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Hay dos formas de enseñar a leer a los niños: una consiste en tomar como base los
elementos más pequeños del lenguaje escrito – letra, fonema y sílaba– hasta llegar a las
palabras, frase o texto. El otro método, conocido como global, plantea el aprendizaje al
revés: parte del reconocimiento de la palabra para llegar a sus elementos. Aquí te damos
las principales claves del primero de ellos, el método tradicional y sus variantes. Aunque
no es del gusto de todos los pedagogos y profesores, se sigue utilizando en muchos
colegios.
Aunque cada vez menos, son todavía muchos los profesores que siguen creyendo en la
eficacia del enfoque tradicional –también llamado sintético– para enseñar a leer y escribir.
Este enfoque se basa en una premisa básica: empezar el aprendizaje por las estructuras
más simples y, una vez memorizadas, fusionarlas en otras más complejas. Ése es el
esquema que siguen los métodos fonético, alfabético y silábico.
• El fonético parte del sonido de la letra como unidad mínima –por ejemplo, la /s/ no se
aprende como ese, sino como sssss– para, posteriormente, relacionarlo con la grafía. Este
método tiene un importante número de defensores, que consideran que ayuda a los niños
a comprender más fácilmente la relación entre fonema y letra –en definitiva, entre habla,
lectura y escritura– y a articular las palabras de forma correcta y sin errores. Sin embargo,
también se critica que a los 4 o 5 años, cuando se empieza a leer, los pequeños todavía no
tienen interiorizado el concepto de fonema en el que se basa.
•El silábico es el otro método sintético, derivado del fonético y el alfabético, con la
variante de que toma a la sílaba como unidad mínima, lo que permite a los niños captar
mejor este sonido y aprender a leer con más facilidad.
Ventajas e inconvenientes
Peo también tiene sus ventajas. Los especialistas le reconocen –más al silábico y al
fonético que al alfabético– algunos beneficios. Así, ayuda a la memorización de las grafías,
a la correcta articulación de las sílabas y palabras, al aprendizaje de las reglas gramaticales
y a la precisión en la lectura y la escritura. Tanto es así que algunos países, como Francia,
se están planteando volver a aplicarlo en sus colegios y desterrar el método global, que,
en opinión de sus autoridades, ha favorecido el aumento de la dislexia.
En los últimos años, muchos colegios han empezado a implantar métodos mixtos que
recogen lo mejor del método global y del tradicional. Así, ahora se combina la
presentación de palabras y frases enteras con el análisis minucioso de las letras y las
sílabas que las forman. Un ejemplo: una vez que los niños conocen la palabra “perro”, el
profesor escribe una frase que la contenga y le anima a que la encuentre en el texto, le
enseña cada una de las letras que la forman, le explica que la /p/ con la /e/ es /pe/, la
pronuncia repetidamente para que capte su sonido y le muestra otras palabras que
empiezan por la misma sílaba.
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el-metodo-tradicional
Aprender a leer por el método global
Tras muchas repeticiones, los niños ya están preparados para leer frases o,
incluso, textos con esas palabras aprendidas. El resto de los elementos de la
oración, como los verbos, los reconocen por deducción, a través de las relaciones
que existen entre todos los componentes de la frase. De esta forma, los niños
aprenden por curiosidad y por comprensión y entienden perfectamente lo que
leen. Es un método más natural, porque sigue el mismo proceso que el
aprendizaje del lenguaje, que se basa en repetir las palabras que oímos
continuamente. Además, el niño se siente interesado por aquello que tiene
sentido, lo que le ayuda a tener una lectura más fluida y comprensiva desde el
principio.
No sin inconvenientes
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el-metodo-tradicional
Leer y escribir con el método constructivo
A su ritmo y jugando
Cada maestro tiene su librillo. Nunca mejor dicho cuando se trata de enseñar a un
niño a leer y escribir. El método constructivo es el último en llegar a las aulas.
Parte de la base de que vivimos rodeados de palabras escritas. Cuando el niño
llega a la escuela infantil, ya sabe más de lo que uno se imagina. Sólo es cuestión
de guiarle y estimularle para que, a si ritmo, aprenda a manejar y dominar los
códigos
Algunos expertos apuestan por obviar los métodos de lectoescritura -el global y el
tradicional- y buscar un aprendizaje más natural. Eso es precisamente lo que
preconiza el sistema constructivista, que respeta el ritmo madurativo del niño y
que parte de la base de que aprendemos a leer y escribir para comunicar. Vivimos
en un mundo de palabras y textos, por lo que el niño cuando llega al colegio, ya
tiene conocimientos previos de algunas de ellas y ya es un lector, aunque no
conozca el código. Y no sólo eso. En ese mundo hay muchos tipos de textos y
todos diferentes: carteles publicitarios, noticias de periódicos, subtítulos de
películas... Por eso, un profesor que aplique este sistema no trabajará únicamente
con un tipo de escritura, sino con todas. Así, le invitará a leer recetas de cocina,
postales, la lista de alumnos, un cuento... Otra cosa es que el niño, cuando
comience a escribir, prefiera las letras mayúsculas o las cursivas.
Desde el primer día, al niño se le invita a leer y a escribir “como los mayores”. Y él
lo hace, apoyándose en imágenes e interpretando el texto a su manera. Por
supuesto, luego el profesor se pone a su lado y lo hace correctamente. También
se le anima a que busque las letras que conoce –el abecedario siempre está
presente en clase– y las palabras que ya ha visto antes, como su nombre –es lo
primero que aprende en casa y se trabaja en clase–. Y así, poco a poco –según el
ritmo de maduración de cada niño– y a base de leer todos los días–, aprenderá las
claves y códigos de escritura. De hecho, hay niños que ya leen con sólo 3 años de
edad
Ayúdale
•Los niños imitan a sus padres. Si te ven leyendo el periódico todos los días, es
posible que un día descubras que él también hace lo mismo.
•Lee diariamente un cuento con el niño: primero hazlo tú y después anímale a que
lo intente él. Si aún no sabe, lo interpretará a su manera. Jugad a descubrir en el
texto letras y palabras que conozca.
•Pregunta a su profesor por el material más adecuado para trabajar con tu hijo.
Cada uno de los sistemas de lectoescritura usa herramientas distintas. La cartilla
es el instrumento clásico del método tradicional y las fichas que identifican las
imágenes con sus nombres, uno de los más adecuados para seguir el método
global en casa.
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el-metodo-tradicional
La mejor edad para aprender a leer
¿Estará preparado?
Algunos niños están preparados para aprender a leer a los 3-4 años. Para otros,
habrá que esperar un poco más. Cuando lo esté, los progresos serán muy rápidos.
¿A qué edad deben empezar a leer y escribir los niños? Nuestra legislación dice
que en Primaria, es decir, a los 6 años. Eso no significa que antes no puedan
conocer las bases de la misma. De hecho, tanto el método tradicional –que a los 3
años comienza con la grafo motricidad para practicar los movimientos de la
escritura– como el global y el constructivista –que enseñan palabras y textos
desde los 3– trabajan esta materia en Preescolar. De cualquier forma, y partiendo
de la base de que no todos los alumnos progresan a igual ritmo ni tienen la misma
madurez mental y de que la enseñanza, por tanto, debe ser individualizada, los
especialistas consideran que un niño estará preparado para leer y, sobre todo,
para escribir cuando haya adquirido las siguientes habilidades:
* Buen manejo del lenguaje. El niño tiene que comprender y expresarse bien y
pronunciar correctamente.
Estas son pequeñas tareas que a tu hijo le gustará realizar en tu compañía y que
fomentarán su habilidad para utilizar su mano de manera controlada y precisa.
1. Recorrer caminos. En un folio, puedes pintar un camino que lleve, por ejemplo,
desde un pato hasta un lago y pedirle a tu hijo que recorra el camino que tendrá
que hacer el pato para llegar a su casa. Estos caminos pueden ser al principio tan
sencillo como una franja ancha totalmente recta y después irse complicando con
formas más complejas como zig-zag o formando caminos más estrechos.
La dificultad estriba también en el material con el que debe pintar el camino. Los
más pequeñitos pueden empezar con pintura de dedo y luego seguir con ceras
gordas, ceras finas, hasta llegar al lápiz.
3. Unir puntos. Cuando tenga la destreza suficiente para coger el lápiz, puede
jugar a unir puntos con distintas formas. Primero, deben ser líneas simples y
cortas. Luego, se añadirá longitud y finalmente formas complejas como las letras.
4. Copiar trazos. Para que adquiera precisión en el gesto, anímale a que copie
distintos tipos de trazos. Pinta tú los primeros de la línea como ejemplo y luego,
deja que sea él quien complete la cenefa o serie. Los más típicos son palos
verticales, palos horizontales e inclinados, zig-zag, quebrados, ondas y bucles
El control de la presión de los dedos sobre el lápiz es importante para que el niño
aprenda a dibujar formas tan complejas como una palabra escrita. Estos juegos le
ayudarán a desarrollarlo. Además, le gustarán porque son divertidos sobre todo si
los hace en tu compañía.
1. Picado. Utilizando un punzón especial para niños, pídele que pique el contorno
de una figura hasta desprenderla. Al principio, elige un dibujo simple: una fruta,
una pelota. Cuando haya superado esta primera etapa, podrás ir aumentando la
dificultad.