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Barbarita Guaimarán es una mestiza que vive con su nana Eustaquia y su padre a bordo de un barco que transporta

contrabando de un lado a otro del Río Orinoco, por lo que desde muy niña se ha acostumbrado al trato brusco de
los hombres con quienes convive. Su madre murió al nacer ella y su progenitor no le presta la menor atención
(incluso pensaba venderla a un turco leproso por 300 pesos de oro en una de las islas orinoqueñas), pero a pesar
de ello Barbarita es feliz puesto que cuenta con el cariño de Eustaquia (quien tiene el deber de cuidarla por encargo
de la madre de Bárbara, una indígena que murió al dar a luz) y el amor de Asdrúbal, un joven tierno y educado que
trabaja al servicio de su padre como su maestro, y con quien la muchacha vive las delicias del primer amor
adolescente. Sin embargo su felicidad es truncada una noche cuando los piratas que viajan con ellos en el barco,
celosos de la relación de los dos jóvenes, matan al padre de la chica y a Asdrúbal, para acto seguido violarla a ella
salvajemente entre los cinco y apoderarse del barco. Barbarita es rescatada por Eustaquia y sanada por los indios
de la tribu de su madre, pero luego de esta experiencia traumática su carácter dulce e ingenuo no volverá a ser el
mismo.

Aborrece a los hombres, a los que considera brutales y lujuriosos, por lo que no muestra la más mínima
consideración en seducirlos con las brujerías que aprende de los indios para obtener de ellos los beneficios que
quiere. Ese es el destino que le espera a Lorenzo Barquero, dueño de la hacienda La Barquereña, que no está
pasando un buen momento cuando conoce a Barbarita, por lo que se convierte en presa fácil para ella. A causa
de los problemas familiares que ha tenido que presenciar y la separación de su adolescente novia Cecilia, Lorenzo
ha abandonado la universidad, abusa del alcohol y vive la vida sin comprometerse. Lo que no espera es que
Barbarita, que siente un profundo asco por él, se alíe con un amigo abogado (Apolinar Prieto) para adueñarse de
La Barquereña y dejar a Lorenzo en la calle. Pero tampoco los planes de Bárbara salen como había previsto: de
su relación con Barquero nace una hija, Marisela, a la que Barbarita repudia nada más nacer y a la que más tarde
echará de la hacienda junto a Lorenzo. Padre e hija se refugian en un paraje desierto y estéril llamado el palmar
de La Chusmita (la única tierra que le queda a Lorenzo, que luego le es robada por Míster Danger mientras
Barbarita, ahora convertida en Doña Bárbara, le cambia el nombre a La Barquereña por El Miedo, y se hace cada
vez más rica, apropiándose de tierras ajenas por medios ilegales como el engaño y el soborno a funcionarios
locales. Para ella, el poder y la crueldad son sinónimo de fortaleza, de no volver a ser humillada, y por lograrlos
está dispuesta a cometer cualquier fechoría. En su opinión el amor la hará débil y la obligará a vivir constantemente
amenazada con la posibilidad de que de nuevo la destrocen. El engaño hacia Lorenzo y el abandono de Marisela
es sólo el primer paso.

Años después, Santos Luzardo -primo de Lorenzo- vuelve al Arauca después de más de veinte años de haber
partido hacia el extranjero donde se hizo abogado. Santos nació en el llano y creció en Altamira, hacienda vecina
de La Barquereña que fue dividida a causa de la eterna lucha entre Barqueros y Luzardos, iniciada en los tiempos
de la Independencia por su abuelo don Evaristo, quien dejó clavada su lanza en el muro de la sala de la hacienda.
El padre de Santos, don José Luzardo, odia a muerte a los Barquero porque mataron a sus dos hermanos y no
está dispuesto a consentir los amores entre su cuñada Cecilia Vergel y Lorenzo Barquero. Félix, hermano de
Santos, lo confronta por haber matado sin piedad a su tío Sebastián Barquero cuando este se hallaba indefenso;
su padre lo golpea por la acusación, y Félix lo amenaza con su arma para cobrarse el golpe, pero don José se
burla de él diciendo que no tendría el valor de matar a su propio padre. Unos días después, Félix, quien se ha ido
de la casa a juntarse con los Barquero, provoca a su padre en la gallera del pueblo llamándolo asesino, instigado
por su primo Lorenzo y frente al pequeño Santos, que en esa época era a penas un niño. En un arrebato de cólera
don José mata a su propio hijo Félix, y posteriormente se suicida a causa de la culpa. Doña Asunción, madre de
Santos, se lleva a su hijo para alejarlo de la violencia y la barbarie que habita esas tierras, y al morir le pide no
vender Altamira. Santos regresa a la hacienda con la intención inicial de venderla ya que en la capital lo espera
Luisana, su prometida. Pero, al llegar descubre que tiene una deuda con la tierra que lo vio nacer y decide levantar
la hacienda que ha ido decayendo en años de abandono. También descubre que su capataz, Balbino Paiba, ha
estado trabajando de forma disimulada para doña Bárbara con el fin de robarle ganado y lo despide, demostrándole
a los peones de su finca que el equilibrio del poder de la región está a punto de cambiar.

Poco a poco, Santos se entera del estado de las cosas: de la caída en desgracia de su primo Lorenzo Barquero y
también de la de su prima Marisela, la hija adolescente de Barquero y Bárbara, que se ha criado como una salvaje
al lado de su padre alcohólico. Sus únicos apoyos han sido Juan Primito (un criado de doña Bárbara) y Eustaquia,
la nana de su madre. Al conocerla y verla sucia y sin educación, Santos decide ocuparse de su prima y de Lorenzo
(que sufre de cirrosis y está muriendo) y se los lleva a vivir con él a Altamira. Su propósito es curar a Lorenzo de
su alcoholismo y convertir a Marisela en una señorita.

Sin embargo, al conocer a Doña Bárbara Santos se siente fuertemente atraído por ella. Ahí comienza el hándicap
del protagonista, que se debate entre el amor que poco a poco le nace hacia Bárbara y el desprecio que le despierta
su condición de Cacica del Arauca, así como el rechazo de la mujer hacia Marisela. Santos se esfuerza por creer
en ella para poderla amar y cada vez que está a punto de darle su voto de confianza descubre algún nuevo hecho
que le demuestra que Bárbara lo ha engañado: por ejemplo el intento de cambiar ilegalmente los límites que dividen
a las dos haciendas o el robo de 500 cabezas de ganado por parte de la peonada de El Miedo.

Ante esta perspectiva Santos le escribe a su prometida de la capital que no lo espere porque ha decidido quedarse
en Altamira y trabajar por la tierra de sus padres y la gente de su pueblo. Es prácticamente el fin de su noviazgo.
Sin embargo, al recibir esta carta, Luisana Requena (hija de un importante político de la ciudad) se niega a dejar
que Santos la eche al olvido y con la complicidad de su primo Maurice Requena decide volar hasta el llano a
reconquistar a Santos.

Por otro lado, por idea de Marisela, Cecilia decide abrir una escuelita para enseñar a leer a las personas de los
alrededores. Entre sus alumnas se encuentran cuatro de las 'terneras Sandoval', cinco jovencitas casaderas,
sobrinas de Antonio, nietas de Melesio, antiguo trabajador de Altamira.

Mientras, Santos y Doña Bárbara están cada vez más cerca. Justo un día después de su primera noche de amor
aparece Luisana en la hacienda, en compañía de su primo Maurice. Santos intenta explicarle a Luisana que su
relación terminó pero ella evade el tema, niega haber recibido su carta de terminación y trata de reconquistarlo. A
pesar de que Santos trata por todos los medios de evitar un encuentro entre su amante y su ex prometida, Bárbara
aparece en Altamira y se produce el primer enfrentamiento entre las dos mujeres. Ambas se declaran la guerra por
el amor de Santos.

De paso, saber de la relación de Santos con Doña Bárbara y la llegada de Luisana entristecen a Marisela, quien
cree que su primo está a punto de sufrir el mismo destino que su padre, y además se siente perdidamente
enamorada de él, ya que es el único hombre que la ha hecho sentir bonita y femenina. Marisela se niega a pensar
que Santos haya podido caer en las garras de la doña si no es por medio de un embrujo, pero lo que no sabe es
que la vida de su madre no es tan diferente a la suya: a pesar de todos sus bienes y riquezas Bárbara nunca ha
podido ser feliz, se siente una mujer incompleta, y tiene pesadillas por las noches con el recuerdo de su violación
y del único amor puro que tuvo en su vida: Asdrúbal. Por eso al conocer a Santos y encontrar en él un parecido
similar al de su primer novio no duda en emplear todas sus tácticas para seducirlo, y con el tiempo acaba
comprendiendo que Santos es algo más que un capricho: también para ella se ha convertido en el único hombre

que la hace sentir una mujer amada, pero no se siente capaz de dejar atrás su pasado y volver a ser la mujer
buena y confiada que una vez fue, lo que provoca la ruptura entre ambos. Para recuperarlo, Bárbara decide hacer
algo que Santos le ha pedido muchas veces: acercarse a Marisela. La doña logra hacerle creer a su hija que quiere
arreglar las cosas con ella y ser su amiga, por lo que Marisela acepta ir a cenar al Miedo con su madre, a pesar de
las reticencias de Lorenzo y Santos, quien hasta la va a buscar a la hacienda de Bárbara, pero la chica no acepta
marcharse con él. Lo que no puede imaginar Bárbara es lo que está a punto de ocurrirle por dentro a causa de la
simple presencia de Marisela: cuando la doña escucha como su hija la defiende en una charla con Eustaquia se
emociona, hasta el punto de que besa y acaricia a Marisela mientras esta duerme en una hamaca, y le cuenta a
Eustaquia que no puede evitar sentir ternura hacia ella. Sin embargo, Marisela se despierta justo en el momento
en que Bárbara admite haberse acercado a ella solamente para recuperar el amor de Santos y dice que nunca la
va a amar. La joven se marcha de la hacienda muy afectada y cuando al día siguiente su madre va a verla a
Altamira tiene lugar una tensa conversación entre ellas en la que ambas se ofenden y Marisela le promete que un
día le va a quitar el amor de Santos.

La doña cada vez se siente más perdida y no sabe qué hacer para recuperarse. El reencuentro con Perro de Agua,
uno de sus violadores, le dará la clave para superar su condición: matar a los cinco hombres que la desgraciaron,
pues cree que sólo una vez que hayan muerto ella volverá a vivir. Tras asesinar a Perro de Agua y a otro de sus
violadores Bárbara se dispone a terminar con la vida del tercero, pero en el intento es violada por segunda vez por
él y por dos de sus secuaces.

Mientras, Santos le había pedido matrimonio a Luisana para olvidar su relación con Bárbara, pero ella lo deja el
mismo día de la boda, pues se da cuenta de que su novio no la quiere y que sólo se casa con ella por compasión
y para alejarse de la doña. Al encontrarse solo, Santos no puede seguir negando lo que le ocurre y va en búsqueda
de Bárbara justo a tiempo de encontrarla casi moribunda, después de haber sido forzada y gravemente maltratada.
Bárbara logra recuperarse gracias a que Marisela le dona sangre para hacerle una transfusión, pero a pesar de
ello la guerra entre ambas sigue abierta: Santos le ha prometido a Bárbara que siempre va a estar a su lado, y la
doña no está dispuesta a perder al único hombre que la ha hecho sentir feliz. Por su parte, Marisela quiere que su
madre vea como Santos la deja por ella, pues tampoco piensa permitir que el hombre al que ama y por el que está
sufriendo tanto sea herido por la doña.

Esa noche, un Lorenzo distinto (no había bebido ya durante varios meses, estaba calmado y se había casado con
Cecilia, aunque sólo como amigos después de que ella pensara que Antonio estaba esperando un hijo con otra
mujer), parece despedirse de todos. Esa noche, él no se siente bien y Cecilia le deja que duerma en su habitación,
a pesar de que nunca durante todo el matrimonio habían tenido relaciones. Lorenzo muere esa noche. Marisela
está destrozada y piensa que no le queda nada en el Arauca, así que decide irse con Gonzalo y sus amigos que
ese día se escapan del país. Santos le pide a Marisela que no se vaya, pero Marisela decide hacerlo de todas
maneras. Ella le dice que es o su madre o ella. Marisela sabe que Santos no va a dejar a Bárbara y por eso ha de
irse ella. Quiere encontrar su propio camino y valerse por sí misma. Cuando se despiden ella y Santos, Bárbara
los mira y Marisela le pide a él que no la abrace, porque sabe que Santos no podrá resistir la tentación de besarla,
y no puede hacerlo con doña Bárbara presente. Santos reconoce que se muere por besar a Marisela y grita en la
orilla desesperado mientras la canoa se aleja.

El tiempo pasa y Marisela no vuelve. Cecilia se va de Altamira y se muda a un apartamento en el Progreso. Santos
se queda sólo con Bárbara y cada vez extraña más a Marisela. Está bebiendo más de lo habitual y no sabe dónde
está. Cecilia sí, pero no se lo quiere decir ya que Marisela le pidió que le guardara el secreto. Mientras tanto,
Antonio y María Nieves están en la cárcel acusados de haber ayudado al resto de los presos políticos a cruzar la
frontera. Santos intenta sacarlos, pero el tiempo pasa y no se logra hasta que hay un cambio de gobierno.
Entonces, Marisela reaparece, aunque no en Altamira. Ella va a ver a los chicos a la cárcel y cuando sale se
encuentra con Santos, el cual averigua dónde trabaja (en una escuelita con niños) y se presenta allí. Santos ya
sabe que Bárbara le mintió y tiene en su poder el diario de Mr. Danger, que cuenta todas las fechorías de Bárbara,
todos sus asesinatos, robos y estafas. Cuando Santos va a ver a Marisela ella lo rechaza y abofetea, a pesar de
que sigue amándolo. Santos vuelve a Altamira y esta vez es Cecilia la que va a buscar a Marisela y le entrega la
carta que su padre le escribió la noche antes de morir (la noche de su cumpleaños). Marisela decide volver al
Arauca para pelear por el Miedo (que era antes la Barquereña), la hacienda de su padre y de sus antepasados.

Una vez que vuelve, Santos intenta estar con Marisela pero ella lo rechaza aunque lo quiere porque no cree que
esté bien estar con el que fue hombre de su madre. Además no está segura de que Santos ya no ame a Bárbara
y decide mantenerse alejada de él. Al final, sin embargo, Santos la ayuda con el proceso judicial para recuperar la
Barquereña y poco a poco se acaban juntando. Finalmente, el Sapo (el último de los violadores de Bárbara y el
más poderoso de todos) compra al juez que instruye el caso y éste falla a favor de Marisela, pero la joven decide
venderle la hacienda a su madre, porque a pesar de la rabia que siente hacia ella, la experiencia con Meléndez
provocó que empezara a ver a la doña con ojos distintos y, a su pesar, a comprenderla un poco en el fondo, como
Marisela le confiesa al párroco del pueblo pocos días después del chantaje.

Los chicos han sido liberados de prisión y vuelven al Arauca. El hijo de Antonio y Cecilia ya ha nacido, pero ellos
no están juntos debido a que Cecilia vio a Antonio con Lucía en la cárcel, cuando lo fue a visitar. Lucía es la hija
de don Encarnación Matute, un hombre de negocios que iba a comprar Altamira cuando Santos planeaba venderla.
Antonio al final se casa con Lucía y espera una hija con ella, aunque el embarazo es complicado y corre peligro la
vida del bebé y de la madre. Cecilia apoya a Lucía durante esta etapa y antes de morir, Lucía le pide a Cecilia, a
Antonio y a todos que salven a su hija y que la dejen morir a ella, si es que la situación llega a ese extremo. Lucía,
que sabe que le queda poco, le pide a Cecilia que cuide de su hija y de Antonio. Don Encarnación no está de
acuerdo e intenta por todos los medios que no se acerquen a su nieta, una vez que Lucía se muere, pero al final
acaba entendiendo que nadie tiene la culpa de su muerte y que Cecilia es una buena mujer que va a cuidar bien
de su nieta. Antonio, Cecilia, Don Encarnación, Toñito y Lucita (los hijos), acaban formando una gran familia.

Santos y Marisela consuman su amor, pero la felicidad les dura poco porque enseguida descubren que Bárbara
está embarazada de Luzardo. Ésta se jura a sí misma que ese bebé la va a hacer cambiar, y tras algunos
desencuentros tensos con Marisela la doña ve como su hija rompe con Santos para dejarle el camino libre con
Bárbara pensando que deben estar juntos aunque ella quede destrozada. Es entonces cuando Bárbara comprende
que Marisela no tiene ninguna intención de hacerle daño y que no se ennovió con Luzardo porque no le importaran
los sentimientos de su madre, si no porque lo ama. Al comprender que Marisela la quiere Bárbara trata de lograr
su perdón arrepintiéndose de lo que le hizo, pero su hija ya no se fía de ella. Viendo que será imposible obtener
su perdón, Bárbara le advierte que se ande con cuidado porque la presencia del Sapo en el Arauca puede ser
peligrosa para ella, y se centra en su bebé, pensando que su nacimiento le hará recuperar a Santos y tal vez a
Marisela. Aun así, el embarazo no llega a su fin pues la doña sufre un aborto después de que el Sapo trate de
matarla quemando la hacienda El Miedo. Tras perder a su hijo, Bárbara enloquece y borra de su memoria todos
los malos recuerdos de su vida, sustituyéndolos por otros buenos, como que tiene una excelente relación con
Marisela, que Santos está enamorado de ella, etc. Cuando vuelve a encontrarse cara a cara con el Sapo Bárbara
recupera la memoria, pero finge seguir sintiéndose mal porque cree que es la única manera de que Santos le
preste atención y cariño tras el aborto y de acercarse de nuevo a él para recuperar su amor. Sin embargo no ocurre
así, ya que Santos se ha cansado de sus enredos y no quiere saber nada de ella.

Marisela sabe que Bárbara ha perdido al bebé pero Gonzalo le pide que no le diga nada a Santos, porque ahora
Bárbara necesita ayuda y cariño. Marisela acepta y cuida de su madre. También le pide a Santos que la lleve a
vivir a Altamira, para cuidar de ella ahora que está mal. La relación entre ambas es cada vez mejor y la doña se
deja querer por Marisela, pero a la vez se niega a dejar de fingir, a pesar de que Eustaquia se lo reprocha y ella
siente remordimientos. En el proceso, Marisela ha vuelto con Gonzalo y se prometen. Ambos se van de viaje y
Gonzalo pretende enseñarle el mar por primera vez a Marisela, pero ella le había dicho a Santos que quería
conocerlo con él. Está en la habitación de hotel, triste y pensando en Santos cuando él, que la había seguido hasta
allí, aparece y se la lleva a conocer el mar y la playa. Alquilan una lanchita y se van a pasar la noche en una isla
en la que se quedan atrapados por una tormenta. Gonzalo y Bárbara, mientras tanto, están celosos y desesperados
y tratan de encontrar a Santos y a Marisela por todos los medios pero la tormenta se lo impide. Marisela rompe
con Gonzalo y le dice que sabe que ella no lo ama porque ama a Santos, y le confiesa que cuando se escaparon
en lancha, se acostó con Luzardo.

Santos no se cree nada de la locura y le dice a Marisela que sabe que está con Bárbara sólo porque ella se lo
pidió. Santos se entera de que Bárbara no está embarazada por Juan Primito, que le cuenta cómo doña Bárbara
estaba en la chusmita sangrando y gritando y cómo le dolía el vientre. Santos piensa que Bárbara no está loca y
que perdió al niño y no se lo dijo, así que se la lleva al doctor con la excusa de que es él quien está enfermo y una
vez en la consulta, la ata a la silla y le pide al doctor que le realice la prueba. El resultado es negativo, tal como
Santos se lo suponía. Además, en el proceso también se reveló la cara verdadera de Bárbara y quedó claro que
no estaba loca y que estaba fingiendo para quedarse con Santos.

Una vez que Marisela vuelve como secretaria de la gobernación, se da cuenta de que Gonzalo está conectado con
Bárbara de alguna manera, y con los hombres que violaron a Bárbara. También se da cuenta de que Gonzalo es
corrupto e intenta averiguar en qué anda. Santos, que había echado a Marisela, se arrepiente de haberlo hecho y
la va a buscar, pero Marisela le dice que no quiere volver y le dice que si quiere entender, que entienda, aludiendo
al hecho de que Marisela se va a quedar al lado de Gonzalo (aunque sabe que él no es de fiar) para averiguar en
qué pasos anda. Santos se queda pensando y no entiende muy bien lo que pasa, aunque le parece rara la indirecta
de Marisela. En el proceso, Marisela y Bárbara vuelven a arreglarse, puesto que Bárbara va a advertir a su hija
sobre la verdadera identidad de Gonzalo, con quien ella pretende casarse, y al descubrir los planes de Marisela se
siente orgullosa de su valentía y se ofrece a ayudarla. Marisela acaba aceptando y ambas se reconcilian.

Mientras, León Mondragón, el empleado de Bárbara, mata a Carmelito e hiere a María Nieves para robarles el
dinero de Santos, que ellos transportaban a la capital. Al final, María Nieves se recupera y Pajarote, otro de los
peones de Santos, le da muerte a León.
Al final, Gonzalo descubre las intenciones de Marisela, la encierra en un despacho de la gobernación y le da una
paliza. Le pone también un par de guardias en la puerta para que no se escape. Santos aparece en la gobernación
y la rescata. Gonzalo es detenido y creen que el Sapo y su cómplice están muertos, pero realmente los cadáveres
que encuentran en conexión con el arresto de Gonzalo y la redada a la red del narcotráfico (que era el negocio
turbio en que estaba metido Gonzalo) no son de ellos.

Marisela y Santos están juntos, aunque no viven en la misma casa porque ella se siente culpable debido a que
está con el hombre de su madre. Por su lado, tras la caída de Gonzalo, Bárbara aleja a Marisela de ella diciendo
que le quitó a Santos, pero más tarde le confiesa a Eustaquia que lo hizo para proteger a su hija, ya que estar
cerca de ella ahora que El Sapo la acecha puede ser peligroso para la joven. Además Marisela está cada vez más
confusa pues por un lado sabe que su madre no fue feliz hasta que conoció a Luzardo y cree que tal vez deba
dejarle el camino libre, pero por el otro es consciente de que ella misma ha amado a Santos desde que le conoció
y que no ha logrado olvidarle por más que lo ha intentado. En plena lucha interior de Marisela, Santos tiene una
conversación con ella en que le da a elegir si quiere que estén juntos o que renuncien el uno al otro y Marisela
decide al final no renunciar más a sus sentimientos hacia él.

La lucha entre el Sapo y Doña Bárbara cada día está más cerca y se van atacando mutuamente, hasta que se
encuentran en el cementerio en el entierro de Eustaquia (a la cual mató El Sapo). Bárbara y Melquíades se meten
en unas ruinas cercanas donde se baten con el Sapo y su cómplice. Santos llega para salvar a Bárbara, pero el
Sapo consigue atraparlos a los dos. El indio Melquíades había matado al cómplice del Sapo y éste mató al indio,
así que la batalla era ahora sólo entre Bárbara y El Sapo. Tras esto Bárbara huye al Miedo, donde va a buscarla
Santos para ofrecerle medios que la ayuden a escapar. Allí se despiden, él le confiesa que la sigue amando pero
que su relación es imposible y Bárbara se dirige al tremedal, un pantano fangoso oculto en las soledades del llano.
Una vez ahí, la doña recuerda toda su vida, le dice mentalmente a Marisela que en el fondo de su corazón siempre
la quiso y se despide de los vivos para suicidarse. Marisela ve que el caballo de su madre vuelve a la hacienda sin
montura y teme lo que pueda pasar, así que se dirige al tremedal y encuentra a su madre intentando ahogarse en
el pantano. Marisela se adentra en las aguas sujeta por una cuerda y consigue que su madre salga con ella. Se
van al Miedo y comparten tiempo juntas, se bañan y hablan. Bárbara acepta devolverle la Barquereña, pues ahora
que cumplió su venganza ya no necesita ningún tipo de poder, y además decide irse del Arauca y renunciar a
Santos para que su hija esté con él. Marisela no quiere perder a su madre ahora que la ha recuperado, pero
Bárbara le dice que tiene miedo de que al final acabe matándolos por celos, y además su venganza ya está
cumplida, por lo que decide cumplirle el último deseo a Eustaquia: volver a su río grande y a la selva en la que
nació. Entonces, Bárbara se sube en una canoa y se va río abajo, con el espíritu de Melquíades y el de Eustaquia
guiándola. Marisela y ella decidieron pensar la una en la otra todas las mañanas y así sabrían qué era de sus vidas.

Doña Bárbara acaba en una misión, río abajo, rodeada de muchos niños a quienes trae regalos y cuidada por una
monjita. Bárbara se va de viaje y vuelve cargada de medicinas, vacunas y de regalos para los chicos y ayuda a la
monja con la misión. Sin embargo, padece una malaria que nunca pudo curar bien.

Santos y Marisela se casan. Nadie interrumpe la boda ni hay ninguna catástrofe. Sólo que Bárbara le envía con
unos pescadores, los pendientes que su primer amor, el maestrito Asdrúbal, le había regalado. Le llegan en medio
de la boda y Marisela se los pone, pues sabe que significan que su madre piensa en ella y la quiere. Años después:
Antonio y Cecilia siguen casados, tienen a Toñito y a Lucía y son felices. Las Terneritas siguen casadas y tienen
varios hijos. Gervasia, que perdió a Carmelito, ha encontrado un novio y está feliz con él. Genoveva al final decide
darle el sí a Pajarote (después de tener dos niños) y se casan. Santos y Marisela tienen dos niños y Marisela está
a punto de dar a luz. Al final, la niña nace el día de la boda de Genoveva. Según la escritora de la novela, Santos
y Marisela se aman y serán felices, pero el recuerdo de una mujer única e indomable los perseguirá a través de
los ojos y el corazón salvaje de esa bebé por quien los rebullones han vuelto al Arauca.

Esa noche, en la misión, Eustaquia y Melquíades se le aparecen a Doña Bárbara en su lecho y la invitan a ir al
cielo. Doña Bárbara pregunta si está muerta y el indio responde que ella no puede morir porque es una leyenda y
las leyendas se quedan en el alma de la gente para siempre. La Doña sonríe y se monta en la canoa con ellos.
"¿Con quién vamos?" pregunta Eustaquia. "Con Dios y con la Virgen," contesta Doña Bárbara.

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