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TRASTORNOS DE

ALIMENTACIÓN EN VARONES

TESINA

MACARENA FONSECA RODRÍGUEZ


MÁSTER PSICOLOGÍA CLÍNICA Y DE LA SALUD
MODALIDAD INTENSIVO
ÍNDICE

1. Justificación………………………………………………....................................3
2. Marco Teórico………………………………………………................................6
2.1. Anorexia Nerviosa……………………………………………….......................6
2.2. Bulimia Nerviosa……………………………………………….........................8
2.3. Trastornos de Alimentación no especificados…………………………………10
2.4. Evaluación………………………………………………..................................11
2.5. Factores de Riesgo………………………………………………......................14
2.6. Prevención………………………………………………..................................18
2.7. Trastornos de Alimentación y Obesidad……………………………………….19
2.8. Tratamientos a elección para los Trastornos de Alimentación………………...20
2.9. Principales Trastornos Asociados a los TCA………………………………….22
2.10. Trastornos de Alimentación en Varones……………………………………..24
2.10.1. Epidemiología……………………………………………….......................24
2.10.2. Factores de Riesgo………………………………………………................25
2.10.3. Aspectos Clínicos……………………………………………….................28
2.10.4. Aspectos Psicológicos………………………………………………...........28
2.10.5. Motivación a Adelgazar………………………………………………........29
2.10.6. Factores Sociales………………………………………………...................30
2.10.7. Factores Familiares………………………………………………................30
2.10.8. Pautas Alimentarias………………………………………………...............31
2.10.9. Distorsión de la imagen corporal…………………………………..…….…31
2.10.10. Sexualidad………………………………………………...........................32
2.10.11. Comparación Hombres y Mujeres con TCA………………………………32
2.10.12. Obstáculos en el Tratamiento……………………………………………...34
2.10.13. TCA y Suicidio………………………………………………....................34
3. Marco Empírico……………………………………………….............................35
3.1. Caso 1: Reportaje que muestra una historia Clínica de TCA…………………..35
3.2. Caso 2: Testimonio de un paciente. 19 años…………………………….…..…38
4. Conclusiones………………………………………………...................................41
5. Referencias Bibliográficas………………………………………………..............42
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1. JUSTIFICACIÓN
Aunque los trastornos de la conducta alimentaria (TCA) son más comunes entre las
chicas que los chicos, un número significativo de hombres adolescentes desarrolla
serios TCA, y muchos más están enganchados en comportamientos perjudiciales para
controlar el peso. La presión social por estar guapos y cuidar el físico se ha
incrementado en el último tiempo y los hombres están preocupándose cada vez más
por su imagen corporal.
Los medios de comunicación propagan una imagen masculina cada vez más cuidada,
arreglada y delgada. Se sabe que los espectadores adolescentes por estar en una etapa
especialmente conflictiva debido a diversos cambios psicológicos y corporales son más
vulnerables a influencias externas como por ejemplo las series televisivas, anuncios
comerciales, ídolos como grupos musicales y, el medio cibernético que hoy en día les
permite compartir opiniones de todo tipo. Dichas influencias muestran tipos de modelos
a seguir que pueden hasta llegar a cierta perfección y engañar a nuestros adolescentes
quienes van a desear llegar hasta ahí de distintas maneras. Una de estas maneras podría
ser controlar su estado físico a través de la comida. Por este motivo se hacen necesarios
diversos estudios en el tema, ya que en cada época se agregan factores que hacen
cambiar la forma en que se presentan estos trastornos. Hay estudios que afirman que en
los últimos años se han incrementado los TCA en varones, sin embargo no llegan a ser
concluyentes. Se sabe que de 10 casos de TCA, 9 son femeninos es por esto que la
mayoría de estudios en este tema corresponden a población de mujeres.
Asimismo, si se recogen datos culturales podemos llegar a concluir que en distintos
países se puede hablar de TCA y de un aumento progresivo de jóvenes con este
trastorno. Distintos estudios indican que el ideal de belleza occidental, el cual se ha
identificado como un factor de riesgo de sufrir un trastorno del comportamiento
alimentario, se estaría globalizando. Esto significaría que en culturas donde
tradicionalmente se valoraba como bello un cuerpo con más formas y con
características propias de la etnia a la cual representa, se estaría substituyendo por el
ideal de belleza de delgadez. Este ideal de belleza occidental se aleja mucho del ideal de
países orientales y para parecerse a él, las personas tendrían que modificar mucho su
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cuerpo. Actualmente están aumentando las investigaciones en países no occidentales


sobre la prevalencia de trastornos del comportamiento alimentario. No obstante, los
estudios continúan siendo escasos aunque en países en vías de desarrollo se constata que
se estarían aumentando estos trastornos.
Por un lado, la globalización del ideal de belleza y por el otro, el hecho de convivir en
culturas donde se sobrevalora el hecho de estar delgado y se rechaza el sobrepeso,
puede acabar equiparándose el riesgo a sufrir un trastorno del comportamiento
alimentario.
Ante estas cifras parece importante impulsar la investigación de la prevalencia de los
trastornos del comportamiento alimentario en España con el fin de diseñar programas
preventivos específicos dirigidos a este colectivo.
Los últimos estudios alertan que la mitad de la población española presenta problemas y
trastornos relacionados con la apariencia física, la nutrición y la alimentación.
Si nos centramos en la prevalencia de los trastornos del comportamiento alimentario
entre la población femenina española, el 5% de chicas están sufriendo anorexia, bulimia
o un trastorno del comportamiento alimentario no especificado. Datos más específicos
dicen que existe un 0.5 -1 % de Anorexia Nerviosa, 2-3 % de Bulimia Nerviosa y 2-3%
de Trastornos de alimentación no especificados.
El 11,5% de la población española están en alto riesgo: en ocasiones vomita, abusa de
laxantes y diuréticos, restringe su alimentación o consume pastillas para adelgazar con
el fin de obtener el cuerpo deseado.
Así podemos concluir que la anorexia nerviosa (AN) y la bulimia nerviosa (BN) tienen
una elevada relevancia clínica tanto por el aumento en la última década de su incidencia
(0,37 a 6,3 casos por 100.000 habitantes para la AN, y de 6 a 9,9 casos para la BN) y
prevalencia . Asimismo diversos estudios muestran que las tasas de mortalidad son
elevadas, van desde el 3 al 5%, subiendo en personas de mayor edad. (3,3% (a los 8
años) y 18% (a los 33 años)). A esto podemos decir que también se ha encontrado que
el tratamiento a tiempo de estos trastornos disminuye estos números tan desoladores. Es
misión de futuros investigadores aclarar estos datos con el fin de crear nuevos proyectos
preventivos.
Datos que arrojan una investigación reciente dicen que los pacientes con trastornos de la
alimentación presentan peor calidad de vida que la población general de su mismo sexo
y edad y similar a la de pacientes con otros trastornos psiquiátricos, como esquizofrenia,
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depresión y trastornos de pánico. Este estudio muestra la gravedad de estos trastornos.
Esto supone un grave problema de salud pública y plantea la necesidad de una
asistencia especializada.
En fin, se ha mostrado que los TCA son un tipo de trastorno psicológico de gran
envergadura y muy peligroso en ocasiones debido a su gran auge actual, a su índice de
mortalidad y a la baja calidad de vida que presentan las personas afectadas. Pero, ¿por
qué investigar sobre la población de hombres que es la menos afectada?, justamente por
ser una minoría que con el tiempo va creciendo hace falta mayor conocimiento acerca
de su inicio, factores de riesgo, factores psicológicos, entre otros, para así poder
prevenir un aumento de casos futuros y estar preparados por si este aumento no se
puede controlar.
En el presente trabajo se pretende hacer una revisión de los TCA y los principales
puntos importantes a tener en cuenta a la hora de pensar en ellos. Específicamente se
busca desarrollar el tema en el ámbito de los pacientes masculinos investigando sobre
ciertas interrogantes como: ¿Se han incrementado en la última década los trastornos de
alimentación en varones?, si es así ¿a qué factores se deberá?, ¿Qué variables
psicológicas están relacionadas en estos casos? ¿Qué factores de riesgo se pueden
relacionar con este tipo de trastornos en varones?, ¿Cuáles son las diferencias clínicas
entre mujeres y hombres con este tipo de trastornos?.

2. MARCO TEORICO
Las alteraciones en la conducta alimentaria consisten en una serie de preocupaciones
por la comida, el peso y la imagen corporal relacionadas con comportamientos
autodestructivos como dejar de comer, hacerlo en exceso y conductas compensatorias
que son acompañadas de sentimientos de culpa, vergüenza, depresión y más. Hay una
constelación de síntomas que describen los TCA y muchos factores que explican su
desarrollo, así al momento de entenderlos hacen falta relacionar diversos factores como
características personales, aspectos familiares, sociales, culturales y aspectos de la
personalidad.
El DSM-IV describe una lista de síntomas que ayudan al profesional a diagnosticar un
TCA dando con detalle las conductas que definen cada tipo:

2.1. ANOREXIA NERVIOSA

Las primeras descripciones de la AN datan del siglo XVII, cuando Morton estableció
que el origen de este trastorno, a diferencia de otros estados de malnutrición, era una
perturbación del sistema nervioso acompañada de tristeza y preocupaciones. En el siglo
XIX se describe como cuadro psicopatológico individual similar al observado en la
actualidad, aunque se pensaba que era una enfermedad del ánimo. La AN es un TCA
que se manifiesta como un deseo irrefrenable de estar delgado, acompañado de la
práctica voluntaria de procedimientos para conseguirlo: dieta restrictiva estricta y
conductas purgativas (vómitos autoinducidos, abuso de laxantes, uso de diuréticos, etc.).
A pesar de la pérdida de peso progresiva las personas afectadas presentan un intenso
temor a llegar a ser obesas. Presentan una distorsión de la imagen corporal, con
preocupación extrema por la dieta, figura y peso, y persisten en conductas de evitación
hacia la comida con acciones compensatorias para contrarrestar lo que ingieren
(hiperactividad física desmesurada, conductas de purga, etc.). No suelen tener
conciencia de enfermedad ni del riesgo que corren por su conducta. Su atención está
centrada en la pérdida ponderal, lo que les causa estados nutricionales carenciales que
pueden comportar riesgos vitales. Generalmente, hay rasgos de personalidad previos
con
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tendencia al conformismo, necesidad de aprobación, hiperresponsabilidad,


perfeccionismo y falta de respuesta a las necesidades internas.
El DSM-IV subdivide este trastorno en dos según el uso de purgantes o no: Anorexia
Nerviosa Restrictiva y Anorexia Nerviosa Purgativa.

Presentación Clínica
Restricción de la ingesta de alimentos y/o su eliminación mediante purgaciones y
ejercicio excesivo. Decisión de la paciente con el objetivo de mantener su peso por
debajo de lo normal.
Pérdida de peso que conduce a la desnutrición. El grado de desnutrición se mide a
través de dos parámetros: el mantenimiento de un peso por debajo del 85% del peso
esperado para su edad y su altura (DSM-IV). Un índice de masa corporal o IMC inferior
a 17.5 (CIE-10).
Alteración en el ciclo menstrual, con amenorrea. Ausencia continuada de menstruación.
La amenorrea se considera primaria o secundaria en función de que nunca haya
aparecido o se haya perdido después de su aparición.
Alteraciones de la imagen corporal (IC). Pueden producirse o bien al inicio del trastorno
o en su desarrollo. La paciente muestra una gran insatisfacción hacia su propio cuerpo y
presenta una percepción alterada del mismo.
Negación y control del hambre. Etimológicamente, la anorexia significa “pérdida de
apetito” pero las pacientes que padecen una anorexia nerviosa no tienen una pérdida
objetiva del apetito, sino mucha hambre, aunque se lo nieguen a sí mismas y a los
demás. Lo que sucede es que encuentran satisfacción en ayunar y es por eso que se
vuelven adictas a esto.
Hiperactividad. Ejercicio excesivo y/o actividad extrema. El trastorno cursa con una
actividad física exagerada y extenuante. La hiperactividad se encuentra en un porcentaje
muy alto en pacientes anoréxicas (75%) y es la característica más destacadas en
pacientes varones.
Obsesiones y control. La delgadez y la pérdida de peso que consiguen los pacientes son
biológicamente inestables. El cuerpo luchará para conseguir el aporte nutricional que
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necesita. Los pensamientos sobre la comida llegan a ocupar todo el espacio psíquico de
la paciente hasta convertirse en un trastorno obsesivo grave.
Miedo a la madurez. Cuando los pacientes consiguen mantener de forma estable la
restricción alimentaria que se han impuesto no sólo pierden peso sino que detienen su
crecimiento. El cuerpo adquiere un funcionamiento y una apariencia infantil. Durante
mucho tiempo el trastorno recibió el nombre de síndrome de Peter Pan como expresión
del deseo de no crecer.
Exaltación y sensación de “fuerza”. Cuando empieza a perder peso, se siente triunfante,
ha conseguido el gran logro de su vida, ha cubierto todos los objetivos de una sola vez:
la delgadez y el control de la comida. Por primera vez, la sensación de incapacidad
desaparece y aflora un sentimiento de autoestima.
Irritabilidad y fluctuaciones bruscas del estado de ánimo. La alegría comentada es
inconciente y pronto se verá amenazada por la posibilidad de perder el control y comer
más de lo propuesto. La familia la verá exultante en un momento determinado y
gritando y llorando al momento siguiente. Las cosas más nimias, e imperceptibles para
cualquiera, serán catástrofes irreparables.
Desequilibrio en el estilo de vida. La paciente no sólo desea conseguir ser más delgada,
sino también la mejor en el terreno académico y profesional. No importa que la vida se
reduzca a estudiar en el cuarto. No importa que el descanso y la diversión no existan. La
cuestión es “mantener el tipo”. conseguirán notas brillantes y expedientes soberbios.
Perfeccionismo. Los pacientes con anorexia nerviosa tienen tendencias perfeccionistas y
sus metas son muy difíciles de conseguir. A pesar de que objetivamente sus resultados
son excelentes, como nunca suelen ser totalmente perfectos, mantienen dentro de sí una
sensación de fracaso permanente.

2.2 BULIMIA NERVIOSA

La historia de la BN es mucho más reciente que la AN, aumentando considerablemente


el número de personas afectadas en los últimos años. Entre las razones, posiblemente su
evolución menos dramática y la facilidad de las personas afectadas para pasar
desapercibidas.
La BN es un TCA que se caracteriza por episodios de atracones (ingesta voraz e
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incontrolada), en los cuales se ingiere una gran cantidad de alimento en poco espacio de
tiempo y generalmente en secreto. Las personas afectadas intentan compensar los
efectos de la sobreingesta mediante vómitos autoinducidos y/o otras maniobras de purga
(abuso de laxantes, uso de diuréticos, etc.) e hiperactividad física. Muestran
preocupación enfermiza por el peso y figura. En la BN no se producen necesariamente
alteraciones en el peso, se puede presentar peso normal, bajo o sobrepeso. La BN suele
ser un trastorno oculto, ya que fácilmente pasa desapercibido, y se vive con
sentimientos de vergüenza y culpa. La persona afectada suele pedir ayuda cuando el
problema ya está avanzado.
El DSM-IV distingue entre Bulimia Nerviosa tipo Purgativo y tipo no Purgativo.

Presentación Clínica

Presencia de conductas purgativas: vómitos, laxantes y diuréticos. El miedo a la gordura


que sigue al episodio de comida excesiva y la posibilidad de perder atractivo físico, son
dos de las razones más poderosas para realizar estas conductas.
Alteración del régimen de comidas. Se priva del alimento que necesita, generando una
necesidad compulsiva que puede irrumpir en cualquier momento alterando el ritmo y
horario de las comidas. El ayuno le llevará necesariamente al caos y descontrol.
Empieza el picoteo y los atracones a lo largo del día, llegando a un punto de caos total.
Insatisfacción muy profunda. Es permanente. Exige a la vida, en general, y a todos con
los que se relaciona, en particular que los acontecimientos ocurran según sus deseos.
Independencia catastrófica. Los pacientes bulímicos tienden a ser muy dependientes del
medio y necesitan el apoyo de los demás para sentir su valía. Como, en el fondo, un
nivel de dependencia en absoluto les produce fobia, se comportan de forma reactiva,
aparentando independencia.
Impulsividad. Es muy frecuente que haya comenzado a salir con personas muy pronto y
tienda a “meterse” en situaciones difíciles y arriesgadas con mucha facilidad. En los
casos más graves, las conductas bulímicas se asocian con comportamientos de alto
riesgo: alcohol, drogas, sexo. Indiscriminando y sin precaución.
Soledad. El deseo de producir en el otro una admiración permanente, hace que, entre
otras razones, el paciente no establezca verdaderas relaciones de amistad con los demás.
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Tratará de resolver las dificultades de relación evadiéndolas con el éxito de su
apariencia y la comida. En un número no despreciable de casos, esta evasión se
completará con un consumo excesivo de alcohol.

2.3 TRASTORNOS DE ALIMENTACIÓN NO ESPECIFICADOS (TCANE)

Los TCANE son habitualmente cuadros de AN o BN incompletos, ya sea por su inicio o


porque están en vías de resolución. Por lo tanto, en ellos veremos síntomas similares a
la AN o a la BN pero sin llegar a configurar un cuadro completo, aunque no por ello
menos grave. En los TCANE también se incluyen trastornos tales como el empleo
habitual de conductas compensatorias inapropiadas (después de ingerir pequeñas
cantidades de alimento, masticarlas y expulsar la comida) y episodios compulsivos de
ingesta de forma recurrente pero sin conductas compensatorias. El TA es una entidad en
fase de estudio para poder determinar si nos hallamos ante un trastorno diferente al resto
de TCANE o simplemente ante una forma leve de BN. La diferencia principal con la
BN es la ausencia de mecanismos compensatorios de los atracones, por lo que con el
tiempo el paciente se encamina inexorablemente hacia un problema de sobrepeso u
obesidad. El más estudiado es el Trastorno por Atracón. El trastorno por sobreingesta
compulsiva (o trastorno por atracón) es un síndrome caracterizado por la ocurrencia de
atracones recurrentes de comida que no van acompañados de las conductas
compensatorias asociadas a la bulimia.

Presentación Clínica

Algunos ejemplos son:


• En mujeres, se cumplen todos los criterios diagnósticos para la AN pero las
menstruaciones son regulares (TCANE 1).
• Se cumplen todos los criterios diagnósticos para la AN excepto que, a pesar de existir
una pérdida de peso significativa, el peso del individuo se encuentra dentro de los
límites de la normalidad (TCANE 2).
• Se cumplen todos los criterios diagnósticos para la BN, con la excepción de que los
atracones y las conductas compensatorias inapropiadas aparecen menos de dos veces
por semana o durante menos de tres meses (TCANE 3).
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• Se cumplen todos los criterios diagnósticos para la BN, excepto el empleo regular de
conductas compensatorias inapropiadas después de ingerir pequeñas cantidades de
comida por parte de un individuo de peso normal (por ejemplo, provocación del vómito
después de haber comido dos galletas) (TCANE 4).
 Masticar y expulsar, pero no tragar, cantidades importantes de comida.
• Trastorno por Atracón.
2.4 EVALUACIÓN

Evaluación del peso y otros parámetros médicos:


Cuando la pérdida ponderal es del 25% al 30% del peso ideal, surgen riesgos
importantes para la vida por desnutrición, deshidratación, alteraciones electrolíticas o
arritmias cardíacas. Si el infrapeso alcanza dicho intervalo 25-30% es recomendable la
hospitalización. Para calcular el nivel de infrapeso podemos aplicar la fórmula del
índice de Peso Relativo (IPR):
IPR= (Peso Real * 100 /peso ideal) - 100
El peso ideal se obtiene a partir de alguna de las tablas normalizadas de pesos según
estatura, edad, sexo y complexión.
En general, las anoréxicas obtienen un IPR inferiores a -20. Las pacientes bulímicas
obtienen un IPR alrededor de 0, con pequeñas desviaciones por encima.
En la actualidad existe mayor tendencia a emplear el Índice de Masa Corporal de
Quetelet (IMC) como indicador del estado nutricional del individuo. Ha sido asumido
por la OMS (Organización Mundial de la Salud) como método preferible.
IMC= Peso (kg.) / Estatura (m2)
En general las pacientes con anorexia nerviosa suelen obtener IMCs inferiores a 17 y las
pacientes con bulimia nerviosa suelen tener IMCs entre 20 y 25.

En las entrevistas Clínicas se puede evaluar los signos de gravedad observables:

 Ojos y mejillas hundidos.


 Extremidades de color azul/malva
 Hematomas fáciles
 Edemas
 Mareo al cambiar rápidamente de posición
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 Incapacidad para hacer esfuerzos físicos
 Frecuentes mareos o lipotimias (por hipoglucemia)
 Piel seca y fría
 Lanugo
 Inflamación de las parótidas (por el vómito)
 Caída del cabello
 Erosión dental
 Lesiones en las manos (signo de Russel)

Hay que indagar en detalles sobre la dieta:

 Historia de dietas
 Numero de dietas efectuadas por el paciente
 Volumen calórico promedio aproximado
 Composición de la dieta en cuanto a macronutrientes
 Nº de episodios bulímicos
 Períodos de ayuno

También será importante saber sobre la velocidad de la ingesta:

Aspecto que deberá someterse a intervención sobre todo en el caso de las anoréxicas,
donde la ingestión de alimentos trascurre a un ritmo muy lento y se acompaña de
conductas anómalas como:
 Repartir la comida por el plato
 Trocearla
 Quitarle la grasa
 Masticarla y escupirla
 Dejar pasar largos intervalos de tiempo observando la comida sin ingerirla

Episodios de descontrol alimentario:

Resulta recomendable detectar aquellos factores que incrementan o hacen disminuir la


ingesta y estados emocionales posteriores a la ingesta (antecedentes y consecuentes):
De los episodios bulímicos hay que evaluar:

 Frecuencia
 Alimentos que ingieren
 Volumen calórico
 Antecedentes
 Deprivación alimentaria por haberse saltado una comida
 Severa restricción alimentaria
 Situaciones estresantes puntuales
 Experiencias negativas relacionadas con la Imagen Corporal
 Estrategias de control de peso (vómito, laxantes, diuréticos…)
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Evaluar las cogniciones distorsionadas sobre la ingesta:

 “El agua engorda porque queda retenida en los tejidos”


 “Al ingerir un alimento produce un bulto de grasa equivalente al volumen del
alimento”
 “Si no eres capaz de cumplir tu dieta eso demuestra que no eres capaz de controlar
nada en tu vida”

Sistemas de control de peso:

 Frecuencia con que se practica el vómito


 Si es solo después de ingerir grandes cantidades de alimentos (BN)
 Método para acelerar la pérdida de peso (AN)
 Métodos para provocárselo (beber grandes cantidades de agua, empleo de los dedos o
algún objeto, presionar el vientre)

Ingesta de laxantes, diuréticos o fármacos anorexígenos:


 Dosis
 Marca
 Frecuencia de uso
 Uso regular para controlar el peso (AN)
 Uso después de una gran ingesta calórica (BN)

Ejercicio Físico:
 Tipo de ejercicio físico
 Duración de cada sesión
 En la anorexia:
 Estudiar paseando
 Dormir sentada o de rodillas
 Hacer tareas domésticas
 Levantarse muy temprano

Evaluación de las alteraciones de la imagen corporal:

Dimensión perceptiva: el grado de precisión con que la persona percibe la forma y


tamaño de su cuerpo considerando globalmente y de partes de él.

Dimensión cognitiva: incluye creencias que la persona tiene acerca de su cuerpo y


partes de éste y las actitudes que éstas despiertan hacia el propio cuerpo.

Dimensión conductual: es una traducción lineal al plano del comportamiento de lo que


ocurre en el plano perceptivo y cognitivo.
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Motivación para el cambio:

Importante evaluarla ya que es un preeditor de resultado. Uno de los cuestionarios más


utilizados es: Anorexia Nerviosa Stages of Change Questionaire (ANSOCQ).
Psicopatología Asociada:

Con trastornos afectivos, trastornos de Ansiedad, TOC.

INSTRUMENTOS DE EVALUACIÓN

Auto registros alimentarios


Registros de observación externa
Ealing attitudes Test (EAT)
Body Shape Questionnaire (BSQ)
Body Image Avoidance Questionnaire (BIAQ)
Cuestionario de influencias del modelo estético corporal (CIMEC)
Eating Disorders Inventory (EDI-2)

ENTREVISTAS

Eating Diosorder Examination (EDE)


Body Dysmorfhic Disorder Examination (BDDE)

2.5 FACTORES DE RIESGO

Podemos catalogar como conductas de riesgo a aquellos comportamientos que podrían


llevar a un TCA en el momento en que se convierten en pautas rígidas del día a día del
paciente, asimismo si son detectadas a tiempo se podrían utilizar como motivos de
preocupación y detección precoz del TCA. Son ejemplos:

En relación a la alimentación:

• Utilización injustificada de dietas restrictivas

• Estado de preocupación constante por todo aquello que refiere a la alimentación

• Interés exagerado por recetas de cocina, contar calorías…

• Preferencia por no comer en compañía

• Comportamiento alimentario extraño (comer de pie, cortar la comida en trozos


muy pequeños, ritmo excesivamente lento o rápido cuando se come).

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En relación a la imagen corporal:

• Percepción errónea de estar con sobrepeso aun estando por debajo de lo que se
considera normopeso.

• Intentos de esconder el cuerpo con ropa ancha, oscura.

En relación al comportamiento:

• Estado de ánimo depresivo e irritable con cambios de humor frecuentes.

• Disminución de las relaciones sociales con tendencia al aislamiento.

• Al inicio del trastorno puede darse un aumento aparente de las horas de estudio
pero a medida que avanza la enfermedad se ve afectada la concentración y el
rendimiento académico.
Como otros trastornos mentales, los TCA poseen una etiología múltiple y poco
conocida. En su etiopatogenia, según los estudios, se encuentran involucrados diversos
factores biológico-genéticos, de vulnerabilidad, características psicológicas, aspectos
socioculturales, y estresores. El peso específico de cada uno de ellos todavía no está
bien determinado.
Hasta el momento se han descrito diferentes factores de riesgo para estos trastornos. Los
diseños de algunos de los estudios descritos son transversales y no permiten establecer
relaciones causales sino de asociación.

Factores biológicos

La investigación de los factores biológicos se ha centrado principalmente en los factores


genéticos y las alteraciones neurobiológicas.
Los estudios realizados en familias muestran una mayor frecuencia de TCA entre los
familiares de personas con TCA que entre los controles, con lo cual concluyen que debe
haber una vulnerabilidad familiar para estos trastornos.
Estudios de casos y controles mediante la genética molecular han obtenido asociación
positiva entre la presencia de determinados polimorfismos y una mayor vulnerabilidad a
padecer AN. Los más estudiados son el sistema serotoninérgico (5-HT; regula el
apetito, la respuesta al estrés, la conducta sexual, la sintomatología obsesiva, el humor,
etc.), dopaminérgico y neurotrofinas. Sin embargo, estos resultados hasta el momento
no son
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concluyentes. La genética parece explicar entre el 60% y el 70% de la vulnerabilidad en
el caso de la AN. En el caso de la BN, la presencia de la susceptibilidad se encuentra en
el cromosoma 1080.

Factores socioculturales

Los estudios identifican los siguientes factores socioculturales como de riesgo para los
TCA: modelos familiares sobreprotectores, rígidos y exigentes, conflictivos, y poco
cohesionados, familias desestructuradas (padres divorciados), antecedentes familiares
de trastornos afectivos y sintomatología obsesivo-compulsiva, de TCA (especialmente
en las madres), dieta y/o conducta alimentaria atípica en la familia (preocupación por el
peso por parte de los padres), obesidad (especialmente en madres), alcoholismo
(especialmente en padres), hábitos alimentarios poco regulares durante la infancia,
profesiones y/o actividades durante la infancia-adolescencia que valoran excesivamente
la delgadez y/o el peso.

Factores psicológicos

Se han asociado con los TCA los siguientes factores psicológicos: trastornos afectivos,
trastornos de la personalidad, trastornos obsesivo-compulsivos, trastornos de control de
impulsos, realizar dieta anómala y restrictiva y preocupación por el cuerpo, historia
personal de dificultades alimentarias, excesiva rigidez, perfeccionismo, retraimiento
social y baja autoestima.

Acontecimientos vitales potencialmente estresantes

Sobre los acontecimientos vitales potencialmente estresantes asociados con los TCA,
mencionar los siguientes: abusos sexuales y/o físicos en la infancia, críticas respecto al
físico y antecedentes de crisis vital.
Según una revisión sobre los factores de riesgo de los TCA, algunos de los factores
anteriormente mencionados han mostrado resultados consistentes para predecir los TCA
tanto en estudios longitudinales como en estudios transversales: género, etnia (excepto
asiáticos), problemas de alimentación y trastornos gastrointestinales en edades
tempranas de la infancia, abuso sexual y otras experiencias adversas, baja autoestima,
morbilidad psiquiátrica general, peso elevado e insatisfacción corporal y realización de
dietas. 16
De los diferentes modelos explicativos de la AN, el de Garner (1993) propone que es el
resultado de la interacción de tres tipos de factores: predisponentes, precipitantes y
perpetuantes. Los primeros confieren susceptibilidad a la AN. Algunos de éstos vienen
determinados por la carga genética, como el sexo femenino. Otros factores
predisponentes son individuales, familiares y culturales. Los precipitantes, como por
ejemplo la insatisfacción con el peso corporal y la silueta, interaccionan de tal forma
con los predisponentes que condicionan a la persona lo suficiente para decidir que debe
perder peso y restringir la ingesta alimentaria. Una vez iniciada la AN, progresando la
pérdida de peso empiezan las complicaciones derivadas de la malnutrición. Las
consecuencias multidimensionales del trastorno (físicas, psicológicas y sociales) son a
la vez factores perpetuantes del trastorno y potenciadores de los factores predisponentes
y precipitantes.
La literatura actual sugiere que los TCA se encuentran parcialmente determinados
tanto por factores socioculturales, como por factores biológico-genéticos (éstos últimos
explicarían entre el 60%-70%. Sin embargo, una parte de la varianza no queda
explicada
ni por unos ni por otros, de ahí que cada vez más estudios analicen la relevancia que
tienen los factores ambientales no compartidos, los cuales explicarían por qué hermanos
gemelos, que han crecido en un ambiente familiar similar, pueden diferenciarse respecto
a su conducta alimentaria, siendo patológica en unos casos mientras que en otros no.
Entre ellos, estarían incluidos: el trato diferencial que pueda darse a los hermanos por
parte de los padres, la personalidad y el temperamento de los sujetos, el estilo relacional
de los sujetos, las situaciones estresantes vividas y las características diferenciales
específicas. La evidencia científica publicada muestra que factores ambientales no
compartidos poseen una mayor relevancia que factores compartidos. Y en este sentido,
del 24% al 42% de la varianza en AN y del 17% al 46% de la varianza en BN,
quedarían explicadas por la influencia de factores ambientales no compartidos.

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2.6 PREVENCIÓN

La prevención primaria tiene como objetivo limitar la incidencia de la enfermedad, en


este caso los TCA, mediante el control de las causas y de la exposición a factores de
riesgo o el aumento de la resistencia de los individuos a los mismos. Sin lugar a dudas,
el primer paso para establecer medidas de prevención primaria es identificar las
exposiciones pertinentes y evaluar su impacto sobre el riesgo de enfermar en el
individuo y en la población.
Las intervenciones de prevención primaria específicas para los TCA más frecuentes se
incluyen en los siguientes 5 tipos: psicoeducacionales, de educación en el criticismo
hacia los medios de comunicación, técnicas de inducción y disonancia, e intervenciones
focalizadas en eliminar los factores de riesgo de los TCA y en fortalecer al huésped.
Para implementar las medidas de prevención primaria existen dos estrategias, a menudo
complementarias: la estrategia poblacional y la estrategia de alto riesgo. La estrategia
poblacional es de tipo general y se dirige a toda la población con el objetivo de reducir
el riesgo promedio de la misma. La estrategia de alto riesgo es de tipo individual y se
dirige a aquellas personas que más lo necesitan, o sea, a los individuos más vulnerables
o que presentan un riesgo especial como consecuencia de la exposición a determinados
factores de riesgo. En el caso de los TCA, los grupos de riesgo lo son ya sea por su edad
(adolescencia), sexo (mujer) o participación en actividades de riesgo, ya sea a nivel de
ocio o profesional (gimnastas, atletas, modelos, bailarinas/es, patinadoras/es, deportistas
de élite, etc.).
El principal objetivo de la prevención va a ser fomentar unos buenos hábitos
alimentarios, siendo los padres, buenos modelos de los mismos. También se pondrá en
énfasis desarrollar una actitud crítica ante los medios de comunicación, que permitirá no
creerse “todo lo que se vende”.
Un área donde se debe intervenir a este nivel para poder prevenir un futuro TCA es la
autonomía la que puede ser uno de los aspectos más relevantes en la prevención familiar
de estos trastornos, de esta forma permitimos que los hijos crezcan con más seguridad,
con capacidad para resolver sus problemas, con más autoestima, y más recursos para
defenderse de críticas externas y de otras influencias sociales.
Por esto a nivel familiar, se debe psicoeducar en la crianza de sus hijos, como por
18
ejemplo enseñar que reducir las conductas sobreprotectoras aumentará los factores
protectores del individuo, y de esta forma se previenen multitud de trastornos y
problemáticas, no sólo los trastornos alimentarios.

2.7 TCA Y OBESIDAD

No hay duda, investigaciones y un sin número de experiencias lo confirman: Los niños


y adolescentes obesos son víctimas de rechazo. Suelen sufrir insultos, bromas, chistes,
por parte de los padres, compañeros, profesores y medios de comunicación.
El motor del rechazo a la obesidad es el actual estereotipo de belleza: la delgadez como
único modelo estético aceptable. Por lo tanto las personas obesas son objeto de estigma
social.
A los 6 años los niños y niñas ya tienen interiorizado la idea de belleza, han aprendido
de adultos y medios de comunicación que estar delgado es un atributo positivo, mientras
que estar gordos es negativo. Esto facilita que los niños desde pequeños manifiesten
rechazo a la obesidad realizando comentarios ofensivos e hirientes a sus compañeros
obesos, llegando incluso a marginarlos. Esta situación puede causar serias
consecuencias psicológicas tales como: pobre concepto de sí mismo, déficits en
habilidades sociales, aislamiento social, preocupación e insatisfacción con la imagen
corporal. Todos estos aspectos pueden desencadenar algún trastorno de la conducta
alimentaria.
Además durante la adolescencia la relación con el grupo de iguales es fundamental para
conformar la propia identidad y la autoestima. En esta etapa ser objeto de comentarios
negativos, no recibir apoyo social y sentirse excluido afectará al autoconcepto,
generando a su vez malestar psicológico.
Sufrir sobrepeso u obesidad aumenta el riesgo de presentar trastornos de conductas
alimentarias como bulimia nerviosa o trastornos de conducta alimentaria no
especificada. Y también se ha visto en algunas personas anoréxicas una historia de
obesidad infantil, principalmente en varones.
Esta claro que la adolescencia es una etapa de riesgo para desencadenar trastornos
alimentarios, si a este factor se le agrega la presencia de sobrepeso hay un riesgo aún
mayor de presentar dichos trastornos psicológicos. Dada esta situación, los adolescentes
19
con sobrepeso constituyen un verdadero caldo de cultivo para los trastornos de conducta
alimentaria.

2.8 TRATAMIENTO A ELECCIÓN PARA LOS TCA


En términos generales debe ser realizado por un equipo interdisciplinar. Y en función
del estado de el paciente se decidirá el lugar de la intervención.

Realimentación Nutricional
Es el tratamiento mejor establecido. En casos de infrapeso lo primordial es lograr que la
persona se alimente correctamente y recupere nutrición. El principal objetivo es
restablecer el peso normalizando los patrones alimentarios, también se pretende corregir
las secuelas biológicas y psicológicas de la malnutrición.
Tratamiento psicológico
Después de que la ganancia de peso se haya iniciado se procede a buscar el tratamiento
psicológico más adecuado para la persona. No existe un tratamiento psicológico que se
haya mostrado eficaz en las diversas investigaciones. Sin embargo las terapias
cognitiva-conductual, interpersonal y cognitiva han demostrado ser posiblemente
eficaces en algunos de estos estudios.

Tratamiento familiar
Hay distintos tipos de intervenciones. Existen grupos multifamiliares en los que se
trabaja con las familias al completo (madre, padre, hermanos, afectados), es un trabajo
que se realiza más desde las unidades de trastornos de la conducta alimentaria dentro de
los hospitales.
Por otro lado hay grupos de autoayuda, los más comunes en las asociaciones. Y
finalmente los grupos de apoyo, que se abren hueco en los últimos años.
Los grupos de autoayuda están coordinados por un familiar de afectada/o, o por alguien
que ya ha superado el trastorno. Los grupos de apoyo son coordinados por un
profesional, tienen un programa específico de 10-12 sesiones.
Estas distintas intervenciones grupales forman parte del tratamiento en trastornos
alimentarios, dirigido a la familia. Y ayudan a que los padres puedan recibir
20
información, estrategias y apoyo emocional para manejar mejor la enfermedad mientras
dure.
En definitiva, es muy recomendable para los familiares de personas afectadas de
trastornos alimentarios que acudan a estos grupos. De esta forma el tratamiento será
más integral.

Tratamiento farmacológico
En estos trastornos se suele utilizar distintos fármacos como ansiolíticos, antidepresivos,
antipsicóticos, estimulantes del apetito, antagonistas opiáceos, anticonvulsivos,
psicoestimulantes.
Los antidepresivos sobre los que se ha identificado evidencia en los TCA son los
siguientes, según el grupo al que pertenecen:
– Inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (ISRS): fluoxetina, citalopram,
fluvoxamina.
– Otros antidepresivos: sibutramina y trazodona.
– Antidepresivos triciclícos: amitriptilina, clomipramina e imipramina.

TRATAMIENTO ANOREXIA NERVIOSA


Los principales objetivos en el tratamiento de este trastorno son:
1.Restaurar el peso
2.Tratar las complicaciones físicas
3.Incrementar la motivación del paciente para que coopere en la restauración de los
patrones nutricionales y alimentarios sanos
4.Proporcionar educación con respecto al punto anterior
5.Modificar el conjunto de pensamientos, actitudes y sentimientos inadecuados con
respecto al trastorno alimentario
6.Tratar los trastornos psiquiátricos asociados
7.Conseguir el apoyo familiar y proporcionar a la familia asesoramiento y terapia
cuando sea necesario
8. Prevenir las recaídas

TRATAMIENTO BULIMIA NERVIOSA


La terapia cognitivo-conductual es más eficaz que cualquier forma de tratamiento con la
21
que se haya comparado. Las terapias farmacológicas, fundamentalmente antidepresivos
son empleadas con el objetivo de reducir los episodios de atracones y las conductas
purgativas y para aliviar síntomas como la depresión, ansiedad, obsesiones o falta de
control. La terapia interpersonal se ha mostrado eficaz a largo plazo.
También existen otros tratamientos como manuales de autoayuda, programas grupales
breves psicoeducativos, terapia familiar y la terapia psicodinámica.

Los principales objetivos en terapia son:


1.Reducción o eliminación de los atracones y las conductas purgativas
2.Mejorar las actitudes relacionadas con el trastorno alimentario
3.Minimización de la restricción alimentaria
4.Aumentar la variedad de alimentos que comen
5.Potenciación de la práctica moderada de ejercicio físico saludable
6.Abordaje de las áreas problemáticas que pueden subyacer al trastorno: preocupaciones
por la imagen corporal, la autoestima, estilos de afrontamiento, resolución de
problemas.
7.Prevenir las recaídas

2.9 PRINCIPALES TRASTORNOS ASOCIADOS A LOS TCA

Trastornos relacionados con sustancias


El abuso y dependencia de sustancias ilegales es alto en los TCA, especialmente en la
BN y cuadros afines. Al principio el uso de estimulantes (anfetaminas y cocaína) está
relacionado con los intentos para reducir el apetito, después se vincula a los cuadros de
BN asociada a la impulsividad. Hasta el 40% de las personas diagnosticadas (AN o BN)
reconocen que abusan o dependen de alcohol o sustancias ilegales.

Trastornos de ansiedad
La ansiedad está tan presente en los TCA que es difícil discernir si forma parte de la
clínica específica de estos trastornos o si es una patología comórbida. En los TCA se
presentan cuadros fóbicos específicos (fobia a ciertos alimentos, fobia social, etc.) y
otros como la claustrofobia o las fobias simples no relacionadas. Lo mismo podemos
22

decir de las crisis de pánico o crisis de angustia. En algunos casos se vinculan a los
TCA y en otros casos son genuinamente comórbidos. Los estudios marcan prevalencias
de ansiedad muy variadas que pueden oscilar entre el 10% y el 40%, dependiendo de los
instrumentos de medida y los criterios de inclusión.

Trastornos obsesivo-compulsivos (TOC)


Las personas con TCA, especialmente AN, presentan una importante prevalencia de
rasgos de personalidad obsesivos. Muchas de ellas son personas rígidas, estrictas,
ordenadas, responsables, constantes, intransigentes y poco tolerantes, rasgos de
personalidad que predisponen y acompañan a los TCA. No obstante, en un número no
desdeñable de pacientes, hasta un 40% diagnosticados de AN, está presente la
enfermedad obsesivo-compulsiva cumpliendo criterios de comorbilidad.

Trastornos de personalidad
Alrededor del 30% de casos de TCA presentan trastornos de la personalidad. Las
personas que cumplen criterios de BN presentan asociado un trastorno de la
personalidad, especialmente el límite y el histriónico, con una alta prevalencia.

Trastornos del estado de ánimo


La depresión está también íntimamente relacionada con los TCA. Es difícil plantear la
existencia de una AN o una BN sin asociar un cuadro de depresión. Ocurre como con la
ansiedad, en unos casos predispone, en otros está ligada a la clínica de los TCA o se
presenta como entidad comórbida. La prevalencia de la depresión oscila entre el 40% y
el 80% con mayor presencia en la BN.

Trastornos del control de los impulsos


Algunas de las conductas perturbadas de los TCA suponen una pérdida del autocontrol
(conducta de sobreingesta, conductas de purga, autoagresiones, etc.). También en los
TCA se dan otros trastornos del control de los impulsos como puede ser la cleptomanía
o tricotilomanía.

Diabetes Mellitus
La DM está presente en la génesis y evolución de los TCA y también en el tratamiento,
que deberá ser ajustado a esta condición física. Los estudios muestran cifras de
23
prevalencia muy variables. Entre el 0,5% y el 7% de los casos de AN y BN presentan
una DM tipo 2. Este porcentaje llega hasta el 20% en los TCANE. Hasta el 9% de los
diabéticos obesos presentan un TCA.
La DM tipo 1 es un factor de riesgo de padecer un TCA (tres veces más riesgo de BN y
dos veces más de TCANE subclínico que la población sin DM tipo 1). La DM tipo 2 es
un factor de riesgo de padecer conductas de ingesta incorrectas. Cuando coexisten la
DM tipo 1 y el TCA se ha encontrado un aumento de las complicaciones físicas como la
retinopatía.

Obesidad
La obesidad como factor de riesgo está vinculada a la AN y a la BN. También es un
estado habitual a medio-largo plazo del TCA y, en este caso, la obesidad tiene una
participación directa con el diagnóstico y tratamiento. Hasta el 6% de los niños obesos
presentan TCA.
2.10 TRASTORNOS DE ALIMENTACIÓN EN VARONES

2.10.1 Epidemiología

La prevalencia en los TCA en varones es diferente según el cuadro clínico y también


según la edad.
Se acepta globalmente que el 8-10% del total de los casos correspondería a varones. Sin
embargo se encuentran diferencias según se hable de las formas de anorexia restrictiva
que corresponderían a estas cantidades, mientras que en la bulimia podría ser más
frecuente (alrededor del 10-15%).
Las prevalencias de los TCA en varones difieren según la edad, entre los grupos pre -
puberales alcanzarían al 25-30% entre los 11-13 años y descenderían al 15-20% entre
los 13-14 años, es decir, el número resulta más elevado cuando menor sea la edad.
Se cree que últimamente han aumentado los casos pre - puberales con un incremento
proporcionalmente mayor para los varones.
La presencia de la enfermedad es más frecuente en ciertos grupos que practican
24

actividades como gimnastas, jockey, bailarines, patinadores, etc. Se ha hablado del


factor de riesgo que supone tener este tipo de profesión y otros autores señalan que
probablemente sus rasgos de personalidad previos les llevan a elegir este tipo de
profesión.
Los TCA son tema frecuente en los medios de comunicación y siempre son asociados a
la mujer lo que puede influir en que varones que sufran la enfermedad se sientan
estigmatizados y no busquen ayuda. Esto hace pensar a los estudiosos de TCA que
pueda haber más casos, sobretodo de bulimia, la que no se identifica fácilmente si el
enfermo no transmite sus quejas, puesto que a simple vista pueden tener aspecto normal.

2.10.2.Factores de riesgo.
En este apartado se pretende identificar entre un conjunto de variables, las más propias
de los TCA en varones. Son importantes de identificar ya que eliminando o reduciendo
las posibilidades de exposición a estos factores de riesgo, disminuiríamos la
probabilidad de padecer estas enfermedades.
A continuación presentamos dichos factores, implicados en la aparición de los
trastornos de la conducta alimentaria:

Obesidad premórbida
La mayoría de varones con trastornos de la conducta alimentaria han sido obesos
premórbidos. Es uno de los grupos con mayor vulnerabilidad a padecer trastornos de la
alimentación y supone un factor diferenciador respecto a las mujeres, las cuales no
tienen necesariamente que presentar sobrepeso para dejar de comer o alterar su
comportamiento alimenticio. Estos varones obesos que pierden peso y se obsesionan
con volver a recuperarlo, serían una población de riesgo a la que seguir de cerca.

Muchos de ellos inician sus desórdenes alimentarios buscando una mejor definición
muscular y evitando esa insatisfacción que les produce alguna parte de su cuerpo. Este
factor se encuentra muy relacionado con el hecho de haber recibido algunas burlas o
sentimientos de rechazo por su sobrepeso; especialmente en ellos existe una sensibilidad
manifiesta ante la crítica, el rechazo y el menosprecio por su aspecto, relacionado, a su
25

vez, con cuestiones prácticas como el no poder participar en actividades deportivas


propias del género, a edades claves en el desarrollo psicológico. Se encuentran
insatisfechos con su imagen corporal y esto sólo es compensado en aquellos varones
con gran destreza física que canalizan su desarrollo en el deporte.
Esta historia de sobrepeso se produce en algún momento antes del inicio del trastorno, y
un alto porcentaje de estos varones, que en su infancia han sido obesos, muestra haber
hecho dieta años antes, aconsejada por un médico o por sugerencia de algún familiar.

Deportes Exigentes.

Varones jóvenes dedicados a deportes en los que existe una focalización hacia la
imagen y peso corporal. Son juzgados por su apariencia física y competitividad. Lucha
libre, natación, danza, remo, gimnasia, atletismo, buceo, construcción corporal, etc.,
representan deportes que incrementan el riesgo de desarrollar trastornos de la conducta
alimentaria donde se pide una talla y proporción corporal por debajo del escrutinio para
desempeñar un determinado ejercicio físico.
Algunos de estos varones creen que competir con un peso por debajo de lo normal o
reducir su masa corporal les llevará a incrementar sus oportunidades de ganar. Sin
embargo, los efectos de los trastornos de la alimentación debilitan el físico de estos
deportistas y les conducen a disminuir el rendimiento.

La presión que sufren estos varones les lleva a comprometerse con comportamientos
alimenticios desadaptativos y peligrosos para su salud física, tales como: ejercicio
excesivo, restricción de calorías y líquidos, uso de diuréticos y laxantes, vómitos
autoinducidos y hambre.

Cabe mencionar el hecho de que la distorsión de la imagen corporal, en estos varones


atletas, puede llevarles a padecer un trastorno especular a la anorexia, denominado
Anorexia Inversa, que se considera más un trastorno de la imagen corporal que un
trastorno de la conducta alimentaria, y se compara con la Dismorfia Muscular. En este
26
trastorno, los varones tienden a percibirse como pequeños o débiles cuando su aspecto
real es grande y musculoso. Estos varones pueden negarse a mostrar sus cuerpos en
público y a realizar actividades sociales, recreativas y ocupacionales importantes para
dedicarse de forma compulsiva a lograr esa apariencia musculosa, que no consiguen ver
en ellos mismos, en el gimnasio y, además, abusar de anabolizantes, ingerir proteínas e
hidratos de carbono de forma excesiva y llevar a cabo estrictos controles de peso.

Identidad sexual

A pesar de la presencia de argumentos y opiniones contrarias mencionadas por algunos


autores, la gran mayoría de revisiones bibliográficas reflejan el hecho de que parece
existir una relación importante entre aquellos varones de tendencia homosexual y los
trastornos de la conducta alimentaria. Estos varones presentan un incremento del riesgo
a padecer dichos trastornos. Algunos autores hacen referencia, sobre todo, a aquellos
pacientes varones con bulimia nerviosa.
La insatisfacción corporal, relacionada con un índice de masa corporal más elevado, es
la variable crítica en estos varones homosexuales con trastornos de la alimentación, que
es algo diferente a la insatisfacción corporal en mujeres, pues involucra tanto el peso
como la musculatura corporal.
Existen autores que hablan de feminidad relacionada con niveles más elevados de
trastornos de la conducta alimentaria y no tanto de orientación sexual, pues en la
sociedad occidental la feminidad está más relacionada con una mayor importancia a la
apariencia.
También se hace referencia a una baja autoestima en los varones homosexuales debido a
la presión experimentada desde la comunidad homosexual por ser atractivo y
musculoso. Esto debilita su autoestima y puede originar dichos trastornos.
Los resultados parecen indicar que en los varones heterosexuales la insatisfacción
corporal depende de la medida del índice de masa corporal, mientras que en los varones
homosexuales tiene mayor importancia la influencia del grupo. Los varones
homosexuales parecen mostrar un índice de masa corporal y autoestima inferiores a los
varones heterosexuales, así como niveles más elevados de insatisfacción corporal e
influencia grupal.
27
Dietas
El cuidado del cuerpo es una actividad normal en el ser humano, es cuando se vuelve
excesivo y sobrepasa niveles que comienzan a descontrolarse cuando se convierte en un
factor de riesgo para TCA, en un estudio se encontró que alrededor del 13% de los
chicos realizan dietas, este grupo puede ser considerado vulnerable al desarrollo de
trastornos de la conducta alimentaria, ya que comparten la preocupación por la
alimentación y la insatisfacción con el aspecto y el peso corporal.

2.10.3. Aspectos Clínicos


Son muy similares a los de las mujeres, excepto por motivos obvios la amenorrea. De
forma más especifica, los varones que padecen un trastorno anoréxico pierden, como
sucede con las chicas, el deseo sexual o la actividad sexual y esta pérdida ha sido
relacionada con un descenso en la testosterona, las hormonas sexuales que disminuyen
durante el trastorno, y pueden permanecer bajos incluso después de la recuperación.
Un aspecto relevante considerable es la hiperactividad. En diversos estudios se ha
comprobado la presencia de hiperactividad exagerada hasta la extenuación como
mecanismo de control de peso mucho más frecuente y dominante en el varón y de forma
estadísticamente significativa. El entorno de los TCA se relaciona con el culturismo, la
afición desmedida por los gimnasios, la preocupación por el cuerpo, desarrollar los
músculos y moldear la figura. Son también aficionados y expertos en dietas a veces
ocultas y extravagantes. Se observa afán de control del cuerpo, y perfeccionismo, un
deseo elitista de diferenciación, de disciplina y ascetismo que les lleva a la consecución
del objetivo por encima de todo.

2.10.4. Aspectos psicológicos


Si la enfermedad se da en adolescentes varones, el deseo de perder peso y el control de
la comida suelen ser, como en el caso de las chicas adolescentes, una forma de afrontar
su crisis de maduración y aumentar la sensación de eficacia ante la vida. En general se
puede asumir que los aspectos psicológicos son los mismos en ambos sexos: los varones
también presentan problemas de autoestima, deseos de aceptación, tendencia al
perfeccionismo, depresión, ansiedad y grandes dificultades para afrontar emociones.
También se suele pensar que los varones anoréxicos son aun más obsesivos que las
28
mujeres, con tendencia a la intelectualización, perfeccionismo y rigidez. Los varones
serán más obsesivos, esquizoides y antisociales y las mujeres más depresivas e
inmaduras. En los varones habrá más robo compulsivo y estrés afectivo. Al mismo
tiempo se encontrarían más quejas somáticas, más comorbilidad psiquiátrica y más
trastornos afectivos entre los familiares de los varones.
En relación a los estados emocionales, se aprecia una clara diferencia entre hombres y
mujeres. Estudios afirman que la alimentación de las mujeres se ve influida por
emociones tales como la tristeza o el enfado, las cuales originan que coman más o bien
que disminuyan su consumo. Estudios previos muestran que además de las emociones
aquí citadas, el estrés es un detonador importante para que las mujeres modifiquen sus
hábitos alimentarios. De tal forma, que la alimentación aparece como una manera de
enfrentar o manejar las emociones negativas, repercutiendo tanto en la cantidad de los
alimentos consumidos; lo que resulta relevante al considerar que estos aspectos pueden
favorecer la vulnerabilidad para padecer un TCA en las mujeres. A su vez, este dato
debe ser considerado con cuidado en la evaluación de un TCA, ya que la alimentación
en una gran mayoría de mujeres estará condicionada por estados emocionales.
En el caso de los varones la mayor vulnerabilidad a la publicidad para ingerir alimento
resulta un dato poco esperado, que nos demanda mayor investigación en este campo. No
obstante, existen estudios que demuestran que los varones no son ajenos a las presiones
sociales de la estética corporal, también sabemos que la presencia del Trastorno Por
Atracón (TPA) está presente en una gran cantidad de ellos, esto parece tener también un
componente social que permite que el atracón sea enmascarado en la mayor ingestión de
alimentos de los varones.

2.10.5.Motivación a adelgazar
Lo más frecuente es que los varones estén preocupados para evitar las burlas o las
críticas acerca de su aspecto físico y traten de conseguir un cuerpo masculino ideal más
que la delgadez. La mayoría suelen haber sufrido una etapa de sobrepeso anterior, en la
cual se han reído de ellos. Muestran por lo tanto, menos deseo de perder peso y su
insatisfacción es más con la parte de arriba del cuerpo, mientras que en la mayor parte
de las chicas en la parte inferior del cuerpo.
La pérdida de peso en los varones está más relacionada con el deseo de mejorar su
29
actividad deportiva, o bien evitar engordar o quedarse fofo cuando esta cesa o
disminuye por las lesiones. La preocupación por modelar el cuerpo puede llevarles de
forma compulsiva al gimnasio y a vigorizar los músculos con actividad física. La
obsesión consume su vida de forma progresiva, vida que dedicará a fabricar un cuerpo
más fuerte o musculoso con el mismo ahínco con el que las anoréxicas dedican la suya a
fabricar un cuerpo cada vez más delgado y frágil.

2.10.6. Factores sociales


Los varones presentan mayor presión social hacia el ejercicio físico intenso que las
mujeres, asumiendo y practicando lo que se ha llamado "culto a la fisicalidad". La
voluminosidad muscular, la amplitud torácica y la imagen de fuerza/potencia física son
características tradicionalmente integrantes del modelo estético masculino en las
sociedades humanas.

2.10.7. Factores familiares


“No teníamos ningún problema, y de pronto ¡surgió la enfermedad! Somos una familia
normal, ¿por qué a nosotros?”.
Estas son frases habituales en familias donde hay un trastorno alimentario. No saben por
qué se ha originado. Por tanto, tienen gran interés en conocer las causas por las que ha
surgido la enfermedad. Les persigue un pensamiento agobiante, en muchos de los casos,
al pensar que algo tuvieron que hacer mal en el proceso de educar a los hijos y en su
conducta alimentaria, que explique esta enfermedad.
Hay ciertos comportamientos familiares que pueden influir a la hora de que se origine
un trastorno alimentario: preocupación excesiva por la imagen y las dietas, conductas
sobreprotectoras que dificultan el desarrollo, comentarios críticos sobre el cuerpo o el
peso. Sin embargo es necesario que haya una predisposición individual a padecer el
trastorno.

30
2.10.8.Pautas alimentarias
En el trastorno anoréxico presentan una mayor tendencia al ayuno, enormes dificultades
para comer con otras personas y engaños continuos acerca de la comida que
supuestamente han ingerido, en este sentido, comportamientos bastantes parecidos a las
mujeres. En el trastorno bulímico, los episodios recurrentes de ingestión excesiva de
comida están más relacionados con el malestar físico y la insatisfacción corporal. Para
eliminar la comida del atracón utilizan más frecuentemente los laxantes o cualquier otro
tipo de purgantes, ayunos y ejercicio excesivo que los vómitos. Igualmente habitual es
que el chico esconda comida y coma solo y secretamente en lugares donde no lo vean,
el coche y en el baño, lugares donde suelen encontrarse grandes cantidades de
envoltorios de productos alimenticios.

2.10.9 Distorsión de la imagen corporal


La insatisfacción corporal puede aparecer a edades muy precoces. Se ha encontrado que
con tan sólo 7 y 8 años ya existe cierta preocupación por la propia imagen corporal y
que algunos niños a estas edades ya tienen conductas y actitudes alimentarias
problemáticas. Un dato alarmante es que los niños y niñas, a partir de los 6 años, ya
configuran estereotipos negativos respecto la obesidad, pudiéndose iniciar así el rechazo
hacia compañeros o compañeras que presenten sobrepeso.
Percibir algún defecto corporal, cuando no se es así, puede implicar un problema
cognitivo que podría ser explicado a través de algún tipo de aprendizaje impuesto por
las presiones sociales y culturales; y lo que los autores sugieren, además, es que es
precisamente esta autopercepción corporal lo que podría convertirse en un factor
decisivo para el desarrollo de un trastorno alimentario.
Los datos dicen que hay significativamente más mujeres insatisfechas que hombres; y
se puede afirmar que la insatisfacción que sufren los hombres es diferente a la de las
mujeres, pues la de los primeros se debe a que quieren estar más fornidos, con músculo
(no con grasa), mientras que las mujeres quieren estar más delgadas,
independientemente del peso real que tengan. La insatisfacción corporal puede conducir
al desarrollo de actividades o conductas que de otra manera no se darían, por ejemplo, al
seguimiento de dietas restrictivas.

31
De acuerdo con el modelo sociocultural, la insatisfacción corporal ocurre si un
individuo interioriza el cuerpo ideal, el determinado culturalmente y por comparación
social concluye que su cuerpo discrepa de ese ideal. Así, la insatisfacción corporal está
íntimamente relacionada con opiniones subjetivas sobre el peso y esta perspectiva
subjetiva es más predictiva de conductas dietéticas que el peso real.
Actualmente se podría estimar que el ideal de hombre está teniendo un cambio o por lo
menos se está ampliando desde un tipo de hombre musculoso a uno extremadamente
delgado, dejando estos dos tipos como ideales. De ser así se explicaría el aumento de
trastornos de la alimentación en hombres, debido a la interiorización de un ideal de
belleza similar al de las mujeres. Se afirma que un tercio de el total de hombres en una
investigación, desean tener un cuerpo más delgado o fino, mientras que otro tercio desea
un cuerpo más voluminoso y musculado.

2.10.10. Sexualidad
Esto va a depender de la edad de los pacientes y del tipo de trastorno alimentario que
padezcan. En pacientes jóvenes que desarrollen un trastorno anoréxico, las dificultades
tienen que ver con la sensación de que la sexualidad se les impone sin que ellos tengan
medios de controlarla. En pacientes adultos, los problemas están ligados a conflictos
matrimoniales. En el trastorno bulímico es donde más se dan problemas de identidad
sexual, aunque la mayoría de estos pacientes son heterosexuales y su pauta alimentaria
excesiva responde más bien a dificultades de expresión de su modo emocional y
afectivo.
Otros estudios encuentran una mayor proporción de homosexuales entre los varones
con TCA como se mencionaba anteriormente. También hay estudios que han
encontrado una presencia mayor de TCA entre homosexuales que tienen asumida su
identidad, sobre todo si lo hacen con rol femenino. Estos estudios concluyen que los
homosexuales estarán más insatisfechos con su figura y peso que los heterosexuales,
más preocupados por el esquema corporal y el aspecto y eso aumentaría su
vulnerabilidad.

2.10.11. Comparación: hombres y mujeres con TCA


“Mientras que las mujeres desean "estar delgadas", los varones que presentan trastornos
de la alimentación desean "no estar gordos". Lo más frecuente en varones es que estén
32
preocupados por evitar las burlas o las críticas acerca de su aspecto y traten de
conseguir
un cuerpo masculino ideal más que la delgadez. Con frecuencia, el ansia de delgadez
está sustituida por el deseo de estar en forma o se entremezcla con él”.
Diversos estudios explican la mayor incidencia de TCA en la mujer por el valor que el
físico tiene para estas y, además, porque en la edad de comienzo, sobre la pubertad o
adolescencia, hay más desarrollo y cambio de madurez biológica que en el varón.
En una investigación se comparó psicopatológicamente un grupo de hombres
anoréxicos con otro grupo probado de anoréxicas, haciendo hincapié en la edad de
comienzo, la obesidad previa, las molestias abdominales con la comida, la conducta
alimentaria, el curso (hambre, bulimia), el miedo a engordar, las conductas obsesivas, el
retrazo de la pubertad, la pérdida de interés sexual, la personalidad previa y los
antecedentes familiares. Se llegó a la conclusión de que eran entidades semejantes, que
en ambos se dan las variables similares y si existen diferencias éstas son sutiles.
Si nos enfocamos en diferencias, comparando la forma de vivir el TCA en un hombre y
en una mujer, podemos decir que por ejemplo en la bulimia, en lugar de participar en las
tradicionales conductas compensatorias como el vómito o abusa de laxantes, es más
probable que los hombres realicen ejercicio compulsivamente. Con el objetivo de estar
más “fuertes” podrían obsesionarse con el deporte y llegar a realizar conductas
peligrosas para la salud.
En este ámbito también se ven hombres que se exigen perder peso para participar en
ciertos deportes. Los atletas cuyo peso es crucial para su desempeño, los jinetes,
luchadores, corredores de larga distancia y gimnastas tienen una mayor incidencia de
los trastornos alimentarios. Hay autores que afirman que se pueden desarrollar malos
hábitos alimentarios cuando la pérdida de peso es una exigencia del deporte. Esto
convertiría en esta variable un factor de riesgo.
Estas diferencias hacen que sea más difícil para los profesionales diagnosticar los
trastornos alimentarios en los hombres. Y, muchas veces los hombres no saben que
están sufriendo de un TCA ya que lo normalizan en conductas que “benefician” su
cuerpo.
Se ha encontrado que las mujeres teniendo un índice de masa corporal más normalizado
que algunos hombres, tienen una insatisfacción mayor que ellos ligada a la percepción
de la imagen corporal. Esta es posiblemente una de las causas de mayor proporción de
33
TCA en mujeres que en hombres. Actualmente si este factor está dándose con mayor
frecuencia en hombres se explicaría el aumento de TCA en los mismos.

2.10.12. Obstáculos para el tratamiento


Como los trastornos de la alimentación son conocidos como enfermedad que se da
normalmente en las mujeres, los hombres podrían avergonzarse de buscar tratamiento,
preocupados por el estigma que se les pueda dar o por parecer menos hombres debido al
trastorno.
Muchos centros especializados para estos trastornos no cuentan con servicios separados
que sean especiales para hombres, es decir, deben recibir el mismo tratamiento que se
les da a las mujeres.
Algunos autores creen que los pacientes con AN del sexo masculino tienen
personalidades muy semejantes a las de los alcohólicos y drogadictos jóvenes, siendo
ambas unas formas de evadirse de la responsabilidad.

2.10.13. TCA y Suicidio


El suicidio constituye la segunda causa de muerte en la adolescencia, siendo precedidos
por los accidentes. Existen diferencias significativas en cuanto al sexo. En las mujeres el
intento de suicidio es de 3 a 10 veces más frecuente que en el hombre. Sin embargo los
suicidios consumados son más frecuentes en el varón. Esto se relaciona con que los
métodos utilizados por los varones son más violentos e irreversibles.
Por estos datos entregados se concluye que es necesario preocuparse de la prevención
de estos trastornos que hacen vulnerables a los jóvenes a tomar este tipo de decisiones.

34

3. MARCO EMPÍRICO

3.1. Caso 1: Reportaje que muestra una historia Clínica.


El caso del ex modelo Jeremy Gillitzer.
Miércoles 15 de octubre de 2008
Jeremy Gillitzer en la actualidad y hace diez años cuando era modelo. Foto ABC

Jeremy Gillitzer se ha pasado 25 años luchando contra la anorexia y la bulimia. Hace


diez parecía ir ganando: era modelo de profesión, el trabajo le iba muy bien y tenía el
cuerpo bien formado y unos bíceps voluminosos, pero, tras una ruptura amorosa que lo
sumió en una depresión, el físico de Jeremy es hoy esquelético.
Cuando tocó fondo el año pasado, a los 36 años, sólo pesaba 38 kilos y tenía el índice
de masa corporal situado en la fatal cifra de 12. Tras recurrir a la ayuda de un
especialista en trastornos de la alimentación, está haciendo lo posible por volver a llevar
una vida
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normal. El ex modelo, afirma sentirse asqueado por su aspecto, pero no tiene reparo en
hablar de la época en que a diario se daba atracones de comida y luego se sometía a
purgas, si eso sirve para abrirles los ojos a los demás sobre lo espeluznante de este tipo
de trastornos.
"Quiero evitar que otros acaben como yo". “Llevo dos años enfermo de veras, las cosas
están peor que nunca y no puedo ni mirarme al espejo", enfatiza Jeremy, que vive en
Minneapolis, Estados Unidos, y es un caso extremo dentro del creciente número de
hombres anoréxicos, a quienes la presión por estar siempre delgados lleva a someterse a
regímenes alimentarios y de ejercicio físico al límite.
Normalmente se considera que un diez por ciento de los casos de anorexia afectan a
hombres, pero un reciente estudio estadounidense habla ya de un 25 por ciento de
anoréxicos y de hasta un 40 por ciento de bulímicos, en un momento en que el número
de páginas "proana", es decir, que hacen apología de los trastornos alimentarios, ha
aumentado un 470 por ciento en un solo año, según un estudio de la agencia Optenet.
Historia. Jeremy empezó a sufrir su trastorno alimentario a los 12 años de edad, cuando
se hartó de que los amigos y compañeros de clase se burlasen de su peso excesivo. En
ese momento también estaba comprendiendo su orientación homosexual y, según
afirma, no comer lo ayudaba a manejarse mejor con lo que sentía.
"Me acostumbré a no comer los platos enormes que mi madre me servía y a
contentarme con pequeñas porciones. A mi familia al principio no le importaba. De
hecho, les gustaba que hiciera un esfuerzo y tratara de adelgazar. Pero empecé a comer
cada vez menos y menos y al final apenas probaba un par de bocaditos durante las
cenas. Mi peso se redujo a poco más de 25 kilos. En el fondo estaba matando dos
pájaros de un tiro: me pasaba tanto tiempo pensando en no comer que no tenía un
minuto libre para preocuparme por mi sexualidad. A todo esto, quien está maltrunido no
se siente sexualmente atractivo, por lo que da lo mismo ser gay o hetero", comentó.
Sus padres lo llevaron al médico de cabecera, que le diagnosticó una anorexia e hizo
que lo ingresaran en un hospital infantil. "Utilizaban la táctica del palo y la zanahoria. Si
no comía o no ganaba peso, me castigaban reduciendo el número de visitas familiares o
el tiempo que podía ver la tele o llamar por teléfono. Estuve un mes ingresado, y no fue
fácil, pero al final me las arreglé para engordar lo suficiente para que me dieran el alta.
Una vez en casa, de nuevo empecé a dejar de comer y a provocarme los vómitos con los
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dedos. Miraba a mis amigos comer golosinas y helados y, si un día me decidía a
probarlos, acababa vomitando sin remedio. Sin provocármelo. Simplemente agachaba la
cabeza y vomitaba a chorro", se sinceró el ex modelo.
"Mis padres a esas alturas se daban más cuenta de lo que me estaba pasando, y en casa
siempre estábamos discutiendo a gritos. Al final me llevaron a un hospital más
importante en Madison, Wisconsin. Allí me tuvieron 18 meses. Lo pasé mal, porque los
enfermeros me vigilaban para asegurarse de que comía. Empecé a mejorar, pero seguía
provocándome vómitos dos o tres veces por semana. Quería estar mejor para volver a
casa de una vez. Pero cuando volví, de nuevo me fue difícil aceptar el mundo como
era", se confesó Jeremy.
A los 18 años apenas pesaba 32 kilos. Volvió al hospital y allí aprendió nuevos trucos
para esquivar la vigilancia de las enfermeras. Comenzaron los pensamientos suicidas y
llegó a cortarse con cuchillas de afeitar. Cuando le dieron el alta hospitalaria, Jeremy
tenía 19 años y se fue a vivir con sus abuelos para ahorrarse las broncas constantes con
sus padres.
"Empecé a trabajar, a hacer amigos, salir y divertirme por primera vez en la vida. Poco a
poco empecé a dejar clara mi orientación sexual. Decían que era guapo, pero a mí no me
lo parecía en absoluto. Me fallaba la autoestima. Pero mi anorexia y mi bulimia ya no
eran tan evidentes como antes. Empecé a hacer ejercicio, a ir al gimnasio tres o cuatro
veces por semana. Desarrollé mi físico y me volví musculoso. Comencé a comer de
forma más sana y era cada vez más raro que me pegara los atracones y las purgas de
antes", contó.
A los 25 años, Jeremy se fue a vivir solo por primera vez y se matriculó para estudiar
ciencias políticas en la universidad. Un amigo de la facultad le sugirió convertirse en
modelo profesional. "Al mirarme en las fotos, yo no veía lo que veían los demás. No
estaba contento con mi aspecto. Me gustaba trabajar en las sesiones de fotografía y me
pagaban bien, pero yo seguía sin poder mirar mi propia imagen. Me entraban toda clase
de dudas y complejos.", explicó Jeremy.
Fue entonces cuando conoció a su primer y único novio, del que se enamoró
perdidamente. "Ésa fue la mejor época de mi vida. Era feliz y tenía la autoestima alta,
por lo que el trastorno de alimentación desapareció por completo", relató.
Pero cuando rompió con su novio hace tres años, Jeremy se sumió en la depresión, lo
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que a su vez lo llevó a castigarse de nuevo con los atracones y los vómitos
autoinducidos. "Perdí todo el entusiasmo por las cosas. La anorexia y la bulimia
reaparecieron en una forma cien veces peor que antes. Las purgas empezaron a
ocuparme todas las horas del día. No veía a nadie. Sólo vomitaba e iba a hacer bicicleta.
Acabaron por echarme del gimnasio. Según dijeron, me estaba saltando todos los
límites. He estado hospitalizado varias veces a lo largo de los dos últimos años, pero me
sentía tan deprimido que no hacía ningún esfuerzo real por mejorar. Sólo ahora empiezo
a ver las cosas de manera más positiva. Me están tratando en una unidad especializada y
quiero ser otra vez el de antes. Definitivamente, quiero vivir. Por primera vez en mucho
tiempo, hay comida en mi heladera; son porciones pequeñas, pero es un gran paso para
mí", concluyó.
Por Karen Grattage
Especial de ABC.es

3.2. Caso 2. Testimonio de un paciente. 19 años.

Yo tuve anorexia. Todo comenzó cuando a los 13 años, con unos amigos
comparábamos el físico de cada uno y yo no me sentía conforme con la barriga que
tenía. Además cuando me llevaban a control médico me pesaban y medían y me
encontraban con sobrepeso, siempre. Comencé por entonces a bajar de peso. Deje de
picar a deshora como lo acostumbraba. Disminuí toda porción de pan en el día siendo
un pan y medio diario (medio en la mañana y uno en la tarde). Evitaba comer todo tipo
de golosinas y productos grasosos (comencé a comer pan solo). También comencé hacer
más ejercicios de lo acostumbrado porque encontré que estaba muy gordo (sobre todo
en la noche: corría, jugaba, bailaba, saltaba, etc. todo lo que podría cansarme).Poco
cambios veía en mi cuerpo y comencé a tomar más agua. Me acostumbre a tomar más
agua de lo necesario porque descubrí que el agua hacia adelgazar. Ya a los 14 años no
tenía sobrepeso estaba en normal bajo. Ya estaba más delgado. Tenía si una cierta
preocupación. Creía que si comía algo dulce o graso podría hacerme engordar por eso
seguía con mi estricta dieta. Siempre que cualquier persona me ofrecía algo de comida
o golosina lo rechazaba con un: no gracias. Tenía miedo de esa barriga que tenia de
niño.
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En mi casa comenzaron mamá y papá a preocuparse por el colesterol y el azúcar y yo
también entré en el mismo rollo y encontré que debía resistir y no comer ningún tipo de
golosina para evitar esas enfermedades. Seguí así por un par de años y ya estaba
pesando 45 kilos midiendo 1.70. No crecía tanto y en exceso como otros compañeros.
Ya no era tan sociable sino más tímido. Me sentía más niño y mi único refugio era el
evitar comer. A veces me enfadaba conmigo mismo por lo tan poco que estaba
comiendo y no me entendía por lo tan irritable que estaba. Muchas veces me despertaba
en las noches a ir a orinar al baño por el exceso de agua que tomaba. Esto hacia que me
irritara en el día el dormir poco. Dejé amistades y juegos por la excesiva preocupación
en mi cuerpo. Comportamientos negativos y agresivos. Entre los 15 y 16 años mi mamá
en todos los desayuno como acostrumbraba me preparaba el pan con algo (queso,
jamón, mermelada, etc.) y yo a escondidas le sacaba ese “algo” lo enrollaba en papel y
los guardaba en una caja de mi pieza para evitar sospechas o lo tiraba directamente a la
basura sin que se diera cuenta. Esto no estaba bien pero a veces me enrabiaba mi madre
que me alimentara con cosas nutritivas en almuerzo y como respuesta le hacia esto. Pero
un día me descubrió la caja en mi pieza donde escondía los restos de agregado al pan.
Esto hizo estallar la situación para mí porque ya no tendría donde esconder la comida.
Pero no solo eso. Tendría que llevarme sus gritos, lamentos y preocupaciones, y esto
tendría que solucionarse mejor con la ayuda de un profesional
Ahora tengo 18 años y tengo un peso normal. Me costó mucho asimilar que podía
comer arto y lo que se me plazca pensando que iba engordar. Estaba en crecimiento y
necesitaba alimentos. Años atrás con la ayuda de la psicóloga y nutricionista me
establecieron que comiera en forma equilibrada. Me costó además el solo hecho de
subir un kilo. Pero el apoyo de mi familia y estos profesionales hicieron que esto fuera
posible. Mis actividades ahora las vivo con normalidad y más placer. En estos
momentos no me preocupa tener un físico musculoso solo mantener lo normal y
equilibrado porque de todas maneras sigo estando flaco comiendo lo que quiera. Pienso
también en lo entupido que fui al desperdiciar el tiempo pudiendo comer más a los 15
años. Todo este tiempo y lo que he vivido me ha servido para madurar un poco más.
Ahora quiero hacer borrón y cuenta nueva mejor no preocuparme por el peso, solo
cuando lo amerite la salud. Gracias a Dios ahora gozo de una estupenda salud.

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Comentarios acerca de los casos

Se pueden observar una serie de factores similares en ambos casos, como por ejemplo el
sobrepeso que los dos varones presentan antes de desarrollar el TCA parece ser un
factor precipitante que juega un rol importante en el comienzo de las preocupaciones
por el físico. A partir de esta historia de marginación social nacen las cogniciones a
favor de realizar alguna estrategia para cambiar su vida en este sentido. En el caso uno
dejar de comer directamente y hacer ejercicio excesivamente funcionan como formas de
establecer un patrón de comportamiento que lleve a la delgadez. En el caso dos también
se puede ver la elección del elevado ejercicio físico como la mejor forma para lograr el
objetivo de estar esbelto. Esto podría tanto ser una coincidencia como también factores
en común que nos revelen ciertas constantes en la forma de presentarse en un hombre el
TCA.
Otras similitudes entre estos dos casos que se pueden especular podrían ser los
conflictos familiares y el valor que estos le dan a la “buena alimentación”, cosa que los
lleva a ambos a esconder este rechazo a la comida y a desarrollar nuevamente
estrategias para pasar desapercibidos en su enfermedad. Incluso el papel que vienen a
tener las familias les sirve para corroborar lo importante que puede ser bajar de peso o
controlarse sobre la comida.
En fin, se pueden observar en ambos casos bastantes puntos en común que en futuras
investigaciones se podrán comparar con la forma en que se presentan en las mujeres.
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4. CONCLUSIONES

Tras esta revisión bibliográfica podemos sacar algunas conclusiones, la principal podría
ser que la mayoría de los factores psicológicos subyacentes que conducen a un trastorno
de la alimentación son los mismos tanto para hombres como mujeres. La baja
autoestima, una necesidad de ser aceptados, depresión, ansiedad u otras enfermedades
psicológicas existentes, y una incapacidad para hacer frente a las emociones y
problemas personales. Todos los peligros físicos y complicaciones asociadas con ser el
que sufre de un trastorno alimentario son las mismas. Un gran número de las causas son
las mismas o muy similares (problemas familiares, problemas de relación, al alcohol ya
los padres adictivas, el abuso, la presión social).
Si queremos encontrar diferencias de género serían posibles hipótesis que habría que
comprobar con mayor número de investigaciones científicas. El hecho de que la
mayoría de personas que padecen este trastorno son mujeres, es una condicionante para
que se encuentren pocas investigaciones en el otro sexo. Al buscar información se hace
difícil encontrar sobre este tema en específico, sin embargo se puede encontrar una
amplia gama de estudios acerca de los TCA en mujeres.
También se puede reflexionar acerca de la prevención primaria a la que se podría aspirar
con mayor información acerca de estos temas. Siempre se concluye que existe una
necesidad de una mayor orientación nutricional en los jóvenes que muestre formas
adecuadas de comer y combinar los alimentos para obtener un balance óptimo. En el
caso de los varones con TCA, la restricción parece el camino que inicia el deseo de
cambiar su figura o peso corporal. No obstante, debemos recordar que no todos desean
bajar de peso corporal, algunos desean aumentar su masa muscular. En este caso una
mayor información acerca de la alimentación correcta podría prevenir equivocaciones
futuras. Se hace indispensable la investigación con varones que empiezan a mostrar
signos y/o síntomas de TCA, porque nos hablan de cómo comienzan estas alteraciones,
ya que una vez instaurado el trastorno la alimentación es ya patológica.

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5. REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS

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Bases bibliográficas consultadas:


MEDLINE, Cumulative Index to Nursing and Applied
Health (CINAHL), PSYCHINFO, Educational Resources Information Center (ERIC).
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