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PONTIFICIA UNIVERSIDAD CATÓLICA DEL PERÚ

FACULTAD DE DERECHO

TRABAJO INDIVIDUAL

Título:

La traición a la confianza en la relación abogado-cliente: mi cliente


miente

Alumno:

Oscar González Romero

Código:

20140753

Curso:

Ética y Responsabilidad Profesional (Horario 401)

Profesor:

Fernando Del Mastro

2017-1

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“A ese saber vivir, o arte de vivir si
prefieres, es a lo que llaman ética”.

Fernando Savater

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Índice

0. Introducción 4

1. La confianza en la RAC, una aproximación conceptual 6

1.1. La confianza como base para una buena RAC 6

1.2. La mentira como traición a la confianza en la RAC 8

1.2.1. Tipos de mentira 9

2. Alcances y consecuencias de la mentira en la RAC 10

2.1. Medidas a tomar por el abogado que descubre la mentira 10

2.2. Análisis situacional de la mentira en la RAC 12

3. Conclusiones 15

4. Bibliografía 17

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Introducción

La presente investigación inicia con una cita del escritor y filósofo Fernando Savater y
resume en dos líneas lo que significa la ética para el ser humano. Con esta premisa en
consideración, el profesor Alberto Simons, en Ética y ejercicio de la ciudadanía, se
refiere a la ética como una reflexión crítica de la moral.

La palabra ética, señala, proviene del griego ethos y, siguiendo el sentido que le
otorga Aristóteles, significa manera de ser, modo de vivir. “Una segunda naturaleza
adquirida” que el hombre moldea durante el transcurso de su existencia. La moral, por
otro lado, viene del latín moralis y significa costumbre, este es el término que los
romanos usaron para aplicar sus normas y regir sus acciones (2017: 13 – 14).

Savater, nuevamente vuelve a resumir muy bien –en Ética para Amador– la idea
esbozada por el profesor Simons:

Moral es el conjunto de comportamientos y normas que tú, yo y algunos de quienes


nos rodean solemos aceptar como válidos; ética es la reflexión sobre por qué los
consideramos válidos y la comparación con otras morales que tienen personas
diferentes.

Por eso es que es tan importante la ética, “el ser humano no puede resolver su vida
sin la ética […] si no tuviéramos ningún principio ético, simplemente volveríamos a la
ley de la selva, entendida como ausencia de toda ley o norma” (Simons 2017: 15).

Y estas leyes éticas se encuentran en todo aspecto de la vida del ser humano y esto
incluye al ámbito profesional. En el Derecho, las normas éticas se encuentran, por
ejemplo, en el Código de Ética del Colegio de Abogados de Lima (en adelante, CAL).
Este Código establece que la relación entre cliente y abogado debe basarse en la
confianza recíproca. Pero, ¿qué ocurre cuando esta relación de confianza es
traicionada?

Frente al descubrimiento de la mentira del cliente, el abogado está facultado a


renunciar al patrocinio, pero cuáles otras alternativas éticas tiene. Por ejemplo, cuando
el abogado descubre que su cliente ha omitido información y ha cometido el delito de
homicidio, ¿el abogado debe o puede continuar defendiéndolo, debe renunciar o debe
denunciarlo?

El presente trabajo se propone analizar las distintas opciones que puede tomar el
abogado cuando descubre que su cliente le ha mentido. Como se puede entender, la

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opción del abogado variará en función a la gravedad de la mentira y a las
circunstancias del caso.

Es en estas situaciones cotidianas y comunes donde se pone a prueba los principios


éticos del abogado y ocurre la disyuntiva si continuar o no defendiendo algo que se
sabe no es correcto. Por eso esta investigación es importante.

Asimismo, el tema planteado tiene relevancia académica. Si bien es cierto, la


confianza en la relación abogado-cliente ya ha sido estudiada, junto con su
problematización; la presente monografía tiene como eje fundamental estudiar cuáles
son las opciones que tiene un abogado cuando se traiciona la confianza en la relación
con su cliente, es decir, cuando descubre que su cliente le ha mentido.

Debe aclararse que al no haber muchos escritos académicos anteriores a la presente


monografía no se ha logrado obtener posturas establecidas. En ese sentido, esta
investigación no pretende alcanzar un consenso general; sino, por el contrario, su
refutación o precisión retroalimentará a la misma y permitirá ofrecer una respuesta
mejor.

Como todo trabajo de investigación, esta monografía posee limitaciones. El estudio


casuístico de las diversas situaciones de mentira descubiertas por el abogado solo se
limitará al análisis de dos casos, que serán extraídos de la serie The Goog Wife (2015)
y la película The Lincoln Lawyer (2011). Como se sabe, el número de posibles casos
de mentira depende de la imaginación del sujeto y pretender estudiarlos todos no solo
es imposible, sino que escapa a los fines de la presente investigación.

Finalmente, esta monografía está dividida en dos capítulos. El primero aborda el


estudio de la confianza en la relación abogado-cliente (en adelante, RAC) y los tipos
de mentira que pueden darse. Por otro lado, el segundo capítulo estudia el impacto
que tiene la mentira en la relación abogado-cliente, presentando las posibles opciones
que puede tomar el abogado cuando descubre la mentira y aterriza dichas opciones
en dos casos tomados de series y películas. Las mentiras de los casos variarán en
grado de gravedad y circunstancias de descubrimiento. Así se busca demostrar cómo
es que la opción que tome el abogado que descubre la mentira de su cliente varía en
función a las variables indicadas.

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Capítulo 1

La confianza en la RAC, una aproximación conceptual

La Real Academia de la Lengua Española (RAE) define al abogado como aquel


licenciado en derecho que ofrece profesionalmente asesoramiento jurídico y que
ejerce la defensa de las partes en los procesos judiciales o en los procedimientos
administrativos.

El cliente, por otro lado, siguiendo la definición propuesta en el glosario de términos


del Código Voluntario de Buenas Prácticas de la Red Peruana de Universidades (en
adelante, CVBP), es toda persona, natural o jurídica, o concebido, o patrimonio
autónomo, cuyo interés patrocina el Abogado.

Entre ambos personajes, cliente y abogado, se forma una relación profesional jurídica
que debe basarse, de acuerdo al artículo 13 del Código de Ética del CAL, en la
confianza recíproca. Abogado y cliente deben confiar en el otro recíprocamente, solo
así se podrá cumplir el encargo adecuadamente.

Subcapítulo 1.1.: La confianza como base para una buena RAC

Como se adelantó en el párrafo anterior, la RAC es el vínculo profesional y jurídico


que se forma entre el cliente y el abogado que no necesariamente consistirá en la
representación judicial, puede también tratarse de un procedimiento administrativo o
una simple consulta. Por eso, el abogado no tiene que aceptar el encargo para que
recién se forme la RAC.

Como señala Alberto Paredes, la RAC se entabla por el simple hecho de que el cliente
toma contacto con su futuro abogado, sin necesidad de que el abogado acepte. Claro
está que el abogado es completamente libre de rechazar el encargo, pero ello no lo
exime de la formación de una RAC. En virtud de esta relación el abogado adquiere
obligaciones que variarán en número e intensidad, dependiendo de si el abogado
acepta o no el encargo, es decir de si se trata de un cliente o un cliente potencial
(Paredes 2008).

Por ejemplo, en el supuesto que el abogado no acepte el encargo, igual mantiene el


deber de secreto respecto a la información proporcionada por el cliente potencial. Por
otro lado, si el abogado acepta el encargo –aceptación que puede realizar de manera
expresa y excepcionalmente tácita– adquiere más obligaciones para con su cliente,

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como el deber de secreto, de diligencia, de competencia, de veracidad, de información
y de lealtad (Boza y Chocano 2008: 42 – 43).

El cliente, por otro lado, se obliga, principalmente, a mantener un deber de veracidad


para con su abogado. Ninguno de estos deberes podría cumplirse si es que la RAC no
se basa en la confianza mutua entre cliente y abogado.

Por eso es que el abogado Vicente Serna señala que la RAC, por más que se observe
como una obligación de medios y arrendamiento de servicios, no puede existir si no
hay confianza recíproca:

Es imposible defender y trabajar en pro de un cliente que no ha manifestado a su


abogado la totalidad del conocimiento que tiene del asunto que ha puesto en sus
manos. Por contra, es imposible depositar en manos de un abogado un asunto si con
ese abogado en concreto no existe la relación especial de confianza que hace falta
para llegar a la meta que se persigue (2013: 91).

Si bien entonces, la confianza es el presupuesto básico para tener una RAC, ¿qué es
confianza?

La profesora Hilda Garrido señala que la confianza es la esperanza que se tiene en la


buena voluntad y competencia de otro, junto con la expectativa que la actuación del
otro será motivada por la idea de que se cuenta con él. Así, para que uno confíe en
otro necesita aceptar el riesgo de que el otro lo traicione y ser optimista.

Evidentemente, la confianza se construye conforme avanza el tiempo y se dan más


interacciones entre los sujetos de la relación. En ese sentido, se distinguen dos etapas
en toda relación de confianza: en la primera, la persona que confía se aventura a
confiar sin contar con demostraciones consistentes que justifiquen dicha confianza; en
la segunda, la confianza ya es genuina porque las partes han interactuado
constantemente sin defraudarse.

En el marco de una RAC, la primera etapa se refiere meramente a un acto voluntario


de confianza del cliente que será motivado por las referencias, especialidad y
reputación del abogado. Solo con una interacción más profunda que refuerce el
vínculo, el inicial acto voluntario de confianza se convertirá en un elemento
inconsciente que presida la RAC. En esta segunda etapa, el cumplimiento adecuado
de las obligaciones profesionales del abogado van a ser determinantes para la
consolidación de la confianza (Fernández 2014).

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Subcapítulo 1.2.: La mentira como traición a la confianza en la RAC

La palabra mentira viene del latín mendacio que significa falta a la verdad con
intención de engañar. En ese sentido, la RAE define a la mentira como aquella
expresión o manifestación contraria a lo que se sabe, se piensa o se siente.

El psicólogo Mauricio Ortega señala que son dos los elementos que distinguen a la
mentira de otro comportamiento: la intención y la consciencia. “Una persona ‘tiene la
intención’ porque busca ciertos resultados y ‘es consciente’ pues sabe que está
realizando dicho acto” (2010: 82).

Sobre la intención como elemento esencial de la mentira, ya lo había adelantado San


Agustín en su escrito De mendacio. En este escribe que:

“[…] quien anuncia como verdadero algo que es falso, mas creyendo que es verdad, es
alguien equivocado o precipitado, pero no se le puede llamar mentiroso [porque] al
hablar no tuvo ninguna segunda intención y no [pretendió] engañar, ya que se engaña
solo a sí mismo. La culpa del mentiroso, en cambio, consiste en la intención de
engañar al manifestar sus pensamientos”.

Sobre la consciencia del engaño, Ortega señala que con ello se refiere a que el acto
del agente que miente solo será considerado mentira si es que lo realiza con el pleno
uso de sus sentidos y facultades, es decir, el agente sabe que está mintiendo porque
conoce/entiende lo que está haciendo (2010: 84).

Entonces, para que el comportamiento del cliente califique como una mentira se
necesita cumplir estos dos requisitos. En primer lugar, el cliente debe realizar
voluntariamente el acto de mentir y, en segundo lugar, durante la realización del acto,
el cliente debe estar plenamente consciente del mismo.

La mentira supone una traición a esa confianza recíproca como base para una buena
RAC a la que nos referíamos en el acápite anterior.

Como bien escribe H. H. A. Cooper, “el cliente no tiene derecho a ser mentiroso […] El
orden jurídico le exige al cliente la verdad“ (1968: 56). El cliente no solo no puede
mentir en un tribunal, sino tampoco debería mentirle a su abogado porque así va a
frustrar la ejecución del encargo, el abogado no puede preparar una buena defensa si
no conoce todos los hechos del caso. Por eso es importante que los clientes no
mientan a sus abogados y no traicionen la confianza recíproca de la RAC.

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Sub-subcapítulo 1.2.1.: Tipos de mentira

El psicólogo Rafael Benítez Moreno señala que existen dos tipos básicos de mentira:
la que se realiza mediante la ocultación de información verdadera y la que se realiza
mediante la creación de una historia falsa.

Respecto al primer tipo, las mentiras de ocultación, el profesor Benítez señala que
estas buscan retener información que lleva a una falsa interpretación del destinatario.
“Según la psicología de la mentira, el mentiroso engaña suprimiendo la verdad a
través de silencios, descripciones vagas o muy generales, evasión de preguntas,
emoción fingida, ira o indignación” (2013).

También se considera como mentira de ocultación revelar una verdad parcial sin
elementos clave, o admitir la verdad de forma exagerada o errónea, o utilizar términos,
frases, expresiones y giros que desvirtúen o atenúen el hecho que se quiere ocultar.

En cuanto al segundo tipo de mentira, las de falsificación, estas consisten en presentar


información falsa o crear una historia falsa para engañar. Ello implica proporcionar
datos, detalles y explicaciones como si fueran ciertos. Este segundo tipo de mentira es
más difícil de realizar que el anterior porque requiere una actuación premeditada
(Benítez 2013).

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Capítulo 2

Alcances y consecuencias de la mentira en la RAC

Como ya se adelantó en el capítulo anterior, la confianza es la base de una buena


RAC y la mentira supone una traición a la RAC en sí misma. Como señala el jurista
Vicente Serna, “es imposible defender y trabajar en pro de un cliente que no ha
manifestado a su abogado la totalidad del conocimiento que tiene del asunto que ha
puesto en sus manos” (2013: 91).

Por eso, con la mentira, el cliente frustra la ejecución del encargo, el abogado no
puede preparar una buena defensa si no conoce todos los hechos del caso. En este
escenario, nuestro Código de Ética del CAL plantea alternativas.

Subcapítulo 2.1.: Medidas a tomar por el abogado que descubre la mentira

Cuando el abogado acepta el encargo del cliente adquiere una obligación de medios:
se compromete a defender los intereses de su cliente. Esta obligación no puede ser
disuelta unilateralmente por la mera voluntad del abogado.

Sin embargo, el Código de Ética del CAL, establece supuestos de renuncia facultativa
y obligatoria en los que el abogado culmina su RAC con su cliente. Así, el artículo 22
en su literal c, señala que el abogado puede renunciar al patrocinio (se trata de un
supuesto de renuncia facultativa) cuando “medie engaño u ocultamiento del cliente
sobre hechos o información relevante para el patrocinio”. Debe hacerse notar que el
Código señala que la mentira debe ser relevante para poder renunciar. La relevancia
de la mentira dependerá del caso concreto que se esté tratando por lo que deberá ser
analizada casuísticamente.

Al respecto, el Código Voluntario de Buenas Prácticas del Abogado se pronuncia en el


mismo sentido en su artículo 24, literal c. Ello se entiende ya que, el Código de Ética
del CAL vigente, promulgado por la Resolución de Presidencia de Junta de Decanos
Nº 001-2012-JDCAP-P, está en base al CVBP y al Proyecto de Código de Ética y
Responsabilidad del Profesional en Derecho.

Entonces, una de los posibles medidas a tomar por el abogado que descubre la
mentira de su cliente es renunciar al patrocinio. Claro está que se debe respetar el
artículo 23 del Código de Ética del CAL que establece las condiciones para ejercer la
renuncia. Según el artículo, para que el abogado renuncie al patrocinio debe cuidar
que su renuncia no perjudique sustancialmente el interés de su cliente. Para ello, debe

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comunicar al cliente la intención de renunciar con una debida antelación y debe
facilitar la intervención de otro abogado entregando la documentación vinculada con el
patrocinio, así como el dinero adelantado por honorarios que correspondan a servicios
no prestados y gastos no incurridos.

Por otro lado, el abogado que descubre la mentira de su cliente podría también no
renunciar al patrocinio y seguir con el mismo, perdonando la mentira. Esta opción es
viable porque la alternativa de renuncia, comentada en párrafos anteriores, está
regulada por el Código como un supuesto de renuncia facultativa y no obligatoria.

Ambas opciones solo suponen para el abogado decidir si continuará o no con el


patrocinio. Pero ¿qué ocurre si la mentira que el abogado descubre consiste en la
comisión futura de un delito por parte del cliente? En estos casos, el abogado ¿solo
debe decidir si renunciar o no al patrocinio o puede también denunciar al cliente?

Al inicio de la presente investigación se sostuvo que cuando se forma una RAC, el


abogado adquiere obligaciones para con su cliente. Una de estas es el secreto
profesional. Según el deber de secreto, el abogado debe guardar secreto de toda
información referida a su cliente que recibe en su calidad de abogado, a este tipo de
información se le conoce como información confidencial.

De hecho, el Código de Ética del CAL, señala, en su artículo 31, que el secreto
profesional garantiza la confianza en la RAC y si el abogado revela información
confidencial, estará obligado a reparar los daños.

Entonces, cuando el abogado descubre una mentira de su cliente, cuyo contenido


califica como información confidencial, ¿puede revelar dicha información? ¿O es que
su decisión ética se limita solo a decidir si continuar o no con el patrocinio?

Al respecto, el Código entiende que el deber de secreto no es absoluto y, a razón de


ello, establece supuestos en los que el abogado puede revelar la información
confidencial.

En ese sentido, en el artículo 37, el Código señala que el abogado está obligado a
“revelar a la autoridad competente la información protegida por secreto profesional que
sea necesaria, para evitar que el cliente cause un daño grave a la integridad física,
psicológica o a la vida de una persona”.

Pero ¿cuándo hay un riesgo grave que exige al abogado revelar la información? Al
respecto, la profesora Dana Harrington destaca lo difícil que puede ser para un

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abogado predecir cuando hay un riesgo grave para la vida e integridad de terceros que
exige revelar el secreto y señala que el análisis debe ser casuístico.

Dana Harrington destaca la complejidad de esta decisión en el caso del abogado que
defiende a una mujer víctima de violencia familiar que decide regresar voluntariamente
al hogar conyugal. De acuerdo con Harrington, la posibilidad de un ataque mortal
contra la víctima podría estar presente, lo que demanda balancear en el caso concreto
la autonomía del cliente frente a la obligación moral de proteger la vida e integridad de
una persona (Boza y Chocano 2008: 109).

A esta causal de revelación, el CVBP añade, en su artículo 41 literal e, que el abogado


deberá informar a su cliente de las consecuencias de la comisión del delito y realizar
esfuerzos razonables para persuadirlo a que actúe conforme a ley. Además, el CVBP
recomienda que el abogado le indique a su cliente que procederá a la revelación.

Entonces, cuando el abogado descubra la mentira de su cliente y esta consista en la


intención futura de causar un daño grave a la integridad o vida de un tercero, el actuar
ético del abogado no solo requiere que este determine si debe o no continuar con el
patrocinio, sino también debe revelar la información a la autoridad para evitar el daño.

Finalmente, si es que el delito ya se cometió y la mentira que descubre el abogado se


trata sobre la culpabilidad del cliente, el abogado solo deberá decidir si continuará o
renunciará al patrocinio. Es importante hacer notar que si es que el abogado decide
continuar con el patrocinio, un actuar ético le exige buscar solo la pena justa para su
cliente y no la absolución.

Subcapítulo 2.2.: Análisis situacional de la mentira en la RAC

Entonces, cuando el abogado descubre la mentira de su cliente tiene dos opciones: o


renuncia al patrocinio, o continua con el mismo. Además, si esa mentira supone una
futura afectación a la vida o integridad de un tercero, el abogado debe denunciar el
potencial acto. Por otro lado, si lo que se descubre es la culpabilidad del cliente, el
abogado solo debe buscar la pena justa.

Los clientes les mienten a sus abogados todo el tiempo, algunas veces por vergüenza,
otras por miedo a que el abogado incumpla el deber de secreto u otras razones. Lo
cierto es que, lamentablemente, la mentira es parte de muchas de las RAC. Como ya
se ha explicado, esta traición a la confianza no permitirá una correcta ejecución del
encargo que tendrá como principal perjudicado al cliente mentiroso.

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En el presente acápite, se expondrán dos casos en los que se ejemplificarán las
opciones del abogado que descubre la mentira del cliente.

El primer caso ha sido tomado del octavo capítulo de la séptima temporada de la serie
norteamericana The Good Wife. En este, la abogada Diane Lockhart –protagonizada
por Christine Baranski– acepta el patrocinio de un grupo pro-vida que intentaba
difundir videos donde se mostraba a una representante de una clínica de salud
femenina que conversaba, durante un almuerzo de negocios, sobre la posibilidad de
vender tejidos de fetos abortados.

Diane acepta el patrocinio como favor a un antiguo cliente integrante del grupo, a
pesar de que mantiene una posición personal pro-abortista. Al respecto, debe
señalarse que un actuar ético exigiría que Diane no acepte un caso que le exija
contradecir sus convicciones.

Durante la ejecución del encargo, Diane descubre que su cliente le ha mentido. Este le
había hecho creer que el caso se trataba de uno de tipo aislado y, en virtud de esta
condición, Diane había aceptado el encargo ya que ella mantenía una posición pro-
aborto. Sin embargo, durante el transcurso del caso, Diane descubre que el caso no
se trata de uno de tipo aislado, sino que el fallo podría convertirse en un precedente.
Frente a este descubrimiento, Diane renuncia al patrocinio.

En este caso, la renuncia de Diane es válida según nuestro Código de Ética porque la
mentira que descubre es relevante. De hecho, se trataba de una condición esencial
para que Diane acepte el patrocinio.

Además, en el caso Diane solo debe renunciar y apartarse del patrocinio sin
necesidad de realizar una denuncia ya que no estaba en riesgo la vida e integridad de
terceros.

El segundo caso, por otro lado, ha sido tomado de la película The Lincoln Lawyer
(2011). En este se nos muestra al abogado penalista y poco ético Michael Haller –
protagonizado por Matthew McConaughey– que defiende culpables y consigue su
absolución (yendo directamente en contra del artículo 18 del Código) y que busca
cobrar de más a sus clientes (yendo en contra del deber de veracidad, lealtad y
cuidado de bienes del cliente).

Michael acepta defender a un joven millonario acusado de tentativa de homicidio a una


prostituta. Durante la ejecución del encargo, él descubre no solo que su cliente le
había mentido sobre su inocencia (puesto que sí era culpable de ser el sujeto activo

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en la tentativa de homicidio), sino que además su cliente había cometido antes el
delito de homicidio (cuya víctima era también una prostituta con similares
características físicas a la prostituta víctima de la tentativa de homicidio) y un antiguo
cliente de Michael había terminado como responsable del mismo.

Bajo estas circunstancias, un actuar ético exige primero determinar si se renunciará o


no al patrocinio. Si se decide continuar, Michael deberá buscar solo la pena justa para
el delito de homicidio en modalidad de tentativa. Pero además, un actuar ético exige
que revele el secreto y denuncie a su cliente ya que, al haber cometido el delito de
homicidio y tentativa de homicidio antes, la vida de terceros está en grave peligro.

Es de especial importancia notar que si bien en el caso, el abogado no tiene la certeza


de que su cliente vuelva a cometer el delito de homicidio en el futuro, dado su
comportamiento anterior con un mismo tipo de víctima se puede establecer un patrón
y, en ese sentido, Michael estaría facultado a denunciar a su cliente.

Además, el abogado debería explicar a su cliente las consecuencias que le esperan


por cometer el delito de homicidio –lo que en el caso es innecesario porque el cliente
ya está informado de dichas consecuencias– y, por las circunstancias del caso, no es
recomendable que le informe a su cliente que revelará el secreto, si es que decide
hacerlo, porque pondría en riesgo su propia vida.

Sin embargo, Michael no denuncia a su cliente; por el contrario, cuando descubre la


mentira, decide continuar con el patrocinio y logra la absolución de su cliente del delito
de tentativa de homicidio. No obstante, logra que se vuelva a abrir el caso de
homicidio para investigar a su cliente y liberar al inocente que había sido injustamente
culpado.

Si bien Michael consigue que se retome un caso antiguo para que su cliente sea
culpable de homicidio, ello no quita que no haya logrado que su cliente sea absuelto
de la tentativa de homicidio cuando él sabía que era culpable. En ese sentido, el
actuar del abogado no es ético porque en vez de buscar la pena justa, buscó la
absolución.

A partir de estos dos casos, se ha tratado de ejemplificar las opciones que tiene el
abogado cuando descubre la mentira de su cliente. Como se ha visto, la decisión que
el abogado tome dependerá de la gravedad de la mentira.

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Conclusiones

Una vez formada la relación entre abogado y cliente, se adquieren diversas


obligaciones que están orientadas a proteger la confianza recíproca que es la base de
toda buena RAC, como lo señala el artículo 13 del Código de Ética del CAL.

Una de las obligaciones que adquiere el cliente para con su abogado es la de no


mentirle, puesto que solo si el abogado conoce todos los hechos del caso podrá
proteger verdaderamente los intereses de su cliente. Es por eso que la mentira del
cliente afecta principalmente al propio cliente.

La mentira, para que sea calificada como tal, tiene que ser intencionada (voluntaria) y
realizada conscientemente. Puede ser de dos tipos: mentira de ocultación cuando se
retiene información y mentira de falsificación cuando se presenta una historia errónea.

Cualquiera de estos dos tipos de mentira supone una traición a la confianza recíproca
de la RAC. Frente a este contexto, el abogado tiene dos opciones: puede renunciar al
patrocinio –como permite el artículo 22 literal c, respetando las condiciones de
renuncia que exige el artículo 23– o puede continuar con el mismo.

Además, si esa mentira supone una futura afectación a la vida o integridad de un


tercero, el abogado debe denunciar el potencial acto –de conformidad con el artículo
37–. Por otro lado, si lo que se descubre es la culpabilidad del cliente, el abogado solo
debe buscar la pena justa –de conformidad con el artículo 18–.

La realidad demuestra que los clientes mienten a sus abogados constantemente, el


análisis de casos realizado en la presente investigación indica que la decisión que
tome el abogado dependerá de la de que tan importante haya sido la información
falseada para la aceptación del encargo –si lo que se descubre supone la negación de
una condición esencial para aceptar el encargo, el abogado está facultado a
renunciar– y la gravedad de la mentira –información como la comisión de delitos no
solo requiere que el abogado ético decida si continuará o no con el patrocinio, sino
también que denuncie a las autoridades competentes–.

La presente investigación ha tratado de demostrar lo importante que es que abogado y


cliente confíen recíprocamente para lograr un patrocinio debido. Si un cliente no confía
en su abogado para revelarle todos los hechos del caso, ¿es realmente ese abogado
el indicado para proteger sus intereses?

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De igual manera, ¿es adecuado proteger los intereses de un cliente que ha traicionado
la confianza de su abogado? Cierto es que la decisión de continuar o renunciar al
patrocinio depende del abogado y dicha decisión a priori no es éticamente ni correcta
ni incorrecta, porque el abogado podría continuar el patrocinio y buscar solo que se
respete el debido proceso y se imponga una pena justa. Por eso el análisis ético es
casuístico.

Pero es claro que, si se decide continuar con el patrocinio, recuperar la confianza será
difícil y requerirá de un compromiso especial del cliente. Como bien escribió el
psicoterapeuta Augusto Cury, "la confianza es un edificio difícil de construir, fácil de
demoler y muy difícil de reconstruir."

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