de que Dolly venga a husmear. Ya sabes cómo
es ella. Tienes suerte de que está ocupada molestándome ahora mismo
o ya estaría sobre ti —le digo antes de cerrar la puerta de mi camioneta.
Trace sacude la cabeza y se vuelve para volver a su casa.
Conduzco de regreso hacia el rancho, pero me corto cuando
recibo una llamada sobre una cerca rota. Es una solución rápida y soy el
más cercano y tengo las herramientas en mi camioneta para hacerlo.
Pero se tarda más de lo que esperaba. Después de una buena hora,
finalmente regreso a mi propia calzada, y todas las luces de la casa están
apagadas.
Joder. Espero que no se haya acostado ya. Me bajo de la
camioneta y entro, encendiendo la luz de la cocina. Veo una nota
situada en el mostrador y me acerco a él.
Fui al Empty Bottle con Dolly. Te dejé algo para comer en el
microondas.
39
Buenas noches.
Mi puño arruga la carta mientras pienso en Luciana yendo al Empty
Bottle. Es un agujero en la pared la mayoría de las noches, pero los fines
de semana el lugar se llena. Es donde todos en el pueblo van a tomar
una copa y soltarse de vez en cuando, y sé que mi Luciana va a ser el
centro de atención de cada hombre allí.
—O
ye, Jimmy. Queremos dos Margaritas —dice Dolly y
guiña al camarero.
—Tú y yo sabemos que tus tres hermanos me
patearían el culo por servirte, Dolly. Eres menor de edad —responde
Jimmy, lanzándole una sonrisa suave.
—Los dos son para mí —digo, deslizando algo de dinero en la barra.
Le guiño a Dolly y el chico rueda sus ojos, murmurando algo acerca de la
negación plausible.
—Gracias —dice Dolly, codeándome antes de apoyarse contra la
barra. 40

—Simplemente no se lo digas a tus hermanos.


Miro alrededor del lugar y veo gente por todas partes. Parece que
este es el lugar para estar en un viernes por la noche. Es un típico bar
texano con pisos de madera desgastada y animales colgando de las
paredes. Hay una banda tocando música country y gente bailando en
un escenario. Me gusta la sensación de ello. Hay un zumbido de emoción,
y la gente se divierte.
Jimmy regresa con mis dos bebidas, y le deslizo una a Dolly.
—Ella solo la sostiene para mí —digo, pero todos sabemos lo que
realmente sucede. Los pueblos pequeños tienen sus propias reglas. Las
inventan a medida que van y las cambian como mejor les parezca.
—Oye, ¿tu familia sabe algo de esa chica desaparecida? —
pregunta Jimmy, poniendo ambas manos en la barra mientras mira a
Dolly.
—No que yo sepa. El sheriff llamó a mi puerta esta mañana
preguntando por ello —dice Dolly.
—¿Qué pasó? —digo, inclinándome.
—Probablemente nada —dice Jimmy—. Alguien encontró una
camioneta destartalada en una de los caminos rurales cerca de las
Granjas Jennings. Se revisó la matrícula y el propietario no es local. El
sheriff dijo que lo están investigando, pero si me preguntan es
probablemente una mujer que consiguió que su camioneta quedara
atrapada en el barro después de esa gran tormenta la otra noche y luego
caminó.
Jimmy sacude la cabeza antes de ir a ayudar a otra persona, y
Dolly se encoge de hombros y toma un sorbo de su bebida. —Estoy
segura de que no es nada. En los pueblos pequeños, cualquier noticia es
una gran noticia. —Hago lo mismo y vuelvo a disfrutar de mi bebida,
amando la mezcla dulce y picante.
Veo parejas en la pista de baile riendo y pasando un buen rato
juntos, y por un segundo pienso en lo que sería bailar con Blake así. Tener
una cita de viernes en la noche juntos. Saliendo a bailar. Conocer los
pasos y tenerlo llevándome, sonriendo tan grande que sus hoyuelos se
muestran. Nunca he tenido la oportunidad de experimentar algo así, ya
que siempre me hallaba demasiado ocupada poniendo todo en mi
familia, trabajo y la escuela. Sabía que quería una familia propia un día,
pero por alguna razón esa necesidad ha comenzado a golpear duro en
mí desde que aterricé en la granja de Blake. No estaba segura de que
fuera algo que creía que podría haber tenido hasta ahora.
Me cogió desprevenida con el beso. Estuve esperando todo el día
que me diera uno, pero cada vez que pensaba que podía, él parecía
cambiar de opinión. No estaba segura de qué hacer yo misma. Con la 41
mayoría de las cosas que quiero en la vida, soy directa, pero siempre he
estado insegura de los hombres. No sabía si lo leía mal. ¿Construí todo
esto en mi cabeza y leía demasiado en las cosas?
Entonces me besó. Fue como si el mundo se encendiera a mí
alrededor. Quería agarrarlo y atraerlo hacia mí. Envolverme alrededor de
él, pero se fue tan rápido. Ni siquiera tuve tiempo de procesar lo que
sucedió. Me dejó sintiéndome enredada y confundida, cuestionando
una vez más si lo estaba leyendo mal. Era casi como si él no pudiera
alejarse de mí lo suficientemente rápido.
Oí algunas cosas sobre él en el pueblo, pero no podía conectar al
hombre de esas historias con el hombre que me besó. Algunas chicas
habían dicho que salieron con él. Fue en parte la razón por la que siempre
me quedé alejada, aunque siempre lo buscaba cuando me encontraba
en el pueblo. Sin embargo, parecía como que, cada vez que me hallaba
en el pueblo, alguna chica trataba de llamar su atención. Así que siempre
me aseguraba de no ser una de ellas. No quería ponerme allí con las
probabilidades ya apiladas contra mí. Vivía tan lejos y cada mujer en el
pueblo quería un Jennings, que se sentía como si el universo me dijera
que no persiguiera nada.
Con Ty fuera del mercado, muchas de las mujeres pensaban que
quizás los otros hermanos se establecerían también. Bueno, eso era lo que
fueron los chismes del pueblo, y la mayoría miraba a Blake porque Trace
nunca hablaba con nadie ni venía al pueblo. Verlo en el pueblo era tan
raro que todavía no lo había visto. Eso dejaba a Blake. Las veces que lo
había visto, estuve cerca de él cuando se hallaba en el pueblo, nunca
pensé que estuviera con alguien. Al menos no se comportaba con ellas
como ha estado comportándose conmigo los últimos días, con todos los
pequeños toques y tal. Siempre era amable y agradable con los demás,
pero conmigo podía sentir algo más. Posesión.
Comencé a pensar que todas esas historias sobre él saliendo eran
mierda debido a cómo Blake hablaba sobre el futuro. Habló de tener una
familia propia. Cómo se encargaría de su mujer. Empezaba a pensar que
hablaba de mí, pero su partida después del beso me dejó confundida.
¿Cómo es que he llegado a preocuparme por alguien que es, en
el papel, un completo extraño para mí? Claro, hablamos sin parar
cuando estamos juntos y sé todo sobre él. Me ha hablado de su familia,
sus esperanzas de tener una familia propia y su sueño de criar a sus hijos
en su tierra. Pero sólo han pasado días. No puedes enamorarte de alguien
tan rápido. ¿Verdad? Ni siquiera sé por qué lo estoy preguntando, porque
ya sé la respuesta. Se puede, porque me ha pasado.
—Oh, mierda —dice Dolly, mirando detrás de mí.
Me vuelvo y veo a un hombre con una mujer con cabello rubio
teñido al final de la barra y luego miro a Dolly. Sus mejillas se ven rojas y
rechina sus dientes. Arruga su nariz un poco, y la sonrisa siempre feliz que
tiene en su rostro ha desaparecido hace tiempo. 42

—¿Estás bien? —pregunto.


Sus ojos vienen a los míos y parece controlarse a sí misma. Sus
modales del sur regresan en un instante. —Sí. Solo una puta hablando con
el pronto a ser papá de mi bebé. Si me disculpas. —Baja el resto de su
bebida en un gran trago y se desliza fuera del taburete.
La veo caminar hacia allá y al instante el tipo se levanta y va hacia
ella, poniéndose entre ella y la rubia teñida. Parece sorprendido al verla
mientras una media sonrisa se dibuja en sus labios.
Cuando estoy a punto de ir allí con ella, la rubia se aleja y Dolly
vuelve a mí. El tipo se sienta en su taburete y mira cada paso suyo. Él no
quita los ojos de ella, incluso cuando vuelve y roba mi bebida, tomando
un sorbo.
—Supongo que lo manejaste —digo, un poco asombrada por su
descaro. Me recuerda cada vez más a mi propia hermana.
—Nadie jode con lo que es mío —dice, y quiero reírme de su cara
porque se parece tanto a Blake. Ignora totalmente al tipo ahora, aunque
él no puede quitar sus ojos de ella. Puedo decir que él quiere decirle algo,
pero se está conteniendo.
Tomo el vaso de ella y luego dos Margaritas más son traídas para
nosotras. Puede que a Jimmy no le guste infringir la ley, pero es rápido.
Sólo sacude la cabeza cada vez que nos da otra. Le dice algo al tipo
sentado junto a Dolly. No puedo oír lo que dice sobre la música, pero sé
que es algo sobre él mirándonos.
Tomamos nuestras bebidas y estamos en la tercera y cuarta ronda
cuando finalmente me siento lo suficientemente valiente, o tal vez lo
suficientemente borracha, para tratar de hablar con Dolly acerca de su
hermano.
—Así que, me gusta tu hermano. ¿Es eso una locura? Acabo de
conocerlo —digo, poniendo la mitad superior de mi cuerpo en la barra
porque hace frío y se siente bien.
—Nah. Cuando sabes, sabes. ¿Sabes? —Dolly hipea y luego se ríe—
. Mis padres se conocieron un segundo antes de casarse. Yo soy de la
misma manera. Realmente estoy empezando a pensar que corre en la
sangre Jennings.
—Pero no estás casada —digo riendo, y luego me sale un medio
resoplido, haciéndome reír aún más.
—Lo estaría si el papá del bebé no fuera lento. —Hace una rodada
de ojos dramática. El pronto a ser papá del bebé se mueve un poco más
cerca de ella. Lo ha estado haciendo lentamente desde hace algún
tiempo, y no estoy segura de que esté consciente de que lo hace, pero
casi la enjauló. Da una señal muy clara de que ningún otro hombre
puede hablar con ella. Sin embargo, no parece estar haciendo un 43
movimiento por sí mismo. Simplemente tampoco quiere que nadie más lo
haga.
Ella sopla su cabello fuera de su cara, y no puedo contener mi risa.
A este ritmo mi estómago realmente va a doler en la mañana. Tanto de
las bebidas y la risa.
—Creo que Blake es increíble. Y quiero arrojarle una silla de montar.
—Asqueroso. Demasiado lejos, Luce —dice Dolly, levantando su
mano en un movimiento de detente—. Quiero decir, nunca antes lo vi
prendado de una mujer. No es que muchas no hayan tratado de llamar
su atención, pero él nunca respondió. Pero tú, oh, te tendrá por lo visto.
Me siento y comienzo a decirle algo más, pero lo hago demasiado
rápido y mi cabeza nada rápido por todos los tequilas. Cuando estoy a
punto de caerme de mi taburete, un conjunto de manos agarra mis
brazos un poco demasiado apretado y me jala para estar de pie antes
de que pueda golpear el suelo.
Siento que mi estómago da vueltas mientras miro a los ojos de un
extraño.
—Te tengo, bebé. —El hombre me tira incluso más ajustado hacia
él—. Vamos a bailar.
Su aliento mezclado de whisky me golpea, y quiero vomitar. El
hedor de cigarrillos viene en segundo lugar, y no sé cuánto tiempo más
puedo contener el tequila. Se mueve contra mí, y yo lo empujo,
deseándolo lejos de mí. Sus manos cavan en mis brazos.
—Quítame las manos de...
Antes de que pueda terminar mi oración, estoy fuera de su agarre
y con seguridad al lado de Dolly. Blake se halla delante de mí, y todo lo
que puedo oír es el sonido de una fuerte golpe y luego un ruido sordo
cuando el extraño golpea el suelo. Está inconsciente. La banda deja de
tocar, y veo la espalda de Blake moviéndose como si estuviera respirando
duro. Sus hombros suben y bajan rápidamente mientras mira fijamente lo
que acaba de hacer.
—Santa mierda. Nunca he visto a Blake perder su temperamento.
—Oigo a Dolly decir—. Ella está tan amarrada. —Ríe la última parte. Ni
siquiera la miro. No puedo apartar mis ojos de Blake.
Toda la sala se queda en silencio, y los clientes del bar miran a
Blake. Cuando Blake se da la vuelta para mirarme, hay un borde de rabia
en su rostro, pero no se dirige a mí. Cuando extiende la mano voy a él sin
un segundo pensamiento, sabiendo que puede hacerme sentir mejor.
Simplemente estar cerca de él me calma. Como volver a casa cuando
no te sientes bien. Podría haber tenido demasiados Margaritas, pero mi
cuerpo sabe que él es un lugar seguro.
44
—Jimmy. Vamos a hablar después sobre ti sirviéndoles —dice Blake
por encima de mi cabeza.
Miro a Dolly, y el tipo de antes se encuentra detrás de ella. —Voy a
llevar a Dolly a casa, Blake. Asegurarme de que llegue a salvo.
—Gracias, Brandon, lo agradecería —dice Blake al tipo, y veo a
Dolly cruzar los brazos—. ¿Seguro que no está demasiado lejos de tu
camino?
—No, está bien. Cualquier cosa para conseguir un descanso de la
granja Johnson. Sabes cómo es June. —Brandon rueda sus ojos y Dolly
frunce los labios ante la mención de esta chica June. Brandon la agarra
y se alejan.
—Déjame llevarte a casa —dice Blake, haciéndome mirarlo.
—Sí. Creo que he tenido suficiente diversión por una noche. —Bajo
la mirada al tipo en el suelo. Sigue inconsciente. Nadie ha venido a
ayudarlo, y no puedo decir que lo sienta. La banda comienza a tocar de
nuevo como si nada hubiera pasado. Gracias a Dios que Blake llegó aquí
cuando lo hizo.
Para mi sorpresa, Blake me recoge en sus brazos, y me inclino en su
pecho, oliendo su familiar olor de cuero y sol. Hace que mi cabeza deje
de girar, y de repente estoy tan cansada que no puedo mantener los ojos
abiertos.
De hecho, no soy capaz de abrirlos de nuevo hasta que siento que
Blake me cambia de lugar y me recoge de nuevo. Entonces me doy
cuenta de que estamos de vuelta en la granja y me lleva a la casa.
—No me siento tan bien, Blake. ¿Puedes acostarte conmigo? —No
sé de dónde viene mi audacia, pero es la verdad. El tequila ha ido
directamente a mi cabeza, y no quiero estar sola. También sé que él
tampoco quiere.
Sólo he estado borracha una vez antes, cuando Fernanda y yo
cogimos un poco de Ginebra del gabinete de licor de mi padre, y juré
que nunca bebería otra vez después de que pasara el día siguiente
vomitando. Supongo que no aprendí mi lección tan bien.
—No planeaba dejarte sola esta noche, Lucy. —El uso de mi apodo
me hace sonreír. Sus celos esta noche me mostraron que una cosa es
cierta. Él me quiere. Todo el mundo siempre dice que Blake es el calmado
y divertido de los hermanos Jennings, pero esta noche se quebró. No le
gustó ver a otro hombre tocarme, y a algo dentro de mí le gustó eso. Le
inspiro pasión y él me hace lo mismo. Me hace sentir cosas que nunca
sentí antes.
—Nadie me llama Lucy excepto tú —murmuro contra su pecho. Mis
ojos se sienten pesados de nuevo mientras lo dejo llevarme.
Pero antes de que el sueño me tome completamente, siento sus
labios en mi frente. —Voy a llamarte más que eso muy pronto. 45
—O
h, Dios, ¿estás desnuda?
Cierro los ojos y luego los vuelvo a abrir, tratando
de ver si estoy soñando. He estado teniendo
problemas para distinguir con todas las visiones que he estado teniendo.
La luna entra de las ventanas y el brillo ilumina su piel. Su cabello está
deshecho y colgando a su alrededor. Ríe una risa dulce y ronca mientras
se inclina, presionando su cuerpo desnudo contra mí. Me maldigo
interiormente por no haberme quitado la camisa por lo menos antes de
que me arrastrase en la cama con ella anoche. Me subí completamente
vestido y me envolví alrededor de ella.
46
Pensé que cuanto más me separaba, mejor. Ahora estoy
cuestionando todo. Seguro como el infierno que no esperaba despertar
con mi mujer a horcajadas sobre mí. Desnuda. De hecho, pensé que
podría despertar con una fiera enfadada porque irrumpí en el bar y
golpeé a alguien sólo por tocarla.
Como si leyera mi mente, desliza sus manos debajo de mi camisa y
las arrastra por mi torso. Sus labios siguen su ejemplo, arrastrando besos
suaves mientras trabaja su camino por mi cuerpo. Tentativas primero,
pero cada una comienza a permanecer más tiempo, su lengua saliendo
para probarme. Extiendo la mano, envolviendo una en su cabello grueso,
agarrando tanto como puedo sostener. He fantaseado en hacer eso
desde el primer momento que la vi.
»Dime que no estoy soñando. —Mis palabras suenan doloridas. Ella
toma un pequeño mordisco de mi pecho, haciéndome sacudir. Cierro los
ojos con fuerza, tratando de evitar correrme. No sería la primera vez que
me despertara de un sueño sobre ella a horcajadas sobre mí y
descubriera que me corrí encima.
—¿Se siente como un sueño? —Me mira, y odio que esté oscuro y
no pueda ver completamente sus ojos. Llevo mi otra mano a su cabello y
comienzo a tirar de ella hacia mí. Me siento a su encuentro a medio
camino y nuestras bocas conectan, moldeándose juntas como si
hubiéramos estado haciéndolo siempre.
Gime en mi boca, y todo el control se rompe. La tengo de espaldas
y debajo de mí antes de incluso decirle a mi cuerpo qué hacer. No puedo
detenerme. Profundizo el beso, queriendo llegar tan lejos dentro de ella
como puedo. Queriendo probar cada centímetro de ella. Lo necesito
más de lo que he necesitado algo alguna vez.
Ella muele su cuerpo contra mí, dejando claro lo que quiere. Me
aparto y la miro. Sus ojos lucen amplios, y verla desnuda debajo de mí es
casi mi ruina.
—Más4 —dice, pidiendo más. Luego se mueve debajo de mí,
gimiendo. Me pregunto si sigue un poco borracha. Sólo podríamos haber
estado durmiendo unas horas. Quiero que recuerde nuestra primera vez
juntos, pero puedo darle más.
—Te tengo, mi alma5. —Jadea cuando la llamo mi alma—. Sé lo
que necesitas y te lo daré.
Llevo su pezón a mi boca mientras hunde sus dedos en mi cabello.
Chupo y lamo el pico apretado antes de pasar al siguiente. Mis manos
recorren por su cuerpo, deseando tocar cada parte de ella.
Dice mi nombre en gemidos jadeantes, y hace que semen salga
de mi verga. Pide una probada de ella para sí mismo, pero esto es sobre
ella. Mi dulce Luciana. Todo siempre sería sobre hacerla feliz, darle todo
lo que quiera, hacerla necesitarme. Quiero que ansié mi toque y atarla a 47
mí para que nunca se vaya.
Hago mi camino por su cuerpo, dándole pequeños besos como
hizo conmigo. Sus piernas se separan ampliamente, pero sus caderas
siguen moviéndose. Quiere esto tanto como yo. Me maldigo de nuevo
por no haber encendido la luz de la mesita de noche. Quiero ver todo de
ella. Cada centímetro expuesto a mí.
—Blake, por favor. Yo... —Se apaga, la necesidad gruesa en su voz.
Deslizo mis manos bajo su culo, levantando su coño a mi boca.
Tomo una larga lamida, saboreando cada parte de ella, antes de rodear
su clítoris y llevarlo a mi boca. Chupo suavemente y su cuerpo se sacude
mientras grita mi nombre. Sus piernas se tensan, y agarra mi cabello más
apretado mientras llega al clímax.
Gruño cuando siento su liberación, y luego hago lo mismo, me
corro en mis jeans. Estábamos los dos tan cerca del borde, esta pequeña
probada fue todo lo que se necesitó para enviarnos. Esto ha sucedido
duro y rápido con nosotros, así que no estoy sorprendido de que esto
fuera diferente. Es como si estuviéramos caminando por el desierto y
bebiendo agua por primera vez. No puedo tener suficiente.

4 En español en el original.
5 En español en el original.
Pero lo que es más profundo entre nosotros ha sido construir mucho
más que esta noche. La provocación de los últimos meses cae a nuestro
alrededor. Desde el momento en que puse los ojos en ella, supe que era
ella. Toda esta espera para que llegara aquí ha sido una tortura. Pero
mientras se corre contra mi boca y me corro en mis pantalones, sé que
todo valió la pena. Me cojo la cama sin vergüenza, sin importarme lo
patético que esto podría hacerme ver, porque es el mejor orgasmo de mi
vida.
Podría pasar la eternidad entre sus piernas.
Cuando su cuerpo finalmente se relaja y todos los pulsos suaves se
han detenido, le doy a su coño un último beso. Hago mi camino hacia
arriba, corriendo mis labios sobre sus curvas a lo largo del camino,
disfrutando de la sensación de sus caderas redondas y pequeña barriga
contra mi boca. Ella hace tarareos cada vez que mis labios tocan su piel,
hasta que finalmente estoy en su boca, tomando otro beso.
Cuando ambos estamos sin aliento, me alejo y apoyo mí frente a la
suya. —Duerme, mi alma.
Sus ojos permanecen cerrados mientras la tiro hacia mis brazos y
envuelvo mi cuerpo alrededor del suyo. Nunca quiero dejarla ir.

48
C
uando me despierto, siento el calor del sol en mi espalda y
el calor de Blake debajo de mí. Me sonrojo un poco
pensando en lo que hicimos anoche. La borrachera
sobrante del tequila me hizo valiente, pero fue exactamente lo que
quería. Lo que tuve miedo de pedir antes. He querido a Blake desde antes
de que incluso supiera quién era él. Cuando él era sólo un hombre que
no podía mantener sus ojos fuera de mí.
Estoy segura de que podría haber averiguado en el pueblo hace
meses quién era, pero algo sobre eso no parecía correcto. Era casi como
si supiera en mi corazón que un día encontraría mi camino hacia él en el
momento exacto en que debía hacerlo. Que las cosas se unirían como 49
quiso el destino. Y estando aquí en la cama con él ahora, parece que
finalmente ha llegado el momento. Estoy harta de esperar. Estoy
tomando lo que quiero. No más toques suaves o besos rápidos. Quiero a
Blake, y él va a ser mío. Todo él. Sé que es donde pertenezco, y hemos
esperado el tiempo suficiente para esto.
Las grandes manos de Blake aprietan mi culo, y sonrío para mí
misma. Él ha tenido mis nalgas apretadas fuerte desde que rodé a su
pecho. En algún momento incluso le quité la camisa y los jeans, dejándolo
sólo con su ropa interior. Pero ahora que me acuesto extendida sobre él,
siento la cabeza desnuda de su polla en mi abertura.
Bajo la mirada y veo que su polla dura ha salido a través de la
ranura de sus bóxers, su ancha circunferencia no coincide con el
pequeño botón. Extiendo mis piernas un poco más y dejo que su duro
calor presione contra mi humedad. Oh, Dios. Eso se siente tan bien. Tan
correcto.
—Lucy. —Gime Blake mientras permito que su punta entre en mí.
Miro a sus ojos y veo que siguen cerrados, así que decido ser un
poco más audaz. Me deslizo un poco más, dejando otro centímetro de
su enorme longitud dentro de mí. Queriendo sentirme lo más conectada
posible con él. Lo quiero en mí, aunque sea sólo este pedacito.
Cuando siento una opresión, paro mi progreso. Mi virginidad lo
impide entrar en mí, así que espero, quedándome quieta mientras trato
de relajarme. Me muevo lentamente, dejando que sus primeros cinco
centímetros me estiren. Giro mis caderas en un círculo hasta que siento
mitigarse el pellizco y puedo deslizarme sobre él un poco más. Tomando
otro centímetro de su grosor, sostengo mi aliento, mirando de nuevo para
ver si sigue dormido y para comprobar que sus ojos no se han abierto.
Parpadea unas cuantas veces, casi como si creyera que está soñando.
Siento que su agarre en mi culo se aprieta, y vuelvo a rodear mis
caderas, amando la sensación de él dentro de mí. Me muerdo los labios
para no gemir, y luego Blake se tensa debajo de mí, sus caderas
sacudiéndose. De repente hay calidez propagándose dentro de mí, y me
doy cuenta de que es sólo semen. Me aprieto, tratando de tirar más de
él hacia mí, pero está a sólo un par de centímetros de distancia, y siento
su semilla derramarse entre nosotros y deslizarse por su eje.
»Luciana —dice Blake, y miro de nuevo para ver sus ojos llenos de
tanto placer. Deseo.
Antes de que me pueda explicar, nos da la vuelta y empuja
completamente dentro de mí. Gimo en la plenitud, contenta de que el
dolor de antes se ha ido.
Sin embargo, Blake no se mueve, estira la mano y mueve
suavemente mi cabello fuera de mis ojos.
50
»He estado soñando con este momento desde que puse los ojos en
ti. Todavía no estoy seguro si esto es real. ¿Es esto lo que quieres? —Siento
que su polla se flexiona dentro de mí, y asiento—. ¿Estás en algo, mi alma?
Por un segundo quiero patearme, porque no lo estoy. No porque
no quiera tener sus bebés, sino porque puede retirarse y detenerse si digo
que no lo estoy. Pero le digo la verdad, sabiendo que no puedo mentirle.
No sobre algo como esto.
—No, no estoy protegida. Soy virgen. Bueno, lo era —digo, un rubor
golpeando mis mejillas. Se inclina y suavemente besa mis labios. Luego se
retira para mirarme.
—Lo era, también. —Su sonrisa es grande, como si estuviera
orgulloso de ello, y de una manera loca, mi corazón casi estalla de
excitación.
—¿En serio? ¿Cómo es eso posible?
—Sólo quería esperar a la indicada. Quería hacer el amor por
primera vez con mi esposa. —Se mueve lentamente dentro y fuera de mí,
enunciando sus palabras.
El peso de lo que dice me golpea, y el amor fluye a través de mí en
oleadas.
—Blake —susurro, sin saber qué decir.
—No quiero nada entre nosotros, y no quiero que nada nos impida
hacer un bebé, Lucy. Te llevaré al tribunal el lunes por la mañana y lo haré
oficial. Pero primero lo haré bien y le preguntaré a tu familia. Sé que son
importantes para ti, y quiero respetarlo.
Envuelvo mis brazos y piernas alrededor de él, moldeando tanto de
mi cuerpo al suyo como sea posible. Esto hace que todo esto parezca
aún más correcto, porque él entiende lo que es importante para mí. Soy
quien soy hoy por causa de mi familia, y ellos son la razón por la que tuve
el coraje de venir aquí. Encontrarlo y encontrar mi vida.
»Te amo, Luciana. Lo hago desde el segundo en que nuestros ojos
se cruzaron. Todo lo que he estado diciendo que quiero, todo ha sido
sobre ti. Todo ello. La vida que quiero aquí, hacer bebés y criarlos contigo.
Tener chicas hermosas con cabello largo y oscuro que pueda trenzar.
Tener niños pequeños con tus grandes ojos marrones aprendiendo a
cuidar a los animales aquí. Todo eso, mi alma. Todo contigo.
—Yo también te amo, Blake. Sabía que eras tú el día en que pisé
este rancho. Esto era para mí. Lo eres para mí.
Nos besamos, y nos siento derramar nuestros corazones en ello. Se
mueve dentro de mí, su longitud dura poseyendo cada centímetro de mi
cuerpo. Él me posee y me hace suya mientras hace el amor conmigo.
Esto ha sido un torbellino, viniendo aquí a la granja y
enamorándome de Blake. Pero todo se siente tan increíblemente 51
correcto.
Sus empujes se aceleran cuando mi lengua se mete en su boca, y
gimo por la posesividad de su cuerpo sobre el mío. Su excitación alimenta
la mía, y me siento construyendo un orgasmo. La tensión rueda sobre mis
brazos y piernas, y levanto mis caderas para encontrarme con las suyas.
Estoy tan cerca, y Blake también. Los grandes músculos de sus brazos se
tensan, y está a punto de desatarse dentro de mí.
El pensamiento tiene a mi orgasmo corriendo a través de mí, y grito
contra sus labios, mientras me lleva por el borde.
—Luciana. —Gruñe, sosteniendo su polla profunda dentro de mí y
llenándome con su semilla caliente.
Me aferro a él mientras el placer pulsa entre nosotros, y sus labios
suaves presionan besos en mi cuello. Es un orgasmo diferente a todo lo
que he sentido alguna vez, y sonrío mientras pienso en cómo puedo
hacer esto por el resto de mi vida.
—¿Q ué pasa, mi alma? —pregunto, subiendo al porche
con Luciana.
Se encoge de hombros, y tomo su mano, tirándola
hacia la mecedora conmigo.
Me siento y ella se sienta en mi regazo, pero no es lo
suficientemente cerca para mí. Envuelvo mis brazos alrededor de ella,
enterrando mi rostro en su cabello y ella enrolla sus piernas,
acurrucándose en mi pecho.
—¿Dónde aprendiste a decir “mi alma”? —me pregunta contra mi
pecho. Me preguntaba cuándo iba a coger eso. Su cara siempre se 52
ilumina cuando la llamo mi alma.
—Sabía un poco de español por supuesto, pero una vez que puse
la mira en ti empecé a escuchar lecciones cuando podía. Mi español
todavía no es perfecto, pero empieza a llegar allí.
Tira su cabeza de mi pecho y me mira. —¿Por qué?
—Nunca quise perder una palabra de lo que podrías decir —
admito—. Y pensé que querrías que nuestros hijos hablaran español
también, ¿no? Así que lo mejor es que yo también lo hable.
—Dios, eres tan perfecto —dice, sus ojos llorosos mientras una
sonrisa ilumina su rostro.
—Entonces podría ser el momento para decirte que ese pequeño
aparato que llamas auto se encuentra ahora en un depósito de basura y
la camioneta que está ahí es tuya. —Asiento en dirección a su nuevo
vehículo y su boca cae abierta—. Ahora, antes de que te enojes,
piénsalo. Esa camioneta puede transportar cualquier cosa y moverte por
estos campos, sin problema. La necesitas. Es segura y funciona mejor para
nuestra familia.
Reclina la cabeza de nuevo sobre mí. —Está bien —dice
simplemente.
—¿Así de fácil? —pregunto con cautela.
—Sí. Tienes razón. No voy a pelear por algo que no necesita una
pelea. La camioneta funciona mejor para lo que necesitamos hacer por
aquí.
Bueno, eso fue fácil, pero sé por qué. Ella no lo tiene en ella para
luchar conmigo en este momento, incluso si quisiera. Se siente
preocupada. Puedo sentirlo en su pequeño cuerpo mientras se presiona
contra mí. Demasiada tensión.
—Habla conmigo, Lucy. Dime qué estás pensando.
Llamó a su familia ayer y les pidió que vinieran a cenar. Es domingo,
y no quería esperar más tiempo para hablar con su padre y decirle mis
intenciones. Es por respeto que les estoy pidiendo, pero voy a casarme
con ella de cualquier manera. Luciana es mi alma, y cuando la llamo así,
no lo digo a la ligera. No podría vivir sin ella, y no pienso intentarlo.
—Nada. Aquí es tan hermoso.
Miro a las ondulantes colinas con ella y siento la paz que esta tierra
siempre me ha traído. Y ahora le trae a ella. Sé que le preocupa decirle
a su familia que se ha enamorado y se va a casar después de estar fuera
de casa sólo una semana. Pero pensé que tal vez dejarles ver este lugar
ayudaría a convencerlos de que esto es todo lo que ella soñó. Que
podría darle esto.
—No tan hermosa como tú. —Le acaricio el cuello con la nariz e
inhalo su dulce aroma de melón. 53
Mi polla duele por ella, pero voy a esperar, sabiendo que
probablemente no vamos a dormir mucho si esta noche es como ayer y
esta mañana. Parece que no podemos tomar más de cinco segundos de
descanso antes de que volvamos a buscarnos el uno al otro.
Tararea contra mí, y entonces oigo un vehículo lejos en la distancia.
Miro hacia donde viene el ruido, y hay una camioneta roja dirigida hacia
nosotros.
—Ésos son ellos —dice, parándose de mi regazo. De mala gana la
dejo ir, pero agarro su mano fuertemente. No quiero darle más distancia.
La camioneta se detiene y un hombre de mi edad sale del lado del
conductor y se va a abrir la puerta para una mujer que luce casi idéntica
a mi Luciana. Un hombre mayor sale por la parte de atrás, seguido por
tres niños, que inmediatamente comienzan a correr hacia el granero.
Luciana y yo salimos a saludarlos mientras su hermana les grita a los
niños para que regresen.
—Están bien, Fernanda. Mi capataz, Ben, está ahí afuera y puede
mostrarles los alrededores. —Le extiendo la mano—. Soy Blake Jennings.
Es realmente agradable finalmente conocerte.
Extiende la mano y sus cálidos ojos marrones me miran y luego a
Luciana. Después de un segundo se suelta y luego pasa a su hermana,
envolviéndola en un abrazo maternal.
Estrecho la mano con Mateo, y su sonrisa es amable. Después de
que Fernanda haya terminado con Luciana, él la tira de vuelta a su lado,
envolviendo un brazo posesivo alrededor de ella. Me gusta Mateo de
inmediato.
El padre de Luciana espera silenciosamente, y entonces me vuelvo
hacia él, extendiendo mi mano y hablando en español para saludarlo. Le
doy la bienvenida a mi tierra y lo invito a entrar para que podamos
sentarnos y hablar. No tiene sentido andarse con rodeos. Me mira con
ojos como los de mi Luciana y asiente.
Una vez dentro, vamos a la sala de estar y nos sentamos. Tiro a
Luciana en el sofá a mi lado, tomando su mano mientras su familia se
sienta frente a nosotros.
—No tienen sentido las formalidades. Luciana me ha dicho lo
cercana que es de usted, y quiero respetarlo. Me gustaría pedir la mano
de su hija en matrimonio. Nos hemos enamorado y quiero pasar el resto
de mi vida cuidándola. Le he pedido a Luciana que le invite aquí para
así poder pedir su bendición.
Su padre mira entre nosotros y luego de nuevo a mí. —¿La amas?
—Con todo mi corazón. 54
Mira a Luciana, y nadie dice una palabra mientras silenciosamente
comparten un momento. —Mi pequeña, ¿lo amas?
—Con todo mi corazón. —Repite mis palabras, pero hay un
pequeño toque de tristeza con ellos.
—Luciana, ¿qué pasa? —digo, volviéndola para que me mire.
Quiero que se olvide de todo lo demás en la habitación.
—Solo voy a echar de menos a mi familia. —Se encoge de
hombros, como si fuera un hecho de la vida—. Eso es todo.
—Lucy, ¿estás loca? Nunca te alejaría de tu familia. Si quieres volver
a vivir con ellos, podemos. No tenemos que quedarnos aquí en la granja.
A donde tú vas, yo voy. Y si quieres a tu familia aquí, hay más que
suficientes casas y tierras para que eso suceda. Lo que tu corazón desee,
te lo daré. Desde este día hasta el final de los tiempos. Dices la palabra y
es tuyo, mi alma —le digo. Nunca la tomaría de su familia. Si eso es lo que
quiere, nos mudaremos a ellos o ellos pueden mudarse aquí.
Oigo un esnifar y miro alrededor para ver a Fernanda secándose
una lágrima. Luciana le sonríe y luego se lanza a mí, besándome y
envolviendo sus brazos alrededor de mi cuello. La atraigo hacia mí y la
beso de nuevo, sin importarme que su familia todavía esté sentada con
nosotros.
Cuando finalmente retrocede, me sonríe, y puedo ver la luz en sus
grandes ojos marrones.
—Estamos felices de dar nuestra bendición y darte la bienvenida a
nuestra familia. Todo lo que quiero es que mis hijas sean felices. Si son
felices, soy feliz —dice su padre, poniéndose de pie y ofreciendo su mano.
Me levanto y tiro a Luciana a mi lado mientras uso mi mano libre para
sacudir la suya.
—¿Quién tiene hambre? —pregunta Luciana, y empieza a jalar a
Fernanda a la cocina.
Tenemos una gran tarde de comer y mostrar a su familia la tierra.
Les muestro algunas de las casas que tenemos aquí, aunque muchas
están vacías y necesitan algunas reparaciones. El padre de Luciana y
Mateo trabajan en construcción y se ofrecen a ayudar. Les digo lo difícil
que es conseguir que alguien aquí trabaje en cosas como esta, y tengo
mis manos llenas con los animales. Hablamos con ellos acerca de venir y
quedarse aquí mientras hacen el trabajo, y los niños son los más
emocionados de todos. Es un día hermoso, y se hace aún más especial
porque tengo a Luciana a mi lado.
Mañana, iremos al pueblo y obtendremos nuestra licencia de
matrimonio, y planeo atarla a mí lo antes posible. Es increíble ver a su
familia aquí, y cómo se ilumina a su alrededor. Escuchar sus historias es
una cosa, pero verla con ellos es verdaderamente reconfortante. Estoy
feliz de ser capaz de proveer no sólo para ella, sino también para ellos 55
cuando llegue el momento. No estoy seguro de lo rápido que su padre
querrá salir de la casa que construyó para su familia, pero tenerlos a todos
ellos juntos es importante para mi Luciana. Así que es importante para mí.
Cuando nos despedimos de ellos, es con promesas de volver a
vernos en un par de días en el tribunal. Donde voy a hacer a Luciana
Salazar la Sra. Luciana Jennings. Y tan ansioso como estoy de darle mi
apellido, estoy aún más ansioso de conseguir a mi bebé dentro de ella.
C
uando la camioneta sale de la calzada y vemos a mi familia
salir, dejo escapar una respiración profunda. Me vuelvo
hacia Blake y salto en sus brazos.
Se ríe cuando me atrapa fácilmente, y envuelvo mis piernas
alrededor de su cintura y empiezo a besarlo.
—Te quiero. Ahora —susurro mientras tiro mi camiseta por encima
de mi cabeza. Patea la puerta principal para cerrarla, y de repente mi
espalda está contra ella.
Estoy deshaciendo mi sostén mientras su parte inferior soporta mi
cuerpo y él se quita su propia camiseta. Mis pechos desnudos se 56
presionan contra él, mis pezones duros se frotan contra el pelo de su
pecho. La necesidad inunda entre mis piernas, y Blake me pone en mis
pies apenas el tiempo suficiente para desnudarme.
Una vez que mis bragas son arrancadas de mi cuerpo, él me
levanta y me empuja contra la puerta. Su polla está fuera, y en un empuje
rápido desaparece en mi calor. Llenándome. Haciéndome sentir entera.
Regresando a casa.
—Mierda. —Gruñe y empieza a empujar. Se mueve rápido esta vez,
como si estuviera tan desesperado como yo.
El golpe de la puerta es sexy como el infierno, mientras me folla
contra ella. El fuerte sonido resuena por el pasillo, salpicado por mis
gemidos de su nombre y sus gruñidos de posesión. Finalmente se olvida
de esa restricción.
Meto mis uñas en su espalda mientras chupa mi cuello. Él va a dejar
una marca allí, pero estoy bien con eso. Quiero cada parte de mí
estampada por su propiedad.
Nuestra pasión es gruesa y pesada entre nosotros. Nuestra lujuria y
nuestro amor el uno por el otro rodean nuestros cuerpos y nos empujan a
nuestros picos. Mi orgasmo se acerca, y quiero que se venga conmigo.
—Eso es todo, Blake. Lléname.
Las palabras son todo lo que se necesita y se mantiene a sí mismo
mientras su polla palpita. Me aprieto a su alrededor mientras mi propio
orgasmo me toma. La pulsación de su polla y el calor de su semen hacen
que mi placer aumente. Saber que soy suya en todos los sentidos
imaginables y seguirá manteniéndome así me tiene derritiéndome contra
él.
Jadeo, tratando de recuperar el aliento mientras me siento llevada
al dormitorio. Me río mientras su polla se mueve dentro de mí, pero las risas
se convierten en un gemido después de que da algunos pasos.
—¿Más? —pregunta Blake, empujando dentro de mí.
—Sí. —Gimo mientras agarra mis caderas y golpea dentro de mí.
Cuando llegamos al dormitorio, hemos hecho el amor por toda la
casa. Caemos en la cama, ambos agotados, pero aún no saciados,
porque a pesar de que apenas podemos movernos, todavía nos
alcanzamos el uno al otro.
—Te amo, mi alma —susurra Blake mientras entra en mí.
—Yo también te amo —respondo y dejo que me haga el amor
lentamente hasta que sale el sol.

57
A
prieto el culo de Luciana mientras me acurruco en su cuello,
y ella se ríe. Dios, ese sonido me vuelve loco. Nuestra niña
estira su mano regordeta y agarra mi camisa, tirando de mí.
La miro, acunada en los brazos de Luciana, y acaricio con mi nariz su
cuello también. Ella suelta una risita mientras mi barba le hace cosquillas
y mi corazón casi estalla de alegría.
—Ya es la niña de papá —me dice Luciana, y le doy un suave beso
en los labios.
58
Salimos al estanque y vemos a Fernanda y a sus hijos chapoteando
y jugando. Mateo y el padre de Luciana alimentan con manzanas a
Mantequilla de Maní y a Jalea. Todavía me río del nombre que Luciana
les dio a los caballos salvajes, pero siempre andan juntos. Como almas
gemelas.
»Todos estamos muy felices aquí —dice Luciana en un suspiro feliz,
y no puedo evitar sonreír por lo que quiere decir todo el mundo. Los
caballos, su familia, nosotros.
Justo después de casarnos, hablé con el padre de Luciana en
privado y llegamos a un acuerdo. Accedió a trabajar en mi tierra si podía
mover su casa sobre ella. Él pensó que era una idea ridícula al principio,
pero no podía imaginar construir un hogar para mi familia y luego que me
pidan dejarlo, por lo que no podía pedirle que lo dejara. No había
suficiente espacio para que Luciana y yo pudiéramos mudarnos a ella,
así que ésta era la mejor solución para todos. No me importaba cuánto
costara para mover la cosa. Quería hacerlo.
Fernanda y Mateo terminaron tomando una de las otras casas aquí
en la propiedad con los niños, para darse un poco de privacidad. Pero
estamos todos tan cerca uno del otro que se siente como una gran
comuna. Y en cierto modo, supongo que lo es.
Tuvimos nuestra hija, Amalia, hace dos meses, y ya quiero otra. Ver
a Luciana embarazada sólo podía ser superado por verla sostener a
nuestra hija. No puedo esperar para tener una gran familia con ella, ver
crecer nuestro amor.
Mateo se acerca y toma a Amalia de Luciana y la sostiene,
tarareando suavemente. Se acerca a la manta con Fernanda y ella saca
un biberón para alimentarla. Ver a nuestra familia extendida cuidar a
nuestra hija me hace querer escabullirme con Luciana.
Ella debe tener la misma idea, porque siento un tirón en mi mano y
miro para verla guiñarme. Fernanda silenciosamente nos aleja, y sé que
tenemos un breve intervalo de tiempo antes de que mi familia aparezca.
Esta tarde haremos una comida al aire libre, y todos mis hermanos y sus
bebés vendrán.
Luciana y yo medio corremos a la casa y entramos en nuestra
habitación, cerrando la puerta detrás de nosotros. Antes de que incluso
tenga la cerradura puesta, está desnuda y en la cama. Hago lo mismo,
despojándome de mi ropa y subiendo con ella. No ha pasado mucho
tiempo desde que la he tenido, pero su cuerpo siempre es mi debilidad.
Ver sus pechos hinchados con leche y su barriga suave por llevar a
nuestra bebé tiene a mi polla apuntando hacia arriba y ya brillando en
la punta. Alcanzo entre nosotros y froto la cabeza contra su abertura
húmeda, gimiendo mientras su excitación me cubre.
59
—Por favor, Blake. No me hagas esperar. —Gime, extendiendo sus
piernas más amplias.
Bajo la mirada para ver pequeñas gotas de leche escapando de
sus pechos porque está tan encendida. —Joder. —Gruño, inclinándome
y aferrándome a ella, saboreando la dulzura.
Me empujo en ella, dándole cada grueso y duro centímetro de mí.
Grita por la presión y por el placer de tenerme dentro de ella. Aún me
cuesta encajar dentro de su estrechez, pero después de unos cuantos
empujes, se derrite contra mí.
Lamo un pecho para limpiarlo y luego paso al siguiente,
amamantándola y teniendo mi turno con su leche. Verla alimentar a
nuestra bebé me pone tan duro porque todo lo que puedo pensar es lo
dulce que sabe, y cuando llegue mi turno, voy a estar dentro de ella.
Palpitando dentro de su coño caliente y llenándola con mi semen.
Dándole otro bebé.
—Más. —Gime, y escucho lo húmeda que se pone para mí.
Alcanzando entre nosotros, rasgueo su duro núcleo, sintiéndola
apretarse alrededor de mí. No tomo mi boca de su pecho, sabiendo que
cuando se corra, va a gotear un poco más. Y quiero cada gota.
Mi polla suplica que vaya por el borde para que pueda vaciarse
en ella. La necesidad de embarazarla me lleva sobre mi espalda y me
empuja más profundo dentro de ella. Me mantengo contra ella y muelo,
no queriendo dejar su coño ni siquiera por un segundo.
Por último, la siento apretarse benditamente mientras grita mi
nombre y se corre en mi polla. Chorreo dentro de ella en largas olas
calientes, derramándome en su vientre desprotegido, rezando para que
tome raíz.
La sensación de su cuerpo suave alrededor de mí mientras gotea
su dulzura en mi lengua fortalece y alarga mi propio orgasmo. Nunca
tendré suficiente de esta mujer.
—Te amo —susurro contra la tierna curva de su pecho.
—Te amo —repite, pasando sus dedos por mi cabello y levantando
sus caderas debajo de mí. —Una vez más, mi amor.
Tiro mi polla unos pocos centímetros y luego poco a poco me
muevo de nuevo en ella. Está cubierto de ambos, cremoso y resbaladizo
deslizándose en ella fácilmente. Ambos gemimos cuando empiezo el
proceso de nuevo. Mi necesidad de ella nunca saciándose.
Estoy agradecido cada día que la hice mía. Que la traje aquí y le
hice ver la belleza de la tierra, la vida que soñé que podríamos tener.
Todos mis deseos se han hecho realidad porque dijo que sí, y tengo la
intención de mostrarle lo feliz que me ha hecho por el resto de nuestras
vidas.
60
Trace Jennings era el hermano
que más disfrutaba de su tiempo a
solas. Nunca pensó en pasar el resto
de su vida con alguien, hasta que la
encontró en su rancho.
Addison Becket está huyendo.
Finalmente tiene dieciocho años y es
capaz de liberarse del control de su
padre, pero salir durante una noche
de tormenta la aterrizó en la cama
de un extraño.
Trace es todo lo que Addison
soñaba y más, y ninguno de ellos
tiene el impulso de dejarse ir. ¿Puede
el amor a primera vista realmente
existir? ¿Y será suficiente para
mantenerlos juntos mientras otros
tratan de separarlos? 61
Por favor. Este es un héroe de
Alexa Riley. Ella no va a ninguna
parte.
Advertencia: ¡Esta breve historia es asquerosamente buena, con
codependencia en su apogeo! Estas dos personas están absolutamente
locas, y si no fuera tan dulce, sería certificable. ¡Adelante y suspende tu
realidad mientras vas a la deriva con esta nube de ridículo!
Alexa Riley son dos amigos atrevidas que se
juntaron y escribieron algunos libros sucios.
Ambas son madres casadas que aman el fútbol,
donas y tienen una obsesión por los héroes de los
libros.
Se especializan en historias de amor insta-
love, exageradas, dulces y cursis que no toman
todo el año para leer. Si quieres algo SEGURO,
corto, y siempre con un felices para siempre, entonces, ¡Alexa Riley es
para ti!

62
63

You might also like