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Frenesí, Manía, Melancolía y Demencia (316) son clasificaciones que precedían a las

botánicas y que no sufrieron grandes modificaciones por éstas. (317)

 Relación médico-paciente y prácticas terapéuticas generales y específicas.


Terapias farmacológicas y simbólicas

obstáculo para el éxito de la nueva clasificación en especies está relacionado con las
prácticas médicas.

Las prácticas médicas. “La locura ha mantenido a su alrededor, hasta el fin del silgo XVIII,
todo un cuerpo de prácticas a la vez arcaicas por su origen, mágicas por su significado y
extramédicas por su sistema de aplicación.”

Foucault vuelve sobre el plan del capítulo. Distinción entre el loco fácilmente
identificable y su locura. Inexistencia de la enfermedad mental como tal. Instauración
del internamiento en ese vacío existente entre el loco y su locura.

“Cortando a través del espesor histórico de una experiencia, trataremos de volver a


captar el movimiento por el cual finalmente llegó a ser posible un conocimiento de la
locura: este conocimiento que es el nuestro y del que no pudo separarnos por
completo el freudismo, porque no estaba destinado a ello.” (324)

 Causas de la locura, afección del cuerpo y del alma. Desorden de las pasiones y
de la imaginación. Realidad y error.

¿Cómo se asocian los problemas de la locura a la materialidad del alma? ¿Hasta qué punto
afecta la locura al alma del loco? ¿Es que su alma está enferma o su alma está retirada y
dominada por un cuerpo enfermo?

En la época clásica no estaba hecha aún la distinción que va a ser común desde el siglo XIX
entre afecciones físicas y anímicas. La locura afecta cuerpo y alma. (333)

Entre las causas próximas de la locura Foucault encuentra un desplazamiento desde el


comportamiento anómalo de los “espíritus animales” de acuerdo al tipo de locura, hacia
causas relacionadas a problemas cerebrales, lugar más cercano a la residencia del alma.

Las “causas lejanas” de la locura son heterogéneas, paralelamente a la heterogeneidad de


los internados. Leer ejemplos pag. 347.

Las dos causas remiten a un mismo fenómeno: la pasión, que es condición de posibilidad
general de toda locura. De ella se derivan luego las causas anímicas y corporales, lejanas y
cercanas.

De este desorden de la pasión se llega entonces a lo irrazonable al desorden de la


imaginación, a lo quimérico e irreal. (361)
La locura no está propiamente en la imagen ni en la razón, sino en una particular relación
entre ambas.

Conclusiones hasta este momento (368-9)

1. En la locura clásica existen dos formas de delirio. Uno es manifiesto y sintomático,


por ej en la melancolía. En otros casos el enfermo no lo expresa, pero cuando se
busca el origen se entiende que hay algún tipo de delirio a la base.
2. Este delirio implícito existe en todas las alteraciones del espíritu.
3. Detrás de toda locura lo que hay es un discurso delirante. El delirio es apartarse del
surco, del recto camino de la razón.
4. El lenguaje es la estructura primera y última de la locura.

La locura se halla en el punto de contacto entre lo onírico y lo erróneo y se relaciona a


la ceguera, por la incapacidad de ver lo que realmente existe. (377)

La locura en la época clásica es la manifestación del no-ser, del error, de la noche en el día.
El internamiento no pretende suprimir la locura, la restituye a su verdad de nada. (389)

 Principios terapéuticos. Consolidación, purificación, inmersión, regulación del


movimiento.

La panacea, el remedio universal buscado desde la antigüedad, ya no se busca como tal,


pero el opio, en tanto insensibiliza es utilizado como una terapia general para las afecciones
nerviosas. Se entiende que es un medicamento natural (como el agua, el aire) que lleva la
recomposición general de la naturaleza al cuerpo.

También la idea contraria, del medicamento específico para cada mal específico. Pero en el
caso de la locura no se trata de lo que se puede extraer de las plantas, sino de las
propiedades minerales y humanas (excremento, cráneos).

Los remedios simbólicos se suman para ir (en el caso de la locura) contra los avances
médicos que se daban en otras áreas en lo que respecta a la terapéutica. Y estos
tratamientos son aún más difíciles de erradicar porque la práctica médica no está en manos
de los médicos (475).

Pero hay un progresivo reemplazo de la Panacea (supresión de toda enfermedad) por la


Cura (supresión de toda la enfermedad), por lo se que se necesita una comunicación
enfermo-médico. (477)

Esas curas de la locura se basan en cuatro principios terapéuticos, que están a la base de lo
que será la psiquiatría del siglo XIX.

1 La consolidación. Bajo la locura, aún la más furiosa siempre hay debilidad, se impone
como terapia un fortalecimiento, una consolidación de los espíritus, los humores, del
cuerpo. Esto se logra de distintas maneras y la utilización del hierro es la favorita. (480)
2 La purificación. La fermentación, los vapores, el exceso de ciertos humores, estos
desequilibrios requieren una purificación. Se prueba por ej. la transfusión sanguínea.
Sangrías, purgaciones, baños, hasta inocular sarna para producir heridas.

3 La inmersión. Hay en el agua tanto la idea de la purificación y el renacimiento, como la


idea de la impregnación y el reequilibrio fisiológico a través del elemento más puro de la
naturaleza. Pero sus propiedades son tantas y tan contradictorias que se termina por
abandonar su uso en general y hacia fines del s XVIII se la recomienda sobre todo en el
modo de duchas en los nuevos asilos.

4 La regulación del movimiento. La locura puede ser tanto movimiento exagerado y


desordenado, como inmovilidad. La idea es la de lograr un movimiento ordenado y regular
en el enfermo, que obedezca al movimiento real del mundo. Correr, someterse al
movimiento del mar, los viajes.

 Terapéutica de las pasiones y del discurso delirante. El despertar, la


realización teatral, el retorno a lo inmediato.

Durante la época clásica existieron dos sistemas terapéuticos yuxtapuestos: uno considera a
la locura como pasión y se centra en los mecanismos y cualidades (alma-cuerpo); el otro
que se centra sobre el discurso delirante.

Foucault encuentra tres modos de supresión de la enfermedad y ataque a la sinrazón:

1 El despertar. El delirio es como un sueño, es la indistinción de la vigilia. Es necesario


que el loco despierte. Mediante una violencia repentina. Paulatinamente este despertar
tendrá más que ver con rememorar la ley moral, con retornar al bien. Es en cualquier caso
la vuelta a sí del alienado.

2 La realización teatral. Parece lo contrario del caso anterior, la salida de sí. Al contrario
de la vuelta a la realidad, es el ingreso de la realidad en el discurso delirante. Ejemplo del
ángel y de los muertos que comen (514 y 515). Se intenta poner en crisis el discurso
delirante no ya desde fuera, sino desde dentro.

3 El retorno a lo inmediato. Cura en la medida en que es olvido de todos los cuidados. Es


una vuelta al trabajo natural, la vida del labrador sin mediación del lenguaje y de las
pasiones (lo que lleva a la locura). 523. Liberación de los locos leer 525-6. Es de todas
maneras una naturaleza mediatizada por la moral 527.

 El psicoanálisis como reintroductor del discurso de la locura en el mundo


contemporáneo.

Lo que era enfermedad dependerá de lo orgánico. Lo que pertenecía a la sinrazón, a


la trascendencia del discurso, será colocado dentro de la psicología.

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