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La actual crisis política colombiana es el resultado inequívoco

y no menor, que desde su surgimiento como “república”, ha


estado gobernada por esbirros, que favorecen intereses
económicos de elites nacionales e internacionales, y no por la
construcción de una sociedad más justa, con un sentido de
identidad cultural.
Los colombianos, que han tenido la oportunidad de salir de su país, saben que
siempre les van a preguntar con asombro en el exterior, por las situaciones
recurrentes de narcotráfico, guerras internas y las crisis sociales que éstas han
generado. Casi siempre, se llega a la conclusión en esos diálogos que
Colombia es un país maravilloso, que su gente es talentosísima y que no se
puede entender como se ha tenido situaciones de violencia tan dramáticas. Me
pregunto por qué tanta injusticia, inequidad, corrupción e impunidad. ¿A qué se
debe todo esto?

Una de las principales razones, es que los colombianos no conocen su propia


historia del grito de independencia. Y los que creen conocerla se la han
contado de una manera errónea o intencionalmente sesgada. Se creía que la
lucha en un primer momento de los hijos de la patria tales como; Camilo
Torres Tenorio, Antonio Nariño, Francisco José de Caldas como por
nombrar algunos. Se debía al malestar por las injusticias y abusos de la colonia
española.

Pero esta afirmación no es del todo cierta, el cansancio y desgaste que se vivía
por esa época, lo motivó, los altos tributos que había impuesto José
Bonaparte hermano mayor de Napoleón Bonaparte. Recordemos, que en
ese entonces, el imperio francés había ocupado a España y necesitaba más
recursos para apuntalar el imperio Napoleónico, y así mismo, enfrentar la
guerra que tenía con el Reino Unido.

Es decir, que la lucha romántica que se dice haber hecho, fue motivada por el
descontento de las elites latifundistas de la encomienda, porque estaban
afectando drásticamente sus intereses, de lo contrario, quizás se hubiese
seguido estando sometido al imperio Español.

Pareciese que a esta joven nación, siempre le ha gustado obedecer


lineamientos económicos y políticos foráneos, lo anticipó Simón Bolívar el
Libertador de este País y de otros Países Latinoamericanos, la mejor forma
para impedir el intervencionismo de los imperios era la unión de los pueblos del
continente, pero por aquel tiempo, el señor Francisco de Paula Santander no
estuvo de acuerdo con ese sueño, en cambio, conspiró en su contra y
manifestó su ideal federalista resumiéndolo en su frase célebre "Compatriotas.
Las armas os darán la independencia, las leyes os darán la libertad".
La ambición regional de Santander se antepuso a la continental de Bolívar,
forjando una república influenciable fácilmente por fuerzas internacionales, y
así como los españoles por siglos saquearon este territorio, las elites locales
después cambiaron de “aliado económico”, como lo ha sido el imperio
Norteamericano.

La posibilidad de tener una nación decente con equidad y justicia social, fue y
sigue siendo una utopía, todo esto gracias a los viejos comerciantes y
terratenientes preocupados única y exclusivamente por los intereses privados,
imposibilitando una economía independiente, al contrario, se siguió, dando
todas las condiciones de un país productor de materias primas para la gran
industria mundial y un consumidor de manufacturas extranjeras,

Colombia siempre ha tenido una clase dirigente poco diligente, desinteresada


de los problemas importantes y de la consolidación del progreso como nación,
todo se le debe, a la clase privilegiada, es decir, una aristocracia parroquial y
arrogante amasadora de rentas extractivas y latifundistas, promovidas por
intereses de empresas multinacionales foráneas.

Si las personas repasan un poco la historia contemporánea de este país, van a


constatar, que siempre ha habido personas loables con ideales lucidos, relatos
transformadores, que han leído muy bien los cambios y necesidades que la
sociedad reclamaba, sin duda, uno de los más representativos y recordados
hasta ahora fue Jorge Eliecer Gaitán, comprometido con los pobres y las
reformas agrarias que se necesitaban, muy seguramente el próximo presidente
en ese tiempo.

Otro personaje fue Luis Carlos Galán, recordado por su lucha vehemente en
contra del narcotráfico, un problema insipiente en ese momento que aún tiene
sus secuelas en la sociedad. Así mismo, les podría mencionar a muchísimos
líderes que han tratado de cambiar el rumbo social y político de este país. Sin
embargo, el común denominador ha sido el asesinato y con ello la evaporación
de la esperanza de cambio que el pueblo ha requerido.

Como lo he argumentado la sociedad colombiana por medio de los anteriores


líderes expuestos, han querido cambiar la estructura dictatorial en la que ha
estado sumida, un teórico que nos ayuda a entender este fenómeno es
Luhmann, él manifiesta que, “la autopoiesis se puede aplicar a los sistemas
sociales y que estos no se restringe al plano de sus estructuras, sino que el
sujeto mismo construye los elementos que la constituyen” 1.

1 LUHMANN, N. (1989). Essays on self-reference, New York, Columbia University Press.


Hay quienes cuestionan al pueblo macondiano por ser apático, desinteresado y
poco activo a la hora de ejercer su derecho al voto, es decir, de construir su
estructura política, económica y social, pero es comprensible conociendo su
historia. Las estructuras políticas, económicas y jurídicas que nos habla
Luhmann, en Colombia, han eliminado al que piense diferente con lógicas
irracionales violentas. Estas instituciones han estado permeadas por las elites
retrogradas y cavernícolas, motivando la desafección por la actual
“democracia”.

Si hay algo evidente es que el país está en muy malas manos. Quienes nos
representan, para las grandes mayorías de la población son personas indignas
de confianza, meros mercaderes, vividores que no se identifican con el país.
Pero ello no es nuevo. Si algo caracterizó a nuestra sociedad desde los
tiempos de la Independencia como se ha dilucidado, es que constantemente se
frustró con la posibilidad de romper con los viejos esquemas coloniales.

Ya es tiempo, que la sociedad afronte con valentía la recomposición y


reconstrucción de su clase política, porque si un país no es capaz de realizar a
tiempo las reformas que la sociedad exige, la historia las resuelve a su manera,
con altísimos costos para todos, podemos ver en la actualidad que la salud es
un negocio, la educación no es un derecho y la corrupción es la peor
enfermedad que afrontamos.

Para terminar, el país exige nuevos liderazgos que sean decentes y dolientes
por las necesidades de los menos favorecidos, roguemos que no vayan a ser
sacrificados por la mezquindad y la codicia de los que siempre han
permanecido en el poder. Queremos el país justo y grande que soñaron
Gaitán, Galán y Bolívar, un país soberano en su territorio, respetuoso de su
diversidad, comprometido con un proyecto verdaderamente democrático, capaz
de ser digno de su riqueza y de su diversidad cultural.

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