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Ai Maid Café

5 junio, 2011 ~ Nesly Fanfic ~ Deja un comentario Ir a los comentarios

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“Esto hubiera podido ser lo más sencillo y aburrido que hubieran podido imaginar.

JaeJoong quería estudiar literatura, reprobó el examen de ingreso a la Universidad


y le toca esperar hasta el próximo año para poder rendir el examen una vez más.
Hasta ahí todo bien ¿Cierto?

Pues si, solo necesita un trabajo sencillo que pague bien y que lo mantenga por
todo ese año en Japón. El problema radica en realidad en ese ‘sencillo’ trabajo
que tenía que conseguir.

Por que JaeJoong puede ser muy impulsivo a veces, por que muchas veces
también puede no darse cuenta de lo que dice. Y es por eso que le suceden las
cosas a él. Por que él solo quería un trabajo sencillo, que no exigiera mucho y que
lo mantuviera bien.

(…Por que aquí entre nosotros ya estaba debiendo dos meses de renta…)

Sin embargo, como no es bueno rezando, y eso de pedir deseos es muy cursi
para él. Los cielos no lo escucharon, y ahora… Ahora se encuentra atrapado por
seis meses en un trabajo que rebaja toda su hombría y masculinidad, encerrado
en un vestido y fingiendo ser amable…
Con otros tres chicos que parecen no verse afectados por tener que fingirse
chicas, y todo por que Jung Yunho repele a las mujeres de su vida, y como un
café es buen negocio… Pues a YunHo no se le ocurrió nada más que arrastrar a
sus empleados a ese retorcido trato, que si bien paga excelente, baja de niveles a
su ya casi extinta heterosexualidad.

…Es ‘sencillo’ JaeJoong odia su trabajo.

Oh, y a su jefe también.”

{{ ~ YunJae ~ YooSu ~ RainMin ~ SiChul ~ }}


..:: ~ Capítulos ~ ::..

CAPITULO 1: El hada malvada, que un día ignoró el final feliz del apuesto
príncipe.

CAPITULO 2: El rosa es… ¿Kawaii?

Capitulo 3: Casi una princesa.

Capitulo 4: A YooChun le gusta Junko—chan.

Capitulo 5: Yo nunca he besado a un hombre… Hasta el día de hoy.

Capitulo 6: El multifacético cabello de Kim JaeJoong.

Capitulo 7:¿YooKo? ¿YuKo? ¿Cómo suena mejor? Definitivamente… YooSu. ¿O


JunChun?

Capitulo 8: La única chica para YunHo.

Capitulo 9: Por un día voy a decir muchas mentiras: ‘¡Mi jefe es el mejor!’

Capitulo 10: No tiene sentido seguirlo negando. ¿Verdad, JaeJoong?

Capitulo 11: En realidad, nunca fuiste un secreto para mí.

Capitulo 12: Poco a poco, me voy adecuando.


Capitulo 13: Como en los viejos tiempos… O algo así.

Capitulo 14: Sentir los latidos de un corazón.

Capitulo 15: Se quieren, se aman… O al menos eso intentan.

Capitulo 16: Un nuevo día está por comenzar.

Capitulo 17: El tiempo de vida para un loco amor.

Capitulo 18:Una herida en el corazón, jamás se olvida, jamás se borra. Solo


cicatriza.

Capitulo 19: Creo en el amor, pero tal vez ya no contigo.

Capitulo 20: La voz del silencio.

Capítulo 21:Tú no puedes cambiar al mundo, el mundo te cambia a ti.

Capitulo 22: Imaginé que me amabas, más allá del mismo amor.

Capitulo 23: El amor jamás te deja ileso.

.
CAPITULO 1: El hada malvada, que un día ignoró el final feliz del apuesto
príncipe.

—Estoy nervioso.

—Te ves nervioso.

YunHo soltó una pequeñísima risa y dejó que YooChun le siguiera arreglando el
cuello de la camisa, el pañuelo en su lugar, la rosa. Jung YunHo esa mañana de
noviembre era el novio ideal para cualquier muchacha que lo viera en ese instante.

—Deja de respirar así, Hyung. Parece que fueras embarazado.

La voz irrespetuosa de aquel muchacho fue rápidamente reconocida por YunHo.


Quien de inmediato se soltó de YooChun y corrió hacía la puerta donde un
sonriente Shim ChangMin se encontraba.

—Mocoso del demonio, pensé que no vendrías.


—Eres como mi hermano mayor mal direccionado, por supuesto que vendría.
Tomé el primer vuelo para Corea apenas tuve la oportunidad.

YunHo abrazó con fuerza al menor y sonrió cuando este le devolvió el gesto a
razón por supuesto de que ChangMin rara vez daba muestras de cariño. —¿Cómo
así dejaron venir al bebé desde tan lejos hasta Corea?

La voz burlona de YooChun arrancó una sonrisa en los labios a Jung. ChangMin
sin embargo arrugó el entrecejo. –YooChun idiota, no es tan lejos. Vivo en Japón
no en Brasil para tu información. ¡Y no soy un bebé! Inmaduro, inconsciente.

—…¿Y yo soy el inmaduro?

YunHo rió y ChangMin solo elevó una ceja, esta vez ignorando a Park y
cruzándose de brazos. Dentro del pequeño cuarto de la parroquia los tres
muchachos solo sonrieron levemente. Por que claro, el despacho del sacerdote
era ocupado por la novia y sus damas.

—¿Hyung?

Dos leves golpes en la puerta y casi de inmediato el sonriente rostro de JunSu


hizo su acto de aparición. —¡Su! Pasa…
—¿Nervioso Hyung?

YunHo asintió, irremediablemente infantil y con una sonrisa que no podía ser
borrada de sus labios por nada del mundo. –Oye… Hyung no es por nada, pero
¿No está esto muy demorado? Es decir tú estas aquí, Seulgi también, ¿Por que
no dan comienzo a todo?

La expresión de YunHo en ese momento fue graciosa, sus ojos se abrieron y su


rostro se amplió, su boca se abrió un par de veces pero no emitió sonido alguno. –
Todavía no, deja que se me pasen los nervios.

—Hyung… Pareces la novia.

—¿Es que no lo sabes ChangMin?

—En esta relación, Seulgi es el chico y YunHo la chica.

JunSu rió ante el comentario de YooChun y ChangMin todavía un poco molesto


con Park solo rodó los ojos. Un leve golpe en la espalda fue lo único que recibió
YooChun por parte de YunHo, unos minutos después, la puerta volvía a abrirse.

En esta ocasión, HeeChul un poco agitado buscaba con la mirada a YunHo.


—¡YunHo! Seulgi… Ella…

Jung se levantó de inmediato de su asiento. —¿Gi? ¿Qué pasa con ella? ¿Está
bien?

HeeChul mordió su labio inferior, los otros tres muchachos detrás de YunHo de
inmediato se pusieron en alerta, HeeChul parecía devastado y YunHo ya estaba lo
suficientemente preocupado como para poder reaccionar adecuadamente.

—Ella… Acaba de irse, Yunnie. Se acaba de fugar por la puerta trasera de la


iglesia.

—¿Entonces te irás a estudiar a Japón?

—Es mi plan. De verdad quiero hacerlo, y tengo la confianza de que todo me irá
bien.

—Que bueno que aún falta un año para que nos graduemos. Así te podré
aprovechar un poco más Jae, Jae.
SungMin abrazó con fuerza a JaeJoong y el muchacho de inmediato se removió
incómodo. –Sung no me abraces tanto, sabes que no me gusta.

—¿Qué tiene de malo que abrace a mi mejor amigo?

—Que eres un chico y se ve raro.

JaeJoong seguía intentado soltarse hasta que finalmente optó por colocar la mano
sobre el rostro de su amigo y alejarlo con fuerza. –Odio que seas tan meloso
Sung.

—Y yo odio tu maldita actitud de soy todo un macho y odio cualquier muestra de


cariño.

—Tú eres muy gay que es distinto.

SungMin rió a carcajada limpia ante las palabras de su amigo y notó curioso como
JaeJoong parecía haberse detenido al ver la gran catedral repleta por varias
figuras importantes de la ciudad.

—SungMin… ¿Quién se casa, algún famoso?

—Casi… Jung YunHo, heredero y primogénito del hombre casi dueño de todo
Corea. Se casa con Bae Seulgi, tercera hija heredera de las joyerías más
importantes del mundo.
JaeJoong arrugó el entrecejo. —¿Cómo diablos sabes todo eso?

—Culpa de las niñas de la escuela, no dejaban de llorar por todos los rincones por
que su amor platónico se casaba.

—¿Y esa tal Seulgi es bonita?

—Muy bonita. Envidio al tal YunHo.

JaeJoong movió un poco su boca y decidió que era hora de continuar caminando,
pero en cuanto observó el interior de la iglesia se sorprendió al ver a un hombre
elegantemente vestido correr hacía donde él se encontraba, pero el hombre aquel
pareció ignorar su presencia. Por que de inmediato se chocaron, botando a
JaeJoong al piso en el proceso.

El muchacho de la ridícula flor en el bolsillo no cayó, pero tampoco pidió disculpas,


JaeJoong cerró sus puños molesto. —¡Oye, imbécil! Por lo menos pide
disculpas… ¡¿Me estás escuchando?!

El clímax de la situación llegó cuando el tipo comenzó a mirar de un lugar a otro


en busca de un taxi, ignorando por completo al molesto JaeJoong que empezaba
a plantearse el hecho de golpearlo en la cara. Un taxi llegó antes de JaeJoong
terminara de levantarse y sin siquiera hablar con el conductor, el muchacho de la
flor ridícula subió y le indicó al taxista que arrancara.

—¡Idiota!
JaeJoong solo alcanzó a patear una llanta del auto antes de que arrancara y un
enojo creció al sentir que hubiera podido reaccionar más velozmente y no lo hizo.
—¿Estas bien?— Asintió ante el rostro preocupado de SungMin y decidió que lo
mejor era no almacenar coraje.

—¡YunHo!

Cuatro muchachos salieron, vestidos elegantemente también y aparentemente con


la respiración agitada también por la corrida. Miraban de un lado a otro en busca
del llamado ‘YunHo’ el cual JaeJoong creía era el imbécil de la ridícula flor.

Exhaló profundamente y decidió olvidar la situación. Tenía mejores cosas en las


que pensar, como en estudiar duro para pasar a su último año en la preparatoria.
Y luego poder ir a la Universidad que en preocuparse por lo que les pasaba a esos
niños ricos. Continuó caminando y dos segundos después giró sorprendido al
notar que SungMin había decidido no seguirlo.

—¿Piensas venir o no Sung?

—Espera Jae, creo que el muchacho que te empujo es el novio.

—¿Y? Vámonos.

—Pero…
JaeJoong rodó lo ojos y decidió solamente continuar jalando a su amigo por el
cuello de la camisa para que avanzara. Ignorando por completo sus palabras de
que ‘Ese sería el chisme del año y ellos tenían la primicia de estar en primera fila’

A JaeJoong no podía importarle menos si se casaban o no.

Después de todo, a un hombre esas cosas le son irrelevantes.

—Quédese con el vuelto.

YunHo soltó el billete y se bajó velozmente del auto, justo frente a la casa de
Seulgi que en estos momentos era arreglada por un montón de personas que en
su vida había visto. Se abrió paso entre todos y finalmente la vio.
Seulgi bajaba las escaleras con una maleta roja en la mano y a su lado, KimTae el
supuesto primo de la mejor amiga de Seulgi cargaba dos maletas más. YunHo
cerró sus puños con fuerza. Los decoradores, meseros y demás se detuvieron,
observando la imagen que en este momento se recreaba.

—Te espero en el auto, Gi.

El muchacho le habló a la rubia al oído y ella solamente asintió. YunHo comenzó a


sentir que le faltaba el aire y que las palabras, las muchas palabras o insultos que
pudieron haber pasado por su cabeza, decidieron simplemente no acudir.

YunHo no pudo siquiera mirarla a la cara.

Su imagen de chica perfecta se le empezaba a derrumbar, su perfecta historia de


amor se caía a pedazos. Y YunHo estaba descubriendo que no era tan valiente
como esperaba. El ruido seco de los zapatos de taco de Seulgi al bajar las
escaleras fue lo único que se dejó escuchar por un breve momento.

Seulgi tomó la barbilla de YunHo e hizo que la mirara.


—Yunnie… Lo siento mucho, pero he descubierto que ya no te amo. No eres el
chico con el que quisiera pasar el resto de mi vida. No se… Siento que te falta
algo más de diversión, de impulsividad… No sé… He descubierto que una vida
junto a ti sería muy aburrida.

Eso… Ahí, dentro de su pecho, en lo más profundo, atravesando su piel, músculos


y arterias… Ese pequeño Crack que se había escuchado. ¿Podía haber sido su
corazón? ¿O simplemente había sido ese vidrio transparente ahora roto que antes
lo separaba de la realidad?

—Pero… Hasta ayer dijiste me amabas. ¡Hasta ayer todo estaba bien!— YunHo
alejó la mano de Seulgi que todavía sostenía su barbilla y endureció la mirada —
¡¡Ayer cenaste en mi casa, con MI familia, reíste y me tomaste de la mano!!
¡¡Dijiste que hoy sería el día más feliz de tu vida!!

Seulgi elevó el rostro e inhalo suficiente aire como parecer inmune ante la poca
calma que su antes prometido estaba demostrando. –Todo tiene un tiempo
YunHo. Y nuestro tiempo se ha acabado. Mi amor por ti se acabo y entre más
rápido lo asimiles, menos te va a doler.

YunHo se vio asombrado, esas palabras frías y crueles dichas por aquella boca de
labios adorablemente rosa que le estaban atravesando el alma, casi rasgando su
ya de por si deteriorada cordura.
—¿Mentiste entonces? Todo este tiempo… ¿Estuviste fingiendo?

—Yo te amé, YunHo. Mucho, fueron tres años de noviazgo después de todo. Pero
descubrí que merezco algo mejor, alguien más divertido, más audaz, con más
ganas de vivir la vida que tu.

YunHo sonrió ligeramente. –Tú mereces, tú crees, tú me has dejado de amar.


¡¿Acaso toda esta maldita situación se encierra solo en ti?!— Seulgi retrocedió
asustada. YunHo se veía enojadamente peligroso.

—YunHo cálmate.

—¿Y que pasa con mis sentimientos?— YunHo agarró el brazo de la muchacha y
ella solamente se mostró nerviosa. —¿Qué pasa conmigo? ¿Con mi amor, con
mis planes? ¡¿Cómo pinto yo en tu vida Seulgi?! ¡¿Soy tan poca cosa en tu vida
que ni siquiera merezco un adiós?!

Seulgi mostró unas pocas lágrimas. Bajó el rostro y mordió su labio inferior. YunHo
la soltó de inmediato, asustado ante sus propias acciones. Vio sus manos ahora
temblorosas y retrocedió.

—Seulgi… Lo siento yo…

—¿Ves a lo que me refiero?— Seulgi de pronto se mostró sonriente. –Te dejas


manipular con tanta facilidad, que todo esto se vuelve al final aburrido.
La sangre hirvió dentro de YunHo. ¿Estaba fingiendo?

—No quiero una vida en la que mi único objetivo de vida sea tener que esperarte a
que llegues del trabajo. No sirvo para eso, no soy mujer para el matrimonio. NO
QUIERO ESO PARA MI. ¡NO TE QUIERO EN MI VIDA MÁS JUNG YUNHO!

Impávido como se encontraba, YunHo solo la vio empezar a tomar su maleta y


comenzar a caminar una vez más. Esa no podía ser la Seulgi que hasta hace unos
días le susurraba al oído cuanto lo amaba, esa voz hace unos días le decía que
solo lo quería a él.

…Esa no podía ser su Seulgi.

—¡¿Y que piensas hacer entonces?!— La rubia giró sorprendida al escuchar un


jarrón quebrarse, YunHo lo había lanzado al suelo en un terrible impulso que hizo
temblar a la mujer. —¡¿Vivir la vida loca con el imbécil ese?!

—El imbécil ese me demostró otra forma de amar, me enseñó a ver la vida de otra
forma. Y yo estoy enamorad de él.

YunHo rió abiertamente en esta ocasión. —¿Y en cuanto tiempo te enseño todo
eso? ¿En cuanto tiempo te enamoraste? ¿Dos días?
—KimTae y yo nos estamos viendo desde hace dos meses, YunHo.

Esta vez no soportó más. Las lágrimas acudieron a sus ojos, nublándola casi por
completo, por suerte Seulgi había vuelto a darle la espalda y se alejaba con
maleta en mano hacía donde seguramente el castaño ese la esperaba.

—¿Qué se supones que haré yo… Con todo este amor?— Se dejó caer de
rodillas, viendo las lágrimas caer en la fría baldosa, sus puños cerrados y la
opresión en su pecho no lo dejaban respirar bien. —…Seulgi.

Su burbuja de amor eterno, le había explotado en la cara.

Eso había sido antes.


Esa fue la última vez que Jung YunHo sufrió tanto. Esa fue la última vez que se
dejó ver tan débil, esa fue la última vez que dejó que alguna mujer lo hiriera tan
hondo y fuerte. Fue la última vez que le permitió pisotear no solo su amor, sino
también su orgullo y dignidad.

Eso había sido antes.

Seulgi en esa maleta no solo se había llevado sus banalidades. No señor, se


había llevado también las ganas de amar, las ganas de seguir adelante, se había
llevado consigo la fuerza total que un día habían acariciado a Jung YunHo.

—¿Todavía no sale de su habitación?

—No, y la verdad me tiene muy preocupado.

JunSu se sentó en el pequeño sillón de la residencia Jung, su tía se mostraba


preocupada por la actitud que YunHo había tomado desde aquel día y las cosas
desde ese entonces tan solo habían ido de mal en peor, desde Japón al otro lado
de la línea, ChangMin suspiró.

—Apenas termine los exámenes voy para Corea, Niisan no puede seguir así.
—YooChun ha venido a verlo todos los días, pero ni siquiera a él lo deja entrar.

—¿Crees que si buscamos a Seulgi…?

—¡Ni se te ocurra, Min!— JunSu se levantó, con el auricular todavía en su oído y


la mirada fija en el fuego de la chimenea. –Esa mujer ya le hizo suficiente daño a
mi primo. No le voy a dar el gusto de que vea que ha ganado.

—De acuerdo, como digas…

—¡Abre esa puerta en este instante YunHo!

—¿Quién ha gritado así?

JunSu miró asustado hacía el primer piso. –Ha sido mi tío. Está muy molesto
desde que todo esto sucedió. Te llamo luego. Esto no va a terminar bien.

—De acuerdo, cualquier cosa me llamas enseguida. Cuida mucho de él, JunSu.


—Eres una vergüenza para la familia, no solo has quedado en ridículo ante toda el
mundo al ser plantado por tu novia sino que ahora dejas entre ver tu falta de
carácter intentado causar… ¿Lastima?

La lluvia esa noche había sido tempestuosa, YunHo no había agarrado


absolutamente nada de ese lugar que alguna vez fue su hogar. Cargaba sobre sus
hombros tan solo la poca dignidad que le podía quedar. El cabello mojaba sus ojos
debido a la lluvia que resbalaba por entre sus hebras y moría en sus mejillas.
YunHo ya no lloraba.

Pensó entonces en que si estaba lloviendo quería decir que era por que había
dejado de nevar, por que habían pasado demasiados meses, por que ya se había
acabado el año y muy seguramente se le había ido medio año encerrado en su
habitación.

—No tienes derecho a llevar el apellido Jung, mucho menos a llevar la empresa
sobre tus hombros. Alguien que ni siquiera puede retener a su futura esposa a su
lado… ¿Cómo puedo esperar entonces que mantengas una empresa que tanto
nos ha costado sacar adelante?

La ropa empapada lo empezaba a hacer tiritar del frío. Observó el imponente


edificio frente a sus ojos y mientras subía en el ascensor hasta el piso indicado,
recordó la mirada preocupada de su primo, sus gritos desesperados por llamar su
atención, por que se detuviera. Pensó entonces que de seguro no solo estaba
preocupando a JunSu, sino también a ChangMin, también a su mamá, a sus
amigos. A las personas importantes para él.

—¿YunHo?

YooChun lo miró sorprendido, abrió un poco más la puerta y lo dejó pasar. YunHo
ya no quería llorar caminó lentamente hacía el interior del elegante piso y apretó
con fuerza sus frías manos. De repente YooChun lo abrazó y la calidez acudió a
él. Sus ojos se cerraron y sintió una vez más sus ojos arder.

—Me has decepcionado, no solo como padre, sino como hombre, como persona.
Te falta carácter YunHo. Y no voy a esperar a que seas lo que una vez espere de
ti. Lo mejor será que agarres tus cosas y te vayas, no eres digno de mi apellido.

—No te he visto llorar una sola vez YunHo, por favor. Confía en mí, déjame llorar
contigo solo una vez.— YunHo tomó entre sus manos uno de los brazos de
YooChun, uno de esos brazos que lo rodeaba y lo abrazaba por la espalda y
suspiró.

—Yo… Quiero comenzar de nuevo YooChun. Quiero dejarlo todo atrás y


comenzar de cero.
—Entonces llora YunHo. Deja todo tu dolor salir una última vez para que puedas
volver a sonreír, yo estoy aquí y siempre lo voy a estar.

YunHo entonces perdió la fuerza en sus piernas y volvió a doblegarse una vez
más. Esta vez lloró escondiendo el rostro en el pecho de su mejor amigo.
Pensando en lo mucho que había amado y todavía amaba a Seulgi, en lo mucho
que habían dolido las palabras de su padre y en lo mucho que le iba a costar
olvidar todo ese amor que se había quedado sin usar en su corazón.

Pero sobre todo, iba a costar mucho, muchísimo olvidar ese tono tan seco y lleno
de decepción en que su padre se despidió de él.

—…No te quiero ver más.


Dicen que comenzar de nuevo cuesta mucho.

Pero todo dolor, sufrimiento o sacrificio si no estás solo… Siempre es menor.

YunHo lo aprendió en los últimos días de sus veintitrés. Recordaba todavía las
palabras de HeeChul: ‘Llámame si entre YooChun y JunSu no te cuidan bien allá
en Japón, me tendrás pegado como lapa a ti en menos de lo que te imaginas’

Y eso lo había hecho sonreír. Aquella tarde de junio, casi noche. HeeChul podía
regodearse de haber podido arrancar la primera sonrisa de YunHo en mucho
tiempo, y sin necesidad de viajar a Japón. Media hora después YunHo se
embarcaba en un viaje de tiempo indefinido hacía Japón.

Y las cosas de ahí en adelante habían marchado muy bien. ¿Conocen Akihabara?
Pues bien, según YooChun el lugar ideal para renacer. YunHo no estaba muy
seguro del porque, él tenía en sus planes después de todo ir para Tokio pero
JunSu había apoyado a YooChun. Y él solamente se había dejado llevar.

—¿Un café?
YunHo dejó su ramen a medio comer y arrugó el entrecejo ante las palabras de
YooChun. –Si, serían buenos ingresos si lo piensas.

—¿Tienes ideas cuantos café hay en Akihabara?

—YunHo Hyung tiene razón hay demasiados, créeme.

—JunSu no seas negativo. El objetivo no es que va a ver uno más entre el


montón, el objetivo es que lo nuestro NO sea algo más entre el montón.

—A ver mi querido señor de los negocios, ¿Que podrías ofrecer tú, para que
nuestro café sea diferente?

YooChun llevó un dedo a su barbilla y la golpeó repetidas veces, mirando hacía el


amplio techo del departamento que momentáneamente compartían los tres. –Pues
podemos hacer un estudio de mercadeo y ver que es lo que les faltas a las
cafetería de aquí.

YunHo se mostró reticente, JunSu sin embargo suspiró.


—Muy alta.

—Muy rubia.

—Muy flaca.

—Tiene cara de zo… Tú me entiendes.

ChangMin soltó la carpeta que tenía en las manos, molesto y con el entrecejo
arrugado, ahí justo sobre el escritorio de un aparentemente despreocupado
YunHo. –De acuerdo esas son todas las chicas que se han presentado a la
entrevista… ¡Y ninguna te ha gustado!

YooChun abrió la puerta igual de enojado. –Ninguna chica te parece YunHo, a


este paso no vamos a encontrar meseras para el café.

—Ya te dije, si por mí fuera ni siquiera tendría contacto con ellas.

ChangMin rodó los ojos.

JunSu, sentado a un lado de su primo solamente jugó con un lápiz en sus manos.
—¿Y si mejor hacemos un café para chicas y somos nosotros cuatro los
meseros?— A YooChun parecieron brillarle los ojos, ChangMin en cambio solo
levantó los hombros en señal de que le daba absolutamente igual.
La apertura del café sería en unos días y no había personal. A esta altura
cualquier cosa servía. YunHo sin embargo se levantó algo molesto de su asiento,
mirando fijamente a JunSu quien pareció esconderse en su lugar.

—Acabo de decir que no quiero tener a ninguna mujer cerca. ¿Y lo único que se te
ocurre es que tenga mi cafetería repleta de ellas? Me niego, rotundamente.—
YunHo se cruzó de brazos y luego de unos segundos sonrió. —…Aunque eso de
que ustedes sean los meseros, no parece tan mala idea.

—¿A que te refieres? Somos chicos. A los chicos no nos gusta que nos atiendan
otros chicos, sino unas bellas chicas.

—Bueno… ¿Han oído hablar del poder del maquillaje?

ChangMin retrocedió instintivamente. —No se por que algo dentro de mí me dice


que huya mientras pueda.

YunHo de inmediato cerró la puerta. –Demasiado tarde para arrepentirse, Min.


Y el tiempo había comenzado a transcurrir demasiado pronto.

La idea de YooChun no había sido tan mala, el café había resultado demasiado
prospero, hasta el punto de cada uno ya podía tener su propio apartamento. Y se
habían acomodado demasiado bien.

La idea de YunHo… Pues aunque les hubiera pateado el hígado en solo pensar
en la idea, y que admitirlo doliera en el orgullo, pues finalmente la idea Jung había
sido muy acertada. Por que su café era el más popular. El más visitado, el mejor
de todos.

El ambiente, las delicias preparadas de la mano de HeeChul resultaron más


esplendidas de lo esperado, por que claro. HeeChul no había aguantado mucho
tiempo en Corea y demasiado pronto se les había unido en Japón, Akihabara para
ser más exactos.

Y aunque ChangMin hubiera amenazado siquiera ya unas quinientas veces con


denunciar a YunHo por perversión de menores, Shim seguí ahí ya un poco más
acostumbrado a su papel. Siwon ‘mejor amigo’ de HeeChul, por que YunHo
sencillamente dudaba de esa ‘amistad’. Había llegado unos meses después.
Y entre bienvenidas y negocios. Al ‘Ai Maid Café’ ya le había dado casi un año
desde su exitosa apertura en el centro de Akihabara. Y Jung YunHo podía decirse
ese año le había servido para cuando menos sanar de a poco ese mal trecho
corazón, que el día de hoy brillaba con intensidad, otra vez.

—Yo opino que HeeChul podría ayudarnos.

—Me parece, así podríamos ahorrarnos un sueldo más.

—Y ustedes hasta creen que no voy a cobrar por el trabajo extra.

JunSu rió ante el comentario de HeeChul y Siwon de inmediato negó con la


cabeza. –No me parece, HeeChul es el que prepara los postres y café. No se va a
dar abasto con todo.

—Entonces ayúdanos tu Siwon.

—Jamás. Prefiero seguir ayudando en la cocina, cargando cosas, armando


inventario y todo en lo que hasta ahora he hecho un excelente trabajo. ¿Verdad
YunHo?

—Verdad Siwon. Y aunque a HeeChul le encantaría ayudarnos por que esto para
él es como un extraño fetiche, Siwon tiene razón. No podemos sobre explotarlo.

ChangMin levantó la cabeza de la mesa. —¿Entonces?

—Pues habrá que poner un anuncio en el periódico.


—Pero…

—Y está bien, esta vez yo no abriré la boca, pueden contratar a la misma Seulgi
como mesera si les da la gana y yo no diré nada.— YooChun y ChangMin
chocaron sus manos con una sonrisa en el rostro, Siwon suspiró aliviado y
HeeChul dibujó un pequeño pucheros en sus labios, había pensado seriamente en
la idea de ayudar como mesero.

JunSu sin embargo sonrió y abrazó a su primo. Se sentía muy feliz de que luego
de todo este tiempo YunHo ya pudiera volver a mencionar Seulgi sin que le
afectara e incluso bromear con ello, y aunque todavía fuera un tema tabú y esa
extraña aversión de su primo por las mujeres no era normal…

Finalmente, iba avanzando, poco a poco, pero avanzaba que era lo importante.


—Escúchame bien JaeJoong, ya son dos meses que tienes atrasado con la renta
si se acaba el mes y no me has dado siquiera un adelanto ten por seguro que la
próxima vez que vengas tendré todas tus cosas afuera. ¡Así que consigue un
trabajo, YA!

JaeJoong retrocedió un poco. –Señora ya le he dicho, es muy complicado.


Además reprobé el examen de ingreso a la Universidad y tengo que esperar hasta
el próximo año. Le prometo que apenas consiga trabajo el ochenta por ciento de
mi sueldo será para usted pero deme más tiempo. Por favor~

Agarró el brazo de la mujer y puso su mejor carita inocente. —¡Ya te he esperado


lo suficiente! Ya sabes, tienes hasta fin de mes.

—¡Pero fin de mes es en dos semanas! Así consiga trabajo ¿Quién me va a pagar
adelantado siendo nuevo?

—Ese es tu problema.

La mujer se soltó y se encerró en su casa una vez más. JaeJoong solamente se


quedó viendo la puerta cerrada en su cara y arrugó el entrecejo. –Maldita vieja
loca…— Murmuró las palabras de mala gana y decidió ajustar la gorra sobre su
cabeza para seguir buscando trabajo. Sacó el periódico del bolso que tenía
cruzado y continuó leyendo.

Cerca de las nueve de la noche y ya muy cansado de caminar. JaeJoong decidió


leer el último anuncio publicado. Su vida no había sido muy buena desde que se
graduó, viajar a tierras completamente desconocidas, sin un amigo o pariente a
quien acudir. Era muy difícil.

“Se busca empleado para trabajar en café”

Lo primero que pasó por su cabeza fue que por un anuncio tan minimizado, de
seguro se trataba de un café muy modesto debido a que aparentemente no podían
pagar un anuncio mejor, pensó también que peor era nada. Así que con su último
esfuerzo se levantó y caminó hacia el lugar, aprovechando por supuesto que no
estaba muy lejos.

Y JaeJoong se permitió maldecir a su suerte una vez más. El lugar estaba cerrado
y ni siquiera una luz interna había. Pero confirmó la dirección dos veces más, por
que ese bello restaurante, amplio y aparentemente elegante, mucho no podía ver,
no podía ser el del anuncio.

Unos ruidos en la parte trasera llamaron su atención, JaeJoong se asomó con


cuidado y vio a un hombre alto cerrar la puerta trasera. JaeJoong ni siquiera lo
pensé y corrió hacía el hombre.

—Disculpa. ¿Trabajas aquí?


El hombre levantó la cabeza y miró a JaeJoong con algo de desinterés. –Soy el
jefe, Jung YunHo mucho gusto.— JaeJoong estrechó la mano que su futuro jefe le
ofrecía y pensó, que su suerte empezaba a mejorar.

—Mucho gusto soy Kim JaeJoong. Venía por lo del anuncio pero veo que estas
cerrando me preguntaba si…

—Lo siento no eres lo que estamos buscando.

YunHo volvió a fijar su atención en el candado de la puerta y JaeJoong arrugó el


entrecejo. Pero decidió calmarse. Necesitaba el trabajo. –Escuché es muy
importante para mi, soy coreano no conozco nada ni a nadie en Japón, debo
meses de renta, están a punto de botarme, de paso reprobé mi ingreso a la
Universidad. Y enserio, ENSERIO necesito este trabajo.

Jung sonrió, de esa misma forma algo burlona que hubiera usado hace casi un
año atrás frente a sus amigos. Le sacó la gorra a JaeJoong y observó con cuidado
como esos cabellos rubios caían sobre sus hombros, no demasiado largo el
cabello por suerte. Lo analizó con cuidado y JaeJoong tuvo que admitir que eso
fue muy raro… E incomodo también.

—Esta bien. Comienzas desde mañana.

—¿Es enserio?

—Yo no bromeo, JaeJoong.


Kim sonrió ampliamente y cerró uno de sus puños con fuerza, llevándolo cerca de
su rostro y cerrando los ojos en el proceso. –Gracias, muchas gracias. De verdad.

—No te preocupes, solo procura llegar a las siete en punto con ropa cómoda.

—De acuerdo. No hay problema. Estaré puntual ¿Qué es lo que tengo que hacer?

—Los muchachos te indicarán eso. Oh, una cosa más. Hay una condición.

—¿Cuál?

—No podrás renunciar por los próximos seis meses. Si luego de eso, decides
quedarte, entonces tendrás un contrato anual. ¿Bien?

JaeJoong observó curioso a su ahora jefe y asintió. Eso era perfecto, una trabajo
seguro por seis meses y si hacía las cosas bien podía quedarse de largo. ¿Qué
podía haber de malo en eso? Solo un loco diría que no.

—De acuerdo, solo para estar seguro…— YunHo de pronto sacó su celular y lo
enfocó. –Dilo.

—¿El que?

—Que aceptas la condición.

—Oh…— JaeJoong miró el costoso celular frente a él, un poco incómodo ante las
excentricidades de su jefe pero igual intentó hacer un amago de sonrisa. –Yo, Kim
JaeJoong accedo a no renunciar por los próximos seis meses, trabajar muy bien y
llevarme bien con mis compañeros.

—Perfecto.

YunHo sonrió y guardó el celular, le devolvió la gorra al menor y continuó


caminando como si nada hubiera pasado. –Mañana firmas contrato así que llega
temprano.— Levantó la mano en señal de despedida sin ver al muchacho que
atrás seguramente asentía.

—Siete en punto. No se preocupe y gracias una vez más.

JaeJoong pensó que la suerte le empezaba a sonreír de verdad.


Miró el reloj y descubrió con gusto que eran las 06:50 y ya estaba frente a la
cafetería que todavía estaba cerrada. Si todo marchaba bien, pronto podía
conseguir un lugar mejor donde vivir y… ¿Por qué no? Conseguirse una linda
novia.

Camino hacía la parte trasera y abrió la puerta con cuidado, descubrió gustoso
que estaba abierta, dentro el lugar estaba iluminado. Y un muchacho de cabello
negro corto arreglaba las mesas y sillas mientras su jefe conversaba con un
muchacho de cabello castaño algo largo.

—¡Yunnie! No seas tonto…

El castaño acarició la mano de su jefe y a él pareció no molestarle por que incluso


hasta sonrió. Ese tipo de contactos eran extraños, esa manía del castaño por
agarrar constantemente a YunHo era demasiado obvio o se tenían demasiada
confianza.

Sin embargo la única pregunta que pasó por su mente en ese momento fue:
¿Sería su jefe gay? Su cuerpo sufrió un fuerte escalofrío. Sinceramente esperaba
que no, por que si lo era, entonces la mirada de ayer… ¡En serio! Esperaba que
no.
—Yunnie… ¿Quién es él?

En ese momento Jung giro y JaeJoong asintió a modo de saludo. –Oh, Jae.
Bienvenido. Chul, él será nuestro nuevo mesero.

—Oh… Es muy lindo. Encajara bien.

JaeJoong sonrió forzadamente. Un hombre no era lindo. —¿Siwon tienes el


contrato?

—Está sobre el mesón.

—Bien, yo voy a preparar los dulces de hoy.

YunHo asintió y JaeJoong los observó alejarse. El tal ‘Chul’ seguramente a la


cocina y YunHo hacía el lugar donde se encontraba el contrato. Así que se dio la
oportunidad de curiosear entre los cuadros que había por las paredes.

—Wow… Son muy lindas.

Las fotos se repartían en tres muchachas en particular, una de cabello negro algo
largo que usaba solo vestidos azules, otra de cabello algo castaño de vestido
verde y otra pelirroja con vestidos amarillos. Aunque los trajes variaban entre
diferentes motivos, en especial algunos haciendo alusión a algún Cosplay. Sus
colores parecían pertenecerles.
—Léelo y firma. Si tienes alguna pregunta no dudes en decírmela.

JaeJoong tomó la pequeña carpeta donde en letras grandes dejaban ver ‘Ai Maid
Café’ medio leyó por aquí y por allá y finalmente firmó, le regresó la carpeta a su
ahora oficialmente jefe y sonrió con un pequeño asentimiento de cabeza.

—¡Hyung!

Un muchacho de cabello negro corto abrazo por la espalda al mayor, casi


guindándose de él, JaeJoong solamente retrocedió un poco. –JunSu me
asustaste.

—¡YunHo! ¿Cómo te atreviste?

Un muchacho de cabello negro también hizo acto de aparición, dejando una


pequeña maleta con fuerza sobre una de las mesas. –YooChun deja el drama.

—¡Niisan! ¡Maldito tramposo dijiste que nosotros nos encargaríamos!

—¿ChangMin tu no tienes que ir al instituto?


El muchacho de uniforme también dejó su maleta sobre la mesa. –Eso no es lo
importante. Vimos el anuncio, dijiste que nosotros nos encargaríamos.

YunHo sonrió. –Les dije eso hace dos días y ni anuncio habían publicado.

—Pero…

—Así que me vi en la obligación de yo poner un anuncio y contratar al nuevo


mesero.— YunHo lo señaló y amplió más su sonrisa. –Les presento a Kim
JaeJoong.

—¡¿Y por que otro chico?!

ChangMin lucía menos molesto que YooChun. JaeJoong se extraño y decidió


dirigirse al muchacho de cabello corto que hace un rato había abrazado a YunHo
por la espalda y ahora estaba a su lado. —¿A que se refiere con eso de otro
chico?

JunSu lo miró y sonrió. Sin embargo YunHo siguió enfrentando a ChangMin y


YooChun.

—Saben sobre mi situación sobre las meseras. Además…— YunHo abrió el


contrato, ahí donde la firma de JaeJoong se encontraba. –Ya firmó por seis
meses, así que se las van a tener que aguantar y si se quiere quedar de largo se
joden.
—¡Se supone que contraríanos a una hermosa chica!

—¿Chica?— JaeJoong volvió a acercarse a JunSu. —¿Voy a reemplazar a una


chica?— JunSu esta vez rió notoriamente, como si repentinamente le hubiera
dicho una broma verdaderamente gracioso.

—No reemplazaras a una chica. Serás una chica.

JaeJoong retrocedió asustado, abrió sus ojos en extremo hasta que terminó
tropezando con una silla y cayó sentado en el suelo, todavía observando a JunSu
creyendo que ese muchacho se debió haber golpeado muy duro la cabeza al
entrar.

El sonido de la mesa arrastrarse un poco más allá y de unos cuantos servilleteros


caer llamaron la atención de los otros tres muchachos. —¿Estas bien?— JunSu se
había acercado, mientras que los otros tres lo miraban curiosos.

—Dime que estabas bromeando… Además… ¿Por qué… Cómo reemplazaría yo


a una chica?

—Pues de la misma forma en que YooChun, ChangMin y yo lo hacemos.—


JaeJoong tomó la mano que Junsu le ofrecía y se levantó.
YooChun miró a YunHo y enarcó una ceja. –No le dijiste lo que tendría que hacer.
Eres un gran tramposo, YunHo.

—En los negocios todo se vale.

La sonrisa de YunHo se amplió y ChangMin suspiró resignado. JaeJoong estaba


muy confundido, tomó por el brazo a YunHo y lo miró casi suplicando que todo
fuera un mal entendido. —¿Qué es exactamente lo que hacen ellos en el café?

—¿No nos reconoces?— ChangMin miró a JaeJoong y cuando él negó, entonces


Shim se vio en la necesidad de señalar los cuadros donde aquellas chicas
aparecían. –Ellas, somos nosotros. Disfrazados, por supuesto.

—¿Eh?

Si, JaeJoong pudo haber gritado y alejado velozmente de cualquier contacto, sin
embargo su cerebro tardó en procesar. —¡¿EH?!— Y para cuando se pudo dar
cuenta todo le comenzó a dar vueltas y antes de que pudiera darse cuenta. Un
mareo repentino acudió a él y demasiado cerca de YunHo perdió el conocimiento.
El sonido hueco de JaeJoong al chocarse contra el suelo hiso que JunSu colocara
una muestra de dolor en sus facciones. –YunHo Hyung… Pudiste haberlo cogido
para que no se diera contra el suelo.

—Yo que iba a imaginar que se iba a desmayar.

YooChun bufó. –Genial… De seguro te va a demandar por tramposo, YunHo. Se


nota que no le gustó ni un poco la idea.

—Quien lo manda a firmar sin leer el contrato.

ChangMin bufó y estiró un poco el cuerpo. —Es toda una reina del drama, le
vendría bien el rosa.— YooChun asintió de inmediato.

—Yo pensé lo mismo apenas lo vi.

JunSu arrugó el entrecejo. –Chunie deja de ser tan bipolar eso no es bueno. Hace
un rato estabas que te quejabas por que no era una chica.

Siwon se acercó tranquilamente, miró a los cuatro muchachos discutir algo acerca
del color indicado, miró al suelo. Un chico tirado inconsciente muy cerca de los
pies de YunHo. Regresó su mirada a YunHo recordando que HeeChul le había
pedido que le avisara acerca de que no había azúcar impalpable y se dirigió hacía
el mayor.
—YunHo ya no hay… ¡Un momento!— Siwon volvió a mirar al suelo y arrugó el
entrecejo logrando llamar la atención de los otros muchachos que aparentemente
dejaron de discutir. Siwon pasó una mano por su rostro y suspiró. —¿Me podrían
decir por que hay un chico tirado en el suelo?

—Oh, si, JaeJoong.

YunHo pareció recordarlo de repente y entonces se agachó. Lo necesitaba con


vida, por que supuestamente sería hoy, su primer día de trabajo en Ai Maid Café.

CAPITULO 2: El rosa es… ¿Kawaii?

—Lo va a demandar.

—No exageres YooChun, seguramente a lo mucho lo golpea.

—Pero si demandan a Hyung, entonces… ¿Quién se hará cargo del Maid?

—Pues supongo que Siwon… Nosotros no podemos y Chul en la cocina, la mejor


opción sería él.

—¡Hey!—
YunHo miró resentidamente a sus amigos, quienes todos haciendo bulto frente a
él que se encontraba sentado cerca de los pies de JaeJoong quien permanecía
inconscientemente recostado en el sillón, parecían haberse olvidado de que los
estaba escuchando.

—Niisan no te molestes. Solo hay que estar prevenidos.

—Min tiene razón. Si ese muchacho no te demanda mínimo te deja en coma así
que…

—¡¿Y tu te haces llamar mi mejor amigo, YooChun?!

—¡Estoy siendo sincero!

—¡Chunie, no le grites a mi YunHo!

—¿Desde cuando es tuyo?

—¡Desde que somos primos!

—¡Hey, se suponía que estabas discutiendo conmigo, no con Su!— YunHo se


levantó del lugar, dejando sobre el sillón la botella con alcohol que HeeChul le
hubiera pasado hace unos segundos. Levantó la mirada y arrugó el entrecejo. —
¡ChangMin deja esos pastelillos y lárgate a la escuela que llegarás tarde!

—Niisan~ ¡Tengo hambre! Del coraje al ver el anuncio me vine sin desayunar…

YunHo de inmediato le arrebató el pastelillo al menor. –Me tiene sin cuidado. Vete.

—¿Además que clase de adolescente lee el periódico en la mañana?

—¡Cállate YooChun!
—Chunie, por favor… Se te olvida que ChangMin es todo menos normal.

YooChun giró sonriente y chocó su mano derecha con la de JunSu y su risa


aumentó cuando YunHo también entro en risa a causa del comentario de JunSu.
ChangMin únicamente arrugó el entrecejo y tomó su maleta dispuesto a lanzársela
por la cabeza a Kim.

Siwon rodó los ojos. —¿Qué es esa maldita manía suya de ignorar por completo a
un desconocido desmayado en el café?— HeeChul sonrió ante las palabras de
Choi y caminó junto a el muchacho de cabello rubio que parecía más bien,
dormido.

—¿En serio crees que demande?

—Lo dudo.

Siwon destapó el frasco con alcohol y lo pasó cerca a las fosas nasales de
JaeJoong, lo primero que el rubio hizo fue arrugar el entrecejo, luego parpadeó
confundido y dos segundos después levantó una mano con fuerza. Siwon apenas
pudo retroceder y chocar con HeeChul.
—¿Dónde estoy?— Oh, si que pregunta tan profunda, pero Kim JaeJoong en ese
momento únicamente empezaba a percibir varios gritos e insultos algo lejanos. Su
cabeza dolía un poco y al llevar una mano a su frente descubrió una protuberancia
que lo asusto. —¡¿Que demonios es esto?!

Heechul tras Siwon únicamente se apoyó en los hombros de su amigo para poder
inclinarse un poco y asomar la cabeza. –Te salió luego de que le dieras de
frentazos al suelo.

Siwon codeó a HeeChul. –Lo lamento, YunHo no tiene buenos reflejos así que
supongo que para cuando estiró los brazos para agarrarte tú ya estabas en el
suelo.

Choi sonrió ligeramente y supo que esa era una gran mentira. Por que JunSu le
había contado, YunHo sencillamente lo había visto caer. Pero JaeJoong pareció
creerle, por que asintió y con dificultad se sentó.

—¡Maldito YooChun, perverso ser del demonio, ven acá!

La voz de ChangMin, igual de poderosa que siempre hizo reaccionar de inmediato


a Siwon y a HeeChul, quienes rápidamente ubicaron a los muchachos solo para
apartarse cuando fuera necesario. La experiencia se los había enseñado a las
malas.

Pero JaeJoong no compartía esa experiencia, así que para cuando levantó la
cabeza, lo único que pudo observar fue el brazo de ChangMin siendo estirada con
fuerza y la mochila… Pues la mochila ya estaba a cinco centímetros de su rostro.
Y eso dolió… ¡Joder, que dolió!

—¡¡Shim ChangMin!!
—¡No fue mi culpa, lo juro! Yo le quería pegar a YooChun.— ChangMin se giró
hacía YunHo quien se acercaba molesto al menor, junto sus manos en señal de
suplica y la risa de YooChun no ayudaba. YunHo únicamente tomó la maleta y se
la tiró sobre el pecho con fuerza.

—Lárgate a la escuela, donde llegues tarde ni sueñes en llamarme para


justificarte.

—Pero…

—¡He dicho que te largues!

ChangMin únicamente rodó los ojos, se colocó la maleta y murmurando sabrá


Dios que se retiró por la puerta trasera. Una vez la puerta estuvo cerrada, YunHo
bufó bajamente, masajeando un poco su entrecejo.

—¿Estas bien?

JunSu se había acercado a JaeJoong, aparentemente apenado por la acción de


su amigo y JaeJoong sobando su nariz un poco lastimada solo asintió. –
Supongo…

—ChangMin no tuvo la culpa, en serio él quería golpear a YooChun.

—Eso no es precisamente mejor… Pero es mejor a que me haya querido golpear


a mí.

JaeJoong sonrió y JunSu pareció sentirse un poco más aliviado. De pronto


JaeJoong tuvo al otro lado a YooChun mirándolo analizadoramente, de pies a
cabeza. Sin contar con el hecho de que su jefe parecía entretenido con el tal ‘Chul’
quien le pedía que respirara profundo o le iba a dar algo.
—¿Eres gay?

JaeJoong giró asustado hacía el muchacho de cabello negro algo largo y el


silencio se estableció en el lugar, Kim respiró profundo, cerró los ojos y sonrió. —
¡Por supuesto que no, imbécil!

YooChun se alejó un poco. –Está bien… Solo era una pregunta.— Prontamente y
para su suerte, gracias a ese grito, JaeJoong volvió a tener la atención de su jefe
sobre si.

—¿No lo eres? Cuando te vi pensé que si lo eras, por eso te di el trabajo.

Ok, en ese momento JaeJoong decidió que eso no era mejor.

—¡¡No soy gay!! ¡Me gustan las mujeres, demonios!

—¿Te gustan las mujeres demonio?— JunSu movió un poco la cabeza,


confundido. ¿Era eso posible? Es más… ¿Existían las mujeres demonio?

—No la mujeres demonio, las mujeres en sí… ¡Ahj! ¿Saben que? Eso no es
importante ahora.— JaeJoong regresó su mirada a YunHo. —¿Me podrías
explicar que mala broma es todo esto?

—¿Tiene un fetiche con los demonios?

—Eso dijo.
JaeJoong miró molesto a Siwon y HeeChul, quienes al parecer habían olvidado
que hablar en voz baja era posible y una gran opción, en especial cuando
hablaban de alguien más. Pero para su suerte YunHo ignoró la absurda confusión,
agarró una silla y se sentó, cruzando elegantemente sus piernas.

—Dejando de lado si eres gay o no…

—¡No, espera! Eso me intriga…— YooChun interrumpió a YunHo


inadecuadamente y posó una mano sobre el hombro de Jung. —¿Por qué ibas a
contratarlo?

—Por que así sería más fácil de convencer y no habrían tantos inconvenientes si
algún cliente se quiere pasar de listo. Sabría como manejar la situación sin
escandalizarse.

—Bien pensado, me siento orgulloso de ti, YunHo.

—Por algo soy el jefe.

La sonrisa que se dieron los dos muchachos hizo enojar a JaeJoong. ¡Volvían a
ignorarlo!

—¡Hey, sigo aquí!— JaeJoong agitó un poco su mano y YunHo regresó a mirarlo.
—Oh, si JaeJoong. Pues verás el trabajo es sencillo. Los lunes nos reunimos
temprano, es decir a la siete por que hacemos una pequeña reunión pero el resto
de días la hora de llegada es a las nueve. Atendemos de diez a…

—¡Basta!— JaeJoong volvió a respirar profundo. —¡NO voy a trabajar aquí! Solo
quiero irme y olvidar que los conocí.— Y JaeJoong estaba a punto de mostrar su
dramática salida cuando la voz de YunHo, suave y calmada lo detuvo.

—Pero ya firmaste un contrato. Si lo incumples…

—…Eso no estaría bien.

YooChun se apoyó sobre los hombros de YunHo y ambos miraron con una sonrisa
al rubio quien apretó los puños con fuerza. –No pueden… No… Yo no sabía…
Yo…

—Incluso tengo hasta una grabación en la que dices que…

—¡Yo sé lo que hice! Pero…

—Si lo supieras no hubieras firmado sin leer. Es más te dije y cito textualmente:
‘Léelo y firma, si tienes alguna duda no…’

—¡Ya se todo eso! Estuve aquí, me lo dijiste a mí, pero…

—Usa mucho los pronombres posesivos. Te apuesto a que es muy egocéntrico.


—¿Un Leo?

—Tal vez, aunque tiene cara más bien de un Capricornio…

JaeJoong se terminó de desesperar. —¡¡Ustedes dos!!— Señaló descaradamente


a Siwon y HeeChul quienes solo movieron un poco sus cabezas hacía atrás. —
¿Sabían que se puede hablar en voz baja? ¡Inténtenlo, es muy útil cuando hablan
de otras personas!

YunHo sonrió y agachó un poco la cabeza, susurrando con el propósito de que


solo YooChun lo escuchara. —¿Seguros que le quedara el rosa?

YooChun asintió de inmediato. —Te aseguró que si.

—¡¿Pueden dejar de hablar de mi?!

El jefe del Maid se levantó. Colocó una mano sobre el hombro del JaeJoong y
sonrió. –Resígnate, estás preso en este trabajo por seis meses. No te queda de
otra que cumplir y sonreír. O de otra forma te voy a demandar de tal manera de
que me deberás hasta el alma.

HeeChul en esta ocasión acercó sus labios al oído de Siwon. –No se supone que
deba sonreír mientras dice esas cosas tan atemorizantes. ¿Verdad, Siwie?

—YunHo es raro, así que…


—¡Suéltame!— JaeJoong alejó la mano de YunHo con un golpe, que hizo que el
mayor arrugara el entrecejo. —¡¡Jamás!! ¿Me oyes? ¡Jamás Kim JaeJoong se
pondrá un vestido y fingirá ser una chica! ¡¡Por que soy BIEN hombre y me gustan
las mujeres, no vestirme como ellas!!

JaeJoong giró una vez más. En esta ocasión con el firme propósito de hacer su
digna salida. Abrió la puerta trasera y sin mirar atrás y tampoco hacía el suelo
salió. Cosa que hubiera salido bien, si Shim ChangMin no hubiera estado sentado
en los pequeños escalones de la puerta.

—Oh, es él nuevo…

El susurro del más joven de todo ese estrambótico grupo fue lo último que
JaeJoong escuchó antes de volver a perder el conocimiento, por que después de
todo, tropezarse con ChangMin y rodar directamente de cabeza hacía el suelo, no
era para menos.

Velozmente, el resto de integrantes se arrumó en la puerta. —¡ChangMin te dije


que te fueras para el instituto! ¿Ves lo que ocasionas?

—¡Niisan, es que no me dejaste explicarme!


YunHo se cruzó de brazos. —¿Explicar que?

—…Hoy no tengo clases.

Un denso y largo silencio y de pronto YooChun recordó. —¡Oigan movilicen a ese


muchacho del suelo! Y luego debatimos sobre lo idiota que es nuestro jefe.—
Siwon suspiró largo y profundo y al ver que luego de dos minutos nadie se movía.
Decidió que sería él quien levantara una vez más a un inconsciente JaeJoong del
suelo.

—Odio estos zapatos.

—Yo odio este cabello, siempre se me meta a la boca, no entiendo como


BakaChunie puede tener naturalmente su cabello tan largo.

—Eso viene en el manual de ser Cool, el cual obviamente tú no recibiste, Min.

—¿Qué dijiste? ¡Vuelve a repetirlo, idiota!

—Que eso viene…

—¡Ah, imbécil! Mejor te golpeo de una vez.


—Chunie, Min. ¿Podrían calmarse?

JaeJoong volvió a abrir los ojos con dificultad, una mano en la cabeza. Y casi
podía asegurar que esa última voz que escuchó pidiendo calma era la de JunSu,
si no se equivocaba de nombre. Para cuando se sentó, una chica pelirroja se
había arrodillado frente a él y lo observaba preocupada.

—¿Estas bien?

—¡¡Waa!!

Instintivamente JaeJoong se pegó al sillón al escuchar la voz gruesa de la linda


pelirroja e intentó alejarse. –Tranquilo, somos nosotros.— La muchacha se quitó la
peluca y JaeJoong abrió los ojos al extremo al notar que se trataba de JunSu.

Más allá ChangMin parecía pelear con el largo cabello castaño semi ondulado y
por que este no se le metiera la boca, haciendo varias muecas con la boca. Y
Yoochun, pues él con una peluca negra parecía luchar con la hebilla de sus
zapatillas de tacón.

—¡Quiero irme!— Se acercó a JunSu, intentando ignorar el maquillaje en el rostro


del muchacho y en lo raro que se veía sin la peluca, por que en realidad era mejor
verlo o como chico o como chica, pero no en ese raro intermedio en el que ahora
se encontraba. JaeJoong se vio obligado a suplicar. –Por favor, por favor.
Ayúdame a escapar.
—YunHo ya dijo que no puedes.

Finalmente YooChun solo se levantó de su lugar y llevó uno de sus largos


mechones negros tras su espalda. El gesto fue un poco fuerte, pero aún así, con
todo ese maquillaje. En serio parecía una chica.

—Pero…

—Niisan es un buen jefe. A veces es muy despistado y se olvida de pagarnos,


pero no por que no haya dinero o sea tacaño. Sino por que sencillamente se le
olvida, por que eso tienes que estarle haciendo acuerdo.

—Y a veces se porta muy regañón, pero eso es solo cuando llegas tarde o cuando
Min golpea a algún cliente.— ChangMin rodó los ojos ante las palabras de JunSu.

—Se lo merecen, a veces vienen unos pervertidos que solo eso merecen.

YooChun sonrió divertido. —¿Cómo tu eterno admirador?

—Ese pervertido, ni me lo menciones o me terminas de dañar el genio,


BakaChunie.
—¡Oye! Es YooChun o Chunie. Deja de decirme así.

—No me da la gana.

ChangMin siguió ignorando las quejas de YooChun y JaeJoong decidió volver a


intentar con JunSu. –Escucha, en serio se que fue mi error por no leer, pero…

—Lo siento, Hyung dice que o te pones el uniforme o te pones el uniforme.

A JaeJoong le tembló, precisamente la ceja izquierda. —¿Uni…forme?

—Bienvenidos.

Los hombres sonrieron ante la amable bienvenida de la pelinegra y la castaña.


ChangMin fue el encargado de guiar a los recién llegados y JaeJoong escondido
tras la puerta de los vestidores únicamente hizo el amago de comenzar a llorar en
cualquier momento.
—Jae Hyung. Míralo por el lado amable.

—¡¿Cuál lado amable?!

JunSu sonrió demasiado lindamente, JaeJoong tuvo que sacudir la cabeza y


recordar que no era una linda chica pelirroja sonriéndole de manera inocente. –
Que somos jóvenes y como tal merecemos experimentar cosas nuevas.

JaeJoong solamente suspiró. –Ni siquiera me gustan las cosas dulces. ¿Te
imaginas el martirio que será para mis soportar ese olor todo el santo día?—
JaeJoong empezó a caminar con dificultad junto a Junsu de regreso a los
vestidores.

—No pensaste en eso cuando le pediste trabajo a mi primo.

—Era diferente, era una sola cosa que soportar. Ahora son demasiadas.— Sintió
como JunSu lo sentaba sobre una de sillones y él se sentaba en una silla con un
pequeño cofre de metal sobre las piernas.

—Solo metete en la cabeza que eres un actor y estás en una gran obra de teatro.

—¿Eso funciona?

—En realidad… No, pero suena bien decirlo.


JunSu volvió a sonreír. Y para ese momento JaeJoong ya estaba demasiado
resignado como para reprochar cuando sintió una pequeña brocha sobre sus
pómulos. Oh, demonios su masculinidad había bajado siquiera ya un siete por
ciento con eso. Temía sinceramente que en algún momento llegara a números
rojos.

—En el Maid obviamente no podemos ser llamados por nuestros nombres. Está
de más resaltar que nadie aquí, a parte de Siwon, Chul y Hyung sabe que somos
chicos. Ante los ojos de los demás somos lindas chicas y punto. Y aquí entre
nosotros por boca de los propios clientes, supuestamente las más lindas de todo
Akihabara.

JaeJoong no estaba seguro de si eso era algo bueno de lo cual enorgullecerse,


pero prefirió no emitir comentarios. Y dejó que JunSu siguiera hablando mientras
pasaba ahora una especie de… Algo muy suave por todo su rostro.

—YooChun se llama Yuna, ChangMin es Mina, y yo soy Junko. Por lo que me dijo
Hyung tu nombre será Jejuko. Los nombres tienen que rimar un poco o parecerse
a nuestros nombres para evitar confusiones, especialmente por mí. Soy muy malo
recordando algunas cosas. Al principio intentamos con nombres como ‘Jessica’
‘Pam’. No funcionó. Cierra los ojos, por favor.

En esta ocasión fueron sus parpados los atacados, sabrá Dios con que o que
color, JaeJoong a esta altura prefería no saber. Escuchó un poco de bulla en el
salón donde era el café y supuso que el lugar empezaba a llenarse y pronto entre
Yoo… Yuna y Mina no se alcanzarían.
—Independientemente del nombre, cada una lleva un color y una personalidad.
Yuna es junto al azul e igual que su carácter, como decirlo… La versión femenina
de YooChun, seductora, elegante, sofisticada e inalcanzable. Yo siempre pensé
que le quedaría mejor algo como el rojo, pero siempre dice que eso ya sería
demasiado gay.

JunSu dio un largo suspiro y al escuchar que el muchacho parecía buscar algo en
el cofre que tenía en las piernas, JaeJoong volvió a abrir los ojos. –Por favor no te
vayas a mover por que esto delinea tus ojos y pestañas y te puedo pinchar.

—Oh, Genial… Sería lo único que me faltaría.— JunSu pareció ignorar su


comentario y siguió en lo suyo.

—Mina es el verde, rebelde e impulsiva. Pero muy educada hasta que quiebras su
poca paciencia. La verdad es que los colores no van mucho con las
personalidades pero es culpa de nosotros.

—¿Por qué de ustedes?

—Pues por que YunHo Hyung nos dio los colores pensando en una personalidad
en específico, pero al final nuestra personalidad se impuso así que ya un cambio a
estas alturas, como que no… Los clientes están acostumbrados y parece
gustarles vernos en esos colores.
JunSu volvió a buscar algo y JaeJoong podía apostar su colección de revistas
de… ¿Anatomía? Bueno como sea… El caso es que muy seguramente buscaba
un lápiz de labio, por suerte parecía ser un rosa algo bajo, por lo menos no muy
llamativo. JaeJoong se quiso golpear en cuanto se descubrió así mismo
analizando el color que JunSu pondría en sus labios.

—Junko, es decir yo, manejo el color amarillo, divertida, ingenua e inocente.


Supuestamente así es como me porto con los clientes. Pero no es verdad, yo solo
me comportó como normalmente lo haría, soy amable sonrió un poco y trato de
reírme de sus chistes malos.

JaeJoong quiso decirle que a lo mejor él no se daba cuenta de unas cosas que
sus amigos si, pero prefirió no hablar una vez más. –Y pues tú, serás la chica
perfecta.

—¿Eh?

JunSu se alejó un poco, observando y aparentemente satisfecho con su trabajo. –


Pues verás tu carácter da como para alguien rebelde y mal genio pero ese lugar
ya lo tiene Min, así que te asesina si le quitas su perfecto lugar y lo obligas a ser la
chica perfecta.

—¿Qué es la chica perfecta?

JunSu sonrió. –Hyung… ¿Qué es una chica perfecta para ti?


JaeJoong pareció pensárselo. –Oh no… ¡No, no y NO!

—Sonriente, calmada, acomedida, delicada, sofisticada, amable. Buena en todo lo


que hace, dando buenos consejos, etc, etc, etc.— JunSu movió una de sus manos
y rodó los ojos, volviendo a levantarse y buscando una peluca.

—Yo no puedo… Por favor no…

—Una peluca rubia te vendrá bien.

—Yo no…

JunSu puso la peluca sobre su cabeza y lo hizo girar contra el gran espejo que
había. Justo en ese momento las palabras y aliento de JaeJoong murieron. ¡Dios
santo! Parecía una chica, una muy linda en verdad. Y si no fuera por que sería
ilegal, narcisista, gay y muy extraño. Seguramente esa chica en el espejo sería su
mujer ideal.

—Vas a causar una gran sensación, Jejuko—chan.


—La cuenta de la mesa diez. Son 3 yens de vuelto.

ChangMin le ofreció la carta cerrada, donde los billetes que su cliente le había
dado se encontraban y YunHo sonrió, mientras registraba todo en la caja y le
agradecía mentalmente por hacer el calculo innecesario en su cabeza, cuando la
computadora era capaz de hacerlo sin ningún problema.

—Vaya, tienes buena propia Mina.

YunHo le devolvió la carta con los tres yens y por supuesto lo que le quedaba de
propina a Min, que era muy aparte de todo. –Lo que pasa es que Mina es más
popular que el propio ChangMin, tal vez deberías hacerte gay, Min. Tendrías sexo
más a menudo. O mejor dicho dejarías de ser virgen.

ChangMin aprovechó su corto tacón y pisó el lindo zapato izquierdo en el pie de


YooChun sin la menor compasión. —¡Maldito hijo de…!— YooChun decidió callar
y aprovechar que ningún cliente lo había escuchado para mirar con odio a una
sonriente Mina que se alejaba hacía una de las mesas.
—Debes hacer algo con ese mocoso del demonio o un día de estos me va a dejar
sin un dedo.

—Deja de molestarlo entonces.— YunHo parecía muy concentrado en la


computadora. YooChun entrecerró los ojos. —¿Estas jugando Guitar Hero, otra
vez?

—Si, estoy a punto de pasar de nivel. ¡Bien! Soy un dios del Rock.

YunHo despegó su mirada de la pantalla con una sonrisa orgullosa en su rostro y


YooChun únicamente rodó los ojos. –Bravo~

—Ah… Vamos, Yuna. En algo debo entretenerme al menos.

—Pues ponte un vestido y ayuda entonces.

YunHo sonrió. —No, gracias.

—¡YunHo—kun!— JunSu se acercó de inmediato, agarrando el brazo de YunHo


con una gran sonrisa en su rostro y claro, llamando la atención de todo los clientes
quienes habían notado su ausencia. –Jejuko—chan ya está lista.

—Perfecto.— YunHo apagó el monitor y sonrió. —¿Tienen todo listo para la


presentación de hoy, cierto?— YooChun fue el primero en asentir.

—Por supuesto. Lunes de media tarde musical.


—De acuerdo, luego de su canción, presentaremos a Jejuko. ¿Bien?

Junko asintió y agitando su mano llamó la atención de Mina.

Las luces parpadearon un poco, las ventanas fueron cubiertas por las persianas
cerradas y desde la puerta de la cocina HeeChul se asomó un poco. Después de
todo, era él quien hacía las coreografías que tanto encantaban. Y que después de
todo, era una de las principales atracciones del Ai Maid Café.

Siwon estuvo parado sobre la tarima con micrófono en mano, vestido con una
camisa blanca y un pantalón y chaleco negro. Ameno como siempre ante el
publico en su gran mayoría hombres jóvenes.

—Bien, son las doce en punto y como sabrán es Lunes, así que es momento de
ver a nuestras hermosas Junko, Yuna y Mina demostrar sus maravillosos dotes de
baile y voz que solo ellas pueden tener. Con ustedes Chocolate Love.
Las luces volvieron a parpadear, Siwon bajó del escenario entre aplausos y para
cuando las luces se volvieron a encender, las tres muchachas habían aparecido,
de espaldas al público, con el movimiento leve y sinuoso de las lentas notas en
bajo. Yuna fue la primera en girar.

Desde el momento en que te vi, quise que fueras solo mío

Chocolate Love ¿Puedes ignorar ese mágico encanto?

Te escondo orgullosamente, mientras disfruto tu encanto

He caído rendida… Ante esta nueva sensación

Se deslizaban cómodamente en el escenario con la seguridad propia de la


costumbre. Mientras las notas duraban y entre más lentas iban, las tres poco a
poco se iban acercando la una a la otra. Una dulce voz que por suerte en esta
ocasión no era tan necesaria.

Te tengo cariño, yo lo llamo el amor del chocolate

Y de la única manera en que te quiero es a mi lado

Dulce, dulce. Casi como el chocolate

Por que debía ser, según tenían entendido, una voz sensual, baja y casi
susurrante. Eso era más fácil que cuando les tocaba fingir una voz muy distinta a
la suya como cada vez que les tocaba hablar con sus clientes. El coro a voz de las
tres fue más difícil, por que sus voces no podían por ningún motivo sonar
masculinas.

Decir increíble es insuficiente, todos están sorprendidos por mi


comportamiento.

Un amor de chocolate es un mundo nuevo, que no puede ser explicado con


palabras.

Inconscientemente estas seduciéndome.

Con esta nueva sensación, me derretí.

Junko se deslizó con cuidado por el escenario, jugando con el rostro de uno de
sus clientes. Yuna desde su lugar solo observó, intentando que ese juego no se le
saliera de las manos a la pelirroja. Mina concentrada en cantar, ni siquiera se dio
por enterada.

No eres tan fácil como aparentas, pero puedo sentirlo…

Eres tan romántico… Exactamente como el chocolate.

No cambies, ven a mi justo de esa forma.

JaeJoong se volvió a asomar cuidadosamente, YunHo a su lado incluso susurraba


unas líneas de la canción. Kim quería suponer que era por haberla escuchado
muchas veces, mientras los muchachos practicaban. Se le revolvió el estómago
de solo pensar que le tocaría hacer algo así.
…Oh, Chocolate love…

Pero tenía que ser sincero, si no fuera por que sabía que aquellas tres ahí, eran
chicos. Entonces se hubiera quedado embelesado. Por que la sensualidad era
innata en ellos, y por que en verdad parecían chicas… Igual que él.

Recordar que llevaba un vestido rosa que le llegaba un par de dedos más debajo
de la rodilla, con unas zapatillas color plata y el cabello rubio lacio hasta la cintura
con una cinta rosa igual que su vestido. No ayudó, en serio. NO AYUDÓ.

—Ya me arrepentí.

Pronunció esas palabras el momento justo en que la música daba su tocada final,
y el local estallaba en aplausos. Por tanto YunHo ni siquiera lo escuchó. –Te ves
bien, apareces apenas te llame. ¿Ok?

YunHo encendió el micrófono y subió al escenario junto a las tres muchachas que
agradecían los aplausos. JaeJoong pensó que eso de ignorarlo, en su jefe parecía
que se le iba a ser una muy mala costumbre.

—¿Les gustó?— YunHo recibió la respuesta que esperaba, las persianas fueron
levantadas por Siwon y sonrió gustoso al notar que ahora el local parecía incluso
más lleno. A pesar de que nadie los estuviera atendiendo en este momento. –
Pues bien, Ai Maiden tiene hoy una gran sorpresa para ustedes, Junko ¿Por qué
no se los dices tú?

La pelirroja asintió sonriente y estiró su mano hacía donde JaeJoong se


encontraba. –Nuestro jefe ha conseguido para ustedes a una gran nueva amiga
para nosotras, con ustedes Jejuko.— El lugar se llenó de un gran silencio y
expectativa, todos mirando hacía el lugar que Junko señalaba, pero donde
lastimosamente no había nadie.

JaeJoong estaba justo tras la puerta, respiró profundo y pensó en huir, lograr que
un auto lo medio atropellara y luego dar lastima y fingir que había perdido la
memoria. Esa era una buena opción. ¿Cómo no se le hubiera ocurrido antes?

—¡Con ustedes… Jejuko!

JaeJoong estaba tan emocionado con su nuevo plan, que daría resultado si por
que si, que apenas alcanzó a sentir las manos de HeeChul sobre su espalda
mientras lo lanzaba hacía el salón donde de inmediato llamó la atención de todos
y los aplausos lo recibieron.

…Su grandioso plan se había ido al demonio.


—Linda…

—Es muy bella, nunca la había visto por aquí.

—¿Será extranjera?

—Tiene pinta de que si. Y mírala… ¿No es tierna? Se ha sonrojado.

JaeJoong únicamente miraba el suelo, caminaba hacía donde lo esperaban, sobre


el escenario. Sujetando sus manos. Kim JaeJoong solo pensaba en las mil y un
formas de asesinar a su jefe, es más, escribiría un libro sobre eso. Seguro se
vendería bien.

YunHo hablaba y hablaba y JaeJoong no escuchaba, solamente sentía como esa


gran barra interna que indicaba su masculinidad iba bajando. Eran esos pequeños
porcentajes que el día de hoy habían ido disminuyendo vertiginosamente con cada
segundo que pasaba dentro de ese café.

—Jejuko—Chan.— ChangMin, es decir, Mina la movió un poco por los hombros


haciéndolo reaccionar y finalmente se dio cuenta de que todos lo miraban. –
YunHo—kun te ha pedido que te presentes.

Yuna rápidamente sonrió. –Discúlpenla, es que está un poco nerviosa al parecer.


Se que ustedes la entienden. ¿Verdad?

—Si~
El grito al unísono estremeció a JaeJoong. –Los tienes en el bolsillo. No lo
arruines.— Escuchar la voz de YooChun luego de haber escuchado la de Yuna,
fue perturbador. Tomó el micrófono que YunHo le ofrecía con la mirada
indicándole que no hiciera una estupidez y suspiró.

—Buenas tardes con todos. Mi nombre es Jejuko y de ahora en adelante seré una
mesera más para el Ai Maid Café. Espero que podamos llevarnos bien y…—
JaeJoong tragó saliva. –Cuiden de mi por favor.

Los aplausos llegaron, Junko le sonrió amistosamente y los otros tres parecieron
suspirar aliviados, suponía que Siwon y HeeChul desde la cocina también. Luego
YunHo había hablado diciendo que estaba un poco resfriada y por eso sonaba un
poco ronca.

JaeJoong lo sabía, tenía que practicar un poco más eso de lo voz y sabía también
que con eso había firmado su propia sentencia, y que con eso su masculinidad
había disminuido otro tanto por ciento más.


—Gracias por haber venido.

JaeJoong se vio forzado a sonreír, por suerte una última vez junto a Junko
mientras despedían a los últimos clientes del café. Estaba cansado, hastiado,
decepcionado de si mismo y por supuesto con las ganas de asesinar ya casi
disminuidas por suerte. Faltaba nada más que lo encerraran no solo por
incumplimiento de contrato sino también por asesino.

…O por tentativa de influencia a terceros, gracias a su todavía no redactado libro


de ‘Como asesinar a tu jefe’ Le faltaba todavía después todo como hacerle para
no ser descubierto en el proceso.

—Ah~ Hoy ha sido un buen día.

JunSu se sentó sobre una de las sillas y suspiró. YooChun se quitaba rápidamente
las zapatillas y ChangMin no dudó en sacarse la peluca mientras Siwon y YunHo
empezaban a cerrar todo. JaeJoong únicamente permaneció parado por un buen
rato analizando lo que había hecho el día de hoy.

—Me pregunto que le habrá pasado…


ChangMin de pronto se encontraba mirando hacía las persianas cerradas, sin
darse cuenta que sus pensamientos habían sido exteriorizados por su propia voz.
YooChun casi de inmediato se levantó para estar cerca del muchacho y golpearlo
con la punta de su dedo en el brazo.

—Ah… Ya te veo, extrañas a tu cliente habitual.

—¿Qué…?— ChangMin de inmediato negó con la cabeza. —¡Por supuesto que


no! No seas más imbécil de lo que ya eres.

—Vamos, Min. No lo niegues~

ChangMin se levantó. –Que tu seas un gay sin remedio, no quiere decir que todos
también lo seamos.

—¿Entonces por que suspiraste?

El menor arrugó el entrecejo. –Yo no suspiré.

—Bueno… Suspirar, suspirar, no. Pero esas palabras y esa mirada de ‘¿Me estará
engañando con una rubia despampanante que se parezca a JaeJoong?’ dejan
mucho a la imaginación.

JaeJoong arrugó el entrecejo. –A mi no me metan en sus discusiones raras.

ChangMin golpeó con uno de los zapatos a YooChun. –Tu mente vuela con
cualquier estupidez. Por que tienes el cerebro del porte de un maní, Park
YooChun. Además la única razón por la que extrañaría a ese sujeto sería por que
da buenas propinas.
ChangMin empezó a caminar hacia los vestidores y YooChun sonrió. –Pero por
algo será que recibes tan buena propina. ¿No?— ChangMin no giró, únicamente
levantó su brazo derecho y mientras cerraba su puño, levantó con cuidado su
dedo de en medio.

YooChun rió y JunSu bostezó, aparentemente muy cansado como para pedirles
que dejaran de pelear llamando rápidamente la atención de Park. —¿Muy
cansado, Su?

—Demasiado.

—Vamos, te llevo.

Para sorpresa de JaeJoong, YooChun muy diferente a como se comportaba con


ChangMin, se portó amable y hasta cierto punto dulce con JunSu, quien no dudó
en regalarle una sonrisa en cuanto lo vio arrodillado frente a él, dándole la
espalda.

—Gracias, Chunie.

JunSu se estiró un poco y abrazó a YooChun por el cuello, entrelazando sus


brazos alrededor del cuello del mayor, quien apenas estuvo seguro de que JunSu
estaba adecuadamente agarrado de él. Se levantó y con Kim a su lado se dirigió al
camerino, conversándole de no se que partido de fútbol y unas entradas gratis que
le habían dado.
—Eso… Es lo más gay que he visto en mi vida.

JaeJoong sacudió un poco la cabeza y pensó que de JunSu haber sido una chica,
esa hubiera sido la imagen perfecta para cualquier portada de manga Shoujo
extremadamente cursi y dulzón, que a las chicas masoquistas tanto les gustaba
leer. ¿Por qué masoquistas? Por que ese tipo de historias siempre las hacía llorar
más lagrimas de las necesarias.

Por suerte para cuando llegó, pensando en que pasaría horas duchándose para
tener que quitarse toda esa pintura de la cara, ChangMin apareció con el mejor
inventó en las manos que JaeJoong pudo haber visto en toda su vida. Los pañitos
desmaquillantes.

Fue sencillo y rápido, los pasos por su rostro y todo parecía irse con facilidad,
ahora lo único que le quedaba era darse una larga ducha, que se llevara todo ese
perfume y olor a dulce que se le habían impregnado en la piel. Lo bueno es que
siempre podía decir que ese olor era de una nueva novia.

JaeJoong desde este momento se prometía nunca tener una novia rubia.

Se cambió de ropa y cuando salió se dio cuenta de que ya todos estaban fuera
esperando por él. Eso lo sorprendió un poco. Todos conversaban animadamente y
esperaban por él. Seguía sorprendido por que cuando llegó le sonrieron y
JaeJoong solamente podía recordar lo mucho que se había quejado y gritado ese
día.

—Bien. Ha sido un excelente día. Todos han hecho un buen trabajo, espero que
descansen lo suficiente y lleguen con cuidado a sus casas. Los espero mañana a
las nueve en punto. Y cualquier cosa me están llamando, ChangMin por favor dale
mi número a JaeJoong.

Le menor asintió y le pidió su celular para anotar el de YunHo, JaeJoong


únicamente se lo entregó. No había tenido muchos trabajos antes, pero un jefe
nunca era tan cercano y preocupado por sus empleados. Y nunca se daba ese
tiempo para que todos hablaran un rato… Como una familia.

—Adiós, Hyung.

—Nos vemos mañana~

—Cuídate, niisan.

—Yunnie, te llamo en una hora para que sigamos hablando.

—De acuerdo, pero si no te contesto es por que me quedé dormido y me cuentas


mañana. ¿De acuerdo?

—Yo me encargo de que te deje dormir, YunHo. Hasta mañana.


JaeJoong los oía despedirse de uno en uno de YunHo, pero para ese momento el
solamente observaba su celular donde ChangMin no solamente había registrado
el número de YunHo sino también el de todos los empleados del Maid. Sonrió, una
sensación agradable lo recorrió.

—¿Y tu? ¿Piensas acampar fuera del café?— La voz de YunHo lo hizo levantar la
mirada. –Por que si ya te botaron por los meses que debes bien puedo dejarte
dormir dentro del café.

—No, pero gracias.

JaeJoong sonrió y YunHo levantó las cejas sorprendido. –Vaya… Es la primera


vez que te veo sonreír sinceramente en todo el día. Solamente lo habías hecho
ayer cuando dije que te daba el trabajo. Voy a pensar que te gusta sonreír así
cuando estamos solos.

—¿Solos?— JaeJoong miró a su alrededor como Siwon encendía su moto y


HeeChul tras de él, empezaba a ponerse el casco. YooChun, JunSu y ChangMin
caminaban a lo lejos, seguramente hacía una parada de autobús, riendo y
empujándose en el proceso. Vio la prepotente sonrisa de YunHo, recordó sus
palabras y rodó los ojos. –…Idiota.

—Como sea… ¿Vives lejos?

—No tanto. ¿Por qué?

—Vamos, te llevo.
Eso no había sido ni una invitación, ni un gesto amable. Había sido una orden,
JaeJoong pensó sinceramente agarrar su poca dignidad y marcharse sin
obedecer, pero estaba tan cansado y ya había perdido mucho de su orgullo
gracias Jejuko, que únicamente optó por subirse al auto de su jefe.

—¿Y por que no llevas a los demás?— JaeJoong se colocó el cinturón de


seguridad. Mientras YunHo empezaba a arrancar.

—Pues Siwon y HeeChul siempre se van juntos, viven en el mismo edificio pero
en apartamentos diferentes así que no es necesario.

Alcanzaron la moto de Siwon unos metros más allá, Siwon agitó un poco su mano
y HeeChul apoyando la cabeza en la espalda de Choi únicamente permaneció con
los ojos cerrados, seguramente muy cansado como para moverse un poco, por lo
que solo sonrió.

—Y respecto a los otros, pues YooChun siempre llevaba a ChangMin y JunSu,


pero un día su auto se dañó y fue por una época que yo no estaba en la ciudad
por que tuve que viajar a Tokio, así que como a la semana que se dieron que
cuenta que gastaban mucho en taxi decidieron irse en bus y supuestamente le
agarraron gusto a la situación.

YunHo repentinamente pitó y JaeJoong observó hacía la izquierda donde un


divertido JunSu trepado en la espalda de ChangMin alborotaba los cabellos del
menor, a un lado YooChun se quejaba por que decía que solo su espalda podía
cargar a JunSu. JunSu lo ignoraba y ChangMin le daba la pelea diciéndole que lo
aceptara, JunSu le era infiel y había decidido estar mejor con él.
JaeJoong sonrió ante la divertida situación, los muchachos los saludaron y el
levantó un poco su mano. Esa fraternidad que todos tenían le agradaba, mucho,
por más bizarro que fuera su trabajo. La gente que lo rodeaba… Eran muy cálidos.

—Bueno, en que estaba… Oh, si y pues como tienen la misma ruta, la casa de los
padres de ChangMin no queda tan lejos, y JunSu y YooChun viven a unas
cuadras de distancia. Así que todos los días a la salida toman un bus y como
podrás ver se divierten. Pero cuando están muy cansados los llevo yo.

Prontamente y luego de varias indicaciones JaeJoong por fin estuvo en su casa,


se bajó del auto y Yunho también. Aparentemente el mayor analizaba el lugar. –
No es un gran departamento como en el que seguramente vives, pero algún día
me podré pagar algo mejor.

—No critico. Solo observaba.

YunHo sonrió. Y JaeJoong cerró la puerta del auto, se sintió extrañó al ser traído
por otro hombre hasta su hogar, pero sinceramente estaba tan cansado que ni
siquiera podía pensar adecuadamente.

—Ningún trabajo es malo, mientras tú no hagas algo malo.— YunHo habló de


pronto y Jaejoong se sorprendió al notar que lo tenía a un lado. Por suerte no muy
cerca. –No debe importante lo que personas desconocidas puedan pensar de ti,
es mejor que te importe lo que personas importantes para ti piensan de ti. Si haces
las cosas bien, entonces no hay siquiera por que preocuparse.

JaeJoong analizó esas palabras, y pensó entonces que retorcido, explotador y


terriblemente tramposo y todo lo que fuera, muy en el fondo. Jung YunHo parecía
no ser tan mal jefe. –Más adelante cuando tengas una linda esposa y buen
trabajo, te reirás de lo que un día tuviste que hacer para el Ai Maid Café. Que
para esa época seguramente ya se habrá internacionalizado y será uno de los
mejores en el mundo.

—Ambicionas mucho, jefe.

—Quien no ambiciona, no tiene oportunidades de ganar, Jae.

Kim volvió a sonreír y de pronto sintió la mano de YunHo sobre su mejilla, su


mirada se posó en el rostro sereno del mayor y quiso huir, pero se paralizó. –
Nosotros somos más que un grupo de personas reunidas para realizar un trabajo
o ganar dinero. Somos una familia.— YunHo palmeó su mano en un gesto
masculino de hermano mayor a hermano menor.

…Y JaeJoong suspiró aliviado, de otra forma ese contacto hubiera sido muy
extraño.
YunHo comenzó a caminar de regreso al interior de su auto. –Date la oportunidad
de ser parte de nuestra familia y entonces te divertirás. Si te relajas un poco te
darás cuentas de que siempre hay una luz al final del túnel. Nos vemos mañana.

Unos segundos después, JaeJoong veía el auto de YunHo alejarse.

—Oh… ¿Quién era? No me digas.— La dueña apareció como fantasma.


JaeJoong dio un respingo ante la sorpresa. –Te has conseguido una mujer mayor
que te mantenga. ¿Verdad? ¿O te has vuelto un gigoló?— JaeJoong decidió
ignorarla. –Bueno como sea, solo espero y buscó que me des lo que me debes, lo
que hagas con tu cuerpo, mientras no sea aquí, me tiene sin cuidado.

Mientras subía las escaleras, pensaba que esa mujer era muy retorcida, aunque
bueno la verdad en este caso era mucho peor que la imaginación de esa mujer. –
Maldita vieja loca.— Suspiró esperando que nunca se le saliera aquella frente a la
mujer, por lo menos no, mientras le debía y no tenía donde más ir.

Necesitaba una larga duce y dormir. Recordó la mano de YunHo golpeando su


mejilla amistosamente y levó una mano justo al mismo lugar, se detuvo frente a la
puerta de su pequeño departamento y alejó la mano como si le quemara y agitó
con fuerza la cabeza.

—Todo esto me esta afectando demasiado.— Abrió la puerta y dejó las cosas en
el pequeño sillón. Cerró la puerta y empezó a desvestirse. –Lo que necesito es un
largo baño, y por supuesto restregarme bien la mejilla para dejar de pensar
estupideces.
El largo baño, se redujo a unos minutos, ya que finalmente el cansancio pudo más
y JaeJoong solo quiso apoyar la cabeza en la almohada y dormir profundamente,
su vida en Japón no había sido como lo esperaba un año atrás cuando le contaba
a SungMin acerca de sus planes de estudiar literatura.

—Un momento…

Recordó al muchacho que lo empujó en la entrada de la iglesia, intentó recordar el


nombre del chico que SungMin le había dicho, pero fue inútil, apenas y recordaba
el nombre de la chica algo así como Saul… Algo así, sin embargo luego de unos
segundos pensando si aquel muchacho de la ridícula flor en el bolsillo era YunHo
o no.

…Antes de que se pudiera dar cuenta, cayó profundamente dormido.

Capitulo 3: Casi una princesa.

—Chicos, hoy es un buen día. Así que… ¡Adivinen!


Cuando YunHo ingresó a los vestuarios, JaeJoong apenas empezaba a desatar
sus zapatos. Levantó la mirada sin la más mínima intención de lucir sorprendido,
ChangMin continuó recostado en el extenso asiento mientras pretendía leer,
YooChun ya sin camisa y con el casillero abierto solo elevó una ceja.

JunSu sin embargo fue otra historia.

—¿Qué? Hyung, sabes que soy malo con las adivinanzas ¡¿Qué es?!

Parecía un niño al cual le traían su regalo de navidad, había casi volado hasta su
primo intentando ver lo que traía tras su cuerpo, pero YunHo con una sonrisa en el
rostro solo giraba o retrocedía.

—Niisan… Deja el misterio. ¿De que se trata?

ChangMin se había sentado y dejado el libro de lado, YooChun únicamente cerró


el casillero y se apoyó en él. JaeJoong no necesitaba moverse de su lugar para
saber que ninguna noticia buena podía provenir de su trabajo.

—Pues es… ¡Día de cosplay!— YunHo levantó los trajes encerrados en aquel
cobertor negro y amplió su sonrisa. –Los clientes votaron y al parecer las quieren
ver un poco más aventureras por que el anime triunfador fue ‘Naruto’ Y los
disfraces corresponden a Tenten, Temari, Sakura e Ino.

—Bueno en realidad hay muchos mocosos de la edad de ChangMin, así que es


algo normal. En especial si el dichoso anime está en boga.— YooChun parecía no
sorprenderse mientras cerraba los ojos.

—¡Oye, como que mocoso…!— ChangMin se levantó de su lugar, pero


repentinamente pareció recordar algo. —¡Pido el traje de Tenten!— Y del mismo
modo impulsivo se lanzó sobre YunHo dispuesto a quitarle los trajes.

—¿Qué tiene Tenten?

YooChun sonrió ante la obvia pregunta de Jae. —¿No te das cuenta?— JaeJoong
negó con la cabeza y YooChun suspiró. –Tenten lleva pantalón.

Los ojos de JaeJoong se abrieron y con un zapato de menos corrió hacía donde
ChangMin empezaba a abrir los cobertores para buscar el debido traje. —¡Oye,
niño! Yo quiero ese traje, así que olvídalo.

—Olvídalo tú, Jae. Yo grité primero.

—Pero yo soy tu mayor. Quiero ese traje.

—Oblígame.
YunHo los miraba como si se estuvieran peleando por un pedazo de pan, a
empujones, gritos y amenazas de por medio. Sin embargo no los detuvo. Era más
divertido así. Cruzó sus brazos y se dedicó a observar como ChangMin empezaba
a amenazar a JaeJoong con morderlo y el otro muchacho solo parecía querer
golpear al menor en cualquier momento.

JunSu se acercó a YooChun con una inusitada lentitud y cruzó sus brazos.

—Que cruel Chunie~

—No es mi culpa que ChangMin sea tan idiota y que JaeJoong nunca haya visto
ese anime.

JunSu sonrió. –Me preguntó… ¿Cuánto tardaran en caer en cuenta de que son
ninjas y por tanto todas llevan pantalón?


—Oh, Pero si te ves linda…

YunHo jaló una de las mejillas de JaeJoong y el muchacho de inmediato arrugó el


entrecejo. Luego de unos diez minutos de pelea y cuando finalmente comprobó
con hechos de que una amenaza de Shim ChangMin había que tomarla en serio,
con su brazo mordido accedió a dejarle el dichoso traje de Tenten al menor del
grupo.

—Gran imbécil, mejor cállate o sino juro que renuncio.

YunHo sonrió. –Renuncia, pero atente a las consecuencias.

—¡¿Podrías por lo menos dejar de sonreír cuando me amenazas?!

—Mmh… No.

JaeJoong rodó los ojos y bufó con exasperación mientras colocaba una odiosa
mueca en su rostro, finalmente a Jejuko le había tocado ser Sakura. ¿Qué tenía
de bueno eso? Que aparentemente llevaba una falda algo larga abierta por las
laterales, pero que llevaba un pantalón, y eso era lo importante.

Oh, si. Por que JaeJoong después de la mordida y mientras JunSu limpiaba la
herida con alcohol y YooChun le gritaba que se fuera a vacunar contra la rabia
solo por si acaso, pues luego del espectáculo y de que ChangMin no pareciera
arrepentido, YunHo pareció recordar decirles que todas llevarían pantalón durante
ese cosplay.
JaeJoong amaba a su jefe… (Nótese el sarcasmo)

—Mesa ocho, Jejuko.

—Si…

Suspiró y se enderezó decidiendo poner su mejor sonrisa en este momento.


ChangMin caminaba hacía él, con una gran sonrisa en el rostro por que después
de todo, su pantalón si era un buen pantalón si falda de por medio.

—Niisan, tres frapuccinos, un té helado, y dos tartas de espinacas.

—En seguida.

YunHo facturo de inmediato el pedido y apenas lo tuvo impreso dejó una copia en
su tablero del número correspondiente a cada mesa, y la otra se la pasó a
HeeChul a través del pequeño mango mecánico que los unía.

—Mina… Tu cliente de siempre está aquí.


La manera veloz en la que ChangMin hubiera girado, tan solo con la mención del
hombre, lo sorprendió un poco. Rain caminaba con tranquilidad y vestido en aquel
elegante traje de siempre, leyendo algo en su celular. Repentinamente Jejuko se
dio cuenta de su llegada y se acercó a recibirlo.

YunHo miró a ChangMin, el muchacho únicamente había elevado una ceja y luego
les había dado la espalda como si aquello en realidad no le importara. YunHo
pensó que Jejuko tenía una muy buena coartada, JaeJoong después de todo no
sabía que ese era el cliente de Mina.

No sabía que Rain, siempre, todo el tiempo, sin excepción, pedía que solo ella lo
atendiera.

—Bienvenido.

JaeJoong se había inclinado un poco en señal de saludo y había sonreído, era el


protocolo, como se diría coloquialmente, era lo que le tocaba. El hombre finamente
vestido había sonreído y guardado el celular con el cual JaeJoong estaba seguro
pagaba los dos meses de renta que debía.

Oh, ¿Por que el destino tenía que ser tan cruel con él?

—¿Tienen la mesa siete desocupada?

—¿La que está junto a la ventana?— JaeJoong giró un poco para observar el
lugar correspondiente y sonrió. –Si, está desocupada, por aquí por favor.

El hombre lo siguió, un corto sonido y JaeJoong pensó que se trataba de algún


correo o algo por estilo. Tenía que ser un hombre muy importante, una vez
estuvieron en el lugar. Rain se sentó, leyendo aún su celular, esperando que la
muchacha se fuera y Mina viniera, siempre era así.

No necesitaba pedir que Mina viniera, era ya casi una costumbre y la gente del
café parecía haberse acostumbrado también, por que recibiera quien lo recibiera,
siempre a los pocos minutos llegaba Mina, con su cara de inconformidad y fastidio.
Rain adoraba ese rostro, y de alguna manera extraña le parecía algo… ¿Dulce?
Que se enojara por que siempre la pidiera a ella como mesera.

—¿Va a ordenar?
Pero de pronto esta muchacha, que ahora que se fijaba bien, era nueva, lo miraba
expectante. Seguramente esperando por su orden. Rain estuvo a punto de pedirle
que solo era atendido por Mina, pero era nueva y de alguna manera no quería
herir los sentimientos de la muchacha. Las mujeres son muy delicadas con ese
tipo de preferencias, pensó Rain.

—Bueno… No soy bueno con los pedidos. ¿Qué me recomiendas?

El hombre abrió la carta de pedidos y Jejuko únicamente intentó parecer feliz de


que pidiera su opinión. ¡Diablos! Odiaba su trabajo. –Pues… Tenemos un postre
nuevo. Dulce glaseado de nueces y chocolate.— Si iba a aconsejarlo, entonces
por lo menos le recomendaría el más caro.

Rain hizo una pequeña y casi imperceptible mueca. –No estoy seguro.

“¿Entonces para que demonios me pregunta?” JaeJoong decidió morder su labio


inferior solo para que sus pensamientos no fueran exteriorizados por sus labios.
De pronto notó, que tanto Mina como YunHo, Junko y Yuna lo observaban algo
sorprendidos.

—Creo que un café sin azúcar y un croissant estará bien por hoy.

—¿Eh? Oh, si. Enseguida traigo su orden.— Anotó lo reciente dicho por el hombre
y con una sonrisa en los labios y un pequeño asentimiento regresó hacía donde su
jefe y Mina se encontraban.
—Un café sin azúcar y un croissant.— Repitió el pedido y levantó la mirada al
notar que YunHo no hacía ningún movimiento, solo lo miraba. —¿No me
escuchaste?

—¿Cómo lo hiciste?— Yuna estuvo de la nada junto a él, pasando un brazo sobre
sus hombros.

—Jejuko—chan… Eres sorprendente.

Junko se les había juntado también, como si atender a los clientes de pronto no
fuera importante. Mina sin embargo parecía ser él único que lo ignoraba, por que
simplemente jugaba con su pequeña libreta y leía los pedidos que había anotado
en ese día.

—¿De que están hablando?

YunHo fue el primero en hablar. –Ese es Rain, el cliente exclusivo de Mina.

—No es exclusivo de mí, yo soy exclusivo para él que es diferente.

Hubo un pequeño silencio que YooChun fue el encargado de romper, cuando una
carcajada emitió de su garganta, y la tuvo que acallar en seguida por ser muy
escandalosa. JunSu en cambio intentaba reír lo más bajito que podía.
—No sabía que hubieran clientes para cada uno.

—No los hay.— YunHo empezó a facturar la orden. –Pero él siempre pide a Mina,
nunca ha hecho una excepción… Hasta el día de hoy.

YooChun en esta ocasión se acercó a ChangMin y pasó un brazo sobre sus


hombros. –Mina… Que decepción. ¿Cómo te dejaste bajar el cliente así?

—Deja de ser tan imbécil YooChun.

—Orden de las mesas dos, seis y nueve.

Siwon salió de la cocina con las tres charolas sobres sus brazos, las coloco con
habilidad sobre el mesón y sonrió gustoso con el trabajo. Sin embargo arrugó el
entrecejo cuando vio a los cinco reunidos y a los clientes solos.

—¿Y esta sesión repentina?

—Jejuko le quitó el cliente a Mina.

—¿Rain?

—¡Yo no le he quitado el cliente a nadie!


ChangMin solo suspiró tomó la charola correspondiente y se alejó murmurando un
par de insultos en el camino. Sin embargo en cuanto estuvo cerca de la mesa
donde debía entregar el pedido intentó sonreír.

¿Por qué de pronto se sentía decepcionado?

No es que JaeJoong fuera prejuicioso.

En realidad ni siquiera estaba seguro de si haberle quitado la exclusividad a


ChangMin era bueno o no. Ni siquiera estaba seguro de cómo eso había ocurrido.
Se apoyó contra la pared, ahí donde fingía haber salido a botar basura.

Era su momento libre de quince minutos y si lo quería pasar cerca de la basura


era su problema, en realidad prefería estar ahí que dentro del café donde
cualquier idiota se le acercaba para intentar entablar una conversación y él
solamente pensaba en golpearlo.
O estar junto a su jefe que tampoco era una opción y la cocina… Pues, el aroma
dulzón le hacía doler la cabeza. Por un momento quiso poder haber aprendido a
fumar, parecía ser el lugar y momento adecuado.

—¡Mi cartera!

El grito agudo de una muchacha llamó su atención, JaeJoong de inmediato se


enderezó y miró hacía su derecha, justo en la acera en la que se encontraba un
hombre corría dejando unos centímetros atrás a una bella muchacha rubia.

No lo pensó demasiado corrió hacía él y le dio una buena patada en la espalda, lo


suficientemente fuerte como para que trastabillara hacía adelante, la mirara con
odio, soltara la cartera y siguiera corriendo.

JaeJoong decidió dejarlo ir, tampoco era superman en busca de la paz mundial.
Tomó la cartera del suelo y la limpió un poco. La muchacha rubia corrió hacía él,
aparentemente muy agradecida y algo sonrojada.

—Muchas gracias, eres increíble. Yo nunca hubiera podido hacer algo así.
JaeJoong sonrió y le extendió la cartera. –No es nada no te preocupes.— La
muchacha lo miró extraño por unos segundos, pero luego sacudió un poco la
cabeza y volvió a sonreír.

Era muy linda, hermosa en realidad. De una belleza que no se ve todos los días.
Un prospecto de novia ideal para él. —¿Sucede algo?—

—Oh, disculpa es que eres muy hermosa.

La muchacha se sonrojó, JaeJoong sonrió. –Si quieres te puedo acompañar a la


parada de autobús. No tengo que hacer por los próximos quince min…

—No es necesario.— La muchacha lo interrumpió, sonriendo nerviosamente.

—Pero…— Eso era extraño, muy extraño. Una chica jamás había rechazado a
JaeJoong, por más bella que fuera. –Bueno yo…

—Lo siento.— La rubia hizo una pequeña reverencia, luciendo muy apenada. –
Muchas gracias por lo que hiciste, pero no puedo, es que no me gustan las
mujeres. Lo siento.

Y del mismo modo en que hubiera aparecido en su vida la muchacha se alejó.


Casi corriendo, dejando a un pálido JaeJoong que no se movió siquiera por unos
seis minutos. Su ceja izquierda empezó a temblar una vez más.
—Ok, eso fue raro y traumante en muchos sentidos.— Suspiró y miró la ropa que
llevaba, había olvidado que seguía disfrazado de la dichosa Sakura, había
olvidado que no parecía un chico precisamente. —Genial… Ahora este maldito
trabajo me daña hasta la vida sexual.

—Dime Junko… ¿Alguna vez has visto el mar?

JunSu mordió la punta de su pluma y lo pensó por un momento. En realidad si,


demasiadas veces, y no cualquier mar, sino el de Bora Bora, el de las islas
perdidas de Grecia, de Miami. En fin un mundo que sus padres le habían
regalado. Pero era mejor mentir.

—…No, nunca lo he visto. ¿Por qué la pregunta?

Uno de los muchachos, JunSu suponía ya universitarios, sonrió. –Pues mis padres
me acaban de regalar un auto. Si lo deseas puedo llevarte a conocer el mar y
otras cosas más que de seguro te van a encantar.
JunSu enarcó una ceja, esta bien, muchas de las indirectas que los clientes solían
decirle él no las captaba con facilidad, pero eso, por ningún lado había sido una
indirecta, por suerte antes de que pudiera negarse, Yuna apareció de la nada,
colocando bruscamente su libreta sobre la cabeza del muchacho.

—Junko no acepta invitaciones de desconocidos.

El muchacho parecía molesto por la oportuna intervención de Yuna. –Le he


preguntado a ella no a ti, Yuna.

—Pues Junko—chan es como una hermana para mi, además ella tiene novio. Se
llama YooChun y es un tipo muy rudo y celoso. Así que mejor déjala en paz.

El muchacho de pronto se mostro sorprendido. —¿Es cierto eso Junko—chan?

—¿Eh?— JunSu que hasta el momento solo veía a YooChun, sorprendido ante
las palabras de su amigo, solo pudo observar a su cliente y luego a YooChun
quien solo le dio una directa mirada pidiéndole que siguiera la mentira. –Bueno…
Si…Si… Algo así.

—¿Algo así?
—Eso no te importa, Junko—chan no va a salir contigo a ningún lado, confórmate
con eso.

Y de la nada Yuna había agarrado por los hombros a un impávido JunSu que
solamente se dejó guiar hacía la caja donde YunHo seguramente volvía a estar
jugando Guitar Hero. —¿Por qué dices cosas tan vergonzosas como esas
Chunie?

—Fue lo primero que se me ocurrió.

La tranquila respuesta del muchacho hizo que JunSu arrugara el entrecejo. –Pero
es una mentira.

—Una mentira blanca para sacar a Junko—chan de un aprieto.

YooChun sonrió y JunSu prefirió no replicar, asustado con ese extraño repique en
su corazón que la mención de él y YooChun saliendo había provocado en su
interior. Aunque fuera todo una mentira.


—Idiotas… ¿Por qué habría de importarme que Rain prefiera ahora a Jejuko?—
ChangMin tan solo seguía murmurando enojado, tal y como lo venía haciendo
desde que Rain hubiera llegado al Maid Café, de una u otra manera el hombre
siempre lograba ponerlo de mal humor. –Por mi que haga lo que venga en gana,
es más mejor así, de esa forma me deja por fin en paz.

Concentrando en sus pensamientos, Shim únicamente tomó el pomo de la puerta


del baño y sin que terminara de empujarla para entrar, esta se abrió. Sus ojos
viajaron de inmediato hacía el hombre que estaba en frente suyo.

Rain lo miraba directamente, sin alguna expresión el rostro. Y aquel pequeño


cruce de miradas, sin expresiones mutuas duro demasiado tiempo. Un silencio
absoluto, y con el mismo inexpresivo rostro, Rain fue el primero en hablar.

—¿Por qué ibas a entrar al baño de hombres, Mina—chan?

ChangMin soltó de inmediato el mango de la puerta, en especial por que de pronto


descubrió que estaba muy cerca del cuerpo del mayor, sacudió un poco su ropa e
intentó buscar una excusa apropiada.

—Bueno… Yo… Creo que me equivoqué.


—¿Te equivocaste?— Rain enarcó una ceja, ¡Maldición! ¿No podía simplemente
creerle? ChangMin apretó sus puños.

—Si, me equivoque. ¿Qué? ¿Acaso no puedo? Ahora resulta que todos debemos
ser igual de perfectos que tú.

Rain sonrió. —¿Soy perfecto para ti?

ChangMin deseó patearse por idiota. Últimamente solo decía cosas en contra de
si mismo y eso no podía ser bueno, decidió desviar la mirada y morder su labio
inferior para no volver a hablar.

—Igual de linda que siempre, Mina—Chan.

El claro sarcasmo con la que salieron las palabras de Rain mientras sacudía sus
cabellos con cuidado y se alejaba de regreso a la mesa le hizo preguntarse a
ChangMin si esa era la razón por la cual de un momento para otro Rain habría
preferido a Jejuko en vez de a él.

—…Mmh, estudiar tanto para los finales me está afectando.


Cambió su ida hacia el baño de mujeres y suspiró. ¿Por qué le tendría que
importar si lo cambiaba o no? Que hiciera lo que le de la gana. Se miró en el
espejo y se dio cuenta de que había pasado mucho tiempo analizando idioteces.
Recordó de repente que había tomado mucha agua el día de hoy. Y esa era la
razón por la que había decidido ir al baño después de todo.

—Renuncio.

JaeJoong llegó decidido, YunHo platicaba con HeeChul animadamente junto a la


caja en el lugar de trabajo de YunHo por así decirlo, ninguno de los dos pareció
sorprendido con su declaración y Jung solo suspiro.

—¿Esto se va a volver una mala costumbre?

—Una chica acaba de rechazarme por que creyó que era lesbiana.

HeeChul rió un poco. –Bueno si hubiera aceptado tu coqueteo esa sería una
relación por demás extraña.
JaeJoong rodó los ojos y volvió a dirigirse a YunHo. –He dicho que renuncio. Me
largo.

—Si renuncias.

—Si, si… Ya sé, me demandas y me quitas hasta el alma. Ya me lo has dicho mil
veces.

Kim suspiró y se arrimó contra el pequeño mesón, mientras HeeChul y YunHo


volvían retomar su charla. JunSu de pronto apareció, vestido con Jean, una
camisa polo, una gorra y un bolso a su espalda. Como realmente es, un chico.

—¿Te vas, Su?

—Si, tengo entrenamiento.

—¿Entrenamiento?

—Si, practico futbol. ¿No te había dicho? Bueno, te dejo. Se me hace tarde.

JunSu palmeó un poco su espalda, de una manera muy varonil y JaeJoong de


repente recordó que si bien ese trabajo era muy raro. En realidad ellos seguían
siendo chicos. ¿Cómo no había pensado en la posibilidad de que JunSu hiciera
algo más aparte de ese trabajo?

—Jejuko, mesa tres.

—Si.
Mientras caminaba hacía la mesa correspondiente, la duda lo intrigó. ¿Qué harían
los otros muchachos fuera del Maid Café? Analizó lo suficiente como para darse
cuenta de que muy probablemente él era el único que no hacía nada más después
del Maid, y eso no era bueno, nada bueno.

—El cumpleaños de YunHo está cerca. ¿Qué haremos?

JaeJoong levantó la mirada ante el comentario por parte de HeeChul, él y Siwon


se encontraban arreglando las mesas, el final de ese día de trabajo había llegado
más pronto de lo habitual. Se agachó para fingir que ataba sus zapatos deportivos.
Guiado por una repentina curiosidad.

—No está tan cerca, Chul.

—Es en menos de un mes, eso es cerca para mí.


Siwon pareció rodar los ojos mientras continuaba con lo suyo. –Supongo que
haremos lo mismo de siempre. ¿No?

—Mmh… Quería hacer algo especial para él en esta ocasión.

JaeJoong por un momento miró a HeeChul, parecía muy cercano a YunHo, había
notado que lo miraba con un brillo especial en los ojos. Por un momento llegó a
pensar que habían sentimientos de por medio, pero luego lo descartó por absurdo.

Oh, bueno no tanto. Pero HeeChul no se veía como el tipo de chicos que pudieran
gustarle a su jefe, en el caso de que le gustaran los hombres. Y de todas formas
eso no descartaba que fuera un amor unilateral.

Sacudió su cabeza con fuerza, moviendo sus rubios cabellos en el proceso, no


debía andar pensando en estupideces como esas. No debía, por que un chico no
pensaba en que parejas pueden haber o no en su estación de trabajo.

—¿Qué haces en el suelo?

YooChun estaba justo tras él, con el cabello mojado debido a la ducha. El local
cerrado que por suerte nunca dejaba entre ver su gran secreto. JaeJoong
solamente se puso de pie, observando como a lo lejos ChangMin y YunHo
caminaban hacía ellos conversando desde los camerinos.

—Ataba las agujetas de mis zapatos.

YooChun pareció no creerle, pero a JaeJoong poco le importó.

—Bueno señores, un buen día igual que hoy. YooChun van ustedes por JunSu,
¿O voy yo?

YooChun miró el reloj en su muñeca. –Estamos temprano, si llegamos. Vamos


Min, mueve el trasero.

—¿Tienes que ser tan vulgar todo el tiempo?

—Sabes que te encanta, baby.

—¡Rayos, YooChun. Mejor mantén esa boca cerrada!

—Esta bien, Min, entiendo tu mal humor por haber perdido a tu amor de toda la
vida, alias cliente frecuente Rain, pero no te desquites conmigo.

—Te voy a golpear, es en serio. Cierra la boca.


Los dos muchachos se alejaron en medio de su pelea y JaeJoong supuso que a
diferencia de la noche anterior esta vez si le tocaría tomar un bus. Ajustó la
mochila a la espalda y suspiró.

—Bueno, yo también me voy…

El teléfono sonó y YunHo solo le hizo un gesto para que esperara un momento, se
acercó al mesón y levantó el auricular con una sonrisa en el rostro. —Maid Café
buenas noches. Ya no atendemos pero es gusto hablar con usted.

JaeJoong rodó los ojos, cualquiera que lo oyera diría que es una excelente
persona, pero eso por que no conocen lo estafador y explotador que puede ser. La
mirada y expresión de YunHo cambió de repente.

—¿Ma…má?

HeeChul y Siwon parecieron reaccionar ante las palabras de YunHo, JaeJoong


sintió que no estaba entendiendo nada. YunHo cortó la llamada sin haber
pronunciado algo más. Supuso que no era algo bueno.
—Yunnie… ¿Qué sucedió?

—No sé… Creo que era mamá, pero no sé… Solo colgó.

YunHo pasó una mano por su rostro y lució algo angustiado, o preocupado o
simplemente consternado. En realidad, JaeJoong no supo identificar ese gesto en
el rostro de su jefe. HeeChul únicamente acaricio uno de los brazos de Jung y
ambos comenzaron a hablar en susurros.

Miró a Siwon y el muchacho parecía mantener cierta prudente distancia entre esos
dos y JaeJoong nunca antes había sentido que sobraba en un lugar como en ese
momento. Decidió no anunciar su salida, por que simplemente YunHo y HeeChul
parecían muy ocupados en ellos mismos.

Miró una última vez hacía atrás y finalmente salió, fuera el frío era un poco fuerte
pero aún así, Kim solo ajustó el abrigo a su cuerpo y caminó hacía la parada de
autobús. ¿Qué había pasado ahí?

Una incomodidad se presentó en su interior, por que le hubiera gustado ayudar o


apoyar a su jefe. Por que por más idiota, necio, estafador, explotador que fuera.
Aquel rostro desamparado que Jung YunHo hubiera reflejado hace unos minutos
frente a HeeChul.

Había provocado en JaeJoong la necesidad ineludible de querer consolarlo.


JaeJoong prefería pensar, que tal vez, su jefe le empezaba a caer bien, solo tal
vez.

Capitulo 4: A YooChun le gusta Junko—chan.

JaeJoong movió su pie derecho hacía un lado, movió ligeramente su cadera y


estiró sus brazos horizontalmente de un lado a otro… Y entonces lo olvidó, se
detuvo abruptamente y el cuerpo de JunSu golpeó al suyo con fuerza, con la
suficiente como para que empujar a YooChun fuera casi imposible y él en un
movimiento desesperado agarrara a ChangMin de la cintura.

¿Resultado?

Pues los cuatro aparatosamente de cara al suelo.

Siwon hubiera cerrado los ojos ante el dolor que debieron haber sufrido los cuatro
sobre el escenario, pero la risa contagiosa de YunHo fue más tentadora y no pudo
evitar una pequeña sonrisa en sus labios.

—¡JaeJoong!
HeeChul tenía el entrecejo arrugado, lo suficientemente molesto como para que
reír no fuera una opción. ChangMin fue el primero en levantarse, sobando un poco
su frente y mirando con profundo odio al causante de su caída.

—¡¿Eres idiota o que YooChun?!

—¡No fue mi culpa, JaeJoong me empujó!

—¿Y por que diablos te agarraste de mi?

—¡Por que no tenía el poste más cerca!

JunSu estiró su mano para tomar la de JaeJoong quien ya se había levantado,


aceptando su ayuda. –Lo siento…

El avergonzado rostro de JaeJoong robó una sonrisa al menor quien solamente


se levantó. –Está bien, no hay problema, Hyung.

—Jae…

—Disculpa HeeChul, olvide por completo el siguiente paso.

—Pero si era sencillo, solo era derecha, cadera, brazos en horizontal dos veces y
luego hacía adelante.

JaeJoong pensó en serio que HeeChul y él tenían dos sentidos muy diferentes de
lo que sencillo significaba. Él no servía para bailar, menos para coreografías,
mucho peor la de una canción de mujeres despechadas. Maldita su suerte.
En el paso de estos días había aprendido muchas cosas de sus compañeros de
trabajo, por ejemplo de vez en cuando era bueno dejar a HeeChul hablar y hablar.
Cosa que hizo sin pensarlo demasiado, miró discretamente hacía donde su jefe se
encontraba.

La risa del mayor se había calmado un poco y conversaba tranquilo con Siwon.
JaeJoong todavía recuerda aquella llamada hace dos días de la que suponía era
la madre de Jung. YunHo había estado algo distante durante todo el día siguiente,
pero al día dos, YunHo había vuelto a ser el mismo insoportable de siempre.

Era cierto, la curiosidad lo había embargado y muchas cosas habían pasado por
su mente con respecto a demasiadas razones por las cuales, YunHo pudo haber
reaccionado de esa forma, pero era cierto también que a él no debía importarle.

Siwon había comentado algo, y YunHo con las piernas cruzadas, sentado
elegantemente y con su cuerpo un poco inclinado hacía el lado derecho, lugar
donde Choi se encontraba, únicamente rió algo disimulado. La conversa en si no
lo intrigaba, lo que le intrigaba era esa sonrisa de YunHo que parecía sacada de
una de foto de Polo Ralph Lauren donde todos esos modelos parecen de mentira
por los perfectos que pueden llegar a parecer.

Abrió sus ojos sorprendido. Especialmente asustado ante la comparación, por que
eso no debía ni siquiera haber asomado por su cabeza. Sacudió un poco la
cabeza y decidió regresar su mirada hacía HeeChul quien permanecía con los
brazos cruzados y mirándolo con un poco más de molestia.
—¿Ya me vas a prestar atención?

—Oh, lo siento es que me distraje…— JaeJoong solo se vio capaz de rascar un


poco su nuca.

—¿Viendo a mi Yunnie?

“¿Mi?” JaeJoong volvió a darse un golpe mental por andar pensando estupideces
y razonó un poco mejor las palabras del mayor. —¡No estaba viendo a YunHo!

—¿Entonces a Siwon?

“¿Por qué no utiliza el ‘mi’ también con Siwon? ¡Demonios, JaeJoong deja de
pensar estupideces!” JaeJoong solo deseaba poder volver a sus días con un chico
normal y tranquilo, donde no conocía Japón y no pensaba estupideces.

—No estaba viendo a nadie, HeeChul.

—Entonces deja de distraerte, la cuestión es sentir la música y así aprenderse los


pasos se vuelve más sencillo, mira…

HeeChul lo agarró por los hombros e hizo que observara a JunSu mientras le
explicaba un paso a ChangMin, luego de que el menor pareciera agarrarle el
sentido al paso, los tres se movieron al son de la música de una manera simétrica
y perfecta que pareciera que la vinieran practicando desde hace mucho.
JaeJoong envidió la perfecta sincronía que parecían tener.

—Jae Hyung, ven.

JunSu movía su brazo pretendiendo llamar su atención. JaeJoong emitió un


suspiro resignado y decidió acomodar un poco la gorra en su cabeza mientras
veía como YooChun comentaba algo, seguramente molestando al menor del
grupo y ChangMin de inmediato lo empujaba sin el menor reparo.

—¡Jejuko—chan, Fighting!

JaeJoong giró molesto hacía donde YunHo se encontraba y el hombre solamente


amplió su sonrisa y junto a Siwon los vio levantar los pulgares. Prefirió ignorarlos y
rodar los ojos. Bailar nunca le había resultado tan frustrante.


—¿Y como va todo por Akihabara?

JaeJoong sonrió ante la pregunta de SungMin mientras sacaba el ramen del


microondas, en serio que extrañaba el Kimchi, su comida coreana. La sazón de su
madre o algo que no fuera Ramen o pollo.

—Bien, supongo que bien, el trabajo es un poco… Cansado.

Él no estaba muy seguro de si cansado era la palabra adecuada para describir a


su trabajo, pero prefirió no pensarlo demasiado. Dejó el paquete de ramen sobre
la mesa y se sentó con el teléfono en una mano y en la otra los palillos.

—Estaba pensando en ir a visitarte cuando tuviera vacaciones en la Universidad.

Cabe decir que JaeJoong escupió los pocos tallarines en su boca.


—¡No!

Y su voz había sonado tan impulsiva, que está más que seguro que de seguro eso
intrigó a su amigo hasta decir basta. —¿Por qué no? ¿Qué pasa Jae?

—Oh, no, nada… Es solo que… No estoy bien acomodado todavía y… No es el


momento, Sung.

—Mmh… No me convence esa excusa, pero quiero creerte.

JaeJoong dibujó una sonrisa en sus labios y limpió con una servilleta la comisura
de sus labios. —¿Y como esta todo por Corea?

—Normal como siempre, nada espectacular. ¿Y como es la gente de tu trabajo?

—Están todos locos, pero se la pasa bien.

—Eso es suerte, pasársela bien en el trabajo no es algo que encuentres con


facilidad.— JaeJoong prefirió no llevarle la contraria a su amigo, él no conocía de
su sufrimiento. —¿Y como es tu jefe, te trata bien?

—¿El imbécil ese?


SungMin rió. –Veo que no se llevan bien.

—Ni un poquito, pero me toca soportarlo.

—Yo estoy a punto de conseguir un trabajo, al parecer EunHyuk me consiguió


uno, es una empresa de telefónica, básicamente me tocaría atención al cliente.

—Suena bien…— La voz de JaeJoong sonó algo distorsionada debido a la comida


en su boca. –Ojalá tengas más suerte que yo en eso del trabajo.

—¿No acabas de decir que la pasas bien?

JaeJoong bebió un poco de jugo de naranja. –Que la pase bien no quiere decir
que sea el trabajo que hubiera deseado.

—Bueno servicio al cliente tampoco es el trabajo de mi sueño, pero sirve mientras


tanto.

Kim rió un poco y continuó hablando con SungMin por largo rato, aquello era
bueno, muy bueno para su salud mental en realidad, por que entre su casera, el
jefe desvergonzado que tenía, y sus extraños compañeros de trabajo.

Pues SungMin era como su grito a la distancia de que aún podía tener una vida
normal.
Algún día JaeJoong agarraría el teléfono y llamaría a su madre. Eso de mandarle
correos pronto se volvería demasiado impersonal, pero la llamaría solo cuando la
imagen de Jejuko no viniera a su cabeza cada vez que hablara con ella.

ChangMin usualmente salía a las tres de la tarde.

Pero casualmente ese día, las clases habían terminado demasiado temprano, por
tanto a la una de la tarde Shim ChangMin ya se encontraba camino al Maid, se
detuvo en una pequeña tienda de ropa y se inclinó un poco para observar con
atención a través de la vitrina la hermosa bufanda negra con una pequeña estrella
plateada bordada al final de esta.

Sus ojos casi brillaron ante la sencillez pero al mismo tiempo hermosura de
aquella prenda, es cierto que estaban en plena época de frío, y que pronto en
menos de lo que esperaba esa bufanda sería muy necesaria.
Se irguió nuevamente e hizo unos cuantos cálculos mentales, sacó su billetera y
contempló el dinero dentro. Sonrió ligeramente e ingresó al local. –Disculpe,
señorita…

La mujer le pidió que esperara. –Así es pedimos una colección de Armani


exclusiva para…

La mujer parecía ocupada hablando por teléfono, ChangMin decidió esperar un


poco y mirar un poco más lo que había. Una hermosa chaqueta llamó su atención,
la observó por completo, pero no lo terminó de convencer, por lo menos no para
comprarla.

Una de las puertas de los vestidores se abrió y por ella salió Rain, arreglando la
chaqueta que acababa de ponerse y mirándola sobre su cuerpo, ni siquiera
fijándose en que él se encontraba relativamente frente a él.

Cuando Rain levantó la mirada, seguramente en busca de un espejo. Sus miradas


se encontraron, ChangMin debatió entre rodar los ojos o medio saludarlo por
respeto, pero luego recordó que Rain no conocía a ChangMin, conocía a Mina.

Y ahí estaba él, mirando como un idiota a un supuesto desconocido.

Tosió brevemente fingiendo que nada había sucedido, y decidió aplicar la mejor de
todas las estrategias. Huir. Ajustó la mochila a su espalda, dio media vuelta y
empezó a salir del local sin el menor remordimiento.
—Joven… ¿No quería preguntarme algo?

—Ya no importa, vuelvo otro día.

Dentro del local, Rain únicamente vio al muchacho de instituto salir velozmente de
ahí. Sin siquiera dedicarle una mirada a la dependienta que solamente levantó los
hombros y siguió al teléfono con los pedidos correspondientes.

—Señor, si le parece puedo recomendarle esta corbata de Oscar de la Renta…

Rain observó la bella corbata azul con tonos platinados y sonrió mientras se
miraba en el espejo detrás suyo y la colocaba sobre su camisa a modo de prueba,
recordó la manera en que los ojos del menor parecían solo brillar mientras veía
alguna de las bufandas en la vitrina.

¿Cuál habría sido?


—Bienvenido~

Yuna sonrió ante la presencia de los tres muchachos que muy seguramente eran
de la misma edad de ChangMin, y su sonrisa se volvió más fingida cuando uno de
ellos le sonrió presuntuoso. Malditos mocosos hormonales.

Los guió hasta la mesa correspondiente, y tomo su orden, prefirió ignorar por su
propio bien y el de esos muchachos, los codazos que sus amigos le daban al de
sonrisa estúpida y caminó hacía donde YunHo parecía querer hundir la tecla ‘Z’ en
el teclado.

—¡Deja de jugar!

Dejó su libreta con fuerza sobre el mesón y el hombre pareció saltar en su asiento.
—¡Maldición, YooChun! Estaban a punto de darme un Bonus.

—Me tiene sin cuidado… Dos tartas de limón, un panque y tres Capuccino.

YunHo lo miró con odio mal disimulado y registró el pedido casi de inmediato. –
Está decidido, odio este trabajo.— Jejuko apareció, con el entrecejo arrugado y
una mueca en el rostro que hasta cierto punto parecía adorable.
—Esa es su manera de decir lo mucho que nos quiere.

YunHo le sonrió y habló única y exclusivamente a YooChun quien sonrió


abiertamente y luego miró a JaeJoong. —¿Qué sucedió?

—Un idiota ahí se atrevió a pedirme una cita. ¿Puedes creerlo?

YunHo rió disimuladamente. –Pues que mal gusto tiene.

—¡Oye!— JaeJoong entrecerró los ojos. –Puedo acusarlo de demente pero no de


mal gusto. Yo soy hermoso en todos los sentidos.

—Es bueno que tengas esa increíble autoestima.

El mayor palmeó su hombro y JaeJoong apretó los puños, si pudiera, aunque si


podía, pero mejor no por que era su jefe. Lo golpearía. –Bueno ya, dejen de
pelear. Este fin de semana Su tiene partido. ¿Vienes Jae?

—Oh, no lo sabía, pero claro será divertido que por fin hagamos cosas normales
como ir a ver un partido de fútbol.

JaeJoong incluso se permitió mostrarse emocionado, irían a ver a un amigo jugar


futbol, comerían comida chatarra, tal vez verían a unas lindas porristas animar el
lugar, quizá beberían un poco de cerveza.

Si, eso era muy bueno.


Mina llegó de pronto, atando la cinta que se amarraba a su cintura. —Ya estoy
listo, Niisan.

—¿Y tu que haces por aquí?— YooChun arrugó el entrecejo.

—Salí temprano de clases.

—¿Y en vez de descansar viniste a trabajar?

—No soy un saltamontes ocioso como tu, Park.

—Ya quisieras ser como yo, mocoso.

—En mi vida intentó no cometer tantos pecados precisamente para no reencarnar


en alguien como tu.

—Si, si. Me encanta lo mucho que se aman, pero vayan a atender a los clientes.

JaeJoong empujó por la espalda a Yuna y Mina quienes a pesar de todo seguían
en su discusión. Él solamente se encargó de que estuvieran más a la vista de
todos y así todo sería mucho más fácil y se callarían. Cuando regresó, YunHo lo
miraba con una ceja levantada.

—¿Qué pasa?

—¿Queriendo quedarte a solas conmigo?

—¡Iuk!— Jaejoong hizo una mueca de asco y sacudió su cabeza un poco. –Por
supuesto que no imbécil, es solo que sus peleas constantes cansan.

YunHo rió divertido ante la reacción de JaeJoong pero decidió continuar jugando
para conseguir sacar las cinco estrellas en una de las canciones más difíciles de
ese nivel. Concentrado como estaba, no se percato de una pequeña reacción en
JaeJoong.
Kim se lo había quedado observando, por un rato más allá de medio minuto, sin
expresión alguna en el rostro, como analizándolo o algo parecido. Pero de repente
había agitado la cabeza con fuerza y se había pegado a sí mismo con la libreta en
la cabeza antes de alejarse a atender a un cliente más.

YunHo ignoró aquello casi si pretenderlo, por que la amplia pantalla en ese
momento tapaba a JaeJoong. Y en el fondo, muy en el fondo. JaeJoong pensaba
que ese dichoso juego podía ser muy útil para él. Distraía a YunHo de cualquier
estupidez que él pudiera hacer.

Como por ejemplo, observarlo por demasiado tiempo. Como extrañamente


acababa de ocurrir.

Park YooChun es de paciencia ligera y memoria privilegiada.

Ese muchacho que días atrás hubiera estado molestando a JunSu con sus
constantes invitaciones a salir, había vuelto, había vuelto a acosar a Junko con
sus invitaciones, había vuelto a incomodarlo, había vuelto simplemente… Y eso
bastaba para que YooChun se molestara. Y mucho.

Apretó la charola en sus manos y arrugó el entrecejo.


¿Por qué demonios JunSu no le daba un buen golpe?

Oh, claro. JunSu era todo paz y mientras pudiera mediarlo intentaría por todos los
medios tratar de solucionar las cosas por las buenas. JunSu no era de andarse
peleando. Claro que no. Lastima que YooChun no compartiera esa visión de la
vida.

—Anda Junko—chan~

Con aquella peluca pelirroja, JunSu se removió incomodo en su lugar, con la


cabeza gacha intentando hallar las palabras adecuadas que pudieran de
exteriorizar sus pensamientos de ese momento: ‘He dicho ya que no, deja de
joderme’

Pero no las encontraba. –Ya te he dicho que no. Tengo… Novio.— Y pronunciar
aquello fue más difícil de lo que hubiera esperado, en especial por que el supuesto
novio de Yuna era Park YooChun. Mordió su labio inferior, que asquerosa
situación para incómoda.

Por un momento le hubiera gustado poder reaccionar como ChangMin y golpearlo


con la charola en la cabeza diciéndole: ‘En tus sueños, imbécil’ y luego marcharse.
O como YooChun quien solamente sonreía y se acercaba susurrando un:
‘Créeme, te falta mucho para siquiera para poder mantener mis gustos’ O al
menos como JaeJoong y su mirada de odio—asco—sorpresa mientras le
enseñaba el puño y se alejaba gritando un sonoro: ‘¡Muérete, desadaptado!’

Si, el de JaeJoong era el mejor de todos. Lo mataba de risa cuando hacía eso, en
realidad lo mataba de risa cada vez que alguien intentaba invitar a salir a
cualquiera de sus amigos. Excepto cuando se trataba de él.

—Pero no creo que el tal YooChun se enoje. Si solo vamos al cine.

—Es igual de malo, así que por favor deja de insistir.

—Junko—chan…

Y la cosa empezaba a salirse de control, por que había girado dispuesto a alejarse
y el muchacho se había levantado sujetando su brazo y deteniendo su caminar.
De acuerdo, eso era todo. JunSu arrugó el entrecejo. Iba a golpearlo.

—¿Acaso no oíste que la dejaras en paz?

YooChun, como tal, había hecho acto de aparición. Junko hubiera abierto sus ojos
con sorpresa, YooChun no estaba disfrazado de Yuna, tenía su cabello negro
ligeramente largo, unos jeans y una camisa de algodón sencilla encima. Su
supuesto novio había hecho acto de aparición.

—¿Quién diablos eres tú?

—Park YooChun, el novio de Junko. Así que por tu bien déjala en paz.

YooChun agarró el brazo del hombre, logrando que soltara el agarre que mantenía
sobre el brazo de Junko. JunSu se sentía muy desubicado y confundido. YooChun
en cambio se mostraba todo lo molesto que podía.
Pudo sentir la manera posesiva en la que YooChun lo agarraba por la cintura, lo
unía a su cuerpo y miraba con verdadero odio al muchacho que sonreía
pretencioso frente a ellos, como si en realidad no se dejara intimidar. Lo que más
asustó a JunSu fue el terrible calor que azotó a su rostro en cuanto su cuerpo
estuvo tan cercano al de Park.

—Pues linda novia tienes. Que anda provocando a cuanto cliente se le pasa por
enfrente.

—¡Oye, yo no…!

Y Junko había reaccionado de inmediato, sin embargo cuando YooChun levantó la


mano pidiendo que guardara silencio, Junko decidió obedecer. La soltó con
cuidado y agarró por el cuello de la camisa al muchacho.

—Me tienes harto, haber si eres tan hombrecito.

Junko y los demás dentro de la cafetería habían empezado a observar con horror
como YooChun empezaba a jalar al muchacho fuera de la cafetería, sacándolo por
la puerta de enfrente. YunHo había sido el primero en reaccionar y salir tras ellos.

—¡Agh!

El cuerpo del muchacho al estrellarse contra una de las paredes en la parte


posterior del café había sido demasiado brusco. YooChun únicamente traqueó sus
dedos y sonrió.

—¡No es mi culpa que Junko sea una regalada!


—¿En serio? Y por eso la andas buscando a cada momento. Te vas a tragar tus
palabras imbécil.

Para cuando la gran mayoría de personas hubieran salido YooChun y el


muchacho se encontraba en una intensa pelea, donde el muchacho ya tenía un
fuerte golpe en el ojo y YooChun su labio inferior en sangrentado.

—¡YooChunie, basta!

Junko sabía, no debía intervenir demasiado, por que supuestamente era una
chica, pero la desesperación que lo recorrió fue fuerte, tanto que no pudo nada
más que apretar sus puños con fuerza.

Mina de mucho no ayudaba, permanecía arrimada en el resquicio de la puerta con


una sonrisa burlona en el rostro, hasta que luego cuando pareció que iba a hacer
algo, finalmente solo se puso a grabar la pelea desde su celular, seguramente
para una futura extorción.

JaeJoong solo miraba la pelea sin entender que sucedía o por que sucedía, y el
resto de clientes solo dedicaba a observar como el novio de Junko la defendía en
contra de aquel que muy seguramente no volvería a pisar el café.

YunHo fue el primero en intervenir. Agarrando por los brazos a YooChun y


separándolo del muchacho, agitado YooChun había decidió parar, complacido con
verle la cara y cuerpo lleno de golpes. Siwon sin embargo también sostenía al otro
muchacho quien obviamente más afectado que YooChun lo miraba con odio.

—Bien ¿Ya se calmaron? Dejen la estupidez que esto no es un club para que se
anden armando esta clase de espectáculos.
La voz de YunHo había resonado con fuerza en el lugar, poco a poco los clientes
se fueron alejando, regresando a sus mesas, Siwon fue el encargado de despedir
a ese cliente del café. Y YunHo una vez estuvo a solas con YooChun únicamente
lo soltó y miró con dureza.

—¿Acaso estas demente, YooChun?

—¡¿Viste acaso como ese imbécil jodía a JunSu?!

—¡JunSu no es ningún niñito para que le andes cuidando la espalda! Y no me


salgas con que ha sido impulso por que hasta te has ido a cambiar. ¡Lo tenías
planeado, querías golpearlo!

YunHo estaba molesto, muy molesto. Y YooChun únicamente se vio capaz de


apretar los puños con fuerza y desviar la mirada. De acuerdo, no había hecho
bien. Pero ese tipo había gastado su de por si casi escaza paciencia.

—¡YooChun, responde!

—¡Si! De acuerdo. ¡Si, si, y mil veces, si! Tenía ganas de romperle la cara a ese
idiota desde hace días. ¿Contento?

YunHo exhaló con fuerza y masajeó su sien aparentemente algo cansado,


fijándose recién en aquel momento que JaeJoong aún seguí ahí. Observándolo
sorprendido. Y bueno de algún modo lo comprendía, era la primera vez desde que
entró a trabajar que veía algo tan poco femenino, por más bizarro que esto sonara.

—JaeJoong por favor, necesito hablar con YooChun.

—¿Eh?— JaeJoong se mostró sorprendido y comprendió de inmediato, realizando


una pequeña venia a modo de disculpa. –Si, lo siento. Es que… Disculpen.

Y lo más rápido que pudo, el muchacho entró de regreso al café.


—YooChun siéntate, necesitamos hablar.

—¿Todo bien?

Rain miró con curiosidad el rostro feliz de Mina.

—Si, es que un idiota que tengo por amigo hizo algo muy estúpido, te juro que fue
divertido. Amo cuando no piensan. Son como monos.— La risa fresca de Mina fue
agradable, Rain dedujo que estaba tan feliz como para mediar sus palabras y
mucho menos fijarse de con quien las compartía.

—Mmh… Interesante, en realidad no estoy seguro de si alegrarte por la estupidez


de tus amigos sea algo bueno. Pero cada quien se divierte como quiere. ¿No?

Mina amplió su sonrisa. –Créeme su mejor virtud es que con ellos es imposible
decir que la teoría de Darwin no es cierta, cuando no encienden el resto de sus
neuronas, son como monos.

Mina rió un poco más. Rain en esta ocasión llegó a la conclusión de que esa era la
extraña manera de Mina para decir que adoraba a sus amigos. —¿Acaso uno de
los muchachos que se batió a golpes con otro era uno de tus amigos?
—Si, MonoChun. Ese es su nombre. ¡Ah! Genial, ese es su nuevo gran apodo.

Mina pareció entretenida en anotar el nombre en alguna parte de su libreta solo


para no olvidarlo, ese carisma de desbordante buen humor encantó a Rain. Mina
feliz era como un adolescente borracho. Soltaba cuanta verdad podía incluso sin
que él preguntara.

—Bueno, bueno tú y tu felicidad deformada me agradan pero ando con un poco de


apuro ¿Qué me recomiendas para hoy?

Mina arrugó el entrecejo, claro, él de buen humor y al idiota de Rain no se le


ocurre nada mejor que deshacerse de él, mandándolo con la dichosa orden cuanto
antes. Imbécil, había dañado su excelente estado de humor. Le recomendaría lo
menos dulce de menú. Lo más amargo que hubiera.

Cuando Mina se alejó hacía el mesón principal, Rain sonrió. O el buen humor de
Mina era sorprendente y de pronto había descubierto que no le gustaban las cosas
dulces, o simplemente se había molestado por su comentario de que andaba
apurado. En fin, no importaba, cuando menos hoy comería algo agradable a su
paladar.

Después de todo, las cosas dulces no iban con él. Pero por Mina, podía
soportarlas, el tiempo que fuera necesario.


Por suerte, la pelea de YooChun había ocurrido casi a la hora de cerrar.

JaeJoong se dejó caer sobre una de las sillas despreocupadamente, ya con el


local cerrado, se quitó la peluca con cuidado y agitó sus verdaderos cabellos
rubios hasta la oreja con fuerza. Estaba cansado, agotado y todo.

Fue hasta los vestuarios con tranquilidad, ChangMin se había cambiado hace rato
y únicamente faltaban él y JunSu, cuando entró, YooChun estaba sentado en el
mueble con JunSu en frente curando las heridas en su rostro. JaeJoong pensó
que en realidad ellos dos eran muy cercanos.

JunSu se veía tan preocupado, y YooChun intentaba calmarlo con una sonrisa.

Decidió cambiarse en el baño fuera de los vestidores, mientras se sacaba el


maquillaje y cambiaba su ropa por unos cómodos jean y camisa, JaeJoong
solamente podía pensar en que JunSu estaba tan preocupado por YooChun que
ni siquiera había pensado en cambiarse todavía.

JunSu seguía disfrazado como Junko, por un momento pensó que de ser Junko
real, entonces YooChun y la pelirroja harían una excelente pareja, hoy mientras lo
había visto curar a YooChun había llegado a esa conclusión. Explotó una sonrisa
en su rostro, estaba pensando demasiadas incoherencias últimamente.

Se miró una última vez en el espejo y suspiró. Por fin volvía a ser JaeJoong y eso
era tan cómodo, que nada ni nadie podría igualar esa paz. Caminó con la ropa de
Jejuko en sus manos, dispuesto a dejarlo en la ropa sucia, abriendo la puerta sus
ojos se abrieron con sorpresa.
YooChun estaba demasiado cerca al rostro de Junko, es decir, JunSu.

—YooChunie… ¿Qué haces?

—¿No es obvio? Si tanto insistes en saber por que lo golpeé es mejor


demostrártelo con hechos que con palabras.

La mano de YooChun había viajado al cuello de Junko. ¡JunSu! Demonios, ese


ahí, era JunSu, vestido de Junko. Junko ni siquiera existía. Los ojos del muchacho
se habían abierto con sorpresa, YooChun se acercaba, pero JunSu se alejaba,
lastimosamente sentado en aquella silla, no se podía alejar lo suficiente.

—YooChun… No lo hagas.

—¿Siquiera sabes lo que voy hacer?

—Lo supongo, por eso no lo hagas. Tú y yo somos amigos y yo…

JaeJoong tapó su boca, jamás en su vida había visto a dos chicos besarse. No en
vivo y en directo, bueno, YooChun besaba a Junko. ¡JunSu! ¡Que ese era JunSu!
¿Por qué lo olvidaba? Oh, si claro. JunSu seguía bajo la máscara de Junko. Tal
vez por eso YooChun lo besaba en estos instantes.

Si pudiera reírse, lo haría irónicamente.

Eso era lo más estúpido que había pensado, por que YooChun sabía a la
perfección que ese que besaba en estos momentos y pegaba a su cuerpo no era
otro sino Kim JunSu, primo de su mejor amigo. JaeJoong decidió dar media vuelta
y dejar la ropa al otro día en el tacho.

Caminó con la mirada perdida por largo rato, en realidad no entendía lo que
sucedía. ¿Por qué YooChun besaba a JunSu? ¿Por qué JunSu parecía impávido?
Bueno, era obvio el beso lo había tomado por sorpresa, pero aún así si fuera él,
JaeJoong de inmediato lo hubiera golpeado.

Bueno, en realidad, no estaba muy seguro de cómo reaccionar si un chico lo


besara. En realidad, suponía ellos eran grandes amigos. Así que golpearlo dañaría
su amistad muy severamente, sería la manera más cruel de rechazarlo.

Los pasos de JaeJoong se detuvieron.

“Un momento… ¿Acaso a YooChun le gusta Junko… JunSu…? Lo que sea, el


caso es que le gusta hombre. Oh, Dios… ¡Sabía que este trabajo nos iba a
terminar afectando!”

Sacudió su cabeza con fuerza, ¿Cómo rechazar a un chico? Él sabía como


rechazar a una chica, pero no a un chico, si por algún motivo un chico lo besara de
repente. JaeJoong lo golpearía, por ejemplo si YunHo lo besara lo golpearía hasta
con gusto.

Una sonrisa divertida se posó en sus facciones, si, ojalá y lo besara. Para poder
golpearlo como se lo merece desde que lo conoció.

“Pero… ¡¿Qué?!”

Volvió a sacudir su cabeza e incluso jaló un poco de sus cabellos. ¿Qué


imbecilidades estaba pensando? Además. ¿Por qué de todas las personas en el
mundo precisamente tenía que visualizar a su jefe?

—¿Jae?

—¡¡Waa, tú no imbécil!! ¡Ni siquiera te atrevas! ¡¿Me oyes?!


YunHo retrocedió un paso, principalmente angustiado por esa actitud tan poco
cuerda que había mostrado JaeJoong. El muchacho no se había dado cuenta pero
había llegado caminando hasta el mesón principal donde Siwon, HeeChul,
ChangMin y YunHo se encontraban conversando.

—¡Me voy, y no me sigas!

Y Jaejoong salió del café amenazando a YunHo con su puño y casi corriendo del
lugar, HeeChul dejó escapar una risa divertida susurrando un: ‘Creo que ya se
volvió loco’ mientras Siwon le daba un pequeño codazo compartiendo la misma
sonrisa.

—¿Por qué habría de seguirlo?

YunHo miró a ChangMin y el muchacho únicamente levantó un poco los hombros


en señal de que él tampoco sabía a que se había referido JaeJoong con sus gritos
histéricos. YunHo suspiró, prefería no averiguar que ocurría por esa rubia cabeza.

Ok, podía soportarlo.


Bueno, así como soportarlo no tanto, pero si mantenerse callado mientras esos
dos resolvían sus problemas y decidían si eran gay o no. Que bueno que él no
tiene esa clases de dilemas existenciales. Se bajó del bus con tranquilidad y
respiró profundo.

Estaban en pleno siglo veintiuno, hoy en día hasta Ricky Martín era gay, bueno
ese era un secreto a voces donde la mitad del mundo susurro un ligero ‘Ya me lo
suponía’ cuando fue finalmente declarado por el artista. Pero bueno, el punto es
que el hombre seguía siendo uno de los más admirados y toda la cosa.

Lo de YooChun y JunSu entonces no debía ser un caso aislado. Si se


enamoraban y todo, pues JaeJoong lo aceptaría, a estas alturas eran algo así
como buenos amigos. Así que a una persona no se la puede juzgar por fuera, sino
por su forma de ser. Y JaeJoong había descubierto en este corto tiempo que eran
maravillosas personas.

Si, la cordura por fin volvía a Kim JaeJoong.

—¡Malditas maletas!

Sus ojos enfocaron de inmediato a una muchacha de cabello largo negro, tenía
puesta una bufanda y usaba un pequeño vestido que se ceñía a su figura. Antes
de acercarse, JaeJoong verificó su apariencia, y alegre de verse como él mismo
ayudó a la muchacha.

—¿Estas bien?

—Oh, muchas gracias.— Esos ojos lo dejaron plasmado por un segundo. Un bello
verde iluminaba a la muchacha y JaeJoong pudo únicamente sonreír. –Es que soy
una tonta, no debí traer tantas maletas. Mucho gusto soy Utada Ranko.
—Kim JaeJoong.— Estiró una de sus manos sosteniendo la maleta en su mano
derecha y la muchacha entrelazó sus manos con una sonrisa.

—¿Kim? ¿Eres coreano?

—Si, vine a estudiar a Japón, pero por ahora estoy trabajando.

Ranko continuó sacando una maleta mediana y un bolso que colgó de uno de sus
hombros hasta que finalmente cerró la cajuela del auto y arregló un poco su
cabello. —¿En serio? Pues yo vengo a quedarme solo por un tiempo. Estudio en
Inglaterra.

La muchacha comenzó a caminar hacía el interior del edificio donde él vivía y


JaeJoong amplió su sonrisa creyendo que la suerte de verdad le estaba
empezando a sonreír. Esa chica era de verdad hermosa y esa sonrisa estúpida en
sus labios podía dar fe de ello.

—¿Te vas a quedar aquí?

—Oh, pues sí.— Ranko rió un poco divertida, aunque sinceramente, JaeJoong no
entendió el motivo de la risa, por lo que solo sonrió.

—Pues déjame decirte que has hecho la peor decisión. La casera es una vieja
gritona de lo peor.

—¿En serio?— Ranko se agachó, aparentemente buscando unas llaves dentro de


la maleta.

—Si, es la versión femenina de Lucifer, me ha hecho la vida imposible desde que


llegué.

—¡Kim JaeJoong!

—¿Ves a lo que me refiero?


Ranko rió bajito pero no dejó de buscar la llave mientras JaeJoong veía a la
casera acercarse, sumamente molesta. —¡Tú, mocoso! Si ya hallaste trabajo ¿Por
que no me has cancelado?

—Por que todavía no me han pagado, no tengo ni tres semanas trabajando. Y


nadie en su sano juicio le daría un adelanto a un empleado que ni siquiera recibe
su primera paga.— JaeJoong empezaba a sonar hastiado.

—¡Eso me tiene sin cuidado! Quiero aunque sea la mitad de lo que me debes, o te
me vas en este preciso instante.

—¡Oiga eso es injusto! Ya le dije que tengo trabajo y puedo…

—¡No me interesa paga ahora, o te vas ahora!

—¿Mamá?

De repente las facciones de la mujer cambiaron, por unas verdaderamente dulces,


que logró una mueca en JaeJoong. Nunca la había visto siquiera sonreír, un
momento. ¿Ranko acababa de decir Mamá?

—¡Hija! Que alegría que ya hayas llegado.

Giró hacia la muchacha de bellos ojos quien era abrazada por la casera de su
edificio y lamento haber abierto la boca de más. Suspiró, su maldita suerte no
cambiaba pero para nada. Ranko pareció hablar en susurros un largo rato, y la
mujer parecía negarse. JaeJoong no entendía.

—Uff… Esta bien. Pero que conste que solo lo hago por ti, hija. No deberías ser
tan buena persona.— La mujer lo miró de pies a cabeza y plasmó una mueca de
desagrado en su rostro. –En especial con personas que no lo merecen.
Y la casera se había alejado, JaeJoong aprovechó que le daba la espalda para
realizar una mueca él también, Ranko rió bajito. Y él recordó que ella seguía ahí. –
Lo siento, no debí hablar así de tu mamá.

—Esta bien, es mi madre después de todo. La conozco demasiado.— JaeJoong


rió ante aquello, Ranko le caía bien. Aunque bueno descubrir que era la hija de la
casera había bajado un poco su belleza extrema, por lo menos a sus ojos.

—Despreocúpate un poco, he hablado con ella para que te espere un poco más.

—¿En serio?— Ranko asintió y Jaejoong la abrazó con fuerza, sorprendiendo a la


muchacha en el proceso. —¡Gracias! Muchas gracias, en serio, no hubiera tenido
donde ir.

—Si, bueno. No fue nada.

—Gracias de todas formas.

La muchacha sonrió, y JaeJoong también. Era definitivo. La suerte empezaba a


cambiar para él, y para mejoría de todo, con una linda chica de la mano.

Capitulo 5: Yo nunca he besado a un hombre… Hasta el día de hoy.

—Oh, nuestro pequeño Min se ve tan feliz~


La voz sarcástica de YooChun logró arrancarle una sonrisa a YunHo mientras
facturaba el pedido del muchacho, desde su lugar, observó hacía el mismo lugar
que YooChun miraba, en la mesa siete, Rain miraba el menú y Mina entusiasmado
le explicaba que contenía cada postre.

Y es que hablar de dulces emocionaba al más joven del grupo, sus ojos brillaban y
una gran sonrisa iluminaba sus facciones. La diferencia radicaba que cuando lo
hacia junto a Rain. Entonces esos ojos brillaban aún más y sus sonrisas eran aún
más grandes. YunHo lo había notado, muy a pesar de que ChangMin se llenara la
boca diciendo que no lo soportaba.

—¿Crees que todo haya vuelto a la normalidad?

—¿Te refieres a la vez que Rain fue atendido por Jejuko—chan?— YooChun
asintió tranquilamente, sin dejar de vigilar que el tal Rain no se pasara de listo. –
En realidad creo que Rain no le pidió que llamara a Mina, mas por educación que
por cualquier otra cosa.

—¿Entonces todo ha vuelto a la normalidad con Mina y su leal cliente?

HeeChul apareció de repente, apoyándose levemente en la espalda de YunHo y


observando con una sonrisa en el rostro como ChangMin realmente parecía brillar
mientras le explicaba algunas cosas del menú al mayor.

—Él no lo nota pero…

—¿Pero que?

YunHo arrugó el entrecejo, una cosa es que lo supusiera y otra muy diferente a
que fuera a convertirse en realidad.
—Pues no sé, hay algo raro ahí.

HeeChul asintió. —Como una relación de odio—amor. Según ChangMin lo odia,


pero cuando no lo ve…

—Chul tiene razón, YunHo. Estas perdiendo a tu casi hijo.

YooChun palmeó su hombro y YunHo únicamente arrugó más el entrecejo.


Pensando seriamente en la posibilidad de no dejar a Rain entrar más. ChangMin
era un niño todavía, demasiado joven como para concentrarse en otras cosas que
no fuera estudiar.

—Te apuesto diez yens a que está pensado en que Min todavía es muy joven.—
El susurro de HeeChul logró hacer sonreír a Park.

—No apuesto, por que es eso lo que está pensando.

—¿De que hablan?

—¡Siwon, por fin un buen apoyo!— YunHo agarró por los hombros a Choi
haciendo que mirara hacía la mesa siete, el hombre únicamente sonrió.

—Si, ya lo había notado.

—¡Pero que…! ¡Min es solo un niño!

—No es un niño Yunnie, tiene casi dieciocho y además son solo suposiciones.

—¡De todas formas!

—Ah, ya comenzó con su fase de padre sobre protector.

HeeChul rodó los ojos y Siwon rió un poco, Jejuko llegó de repente con una gran
sonrisa en los labios, como si de pronto nada le afectara, e incluso le gustara su
trabajo. Todos se alejaron un poco, desde ayer, JaeJoong actuaba muy extraño.
—¿No es hermoso el mundo?

—Genial, otro hijo del cual YunHo tiene que preocuparse.

—¿Eh?

—Nada JaeJoong, olvídalo.

—Hyung, dos pie de manzana y un té helado.

JaeJoong observó la sonrisa de JunSu al llegar, y también se pudo percatar de la


manera en que YooChun miraba el rostro sonriente del muchacho. Por un
momento Kim se preguntó ¿Cómo habrían terminado ese par ayer?

Pero cuando ambos cruzaron miradas y YooChun desvió la mirada al igual que
JunSu, supuso que al final no habían quedado en nada. YooChun se retiró
anunciando que atendería otro cliente y JunSu luego de unos segundos hizo lo
mismo.

Ahora que caía en cuenta, esos dos no se habían dirigido la palabra en todo lo
que iba del día. Tal vez no había mucho que conversar si es que JunSu no sentía
lo mismo. Mordió inconsciente la punta de su lápiz y suspiró.

—¿Y ese suspiro?— La voz de YunHo lo distrajo, ya ni Siwon y HeeChul se


encontraban ahí. –No me digas… ¡Aceptaste una cita de uno de los clientes!—
YunHo carcajeó y JaeJoong ni siquiera dudó en tirarle por la cabeza la libreta en
sus manos.

—…Idiota. ¿Por qué siempre dañas mi buen humor?

—Por que es divertido.


La gran sonrisa en el rostro de YunHo logró que JaeJoong arrugara el entrecejo,
por que después de esa reluciente sonrisa en Jung, le fue casi imposible
molestarse con él. Desgraciado, era definitivo. Lo odiaba, por que no podía odiarlo
con toda la intensidad que en realidad le gustaría poder hacerlo.

Kihara no era mujer de guardarse las cosas para si.

No, claro que no, por eso es que las desaparecidas de su esposo la tenían harta,
entre su hija que acababa de llegar de Inglaterra, y el mocoso coreano que le
debía como tres meses de renta y que apenas y había conseguido trabajo. Kihara
sentía que había rebosado el vaso de su poca paciencia.

Primero había pensado en una amante, su esposo podía tenerla y eso jamás lo
permitiría. Había revisado su ropa con cuidado para que él no se diera cuenta, por
supuesto la ropa que iba dejando por ahí apenas llegaba, por que en la que
dejaba para lavar obviamente no había nada.

Y había encontrado varias, demasiadas facturas. De un café llamado ‘Ai maid


café’ primero pensó en que llevaba mucho a su amante hacía allá, pero entre
pregunta y pregunta descubrió que se trataba de un café para hombres atendido
por lindas chicas ubicado en el centro de Akihabara, y entonces su sangre hirvió.
Por que no la estaba engañando, lo cual era ligeramente mejor, pero estaba
gastando su dinero, el patrimonio de ambos en ir a comer un montón de cosas
dulces que le hacían daño y de paso solo para poder ir a ver chicas ‘lindas’ que
jamás le dedicarían una mirada fuera del restaurante o café o lo que fuera.

¡Demonios! Para eso que sentara en un parque a babosear por esas niñas, junto a
los otros viejos de sus amigos, así por lo menos le resultaba gratis. Maldito viejo
derrochador que tenía por esposo.

Miró el gran cartel de Ai Maid café, guardó el papel con la dirección en su bolso, y
lo ajustó a su cuerpo, el lugar estaba repleto, la gente entraba y salía y las
muchachas hermosas, pues si, eran lindas.

Fue directo a la caja, sus cejas se levantaron con sorpresa al notar al muchacho
verdaderamente apuesto que ahí había, de acuerdo, solo por él podría estar
viniendo a acompañar a su esposo. Él baboseaba por las meseras, ella lo haría
por el de la caja, le parecía un trato razonable.

—Buenos días, soy Jung YunHo dueño del Ai Maid Café ¿La puedo ayudar en
algo?

E incluso su voz sonaba a ángeles, Kihara pensó que de tener unos años menos,
sin duda hubiera dejado a su esposo sin pensarlo dos veces. Sacudió su cabeza,
‘Concéntrate Kihara, concéntrate’ se lo repitió mentalmente.

—Si, estoy buscando a mi esposo no sé si…

—YunHo…— JaeJoong detuvo su paso y fingió su voz un poco al notar a una


mujer algo mayor hablar con Jung. ¿Qué hacía una mujer ahí? –Tengo el pedido
de… ¡Por Dios!
Su corazón se paralizó por completo en cuanto distinguió a la casera del edificio
frente a sus ojos. ¿Qué hacía ahí? ¿Lo había descubierto? ¿Iría a pedirle su
sueldo a YunHo? ¡¿Por qué diablos estaba esa mujer ahí?!

—Jejuko ¿Qué sucede?

Mina se acercó, y JaeJoong no desaprovechó el momento para esconderse


discretamente tras ella, la castaña la observó extrañada y la mujer que hablaba
con YunHo giró para observarlas de pies a cabeza.

—Pues si, son muy bonitas.

Mina asintió, no muy segura si agradecer o no esas palabras.

—Disculpe…— YunHo volvió a hablar y Kihara giró con una gran sonrisa en su
rostro, JaeJoong desde su lugar pudo observar aquella reacción y arrugó el
entrecejo. Jamás frente a él había actuado de esa forma, él también era tan
apuesto como YunHo. –Me decía de su marido.

—Oh, si…— ¿El marido de la casera? ¿El marido estaba ahí? Ahora que lo
pensaba JaeJoong jamás había visto o siquiera prestado demasiada atención al
marido de la casera, es más ni siquiera se sabía el nombre de la casera. ¡De todas
formas! ¿Por que diablos tenía que mirar de esa forma a YunHo? Era molesto…
—Lo que pasa es que yo… ¡¡Saito!!

El grito estruendoso de la mujer paralizó a todos.

Y más rápido de lo que hubieran esperado, la mujer estaba sobre el hombre


golpeándolo constantemente con la cartera, ante la mirada sorprendida de todos.
—¡¡Maldito derrochador!! ¡Mira que venir a gastar nuestros pocos centavos aquí!

Junko, quien atendía en esos momentos al hombre únicamente retrocedió un


poco, asustado por aquella reacción tan brusca en la mujer. Las manos de Yuna
estuvieron sobre su cintura, susurrando un tranquilo ‘¿Estas bien?’ Junko solo
asintió, era agradable que a pesar de que no se habían hablado en todo el día,
YooChun se siguiera preocupando por él.

Siwon se acercó de inmediato a la mujer, recién llegando al café agarró por las
manos a la castaña y sonrió levemente.

—Señora, señora por favor escúcheme.— Akihara respiró agitada y finalmente


observó al muchacho que la sostenía. ¡Dios! En mejores manos nunca había
estado, la estupidez de su marido finalmente no había resultado un desperdicio de
tiempo y gritos. –Cálmese ¿Si?

—Señora ¿Esta bien?

Y el de la caja había llegado también. De acuerdo, era oficial, el enojo se le había


pasado. Los dos hombres la miraban un poco preocupados. Incluso lamento
haberles ocasionado este escándalo, pero solo por esos dos que parecían
sacados de una revista de moda.

—¡Adiós, cariño! No me mates, por favor.

Su esposo emprendiendo la huida. Mientras salía corriendo del café volvió a avivar
su coraje. Se soltó con una sonrisa en los labios del muchacho musculoso y sonrió
una vez más al muchacho de lindos ojos.
—Lo siento, siento mucho todo este escándalo. Si no fuera una cafetería para
hombres volvería. Lo siento mucho… ¡¡Saito, deja que te alcance!!

Dejo un billete sobre la mesa que ocupaba su esposo, esperando que cubriera los
gastos y salió corriendo tras él, transformando su sonrisa de embobamiento total,
por una mueca de enojo en su máxima expresión, de esas que usa toda madre
cuando descubre que el hijo o hija se le ha escapado por la ventana.

YunHo vio a la mujer salir y suspiró, sacudiendo un poco sus cabellos.

—Por favor, señores no se preocupen. Vuelvan a seguir disfrutando del día.

Siwon habló con voz clara, ligeramente sonriente mientras el ambiente volvía a ser
el mismo. YunHo se acercó a JunSu solo para verificar que se encontrara bien y
JaeJoong desde su lugar, aún tras Mina seguía vociferando que las sonrisitas
estúpidas que su casera le había dedicado a Yunho habían sido como una patada
en el hígado.

Inconsciente de que Shim ChangMin tenía un muy buen oído para esas cosas.

—¡Es que… Es que hubieran visto su cara, se puso pálido!


ChangMin rió ante sus propias palabras y el resto del grupo también,
aprovechando que JaeJoong se había marchado hace unos minutos, cortesía de
YunHo por recibir tremendo susto. YooChun aplaudió un par de veces. JaeJoong
solía ser muy divertido, pero molestarlo hubiera sido más divertido si estuviera
presente.

—Pero nada como la reacción de JunSu.

El comentario de YunHo arrancó una sonrisa en todos y un puchero en JunSu.

—Hyung… No te burles, pensé que esa mujer me golpearía a mí también.

Bebiendo té, los muchachos continuaron en el restaurante por un largo rato más,
lastimosamente JaeJoong había decidido mejor irse a descansar temprano.
HeeChul sirvió un poco de té a los demás y suspiró.

—¿Recuerdan que fecha es mañana? ¿Saldremos?

—Por supuesto que si— Siwon bebió un poco de su té y YooChun apoyó sus
palabras.

—Y hay que invitar a JaeJoong.

Todos miraron a YunHo, sabiendo que era su día y era él, el de la última palabra.
Jung sopló un poco del vapor que emitía su taza con te y cerró los ojos con una
gran tranquilidad en sus facciones.

—…Por mi no hay problema.


JaeJoong subía las escaleras hacía su departamento.

Incluso tenía en sus manos ya las llaves, que día para empezar tan bien y terminar
tan horrendamente mal. Su casera casi lo deja sin aire y de paso ella y sus
miraditas de total devoción hacía su jefe, habían provocado que sintiera ganas de
vomitar.

¿Por qué demonios lo tenía que mirar así?

—JaeJoong—kun.

La voz de Ranko lo detuvo, la muchacha vestía un corto pantalón y una linda


camisa, a diferencia de la noche anterior tenía su cabello recogido casi por
completo. JaeJoong intentó poner una sonrisa en sus labios. En realidad, estaba
muy molesto todavía.

—Ranko—chan, hola me alegra verte pero…

—¡Oh! ¿En serio? Que bueno, a mi también me agrada verte Sempai.— La mujer
rió bajito, tapando un poco su boca, en un gesto que pretendía ser inocente. –Me
preguntaba si ya habías cenado, creo que hice demasiada comida y como aun no
he cenado tampoco y mis padres no están, estaba pensando que sería agradable
que almorzáramos juntos.

—Bueno… Yo… En realidad estoy muy cansado y…

—Esta bien.— No, no estaba bien, Ranko tenía en esa sonrisa un claro gesto de
decepción. –Supongo que ha de ser cansado trabajar casi todo el día. ¿En otra
ocasión será, verdad?

JaeJoong sonrió. –Por supuesto. Nos vemos.

Agitó su mano en señal de despedida y aunque la muchacha siguió en la escalera


un par de segundos y luego bajó a paso lento de regreso a donde vivía con sus
padres, JaeJoong no giró una sola vez, entró a su pequeño departamento y
suspiró.

¿Por qué la había rechazado?

¿No se suponía que la muchacha le atraía?

Es decir, es muy bella y sus ojos le encantaban, pero de repente había perdido
todo el interés, estaba muy cansado y todavía recordando la manera en que a
YunHo parecía no molestarle que las mujeres lo vieran casi como un dios griego.

¡Tonterías!

YunHo no era tan apuesto, él lo era mucho más. Que bueno que no soportaba a
las mujeres, sabrá Dios por que, por que sino tendría la cafetería repleto de
muchachitas buscando a su jefe, y a su jefe presumiendo a cada momento su
nueva conquista. Un mal de sabor de boca fue lo único que sintió.
Genial… Ahora hasta incluso había perdido el poco apetito que tenía.

Oh, día nuevo. Mejor ánimo.

ChangMin había amanecido con un excelente estado de ánimo, es más, esperaba


que Rain llegara pronto, el día anterior se habían distraído hablando de los
diferentes ingredientes que HeeChul usaba en los postres y que lo haría más
dulce o menos en el caso de Rain.

Toda esa conversación había sido extrañamente… Divertida.

Mordió su labio inferior y entonces lo vio, Rain cruzaba la calle directo hacía local,
una sonrisa y estuvo dispuesto a caminar hacía la entrada, sin embargo se detuvo
cuando vio que Rain parecía buscar a alguien que no era él. Sosteniendo en su
mano una pequeña bolsa de una tienda a unas cuantas calles de de la cafetería.

Arrugó el entrecejo en cuanto lo vio golpear ligeramente uno de los ventanales,


Jejuko se encontraba justo entregando unas bebidas a unos clientes, no pudo ver
las expresiones en el rostro de JaeJoong, pero Rain había sonreído he indicado
que saliera.
Jejuko se negó, moviendo la cabeza y ChangMin sonrió. Sin embargo, Rain había
juntado sus manos en señal de súplica. ¡Que demonios! Rain jamás había hecho
eso con Mina. Jejuko extrañamente pareció suspirar y finalmente con la charola a
un lado de su cuerpo, seguramente para golpearlo si era necesario, o eso al
menos esperaba él, la rubia salió.

No se detuvo ni cuando un cliente la llamó, salió discretamente del lugar, Rain


parecía decirle varias cosas a JaeJoong, arrugaba de vez en cuando el entrecejo,
luego parecía sorprendido, finalmente un último suspiro de resignación y termino
por asentir.

—¿Por qué demonios asiente?

Y entonces ocurrió, Rain levantó la bolsa en sus manos y amplió su sonrisa.


Enseñándosela a Jejuko quien finalmente la tomó sin siquiera molestarse en ver lo
que había en su interior. Rain sonrió una última vez, palmeó el hombro de la rubia
Jejuko y finalmente se alejó observando su reloj y seguramente alegando que se
le hacía tarde.

—¿Qué rayos ocurre aquí?

—¿Quieres una recomendación de tu mejor amigo?


Yuna había dejado la charola sobre el mesón y YunHo había levantado la mirada,
curioso por las palabras del muchacho frente a él, disfrazado como Yuna claro
esta.

—¿A que te refieres?

—Recuerdas que Min, es todo lo maldito que nosotros no podemos llegar siquiera
a imaginar ¿Cierto?

—Si ¿Qué hay con eso?

YooChun sonrió. –Que bueno que aún lo recuerdes, entonces hoy. Por favor no lo
molestes, no le hables, es más. Ni siquiera respires demasiado fuerte cerca de él.

—¿Qué sucedió?

—Lo sabrá él solo, por que estaba de buen humor y de repente esta que se lleva
al demonio para enseñarle lo que es el verdadero infierno.

YunHo rió un poco y vio a Mina atender a un cliente con una forzada sonrisa en
los labios, incluso parecía que emanaba un aura extraña a su alrededor. Respiró
profundo, bien seguiría el consejo de YooChun. Procuraría dejar a su hijo—
adoptivo—no inscrito en paz.

Listo y cambiado, ChangMin cerró su pequeño casillero con fuerza.


Sus cabellos un poco húmedos por la rápida ducha, cerca de la siete de la noche y
casualmente sus ojos viajaron hacía el casillero de Jaejoong donde seguramente
tenía guardado el dichoso regalo de Rain, el enojo de Shim aumentó.

—¿Irás también, verdad?— JaeJoong se había acercado de repente, sus


casilleros eran adyacentes, y el rubio sin camisa secaba despreocupadamente su
cabello.

—¿Con YunHo y los demás?— El muchacho asintió, ChangMin sobre todo era
maduro, sobre todos ellos. No culparía a JaeJoong por una estupidez que ni él
mismo terminaba de comprender. –Por supuesto.

—Ok, entonces será cuando cada uno vaya para su casa.

ChangMin no entendió mucho esa última parte, pero de pronto JaeJoong abrió el
casillero, y sus pensamientos fueron bloqueados, JaeJoong tenía el dichoso
regalo sin abrir todavía en su casillero y ahora lo guardaba en su pequeño bolso.

Cerró el casillero y arrugó el entrecejo, esperaría afuera.

—¿Karaoke? ¿Por qué Karaoke?


Bien, la cosa era así, Siwon y HeeChul irían en la moto, por lo tanto al resto le
tocaría acomodarse en el auto de YunHo y por tanto, luego de una pelea de cómo
diez minutos en los que YooChun y ChangMin disputaban el asiento del copiloto y
YunHo finalmente se hartó.

De un momento a otro YunHo subió al auto lo encendió, y JaeJoong por un


momento creyó que los esperaría pero cuando JunSu gritó: ‘¡Suban!’ JaeJoong no
dudó en obedecer, YunHo era muy capaz de marcharse sin ninguno en el auto.

Finalmente YooChun había ganado, alegando ser el mejor amigo y por supuesto
pisando el pie del menor, quien solamente lo golpeó en la cabeza apenas se
hubiera sentado en la parte trasera.

—Pues…

—¿En primer lugar que vamos a celebrar?

—Bueno…— JunSu pareció mirar por el retrovisor, aparentemente buscando la


aprobación de YunHo, quien solamente asintió, pero fue YooChun quien terminó
de hablar.

—La verdad es que hoy hace un tiempo atrás YunHo terminó con alguien muy
cancerígeno para su vida. Y celebramos esa fecha como lo mejor que le pudo
haber pasado, por que después hubiera sido mucho peor.

JaeJoong se preguntó si hablarían de una chica, si esa sería la razón por la que
YunHo pareciera tenerle aversión a las mujeres, sus ojos viajaron hacía su jefe
quien conducía con tranquilidad. No visualizaba a Jung YunHo como alguien que
sufriera, no cuando se mostraba tan feliz todo el tiempo, con tantas ganas de
molestar y divertirse, de proteger y querer a los demás.

…Una persona como él no merecería sufrir.


—Niisan y todos nosotros siempre estamos con él. No queremos que se deprima,
cuando deje de poner esa mirada en esta fecha, entonces sabremos que no
necesita más de estas salidas, así que mientras a emborracharnos y cantar hasta
decir basta.

—¿Cantar?

JunSu asintió emocionado. –Hyung y todos nosotros cantamos un himno que nos
recuerda que lo sucedió fue lo mejor. Y no cantamos tan mal, así que no pongas
esa cara. Como sabrás ahora uno puede desarrollar pistas de Karaoke y como
Min es bueno con esas cosas hizo una solo para nosotros.

—Claro, como JunSu solo usa las computadoras para jugar.

—¿Y te duele?

—Vago sin oficio.

—JunSu, Min… Dejen de pelear.

Fue la primera vez que escuchó la voz de YunHo en mucho tiempo, JaeJoong no
pudo evitar sonreír, parecía ser el padre de todo ese disparatado grupo. –En fin,
las letras en azul son las de Chunie, las amarillas las mías, las verdes de
ChangMin, las purpura de Chul, las rojas de Siwon y las negras de YunHo Hyung.

—Puedes tomar mis líneas casi al final de la canción si gustas, Jae.— YooChun
se había girado un poco hacía él, mientras YunHo aún conducía.

—Pero…

—Además sería una excelente práctica para la presentación del próximo lunes.
Miró hacía el retrovisor y a diferencia de cuando JunSu lo había hecho sus ojos
jamás se encontraron con los de YunHo, dio un corto suspiro y asintió. –Supongo
que algo he de poder cantar.

JaeJoong pensó, que esa sería la primera vez que los oiría cantar como chicos

Al fin me he dado cuenta, que soy nada sin ti.

Y estaba tan equivocado.

Mi corazón roto como una ola.

Mi corazón tiembla como el viento.

Mi corazón se desvanece como el humo.

Es imposible de borrar este sentimiento, esta impregnado en mí como un


tatuaje

Ya era la quinta vez que cantaban, habían pedido un micrófono para cada uno, por
suerte y era de esos karaokes en los que podían pedir zonas exclusivas y por
suerte JaeJoong solo tenía como espectadores a todos sus amigos del Maid Café.
No estaba muy seguro de cuanto licor tenía en su cuerpo, pero no estaba tan
borracho como YunHo o Siwon y HeeChul. YooChun y JunSu en medio de su
incomodidad apenas y habían bebido y ChangMin, pues él solamente estaba
extraño.

Suspiré profundamente, como si el suelo se fuera a hundir.

Solo partículas de polvo se amontonaban en mi mente. Cuando dijiste adiós.

Pensé que no sería capaz de vivir un solo día sin ti.

Pero extrañamente conseguí vivir más de lo que pensaba.

No respondiste, cuando lloré a gritos: ‘¡Te hecho de menos!’

Tenía una pequeña esperanza en ti, pero ahora es inútil.

Que pasó con esa persona que era antes parte de tu corazón ¿Te hizo llorar
acaso?

¿Aun puedes verme? ¿O ya te has olvidado por completo de mí?

Estoy preocupado. Siento ansiedad por que no me dejas acercarme e


intentar arreglar algo de todo esto.

Pasé largas noches solo, intentando borrar tu recuerdo una y mil veces.

La canción era todo lo distinto que se hubiera podido imaginar, imaginó que sería
asquerosamente cursi o romántica y no era así, las tonadas daban incluso hasta
ganas de bailar, y el ritmo en un tono perdido de rap le encantaban. Casi estaba
seguro que era la primera vez que hacía algo realmente masculino desde que
entro a trabajar en el Maid.
Extrañamente todos cantaban bien, se adaptaban al ritmo o era simplemente que
tenían mucho tiempo cantándola, o sencillamente que estaban lo suficientemente
borrachos como para mediar lo que sonaba bien o no.

Oh, Girl, I cry, you were my all. You said ‘Good bye’

Si algún día nos encontramos, has como si no me hubieras visto y solo


sigue tu camino.

Y si todavía piensas en nuestros recuerdos, tal vez vaya a buscarte en


secreto.

Ojalá que siempre seas feliz con él, así yo no podré cambiar jamás de
opinión.

Ni el más pequeño remordimiento desaparecerá nunca, por favor sé feliz


aunque aún pueda llegar a sentirme celoso.

Deberías ser siempre tan clara como el cielo. Como esa nuble blanca.

Deberías sonreír siempre, como si nunca nada hubiera ocurrido.

Pero era divertido, grandiosamente divertido. JunSu abrazaba constantemente a


su primo, HeeChul y Siwon reían a cada momento y YooChun parecía querer
subirle el ánimo a Changmin molestándolo y por supuesto YunHo a cada momento
no perdía oportunidad de molestarlo también.

De pronto analizó lo que estaban cantando, y entonces las teorías de un golpe


doloroso de amor para Jung YunHo se hizo más fuerte, lo miró por un segundo
reír frente a una torpeza de JunSu, miró la pantalla, le tocaba una vez más.
Espero que tu corazón, se sienta aliviado, por favor olvida y vive.

Esas lágrimas en tu rostro, un día se secaran completamente con el paso de


los días.

Dolería menos si no nos hubiéramos conocido.

Espero que puedas enterrar nuestra promesa de estar juntos por siempre.

A pesar de todo, rezaré por ti.

No mires más y vete, no me busques más y vive tu vida.

Por que no me arrepiento de amarte, recordaré solo los buenos momentos.

Podré soportarlo, encontraré algún modo, se que puedo resistir.

Deberías poder llegar a ser feliz, por que yo día a día me voy apagando.

Oh, Girl, I cry, you were my all. You said ‘Good bye’

My heart lie. And you said me ‘Bye’

Y lo mejor fue cuando cantaban a coro, como en un extraño apoyo en el que todos
pasando los brazos sobre los hombros de los demás parecían ser muy unidos. A
JaeJoong realmente le agradó ser parte de eso.

—¡Fue increíble! Hace mucho no cantábamos así.


HeeChul levantó una botella con sake y sonrió. —¡Salud!

—¡¡Salud!!

El grito al unísono fue impresionante, todos parecían de un mejor ánimo y por la


hora casi la una de la madrugada supuso entonces que estarían prontos a irse.
JaeJoong sonrió inconsciente de que su brazo estaba sobre el hombro de YunHo.

…Y de que esa calidez, le agradaba, quizá demasiado.

—Moh~ Que buen termino de día.

HeeChul estiró un poco su cuerpo, una vez estuvieron fuera del local de Karaoke y
Siwon palmeó un poco sus propias mejillas. –Supongo que tendremos que tomar
taxi, Chul. No estoy en condiciones de conducir.

—Supones bien Siwie. No quiero que tengamos un accidente.

—Hubiéramos designado un chofer.

—Min no está tan ebrio.

—No sé conducir.
JaeJoong entonces pareció recordar algo.

—ChangMin casi lo olvido.— Comenzó a buscar en su bolso y sacó la bendita


bolsa de regalo que tanto había amargado el día del menor. ChangMin estuvo
inexpresivo casi de inmediato en especial cuando JaeJoong la colocó frente a sus
ojos.

—¿Por qué me lo das a mi? Rain te lo dio a ti.

—¿Que?— JaeJoong rió divertido. —¿Por qué me lo daría a mi? Es para ti, o
Mina o lo que sea, el punto es que dijo que no te lo daba personalmente por que
sabía que se lo tirarías por la cabeza. Cosa que yo hubiera hecho si me lo hubiera
intentado dar a mí.

De pronto todo el enojo en Shim había desaparecido.

ChangMin tomó la bolsa con cuidado y sacó la hermosa bufanda negra con una
estrella plateada, la misma que había visto días atrás. La misma que tanto le había
encantando. Una sonrisa se posó en sus labios. Rain imbécil.

—¿Por eso es que estaba molesto? ¿Creía que Rain le había hecho un regalo a
Jae?

—…Supongo.

—Ustedes no van a aprender a hablar en voz baja ¿Cierto?


JaeJoong se dirigió a Siwon y HeeChul quienes rieron alegremente mientras
sentía a YunHo abrazándolo de repente, con la respiración pausada seguramente
por que se empezaba a dormir… Genial, ahora le tocaría cargar con su jefe medio
ebrio. ChangMin miraba la bufanda y…

—Oigan… ¿Y Junsu y YooChun?

—Chunie…

—¿Por qué eres tan cruel, Su?

Justo en la parte posterior del lugar, YooChun había hallado el modo de poder
separarse de los demás. Y volvía acorralar a JunSu contra la pared, JunSu lo
volvía a mirar con aquellos ojos preocupados. YooChun y el alcohol en su cuerpo
no eran buena compañía.

—Yo jamás sería malo contigo, Chunie.

—¿Entonces por que no me hablas? ¿Por me huyes la mirada? ¿Acaso ya no me


consideras tu amigo como antes? ¿Acaso lo arruiné todo cuando te besé?
Y JunSu no se encontraba más limpio de alcohol que YooChun, pero no lo
suficiente como para no ser consiente de lo que hacía, no para ignorar el
constante palpitar en su pecho y la manera en que el aliento de YooChun se
encontraba tan cerca de su boca.

—Es que estamos haciendo las cosas mal, Chunie. Yo no te gusto. Solo estás
confundiendo lo mucho que me quieres con algo más, estas confundiendo nuestro
amor de hermanos, solo… Estás confundido.

YooChun sonrió, como si él antes no hubiera pasado por esas dudas en su


interior, se acercó un poco más, rozando los labios de JunSu y suspirando con
tranquilidad, con sus ojos cerrados y las palabras fluyendo por si solas.

—Sé lo que siento, sé que te quiero, y sé que nunca me quiero alejar de ti.

Una caricia en el rostro y YooChun volvió a unir sus labios, en esta ocasión los
labios de JunSu no sabían a fresas como la vez anterior, esta vez no estaban
inmóviles. Esta vez parecían corresponder un poco, apenas en sus movimientos.

—Yo… Lo siento, Su. No debí hacerlo de nuevo… Yo…

Las manos de JunSu agarraron su camisa, atrajeron sus labios una vez más, y
aunque YooChun pudo visualizar una lágrima saliendo de uno de los ojos de
JunSu, cuando volvió a sentir sus labios unirse, esta vez por iniciativa propia del
mismo JunSu. No pudo evitar sentir que se perdía entre esos sentimientos.

Las manos buscaron la nuca del menor, tocaron su cabello y besaron sus labios,
esta vez era diferente, esta vez JunSu lo estaba besando, esta vez estaba
correspondiendo, esta vez JunSu estaba probablemente aceptando sus
sentimientos.

—Ya llegamos.

Jaejoong abrió los ojos, había empezado a quedarse dormido, sacudió un poco la
cabeza. Ese sueño había sido rehabilitador, se sentía incluso un poco más
consciente. HeeChul y Siwon habían ido a llevar a ChangMin puesto que YooChun
y JunSu nunca habían aparecido.

Buscó en los pantalones de su jefe y le entregó unos billetes al chofer, mientras


empezaba a bajar del auto con el brazo de su jefe sobre sus hombros, solo para
poder empezar a subirlo a su departamento.

—Lo siento mucho, YunHo. Pero yo soy pobre, algún día te pagaré el taxi.

Susurro tranquilamente mientras escuchaba un pequeño ‘Mmh’ de parte del


mayor, no le había quedado de otra que llevar a YunHo a su departamento, puesto
que cuando ya estaban en el taxi JaeJoong había recordado que no sabía la
dirección de su jefe y YunHo cada vez que le preguntaba solo pronunciaba una
dirección coreana.

…Así que sencillamente no le había quedado de otra.


Una vez estuvieron dentro del departamento, la cosa fue más sencilla, lo dejó
sobre un sillón y luego estiró un poco su cuerpo. Pensó en darle una taza con café
a YunHo y ofrecerle un par de almohadas y una manta, pero todas sus buenas
intenciones fueron borradas cuando los fuertes brazos de YunHo lo apretaron con
fuerza.

—¡Pero que…!

De pronto tenía a YunHo frente a él, puesto que había girado asustado, faltándole
altura para que sus rostros estuvieran lo suficientemente cerca, YunHo lo
superaba con un par de centímetros de alto.

Y su sonrisa algo plasmada por el licor parecía no borrarse, de pronto YunHo lo


vio directamente a los ojos, de pronto JaeJoong se sintió cómodo en ese abrazo y
no se movió. Entonces recordó el evento YooSu que había observado por
casualidad.

Y sus sentidos gritaban fuerte: ‘¡Pégale JaeJoong, pégale!’

Estaba a punto de levantar su puño cuando en vez de besarlo YunHo lo abrazo


todavía más, dejando que su rostro traspasara la línea, es decir con JaeJoong
sintiendo en su mejilla el cabello del mayor, solo eso.

YunHo parecía solo necesitar un abrazo.

Está bien, los hombres no solían abrazarse con mucha facilidad, o concurrencia
pero a veces lo podían necesitar y esta parecía ser una fecha especial para
YunHo, así que JaeJoong decidió comprender y darle un par de palmadas en la
espalda. YunHo solo quería un abrazo, solo eso.
—Tranquilo YunHo, todo esta bien ahora. Tienes una buena vida e increíbles
amigos, incluso si lo deseas, puedes contar conmigo.

Escuchó el sonido de algo parecido a una pequeña risa, YunHo se empezó a


alejar, pero no lo suficiente por que lo seguía abrazando, por que JaeJoong podía
sentir todavía el aroma de YunHo y el sake, todavía podía percibir su respiración
cerca.

—Gracias por todo, Jae. Gracias por traerme, gracias por las palabras. Gracias
por venir hoy con nosotros.— YunHo sonrió, JaeJoong suspiró.

—Gracias a ustedes por permitirme ser parte de su familia, tenías razón, son una
maravillosa familia y me siento orgulloso de estar en ella.

YunHo rió un poco. –Dices todo eso por que estoy borracho y probablemente
mañana no lo recuerde ¿Cierto?

—Precisamente.

JaeJoong sonrió un poco y YunHo suspiró. –Déjame agradecerte por todo


entonces.

—¿Eh?

La mano de YunHo, fría por el viento de la época y la noche, JaeJoong la sintió


sobre su nuca, su rostro entero se paralizó y no pudo reaccionar a tiempo, ni
siquiera cuando vio a Jung cerrar los ojos.

Sus ojos abiertos captaron el momento con lentitud y sus labios semi abiertos
recibieron a los labios de YunHo con una extraña pasividad. No fue un beso,
JaeJoong no podía llamar a eso un beso, no quería ni siquiera pensar en aquello
como un beso, Aunque YunHo nunca movió los labios, sus labios se juntaron, por
algo más de cuatro segundos.
Y el rostro de JaeJoong permanecía del mismo modo en el que cuando YunHo
hubiera empezado a cerrar sus ojos. YunHo pareció no notar que eso había sido
demasiado para Jaejoong, por que Jung únicamente sonrió y sacudió los cabellos
del más bajo y luego de eso, se acostó en el sillón como si nada.

Kim tapó su boca con rapidez. Asustado con lo que acababa de suceder y cuando
su jefe pareció conciliar el sueño con la boca un poco abierta y luego en un
pequeño giro cayó al suelo, JaeJoong ni siquiera se molestó en traerle una
almohada. Caminó a su cuarto y cerró la puerta.

Sentado sobre la cama de su habitación JaeJoong sacudió con fuerza la cabeza.


¡¿Qué demonios acababa de ocurrir?! Lo había besado. ¡Un hombre lo había
besado! Pasó las manos por sus labios con fuerza y mostró angustia en su rostro.

—¡¡Maldito, maldito YunHo!! ¡Te odio, no te imaginas cuanto!

Y gritó, gritó con todas sus fuerzas, con toda la intención de que su jefe lo pudiera
escuchar. Aunque sabía muy bien que eso, no sucedería.

Capitulo 6: El multifacético cabello de Kim JaeJoong.

El aroma del café recién preparado llegaba hasta sus fosas nasales.

Si no hubiera estado tan concentrada como en aquellos momentos entonces tal


vez hubiera aspirado profundo el delicioso aroma del café recién preparado. Claro
está, que a su madre no le gustaba que solo tomara café en las mañanas, y se
ofrecía a prepararle un tradicional desayuno oriental.
Pero Ranko había perdido ya esa costumbre hace mucho, estudiaba en el
extranjero casi desde los trece y ahora a unos tres años de graduarse en la
Universidad, estaba segura de que no lo recuperaría, es decir, no despreciaba la
comida japonesa, pero en las mañanas prefería y se había acostumbrado a comer
ligero.

Una taza con café, chocolate o leche y a lo mucho algún pan, tostada, sándwich o
un poco de fruta, eso era suficiente para ella.

—¿Por qué tan pensativa, hija?

Ranko sonrió. –Nada madre, solo pensaba un poco en algo que vi ayer.

—¿De alguno de lo vecinos?

Kihara se sentó justo frente a ella, arreglando un poco sus lentes, Ranko lo pensó
muy bien antes de hablar, es decir no había visto nada extraño, pero aún así había
sentido una extraño presentimiento cuando vio a JaeJoong por llevar a su amigo
hacía su departamento, como si inconscientemente cuidara de él.

—No, algo que vi por la calle. No tiene la menor importancia.— Kihara pareció
creerle y únicamente bebió un poco de té. –Madre ¿Te puedo hacer una
pregunta?

—Por supuesto.

—JaeJoong… ¿Tiene amigos?

—¿El muchacho ese que me debe como tres meses de renta?— Kihara de
inmediato arrugó el entrecejo. –Pues que yo sepa no, no tiene mucho tiempo en
Japón, pero como ya comenzó a trabajar supongo que ha de comenzar a
relacionarse. ¿Por que?

—No… Por nada.


Así que poco tiempo, eso era imposible, Ranko había notado en los ojos de
JaeJoong un… ¿Brillo? Especial cuando miraba y cuidaba que el chico que
parecía ebrio y que sostenía de un brazo no se golpeara o se soltara. Era muy
amable y cuidadoso.

Cierto, Ranko no conocía demasiado a JaeJoong, pero ni siquiera a ella, que


había notado cierta química entre ellos, ni si quiera con ella, Jaejoong era así de
amable, o siquiera la miraba de esa manera. ¿Se daría cuenta JaeJoong de ese
brillo en sus ojos?

—Bueno madre. ¿Y por que demoraron tanto padre y tú en llegar ayer?

—Oh, hija… Esa es una historia larga.

—Bueno, estoy de vacaciones, así que tengo todo el tiempo del mundo para
escucharte.

Ranko sonrío y Akihara suspiró.

Giró una vez más sobre su cama y arrugó el entrecejo.


No había podido dormir casi en toda la noche, y su estado de ánimo tan solo
empeoraba con cada segundo que pasaba, por la luz que entraba por la pequeña
ventana de su habitación, JaeJoong suponía que ya había amanecido, logró
sentarse, con la sábana sobre sus piernas y el entrecejo arrugado todavía.

—¿Acaso todavía no se levanta?— Susurró con cuidado, mirando la puerta con


atención, como si en realidad pudiera atravesarla con la mirada. –Ojalá se
marchara pronto, no tengo la menor intención de verle la cara.— Hizo una
pequeña mueca con la cara y sacudió la cabeza.

—¡Demonios! ¿Por qué estoy hablando así? Parezco una chica. ¡Agh!— Sacudió
con fuerza sus cabellos y volvió a pasar la sábana sobre sus labios, con la
intención según él de limpiarlos. –Ese imbécil. ¿Cómo se ha atrevido? Mancillar
mis labios de esa forma…

Sus ojos se abrieron de sobremanera. —¡Que asco! Estoy hablando como una
chica. Debería golpearlo, hasta cansarme, para demostrarle que con Kim
JaeJoong nadie se mete. ¡Ah, maldito!— Volvió a sacudir sus cabellos rubios.

¿Qué diablos había pasado por la cabeza de ese imbécil?

—Todo es culpa de YunHo, solo de él, oh y por supuesto de esa tonta de


Jejuko.— JaeJoong comenzó a divagar, incluso hasta podía ver a su
interpretación femenina a unos pasos de su cama, riendo divertida por su
sufrimiento. –Si fuera chica todo esto no sería tan traumante… ¡¿Pero que diablos
estoy diciendo?! ¡¡Agh!!

Logró volver a acostarse sobre su cama, esta vez con la sábana cubriendo por
completo su cuerpo, incluyendo su rostro y por supuesto soltando un suspiro
ahogado, en realidad no sabía que hacer primero, golpearlo o gritarle hasta el
cansancio.

Y la cabeza le dolía horrores.

YunHo incluso podía afirmar que escuchaba aún la canción de Big Bang en sus
oídos, se quejó un poco, en inentendibles palabras claro esta, pasó una mano por
su rostro y por sus cabellos. Miró de un lado a otro y descubrió que obviamente no
estaba en su departamento.

Tenía la boca seca, el cuello adolorido y cuando miró hacía abajo pudo notar que
había pasado la noche en el suelo, sin almohada o alguna manta, una sonrisa
surcó en sus labios. –Seguramente estoy en el departamento de JaeJoong,
ninguno de mis amigos sería tan desconsiderado como él.

Se apoyó en el mueble cercano para poder levantarse, sus suposiciones fueron


confirmadas cuando la foto de JaeJoong un poco más joven pasando un brazo
sobre los hombros de otro muchacho y viceversa, ambos con gorras llegó hasta
sus ojos desde una de las paredes.

Estiró un poco su cuerpo y bostezó largamente. No había pasado buena noche,


pero cuando menos no se había quedado en la calle, Yunho suponía que el resto
de los muchachos debió haber estado lo suficientemente borracho como para
poder llevarlo.

Y ChangMin pues, él como menor no tomaba demasiado, y de todas formas jamás


hubiera ido a la casa de Shim en ese estado. Olió un poco su camisa y arrugó la
nariz. Necesitaba una ducha, camino por el departamento abriendo un par de
puertas, logró descubrir que ninguna era el baño, solo quedaba una puerta y llegó
a la conclusión de que era la habitación de JaeJoong y que muy probablemente
ahí estaría el baño.

Tocó la madera con cuidado, si JaeJoong decía odiarlo con el alma cuando estaba
en sus cinco sentidos no quería ni imaginar como era cuando lo levantaban de su
sueño de belleza. Sonrió ante sus pensamientos, lo molestaría con eso luego,
cuando no pudiera asesinarlo con tanta facilidad.

—JaeJoong…— Pronunció con cuidado sus palabras y volvió a bostezar, con el


terrible y punzante dolor en su cabeza. No volvería a beber en su vida. –Jae…—
Golpeó un poco más fuerte. —¡Oye, JaeJoong!

YunHo retrocedió un paso en cuanto la puerta se abrió bruscamente, Jaejoong


estaba descalzo, con un pantalón largo y una camisa de algodón, con el cabello
revuelto casi tapándole los ojos, incluso lo notó un poco más bajo de lo normal, sin
embargo, aún así, se veía molesto, con el entrecejo arrugado. YunHo solo intentó
plasmar una sonrisa en sus labios.

—¿Qué quieres?

—¿Puedes prestarme tu baño? En serio necesito una ducha.

YunHo sonreía, la molestia de JaeJoong iba en aumentó, Kim incluso se atrevió a


apretar con fuerza el pomo de la puerta en sus manos. ¿Qué le pasaba a ese
idiota? JaeJoong mordió su labio inferior.

<< Dices todo eso por que estoy borracho y probablemente mañana no lo
recuerde ¿Cierto? >>
Claro, eso era. El desgraciado ese no recordaba absolutamente nada. ¡No era
justo! ¿Por qué tenía que ser él, el único traumatizado con ese asqueroso beso?
JaeJoong apretó aún más el pomo de la puerta, recordárselo no era una opción,
reclamárselo mucho menos. Jung era tan descarado como para voltear la
situación a su favor y molestarlo hasta el cansancio.

—¿Entonces?

—No demores, que en diez minutos te boto de mi casa.

YunHo sonrió como un niño pequeño, agitó sus rubios cabellos e ingresó a la
habitación buscando con la mirada la puerta del baño, JaeJoong cerró la puerta de
su habitación con fuerza y volvió a sentarse en la cama, subiendo una pierna en el
proceso.

—Maldito YunHo… ¿De verdad no recuerdas nada? ¿O eres tan gay como para
andar besando a cualquiera cuando te da la gana?

Miró con verdadero odio hacía la puerta, como si ese último pensamiento hubiera
empeorado aún más si se podía su estado de humor. La puerta del baño se abrió
y un sonriente YunHo asomó la cabeza. Ya estaba sin camisa.

—Oye, Jae ¿Tienes…?— JaeJoong enarcó una ceja, sin cambiar esa mirada
intensa y YunHo pareció por primera vez inteligente por que sonrió bobamente. –
Nada… Déjalo así.— Y volvió a cerrar la puerta. JaeJoong adoraba el poder de
sus miradas ‘Ignórame o muere’

Suspiró y se dejó caer sobre su cama, con el antebrazo tapando sus ojos.

—Estúpido, idiota, imbécil… YunHo.


—Un té helado, uno caliente y dos dulces de tres leches.

Siwon facturó con tranquilidad, con un audífono en una de sus orejas y con la
música mejorando su estado de ánimo, JunSu sonrió divertido mientras lo veía
mover su cabeza de vez en cuando.

Yuna llego de repente, pasando discretamente su mano por la cintura de la


pelirroja y depositando un corto beso en su mejilla, Junko logró sonrojarse y darle
un codazo al más alto quien solo rió bajamente.

Siwon paso desapercibida la situación entre la pantalla de la computadora y la


música en su oreja izquierda pues en realidad no lo notó. Mina atendía a uno de
los cliente y HeeChul desde la cocina salía de vez en cuando solo para charlar.

—¿Tú, Yuna?

—Dos Moccafrapuccino y una botella con agua.

—De acuerdo.

Les sonrió a YooChun y JunSu, ambos lucían de un humor estupendo. Y Siwon


podía estar haciendo mil cosas al mismo tiempo, pero él conocía a su gente, y
esos dos andaban en algo, no estaba seguro de que, pero con el tiempo Choi
había aprendido que a veces lo mejor es fingir que no te das cuentas de las cosas.

La puerta se abrió, YunHo y JaeJoong entraron por la puerta lateral, Jaejoong


vestido como usualmente lo hacía, YunHo en cambio llevaba un Jean un poco
ajustado, una camisa, un abrigo y una gorra, muy probablemente ninguna de esa
ropa le pertenecía.

JaeJoong lucía molesto, YunHo tenía cara de no haber pasado buena noche y con
toda la intención de poder dormir, no fue más de medio minuto en el que en
seguida Mina y HeeChul estuvieron en el mesón. Justo donde su jefe había hecho
su acto de aparición.

El silencio atormentó a JaeJoong y cuando finalmente suspiro y decidió mirarlos


todos sonrieron.

—Uhh~

El sonidito burlón dicho al unísono lo hizo darse cuenta de que era mejor mirar a
cualquier otra parte y era extraño que los clientes del café lo vieron como
JaeJoong mientras Yuna, Mina y Junko parecían no poder parar de reír.

No era su culpa, él no se iba a levantar mientras YunHo no abandonara su casa, y


YunHo había decidido levantarse muy tarde. HeeChul sonreía apoyado en Siwon.
Y Choi con los brazos cruzados únicamente miraba a YunHo con una ceja
levantada.

—Jefe… ¿Sabes la horas que es?

—Siwon tengo una resaca horrenda. ¿Crees que de verdad se que hora es?

—Niisan, que mal ejemplo mira que llegar tarde. Son casi las tres de la tarde.
YunHo rodó los ojos y Yuna fue el primero en acercarse, apoyó su codo en el
hombro de JaeJoong y lo miró fijamente. –Ne, JaeJoong~ ¿Pasaron la noche en
tu departamento, cierto?

—Bueno…

—Si o no.

JaeJoong mordió su labio y arrugó el entrecejo. –…Desgraciadamente.

—Uhh~

Mina aplaudía divertido y la mayoría de los clientes miraban curiosos al grupito, en


especial por aquel muchacho que acompañaba al jefe del café. Sin embargo
cuando las conversaciones se volvieron susurros dejaron de prestar atención.

—Guarden silencio, me duele mucho la cabeza.

YunHo comenzó a empujar con su hombro a Siwon quien luego de un rato decidió
retirarse para que Jung pudiera tomar asiento. Mientras masajeaba su sien. –
Abrimos el café a la hora de siempre, como ninguno de los dos daba señales de
vida.

Y de nuevo…

—Uhh~
JaeJoong se cruzó de brazos, y sonrió lo mejor en este momento era desviar la
atención de él, por ejemplo en… ¡ChangMin! –Bueno eso ya no importa. ¿Y que
tal ChangMin te gustó la bufanda?

—¿Bufanda?

Y la persona indicada lo miró, Yuna ahora lo miraba curioso. –Bueno es que


ustedes no estaban, pero ayer Rain me encargó que le diera un regalo de su parte
a Mina, una linda bufanda.— ChangMin entrecerró los ojos, Jaejoong estaba
jugando sucio.

—Mira JaeJoong… Ni creas que así vas a poder desviar la atención.

Junko se apoyó en JaeJoong. —¿De que bufanda están hablando? ¿Y por que no
la tienes puesta, Min?— JaeJoong rió, listo, eso era todo, su plan ya había
funcionado.

—¡No tengo por que llevarla puesta, es más ni me gusto!

El rostro de ChangMin logró azorarse lo suficiente como para lucir adorable, Siwon
y YunHo enarcaron una ceja. ChangMin pensó que esos dos eran como unos
padres celosos. Genial, habían niños que necesitaban padres, en cambio él los
tenía de más.

—Dejen de molestarlo.

HeeChul habló oportuno y ChangMin suspiró. –Oigan… ¡¿Dónde está YooChun?!

—Miren nada más que monada…— Yuna caminaba con la bufanda puesta en su
cuello, tocándola con suavidad, Changmin arrugó el entrecejo. –La tenía
guardadita…
—¡Te voy a matar!

Yuna abrió los ojos, justo en ese momento Mina corría hacía él, muy molesto y no
estaba seguro de si era por que había rebuscado en sus pertenencias o por si se
había puesto la bufanda o por que lo estaba molestando. El punto era que Yuna
corrió de inmediato hacía la cocina. Por que Mina tenía en sus manos la charola y
empezaba a alzarla en su contra.

Y Yunho pareció a poyar la cabeza en el mesón, ignorándolos por completo.

—¿Podemos cerrar temprano?

—Tú eres el jefe, YunHo.— Levantó un poco la cabeza y miró a Siwon quien tan
solo esperaba una confirmación.

—Cerremos temprano, por favor.

—De acuerdo.

—Pero igual me van a pagar el día ¿Verdad?— JaeJoong se acercó al mesón y


YunHo sonrió.

—Si, JaeJoong. Deja de pensar en el dinero.

—Las personas pobres como yo solo podemos pensar en eso, por que nos hace
falta.

—Si, si… Como sea… Nos vemos mañana.

YunHo agitó su mano despreocupadamente y JaeJoong se sintió indignado, le


quitó la gorra a Jung y se enderezó molesto. –Quiero mañana mi ropa, lavada y
planchada.— Y salió del café con tranquilidad.

Idiota YunHo que lo ignoraba como si nada.


Decidió caminar un poco más de lo habitual, aprovechando su día libre.

Miró un poco de ropa, que por supuesto no iba a comprar por que necesitaba el
dinero para sus deudas. Pero caminar siempre ayudaba, se detuvo en un
escaparate y miró un lindo juego de corbatas, se agachó durante un momento.
Sonrió, los precios estaban incluso en dólares, es decir si no entiendes es por que
no puedes pagarlo.

…JaeJoong decidió no entender.

Se levantó una vez más y observó su reflejo en el vidrio. El pequeño gorro que
llevaba puesto cubría un poco sus rubios cabellos. Y la gorra que YunHo había
usado estaba en su bolso, se quito el gorro con cuidado y observó su cabello.

Ahora que lo pensaba lentamente, Jejuko, aunque no existiera en realidad tenía el


cabello rubio también. Un poco más largo claro está. Arrugó un poco su nariz.
Quizá por eso YunHo lo había besado, con su cabello rubio que llegaba hasta sus
hombros en medio del licor YunHo lo había confundido con una chica.

Tenia que mediar eso cuanto antes, cambiar el color de su cabello, por uno en el
cual no se viera tan poco masculino, tal vez dejarlo en su color original serviría,
agarró un mechón de su cabello y lo miró con un suspiro en sus labios.
Estaba decidido, volvería a cambiar su color de cabello.

—Mmh… ¿Me quitaste la bufanda para ponértela tú? Que cursi~

ChangMin no dudó en darle un golpe en la espalda a YooChun quien rió con


fuerza mientras trastabillaba unos pasos más allá, JunSu únicamente rodó los
ojos. Habían cerrado temprano el café y por tanto ahora ellos caminaban hacía la
parada del auto bus en supuesta tranquilidad.

—Deja de decir estupideces MonoChun.

—¡¿Cómo que MonoChun?! Respeta a tus mayores, moco irrespetuoso.

—¡Ja! Como si lo merecieras.

ChangMin se cruzó de brazos y decidió desviar su mirada hacía cualquier otro


lado. Sus expresiones se relajaron en cuanto divisaron a Rain, el hombre
caminaba con pasividad por la calle a unos pocos metros de él.

Tenía en una de sus manos una bolsa llena de libros y en la otra llevaba un libro
abierto que venía leyendo con atención mientras caminaba a la parada de
autobús, justo ahí donde ellos se encontraban. Rain nunca lo vio, puesto que iba
concentrado en su lectura, ChangMin ni siquiera fue consciente de que nunca
despegó sus ojos de él.

Se sentó en la banca desocupada, cruzó su pierna y continuó leyendo,


inconsciente apretó entre sus manos la bufanda que llevaba puesta, pensó en
agradecérselo, pero luego se arrepintió cuando recordó que estaba como
ChangMin, y Rain ni siquiera lo reconocería.

—YooChunie no lo hagas.

—Se lo merece, además el también me empujó.

La voz de sus amigos lo hizo girar un poco. —¿De que están hab…?

Y la mano de YooChun estuvo sobre su pecho, lanzándolo con brusquedad hacía


atrás fue suficiente. Su cuerpo cayó sobre el de Rain, un quejido de dolor por parte
del hombre y ChangMin nunca antes deseó tanto ahorcar a Park YooChun.

—¡Lo siento! Lo siento mucho. Fue el estúpido de mi amigo que… Lo siento


mucho.

ChangMin se intentó recuperar de inmediato, levantando el libro del piso y


ayudando a Rain recoger los libros que se habían esparcido al caer de la bolsa.
Rain se agachó un poco y comenzó a recoger también.

—No te preocupes. Supongo que es algo normal que jugando pasen estas cosas.

ChangMin pensó que Rain era demasiado paciente, le extendió el último libro y
sonrió apenado. Rain en cambio le regaló una calmada sonrisa. Mientras se
terminaba de levantar y guardaba en la bolsa incluso el libro que había estado
leyendo.
—Esa bufanda…

ChangMin se sintió nervioso, Rain miraba con atención la bufanda que él llevaba
puesta y por un momento se sintió descubierto, detrás de él, YooChun y JunSu
únicamente los miraban, ChangMin intentó hacer un amago de sonrisa.

—¿Qué pasa con ella?

Rain negó con la cabeza. –Nada, se parece mucho a una que yo compré para
alguien muy especial para mí, pero supongo que han de haber muchas en el
mercado.

YooChun entonces se acercó. –Debe haber sido un regalo para una persona a la
que aprecia mucho, tal vez alguien a quien ame.— JunSu le dio un codazo de
inmediato, ChangMin tan solo lo miró con odio. Rain sonrió un poco.

—Algo así…

Y Rain no podía dejar de avergonzarlo, por que Shim bajó la mirada, levemente
sonrojado y mordiendo su labio inferior. JunSu lo miraba como si lo comprendiera
y YooChun únicamente había levantado una ceja. Claro, justo ahora después de
haber hecho la estupidez se le ocurría comportarse como un celoso hermano
mayor.

—Bueno, un gusto conocerlos. Pero ya se me ha hecho tarde.

ChangMin levantó la mirada, Rain tomaba la bolsa una vez más y estiraba su
brazo hacía la calle, llamando a un taxi y despidiéndose únicamente agitando su
mano. Hubiera querido despedirse, o algo por el estilo. Pero no podía, YooChun
estaba ahí.
Un suspiro salió de sus labios y se sentó a esperar el bus. YooChun no emitió
comentario alguno por que por suerte JunSu le había advertido que se mantuviera
callado. Ojalá él pudiera tener ese poder sobre Park y callarlo cuando quisiera.

Ni siquiera se molestó en reprocharle por lo del empujón, únicamente apretó la


bufanda entre sus manos y miró el lugar por donde el taxi de Rain se había
marchado. No era justo para él estar enamorado de Mina.

…Por que ChangMin ya empezaba a sospechar que era así.

HeeChul estiraba su cuerpo.

Un nuevo día de trabajo y casualmente todos se encontraban en los vestuarios


conversando con tranquilidad. YunHo molestaba a JunSu jalándolo del cabello
cuando no se daba cuenta mientras fingía escribir algo en el celular.

YooChun corría de un lado a otro con dichosa bufanda de ChangMin mientras era
perseguido por el mismo, y Siwon sentado en una de las bancas horizontales
soportaba en sus piernas el peso de la cabeza de HeeChul quien permanecía
acostado en la misma banca.
—Buen día.

JaeJoong hizo su aparición con una extraña pasividad que sorprendió a todos, por
que el muchacho de pronto llegó, no miró a nadie y comenzó a guardar sus cosas
en el casillero. HeeChul lo observó con atención un mechón negro sobresalía de
aquel gorro que Kim llevaba puesto.

—¿Qué es eso?

HeeChul se levantó de inmediato y caminó hacía Jaejoong quien solamente giró


con una pequeña e indescifrable sonrisa en su rostro. —¿El que?

—¿Te has pintado el cabello?

Todos enseguida se acercaron a JaeJoong quien solamente se pegó un poco más


a los casilleros. Divisó a Yunho quien junto a JunSu únicamente lo miraban
curiosos. –Pintado, no. Solo lo volví a dejar en su color original.

YooChun fue el primero en agarrar el sombrero negro que JaeJoong llevaba


puesto el cabello largo hasta los hombros se dejó ver, las hebras negras cayeron
con suavidad y despidiendo un agradable aroma. Jaejoong intentó fingir que no le
importaba sus fijas miradas.

—Esto es…

—…Diferente.

Cuando ChangMin completó las palabras de JunSu, JaeJoong inconscientemente


miró a YunHo quien únicamente se cruzó de brazos, analizando todavía ese
cambio en él. HeeChul sonrió al parecer gustoso con lo que veía y Siwon movió un
poco su cabeza.
—Te ves…— Y la palabra que JaeJoong esperaba era ‘masculino’ por que ese
era su objetivo, dejar de parecer tan delicado con ese cabello rubio que antes
ostentaba, miró a Siwon esperando sus palabras y Choi únicamente suspiró. —
…Más femenino que antes.

Sus ojos se explayaron y su boca se abrió con sorpresa… ¡¿Qué?!

YunHo rió bajito. No podía ser, se suponía que si volvía a su color original se vería
masculino. ¿No?

—¿Ese era tu objetivo, Hyung?

JaeJoong miró a JunSu y negó de inmediato. —¡Por supuesto que no! Pensé que
el rubio me hacía ver delicado, por eso decidí dejarlo en su color original.

YunHo se acercó, todavía con una sonrisa en el rostro, parándose junto enfrente
de él y sosteniéndolo de la barbilla mientras movía un poco su cabeza de un lado
a otro, como si lo analizara con mucho cuidado.

—Pues lo que sucede es que tu piel es muy blanca, y tu cabello negro original es
muy oscuro, lo cual hace tu piel más blanca todavía y tus labios tienen cierto color
rojizo. Lo cual resalta aún más. El rubio en cambio opacaba un poco todo eso.

YunHo luego lo soltó y salió de los vestuarios bostezando como si nada hubiera
sucedido. –No demoren en cambiarse que se hace tarde. Y JaeJoong deja tus
dilemas existenciales para más tarde, que después de todo llevas peluca.

JaeJoong apretó los puños. Estúpido, estúpido YunHo.


ChangMin movió ligeramente su cabeza y arrugó el entrecejo. ¿Era su impresión o
Jaejoong parecía molesto por que a YunHo parecía darle lo mismo su cambio? Lo
más chistoso de todo era que JaeJoong parecía no darse cuenta de sus propias
reacciones.

—Bienvenidos.

Mina recibía a un grupo de clientes cuando JaeJoong levantó la vista por


casualidad y sus ojos se dirigieron a la supuesta azabache y pelirroja del grupo.
Yuna arreglaba la cinta en la cintura de Junko. Ambas conversando en voz baja.

Yuna comentaba algo y Junko reía en voz baja. Ambos demasiado cerca del
rostro de la otra. Jaejoong movió un poco la cabeza o no se daban cuenta de que
la mayoría de los clientes los veían o simplemente estaban tan ensimismados que
habían decidido olvidar al resto del mundo.

JaeJoong recordó que en realidad eran dos chicos y sacudió con fuerza la cabeza.

—¿También lo has notado, verdad?— YunHo estuvo a su lado de pronto y


JaeJoong únicamente levantó un poco la cabeza. –Últimamente están más
cercanos que antes.— JaeJoong solamente pudo soltar un suspiro, cruzarse de
brazos y asentir.
—En realidad, Min también anda extraño. Se la ha pasado mirando por el ventanal
y suspirando.

Siwon hizo su acto de aparición también, colocándose junto a Jung y mirando en


la misma dirección hacía donde Yuna ahora sujetaba la nariz Junko y la pelirroja
golpeaba en la mano a la más alta diciendo que no era una niña pequeña para
que hiciera eso.

—Es que el amor está en el aire.

HeeChul se apoyó en Siwon y JaeJoong sintió que esas palabras lo atravesaban.


Recordó la noche de hace dos días. Sus labios contra los de YunHo, o mejor dicho
los de YunHo contra los suyos.

Sacudió la cabeza con fuerza y arrugó el entrecejo.

—¡Agh! ¡Te odio, Jung YunHo!

Y en el momento en que JaeJoong lo señalaba y lo miraba con rabia, YunHo


únicamente lo miró extrañado. Finalmente luego de ese extraño exabrupto,
JaeJoong se retiró de inmediato a atender a otro cliente. YunHo no terminaba de
entender que acababa de pasar con Kim.

—Si. Tienes razón, Chul. El amor está en el aire.

Las palabras de Siwon hicieron girar a YunHo quien miró a los dos muchachos
mientras reían abiertamente, YunHo arrugó el entrecejo y formó un pequeño
puchero con sus labios.
—No entiendo.

Entonces HeeChul y Siwon rieron más fuerte todavía.

Acababa de ducharse y JaeJoong miraba el reflejo del espejo.

Suspiró apesadumbrado, volver a su color original no había funcionado, pasó una


mano por el vidrio del espejo y decidió salir cuanto antes, había sido el último en
ducharse y por tanto todos esperaban afuera por él.

Hacía frío y los abrigos empezaban a ser parte del atuendo, JaeJoong volvió a
colocarse su pequeño gorro. Los mechones negros sobresalían, pero ya poco le
importaba, tomó su bolso y salió cuanto antes.

—Demoraste demasiado.

JaeJoong inspeccionó el lugar, ya nadie estaba, a excepción de YunHo quien


permanecía sentado en la vereda de la calle intentando soltar un poco de aire
caliente en sus manos. El muchacho se levantó y terminó de cerrar el local.
JaeJoong intentó pronunciar un gracias, por haberlo esperado. Pero al final no fue
capaz.

—¿Te llevo?

—¿Eh?

—Que si te…

—No, si escuché. Es solo que… Olvídalo.

YunHo negó levemente. —¿Entonces te llevo o no?— JaeJoong parecía dudar y


YunHo únicamente soltó un poco del aire en sus pulmones. —¿Sabes, Jae? Estas
actuando muy raro últimamente.

Kim levantó la mirada “¿Y culpa de quien será?” Pensó sarcásticamente, la


respuesta era obvia, todo era culpa de YunHo y sus estúpidos besos.

—Estoy muy cansado, lo suficiente como para poder pensar. Así que si, por favor
llévame a casa y muchas gracias por todo.

YunHo lo miró asustado mientras lo veía caminar hacía el auto, pero prefirió no
emitir comentario. Un JaeJoong amable daba más miedo que uno enojado.

El auto se estacionó justo frente al edificio.


Y mientras se quitaba el cinturón de seguridad, JaeJoong solo podía pensar en
que quería acostarse a dormir cuanto antes, estaba a punto de despedirse cuando
notó que YunHo lo miraba analizadoramente.

—Tal vez si lo pintaras de castaño…— YunHo tocó sus cabellos con toda la
paciencia del mundo, como si viera un papel e intentara leer en él, Jaejoong
agradeció el hecho de que no se acercara demasiado. —…Y lo cortaras un poco,
al nivel de la oreja…

Pero de repente esa cercanía fue demasiado sofocante, por que YunHo hablaba
tan conciliadoramente y tocaba su cabello y lo miraba. JaeJoong entonces
reaccionó, alejó su mano de un manotón y arrugó el entrecejo.

—No he pedido tu consejo.

Se bajó del auto rápidamente y cerró la puerta susurrando un ‘Gracias de todas


formas’ y entró lo más rápido que pudo a su departamento. Por que necesitaba
dormir y olvidar que por un momento volvió a quedarse paralizado como un
verdadero imbécil.

—Bien, otro día, otro dólar.


YunHo estiró su cuerpo mientras encendía la pequeña computadora que tenía en
la caja, Changmin sonrió, apoyándose levemente en el mesón.

—Niisan nosotros ganamos en Yen.

—Da igual, se entiende el punto.

ChangMin sonrió y YooChun solamente se dedicó a continuar jugando en su


celular. —¡Te voy a ganar JunSu!

—¡Sueña Chunie!

Shim rodó los ojos. –Y luego dicen que yo soy el infantil.

—Déjalos ellos son felices así.

—Su si pasamos de nivel podemos ir a New York o Madrid a completar la misión.

—Pero también podemos escoger Estados Unidos o Europa, cualquiera estaría


bien.

—Tienes razón, podemos ir a cualquiera con tal de pasar de nivel.

ChangMin abrió la boca incrédulo sin saber muy bien que decir mientras los
señalaba descaradamente, YunHo solamente reía ante la estupidez que acababan
de decir, Shim llevó una mano a su cabeza y negó con paciencia.

—Ves Niisan, su nivel de estupidez no deja de asombrarme.


—¿Hablan de YooChun y JunSu?— HeeChul llegó a abrazarse a YunHo mientras
Siwon únicamente rodaba los ojos.

—Chul, no digas eso.

—Sabes que es verdad Siwie, cuando están juntos no piensan.

—Coordino con Chul.— ChangMin suspiró resignado. –Ese par demuestran


inteligencia cuando están por separado.— Rieron abiertamente, aprovechando
que YooChun y JunSu seguían concentrados en su juego.

—¡Wow! Pensé que no llegaría.

JaeJoong entró algo agitado al café, con las manos en sus rodillas y la respiración
agitada, no se habían empezado a vestir todavía, pero el café abriría en una
media hora y siempre era recomendable que nadie viera entrar a los chicos como
si nada, en especial si el café no estaba abierto y ellos no volvían a salir.

—Lo siento, se me hizo tarde.

—Esta bien, pero procura que no vuelva a pasar.

YunHo sonrió un poco y apenas vio la computadora correctamente encendida no


tardó en empezar a abrir su habitual juego de guitar hero para PC, de acuerdo, era
de sus pocos vicios. Cuando sintió que HeeChul lo soltaba entonces bebió un
poco de la botella con agua que tenía junto al teclado.

—¿Qué te has hecho ahora?

JaeJoong retrocedió inconsciente de que lo hacía, cuando HeeChul se acercó y le


quitó el gorro de la cabeza, esta vez la sorpresa que todos mostraron fue mayor,
su cabello ahora castaño al nivel de la oreja, con un mechón ligeramente más
largo del lado derecho, que caía a un lado de su rostro, tapando un poco su ceja
izquierda al no ser demasiado largo como para ocultar sus ojos. Logró sorprender
a todos.

—Lo logró, ¡El maldito lo logró!

ChangMin fue el primero en hablar, felicitarlo a su modo y palmear su espalda.


Jaejoong sonrió. ¿Había funcionado? Siwon sonrió de lado y agitó un poco su
cabello mientras colocaba un brazo sobre el hombro de HeeChul.

—Si, ahora si te ves mucho más masculino.

HeeChul hizo un pequeño puchero. –Por suerte va a llevar peluca y los clientes no
lo van a notar.

YooChun tocó su cabello y sonrió. –Antes la peluca combinaba con tu cabello, y


cuando lo hiciste negro pues como era largo lo podía agarrar para esconderlo.
Créeme ahora te va a costar mucho ocultarlo, muchas binchas. Demasiadas tal
vez.

JaeJoong sonrió orgulloso. –No me importa.

Y en realidad no le importaba por que como Jejuko nada de eso importaba, pero
en el resto de tiempo era JaeJoong. Y Kim JaeJoong se veía como realmente
quería, se veía realmente bien ahora.

—Te ves genial, Hyung.

—Gracias, Su.
Giró hacia YunHo, pero el mayor parecía muy concentrado en la computadora
como para notarlo, intentó que aquello no lo molestara, pero el malestar estuvo
ahí, por que en realidad le hubiera gustado aunque sea recibir un sarcástico. ‘Veo
que sigues mis consejos’

—¡Bueno a cambiarse que se hace tarde!

Y aún así YunHo nunca levantó la mirada, Siwon y HeeChul se dirigieron hacía la
cocina, el resto caminó hacía los vestuarios, diciéndole a JunSu que ahora la
tendría difícil con Jae y su nuevo peinado a la hora de ponerle la peluca, pero
JunSu solo alegaba que para él nada era imposible y era demasiado bueno en
todo.

Se quedó unos segundos más, observando a YunHo morder su labio inferior


mientras presionaba las teclas, seguramente jugando el dichoso juego que un día
de estos cuando se descuidara, JaeJoong borraría. Jaejoong decidió sonreír un
poco y dejarlo seguir jugando.

Caminó hacia los vestuarios tarareando una canción, con un estupendo buen
ánimo ese día.

YunHo levantó discretamente la mirada en cuanto escuchó los pasos de Jaejoong


alejarse, el muchacho se movía tarareando una canción mientras fingía que el
gorro en sus manos era un micrófono.

Sonrió espontáneamente ante esa imagen, y apoyó una mano en el mesón


mientras dejaba que su quijada se posara en ella y sus dedos jugaran sobre su
nariz. JaeJoong era muy divertido, incluso cuando no estaba molesto.

Kim se veía muy bien ahora y YunHo tenía que admitirlo, pero hacerle creer que lo
ignoraba era mucho más divertido. Las muecas que hacía JaeJoong y sus
constantes intervalos de cambio de humor, eran lo mejor en el menor.
Estiró un poco su cuerpo y decidió seguir jugando. Esperó que el buen humor de
Jaejoong durara todo el día, por que entonces así, si seria un buen día.

Capitulo 7: ¿YooKo? ¿YuKo? ¿Cómo suena mejor? Definitivamente… YooSu.


¿O JunChun?

Compórtate ya, eres un chico malo.

La excusa fue… Tu curiosidad por el amor.

Todo este tiempo fui engañada por ti, así que ahora… Voy por ti.

No eres divertido, no tienes modales. Tu, diablo, tu.

Los muchos hombres en tu celular, son chicas con una letra cambiada.

El perfume desagradable que llega a mi nariz, trata de explicar ¿De quien es?

¿No pudiste corregir ese horrible hábito de encontrarte con otras a mis
espaldas?

Incluso si tratas de correr, ya te he atrapado con antelación.

Siwon las había presentado, igual que cada lunes, con la diferencia de que en esta
ocasión, Jejuko participaría. Los trajes de tonos negros acompañados por
accesorios que no desestimaban sus propios colores eran el acompañante.
HeeChul junto a YunHo y Siwon, desde el mesón solo susurraba a ratos la
canción, vigilando con atención los pasos de JaeJoong, rogando internamente por
que el ahora castaño no se equivocara.

Será mejor para ti que corras, Corre… ¡Corre, ya!

No puedo verte más, por que si lo hago terminaría pateándote.

Será mejor para ti que corras, Corre… ¡Corre, ya!

Incluso si estás con otra, no te prestaré atención.

Soy mucho mejor ahora, pero será mejor que no olvides que algún día
tendrás que pagar.

Será mejor para ti que corras, Corre… ¡Corre, ya!

Te atrapé diablo y me has hecho enojar, será mejor que corras, ¡Corre, ya!

YunHo mediaba los movimientos de Mina, Yuna, Junko y Jejuko, en especial de la


rubia quien parecía muy concentrada en lo que hacía. Moverse según los pasos
que HeeChul le habían indicado, Jung suponía no era fácil.

Mientras Junko parecía acostumbrada a todo aquello, Yuna se dedicaba a jugar y


disfrutar con la canción, Mina por supuesto hacía eco de su privilegiada voz,
Jejuko en cambio solo parecía concentrada en no equivocarse, era lo único que le
importaba.

A mi lado estabas mirando disimuladamente… A cualquier otra.

Detrás de mi te comportas como un ‘Playboy’ levanta la cabeza de una vez…


¡Di algo, ya!

No eres divertido, no tienes modales. Tu, diablo, tu.


No hay otra niña como yo, y me han decepcionado tus mentiras por que me
sé unas mejor.

Soy mejor que todas ellas…

¿No has pensado como terminaras cuando dejes de jugar?

Te advertí que empezaras a ser bueno, mientras el amor duraba en mí.

El final se acercaba. YunHo incluso se podía hasta sentir orgulloso de JaeJoong,


sabía lo mucho que al muchacho le jodía hacer todo eso, pero sabía también que
era parte de su trabajo y además de todo que la paga estaba cerca.

Y la voz de JaeJoong lo había tomado por sorpresa, por que se acoplaba con la
de Yuna, Mina y Junko y por que aunque lo quisiera negar, se sentía orgulloso de
demostrar que podía con cualquier reto.

La mitad de este mundo son hombres, y esta bien por mí si tú no estás en él.

Esperare a un chico impresionante, que solo tenga ojos para mí.

El lugar se llenó de aplausos y las cuatro muchachas en el escenario hicieron una


pequeña venia.


—Ah, odio este trabajo.

JaeJoong se sentó dentro de una de las sillas en el vestuario, tenían quince


minutos de descanso mientras se cambiaban por una ropa un poco más ‘cómoda’
ChangMin sonrió ante sus palabras y JunSu logró una expresión de tristeza en su
facciones.

—¿Por qué dices eso, Hyung?

—No te preocupes, Su. Esa es la manera que tiene Jae de decir lo mucho que nos
quiere.

JaeJoong sonrió ante las palabras de YooChun y decidió levantarse un rato


mientras miraba el reflejo del espejo que le mostraba su apariencia de Jejuko, se
quitó la peluca por un momento y dejó que su cabello ahora castaño se agitara un
poco, se sentía orgulloso de él.

YooChun se acercó levemente, mirando exactamente el mismo reflejo que


JaeJoong miraba en el espejo.

—YunHo odia el rubio, quizá por eso te aconsejó que cambiaras a castaño.

JunSu desde su lugar negó. –Lo dudo mucho. JaeJoong Hyung ya había
cambiado anteriormente de rubio a azabache.

—Tal vez… Solo quiso ser amable.


Cuando ChangMin se dejó caer en el asiento, JaeJoong apretó los puños.

—¿Pueden dejar de hablar como si lo hubiera hecho por él?

JunSu, YooChun y ChangMin lo miraron con duda en la mirada. Girando un poco


la cabeza y con total ingenuidad en sus facciones.

—¿No fue así?

En cuanto los tres muchachos hablaron al mismo tiempo, JaeJoong rodó los ojos,
ajustó como pudo la peluca y bufó con fuerza antes de salir del vestuario azotando
la puerta. ChangMin sonrió ligeramente y se apoyó mejor en su asiento, estirando
su mano derecha.

—¿Viste? Te lo dije. Toda una reina del drama, le quedaría bien el rosa.

YooChun únicamente entregó un par de billetes en la mano del menor y JunSu


enarcó una ceja mirando fijamente a Park.

—Apostamos a que exasperaríamos tanto como pudiéramos a JaeJoong sin que


terminara haciendo una salida dramática. Perdí.

JunSu rió y ChangMin únicamente contó los billetes con una sonrisa en la cara
antes de guardarlas en su maleta.


—¿Estás seguro de que viene aquí?

En sus pocos años vividos, Lee TaeMin había descubierto que gozaba de una
exquisita paciencia, y como todo lo exquisito en esta vida, debe ser valorado con
mucho cuidado. Por eso cuando su mejor amigo de casi toda la vida, hiso la
misma pregunta por quinta ocasión.

…TaeMin frunció el ceño.

—Que si, MinHo. Lo he visto entrar muchas veces aquí. Mi casa queda cerca por
si no lo recuerdas.

—Mmh… Pues no viene.

MinHo se apoyó contra el asiento, logrando un puchero en sus labios y


fingiéndose enojado. TaeMin bufó con fuerza. Su humor iba de caída y él no era
de comportarse de esa manera, pero miró fijamente a su amigo y se cruzó de
brazos.

—MinHo ya cállate, ya te odio por traerme hasta aquí. Así que no me obligues a
que te deje solo.

—Moh~ ¿Dónde quedó el lindo de TaeMin?

—Tres cuadras más atrás, así que si no aparece me largo.

Jejuko se acercó con una libreta en las manos y una pequeña sonrisa.
—Buenas tardes. ¿Qué desean pedir?

MinHo tomó la carta de pedidos y analizó lo que había en su interior. Curioso,


Jejuko observó al muchacho castaño que se veía un poco más joven que el, otro
el muchacho miraba distraído hacía cualquier parte y parecía incomodo de estar
ahí.

Era la primera vez que veía a un muchacho actuar así, por lo menos dentro del
Maid.

—Por favor dos té helado y un croissant.

—Oh, Claro.

Jejuko dejó de observar a TaeMin y por un momento pensó que era el adolescente
más normal que había visto hasta el día de hoy en el café. Asintió con tranquilidad,
moviendo su cabello rubio largo en el proceso.

—Disculpa…

Sin embargo el muchacho de cabello corto y negro que le había dicho la orden lo
detuvo, intentando hallar las palabras adecuadas al parecer.

—Por si acaso… ¿Conoces a Rain? Es un hombre alto, delgado, con el cabello un


poco largo y negro. Viste formal y…

—Si, claro que lo he visto. Viene casi todos los días.


El muchacho castaño miró al más grande como diciéndole ‘Te lo dije’ y Jejuko
sonrió ante aquello. MinHo sin embargo solo rodó los ojos y volvió a mirar a la
rubia.

—Y… ¿Ya vino hoy? Es decir, ¿Sabes si vendrá hoy?

—Pues, no lo sé. Pero supongo que si, no lo sé en realidad.

—Oh, bueno, gracias.

Jejuko asintió y se alejó de los muchachos. Con la duda en la cabeza de por que
preguntarían por Rain, miró a los dos muchachos conversar y como nunca antes
JaeJoong no pudo encontrar una respuesta. Nunca había visto antes a esos
muchachos.

—Dos té helado y un croissant.

—Enseguida.

Una vez YunHo facturó el pedido, concentrado en lo que hacía. JaeJoong


únicamente jugó con el lápiz en la mano y movió su cabeza de un lado a otro. Sin
notar la presencia de Mina a unos centímetros de él.

—Una pequeña torta de chocolate y manjar para cumpleaños. Así que avísale
Niisan hay que avisarle a todas que hay que cantar el cumpleaños.

—¿Cantar? ¿De que hablas?

YunHo sonrió ante la pregunta de JaeJoong pero ChangMin fue el encargado de


responder.
—Pues cuando alguien cumple años, le llevamos una pequeña torta y cantamos
en su honor. Una cortesía de la casa.

—Agh~ Que asco…

JaeJoong rodó los ojos y bufó con molestia.

—Por cierto… ¿Por qué parecías tan concentrado hace un momento?— JaeJoong
miró a YunHo y sonrió.

—Oh, nada. Es que los muchachos de la mesa dos preguntaron por Rain. Al
parecer lo están buscando.

ChangMin leía en ese momento la libreta en sus manos y por lo mismo decidió no
moverse demasiado. Únicamente enarcó una ceja. ¿Para que buscarían esos
mocosos a Rain?

—Bueno, Mina anda por Yuna y Junko, avísales lo del cumpleañero. Y diles que
vuelvan pronto al trabajo que hace un buen rato que se me perdieron de vista.

—¿Que?— Y Mina lucía distraído. –Oh, si… Si, enseguida Niisan.

JaeJoong observó a Mina alejarse, esa distracción en el menor no había sido


normal.


—Chunie~

—JunSu no es el lugar…

YooChun no era hombre al cual fuera muy difícil de convencer a la hora de romper
las reglas. Sin embargo, estaban trabajando, rodeados por sus amigos y eso lo
volvía todo muy difícil. Pero, JunSu agarrándolo por la camisa y cerrando la puerta
del baño tras él.

…Aproximadamente, YooChun se negó por un minuto y medio.

Luego, agarró a JunSu por el rostro y lo besó con todas las ganas que el menor
había despertado en él tan solo con una sonrisa. El cuerpo de JunSu fue a dar
contra el borde del lavabo y YooChun no perdió oportunidad de botar el jabón y
todo lo que estorbaba, solo para poder sentar a JunSu en ese preciso lugar.

Abrió con cuidado las piernas de JunSu, se colocó entre ellas y pudo continuar
besando los labios del muchacho. Esos labios que en ese momento sabían menta
por el dulce que Kim no hace mucho se había metido a la boca.

—Mmh… Chunie… ¿No que no querías?

YooChun sonrió. –Nunca dije que no quería, dije que no era el lugar.

JunSu rió, y la risa del menor para YooChun fue como un embriagante llamado al
cual respondió de inmediato. Levantó la camisa que llevaba puesta. En realidad,
se la quito de inmediato. El cuerpo de JunSu pareció reaccionar ante el tacto de
sus manos y eso le encantó.
En el momento en que JunSu lo tomó por la barbilla, pidiéndole un beso. YooChun
no dudo en hacerlo, pero mientras lo besaba. YooChun también comenzaba a
deshacerse de su ropa. Por que comenzaba a sentir el calor. Y JunSu jugaba con
sus manos demasiado inadecuadamente.

—JunSu…— YooChun se separó un poco, miró al rostro del menor, con una
pequeña duda carcomiendo sus sentidos. —¿Cerraste la puerta?

—¿…La que?

—¡Oigan! ¿Por qué se encierran en el…? ¡¡¿PERO QUE DEMONIOS ESTÁN


HACIÉNDOSE?!!

El grito de ChangMin fue sonoro.

Exagerado probablemente, YooChun suspiró y apoyó la frente en el pecho


desnudo de JunSu quien estaba absolutamente pálido con un ChangMin que
sostenía el pomo de la puerta con los ojos completamente abiertos. Adiós a la
discreción.

—¿Qué sucede?

—Oh… Por… Dios…

Siwon y HeeChul llegaron juntos, apresurados por el grito de ChangMin, entraron


y se detuvieron en cuanto notaron a ambos muchachos en aquella posición, Siwon
carraspeó un poco y desvió la mirada, HeeChul sin embargo empezó a reír bajito.

Y para terminar, JaeJoong llegó con una cara de absoluta resignación, ni siquiera
se asomó, pero si se apoyó en la pared junto a la puerta abierta, con la charola en
las manos. Y YunHo, él simplemente llegó al baño con un par de uvas en las
manos, entrecerró los ojos y comió otra uva.
Sinceramente, el silencio de YunHo daba más miedo que un torrente de gritos.

YooChun suspiró por milésima vez cuando otra uva dio en su frente.

La situación era sencilla. YunHo no había abierto la boca ni para decir ‘si’ o ‘no’ o
un simple ‘los odio, desgraciados traidores a nuestros lazos familiares y de
amigos’ YunHo se había callado, se había sentado frente a JunSu y YooChun en
una mesa y se había dedicado a mirar a JunSu y lanzarle uvas en la cabeza a
YooChun cada tanto.

—No… Chul, tú no entiendes… Es nuestro baño, el que todos usamos… TODOS


y JunSu tenía su enorme trasero sobre el lavabo, con YooChun manoseándole el
lugar donde no le llega el sol. Y JunSu parecía tener tentáculos en vez de
manos… ¡Me traumaron de por vida!

—Ya… Minnie… Tranquilo… Tranquilo…— HeeChul abrazaba a ChangMin,


ambos sentados sobre un sillón a un metro de los involucrados. ChangMin
apoyaba la cabeza en el pecho de Kim mirando sus manos y fingiendo que aquello
de verdad le había afectado.

Siwon en cambio permanecía en la cabecera de la mesa, entre YunHo y los dos


involucrados. Observando de un lado a otro, esperando a que alguno de los tres
reaccionara. Cabe mencionar que cuando Changmin mencionó lo de las manos,
YooChun recibió tres uvas seguidas en la frente.
—¡De acuerdo me hartaron!

JaeJoong se había mantenido al margen. Apoyado contra la pared y cruzado de


brazos. Por supuesto todos se encontraban vestidos con sus ropas propias. Siwon
había cerrado el Maid temprano debido a conflictos internos en el local.

—¡Habla de una vez YunHo y ya deja de golpear a YooChun que de seguro le va


a salir un tumor morado en la frente!— Colocó ambas manos sobre la mesa y
arruó el entrecejo. —¡Y tú ChangMin ni que nunca antes los hubieras visto semi
desnudos, ya cálmate!

Un pequeño silencio, y Jung tosió levemente.

—De acuerdo, seamos civilizados. ¿Desde cuando?

YooChun y JunSu compartieron miradas. JunSu asintió, tomando la mano de


YooChun quien solamente suspiró un poco antes de mirar a su mejor amigo.

—Apenas unos días, desde la noche en que fuimos al karaoke.

A YunHo pareció temblarle la ceja izquierda.

—¿Cómo? ¿Por que? ¿Quién dio el primer paso?

—Bueno… Chunie, me había dicho lo que sentía. Y yo…


—No te lo dijo, te planto sendos besos en los vestuarios.— Tarde JaeJoong
comprendió su imprudencia y sonrió nervioso cuando YunHo lo miró con reproche.

—¡Tú! ¡Lo sabias!

—¡No! Yo solo los vi, no sabía que ya estaban juntos.— JaeJoong negó moviendo
ambas manos y YunHo solamente enarcó una ceja, regresando su mirada a los
dos acusados. –Sigue JunSu.

—Bueno, el caso es que pues… ¡Nada! ¿Que tanta explicación quieren? Chunie
me dijo que me quería, yo lo quiero. Y estamos intentándolo. Punto final.

Siwon miró a YunHo, la manera rebelde en que JunSu le había hablado a YunHo
era algo nuevo.

—Quinientos Yens a que YunHo golpea con una uva a JunSu.

—Hecho. Pero yo le voy a que golpea a YooChun con la uva. JunSu es su primo
lo adora con la vida.

ChangMin miró a HeeChul y asintió. –Hecho.— Chocaron sus manos y miraron a


los que se encontraban a una prudente distancia. Y apenas YunHo le hubiera
lanzado la uva a YooChun, HeeChul sonrió y recibió los billetes del menor.

—¿Por qué me golpeas?

—Por que por tu mala influencia mi primito me habla de esa manera.— YunHo se
fingió con lagrimas, tapando su rostro. Y JunSu de inmediato corrió a abrazarlo.

—No… Yunnie… Yo no he dejado de quererte.

—Pero me hablas feo, Su.

—No Yunnie, lo siento.


JaeJoong observaba la imagen de JunSu abrazando con fuerza a YunHo,
mientras ambos gritaban como si fuera necesario y rodó los ojos.

—El punto es que están juntos. Todos los van a felicitar, apoyar y etc. Y a la final
todo este drama fue innecesario.

JaeJoong se cruzó de brazos y todos los miraron con desdén.

—¿Por qué arruinas lo sentimental de la historia, Jae?

HeeChul lo miró con un puchero y corrió a abrazar a JunSu. Y luego de unos


segundos, pasó lo que JaeJoong predijo, todos se abrazaron entre todos.
Felicitaron a los dos muchachos y JaeJoong con un suspiro también participó de
ello.

—Ok. Cabe recalcar que ambos son mis amigos. Así que si vuelven a estar en
plena agarradera por favor me avisan. Que no quiero que mis ojos vírgenes salgan
afectados. ¡¿Me oyen?!

Todos rieron contagiosamente.

—Bueno… Ya que todos estamos felices y contentos.— YunHo pasó un brazo


sobre los hombros de YooChun. –Es hora de mi momento de inmadurez.
YooChun tú sabes que más que mi primo, JunSu es como mi hermano menor, y tú
eres mi mejor amigo. ¿Sabes lo que eso implica?

YooChun suspiró. —¿Debo correr?


—¿Tú que crees?

JaeJoong bufó en cuanto vio a YooChun correr, y a YunHo agarrar una servilleta
de tela mientras corría atrás del más bajo. Quien solamente corría diciendo que
pasó sin que él mismo se diera cuenta. Pero que no iba a lastimar a Su.

—¡Deja de correr YooChun! Solo quiero darte tu golpe de bienvenida a la familia.

—¿No podemos estrecharnos las manos como la gente normal?

—¡Ninguno de nosotros es normal! ¿Cuántas veces te lo tengo que repetir?

Oh, el día era hermoso.

Perfecto para JaeJoong. El mejor desde que piso Japón. Casi hasta tenía ganas
de llorar ante lo que veía. Era una cancha de futbol amplia, había mucha gente. Él
vestía una camisa sport, un jean y una gorra, y sus amigos. Todos sin excepción
vestían igual.

Bueno, excepto JunSu que vestía el uniforme de su equipo. Pero en general el


lugar estaba repleto de masculinidad. Barras, gritos, empujones, insultos cuando
alguien cometía alguna falta, banderas, pitos, pancartas, hermosas porristas con
pequeña y colorida ropa.
En serio, en este lugar, Junko, Mina, Yuna y Jejuko simplemente no existían.

—¡Oye, imbécil eso fue falta!

Y JaeJoong estuvo a punto de abrazar a Changmin cuando lo escuchó gritar de


esa forma, el menor que tenía un par de rayas rojas en las mejillas en honor al
equipo de JunSu se había levantado de su asiento al igual que YooChun, quien
más bien veía preocupado a JunSu en el piso.

Sin embargo el primo de YunHo con una sonrisa en el rostro se levantó diciendo
que estaba bien, dejó que le colocaran un spray que le calmara el dolor y en
medio minuto estuvo de regreso en la banca.

JaeJoong giró hacía su derecha, donde Siwon y HeeChul se interponían entre él y


YunHo quien conversaba con HeeChul en ese momento y lo vio con la cara
pintada mitad roja y la otra blanca. Exigido por JunSu por haber golpeado a
YooChun. Y también quiso abrazarlo, por que era el mejor día de su vida.

No habían vestidos, no habían sonrisas. No había color rosa por ninguna parte.

JaeJoong era feliz en ese momento.

—¿Gol? ¡¡Gol!!

YooChun comenzó con la marejada de gritos. JunSu giró hacía ellos levantando
su brazo, entusiasmado por el gol que acababa de meter y toda la barra se levantó
para saltar y corear una canción que JaeJoong desconocía pero que igual
intentaba cantar.
JaeJoong nunca esperó que JunSu fuera tan bueno jugando.

Se volvieron a sentar unos minutos después, miró a Siwon a su lado quien


observaba el partido fijamente. Y sonrió, él cargaba sobre su espalda la bandera
del equipo de JunSu. HeeChul cargaba un pito y YooChun llevaba al igual que
ChangMin las mismas rayas en sus mejillas.

—¿Emocionado?— La pregunta de Siwon lo tomó por sorpresa.

—Algo así, es genial. Hace mucho que no veía un partido.

—Que bueno que te puedas relajar.

Hubo un movimiento del equipo contrario en el que todo el mundo estuvo muy
atento, pero finalmente uno de los compañeros de JunSu evitó el posible gol y
todos pudieron respirar aliviados. JaeJoong decidió volver a entablar conversación
con Siwon.

—¿Cómo es que todos ustedes siendo de Corea decidieron venir a Japón?

Siwon sonrió e hizo la pequeña barra del momento antes de volver a mirar a
JaeJoong.

—Pues como medio sabes, YunHo, YooChun y JunSu se vinieron acá para darle
nuevos aires a YunHo. ChangMin ya vivía acá con su familia.

—¿Min es japonés?

—¿ChangMin? Claro que no, sus padres se mudaron a Akihabara cuando él era
muy pequeño. Y pues luego de unos meses que ya estaban aquí. HeeChul decidió
que también quería venir con sus amigos, así que renunció a su trabajo y se vino
para Japón.

Hubo una ola humana y todos se levantaron siguiendo el ritmo. JaeJoong rió
contagiado por la emoción de todos los presentes.

—¿Y tú?

—Pues…— Siwon tosió un poco. –Casualmente unos semanas después de que


HeeChul se viniera a mi me despidieron así que le conté a Chul, y él imprudente le
contó a YunHo y YunHo no tardó en pedirme que viniera. Así que… Pues así
terminamos todos juntos.

JaeJoong sonrió. La amistad que se respiraba en el ambiente era verdaderamente


agradable. Pero la hermosa sonrisa en su rostro duró muy poco. El árbitro finalizó
el partido y todos se levantaron entusiasmados, gritando y corriendo hacía la
cancha.

El equipo de JunSu había ganado.

—¿Quién es el mejor? ¿Quién es el mejor?

—¡JunSu! ¡JunSu!
Cantando, los siete muchachos ingresaron al departamento de YunHo, quien abrió
la puerta con una sonrisa en el rostro. Todos se acomodaron de inmediato como si
conocieran el lugar de memoria, pero JaeJoong se tomó su tiempo para
sorprenderse.

El departamento era muy grande y tal y como lo había esperado. Muy elegante
también.

—¿Cerveza?

El grito de YunHo desde la cocina y todos de inmediato respondieron con un ‘si’.


JaeJoong observó el lugar. YooChun, ChangMin y JunSu estaban en los muebles,
buscando algún buen DVD con buenos videos musicales, mientras que HeeChul y
Siwon conversando se habían ido hacía el balcón.

¿Quién ayudaría con las cervezas a YunHo entonces?

—¿Necesitas ayuda?

—Oh, JaeJoong… No, no te preocupes.

JaeJoong enarcó una ceja mientras veía como YunHo le hacía para poder
mantener la puerta abierta y sacar dos grupos de cerveza. Negó con la cabeza y
sonrió, acercándose con cuidado y pasando bajo el brazo de Yunho para poder
sacar las latas con cerveza.

—Nada pasaba si solo decías, si JaeJoong. Ayúdame.


YunHo sonrió y decidió mantener la puerta de la nevera abierta mientras
observaba a Kim sacar las latas pasivamente. Se apoyó un poco en la puerta y lo
miró fijamente, con la duda clara en su rostro.

—¿Y por que tan amable de repente?

JaeJoong dejó el último grupo de cervezas en la mesa y cerró la puerta.

—Soy invitado, así que debo ayudar tanto como pueda.

JaeJoong sacó un par y caminó de regreso a la sala de estar, YunHo lo miró y


sonrió. JaeJoong a veces podía ser muy bipolar.

Eran casi las once de la noche.

JaeJoong bebía su quinceava lata con cerveza. Con una expresión indescifrable
en su rostro.

¿Por que?
Por que de pronto su maravillosa tarde perfecta se había ido a la basura. Miró a su
derecha y YooChun parecía prácticamente querer dejar a JunSu fundido entre su
cuerpo y el mueble. No se habían parado de besar como desde hace una media
hora. Y eso ya lo estaba empezando a hartar.

—¿Y sabes que más? Rain es demasiado amable.— Oh, si. ChangMin con dos
latas y ya estaba más allá que acá. Hablando incoherencias y mencionando a
Rain cada cinco frases. –El otro día el idiota de YooChun me empujó contra él,
todas sus cosas cayeron al piso… ¡Y él ni se enojó!

JaeJoong se levantó y suspiró.

—¡Niisan! ¿Dónde vas?

—A la cocina, por un poco de agua. Regreso y me sigues contando. ¿Vale?

—¡¡Ok!!

JaeJoong entonces tuvo ganas de llorar. Caminó hasta la cocina y suspiró. Abrió
la refrigeradora pero no había nada que comer, por lo menos nada que no
requiriera preparación. Puras frutas y cosas raras que él desconocía. ¡Demonios!
YunHo era demasiado sano.

Miró hacía el balcón, Siwon y HeeChul, ambos sentados en las perezosas,


conversaban animadamente. De pronto HeeChul rió por algo apoyando el rostro
en el pecho de Siwon. JaeJoong pensó que estar con ellos no sería tan mala idea.

Claro hasta que vio a HeeChul quedarse apoyado en el hombro de Choi y


permanecer ahí, ambos conversando todavía. Genial, por alguna razón decidió
mejor no acompañarlos. Bufó con molestia y se sirvió un poco de agua.
A todas estas… ¿Dónde diablos estaba YunHo?

—¿Te sientes mal?

JaeJoong prácticamente dio un pequeño salto ante la inesperada presencia de


Jung.

—¿Tan así tienes la conciencia Jae?

—No seas imbécil. Solo me asusté un poco.

—Bueno… ¿Quieres que te lleve si o no?

—¡No soy una chica para que te estés ofreciendo a llevarme!

—¡No creo que seas una chica, distas mucho de serlo! Y en todo casi jamás
insinué tal cosa, y si no quieres pues no importa…

—¡No!— JaeJoong carraspeó molesto y YunHo enarcó una ceja. –Quiero decir,
esta bien. Pero ¿Cómo supiste que me quería ir?

—No soy ciego, Jae. Por eso me fui a ver Dr. House a mi habitación hace como
cuarenta minutos.

—¡Eso es trampa!

—No lo es, solo soy más listo que tú que es diferente.

—Agh, te odio…

—Soy espejo y me reflejo.


Inconscientemente, JaeJoong comenzó a seguir a YunHo camino a la salida de su
departamento y directo al garaje donde tenía su auto.

—…Infantil.

—¿Quién habla de infantil?

—¡Agh! ¡Imbécil!

—…Soy espejo y me reflejo.

Luego de unos cuantos minutos en que la voz de Eminen acompañado por la de


Rihanna fue lo único que escuchó en el auto de YunHo. Cuando la canción dio sus
últimas tonadas. JaeJoong decidió apagarla.

—¿Te aburriste de escuchar música?

—…Algo así.

JaeJoong apoyó el brazo sobre el alfeizar de la ventana y dejó que el viento


moviera un poco sus cabellos. Finalmente cuando YunHo se estacionó dentro del
edificio que vivía, en el pequeño parqueadero. JaeJoong suspiró.
—Bien, muchas gracias por traerme.— JaeJoong se concentró en quitarse el
cinturón de seguridad, sin atreverse a mirar el rostro de su jefe. Y cuando estuvo a
punto de abrir la puerta, la mano de YunHo sujeto la suya.

—Jae, espera…

Y el corazón casi automáticamente latió desbocado.

YunHo parecía nervioso con la mirada en la palanca de cambios, sin atreverse a


mirarlo a la cara. JaeJoong intentó que su respiración pareciera normal, intentó no
pensar mal y esperar a que YunHo terminara de hablar.

—¿Lo siento?

JaeJoong frunció el ceño. —¿Qué? ¿Por qu…?

Y la disculpa anticipada de YunHo cobró sentido cuando sintió su brazo siendo


jalado y sus labios siendo besados por los de Jung una vez más. Sus ojos abiertos
otra vez, pero en esta ocasión su corazón latía agitado. Indiscriminadamente,
como nunca antes.

Tembló, ni siquiera tenía la conciencia suficiente para negarlo. Su cuerpo entero


parecía querer derrumbarse en cualquier momento. Pero en cuanto pareció
recordar que al que besaba era su jefe, JaeJoong de inmediato negó con la
cabeza y se alejó.

—¡Maldito! ¡¡Idiota, idiota!!


Comenzó a golpear el pecho del mayor. Y cuando sintió que de verdad la rabia lo
llenaba. Comenzó con golpes en el pecho, en el brazo. JaeJoong solamente
quería cobrárselas todo, por este beso y el anterior.

—Jae… Ya, cálmate ni que hubiera sido para tanto.

Y YunHo había escogido las palabras equivocadas. JaeJoong le dio un último


golpe y se bajó del auto, azotando la puerta.

—¡Imbécil!

Estaba decidido a entrar a su departamento sin mirar hacía atrás ni una sola vez,
pero apenas escuchó el motor del auto de YunHo encenderse, fue casi inevitable.
YunHo miraba hacía atrás retrocediendo. Y JaeJoong mordió su labio inferior.

—¡Espera!— Corrió de regreso hacía el costoso auto de su jefe y golpeo un par


veces la ventana. —¡Baja!— YunHo lo miró con duda, pero finalmente y luego de
un suspiro salió del auto. JaeJoong retrocedió un paso.

—¿Ahora que? ¿Me vas a seguir golpeando?

—Si.

Le dio un certero golpe en la barbilla y aunque YunHo no se quejó, si hizo una


pequeña mueca de dolor que bastó para JaeJoong.

—¿Contento? ¿Ya me puedo ir?

—…Todavía no.
—¿Eh?

Y sorprendido, ante sus propias acciones. Kim JaeJoong agarró por la camisa a su
jefe y lo atrajo a su cuerpo. Unió sus labios y en esta ocasión cerró los ojos.
Cuando sus bocas se encontraron JaeJoong perdió la noción del tiempo y sus
sentidos.

Las manos de YunHo se colocaron en su espalda, JaeJoong accedió a que YunHo


acercara sus cuerpos. El problema fue, esa voz… Esa voz que se parecía tanto a
la de YunHo y que lo llamaba constantemente. Pero no podía ser YunHo, por que
él besaba a YunHo en esos momentos.

—Jae… Jae… ¡JaeJoong!

De la nada, Kim abrió los ojos. YunHo movía su brazo intentando despertarlo
quien sabe desde hace cuanto tiempo. JaeJoong analizó lo que sucedía. Miró de
un lado a otro y se descubrió en el parqueadero de su edificio, dentro del auto de
YunHo.

…Se había quedado patéticamente dormido. Todo había sido un maldito sueño.

—Oye… Pensé que tenía que llamar a la ambulancia. Creí que te me habías caído
en coma.— YunHo rió y JaeJoong se removió incomodo. —¿Qué era eso que
soñabas? ¿Tan bueno era que no querías ni despertar?

—¡¿Qué?! ¡Por supuesto que no! ¡Imbécil!

No es que estuviera acostumbrado, pero era algo así como que YunHo ya se
había acostumbrado a esos exabruptos por parte de JaeJoong. Así que cuando lo
vio bajarse del auto, con el entrecejo arrugado y azotando la puerta, prefirió callar.
—¡Nos vemos mañana en el trabajo!

—¡Muérete!

—Ay que lindo eres, Jae.

Kim rodó los ojos en cuanto escuchó la voz sarcástica de Jung y decidió subir las
escaleras sin mirar una sola vez hacía atrás. Y una vez estuvo frente a su puerta,
suspiró, giró una sola vez pero YunHo ya se había marchado.

¿Cómo diablos había soñado tremenda estupidez?

Miró mejor hacía el parqueadero y observó una pequeña bolsa de papel del lado
que YunHo conducía. Bajó las escaleras rápidamente y abrió la bolsa. Una
pequeña nota encima, la cual ignoró y miró dentro. Su ropa estaba ahí, la ropa que
le había prestado a YunHo. Entonces decidió abrir la nota.

‘No me diste tiempo para poder devolverte la ropa como es debido, muchas
gracias por habérmela prestado.

P.D.: Sabía que regresarías verme ;—)’

Arrugó el papel en sus manos con molestia.

Estuvo a punto de echarla al tacho de basura, pero finalmente volvió a dejarla


dentro de la bolsa. Maldito estúpido que solo decía estupideces. Dejó la bolsa en
uno de los muebles. Y fu directo hasta su cama. Escondió el rostro en la almohada
y suspiró.
¿Qué le estaba pasando?

Capitulo 8: La única chica para YunHo

Jaejoong creyó ver cosas inverosímiles en su vida, pero no tantas como esta.

Acababa de entrar al Maid, con su abrigo gris, con la capucha puesta y unos jean
algo desgatados. Es decir, estaba peor que malo. Se sacó la capucha para ver
mejor, ese día se había levantado tarde y por tanto había salido corriendo y
agarrando lo primero que encontró en el armario.

Pero el punto no era ese, el punto era que justo en ese momento. Una bella mujer
de cabello castaño largo casi hasta la mitad de la espalda abrazaba con fuerza a
Yunho, colocándose en cunclillas para poder guindarse de él como es debido.

Sacudió un poco la cabeza, hasta donde él tenía entendido él odiaba el contacto


femenino por razones múltiples, cabe decir novia desconsiderada y frívola que lo
dejo plantado en el altar como si nada.

Así que aquella mujer que abrazaba a Yunho tenía que ser un fantasma, vestía
una blusa negra sin mangas y flores plateadas, una falda jean corta y muchas
pulseras de plata. Un maquillaje perfecto. Era muy bella.

El estómago se le revolvió.
Cuando el rostro de su jefe estuvo a la vista. Una gran sonrisa iluminaba su rostro.
Y sus manos se posaban en la espalda de la mujer, rodeando su cintura. El tiempo
pasó lento para JaeJoong. Por que de repente se sintió engañado.

¿No se suponía que YunHo odiaba a las mujeres?

—¡Oh, por Dios!

Y la voz de ChangMin detrás suyo expresó lo que primero le hubiera gustado


expresar, en realidad en estos momentos Kim solo tenía ganas de golpear
alguien, y si ese alguien era Jung YunHo mucho mejor.

—…Es Boa.

JaeJoong giró en cuanto escuchó la voz de YooChun y de inmediato notó como


todos los integrantes del Maid se habían reunido junto a él para observar lo
mismo. YunHo interactuando con una chica, como si fuera la novedad del
momento.

—Ah… Haberlo dicho, casi me da algo cuando lo vi abrazar a una chica.—


ChangMin rió un poco y Jaejoong de inmediato miró a JunSu buscando una
explicación. El menor le sonrió y suspiró.

—YunHo Hyung prefiere no tener contacto con las chicas. Eso es cierto, pero Boa
es su amiga desde la infancia. Son amigos desde el kínder más o menos. Así que
son algo así como hermanos de palabra. Así que de alguna manera Boa es
especial.
JaeJoong regresó su mirada hacía YunHo y Boa. Jung comentaba algo y la
muchacha reía educadamente ante sus palabras. YunHo tocaba su rostro con
delicadeza, la trataba con cuidado como si de una muñeca se tratara.

Rodó los ojos con molestia y decidió caminar hasta los vestuarios se hacía tarde y
no había tiempo que perder. Pasó de largo sin ni siquiera molestarse en saludar.
Ni siquiera cuando YunHo lo saludó y él no respondió.

YooChun se apoyó en el hombro de JunSu y sonrió.

—¿No hubiera sido mejor decirle que en realidad YunHo no ve a Boa como una
chica sino como un amigo más, por la confianza que se tienen?

—No~ Es más divertido verlo enojado.

YooChun miró asombrado a JunSu quien sacaba una legua como niño pequeño
que acaba de cometer una travesura y Park no pudo evitar robarle un rápido beso
en los labios.

—Muchas gracias, Jejuko—chan.

Y como cada día, JaeJoong prefirió no responder y únicamente poner una cínica
sonrisa mientras dejaba la orden de pasteles en la mesa del grupo de
adolescentes que en ese momento eran sus clientes.
Su ánimo el día de hoy era un verdadero asco. Y en general las cosas no parecían
mejorar.

—Entonces… ¿Estás estudiando Jejuko—chan?

—¿Eh?…— Sinceramente JaeJoong se había dedicado a mirar hacía la caja, ahí


donde Boa acompañaba a YunHo, y él le enseñaba a la castaña como hacer las
transacciones. –Por el momento no, pero el próximo año entro a la Universidad.

—Oh, ¿En serio y ya tienes pensado a cual irás? Por que nosotros estudiamos en
la Estatal de Seúl, tiene un buen campus y…

Y para ser sinceros, JaeJoong aprovechó el momento que el muchacho ocupó


para hablar y hablar para fijar sus ojos una vez más en la pareja que permanecía
en la caja. Sonrisas iban y venían. Ella se equivocaba, a él le parecía tierno.

…Y JaeJoong sentía ganas de vomitar.

Mantuvo la charola en sus manos y la apretó con fuerza. Su cuello girado


observando a los dos muchachos. JaeJoong no pudo notar que sus clientes se
habían percatado de la fijación que tenía sobre su jefe y su acompañante. Sin
contar con el hecho notable de que a ella parecía molestarle.

—Ne~ YunHo—san. Dinos… ¿Ella se parte del Maid también?

Y JaeJoong decidió pedir un permiso y acercarse discretamente a una de las


mesas, solo para poder escuchar mejor. Fingiendo una conversa casual con los
muchachos que parecían deslumbrados con su presencia. Pero JaeJoong en ese
momento solo los ignoraba, por que quería escuchar la respuesta de Jung.

—Por supuesto que no.

YunHo agarró por la cintura a Boa, abrazándola con fuerza y atrayéndola su


cuerpo.

—Soy muy celoso. Además ¿Quién en su sano juicio compartiría a una mujer
como ella?

Boa rió divertida y el cliente que se había acercado también lo hizo. YunHo
registró un pedido de Yuna en ese momento y JaeJoong únicamente se irguió y
respiró profundo, dejando de lado la conversación a medias con sus clientes.

Entró a los vestuarios velozmente. Se apoyó en uno de los casilleros cerrando los
ojos y respirando profundo, por que se empezaba a dar cuenta que con cada
segundo que esa mujer pasaba en el café, él se molestaba más.

Por que no le agradaba, por que no la quería cerca de YunHo.

Y por que lo hacía sentir cosas que no debería sentir… Como los celos.

Caminó hasta la pequeña nevera que apenas llegaba hasta su cintura y sacó una
botella con agua. La bebió y pensó que se mantendría ahí por unos minutos en
tanto pudiera cuando menos fingir una sonrisa.

¡Maldito YunHo que siempre provocaba cosas extrañas en él!


—Bienvenido.

Mina asintió con una particular sonrisa y Rain se sintió complacido con aquello.

Se sentó en la mesa que por lo general le correspondía y como cada día ni


siquiera se tomó la molestia de abrir la carta y miró a la muchacha castaña con
una sonrisa en los labios. Por que Mina era bella y cuando sonreía lo era aún más.

—¿Qué me recomiendas?

Mina sonrió. –Pues precisamente hoy HeeChul está experimentando un nuevo


postre. Se llama. Lluvia de chocolate. Está delicioso, ya lo probé.

—De acuerdo, y una botella con agua por favor.

Mina asintió y mordió su labio inferior. Pensó en decir algo más pero no podía.
Pensó también en imaginar que Rain no era Rain sino YooChun, para así poder
actuar más naturalmente, pero luego eliminó esos pensamientos cuando llegó a la
conclusión de que no quería terminar golpeando a Rain.
Y además tampoco, podía imaginar sintiéndose nervioso por la cara del estúpido
que tenía por amigos, alias MonoChun. Así que obvio sus pensamientos y suspiró,
regresando su mirada hacía Rain quien la miraba preocupado.

—¿Estás bien?

—Si… ¿Por?

—Por que te quedaste viendo demasiado tiempo tu libreta.

Y ChangMin descubrió lo que era sentirse avergonzado. Sonrió nerviosamente y


guardó la libreta en uno de los pequeños bolsillos de su vestido, se inclinó un poco
a modo de despedida pero cuando recordó la bufanda en su cuello, decidió volver.

—Eh… Por cierto… Yo bueno…

Rain levantó la mirada, puesto que aparentemente había fijado su atención en un


libro que llevaba en las manos. El hombre observó su cuello. Y Mina volvió a
sentirse nerviosa. ¿Por qué no podía controlarse?

—Veo que te gusto mi regalo.

—Si, muchas gracias.

—No fue nada, la vi y pensé en ti.

Rain sonrió y Mina respiró profundo. –Muchas gracias, de verdad.

Un asentimiento más y Mina por fin pudo girar intentando no girar una vez más
para observarlo. Y por supuesto mientras iba caminando su mirada se encontró
con la de Yuna, la azabache señalo sus propios ojos y luego lo señaló a él.
ChangMin decidió rodar los ojos e ignorarlo. A veces YooChun podía ser muy
estúpido. Es más de ahora en adelante solo eso haría. Ignorarlo. Aunque en
realidad a veces eso era muy difícil.

—¡Mina!

ChangMin pareció saltar de su lugar, en cuanto notó a YunHo molesto.

—Perdón Niisan… ¿Qué sucede?

—Qué llegaste hace como dos minutos y no has hablado para nada.

—Oh, si. Una lluvia de chocolate y una botella con agua.

—De acuerdo, por cierto busca a Jae hace rato que no lo veo.

ChangMin asintió y lo primero que recorrió fue la salida, siempre cabía la


posibilidad de que lo encontrara huyendo. Eso todavía era posible, como
JaeJoong todavía se creía un macho alfa dominante con pelo en pecho.

Sin embargo se había equivocado, entonces caminó hacía los vestuarios y lo


encontró sentado en una de las bancas del vestuarios con varias botellas vacías
en el piso. ChangMin se cruzó de brazos y enarcó una ceja.

—¿Ahora te emborrachas con agua?

JaeJoong levantó la mirada. Y colocó una mueca en sus facciones, Changmin


decidió sentarse junto a él, quitarle la botella con agua de las manos y beber un
poco.
—¿Estás así por Boa?— JaeJoong parecía no querer hablar, así que ChangMin
optó por la psicología inversa. —¿Tienes celos de YunHo? ¿Acaso te gusta
Boa?— JaeJoong pareció tensarse y mirarlo con los ojos abiertos.

—¡Estas demente! ¿Cómo va a gustarme esa mujer si ni siquiera he cruzado


palabras con ella?

ChangMin sonrió. –Curioso, niegas que te pueda gustar Boa, pero no niegas que
puedas estar celoso.— JaeJoong se removió incómodo. –Y si Boa no te atrae,
entonces eso quiere decir que de quien sientes celos es de ella. ¿No?

—¡Claro que no!

JaeJoong se levantó y ChangMin suspiró. –Ya vas con tu salida toda dramática.

—¡No voy a ir a ninguna parte! Únicamente tomé mucha agua y quiero ir al


baño.— ChangMin rió en cuanto lo observó ingresar al baño.

Decidió recoger todas las botellas en el piso y botarlas a la basura, se acercó un


poco a la puerta del baño golpeándola ligeramente, como para que solo Kim lo
escuchara.

—¿Sabes, JaeJoong? YunHo luego de lo que vivió con Seulgi únicamente había
expresado cariño por nosotros, sus amigos, casi familia. El resto del mundo para
él, simplemente no existía. Y un día apareces tú y ocupas un lugar en nuestra
familia, como si nada, como si ese lugar hubiera estado esperando por ti. No
robaste un lugar, tomaste uno que faltaba y complementaste a nuestra familia.

JaeJoong se apoyó un poco en la puerta escuchando la suave voz del menor.


—De repente un día veo a mi Niisan sonreír, jugar, disfrutar molestando a alguien
más que no seamos nosotros. De repente un día YunHo acepta por primera vez
en mucho tiempo a alguien como una persona especial en su vida. De repente un
día YunHo vuelve a tener ese brillo en los ojos. De repente un día aparece un
completo extraño que parece complementarse muy bien con nosotros pero
especialmente con él.

Mordió su labio inferior, por que las palabras de ChangMin estaban haciendo que
su corazón latiera apresurado y como si nada JaeJoong volvía a sonreír, su
estado de ánimo empezaba a mejorar un poco.

—¿No es eso curioso también?— ChangMin parece sonreír un poco, JaeJoong no


lo puede adivinar, por que la puerta continúa cerrada. Escucha un suspiró y un par
de pasos, ChangMin empieza a alejarse. –No demores en salir, Niisan odia que
dejemos en el trabajo botado.

Seguro de estar solo, JaeJoong abre la puerta. Y suspira.

Está preocupado, muy preocupado. Por que le ha gustado escuchar todo eso. Le
ha gustado escuchar que es parte de la vida de YunHo. Le ha gustado escuchar
que es la primera persona ajena a sus amigos de años, es la primera persona que
YunHo ha aceptado en su vida una vez más.

…Luego de lo que alguna vez destruyó Bae Seulgi.


—Dos MoccaFrapuccino y una torta de algas y otra de zanahoria.

Junko coloca el pedido sobre la mesa con una sonrisa en el rostro y sus clientes
parecen complacidos no solo con el pedido sino además con su brillante sonrisa.
Los muchachos hacen un par de chistes y Junko aunque no los entiende ríe un
poco.

No se percata en el momento adecuado, pero Yuna ha pasado tras suyo, Yuna ha


pasado su mano por la estrecha cintura de Junko, y la pelirroja por supuesto se
sonroja y se yergue ante el contacto.

—Oh, Junko—chan ¿Te has sonrojado por lo que hizo Yuna?

La voz curiosa de los muchachos y Junko sonríe nerviosa.

—No, no es nada. Es solo que me sorprendió un poco.

—Mentira. Te ha alterado su contacto.— El muchacho del rubio se acerca un


poco, susurrando sus palabras y llamando la atención de Junko. —¿Acaso tu y
Yuna tienen ese tipo de relación?

El color carmesí parece apoderarse de las mejillas de Junko. Los muchachos


aplauden y sonríen descaradamente con un ‘Oh~’ saliendo de sus labios. Junko
por supuesto de inmediato mueve sus manos.

—No, no tenemos ese tipo de relación. En serio. Solo somos amigas. Nada más.
El alboroto logró llamar la atención de Yuna, por que la azabache estuvo de
inmediato en aquella mesa, con una charola llena de pedidos en la mano. Se
detuvo un momento y sonrió.

—Muchachos, ya les dije que Junko—chan tiene novio y que se llama YooChun.

Los chicos de la mesa sonrieron y bebieron un poco. Al parecer todo había sido
una broma. Junko notó el pequeño contacto visual que sus ojos tuvieron con los
de Yuna y eso había arrancado una sonrisa.

—Oh, bueno. Es una lastima, por que Junko—chan es muy linda.— Y el mismo
rubio que había lanzado la pregunta de pronto se acercó a Yuna, y pasó un brazo
por sus hombros y sonrió. —¿Pero Yuna—chan si está libre, verdad?

Junko enarcó una ceja.

—No, Yuna—chan también tiene novio y se llama JunSu. Es jugador de fútbol y


muy pronto llegara a las ligas mayores. Y apenas lo haga le pedirá matrimonio a
Yuna—chan.

YooChun pareció quedarse de piedra con esas palabras, primero por que lo
habían tomado por sorpresa, segundo por que se había sonrojado sin pretenderlo
y tercero por que intentando distraer el carmesí de sus mejillas había empezado a
sonreír nerviosamente.

—Moh~ No es justo. Las dos chicas más bonitas del Maid y no están libres.

Junko sonrió ante las palabras del rubio quien volvió a sentarse abatido.
—¿Y que hay de Mina y Jejuko?

—Mina me mira superiormente y dice que no le llego a los tobillos sin contar con
que ya me ha pegado con la bandeja en la cabeza. Además creo que le gusta su
cliente favorito y Jejuko creo que me asesina con la mirada, sin contar con que…

—¿Que?

El muchacho sonrió. —…Nada.

Yuna entrecerró un poco sus ojos, pero luego de su momento de estupefacción


decidió ir a entregar el pedido en sus manos, volvió a compartir una corta mirada
con JunSu y sonrió. Había algo de lo que muy pronto se enteraría, o cuando
menos JunSu lo haría.

—Entonces me di mi pequeña escapada para poder visitarte. Pero ya pasado


mañana tengo que estar de regreso en Corea antes que mi jefe se de cuenta.

—Oh, como siempre igual de alborotadora.

—¡Oye!
Boa golpeó en el brazo a YunHo y él únicamente rió ante el débil golpe por parte
de la mujer a su lado. Notó cuando JaeJoong estuvo frente a él, pero ni siquiera lo
miró, el muchacho únicamente leía su libreta.

—Un café latte y dos brownie.

YunHo facturó de inmediato, pero cuando JaeJoong en ese momento vestido


como Jejuko. Giró tranquilamente. YunHo arrugó el entrecejo preocupado.

—Jae… Quiero decir, Jejuko ¿Te pasa algo?

La rubia giró apenas un poco su cabeza. —¿A mi? Nada. Estoy perfectamente
bien.

—¿Segura?

—Por supuesto. ¿Debería pasarme algo?

YunHo levantó los hombros y JaeJoong bufó antes de marcharse definitivamente.


YunHo pasó una mano por su barbilla.

—Que raro… Siempre se queda ha hacerme compañía un rato.

Boa movió un poco su cabeza. —¿Hacerte compañía?— YunHo sonrió y Boa notó
algo que definitivamente le agradó en aquellos ojos.

—Si, bueno ella no se da cuenta pero eso es lo que hace. Me da la orden, la


registro, la molesto, ella se enoja pero al final siempre se marcha con una sonrisa
en el rostro. Ella no lo nota, pero es como una costumbre entre nosotros. Siempre
conversamos cuando menos unos minutos antes de que vuelva a atender a otro
cliente.
—Y esa costumbre te hace feliz. ¿Verdad?

—Pues… Si.

YunHo pareció darse cuenta en ese momento. Apenas sus labios hubieran
pronunciado ese ‘Si’ YunHo parecía haberse percatado que JaeJoong era un
factor muy importante al cual podía atribuirle muchas de sus sonrisas.

Boa sonrió ante el rostro de Yunho de un niño que acaba de descubrir como
resolver un problema muy difícil de matemáticas. Miró a la rubia Jejuko y un
hermoso sentimiento de esperanza creció en su interior. Colocó una mano en el
hombro de su mejor amigo y respiró profundo.

Ella… Podía convertirse en las nuevas alas de YunHo. Quizás ella podía ser la
encargada de sanar esas profundas heridas en el corazón de Jung. Tal vez Jejuko
era la indicada.

MinHo subió los pocos escalones.

La hermosa decoración del Maid estuvo frente a sus ojos una vez más. Pero esta
vez era diferente, por que esta vez Rain estaba ahí. Sentado en una de las mesas,
bebiendo un poco de agua y leyendo un libro su sonrisa se amplió y arregló un
poco su camisa.
—Ahí está, vamos.

Agarró por la mano a su inseparable mejor amigo, TaeMin ni siquiera reaccionó


demasiado ante el contacto, únicamente se dejó guiar, el tiempo adecuado y tal y
como TaeMin lo suponía en cuanto estuvieron en el campo visible de Rain, MinHo
soltó su mano.

—Oh, Rain. Que bueno encontrarte por aquí.

La voz de MinHo incluso sonó suave, su sonrisa maravillosa y TaeMin rodó los
ojos. MinHo estaba usando toda su dulzura en esos momentos, y sino fuera por
que MinHo era su mejor amigo y arruinaría el momento, hubiera llevado un dedo a
su boca en señal de aquella mueca tan conocida.

—¿MinHo? Vaya… No creí verte por aquí. ¿Cómo está todo en tu casa?

—Muy bien, padre me comentó que estabas dando clases en una Universidad.

—Si, tengo algún tiempo. ¿Cómo te va en el instituto?

—Primer lugar.

Rain sonrió orgulloso. –Eso es bueno. Saluda a tu hermano mayor de mi parte,


desde que nos graduamos que no lo veo y eso es ya mucho tiempo.

—No te preocupes yo le digo. Oh, él es TaeMin mi mejor amigo.

—Mucho gusto.

—Igualmente.
TaeMin se vio obligado a la común presentación en las que estrechaban sus
manos. La situación era sencilla, el hermano mayor de MinHo y Rain habían
estudiado juntos la Universidad, y MinHo profesaba una admiración muy grande
por Rain, admiración que en un momento extraño según Choi se había
transformado en amor.

—¿Nos podemos sentar contigo?

—Claro.

Y claro, ahí estaba él de violinista. Sentado junto a MinHo quien entablaba una
conversación amena con Rain. Hubiera preferido decirle al mayor. ‘¿Sabes que?
Le gustas a MinHo. ¿Te gusta él? Pues entonces empiecen a salir juntos para que
a mi deje de joderme por que le da pavor estar a solas contigo por miedo de hacer
alguna estupidez’

Pero obviamente no podía hacerlo. MinHo probablemente le diría de todo y lo


fastidiaría aún más que cuando le pedía ayuda para encontrar al dichoso Rain,
que ahora que lo tiene en frente no le parece tan genial como MinHo lo describía.

En fin, el amor es ciego y de eso él sabía mucho.

Rodó los ojos por quinta ocasión. Quería irse y dejar de ver a su mejor amigo,
coquetear con quien probablemente sería un imposible.

—¿Deseas algo más?

La voz de una muchacha y TaeMin levantó la mirada. La castaña parecía


sorprendida al verlos ahí. Eso le causó cierta curiosidad.
—¿Quieren algo? Yo invito.

—¿En serio? Muchas gracias.

TaeMin solo pidió un poco de café, pero MinHo además pidió un pastel de lima y
un té helado. Suponía que si Rain iba a pagar entonces no era correcto pedir
demasiado. TaeMin observó a la muchacha castaña alejarse.

Aparentemente la muchacha no parecía muy a gusto con la imagen de MinHo


hablándole tan cercanamente a Rain. ¿Es que acaso la castaña estaba celosa?
Mil pensamientos corrieron por su cabeza, pero en cuanto volvió a escuchar la risa
de su amigo.

TaeMin volvió a sentirse fuera de lugar y decidió armar un plan para huir de ahí.

JaeJoong volvía dejar un pedido sobre la mesa.

En ese momento sostenía un vaso con limonada en sus manos, cuando por
supuesto casualmente giró hacía la caja, pero YunHo ya no estaba ahí.
Inconscientemente lo buscó con la mirada y lo encontró en la vereda del café.

Hablaba con Boa de algo que obviamente por la distancia no escuchaba, pero la
mujer sonrió. Y abrazó a YunHo, abrazándolo por el cuello y permaneciendo así
por un largo rato. El leve ‘crack’ que llego a sus oídos fue suficiente.
Abrió su mano de inmediato al notar que el vaso en sus manos se había
quebrado. Al parecer lo había sostenido con demasiado fuerza, el muchacho
castaño al que atendía se había levantado velozmente y sacudía sus pantalones.
Al parecer lo había mojado un poco.

—Oh, lo siento. Discúlpame yo no…

—Esta bien, Jejuko—chan. No pasó nada.

—Lo siento, de verdad.

Sonrió a modo de disculpa y miró una vez más a YunHo, dejaba embarcada a Boa
en un taxi y sonreía, su estómago se contrajo, pero decidió concentrarse en
pedirle disculpas una vez más al muchacho.

Siwon entrecerró sus ojos.

Pasó una de sus manos por su barbilla y sonrió. Tenía frente a sus ojos a una
lamentada Jejuko intentando recoger los vidrios del vaso recién roto y también a
un YunHo en la vereda del café agitando su mano en señal de despedida hacía un
taxi que ya se alejaba.

HeeChul se apoyó en su hombro y miró a los clientes del café.


—¿Qué ves, Siwie?

—Lo que otros son incapaces de ver.

—¿De que hablas?

Siwon sonrió. –Yo me entiendo.

HeeChul no entendió en ese momento, pero prefirió no preguntar. Observo a


JaeJoong que recogía con una pala los restos de vidrio. Que sabrá Dios cuando
se quebró, y YunHo escribiendo algo en su celular volvió a ocupar su lugar en la
caja.

—De verdad lo lamento mucho.

—No te preocupes Jejuko—chan, fue un accidente.

HeeChul no entendía lo que sucedía.

—Gracias por venir.


Los muchachos que Jejuko hubiera atendiendo empezaban a levantarse, y Jejuko
no los podía dejar ir mientras tuviera aquella duda carcomiéndolo por dentro.

—Disculpa…— Llamó la atención del muchacho rubio y el giró con una sonrisa en
el rostro.

—¿Si?

—¿A que te referías hace un momento con las razones por las que Jejuko no te
aceptaría?

El muchacho rascó un poco su nuca y suspiró.

—Esta bien, te lo diré. Es que ¿Sabes? Hemos descubierto en varias ocasiones a


Jejuko—chan mirando a su jefe. Conversa mucho con él, y aunque se la pasen
peleando ella parece sonreírle sinceramente solamente a él.

Junko movió un poco su cabeza y mordió su labio inferior.

—¿Qué es exactamente lo que quieres decir?

—Bueno es que… Pues todos creemos que la razón por la que Jejuko—chan
rechaza a todos los chicos que se le declaran es por que en realidad está
enamorada de su jefe, es decir de YunHo—san.

Jejuko abrió los ojos con sorpresa, inclusive su boca se abrió un poco también.

—Por tu cara parece que es la primera vez que lo escuchas.

—¿Cuánto tiempo tienen esos rumores?


—Algunos días. Entonces… ¿Es verdad?

—Tengo que ir a lavar unos platos. Gracias por venir.

Y Junko decidió huir, a pesar de que su escusa había sido la peor, necesitaba huir
en ese momento y solo en eso se concentró.

—De acuerdo, entonces dos café, un capuccino con crema y tres tartas de
manzana.

Los muchachos presentes asintieron y Yuna terminó de anotar en su libreta.


Observó de reojo a Junko y como se detenía detrás de ella, muy cerca de sus
oídos, hablando en voz muy baja para su gusto.

—Andan diciendo que la razón por la que Jae rechaza a todos los chicos es por
que está perdidamente enamorada de YunHo.

—¡¿Que?!

Yuna giró de inmediato, despidiéndose con un leve asentimiento de sus clientes y


caminando junto a Junko como si nada pasara.
—Eso me dijo uno de los clientes.

—¿Y es verdad?

—Y yo que sé, pero eso andan diciendo.

YooChun mordió un poco el lápiz en sus manos y miró a la rubia a unos metros de
distancia, una sonrisa surcó en sus labios, sabía la persona adecuada para
responderle esa pregunta.

—Maldito Rain… Claro como llegan sus amiguitos decide ignorarme.

Mina permanecía sentada en el mesón doblando un par de servilletas,


aprovechando su momento de descanso para evitar mirar la mesa donde Rain
parecía demasiado contento con aquel mocosito de instituto.

Claro, él también estaba en el Instituto aún, pero definitivamente él se veía mucho


mayor que cualquier chico de instituto. Claro está que en estos momentos no, pero
cuando estaba vestido con ChangMin por supuesto que pasaba como todo un
Universitario.

…No como ese mocosito, que parecía querer dejar ciego a Rain con sus perfectos
y brillantes dientes vistos a través de su deslumbrante sonrisa. ChangMin retorció
la servilleta en sus manos y arrugó el entrecejo. ¡Maldito mocoso entrometido!
—Léelo.

Yuna dejó una servilleta sobre las demás y Mina miró curioso el papel. Lo abrió y
leyó la pequeña nota que YooChun había dejado mientras hablaba con YunHo
sobre una orden.

‘Los clientes creen que Jae, esta perdidamente enamorado de YunHo.

¿Qué sabes de eso?’

Abrió sus ojos con sorpresa, más de lo normal, y regresó su mirada a YooChun
quien asintió de inmediato, dobló el papel y decidió guardarlo en su bolsillo.
Levantó los hombros fingiendo que no sabía nada y Yuna suspiró decepcionado.

—No, tienes que decorarlo con cuidado y suavidad, por que sino la crema se
deshace.

—Ok. Lo intentaré de nuevo.

HeeChul asintió ante las palabras de Siwon y decidió seguir observándolo


mientras bebía un poco de café, las puertas de la cocina se abrieron y por ellas
entró un pensativo Changmin bajó el disfraz de Mina.
—¿Qué ha robado tus pensamientos, Min?

—Es Jae.— HeeChul y Siwon de inmediato miraron fijamente al menor. –Bueno


Jae exactamente no, más bien lo que están diciendo de él.

—¿A que te refieres?

ChangMin suspiró y se apoyó en el pequeño mesón mientras llevaba un panqué a


su boca.

—Todo el mundo cree que Jae está enamorado de YunHo y por eso rechaza a
todos los chicos del café que se le han declarado.

HeeChul dejó la taza en el mesón y sonrió sorprendido, abrió un poco su boca y


cuando Siwon lo observó salir de la cocina, supuso que las cosas pasaban por
algo.

—Un café con leche, dos café helado y cuatro croissant.

YunHo asintió y se dedicó a digitar lo que JaeJoong le había dicho, sonrió


divertido sin despegar sus ojos de la pantalla en cuanto notó que en esta ocasión
JaeJoong si permaneció junto a él un rato más.
Sin embargo cuando HeeChul apareció de repente hablándole al oído, JaeJoong
pareció moverse un poco en su lugar, como si aquello le incomodara. YunHo abrió
los ojos sorprendido, miró a HeeChul y él asintió. Para YunHo fue inevitable reír
divertido.

—Oh, así que era por eso.— YunHo miró a JaeJoong, y Kim lucía confundido con
sus palabras. —¿Por eso lucías tan molesta toda la mañana, Jejuko?

—No se de que hablas.

YunHo sonrió, como si en verdad disfrutara este momento.

—Sucede que todo el café, incluyendo los clientes creen que estas completa y
perdidamente enamorada de mí y por eso la presencia de Boa te ha tenido de mal
humor todo el día. Por que estabas celosa.

Hubo un corto silencio, luego JaeJoong colocó la bandeja sobre el mesón, respiró
profundo… Y gritó.

—¡¡¿QUE?!!

Yuna logró una mueca de inconformidad y bufó con molestia.


Mina con una gran sonrisa en la cara extendió su mano izquierda hacía el mayor y
Yuna de inmediato depositó un par de billetes sobre su mano.

—¿Por qué sigues creyendo en esa excesiva masculinidad que solo Jae cree
tener?

—No sé… A veces se lo ve tan seguro cuando habla, que en serio lo veo incapaz
de hacer sus escenas dramáticas.

Junko hizo un pequeño puchero en sus facciones. —¡Dejen de apostar!

ChangMin rodó los ojos en cuanto escuchó como JunSu regañaba a YooChun en
voz baja por seguirle el juego a él, por suerte los clientes parecían distraídos con
el prominente grito por parte de Jejuko.

Descuidadamente dirigió su mirada hacía la salida, Rain se marchaba,


conversando con aquel muchacho y seguidos por el otro muchacho todavía más
joven. ChangMin se cruzó de brazos, haber ganado la apuesta ya no lo ponía de
buen humor.

Rain se había llevado con él, su buen estado de ánimo.


JaeJoong refunfuñaba probablemente por quinceava vez desde que el café se
hubiera cerrado y ahora ya todos duchados y cambiados en sus ropas habituales
esperaban por que YunHo terminara de cerrar el local.

Pateó una pequeña piedra y maldijo a todos los clientes del Maid por andar con
rumores como esos. Tan faltos de verdad, tan faltos de pruebas… ¡Tan
exasperantes!

Desde su lugar JaeJoong pudo ver un auto amarillo convertible estacionarse frente
al Maid, obviamente todos se encontraban en el pequeño callejón de la salida
alterna, todos posaron sus ojos en aquel auto, y cuando JaeJoong reconoció a
Boa, arrugó el entrecejo.

—Oh, ya llegó.

YunHo se apresuró en terminar de cerrar y sonrió ampliamente. JaeJoong sintió el


aire en sus pulmones de repente muy pesado y un gran nudo en la garganta, por
suerte tenía las manos dentro de los bolsillos de su abrigo, y podía apretar sus
puños sin que alguien más se diera cuenta.

—Bueno, me voy con Boa. Se cuidan mucho y por favor vayan con cuidado.— Y
YunHo parecía un niño pequeño con esa gran sonrisa, se alejó unos pasos pero
luego regresó entregándole unas llaves a YooChun.

—Iré en el auto con Boa, así que supongo que le puedo decir que me deje botado
cerca de mi casa, llévate mi auto. Con cuidado Park YooChun, por favor. Conduce
como la gente que llevaras a mi primo y a mi hermanito menor adoptado.

YooChun lució indignado. –Ah, claro. Y yo importo un carajo.


—Exactamente.— YunHo rió ante la mueca extraña que YooChun puso. Miró a
JaeJoong y sonrió, recordando una indicación para su mejor amigo. –Y lleva a Jae
también por favor.

Soltó a su amigo y se dirigió a JaeJoong quien de pronto sintió a YunHo


demasiado cercano. Por que Jung lo tomó por la barbilla y aprovechando que era
un poco más alto, levantó su barbilla con una sonrisa en el rostro.

—No te preocupes, solo iré a cenar con Boa, además ella es como otro amigo
para mí, o una hermana mayor, como mejor lo quieras ver. Después de todo…
Jejuko—chan es la única chica para mí.

Hubo un momento de silencio. JaeJoong no se movió y todo el mundo temió lo


peor.

—¡¡Grandísimo imbécil!!

JaeJoong empujó la mano de YunHo muy lejos y por supuesto lo golpeó varias
veces en el brazo y en la espalda, obviamente sus golpes aumentaban en cuanto
empezaba a oír la risa de sus amigos ante la broma.

—¡Mejor lárgate de una vez!

—Esta bien, esta bien. Como ordene mi JaeJoong.

—¡¿Cómo que tuyo?! ¡Ni en tus sueños! ¿Me oyes? ¡Lárgate de una vez!

Un último empujón y YunHo se alejó con una sonrisa en los labios al notar el
pequeño rastro de una sonrisa en los labios de Kim.
—¡JaeJoong!— Lo suficientemente lejos. YunHo giró una vez más hacía donde
sus amigos se encontraban, miró a JaeJoong y llevó su mano derecha
directamente a sus labios por un largo rato y luego dirigió su mano hacía Kim en
un hermoso beso volado. —¡Te amo!

Todos rieron pero JaeJoong solo pudo sentir el latir apresurado de su corazón.

Claro está. YunHo lo decía por molestarlo, pero eso había dejado sin palabras, sin
aliento y casi sin alma a Jaejoong. Lo observó subirse al auto de un salto. Besar a
Boa en la mejilla y luego ver como el auto se alejaba con ambos sonriendo
abiertamente.

Por supuesto, antes de que el auto se perdiera de vista. YunHo lo miró una última
vez, pero Jaejoong giró la cara, como si estuviera molesto. Como si sus palabras
no le importaran, como si en realidad esas dos palabras no significaran nada más
que una broma para él.

—Bueno, vámonos.

YooChun anunció la salida, por supuesto HeeChul y Siwon irían en la moto de


Choi como siempre. JaeJoong apretó el pequeño bolso que llevaba cruzado en su
cuerpo y suspiró.

—Por mi no se preocupen, me iré caminando hasta la estación de bus.

—Pero te vamos a llevar, es gratis~

YooChun bromeó y JaeJoong no pudo evitar sonreír.

—Necesito pensar un poco, pero no se preocupen por mí.


—De acuerdo, como quieras. Nos vemos mañana.

—Tengan mucho cuidado con el carro.

ChangMin rodó los ojos ante la última advertencia por parte de Jaejoong y terminó
por subirse en la parte trasera del auto, por que obviamente JunSu iría de copiloto.
A veces se sentía absolutamente protegido, por parte de sus amigos pero aún
más por parte de YunHo y Jaejoong.

JaeJoong agitó su mano en cuanto vio la moto y el auto alejarse. YooChun había
puesto una música a todo volumen y ChangMin peleaba con el mayor por que
cambiara la canción y JunSu intentaba como podía calmar a ese par.

Negó con la cabeza y pensó entonces que los únicos que parecían capaces de
calmar a ese par eran YunHo y él. Suspiró lentamente y comenzó a caminar,
principalmente por que en realidad quería dejar de sentirse tan molesto—
temeroso—angustiado—confundido.

…Todo al mismo tiempo.

Capitulo 9: Por un día voy a decir muchas mentiras: ‘¡Mi jefe es el mejor!’

Kwon Boa siempre ha sido una mujer sofisticada.

YunHo sonríe mientras la ve acomodar la servilleta sobre sus piernas, ella siempre
fue toda una dama de sociedad, exactamente lo que sus padres querían y
esperaban de ella. Y él siempre fue el caballero de brillante armadura, si él no
hubiera conocido a Seulgi en la Universidad muy probablemente su padre lo
hubiera comprometido con Boa.
Pensó que de haber pasado eso, entonces él no tendría todavía aquel dolor
interno que le producía pensar en la que estuvo a punto de convertirse en su
esposa. Por que él de verdad la amo, amo con todas sus fuerzas a Bae Seulgi.

YunHo soltó el cubierto.

El sonido algo molesto del cubierto al chocar con la cara loza de su plato
sorprendió a Boa, pero YunHo no podía evitar estar sorprendido. Por que era la
primera vez que se refería a su amor por Seulgi en tiempo pasado.

¿Quería decir eso acaso que ya no la amaba?

Los pensamientos se agitaron dentro de su cabeza, ante la posibilidad de poder ya


haber superado a la muchacha que con una sonrisa hacía latir todo su ser. Y por
la que alguna vez sufrió tanto que incluso llegó a derramar más lagrimas de las
que estaba dispuesto a derramar.

—¿YunHo estás bien?

La voz suave de Boa y Jung intentó sonreír, tomando el cubierto una vez más
aprovechando el hecho de que no había caído quien sabe donde. Respiró
profundo y volvió a sonreír.

—Si, Boa. Estoy bien.

La mujer le sonrió de igual forma y decidió limpiar un poco su boca. Apoyó la


quijada sobre sus manos y miró con atención a su mejor amigo de casi toda la
vida.
—Vi a Seulgi.

YunHo se remueve incomodo en su asiento, y es obvio para ella. YunHo no quiere


tocar el tema.

—¿Todavía te duele?— Y el silencio regresa imponente y molesto, Boa resopla y


logra apoyarse mejor en la silla, viendo directamente a aquellos ojos cafés. —
¿Todavía la amas?— Y la voz de YunHo sale en un susurro casi imperceptible.

—…No lo sé.

Boa arruga el entrecejo. –Eso no es bueno. Yo esperaba un rotundo no.— YunHo


sonríe, tomando la mano de la mujer y Boa parece complacida con aquello. –Pero
supongo que es un avance. Es un largo camino el que tienes que recorrer YunHo
y cuestión de tiempo y paciencia, pero creo que ya has empezado a recorrer ese
camino.

—Eres genial, Boa. Y te quiero muchísimo.

—Yo también, tonto.

El apodo de aquellos labios logra que YunHo sonría y vuelva a comer su delicioso
espagueti. Pero Boa de repente comienza a buscar algo en su cartera, Jung
indudablemente es un hombre curioso y la observa con atención.

—Feliz cumpleaños adelantado, hermanito.


Boa extiende el regalo hacía él, y YunHo sonríe como un niño pequeño que en
fondo, realmente todavía es. Toma la pequeña cajita y la abre, dentro unas alas de
plata en forma de prendedor deslumbran al muchacho. Son verdaderamente
hermosas.

—¿Por qué unas alas?

—Para que vueles muy lejos del dolor y olvides.— Boa sonríe y YunHo vuelve a
tomar sus manos con una sonrisa de agradecimiento. –Saldré de viaje mañana.
Así que no podía dártelo en otro momento.

—Muchas gracias, Boa.

—No es nada.

Y la cena transcurre levemente, con un punto tranquilo en el que una conversación


trivial cae demasiado bien, por que Boa es inteligente y sabe que YunHo ha
ocupado sus pensamientos en algo más.

Caballero como siempre, YunHo deposita su abrigo sobre los hombros de ella, con
la excusa de que hace un frío enorme afuera. Ella sonríe y el también, Boa
regresará a Corea pero él se quedará ahí, en Japón.

—Ten cuidado con el vuelo, llámame apenas llegues.

—Tranquilo YunHo, vine aquí sin problemas, regresaré sin problemas.— Boa abre
la puerta de su carro y sube con tranquilidad, pero YunHo permanece ahí sin
moverse. —¿No querías que te alcanzara hasta tu departamento?

YunHo niega amablemente. –Mejor no, tomaré un taxi.


—De acuerdo. Como quieras.

Boa se baja y lo abraza con fuerza, por que no lo verá probablemente en mucho
tiempo, lo abraza con más fuerza y susurra, muy cerca de su oído.

—¿Quieres que le diga a tus padres que te encontré? ¿Qué estás bien?

YunHo la abraza con fuerza. –No es necesario, si ellos quieren verme. Vendrán a
buscarme.

Boa suspira y entiende. Le regala una última sonrisa y sube a su auto. YunHo
permanece en la vereda un rato más. Con las manos en los bolsillos de su
pantalón, viendo el auto de su amiga alejarse.

Observa el prendedor en sus manos y sonríe. Esas alas, le han recordado a Jae.

Y no está seguro del por que.

JaeJoong en esta ocasión se levantó un poco más temprano que el día anterior.
No pensó demasiado, decidió únicamente acostar sobre la cama y cerrar los ojos.
Por supuesto había despertado con un horrendo dolor de cuello y sudado. Así que
había tomado una larga y reparada ducha apenas se hubiera levantado.

Y eso había sido suficiente, pero gracias a ese largo baño ya iba cinco minutos
atrasado a su trabajo. Bostezó ligeramente y tapó su boca, en esta ocasión solo
caminaba con tranquilidad y cuando vio el auto de YunHo llegar y estacionarse
frente al café, casi inconscientemente sonrió.

Cuando YunHo bajó de ese auto, por unos segundos Kim JaeJoong olvidó como
era respirar, por que de repente, su jefe lucía increíblemente bien. Su pantalón
negro de tela, su camisa blanca de mangas largas y un pequeño chaleco gris. El
cabello recién lavado, el olor de su colonia.

Jung YunHo en ese momento brillaba.

Y se quedó estupefacto por un buen momento, mientras Jung salía del carro, lo
cerraba y le colocaba el respectivo seguro. JaeJoong sacudió la cabeza, y arrugó
el entrecejo en cuanto lo vio acercarse a él con una enorme sonrisa.

¿Habría cumplido con lo que le dijo la noche anterior?

¿Habría ido solamente a cenar con Boa?

¿Por qué era tan estúpido y pensaba en eso?

—Buenos días, JaeJoong.

YunHo lo tomó por las mejillas, acercó su rostro y besó su frente. Emocionado,
feliz. YunHo destilaba un aura verdaderamente efusiva esa mañana. JaeJoong
reaccionó, alejándose varios pasos y dándole un pequeño golpe en el pecho.
—¡Dios! Deja de ser tan gay por una vez en tu vida, YunHo.

Limpió con su antebrazo el lugar donde los labios de YunHo hubieran estado, pero
aún así su corazón seguía latiendo apresurado, aún así su frente quemaba, como
si de repente no pudiera respirar.

—Tan arisco como siempre. ¿Verdad Jae?

JaeJoong decidió rodar los ojos y cruzarse de brazos. —¿Y se puede saber por
que llegas a estas horas? Se supone que eres el jefe, debes llegar antes que
todos nosotros para abrir el local.

YunHo sonrió abiertamente y jugó con las llaves en sus manos.

—Es mi día especial. Nunca llego temprano.

—¿Eh?— JaeJoong arrugó el entrecejo, pero luego decidió sacudir su cabeza y


mejor no enterarse de lo que pasaba por aquella cabeza. –Da igual, después de
todo eres el jefe, puedes hacer lo que se te de la gana.

JaeJoong decidió avanzar y YunHo detrás suyo tarareaba una canción. JaeJoong
estaba sorprendido, por que YunHo en realidad estaba de muy buen humor. Abrió
la puerta y tuvo frente a sus ojos un montón de serpentinas, globos y una enorme
torta de cumpleaños.

—¡Felicidades, Hyung!
Todos los muchachos que trabajan en el Maid aplaudieron con una sonrisa en el
rostro y de inmediato comenzaron a abrazar a YunHo, tan efusivamente, tan llenos
de cariño que JaeJoong no pudo sino sentirse avergonzado.

…Por que él no sabía que hoy era el cumpleaños de YunHo.

Todos abrazan a YunHo, dicen un par de palabras y YunHo ha ampliado esa


brillante sonrisa, JaeJoong lo observa fijamente, YunHo se ve tan feliz, tan
reluciente, tan rodeado de gente a la que aprecia, y que lo aprecian también.

—Ve con él.

Siwon colocó una mano sobre su hombro, JaeJoong no tuvo que girar para saber
que se trataba de él, le da un pequeño empujón y él avanza un par de pasos hacía
YunHo, quien abrazaba a Junsu por sexta ocasión. JunSu se mueve un poco y de
pronto ya están frente a frente.

ChangMin no sirve para la tensión que se respira en el ambiente, por eso tose
levemente y JaeJoong y YunHo parecen salir de su letargo eterno y desvían sus
miradas el uno del otro. Hay una pequeña sonrisa compartida entre Siwon y
HeeChul, por que ellos se han dado cuenta de algo.

JaeJoong juega con sus manos nervioso, intenta sonreír, y termina por respirar
profundo.

—Feliz cumpleaños, YunHo. Espero que la pases bien.

JaeJoong abraza a YunHo, sin demasiado contacto, apenas lo toca y palmea un


poco su espalda. YunHo lo hace igual, se nota que está un poco reticente ante ese
contacto también. ChangMin desde su lugar solo rueda los ojos cuando los dos
mayores se alejan.

—¿Qué asco de abrazo es ese?

YooChun sonríe y agarra a JaeJoong por lo hombros. –ChangMin tiene razón, es


un abrazo de cumpleaños y a YunHo le gustan los abrazos de oso, igual a los que
él da.

Un empujón por parte de Park y el cuerpo de JaeJoong vuelve a estar junto al de


YunHo, pero por primera vez no se aleja, con sus manos un poco temblorosas,
mordiendo su labio inferior y midiendo muy bien sus movimientos JaeJoong
completa el abrazo y cierra los ojos.

Las manos de YunHo sobre su espalda, el corazón late desbocado. JaeJoong se


siente bien así, tanto que le empieza a preocupar.

—Por favor, sigue sonriendo como hoy. No lo hagas solamente durante tu


cumpleaños. Sonríe así todo el tiempo por que verte feliz… Es refrescante para mi
alma.

Y el susurro de sus labios está seguro que solo YunHo lo ha escuchado. JaeJoong
ni siquiera sabe por que han salido esas palabras, pero YunHo lo aprieta un poco
más y aunque el abrazo parece querer quitarle el aire, aquello es confortante, por
que se siente seguro.

Y nunca antes se había sentido así.

—¡Bueno, ya! Ustedes exageran.


Y es ChangMin el que propicio todo el que rompe con el ambiente. Separando a
los muchachos y abrazando a su Niisan con fuerza. Con una sonrisa en el rostro y
felicitándolo por su gran día. JaeJoong sonríe incómodo.

…Principalmente por que hubiera querido no soltar a YunHo tan precipitadamente.

Pero cuando el resto de los muchachos vuelven a abrazar a YunHo, a llenarlo de


hermosas palabras, JaeJoong comprende que el resto también tiene derecho a
abrazarlo, a sentirse confortado por esos brazos.

JaeJoong respira profundo, está perdiendo el control y la dirección de sus


emociones.

Luego de un rato Siwon anuncia que será mejor dejar la celebración y entrega de
los regalos para cuando cierren el café. JaeJoong se preocupa, por que no sabía
que era el cumpleaños de su jefe y no tiene un regalo que darle.

Y el día logra transcurrir ligeramente normal.

Excepto claro por todos los clientes que se han amontonado de vez en cuando
para felicitar al dueño del Maid, para estrechar su mano y desearle suerte con todo
lo que se proponga, Jejuko desde su lugar ha sonreído, por que hay mucha gente
que aprecia a YunHo.
—YunHo—san eres el mejor, casi te amo por abrir tremenda cafetería.
Felicitaciones.

YunHo estrecha la mano del muchacho y ríe ante las palabras. Las luces
parpadean, es lunes de presentación, mira hacía el pequeño escenario y Siwon
comienza a presentar a Junko, Jejuko, Mina y Yuna.

La canción empezó suave, con un ritmo contagioso, y Junko fue la primera en


ponerse delante de los demás, moviéndose onduladamente y jugando con sus
sonrisa, YunHo sonrió, por que JunSu nunca medía hasta ahora el poder de esa
bella sonrisa que su primo poseía.

Cuando estoy viendo películas debo fingirme asustada

Cuando como contigo, debo dejar algo por educación

Incluso sino estoy triste, mis lagrimas tienen que fluir

¿Conoces acaso tus mis sentimientos?

Con un poco de licor y debo pretender que estoy ebria

No importa lo difícil que sea, siempre tengo que sonreír

Parece que va a llover, entonces tengo que estar nerviosa

¿Conoces acaso tú mis sentimientos?


Y le divertía mucho ver como Yuna a cada rato lo miraba y señalaba, como le
guiñaba un ojo jugando a seducirlo, por que YunHo conocía a su mejor amigo, y
YooChun únicamente estaba jugando y eso le divertía, por que los muchachos
estaban haciendo de todo por hacerlo sentir bien en su cumpleaños.

Soy esa chica sombría que te ama solo a ti.

Soy esa chica sombría que te mira solo a ti.

Te necesito, y es así como te amo yo.

Estoy tensa y nerviosa de que me dejes.

Con el paso del tiempo, me he convertido…

…En esta chica sombría que solo piensa en ti

Y si había algo que le sorprendía todavía más, era el hecho de que Jejuko en esta
presentación parecía sonreír más, parecía incluso poder deslumbrar a cualquiera
con su voz y sonrisa, YunHo no sabía por que de pronto JaeJoong se esforzaba
tanto.

Aunque es algo molesto, me pongo maquillaje todos los días

Aunque me duelan las piernas, lucho por ponerme zapatos bonitos de


tacones altos

Uso ropa sofisticada para verme bien para ti

Esos son, estos sentimientos que tú desconoces.


Incluso si veo a un chico guapo, tienes que saber que tú eres el mejor

Por ti siempre cuelgo el teléfono cuando estoy hablando

Estoy limpiando por si vienes a mi casa

Tu no sabes cuan agotados son estos sentimientos.

Y ChangMin era bueno con el rap, pero YooChun lo era también, el problema es
que requería de mucho esfuerzo en no sonar sus voces por error demasiado
graves, pero la pequeña intervención de ambos con aquel ritmo fue asombrosa.

Por fuera sonrío, pero por dentro estoy llorando.

Si miro tus ojos siento que continuaré esperando infinitamente

Me estoy enojando cuando veo estas dos caras en mi

¿Por que me siento tan pequeña frente a ti?

¿Por que tengo que fingir esta perfección?

¿Por que no te puedes enamorar de quien soy en realidad?

Me preocupo tanto por ti.

Eres lo más especial en mi vida.

I love you, boy.


Pudo distinguir a Siwon a unos pasos del escenario, con HeeChul apoyándose en
él, moviendo un poco sus labios de acuerdo a la canción y sonrió también respiro
profundo y recordó que Seulgi para su cumpleaños solía regalarle una canción.
Solía cantársela a capela, su voz era hermosa y YunHo en esos días se dejaba
envolver.

Soy esa chica sombría que te ama solo a ti.

Con el paso del tiempo, me he convertido…

…En esta chica sombría que solo piensa en ti

Casualmente levantó la mirada, sus ojos y los de JaeJoong se cruzaron, una vez
más por varios segundos. Los aplausos inundaron el lugar, YunHo olvidó por
completo a Seulgi y cuando Jae le sonrió, YunHo decidió que este era uno de sus
mejores cumpleaños.

—Bueno, señores. Les pido un fuerte aplauso para YunHo, el dueño del Maid que
hoy está en su cumpleaños.

Los aplausos inundaron aún más el lugar. YunHo se levantó un poco e hizo una
pequeña reverencia a modo de gracia y todos sonrieron. JaeJoong observó a su
jefe y pensó que hoy se sentía especialmente feliz también.


Tenía exactos veinte minutos.

JaeJoong recorría las tiendas que podía, bazares o cualquier lugar donde pudiera
encontrarse con algo interesante, incluso entró a una carnicería, si lo hizo. Por
muy estúpido que sonara, lo hizo. Pero estaba ya, en su quinta fase de
desesperación.

Y no encontraba un regalo lo suficientemente bueno para YunHo.

Decidió detenerse un momento y respirar profundo. Le había dicho a Siwon que


ocuparía su hora descanso para hacer unos tramites legales, lo cual implicaba
llegar unos diez minutos antes para poder arreglarse con tiempo, y todo… Por el
estúpido comentario de uno de sus clientes.

<< Supongo que le vas a regalar algo muy especial a YunHo—san ¿Verdad
Jejuko—chan? Algo seguramente hecho a mano. Algo que le robe una gran
sonrisa a tu jefe. Ah~ Yunho—san es un hombre con suerte. >>

Y si, JaeJoong había tenido muchas ganas de golpearlo, pero en el fondo sabía
que tenía razón. YunHo merecía al menos una atención de su parte, cuando
menos en su cumpleaños. Después de todo YunHo es buen jefe y de una manera
extraña lo trata con amabilidad, casi un amigo. Y lo había dejado entrar a su
familia con facilidad.

El problema era… ¡Que no encontraba un maldito regalo que valiera la pena!


…O que al menos demostrara, la conclusión a la que acaba de llegar.

Con el regalo en sus manos.

Envuelto y no muy seguro de si es el correcto. JaeJoong regresó al Maid, bueno


en realidad entró con él muy bien camuflado, y ahora estaba dispuesto a guardarlo
en su locker, cuando la voz de HeeChul dentro de los vestuarios lo detuvo.

Abrió un poco la puerta y lo vio. YunHo estaba sentado con una cara de
resignación que no le gustó, mientras HeeChul sentado junto a él lo tomaba del
rostro y lo hacía girar hacía él, mostrándole algo de preocupación en aquellas
pupilas negras.

—Por favor, Yunnie… Ya olvídate de ella, Seulgi no vale la pena. Tú mereces a


alguien mejor.

Y de pronto JaeJoong se sintió decepcionado. Por que YunHo seguía pensando


en Seulgi, y como era de esperarse justo hoy se había sentido nostálgico y la
había empezado a extrañar quizá demasiado.

Apretó el regalo en sus manos y sonrió. Se sentía como un verdadero estúpido.


El problema radicaba en que no estaba seguro de si era por haberse esforzado
tanto en buscar un regalo, o por que YunHo fuera un idiota masoquista que solo
pensaba en su ex novia probablemente ya casada con un fulano mediocre.

O si todo se resumía a que de pronto le pesaba el corazón.

Apretó el regalo en sus manos y decidió regresar por donde había entrado. Salió
al callejón y miró el tacho de basura, estiró el regalo, pero luego reconsideró, no
había caminado tanto y gastado el dinero que no tenía por gusto.

…Aunque el regalo fuera un autentico desastre. Era SU regalo y le había costado


tiempo y cariño. Ok, cariño no. Tiempo si. Y JaeJoong no se esforzaba solo por
que si, así que le gustara o no se lo daría a YunHo.

Pensara o no en la tonta novia mediocre que una vez dejó esa profunda herida en
Jung.

…Esa profunda herida que al parecer todavía no ha cicatrizado.

—¿Quién es la persona a la que yo más quiero?

—Yo, por supuesto~


—Agh, que asco. Son unos ridículos.

Y todo el ambiente romántico del YooSu fue roto gracias a Shim ChangMin quien
llegó con una mueca de desagrado en el rostro apenas escuchó a YooChun y
JunSu así de melosos. Por supuesto todos bajo sus disfraces continuaban
ayudando en el café.

—Mocoso, amargado.

YooChun lo miró con odio y ChangMin solamente sonrió triunfante. Pero JunSu
optó por suspirar desdichadamente al ver la hermosa burbuja de amor
desaparecer.

—Mina, tu cliente.

La voz de Siwon y ChangMin giró hacía las mesas donde Rain empezaba a
sentarse leyendo muy entretenido un libro entre sus manos, ChangMin arrugo el
entrecejo.

—¿Cómo así no llego con esos mocositos del otro día?

Y la voz llena de sarcasmo del menor del grupo sorprendió a todos. Por que
probablemente ChangMin no se dio cuenta pero habló lo suficientemente audible
como para que todos se dieran cuenta de lo amargo en su voz. YooChun arrugó el
entrecejo.

—¿Es mi impresión o Min acaba de sonar como celoso?

JunSu sonrió. —¿Cómo celoso? Te equivocas Chunie.— Park pareció relajarse. –


ESTA celoso.— Y YooChun se volvió a tensar con esas palabras.

—¿Qué va a ordenar?

Rain levanta la mirada sorprendido, la voz de Mina ha sonado lejana y ligeramente


molesta, es más ni siquiera lo mira únicamente permanece con la mano en el lápiz
dispuesta a anotar la orden y marcharse cuanto antes.

—¿Has tenido un mal día?

—No, pero andamos con poco personal así que…

—¿Te he hecho algo? Por que si es así, lo siento.

Y ChangMin se descubrió así mismo como un verdadero idiota, por que llega Rain
sin saber por que, pero le pide disculpas. Y ChangMin se siente idiotizado solo con
eso, tanto que no puede evitar sonreír y mejor no molestarse con el mayor.

Por que sencillamente no tiene derecho a hacerlo.

—¿Bueno que vas a pedir?

—Una cita.

—De acuerdo, ¿Algo… Más? Espera… ¿Qué?


Rain sonrió, buscó en su pequeño maletín y sacó un par de entradas, las cuales
colocó sobre la mesa ante una impávida castaña que no sabía muy bien que
palabra articular primero.

—Va a haber una obra de teatro muy buena este fin de semana, así que pensé
que te gustaría venir conmigo.

—¿…Soul?

Los ojos de ChangMin brillaron por un momento, esa obra de teatro no era
cualquiera y era demasiado difícil conseguir entradas, tomó una de las invitaciones
y la miró casi con veneración y con una hermosa sonrisa en los labios.

—Entonces… ¿Qué dices?

—Por supuesto que…

Pero su sonrisa se borró en cuanto recordó que Rain a quien estaba invitando era
a Mina y no a él. Se removió incómodo en su lugar y sonrió con dificultad,
depositando una vez más la entrada sobre la mesa.

—Lo siento, no puedo aceptar.

—Pero…

—Será mejor…— ChangMin midió muy bien el poder de sus palabras, pero aún
así no dudo en decir lo que dijo. —…Que no regreses más por acá, por que no me
interesa tener una relación contigo.
Le dio la espalda y no miró hacía atrás. Decidió no verlo más y continuar
caminando directo hacía el callejón fuera del Maid, ahí donde Rain no pudiera ver
que le empezaba a faltar la respiración, que apoyarse en la pared fue lo único que
pudo hacer para no caer.

Que morder su labio fue lo único que encontró para no llorar. Por que ChangMin
acababa de hacer un descubrimiento que le había destrozado el corazón. Estaba
enamorado de Rain, pero a Rain quien le gustaba era Mina, y él jamás podría
corresponder esos sentimientos.

De pronto a pesar de su madurez, se sintió como el niño de instituto que era.

A ChangMin le faltaba aún la Universidad por vivir, le faltaba experiencia, y aún así
no podía evitar sentirse patético y con una ganas terribles de llorar, por la simple y
sencilla razón de que Rain no lo quería a él.

Y el papel para regalo estaba por todas partes.

Había anochecido, y ya todos vestidos cómodamente con un poco de música baja


habían empezado a tomar un poco de sake, pero tan solo un poco, apenas para
poder pasar el rato un segundo más. JaeJoong desde su lugar se removía
incómodo.
YooChun había optado por unos caros palos de Golf, JaeJoong ni siquiera sabía
que YunHo jugaba golf. JunSu le había regalado un portarretrato con fotos
transitorias. Las fotos cambiaban de imagen cada tanto, e incluso él estaba
incluido en las imágenes.

Siwon y HeeChul habían comprado un pequeño televisor para autos,


precisamente para ese maravilloso Audi que YunHo tenía. JaeJoong imaginaba
que era algo muy caro. Y ChangMin había optado por un hermoso abrigo, sabrá
Dios de que marca, pero se veía realmente increíble.

YunHo lo miró y JaeJoong sonrió. No quería darle el regalo.

Si hubiera tenido tiempo hubiera ahorrado un poco más. Y habría gastado más
tiempo buscando algo realmente bueno para YunHo.

—Jae… ¿Qué sucede?

Kim decidió exhalar levemente y estirar la pequeña caja hacía Jung, quien le
sonrió agradecidamente.

—Veamos…— Y todos miraron expectantes, y JaeJoong se sintió todavía peor.


YunHo abrió la caja y sacó una taza que recitaba ‘¡Mi jefe es el mejor!’ JaeJoong
se sonrojó por la vergüenza, pero YunHo en cambio sonrió, todavía más
encantadoramente.

—¡Lo siento! De veras intente comprarte algo bueno, pero no sabia que hoy era tu
cumpleaños y no tuve tiempo suficiente, así que no pude encontrar nada que
valiera la pena.— JaeJoong se dio cuenta de sus palabras y tosió levemente
desviando la mirada. —Y bueno, tampoco es que me importes tanto como para
esforzarme demasiado pero en realidad quería que…
—Está bien, te esforzaste y solo eso. Hace a este regalo increíble.

JaeJoong sonrió, respiró un poco más aliviado por que YunHo lo miraba como si
quisiera decirle algo más, y de pronto JaeJoong descubrió que había olvidado por
que había estado a punto de botar el regalo.

—Además me gusta mucho beber café, me hacía falta una buena taza.

Todos sonrieron y notaron aquella manera en que la YunHo y JaeJoong solían


quedarse mirando fijamente por demasiado tiempo, luego venía una sonrisa y todo
parecía estar bien. No hubo un festejo en particular, principalmente por que era
lunes.

Pero todo había resultado bien. Y YunHo hoy, se sentía demasiado feliz.

Por que todo ellos compartían esa felicidad con él.

—Yo creo que si JunSu le dice a YooChun que permanezca en un balde con agua
por diez minutos él lo hace.

—No lo creo, HeeChul, YooChun es idiota, pero no creo que tanto.

—HeeChul, ChangMin dejen de criticar la mono neurona de YooChun.


Todos rieron ante las palabras de Siwon y YooChun optó únicamente por abrazar
a JunSu por la espalda, colocar una mueca de niño pequeño e ignorarlos.
Mientras JunSu acariciaba su cabello con suavidad.

—Bueno, muchachos hora de irse cada quien a casa.

YunHo terminó de cerrar y sonrió. Llevaba en sus manos una gran caja con cosas
que de inmediato entre Siwon y YooChun dejaron dentro del auto. Miró el
semblante algo decaído de Shim y que por supuesto no había escuchado ningún
comentario sarcástico de su parte. Recordó que tenía que hablar algo con él.

—Min, vamos. Hoy te llevo a tu casa, quiero hablar contigo de algo.

—Uhh~ Papá va a regañar al niño.

Y YooChun aprovechó para vengarse, la sacó a la lengua a ChangMin y el menor


únicamente rodó los ojos dándole un pequeño golpe en el estómago.

—Madura, Monochun.

—Miren quien habla.

Poco a poco frente a los ojos de un callado JaeJoong todos se fueron alejando,
cada uno por una ruta diferente, JaeJoong extrañó no poder ir una vez más junto a
YunHo hasta su casa, pero supuso que esa charla era importante.

Todos se despidieron, con una sonrisa en los labios, con palabras agradables.
Y JaeJoong se preguntó si estaría mal querer a YunHo un poco más de lo que
quería a los demás. No es que de repente lo considerara su mejor amigo, pero hoy
en el veintiseisavo cumpleaños de Jung, había descubierto que ese abrazo, que
esa mirada, que esas palabras del día hoy.

No hubieran tenido el mismo efecto en él. Si no hubiera sido el mismo YunHo


quien lo hiciera.

Y pensó, pensó mucho. Y llegó a la conclusión de que no, no estaba mal, querer a
YunHo un poco más. Solo un poquito más. YunHo tan solo ocupaba un lugar un
poquito más grande en su corazón y nada más.

Sonrió tranquilo y decidió caminar de regreso a su casa, mejor consigo mismo y


con ese pequeño poquito demás en su corazón.

Bae Seulgi dejó de ser rubia hace dos semas.

El día de hoy en el aeropuerto internacional de Seúl. Bae Seulgi, luego de varios


años, por fin ha vuelto a pisar tierra coreana. Con su cabello ahora castaño y un
poco más largo que antes, Seulgi respira profundo y sonríe.
Logra quitarse las gafas y vuelve a respirar hondamente. Observa el lugar repleto
de gente, una sonrisa nostálgica y no puede pensar en otra cosa que no sea, lo
bien que se siente volver a casa.

Volver a donde perteneces, a quien pretenses.

Y al final de todos sus ires y venires, al final de sus errores y desaciertos. Bae
Seulgi siente que siempre, desde siempre, ella le ha pertenecido única y
exclusivamente al amor de toda su vida, a Jung YunHo. De quien no debió
alejarse nunca.

Y el día de hoy, justo en su cumpleaños, ha regresado por él.

Capitulo 10: No tiene sentido seguirlo negando. ¿Verdad, JaeJoong?

Había oscurecido lo suficiente.

Y un casual frío se hacía presente. A pesar de las ventanas del auto cerradas, del
poco nivel del aire acondicionado, ChangMin bastaba con ver a través del vidrio y
sabía que apenas saliera un fuerte frío lo abrazaría.

Entonces ajustó un poco mejor el suéter a su cuerpo.

Usualmente cuando YunHo lo dejaba en su casa, solía bajarse a saludar a sus


padres. Pero en esta ocasión fue distinto. Esta vez, YunHo se estacionó, apagó el
auto y suspiró. Sosteniendo todavía el volante y sin mirarlo a la cara.
—¿Es esto una extraña faceta en la que te da por el incesto y planeas pervertir a
tu pequeño, dulce e inocente hijo menor por que…?

—Rain te invitó a salir. ¿Cierto?

Y con una sola frase, YunHo pasmó por completo todo su sarcasmo e ironía.
ChangMin se sintió desprovisto de cualquier tipo de seguridad o máscara. Bajó la
mirada y un estrujón en su estómago le recordó lo vivido nada más hace unas
horas.

—¿Cómo lo supiste?

—¡Dios, ChangMin! Es mi café, ¿Pensaste que no me iba a dar cuenta?

Y si, Shim había mantenido secretamente esa esperanza, de que nadie se diera
cuenta y él pudiera continuar con su vida, obviando el hecho de que esa tarde se
había sentido terriblemente débil. Pues, siempre era más fácil fingir que
absolutamente nada estaba pasando.

—¿Acaso no me tienes confianza?

ChangMin de inmediato negó con la cabeza, era el cumpleaños de YunHo, y él no


hacía más que traerle problemas al mayor. No era justo. Suspiró, y decidió girar un
poco, por que YunHo ahora si lo buscaba con la mirada.

—No es eso, Niisan. Es solo que… No sabía como decírtelo, además no es tan
importante. Es como cualquier otro sujeto que me haya invitado a salir.— Intentó,
de verdad que intentó plasmar una sonrisa en sus labios. Pero fue casi imposible.

—Rain es diferente, él te gusta.


Y se sintió aún más idiota, por intentar engañar a YunHo, a Jung YunHo, a aquel
que no en vano cargaba con el título de su padre adoptivo. Aquel que con tan solo
verlo sabía si le mentía o no. Aquel que en este momento lucía decepcionado por
la falta de confianza.

—Pero yo no le gusto.

—¿Entonces por que razón te invitaría a salir?

—Por si no lo notaste, quien le gusta es Mina, a quien invitó a salir es ella, no a mi,
Shim ChangMin. A mi ni siquiera me conoce.

YunHo pareció terminar de comprender todo lo que pasaba por la cabeza del
menor, dio un corto suspiro y posó una de sus manos sobre el hombro del menor
quien decidió mirar aquellos ojos llenos de madurez.

—A él le gusta la esencia de ti, quien eres, como eres, lo que muestras en tus
sonrisas, tus palabras. ¿Tú crees que eso cambia por que te veas como un chico?

—Y tu crees que él de repente va verme y decir.: ‘Que diablos, hombre o mujer no


me importa, ven para acá’ Las cosas no son así de sencillas, Niisan.

—Ok, esa no era una manera de decirlo, es más te hubieras ahorrado el ‘Ven para
acá’— ChangMin sonrió ante la mueca del mayor. –Pero tienes un punto. Sin
embargo Rain no creo que… Bueno en realidad no se que aconsejarte.

—¡Se supone que eres como un hermano mayor! ¡TIENES que saber que
aconsejarme!

—¡Oye! ¿Me has visto con un libro o manual en las manos? ¿Cómo voy yo a
saber como va a reaccionar ese tipo? Además por mi mejor que no tengan nada,
estás muy joven para esas cosas.
—¡Estoy a punto de graduarme! ¡Tengo dieciocho años, puedo hacer lo que se me
de la gana! ¿Cuándo quieres que salga con alguien, a los cuarenta?

—¡Preferiblemente!

—¡Estuviste a punto de casarte como a los veintidós! ¡Eres un cínico!

Y para este momento ambos tenían sus rostros muy cerca, ambos gritándose y
mirándose con rabia. Finalmente y ante la bizarra situación, ChangMin fue el
primero en soltar una sonrisa, que YunHo compartió y que luego de unos
segundos se convirtió en risa.

YunHo alborotó los cabellos del menor y sonrió, para luego poder cruzarse de
brazos con tranquilidad.

—De todas maneras. No entiendo cual es el problema, digo si te gusta alguien,


finalmente te gusta quien es, más allá de cómo es por fuera. A mi no me
importaría salir contigo así fueras un chico.

—YunHo… SOY un chico.

ChangMin entrecerró los ojos y YunHo rió nervioso.

—Si, lo sé… Bueno… ¿Entendiste mi punto, cierto?

En esta ocasión el menor sonrió y suspiró.

—Si, entendí que te da lo mismo salir con una chica o con un chico.

—Exactamente.
—JaeJoong podría ser una buena opción no crees.

Shim había comenzado a jugar con el espejo dentro del auto y YunHo elevó una
ceja, sin terminar de entender a lo que se refería.

—¿Qué tiene que ver JaeJoong en todo esto?

—Bueno, aún tienes cierta aversión con las chicas, y JaeJoong es lo más cercano
que tenemos a un prospecto para ti.

La risa de YunHo fue fresca y divertida, ChangMin enarcó una ceja.

—¿Estas bromeando? JaeJoong primero se suicida antes de dejarlos que nos


emparejen.

Y ChangMin notó ese delicado y casi insospechable tonó de decepción que los
ojos de YunHo demostraron por un breve segundo, antes de volver a mostrar
aquellos relucientes dientes, a través de una bella sonrisa.

—En todo caso, creo que…

—Debería hablar con JaeJoong.— ChangMin se acomodó en el asiento y lució un


poco más seguro de sus palabras. YunHo se mostró confuso.

—¿Por qué él?

—¿No lo notas? Cuando el papá no quiere hablar de un tema, especialmente por


que es demasiado celoso con su hijo, pues el hijo siempre tiene que recurrir a
alguien más pensante, maduro y sensible, es decir la madre.
YunHo tosió brevemente.

—ChangMin… No sé si tanto café te afectó el cerebro, pero por si lo has olvidado,


JaeJoong NO es una chica, y segundo no tiene la edad para ser tu madre, y
tercero pero no menos importante si se llega a enterar que lo estás dejando como
una ‘mamá’ siendo yo él ‘papá’ de esta disfuncional familia. No solo tu lindo rostro
va a salir lastimado sino también el mío. Y sinceramente yo si apreció mi bello
rostro.

ChangMin rodó los ojos.

—De todas formas, lo que te digo es algo confirmado, cuando descubrí al YooSu
en sus cochinadas que cabe decir casi me dejan ciego. Pues todos estábamos tan
en shock. Que Jae fue él único que pudo poner calma a la situación y por
supuesto ante eso ambos se complementaron y tú y él se comportaron como los
padres que son.

YunHo sacudió la cabeza y decidió mejor cambiar de tema.

—Da igual, mira ChangMin esencialmente lo que te quería decir es que…— De


repente YunHo se mostró serio, ChangMin se comenzó a preocupar. —…Pues, si
es tu decisión, yo aceptaría que decidieras no volver más al Maid.

—¿Estás loco, por que haría algo como eso?

—Por que no sé, a lo mejor es la mejor manera para que intentes comenzar de
cero con Rain. Que se yo, buscar encontrarse y presentarte como ChangMin. Ser
tú y hacer que se olvide del Maid y que algún día existió Mina.

—Yo jamás los abandonaría, YunHo.


La respuesta había llegado inmediato, Y Yunho sería un gran mentiroso si dijera
que en realidad escucharlo decir eso no le alegró demasiado el alma, abrazó con
fuerza el cuerpo del menor y cerró los ojos.

—Te quiero mucho, Min. Y sabes que cuentas con nosotros para lo que sea.

—Yo también los quiero mucho a todos. Pero ni se te ocurra decirle eso a
YooChun.— ChangMin miró amenazante al mayor y él rió. –Nunca los
abandonaría, son mi otra familia, ya veré yo como soluciono mis cosas.

—ChangMin, Rain no es una cosa.

—Se entiende el punto.

YunHo sonrió una última vez y finalmente con una pequeña sonrisa en sus labios
y agitando su mano derecha, Shim terminó por bajar del auto, despidiéndose de él
y haciéndolo sentir un poco mejor a YunHo. Haciéndolo sentir que había hecho un
buen trabajo al hablar con él.

Junko esa mañana se encontraba en la entrada del Maid.


Con un bello vestido amarillo similar al de muchas chicas en otras cafeterías, pero
al mismo tiempo completamente diferente. Por que sencillamente a Junko aquel
vestido le quedaba mucho mejor. Dos jóvenes estuvieron cerca y ella colocó su
mejor sonrisa.

—Bienvenidos~

Realizó una pequeña reverencia a modo de saludo y cuando los pudo identificar
bien, su sonrisa tembló un poco en sus labios. Eran aquellos muchachos que hace
un par de días, le habían causado un terrible humor a Min. Y precisamente fue el
menor en lo primero en que JunSu pensó en ese momento.

—Buenas tardes, ¿Tienen alguna mesa libre?

Junko estuvo muy tentado a decirles que no, pero no podía, por que simplemente
eran unos clientes más y sencillamente no sería lo correcto. Intentó sonreír un
poco más creíblemente y pudo notar que le menor de los dos se dio cuenta de su
esfuerzo.

—Si, por supuesto, síganme.

Y si se hubiera adelantado a tiempo, quizá ese encuentro no hubiera ocurrido.

—Oh, MinHo, TaeMin. ¿Otra vez por aquí?

Si, Jung JiHoon, es decir Rain había llegado, estaba ahí, a unos pasos de
distancia, con una sonrisa en los labios por haberlos encontrados, aparentemente
por una ‘casualidad’ del destino en la entrada del Maid.
—¡Rain! Que bueno verte, ¿Qué te parece si hoy invito yo?

—Me parece bien.

Junko, quien obviamente prefería no ver esas sonrisas que compartían Rain y
MinHo, desvió su mirada hacía el muchacho que acompañaba a MinHo, el
muchacho rodaba los ojos y se cruzaba de brazos con una mueca de
exasperación en el rostro.

—¿Saben que? Recordé que tenía que ir a pasear a mi hermanita.

—¿Eh? Pero tú no tienes hermanas.— Y Junko tapó su boca al notar que MinHo
no había captado la indirecta de TaeMin por querer huir de ahí.

—Así es como le digo a mi perrita pequinés, MinHo.

—Oh, bueno… ¿Seguro que te tienes que ir?

—Si, nos vemos. Un gusto volver a verte Rain.

Junko notó demasiadas cosas en ese momento, aparentemente TaeMin no


soportaba a esos dos juntos y MinHo parecía inseguro de quedarse a solas con
Rain. Y Rain, él simplemente parecía buscar con la mirada a Mina.

Oh, ¿Por qué la vida amorosa era tan complicada?

JunSu decidió guardar silencio mientras los guiaba hasta una de las mesas,
ambos platicaban trivialmente y en el camino, sinceramente JunSu se pregunto.
¿Por qué las cosas no podían ser tan sencillas como lo suyo con YooChun?

Es decir, habían decidido que se gustaban y ahora estaban saliendo.


Así de fácil.

¿Por qué Rain y ChangMin no podían hacer lo mismo?

ChangMin había recuperado esa sonrisa de niño pequeño que encanta a


cualquiera, y ahora bajó el disfraz de Mina, pues era aún más fácil encantar a los
clientes con esa radiante actitud que el muchacho llevaba esa mañana.

Y en este momento conversaba frente a YunHo con tranquilidad. Las voces de


Jejuko y Yuna acercándose y por algún motivo Mina sintió un escalofrío recorrerle
el cuerpo. Yuna puso una mano en su hombro y entonces el encanto de esa bella
sonrisa se marchitó.

—Tu cliente especial llegó.

Por supuesto en los primeros segundos el cuerpo de Mina se tensó, buscó con la
mirada a YunHo y él solamente asintió intentándole transmitir un poco de fuerza,
de hablar las cosas por su nombre y ser sincero.

Sin embargo cuando giró y lo vio conversando con el mocoso ese, todo se fue al
diablo.
Mina arrugó el entrecejo y volvió a girarse para mirar a YunHo y apoyarse un poco
en el mesón. YooChun iba a hablar, pero de inmediato las señas que YunHo le
envío le dejaron muy en claro que fuera cuidadoso con sus palabras.

Y si a algo había que temerle en esta vida, YooChun sabía muy bien que era al
demonio interno de Shim ChangMin.

—Ne~ Min. ¿No vas a ir?

—No que vaya alguien más, JaeJoong o que se yo.

—¡Oigan! No me metan en eso.

JaeJoong quien se había mantenido al margen de todo había optado por ser claro
desde el principio, sin embargo ChangMin solo optó por dar la media vuelta y
encerrarse en los vestuarios, YooChun suspiró y tomó la charola contra su pecho.

—Supongo que iré yo.

Y en cuanto YooChun se alejó, JaeJoong se acercó un poco a YunHo, hablando


discretamente.

—Creo que deberías hablar con él.

—Ya lo hice, ayer. Pero hasta hace un momento creí que todo estaba bien.

—Ese es un gran error, creer que están bien las cosas, debiste asegurarte.

Y YunHo de pronto se sintió muy confuso, por que eso había sonado a un regaño,
y mientras lo veía a JaeJoong alejarse, seguramente para poder hablar con
ChangMin. YunHo no pudo evitar recordar las palabras de Shim comparándolos
como una pareja.

HeeChul escuchó el sonido del teléfono. Tenía una charola en las manos, por lo
que pensando que Siwon no se encontraba cerca, decidió regresar al interior de la
cocina y contestar la llamada, pero cuando vio a Siwon levantar el auricular,
sonrió.

—Maid Café lo saluda. ¿Qué desea?— Y su sonrisa se amplió aún más mientras
veía a Siwon contestar de aquella manera. –Mmh… No Choi Siwon no se
encuentra en este momento, pero puedo tomar su mensaje.

Y eso ya era muy extraño. Tanto que HeeChul decidió soltar la puerta
delicadamente, arrugar el entrecejo y quedarse a escuchar.

—¿De que banco?… Oh, claro para el puesto de gerente dice ¿Verdad?

Y los ojos de HeeChul se abrieron con sorpresa, Siwon siempre tuvo puestos
importantes en Corea, y no era para menos que a alguien como Choi Siwon de tan
buena familia, y con tan excelente educación e inteligencia incluso lo llamaran
para ofrecerle trabajo.

Es más ya le había extrañado que en realidad Siwon no consiguiera un buen


puesto acá en Japón. HeeChul intentó plasmar una sonrisa, un intentó que fue
todo un fracaso. Pero el ya lo sabía, tarde o temprano Siwon volvería a sus
trabajos elegantes y sofisticados. Alguien como Choi Siwon no servía para trabajar
en un café.

—Bueno, en realidad lamento decirle que Choi Siwon ya no está en el país…—


HeeChul entonces arrugó el entrecejo. –Si, viajó para Italia hace un par de meses.
No, no sabría decirle donde o como ubicarlo, lo lamento. No se preocupe, gracias
por llamar de todas formas.

Siwon pareció soltar un suspiro mientras volvía a colocar el auricular del teléfono
en su lugar. HeeChul apretó la bandeja en sus manos, Siwon giró y sus ojos se
abrieron en sorpresa. Kim sintió su sangre hervir, todo este tiempo, Siwon les
había estado mintiendo.

El sonido de la bandeja siendo colocada con fuerza sobre el mesón impresionó un


poco a Siwon, quien solamente decidió mirar a HeeChul quien al parecer intentaba
calmarse.

—¡¿Acaso somos un juego para ti?!— Y los gritos habían comenzado, HeeChul lo
miraba como nunca antes. —¡¿Por qué no has estado mintiendo?! Siempre decías
que no encontrabas un buen trabajo, todo este tiempo fingías… ¡¿Por qué?!

Siwon bajó la mirada y HeeChul no dudó en agarrarlo por la camisa.

—¡Respóndeme!

—¿Quieres saber la verdad? De acuerdo.— Siwon pareció estar serio también,


agarró por las mejillas a Kim y lo miró directo a los ojos. –Resulta que no quería
dejar de trabajar en el Maid, por que no me quería alejar de ti, así de sencillo. Es
más, en corea no me despidieron, yo renuncié. Por que no soportaba un día más
sin poder verte.

JaeJoong en este caso Jejuko, pasaba uno de sus brazos por los hombros de
Mina, con un par de consejos no muy bien estructurados por que en realidad no
estaba acostumbrado a estas situaciones, pero lo apoyaba y eso era lo
importante.

—Verás como te sientes mejor cuando comas unos cuantos pasteles de Chul.

—Mmh… Ojalá tengas razón, Jae.

Y la puerta de la cocina fue abierta con suavidad por la mano izquierda de


JaeJoong. Y sus ojos enfocaron de inmediato a dos impávidos Siwon y HeeChul
que en este momento únicamente se miraban el uno al otro. Sin notar su
presencia.

—…¿Por que? ¿Por qué dejarías todo solo por estar a mi lado?

—Por que estoy enamorado de ti. ¿No es obvio?

JaeJoong reprochó una vez más su maldita suerte. ¿Por qué siempre tenía que
estar presenciando este tipo de escenitas? ¿Acaso era una mala y rara señal del
destino o sabrá Dios que?

—¡¿Qué diablos es todo esto?!— Y el grito de ChangMin había llamado la


atención de demasiadas personas. —¿Ustedes también? ¿Acaso todo el mundo
se quiere burlar de mi por que voy a morir solo y viejo? Solo faltan YunHo y
JaeJoong y oficialmente soy el solterón de este idiota grupo. Es más, me voy a
volver a actor y protagonizar la secuela de virgen a los cuarenta.

—¿Qué diablos le hiciste?

YunHo llegó, igual que Junsu y YooChun, mirándolos con confusión, Siwon y
HeeChul por supuesto se separaron de inmediato. YunHo abrazó a Changmin
quien se quejaba apenado mientras JaeJoong solo suspira resignado.

—Vamos, ChangMin. Te prometo que hago lo que sea pero ya vuelve a ser tu
mismo.

La voz de YooChun para ChangMin fue en entero tentadora, el menor abandonó


su rostro de frustración y por fin después de una larga tarde decidió volver a
hablar, con una pícara sonrisa en el rostro.

—¿Lo que sea?

—Lo que sea.

Y la reafirmación de YooChun fue demasiado tentadora. ChangMin colocó sus


manos sobre su cadera y sonrió.
—Entonces deja de meterle mano a JunSu por toda una semana.

—¡¿Qué?! ¡¡Jamás!! Muérete en tu mal humor, tu so pedazo de mocoso amargado


destructor de parejas que se quieren de verdad.

JunSu apenas pudo sostenerse en pie en cuanto sintió a YooChun corriendo hacía
él y abrazándolo con posesividad mientras le hacía muecas a ChangMin y el
menor solo rodaba los ojos. JunSu optó por suspirar y acariciar el cabello de Park.

—¿No que harías lo que sea? ¡Que asco de amigo que eres Park YooChun!

—¡Tu que pides imposibles!

—¡Claro y yo que me muera en mi desgracia! ¡Son todos unos malditos


desconsiderados que no piensan en mi sufrimiento!

—ChangMin cuida tu vocabulario.

Las palabras suaves de JaeJoong parecieron calmar el ambiente, y YunHo no


pudo evitar otro escalofrío en su espalda al notar que ChangMin tenía algo de
razón con respecto a que JaeJoong parecía influenciar cierta autoridad al mismo
nivel que él.

Terminó por cerrar el Maid, y notó a Siwon y Heechul un poco distanciados. A


YooChun y ChangMin insultándose en voz baja y por supuesto a JunSu
haciéndole conversa a JaeJoong, mientras Jae parecía leer una revista. YunHo
decidió suspirar.

—Ten, nos vemos en el edificio.


Se guardó un incómodo silencio en el momento en que Siwon extendió las llaves
hacía HeeChul y era más que obvio que para este momento, todos observan a los
dos muchachos que parecían no querer conducir la moto esa noche.

—No es necesario, Siwon. Me iré con YooChun, ChangMin y JunSu.

—Chul, te conozco. Por favor vete en la moto yo me iré con ellos. Se que quieres
pensar y en la moto estarás a solas. Ellos te llenaran de preguntas.

Siwon tomó la mano de HeeChul y depositó en ella las llaves.

—Ten cuidado.

Y aquello fue su insípida despedida, Siwon pareció comenzar a caminar, por lo


que los otros tres muchachos anunciaron su despedida al mismo tiempo. HeeChul
soltó un suspiro y con un intentó de sonrisa se despidió de YunHo y JaeJoong.

—¿Nos vamos?

JaeJoong parecía igual de desubicado que YunHo pero ante las palabras de su
jefe, JaeJoong optó por asentir, y como si fuera una costumbre de años, subió al
auto. Conversando de nada y todo a la vez.


—¿Seguro que no sabes nada?

El auto de YunHo ya estaba estacionado frente a su departamento. JaeJoong


hubiera no querido hablar, pero finalmente se trataba de dos amigos muy
importantes para YunHo. Así que de alguna manera sintió que era lo correcto.

—De acuerdo, te diré. Pero si te preguntan, tu y yo no tuvimos esta


conversación.— YunHo sonrió divertido ante el pedido del muchacho y decidió
asentir. –Pues cuando Min y yo entrabamos a la cocina Siwon le decía a Chul que
estaba enamorado de él, y pues parece que la confesión los tomó por sorpresa a
ambos, incluso al mismo Siwon, por que al parecer no era el momento, pero eso
es lo único que se.

—Genial… Ahora estos dos.

—Si, ChangMin también me tiene preocupado.

Y por un momento ambos se quedaron observando hacía adelante. Hubo un


silencio y la situación fue incomoda por que de repente parecían una pareja
hablando sobre los problemas de sus hijos, nada más faltaba que estuvieran
compartiendo cama.

JaeJoong fue el primero en reaccionar. –Bueno yo, es tarde. Gracias por


traerme.— Bajó del carro abriendo la puerta con torpeza, y con los nervios
reflejados en sus manos y piernas apenas puso un pie en el suelo, el sonido
estrepitoso de su cuerpo chocando contra el suelo logró preocupar a Jung.

—Jae… ¿Estás bien?

Y con el poco orgullo que le quedaba, Kim se levantó con la quijada en alto y
limpiando un poco su ropa, por que el no estaba nervioso, solo se había
tropezado, así es, por que nadie es perfecto y él solo se había tropezado. El no
estaba nervioso, claro que no.

—¡No estoy nervioso!

—Ajá… ¿Y yo cuando dije eso?

—Adiós, Yunho.

JaeJoong cerró la puerta del auto y YunHo amplió su sonrisa mientras empezaba
a retroceder con su auto para poder salir, agitó su mano en señal de despedida y
cuando vio a JaeJoong levantar la mano inconscientemente y luego bajarla como
si se regañara así mismo por hacer aquello, YunHo no pudo evitar reír.

El auto de YunHo ya se alejaba, JaeJoong respiró hondo. Y decidió que cada día
actuaba más y más extraño. Se dispuso a subir las escaleras cuando la voz de
Ranko llamó su atención, ahora que lo recordaba no veía a la muchacha desde
hace un buen tiempo.

—¡Jae—kun!

—Ranko, ¿Qué tal?

—Muy bien, estaba pensando…— La muchacha mordió su labio inferior y sonrió.


—¿Qué te parece si hoy si me aceptas la cena de la otra noche?


De acuerdo, no era lo más inteligente que había hecho.

Pero seamos sinceros. JaeJoong está confundido, Ranko es hermosa y su ancla


hacía algo que supuestamente deseaba tener una vez tuviera trabajo, claro, por
que JaeJoong aún recuerda que deseaba una hermosa novia una vez tuviera un
trabajo que pagara bien.

Así que por ese extraño motivo ahora se encontraba en la casa de su casera,
obviamente a solas con Ranko. Con el olor de un delicioso Ramen en el ambiente,
no era algo demasiado elaborado, pero por lo menos era algo.

JaeJoong inspeccionó el lugar, las fotos de Ranko cuando era una niña eran
probablemente demasiadas, pero la muchacha era preciosa así que suponía que
se le perdonaba el exceso de egocentrismo. Logró sentarse en un sillón y suspiró.

Por alguna razón deseaba volver en el tiempo y haberle dicho que hoy también
estaba cansado como para aceptar una cena. Pero ya estaba ahí, y a menos que
YunHo lo llamara diciéndole que estaba metido en problemas no podría salir de
ahí.

¡¿Y por que demonios el primero que se le pasaba por la cabeza tenía que ser
YunHo?!

Llevó una mano hacía su frente y suspiró. En serio, mejor se hubiera negado.
Únicamente quería una ducha y dormir.

—La cena estará lista en unos minutos.— Las manos de Ranko estuvieron sobre
sus hombros, proporcionándole un cómodo masaje. —¿Por qué no hacemos algo
divertido mientras esperamos?— Y el momento de relax se esfumó, JaeJoong
abrió los ojos, captando la indirecta.
—Ranko… Yo no sé si…

—Vamos JaeJoong, sé que te gusto, sé como me miras. Y mis padres no están en


casa hoy.

Las manos de la muchacha viajaron sobre sus pectorales, el cuerpo de JaeJoong


reaccionó ante el contacto, principalmente por el escalofrío que de pronto sintió,
por que no tenía la menor idea de cuando había sido la última vez que había
estado así con una chica.

—Desde que regresé a Japón solo he pensado en ti…

Y la voz de la muchacha hablándole sensualmente al oído logró que cerrara los


ojos, esas manos acariciando su pecho. JaeJoong decidió que no había nada de
malo en un poco de sexo sin compromisos, por que en realidad hace mucho que
no estaba con alguien.

Y entre tanto trabajo, problemas y locuras, había olvidado por completo, que el
sexo es también una necesidad básica del ser humano.

Cuando su mano tomó el brazo de Ranko y la muchacha sonrió, todo ocurrió


demasiado pronto. Por que de repente ya le tenía sobre sus piernas, con su rostro
hermoso frente al suyo. Con sus labios torturándose mutuamente por un poco más
de contacto.

Sus manos tocaban la estrecha cintura de la muchacha, y sus labios se habían


apoderado ya de ese níveo cuello, los suspiros ahogados de esa sensual voz. Y
cada que Ranko llevaba su largo cabello hacía atrás JaeJoong sonreía.

“Jae… ¿Te vas a engañar a ti mismo?”


Se separó de la muchacha y miró su rostro. Era imposible que ella hubiera podido
hablar, especialmente por que esa voz había sonado demasiado masculina. —
¿Sucede algo?

—No… Yo no… No importa.

—Entonces ¿Por qué no estás besándome?

“JaeJoong, sabes que no quieres estar con ella. Que deseas volver a besarme,
pero a mi, solo a mi. ¿Cuánto tiempo más planeas estar en negación?”

La volvió a alejar, esta vez pasó una mano por su rostro, sintiendo la frustración de
esa maldita voz. Maldito YunHo. ¿Qué diablos hacía en momentos como esos en
su cabeza? –JaeJoong me estoy sintiendo frustrada.

—Lo siento, solo estoy cansado. Pero no importa, en serio te deseo.— Y la


manera agresiva en que JaeJoong volvió tomar esos delicados labios fue incluso
hasta sorpresivo.

“¿La deseas? No me hagas reír.

En serio… ¿No has pensado en la posibilidad de que yo te pueda corresponder?”

Y aquello anuló cualquier tipo de deseo.

JaeJoong la alejó una última vez, y la muchacha de pronto ya no se veía tan sexy,
su aroma ya no lo embriagaba, sin contar con el hecho de que su rostro enojado
en este momento no era lo más sensual que digamos.

—¿Qué pasa ahora?

—Lo siento, Ranko. No puedo.


—¿Que? ¿Eres impotente?

—No, simplemente necesito irme.

No estaba en el momento para hablar y explicarle cosas que no quería a la


muchacha, por eso la levantó con cuidado y decidió mejor irse, por que la voz de
YunHo lo seguía persiguiendo y esto empezaba a matar a su cordura.

—JaeJoong…

Una vez más esa voz sensual lo detuvo y cuando giró, Ranko se encontraba
parada junto a la mesa desabrochando por completo su blusa, y Ranko es
hermosa, atractiva y por demás sensual. JaeJoong no lo podía negar, por eso se
acercó a la muchacha y ella sonrió satisfecha.

—No hagas esto, Ranko.

Y la sonrisa se fue borrando de a poco, cuando delicadamente JaeJoong volvió a


ponerle la blusa, cerrándola necesariamente con un botón, el rostro de Ranko
dibujó una mueca desagradable.

—¿Tienes idea de cuantos hombres me desean tan solo con verme caminar?—
JaeJoong respiró profundo, buscando marcharse, pero Ranko lo retuvo del brazo,
buscando que la mirara. —¿Eres gay acaso?

Y la pregunta lo tomó por sorpresa, y sinceramente le asustaba tener que


responderle.

—Yo se que no es así…


Y una vez más ahí estaba Ranko, agarrándolo por el rostro. Uniendo sus bocas,
ella retrocedió y se recostó sobre la mesa. Apresó con las piernas a JaeJoong y
entonces Kim sintió que debía ponerle un alto al asunto.

—Ranko… Hija…

La puerta se abrió. Y el corazón de JaeJoong por un par de segundos se detuvo.

—Señora… Escúcheme por favor, le juro que no… ¡Al menos escuche a su hija!

—¡¡No tengo nada que escuchar!! ¡LÁRGATE CUANTO ANTES! ¡Te juro que me
estoy resistiendo de llamar a la policía! ¡Demonios, y yo que creí que no te
gustaban las mujeres!

—¡Mamá, por favor! ¿Te quieres calmar?

JaeJoong intentaba como podía guardar las cosas dentro de su maleta, y corría
con la suerte de no tener demasiadas, pero aún así el hecho de que Ranko
forcejeara un poco con su madre para que la señora no le saltara al cuello y lo
degollara pues no era algo muy cómodo que digamos.

—¡Y quiero lo que me debes! ¡Mocoso pervertido!

—¡¿YO?! ¡Mire usted…!


—JaeJoong por favor no hagas las cosas más difíciles.

Y por un segundo tuvo que darle la razón a Ranko, guardó sus pertenencias en
tres maletas. Y sacó unos cuantos billetes que pagarían lo que hasta ahora le
debía a la mujer, pero por la rabia que parecía destilar hacía él, JaeJoong prefirió
dárselos a Ranko.

—Ahí están los meses que le debía. Y sabe que me voy feliz, por que no tengo
que volverles a ver la cara a ninguna de las dos. ¡Par de locas!

—¡Vuelve acá y dímelo en la cara!

Y si, como se imaginaran JaeJoong salió corriendo como pudo con sus tres
maletas en peso.

Cabe decir que ésta no había sido la noche de las ideas inteligentes precisamente.

Ahí estaba él, sentado en una de las bancas del parque, con tres maletas por sus
piernas, suspirando cada dos segundos. Cerca de las nueve de la noche y sin
saber para donde agarrar. ¿Por qué le pasaban estas cosas a él?

¡Y todo por culpa de esa hormonal Ranko!


¿Por qué hormonal? Pues, por que no puede decir demasiadas malas palabras
juntas.

…Empezaba a entender a YunHo y su aversión por las mujeres.

Abrió su celular y recordó las palabras de YunHo ‘Llámame si es que tienes algún
problema, ya sabes todos somos como una gran familia’ Eso había dicho, y
JaeJoong había optado por tomarle la palabra, marcó el número de YunHo pero
apenas dieron dos tonadas cortó la llamada asustado.

No, no estaba listo para verle la cara a su jefe, no después de haber alucinado con
él justo antes de tener sexo con Ranko. Oh, Dios ahora que lo pensaba eso no era
bueno y ya no tenía como seguir negándolo, no podía, por que no tenía
justificación alguna.

—¿Me atrae?— Colocó los codos sobre sus rodillas, tapó la mitad de su rostro con
ambas manos y se dedicó a mirar el césped de aquel parque. —¿Lo quiero?— Su
corazón ahora latía apresurado. —¿Me enamoré?

Una opresión en el pecho y JaeJoong sentía que al menos debía admitirlo frente a
sí mismo, y es que ya lo venía sospechando, no solo lo quería un poco más que a
los demás.

—…¿Cómo me enamoré de él?

Mordió su labio inferior y suspiró, la vida estaba llena de estupideces, siempre lo


había creído así, y su amor por YunHo era una de esas estupideces, sintió un
peso en el estómago, y por alguna razón que no logra comprender, justo en ese
momento sonrió.
—¿Acaso eres masoquista, JaeJoong? ¿Por qué justo de él?

Esa sonrisa de a poco se fue ampliando, aunque no lo quería, no podía evitar


seguir sonriendo como un idiota. No cuando había estado tan seguro de si mismo,
hasta antes de conocerlo. Una vez había escuchado de boca de SungMin que el
destino funciona de maneras extrañas.

Y JaeJoong había recordado a ese elegante muchacho de perfil refinado que


había salido corriendo de una iglesia y había chocado con él, que no le había
dirigido una sola mirada, que no había pedido disculpas, por que justo en ese
momento el amor se le escaba entre las manos.

…Esa fue la primera vez que se habían visto.

Y probablemente YunHo no lo sabía. Por que para variar YunHo seguía ignorando
al resto del mundo cuando de Bae Seulgi se trataba. Tragó fuerte y cuando el
celular comenzó a sonar sus manos nerviosas sostuvieron el celular que
centellaban el nombre de ‘Jung YunHo’

Dudó, si quiera por cinco minutos. Por que YunHo volvió a llamar un par de veces
más.

—¿Jae? Por fin contestas. ¿Me estabas llamando, que sucede?

Y esa preocupación, lo hizo llenarse de algo llamado esperanza. El amor era


idiota, por que cualquier estupidez te parecía una señal. Y el era aún más estúpido
por no poder evitar abrir la boca y pedirle a ayuda a aquel que a partir de hoy…

…Muy seguramente, sería su dolor de cabeza eterno.


Seúl, Corea.

—Buenas tardes, ¿Me podría comunicar con Jung YunHo?

Seulgi comenzó a guardar un par de bufandas dentro de sus cajones mientras con
el auricular bluetooth se daba el lujo de poder movilizarse con facilidad. Sin
embargo el silencio por parte de la empleada de la residencia Jung le dio un mal
presentimiento.

—Disculpe. ¿De parte de quien?

—Soy una amiga de la universidad.

Y Seulgi no era ninguna tonta sabía de sobremanera que si daba su nombre muy
probablemente YunHo no querría contestarle, una vez más la mujer volvió a callar
y luego de unos segundos soltó un breve suspiro.

—Lo siento mucho señorita, pero el joven YunHo ya no vive en esta casa, se
marchó hace un par de años, y desde entonces no hemos sabido de él. Lo único
que puedo decirle es que ni siquiera se encuentra en el país.
Y Seulgi perdió la fuerza en sus piernas, se sentó sobre la cómoda cama y sus
labios temblaron por un segundo.

—¿Esta segura?

—Si, señorita.

—De acuerdo, muchas gracias.

Terminó con la llamada y suspiró. ¿YunHo no estaba en Corea? ¿Entonces donde


estaba? Pasó una mano por su rostro y bajó la mirada.

—¿Dónde puedes estar YunHo? ¿Dónde?

Akihabara, Japón.

Luego de un viaje de casi quince minutos de interrogación tras interrogación.

Choi Siwon por fin pudo poner pie en su edificio. Subió por el ascensor apoyando
la cabeza en una de las paredes del ascensor y cerró los ojos, se sentía
particularmente agotado y cansado, pero principalmente hastiado de todo.
Quería ver a HeeChul, quería recibir una respuesta de su parte. Por que sabía que
no había imaginado en ningún momento cuando sentía esa mirada de parte de
Kim hacía él, sabía que lo suyo era como una relación sin formalismos.

Por que ambos se gustaban, ambos lo sabían, pero ninguno se atrevía a decirlo.

Las puertas se abrieron y Siwon logró sacar las llaves. Miró puerta del
departamento de HeeChul y suspiró, pensó que sería buena idea avisarle de su
llegada, pero luego pensó que estaría dormido y no estaría bien incomodarlo. Así
que volvió a caminar e ingreso a su departamento, dispuesto a dormir
profundamente.

Diez segundos después, contados por reloj, de que la puerta de Siwon se abriera
y luego cerrara, HeeChul abrió la suya y suspiró, mirando la puerta del
departamento de su amigo. y alegrándose de poder haberlo visto llegar bien.

Contempló la puerta unos segundos más y luego del tiempo necesario, volvió a
entrar a su departamento, solamente necesitaba saber que Siwon había llegado
bien, para poder dormir.

—Bueno, ya conoces la casa. Puedes quedarte en la habitación frente a la mía.


Nunca la utilizo así que solo tendrías que mover un par de cosas que tengo
arrimadas ahí, no está sucio por si acaso.
JaeJoong asintió y dejó la maleta que llevaba en el piso, al igual que lo hizo
YunHo con sus otras dos maletas. La verdad, JaeJoong se sintió un poco
incomodo invadiendo el espacio personal de su jefe de esa forma.

—¿Y que fue lo que sucedió?

—Mi casera me botó, creyó que su hija y yo pues… Teníamos un ‘tórrido’


romance.— YunHo enarcó una ceja y luego sonrió, dirigiéndose a la cocina. –Pero
te aseguro que no es así.

JaeJoong lo siguió, inconscientemente resaltando el hecho de que no era verdad.


Mientras Jung únicamente se servía un poco de jugo de naranja, extendiéndole la
jarra y un vaso a Kim, para que se sirviera si así lo deseaba.

—Tranquilo JaeJoong, tú y tus tórridos romances me tienen sin cuidado.

—¡Pero no estoy mintiendo! Ranko resultó una lanzada, pero ella y yo jamás
tuvimos algo… Yo… Yo no…

“¡Agh! Genial JaeJoong, solo te falta decirle que no tienes nada con ella, por que
te diste cuenta que estás enamorado de él. Eso sería cavar tu propia tumba.”

—¿Tú, que?

—Nada, déjalo así.

JaeJoong suspiró, y YunHo se volvió a levantar, sacudiendo los cabellos de


JaeJoong y sonriendo en el acto.
—Tranquilo, JaeJoong. Solo bromeaba, confió ciegamente en ti y si tu dices que te
botaron por una injusticia. Yo te creo. Te puedes duchar si así lo deseas, es la
habitación al final del pasillo. Yo me voy a recostar por que estoy demasiado
cansado, te quedas como en casa, mañana te doy una buena bienvenida a mi
departamento, pero hoy tengo mucho sueño.

JaeJoong sintió sus cabellos siendo alborotados una vez más, y observó como
YunHo lavaba su vaso y lo guardaba, mientras se empezaba a alejar por el pasillo,
masajeando un poco su cuello. Debía estar muy cansado en realidad.

Dio un corto suspiro, y aunque sintiera que fuera un error estar ahí. Sentía que de
algún modo era el lugar indicado.

Rain, Rain, Rain.

Era todo en lo que podía pensar, y la verdad ya estaba harto. Incluso se sentía
hasta con ganas de quedarse dormido para poder dejar de pensar en él, en su
asco de situación y en el mocoso ese que ya tenía nombre y era MinHo, y que de
tan mal humor lo ponía cuando lo veía junto a Rain.

Mirando el techo de su habitación Changmin decidió colocar una almohada sobre


su rostro y suspirar, por que era mejor que la almohada retuviera sus lagrimas que
sentirlas rodar por sus mejillas.
¡Diablos! Si YooChun lo viera, seguramente lo molestaría por débil y cursi.

Después de tanto molestarlos a YooChun y JunSu le parecía incluso hasta


inverosímil sentirse así, pero su pecho compungido le daba entender que ese
dolor no desaparecía así de pronto y sus lágrimas siguieron saliendo, hasta no
saber en que punto logró conciliar el sueño.

—…Idiota Rain.

JunSu abrió un poco los ojos esa noche.

Se encontraba de lado en la cama, con YooChun abrazándolo por la espalda, con


la quijada de Park muy cerca de su hombro, ambos respirando incluso a un ritmo
casi acompasado, y la vista que tenía daba exactamente al gran balcón en el
departamento de YooChun.

La luz de la noche, y el frío. YooChun debió suponerlo, por que de pronto sintió
como una delgada sábana cubría su cuerpo y el de Park, entrelazó su mano con la
de YooChun y él únicamente emitió un gemido en respuesta de que aún estaba
medio despierto.

—Chunie, está lloviendo.


YooChun entonces abrió los ojos y contempló al igual que JunSu esa hermosa
lluvia que caía sobre el suelo de Akihabara esa noche, casualmente se le hizo
hipnotizante igual que le pasaba a Kim.

Besó la mejilla de JunSu y suspiró. Por que en este preciso momento no había
nada mejor que esto, nada mejor que estar abrazado a JunSu, en una noche fría
de lluvia, con su suave voz pronunciando su nombre.

Por que YooChun lo amaba tanto, y JunSu lo amaba tanto también. Que cada
cierto tiempo, era como si un aura invisible los envolviera y solo ahí ambos
pudieran vivir. Por que si habría que describir al amor, YooChun y JunSu
indudablemente hubieran descrito ese preciso momento.

Salió completamente fresco de aquella ducha.

Sacudía sus cabellos con una pequeña toalla, y ya más cómodamente vestido con
un pantalón y camisa de algodón, finalmente JaeJoong salió del baño. Usando
unas pantuflas de oso que había encontrado en el baño, y no sabía por que pero
estaba casi seguro que eso era un regalo de JunSu o mínimo de HeeChul.

Respiró hondamente y se asomó un poco en el balcón del departamento. El frío


algo intenso lo tomó por sorpresa, pero la lluvia se veía tan bien, que le fue
inevitable quedarse ahí por unos minutos. Ver la lluvia siempre había logrado
relajarlo.
Suspiró y cerró las puertas del balcón, se encargó de acomodar un par de revistas
que había sobre los sillones y las dejó sobre la pequeña mesita de centro. Apagó
una a una las luces del departamento y finalmente cuando observó la puerta de la
habitación de YunHo se detuvo.

Esta vez si fue conscientemente, era riesgoso pero no le importó, abrió la puerta
por suerte sin seguro y entró con pasos suaves, procurando no hacer demasiado
ruido, dentro de la habitación de su jefe, no había balcones pero si un gran
ventanal y la luz de la noche en ese momento iluminaba el rostro de un adormilado
YunHo.

Se colocó en cunclillas justo frente al rostro de Jung, ya que dormía de lado, los
brazos sobre sus rodillas, y su quijada sobre sus brazos. JaeJoong no está muy
seguro de cuanto tiempo pasó contemplándolo, pero finalmente tuvo que
aceptarlo, por lo menos ante si mismo.

—…No tengo la menor idea de cómo pasó, jefe. Pero… Creo que…— Y se sentí
nervioso, estúpidamente nervioso, por que seguramente YunHo ni siquiera lo
escuchaba, JaeJoong respiró profundo y aparentemente volvió a agarrar valor. —
…Creo que me enamoré de ti, YunHo.

Y eso había sido todo, sentía un peso menos. Y una sonrisa surcó en sus labios.

—Lo siento, YunHo. Será solo una vez, una única vez.— Alejó unos mechones del
rostro de Jung y sonrió al notar su perfil y su rostro tan apacible. –Además me lo
debes, tú ya me robaste un beso antes, ahora es mi turno.

Se levantó un poco, para quedar a rodillas de la cama de YunHo, mordió su labio


inferior y suspiró hondamente.

—Por favor no abras los ojos.


Y en ese último suspiro de sus labios, JaeJoong cerró sus ojos y unió sus labios
con los de Jung YunHo, sintiendo como su corazón latía desbocado ante el
contacto. Sintiendo que si era posible que latiera de esa manera tan solo ante un
contacto tan simple como un beso.

No lo había notado antes, pero los labios de YunHo aunque finos eran suaves, y la
calidez de YunHo lo había empezado a envolver por que la pausada respiración
de YunHo lo hizo suspirar y finalmente decidió alejarse. Curioso, era el hecho de
que las dos veces en que se habían besado YunHo había estado inconsciente.

Y que ventajosa o lamentablemente. YunHo no recordaba ninguno de esos besos.

La sorpresa ante sus acciones llegó después, después cuando la calidez lo


abandono, cuando la suavidad sobre sus labios desapareció. Después cuando su
corazón comenzó incluso a latir todavía más rápido. Tapó con ambas manos su
boca y se levantó.

—¿Qué diablos estoy haciendo?

Ansioso por huir de las consecuencias de sus acciones, JaeJoong abandonó la


dichosa habitación de su jefe, todavía dormido con paso rápido y azotando sin
querer la puerta, buscando encerrarse en su habitación por lo que le quedaba de
noche.

Intentando olvidar que no supo pensar como por aproximadamente dos minutos y
tratando de evitar ese sentimiento que prácticamente le gritaba que no se
arrepentía.
La puerta siendo cerrada con tanta fuerza logró que YunHo se sentara de
inmediato y que por ende abriera los ojos con algo de dificultad, restregó un poco
sus ojos y miró de un lado a otro, pero su habitación estaba vacía.

—¿Jae?

Supuso que la puerta que escuchó cerrarse había sido la de JaeJoong y como
parecía no haber nada fuera de lo común, YunHo decidió volver a acostarse,
acurrucarse en su cama y volver a dormir. Esperando volver a soñar con lo que
fuera que hubiera estado soñando, pero que lo había hecho sentir tan bien.

Capitulo 11: En realidad, nunca fuiste un secreto para mí.

Había amanecido nevando.

El clima últimamente estaba loco, pero eso poco importaba ya en realidad.


ChangMin estaba usando esa bufanda negra que se ha convertido en algo
infaltable en su ropa, miró el reloj en su muñeca y suspiró, estaba a tiempo pero
aún así temía no llegar a la hora exacta.

Las clases empezarían en cuarenta minutos y el viaje cuando menos duraba


veinte minutos. Miró hacía la calle esperando ver el bus llegar, pero al parecer eso
no iba a pasar, por lo menos no en un buen tiempo.

Acomodó un poco mejor la mochila en su espalda, el largo abrigo que llevaba, y


esperó que toda esa ropa más el uniforme del instituto lo cubrieran del frío, no
quería enfermar, no era momento para estar enfermo.
La parada del autobús no estaba tan llena como usualmente solía estarlo, pero
cuando el perfil de Rain caminando por la vereda contraria llamó su atención sus
ojos no se apartaron de él. El hombre caminaba leyendo un libro, con total
pasividad en su caminar.

Una sonrisa pequeña se posó en sus labios, por que de pronto el frío desapareció
y lo único que deseo fue ir a saludarlo y poder abrazarlo, pero casi al mismo
tiempo sacudió la cabeza intentando alejar esos pensamientos.

Miró una vez más hacia la calle por donde aparecería su bus, no lo vio cerca, así
que decidió que de algún modo podría acercarse, con la excusa que fuera, no
importaba, él solo quería platicar con él, pararse frente a él, que lo viera a él, a
Shim ChangMin.

Y estuvo a un segundo de poner un pie en la calle para cruzar cuando un


muchacho de instituto se acercó a Rain por la espalda, con una sonrisa en el
rostro. Pronunciando un leve ‘Gracias por esperarme’ Rain asintió con una
sonrisa, guardando el libro y sacudiendo los cabellos del menor.

…Ese de ahí, era Choi MinHo.

Respiró profundo y apretó sus puños, por que en serio estaba molesto, como si
fuera de una mala broma, sentía que lo único que podía alcanzar a escuchar era
la risa algo vaga de ambos, lo único que podía ver era sus sonrisas y los ojos de
MinHo casi brillando por estar junto a Rain.

El bus se estacionó justo frente a él, las personas empezaron a subir y ChangMin
decidió respirar hondamente y continuar. Subió al bus con cuidado y se sentó lo
más lejos posible de una ventana que le ofreciera una vista clara de esos dos.

Por que Changmin comprendía que se sentía furioso, pero más que eso, estaba
ligeramente dolido.

HeeChul estaba apoyado en el mesón junto a YunHo.

Y en realidad no cruzaba palabras con él en ese momento, únicamente veía a


YooChun y JunSu atender a unos clientes que acababan de llegar, en la otra
esquina JaeJoong sonreía forzadamente ante algún comentario y ChangMin, pues
él no llegaría hasta las tres y algo más cuando saliera del instituto.

Miró la hora en el reloj de la pared y suspiró por octava ocasión, la desventaja de


no venir con Siwon al trabajo es que en realidad no sabía nada de él, y ya era muy
tarde para alguien tan puntual como lo es Siwon. Y para ser sinceros, ya estaba
preocupado.

—¿Chul, te sientes bien?

Kim intentó sonreír y se sentó adecuadamente para poder mirar a Jung a los ojos.

—Es tarde, Yunnie. ¿Sabes por que Siwon no ha llegado?

La dudad que mostraron los ojos de YunHo, cautivó la atención de HeeChul, por
que pareció dejar en pausa su juego de Guitar Hero, para poder prestarle total
atención, por que al parecer había escuchado algo que no le gustó.
—Me llamó temprano en la mañana para reportarse enfermo. Pensé que lo
sabías.

Y aquello fue un horroroso balde de agua fría, HeeChul no está muy seguro de
que fue lo expresó con sus gestos o miradas, y la verdad tampoco le importó
mucho, se levantó de su asiento y fue por sus cosas en la cocina.

Para cuando salió YunHo lo esperaba intrigado por su accionar, HeeChul


únicamente cruzó el bolso a su cuerpo mientras arreglaba una bufanda en su
cuello.

—Chul… Dime que no estás haciendo lo que creo que estás haciendo.

—Lo siento, Yunnie. Me tengo que ir, Siwon no sabe como cuidar a una persona
con una simple gripe imagínate que tenga algo peor, o mucho peor que eso. ¿Te
imaginas como es cuidándose a si mismo el solo?

—Siwon es un adulto, Chul. ¡No nos puedes dejar!

Y cabe recalcar que para este momento HeeChul ya se movía en dirección a la


salida y YunHo obviamente intentaba retenerlo agarrándolo por el brazo y
poniendo cara de niño de seis años en su primer día de clases.

—¡Además! Hay muchos clientes y no has cocinado suficientes postres para todo
el día todavía. No te vayas. ¡Chul!

—Lo siento, Yunnie. Te adoro y lo sabes, pero tengo que irme.

En un último intento, HeeChul se soltó agarró por el rostro a YunHo y lo besó en la


frente. Ya fuera del café lo único que YunHo pudo hacer es mantener la puerta
abierta mientras veía a HeeChul caminar rápido hacía la avenida e intentar llamar
como podía a un taxi.

Se cruzó de brazos y dio un suspiro más.

Una sonrisa se plasmó en sus labios apenas lo vio a HeeChul subirse al taxi sin
siquiera preguntar cuanto le cobrarían y supuso que hoy sería un buen día para
Siwon.

De acuerdo, había sido algo estúpido.

Subirse al taxi sin preguntar cuanto le iban a cobrar había sido estúpido pero ya no
había tiempo para recriminárselo, y mucho menos para laméntalo y peor aún para
ponerse a pelear con el taxista.

Así que HeeChul había pagado casi el doble de lo que le cobraban normalmente
hasta su departamento en taxi y había subido por el ascensor, buscando entre su
llavero las llaves del departamento de Siwon, sabía que las tenía por ahí.

Habían intercambiado las llaves de sus departamentos por cualquier emergencia.


Y esta era una emergencia, el problema radicaba en que no encontraba la bendita
llave por ninguna parte. Las puertas del ascensor se abrieron y HeeChul
prácticamente corrió hacía la puerta, con una gran sonrisa al encontrar la llave.
Cuando abrió la puerta del departamento miró con cuidado hacía el interior del
lugar, un olor llegó hasta su nariz y de inmediato dejó sus cosas en la pequeña
mesa a la entrada, dirigiéndose a la cocina de inmediato.

El movimiento de sus manos, deshaciéndose de la bufanda en su cuello se hizo


lento, Siwon estaba ahí frente a la cocina, con las mejillas azoradas
probablemente por el calor de la fiebre que tenía, arropado con una manta grande
sobre su cuerpo y con la nariz más roja que sus mejillas.

Una sonrisa, y se empezó a acercar, dejando la bufanda sobre el mesón.

—Te ves como Rodolfo.

Bromeó y Siwon giró sorprendido al verlo, pero de la misma forma, Choi intentó
sonreír, aunque una toz, que de inmediato Siwon tapó con un pañuelo, fue lo que
HeeChul recibió a modo de bienvenida.

—¿No deberías estar trabajando?

La voz rasposa de Siwon, o más bien congestionada por parte de Choi lograron
que HeeChul sonriera mientras revisaba lo que el muchacho había estado
cocinando.

—¿Estabas haciendo una sopa de pollo?

—Me gusta.

—Ve a recostarte, yo continuó.


HeeChul se quitó el abrigo y lo dejó sobre una de las sillas, moviendo con la
cuchara la sopa a medio preparar por Siwon. Se empezó a hacer cargo de todo,
empezó a cortar un par de verduras y notó de inmediato que Siwon parecía no
querer moverse de ahí.

—¿Por qué no vas a descansar?

—¿Por qué no estás trabajando?

Volvió a sonreír, dejó caer las verduras en la pequeña olla y lavó sus manos.
Sabiendo que desde siempre demasiadas palabras entre ellos sobraban, decidió
recoger mejor su cabello y empezó a buscar un poco de fideo en la alacena.

—Eres un irresponsable, de seguro dormiste con las ventanas abiertas y sin


abrigarte. ¿No sabes que empezó a nevar en la madrugada?

—No me gusta el reporte del clima.

Y Siwon pareció sentarse en una de las sillas de la cocina mientras cerraba mejor
a su cuerpo la manta sobre su cuerpo. HeeChul lo observó por un rato y luego
continuó, por que Siwon podía ser muy inteligente y exitoso.

Pero cuando se trataba de su salud, era como un niño pequeño al cual no le


importaba estarse muriendo con tal de no preocupar a sus amigos, y siempre
había sido así. A HeeChul le había tocado estar a su lado en esos momentos
desde siempre.

Por que si dependía de Siwon, Choi se quedaría en cama esperando que por
milagro de las aspirinas se le quitara cualquiera que fuera su padecimiento. Dio un
corto suspiró y pensó. ¿Qué haría Siwon sin él?
Para cuando volvió a mirarlo, Choi se había recostado sobre la mesa y parecía
haber conciliado el sueño, HeeChul lo observó sin moverse por unos segundos y
luego sonrió. Tenía que terminar esa sopa, para que luego el menor se recostara a
dormir en su cama.

—Entonces serían dos té helados y cuatro CheeseCake.

—¿Eh? Si.

YunHo enarcó una ceja y levantó la mirada hacía donde estaba JaeJoong, justo
frente a él, el muchacho sonrió nervioso y luego carraspeó, desviando la mirada.
YunHo lo venía pensando desde que había amanecido.

Jaejoong estaba actuando muy extraño.

En realidad JaeJoong era muy extraño, pero desde hoy estaba actuando aun más
extraño, si es que eso era posible, regresó su mirada a la computadora y le pasó
la orden a ChangMin que junto a YooChun intentaban arreglárselas en la cocina.

Todo había comenzado en la mañana, muy temprano. JaeJoong se había


levantado gritando que era muy tarde y que no tenía tiempo, obviamente ese
había sido su despertador de la mañana. Había abierto la puerta y le había pedido
que se calmara.
‘Ahora vives con el jefe, llegaremos juntos, vivimos juntos. Créeme no te voy a
regañar por llegar tarde, ya relájate JaeJoong’

Entonces ‘eso’ había ocurrido. JaeJoong se había congelado al verlo, había


abierto los ojos con sorpresa, se había pegado a la puerta en su espalda y se
había sonrojado de una manera que sinceramente intrigó a YunHo.

…Por que JaeJoong jamás se comportaba así.

JaeJoong era rebelde, desafiante, molestoso, un poco gritón, sin complicaciones y


de repente un poco dramático, pero Kim JaeJoong en definitiva no era una
persona tímida e introvertida que se paralizara solo por verlo con una toalla a la
cadera y el cuerpo y cabello mojado.

Oh, si. Por que apenas había escuchado los gritos YunHo se había levantado, se
había duchado y JaeJoong seguía corriendo de aquí para allá gritando que
llegaría tarde, por eso todavía sin vestirse YunHo había decidido salir a calmarlo.

Pero al parecer eso no había funcionado.

—¡Hyung! Un pie de queso y un café latte.

—No me digas Hyung, Junko.

—Oh, si. Disculpa Oppa.

JunSu se dio cuenta de su error por suerte demasiado pronto, y le sonrió


abiertamente mientras YunHo asentía y Kim volvía a atender otra mesa, jalando a
Jejuko en el proceso. El sonido de una taza quebrándose y YunHo solo sintió su
cuerpo alzarse un poco antes de suspirar levemente.
—¡Eres un idiota, YooChun!

—¡Cállate está es la primera taza que rompo!

—¡Si, la primera taza! ¡¿Pero tengo que recordarte los tres platos que ya vas
quebrando?!

—¡Ni que tu no hubieras dañado la tetera! ¡Si, yo te vi!

—¡Cállate, Monochun! ¡Fue un accidente!

—¡Si pues entonces dejémoslo en que yo tengo ya cuatro accidentes!

YunHo negó con la cabeza al oír los gritos. En definitiva Siwon y HeeChul hacían
demasiada falta. Miró a Jejuko atender a un cliente con una sonrisa en el rostro y
no pudo evitar despegar sus ojos de aquella sonrisa.

—¡Idiota!

—¡Imbécil!

Si, sus amigos igual de cariñosos que siempre. Luego de ‘eso’ y que JaeJoong
terminara gritándole que se cambiara en su habitación, había venido la escenita
del desayuno. YunHo pensó que se irían sin desayunar, pero para su sorpresa en
el comedor había todo un desayuno cuidadosamente preparado.

‘¡Listo! Desayuna y nos vamos.’

Detrás de él. JaeJoong arreglaba un poco su ropa. Así que YunHo había supuesto
que JaeJoong se había demorado, precisamente por preparar el desayuno. Así
que entonces hizo un comentario muy estúpido.
‘No debiste molestarte con el desayuno Jae, usualmente no desayuno y de todas
formas se te ha hecho tarde, no tienes que recompensar el hecho de que estés
ahora viviendo conmigo. Además soy alérgico al kiwi’

Y si, se había pasado de idiota, pero jamás pensó que ese comentario molestaría
tanto a JaeJoong por lo menos no hasta el punto de arrugar el entrecejo, mirarlo
con odio y por supuesto que se marchara indignado gritándole:

‘¿Eres imbécil o que? No lo hago para agradecerte que me dejes quedar. ¡Lo hago
simplemente para ti! Es decir… ¡¿Ves lo que me haces decir?! ¡Y has lo que te de
la gana, no comas, muérete! Pero no demores por que tenemos que llegar al café’

Y sí, así podía resumirse el hecho de su primera mañana con JaeJoong en el


departamento, Kim no había pronunciado una palabra en el auto camino al Maid,
se había mantenido con los brazos cruzados y ahora solo le hablaba para decirle
los pedidos.

Sencillamente… No lo entendía.

—Dos tazas con café sin azúcar.

YunHo asintió y digito la orden dicha por JaeJoong. Decidió que si JaeJoong no le
hablaba y por alguna razón extraña del universo parecía estar molesto con él,
pues entonces YunHo le daría su espacio hasta que se le pasara el enojo y
decidiera volver a hablarle.

Por eso encendió el Guitar Hero, para poder distraerse mientras tanto, oh y por
supuesto por que hace mucho que no se distraía con el juego y estaba a punto de
concretar nueve notas de la más difíciles seguidas, hasta que sintió una fija mirada
sobre si.
Levantó la mirada y JaeJoong desvió la suya. Otra vez aquello, de acuerdo él no
era muy listo para muchas cosas, pero en definitiva JaeJoong actuaba extraño,
muy extraño y eso lo comenzaba a desestabilizar.

—Estaba pensando…

—¿Ya vas a hablarme?

—Si, ¿Acaso no es obvio?— JaeJoong rodó los ojos y respiró profundo. –El
YooMin no funciona en la cocina, y pues Su y yo no podemos con todos los
clientes.

—¿Quieres que cierre temprano?

—Sería lo más sensato.

YunHo jugó un poco moviendo sus labios y mirando al techo, y pues sí JaeJoong
tenía razón.

—¡Deja de hacer eso!

—¿Hacer que?

—¡Deja de mover así los labios!

YunHo colocó una expresión de incredulidad en su rostro, ok esto ya no solo era


extraño sino hasta ridículo.

—¿¡Qué!?

—¡Solo deja de ser tan tú!


—¿Te has vuelto demente Jae… Jejuko?

—¡Agh! No entiendes nada. ¡Nunca entiendes nada! ¡¡Eres un completo imbécil!!

Y si señoras y señores. JaeJoong le gritó, tan fuerte que todo el café posó su
atención sobre los dos. Incluso YooChun y ChangMin que habían estado en la
cocina. ¿Y que fue lo que hizo Jae? Pues huir, lo miró con molestia y simplemente
decidió caminar en pose de indignación total hacía los vestidores.

Así que como podrán también imaginar, a YunHo le tocó poner su mejor sonrisa y
disculparse educadamente por la escenita que acababan de presencia. El
momento de alguna manera fue oportuno, aprovechó para anunciar que cerrarían
temprano y lo más traumante o ¿divertido? Ya no está muy seguro de eso, paso
después.

Pero el punto es que tres adolescentes se habían acercado a la caja,


‘aconsejándole’ que tratara mejor a Jejuko—chan. Por que era una gran chica y
ella lo quería mucho, que se apresurara y le pidiera que salieran juntos, por que si
no ellos se dedicarían a conquistarla.

¿Creían que eso era todo?

Pues no, esos tres habían añadido además que él contaba con una gran ventaja.
Por que Jejuko únicamente tenía ojos para él. Y que según ellos él también la
miraba de una manera especial, cosa que para empezar se supone los chicos no
notan.

A menos claro, que la persona en cuestión, es decir él, sea demasiado obvia.

YunHo asintió agradeciendo y luego pensó que esos tres estaban muy mal. Por
que él no miraba de una manera diferente a JaeJoong, él miraba a JaeJoong igual
que miraba al resto de sus amigos.
…¿Verdad?

—Y nuestra última orden son dos café sin azúcar.— YooChun permanecía
apoyado en el mesón leyendo la pequeña factura que YunHo les había dado. El
cuerpo de ChangMin de inmediato se tensó. —¿Quién diablos puede tomar café
sin azúcar?

—…Rain.

El nombre del hombre salió de sus labios de improviso, YooChun enarcó una ceja
y ChangMin prefirió ignorarlo, por el bien de ambos. Caminó con tranquilidad hacía
la puerta de la cocina y pudo verlo sentado en su mesa de siempre, mirando hacía
delante de su asiento con una sonrisa en el rostro.

El cuerpo de Junko le impedía ver a la otra persona, pero cuando se alejó pudo
notar a MinHo, el muchacho de pronto agachó la cabeza y pareció tomar suficiente
aire como para llenar sus pulmones, se levantó del asiento y estiró su mano hacía
Rain.

ChangMin se paralizó. “No lo hagas, por favor… No tomes su mano.”


Sin embargo sus pensamientos no llegaron hasta el mayor, por que aunque Rain
se veía confundido por aquello, levantó un poco su mano y tomó la del menor que
empezó a jalarlo para que salieran del café.

—¿Min, que ves?

Las manos de YooChun sobre sus hombros y ChangMin ni siquiera lo pensó, los
siguió a la misma velocidad, ignorando las palabras de YunHo que le preguntaban
a donde iban y cuando abrió la puerta trasera del Maid, su cuerpo entero se tensó.

—MinHo… ¿De que me querías hablar en privado?

La voz de Rain sonaba tranquila, ChangMin no se movió principalmente por que


no quería hacer notar demasiado su presencia, MinHo jugó con sus propias
manos. Volvió a tomar aire y miró a Rain directamente a los ojos.

—Bueno… Yo…

Y en ese preciso momento, ChangMin tuvo que eliminar sus instintos asesinos.
Aunque claro, un pequeño dolor se instaló en su pecho. Pero la rabia, en
definitiva, en ese momento fue mayor. Por que MinHo había agarrado por las
mejillas a Rain y se había acercado.

…Para poder besarlo en la boca.

¡Y Rain no hacía nada! Por que parecía haberse quedado paralizado, abriendo los
ojos con sorpresa, no lo empujaba, no lo golpeaba. No nada, pero ChangMin no
era así, no era tan maduro. ChangMin recordó que tenía dieciocho, y tenía todo el
derecho de comportarse como todo un adolescente estúpido e impulsivo.
Y como tal se comportó.

Empujó con fuerza a MinHo, alejándolo de Rain. Haciendo que el muchacho se


golpeara la espalda con la otra pared. Mirándolo con odio y luego regresando a
mirar a Rain con el mismo odio. Dándole un merecido golpe en la cara.

—¡¿Eres idiota o que te pasa?!— Apretó sus puños con fuerza, Rain miraba el
suelo sosteniendo con su mano derecha el lugar donde ChangMin vestido de Mina
le había golpeado. —¡Dijiste que querías invitarme a salir! ¡Que yo te gustaba!

Rain respiró profundo y miró a Choi.

—Por favor, MinHo. Te prometo que hablaremos luego, ahora por favor déjanos
solos.

—Pero…

—Por favor, MinHo.

La seriedad de Rain bastó, MinHo agarró la mochila del suelo y asintió, alejándose
con un paso algo lento, y para cuando Rain regresó a mirar a Mina, ella tenía la
mirada en el suelo, apretando los puños. Y entonces Mina empezó a gritar.

—¿Tienes idea de cómo me la he pasado pensando en ti?— Mina volvió a


levantar la mirada, con los ojos algo temblorosos. —¡Creyendo que esto estaba
mal! ¡Eres un imbécil! No se como comportarme cuando te tengo cerca, cuando te
veo lejos. ¡No sé nada! ¡Simplemente no pienso! ¡Mi privilegiado cerebro no
funciona cuando estoy contigo!
Por un momento, ChangMin se preguntó si eso era lo que le pasaba a YooChun y
a JunSu cuando estaban juntos, que parecían no pensar cuando estaban él uno
cerca del otro, una lágrima corrió por su mejilla y se odio por eso.

¡Diablos, él no era así!

La secó bruscamente de su mejilla y estaba dispuesto a irse cuando Rain lo tomó


por el brazo y lo acorraló contra la pared. El cuerpo de ChangMin volvió a temblar,
observó los labios de Rain y entonces dejó de pensar. Ambos estaban demasiado
cerca.

Decidió poner las manos en el pecho de Rain para alejarlo, pero él solamente lo
agarró por los brazos. Pegándolos a la pared, haciendo presión con sus manos,
ChangMin se sintió desprevenido.

Todo pasó tan lento, lo suficiente como para que pudiera detener lo que estaba a
punto de suceder, pero el problema era que no quería, no quería alejarlo, y
cuando los labios de Rain hicieron contacto con los suyos, ChangMin solo soltó un
pequeño suspiro y cerró los ojos.

Por que a pesar del frío, a pesar de que no tenía la experiencia de YooChun, o la
sensualidad de JunSu, ChangMin no pudo evitar pensar que ese momento era su
momento y que Rain besándolo de aquella manera era lo mejor que le había
pasado.

Por que ChangMin estaba acostumbrado a sentirse superior a los demás. Y de


repente llegaba Rain y lo hacía olvidarse de aquello, lo hacía sentirse protegido.
Sus labios jugaban y Changmin en ese momento no pensaba.

Con la respiración agitada, Rain se alejó, apenas un poco, por que ChangMin aún
sentía su respiración cerca, Rain soltó sus manos y ChangMin las dejó caer, miró
a los ojos al mayor y se adelantó un paso, solo para poder tomarlo por el rostro y
volverlo a besar.

Por que cuando las manos de Rain estuvieron en su cintura, Changmin no se


inmutó, lo besó, por que sus besos le habían gustado. Por que besar a Rain le
había gustado, por que sus labios unidos había sido sublime.

—No… Espera…— Y sin embargo, fue el mismo quien volvió a marcar distancia,
se alejó de Rain y miró hacía el suelo. Recordando que en ese momento era Mina.
–Yo… Tu no… En realidad tú no quieres besarme.

Rain sonrió levemente, agarrando por la barbilla al menor y logrando que lo


mirara.

—Yo sé quien eres, Shim ChangMin.

Y como si de una broma se tratara, ChangMin sintió que el mundo se le venía


abajo. Su corazón latió apresurado y más por impulso que por cualquier cosa. Se
alejó, primero un paso, luego otro y para cuando se dio cuenta…

Ya estaba corriendo, hacía el interior del Maid, ignorando el llamado de Rain.


—¿Deberíamos seguir esperándolo?

JunSu miró el reloj en su muñeca y suspiró. Ya todos se habían cambiado y


estaban listos para irse, pero ChangMin no aparecía por ninguna parte. YooChun
se levantó de su lugar y caminó hacía los vestuarios. JunSu no dudo en seguirlo.

—¡ChangMin! ¿Dónde estás? YunHo nos dejó para que cerráramos el Maid.

YooChun entró a los vestuarios los cuales estaban vacíos, y entonces se


preocupó. JunSu comenzó a revisar los baños y entones un sollozo llegó a los
oídos de Park y de inmediato miró a la esquina vacía en los locker.

ChangMin estaba ahí, sentado en el piso, abrazando sus piernas, escondiendo el


rostro entre sus brazos y rodillas, sollozando levemente. YooChun ni siquiera lo
pensó, corrió hacía él y se sentó a su lado, abrazándolo con fuerza.

—Min… ¿Qué sucede?

ChangMin únicamente lo abrazó, escondiendo el rostro en el pecho del mayor.


Para cuando JunSu llegó, con una botella con agua en las manos y sentándose a
un lado de los dos, acariciando el cabello del menor, YooChun quiso volver a
preguntar.

Pero con un leve movimiento JunSu le indicó a Park, que guardara silencio un rato
más, que lo dejara a ChangMin desahogarse primero, que lo dejara llorar en paz.
YooChun emitió un pequeño suspiró y abrazó un poco más a Shim.


Mojó la pequeña toalla y la exprimió un poco.

Siwon sudaba un poco, pero aún así la fiebre bajaba muy lentamente, así que
mientras la medicación hacía efecto, HeeChul había optado por colocar
compresas con agua fría sobre la frente del menor.

Hace un buen rato que Choi había conciliado el sueño, suspiró brevemente y lo
observó por un momento descansar, no habían hablado mucho en todo el día, en
especial por que Siwon se la había pasado dormido y lo suficientemente enfermo
como para mantener una charla decente.

Se apoyó un poco contra la cama y sentado sobre aquella silla, HeeChul decidió
usar sus propios brazos como almohada y cerrar los ojos unos segundos, se
sentía cansado y además, la noche había llegado demasiado pronto.

Seúl, Corea.

El timbre en la residencia Jung fue sonoro.


WookDae siempre fue un hombre capaz de llenarse de lujos y comodidades, y
aunque llevara incluso años sin ver a su hijo, eso no lo despojaba del hecho de
que en raras ocasiones extrañaba aquel portarretrato sobre la mesa de centro
donde su la imagen de su hijo solía estar, ahí con esa gran sonrisa que suele
tener.

Su esposa bajaba las escaleras en ese momento, el sonido de sus tacones,


bajando con cuidado era incluso hasta elegante. Su familia siempre había poseído
esa característica, la familia Jung era lo más cercano a la perfección que había en
Corea.

—¿Qué haces tú aquí?

Así que cuando escuchó a su esposa hablar de esa manera, fue casi inevitable,
levantó la mirada del periódico que leía en ese momento, la observó mirar hacía la
puerta principal y entonces decidió levantarse y dejar los lentes sobre la pequeña
mesita.

—JiHan ¿Qué sucede?

La mujer señalo con la mirada a la bella muchacha de cabello negro parada en la


puerta, con la mirada en el suelo y sosteniendo entre sus manos una cartera. Era
Seulgi, Bae Seulgi la misma que se había atrevido a dejar en el lodo el apellido de
su familia.

WookDae arrugó el entrecejo.

—¿Qué haces aquí jovencita?

—Señor, quisiera hablar con ustedes.


Y aunque probablemente no era lo más adecuado, Jung WookDae accedió por
que era lo correcto, por que era un caballero y sencillamente no podía echarla a
patadas como realmente le hubiera gustado.

Tan solo para equilibrar la humillación recibida hace unos años.

—Antes que nada quisiera pedirles una gran disculpa por lo sucedido con YunHo
hace unos años, yo era todavía muy joven e insensata… Pero la verdad es que en
realidad en todo este tiempo he descubierto que lo amo y que él es…

Y si, la disculpa continuó su ritmo, WookDae parecía atento a las palabras de la


muchacha, aunque sinceramente JiHan se podía dar el lujo de dudarlo, su esposo
era bueno en los negocios, por lo tanto era muy bueno fingiendo prestar atención
a cosas que realmente no importaban.

Y es que JiHan como madre, mujer e incluso amiga no podía entender, justificar y
mucho menos disculpar algo como lo que Seulgi le había hecho a su hijo. Por que
se sencillamente alguien que descubre que ama a otra persona no puede hacer
tanto daño.

Por lo tanto, todo lo que decía esa muchacha en este momento eran palabras
vacías para ella, por que en realidad JiHan veía en aquellos ojos un deje de
hipocresía que la hacía dudar totalmente.

Ella no amaba a YunHo, ella venía seguramente de una relación muy mala a
comprobar que en realidad todavía había una persona que valiera la pena, que la
pudiera amar y perdonar. Ella venía a recuperar su orgullo, demostrándose a sí
misma que podía reconquistarlo tan solo con tronar los dedos.

Seulgi no había cambiado, era la misma niña engreída de siempre.


—¿Quieres saber donde está nuestro hijo?

Entonces JiHan prestó atención, cuando vio los ojos de su esposo brillar de
emoción. ¡Oh, diablos! Ella conocía esa mirada, WookDae en ese momento solo
pensaba en que Seulgi volviendo arrepentida era la mejor manera de recuperar el
honor perdido de la familia.

—No necesitas saberlo, Seulgi. Ahora ya te escuchamos, por favor ten la


amabilidad de respetar nuestra casa e irte.

Había sido directa, la muchacha lo miraba asombrada, en cambio WookDae solo


se cruzó de brazos acomodándose un poco en su asiento.

—Lo último que oímos es que andaba por Japón.

Luego de eso, Seulgi abandono la residencia, JiHan no tardó en mirar enfadada a


su esposo.

—¿Por qué le dijiste eso?

—¿No lo ves JiHan?— El hombre incluso parecía tramar algo. –Si esa muchacha
regresa tan arrepentida y enamorada de nuestro hijo eso demuestra que es lo
suficientemente hombre como para lograr retenerla a pesar de la distancia y el
tiempo, eso demuestra…

—¡Eso solo demuestra que el tipo con el que se largo no fue lo suficientemente
hombre como para satisfacerla y por eso regreso por nuestro hijo! ¡Y que además
es una zorra!
—¡JiHan! Por favor controla ese vocabulario.

—No quiero a esa muchacha cerca de nuestro hijo.

—Jihan…

—JiHan nada. ¡Por favor, WookDae! Piensa por una vez, un poco más en tu hijo
que en la reputación de la familia.

Y con esas palabras, totalmente molesta e indignada, JiHan comenzó a subir las
escaleras, perdiendo totalmente el apetito.

Akihabara, Japón.

—¿Qué se siente no tener nada que hacer?

YunHo había decidido obviar la razón por la cual JaeJoong estaba enojado con él,
en realidad había preferido ignorar el hecho de que en la mañana JaeJoong
parecía enojado con él, y por tanto su opción había sido entablar una charla
casual.
Ambos sentados en el sillón de su cómoda sala, viendo televisión. YunHo
cambiaba de canal y JaeJoong en ese momento solo dio un profundo bostezo.

—No hay nada que ver a esta hora, YunHo. Deja de cambiar de canales.

—Es mejor que estar sin hacer nada.

—La navidad está cerca.

El tema había llegado producto de un pequeño comercial que había aparecido de


la nada entre los múltiples cambios de YunHo, así que del mismo modo en que
llegó, se quedó. YunHo sonrió y decidió dejar el comercial repleto de espíritu
navideño.

—¿Qué harás para las festividades, Jae?

—Nada…— JaeJoong subió las piernas al sillón y se abrazó a ellas con una
mirada anhelante, viendo a la familia que cenaba en la pantalla del plasma. –
Aunque me gustaría ver a mi familia, pero supongo que este año no se podrá.
¿Qué hacen ustedes?

YunHo sonrió. –Pues ChangMin la pasa con su familia, YooChun, Siwon y


HeeChul viajan a Corea para pasar con sus familias evitando encontrarse con mis
padres, así que JunSu y yo la pasamos juntos, puesto que sus padres no creen
que este al nivel de su familia que su hijo sea un simple jugador de fútbol.

Por un momento la mirada de JaeJoong se posó en YunHo, en aquella mirada


llena de tristeza y de resignación con la que miraba la pantalla. Por un momento
se preguntó ¿Cuánto tiempo tendría YunHo sin una cena verdaderamente
familiar?
—Supongo que nuestras familias viven mucho del que dirán.— Concluyó por si
solo Jung, mientras intentaba plasmar una sonrisa en sus labios. –Pero por lo
mismo es que los demás intentan pasar con su familia navidad para que al final
podamos recibir el año nuevo juntos.

—¿Aquí?

—De vez en cuando, siempre intentamos alternar el lugar de reunión.

YunHo se levantó del sillón y caminó hacía la mesa en la entrada, sacando algo
de su leva y aparentemente escribiendo algo, JaeJoong no despegó sus ojos de
él, luego decidió mirar de nuevo la televisión por que no era bueno ser tan obvio.

—He estado pensando en que has hecho un buen trabajo durante todo este
tiempo.— YunHo volvió a sentarse a su lado con un cheque en las manos. –Así
que tómalo como un Bonus para que puedas visitar a tu familia.

JaeJoong observó el cheque ahora en sus manos, con una cantidad considerable
como para ir y regresar en avión y además poder comprar un buen par de regalos,
de pronto sintió frío en el pecho. Y se negó.

—No, no es necesario, YunHo.

—Vamos, JaeJoong. Acepta el cheque.

—No, no… Muchas gracias, en serio pero…

—¡Solo toma el maldito cheque!

—¡Que no!

—¡Que si!
—¡No lo quiero!— Finalmente, JaeJoong optó por levantarse y dejarle el cheque
en las manos a Jung. —¡Dios! ¡Me estresas! ¿Por qué tienes que ser tan
considerado todo el tiempo?

YunHo tenía en claro dos cosas.

La primera es que JaeJoong y él definitivamente no podían tener una simple


conversación por más de veinte minutos sin que terminara en pelea. Segundo, que
a JaeJoong definitivamente le encantaba salir dramáticamente de cualquier lugar.
Y tercero, que era un muchacho muy extraño.

Mmh… Con eso ya son tres cosas.

Pero ese no era el punto, el punto era que YunHo no lo terminaba de entender a
JaeJoong quiere hacer algo lindo por él, y Kim simplemente decide que no, que no
quiere y se marcha de su lado dispuesto a encerrarse en su habitación.

Sinceramente… YunHo no lo entiende.

Cerró la puerta con algo de cuidado.


Luego se apoyó en ella y suspiró. Agachó un poco la cabeza y miró sus pantuflas
de oso, bueno en realidad, eran de YunHo, pero para estas alturas él ya se había
apoderado de las dichosas pantuflas, así que prácticamente eran suyas.

YunHo era un idiota y él también lo era.

Así que se podía decir que decididamente ambos de alguna manera tenían la
culpa por cada ocasión en la que se peleaban, pero en definitiva esta vez había
sido totalmente culpa de YunHo.

—¿Acaso no se dio cuenta que en realidad quería pasar con él la navidad?

Suspiró y decidió también que de algún modo negarse tan rotundamente al


cheque de alguna manera tampoco era la forma más adecuada de lanzarle una
indirecta a Jung.

Así que mientras suspiraba una vez más. JaeJoong solo pensaba en que el
departamento de YunHo no tenía ni un solo arreglo navideño. Así que tal vez sería
bueno ocupar ese cheque en decoraciones de las festividades.

Y con una sonrisa en su rostro, llegó a la conclusión de que las buenas ideas por
fin regresaban a su cabeza. Y que probablemente, mejores tiempos se acercaban.

Capitulo 12: Poco a poco, me voy adecuando.

..::..::..::..
Sucedió hace poco más de un año y medio.

Prácticamente, Rain lleva enamorado un año y medio.

A JiHoon le encanta, le fascina leer, podría decirse que es casi un vicio para sus
sentidos, para su alma y su propia paz interior. Un buen libro nunca está demás,
no importa la trama, no importan los personajes, Rain no tiene una sección
favorita, a él solamente le gusta poder leer algo de calidad.

Sus ojos brillan de emoción, cual niño pequeño cuando ve un libro con las páginas
prácticamente nuevas, con el olor a ‘nuevo’ como se diría, en fin, para Rain leer es
algo que no solo le trae alegrías, sino también lo llena de paz.

Y en medio de algo que lo apasiona tanto, Rain encontró a Shim ChangMin.

Estaba leyendo, en una de las mesas de la librería, con tranquilidad y calma sin
que nada ni nadie interrumpiera ese momento, pero una voz que hablaba
demasiado alto logró desconcentrarlo.

—Si, lo sé Niisan. Solo compro el libro y estoy enseguida en el departamento de


JunSu.— El muchacho hablaba por celular, concentrado, buscando un libro en
particular. –No es necesario que me vengas a buscar, se cuidarme solito. Dile al
estúpido de YooChun que deje de gritar que todavía lo escucho… ¿Acaso no me
conoce? Se defenderme solito.

Rain sonrió. Era un muchacho muy joven, vestía el uniforme de instituto, y


aparentaba estar probablemente entre quinto y sexto año. Por alguna razón ese
muchacho captó su atención. Logró por primera vez distraerse de un buen libro.
Perdiéndose en el rostro serio y concentrado del muchacho buscando un libro,
Rain no se dio cuenta de que los minutos transcurrían, hasta que finalmente las
cejas del muchacho se levantaron y sonrió gustoso.

Había encontrado un libro.

Rain pareció entrar en razón, regresó la mirada a su libro. Y se concentró en eso,


pero lastimosamente la ‘magia’ de su lectura se había marchado, decidió
levantarse y comprar el libro, lo leería después en su departamento.

Pero fue en el momento en que se levantó.

Su cuerpo chocó con el de alguien y sus sentidos se despertaron cuando


escucharon la voz del estudiante, aún el muchacho no se había marchado.

—Lo siento mucho, iba distraído.

Rain asintió ante las disculpas del menor, quien iba con unos cuantos libros en las
manos, demasiados en general. Tomó su propio libro y decidió continuar. Pero vio
un pequeño carnet en el suelo y decidió que tenía que ser una broma.

Aquella imagen era la del muchacho con el que había chocado.

—¿Pagara en efectivo?

—No, con tarjeta.

—De acuerdo, permítame.


No fue difícil encontrarlo, el muchacho estaba en una de las pocas cajas buscando
algo entre sus bolsillos y la billetera.

—¿Va a aplicar al descuento estudiantil?

—Si, pero un momento… Es que no la encuentro, la traía en las manos… Creo…

—Lo siento mucho, pero necesito su carnet.

—¡Diablos! Señorita estoy uniformado ¿No me ve? Soy estudiante, mis amigos
están más pobres que yo por eso vine a comprar los libros y son muy importantes.
Prometo que mañana mismo le traigo un certificado pero…

—Lo siento mucho joven, pero me metería en problemas.

Rain observó el carnet en sus manos, iba a entregárselo, pero el muchacho se


veía tan ‘tierno’ preocupado de esa manera por encontrar el dichoso carnet. Que
decidió esperar solo un poco más. A una prudente distancia.

—Demonios… El tacaño de YooChun seguro me va fregar toda la vida por esto.

—¿Eres Shim ChangMin?— El cabello algo largo del muchacho se levantó con
avidez ante el movimiento rápido que hizo para mirarlo. A Rain indudablemente le
gustó como esos ojos lo miraron en ese entonces.

—Si… ¿Y tu eres?

—Se te cayó hace un momento cuando chocamos.— Rain le extendió el carnet y


la sonrisa en ChangMin se iluminó.

—¡Muchas gracias! En serio me acabas de salvar la vida.


—No te preocupes…

Y ocurrió demasiado fácil, ChangMin le sonrió y luego le entregó el carnet a la


cajera, lastimosamente para él, la mujer trabajó muy rápido y ChangMin con un
leve asentimiento se despidió de su lado.

—¿En efectivo o con tarjeta?

—¿Disculpe?— Y se había entretenido viendo a ChangMin alejarse, pero la mujer


únicamente le sonrió amablemente.

—¿Cómo va a cancelar?

—Oh, si… Con efectivo.

Sacó el dinero de su bolsillo y con la funda de papel en sus manos, que recitaba el
nombre de la librería, Rain salió del lugar, respiró profundo y pensó que en
realidad no volvería a ver más al muchacho, pero cuando estuvo a punto de
dirigirse al estacionamiento.

Sus ojos se fijaron en que el muchacho seguía ahí, solo que observaba una tienda
de postres y dulces que casualmente estaban frente a la librería, el muchacho
giró, le sonrió y se acercó. ChangMin destilaba armonía en esos momentos.

—Hola, solo quería agradecerte una vez más por lo del carnet, fuiste muy
amable.— ChangMin hizo una pequeña reverencia, con la funda de papel llena de
libros en sus manos.

—No fue nada, por suerte te encontré todavía aquí.


—Igualmente, gracias.— ChangMin miró el reloj en sus manos y pareció
sorprendido por la hora. –Bueno si me disculpas, me tengo que ir. Adiós.

—¿…Por que tantos libros de postres y dulces?

Y si, de alguna manera Rain quería entretenerlo un poco más. A su lado.

—Oh, es que un gran amigo mío piensa poner un café. Así que es como para
instruirse.

—Pero esto es Akihabara el alma mater de los Café en diferentes estilos y por
supuesto de los Otaku, los café son muy populares.

—Si, lo sé. Pero él es increíble y somos bastantes podremos pensar en algo.

Fue así de sencillo, así de simple… Así de cliché.

Pero ¿Acaso no son en esta vida las cosas más sencillas, las más hermosas?

ChangMin lució seguro agitó su mano en señal de despedida y luego de eso se


comenzó a alejar, esta vez casi definitivamente. Rain suspiró. Le hubiera gustado
aunque sea poder llegar a decirle su nombre.

Luego de eso, Rain comenzó a visitar mucho el centro de Akihabara, y no, no es


que fuera por que buscara encontrarse con ChangMin, sino que sencillamente de
repente le habían entrado las ganas por beber mucho café.
Y como prácticamente era como encontrar una aguja en un pajal. Aún así, Rain no
desistió y siguió conociendo aún más su ciudad, viendo y visitando cada café que
encontrara. Hasta que un día, dos meses después.

Justo frente a un lugar cerrado y con cartel de ‘Se vende’ sus pasos se detuvieron,
un elegante carro se estacionó y cuatro chicos bajaron de ahí, analizando el lugar
escrutiñadora mente.

—¿Y que les parece?

Uno de ellos había hablado, pero el que le interesaba era ese muchacho de
cabello castaño ligeramente largo que no veía desde hace dos meses y que
analizaba el lugar como si buscara darle algún punto en contra.

—No es tan grande, pero es el indicado Hyung.

—Podríamos trabajar juntos y dejar que se vea bien.

—…Supongo que no está tan mal.

Una sonrisa surcó en sus labios cuando lo escuchó hablar al final, uno de los
muchachos pasó uno de sus brazos por los hombros de ChangMin y revolvió ese
cabello con fuerza. Así que lo del café iba en serio. Rain sonrió aún más,
definitivamente visitaría ese café.

Y su trabajo comenzó a presionarlo, su tiempo se redujo y cada vez se le hizo más


difícil poder intentar volver a encontrarse con ChangMin. Una mañana
simplemente Rain se asomó desde su oficina, con una taza con café, observó los
árboles del campus y descubrió que el otoño había llegado.
Hace cuatro meses que no había vuelto a ver al muchacho y de alguna manera
dudaba que en realidad siquiera lo recordara, mientras que él desde que lo
conoció no hacía otra cosa que pensar en él.

Fueron exactamente las tres de la tarde ese día, el café que había visto, hoy
resplandecía de belleza y gente, varias personas de un lado a otro, en su gran
mayoría chicos. Entró con paso cuidadoso habían tres meseras moviéndose de un
lado a otro.

Dos muchachos en la caja y uno que salía de la cocina de vez en cuando. Rain no
vio a ChangMin por ninguna parte ese día.

—Bienvenido. ¿Desea una mesa?

—Pues… Creo que no será necesario, estaba buscando… A… Yo…

Rain tartamudeó, entre el cabello ondulado y castaño de aquella muchacha, entre


ese cabello que llegaba un poco más arriba de la cintura, entre los cintos que se
combinaban entre aquellas hebras, entre el vestido verde pálido.

…JiHoon lo notó, él era Shim ChangMin.

—Señor… ¿Está bien?

E intentó plasmar una sonrisa, intentó fingir que no pasaba nada, que no lo
reconocía, por que en realidad ChangMin no estaba dando señales de haberlo
reconocido y decidió averiguar lo que sucedía.

Decidió saber de ChangMin y decidió poder hablar con él.


Por que desde ese entonces y ya lo venía sospechando, no importaba como, Shim
ChangMin le gustaba igual.

—Si, no te preocupes. Dame una mesa cerca de la ventana.

—De acuerdo.

..::..::..::..

Y la única vez que los trajes de las chicas del Maid perdían su característico color
era en Navidad. Habían sus típicos colores, variando entre el rojo, el verde y un
poco de azul por ahí. Los pequeños gorros navideños tapando un poco de sus
cabellos.

…La Navidad se respiraba en el aire.

Sonaba dulcemente ‘Baby, it’s Cold Outside’ con ese mismo ritmo dulce y tan
repleto de ganas de sonreír con tan solo escucharla, las conversaciones eran
bajas, Junko y Yuna platicaban cerca a la caja, Junko arreglaba el cuello de la
blusa de Yuna.

Mina atendía a uno de los clientes y Jejuko para variar, peleaba con YunHo, y si,
esa no era la imagen más pacífica en este momento. Pero el sonido envolvente de
la canción opacaba cualquier mal gesto de la rubia.

Siwon volvió a entrar a la cocina, con un par de charolas vacías en las manos,
HeeChul tarareaba un poco la canción de ese momento, se movía de un lado a
otro, colocaba el azúcar impalpable en el postre y continuaba cantando. Siwon
indudablemente sonrió.

—¿Feliz por alguna razón?

Dejó las charolas sobre el mesón y HeeChul pareció sorprendido con su


presencia.

—Tengo muchas razones.

Siwon decidió dar un pequeño salto y sentarse en el mesón, a una distancia


prudente del postre que hasta hace un rato HeeChul preparaba, tomó un poco del
azúcar impalpable y lo colocó sobre la punta de la nariz de Kim.

—Te encanta la navidad, Chul. He ahí tu felicidad. ¿Verdad?

—En parte.

HeeChul pareció quejarse y tampoco se tomó la molestia en quitar la pequeña


mancha blanca que ahora tenía sobre la nariz. Se sentó junto a Siwon y movió un
poco los pies.

—¿Estas seguro de que ya te sientes bien? Podrías haberte tomado un día más.

—No, odio quedarme en casa sin nada que hacer.

—Si, me consta. Un día sin mi y casi te me mueres. Voy a pensar que es verdad
eso de que en realidad no puedes estar lejos de mí.
Una sonrisa y Siwon pareció recordar que lo que le había dicho a HeeChul hace
unos días no había sido un sueño. Él en realidad había dicho todo aquello,
HeeChul lo sabía, y por un momento Siwon se sintió tan avergonzado.

—HeeChul… Creo que por el bien de nuestra amistad, lo mejor sería que
olvidaras todo lo que te dije.— Choi limpió con su otro pulgar la zona blanca en
aquella nariz, y los ojos de HeeChul en ese momento se abrieron con sorpresa. —
¿Todo bien ahora?

—No…— Se alejó un poco, logrando que el toque de Siwon entonces fuera nulo. –
No está bien, no quiero olvidar lo que me dijiste. Tal vez…— HeeChul respiró
profundo y miró los ojos de su mejor amigo.

–Tal vez quiero ver que pasa contigo diciéndome que me quieres y conmigo
intentando decir que ayer mientras te veía dormir, solo podía pensar que era
imbécil por no haberme dado cuenta antes que quizá también me gustes mucho.

Fue como una señal para Siwon, sonrió ligeramente. Y tomó el rostro de Kim con
cuidado, HeeChul le sonrió y entonces todo estuvo un poco más claro. Se acercó
un poco, la distancia a pesar de estar sentados era corta.

Y llegar a sus labios fue muy sencillo.

Por que cuando HeeChul cerró los ojos y sus labios tocaron los de él. Siwon pudo
sentir que entonces las cosas estaban bien, por que si, HeeChul era su mejor
amigo. Pero poder abrazarlo así, poder besarlo así. Recompensaba todos los
años que llevaba callando sus sentimientos.

—Wow… Eso fue…— HeeChul rió un poco y Siwon lo imitó, acariciando un poco
el rostro de HeeChul todavía. –Debiste haberme dicho lo que sentías mucho
antes. Ya sabes que yo soy muy torpe con estas cosas.
Siwon decidió abrazarlo, por que HeeChul despertaba en él esa ternura que solo
él podía.

—Te quiero, Chul.

—Yo más. Te extrañé, mucho Siwie… Fueron unas horas, pero en serio te
extrañé.

Siwon se volvió a alejar para poder besarlo, pero antes de que sus labios volvieran
a juntarse la puerta de la cocina se abrió. Esa era después de todo, la desventaja
de trabajar en un lugar tan pequeño y publico.

—Ok, ¿Esto se va a volver una maldita mala costumbre?

Jejuko arrugó el entrecejo, obviamente cansado de encontrar ese tipo de escenas


por todas partes, recordó que YunHo estaba a su lado y decidió carraspear. E
intentar fingir que en realidad ese pensamiento no le había afectado.

—Mmh… Ya me lo suponía.

YunHo dio una mordida a la bizcotela en sus manos y apoyó un brazo sobre los
hombros de Jejuko, aprovechando que era ligeramente más alto que la rubia a su
lado, alias JaeJoong, quien inmediatamente lo alejó.

Siwon y HeeChul bajaron del mesón con una pequeña sonrisa y Siwon decidió
abrazar por la espalda al mayor, apoyando la quijada sobre los hombros de Kim.
—YunHo se da cuenta de todo lo que pasa a su alrededor, pero es incapaz de
darse cuenta de lo que pasa frente a sus ojos.

HeeChul le dio un pequeño codazo y Siwon rió levemente.

—No creo que esto este bien JaeJoong…

—No seas cobarde, YunHo.

—Pero es que… No se supone que debamos hacer estas cosas. JaeJoong en


realidad últimamente actúas muy raro.

—¿Te puedes callar?

—¿Ves? A eso es a lo que me refiero, un rato está bien y al rato actúas como si
me odiaras.

—¿Quién dijo que estaba actuando?

YunHo rodó los ojos. —¿Podrías al menos soltar mi mano? Es… Raro viniendo de
ti, que odias que te toque un cabello.
JaeJoong se detuvo y soltó la mano de YunHo como si de pronto quemara, miró
su mano y luego volvió a enderezarse, sacudió su cabello castaño y decidió
continuar caminando, como si nada hubiera pasado.

—Jae… ¿Podrías decirme al menos por que no te esperaste a que fuera fin de
semana?

—Por que estoy harto de que todo el mundo se escape cuando le da la gana.
Ahora nos toca a nosotros, además tú eres el jefe.

YunHo se colocó a un lado de JaeJoong y sonrió. Los ojos de JaeJoong viajaban


de un lado a otro entre las tiendas departamentales. Hasta donde tenía entendido,
Siwon había quedado a cargo de la caja y el Maid había quedado solo con tres
meseras.

Miró a JaeJoong de pies a cabeza, por supuesto aprovechando un momento en


que el muchacho no lo pudiera descubrir, por que de seguro lo terminaba
golpeando, JaeJoong es así de impulsivo y él de a poco se va a acostumbrando a
su particular forma de ser.

El punto, es que tuvo que admitir que JaeJoong se veía mejor vestido como ahora,
con un jean y una camisa con corte en ‘v’ y aquella chaqueta negra sobre su
cuerpo. La bufanda café y JaeJoong definitivamente se veía mejor como él mismo
que como Jejuko.
Se podía decir que incluso brillaba cuando era él mismo, y YunHo se sentía feliz
cuando JaeJoong era feliz. Una extraña empatía que había descubierto hace un
tiempo le pasaba, últimamente solo con JaeJoong.

—¡Mira! Ahí está…

Probablemente inconscientemente JaeJoong volvió a tomarlo por la mano y lo jaló


hacía el otro lado de la calle, donde una tiende repleta de adornos navideños
mostraban un gran árbol de navidad.
—¿No es hermoso?

—¿Te gusta la navidad?

—Como a todo el mundo.— JaeJoong parecía un niño pequeño dentro de una


juguetería mientras buscaba algo entre los adornos. –Es solo que tu casa está tan
falta de espíritu navideño que pensé que sería bueno ayudarte con eso.

—Parece que supieras mucho de esto.

—Digamos que mi familia es algo grande, así que estoy acostumbrado a salir de
compras navideñas.

Y era la primera vez que veía a JaeJoong tan emocionado con algo, sus ojos
brillaban de emoción mientras se movía de un lado a otro, comparando entre una
cosa y otra por cual era la mejor. YunHo sonrió ante aquella imagen.

—Ese ángel es lindo.

YunHo señaló a uno que estaba en uno de los pisos más altos de una de las
estanterías. JaeJoong miró de inmediato hacía el lugar que Jung señalaba y
sonrió.

—Lo bajaré para ti.

Por un momento Jung quiso reír ante esas palabras, por que el era un poco más
alto que Jae, así que debidamente podría alcanzarlo sin siquiera estirarse, pero
definitivamente a JaeJoong le costaría un poco más.
Su teléfono sonó y decidió contestar, era Siwon y podía ser importante.

—¿Todo está bien?

—Claro que si, solo llamaba para ver como iba la cita.

—¿Cita?

—Y si, ambos se fugaron del trabajo cual enamorados, para poder pasar la tarde
juntos. ¿No?

YunHo por un momento arrugó el entrecejo confundido. ¿Esto era un cita?

—¡Siwie! Te dije que no los molestaras.

—Tranquilo, Chul. Solo estoy haciendo caer en cuenta a YunHo de que está en
una cita y no se ha dado cuenta. Ya sabes… Con lo lento que es.

—No le digas así, y déjalos en paz en su cita.

Y entonces volvió hacerse la misma pregunta. ¿Acaso todo el mundo pensaba que
habían salido en una cita? La pelea del SiChul continuó y YunHo decidió mirar a
JaeJoong, y cuando lo vio estirarse para poder alcanzar el ángel, cortó la llamada.

—¡Jae, cuidado!

La estantería tambaleó un poco y unas cajas que habían sobre el piso superior
empezaron a caer, YunHo apenas alcanzó a mover a JaeJoong lo suficiente como
para que una de las cajas no cayera sobre su cabeza y en vez de eso golpeara en
su propia espalda.

—Auch…
Se quejó débilmente, esa caja había estado pesada, cerró los ojos con fuerza, y
tampoco soltó a JaeJoong en ningún momento, prácticamente abrazándolo contra
su cuerpo. Ambos demasiado cerca él uno del otro, pero YunHo en ese momento
pareció no darse cuenta.

—¿Están bien?

—Si, no se preocupe.

Uno de los empleados se acercó corriendo, y en menos de unos segundos varios


empleados estuvieron recogiendo lo que se había caído.

—Lamento los inconvenientes, ya había pedido que movieran esas cajas de lugar.

—No se preocupe, solo fue un susto.

YunHo como siempre fue demasiado comprensivo, JaeJoong no despegó los ojos
del rostro de Jung, todavía sorprendido por lo rápido que YunHo había actuado,
todavía sintiendo estragos de su cercanía con Jung.

—¿Estás bien?

Su susurro fue delicado hasta cierto punto, para que solo YunHo lo escuchara
mientras los empleados recogían, YunHo lo soltó y asintió, con una pequeña
sonrisa en el rostro.

—Si, estoy bien. ¿Y tú?

—…Gracias.
—Iba a ser mi culpa, no debiste intentar tomarlo si se te dificultaba tanto.

JaeJoong se mostraba inexpresivo, pero en realidad en su interior todo era un


cúmulo de emociones a punto de explotar. Los empleados se marcharon, la
música del local era lo único que se escuchaba, JaeJoong seguía inmóvil, con el
corazón latiendo demasiado fuerte, con YunHo con aquella sonrisa de que no
había sido nada importante.

…Y JaeJoong decidió bloquear sus pensamientos.

Colocó las manos sobre las mejillas de YunHo y se estiró un poco hacía él,
besando sus labios, apenas en un contacto en el que al cerrar sus ojos, el mundo
entero dejó de moverse, por que de repente todo su cuerpo pareció despertar.
—¿Y eso?

—En agradecimiento.

Fue la única excusa que se le ocurrió, se alejó un paso y luego respiró profundo,
empezando a caminar hacía la salida del local, intentando no mirar a YunHo y
procurando que en el camino su corazón volviera al ritmo normal.

—Espera… ¿No íbamos a comprar?

YunHo lo había tomado por el brazo. JaeJoong tenía dos opciones, seguir
caminando hasta perder a YunHo de vista o intentar seguir y dejar aquello hasta
allí. JaeJoong decidió sonreír, aun tenía que regalarle una verdadera navidad a su
jefe.

—Si, pero se donde hay unos mejores árboles.


YunHo asintió, no pensando demasiado en lo que acababa de ocurrir, viendo
como Jae parecía una vez más él mismo. Y una sonrisa surcó en sus labios, por
que todavía sentía sobre ellos, esa calidez que hace mucho no sentía.

…Esa calidez que JaeJoong acababa de provocar en su interior.

ChangMin cerró la puerta tras de si y exhaló con fuerza.

Había visto a Rain entrar al Maid, y como un vil cobarde lo primero en que había
pensado había sido en huir. Y pues… Decididamente así lo hizo, estaba en los
vestuarios, en una de las habitaciones donde estaba todo el maquillaje y por
supuesto la crema esa con la que se quitaba todo lo que llevaba sobre el rostro.

Ya había llorado, ya lo había besado, ya había confirmado que Rain sentía lo


mismo que él. Y no todo precisamente en ese orden, pero estaba confundido, e
inconvenientemente nervioso, por que cuando se trataba de Rain, Changmin no
podía fingir ser maduro.

…A su lado, Changmin recordaba que apenas era un niño todavía.

Y había pasado tantas noches pensando y pensando, intentando averiguar como


gustarle lo suficiente a Rain. Había pensando incluso en que odiaba a Mina,
aunque eso sonara demasiado loco, pero era así.
Se había sentido tan humillado y débil cuando descubrió que Rain lo sabía, que
había visto a a través de sus ojos. Él sabía de quien se disfrazaba y había vuelto a
sentirse un niño, a lado de un hombre que en algún momento se podía aburrir de
su inexperiencia.

—Aquí es…

Es había sido la voz de JunSu, de ese amigo traidor, traidor por que cuando la
puerta se abrió, Rain apareció junto a él, y ChangMin impulsivamente se pegó a la
pared tras de él. Por que no quería verlo, todavía no.

Rain dio un paso dentro del lugar, JunSu le envió una pequeña mirada de alivio y
luego de eso cerró la puerta. ChangMin intentó respirar profundo. Y se sentó en el
pequeño sillón que había cerca. Rain lo imitó, pero sentándose en una de las sillas
frente a los espejos.

El silencio se apoderó del lugar, ChangMin deseó poder haber tenido tiempo de al
menor cambiarse su máscara de Mina. Poder estar frente a él como era debido,
pero cuando se levantó, Rain pareció tomar valor para empezar a hablar.

—Te voy a contar la historia de un tipo que un buen día cualquiera se encontró
con un chico muy particular.— ChangMin se sentó una vez más, mirando a Rain a
la cara. –Este chico fue muy amable con él, y él se enamoró de su sonrisa, de sus
ojos, de la forma en que le hablaba.

Rain había comenzado a jugar con un pequeño lápiz que había sobre la mesa
donde estaban un montón de accesorios.

—El tipo este no podía dejar de pensar en el chico que había conocido, lo buscó,
por mucho tiempo, luego dejó de buscarlo, por que su vida se complicó un poco.
Pero un buen día lo volvió a ver. El chico había crecido un poco más, el tipo
también había cambiado un poco. Pero el chico ya no lo recordaba, en cambio el
tipo ese, se había acordado del chico todos los días.

—Eso es muy triste…

El comentario había salido solo, Changmin no pensaba exteriorizarlo, pero para


ese momento ya no importaba. ChangMin en realidad pensaba que Rain le iba a
contar de alguna experiencia pasada, por eso se concentró.

—Si, es muy triste. Pero el tipo no se rindió, lo había encontrado y aunque ahora
el chico se ocupaba en otras cosas un poco extrañas. Él no se alejó, lo continuó
visitando, lo continuó tratando. Continuó esperando a que algún día el chico se
acordara de él.

—¿Y lo recordó?

—No, a pesar de que se besaron. El chico no lo recordó. Huyó y el tipo no ha


dormido pensando en por que huyó. ¿Lo odia? ¿Lo asustó? ¿Por qué no lo
recuerda? ¿Por qué en todo este tiempo no lo ha dejado entrar tan solo un poco
en su vida?

—El chico es muy cruel.

—No creo que cruel sea la palabra.— Rain sonrió. –Más bien diría que es muy
despistado con el resto del mundo.

—¿Cómo es posible que no lo haya reconocido?

—No lo sé… Por que no se lo preguntas tú.


Rain movió un poco su cabeza hacía la izquierda e instintivamente ChangMin miró
en la misma dirección, su propia imagen reflejada en el espejo. Por supuesto bajo
la imagen de Mina y ChangMin no pudo evitar arrugar el entrecejo.

—Tu y yo… ¿Nosotros?— ChangMin llevó una manos hacía su propio cuerpo,
todavía un poco incrédulo. —¿Nos conocíamos?

—Desde hace más o menos un año y medio. En la biblioteca, compraste unos


libros de repostería.

Changmin se acomodó en el asiento, recordaba haber salido a comprar esos


libros, recordaba haber platicado con alguien, pero no recordaba que ese alguien
pudiera ser Rain. Suspiró algo cansado y pensó que era un gran idiota.

…Empezaba a pensar que tanto juntarse con YooChun le estaba afectando.

—…Lo siento.

Fue dicho en un tono muy bajo, fueron sus labios moviéndose solos, por que en
general a Shim Changmin no le gusta disculparse, pero en realidad había
agachado un poco la cabeza y jugado con sus manos. Por que se sentía
verdaderamente estúpido.

—¿Quieres que te cuente dos secretos?

ChangMin levantó la mirada y Rain sonrió, acercándose un poco y hablando en un


tono vagamente confidencial.

—En realidad no me gustan las cosas dulces.— ChangMin sonrió ante eso y
mordió un poco su labio inferior.
—Lo sospechaba.

Rain se volvió a acomodar en su asiento, con una sonrisa también.

—¿Cuál es el otro?

—¿Mmh?

—El otro secreto.

—Oh, pues la verdad… Me gustas, mucho.

Rain lo había mirado directamente a los ojos cuando había pronunciado aquello.
ChangMin se preguntó seriamente como le hacía para ser tan maduro como para
decirle que simplemente le gustaba.

…Y volvió a sentirse como un niño, como un chico.

Rain se levantó de su lugar, con unos paños en las manos, se arrodillo frente a él
y comenzó a limpiar su rostro, borrando todo rastro de maquillaje que pudiera
quedar, ChangMin por esos cortos segundos no se movió.

Luego fue la peluca, y cuando finalmente Shim ChangMin estuvo frente a los ojos
de Rain, el hombre sonrió. ChangMin no pudo evitar hacer lo mismo, por que tener
a Rain cerca, sonriéndole así. Le hacía pensar que todo estaba bien.

—Quiero besar a Shim ChangMin. ¿Crees que me deje?

—Si no lo intentas, no lo sabrás.


Rain no esperó más se acercó tan solo un poco más y lo besó. A diferencia de la
vez anterior, con una sonrisa en sus labios, con la sonrisa de Shim grabado en su
memoria. Con esos labios suaves moviéndose al compás de los suyos.

Por que cuando sintió los brazos de ChangMin sobre sus hombros, Rain pudo
afirmar que tenía un final feliz para su historia, por que el chico finalmente había
aceptado al tipo, con el que un día se chocó en una biblioteca, tanto tiempo atrás.

JunSu luchó contra si mismo para no escuchar.

Y decidió hacerlo así respiró profundo y caminó por el pequeño pasillo lejos de los
clientes de regreso al café, pero cuando unas manos rodearon su cintura y el
aroma de esa colonia llegó a su nariz, se detuvo y sonrió.

—¿Qué pasó?

—No lo sé, están hablando. Espero que todo salga bien. No quiero volver a ver a
Min así de nuevo.

—Deberíamos ver que ese tipo no se sobrepase con Min.

JunSu estuvo a punto de reír, pero solo sonrió y giró para poder ver a YooChun
quien miraba hacía la puerta con algo de desconfianza, tomó el rostro del mayor e
hizo que lo mirara.
—Óyeme bien Park YooChun, nuestro ChangMin ya no es un niño y sabe cuidarse
solito. Además de que seguramente te mata si los llegas a interrumpir. Además yo
no quiero que Yuna—chan muera antes de que su novio JunSu le pida
matrimonio.

YooChun sonrió y como un niño pequeño, cerró los ojos y estiró un poco sus
labios. Prontamente, los labios de JunSu estuvieron sobre los suyos. Y aquello fue
agradable y hasta cierta parte divertido.

Comenzaron a caminar de regreso al Maid, y JunSu unió sus manos, entrelazando


sus dedos y mirando hacía adelante como si nada. YooChun apretó el agarre y
suspiró.

—Solo te digo que si vuelvo a ver a Min así, por culpa de ese sujeto entonces
nada me va a detener de que lo muela a golpes.

—¿Así te amenacé con que no volverás a verme desnudo en un mes?

YooChun se detuvo y sonrió.

—Créeme, Su. Te puedo hacer muchas cosas con la ropa puesta.

—¡YooChunie!

Un pequeño golpe en su brazo y YooChun volvió a reír, abrazando con fuerza al


menor.

—Lo siento, Su. Pero es en serio, si ese tipo lastima a Min, entre YunHo y yo le
destruiremos hasta el nombre y lo sabes.
—No te preocupes, YooChunie. Que yo los acompañare si eso sucede.

—¿Somos demasiado no crees?— JunSu giró intrigado. –Además de los tres,


están Siwon, HeeChul y por supuesto JaeJoong. Pobre de él.

—Bueno ya, deja de pensar negativamente. Muy seguramente ahora están


solucionando sus cosas.

YooChun asintió y apoyó la quijada en el hombro de JunSu, cerró los ojos por un
momento y continuó, caminando junto a él de regreso al Maid. Deseaba y
esperaba que el camino se hiciera lo más largo posible.

…Por que estar con JunSu así, era lo mejor del día.

Cuando uno esta enamorado, no piensa demasiado en su accionar.

Esa es la conclusión a la que JaeJoong había llegado, por que él nunca se había
enamorado. Pero cuando el torbellino YunHo llegó a su vida, todo este proceso
era un descubrimiento continuó, y mientras colocaba un adorno más sobre el
árbol. No pudo evitar suspirar.

¿En que había estado pensando cuando lo besó?


De acuerdo no se arrepentía, pero aún así, había sido muy riesgoso. Lo bueno es
que no había dado demasiadas explicaciones y YunHo parecía haberle creído.
Retrocedió un poco y observó gustoso como todo parecía estar en perfecto orden.

El árbol era perfecto, el decorado en el departamento era perfecto. Y YunHo


caminando hacía él con dos tazas con chocolate caliente terminaban de formar el
ambiente perfecto. Lastima que JaeJoong todavía no agarrara el valor necesario
para aprovechar esos momentos perfectos.

¿Cómo sería conquistar a YunHo?

Imaginaba que no sería como conquistar a una chica pero en definitiva tenía que
haber alguna forma, la cual todavía no pensaba y mucho menos aplicaba, pero
que en algún momento aplicaría… Cuando la encontrara.

Todavía recordaba cuando entre sus planes estaba conseguir una linda novia.

De seguro a SungMin le daría un infarto cuando se lo contara, por que si, aún no
se lo ha contado y ha hablado con SungMin como tres veces en esta semana.
Pero todavía no haya el valor, por que después de todo, siente que una parte de él
ha cambiado.

Por que ahora se preocupa tanto por todos esos que ahora forman parte de su
familia en el Maid, por que ahora no puede evitar pensar que es feliz ahí, junto a
YunHo en aquel departamento. Y por que probablemente SungMin se burlaría por
lo ridículamente cursi que acababa de sonar.

—¿Chocolate caliente?— JaeJoong asintió y subió sus piernas al mueble detrás


de él, sentándose junto a YunHo frente al televisor apagado en ese momento,
contemplando ambos el hermoso árbol de navidad. –Te ha quedado genial, Jae.
—Nos ha quedado genial, YunHo. Ambos lo armamos y lo decoramos.

—Casi te vuelo un ojo cuando lo estábamos armando, me dijiste que me largara y


que tu terminabas solo.

—Si, pero solo te alejaste diez minutos y luego volviste a ‘ayudar’

—¡Oye! ¿Por qué dices ‘ayudar’ con ese tono?

—Por que eres más torpe de lo que pensaba.

—Cuestión de perspectivas.

YunHo se fingió ofendido mientras bebía un poco del chocolate en sus manos y
JaeJoong sonrió, soplando un poco el humo que salía por la taza y bebiendo el
dulce sabor que pronto calentó su cuerpo.

—YooChun, Siwon y HeeChul pasaran la navidad aquí.— JaeJoong miró a YunHo


quien sonreía levemente. –Seguramente buscan pasar las fiestas junto a sus
parejas.

—Min seguramente se las arreglara para estar con Rain.

—Si, y lo más probable es que no me quieran dejar solo y querrán pasar a parte
del fin de año también la navidad conmigo.— YunHo bebió un poco más y luego
volvió a hablar. –No me gusta sentir que se preocupan tanto por mi, o que los
acaparo. Y la verdad no quiero hacer mal tercio entre tanta pareja que se ha
armado.

JaeJoong sonrió, y YunHo dio un largo suspiro, esta vez mirando al techo.

—Quizá va siendo hora de que me busque una novia.


Decir que el cuerpo entero de Kim se paralizó es poco, JaeJoong se atoró además
con un poco de la bebida caliente y además sintió las manos de Jung en su
espalda, dándole breves palmadas. Hasta que finalmente JaeJoong volvió a
respirar normalmente.

—Deja de decir tanta estupidez junta. Además yo me quedo, no estarás solo.

—Y yo ya te dije que te irás con tu familia, mueres por ir con ellos, lo sé. Lo vi en
tus ojos hoy cuando salimos de compras. Los extrañas.

—Si, pero…

—Solo termina de aceptar el cheque, JaeJoong.

—Que no.

—Que si.

JaeJoong bufó con algo de molestia y finalmente giró, para poder ver a los ojos a
Jung.

—Está bien, voy para Corea. Pero tú te vienes conmigo.

Y la verdad es que eso no solo había sorprendido a YunHo sino también al mismo
JaeJoong, pero aún así, no debilitó sus expresiones y miró decididamente a su
jefe, quien bebió un poco más de chocolate y suspiró.

—No sé si regresar a Corea sea algo bueno…

YunHo volvió a mirar al árbol y JaeJoong hizo lo mismo, su mano izquierda se


movió delicadamente hacía la de YunHo y la posó sobre la de él con cuidado de
no ser rechazado por ese contacto, por lo mismo decidió hablar
conciliadoramente.

—Tienes que aprender a dejar el pasado atrás, YunHo. Ya es hora de hacerlo.—


YunHo bajó la mirada por un momento, y luego respiró hondamente sin alejar
todavía el contacto de sus manos sobre el sillón. –Además vivo en Chungnam,
Seúl está muy lejos.

—Está bien, peor es nada.

—Imbécil.

JaeJoong lo miró por un momento y supo que YunHo bromeaba, así que sonrió y
por primera vez no lo golpeó o le gritó, al contrario se acomodó mejor en el mueble
y continuó viendo su hermoso árbol de navidad, el hermoso árbol de navidad de
ambos.

Por alguna razón JaeJoong no se movió, quizá por que si lo hacía entonces el
contacto de sus manos se eliminaría. Pero eso no era lo importante, lo importante
era que JaeJoong tenía una gran sonrisa en su rostro y mientras bebía un poco de
chocolate caliente.

…JaeJoong pudo notar que YunHo sonreía también.

Capitulo 13: Como en los viejos tiempos… O algo así.

—Ahora que lo pienso… Me parece demasiado mayor para ti.


Y todo era como una película de terror.

En sus dieciocho años. JAMÁS había vivido algo tan potencialmente traumante,
en especial por que le faltaba mucho por vivir, pero en pocas palabras ChangMin
en ese momento solo veía a su disque padre adoptivo ‘YunHo’ y al chico que le
gustaba dígase ‘Rain’ ambos frente a frente de una manera que le revolvía el
estómago.

JunSu codeó a HeeChul por lo que acababa de decir, pero aún así JunSu se
permitió sonreír por el comentario fuera de lugar. Siwon arrimado en JaeJoong
miraba a los dos mayores estrechando sus manos, aparentemente acababan de
presentarse.

Y todos los integrantes del Maid se encontraban tras el mesón.

—Toma esto te servirá para los nervios.

ChangMin giró su cabeza hacía YooChun y la botella que le ofrecía, el menor


arrugó el entrecejo.

—¿Qué es esto?

—Tú solo bebe, créeme… Es el mejor analgésico.

La sonrisa en el rostro de YooChun, pero aún así con la incomodidad, los nervios
y las ganas de golpear a YunHo por ser tan sobreprotector. Justo en ese momento
el cerebro de Shim no funcionó como debía y por primera vez sin cuestionar,
aceptó algo que YooChun le ofrecía.
—…Está… Amargo.

—Si, suele ser así las primeras veces.

JaeJoong giró de inmediato en cuanto un olor conocido llegó hasta sus fosas
nasales, Siwon tenía su codo apoyado sobre el hombro de él, pero aún así no
dudo en acercarse a ChangMin y quitarle de las manos la botella que tenía.

—¡YooChun! ¿Cómo diablos se te ocurre darle sake?

—Está nervioso.

—¡Hyung! Yo quiero…

Y ChangMin comenzó a intentar quitarle la botella de las manos, puesto que no


había bebido lo suficiente para que ese malestar en su estómago se marchara. Y
claro, la diferencia de altura no ayudaba a JaeJoong.

—Ya quédate quieto, ChangMin. No debes beber. Y tú, YooChun guarda esto.

JaeJoong le entregó la botella a YooChun y él asintió, volviendo de inmediato a su


lugar para poder observar a YunHo y Rain, ahora sentados en una de las mesas.
YooChun le cedió disimuladamente la botella a ChangMin y el menor rió.

—Disimula.

—¿Sabías que te amo Hyung?

—¿Con un sorbo y ya estás borracho? Genial…

YooChun rodó los ojos y se dedicó a observar hacía el interior del café. La
situación era sencilla, faltaban un par de días para navidad. Y YunHo había
decidido cerrar el café, había tomado el celular de ChangMin, gracias a la ayuda
de YooChun por supuesto y habían citado ese día a Rain a solas.

Decir que Rain se había vuelto un ídolo en el café era poco, antes de la llegada de
Jejuko, Mina era la más arisca con los clientes, por supuesto aún más con Rain.
Pero cuando de repente Mina sonreía demasiado con su llegada, los rumores
comenzaron a esparcirse.

Y por supuesto también contaba el hecho de que cada vez que Rain llegaba, Mina
se sentaba un rato a conversar. Y que al despedirse, Rain siempre lograba darle
un beso en la frente o en la mejilla. Sin contar con que a veces cuando Rain no iba
al café, casualmente Mina tampoco llegaba a trabajar.

Así que de algún modo era oficial, Rain había conquistado a una de las chicas del
Maid, nadie sabía como, pero había sucedido y se había convertido en un ídolo. Y
oficialmente también, YunHo había mirado seriamente un día a Rain y al día
siguiente el Maid no había abierto.

—Yo creo que en realidad lo va acusar de corrupción de menores.

—ChangMin ya tiene dieciocho, no tiene sentido.

—Estamos hablando de Jung YunHo.

Todos asintieron, y aunque JaeJoong pareció concentrado en intentar leer los


labios de ambos mayores le fue imposible. Arrugó un poco el entrecejo. Rain
parecía haber pronunciado un ‘¿Todos?’ y además lucía impresionado.

Rain los miró y todos se quedaron estáticos, y como pudieron giraron, fingiendo
que no les estaban prestando atención. Aunque sinceramente fueron
exageradamente obvios. Sin contar con el hecho de que en ese momento no
habían disfraces, es decir únicamente habían chicos tras ese mesón.
—Alguien debería ir y meterse en la conversación.

—O en otras palabras ofrecerles algo de beber o lo que sea. Para que escuche un
poco de la conversación y nos diga.

—¡Exacto!

JaeJoong miraba la hora en su reloj muñequera, y cuando levantó la mirada notó


que absolutamente todos lo miraban, menos ChangMin que lucía demasiado feliz
de repente. De acuerdo solucionaría cada cosa a su orden.

—¡Te dije que dejaras eso!

—¡Hyung!— ChangMin rezongó molesto, pero de inmediato comenzó a reír. —¡Je!


¿Has notado que te ves raro cuando estás molesto?

ChangMin jaló de sus mejillas y se apoyó sobre él, JaeJoong le quitó la botella
casi vacía de las manos y rodó los ojos ante la sonrisa torpe de ChangMin.

—YooChun te dije que no lo dejaras beber.

—Ahora está más relajado, no lo puedes negar.

—ChangMin por favor.

JaeJoong lanzó a ChangMin sobre YooChun y Park de inmediato se quejó.

—¡Es tú responsabilidad!

—Pero…

—Sin ‘pero’, YooChun.


Lo señaló amenazante, y YooChun únicamente bufó molesto mientras sentía a
ChangMin abrazándolo con fuerza y sonriendo demasiado mientras decía un par
de incoherencia sobre la célula de no se que al cuadrado.

—Ok, como sea. Ve rápido Jae.

—¿Donde?

HeeChul se cruzó de brazos y lo miró fijamente.

—JaeJoong por favor, todos sabemos perfectamente que eres él único al que
YunHo no botará desconsideradamente por chismoso. ¡Así que ve!

—Pero yo no…

HeeChul lo comenzó a empujar para que se les acercara, pero antes decidió ver
una última vez a ChangMin. Quien le hablaba a YooChun muy cerca del oído,
mientras JunSu tapaba su boca para evitar reír demasiado fuerte.

—Ne, YooChun, YooChun.

—¿Qué, Min?

—Un día un átomo se encuentra con un neutrón. Y le dice: ‘Se me perdió un


electrón’. Entonces el otro neutrón le pregunta: ¿De verdad?— ChangMin empezó
a reír bajito. —¿Sabes lo que dice el átomo?

—No, ¿Qué le dice?

—¡Positivo!— ChangMin comenzó a reír, y en ese momento JunSu no pudo más y


se giró por completo para reír sin que YooChun le dirigiera una mirada de
reproche. —¡Positivo!
—¡Dios, ChangMin! Que asco de chiste.

JaeJoong sonrió, y pensó que YooChun se merecía esa tortura.

Habían pasado quince minutos más.

Y JaeJoong no había ayudado precisamente, se había acercado un poco e


inmediatamente YunHo lo había agarrado por el brazo y lo había hecho sentarse
junto a él, mientras lo presentaba ante Rain. Quien le sonreía amablemente.

Si, era definitivo. JaeJoong no había ayudado.

—¿Sabes que canción me encanta?— HeeChul giró para poder ver a ChangMin
mientras sentados en el suelo, hablaba con JunSu mientras ChangMin casi
ahorcaba a YooChun. —¡Like a G6! Amo esa canción, es lo máximo.

De repente los tres muchacho en la mesa se levantaron, esta vez con una sonrisa
en el rostro.

—¡YooChun has que ChangMin no hable! Se están acercando.


De inmediato levantaron a ChangMin y le pidieron que se callara, por supuesto
YooChun se paró delante del menor, para evitar que Rain o YunHo lo viera en ese
estado.

—Bien como te dije. Ellos son Siwon, HeeChul, JunSu y YooChun.

Rain educadamente los saludó a cada uno, pero notó especialmente que
ChangMin se mantenía tras YooChun, y ni siquiera lo miraba quiso suponer que
era por que se sentía avergonzado por la cita que YunHo le había pedido.

—Ha sido un gusto conocerlos, espero que podamos reunirnos en otra ocasión.—
Rain miró su reloj y suspiró. –Lo lamento me tengo que ir, tengo que dictar clases
en la Universidad en menos de media hora y ya se me hace tarde.

Rain intentó buscar con la mirada, la mirada de ChangMin. Pero el menor en ese
momento parecía muy entretenido con… ¿Una mosca? Rain se mostró
visiblemente confundido y YooChun empezó a sonreír nervioso. YunHo arrugó el
entrecejo.

—Fue un gusto haberte conocido, no olvides lo que te dije.— YunHo, como líder
de la situación le ofreció una vez más su mano a Rain y sonrió. –Espero que no
llegues tarde por nuestra culpa. Solo queríamos conocer a la persona especial de
nuestro Min.

—Eh… Si, claro. No te preocupes.

Rain continuó observando la extraña actitud de ChangMin pero aún así camino
hacía él y YooChun retrocedió, agarrando a ChangMin por las caderas, YooChun
intentó mirar a Rain y fingir que nada pasaba. Mientras intentaba ocultarlo con su
cuerpo.
—¡Hey!— Changmin pareció tropezar con sus pies por el movimiento de YooChun
pero afortunadamente no cayó. Sin embargo, si levantó la mirada y observó al
mayor. —¡Rain!— Y con una fuerza asombrosa empujó a YooChun y se lanzó
contra Rain para abrazarlo.

—¿Min, estás bien?

—¡Perfectamente!

—Si, ok. Me tengo que ir, te llamo en la noche ¿Bien?

ChangMin asintió con una sonrisa tierna, como de un niño de cinco años.

Rain sonrió y besó la frente del menor mientras ChangMin agitaba su mano en
señal de despedida. —¡Rain! Puedes llamarme lo que tú quieras, el tiempo que
quieras, cuando quieras. ¡Te amo!

JaeJoong llevó una mano a su propia frente en cuanto ChangMin hubiera gritado
aquello, paso la mano por todo su rostro, pena ajena era lo que sentía. Cabe decir
que Rain incluso tropezó un poco y miró nervioso al interior del café antes de
asentir una última vez y terminar de marcharse.

—¡YooChun!

Park incluso se encogió de hombros ante el grito de su mejor amigo.

—¡Diablos, YunHo! ¿Cómo sabías que fui yo?

—¿Entonces quien fue, JunSu?


YooChun suspiró, YunHo tenía razón, ni siquiera notó cuando JaeJoong se acercó
y le dio un pequeño zape en la cabeza.

—¡Yo amo a ese hombre!

ChangMin señalaba la puerta por la que Rain acababa de salir y en un paso que
dio, pues sencillamente cayó al suelo. Hubo unos segundos de silencio, luego de
los cual, HeeChul giró hacia YunHo como si nada y habló.

—¿Y entonces? ¿Qué le dijiste, Yunnie?

Todos miraron a YunHo y el mayor únicamente suspiró.

—Nada demasiado importante, solo quería conocerlo un poco mejor. Saber que
clase de tipo era y por supuesto amenazarlo de muerte por si se atrevía a hacerle
daño a ChangMin.

Todos miraron a JaeJoong y Kim asintió. –Si, lo hizo.

—¡Niisan! ¿Cómo te atreviste a decirle eso a MI Rain?— ChangMin se levantó


demasiado rápidamente, de pronto se puso pálido y tapó con una mano su boca. –
Creo… Que no me siento bien.— Y como era de suponerse salió corriendo hacía
el baño.

YunHo respiró profundo y miró a YooChun.


—No te hago nada, solo por que cuando ChangMin esté plenamente consciente y
en sus cinco sentidos. Va a matarte.

YooChun hizo un amago de sonrisa, y JunSu por fin pudo reír abiertamente.

Seúl, Corea.

Yo pensaba que la gente estaba cansada de las tontas canciones de amor

Pero miro a mí alrededor y no es así.

Seulgi tocó lentamente una de las teclas del piano, dentro de aquel estudio donde
tantas veces YunHo se sentó a cantarle cualquier canción, donde ella se apoyaba
un poco en el instrumento musical y observa su perfil concentrado.

Observaba su rostro e inevitablemente sonreía, por que YunHo era tan apuesto,
tan carismático, tan lindo. Por que YunHo la hacía olvidarse por un momento de
todas las banalidades a las que estaba acostumbrada y se perdía en él.
Algunas personas todavía quieren llenar este mundo, de tontas canciones de amor

Te amo y ¿Y que hay de malo en ello?

Y esa canción resonaba en su canción, todavía como si apenas hubiera sido ayer,
cuando su voz suave sonaba lentamente, con una sonrisa bailando en esos labios.
Y por un momento Seulgi se volvió a preguntar.

¿Cuándo se le había pasado el amor por YunHo?

El amor no viene en un minuto, algunas veces no viene jamás.

Pero solo se que cuando estoy enamorado, nada de lo que haga me parece tonto.

Luego vino su recuerdo, de que aquel con el cual se escapó fue su huída de esa
rutina, de aquellos días en los que tener a YunHo tan seguro a su brazo se le hizo
aburrido, en que llamarlo, verlo se le hizo tan tedioso.

Y aún no estaba muy segura de si podía mantener una relación seria. Aún no
estaba segura de querer vivir con alguien hasta la eternidad. Por que
esencialmente Bae Seulgi no creía en la eternidad.

No puedo explicarlo, por que es tan sencillo.


Este sentimiento me rodea y solo puedo resumirlo con un… Te amo…

Amaba su soltería, amaba las atenciones que YunHo le prestaba. Y no sabía por
cual decidirse.

Una vez alguien le dijo que cuando se nos hace difícil elegir entre dos, es por que
en realidad, no necesitamos ni queremos suficiente ninguno de los dos. ¿Le
estaría pasando eso con Jung?

El sonido del piano una vez más, y Seulgi suspiró.

Akihabara, Japón.

—¿Están seguros que nos quieren abandonar?

YunHo rodó los ojos ante la pregunta de su primo y asintió.


—Que si, ya les expliqué que no me place estar haciendo de mal tercio.

—¿Y por eso prefieres pasar tiempo a solas con JaeJoong?

El comentario no pasó desapercibido para ninguno, menos aún para JaeJoong


que en ese momento escupió el poco té que había bebido para poder calmar un
poco el frío de esa mañana.

—¡No vamos a estar a solas! Vamos con mi familia.

—Uh~

YunHo incluso rió bajito ante el rostro de indignación que puso JaeJoong cuando
escucho ese ‘Uh~’ por parte de todos sus amigos.

—Bueno, como sea. Se nos va el avión, así que es mejor que nos vayamos.

JaeJoong agarró su única maleta y la puso sobre su espalda, ajustó el gorro sobre
su cabeza y respiró profundo. YunHo abrazó a cada uno de sus amigos una vez
más y JaeJoong contempló el reloj por enésima vez.

—YunHo… Se hace tarde.

—Si, YunHo. Apresúrate que JaeJoong muere por presentarte ante sus padres.

Y esta vez fue YooChun quien se ganó la mirada asesina por parte de Kim. Todos
rieron efusivamente y en esta ocasión YunHo si le dio un pequeño manotón a su
mejor amigo, quien estalló en carcajadas.
—¡Bueno!— ChangMin estiró un poco su cuerpo, mientras veían a YunHo y
JaeJoong alejarse por el pasillo. –Ya que mi Niisan no va a pasar la navidad aquí,
puedo aprovechar mi tiempo en otras cosas.

YooChun sonrió.

—Ah~ Ya te veo, con que desde el principio querías montarte la escapada con
Rain. ¿No?

ChangMin se giró y se cruzó de brazos, con una gran sonrisa en el rostro.

—Si, eso es lo que tenía planeado. Me descubriste. ¿Contento?

Fue como si un aire demasiado frío atravesara a YooChun, se quedó


completamente estático ante la brutalidad por parte del menor y solo pudo
reaccionar cuando escuchó a Siwon y HeeChul chocar sus manos.

—Bien, Min. Por fin lo dejaste callado.

—Al fin le ganaste.

—Paga Min.

Y la sorpresa de esa mañana fue JunSu, quien se había acercado al menor del
grupo estirando su mano derecha. –Esta bien, lo vale. Su cara fue el mejor regalo
del día.— ChangMin gustoso depositó un par de billetes sobre la mano de Kim.

—¡JunSu!

—¿Qué? Aprendí de ti.


La expresión de indignación por parte de Park duró un par de segundos mientras
JunSu lo besaba en la mejilla y le decía como podían gastar esos billetes que
ChangMin con una gran sonrisa le habían entregado.

La apuesta había sido sencilla. Era obvio que YooChun se paralizaría con un
ChangMin aceptando descaradamente que pensaba escaparse en Navidad con
Rain. Así que refunfuñando, YooChun caminó junto a JunSu y los demás fuera del
aeropuerto.

JaeJoong vio la entrada del avión y tragó duro.

El vacío en su estómago y había recordado un par de inconvenientes particulares


que tenía con respecto a volar en avión. Apretó con fuerza el mango de su bolso y
respiró profundo, ya no habían muchos pasajeros abordando y YunHo lo esperaba
ya desde arriba, únicamente le quedó subir los escalones pendientes.

—¿Por qué no subías?

Y YunHo parecía no querer seguir la conversación ahí, por que había comenzado
a caminar hacía la derecha, seguramente donde sus asientos se encontraban, vio
el largo pasillo que empezarían a recorrer y sin pensarlo sostuvo el brazo de
YunHo.
—¿Jae? ¿Qué sucede?

Kim mordió su labio inferior y suspiró.

—La verdad es que no me gusta subirme en los aviones, y para hacerlo siempre
debo tener cierto grado de alcohol en la sangre.— YunHo sonrió y se giró por
completo hacía él, sintiendo aún la cálida mano de JaeJoong sobre su brazo. –No
entiendo como me pude olvidar de eso y de paso yo no…

Ocurrió de repente, o probablemente sus propios nervios no lo notaron.

Pero YunHo simplemente se acercó a él, giró un poco su cabeza y lo besó.

Si, queridos lectores, tan simple como eso. Acercó sus labios a los de JaeJoong y
lo besó como si fuera tan solo una costumbre, como si aquel contacto
simplemente fuera una palmadita en la espalda.

JaeJoong escuchó la puerta del avión empezar a cerrarse y entonces cerró los
ojos y tomó por el rostro a YunHo, por que sabía que en cualquier momento
aparecería la azafata pidiéndoles que se sentaran.

Unió sus labios aún más y se volvió a sentir demasiado bien.

Cuando la voz del piloto anunciando que despegarían en unos minutos llegó a sus
oídos, YunHo se alejó, con una pequeña sonrisa en el rostro. Que logró que
JaeJoong por un momento se estancara en sus emociones, y que por su puesto
no supiera exactamente que hacer o sentir.
—Muérdago.— YunHo señaló hacía arriba, justo encima de ellos. JaeJoong de
pronto recordó que era navidad y entonces comenzó a recuperar el aliento. –
Además así espero que se te pasen los nervios y tengas otras cosas en que
pensar.

Otra sonrisa, y YunHo comenzó a caminar hacía su lugar.

Le costó reaccionar, si quiera unos cinco segundos antes de sacudir su cabeza y


pensar que YunHo así fuera hombre o mujer, no importaba, era alguien difícil de
descifrar, todo con respecto a él era complejo y confuso.

—…Idiota.

Aprovechó que su lugar era junto a la ventana y golpeó con su bolso a Jung quien
solamente se quejó un poco y amplió su sonrisa, las azafatas comenzaron a llenar
los pasillos vigilando que todos estuvieran bien y JaeJoong solo suspiró.

Miró la pista y vio su reflejo en la ventana, miró sus propios labios algo rojos por el
reciente contacto y sonrió. El reflejo de YunHo también se colaba un poco entre el
vidrio. Vio su perfil mientras parecía leer un libro y amplió un poco más su sonrisa.

—Señor, por favor. Colóquese el cinturón.

—Oh, si claro.

Asintió ante las palabras de la joven rubia e hizo lo que le pidió, miró a YunHo de
reojo y notó que el ya tenía el cinturón puesto. Un suspiro más y pensó que
últimamente sus besos se estaban haciendo muy seguidos.

Y que además, ahora ambos parecían estar acostumbrándose a ellos.


—De compras en noche buena… Curioso.

JunSu empujaba el carrito de compras con su mirada repartiéndose entre los


múltiples estantes entre el supermercado que aún en aquella fecha atendía
normalmente. YooChun se paró junto a él y sonrió.

—Y bueno, pensé que sería bueno que si era nuestra primera navidad juntos.
Hacer la cena navideña sería casi una obligación.

YooChun rió orgulloso ante su idea. Y JunSu no pudo evitar contagiarse de


aquella sonrisa. Tomó de la mano a Park y con su otra mano continuó jalando el
carrito de compras.

—De acuerdo, nuestra primera cena navideña. ¿Y que cocinaremos?

—No sé, decide tú.

—YooChun… Me llegó una gran duda, si tú no sabes cocinar y yo menos. ¿Quién


va a cocinar entonces?

YooChun se detuvo un momento. Abrió su boca dispuesto a hablar, pero casi de


inmediato la volvió a cerrar.
—Esa es una muy buena pregunta.

JunSu lo miró por un momento, pero luego rodó los ojos, buscando otra vez la
mano del menor y entrelazando sus dedos en el proceso.

—¿Qué te parece si rompemos un poco la rutina navideña?

—¿Pizza?

JunSu rió y asintió al notar que YooChun había leído sus pensamientos. Se aceró
un poco a él y casi de inmediato sintió los labios de YooChun sobre su cabello.
Susurrando un corto ‘Me encanta la navidad’

JunSu se arrimó un poco más a él, cerró los ojos y por unos segundos dejó que
YooChun fuera sus ojos y lo guiara.

SungMin contempló el reloj en su muñeca y suspiró.

Frotó un poco sus manos y con un pequeño bostezo en los labios se dio cuenta de
que estaba en la hora correcta pero aún así, sentía que hace mucho que no veía a
su amigo y lo extrañaba un montón. La silueta de JaeJoong a lo lejos y SungMin
por fin se permitió sonreír.
—¡Jae!

Agitó su brazo para que el muchacho lo divisara y amplió aún más su sonrisa
cuando ya lo vio relativamente cerca, corrió a abrazarlo y agitó sus cabellos.

—¡Te extrañe!

—Si, SungMin, yo también.

—¿En serio? ¡Dios, se acaba el mundo! ¡Kim JaeJoong ha aceptado que extraña
o que siente algo por alguien!

JaeJoong rodó los ojos y carraspeó un poco cuando vio a YunHo con una gran
sonrisa en el rostro, SungMin pareció notarlo y asintió un poco a modo de saludo.

—SungMin él es Jung YunHo, mi jefe.— Sintió la penetrante mirada de YunHo


sobre si, y prefirió corregir. –De acuerdo, de acuerdo. Es YunHo un amigo.—
Entonces la sonrisa de YunHo hizo aparición mientras estiraba su mano hacía
SungMin.

—Mucho gusto.

—Igualmente.

SungMin pareció sentirse cómodo con la presencia de YunHo, y a JaeJoong eso


no le extrañaba, YunHo siempre era demasiado sociable para su gusto. Y al
contrario de cómo hubiera esperado que sería su recuentro con SungMin, su
mejor amigo, pues YunHo fue quien se la pasó conversando con SungMin camino
a casa.

Por supuesto SungMin atiborraba con preguntas a YunHo, pero YunHo no se


quedaba atrás y mientras él se perdía entre sus nervios por que YunHo conocería
a su loca familia, pues YunHo y SungMin extrañamente se dedicaban a
sociabilizar.

—Huele delicioso~

Siwon abrazó por la espalda a HeeChul quien terminaba de cortar unas cuantas
verduras sobre la tabla de la cocina, y mientras lo depositaba en un pequeño
tazón, Siwon no se separaba del mayor, depositando cortos besos sobre su
hombro de vez en cuando.

—¿Crees que falte mucho?

—No creo, Siwie.

El sonido del microondas y Siwon prácticamente corrió para poder sacar el canguil
caliente recién hecho, el olor a mantequilla derretida inundó por un momento la
cocina y HeeChul sonrió ante esa inusitada felicidad en Choi.

—¿Cómo crees que les vaya a YunHo y JaeJoong?

—Solo espero que JaeJoong no enloquezca.

HeeChul caminó hasta la pequeña sala y se lanzó sobre uno de los sillones,
subiendo su pierna y encendiendo el televisor. Siwon ni siquiera demoró en
sentarse a su lado con el tazón sobre su estómago y colocando un brazo sobre los
hombros de Kim.

—Por favor no quiero ver la veinteava versión de Un cuento de navidad.

—…Cambiando de canal.

HeeChul comenzó a hacer zapping mientras se apoyaba un poco sobre el cuerpo


de Siwon y sonrió, gustoso de sentirse así de cálido en aquella noche buena.

—Wow… Que linda casa.

Cuando YunHo bajó del auto SungMin, JaeJoong dio un largo suspiró, ajusto el
bolso sobre su espalda y observó su casa no demasiado grande pero si lo
suficiente para la gente que habitaba y por supuesto la hermosa decoración
llamaba mucho la atención.

—¿Verdad que si? Yo siempre le he dicho a Jae que tiene toda la suerte del
mundo por vivir entre tantas mujeres, así no tiene que hacer mucho que hacer y
de paso siempre tiene linda su casa.

YunHo se estancó por un momento viendo a JaeJoong mientras SungMin


avanzaba.
—¿Tantas… Mujeres?

JaeJoong forzó una sonrisa en sus labios. Recordó la aversión de YunHo por las
chicas. Y levantó un poco su pulgar. Pero antes de que pudieran dirigirse la
palabra una vez más, SungMin tocó el timbre.

—Bienvenidos~

Por un preciso instante YunHo se sintió como ingresando a su propio Maid, solo
que con demasiadas chicas. Sus ojos se agrandaron y JaeJoong pasó una mano
por su rostro, ligeramente avergonzado por esa bienvenida.

Pero eso no terminaba ahí.

—Bienvenido a nuestro humilde hogar, joven Jung.

La mayor de todas esas bellas mujeres empezaba a bajar las escaleras con un
andar elegante y una hermosa sonrisa en los labios. YunHo decidió contarlas en
total eran nueve. ¡Nueve! Miró a JaeJoong una vez más.

La que bajaba las escaleras, cual Reina de Inglaterra seguramente era su mamá.

—¡Madre por amor a Dios!


Y si, no se había equivocado. JaeJoong entró a la casa, abriéndose paso entre
sus ochos hermanas y dejando el bolso en el piso y mirando a su madre en la
escalera.

—¿Qué es todo esto?

—Un digno recibimiento para tu jefe.

—¿Pediste la cabeza acaso?

—Bienvenido, señor Jung.— Una de las hermanas de JaeJoong se acercó


quitándole de las manos la maleta y otra quitándole el abrigo, él únicamente
asintió. Sintiéndose incómodamente rodeado. —¿Desea un poco de chocolate
caliente?

—No, muchas gracias.

Sonrió y decidió pensar positivo. Como que por ejemplo, seguramente esta noche
si o si pedía la aversión por las chicas, esa aversión que tan celosamente había
mantenido por tanto tiempo.

—¡Y no quiero discutir más contigo!

—¡Mamá!

No estuvo muy seguro de cómo había continuado esa pelea entre madre e hijo,
pero la hermosa mujer de cabello castaño se acercó y extendió su mano hacía él,
por lo asociando actitudes YunHo decidió tomar su mano y besar el dorso de su
mano.

—Oh, eres todo un caballero.— Prontamente la mujer se agarró de su brazo y


comenzó a caminar hacía el pequeño salón. –Te preguntarás por que no hay un
señor Kim. Pues bueno él nos abandonos hace algunos años, así que por ello le
toco a nuestro Joongie ser el hombre de la casa.

…Así que era por eso…

YunHo en ese momento comprendió muchas cosas de JaeJoong y su actitud


intempestivamente masculina y por intentar mantener el orden, así le había tocado
vivir por muchos años, supuso que todo esto había sido muy difícil para Jaejoong
luego recordó una palabra en particular y sonrió.

—¿Dijo Joongie?

—Oh, si. Así le decimos de cariño.

YunHo rió un poco y JaeJoong rompió el contacto que había entre ellos,
colocándose en el centro y alejando un poco a YunHo.

—Haber, intenten comportarse como gente normal de acuerdo. Y no, ninguna de


ustedes se va a casar con él.

JaeJoong miró significativamente a sus hermas y ellas bufaron con molestia.


SungMin apareció de la cocina con un pequeño mufín en las manos, observando
divertido la situación.

—¿Sabes, Jaejoong? Si te hubieras dejado el cabello negro. Entre tanta chica no


sabría cual eres tú.

A pesar de que Jung le hubiera hablado muy cerca del oído, JaeJoong lo golpeó
más duro de lo normal en el brazo y aunque YunHo se quejó, Kim solo rodó los
ojos. Sin notar que tenía su brazo entrelazado al de YunHo.
—Como sea, compórtense y que quede claro que no se le pueden acercar con
segundas intenciones.

Leah, cabeza de la familia Kim sonrió de lado.

—Créenos Joongie, ya nos quedó muy claro todo.

JaeJoong juntó sus cejas confundido, y cuando vio a SungMin señalar hacía su
brazo, JaeJoong siguió el camino de esa mirada, y cuando vio su brazo rodeando
el de YunHo, se alejó de inmediato mirando hacía otro lado y rascando su nuca.

—Como sea… Ya cenemos que muero de hambre.

—¡Perfecto! ¿YunHo que te parece si te enseño unas fotos muy interesantes


mientras Joongie y mis hermanas sirven la cena?

La menor, tenía que ser la menor. JaeJoong estaba a punto de regañar a su


hermana menor cuando Leah lo empezó a jalar de la oreja para que ayudara en la
cocina.

—Leah, permíteme un rato. Quiero conversar con Jae. ¿Si?

—Mmh… Bueno. Pero no demoren que ya vamos a servir la cena.

SungMin asintió y jaló a JaeJoong del buzo hacía el pequeño patio de la casa,
mientras claro Kim prácticamente se deshacía viendo hacía donde YunHo y sus
hermanas se dirigían.

—La comida estuvo deliciosa, madre.

Teah sonrió consternada mientras veía a su hijo colocarse el abrigo y luego esa
bufanda que parecía encantarle tanto, por que últimamente era la única que
usaba. ChangMin sonrió una vez más y besó la frente de la mujer.

—No te preocupes, no es tan tarde. Además solo voy a visitar a un amigo que va a
pasar solo la navidad. Prometo regresar temprano, dile a padre que no se vaya a
preocupar de más.

—Ve con cuidado hijo.

ChangMin asintió y sonrió antes de salir de la casa y ajustar el abrigo a su cuerpo,


no era de sospechar que su madre seguramente creería que iría a ver a YunHo,
su amigo de toda la vida, al cual ellos le tenían una confianza ciega.

Pero Changmin sabía que no era el momento aún para decirles que iría a pasar lo
que quedaba de la noche buena con Rain, y aún menos cuando Rain tenía ahora
un nuevo significado en su vida. Lo mejor sería que tomaran las cosas al tiempo.

Caminó una cuadra y justo cuando giró encontró a Rain apoyado en un auto
negro.

—Pensé que no tenías auto.


—Que no lo utilice seguido, no quiere decir que no tenga.

—No… Claro, solo quiere decir que eres un gran deportista que prefiere caminar
que conducir.

Rain sonrió, ajustando el abrigo a su cuerpo, mientras ChangMin terminaba de


acercarse y lo abrazaba con fuerza, Rain adoraba esa parte de ChangMin. Esa
parte que no lo inhibía de poder sentir la calidez del menor con un simple abrazo.

—¿No me vas a decir lo mucho que me amas?

—No me presiones Rain, estaba ebrio y ya me voy a vengar del idiota de


YooChun.

—Ya, no te enojes. Mejor dame un beso.

ChangMin sonrió ante aquello pero aún así, no dudo en juntar sus labios con los
del mayor. Luego analizó su situación y pensó que estaba viviendo una historia
demasiado cliché que si mal no recordaba había visto en una serie hace poco y
sobre la cual había jurado nunca, jamás vivir una situación así.

Pero ahí estaba él, siendo castigado por sus propias palabras, besando a Rain,
quien tenía varios años más que él, escapándose de su casa, omitiendo verdades
que sus padres suponían y subiéndose al carro de Rain con destino a su
departamento.

—¿Cenaste?

—Más o menos.

—Perfecto, por que preparé una deliciosa cena.

Rain hizo algo que no había hecho antes y entrelazó sus manos, el corazón de
ChangMin por unos segundos se agitó y ChangMin sonrió para disimular aquello.
—¿Cocinas?

—Se hace el intento.

—De seguro eres de los que dice que no es bueno para algo, y al final termina
siendo perfecto en todo.

—Sinceramente… Si.

Rain abrió la puerta del auto y ChangMin rodó los ojos, se sentó y respiró
profundo. No estaba seguro de lo que estaba haciendo, es decir si, quería estar
con Rain. Pero al mismo tiempo temía.

Por que era la primera vez que salía con alguien y seguramente Rain contaba con
la experiencia que él carecía. Estaba nervioso y era un asco sentirse así.

SungMin le ofreció una lata con cerveza y JaeJoong notó que estaba demasiado
callado.

Aún así, JaeJoong abrió la lata y bebió un poco mientras miraba hacía el pequeño
árbol que había en el patio de su casa. Se sentó en el pequeño escalón que lo
separaba del césped, pero SungMin prefirió permanecer parado.
—¿Te gusta, verdad?

Directas, esas palabras lo atravesaron tan directamente que por un momento


lograron asustarlo. Con la lata en la mano y sin atreverse todavía a mirarlo.
JaeJoong decidió tomar lo que quedaba de cerveza y suspirar.

¿Por qué a SungMin se le hacía tan fácil ver lo que a él le tomo meses?

—Nunca había visto tus ojos mirar a alguien de la manera en que ves a YunHo.

SungMin se sentó finalmente y JaeJoong apretó la lata en sus manos, mirando en


esta ocasión hacía el verde césped.

—SungMin…

—Por mi no hay problema, Jae. Si tú eres feliz yo soy feliz también. Somos
amigos, y serlo implica que te comprendo y te apoyo, infinitamente.

—¿No te molesta?

—¿Por qué habría de molestarme? Es extraño, viniendo de ti. Después de todo


estaba acostumbrado a otro tipo de charlas que no incluían a un chico cuando se
trataba de algo del corazón, pero… Lo venía sospechando.

JaeJoong lo miró con sorpresa en sus ojos. —¿Por que?

—Cada vez que hablábamos por teléfono, lo mencionabas, ya sea para quejarte
de él o contarme cualquier cosa. Siempre hablabas de él, de lo mucho que te
fastidiaba o de la manera en que habías aprendido a admirarlo.
SungMin le dio un sorba a su cerveza y JaeJoong suspiró.

—Ya lo admirabas, y lo admirabas por que lo estabas conociendo. El amor nace


de conocer a esa otra persona, si no la conoces entonces eso no es amor, por que
no te puedes enamorar de una fantasía. Además últimamente tu voz sonaba
diferente cuando lo mencionabas y rápidamente me cambiabas de tema.

Una pequeña sonrisa en el rostro de JaeJoong. Y SungMin parecía confundido.

—¿Qué sucede?

—Es que todo suena muy bonito, pero eso no implica que… Bueno ya sabes…

—¿Qué estés listo para aceptar lo que suceda con YunHo?

—Ni siquiera he pensado en eso, Sung.

—¿Me estas queriendo decir que aún no son nada?

—¡Por supuesto!— JaeJoong se levantó y miró a SungMin con reproche. —


¿Pensabas que él y yo ya…? ¡No!

—Entonces estamos en la primera fase.

—¿Primera fase?

—Cuando apenas descubres y aceptas lo que sientes.

JaeJoong mordió su labio inferior y giró hacia el interior de su casa donde sus
hermanas rodeaban a YunHo enseñándole un montón de fotos que por la sonrisa
de Jung probablemente eran suyas de cuando era pequeño.
—Tranquilo, Jae…— SungMin se apoyó un poco sobre su hombro y miró hacía el
mismo lugar, con una sonrisa en sus labios. –Él te mira de la misma forma.

Y escuchar aquello, fue su mejor regalo de navidad.

Capitulo 14: Sentir los latidos de un corazón.

YooChun jugó con los platos en sus manos y los colocó graciosamente sobre la
mesa frente al televisor. JunSu sonrió en cuanto lo vio susurrar una canción de
navidad mientras YooChun lo miraba y bailaba colocando todos los utensilios
sobre la pequeña mesa.

Hubo un corto momento en el que Park se acercó, lo suficiente como para poder
robarle un corto beso de los labios y luego volver a lo suyo, JunSu amplió su
sonrisa y tarareo levemente la canción.

—Ya está. Podemos cenar.

JunSu asintió y sonrió.


—Pizza en navidad.

YooChun asintió y le extendió una pequeña servilleta a Kim, quien no podía borrar
esa sonrisa de su rostro. El leve ambiente caliente por la calefacción y el aroma de
la pizza inundaban el lugar mientras afuera empezaba a nevar una vez más.

—Usualmente… La gente cree que solo en la navidad podemos sentirnos así.—


YooChun le extendió una copa con vino a JunSu, mientras Kim lo observaba
atentamente, a cada una de sus palabras. –A mi me gustaría que la gente
entendiera, que no solo en navidad nos podemos sentir cálidos, amables, y felices.

—¿Eso es lo que quieres pedir en navidad?

YooChun negó, levantando un poco su copa.

—No sé lo que quiero pedir en realidad. Quisiera pedir que el mundo se volviera
un poco mejor, y que comprendamos que todos los días pueden ser navidad, que
no es necesaria una fecha para ser mejores personas, no necesitamos una fecha
para ayudar, pero al mismo tiempo quiero pedir estar así, contigo por siempre.
¿Es… Egoísta?

JunSu sonrió y besó cortamente los labios de YooChun.

—Tú pide por un mundo mejor, y esta navidad yo pediré por los dos.
YooChun le quitó la copa de las manos a JunSu y junto con la suya, las colocó
sobre la pequeña mesa, tomó el rostro de JunSu con algo de suavidad y comenzó
a besarlo, con la misma lentitud de saber que no hay nada más allá fuera que
ambos.

Pero cuando el timbre del departamento, sonó. Ambos sonrieron.

YooChun se paró y caminó hasta la puerta, cuando la abrió un delicioso aroma


llegó hasta su nariz y JunSu de inmediato estuvo a su lado, HeeChul y Siwon se
encontraban justo frente a él. Con unas bufandas gruesas por el frío.

—Feliz navidad.

HeeChul levantó un poco la gran bandeja que tenía en sus manos y Siwon hizo lo
mismo con unos pequeños recipientes que sostenía también.

—No queríamos que murieran de hambre en navidad.

JunSu rió un poco, pero aún así ayudó a Siwon con las pequeñas bandejas que
llevaban y entraron al departamento con una pequeña sonrisa en el rostro.

—Huele delicioso. ¿Qué es?

—Si huele delicioso quiere decir que Siwon no metió mano ahí.
YooChun estaba a punto de robar un pedazo del Pavo que le habían traído pero el
golpe en la cabeza lo hizo detenerse, Siwon le sonrió irónicamente y se cruzo de
brazos.

—Es pavo a la naranja. Esperamos que les guste.

—Gracias, íbamos a comer pizza.

—Lo sabía, si fuera por ustedes, mueren comiendo cualquier cosa.

YooChun le sacó la lengua a HeeChul y abrazó por la espalda a JunSu.

—Nos vamos.

—¿Tan pronto?

—Es tarde y no queremos que nos de la media noche en la calle.

HeeChul les brindó un leve abrazo a ambos y lo mismo Siwon. Cuando ambos
volvieron a cruzar el umbral de la puerta, YooChun entrelazó su mano con la de
JunSu mientras cerraba la puerta.

—Un milagro de navidad.


Junsu rió y corrió a la cocina para poder servir la cena navideña que sus amigos le
habían traído esa noche.

Tal y como lo había imaginado.

El departamento de Rain era amplio y elegante. ChangMin se quitó la leva que


llevaba puesta con cuidado, puesto que la calefacción dentro del departamento
era abrigador, sin embargo quiso mantener la bufanda un rato más en su cuello.

—Voy por un poco de vino.

Rain dejó las llaves sobre la mesita de entrada y ChangMin asintió con una
sonrisa en los labios, caminó hacía el gran librero que había y sus ojos brillaron al
notar un montón de libros que le hubiera gustado comprar.
Luego recorrió el gran ventanal que había y observó iluminada Akihabara de esa
noche, a pesar de la nieve, tras ese vidrio la ciudad se veía realmente bien, como
un gran paisaje. ChangMin respiró hondo y cuando vio la imagen del mayor
acercarse por el reflejo, entonces giró.

—No te emborrachas con el vino. ¿Cierto?

Cuando Rain escondió la copa tras su cuerpo, hasta esperar una respuesta,
ChangMin rodó los ojos y se la quitó de las manos. Oliendo el delicioso contenido
y caminando hacia los sillones negros que había en la pequeña sala.

Se sentó con tranquilidad y Rain casi de inmediato lo imitó, un inconcreto


nerviosismo lo rodeó casi por completo y bebió el vino que tenía casi de una
tomada, por lo cual Rain enarco una ceja y sonrió gracioso.

—¿Y eso?

—Estoy nervioso.

Dos segundos después ChangMin se dio cuenta de que no debió haber dicho eso,
por eso cuando miró a Rain con algo parecido a la consternación, el mayor rió
abiertamente frente a Shim quien solo quería hundir la cabeza en cualquier lugar
donde Rain no lo pudiera ver.

—Voy a creer que el licor hace que digas tus verdades.

—Cállate… Mejor cambiemos de tema.


Por el momento, ChangMin optó por dejar la copa sobre la mesa y suspirar
levemente, sin embargo Rain bebió un poco de su vino y dejó la copa igualmente
sobre la mesa, con la diferencia de que se empezó a acercar al menor.

ChangMin entonces sintió su pulso acelerado, por que estaba en navidad, con el
olor de una cena deliciosa en el ambiente, a solas con Rain en su departamento,
nevando y con una vista perfecta desde donde se encontraba, con un poco de
vino en sus labios.

…Y ChangMin estaba, luego de comprender aquello, aún más nervioso.

Rain acercó sus rostros, ChangMin por un momento cerró los ojos y pegó la
barbilla a su pecho, como si en realidad no supiera que hacer, el problema era que
en realidad en ese momento pensaba demasiado.

—¿Me amas?

La voz baja y susurrante de Rain llegó a sus oídos de una manera casi
embriagante y envolvente. Cuando Shim abrió los ojos Rain estaba tan cerca a su
rostro que por apenas un centímetro y sus labios se rozaban.

ChangMin mordió su labio inferior y lo miró a los ojos, por que ahora que lo notaba
él se encontraba semi apoyado en el brazo del mueble y Rain con un brazo en el
respalda, se encontraba casi sobre él.

Respiró hondo y cerró los ojos.


—…Si.

No pudo verlo en ese momento, pero cuando pronunció aquellas dos letras,
aunque fuera con una voz algo débil, la sonrisa de Rain en ese momento fue
totalmente dulce, como si hubiera esperado por esa respuesta demasiado tiempo.

—Yo también te amo, Min.

Y mientras Rain pronunciaba esas palabras, ChangMin podía sentir sobre su


rostro las caricias de la mano de Rain sobre su rostro. Y cuando sus labios
encontraron a los suyos, lentamente ChangMin se permitió pasar sus brazos por
encima de los hombros del mayor.

Entonces, si. Estuvo casi recostado sobre el sillón con el sabor a vino entre sus
labios y con Rain demasiado cercano a su cuerpo, jugando con el cabello del
mayor, y sintiendo una mano de Rain en su cuello y la otra en su espalda.

Y aunque la mano en su espalda se encontraba sobre la ropa, aún así ChangMin


volvió a sentir los nervios de no saber si estaba haciendo lo correcto en ese
momento. Por eso cortó el beso y alejó un poco a Rain, decidiendo mirar a
cualquier otra parte.

—¿Qué sucede?

Y sinceramente ChangMin no contaba con la posibilidad de que Rain se lo pudiera


preguntar directamente y lo más preocupante de todo era que ChangMin no
hallaba las palabras para decir que odiaba ser consciente de que Rain era más
experimentado que él, por lo menos sin sonar tan patético.

—Es que… Yo no… Bueno…

—Estas nervioso.

La conclusión de Rain y su sonrisa conciliadora fue suficiente, el mayor arregló


uno de los mechones de su cabello ahora despeinado.

—Min… Yo no te traje aquí para que estuviéramos juntos, menos aún si tú sientes
que todo esta yendo demasiado pronto o algo así. Yo quise que vineras por que
quería que pasáramos la navidad juntos. Yo jamás, óyeme bien, jamás te obligaría
a algo que no quisieras.

ChangMin sonrió y asintió algo consternado en realidad, principalmente por que


según sus palabras Rain creía que lo detenía por que todo era demasiado pronto.
¿Quería decir entonces que Rain pensaba que él ya tenía experiencia?

Oh, santa suerte que nunca estaba de su lado. Rain lo abrazó y ChangMin suspiró
entre sus brazos. Se suponía que debería tener experiencia, es decir tiene
dieciocho en plena etapa hormonal, debería tener experiencia. Por un momento
pensó que YooChun tenía razón cuando le decía que era un mocoso.
—¿Todo bien?

—Si, no te preocupes.

Rain le dio un corto beso y se levantó, estirando una vez más su mano hacía él,
ChangMin entrelazó sus manos y Rain lo comenzó a guiar hacía la cocina.

—¿Te parece si empezamos a servir la cena?

—…Eh… Si.

Y ChangMin ya no miraba el camino, simplemente se dejaba guiar, por que en ese


momento, ver su mano entrelazada con la de Rain había producido en su rostro
una enorme sonrisa y un sentimiento de pertenencia que no cambiaría por nada y
que sería su regalo de navidad en esa noche.

TaeMin esa noche de veinticuatro de diciembre abrió la puerta de su casa cuando


escuchó el timbre sonar, tenía apenas un buzo y un jean puestos, el cabello algo
alborotado y mientras su familia reía por los chistes malos de su padre junto a la
chimenea y TaeMin solamente negaba con la cabeza.
Sin embargo sus ojos se encontraron con un muchacho que sostenía entre sus
manos una pequeña caja que tapaba su rostro, se apoyó en la puerta y enarcó
una ceja, un corto suspiro emitió de sus labios, no necesitaba mirarlo por más de
dos segundos para saber de quien se trataba.

—No se por que de pronto me has dejado de hablar, pero es época de paz, amor
y de perdonar a los estúpidos de tus amigos.

MinHo bajó el regalo y cuando los ojos de TaeMin se cruzaron con los de su mejor
amigo, fue casi inevitable no sonreír al ver la cara de niño arrepentido por alguna
travesura que Choi llevaba en ese momento.

Cuando MinHo estuvo a punto de dar un paso hacía él, TaeMin optó por
enderezarse y mirar fijamente a los ojos del mayor.

—¿Te sigue gustando Rain?

MinHo torció sus gestos, confundido.

—¿Qué? ¿Qué tiene que ver con esto?

—Solo responde.

—…Pues si.
—Adiós.

Ni siquiera lo dudó, cerró la puerta frente a los ojos sorprendidos de MinHo y por
unos segundos se apoyó en la puerta, cerrando los ojos y pidiéndole a su corazón
que por favor dejara de latir tan rápido cada vez que lo veía.

—¡TaeMin!— Se escucharon unos pequeños golpes en la puerta, y ante eso no le


quedó más que sonreír. –Oye, me costó encontrar el regalo.— Dos golpes más y
MinHo parecía no tener la intención de marcharse. —¡Tae!

Abrió la puerta una vez más, con un gesto resignado en el rostro, algo, que
probablemente Choi no notó. Le regaló una pequeña sonrisa a su mejor amigo y
MinHo se lanzó a sus brazos con una radiante sonrisa antes de abrazarlo.

—¡MinHo!

Escuchó la voz de su madre desde la sala y por supuesto su amigo giró con una
sonrisa hacía donde el resto de la familia Lee se encontraba, tomó el regalo entre
sus manos y únicamente lo vio acercarse a sus padres a saludar como cada año
en navidad.

—Señores ¿Pueden creer que su hijo casi me deja afuera con este clima que hay?
—En serio que Tae se pasa de malo con alguien tan lindo como tú.

—Si ya sé señora, pero ya estoy acostumbrado a sus bromitas raras.

—¿Y? Supongo que este año también te nos llevas a Tae para fin de año.

—Por supuesto señor, no hay mejor celebraron para fin de año que en Infinity, la
pasaremos muy bien y le prometo que Tae regresa sano y salvo.

Así que mientras MinHo sociabilizaba con sus padres, TaeMin optó por mejor abrir
su regalo y sacar la pequeña cadena que recitaba ‘Best friends’ y aunque era
verdaderamente llamativa, no le importó, aunque por un momento llegó a
fastidiarle el hecho de que a pesar de sus años de amistad, MinHo no se diera
cuenta.

Dejó el paquete del regalo sobre las escaleras y se colocó la cadena con cuidado,
con un suspiro y una pequeña sonrisa en los labios, cerró la puerta y mientras
caminaba de regreso a la sala pudo escuchar la risa fresca de MinHo.

Un suspiro salió de sus labios. –…Idiota, MinHo.

—¡No! Y tenías que haberlo visto en la obra de la escuela.

—Era el príncipe y le salían mejor las líneas de la princesa.


—¿A que se dio haber visto linda? Es decir… lindo.

—¡Lindísimo, YunHo! Tienes que haberlo visto, es más creo que hay fotos.

—¡Ok, basta!

JaeJoong se levantó del sillón y miró a todas sus hermanas y madre con odio mal
disimulado, SungMin ya se había marchado a pasar la navidad con su familia hace
rato y por tanto eran todos contra él, incluyendo a YunHo por supuesto.

—Todas ustedes dejan de hablarle de mi y mi pasado a YunHo y se quedan


tranquilas calladas, casi como si no existieran y tú madre, por favor, ya deja de
enseñarle fotos de cuando yo era pequeño a YunHo. Y tú YunHo deja de divertirte
con mi pasado.

Hubo un denso silencio en el que solo YunHo tuvo el valor para no soportar más la
risa, tapar su boca y empezar a reír bajamente pero cuando JaeJoong rodó los
ojos la risa de todos los presentes fue audible y JaeJoong bufó con fuerza
volviendo a sentarse.

—JaeJoong quería ser cantante cuando era niño.

—Y canta muy bien.

—¿Lo has oído cantar? Nunca canta para nosotras.


—Por supuesto que lo he escuchado, y es muy bueno. Es más tengo otros amigos
que cantan y debo decir que es su voz la que más me gusta.

—Aww~

JaeJoong realizó una mueca de desesperación y decidió optar mejor en ir un rato


a la cocina, ya habían cenado y este era el peor momento post cena, cuando se
debía nada más conversar hasta esperar las campanadas que indicaban la
llegada de la navidad.

Traer a YunHo no había sido tan buena idea. Es decir, prácticamente lo ignoraba
por estar concentrado en sus hermanas y su madre. Y eso eso hasta cierto puno
era desesperante/tenebroso.

Escuchó el celular de YunHo sonar, se asomó un poco desde la cocina y vio a


YunHo pedirle permiso a todas las mujeres de la casa Kim mientras se levantaba
para poder contestar la llamada en el jardín.

JaeJoong sonrió un poco y se apresuró en servir un poco de chocolate caliente en


los pequeños jarrones, por fin tendrían al menos un momento a solas. Caminó con
los jarrones en las manos y antes de salir miró a todas las mujeres en la sala.

—Ni se les ocurra salir, su estado social con YunHo terminó aquí.
Y a pesar de que vio la sonrisa cómplice de su madre y sus hermanas prefirió no
decir nada mientras ellas se levantaban y alegaban que no importaba, después de
todo ya empezaba a ser tarde y necesitaban su sueño de belleza.

—Claro, igualmente. Felices fiestas para ti también.

Espero un momento apoyado en la pequeña pared blanca mientras YunHo


conversaba por el celular, por lo que pudo escuchar aparentemente con Boa. El
humo y olor delicioso del chocolate pareció llegar hasta YunHo por que de pronto
giró hacía él, le regalo una sonrisa y le pidió que esperara un poco.

—Esta bien, nos vemos.

Luego de esas palabras, YunHo por fin termino con la llamada y guardó el celular
en su bolsillo, Jaejoong le extendió uno de los jarros y la expresión de YunHo
cambió por la de una persona llena de satisfacción en ese momento.

—Luces muy feliz.

—Hace mucho que no pasaba la navidad con una familia de verdad.

—¿Te agradó mi familia?


YunHo rió abiertamente, expresión que luego de unos segundos quedó en una
amplia sonrisa mientras miraba el jardín y sostenía la taza con chocolate en las
manos, con el cálido humo llegándole a la cara.

—La verdad es que tu familia está tan loca como tú, pero… Son una familia, que
se quiere, no importa que. Supongo que extrañaba eso, sentirme así, parte de
algo o de alguien. No quiero decir con esto que con los muchachos no me sienta
igual, pero…

—Es diferente, por la manera en que lo percibes.

YunHo giró hacia Jaejoong y asintió, chocando sus tazas en el proceso.

—Me encanta la manera en la que pareces leer mis pensamientos.

JaeJoong sonrió y bebió un poco del chocolate que tenía, YunHo se sentó en el
pequeño escalón que había, perdiendo la mirada entre el pequeño césped y las
pocas rosas que habían agrupadas en unas esquina del lugar. JaeJoong hizo lo
mismo, manteniendo una corta distancia entre ambos.

—Feliz navidad, YunHo.

—Feliz navidad, Jae.


Habían muchas cosas a las que le costaría acostumbrarse antes de nada, pero
cuando se sentía así de cerca a YunHo, a Jaejoong a veces no le resultaba tan
difícil sentirse cercano a él, en medio de un proceso que no está seguro desde
cuando comenzó a vivir.

Por eso, aunque le costó reunir un poco de valor, esperando que YunHo no dijera
algo, en medio de ese agradable silencio. JaeJoong optó por apoyar lentamente
su cabeza sobre el hombro derecho de YunHo.

Jung no se movió ni dijo algo al respecto, a cambio únicamente sacudió los


cabellos de Kim y sonrió. Antes de beber un poco de chocolate y sentir la misma
calidez que JaeJoong sentía en ese momento.

JunSu miraba la nieve caer en ese momento.

Desde el balcón en el departamento de YooChun con una pequeña copa con vino
en la mano, así de simple JunSu observaba la hermosa imagen frente a sus ojos.
Pudo escuchar los pasos de YooChun y ni siquiera se inmutó cuando sintió sus
brazos rodeándolo por completo.
La quijada del mayor estuvo encima de su hombro, sus rostros juntos y JunSu
cerró los ojos para poder guardar en sus recuerdos aquel maravilloso momento.

—Feliz navidad, Su.

—Feliz navidad, Chunie.

La moto de Siwon iba una velocidad moderada.

Por eso, cuando el sonido de las campanadas llegó hasta él, HeeChul se tomó la
molestia de levantar un poco la cabeza y sonreír. El aire de la noche, más la poca
nieve que caía, mientras se deslizaban por las calles de Akihabara lograron que
HeeChul emitiera un pequeño suspiro.

—Feliz navidad, Siwie.

Se apoyó en la espalda de Siwon y se abrazó un poco más a su cuerpo, cerrando


los ojos y escuchando a lo lejos un leve ‘Feliz navidad, Chul’ que seguramente por
el casco no alcanzó a escuchar bien.

El cabeza de la familia Lee fue el que hizo explotar las pequeñas serpentinas,
todos aplaudieron con una sonrisa en el rostro, MinHo rió cuando vio a la mamá
de TaeMin sonrojarse cuando su esposo le robó un beso.

Buscó con la mirada a su mejor amigo y lo encontró parado frente al árbol,


observando con atención la estrella que se encontraba hasta arriba, con una
pequeña copa con rompope en la mano.

—¡Feliz navidad, Tae!

Y se colgó del cuello del menor, con una sonrisa en el rostro y desestabilizando la
etérea imagen que por un momento TaeMin había estado proyectando, TaeMin
murmuró algo que no escuchó bien, pero supuso que eran sus felicidades
también.

No importaba, por el momento, realmente no importaba.

Por que abrazado asía a TaeMin, MinHo se sentía bien.


—Feliz navidad…

Cuando su voz y la de Rain se juntaron al mismo tiempo ChangMin se permitió reír


ante aquello, Rain tomó su mano por encima de la mesa y le sonrió sinceramente.
Se encontraban aún cenando, en el gran comedor dentro del departamento, de
extremo a extremo.

ChangMin suspiró y decidió hacer lo que desde un principio había querido hacer,
tomó sus platos y los movió exactamente al asiento junto a Rain, volvió a colocar
las servilleta sobre sus piernas y sonrió abiertamente ante a Rain.

En medio de esa cercanía Rain se acercó besó sus labios una vez más y
ChangMin cerró los ojos, sintiendo entre besos como a medias le pronunciaba un
‘Te amo’ y alegrándose por no dejar de sentir extremadamente bien con cada
segundo que pasaba a su lado.


YunHo dejó el pequeño jarrón a un lado, una vez hubiera terminado.

JaeJoong comió el pequeño malvavisco en sus manos y se abrazó un poco así


mismo por el frío. Había extrañado Corea por muchas cosas y situaciones, pero
hoy, junto a YunHo, en vez de sentir que había jalado una parte de Japón con él.

…En realidad se sentía completo.

¿Crearían los sentimientos esa hermosa percepción? Probablemente si, aunque


prefería pensar en que todo era tan fácil, calmado y sin complicaciones con YunHo
que incluso su relación aunque llena de discusiones y peleas, era normal.

Con ese razonamiento pensó en que no habría nada de malo en confesarle lo que
sentía, que sería fácil y no le costaría nada, en este momento lo sentía demasiado
fácil, pero tal vez era fácil por que YunHo no lo estaba mirando a los ojos.

—¿Por qué luces tan pensativo?

—Por que tengo muchas cosas en las que pensar.

YunHo sonrió ante la respuesta de JaeJoong y dio un corto suspiro.


—¿Sabes? Las cosas no siempre resultan como uno quiere.

—¿A que te refieres?

—Cuando iba a casarme creí que la amaba más que a mi mismo, todo era tan…
Perfecto. Nos llevábamos de una manera tan única, nunca me había llevado de
esa manera con alguien, tan confidencialmente, tan bien. Dios… La amaba de
verdad.

Jaejoong miró a YunHo, no tenía molestia alguna de que YunHo le hablara de


Seulgi, por que de algún modo, sabía que eso iba a suceder, en cualquier
momento. Por que Seulgi fue importante y probablemente hoy, YunHo pensaba
cerrar la puerta a esa historia.

—Luego ella me lastimo, y todo se esfumó tan fácilmente como si en realidad


nada hubiera pasado entre nosotros. Pero tuve la oportunidad de aprender
muchas cosas y por supuesto de conocerte.

En ese momento YunHo, lo miró, le sonrió y golpeó levemente su brazo, JaeJoong


se paralizó por que no sabía en realidad como debía tomar aquello.

—Después intenté alejar las relaciones por completo de mi, en un principio pensé
que estaría bien quedarme solo para siempre, luego de un tiempo me dije a mi
mismo que no, que era mejor darme un poco más de tiempo y entonces tal vez lo
intentaría. Y de repente un día me levanto con la firme idea de que ese momento
llegó.

JaeJoong agachó un poco la cabeza y respiró profundo, por que esa conversación
estaba tomando un rumbo desconocido, y de pronto toda esa fuerza con la que
había contado desde el comienzo ya no estaba presente.

—Yo…

Pero ya no quería dar más vueltas entre sus sentimientos y los que YunHo podía
sentir, por que JaeJoong a pesar de todo lo que puede llegar a ser, siempre a sido
en extremo confiado y sincero, por que él puede expresar lo que siente y no
temerle a sus palabras.

—YunHo tu me gustas, no, es mas que eso, te quiero, mas allá de lo que mi
cerebro puede procesar, de lo que tu estúpido cerebro pueda entender y de lo que
a mi gustaría aceptar, pero es así, y si me preguntas no quiero cambiar. Es así,
me gustas, te quiero y posiblemente…

Y parece que toda su valentía tuvo un corto tiempo de vida, por que de pronto las
palabras murieron en su garganta y le costó incluso respirar profundo, agachó un
poco la cabeza y mientras veía su mano apoyada en el pequeño escalón en el que
se encontraban sentados, vio también como la mano de YunHo se deslizaba hacía
la suya con lentitud. Hasta posarla justo encima de la suya.
—Te amo, Jaejoong.— Para ese momento, ya no hablaba, levantó la mirada y vio
el rostro sonriente de YunHo. —¿Por qué siempre te tienes que adelantarte a mis
palabras?— Una de las manos de YunHo estuvo sobre su mejilla y él se tuvo que
quedar mudo. –Estaba a punto de decírtelo.

Ocurrió tan lentamente como la primera vez, YunHo fue el que se acercó, el que
unió sus labios y JaeJoong en esta ocasión cerró los ojos, complementándose
ambos en un solo beso, el primero beso entre ambos que realmente contaba.

Pero JaeJoong se alejo un rato, mordiendo su labio inferior y con las manos sobre
el pecho de YunHo.

—¿Es en serio?

—JaeJoong yo no ando por la vida besando a cualquiera que se me cruza por el


camino.

—Pero…

—¡Demonios, solo cállate!

Y con una sonrisa divertida en los labios, YunHo se volvió acercar, esta vez
poniendo una mano en su cuello y acercándolo para que pudieran estar
verdaderamente cerca, los suspiros de JaeJoong lograban inundar el alma de
YunHo en ese momento y cuando el aire fue necesario y se alejaron, YunHo le dio
un corto beso sobre los labios antes de alejarse verdad.
JaeJoong en ese momento le dio un pequeño golpe, en el pecho y arrugó el
entrecejo y YunHo no comprendió.

—No me mandes a callar.

YunHo rió ante esas palabras y el puchero que JaeJoong hizo en ese momento.
Fue inevitable no tener esa necesidad de tenerlo entre sus brazos y abrazarlo con
fuerza, así que mientras tenía a JaeJoong abrazado, bajo el nivel de su voz y
susurro muy lenta y sensualmente.

—Dilo… Termina lo que habías empezado, Jae.

Pudo sentir el cuerpo de JaeJoong estremecerse con el sonido de su voz y eso


bastó para que YunHo supiera lo que JaeJoong sentía, aún así escucharlo sería
tan agradable. JaeJoong se apegó un poco más a su cuerpo y suspiro.

—…Te amo… YunHo.

Sabía lo difícil que se le haría a Kim pronunciar esas palabras, por eso lo alejó un
poco y besó sus labios una vez más. Aún demasiado nerviosos como para
comprender lo que acababa de suceder, prefirieron continuar abrazados un rato
más.
YunHo besó el cabello de JaeJoong y luego se apoyó ligeramente a él, sintió la
mano de JaeJoong buscando la suya, sintió como entrelazaba sus dedos con
suavidad y se quedaba así por un largo rato.

Todavía el corazón le latía agitado, todavía sentía la respiración inconcreta,


todavía había estragos de su confesión en el aire. Pero justo en ese momento
YunHo cayó en cuenta de que estaba en Corea, donde todo había terminado en
su vida una vez hace mucho tiempo.

Y el día de hoy, de la mano de JaeJoong, gracias a él, estaba a punto de


comenzar una vez más.

Capitulo 15: Se quieren, se aman… O al menos eso intentan.

ChangMin estiró sus brazos y sonrió.

—¡Minnie!

JunSu inesperadamente se lanzó a su espalda, y él lo único que pudo hacer fue


agacharse un poco y agarrar al mayor de las piernas, para que este se acomodara
en su espalda. YooChun únicamente sacudió un poco su cabello, y Shim
solamente movió la cabeza para poder volver acomodar su cabello.

—¿Qué tal tus pornosas navidades con Rain?


—¡Dios! YooChun, ya cállate. No todas las parejas se la viven entre sabanas
como ustedes.

ChangMin gritó con fuerza, un poco rojo, pero en realidad aquel tono en su rostro
era más por el grito que por cualquier otra cosa, JunSu rió bajito y YooChun sonrió
ampliamente.

—Y no sabes de lo que te pierdes…

Cuando ChangMin levantó la mano dispuesto a golpearlo, YooChun emprendió


una disimulada huída, puesto que con JunSu sobre su espalda no podía correr
demasiado, y peor aún si Kim se movía impidiéndole que se moviera con agilidad.

—¡Corre Yunnie! Yo te ayudo.

Y JunSu tapó los ojos de ChangMin mientras YooChun se dedicaba a tocarle el


rostro al menor solo para fastidiarlo.

—Oh, el bebé del grupo está creciendo~

—¡JunSu déjame! ¡Voy a matarte YooChun!


—Pero tienen que protegerse, no quiero que salgas embarazado.

—¡¡Eres un imbécil!! ¡No soy mujer!

—Chunie no empeores la situación.

—Pero es que tengo que ser como un hermano mayor y aconsejarlo.

—…¿Qué hacen?

La voz de Siwon mientras sacudía sus cabellos con el casco de la moto en las
manos, sorprendió a los tres, quienes giraron hacía ellos, mientras HeeChul
permanecía aún sentado en la moto.

Obviamente la imagen de ChangMin girando hacía ellos, sin verlos en realidad,


por que JunSu tapaba sus ojos, fue hasta gracioso, por lo que HeeChul sonrió de
lado y Siwon negó levemente mientras rodaba los ojos.

—En verdad, me intriga. ¿Qué hacen?

—Nada, aquí recomendándole unas películas porno a Min.

—¡Oye!… No es verdad Siwon.

HeeChul esta vez rió, aún más cuando vio la mueca que Siwon puso al escuchar
la respuesta improvisada de YooChun y el grito por parte de ChangMin.
—Y esto solo me hace pensar que no debí haber preguntado.

—Para que veas, mal que bien, ellos de alguna manera nos enseñan algo muy
importante…— HeeChul abrazó por la espalda a Siwon y sonrió. –Nunca
preguntes nada.

—¿JunSu puedes sacar tus manos infectadas del virus MonoChun y dejarme ver?
Es incomodo sentirme como un ciego.

—Si, Su. Quítate por que sino viene Rain y se molesta.

La voz burlona de YooChun hizo que ChangMin arrugara el entrecejo, por lo que
apenas JunSu estuvo con los pies en el suelo. ChangMin no dudó en perseguirlo
para poder golpearlo, y ante la distancia. ChangMin únicamente se quitó uno de
sus zapatos y se lo lanzó al mayor sin reparo.

—¡ChangMin! Eres un bruto.

YooChun sobaba un poco su cabeza mientras sus amigos reían con fuerza,
ChangMin únicamente caminó lo más dignamente que podía faltándole un zapato
hasta que llegó a la puerta y se colocó el zapato sentado en una de las pequeñas
escaleras.
—Tienes unas manos extrañas.

—¿Quieres dejar de decir que todo en mi es extraño?

—Pero es la verdad.

ChangMin sonrió en cuanto escuchó las voces de YunHo y JaeJoong dentro del
café. Abrió la puerta con sus amigos detrás suyo y cuando notó a los dos tras el
mesón sentados demasiado cerca, con YunHo sosteniendo las manos de
JaeJoong, mirando con atención sus manos juntas.

ChangMin solo movió su cabeza a un lado.

—Tus manos no son demasiado suaves ni nada pero…

—Será que no son manos de chica para que estén suaves.

—No me refiero a eso JaeJoong, me refería a que no son nada especial… Pero
aún así me gusta sentir tu mano tomando la mía. Se siente bien, como si me
dieras la fuerza que me falta.

Contrario a los que todos esperaban, dícese de un golpe en cualquier parte del
cuerpo del pobre YunHo, JaeJoong únicamente sonrió y miró al igual que YunHo
lo bien que se veían sus manos unidas. Reforzando la unión en ellas.

—¿Están seguros que no nos hemos equivocado de Café?

—Yo creo que estamos en una dimensión desconocida.


—En realidad yo creo que el golpe en la cabeza con el zapato de Min me dejó
inconsciente y ahora mismo estoy alucinando.

De repente YunHo arregló un mechón del cabello de JaeJoong llevándolo tras la


oreja y Kim únicamente sonrió un poco más.

—¿Quieres un poco de café?

—¿Te tendrías que levantar?

—Pues… Supongo que si.

—Entonces no.

YunHo abrazó a JaeJoong como si se tratara de un pequeño oso de peluche y


JaeJoong pareció no quejarse. Todos los demás compartieron miradas entre
preocupados y confundidos, pero finalmente fue YooChun el primero en acercarse
y hacerles notar a esos dos que ya no estaban solos.

—Oh, ya llegaron.

Y todos por supuesto que notaron que YunHo no lo decía con mucho entusiasmo,
pero no hasta el punto de sonar desagradable.
—Ah, que lindo YunHo. Me encanta saber que mi mejor amigo no me extraño ni
un poquito.

—Ya… No dramatices YooChun. Solo me sorprendieron.

—No parecías sorprendido. En realidad parecía como si estuvieras pensando:


‘Diablos, no pudo aplastarlos un tren para retrasar un poco más su llegada’

JaeJoong negó levemente, y sin darse cuenta ambos soltaron sus manos
discretamente. YunHo se levantó para abrazar a Park y saludarlo como es debido.
ChangMin sin embargo se colocó frente a un sonriente JaeJoong, se cruzó de
brazos y lo miró fijamente.

—Muy bien. Kim JaeJoong, habla.

—¿Qué cosa?

—Tu nunca estás tan feliz solo por que si.

—Que mal concepto tienes de mi ChangMin.

ChangMin acentuó su mirada y sonrió de lado. Jaejoong únicamente se removió


incómodo en su lugar y decidió mirar como YunHo saludaba ahora a HeeChul.

—Muchachos. ¿Saben?— ChangMin habló fuerte. Lo suficiente como para que


todos los miraran pero nunca dejó de observar a Jaejoong, quien sonrió nervioso.
–Justo ayer hable con una chica que esta muy enamorada de YunHo. ¿Qué dices
Hyung, quieres conocerla?
Hubo un momento de silencio, JaeJoong arrugó el entrecejo y Changmin amplió
su sonrisa.

—Es muy bonita, es rubia, ojos azules. Creo que es extranjera o algo así, dijo que
se había enamorado de ti a primera vista y como no estas saliendo con nadie creí
conveniente que ya te comenzaras a dar una oportunidad con alguien más y…

—¡Muy bien! ¡Si, estamos saliendo! ¿Contento?

JaeJoong se había levantado de su asiento, golpeando con sus manos el mesón y


suspirando frustradamente. Otra vez el silencio y todos observaron a Yunho quien
solamente sonrió con un leve asentimiento.

—Bueno… JaeJoong quería decírselos según él con un poco más de calma. Pero
viendo que obviamente ya cambió de opinión. Si, es verdad.

JunSu deslumbró a todos con una gran sonrisa, agarrado por el brazo a su primo.

—¿Cuándo? ¿Cuando?
YunHo sonrió y miró a JaeJoong.

—Durante la navidad.

—Oh~

JaeJoong rodó los ojos y YooChun miró a los dos por un largo momento, por que
a pesar de la distancia que había, YunHo miraba a JaeJoong con cara de niño
viendo una pista de automóviles de veinte metros y JaeJoong parecía adolescente
con un chocolate en la boca después de una larga dieta.

—Pues yo no me lo creo así de fácil. Después de todo estamos cerca del día de
los inocentes. Quiero pruebas.— Entrecerró los ojos y sonrió. –Bésense.

Al parecer YunHo no tuvo ningún problema, por que caminó con tranquilidad hacía
JaeJoong lo agarró por el rostro y besó sus labios con total tranquilidad, JaeJoong
solo alcanzó a tomar la camisa de YunHo en sus manos, cerrar los ojos y dejar
que un pequeño suspiro se le escapara.

La impresión los tomó por sorpresa, pero cuando se alejaron y vieron esa mirada
de idolatrarían en YunHo, esa que hace muchos años no mostraba, cuando vieron
esa sonrisa de felicidad, supieron que era real.
Por que JaeJoong sonreía de una manera diferente y veía a Yunho como si no
pudiera despegar sus ojos de él. Era real.

—Supongo que era cuestión de tiempo.

—Te lo dije, Chul.

Cuando HeeChul y Siwon comenzaron a hablar, JaeJoong decidió no pedirles que


aprendieran a hablar en voz baja. Únicamente coló su mano por la cintura de
YunHo y se abrazó a él. Observando a como YooChun, JunSu y ChangMin
empezaban a pelear.

Al parecer por una apuesta de en cuanto tiempo pasaría, por que al parecer
ninguno había optado por tan poco tiempo en realidad.

—Bienvenidos~
Desde esa perspectiva, YunHo observó con tranquilidad como Junko recibía a
unos clientes, Mina anotaba una orden en su pequeña libreta y finalmente como
Jejuko servía unas cuantas tazas con café en la mesa tres.

Por un momento sus ojos se posaron en JaeJoong en lo sonriente que se


mostraba, y suspiró por que amaba ver a JaeJoong así no solo por un momento,
sino justo como ahora. Adoraba saber que se podía llegar a sentir por mucho más
tiempo que un par de horas.

…Y aun más ser consciente que él de alguna manera formaba parte de esa
felicidad.

—No quiero sonar aguafiestas pero… ¿Estas seguro de lo que sientes por
JaeJoong?— YooChun en ese momento se paró frente a él, dejando la charola
sobre el mesón y mirándolo con algo de seriedad.

—En realidad lo sabes, no me fue fácil superar lo de Seulgi, por que de verdad, la
amaba, probablemente nunca pueda medir lo que sentía por ella en verdad. Pero
supongo que el tiempo, la distancia y la decepción… Me hizo ver que en realidad
me había enamorado de la imagen que quería ver en ella.

YunHo agachó un poco la cabeza y sonrió.


—Por que si ella hubiera sido la mitad de lo que yo creía que era, no me hubiera
hecho lo que me hizo. Para este momento estuviéramos casados y probablemente
tendríamos a una linda niña. Probablemente no hubiera conocido jamás a
JaeJoong.

Como si el muchacho hubiera sentido su nombre en la boca de YunHo llevó su


mirada hacía él y le sonrió. YunHo agitó un poco su mano y sonrió también, pero
JaeJoong volvió a ocuparse con otro cliente y YooChun sonrió levemente.

—Cuando pensé en eso, sentí ganas de llorar. Por que no se si podría vivir sin él
en este momento, por que mi vida sería un caos, por que no importaría como…
Terminaría sintiéndome atraído por JaeJoong y probablemente dañaría a mi
familia.

—Pero esa familia no existe, y tu realidad es otra.

—Exactamente. Amo a JaeJoong por como es, por que sé y ustedes lo saben
también, JaeJoong es como se muestra, no esconde su verdadera personalidad,
con JaeJoong lo que ves es lo que tienes. Estoy enamorado de JaeJoong, de él y
su extraña personalidad, de sus manías y sus cambios de humor. Estoy
enamorado de todo en él. Por que es demasiado real y eso solo me hace amarlo
más.

YooChun amplió su sonrisa. Y tomó una de las manos de YunHo con fuerza.
—Me alegro por ti, YunHo. Ya iba siendo hora que volviera a escucharte diciendo
eso.

—Si… Se siente bien, poder expresarlo.

Una sonrisa compartida y por fin la paz parecía volver a sus vidas una vez más.

—¿Me pasas un poco de azúcar impalpable?

—Por supuesto.

Siwon tomó el pequeño recipiente y lo levantó todo lo que pudo, mientras HeeChul
lo observaba extrañado. Siwon se estaba aprovechando de su altura, por que
difícilmente HeeChul podría alcanzarlo.

—¿Qué haces?

—Tómalo si puedes.
HeeChul sonrió ampliamente, se acercó al más alto y lo besó lentamente, hasta el
punto que descuidadamente Siwon comenzó a bajar el brazo, por lo que HeeChul
aprovechó para quitarle el azúcar de las manos.

—¡Hey! Eso es trampa.

—En la guerra y en el amor todo se vale.

Volvió a girar para terminar su postre. Y Siwon con un pequeño puchero en los
labios, lo abrazó por la espalda, apoyando la quijada en el hombro del mayor.

—Tramposo.

HeeChul sonrió y decidió continuar haciendo su trabajo.


—Pensaba, que si pasaste la navidad en mi casa. ¿Podría pasar el año nuevo
contigo?

Changmin levantó la mirada y miró a Rain quien bebía un poco de café con
tranquilidad. La sonrisa tembló en sus labios por un momento y suspiró. ChangMin
era muchas cosas, pero entre ellas, era demasiado sincero. Así que no le veía
nada de malo en hablarle a YunHo con la verdad en sus manos.

—Rain… Hay un problema con eso.

—¿Qué sucede?

ChangMin suspiró profundamente.

—Mis padres me dijeron desde hace mucho que antes de salir con alguien debería
más que sea graduarme del instituto ya sabes… Para concentrarme en los
estudios y eso. El caso, es que ellos son exageradamente tradicionales y…

—Oh…
Rain pareció entenderlo. ChangMin agachó la cabeza y suspiró. No tenían ni un
mes y él ya empezaba con las dificultades. Pensó en que Rain no estaba para
esas cosas y tal vez se arrepentiría.

—Veo que tenemos un problema.

Pero cuando el mayor pareció afrontar la situación y ser participe de ella.


Admitiendo que era un problema para ambos, y no solo para él. ChangMin no
pudo evitar sentirse aliviado. Por que a pesar de que Rain podía estar con quien
quisiera.

Estaba ahí, con él, con un muchacho que ni siquiera se graduaba, aguantándole
todos los problemas e inconvenientes que podían arrastrar. Sin contar con el
padre adoptivo que tenía y sus maniáticos hermanos postizos. Dígase
trabajadores del Maid.

—Pero no nos preocupemos por eso ahora.

Se sentó frente a Rain y sonrió.

—No creo que sea conveniente que simplemente ignoremos el hecho de que…

—¿Por qué no vienes a pasar el año nuevo con los muchachos y yo?
—¿Cómo así?

—Bueno es que, el año nuevo yo la paso con los muchachos. Así que de alguna
manera ellos son también como una familia. Así que sería genial si vinieras.

—Me encantaría.

ChangMin amplió más su sonrisa y chasqueó sus dedos.

—¡Por cierto! Me había olvidado, como pudiste darte cuenta, mi padre adoptivo es
YunHo.— Rain asintió. —¿Pues que crees? Ya tengo madre adoptiva. Pero no se
lo digas por que me mata si se entera que le digo así.

—¿De quien hablas?

Rain parecía divertido con la situación y aún más con el entusiasmo repentino en
el menos.

—De JaeJoong. Él y YunHo están saliendo desde navidad.

Rain bebió un poco de café y cuando desvió la mirada hacia la entrada del café y
vio a MinHo y TaeMin entrar, ChangMin pareció ponerse un poco tenso. Por lo que
Rain tomó una de sus manos y le sonrió.
—Voy hablar con él. Despreocúpate.

—Pero…

—Te amo.

Y con esas simples palabras se levanto de la mesa, ChangMin suspiró y decidió


mejor continuar trabajando en tanto Rain hablaba lo que tenía hablar con MinHo.

—Muy bien… ¿Qué van a servirse?

TaeMin y MinHo tomaron las cartas para poder elegir con tranquilidad mientras
Junko esperaba su respuesta con tranquilidad, sin embargo Rain apareció de la
nada y le sonrió levemente a modo de saludo, JunSu solo asintió.

—MinHo. ¿Tienes un momento?

—Rain… No sabía que estabas aquí.

—Si, bebía un poco de café. ¿Podrías a solas?


—Claro.

MinHo dejó la carta sobre la mesa y se levantó de inmediato. Siguiendo a Rain


hacía otra de las mesas un tanto alejadas. TaeMin dejó la carta y suspiró,
manteniendo la mirada sobre la mesa.

—¿Todo bien?

Había olvidado la presencia de Junko, por lo sonrió levemente.

—No, pero supongo que ya debería acostumbrarme. Y empezar a deshacerme de


algunas cosas innecesarias que no me llevan a ningún lado.

—¿Hablas de tus sentimientos por MinHo?

TaeMin levantó su mirada sorprendido y Junko sonrió consoladoramente,


sentándose frente a él y suspirando levemente.

—¿Cómo sabes eso?

—Por que he notado la manera en que lo miras. ¿Estas seguro de que intentar
olvidarlo es la mejor idea?
—No soy tan masoquista como para vivir enamorado de una persona que no me
puede corresponder.

—Contrario a lo que todos piensan, si uno de verdad quiere olvidar un sentimiento,


puede hacerlo. Pero solo si en verdad desea hacerlo, muchas veces decimos que
queremos olvidar a alguien, pero en el fondo no somos capaces de olvidar lo bien
que se sentía amar a esa persona.

—¿Quieres decir que cuando no podemos olvidar a alguien es por que no


podemos olvidar los buenos momentos, más no por la persona en si? ¿No es eso
egoísta?

—El ser humano por si solo es egoísta. Sin excepción alguna. Muchas veces nos
enamoramos del amor y no de la persona, he ahí de algo muy real, y es que solo
te puedes enamorar una vez.

—¿No es eso contradictorio con lo que me estas diciendo?

—El amor es complejo. Es algo que al igual que los milagros los científicos no
pueden entender.

—¿Y el amor es un milagro?

—Precisamente.— JunSu le guiño un ojo a modo de juego y le sonrió. TaeMin no


pudo evitar sonreír también. –Eres inteligente. Por eso te pido que pienses muy
bien lo que vas a hacer con tus sentimientos antes de cualquier cosa.

TaeMin suspiró y se levantó.


—Muchas gracias por tus palabras, pensaré en lo que me dijiste.— Junko se
levantó también y asintió. –Por favor si MinHo pregunta, dile que me tuve que
marchar a casa.

—No te preocupes.

Y lo último que JunSu vio, fue TaeMin alejarse con paso tranquilo. Mientras se
perdía entre el mar de gente que había fuera del café. Su mirada se deslizó
levemente hacía Rain y MinHo. El menor parecía triste y Rain hablaba
suavemente, tomando de vez en cuando sus manos.

Como pidiéndole que lo entendiera.

JunSu supuso que el amor a veces no es como lo pintan. No solo es blanco o


negro, tiene demasiados matices, muchos que algunos a veces ni descubren.

—Señores pasajeros, sean bienvenidos a Japón.


Seulgi levantó mirada de su revista, con las gafas para sol puestas y su cabello un
poco ondulado. La gente dentro del avión se comenzó a levantar y estirar un poco
los músculos mientras bajaba las maletas del compartimiento superior.

Una sonrisa surcó en sus labios.

—Por fin, pensé que nunca llegaría.

Cerró la revista y miró por la ventana la pista de aterrizaje que se mostraba frente
a sus ojos, había esperado suficientes horas para escuchar esas palabras y poder
decir que ya estaba definitivamente cerca de YunHo.

Una aceleración en su corazón y ahora si, estaba segura que nada ni nadie le
impediría recuperar lo que por derecho era suyo. Por que lo sabía muy bien,
pasara el tiempo que pasara. El amor tan fuerte con el que YunHo la amó por
tantos años.

No podía simplemente desaparecer.


—Dos capuccinos y dos tortas de jamón y queso.

YunHo digitó la orden y JaeJoong sonrió dispuesto a marcharse.

—Ne, JaeJoong~

—¿Si?

—Te quiero.

Esas palabras parecieron tomar por sorpresa a Kim, por que se sonrojo de manera
imprevista y sonrió nerviosamente al sentirse demasiado bien escuchando aquello.

—No digas esas estupideces.

Giró para poder marcharse una vez más, pero su pie pareció perder un poco de
fuerza y se tropezó dejando caer la charola, por suerte vacía. YunHo desde atrás
solo sonrió mientras lo veía levantarse como si nada hubiera pasado.

Cabe decir que ChangMin en ese momento se acercaba hacía YunHo, vio a
JaeJoong arreglarse un poco luego de la caída y miró extraño al mayor mientras
parecía atender a un cliente.
—¿Qué le pasó?

—Que me quiere demasiado.

ChangMin rodó los ojos ante las palabras de YunHo y luego se apoyó en el mesón
con una gran sonrisa en sus labios, YunHo reconoció esa sonrisa, esa sonrisa
manipuladora de Shim ChangMin.

—¿Qué me vas a pedir?

—¿Puedo llevar a alguien a nuestra reunión de fin de año?

—Mmh… Déjame adivinar. ¿Se trata de Rain?

—¡¿Qué comes que adivinas?!

Ambos rieron ante sus sarcasmos, y finalmente ChangMin aligeró un poco el peso
de su voz y sonrió esta vez levemente.

—Entonces… ¿Qué dices?

—Supongo que no hay problema. Pero que quede bajo tu propia responsabilidad
que YooChun va a estar al alcance de Rain toda la noche.
—Tú eso déjamelo a mi, que yo le calmo su sarcasmo a punta de golpes.

ChangMin elevó su puño besando los dedos de su mano y YunHo no pudo evitar
sonreír.

Cerca de las ocho de la noche, YooChun cerraba los últimos botones de su


camisa dentro del vestidor, con una expresión seria en su rostro. JunSu salió de
las duchas con una toalla a la cintura y una gran sonrisa en el rostro.

—Ah… Que día. Demasiado cansado.

JunSu abrió los ojos cuando notó que YooChun ni siquiera se molestó en
contestarle y además de todo ni siquiera lo miraba.

—Chunie. ¿Pasa algo?


Cuando YooChun levantó mirada y puso un puchero en sus facciones, JunSu
sonrió.

—Si, pasa mucho. Estoy celoso.

JunSu lo abrazó con fuerza, a pesar de que mojaba un poco la ropa de YooChun
con su cuerpo todavía húmedo por la ducha.

—¿Por que?

—Te sentaste a hablar con ese muchachito amigo del chico que ChangMin odia
por que le quiere quitar a Rain. Tu nunca haces eso con ningún cliente.

—En primera MinHo no le quiere quitar a Rain, solo está enamorado de él, pero ya
hoy se enteró que Rain y Min están saliendo. Así que supongo que no se va
interponer. Segundo ese muchachito se llama TaeMin y necesitaba hablar con
alguien.

—¿Se supone que ya no debo sentirme celoso?


El sarcasmo en YooChun y JunSu decidió colocarse delante de él y tomarlo por el
rostro.

—No seas tonto YooChun. En el departamento te cuento de que hablamos, pero


no creo que sea necesario que te explique lo mucho que te quiero. ¿Verdad?

YooChun empezó a suavizar sus expresiones y JunSu sonrió.

—¿Me quieres también, Chunie?

—Obviamente no.— JunSu arrugó el entrecejo. –…No lo dudes.

Esta vez JunSu rodó los ojos y golpeó el brazo de YooChun antes de besarlo. Por
que de algún modo se había asustado por un segundo con su estúpida broma. Y
ahora besando los labios de YooChun, se sentía aliviado una vez más.


—Siwon y yo nos vamos primero. Vamos a ver una película.

HeeChul guardaba un par de cosas en su pequeña maleta y JaeJoong asintió ante


las palabras del muchacho mientras permanecía con el codo apoyado sobre el
mesón. Siwon salió de la cocina, con su bolso cruzando su cuerpo y una sonrisa
en los labios.

—¿Nos vamos?

Siwon estiró su mano hacia HeeChul y él no dudo en entrelazar sus manos con
una sonrisa en sus labios también.

—Si, nos vemos Jae.

—Hasta mañana.

—Igual cuídense.

Mientras ellos se marchaban, JaeJoong giró un poco sobre su asiento mirando a


YunHo hablar por celular con uno de los proveedores. Rain había ido a recoger a
ChangMin así que mientras el YooSu se entretenía en los vestidores sabrá Dios
con que.
JaeJoong se dedicó a esperar a que YunHo terminara de trabajar.

El teléfono del café sonó y JaeJoong giró hacía el pequeño aparato que estaba a
unos pasos de él, se levantó con tranquilidad y levantó el auricular.

—Buenas noches. ¿Puedo ayudarle en algo?

—Buenas noches, sé que es un poco tarde pero estoy buscando a alguien. ¿Se
encuentra Jung YunHo?

La voz suave de aquella mujer lo tomó por sorpresa, tenía una voz
verdaderamente bella. Pero al mismo tiempo un vacío dentro de su estómago se
instaló. Y le hizo temer por que se tratara de un mal presentimiento.

—¿De parte de quien?

—Bae Seulgi.

Y entonces como si quemara, JaeJoong colgó la llamada. Susurrando un leve: ‘Lo


siento, número equivocado’ Ni siquiera estuvo dispuesto a escuchar algo más de
parte de esa mujer. Miró el teléfono asustado de que volviera a sonar, con las
manos temblando y el corazón desbocado.
¿Ella… Estaba en Japón?

La duda lo llenó por un momento. Como si de pronto las luces se hubieran


apagado para él y solo sintiera una inconformidad parecida a cuando estaba a
punto de perder a alguien. No fue lo más correcto que pudo hacer al colgar y
mentirle. Pero en ese momento no había pensado.

—¿Todo bien, quien era?

YunHo había colocado una mano sobre su hombro con una sonrisa en sus labios,
que a JaeJoong se le dificultó imitar.

—Un número equivocado.

—Oh, que raro.

YunHo ahora pasó un brazo sobre sus hombros y ambos empezaron a caminar
hacía la salida, JaeJoong todavía pensando en el nombre de Bae Seulgi
golpeando en las paredes de su mente, pero cuando YunHo suspiró, JaeJoong lo
miró.

—¿Seguro que todo esta bien?


—Si estoy contigo, si.

Aparentemente a YunHo le bastó con esa sonrisa, por que lo besó y sonrió. Como
si nada estuviera pasando en realidad.

—¿Te llevo a casa?

—Será que vivimos juntos.

—Tienes razón, es la costumbre.

Jung rió un poco ante su propio descuido y continuó caminando con JaeJoong a
su lado y el alma renovada.

Su madre para variar lo había mandado a comprar algo.


TaeMin no se había quejado, principalmente por que había sentido la necesidad
de caminar un poco por las oscuras calles de Akihabara esa noche. Movía la
funda con dangos de un lado a otro tarareando una pequeña canción.

Cuando escuchó el sonido hueco del agua siendo golpeada por pequeñas piedras,
TaeMin se detuvo. El viento de esa noche movió un poco sus cabellos, pero aún
así alcanzó a divisar a lo lejos a un tranquilo MinHo sentado frente al lago,
lanzando unas cuantas piedras de vez en cuando.

Decidió caminar hacia él, por que supuso que de algún modo lo necesitaba, más
por instinto que por cualquier cosa, llegó hasta él y se sentó, mirando hacía el
mismo lugar vacío que MinHo miraba.

—¿Depress?

—…A lot of.

Sonrió un poco y esta vez desvió su mirada hacía el rostro del mayor. Por que
cuando MinHo estaba lo suficientemente deprimido le gustaba hablar en inglés.
Una curiosa costumbre por la cual a TaeMin le tocó aprender mucho ingles.

En ese momento pensó, que inconscientemente hacia muchas cosas por MinHo.
—¿Do you wanna talk about this?

—I’m not sure.

Pasaron varios minutes antes de que MinHo volviera a hablar, TaeMin incluso ya
se estaba planteando la posibilidad de comerse un par de dangos mientras
esperaba, pero cuando MinHo suspiró, él levantó la mirada una vez más.

—Rain me dijo que me quería mucho, pero que no era de la misma forma en que
yo lo quería, que estaba con alguien más y que lo menos que quería era dañarme.
Que era un buen chico, pero que amaba a esa otra persona.

—¿Lo dijo así de frío o solo lo estas resumiendo?

—Obviamente lo estoy resumiendo TaeMin, no recuerdo todo lo que me dijo… Y


creo que es mejor así, perdí el hilo de la conversación cuando me dijo que salía
con alguien más.

TaeMin suspiró y miró sus pies por un momento.

—Supongo que es bueno que haya sido sincero contigo.

—Si… También lo creo. Así que supongo que es hora de olvidarlo ¿Verdad?

—Supones bien.
Compartieron una leve sonrisa y MinHo volvió a lanzar una piedrita sobre el agua.
Un silencio largo y TaeMin suspiró.

—¿Tengo que abrazarte? Ya sabes, para fortalecer el momento dramático y todo


eso.

—Agh, TaeMin deja de ser tan estúpido por un momento y solo abrázame… Te
necesito.

Por un momento, solo por un momento TaeMin deseó que MinHo en realidad lo
necesitara, como él lo necesita a él, pero a consciencia sabía que no iba a ser lo
mismo, que no iba a llenarse de falsas esperanzas sabiendo a la perfección que
en este momento…

…El sabor del nombre de Rain en los labios de MinHo aún estaba fresco.

Entonces lo abrazó, por que MinHo necesitaba un abrazo amigo, y TaeMin


necesitaba un abrazo para sentirlo cerca a él, para saber que en el fondo, ser su
amigo no era tan difícil como parecía.

Cuando MinHo apoyó la cabeza sobre su hombro, TaeMin cerró los ojos y volvió a
suspirar, por que tenerlo así de cerca si era difícil, ser su apoyo dolía, pero aún así
no quería alejarse de él.

Por un momento más, apreció ese pequeño momento que le pertenecía solo a los
dos. Solo a TaeMin y MinHo.
Capitulo 16: Un nuevo día está por comenzar.

JaeJoong sonrió malévolamente. Tenía el plan perfecto.

No es que estuviera celoso, por supuesto que no, pero ella le había robado
muchas miradas de YunHo, había tenido las manos de YunHo sobre ella,
JaeJoong podía incluso asegurar que más veces que las que YunHo había
posado sus manos sobre él.

Y cuando se ponía frente a YunHo de alguna manera u otra, ella lograba que la
atención de YunHo se posara en segundos sobre ella, como si no pudiera dejar de
verla. Y si, la odiaba, odiaba a esa computadora que le robaba su tiempo con
YunHo.

Pero bueno, hay que ser justos, y no era específicamente a la computadora a


quien odiaba, sino a ese bendito juego de ‘Guitar Hero’ que parecía tener a YunHo
hipnotizado. ¡Incluso lo ignoraba por estar pendiente de su estúpido juego!

Sonrió un poco más y encendió el monitor de la computadora, sus ojos se


deslizaron por el escritorio, hasta que ubico la pequeña carpeta que contenía el
portátil del juego, bastaba solo presionar una tecla… Y el juego desaparecería de
la faz de la tierra, por lo menos para YunHo.

Por que seamos honestos, YunHo es un asco con las computadoras. Y JaeJoong
casi podía asegurar que ni siquiera terminaba de comprender el término descargar
puesto que seguramente este juego se lo dio ChangMin, así que los problemas de
JaeJoong terminarían presionando simplemente ‘Delete’

—¿Qué haces?

La voz despreocupada de YunHo y JaeJoong lo único que hizo fue girar sobre su
asiento con una gran sonrisa en el rostro.

—…Nada.

Trato de esconder con su cuerpo el hecho de que la computadora estaba


encendida, pero aún así YunHo enarcó su ceja, ladeó su cabeza hacía la derecha,
y el cuerpo de JaeJoong se movió igual, luego a la izquierda, luego a la derecha
otra vez.

JaeJoong fue demasiado evidente.


YunHo terminó por dejar la taza con café caliente que tenía en las manos sobre el
mesón, tomó a JaeJoong por los hombros y lo levantó del lugar, vio su juego
seleccionado por el cursor y entrecerró los ojos.

—¿Qué le pensabas hacer a mi amor?

—¡¿Por qué diablos le dices mi amor a un juego?!

—¡Por que lo amo!

YunHo abrazó la computadora, dándole unos cuantos besos al monitor y cerrando


los ojos por ratos, JaeJoong se cruzó de brazos y optó por rodar los ojos. Sobre el
mesón observó la taza que YunHo acaba de depositar.

Y su molestia se esfumó instantáneamente.

‘Mi jefe es el mejor’

Las letras aún estaban claras y una sonrisa se posó en sus labios cuando
identificó la taza, una calidez en su pecho y casi hasta obvio el hecho de que
YunHo estaba haciendo el rídiculo mientras veneraba a su estúpido juego.
Se acercó con tranquilidad, tomó por el rostro a Jung. Y lo besó, YunHo al
principio pareció sorprendido. Pero tampoco demoró en tomarlo por la camisa y
acercarlo un poco más a él, a YunHo le gustaba jugar con su cabello y a JaeJoong
no le molestaba aquello.

—¿Esto es una extraña forma para manipularme o hacer que me descuide para
que puedas borrar mi juego? Por que está funcionando.

—Eres un idiota.

YunHo sonrió, con aquella expresión de diversión en su rostro, y JaeJoong esta


vez solo deposito un corto beso en sus labios. Se giró por un momento y dejó que
YunHo lo abrazara por la espalda con tranquilidad, posando la quijada sobre
hombro.

—Es tarde, ya deberíamos ir a ayudarlos a adornar todo para la reunión de fin de


año.

—Si, tal vez.

A pesar de aquellas palabras, ninguno de los dos hizo algún énfasis por moverse.
Estaban en el café en ese momento, dándole un último vistazo en ese año al lugar
por el cual y donde se conocieron, el Maid vacío, tal y cual aquella noche en la que
un muchacho rubio llegó desesperado a pedir trabajo.

—YunHo… Si Seulgi intentara buscarte…


—¿Por qué la sacas tan de repente a tema de conversación?

—Por que fue parte importante de tu pasado.

—Y tu ahora es mi presente. ¿No es eso suficiente?

JaeJoong se guardó para sí, el pequeño pensamiento de “Por supuesto que no”
pero al parecer YunHo lo notó, puesto que lo hizo girar una vez más.

—Por culpa de Seulgi lo perdí todo, de alguna manera me dolió. No digo que tú
me fueras a hacer daño, pero yo no tendría problema en darlo todo por ti.
¿Contesta eso tu pregunta?

JaeJoong asintió y YunHo besó su frente antes de darle un último sorbo a su taza
con café y marcharse a la cocina seguramente para dejarla limpia, Jaejoong lo
observó alejarse y suspiró.

—En realidad… ¿Por qué no puedes contestar concretamente cuando se trata de


ella?

Pensó entonces que él tampoco era justo con YunHo por que ni siquiera había
tenido el valor para contarle de la llamada de Seulgi, pero ella no volvió a llamar y
entonces todo pareció volver a su ritmo.
—¿Nos vamos?

JaeJoong asintió, apagó la computadora velozmente y luego tomó la mano de


YunHo que él ya tenía extendida hacía él. El frío de la mañana los recibió, el
pequeño callejón donde se conocieron también, JaeJoong sonrió una vez más.

Y decidió que dejaría ese juego… Solo un tiempo más.

—Son unos malditos.

—¿Quienes?

YooChun giró sorprendido, con la caja en las manos y algo sudado mientras
ayudaba a mover un par de cosas dentro del departamento. Desde la puerta de
entrada, YunHo y JaeJoong, los únicos que faltaban por fin hacían su acto de
aparición.
—¡Pues ustedes! Hasta que llegan ¿No? Además ya para que, aquí entre Siwon,
el mocoso este y yo nos hemos encargado de mover todo.

—¡¿Cómo que mocoso este?!

—¡Eres un mocoso, eres un mocoso!

JaeJoong rió un poco, quitándose el abrigo con tranquilidad mientras veía a


ChangMin y YooChun pelear como de costumbre, le sonrió a Siwon y YunHo
pareció irse a cambiar por un poco de ropa más cómoda.

—¿Y JunSu?

—Cortándose los dedos que ya no tiene intentando ayudar a Chul en la cocina.

—¡Me uno a la cocina! No creo soportar escuchar esas peleas por más de media
hora.

Siwon sonrió ante aquello y lo observó caminar hacia la cocina mientras


escuchaba como entre la voz alegre de JunSu y HeeChul recibían a Kim. YunHo
salió al rato con una camisa sin manga, un jean y una gorra.

—Listo, ni que fuera una fiesta, pero ¿Qué más hay que hacer?

—Limpiar el techo.
YooChun le lanzo un trapo a las manos y YunHo enarcó una ceja.

—¿El techo?

—Solo limpia lo primero que encuentres.

—Hecho.

Prontamente YunHo comenzó a levantar un par de cosas para limpiarlas y cuando


la tercera cosa cayó por suerte sobre la mullida alfombra, Changmin dio un fuerte
suspiro y levantó la voz.

—Muy bien… ¿Quién vota por que YunHo vaya ayudar a la cocina?

—¡Yo!

Cuando Siwon y YooChun levantaron las manos YunHo los observó indignado.

—¡Oigan! Ya me vestí para hacer trabajo pesado.

—Pues ahora ponte un delantal, además limpiar el polvo no es trabajo pesado.


ChangMin lo comenzó a empujar hacia la cocina y YunHo hizo un puchero.

—¡Pero YooChun esta cargando cosas!

—Limpiando el polvo hiciste caer tres cosas y ¿Así quieres que te pongamos a
cargar algo?

—¡Injusticia!

—Se llama democracia.

YunHo entrecerró los ojos y ChangMin sonrió ampliamente.

Cerca de las ocho de la noche.


Ya todos se encontraban correctamente vestidos, entre trajes en colores oscuros,
con camisas de colores agradables, buzos o alguna camisa polo, lo más cómodos
que se sintieran en ese momento, en realidad importaba que ya estaban ahí.

—¿Cuánto tiempo piensa demorar ChangMin?

JaeJoong miró el reloj en su muñeca, esperando por que el menor del grupo
saliera de una buena vez por todas, sentado junto a YunHo en uno de los sillones,
sintió como YunHo le sacudió el cabello con una sonrisa en el rostro.

—Déjalo, ya ha de estar lo suficientemente nervioso por la llegada de Rain.

—Dejen que él llegue, y Min va a tener otras cosas en las que preocuparse.

—Si, en como matarte.

JunSu sonrió cuando YooChun lo miró sorprendido por sus palabras y terminó
riendo cuando Park se levanto de su lugar, JunSu lo agarró por la camisa
volviéndolo a sentar y sonrió.

—Era broma.
Finalmente la puerta de la última habitación se abrió y ChangMin salió, vestido con
una camisa negra con algunos botones abiertos y un pantalón beige, abrochando
los botones en la muñeca izquierda.

—¿Ya llegó Rain?

—Si, Min. Es tan malditamente puntual que ya llegó.

Y cuando el timbre sonó, ChangMin miró con suficiencia a YooChun, ese era Rain
sin lugar a duda. YooChun entrecerró los ojos, se levantó, arregló el cuello de su
camisa y finalmente sonrió.

—Tu peor pesadilla acaba de empezar.

ChangMin pareció comprender el poder en ese susurro de Park y sus ojos se


abrieron en demasía, estuvo a punto de correr a abrir la puerta y pedirle a Rain
que huyeran de ahí, pero JaeJoong ya había abierto la puerta.

—Bienvenido.

—Gracias, esto es para…

—¡Para emborrachar al pobre de Min! ¿No?


YooChun se acercó con una sonrisa en el rostro, apoyándose un poco en
JaeJoong y tomando entre sus manos la botella de vino que Rain había traído.

—No precisamente, más bien era una cortesía.

—Vamos a dejar las cosas claras Rain, yo no soy YunHo que le das una
habitación para que se encierre con Jae y se olvida de que te esta vigilando, pero
esta noche tendré mis ojos en ti para ver si vales la pena para este mocoso por
que soy una persona que se concentra en lo que hace.

La risa por parte de todos, y la sonrisa en los labios de Rain, intrigó a YooChun
quien en seguida buscó con la mirada al menor, Changmin se acercó con paso
lento y le dio un pequeño golpe en el brazo.

—Por favor YooChun. Tu ves a JunSu de espaldas y te olvidas hasta de cómo te


llamas.

YooChun hizo una pequeña mueca de molestia y todos rieron con ganas una vez
más. Originalmente no era algo bueno ver a alguien que consideras como un
hermano menor besar a alguien, así que no fuer diferente para YooChun.
ChangMin se acercó a Rain y lo besó con una naturalidad casi asombrosa, y
cuando las manos de Rain se posaron en las espalda del menor las alarmas de
YooChun se encendieron, aunque bueno, él ponía sus manos en otras partes más
‘entretenidas’ cuando besaba a JunSu.

—Bueno, bueno… Cambiando de tema, estaba pensando en que ¿No creen que
Rain está como muy grande para el menor de todos nosotros?

—¡YooChun ya cállate! Además estoy apunto de graduarme.

—¡Igual!

JaeJoong suspiró, vio el rostro del pobre de Rain que se encontraba en medio del
griterío de ese par y decidió intervenir.

—¡Bueno, ya! Dejen de pelear. Pasémosla en paz por favor.

YooChun entrecerró los ojos, señalo sus ojos y luego señalo a Rain
cuidadosamente antes de volver a sentarse junto a JunSu en uno de los muebles.
ChangMin pareció un poco más relajado y Rain volvió a parecer recordar como se
respiraba.

—¿Esto es solo lo peor de la noche, o es como un aperitivo de lo que me espera?

—Ignora a YooChun es él único subnormal del grupo.


—Bien, solo no te alejes de mí en toda la noche. ¿De acuerdo?

Rain lo tomó de la mano y ChangMin sonrió.

—¿No me digas que le tienes miedo a YooChun?

—Claro que no, solo quiero asegurarme de estar contigo siempre.

Y aunque esas palabras lo tomaron por sorpresa, ChangMin no pudo evitar


ampliar su sonrisa y caminar junto a Rain hacia donde se encontraban los demás.

TaeMin miró su reflejo en el espejo y sonrió complacido.

Sus padres habían salido a festejar el año nuevo donde unos familiares, así que él
estaba a la espera de sus amigos, se colocó la chaqueta encima y suspiró, entre
las muchas cosas que habían sucedido durante ese año, estaba la gran transición
por la que MinHo estaba pasando al por fin empezar a olvidarse de Rain.

Una sonrisa estuvo en sus labios, y aunque no estuvo muy seguro de si era
correcto sonreír o no, no podía evitar sentir esos pequeños gramos de esperanzas
al saber que Rain ya no formaba parte de una probable historia entre él y MinHo.

Y no es como si fuera a ir a gritarle a MinHo de la noche a la mañana que está


enamorado de él, pero cuando menos ahora tenía la libertad de poder actuar
cuando lo creyera conveniente.

—¡¡TaeMin!!

Los gritos de sus amigos y TaeMin negó levemente ante aquello, tomó las llaves y
el celular y salió de la casa velozmente, dejando todo cerrado y observando como
JoongHyun al volante intentaba calmar a Onew y Key que parecían pelear por
algo.

Ubicó a MinHo alentando la pelea entre esos dos y sonrió. Aprovechó que el
puesto del copiloto estaba vacío y se sentó junto a JoongHyun quien le sonrió
apenas lo vio sonreír.

—¿Listo?
—Por supuesto.

—Perfecto entonces… ¡Nos vamos!

El viento que el auto convertible de JoongHyun les proporcionaba fue


verdaderamente agradable, observó por el retrovisor a MinHo y decidió que por
esta noche no se iba a preocupar por nada, más que por divertirse.

Entonces sonrió ampliamente y JoongHyun pareció complacido con ello.

Con un hermoso vestido blanco y su cabello moviéndose en cada paso, y su


cartera Gucci de mano con toques dorados, Seulgi espero a que las puertas del
ascensor se abrieran debidamente, probablemente se había equivocado de
número unos días atrás.

Pero no se podía equivocar con la dirección.


Las puertas del ascensor se abrieron y ella sonrió complacida con los elegantes
pasillos que la recibieron, el lugar estaba iluminado por pequeños candelabros
artificiales que adornaban el lugar, llegó al departamento adecuado y respiró
profundo antes de tocar el timbre.

Los minutos empezaron a pasar, pero la puerta nunca fue abierta, es más nunca
siquiera escuchó algún tipo de ruido fuera, miró extrañada el lugar y no había
nadie que le pudiera dar información alguna, pero por suerte el ascensor se volvió
a abrir y una mujer elegante le sonrió.

—Buenas noches, disculpe ¿Este es el departamento de Jung YunHo?

—Si. Pero él no se encuentra, salió junto a su compañero de departamento a una


reunión.

—Oh, ya veo.

La mujer empezó a digitar la clave de su departamento que quedaba justo junto al


de YunHo y con un pequeño asentimiento Seulgi se empezó a alejar hacía el
ascensor una vez más, decepcionada por no haberlo encontrado, pero por los
menos sabiendo que ya estaba a un paso de YunHo.

Algo que le fue extraño, fue lo de aquel compañero, YunHo nunca había sido muy
gustoso de compartir su espacio personal de esa manera, y dudaba que tuviera un
compañero de departamento por problemas con la renta o algo así…
¿Quién podría ser ese muchacho?

—Muy bien, muy bien… ¡¡Ya cállense!!

Todos guardaron silencio inmediatamente apenas escucharon el grito de HeeChul


y él sonrió complacido ante la obediencia por parte de los demás. Levantó la copa
en su mano y aclaró un poco su garganta.

—Propongo un brindis por Siwon, quien nos prestó su departamento para hacer la
reunión de este año a riesgo de que entre ChangMin y YooChun lo hagan pedazo
con sus peleas estúpidas.

—¡Salud por eso!

Todos brindaron divertidos y ChangMin se encargó de susurrarle a Rain que


siempre era culpa del idiota de YooChun que saca lo peor de él. Rain solamente
había sacudido sus cabellos y le había dicho que era demasiado adorable.
Resultado, un sonrojo en las mejillas del menor.
—Ahora si, disfruten de la cena.

HeeChul volvió a sentarse y la cena comenzó con tranquilidad. La mala suerte


parecía perseguir a ChangMin por que casualmente, casualidad cortesía de JunSu
que había optado por apoyar a JunSu, a Rain le había tocado sentarse entre
ChangMin y YooChun.

Por tanto YooChun tenía la oportunidad de molestar al menor sin la necesidad de


moverse demasiado.

—¿Y bien Rain que fue lo que le viste? Su estilo inevitable por ser sarcástico,
cruel y despiadado, o la manera en la que abusa de sus amigos golpeándolos
cada vez que le da la gana?

ChangMin entrecerró los ojos y levantó el muslo de pavo que tenía en la mano.

—¡Tu que vuelves abrir la boca y yo que te noqueó con este pedazo de pollo!

—ChangMin que es tu comida, te quedas sin cena.

—Siwon tiene razón. Esto es más eficiente.


ChangMin agarró su zapato y se lo lanzó por la cabeza a YooChun pero por suerte
esta vez el mayor alcanzó a agacharse un poco y el zapato se estrelló con fuerza
contra la pared.

—¡ChangMin!

YunHo miró con enojo al menor y él pareció agachar un poco la cabeza,


ligeramente avergonzado.

—Ve a lavarte las manos. Y tú, YooChun ya cálmate.

Rain sonrió en cuanto observó a ChangMin levantarse con un pequeño susurro de


‘Disculpen’ mientras se dirigía al baño. El poder que YunHo influenciaba en los
demás era admirable y eso le había gustado.

—Me caen bien todos ustedes, hasta tú YooChun.

YooChun asintió con una sonrisa en los labios. Pero luego de analizar sus
palabras, regresó a mirarlo afiladoramente.
—¿Cómo que hasta tú?

Las risas en ese momento fueron hasta contagiosas, lastima que ChangMin se
hubiera perdido ese maravilloso momento de venganza por parte de Rain.

—¡Esto va a ser grandioso!

Ingresaron a la discoteca con una sonrisa en el rostro. TaeMin observa el lugar


asombrado, de todas las discotecas esta era por mucho uno de las mejores. Se
había entretenido tan contemplando el lugar que no notó cuando los muchachos
se habían alejado.

—Tae, ¿Qué esperas? Vamos.


MinHo apareció de la nada, agarrándolo por la mano y conduciéndolo hacía el
lugar donde todos sus amigos habían decidido reservar la mesa de esa noche. Y
entre la oscuridad del lugar, apenas podía observar el reflejo vago de sus manos
unidas.

—¿Por qué te perdiste, Tae?

—No me perdí, Key. Me entretuve.

—Si, claro, claro…

Key sonrió divertido mientras bebía un pequeño coctel. JoongHyun apareció


diciéndole a TaeMin que fueran a bailar junto a Onew, el menor aceptó de
inmediato con una gran sonrisa en los labios y quintándose la chaqueta, dejándola
en manos de MinHo quien parecía sorprendido de que el menor no lo invitara
también.

—¿Qué sucede?

—¿Eh?

—Pareces… Decepcionado de que Tae no te pidiera que fueras con él.

MinHo miró a Key con algo de sorpresa, no era de asombrarse que el muchacho
supiera varias cosas de todos ellos, pero al punto de saberlo de inmediato lo
intrigó.
—Oye MinHo… Tengo una duda, ¿Ustedes ya están saliendo?

—¿Nosotros? ¿Quien?

—¡Tú y TaeMin pues!

Por la manera en la que MinHo abrió los ojos con sorpresa, Key pudo deducir que
MinHo no tenía ni idea y eso era hasta frustrante.

—No me digas que no te has dado cuenta, por favor, en serio no me digas eso.

—¿Darme cuenta de que?

—De que TaeMin esta enamorado de ti como desde cuarto grado.

MinHo miró velozmente hacia el lugar donde su mejor amigo se encontraba, lo


observó bailar y reír junto a los otros dos muchachos, como si nada, con toda la
tranquilidad del mundo y las palabras de Key resonando en su cabeza una y otra
vez.


Era cerca de la media noche cuando los fuegos artificiales comenzaron a salir de
todas partes. El como ocho personas entraron en el balcón del departamento de
Siwon era un misterio, pero ahí estaban, abrazados a su respectiva parejas y
mirando hacía le enorme cielo de esa noche.

JunSu permanecía sentado en el lado izquierdo del barandal del balcón con sus
piernas sueltas y YooChun abrazándolo por la espalda. Susurrando de vez en
cuando lo mucho que lo quería, y que solo por ese momento dejaría en paz al
RainMin. JunSu a ratos levantaba su brazo y jugaba con el cabello de YooChun,
por que Junsu amaba el cabello de YooChun.

JaeJoong permanecía en la esquina del balcón, semi apoyado con YunHo


enfrente suyo, conversando de algo irrelevante entre susurros y aceptando los
besos cortos de Jung que le daba sorpresivamente. Luego de cada beso iba una
sonrisa, por que a JaeJoong le gustaban esos besos.

Siwon había actuado un poco más inteligentemente había ido por dos pequeños
bancos y se encontraban arrimados contra la pared, tomado de la mano de
HeeChul bebiendo un poco de cerveza de vez en cuando, sintiendo el corazón
agitársele cada vez que HeeChul lo miraba y le sonreía.

Pero en el centro del balcón, apoyando sus codos ahí, se encontraban ChangMin
y Rain, con latas con cerveza en las manos y mirando el cielo de vez en cuando.
Hubo un momento en el que Rain llevó uno de los mechones de ChangMin tras su
oreja y le sonrió.
ChangMin se doblegó con ello, movió sus labios pronunciando un ‘gracias’ y luego
apoyó la cabeza sobre el hombro del mayor quien ante eso, posó su brazo por los
hombros del menor y respiró profundo, ante los primeros minutos del nuevo año.

—¿Te quedarías así conmigo toda la vida si te lo pidiera?

—No necesitas pedírmelo.

Llegó a su habitación de hotel con un humor asqueroso.

Dejó los zapatos donde pudo y se empezó a quitar las joyas lanzándolas a la
cama con un poco de frustración, esta era la época perfecta para un reencuentro
maravilloso con YunHo, pero al parecer no sería como lo había planeado.
Le tocaría buscarlo mañana o en unos días, si es que no se le ocurría a YunHo
irse de viaje o algo por el estilo. Se sentó en el pequeño sillón que había en su
habitación y observó la oscura noche a través del ventanal.

Con sus pies elevados sobre el brazo del mueble, Seulgi suspiró. Que asco de
manera para despedir el año, cuando hace un año se la había pasado en una
discoteca bailando y bailando toda la noche en Alemania.

…Simplemente injusto.

—Jae… Discúlpame.

De algún modo, esas palabras no fueron algo completamente agradable de


escuchar. YunHo jugaba con las manos de JaeJoong entre las suyas en ese
momento, y por lo mismo, JaeJoong fijó su mirada en Jung y ladeó un poco su
cabeza.

—¿A que te refieres?


—Tú me presentaste a tú familia, me hiciste parte de ella.— YunHo dio un corto
suspiro y miró sus manos por un largo rato. –Me gustaría poder presentarte a mi
familia también, por lo menos a mi madre. Ella te amaría.

JaeJoong sonrió enternecido ante las palabras de su jefe, ante lo débil y


resquebrajada que había sonado su voz en ese momento, se soltó con cuidado de
las manos de YunHo y tomó su rostro con cuidado.

Acarició su rostro, sus ojos, su perfil y sus labios, con sus manos recorriendo cada
lugar en aquel rostro, lo hizo lentamente y con mucho cuidado, hasta que
finalmente sonrió.

—Yo entiendo tu situación, YunHo. No fuerces las cosas para mí. Todo estará
bien algún día, te lo prometo… Y en cuanto a tu mamá, estoy seguro de que es
muy bella. Seguramente tienes sus labios. ¿Verdad?

YunHo asintió mordiendo su labio y parpadeando continuamente.

—…La extraño… Mucho.

JaeJoong extendió sus brazos y lo abrazó. Sintió la respiración de YunHo en su


cuello por un largo rato, pero no se incomodó, disfruto de ese contacto y cerró los
ojos. Se encontraban en la cocina desde hace un rato y al notar que ya no había
bulla dentro ambos se separaron con algo de lentitud.

—Gracias, Jae.

—No te preocupes.

Finalmente YunHo se levantó estirando su mano y esperando que JaeJoong la


tomara para continuar caminando, cuando salieron el departamento de Siwon no
era ni la sombra de lo que era hace unas horas.

Sentados en uno de los sillones YooChun y JunSu se habían quedado dormidos,


demasiado juntos, pero al parecer habían encontrado la forma de dormir
aparentemente cómodos. En el mueble largo permanecía sentado Rain, con la
cabeza de ChangMin en sus piernas.

Y en el balcón, Siwon y HeeChul habían colocados unas perezosas de modo que,


semi apoyado en Siwon, HeeChul había conciliado el sueño también. YunHo no
estaba muy seguro de cuanto tiempo habían pasado en la cocina, pero
aparentemente sus amigos ya habían tirado la toalla.

—Supongo que solo quedamos tú y yo… Podríamos aprovechar la cama.


JaeJoong se soltó de inmediato del agarre de sus manos. Miró sorprendido a
YunHo y se sonrojo violentamente ante esas palabras y con el corazón latiendo
apresuradamente, por que para ese momento todavía no terminaba de captar el
mensaje. YunHo vio su rostro y rió divertido.

—Solo para dormir, pedazo de pervertido.

—¡Eres un idiota!

Golpeó en la espalda a Jung y se permitió respirar profundo al notar su


equivocación y lo nervioso que se había sentido en ese momento. Trató de
recuperarse y finalmente asintió. Con YunHo todavía riendo por su reacción.

—¿Sabes algo? Una vez alguien me dijo que no es fin de año, si alguien no baila.

—¿Y pretendes que seamos nosotros?

—¿Por qué no?

Cuando entraron a la habitación YunHo parecía saber donde se encontraba cada


cosa, lo observo encender no tan altamente el equipo de sonido, y la música
rítmica inundó el lugar, de la maravillosa voz de Michael buble, Sway comenzó a
sonar.

JaeJoong incluso se permitió sonreír abiertamente, en especial por que para


comenzar nunca había bailado ese ritmo, pero cuando YunHo estiró una mano
con una gran sonrisa y moviéndose un poco al ritmo, no pudo evitar tomar su
mano.

Cuando el ritmo empieza a sonar, baila conmigo

Por que cuando nos movemos me vuelvo débil.

YunHo lo hizo dar una pequeña vuelta hasta que sus cuerpos quedaron
sumamente juntos, con una mano en su espalda e invitando a JaeJoong a que
imitara el movimiento de su cuerpo. JaeJoong rió divertido ante aquello.

Por que de alguna manera se sentía cómodo con JaeJoong entre sus brazos,
bailando ambos dentro de la soledad de aquella habitación, por que a YunHo le
había gustado desde siempre esa canción, por que la había querido bailar por
primera vez con Seulgi en su boda.

Pero gracias a JaeJoong había aprendido que no hay que esperar un momento
especial, los momentos podían ser especiales todo el tiempo y bailar con
JaeJoong en este preciso momento era su momento especial.

Cuando bailamos juntos, tienes el poder de hacerme desear quedarme solo junto
a ti.

Otros bailarines podrán estar en la pista, pero mis ojos solo pueden verte a ti.

Solo tú tienes esa magia. Y cuando nos vemos, no queremos despertar.


—Esto es extraño Yunho.

La voz de JaeJoong había sonado algo lejana, debido a que para ese momento,
Kim tenía su rostro casi pegado a su pecho, con mucha lentitud moviéndose junto
a él, YunHo sonrió y suspiró.

—¿Importa acaso? Déjate llevar Jae, baila conmigo y olvida lo que el mundo
pueda pensar. Si me da la gana puedo bailar contigo, por que eres tú, por que te
quiero solo a ti y solo contigo me place bailar.

Y fue como si sus palabras fueran mágicas, por que de repente JaeJoong levantó
la mirada, le sonrió y besó sus labios fugazmente, antes de volver a jalar de su
brazo y hacer que el girara en esta ocasión.

Entre risas y bromas se volvieron a besar.

Entre el ritmo y sus manos unidas decidieron bailar.

Entre palabras de te quiero y esperanzas decidieron recibir a este nuevo año que
acababa de empezar.
Por que JaeJoong sentía, que YunHo le daba las fuerzas para hacer, lo que antes
él creía no podía. Y junto a él, besarlo, bailar y pensar en el futuro no parecía tan
difícil. JaeJoong era feliz en este mundo, que YunHo había creado para él.

Puedo escuchar el sonido de los violines, a lo lejos empiezan a sonar.

Hazme sentir que no hay nada más, solo tú sabes como hacerlo.

Capitulo 17: El tiempo de vida para un loco amor.

En Akihabara hay muchas cosas que puedan llamar la atención de alguien.

Pero justo en ese momento, ver un grupo de nueve mujeres, entrando y saliendo
de los diferente Café como si estuvieran buscando a alguien, era algo que
definitivamente llamaba la atención de cualquiera.

Pero lo que especialmente hacía todo muy extraño, es que estas mujeres
hablaban un poquito, quizá demasiado fuerte, y por supuesto eran muy bellas,
todas ellas encabezadas por una mujer de unos cuarenta y tantos que con un
bolso de mano les indicaba a las demás hacía que lugar ir.
Los tacos de sus zapatos resonaban entre las calles, y es que no era un grupo
pequeño, y las personas indudablemente se abrían al verlas pasar, por que
sencillamente pensaban que todas esas mujeres se habían escapado de algún
lugar por buscar a alguien más.

—Estoy cansado…

JaeJoong estiró un poco su cuerpo y sonrió.

YunHo desde la caja únicamente alejó la mirada del Guitar Hero y decidió
prestarle atención al muchacho quien parecía ligeramente detraído ante la
presencia de tan poco gente ese día en el café.

—¿Saben lo que oí de uno de los clientes?

Yuna llegó, con la bandeja en sus manos y jugando con el lápiz en sus manos.
—Dicen que hay un grupo de mujeres afuera que está alborotando toda la plaza,
buscando a un tipo. Aunque nadie termina de entender lo que sucede. ¿Qué creen
que esté pasando?

—Tal vez están buscando a su novio compartido, ya sabes uno de esos infieles
que colecciona mujeres. Seguramente lo buscan para darle su merecido.

ChangMin bromeó un poco mientras veía a Yunho restarle importancia a la


situación.

—¿Y es que cuantas son?

—Pues… Me dijeron que eran como nueve.

—Abusado el sujeto.

YooChun y ChangMin rieron, pero JaeJoong levantó la mirada asustado y clavó


sus ojos en el enorme ventanal del Maid, el grupo de mujeres ya se encontraba en
el local de enfrente y desde ahí, él no las podía ver bien.

—¿Jae, que sucede?


En cuanto JaeJoong perdió el color del rostro y corrió a esconderse tras YunHo,
justamente agachándose a las piernas de él, YooChun arrugó el entrecejo y por
obviedad fue el turno de Jung para perder el color en su rostro.

—¡Oh, YunHo Oppa!

Una hermosa castaña apareció por la puerta del Maid, señalando al hombre que
se encontraba tras la caja y de inmediato dio su gritó de alerta.

—¡Están por acá!

YunHo solamente vio a JaeJoong quien se encontraba agachado por sus piernas
pidiéndole que guardara silencio. YunHo tragó duro en ese momento e intentó
hacer un amago de sonrisa cuando vio a la madre y sus ocho hijas ingresar al
Maid.

…Por que a veces mentir por JaeJoong era muy complicado.


—Wow, este departamento es increíble.

—¿En serio vives aquí Jae?

—Es un lugar precioso, joven Jung.

YooChun miró divertido a la avalancha de mujeres que en este momento


rodeaban tanto a YunHo como JaeJoong y se arrimó un poco en JunSu, ambos
cerca del balcón del departamento, puesto que debido a la ocasión, YunHo había
optado por que cerraran temprano.

—¿Y entonces que haces en el Maid, Jae por que yo solo vi puras chicas?

—Pues… Me encargo de ayudar a YunHo con las cuentas y todo eso.

—Oh~

ChangMin bebió un poco de soda ante la mentira tan poco creíble, y lo fácil que
fue para la familia de JaeJoong creerle, suponía que JaeJoong era alguien
demasiado confiable para su familia.

—¿Y les parece bien un poco de comida tailandesa para el almuerzo?


Siwon se asomó en la sala con el teléfono en la mano y HeeChul a su lado, puesto
que era una gran avalancha de gente, YunHo había decidido que lo mejor era
pedir un poco de comida a domicilio.

—Por nosotras no hay problema, somos las invitadas.

—Invitadas a fuerza mamá, ¿Por qué no me dijeron que vendrían?

—Por que entonces no sería divertido. Además quería darte la sorpresa.

YunHo sonrió ante la ingeniosa respuesta por parte de la mujer, y asintió en


cuanto una de las hermanas de JaeJoong le hubiera preguntado si ese era el
control del televisor. La verdad, es que había invitado a los demás muchachos por
que entre tanta mujer se sentía levemente sofocado.

JaeJoong discutía con su madre sobre algo parecido a la prudencia y a YunHo le


había parecido muy divertido todo lo que JaeJoong había hecho para cambiarse
velozmente y que su madre no se diera cuenta de ello.

—Vaya familia política le tocó a nuestro YunHo.

—Supongo que es cuestión de que se vaya acostumbrado. Lo hizo en la navidad


después de todo.

—Pero solo por que fueron unos días.

—Dudo que se queden por mucho tiempo.


YooChun sonrió ante las palabras de JunSu y cuando el celular del menor sonó,
YooChun se alejó un poco de él para que pudiera contestar la llamada.

—¿Si? ¿Quién es?

—JunSu, estoy en Akihabara, necesito hablar contigo. ¿Puedes ahora?

—¿Pa…Papá?

En ese preciso momento, para YooChun fue casi imposible no levantar la mirada y
observar como JunSu se removía incomodo en su lugar hasta que finalmente se
levantó, con la mirada un poco nerviosa y sus ojos movimientos algo torpes.

—Es bueno que reconozcas mi voz después de todo, entonces. ¿Puedes?

—Siempre tengo tiempo para la familia, padre.

—¿En serio? Pues no lo parece. Pero eso es algo que no voy a discutir en este
momento. Te espero en ‘Sake’ en veinte minutos, yo ya estoy conduciendo para
allá.

JunSu escuchó únicamente el sonido hueco de la llamada recién terminada y vio


la pantalla de su celular con algo de nostalgia, al no escuchar ni siquiera una
despedida por parte de la seria voz de su padre.
Dio un corto suspiro y guardó el celular con cuidado. YooChun de repente estuvo
a su lado, con un vaso con agua en las manos y una sonrisa en su rostro.

—¿Todo bien?

—Más o menos, era mi padre quiere verme en este momento.

—Eso es perfecto, no lo ves desde hace un par de años. Vamos, te acompaño.

Y YooChun parecía incluso feliz con la noticia, dejó el vaso sobre la mesa y tomó
a JunSu de la mano con una sonrisa incluso más amplia, pero para sorpresa de
YooChun, Kim se soltó discretamente del agarre y negó levemente.

—No lo creo YooChun, será mejor que vaya yo solo.

—Pero…

—Ya sabes como es mi padre, será mejor así. Te llamo luego.

JunSu caminó entre la gente que había en el departamento directo hacía YunHo,
habló con él por unos segundos y finalmente su primo pareció entender, YooChun
solo lo vio terminar por irse, como si nada, sin una sola mirada más hacía él o
siquiera una sonrisa que le indicara que todo estaba bien.

…Ni siquiera un beso.


—¿Entonces Jae, ya tienes novia? Entre tanta mesera linda supongo que si.

—¿Y tú YunHo, ya tienes novia también?

YooChun suspiró y luego sonrió, se estaba preocupando de más. Y en este


momento era más divertido disfrutar de las especulaciones que vertían sobre el
YunJae.

—¿No crees que todo fue demasiado divertido?

—Siwie… No seas malo, pobre YunHo.

—Pero las caras de JaeJoong valían la pena, creo que estuvo pálido todo el
tiempo.

Siwon abrazaba a HeeChul por la espalda con tranquilidad, ambos caminando


dentro del departamento del mayor hacía los sillones, abandonar el departamento
de Jung había sido su pequeña prioridad.
Finalmente, HeeChul se dejó caer sobre el sillón y Siwon encendió el televisor
cómodamente, HeeChul se dedicó a observarlo por unos segundos, Choi tenía
una mano en su quijada mientras cambiaba de canales constantemente, buscando
alguna buena programación.

Siwon era demasiado inteligente y prospero como para permanecer tan solo en el
café por estar a su lado, ahora salían estaban intentando una relación y
prácticamente vivían juntos. HeeChul pensó que era justo para Siwon ampliar sus
capacidades en un trabajo que no lo limitara.

—¿Pasa algo?

Siwon giró hacía él y HeeChul sonrió al sentirse descubierto.

—Estaba pensando en que sería bueno que intentes expandirte en un nuevo


trabajo.

—Chul, ya hablamos sobre eso…

—Siwon, escúchame. Te amo, y no quiero convertirme en un impedimento para


que crezcas como profesional, es hora de que cumplas tus expectativas propias.

—¿Estas seguro?
—Que trabajes en otra parte, no va a cambiar lo que tenemos. Te conozco y cada
vez que hacías un deber de la Universidad sobre Administración eso te encantaba,
trabajar en lo que te agrada solo te va a hacer más feliz y eso es lo que quiero
para ti. No quiero que seas feliz solo junto a mi o por mí, quiero que todo en tu
entorno te haga feliz.

HeeChul sostuvo las manos de Siwon y sonrió.

—No digo que marcharte del café no nos vaya a afectar, pero nos las
arreglaremos. Y siempre podrás ayudarnos con las cuentas y esas cosas. Pero
esto es importante para ti, siempre te han gustado los retos y un empleo como el
que te están ofreciendo en el banco será perfecto. Además, de esa forma me
extrañaras un poquito más.

Siwon explayó una pequeña sonrisa en sus labios, tomó a HeeChul por el rostro y
se acercó a él para poder darle un corto beso, con la sonrisa todavía bailando en
su rostro.

—Gracias… Chul, eres increíble.

—Lo sé, y recuerda eso cuando conozcas a toda esa gente.

—Jamás, me fijaría en otra persona que no fueras tú.

—¿Y si aparece un gemelo perdido que no conocía?


Siwon sonrió enternecido con el pequeño mohín que HeeChul formó en sus labios
y solo lo volvió a besar una vez más. Por que le encantaba poder sentirse así de
bien junto a él.

JaeJoong dejó la pequeña charola con los vasos vacíos en el mesón y por un
segundo sintió que continuaba trabajando en el Maid, entre tanta gente que había
dentro del departamento irrumpiendo en un lugar que hasta hace poco le
pertenecía solo a YunHo y a él.

Cerró los ojos por un segundo y se apoyó en el borde del mismo, las manos de
YunHo se pasearon por su cintura lentamente hasta completar el abrazo e
inevitablemente una sonrisa se le escapó ante aquello.

—Lo siento, YunHo. Todo este caos es mi culpa.

—No es tu culpa que tu familia nos cayera de sorpresa.

—Pero…
YunHo logró hacerlo girar, para que ambos quedaran frente a frente, YunHo llevó
uno de los mechones del cabello de JaeJoong tras su oreja y luego le sonrió
ampliamente.

—Deja de preocuparte JaeJoong, aunque estos malos amigos que tenemos nos
hayan dejado botados discretamente con tanta gente aquí, por ti seria capaz de
recibir a la mismísima Reina de Inglaterra, con todo y protocolos de por medio.

JaeJoong esbozó una sonrisa y YunHo se acercó para poder besarlo con algo de
suavidad, él cerró los ojos y recibió a YunHo y sus labios sin ningún problema, los
brazos de YunHo se ciñeron un poco más a su cuerpo y en ese momento
JaeJoong pareció recordar que no estaba solos.

Por que si, ellos estaban lejos de la vista de su mamá y sus hermanas, pero en
cualquier momento cualquiera de ellas podría entrar a la cocina, y ellos todavía no
habían hablado de su relación.

—YunHo, espera…

Lo alejó un poco de su cuerpo y mordió su labio inferior.


—¿Qué sucede?

—Están afuera y nos pueden ver…

—Oh, si. Está bien.

YunHo sonrió un poco y levantó las manos juguetonamente besando su frente y


alejándose unos cuantos pasos. Cuando YunHo empezó a lavar los vasos
JaeJoong mordió un poco más su labio inferior y bufó con algo de molestia.

—¡Diablos, está bien! Pero solo un ratito.

Agarró a YunHo por la cintura haciéndolo girar con un poco de sorpresa en sus
facciones, y finalmente lo besó, para YunHo no fue difícil comenzar a
corresponderle, y con las manos un poco húmedas por el agua, abrazó al menor
con fuerza.

Un pequeño gemido salió de los labios de JaeJoong, y de pronto YunHo notó que
estaban demasiado juntos en ese momento y que los besos se le podían salir de
las manos, pero antes de que pudiera decir algo, una tercera voz los paralizó por
completo.

—Oh… Esto les va a encantar. ¡Mamá!


La menor de todas la hermanas había aparecido de la nada, obviamente él y
JaeJoong se habían separado, pero era demasiado tarde. Pronto todas las
mujeres se agolparon en la entrada de la cocina y JaeJoong rascó su nuca
avergonzado.

—¡Te lo dije SeungHi!

—¿Viste, hija? Paga.

—¡Mamá!

JaeJoong pasó una mano por su rostro y YunHo sonrió entre contrariado divertido
mientras secaba un poco sus manos. Las mujeres peleaban por algo del dinero
apostado y demasiado pronto, Leah, la madre de JaeJoong estuvo frente a él
pidiéndole hablar seriamente a solas.

JaeJoong, una vez más, volvió a perder el color en su rostro.


—¿Debo preguntar por que bajaron corriendo del departamento de YunHo?

Rain tenía una sonrisa en el rostro mientras miraba la calle, conduciendo con
cuidado por las amplias calles niponas. ChangMin a su lado solo sonrió
brevemente mientras se ponía el cinturón de seguridad.

—La familia numerosa de JaeJoong está de visita y era más divertido verlo a
YunHo enfrentarse solo a eso. Así que ya mañana veremos los resultados de esa
locura. ¿Verdad YooChun?

—Mmh… Si.

YooChun se encontraba en la parte trasera del auto, mirando distraído las calles
en ese momento, tanto Rain como ChangMin miraron extrañados a Park,
especialmente por la falta de entusiasmo en sus palabras.

—¿Qué le sucede?

—Está así desde que Su se fue a verse con el papá.

—Oh, supongo que el señor no es muy cordial.

—Es el hermano del papá de YunHo, así que imagínate.


Rain respiró profundo y asintió mientras conducía con una mano y la otra la dejaba
cerca de la palanca de cambios con total naturalidad. Changmin vio curiosamente
su mano desocupada y miró hacía la calle mientras deslizaba discretamente su
mano hacía la de Rain.

Cuando sus manos se encontraron, el mayor miró a ChangMin por un momento y


luego sonrió, ese pequeño contacto era tan simple, pero tan agradable al mismo
tiempo, y a riesgo de sonar cruel Rain encontraba beneficioso el corto autismo de
YooChun en esos momentos.

Por que en otra situación, YooChun no habría parado de molestarlos, pero justo
ahora mientras ChangMin lo tomaba de la mano, todo estaba armoniosamente
tranquilo, y se sentía bien así.

—Muchas gracias.

JunSu le sonrió amablemente a la mesera que dejó el sushi sobre la mesa y su


padre, sentado frente a él únicamente asintió educadamente, sin una expresión en
el rostro. JunSu solo respiró profundo y separó los palillos junto a su plato.
—¿Y como están todos por Seúl? Hace poco hablé con JunHo y me contó que…

—Se graduó, y es una lástima que su hermano no haya estado ahí para compartir
con él, por estar jugando a ser libre en otro país lejos de su familia.

Incluso sintió que su apetito desaparecía junto a esas parcas palabras que en ese
momento se perdían entre el sonido elegante de las cuatro cuerdas que sonaban
en el lugar, su padre tomó uno de los rollos de Sushi y comió, JunSu sin embargo
prefirió beber un poco de agua.

—Yo hablé con él, y me dijo que no había problema de todas formas vendría a
visitarme en unos días, pero que antes pasaría por Corea para verlos a ustedes.
Ya sabes que eso de estudiar en el extranjero siempre lo tuvo muy ocupado y los
extraña.

—¿Y que esperabas que te dijera JunHo? No le quedó más que aceptar que su
hermano se negara a verlo incluso en el día de su graduación.

—¡No me negué! Es solo que…

—¡No me levantes la voz!

TaeDoh golpeó la mesa con su mano, mirando fijamente a su hijo menor. Quien se
encogió un poco ante aquella expresión en su rostro.
—JunHo es el único al que parece importarle un poco lo que pase con las
empresas de esta familia, es como si a ti no te importara en lo más mínimo que
nuestras empresas por las que tanto hemos luchado por sacar adelante perduren.

—JunHo ama lo que está estudiando, yo amo lo que hago, no puedes exigirme
que…

—Tienes razón, yo no puedo exigirte absolutamente nada. Por que es obvio que
para ti es más importante lo que TU piensas, lo que TU sientes, lo que TU crees
correcto.

TaeDoh se comenzó a levantar de su lugar, con la misma expresión molesta y


JunSu agachó la cabeza ante aquello.

—Me cansé JunSu. Me cansé de esperar a que reaccionaras. Pienso que ya has
jugado lo suficiente y ya va siendo hora de que te comportes como lo que eres,
todo un adulto y empieces a tomar responsabilidades. Ya es hora de que vuelvas
a Corea y asumas tu lugar en las empresas.

—Pero yo nunca he estado jugando a ser un parte de un equipo de futbol, yo me


lo tomo muy en serio, es lo que me gusta.

—¿Y que vas a hacer cuando la edad se te acabe? Ya deja de ser tan estúpido,
JunSu.
La voz de su padre fue baja, siseante y amenazante, apoyándose levemente y
acercándose a él de una manera que logró intimidarlo.

—¿Por qué está mal? ¿Por qué está mal querer dedicarme a lo que me gusta?—
JunSu mordió su labio inferior y apretó sus puños con fuerza. –Lo descubrí
¿Sabes? Descubrí que lo que me apasiona en realidad no es tanto jugar, sino más
bien enseñar, ver en los niños a los que entrenó los fines de semana esa
expresión de algarabía y felicidad. Eso es lo que me gusta.

TaeDoh se alejó un poco de JunSu y volvió a su expresión fría de un comienzo,


arregló un poco su ropa y respiró profundo, con la determinación en sus ojos y su
voz un poco más suave.

—Está bien, si esa es tu decisión la acepto. Pero entonces olvídate


definitivamente de tu familia, ¿Eso es lo que quieres? Por que tenlo por seguro, no
volverás a saber más de nosotros. Ni de mi, ni de tu madre y aún menos de tu
hermano.

Y eso fue lo último que su padre dejó en su corta visita por Japón, por que luego
de eso TaeDoh abandonó el restaurante. JunSu se quedó ahí un tiempo más,
paralizado por aquellas palabras y con la comida prácticamente sin probar sobre la
mesa.

Las palabras taladraron su cabeza con demasiada fuerza, hasta que finalmente la
poca fuerza que le quedaba lo terminó por abandonar, y tapándose el rostro con
ambas manos JunSu lloró, lloró amargamente por el dolor y el vacío en su pecho
que esa tarde, las palabras de su padre le habían provocado.

—Así que al final te dijo eso.

Siwon asintió y suspiró debidamente mientras YunHo facturaba el pequeño pedido


que Mina le acababa de dar antes de salir velozmente a atender a otro cliente.

—Supongo que era algo que me esperaba de HeeChul, él siempre se ha


preocupado mucho por tu carrera y era cuestión de tiempo que lo hiciera.

—Lo sé, y no te voy a mentir, me agrada la idea de tener que trabajar como
Gerente en un banco.

—Es un muy buen paso, es mucha responsabilidad.

—Me encantan los retos.


YunHo sonrió y le pasó la factura a HeeChul que se encontraba en la cocina.
Mientras Siwon continuaba sentado junto a él un rato más. Un nuevo día había
comenzado, y el Maid como era de esperarse había reanudado sus actividades.

—Dime algo YunHo. Si Jae te pidiera que retomaras tu trabajo en las empresas de
tu familia. ¿Lo harías?

El hombre agachó un poco la cabeza, con una sonrisa triste en los labios.

—Lo mío es diferente. Por que a mí, mi familia no me quiere ver más.

Siwon notó la pequeña expresión melancólica en el rostro de YunHo y decidió por


el bien de ambos mejor cambiar de tema.

—¿Y al final como terminó todo con la familia de JaeJoong?

Cuando el rostro de YunHo se iluminó con una sonrisa, Siwon se sintió un poco
más aliviado con eso.
—Se fueron hoy temprano en la mañana.

—¿Y no hubo problemas?

—No, solo vinieron a comprobar unas teorías, eso es todo.

YunHo supo bien que Siwon no entendió muy bien esas últimas palabras, pero
cuando JaeJoong lo miró, lo único que hizo fue guiñarle un ojo y JaeJoong solo le
sonrió negando levemente mientras atendía otro cliente.

—Café sin azúcar y un brownie.

ChangMin dejó el pedido sobre la mesa y Rain sonrió.

—¿No me vas a acompañar un rato?

—Hoy no puedo, YooChun y JunSu no han venido a trabajar. Y nos toca a Jae y a
mi cubrir como podemos su ausencia.
—Oh, ya veo.

Rain bebió un poco del café y Changmin se dedicó a atender a otro cliente con
una pequeña sonrisa en el rostro. Por un momento no pudo quitar sus ojos del
menor, por que verlo esforzarse tanto era algo agradable.

ChangMin parecía no rendirse tan fácilmente ante lo complicad y eso le parecía


realmente admirable, hubo un corto momento en el que finalmente ChangMin se
pudo sentar frente a él, a pesar de que ya había terminado su pedido, por más
lento que intentó comer.

—Estoy preocupado, ¿Sabes?

—¿Por YooChun y JunSu?

—Si, es raro que ellos falten sin alguna excusa.

Notó la verdadera preocupación en Shim y al verlo de esa forma, sin contar con el
cansancio en sus facciones Rain optó por tomarlo de la mano y sonreír.

—Si quieres te vengo a recoger cuando cierren y te llevo hasta su departamento.

—¿En serio?

—Por supuesto.
ChangMin le regaló una maravillosa sonrisa y Rain se sintió complacido con
aquello.

YooChun golpeó cansadamente la puerta una vez más.

Y una vez más, no volvió a recibir respuesta alguna. Tenía frente a la puerta de
JunSu, desde las ocho de la noche del día anterior cuando lo escuchó llegar y
encerrarse en su departamento, la ventaja de ser vecinos y prácticamente vivir
juntos.

Pero JunSu nunca le quiso abrir la puerta, y YooChun prácticamente había


dormido ahí, en el pasillo del edificio, golpeando a ratos las puertas, escuchando
de vez en cuando unos sollozos provenientes de JunSu y odiándose por no haber
intercambiado llaves antes.

—JunSu… Por favor, abre la puerta. Nosotros tenemos una relación por si se te
olvida, y para mi lo nuestro es algo más que una excusa para besarnos todo el
tiempo, para mi también significa que podemos estar juntos en los buenos, malos
y peores tiempos. JunSu… Por favor…

Golpeó la puerta una vez más.

Y una vez más, no volvió a recibir respuesta alguna. En medio de un repetitivo


circulo vicioso, YooChun suspiró, por que no se movería de ahí, hasta que Kim
JunSu le diera la cara y admitiera el hecho de que amarlo era más que verlo
sonreír, por que YooChun estaba dispuesto a secar las lagrimas de JunSu toda la
vida, si solo le permitiera demostrárselo.

JunSu solo se abrazó a sus piernas con fuerzas una vez más.

Hundió el rostro entre sus brazos y dejó un par de lágrimas salir, por escuchar a
YooChun solo empeoraba su débil estado de ánimo en ese momento, por que
quería y necesitaba pensar en soledad, pero al mismo tiempo necesitaba abrazar
a YooChun.

Pero recordaba las palabras de su padre pidiéndole que fuera un adulto,


pidiéndole que creciera de una vez por todas, y apoyarse en YooChun suponía no
demostraba fortaleza alguna. Escuchó la voz de Park una vez más y JunSu solo
ahogó un pequeño susurro entre sus labios.

—…Lo siento, YooChunie…

MinHo mordió la pequeña manzana en sus manos y suspiró.

Frente a él, a unos cuantos metros TaeMin conversaba animadamente con


JoongHyun y Key mientras Onew lo molestaba jalándole el cabello de vez en
cuando durante el pequeño receso entre clases. TaeMin parecía completamente el
mismo de siempre y MinHo aún tenía sus dudas.

Por que las palabras de Key aún rondaban en su cabeza, pero aún le parecían
demasiado inverosímiles como para creerlas, por que si fuera así, TaeMin estaría
entonces muy lastimado antes su estupidez, por antes él no hacía otra cosa sino
hablar de Rain.
…Pero TaeMin siempre se había mostrado bien, como si nada.

Quería creer que era por que en realidad, Key se equivocaba, pero en el fondo
sabía que para TaeMin él era especial, luego quiso alegar aquello a que eran
mejores amigos, y entonces su mente se volvía un lío otra vez.

Le dio otra mordida a su manzana y cuando TaeMin giró hacía él y le sonrió,


suspiró.

Por que no podía ser cierto, TaeMin no parecía enamorado de él, nunca se lo
había demostrado o siquiera insinuado algo parecido. MinHo suspiró, por que
odiaba sentirse así de confundido, pero viéndole el lado positivo a la situación,
cuando menos ya no pensaba tanto en Rain como antes.

Seúl, Corea.
WookDae abrió las puertas de su habitación velozmente y al confirmar lo que una
de las empleadas le había comentado, arrugó el entrecejo. Su esposa se
encontraba empacando unas cuantas pertenencias, y ellos no tenían un viaje
previsto en mucho tiempo.

—¿Qué estas haciendo Jihan?

La mujer sonrió, sin variar su expresión y por supuesto volviendo a lo que se


encontraba haciendo antes de que el hombre llegara.

—¿No es obvio? Empaco.

—¿Para ir, donde?

—Voy a hacer algo que debí hacer hace mucho tiempo, apoyar a nuestro hijo y
evitar que Seulgi le siga haciendo daño.

—¿A que te refieres?

Y como si le restara total importancia, finalmente Jihan cerró la maleta y arregló un


par de mechones de su cabello.
—Mi vuelo a Japón sale en unas horas.

—Te lo prohíbo, Jihan. ¿Me escuchas? Te lo prohíbo.

La mujer de inmediato afiló su mirada e intentó sonar lo más amenazadora que


pudo.

—Te he escuchado muchas veces, WookDae, pero nunca has estado en lo


correcto, por lo menos no cuando se ha tratado de nuestro YunHo. Y ya me cansé.
Mi hijo me necesita, lo sé. Y por ti, no seré una mala madre, no otra vez. No lo voy
abandonar cuando más me necesita.

Con las fuerzas que había aprendido a acumular, tomó las dos maletas de ruedas
sobre su cama, y sin pedir ayuda, demostrándose así misma y por supuesto aún
más a WookDae que ella podía valerse sola. Tranquilamente y con paso ligero.

Jung JiHan abandonó la habitación.


—¿Cómo puedes ser tan molesto Jung YunHo?

—Aún así me quieres, así que no te quejes.

JaeJoong sonrió ante aquello y cuando YunHo finalizó de cerrar el café esa noche,
estiró un poco su mano y esperó por que YunHo entrelazara sus manos y
caminara junto a él con los demás que se encontraban caminando hacía la salida
también.

—Tienes razón así te soporto.

—Te Quiero, JaeJoong. Lo que debes decir es: Te quiero.

JaeJoong rió ante aquello y YunHo solo continuó caminando, exigiéndole que le
dijera esas palabras de una vez por todas. Pero JaeJoong encontraba más
divertido negárselas por un tiempo más.

—Mañana tengo la cita en el banco para lo del trabajo.

—¿En serio? Eso es genial.

—Lo sé.
HeeChul sonrió ampliamente y Siwon besó su frente con cariño, caminaban al
mismo paso, cuando notó que HeeChul se detuvo de pronto, mirando a un punto
fijo, justo sobre aquella sombra que se encontraba apoyada en el auto de YunHo.
Siwon incluso retrocedió.

—…No puede ser.

Changmin ajustaba el abrigo a su cuerpo, cuando la voz de Siwon lo distrajo y


junto a Rain ambos miraron a la hermosa mujer que se encontraba frente a ellos
con un elegante abrigo y una boina cubriendo su castaño cabello esa noche.

JaeJoong no pudo entender por que de pronto todos se paralizaron dejando de


caminar, por eso buscó con la mirada a YunHo y él solamente se había quedado
observando hacía su auto, ahí donde aquella mujer se encontraba.

JaeJoong no la había visto jamás, pero no necesitaba haberla visto para saber de
quien se trataba, por que su belleza rebasaba lo que JaeJoong había esperado,
por que sus ojos en YunHo parecían acoplarse a él.

Y por que de pronto, el agarre de YunHo en su mano flaqueó.

…Y aquel gesto dolió.


—Gi…

No lo esperaba, en realidad no esperaba que YunHo la llamara de esa forma.


Hubiera esperado un seco ‘Seulgi’ de su parte, incluso hubiera preferido que su
voz no sonara tan ahogada como en ese momento.

Soltó la mano de YunHo con cuidado, con la esperanza que de algún modo
YunHo dejara de verla, pero en ese momento, en ese preciso momento YunHo
parecía hipnotizado una vez más. Por su primer amor, Bae Seulgi.

Y el tiempo se había detenido, todos ahí, lo habían podido notar.

Capitulo 18: Una herida en el corazón, jamás se olvida, jamás se borra. Solo
cicatriza.

YooChun decidió que había sido suficiente.

Se levantó del suelo, arregló como pudo su ropa y pasó una mano por su cabello.
Respiró profundo y decidió que a veces la paciencia tenía un límite y él parecía
haber alcanzado a la suya.

—Muy bien, Su. Tú te lo buscaste. Voy a llamar a los bomberos y no me importa


que estés desnudo. Bueno, si me importa no quiero que nadie más que yo te vea
desnudo, pero ya estoy demasiado preocupado como para pensar.
Sacó el celular de su bolsillo e incluso empezó a marcar uno de los tres dígitos.
Notando que al parecer JunSu ni siquiera se había inmutado ante su amenaza.

—¡Estoy empezando a marcar!

Y como si JunSu pudiera verlo, levantó el celular en sus manos.

—¡Junsu te lo advierto! No recuerdo el número de los bomberos, así que por tanto
va a ser peor y voy a terminar llamando al único número que recuerdo, ¡El 911!

La puerta se empezó a abrir lentamente, por un momento pensó en que su


estupidez había servido y una bella sonrisa iluminó sus labios. Volvió a guardar el
celular y mientras la puerta se abría, arregló como pudo su ropa. Con una
hermosa sonrisa en sus labios.

—Baby, Don’t you understand I can’t function without you?


Su voz fue ligeramente suave y conciliadora, por que de algún modo sabía que
necesitaba ser así. Pero la sonrisa en sus labios se borró cuando la imagen de un
desprotegido JunSu lo recibió. YooChun no necesitó más de dos segundos para
saber que algo seguía estando mal.

Por que JunSu ni siquiera lo miraba, por que mantenía sus ojos en el suelo y
sostenía el pomo de la puerta con demasiada fuerza. Apenas vestido con una
camisa de algodón y un pantalón de dormir, JunSu lucía tan desprotegido que
YooChun sintió su corazón hundirse por un breve momento.

No lo pensó, ni siquiera tuvo la intención de detenerse. Tomó a JunSu de las


mejillas y levantó su rostro por un segundo que le bastó para reconocer el paso de
las lágrimas que había.

Fue sutil y calmado, cerró los labios y besó aquellos labios de JunSu con cuidado,
con cuidado de no ser rechazado y de que JunSu entendiera de que a más de
transmitirle fuerza, quería mostrarle lo mucho que lo había necesitado.

Y para su suerte JunSu no se negó, e incluso accedió a retroceder un par de


pasos hasta que finalmente YooChun pudiera cerrar la puerta con ambos dentro.
Los cálido labios de JunSu se aferraron a los de Park y sus manos sostuvieron
con fuerza la camisa del mayor.

Darse cuenta de ello, para YooChun no fue difícil, por eso lo apretó más contra su
cuerpo y cuando sintió un suspiro entre sus labios, uno que se perdió y formó un
ambiente cálido. YooChun entonces decidió separarse un poco y acariciar el rostro
del menor.

—JunSu… No me importa lo que tu padre te haya dicho. No le hagas caso por


favor. No siempre nuestros padres tienen que estar en lo correcto. Eres grandioso,
debes saberlo. Por algo estás saliendo conmigo ¿No?

Entonces JunSu decidió exteriorizar una pequeña sonrisa, abrazándose al cuerpo


de YooChun y apoyando la cabeza en su pecho, con un suspiro de sus labios y
una lágrima que cayo prácticamente involuntariamente.

Sin gemidos de dolor o algo, simplemente aquella lágrima se escapo.

—No quiero perderte YooChun, ni a ti ni a mis sueños. Pero tampoco quiero


perder a mi familia.

JunSu incluso abrazó con más fuerza a YooChun, quien no entendió sus palabras,
pero al parecer decidió no moverse por el bien de ambos. Por que mientras JunSu
lo abrazaba, YooChun perdía la noción del vacío en su interior, que su ausencia le
había provocado.


ChangMin sintió que el mundo se abría a sus pies.

Por que la intuición le decía a gritos, que la presencia de esa mujer no podía traer
algo bueno, y por que de repente YunHo parecía estancado entre el paso frente a
él y el presente a su lado.

Rain tomó su mano levemente, mirándolo con duda, preguntándole que debían
hacer, por que de repente el silencio se había alargado y ChangMin sabía que en
ese lugar no debían estar. Miró entonces a HeeChul y él asintió, confirmando su
idea. Aunque no hubieran palabras de por medio entre ambos.

—Lo mejor será que nos vayamos.

Habló bajamente, Rain pareció de acuerdo y decidió no preguntar más por el


momento. ChangMin le regaló una última mirada a YunHo quien continuaba
observando a Seulgi. Pero quien más le preocupó a ChangMin fue JaeJoong.
JaeJoong y su mirada preocupada hacía YunHo, y que él en ese momento parecía
no notar.

Y no pasó demasiado tiempo antes de que HeeChul hiciera lo mismo junto a


Siwon. Antes de que el sonido del motor de una moto y un auto rompieran el
silencio y en el medio de la noche. Seulgi avanzara un par de pasos hacía los
únicos dos muchachos que habían quedado presentes.

El sonido de sus tacos en el cemento únicamente logró que un terrible dolor de


cabeza para JaeJoong empezara. Por que de repente todo en ella le desagradaba
y por que de repente ella lo miraba como si él, no perteneciera e incluso estorbara.

Fue inconscientemente, miró a YunHo una vez más. Contempló su perfil serio
mientras veía a la hermosa mujer acercarse, mientras esos cabellos se movían un
poco debido al viento y mientras JaeJoong pensaba que seguramente Seulgi se
encontraba más hermosa que la última vez que YunHo la vio.

Por que su pecho en un momento inadecuado se llenó de un frío atroz que incluso
le provocó un leve escalofrío. Por que no era justo. ¡No era justo! Él había pasado
con YunHo por demasiadas cosas, por demasiada aceptación de parte de ambos.

…Como para que ella apareciera de la nada, y lo arruinara todo.

…No era justo.


Y JaeJoong sintió que debía hacerlo. Tomó la mano de YunHo una vez más, él
pareció reaccionar de su letargo y lo miró. Gloriosa atención que le sirvió para
regalarle una sonrisa y que él hiciera lo mismo. Glorioso momento que provocó
que aquella mujer se detuviera y arrugara el entrecejo.

—YunHo…

El hecho de que tuviera que llamarlo para que YunHo volviera a posar sus ojos en
ella, logró en JaeJoong una inusitada confianza, por que YunHo en esta ocasión
apretó su mano con más fuerza. Y JaeJoong se sintió como la fuerza que a Jung
parecía faltarle en este momento.

—¿Qué haces aquí, Seulgi?

Las palabras de Yunho fueron secas, desprovistas de algún sentimiento y


JaeJoong solamente la observo, ella había optado por suspirar levemente y meter
las manos en los bolsillos de su caro abrigo, con una sonrisa débil en los labios
mientras agachaba la cabeza.

Era demasiado hermosa, y JaeJoong sentía miedo.


—…Yo…— Seulgi intentó pronunciar más palabras que murieron en su garganta,
por que sus ojos viajaron hacía varios lugares, por que mordió su labio inferior
varias veces. Por que de pronto había perdido todo el valor. —…Necesitaba verte
YunHo.

¿Han visto esas películas de amor imposible y eterno?

Pues JaeJoong en ese momento pensó que se encontraba en una, pero no como
el protagonista. Sino como el estúpido amigo que termina enamorándose de
alguien a quien ya no le pertenece su propio corazón por que se lo ha entregado a
alguien más.

Por que sería tan fácil que Yunho la perdonara, sería tan fácil que su historia
sobrepasara la distancia y el tiempo. Sería tan fácil que JaeJoong saliera
sobrando entre ellos. Entonces JaeJoong se enderezó y apretó la mano de YunHo
un poco más.

—No entiendo la razón por la que tú y yo debamos hablar. Creo que la última vez
que nos vimos dijiste todo lo que tenías que decir. Expresaste lo que pensabas y
querías. ¿O es que acaso estás dispuesta a escuchar mi parte de la conversación,
quieres escuchar mis reclamos, resentimiento y dolor?

Seulgi bajó la mirada por un momento, luego sin embargo la volvió a levantar.
Dispuesta a enfrentar a aquellos ojos de YunHo que la miraban tan fijamente que
parecían incluso atravesarla, por que en el fondo ella sabía que YunHo ya no era
el mismo.

—¿Me odias YunHo?

—Odiarte sería seguir sintiendo algo por ti. Y créeme, Seulgi, ya no siento
absolutamente nada por ti.

—Pues el tono de tu voz te traiciona, YunHo. Por que es obvio que aún estás
dolido. Y he venido hasta aquí, te he buscado y he recorrido medio mundo solo
para…— Seulgi respiró profundo y miró a YunHo directamente a los ojos,
acercándose un poco más él. –He venido para pedirte disculpas, para decirte que
eres maravilloso y no merecías lo que te hice.

—No necesito que tú me digas que soy o no soy. Tus palabras ya no tienen valor
alguno. Tengo mejores personas a mi alrededor, personas cuyas palabras si
tienen efecto en mi. Personas verdaderamente maravillosas.

JaeJoong no pudo evitarlo, una pequeña sonrisa cubrió sus labios y tuvo que
respirar discretamente, por que de pronto esta conversación le estaba robando la
respiración. Pero él seguía junto a YunHo, y YunHo seguía tomándolo de la mano.

—Hablemos, por favor… Solo eso te pido, déjame resarcir el daño que te
provoqué, déjame que…

—No necesito que intentes arreglar nada. Alguien más ya se encargó de curar las
heridas que dejaste en mí. Seulgi no quiero sonar cruel, por que no soy como tu.
¿Pero te has dado cuenta que seguí sin ti, que quizá estoy mejor sin ti, que estoy
bien sin ti?

Y esas palabras fueron como un leve aliciente que provocaron que la mirada de
JaeJoong se elevara una vez más hacía YunHo, de que respirar una vez más se
volviera algo normal. Por que justo en ese momento se sintió incluso más
enamorado que nunca.

Seulgi lo miró, tan brevemente que incluso hasta fue soberbia. Pero JaeJoong no
se molestó, por que probablemente no faltaba mucho para que la verdad le cayera
en la cara a la mujer. Y JaeJoong no abriría la boca, por que esta conversación les
pertenecía a ellos. Y él únicamente era el apoyo incondicional de YunHo.

—¿Podemos hablar?

—Creí que eso es lo que estábamos haciendo.

—A solas. Creo que al menos eso merezco.

El mutismo por parte de YunHo lo incomodó un poco, pero cuando YunHo lo miró
por un momento y luego de eso suspiró. JaeJoong supuso lo que pasaría a
continuación. YunHo soltó su mano y le sonrió levemente.

—Por favor JaeJoong, vete en el carro. Yo voy en una media hora. No te


preocupes por mi.
Le extendió las llaves y JaeJoong las tomó con tranquilidad, por que podía refutar
el hecho de querer quedarse ahí. Pero no le daría el gusto a Seulgi de pensar
siquiera que él en realidad si temía por su presencia repentina.

…Por que confiaba en YunHo, y quería que las cosas continuaran siendo así.

—Ok, nos vemos. Entonces.

Caminó lentamente, dejando atrás a YunHo y Seulgi que habían empezado a


hablar una vez más. Por que JaeJoong veía sus propios pies caminar sobre el
cemento, por que internamente no quería irse y por que cuando regresó su mirada
Seulgi intentó tocar el brazo de YunHo, y él solo la miró y luego educadamente
alejó su mano.

Por que a pesar de eso, la inseguridad, se aferraban a él. Y JaeJoong perdía el


horizonte de lo que estaba haciendo. Por eso se detuvo, apretó las llaves en sus
manos y levantó un poco la voz. En ese momento poco le importaron las
consecuencias.

—En realidad, Seulgi. Alguien que se marcha sin mirar atrás, no solo esta
reclamando su derecho a la libertad sino que conlleva el deber de saber que ha
perdido más de lo que ha ganado y que un día aquella situación le pasara factura.
Los ‘Yo merezco’ ‘Yo puedo’ o ‘Yo quiero’ ya no puedes usarlos más. Los perdiste
todos cuando decidiste marcharte sin pensar en todo y todos a los que dejabas
atrás.

Seulgi pareció paralizarse con sus palabras. Por que las facciones en su rostro
perdieron vitalidad y YunHo apenas le regaló una pequeña sonrisa de alivio.
JaeJoong optó por no decir algo más. Giró una vez más caminando hacía el auto y
respiró profundo.

Por que se sentía mejor.

Y por que Seulgi no lograría hacer, lo que pretendía hacer.

Por que JaeJoong sabía, lo mucho que YunHo lo amaba. Por que sus ojos cuando
lo miraban se lo decían, y por que en este momento. Respirar profundo fue su
único aliciente para saber que a veces si puede confiar ciegamente en alguien. Y
él solamente quería no equivocarse.


Berlín, Alemania.

JooHee movió un poco el arroz que había dentro de la olla arrocera y sonrió
complacida cuando notó que toda el almuerzo de esa mañana estaba ya casi
preparado, dejó las cosas sobre el mesón y suspiró levemente apoyándose en el
mismo con un su mirada perdida en la pared de la cocina.

—Mira… Mira…

La pequeña niña de tres años que llegó corriendo, con sus pasitos sonando
graciosamente logró que la mujer se distrajera de sus pensamientos y bajara la
mirada con una sonrisa en el rostro. Miráh llevaba en sus manos una pequeña
hoja de papel.

Entonces ella decidió colocarse en cunclillas solo para poder ver mejor.

—¿Qué traes ahí?

—Es un dibujo, esta eres tú, esta es Seulgi, este es KimTae y este tu esposo.

—Oh, es un lindo dibujo. ¿Serás una artista cuando crezcas?


—¡Por supuesto que si!

La niña regresó a la sala corriendo y JooHee miró el dibujo con algo de nostalgia y
tristeza en los ojos. Por que el tiempo se le acortaba a Seulgi y ella seguía sin
aparecer.

—Eres una inconsciente Gi, ni siquiera has llamado para saber como está.

Suspiró una vez más, pero en esta ocasión decidió dejar el dibujado en la puerta
de la nevera sostenida por un imán. Contempló el dibujo por un tiempo más y
sonrió. Por que la pobre de Miráh merecía su familia feliz.

Escuchó el sonido de unas llaves en la puerta y su nostalgia se transformó en


alegría. Su esposo acababa de llegar y una gran sonrisa se posó en sus labios.

—¿Amor?

—¡Esposo de JooHee!

—¡Miráh, pequeña! ¿Cómo te ha ido hoy?


Salió de la cocina y observó como TaeSoon sostenía entre sus brazos a la
pequeña. Se apoyó brevemente en el resquicio de la puerta y pensó entonces que
cuando Seulgi se decidiera a llamar, le gritaría hasta el cansancio.

Akihabara, Japón.

—…Solo pienso que Onew podría tener razón en eso de que unirse a un equipo
podría ayudarme a mejorar mis créditos para la Universidad. Además que sería
divertido perder el tiempo un rato en algo así, aunque Key dijo que no
necesariamente tenían que ser deportes. Cualquier tipo de crédito cuenta.

MinHo asintió algo contrariado ante la constante charla que TaeMin había
empezado, no por que le molestara o algo parecido, simplemente que en ese
momento MinHo solo podía pensar en las palabras de Key resonando aún con
fuerza en su cabeza.

¿Lo amaba o no?


—Los muchachos dijeron que con algo de baile estaría bien, pero la escuela creo
que no tiene nada parecido. Según ellos soy muy bueno bailando. ¿Tu que
opinas?

Aunque bueno, siendo sincero, él tampoco había tenido el valor de peguntarle


absolutamente nada a su mejor amigo. Por el simple hecho de que no estaba
seguro de que era lo que deseaba escuchar.

O pensar siquiera si estaba preparado para escucharlo.

—¿MinHo?

Continuó caminando sin percatarse en que TaeMin ya se había quedado atrás


mirándolo con extrañeza sin saber exactamente lo que ocurría.

—¡MinHo!

Se detuvo. Y miró al menor quien ya arrugaba el entrecejo y tenía una pequeña


mueca en el rostro, confuso. MinHo optó por rascar un poco su nuca y sonreír
avergonzado por su falta de atención.
—¿Tan aburrido soy que ahora hasta me ignoras?

—No es eso es solo que…

—Todo el día has estado extraño, no se lo que te sucede y como tampoco quieres
hablar yo…

—¿Es cierto que estas enamorado de mi?

TaeMin soltó el celular en sus manos, con su rostro inconvenientemente


sorprendido. Y MinHo sabe que fue un error preguntar así de repente como si
nada. Pero su mente había colapsado y en este momento solo podía pensar en el
palpitar acelerado de su propio corazón y en que al parecer…

TaeMin no estaba preparado para responder.


YooChun besó los cabellos de JunSu.

Y luego continuó acariciando su cabello suavemente mientras el muchacho dormía


abrazado a él sobre la cama, aparentemente ya un poco más tranquilo de cuando
apenas había abierto la puerta. YooChun suspiró.

Lo amaba demasiado y se sentía incluso hasta inútil por no poder ayudarlo, pero
por el momento se conformaba con saber que había podido calmar un poco su
dolor logrando que conciliara un poco el sueño.

—No es justo que te hagan esto mi Su.

Continuó perdido entre el cabello suave del menor, entre sus manos enredándose
con cada hebra y entre la respiración tranquila y suave de JunSu. YooChun
empezó a sentir el cansancio también, sabiendo que pronto, en cualquier
momento, se quedaría dormido también.


JaeJoong bebió un poco más de agua, sentado en la mesa de la cocina y con las
luces encendidas no podía, aunque intentaba distraerse en cualquier cosa. Miró la
hora en su reloj y la media hora prometida por YunHo había pasado ya hace más
de veinte minutos.

Se preguntó. ¿Si estaría mal continuar esperándolo?

Pero optó por solo unos segundos más. Y cuando finalmente escuchó la puerta
del departamento abrirse, fue casi hasta inevitable. Se levanto de su asiento y
caminó hacía el lugar donde YunHo colgaba el abrigo y dejaba las llaves.

Sostenía el vaso casi vacío en sus manos, casi inconsciente de que lo hacía.
Cuando YunHo lo miró y le sonrió. JaeJoong no se movió, solo trago duró y
esperó por que YunHo dijera o hiciera algo primero.

—Hola…

Lo tomó por el rostro y besó sus labios con lentitud. JaeJoong se sintió complacido
con aquello. Sonrió un poco y YunHo volvió a arreglar ese mechón de su cabello.
JaeJoong amaba que hiciera eso, y suponía que Yunho lo sabía.
—Ya todo está arreglado, Jae. Hablé con ella y…

Sin embargo JaeJoong dejó el vaso a un lado y se dedicó a besarlo, con sus
brazos alrededor de su cuello e intentando que YunHo comprendiera lo mucho
que le había costado pasar por toda esa etapa en la que se había enamorado de
él. Por que entendiera lo mucho que lo amaba.

—No me importa YunHo. No me importa lo que haya pasado con ella, por que ella
es tu pasado y yo ahora soy tu presente. Y eso, es lo único que importa.

—…Te amo, JaeJoong.

Cuando la sonrisa de YunHo antecedió a su beso, JaeJoong sintió nuevamente la


calidez en su cuerpo. Por que se pegó al cuerpo de YunHo y por que comenzaron
a retroceder directo hacía la habitación.

Y por que entre besos, abrazos y caricias, esa noche JaeJoong amó a YunHo. Y
YunHo lo amó a él. Entonces, no importaba nada más.


Rain dio vuelta en una de las esquinas de la cuadra del vecindario de ChangMin y
cuando se encontraba a una cuadra sonrió ampliamente cuando lo divisó parado
en la vereda de su calle, aparentemente esperando por él.

—Hey niño, buen día. Ando buscando a una persona que al besarme me haga
olvidarme del resto del mundo. ¿Conoces a alguien así?

—Mmh… La verdad no lo sé, tal vez debería probarme.

—Esa es una muy tentadora invitación, ChangMin. Cuida tus palabras.

Shim sonrió ante la amenaza del mayor, y cuando Rain bajó del auto con las
llaves en sus manos, apoyándose un poco en su propio auto respiró hondo.

—Bueno, como ayer no pudimos ir a visitar a JunSu y YooChun por la presencia


de Seulgi, pensé que podíamos ir hoy. Llamé a YooChun y me dijo que mejor otro
día porque Su necesitaba descansar y como no hay Maid. Supuse que podríamos
pasar el día juntos. Hice el desayuno.

ChangMin sonrió como un niño pequeño y levantó la pequeña mochila donde


guardaba la comida y Rain sonrió levemente.
—¿Sabes cocinar?

—Se hace el intento.

—¿Y la escuela?

—¿Por qué pones tantos pretextos, acaso no quieres ir?

ChangMin hizo un pequeño e inesperado puchero en sus labios y Rain rió un


poco, enternecido con aquello. Alcanzando a ChangMin por el rostro y besando su
rostro.

—Solo por hoy romperemos las reglas. ¿Bien?

—De acuerdo.

Se subieron al auto de inmediato y Rain por un momento pensó que sería un


magnifico día, y que tal vez se lo diría más adelante a ChangMin, cuando dejara
de sentirse presionado con que todo saliera bien entre ambos cada vez que salían
juntos.


—Ya está.

HeeChul sonrió satisfecho en cuanto notó que había logrado hacer bien el nudo en
la corbata de Siwon. Lo miró atentamente y respiró profundo, cuando lo vio tan
elegantemente vestido para su entrevista de trabajo.

—¿Cómo me veo?

—Demasiado bien.

—¿Seguro?

—¡No seas vanidoso, Siwie! Si, te ves demasiado bien.

Siwon rió un poco y besó a HeeChul en los labios mientras tomaba sus
pertenencias sobre el mesón. La luz del sol llegó hasta su rostro desde una de las
ventanas y supuso que sería un buen día.

Se dio ánimos mentalmente y miró a HeeChul quien permanecía aún con su ropa
de dormir, y cruzado de brazos lo miraba nostálgicamente.
—¿Estas seguro de que quieres que haga esto?

—Eso deberías preguntártelo a ti mismo, Siwie.

—Quiero hacerlo.

—Perfecto, entonces. ¿Qué esperas?

Siwon asintió y cuando giró, HeeChul aprovechó para darle una nalgada, a lo cual
Siwon sonrió levemente antes de marcharse y cerrar la puerta. Dejando a
HeeChul en un absoluto silencio que lo hizo suspirar y que lo llevó a sentarse en el
mueble de la sala y encender el televisor.

No es que le mintiera a Siwon, pero simplemente quería omitir el pequeño detalle


de que tal vez lo extrañaría demasiado. Cambió de canal una última vez y se
apoyó en el sillón con una sonrisa en los labios y abrazándose un poco a sus
piernas, viendo sin mirar en realidad la televisión.

—Te voy a extrañar demasiado, Siwie. Por que estoy seguro de que conseguirás
ese trabajo.


JaeJoong estuvo a punto de abrir los ojos esa mañana simple y sencillamente por
que los rayos del sol dieron directamente en su rostro. Abrazó un poco más el
torso desnudo de YunHo y decidió que quería quedarse así un rato más.

—Buen día, Jae…

Y cuando esa voz algo suave y calmada llego a sus oídos, acompañado por un
beso en la frente. Con una sonrisa en los labios a JaeJoong no le quedó más que
abrir los ojos y levantar un poco la cabeza solo para que YunHo lo pudiera besar
una vez más, esta vez en los labios.

—¿Dormiste bien?

—Si… ¿Y tú?

—También.

Esa corta conversación arrancó un suspiro de los labios de JaeJoong, y mientras


seguía abrazado a YunHo, cuando sintió las manos del mayor jugar con su cabello
sonrió.
—Le dije a Seulgi que se alejara, que te amo solo a ti. Y que he decidido no ver
hacía el pasado, solo quiero al presente en mi vida. Y a un futuro en el que, quien
esté a mi lado, seas solo tú.

JaeJoong se apoyó en los codos de su brazo y se levantó, YunHo lo miraba y


volvió a colocar ese mechón tras su oreja una vez más. El tacto de YunHo sobre
su oreja lo hizo sonreír y besarlo una vez más.

—Gracias, YunHo.

—¿Por qué?

—Por quererme tanto.

Volvió a abrazar a YunHo, y a quedarse cubierto apenas por la delgada sabana de


la cama, por que ese día no planeaba levantarse de ahí, hasta muy entrada la
mañana.

—Entonces yo también debería agradecerte, Jae.

—¿Por que?

—Por quererme y salvarme de mi estado idiota de vivir en el pasado.


Se acomodó un poco mejor y cerró los ojos. Por que el sonido del latido del
corazón de YunHo era agradable y por que así, lejos de ese pasado que
amenazaba con destruir su presente, JaeJoong se sentía feliz.

…Aunque mañana tuviera que enfrentarla nuevamente.

Es algo… Que simplemente tú no puedes entender. Es amor de verdad. Y no


quiero que arruines esto, no como arruinaste lo que un día sentí por ti.

Seulgi apretó la taza con café en sus manos y arrugó el entrecejo, recordando las
palabras de YunHo la noche anterior y sintiendo una vez más. Que de haber
sabido antes lo que ese chico significaba para YunHo, entonces no habría perdido
la oportunidad de cachetearlo.

Por entrometido, por estar donde no debía. ¡Por adueñarse de algo que no le
pertenecía!
Solo déjame en paz, Seulgi. Por tu propio bien, por el mío, y por si de verdad estás
tan arrepentida como dices estar. Solo, déjame continuar rehaciendo mi vida de la
forma en que he decido y no intervengas más.

—¡Agh, maldito mocoso!

Lanzó la taza de porcelana contra la pared y respiró agitada, molesta. Furiosa.

Por que ese muchacho menor que ella y YunHo no dañaría, algo que ella estaba
segura aún vivía, muy dentro de YunHo aunque él mismo se negara a admitirlo.
Observó los pedazos rotos de la taza y bufó con molestia.

No se daría por vencida, por supuesto que no. Por que ella era bella, inteligente y
astuta. Y ese muchacho no le robaría lo que por derecho le pertenecía. Por que
ella podía contra él y cualquiera que se interpusiera entre ella y su camino.

Por que lo había notado en los ojos del tal JaeJoong, su regreso lo había alterado,
lo había puesto nervioso. Y si era así, es por que JaeJoong notaba que ella era
una digna enemiga. Y Bae Seulgi no perdería ante él.
JaeJoong… Es lo más importante en mi vida ahora, y siempre.

YooChun esa mañana se despertó impulsivamente.

De repente sus ojos se abrieron y de la nada su corazón latió acelerado. Buscó


con la mirada a JunSu, pero pronto se percató que se encontraba absolutamente
solo en la habitación y que quizá hace mucho JunSu no se encontraba ahí.

Bajó de la cama y comprobó que eran las ocho de la mañana, revisó el celular y
había un mensaje de YunHo avisando que no habría Maid, así que descartó la
idea de JunSu hubiera ido a trabajar.

—¿JunSu?
Recorrió el departamento del menor con algo de un tranquilidad disimulada,
habitación por habitación, sin siquiera encontrar alguna nota que le dijera por que
había salido, o cuando menos cuando regresaría.

—¿Dónde has ido, JunSu?

El entrenador del equipo de futbol miró consternado la espalda de su mejor


jugador alejarse por la cancha y al parecer irse con un paso seguro, sin dubitativas
en sus palabras y con la confianza de saberse en lo correcto.

Las canchas ese día estaban repletas de estudiantes y jugadores que practicaban
un poco, observó la hoja en sus manos y recordó el fresco momento hace unos
minutos cuando el muchacho se hubiera inclinado hacía él, con aquella tan
simples palabras.
—¿Entrenados sucede algo?

Su asistente se acercó a él con algo de preocupación, y el hombre únicamente


alcanzó a divisar a lo lejos a su mejor jugador salir de las canchas quizá para
siempre.

—¿Entrenador?

—Mi mejor jugador nos acaba de abandonar.

El muchacho a su lado lo miró extrañado y él solo suspiró con tristeza y


resignación.

—¿A que se refiere exactamente?

—Kim JunSu, acaba de renunciar al equipo de futbol y a cualquier evento o


actividad relacionado con esto.

—…No puede ser.

El muchacho negó levemente y él tan solo le extendió el papel firmado por JunSu,
su asistente lo leyó, aún sin creer en aquellas palabras, de aquel muchacho que
tanto le apasionaba el fútbol.
Para cuando el entrenador intentó buscar con la mirada una vez más a JunSu, él
ya no estaba.

La carrera de Kim JunSu como futbolista, había terminado esa mañana.

Por que al parecer, ya había tomado una decisión.

Capitulo 19: Creo en el amor, pero tal vez ya no contigo.

TaeMin miró el techo de la habitación, con la misma expresión vacía en su rostro y


la pijama puesta todavía, a pesar de que era temprano todavía y de que su madre
había accedido a que no asistiera a clases.

Y aunque el sol de esa mañana era resplandeciente y se colaba por la ventana de


su habitación. TaeMin únicamente miraba un punto perdido en el techo mientras
sus expresiones congeladas lo encerraban en el mismo ciclo de recordar sus
estúpidas propias palabras.

MinHo había sido directo, no había tenido el más mínimo tacto y en realidad la
situación no lo había tomado tan por sorpresa por que simplemente era MinHo, su
estúpido mejor amigo. Lo que lo había paralizado, era el tener que dar una
respuesta ahí mismo.

Frente a un nervioso MinHo que lo miraba esperando una respuesta negativa. Por
que TaeMin lo había podido notar casi de inmediato, en sus ojos, en el tono de su
voz. Secretamente, MinHo deseaba que no fuera verdad, deseaba a su mejor
amigo como antes.

Y TaeMin no quiso mentirle, no del todo.

Si, es verdad. Estoy… Enamorado de ti, pero desde hace unas semanas decidí
olvidarme de ti y estos sentimientos. Desde hace una semana antepuse nuestra
amistad a mis sentimientos, así que no tienes por que preocuparte. Las cosas no
cambiaran entre nosotros.

Luego le había sonreído, y un dolor en su pecho era la señal, para que decidiera
también que era hora de apresurar la llegada a su casa, por eso también miró su
reloj y fingió que era tarde, tomó su celular y agitando sus manos se marchó.

Por que de continuar viendo a MinHo, su debilidad hubiera aumentando y


entonces TaeMin se hubiera perdido en medio de su mirada preocupada. Los
pasos de su hermana atravesando el pasillo llegaron hasta sus oídos y
comprendió que empezaba a hacerse tarde.

Mordió su labio inferior, con la esperanza de que el dolor en su pecho


disminuyera, pero eso no sucedió. Y las lágrimas comenzaban a amenazar con
salir. Por que dolía, y tantos sentimientos dentro, siendo obligados a permanecer
callados, lastimaba.

Tomó la almohada bajó su cabeza y la llevó sobre su rostro, para que de ese
modo por lo menos cuando su respiración se volvió inconstante, no fuera tan
evidente. Finalmente y aunque por suerte no derramó lagrima alguna, TaeMin
logró levantarse.
Apretó la almohada y pasó las manos por su rostro y decidió, que de debía ir a
clases, por que de no hacerlo MinHo notaría que lo sucedido la noche anterior le
había afectado. Y por que el era fuerte, por que el podía continuar, y por que un
amor no correspondido no lo estancaría.

Por que no sería el primero y tampoco el último. Por que era Lee TaeMin y podía
seguir siendo el mismo. Aunque la herido en su pecho demorara en sanar, sus
amigos le robarían sonrisas que de a poco, volverían a confortar y citarizarían
aquel dolor.

…Por que no necesitaba de otro amor, para sanarse.

—¡Hermano! ¿Vienes? Por que papá ya me va a dejar en el instituto.

—¡Si, voy! Dile que me espere.

Entonces apresuró la búsqueda dentro de su habitación, la camisa, el pantalón, su


maleta incluso sin arreglar. Dentro de nada TaeMin corría dentro de su habitación
de un lado para otro. Intentando todo lo que se había desordenado.


Cuando YooChun empezó a escuchar la puerta siendo abierta, giró de inmediato y
caminó hacía el lugar. JunSu se encontraba sacándose los zapatos con una
expresión tranquila en su rostro e inevitablemente YooChun sonrió.

—Su… ¿Dónde habías estado? Me preocupaste.

Lo abrazó con fuerza y besó sus labios, con la misma gran sonrisa en sus labios
que al parecer JunSu no pudo corresponder, y que logró aminorar el entusiasmo
en Park.

—Tuve que salir a arreglar unos asuntos.

—¿Asuntos? ¿Qué asuntos, por que luces tan extraño?

—Solo estoy un poco cansado, y me duele la cabeza.

YooChun lo hubiera entendido, que se sentía mal, que estaba cansado. Si no


fuera por la frialdad con la que de repente lo comenzó a tratar. Por que JunSu se
ha sentido mal, ha estado enfermo, pero jamás lo ha tratado con tanta
displicencia.

JunSu se soltó de su agarre, sin mirarlo a los ojos y caminando


parsimoniosamente hacía la cocina, como si de pronto nada más le importara.
Entonces la sonrisa de YooChun se terminó de borrar.

Lo observó por un momento, servir un poco de agua en la cantina mientras


encendía la hornilla de la cocina probablemente para calentar un poco de agua y
beber algo de café o te. La opresión en el pecho de YooChun aumentó, por que no
le gustaba sentirse lejano a él.

—Su… ¿Qué sucede?


Fueron pasos cortos, pequeños y muy bien pensados, ante de colocarse detrás
del menor y abrazarlo por la espalda con fuerza, hundiendo la nariz en el cabello
de JunSu y esperando recibir un poco de respuesta de su parte, una que no
planeaba aparecer.

Por que JunSu únicamente se removió un poco y giró para poder mirarlo
directamente a los ojos.

—YooChun, he tomado una decisión. Me regreso para Corea.

En el momento en que esas palabras salieron de los labios de Kim, YooChun


incluso sintió que perdía las fuerzas en su agarre, y sus brazos se soltaron, lenta y
débilmente. La expresión en su rostro cambió por una de preocupación.

Y JunSu sin embargo, no volvió a cambiar la seria expresión en su rostro.

Que volvió a marcar la preocupación en él.

Siwon cerró la puerta tras suyo, respiró hondo y una gran sonrisa salió en sus
labios antes de apretar con fuerza el puño de su mano y elevarlo un poco. El
entusiasmo recorrió su cuerpo y él no pudo evitar sentirse mejor.
Sacó el celular de su bolsillo y marcó el número que de menoría se sabía.

—¿Si?

—¡HeeChul! Lo conseguí, conseguí el trabajo. ¿A que ahora me amas más?

La fresca risa de HeeChul logró que la sonrisa de Siwon se ampliara un poco más
mientras caminaba de regreso a su moto estacionada un poco lejos.

—Sabía que lo conseguirías, eres increíble.

—Lo sé, lo sé. ¿Has sabido algo de YunHo?

—Llamé en la mañana, me contestó JaeJoong y dijo que todo estaba bien pero
que hoy tendríamos el día libre. Supongo que están subsanando los
acontecimientos post huracán Bae Seulgi.

Siwon se detuvo un momento y suspiró tomando el casco de la moto en sus


manos.

—Paso en una media hora por el departamento, ¿Qué te parece si te cambias y


salimos a celebrar con un delicioso almuerzo en Athara?

—¡Perfecto! Amo ese restaurante, me cambio en seguida.

Lo suponía, desde que escuchó la voz en extremo emocionada en HeeChul,


pronto colgaría. Por eso antes que lo hiciera, Siwon optó por llamar su atención.
—Chul…

—¿Si?

—Te amo. Gracias por confiar en mí.

Hubo un pequeño silencio, Siwon lo sabía, lo había tomado por sorpresa y


probablemente HeeChul estaba o azorado o insultándolo mentalmente por hacer
latir su corazón así. O quizá por ser tan cursi. Siwon prefería pensar que era la
segunda opción.

—…Yo también, Siwie, mucho. Te espero.

Y luego de eso HeeChul cortó la llamada, Siwon miró su celular por un segundo
más y luego lo guardó en el bolsillo de su pantalón. Sonriendo alegre, por que al
parecer todo etsaba colocándose adecuadamente para ambos.

—Dentro de nada cerrar tantas veces el café nos va a afectar económicamente.

JaeJoong rió ante el comentario sarcástico por parte de YunHo y luego de que se
calmara, llevó un poco de sandía a su boca, sentado junto a YunHo en el
comedor, lo único que habían optado por preparar era fruta picada y un poco de
jugo de naranja que JaeJoong había decidido preparar.

Observó las facciones de YunHo mientras parecía calmado moviendo las frutas de
lugar dentro de su plato para poder darle alguna distorsionada forma y sonrió. Por
que la paz de ese momento era inigualable y JaeJoong se sentía demasiado bien.

Andaban ambos tan solo con el pantalón de su pijama, probablemente por que
ese día no hacía mucho frío y les permitía esa libertad. JaeJoong dejó el tenedor
en su boca, inconsciente de que llevaba algunos segundos sin dejar de mirar al
mayor.

—Eso es sexy, JaeJoong.

—¿El que?

—Esa imagen tuya con el tenedor en la boca.

JaeJoong arrugó el entrecejo confundido. Y se quitó el tenedor para poder ponerlo


sobre el plato, moviendo un poco los labios y dejando de mirar a Jung.

—Dices cosas estúpidas, YunHo.

—En realidad, tus labios son los sexy.

En esta ocasión mientras bebía un poco del jugo de naranja, JaeJoong logró
atorarse ante el comentario por lo que Yunho palmeó su espalda sonriente. El
castaño solamente pasó una mano por su rostro y miró a YunHo molesto.

—Lo hiciste apropósito, para que me atorara.

—También, pero no mentí.


YunHo le sonrió abiertamente, cual niño pequeño. Y eso para JaeJoong bastó,
soltó un suspiro de sus labios y YunHo se acercó depositando un corto besos en
los labios que logró ampliar la sonrisa del menor.

—Voy por unas servilletas.

Cuando JaeJoong se levantó, YunHo dio un suspiro y la sonrisa en sus labios


vaciló. Por que no podía ser hipócrita y simplemente decir que la presencia de
Seulgi no lo había afectado, pero de algún modo no quería preocupar o lastimar a
JaeJoong.

Y tampoco era como si no se sintiera feliz y tranquilo junto a él. Por que lo amaba.
Todos sabían que era así. Pero ver a Seulgi, simplemente lo había
desestabilizado, por que no la había visto en años, por que estaba
asombrosamente hermosa y por que alguna vez la amó demasiado.

Por que a sí mismo no se va a mentir y si, el corazón latió acelerado cuando la vio.
Pero tuvo a JaeJoong a su lado y todo pronto se calmó. Todo pronto volvió a su
lugar y YunHo supo que lo amaba más que nunca.

Pronto, y mientras JaeJoong buscaba en la alacena, YunHo recordó su encuentro


con Boa, tantas semanas atrás. Cuando Seulgi, inconscientemente comenzó a
presentarse en su vida una vez más.

¿Todavía la amas?

…No lo sé

—Aquí es, señora.

—Muchas gracias.

Jihan se bajó del auto, y observó con atención el hermoso café frente a sus ojos
que lamentablemente se encontraba cerrado. Le pagó al taxista por el recorrido, y
acomodó un poco mejor el bolso en sus manos.

Tenía poca información de lo que había sucedido con su hijo luego de que su
esposo lo echara de la casa pero de la poca información que había alcanzado a
recaudar, era que se había marchado del país junto a su primo y varios de sus
amigos.

Y por un golpe de suerte, había llegado hasta ella la noticia del negocio que había
montado con todos ellos. Lo vio superficialmente, y desde esa perspectiva parecía
un lugar cálido y agradable.

Suspiró decepcionada por el hecho de que se encontrara cerrado justo el día de


hoy. Pero también reanudó su paso por las calles de Akihabara, hasta encontrar
un taxi que la llevara a otro lugar.


Los alumnos se encontraban corriendo de un lugar a otro, entre risas, bromas,
chicas maquillándose, chicos peleándose o jugando con cualquier cosa entre las
manos. Choi MinHo únicamente miraba su celular, dudando entre llamar o no a
TaeMin.

Por que él nunca llegaba tarde y ya casi empezaban las clases.

—¡Oye, MinHo!— Con las manos apoyadas sobre su pupitre, JoongHyun se


acercó a él y lo miró directamente al rostro. —¿Qué sabes de TaeMin, por que no
ha aparecido?

Y aunque JoongHyun parecía verdaderamente preocupado, MinHo no se sabía la


respuesta a esa pregunta, peor aún cuando el resto de sus amigos lo rodearon.

—Es verdad, él siempre llega temprano.

—¿Qué le pudo haber pasado?

Key y Onew lo rodearon, MinHo solo guardó su celular y suspiró.

—No lo sé, tal vez no venga hoy.

Terminaba de hablar, cuando unos pasos apresurados y una puerta siendo abierta
con fuerza llamó la atención de todo el salón. TaeMin con el cabello alborotado, la
respiración agitada y semi agachado con el uniforme algo desarreglado apareció.

—¡Llegué!
Casi todo el salón lo siguió en la broma y comenzó a aplaudir, mientras TaeMin se
dedicaba a realizar pequeñas venias a modo de broma. Cuando finalmente se
acercó MinHo bajó la mirada incómodo.

—Pensábamos que no llegabas.

—Me levanté tarde.

—Cualquiera aprovecha y se queda en casa.

—No soy vago como tú, JoongHyun.

El recién mencionado hizo un pequeño puchero con sus labios, pero prontamente
pasó uno de sus brazos por los hombros del menor mientras sus amigos reían y
MinHo al parecer continuaba callado.

—MinHo ya decía que no vendrías.

Choi supo cuando lo mencionaron, que tenía que integrarse al grupo como si nada
en realidad sucediera, pero se suponía que en realidad nada sucedía, por eso
sonrió y miró a sus amigos y la gran sonrisa por parte de TaeMin lo tomó por
sorpresa.

Por que su rostro era el mismo de siempre, su entusiasmo, su actitud, su sonrisa.


La pequeña conversación de ayer parecía simplemente no haber sucedido, y solo
por aquella amistosa mirada de TaeMin, MinHo comenzó a dudar de la confesión
de ayer.

—Es como nunca llegas tarde.


—Eres mi mejor amigo, MinHo. Deberías saber que entre llegar tarde y no llegar,
obviamente prefiero llegar.

MinHo sonrió soltando un pequeño suspiro de sus labios y de la nada sus amigos
comenzaron una conversación sobre el partido de baseball de ayer, TaeMin se
acopló con tanta felicidad que parecía no pensar en nada más que en sus amigos.

Por lo que decidió que debía hacer lo mismo también.

TaeMin lo había dicho, se estaba olvidando de él, así que era cuestión de tiempo
para que TaeMin simplemente lo dejara de querer… Y su amistad volviera a ser
como antes. Tiempo, y esa incomodidad en su interior desaparecería.

Bae Seulgi es joven, es hermosa, es millonaria.

…Y lo sabe.

Por eso no entiende, no entiende por que YunHo la ha rechazado.

Recuerda aún cuando lo vio por primera vez. Andaba por el campus de la
Universidad junto a YooChun y HeeChul. Conversando, riendo. Ella se enamoró
de su sonrisa, de su andar elegante, de lo caballeroso que era.
Creyó entonces que le tocaría conquistarlo, y que sería difícil por que siempre
estaba rodeado por chicas, pero luego descubrió que ese tipo de atención aunque
le gustaba a veces lo sofocaba.

Seulgi entendió que tenía que acercarse discretamente, pero eso no sucedió. Por
que un día simplemente bajaba del auto y YunHo llegó hasta ella, diciéndole que
ese era su lugar de estacionamiento, pero él nunca terminó de hablar.

…Por que su belleza lo capturó.

Y ella fue tan feliz desde ese momento, por que Jung YunHo se enamoró de ella a
primera vista, por que no necesito de mucho para que él la amara con locura. Por
que él hacía lo que fuera por ella, y por que ella del brazo de él, se sentía
orgullosa.

Por que muchos la envidiaban.

Fue entonces cuando la perfección de Yunho llegó a su máxima expresión, por


que la amaba tanto que la rutina la cansó. Por que YunHo no hacía nada fuera de
lugar, por que no cometía errores. Por que no le daba por armar una fuga de fin de
semana.

Por que era tan romántico, pero tan poco aventurero.

Que Seulgi prontamente se aburrió. Y el resto ya es otra historia.

Se levantó del sillón en su habitación de hotel y se miró en el espejo. Su vestido


azul ceñido al cuerpo era perfecto. Tomó el celular, las gafas y su cartera. Y
confiada como se encontraba, decidió salir.
Por que era imposible, que alguien olvidara tan sencillamente a su primer amor.

—¿Me das un beso?

JaeJoong rió un poco, intentando fingir que en realidad veía televisión mientras
YunHo lo abrazaba con fuerza y repartía besos en su cuello, hablando susurrante
demasiado cerca del oído.

—Quédate quieto YunHo, quiero ver la película.

—Yo quiero besarte. Y tú no me dejas.

—Tu cabeza me estorbaría para ver la tele.

Rió una vez más cuando YunHo mordió un poco su oreja. Y le agradó tener a
YunHo de esa manera, ambos sentados en el mueble, con toda la tranquilidad que
el día de ayer casi había desaparecido.

El timbre de la puerta sonó y ambos levantaron la mirada, JaeJoong agradeció el


techo de que ya se habían duchado y cambiado. Así que optó por levantarse y
hacer que YunHo lo soltara para poder abrir la puerta.
—Buenos días.

Una elegante mujer lo saludó. JaeJoong asintió educadamente y sonrió un poco.

—Buenos días. ¿Busca a YunHo?

En ese momento, antes de que la mujer pudiera responderle, YunHo apareció de


la nada, con el tazón con palomitas de maíz en la mano.

—Jae~ ¿Quién es?… Mamá.

La estupefacción en el rostro de YunHo fue sorprendente. JaeJoong abrió un poco


más la puerta y miró al mayor quien ya había dejado el tazón sobre la pequeña
mesa en la entrada y por supuesto, JiHan de inmediato amplió su sonrisa y se
lanzó a los brazos de su hijo.

—Oh, YunHo. Han sido tantos años.

—¿Mamá? ¡Oh, Dios. Mamá, te extrañé tanto!

YunHo en un primer momento tomó su madre por el rostro para poder analizar las
facciones que el tiempo había dejado y luego de eso, la abrazó con mucha más
fuerza todavía. JaeJoong se sintió tan nervioso de repente.


JaeJoong dejó la taza con té sobre la mesa entre los sillones y JiHan le sonrió
amable. Dudó de donde debía sentarse, pero inmediatamente Yunho lo tomó de la
mano e hizo que se sentara junto a él.

—Así que están saliendo juntos.

YunHo asintió tranquilamente, y JaeJoong en cambio tragó duro. Bajando un poco


la mirada, pero apretando con fuerza la mano del Jung. Por que el pequeño
silencio por parte de JiHan parecía pesar demasiado.

—Supongo que si se quieren de verdad, yo no tengo problema alguno. Por que la


felicidad de mi hijo es lo más importante para mí. Por que, JaeJoong… ¿Tu
quieres a mi hijo, verdad? Esto que ustedes tienen no es solo un juego o un
experimento ni nada. ¿Verdad?

JaeJoong respiró profundo y miró a la mujer frente a él.

—Yo amo a YunHo, señora. Se lo aseguro.

En ese momento, cuando YunHo lo miró y colocó sus manos entrelazadas sobre
su mano libre, JaeJoong se permitió sonreír, pero cuando JiHan se acercó a él
para besar una de sus mejillas y mirarlo con verdadero calor de madre, entonces
se sorprendió.

—Cuida de él, JaeJoong. Y procura no lastimarlo.

—No se preocupe, que cuando me exaspera yo solamente optó por lanzarle


cualquier cosa que encuentre a la mano.
—Eso siempre funciona con él.

—¡Oigan!

JaeJoong y JiHan rieron ante el rostro repleto de indignación por parte YunHo y
JaeJoong prontamente se sintió un poco menos tenso.

—Entonces, hijo… ¿Qué me puedes contar sobre los demás muchachos?

YooChun cerró la puerta del departamento de Junsu con fuerza.

Arrugó el entrecejo y caminó hasta su puerta sin importarle si JunSu salía o no, y
una vez estuvo dentro bufó con fuerza, colocando las manos sobre le mesón
dentro de su pequeña licorera.

Por que estaba molesto, enojado.

Por que lo había supuesto desde el momento en que JunSu había esquivado su
sonrisa de esa manera cruel. Por que JunSu había tomado una decisión y parecía
no incluirlo en sus planes. Por que sus frías palabras le habían traspasado el
alma. Llevándose consigo las buenas intenciones y sus sonrisas.

¿Corea? ¿Por qué quieres regresar a Corea?

Por que es hora de que retome el camino de mi vida, YooChun.

¿Y que pasaría si yo te dijera que no quiero regresar? ¿Qué pasa si quiero


quedarme en Japón?

Tú eres libre de hacer lo que quieras, YooChun. Esa, sería tu decisión.

Y lo había dejado de lado, de la manera más cruel que había encontrado.

JunSu lo había dejado de lado, fuera de sus planes.

Apretó con fuerza los puños de su mano, miró el reflejo de su imagen en el espejo
de la licorera y mordió su labio inferior. Por que estaba seguro de que era el padre
de JunSu quien lo estaba presionando.

Pero era JunSu quien estaba decidiendo.

Y se molestó con él, por que no le estaba permitiendo la oportunidad de dejarlo


ayudarlo. Por que JunSu estaba siendo un idiota, y ni siquiera lo escuchaba. Por
eso YooChun optó por el whisky en un de las estanterías y lo sirvió en un pequeño
vaso que tenía.
Por que solo por un momento, quería olvidarse de ese enojo mezclado con dolor
que se había formado en su interior.

Seúl, Corea.

Kim JunHo desde siempre había sido muy independiente.

Desde los quince cuando decidió que quería irse a estudiar al extranjero y su
padre lo había apoyado, JunSu había decidido quedarse. Y a partir de ahí su
familia había empezado a sospechar que ambos tomarían caminos diferentes.

A JunHo le encantaban los números, los cálculos. JunSu prefería el arte y los
deportes. Y aunque eran muy unidos. Sus estudios en Inglaterra los habían
distanciado un poco, pero no lo suficiente como para que no se hablaran cada
cierto tiempo.

En cuanto la marea de gente estuvo frente a sus ojos, JunHo sonrió. Entre los
carteles y la gente sonriente esperando ver a sus familiares, JunHo caminó con su
mochila de ruedas por el pequeño pasillo hasta que vio a su madre junto al chofer.

—¡JunHo, hijo!
La bella DonSang se lanzó a sus brazos y él la abrazó con fuerza, cerrando los
ojos y respirando profundo por ese encuentro. Soltando la maleta casi sin
pretenderlo, cosa que el chofer se encargó de levantar.

—Madre, te extrañé mucho.

—Hijo, no habías venido desde hace dos años. ¿Cómo está todo por allá?

—Si, lo siento mucho. Estuve algo ocupado, pero… ¿Y mi padre, donde está, por
que no vino?

DonSang sonrió un poco, arreglando el cabello de su hijo mayor y respirando


hondamente ante lo orgullosa que se sentía de su apuesto hijo.

—Él viajó a Japón, estará acá mañana. Fue por JunSu.

La noticia lo tomó por desprevenido, había hablado con él hace una semana, y le
había asegurado que se daría un paso por Japón para verlo. Lo que no entendía
era la razón por la que su padre lo iría a buscar.

¿Por qué? Si se suponía que JunSu era muy feliz por allá.

—Vamos hijo, preparé un almuerzo delicioso solo para ti.

—Gracias madre, eres increíble.

Y aunque ella le sonrió en ese momento, agarrándolo por el brazo y caminando


orgullosa a su lado, aún así, JunHo sintió que esa noticia de su padre visitando
Japón, no podía ser algo bueno.

Akihabara, Japón.

ChangMin sintió los brazos de Rain rodearlo.

Luego del pequeño desayuno, el paseo. Habían optado por una película en el
departamento de Rain, y eso no había sonado tan mal. Así que por obviedad
ChangMin había aceptado, abrazado a Rain observaba la película.

Mientras Rain parecía entretenido con los pequeños cordones de su abrigo.

—¿Te gusta mi abrigo Rain?

—Me gusta como te queda, es diferente.

ChangMin sonrió un poco y Rain se acercó lo suficiente como para poder darle un
beso. Rain sonrió ampliamente, pero ChangMin apenas pudo, con dificultad
explayar una pequeña sonrisa en sus labios.

—¿Sucede algo?
—Eso solo que… La presencia de Seulgi no me gusta, me da un mal
presentimiento.

Rain suavizó sus expresiones y lo abrazó con un poco más de fuerza a lo que
ChangMin únicamente soltó un corto suspiro. Observando la pantalla una vez
más.

—Tranquilo, ChangMin. Ellos estarán bien.

—Eso espero…

La mamá de YunHo es un amor.

JaeJoong había llegado a esa conclusión cuando luego de varios minutos, ella y él
habían congeniado tan bien. Y aunque Seulgi estuvo entre sus conversaciones,
cuando YunHo habló tan seguro de sus sentimientos por él y de su encuentro con
ella.

Cuando JiHan sonrió entre orgullosa y aliviada. JaeJoong se sintió aliviado una
vez más.

Sin embargo el tema de conversación había entrado a uno más personal, uno que
involucraba al padre de YunHo y demasiados asuntos de familia en los que
JaeJoong sentía aún no debía participar.
Por ello, con una sonrisa en el rostro y lo más amablemente que pudo se ofreció a
ir a comprar el almuerzo mientras ellos conversaban. Para que pudieran sentirse
un poco más cómodos.

Así que salió, con una ropa cómoda y una pequeña chaqueta, bajando las
escaleras del edificio, con una sonrisa en los labios dispuesto a comprar un poco
de sushi. Por que seguramente eso le encantaría a JiHan.

Sin embargo, para cuando salió del edificio y sus ojos se fijaron en un convertible
amarillo estacionado a un par de metros de él, su expresión cambió por completo,
por que Seulgi bajaba de ese auto, y mientras se sacaba las gafas, le sonreía tan
falsamente que logró que su piel se erizara.

—Oh, JaeJoong ¿Verdad? Debe ser que el destino está de mi parte. Quería
hablar contigo a solas, y pedírtelo en frente de YunHo, hubiera sido algo muy
incómodo. ¿Qué dices?

La mujer acomodó tranquilamente la cartera en su brazo. JaeJoong únicamente


respiró profundo sabiendo que eso en algún momento sucedería.

—¿Tiene que ser ahora?

—Por supuesto.

No le diría de la presencia de JiHan, esencialmente por que no quería más


problemas con esa mujer. Así que con algo de resignación y mucha paciencia,
JaeJoong terminó por aceptar.

—De acuerdo, pero solo serán unos minutos. No tengo mucho tiempo.
—No te preocupes, será el tiempo necesario.

Y la sonrisa de Seulgi resplandeció, tan solo un poco más.

Capitulo 20: La voz del silencio.

El sonido opaco de la loza de aquella taza caliente al ser colocada sobre el


pequeño plato hizo que JaeJoong no despegara la mirada de aquella fina loza.
Seulgi bebía té, del más caro que jamás JaeJoong había visto que existiera.

Por que era hasta irrisorio que una simple taza con te costara tanto.

Pero suponía que de algún modo era la forma que tenía Seulgi para sacarle en
cara muchas cosas que él ya no entendía y que pretendía ignorar. Y sabía
también que desde el principio había sido una mala idea dejarla que ella escogiera
el lugar para estar. Por que aquella cafetería demasiado elegante, rodeado de
tantas personas finas era frustrante.

Sin embargo, JaeJoong no le daría el gusto de demostrarle lo muy incómodo que


se sentía, por eso miró su reloj y suspiró. Por que los minutos parecían transcurrir
lentamente y él solo quería regresar a su departamento y permanecer abrazado a
YunHo.

Algo que con todo el dinero del mundo, Seulgi no podría tener.

…Por lo menos no tan fácilmente.


Esa inseguridad suya era algo que también lo tenía mal, por que Yunho afirmaba
que lo amaba, YunHo lo abrazaba, lo besaba, y JiHan lo aceptaba. ¿Entonces por
que esa inseguridad, ese mal presentimiento?

—Aquella vez… Cuando llamé al café de YunHo. No me equivoque. ¿Cierto?

Los movimientos de Seulgi, prestos, necesarios y refinados. Complementados con


esa apatía, desdén y odio visiblemente desligados hacía él. Lograron un matiz de
burla que reboso la paciencia de JaeJoong, por que entonces si, apretó los puños
con fuerza.

—Siendo sincero, no. Supe que era tú y colgué de inmediato.

—Eso muy poco educado JaeJoong.

Rió, con un sentimiento profundo que vino desde su pecho hasta la garganta.

—Es aún más, poco educado dejar plantado en el altar a la persona que
supuestamente amas.

Seulgi entonces frunció el ceño, sujetando en su mano el mango de la taza y


mirándolo una vez más como si quisiera tirársele encima y golpearlo. JaeJoong
solo inspiro profundo y desvió la mirada. Aburrido de esa pantomima de
conversación civilizada.

—Me habló de ti, ¿Sabes?

El comportamiento de la mujer cambió, bajando la mirada, fijándola en el interior


de la taza y sonriendo débilmente. JaeJoong no pudo evitar extrañarse ante
aquello.
—Me dijo que eras más importante para él de lo que yo podía imaginar y que por
eso ya no podía mirarme de la misma forma… Pero la verdad, no le creí. ¿Sabes
por que?

JaeJoong sintió su corazón latir inadecuadamente, el estómago vacío e incluso un


frío que recorrió todo su cuerpo. Por que sabía que Seulgi diría algo que no le
gustaría escuchar. JaeJoong percibió la crueldad en el aire, cuando la castaña
sonrió de lado.

—Por que cuando estábamos juntos, YunHo siempre me habló de lo mucho que le
gustaría tener hijos, en realidad su mayor ilusión era una niña. Bueno, muchas
hijas, adora a las niñas, le ilusionaba tener que llevarla a la escuela, comprarle
cosas, espantarle a los novios, en fin… ¿Quieres que continúe?

La actitud descarada, y su mirada que pretendía atravesarlo sin la menor piedad


lograron que a JaeJoong se le revolviera el estómago, por que además sentía la
garganta apuñalada por una daga, una herida lo suficientemente profunda que no
le permitía hablar.

—¿Estoy siendo demasiado cruel? Pues, yo solamente le diría ser realista, esto es
como una crónica a una muerta anunciada. Lo suyo no va ni para atrás ni para
adelante. Es solamente sexo descontrolado, si es que realmente logras
satisfacerlo como para…

Fue un impulso.

Un dulce sabor a venganza que movió la mano a JaeJoong hacía su vaso con
agua fría que permanecía en la mesa sin ser bebido y que viajó directo hacía la
descarada y maquillada cara de Bae Seulgi.
—¡Pero… ¿Qué?!

Ella se levantó, movida por el golpe frío que azotó su rostro y dignidad. JaeJoong
solo respiró profundo, apretando sus puños e intentando controlar el instinto
asesino que lo recorría y que le decía a gritos que la cacheteara, que la golpearan
como sus padres seguramente no lo habían hecho, tan solo para componer un
poco su actitud.

Pero JaeJoong no lo haría, por que no era igual que ella, por que se había
rebajado lo suficiente, por que la educación y la clase no se la llevaba quien más
dinero tenía, sino quien sabía de ella, y por que finalmente era mujer y merecía
respeto.

—Eres una persona detestable, no se como YunHo pudo amarte tanto, pero que
bueno que ya no es así. Por que lamentaría que te amara, por que no lo mereces.
Por que estas vacía por dentro e inclusive soy incapaz de odiarte, en realidad lo
que siento por ti… Es pena.

Seulgi quitó un poco de las gotas que habían caído sobre su ropa y miró ceñuda al
muchacho. Queriendo gritar y golpearlo, por atrevido, por infame… ¡Por
subestimarla!

—Lo que sientes por mi es miedo, no te engañes JaeJoong.

En ese momento, Kim sonrió. Como nunca antes, buscando en su billetera un par
de billetes.

—Eso es lo que tú quieres creer. Pero en el fondo sabes que no es así, no quería
hacer esto, pero voy a ser sincero contigo por que es hora de que alguien te
ponga en tu lugar y comprendas que no siempre vas a tener lo que quieres, peor
aún si estamos hablando de los sentimientos de las personas.
JaeJoong dejó un par de billetes en la mesa, un poco agachado mirando fijamente
a la mujer que parecía atenta a sus palabras, solo que completamente
desarreglada, con su cabello mojado y su rostro algo desmaquillado.

—YunHo está conmigo y no hay nada, absolutamente nada que puedas hacer
para cambiarlo. Por que lo amo, y así te joda la existencia, así llores y patalees, él
me ama también. Oh, y nuestro sexo es maravilloso.

Seulgi retrocedió un paso y JaeJoong sonrió dulcemente antes de volver a


enderezarse y empezar caminar fuera del restaurante con la cabeza en alto y las
manos en los bolsillos. Sabiendo que dejaba a una paralizada Seulgi tapando su
rostro atrás.

—Te extrañaba tanto…

JiHan acarició las manos de su hijo con suavidad y un suspiro en sus labios. Con
las lágrimas a punto de salir de sus ojos.

—¿Mamá?

—Lo siento mucho, YunHo. Siento no haber sido la madre que necesitabas.

—Tranquila mamá. Tranquila.


YunHo la abrazó, con sus reconfortantes brazos y enternecido con aquella actitud
por parte de la mujer.

—Hijo… Voy a divorciarme de tu padre.

—¿Estas segura?

—Si, es una decisión tomada y quería comunicártela antes que a nadie, no es solo
por ti, es por que ya hay muchas cosas que serán muy difíciles de remediar.

YunHo prefirió no objetar, por que habían muchas cosas mal logradas entre su
padre y él, y su madre había tomado una decisión, entonces él no haría nada por
intervenir, por que su madre era lo suficientemente adulta y madura como para
tomar sus correctas decisiones.

—Si crees que es lo correcto, cuenta conmigo para lo que desees.

—Tu también, YunHo. Cuenta conmigo para lo que desees. Incondicionalmente de


ahora en adelante.

YunHo volvió a sentirse completo una vez más, por que estaba con su madre, por
que tenía su apoyo. Por que para él, ella era muy importante y estar ahora junto a
ella, era ahora un poco más reconfortante en su complicada vida.


Seúl, Corea.

—¡¿Cómo pudiste hacerlo?!

JunHo se apoyó el escritorio de su padre y él solo levantó la mirada sin mucho


interés en la conversación, ni en el semblante molesto de su hijo.

—No se de que hablas, JunHo.

—No tienes ningún derecho a acorralar de ese modo a JunSu, a manipularlo a tu


antojo. ¡Estas siendo muy egoísta, padre!

Para ese momento, el cabeza de la familia Kim se levantó de su asiento y arrugó


el entrecejo, mirando directamente a su hijo.

—¿Por qué me estás hablando de esa forma? ¿Por qué crees que puedes venir y
levantar la voz como si de repente estuvieras perdiendo el respeto por mí?

—¡Por que eso está pasando!

JunHo se alejó de la mesa, sacudiendo sus cabellos y moviéndose de un lado a


otro como si estuviera exasperándose de verdad.

—¡No tienes ningún derecho, padre! Es mi hermano. Y no voy a permitir que le


hagas esto. Así me cueste tu apoyo.

El azote de la puerta fue lo único que se escuchó en la residencia Kim, puesto que
JunHo había abandonado el estudio, a un paso demasiado pronto.

Akihabara, Japón.

Tarah desde siempre había esperado por el hombre ideal.

Y esa mañana de inicios de febrero lo había encontrado. Por que el nuevo gerente
del banco era presentado en esos momentos, con su amable sonrisa y su buen
cuerpo vestido por aquel traje formal negro que encantó a más de una en el lugar.

—Bueno espero que trabajemos juntos, y hagamos todo lo posible para que nos
acoplemos con facilidad. Muchas gracias con todos.

Hizo una pequeña reverencia, de manera educada y elegante que logró arrancar
aplausos de la gran mayoría de las féminas del lugar. Choi Siwon es su nombre, y
para Tarah fue imposible no despegar sus ojos de él.

…Por que es tan apuesto.


Dentro del Maid, retomando las actividades, todo parecía normal.

Junko se movía de un lugar a otro con las ordenes y su sonrisa de cada día,
robando muchas miradas y rechazando un par de citas en el proceso que lograron
que desde su lugar mientras servía un orden, Yuna suspirara.

Por que de una manera u otra, ver a Junko sonreír de esa manera era algo que le
incomodaba, aún más cuando la noche anterior lo había mirado con tanta frialdad
que había calado tan dentro de él, que solo había querido ahogarse en alcohol.

Y lo había hecho, YooChun había bebido hasta quedarse dormido, y tener un


horrendo dolor de cabeza del día de hoy, pero lo que más le había extrañado es
que JunSu no lo había esperado, se le había adelantado y a YooChun le había
tocado viajar solo.

—Esto sin Siwon es extraño.

HeeChul apoyó la cabeza en el hombro de YunHo y él le sonrió levemente


mientras digitaba la orden de Mina, mirando a lo lejos a Jejuko quien atendía a
unos clientes.

—Es algo que tenía que pasar, Chul. ¿Te arrepientes?

—Por supuesto que no, solo… Lo extraño.


Acarició los cabellos de HeeChul como si de un niño se tratara, y él únicamente
suspiró.

MinHo caminó sobre el barandal de la terraza del edificio y suspiró.

Era peligroso, pero era algo particular que le gustaba hacer para des estresarse
un poco de vez en cuando. Miró hacía las personas y alumnos que caminaban de
un lugar a otro durante la hora del descanso.

Y entonces divisó a TaeMin.

Rodeado por chicas que seguramente le preguntaban como le gustaban los


chocolates o que le gustaría recibir, o acosándolo por alguna cita de acuerdo a la
fecha especial que se avecinaba.

Por que San Valentín estaba cerca.

MinHo dio un salto hacía el suelo de la terraza y se apoyó en el barandal para


poder observar mejor a su mejor amigo, quien con una sonrisa amable intentaba
deshacerse de todo ese grupo de chicas.
Por eso él había huido hacía aquella terraza, por que San Valentín parecía volver
locas a las chicas, de una manera inusitada y escandalosamente molesta. Pero
antes de que decidiera ajar a ayudar a TaeMin.

JoongHyun apareció, pasando un brazo sobre los hombros del menor y al parecer
diciendo una convincente excusa frente a las muchachas que soltaron unos gritos
muy sonoros mientras tapaban sus rostros y los veían marcharse. Por supuesto el
sonrojo de TaeMin ayudó demasiado a ese escándalo.

Ambos se marcharon y MinHo suspiró, por que sentía que de un modo a otro ya
no era tan cercanos como antes, y eso era decepcionante. Por que le hubiera
gustado ser él quien ayudara a Lee.

Las cuatro hermosas chicas del Maid, eran eso, hermosas.

Pero la castaña de vestido elegante que ese momento caminaba por el café, con
paso seguro y una cartera bajo el brazo era sencillamente deslumbrante, y cada
cliente del Maid ese día no pudo evitar que sus ojos la siguieran con cada paso
que daba hasta dirigirse a la caja.

Otorgándole a YunHo la oportunidad de ser envidiado, no solo por trabajar


rodeado de mujeres hermosas, sino por las amigas que al parecer también tenía,
contando a Boa y por supuesto ahora a esta hermosa castaña de ojos claros.
…Jejuko seguramente debía ser muy madura para no sentir celos.

—¿Seulgi que haces aquí?

YunHo habló bajamente, pero aún así no disminuyó el ligero tinte de molestia y
fastidio en su voz al verla ahí una vez más, Seulgi únicamente se quito las gafas y
sonrió con una tranquilidad plasmante.

—Vengo a invitarte a almorzar, necesito que hablemos.

—Nosotros ya hablamos lo suficiente.

—Tú hablaste, YunHo. Ahora es mi turno de que me escuches.

—Por favor Seulgi…

—Por cierto… ¿Dónde están los chicos de la otra vez, donde está JaeJoong?

—Eso no es de tu incumbencia.

Seulgi sonrió, de acuerdo con no abordar más el tema. Se apoyó un poco sobre el
mesón ignorando la mirada molesta de HeeChul a un lado de YunHo. Y sonrió,
con la mejor de sus sonrisas en aquellos labios.

—Concluyamos de una vez esto y si aún así lo deseas, desaparezco.

YunHo bufó en un gesto que sorprendió a Seulgi, por que nunca antes había
hecho algo así ante ella, pero aún así prefirió fingir que no le afectó. Lo vio
acercarse hacía una de las meseras, agarrarla por el brazo y jalarla hacía una de
las puertas, con el rubio cabello de ella moviéndose en el trayecto.
—YunHo… Tranquilo. ¿Qué sucede?

—Iré con Seulgi a terminar una conversación que ella cree que tenemos
pendiente.

JaeJoong se removió incómodo en su lugar, mirando hacía el suelo y tratando de


no sentirse verdaderamente mal o molesto por la nueva intromisión de Bae.

—No estoy seguro de lo que me quiere decir, pero ella me asegura que será la
última vez que conversemos por que al parecer le faltó algo por decirme.

YunHo lo notó desde que JaeJoong asintió, se veía incómodo y extraño. Por lo
mismo deseó abrazarlo y suspirar acariciando un poco sus cabellos.

—Pídemelo JaeJoong, pídemelo y yo no voy a ningún lado. Si de verdad te


incomoda yo…

—Ve. Tienes que terminar de hablar con ella tarde o temprano.

La manera suave en la que JaeJoong se alejó, con una sonrisa en los labios fue
suficiente para saber que JaeJoong en realidad quería darle punto final a la
situación. Le dio un corto beso a JaeJoong en la frente y se marchó.

Escuchando ligeramente el suspiro ahogado de aquellos labios rojos.


—Entonces… ¿Cómo te ha ido? ¿Te has sentido cómodo en tu primer día de
trabajo?

Tarah dejó amablemente un poco de café sobre el escritorio de Siwon y él hombre


para su suerte volvió a mostrarle esa destellante sonrisa que solo él tiene.
Agradecida con ello, Tarah asintió levemente.

—Si, muchas gracias. Han sido increíbles conmigo.

—Somos como una gran familia. ¿Qué te puedo decir?

Ella sonrió levemente y Siwon dejó los papeles un momento tan solo para beber
un poco del café que la mujer seguramente tomó de la oficina central donde
estaba el café y resto de cualquier comida sencilla que pudieran necesitar los
empleados.

Siwon pensó, que ese café no era ni de cerca como el que HeeChul preparaba.

—Pronto será el almuerzo y estaba pensando que podríamos salir almorzar juntos.
¡Ya sabes! Para presentarte a los demás… Compañeros… Y eso.

Tarah rascó un poco su nuca, y rió nerviosamente ante lo evidente que se había
mostrado en ese preciso momento, pero Siwon únicamente le sonrió amablemente
y negó con un poco de pesar.

—En realidad muchas gracias, pero preferiría quedarme y analizar los estados, las
cuentas, los clientes. Ponerme al día con todo, para poder empezar desde la
semana próxima si es posible con las nuevas propuestas.
Ella en ese momento pensó que no era bueno que se esforzara tanto, pero al ser
tan joven y emprendedor, ella no pudo evitar suspirar y pensar que definitivamente
era el hombre ideal.

—De acuerdo. En otra ocasión será.

—Muchas gracias por invitación, Tarah.

La azabache caminó hacía la puerta de la oficina, mirando lentamente como


Siwon parecía concentrado una vez más en los papeles en sus manos, soltó un
corto suspiró y pensó que en verdad sería para otra ocasión. Por que no planeaba
rendirse tan prontamente.

YooChun soltó un suspiró y ChangMin solamente cerró los ojos.

—¿Tan mal están las cosas con JunSu?

—¿Has detectado en alguna ocasión frialdad en las palabras de JunSu?

—Pues… No, jamás.

—Ayer fue la única forma en la que se dirigió a mí.


De alguna manera, la imagen tan débil que YooChun proyectaba en ese momento
logró hacer mella en ChangMin, lo suficientemente profundo como para que
abrazarlo fuera algo casi hasta vital.

YooChun lo rodeó con sus brazos, hundiendo el rostro en el hombro de ChangMin,


sabiendo a consciencia que el menor era un poco más alto que él, y que
distraídamente, por primera vez YooChun notaba los cálidos que eran los abrazos
de Shim.

—Si lo deseas, Rain y yo vamos a salir hoy en la noche y…

—¡Oh, por Dios, no! Lo que menos quiero es proyectar lastima o ser lo
suficientemente patético como para ir a hacer mal tercio.

Changmin entonces lo golpeó en la cabeza.

—Yo no soy como tú, Monochun. No nos estorbarías. Al contrario te serviría para
distraerte un poco. Pero solo te voy a pedir un favor, no te portes como un
verdadero imbécil con Rain, por lo menos finge un poco.

YooChun entrecerró los ojos, golpeando en las costillas al menor, cosa que
provocó la límpida carcajada de ChangMin.

—Esta bien, voy con ustedes. Pero si me siento incomodo yo solo me largo y
luego no tengan la desfachatez de preguntar el por que.


JaeJoong miró la manera tímida en que JunSu jugaba con sus manos mientras no
despegaba sus ojos de ellas, como si de repente observarlas fuera algo inevitable.
YooChun y ChangMin estaban cerrando todo. Así que en tanto, ellos habían
decidido esperar dentro del café.

—Si dejas que en esta ocasión ellos tomen una decisión por ti, lo seguirán
haciendo de ahora en adelante.

JaeJoong tomó las manos de JunSu, y el muchacho finalmente le dedicó una


mirada. JaeJoong no halló mejor momento para sonreír que ese. Aunque la
ausencia de YunHo continuara taladrándole la conciencia por haberlo dejado ir.

—Gracias, Hyung. ¿Tu como estás con lo de Seulgi?

Justo en ese momento JaeJoong decidió que era tiempo de una sonrisa más
tranquila y pasiva, una que pudiera calmar a JunSu y lo concentrara en tomar una
decisión adecuada sobre sus propios problemas.

—Yo estoy bien, Su. No te preocupes.

Palmeó las manos entrelazadas y amplió solo un poco más su sonrisa, JunSu
incluso asintió un poco más aliviado.

—Ya está todo listo. Salgan para poder terminar de cerrar todo.
La voz de ChangMin les dio la alerta, ambos se levantaron y JaeJoong tomó su
pequeño bolso antes de soltar un pequeño suspiro esperando que YunHo llegara
pronto, sin muchos ánimos de copiarle la idea a HeeChul y llegar temprano para
poder cocinar algo.

—Entonces me encontré con Seulgri, quien me contó que hace un tiempo había
encontrado a Boa y al parecer me había visto pero…

YunHo suspiró levemente y dejó a un lado la taza que tenía en sus manos,
mirando a los ojos a Seulgi y esperando que la mujer entendiera cada una de sus
palabras.

—Gi… ¿Has perdido la razón? ¿Por qué te comportas como si nada hubiera
ocurrido entre nosotros? Te amé, y si, tu regreso me desestabilizó un poco pero
nosotros NO salimos, NO somos amigos. Así que por favor deja de comportarte de
esta forma y ocasionarme problemas con una persona que de verdad me importa.
Tan solo… Vete de mi vida como ya lo hiciste una vez, sin mirar atrás.

La castaña soltó el tenedor y YunHo educadamente dejó el dinero dentro de la


carta que todavía reposaba sobre la mesa. Sintiendo un terrible déjavù con lo
sucedido con JaeJoong anteriormente.

—En realidad creí que tenias algo importante que decirme, pero en cuanto
comenzaste a hablar de trivialidades supe que lo único que querías era molestar e
incomodar a JaeJoong.
Seulgi agachó la cabeza y YunHo entonces se levantó. Acomodándose un poco la
ropa.

—Esto no es sano, tanto para mí, como para ti. Por favor ya es hora de que
madures y toma este último consejo de mi parte y ya no me busques más.

Los pasos de Yunho resonaron en sus oídos, aplacando por completo el sonido
embelesante del violín dentro del restaurante, que por un momento le hicieron
pensar, que podría tratarse de una velada romántica perfecta.

No estaba molesto, ni decepcionado, más bien sentía que de algún modo había
hecho bien cuando acepto la invitación de Seulgi y finalmente la velada terminó
con él siendo sincero y desertándola de su vida por completo.

Sacó el seguro de su auto y metió la llave con cuidado, abriendo la puerta y


pasando una mano por su rostro, con un leve dolor en el lado derecho de su
cuello, producto probablemente del estrés de estos últimos días.

—¡YunHo!
Seulgi se acercaba una vez más, con su cabello moviéndose en el viento y su
costosa cartera moviéndose también pero de una manera graciosa mientras ella
avanzaba hasta él, casi corriendo.

—Gi… Por favor…

—¿Es que no lo entiendes YunHo?

De repente Seulgi lo tomó por el rostro, sus manos suaves estuvieron puestas
sobre sus mejillas, y el perfume embriagante y dulzón de ella lo envolvió por
completo, de una manera que él no esperaba que sucediera.

—…Yo aún te amo.

Y su voz fue el eclipse de su razonamiento.

Por que Seulgi acercó sus labios sabor a fresas a los suyos, unió sus labios de
una manera que paralizó los movimientos de Jung y lo hizo perderse por unos
segundos en sus más profundos recuerdos y anhelos.

—¡Esto no es bueno!

YooChun dejó el vaso vacío sobre la mesa y cerró los ojos.


—Tiene muy poco licor.

Las palabras de Rain hicieron sonreír a YooChun, al punto de señalarlo


graciosamente mientras asentía de acuerdo con sus palabras. Rain únicamente
extendió un poco su mano, pidiendo en esta ocasión un licor un poco más fuerte.

—Son un par de alcohólicos. Yo tenía entre mis planes una cena, alguna película
y ya.

YooChun rió abiertamente y ChangMin arrugó el entrecejo, aún cruzado de brazos


mientras veía como Rain empezaba a servir un poco de licor para él y YooChun.

—¿Y con ese plan de cita romántica querías que no me sintiera incomodo entre
ustedes?

—No es divertido salir a beber, si él que planea la salida no puede beber.

—Pues bebe entonces.

YooChun le acercó su vaso y ChangMin rodó los ojos.

—Min no puede beber, tiene que regresar como el buen niño que es,
completamente bien. Por que los papás no lo dejan beber, a más de que es ilegal
siendo todavía menor de edad, y yo sería una mala influencia para él.

Rain habló tranquilamente bebiendo un poco más. Y YooChun en esta ocasión fue
el que sirvió para ambos.
—¿Niño bueno? ¿Por dónde?— Un golpe por parte de Shim, y él solo rió un poco.
–¡Auch! Min compórtate, además te he visto beber un montón de veces.

—Es por que tu me emborrachas, y de todas formas cuando lo hago es por que
me quedo a dormir en algún lado, y hoy solo pedí permiso para llegar un poco
tarde.

—Oh, Nuestro ChangMin es todavía un niño que pide permiso. Tan cute~

YooChun jaló las mejillas de Shim y este de un manotazo lo alejó, acentuando un


poco más la expresión molesta en su rostro, escuchando la risa divertida de Rain
al verlo tan molesto y sonrojado en ese instante.

—Ah~ Es agradable beber con alguien que no se embriaga con dos vasos.

Rain levantó el vaso de acuerdo con las palabras de Park y él en respuesta chocó
sus vasos, antes de que ambos bebieran de golpe su contenido.

—Estoy empezando a pensar que no fue buena idea juntarlos…

Las palabras de ChangMin probablemente no fueron escuchadas, por que esos


dos continuaban bebiendo y riendo entusiasmadamente y él, solo continuaba ahí
cruzado de brazos y suspirando cada tanto.

Al menos aliviado de ver a YooChun un poco más relajado. Y eso hacía que haber
sacrificado su cita con Rain valiera la pena.


—¡Bienvenido!

Siwon no terminaba de cerrar la puerta del departamento cuando la imagen de


HeeChul destapando una botella con Champagne lo sorprendió. Sonrió
complacido al saber que no se había equivocado cuando el olor de esa agradable
cena llegó a sus fosas nasales cuando se abrieron las puertas del ascensor.

—¿Orgulloso de mi?

—Orgulloso y extrañándote.

HeeChul dejó la botella en la mesa y se lanzó a sus brazos con una amplia sonrisa
que hizo que Siwon soltara el pequeño maletín y diera un par de vueltas con
HeeChul en sus brazos, complacido con la sorpresa preparada.

—Te extrañé.

—Mmh… Yo igual.

Hubo un corto beso compartido, en el que HeeChul finalmente lo tomó de la mano


para que tomara asiento a su lado en la mesa. Recordándole una de las
principales razones en las que vivir junto a HeeChul era lo que mejor le había
pasado.


TaeMin comprendió muchas cosas ese día cuando se lanzó sobre su cama.

Su relación con MinHo iba de mal en peor, y sentía que si no hacía algo pronto,
todo se iba a ir para el mismísimo infierno, y perder su amistad era algo que no
toleraría. Por que más allá del amor, MinHo era su amigo.

Comprendió que no había llorado ni una vez por sus sentimientos, y a veces llorar
era tan necesario…

Tapó con sus manos el rostro que en este momento soltaba un par de lágrimas
que habían optado por salir rebeldes a pesar de su fuerza, un gemido se escuchó
en el silencio de su habitación. Y TaeMin comprendió que el verdadero olvido
había comenzado.

Por que esta noche lloraría, todo lo que él deseaba, todo lo que dolía.

Y ya mañana entonces olvidarse de MinHo sería un poco más fácil. Por que
volverían a ser los amigos de antes y él terminaría olvidándose de ese amor tarde
o temprano, era su más firme decisión en ese preciso instante.

—¿Entonces mañana sale tu vuelo, JiHan?


—Si, Jae. Conseguí el más oportuno, por que ya sabes, tengo que comenzar con
los trámites del divorcio y eso.

—Se que no soy quien para opinar. ¿Pero estás segura?

—Si, es una decisión tomada.

—Entonces espero que todo salga bien.

JaeJoong lavó la pequeña taza en la que había bebido un poco de té, con el
teléfono entre su hombro y su cabeza, escuchando atentamente una a una las
palabras de la mamá de YunHo.

—No te molesto más, Jae. Dile a YunHo que llamé y que nos vemos mañana.
Cuídate un montón fue un gusto volver a hablar contigo.

—Igualmente, JiHan. Hasta mañana.

Cortó la llamada con una pequeña sonrisa en los labios, y suspiró un poco antes
de ori la puerta abrirse una vez más. Fue en ese momento en el que asomó un
poco la cabeza y observó a YunHo entrar.

—Hola.

—Hola.

YunHo besó su frente y JaeJoong aprovechó el momento para pasar sus brazos
alrededor de él y abrazarlo un poco.

—¿Todo bien?

—Todo bien, Jae.


El momento en que duró el abrazo fue verdaderamente agradable, JaeJoong cerró
los ojos y respiró hondamente ante lo cálido y cómodo que resultaba permanecer
abrazado a YunHo. Quien no pronunció otra palabra y se dedicó a acariciar su
cabello.

—¿Qué sucedió?

—Hablamos y le pedí que no nos buscara más.

—¿Eso es todo?

Los labios de Seulgi y el sentimiento que lo recorrió en esa fría noche volvió a
azotar el cuerpo de YunHo, apretó un poco más el abrazo de JaeJoong y sus
palabras salieron en leve susurro que arranco una sonrisa en JaeJoong y lo llenó
de calma.

—Si, JaeJoong. Es todo, no sucedió nada más.

Y mentir, era lo que menos le hubiera gustado hacer esa noche.

Capítulo 21: Tú no puedes cambiar al mundo, el mundo te cambia a ti.

Yunho miró la hora en su reloj y volvió a levantar la cabeza.

Entre la multitud de gente que había en ese momento en el aeropuerto, le fue


difícil poder encontrarse con el rostro de su primo. Jaejoong se había alejado,
alegando que acompañaría a JiHan con sus trámites antes de embarcar.
—¡Yunho!

La mano de Junsu se alzó entre la gente, y casi de inmediato lo tuvo frente a él,
por alguna razón cuando lo abrazó, cerró los brazos en el cuerpo del menor con
fuerza, como si sintiera que aquello era necesario.

Junsu suspiró, encerrado en aquel abrazo, subió las manos con cuidado y por un
momento cerró los ojos con fuerza. Con la suficiente como para que ninguna
lágrima se escapara.

—Su… ¿Qué sucede? ¿Por qué me pediste que habláramos aquí?

—Por que no podía hablar de esto contigo en el Maid.

La voz de Junsu fue extrañamente ahogada, le desviaba la mirada y además


parecía que su pecho subía y bajaba con más presura de la normal. Yunho supo
que algo extraño estaba sucediendo.

—Junsu…

—Yo… He tomado una decisión. Esta misma tarde me regreso para Corea, y
quería comunicártelo para que tú le avisaras a los demás, no estoy listo para
despedirme.

A pesar de que las palabras de Junsu fueron varias, Yunho se perdió en las
primeras, en aquellas que anunciaban la partida de su primo, con una sorpresa
que bloqueó sus pensamientos de repente.
Yunho bajó la mirada, con la duda marcada en el rostro, pero luego de unos
segundos cuando analizó mejor la situación, arrugó el entrecejo y miró fijamente a
Junsu, quien lo miraba cual niño asustado.

—¿Por qué te vas a ir?

—Por que es lo correcto Hyung yo…

—¡Junsu!

La voz de Yunho se alzó con fuerza, imponiéndose sobre la del menor y Junsu
incluso retrocedió un pequeño paso.

—No te lo voy a permitir, no voy a dejar que cometas tremendo error cuando…

—Es una decisión tomada, Hyung. Y no quiero que intervengas en ella.

—Pero…

—Hyung, no voy a cambiar de opinión digas lo que digas.

De la nada, Junsu se mostró serio, aplacando totalmente las palabras del mayor, y
con una seguridad absoluta en los ojos. Una que logró que de los labios de Yunho
saliera un pequeño suspiro.

—¿Y Yoochun? Él te ama. ¿Y que hay del fútbol? Tú amas eso, es tu vida.

—¡¿Y mi familia, que?! Amo a Junho y sabes a la perfección que desde que se fue
a estudiar al extranjero casi ni he podido verlo tan seguido. Amo a mi madre, no
quiero perderlos… No quiero.
La voz de Junsu flaqueó, tan ligeramente que apenas fue perceptible, por tan poco
tiempo que incluso pareció un producto de su imaginación. Después, Junsu
respiró profundo. Tomando valor y mirando a Yunho directamente a los ojos.

—Junsu nosotros podríamos…

—En realidad no hay nada que puedan hacer por mí, es mejor que me vaya.

Y así, con la misma convicción que le habló, Junsu se empezó a alejar, girando
sobre sus pasos y perdiéndose una vez más entre a gente. Había un punto
distante donde Yunho podía aún intervenir en sus decisiones.

Pero a más de todo. Sabía a la perfección que estaba pisando la línea del límite y
que aunque verlo alejarse, no era algo que le hubiera gustado contemplar. Era
algo necesario, por que Junsu tenía una lección que aprender.

—¿Yunho?

La voz de Jaejoong lo sacó de sus propios pensamientos. Giró y recordó que


aquel rostro que en ese momento le regalaba una sonrisa no merecía una mentira
de por medio. Por que finalmente omitir, era mentir en menor grado. Pero
finalmente era mentir.

—¿Mi madre ya está pasando sus maletas?

—Si, vamos que apenas tienes tiempo para despedirte.

Yunho asintió, empezando a caminar velozmente, pero contrario a lo que Jaejoong


solía hacer lo agarró por la mano, tan discretamente que Yunho incluso aminoró al
paso para comprobar que la unión de sus manos era real y no un producto vago
de su imaginación.
Los ojos grandes de Jaejoong lo enfocaron, algo confusos y preocupados.

Yunho sintió un hueco en el estómago. Tal vez era la culpa. Y volvió a decidir
entonces, que era definitivo, tenía que hablar con él.

—Cuídense mucho. ¿Vale?

JiHan se dedicó a abrazar con fuerza a Yunho y luego a Jaejoong, con una
inusitada rapidez y una gran efusividad que opaco un poco el repentino malestar
que Yunho sentía en su interior.

—No se preocupe, yo intentaré que siga con vida hasta que vuelva a visitarnos.

—Gracias, Jaejoong. Y tu también cuidate mucho.

Agitó una última vez su mano, y colocándose las gafas. Empezó a caminar por el
espacio restringido a pasajeros, entregó sus papeles y arregló un poco mejor su
bufanda. Sus ojos inexplicablemente se deslizaron hacía una muchacha castaña
que recién llegaba.
Atareada entre un pequeño bolso, una cartera y una niña. La mujer hacía
maravillas buscando su celular que sonaba. Le recordó a cuando a Yunho era
pequeño y era increíblemente inquieto.

—¡Miráh, vuelve acá!

La pequeña niña empezó a correr hacía la salida. Con su vestido rosa moviéndose
en el camino, JiHan sonrió se agachó un poco y tomó a la niña por la mano, la
castaña se acercó de inmediato, agradeciéndole con un pequeño asentimiento y
una sonrisa en los labios.

JiHan sintió que había hecho su buena obra del día, luego se concentró en subir a
su avión.

Tarah mordisqueó un poco el lápiz en su mano.

Frente al escritorio de Siwon, la mujer observaba con atención como el muchacho


organizaba unos cuantos papeles en sus manos. Leyendo y revisando, siendo tan
atractivo con esas simples cosas.

Había un algo que le encantaba de ese hombre, quizá era lo caballeroso que era,
lo agradable que era estar a su lado, su sonrisa, o su arrebatado atractivo. Eran
tantas cosas que Tarah no se decidía solo por una.
—Bien, puedes llevarle estos papeles al Gerente Financiero.

—Por supuesto, ¿Analizaste los presupuestos subestimados?

—En una hora termino, pero por el momento con esto es suficiente.

Siwon le sonrió, extendiéndole las carpetas. Tarah sonrió también, convencida de


que tenía que invitar a Choi a cenar, fuera como fuera.

—No debería decir esto, por que Junsu no quería despedidas. Pero no puedo
dejar que se vaya como si nada. Yoochun tú mas que nadie debes saberlo, Junsu
planea irse esta misma tarde del país.

La bandeja en sus manos cayó. YooChun perdió el norte por un momento.

Pero casi inmediatamente corrió a los vestuarios, lavando su cara como podía, tan
solo con agua, incluso pasando sus manos con fuerza, cambiándose de ropa, y
sacándose la peluca como si su vida dependiera de ello.

Todo demasiado rápido como para que alguien pudiera darse cuenta de algo, los
clientes dentro ni siquiera tuvieron tiempo de relacionar algo, por que todo sucedió
extremadamente rápido.

Yoochun salió corriendo del Maid, ante la mirada preocupada de sus amigos.
—Hyung… ¿Qué está sucediendo?

La voz de Changmin fue como pocas veces, algo baja e impulsada por la tristeza.
Con un matiz tan inexplorado que sorprendió al mismo Yunho quien solo suspiró,
agachando un poco la cabeza.

—Junsu se va del país, por que su padre amenazó con alejarlo de la familia para
siempre. Y él cree que esta haciendo lo correcto.

—Pero él no es así… Él no nos abandonaría de esa forma. Es decir Junsu puede


ser muy él… Pero él… Él no…

Los ojos de Changmin empezaron a parpadear un poco, la respiración del menor


fue algo inconforme, empezó a desviar la mirada. Y Yunho recordó que Changmin
después de todo seguía siendo un adolescente.

Sin poder completar sus palabras Changmin se marchó, encerrándose en los


vestuarios. Dejando a Yunho con una respiración profunda. Sintiendo exactamente
lo que Changmin sentía en esos momentos.

Que su perfecto mundo se estaba viniendo abajo.

—Voy a hablar con él.

Jaejoong dejó la charola en el mesón, siguiendo los pasos de Changmin hacía el


vestuario, pronto sintió sobre su hombro la cabeza de Heechul, con un suspiro en
sus labios, hablándole muy cerca.
—…Quizá debamos cerrar temprano.

Yunho asintió, por que sabía que era verdad, probablemente nadie tendría ganas
de absolutamente nada después de esto.

Taemin tenía una despampanante sonrisa esa mañana.

Minho no podía evitar notarlo, por que de la nada, Taemin había vuelto a ser el
mismo chico chispeante de siempre, con sus chistes, sus sonrisas, sus risas.
Extrañamente más apegado a JoongHyun que nunca antes.

Observarlo a pesar de la distancia de sus asientos en ese momento era algo como
inevitable, y al mismo tiempo analizaba la posibilidad de que haberle aclarado que
solo podían ser amigos. Era lo correcto.

Pero es que de la misma forma era desconcertante que Taemin cumpliera con su
palabra con tanta facilidad, volviendo a ser el mismo de siempre. Sin ningún
problema, dándole a Minho el margen de pensar en que se podía haber
equivocado.

Soltó un corto suspiró y decidió que solo por hoy iría a almorzar algo lejos de
Taemin.
Necesitaba pensar un poco más.

Cuando Jaejoong entró al vestuario, Changmin se encontraba frente al casillero,


sacando su ropa con fuerza y lanzándola contra el asiento tras de él. Apoyado
levemente en la puerta azul y con la cabeza un poco agachada.

No estuvo muy seguro de si acercarse abiertamente fuera lo correcto, pero cuando


un bufido salió de los labios de Changmin supo que debía al menos saber donde
iría el menor. Así que colocó una de sus manos sobre aquel hombro.

—Changmin… Tienes que calmarte un poco.

—No me da la gana. Estoy harto de que todo se venga abajo. Todo estaba tan
bien, antes y de un momento a otro todo se fue al carajo. ¡Aparece Seulgi, nuestro
grupo se deforma, tú sufres, Yoochun sufre, Junsu sufre. Yunho se confunde!
¡Agh, estoy harto de todo!

Un golpe en aquel casillero y Jaejoong cerró los ojos, respirando profundo e


intentando transmitirle un poco de su calma.

—No voy a permitir que salgas de esa forma.


Changmin lo miró, y mientras eso sucedía Jaejoong sacó su celular
extendiéndoselo al menor quien lo miró un poco confundido.

—¿Para que es eso?

—Llama a Rain, no quiero que estés solo amargándote en tu compañía. No es


recomendable.

Jaejoong sonrió, amistosa y cordialmente. Lo único que Changmin pudo


exteriorizar en ese momento fue un leve suspiro, tomando aquel celular en sus
manos y marcando un número que ya se sabía de memoria.

En ese momento la voz de Changmin pareció decaer un poco, no sonaba


animado. Pero aún así, sonaba un poco mejor mientras le hablaba a Rain y
Jaejoong sonrió un poco más. Escucharlo hablar de esa forma era agradable.

—¿Rain, estás ocupado?… Es que quisiera saber si podría ir a tu departamento.


Hoy no me siento muy bien y… Si, exacto. ¿En una hora está bien?

De algún modo Jaejoong entendía, que lo que más necesitaba Changmin era ese
apoyo incondicional en el mayor.

Junsu observó al taxista subir las maletas al auto y suspiró.


Contempló la hora en su reloj y miró por última vez el gran edificio frente a él, lo
observó incluso por varios segundos. Deseando secretamente que en algún
momento sucediera algo que lo detuviera. Y que marcara una pequeña diferencia.

Pero ese algo, no sucedió.

Arregló la chaqueta en su cuerpo y subió al taxi, mirando únicamente dentro del


vehículo. Sin distraer su mirada con algo más. Fijo en que ya no había vuelta
atrás. Por que estaba seguro de haber tomado una decisión.

Aunque no estuviera igual de seguro, acerca de si era la correcta o no.

Casi tropezando entre los escalones.

Yoochun finalmente llegó. Con sus pasos apresurados y la respiración casi


faltándole, al punto de que incluso sentía que todo dentro de él estaba
completamente seco, respiró con un poco de dolor y tocó la puerta bruscamente.

Pero Junsu nunca abrió, se arrimó en la puerta, sintiendo que los pulmones
incluso le fallaban un poco, por que en realidad estaba exhausto, volvió a golpear,
intempestiva y agresivamente… Pero Junsu seguía sin dar señas de vida.
—¿Joven Park?

Una de sus vecinas salió de su propio departamento, con el rostro levemente


asomado y al percatarse de que era Yoochun terminó por salir. Un poco más
aliviada de que fuera él quien golpeaba la puerta del otro muchacho.

—¡Señora Lang! ¿Sabe algo de Junsu? No me abre la puerta.

—Oh, el señor Kim acaba de irse. Hace como una media hora.

Los ojos de Yoochun se abrieron con fuerza.

No, no podía ser. No podía haber llegado tan tarde.

Eran aproximadamente las cuatro de la tarde cuando Ai Maid Café cerró sus
puertas.

Yunho quiso tomar la mano de Jaejoong en ese momento, mientras caminaban


hacía el auto, por ese exacto lugar donde se habían conocido. Donde Jaejoong
había aparecido de la nada pidiéndole trabajo, con su cabello rubio en aquel
entonces.
—Todo esto se está saliendo de lugar. Extraño nuestra rara calma.

El comentario de Jaejoong lo hizo sonreír un poco, pero aún su mente rondaba en


las palabras exactas con las que hablarle a Jae en ese momento. Pero cuando él
se detuvo mirándolo fijamente supo que el momento había llegado.

Por que Jaejoong lo soltó, apoyándose un poco en el capot del auto y cruzándose
de brazos.

—Yunho, ¿Qué sucede? Has estado extraño desde la mañana.

Fue una inspiración larga, el aire entró en sus pulmones y finalmente miró a los
ojos a Jaejoong, tomando una vez sus manos, acercándose a él, para que supiera
que ahora no le mentía.

—Jaejoong, lo siento mucho. La noche que cené con Seulgi si paso algo más.

No necesitó demasiado para sentir, que el cuerpo entero de Jaejoong se tensó, a


pesar de que no le desvió la mirada jamás.

—…Ella me besó.

Fue como inconstante silencio que los rodeó, Jaejoong apretó un poco más el
agarre de sus manos y mordió su labio inferior.
—Hace unos días Seulgi fue al departamento. Diciendo que quería hablar
conmigo, y me habló de tus sueños de lo que querías, de que querías muchas
hijas o algo así. Ya te imaginarás lo horrendo que fue eso. Pero antes de que
pueda decirte algo, dime solo una cosa… Por que esto que tenemos ahora ha sido
muy difícil para mí…

—¿Difícil?

—Hasta que te conocí yo jamás me había sentido así. Estar contigo para mí es tan
natural, me siento tan bien, que no me importa nada más.

La mirada de Jaejoong se perdió en la unión de sus manos. Yunho solamente


pudo ver su cabello, lacio cayendo levemente por el movimiento de su cabeza.

—Y a veces olvido que nuestra relación ante los ojos de los demás puede ser muy
complicada. Por que hay mucha gente estúpida allá afuera que va a hacer y decir
cosas crueles. Por que tú querías otras cosas antes de conocerme, por que yo era
distinto antes de conocerte.

El agarre de sus manos se hizo fuerte, Yunho olvidó el mundo allá afuera del que
Jaejoong hablaba. Por que justo en ese momento pasó como aquella noche de
navidad, el resto del mundo se ocultó y él solo pudo ver, sentir, oír y amar a
Jaejoong.

—Yo solo quiero estar contigo. Jaejoong, no me importa nada más. Cuando
éramos niños todos queríamos ser astronautas, policías y un montón de cosas
que con el paso de los años olvidamos. Por que crecemos como personas, por
que aprendemos a amar, a valorar. Aprendemos de prioridades. Y tú Jaejoong
eres mi mayor prioridad.

Yunho elevó sus manos unidas y las besó, luego tomó el rostro de Jaejoong
besando aquella frente descubierta, sintiendo la mirada del menor sobre si, y sus
ojos se encontraron por unos segundos lejanos a la incomodidad.
—Tú también eres muy importante para mi, Yunho. De otra forma no estaría aquí
contigo.

—La razón por la que no te conté fue por que…

—…No quería hacerte pasar un mal momento. Si, por eso mismo yo tampoco te
conté lo que ella me dijo.

Yunho sonrió, asombrado de ese pensamiento compartido y con una sonrisa más
amplia en el rostro volvió a tomar la mano de Jaejoong, haciéndolo entrar al auto
con rapidez.

—¿Qué sucede?

—Quiero que acabemos con todo esto, vamos a hablar con Seulgi.

Heechul se recostó en el pecho de Siwon.

Cerrando los ojos cuando Siwon se dedicó a acariciar su cabello, con un pequeño
suspiro en los labios y rodeado por aquel perfume de Siwon que tanto le
encantaba. La respiración en su interior se calmó. Siwon lo miró desde su lugar.

—Ya verás como todo mejora para todos Chul, solo hay que tener un poco de fe.
Y aunque a Heechul le hubiera gustado contestar un poco a eso, prefirió guardar
silencio. Y acurrucarse un poco más en él. Incluso pudo adivinar una sonrisa en
sus labios y lejano a todo, solo se vio capaz de enredar unos dedos a los de
Siwon.

En un pequeño y delicado gesto de paz.

Extrañamente los golpes en su puerta la hicieron correr.

Seulgi no tenía ese tipo de palpitaciones en su pecho hace mucho y supuso


entonces que quien se encontraba tras la puerta seguramente era alguien
importante. La abrió con rapidez y cuando sus ojos enfocaron a su amiga de
instituto sus ojos se ensancharon.

—¿JooHee, que haces aquí?

—¡Mami!

La pequeña niña abrazó sus piernas con fuerza, Seulgi ni siquiera la había visto
pero cuando la observó, una sonrisa fue inevitable. Y con un ágil gesto la levantó
en sus brazos y la abrazó con cuidado.
—Hola pequeña… ¿Cómo has estado? ¿Me has extrañado?

—Mucho, muchísimo. ¡Que bueno que te veo, mami!

La niña se aferró a su cuello con una gran sonrisa y Seulgi miró a su amiga, quien
levantó un poco los hombros con una sonrisa en el rostro. La visita la había
tomado por sorpresa. Seulgi no las esperaba.

Pero un frío la recorrió casi por completo.

Yoochun se asomó por el pequeño balcón de su departamento y mordió su labio.


Observando el cielo y contando al sexto avión que pasaba en esa tarde. Era inútil.
Lo sabía desde un principio, correr hasta el aeropuerto era inútil.

Junsu le llevaba una media hora de ventaja, más lo que él demoraría en llegar.
Era sencillamente inútil. No lo alcanzaría. Apretó el vaso en sus manos con fuerza,
con tanta que por un momento temió que se rompiera.

Cerró los ojos, sus parpados retenían las lágrimas, que de a una fueron
escapándose una vez más, la garganta por alguna razón le dolía, y con su única
mano libre Yoochun tapó su rostro. Las lágrimas salieron rebeldes de sus ojos.

Y Yoochun se perdió entre el sentimiento de perdida e impotencia.


Cuando Rain abrió la puerta y observó a Changmin con una bolsa del Maid en las
manos, fue inevitable sonreír. El olor a capuccino llegó hasta su nariz y fue
reconfortante. Sin embargo, el rostro de Changmin, que el menor intentaba ocultar
con una expresión de tranquilidad no lo convenció.

—Tu pedido. No podía venir con las manos vacías. ¿Cierto?

Lo mas loable en ese momento para Rain fue acercarse a él, besarlo suavemente
y sentir lentamente que se relajaba y que le mostraba como se sentía en realidad,
cuando se alejó un poco, finalmente Changmin suspiró.

Y lo abrazó.

Fue con tanta fuerza, que de algún modo Rain sintió que esa llamada inesperada
y esa voz apagada no habían sido solo un mal presentimiento. Changmin no se
sentía bien.

—Min… ¿Qué sucede?

—Todo esta de mal en peor, Rain… Mi pequeño mundo se está derrumbando de a


poco.
Lo abrazó todavía más por que Changmin necesitaba esa unión, ese sentimiento
de confort. Finalmente Changmin le regaló una sonrisa. Una pequeña y casi
diminuta, pero fue la necesaria para que Rain sintiera que estaba haciendo lo
correcto por él.

Yunho miró a Jaejoong, él lucía un poco incomodo, pero aún así respiró profundo
y le sonrió. Entonces golpeó la puerta de la habitación de aquella mujer que algún
día fue su primer amor, su prometida.

La espera fue algo larga. No estuvo seguro de por que, en recepción le habían
dicho que se encontraba en la habitación. Volvió a golpear un poco más fuerte y
desde adentro se pudo escuchar como presionaban un pequeño botón.

La puerta se abrió y a primera vista ninguno de los dos pudo ver algo.

—¿Quién eres?

Una pequeña voz, los hizo bajar la mirada. Una dulce sonrisa y un hermoso
cabello negro fue lo que observaron. La niña vestida con aquel traje rosa movió un
poco la cabeza y luego de unos segundos señaló a Yunho con ímpetu. Ninguno de
los dos entendía algo.
—Oh~ ¡Eres el que mami tiene en esa foto!

La niña corrió y se abrazó a las piernas de Yunho, haciendo que ambos abrieran
los ojos con sorpresa y el silencio empezara a sentirse incomodo.

—Miráh… Te pedí que no tocaras el botón de la puerta por que… Se abre…

Seulgi apareció de la nada, acompañada por una mujer de cabello castaño. Yunho
observó algo que nunca antes había visto en Seulgi. Ella lo miró con sorpresa, con
una verdadera, con algo de temor mezclado con nerviosismo. Sin contar con que
la piel en su rostro había perdido color.

Seulgi tenía miedo… ¿Por qué?

Capitulo 22: Imaginé que me amabas, más allá del mismo amor.

Changmin no se sentía incómodo, sino más bien un poco nervioso.

Estaba dentro de la habitación de Rain, tomando un poco de te y viendo una


película. Ambos sentados sobre la cama. Realmente no estaba muy concentrado
en la película, por que Rain sentado a su lado lo desestabilizaba mucho.

Miró de reojo al mayor, Rain parecía concentrado en la película, bebiendo a ratos


un poco de te y su perfil desde esa cercanía era realmente algo que empezaba a
hacerlo olvidar de todos los problemas que habían fuera de esas cuatro paredes.
Sus labios… Changmin recordó que había pasado ya un buen rato sin que se
hubieran besado, el perfil de Rain fue algo tan fácil de observar, tan fácil de
perderse en él. Changmin negó levemente e intentó prestar una vez más atención.

Entonces descubrió que no era una película, era una serie norteamericana. Oh,
maldita distracción la suya. Pero tampoco le importo mucho por que casualmente
ya se había visto aquel episodio, entonces decidió observar a Rain solo un poco
más.

—¿Acaso soy tan apuesto que no puedes dejar de verme?

Rain nunca dejó de ver la pantalla del televisor, solo sonrió un poco y Changmin
entrecerró los ojos, en una mezcla de molestia y vergüenza. Decidiendo mejor
mirar al televisor.

—Solo me aburrí un rato. ¿Ahora no puedo mirarte?

Rain amplió su sonrisa. Changmin escuchó como el mayor dejaba la taza sobre la
mesita junto a la cama, pero lo que no pudo prevenir fue que Rain le quitara su te
y luego lo agarra de los brazos para poder recostarlo en la cama.

—En realidad Changmin…— Se sintió un poco apresado entre el suave colchón y


el cuerpo de Rain, su respiración profunda rozando sus labios. Y el sonido
irrelevante de su propio corazón. –Tú puedes mirar, tocar y besar todo lo que
quieras en mí.

De acuerdo, eso había sobrepasado todos los niveles sugerentes que su propia
mente podía aguantar. Levantó un poco la cabeza. Rozando los labios de Rain y
dejando que el beso los uniera solo un poco más.
El movimiento de sus bocas profundizó. Robándole el aliento a Changmin,
dejando que Rain todavía sostuviera sus brazos. Esperando que los latidos de su
corazón no fueran audibles en algún momento.

La inexperiencia en ese gran paso que estaba a punto de dar resonó en el interior
de su conciencia, pero Changmin se dejó arrastrar por él, por sus besos, por las
emociones que desbordaban en él. Por que lo él sentía por Rain y lo que Rain
sentía por él.

Por que si no había un mañana para los dos en ese momento mucho no
importaba. Por que justo en este instante ambos se amaban. Y era ese
sentimiento lo que perduraba. Rain fue soltando sus manos y para cuando pudo
percatarse sus manos lo habían impulsado una vez más, esta vez para que
volviera a sentarse.

Su cuerpo empezaba a reaccionar ante el tacto de las manos de él. La respiración


era ya menos relajada y sus rostros tan cerca, lo suficiente como para que hablar
entre susurros fuera perfecto para ellos.

—¿Estas seguro de lo que estamos a punto de hacer?

—Créeme, sino fuera así, hubiera detenido tus manos hace mucho rato.

La sonrisa de Rain murió en los labios de Changmin. Entre sus cuerpos


estrechándose un poco más el uno al otro. Los dedos de Rain rozaron el
estómago de Shim y su cuerpo se sobresaltó un poco pero aún así le permitió al
mayor que empezara a levantar la camisa.

Y si su corazón había latido apresuradamente en ese momento, justo ahora latía


violentamente. Su cabello se desarregló un poco, Rain dejó la camisa caer a un
lado de la cama. Y Changmin volvió a envolverse entre sus labios.
Rozó con sus manos la amplia espalda de él. Colando las manos por debajo de
aquella camisa de tela. Recostándose una vez más. Solo lo necesario para que el
pilo de almohadas en la cabecera lo hicieran sentirse más cómodo.

Cerró los ojos cuando los labios de Rain viajaron de sus boca a su cuello, mordió
su labio inferior en un gesto por demás sensual cuando esa lengua recorrió
despacio su pecho y se detuvo un momento en su estómago.

Le faltaba la experiencia que seguramente a Rain le sobraba, y precisamente por


eso, esta misma tarde Shim Changmin planeaba robarle un poco de esa
experiencia. O al menos dejar que sus pieles se impregnaran la una a la otra,
hasta el punto de que ambos olvidaran incluso su propio nombre.

Tarah se arrimó un poco mejor en el pilar del pasillo y observó con atención al
nueve gerente. Su expresión seria mientras contrataba un negocio importante
dentro de la oficina.

La sonrisa brillante en sus labios mientras estrechaba las manos de aquellos


hombres, seguramente contento por haber conseguido algún beneficio productivo
durante la reunión. ¡Dios! En serio que le gustaba Choi.

Así que cuando los elegantes ejecutivo abandonaron la oficina de Siwon,


agarrando la poca fuerza que pudo reunir y respirando varias veces hondamente,
decidió dar un par de golpes en la puerta y luego entrar.
—Hola… Te fue bien por lo visto con los ejecutivos.

—Oh, si excelente. ¿Vienes a felicitarme?

Ella rió un poco, sentándose frente al escritorio del hombre y vacilando una vez
más en sus palabras.

—Estaba pensando en que podríamos salir a celebrar tu triunfo de hoy.

—¿Eh? Bueno no creo que…

—Tal vez en tu departamento, ¿Qué te parece?

—No sé si eso sea correcto.

Tarah sonrió un poco nerviosa. –Oh, vamos no seas aburrido. Esta noche en tu
departamento a las nueve en punto. ¿Bien?

—…Supongo.

Salió de la oficina del hombre, cerrando la puerta y arrimándose un poco en la


puerta, solo para que sus piernas no temblaran demasiado. Sonrió abiertamente y
respiró normalmente una vez más.


Dentro de la habitación de Seulgi el ambiente se había puesto tenso.

Jaejoong tomó la mano de Yunho discretamente, con algo de fuerza y al mismo


tiempo para poder tener la necesaria él también. Por que de pronto estaban
ambos sentados frente a Seulgi, una de sus amigas y una niña de
aproximadamente tres años.

Tres años que era el tiempo exacto antes de que Seulgi se marchara.

Y si, no lo podía negar. Internamente Jaejoong estaba a punto de cruzar las


puertas de lo que el final de su historia feliz podía significar. Por que de repente
todas sus peleas, confusión interna y todas sus sonrisas parecían desvanecerse.

Yunho se veía literalmente afectado. Sus ojos mostraban el miedo de saber la


verdad, de no saberse lo suficientemente fuerte, pero aún así en medio de su
temor, apretó la mano de Jaejoong.

—JoHee por favor ¿Podrías ir con Mirah a la habitación?

—Claro, vamos Mirah.

La niña asintió, comentando los lindos que eran los amigos de su mamá, dando
saltitos hasta que la mujer cerró la puerta de la habitación. Lejos de ellos, donde
esa conversación no llegara a oídos de la niña.

Yunho no quería ni tenía tiempo para tener cuidado, miró a Seulgi severamente,
con su voz determinante. Y el miedo aún palpable en su interior.

—¿Cuántos años tiene Mirah?


Seulgi jugó con sus manos. Por primera vez sin esa actitud rebosante de altivez y
orgullo. Con un suspiro en los labios, decidió que hora de decir la verdad.

—Va a cumplir tres años.

De repente, Yunho pareció retroceder en el tiempo. Aquel cuando su relación con


ella era maravillosa. A ese ayer cuando la amaba tanto y estuvieron a punto de
casarse. Tres años atrás.

—…¿Quién es el padre?

Y esta vez su voz vacilo, algo nerviosa y temerosa de escuchar esa respuesta.
Jaejoong solo pudo mirar a Seulgi, esperando también. Pero ella solo tapó su
rostro, con las manos. Apoyando los codos en sus rodillas, perdida en su propio
nerviosismo.

Por que decir la verdad era tan difícil.

—Yunho yo… Lo siento, siento no habértelo dicho antes, pero…

Fue horrible, fue un instinto. Yunho se pegó al respaldar de su asiento, con las
palabras de Seulgi lastimándolo profundamente con sus ojos abiertos de para en
par, soltando la mano de Jaejoong descuidadamente.

—¡Basta! Solo… Solo guarda silencio.

—¡Pero…!
Seulgi se levantó. Yunho solo perdió su mirada por unos segundos. Confundido de
hacía donde debía mirar. Con el corazón saltándole violentamente y con Jaejoong
mirándolo tan preocupado que Yunho solo pudo angustiarse más.

Lo necesitaba, lo necesitaba tanto. Necesitaba de su apoyo para sobrevivir a todo


esto. Por eso entrelazó sus dedos a los de Jaejoong y se levantó, haciendo que
Jaejoong lo siguiera.

—Yo… Lo siento, pero tenemos que irnos.

—¡Pero… Yunho!

El grito de la mujer fue lo único que alcanzó a escuchar antes de empezar a salir
de ahí, bajó las escaleras. Sin mirar hacía atrás, con cada paso quedaba
apretando más fuerte la mano de Jaejoong, quien se limitó a dejarse llevar.

No le importó que ese día estuviera lloviendo, ni que su auto se encontrara


estacionado algo lejos. Pronto sus pasos se volvieron más largos. Su ligera
rapidez se convirtió en él y Jaejoong corriendo, como si ambos huyeran
fervientemente.

Yunho empezó por cerrar los ojos con fuerza, con el alma implorando por un poco
de calma. Por desear nunca haberse enterado de nada, por su propio dolor interno
diciéndole a gritos que esto, no era justo.

—Yunho… Por favor, detente. Nos podemos hacer daño.

Fue su voz, la voz de Jaejoong quien lo hizo detenerse de a poco. Justo en medio
de una de esas calles algo vacías por la lluvia de esa tarde. La fuerza en sus
piernas le falló y entonces calló de rodillas.
Con el llanto apoderándose de él, con su pecho siendo apretado por alguna mano
que solo le estrujaba el corazón y le provocaba un dolor indescriptible hasta su
garganta. Dejando que sus lágrimas se perdieran con las gotas de lluvia que
resbalaban por su rostro.

Jaejoong se paralizó por completo, por que Yunho estaba ahí, desmoronándose
ante sus ojos, por que nunca lo había visto en ese estado. Y por que el dolor de
Yunho llegó hasta él, y ni siquiera se pudo dar cuenta del par de lágrimas que
también salieron de sus ojos.

—Yo quería un hijo, si… Pero no así… No ahora… ¿Por qué no puedo dejar de
sentirme tan mal?

Yunho desahogó en medio de sus palabras la impotencia que sentía, tapando con
una mano su rostro. Con su cuerpo temblando ante el frío y los espasmo
constantes de su llanto. Y Jaejoong entonces se arrodilló.

No hallaba las palabras, no sabía que decir.

Por eso únicamente pasó un brazo por encima de los hombros de Jung y apoyó la
cabeza en él. Bajó la lluvia brindándole un poco de calor, aunque él se sintiera
igual de devastado y asustado del futuro.

—Yo estoy aquí, Yunho. Apóyate en mí por favor…

Yunho esa tarde lo abrazó, con toda la fuerza que pudo reunir, y lloró toda la rabia
contenida en su interior. Con la misma frase que rebasaba su entendimiento y
golpeaba con agresividad su fuero interno. “¡No es justo!”, gritaba internamente y
la razón no hacía más que compadecerse de él.

—Deme otra botella de whisky.

—¿Está seguro?

Yoochun levantó la mirada, afiló sus ojos sobre la presencia de aquel hombre que
solamente se encogió un poco y asintió.

—Pero que sea bajo su propia responsabilidad.

Poco le importó en ese instante si moría de un envenenamiento alcohólico, o que


estuviera lo suficientemente mareado como para empezar a nombrar a Junsu en
todas partes. En medio de su estado de inconsciencia Yoochun anhelada la
irrealidad de soñar con que Junsu se arrepentía y esperaba por él en la puerta de
su departamento.

Le gustaba cerrar los ojos y soñar con esa realidad. Que entre más alcohol
consumía le parecía cada vez menos inverosímil le parecía, pero cuando abría los
ojos y la oscuridad de ese bar lo absorbía más real se sentía.

Podría llorar en este momento, gritar a los cuatro vientos lo mucho que odiaba a
Kim Junsu, por ser un maldito egoísta, por no despedirse, por no pensar en él.
Podía hacerlo, pero en el fondo sabía que cada palabra sería una vil mentira.
Cuando la nueva botella llegó frente a él, le costó abrirla, por que sus movimientos
ya eran torpes, y cuando luego de unos minutos no pudo conseguir que esta se
abriera, Yoochun sostuvo la botella con fuerza y cerró los ojos, sollozando
levemente el nombre de ‘Junsu’

—Señor… ¿Se encuentra bien?

El joven que se acercó lo miró preocupado. Yoochun levantó un poco la cabeza,


pasando una mano por su rostro y limpiando cualquier síntoma de debilidad.

—Abre la botella por favor.

—¿Está seguro señor? Parece que ya ha bebido demasiado.

Yoochun volvió a mirar con fuerza a ese muchacho y él solo suspiró. Abriendo la
botella y depositando un poco del licor en el vaso junto a él, luego de eso Yoochun
volvió a quedarse solo, con aquella botella y el vaso como compañía.

Perdido en medio de su propia depresión.

—Cada cual vive su dolor como le da la gana.

Celebrando sus propias palabras, Yoochun levantó el vaso y bebió, el primer trago
de esa nueva botella de whisky que era la tercera de esa corta tarde.


Rain escuchó los golpes agresivos a su puerta y levantó un poco la cabeza.

Observó a Changmin, aún dormía a su lado. Miró el reloj descubriendo que eran
casi las seis de la tarde. Se colocó rápidamente una camisa, aprovechando el
hecho de que se había acostado a dormir ya con un pantalón.

Arregló como pudo su cabello y abrió la puerta. Observando como ese hombre un
poco mayor lo empujaba con fuerza, ingresando con molestia a du departamento.
Rain arrugó el entrecejo confundido.

—¡¿Dónde tienes a mi Changmin?! ¡Depravado!

Rain incluso sintió su corazón aplastarse con fuerza. Ese hombre… ¿Era el padre
de Changmin?

—Rain ¿Qué es todo ese ruido?

Changmin salió de la habitación, apenas con pantalón de vestir, sacudiendo un


poco sus cabellos y visiblemente adormilado todavía. Sin embargo en cuanto pudo
divisar a la visita, sus ojos se ampliaron con miedo.

—¡¿Pa…Papá?!

Retrocedió por instinto, un paso, luego dos. Hasta que su espalda chocó contra la
pared y la furia reflejada en los ojos de su padre le anticipó lo que sucedería a
continuación. Por que se abalanzó contra él, golpeando con rudeza su cabeza,
haciéndolo encogerse.
—¡¿Cómo te has atrevido?! ¡Eres un mal hijo! ¡¡Mira que decirnos que vas a ir a
estudiar!! Sabrá Dios cuantas veces te habrás escapado con este sujeto. ¡Mira la
hora que es, tienes a tu madre preocupada!

Changmin sabía que no podía escudarse bajo la excusa de que se había quedado
dormido. Por eso prefirió callar, hasta que la mano de Rain detuvo los golpes de
su padre e inconscientemente se escudó tras la espalda de él.

—Por favor, Señor le prometo que le explicaremos todo, pero calmase primero.

—¡Usted no se atreva a dirigirme la palabra!

—Papá por favor contrólate…

—¡Si no fuera por la amiga de tu mamá que te vio entrar a este departamento
seguiríamos preocupados por ti!

No sabía hasta que punto esto se podía salir de control. Por eso Changmin decidió
respirar profundo y colocarse a un lado de Rain, decidiendo enfrentar a su padre.

—Lo siento, debí avisar que llegaría tarde pero…

—¡¿Qué se supone que tienes con este sujeto?!

Rain tomó la mano de Changmin y asintió. Shim solo volvió a respirar profundo
apretando un poco la mano de él.

—Nosotros estamos juntos.


—¿Cómo…? ¡¿Has perdido la cabeza?!

—Señor por favor…

—¡Usted no se entrometa!

Y el golpe llegó, Changmin solo vio a su padre abofetear con una fuerza
descomunal que por suerte jamás había sentido, pero que lo hizo saber que esto
estaba sobrepasando los límites.

—Eres aún un estudiante. Ni siquiera te has graduado, ¿Cuántos años tiene este
sujeto? ¡¡Se está aprovechando de ti, de tu inexperiencia!!

Su padre lo miró, severa y duramente. Rain movió un poco la quijada. Con la


mano sobre su mejilla.

—Señor, si se calma un poco nosotros podemos…

—¡No me interesa escuchar nada! ¡Tú y yo nos vamos de aquí!

Sintió como su padre lo agarraba por el brazo, jalándolo hacia la salida del
departamento sin importarle que se encontrara a medio vestir. Changmin se
encontró debatiendo entre el profundo respeto a sus padres y defender lo suyo
con Rain.

Pensó en lo tradicionalistas que podían llegar a ser sus padres, lo mucho que los
amaba, pero también pensó en Junsu. Y en que él no quería cometer el mismo
error que su Hyung. Él quería quedarse con Rain.

Entonces se detuvo, logrando que su padre lo hiciera también.


—Basta padre, no estás entendiendo de razones. Y yo no…

—¡¿Quieres matar a tu madre de un dolor?! ¡¡Esta desesperada por que no has


aparecido ni te has comunicado!! ¿Qué quieres que le diga ahora?

—¡Que ya me encontraste y que estoy bien, que no se preocupe!

—Eres un… ¡Insolente!

Su padre volvió a levantar la mano, Changmin se veía incapaz siquiera de


detenerlo, pero el golpe nunca llegó, cuando abrió los ojos, Rain había vuelto a
agarrar el brazo de su padre deteniendo el golpe.

—Por favor Changmin ve con tus padres. Deja que se calmen un poco, y cuando
lo hagan entonces hablaremos, no es justo que tu madre siga preocupada. Te
prometo que esto se va a solucionar.

Tuvo que darle la razón, su padre no escucharía de razones. Su madre alterada y


preocupada tampoco. Rain se quitó la camisa y se la cedió a Changmin quien se
la colocó inmediatamente.

Antes de abandonar Rain recibió la mirada molesta del padre de Changmin, pero
la a anhelante del menor antes de salir del departamento. Una vez solo una vez
más Rain suspiró, tenía que hallar la forma de solucionar esto civilizadamente.


JooHee se había marchado hace unos minutos.

Miráh se encontraba frente al televisor viendo dibujos animados. El sonido de la


música y las voces chillonas llegaba hasta sus oídos. Pero ella solo se encontraba
apoyada contra el mesón, arrepentida de no haber podido hablar a tiempo.

Yunho se había marchado, no la había dejado terminar de hablar. Se sentía tan


preocupada y vacía, que en este preciso momento solo deseaba un buen trago,
pero con la niña con ella, no se podía dar ese lujo.

Pasó una mano por su rostro, algo exasperada e intranquila.

—Mami… ¿Te sientes enferma?

Las palabras torpes y el pequeño puchero que la niña puso la enterneció, la tomó
entre sus brazos y la abrazó con fuerza, depositando un corto beso en la mejilla de
la menor.

—No, mi amor. Tranquila. Todo está bien.

Miráh la abrazó con fuerza y cuando el timbre dentro del departamento sonó.
Seulgi caminó con paso lento hacía la puerta extrañada de quien podía ser, puesto
que su amiga ya se había ido directo hacía el aeropuerto.

Cuando los ojos claros de KangTae la saludaron, tuvo que respirar profundo.
—¡¡Papi!!

Miráh saltó de sus brazos a los de él, con una gran sonrisa en los labios y el
entusiasmo sumamente palpable. Seulgi rascó un poco su nuca. No veía a
KangTae desde que habían empezado sus trámites de divorcio y él se había
marchado de casa.

JoongHyun encestó certeramente.

Todas las chicas gritaron como locas y el público disfrutó de la victoria de su


equipo. El entrenador se encontraba revisando unos papeles y mientras tanto
JoongHyun se abrazó con fuerza a Taemin, celebrando la jugada.

Onew sentado a su lado derecho aplaudió con una sonrisa en la cara y Minho solo
suspiró, no tenía precisamente humor como para emocionarse por un partido el
día de hoy y menos durante el juego habitual en el que todos se reunían.

—¿Y a ti que te sucede?

Key se encontraba a su lado izquierdo, y acercándose un poco a su oído se


mostró levemente preocupado.

—Solo no tengo humor para ver un partido de baloncesto.


—Últimamente no tienes humor para nada.

Minho rodó los ojos, con una pequeña mueca en el rostro a la cual Key respondió
con una sonrisa. Miró a un Taemin sumamente sonriente, conversando con
JoongHyun durante el breve receso en el partido.

Eso no le gustó.

—¿Has escuchado lo que dicen de esos dos, no?

—¿El que?

Key sonrió, seguramente ante lo despistado que era su amigo.

—Es hasta evidente ante cualquiera. Dicen que esos dos están saliendo, pero aún
es en secreto o algo así, por que no lo han hecho publico ni nada.

—¿Me estás hablando de TaeMin y JoongHyun?

—No, de Onew y de mi.

Minho entrecerró los ojos, una vez con esa mueca, pero esta vez con un poco de
fastidio ante la ironía de su amigo. Regresó su mirada a aquellos dos muchachos,
JoongHyun tenía una mano en el hombro de Taemin, moviéndose un poco, riendo,
con una extraña confianza y cercanía que antes no tenían.

No le gustaba, y no se podía hacer a la idea de que ese rumor pudiera ser verdad.

Yoochun trastabilló un poco al salir del ascensor.

Decidió por tanto agarrarse un poco, y como podía de la pared. No está seguro de
cuanto dinero le soltó al taxista pero en este momento poco le importa. Abrió y
cerró los ojos con algo de dificultad solo para intentar mejorar su visión.

Pero cuando estuvo a unos pasos de su departamento su corazón palpitó con


fuerza. Junsu estaba ahí, sentado sobre una de sus maletas, con las piernas
cruzadas y revisando algo en su celular.

La adrenalina en su interior fue intensa. Corrió tambaleante hacía él, abrazándolo


con fuerza y logrando que ambos cayeran al suelo, él sobre Junsu. Con una
sonrisa de inmensa felicidad en los labios.

—¡Sabía que no te irías, mi Su! Lo sabía… Yo sabía que me amabas tanto como
yo a ti.

Buscó sus labios y lo besó. Con todo el amor que él merecía y con sus emociones
a flor de piel, lo abrazó un poco más, escondiendo el rostro en el rostro del
muchacho que se encontraba bajo su cuerpo.

—¡Oye, Yoochun! ¿Te moriste? ¡¿Qué demonios pasa contigo?!


Junho quitó el cuerpo de Yoochun sobre el suyo y logró sentarse, sacudiendo el
cuerpo ahora inconsciente de Park.

—¿Te quedaste dormido? Genial… Si estuvieras sobrio o al menos despierto te


golpearía por haberte atrevido a hacerme pasar el momento más gay de toda mi
vida.

Suspiró tranquilamente decidiendo que tenía que buscar como fuera las llaves de
Yoochun, dejarlo en su cama, e intentar solucionar las cosas. No en vano había
viajado hasta Corea, aunque aparentemente algo tarde, por que su hermano ya se
había ido.

Seulgi bebió un poco de café.

Ella y KangTae no habían hablado demasiado, habían cruzado un par de palabras


apenas y luego él se había dedicado jugar con Miráh, corriendo y llenando el lugar
de risas, Miráh amaba a su padre y no era de extrañarse.

Soltó un pequeño suspiro, mirando a KangTae dormir sobre su cama, abrazado a


Miráh con una sonrisa en los labios, es cierto que muchas cosas en su vida no
funcionaban desde hace mucho tiempo.
Pero la presencia de su hija, el regreso de KangTae, ya no era una niña, era toda
una mujer. Que debía cuidar muy bien las consecuencias de sus actos por que
habían personas que esperan por ella, en especial su hija.

Era la hora de hacer lo correcto, así que mientras KangTae dormía, Seulgi decidió
salir.

Era hora de dejar ir a su primer amor.

Jaejoong acarició el rostro de Yunho y suspiró.

Jung dormía profundamente, producto del propio cansancio emocional que


aparentemente lo había sobrepasado. Con el cabello un poco húmedo por la
ducha Jaejoong pegó su rostro al de Yunho por unos minutos.

Unos cortos minutos de paz que en ese instante le fueron algo inverosímil. Por
que entre el silencio, sus cuerpos, la respiración acompasada de Yunho. Jaejoong
comprendió que lo ideal sería quedarse así junto a él.

Se levanto con un poco dificultad, dejando que el muchacho durmiera, y cerró la


puerta con cuidado. Ingresó a su habitación, la que hace mucho no utilizaba y
rebuscó entre sus cosas la copia del contrato.
El plazo de los seis meses de trabajo ya había culminado hace tiempo.

Un poco calmado, un poco sensato. Jaejoong pensó que era tal vez una señal del
destino. Que tal vez su tiempo había terminado. Se recostó sobre la cama y
abrazó con fuerza la almohada con un suspiro saliendo de su boca.

Las lágrimas se le habían acabado.

Lo había entendido.

Había intentado hablar con sus padres, lo había entendido. Pero su padre solo
gritaba, su madre solo lo abrazaba y no aportaba en nada. Changmin cansado de
los gritos solo subió a su habitación y se encerró en ella.

¡Demonios! No era un niño. Era mucho más maduro que todos sus compañeros,
incluso que sus amigos del Maid, que obviamente eran mayores que él. Entre toda
la sarta de estupidez que había escuchado, la peor era que Rain pudiera ser de lo
peor.

…Ellos no comprendían.
Odió sumamente que lo trataran como un niño. Estaba a punto de terminar el
instituto, de comenzar la universidad. No era posible, que a estas alturas de su
vida y le tocara pasar por una situación así.

Hace un buen rato que todos se habían dispersado.

Y él caminaba una vez más hacía su casa con Taemin, en la costumbre habitual
luego de aquellos días cuando todos se reunían para jugar un poco de baloncesto
en la tarde/noche. Miró a su amigo y su gran sonrisa.

Aún podía recordar y contar con los dedos los días atrás en que Taemin le hubiera
confesado que era verdad que tenía sentimiento hacia él. Taemin siempre había
sido sincero, su amistad siempre había sido así.

—Taemin… ¿Es cierto lo de JoongHyun y tú?

—¿Lo de que estamos saliendo?

Minho se detuvo. Y Taemin movió un poco su cabeza, aún con esa sonrisa en los
labios.

—¿Lo sabías?

—Obviamente si, es el rumor del momento en el instituto.


Taemin rió un poco, empezando a retomar el paso. Pero Minho no se movió,
alzando un poco la voz.

—Entonces… ¿Es cierto?

—Si, estamos saliendo desde hace un par de días.

La verdad, en ese momento fue como el viento frío de la noche que golpeaba
contra su cuerpo. Sencillamente… No podía ser real.

Heechul rió cuando Siwon lo abrazó por la espalda.

—Estoy preparando la ensalada, compórtate.

—Aburrido~

Reviró los ojos, dejando que Siwon continuara abrazándolo mientras él se


dedicaba a sazonar la ensalada con cuidado.

—Tu compañera de trabajo llegará en cualquier momento, mejor ve a arreglar la


mesa.

—De acuerdo, pero todavía no entiendo como deje que se auto invitara.
El timbre de la puerta sonó y Heechul limpió sus manos con la toalla de cocina.
Siwon fue le encargado de abrir la puerta. La sonrisa de Tarah con una botella con
vino en la mano fue lo primero que Siwon vio apenas abrió la puerta.

—Bienvenida.

—Muchas gracias.

Los ojos de Tarar recorrieron discretamente el hermoso departamento en que


ahora se encontraba y en cuanto vio a un muchacho salir de la cocina su cabeza
se inclinó un poco.

—Oh, Tarah te presento a Kim Heechul, estamos saliendo desde hace algún
tiempo. Aunque nos conocemos desde siempre. Ella es Tarah mi compañera de
trabajo en el banco.

—¿Él es tu…? Oh, mucho gusto.

—Igualmente.

La mujer colocó la mejor sonrisa que pudo, estrechando cortésmente la mano de


Kim quien le correspondió con una sincera sonrisa. Lo había decidido, ella era una
tonta, y esta cena, por lo menos para ella iba a ser muy incómoda.


Yunho se levantó lentamente.

Restregó un poco sus ojos y vio su pantalón y camisa de algodón, recordando que
luego de su desgaste emocional, Jaejoong y él habían regresado, con una rápida
ducha y luego él se había recostado a dormir.

Ya había anochecido. Se levantó sin ubicar a Jaejoong por ninguna parte. Fue
directo hasta su habitación y lo observó dormido boca abajo, abrazado a la
almohada, cerró la puerta con cuidado, y decidió que era hora de afrontar las
cosas.

No había tenido el valor para escuchar las palabras de Seulgi, pero era el
momento de afrontar la situación como fuera. Tomó las llaves sobre el mesón y no
le importó la ropa que llevaba puesta.

Durante el trayecto dentro del ascensor. Yunho analizó las razones múltiples por el
que plasmar alguna emoción en su rostro le parecía tan difícil. Por suerte ya no
llovía, y apenas salió del edificio, en cuanto divisó el auto de Seulgi sus pasos se
detuvieron.

—¿Qué haces aquí?

—Yunho, tú y yo necesitamos hablar.

Era entre muchas otras cosas, probablemente su primera conversación


completamente sincera. De adulto a adulto. Yunho no estaba absolutamente
preparado para lo que escucharía, pero si Seulgi estaba ahí, buscándolo.

Es por que las cosas empezaban a tomar rumbo.


Yunho le ofreció el café caliente a Seulgi y ella lo tomó con cuidado. Ambos dentro
del auto de la mujer, guardaron silencio un rato. Alejados del edificio de Yunho,
finalmente Seulgi suspiró.

—Yo me enamoré de ti, de verdad Yunho. Fuiste muy importante para mí y no sé


que es lo que paso en medio del camino que me alejé de ti. KangTae se acercó a
mí, nos relacionamos bien y de pronto un día la atracción comenzó.

Yunho bebió un poco de café. Sabiendo que esas palabra algún día tendrían que
llegar.

—Luego esa simple atracción se convirtió en amor y yo no sabía como dejarte, por
que te quería. Y estaba siendo muy egoísta, por eso me marché con KangTae el
día de la boda. Miráh no es tu hija, es de él. No tengo dudas de ello.

Los ojos de Yunho se cerraron, una paz y una calma que no lo esperaba cubrió su
cuerpo, apretando con fuerza el recipiente con café.

—Empezamos a tener problemas, no es que él no me ame, no es que yo ya no lo


ame. Pero él pensó que por nuestro bien era mejor que nos separáramos. Y
tratáramos de mantener una buena relación por Miráh.
Seulgi suspiró levemente, con una pequeña lágrima cayendo de sus ojos.

—El hecho de que todo entre nosotros se acabara fue demasiado para mi, por eso
intenté buscarte, por que has sido él único después de KangTae que me ha
amado de verdad. Sé que fui una estúpida, pero creo que es hora de que ya
empiece a madurar. Siento haber intentado interponerme entre tu y Jaejoong. Lo
siento mucho, Yunho.

—¿Viniste a mi por que KangTae te dejó?

—Solo quería… No sentirme así. Perder a la persona por la que dejaste todo…
Duele tanto. Tú te fuiste de Corea y no lo sabes, pero por lo que te hice mis
padres me rechazaron como hija, me sentía sola, desamparada… El amor se me
iba de las manos y no sabía como afrontar todo esto sola… Le tenía miedo a la
soledad.

Yunho le quitó el recipiente con café, y ella tapó su rostro con ambas manos,
empezando a llorar desconsolada.

—…Y también tenía miedo de comenzar con alguien más, de que no me amará de
verdad, que me hiciera daño, yo ya no estoy sola. Tengo una hija, y tu eres el
mejor hombre que he conocido, nunca me lastimarías.

—¿Te estabas conformando contigo?

—¡No! Al contrario… Tenía la esperanza de que me perdonaras, de que me


quisieras al menos un poco, de que tú te conformaras conmigo. Yo… Estoy tan
asustada. Lo sabes Yunho, he vivido como una niña rica toda mi vida, y luego
KangTae estuvo conmigo.
Yunho respiró profundo. Seulgi en ese momento, intentó dejar de llorar, respirando
hondo pero sintiéndose tan débil, sus verdades develadas eran solamente lo
último que le faltaba para comprender que todo empezaba a ser sincero entre
ellos.

—Pero ahora… Estoy sola, él no se desentenderá de nosotras, pero aún así estoy
sola… Y no sé como afrontar esto. Tengo mucho miedo. Miráh no pasará
necesidades, KangTae la ama con su vida, pero tengo miedo de hacer algo mal.
Estoy sola con una gran responsabilidad y no sé como afrontarla.

—Estarás bien, Seulgi. Lo sé.

—Pues yo no estoy segura. Por que a mi no me enseñaron a ser independiente, o


a valerme por mi misma. Cuando quería algo mis padres solo me estiraban el
dinero sobre la mano. KangTae me enseñó muchas cosas sobre la vida, pero…
No es lo mismo aprender a valerme por mi misma con él tomándome de la mano,
que completamente sola. No quiero fallarle a Miráh…

Entonces de algún modo empezó a comprenderla. Seulgi tan solo estaba muy
asustada, pero aun así había decidido hacer lo correcto. Seulgi había empezado
su cambio en este momento, diciendo la verdad, afrontando las consecuencias,
todo por si sola.

—Cuenta conmigo, intentemos ser amigos de ahora en adelante. No estás sola


Seulgi y sé que KangTae jamás te dejará desamparada. Cuando quieras ayuda
solo pidela, y estaremos ahí para ti. La crianza de Miráh no es algo que tengas
que afrontar sola.

—¿Te das cuenta a lo que me refiero? Eres demasiado.


—Lo harás bien, has comenzado a convertirte en alguien sensata y madura. Lo
harás bien, esas cosas se aprenden paso a paso. Y podrás contar conmigo.
Finalmente al parecer a ambos nuestros padres nos han abandonado. ¿No?

Seulgi secó un poco sus lágrimas. Asintió levemente y sonrió, apenas un poco
pero lo hizo, el peso sobre su espalda disminuyó. La verdad, había revitalizado un
poco su alma.

Jaejoong abrió los ojos a diferencia de Yunho, con algo de brusquedad.

Se sentó de inmediato, con una mano sobre el pecho, ante un inevitable pesadilla
que no recordaba pero que había dejado una marca de la emoción que le había
producido inconscientemente.

Se levantó por un vaso con agua. Y encontró una pequeña nota sobre el mesón.

“Solucionaré todo.

Espera solo un poco más, por favor”


No estaba seguro de lo que esas palabras implicaban.

Pero había tomado la decisión y reflexionado, que lo más importante en este


instante, para ambos era un poco de tiempo. Para que Yunho se aclarar y para
que él pudiera pensar. No estaba seguro.

Pero eso era lo que ambos necesitaban, por que entre todas las cosas que
estaban sucediendo necesitaban distancia y tiempo. Jaejoong regresó a su
habitación y empezó a empacar.

Ai Maid Café.

Capitulo 23: El amor jamás te deja ileso.

—¡No me interesa la clase de sujeto que tu piensas que es!

—¿Podrías al menos dejar la tontería y pensar en mi, en que puedo estar tomando
la decisión correcta?

Changmin miró con enojo a su padre; El hombre parecía simplemente bloquearse


ante la idea de conocer a Rain y hablar con él. Su madre sin embargo los miraba
preocupada, intentando calmar un poco los ánimos.

—¡¿No te has graduado y ya crees que puedes tener la verdad en tus manos?!

—¡No se trata de eso! ¡Es estúpido que a esta edad pretendas negarme que salga
con alguien, ya cumplí los dieciocho por si lo has olvidado!

—¿Estúpido? ¿Estás llamando estúpido a tu padre? ¡Y no me importa la edad que


tengas, no apruebo esa relación!
—Perfecto, esa es tu decisión. Yo no pienso discutirlo más.

Fue cuando Changmin empezó a subir las escaleras velozmente cuando su madre
realmente se preocupó, corrió tras su hijo. Viéndolo sacar unas maleras que al
parecer ya estaban preparadas con anterioridad.

Eso ni siquiera sorprendió a la mujer; Las discusiones en su casa se habían vuelto


una mala costumbre. No cesaban, y Hantae había casi prohibido que Changmin
viera Rain, lo había empezado a controlar demasiado. Changmin con la
personalidad que se manejaba, había llegado obviamente a su límite.

—Hijo por favor reconsidera, no te marches así.

—Padre no está entendiendo de razones, mamá. Y hasta que eso no cambie, yo


no puedo soportar más esto. Ni siquiera quiere hablar con Rain. Esta siendo
autoritario.

Changmin dejó las maletas un momento. Tomó el rostro de su madre con


delicadeza, besó su frente con suavidad y cerró los ojos por un momento antes de
dar ese gran paso. Respiró profundo e intentó regalarle a ella su mejor sonrisa
repleta de confianza.

—Te llamaré seguido.

Y agarrando sus maletas, entre las amenazas de su padre que si se marchaba no


volviera. Changmin abandonó la que por tantos años fue su casa, su hogar.
Respirando profundo, con sus pasos seguros y apretando con fuerza las maletas.

No era la forma; Pero Changmin estaba empezando a tomar sus decisiones.


Seúl, Corea.

Jihan abrazó con fuerza a su hermana.

Donsgan únicamente sonrió. Correspondiendo al abrazo, consciente de que Jihan


venía de Japón, hablando al fin con Yunho, se sentía feliz por ella. Y por ese brillo
que despedía en su rostro. Jihan estaba verdaderamente feliz.

—Entonces, ¿cómo se encuentra Yunho?

—Muy bien, ha superado por completo su historia con Seulgi, es muy feliz ahora.

—Oh, eso suena tan bien. Iré a visitarlo en unas semanas. No he visto a Junsu
hace mucho. Y lo poco que sabía de él, era por algún correo que me enviaba.

—En verdad no tuve mucho tiempo de visitar a los muchachos pero sé por Yunho
y Jaejoong que están bien.

—¿Jaejoong?

—Oh, si él es…

El timbre de la puerta llamó la atención de ambas, Jihan solo levantó la cabeza


mientras veía a su hermana caminar hasta la puerta y abrirla. Lo que
verdaderamente le sorprendió fue ver a Junsu lanzándose a los brazos de
Donsang y abrazarla con fuerza.

¿Qué hacía Junsu en Corea?

La sonrisa de Junsu era extraña, un poco débil en verdad. Pero Donsang, feliz
como se encontraba de ver a su hijo, al parecer no le tomó mucha importancia al
estar tan contenta por verlo.

—Oh, tía. Que bueno verte también.

Cuando Junsu la abrazó, Jihan tuvo que admitir que de cerca esa sonrisa era
todavía más débil y su voz sonaba incluso decaída. Su rostro lucía cansado.
Junsu respiró profundo, tomando sus maletas una vez más.

—Iré a dejar mis cosas arriba, bajo en un momento.

Donsang observó preocupada a su hijo subir, y cuando sintió la mano de su


hermana en el hombro suspiró.

—Junsu no quiere estar aquí, Jihan.

—¿Te dijo por que ha venido? ¿Cuánto tiempo se quedara?

—Dijo que venía a quedarse, que en un momento me explicaba todo.

—Donsang escucha. Me estoy divorciando de Kangsae.


Justo en ese momento la mujer giró, todavía un poco más sorprendida.

—¿Qué? Pero tú y él…

—Son muchos problemas entre ambos que ya son casi irremediables mientras él
no cambie su actitud.

Había una mezcla de emociones en Donsang entre la alegría de volver a ver a su


hijo en Corea, pero al mismo tiempo la preocupación que le producía el saber que
regresar dejando todo atrás, no era algo que precisamente pareciera mantener
feliz a Junsu.

Y ahora su hermana la tomaba de la mano, con una mirada comprensiva.

—No cometas el mismo error que yo. No dejes que Taedoh influya en la vida de
Junsu. Apóyalo, no lo dejes solo como lo hice con Yunho años atrás.

Akihabara, Japón.

Yoochun se levantó esa mañana, con un ligero dolor de cabeza y el desagradable


sabor en sus labios del licor todavía. Pasó una mano por su cabello, sentándose
en la cama como podía, escuchando unos ruidos en la cocina que lo pusieron
inmediatamente en alerta.

Caminó cuidadosamente hasta ahí, sin los recuerdos demasiado frescos de la


noche anterior. Pero en cuanto vio a Junsu de espalda, preparando algo en la
cocina, su sonrisa apareció y sin dudarlo corrió hasta él, abrazándolo por la
espalda, con fuerza.

—¡Junsu! Dios te amo… Gracias por quedarte como un idiota como yo, pero te
prometo que… Un momento, ¿por qué estás más alto?

Yoochun se alejó un poco, permitiéndole al menor girar, con espátula en mano


mientras arrugaba el entrecejo y lo miraba amenazadoramente.

—Si vuelves a besarme, te por seguro que te daño esa linda cara que tanto adora
mi hermano.

—¡Junho!

El cuerpo de Park retrocedió lo suficiente, sorprendido y todavía un poco


descolocado ante la situación. Junho solo suspiró, regresando a la cocina al
parecer sin darle demasiada importancia a la presencia de Yoochun.

—Siéntate que ya voy a servir.

Un rato después Yoochun se encontraba en la mesa, con un sencillo desayuno,


mientras Junho acomodaba la servilleta en sus piernas con verdadera elegancia.
Aquello no le sorprendía, Junho siempre fue más formal que Junsu.
Analizó el rostro de Junho, su expresión tranquila y suspiró. Por más que fueran
gemelos, Yoochun no podía hallarles el parecido irreconocible. Para él eran muy
distintos y su corazón dolió un poco más. La presencia de Junsu aún invadía su
alma y lastimaba.

—Vine a Japón buscando a Junsu, intentando impedir que cometiera el error de


dejarse manipular por nuestro padre… Pero al parecer no llegué a tiempo.

Junho jugó con el pan en sus manos, Yoochun solo miraba el negro café en su
taza. Todavía sin siquiera poner las manos sobre la mesa. Mirando fijamente a la
mesa, tomando su decisión definitiva.

—Junsu escogió, Junho. Tuvo la oportunidad de decidir, y no es como si decidir


entre la familia y nosotros no sean difícil. Pero no debió hacer las cosas de esa
forma.

—No puedes juzgarlo tan severamente él solo…

—Él no es ningún niño, sabe que puede contar conmigo para lo que sea. Y él solo
se marchó sin mirar atrás.

—Somos su familia.

—¡Nosotros también!

Junho miró el rostro dolido de Yoochun, sus ojos debilitados. Finalmente Yoochun
solo desvió la mirada, mordiendo su labio inferior y aparentemente decidiendo no
hablar más del tema.

—Voy a quedarme unos días en Japón, luego iré a Corea para hablar con Junsu…
—Junho.— Yoochun interrumpió al menor con tranquilidad. –Puedes quedarte
aquí los días que estés en Japón, pero cuando veas Junsu habla con él sobre lo
que quieras, solo no me metas en esa conversación, no me uses como un recurso
para hacerlo regresar.

Yoochun se decidió por empezar a desayunar, tomando la taza con café en sus
manos. Junho solo respiró profundo. Sintiendo las cosas salirse de lugar de a
poco. Yoochun podía amara demasiado a Junsu.

Pero al mismo tiempo, él no podía simplemente dejarse herir tan deliberadamente.

Yunho primero se removió en su lugar un poco incómodo.

Cuando abrió los ojos recordó a Jaejoong. Se levantó del sillón preocupado por
que Kim aún no hubiera llegado, recorrió con velocidad el departamento. Cuando
llegó luego de hablar con Seulgi, Jaejoong ya no estaba.

Se había quedado en el sillón esperando por él, cansado de llamarlo y que no le


contestara. Pero nuevamente Yunho se volvía a encontrar solo en su
departamento sin la menor pista de Jaejoong.

Se sentó en el sillón. Con un suspiro lastimero en los labios. Jaejoong no podía


simplemente haberse marchado sin siquiera decir adiós. Cuando el teléfono cerca
de la entrada sonó Jaejoong corrió hacia él.
—¿Jaejoong eres tú?

Hubo un silencio, uno cortante y cruel que Yunho solo afrontó pasando una mano
por su cabello, desesperado por solo escuchar la bulla que la gente al otro lado
proporcionaba, pero sin que alguien le respondiera concretamente.

—Jaejoong… Si eres tú, por favor escúchame yo…

—Yunho, yo necesito esto. Necesitamos alejarnos un poco.

—¡No, no espera! Hable con Seulgi la pequeña no…

—Yunho, ¿no lo entiendes? Esto es más que Seulgi o la pequeña. Antes las cosas
para mi eran muy diferentes. Antes de conocerte ni siquiera me plantee la idea de
vivir junto a alguien como tú. Las cosas han ido sucediendo demasiado pronto.
Todo esto me está sobrepasando.

Jung podía identificar por la bulla al otro lado de la línea que muy probablemente
Jaejoong se encontraba en un aeropuerto, termina o estación. Se apoyó contra la
pared. Escuchando atentamente las palabras de él.

—Necesitamos un tiempo para pensar. Hasta que te conocí yo ni siquiera había


pensado en la posibilidad de que me pudiera gustar un hombre. En la idea de que
estar junto a ti era privarte de una familia, o privarme a mi de una.

—Lo haces sonar muy mal, Jae.

—Lo sé, pero sabes a lo que me refiero. Luchar contra el mundo entero de tu
mano es una decisión que debo pensarla bien, por que luego no quiero que hayan
arrepentimientos. No quiero salir lastimado por que yo lo sé, Yunho. Nunca volveré
a amar a nadie como te amo a ti.

Yunho levantó la mirada, sintiendo que en la parte inferior de sus ojos se


acumulaban las lágrimas que aún no salían. Tratando de respirar profundo para
evitarlo.

—Entonces no te marches. Puedes quedarte con Yoochun o alguno de los


muchachos, podemos mantener un poco de distancia para que pienses y…

—Sinceramente si permanezco a tu lado no resolvería nada.

—¿Puedo al menos saber dónde vas a estar?

—No voy a desaparecer Yunho, regresaré. Solo dame este tiempo para pensar,
déjame extrañarte un poco más. Prometo que regresaré aún si cuando me vuelvas
a ver ya no me ames como hoy.

Una sonrisa surcó por sus labios ante aquellas palabras y la pequeña herida que
se abría en su interior. En el fondo lo entendía, pero eso no aminoraba la presión.

—Te amo Jaejoong.

Escuchó un suspiro, un silencio que le demostró que para Jaejoong era difícil
también. Cuando Jaejoong volvió a hablar su voz sonaba un poco débil.

—Solo quiero recordar mi vida como era antes de conocerte. Quiero saber que
estoy haciendo lo correcto. Por que te amo de verdad, y cuando vuelva a tu lado,
enfrentaré lo que sea. A tu lado mi vida es completamente diferente a la que
alguna vez imaginé. Han ocurrido muchas cosas, muy rápido. Solo necesito
acostumbrarme a que mi vida ya no será como antes.
—Suenas como si estuviera arruinando tu futuro.

—En realidad no es solo tiempo para mi Yunho, piensa tú también en lo que


querías antes de conocerme. Nuestra relación no es como la demás. No basta con
que sintamos atracción, por que ambos tenemos sobre nuestros hombros mucha
responsabilidad. Después de todo, las consecuencias de amar demasiado, son
peligrosas.

En el momento en que volvió a haber un corto silencio Yunho suspiró, con una
expresión serena en su rostro en esta ocasión.

—Te voy a estar esperando, Jaejoong.

—Solo no te olvides de mí, Jung Yunho. Te lo advierto, por que sino te lanzo a la
cabeza lo primero que encuentre para que me recuerdes.

Yunho rió, mordiendo un poco su labio inferior. Comprendía que últimamente todo
era demasiado para ambos, comprendía que Jaejoong necesitaba analizar lo que
amar en estas condiciones significaba. Entonces lo dejaría ir. Para mantener
distancias, para que lo extrañara. Para pensar en lo que su mundo sin él
significaba.

—Te amo Jaejoong.

—Cuídate mucho, Yunho.

Cuando creyó que el momento de colgar había llegado. Jaejoong lo volvió a


sorprender.

—Yunho…
—¿Si?

—…Te amo.

Luego de eso, Jaejoong colgó.

Yunho sonrió levemente, mirando el teléfono en sus manos, con las últimas
palabras de Jaejoong en su mente, con su despedid grabada en la memoria.
Optando por darle un tiempo para pensar, en lo complicado que era su amor.

…Y en que finalmente el lo necesitaba también.

Changmin sostuvo con fuerza sus maletas.

Esperando por que la puerta frente a él se abriera, y cuando esta se empezó a


mover, solo respiró profundo. Los ojos de Rain lo enfocaron con rapidez, tomando
una maleta en sus manos y cediéndole paso al interior.

—¿Estás seguro de esto, Min?


Optó por dejar su maleta en el suelo, acercándose a Rain y abrazándolo con
fuerza, cerrando los ojos y descubriendo en medio de aquel gesto mientras Rain
posaba las manos en su espalda, que no se equivocaba.

—Estoy seguro, quiero estar contigo.

Y no importaba en ese justo momento si el mundo se le venía encima. Changmin


estaba seguro de lo que sentía, de lo que sus sentimientos acarreaban, en que
probablemente su padre no lo perdonaría.

Pero confiaba también en el amor de Rain, en sus palabras. Y en que había


pensado demasiado. En que habían pasado muchos años antes de aceptar lo que
sentía por él, en que Rain había esperado también muchos años por él.

Perder tiempo, era innecesario.

—Todo saldrá bien, Min. Te lo prometo, solo démosle tiempo a tu padre.

—No hablemos de eso ahora, Rain. Solo abrázame.

Comprendió en las palabras del menos que en realidad eso era lo único que él
necesitaba. Rain decidió entonces solamente abrazarlo, con toda la fuerza que
podía. Para que Changmin supiera que no se estaba equivocando al escogerlo.

Y que algún día, las cosas mejorarían.


Seúl, Corea.

Junsu bebió un poco de te, con el periódico en las manos dentro de aquella
enorme cocina. Cuando escucho unos suaves pasos entrar, giró levemente. Su
madre lucía seria, y Junsu solo pudo verla sentarse frente a él, mientras tomaba
sus manos.

—Junsu, sé sincero. ¿Por qué has regresado a Corea?

—Madre ya te lo dije, vine a hacerme cargo de las empresas de la familia, o al


menos acostumbrarme a ellas antes de asumir un cargo importante.

Donsang solo suspiró, bajando la cabeza un poco y apretando las manos de su


hijo con cuidado.

—Y dime entonces, ¿en realidad quieres hacer eso? Por que nunca te gusto nada
que tuviera que ver con las empresas. ¿Tú en realidad piensas dejarlo todo, por
hacer algo que no te gusta? ¿De verdad quieres estar aquí?

Fue en el momento en que su madre lo miró a los ojos, hablando tan


pausadamente que su corazón dio un salto. Diciéndole a gritos que no podía
mentirle a ella.

—Quiero estar contigo madre, con mi hermano y…


—No verás a Junho hoy. Y probablemente en mucho tiempo. Discutió con tu padre
pero no me dijo las razones, se marchó a buscarte perdiendo todo el apoyo de él.
¿Me podrías decir lo que está sucediendo?

Lo de Junho logró tomarlo por sorpresa, miró sus manos siendo entrelazadas por
la de su madre y volvió a suspirar.

—Padre me amenazó con alejarlos de mi sino regresaba a hacerme cargo de las


empresas.

—¿Él hizo eso?

Junsu asintió, levemente avergonzado. Con el silencio de su madre que luego de


unos segundos se convirtió en una leve palmada en sus manos.

—¿Y por que tú crees que yo dejaría de ver a mi hijo solo por lo que tu padre
diga?— Junsu levantó la mirada, un poco sorprendido también. –Para mi lo más
importante es que seas feliz Junsu. Deja de fingir que perteneces aquí, ¿acaso no
extrañas a Yoochun?

Brevemente Junsu sintió sus emociones desbocar en una vorágine de


contradicciones que obstruyeron sus palabras, pero cuando su madre le sonrió.
Soltando sus manos. Y regalándole la más bella de las sonrisas no pudo evitar
salir corriendo de las cocina hacía su habitación, con aquellas palabras
recordándolas con convicción.

“Vete Junsu, regresa a donde perteneces en verdad. Con quienes no te ponen


condiciones para quererte. A mi nunca me perderás, menos a Junho. Hablaré con
tu padre y si él no entiende que se atenga a las consecuencias. Márchate a ser
feliz, por favor.”

Akihabara, Japón.

Los días para Minho habían empezado a transcurrir aparatosamente lento.

Este sería su penúltimo año en la secundaria, el año siguiente empezaría con los
exámenes para la Universidad. Sexto año sin duda era el año que mas presiones
acarreaba, pero aún así sus pensamientos no estaban ocupados en ello.

Taemin desde siempre fue su mejor amigo. Cuando Taemin le confesó que se
había enamorado de él, fue extraño, y cuando le dijo que se propondría regresar
esos sentimientos a una amistad, jamás pensó que pasaría tan pronto.

Son adolescentes, el amor viene y va.

Minho de apoco logró olvidar sus sentimientos por Rain. ¿Por qué le era tan difícil
creer que Taemin lo había echo por él? Rodeado de sus amigos, en medio del
salón. Con Taemin enfrente, siendo abrazado por Joonghyun. Minho solo lograba
sentirse incómodo.

—Entonces, ¿qué les parece la playa? Será grandioso, las vacaciones están cerca
y será la mejor manera de recibir al sexto año que se aproxima.

—Si, pero el problema es que no tenemos suficiente dinero.


Key inmediatamente bebió su jugo, para poder hablar a tiempo.

—Mis padres tienen una casa en la playa. Es de dos pisos, yo creo que
acomodándonos entramos todos con facilidad.

—¡Eso es estupendo!

Pronto la charla se llenó de planes y risas. Minho solo miró la manera en


Joonghyun y Taemin se encerraban en una pequeña conversación solo para los
dos. Y era normal, estaban saliendo juntos. Probablemente hallarían la forma para
escaparse y pasar tiempo a solas.

Minho encontraba estúpido haberse dado cuenta tan tarde, que probablemente si
lo intentaba, su hubiera podido enamorar de Taemin.

Fue un día después cuando Yoochun finalmente accedió a salir de su


departamento y retomar su vida desde el punto en que sus problemas con Junsu
lo habían paralizado. Junho le hablaba tranquilamente sobre la entrevista de
trabajo que había tenido y que apenas le confirmaran, viajaría a Corea por sus
cosas y buscaría donde quedarse para dejar de incomodarlo.

Yoochun no sentía que lo incomodaba, más bien sentía que le hacía bien su
compañía, por que entre todas las cosas por las que estaba pasando. Y la visita
de Yunho en la que le contaba todo lo sucedido en los últimos días, sin contar con
las buenas nuevas de Changmin, pues Junho era como un aliciente para no
sentirse tan desgraciadamente solo.
Es más empezaría a reconsiderar la idea de pedirle a Yunho que se viniera a vivir
también con él y afrontar su soledad juntos. Los únicos que parecían estar
estables y sin problemas eran Siwon y Heechul.

Aunque claro Heechul no paraba de reírse y burlarse de Siwon por no haberse


dado cuenta que aquella compañera de trabajo iba tras él. Pero ese era un asunto
aparte que no los había afectado demasiado. En resumen, lentamente. Las cosas
volvían a su cause.

—¡Oye, Yoochun! ¿Me estas escuchando?

La voz molesta de Junho por un momento le recordó a Junsu, acomodó las fundas
del supermercado en sus manos y sonrió.

—Si, Junho. Conseguirás el trabajo, estás graduado en el extranjero eso de te da


mucha ventaja.

—Pues ojalá…

Junho acomodó también las fundas en sus manos y continuó caminando hacía el
departamento. Pero en cuanto divisaron a Junsu sentado sobre sus maletas en la
puerta de Yoochun, los pasos de ambos se detuvieron.

—¿Junsu? ¡Junsu!

Junho ni siquiera lo pensó demasiado, corrió hacía su hermano quien lo recibió


con una gran sonrisa y lo abrazó con fuerza. Yoochun sin embargo continuaba
estupefacto, parado a unos cuantos metros de donde ellos se encontraban.
—Regresaste… No sabes cuanto me alegra que lo hayas echo. Ahora podré
quedarme contigo. Ya he molestado mucho a Yoochun.

—Ya te he dicho que no has sido una molestia, Junho.

Cuando finalmente Yoochun habló, Junsu levantó la mirada con una pequeña
sonrisa en los labios y acercándose pausadamente hacía él. Viéndolo sacar las
llaves de su bolsillo.

—Yoochun yo…

—Me alegra que hayas regresado.

Y sin alguna sonrisa de por medio, o algún abrazo. Yoochun solo siguió
caminando hacía su puerta, abriéndola con lentitud e ingresando a su
departamento sin mirar atrás. Junsu solo se quedó en lugar, sintiendo la
indiferencia de Yoochun lastimarlo profundamente.

—Tienes que darle un poco de tiempo, Su.

La mano de su hermano sobre su hombro fue compresible, Junsu asintió. Pero


aún así, añoró al menos una mirada complaciente por parte de Yoochun una que
nunca llegó. Haciéndole ver que se había equivocado y que tal vez no había
recapacitado a tiempo.


Un año y medio después el Ai Maid Café había cambiado casi completamente.

Externamente era un cambio solo en personal y diseño. Pero los dueños y socios
del lugar sabían que en realidad muchas cosas habían cambiado. Las hermosas
chicas que ahora atendían el lugar deslumbraban a los clientes y al parecer
habían restaurado el orden en el lugar luego de que Junko, Jejuko, Yuna y Mina
desaparecieran.

Yunho había optado por haber superado muchas cosas con la aparición de Seulgi,
y por supuesto con el tiempo que Jaejoong le había otorgado. Había comprendió
entre muchas otras cosas que Seulgi solo se encontraba un poco asustada.

Y Yunho había decidido darle la oportunidad de que empezara a valerse por si


sola, por ella y por su hija. Es así como Seulgi había quedado al mando del
personal, en este caso las meseras del Maid. Encargándose del uniforme y todas
esas cosas que ellos no entendía muy bien.

Incluso las pequeñas visitas de Mirah, la hija de Seulgi le otorgaba a Yunho unos
momentos de distracción luego de un agotador día de trabajo.

—¿Y como van las cosas con Kangtae?

—Pues él esta trabajando y le va muy bien, además visita a Mirah casi a diario.

—Me refiero a ustedes.

—Oh, bueno…— Seulgi se removió en su asiento un poco incómoda. Mirando a la


pequeña que comía un pequeño pastel preparado por Heechul. –Pues bien. Ayer
estuvimos hablando sobre muchas cosas, entre ellas una segunda oportunidad.
Pero en este momento de mi vida quiero terminar de aprender a valerme por mi
misma.
Yunho sonrió, bebiendo un poco de café y sabiendo que en ese momento el Maid
se encontraba lleno y sus meseras tenían mucho trabajo.

—Me alegro por ustedes.

—¿Has sabido algo de Jaejoong?

—No, pero espero que esté bien.

Si bien su relación Seulgi no era la de antes; Cuando menos mantenían un


contacto cercano de colaboradores que pronto podría convertirse en amistad.
Yunho empezaba a sentirse orgulloso de ella, por que estaba trabajando por un
mejor futuro para Mirah.

—Jefa, Kyona rasgó su vestido, ¿qué hacemos?

—Oh, diablos… Yunho te dejo. Hablamos después, vamos Mirah.

La pequeña agitó su mano en señal de despedida y caminó junto a su mamá a los


vestidores, con el pequeño postre en las manos. Si bien extrañaba a sus amigos,
le hacía feliz saber que cada uno ya se encontraba dedicándose a lo que le
apasionaba.

Encontró a Heechul en la cocina, en medio de sus dos ayudantes, simplemente


arrimado en uno de los pilares con el celular en las manos y una sonrisa tonta en
los labios. Se acercó discretamente por atrás y logró ver que se trataba de un
mensaje de Siwon.

—¡A trabajar, Chul! Y deja de ser tan cursi.


Su grito tomó por sorpresa a Kim quien incluso saltó un poco, antes de guardar el
celular y sacarle la lengua. Heechul se había quedado junto a él. Le apasionaba
hacer postres, por tanto el Maid era su lugar ideal.

Respiró profundo y se acercó a la caja con tranquilidad. Tocando el hombro del


muchacho que se encontraba ahí y diciéndole que volviera a la cocina con un
‘gracias’ de por medio. Observó el local y sonrió. Esperando con tranquilidad que
en verdad, ese tiempo que Jaejoong se estaba tomando acabara pronto.

—Jefe, dos moccacino y un pastel de limón.

—Enseguida.

Yunho facturó inmediatamente el pedido y la muchacha le sonrió, asintiendo antes


de regresar para atender a otro cliente. Un largo día de trabajo.

Rain sonrió divertido al ver a Changmin nervioso sentado frente a él.

Con las manos entrelazadas, el menor únicamente observaba el sobre manila que
se encontraba encima del pequeño mesón en la cocina. Estrujó sus manos un
poco más y finalmente accedió a acercarle el sobre a Rain.

—Esta bien, no puedo. Léelo tú.


—De acuerdo.

Changmin miró a Rain tomar el sobre y empezar abrirlo. Mordió su labio inferior,
esperando los largos segundos que acompañaron a ese momento mientras Rain
parecía leer incluso más lento de lo normal solo para desesperarlo.

—¿Y? ¿Qué dice?

—Tranquilo, Min.— Rain sonrió divertido y tomó las manos de Shim con fuerza. –
Felicidades pequeño. Te aceptaron, trabajaras en el despacho de uno de los
mejores abogados de la escuela de leyes.

Los ojos de Changmin se iluminaron. Dio un pequeño salto de felicidad, apretando


su puño y abrazándose a Rain con fuerza, cubierto de una emoción espontanea
reflejada en sus ojos.

—¡No lo puedo creer! No cualquiera entra a trabajar para ellos. Así sea como
principiante, sé que voy a dar lo mejor de mi.

—Estas apenas en segundo semestre en Derecho. Eres impresionante, Min. Tus


notas son envidiables. Me siento tan orgulloso.

Rain lo volvió a abrazar. Con fuerza y sacudiendo sus cabellos.

—Ya, ya… Deja de hacer eso que pareces más mi padre.

—Oh, bien. Entonces, mejor hago esto.

De improviso Rain jaló a Changmin de la bufanda juntando sus bocas y


percibiendo la sonrisa en los labios del menor, antes de que lo rodeara con sus
brazos y fuera Changmin quien profundizara el beso.
—¿Me harás una deliciosa cena de felicitación?

—Por supuesto. Lo que tú desees.

Changmin sonrió victorioso, tomando de la mano a Rain para que caminaran hacía
la sala de estar frente al televisor. Comentándole sus planes e ideas. Hablándole
de lo genial que era estar al fin en la Universidad.

Taemin dejó salir un poco de aire caliente sobre sus manos.

Arrimado en aquella pared a la salida de la Universidad. Miró la hora en su reloj y


sonrió; Minho en cualquier momento saldría. Se habían graduado hace poco y
como era de esperarse ya todos habían empezado a desligarse por caminos
diferentes.

Cuando finalmente observó a Choi con un bolígrafo jugando es sus manos se


irguió y le sonrió abiertamente.

—¿Y bien? ¿Cómo te fue en el examen de admisión?

—¡Muy bien! Estoy casi seguro de que aprobaré.


Minho le sonrió a Taemin, con verdadero entusiasmo, feliz de poder estar pasando
más tiempo con su amigo a pesar de que aún, luego de más de un año, siguiera
saliendo con Joonghyun.

—Oh, por cierto… Como así no he visto a tu siamés perdido en estos días.

—¿Te refieres a Joonghyun?

Minho empezó a caminar, logrando que Taemin lo hiciera también.

—Exactamente.

—Oh, pues viajó a Kioto unos días.

—¿A Kioto? ¿Y que fue a hacer tan lejos de Akihabara?

—Ok, bien…— Taemin de pronto se mostró nervioso, pero con la misma sonrisa
en sus labios. —Quería que fuera una sorpresa, pero… Joonghyun fue a retirar los
resultados de nuestros exámenes allá.

Taemin extendió un poco sus manos, esperando por que Minho se entusiasmará
también, pero a cambio, Choi únicamente arrugó el entrecejo.

—¿A Kioto? Espera, ¿me estás queriendo decir que tú y Joonghyun se van a ir a
estudiar la Universidad a Kioto?

—¡Si! ¿No es genial?

—¡Por supuesto que no! Mi mejor amigo se va de la ciudad, me lo dice recién y,


¿quieres que esté feliz?

—Pero Minho…
El celular de Taemin comenzó a sonar, para este momento la mirada en el menor
era un poco preocupada, pero aún así en cuanto vio el nombre de Joonghyun
decidió contestar.

—Si, Joonghyun dime… ¿Eh? ¿En serio?… ¿Los dos fuimos aceptados? ¡Eso es
perfecto! ¡Claro que estoy contento!

Minho solo escuchó la voz repleta de entusiasmo en su amigo. La manera en la


que sonreía y como parecía atento a cada palabra que Joonghyun decía. Minho
pensó que estaba siendo egoísta, eral el futuro de Taemin… Pero aún así, no
quería que se fuera.

Y no poder detenerlo, solo lo deprimió un poco más.

Cuando Junho abrió la puerta del departamento, Junsu permanecía en sillón con
un jarro con chocolate en las manos aparentemente divertido viendo un programa
en la televisión. Sonrió un poco y caminó hasta poder sentarse junto a él.

—¿Trajiste la comida?

—Deliciosa comida china.


Levantó la pequeña funda en sus manos y con cuidado empezó a sacar sobre la
pequeña mesita los cartones con comida china, mientras su hermano dejaba el
jarro y lo miraba con entusiasmo.

—Ya moría de hambre.

—Lo sé, no debiste esperar a que saliera del trabajo. Te hubieras preparado algo.

—No, es más divertido comer contigo que solo.

Junho observó como su hermano empezaba a separar los palillos para empezar a
comer abriendo una de las pequeñas cajas de cartón. Junsu sonreía, parecía
entusiasmado con poder cenar de una vez por todas.

Pero en el fondo Junho sabía que este año y medio transcurrido había sido muy
difícil para él. Por que Junsu había tenido que empezar desde cero, dedicarse por
completo al fútbol una vez más no había sido fácil.

El entrenador lo había regañado por abandonar el equipo de buenas a primeras, y


lo había colocado como suplente. Obligando a Junsu a que empezara desde cero,
ganando su titularidad a base de meritos. No pudiendo ser entrenador de los niños
hasta no alcanzar su meta. Así que en eso se encontraba.

—¿Cómo van las cosas con el fútbol, Su?

La pregunta pareció hacerlo recordar algo, Junsu golpeó un poco su pecho al


atorarse y bebió un poco de gaseosa antes de hablar.

—¡Lo había olvidado! Disculpa por no decírtelo antes; El entrenador dice que ya
soy titular. Oficialmente comienzo como entrenador de los niños la próxima
semana.
La sonrisa en el rostro de Junsu fue majestuosa. En verdad se sentía
entusiasmado y Junho no pudo evitar sentirse igual.

—¿Por qué te notó más entusiasmado con ser entrenador de los niños que en
jugar?

—Amo entrenar a los pequeños, solo un poco más de lo que amo jugar. No dejaré
de jugar, pero ambas cosas me encantan.

Junho llevó un poco de comida a su boca, y Junsu pareció distraerse una vez más
con la serie. Suspiró levemente y miró hacia la pantalla del televisor, si algo no
había cambiado, era la actitud reacia de Yoochun hacía Junsu.

Por un momento pensó que sería algo de unas semanas, cuando mucho un par de
meses, pero Yoochun parecía muy concentrado en su último semestre en la
Universidad. Había empezado ya a trabajar como compositor y empezaba a tener
el reconocimiento debido. Estudiar música había sido lo adecuado par él.

Sin embargo, Yoochun no dejaba a Junsu acercarse más allá de lo necesario. Y


eso solo volvía las reuniones entre sus amigos un poco más tensas. Junho
empezaba a creer que si eso no mejoraba en un par de semanas; Junsu se daría
por vencido.

—Es mi culpa, ¿sabes?

—¿El que?

—Que Yoochun me odie.

Los ojos de Junsu viajaron del televisor hasta su comida. Con una leve melancolía
mientras movía los palillos entre la comida.
—Yoochun no te odia, es solo que se sintió muy lastimado. Tal vez como Jaejoong
necesita tiempo, ¿no crees?

—Un año y medio y Yoochun me sigue tratando como si fuera un perfecto


desconocido. Eso no me da nada de esperanzas.

Junho sonrió levemente, tratando de brindarle un poco de confort a su hermano,


arrimándose en él y apoyando la cabeza en su hombre.

—Todo saldrá bien, Su. Ya verás…

Yunho cerró la puerta de su departamento y lanzó las llaves sobre la mesa.

Había sido un día particularmente agotador. Se lanzó sobre la cama boca arriba,
con los brazos estirados, y un suspiro en los labios. El pequeño silencio que se
esparció en la habitación fue gratificante.

Cerró los ojos un instante; Tenía que bañarse, comer algo rápido, medio ver un
poco las noticias y luego acostarse a dormir. Se encontraba lo suficientemente
cansado como para empezar a pensar que apenas alcanzaría a bañarse y
entonces se quedaría dormido.
Seguramente Jaejoong lo regañaría por no comer a la hora correcta.

Abrió los ojos entonces, mirando el techo de la habitación. Con una pequeña
sonrisa en los labios, trayendo a su presente aquellos recuerdos de la primera vez
que lo vio. Cerraba el maid un poco tarde y de la nada apareció aquel muchacho
en esos días rubio.

Mucho gusto soy Kim JaeJoong. Venía por lo del anuncio pero veo que estas
cerrando me preguntaba si…

Con la gorra en la cabeza, y una pequeña sonrisa en los labios. Desde ese
momento, Yunho se sorprendió al ver su rostro y expresiones. La manera en la
que parecía destilar esperanza y desde entonces le maravillo la idea de que
molestarlo sería divertido por su extraño carácter.

Volvió a suspirar, decidiéndose por levantarse de una vez por todas y comenzar
con su pequeña rutina. Pensando en que sería bueno que ese tiempo de espera
se acabara una vez por todas.

Kioto, Japón.
Jaejoong tipio velozmente las palabras en la laptop, verificando muy de vez
cuando alguna cosa en uno de los muchos libros que había sobre la mesa. Con el
tiempo justo para poder enviar su tarea.

—Jaejoong ya duérmete.

Su compañero de habitación le lanzó una almohada a la cabeza y Jaejoong sonrió


divertido ante lo cansado que parecía su compañero al no poder dormir por el
ruido que sus dedos sobre el teclado provocaban.

—Ya Joong, ya terminó. Deja de ser tan fastidioso. Este deber es muy importante,
el profesor dijo que sería la mitad de la nota.

—¡Viva! No entiendo como puedes estar estudiando literatura… Iuk, hasta el


nombre resulta aburrido.

Jaejoong sonrió ante las palabras de su amigo, soltando un poco de aire de sus
pulmones. Complacido con por fin haber tipiado sus últimas palabras. Guardando
el documento una última vez y abriendo su correo para poder enviar la tarea.

—Lo único bueno de esta desvelada es que al menos me voy acostumbrado para
los finales de este semestre.

—Alégrate Joong, ¿no dijiste que estas vacaciones te ibas con tu novia de
vacaciones?

—Si y eso será genial. ¿En serio te regresas a Akihabara al finalizar el semestre?

—Si, voy a terminar la carrera por allá.


Su rubio amigo se levantó, sentándose en la cama y sacudiendo un poco sus
cabellos.

—Bueno pierdo un compañero de habitación pero gano tener a mi novia viviendo


conmigo.

—Eres un pervertido.

—Y tú un aburrido mira que rechazar a media universidad y no salir con nadie en


año y medio que tienes en Kioto.

Jaejoong finalmente apagó la computadora estirando un poco su cuerpo y


lanzándose sobre su cama con una sonrisa satisfecha en los labios.

—Hay alguien esperando por mí en Akihabara, Joong. Así que no fastidies.

—¿Y como sabes que aún te espera si ni siquiera se han contactado?

—Solo lo sé, el amor es algo que nunca llegaras a comprender Joong.

—¡Oye, yo amo a Tahara!

—Si, si lo que tu digas…

Cerró los ojos brevemente, con su amigo quejándose aún por infravalorar lo
sentimientos hacia novia. Por un momento Jaejoong miró hacía la ventana y el
cielo oscuro de ese día. Contando los días para regresar.

“Es mucho tiempo sin verte, Yunho.”

Y antes de poder darse cuenta, había conciliado el sueño una vez más.
Fin Capitulo Veintitrés.

Capitulo 24: Sus manos entrelazadas, decían algo.

Seúl Corea.

Jihan miró los papeles en sus manos, y con un suspiro instalado en los labios dio
por terminado la lectura de aquel papel. Repasando cada letra que indicaba el
eminente fin de lo que alguna vez su matrimonio.

Segura de haber tomado la decisión correcta, cerró la carpeta. Asintiendo ante su


abogado que sonrió complacido y se levantó, dedicándole unas últimas palabras
de agradecimiento por la confianza y despidiéndose con un asentimiento y
estrechamiento de manos.

Cuando finalmente el hombre se marchó, Jihan fue directo a la cocina a servirse


un poco del jugo que esa mañana los empleados habían hecho para el desayuno.
Sentándose en la mesa de la cocina y con una sonrisa de tranquilidad.

Había sido un divorcio tranquilo. Su esposo lo había perdido todo, a su hijo unos
años atrás y ahora ella. Sus decisiones erróneas sobre la sociedad y el que dirán
lo habían arrastrado a ello.
Jihan no podía hacer nada por él, no podía seguir junto a él, mientras no cambiara
su forma de pensar. Pensó en que extrañaba mucho a su hijo, recordó a Jaejoong
esperando por que el muchacho volviera junto a Yunho algún día.

Recordó entonces el sobre que su abogado le había entregado y lo abrió. La


identificable de su ex esposo y bebió un poco más de su jugo.

“Dile a nuestro hijo que espero que algún día me pueda perdonar.

No supe ser un buen padre, ni tampoco un buen esposo.

Sean felices, intentaré volverme una mejor persona. Digna de ustedes, digna de
sus recuerdos. Alguien digno de pertenecer a sus vidas irremediablemente.

Sé feliz hijo mío.

Busca a la felicidad que por tantos años huyó de ti, mi amada Jihan.”

La nostalgia invadió su ser. No se llenó de esperanzas.

Decidió que por el momento lo mejor sería concentrarse en hacer algo por sí
misma. El tiempo diría y daría muestras del cambio de Kangsae, sería este su
momento. Y trataría de emprenderse una nueva meta.
Algo, como lo dijo su hijo. En lo que concentrarse, le deparara un mejor futuro.

Akihabara, Japón.

Yunho miró hacía el interior de su local.

Con una expresión serena, las chicas, con bellas sonrisas en el rostro se movían
con eficacia, siendo amables. Los clientes se veían complacidos y tranquilos. El
ambiente del local justo en ese momento era el mejor.

La música suave le recordaba a la vaga imagen de Changmin, Yoochun, Junsu y


Jaejoong de un lado a otro, caminando entre las diferentes mesas, con sonrisas y
los gestos molestos de Jaejoong.
Apretó el jarrón con café en sus manos. Ahí donde recitaba la algo gasta frase de
‘Mi jefe es el mejor’ recorrió con la llama de sus dedos las letras, que en cualquier
momento empezarían a desaparecer.

—Más te vale, Jaejoong. Regresar antes de que eso suceda.

Y un suspiro se le escapo de los labios. Seulgi lo codeó de pronto, con una libreta
en las manos y sus ojos llenos de curiosidad.

—¿Qué te sucede?

—Solo… Pienso.

—¿Para qué había llamado Jihan?

—Oh, para desearme un feliz cumpleaños. Y comunicarme que ya salió su


divorcio.

Seulgi entonces dejó la libreta sobre el mesón, mirando atentamente a Yunho y


con un pequeño suspiro de sus labios.

—¿Estás bien?

—Por supuesto, eso es decisión de ellos. Además hace mucho que no veo a
papá.
—Yunho… Hoy no podré estar en tu reunión por tu cumpleaños, Kangtae quiere
que salgamos a cenar los tres. Al parecer tiene algo muy importante que decirnos.

—Está bien, no hay problema.

Yunho le sonrió amablemente. Pero pudo ver por la manera en que Seulgi se
movía un poco, que al parecer intentaba decirle algo más.

—Seulgi, ¿qué sucede?

—Kangtae hace unos días me propuso que comenzáramos de nuevo. Él tiene


unos negocios muy importantes en Corea. Así que estamos pensando en retomar
nuestra familia.

Cuando Seulgi dibujó una sonrisa en sus labios, así de sincera y llena de emoción.
Yunho comprendió que aunque mucho tiempo había pasado. Al fin, todo volvía a
estar en su ritmo normal.

Y ella lucía al fin, tranquila y llena de felicidad.

—Imagino que Mirah está sumamente feliz.

—No te imaginas cuanto. Kangtae y yo decidimos ir despacio, pero estoy segura


que todo marchara bien.
Yunho solo sacudió un poco los cabellos de la mujer y aunque ella se removió en
seguida, acusándolo de despeinarla, en el fondo supo que nada podía afectar la
felicidad que Seulgi despedía en ese instante.

—¿Quiere decir que te irás a Corea con él?

—Si, lo estuve pensando. Y decidí aceptar.

—Será duro sin ti, las muchachas y yo te vamos a extrañar.

—Lo sé, pero Jaejoong pronto estará de regreso y te ayudará.

Y aunque las palabras de Seulgi fueron agradables, internamente Yunho deseó


por que fueran ciertas. Y por que se cumplieran lo más pronto posible.

Yoochun disfrutó de poder tener la raqueta de tenis en las manos y de golpear la


pequeña pelota contra la pared para ejercitarse un poco esa mañana, algo
cansado ya de tanto ejercicio se detuvo y trato de recuperar el ritmo normal de su
respiración.
Dejó que la pelota golpeara levemente con la pared, habiendo pegado la pelota
débilmente aquella última vez, la pelota rebotó en el suelo varias veces antes de
llegar a sus pies con suavidad.

Apretó el mango de la raqueta con fuerza, con su pecho subiendo y bajando


constantemente, recuperando el aliento que poco a poco había ido perdiendo.
Secó con el antebrazo el sudor en su frente y descubrió que por hoy, había
logrado sacar un poco el estrés que los finales en la Universidad le provocaban.

Curiosamente, siempre encontraba devastador el ya no pertenecer al Maid, por


qué antes podía entretenerse con aquello e ir a las clases, pero ahora lo único que
le quedaba era el ejercicio y visitar de vez en cuando a sus amigos.

Junsu…

Su nombre seguía rondando en la cabeza, viviendo a unos pasos de él, y teniendo


que observarlo como cada mañana, salir con su pequeña maleta en la espalda,
dispuesto a entrenar como cada día.

Y recordar lo mucho que lo había amado, que lo ama. Y lo mucho que lo lastimó.
Era un tiempo exagerado, él mismo lo sabía pero cabía todavía en sus
pensamientos la manera en que Junsu lo había hecho a un lado.
Verlo a los ojos marcaba dentro de él, lo mucho que le costaba dar un paso hacía
atrás y creer que todo sencillamente podía correr un curso normal. Lo extrañaba, y
sabía que por mucho que lo intentara no podía seguir así.

Con un último aliento fue por su maleta, dispuesto a darse una ducha y luego
poder ir un rato a la Universidad. Cuando el teléfono sonó, Yoochun tuvo que
escuchar el sonido incesante durante varios segundos hasta que logró encontrarlo
dentro de la maleta.

—Changmin, ¿cómo así tú llamando a tus buenos amigos?

—Muy gracioso, Monochun. No te olvides que hoy en la noche es la reunión en el


Maid por el cumpleaños de Yunho.

—Por supuesto que no lo he olvidado, mocoso. Heechul no ha parado de


recordármelo en lo que va de la semana.

Hubo una pequeña risita por parte de Changmin, una que nunca antes había
escuchado. Y entonces Yoochun se detuvo, arrugando un poco el entrecejo.

—Rain… No me muerdas el cuello… Estoy hablando con Yoochun.

—¡Iugh! ¡Changmin guarda tus pornocidades para otro momento! Especialmente


cuando NO hables conmigo.

—¡No son pornocidades, imbécil! Además eso ni siquiera es una palabra.


—¡Y qué me importa si es o no una palabra, igual no me place escuchar tu voz
orgásmica!

—¡IDIOTA!

Con ese último grito por parte del menor, Yoochun cerró la llamada. Con una
sonrisa bailando en los labios, gracias a lo estupendo que era fastidiar a
Changmin y que por supuesto seguramente Rain a su lado debió haberse
quedado sordo ante el estruendoso grito por parte de Shim.

Dirigiéndose a las duchas, Yoochun miró por encima de la pequeña malla que
daba justamente a la cancha de fútbol donde Junsu entrenaba igual que cada
mañana con los niños a su cargo.

Sonrió un poco más calmado, subiendo el pequeño escalón que había, apoyando
los brazos en la parte superior de aquella malla, mirando a Junsu dar un par de
indicaciones mientras los niños le contestaban con un efusivo ‘Si’

Él era la razón principal por la que los últimos meses llevaba practicando tenis, por
que aunque sus sentidos le indicaban que marcara su distancia. Él continuaba ahí,
mirando en aquella prudente distancia, las sonrisas y el entusiasmo de Kim.

La contagiosa emoción con la que se dirigía a los pequeños. Y Yoochun podía


quedarse observándolo por horas, hasta que su celular sonaba y la alarma le
enseñaba que tenía algo más que hacer.
Volvió a sacudir su cabeza con fuerza, volvió a bajar y ajustar la maleta en su
espalda, por que ya no quería esperar. Por que había odiado el momento en que
Junsu decidió darle su tiempo para esperar, su espacio de paz.

Por que esa distancia que ahora los marcaba, lo ofuscaba.

Retomó su camino a las duchas y suspiró. Mirando el amplio cielo azul de esa
mañana, sabiendo que lo vería esa noche. Y que entonces, algo tenía que
suceder, por que el tiempo empezaba a consumirlo.

Y él necesitaba regresar a su historia con Junsu.

Kioto, Japón.

Esa mañana Jaejoong salió feliz de la Universidad.


Con una enorme sonrisa en los labios, y respirando profundo ante ese gran cielo
encima suyo, poco le faltó para estirar los brazos y respirar lo más hondamente
que había podido. Pero decidió dejarlo para otra ocasión.

Acababa de aprobar todas las materias, y ya tenía todos los papeles necesarios
para poder regresar a Akihabara, miró la hora en su reloj y decidió que tenía salir
corriendo cuanto antes para su departamento y luego para el aeropuerto.

Tenía el tiempo encima, la sonrisa en sus labios parecía no querer desaparecer.


Ya el día anterior se había despedido de todos lo nuevos amigos que había
formado en Kioto. Tenía que regresar justo hoy, por que hoy era el día indicado.

Por que Yunho cumplía años el día de hoy.

Y no quería perder un día más.

Ajusto la maleta a su espalda, y tomó el primer taxi que encontró, dispuesto a


llamar a su madre para comunicarle la buena noticia de sus notas y de que por fin,
regresaría junto a Yunho.

Aunque en ocasiones ella sonara más emocionada que él con la idea de regresar
al Maid.

Akihabara, Japón.

Minho se vio incapaz de no mostrarse nervioso aquella mañana.

La partida de Taemin en unos días pesaba sobre su espalda, como una culpa, de
la cual necesitaba deshacerse. Por que sus propios sentimientos se lo pedían a
gritos y por que no quería dar un paso atrás otra vez.

—¿Has llegado puntual? De seguro vas a pedirme algo importante.

Taemin sonrió divertido en tanto se sentaba frente a él, Minho solo pudo tratar de
sonreírle de la misma forma, por más inútil que le resultara. Por más que intentara
que de alguna forma su nerviosismo no se notara.

—Key me dijo que habías aprobado el examen de la Universidad, ¿es verdad?


—Si, ayer me llegó el resultado.

Minho encontró fácil desviar la conversación, mirando los ojos de Taemin,


evitando comenzar con aquel vergonzoso momento, pero él había empezado a
leer el menú, su mente empezaba a dispersarse. Y Minho supo que debía hacerlo
de una vez por todas.

—Taemin… ¿De verdad piensas irte con Joonghyun?

—¿Qué?— Lo miró confundido, como si en realidad hubiera estado ocupado


leyendo el menú, como si voz lo hubiera interrumpido. –Oh, no ya no.

—¿No irás a Kioto?

Su emoción desbordó instantáneamente, con una sonrisa volátil en los labios.

—Joonghyun no irá a Kioto, su padre tiene unos negocios importantes que atender
en Estados Unidos, y le ofreció a él y a toda su familia que se mudarán allá,
Joonghyun también se irá con ellos.

Había algo en ese tono en la voz de Taemin, había estado saliendo tanto tiempo
con Joonghyun, casi un año. Y a Minho le resultaba tan difícil de creer que Taemin
le contara esa noticia con tanta soltura que no pudo evitar sentirse extraño.
—¿Por qué lo dices como si no te importara?

—Por que estoy feliz por él. Es una gran oportunidad.

Sinceridad, las palabras de Taemin solo reflejaban aquello, mientras le robaba un


poco de agua de su bebida, mirando de un lado a otro esperando por que algún
mesero se acercara y poder hacer su pedido.

—O tal vez lo dices, ¿por qué no parezco tan afectado?— Minho inmediatamente
asintió. –Joonghyun y yo terminamos hace un par de meses, una semana después
de terminar el instituto. Cuando fuimos a dar los exámenes a Kioto, ya no
estábamos saliendo.

Minho volvió a removerse incomodo en su lugar. Frente a él estaba su mejor


amigo, aquel que le había confesado un año atrás que se había enamorado de él.
Aquel que había respetado su decisión de anteponer su amistad.

Aquel que había decidido seguir adelante mientras él se había quedado estancado
en su realidad.

—Minho… ¿Sucede algo? Te noto muy extraño.

—No te vayas.

Sus palabras habían salido solas, ni siquiera lo miraba cuando las pronuncio y por
el silencio de Taemin, pudo sospechar que lo había entendido perfectamente.
—¿Por qué razón?

—Te quiero… Me costó darme cuenta, y solo quiero una oportunidad.

Cuando Taemin suspiró, con un prolongado silencio de por medio. Minho empezó
a sospechar que las cosas no andaban bien. Que sus palabras habían sonado
probablemente muy egoístas, y que se estaba equivocando.

—Taemin…

—Minho, lo siento.

Y la respiración había dejado de llegar a sus pulmones, Taemin jugaba con sus
manos, moviéndolas nerviosamente, con una sonrisa incómoda en los labios.
Evitando que sus ojos se encontraran.

—Este viaje a Kioto es muy importante para mí, luché mucho por obtener ese
pase a la Universidad. Ha pasado casi un año desde que te confesara lo que
sentía… Y sinceramente, no estoy seguro de sentir lo mismo.

Minho estaba seguro de que recibiría una respuesta como esa, lo sabía. Solo
quería intentar, solo quería que Taemin lo supiera antes de irse. Sus manos
tomaron las de su mejor amigo con cuidado, con una sonrisa sencilla marcada en
el rostro.
—Yo te entiendo, Taemin. Ve a Kioto, yo solo estoy siendo egoísta. Lo siento.

Sentía la mirada de Taemin encima de él. Pero al igual que hace un momento lo
hubiera hecho Taemin, él no se atrevió a mirarlo a los ojos, acariciando las manos
del menor con suavidad. Entretenido como si eso fuera realmente relevante para
él.

—Lo siento Minho…

El susurro en que salieron las palabras de Taemin lo hizo comprender varias


cosas, entre ellas la más importante. Que Taemin se iba, por que era su sueño
estudiar allá, por que quería un futuro mejor para él. Y Minho no lo podía detener.

Minho apretó sus manos fuertemente, por que esta sería la última vez, quizá en
mucho tiempo en que lo hiciera. Por que lo amaba, lo amaba lo suficiente como
para dejar que se marchara lejos, y sus sentimientos permanecerían guardados de
la misma forma que Taemin lo hubiera hecho tanto tiempo atrás, anteponiendo su
amistad a él mismo.


Esa noche, el maid estaba prácticamente disfrazado.

No habían rastros del café que solía ser durante las mañanas y todos dentro del
local, con vasos de licor en la mano, con la música a un volumen considerable,
charlaban se divertían, abrazaban al cumpleañero.

Yunho se encontró conversando divertido con sus empleadas, con aquellas


hermosas muchachas que ahora formaban parte de su equipo de trabajo. Todas
sonriendo y tratando de divertirlo, tratando de borrar esa sonrisa melancólica en
los labios de su jefe.

Era sabido por todos que un año atrás, el cumpleaños de Yunho había sido
celebrado únicamente por los amigos de Yunho y nada más. Lo que el resto no
comprendía era que justo el día de hoy faltaba una persona de ese grupo de un
año atrás. Y la felicidad que sus amigos intentaban impregnar en Yunho, no era
suficiente para él.

—¡Yunho!

La pequeña Mirah llegó corriendo, abrazándose a las piernas de un sorprendido


Yunho quien giró un poco más sonriente para tomar a la niña en sus brazos y
empezar a hablarle a la pequeña que lo llenaba de besos en la cara y le deseaba
un feliz cumpleaños.

—Felicidades, Yunho.
Seulgi y Kangtae estuvieron frente a él, ambos tomados de la mano, con una
pequeña sonrisa al ver como su hija parecía muy feliz en los brazos de Yunho,
cuando Seulgi le extendió su regalo con tranquilidad, Yunho sonrió de la misma
forma.

—Gracias, ya vuelvo.

Mirah pasó a los brazos de su padre, y Yunho caminó caminó hasta la cocina para
poder dejar el regalo dentro, cuando entró. Heechul estaba sentado en el mesón
de la cocina, con Siwon entre sus piernas, literalmente devorándose el uno al otro.

Yunho carraspeó un poco y miró fijamente a los dos muchachos que en ese
instante, giraron hacía él, con los ojos muy abiertos y sonrieron nerviosamente
antes de separarse con cuidado.

—Hey, Yunho… ¿Qué tal la estás pasando?

—Increíble, con lo que me encanta descubrir que mis amigos prefieren andar
metiéndose mano que pasar tiempo conmigo en mi cumpleaños.

Siwon peinó un poco sus cabellos y lo abrazó con fuerza.

—Oh, vamos. No exageres. Ya te felicitamos, y hay mucha gente allá afuera


dispuesta a conversar todo lo que quieres.
—¡Siwon!

Heechul golpeó inmediatamente el brazo de Siwon y Yunho no pudo evitar soltar


una pequeña risa al ver la expresión de los dos.

—No le hagas caso Yunho, ya salimos con los demás invitados.

—No por mi no se preocupen.

Sacudió los cabellos de Heechul quien hizo un pequeño puchero, pero decidió que
abandonar la cocina por el momento sería lo más adecuado, fue cuando
empezaba a volver al lugar repleto de gente cuando alguien más llegó,
abrazándolo con fuerza por la espalda.

—¡Niisan!

No escuchaba a Changmin hablarle así desde hace tanto tiempo, que incluso la
muestra de cariño efusiva logró tomarlo por sorpresa. Cuando giró, Changmin
tenía una gran sonrisa en los labios y lo abrazó con un poco más de fuerza.

—Feliz cumpleaños, Niisan.

—Gracias Min, Rain.


Desde atrás, con regalo en mano Rain asintió. Y tomó la mano de Changmin en
cuanto volvió a su lado, por supuesto Yunho tomó el regalo y sonrió un poco más.

—¿Por qué tan efusivo, Min? Dudo que sea solo por mi cumpleaños.

—Venimos de la casa de los padres de Min. Hablamos y prometieron que dejarían


que las cosas marcharan a un ritmo adecuado. Sus padres ya no se oponen a lo
nuestro.

La voz de Rain fue pausada, mientras veía el rostro de Changmin y él le devolvía


una sonrisa y una expresión en su rostro que Yunho jamás había visto. Admiraba
esa cualidad de Rain, lograba en Changmin cosas que jamás antes había visto.

—¿Entonces ya todo está por la paz, en el camino adecuado?

—Así parece.

Changmin regresó a mirarlo, apretando un poco más la mano de Rain y todavía


con esa sonrisa en los labios.

—Me alegro mucho por los dos, especialmente por ti Min.

Volvió a abrazar al menor, con fuerza en esta ocasión. Por que era consciente de
los días que Rain había pasado afuera de la casa de los padres de Changmin
pidiéndoles por que lo dejaran hablar y explicarles, por que no hicieran las cosas
más difíciles para su hijo.
Días que Changmin desconocía.

Pequeños sacrificios que Rain había hecho solo para que Changmin volviera a
sonreír así. Entonces abrazó con fuerza a Rain, palmeándolo un par de veces en
la espalda, por que haber llegado hasta los padres de Changmin había
representado un gran trabajo.

—¿Ya han llegado Yoochun y Junsu? Rain y yo tenemos un plan para que se
reconcilien de una buena vez por todas.

Rain entonces bufó sonoramente, rodando los ojos y cruzándose de brazos.

—Tú lo que quieres es vengarte por lo que te hicieron cuando nos dejaron
encerrados en el vestuario.

—Aquella vez funcionó para nosotros.

Changmin se cruzó de brazos también desviando la mirada y Yunho volvió a


sonreír.

—¡Feliz cumpleaños, hyung!


Junho palmeó el brazo de Yunho un par de veces antes de que lo mirara y lo
abrazara también. El año que llevaba el hermano de Junsu en Japón había
logrado que volvieran a ser unidos a pesar de los años que él pasó en el
extranjero.

La muchacha rubia que acompañaba a Junho lo felicitó también con una sonrisa y
una expresión amable en el rostro. Junho la tomó de la mano y respiró profundo
antes de presentarla.

—Ella es Yoonhee, una compañera de mi trabajo y mi novia.

Changmin sonrió ampliamente, elevando una ceja y replanteándose muy bien la


idea de pasársela molestando a Junho. Por que desde que Junho había
empezado a trabajar y había conocido a Yoonhee no había parado de hablar de
ella, hasta que al fin la hiciera su novia.

Rain codeó a Changmin y él solo se quejó un poco, pero el mensaje de Rain fue
claro, ‘no lo fastidies’ entendiéndolo de inmediato Changmin rió, agarrándolo por el
brazo. Yunho admiraba la conexión de esos dos, tan fuerte como para
comunicarse sin palabras.

—¿Y Junsu no venía con ustedes?

—Oh, se quedó haciendo algo importante antes de venir. Pero no se preocupen


que si las cosas salen como él quiere. Por fin habrá paz.
Junho llevó a Yoonhee por ahí, a conversar con alguien que no fuera Changmin, y
él por unos minutos se entretuvo conversando con Rain, había enviado a
Changmin a dejar el regalo de ellos en la cocina, y no fue hasta después de unos
segundos que descubrió que Siwon y Heechul nunca habían salido de la cocina.

—¡Oh, por…! ¡Ustedes son… ¿saben que es el cumpleaños de Yunho?! ¡Dejen de


meterse mano por una vez en la vida! ¡O al menos háganlo fuera de la cocina!

Y el grito de Changmin logró escucharse con fuerza, logrando que Yunho riera a
carcajadas, completamente divertido con la cara de indignación con la que el
menor regresó junto a Rain.

Si, lo había enviado a propósito a la cocina. ¿Y, qué?

Yoochun había tomado las llaves de su casa, vestido semi formal y con el regalo
para Yunho en las manos, le dio un último vistazo al departamento y se dispuso a
salir, fue unos pasos antes de que llegara hasta la puerta cuando esta sonó
levemente.
Los ojos de Yoochun se posaron brevemente en ella, antes de abrirla y antes de
que respirara profundo; Al abrirla, Junsu estaba ahí, frente a él, con una expresión
vacilante y vestido con una ropa más formal que la suya.

Recordó las ideas que volaron por su mente esa mañana, las ganas de querer
arreglar las cosas con él, pero estaba el hecho del tiempo que se había
atravesado entre ambos, del miedo que existía al tener que afrontar aquello.

—Yoochun, ¿podemos hablar un momento?

—Es tarde, Yunho nos espera y…

—Solo un momento.

Junsu lo miró, con tanta fuerza como para que el estómago de Yoochun sufriera
un pequeño retorcijón.

—Yoochun… Lo siento, no estoy seguro de cuantas veces he dicho esto. Pero ya


no puedo decirlo más.— Los ojos de Junsu perdieron esa fuerza, y una sonrisa
hizo aparición. –Yo te amo… Sé que te alejé de la manera más inadecuada que
pude encontrar, pero… Solo quiero decirte que ya no te voy a molestar más…
Yo… Solo quiero que sepas que… Ya no tienes que preocuparte más por mí.
Junho se mudará con su novia y yo comenzaré a buscar un departamento a partir
de mañana. Nos vemos.

De pronto las palabras de Junsu habían comenzado a salir con demasiada


rapidez. Como si intentara alejarse cuanto antes. Junsu se había empezado a
alejar y el corazón de Yoochun dio ese tipo de vuelcos inadecuados.
—¡¿Eres idiota o qué?!

Su grito resonó con fuerza en el pasillo. Logrando que Junsu se detuviera, pero
justo cuando Junsu terminaba de girar hacía él, Yoochun ya había caminado lo
suficiente como para agarrarlo por el cuello y unir sus labios a los de él.

Con su otra mano sosteniendo la camisa de Junsu, apretándola con fuerza, con la
misma con la que cerraba los ojos y se aferraba al cuerpo de Junsu. A ese beso
que había marcado distancias en ellos hace tanto.

Junsu primero pareció sorprendido, luego de un rato sus manos empezaron a


subir por la espalda de Yoochun, aferrándose a él también, con un pequeño
suspiro que salió de sus labios y que logro que Yoochun se alejara un poco.

Junsu tenía esa mirada plasmada en los ojos.

Y Yoochun solo pudo abrazarlo con fuerza, cerrar los ojos una vez más y respirar
hondamente, rodeado por la calidez que le brindaba el cuerpo de Junsu, por lo
fácil que sus brazos se acomodaban al cuerpo del menor, por lo increíblemente
fácil que era abrazarlo y sentirse cómodo junto a él.

Hubo varias palabras que a Junsu le hubiera gustado pronunciar, hubo incluso un
‘Te amo’ tanteando en sus labios que no fue capaz de exteriorizar por miedo a que
su voz temblara y terminara estúpidamente abrazado y llorando a Yoochun.
Por eso se pegó al cuerpo de Yoochun, por eso apretó con fuerza la camisa de
Yoochun, para que su fuerza se reflejara en aquel agarre de sus manos, aquel
impulso de sus pensamientos que gritaba que no volvería a separarse de él.

El ‘Te extrañé’ quedó vagando entre los dos, en un mudo silencio que moría en
medio de su abrazo. Yoochun sintió hoy más que nunca, que no necesitaba
demasiadas palabras con Junsu. Y que si estaba cometiendo un vil error ya no le
importaba.

Por que volvía a poner su corazón en las manos de Junsu, por que el día que
Junsu le devolvió su corazón antes de marcharse a Corea, Yoochun supo que no
era así, por que ese corazón ya no le pertenecía, así Junsu se lo devolviera,
siempre sería de Junsu.

Y Yoochun ya no podía luchar contra eso.

Junsu hundió el rostro en su hombro, llegó hasta los oídos de Yoochun un


pequeño sollozo tan efímero y débil que sus brazos solo apretaron un poco más al
menor, y un suspiro salió de sus labios.

De verdad, lo había extrañado.


Esa noche, Yunho seguía envuelto por la melancolía de la ausencia de Jaejoong.

Atrás de él, muchos conversaban, reían, bebían, bailaban. Era su fiesta y él


seguía sin terminar de sentirse completo. Se asomó por el ventanal del lugar, con
la botella con cerveza en las manos. Mirando la solitaria calle en ese momento.

Su proprio reflejo era apenas visible y las pocas personas que caminaban por ahí,
no daban la vida necesaria a aquel lugar, pero en la noche, a esa hora siempre
era así. Casualmente miró su reloj y sonrió.

Hace un año, y un poco más. Justo a esta hora llegó un muchacho rubio a
interrumpir en su vida, con los ojos llenos de vida, pidiéndole que le diera la
oportunidad de trabajar para él.

Yunho suspiró. “¿Por qué tardas tanto Jaejoong?”


En ese momento se replanteó la idea de que tal vez Jaejoong pensaba terminar la
carrera antes de regresar y eso solo lo hizo suspirar más largamente, si era así,
entonces faltaba mucho más tiempo antes de volver a verlo.

Vagaba en las posibilidades de sus pensamientos cuando aquel taxi amarillo se


estacionó frente al Maid, bajando de él un muchacho de cabellos oscuros,
envuelto en demasiada ropa debido al frío, cuando el muchacho bajó del auto miró
el lugar con una sonrisa.

La botella en sus manos resbaló y sus manos se posaron en el ventanal.

¡Era Jaejoong!

Su Jaejoong.

Él pareció sorprendido también, su sonrisa tambaleó y Yunho ni siquiera lo pensó


antes de rodear las mesas y la gente a su paso, para poder salir corriendo de
aquel lugar, para poder llegar hasta él.

—¡Yunho! Oye… ¿Qué le pasa?

Heechul sobó su brazo derecho, que Yunho había golpeado al pasar corriendo
junto a él, Rin entonces levantó la mirada.
—Oh, es por eso.

Con un ligero movimiento de cabeza, Rain señaló hacía adelante. Logrando que
todos los presentes dentro de la fiesta miraran hacia el mismo lugar que Yunho
había estado observando, logrando que apenas pudieran verlos, por que la música
les impedía escucharlos.

Cuando Yunho estuvo finalmente frente a Jaejoong sus pasos fueron lentos.

Mirándolo con atención, por el año y medio que había pasado sin verlo.

Como si fuera la primera vez que lo viera.

Jaejoong solo sonreía, mordiendo a ratos su labio inferior, cuando Jaejoong dio un
paso leve hacía él, Yunho sintió su corazón latir desbocadamente en su pecho.
Fue un largo rato hasta que finalmente uno de los dos pudo decir algo, y como
siempre, fue Jaejoong el primero en empezar.

—Yunho lo siento, pensaba llegar más temprano pero no pude, entonces pensé
que podía venir al local, decorarlo para ti y darte la sorpresa mañana. Pero no
sabía… Que tenías una fiesta y yo de verdad que…

Jaejoong solo sintió como Yunho lo jalaba de la bufanda, con fuerza. Sintiendo
otra vez es calor confortante de las manos de Yunho sobre su cuerpo, y los labios
de él sobre los suyos.

En medio de aquella oscura calle a esas horas de la noche, con la música a todo
volumen dentro del local, Jaejoong entonces dispuso de sus manos sobre las
mejillas de Yunho, aferrándose a ese beso, al sentimiento de regocijo que lo
abrazó por completo cuando sintió que las cosas entre los dos no habían
cambiado.

Cuando se separaron el leve vaho entre sus bocas fue reconfortante, Yunho pegó
su frente a la suya y sonrió. Jaejoong apenas pudo cerrar los ojos y omitir que
hace un momento Yunho no lo había dejado terminar de hablar.

—En serio Yunho yo quería llegar antes pero…

—Ya calla Jaejoong. Estás aquí, no importa más.


Jaejoong iba a reclamarle, pero Yunho volvió a unir sus bocas y Jaejoong dejó que
ese momento perdurara un poco más. Su nariz rozó la de Yunho y una pequeña
risa se escapó de sus bocas.

—Por cierto… ¡No me mandes a callar!

Luego de eso Jaejoong golpeó con fuerza la cabeza de Yunho, haciendo que él
riera fuertemente y lo abrazara a pesar de que Jaejoong se removiera un poco en
su abrazo y fingiera estar molesto.

—¡Oh, cierto!

Jaejoong comenzó a buscar dentro de la pequeña maleta que llevaba colgada y


Yunho miró con expectación lo que el muchacho hacía, cuando Jaejoong sacó una
pequeña cajita plateada, extendiéndosela a él. Una sonrisa surcó en sus labios.

—Gracias, Jae.

—Si… Bueno… En realidad no deberías agradecérmelo mucho.

Yunho comprendió las palabras de Kim cuando empezó a abrir la caja, y en esta
ocasión apareció ante sus ojos un jarrón para beber café, igual al que Jaejoong le
hubiera regalado el año pasado, solo que esta vez, la inscripción señalaba un
colorido ‘Feliz Cumpleaños’
—¡Lo siento! Volvió a pasar, no pude comprarte un regalo decente, pero es que
estaba tan entusiasmado con lo de regresar Akihabara, que olvidé por completo
comprarte un dichoso regalo y… Fue… Lo primero que encontré en el
aeropuerto…

Yunho rió, con las manos en su estómago, como si hubiera guardado todas esas
risas desde el momento en que Jaejoong se marchó, pero por el sonrojo en el
rostro de Jaejoong, al parecer eso solo lo hacía sentir avergonzado.

—Gracias, Jaejoong. Pero puedes mejorar el regalo diciéndome solo dos


palabras.

—¿Feliz cumpleaños?

Yunho arrugó el entrecejo, borrando la sonrisa en su rostro y esta vez fue el turno
de Jaejoong para reír, pero pronto volvió a tomar a Jung por el rostro, con sus
labios casi rozándose.

—Te amo, Yunho.

—Esas son tres palabras, Jaejoong.

Jaejoong entonces pegó su frente a la de Yunho con un poco de fuerza al no


querer despegar sus manos del rostro de Jung.
—Palabras más, palabras menos. Si estuvieras tan enamorado de mí como dices
estar, al escuchar las dos primeras el resto te debió dejar de importar.

—Te amo, Jejuko.

Para ese instante, Jaejoong se había alejado de inmediato, con su mirada afilada
y puesta en los labios de Yunho que formaban una sonrisa burlona.

—Dijiste que luego del ‘te amo’ nada más debe importar, ¿no?

—…Idiota.

Jaejoong besó los labios de Yunho, con una sonrisas en los labios, no había
escuchado ese nombre en tanto tiempo, que era incluso hasta aceptable que
Yunho se lo dijera en este instante, luego de aquel ‘te amo’

—Vamos, Jae. Tengo mucha gente que presentarse.

Yunho lo había tomado de la mano, cual niño pequeño entusiasmado por que
conocieran de una vez por todas su primera persona más importante. Jaejoong se
dejó guiar por la mano de Yunho, sorprendido al igual que él, al notar que ya todos
los esperaban expectantes de su entrada.

Como si los hubieran estado viendo todo el tiempo.


Yunho apretó su mano con más fuerza y le sonrió. Jaejoong empezó a ver caras
conocidas y no pudo evitar respirar profundo otra vez. Se sentía en casa una vez
más. Y la mano de Yunho junto a la suya, era el mejor aliciente para su propia
paz.

Su corazón latía emocionado, volvía a estar donde pertenecía.

Y Yunho volvía a tomar su mano, volví a quejarse de lo mucho que le gustaban.

Jaejoong lo sabía muy bien, la mano de Yunho junto a la suya, era como un
tatuaje imprescindible en su piel.

Fin Capitulo Veinticuatro

Capitulo 25: Tan solo un paso más.


Permanecimos estancados en este horizonte limitado por la tierra

Pero alguien me dijo que si queremos, no tenemos por qué detenernos.

Entonces, ¿tomas mi mano una vez más?

Cuando Changmin bebía un poco de cerveza, Rain inmediatamente lo miró


fijamente y le quitó la botella de las manos, inmediatamente Changmin entrecerró
los ojos y le quitó de las manos la botella a Rain. Como un juego extraño en el que
ninguno ganaba ni pronunciaba palabra.

—Tienes pésima resistencia con el alcohol.

—No soy un niño, Rain. Deja de tratarme como tal.

—Sé que no eres un niño en toda la extensión de lo que eso significa. Pero no
bebas.

—Eso es un dato muy interesante. ¿Y qué no más hace nuestro pequeño Min con
esa boquita?

—¡Maldición Yoochun, cierra tú maldita boca!— El grito de Changmin fue de esos


momento incómodos en los que todos parecen guardar silencio en el momento
menos adecuado, solo para que sus vergonzosas palabras sean escuchados por
todos. –Un momento, ¿cuándo llegaste?
Yoochun sonreía abiertamente, justo detrás de Changmin. Con una expresión
divertida en el rostro, notando como Rain se bebía el resto de la cerveza de
Changmin al notar que todos los miraban.

—Yoochun… ¿No puedes dejarlo vivir su amor sexual en paz?

Junsu apareció también, con un coctel en las manos y otro extendiéndoselo a


Yoochun.

Los pensamientos de Changmin se movieron rápido, ni siquiera le importó que


Junsu no ayudara mucho con su comentario. Pero fue el momento en el que
Junsu estaba tan cerca de Yoochun como para que sus brazos se rozaran, que
supo que algo estaba pasando.

—¿Ustedes… Dos?

Yoochun enarcó una ceja y sonrió.

—¿En serio? ¿Qué te dio una pista? ¿Qué llegáramos exageradamente tarde o
que no nos tratáramos con tanta frialdad?

—No seas imbécil, Yoochun. ¿Qué te cuesta decir, ‘si estamos otra vez juntos
para joderle la vida al resto pero esta vez en dúo’?
Junsu rodó los ojos, empezando a escuchar como Yoochun peleaba con
Changmin a viva voz frente al resto de los invitados. Rain se colocó a su lado y
levantó un poco la botella.

—Felicidades, ya era hora. Mucho tiempo viéndolo a Yoochun como zombie y a ti


como si se te hubiera perdido un niño de la escuela de fútbol.

—Ok, eso es raro… Pero gracias.

Chocó su coctel con la botella de Rain y sonrió agradecido, ambos mirando como
Yoochun golpeaba la frente de Changmin con el dedo índice, y Changmin parecía
dispuesto a golpearlo en cualquier instante.

Retorcidamente, Junsu y Rain pensaron que si eso sucedía. Sería divertido.

—¡Junsu!— Heechul estuvo detrás de él, abrazándolo con fuerza y con un leve
olor a licor en los labios. —¿Es cierto? ¿De verdad Chun y tú llegaron juntos? ¿Ya
volvieron? ¿Vuelven a ser la pareja más cursi del grupo?

La parolata de Heechul lo tomó por sorpresa, pero con una gran sonrisa le
devolvió el abrazo al mayor.

—Pues… Si, si, si, y no somos tan cursi.


—Junsu eso ni tú le crees. Los únicos que les pueden estar ganando son Yunho y
Jaejoong que ahora que me doy cuenta… No los he visto desde hace un buen
rato.

Siwon miró de un lado a otro, dándose cuenta recién que sus palabras eran cien
por ciento ciertas y el cumpleañero que debía ser el más visto, no aparecía desde
hace un buen rato.

—¡Oh, maldición! ¡Sean gente por una vez en la vida!

Junho había aparecido, interponiéndose entre Yoochun y Changmin, separándolos


con sus brazos extendidos, especialmente cuando Changmin amenazó con
lanzarse encima de Park y todo el mundo en el lugar se los quedó mirando una
vez más.

—Oigan… En serio, ¿han visto a Yunho y Jaejoong?

La voz de Siwon en ese momento pasó desapercibida para todos, por qué justo en
ese instante Junho miraba como Junsu le arreglaba la camisa a Yoochun,
pidiéndole a que dejara de pelear con Changmin o la reconciliación no completaría
todos los pasos.

—Oh, ya volvieron.
La afirmación de Junho logró que Heechul levantara su botella con un pequeño
gritito de alegría que todos acompañaron con un par de aplausos pequeños que
provocó que Junsu sonriera y Yoochun se olvidara de su pelea con Changmin,
quien seguía refunfuñando por no que no lo dejaron golpear a su amigo.

—Así es, Su y yo volvimos por que él no puede vivir sin mi.

—Ni tú sin mí

—Si, pero eso no lo tiene que saber el resto.

Yoochun llevó un mechón del cabello de Junsu tras la oreja. Y Heechul


inmediatamente se apoyó en Siwon, rodando los ojos.

—¿Y ellos no son cursi?

—Dios, creo que voy a vomitar.

Changmin se cruzó de brazos bufando con molestia, a lo que Rain


inmediatamente sacudió sus cabellos.

—Por cierto, ¿dónde está Yunho? Se supone que el cumpleañero, quiero felicitarlo
y que me felicite por regresar con Su.

—¡Al fin! Llevó como dos horas diciéndoles que Yunho y Jaejoong ya no están.
Siwon movió sus manos exageradamente para hacerse notar y todos giraron
espontáneamente hacía el muchacho que exhalaba con fuerza frente a ellos.

—¿Jaejoong? ¿Ya regresó? ¿Cuándo?

—Oh, como hace un par de horas. Vino directo desde el aeropuerto al parecer o
algo así por que…

En cuanto Junho comenzó a contarles tanto a Yoochun como Junsu de la llegada


de Jaejoong. Siwon no tuvo de otra más que resoplar resignado, a nadie parecía
importarle en realidad aquello.

—Ne~ Siwon… ¿Y si nos vamos un rato a los vestuarios?

—¿Para que quieres ir a los vestuarios, Chul?

—¿De verdad no te lo imaginas?

Heechul se acomodó en el cuello de Siwon con facilidad, mordiendo su cuello con


discreción de que sus amigos lo notaran. Siwon cerró los ojos por un segundo, y
entonces tomó la mano de Heechul.

—De acuerdo, vamos.

—¡Oigan! Volviendo al tema, ¿qué clase de cumpleaños es este sin cumpleañero?


Cuando escuchó la voz de Yoochun, Siwon se replanteó la idea de que al fin le
prestaran atención a su idea, pero finalmente sus pensamientos ya no existían, y
lo único que dictaba en su mente era la idea de Heechul y su sonrisa insinuante
frente a él.

Todo en nosotros es hermoso.

Hasta él más ínfimo dolor. Hasta la más grande alegría.

Nuestro amor es hermoso, simplemente por que es nuestro.

La maleta de Jaejoong cayó al suelo, junto al resto de su poco equipaje.

Sentía las manos de Yunho por casi todo su cuerpo, sus labios devorando su boca
y las respiraciones de ambos contrariadas por el contacto constante de sus
cuerpos, Jaejoong apenas fue consciente de cerrar la puerta del departamento
cuando Yunho se encargó de empezar a levantarle la camisa.

Hacía frío… El viento helado que entraba por las ventanas le erizo la piel y una
pequeña sonrisa se le escapó cuando las manos calientes de Yunho se posaron
en su estómago, provocándole un pequeño salto.
—¿Qué te de risa?

—Fue una reacción. Hace mucho frío.

—¿Conmigo aquí tienes frío?

Sentía los labios de Yunho moverse sobre los suyos mientras le hablaba, él
también tenía una sonrisa en los labios. Jaejoong sintió contra su espalda el pilar
dentro del departamento. Yunho lo abrigaba del frío con su cuerpo y su piel tocaba
la ropa de Yunho, entonces recordó que sus manos también deseaban tocar
aquella piel.

Volvió a los besos, sensuales, hambrientos. Desprovistos de una moral que se


había quedado fuera de esas cuatro paredes, mientras las manos de Yunho
tocaban su rostro y se pegaba más a su cuerpo. Jaejoong en esos momentos
aprovechaba para levantar la camisa de Jung y empezar a abrir los botones.

El corazón latía desbordadamente en emociones que habían permanecido


rezagadas, la pelvis de Yunho se movió intencionalmente contra la suya, en una
sacudida que hizo a Jaejoong romper el beso y gemir descaradamente ante el
movimiento que lo había tomado por sorpresa.

—Te he extrañado tanto, Jaejoong…

La voz de Yunho ahora sonaba cerca de su oído, como un susurro embriagante


que lo hizo cerrar los ojos y olvidar por un instante que debía moverse, por que fue
entonces que su cuerpo entero recibió sacudidas de electricidad, cuando Yunho
empezó a morder su cuello.
Las manos volvieron a tomar vida, escurriéndose dentro de aquella camisa
abierta, tocando la piel caliente de Yunho bajo esa ropa, la espalda amplia y
juntándolo una vez más. Volviendo a su boca, al juego sensual de sus lenguas por
el poder y a los pequeños gemidos que se entreveraban entre sus voces mudas.

—Yunho espera… Aquí no…

Para ese momento Yunho ya no lo escuchaba, por que fue en un movimiento


demasiado ágil, Yunho lo tomó por la cintura y logró que se sentara sobre la
pequeña mesa en la entrada de su departamento, sacudiendo las pocas
fotografías que había ahí. Con el llavero cayendo al suelo y un gemido de
Jaejoong opacado por su propia boca que había tomado la de Jaejoong una vez
más.

Se metió entre sus piernas, con una confianza conocida, con el cuerpo de
Jaejoong levantándose un poco, con las manos de él agarrando su cabello, sus
labios jugando todavía con los suyos, como si de pronto para ambos respirar no
fuera necesario.

—Espera… Los muchachos…

—Ellos no se van a morir sin nosotros.

Jaejoong apenas pudo sonreír un poco antes de que los labios de Yunho buscaran
su cuello otra vez, lamiendo y mordiendo de vez en cuando, estaba dispuesto a
decir algo más cuando escucho el repentino ruido de su cinturón, estaba siendo
abierto por las manos de Yunho y eso lo excitó en niveles insospechados.
Tan solo con ese simple sonido.

—Agh… Yunho…

Las manos de Yunho ya no estaban tan calientes, tal vez por el frío, pero cuando
esas manos estuvieron en su ingle, su cuerpo entero se alzó como si fuera un
pequeño sobresalto, algo presionando en aquella zona con fuerza.

Sus ojos se cerraron, se pegó a la pared y mordió su labio inferior. Jaejoong


apretaba con fuerza sus puños, por que Yunho seguía ocupado en su cuello, pero
aquella mano se había cerrado sobre su miembro, había ofuscado su mente por
completo.

—De verdad te había extrañado… Mi Jae…

—Yu…Yunho… Ve lento… ¿Sabes hace cuanto yo no…? ¡Agh!

Esa mano se cerraba con fuerza sobre el miembro de Jaejoong, subía y bajaba
casi frenéticamente y las caderas de Jaejoong se levantaban casi por voluntad
propia, los gemidos de su boca eran ya completamente sonoros. Yunho solo
sonreía a ratos.
El pecho desnudo de Jaejoong estuvo contra el suyo en un instante, esas manos
apretaron con fuerza sus hombros y sintió la frente de Jaejoong sobre su cabeza,
con el aire que exhalaba resbalando por su rostro.

Cuando finalmente el cuerpo de Jaejoong dio una sacudida extrema, Yunho lo


atrajo a su boca una vez más. La mano se deslizo por su nuca y hundió su último
respiro en aquella cavidad que tanto le pertenecía. Con el último gemido de
Jaejoong dentro de su beso.

Con una sacudida que hizo que el cuerpo entero de Jaejoong se irguiera y el de
Yunho sufriera las consecuencias al momento de escucharlo, sentirlo y que su
mente burbujeara en lo sexualmente atractivo que se veía Jaejoong en esos
instantes.

La respiración de Jaejoong empezaba a ser calmada una vez más, su pecho


desnudo subía y bajaba buscando que el aire regresara una vez más y aún así.
Jaejoong tenía una gran sonrisa en el rostro. Acariciando el rostro de Yunho con
lentitud.

—Eso… Fue… Intenso…

A pesar de que no podía hablar como le gustaría. Jaejoong besó suavemente los
labios de Yunho y él le correspondió al mismo tiempo. Con un pequeño salto
Jaejoong bajó de la pequeña mesa y tomó con fuerza la mano de Jung.

—Me toca, pero vamos a la habitación.


Jaejoong empezó a jalar de la mano de Yunho mientras que con la otra intentaba
sostener sus pantalones camino a la habitación, por lo menos hasta llegar, hasta
que lanzar a Yunho contra la cama no fuera tan difícil y lanzarse sobre su cuerpo
fuera mucho más cómodo que estar contra una pared.

Sus cabellos algo largos rozaron el rostro de Yunho y él le regalo una gran
sonrisa.

—Feliz cumpleaños, Yunho.

Volvió a besarlo, recordando que tenía que deshacerse de la ropa de Yunho


también, y que esa noche, ya Yunho había dejado de pertenecerle a sus amigos,
para pasar a sus manos una vez más.

A raíz de la repetición de muchas reuniones he llegado hasta este momento

Y ahora me encuentro en medio de la luz y el viento

Minho suspiró y miró por la ventana de su habitación la oscura noche frente a él,
las pocas estrellas que había. Se distrajo con el lápiz en sus manos, embelesado
con aquella noche, señal clara de que aún no podía conciliar el sueño.
Su habitación estaba ya algo vacía. Las maletas armadas, su vida empacada en
dos maletas, lo único que había sobre su pequeño escritorio ahora vacío era la
foto de él y de Taemin. Abrazados en aquel campamento, unos años atrás.

Y eso, por que pensaba llevar la foto en su pequeño bolso de mano. Justo al otro
lado los pasajes de avión. Se preguntó una vez más si estaba haciendo lo
correcto, pero esta vez no hubieron dudas en su mente. Es lo que tenía que hacer.

Suspiró suavemente, era muy tarde. Y debía dormir al menos un poco,


principalmente por que su vuelo saldría relativamente temprano y debía estar un
par de horas antes. Dejó la fotografía sobre el escritorio, se levantó y estiró un
poco su cuerpo.

Lanzándose sobre su cama, una última vez. Mañana sus padres lo irían a
despedir al aeropuerto. A partir de mañana Minho estudiaría fuera de Akihabara, y
apenas había alcanzado a enviarle un mail a Rain para despedirse.

Recordó varias cosas esa noche antes de poder conciliar el sueño. La nostalgia,
tal vez. Amigos, compañeros, experiencias, fiestas, citas, amores no
correspondidos. Todo lo que Akihabara le había regalado y a partir de mañana
serían solo recuerdos. Que vería solo de vez en cuando.

Pero Minho estaba haciendo lo correcto, estaba más que seguro de eso.
No se iba a equivocar otra vez.

Si nos es posible llegar hasta ese lugar, que brilla eternamente

Entonces toma mi mano con fuerza, por que juntos llegaremos a ser felices.

—Esto no es divertido.

La voz de Rain se escuchó completamente avergonzada desde la cocina. E


inmediatamente, los pocos presentes dentro del Maid, que ese día había cerrado,
levantaron la cabeza. Yunho agradeció mentalmente que sus empleadas ya no
estuvieran ahí.

—¡Oh, vamos! Que nosotros lo hicimos por bastante tiempo.

—¡Te odio Kim Jaejoong y es la primera vez que lo digo en serio!

La cabeza de Yunho apareció, molesto y rojo por la vergüenza, tapándose con las
cortinas de la cocina como si estuviera desnudo en aquel instante. Fue inevitable,
Changmin soltó una carcajada sonora cuando vio al mayor en ese estado.
—¡Que conste que todo fue idea de Changmin!

En esta ocasión Rain hizo su aparición, justo detrás de Yunho y lamentablemente


el cuerpo de Jung ocultaba la vestimenta de Rain. Pero fue instantáneo, Rain afiló
su mirada contra el menor del grupo, pero Changmin solo sonrió
desvergonzadamente levantando la botella con agua en sus manos.

—No puedo creer que mi hermano haya hecho esto.

La voz de Junho dentro de la cocina se escuchó a la perfección. Yoonhee, la novia


de él, solo rió bajamente, mientras Junsu miraba atento al lugar, esperando por
que sus amigos salieran de una vez por todas.

—¡¿Alguien me puede explicar por qué demonios yo también tengo que hacer
esto?! ¡Chul nunca se disfrazo!— Siwon apareció tras Rain, apoyándose un poco
sobre sus hombros y mostrando su rostro indignado. –Un momento, ¿dónde está
Heechul?

—Lo que pasa mi querido, Siwie. Es que si solo Rain y Yunho se vestían no sería
divertido. Por eso los incluimos a Junho y a ti.

Los tres que se encontraban arrimados en la entrada de la cocina, medio tapados


por Yunho y las cortinas giraron con sorpresa para ver a Heechul en la cocina
también, seguramente había entrado por la puerta trasera. Junho, cuando vio la
sonrisa en Heechul se puso en alerta.

—¡No te atrevas Kim Heechul!

—Muy tarde, mi querido Junho.

Las manos de Heechul se posaron en el pecho de Junho, él cayó sobre Siwon y


consecutivamente Yunho y Rain terminaron siendo empujados también. Los
cuatro con pasos inconcretos finalmente salieron de la cocina, avergonzados,
sonrojados y deseando firmemente que la tierra se abriera y los tragara.

—¡Wow! Que sexy~

La voz entusiasta de Jaejoong logró que Yunho bajara la cabeza, todavía más
avergonzado. Sintiendo de repente como la mano de Jaejoong se posaba en sus
glúteos en una descarda nalgada.

—¡Dios! ¿Dónde está mi cámara?

—¡Dijimos que nada de cámaras!

El grito al unísono de lo cuatro muchachos detuvo a Yoochun de buscar la dichosa


cámara, por lo que rió abiertamente cayendo sentado en uno de los sillones.
Junsu intentó calmarlo, pero finalmente terminó riendo junto a él.
—Oh, vamos… No te ves tan mal, demasiado masculino. Y eso es bueno.

Changmin se acercó sonriente a Rain quien solo lo miraba seriamente. No


aguantando la risa, Changmin rió un poco antes de tomar el rostro del mayor y
depositar un suave beso en los labios.

—¡Esto es injusto! Yo ni siquiera los vi así una sola vez.

—Pero si te ves hermosa, amor.

La voz de Yoohee besando a Junho, logró que todos rieran una vez más. Pero fue
Heechul el que causó que todos rieran mucho más fuerte. Por que se había
lanzado contra el cuerpo de Siwon, rodeando con sus piernas la cintura del mayor.

—Te amo, Siwie. ¡Eres tan sexy de cualquier forma!

El beso llegó y Siwon terminó por suspirar ante el abrazo extraño de Heechul.

Y es que no era el momento más reciproco de su vida. Changmin había tenido la


estúpida idea y el resto los había respaldado. Yunho, Rain, Siwon y Junho, debían
al menos experimentar una vez la empatía y vestirse como meseras del maid.
Ahí estaban los cuatro, Siwon con uno negro, Yunho con uno rojo, Rain con uno
gris y Junho con uno blanco. Colores que según ellos no eran tan estrafalarios,
pero eso no cambiaba el vergonzoso momento, a más del maquillaje y la peluca.

—¡Por cierto! Si lo que Junho quiere es ver a su hermanito y su uña y mugre


vestidos así, yo puedo solucionar eso.

La voz de Heechul detuvo las risas de Junsu y Yoochun.

—¡Ya vuelvo! Creo que las fotos de Mina, Junko, Yoona y Jejuko todavía están en
los vestuarios!

—¡Heechul no!

Pero Heechul ya había salido corriendo, con Junsu y Yoochun detrás de él. Siwon
solo suspiró, era muy difícil correr con esos zapatos. Y finalmente los cuatros
muchachos solo agradecían el hecho de que todo eso solo duraría unos minutos
de vergüenza y nada más.

Definitivamente, ahora sentían más respeto hacía Yoochun, Changmin, Junsu y


Jaejoong.

Este vínculo que tengo en mis manos es para siempre.


Nuestras manos unidas, son ese vínculo

Un paso más, rumbo a ese lugar más allá de nosotros mismos

He oído que nos espera en el cielo, donde nadie más puede llegar

Taemin subió la pequeña maleta en la parte superior de su asiento y suspiró, tan


pesadamente y largo como pudo. Se sentó junto a la ventana y observó la pista de
aterrizaje, Minho no había llegado ni a despedirse. Solo una llamada la noche
anterior, deseándole suerte y que tenía toda su confianza en que lograría todo lo
que se propusiera.

Quiso decirle que se iba a quedar, que se iba a dar una pequeña oportunidad en
Akihabara, en su amor a medio camino, pero tenía que ser realista. Y él ya no
pertenecía a aquel lugar, debía marcharse, por que era algo que había deseado
incluso desde antes de conocer a Minho, y debía hacerle caso a sus sueños por
una vez.

Se colocó los audífonos y echó la cabeza hacía atrás, con los ojos cerrados.
Seguro de que dormiría por las pocas horas de viaje. Sintió a su compañero
sentarse a su lado, fue solo curiosidad, pero abrió los ojos.

El perfil de Minho junto a él en el avión lo hizo pegarse a la ventana, moviendo su


boca un poco, abriéndola y cerrándola sin que alguna palabra concreta saliera de
sus labios. Minho le sonrió y Taemin sintió su pecho agitarse con fuerza.
—¿Qué haces aquí, Minho?

—Es hora, de que yo de un paso hacía a ti esta vez, ¿no? Me voy a estudiar
contigo a Kioto.

Mientras Minho se acomodaba en su asiento, junto a él, Taemin solo podía


respirar sus palabras y de repente se sintió estúpidamente débil, mordiendo su
labio inferior. Lanzándose a los brazos de Minho para poder abrazarlo con fuerza.

—¿Por qué estás haciendo esto? Tú nunca planeaste salir de aquí.

—Tú me haces soñar en grande, no quiero esperar. No quiero retrasar una vez
más esto. Quiero estar junto a ti, y compartir tus sueños con los míos. A mi no
importa el lugar, a mi solo me importa estar junto a ti.

Taemin sonrió, quitándose los audífonos y golpeando levemente el brazo de


Minho quien solo acarició un poco su rostro y besó sus labios apenas en un
contacto leve. Las personas seguían subiendo en el avión y Taemin volvió a
acomodarse en su lugar.

La mano de Minho se deslizó hacía la de Taemin, apretándola con fuerza,


cerrando los ojos y acomodándose mejor en el asiento. En paz al fin, tal vez
durante el viaje lograría conciliar el sueño que le faltó la noche anterior.

Por que se sentía, justamente igual de cálido como había imaginado.


El viaje aún continúa desde ese entonces

En dirección a ese mundo que se conecta más allá de las nubes

Heechul leía la pequeña revista mientras esperaba que el agua se calentara,


atento a lo que esas palabras comunicaban, sintió unas manos alrededor de su
cintura. Abrazándolo con fuerza y apoyando la quijada en su hombro.

—¿Qué lees Chul?

—Un curso que al parecer se va abrir para reposteros profesionales.

—Piensas ir.

—Eso estoy analizando.

Siwon suspiró un poco, y Heechul sonrió, llevando una mano hacía el rostro de
Choi. Ambos tranquilamente ante el apacible silencio de la cocina, esperando por
que el agua de la cantina terminara por hervir.

Aprovechando que ese día el maid tampoco abriría.


—Chul… Ya no quiero que salgamos.

—¿Qué?

Heechul giró de inmediato, con los ojos muy abiertos. Y con el rostro serio de
Siwon muy cerca del suyo.

—Eso, que ya no quiero salir contigo. Quiero casarme contigo.

—¿Qué?

Las palabras de Heechul salieron más por inercia, con sus ojos más abiertos si era
posible y la sonrisa de Siwon en sus pupilas.

—Shh… Que tiene que ser un secreto por un tiempo. No quiero que los
muchachos hagan un escándalo de esto.

—Pero… Tú… Yo… ¿Estás hablando en serio?

—Muy en serio.

Heechul esta vez sonrió ampliamente, con las manos alrededor del cuello de
Siwon, logrando que retrocedieran varios pasos ante su impulsivo beso, con el
agua de la cantina anunciando que ya había hervido.
En ese momento, importándole poco a ambos.

Me siento atrapado entre la soledad y la anticipación

A raíz de muchas separaciones, este corazón sigue latiendo igual por ti

Junsu ingresó a la habitación con una pequeña caja blanca en las manos,
seguramente repleta de sushi, Yoochun leía en ese instante, cubierto apenas por
las sábanas en su cama. Aprovechando el hecho de que Junho se había
marchado con Yoohee al cine.

—Leí por ahí, que a mi querido Yoochun lo habían contratado para encargarse de
la musicalización de una película muy importante.

—Pues escuchaste muy bien, ¿no piensas felicitarme?

—Por supuesto que si.

Yoochun dejó el libro a un lado, viendo como Junsu con una sonrisa traviesa se
sentaba sobre él, depositando un corto beso en sus labios, para luego tomar con
los palillos un roll de sushi y llevarlo a su boca.
Park había entendido el juego de inmediato, se acercó a la boca de Junsu y
mordió la mitad de aquel roll en la boca de Kim y comió el delicioso almuerzo que
Junsu había escogido esa tarde.

—Mañana es la final de mi equipo de soccer, ¿irás?

—Claro, y entonces comeremos fresas con chocolate.

La insinuante voz de Yoochun hizo que Junsu riera un poco, antes de recostarse
un poco más sobre su cuerpo y besar sus labios con toda la paciencia del mundo,
con la misma de saber que nadie los interrumpiría y de que ese momento les
pertenecía solo a ambos.

—Te amo, Chun.

—Yo también, Su. Te amo demasiado.

Junsu iba a decir algo más, pero hábilmente. Yoochun lo tomó por el cuello,
acercándolo a su boca una vez más. En un beso, profundo y hambriento.

La ruta continua, hacía ese mundo que se conecta más allá del arcoíris

Alguien me dijo que si estamos juntos. Nada más debe importar.


¿Escuchamos esa voz?

Changmin se miró una vez más en el espejo y suspiró.

—Estás perfecto, Changmin. Ya relájate.

—¿Cómo estás tan tranquilo? Tú deberías estar más nervioso que yo.

Rain sonrió tranquilamente, depositando el tazón de la ensalada con cuidado en la


mesa, arreglando que los cubiertos estuvieran en su lugar para los seis que
ocuparían esa mesa, y Changmin volvió a moverse incómodo.

—Mis padres te aman, ya los conoces Changmin. No entiendo que te preocupa


tanto.

—¡No son tus padres los que me preocupan! ¡Son los míos!

Rain abrazó con fuerza a Changmin, y él pareció relajarse un poco más en sus
brazos.

—Tus padres ya han entendido lo nuestro, de otra forma no vendrían a almorzar


esta tarde.
—Eso espero. Mis esperanzas están puestas en tu comida, Rain.

Alejó al menor un poco y lo miró fijamente.

—Ah, claro. Mi comida es lo importante. Y que mi personalidad y apoyo moral


hacía tu carrera se pueden ir al carajo, ¿verdad?

—Oh, vamos. Sabes a lo que me refiero.

Changmin rió, besando los labios de Rain pero soltando un pequeño gritito en
cuanto escuchó el timbre de la puerta y volviendo a sentirse nervioso.

—Tranquilo, Min.

Shim solo sintió la mano de Rain, tomando la suya con fuerza. Decidió respirar
profundo y confiar en él, caminar hasta la puerta y compartir ese almuerzo en paz.
Justo como lo habían planeado desde hace un buen tiempo.

Vi hacia el cielo, esperanzado de ese futuro que nos prometieron

Pero mientras tome tu mano así de fuerte, no me importa cuanto más tenga
que esperar
Jaejoong jugó un poco con el agua en la tina.

Viendo su reflejo en el agua, y divirtiéndose un poco con aquello, los mechones


mojados de su cabello goteaban un poco de agua, mientras sentía las manos de
Yunho, tras de él, masajeando suavemente sus hombros.

—Seulgi llamó ayer, dijo que ya estaba en Corea instalada con Kangsae y Mirah.

—Me alegro por ella.

Sus palabras sonaron suaves y pronto sintió un corto beso sobre los hombros.
Yunho había vuelto a abrazarlo suavemente contra su cuerpo y Jaejoong se había
dejado caer suavemente contra su cuerpo.

—Por cierto, sabes que estudiando literatura y todo eso. Se me ha ocurrido


escribir un libro.

—¿En serio, Jae? Eso es una muy buena idea.

—Si… Tenía una idea en mente, pero luego pensé que era muy cliché. Además
no quiero que nadie más se entere de la historia de un chico lindo que se enamoró
de un idiota con complejos de imbécil.
—¡Oye!

—¡Es la verdad!

Jaejoong rió ante la cara de indignación que Yunho le regaló, aprovechó que
estaba un poco girado hacía él y besó sus labios un poco.

—Te extrañe mucho, Yunho.

—Yo también, Jae.

—Por cierto mamá y mis hermanas mueren por verte ahora que les conté que ya
regresé a Akihabara.

—Hablando de madres, la mía también quiere verte. Aunque ahora anda un poco
ocupada con papá.

—¿No se habían divorciado?

—Pues papá está cambiando al parecer, e intenta reconquistar a mamá o algo así
me entere.

Jaejoong asintió despreocupadamente, volviendo a jugar con el agua dentro de la


tina, el agua caliente era realmente relajante. Y Yunho masajeando de vez en
cuando sus hombros era magnifico.
—¿Sabías que mi mamá se está encargando de la expansión del Maid en Corea?

—¿Qué, en serio?

Yunho asintió confiado y sonrió.

—Te dije, que lograría expandir mi café internacionalmente.

Jaejoong giró casi por completo en esta ocasión. Pasando sus brazos por el cuello
de Yunho y jugando un poco con sus cabellos.

—Me siento orgulloso de ti.

—Yo también me siento muy orgulloso de mí, te tengo junto a mí, ¿no?

Jaejoong estaba a punto de rodar los ojos, hasta que lo escuchó terminar de
hablar y lo único que pudo hacer entonces, fue besarlo. Una y otra vez. Por que
sus besos transmitían mejor que las palabras lo que sentían.

Todo lo que podía ver, es tu mano hacia mí

Si el día de olvidar llega, solo quiero no poder deshacerme de tus sonrisas


Un paso más, hacia ese lugar que es solo para nosotros dos.

Nunca me voy a permitir olvidar, ni siquiera las lagrimas.

Esa misma tarde.

El maid estaba repleto de sus habituales socios. Cerrado solo para ellos, juntando
varias mesas para poder conversar todos juntos, como antes. Yunho sostenía la
mano de Jaejoong y Heechul se removía incómodo desde su asiento.

Lo cual ya empezaba a ser demasiado evidente.

Por lo que Siwon decidió beber un poco de agua antes de tomar la mano de
Heechul con fuerza y levantar la voz.

—Eh… ¿Quiero un poco más de café?

—Si, claro.

—Muchas gracias.
Siwon se levantó, jalando a Heechul en el proceso, que no terminaba de entender
lo que sucedía. Pero Siwon volvió a girar.

—Por cierto. Heechul y yo nos vamos a casar. Ya regresamos con el café.

Todos abrieron sus ojos con sorpresa, y Siwon optó por lo más sencillo en ese
instante, agarrar a Heechul y empezar a huir a la cocina. Cuando escuchó las
sillas moverse, supo que los demás estarían ahí, seguramente ya siguiéndolos.

—¡Oye! ¿Cómo que casarse?

—¿Qué maldita forma es esa de comunicarle una noticia tan importante a tus
amigos?

—¡Deténganse ahí!

El problema radico cuando llegaron a la cocina, y las voces de Changmin y


Yoochun fueron más que audibles.

—No… Yoochun espera…

—Changmin solo resiste y deja de quejarte.

—Pero esto está mal.


—Por supuesto que no, se hacer estas cosas.

Todos miraron velozmente a Junsu y Rain, pero fue Rain el primero en acercarse
y abrir las puertas de la cocina con fuerza. Yoochun y Changmin estaban ahí,
intentando preparar un poco de café. Changmin quejándose de que Yoochun
estaba haciéndolo todo mal.

Y Yoochun insistiendo en todo lo contrario.

—¿Qué sucede?

—Nada…

Junsu respiró aliviado y con una risa tonta se acercó a Yoochun, sintiéndose tonto
por haber desconfiado tan inapropiadamente.

—Oh, por… Díganme que en verdad no estaban pensando lo que creo que
estaban pensando.— Changmin arrugó un poco la nariz, mirando a Rain quien
solo elevó un poco los hombros. —¡Diablos! ¿Cómo creen eso? Yo si tengo buen
gusto.

Abrazó a Rain con fuerza y sonrió orgulloso, notando la mirada de reproche que
Yoochun le enviaba. Cuando Yoochun y Changmin empezaron a discutir. Yunho
optó por abandonar la cocina de la mano de Jaejoong. Sentándose una vez más
en una de las mesas.
De alguna manera u otra, ambos disfrutaban de esa disfuncional familia que
habían creado.

—Ne~ Jae…— Yunho se pegó a la espalda de Jaejoong, con su nariz rozando


unos pocos cabellos de Kim. –Extraño a Jejuko.

Jaejoong inmediatamente se removió, golpeando en el brazo a Jung.

—¡Ni lo sueñes!

Yunho rió suavemente y Jaejoong solo hizo un pequeño puchero. Yunho volvió a
envolver entre sus brazos a Jaejoong. Escuchando la pelea de Yoochun y
Changmin. Viendo como Junsu y Rain se habían puesto a platicar esperando que
la pelea terminara.

Siwon y Heechul preparaban un poco de café seguramente, y Junho de viaje con


Yoohee pronto regresarían a Akihabara. Todo estaba en su lugar. De una forma
adecuada pero extraña.

Jaejoong había empezado a platicar de nuevo.


Yunho se abrazó un poco más a él, respirando profundo y cerrando los ojos. Justo
ese momento, era su momento perfecto en la vida. Su lugar y su gente importante.
Entonces, todo marchaba bien para él.

Para él y la disfuncional familiar que habían creado.

—Oye, Jae… Tenemos que volver a bailar un día de estos.

—En año nuevo, ¿te parece bien?

—Me encantaría.

Soy feliz en este camino que recorro contigo, no busco un final.

Por que soy feliz justo ahora.

Con tu mano aferrada a la mía y mi alma aferrada a la tuya.

..:: FIN ::..

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