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Nihil obstat.

LIC. PETRUS DE ANASAGASTI


CBNSOR

Imprimatur.

Victoria! 19 aagwti 1931


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DR. JUSTUS DE. ECHEGURBN


VICARIUS GENBRALIS
FUENTES DE ESTE TRABAJO

Constituye el fondo de este trabajo el archivo municipal de la


villa de Arceniega, cuyos documentos inéditos se copian.
Entre los libros y manuscritos que, además, he tenido a la
vista, merecen mención preferente los siguientes:
cCrónica de los Reyes de Castilla, D. Pedro, D. Enrique, don
Juan 1 y D. Enrique 111, por D. Pedro López de Ayala, Canciller
Mayor de Castilla, con las enmiendas del Secretario Gerónimo
de Zurita y las correcciones y notas añadidas por D. Eugenio
Llaguno Amírola, Caballero de l a Orden de Santiago, de la Real
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Academia de la Historia . Madrid año 1779».


«Las Bienandanzas e Fortunas, que escribió Lope GarcÍa de
Salazar, estando preso en la su torre de San Martín de Muñatones.
Reproducción del códice existente en la Real Academia de la
Historia, por D. Maximiliano Camarones, restaurador de la Biblio­
teca Nacional. Madrid 1884».
cHistoria genealógica de la Casa de Lara, justificada con ins­
trumentos de inviolable fe, por D. Luis Salazar y Castro, Comen­
dador de Zurita y Fiscal de la Orden de Calatraba, de la Cámara
de S. M. y su Cronista Mayor, 4 tomos. Madrid 1696».
cPruebas de la Casa de Larti" por el mismo autor. Ma­
drid 1716.
cHistoria Civil dé la M. N. Y M. L. Provincia de Alava, por
D. Joaquín José Landazuri y Romarate».
cHistoria Eclesidstica de la M. N. Y M. L. Provincia de Alava,
por id.»
cLos Compendios Históricos de la Ciudad y Villas de la M. N. Y
M. L. Provincia de Alava, por id.»
cLos Varones Ilustres alaveses y los Fueros, exenciones, etcé­
tera, por id.»
c Vida literaria del Canciller mayor de Castilla D. Pedro López
de Ayala, Restaurador de las letras en Castilla, por D. Rafael
Floranes y Robles. Colección de documentos inéditos para la
Historia de España: tomos XIX y XX».
«Averiguaciones de las antigüedades de Cantabría,' endereza­
das principalme nte a descubrir las de Vizcaya, Guipúzcoa y
Alava, por el P. Gabriel Henao, S. J.; siete tOInos. Tolosa 1877».
«Compendio Histórico en que se da noticia de las milagrosas
y devotas imdgenes de la Reina de cielos y tierra que se veneran
en los santuarios más célebres de España, por el P. Juan de
Villafañe, S. J. Madrid M.D.C.C.X.L.:.
«Memorial ajustado. Hecho con citación y asistencia de las
partes en virtud del auto del Consejo de 4 de Septiembre de 1779,
del Pleito, que en él sig!1en el Concejo y vecinos del Noble Valle
de Orozco y el M. N. Y M. L. Señorío de Vizcaya con D. Jacobo
. Eh, lames, St\iatt, Pmtugal"1 Colón, etc., Duq,ue de Be\:wicb.,
Conde de Ayala, etc . . . . . , que se incorpore en la Corona el Seño­
río, Jurisdicción y Vasallaje del Valle de Orozco. Madrid 1 779;
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por D. Joachín Ibarra, Impresor de Cámara de S. M.:.


«Executoría del pleito en grado de segunda suplicatoria entre
el noble valle de Orozco y Señorío de Vizcaya y el Duque de
Verga Lira Wervik Alfau, del nominado valle y señorío. 1783» .
Libro manuscrito o colección de documentos oficiales que existe
en el archivo municipal del valle de Orozco.
«Informe Histórico y legal por el Cabildo de Cura y Beneficia­
dos y Feligreses y Parroquianos de la Iglesia de San Juan en el
Lugar de Quexana, én el pleito con la Priora y Religiosas y con­
vento de Sto. Domingo sito en dicho lugar, sobre si es secular
o regular dicha iglesia». Sin fecha. Firmado por Lic. D. Manuel
de Ipenza.
cEI Fuero de Ayala, por L. M.a de Uriarte:..
«Comunidades de Castilla y Guerra en Euskeria 1520-24 (una
colección diplomática) por D'. Pedro de Larrinoa. Bilbao 191 9».
,Historia genealógica de la Casa de Haro: tomo 1, lib. II; que
contiene los primeros soberanos de Vizcaya, por D. Luis Salazar
y Castro:&. Biblioteca de Historia Vasca. Colección de obras y
documentos inéditos relativos al pais vasco. Director Segundo de
Ispizua. Volumen III. Madrid 1920.
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1
LA VILLA DE ARCENffiGA

La Villa de Arceniega, se halla situada en el confín más


occidental de la provincia de Alava, en el girón de tierra de esta
provincia que se tiende entre las Encartaciones de Vizcaya y la
provincia de Burgos. Su abolengo es vasco y noble por ende; y su
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historia no carece de interés para quien halla deleite en saber las


historias de nuestro país .
Sus límites son hoy: el va ile de Gordejuela de las Encartaciones
de Vizcaya por el N. ; la provincia de Burgos por el O., y por el
S. y E. la noble tierra de Ayala.
Componen con ella un mismo municipio los lugares de Sojo­
guti, Retes de Tudela, Gordéliz, Santa Coloma y Mendieta,
lugares que pertenecieron en otro tiempo (hasta el año 1841) al
valle de Ayala .
Arceniega dista de Amurrio, cabeza de su distrito, cinco kiló­
metros, de Vitoria capital de la provincia cincuenta y ocho, y de
Bilbao veintisiete.
Las tres calle de casas que componen la puebla de la Villa ,
se posan sobre una colina bruscamente cortada por la parte del E.
y abierta en tod o derredor. Limitan su horizonte: al S. la pelada
roca de la Peña llamada de Angulo (Peña Salvada), que sobresale
imponente entre los montes de Sojo y de Gordéliz poblados de
negros encinos y carrascos; al N, en confuso montón, las montañas
de las Encartaciones, entre las que descuella como adelantado
vigía sobre el mar, el pico del Ereza ; y al Poniente los montes de
Santa Coloma y de Mendieta; tendiéndose hacia el E. la tierra de
Ayala. Y frente a frente del blanco peñasco, que se yergue ante
-8-

ella tras de los oscuros montes, alguien la creyera adelanta do


centinela de la tierra vasca que atisbase los movimientos de un
coloso.
Están sus calles cordeladas en dirección de N. a S., muriendo
por ambos extremos en dos rampas, que descienden a la Calle de
Abajo o carretera que va de Valmaseda a Amurrio. No son rectas
y están empedradas la Calle de Arriba y la Calle del Medio, siendo
carretera la Calle de Abajo. Su anchura es la ordinaria de una villa
antigua; y otras dos rampas, que cortan perpendicularmente la
Calle del Medio, las unen por el centro de la villa.
Sus edificios son en su mayoría antiguos, de desigual eleva­
ción, salientes algunos sobre la acera de la callé a la altura del
• primer piso; no pocos ostentan viejos blasones, entre cuyos em­
blemas heráldicos dominan los veros de los Velascos, las estrellas
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de los Salazares y los lobos de los Ayalas; y entre ellos, en la parte


más alta de la colina, el campanario de la iglesia de Santa María
luce sus almenas, a guisa de fuerte castillo que sirviera de atalaya
y de defensa.
Al pie de la colina, en la parte S. O. , una vetusta casa torre,
blasonada en sus cuatro fachadas, alza su torreón ennegrecido y
estropeado por el tiempo y por la suerte, que de suntuoso palacio
de rico caballero lo ha reducido a la condición de simple vivienda
de modestas familias; edificio que está mostrando a las claras una
construcción del siglo XVI, y que, junto con el campanario de la
iglesia, da a la Villa un aspecto evocador de tiempos caballerescos
y hazañosos.
Bordean la carretera que de Arceniega sale en dirección a Val­
maseda, formando contraste con lo vetusto de la puebla antigua,
verjas de amenos jardines de modernas quintas y chalets, algunos
opulentos y suntuosos; con ellos forman conj unto el juego de pe­
lota y la plaza del mercado; frente a éstos se levanta una estatua,
en bronce, de D. Eugenio de Garay, insigne bienhechor de la
Villa y sus contornos; y a lo lejos, en la falda del monte de Men­
dieta, se dibuja en los cielos la cruz qile corona el santuario de .
Nuestra Señora de la Encina, muy venerado en toda esta región .
. Al pie de la colina en que la Villa se asienta, bordeándola por
la parte del R., corre un do de pequefto caudal, que naeido en las
vecina!'; sierras de la Peña, desciende a una amplia y amena vega,
que, tendiéndose por la parte S. de la Villa, ofrece a la vista u n
bello y pintoresco paisaje con e l verdor de sus praderas y los vie­
jos caseríos y molinos cobijados bajo de cerezos y nogales. Este
río divide las jurisdicciones de Arceniega y Ayala; y uniendo sus
aguas, al abandonar los límites de Arceniega, a las de otro que baja
de Llanteno, forman ambos el río de Gordejuela, que corriendo a
10 largo de este valle, se confunde en Sodupe con el Salcedón o
Cadagua.
Tiene la villa de Arceniega un convento de religiosas canóni­
gas de San Agustín ( 1 ), con el nombre de Convento de Nuestra
señora de los Remedios; magnífica escuela de niños dirigida por
HH. Maristas; colegio de niñas bajo la dirección de Religiosas
Carmelitas de la Caridad; una hospedería para pobres viandantes
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fundada a mediados del siglo XVI; un asilo de ancianos con la


advocación de Asilo de Nuestra Señora de la Encina y una ermita
pública dedicada a San Antonio de Padua, de fundación muy an­
tigua y muy venerada. La congregación de HH. Maristas ha esta­
blecido, a la sombra del santuario de la Encina, un juniorato donde
se forman en virtud y letras jóvenes, que han de ser dedicados a
la educación e instrucción cristianas de la sociedad.
La iglesia parroquial de Arceniega está dedicada a la Asunción
de la Virgen. Es de una sola nave muy bien proporcionada, de
arte ojival en el período de transición; su pórtico y campanario
son obras del siglo XVI. De esta iglesia fueron anejas la de San
Román de Villasuso y la de San Juan de Campijo.
Los lugares de Sojoguti, Retes de Tudela, Santa Coloma y
Mendieta constituyen, por sí mismos, iglesias parroquiales inde­
pendientes de Arceniega.
El nombre de Arceniega aparece escrito Arciniega y Arceniega
indistintamente, a veces de ambos modos en un mismo documento;
Arseniega escribe Lope García de Salazar; Arciñiega se lee en el

(1) Lo fundaron D. Pedro Ruiz de Monte ano '1 su espoSA D.- Inés de Oribe el &DO 1586.
-8-

testamento de D. Tello y acaso su primitiva forma euskérica fuese


Artxiniaga (1).
Es el blasón de Arceniega: partido, con una saeta en pal, un
encino en la derecha y tres torres almenadas, una sobre otra , a ]a
izquierda ; timbrado de corona real .
Tiene Arceniega según el último censo 1.230 habitantes, de los
cuales corresponden a la villa 1.010 a Sojoguti 23, a Retes de Tu­
dela 61�, a Gordéliz 3 1 , a Santa Coloma 46, y a Mendieta 64 y
a Campijo 33.
La profesión de é sto s , a parte del comercio que se ejerce con
los pueblos limítrofes de los valles de Ayala y de Losa, es la
agricultura, reducida hoy, después de la desaparición de los viñe­
dos, al cultivo de cereales y patatas.

II
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AMOJONAMIENTO DE ARCENIEGA EN EL SIGLO XV

Los últimos años &el siglo XV y primeros del XVI fueron en


la región de las Encartaciones y pueblos limítrofes años de enco­
nados debates, pleitos y riñas por motivo de términos y j urisdic­
ciones. En este tiempo fué cuando principalmente, terminadas las
luchas de bandería, se amojonaron definitivamente los municipios.
Arceniega sostuvo por esta causa reñida contienda, que más
de una vez degeneró en sangrienta lucha, con el valle de Ayala.
No fué bastante a poner fin a este pleito la sentencia dictada por
el alcalde mayor de Ayala Juan Garda de Zuazo y las partes
recibieron mandato conminatorio de los Reyes Católicos de some­
ter la cuestión al dictamen de cuatro jueces árbitros. Estos consul­
taron el parecer del Bachiller Hernán Saez de Vallejo, clérigo,
morador en Anzo; y vistos por sus ojos e andados por sus pies los
términos y exidos, fijaron los límites, tomando por punto de
partida el mojón de junto a la iglesia de la Encina, del modo
que se contiene en la siguiente sentencia: «Nosotros, Diego Mar-

(1) Actu almen te el Ayuntamiento de la Villa escribe oficialmente Arceniega y así lo


escribiré en esta obra.
-9-
d nez de Mendieta, Arcipestre de Tudela e Juan Sáez de AyaIa,
Bachiller clérigo, Beneficiado de esta villa de Arzeniega e Diego
Ortíz de Oribe e Lope Garda de San Pelayo, todos cuatro jueces
árbitros arbitradores e amigables componedores, tomados, esco­
gidos entre partes, conviene a saber: de la una parte la tierra de
Ayala e vecinos e moradores de ella y de la otra el concejo e veci­
nos de la villa de Arzeniega, para ver de terminar zierto pleito e
debate e diferenzia, que entre los dichos partes han sido y son
sobre la j uridición de los montes y exidos y términos comuneros,
que son de la junta de Arzeniega, en la cual junta ciertos lugares
y concejos, que son de la dicha junta e juridición de Ayala e por
consiguiente hay otros lugares e concejos que son de la dicha
villa de Arzeniega e para ver e determinar así mismo ziertos plei­
tos e debates, diferenzias, que son sobre los términos de ambas
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las dichas partes, que confinan e juntan unos con otros e • • • . • . • •


• • • . . • • • visto como, según la calidad de las dichas
. . • . . • . • . • .

diferiencias, guardando la forma del compromiso, no nos podiendo


concertar, para hazer la dicha declaración e n los dichos debates
e diferencias, obimos de consultar e darlo a ver todo 10 susodicho
al Bachiller Hernán Sáez de Vallejo, morador e n Anzo, e visto
en como el dicho Bachiller, por ser questión de términos, para
ver de decir su parecer e nos consejar lo que habíamos de deter­
minar e declarar quiso, ver por sus ojos e andar por sus pies
los dichos términos y exidos, en especial en 10 que sobretraen
principalmente las dichas diferiencias, e abido nuestro acuerdo con
el dicho Bachiller mandamos e declaramos: que
« . del mojón que está zerca del pozo de Santa María de la
. .. .

Encina e dende como va al manzanal de mi el dho Lope Garda


de San Pelayo e derecho al paso de el Vadillo e dende por el
arroyo de Arriega abajo derecho como va a j unto el camino real
quanto un· tiro de dardo común antes que llegue al camino real
que va de Arziniega a Gordexuela se ponga un mojón y del dicho
mojón que asi se pusiere a zerca del dho camino real cabo el dho
arroyo de Arriega derecho como va al solar de Galavidarru . . . . .
las heredades d e la orilla del dho camino real quanto un tiro de
dardo de dho camino real faz azia mendieta e destos dichos límites
- tO .:.;.
ha zia la párte de Mendieta quede por término Ayata e que de alH
por el dho límite como va derecho al dho solar de Galavidarru se
pongan los mojones que se obieren menester. . . . . e dende abajo
se alimite al mismo camino real como va a las peñuelas de Alam­
barri e dende por la orilla de las heredades labradas e por los
mojones de enzima e por do el solar de Urtabe que parte el exido
de las heredades de dicho solar fasta el arroyo de el Vicho (I) e por
entre las heredades de dicho solar y el exido del dho arroyo de
el Vicho por la otra parte por el río arriba fasta el mojón que
está puesto cabo a la fuente de Ureta e dende al otro mojón que
está cabo la casa de Juan de Allende de Ureta entre lo de Llan­
teno y Urtabe fasta el exido e dende arriba por el río arriba entre
las heredades e exido de Axpuro según está mojonado entre los
de Llanteno e los de la dha villa fasta la cruz de Lopetarache (2) e
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de la cruz de Lopetarache arriba por do está mojonado entre las


heredades y términos de Llanteno e Arzeniega e dende por orilla
de los exidos fasta la casa de San Román e dende como baxa al
pozo negro de abajo de Sojoguti e dende al cuerno de Artumiaga
e dende como dicen a la presa vieja de Arrazuría e dende al valle
arriba entre el exido de Ochati e Rudavala e a las heredades de el
solar de Gordéliz fasta el exido de la bandera e volviendo por
encima de Gordéliz a la era de el pando . . . e dende a las Teriallas
entre las heredades y el exido tasta el Trechuelo e dende volviendo
hacia el Arrastraduero entre las heredades y el exido al mojón
que está en la cruzada de Martín Barrena e dende abaxo fasta el
,
mojón de los nozedos de San Miguel e dende al mojón de la en­
trada de el manzanal al mojón del Pozo de Santa María de la
Encina; declaramos e mandamos, que todo lo contenido dentro
de estos límites azia la villa de Arzeniega, quede por término y ju­
ridición de la dicha villa, para agora e para siempre jamás, e todo
lo otro, azia la parte de Ayala, juridición de Ayala. Con todo que,
por quanto parece ser averiguado que los alcaldes de Ayala, saliendo
de la villa de Arzeniega, se entraban a j uzgar sin contradición al-

(1) Albichu.
(:z) Hoy La Petarllc he
-11-

guna, quanto que dan, en el canto de la Barrena, mandamos e decla­


ramos que de aquí adelante se puedan asentar a juzgar cuando qui­
sieren. Iten declaramos y mandamos que , por quanto la dicha villa
de Arzeniega, de tiempo inmemorial acá, pagan cierto tributo al
monasterio de Quexana cada año y está situado y echado sobre las
heredades que están escriptas en el padrón del dicho pecho, mlln­
damos que se queden con su pecho e tributo, como fasta aquí, e
que en quanto al dicho pecho tan solamente, que sean juzgadas
por el alcalde de la villa, para las poder mandar vender por el
pecho, no se le pagando los dueños según deben, y que en cuanto
aquello no le pueda ser perturbado el alcalde e jurados de la dicha
villa, así mismo declaramos e mandamos, que, por quanto dentro
des tos dichos límites e términos e ju risdiciones de la dicha villa
por nos declarado hay algunas heredades que no deben pecho al
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dicho pecho y estas tales, que parecieren no deber el dicho


pecho, mandamos que no le paguen, y otrosí delaramos e manda­
mos que, por quanto a los Retes de Tudela e villa-suso e Campijo
e la juridición civil e criminal, quede determinado por los límites
e lugares que por las dichas partes esta aquí ha sido usado e acos­
tumbrado- . -otrosí en quanto a los exidos e montes comuneros
de la dicha Junta de Arzeniega, que por doquiera que están, por
quanto parece averiguado, mucho por entero, por entrambas las
dichas partes, que son comuneros para todo uso de cortar e rozar
leña e madera e comer la grana e pacer las yeguas...........(1)
e alcaldes e montaneros de Ordunte, mandamos que así sea de
aquí adelante, que se guarde la dicha comunidad en todo lo suso­
dicho, e para vender algunos de los dichos montes exidos para la
guarda de ellos, segun que en los otros tiempos pasados se
han usado e acostumbrado para toda la dicha yunta, e sobre
esto no le sea puesto impedimento ni obstáculo alguno por
los de la dicha tierra de Ayala ,-otrosí en quanto a la juris­
dición civil y criminal de los dichos montes y exidos comune­
ros, pues que co nsta notariamente que son comuneros . . . . .
. . . . . . . . . declarámoslo así, como los dichos montes y exidos son

(1 ) Véase el cap. XVII.


- 19 -

comuneros, que así por consiguiente la jurisdición zivil e criminal


sea común . . . . • . . (1) Y declaración siguiente: conviene
. • . . . .

a saber: que los alcaldes de la dicha tierra de Ayala así en civil


como en criminal a los de la dicha villa de Arzeniega e vecindad
de su jurisdición, e que el su juez no tenga que entender e juzgar
en zevil e criminal en los vecinos e jurisdición del otro, ni el otro
a los vecinos del otro, salvo cada uno juzgue los suyos, según es
dicho, y en quanto a los foranos el j uez a quien fuere pedido cum­
plimiento de j usticia primero aquel reciba la querella e pedimiento
e juzgue y execute, e en tanto que ninguno no pueda ser preso
por ninguno de los otros alcaldes que deva,-e otrosí así mismo
mandamos e declaramos que si la querella fuere dada ante el
alcalde de Ayala aora sea ordinario aora de ermandad y fuere
recusado por sospechoso, que aya de tomar por acompañado al
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alcalde de Arziniega ordinario o alcalde de ermandad, según fuere


el caso, e así mismo que si la querella o acusación que se diere al
alcalde ordinario de la . . . (�) villa de Arzeniega o alcalde de
ermandad, . . . . e fuere recusado por sospechoso, por consiguiente
a de tomar por asesor e acompañado a uno de los alcaldes ordina­
rios o de ermandad de la dicha tierra de Ayala, que nombrare la
parte recusante, e que el recusado no pueda proceder ni pronun­
ciar sin el tal asesor e acompañante, e que el recusante sea obli­
gado de traer el tal asesor e acompañado a donde el juez recu­
sado estuviere en su jurisdición, dentro del tercero día que fuere
requerido e le fuere mandado, e si dentro del tercero día por ma­
licia o por negligencia no le quisiere traer o no pareciere a de­
mandar más termino, j urando que no lo haze maliciosamente,
mandamos que en tal caso el juez recusado pueda proceder por su
j uicio y proceso adelante . . . etc.

(1) roto.
(3) ro to.
-13 -

111

ANTIGUEDAD DE LA VILLA

Los principios y fundación de la villa de Arceniega, aun como


villa murada, se nos ocultan entre las sombras de la antigüedad,
donde tantas veces la historia de nuestro país se esconde .
No faltó quien la supuso la antigua Arracillum, lugar o fortaleza
de que hacen mención los escritores romanos, al historiar las
guerras de Augusto con los Cántabros.
«Sentir era común, dice a este propósito el P. Henao, (1) de los
Romanos, que nunca acabarían de allanar la Cuntabria con las
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armas, si se empleaban en acometer a sus moradores en los


monteSl> .
A esta causa los ca pitanes, que en su lugar dejó Augusto,
¡

determinaron sitiar una población o castillo, llamado Arraxillo,


bien presidiado por naturaleza y arte. Defendiéronse animosamente
y por mucho tiempo los que allí estaban. Y así Floro dice: Lo
tercero el lugar de Arracilo que se resistió con gran fuerza fué al
fin cogido . •

«Juliano Arcipreste nota . . que Arracil0 entre los


Cántabros se llama ahora Arziniega; y no se traba esto mal;
aunque se extiende más hacia el Señorío la guerra .
pudiéndose en abono de lo que dice Juliano traer estas palabras
del P. Moret: «En el señorío de Vizcaya hay algunas memorias,
que hacia sus tierras de Encartaciones y comarca de Arceniega
hubo varios trances de guerra Cantábrica». (2)
«Sería de toda estima, añade muy bien el citado P. Henao, si
anticuario tan famoso nos hubiera declarado, qué memorias son
aquellas de la vecindad de Arciniega,> .

(1) Averiguaciones de las antigüedades de Cantabria ..... Lib. l. C. 21.


(2) Renao lug. citado; y Moret cLibro 1 de las investigaciones hist6ricas de 1al
antigüedades del reino de Navarra, libro l-Cap. VI.
-14-

Nosotros por nuestra parte, desestimando los falsos cronicones


de Juliano Arcipreste, dejemos a A"aci/lum en los montes de
Reinosa , donde comúnmente los historiadores 10· sitúan, para
ciñéndonos a nuestro obj eto, dar a conocer la Villa por docu­
mentos auténticos, y principalmente sacando del polvo y del
olvido los que en su propio archivo inéditos y desconocidos
guarda.
Lope Gaicía de Salazar en sus Bienandanzas e Fortunas nos
dice de Arceniega, que fué de antiguo de los señores de Vizcaya:
«Sancta María de Amurrio e Sancta María de Respaldiza, escribe
el cronista, e la Villa de Arseniega eran de los señores de Vizcaya
de antigüedad, e como falesció su señorío e generación, ganáronla
los señores de Ayala de los reyes, e son suyas». ( 1 )
Lo mismo atestigua e n e l capítulo: «De l a mala muerte que
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Pero Fernándes de Velasco fizo en Juan López de Sant Pelayo en


Mena». No atreviéndose, dice, Fernándes de Velasco a acometer
a su enemigo frente a frente, «buscó otra maña e cercó la villa de
Arseniega, que era del señor de Vizcaya, que era el conde D. Tello.
Que Arceniega fué del dominio del señor de Vizcaya D. Tello
es innegable; así como también 10 es, que el rey D. Enrique II hizo
merced de ella al conde D. Pedro López de Ayala el Canciller;
mas ¿lo es tanto que fuese de los señores de Vizcaya de antigüedad?
D . Rafael Floranes, erudito escudriñador de antigüedades ala­
vesas y celoso defensor de las glorias de la casa de Ayala, sostiene
por el contrario, que Arceniega perteneció a los condes de Ayala
por título de origen y población, habiéndosela usurpado el señor
de Vizcaya, D. Tello, contra todo derecho; y no siendo, por 10
tanto, otra cosa la merced enriqueña que una restitución debida
de justicia.
Así en su obra «Vida literaria del Canciller mayor de Castilla,
D. Pedro López de Ayala», al hacer mención de la merced que el
rey D. Enrique II hizo a este D. Pedro López de Ayala, de los
valles de Orozco y de Llodio y de la puebla de Arceniega escribe:

(1) Título: Capítulo de c6mo fueron fundados e heredados los monasterios de los
abaden¡os e d, los señores de Vizcaya e de los hijosdalgo del patrimonio, etc.
- 15-

«Por cuyo documento se ve, qué el Rey afecta darle la puebla de


Arceniega, que llama suya (nuestra); y ésta es cierto lo era, pero
no de la Corona, sino propia del mismo D. Enrique, por herencia
particular de su hermano el conde D. Tello, que habia muerto sin
sucesión legitima el año antecedente 1370 a 15 de Octubre.
y aunque en su testamento del mismo había este legado: «Otrosí
mando más a dos hijas mias; que yo he en Juana Garda de
Villamayor, a Gomiel de Zan e Arziñiega y Villalva de Losa,
esta disposición no valió en perjuicio de su hermano el rey don
Enrique, a quien, como a único heredero de D. Tello, pertenecie­
ron todos sus bienes, que fueron muchos, unos por merced del
Rey, su padre, D . Alfonso XI, otros por compras y algunos por
injustas ocupaciones, que, abusando de su poder, hizo con des­
pojo de sus dueños poseedores» (1).
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y más explícito aún e n unos papeles, que entre sus obras


inéditas se conservan en la Academia de la Historia (2), después
de haber relatado la extensión de territorio, que de los condes de
Ayala e n otros tiempos dependía, nos dice: «Pero todos estos
pueblos están hoy incorporados al señorío de Vizcaya por gran­
des violencias y despojos que cometió el conde D. Tello, en el
tiempo que poseyó aquel señorío, valido de su poder ilimitado
y de que, siendo hijo y hermano de los reyes de su tiempo, nadie
se atrevía a resistirle exorbitancia alguna, que intentase. Así pasó
a disponer en su testamento, con admirable satisfacción, de la
villa de Arceniega al otro extremo del estado, pero, como todo
10 que dispuso fué nulo, el rey D. Enrique, su liermano, se vió
en la precisión de restituirla a nuestro Canciller, con otras ocu­
paciones, aunque no todas».
Desconozco las razones, que Floranes tuvo, para afirmar tan
categóricamente, que la posesión de la villa de A rceniega por
D. Tello se fundaba e n una injusta ocupación, y bien será que
advierta, que D.a María Diaz de Haro hace mención de esta villa

(1) Colección de documentos inéditos para la Historia de España: tomo XIX.-Vida


literaria del Canciller mayor de Castilla D. Pedro López de Ayala.
(2) Llevan por título: Extensión actual y anticu.a del Estado de Ayala.
-18-

en la carta de fundaci6n de la villa de Portugalete, junto con


Orduña, Castro-Urdiales, Valmaseda, Bilbao, Bermeo y Plencia
que eran suyas: «Otrosí mando, que los caminos que los hayan
sueltos, nombradamente de Orduña et de Arziniega, et de Valma­
seda et de Castro et de Bilbao et de Bermeo et de Placencia, fasta
la dicha villa de Portugalete:..
Fundados motivos existen para creer a la historia de la noble
tierra de Ayala íntimamente ligada, en tiempos antiguos, con la
del señorío de Viicaya. Ya el mismo fuero ayalés nos lo insinúa,
cuando en su capítulo primero nos dice que fueron hermanos
estos sefioríos: «Sobre el Señor de Ayala el Rey de Castilla ha
señorío sobre todo lo que ha en sus reinos, mas el señorío de
Ayala es así como el señorío de Vizcaya, ca fuéron herma­
nos . » ( 1 ) Y es de esperar que la misma historia vaya echando
..
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luz sobre estos asuntos a medida que de los rincones de la tierra


y del polvo de los archivos vaya sacando documentos y papeles,
que desconocidos yazgan.
Foralmente Arceniega constituye una de las Hermandades de
Alava.
IV

FUEROS DE ARCENIEGA

Arceniega, desde que de ella existe memoria, se gobern6 siem­


pre por el fuero de Vizcaya.
No habían los vizcaínos escrito aún su fuero en Idoibalzaga, ni
Ayala habia escrito sus leyes de albedrío, reunidos para ello los
hijosdalgo con el señor de la tierra en el campo de Zaraube,
cuando Arceniega obtuvo privilegio del rey Alfonso el Sabio de
Castilla, para regirse por el fuero vizcaíno; fuero que yo creo el
natural de la tierra, pero cuya confirmaci6n por el rey castellano
hubo de ser de mucha importancia para la Villa, dada su proxi-

(1) Fueros de la M. N. Tierra de Ayala recopilados por D. Fernán Peréz de Ayala.


Señor de ella antes del afio 1373. aumentados 'en el de i469 por el Mariscal D. García
López de Ayala, au rebisDieto. Proemio. Archiyo de Ayala.
- 17 -

midad y comercio con la tierra de Burgos; puesto que entonces,


como hoy no estaba de más al derecho, para hacers� respetar, el
temor que imponen la autoridad y el a poyo de la fuerza (1). En la
misma carta ere privilegio concede el Rey Sabio a Arceniega el
fuero de Vitoria, que había también concedido a otras villas ala­
vesas Üz).
El privilegio de Alfonso X es del tenor siguiente:
«Sepan cuantos esta carta de privilegio vieren, como nos D. Al­
fonso, por la gracia de Dios, Rey de Castilla, de León, etc. Por
hacer bien e merced a los pobladores de la Puebla de Arzeniega,
tambien a los que agora f son moradores como a los que serán de
aquí adelante para siempre, dámosles y otorgámosles el fuero y
las Franquezas que han Vizcaya y el concejo de Vitoria , que lo
hayan bien y cumplidamente de todas las cosas así COIllO Vizcaya
arceniega.blogspot.com

y el concejo de Vitoria lo han, y mandamos y defendemos que


ninguno no sea osado de ir en contra de este privilegio, para que­
brantarlo nin para manguarlo en ninguna cosa, e a qualquier
que lo ficiere habrá nuestra ira y pechamos ha en coto diez mil
maravedfs y a los pobladores sobre- dichos todo el daño doblado;
y porque esto sea firme y estable mandamos sellar este Privilegio,
dos días andados del mes de noviembre, hera de mil y trescientos
y diez años (año 1272). Y nos el sobredicho Rey D. Alfonso,
reinante con la Reina D.a Violante mi mujer y con nuestros fijos
y el Infante D. Fernando primero heredero, y con D. Sancho y
D. Pedro y D. Juan y D. Jaime en Castilla, en Toledo, en León et­
cetera otorgamos este Privilegio y confirmámoslo.-Millán Pérez
de Aillón lo fizo escribir.-Pedro García de Toledo lo escribió�.
El archivo de la Villa ha perdido el original del privilegio de
Alfonso X, así como también «un cuaderno forrado en pasta en-

(l) Aquí puede t ambién aplicarse lo q ue en un informe del año 1764, q ue conserva en
su archivo l a villa de Valmaseda, s e lee ... esi acaso se reparase en que hallándose la villa
de Valmaseda unida al Señorío de Vizcaya desde tiempo tan remoto, tenga confirmaciones
de sus fueros otorgadas por los reyes de Castilla anteriores al señor rey D. Juan Primero,
deberá advertirse, que ... aunque el Rey de Castilla no era Señor de Vizcaya, la interven­
ción de s u persona bastaba para que se reprimiese cu a lquier embara zo ,. .
(2) V. Landaz uri: «Los Compend ios Histór icos de la Ciudad '1 Villas de l a M . N. '1
M. L. Provincia de �av a.
- 18 -

carnada y dorado, con sus cintas verdes y encarnadas, .en lugar de


broches que contenía treinta y dos foxas de pergamino o vitela
escritas todas o su mayor parte�, por 10 cual 10 tomo de una copia
autorizada sacada del referido cuaderno, existente en un protocolo
del año 1718 (1).
En el mismo cuaderno, a que me refiero, se hallaban las cartas
de confirmación del mismo privilegio por los reyes: Sancho el
Bravo en Burgos, a 9 de agosto de 1285 ; Fernando IV en Valla­
dolid, a 21 de mayo de 1297; Alfonso XI en Salamanca, a 4 de
abril de 1330; Juan 1 en Burgos, a 8 de agosto de 1379; Julio II
en Valladolid, a 21 de mayo de 1430; Enrique IV en Medina del
Campo, a 20 de mayo de 1 457; y por los reyes Católicos en To­
ledo, a 2 de agosto de 1 480 .
Fué, asimismo, confirmado este privilegio por los reyes Car­
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los 11, Carlos 1 1 1 y Carlos IV, de cuyas reales cartas conserva el


archivo de la Villa copia auténtica en un cuaderno en pergamino,
elegantemente escrito, que lleva por título «Privilegios de la villa
de A rciniega»; siendo de notar que estas cartas reales confirman el
privilegio concedido por Alfonso el onceno, sin que en ellas se
haga mención del Rey Sabio.
«Mis concertadores y escribanos mayores de los privilegios y
confirmaciones sabed: que por parte de la villa de Arcinie�a me
han hecho relación, que el señor rey D. Alfonso el onceno la
concedió privilegio, para que los pobladores y moradores de ella
gozasen perpetuamente del fuero y franquezas, que goza Vizcaya
y el concejo de Vitoria . .. y que se halla en pacífica posesión de
estas gracias, de que presentó testimonio; que habiendo recurrido
a vosotros, solicitando la confirmación de dichos privilegios, os
habeis excusado a ello a causa de no estarlo de los tres últimos
señores reyes, suplicándome sea servido dispensarla este reparo
de formalidad puesto por vosotros. Por tanto por la presente os
mando que, no habiendo otra causa más que la referida, deis y

(1) Trae este privilegio Landáznri en su obra cLos Compendios Históricos de la ciu­
dad y villas de la M. N. Y M. L. Provincia de Alava; y la copia en parte Floranes en sus
cMemorias y Privilegios de la M. N. Y M. L. ciudl:d de Vitoria. quieu dice cManuscrito en .

mi poden. Biblioteca de Historia Vasca: director SOfUndo de Isplzua. Vol; 6.


- 19-

libreis a la dicha villa de Arciniega confirmación de sus privile­


gios ... En el Pardo 6 de Febrero de 1777. Yo el Rey:."Del mismo
tenor son las cartas de Carlos JI y Carlos IV � "' ;"t'"f'C":C' L�]
r"'� -
�- ',f"..
,

NOBLEZA DE LA VILLA

Sabido es que entre los habitantes de Alava así como en Na­


varra, hubo nobles y labradores y collazos, colonos adheridos a la
tierra: .Si por aventura, dice la escritura de unión concertada por
los Cofrades de Arriaga con Alfonso XI, los collazos desampararen
las casas o solares de sus señores, que los puedan tomar oquier
arceniega.blogspot.com

que los fallaren e que les entren las heredades que hobieren». Los
vecinos de Arceniega eran todos hidalgos .
Arceniega, aunque anduvo siempre con las Hermandades de
Alava, se gobernó por el fuero de Vizcaya, y una de las prerroga­
tivas, que le daba este fuero, era la hidalguía .
En la conservación de la hidalguía ha sido A rceniega en todo
tiempo muy celosa, no consintiendo que, bajo pretexto ninguno,
hiciesen vecindad dentro de sus límites quienes no probasen pri­
mero su nobleza y limpieza de sangre.
Como síntesis de la conducta seguida por Arceniega en l a
guarda y conservación de la hidalguía de sus habitantes, voy a
presentar dos decretos del concejo de la Villa , correspondientes a
los años 1624 (a 2 de octubre) y 1694 (a 20 de junio).
Dicen así: «y atento a que en la dicha villa siempre ha habido
y hay personas hijosdalgo notorias y principales y no otras y para
que esto se conserve para siempre jamás y se hága lo que es cos­
tumbre hacer en la tierra dé Ayala, Vizcaya y esta dicha villa,
ordenaron y mandaron que todas las personas que en ella se hu­
bieren de avecindar prueben y hagan información de sus limpiezas
y genealogías, con citación de los regidores y procuradores; y a
los que no las quisieren hacer el señor alcalde ordinario los ponga
presos en la cárcel pública· de esta dicha villa y proceda a lo
-20-

demás, que hallare por derecho, sin les dar soltura , hasta tanto
que este decreto tenga cumplido y debido efecto» .
Decreto de 20 de junio de 1694. �La Justicia, Regimiento,
caballeros, hijosdalgo, etc... acordaron y ordenaron, que, si algún
vecino natural u originario de esta villa casare fuera de su juris­
dición y sus hijos quisieren obtener y gozar los honores, franque­
zas y regalías de ella, hayan de dar y den primero información,
con citación del sindico procurador general de esta villa, con que
se pruebe y califique ser noble la persona con quien casó su padre
u otro descendiente (ascendiente), de manera que quede y sea
. calificado hijodalgo y noble por los cuatro costados�.

VI
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ARCENIEGA DEL CANCILlER D. PEDRO LOPEZ DE AYALA

El año de 1 370, a 1 5 días de Oct�bre, moda el infante D. Tello,


en Medellín, «do el rey D. Enrique, su hermano, le mandara estar,
frontero de Portugal». (1)
D. Tello no dejaba sucesión legítima; y aunque en su testa­
mento, fechado en la era 1408, dejaba consignado: «Otrosí mando
más a dos hijas mías, que yo he en Juana García de Villamayor,
a Gomiel de Zan e Arciñiega y Villalva de Losa:.; y por más que
en una cláusula del mismo testamento encomendaba a su hermano
D . Enrique, el cumplimiento de su voluntad postrera con estas
palabras: Pido por merced al rey, mi hermano e mi señor, que
faga cumplir todo esto, que dicho es, sin niguna luenga del mundo
así a mis vasallos como a Fraires, que tengo que es suyo de lo
facer, pues muero en su servicio, (2) el testamento no tuvo valor;
y el rey D. Enrique, en la historia conocido con el sobrenombre
de el de las Mercedes, hizo merced de la villa de Arceniega junta-

(1) Cr6nica del Rey D. Enrique Segundo. c. VI.-L6pez de Ayala.


(2) Cr6nica del Rey D. Enrique..... con las enmiendas del secretario G.· de
Zurita y las correcciones y notas añadidas por D, E. de Llaruno Amirola.-AdlcioneB a lu
.
notas.-XV.
mente con los valles de Llodio y de Orozco, al magnate alavés;
D. Pedro López de Ayala.
La noble tierra de Ayala, fué una tierra libre y de por si según
su fuero lo dice; se gobernó, desde tiempos desconocidos con
forma de gobierno señorial, por la Junta de hijosdalgos, que cele­
braba sus concejos en el campo de Zaraube, que está próximo al
lugar de Izoria.
Sus señores, que diz que tienen descendencia de un infante de
Aragón , que pobló la tierra en tiempo de Alfonso VI de Castilla
el que tomó a Toledo (1), muerto en opinión de santo y cuyo
sepulcro es fama que fué muy ilustre por los prodigios e n él
obrados (2), cambiaron muy pronto la tranquilidad de su pequeño
estado por el fausto de las cortes y el fragor de los campos de ba­
talla y al servicio los reyes de Castilla , honraron las armas y las
arceniega.blogspot.com

letras.
El onceno señor de Ayala, según la cuenta de Lope García de
Salazar (3), fué el Canciller, Pedro López de Ayala, uno de los
per�onajes de más interés, que en la historia de España figuran, en
aquella época en que la Edad Media se acerca a la Edad Moderna.
De él nos dice el citado cronista «que valió mucho e fué ome
entendido e privado de las embajadas de los reyes» (4).
Nació en la ciudad de Vitoria y su padre Fernán Pérez de
Ayala, le puso desde muy joven al servicio del rey D. Pedro I de
Castilla, a quien sirvió bien y con fidelidad durante varios años,
primero como doncel y desempeñando luego altos cargos, y siendo
muy distinguido del Monarca. Mas cuando «de tal guisa iban ya
los fechos de D. Pedro, que todos los más que dél se partían
habían su acuerdo de non volver más a él» (5), le abandonó; defec-

(1) Lope García de Salazar.-Las Bienandanzas e Fortunas. Título: De la casa del


linaje de los Señores de la Casa d� Ayala .... Salazar y Castro:-Historia geneálogica de la
Casa de Haro: Biblioteca de Historia vasca vol. V. pág. 162. Otros, hacen a este D. Vela,
primer señor de Ayala hijo del Rey de Navarra García n.
(2) Véase Vida literaria del Canciller Mayor de Castilla D; Pedro L6pez de Ayala,
por R. Floranes, págs. 35 y 36. Nota 1 al fin de esta obra.
(3) y otros autores, como Floranes y Salazar y Castro, que hacen.a D. Vela primer
señor de Ayala. V. la Nota n al fin de esta obra.
(4) Título; De c6mo sucedi6 el Señorío de la Casa de Ayala en la generaci6n de
D.a María Sánches, etc.
(5) Cr6nica del rey D. Pedro... Año XVII c. IV.
-2!a-

ción, que, coincidiendo con el momento en que la estrella de la


prosperidad de Rey comenzaba a eclipsarse, y su bastardo her­
mano, Enrique el de Trastamara, ayudado por caballeros franceses,
se alzaba pretendiente del trono y era aclamado e n Calahorra, ha
sido estimada en la historia como acto de deslealtad, que en aque­
lla turbulenta época, se cohonestaba con el provecho propio.
Del partido de D. Enrique, luchó bajo sus pendones en la bata­
lla de Nájera, donde fué hecho prisionero por la caballería inglesa
del Príncipe Negro, y al servicio de Juan J, fué preso también por
los portugueses en Aljubarrota, habiendo de sufrir dura prisión,
encerrado durante quince meses en una jaula de hierro, y costán­
dole la libertad 30.000 doblas de oro, que por su rescate dieron su
esposa D.a Leonor de Guzmán, el maestre de Calatraba y los
reyes de Castilla y de Francia.
arceniega.blogspot.com

Recibió de D. Enrique la honrosa distinción de Alférez mayor


de la Orden de la Banda, el cargo de Alcalde Mayor y Merino de
Vitol'Ía y, en 1 375, la Alcaldía Mayor de Toledo, puesto de muy
alta distinción.
Juan J le dió en heredamiento la villa de Salvatierra, desempe­
ñando durante este reinado los cargos de Merino mayor de Gui­
púzcoa, camarero y copero del Rey y cumpliendo varias emba­
jadas.
Acompañó a Juan 11 cuando en Vizcaya juró los Fueros de
este señorío; y habiendo formado parte del consejo de regencia
durante la menor edad de Enrique 111, éste, en premio de sus ser­
vicios, le hizo, en 1398, Canciller mayor de Castilla .
Descansó algún tiempo en su estado de Ayala de las fatigas de
la corte, y murió el año 1407 en la ciudad de Calahorra, siendo
enterrado en el monasterio de Quejana , donde aún yace.
Fué este D. Pedro López de Ayala «alto de cuerpo e delgado
e de buena persona, e de gran consejo, así en paz como en guerra,
ovo logar cerca de los reyes en cuyo tiempo fué. . . Fué muy
dulce e de buena conversación e de gran consciencia que temía
mucho a Dios; amó mucho las esciencias; dióse mucho a los libros
e historias, tanto que, como quier quel fuese asaz caballero e de
grande discreción en la plática del mundo, pero naturalmente fué
-�-

muy inclinado a las sciencias, e con grand parte del tiempo OcU;.,
paba en leer y estudiar» (1).
La fuerza de su ingenio está bien probada en las obras, que
dejó escritas, principalmente en «El rimado de Palacio» y en las
Crónicas de los Reyes; por haber merecido el honroso dictado de
«primer restaurador de las letras en Castilla»; y porque tuvo
en él principio el adagio «las letras no embotan la lanza».
Como hombre de singular valer, mereció que su personalidad
sea estudiada y discutida como tipo de una época (2).
Recibió D. Pedro López de Ayala señorío sobre la villa de
Arceniega y valles de Orozco y de Llodio, por merced expedida
en Toro a cinco de septiembre , era del Señor de cuatrocientos
nueve (a . 13 71).
He aquí la real carta de merced (3):
«En el nombre de Dios amén. Sepan cuantos esta carta vieren
arceniega.blogspot.com

'
como nos D. Enrique ; por la gracia de Dios rey de Castilla, de
Toledo, de León, de Galicia, de Sevilla, de Córdoba, de Murcia,
de Jaén, de Algarbe, de Algecira e señor de Molina. E porque
pertenece a los reyes de facer muy grandes mercedes, señalada­
mente a los que lealmente les sirven, y que sean duraderas para
siempre, y porque entre todas las cosas que los reyes deben facer
señaladamente les conviene mucho de dar galardón a los que bien
y lealmente les sirven, porque magüer los hombres son adeuda­
dos con los reyes por la naturaleza y señorío, que han con ellos
de les facer servicio e servir lealmente, pero adeudándolos aún
más, faciéndoles bien e merced, porque cabo adelante hayan
mayor voluntad de les servir e de les amar e pensar e catar por
su vida e honra e servicio: e porque vos Pero López de Ayala,

(1) De las Generaciones y Semblanzas de Fernán Pérez de Guzmán. Se halla al prin­


cipio de las Cr6nicas de los Reyes ya citadas.
(2) Véase Menéndez y Pelayo «Historia de la poesía castellana en la Edad Medín,
donde hace la semblanza de este. persona e.
(3' Tomada del «Memorial ajustado, Hecho con citaci6n y asistencia de las partes
en virtud del lIuto del Consejo de 4 de septiembre de 1779 del Pleito que en él siguen e l
Concejo y Vecinos d e l Noble Valle de Orozco y el M . N. y M. L . Señorío de Vizcllya con
D. Jacobo Fitz James Stuard, Portugal, Colón, etc., Duque de Berwich, Conde de Ayala .. .»
. .

Madrid M.D.C.C.L.X.X.l.X.
-i4-

nuestro vasallo e nuestro alférez mayor del nuestro pendón de la


banda nos habedes fecho muchos servicios e buenos, e nos facedes
de cada día, e somos cierto que nos fa redes de aquí adelante, e por
vos facer bien e m erced, e dar galardón de ello: damosvos en
donación pura e non revocable, por juro de heredad para agora
e para siemrre jamás, para vos e para vuestros herederos, e para
aquellos que de vos descendieren por línea derecha que 10 vuestro
hobieren de haber e de heredar, la nuestra Puebla de Arcenega ,.
e otrosí vos damos nuestra tierra (1) e valle de Orozco, e otrosí
vos damos el monasterio de Arrespaldiza, e todas estas dichas
mercedes e cada una de ellas vos facemos e damos con todos sus
términos e aldeas, pobladas e por poblar, e vasallos e montes e
prados e pastos e aguas, justicia cevil e criminal, alta e baxa,
e señorío e rentas e derechos e diezmos . . . . . . . . . . . . .
. . . . . e porque los hayades para agora e para siempre jamás,
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para vender e empeñar e dar e mandar e trocar, e para que faga­


des de ello e en ello de toda vuestra voluntad, así como faríades
e podríades tacer de lo vuestro mismo propio, de lo más exento
que en el mundo habedes . . . . . . . . . . . . . . e de sto vos
mandamos dar esta nuestra carta, sellada con nuestro sello de
plomo, colgado, en que escribimos nuestro nombre. Dado en Toro
a cinco días de Setiembre de la era de 1 409:.1;. i.�>v!
De esta merced enriqueña ál Canciller de Ayala, que tan libe­
ral parece, dice muy bien Floranes, «que a la verdad lo parece,
pero no 10 es, sirviendo sólo a comprobar, que no todas las que
en el sobre escrito parecen mercedes graciosas del rey D. Enrique,
10 son en el fondo, sino restituciones o confirmaciones del derecho
anterior» (2).
y dice verdad el erudito cronista. Por 10 que a los valles de
Llodio y Orozco se refiere, es manifiesto que estos valles eran del
dominio de D. Fernán Pérez de Ayala, padre de nuestro Canciller,
vivo aún en este tiempo, que por escritura extendida en Gibral­
tar el 27 de Diciembre de 1394, los había comprado a D. a Leonor

(1) Según Floranes debe leerse torre y DO tierra.


(2) Vida del Canciller Mayor de Castilla • •• pág. 107.
-M-

de Guzmán, favorita del rey Alfonso XI; la cual así mismo los
poseía por compra, que hizo a sus legítimos señores, el de Llodio
a D. Lope de Mendoza y el de Orozco a los testamentarios de Juan
Sánchez de Salcedo; (1) no pudiendo, por lo tanto, tener otro valor
la merced de Enrique II al Canciller de Ayala, que la de mero
reconocimiento y confirmación de un derecho que a la m uerte de
su padre le pudiera pertenecer.
En cuanto a la villa de Arceniega, si D. Tello la poseyó por
haberla usurpado i nj ustamente a los señores de Ayala , la merced
real no es otra cosa , como asegura Floranes, que una debida res­
titución. Si fué del patrimonio de los señores de Vizcaya, no era
del Rey sino que pertenecía a D. a Juana de Lara, que por 10 que
a Vizcaya toca, cedió sus derechos a su hijo el infante D. Juan,
aceptado y reconocido como señor por los vizcaínos .
De hecho, la merced de Enrique II al Canciller Pedro López
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Ayala fué confirmada por los reyes Juan I y Enrique I11 , y en su


virtud Arceniega perteneció a los señores de Ayala y m ás tarde a
los duques de Veragua, Berwik y Liria, que han gozado de la
prerrogativa de nombrar sus alcaldes mayores, hasta el año
de 181 7, en que con Ayala se emancipó de su señorío.

VII

UN CAPiTuLO DE LAS BIENANDANZAS E FORTUNAS

Por más que en un trabajo de historia, cuyas leyes me he pro­


puesto observar escrupulosamente, no cuadre bien una fábula,
siendo mi intento satisfacer en mis lectores la en todos innata cu­
riosidad de conocer, hast� en los más insignificantes detalles, todo
lo que con la historia del pedazo de tierra, que, por haber nacido

(1) Ultimo Señor de Ayala del apellido Salcedo; de donde se deduce, que este valle
(ué de antiguo de los señores de Ayala. Sobre la vizcainía de Orozco puede leerse la cExe­
cutoria del pleito en grado de segunda suplicatoria entre el noble valle de Orozco y
Sefiorío de Vizcaya y el Duque Veragua, Liria • ya citada que existe en el archivo muni­
• •

cipal de Orozco.
en e l, llamamos nuestro, se relaciona, no resisto al deseo de copiar
el título de las «Bienandanzas e Fortunas», en que Lope García de
Salazar nos cuenta el origen del linaje y apellido «Osorio».
Eran aquellos tiempos, en que el famoso cronista escribió su
libro, tales, que había de darse a los linajes oriundez legendaria,
si habían ellos de ser ilustres, y más que legendaria es la que se
nos cuenta en este capítulo.
Dicen así las Bienandanzas: «La casa e linaje de Villalovos de
Campos. Su comienzo fué de un fijodalgo que salió de la montaña
de acerca de Arseniega de Ayala, que fué poblar a Villalovos de
Campos, que hoy día están un palacio e torre vieja de donde el
salió, e vienen éstos déste de un fijo de algo que salió de aquel
palacio de Arseniega, que se llama Villalovos, e así se llama agora.
La causa porque tomaron nombre Osorios fué, porque un caba­
arceniega.blogspot.com

llero de aquel linaje, que era mancebo e esforzado, entró m ucho


denodadamente en una cueba, que había muchos diablos e echa­
ban pedazos de omes muertos sobre los que allí entraban a pro­
barse, e perdíanse de espanto e de miedo todos los que allí se
probaban, e aquel fué tan osado, que entró dentro e peleó con un
diablo que aquello asía, abrazándose con él a pechos e a manos, e
echólo fuera tres veces en una noche, que se le tornaba cada ves
que le dejaba fuera, fasta que cantó el gallo, que salió el mal espí­
ritu de aquel cuerpo muerto, que se había fecho de los pedazos de
]os omes muertos que le echaban de arriba, e como cantó el gallo
cayóse como cosa muerta; e por aquel osadía, que fiso, le llamaron
osado, e mudándose el bocablo, llamáronse Osorios de Villalobos,
que fué uno de los seis condes que el Rey D. Alfonso, que ganó a
Toledo, dió por jueses en el reuto de los Condes de Carrión, e de
las fijas del Cid de Vivar. E deste sucedió D. Rodrigo Pérez
Osorio de Villalovos, que fué con el rey D. Alfonso en la batalla
de Ubeda. E des te sucedió Alvar Núñez Osorio, que pribó mucho
con el rey D. Alfonso, que venció la del Salado, que 10 fizo Conde
e grande ome, e después fué airado del e lo fizo matar, porque se
le alzó con las fortalezas que del tenía. E deste sucedió Juan Alva­
rez Osorio e Pedro Alvarez Osorio. E des tos sucedió el conde
D. Pedro Alvarez Osorio de Trastamara, e del sucedió D. Alvaro
- 2t -

Osor!o, Marqué s de Astorga. E deste linaje sucedió D. Pedro Al­


varez Cabrera, que fué Conde de Lemos e así mesmo suceden
otros muchos destos Osorios, ca se fabla ser esta casa de los Oso­
rios, la más antigua de Castilla e de León».
Prescindiendo de lo fabuloso de este capítulo, cabe aún la pre­
gunta: si el linaje de los Osqrios tuvo su origen en A rceniega.
Este linaje, cuyo principio se desconoce, es de los más antiguos
de Espa:ña. Su apellido se encuentra, en tiempos muy remotos,
enlazado con el de Villalobos. Lo atestigua Luis de Salazar y
Castro: «D. Gil Manrique dice, rico home, se:ñor de Manzanedo y
Villalobos y de los honores de Toro y Mayorga, casó con Do:ña
Teresa Fernández, heredera de la casa de Villalobos, (principios
del siglo XIII) de la más alta calidad de Espafia: pues aquella ancia­
nísima familia, derivada de los Osorios, ha sido siempre de las
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más reverenciadas, entre toda nuestra nobleza ..... Los padres de


D.a Teresa FernáncI.ez fueron D. Fernán Rodríguez de Castro, el
Castellano . . . . . y D.a Teresa Osorio, su primera mujer, hija del
Conde D. Osorio, que en los a:ños de 1 1 49 Y 50 era el se:ñor de
Villalobos». (1)
El P . Henao diserta largamente y juzga probable que este
linaje tuviese su origen en las cercanías de Arceniega. «La tra­
dición , dice, a que se pegaría algo de fábula, prevalece mucho
en aqueUa tierra (en Arceniega) y parece que se confirma con la
memoria que hay de un conde D. Osorio, que se retiró a vivir y
morir en el convento de Aguilar de Campoó, indicio de que era
antes su habitación en aquella monta:ña». (2)

V II I

DE LAS LUCHAS DE BANDERÍA

En los agitados y reVUeltos tiempos de las banderías, cuando


en todo el país vasco los linajes se odiaron y se persiguieron ,

( 1) Historia genea l6 gic a de l. Casa de Lara.


(2) Averiguaciones de las Antigüedades de Cantabria. Lib. l. cap. XXI.-3-nota.
- Ga -

luchando unos con otros con encarnizamiento, por sólo satisfacer


el vano orgullo de valer más, padeciendo la sociedad el desaso­
siego y el desorden producidos por la fuerza al servicio de las
malas pasiones, la villa de Arceniega, como todo el valle de
Ayala, las Encartaciones y el valle de Mena fué testigo de san­
grientos sucesos.
Una simulación de sitio de la villa de Arceniega valió a Fer­
nández de Velasco, para asesinar traidoramente al valeroso Juan
de Salazar de San Pelayo, fundador del solar de su nombre y
casado con D.· Paloma de Largacha.
He aquí cómo nos lo cuenta el cronista:
«Estando este Juan Lopes de San Pelayo en estado e grande
honor e mucho fasendado, ca él lo había bien ganado, e seyendo
de ochenta años, e seyendo ya Pedro Fernandes de Velasco Caba­
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llero geñoso e su contrario, e pesándole porqué valía tanto, pensó


de lo matar a vos de justicia. Ca era en tiempo del Rey D. Pedro
de Castilla, que era mucho criminoso, e ganó dél una Albalá,
callada la verdad, e no se atreviendo a 10 acometer por guerra,
buscó otra manera e cercó la villa de Arseniega, que era del Señor
de Vizcaya, que era D. Tello e yoguiendo sobre ella con mil qui­
nientos omes e ciento de caballo e llamó al dicho Juan Lopes de
Sant Pelayo, que lo viniese a ayudar . . . . . . . . . • . . . . . •

e Juan Lopes, no se catando a tal engaño, fué luego con él, con
setecientos omes de su linaje d é pie e con veinte de caballos bien
adrezados, a pesar de todos sus parientes . • . e estando allí
. • .

algunos días, no se atrevió a lo prender ni matar, porque le de­


cían los suyos, que Juan Lopes tenía allí setecientos omes de su
linaje y veinte de caballo e que era en su comarca e 'Como era
esforzado, podría recibir grand daño. . . . . . E por esto cató
otra maña e díjole un día de mañana, que fuese comer con él a
Villasana, que tenía un poco de faser allí e que dejasen allí la
gente sobre aquel logar e que a la noche se tornarían. E díjole,
que le plasia e fuese con él, a pesar de sus parientes, mesándose
delante dél en su posada, desiéndole que iba buscar la. muerte . . .
"

• e fuése encima de una mula, e Lopico de Garavilla, su fijo


• • .

bastardo, de diez y ocho años, en el su caballo. . E llega-


• . • •
- 29 ....

dos a Villasana, entraron a comer e sentándose, quitáronle la


espada y la daga y el manto para que se asentase. . . . .

E sentados, comieron, e comido, quitaron los cochillos todos de


la tabla, e salieron dies omes de la cámara, armados e prendié­
ronlo e aquel su fijo con él, e como 10 vió dijo a su mozo de
espuelas: cabalga en mi caballo e vete a Arseniega e dí a los míos
que curen de sí, que 10 mío fecho es. . . . . . tomáronlo en una
mula, con un ome en las ancas con el atado, desiendo que 10
levaría al Rey, porque así les era mandado por él, e fueron a la
puente de Deja a cerca de Caniego. Díjole Pedro Fernandes: Juan
Lopes a donde morió aquel Fernant López 'de la Orden? Como
esto oyó, díjole: Señor Pedro Fernandes, ya veo a donde me
levades, pero dígovos que a más guisa de caballero maté yo por
m i mano a ese Fernand Lopes que vos desides, y le corté la
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cabeza con mi espada e otros muchos de vuestro linaje, que no


vos matades hoy a mí que ya no podedes me quitar ochenta años
que yo he, la qual muerte que vos a mí dades los tiempos del
mundo, que della habrá memoria, vos sera retraida por aleve a
vos. Que ya todos los que había dejado en Arseniega eran alli
llegados; e oidas estas palabras entristeció mucho e fué un rato
callando e llorando. . . . . . E diéronle dos clérigos, a él uno e
al fijo otro, e empozaron al fijo delante, por le dar mayor pesar,
e empozaron a él, no dejando bien confesar los enemigos. E echá­
ranlo al pozo del río, e tan esforzado se mostró, e su cara alegre
e su color no mudada, como si estobiera en sus solares, como
solía, e así echado en el agua, que era asas pequeña que daba con
los pies en el suelo e que salía arriba la cabeza sobre el agua, e
que le daban los enemigos con los cuentos de las lanzas, e aun
algunos con los fierros, e que les desía cada vez que así salia : Dad,
dad, que, como tengo un alma e un cuerpo, que tobiere -ciento,
no vos podríades vengar de mí, que yo he seido en sacar tanta
sangre de vuestro linaje, que no lo podríades vengar en otros
trescientos tales como yo. E así 10 fisieron morir malamente:..
«En el año del señor de I 447,�mataron los de Largacha a }?urtud
Sanches de Salcedo e fijos de Pedro Fernandes de Murga e otros
zamudianos a Garcia de Ve¡asco, fijo de Fernand Peres de Veluco,
- 30 -

en una pelea en Mendieta de Arseniega, e la causa de esta muerte


fué esta: Que los de Viergol, que moraban allí, algunos delIos en
Mendieta, eran acotados por un su vecino de Largacha que mata­
ron, e andando acotados con otros Marroquines e cercáronlos una
noche los de Largacha en una casa, e fueron a su apellido Furtud
Sanches de Salcedo e fijos de Pedro Fernandes de Murga e otros
Zamudianos e combatiéndolos pegáronlos fuego , que eran con
ellos Zamudianos, los de Palacio de Gordejuela, e vino en socorro
dellos Garcia de Velasco con mucha gente de Mena� e pelearon
con ellos e fueron vencidos los de Velasco de Méria e murió allí
aqueste Garcia de Velasco e otros cuatro de Mena, e quemándose
saltaron fuera, e mataron los cuatro dellos, e morieron el Abad
de Garavilla e Juan de Allende de Largacha, de sendas heridas
que allí obieron, e obo muchos heridos�.
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Tan perniciosas fueron estas luchas de bandería para el país


vasco, que, en aquel tiempo, nos dice el P. Henao: «Nadie vivía
con quietud; el padre se recelaba del hij o , éste de aqúel; los her­
manos peleaban entre sf, como si fueran extraños, matándose unos
a otros y bebiéndose III sangre, las haciendas carecían de dueñO o
solo eran de quien se le antojaban; no había doncella, casada ni
viuda resguardada� (1), terminaron a fines del siglo XV, gracias
a la intervención de los Reyes Citóliéos y a la fuerza de las her­
mandades, que se fueron organizando. AyaIa formó hermandad
contra los banderizos, reuniéndose los hijosdalgé>s en el campo
de Zaraube el 8 de agosto de 1 49'0; mas quédaron durante algún
tiempo resabios de tan enconadas luchas y el desorden social Por
ellas causado perduró.

IX
- -

REAL CARTA DE AMPARO A LOS FERRONES DE ARCENIEGA

Tiene relación con el capítulo anterior la protección que los


Reyes Católicos prestaron a los ferrones de Arceniega. Eran éstos

(1) Anri,uaclones de Cantabrla. Complemento a,·, parto l .· , cap.· 6.


- 31 -

con frecuencia atemorizados y vejados, a fines del siglo XV, por


algunos caballeros de la comarca, en especial por el señor de Lar­
gacha de Gordejuela (1); y la Villa acudió en demanda de protec­
ción a los Reyes Católicos.
Los Reyes tomaron bajo su amparo real a los ferrones de
Arceniega, expidiendo para ello, real carta, en Aranda de Duero
el 24 de marzo de 1 491.
Consérvase el original de esta carta real en el archivo de la
Villa; es un curioso papel que dice así:
<D. Fernando e D.o Isabel, por la gracia de Dios, rey e reina
de Castilla, de León etc., a nuestro justicia mayor y a los alcaldes
de nuestra casa y corte e chancillería e a todos los corregidores,
asistentes, alcaldes e otras justicias e a qualquier, así de la muy
noble ciudad de Burgos e de nuestro condado e señorío de Vizcaya,
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encartaciones e de la misma castilla vieja, como de las otras cibda­


des y villas e logares dé los nuestros reinos e señoríos, y a cada
e qualquier de vos, a quien esta carta fuere mostrada o notificada,
signada de escribano público, salud y gracia: sepades que por
parte del concejo, justicia, regimiento, escuderos e omes buenos
de la villa de Arzeniega, ques junto con las encartaciones de Viz­
caya, nos fué hecha relación, por su petición, diziendo que los
dichos sus partes tienen oficiales ferreros e tenazeros en sus ferre­
rías, e que algunas personas poderosas de la comarca, especial­
mente Juan de Salazar de Largacha, dis que amenazan a los dichos
oficiales y ferreros e tenazeros, que ansí tienen en las dichas ferre­
rías, porque no las sirvan e las dexen, por lo qual si hayan de
pasar, dis que los dichos sus partes, rescibirán muy grandes per­
juicios e daños y las dichas sus ferrerías se perderían, por no haber
oficiales que en ellas estobiesen , por ende, que nos suplicavan e
pedían por merced cerca dello con firmo de justicia, les mandáse­
mos proveer, mandando tomar so nuestro se�ro, e amparo e
defendimiento real a los dichos oficiales, ferreros e tenaceros, que

(r) La torre de Salazar de Lar,. h'llue muy cerca del límite de Vizcaya por la
parte de ArceIliep.
- 32 -

tiene en las dichas ferrerías, para que no les fuese hecho mal ni
dapño ni desaguisado alguno por persona ni personas algunas,
ni los amenazaren ni maltrataren ni los firieren ni causaren otros
males ni dapños algunos en sus personas ni en sus bienes, o cerca
dello les mandásemos proveer, 10 que en razón fuese, e nós tovÍ­
moslo por bien, e por esta nuestra parte tomamos e recibimos so
nuestro seguro e amparo e defendimiento real a todos los oficiales
e tenazeros e sirvientes, que los vecinos de la dicha villa de Arze­
niega tienen en sus ferrerías, e los aseguramos del dicho juan de
salazar e de otras cualesquier personas, que ante vós los dichos
nuestros justicias por su nombre designaren, de que esperen que
se tema o recela, pa que no les fagan ni manden facer ningunos
males ni dapños ni otros desaguisados algunos en sus personas,
ni los amenazen ni injurien ni maltraten, ellos ni sus omes ni
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criados, ni los fagan alguno de sus . otros ninguno de sus males


ni desaguisados algunos, injusta e no debidamente, contra razón e
derecho, porque vos mandamos a vos los dichos nuestras justicias
y a cada uno de vós, que guardeis e fagades guardar esta nuestra
carta de seguro, que nós ansi damos a los susodichos e cada uno
dellos e no consintades ni dades logar, que persona ni personas
algunas, contra e] tenor de 10 en ello contenido, los vayan ni
pasen agora ni de aquí adelante en ningún tiempo ni por alguna
manera, e mandamosvos que 10 fagdes ansi pregonar pública­
mente por las plazas e poblados e otros lugares acostumbrados de
las dichas cibdades e villas e logares, e 10 hagais por pregonero
ante escribano público, porque todos lo sepan e ninguno dello no
pueda pretender ignorancia; e fecho dicho pregón, si alguna o
algunas personas fueren o pasaren contra 10 contenido en esta
nuestra carta o contra parte dello procedades contra los tales y
contra sus bienes con las mayores o más graves penas ceviles
e criminales, que por fuero o por derecho fallades, como contra
aquellos que quebrantan seguro puesto por nós e mandatos de su
rey e reina e señores naturales. . . . . . . . . • . . .

Dada en la villa de aranda de duero, a veinte y cuatro días


del mes de marzo, año del nascimiento de U'I,lesto señor Jesucristo
de mil cuatrocientos e noventa e un años. Por virtud de ¡><>aeres
- 33 -

de nros. sefiores, la mando dar D. Pedro Fernández de Velasco,


Condestable».

EL CONDE DE SALVATIERRA

Sucedieron a D. Pedro López de Ayala, el Canciller, en el seño­


fÍo de Ayala, y por lo tanto de Arceniega: su hijo Hernán Pérez
de Ayala; el hijo de éste, Pedro López de Ayala; Garci-López
de Ayala, sobrino de Pedro López e hijo de D.a María de Ayala y
del Mariscal, Pedro García de Herrera ; y Pedro López de Ayala,
conocido en la historia con el nombre de «el Conde de Salvatierra»,
título que recibió de los Reyes Católicos, aunque la villa fue he­
redamiento de sus antepasados.
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Si interesante es en la historia de la Edad Media la figura de


López de Ayala el Canciller, no deja de serlo también la del
Conde de Salvatierra en los comienzos de la Edad Moderna.
Hombre valeroso y audaz, de sobresalientes cualidades, defensor
el más decidido de las entonces agonizantes instituciones señoria­
les, fué de los últimos caballeros, que ni cedió ante el halago de
los honores, ni se rindió a las amenazas, sino que hubo de sucum­
bir ante el poderío del creciente absolutismo de los reyes.
Ya en tiempo de los Reyes Católicos, que con mano tan eficaz
abatieron las insolencias de la Nobleza y reprimieron el poder de
los señores particulares en beneficio de su propia autoridad real,
dió a conocer cuán mal se avenía con la sumisión y el vasallaje,
viviendo en su deservicio. (1) Los Reyes le desterraron y le pro­
hibieron residir en Vizcaya. Y cuando, en los comienzos del
reinado del emperador Carlos V, las Comunidades alzaron su pen­
dón de protesta, se puso de parte de ellas; organizó un poderoso
ejército; y fuesen nobles los ideales porque se dirigía o se mezclase
la ambición en sus empresas, demostró llevar en sí el atrevimiento
y la audacia de los caballeros banderizos del siglo e n que naciera
con un espíritu independiente y libre.

( t) V. La nota III al fin de esta obra.


- 34 -

El archivo de A rceniega conserva algunas noticias de este


interesante personaje. Hállanse en unos papeles y minutas que
tratan del pleito que sostuvo la Villa con D. Atanasio de Ayala y
de Rojas, hijo y sucesor del Conde, a quien en éste, como en
todos los pleitos que con sus vasallos hubo de sostener, se echaron
siempre en cara y adujeron, como prueba, en contra de sus
derechos los crímenes, que su padre hubiere cometido.
Merece ser copiado un interrogatorio judicial, que ya muy
raido en el archivo existe.
El año de 1 5 2 2 , el Fiscal de S . M . presentó querella ante el
Consejo Real, residiendo en Burgos, contra D. Pedro de Ayala,
acusándole criminalmente y pidiendo, que fuese declarado «noto­
rio traidor y deslea l, infiel a S. M . ; Y que, así declarado, se le
condenase a pena de muerte natural». El juicio tuvo dos fases,
sumaria una y plenaria otra ; las pruebas que se adujeron fueron
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muchas; y parte de la prueba testifical es el interrogatorio men­


cionado, que copio tal como se halla ert el archivo de Arceniega,
sacrificando en este capítulo el orden cronológico de las cosas en
beneficio de la mayor amenidad de la lectura.
Dice así: «Si oyeron decir de Pero López, de Ayála, Alférez
de la Banda del pendón del rey D. Enrique, y Hernán Pérez, su
hijo y Pero López, su nieto y D.a María de Ayala, mujer del
Mariscal Pero García de Herrera y a Garci López de Ayala , su
hijo, padre del dicho Conde de Ayala D. Pedro . . . • . . . . . . . . . . .

Iten si saben, que en tiempo de las alteraciones pasadas, el


dicho Conde Pero López de Ayala, se juntó en favor de la dañada
Comunidad y j unta de ella y se carteó con el Obispo de Zamora,
su primo y con Juan de Padilla, capitán de la dicha Comunidad y
se nombró capitán general por la dicha Comunidad de Burgos
a la mar.
Iten si saben que estando el dicho Conde D . Pedro en favor de
la dicha Comunidad y en deservicio de su Maj . , dió sus cartas y
mandamientos para la dicha villa de Arzeniega y Salvatierra ,
Ayala y otras partes, en las quales mandaba y mandó, que
estuviesen a punto de guerra por la dicha Comunidad, so pena de
m uerte y perdimiento; de que fuesen doquiera quel estuviese,
- 35 -

llamándose capitán de las dichas Comunidades de Burgos a la mar.


Iten si saben, que al tiempo de las dichas alteraciones pasadas,
estando el dicho Conde, D. Pedro en favor de las dichas COJIlU­
nidades, hizo j u ntamiento y 11a mamiento de gente de la dicha villa
y tierras de Ayala y sus tierras, y de las merindades de Castilla
Vieja; y que con las dichas gentes, que ansí llegó, se partió y
llegó a la Villa de Oña, con determinación de cercar la ciudad de
Burgos y hacer guerra contra los dichos gobernadores y los del
Consejo de S. Maj . , que e n ella estaban.
!ten si saben, que los dichos gobernadores y los del Consejo
de S. Maj . le perdonaron lo pasado, estando el dicho D. Pedro e n
la ciudad de Oña, conque el dicho D. Pedro, e n adelante, estuviese
e n servicio de S. Maj. y cumpliese los mandamientos de los dichos
gobernadores y del dicho su Consejo Real, y quel dicho Conde
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D. Pedro así lo juró e prometió e hizo pleito homenaje de lo ansÍ


guardar e cumplir.
!ten si saben que, desqués de haber hecho la dicha promesa
y prometido homenaje, el dicho Conde D. Pedro, mandando
S. Maj . pasar el artillería de Fuenterrabía para Burgos, e n que
había siete piezas gruesas, salió contra los que llevaban la dicha
artillería con diez mil hombres de guerra al camino y la tomó,
quebró y defendió que no pasase la dicha artillería, a donde
S. Maj .
!ten si saben asimismo, que después del dicho juramento y
homenaje y quebrada la dicha artillería, el dicho Conde, don
Pedro, salió con toda la dicha gente y con m ás que adjuntó, y fué
a cercar la ciudad de Vitoria; y los de la dicha ciudad con temor
del dicho Conde D. Pedro, porque no los destruyese, tomaron con
él concierto, aziendo conzierto a su contento del dicho Conde .
Iten si saben, que estando el dicho Conde D . Pedro, en el dicho
cerco sobre la ciudad de Vitoria, después que salió della el dicho
Conde el dicho Atanasio de Ayala, su hijo, el dicho Conde don
Pedro juntó todos los capitanes de las merindades y de sus tierras,
y en presencia de todos prometieron él y el dicho su hijo a los
dichos capitanes y los dichos capitanes al dicho Conde, D. Pedro,
de ser siempre en su favor, los u nos de los otros y los otros de
- 36 -

los · otros, con sus personas y estados y casas, 10 mismo hizo


prometer al dicho su hijo, alzando el dedo dos veces.
Iten si saben quel dicho Conde, después del dicho cerco de
Vitoria, a quince de Abril de 15�1 años, el dicho Conde D. Pedro
entró por la provincia de Alava, poderosamente, con mucha
gente de guerra, y puso cerco sobre la villa de Salvatierra y
denoche la combatió y pensó tomar, estando la dicha villa en
servicio de S. Maj. e incorporada a su Corona Real.
lten si saben, que después quel dicho Conde combatió la villa
de Salvatierra , anduvo haziendo muchos robos y quemas de casas
por la comarca de la dicha villa de Salvatierra y vol viéndose para
Ayala fué desbaratado por Min Ruiz de Abendaño y otros capi­
tanes que estaban en servicio de S. Maj .
Iten si saben, que e n los meses del año 1 5 21 años, e l dicho
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Conde, D . Pedro, envió cartas mensajeras a las villas y lugares de


la provincia de Guipúzcoa y otras partes, para que estuviesen e n
favor de las dichas Comunidades y prometiendo que pondrá su
persona y estado y parientes y amigos por la honra y defensa de
la dicha provincia, y que a esta causa mucha gente de la dicha
provincia se alzó y levantó en Comunidad.
Hen si saben , que el dicho Conde D . Pedro antes y
después y en el dicho tiempo de las alteraciones y comunida­
des, era y fué hombre muy sabio y cuerdo y entendido y leido
y muy gran cronista y músico y gran m aestro de letra y gran
jumétrico.
Hen si saben, quel dicho Conde, D. Pedro, siempre fué de
muy mala y dañada intención y deservidor de S. Maj. y de los
señores Reyes Católicos, diciendo mal de sus Altezas, y que
nunca acudía al servicio de sus magds. los señores Reyes Católi­
cos, aunque le fué mandado por ellos.
lten si saben, que estando el dicho Conde, D. Pedro, alterado
y levantado por las dichas Comunidades, los dichos gobernadores
y los del Consejo de S. Mag. le enviaron á mandar con ciertos
mandamientos y provisiones reales, que se apartase de las dichas
alteraciones y estuviese en servicio de S. Mag. y para esto envia­
ron, de su parte, a Peti Mendoza, rey de armas y al licenciado
- 37 -

Leguizamo, alcalde de corte y otros y no quiso obedecer y mal­


trató a los que se las iban a notificar.
Iten si saben , que a causa de los muchos delitos y alborotos
cometidos por el dicho D . Pedro en los años de 20 y 2 1 , estos
reynos fueron puestos en grandes necesidades, y fué causa de las
guerras, que sucedieron en Francia:..
No es mi intento hacer la historia del conde de Salvatierra,
si no es en aquello que está relacionado con la villa de Arceniega ,
mas mis lectores me perdonarán, si me extiendo fuera de m i pro­
pósito, copiando la sentencia severa contra él dictada por los
señores del Consejo, en Palencia, el 23 de agosto de 1 522.
« . . . . fallamos, dice esta setencia en su parte disposi-
. • . . . . .

tiva, . . . . . . . . que doquier y en cualquier ciudad villa o lugar de


estos reynos e sefioríos de su Majestad, donde pudiere ser habido
el dicho D . Pedro de Ayala, sea preso e llevado a la cárcel pública,
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e de ella sea sacado con una cadena al pie, caballero en una mula;
e con él vaya la justicia de tal ciudad, villa o lugar, donde fuere
preso, e con voz de pregonero, que manifieste sus delitos, le lleven
de la cárcel derecho a la plaza de tal ciudad, v illa o lugar, de día ,
y allí, tendido encima de un repostero o de otra cosa semejante,
sea degol1ado con cuchillo de hierro o acero, de manera que natu­
ralmente muera, porque a él sea pena e a otros exemplo; e más le
condenamos en perdimiento de su mayorazgo e condado e de
todos sus bienes, villas e lugares e j urisdiciones e vasallos e juros
e mercedes etc.» ( r ).
Esta sentencia se dictó en rebeldía; D. Pedro se presentó en
Burgos en enero de 1 524, «noticioso, dice, de la sentencia, para
salvarse de cua lquier culpa»; y murió oscuramente en la cárcel de
la misma ciudad, el mismo año de 1 5 24, (2) según frase de su hijo
D. Atanasio, «no como traidor, sino haciendo su descargo». (3).

(1 ) Véase el .. Memorial:> ajustado, etc., citado arriba.


(2) En el mes de mayo según D. Pedro de Larrinoa: cComunidades de Castilla y
guerra en Euskeriu , pág. 22.
(3) Archivo de Arceniega.
- 38 -

XI

CONFISCACIÓN DE LOS BIENES DEL CONDE

DE SALVATIERRA

Conocida es la pragmática promulgada por el Em perador en


Wormes, el año de 1 520, a raíz de haberse apoderado los comune­
ros de Valladolid y de Tordesillas: «A vos los nuestros visorreyes,
dice,o a cualquiera de vos . . . . . e a los del nuestro Consejo, que con
vos residen, pues los dichos delictos e rebeliones e traiciones, fechos
por las dichas personas, son públicos e notorios en los dichos
nuestros reinos, sin esperar a haber contra ellos proceso formado
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por tela y horden de juicio, e sin les más citar nin llamar, proce­
dais generalmente a declarar e decIareis por rebeldes, aleves
y traidores, infieles a nos e a nuestra corona, a las personas legas
de cualquier estado o condición que sean, que an sido culpados en
dicho o en fecho o en consejo, de haberse apoderado de mí la
Reina y de la ylustrísima Infanta, nustra muy cara y muy amada
hija y hermana, y echado al Marqués de Denia ..... o en el deteni­
miento y prisión del muy reverendo Cardenal de Tortosa, nuestro
gobernador, condenando a las dichas personas particulares, que
han sido culpados en estos dichos casos, como aleves y traidores
e desleales, a pena de muerte e perdimiento de sus oficios y con­
fiscación de todos sus bienes. . . . . .. por la presente mandamos a
todos los alcaides de fortalezas e casas fuertes y llanas de las villas
lugares, que fueren personas legas rebeldes, aleves e traidores" a
los vecinos e moradores dellos, que por la vuestra declaración
fuesen confiscados, que luego como les fuese notificado o en qual­
quiera manera dello sopieren , se levanten por nos e por nuestra
corona real e non obedezcan ni tengan en adelante por señores:..
Esta sentencia comprendía a D. Pedro de Ayala: y se hizo
saber a la villa de Arceniega, como a los demás lugares que eran
de su señorío, para que se levantaran y le negasen obediencia.
- 39 _

Mas tal era la personalidad del Conde de Salvatierra en la guerra


de las Comunidades, que el Emperador dictó contra él, en par­
ticular, real provisión, despojándole de sus señoríos e incorporán­
dolos a la Corona.
Esta real provisión es la siguiente: «D. Carlos por la gracia de
Dios, rey de Romanos, emperador sem per augusto, doña Juana
su madre, y el mismo D. Carlos, por la misma gracia de Dios,
rey de Castilla, de León, etc . . . , a vos los concejos, j usticias,
regidores, caballeros, escuderos, hijosdalgos de la tierra de Ayala
e valles de Orozco y Orduña, e junta de Arrastaria y Urcabustaiz
y Oquendo y otras tierras, que eran de D . Pedro de Ayala, y a
cada uno de vos a quien esta carta fuere mostrada o su traslado
signado de escribano público, salud y gracia: sepades que nós
somos certificados, que D. Pedro de Ayala , non mirando la fide­
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lidad y lealtad que debe a la corona destos nuestros reinos e a nós


como a reyes y señores dellos, se ha llamado y llama visorrey y
gobernador y capitán general de Burgos a la mar, por poder, que
dice que tiene para ellos, de los traidores de los procuradores de la
j unta, que están en la villa de Valladolid en nuestro deservicio
y escándalo y desasosiego destos nuestros reinos, y que como tal
gobernador y capitán general, ha ido al valle de Valdegobia,
ques de nuestra corona real, e a las merindades de Castilla Vieja
e a otras muchas partes, e ha juntado m uchas gentes para venir
en nuestro deservicio contra los nuestros gobernadores y justicias
de nuestro� reinos, e ha hecho tomar de nuestras rentas e de los
maravedis de la Cruzada, para nos deservir con ello, e demás
desto nuevamente j untó agora otra mucha gente, para tomar
como tomó por fuerza el artillería, que venía por nuestro man­
dado de la villa de Bilbao, para la pacificación de estos nuestros
reinos, y la quebró y ha hecho otros muchos bollicios y escán­
dalos en deservicio de Dios nuestro Señor y nuestro, como todo
es público y noctorio, e por tal lo habemos e declaramos; e como
quiera que pudiéramos por ello luego proceder contra el dicho
D. Pedro, conforme a derecho, pero por le más convencerle,
ovimos mandado por nuestras cartas selladas con nuestro sello
y libradas por los del nuestro Consejo, que se desistiese de hacer
- 4() -

lo susodicho y non lo quiso hacer. Antes ha insistido e insiste en


ello con toda rebelión, por lo qual el dicho D. Pedro ha incorrido
en mal caso y cometido crimen [ese majestatis, e ha incorrido en
graves penas en derecho y leyes destos regnos- esta blecidas, e en
perdimento de todos sus bienes villas basaUos e fortalezas por la
nuestra cámara e fisco: por ende por nuestra carta vos mandamos
a todos y a cada uno de vos, que luego que vos fuere notificado o
viniese a vuestra noticia, por pregón o en otra cualquier manera,
os levanteys y subtrayais de la obediencia del dicho D. Pedro de
AyaIa e ge la denegueis e no le tengais más por señor, ni obe­
dezcais sus cartas nin mandamientos, nin le acudais con rentas
algunas de las que le solíais acudir, como a señor de las dichas
tierras y valles, salvo a nós por nuestras cartas e mandamientos
y no en otra manera. Que nós por la presente, vos excluimos e
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a partamos e quitamos de su obediencia e señorío y jurisdición


y vos reincorporamos en nra corona . y patrimonio real , cuyos
vasallos antes erades, para que de aquí adelante, para siempre
jamás, seais, e vos hacemos por la presente provincia sobre vos­
otros mismos y non subjetos a otra provincia nin jurisdición
alguna, y que goceis de todos los privilegios y libertades y exen­
ciones y buenos usos y costumbres, que fasta aquí habeis tenido
y teneis, y podais elegir y eligais alcaldes y merinos de esa dicha
tierra y valles en cada un año, que sean naturales della y hábiles
y suficientes para ello, los quales usen de los dichos oficios e non
otros algunos de los quel dicho D. Pedro de Ayala tenía puestos
o pusiere, a los quáles mandamos que lo fagan e cumplan así, so
pena de caer en mal caso y de perdimiento de todos sus bienes
para nuestra cámara e fisco, y vos prometemos por nuestra fee y
palabra real, que, ahora ni en tiempo alguno, non vos tornaremos
al dicho D . Pedro d e Ayala y a sus descendientes y subcesores,
nin vos enagenaremos nin daremos a él ni a otro grande , nin
caballero, nin a otra persona alguna, y vos tememos perpetua­
mente en nuestra corona real para nós y para los otros reyes y
sub ceso res, que después de nos vinieren, 10 cual vos mandamos
que ansí fagais y cumplais, sin poner en e110 escusa nin dilación
alguna, so rena de caer en mal CáSO e perdimiento de todos vues-
- 41 -

tros bienes para nuestra cámara e fisco. . • .e porque lo suso­


• •

dicho sea público e notorio y ninguno dello pueda pretender


ignorancia dello mandamos que esta nuestra carta sea pregonada
en esta nuestra tierra y valles y lugares della Dada en
. . . . . • . • .

nuestra ciudat de Burgos a seis días del mes de Abril, año del
nascimiento de nuestro Salvador ]huxpto de mil y quinientos y
veinte y un años:.�
Venía esta carta refrendada por el Condestable Iñigo de Velas­
co, quien a continuaci6n añadía l o que sigue:
Yo, D. Iñigo Fernández de Velasco, Condestable de Castilla,
digo, que por cuanto sus Altezas por su carta librada de los de su
Consejo y sellada con su sello real y firmada de mí, como visorrey
y gobernador destos sus regnos, mandaron a v6s los concejos
justicia, regidores, caballeros, escuderos hijosdalgo de la tierra de
arceniega.blogspot.com

Ayala y valles de Horozco, y Horduña e junta Arrastaria y


Hurcabustaiz y Oquendo e otras tierras, que eran de D. Pedro de
Ayala, que os substrajerais de la obediencia del dicho conde
de Ayala, cuyos antes erades, y vos reincorporaron en su corona
y patrimonio real, y vos prometieron por su fee y palabra real,
de non vos tornar al dicho D. Pedro de Ayala, nin a sus descen­
dientes, nin vos dar nin enagenar a otra persona alguna, según
que más largamente en la dicha carta , que para ello se vos di6 se
contiene. Que para m ejor seguridad vuestra, e que seais más
ciertos y seguros, que lo susodicho habrá cumplido efecto, vos
prometo y seguro y doy mi fee y palabra y hago pleitio omenaje,
como caballero hijodalgo, que dentro de cincuenta días, primeros
siguientes , contados desde el día que dieredes la obediencia a su
mago yo os traeré firmada del Rey nuestro señor otra tal provi­
sión, como se vos da , para vos incorporar en su corona real, e
que desto se vos dará privilegio, sellado con su sello de plomo, el
más bastante que convenga. E que enviando esa dicha tierra e
valles al consejo de sus a.1tezas e a mí como su gobernador sus
mensajeros con cualquier capítulo y cosas que en esa provi ncia y
tierra y valle de ella convenga de se proveer, que se vos proveerá
en ello todo lo que fuere justo y razonable y se os hará por su
Mag. toda la merced con acrecentamiento de vuestras libertades
- 42 -

que ser pueda, y que si el dicho D. Pedro de Ayala o otra persona


fuere contra lo suso dicho o vos quisier ofender o hacer algún
daño, que yo como visorrey y gobernador destos dichos reinos
vos ampararé y defenderé, que non recibais dapño, e con gente y
exército de su alteza, e si fuere menester con mi persona , iré y
vos ayudaré a lo resistir, para que non recibais dapño, e que en
todo miraré por esa dicha tierra y valles, como por fieles servido­
res y vasallos de sus altezas, de lo qual vos doy la presente fir­
mada de mi nombre y sellada de mi sello. Dada en la ciudad de
Burgos a seis días del mes de Abril de mil e quinientos y veinte
y un años. El Condestable. (1).
En virtud de estas cartas y para Su notificación se personó en
Arceniega el licenciado Sancho Díaz de Leguizamo; y reunido el
Consejo de la Villa tuvo lugar 10 que se certifica en el siguiente
arceniega.blogspot.com

documento:
«Yo Martín de Arbolancha, escribano de sus magestades e
notario público en su corte reinos e señoríos, hago fee, que por
virtud de estas reales cartas y provisiones y de otros poderes, que
de sus magestades tiene el magnifico señor Sancho Díaz de
Leguizamo, del consejo de sus majestades e alcaldes de la su casa
e corte, fué con gente armada a la villa de Arziniega, e estando
ayuntados e n su ayuntamiento el concejo, alcalde, procurador
general de la dicha villa, e los vezinos della, fizo leer e notificar
esta dicha provisión y zedula original, cuyo traslado se les dió
signado de mi signo, e epor virtud dellas, requirió al dicho concejo
e ayuntamiento las obedeciesen e compliesen e prestasen a sus
magestades la obe,liencia que les era mandado, denegándosela al
dicho D. Pedro de Ayala, e subtrayendose de su mandato, los
cuales dichos concejo, alcalde procurador general la obedecieron,
haciendo la solemnidad e acatamiento que debían e prestaron la
obediencia que les era mandado, e se subtrayieron de la obediencia
del malvado D. Pedro de Ayala y recibieron la merced, que era

( J ) Conserva estos documentos el archivo de la Villa: el original en nn papel en folio,


con sello real sobre lacre, y traslado del mismo en pergamino letra gótica, firmado y
signado por martín de Arbolancha, escribano público, a cinco de mayo de 15 2I, en el
cuaderno cPrivilerio5 de la villa de Arciniega:o.
- 43 -

por su magestad concedido, e quedaron por leales vasallos e


servidores de su mago e juraron e prometieron de mantener y
guardar:..

XII

REAL CARTA DE INCORPORACIÓN DE ARCENlEGA


A LA CORONA REAL

Quedó Arceniega por la real provisión, que proscribía y des­


pojaba a D. Pedro de Ayala, libre del señorío de los Ayalas como
ella había deseado y con largo pleito pretendido, (1) y para que
esta incorporación a la corona en ningún tiempo le fuese discu­
tida, pidió de ella carta de confirmación al Emperador, tal como
arceniega.blogspot.com

el Condestable Iñigo de Velasco se la prometiera dar en la cédula


adjunta a la provisíón del Monarca. (2).
En efecto Carlos 1 expidió la siguiente carta a la villa de Arce­
niega, en la ciudad de Valladolid, el 2 1 de noviembre de 1 5 22.
�En el nombre de la Santa Trenidad y de la eterna unidad
padre hijo spfritu santo, que son tres personas y un solo Dios
verdadero, que vive y reina por siempre y sin fin, de la Biena­
venturada Virgen gloriosa, nuestra señorl;l, santa María, madre
de nuestro señor Jesucristo, verdadero Dios y verdadero hombre,
a quien nos tenemos por señora y por abogada en todos nuestros
fechos, y a honra y servicio suyo e del bienaventurado apóstol,
señor Santiago, luz y espejo de las españas, patrón e guardador
de los reyes de Castilla e de León, e de todos los otros santos e
sanctas de la corte celestial, y porque razonable y conveniente
cosa es a los reyes y príncipes de hacer gracias e mercedes a sus
subditos y naturales, especialmente a aquellos que bien y leal­
mente sirven y aman su servicio . . . . . . . • . . . . . . . . . . . . . . .

Queremos que sepan por esta nuestra carta de privilegio . . . como


nos D. Carlos, por la divina clemencia, emperador semper

(1) Véase el cap. XIV.


(2) Véase el cap. XI.
- 44 -

augusto etc. • • A todos los concertadores e escribanos mayores


de los privilegios y confirmacioneS e otros oficiales que estais a la
tabla de los nuestros sellos, salud y gracia: sepades que Diego de
Ayala , nuestro escribano, en nombre del concejo, alcalde, justicia,
regidores, escuderos, hijosdalgo de la villa de Arzeniega, y sus
aldeas, que fué de D. Pedro de Ayala, conde que fué de Salvatie­
rra, nos hizo relación, deziendo que bien sabíamos, como nós por
una cédula firmada por mí el rey y po(una provisión firmada de
nuestro visorrey e gobernadores y sellada con nuestro sello e
librada por los del nro. consejo, reincorporamos, y metimos en
nuestra corona y patrimonio real las tierras de Ayala y Horozco
y el valle de Horduña, junta de Arrastaria y Urcabustaiz,
Oq'uendo e todas las otras tierras, qe eran del dicho D. Pedro de
Ayala y prometimos por nuestra fee e palabra real de non los
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tornar al dicho D. Pedro, ni a sus hijos y subcessores, ni los dar ·


ni enagenar a grande nin caballero ni a otra persona alguna,
salvo de las tener en nuestra corona y patrimonio real perpetua­
mente, por las causas y razones que en la dicha cédula se contiene,
y mandamos que si las dichas tierras quisieren dello nuestro carta
de privilegio, se les diese la más firme e bastante que ser pudiese,
según que más largamente e n la dicha carta se contiene. E que la
dicha villa de Arzini ega e sus aldeas e jurisdición, luego que la
dicha provisión les fué notificada, se habían subtraido e alzado de
la obediencia y señorío del dicho D . Pedro, e la habían dado a
nós e al lizenciado sancho diez de leguizamo, alcalde de nuestra
casa e corte, en nuestro nombre, por ende que nos suplicaba e
pedía por merced que, cumpliendo 10 que ansí por la dicha pro­
visión y cédula les era prometido, e porque la dicha reincorpora­
ción les fuese más firme e valedera , para agora e para siempre
jamás, le mandasemos dar nuestra carta de privilegio , incorpo­
rando en ella la comisión e poder e facultad, que obimos dado a
los del nuestro consejo, para proceder contra los que habían sido
traidores y se habían levantado contra nos y nuestra corona
real. . . . . . . . . e porque la validación y firmeza del dicho privi-
legio e de nuestra real voluntad y intención se les diese, para que
le toviesen con las condiciones siguientes. Primeramente que la
- 45 -

dicha villa de Arziniega con todas sus aldeas términos y jurisdi­


ciones, que hoy tienen y p osee n y con las otras, que adelante
tobieren e poseyeren por compra donacion o merced o en otra
qualquier manera, que siempre sea de la corona e patri monio de
estos nuestros reinos, e que no se puedan devidir, nin apartar, nin
enagenar de la dicha corona real, por merced ni por otro qué de
otra villa nio tierra nin ciudad, nin por otro ningun título justo
nin colorado que sea, nin ser pueda, nin la podamos dar, oin
enajenar perpetua nin tem poralmente a reina nin a principe nin a
infante nin a infanta Din a orden nin a religión nin a caballero ni
a otra persona alguna nin al dicho D. Pedro de Ayala nin a su
mujer nin a sus hijos nin descendientes, nin parientes, por vía de
merced nin donación, nin por docte nin casamiento nin por vía de
alimentación, nin por vía de restitución, nin por otra manera
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alguna, puesto que para poder hacer la tal enajenación obiere


intervenido ni int�rvenga, eo qualquier tiempo que sea (?) y seña­
lados servicios, o se ofreciere alguna necesidad, porque la tal ena­
jenación se podiere hacer, por ser como es la dicha villa y su tie­
rra y jurisdición cerca del nuestro reino de Navarra, e porque al
tiempo que se mandó poblar, e fué poblada, fué de nuestra corona
real e del nuestro servicio e de los otros reyes nuestros subce­
sores e de la corona e patrinonio real destos nuestros reinos, que
la dicha villa e sus aldeas y juridición permanezcan para siempre
jamás en la nuestra corona e patrimonio real, e que enajenación
que en contrario se haga que non vala e sea invalida . . • • . . .

dada en valladolid a veinte y un días del mes de noviembre, año


del nacimiento de nuestro salvador ihxpo de mil y quinientos y
veinte y dos años. Yo el Rey.

XI I I

D. AT ANASIO DE AVALA

La promesa del em perador Carlos V. su fe y palabra real de


no tornar la villa de Arceniega a D. Pedro de Ayala, ni a sus des­
cendientes, ni a otra persona alguna ; y las cláusulas con que
- 46 -

quedaba incorporada a la corona real, que no podría ser apartada


ni enajenada por merced, ni por otto qué ni dada ni a príncipe ni
a reina ni a caballero ni a otra persona alguna, no fueron obstáculo
a que el mismo Emperador, y el año 1 525, la devolviese, por
merced , a D . Atanasio de Ayala y de Rojas, hijo del Conde de
Salvatierra, el comunero.
Este año, el 28 de febrero, celebróse un convenio entre el
Emperador y en su nombre D . Fernando de la Vega, comendador
de Castilla, el doctor Carvajal y el secretario Francisco de los
Cobos de una parte, y de otra el doctor D . Juan Zumel, curador
de D. Atanasio de Ayala; y en virtud de este convenio y conforme
a un capitulado establecido, fueron devueltos a D. Atanasio los
señoríos y bienes, que a su padre habían sido confiscados, excepto
la villa de Salvatierra y los ya vendidos o dados en merced a
personas particulares (1).
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La real carta, tal como se notificó a Arceniega y existe en su


archivo; es la siguiente:
«D. Carlos por la divina clemencia, emperador semper augus­
to, rey de Alemania, et . . a los concejos, justicias regi­
. . . . •

dores, escuderos, oficiales, vecinos e moradores de la villa de


Arciniega, de todos los valles e tierras e señoríos que fueron de
D. Pedro de Ayala, conde que fué de Salvatierra, salud e gracia. ­
bien sabedes, cómo por los delitos fechos e cometidos por Pero
de Ayala, conde que fué de Salvatierra, defunto, en tiem po de las
alteraciones, fuérongele nuestra dicha villa e valles e señoríos e
rentas confiscados e aplicados a nós e nuestra cámara e fisco e
fueron metidos e incorporados en nra corona real, e agora sabed,
que nÓ5, acertando e considerando, que D . Atanasio de AyaIa, su
hijo mayor del dicho Conde de Salvatierra , queda menor de edad
y que no tiene para se sustentar segund su linaje e persona , que
nos ha servido y esperando que nos sirva de aquí adelante, e
porque nos fizo cierta cantidad de maravedís para los gastos
e necesidades, que de presente se ofrecen, e por le hazer bien e
merced, abemos acordado de le tornar a restituir e por la presente

(1) V. Memorial ajustado, etc., ya citado.


- 47 -

le tornamos e restituimos esás dichas villas de A rceniega e valles


e tierras e lugares e señoríos con todos sus territorios e juridiciones
civil e criminal e rentas e pechos e derechos, para que los tenga e
leve e goze e sean de sus hijos, de sus herederos e subcesores,
bien ansi corno sy el dicho conde su padre no hubiera fecho ni
cometido delito alguno ni obiera seydo ni fuera condenado e n
pena alguna, y quel dicho D . Atanasio como su fij o mayor obiera
abido e heredado esa dicha villa e valles e tierras e lugares e
senoríos. . . . . . . . . . . . . . . . . , . . . . e vos mandamos,
que luego que fuesedes requeridos, junto en vuestros concejos e
ayuntamientos, sines más requerir ni consultar ni esperar otra
nuestra carta n i segunda ni tercera . . . . . deis y entregueis a l
dicho D. Atanasio de Ayala en posesión de esa dicha villa e valles
e tierras e lugares e señoríos. . . . . . . . . . . e le tengais por
señor de todo ello . . . . . . . . e mandamos a todos los alcaides de
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fortalezas e casas fuertes, que eran del dicho D. Pedro de Ayala,


e conforme al dicho asiento e capitulación debe haber el dicho
D. Atanasio de Ayala , su hijo o sus lugartenientes o capitanes,
qualquier persona que los tenga en cualquier manera, que, luego
que por dicho D. Atanasio fUeren requeridos, sin más requerir,
que le den e entreguen e le apodere en 10 alto e baxo dellas a
toda su voluntad . . . . , dada en la villa de Madrid a diez días
del mes de marzo, año del nascimiento de nuestro señor Jhesuxpto
de mil e qynientos e veinte e cinco años».
Acompañaba a esta carta otra que venía dirigida al corregidor de
Vizcaya, a quien se encomendaba la ejecución de la primera ; y en
virtud de estas cartas reales, tomó posesión de la villa de Arceniega
D . Atanasio de Ayala personándose en ella con su curador el
doctor Zumel, el corregidor de Vizcaya y otras personas, que
hacían su acom pañamiento, el día 6 de mayo de 1 5 2 5 .
El acto se realizó del modo siguiente:
«En la villa de A rciniega, a seis días del mes de mayo, año del
Señor de mil e quinientos e beinte e cinco años, ante el señor
licenciado Jerónimo de U11oa, corregidor e Juez de residencia e n
Vizcaya y en las encartaciones, juez comisionado de sus majds. en
la presente causa y en presencia de . • • • •e otros muchos
• • • .
- 48 -

vecinos de dicha villa, según que lo han de uso e costumbre de se


ayuntar y les fué mandado por e! dicho sefior D. Atanasio de
Ayala y de Rojas, conde de Salvatierra y el sefior doctor Juan de
Zumel su curador, en su nombre, e mostraron las sobredichas
provisiones reales de sus majds. y su capitulado e pidieron e
requirieron a su merced la posesión de sefiorío e alcalde mayor de
la dicha villa, según que lo solia tener e gozar y poseer el sefior
D. Pedro de Ayala, su sefior padre del dicho conde y sus antepa­
sados, y los amparase en dicha posesión y sobre ello les proveyese
de justicia, como juez mero executor . -e luego el dicho sefior
corregidor e juez dixo, que obedescía e obedesció las dichas
provisiones con el mayor acatamiento que podía , según que las
tenía obedescidas e las leyó e hizo leer públicamente, estando
todos juntos como dicho es; e dixo que ál tenor dellas e e n la
mejor forma e manera, que podía e de derecho debía, le daba e
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dió la dicha posesión de dicho sefiorío e alcaldía mayor de la


dicha villa de Arzeniega e su jurisdición al dicho sefior conde e a
su curador, e como sus antepasados lo tuvieron, e los amparaba e
am paró en dicha posesión, y mandaba e mandó a los sobre dichos
e a cada uno de ellos, no le apartasen la dicha posesión, so pena
de muerte e de perdimiento de todos sus bienes, e que le tengan
al dicho conde e le obedescan como a sefior, a tenor de las dichas
provisiones, e so las penas en ellas contenidas, e ansí más de
posesión les dió y entergó el dicho sefior juez una vara de justicia
a Jos dichos señor conde y a su procurador, los cuales se (dieron)
contentos de la dicha posesión, . .
. , , ,los dchos Juan de
. • .

la Cámara, teniente de alcalde, e Lope de la Cámara, Procurador


susodichos, por sí en nombre de los escuderos e hijos de algo de la
dicha villa, en especial el dicho Juan, teniente, poniendo las
dichas provisiones encima de su cabeza, dixo que las obedecía y
obedeció con el mayor acatamiento y debida reverencia, que podía
• . • • El dicho Juan y el dicho P," y otros muchos vecinos
. . • .

de la dicha villa, le besaron la mano, hiciéndole obediencia con la


dicha protestación segund dicho es,-e luego el dicho sefior juez
preguntó al dicho Lope de San Pelayo, si tenía las llaves de la
torre, que fué del dicho D. Pedro de Ayala, conde que fué de
- 49 -

Salvatierra, que le diese y entregase la dicha posesi6n al dicho


sefior conde, e luego el dicho Lope le dixo que él tenía las dichas
llaves, e luego, en continente, se las di6 y entreg6 e luego el
dicho sefior j uez dixo, que bien ansí le daba y entregaba en
posesi6n de la dicha torre al dicho sefior conde y al dicho su
curador en su nombre y le amparaba y am paró en la dicha
posesi6n, so las dichas penas.�que fueron presentes Pedro L6pez
de Sojo, vecino de Sojo e Juan Ortiz de Zárate , Arcipreste de
Ayala e Juan de Salazar de Largacha, el mozo e Furtún de
Salazar y Pedro Hernández de Salazar de Largacha, estantes al
presente en la dicha villa.:. .

XI V

PLEITOS DE ARCENIEGA CON SUS SEÑORES


arceniega.blogspot.com

Los archivos de Arceniega no conservan noticia ninguna, ni


la más insignificante nota, relativa a los condes de Ayala, sus
primeros sefiores, a partir de la merced enriquefia; mas en los pri­
meros afios del siglo XVI, fuese que la villa aprovechase la
ocasi6n del primer portillo, que a su emancipaci6n se abría favo­
rable, o que el senorío del Conde de Salvatierra se le hiciese más
odioso que los anteriores, trat6 de emanciparse de su autoridad y
puso todo el empefio posible en conseguirlo.
«En el afio de 1 50) por parte de la villa de Arceniega y el
Fiscal se puso demanda al Conde D. Pedro L6pez de Ayala,
diciendo ser de la Corona y patrimonio real y no le pertenecer
al dicho Conde D. Pedro, por ser transversal y ser bienes enri­
queíios». Y el �o de diciembre de 1504, expedían los Reyes
Cat6licos una real provisi6n, m andando a los oidores de la real
audiencia y cancillería de Valladolid : «que vean el pleito entre la
villa de Arzeniega y D. Pedro de Ayala, que dice ser de su pro­
piedad y ellos ser de la Corona Real».
Fundábanse Jos procuradores de la Villa, al defender su causa,
en que los bienes enriqueíios, por una cláusula del testamento del
rey D. Enrique, volvían a la Corona, cuando el scíior poseedor de
- so -

ellos, moría sin sucesión legítima ( r ) ; cláusula que, en 10 tocante


a Arceniega, se había cumplido en su tercer señor D. Pedro López
de Ayala, segundo tío del Conde de Salvatierra.
Por su parte el Conde de Salvatierra alegaba, que Arceniega era
de su mayorazgo; y que D . Pedro López había p rohijado a Garci­
López, su padre; prohijamiento que fué confirmado por el rey
Enrique IJI , con confirmación , asimismo, de todas las mercedes
que el padre adoptivo gozaba.
Esta real confirmación está fechada en Burgos, a 1 5 de m arzo
de 1 458; y en lo que al asunto atañe, dice así: < . . . . . por hacer
bien e merced a Pero López de Ayala y a dicho Ma riscal Garci­
López de Ayala, confirma mos la carta de prohijamiento y decla­
ramos pertenecer los dichos mayorazgos al dicho Garci-López,
y no a otros hermanos ni parientes. y no embargante que en los
dichos mayorazgos se diga y declare, que en aquellos sucedan
arceniega.blogspot.com

hijos legíti mos o naturales. nascidos de legítimos matrimonios y


no otros algunos •.
Alargóse este pleito con grandes dispendios para la villa de
Arceniega y no se habían acallado las partes, cuando acaecieron
los sucesos de las Comunidades, que van relatados en los capítu­
los X, XI Y XII.
Terminada la guerra de las Comunidades, fué restituído don
Atanasio de Ayala en los bienes de sus antepasados.
Larga y laboriosa fué la tarea que el Corregidor de Vizcaya ,
licenciado Jerónimo de Ulloa , hubo de realizar para poner a don
Atanasio en posesión de su señorío. en cumplimiento de las pro­
visiones reales. Los pueblos se negaban a reconocerle. Ayala,
Orozco, Cuartango, Morillas . . . se amotinaron; hubo alborotos
y muertes; «reveldes y contumaces andaba n encuadrillados, ar­
mados, trayendo en compañía e en escuadrón muchos clérigos
e legos, para impedir que entrara en la tierra. . . . . . e habían
salido a impedir diez o doce parientes mayores y hasta sesenta
lacayos;).

\ I) Véase: .Te stamento del Rey Enrique 111 de Castilla hecho en Burgos a 29 de
mayo era 1 4 1 2�, en la Crónica de 108 reyes ya citada, tomo lI. Nota IV al fin de
..ta obra.
- el -

A estos motines siguieron largos y tenaces pleitos ( 1 ) . El l.o de


julio de 1 5.3 3 acudían Ayala y Llodio a la cancillería de Valla­
dolid interponie ndo demanda contra D. Atanasia, por poner
jueces de residencia, estando ellos incorporados a la corona; y
el 1 53 4 reclamaban su reincorporació n. El 1 5.37 surge pleito con
Salvatierra. El 1 538 a Ayala se une Orozco, pidiendo ser admi­
tido a prueba. El 1 548 sostiene D . Atanasia pleito con Cuartango,
Morillas, Hormijana y Subijana sobre las martiniegas, moyos, el
buey de m'arzo y sendas gallinas, que cada vecino estaba obligado
a pagar al señor. El 1 567 con Pedro de luazola sobre las ruedas
de Leguia. El 1 576 D. Francisco de Fonseca reclama para si el
señorío contra D . Pedro de Ayala, hijo de D . Atanasia (2).
El 1 620 reanuda Orozco la causa ante el Real Consejo, de donde
pasa a la Cancillería, contra D. Fernando de Fonseca y Ayala y
arceniega.blogspot.com

su madre D.a Marina de UlIoa. El 1 7 5 7 acude de nuevo a la real


Cancillería contra el duque de Liria.
Las razones que e n estos pleitos se alegan contra el señor son
siempre las m ismas: que el conde de Salvatierra fué traidor y que
sus bienes fueron incorporados a la corona.
Terminaron para Orozco el año 1 786 y pará Ayala, Arceniega
y demás lugares el 1 8 1 7 .
Arceniega que había seguido la suerte de Ayala, sostuvo ade­
más otros pleitos particulares con sus señores. Nacieron éstos
apenas D. Atanasia quiso establecer sus alcaldes mayores, nombrar
jueces de residencia, conocer los pleitos en primera instancia y
aplicarse las penas de la justicia.
Las reales provisiones y cartas que acerca de estas contiendas
conserva el archivo de la Villa son varias, pero siendo en todas

(1) Los pleitos que los señores de Ayala hubieron de sostener con sus vasallos; ellos
8010s darían materia suficiente para un trabaj o in teresante. En este capítulo sólo quiero dar
a conocer ulgunos documentos del archivo de A rceniega.

(2) D . Atanllsio de Ayala, casado primero con Leonor de Vega, dejó estll mujer y
casÓ con Isabel Rodríguez de Ceballos, de la que tuvo tres hijos y una hija: Pedro, Fernando,
Felipe y Luisa. D. Frllncisco de Fonseca impu gnó la legitimidlld del primogénito. Sin
embargo, el primer matrimonio de D. Atanllsio y Leonor de Vega había sido nulo por
�er parientes en tercer grado y no haber obtenido dispensa.
- � -

idéntico el motivo, s610 copiaré parte de una de ellas, que dé idea


del'origen y motivo de estos pleitos.
De una real provisi6n del año 1 536 . .. . .
. .«A vos Juán
.

Ortiz de Alda-iturriaga, alcalde mayor de D. Atanasio de Ayala


y Rojas, salud . . . . . . que estando pleito pendiente en la nuestra
corte y Chancillería . . . . . . con el dicho D. Atanasio de Ayala,
sobre la jurisdici6n que el dicho don Atanasio pretende tener de
poner alcaldes mayores en la dicha villa, e sobre otras cosas e
razones. . . . . . . que agora nuevamente el concejo, justicia e
regimiento de la dicha villa enviaron a Sancho GarcÍa de San
Pelayo, Regidor e procurador síndico de la dicha villa e a Lope de
la dicha villa, como escribano, para que fuesen a hacer dichos autos
e diligencias tocantes a la dicha villa, e que vos, el dicho alcalde
mayor, por non les guardar, nín hacer (lo) que erades obligados,
arceniega.blogspot.com

les prendisteis, e para ello tomasteis color, deziendo que os diesen


cuenta e raz6n de todas las conden�ciones, que había fecho el
dicho alcalde ordinario, ques e ha sido en la dicha villa , aplicadas
a nuestra cámara e fisco, deziendo que pertenecían al dicho
don Atanasio, no lo pudiendo hazer por no tener jurisdici6n para
ello y estando así mesmo sobre ello pleito pendiente en la dicha
audiencia:\}.
Notificada esta provisión real al alcalde mayor de Ayala,
<después de así obedecida con todo debido acatamiento, dixo que
la dicha provisi6n era ganada con falsa relaci6n e callada la ver­
dad, porque el dicho don Atanasio de Ayala e sus antepasados .
siempre, cada uno de ellos a su tiempo , habían sido y eran seño­
res de la dicha villa de Arzeniega, e tenía poder de dar alcalde
mayor a la dicha villa, e su señor, llevando las penas aplicadas a
la cámara:..
Las discusiones y pleitos por motivos como éste eran conti­
nuos, sin que el asunto, que daba origen a ellos acabara de defi­
nirse, pues si alguna vez se dictaba sentencia (el año 1 5 46 se
impuso perpetuo silencio a la Villa) volvía n de nuevo a renacer
a la primera ocasi6n.
El año de 1613 epor ser largo y costoso el pleito y su fin
incierto y dudoso,> , D.a Marina de Uiloa, condesa de Ayala y la
- !3 -

Villa se aVInIeron a una transacción , cuya escritura se extendió


en la villa de Coca, el día 1) de octubre.
Quejábase, en aquel entonces la condesa de Ayala, de que los
alcaldes ordinarios se intitulasen «por el rey nuestro señor, e así
mismo los escribanos» porque «siendo la dicha villa suya por mer­
ced de su Maj . los dichos alcaldes no se habían de intitular del
rey nuestro Señor».
Lo más substancial de esta concordia, pues copiarla í ntegra
sería demasiada prolijidad , es lo siguiente:
En la villa de Coca, a 13 días del mes de octubre de 1 6 13 • • . . .

de una parte la señora n.a Marina de Ulloa, condesa de Ayala,


viuda , mujer que fué del señor D . Atanasio Francisco de Fonseca
y Ayala, como tutora de la persona y bienes del señor Fernando
de FOl1seca, Toledo y Ayala, hijo de su señoría y del señor conde
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su marido, señor de las villas de Coca, Alaejos, Villoria, Don Cos,


Arceniega, Castrejón y Valdefuentes, y de los valles de Llodio ,
Orozco, Urcabustaiz y Arrastaria . . . . . . . . y de la otra, Domingo
de Allende-Salazar, patrón del convento de monjas de Nuestrá
Señora de los Remedios, en la villa de Arceniega , procurador de
ella , en nombre de concejo, justicia, regimiento, escuderos, hijos­
dalgo y demás vecinos y moradores, en virtud del poder que para
e llo le fué dado . . . . . . . . dijeron, que la razón de la residencia ,
que por mandado de la dicha condesa había tomado en la dicha
villa el licenciado don Andrés de Casurdín, gobernador del con­
dado de Ayala , el año 1 607, se había seguido pleito, que está
pendiente . . . . . . . . . . y para poner fin al dicho pleito, convi-
nieron en los capítulos de concordia siguientes:
1 .° Que los oficios de concejo se queden como estaban,
cuando se tomó la residencia, y como ahora están.
2 .° Que los alcaldes ordinarios tan solamente se hayan de
intitular y nom brar y los escribanos se intitulen y nombren,
alcaldes y escribanos ordinarios de la villa, sin poner otro título.
3 . ° Que los alcaldes de junta y montaneros y guardas se haga
de residencia, como los demás oficiales, y esta residencia se haga
con mucha moderación .
4. ° Que los j ueces de residencia no la tomen a los que tuvie-
- 54 -

ren vinos y ruedas, pero que puedan visitar y visiten los dichos
vinos y ruedas, en tiempo de la dicha residencia y no más.
5.° Iten que los mesoneros y panaderos, carniceros y texedo­
res vesite el juez de residencia, castigándolos si hallare en ellos
culpa .
6.° Que los jueces de residencia no hagan posturas de los
bastimentos, sino que las dejen hacer a los justicias de la villa .
°
7. Iten que, estando el gobernador y alcalde mayor ausente
de la villa, no conozca en primera instancia de los negocios de
ella, aunque sea a pedimento de parte, ni se saquen en la dicha
primera instancia los presos de ella, salvo en los casos que, con­
forme a derecho, las j usticias ordinarias del valle de Ayala puedan
conocer en primera instancia contra los que son de diferente juris­
dición, como son conociendo por razón de contrato o delito hecho
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y cometido en la jurisdición de Ayala , o po r razón de alguna cosa


sita en la jurisdición de Ayala, o por, comisión particular de su
maj o o por otras cosas semejantes, en que los que son de diferente
jurisdición surten el fuero del valle de Ayala ; y si el dicho alcalde
mayor conociere en 'Primera instancia, estan<,io en la dicha villa,
acabe la causa o por su persona o por la de su teniente, o la remita
al alcalde ordinario, sin sacar los vecinos de la dicha villa de su
jurisdición . . . . . . .
.

9.° Que no envíe escribanos ni alguaciles el dicho alcalde


mayor de Ayala a la dicha villa, a que ejecuten sus mandamien­
tos, pues hay en ella ministros, que 10 hagan, no siendo en razón
de mucha consideración . . . . . . . . A sí lo concertaron y juraron
guardar Diego Allende-Salazar y la señora condesa. Otrosí el
dicho señor conde, por ser menor de veinticinco años, aunque
mayor de catorce, para más firmeza de esta escritura, juró por
Dios nuestro Señor y a una señal de cruz asi como esta + de que,
agora y para siempre jamás, habrá por buena firme y valedera esta
escritura y capitulaciones della y no irá contra ella en tiempo
jamás:..
Aprobó y confirmó esta escritura el concejo de la Villa, reunido
a campana tañida el día 3 de enero de 1 6 1 9 . Dió escritura pública
de ella el 1 7 del mismo mes Diego Ortiz de Allende Salazar,
escribano. Y la confirmó el año 1 620 D. Fernando de Fonseca, que,
por real carta de 1 5 de agosto, recibió facultad de gobernar y
administrar sus bienes, teniendo veintiún años de edad.

xv

ARCENIEGA y EL MONASTERIO DE S. JUAN DE QUEJANA

Este monasterio de religiosas de Santo Domingo de S . Juan de


Quejana, por su antigüedad y por su historia famoso, se halla
situado casi al pie de la Peña Salvada, en lugar apartado solitario
y umbrío de la noble tierra ayalesa, donde los condes de Ayala
tuvieron su fortaleza y su mansión.
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Dudar puliera quien por primera vez lo visita, si lo que con­


tem pla es lugar de retiro y de oración o más bien abandonada
morada de caballero poderoso de la Edad Media ; pues en él se
reunen, en heterogéneo conjunto, un torreón de la antigua forta­
leza o palacio de los antiguos condes, con sus ventanas en ojiva y
toda la severidad del siglo XIV; el tem plo gótico, con ábside pen­
tagonal; un edificio más moderno, sobre arcos de medio punto y
con ventanas adinteladas, que une la iglesia con el torreón; y el
convento de const rucción vulgar, coronado de sencilla espadaña;
alzándose todo sobre rest <?s ruinosos de la defensa exterior, cuyos
macizos cubos carcome la yedra y desmorona la acción del tiempo
y del descuido. Corre a sus pies un pequeño río, que desciende de
la Peña, sobre el cual se tiende un puente, hoy en ruina, recuerdo
del que en otro tiem po, levadizo, defendió aquel recinto señorial.
Fundó este monasterio D. Fernán Pérez de Ayala, padre del
Canciller. Fué este D .. Fernán Pé rez «caballero de alta guisa, muy
prudente y sabio, de quien el rey D. Alfonso XI hizo gran con­
fianza»; ( 1 ) uno de los ricos homes que asistieron en Arriaga, cuando
Alava puso en manos de los reyes de Castilla su señorío y la de­
fensa de su libertad; por su valer muy distinguido en la estimación

( 1 ) Autor antigno citado por Floranes en la vida del Canciller Mayor de ea.tilla
pá¡iDII 43.
- 56 -

de los reyes de Castilla, Alfonso XI, Ped ro 1 y Enrique 11; y


quien compró a D." Leonor de Guzmán los señoríos de Orozco y
de Llodio, uniéndolos al suyo de Ayala, como e n tiempos más
antigüos habían también estado.
Estuvo casado con D.a Elvira de Ceballos, que murió el año
1 372, cuando ambos esposos «tenían entre manos el insigne em­
peño de la fundación del convento de Quexana» ( 1 ) ; y a la avan­
zada edad de setenta años, tomó el hábito de religioso d e Santo
Domingo en el convento de Vitoria; muriendo el año de 1335 y
siendo enterrado en Quejana, en el sepulcro que él, en vida,
había hecho labrar.
D. Pedro López de Ayala, el Canciller, fundó e n este convento ·
la capilla de St.a María del Cabello, así dicha porque, dícese, que
la preciosa imagen, qu e en ella se veneraba y que aún conservan
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como rico tesoro las religiosas, tiene en la coronilla de la cabeza


u n cabello auténtico de la Santísima Virgen María.
Esta capilla de St.8 María del Cabello fué lugar muy venerado
y de gran predilección en el cariño de los condes de Ayala; y las
mandas que, en el cu rso de los tiempos, en su favor se hicieron,
fueron muchas y muy preciosas. Entre éstas se cuenta la ren ta de
mil maravedís de pedido, que, sobre la villa de Arceniega, le
concedió el Rey Enrique 111, por un albalá de 23 de septiembre
de 1396 y carta de confirmación de 3 de mayo de 1399, gracia que
fué confirmada asimismo por Juan 11.
Dice así la real carta, seglÍn un traslado autorizado del año
1 497, que exist.e en el archivo de Arceniega:
"Sepan cuantos este privillegio vieren, como yo D. Juan, por
la gracia de Dios, rey de Casti lla, de león, de toledo, etc. , vi un
privillegio del rey don enrique, mi padre e mi señor, que dios dé
santo paraiso, escripto en pergamino de cuero, sellado con su
sello de plomo pendiente con filos de seda, fecho en esta guisa.
En el nombre de Dios padre e fijo e spiritu santo que son tres
personas e un sol o Dios verdadero, que vive e regna por siem pre
jamás, e de la bienaventurada virgen gloriosa, santa María, su

(J) Florallcs: lorar citado.


- 57 -

madre a quien yo tengo por señora e por abogada en todos los


mis fechos, e a honra e gloria de todos los santos e santas de la
corte celestial, porque natural cosa es que todas las cosas que Dios
nuestro señor en este mundo fizo, cuanto a la vida de este mundo,
cada cosa a su tiempo. e no fuera otra cosa que fin no haya sino
Dios, que nunca ovo comienzo nin habrá fin, e a semejanza de sí
fizo e ordenó los ángeles e toda la corte celestial, e como quier que
quiso que oviesen comienzo quiso que non oviesen fin, antes que
durasen por siem pre jamás, e así como el es duradero e sin fin,
así quiso que su regno durase por siempre jamás, por lo qual todo
ome que de buena ventura es, se debe apercibir para ir al regno
celestial por siem pre duradero, donde a de rescibir galardón sin
grado e sin medida, por ende yo conosciendo e considerando esto,
e teniendo esperanza e firme fe de alIarme en aquella vida perdu­
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rable, fasciendo en este mundo limosna e buenas obraso-e este


bien fecho es guiador de la su anima ante Dioso - por ende todos
los reyes se deben remembrar de aquel regno donde an de yr e de
regnar de los regnos que Dios en este mundo les encomendó, e
cuyo lugar tienen, e por quien regnan, por lo cual (los reyes)
ante todas las cosas los reyes son tenidos é les es dado de hacer
las dichas limosnas e mercedes e buenas obras, e por que no cayan
en olvido las mandaron los reyes poner en escripto, confirmán­
dolo ende por sus privilegios, porque los otros que regnasen des­
pués dellos fuesen tenidos de guardar aquello e de gelo levar
adelante. E por ende yo acatando e considerando todo esto,
quiero que sepan por este mi privillegio todos los omes que agora
son e seran de aquí adelante, como yo don enrique por la gracia
de Dios rey de Castilla, de León o o . . regnando a uno con la
o o

reina doña catelina, mi muger, e col infante don fernando, mi


hermano, e n los regnos de castilla e de león, v i un mi alvalá
firmado de mi nombre, fecho en esta guisa: yo el rey por facer
bien e merced a vos las dueñas e monjas del monasterio de sant
juan de quexana, do está la imagen de los cabellos de santa maría,
porque rogueis a Dios por mi vida e salud, dovos mil maravedís
de pedido que yo he, en cada año, en arseniega, logar de pero
lopez de ayala , los cuales mil maravedís vos doy e fago merced
- 58 -

delIos por siempre jamás, por juro de heredad para en limosna de


dicho monasterio, e por esta mi alvaJá mando al mi chanciller e .
notarios e contadores que vos den privillegio, e otrosí mando a
los mis contadores que saquen de mis libros los dichos mil mara­
vedis, e no fagan ende al, sopena de la mi merced, fecha a vein­
titres días de septiembre, año del nascimiento de nuestro Salvador
Jesucrispto de m il e trescientos e noventa e seis años. yo pero
alfonso lo fise escribir, por mandado de mi señor el rey.-yo el rey.
-e agora las dichas monjas de dicho monasterio de sant juan de
quexana pediéronme por merced, que las confirmase el dicho mi
al valá e la merced en él contenida, e les mandase dar mi carta de
privillegio, para que les fuese guardada la dich9 merced e limosna
que les yo fago, e por que les rec udais e fagais recudir el dicho
concejo de dicho logar de arseniega con los dichos mil maravedís
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del dicho pedido, en los plazos que ansí los an acudido, el año
próximo que viene de mil e cuatrocientos años, e dende en ade­
lante cada año por siem pre jamás, sin les más otorga r merced de
libramiento, ni de los mis contadores mayores de cada año
sobre ello, e yo el sobredicho rey don enrique, por facer bien
e merced e limosna a las dichas monjas de dicho monasterio, porque
sean tenidas de rogar a Dios por las ánimas de los reyes dende yo
vengo e por la mi vida e salud, ténolo por bien, e confírmoles el
dicho mi alvalá e la merced en él contenida , e por este mi privi­
llegio e por el traslado dél signado de escribano público, mando
al concejo e omes buenos del dicho logar de arseniega, que recu­
dan e fagan recudir a las dichas monjas del dicho monasterio en
los dichos maravedís del dicho pedido, como a acostumbrado e
fecho e n los plazos e en la manera que ansí los han dado, el dicho
año primero que biene de mil e cuatrocientos años, e dende en
adelante por juro de heredad por siempre jamás. . . . . . . . . . .
dado en la ciudad de segovia a tres días del mes de mayo, año
del nascimiento de nuestro savador jeshuxto de mil trescientos e
noventa e nueve:. (sigue la confirmación por el rey D. Juan Il).
Por un protocolo de litigio, que el archivo de Arceniega con­
serva, consta además, que por instrumento de 28 de diciembre de
1 4 1 4 , Pedro López de Ayala, hijo de Fernán Pérez de Ayala (1),
corregidor e merino mayor del rey en Guipuzcoa , «traspasó, donó
y ren unció los ochocientos maravedís de moneda vieja, como
dicho su padre lo había hecho, en favor de la Priora y Dueñas
del convento del monasterio de S. Juan de Quejana, las que en­
tonces eran y en adelante fueren, por juro de heredad por siempre
jamás, cuya cantidad le correspondía a dho su padre de Arce­
niega, en la martiniega y yantar de dicho lugar».
Por el mismo protocolo consta también, que la villa de Arce­
niega pagaba anualmente a las religiosas de Quejana treinta
fanegas de trigo. Procedía esta renta de unas ruedas o molino, que
el monasterio poseyó en jurisdicción de la villa .
Entre los cuantiosos bienes y rentas que el ilustre magnate
alavés, Fernán Pérez d e Ayala, donó al monasterio de Quejana
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por él fundado, figuran las ruedas de Arceniega y de Salmantón


y de Ibarzabal: «Otrosí saqué del mayorazgo cuando lo fiz esto
que aquí dirá: primeramente el pie de altar de quexana de todo lo
que viniere, otrosí la rueda que es cabo arceniega con toda su
heredad, que�son aquellos dos fornos que están cerca della; otrosí
la rueda de Sal mantón, Otrosí el solar de la rueda Ybarzabal».
Como el año 1 4.32 la vil1 a de Arceniega intentase contruir unas
ruedas nuevas, suseras a las del monasterio, suscitóse debate y pleito
entre las religiosas y la Villa. Las partes sometieron la causa ,
después de porfiada contienda , a la sentencia arbitral de D .- María
Sarmiento, mujer de D. Fernán Pérez de Ayala, corregidor mayor
de Guipuzcoa, y por esta sentencia cedió el monasterio a la vil1a
de Arceniega la posesión de las referidas ruedas de su propiedad ,
por la renta anual perpetua de treinta fanegas de trigo.
«Yo, dice la sentencia arbitral, D.a María Sarmiento, mujer de
Fernán Pérez de Ayala , Corregidor mayor del Rey e n Guipuzcoa
y uno de los de su consejo, árbitra arbitradora y avenidora e
higualadora que so por bien d e paz e de concordia en un rleito e
debate e contienda ques y esperaba ser entre la Priora y Monjas
de San Joan de Quexana . . . . . . . y entre el concejo e vecinos y

(1) Este Fernán Péree era hijo de Pedro L6pes el Cllnclller.


- 60 -

moradores de la villa de Arzeniega . . . . . . . . . . . . . Otrosí, visto


todo lo que lo que las dichas partes quisieron decir y razonar y
alegaron en guarda de sus derechos, tasta que concluyeron y me
pidieron sentencia y declaración, y sobre todo, habido mi acuerdo
con personas buenas y letradas y Dios ante mis ojos, fallo y man­
do, que las dichas ruedas, que son de la dicha Priora y monjas,
que las tenga por renta por siempre jamás, de aquí adelante, de
cada año, el dicho concejo y vecinos y moradores de Arzeniega,
que son agora y serán de aquí adelante tasta la fin del mundo, y
queden y paguen de cada año, por renta de las dichas ruedas, a
. las dichas Priora y monjas, que agora son y serán de aquí ade­
lante en el dicho monasterio de Sant Joan de Quexana . . . . . de
cada año treinta fanegas de trigo, bueno y limpio y rico y de dar
y tomar, por renta de las dichas ruedas en cada año, para siempre
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jamás, quietamente, sin costas de ruedas ni de otra cosa alguna; e


si por aventura cualquier edificio que naciere o viniere �n las
dichas ruedas, o se cayere o quebrantare o se quemare o otra cosa
cualquiera, costa de calce o e n otra manera, que el dicho concejo
y vecinos de Arzeniega lo fagan y reparen de su costa . . . . . . .
y que estas treinta fanegas de trigo, de cada año, para siem pre
jamás, que las den y paguen franca y lib remente con la medida
usada y acostumbrada agora en el dicho lugar de Arzeniega, y
que este dicho trigo que ge lo den y paguen dentro de cada uno de
seis en seis meses, y que comiencen el año primero día del mes de
enero siguiente, que viene del señor de mil e quatrocientos y
treinta y tres años, so la pena mayor del dicho compromiso; y
otro sí, que las dichas ruedas tenga el dicho concejo y vecinos de
Arzeniega para siempre jamás con su calce y entradas y salidas,
que a la dicha rueda pertenecen, con el huerto pequeño, que
tiene la dicha rueda para provisión del rodero , e la mimbrera que
finque para la dicha priora y monjas; y mando al dicho concejo y
hombres buenos de Arzeniega fagan las dichas sus ruedas y se
aprovechen de ellas sin embargo alguno dé las dichas priora y
monjas y que les non tagan embargo ni contrariedad alguna en
la dichas sus ruedas de aquí adelante en tiempo alguno».
- 61 -

X VI

LA TORRj!: DE AYALA

En el lugar donde hoy se yergue la casa torre, rozando con la


muralla de la Villa, pero fuera de ella, alzaba sus almenas en otro
tiempo, hasta fines del siglo XVI , la torre de Ayala.
A su lado se destacaba del muro una horca, patíbulo o picota,
que con los t res nombres 10 designan los papeles antiguos, donde
se ajusticiaba; y delante de ella, en el camino, pues no llegaba a
formarse plaza, se celebraba el mercado todos los miércoles
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del año.
Cuál fuese la torre de Ayala nos lo dice un viejo papel, que en
el archivo existe, correspondiente a los años 1 503 a 1 506, aunque
no lleva fecha, y que debe ser copia o borrador del original, que
el archivo ha perdido. Por este tiem po la villa de Arceniega enta­
blaba pleito con los señores de Ayala, negándoles el señorío; y al
mismo tiempo pedía a la autoridad real, que hiciese derruir la
torre, que D. Pedro de Ayala había reconstruído. El Consejo real
pidió la información del corregidor de Vizcaya, y esta información
fué la siguiente:
«Muy altos e muy poderosos Reyes e Príncipes e Señores :
Por mandado de V. A . yo vine a ver la torre e edificio, que el
Conde de Salvatierra tiene hecho e n la Villa de Arzeniega
e V. A . me mandó que yo viese, si el dicho conde había resci­
bido agravio en la primera información, e ansí mismo viese la
dicha torre, e dixiere mi parecer cerca del dicho edificio, el qual
yo vi, e vista la información primera e la probanza, que por parte
del dicho conde se fizo ante mí, e así mismo la que la dicha villa
fizo, e visto el tenor de las dichas probanzas, de la una parte e de
la otra, la dicha torre, que el dicho conde tiene hecha en la dicha
villa, es más fuerte e más para defender agora que no antes, ma­
yormente para tiros de pólvora, e vista la proba nza del dicho
- 82 -

conde, antiguamente la dicha torre era bien recia, así de cal e canto
como la madera, para ofender desde ella, porque cabía mucha más
gente en ella que no agora, e tenía más texas para pirámides para
defender del pie de la dicha torre, e encima su cha pitel donde
podían caber seis o siete hombres con sus ballestas o espingardas
para tirar; y en lo que era para lanza o escudo y ballestas, porque
en el maderamiento de la dicha torre tenía sus ventanas para tirar,
e que no tenía troneras. E prueba la dicha villa , que la dicha torre
está en gran daño e perjuicio de ella e de los caminantes e tierras
comarcanas. Pruébase por parte del dicho conde, que para hacer
daño a la villa e sus comarca nos e quitar reparo puesto por la
dicha villa, que no tiene necesidad de la dicha torre, e que así lo
podía hacer de principio, si no lo dejase por temor de Dios e
de V. A., e así mismo prueba otras muchas cosas. Yo de mi
oficio llamé seis canteros maestros de cantería e vieron la dicha
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torre todos conformes, e dijeron su parecer así de] altor de la dicha


torre como del anchor, que tenía la pared de la dicha torre e de lo
que nuevamente había arrematado sobre lo antiguo, e así los que
yo de mi oficio tomé, como los que primeramente estaban toma­
dos, todos conforman en la verdad, e si el dicho conde algún agra­
bio recibió sólamente fué en tres palabras de la primera informa­
ción, en decir su fuerte, porque acá en la tierra se llaman torres
las semejantes, e hay otras muchas al derredor, e todas se dicen
torres, e ésta es una torre hecha � la manera que a V. A. constará
por lo que dicen los canteros que yo de mi oficio tomé, que ésta
es una torre bien fuerte según que est á edificada e a m i parecer,
algo escandalosa contra la villa, que a parecer de los que la ven
parece que se escandalizan e pone temor, como que si era que
dentro con los aposentamentos, que en ella hace el dicho conde,
no puede caber mucha gente en ella para e n tiempo de guerra ,
salvo un aposentamento séguro para el dicho conde, e para que la
dicha torre pueda estar en la dicha villa , sin perjuicio de ella e de
los vecinos de ella e comarcas, según el parecer de los dichos can­
teros e otros muchos canteros con que hube mi acuerdo, que se le
quiten las troneras, saeteras e arquetas e almenas totalmente, que
de tronera e saetera no queda forma ni metad alguna, salvo que
- e3 -

toda la pared sea rasa, así dentro como de fuera, todo cerrado
rasamente de mam postería, como lo otro está, que no quede tro­
nera ninguna, ni se pueda hacer en tiempo alguno tronera ni sae­
tera en la dicha torre. E la dicha torre está algo fuera de la dicha
villa, a pie de ella está un camino, donde se hace el mercado, e
allí esta la plaza de la dicha villa, toda fuera casi de la dicha villa,
e no se puede decir plaza, por no estar entre las casas de la dicha
villa, salvo mercado. E la dicha villa es lugar abierto e pequeño
e de casas muy flacas . Sancho de la Puente» ( 1 ) .
El año 1 593, Diego Ortiz de Molinillo Velasco, que fué alcalde
mayor de la Villa y alcaide de la fortaleza, comenzó la construc­
ción de la torre nueva.

X VI I
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ARCENIEGA EN EL SIGLO XVI

Si hemos de creer al papel antiguo copiado en el capítulo


anterior, Arceniega, por los años de 1 503, era lugar abierto y de
casas muy flacas .
Lo de ser lugar abierto no se aviene con lo que hemos leido
del libro de las Bienandanzas en el capítulo VIII, que Fernández de
Velasco fué contra ella con mil quinientos hombres y ciento de
caballo, pues la preparación de tanta tropa muestra bien a las
claras, que se trataba de una plaza bien fortificada.
El año de 1 596 nos certifica otro papel del archivo, que estaba
cercada de murallas. El circuito de la puebla murada comprendía
la puebla de la Villa por entero, quedando fuera del cir� uito
murado, rozando con él, la casa-torre; y dícenos el P. Henao, por
lo que en su tiempo vió, «que algo que de muralla con sus puer­
tas en su tiempo se conservaba daba muestras que la tuvo muy
fuerte:..
El cultivo del trigo y de la vid, la cría y engorde de cerdos en

(1) Escribano.
- 64 -

los encinares de la sierra eran, con el mercado, la fuente de vida


de sus habitantes.
El gobierno y administración de la Villa eran ejercidos por el
concejo o junta universal de todos los vecinos, que habían de ser,
conforme al fuero de Vizcaya, hijosdalgo notorio.
Se reunían los hijosdalgo en la solana de la iglesia de Santa
María, a campana tañida; y allí reunidos, deliberaban sobre lo
que al buen gobierno de la Villa convenía. Elegían una vez al
año, el día de S. Pedro. ( 1 ) un alcalde OI dinario, que administraba
justicia en primera instancia, un procurador síndico y varios regi­
dores, que ayudaban al alcalde en sus funciones y velaban por el
cumplimiento de las leyes, costumbres y ordenanzas.
Poseía el común de la Villa, para utilidad de todos los vecinos,
dos hornos, el horno de arriba y el horno de abajo, dos ruedas o
molinos, la rueda de arriba y la rueda de abajo; y estos hornos y
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estas ruedas, junto con el peso público, "la carnicería, la pescadería


y tres tabernas, todo 10 cual se arrendaba periódicamente, consti­
tuían las rentas de la Villa.
Como nota curiosa, en particular en lo que toca al peso de los
zurrones de harina, copiaremos las condiciones de arriendo que
se impusieron por el concejo de la Villa el año d e 1 5 29.
«Primeramente, aquel que tomare la carnicería sea tenido de
bastecer de buena carne de vaca e carnero, e que haya de dar la
libra de vaca a quatro maravedís, y la libra de carnero a siete
maravedís, e que no pese la cabeza de vaca e carnero ni higado, e
que haya de dar los menudos de carnero a cuatro maravedís.
Iten, quel que tomare la pescadería sea obligado de bastecer de
pescado e sardinas e aceite y candelas a los precios que valiera en
la ciudad de Orduña.
Iten, quel que tomare los pesos que lieve del pesar, que pe­
sare, de diez libras arriba, por cada un peso que hiciere, un
m aravedí, e de diez libras abajo una blanca, e así mismo, que
sea obligado de pesar el trigo e harina que se moliere en las
ruedas de la dicha villa , sin levar por los pesos que pesare dere-

( 1 ) Más tnrdc .,11 el mes de enero.


- 65 -

chos ningunos, e que sea obligado de decir a los roderos de la


dicha villa, que tengan en casa del tal pesador harina, pa quel
mismo pesador pueda añadir 10 que faltare en el peso de lo que
levare en trigo a la rueda, so pena que si el tal pesador no 10
dixiere a los roderos, que tal pesador pague por cada una vez,
que estoviere sin harin�, doscientas maravedís, y que la mitad
sea para reparos del dicho concejo y la otra mitad pa el acusador;
e otrosí, que si el tal pesador 10 dixiere a los roderos, que traigan
y tengan en su casa harina, y no la traxiere, que los tales roderos
tengan de pena, por una vez, doscientos maravedís.
Iten, quel que toviere la panadería, que bastezca de pan, e que
sea obligado de acoger a la dicha panadería todos los que quisie­
ren entrar en la dicha panadería, a amasaD .
Entre las fiestas que con más regocijo atestiguan los papeles
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viejos haberse celebrado anualmente en Arceniega hay que men­


cionar la de la Cru� de mayo, día en que el alcalde regidores, y
pueblo salían de la Villa acompañando a los clérigos; y se bende­
cían los cam pos y se colocaban cruces benditas en los páramos ,
apareciendo siempre en la data de las cuentas del concejo lo que
se gastaba en la refección de este día .
Para la buena gobernación de la cosa pública tenía el concejo
de la Villa sus ordenanzas escritas. Las primeras ordenanzas de
Arceniega se escribieron el año 1 494 y se han perdido; pérdida
muy sensible pues que, por ser de tal fecha, habían de contener
noticias muy interesantes acerca de la vida social de la antiguedad.
El año de 1 6 1 5 , porque la ordenanza antigua había en muchas
cosas caido en desuso, se hizo otra nueva. Esta consta de ciento
veinticinco capítulos y algunos decretos del concejo que en tiem­
pos posteriores se le añadieron; y por cuanto copiarla por entero
sería demasiada prolijidad voy a dar un resumen de ella, tomando
sus mismas palabras, con supresión de las innecesarias.
«En la solana detrás de la Iglesia parroquial de Santa María
de la villa de Arciniega a cÍoce días días del mes de Julio de mil
sescientos y quince . . . . . estando en dicho sitio en Concejo abierto
el concejo, justicia, regimiento, escuderos, hijosdalgo y vecinos
de esta villa , a lo menos la mayor y la más sana parte de ellos
5
- 66 -

• • • . su merced del dicho señor alcalde puso e n plática, de que


.

la ordenanza que la dicha villa tiene era necesario revisarla e


sacarla en limpio, así por estar cancelada y rota e n partes, como
por la novedad que hay en las cosas presentes. . . . . y habiendo
sido oído por el dicho concejo y escuderos, hijosdalgos y vecinos
. . . . . dijeron que se hiciese 10 que había propuesto su merced
del dicho señor alcalde, pues así convenía al bien de esta dicha
villa y su república y para que lo susodicho tuviese efecto, nom­
braron a su m erced del dicho senor alcalde y regidores y a Pedro
de Retes y Diego Ortiz de Allende y Juan de Allende Salazar y
a mi el presente escribano, que para ello les daban poder y facul­
tad, según podían y habían lugar en derecho . . . . .
En la villa de Arceniega a veinte y cinco días del mes de Julio
de dicho año de mil y sescientos y quince, en eum plimiento de lo
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acordado, los dichos señores Diego de Allende-Salazar alcalde


ordinario . . . . . etc. teniendo presente la ordenanza antigua, e
mirando cada capítulo de ella de por si, sacaron y añadieron los
capítulos que aquí adelante van insertos.
En el nombre de la Santísima Trinidad y de la gloriosa Virgen,
Nuestra Señora de la encina y del Apóstol Santiago y Señor San
Pedro y Señor San Sebastián, a quien tenemos por abogados,
ordenamos e instituimos con celo y temerosos de e n nada exceder
del servicio de Nuestro Señor Jesucristo, los capítulos siguientes:
Cap. 1 . . . Primeramente ordenaron e mandaron que todos
. .

los vecinos de esta villa con gran cuidado y diligencia cumplan y


guarden los estatutos e libertades que esta dicha villa tiene y 10
mismo los mandamientos de la justicia y ministros de ella, pues
e n hacerlo así cumplen con la oblignción que tienen de ser buenos
y leales repúblicos y con su nobleza .
Cap . II . . Iten ordenaron e mandaron que las prendas
• . .

que fueren sacadas por alguno de los oficiales de justicia, si n o


las quitare a l dueño dentro del tiempo que le durase e l oficio de
quien se la mandó, la haya perdida.
Cap. III . que si dentro de nueve días de como salieran
• . . .

del oficio los fieles de esta villa, no les pidieren el daño que hubie­
ren hecho, que pasados no se 10 puedan pedir y serán libres.
- 61 -

Cap. IV • . . • . que cualquiera persona que defendiere la pren­


da al merino o fiel, cuando se la fuere a sacar . • . pague de pena
100 mrses y nueve días en la cadena, además de ser castigado por
remiso.
Cap. V . . • . . que cualquiera que defendiere o quitare el ga­
nado al fiel o a otra persona que lo haga por mandado del alcalde
pague pena 1 00 marso
Cap. VI. . . . . que cada 'un vecino haga huerto suficiente de
las verduras necesarias y le tenga hecho para el día S. Miguel.
Cap. VII . . . • • que cualquiera que tomare de huerto verdu­
ras ni frutos ni otros hiervas, sin consentimiento de su dueño,
page en pena 100 mrs.
Cap. IX . . . • . que cada e cuando los regidores en nombre del
dicho concejo hicieran andar vez de todo género de ganado,
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hayan de echar y echen sus ganados a la tal vez.


Cap. X. . . . . que el que tuviere la vez de cualquier ganado
. . . lo traiga y guarde con pastor.
Cap. XI. . . . • que el que tuviese la vez de cualquier ganado,
llame por ello a la hora de salir el sol y 10 lleve y guarde en pasto
suficiente, sin lo tener arrimado, y no lo traiga hasta puesto el sol.
Cap. XII• . . . . que cualquiera que tuviere la vez de ganados
diferentes no los pueda traer j untos y con un pastor entre here­
dades.
Cap. XIII. . • • . que si cualquier ganado entrare en daño y
estando dentro fuese el fiel u otra persona por mandado de la
justicia a lo traer y antes que llegue lo hubiese sacado el dueño
o el vecero, que no pague más que la mitad de la pena.
Cap. XIV. . . . . que de noche no dejen suelto ningún género
de ganado en el término coteado, que es de la fuente de Maguren
y Escarza hasta Zaballa y hasta Santa María de la Encina, y por
sobre Jos parrales de Santa Eufemia a la Serna de S. Jorge y la
rueda de Uginiga y al paso Trambas-aguas, hasta Lastora , y de
alli hasta la Fuente vieja, y el agua abajo hasta la Puente.
Cap. XV . . . . . que ninguno sea osado de dejar atado en el
dicho término coteado de noche ningún género de ganado, excepto
en los caminos.
- 68 -

Cap. XVI. . . . . que si fuera del término de esta villa dejaren


algunos ganados atados y parecieren sueltos en daño y el tal
dueño hiciere juramento que 10 dejó atado, pague la pena de diez
mrs . . más el daño .
• . .

Cap. XVII . . . . . que el ganado forastero que viniere a nues­


tro término a donde haga daño, desde primero de marzo hasta
ser segado y acarreado el pan y vendimiado la uva, pague de pena
diez mrs. más el daño . . •

Cap . XVIII. . . que en el término de esta villa ninguno de


. .

fuera de él no ate ni apaciente en sus páramos ningún género de


ganados. . . . . . . y esto mismo se entienda de los vecinos de ella
antes de ser segado y acarreado, y cogidas las espigas y vendi­
miado el páramo.
Cap. XIX. . que cualquiera buey que entrare en huerto
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. . .

que estuviese cerrado suficientemente pague cincuenta mrs . . . . .


y si el tal buey tuviese costumbre de saltar seto que lo traiga • . .

de día con pastor y de noche a casa y no lo haciendo le saquen de


la villa y su término.
Cap. XX . . . que cualquiera que tomase uvas de parral
. .

ageno de día pague cien mrs., y de noche doscie ntos y nueve días
.

de cárcel y el daño.
Cap. XXI. . . . , que cualquiera que tomase de cinco o seis
manzanas adelante de manzano aj eno, pague de pena cincuenta
mrs.
Cap. XXII. . . quien apedrease O garrotare nocedo ajeno,
.

como sea en heredad pague cincuenta mars . . . . . e si derribare


las nueces de abajo o arriba con vara, cien mrs y el daño . . . . . y si
tomare en manga o talega de un cuartillo de nueces arriba . . . cien
mrs. y nueve días de caree!.
Cap. XXIII que quien entrare en heredad ajena a coger
. . . . .

espigas, antes de ser acarreado el pan, pague cincuenta mrs . . • .

y tres días de prisión.


Cap. XXIV . . . que los obligados de pan vino o carne o
. .

pescado sean obligados de dar a cualquiera vecino de esta villa 10


que le pidiere sobre prenda que valga la tercia parte más
. • • • • •
- 69 -

y tener (la prenda) nueve días y si en este tiempo no se lo pagare


la pueda vender en pública audiencia . . . . .
Cap. XXV . . . que cualquiera que encubare vino en esta
. .

villa, cogiéndolo en su término o viñedo, que sea obligado cada


uno en la suerte que le cupiese echada por el concejo y postura
por él hecha, sin poder llevar más y que sea obligado de vender
cantidad de vino al respecto de lo que cogiere, de manera que
venda la tercia parte cada vez cuatro cántaras más o menos.
Cap. XXVI . . . . . que el que hubiere tomado la suerte e n
vender las dichas cuatro cántaras n o pueda vender por menudo
• . . en el ínterin que otro venda.
. .

Cap. XXVII . . . . . que cada y cuando fueren echadas suertes


para vender el vino que todos estén obligados a guardar tal suerte.
Cap. XXVIlI . . . . . que cualquier vecino, aunque no le venga
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la suerte, pueda vender a uno cuatro cántaras en una vez juntas .


Cap. XXIX . • que nadie a una suerte pueda vender dos
, • .

toneles.
Cap. XXX . . . . . que quien hubiere vino y lo vendiere, sin
le venir la suerte . . . . . que pague quinientos mrs.
Cap. XXXI . . . . : que si el que vendiere vino por menudo y
suerte se quejase que otro vende y lo probare, pague de pena
quinientas mrs.
Cap. XXXII .. . que cualquiera que hubiere la suerte d e
. .

vender vino y lo quisiere vender puedan mandar que se lo venda


un fiel o merino . . . . .

Cap. XXXV . . que cualquiera que quisiera vender un tonel


. . .

de vino de la tapa a la vez, o más toneles a forastero, 10 pueda


hacer.
Cap. XXXVI . . . . que ninguno meta vino de fuera en esta
.

villa , fuera de los obligados . . . y que a los vecinos de fuera no


. .

se les dé suerte para vender su vino, ni les dejen llevar la u va ,


hasta que den persona que pague los repartimientos.
Cap. XXXVII . ' que quien tomare las tabernas que se
. . .

arrendaren en esta villa de cualquier género de vinos, que sean


obligados de bastecer por el tiempo que se concertare.
Cap. XXXVIII . que cualquier tabernero . . . . . que tra-
. . . .
- 70 -

jere vino . . y el alcalde o regidores le mandare lo saque, sea


. • .

obligado a lo hacer.
Cap. IXL . . que cualquier vecino que quisiere comprar
. . .

para su provision vino lo pueda hacer .


Cap. XL que ningún obligado tabernero pueda tener en
• . . • .

su casa dos géneros de vinos sean blancos sean tintos y a dos


precios.
Cap. XLII . . que ningún obligado pueda hechar el vino
. . .

en tonel.
Cap. XLIII que el obligado, lo sea primero que compre
• . . . .

el vino o lo entrare en su casa, a llamar a los regidores, para que


se lo pongan y vean la bondad de ello.
Cap. XLIV que el vino que fuere puesto postura a pre­
. • . . .

cio hecho, e pan amasado e carne muerta , no pueda hacer puja


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e n ello ni se pueda vender más de la tal postura.


Cap. XLV . . que ningún vecino pueda acoger vino de
. . .

ningún forano, para vender por cántaras, ni otra manera, sin


licencia del concejo.
Cap. XLVI que el que se obligare a bastecer la panade­
• . . . .

ría lo haga cumplidamente de pan cocido, suficiente, . . . . . y esté


obligado a dar a pesar el tal pan a los regidores cada vez que se
lo pidieren . . . . . y si le hallaren de dos panes, a fin de dar lo mejor
a pesar y guardar lo peor, pague de pena quinientos mrs.
Cap. XLVII. . que ningún vecino pueda acoger en su casa,
. • .

para vender, pan de fuera.


Cap. XLVIII. . . . . que hayan de ganancia los obligados de
panadería d e como les costare diez y seis maravedis, la fanega.
Cap. LIX . . . . que los tales obligados de la panadería . . . . .
.

ni otro cualquiera vecino no pague de hornaje a la hornera más


de lo que le está tasado por peso .
Cap. L . . que ninguno sea osado a vender pan excepto Jos
. • .

tales obligados.
Cap. LI . . . que el obligado. . . . . de la carnecería bastezca
. .

todo el año de carnero y vaca suficiente a su tiempo . . .. Y lo


.

mate los sábados por la mañana y pese a las tardes.


Cap. LII. que el tal obligado lo esté a dar carne al vecino
. • . .
- 11 -

sobre prendas de plata, lino o lana, que valgan la tercia parte de


lo que le diere.
Cap. LIII . . . . que el tal obligado no traiga ningún género
.

de carne de fuera de la villa.


Cap. LIV que ningún vecino venda . . . . . carne salada a
• . • . .

más precio que el obligado y que ninguno venda ningún


. • . . .

género de carne fresca, excepto el obligado.


Cap. LV . . . . que el obligado de la carnecería pueda vender
.

tocino y cecina y ternera, cabrito y cebones y borras. ( 1 ).


Cap. LVI
Cap. LVII. . . . que los regidores esten obligados a contra­
.

pesar la carne.
Cap. LVIII. . . . que si al tal obligado le pidieren jueves a la
.

tarde los tres cuartos de la res esté obligado a la matar y la dar.


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Cap. LIX . . . que el obligado no mate cabra vieja ni cabrón


. .

sin licencia y post':lra de los regidores.


Cap. LX . . . . . que desde el día de San Pedro arriba no mate
carnero sin castrar.
Cap . LXI. . . que en ningún tiempo del año venda el me­
. .

nudo de carnero más de a medio real y los livianos a ocho mara­


vedís y las manos a ·maravedí.
Cap. LXII . . . que el tal obligado no pueda matar cordero
. .

alguno de año sin licencia de los regidores y su postura.


Cap. LXIII . . que las pesas con que pesare las lleve a
. . .

afinar, a lo menos una vez en el año, al alcalde.


Cap. LXI ' . . . que aunque el tal obligado tenga menudo.
. .

sea obligado de dar carne, salvo si fuese jueves a la noche o vis­


pera de vigilia.
Cap. LXV . . . que el que arrendare la pescadería la bastez­
. .

ca de pescado, aceite, sardinas y velas, pudiéndolo hallar en los


puertos.
Cap . LXVI que el tal bastecedor sea obligado, primero
. . . • .

que venda ninguna cosa de provisión, de llamar a los regidores


para que hagan postura.

(1) Corderas aií.le�


- 12 -

Cap. LXVII . . . . . que sea obligado á llevar a atinar las pesas


una vez al año.
Cap. LXVIII . . . . . que el tal sea obligado a dar sobre prendas.
Cap. LXIX. . . . . que nadie venda sardinas, aceite ni velas,
salvo el obligado.
Cap. LXX . . . . . que el tal bastecedor saque el pescado del
agua y lo tenga fuera, y si lo vendiere remojado, 10 dé dos mara­
vedís menos la libra.
Cap. LXXI. . . . . que un rentero pueda arrendar entrambas
las ruedas de esta villa libremente, como sea en provecho de ella .
Cap. LXXII . . . . . que ningún vecino de la villa pueda ir ni
enviar a moler fuera de las ruedas de ella , moliendo ellas razo­
nablemente.
Cap. LXXIII . . . . . que los tales arrendatarios reciban el trigo
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a peso y lo entreguen . . . . . y así mismo hagan todas las labores


necesarias a su costa, excepto. las presas, muelas, cintas o rodetes
nuevos, que esto haya de hacer la villa.
Cap. LXXIV . . . . . qué quien arrentare los hornos de esta
villa se entienda a toda maletria, de suerte que todQs los reparos,
sean por su cuenta.
Cap. LXXV . . . . . que no pueda (un vecino) arrentar ambos,
sino cada uno el suyo.
Cap. LXXVI. . . . . que se cierren todas las aceras de todos los
páramos, así piezas como parrales del término de esta villa. . . . .
como son el páramo de Barteguren, sobre la calzada de Arenaza,
y Saracheguren, Ybarra, El Salcinal, y Callejas, de la Rueda de
_
abajo, La Serna, Artuñiana, S. Jorge, Zaldua, La Hormaza ,
Bitiola, Solazara, cantón del parral de Garai y Arecha . . . . . . .

Cap. LXXVII. . . . . que las dichas aceras, siendo coteadas


antes'del día de S. Andrés por los regidores, sean obligados a las
cerrar.
Cap . LXXVIII . . . . . que las aceras de la serna y las de los
parrales no se pueda llevar más que ocho maravedís y si fuere de
forano se le pueda vender.
Cap. LXXIX . . . . . que nadie sea osado de traer leña de
cerradura suya o ajena, salvo poniendo otra nueva.
- 13 -

Cap. LXXX . . . que cualquier vecino que tuviere obreros


. .

para sus labores no les pueda dar más que a real por cada día de
j ornal y al obrero con su yugada de bueyes a dos reales y medio.
Olp. LXXXI . . . . . que quien hiciere daño con su ganado a
otro vecino que sea obligado a le pagar el daño e no más . . . . .
excepto, que si el tal buey fuere dañador o tapado el cencerro,
que el dueño dél sea tenido a se salvar.
Cap. LXXXII . . . . que quien abriere parral o pieza de otro
.

. . . . . pague cincuenta maravedís y más el daño .


Cap. LXXXIII . . . . que el día que se señalare entero a ven­
.

dimiar, ninguno sea osado por su persona o con obreras salir


fuera de la villa para entrar en parral, hasta tanto que se haga
seña con la cam pana.
Cap. LXXXIV . . . . que ninguno sea osado, ni de día ni de
.
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noche, de pasar de una casa a otra lu mbre, sino fuere en cosa


guardada de no se poder encender ni caerse . . . . . ni vela, so pena
de cincuenta m rs . . . . . ni por las eras, ni por los páramos.
Cap. LXXXV . . . . . que quien tuviere suerte de rueda o de
horno y se fuere, dé lugar que de ellas se hubiere de haber . . . . .
salvo si antes que vaya la vendiere o dejare a sus hijos.
Cap. LXXXVI . . . que cualquier mulatero o mesonero . . .
. .

que metiere vino de fuera de esta villa sea obligado a lo sacar de


ella otro día siguiente, sin vender nada.
Cap. LXXXVII . . . . . que el capítulo de arriba se entienda
cuando hubiere vino de la villa.
Cap. LXXXVIII . . . . . que por su ocupación y escribir las
rentas etc. en el libro del concejo . . . . . el escribano haya sesenta
maravedís e no m ás.
Cap. IXC . . . . . que los oficiales que salieron el día de San
Pedro no se hagan gastos en la colación.
Cap. XC . . . . que cuando el alcalde y regidores fueren con
.

los vecinos a los reparos de algunos caminos, puentes u otras


cosas que convengan . . . . . no se haga colación ni gasto ninguno.
Cap. XCI. . . . que los regiJores hayan de sacar inventario
.

de las rentas que se debieren al concejo y cobrarlas, para pagar


sus deudas . . . y cobren de su salario �oo mrs.
- 74 -

Cap. XCII . . . . . que hayan de sus derechos los fieles de cada


memorial de los cotos que cobraren, por su trabajo medio real, y el
alguacil sea libre de su repartimiento por el trabajo de cobrarlos.
Cap. XCIII . • . • • que los fieles hagan de guardar los panes y
viñas e cobrar los memoriales de las aceras y cotos.
Cap. XCIV. • . • . que las parras y solares que están dentro de
los muros de esta villa que salen a la acera y ronda, se cierren muy
suficientemente, salvo a las entradas de las callejas y a partado
de entre casa y casa.
Cap. XCV . • • • . que dentro de diez días de como trillaren,
todos desembarazen ]as heras.
Cap. XCVI. • . • • que cuando sea necesario hacer llamamiento
del concejo o señal de campana, como es uso y costumbre, como
sea en día de labor, que como esté el alcalde e regidores con otros
seis hombres, que bastan para determinar del caso y lo que ellos
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decretaren se guarden y han de aprobar los demás vecinos, como


si presentes fueran.
Cap. XCVII . • . . . que ofreciéndose algún negocio de la villa,
así en la Corte como en otras partes • • • . • hayan de ir a él los
regidores . . • • • a costa de la villa.
Cap. XCViII • • • . . que cualquiera que se comprare algún
tonel de vino o toneles sea obligado a los vender a la suerte que
cabía al que se los vendió.
Cap. XCIX . • . . . que los regidores estén obligados a denun­
ciar y excecutar las penas • • . . • sin disimular nada y nueve días
en la cadena.
Cap. C . . • . • que quien dejare cualquier género de ganado en
el Ca mpo suelto, en anocheciendo, sin dejar guarda con él, pague
cien mrs.
Cap. CI . . • . . que cualquiera que cortare rama grande o pe­
queña de los árboles del Campo pague de pena doscientos mrs.
Cap. CII . • . . que cualquiera que en pieza o parral derribare
terreno . . . . . (roto).
Cap. CIII . . . . . que el día de S. Antonio . • . . . y las demás
fiestas, que por devoción y voto esta villa tiene costumbre de guar­
dar, las guardan todos los vecinos de ella sin hacer labor alguna.
- 75 -

Cap. CIV . . . . . que el vecino que tuviere en arrendamiento


algún oficio de la villa público, no por eso sea libre de servir otro
oficio, si fuere electo en concejo.
Cap. CV . . . ' . que cuando por el alcalde e regidores fueren
llamados a seña de campana, para se j untar en concejo, y por
ante noche fueren avisados por los fieles, todos sean obligados a
ir a el.
Cap. CVII . . . . ' que las pesas . . . . . sean de diez y seis libras.
Cap. CIX . . . . . que cada un vecino Sé' a obligado, teniendo
pesas e medidas, a llevarlas a afinar cada un año.
Cap. CXIlI . . • . . que las vides y mimbreras tengan de riedra
tres pies que es una vara.
Cap . CXIV . • . . • que en ninguno de los páramos • . . . • puedan
tener los vecinos ningún parral sino que sean vides sueltas, por la
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incomodidad que hay de madera y quitar el daño que en los mon­


tes de las j untas se hacía en cortarlas.
Cap. CXV . . . . . que el día de Santa María de Abril se haga
la elección de alcalde de Ordunte y m ontanero. • . . . y para ello
echen suertes en ayuntamiento público .
Cap . CXVI . . . . . que ni ngún vecino o quien tuviere la vez
del ganado sea osado de lo encerrar ni acorti nar, así en siesta en
el verano, como en otro tiempo, fuera de los muros de la villa.
Cap . CXVII . . . • . que ningún vecino sea osado a pasar suerte
de vino que tenga encerrado en su casa.
Cap. CXVIII. . • . . vistos los daños que han sucedido. . • . .

con esta villa y menoscabo del patrimonio de los heredamientos


de ella, sobre vender el vino de la cosecha, que ninguno sea osado
de meter ningún género de vino, sin pedir licencia a la Justicia.
Cap. CXIX . . . . . que ningún vecino ni forastero pueda com­
prar los días miércoles trigo, ni otro género de pan, para volver
a revender.
Cap. CXX. . . . . que . ningún vecino ni forastero sea osado a
comprar los días miércoles cosa de provisión de aves, palomas,
quesos, frutas, huevos. . . • . desde el mes de abril hasta el mes de
septiembre, hasta las tres de la tarde.
Cap. CXXI. . . . . que ningún vecino dé uvas a los obreros, ni
- 16 -

obreras, ni muchachos que a esta villa vengan a vendimiar, ni en


los seis días siguientes.
Cap. CXXII. . • . . que todos los portillos de piezas y parrales
se cierren suficientemente de manera que no pueda entrar el ganado.
Cap. CXXIII • . . . que cada uno sea obligado a recibir las aguas
de las topineras y aguas que lloviere, de los caminos reales y sen­
deros á los caños viejos de las heredades.
Cap. CXXIV• . . . • que todos los vecinos dexen exentas y
desocupadas las servidumbres entre parrales y heredades y que
cada uno la tenga limpia de toda maleza.
Cap. CXXV. . . • . que el día de S. Pedro . . . se nombre colector
y administrador, que sea abonado para el arca de misericordia, por
la misma orden que los demás oficiales, y el suso dicho sea obli­
gado a recoger el trigo y dar cuenta de ello y repartirlo a los nece­
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sitados con asistencia de el alcalde y personas que se deputaren:..


A estas ordenanzas se fueron añadiendo algunos decretos de
los concejos, según las circunstancias de los tiempos exigieron,
que o se reformasen los capítulos antiguos, o se legislase sobre
cosas nuevas.
Los más importantes son los que se indican a continuación:
El 5 de Febrero de 1641 , se prohibió entrar en la villa manzana
para hacer sidra y sidra hecha por redundar en daño del vino de
la cosecha de la tierra. El 5 de diciembre de 1643 se prohibió
vender en la villa, no siendo el miércoles en el mercado público,
«ningún género de mercadería de pescado, sardinas, pimienta,
papel, tinta, hilo, seda . . . salvo la persona que 10 tuviere» arren­
dado• • . «salvo cuanto al aceite, por cuanto es mantenismiento que
falta• . . se reciba para que aunque no sea día de mercado en cual­
quier tiempo que vengan aceiteros que con cabalgaduras suelen
acudir • • 10 puedan comprar libremente cualquiera de los vecinos.»
El día 2 7 de enero de 1 675, se prohibió la entrada de vino a la
Villa mientras en ella hubieSe vino de su cosecha, «pena de que
además de tener perdido el vino con su vasija sea castigado con
doce reales», «y que ningún veci no se atreva a ir fuera de esta
villa de propósito, que sea día féstivo, que no 10 sea, a beber a las
tabernas circumvecinasb.
- 77 -

«En la Villá de Arceniega a 30 días del mes de julio de 1 72 l


ante el señor D. Pedro José Flores d e Septién Corregidor de la
villa de Piedrahita por el Exmo. Señor Gran Almirante de las
Indias, Duque de Veragua, Conde de Ayala y señor de esta villa . . .
se exibieron estas odenanzas y por su merced vistas y reconocidas
halló estar en razón hechas en cuya consecuencia. . . . • dijo que
los aprobaba y aprobó en aquella forma y manera que el derecho
permite y mandó se guarden y observen».
Estas ordenanzas fueron revisadas de nuevo y les fueron aña­
didos nuevos capítulos en el mes de diciembre de 1737, nombrando
para esto el concejo una comisión compuesta por el alcalde, procu­
rador síndico, regidores, alcalde de la hermandad y las personas
que éstos designasen.
En los nuevos capítulos se trata del modo cómo ha de hacerse
la elección de alcalde ordinario, mandándose que hagan esta
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elección el alcalde y regidores salientes; que si éstos no se avinie­


ren, el concejo de los vecinos por votación universal nombre
tres personas de su satisfacción que hagan el nombramiento,
guardando la costumbre de . los bandos de Salazar y Velasco;
y que el alcalde haya de tener «alguna hacienda raiz para
soportar cualquier daño que se originare por alguna injusticia si
obrare».
Trátase también en estas �uevas ordenanzas de lo que han de
pagar en el peso los tovalineses que vendiesen frutos, y los que
vendieren queso de Bu rgos; de que no paguen derecho ninguno
los que vinieren a la Villa a vender pescado fresco, merluza, besu­
gos, exceptuando las sardinas de las cuales se había de pagar una
docena para el alcalde, e regidor que les pusiera el precio, corres­
pondiéndoles esto por orden sucesivo; de lo que han de pagar los
tenderos, pañoleros, zapateros, cerrajeros, plateros, jarreros olle­
ros, etc. , que acudan a la feria de la Encina; de las obligaciones del
abarero; del orden que se ha de guardar en la celebración de los
concejos; de que el síndico procurador y el escribano hagan un
cuaderno de las órdenes reales, y de que no se niege a los vecinos
los papeles del archivo, cuando los necesiten.
- 78 --

XVIII

. LA JUNTA DE ORDUNTE

Aunque separada y distinta la Villa de Arceniega de la tierra


de Ayala, .si bien dependiente de . un mismo señor desde tiempo
inmemorial disfrutó en común el a provechamiento de montes con
los lugares de Mendieta, Santa Coloma, Retes y Sojoguti ; y estos
lugares y la Villa constituyeron lo que se llamó La Junta de
Ordante.
La Junta de Ordunte formaba un organismo independiente, en
la admi nistración y gobierno de sus intereses, de la tierra de
Ayala y de lá villa de Arceniega. Celebraba sus asambleas gene­
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rales, que eran su gobierno, junto a la iglesia de Santa Ma ría de la


Encina ; nombraba sus alcaldes que administraban justicia en lo
concerniente a · ta cónservación y aprovechamiento de árboles y
pastos comunes y sus montaneros, que vigilaban , para que nadie
se excediese de su · derecho ni contraviniese a lo establecido por
la Junta y tenfa sus ordenanzas, que eran la regla porque se
gobernaba.
No se conservan las priineras ordenanzas de la Junta de
Ordunte; se reformaron el afio 16:13 , y esta reforma es en resumen
la siguiente :
c:Hordenanzas de la villa de Arceniega y de los concejos de
Mendieta, Santa Coloma, Rdtes y Sojoguti para la buena conser­
vación de sus montes .
En el pozo de N.a Sr.· de la Encina jurisdicción de la villa de
Arceniega y de los lugares de Mendieta y de Retes, Santa Coloma
y Sojoguti de su Junta, en junta general, especialmente Diego de
la Gamarra, alcalde ordinario, de la dicha villa y su jurisdicción y
Simón del Valle, alcalde de Junta de ella por los dichos concejos,
el dicho alcalde ordinario, puso en plática, como las ordenanzas,
que la dicha Junta tenía para la buena conservación de los montes
y exidos de ella, estaban desmenbradas y con algunos capítulos
- 79 ..:..

superfluos y no necesarios y que convenía que se reformasen y


quitasen y que se añadiese lo que fuere necesario�.
Nombróse este día, 1 .° de junio, una comisión que entendiese
en la reforma, compuesta por Diego de la Gamarra, Martín Ortiz
de Orue, arcipestre de Tudela, Pedro de Retes, Adrián Ortiz de
Molinillo Velasco, Pedro de Santa Coloma y Luis de la Carrera;
los cuales presentaron la ordenanza reformada a la Tunta que se
reunió el la de junio de 1 623 «en la cámara de la muy devota
casa de Nuestra Señora de la Encina:. siendo aceptada y aprobada.
Los capítulos que la ordenanza contiene son los siguientes:
1.° . • . . . «que se cumpla la sentencia arbitraria ( 1 ) y capitu­
las, que la dicha villa y concejos tienen, según que hasta aquí se
ha guardado por más de ciento cincuenta años�.
2.° . . . . . «que en la villa de Arceniega haya un alcalde de
junta con el alcalde'ordinario y un montanero, y en los concejos de
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Mendieta , Santa Coloma, Sojoguti y Retes haya otro alcalde de


junta y otro montanero para la d efensa de los montes; y el alcalde
tenga jurisdicción de oir y juzgar y el montanero de denunciar; y
que se nombren para el día de St .. María de abril y el domingo
siguiente prestenjuramento� .
3 .° . . . • . «que se haga junta genéral tres veces al año : el
domingo primero de Sto a María de abril y primer domingo de
septiembre y para San Martín , .
4.° . . . • . «que asistan todos los alcaldes de la junta sopena
de 200 maravedís, y todos los vecinos sopena de un real . . • . . . y
que los montaneros avisen a los alcaldes:..
5 ,° . . . . . «que yendo o viniendo a la dicha junta o estando
en ella que ninguna persona no sea osada de revolver ruido n i
decir palabras deshonestas, sopena de doscientos maravedís; y si
sacare espada o otra arma, la pena doblada, o asestare con palo o
con piedra:..
6.° . . . . . «que los alcaldes que salieren den cuenta dentro de
nueve dias, pena de mil maravedis, en la casa de Nt.- Sefiora de
la Encina�.

Véue el capitulo 11.


- 80 -

,.8 . . . . . eque cuando se haya de hacer junta, el alcalde ordi­


nario haya de llamar a los alcaldes de junta a la cámara de Nt.8 Se­
ñora de la Encina:..
8.° • . • . . eque para cualquier caso tocante a la gobernación de
los exidos, hayan de ser los alcaldes todos ordinario y de Ordunte,
juntos para ello y no los unos sin los otros. • . • . y ellos juntos
provean y manden:..
9.° • • • • • eque cualquier dafio o pena, que se hiciere en los
montes y exidos, sea obligado a llamar al alcalde ordinario, y que
los anden los montes y exidos, con el montanero a saber el dafio,
y visto por el dicho alcalde ordinario y el de Ordunte, que el
montanero, dándole otro montanero, si pidiere, hayan de acusar
y executar las penas� • • • • . y que el montanero acuse a todos los
que hubiere sospecha y el alcalde ordinario y el de Ordunte los
condenen conforme a la ordenanza�.
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10 • • • • • <que cualquier montanero a hacer 10 que el alcalde


ordinario o el alcalde de junta le ordenase en las cosas tocantes a
la junta�.
11 • • • • • «que los montaneros sean obligados a executar los
mandamientos, que por el alcalde ordinario o por el alcalde de
junta les fueren mandados, y sacar las prendas de los culpados y
que las vendan el domingo, cada montanero en su iglesja , donde
viviere el que la debiere, y en la villa el primer lunes después de
la misa�.
12 • • • • • «que los alcaldes tengan un libro en que se asienten
las condenaciones y penas y ventas de los montazgos�.
13 . • • . • «que el montanero que condenare a cualquier vecino
fiador de alcalde por alguna pena y no se la diere y no pareciese
luego ante el a-lcalde, aunque sea en domingo, pague el rebelde
cincuenta maravedis�.
14 • . • • • <que los montaneros corrigan (1) los montes�.
15 • • • . • «que cuando hubiere grana los montaneros recorran
los montes y prendan los puercos que no fueren de la Junta:..
- 81 -

16 . . • • • «que el montanero pueda acusar la pena nueve días


antes de entrar en el oficio:..
17 . . • • . «que cualquier vecino de la Junta sea montanero,
para acusar al montanero:..
18 • . • • . «que cuando Dios fuere servido, que hubiere grana
en los montes, el alcalde ordinario y los alcaldes de la Junta lo
vean y den cuenta en la Junta, que se celebre el primer domingo
de septiembre , para e n ella acordar el orden, que se ha de tener
en el comer; y que, hapiendo grana suficiente, cada vecino pueda
echar seis puercos , tuviéndolos criados de sus casas o com prados
con su dinero, sin cautela ni fraude, hasta el día de Nuestra Señora
de agosto.-que dos lechones se entienda un puerco.-y el que no
tenga seis puercos de su cocina pueda echar cuatro tomados a
costoya:. .
19 eque si en la dicha Junta y vecinos de ella hubiese
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. • • . .

puercos de costoya en cantidad para el que no los tuviese, hasta la


cantidad de cuatro, que en tal caso sean obligados a tomar los
que hubiere en la Junta, los vecinos que no los tuvieren y que
ninguno pueda tomar puercos a costoya a ningún vecino de fuera
de ella, sino fuere de acuerdo de la Junta general:..
20 . ' «que ninguna persona de ocho años arriba no sea
• • • .

osado a esgrimir árbol, ni haya, ni encina, ni coger encina , en


tiempo de grana, ni subir, ni derramar con vara, ni varear de
abajo, ni tirar pedradas, ni palos so pena de quinientos mara­
vedís:..
�I • • • • • «que ninguna persona sea osada coger landes o en­
cina, salvo cuando fuere acordado por la Junta, en caso que haya
cantidad o se haya caido y que no puedan cogerla nunca en
domingo:..
�2 • • • • • eque ninguna persona sea osada de correr puercos
de so árbol ninguno, ni para coger landes ni para que coman los
sus puercos».
23 . • • • • «que ninguno sea osado vender teja ni lad rillo ni
cal hechos en heredad con leña de la Junta a vecinos de fuera
de ella , salvo no habiendo en la Junta quien lo compre:..
24 • • • • • «que ninguna persona se pueda acusar de la pena

- 82 -

de los landes hasta el día de S. Andrés y la pena de las encinas


basta el día de afio nuevo, salvo de vender que sea todo el afio:..
25 • • . • • «que si algún montazgo se hubiere de vender, sea
con licencia de la Junta general; y que sólo se dé de contuero
tres afios, y 10 que en este término no hubieren sacado o esté cor­
tado al pie de las hoyas, sea para la Junta- .-y el que pegare fuego
a monte pague mil maravedis, más trescientos por cada pie de
roble, haya o encina que se quemare:..
26 • • • • • «que ninguno sea osado vender montazgo ni carbón
hechos en monte de la Junta sin permiso de ésta:..
27 • • • • • «que los dineros que sean sacados de ventas de mon­
tazgos sean anotados en el libro ante el escribano fiel:..
28 • • • • • «que de los montazgos vendidos los vecinos de la
Junta puedan hacer madera para sus parras y su fuego:..
29 «que los montazgos que se vendieren, por el tanto
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• • • • •

se hayan de dar a los vecinos de la Junta, silos quisieren:..


30 • • • . . eque ningún concejo ni persona particular pueda
vender montazgo ni hacer carbón, sin permiso de toda la Junta:..
31 • • • • • «que ninguno pueda pegar fuego a monte de la
Junta, sin permiso de ella:..
32 • • • • • «que quien cortare árbol, haya o encina por el pie
pague trescientos maravedis y sea obligado a dar presos dos
árboles por el que cortó, a dos hojas; y si modorrare árbol,
pague la mitad, y no le dejando horca y pendón, se haya por
perdido:..
33 . . • . • «que quien deshollare árbol pague por cada pie dos­
cientos maravedfs; y so la dicha pena ninguno venda madera de
la Junta, ningún bellezo de arca de roble ni de haya, sino lo ma­
nifestare a la Junta para ver si 10 quiere alguno:..
34 . . • • • eque cualquier vecino o montanero que cogiere a
algún forastero en los montes y le prendiere puercos o bestias
sean para él cien maravedis:..
35 • • . • • «que cualquier alcalde o montanero que cogiere a
forastero, que lleva lefia o madera de los montes, sea para él cien
maravedfs:..
36 i . . . . ..quien cortaro do noche árbol, en<:ina o haya, haya
- S3 -

de pena mil maravedis y sea obligado a plantar cuatro árboles y


darlos presos a dos hojas�.
37 . . . . . «que el vecino a quien hubiere facultado la Junta,
que corte maderos, los lleve a su casa antes de un afio y no pueda
venderlos�.
38 . . • • . «que los alcaldes y montaneros en el cortar lefia o

madera hayan la pena doblada, y 10 mismo los horneros de la


villa y concejos:..
39 . . . . . «que teniendo necesidad algún concejo o vecinos de
algún madero o dos maderos, que pueda cortarlos donde menos
daño se haga, cada uno en su acera, dando juramento ante el
alcalde de la necesidad:.. .
40 • • • • • «que las penas puestas en esta ordenanza los alcal­
des no las puedan disminuir ni bajaD.
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41 • • • • • «que ninguno haga madero para tornarlo a vender . . .

y 10 emplee en el efecto para que fué mandado:».


42 • • • • • «que quien cortare árbol cruzado pague quinientos
maravedís�.
43 . • . • • «que los concejos, cada uno en su acera, puedan
hacer un calero, si fuere necesidad, en donde menos dafio se haga,
para remedio de los concejos:..
44 • • • . • «que ninguno de fuera de la Junta pueda cortar léña
y maderos de ella pena de mil maravedís�.
45 • • • • . «que cada vecino haya de plantar dos árboles en cada
un año y darlos presos a dos hojas. y si el primero no prendieren,
planten el segundo cuatro�.
46 • . • • . «que ningún hornero pueda cortar leña para los
hornos:».
47 . . . • . «que si los montaneros tengan omisión en cumplir
los mandamientos, los ejecuten en ellos, en la villa un fiel y en
los concej os el regidor o fiel del concejo�.
48 . • • . • «que el alcalde ordinario de la villa de Arceniega no
pueda prender a ningún vecino de la Junta sobre cosas tocantes a
corta o roza ni deuda de Junta.
49 • . . . • «que ninguno pueda returar donde se hubiesen para
ello de cortar carrascos ni otros árboles:..
50 � � • • • «qae para 10S'"'p1antfos qlle se dicen en los capUutos
de atrás puedan arrancar los carrascos, que fuere menesteD.
51 • . • • • «que sin embargo del capitulo 47. si el montane ro
de la villa fuere remiso en cumplir los mandamientos de los
alcaldes, los montaneros de los concejos le puedan sacar . prendas
de su casa li bremente, y si lo fueren los montaneros de los con­
cejos, lo ejecute en ellos el montanero de la villa:. .

XIX

EL SANTUARIO DE NUESTRA SERORA DE LA ENCINA

Más ilustre aúa l a villa de Arceniaga por su religiosidad tra­


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dicional, que por su nobleza y por el brillo de su historia , le cabe


la gloria de poseer en su recinto �no de los santuarios más
célebres y más bellos que la piedad de los fieles ha levantado a la
Madre de Dios en el país vasco.
Hállase el santuario de la Virgén de la Encina a distancia de
medio kilometro de la Villa. hacia 'el O , según se va camino de
Valmaseda. Levántase sobre una altura, estribación del monte de
Mendíata, destacando la limpidez de sus líneas sobre el obscuro
matiz del paisaje, y sob re el azul de los cielos la airosa silueta de
la cruz que le c;orona.
No tiene el ex.terior de este santuario ostentación lujosa de
arte, ni causa asombro su grandeza , ni admiración su elegancia ,
mas la natura! y sencilla proporción de sus líneas y la claridad del
conjunto, en medio de un paisaje severo y rudo, producen una
belleza sencilla y grata, con atrayente impresión de simpatía.
Reúnense con él, en simpático conjunto, varios edificios cons­
traídos en diversos tiempos y conforme a distintos estilos: la igle­
sia de estilo ojival, cuyo ábsicle exagonal está cabierto hasta más
de la mitad de su altara por la ·· sacristía, edificio del siglo XVIII;
la torre campanario de construcción moderna ; el pórtico, con
cuatro arcos de medio punto sobre pilastras, dos de las cuales
ostentan en sus fustes sendos escudos con las armas de la villa
- 85 -

de Arceniega y la central las reales de Felipe 11; y la casa hospe­


dería, amplio edificio, que se oculta tras de los muros d,el pórtico
e iglesia. Todos estos edificios llevan techumbre de pizarra, excep­
to la casa hospedería; y remata su vértice artística crestería de
hierro.
Contribuye a realzar la belleza artística de este conjunto un
bonito jardín trazado con arte y con mucho esmero cuidado,
defendido por verja de hierro, que cierra un extenso circuito en
derredor. Dentro del jardín, frente al pórtico, próxima a la puerta
Sur, se levanta una columna de piedra de una soja pieza, sobre la
que se asienta una imagen de la Santísima Virgen, sentada, con el
divino Nifio de pie sobre su regazo y apoyado sobre el brazo
izquierdo de la Madre; al pie de la imagen se lee esta inscripción:
«La imagen de Nuestra Sefiora se apareció aqub.
En lado del N . , dentro también del circuito cerrado por la
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verja, alza su fronda gigantesca y tiende sus corpulentas ramas,


una encina de grandor inusitado, que simboliza la advocación del
santuario; y en el centro del jardín, colgante d" un pedestal de
piedra, coronado de una cruz de hierro, una cadena de grandes
eslabones conmemora, según es tradición, la visita hechA a esta
iglesia por el Emperador Carlos V; y avisa haber sido aquel
recinto lugar privilegiado de asilo.
La iglesia es de estilo ojival en el período de transición ; de tres
naves de la misma altura hasta el primer par de columnas a partir
del ábside, elevándose luego la central más que las laterales en
10 restante del templo; con planta basilical, sin crucero ni girola.
Es sumamente sobria en ornamentación. Sencillas ventanas en
ojiva, sin más ornamento, apenas, que simples molduras, que disi­
mulan el grosor del muro y favorecen la iluminación; una imposta
corrida por los muros laterales; un solo rosetón, dos ventanas cir·
culares u 6culos, constituyen todo su adorno arquitectónico .
Las columnas, que son seis, más las adosadas en la abertura
del ábside y las correspondientes medÜJs columnas de los muros,
están compuestas por seis grupos de tres en las dos primeras y por
ocho adosadas a un núcleo cilíndrico las restantes; los capiteles se
sustituyen por una sencilla moldura que las circuye en el arranque
- M -

de los arcos y a sus basas se acomoda un asiento de madera.


La bóveda de la nave central está toda decorada . Asimismo
sobre los arcos laterales, en los intercolumnios, van pintados
algunos escudos e inscripciones. Sobre el arco triunfal está pintado
un pelícano que alimenta a sus hijuelos. En el centro, a quien
entra por la puerta Sur, se ofrece a la vista un grande escudo con
las armas del emperador Carlos Vi otro en que se lee «REY DON
CARLOS:.; y la inscripción siguiente: ESTA OBRA SE FIZO EN
EL A NO DE MIL E C.C.C.C.L.X.X.X.X. VIII. SEYENDO
MAYORDOMOS DIEGO MARTINEZ DE LARREA E DIEGO
DE S. PELA YO. En el ábside, en una de las claves de la bóveda
se lee también la inscripción DON CARLOS.
El coro es de estilo del renacimiento.
El pavimento de la nave central es de baldosas de mármol
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blanco y negro combinadas en ajedrez.


Sobre la puerta del Norte aparece una pintura mural incompleta
con inscripción gótica al pie. Representa el juicio final con el cielo
y el infierno, a donde caminan las almas cabalgando en mónstruos
representativos de los vicios capitales; está incompleta y su ins­
cripción ilegible.
Cuelgan también de las paredes doce"hermosos cuadros al óleo,
de autor desconocido, que representan a los doce apóstoles.
En el ábside, en el paño del evangelio, en sepulcro abierto en
el mismo muro, descansan los restos mortales del Excmo. Señor
D. Cristóbal de la Cámara y Murga, Obispo que fué de Canarias
y de Salamanca. Compónese este sepulcro de una hornacina con
arco de medio punto, bajo del cual descansa el sarcófago y sobre
éste una estatua orante, muy bien hecha en piedra. En el fondo
van las armas de los Murgas y la frontal lleva esta inscripción:
aquí yace el Ilustrísimo Señor Dr. D. Christoval de la Cámara y
Murga Hijo NL D Esta Villa de Arzeniega, nacido en ella y Bene­
ficiado de sus dos paroqhuias Colligial Q fué del Colegio de
S . Antonio de Siguen�a y Colligial DI colegio mayor D S. Sal­
vador D Oviedo en la Universidad de Salamanca y Cathedrático
en ella Canónigo Magistral D las Santas Iglesias Badajoz Murcia y
Toledo Primada de las Hespafias Calificador de sus dos Inquisicio-
- 81 -

nes Obispo de las Santas Iglesias O Canaria y Salamanca A quien


dicha Villa hizo gracia del puesto y lugar de este sepulcro el que
,
es libre de todo derecho de patronazgo ni pre eminencia alguna de
entierros ni asientos. Fallescio el 29 de Abril de 1 641 (1).
La más valiosa joya de la iglesia de la Encina es el retablo del
altar mayor. Es una finf sima labor de talla afiligranad a de arte
ojival, de principios del siglo XVI, que cubre toda la altura del
ábside. En él están representados, en varios altos relie ves, miste­
rios de la vida de N. S . Jesucristo y de la Virgen Santisima ; y de
su centro ha sido arrancado, en el siglo XVIII. para sustituirlo
por un arco barroco y colocar la imagen de la Virgen vestida , un
alto relieve representativo de la tradición existente sobre el origen
del santuario.
Afortunadamente este relieve no fué destruido, sino incrustado
en el muro del ábside. Representa una encina sobre Ja cual
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aparece la Santísi ma Virgen con el Divino Nifío, a quien hacen


coro multitud de 'angelitos, posados sobre las ramas, con instru­
mentos músicos. Al pie del árbol, a la derecha del que mira, se
representan las justicias de Arceniega y de Ayala, dos guerreros
armados de picas, que significan la lucha que existió entre estos
dos pueblos, por razón del lugar en que había de edificarse la
iglesia, y un escribano en actitud de levantar acta. Todos dirigen
su vista a lo alto, pues sorprende su atención , súbitamente, una
ave misteriosa, que llevando en su pico una grande viga, de las
que estaban preparadas para la construcción de la iglesia, se posa
en una de las ramas del árbol; el escribano queda ciego. A la
izquierda está representado el acto, en que Ayala , viendo por el
milagro que la razón está por parte de Arceniega, entrega a ésta
los materiales que, vencedora en la lucha, habia amontonado.
En el mismo ábside, en la parte del Evangelio, existe un tem­
plete del mismo estilo arte y época que el retablo. Algunos, fiján­
dose sin duda en el sagrario que este templete lleva, han creído,
. que debió ocupar en otro tiempo el centro del retablo, mas no es
asi; todavía a principios del siglo XVI era común reservarse la
(1) Es autor de la obra: "Constituciones sinodales del Obispado de Canarias, IU Pri·
mera fundación y traslaclón y breve Relación de las Islas" , muy estimada y de interés para
el cOllocimiellto del archipiela,o Cuario.
-88-

sagrada Eucaristía en algún nicho abierto en el muro del ábside o

en relicarios colocados tuera del altar; este templete no es otra


'
cosa que un relicario o sagrario cuya lugar ha sido siempre el que
ocupa hoy.
El año 1608 D. Pedro de Orive Salazar fundó en esta iglesia
de la Encina una·capilla dedicada a Cristo Crucificado, donde yace
enterrado el fundador, y existe una lápida cuya inscripción me­

rece ser copiada por interesar a la historia de Arceniega. Dice así:

Jesús Maria y Joseph

c:D. Pedro de Orive Salazar natural que fué de esta villa de


Arciniega cuyos guesos se trujeron y estan sepultados Junt o a la
rexa de la capilla de Xpto por el testamento que otorgó en Sevilla
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*
a nueve de Abril de mil seiscientos y ocho mandó fundar en esta
capilla una capillanía para que todos los dias se dixiere una misa
rezada en el altar della dejandole ducientos ducados en la renta
del juro del diez por ciento de lanas por cada un año siendo el
principal veinte mil ducados de vellon y mil de renta y los ocho­
cientos restantes para que todos los años se casen cuatro doncellas
pobres sus parientes o naturales de esta villa y lugar de Soxo
prefiriendo las que fueren parientes así vien dexó la lámpara de
plata con su rótulo que se halla en dicha capilla y mandó para su
luminaria ornamentos y oblación treinta ducados cada año y diez
para la lu,minaria de este santuario y veinte ducados para el
aumento de dos arcas de misericordia estando en ser cada una de
doscientas fanegas de trigo que mandó poner en Arciniega y
Soxo, así bien dexó 40.000 mars. cada un año para un maestro de
escuela y preceptor que hubiere .en Arciniega a lo qué el señor
Arzobispo de Burgos y demás albaceas en las aclaraciones que
hubieron en virtud de la facultad que tenían por el testamento
añadieron 50 ducados cada afio para un maestro de escuela y lo
demás que restase el remanente de sus bienes mandó se les diere
hasta que alcanzaran a 50 ducados a los estudiantes que nombrare
el patrón para que adquieran ciencia en universidad y que se pu-

* seiscientos y cinco y se abrió en esta Villa con la solemnidad de rigor en tres de Julio de mil

(Para una posible explicación sobre la ausencia de esta línea en la transcripción y la


saga a que da lugar, ligada a la historia de la restauración de la tabla, pinchar aquí o
ir a la entrada de 25-12-2012 del blog "Arceniega, villa y entorno")
- flIJ -

siese el archivo que se halla en esta villa y de tocio dexo por


patrón al sefior que era y fuese de la torre y casa de Orive y tam­
bién m andó poner este rótulo que se ha reformado este afio
de 1 731 siendo patrón D. Francisco Antonio de Ojirando Oribe
Salazar alguacil mayor en propiedad del real consejo de las orde­
nes y D.· Josefa Francisca de Sotomayor Orive Salazar y Ugarte
su mujer vecinos del lugar de Amurrio sefior de dicha casa y
torre de Orive:...
Viniendo a la fundación del santuario de la Encina ¿en qué
tie mpo la piedad de los fieles levantó en este lugar el primer tem­
plo a la Madre de Dios? He aqui una pregunta a que difícilmente
podrá responderse.
No tenemos documento ninguno escrito, que nos dé noticia
del origen del santuario de la Encina. El P. Villafafie en su obra
arceniega.blogspot.com

cCompendio histórico, en que se da noticia de las milagr<>sas y


devotas imágenes d,e la Reina de cielos y tierra, María Santisima,
que se veneran en los más célebres santuarios de Espafiu dice:
cque un, arzobispo u Obispo 4e Burgos, en cuya diócesi cae este
Santuario, cuyo nombre y tiempo en que vivió se ignora,
viniendo a visitar la iglesia de Nuest1'a Señora de la Encina, halló
en el libro manuscrito, que se guarda en su archivo, grandes y
singulares memorias de este santuario y muchos milagros, que
Dios babía obrado por esta Santa Imagen; pero todo tan confuso
y con tal mal orden escrito. que pidió y consiguió le diesen el
libro, así para leerle más despacio. como para ordenarle y darle al
púbico; pero como los j uicios de Dios son tan santos como ocul­
tos, quiso su Magestad quitar la vida al Prelado en la misma Vi­
sita, en que andaba; por cuyo impensado accidente se desapareció
y perdió el libro de suerte que nunca más ha parecide».
La tradición nos cuenta que la sagrada imagen apareció e n
una encina; mas ni precisa tiempo n i otra circunstancia alguntl
del hecho. Y dícese que como la encina, en que apareció la imagen,
se hallase en el límite de las j urisdicciones de Arceniega y Ayala,
surgió grave contienda entre los dos pueblos sobre a quién perte­
necía levantar un templo a la Virgen, que había a parecido; con­
tienda que se convirtió en sangrienta guerra. Mas como, vencida
- 00 -

Arceniega, consintiese al fin, en que se levantase acta notarial de


que la Santísima Virgen había aparecido en Ayala, he aquí que se
vió con asombro, que los mate riales amontonados para la edifica­
ción del templo eran pasados por un poder invisible de Ayala a
Arceniega; prodigio que dirimi6 1a cuesti6n y Ayala cedi6 a Arce­
niega generosamente los materiales, que tenia preparados.
Esta falsa histo ria de materiales transportados de un punto a
otro por poderes invisibles es fábula que corre sobre la fundación
de muchos santuarios e iglesias añadiéndose por la fa ntasía popu­
lar alguna circunstancia, que puede o n6 tener origen hist6rico; y
es de advertir que está muy seiialada entre las narraciones de mi-
lagros falsos. e

En la guerra habida entre Arceniega y Ayala por la edificaci6n


de la iglesia de la Encina, quizá la tradici6n ha perpetuado la lu­
cha sobre limites y jurisdicciones, que entre estos pueblos existi6
arceniega.blogspot.com

en el siglo XV, que debió sio duda dar motivo a sangrientas


peleas en aquél siglo de bandería.
No sería sin emba rgo temeraria la afirmaci6n de quien defen­
diese ser la Encina uno de los lugares de nuestro país, donde, de
más antiguo se da culto a la Santísima Virgen. Quizá alguna pe­
queiia capilla que la sencillez cristiana erigiera, fué lugar escogido
con predilecci6n por la Reina de los cielos para dispensar a los
hombres sus misericordias; y esto di6 origen a que los pueblos de
esta regi6n acudiesen a la Encina, con especialidad, ora en busca
de consuelo, ora para satisfacer su devoci6n; edificándose más tar­
de el magnífico templo actual.
Si acudimos a la arqueología en busca de datos, que nos escla­
rezcan la cuestión, hemos de afirmar en primer término, que el
templo actual no es el primitivo que en este lugar se erigi6. Ya lo
not6 el citado P. Villafaiie: «si bien se manifiesta, dice, que hubo
otro templo antes muy antiguo, aún en tiempo que España gemía
bajo el yugo de Naciones Extrangeras pues en las obras que moder­
namente se han añadido, como Camarín, p6rtico y atrio de la
nueva Iglesia, se han encontrado muchos sepulcros de piedra, y
en ellos cuerpos diversos de hombres de extraordinaria estatura
quatro y cinco juntos:.. Prescindiendo de la raz6n por este autor
- 91 -

aducida, a la cual, por no conservarse ninguno de los sepulcros


por él mencionados, de cuyo exámen acaso pudiéramos deducir la
época en que se labraron, no hemos de dar más valor del que
pueda tener, la antigüedad de las imágenes que en �l actual san­
tuario se ve neran nos prueba la existe ncia anterior de otro más
antiguo.
La imagen de la Santísima Virgen, que vestida de rico manto
y coronada de preciosa corona de plata, se venera hoy en el centro
del altar mayor, pertenece al tipo de vírgenes sentadas, designado
con el nombre de tipo de transición, entre el hierático y el tipo
humano; y que se atribuyen a los siglos XIII Y XI '¡.
Esta imagen fué colocada en el centro del retablo en el
siglo XVIII, cuando se construyó el camarin, se arrancó el alto­
relieve alegórico de la aparición y se adaptó al hueco, que queda­
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ba, el arco barroco hoy existente ; antes del siglo XVIII no tuvo
lugar en el retablo del altar y es muy probable que estuviese des­
tinada a ser llevada en las procesiones.
En lo más alto del retablo, colgada y fuera del conjunto artís­
tico del mismo, existe otra imagen de la Virgen. Pertenece al tipo
llamado hierático y es más antigua que la anterior, puesto que este
tipo de imágenes suele atribuirse a los siglos X, XI Y XII. Por lo
tanto; no pudiendo dudarse que esta imagen ha tenido siempre
culto en la Encina, hemos de deducir la existencia de un templo
románico, de construcción anterior al siglo XII y más anterior
por consiguiente al actual, que corresponde a los fines del siglo XV
y principios del XVI.
El santuario de la Encina fué lugar de suma veneración y de­
voción en tiem pos antiguos; bien será que copiemos como prueba
de ello lo que el P. Villafañe escribe en el libro ya citado: «Acerca
de su antigüedad, dice, nada se sabe; y sólo se dice por . tradición
inmemorial de padres a hijos, que en un libro antiguo m anuscrito
se hacia mención de la fundación del santuario y de diversas
indulgencias, concesiones'y privilegios que concedieron los Sumos
Pontifices al Templo de Nuestra Señora de la Encina por la gran
devoción que siem pre tuvieron los Fieles a esta Santa Imagen,
extendiéndose ésta hasta los Monarcas y Príncipes, los cuales en-
- 92 -

comandaban sus justas empresas a la protección de Mada en su


Santa Imagen de la Encina; '1 salie ndo de ellas victoriosos, envia­
ban después las banderas cogidas a ]os enemigos, como paga o
recompensa del favor que les habia concedido esta Señora, de
cuyos Trofeos, consagrados a tan gran Reina, aún hoy perseve­
ran algunos y otros han perecido por la gran antigüedad de los
tiempos en que se le dedicaron; y entre otros grandes Reyes que
profesaron gran devoción a esta Santa Imagen, fué uno el Empe­
rador Carlos V, de gloriosa memoria, como se colige de di versas
inscripciones que hay sobre la cornisa del Templo, que, aunque
no se pueden leer de todo, manifiestan que este gran Monarca
franqueó qua nt iosas limosnas para diversas obras, que sirviesen
para el mayor culto de tan devota imagen. . . . . • • . . . . . Tiénese
también por tradición , que el Templo estaba todo consagrado,
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sirviendo todas las piedras de los Altares de Aras, en que se cele­


brase el Santo Sacrificio de la Misa; si bien por mayor seguridad
y por haberse perdido los papeles, en q ue constaba tal regalía y
singularidad, hoy se han puesto como en las demás iglesias. • • . .

Goza también este Templo de Nuestra Señora de diversas Indul­


gencias, que la han concedido los Sumos Pontífices; y está ador­
nado de ricas alhajas de plata, que han ofrecido, liberales, los que
ban sentido los benéficos influxos de esta Seiiora, cuyos milagros
han sido ta ntos que pudieran llenar un gran volu men . . . • . • • • • .

Es tam bié n indicio de los muchos milagros, que ha obrado esta


prodigiosa Imagen, no sólo en Espaiia, sino también fuera de
ella, y no sólo en la tierra, sino también en la mar, los muchos
marineros que ·veRÍan y aun vienen a este Tem plo descalzos,
clisciplioándose y haciendo otrás penitencias, trayendo alhajas y
ofreciendo lim osnas, contando a l mismo tiempo sucesos milagro­
sos, de haberlos su Magestad librado de horri bles tormentas y
peligro . caer en manos de infieles, como también de que los
tragasen algunos gra ndes peces, por lo cual se veían colgados de
las paredes de este santo Templo muchos modelos de Navíos,
pedazos de maromas y de Naves sumergidas y rotas, partes de va­
rios pescados marítimos, como dientes, cabezas, espinazos . de
Vallenas y otros monst ruos incógnitos. Han sentido también la
- 93 -

protección de esta poderosa Señora varios Cautivos Christianos de


Africa, que encomendándose a su Magestad, se hallaron libres por
medios maravillosos, por lo cual venían agradecidos, a darla las
debidas gracias, dexando pendientes de las paredes del Templo
muchos grlllos, grilletes y cadenas, con que estaban aprisionados
y amarrados� .
. Como confimación de que este santuario gozó en tiempos anti­
guos de fama y veneración, aduciré un documento interesante que
existe en el archivo municipal del valle de Trucios.
Sostenía este valle, en el siglo XV, grande debate sobre límites
y jurisdicciones con el valle de Guriezo, de la Junta de Sámano,
corregimiento de Trasmiera, hoy provincia de Santander; y las
violencias y represalias entre los vecinos de ambos valles eran
grandes y frecuentes. Sometieron, por fin, la causa a la sentencia
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de dos jueces árbitros, Pedro Sánchez de la Piedra, vecino del lu­


gar de Ampuero y, Diego Ibáñez de la Puente, de Arcentales; los
cuales, para dirimir la cuestión se valieron del original medio
siguiente: c . • . . e nós, dice el documento, para abrir camino a la
causa e por ser informados, nosotros, de nuestro oficio, ovimos
mandado e mandamos, que fiziesen juramento veinte escuderos del
dicho concejo de 1'rucíos, por pedimento o consentimiento de los
escuderos e omes buenos del dicho valle de Guriezo, que ellos
nombraron e escogieron . • . • . . . el qual juramento les rué por
nós mandado fazer e deferido que feziesen en la iglesia de Santa
María de la Encina y en la iglesia de Santa María Magdalena,
ques cerca de la villa de Balmaseda . . . . ». A cum plir el mandato
judicial, llegaron a Arceniega los veinte escuderos de TrucÍos y
ante el Altar de la Virgen de la Encina, «todos e cada uno de ellos
fizieron el sobredicho juramento, estando un clérigo revistido e
toviendo el cuerpo de Dios consagrado a sus manos�. Este docu­
mento curioso e importante está fechado cen Arzentales a catorce
días del mes de noviembre año del nascimiento de Nuestro Sefior
Jhxpo de mil e cuatrocientos e sesenta e un afios».
Prueba es también convincente de cuán conocida y venerada
fué en tiempos pasados la Virgen de la Encina entre navegantes
y gente de mar el hecho, de que en los registros de las llAves
- 94 -

bilbainas que surcaban los mares en el siglo XVII vemos varias


que llevan su nom breo El ilustre cronista de la M. N. e I. Villa de
Bilbao, D. Teófilo Guiard, nos cita los siguientes navíos que lle­
varon el nombre de la Virgen de la Encina:
En 1 6 1 0: N.a Sra. de la Encina ; Maestre Pedro de Manzanal.
En 1624: N.a Sra. de la Encina; Maestre Juan de la Rigada.
En 1 625: N.a Sra. de la Encina; Maestre Antonio de Bárcena.
En 1 650: N.a Sra. de la Encina; Maestre Francisco de Llano.
En 1650: N.a Sra. de la Encina; Maestre Miguel de Sopeña.
En 167.3: N.a Sra. de la Encina; Maestre Juan de Llano.
Una de estas naves, nos dice el citado cronista, que surcó los
mares sin novedad durante una centuria.
El nombre de N.a Sra. de la Encina fué desapareciendo de las
naves bilbainas, cuando; al decaer el tráfico marítimo en el
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siglo XVIII, no se registraron naves nuevas.


Testigos de vista nos aseguran también, que a fines del siglo
pasado colgaba de la nave principal del templo una pequeña em­
b arcación, como exvoto, sin duda, dejado en recuerdo de algún
beneficio recibido en alguna empresa o peligro marítimo.
La mucha concurrencia de fieles al santuario de la Encina
exigió la construcción de una hospedería, que sirviese de albergue
a los peregrinos, que de lugares distantes venían l\ visitar la
sagrada imagen; y la caridad cristiana unió a esta hospededa , en
tiempo desconocido, la fundación de un hospicio, donde se reci­
bia y criaba niños expósitos.
. El cuidado del santuario, de la hospededa y del hospicio estaba
encomt!ndado a una freHa que tenía a su servicio algunas criadas.
Sabido es el oficio que en las iglesias de mucha devoción del país
vasco desempeñaban las freilas, piadosas mujeres, que en algunos
lugares vestían hábito religioso. y tenían a su cargo la limpieza
de las iglesias y de los ornamentos sagrados, el cuidado de la lu­
minaria del Santísimo Sacramento y la preparación de la oblación
para el santo Sacrificio; sustentándose de emolumentos que perci­
bían por los mismos actos del culto . (1)

(1) Véase nuestra "Descripción Hlatdrica 4el Valle de Gordejllela" . Capítulo XXVI.
Lu FreilaI.
- 95 -

A la freila de la Encina se le daba para el sostenimiento de la


hospedería y hospicio por los años de 1 700 Y 1 708: cuarenta
fanegas de trigo, un buey y un puerco para cecina, de los diesmoa
y demds rentas pertenecientes a dichas iglesias y de las limosnas,
que para dicho santuario se piden y dan sus devotos. Por los
años de 1814, la freíla, que para cuidado y alimentación de los
niños expósitos y para luminaria de aceite y cera, percibía mil
doscientos reales, estaba sometida al siguiente reglamento: «Ha de
observar vida honesta y recogida. Las criadas han de ser de toda
satisfacción y arreglada vida. Ha de recoger los peregrinos y perso­
nas devotas con todo amor y caridad. Ha de excusar toda conver­
sación con las personas devotas, que no sea la de polftica y buena
crianza. Que no acompañe a comer y cenar a las personas devo­
tas, pero sí a las de la Villa. Que no pida por su servicio a las
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personas devotas más interés, que el preciso gasto. Que dé cuenta


de las limosnas al mayordomo . Que no permita que en la casa se
profieran palabras indecentes e indecorosas. Que observe y explore
la vida de los devotos, que con titulos de tal se suelen entrar en
estas casas; y teniendo sospecha dé cuenta al mayordomo y a la
justicia. Que no salga ni asista a funciones ni romedas ni otros
regocijos; y si hubiese de salir a la Villa, sea con causa
urgente ..�
.

No siendo suficientes las limosnas de los devotos, que acudían


al santuario, para sostener el gasto del hospicio y de la hospede­
ría, fué costumbre muy antigua que los mayordomos postulasen
por los pueblos circunvecinos.
A este fin se obtuvo un privilegio del rey Felipe 11, que con­
cede postular por las diócesis de Calahorra, Burgos y Palencia.
El real privilegio dice así: <Dn. Felipe por la gl'ada de Dios rey
de Castilla etc . • . . . Sepades que Luís de Orive, en nombre de
los mayordomos de la casa y hospital de Nuestra Señora de la
Encina, jurisdición de la villa de Arceniega, nos hizo relación,
diciendo, que a causa de no tener la dicha casa y hospital renta ni
hazienda algunas, los peregrinos . que a ella vendrían padescían
necesidad, por no tener en ella el regimiento y hospitalidad que se
solía hazor, en tiempos que se pedian limosnas para él, por 10 cual
- 96 -

en muy poco tiempo se vendrla a caer e deshacer, por que no


habiendo con que curar a los enfermos no podía haber para la
reparar y aderezar, suplicándonos que, atento a que en él se haria
hacer muy buena hospitalidad y se curaban en el muchos enfer­
mos pobres, asi mareantés, como gentes que pasaban en romería,
le mandasemos dar lizencia y facultad para que pudiese pedir
limosna en los obispados de la ciudad de Burgos, Calahorra y
Palencia • . . . • E nos tuvimoslo por bien . . . etc. Dada en la villa
de Madrid a siete días del mes de Diciembre de 1,;67 años.
El año 1608, el 16 de junio, se detuvo en el santuario de la
Encina el arzobispo de Burgos, que a la sazón venia de Portuga­
lete, camino de San Vicente de la Barquera, «teniendo con este
motivo ocasión de ver la grande ignorancia de doctrina cristiana
existente en esta región:.. Para poner remedio a este mal , expuso
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al Rey la conveniencia de fundar un convento de PP. Dominicos,


anejo al santuario . . . ; mas se opuso a ello principalmente y frustró
el proyecto la villa de Arceniega, que como última y más eficaz
razón alegó el patronato sobre el santuario: �do otro porque el
dicho concejo y los vecinos dél fundaron y edificaron la dha
iglesia y son patronos della:..
El año 1812 se celebró en La Encina la Junta general de las
Hermandades de Alava; y, ante el altar de la Virgen, los junteros
juraron la célebre Constitución de Cádiz.
y es un hecho muy honroso para este santuario, hecho inme­
recidamente hoy olvidado, y que debemos recordar a los buenos
alaveses, el haber sido proclamada la Virgen de la Encina, en esta
junta , patrona de Alava con S. Prudencio de Armentia. El acta de
la Junta es la siguiente:
«En el salón de la Casa Hospicio del devoto Sant�ario ,
de
Ntra. Sefiora de la Encina, jurisdicción de la Villa y H�rmandad
de Arceniega, una de las que se compone estA. M. N. Y M. L . Pro­
vincia de Alava, la tarde del día veinte y siete de noviembre de
mil ochocientos y doce, estando juntos y cóngregados en la forma
acostumbrada, en su Junta General, ordinaria, en- virtud de con­
v«atoria expedida por el Excmo. Sr. D. Gabriel de Mend izabal ,
General e1l Xefe del 7.· Exército, 1Qs señores Diputados 7 proc;�
- 87 -

radores Generales de las Hermandades que componen el cuerpo


Universal de ella, para tratar, conferir y determinar, con asisten­
cia de dicho Excmo. Señor, lo conveniente al servicio de ambas
Majestades, bien , utilidad y mayor conservación de esta dicha
Provincia, especial y nombradamente los señores D. Emeterio de ·
Ordozgoiti, D. Manuel de Luzuriaga, D. Mateo Yruegas, D. José
Aldama . Que declararon ser la mayor y más sana parte de los
señores Procuradores de las Hermandades de que se compone esta
M. N. Provincia , y estando asi juntos, con asistencia de D. José
Maria de A rberas, Tesorero interino de ella, y la de D. Pedro de
Velasco y D. Ramón de Villota, Alcalde de la Sta. Hermandad de
1011. de Ayala y ésta, por testimonio de mi el infrascrito escribano
real de S. M., el referido Excmo. Señor Xeneral en Jefe, hizo un
discurso por escrito, con que se abrió la sesión, la preside el
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Excmo. Señor D. Gabriel de Mendizabal, Teniente General de


los Reales Exércitos y en Xefe del 7.0 de operaciones, salieron
. en com pañia de S. E. al devoto Santuario de Ntra. Sefiora de la
Encina y en seguida se publicó y juró en ella la sabia Constitución
de la Monarquía Espafiola e n los términos y circunstancias acor­
dadas y con la más plausible aclamación, regocijo y vivas, que
generalmente resonaron en dicho Santuario por la conservación de
la Religión Católica, libertad de nuestro amado Rey, D. Fer­
nando VII y de esta afligida Provincia por las armas del tirano
Napoleón, en medio de que todavía se halla entre ellas, a cuyo acto
tan solemne y glorioso asistieron también las compafiías de Gra­
naderos y Cazadores del 2.° Batallón de esta M. N. Y M. L. Pro­
vincia, que le coronaron con reiteradas salvas que las dirigieron al
Todopoderoso a tiempo en que se estaba cantando el TE DEUM ,
y concluido este acto, se vol vieron a juntar y habiendo precedido
la lectura y aprobación de los decretos del dia de ayer, se acordó
lo siguiente:
Teniendo en consideración que la suntuosa función de que
acaba de hacerse mérito, se ha celebrado en este Santuario y que
el Predicador en su oratoria ha publicado los atributos de Patrona
de esta Provincia a la divina Señora del mismo Santuario, se
acordó que desde ahora en adelante se la tenga y reconozca por
- 18 -

compatrona con el glorioso San Prudencio�. (Siguen otros de...


aetos). (1)
Esta Junta, como celebrada en las circunstancias tan críticas y
dificiles del año 1812, adoleció de defectos de formalidades acos­
tumbradas y necesarias para la validez de tales asambleas, prove­
nientes en especial de la dificultad de asistir a ella los junteros;
pero sus decretos fueron, ratificados y hechos válidos por la Junta
que el año siguiente se celebró en la ciudad de Vitoria. He aquí
el texto del decreto de esta Junta :
«En la ciudad de Vitoria y en una de las salas principales del
Marqués de Legarda . . • . . . • Se leyó el informe de los Señores
Comisionados para la revisión de las actás celebradas en Tertanga ,
Ordul1a y Arceniega con acuerdo de los Consultores, el cual se
mandó insertar.
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EXCMO. SEÑOR: La Comisión nombrada por V. E. en Junta


de ayer, para examinar las actas celebradas en la de Ntra. Señora
de la Encina, Tertanga y otras cualesquiera partes durante la
domi nación francesa, e informar sobre su valición, nulidad o
reforma, ha examinado dichas a.ctas con acuerdo e interven­
ción de los Consultores y el resultado que le ha ofrecido su
examen es: que en estas actas sólo hubo poder de algunas Her­
mandades, Actas de nombramiento autorizadas sólo por un fiel de
fechos, de parte tie algunos pueblos particulares y delegaciones
verbales de otros , faltando por consiguiente la legitimidad de po­
deres conforme al Formulario, para componer la representación
oficial de la Provincia.
A pesar de estos reparos y defectos, como eran tan críticas las
circunstancias de los tiem pos en que se congregaban estas Juntas:
como los pueblos se hallaban oprimidos y dominados por la fuer­
za, sin libertad para congregarse y otorgar sus poderes en forma ;
y como por otra parte el contenido de esas actas no para ni puede
parar perjuicio a los Fueros de la Provincia particularmente
siendo acordado en tales circunstancias y la mayor urgencia y la
más -indispensable necesidad es el proporcional' medios para la
- 98 -

subsistencia de las tropas nacionales. para lo �ual es preciso ocu­


parse principalmente de este objeto con preferencia a los demás,
sin proponer otros asuntos que puedan proporcionar disturbios y
contestaciones perjudiciales al honor de la Provincia y al servicio
público, opina la Comisión que se puede acordar el que corran
dichas actas bajo el concepto que aquí se manifiesta, de que no se
entienda innovarse e n nada por la Provincia su Constitución
Fora!. . . . . Vitoria 1 6 de julio de 181.3. Y enterada la Provincia
acordó sirva de decreto:.•

�.
.
En los años 1882 y 188.3 fueron llevadas a cabo en el templo
de la Encina obras muy notables de reparación, debidas a la gene­
rosidad y devoción de los caballeros beneméritos de Arceniega,
D. Eugenio de Garay y D. Lucas de Urquijo y al celo del entonces
cura de las iglesias unidas de Arceniega , D. Santos de Retes;
estas obras dirigidas con muy buen gusto artístico han contribuído
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a que este santuario pueda considerarse como uno de los más


bellos del país vasto.
Como conmemoración de este hecho se celebraron devotas
peregrinaciones en que concurrieron a La Encina, en masa, los
pueblos del valle de Ayala, arciprestazgo de Tudela (valle de
Mena), pueblos de las Encartaciones de Vizcaya y la villa de Val­
maseda. De estas peregrinaciones existen como recuerdo varios
preciosos estandartes.
Entre las fiestas que en La Encina se celebran merece especial
mención, por el carácter de devoción antigua que conserva, la
fiesta de la conmemoración de la consagración del templo; a ella
acuden en romería las gentes dI! los pueblos circunvecinos, algunos
de ellos en ordenada procesión.
El año 1 9 1 7 por iniciativa del Ilmo. Sr . Dr. D. Prudencio Melo
y Alcalde, Obispo entonces de Vitoria, fué fundada una Cofradía
con el título de Ntra. Sra. de la Encina y es su fin promover el
culto de la Sma. Virgen en su santuario y atender a l ornato y
buena conservación de éste. Al celo y solicitud de esta cofradía
se debe hoy principalmente el gran esplendor con que se celebran
los cultos en el santuario, especialmente la solemne novena que
termina el día ocho de septiembre, así como también el excelente
- 100 -

estado de conservación y adorno del santuario y sus dependencias.


Ultimamente el santuario de la Encina ha sido dotado de un
magnifico órgano gracias al desprendimiento del piadoso caba­
llero D. Jua.n Mardones, hijo y vecino de la villa de Arceniega.
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N OTAS

cE1 Infante 7 IU hijo D. Vela Velázquez estuvieron enterrados en el cementerio de la


i,lesla de Santa Maria de Respaldiza, en el mismo estado (de Ayala), con tanta reputación
de santidad, que en los tiempos pasados fué insigue la devoción de los pueblos a sus
cadáveres, pues cuando se hallaban necesitados de aguas para sus sementeras, concurrían
en procesión al cementerio 7 abrleDdo los sepulcros con fervorosas preces. para el tercero
día alcanzaban lluvias copiosas.
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En una de estas rogativas, cierto hombre se acercó con poca reverencia al cuerpo del
IDfante, con el intento de hurtar un diente para reliquia. y a breve rato le asaltó un mal
ele rabia, que le trajo furioso por los montes, hasta quitarle la vida con horror de todos • •


• •
• • •
• • • • . • • • ' . Don Fernando de Ayala y Rojas, en carta que escribió al Conde de
Fuensalida. • • • • en este mismo asunto dice• • • • • porlJ'" alii urca fundó Fernán Péres de

Ayalil 1I mmast"io de Son Juan de Quixana, lJ'" tiene pasados de cincuenta monjas y

"einte capellanes perpetuos para administrar los sa&ramenlos, , pareciéndole al Mariscal de


Castilla Pedro Carda de Herrera, Señor de Salvatierra, de Aya/a y Quartango y Empudia,
lJ'" alli estarifln mejor 3U3 cuerpos y lJ'"riéndoles trasladar al monasterio, no se lo cons,'n­

lió la tierra de Vi.caya, porque les tienen por san/os y Aan lucilo milagros 7 siempre que
la tierra M menester agua, van en procesión y alJren los sepulcros y luego IlunJe. El In/ante
D. Vela está cuerpo entero lodo, y yo mee alJri,. las tUIIIÑs y le vi JI asi puedo afirmar co"
""dad••

Rafael Floranes: Vida literana del Canciller Mayor de Castilla D. Pedro


López de Ayata. (Documentos inéditos para la H. de E.• t. XIX. págs. 35-36).
II

ARBOL GENEALÓGICO DE LOS SEÑ ORES DE AVALA

Infante D. Vela
I Señor

1
D. Vela Velázquez
II Señor

1
Galindo Velazquez
111 Señor

I
García Galíndez (r)
IV Señor

1
Sancho García de Sal�do
el Cabezudo (2)
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V Señor

1 ' "' 1
Lope Díaz de Haro Mari Sanchez de Salcedo Furtado ganchts
Señor de Vizcaya que casÓ con Pedto Velez de Glleval'ia VI Señot

1 I I
Lope el Chico (4) Sancho Pérez Sancho García
. de Gamboa (3) VlI Señor

1 1 I
Pedro L6pez Chico Elvira Sanchez Juan Sanchet
de G.mboa VIIl Señor

Sancho Pére& Motila (5)

I
Pedro L6pez .- , - , J'

1 I
Sancho P�rez de Ayal a Fernan Pérez de Ayala
IX Señor X Señer

I
Pedro López de Ayala el Canciller
XI Señor

(1) .EI primer dellos que tomó las armas e el nombre de Salledo porqué fue a mo.ar a Salaedo e
heredó a quel lolar de aquel Conde D. Rubio IU a,Uelo,: Las Bienandanzas e fortunas.
(o) .Llamaronle .1 Cabezudo, deliendo que la habla "ande e otroi que la babia buena, duele que
lo había todo: Ibidem.
(3) • • • • • que fué e l primero que tomó ..t e nombre porque pob:ó en Ullibarri-Gamboa.
(4) Baltardo.
(5) -Llamó.e Motila porque cuando el Roy D. AIConso le pre,uDtó que cómo llamaban al mOl. en
IU tierra de vascuence dijo que: Motil.. ibidem.
III

Don Fernando e D.a Isabel. • • a vós D. Pedro de Ayala Conde de Salvatierra salud e
gracia. Sepades que nos ha sido hecha relación que v6s estais en el nuestro Condado
e Señorío de Vizcaya e en las Encartaciones dél e que habeis procurado e precurais de
tomar de vivienda para v6s e algunos caballeros e escuderos parientes mayores que asisten
con v6s de vivienda por sí e por sus parientes parciales; e porque lo tal redunda en nuestro
deservicio e en dagno e esdndalo de ese dicho Condado e Encartaciones e es contra lo
per n6s mandado e prohibido por nuestras cartas fué aCOJ'dado en el lluestro Consejo que
d ebíamos mandar dar nuestra carta, para v6s . . . porque vos mandamos que del día que
esta nuestra carta vos fuese notificada fasta seis días primeros siguientes salgades de ese
dicho Condado de Vizcaya e de sus Encartaciones e non entrades nin tornades a él sin
que primeramente para ello hayais nuestra carta e cumplades el destierro que de nuestra
parte vos fué mandado de poner
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Dada en Valladolid ' a cateree días Gel mes de Setiembre año del nascilDiento de
Nuestro Señor Jesuchristo de mil e cuatrocientos e nOTenta e nueve.
(De la ..Colecci6n de cédulas, cartas, patentes, provisiones, reales 6rdenes, y otros
documentos concernientes a las provincias vascongadas copiadas de orden de S. Mj. de
los registros, minutas y escrituras existentes en el real archivo de Simancas y otras olici­
nas de la corte».-Tomo I. Madrid en la Imprenta' Real, año de 1 829.

IV

CLÁUSULA DEL TESTAMENTO DEL REY D. ENRIQUE 11

Otrosí por raz6n de los muchos e grandes e señalados servicios que nos licieron en
los nuestros menesteres los Perlados, Condes e Duques e Marqueses e Mestres e Ricos
omes, e Infanzones e los Caballeros e Eseuderos e CiMadanos • . • e algunas cibdade8,
villas e logares de los nuestros Regnos, e otras personas singulares . • • por lo qual les
obimos de facer algunas gracias e mercedes • • • ; por ende mandamos a la Regua e al
dicho Infante mi lijo que le gnarden e eumplan e manteagan las dichas gracias e Meree­
des • • • ; pero que todavía las ayan por mayorazgo e que finquen en su fijo legítimo mayor
de cada uno dellosj e si morieren sin fijo legítimo, que Be tornen los sus logares del que
así moriese a la Corona de los nuestros reguos • • •

En la Crónica ael rey D. Enrique, por L. de Ayala, citada en el texto.


fNDICE

Capltulos PAginas

Fuentes de este trabajo . . . . . . . · . . 3

l.-La Villa de Arceniega. . . . . . . . · . . 5

n.-Amojonamiento de Arceniega en el siglo XV. · . . 8

1II.-AntlgUedad de la Villa • • · . . . 13

IV.-Fueros de Arceniega • . . . . . . 16

V.-Nobleza de la Villa • • . . . . 19
arceniega.blogspot.com

. .

VI.-Arceniega del Cancilier D. Pedro López de Ayala . • • • 20


V11.-Un capitulo de las Bienandanzas e Fortunas . . • 25
V1n.-De las luchas de banderfa . . • . . • . • · . . 21
IX.-Real carta de Amparo a los ferrones de Arceniega . · . . 30
X.-EI Conde de Salvatierra . . . . • . • • 33
XI.-Confiscación de los bienes del Conde de Salvatierra • 38
XII.-Real carta de incorporaeión de Arceniega a la Corona Real 43
XIII.-Don Atanasio de Ayala • . . • . • • • . • • • • 45
XlV.-Pleltos de Arceniega con sus Sefiores. . • • 49
XV.-Arcenlega y el Monasterio de S. Juan de Quejana . · . . . 55 --

XVI.- La Torre de Ayala • • • • · . . 61

XVII.-Arcenlega en el siglo XVI . . . · . . . 63


XVlII.-La Junta de Ordunte . • . . . · . . . . . 78
XIX.,.....EI Santuario de Nuestra Sefiora de la Encina • · . . , 84

NOTAS. - l. 11 . 111 v IV al final.


OBRAS PUBLICADAS
DEL MISMO AUTOR
arceniega.blogspot.com

Descripción Histórica del VaIle

de Gordejuela . . . . . 5,00 ptas.

Avellaneda y la Junta General

de las Encartaciones. . . 8,00

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