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EL PESO DE LOS DÍAS EMIL L.

FACKENHEIM
33

SENCIA s
EN
Afirmaciones judías y reflexiones filosóficas

Otras obras publicadas


por Ediciones Sígueme:

- E. Wiesel, Celebración jasídica (PD 31)


- F. Rosenzweig, La Estrella de la Redención (Her 43)
- S. Hermann, Historia de Israel (BEB 23) EDICIONES SÍGUEME
- La Misná, ed. C. del Valle (BEB 98) SALAMANCA
- B. Zimet, Cuentos del pueblo judío (NA 174) 2002
Para Elie Wiesel

Cubierta diseñada por Christian Rugo Martín

Tradujo Leonardo Rodríguez Duplá


sobre el original inglés: God's Pl'esence in HistOly.
Jell'ish Affil'lnations and Philosophical Reflections

© Emil L. Fackenheim, 1997


© Ediciones Sígueme S.A., 2002
CI García Tejado, 23-27 - E-37007 Salamanca I España
www.sigueme.es

ISBN: 84-301-1460-2
Depósito legal: S. 652-2002
Fotocomposición Rico Adrados S.L., Burgos
Impreso en España I VE
Imprime: Gráficas Varona
Polígono El Montalvo, Salamanca 2002
CONTENIDO

Presentación, de Miguel García-Baró ......................................... 11

Prólogo a la nueva edición ........ ................ .............. ............ ....... 17

1. La estructura de la experiencia judía ...... .................. ............. 27


1. Introducción. ........ ..... ..... ..... ........... ........................... ..... 27
2. Experiencias radicales .................................................... 33
3. La Presencia divina que salva y que ordena ................... 39
4. Contradicciones dialécticas ............................................ 41
5. El marco midrásico ........................................................ 45
6. La lógica de la tozudez midrásica .................................. 47
7. Presencia divina y catástrofe .......................................... 51
8. Crítica contemporánea espuria y genuina .. ...... .............. 57

2. El desafio del laicismo moderno ........................................... 59


1. El Dios-hipótesis .. ........ .......................... ........................ 59
2. La Presencia divina y el reduccionismo subjetivista ...... 66
3. La mutua irrefutabilidad de la fe y el laicismo .............. 69
4. La exposición de la fe al laicismo moderno ................... 71
5. La fe como inmediatez tras la reflexión ......................... 72
6. Sobre la «muerte» de Dios ............................................. 75
7. La existencia judía y el mesianismo secularizado ......... 80
8. El antijudaísmo en el hegelianismo de izquierdas ......... 82
9. Ernst Bloch .................................................................... 85
10. Muerte de Dios y eclipse de Dios .................................. 88

3. La voz imperativa de Auschwitz ........................................... 91


1. La oración del loco ......................................................... 91
2. El marco midrásico y el Holocausto ............................ ..
10 Contel/ido

3. El laicismo judío y el Holocausto .................................. 107 PRESENTACIÓN


4. La voz imperativa de Auschwitz ...... .... ....... ..... ... .... ....... 113
5. La locura y la voz imperativa de Auschwitz .................. 122
6. Testigos ante las naciones .............................................. 123
7. Anhelo, desafio, resistencia ........................................... 125 Miguel García-Baró

El Holocausto y el Estado de Israel: su relación ......................... 129


1. La esperanza ................................................................. 129
2a. La catástrofe ................................................................. 134
2b. La respuesta .................................................................. 138
Emil Fackenheim y la Catástrofe

Superada la barrera de los ochenta años, retirado de la docen-


cia en Jerusalén, Emil Ludwig Fackenheim es hoy uno de los más
importantes y más universalmente respetados pensadores judíos.
Su obra, sin embargo, apenas, hasta este momento, es conocida
en el ámbito de lengua española.
Fackenheim es de origen y formación alemanes. Nació en 1916
en la pequeña ciudad universitaria de Halle. Recibió la influencia
de la actividad renovadora iniciada en el seno de los intelectuales
judíos por Hermann Cohen y proseguida por Franz Rosenzweig en
los años de entre guerras. Justamente se ordenó rabino en la céle-
bre institución berlinesa a la que dedicó sus últimos años de cáte-
dra Cohen: la Hochschule for die Wissenschaft des Judentums. Era
ya el año 1939. La Noche de los Cristales Rotos quedaba atrás. En
los pasquines nazis de las calles de Berlín, Fackenheim podía leer
ataques y calumnias feroces contra los portadores de la estrella
amarilla, y en esas sucias mentiras encontraba horrorizado men-
ciones a detenninados textos polémicos del Nuevo Testamento.
Consiguió salir de Alemania en el último momento. Se trasla-
dó a Canadá y desarrolló desde entonces, a lo largo de cinco dé-
cadas, su vida en este país, a cuya nacionalidad se acogió con el
tiempo. Ya en 1948 ingresó en el cuerpo de docentes del Depar-
tamento de Filosofía de la Universidad de Toronto, que no aban-
donó hasta la jubilación.
En la primera fase, su actividad académica siguió vías más bien
tradicionales. Enraizaba en la meditación de la tradición judía, pe-
12 Presentación Presentación 13

ro estudiaba y comentaba a los clásicos (Hegel, Espinosa) y a los un nuevo pogl'Om con connotaciones de Holocausto. Franz Ro-
filósofos recientes de los que no se puede prescindir (Heidegger). senzweig, a diferencia de su amigo y colaborador Martin Buber,
Sin embargo, desde 1968 la trayectoria de Fackenheim gira en no se había adherido al movimiento sionista y hasta había consa-
un sentido que ha prestado a su obra interés e importancia real- grado en La Estrella de la Redención, su libro capital, la imposi-
mente únicos en el panorama actual. Fackenheim ha afrontado bilidad judía de semejante tendencia. Rubenstein, como los teó-
desde entonces de manera directa, cada vez más honda, la trage- logos de la muerte de Dios, propugnaba la cancelación del
dia del judaísmo en el último siglo. Su diagnóstico y su respues- judaísmo tradicional porque rechazaba, en nombre de Nietzsche y
ta son insoslayables para cualquier pensador, sea cual sea la tra- de la nueva filosofia de la religión, la idea nuclear del monoteís-
dición intelectual o religiosa en que se encuentre. mo ético judío: la presencia de Dios en la historia como su Señor.
Tres circunstancias han influido sobre todo en esta inflexión Las repercusiones de la obra de D. BonhOffer en la teología cris-
definitiva de la obra de Fackenheim. La primera fue la situación tiana se dejaban sentir por todas partes, y también dentro del ju-
teológica predominante en los años sesenta: el auge de la lla- daísmo en la reflexión de Hans Jonas sobre la Shoá. En el mito
mada teología de la muerte de Dios; la segunda, la apertura del neocabalista de Jonas, en efecto, Dios renuncia a su omnipotencia
debate en torno al resonante trabajo de Richard L. Rubenstein al crear el mundo de los hombres. Esta renuncia necesaria, esta
titulado Afier Auschwitz. Histmy, Theology, and Contemporary retracción de Dios, equivale a abandonar la historia a las fuerzas
Judaism; la tercera, la guerra de los Seis Días en 1967. del bien y, sobre todo, del mal que mana de la libertad humana.
Estos tres acontecimientos guardan íntima relación. Cabe de- Tal es la situación desde la que Fackenheim escribió el libro
cir que sólo su reunión ha dado paso a la confrontación plena con que ahora se traduce a nuestra lengua. En él retoma y ahonda te-
el más oscuro de los fenómenos históricos que se ha conocido: el mas que habían surgido dos años antes, en 1968, en su Questfor
Holocausto, la Shoá, la Catástrofe. Y tanto más cuando en la Past and Future. Essays in Jewish Theology. Y, a su vez, La Pre-
misma década crucial de la guerra fría Eichmann fue juzgado en sencia de Dios en la historia es, por así decirlo, la introducción
Jerusalén (y Hannah Arendt publicó su extraordinario relato re- a la obra que, doce años después, se atreve Fackenheim a subtitu-
flexivo de aquel juicio), mataron a Kennedy y a Martin Luther lar «fundamentos del pensamiento judío posterior al Holocaus-
King, pareció abrirse un nuevo ciclo revolucionario en Mayo del to»: To Mend the WOl'ld (Reparar el mundo).
68 y la Iglesia católica variaba en el Concilio Vaticano II su ac- Nada puede sustituir el estudio de estos textos extraordinarios.
titud tradicional respecto de la libertad religiosa y la debida esti- Sin embargo, únicamente en la esperanza de estimular la medita-
ma a las confesiones cristianas separadas y a las demás religio- ción sobre ellos, resumo en pocas líneas la esencia de la encru-
nes (muy especialmente, al judaísmo). Elie Wiesel, Hans Jonas, cijada existencial y espiritual que ha tocado vivir y pensar a
Emmanuel Levinas, Abraham J. Heschel, André Neher testimo- Fackenheim:
nian la Shoá y emprenden casi simultáneamente la tarea, antes La Shoá sólo puede ser afrontada por la razón y por la acción
declarada imposible por Adorno, de pensarla. ¿O es que el es- de los supervivientes, judíos y no judíos, cuando empieza por re-
fuerzo intelectual dedicado a esta meta no ha de contribuir tam- conocerse claramente en qué modo es un suceso único, nuevo.
bién, e incluso en primera línea, a prevenir contra la posibilidad Por ejemplo, se tergiversa del todo su unicidad si se la confun-
de la reiteración? de con la tesis de que fue el peor de los acontecimientos en toda la
La guerra en Oriente Medio de 1967 pudo en su fase inicial, historia. Fackenheim conoce un genocidio en cierto modo peor: el
apenas en los dos días primeros de combates, significar no sólo la de los gitanos, también a manos de los nazis, justamente porque
destrucción de Israel sino, precisamente, aunque a menor escala, ese crimen no tiene apenas voces que 10 lamenten y lo piensen.
14 Presentación Presentación 15

Pero ocurre además que se tiende a ver lo único de la Shoá en ble es que por la Shoá queda refutado el judaísmo. Pero así se lle-
la perspectiva, exclusivamente, de los verdugos, cuando la verdad ga a la situación infinitamente paradójica de que la derrota de
entera sólo se descubre al reunir esa visión con la que reconoce Hitler es, al mismo tiempo, su victoria esencial. Hitler habría fa-
también el carácter absolutamente único de las víctimas. Es ver- llado su objetivo más inmediato y exterior: la aniquilación de los
dad que no cabe reducir a racionalidad la llamada Solución Final judíos; pero habría conquistado su meta última e íntima: la ani-
del problema judío en los territorios bajo dominio nazi. Arendt lo quilación del judaísmo (o su transmutación en otra religión, co-
ha mostrado contundentemente. Ni siquiera la mera razón instru- mo en realidad pretende vanamente el rabino Rubenstein).
mental aporta un ápice de claridad acerca de por qué querer aca- La alternativa es ésta: o bien la esencia del judaísmo no era la
bar con todos los judíos, estuvieran donde estuvieran e hicieran revelación de Dios en y a través de la historia, o bien se trata de
lo que hicieran, aun a riesgo de empeorar la situación militar de afirmar la verdad de esta esencia de una manera realmente nueva.
un ejército ya casi derrotado. Pero la cuestión más terrible es , en En el primer caso, sencillamente se descubriría con ocasión
las palabras de Fackenheim, que «el millón largo de niños asesi- de la Catástrofe, si es que no la rotunda verdad de la muerte de
nados en el holocausto nazi no murieron ni por su fe, ni a pesar Dios, sí, por lo menos, un error gigantesco, cometido por todo el
de su fe, ni tampoco por razones que no tuvieran que ver con la fe judaísmo y por todo el cristianismo. Quizá reconociéndolo se po-
judía. Como la ley nazi definía al judío como aquel que tiene un drá expurgar la imagen del judaísmo (y del cristianismo), y quién
abuelo judío, fueron asesinados por la fe judía de sus bisabue- sabe si así Hitler no habrá ayudado a que esta religión, aunque
los». Una razón absolutamente única, por cierto. En efecto, «co- desde luego transformada en otra cosa, se encuentre por fin en el
mo Abraham en otro tiempo, los judíos europeos ofrecieron una camino de la verdad, y a que los gentiles la vean en adelante a
vez, a mitad del siglo XIX, un sacrificio humano por su mero una luz más amable.
compromiso mínimo con la fe judía consistente en criar niños ju- En el segundo caso, la novedad con la que habrá que volver a
díos. Pero en vez de lo que ocurrió con Abraham, no supieron lo decir que Dios es el Señor de la historia y en ella es donde se ha-
que estaban haciendo y no hubo indulto». ce presente, será tan grande que no podrá utilizar ni la filosofía
He aquí entonces que la Catástrofe puede reclamar para sí el clásica -la teodicea y su crítica-, ni siquiera una sencilla recep-
rango histórico de significar literalmente la supresión, hasta su ción del pensamiento midrásico tradicional, porque no le pueden
raíz misma, de una religión y de una historia colectiva milenaria. servir a esa afirmación arriesgadísima los modos en los que la re-
Fackenheim interpreta el judaísmo en perfecto acuerdo con la ligiónjudía ha tratado de vivir y narrar el terrible misterio del su-
tradición rabínica y en términos plenamente conformes con el frimiento del inocente.
núcleo mismo de la existencia judía. El judaísmo, en esta com- Si la rama de la alternativa que se debe escoger es esta segun-
prensión de sí acreditada por más de tres milenios de vida, es an- da, es evidente entonces que habrá que retroceder hasta las mis-
te todo el testimonio, necesariamente particular, de que Dios se mas experiencias radicales en las que se originó el judaísmo, por-
hace presente primordialmente en y a través de la historia huma- que ninguna de sus crisis históricas, por profundas que hayan
na. Sólo la presencia de algún modo patente de Dios en y a través sido, sirve ya de paradigma. Sólo si este retroceso permite que
de ciertos acontecimientos históricos es Su revelación, a partir de unamos la Shoá de alguna manera con aquellas experiencias-raíz,
la cual cabe que se lo entienda también -y así debe suceder- co- podremos conservar el judaísmo y su afirmación fundamental.
mo Creador del mundo. Pues bien, si ninguna de las formas en Pero no bastará con esto, sino que además habrá la extraordinaria
que se puede defender la presencia de Dios en la historia resulta necesidad de reconocer en la Catástrofe algo así como un añadi-
aplicable sin blasfemia a la Catástrofe, la conclusión irremedia- do a la revelación divina, precisamente porque ha ido en su mal
16 Presentación PRÓLOGO A LA NUEVA EDICIÓN
más allá de cuanto se podía entender desde el judaísmo tradicio-
nal. La Catástrofe, si puede aún sobrevivirse a ella como judío (y
como cristiano), ha traído una verdadera mutación religiosa.
El regreso, por detrás y más allá de las experiencias históricas
cruciales, hasta las experiencias radicales, es, pues, la única ma-
nera de comprobar si se mantiene en pie todavía algo que pueda
llamarse judaísmo (y cristianismo). Pero no se puede dejar de la-
do que este retroceso a las fuentes viene fortísimamente apoyado
por una evidencia de orden práctico, por algo así como una evi-
dencia metafisica de orden moral: que no se debe permitir en nin-
gún modo que Hitler gane su decisiva batalla póstuma. No a las victorias póstumas de Hitler: consideraciones sobre el
Si el análisis de las experiencias históricas en las que nació el mandamiento 614, treinta años después
judaísmo -la experiencia de liberación del Mar Rojo y la expe-
riencia de la recepción de la Ley en el Sinaí- muestra alguna Se dio una extraña combinación de fechas: Purim y Pascua de
clase de correspondencia con la Shoá, se estará autorizado a sos- 1967. Despreciado por un solo judío, el Amán bíblico maquina
tener o que en las raíces del judaísmo quedaban lugares impen- matar a todos los judíos. En la fiesta de Purim, los judíos celebran
sados por la tradición, o más bien que la Shoá es, en algún sen- su fracaso. Pero ¿qué hay de Purim tras el último Amán, el que no
tido tremendo, una tercera experiencia radical que abre una falló?
nueva forma de ser judío (y cristiano). La Pascua celebra la resurrección de la humanidad tras la
Si el resultado de esta exploración es, en cambio, negativo, muerte y el pecado, y de la naturaleza tras el invierno. Su aspec-
como la realización de la Catástrofe demuestra irrefutablemente to cristiano es profundo, el secular es inocente. Pero hace muchos
la posibilidad de su repetición, e incluso la atrae más cerca del años, en la Alemania post-hitleriana, un pastor protestante ale-
reino de las realidades históricas futuras, sólo cabe a los judíos mán que era amigo mío celebró una vez la Pascua de manera di-
sobrevivientes no repetir el sacrificio de Isaac en el modo horri- ferente. «Éste es el día» -comenzaba su sermón- «en el que nos
ble en que sus bisabuelos, sin conciencia y sin indulto, lo llevaron cobramos venganza de los judíos por matar a Cristo». Estaba tra-
a cabo. La «eutanasia» del judaísmo, que Kant pedía y pronosti- tando de conmover a su grey.
caba, debería ser el primer deber del judío superviviente. Sólo Seis amigos estábamos almorzando aquel día de Purim y de
que entonces, en definitiva, Hitler será una verdad mayor que el Pascua en la Tavern on the Green de Nueva York; y mientras la
Dios de Abraham. gente pasaba a nuestro lado, disfrutando del buen tiempo y de sus
Continuad ahora; continuemos pensando todos. sombreros de Pascua nuevos, Steven Schwarzschild pronunció
dos palabras que nunca olvidaré: «Inocencia bárbara».
¿A qué se debía este áspero comentario? Le tocaba presidir el
coloquio de la tarde sobre valores judíos en el tiempo posterior al
Holocausto y tenía su mente puesta en este tema. Lo mismo ha-
cíamos los demás: Richard Popkin, George Steiner, Elie Wiesel,
mi mujer Rose y yo. El tema había sido profundamente sopesa-
do por Elie, a quien todos considerábamos un pionero de los que
18 La Presencia de Dios en la historia Prólogo a la I/ueva ediciól/ 19

abren brecha. Para mí iba a ser todo un comienzo. Durante casi 3. Sus victorias no terminaron con su muerte. Las victorias
dos décadas había escrito sobre el judaísmo para nuestra época, óstumas son posibles e incluso reales. Los judíos mismos, sean
sobre el mal en nuestra época, e incluso -en términos generales y fas víctimas directas o sus descendientes, ~ued~n ser 10. bastante
nada comprometidos- sobre la naturaleza del nazismo; pero ha- débiles como para facilitarle no pocas Vlctonas a Hitler. Por
bía evitado enfrentarme al escándalo del Holocausto. Es más, lo ejemplo, pueden abandonar su co~dición judía, ~~dir perdón po~
había eludido por temor a sus efectos destructores de «los valores lla odiarla o difamarla. En ocaSlOnes la tentaclOn debe parecer
judíos» en el «futuro posterior al Holocausto». Pero ahora todo e , . t
irresistible. Pero los judíos «auténticos» -un térmmo que en on-
esto se iba a acabar: ni Steven ni mi conciencia me habían dejado ces me gustaba usar- se saben obligados a resistir, pues otorgar a
ninguna escapatoria honrosa. Tenía que participar en el coloquio. Hitler victorias póstumas está prohibido.
Cuando mi mujer y yo tomamos el avión de Toranto por la 4. Esta prohibición constituye el «mandamiento 614». La tra-
mañana estaba fisicamente enfermo, y seguía estándolo durante diciónjudía cuenta 613, todos dados en el monte Sinaí, y se ?PO-
aquel almuerzo. Pero cuando el simposio hubo terminado, el ma- ne no sólo a posteriores sustracciones, sino también a los añadidos.
lestar había desaparecido.
Pero Auschwitz exige un añadido, que constituye un novum en la
Aquel día de Purim y Pascua de 1967 fue importante en mi vi- misma medida que el mismo Auschwitz. ¿Por qué llamarlo el 614?
da, en cierto sentido el día más importante. Tras hallarme en cri- El nuevo mandamiento no reemplaza a los sinaíticos. Algunos crí-
sis -religiosa, filosófica, incluso personal-, había encontrado una ticos han supuesto que suplanta el judaísmo con lo que ellos.lla-
salida: el «mandamiento 614».
man «auschwitzismo». Jamás se me ha pasado por la cabeza Idea
o deseo semejante. De ahí que ese título, «el mandamiento 614»,
«El auténtico judío de hoy tiene prohibido facilitar a Hitler
fuera precioso para mí en aquel momento y lo siga .siendo ho~.
una nueva victoria, esta vez póstuma». Esta formulación del
Pese a todo, en la versión definitiva -que constItuye el clrmax
mandamiento, dada en el coloquio de 1967, pretendía expresar lo
siguiente: de este libro- hubo de ser abandonado. Sólo los judíos ortodoxos
reconocen la totalidad de los 613 mandamientos. Pero la autenti-
1. El Holocausto es un novum en la historia y, dentro de la fe
cidad judía no se confina en la ortodoxia. Demos el gran paso de
judía, es irreductible a los males perpetrados por Faraón o Ama-
reconocer que ni siquiera excluye a los judíos laicistas.; ~o ex-
lee, los inquisidores españoles o Chmelnitzki, el líder de los cosa-
cluía al menos, ni siquiera para los que entre «los relrglOsos»
cos, o incluso por los enemigos de Jerusalén: Nabucodonosor,
eran puristas, a una clase muy específica de laicistas durante. el
Vespasiano, Tito, Adriano. Aunque tradicionalmente rehúsen
Holocausto. ¿Quién negaría autenticidad judía a hombres y mUJe-
mencionar por su nombre a los perseguidores -«sus nombres de-
res que daban restos de comida a otros cuando ellos mismos mo-
berían borrarse»-, los judíos no pueden aferrarse a esa costumbre
rían de hambre, que robaban medicinas para los que estab~n más
en el caso de Hitler, pues de lo contrario su crimen podría confun-
enfermos que ellos, o que, en los raros casos en que era pOSIble, se
dirse o asimilarse a crímenes anteriores y con ello trivializarse.
enfrentaban a las ametralladoras y lanzallamas de los asesinos con
2. Jamás se encontrará ningún sentido, redentor o de otro or-
unas pocas pistolas y granadas de mano? De aquí que sea necesa-
den, religioso o laico, en el Holocausto. Poner en relación a las
rio que hagamos justicia a quienes no conocían o reconocían a un
fuerzas alemanas de asalto con una causa de la humanidad -no
jefe, pero oyeron «la voz imperativa de Auschwitz».
digamos con la voluntad de Dios- es imposible, más aún, blasfe-
mo. Pues Auschwitz no fue una victoria ni de Dios ni del hom- El coloquio tuvo lugar e123 de marzo de 1967. Sus actas apa-
bre. La victoria fue de Hitler.
recieron en el número de verano de Judaism. Entre estas dos fe-
20 La Presencia de Dios en la historia Prólogo a la nueva edición 21

chas, los judíos de todo el mundo vivieron tres semanas de terror moral y humana casi inconcebible» había dicho «no»? Mejor que
-¡de miedo a un segundo Holocausto, esta vez en Israel!- y lue- esto sería, con toda seguridad, seguir el ejemplo de mi venerable
go una asombrosa sensación de alivio. Para cuando el número de maestro. Leo Baeck miraba a los nazis y todas sus obras con
Judaism llegó a Israel la Guerra de los seis días se había ganado olímpico desprecio.
y los lectores de Israel, y en menor medida también los de la Lo que el lema «no a las victorias póstumas de Hitler» pedía a
Diáspora, pudieron ver en ello la denegación de una victoria pós- los judíos no era, desde luego, que escupieran sobre Hitler, sino
tuma, quizá incluso definitiva, para Hitler. (¿Habría sobrevivido que perseveraran a pesar de él. Esto 10 entendió de s~bras la gen-
el pueblo judío a dos Holocaustos en una misma generación? te judía corriente, como vendedores de zapatos o tax1stas. E~ton­
¿Habría sobrevivido la fe judía?). De este modo, el mandamiento ces, ¿por qué, entre toda la gente, sólo los profesores entend1eron
614 se hizo famoso prácticamente de la noche a la mañana. mal? La única razón tenía que ser que, pertrechados de datos y
notas a pie de página acerca de perseguidores anteriores, pensa-
Una vez divulgado, el «no a las victorias póstumas de Hitler» ban o suponían que, dado que perseverar a pesar de ellos era una
se convirtió en un eslogan, a menudo mal entendido; a unos les vieja costumbre judía, para seguir haciendo 10 mismo con el nue-
gustaba, a otros les disgustaba y unos pocos se burlaban de él. Al vo perseguidor no hacía falta un nuevo «mandamiento» o «voz»:
menos un hombre del que oí hablar pensaba que el mandamien- bastaba con el SinaÍ. Pensemos en Faraón, y posteriormente en
to exigía a los judíos vivir en Alemania, puesto que Hitler no los los inquisidores en España y en los zares en Rusia: ¿no escapa-
había querido allí; para otros ese mandamiento propugnaba el mos de ellos, en el mejor de los casos a nuestra Tierra Prometida,
~as~ismo, en la medida en que la búsqueda de la supervivencia en el peor a países de refugio? Nabucodonosor, Vespasiano, Tito,
jud1a fundada en Auschwitz tenía que estar dispuesta a valerse de Adriano: ¿no combatimos a estos enemigos, al igual que otras
medios justos e injustos; y otros más bromeaban -¡algunos si- naciones, pero con la diferencia de que nosotros aguantamos i~­
guen bromeando!- diciendo que como a Hitler le gustaban los cluso en la derrota? Por supuesto, la derrota era, y a menudo S1-
perros, los judíos debían aprender a odiarlos. gue siendo, el exilio, y el exilio significaba, y sigue significando
Estas reacciones y otras similares, ninguna de ellas dignas de a menudo, sufrimientos; pero nuestra fe nos enseñó a ver éstos
ser tomadas en serio, entendían el mandamiento 614 como si se como yissurim shel ahabá, «sufrimientos de amor», impuestos
tratar~ de ~scupir sobre Hitler. Sobrevivid como judíos; recordad por un Dios que castiga pero que nunca nos aband~nará. Pue.st.o
los se1S m1l10nes; no desesperéis de la humanidad; porfiad con que los mejores entre nosotros no le abandonaron a El, sobrev1v1-
Dios, no desesperéis de Él. Estos son los fragmentos que enume- mos, más aún, vencimos incluso in extremis. Habiendo terminado
ré en el ~olo~uio: (En este libro se conservan y se explayan junto en derrota la sublevación de Bar Kojbá, el vencedor, el emperador
con sus 1mplIcaclOnes). ¿No tenían estos imperativos mejor fun- romano Adriano, prohibió bajo pena de muerte la práctica delju-
dame~to, no servían a un propósito superior que el de escupir so- daísmo. Diez rabinos le desafiaron, continuaron practicando el
bre HItler? Para favorecer antiquísimos compromisos judíos, des- judaísmo y fueron capturados y torturados hasta morir. «¿Es es-
?e los más básicos -la supervivencia- a los más grandiosos e to la Torá, y ésta su recompensa?». Así clamaban los ángeles, se-
mcluso sagrados -la confianza en la Imagen de Dios, la confian- gún la leyenda; pero una voz del cielo les ordenó guardar silen-
za en Dios-, ¿alguna persona sensata pediría a los judíos de des- cio, aceptar el decreto. ¿Lo aceptaron los ángeles? Los diez
pués del Holocausto que jugaran una especie de juego de niños rabinos, al menos, 10 aceptaron. Sometido durante toda la noche
diciendo «sí» a esos preceptos sólo porque uno que fue descrit~ a tortura, Rabí Aquiba continuó cantando salmos y con su último
en una ocasión acertadamente como «de inferioridad espiritual, aliento declaró que por fin entendía el mandato bíblico de amar a
22 La Presencia de Dios en la historia Prólogo a la nueva edición 23

Dios con todo el corazón, toda el alma, todas las fuerzas (Dt 6,5). . posible? Para la imaginación religiosa el demonio no puede
Significa, dijo, amar a Dios incluso si te quita la vida. (,es 1 "
tocar a los inocentes. El «Reino del Holocausto» no es. toco mas
¿Quién se acuerda de Adriano? Nadie más que los estudiosos. que a ellos. (Los seis millones incluían a ladrones, tImadores,
Pero los diez mártires son recordados, llorados y exaltados en la bandidos, asesinos, criminales de toda laya. Se mofaron de ellos,
liturgia del día más santo del judaísmo. Murieron mientras Adria-
no vivía. Pero el imperio en favor del cual inició la guerra -como 1os despoiaron,
J I "
les hicieron pasar hambre, los golpearon, los ase-
sinaron debido a su nacimiento; pero d~ nacImIenbt?d' aunq~~.sea
lo habían hecho Vespasiano y Tito antes que él- murió hace mu- el de un judío, se es inocente). En la TIerra .ha ha 1 o .un m I~r­
cho. En cambio, la muerte de aquellos diez seguirá rejuvenecien- no exclusivamente para inocentes; 10 ha habId.o en sentIdo est~Ic­
do la fe de los vivos, año tras año, en tanto que los judíos obser- t durante los años culminantes del Tercer RelCh y, en un sentIdo
ven el Yom Kippur. ¿Por qué prestar atención a Hitler? No hace o plio incluso durante sus doce años completos. Después de es-
falta. am , . f' 1
to, ¿puede la teología seguir con su có~odo m Ier.nbo pa~ cu p~-
bIes? En Auschwitz «10 real fue más alla de 10 pOSI le». esp~es
Vespasiano asedió Jerusalén, pero dejó a Rabí Jojanán ben de esto -es el filósofo Hans Jonas quien 10 ha expuesto aSI-,
Z~cay tener ~u ~abneh, una escuela en la que enseñar judaísmo. ¿puede la filosofia retirarse al mundo seguro y cuerdo en el que
HItler quemo smagogas con judíos dentro. Tito destruyó Jerusa-
sólo 10 posible puede ser real? . .
lén, pero sus judíos podían luchar o rendirse, elegir entre morir Tanteando en busca de palabras -el «infIerno» de Treblmka,
con heroísmo o vivir sin él. Hitler despojó a los judíos de ambas el «planeta» Auschwitz- decimos 10 decible, pero nos referimos
cosas. Incluso Adriano, el más hostil de los emperadores roma- a lo indecible. Tanteando en busca de pensamientos, pensamos 10
nos, dejó a los judíos la elección entre apostasía y muerte, crean- pensable, pero nos referimos a 10 impensabl~. Al hace: una y otra
do de este modo mártires. Privando a los judíos de esas posibili-
cosa, y tantas otras, nos asalta el tem~r a la Im~otencIa: ..
dades de elección en la muerte, Hitler asesinó la condición de Precisamente la certeza de que la ImpotencIa no esta permItI-
mártir judío, junto con incontables Aquibas innombrados cuyos da me hizo enfermar aquel día de marzo de 1967. Pero entonces
nombres y número reales nunca se sabrán. '
llegó el bendito descubrimiento de que tampoco la enfermedad
«Ninguna criatura puede alcanzar el lugar de los asesinados
está permitida.
por el gobierno, como Rabí Aquiba y sus compañeros» (Talmud
de Babilonia, Pessajim 50a). Maimónides proporciona esta inter- Treinta años después, ¿resuena todavía el mandamiento 614?
~retaci~n: «Un ser humano a quien Dios ha hallado digno de mo- Medio siglo después de Auschwitz, ¿sigue ordenándonos la voz
nr alladdush hashem ('para la santificación del divino Nombre') imperativa de Auschwitz que escuchemos? En un extremo, los
ha alcanzado el rango supremo de perfección posible para los se- nazis -¿por qué llamarlos neonazis?- afirman que e! Holo~~usto
res humanos, y está destinado al mundo venidero» (Carta sobre nunca ocurrió y llaman a los «seis millones» una mvenClOn .de
el martirio).
conspiradores judíos; y no faltan liberales estúpidos que les bn?-
Los ~quibas del Holocausto, sin nombre ni elección, ¿murie- dan foros incluso en las universidades. En el otro extremo, los IS-
ron a~ laddush hashem? Maimónides es el más profundo, el más raelíes, y'en menor grado los judíos de la Diáspora -más polari-
aut~nzado de los teólogos-filósofos del judaísmo; se ocupó de zados que nunca por las esperanzas y temores generados por el
Adnano, pero ocuparse de Hitler no le era ni necesario ni posible. Acuerdo de Oslo-, se demonizan mutuamente llamándo.se unos a
. P~r~ el pens.amiento posterior al Holocausto -sea teológico o otros «peores que los nazis». (¿Qué hay peor que un nazI, o, en to-
fIlosoflCo, sea Judío o no- ocuparse de Hitler es necesario. Pero do caso, peor que un nazi consumado?). Cuando formule el man-
24 . La Presencia de Dios en la historia
Prólogo a la l/lleva edición 25

damiento 614 sabía que las victorias póstumas de Hitler existían. Se trata de una maniobra burda y perversa, pues los nazis están
Pero nunca imaginé atrocidades como éstas. muertos y acabados. De nada sirve oponerse a un ene~igo que
La presencia de Dios en la historia fue presentado primera- ya no existe. Se trata de oponerse a un grup~ de enemIgos rea-
mente en forma de conferencias pronunciadas en la Universidad les que querrían completar el proyecto nazI. La prueba de l.a
de Nueva York, justo un año después de la Guerra de los seis días, solidaridad que uno siente con las gentes del Holocausto estn-
en 1968. No era demasiado pronto para que yo afrontara el Holo- ba en que uno esté dispuesto a ayudar a defender a esas gentes
causto, pero sí lo era para cualquier consideración por mi parte contra los destructores de hoy, no contra los destructores de
acerca de su conexión con Israel. Esto sólo fue posible cinco años ayer.
más tarde, después de que Rose y yo hubimos visitado Israel por
vez primera; luego volvimos con un grupo de supervivientes en Unos cuatro meses después de que apareciera este artícu~o (Ti-
peregrinación a Bergen Belsen y Jerusalén. Aun así necesité tres me, 3 de mayo de 1993), llegó el apretón de manos de ~ashmgton
veranos más en Jerusalén con mi familia -el comienzo, según se y el Acuerdo de Oslo. ¿Ha ca~biado todo? Algunos pIens~n que
vio después, de lo que terminó siendo nuestra aliyá-. Añado a es- , Otros recuerdan el pensamIento de Karl van Clausewltz, se-
SI;n el cual la guerra es la continuación de la política por otros
ta nueva edición de La presencia de Dios en la historia «El Ho- gu . ., d 1
locausto y el Estado de Israel: su relación», un artículo publicado medios. ¿Es el presente «proceso de paz» la contmuaClOn e, a
por primera vez en el Jewish Encyclopedia Yearbook de 1974 guerra por otros medios? Por ahora, sólo una cosa es segur.a: ~o­
(Keter, Jerusalén) y reproducido en mi libro El regreso judío a la lo con la paz verdadera en Israel quedará en paz el pu~blo JUdIO.
Sólo entonces, después de tan larga espera, quedaran lIbres de la
historia (Schocken, Nueva York 1978), una obra agotada en la
actualidad. sombra de Hitler. . _
«Hay que librarse de la sombra de HItler» es una frase ac~na­
¿Hubo alguna vez una relación válida entre el Holocausto y el
da por Winston Churchill cu~nd? el Führer todaví~ estaba VIVO.
Estado de Israel? ¿La hay ahora? Al columnista Charles Kraut-
Con Hitler muerto hace medIO SIglo, ¿ronda todavla esa som~ra
hammer le pareció necesario plantear estas preguntas en fecha tan
alrededor del mundo -no ya solamente alrededor del pueblo JU-
reciente como 1993. Tras haber citado mi «no a las victorias pós-
dío-? Tal vez la guerra de Yugoslavia no habría sido menos .sa~­
tumas de Hitler», argumenta que hoy tales victorias se centrarían
vaje si Hitler nunca hubiese exist~do. ~ero a no. ser por su obJetI-
con toda probabilidad en Israel. «Hoy el gozne de la historia judía,
vo de un mundo judenrein, ¿hubIera SIdo consIderada la muerte
el guardián de la historia judía, es Israel.» También hoy, con Irán,
de unos hombres por otros durante esa guerra como un caso de
Saddam Hussein, Hamás -por no mencionar otros enemigos- Is-
limpieza étnica? Antes, sólo en el caso d~ las pla~as. de insectos
rael «vive con el fantasma de la aniquilación». En nuestro tiempo,
se pensaba que para eliminar algunos temas que elImmarlos a to-
por tanto, «denegar victorias póstumas a Hitler significa denegár- dos. La tarea proclamada por Churchill todavía está incompleta.
selas a sus sucesores». Krauthammer continúa diciendo:
Significa apoyar el nuevo centro de la civilización judía, en el
que muchos supervivientes encontraron refugio y de cuyo éxi-
to depende ahora la supervivencia judía. Sin embargo, los an-
tisionistas -en particular los de izquierdas- descubrieron que
al tiempo que armaban física y moralmente a quienes estaban
resueltos a aniquilar Israel, podían fingirse filosemitas dando
muestras de antinazismo y aludiendo al Holocausto.
1
La estructura de la experiencia judía

1. Introducción

«Los cielos se abrieron -escribe el profeta Ezequiel en su ca-


pítulo inicial- y vi visiones de Dios» (Ez 1, 1). Éstas podrán ser
palabras corrientes en ciertos tipos de literatura mística, que ha-
blan de visiones de la divinidad libre y desembarazadamente. En
el contexto de la Biblia hebrea (que se aparta de tales visiones
con horror y espanto) resultan raras y osadas. No es sorpren-
dente, por tanto, que el capítulo que sigue a estas palabras ini-
ciales esté lleno de misterios que rayan en lo ininteligible. Según
una tradición rabínica no existe -con la posible excepción del
capítulo 1 del Génesis (que trata de Ma 'assey Beresit, «las obras
del comienzo»)- ningún otro capítulo en toda la Biblia que pue-
da igualar en profundidad y misterio al capítulo 1 de Ezequiel,
que trata de Ma 'assey Merkabá (<<las obras de la rueda»), nada
menos que la naturaleza de la divinidad misma. No es extraño
que los rabinos consideraran peligroso para todos, excepto para
los más piadosos y sabios, tratar de sondear los secretos de ese
capítulo.
Sin embargo, la misma tradición que sostiene esta opinión
también parece contradecirla deliberada y dramáticamente. En un
conocido midrás se afirma que 10 que Ezequiel vio una vez en el
cielo fue mucho menos de lo que todo Israel vio una vez en la tie-
rra. Ezequiel, y todos los demás profetas, no vieron a Dios, sino
sólo visiones e imágenes de Dios; eran como hombres que per-
ciben a un rey de carne y hueso rodeado de siervos de carne y
hueso y se ven forzados a preguntar: «¿Quién es el rey?». En
agudísimo contraste con esto, los israelitas en el Mar Rojo no ne-
cesitaron preguntar quién era el Rey: «Tan pronto como 10 vie-
28 La Presencia de Dios en la historia La estructura de la experiencia judía 29

ron, lo reconocieron, y todos abrieron la boca para decir: 'Éste es no. Por su parte, el teólogo moderno, judío o cristiano, no puede
mi Dios, y yo lo glorificaré'» (Ex 15,2). Hasta la más humilde afirmar la presencia de Dios en la historia sino, como mucho, su
sirvienta en el Mar Rojo vio lo que jamás habían visto Isaías providencia sobre ell~,. providencia causada por un Dios qu.e de
Ezequiel y todos los demás profetas 1. ' algún modo puede utlhzar la naturaleza y al hombre en la hISto-
El midrás que se acaba de citar y parafrasear trata del mismo ria, pero que está ausente de la historia.
tema que este ensayo: la presencia de Dios en la historia. Se tra- Además, incluso esta doctrina suavizada contiene dificultades
ta de un tema abordado en incontables pasajes de la literatura ju- insuperables. ¿Cómo puede la Providencia divina imperar sobre
día y cristiana. El midrás citado tiene sin embargo especial im- la historia y, pese a ello, permitir dentro de ella la libertad huma-
portancia, pues afirma la presencia de Dios en la historia con na?, ¿y cómo puede uno creer en una historia providencial y sin
plena conciencia del hecho de que tal afirmación es extraña ex- embargo tomar en serio el vasto mal que se da en ella? Tan graves
traordinaria, o incluso paradójica. El Dios de Israel no es' una son estas dificultades que los más osados y más radicales entre
deidad mitológica que se mezcle alegremente con los hombres los teólogos modernos se han visto llevados a revolucionar las
en la historia. Está más allá del hombre, tan infinitamente más doctrinas tradicionales. No hay una Providencia divina que su-
allá del alcance del hombre, que es necesario que se abran los pervise externamente y que represe la libertad humana y utilice
mismos cielos para que Él se haga humanamente accesible. Po- el mal para sus propios propósitos buenos. La Providencia divi-
cos son los hombres a los que se ha concedido alguna vez tal na es inmanente a la libertad humana y consiste en su realización
apertura, y los relatos de estos pocos hombres son tan oscuros progresiva. El sentido de la historia reside en su marcha hacia
q.u~ resultan ininteligibles para casi todos los demás. ¡Así de in- adelante, en la que la libertad humana se eleva cada vez más ha-
fInItamente por encima de 10 humano está 10 Divino! Pese a todo cia la divinidad y el mal está cada vez más cerca de ser conquis-
el midrás insiste en que no son mensajeros ni ángeles ni interme~ tado. O hay esta clase de sentido en la historia o, de lo contrario,
diarios, sino gue es Dios mismo quien actúa en la historia huma- no hay en ella ningún sentido en absoluto 2.
na, y en que El se hizo inequívocamente presente a todo un pue- Tal era la respuesta del pensamiento teológico de los siglos
blo al menos una vez. XVIII y XIX a las dificultades intelectuales modernas. Al pen-
El antiguo midrás afirma la presencia de Dios en la historia. samiento teológico del siglo XX parecen imponérsele respues-
~l hombre moderno, por su parte, parece obligado a negarla. Los tas mucho más radicales, no por meras dificultades intelectua-
fllósofos al menos se inclinan a hacerlo y de hecho siempre han les, sino más bien por sacudidas y catástrofes históricas. Un
desmitologizado la historia desde que la purgaron de los dioses pensador tan respetable y sobrio como Immanuel Kant todavía
homéricos. En el mundo moderno, además, los teólogos han podía creer seriamente que la guerra servía a los propósitos de
~endid? a seguir el ejemplo de los filósofos. ¿Cómo puede haber la Providencia 3. Después de Hiroshima, se sabe que toda guerra
IncurSIOnes «sobrenaturales» en la historia «natural»?, . cómo es, en el mejor de los casos, un mal necesario. Un teólogo tan
puede la e~plica~ión histórica suspenderse arbitrariamen~e para piadoso como santo Tomás de Aquino pudo sostener con toda
aceptar lo Inexphcable, la presencia de Dios? Dios, según parece,
debe ser expulsado de la historia por el historiador moderno 2. En la historia de la filosofia moderna el punto de inflexión es Kant. Él
igual que es expulsado de la naturaleza por el científico moder~ mismo hace todavía uso del concepto de una Providencia externa, si bien es du-
doso si lo entiende literalmente. Su primer gran discípulo, J. G. Fichte, concibe
la Providencia en términos completa y radicalmente inmanentistas.
1. Mekilta de Rabbi Ishmael, ed. J. Z. Lauterbach, Philadelphia (1933] 3. Cf., por ejemplo, sus Ideas para una historia universal en clave cosmo-
1949, n, 24ss. (citado a partir de ahora como Mek). polita, Madrid 1987.
30 La Presencia de Dios en la historia La estructura de la experiellciajudía 31

seriedad que los tiranos sirven a fines providenciales, pues si no sus hijos y a los hijos de sus hijos? Nunca, dentro o fuera de la
fuera por ellos no habría oportunidad para el martirio 4. Después historia judía, han tenido los hombres de cualquier lugar una ra-
de Auschwitz, cualquiera que usara este argumento sería culpa- zón tan terrible, tan horrible, para volver la espalda al Dios de la
ble de blasfemia. Es más, Hiroshima y Auschwitz parecen haber historia.
destruido todo tipo de Providencia, la más nueva, de tipo inma- Y, sin embargo, antes de dar este paso, sin precedentes en cua-
nente, no menos que la más antigua, que supervisa externa- tro milenios de fe judía, el creyente judío ha de hacer una pausa,
mente. Después de estos horribles acontecimientos, ocurridos una larga pausa. A lo largo de toda su existencia, Israel ha estado
en el corazón del mundo moderno, ilustrado, tecnológico, ¿pue- con el Dios de la historia; a lo largo de toda su existencia, este
de uno seguir creyendo en el Dios que es progreso necesario o Dios de la historia -o, al menos, la fe judía en ÉI- ha cuidado de
en el Dios que manifiesta su poder al modo de una Providencia Israel. ¿Es probable que la crítica racional por sí sola baste para
supervisora? Parece que cualquiera que hoy busque todavía lo destruir esta fe cuando la historia judía ha sido fecunda en pensa-
Divino debe contradecir por completo al antiguo midrás y apar- dores racionalistas?, ¿resulta obvio, sin necesidad de nuevos aná-
tarse de la historia en su búsqueda de Dios -sea que se dirija a lisis, que las catástrofes de nuestra época bastan por sí solas para
la Eternidad que está por encima de la historia, a la naturaleza descartar a este Dios, cuando la fe judía ha sobrevivido a muchas
por debajo de ella o a una interioridad individualista divorciada tragedias anteriores? Está claro que, antes de juzgar o rechazar la
de ella-o fe judía, debemos escucharla seriamente.
El trauma de los acontecimientos contemporáneos afecta a to- Incluso una escucha preliminar basta para destruir respuestas
da creencia religiosa. Sin embargo, es la creencia religiosa judía precipitadas. Aunque Auschwitz es nuevo, el mal en la historia no
la que se ve más traumáticamente afectada. El pueblo judío fue el lo es. Así, Jeremías protesta contra la prosperidad del malvado (Jr
primero en afinnar el Dios de la historia. Ellos han tenido una re- 12, 1) ... y no recibe respuesta. Job se queja de su propio sufri-
lación única con este Dios, aunque sólo fuera -únicamente en su miento inmerecido ... y lo que Dios dice «no responde a la acu-
caso y durante casi cuatro milenios- porque la misma supervi- sación; ni siquiera la toca» 6. Para dar todavía un tercer ejemplo,
vencia colectiva estaba ligada a Él. Sin embargo, hoy da la im- cuando Jerusalén fue destruida por los romanos, los rabinos no
presión de que mientras otros creyentes tienen motivos para re- supieron ver sentido alguno en ese suceso. Sin embargo, en los
chazar al Dios de la historia, un judío tiene obligación de hacerlo. tres casos -yen otros incontables-la fe judía no sólo rehusó de-
En Auschwitz, los judíos fueron asesinados, no porque hubieran sesperar de Dios, sino que también rehusó desconectarlo de la
desobedecido al Dios de la historia, sino porque sus bisabuelos le historia y buscar escapatoria en el misticismo o en un espiritua-
habían obedecido 5. Lo hicieron al criar hijos judíos. ¿Osará un lismo extraño al mundo.
judío de hoy continuar obedeciendo al Dios de la historia, y con Pero esto no era ciega tozudez, inconsciente de la posibilidad
ello exponerse al peligro de un segundo Auschwitz y exponer a de alternativas religiosas, como muestra el midrás que ya hemos
citado.· El autor midrásico no ignora la posibilidad de una huida
. 4. Summa Theologica, 1, q. 22, a. 2: «El león dejaría de vivir si no hubiera religiosa de la historia. Por el contrario, primero se refiere a la
alll~ale~ 9u~ matar; como no habría paciencia de mártires si no hubiera perse- visión de Ezequiel -el capítulo bíblico que, más que ningún
CUClOn tIralllca».
5. Cf. inji'a, 96-100. Este tema está desarrollado más plenamente en mi
otro, ha animado al misticismo espiritualista dentro del judaís-
QlIe~t for Pas~ and Future: l!ssays in ~ewish Theology, Bloomington 1968, cap. mo-, para a continuación exaltar lo que las sirvientas vieron
1. DICho capItulo fue pubhcado prevIamente en una versión algo distinta en
Commentmy (agosto de 1968) con el título Jewishfaith and (he Holocaust. 6. M. Buber, At the TI/ming, New York 1952, 61.
32 La Presencia de Dios en la historia La estructura de la experiencia judía 33

dentro de la historia y situarlo por encima de lo que Ezequiel vio cualquier otra época- disolver la particularidad de su condición
más allá de ella. Además -como para anticipar la objeción de judía o de su situación histórica en la humanidad-en-general o
que semejante Dios es un mero dios tribal, que ha de abando- en la historia-en-general no sería elevarse de una «estrecha men-
narse conforme la religión avance hacia el universalismo- a con- talidad de campanario» a un «amplio universalismo». Sería una
tinuación añade, osada y paradójicamente, que Aquel que en el traición a su puesto 9.
Mar Rojo luchó a favor de Israel no era otro que el Creador del
Mundo 7.
Está claro, por tanto, que al abordar la antigua fe judía en la 2. Experiencias radicales
presencia de Dios en la historia debemos plantear preguntas nue-
vas y sin precedentes en nuestro tiempo. Pero no es menos claro Sería poco coherente que rechazáramos como erróneo que se
que no podemos plantear esas preguntas hasta que hayamos en- comience con nociones abstractas como la de historia-en-general
tendido esa fe. Alcanzar tal entendimiento será la tarea de nues- y, sin embargo, nosotros mismos comenzáramos por la historia-
tro primer capítulo. judía-en-general. Antes bien, hemos de comenzar por sucesos
Pero podría parecer que comenzar con ese tema es pasar por particulares dentro de la historia de la fe judía o, más exactamen-
alto el título anunciado para este libro. Comenzamos con un te- te, con sucesos que han hecho época.
ma particular: la fe judía en la presencia de Dios en la historia. Ni siquiera este término es 10 bastante preciso o radical. A 10
El título anunciado, sin embargo, es universal: la presencia de largo de su carrera milenaria, la fe judía ha pasado por muchos
Dios en la historia, y puede parecer que este tema reclama los acontecimientos que han hecho época, tales como el final del
conceptos de Dios-en-general, historia-en-general, Providen- profetismo y la destrucción del primer Templo, la rebelión ma-
cia-en-general, y su aceptabilidad para el hombre-moderno-en- cabea, la destrucción del segundo Templo y la expulsión de Es-
general. Con todo, éste sería un comienzo equivocado. Si Dios paña. Cada uno de estos acontecimientos supuso una nueva exi-
está alguna vez presente en la historia, ésta no es una presen- gencia para la fe judía, es más, no habrían hecho época de no
cia-en-general, sino una presencia a hombres particulares en ser así. Sin embargo, no produjeron una nueva fe, sino una con-
situaciones particulares. Por supuesto, a menos que fuera la de frontación en la que la antigua fe fue puesta a prueba a la luz de
una mera deidad tribal, esa presencia debe tener implicaciones la experiencia contemporánea. La historia judía abunda en tales
universales. Estas implicaciones, sin embargo, se manifiestan confrontaciones entre pasado y presente. Al menos hasta los
sólo en lo particular; y hacen de los hombres a quienes se ma- orígenes del mundo moderno, todas ellas tienen un elemento
nifiestan, no filósofos universalistas que se elevan por encima común. La tensión de la confrontación puede haberse aproxi-
de sus situaciones, sino testigos ante las naciones, en, a través mado a menudo al punto de ruptura y, sin embargo, la expe-
y debido a su particularidad. En este libro, nuestro interés in- riencia presente, pese a ser nueva, inopinada y hacer época,
mediato se refiere al destino de la fe judía en el mundo moder- nunca destruyó la fe del pasado. Las exigencias que plantea al
no. Pero inextricablemente ligada a ello está la cuestión de si presente han sobrevivido. Pero -y esto es crucial- esta fe del
es posible y necesario para el judío de hoy ser un testigo ante el pasado no había venido del vacío, sino que ella misma se había
mundo y, de ser así, cómo 8. Con todo, para un judío -hoyo en originado en acontecimientos históricos. Por tanto, estos acon-

7. Mek, II, 30ss. 9. Sobre este punto cf. de nuevo mi Questfor Past and Puture, 3ss, 112ss,
8. ef. ¡nFa, cap. 3, 123ss. 249ss.
34 La Presencia de Dios en la historia La estructura de la experiencia judía 35

tecimientos hacen más que época. En el contexto del judaísmo neraciones futuras, por su parte, no ven, como las criadas en el
nos referiremos a ellos como experiencias radicales 10. Mar Rojo, la presencia de Dios. Pero todavía hoy recuerdan dos
¿Cuáles son, consideradas abstractamente, las características veces al día en sus oraciones el acontecimiento histórico-natural
de una experiencia radical en el judaísmo?, ¿cuáles son las con- a través del cual esa presencia se hizo una vez manifiesta, y el sé-
diciones sin las cuales un acontecimiento pasado no puede seguir del' de Pascua le está enteramente dedicado. Es más, según algu-
constituyendo una afirmación presente, la afirmación de que nos rabinos, este acontecimiento pasado es tan profundamente
Dios está presente en la historia? Según Rabí Eliezer, el autor del normativo para los tiempos futuros que seguirá recordándose in-
midrás citado al comienzo de este capítulo, las sirvientas vieron cluso en los días mesiánicos 12. Su carácter público, histórico, es
en el Mar Rojo lo que ni siquiera Ezequiel vio. Esto significa, por la segunda condición de una experiencia radical en el judaísmo.
una parte, que el propio Rabí Eliezer no ve y, por otra, que sabe Todavía falta una tercera condición, y ésta es crucial. La vi-
que las sirvientas vieron y él no. Si él mismo viera, no haría ca- sión de las criadas en el Mar Rojo puede analizarse en dos com-
so de la visión de aquéllas, pues su propia visión sería superior o ponentes. Primero, experimentaron el desastre inminente a ma-
igual a la de ellas y en todo caso un criterio presente con el que nos del ejército egipcio que los perseguía y la salvación por
juzgar el pasado. Si no supiera que ellas habían visto, la visión medio de la división del Mar Rojo; es decir, experimentaron un
pasada de éstas no tendría relevancia presente y, de hecho, sería suceso histórico-natural. Pero también experimentaron la pre-
completamente inaccesible. Sólo debido a esta relación dialécti- sencia de Dios. Las generaciones siguientes, por su parte, recuer-
ca entre el presente y el pasado una experiencia pasada puede ser dan el suceso histórico-natural, pero no ven lo que vieron las
normativa para el presente. Ésta es la primera condición de una criadas. Estos dos puntos no se cuestionan en el relato midrásico.
experiencia radical en el judafsmo. Lo que está en cuestión es si las generaciones siguientes tienen
Por sí sola, sin embargo, esta condición (que está lejos de ser acceso a la visión de las criadas, a la presencia de Dios y, de ser
plenamente inteligible) 11 está lejos asimismo de ser suficiente. así, cómo.
Según nuestro midrás, esta condición valdría para la visión de Si no tienen semejante acceso, el acontecimiento del Mar Ro-
Ezequiel tanto como para la de las sirvientas en el Mar Rojo. Con jo no puede ser entonces una experiencia radical en el judaísmo.
todo, la visión de Ezequiel no es una experiencia radical en elju- Un escéptico negaría al menos que ese acontecimiento histórico-
daísmo. Es la experiencia de un individuo aislado y puede ser natural hubiera sucedido, o bien lo vería como una mera coinci-
normativa para individuos aislados posteriores a él: esos pocos dencia afortunada. Lo que aquí importa es que incluso un cre-
para los que los cielos son accesibles. En el Mar Rojo, sin em- yente tendría escaso motivo para recordarlo. Pues el «milagro»
bargo, todo el pueblo vio, las humildes sirvientas incluidas, y lo recordado sería para él, no un acontecimiento pretérito de Pre-
que ocurrió ante sus ojos no fue una apertura del cielo, sino una sencia divina, sino sólo un efecto particular de una causa divina
transformación de la tierra, acontecimiento histórico que afecta general-y remota-o Y si su interés se centrara en esta causa divi-
decisivamente a todas las futuras generaciones judías. Estas ge- na general, ningún efecto particular destacaría por su importan-
cia; y si se centrara en los efectos particulares, habrían de ser los
10. Este c~ncepto mío está en deuda con el concepto de «experiencia orien- efectos presentes, no el pasado borrosamente recordado. En co-
tadora» de lrvmg Greenberg. Aquí prefiero el término «experiencia radical»
porq~e deseo analizar las características intrínsecas de la experiencia antes de
nexión con una discusión de la relevancia religiosa de la historia,
considerar su eficacia histórica. Sería deseable encontrar una palabra que unie-
ra ambas connotaciones, pero no he sido capaz de dar con ella. 12. Mek,l, 135ss. El pasaje se refiere a la conmemoración del Éxodo en su
11. ef. supra, 38ss. conjunto.
36 La Presencia de Dios en la historia La estructura de la experiencia judía 37

Hegel cita irónicamente en algún lugar un proverbio que viene a original mismo: una presencia divina que se manifiesta e~ y a
decir que con el paso del tiempo el pasado pierde su verdad. Si través de un acontecimiento histórico natural, no en los cIelos
las generaciones posteriores de creyentes judíos no tienen acce- más allá de ese acontecer?
so alguno a la visión de la sirvientas, este proverbio sería aplica- Un modo de entenderlo es ofrecido en un notable pasaje del
ble al suceso del Mar Rojo. Moisés de Martin Buber, un pasaje tan notable y relevante para
Tales proverbios dejan de valer, sin embargo, si la visión pa- nuestro propósito que volveremos a él una y otra vez a lo largo de
sada de aquellas sirvientas todavía es de algún modo accesible en este libro. Oigamos a Buber:
el presente pues, en tal caso, una Presencia divina, manifiesta en
Lo decisivo desde el punto de vista de la historia interna de la
y a través del acontecimiento histórico-natural pasado, no podría
humanidad [ ... ] es que los hijos de Israel entendieron esto co-
dejar de ser normativa para las generaciones futuras. (Esto es mo un acto de su Dios, como un «milagro»; lo cual no signifi-
cierto al menos si, como afirma el midrás, la divinidad manifies- ca que lo interpretaran como milagro, sino que lo experimen-
ta no es una deidad finita y tribal, sino el universal Creador del taron como tal, que como tallo percibieron [ ... ].
mundo. La pasada presencia de tal Dios puede seguir siendo nor- El concepto de milagro que es permisible en el enfoque histó-
mativa incluso en los días mesiánicos). Esta accesibilidad del pa- rico puede definirse en su punto de partida como un asombro
sado al presente es la tercera y definitiva característica de la ex- persistente. La [ ... ] persona religiosa queda maravillada; nin-
periencia radical en el judaísmo. gún conocimiento o noticia puede debilitar su asombro. Toda
Esta característica es afirmada de manera clara, aunque im- explicación causal se limita a hacer más honda su maravilla.
Los grandes puntos de inflexión de la historia religiosa de la
plícita, por la ,tradición judía. De modo que el judío piadoso que
humanidad se basan en el hecho de que un individuo y una co-
rememora el Exodo y la salvación en el Mar Rojo no evoca suce-
munidad ligada a él se asombran y persisten en su asombro;
sos pertenecientes a un pasado irrecuperable, sino que vuelve a por un fenómeno natural, por un suceso histórico o por ambas
interpretar estos sucesos como una realidad presente: sólo así se cosas a la vez; siempre por algo que interviene como destino
c~rciora de que el Dios salvador del pasado todavía salva 13, y que en la vida de ese individuo y esa comunidad. Lo sienten y ex-
fmalmente aportará la salvación definitiva. Ya hemos subrayado perimentan como maravilla. Éste es, desde luego, sólo el punto
que Rabí Eliezer sabe que las sirvientas vieron la Presencia divi- de partida del concepto histórico de milagro, pero no puede ser
na en el Mar Rojo; ahora debemos añadir que él no podría tener eliminado mediante explicación alguna. Un milagro no es algo
este conocimiento a menos que él mismo tuviera de algún modo «sobrenatural» o «suprahistórico», sino un suceso que puede
acceso a la visión de aquéllas. insertarse por completo en el nexo objetivo del saber acerca de
la naturaleza y la historia, pero cuyo significado vital para la
Pero ¿cómo entenderemos este acceso siendo así que Rabí
persona a quien le acontece el milagro destruye en ella la se-
Eliezer -y el judío piadoso durante el séder de Pascua- no ve lo
guridad de todo nexo de conocimiento y hace saltar los cons-
que las criadas vieron? Es más, ¿cómo entenderemos el suceso tructos cognoscitivos fijos a los que llamamos «Naturaleza» e
«Historia» [ ... ].
13. En la Haggadá de Pascua encontramos la siguiente afirmación: «No fue Podemos atribuir lo que suscita nuestro asombro a un poder
solamente un.~ el que s~ levantó contra nosotros para aniquilarnos, sino que en
cada genera~IOn hay qUlen se levanta contra nosotros para aniquilarnos. Pero el específico [ ... ]. Para la realización del milagro es requerida la
S.anto, BendIto ~;a, n?s ~alva de su mano». No resulta demasiado exagerado de- existencia de un espíritu mágico particular, un demonio espe-
cir que ~a c~es~IOn P~'I~clpal que está detrás de toda mi investigación en este li- cial, un ídolo especial. Es un ídolo precisamente porque es es-
bro es SI el JUdlO relIgIOso contemporáneo todavía puede incluir esa frase en la pecial. Pero esto no es lo que la reflexión histórica entiende
liturgia del séder de Pascua y, si es aSÍ, cómo.
por milagro. Pues allí donde un agente es restringido por otro
38 La Presencia de Dios en la historia
La est/'llctu/'a de la experiencia judía 39

agente, el actual sistema de causa y efecto es reemplazado por


otro [ ... ]. El verdadero milagro consiste en que en la e:xpe- del' único no estaría presente, o al menos no se sabría que estaba
rienda asombrosa de un suceso el sistema actual de causa y resente; y el milagro, una vez más, sería un mero incidente p~r
efecto se vuelve, pOI' así decil; transparente y permite una ojea- pexplicar, c) a no ser por el suceso histórico-natural, el Poder. Úlll-
1
da en la esfera en la cual opera el poder único, sin verse limi- o si llegara a hacerse presente, o estaría presente en los Cle os,
tado pOI' ningún otro poder 14. c ás allá de la historia, o de lo contrario disolvería toda particula-
~dad histórica por su presencia en ella; y el asombro ilimitado re-
Estos términos modernos de Buber se pueden aplicar, punto n i
ultaría asimismo históricamente vacío." Mas la sa vaClOn en e1
por punto, al midrás antiguo. Primero, eliminan un malentendido. s
Mar .
Rojo no es históricamente vacía. Ha «mtervelll 'do como des-
Segundo, hacen inteligible una Presencia divina manifiesta en y tino» en la historia, si no de toda la humanidad, sí al menos en la
a través de un suceso histórico-natural. Tercero, explican cómo de Israel.
Rabí Eliezer, aunque fuera incapaz de ver 10 que las criadas vie- En cuanto al tercer punto, ¿en qué relación está, entonces, Ra-
ron, tuvo pese a todo acceso a su experiencia. Consideremos es- bí Eliezer (y los judíos piadosos durante el séder de Pascua) con
tos tres puntos sucesivamente. las criadas del Mar Rojo? Al revivir el suceso histórico-natural, él
Los presentes en el Mar Rojo no infieren a su Dios a partir de revive también el asombro ilimitado y lo hace propio. De ahí que
un suceso histórico-natural, en un intento de explicar ese suceso. el «poder único» presente en otro tiempo esté todavía pres~nte.
Un dios de esta clase no sería «creador del mundo» o «poder úni- De ahí que la memoria se convierta en fe y esperanza. De ahl q~e
cm>, sino sólo un «espíritu mágico». No sería «reconocido inme- el suceso del Mar Rojo sea rememorado ahora y vaya a segmr
diatamente», sino que a 10 sumo sería una hipótesis probable. y siendo rememorado incluso en los días mesiánicos. De este mo-
no estaría presente, sino necesariamente ausente. Por 10 que ha- do, el pasado revivido es normativo para el presente y para el fu-
ce al asombro ilimitado, éste se vería disipado por la explicación. turo. Y así es, en el judaísmo, una experiencia radical.
Todo esto vale incluso para los testigos originales del Mar Rojo.
En cuanto a los creyentes posteriores (que ya disponen de esta
explicación o de otra), no se asombrarían en absoluto. Y el pasa- 3. La Presencia divina que salva y que ordena
do sería un pasado muerto sin interés para el presente. Esto por 10
que respecta al primer punto. ¿Qué hay del segundo? Hasta ahora hemos utilizado una única experiencia radical del
El «poder único» está inmediatamente presente en el Mar Ro- judaísmo, en un intento de averiguar las características de expe-
jo, en y a través del suceso histórico-natural para asombro ilimi- riencias semejantes. Ahora debemos atender, aunque sea breve-
tado de los testigos. Los tres términos introducidos por Buber mente, a otra experiencia similar: la Presencia imperativa en el
son necesarios, y sólo son inteligibles cuando se ponen en rela- Sinaí. Todo intento de entender el judaísmo sin el Sinaí es impo-
ción: a) a no ser por la presencia inmediata del Poder único, el su- sible; pero además, a falta de una Presencia impera~iva,. to.da ~re­
ceso histórico-natural no sería un milagro, sino más bien un inci- sencia divina en la historia se queda, para la expenenCla ]udla, a
dente extraño carente de explicación, y el asombro sólo sería lo sumo en fragmentaria.
curiosidad o al menos no duraría, pues se desvanecería cuando se La Presencia divina considerada hasta ahora es una Presencia
diera la explicación; b) a no ser por el asombro ilimitado, el Po- salvadora. Sin embargo, la salvación no es aquí lo que podría ser
en un contexto religioso diferente. Ocurre dentro de la historia,
14. M. Buber, Mases, NewYork 1958,57-77 (versión cast.: Moisés, Buenos
Aires 1994). Cursivas añadidas. no en una eternidad que la trasciende, ni para un alma divorcia-
da de ella, ni como un acontecimiento apocalíptico o mesiánico
40 La Presencia de Dios en la historia La estructura de la experiencia judía 41

que consume la historia. Por tanto, apunta necesariamente a la ac- sólo en vÍliud de su sanción externa y no inspiraría asombro per-
ción humana. En el relato bíblico Moisés invoca a Dios, pero se sistente. Si el asombro persiste, es porque la divinidad está pre-
le dice que ordene a su pueblo proseguir (Ex 14, 15). Pero el mi- sente en el mandamiento. Por ser una Presencia más bien impe-
drás abunda en esta idea y afirma que la salvación no hubiera rativa que salvadora, el asombro permanente se vuelve terror
ocurrido si Israel, por miedo, se hubiera abstenido de caminar a mortal. Es más, semejante Presencia es, de entrada, paradójica:
través del mar dividido 15. Y exalta a un tal Najsón Ben Ammina- siendo imperativa, se dirige a la libertad humana; y siendo el po-
dab que, en medio de la vacilación de todos, fue el primero en der único, destruye esa libertad por ser sólo humana. Con todo,
echarse entre las olas 16. Una Voz imperativa se oye al tiempo que también se necesita de la libertad destruida.
el acontecimiento salvador se ve; y la salvación misma no está De aquí que la Presencia divina imperativa pueda ser divina,
completa hasta que la voz es atendida. El asombro persiste al ser imperativa y presente sólo si es doblemente presente; y el asom-
escuchada la Voz imperativa: esto queda claro cuando la Voz en- bro humano debe ser un asombro doble. En tanto que Poder úni-
tra en e~cena por cuenta propia para legislar para las generacio- co, la Presencia divina imperativa destruye la liberiad humana; en
nes vemderas en la experiencia radical del SinaL La estructura de tanto que Poder gracioso, restaura esa libertad e incluso la exal-
esa experiencia queda reflejada en el siguiente midrás: ta, pues la libertad humana pasa a ser parte de un pacto con la di-
Rabí Azaría~ y R~bí Ajá en nombre de Rabí Jojanán dijeron: vinidad misma. Y el asombro humano, que es terror ante la Pre-
~uando ~os Israehtas oyeron en el Sinaí la palabra 'Yo' [es de- sencia a la vez divina e imperativa, se transforma en un segundo
CIr, la,pnmera palabra de los diez mandamientos], sus almas asombro, que es gozo por una gracia que restaura y exalta la li-
los ~eJaron, como está dicho: 'Si seguimos oyendo la voz [ ... ], bertad humana por medio de su Presencia imperativa 19.
momemos' (Dt 5, 22). [ ... ] La Palabra volvió entonces al San- De acuerdo con el midrás, todas las generaciones de Israel es-
to, bendito sea, y dijo: 'Soberano del Universo Tú estás lleno
taban presentes en el Sinaí, y la Torá es entregada siempre que un
de vida, y Tu ley está llena de vida, y Tú me h;s enviado a los
hombre la recibe 20. Un hombre puede recibirla sólo si revive el
muertos, pues todos ellos están muertos'. A continuación el
Santo, bendito sea, dulcificó [es decir, suavizó] la Palabra pa- doble asombro. Si se queda helado de terror, no puede observar
ra con ellos [oo.] 17. los mandamientos en absoluto. Y si escapa a ese terror, puede ob-
servar los mandamientos, pero ha perdido la Presencia divina im-
El midrás afirma que en el Sinaí, como en el Mar Rojo, el perativa. Sólo reviviendo el terror y el gozo puede participar en la
pueblo entero vio 10 que Ezequiel y los otros profetas nunca vie- vida de los mandamientos, que se vive ante el Poder único y, sin
ron I~. Sin embargo, como la Presencia divina es aquí una Pre- embargo, es humana.
sencra que manda, el asombro tiene una estructura diferente. Un
mandamiento efectuado por una causa divina remota sería divino
4. Contradicciones dialécticas
, ~ 5; Cf. ~e~,: l, 21~: «Rabí Eliezer dice: el Santo, bendito sea, dijo a Moisés:
Iy,I01ses, mIs ~IJOS estan en grandes apuros. El mar forma una barrera y el ene- Pero en dos frentes principales surgen amenazas al intento de
mIgo los,f,erslg~e, !Pero tú ~stás ~arado y dices largas plegarias! ¿Por qué c1a- revivir las experiencias radicales del judaísmo. Un primer frente
IT,I?S a mI. .Rabl Ebezer soba deCIr que hay ocasiones para ser breve en la ora-
clOn y ocasIOnes para extenderse», es la historia misma. Dado que ese revivir no se da en un vacío
16, Mek, r, 237.
17. Midrás Rabbá, Cantar de los cantares, V, 16 & 3, 19, Sobre este tema, cf. también mi QlIestfor Past and FlItllre, cap, 14.
18. Mek, n, 212. 20. Cf" por ejemplo, Midrás Tanhllmá, Yitró.
42
La Presencia de Dios en la historia
La estructura de la experiencia judía 43
~istórico, todo presente histórico
nco que haga época plant ' o al ~enos todo presente histó-
, ea sus proPla ' , queda incompleta a menos que el asombro humano desemboque
sado y su repristinación' y d d s eXIgencIas frente al pa-
en acción. Es de imaginar que el yo de Ezequiel se disolvió en el
ca ha de ser tomado en' s' ,a o qude todo presente que haga épo-
, , eno por erecho p , momento en que los cielos se abrieron, Esto es imposible cuando,
anÍlclpar el resultado (L roplO, no es posible
' as amenazas de e t t' como en el Mar Rojo, la salvación ocurre a un pueblo de carne y
d urante el resto del libro ) Ot ' d s e lpo nos ocuparán
hueso; o cuando, como en el Sinaí, la Presencia divina da man-
de ser tratada de inmedia~o r~eÍ1PO e amen~za, en cambio, pue-
ble de la historia Es 1 ,p s es general, mmutable y absÍl'aí- damientos para que sean ejecutados por los hombres,
, a amenaza plant d 1 La tercera contradicción surge porque un Dios revelado como
flexivo, filosófico, ea a por e pensamiento re-
Poder único en un momento de la historia es revelado, en ese
La experiencia radical misma es d ' , mismo momento, como Dios de toda la historia 21, Arriba hemos
su repristinación por parte d ' e mme~Iatez, y otro tanto
rechazado, como ajenas a la dinámica de la fe judía, todas las
el objeto potencial de la re~eCxl"e?,efin~les Pífio~tenores, Con todo, es
' JI • 011 lOSO lca' y doctrinas abstractas acerca de Dios-en-general, la Providencia-
ta1 re f1 eXlón, revela que la ex eri ' "en cuanto se da
en-general, o el hombre-en-general, que «valen» para la historia
por al menos tres contradI'c ,P ed~clla radIcal está atravesada
ClOnes la é t' , particular sólo accidentalmente, Ahora se pone de manifiesto,
por entero, c lcas que la Impregnan
sin embargo, que la universalidad está implícita en lo particular.
La primera se da entre la trascend ' " Un Dios presente en un momento histórico no sería Poder único
se de Dios, El Poder ú n ' , enCIa dIvma y el involucrar-
, , ICO plesente en el M R' si quedara confinado en ese momento, El que luchó en el Mar
te Smat manifiesta a un DI' t . al' oJo y en el Mon-
, , ,
1lmltana su Poder' m 'f' os mscendente pi' Rojo a favor de Israel no sería Creador del mundo si, habiendo
" ,ues e mvolucrarse
. ,am lesta aSImIsmo D' , luchado una vez, ya no pudiera luchar más, Ni podría ser revivi-
aunque sólo sea porque es un P' . un las znvolucrado
tradicción existe incluso en e~ c~:~e:cIa, C.omo s~ verá, esta con-
do posteriormente el acontecimiento de su presencia, Pero si el
el caso de la Presencia ' " ~ la PI esenCIa salvadora. En Dios presente en un momento de la historia es el Dios de toda la
E t " , ImpelaÍlva es mconfundible historia, está en conflicto con el mal que hay en ella,
s a contradlcclOn es lógicamente ,', ' Esto debe considerarse como una tercera contradicción aña-
portante que las otras dos b" 1 antenO!, pero no más im-
' , , a sa el as que se d dida a la que se da entre el Poder divino y la libertad humana,
d IVInO y la libertad hum " an entre el poder
historia?, ~l,mal que exis~~~:e~~~'e la Intervención divina en la aunque sólo sea porque no todo el mal de la historia es atribuible
al pecado humano; y, lo que es más importante todavía, porque
La dIVInIdad
, . no contradI'rl'a 1alertad
l'b hum ' fu
sente pero fmlta o infI' 't . ana SI era pre- el pecado no puede considerarse un acto de libertad que, siendo
, , m a pelO ausente f' d real desde un punto de vista humano, para la Providencia divina
aSI, en el cielo y dejando al ha b 1 -con ma a, por decirlo
, J m re e control in d' sólo sea una sombra irreal o un instrumento para sus propósitos.
rra-, Una Presencia divina' f' , concuso e la Íle-
In mIta, en cambio P d ,. Tales interpretaciones quedan excluidas por las experiencias ra-
presente que «hace saltar 1 f" d ' es un o el' umco
. a IJeza e la natural 1 h' dicales del judaísmo, ya que la Presencia divina ocurre dentro de
va 1VIendo «transpat'ente» 1 eza y a Istoria»
, e nexo causal que t' ' la historia, y no es sólo su consumación o transfiguración, La sal-
y esto mega al yo y su libertad cons Ituye a ambas;
vación del Mar Rojo es real sólo porque la amenaza previa de una
, Al mismo tiempo, la Prese~cia divina l' '
lIbertad en el instante l ' d eqUlere del yo y de su catástrofe es real; como se verá, es incompleta incluso cuando
TIlsmo e su pI' . ocurre; y -para decirlo suavemente- cuando en épocas posterio-
persistente a menos que existan h b esenCIa. No hay asombro
además, la Presencia di' 1 om res que puedan asombrarse'
VIna - a salvadora como la imperativa-': 21. Sobre este punto, cf. el tratamiento que hace Buber de los «dioses del
momento», Between Mall and Mall, Bastan 1955, 15,
45
La estructura de la experie1lcia judía
44 La Presencia de Dios en la historia
, ' s de ser« oca cosa» 22, es 10 que hace la his-
res esta experiencia radical es revivida la salvación no siempre es temor del CIelo, leJo lP l'b t d humana puede hacerla,
1 d' d en que a 1 el' a
una realidad presente, De forma parecida, la libertad para recha- toria, en a me ,1 a 'destruir retroactivamente la libertad
zar la Presencia divina imperativa del SinaÍ existe en el momen- Abrazar el fataltsmo s~na, 1 Mar Rojo, y con ello esas
ifiesta tanto en el Smal como en e
to mismo de esa presencia, y esta Presencia no puede, por decir- man d' 1
lo así, estar jugando cuando consiente esa posibilidad; además mismas experiencias ra lC,a es: , se o one por último, a toda
-para decirlo de nuevo suavemente-las siguientes generaciones El pensamiento teológIco JUdlO d P P d' único o Creador
, después de to o, o el'
de israelitas no siempre han estado a la altura de la fidelidad de la idea de DlOS que no sea, " los ¡'dolos- Tal idea, claro
d' s tan flmto como ' ,
generación del Sinaí. delmun do -a un 1 0 , , decir al precio de desprecIar o
, rechazada smmas, es , t
Tales son las contradicciones de las experiencias radicales esta, no es 1 1 Pero tampoco resulta acep a-
del judaísmo en la medida en que afectan a nuestro propósito negar la libertad humana o e m~, tensión dialéctica, Y ésta
b1e sin más, En lugar de ello SUlfe ~~nquistado por el Poder di-
presente, La reflexión filosófica, al hacerse consciente de estas
contradicciones, está tentada de eliminarlas, y de hacerlo me-
i
señala a un futuro en el que e ma les el Poder divino y la liber-
diante una destrucción retroactiva de las experiencias radicales vino y la libertad huma,~,a,¡ enEest;~turo una necesidad para el
mismas, En este punto, sin embargo, el pensamiento teológico tad humana son reconClla os, ¡'dad a's¡'mismo para la expe-
, l' ' o es una neces
judío da muestras de una tozudez que, habiendo sido adoptada pensamIento teo Oglc , '1' n importancia con las ex-
" d' t de hecho nva Iza e ,
pronto y rara vez abandonada, puede ser considerada como su riencIa mme Ia a y, " d 1 Sinaí Sin embargo, el
característica definitoria, Negativamente, esta tozudez consiste periencias radicales de~ M~r R¿i~J p:es es ~n futuro anticipa-
en la oposición a todas las formas de pensamiento que elimina- mismo no es una expe~l~nCIa r~ es~ a todo es tan básico como
rían las contradicciones de las experiencias radicales del judaís- do y no un pasado rev:vldo, SI, P r ue sin ~sa anticipación toda
mo al precio de destruir estas experiencias, Positivamente, con- estas experiencias radlca1~s, e~ po qdl'cales queda incompleta, De
siste en el desarrollo de formas lógicas y literarias que puedan " " d las expenenclas ra " '
repnstmaclon e , ' ' incompletas, La fe meSlalllca
conservar las experiencias radicales del judaísmo a pesar de sus hecho, estas expenencIa~ Slgue~ tardía de la historia judía, Co-
contradicciones, surgió en una fec~a relat~vaml,e~t e n elJ'udaísmo desde el Éxodo,
El pensamiento teológico judío se opone, primero, a un Dios mo se verá, está SIempre lmp lCl a e
que es Poder único pero que no llega a involucrarse en la historia
y que exige un alejamiento de la historia similar por parte de los
seres humanos que le rinden culto, Siempre ha habido espacio S, El marco midrásico
para la mística dentro del judaísmo, pero nunca 10 ha habido pa- , 1 nsamiento teológico judío se opone
ra un misticismo ajeno al mundo que abandona la salvación en la En sentido negatlvo, e ~e, d' les del judaísmo, Positi-
historia y los mandamientos para la historia, destruyendo de es- a la disipación de las expenenctas ~~ lC~sta meta la alcanza ha-
ta es su conservaclOn,
te modo retroactivamente los acontecimientos del Mar Rojo y del vamente, s~ m~ , hecho uso ya de abundante pensa-
SinaÍ. ciéndose mldraslco, Hemo~ , dentes Ahora debemos
En segundo lugar, el pensamiento teológico judío se opone a miento midrásico en las pagmas prece '
un Poder único que inunda la historia, sin dejar espacio para la li- detenernos brevemente a considerar su naturaleza,
bertad o el mal, y que se manifiesta como Destino, Por desconta- , t 33b Rabí Janina autor de esta afirma-
do, en ocasiones puede parecer que «todo está en manos del Cie- 22 Talmud Bab" Tratado BeraJo , " d más ~ue temor del cielo»,
ción, aflade que «Dios no tiene en su almacen na a
lo excepto el temor del Cielo», Pero, incluso en esas ocasiones, el
46
La Presencia de Dios en la historia La esfl'l/ctura de la experiencia judía 47

Cinco caracte~ísticas bastarán para el presente propósito: va para el teólogo judío. Habiéndose embarcado en una reflexión
. 1) E! pensamI~nto midrásico reflexiona sobre las experien- de segundo orden sobre el midrás en su totalidad, debe volver a
CIas .radIcales ~el Judaísmo y no se limita a su repristinación in- ·
contar e1mIsmo mI'dras
' ... o crear uno nuevo 24 .
medIata -por ejemplo, litúrgica-o
2) Por est~ razón, la reflexión midrásica, como la filosófica,
s~ ha~e con~cIente de las contradicciones que se dan en las expe- 6. La lógica de la tozudez midrásica
nenCIas radIcales del judaísmo.
3) Si~ e~~argo, a diferencia de la reflexión filosófica, se nie- Ilustraremos las anteriores afirmaciones abstractas con unos
ga. por pnncIplO a destruir estas experiencias, incluso cuando las pocos ejemplos concretos, limitándolos a los acontecimientos del
mIra desde fuera y reflexiona sobre ellas. Pues sigue dentro in- Mar Rojo y del Sinaí.
cluso cuando sale de ellas, tozudamente comprometido con su Comenzamos con un versículo del canto bíblico cantado en el
v~rda.d. ~n los do~ midrases discutidos arriba, Rabí Eliezer y Ra- Mar Rojo: «YHVH es un guerrero, YHVH es su nombre» (Ex 15,
bI JOJa~an reflexlOnan, respectivamente, sobre los sucesos del 3). El primero de los dos midrases que citaremos pregunta: ¿por
Mar ROJO ~ del Sinaí y, a la vez,permanecen inmediatamente en qué se añaden las palabras aparentemente superfluas «YHVH es
el Mar ROJO y ante el Sinaí. su nombre»? Para que las naciones idólatras no tengan excusa pa-
4) ~l p~nsamiento midrásico, por tanto, no puede resolver las ra creer en muchos dioses. Pues en el Mar Rojo «apareció [ ... ]
c?ntradlCclOnes de las expeliencias radicales del judaísmo, sino como un héroe poderoso que da la batalla [ ... ], en el Sinaí apare-
solo expre~arl.as. Esta expresión a) es plenamente consciente de ció como un anciano lleno de piedad». Las palabras «YHVH es
las contradIccI~nes expresadas; b) las deja sin resolver de modo su nombre» se añaden, por tanto, para enseñar que, si bien un
plenamente d~lIberado; c) por ambas razones, es conscientemen- Dios aparecido en la historia se manifiesta de distinta manera con
t~ fragmentano; y d) reitera que esta fragmentariedad es defini- arreglo a las exigencias de cada momento histórico, siempre apa-
tIva para el pensamiento humano y que, pese a ello, está destina- rece como el solo Poder único de cada momento. «Es Él el que
da a una resolución última. El pensamiento midrásico es, por era en el pasado y Él el que será en el futuro. Es Él el que es en
tanto, a la vezfiugmentario y completo.
este mundo y Él el que será en el mundo venidero ... »25.
,5} Al ,buscar una forma literaria adecuada, el contenido mi- Pero nuestro segundo midrás muestra que esta revelación uni-
d~'asIco solo la encuentra en el relato, la parábola y la metáfora. versal en el Mar Rojo carecería por completo de sentido si, en el
SI. fu~ran pr~yectad~s al mundo moderno, Rabí Eliezer y Rabí caso de las naciones idólatras, cayera en oídos del todo sordos.
JOJanan podnan segUIr nuestro ejemplo presente y embarcarse en Pues bien, no cayó en oídos sordos. Todas las naciones se unieron
una reflexión fil?s?fica de.segundo orden diseñada para explorar diciendo «¿Quién como Tú, Señor, entre los dioses» (Ex 15, 11)?
el estatuto ontologIco y epIstemológico de sus midrases. Con to-
do: ~sto no reemplazaría su reflexión de primer orden, la cual se- Tan pronto como las naciones del mundo vieron que Faraón y
gUIrla com~rometida con la verdad de las experiencias radicales sus huestes perecían en el Mar Rojo y que el reino de los egip-
cios se acababa, y que se ejecutaban sentencias sobre sus ído-
del Mar ROJO y del Sinaí incluso al reflexionar sobre ellas. A me-
los, todos ellos renunciaron a sus ídolos y abrieron la boca y,
nos q~e encontremos .razones para juzgar de otra manera 23, has-
confesando a Dios, dijeron: '¿Quién como Tú, Señor, entre los
ta el dIa de hoy la actItud de estos rabinos sigue siendo normati-

23. Cf. ¡l1ji'a, cap. 2. 24. cr. ¡/lfra, cap. 3.


25. Mek, n, 31ss.
48 La Presencia de Dios en la historia La es/mc/ura de la e;rperiencia judía 49

dioses?' Ved también vosotros que en el futuro, igualmente, las ñar que Rabí Simeón ben Yojai procure evitar el dilema al co-
naciones del mundo renunciarán a sus ídolos 26.
mentar el mismo versículo bíblico como sigue: «Cuando alabo a
Dios, Él es amable; y cuando no lo alabo, Él es, por decirlo así,
La universalidad del Poder único, manifestada en un solo
amable en sí mismo» 28.
acontecimiento salvador, exige un reconocimiento humano, tam-
Sin embargo, la respuesta de Rabí Simeón no escapa al dile-
bién universal, de su universalidad, inspirando así la verdad poé-
ma. ¿Cómo puede la alabanza humana incrementar la gloria divi-
tica de la abolición universal de la idolatría. Hemos citado dos
na, siendo así que la omisión de esa alabanza por parte del hom-
midrases que han de leerse juntos.
bre no la disminuye? Otros rabinos (y el propio Simeón ben Yojai
.Pero si se leen juntos revelan una contradicción, que aparece en un contexto diferente) admiten que la omisión de alabanza por
ya mcluso en el primer midrás: un Dios que, por sí mismo, era, es el hombre debilita, por así decir, el Poder de 10 alto 29.
y será debe, pese a todo, hacerse presente de maneras diferentes si El mismo Rabí Ismael contesta sus propias preguntas de este
es que su presencia ha de darse dentro de la historia. La contra- modo: «'Yo Lo glorificaré' significa: seré hermoso ante Él cum-
dicción resulta más evidente todavía en el segundo midrás: las na- pliendo los mandamientos» 30. Sin embargo, esta respuesta sólo
ciones abandonan la idolatría sólo poéticamente, y aun así sólo sirve para reproducir el dilema de una forma aún más fundamen-
por un momento, hecho que hace necesaria una referencia mesiá- tal. Una Presencia divina salvadora puede exigir sólo reconoci-
nica. La contradicción es del todo ineludible cuando se toman a la miento humano; una Presencia divina imperativa exige la acción
vez, los dos midrases. El Dios que es Señor de la historia era, es y humana. Cabe pensar que la Presencia salvadora desborde (aun-
sera soberano como Poder único. Sin embargo, incluso en una que sea sólo momentáneamente) la libertad humana. La Presen-
mani~estación suprema (aunque premesiánica) de su poder, está cia imperativa no puede hacer 10 mismo sin volverse una imposi-
~e~esl~~do de la glorificación humana; y el hecho de que tal glo- bilidad intrínseca. Por eso, cuando los autores midrásicos pasan
nflCaclOn sea momentáneamente dada por todas las naciones re- de la primera a la segunda, se ven forzados a encarar una cruda
vela t~nto m~s punzantemente la paradoja de una recaída posterior paradoja: «'Sois mis testigos, dice el Señor, y yo soy Dios' (Is 43,
en la ldolatna por parte de las naciones, el mismo Israel incluido. 12). Es decir, cuando sois mis testigos, yo soy Dios, y cuando no
Enfrentándose a esta contradicción y comentando el versículo «Yo sois mis testigos, yo, por así decir, no soy Dios» 31. «Cuando los
le glorificaré» (Ex 15, 7), Rabí Ismael pregunta: «¿Le es posible a israelitas hacen la voluntad de Dios, aumentan el poder de Dios
un hombre de carne y hueso aumentar la gloria de su Creador?» 27. en lo alto. Cuando los israelitas no hacen la voluntad de Dios, de-
La pregunta de Rabí Ismael es radical. Si el acontecer de la bilitan, por así decir, el gran poder de Dios» 32.
Presencia salvadora y divina resulta completo sin reconocimien- Considerando a la vez todos los midrases citados, nos encon-
to humano glorificador, entonces el hombre, incluido su asombro tramos con que las contradicciones entre la trascendencia divina
persistente, ha perdido toda importancia para 10 Divino; y lo Di- y el involucrarse de Dios, y entre el Poder divino y la libertad hu-
vino es Poder único bien porque es indiferente a la historia bien mana no se resuelven, sino que sólo se expresan; y que, de hecho,
porque la inunda. y si se precisa de la glorificación human~, en- la expresión no podría ser más franca, abierta y consciente.
tonces hasta la Presencia divina salvadora -por no hablar de la
Presencia imperativa- resulta incompleta sin ella. No es de extra- 28. Sifi·é Dellt., Beraká 346.
29. ¡bid.; Sifi'é Deut., Ha'anizu 319.
26. Mek, n, 59ss. 30. Mek, n, 25.
27. Mek, n, 25. 31. Midrás Rabbá, Salmos, sobre Sal 123,1.
32. Midrás Rabbá, Lamentaciones, sobre Lm 1,6.
La es/mc/ura de la experiencia judía 51
50 La Presencia de Dios en la historia

Sin embargo, el midrás se aferra a la verdad de estas afirma- daísmo: a un Dios presente en la historia. ¿Cómo podría la di-
ciones contradictorias al tiempo que expresa su carácter contradic- vinidad hacerse realmente presente y mandar, a me~o~ que la ~be­
torio. En la teología rabínica, el término «por así decir» (k 'b 'yajo!) diencia y la desobediencia fueran, a última hora, de~lslvas? ¿CO?;O
es un término técnico plenamente desarrollado que significa, por odría hacerse presente una divinidad salvadora SI la percepclOn
p ., . 1 t ?
una parte, que la afirmación en cuestión no es literalmente verdad, humana de la salvación fuera una cuestlOn lITe eva~ e. .
sino sólo un modo humano de hablar; y, por otra, que pese a todo Acaso todos los problemas y dilemas se resolVIeran SI la Pre-
es una verdad que no puede ser rebasada humanamente. El pensa- sencia divina salvadora transfigurara la historia. Sin em?arg?, la
dor rabínico reflexiona sobre su relación con Dios y, sin embargo, Presencia divina salvadora en el Mar Rojo ocurre. en la hlstona, y
está directamente ante Él, y su teología es consciente y tozuda- no la termina o transfigura. Un midrás muy cItado rela:~ que
mente fragmentaria. los ángeles que servían contemplaron la destrucclOn de
cuando . "
Pero esto no agota la tozudez del pensamiento rabínico. Se los egipcios en el Mar Rojo quisieron ~ror.l~Umplf en cantIcos.
podría especular razonablemente que las contradicciones entre Dios, empero, les reprobó diciend?:. «MIS hlJo~lacen a~og~dos
la trascendencia divina y el involucrarse de Dios, y entre el Po- en el Mar Rojo, ¿y vosotros quernms cantar~» . Este mldras se
der divino y la libertad humana, sumamente reales desde el pun- cita a menudo, pues anima a sermones morahzantes acerca de un
to de vista del hombre, son superadas en cambio desde el punto Dios dotado de benevolencia universal. Pero el verdadero conte-
de vista de Dios. Y semejante especulación podría adoptar la nido del midrás es otro. Ni siquiera en el momento supremo pero
forma de un mero experimento mental (como, por ejemplo, en premesiánico de su Presencia salvadora puede Dios salv~1' ~l l.os
Kant) 33, o la de un osado ascenso real del pensamiento a la divi- israelitas sin matar a los egipcios. De modo que ~l gozo .mf1mto
nidad (como ocurre señaladamente en Hegel) 34. En ambos casos del momento -un momento en el que hasta las cnadas VIeron 10
la especulación podría acariciar la idea de que la historia es a los que no vio ningún profeta- está mezclado con pena; y la p~na ~s
ojos de Dios distinta de la historia de la experiencia humana. Pa- infinita porque el gozo es infinito. De modo que la expenen~,la
ra el hombre, la historia está bañada en pecado y sufrimiento, y radical del judaísmo es fragmentaria Y apunta a una conSU~aCl?n
sólo raramente es iluminada por la Presencia divina; para Dios, futura debido a su fragmentariedad. De modo que, en el Judms-
es transparente a la luz del Poder divino, y toda oscuridad con- mo, Dios y hombre pagan cada cual su preci? .por la tozudez con
siste en sombras insustanciales. Lo que para la experiencia hu- la que se aferran a una historia real, no «espmtual».
mana es amargamente real, en la perspectiva última es un juego
cósmico 35.
El pensamiento rabínico rechaza tozudamente a un Dios que' se 7. Presencia divina y catástrofe
entregue a tales juegos y se aferra a la realidad de la historia hu-
mana, incluso en la perspectiva de Dios. Proceder de otro modo se- Pero uno puede aferrarse a la historia y, con todo, no hacerlo
ría, a fin de cuentas, ser infiel a las experiencias radicales del ju- muy seriamente. La seriedad es puesta a prueba ~uando ~n? se
expone a situaciones de crisis. La fe y el pensamIento rabmlcos
33. Cf. su Crítica del juicio, § 76. se vieron puestos a prueba de manera incomp.arable cua~do, ~l
34. Cf. mi libro The Religious DimensioT/ in Hegel 's Thought, Bloomington ano 70 d . de C ., el Templo fue destruido por TIto, y todavla mas,
N

1968, especialmente los caps. 5 y 6. cuando, después de la revuelta de Bar Kosba, Adriano transformo
35. Hegel rechaza esta conclusión y posiblemente está en condiciones de
evitarla. Pero si puede evitarla es porque su elevación por el pensamiento hasta
la divinidad es una posibilidad cristiana o poscristiana. 36. Talmud Bab., Tratado Megillá lObo
53
La estmctura de la experiencia judía
La Presencia de Dios en la historia
52

del reino de Dios en la tierra la protesta contra Roma en forma


Jerusalén en una ciudad pagana (135 d. de C.). Rara vez a lo lar-
de insurrección nacional armada llegó a incluir a los rabinos
go de los siglos siguientes había de producirse un choque com-
tanaítas, que hasta entonces no habían exigido esa for~~ de
parable entre las experiencias radicales del judaísmo y las reali- protesta guiados como estaban por la idea de un plan dIVInO.
dades históricas presentes, y la tentación, acaso ineludible en Sólo así' se puede entender el hecho de que Rabí Aquiba, que
aquellos tiempos, era la de huir de la historia hacia el individua- hasta entonces había mostrado gran [ ... ] paciencia frente a ~o­
lismo gnóstico o el espiritualismo apocalíptico. Los rabinos, sin ma, pasara a ser presa de la impaciencia nacional y estuVIera
embargo, permanecieron dentro de la estructura midrásica y, de de acuerdo con Bar Kosba [ ... ] 38.
hecho, respondieron a la crisis radical con el pensamiento más
profundo que se haya producido nunca dentro de ese marco. Esto Es cierto que en aquel presente catastrófico los rabinos n~ de-
se debió a que se enfrentaban al presente con tenaz realismo, al jaron de explorar y profundizar líneas de respuesta ya ~onocIdas.
tiempo que se aferraban a las experiencias radicales del judaísmo Así la segunda destrucción del Templo, como la pnm~ra, fue
con tenaz tozudez 37. co;siderada como un caso de castigo merecido; y el cast~go.' en-
Nunca con anterioridad había sido tan radical el conflicto en- tonces como antes, se hizo soportable porque el arrepentImIen~O
tre pasado y presente. Es verdad que a menudo el Dios de la his- terminaría con el exilio del mismo modo que el pecado 10 habla
toria pasada, revelado como el Dios de toda la historia en el' Mar causado. Sin embargo, el vasto Imperio romano era absur~amen­
Rojo y en el Sinaí, pudo parecer en conflicto con la historia pre- te desproporcionado en relación a los pecados de un punad.o d.e
sente. Pero una respuesta obvia a este conflicto evidente había judíos; y al arrepentimiento de ese puñado se h~bía~ de ~tnbU1r
consistido siempre en considerar el sufrimiento como castigo ridículamente consecuencias en el plano de la hIstona umversal.
merecido, yen los primeros libros de la Biblia -sobre todo en Considerada en sí misma y absolutizada, esta respuesta era com-
Jueces- esta respuesta había parecido completamente adecuada. pletamente inadecuada; estaba abo~ad~ a prod~cir !~ opinión de
Desde luego, esto ya no era así en los últimos libros de la Biblia. que Dios había destruido su santuano sm causa JustIficada, y que
Pero el libro de Job cuestiona esta respuesta sólo en atención al ahora se hallaba distante e indiferente. «El concepto. , de pecado39
individuo; y aunque el profeta Jeremías protesta contra la pros- era insuficiente para explicar el curso de los acontecImIentos» .
peridad del malvado (Ir 12, 1), también es capaz de ver la des- Otra respuesta familiar desde hacía much? estaba abocada
trucción del primer Templo como un castigo querido por Dios, y asimismo si se tomaba por sí sola y se absolutIzaba, a llevar a la
al tirano Nabucodonosor como azote de la ira de Dios e instru- desesper;ción. Ante la catástrofe, el sal.~ista había lamentado
mento suyo (Jr 25,9; 27, 6; 43, 10). que se diera un ocultamiento del Rostr~ dIvm~ y, pese a ,ello, co~­
Ningún rabino describió a Tito como instrumento de Dios. servaba la esperanza de que la presencIa de DIOS volvena a am- n:
Ningún rabino entendió la paganización de Jerusalén como un festarse. También los rabinos hablaban de un auto-ocultam.Ient?
suceso querido por Dios. Citando a Glatzer, los rabinos divino. Pero ¿bastaba con esto? Y ¿había alguna esperanza ~mm­
nente? Esto último no, al menos en la medida en que se POdI~ an-
podían llegar a entender una Jerusalén destruida en términos ticipar. Lo primero tampoco, si se atení~ uno a l.a ?rutal realIdad
presente. Según Rabí Simón Ben Gamal,Iel, e~cnbIr acerca d~ los
de un plan divino para la historia, pero no una Jerusalénpaga-
na. Sólo debido a la pérdida de la esperanza en la realización
sufrimientos de aquel tiempo estaba mas alla de todo podeI hu-
37. Esto es ampliamente expuesto y documentado por N. N. Glatzer, Un-
tersllchungen zt/I' Geschichtslehl'e del' Tal/naUen, Berlin 1933. La presente sec- 38. ¡bid., 5.
ción de este capítulo debe mucho a la magistral obra de Glatzer. 39. ¡bid., 106.
La estructura de la experiencia judía 55
54 La Presencia de Dios en la historia

trucción de su Templo y el exilio de su pueblo, o no podía haber


mano 40. Rabí Aquiba, más lleno de esperanza que cualquier otro obrado de otro modo, o se había equivocado dolorosamente 46.
rabino después de que el Templo fuera destruido 41 ,fue cruelmen- Aquí, como en otros lugares, Rabí Aquiba es más atrevido que
te condenado a muerte por el tirano Rufo tras la rebelión de Bar
cualquier otro teólogo rabínico:
Kosba. ¿Era así como Dios (~uzgaba al justo por medio del mal-
Si no estuviera expresamente escrito en la Escritura, sería im-
vado» 42? No es de extrañar que Rabí Eleazar lamentara que des-
posible decirlo. Israel dijo a Dios: «Tú te has redimido a ti
de la destrucción de Templo las puertas de la oración estuvieran
mismo», como si se pudiera concebir tal cosa. De forma simi-
cerradas y sólo las de las lágrimas siguieran abiertas 43. En ante- lar, uno ve que adondequiera que fuera exiliado Israel, la She-
riores experiencias judías, el auto-ocultamiento divino sólo había jiná, por decirlo así, se exilió con ellos. Cuando fueron al exi-
sido parcial y temporal. Ahora parecía distinto. Ahora Rabí -E1ea- lio de Egipto, la Shejiná fue al exilio con ellos, ,como está
zar se veía forzado a decir: «Desde el día de la destrucción del dicho: «Me exilié en casa de tus padres cuando estaban en
Templo un muro de hierro separa a Israel de su Padre del cielo» 44. Egipto» (l Sm 2, 27). Cuando estuvieron exiliados en Babilo-
Si los rabinos se hubieran jugado todo a la carta de una res- nia, la Shejiná fue al exilio con ellos, como está dicho: «Por
puesta al auto-ocultamiento divino, habrían perdido la Presencia vuestra causa me dispuse a ir a Babilonia» (Is 43, 14). Cuan-
divina en la historia en tiempos de Adriano. Ni la Presencia sal- do estuvieron exiliados en Elam, la Shejiná fue al exilio con
ellos, como está dicho: «Pondrá mi trono en Elam» (JI' 49,
vadora pasada ni la Presencia imperativa pasada habrían podido
38). Cuando estuvieron exiliados en Edom, la Shejiná fue al
seguir reviviéndose. La Presencia salvadora pasada habría sido exilio con ellos, como está dicho: «¿Quién es éste que viene
desbordada por la catástrofe presente. Incluso la Presencia ilnpe- de Edom ... ?» (Is 63, 1). Y cuando vuelvan en el futuro, la
rativa pasada se habría desvanecido; sólo habría quedado la obe- Shejiná, por así decir, volverá con ellos, como está dicho:
diencia a los mandamientos realizados en ausencia de Dios. Así «Que entonces el Señor tu Dios volverá con tu cautividad»
las cosas, ¿qué esperanza de Presencia divina mesiánica podía (Dt 30, 3). Nótese que no dice «el Señor devolverá» (vehe-
haber quedado en una época de tan completo auto-ocultamiento shib), sino que dice «volverá» (ve-shab) 47.
divino?
Puestos en este brete, los rabinos partieron osadamente en una ¡He aquí un estilo de pensamiento verdaderamente sobreco-
nueva dirección. Lejos de despreocuparse o de estar oculto, Dios, gedor! El pensamiento es sobrecogedor porque es como si Rabí
por decirlo así, clamaba todas las noches con amargo lamento, Aquiba hubiera anticipado un exilio sin igual en cuanto a dura-
como con ;oz de león 45. En vez de juzgar al justo por medio del ción y rigor, y hubiera adoptado el único tipo de pensamiento que
malvado, El lamentaba su propia decisión; al provocar la des- podría salvar la fe judía durante esa prueba milenaria. Los judíos
estarían en el exilio, pero no cercenados de la Presencia divina.
40. Talmud Bab., Tratado Shabbat 13b. Todavía podrían aferrarse a la historia, pues el Dios que una vez
~ l. En una ocasión cuatro r.abinos -Gamaliel, Eleazar Ben Azarías, Jesús y había estado presente en la historia todavía lo estaba y al final
AqUlba- pasaban cerca de la rumas del Templo. De pronto, vieron un zorro que traería la redención total. De este modo, durante casi dos mile-
surgí.a del lugar que había sido el Santo de los Santos. Los otros lloraron. Aqui-
ba, sm embargo, se echó a reír, pues vio en este suceso la confirmación de una nios, los judíos -burlados, difamados, perseguidos, sin hogar- se
profecía de la ruina y, de este modo, fue confirmado en su fe en otra profecía
que prometía la redención (Midrás Rabbá, Lamentaciones, I1I, 18). 46. ¡bid.
42. Midrás Rabbá, Lamentaciones, III, 17. 47. Mek,I, 114ss. ef. las notas de Lauterbach, que dejan claro que a los tex-
43. Talmud Bab., Tratado Berajot 32b. tos de la Escritura citados como prueba se les debe dar una interpretación espe-
44. ¡bid. cial para que concuerden con el midrás de Rabí Aquiba.
45. Talmud Bab., Tratado Berajot 3a.
56 La Presencia de Dios en la historia
La estructura de la experiencia judía 57

aferraron al Dios de la historia con una fe que, aunque no era por


8. Crítica contemporánea espuria y genuina
principio inconmovible 48, de hecho no se conmovió.
Pero el estilo de pensamiento de Rabí Aquiba plantea una
Esto debe bastar como explicación de la presencia de Dios en
cuestión decisiva. Un Dios en el exilio sigue mandando, pues
la historia tal como es afirmada en la tradición judía. Al inicio
continúa estando presente. Su presencia todavía conforta, pues
observam~s que esta fe es objeto de crítica, pero también pusi-
ofrece esperanza de una salvación futura cuando se recuerdan sus
mos en duda que sea presa de críticas fáciles y obvias.
actos salvadores pasados. Pero ¿dónde está -hemos de pregun-
La explicación que acabamos de dar confirma estas dudas ini-
tar- el Poder único o el Creador del mundo?
ciales. Así, por una parte, la reflexión filosófica no tarda en des-
Como si contestara a esta pregunta, Rabí Josué ben Leví en-
cubrir contradicciones entre el Poder divino y la libertad humana,
señaba lo siguiente un siglo después de Rabí Aquiba:
y entre la Providencia divina sobre la historia y el mal. q~e hay
A los hombres de la Gran Asamblea se les da este título porque dentro de ella; y al encontrar insolubles estas contradlcclOnes,
devolvieron la corona de Dios a su estado primitivo. Pues Moi- tiende a desconectar a Dios de la historia rápidamente y sin pen-
sés había dicho «el Dios grande, poderoso y terrible». Luego sarlo más. Esta rapidez, 10 acabamos de ver, es poco aconsejable.
vino Jeremías y dijo: «Los gentiles están destmyendo su Tem- Sería raro, cuando menos, que el judaísmo y el cristianismo (los
plo: ¿dónde está entonces el temor de Él?». Por esta razón
cuales se mantienen o caen con la presencia de Dios en la histo-
omitió 49 el adjetivo «terrible». Luego vino Daniel y dijo: «Los
ria) no hubieran advertido estas contradicciones en su dilatada
gentiles están esclavizando a sus hijos: ¿dónde está su po-
der?». Por esta razón omitió 50 el adjetivo «poderoso». Sin em- existencia. Hemos encontrado razones para insistir en que hacen
bargo, entonces vinieron los hombres de la Gran Asamblea y falta críticas filosóficas mucho más profundas si se quiere dar en
dijeron: «Por el contrario, éste es su poder: que Él controla su el blanco 52.
ira y es paciente como los malvados; y éste es su temor: ¿cómo Lo que es verdad respecto a no poca crítica filosófica general,
podría existir una nación entre las naciones del mundo sin el es verdad asimismo respecto a no poca crítica teológica específi-
temor del Santo, bendito sea?». ¿Por qué alteraron estos sabios camente judía. En el momento presente se nos dice, desde un ex-
lo que Moisés había ordenado? Rabí Eleazar replicaba: «Sa- tremo, que Auschwitz es el castigo por los pecados judíos, lo cual
bían del Santo, bendito sea, que Él es veraz y no quisieron de- supone la difamación de más de un millón de niños inocentes en
cir nada falso sobre Él» 51.
aras de una defensa fallida de Dios 53. En el extremo opuesto se
Concluimos, por tanto, que los rabinos siguieron siendo fieles 52. Para mi tratamiento de algunas de ellas, cf. el capitulo 2.
al catastrófico presente histórico, al tiempo que seguían siendo 53. Z. M. Schachter escribe: «En respuesta a las hostilidades nazis juzga-
fieles al pasado salvador e imperativo. Siguieron siendo testigos mos que todos los alemanes eran inhumanos, bestias depredadoras, y los ale-
tozudos ante las naciones de que toda la historia está necesitada manes nos devolvieron el cumplido. Ellos eran más fuertes y nosotros, por de-
finición, la plaga que debía ser exterminada. En .suma, el Hol~causto fue
de redención y está destinada a recibirla. causado en parte por judíos que no creían que mereciera la pena, o mcluso qu~
fuera posible, hacer reproches a los alemanes»; cf. D. R. Cutler (ed.), The Re/¡-
giolls Situatioll, Boston 1968, 81.
La única excusa para la afirmación de Schachter es un deseo de~espe~ado
48. Cf. infi'a, capítulos 2 y 3. de exonerar a Dios. 1) Es falso que los judíos -el propio Schachter mc1.Uld,o-
49. En Jr 32, 16ss. juzgaran que todos los alemanes eran bestias; pues el error fatal de l~s JUdlOS
50. En Dn 9. fue, si acaso, el opuesto: la incapacidad para creer, hasta que fue demasiado tar-
51. Talmud Bah., Tratado Yoma 69b. de, que los judíos estuvieran destinados a ser asesinad~s en masa. 2) ~s abs~r­
do creer que ningún «reproche» judío a los nazis pudiera haber surtido algun
2
La Presencia de Dios en la historia
58
El desafío del laicismo moderno
nos dice que, precisamente porque esa difamación es inadmisi-
ble, el Dios de la historia es imposible: un Dios que se preocupa
por Auschwitz debe haber decretado Auschwitz, y semejante
Dios ha muerto 54.
No necesitamos ir más allá de los rabinos antiguos para re-
chazar estas dos doctrinas teológicas. Cuando el tirano Rufo mar-
tirizó a Rabí Aquiba los rabinos no difamaron ni a Aquiba ni a
sus venerables contemporáneos. Y cuando Adriano hizo de Jeru-
salén una ciudad pagana, ellos, por así decir, hicieron a Dios llo- 1. El Dios-hipótesis
rar por esto.
En una anécdota que se cuenta a menudo el astrónomo Lapla-
Pero constituiría una presunción teológica de lo más grave el
despachar toda crítica filosófica y teológica contemporánea jun- ce expone a grandes rasgos su teoría astron~mica a Napole?n; Y
to con estas críticas espurias. Los rabinos antiguos se mantuvie- el emperador, menos interesado en astronomla que en teolog1a,. se
ron en el marco midrásico; desde los orígenes del mundo moder- queja por echar de menos a Dios.en esa t.eo,ría .. Laplace rephca
no, el pensamiento teológico judío no ha dejado de enfrentarse al orgullosamente: «Señor, no necesIto esa hlpotes1s~>.
desafío del laicismo, que consiste en salirse de ese marco y po- La anécdota se ha contado a menudo, presumlblemen~e por-
nerlo en cuestión desde fuera. Además, desde el Holocausto nazi, que contiene una lección moderna. Sin embargo, no ~sta claro
la teología judía viene sintiendo la necesidad de cuestionar el qué hace moderna esa lección. El rechazo de ~upues~os, 1~neces~­
marco midrásico también desde dentro. Los rabinos se enfrenta- rios, por ejemplo, se remonta a la Edad MedIa: Mal1~Ollldes eh-
ron a Tito y Adriano; se ahorraron el tener que enfrentarse a Hit- mina los milagros superficiales, Y la famosa «navaja» de Oc-
ler. En la época actual, en la que la existencia judía es combatida kham afirma que los entes no han de multiplicarse má~ allá d~ 10
de modo singular, la fe judía en la presencia de Dios en la histo- necesario. Con todo, Maimónides conserva algunos mt1agros ,y
ria es combatida de modo no menos singular. Los teólogos judíos Ockham no rechaza a Dios. . '
harían mal si, en un intento de proteger la fe judía en el Dios de la La anécdota de Laplace sí que rechaza a DiOS. Aun aS1, no ~s-
historia, ignoraran la historia contemporánea. Pues el Dios de Is- tá claro que sea ni muy moderna ni muy radical. L~place ~uscnbe
rael no puede ser el Dios del pasado o del futuro, a menos que si- un mecanicismo materialista según el cual todo, ~1 no esta ~a ex-
ga siendo Dios del presente. plicado al menos en principio es explicable. ¿Es est~ la razon p~r
la que Laplace puede pasarse sin la hipótesis de DlOS? ¿Estana
:m
dispuesto a conservarla si se viera. fo~zado ~ adoptar a concep-
efecto beneficioso; habría ocurrido justo lo contrario. Schachter no es el único
ción más modesta de la ciencia -SI m estuVIeran exphca~as t?das
entre los de mentalidad religiosa que es víctima de este error. Se cuenta que
Martin Niemoeller ha dicho recientemente que pecó al no intentar convertir a las cosas ni fueran explicables, sino que más bien el mIsten? se
Hitler. Tal vez fuera su deber cristiano intentarlo. Pero ¿puede él creer en serio profundizara conforme avanza el c~nocimien:o-? De ser ~SI, su
que habría tenido éxito? actitud iconoclasta no sería muy radIcal despues de todo. NI tam-
54. Cf. R. L. Rubenstein, Afier AlIschwitz, Indianapolis-New York 1966'
también Homeland and Holocausl: Isslles in fhe Jewish Religious Sitllalion, e~
The Religiolls Silllafion, 39-64, 102-111. Sobre mis propios intentos fragmen- 1 Cf por ejemplo GlIide fol' Ihe Perplexed n, caps. 25, 29, .35 (versión
tarios de habérmelas con el Holocausto, cf. más adelante el capítulo 3, así como cast.:· Mai'mónides, Gula de pe/pIejos, ~adrid 1998). ~ntre los ~ll~gros con-
el artículo al que se ha hecho referencia en la nota 5, y J(!'fvish Válues in Ihe Post- servados están la salvación en el Mar ROJO y la revelaclon en el Sll1al.
Holocausl FlIlure: A Symposium: Judaism (verano de 1967) 266-299.
60 La Presencia de Dios en la historia El desafio del laicismo moderno 61

poco sería muy moderna. Pues hace ya mucho que hemos recha- son empíricamente verificables y Dios no 10 es, el Dios-hipótesis
zado el tipo de cientificismo que Laplace representa; sin duda te- es algo peor que un intruso innecesario. En rigor, es una contra-
nemos una opinión más modesta del alcance de la ciencia 2. Sin dicción en los términos. Aquí tenemos, por fin, una versión razo-
embargo, no hemos vuelto a la hipótesis de Dios. Si un científico, nable y puesta al día de la respuesta de Laplace a Napoleón. Y
después de haber hablado acerca de fórmulas matemáticas y expe- pocos dudarían de que la respuesta es correcta.
rimentos científicos, hablara repentinamente acerca de Dios, todos Pero ¿hizo Napoleón la pregunta correcta? En la teología ac-
pensaríamos que está dando un giro inesperado a la conversación. tual se habla mucho y de forma vaga acerca de la «muerte» del
Puede que Laplace no tuviera razones adecuadas para su conclu- «Dios-hipótesis» 3; sin embargo, bien se puede preguntar si esto
sión. Pero dicha conclusión es, en sí misma, impecable: en el dis- que se dice tiene alguna aplicación sea al Dios de los filósofos,
curso científico moderno la hipótesis de Dios no es necesaria. sea al de Abraham, Isaac y Jacob.
¿En qué se apoya, entonces, la conclusión de Laplace? No en De los dos, el Dios de los filósofos es el candidato más pro-
que la ciencia moderna sepa más que la ciencia premoderna bable. Así, cuando en la Física de Aristóteles Dios aparece como
(aunque desde luego así es), sino más bien en que tiene un prin- el primer motor de la naturaleza, parece sospechosamente cerca-
cipio metodológico radicalmente distinto. La ciencia premoderna no al Dios-hipótesis 4. Sin embargo, cuando este mismo Dios
(que no se distingue claramente de la metafisica) no duda en in- aparece por derecho propio en la Metafísica 5, transciende clara-
ferir causas absolutas y transcendentes a partir de efectos relati-
vos y empíricos. La ciencia moderna (que está emancipada de la 3. Dietrich Bonhoeffer pecó de imprecisión al escribir: «Dios, como hipóte-
metafisica) rechaza tal inferencia como ilegítima por principio, y sis de trabajo, ha sido eliminado y superado en moral, en política y en ciencia;
pero también en filosofía y religión (iFeuerbach!~»; cf. Resiste~lcia y sU/l~isión:
se ve apoyada en esto por toda la filosofia moderna de importan- cartas y apuntes desde el cautiverio, Salamanca 2001. Que DIOS haya SIdo al-
cia. Los seguidores de Immanuel Kant le prestan su apoyo. Lo guna vez «en religión o filosofía una hipótesis de trabajo», es una petición de
mismo hacen los seguidores de Auguste Comte. Y, en esta preci- principio, un hecho que se subraya invocando la autoridad de Feuerbach. ~os se-
guidores anglosajones de Bonhoeffer son mucho más burdos que el propIO Bon-
sa cuestión, casi todos los filósofos contemporáneos son o kan- hoeffer, que tiene buen cuidado de distinguir al Dios «pres.ente» de la hipótesis
tianos o comteanos. de Dios. Así, el influyente Honest to God de JohnA. T. Robmson (London 1963)
De este modo, la ciencia y la filosofia contemporáneas exclu- sencillamente da por supuesto que la imaginería espacial de la Biblia (Dios «arri-
yen la hipótesis de Dios no sólo cuando las explicaciones cientí- ba» o ahí «fuera») se apoya en un (<universo-de-tres-plantas» anticuado, y que no
tiene significado simbólico legítimo cuando se separa de tal universo. (La refle-
ficas están al alcance de la mano, sino también cuando no lo es- xión cuidadosa sobre el Salmo 139, por ejemplo, pudiera haber bastado para po-
tán, y a pesar del hecho de que el materialismo mecanicista ha ner en duda ambos supuestos). Por su parte, una obra como The Secular Meaning
sido rechazado hace mucho. Sabemos qué es 10 que se ha de bus- oftlle Gospel de Paul van Buren (NewYork 1963) no asume mera~ente, sino que
argumenta que el Dios bíblico es una hipótesis teológica anacrómca; pero su ar-
car en una explicación científica, y desde luego no es Dios. Es
gumento depende en gran medida de un empiris~o lingüístico-filo~ófi~o c~ya
más, en la medida en que las hipótesis científicas que se buscan aplicabilidad a la fe religiosa es sumamente cuestIOnable. Cf. ademas mI Elljah
and tlle Empiricists, en The Religious Situation 1969, Boston 1969,841-68.
2. Ernst Mach escribe: «Los enciclopedistas franceses del siglo XVIII ima- 4. Cf. Física, libro VIII.
ginaron que no estaban lejos de una explicación definitiva del mundo por prin- 5. Cf. Metafisica, libro XII, especialmente capítulos 7 y 9. Para Aristóte~es
cipios físicos y mecánicos; Laplace incluso concibió una mente capaz de pre- es la física la que demuestra la existencia de Dios, mientras que la metafíSIca
decir el proceso de la naturaleza para toda la eternidad, con sólo que las masas contempla su esencia. Con todo, hasta la prueba «física» aristotélica sería «me-
y velocidades estuvieran dadas»; citado por W. C. Dampier, A Histo/y ofScien- tafísica» de acuerdo con los criterios modernos, en la medida en que no sólo ar-
ce, New York 1946, 213. Dampier añade: «Pocos se atreverían hoya hacer se- gumenta de lo movido al motor, sino también del ser en potencia al ser e? acto.
mejante afirmación y recientemente han aparecido indicios concluyentes de que Por tanto, el mero hecho de la ciencia moderna no vuelve ipso facto anttcuada
tal determinismo es imposible». aquella prueba.
El desafio del laicismo moderno 63
La Presencia de Dios en la historia
62

mente estos contextos cuasicientíficos o pseudocientíficos. En solutos» buscados por la explicación filosófica y rel~giosa. En. se-
cuanto a Platón, su caso resulta más obvio: ordena a cuantos bus- gundo lugar, no sigue buscándolos, pues ella perslg~e ex~h~a­
can lo Divino «dejar los cielos estrellados» 6. No es evidente, por .ones «relativas» y no «absolutas». Por eso, en tercer lugar, slla
tanto, que el Dios de la metafísica premoderna (que permanece ~~Iigión y la filosofía son ciencia primitiva, todos los «Absolu-
ligada a la ciencia premoderna) sea identificable con el Dios-hi- tos» habrían sido un mero error lógico. . . ., . .
pótesis o reducible a éste. Pe ro'¿ de veras es el mito religioso ClenCIa pnmlÍlva y reducl-
. ,
El caso resulta menos obvio todavía cuando pasamos a la me- ble a una explicación? Los dioses son, evidente~en~e, preclentl-
tafísica moderna. Si la ciencia moderna está emancipada de la ficos, pero no es evidente que sean meras exphcaclOnes, y esto
metafísica, entonces, por la misma razón, la metafísica moderna cobra un tinte dramático por el hecho de que, cuando s.on «~e~­
está emancipada de la ciencia moderna. Esta emancipación es mitologizados», 10 son -entre otros factores-:- po~', el DlOS blbh-
completa en Kant, Hegel y Heidegger, por mencionar al azar me- 07. Este Dios, por lo demás, no es una exphcaclOn, aunque los
tafísicos modernos de orientaciones muy diversas. Ninguno de ~ioses lo sean. Lo que la Biblia considera mitos idólatras pueden
estos pensadores se aproxima siquiera a aceptar un Dios-hipóte- ser explicaciones toscas, pero esto es precisamente l~ que ~as.ha­
sis; aun así, de modos muy diversos, a todos les parece inevitable ce idólatras; y al destruir estas explicaciones, los mitos blbhcos
el Dios de los filósofos. Pero entonces este Dios ¿ha sido -ahora no las reemplazan por otras explicaciones. . , '
o en otro momento- una explicación? Y, de ser así, ¿es reducible Así, el mito bíblico de la creación no exphca los ongenes cos-
a su función explicativa? micos. Puede que las cosmogonías griegas 10 hagan, pues ~edu­
El positivismo moderno da una respuesta afirmativa. Desde cen el mundo presente de los hombres de un mundo prevlO de
Auguste Comte viene afirmando que la metafísica es una expli- dioses. El relato de la creación bíblica revela, sin embargo, la. i~­
cación precientífica, que se desvanece cuando la explicación conmensurabilidad de un Dios infinito con todas las cosas f1l1~­
científica o genuina entra en escena. Sin embargo, nunca de- taso Por eso, no explica ni puede explicar el orige~ del ~undo, SI-
muestra esta doctrina, sino que sólo la afirma. En ninguna parte no sólo afirmarlo: la Creación es el milagro pnmordlal. Y del
da signos de esforzarse por entender al Dios de los filósofos; y, al mismo modo que el Génesis no explica los orígenes del cosmos,
reducir a Dios al Dios-hipótesis, presupone lo que pretende de- el libro de Job no explica el mal; atribuye a los amigos de Job, no
mostrar. al propio Job, el haber incurrido en tales prácticas i~olát~ic~s. La
La crítica positivista es aún más dudosa cuando se refiere al doctrina positivista nos pide que creamos qu~ el DlOS blbhc~ es
Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob. Para Comte y sus segui- un Dios-hipótesis. Pero cabe preguntar en que se queda un DlOS-
dores la religión, como la metafísica, es precursora de la ciencia. hipótesis que no explica nada 8.
Esta es explicación «racional» precientífica; aquella es explica-
ción «mitológica» precientífica; y ambas desaparecen sin dejar 7. En opinión de Hegel, los dioses griegos s~n desmitol?giz~dos de ~iv.er­
rastro legítimo cuando la ciencia propiamente dicha entra en es- sa manera por tres fuerzas históricas, todas antenores a la CienCia. modema. la
filosofia griega, el Dios bíblico y el Imperio romano que, al reumr a todos los
cena. Desaparecen, digo, sin dejar rastro legítimo. El escepticis- dioses en el panteón, los relativiza y con ello los destruye.. .. .
mo premoderno prescinde de respuestas filosóficas y religiosas; 8. Tal vez el lector se pregunte por qué dedicamos espacI~ al pOSItivismo
el positivismo moderno prescinde asimismo de las preguntas. clásico cuando la mayor parte de los filósofos ha abandonado mcluso.a su St~­
ce sor, ~I positivismo lógico, que es más sutil. La razón es que, en cues~l,ones fi-
Pues, en primer lugar, la ciencia moderna no encuentra los «Ab- losóficas y religiosas, todavía domina el pensamiento de m~chos soclOlogos e
incluso teólogos. Cf., por ejemplo, H. Cox, Tlle Secular C!ty, New York 1965
6. Platón, República, 530. (versión cast.: La ciudad secular, Barcelona 1973).
64 La Presencia de Dios en la historia El desafio del laicismo moderno 65

Puede redargüirse que explica la misma inexplicabilidad. Es- extremo al respecto. Para los rabinos, ni siquiera los momentos
ta concepción neopositivista puede resumirse como sigue. La fe de suprema oscuridad de la historia son simplemente inexplica-
bíblica se origina en un mito según el cual la buena suerte es bles y, al mismo tiempo, ni siquiera los momentos de suprema
prueba suficiente de justicia, y la mala suerte prueba suficiente luz son momentos en los que todo esté explicado. Así, en tiempos
del pecado. Sin embargo, una explicación tan tosca termina por de catástrofe puede surgir una protesta que se enfrenta a la inex-

I
derrumbarse bajo el empuje de la experiencia, y entonces la fe bí- plicabilidad pero se niega a aceptarla. También puede haber reve-
blica sobrevive a base de refugiarse en 10 incognoscible. Existe 10 lación sin explicación, pues el exilio de un Dios que es Poder úni-
revelado y 10 explicado; pero también existe 10 oculto y 10 inex- co es inexplicable 10. Y hay asimismo tiempos de salvación que
plicable. La buena suerte es prueba de la piedad y el amor de no aportan explicación alguna. De este modo, el gran aconteci-
Dios; la mala suerte prueba únicamente que sus caminos no son miento del Mar Rojo -un acontecimiento que hace ver incluso a
los nuestros. Para la fe bíblica, en suma, «si sale cara gano yo y si las criadas 10 que ningún profeta vio- provoca un asombro per-
sale cruz pierdes tú»: su Dios ha adquirido la peculiaridad lógica sistente, sin que ninguna explicación pueda mostrar por qué un
de que la prueba empírica puede confirmarlo, pero es sistemáti- Dios que es Poder único no puede salvar a los israelitas sin ma-
camente incapaz de refutarlo. Pero esto, concluye el positivista, tar a los egipcios JI. Es más, uno se pregunta si para los rabinos el
no significa que el Dios bíblico haya dejado de ser una hipótesis, futuro mesiánico, que 10 revelará todo, explicará todo. ¿Explica-
sino sólo que se ha convertido en una hipótesis inadecuada: la pe- rá siquiera la muerte de un solo niño?
culiaridad lógica mencionada, lejos de salvar al Dios-hipótesis, Sin duda, los rabinos luchan por explicar los sucesos de la his-
constituye una razón adicional para rechazarlo. toria. Pero, para decirlo cautelosamente, uno debe poner en duda
Esta línea de pensamiento, a diferencia de buena parte del que «explicación» e «inexplicabilidad» -categorías que se pre-
pensamiento positivista, se sigue considerando filosóficamente sentan de manera natural y por tanto acrítica a la mente moderna,
respetable hasta el día de hoy 9. Sin embargo, debe mucho de su orientada científicamente- sean centrales en su pensamiento. Por
plausibilidad a la identificación acrítica de dos conjuntos de cate- 10 que hace al término correlativo «Dios-hipótesis», podemos
gorías. Hemos visto que las categorías «revelado» y «oculto» son prescindir de toda cautela y negar categóricamente su aplicabili-
esenciales al pensamiento bíblico y al rabínico. Pero ¿son auto- dad. El Dios-hipótesis es un Dios inferido y, por tanto, necesa-
mática u obviamente identificables con las categorías «explica- riamente ausente. El Dios de los profetas y rabinos, en cambio,
do» e «inexplicable»? Los ejemplos del pensamiento rabínico da- es un Dios capaz de presencia. Tras haber creado cielo y tierra, Él
dos en el capítulo precedente bastan para suscitar un escepticismo mismo, por así decir, camina por el jardín. Tras haber puesto a
prueba la fe de Job, 10 confronta con su poder inescrutable; la ines-
9. Una simple muestra debe bastar. En una «Discusión universitaria» sobre crutabilidad no es una mera inferencia a partir del curso de los
«Teología y falsaciófl», todos los participantes (R. M. Hare, B. Mitchell y 1. M. acontecimientos. El Dios de Israel es, en suma, un Dios presente.
Crombie) respondieron a la tesis (brindada por Anthony Flew) de que un enun-
ciado como «Dios nos ama» es una hipótesis que puede resistirse a la falsación Él y el Dios-hipótesis no tienen nada en común.
sólo gracias a que ha sufrido la «muerte de mil matizaciones». Aunque Hare Pero entonces, esta conclusión se podría haber adivinado des-
cuestionó al Dios-hipótesis por principio, ni siquiera él consideró la posibilidad de un principio. Considérense estos hechos de la historia judía.
de la presencia de Dios en la historia ni sus implicaciones; cf. A. Flew-A. Mac-
Intyre (eds.), New Essays in Philosophical Theology, London 1955, 96-130. El pueblo judío nació de las experiencias radicales de una Pre-
Hasta el día de hoy los New Essays han alcanzado cinco ediciones, y la «Discu-
sión universitaria» ha sido debatida e incluida en textos introductorios muy uti- 10. Cf. supra, 55.
lizados. Sobre este tema, cf. más detalles en mi ensayo aludido en la nota 3. 11. Cf. supra, 51.
66 La Presencia de Dios en la historia El desafio dellaicis/l/o /l/oderno 67

sencia divina que salva y manda. Continuó reviviendo estas ex- raelitas, en el Monte Sinaí, no «oyeron»; simplemente imagina-
periencias radicales a 10 largo de milenios, aferrándose, incluso 1'0/1que oían. Nunca se hizo presente algo así como un Poder úni-
en la más dura catástrofe, a un Dios que, habiéndole salvado una co que hiciera transparente el nexo habitual de causa y efecto;
vez, seguía siendo salvador y cuyos mandamientos no habían hubo, como mucho, un sentimiento de semejante presencia y se-
perdido su presencia viva. Llevó consigo la Torá en todos los mejante transparencia. Y aunque quienes quedaron sobrecogidos
exilios y se mantuvo fiel a la alianza en todos los vuelcos de la por este sentimiento se arrobaran en un «asombro persistente»
fortuna. Tal era el poder de un Dios presente en la historia o, si -en un maravillarse que las explicaciones causales hacen sólo
deseamos evitar todo compromiso, de la fe judía en esa Presen- más profundo-, esto no le ocurre al crítico moderno cuando re-
cia divina. flexiona sobre estos hechos. Pues ese crítico no está lleno de un
¿Cuál podría haber sido, en cambio, el poder de un Dios-hi- asombro persistente, sino sólo de curiosidad científica e históri-
pótesis meramente inferido de los datos de la historia? En primer ca; y la curiosidad deja de ser persistente cuando los hechos se
lugar, esta hipótesis habría sido sólo probable, yeso en el mejor explican.
de los casos. En segundo lugar, se habría apoyado en el curso ge- Por fin estamos ante el principal ataque laicista a la fe bíbli-
neral de la historia humana, de la cual la historia judía no es más ca y rabínica. Esta afirma una Presencia divina inmediata. En
que un pequeño segmento. En tercer lugar, este pequeño seg- opinión del crítico secularista, en cambio, 10 que es inmediato
mento de la historia estaría en su mayor parte tan lleno de dolor y es, como mucho, el sentimiento o la apariencia de esa presencia,
sufrimiento inexplicables como cualquier otro. La idea de que se- y toda Presencia divina real es una inferencia que explica ese
mejante hipótesis haya podido llegar a formularse alguna vez, o sentimiento o apariencia. Por supuesto, el creyente no es cons-
de que una vez formulada se haya conservado, o de que al haber- ciente de estar haciendo tal inferencia; pero esto sólo significa
se conservado haya sido la causa de la supervivencia del pueblo que hay inferencias inconscientes tanto como conscientes. En su-
judío y de su fe a 10 largo de cuatro milenios; tal idea, digo, es del ma --concluye ellaicista-, el Dios de la fe bíblica y rabínica sigue
todo inverosímil. siendo después de todo una hipótesis; sólo que no está formula-
da para dar cuenta de la tierra o las estrellas o universos de tres
pisos, sino de la experiencia religiosa. Y, apenas hace falta aña-
2. La Presencia divina y el reduccionismo subjetivista dirlo, este Dios-hipótesis no es más necesario o deseado que
cualquier otro. Por fin alcanzamos, esta vez sí, el punto en que la
Entonces, ¿Napoleón hizo una pregunta completamente equi- pregunta de Napoleón, debidamente actualizada, encaja con la res-
vocada? ¿Y Laplace dio una respuesta del todo irrelevante? De puesta de Laplace, debidamente reorientada. Y el resultado es
ningún modo. Hasta ahora hemos desechado desafíos insignifi- un desafio moderno a la fe que no cuenta con precedentes pre-
cantes del secularismo moderno, de inspiración científica, a la fe modernos.
judía. Todavía tenemos que afrontar el desafio más importante. No existe ningún precedente premoderno porque en el mundo
Este reto surge sólo cuando desviamos de las estrellas y el premoderno la fe, al ser desafiada, podía buscar refugio en la au-
Universo la crítica de Laplace y la dirigimos hacia y contra la fe toridad. La Presencia podía afirmarse entonces sobre la base de
bíblica y rabínica en la Presencia divina misma. Considérense las la autoridad externa de la Escritura. También podía afirmarse so-
siguientes reacciones secularistas a las principales afirmaciones bre la base de la autoridad de la experiencia íntima ---experiencia
religiosas descritas en nuestro primer capítulo. Las sirvientas del que, siendo esencialmente privada, era infalible para el creyente
Mar Rojo no «vieron»; simplemente creyeron que veían. Los is- e inaccesible a la crítica del no creyente-o El creyente moderno,
68 La Presencia de Dios en la historia El desafio del laicismo moderno 69

en cambio, no puede aceptar la Presencia divina fundándose en la precedentes en el mundo premoderno. Desde nuestro primer ca-
autoridad de la Escritura; puede a lo sumo aceptar la autoridad de pítulo se ha expuesto que la fe judía, nacida de experiencias radi-
la Escritura debido a la Presencia divina manifiesta en ella 12. cales de una Presencia divina que salva y ordena, permanece en
Además, por lo que hace a experiencias privadas, dotadas de au- un estado de apertura inmediata a esa Presencia en la medida
toridad, ningún creyente judío podría apostar mucho a esa carta. en que a lo largo de la historia revive aquellas antiguas experien-
Puede que la visión de Ezequiel haya sido una experiencia de es- cias radicales; abierta a la posibilidad de una Presencia divina in-
te tipo. Lo que ocurrió en el Mar Rojo y en el Sinaí, en cambio, cluso en momentos en los que la verificación de esa Presencia es
fueron sucesos públicos, ya que estuvieron al alcance de todos, sólo un recuerdo y una esperanza. Hemos topado ahora con una
incluso de las criadas. actitud de reflexión crítica que disipa toda pretendida Presencia
Estas experiencias públicas no son, por tanto, inmunes a la divina reduciéndola a mero sentimiento y apariencia. Esta refle-
crítica laicista moderna, de inspiración científica. Imaginemos un xión crítica no ignora el dato de la fe; sólo que 10 entrega para
laicista moderno milagrosamente transferido al pasado, de modo que sea explicado, y los términos en los que se da o se promete la
que pudiera compartir las experiencias de las criadas israelitas. explicación son tales que aquello a lo que nos hemos referido co-
Observaría el acontecimiento histórico-natural del Mar Rojo (su- mo el marco midrásico queda en ruinas.
poniendo que hubiera un acontecimiento semejante que obser-
var). Vería lo que las criadas vieron: nada menos que la presencia
de Dios. Es más, mientras durara esa experiencia, participaría, 3. La mutua irreJutabilidad de ¡aje y e/laicismo
como esas criadas, de un asombro persistente. Pero, a diferencia
de las criadas, cejaría en su estado de asombro una vez que la in- Pero una cosa es admitir la incompatibilidad de la fe y ellai-
mediatez hubiera cedido ante la reflexión crítica, de inspiración cisma moderno, y otra muy distinta admitir que la fe sea refutada
científica. Pues la reflexión reconstruiría todo el curso de los por dicho laicismo. En otro lugar hemos denominado al laicismo
acontecimientos: había parecido que ocurría un suceso milagro- que ahora estamos considerando reduccionismo subjetivista, y
so; sin embargo, el suceso sólo parecía milagroso, y esta apa- hemos sostenido que la fe judía y el laicismo moderno son mu-
riencia reclama una explicación. Había parecido que se daba una tuamente irrefutables 13. No reproduciremos aquí el argumento,
Presencia divina; sin embargo, la Divinidad sólo pareció estar sino que sólo lo resumiremos. Para Bertrand Russell (que da voz
presente; y el sentimiento de que así había sido también está ne- al laicismo ) la existencia está cerrada a la Presencia divina, pues
cesitado de explicación. Y cualesquiera que fueran los términos se da sólo un sentimiento de presencia y nada más. Para Martin
en los cuales se pudiera buscar semejante explicación, una Pre- Buber (que da voz a la fe judía) la existencia está abierta a la pre-
sencia divina real no estaría entre ellos. La Presencia divina real sencia de Dios, y el sentimiento es un mero efecto secundario. El
en la historia, tal como la han afirmado milenios de fe judía (y primero expresa una fe, pues presupone, sin probarlo, que Dios
cristiana), se ha desvanecido. es una mera inferencia y que hay razones para descartarla. Tam-
De este modo, se pone de manifiesto un conflicto radical en- bién el segundo expresa una fe, pues está abierto a la posibilidad
tre la fe bíblica y rabínica, por un lado, y el laicismo moderno, de de una Presencia divina aunque esa presencia no se esté dando
inspiración científica, por otro; un conflicto que no cuenta con ahora. Russell sitúa la reflexión por encima de la inmediatez, ha-
ciéndola intérprete y juez de ésta; de modo que la disipación de
12. ef. mi trabajo The Dilemma of Liberal JudaislII, en Quest for Past and
FlItllre, Bloomington 1968, 130-147. 13. 011 lhe Eclipse ofGod, en QlIestfor Past and FlItllre, 229-243.
70 La Presencia de Dios en la historia El desafio del laicismo moderno 71

la fe está predeterminada. Buber sitúa la inmediatez por encima 4. La exposición de la fe al laicismo moderno
de la reflexión, pues esta última, cercenada de la Presencia divi-
na, se queda con el mero sentimiento, que es efecto secundario Si el laicismo moderno no puede refutar, sino sólo contrade-
suyo; así es como queda predeterminada la impotencia de la re- cir, la fe judía, ¿por qué ha supuesto y sigue suponiendo un desa-
flexión para disipar la Presencia divina. fio sin precedentes? Cuando Tito destruyó el segundo Templo y
Es evidente que estas dos posiciones son irreconciliables. Es Adriano paganizó Jerusalén, los rabinos se aferraron tozudamen-
menos evidente, aunque no menos importante, que también son te a las experiencias radicales del judaísmo. Sus descendientes no
mutuamente irrefutables. La creencia en la inmediatez no puede han mostrado la misma tozudez después de que la emancipación
refutar la reflexión laicista, pues ésta divide el hecho de la fe en los lanzara al mundo moderno y los expusiera al laicismo mo-
acontecimientos histórico-naturales «objetivos» y sentimientos derno. Además, la diferencia no ha sido sólo de cantidad o grado.
«subjetivos» de la Presencia divina, y la Presencia divina no es- Los rabinos antiguos permanecieron dentro del marco midrásico.
tá en ninguna de las dos clases de «datos», ni se deduce legíti- Los judíos modernos se han salido de ese marco y lo han puesto
mamente de ellos. El reduccionismo subjetivista es irrefutable en cuestión. Esto es evidente en el caso de los judíos que aban-
por la fe. donan su herencia judía. Pero también lo es en el caso de aquellos
La afirmación contraria es igualmente verdadera. El Poder que, de una u otra forma, están interesados en conservarla. A ex-
único se hace presente en y a través de un acontecimiento histó- cepción de grupos más o menos marginales, creen en la necesi-
rico-natural para un asombro «persistente» 14. La crítica laicista dad de llegar a un entendimiento con el laicismo moderno.
-histórica, sociológica, psicológica- no refuta esta Presencia in- Es fácil confirmar este hecho. Mientras la historia premoder-
mediata al diseccionar la inmediatez religiosa en «datos» fisicos na produjo una única respuesta religiosa judía que fuera norma-
«objetivos» y «datos» psicológicos «subjetivos». Esta disección tiva, la historia moderna ha inspirado diversas respuestas judías,
presupone ya el reduccionismo subjetivista. que compiten entre sí, si no en su pretensión de normatividad, sí
El laicista no puede, por tanto, refutar al creyente religioso, si- en la de modernidad. Para seguir con un ejemplo previo, el séder
no sólo convertirlo. Esta posibilidad es mutua. Hemos llevado de Pascua premoderno era la celebración de la salvadora Presen-
antes al laicista moderno, de inspiración científica, entre las cria- cia divina en el Mar Rojo, celebración que implicaba -cuales-
das del Mar Rojo, y hemos visto que persistía en su laicismo. quiera que fueran las cambiantes vicisitudes de la historia con-
Hay, sin embargo, una posibilidad que no consideramos. Cabría temporánea- que la Divinidad que había salvado una vez seguía
imaginar que el laicista fuera partícipe de un asombro radical lo salvando todavía y traería en último término la salvación total. El
bastante fuerte como para superar la mera curiosidad, eliminar séder de Pascua moderno es diferente para diferentes judíos. Pa-
toda reflexión destructiva y asumir una actitud que las explica- ra unos, es una celebración de la libertad humana y nada más.
ciones causales sólo podrían profundizar. Si esto ocurriera, ellai- Para otros, acecha la duda de si lo que se celebra es la presencia de
cista habría dejado de lado su laicismo, se habría vuelto a la pre- Dios o el descubrimiento humano de la idea de Dios. Finalmente,
sencia de Dios, y habría sido dirigido por ella. otros dudan incluso, si no de la validez del marco midrásico, sí al
menos de su relevancia actual; en el mundo laico moderno, ¿pue-
de la presencia de Dios ser algo más que un mero recuerdo?
14. ef. supra, 37ss. donde hemos puesto buen cuidado en subrayar que los
tres términos introducidos por Buber -el Poder único presente, el aconteci- ¿Qué significa esta necesidad, casi universalmente sentida, de
miento histórico-natural y el asombro persistente- son todos ellos necesarios y exponerse al laicismo moderno por parte de una fe que ellaicis-
«sólo son inteligibles puestos en relación». mo no puede refutar? En esta, como en muchas otras cuestiones,
72 La Presencia de Dios en la historia El desafio del laicismo /l/odemo 73

es fructífero para el judaísmo establecer contacto con el cristia- puede conservar con autenticidad el marco midrásico tras haber-
nismo. La fe cristiana, como la judía, es irreconciliable con ellai- se salido de él y haberlo puesto en cuestión. Tal actitud de fe fue
cisma. Tampoco puede ser refutada por el laicismo moderno. Sin llamada por Soren Kierkegaard «inmediatez tras la reflexión».
embargo, la teología cristiana reciente siente una significativa ne- Ilustremos esta actitud de fe de un modo relevante para nues-
cesidad de exponerse al mundo secular moderno, y ello a pesar tro propósito general. Consideremos el caso de unjudío moderno,
del riesgo de ser derrotado por el laicismo. ¿Qué inspira esta ne- imaginario pero no del todo atípico, que desde su infancia haya
cesidad? El hecho de que, en la época moderna, es en el mundo celebrado siempre el séder de Pascua con un espíritu de inmedia-
secular «donde está la acción», y un Dios de la historia debe es- tez religiosa. El suyo no ha sido un comportamiento vacío, sino
tar donde esté la acción. Con todo, exponerse al mundo laico im- una participación en el Éxodo de sus antepasados mediante la que
plica exponerse al laicismo, disipación crítica de la posibilidad se afirma que el Dios salvador del Éxodo todavía salva y traerá la
misma de la presencia de Dios 15. redención definitiva. Pero cuando la niñez da paso a la adoles-
Ni la fe judía ni la cristiana pueden evitar esta auto-exposición. cencia y la modernidad se hace sentir, la reflexión crítica se in-
Para un cristiano hacer eso sería buscar escapatoria en una iglesia yecta en la inmediatez religiosa; y con el tiempo se produce el
sin mundo. Para un judío significaría huir al gueto premoderno. descubrimiento de que, cualesquiera que sean los «datos» históri-
Pero si Dios es el Dios de la historia, ha de ser también el Dios de cos a los que se alude en el relato de Pascua, la presencia de Dios
la historia laica contemporánea. Ambas huidas son imposibles. no está entre ellos; y de que, cualesquiera que sean los términos
en los que la reflexión histórica o psicológica moderna intente ex-
plicar estos datos, el Dios-hipótesis no es necesario ni permisible.
5. La fe como inmediatez tras la reflexión Junto con estos descubrimientos surge la duda o incluso la deses-
peranza acerca de la posibilidad y el sentido de toda celebración
De este modo se ha puesto de manifiesto que, sin perjuicio de actual de la Pascua. Nuestro imaginario joven judío, en suma, se
su mutua irrefutabilidad, la fe y el laicismo moderno no se en- ha vuelto crítico hacia su anterior inmediatez religiosa 16. En cam-
frentan, después de todo, en pie de igualdad. De acuerdo con su bio, todavía no se ha vuelto crítico hacia su actual actitud crítica.
propia autocomprensión, el laicismo moderno puede permitirse Le haremos alcanzar ese tercer y definitivo estadio con ayuda de
ignorar la fe, y sería de 10 más sorprendente que la presencia de un pasaje que ha sido citado íntegramente con anterioridad en es-
Dios llegara a refutarlo. En cambio, la fe moderna (judía o cristia- te libro y que ha tenido una influencia decisiva en toda nuestra ar-
na) no puede, de acuerdo con su autocomprensión, ignorar ellai- gumentación. El pasaje procede del Moisés de Martin Buber, y la
cisma. La inmediatez religiosa debe exponerse a la amenaza de la palie que ahora interesa es la siguiente:
reflexión subjetivista y reduccionista, y la fe judía moderna sólo
El verdadero milagro consiste en que en la experiencia asom-
brosa de un suceso el sistema actual de causa y efecto se vuel-
15. Para corroborar este juicio -que el desafío religioso consiste en la ine-
ludibilidad del mundo secular moderno en su conjunto, y no, por ejemplo, en la
ciencia moderna considerada aisladamente- aquí nos limitamos a señalar que 16. Los términos en los que hemos descrito el estadio de reflexión (que ha-
Bonhoeffer tuvo buen cuidado de distinguir entre un Dios-hipótesis que debía ce del sujeto un observador imparcial de «datos» físicos y psíquicos) son, deli-
descartarse y una Presencia divina que había de aceptarse y, sin embargo, susci- beradamente, lo bastante vagos como para incluir muchas modalidades. Nues-
tó para sus discípulos anglosajones, que procuraban que el cristianismo se ex- tro hipotético joven judío puede simplemente haber adquirido el talante general
pusiera al mundo secularizado moderno, el fantasma de la pérdida de la Presen- del espíritu crítico; o puede haberse involucrado en investigaciones críticas es-
cia divina en este acto de auto-exposición. ef. además mi 011 the Self-Exposul'e pecíficas entre las que podrían estar no sólo la psicología, la sociología o la his-
ofFailh to the Modern-Seculal' World, en Questfor Past alld FlItt/re, 278-305. toria, sino también la erudición judía moderna .

...
74 La Presencia de Dios en la historia El desafio del laicismo moderno 75

ve, por así decir, transparente y permite echar una ojeada a la flexión que se exponga ahora y en el futuro a la posibilidad de
esfera en la que opera el poder único sin verse limitado por una disipación total de toda Presencia divina y, con todo, afron-
ningún otro poder 17. te esta posibilidad arriesgándose a un compromiso una y otra vez
revivido.
Anteriormente hemos discutido lo que este pasaje describe. Esta actitud de fe es parte de aquello a 10 que Buber se refería
Ahora debemos pasar a la naturaleza, alcance y limitaciones de cuando hablaba de un «eclipse de Dios» 20. La metáfora se inspi-
la descripción. Buber escribe desde un punto de vista históri- ra en el «ocultarse» de la faz divina en la Biblia. Al mismo tiem-
co 18. Como historiador no puede hacer otra cosa que describir,
po, apunta a una condición típicam.ent,e ~od~r~a. ~a fe ju~ía pre-
pues identificarse con el punto de vista descrito equivaldría a moderna no se apartó del marco midrasico m siqmera en tiempos
abandonar el papel propio del historiador y adoptar un compro-
de catástrofe; por eso pudo aferrarse aun entonces, si~ v~c~lación
miso religioso. A la vez, como historiador, no puede menos que radical, a la memoria y a la esperanza de una PresenCia divma. La
describir. Cabe imaginar que, en vez de describir la asombrosa fe judía moderna se ha apartado del marco midrásico, sufriendo
experiencia de los antiguos creyentes, la explicara en términos de
una pérdida de inocencia que perdura aun en las é~ocas e~ que la
algún moderno sistema de causas y efectos, y hacerlo podría in- Presencia divina es una realidad incuestionada e mcuestlOnable.
cluso parecer exigido por la objetividad crítica. Sin embargo, ta- Habiéndose expuesto ella misma a un laicismo que querría disi-
les explicaciones (al menos las que, a diferencia de las dadas des-
par toda afirmación de una Presencia divina reduciéndola a ~~r.o
de la perspectiva de la inmediatez misma, disipan el asombro) sentimiento o apariencia, se enfrenta cara a cara con la pOSibili-
eliminan lo que había que explicar en el proceso de la explica- dad de que el hombre esté por principio cercenado de Dios. De
ción; no representan la imparcialidad histórica, sino más bien el aquí que sólo en virtud de un acto de tozudez sin precedentes
compromiso con el laicismo. Y esta evidencia provoca 10 que he-
pueda el creyente judío moderno ser testigo, en y para el mundo
mos llamado el tercer y definitivo estadio, en el que nuestro hi-
laico moderno, de la presencia de Dios en la historia.
potético joven judío accede a la crítica de la crítica.
Más exactamente, éste es un aspecto de ese estadio definitivo.
El otro consiste en el reconocimiento, por parte de nuestro joven 6. Sobre la «muerte» de Dios
judío imaginario, de que mientras como historiador puede y de-
be suspender el juicio, no puede hacer otro tanto como hombre y Pero hay todavía una segunda forma del laicismo moderno
como judío, aunque sólo sea porque cada séder de Pascua cons- que, aunque sea menos universal que la primera, plantea un
tituye un desafio al participante. ¿Cómo podría él participar? Ya desafío mucho más profundo. El laicismo tratado hasta ahora en
no con una inmediatez religiosa que nunca haya pensado en sa-
lirse del marco midrásico. De ningún modo con una actitud de 20. El libro de Buber Eclipse ofGod se ocupa principalmente, no de las ca-
reflexión crítica que se queda a un lado y simplemente mira des- tástrofes históricas de nuestra época, sino de la «suposición de que el res.ul.t~do
de fuera 19. Lo único posible es una inmediatez pasada por la re- de la crisis en la que ha entrado la religión depende esencialmente de los JUICIOS
vertidos por el pensamiento ontológico o psicol~gico moderno» (N~w Y?~'k
1952,87; versión cast.: Eclipse de Dios, Buenos Al:es 1984). ~n. una dISCUSIO~
17. Mases, 77. ef. supra, 37 ss. con Buber en la que estaba presente quien esto ~scnb~, un ~art1Clpante .confeso
18. Él describe su concepto de milagro como un concepto que «es permisi- que aunque en ocasiones era capaz de orar, se vela de m~~edla~o ~ompeh.do. a re-
ble desde el enfoque histórico»; cf. Mases, 75.77. flexionar sobre su oración, a reducirla a una mera funClon pSlqulCa subJe~l~a y,
19. Kierkegaard describe esta actitud como «infinita en reflexión», porque de este modo, a destruirla. Buber replicó que ésta era la enfermedad esp1l'1tual
finge que puede ignorar la existencia. básica de nuestro tiempo.
76 La Presencia de Dios en la historia El desafio del laicismo lIlode/'llo 77

nuestra argumentación disipa la presencia de Dios en la historia. acerca de la «muerte» de Dios suena, en todo caso, mucho más
El laicismo que reclamará nuestra atención a partir de ahora extraño a oídos judíos que a oídos cristianos, y el lector judío de
transforma esa presencia. El primero destruye una mera hipótesis Nietzsche no puede dejar de percibir resonancias cristianas 23. Si
que está muy alejada del Dios del judaísmo; el segundo declara' la a esto se añade que la expresión «muerte de Dios» tiene una lar-
muerte de Dios mismo, un Dios incómodamente cercano al Dios ga historia -pues el ateísmo de Nietzsche va precedido por el tri-
de la tradición bíblica. El primer tipo de laicismo rechaza la his- nitarianismo especulativo de Hegel, y Hegel a su vez remite a
toria de la fe como una simple falsedad y, en consecuencia, orde- Lutero-, el judío se preguntará si la «muerte» de Dios es un pro-
na a los judíos volverse «normales» 21; el segundo considera la fe blema judío, aun sin dudar que sea un problema serio. Quizá sea
pasada como una verdad que se ha vuelto anacrónica, y exige de serio para una fe cuyo Dios se ha hecho finito y se ha encarnado
los judíos una transfiguración creativa de sí mismos. en la historia. Pero ¿resulta serio para una fe cuyo Dios sigue
Hemos usado la expresión «muerte de Dios», que se remonta siendo a lo largo de la historia «el que era en el pasado y el que
a Friedrich Nietzsche; sin embargo, su empleo se ha hecho muy será en el futuro ... , el que es en este mundo y el que será en el
popular últimamente, lo cual exige una distinción preliminar en- mundo futuro»? 24
tre los usos serios y los meramente sensacionalistas de la expre- Pero, por una parte, el Dios de Israel, aunque esté más allá de
sión. La dificultad o incluso imposibilidad de la creencia religio- la historia y sea infinito, también está presente en la historia, se
sa moderna constituiría, no la muerte de Dios, sino a lo sumo de hace presente al hombre en su finitud. Y, por otra parte, la muer-
la creencia en Él; y la falsedad de toda creencia religiosa indica- te nietzscheana de Dios no es un acontecimiento limitado y con-
ría, no que Dios esté muerto, sino que nunca estuvo vivo. La ex- tingente que carezca de efectos permanentes o universales. En es-
presión «muerte de Dios» es en todo caso metafórica, pero exis- te acontecimiento Dios muere confimdiéndose con el hombre,
ten tanto verdades y falsedades metafóricas como literales 22. dejando al hombre para siempre sin Dios y dotado de una liber-
La metáfora sólo puede ser verdadera, primero, si Dios, aho- tad completamente nueva. El acontecimiento pertenece, por tan-
ra muerto de algún modo, estuvo alguna vez vivo de algún modo. to, a la historia universal y -según Nietzsche- divide toda la his-
Segundo, este suceso puede afectar a la fe judía o cristiana sólo si toria en un antes y un después.
es histórico y no natural: los dioses que mueren (y surgen) en la Quizá por esto Nietzsche proclama su profecía a través de la
naturaleza hace mucho que han sido desmitologizados por estas boca de un loco 25. La muerte de las antiguas deidades paganas
religiones. Tercero, para que afecte a la fe judía (en tanto que dis- nunca provocó locura, sino la expectativa de nuevos dioses. Tras la
tinta de la cristiana), el suceso debe ser universal y no puede ser muerte nietzscheana de Dios, en cambio, no cabe esperar nuevos
únicamente parte de la historia del cristianismo. Cuanto se dice
23. En el famoso pasaje en el que el loco proclama la muerte de Dios (La
21. Para una discusión de esta consecuencia, cf. il/jiu, 107ss. gaya ciencia, § 125), la misma muerte divina, los cuchillos de sus asesinos hu-
22. La teología cristiana de la muerte de Dios parece estar ya muerta. Una manos, el cadáver de Dios y la convocatoria de un réquiem son, todas ellas,
razón de su rápido deceso parece ser que sus defensores nunca tuvieron en co- imágenes a las que no sería fácil dar sentido en un contexto judío. Debería aña-
mún más que un eslogan; otra, que a su único exponente radical y serio (T. T. J. dirse que la imaginería nietzscheana tiene connotaciones tanto paganas como
Altizer) le fue imposible mostrar cómo podría sobrevivir el cristianismo a la cristianas, y que éstas son a veces explícitamente anti-judías, por ejemplo, cuan-
muerte de Dios; cf. mi ensayo citado en la nota 15. La «muerte» de Dios, si se do hace que los dioses se mueran de risa cuando uno de ellos, «olvidándose de
toma en serio, no conduciría a un quimérico cristianismo (o judaísmo) sin reli- sí mismo», se pone celoso y proclama «no tendrás otro Dios ante mí»; cf. W.
gión, sino más bien a un humanismo post-religioso como el de Nietzsche o Kauftnann (ed.), The Portable Nietzsche, NewYork 1954,294.
Marx. Lo que no implica negar que pueda haber otras posibilidades post-reli- 24. ef. supra, 47.
giosas aún por explorar. 25. La gaya ciencia, § 125.
78 La Presencia de Dios en la historia El desafio dellaicisll10 /l/odemo 79

dioses. Todos los dioses posibles han muerto. Y puesto que han mer caso esta alteridad nunca fue auténtica, en el segundo 10 fue
muerto confundiéndose con el hombre, es preciso el nacimiento mientras duró; y si en un caso la negación no tiene consecuen-
de un nuevo hombre: un hombre dotado de poderes nuevos, sobre- cias, en el otro la negación es al mismo tiempo afirmación. Pues
humanos, todavía inconcebibles. El loco del que habla Nietzsche negar la alteridad de 10 Divino es afirmar la divinidad potencial
está loco, por tanto, porque llega demasiado tarde y demasiado de 10 humano. El reduccionismo subjetivista es, en suma, una
pronto: demasiado tarde para tener a un Dios por compañía 26; de- destrucción de la religión que carece de poder real sobre la per-
masiado pronto para ser capaz de soportar la nueva soledad 27. sona de mentalidad religiosa. El ateísmo de Nietzsche es una
Debido a estas tesis, pertenecientes a la historia universal, la nueva religión rival cuya pasión y cuyo poder igualan a los de la
muerte de Dios nietzscheana desafía a la fe judía tanto como a la antigua.
cristiana. Además, su desafío es profundo y radical. Pues, a dife- Aun así, la fe judía no haría frente a esta nueva religión si con-
rencia del laicismo discutido hasta ahora, este laicismo constitu- siderara a Nietzsche su único profeta. Las pretensiones de seme-
ye un desafío religioso. El reduccionismo subjetivista destruye jante religión serían cuando menos sospechosas si tuviera un úni-
el Dios-hipótesis; el ateísmo de Nietzsche vence a Dios mismo. co gran profeta. Además, en Nietzsche esta religión posee rasgos
El Dios-hipótesis es una proyección finita, siempre falsa y pro- -esteticismo aristocrático y vuelta al helenismo, por mencionar
ducto de mera ignorancia, superstición o neurosis; el Dios de sólo dos- que son demasiado ajenos a los compromisos básicos
Nietzsche es una proyección infinita, verdadera en tanto dura, y del judaísmo como para que se produzca una confrontación gra-
produce una transformación histórico-universal cuando la anti- ve. Muy distinta es la situación, en cambio, con 10 que, a falta de
gua verdad se vuelve un anacronismo 28. En ambas formas de lai- un término más preciso, puede llamarse hegelianismo de izquier-
cismo se niega la alteridad de 10 Divino. Pero mientras en el pri- das, tradición que comienza con Ludwig Feuerbach, culmina con
Karl Marx y da una prueba impresionante de su ininterrumpida
26. En una carta a Franz Overbeck fechada el 2 de julio de 1885 Nietzsche vitalidad con nuestro contemporáneo Ernst Bloch. Aquí, como en
escribe: «Para todos los que de algún modo tenían un 'dios' por c~mpañía lo Nietzsche, se da una negación dialéctica de la alteridad de 10 Di-
que yo llamo 'soledad' no existía aún». vino que produce la afirmación de una nueva libertad humana (o
27. Nietzsche hace decir a su loco: «Vengo demasiado pronto; mi hora no
ha llegado aún. Este acontecimiento formidable todavía está de camino y deam- más que humana). Pero, a diferencia de 10 que ocurre en Nietz-
bul~; tod~vía no ha llegado a oídos de los hombres. El relámpago y el trueno ne- sche, esa nueva libertad se da aquí encarnada, no en grandes in-
cesitan tlempo, la luz de las estrellas necesita tiempo, las acciones humanas dividuos aristocráticos, sino en nuevas formas de comunidad hu-
necesitan tiempo, aun después de estar hechas, para que sean vistas y oídas. Es-
mana; y por esta razón -de nuevo a diferencia de 10 que ocurre en
ta hazaña l~s es todavía ~ás lejana que la estrella más distante ... ¡y sin embargo
la han rea]¡zado ellos mIsmos!»; La gaya ciencia, § 125. Nietzsche 29_, la historia en su conjunto adquiere una dirección
28. El loco de Nietzsche dice: «¡Todos nosotros somos sus asesinos! Pero mesiánica, de progreso. Nietzsche recuerda a los griegos. El he-
¿cóm~ hemos hecho esto? ¿Cómo pudimos bebemos el mar? ¿Quién nos dio la gelianismo de izquierdas (aunque rara vez sea consciente de este
esponja con la que borrar el horizonte entero? ¿Qué hicimos al desencadenar la
tierra de su sol? ¿Hacia dónde se mueve ahora? ¿Hacia dónde nos movemos hecho) recuerda a los judíos, y por esta razón desafía a los judíos
n?sotros? ¿Lej~s de todos los soles? ¿No caemos [ ... ] hacia atrás, de lado, ha- de un modo mucho más íntimo y radical. Precisamente porque
cIa delante, haCIa todos lados? ¿Todavía hay un arriba y un abajo? ¿No erramos comparte la expectativa mesiánica judía, esta religión post-reli-
como a través de una nada infinita? [ ... ] ¿Cómo consolarnos asesinos entre los
asesinos? Lo más santo y poderoso que el mundo poseía ha~ta ahora se ha de-
sangrado bajo nuestros cuchillos. ¿Quién nos limpiará de sangre?»; La gaya 29. Escribe Nietzsche: «sería extraordinariamente peligroso creer que la
ciencia, § 125. Es imposible imaginar a un positivista (o, para el caso, a la ma- humanidad entera continuaría creciendo si los individuos se hicieran fláccidos,
yoría de los recientes teólogos cristianos de la muerte de Dios) escribiendo de iguales, adocenados ... La humanidad es una abstracción»; citado por G. A. Mor-
esta forma. gan, What Nietzsche Means, New York 1965,200.
80 La Presencia de Dios en la historia El desafío del laicismo moderno 81

giosa niega absolutamente la existencia religiosa judía, del mimo eficacia a los judíos marxistas que, habiéndose convertido a sus
modo que niega al Dios de Israel y afirma un hombre universal propios ojos en hombres universales, predicaban el deber judío
que se ha elevado por encima de sus limitaciones judías, religio- universal de disolverse en la humanidad en general. Y no es de
sas, humanas. extrañar. La fe mesiánica ha estado implícita en el judaísmo des-
de sus orígenes. El apasionamiento y la impaciencia de esta fe
han sido tales, que los judíos aceptaron una y otra vez afirmacio-
7. La existencia judía y el mesianismo secularizado nes mesiánicas, para verse defraudados a continuación. Si, aun
con todo, durante casi dos mil años se han resistido a la Buena
El mesianismo judío siempre requiere la particularidad de la Nueva cristiana aun al precio de un exilio continuo, ha sido por-
existencia judía. Su Dios es universal; pero, debido a que su pre- que aceptarla suponía una traición a la fe judía en tanto este mun-
sencia se da en la historia y no transfigura la historia (o no lo ha- do estuviera sin redimir. ¿Es de extrañar que cuando por fin se
ce todavía), sólo puede ser una presencia particularizada y, aun- proclamó una redención laica, intramundana, los judíos la acep-
que sólo fuera por esta razón, una presencia fragmentaria. La taran con una pasión única, y que procuraran contribuir a la nue-
Presencia divina salvadora en el Mar Rojo había revelado su frag- va humanidad por medio de la autodisolución judía en ella? De
mentariedad, aunque sólo fuera porque los egipcios se ahogaban; tales judíos, el historiador J. L. Talmon escribe lo siguiente:
la Presencia imperativa en el Monte Sinaí había sido fragmenta-
ria, aunque sólo fuera porque podía ser tanto aceptada como re- Su patria era la Revolución, que no tenía fronteras; su país la
humanidad o el proletariado [ ... ] ¿Qué otro pueblo había ni re-
chazada; la ley todavía no estaba puesta en sus entrañas (Jr 31,
motamente experimentado el mesianismo universalista con la
33). Para el judío, experimentar o revivir esa Presencia divina
misma intensidad? [ ... ] Una de las cartas de Rosa Luxemburg
fragmentaria es, por una parte, ser escogido por ella y, por otra, desde la cárcel a un amigo judío [dice]: «¿Por qué me das la la-
ser movido a esperar la plenitud; es decir, ser hecho testigo del ta con tus cuitas judías? No hay lugar en mi corazón para los
futuro mesiánico y permanecer tozudamente en este puesto has- problemas judíos». Y pasa a hablar con la mayor elocuencia de
ta que todo se haya consumado. Sin embargo, la particularidad los culis chinos y de los bantúes de Sudáfrica. Veinticinco años
judía ha sido un escándalo primero para los antiguos paganos más tarde, después de que los nazis lo ocuparan, no quedaba un
(que negaban que la historia necesitara redención), y posterior- solo judío vivo en el Zamosc en que Rosa había nacido [ ... ] 30.
mente para los cristianos (en la medida en que sostienen que la
redención de la que habla el judaísmo ya ha llegado). Preguntamos: ¿qué hay de raro en una fe que provoca compa-
La particularidad judía sigue siendo un escándalo para ellai- sión judía por el sufrimiento de los bantúes pero sólo impacien-
cismo moderno. Mutatis mutandis, el reduccionismo subjetivista cia, o incluso desprecio, hacia el de los que también son judíos?
se asemeja al paganismo antiguo cuando, al negar lo Divino, re- Puede que se replique que no tiene nada de raro, y desde luego es
clama -de una u otra forma- la «normalización» judía; y el me- verdad que alguien como Rosa Luxemburg no puede ser juzgada
sianismo secularizado se asemeja al cristianismo en la medida en por hechos que ella no pudo conocer. Puesto que ella ignoraba
que ambos pretenden trascender el mesianismo judío y, en con- los hechos aludidos en la impresionante última frase de Talmon,
secuencia, ven el particularismo judío como un anacronismo. De podía considerar sinceramente que el genuino destino judío en la
las dos formas de laicismo, la segunda (por ser una fe rival) plan- era de la revolución era disolverse a sí mismo en la humanidad.
tea con mucho la amenaza más profunda a la supervivencia judía.
Pocos judíos convertidos al cristianismo igualaron en pasión y 30. The Jewish Intelleetual in Polities: Midstream (enero de 1966) 10.
82 La Presencia de Dios en la historia El desafio del laicismo moderno 83

Sin embargo, para el crítico contemporáneo la pregunta con- negación era dialéctica, produjo nuevas verd~d~s huma~as a par-
serva su fuerza. Concedamos que no puede juzgarse a la antigua tir de las viejas falsedades religiosas. Pero SI bIen los diOses an-
izquierda judía desde nuestra perspectiva de hoy. Pero la nueva iz- tiguos eran todos falsos, unos eran má~ falsos qu.e otros: De ma-
quierda judía sí que posee esta perspectiva. ¿Por qué hay hoy en yor importancia aún, incluso de una ImportancIa crucIal, e~ el
la izquierda tantos judíos de mentalidad humanitaria que protes- hecho de que mientras todas las demás religiones poseían un CIer-
tan contra la guerra de Vietnam pero se niegan a protestar contra to grado de verdad, sólo el judaísmo fue declara?o l~sa y llana-
el antisemitismo en Rusia y Polonia? ¿Cómo defender todas las mente falso. Un único pensador importante de la IzqUierda hege-
guerras anticoloniales de liberación al tiempo que se condena la liana decimonónica, Mases Hess, hizo algún tipo de justicia al
guerra con que Israel lucha por su vida? En la Rusia de hoy toda antiguo Dios judío en el proceso de su negación, y se vio llevado
nacionalidad (incluido el antiguo enemigo alemán) tiene derecho al sionismo. En opinión tanto del primero como del mayor de los
a expresarse culturalmente; los judíos son los únicos a los que se hegelianos decimonónicos de izquierdas -Ludwig Fe~erba,ch y
niega ese derecho. En la Europa oriental de hoy debe de haber, Karl Marx, respectivamente-, no se trataba de que el jUdalSmo
con seguridad, incontables monumentos dedicados a los distintos estuviera ahora muerto, sino de que nunca había estado vivo. No
pueblos que fueron víctimas del nazismo; sin embargo, no hay un es de extrañar que la destmcción dialéctica de semejante religión
monumento a las víctimas judías de Babi Yar, y el monumento de desembocara, no en la liberación del pueblo judío, sino en la exi-
Auschwitz está dedicado a las víctimas del fascismo en general. gencia de un suicidio colectivo por parte del judaísmo.
¿Qué perversión es ésta que da a la fe en la humanidad dos con- Nos detendremos brevemente en Feuerbach y Marx. Para
notaciones totalmente diferentes: para cualquier pueblo de la tie- Feuerbach el «particularismo» judío es puro «egoísmo». Es más,
rra el derecho a la vida; para el pueblo judío, el deber del suicidio el egoísmo es «el principio del judaísmo». El judío se rinde cul-
espiritual si es que no fisico?Y ¿qué perversión, mucho mayor to- to a sí mismo y no al Dios uno y universal, y, proyectando ese
davía, es la que hace que los judíos mismos acepten semejante fe? culto de sí mismo al universo, 10 hace absoluto. Por esta razón,
hasta el politeísmo idólatra posee un cierto grado de verdad reli-
giosa; el monoteísmo judío, en cambio, es falso por completo,
8. El antijudaísmo en el hegelianismo de izquierdas con una falsedad que carece de dialéctica. Los griegos «tendían
la mirada sobre el ancho mundo para poder ampliar su campo de
Puede replicarse que no hay perversión alguna en las mentes visión; los judíos, hasta el día de hoy, rezan con el rostro vuelto
de la nueva izquierda, sea judía o no. Esta puede seguir creyendo a Jemsalén». Hasta el día de hoy, «su Dios es el egoísmo» y, 10
con la misma sinceridad de antaño que la antigua izquierda judía ·· , 31 . N unca h ace ~en-
que es peor, «egoísmo en forma de re 119lom>
no estaba equivocada, sino que simplemente fue traicionada; que ción Feuerbach de los incontables mártires judíos del Dios úmco,
si bien el universalismo de Trotsky fue traicionado en otro tiem- de los siglos de paciente espera y trabajo, de la esperanza de que
po por el particularismo nacionalista y antisemita de Stalin, esto todos los hombres serán redimidos. Concluimos, de este modo,
no volverá a suceder. que Feuerbach, el ateo, ha rechazado el Dios cri~tian?: pero q~e
Pero antes de llegar a una conclusión tan confortadora y có- este ex-teólogo cristiano no ha rechazado el antisemitismo Cl'lS-
moda, la nueva izquierda judía haría bien en preguntarse, su- tiano. Su imagen del judaísmo no es más que difamación.
puesto que hubo una traición, si ésta no se adelantó a Stalin en
casi un siglo. El pensamiento hegeliano decimonónico de iz- 31. The Essence of Christianity, New York 1957, 112.114.115 (versión
quierdas negó todos los falsos dioses antiguos; y, puesto que la cast.: La esencia del cristianismo, Madrid 1998).
84 La Presencia de Dios en la historia El desafio del laicismo moderno 85

De Feuerbach pasamos a Marx. Puede que Marx comparta el Marx, el judaísmo es una pura falsedad carente de dialéctica; y el
antisemitismo de Feuerbach o puede que no. En todo caso, repi- capitalismo al que está ligado es una forma de vida que un día
te su difamación. Más aún, del mismo modo que su filosofía es desaparecerá sin dejar rastro. ¿Hemos de asombrarnos de que sos-
más radical que la de Feuerbach, también 10 es su difamación del tuviera que también el judaísmo desaparecería sin dejar rastro una
judaísmo. A diferencia de Feuerbach, Marx renuncia a «buscar el vez hubiera llegado el socialismo? Otros pueblos querrían y debe-
secreto del judío en su religión». En vez de esto, buscará «el se- rían sobrevivir, ser liberados y formar parte de la familia humana.
creto de la religión en el judío real». ¿Qué es 10 que encuentra? En el caso de los judíos, la mera insistencia en la supervivencia
«La base profana del judaísmo ... [es] la necesidad práctica, el in- del grupo bastaría para dar prueba de hostilidad a la humanidad.
terés. ¿Cuál es el culto mundano del judío? La venta ambulante. Sólo si se suicidaran como grupo y dejaran de ser judíos, podrían
¿Cuál es su dios mundano? El dinero» 32. No es de extrañar que a ser liberados y unirse a la familia humana. Tales son las horrendas
los marxistas de convicciones menos ortodoxas esto les resulte consecuencias dialécticas que cabe extraer, y con demasiada fre-
extraño y busquen maneras de mitigar la acusación. Sin duda, es- cuencia fueron extraídas de hecho, de la difamación que Marx hi-
to es comprensible, pero no siempre es perdonable. Erich Fromm zo de la religión judía. Y, en vista de la enorme influencia del pen-
escribe que Marx «dijo algunas palabras duras (yen mi opinión samiento de Marx durante bastante más de un siglo, no cuesta
no siempre correctas) acerca de 10 que él pensaba que era la reli- mucho conectar esta difamación decimonónica con el antisemitis-
gión judía» 33. Esta formulación constituye una muestra de falta mo soviético del siglo XX o con el antisemitismo compulsivo que
de honradez apologética para la que no hay excusa. hoy daña incluso a la izquierda no comunista 34.
Pero no se trata aquí de elogiar o acusar, sino de establecer la
verdad y el error, y, en el caso de un pensador dialéctico como
Marx, de si una falsedad flagrante en un punto de su doctrina pue- 9. Ernst Bloch
de dejar de tener consecuencias fatales en otros. En opinión de
¿ Cómo podría afectar a la dialéctica hegeliana de izquierdas
32. The Jewish Questioll, en Early Writings, transo and ed. T. B. Bottomore, un encuentro más genuino y más veraz con la existencia religio-
NewYork 1964,34 (versión cast.: La cuestiónjlldía, Madrid 1997). Este ensa- sajudía? No necesitamos entregarnos a la especulación, pues en-
yo abunda en observaciones que muestran el desconocimiento de Marx sobre contramos un gran ejemplo contemporáneo en Ernst Bloch. La
algunas materias, por ejemplo, el Talmud.
33. ¡bid., prólogo, V. Fromm ataca con razón el uso del ensayo de Marx he- grandeza de este gran pensador reside, en no pequeña medida, en
cho por Dagobert Runes en plena guerra fría al editar el ensayo de Marx (A la simpatía casi inagotable que muestra hacia las diversas moda-
World Without Jews, New York 1959). Pero igualmente reprensible y no menos lidades del pasado, al tiempo que las critica y las transciende. Es-
ideológica es su propia negación absoluta de que Marx fuera antisemita. Que es
sencillamente falso aseverar que «Marx fue un verdadero internacionalista que
ta simpatía, en todo caso, se extiende al judaísmo, y -cosa inau-
no tenía preferencia por ninguna nación y era crítico de todas ellas, sin respetar dita en la filosofía occidental- al judaísmo rabínico tanto como al
jamás los tabúes del sentimiento nacional» (op. cit., p. IVss.), es demostrado bíblico.
cuidadosamente por Edmund Silberner, Was Marx an A nti-Selllite?: Historia Ju- ¿Qué clase de judaísmo brota de la comprensión de Bloch?
daica, 1949,3-52. En verdad, las pruebas aducidas por Silberner hacen virtual-
mente imposible exonerar a Marx de la acusación de antisemitismo. Para Feuerbach y Marx, el Dios judío es un tirano que gobierna
Fromm no es el único propagandista de izquierdas que niega toda mancha a esclavos; para Bloch, es el heraldo de la libertad, y los judíos
antisemita en el pensamiento de Marx. Pero el colmo lo ha alcanzado, con se-
guridad, Harry Pachter cuando escribe: «Marx, siendo descendiente de rabinos, 34. La actitud socialista árabe hacia Israel toma inspiración del ensayo de
no podía ser antisemita, por supuesto ... »; cf. Jewish Righteollsness and Antise- Marx, que existe en traducción árabe. Cf., por ejemplo, A. Dimitri, The Jewish
lIlitislll ofthe Left: Salmagundi (primavera de 1968) 8.
Question and Scientijic Socialislll: AI-Katib (El Cairo, agosto de 1967) .

..
86 La Presencia de Dios en la historia El desafio del laicismo lIIodemo 87

son sus testigos primeros y proféticos. Para Feuerbach y Marx, el tuaría la Jerusalén a la que aspiraba en la Jerusalén fisica. El
Dios del judaísmo es un particularista celoso; para Bloch, tiende final del túnel está a la vista, ciertamente no en Palestina, sino
hacia la universalidad. Para Feuerbach y Marx, nunca deja de ser más bien en Moscú; ubi Lenin, ibi Jerusalem 35.
un reaccionario; para Bloch, es un revolucionario desde el Éxodo
de Egipto. En suma, mientras el judaísmo de Feuerbach y Marx Con estas palabras, escritas durante la Segunda Guerra Mun-
es «egoísmo», el judaísmo de Bloch es mesianismo, y no hay du- dial, pero suscritas explícitamente todavía en 1959 (cuando el an-
da de que, con independencia de la limitaciones de la concepción tisemitismo soviético era evidente para todos excepto para los
de Bloch, está mucho más cerca de la verdad. que no querían darse cuenta), el mesianismo de Bloch, e incluso
Además, el judaísmo de Bloch está próximo a la verdad post- el mesianismo laicista de izquierdas en su totalidad, se revela co-
religiosa que él defiende; tan próximo que sólo hace falta un sim- mo una forma moderna de un fenómeno judío muy antiguo, a sa-
ple giro dialéctico para alcanzarla. El judío religioso sigue rezan- ber, el mesianismo prematuro. Se trata de un fenómeno muy dig-
do por el futuro mesiánico al tiempo que trabaja por él, y sigue no, pues nace del amor a los pobres y oprimidos, y de la espera
dependiendo de una promesa y un mandamiento divinos. Lo que impaciente. Su forma moderna es más respetable que la mayoría
falta es un giro dialéctico que ponga fin a toda oración y a toda de las formas anteriores, pues busca una salvación inequívoca-
obediencia, niegue la alteridad divina y produzca la nueva liber- mente intramundana y está más ligado a todas las naciones y ra-
tad futura. Queda en el judaísmo un conflicto sin resolver entre la zas de lo que haya podido estarlo cualquier forma premoderna.
alteridad divina que inhibe al hombre y la esperanza mesiánica En la época de Hitler y Stalin, no obstante, está claro que este
que promete liberación. Este conflicto desaparecerá en un me- Mesías, como tantos que le han precedido, es falso.
sianismo post-religioso, post-judío, ateo, en el que el judaísmo
es consumado a la vez que reemplazado. Para Feuerbach y Marx, 35. Das Prinzip Hoffillmg, Frankfurt 1959,712,713,711 (versión cast.: El
el Dios judío nunca estuvo vivo. Para Bloch, muere sólo en el principio esperanza, Madrid 1977), Bloch escribe asimismo que «la revolución
umbral de la tierra prometida. económico-social elimina de inmediato la cuestión judía» (p, 711), Y el con-
texto no deja duda acerca de que su opinión es que esto ya ha sucedido en la
Así que no es de extrañar que para Bloch, a diferencia de Unión Soviética, Con todo, es importante mencionar que en 1968 Bloch firmó
Feuerbach y Marx, el pueblo judío sobreviva a la muerte de su un documento que discrepa claramente de sus anteriores opiniones. La «De-
Dios. Los judíos sobreviven a su Dios en Palestina, pues si la claración conjunta de veinte representantes de la izquierda alemana sobre el
Oriente Medio» afirma, entre otras cosas: 1) que los socialistas demócratas de-
«conservación» de otros «pueblos pequeños» es «gratificante» o ben mirar críticamente al bolchevismo; 2) que las esperanzas cifradas en el
incluso «necesaria» desde un «punto de vista ... nacional», tam- «tercer mundo» no deben «degenerar en un retrato simplista en blanco y ne-
bién lo es la del pueblo judío. Le sobreviven en la Diáspora, pues gro .. ,: la inclusión de Israel en un frente capitalista-imperialista simplemente
los «mejores judíos» conservarán su «antigua relación con todo hace violencia a los hechos»; 3) que, después del nazismo, la supervivencia del
pueblo judío ya no puede darse por supuesta: «Si al judaísmo le queda algún
lo que se quiere decir con las palabras 'fin de ... Babilonia' y futuro al que mirar, es gracias a Israel»; 4) que «el deterioro de ... las relaciones
'nuevo mundo'». Entonces, ¿por qué está Bloch seguro, pese a [de Israel] con el Bloque del Este no se debe a Israel»; y 5) que «la izquierda
todo, de que el judaísmo se disolverá y pasará a ser el «compo- perdería su credibilidad en el futuro si, por simpatía unilateral hacia los árabes,
contribuyera a un nuevo Auschwitz» (Jewish Frontier [noviembre de 1968]
nente judío» de una realidad universal y de que el pueblo judío en 8,10.11),
particular podrá tener significado post-religioso sólo si supera su Habida cuenta del hecho de que Bloch, incluso en su obra temprana, enten-
particularidad? Él escribe: día a los judíos como un pueblo vivo, no como un estereotipo ideológico, no es
de extrañar su capacidad para alcanzar, aunque sea tarde, las anteriores conclu-
En nuestra época, la época de la Unión Soviética y del movi- siones, Pero cabe preguntarse cómo haya afectado tal reconocimiento a su in-
miento hacia las Uniones Soviéticas, [Moses Hess] ... ya no si- terpretación mesiánica de las partes «progresistas» del mundo contemporáneo,

L..
88 La Presencia de Dios en la historia El desafio del laicismo moderno 89

10. Muerte de Dios y eclipse de Dios hacía de la respuesta libre a la Presencia divina imperativa una
posibilidad humana. Tal como es experimentada y enseñada en
Pero este nuevo mesianismo prematuro difiere también de to- el judaísmo, la Presencia divina imperativa no reprime la liber-
das las formas antiguas. La diferencia está en el movimiento dia- tad humana, sino que la exalta; y un judío escogido por esa Pre-
léctico por el cual Dios muere difuminándose en la humanidad sencia no gime bajo el peso de la ley, sino que se goza en los
universal y «libre», y los judíos, en otro tiempo testigos escogi- mandamientos 37.
dos, mueren disolviéndose en esa humanidad. El laicista da este Cuando un judío creyente da hoy testimonio de esta posibili-
paso; un judío religioso debe preguntar por qué semejante paso, dad, está reaccionando contra la proclamación de la muerte del
que nunca se dio con anterioridad, debe considerarse una necesi- antiguo Dios. En todo caso suscita dudas sobre la proclamación
dad moderna. No porque la Presencia divina no sea demostrable, de la nueva libertad. Cuando Nietzsche y Marx hicieron sonar sus
pues la nueva fe es tan indemostrable como la antigua. No porque respectivos clarines podían ser creídos. Hoy suenan poco creíbles
la fe antigua se haya convertido en la fe de una minoría, pues ni a todos salvo a los teólogos trasnochados que celebran el mundo
una ni otra fe se defienden apelando a las mayorías. Este movi- laico moderno. Resulta irónico que tales celebraciones coincidan
miento dialéctico se considera necesario porque sólo si el Dios con la extendida renuncia, por parte de laicistas realistas, de sus
que es distinto del hombre ha muerto, puede la libertad humana anteriores expectativas mesiánicas. Y no es accidental que las
ser real. Desde Feuerbach a Bloch y Sartre éste es el tema recu- teologías de la muerte de Dios, que hace sólo unos años se con-
rrente, y desde la reciente teología cristiana de la muerte de Dios sideraban importantísimas, ya estén muertas a su vez.
oímos: En todo caso, no es probable que ningún judío de la época de
Auschwitz -y del antisemitismo persistente a pesar de y debido
Dios ... es el enemigo trascendente de la plenitud y la pasión
a Auschwitz- sitúe sus expectativas mesiánicas en el mundo se-
de la vida del hombre en el mundo, y sólo por la muerte de
cularizado moderno. No se sigue en absoluto, sin embargo, que
Dios puede la humanidad ser liberada de esa represión, que es
el verdadero rector de la historia 36. Auschwitz y todas las demás tragedias y desastres de nuestra
época garanticen por sí solos un «regreso a la religión». Pues,
Sin lugar a dudas, el Dios aquí sometido a ataque es el Dios como se mostrará en el siguiente capítulo, el laicista y el cre-
de Israel o, más exactamente, su Presencia imperativa. Con to- yente habitan un mismo mundo, y hay en esta época esperanza y
do, Él no es ese Dios, sino sólo su caricatura. Hemos visto ha- desesperanza tanto dentro como fuera de él. Buber no desechó la
ce mucho que los rabinos no ignoraban la amenaza de una Pre- expresión «muerte de Dios» como «dicho sensacionalista e in-
competente» 38 para favorecer un fácil optimismo religioso, ha-
sencia imperativa divina. Es más, experimentaron una amenaza
blando por su parte de un eclipse de Dios. Por supuesto, hay es-
mucho más radical que lo que Marx o Nietzsche pudieron so-
peranza en esta imagen, pues un eclipse puede llegar a su fin.
ñar, pues no era una amenaza a la libertad, sino a la vida misma:
Sin embargo, en el que es quizá el último pronunciamiento que
el descenso del primer mandamiento del Sinaí produce, no frus-
escribió sobre la cuestión, Buber termina con una nota de fuerte
tración parcial, sino terror absoluto. Pero precisamente en me-
realismo:
dio de este terror los rabinos experimentaron, con asombro per-
manente, una Gracia que residía en los mandamientos y que
37. ef. supra, 40ss. Sobre esta cuestión, cf. también mis trabajos Tlle Revea-
led Morality ofJudaism and Modern Thought y On the Self-Exposul'e ofFaith to
36. T. T. J. Altizer, The Gospel ofChristian Atheism, Philadelphia 1966,22 the Modem-Secular WOl'ld, en Questfol' Past and Future, 204-228, 278-305.
(versión cast.: El evangelio del ateísmo cristiano, Barcelona 1972). 38. M. Buber, Eclipse ofGod, 91.
90 La Presencia de Dios en la historia 3
En estos últimos años de continua búsqueda y cuestionamien-
La voz imperativa de Auschwitz
to, sacudido una y otra vez por el temblor del momento pre-
sente, mi único progreso es que ahora distingo una revelación
mediante el ocultamiento del rostro, un hablar a través del si-
lencio. El eclipse de Dios puede verse con los propios ojos, y
se verá. En cambio, aquel que hoy no sepa decir más que
«¡Mirad ahí, ya clarea!», ése induce a error 39.

1. La oración del loco

El escritor Elie Wiesel cuenta la historia de un puñado de ju-


díos que estaban reunidos para rezar en una pequeña sinagoga de
la Europa ocupada por los nazis. En medio de la celebración,
irrumpió por la puerta un judío piadoso que estaba un poco loco
-pues todos los judíos piadosos estaban entonces un poco locos-o
En silencio escuchó por un momento cómo ascendían las oracio-
nes. Lentamente dijo: «¡Shhh,judíos! ¡No recéis tan alto! Dios os
va a oír. Y entonces sabrá que quedan aún algunos judíos vivos en
Europa».
Este cuento recuerda otro al que se ha hecho referencia ante-
riormente en este libro. También Friedrich Nietzsche cuenta la
historia de un loco que irrumpe entre un grupo de hombres pro-
nunciando palabras terribles acerca de Dios. Aquí termina, sin
embargo, el parecido. Pues en un cuento hay horror porque Dios
ha muerto; en el otro, porque está vivo. Un loco se dirige a los
asesinos de Dios; el otro a sus víctimas. El primero espera que
mañana algunos hombres sean libres; el segundo teme que ma-
ñana todos los judíos estén muertos. Un abismo se abre entre la
profecía de un Dios muerto y una oración dirigida a un Dios vivo
pero recitada quedamente por miedo a que sea oída.
Sin embargo, todos estos contrastes, por vivos que sean, pa-
lidecen en comparación con otro. El acontecimiento nietzschea-
no de la muerte de Dios puede tener sus ambigüedades. Por
ejemplo, significa la pérdida de viejos tesoros y la ganancia de
otros nuevos, e inspira una mezcla de duelo y celebración. Pe-
ro en un aspecto crucial carece de toda ambigüedad; y esto es
39. P. A. Schilpp-M. Friedman (eds.), Tite Pltilosoplty ofMartin Buber, La
Salle 1967,716. verdad respecto a la propia versión nietzscheana del aconteci-

I _
92 La Presencia de Dios en la historia La voz imperativa deAuschwitz 93

miento, al igual que respecto a las versiones de sus seguidores El de Nietzsche es un relato cristiano, pseudo cristiano o pos-
cristianos de hoy en día. La muerte de Dios ocurre sólo en el cristiano 2, pues en él la espiritualización de la historia es esen-
fuero interno del espíritu, y en ninguna otra parte. Las catástro- cial. Y sin embargo, en la historia en la que Auschwitz es acci-
fes que comporta son catástrofes interiores únicamente; e in- dental Dios está muerto, y en la historia en la que es esencial
cluso las enormes catástrofes exteriores contemporáneas, como está vivo.
Auschwitz e Hiroshima, sólo aparecen, por así decir, por acci- Los dos locos sufren, por tanto, dos tipos de locura comple-
dente. En el relato de Wiesel, por el contrario, Auschwitz no es tamente diferentes. Como hemos visto, el loco de Nietzsche lle-
un accidente. Constituye el centro de ese acontecimiento, y ello ga demasiado tarde para tener a los dioses por compañía y de-
a pesar y debido al hecho de que Dios es parte de él. El de Wie- masiado pronto para ser capaz de soportar la nueva soledad 3; su
sel es un relato judío, pues renuncia a espiritualizar la historia l. locura actual es, por consiguiente, sólo del espíritu, como tam-
bién lo son sus dos corduras: la cordura antigua, ya pasada, que
l. En «The New Optimism - From Prufrock to Ringo», William Hamilton era la compañía de los dioses, y la nueva, futura, que será la so-
adopta una actitud conscientemente projudía cuando se pone del lado de Saul ledad humana. En agudísimo contraste con esto, el loco de Wie-
Bellow frente a T. S. Eliot: «Saul Bellow ha escrito recientemente sobre el final sel se ha aferrado en todo momento a un Dios que es Señor de la
del pesimismo y, significativamente, ha hablado del final de la era de la Tierra
Baldía, el final de los hombres hueros. Moses Herzog, en la novela de Bellow, historia real, incluidos sus acontecimientos externos. La suya
se enfrenta en solitario a todo el pesimismo de moda en la vida intelectual mo- era una cordura que se aferraba a Dios y al mundo y era incapaz
derna. Fustiga a los que te dicen lo bien que le viene a uno el horror; habla de de desconectar uno del otro. Por eso, se torna ahora en una locu-
los 'lugares comunes del discurso de la Tierra Baldía, los burdos estimulantes
mentales de la alienación, la hipocresía y las soflamas de enanos que hablan de
ra inaudita. Pues si la cordura no es sólo del espíritu, sino que es
la inautenticidad y el desamparo'. Acaso el acto más plenamente postmoderno contacto con el mundo (y con Dios en y a través del mundo), en-
y postpesimista que realiza Herzog es su decisión, al final de la novela, de no tonces tal cordura, cuando el mundo es Auschwitz, es destruida
enloquecer, su decisión en favor de la felicidad humana» (p. 159).
Sin embargo, el optimismo de Hamilton es sólo pseudojudío, pues en últi-
por la locura. Y si la locura consiste en la huida del mundo (y ha-
mo término se refiere, no al mundo, sino a una actitud optimista hacia el mun- cia dioses que a su vez han huido del mundo) 4, entonces seme-
do: «No es éste un optimismo de la gracia, sino un optimismo mundano ... Se jante huida, cuando el mundo es el Holocausto nazi, es necesa-
enfrenta a la desesperación, no con la convicción de que Dios puede sacar de ria, si ha de quedar un ápice de cordura. La oración judía no
ella esperanza, sino con la convicción de que las situaciones humanas que la
produjeron pueden ser superadas, trátese de pobreza, discriminación o enfer- puede, sin embargo, alcanzar esta cordura, pues no puede des-
medad mental. Afronta la muerte, no con la esperanza de la inmortalidad, sino
con la confianza humana en que el hombre puede tratar a la muerte amistosa- Eliot no se le opone nada mejor que un «optimismo» no menos espiritualizan-
mente y vivir con ella como con una posibilidad que siempre le acompaña. Creo te. El horror de Auschwilz no «le viene bien a uno»; pero evitarlo por esta ra-
que este nuevo optimismo es a la vez causa y efecto de la experiencia teológica zón no pasa de ser una forma de escapismo ajeno al mundo, por muy alto que
fundamental que hoy llamamos la muerte de Dios» (p. 169). Ambas citas pro- se proclame su mundanidad.
ceden de T. T. J. Altizer-W. Hamilton, Radical Theology and the Death of God, 2. Una identificación más precisa dependerá de si A. Roy Eckhardt tiene ra-
Indianapolis 1966. zón al incluir en su definición del cristianismo las palabras que nosotros pone-
Absorto como está en el conflicto entre el «pesimismo» teológico y el mos en cursiva: «La aceptación, por medio del Espíritu santo, de Jesús como
«optimismo» laico, Hamilton no llega a dar muestras de realismo ante las Mesías significa verlo como aquel que transforma y transformará el mundo»;
sombras del mundo contemporáneo que es tan necesario para un optimismo cf. Elder and YOllllger Brothers, New York 1967, 107.
«mundano» como para un optimismo «de la gracia». ¿Es que cabe meter el 3. Cf. supra, 77s.
Holocausto en el mismo saco que la pobreza, la discriminación o la enferme- 4. El poeta H61derlin lamenta que los dioses hayan huido, refiriéndose a los
dad mental? ¿Cabe «tratar amistosamente» a la muerte en Auschwitz o Hiro- dioses griegos, que no eran nada si no estaban presentes en el mundo, y afir-
shima? En tanto no se planteen cuestiones como éstas, la «decisión de no en- mando la imposibilidad de encontrarlos en el mundo moderno. Heidegger reto-
loquecer» es una decisión superficial, y al «pesimismo» espiritualizante de ma este tema de H61derlin.
La Presencia de Dios en la historia La voz imperativa de Ausc1nvitz 95
94

conectar a Dios del mundo. De ahí que toda oración judía en semitismo «racial» que puede llevar a la idea del genocidio ju-
Auschwitz sea locura. Tal es el terrible cuento, el terrible midrás dío 7. Sin embargo, la contemplación es distinta de la acción. Mu-
del loco de Wiesel. cho antes de Hitler, el crimen fue contemplado 8. Hitler lo ejecu-
tó. y la ejecución estaba tan cuidadosamente planeada, se llevó a
cabo tan implacable y sistemáticamente, que apenas cabe dudar
2. El marco midrásico y el Holocausto que, si hubiera ganado la guerra, no quedaría vivo sobre la tierra
ni un solo hombre, mujer o niño judío.
Este midrás no tiene precedentes, pues el Holocausto nazi no El genocidio nazi del pueblo judío no tiene parangón en la
los tiene en la historia judía antigua, ni en la medieval ni en la historia judía. Ni tampoco se encontrará un precedente, una vez
moderna. Toda la historia está llena de sufrimiento injusto; .pero se hayan hecho con cuidado todas las distinciones necesarias,
esta expresión, cuando se aplica a Auschwitz, es irremedi~ble­ fuera de la historia judía. Hoy tales distinciones son ignoradas
mente inadecuada. Muchos mártires judíos del pasado muneron implacablemente. Se habla violenta e indiscriminadamente de
por su fe; Hitler asesinó a judíos a causa de su «r~za» 5, a c~eyen­ genocidio, y un profesor universitario americano rebasa todos los
tes y no creyentes por igual. Y si bien el antisemitIsmo «raclal» se límites de la decencia cuando compara el campus americano con
remonta a la España medieval (cuando tanto los judíos conversos el campo de exterminio de Auschwitz 9. Pero incluso los casos
como los no convertidos eran perseguidos), también hemos de re- reales de genocidio difieren del Holocausto nazi al menos en dos
conocer que el antisemitismo «racial» es una cosa y la idea mis- aspectos. Pueblos enteros han sido aniquilados por motivos «ra-
ma de genocidio otra. Además, el genocidio nazi de los judíos de cionales» (por horribles que sean) tales como el poder, el territo-
Europa no quedó en el ámbito de las ~eras ideas. El teólo~o ,cris-
tiano J. Coert Rylaarsdam, usando dehberadamente una hlperb.o- 7. La conexión no es meramente teórica. Ciertamente, el antisemitismo «ra-
le para sacudir la conciencia cristiana, afirma q~e ~ara los. cn~­ cial» nazi nunca habría podido surgir a no ser por una larga historia de antise-
tianos sólo ha habido, en general, dos «buenos JUdlOS»: el JU,dlO mitismo «religioso». Además, como era de esperar, el antisemitismo «religioso»
no siempre se mantuvo dentro de los límites marcados por la teoría teológica.
muerto y el cristiano 6. Esto sugiere la conexión entre un antls~­
Así, en 1298, los judíos de la población alemana de R6ttingen fueron acusados
mitismo cristiano que da una oportunidad a los judíos y un antl- de profanar la hostia. La acusación provocó una matanza no sólo de judíos de
esa población, sino también de judíos de otras incontables poblaciones a los que
5. Pongo entre comillas lo de antisemi~ismo «racial» par~ indicar que es só- nadie había acusado siquiera de estar relacionados con el supuesto crimen. Leon
lo pseudorracial, tanto desde el punto de vIsta ~e los p~rsegtndores como de l~s Poliakov escribe: «Lo nuevo de este incidente es que por primera vez todos los
perseguidos. De este último aspecto me ocupare despues. Por lo q~e h~ce al PIl- judíos del país fueron considerados responsables de un crimen imputado a uno
mero, baste decir aquí que mi tesis no es la obviedad d~ qu~ la <~cle~C1a racIal» o a lo sumo a varios judíos. Es muy probable que, como solía ocurrir, la acusa-
que semejante antisemitismo puede invocar es pseudoclencla; ml.tesls es que el ción fuera un pretexto para el pillaje a gran escala. Pero hasta entonces los in-
antisemitismo racial concentra su energía en el hecho de que mientras uno s.e cidentes de esta naturaleza, por numerosos que fueran, se mantenían en cierto
convierte en cristiano por el bautismo, uno se convierte en judío por el nac~­ modo localizados. Este se extendió, y podemos decir en términos modernos
miento y, a diferencia del antisemitismo cristiano, niega que un judío sea redI- que, aparte de los excesos de los cruzados, fue el primer caso de «genocidio»
mible por el bautismo. . . . . judío en la Europa cristiana»; cf. The Histol)J ofAntisemitism 1, New York 1965,
6. «A lo largo de los siglos los cnstlanos han vlVldo en gene~al. con el s~- 100 (versión cast.: Historia del antisemitismo l. De Cristo a los judíos de las
puesto tácito de que un 'buenj~dío' es o unjudío m~er~o o uno cnstlano. Y aSI, cortes, Barcelona 1986).
alternativamente han consentido la muerte de los JudlOs y han rezado por su 8. Cf. especialmente N. Cohn, Warrantfor Genocide, London 1967, obra
conversión ... L~s cristianos, en realidad, nunca han dicho que Dios ama a los que refuta completamente la idea de que la Alemania -y la Europa- anterior a
judíos por lo que ellos son ahora»; cit~do por ,Eckhardt, Elde: and YO~lI1lfer Bro- Hitler es inocente de toda conexión con Auschwitz.
thers, 171. Eckhardt no da la referenCia del numero de la revIsta ChnstlOn Cen- 9. Jerry Farber, en un artículo titulado The Student as Nigge/'. Este artículo
tllly en que apareció originalmente el artículo de Rylaarsdam. fue ampliamente reproducido en periódicos estudiantiles de toda Norteamérica.
96 La Presencia de Dios en la historia La voz imperativa de Auschwitz 97

rio, la riqueza y en todos los casos el provecho propio, sea pre- güedad, los judíos europeos, en algún momento a mediados del
sunto o real. El asesinato nazi del pueblo judío no servía a ningún siglo XIX, ofi'ecieron un sacrificio humano por el mero y mínimo
fin semejante. A menudo se hicieron esfuerzos increíbles para compromiso con la fe judía de educar a sus hijos en el judaísmo.
dar caza a un solo judío; AdolfEichmann no quería parar los tre- Pero, a diferencia de Abrahán, no supieron lo que estaban ha-
nes de la muerte ni siquiera cuando la guerra ya estaba práctica- ciendo, ni hubo luego indulto ll.
mente perdida y algunos nazis menos «sinceros» pensaron en pa- El régimen de Hitler tenía un instituto de «investigación»' so-
rarlos en un esfuerzo por aplacar a los victoriosos aliados. El bre la «cuestión judía» 12 que enrolaba a expertos y los dedicaba
asesinato nazi de judíos fue un proyecto «ideológico»; era la ani- a la tarea de comprender completamente a los judíos y al judaís-
quilación por la aniquilación, el asesinado por el asesinato, el mal mo para así ser capaces de destruirlos completamente. Pregunta-
porque sí. ¿Dónde se podrá encontrar, entre todos los criminales, mos: ¿no habrá tenido éxito en una parte de su objetivo, aunque
el equivalente de Eichmann, quien, con el Tercer Reich reducido fi'acasara en la otra? Hitler no logró matar a todos los judíos,
a ruinas y cenizas, declaró que saltaría riendo a su tumba, pues pues perdió la guerra. ¿Ha logrado destruir lafejudía de los que
había enviado a la muerte a millones de judíos? 10. escapamos?
Todavía más incontestablemente única que el crimen mismo Apenas osamos formular tan espantosa pregunta. Y sin em-
es la situación de las víctimas. Los albigenses murieron por su fe, bargo la pregunta se nos impone. Los judíos europeos de media-
creyendo hasta la muerte que Dios necesitaba mártires. Cristia- dos del XIX ignoraban el efecto que sobre sus descendientes re-
nos negros han sido asesinados a causa de su raza, pero encon- motos tendría su acción de mantenerse fieles al judaísmo y tener
trando consuelo en su fe. El millón largo de niños judíos asesina- hijos judíos. ¿Y si lo hubieran sabido? ¿Podrían haberse mante-
dos en el Holocausto nazi no murieron ni por su fe, ni a pesar de nido fieles entonces? ¿Deberían? ¿Y qué hay de nosotros, que
su fe, ni por razones desligadas de la fe judía. Dado que la ley na- conocemos las consecuencias, cuando consideramos la posibili-
zi definía como judío a quien tuviera un abuelo judío, fueron ase- dad de un segundo Auschwitz dentro de tres generaciones ... ?
sinados a causa de la fe judía de sus bisabuelos. Si estos bisabue- (¿Qué preferiríamos que fuesen nuestros bisnietos: víctimas u
los hubieran abandonado la fe judía y no hubieran educado a sus observadores y ejecutores?) Pero si nosotros dejáramos de ser ju-
hijos en el judaísmo, entonces sus descendientes de la cuarta ge- díos (y dejáramos de educar a nuestros hijos en el judaísmo),
neración podrían haber estado entre los criminales nazis; no ha- abandonaríamos nuestro puesto milenario como testigos de Dios
brían estado entre sus víctimas judías. Como Abrahán en la anti- en la historia.
En vista de las terribles cuestiones que se suscitan, no es de ex-
10. Me he ocupado más extensamente de la singularidad del Holocausto na-
zi en Jewish Faith and the Holocaust: Commentary (1967); cf. también Quest
trañar que hasta hace unos pocos años el pensamiento teológico
for Past and Future, 17ss. Me siento obligado a subrayar una vez más que afir- judío haya guardado un silencio casi total sobre el tema del Holo-
mo únicamente que el genocidio nazi de los judíos europeos es único, no que causto. Un cuestionario reciente ni siquiera 10 incluye entre las
sea un crimen mayor o más trágico que todos los demás. Así, por ejemplo, el preguntas, y pocos de los que contestaron se refieren a él en sus
destino de los gitanos a manos de los nazis (también un proyecto «ideológico»)
es, al menos en un sentido, más trágico, pues nadie se toma la molestia de re-
cordarlos. Pero incluso este ejemplo de genocidio, aunque sea asimismo un pro- 11. He tomado el parágrafo precedente casi literalmente del artículo citado
ducto de la ideología nazi, difiere pese a todo del genocidio nazi de los judíos en la nota 1O. Lo que se dice en este pasaje es crucial, y soy incapaz ahora de
europeos, pues los nazis no dirigieron contra los gitanos una propaganda carga- expresarlo mejor.
da de odio que fuera comparable. ¿De dónde este odio injustificado, infinito, di- 12. Pongo entre comillas lo de «cuestión o problema judío» para indicar
rigido indiscriminadamente contra adultos y niños, santos y pecadores, y tan que esa cuestión o problema es creado por el antisemitismo y no existe donde
implacablemente llevado a la acción? no hay antisemitismo.
98 La Presencia de Dios en la historia La voz imperativa de Auschwitz 99

respuestas 13. ¿Se trata tan sólo de cobardía? Tal es la opinión de Vuelvo a la resonancia de estas palabras cada vez que vuelvo a
un teólogo judío «radical», que afirma que «los hechos están a la caer en la cuenta de que nunca lograremos que entiendan el
vista», que las «opciones» teológicas tradicionales son nítidas y ob- hurban -la catástrofe judía de nuestro tiempo- quienes vivan
vias y «no aumentarán mágicamente con el paso del tiempo», y después de nosotros. Los innumerables documentos que debe-
que la conclusión está clara: el marco midrásico ha sido destroza- mos a la incansable burocracia de los exterminadores, los nu-
merosos relatos de testigos que escaparon milagrosamente, los
do para siempre por Auschwitz; el Dios de la historia ha muerto 14.
diarios, crónicas y fichas ... todos estos millones de palabras
Pero ¿no podría ser un justificado temor y temblor y un aplas-
me recuerdan que «aunque todo el firmamento ... » 16
tante sentido de la más imponente responsabilidad hacia cuatro
mil años de fe judía lo que ha mantenido al pensamiento teológi- Está claro que el largo silencio teológico era necesario. Inclu-
co judío, como a Job, en un estado de silencio y lo que hace que so ahora sería lo mejor, si no fuera porque se ha hecho ya intole-
nos neguemos a precipitarnos allí donde los ángeles temen pisar, rable y el tiempo del silencio teológico ha pasado para siempre.
ahora que el hablar se ha hecho inevitable? Nuestro crítico, que Comenzar a hablar equivale a cuestionar radicalmente algunas
con razón afirma que «sigue siendo emocionalmente imposible doctrinas midrásicas consagradas; y, de éstas, una resulta des-
para la mayor parte de los judíos habérselas ... con el trauma de truida inmediatamente. Como hemos visto, incluso los rabinos
Auschwitz», se apresura a atribuir el silencio de otros a un meca- antiguos se vieron forzados a dejar en suspenso el bíblico «por
nismo de defensa que les hace negar que Auschwitz haya sucedi- nuestros pecados somos castigados», quizá no en respuesta a la
do 15. Pero ¿cómo garantiza él su propia capacidad para afrontar destrucción del Templo por Tito, sino en respuesta a la paganiza-
el trauma y cómo evita el miedo de que algún otro mecanismo ción de Israel por Adriano 17. Por nuestra parte, nosotros no po-
pueda llevarle a pronunciar palabras que nunca debieron haberse demos negar la doctrina bíblica porque, al igual que los rabinos,
dicho? No necesitamos ir más allá de la estridente afirmación reconocemos nuestra condición de pecadores; pero, por otro la-
«los hechos están a la vista». ¿Estarán todos los hechos alguna do, hemos de dejarla en suspenso pues, por más vueltas que le
vez a la vista? Y, de ser así, ¿qué son los hechos con independen- demos a esta doctrina, como respuesta a Auschwitz se vuelve un
cia de la interpretación? ¿Estadísticas? El novelista Manes Sper- absurdo e incluso un sacrilegio. ¿Se ha de dar a «pecado» ya «re-
ber, un superviviente, escribe: tribución» una connotación individual? ¡Qué idea tan sacrílega,
«Aunque todo el firmamento estuviera hecho de pergamino, to- siendo así que entre las víctimas de los nazis hubo más de un mi-
dos los árboles fueran plumas, todos los mares tinta, y aunque llón de niños! ¿Hemos de darles una connotación colectiva? ¡Qué
todos los habitantes de la tierra fueran escribas y escribieran día idea tan espantosa si se tiene en cuenta que no fueron nuestras
y noche, nunca lograrían describir la grandeza y el esplendor comunidades judías occidentales, agnósticas, descreídas y ricas
del Creador del universo». Cincuenta años me separan del niño las que fueron golpeadas más cruelmente, sino las más pobres,
que aprendió a recitar estas líneas iniciales de un largo poema más piadosas y más llenas de fe! Y cuando en medio de este tor-
arameo que ha sido transmitido, junto con el comentario oral
mento acudimos, como a un último recurso, a la doctrina tradi-
inalterable que lo acompaña, de generación en generación.
cional de que todos los israelitas de todas las generaciones son
respons~bles los unos por los otros, seguimos quedando estupe-
13. Cf. The Sfate 01 Jewish Belief A Symposium: Commentary (agosto de
1966) 71-160; reimpreso como The Condifion 01Jewish BelieJ, New~or~ 196~. factos, pues ni uno solo de aquellos seis millones murieron por-
14. Cf. R. L. Rubenstein, HOllleland and Holocausf, en The RehglOus S/-
tuafion 1968, Boston 1968, 110. 16 .... than a Tear in fhe Sea, NewYork 1967, p. viL
15. ¡bid., 57. 17. Cf. supra, 52s.
100 La Presencia de Dios en la historia La voz imperativa deAusclnvitz

que no hubieran mantenido la alianza entre Dios y los judíos: Con todo, nos oponemos a la respuesta negativa, y ello porque
murieron porque sus bisabuelos la mantuvieron, aunque sólo fue- nos oponemos a consentir que Hitler dicte los términos de nues-
ra a través de la educación de sus hijos en el judaísmo. He aquí el tra vida religiosa. Si no se da el martirio, sí puede darse una fe
punto en el que alcanzamos un absurdo religioso radical. He aquí que se le parezca cuando un hombre no tiene elección entre la vi-
la roca contra la que la doctrina «por nuestros pecados somos da y la muerte, sino sólo entre la fe y la desesperación.
castigados» naufraga por completo. Pero los judíos en Auschwitz ¿pudieron elegir la fe hasta la
¿Murieron los judíos en Auschwitz, entonces, debido a los pe- muerte, y de hecho la eligieron? Allí no se ahorraron esfuerzos
cados de otros? El hecho es evidente, sin duda, y cada vez hay para destruir la fe cuando ésta había existido. Torquemada des-
más pruebas de que esos otros no fueron únicamente, en modo truía los cuerpos para así salvar las almas. Eichmann procuró
alguno, los asesinos nazis 18. Lo que está en juego, sin embargo, destruir las almas antes de destruir los cuerpos. A lo largo de los
es si se puede hallar un sentido religioso en este hecho; si pode- siglos los judíos piadosos han muerto diciendo el Shemá Israel
mos nosotros, como incontables generaciones antes de nosotros, -«Escucha, Israel, el Señor nuestro Dios, el Señor es único» (Dt
recurrir a la idea de martirio. 6,4)-. La máquina nazi de asesinar estaba diseñada expresamen-
Ya hemos hecho referencia al sacrificio de Isaac por Abrahán. te para ahogar este Shemá Israel en los labios judíos antes de ase-
El midrás (que, como la Biblia misma, aborrece el sacrificio hu- sinar a los judíos mismos. Auschwitz fue el intento supremo, el
mano) transfigura la historia en sentido martirial. Isaac no era un más diabólico que se haya hecho nunca, de asesinar la condición
niño, sino un hombre adulto de treinta y siete años, y no era una misma de mártir y, si esto no era posible, de privar de su dignidad
víctima forzada sino un mártir voluntario -por Kiddush Hashem,
a toda muerte, incluida la del mártir.
la santificación del Nombre divino-. Esta interpretación midrási-
Hitler y Eichmann obtuvieron sus victorias. El museo de un
ca continuó viva en la conciencia religiosa judía y durante las
kibbutz israelí de supervivientes de campos de concentración 21
Cruzadas sostuvo a incontables mártires 19.
demuestra que, dados el poder, la determinación, la maquinaria y
Pero ¿puede sostener la conciencia religiosa judía después de
la astucia diabólica necesarios, es posible asesinar a una nación de
Auschwitz? 20. Cuando durante la Cruzada las turbas cayeron so-
héroes. Por desgracia, sería posible mostrar que, dados estos ins-
bre los judíos de las ciudades renanas de Worms y Maguncia (en
1096), les dejaron, en teoría si es que no en la práctica, la elección trumentos, es posible degradar y deshumanizar una comunidad de
entre la muerte y la conversión, haciendo posible de este modo santos. Un buen cristiano sugiere que quizá Auschwitz fue un re-
que escogieran el martirio. En Auschwitz, en cambio, no había cordatorio divino de los sufrimientos de Cristo 22 • ¿No debería, en
elección; jóvenes y viejos, creyentes y descreídos fueron asesina- vez de eso, preguntar si su mismo Maestro, caso de haber estado
dos indiscriminadamente. ¿Puede haber mártires donde no hay presente en Auschwitz, habría podido resistir la degradación y la
elección? deshumanización? ¿Qué son los sufrimientos de la Cruz compa-
rados con los de una madre cuyo hijo es asesinado al son de las ri-
18. Cf. el trabajo de A. D. Morse, While Six Millian Died, NewYork 1967.
19. Para este midrás y su uso medieval cf. S. Spiegel, The Last Trial, New 21. Kibbutz Lallall/ay Ha-getaat.
York 1967. Spiegel muestra el elemento de protesta entre los cronistas medie- 22. En el artículo citado en la nota 10, ya he caracterizado este intento de
vales, que destaca sobre todo porque, mientras Isaac fue indultado, nD hubo in- encontrar un propósito en Auschwitz como el reflejo de (<una conmovedora sen-
dulto para los múltiples Isaacs durante las Cruzadas. sación de desesperación y un increíble desliz en materia teológica». Dado que
20. Decimos «después de», no «en» Auschwitz, pues en último término el pasaje que estoy criticando era parte de un sermón que no fue publicado, si-
cualquier opinión acerca de lo que fue o no fue religiosamente posible en Ausch- no sólo mimeografiado y distribuido privadamente, me siento obligado a silen-
witz sólo es permisible, si acaso, para un superviviente actual.
¡ ciar el nombre, bien conocido, de su autor.

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102 La Presencia de Dios en la historia La voz imperativa de Ausclnvitz 103

sas O al de los acordes de un vals vienés? Esta pregunta puede so- tenciales? Después de Auschwitz, ¿no se ve hasta el judío más
nar sacrílega a oídos cristianos. Sin embargo, no nos atrevemos a santo empujado a la conclusión implacable de que tiene la obli-
eludirla, pues -tanto cristianos como judíos- debemos preguntar: gación moral para con los antisemitas del mundo de no animarlos
¿en Auschwitz fue la fosa, después de todo, la que obtuvo la vic- con su propia debilidad? Tal es, al menos, la opinión de un nove-
toria o, peor aún que la fosa, triunfó el demonio mismo? lista, superviviente él mismo, que afirma que el levantamiento
Pese a todo, seguimos insistiendo, y 10 hacemos con conoci- del gueto de Varsovia y el juicio a Eichmann han puesto fin a «la
miento de causa, en que hubo judíos piadosos que sí murieron época milenaria en que los judíos santificaban a Dios y se santi-
con fidelidad, sin que su fe se viera afectada o mancillada por to- ficaban a sí mismos sometiéndose a una muerte violenta» 26.
do aquel sadismo y aquel horror 23. Y aun con todo, la exaltación
judía -ya que no cristiana- 24 del martirio se ha visto radicalmen- 26. M. Sperber, ... than a Tear in the Sea, p. xiv. No puedo por menos de ci-
te conmovida, tal vez para siempre. El Abrahán midrásico porfia tar este notable pasaje entero: «El genocidio, cualquiera que sea su extensión,
nunca triunfa por completo. El perpetrado por los nazis fracasó más que ningún
con Dios después de que el juicio haya terminado y exige cono-
otro, pues proporcionó las principales ra~ones para la creación del Estado de Is-
cer su propósito; y se le dice que las naciones idólatras, no el rael. Animados por el modo como Hitler había practicado el genocidio sin en-
mismo Dios, habían estado necesitadas de su testimonio 25. Los contrar resistencia, los árabes cayeron como una ola sobre la incipiente nación
mártires de Worms y Maguncia recordaron este midrás al ver a israelí para exterminarla y hacerse sus herederos inmediatos. Los líderes mili-
tares y políticos de los estados árabes, junto con el minish'o de exteriores Bevin
sus hijos asesinados ante sus mismos ojos o, peor aún, cuando y sus consejeros del Colonial Office, no comprendieron que la época milenaria
ellos mismos pusieron sus manos sobre ellos; sin embargo, segu- en que los judíos santificaban el nombre de Dios y se santificaban a sí mismos
ro que también ellos hubieron de preguntarse si el asesinato y la sometiéndose a una muerte violenta acababa de terminal' con el levantamiento
del gueto de Varsovia. Con esta experiencia conclusiva de los judíos europeos
idolatría habían disminuido desde los tiempos de Abrahán, y si se
también se acabó la ilusión de que podían contar con otros hombres que los de-
ganaba algo con nuevos mártires judíos. Después de Auschwitz, fendieran. Los ejércitos árabes fueron destrozados y arrojados más allá de las
sin embargo, la nuestra es una pregunta mucho peor. A uno le fronteras por hombres que, yendo a la batalla sin pensar en la retirada, preten-
gustaría creer que el espanto del Holocausto ha hecho imposible dían asimismo vengar a un pueblo asesinado y no enterrado, del que ellos eran
hermanos, hijos y sobrinos. Pretendían enseñar al mundo que la larga tempo-
un nuevo Holocausto en cualquier lugar. ¿No es la verdad lisa y rada de caza se había acabado para siempre, y que ya no se podía matar judíos
llana más bien ésta: que un nuevo Holocausto se ha vuelto más fácilmente o con impunidad. Por supuesto, los soldados de este nuevo ejército
probable, no menos, por el hecho de haberse dado el primero? De judío, sionistas en su mayoría, luchaban por la tierra que su trabajo había redi-
hecho, hay muy pocos signos del arrepentimiento radical que es mido, por los pueblos, ciudades y kibbutzim que habían creado de la nada, y por
las vidas de todos ellos. Pero luchaban sobre todo -en particular desde 1945 y
lo único que podría librar al mundo de la sombra de Hitler. después de la primavera de 1948- para librar a su pueblo de una degradación
Si tal es la verdad lisa y llana, ¿no es, después de Auschwitz, que amenazaba con animar a los exterminadores, a sus hijos y a sus nietos, así
toda disponibilidad judía a sufrir el martirio, en vez de una inspi- como a sus innumerables cómplices silenciosos por todo el mundo.
Pues el mayor favor que se puede hacer a gentes tentadas por el antisemitis-
ración para santos potenciales, un estímulo para criminales po- mo agresivo es hacer que el crimen que éste inspira sea peligroso para los pro-
pios instigadores y ejecutores. Entre 1933 y 1945, el mundo entero proporcionó
23. Hubo también judíos laicistas que murieron con fidelidad judía; pero no a Hitler -que al principio procedía sólo paso a paso- pruebas de que podía em-
nos estamos ocupando ahora del laicismo judío. prender cualquier cosa que quisiera contra los judíos, sin temer nada más que
24. Cf. nota 25. protestas verbales nunca seguidas por la más mínima represalia. Por eso el rap-
25. Esto conh'asta con Temor y temblor de Soren Kierkegaard, en el que to de Eichmann por agentes del Estado de Israel y su juicio en Jerusalén son su-
Dios necesita tener el testimonio de Abrahán y Abrahán necesita darlo. Si el re- cesos de la mayor importancia» (pp. xiii-xiv).
curso cristiano (como el judío) al martirio se ve decisivamente afectado por Las diez páginas escasas de las que forma parte este pasaje fueron escritas
Auschwitz depende de si la eficacia mundana, por remota o improbable que en 1964; Sperber afirma que le llevó semanas escribirlas «escapando una y otra
sea, es parte de su significado, pese a la opinión contraria de Kierkegaard. vez de las sombras del pasado cuya memoria amenaza el presente» (p. xvi).
104 La Presencia de Dios en la historia La voz imperativa de Auschwitz 105

Pasemos ahora a midrases de protesta. Hay una clase de fe de Auschwitz no hubo regreso. Por esta razón, mientras en el mi-
que aceptará todas las cosas y renunciará a toda protesta. Hay drás Dios sólo es «por así decir» impotente, Wiesello contempla
también una clase de protesta que ha desesperado de la fe. En el en La noche en el rostro de un niño colgado de la horca.
judaísmo siempre ha existido la protesta que se mantiene dentro
Un día al volver del trabajo vimos tres horcas levantadas en la
de la esfera de la fe. Abrahán porfía con Dios. Lo mismo hacen explanada, tres cuervos negros. Se pasa lista. Los SS alrededor
Jeremías y Job. Y 10 mismo hace, en época moderna, el rabino ja- de nosotros, las metralletas apuntando: la ceremonia tradicio-
sídico Leví Isaac de Berdiczev. En una ocasión interrumpió el nal. Tres víctimas encadenadas ... y uno de ellos, el pequeño
servicio sagrado de Yom Kippur para protestar porque, mientras criado, el ángel de los ojos tristes.
los reyes de carne y hueso protegían a sus pueblos, Israel no es- Los SS parecían más preocupados, más inquietos que de cos-
taba protegido por su Rey del cielo. Sin embargo, tras haber he- tumbre. Colgar a un chiquillo ante miles de espectadores no
cho esta protesta recitó el Kaddish, que comienza con estas pala- era cualquier cosa. El jefe del campo leyó la sentencia. Todos
bras: «Alabado y santificado sea el nombre de Dios por todo el los ojos estaban fijos en el niño. Estaba lívido, casi tranquilo,
mordiéndose los labios. La sombra de la horca caía sobre él. ..
mundo ... ».
Los tres condenados subieron a la vez sobre sus sillas. Los
¿Puede hoy la protesta judía permanecer en el ámbito de la fe? tres cuellos fueron introducidos al mismo tiempo en los nudos
Jeremías protestaba contra la prosperidad de los malvados; noso- corredizos.
tros protestamos contra la matanza de inocentes. A Job los hijos -¡Viva la libertad!- gritaron los dos adultos.
le fueron restituidos; que los niños de Auschwitz sean restituidos El pequeño callaba.
es una creencia a la que no nos atrevemos a recurrir en nuestra -¿Dónde está Dios? ¿Dónde está?- preguntó alguien detrás
búsqueda de consuelo. Job protesta por sí mismo y dentro de la de mí.
esfera de la fe; nosotros protestamos por otros, y sobre todo por A una señal del jefe del campo las tres sillas se volcaron ...
los que no quisieron o no pudieron estar o permanecer en la es- Oí una voz dentro de mí que le contestaba:
-¿Que dónde está? Está aquí, colgado de esta horca ... 29
fera de la fe judía y, sin embargo, fueron asesinados a causa de
ella. Por fidelidad a las víctimas hemos de rechazar el consuelo;
Jugarse hoy todo a la carta de la impotencia divina sería, por
y por fidelidad al judaísmo debemos rechazar desconectar a Dios
tanto, entenderla radical y literalmente. Dios sun'e impotencia li-
del Holocausto. De este modo, la protesta amenaza en nuestro ca- teral y radical, es decir, muerte real; y cualquier poder divino re-
so con subir de grado hasta provocar un conflicto completamen- sucitado se manifestará no tanto dentro de la historia como más
te destructivo entre la fe del pasado y la fidelidad al presente. allá de ella. Un judío, en suma, tendría que convertirse en cristia-
Rehuyendo este conflicto, buscamos refugio en los midrases no. Pero (como se verá) 30 nunca en los dos mil años de confron-
de la impotencia divina. Sin embargo, también aquí parece ame- taciónjudeocristiana ha sido tan poco posible para un judío aban-
nazarnos la ruina. En el midrás, el temor de Dios todavía existe donar su condición judía o su judaísmo y abrazar el cristianismo.
entre las naciones e Israel sobrevive, aunque impotente y disper-
so entre ellas 27. En la Europa nazi, en cambio, el temor de Dios 29. E. Wiesel, Night, NewYork 1961,78 (versión cast.: La noche, el alba,
había muerto, y los judíos eran cazados sin piedad ni esclúpulos. el día, Barcelona 1986).
30. Pero sólo breve e indirectamente, pues las relaciones judeo-cristianas
En el midrás, Dios va al exilio con su pueblo y regresa con ellos 28;
tras el Holocausto no forman parte del tema de este ensayo; cf. el artículo cita-
do en nota 10. Me limitaré aquí a expresar mi convicción de que el Holocausto
27. Cf. supra, 56. exige una nueva dimensión en las relaciones judeo-cristianas, que no puede ser
28. Cf. supra, 55. alcanzada en tanto no se afi'onte este tema.
106 La Presencia de Dios en la historia La voz imperativa deAuschwitz 107

La fe judía parece, de este modo, no encontrar refugio en los el séder de Pascua, han revivido siempre la salvación en el Mar
midrases de la impotencia divina, ni en el espiritualismo ajeno al Rojo. Este acontecimiento siguió siendo real para ellos porque el
mundo, ni en el poder redentor del martirio y, sobre todo, tampo- que una vez salvó seguía salvando 35. Y esta última afirmación
co en la opinión de que Auschwitz es un castigo por los pecados podía seguir haciéndose, incluso en tiempos de catástrofe, por-
de Israel. A menos que el Dios de la historia haya de ser abando- que la salvación divina seguía presente en forma de esperanza.
nado, sólo queda una oración dirigida al Poder divino, pero dicha Pero ¿y si nuestro presente careciera de esperanza? La catástro-
en voz baja, no vaya a ser oída. fe sin precedentes del Holocausto nos revela ahora que el eclip-
Todavía queda un refugio por explorar. Rabí Aquiba enseñó se de Dios sigue siendo una posibilidad religiosa dentro del ju-
una vez que Dios, en cierto modo impotente, comparte el exilio daísmo sólo si ese eclipse no es total. Si todo acceso presente al
de Israel. Se recordará que Rabí Eliezer respondía de modo dife- Dios de la historia se ha perdido por completo, el mismo Dios de
rente a la destrucción del segundo Templo y a la paganización de la historia se ha perdido 36.
Jerusalén. Las puertas de la oración estaban cerradas, y sólo las Esta conclusión nos deja cara a cara con la horrible posibili-
de las lágrimas estaban aún abiertas. Israel estaba separado de su dad mencionada al comienzo: que Hitler haya logrado asesinar,
Padre del cielo como por un muro de hierro 31. Dios ya no esta- no sólo a un tercio de la población judía, sino también a la fe ju-
ba presente en la historia. ¿Estuvo Dios ausente en Auschwitz? día. Sólo parece quedar una única respuesta, el grito de la total
¿Está eclipsado incluso ahora? ¿Pueden los judíos piadosos rezar desesperación: «no hay juicio ni hay juez».
en voz tan alta como gusten, ya que Dios no puede oírles o no
escucha?
Hemos visto que la imagen buberiana del eclipse de Dios 3. El laicismo judío y el Holocausto
puede sostener la fe judía en su confrontación con el secularis-
mo moderno 32. Ahora resulta, sin embargo, que esta imagen no Esta conclusión ha sido alcanzada hace mucho tiempo por el
nos sostiene en nuestra confrontación con el holocausto nazi. laicismo judío, si bien por razones completamente diferentes y
¿Cómo pudo Rabí Eliezer continuar rezando cuando las puertas con un efecto completamente distinto.
de la oración se cerraron? Porque la Presencia divina siguió El laicismo judío siempre ha sido una posibilidad desde la
siendo objeto de esperanza, y porque por esta razón fue posible época de la Ilustración, y su vitalidad se ha visto confirmada en
que las experiencias radicales del pasado continuaran siendo re- nuestro tiempo del modo más dramático posible por la fundación
vividas. Para el héroe de Las puertas del bosque de Wiesel, en de un Estado judío laico. Hoy debemos preguntarnos si no será
cambio, un mesías que puede venir y sin embargo no vino a ahora el laicismo el destino común de todos los judíos que per-
Auschwitz se ha convertido en una imposibilidad 33, y tal impo- sisten en su condición de tales. Con todo, veremos que, si los
sibilidad, si fuera total y absoluta 3\ tendría consecuencias de- campos de concentración amenazan la fe judía, amenazan no me-
vastadoras. Un eclipse divino que fuera total en el presente lo nos a cualquier laicismo que quisiera ocupar su lugar. Toda fe re-
cercenaría del pasado y del futuro. Los judíos piadosos, durante ligiosa está en crisis en nuestro tiempo. El judío que se enfrenta a
Auschwitz y reafirma su condición de judío descubre que toda
31. ef. supra, 54ss. forma de laicismo moderno está igualmente en crisis.
32. ef. supra, 75 y 89.
33. The Gafes ofthe Forest, NewYork 1966,225 (versión cast.: Las puertas 35. ef. supra, cap. 1, nota 13.
del bosque, Madrid 1971). 36. Buber mismo ve esto con la mayor claridad. ef. el importante pasaje ci-
34. Para la posición de Wiesel sobre esta cuestión, cf. infra, 117s. tado al final del capítulo precedente.
108 La Presencia de Dios en la historia La voz imperativa deAuschwitz 109

Hemos considerado previamente los fundamentos racionales propiamente dichos, que se definen como una nacionalidad co-
del laicismo. Debemos indagar ahora las razones de su atractivo mo las demás. Pero es cierto sobre todo respecto a los judíos
para los judíos modemos. El laicismo al que hemos denominado sionistas que, al embarcarse en una empresa sumamente anor-
reduccionismo subjetivista disipa todos los dioses, destruye todo mal como es la restauración de una nación después de dos mil
significado excepto el que es creación humana y priva a la exis- años, se comprometen con el objetivo de convertirse en una na-
tencia judía de su peculiaridad milenaria. ¿Por qué habían de de- ción como las demás. Los asimilacionistas han deseado en todo
sear los judíos aceptar semejante credo, en lugar de verse racio- momento resolver el presunto «problema judío» 39 disolviendo
nalmente compelidos a ello? la existencia judía; los laicistas, privándola de su peculiaridad
El reduccionismo subjetivista tiene un atractivo general. Para milenaria.
el piadoso una vida sin Absolutos puede carecer de sentido y de No podemos adivinar lo que habría sido de este moderno
objeto. Para el laicista tal vida es una vida de libertad. Para el cre- impulso judío laicista o cuasilaicista, que buscaba la normali-
yente la Presencia divina exalta al hombre porque ofrece a la vi- dad, si el Holocausto nazi no hubiera tenido lugar. Debemos,
da un punto de referencia. Para el laicista parece tiranizarlo, pues sin embargo, aceptar el hecho de que si la normalidad hubiera
asfixia el pluralismo natural de la vida. La vida de la fe es anor- seguido siendo el objetivo principal, la respuesta judía al Holo-
mal, y la superación de la fe lleva a la normalidad humana. Tal es causto habría sido exactamente la contraria de la que de hecho
el credo de la ciudad secular 37. se dio y se sigue dando. Durante doce largos años los judíos ha-
Para los judíos modernos este credo siempre ha tenido una bían sido objeto de un odio tan infundado como implacable.
atracción especial, debido a la apariencia de «normalidad» que Durante doce largos años se había hecho fuerte en el corazón de
lleva consigo. El judío modemo se ha hecho moderno en virtud Europa un poder para el que la muerte de cada hombre, mujer o
de la Emancipación y ésta ha consistido en un proceso de «nor- niño judío era el único principio inconmovible. Durante doce
malización». Puede que en muchos casos los gentiles que la largos años el mundo no había opuesto a este principio otro
otorgaban hayan tenido en mente los intereses del pueblo ju- principio propio igualmente inconmovible. Sería de esperar que
dío 38; los judíos que la aceptaban deseaban normalizar a su pue- cualquier judío de entonces o de ahora que hiciera de la norma-
blo aun cuando estuvieran determinados a perpetuarlo; y no es lidad su meta suprema huyera desolado de esta condición sin-
de extrañar, tras tantos siglos de discriminación y persecución gular. Sin embargo, lo que de hecho ha sucedido es que tanto
religiosa. los judíos laicistas como los religiosos han respondido con una
Ni es de extrañar, a la vista de todos esos siglos, que la «nor- reafirmación tal de su existencia judía, que ningún científico
malidad judía» a menudo no haya sido un objetivo limitado, si- social la habría predicho, aun cuando el Holocausto no hubiera
no el objetivo último. Esto es cierto respecto a muchos judíos ocurrido. La teología judía no sabe todavía cómo responder a
«religiosos» que se describen a sí mismos como judíos por «de- Auschwitz. Los judíos mismos -ricos y pobres, cultos e igno-
nominación» y británicos, franceses o estadounidenses por «na- rantes, creyentes y laicistas- han respondido de algún modo en
cionalidad». Y es más cierto aún respecto a los judíos «laicistas» todo momento.
Sin duda, los científicos sociales tienen preparadas sus res-
37. Haber captado el talante de este credo es el mayor logro del libro de H. puestas. La persecución endurece la resistencia. La humillación
Cox, rile Secular CUy, NewYork 1965 (versión cast.: La ciudad secular, Bar- hace que nos enorgullezcamos de lealtades medio olvidadas. Los
celona 1973).
38. Kant esperaba la «eutanasia» del judaísmo. Sus intenciones eran en
aquel momento benevolentes; pero hoy la sola expresión es intolerable. 39. Cf. supra, nota 12.
110 La Presencia de Dios en la historia La voz imperativa deAuschwitz 111

propios rabinos antiguos sugieren que Israel medra en la perse- El laicista judío no puede escapar a esta contradicción; o, me-
cución. Tales son las explicaciones normales, y en épocas nor- jor dicho, sólo podría escapar o fingiendo que el Holocausto na-
males bien pueden tener razón. zi no se ha producido, o rehuyendo su condición de judío. Tiene
Nuestra época, sin embargo, no es una época normal. Un ju- razón, por tanto, Will Herberg al afirmar que en nuestro tiempo
dío en Auschwitz no era un espécimen de la clase «víctima del el laicismo judío se ha vuelto ilógico; y que, por la lógica de su
prejuicio» o incluso «víctima del genocidio». Había sido escogi- posición, el laicista judío debería abandonar su condición de ju-
do por un poder demoníaco que buscaba su muerte absolutamen- dío 41. En cambio, Herberg no ha reparado en una verdad de tras-
te, es decir, como un fin en sí mismo. Para un judío, el mero he- cendencia mucho mayor y que el mismo laicista reconoce: el de-
cho de afirmar su existencia judía es aceptar su condición de monio confunde nuestra lógica.
escogido; es oponerse a los demonios de Auschwitz; y es opo- Sin embargo, no todo laicismo judío incurre en contradicción
nerse a ellos de la única manera que cabe hacerlo: con una oposi- inmediata. Hemos visto que, junto a un laicismo que disuelve to-
ción absoluta. Además, es arriesgar con esa oposición absoluta dos los absolutos religiosos, existe un laicismo que internaliza y
nada menos que su vida y las vidas de sus hijos y las vidas de los transforma estos absolutos 42. De ahí que quepa concebir un lai-
hijos de sus hijos. cismo judío que se oponga a los demonios de Auschwitz absolu-
De este modo, el Holocausto ha colocado al laicista judío en tamente, pero 10 haga en favor de una humanidad «libre», autó-
una posición para la cual el laicismo no cuenta con precedentes noma, posreligiosa.
dentro o fuera de la existencia judía. En tanto que laicista, ve el El laicismo judío de esta clase siempre fue problemático. O los
mundo moderno como un mundo desacralizado del que todos los antiguos absolutos religiosos seguían siendo absolutos en el proce-
dioses han desaparecido. En tanto que laicista judío sabe que el so de internalización, y entonces no pasaban de ser ideales univer-
demonio, si no Dios, está vivo. En tanto que laicista, ha relativi- sales tales como Razón o Progreso, con 10 que la existencia judía se
zado todos los absolutos anteriores. En tanto que laicista judío, se había vuelto accidental. O seguían siendo 10 bastante particulares
opone a los demonios de Auschwitz absolutamente, por su mero como para sostener la existencia judía en su particularidad, y en-
compromiso con la supervivencia judía. Es así como ha apareci- tonces se convertían en idolátricos, a menos que perdieran su ca-
do una contradicción radical en la existencia laicista judía de rácter absoluto. Los románticos y los pragmatistas judíos advirtie-
nuestro tiempo. En tanto que laicista, el laicista judío busca la ron que el «genio específicamente judío» no podía ser otra cosa
normalidad; en tanto que laicista judío, fragmenta esta normali- que un instmmento más en una orquesta que precisaba de muchos
dad al aceptar su condición singular de judío. En tanto que laicis- otros instrumentos, y que la lealtad judía a la «condición de pue-
ta reduce todo absoluto a afirmaciones relativas; como laicista ju- blo» judío requerida por semejante genio no podía existir más que
dío, se opone absolutamente a los demonios de la muerte con su en un esquema «pluralista», en el que muchas lealtades hicieran va-
propia existencia judía. En todos los tiempos, el judío religioso ler sus respectivas pretensiones y en el que ninguna fuera absoluta.
era un testigo de Dios; después de Auschwitz, hasta el más lai- El Dios del judaísmo (que fue y sigue siendo otro-que-el-hombre)
cista da testimonio, por la mera afirmación de su condición judía, podía ser universal y, a la vez, elegir al pueblo judío. El Dios inter-
contra el demonio 40. nalizado del laicismo sólo podía ser o universal (y entonces no ele-
gir en absoluto) o particular (y entonces no elegir absolutamente).
40. Para mi interpretación del nazismo como la suprema e insuperable ido-
latría moderna, cf. IdolatlJI as a Modern Religiolls Possibility, en The Religiolls 41. En una conferencia pública escuchada por el autor.
Situation 1968,254-287. 42. ef. supra, 75ss.
112 La Presencia de Dios en la historia La voz imperativa deAuschwitz 113

Después de Auschwitz ambas alternativas, siempre problemá- 4. La voz imperativa de Auschwitz


ticas dentro de la existencia judía, están fragmentadas. La oposi-
ción judía a los demonios de Auschwitz no puede entenderse en ¿Qué manda la Voz de Auschwitz?
términos de ideales creados por el hombre. Los ideales de la Ra-
Se prohíbe a los judíos proporcionar a Hitler victorias póstu-
zón fallan, pues la Razón es demasiado inocente del mal demo- mas. Se les manda sobrevivir como judíos para que el pueblo
níaco como para sondear el escándalo de la particularidad de judío no perezca. Se les manda recordar a las víctimas de
Auschwitz, y demasiado abstractamente universal como para ha- Auschwitz para que su memoria no perezca. Se les prohíbe
cer justicia a la singularizada condición judía. Los ideales del desesperar del hombre y su mundo, y buscar escapatoria en
Progreso fallan también, pues el Progreso hace de Auschwitz, en el cinismo o el espiritualismo, para que así no contribuyan a
el mejor de los casos, una recaída en el tribalismo y, en el peor, entregar el mundo a las fuerzas de Auschwitz. Por último, se
una necesidad justificada dialécticamente. Los menos adecuados les prohíbe desesperar del Dios de Israel, no sea que el judaís-
de todos son los ideales que pudieran ser proporcionados por el mo perezca. Un judío laicista no puede hacerse creyente por
genio específicamente judío, pues la supervivencia judía después un mero acto de voluntad, ni se le puede mandar que lo ha-
de Auschwitz no es un ideal relativo entre otros, sino un impera- ga ... y un judío religioso que ha permanecido con su Dios
puede verse forzado a nuevas relaciones con Él, acaso revo-
tivo que no tolera componendas. En suma, en el contexto de la
lucionarias. Sin embargo, hay una posibilidad que es com-
existencia judía el laicismo al que hemos denominado reduccio-
pletamente impensable. Un judío no puede responder al in-
nismo subjetivista es refutado por la absoluta oposición judía a tento de Hitler de destruir el judaísmo cooperando también él
los demonios de Auschwitz; y el laicismo que hemos visto ejem- en esa destrucción. En tiempos antiguos, el pecado judío in-
plificado en Nietzsche y en el hegelianismo de izquierdas se de- concebible era la idolatría. Hoyes responder a Hitler hacien-
rrumba porque los absolutos internalizados no pueden ser priva- do su trabajo 44.
tivos de un pueblo, o de lo contrario no podrán seguir siendo
absolutos. La oposición judía a Auschwitz no puede ser captada Elie Wiesel ha comparado el Holocausto con el Sinaí en
en términos de ideales creados por los hombres, sino sólo como cuanto a su importancia como revelación, y ha expresado el
un mandamiento impuesto. Y el laicista judío, no menos que el temor de que no estemos escuchando. Nosotros nos abstendre-
creyente, es absolutamente escogido por una Voz tan realmente mos de tan osada comparación, pero más todavía nos absten-
distinta de los ideales hechos por el hombre -un imperativo tan dremos de no escuchar. Nos guardaremos de toda pretensión de
verdaderamente dado- como 10 era la Voz del Sinaí. haber oído, pero más aún de buscar falso refugio en un agnos-
Según el midrás, Dios deseaba dar la Torá inmediatamente ticismo infinito para así escapar a la Voz que nos habla. Si fui
después del Éxodo de Egipto, pero hubo de posponer el don has- capaz de formular el fragmentario enunciado anterior (que ya
ta que Israel estuviera unido 43. Hoy, la distinción entre judíos re- había hecho con anterioridad y aquí me he limitado a citar) fue
ligiosos y laicistas es sustituida por la distinción entre judíos gracias a que se limita a articular 10 que está siendo oído por ju-
inauténticos que huyen de su condición judía y judíos que la díos de todo el mundo: ricos y pobres, sabios e ignorantes, cre-
afirman. Este último grupo incluye judíos religiosos y laicistas. yentes y laicistas. No puedo ir más allá de esta formulación, si-
Éstos están unidos por una Voz imperativa que habla desde no sólo desarrollarla.
Auschwitz.
44. Una vez más cito del artículo mencionado en la nota 10 por la razón
43. Midrash Tal/huma, ed. M. Buber, Wilma 1885, Yitro, 37b. enunciada en la nota 11.
114 La Presencia de Dios en la historia
La voz imperativa de Auschwitz 115

a) Primerji'agmento
la Voz imperativa de Auschwitz el deber de recordar y de contar
. En los campos de exterminio los supervivientes desarmados la historia es innegociable. Es santo. El judío religioso todavía
dIezmados y extenuados a menudo concentraban los débiles re~ dispone de esta palabra. Al judío laicista se le manda que la res-
curs~s, que les qu~?aban en un último y desesperado intento de taure. Una santidad laica, por así decirlo, se ha abierto camino en
rebehon. La rebehon carecía de esperanzas . HabI' a una umca
, . es- su vocabulario.
.
~eranza: algUIen podía escapar. ¿Para qué? Para contar la histo-
na. ¿Por que se había de contar la historia cuando ya se disponía b) Segundo fragmento
de pruebas de ~ue el mundo no escucharía? 45. Porque no contar-
la cuando hubIera ~casión de hacerlo era impensable. Los nazis La supervivencia judía, aunque sólo fuera por mor de la su-
~o se .da~an por satIsfechos con el mero asesinato. Antes de ase- pervivencia, es asimismo un deber santo. Los asesinos de Ausch-
SInar JU~IOS, trataban de reducirlos a números; después de asesi- witz cercenaron a los judíos de la humanidad y les negaron el de-
nar~os" tIraban sus ~adáveres a zanjas anónimas o los convertían recho a existir; sin embargo, al serles negado ese derecho, los
enjabono ~n lo posIble, pretendían borrar todo rastro de recuer- judíos representaban a toda la humanidad. Los judíos después de
d? Para ~I~lones de personas todo sería como si ellos nunca hu- Auschwitz representan a toda la humanidad al afirmar su condi-
bIeran ~xlst1do .. Pero para los lastimosos y gloriosos forajidos de ción judía y negar la negación nazi. Fracasarían si afirmaran el
~arsovla, Trebhnka y Auschwitz, de cuya existencia pronto deja- mero derecho a su condición judía, participando de alguna mane-
na de haber constancia, era impensable no rescatar para el re- ra en un insultante debate entre quienes niegan el derecho de los
cuerdo l? ~u~ pudiera salvarse, era un sacrilegio 46. judíos a existir y los judíos que lo afirman 48. Y tampoco acerta-
S.egUIra sIendo un sacrilegio para siempre. Hoy se oyen suge- rían a negar la negación nazi si afirmaran solamente su humani-
rencla~ por todas partes en el sentido de que lo mejor hubiera si- dad-en-general, permitiendo un corte antisemita entre su huma-
do olvI~ar el ~a~ado, o al menos no mencionarlo, o como mucho nidad y su condición judía o, peor aÚll, consintiendo en desaparecer
emparejarlo I:aplda e irresponsablemente con otras tragedias hu- como judíos de una manera, en respuesta al intento de Hitler de
~anas muy ~Iferentes. A veces estas sugerencias proceden de ju- hacerlos desaparecer de una manera distinta. La Voz imperativa
dIOS que 'racIOnalizan
TI .
su. huida
,
del Holocausto nazI' . Con m ayOl. de Auschwitz distingue a los judíos; la supervivencia judía es un
r~cuencla vle.nen de no JUdIOS que racionalizan su propia huida, mandamiento que no tolera componendas. Fue esta Voz la que fue
o, Inclu~o sost~enen, lo cual es ofensivo, que a menos que los ju- oída por los judíos de Israel en mayo y junio de 1967, cuando re-
?1O~ umversahcen. el Holoc.austo, despojando de este modo a los husaron postrarse para ser masacrados 49. Pero a tanto llegan las
JUdI~S de ~~SChWltz de su Identidad judía, son culpables de des-
conslderacIOn hacia la humanidad 47. Pero para un judío que oiga nosotros, si es que no tratan incluso de hacer de ella una extraña. Pero esto nun-
ca ocurrirá. Le quedan muchas melodías judías que cantar ... Lo que me inquie-
45. Cf. especialmente E Wiesel A PI ji' th D d ta es que algunos extraños las hayan robado»; cf. Conversation With Nelly Sach:
me, Holt 1968, 174-197.' , e a O/ e ea, en Legends ojOl/r Ti- Jewish Heritage (primavera de 1968) 33.
46. C~. en e~pecial Y. Subl, They Fought Back, New York 1967 48. En años recientes algunas emisoras de televisión y grupos universita-
, d Ñ~Ie~el sIente conste~n~ci?n al descubrir que algunos crític~s de la poe-
47 rios norteamericanos han considerado oportuno proporcionar un foro a los na-
zis americanos y a los neonazis alemanes, e incluso han invitado a judíos a de-
::~n e .e ~ fCh trIatan de mmlln,lzar su condición judía y contraponen una «vi- batir con ellos, evidentemente sin reparar en absoluto en lo indecente de tales
. umvelsa »a a meramente Judía. Wiesel comenta' L . d d
:~~:~:~ r~i~e,en sUdCo~dici?njudía, y esto hace que ~e~~e:e~caana ~~~a fa ~~~ invitaciones.
49. Cf. la carta del profesor Harold Fisch de la Universidad Bar Han citada
. UlZa sea e o mas natural que haya quienes intentan apartarla de
en el artículo mencionado en la nota 10, y también la nota 26.
La voz imperativa de Auschwitz 117
116 La Presencia de Dios en la historia

victorias póstumas de Hitler que los judíos, a los que se manda c) Tercer ji'agmento
sobrevivir como judíos, se les niega frecuentemente el derecho a Pero los que como Kenan aman comprometida e impenitente-
hacerlo. Más exactamente -puesto que el antisemitismo explíci- mente a los maltratados, aceptan también otros valores supremos,
to no resulta popular en el mundo de después del Holocausto-- se y los dejarán en suspenso sólo cuando la misma existencia judía
les concede ese derecho sólo bajo ciertas condiciones. Los rusos sea amenazada o negada. Kenan tiene una visión universal de la
los polacos, los indios y los árabes tienen el derecho natural ~ paz, la justicia y la fraternidad. Ama a los pobres de Cuba y odia
existir; los judíos se han de ganar ese derecho. Otros estados han la muerte en Vietnam. Con estos y otros compromisos tales lai-
de abstenerse de las guerras de agresión; el Estado de Israel es el cistas de izquierdas comparten el antiguo rechazo religioso judío,
«agreso~» hasta c~an~o lucha por su vida. Los pueblos en los que de inspiración mesiánica, a abrazar sea el cinismo pagano (que
AuschwItz no deJo cICatrices deberían protestar cuando esté a la desespera del mundo y acepta el status quo) sea el espiritualismo
vista cualq~ier mal que se parezca a Auschwitz, como los guetos cristiano o pseudocristiano (que desespera del mundo y por eso
negros o VIetnam. Los supervivientes judíos de Auschwitz no tie- huye de él). La Voz imperativa de Auschwitz ordena a los judíos,
nen derecho a sobrevivir a menos que se comprometan en tales sean religiosos o laicistas, no abandonar el mundo a las fuerzas
~rotestas. Otros pueblos pueden incluir laicistas y creyentes. Los de Auschwitz, sino continuar trabajando y albergando esperanza
Judíos deben ser divididos en laicistas o sionistas malos, y santos para él. Dos posibilidades son excluidas por igual: desesperar del
buenos -aunque anacrónicos- que están en la cruz. mundo a causa de Auschwitz, abandonando la antiquísima iden-
La Voz imperativa de Auschwitz ordena a los judíos rechazar tificación judía con la humanidad pobre y perseguida; y abusar
todas las opiniones semejantes como una monumental afrenta. de esa identificación como medio para huir del destino judío. El
Les ordena rechazar como algo que ya no es tolerable toda ver- judío debe estar unido a la humanidad debido precisamente a la
sión -cr~sti~na o izquierdista, gentil o judía- de la teoría de que el singularidad de Auschwitz y a su particularidad de judío. Preci-
pueblo JUdIO es un anacronismo, cuando son los elementos del samente porque Auschwitz ha hecho del mundo un lugar sin es-
mundo que perpetró y permitió Auschwitz los que son anacróni- peranza, se prohíbe al judío desesperar de él 51 • El héroe del libro
c~s. Al. judío se le ordena descender de la cruz y, al hacerlo, no de Wiesel Las puertas del bosque afirma que es demasiado tarde
s?lo relter~: su antiguo rechazo de una antigua opinión cristiana, para el Mesías ... y que precisamente por esta razón se nos orde-
SIllO tamblen suspender la clásica exaltación judía del martirio. na esperar 52.
Pues de~pu,és de Auschwitz la vida judía es más sagrada que la
muerte JudIa, aunque fuera una muerte para la santificación del
Nombre divino. El periodista israelí Amos Kenan laicista de iz-
qu~erdas: ~scribe: «Después de los campos de ext~rminio, se nos
deja un UlllCO valor supremo: la existencia» 50. 51. Distingo del modo más tajante (a) la opinión de que, debido a Ausch-
witz, la justificación de la existencia judía depende de que los judíos se com-
50. ¿ Letter to Al! Good People - To Fidel Castra, Sartre, Russel! and Al! fhe porten para siempre como santos sobrehumanos para con todos los demás pue-
blos y (b) la opinión de que, debido a Auschwitz, los judíos están obligados a (1)
R~st: ~ldstream (octubre de 1968); este artículo apareció originalmente en Ye-
dlOf ¿Jaranot ~ fue repro,ducido en The New Statesman. Aquí y en lo que sigue, la supervivencia judía como un fin que necesita menos que nunca ser justifica-
esco~o este artJculo no solo porque es excelente, sino también por un hecho que
do y (H) a trabajar por la humanidad oprimida y doliente de todas partes. Yo
acepto la segunda opinión y, como se verá, los inevitables y dolorosos conflic-
explica en buen~ m~dida esa excelenci~: su auto~ es un laicista de izquierdas
(que no pu~de ~11 qUiere abandonar sus ldeales umversalistas) y un israelí (que tos que la acompañan; la primera opinión es totalmente inaceptable.
no puede m qUiere aprobar el suicidio judío colectivo). 52. P. 225. ef. supra, 106 y nota 33.
118 La Presencia de Dios en la historia La voz imperativa deAusclnvitz 119

d) Cuarto fragmento Unidos por su parentesco con todas las víctimas de Auschwitz
y unidos contra todos los verdugos, los judíos religiosos y los lai-
La Voz de Auschwitz ordena al judío religioso que después de cistas se enfrentan a un misterio polifacético y hallan una certeza
Auschwitz continúe porfiando con su Dios, por revolucionario simple. En relación a las mentes y almas de las víctimas de Ausch-
que sea el modo de hacerlo; y prohíbe al judío laicista (que ya 10 witz, la presencia de Dios para ellas es un misterio polifacétic?
ha perdido, y por otras razones) que use Auschwitz corno un ar- que nunca será agotado ni por los futuros creyentes comprometI-
ma adicional con la que negarlo. dos ni por los futuros no creyentes comprometidos, y menos aún
Los caminos del judío religioso son revolucionarios, pues nin- por los futuros teóricos neutrales -psicólogos, sociólogos, filóso-
guna protesta judía anterior contra el poder divino es corno esta fos, teólogos- que tejen teorías inmunes al amor y alodio, al so-
protesta. Sin dejar de oír la Voz del Sinaí mientras oye la Voz de metimiento y a la rabia, a la fe y a la desesperación. Por parte de
Auschwitz, su modo de citar a Dios contra Dios puede que llegue los asesinos de Auschwitz, en cambio, no hubo misterio, pues ne-
a extremos que hagan palidecer los de Abrahán, Jeremías, Job, garon, se mofaron y asesinaron al Dios de Israel seis mil1on~s de
Rabí Leví Isaac. (¿Has abandonado la alianza? ¡Pues nosotros no veces, y junto con él cuatro mil años de fe judía. Para un Judío
la abandonaremos! ¿Ya no deseas que los judíos sobrevivan? después de Auschwitz sólo hay una cosa segura: no se puede po-
¡Pues sobreviviremos corno judíos mejores, más fieles, más pia- ner del lado de los asesinos y hacer 10 que ellos dejaron sin hacer.
dosos! ¿Has destruido todos los motivos para la esperanza? El judío religioso que ha oído la Voz del Sinaí deberá seguir es-
¡Pues nosotros obedeceremos el mandamiento de tener esperan- cuchando cuando oiga la Voz imperativa de Auschwitz. Y el judío
za que Tú mismo has dado!). No ha habido antes compasiónju- laicista que ha perdido hace mucho el Sinaí y ahora oye la Voz de
día por la impotencia divina comparable con la compasión exi- Auschwitz no debe abusar de esa voz utilizándola corno medio
gida por tamaña impotencia. (¿El temor de Dios ha muerto entre para destruir cuatro mil años de testimonio judío creyente. Los
las naciones? ¡Pues nosotros 10 mantendremos vivo y seremos rabinos afirman que el primer Templo fue destruido a causa de la
sus testigos! ¿Es demasiado tarde para la venida del Mesías? idolatría. Los judíos no deben destruir el templo de lágrimas de
¡Pues perseveraremos sin esperanza y recrearemos la esperanza Auschwitz haciendo, a sabiendas o no, el trabajo de Hitler.
-y, por así decir, el Poder divino- con nuestra perseverancia!).
Para el judío religioso, que sigue dentro del marco midrásico, la
e) El choque de los fragmentos
Voz de Auschwitz manifiesta una Presencia divina a la que, por
decirlo de algún modo, se le ha privado de todo, excepto del Po- Tal es la Voz imperativa de Auschwitz, oída cada vez más por
der de ordenar. Este poder, sin embargo, es ineludible. judíos de esta generación. Pero ¿cómo se puede obedecer? Cada
No menos inevitable es este Poder para el judío laicista que uno de los cuatro fragmentos descritos -y son meros fragmentos,
se ha mantenido todo el tiempo fuera del marco midrásico, y y la descripción ha sido torpe e inadecuada- es por sí mismo abru-
ello a pesar de que la Voz de Auschwitz no 10 capacita para re- mador. Tornados juntos, parecen insoportables. Pues hay choques
gresar a ese marco. No puede regresar; pero tampoco puede vol- entre ellos que nos desgarran.
ver la Voz de Auschwitz contra la del Sinaí. Pues no debe cerce- ¿Cómo puede el judío religioso ser a la vez fiel a la fe del pa-
nar su presente laico de su pasado religioso: la Voz de Auschwitz sado y a las víctimas del presente? Esta pregunta ya la hemos for-
ordena conservar ese pasado. Ni tampoco debe ensanchar el cor- mulado, pero ahora nos hallarnos más lejos que antes de una re~­
te entre él y el judío religioso: la Voz de Auschwitz ordena la puesta, ya que la reconciliación por medio del martirio voluntano
unidad judía. está excluida por el deber de supervivencia judía, y la reconcilia-
120 La Presencia de Dios en la historia La voz imperativa de AlIschwilz 121

ción por medio del refugio en un misticismo espiritualista lo es- no desesperar? ¿Cómo esperar y trabajar, y no actuar como si
tá por el deber de aferrarse al mundo y continuar esperando y tra- Auschwitz no hubiera ocurrido? Tanto olvidar como desesperar
bajando por él. Dios, el mundo e Israel entran en un conflicto tan está prohibido.
grande al encontrarse en Auschwitz, que, de algún modo, a los Quizá la reconciliación sería posible si el laicista judío de hoy
judíos religiosos que se enfrentan a ese conflicto no les queda -como los Trotsky y las Rosa Luxemburg- pudiera sacrificar la
más que una oración dirigida a Dios, pero dicha quedamente por existencia judía en el altar de la humanidad futura. (¿Es esto lo
miedo a que sea oída: en suma, no les queda más que la locura. que tienen en mente los «progresistas» judíos cuando protestan
Pero el conflicto no es menos insoportable para el judío lai- contra la guerra del Vietnam pero rehúsan protestar contra el an-
cista. Por descontado, el espacio que antes ocupaba Dios está va- tisemitismo polaco? ¿O es lo que tienen en mente aquellos a los
cío para él o al menos ocupado por un signo de interrogación. Pa- que Kenan llama las «buenas personas» del mundo, cuando exi-
ra él sólo tres de los cuatro fragmentos conservan su validez. Sin gen que Israel entregue armas a quienes se han conjurado para
embargo, el conflicto sigue desgarrándolo. destruirlo?). Pero este sacrificio está prohibido, y el altar es falso.
El «caballero de la fe» de Soren Kierkegaard se vio obligado Kenan, laicista israelí de izquierdas, puede aceptar todo tipo de
a rehacer el camino que llevó a Abrahán al monte Maria, donde consejos de sus amigos progresistas, salvo el de que consienta ser
había de tener lugar el sacrificio de Isaac 53 . Un judío de hoy está abatido de un disparo por el bien de la humanidad. Tal vez haya
obligado a rehacer el camino que llevó a sus hermanos a Ausch- prestado oídos por un momento a este consejo, pues odia tener
witz. Es un camino de dolor y lamento, de humillación, culpa y una pistola en la mano. Tal vez haya deseado durante un segundo
desesperanza. Recorrerlo es vivir la muerte. ¿Cómo elegir esta poder aceptarlo, sintiendo, como muchos de sus piadosos ante-
muerte y, a la vez, elegir la vida judía que, como toda vida, debe pasados, que es mejor ser muerto que matar. Con todo, rechaza
incluir alegría, risa e inocencia infantil? ¿Cómo reconciliar se- firmemente tal consejo, pues se le ha mandado rechazarlo; antes
mejante recuerdo con la vida misma? ¿Cómo se atreverá un pa- que ser abatido será el primero en disparar cuando no haya alter-
dre judío a aplastar la inocencia de su hijo con la noticia de que nativa. Pero disparará con lágrimas en los ojos. Oigámosle:
a su tío o a su abuelo se les negó la vida por ser judíos? ¿Y cómo ¿Por qué las fronteras del cuatro de junio no fueron en esa fe-
osará no cargarle con esta noticia? El conflicto es inexorable , cha fronteras de paz, sino que sólo lo llegarán a ser ahora?
pues ni podemos olvidar el pasado en atención a la vida presente, ¿Por qué las fronteras del plan de partición de las Naciones
ni destruir la vida presente mediante un duelo sin consuelo -pues Unidas de 1947 no fueron fronteras de paz entonces, pero lo
no hay consuelo-. van a ser ahora? ¿Por qué he de devolver al bandido su pistola
y esto no es todo. Los dos primeros fragmentos chocan entre como premio por no haber logrado matarme?
sí; y cada uno de ellos choca asimismo con el tercero. Ningún lai- Quiero paz paz paz paz, paz paz paz.
cista judío de hoy puede seguir esperando y trabajando por la hu- Estoy dispuesto a devolverlo todo a cambio de la paz.
y no devolveré nada sin la paz.
manidad como si Auschwitz no hubiera ocurrido, recayendo en
Estoy dispuesto a resolver el problema de los refugiados. Es-
creencias laicistas de ayer, como que el hombre es bueno, el pro- toy dispuesto a aceptar un Estado palestino independiente.
greso real y la fraternidad inevitable. Pero tampoco puede, ampa- Estoy dispuesto a sentarme a hablar. Acerca de todo, todo a la
rándose en Auschwitz, desesperar de la fraternidad humana y de- vez. Conversaciones directas, conversaciones indirectas, na-
jar de esperar y de trabajar por ella. ¿Cómo arrostrar Auschwitz y da de eso es importante. Salvo la paz.
Hasta que estés de acuerdo en tener paz no devolveré nada. Y
53. ef. Temor y temblor. si me fuerzas a convertirme en conquistador, me haré conquis-
122 La Presencia de Dios en la historia La voz imperativa de Ausclnvitz 123

tador. Y. si me fuerzas a convertirme en opresor, me haré opre- 6. Testigos ante las naciones
sor. Y SI me fuerzas a acampar con todas las fuerzas de la os-
curidad del mundo, allí estaré 54.
Cuando las criadas vieron en el Mar Rojo y en el Monte Sinaí
lo que ni Isaías ni Ezequiel ni ningún otro profeta había de ver, se
El artículo de Kenan termina así:
encontraron con que eran, para su propio y radical asombro, tes-
... si sobrevivo ... , sin dios pero también sin profetas, mi vida tigos ante las naciones. Si hubiera sido de otro modo, su asombro
no t~ndrá sentid? alguno. No tendré otra cosa que hacer que ante la Presencia divina no habría sido ni radical ni permanente.
cammar por las nberas de los ríos, o en lo alto de las rocas mi- La Presencia divina salvadora en el Mar Rojo era la de un Poder
rar las maravillas de la naturaleza y consolarme con las ;ala- único: por eso exigía el reconocimiento de todas las naciones y
bras de Eclesiastés, el más sabio de los hombres: pues la luz es
prometía la salvación para todas las naciones. La Presencia divi-
dulce, y es bueno para los ojos ver el so1 55 •
na imperativa en el Monte Sinaí también era la de un Poder úni-
co: por eso exigía la acción de todas las criaturas humanas y pro-
La conclusión es, pues, inevitable: la existencia judía laicista
metía una alianza con todas las criaturas humanas. Con todo, la
después de Auschwitz está amenazada por una locura no menos
Presencia divina era fragmentaria y ocurría en la historia: por eso
extrema que la que produce una oración dirigida a Dios pero di-
cha en voz baja para que no sea oída. no disolvió a Israel entre las naciones, sino que por el contrario
hizo de Israel un testigo elegido ante ellas.
El hecho de ser testigos no fue nunca cuestionado a lo largo
5. La locura y la voz imperativa de Auschwitz de milenios de fe judía. En cambio, la naturaleza del testimonio
requerido provocó una perplejidad recurrente con el cambio de
La Voz de Auschwitz manda a los judíos no enloquecer. Les las circunstancias históricas. Así, en los tiempos bíblicos el testi-
manda aceptar su condición singular, asumir sus contradicciones monio era contra la idolatría; aunque estaba claro ya entonces
y soportarlas. ~demás, les hace capaces de soportarlas, capaces que no todos los gentiles eran idólatras. Por lo que respecta a los
de cordura. El Judío de hoy puede aguantar porque debe aguantar, rabinos, éstos forjaron el concepto bien definido de una alianza
y debe aguantar porque se le ha ordenado aguantar. divina con los hijos de Noé, así como de los «gentiles justos» que
. Preguntamos: ¿de dónde procede nuestra fuerza para aguantar hubiera entre las naciones, los cuales no precisaban ni conversión
mcluso estos veinticinco años, para no huir o desintegrarnos, si- al judaísmo ni instrucción en él para su logro de la justicia. ¿Cuál
~o permane.cer, por débilmente que sea, en nuestro puesto solita- era, entonces, la naturaleza del testimonio requerido?
no, para afIrmar, aunque sea débilmente, nuestra condición de En ocasiones pudo parecer que tenía lugar entre Dios, Israel y
judíos y dar testimonio, aunque sólo sea con esta afirmación las naciones. Esto era cierto, negativamente, del testimonio con-
contra las fuerzas del mismo infierno? La pregunta nos sume e~ tra la idolatría. Era cierto, positivamente, del testimonio del Dios
un asombro persistente. Lo hemos hecho en obediencia a una Voz único que condujo al monoteísmo cristiano y mahometano. Podía
imp~rativa sin l~ que nosotros, como el salmista (Sal 119, 92), aceptarse como cierto asimismo cuando, en tiempos modernos,
habnamos perecIdo en nuestra miseria. los judíos invocaban su fe en apoyo total o parcial del progreso
social y el mesianismo secular. Podía parece cierto incluso cuan-
do los mártires judíos recordaban la explicación midrásica del sa-
54. A Letter fo Al! Good People, 35. crificio de Isaac, perseverando en la creencia de que el martirio
55. Ibid., 36.
judío tenía repercusión en el mundo.
124 La Presencia de Dios en la historia La voz imperativa de Ausc1nvitz 125

En otras ocasiones, en cambio, el testimonio judío, aunque se vencia y de normalidad elemental bajo el peso de cargas innece-
dirigiera a las naciones, era entre Dios e Israel tan sólo, aunque sarias o imposibles de sobrellevar. Pero más todavía nos guarda-
sólo fuera porque pensar de otro modo hubiera llevado a la deses- mos de dar una respuesta negativa, no vaya a ser que cercenemos
peración. Así, los judíos encerrados tras las paredes de los guetos alguna parte del pasado judío, quebremos parentescos del pre-
medievales no podían creer en serio que las naciones del otro la- sente, o neguemos u oscurezcamos el significado universal del
do tuvieran noticia o se preocuparan de su fidelidad o infidelidad destino judío contemporáneo.
a la Torá; ni tampoco los mártires de Worms y Maguncia podían Pero si apenas osamos contestar a la primera pregunta, ¿qué
creer en serio que las turbas de la Cruzada se conmoverían por su podremos decir de la segunda? El mundo, que es un lugar deso-
martirio. Y aunque sea un hecho documentado que incontables lado para los judíos después de Auschwitz, se está convirtiendo
judíos piadosos murieron en Auschwitz con el Shemá Israel en cada vez más en un lugar desolado para todos los hombres. La
los labios, no está menos documentado el hecho de que, aunque esperanza va siendo desbordada por la desesperación, el amor
las máquinas de asesinar nazis en ocasiones se estropeaban, los por el odio, el mandamiento por la pérdida de dirección, y nunca
asesinos no 56. Y tampoco parece -a juzgar por historiadores, no- se aleja de nuestra conciencia el espectro de un holocausto nu-
velistas, filósofos y teólogos contemporáneos- que al mundo le clear -el Auschwitz universal-o Ésta es una época en la que anti-
importe ni siquiera ahora. guos creyentes buscan refugio en el siglo, al igual que antes los
Aun así, los judíos piadosos creían ser testigos ante las nacio- laicistas seguros de sí mismos buscaban dioses viejos o nuevos.
nes. En los guetos medievales creían que estudiando la Torá ayu- El único elemento universal parece ser la evidente falta de volun-
daban a conservar el mundo entero, pues si no fuera por la Torá, tad o de capacidad para aguantar en la presente crisis mundial;
el mundo se volvería de nuevo «sin forma y vacío» (Gn 1,2) 57. para cuidar y alimentar 10 que es preciso que se salve cuando los
Los mártires de Worms y de Maguncia siguieron aferrándose al cimientos se conmueven; para trabajar y esperar con insoborna-
Abrahán midrásico, cuyo sacrificio había sido necesario, no para ble tozudez en favor de un tiempo en el que nuestra crisis presen-
Dios, sino para el mundo. Pero qué creyeron o dejaron de creer los te haya pasado y una edad nueva, posiblemente posreligiosa y
judíos de Auschwitz en sus últimos momentos, es un misterio pos1aicista, esté a la vista.
que sólo cabe honrar y que nunca será sondeado. El judío posterior a Auschwitz da testimonio de resistencia.
Después de Auschwitz, ¿sigue siendo el judío testigo ante las Le singularizan contradicciones que, en este mundo nuestro pos-
naciones? Y de ser así, ¿cuál es su testimonio? Ya la primera de terior al Holocausto, son contradicciones de alcance mundial. Da
estas preguntas está llena de peligro. Nos abstenemos de una res- testimonio de que sin resistencia pereceremos todos. Da testimo-
puesta afirmativa por miedo a asfixiar deseos de pura supervi- nio de que podemos resistir porque debemos resistir; y de que de-
bemos resistir porque se nos ha mandado resistir.
56. S. Wiesenthal escribe: «Himmler estaba presente en una ocasión en que
habían resultado muy insatisfactorios los experimentos con motores de subma-
rino para producir gases para el exterminio. Himmler se puso furioso y hubo
castigos drásticos. Las máquinas se rompían, pero nunca la gente que las mane- 7. Anhelo, desafio, resistencia
jaba. ¿Cómo podía ser que la gente que controlaba las cámaras de gas y los hor-
nos fueran más fiables que las máquinas?»; cf. rhe Murderers Among Us, New ¿Puede ser revivido todavía el milagro del Mar Rojo? ¿Pue-
York 1967,315 (versión cast.: Los asesinos entre nosotros, Barcelona 1967).
den los judíos religiosos recordarlo todavía dos veces al día en
Las revelaciones de Wiesenthal sobre las escuelas nazis de asesinato en masa
dan una respuesta parcial a esta pregunta. sus oraciones? ¿Podemos seguir celebrando el séder de Pascua
57. Midrash Deut. Rabbah, Nizzabim, VIII, 5. después de Auschwitz?
126 La Presencia de Dios en la historia La voz imperativa deAuschwitz 127

¿Cómo puede el laicista, que hace mucho que ha abandonado y desde lo profundo de su aflicción los mártires levantaron sus
la celebración, no reinstaurarla? Cuando en Jerusalén, en 1967, la voces con un canto de fe en la venida del Mesías, con la que la
amenaza de aniquilación total cedió paso a la repentina salva- justicia y la fraternidad reinarán entre los hombres:
ción, se produjo un asombro persistente debido a Auschwitz, y no <<Aní ma 'amín b'emuná sh 'lemá b 'viat ha 'mashiá, v 'af al pi
a pesar de él. Nada del pasado fue explicado o reconciliado, ni se sh 'yi-tmahmeah im kol ze aní ma 'amín» (<<Creo con fe perfec-
apaciguaron los temores por el futuro. Sin embargo, el mismo ta en la venida del Mesías y, aunque se demore, a pesar de to-
choque entre Auschwitz y Jerusalén produjo un momento de ver- do yo creo»).
dad, de asombro por una existencia milenaria, elegida, que des-
pués de Auschwitz todavía es posible y real. Maimónides, el autor de esta profesión de fe y el más sabio de
Pero la antigua Pascua ha adquirido un nuevo matiz. Siempre los filósofos judíos, había incluido las palabras «aunque se de-
mezclada con anhelo, después de Auschwitz esta celebración va more», sabiendo que serían necesarias 58. N os preguntamos cómo
mezclada de desafio también. Siempre ha habido un anhelo de un siguió siendo posible en Auschwitz, incluso con estas palabras
futuro en el que la salvación ya no fuera fragmentaria, en el que añadidas, tal profesión de fe. Nunca lo sabremos. Sí sabemos que
los ángeles ya no tuvieran que guardarse de cantar, en el que los el ancestral anhelo judío se había mezclado con una nueva actitud
hombres de todas partes, por fin reconciliados, vieran lo que una de desafio y sólo así hubo resistencia. La vieja canción de anhelo
vez vieron las criadas israelitas. Lo asombroso es que este anhe- y esperanza se había unido a una nueva canción de desafio en
lo sobrevivió hasta en el mismo Auschwitz. No podemos des- medio de la desesperanza 59, la canción de la clandestinidad judía
truirlo, sino que debemos mantenerlo vivo. Hay una oración de
en el gueto de Varsovia:
recuerdo, añadida por judíos de todo el mundo al servicio de Pas-
cua, que dice así: Dos lid geshribn iz mit bluf un nit mit blay
S 'iz nit kayn lidl fim a foygl oyf derfi'ay;
En esta noche de séder recordamos con unción y amor a los Dos hot a folk ts 'vishn falndike went
seis millones de miembros de nuestro pueblo en el exilio euro-
Dos lid gezungen mi! naganes in di hent.
peo que perecieron a manos de un tirano más malvado que el
Faraón que esclavizó a nuestros padres en Egipto. Vamos, dijo Zog ni! keynmol az du geysf dem letstn veg
a sus sicarios, impidamos que sean un pueblo, hagamos que el Chotsh himlen blayene farshsteln bloye teg
nombre de Israel ya no se recuerde. Y asesinaron a los inocen- Kumen vet noeh undzer oysgebenkte sho
tes y a los puros, hombres, mujeres y niños, con vapores enve- S 'vet a poyk ton undzer trot: mir zeinen do.
nenados y los quemaron con fuego. Pero nos abstendremos de
abundar en los hechos de los malvados, para no difamar la
imagen de Dios en la que el hombre fue creado.
58. Este pasaje es el duodécimo de los trece principios de la fe judía debi-
Pero los restos de nuestro pueblo, los que quedaban en los gue- dos a Maimónides.
tos y campos de exterminio, se alzaron contra los malvados 59. Manes Sperber afirma que no fue la esperanza sino la desesperanza lo
para santificación del Nombre y mataron a muchos de ellos que inspiró el levantamiento del gueto de Varsovia, y cita al escritor polaco no
antes de morir. El primer día de Pascua los que quedaban del judío Tadeusz Borowski, un recluso de Auschwitz que se suicidó a los veinti-
gueto de Varsovia se alzaron contra el adversario, exactamen- nueve años de edad: «Es la esperanza 10 que hace que los hombres marchen con
indiferencia a las cámaras de gas y lo que les impide pensar en la insurrec-
te como en los días de Judas Macabeo. Eran amables y gratos ción ... La esperanza nunca hizo tanto daño como en esta guerra, como en este
en vida, y en su muerte no anduvieron divididos, y trajeron la campo. Nunca nos enseñaron a librarnos de la esperanza, y por eso estamos mu-
redención al nombre de Israel por todo el mundo. riendo en las cámaras de gas»; cf. ... than a Tea,. in the Sea, pp. xi, xiii.
128 La Presencia de Dios en la historia
El Holocausto y el Estado de Israel: su relación 1
(Esta canción no está escrita a lápiz sino con sangre;
no es una canción de pájaros en libertad,
sino de un pueblo sobre el que las paredes se derrumban,
un pueblo que canta empuñando el arma.
Nunca digas que recorres el último camino.
El cielo nublado puede ocultar el día azul,
pero llegará la hora que hemos añorado.
Nuestros pasos lo confirman: henos aquí). 1. La esperanza
<<Mir zeinen do», henos aquí, existimos, sobrevivimos, aguan- Padre nuestro del cielo, Roca de Israel y Redentor suyo, ben-
tamos, testigos de Dios y del hombre, aunque hayamos sido dice al Estado de Israel, aurora de nuestra redención ...
abandonados por Dios y por el hombre. Los judíos posteriores a
Auschwitz nunca entenderán el anhelo, el desafío, la resistencia Esta oración del Rabinato Principal Israelí no duda en describir
de los judíos en Auschwitz. Pero hasta donde es humanamente al Estado de Israel como «el aurora de la redención» del pueblo ju-
posible deben hacerlos suyos mientras hacen avanzar el pasado dío. Que el rabinato oficial de Israel formule semejante oración es
judío hacia un futuro aún desconocido. en sí mismo sorprendente; pero 10 verdaderamente asombroso es
su amplia aceptación por judíos de todas partes. Los judíos prac-
ticantes de dentro y fuera de Israel la recitan en la sinagoga, y los
judíos laicistas, que ni frecuentan las sinagogas ni recitan oracio-
nes, recitan esta oración no con sus labios sino con sus vidas.
Las expectativas mesiánicas por parte de los judíos practican-
tes no son nuevas ni infrecuentes; tampoco 10 es la asociación de
tales expectativas con la reunión de los exiliados en un Estado ju-
dío restaurado. Menos frecuente, en cambio, por no decir com-
pletamente inusitada, es la conexión de esas expectativas, incluso
por parte de creyentes fervientes, con un acontecimiento históri-
co ya presente de manera clara e inequívoca. Por muy cautelosa-
mente que se interprete, el futuro mesiánico no puede ser despo-
jado de su carácter de absoluto, mientras que el presente histórico
es inexorablemente ambiguo en su esencia y precario en su mis-

1. Reproducido del Encyclopedia Judaica Yearbook de 1974, Jerusalem


1974,152-157. He dividido deliberadamente las tres partes originales de este
artículo en dos, la segunda de las cuales tiene ahora dos secciones, para subra-
yar que el comienzo de la parte 2 (ahora 2a) expone un corte radical y no una
mera «antítesis», y para evitar sugerir que el final de la parte 2 (ahora 2b) sea
una «síntesis» en la que la «antítesis» es superada. También es deliberado el ha-
ber colocado este artículo al final del libro, justo a continuación de dos ensayos
cuyo centro lo constituye, una vez más, el Holocausto.
130 La Presencia de Dios en la historia
El Holocausto y el Estado de Israel: su relación 131

ma existencia. El Estado de Israel no está exento de la condición rabinos. Bajo el influjo del idealismo, algunos pensadores judíos
de la historicidad. De aquí que una oración que enlaza este Esta- modernos concibieron el mesianismo como un mero ideal al que,
do presente con el futuro mesiánico refleje una osadía que los an- por una parte, sólo cabía aproximarse sin alcanzarlo, y hacia el
tiguos sabios de los gentiles probablemente habrían considerado que, por otra parte, se estaba produciendo una aproxi~ación en
que rozaba la hybris, la acción de tentar a los dioses.
una progresión lineal o dialéctica ya presente. Tales nOCiOnes son
Los rabinos del antiguo Israel solían tener sus propias dudas. ajenas al realismo rabínico, que ve en los días mesiánicos algo
A diferencia de los dioses, su Dios es Señor de la historia y, ade- más que un mero ideal y que, al mismo tiempo, no acierta a ver
más, ha hecho promesas; fiarse de ellas no supone hybris sino fi- una dirección mesiánica clara en el pasado o el presente. Reco-
delidad. Pero ¿cuándo estará el tiempo maduro para «el Final»? nociendo la catástrofe como una posibilidad permanente, este
¿y cómo puede uno -si es que puede- detectar los signos? Estas realismo crea la imaginería de un trabajo premesiánico -los «do-
preguntas sólo reciben respuestas renuentes y contradictorias por lores de parto del Mesías»- como límite casi normativo de todo
parte de los rabinos. Por supuesto, tenían que enlazar la historia utopismo gradualista o sentimental. Sin embargo, ni siquiera una
con su consumación mesiánica, pero se abstenían prudentemente imagen tan normativa puede producir un vínculo firme entre el
de referir este enlace a acontecimientos particulares ya presen- futuro absoluto y los acontecimientos históricos ya presentes.
tes. Así que también los rabinos comprendieron, como los sabios Así, en medio de la catástrofe, el pesimista Rabí Hillel puede
de los gentiles, que -con anterioridad a su transfiguración mesiá- desesperar del mesianismo por completo, sosteniendo que el rey
nica- toda historia es precaria.
Ezequías ha sido ya el Mesías prometido y que no se ha de espe-
Por esta razón, la imaginería rabínica que representa los días rar ningún otro (TB Sanh. 99a). Por su parte, Rabí Jojanán no
mesiánicos desplegándose gradualmente discrepa inevitable- puede ir más allá de la admonición «cuando veas una época en la
mente de su opuesto, en el que «el Final» es precedido por una que el sufrimiento corra como un arroyo, ten esperanza en él:>
catástrofe. En un caso se imagina que todo dominio extranjero (TB Sanh. 98a). Pero la esperanza no es una certeza, y el sufn-
sobre Israel cesará antes de la llegada del Hijo de David, y que miento, por horrendo que sea, no es una prueba. Así que el víncu-
las «montañas echarán ramas y darán fruto» para los habitantes lo entre el presente histórico precario para siempre y el futuro
que regresan (TB Sanh. 98a). En el otro caso, se imagina el Fi- mesiánico será, a su vez, siempre precario. Este hecho está con-
nal precedido del empobrecimiento del país, mas aún, por un te- movedoramente expresado en los midrases en los que los israeli-
rror en Jerusalén tan extremo que sus puertas serán todas igua- tas ruegan a Dios que ponga fin a la dolorosa alternancia históri-
les: ninguna proporcionará escapatoria (TB Sanh. 98a). A la ca entre exilio y redención, y que traiga la redención definitiva.
primera proyección se le puede proporcionar un texto confirma- Con todo, si el futuro mesiánico no ha de resultar siempre elu-
torio (Ez 36, 8) que hace de ella el «más claro signo» del Final. sivo y por tanto irrelevante, su enlace con un presente posible,
Pero lo mismo cabe hacer con la otra (Za 8, 10; Sal 119, 165). por precario que sea, es indispensable y, pese a los riesgos mos-
Estas proyecciones discordantes y otras similares no pueden si- trados paradigmáticamente por el apoyo de Rabí Aquiba a la re-
no producir en todos los rabinos (o en la mayoría) la convicción belión de Bar Kosba, también esto se vuelve normativo para la
de que son meras especulaciones, de que todos los intentos de conciencia religiosa judía -y sigue siéndolo a través de los tiem-
enlazar el presente precario con el futuro absoluto son a su vez pos-o Así, en un extremo, el místico Najmanides (1194-1270) no
precarios y de que no puede ser de otro modo.
duda en despojar a la historia de su precariedad intrínseca valién-
Esta situación no puede superarse ni siquiera cuando la sobria dose del sospechoso método antiguo de «calcular el Final», y
valoración de la historia real produce casi un consenso entre los sosteniendo que las censuras rabínicas a tales prácticas ya no va-
La Presencia de Dios en la historia El Holocausto y el Estado de Israel: Sil relación 133
132

len estando el Final tan cerca 2. (Esta opinión había de ser reitera- tal asimilación. Ninguna clasificación que el judaísmo haga de sí
da por más de un rabino durante el Holocausto nazi y, con convic- mismo como «denominación religiosa» o «subcultura étnica» po-
ción aún mayor, por los que sobrevivieron para ver el nacimiento drá triunfar del todo: la primera porque se nace judío, la segunda
del Estado de Israel) 3. Sin embargo, el mismo Najmanides se porque uno está de algún modo obligado a seguir siéndolo, y ~a­
atiene a la historia empírica cuando ve una prueba mesiánica rias crisis de identidad reflejan estas dificultades. Por el contrano,
(aunque negativa) en el hecho de que, si bien muchas naciones parece característico del sionismo entrar en escena con el propó-
gentiles han logrado destruir el país, ninguna ha logrado recons- sito de hacer de los judíos «una nación como cualquier otra», del
truirlo (Ramban a Lv 26, 32). En el otro extremo, el sobrio Mai- mismo modo como, en el extremo opuesto, la asimilación preten-
mónides (1135-1204) asimila el futuro mesiánico al presente his- de disolver a los judíos en las demás naciones. De este modo, la
tórico 10 suficiente como para reafirmar la opinión rabínica de (<normalización» judía parece completa sólo en los extremos.
que «la única diferencia entre el presente y los días mesiánicos es Sin embargo, conforme el sionismo se despliega en pensa-
la liberación del sometimiento a poderes extranjeros» (TR Sanh. miento y acción, poco a poco se va poniendo de manifiesto que
91 b). Al mismo tiempo, tiene que atribuir una perfección absolu- el futuro mesiánico, ignorado o incluso repudiado, sigue vivo
ta a los hombres futuros (tanto judíos como gentiles) para así po- dentro de él, modificado o no, como la inspiración oculta sin la
der afirmar que el reino del Hijo de David, a diferencia del del cual el movimiento no puede sobrevivir. Desde luego, el dicho de
propio David, no será destruido ni por el pecado de dentro ni por Herzl «si lo quieres, no es un sueño» es una interpelación sor-
la agresión de fuera. No resuelve esta tensión, sino que sólo la prendentemente secularista, pues exalta la voluntad por encima
expresa haciéndose eco del dicho rabínico «malditos quienes cal- de todo lo demás; incluso puede ser entendido como una declara-
culan el final» (TB Sanh. 97b) 4. ción antirreligiosa. Con todo, la meta que esta voluntad se pro-
A la vista de esta inherente e inevitable tensión en la con- pone discrepa tan radicalmente de todas las tendencias «natura-
ciencia religiosa judía entre el presente histórico contingente y les» de la historia moderna, que reclama un motivo mucho más
el futuro mesiánico absoluto, no es de extrañar que en el mundo profundo y original que la imitación de los distintos nacionalis-
moderno se haya producido un deseo o necesidad profundo y ex- mos europeos decimonónicos; un motivo más positivo y radical
tendido de librarse de esa tensión. Esto se hace encubiertamen- que la huida hacia la (<normalidad» ante lo que se conocía enton-
te cuando el futuro absoluto es proyectado a un infinito irrele- ces como antisemitismo. Hasta el día de hoy, esta inspiración más
vante, y abiertamente cuando se abandona por completo. El profunda ha encontrado poca articulación en el pensamiento sio-
resultado es la «normalización» que se produce cuando la exis- nista. Sin embargo, si no hubiera existido en la vida sionista
tencia judía es clasificada en las categorías disponibles, tales co- -desde los días de los primeros colonos hasta hoy, pasando por la
mo «denominación religiosa» o «subcultura étnica» y, sobre to- Guerra de Yom Kippur-, el sueño de Herzl no se habría conver-
do, claro está, cuando se da una asimilación total. tido en realidad o al menos no habría durado mucho. Ningún otro
El movimiento sionista moderno entra en escena originalmen- «movimiento de liberación» del siglo XX ha tenido que afrontar
te como otro esfuerzo de normalización, y además como un es- todos estos problemas (ni siquiera alguno de ellos): reunir a un
fuerzo tan radical en un sentido como lo es en otro sentido la to- pueblo separado durante siglos por vastos cortes culturales; revi-
talizar una lengua antigua; recrear, prácticamente de la noche a la
2. 1. Lipschitz (ed.), Sefer Ha-Geulá, London 1909, especialmente 3-16, 29. mañana, el auto gobierno y la autodefensa en un pueblo privado
3. Cf., por ejemplo, M. M. Kasher (ed.), Haggadat Pésaj Azri-Yisraelit,
de estas artes durante dos milenios; por no decir nada de la de-
NewYork 1950, 132ss.
4. Maimónides, Yad, Jiljot Melajim, 5, 11-12. fensa de un Estado joven durante una generación entera contra
134 La Presencia de Dios en la historia El Holocausto y el Estado de 1srael: su relación 135

posibilidades abrumadoras y en un territorio prácticamente inde- el terror y la esperanza, atropellando toda dignidad humana y to-
fendible. Sólo una voluntad en contacto con una dimensión abso- do respeto de uno mismo, estaba diseñado para destruir las almas
luta podría haberse aproximado a la solución de estos problemas; de los hombres, mujeres y niños judíos antes de entregar sus
e incluso los que obraron con esa voluntad tienen motivos para cuerpos a las cámaras de gas. El Reino del Holocausto fue una
asombrarse de sus logros. De aquí que haya ocurrido que las ca- celebración de la degradación tanto como de la muerte, y de la
tegorías «religioso» y «secularista» (sin perjuicio de su plena va- muerte tanto como de la degradación. Los celebrantes descen-
lidez en otros contextos) se hayan visto radicalmente afectadas dieron al infierno de buen grado o incluso entusiasmados, justo
por la realidad sionista, hecho éste que ha producido extrañas al tiempo que creaban el infierno para sus víctimas. En cuanto al
alianzas. Por una parte, judíos ultrarreligiosos que esperan al Me- mundo, toleró a los criminales y abandonó a los inocentes. De
sías de Dios y judíos laicistas que no sienten necesidad ni de Dios modo que el Holocausto no es sólo un suceso único, sino que
ni de un Mesías están unidos por su hostilidad a la voluntad que además hizo época. El mundo, al igual que el mundo judío, nun-
anima la realidad sionista, sin comprender su significado. Por ca volverá a ser el mismo.
otra parte, los sionistas religiosos no cuentan con milagros, mien- El suceso se resiste, por tanto, a toda explicación, sea del tipo
tras que es sabido que los sionistas laicistas han quedado mara- histórico que busca causas, sea del tipo teológico que busca un
villados. Estos dos grupos están unidos también, si no cuando las significado o propósito. Más exactamente, cuanto más éxito tie-
cosas parecen normales, al menos en los momentos extremos en ne la mente en la tarea necesaria de explicar 10 que puede ser ex-
los que las apariencias se desmoronan y sólo queda la verdad. plicado, tanto más se desazona por su fracaso último. Lo que es
válido para el Holocausto lo es también para su conexión con el
2a. La catástrofe Estado de Israel. También aquí la mente sufre su fracaso último
en su búsqueda de explicación. Sin embargo, no sólo es necesa-
El Holocausto es único en la historia, y por tanto en la historia rio percibir un lazo entre los dos acontecimientos, sino también
judía. Anteriormente, el genocidio había sido un medio para fines actuar de manera que se haga irrompible.
tan humanos (aunque perversos) como el poder, la ambición o la Los historiadores ven un nexo causal entre el Holocausto y la
auto afirmación nacionalista e imperialista extrema, y en ocasio- fundación del Estado de Israel. El razonamiento es el siguiente.
nes este medio puede haber llegado a ser, demoníacamente, un Si no hubiera sido por la catástrofe judía europea, todos los siglos
fin añadido a estos otros. En el Reino del Holocausto el genoci- de añoranza religiosa de Sión, todas las décadas de actividad sio-
dio se manifestó poco a poco como el único fin último al que to- nista laicista, junto con todo el apoyo externo prestado por la De-
do lo demás -el poder, la ambición e incluso la autoafirmación claración Balfour, no habrían producido más que un gueto pales-
«aria»- se sacrificaba, pues «ario» no tenía otro significado cla- tino. Acaso hubiera sido una comunidad con logros internos
ro que el de «no no-ario». Y dado que los nazis no eran antisemi- impresionantes, pero, más que un «hogar nacional» para judíos
tas porque fueran «racistas», sino que eran racistas porque eran sin hogar, hubiera estado a merced de algún gobierno extranjero
antisemitas, el «no-ario» era, paradigmáticamente, el judío. De de dudosa benevolencia. Pero el Holocausto produjo una deter-
modo que ese acontecimiento pertenece por igual a la historia ju- minación desesperada en los supervivientes y en los que se iden-
día y a la universal. tificaban con ellos fuera y especialmente dentro del Yishud, pu-
«Genocidio» no es la palabra adecuada para describir el Rei- so término a las vacilaciones de los dirigentes sionistas acerca de
no del Holocausto. Torquemada quemó cuerpos judíos para sal- si era prudente buscar la autodeterminación política, y produjo
var almas judías. Eichmann creó un sistema que, torturando con una suspensión momentánea del cinismo político de la comuni-

L
136 La Presencia de Dios en la historia El Holocausto y el Estado de Israel: su relación 137

dad internacional, lo bastante larga como para que el Estado ju- el Holocausto como un medio, inescrutable pero necesario, para
dío recibiera sanción legal. Aun así, «la resolución de Naciones un fin que consiste nada menos que en el «amanecer de la reden-
Unidas de 1947 llegó en el último momento posible» 5. ción» , de la cual el Estado de Israel es visto como el «comienzo»
Este razonamiento es plausible; sin embargo, no lo es más que necesario. Jamás se encontrará en este acontecimiento ningún
su contrario. ¿Por qué no resolvieron los supervivientes mante- sentido o propósito, y uno no glorifica a Dios asociando su vo-
nerse lejos de Palestina, en vez de ir allí, el único lugar sobre la luntad a tal acontecimiento. Más aún, el solo intento es ya un sa-
tierra que les ataría inexorablemente a un destino judío? (Después crilegio. (En otro lugar he sostenido que el pensamiento judío en
de lo que ese destino había supuesto para ellos, el deseo de escon- su nivel más profundo, especialmente al confrontar la catástrofe,
derse o de huir de su condición judía habría sido «natural»). ¿Por no se expresa en sistemas explicativos, sino en midrases en con-
qué la dirección sionista pasó de la vacilación a la resolución, en flicto, cuyo objetivo no es cómo explicar a Dios sino cómo vivir
vez de dividirse simplemente? (Enfrentada a enemigos absolutos, con Él. Radicalizando el enfoque midrásico, he sostenido asimis-
estaba a merced de sus amigos). En cuanto a la suspensión del ci- mo que encontrar un sentido en el Holocausto es imposible, pero
nismo político en el mundo, ni duró mucho ni fue inequívoco buscar una respuesta es ineludible) 7.
mientras duró. A Ernest Bevin y su Colonial Office la catastrófi- Entonces, ¿qué debe decirse de hombres como Rabí Israel
ca pérdida de vidas y poder que el pueblo judío acababa de sufrir Shapiro de la ciudad de Grodzisk, que dijo a sus judíos en Tre-
les habían hecho más intransigentes -no menos- a las presiones blinka que éstos eran por fin los verdaderos dolores de parto del
sionistas. Y los cinco ejércitos árabes que «cayeron como una ola Mesías, que todos ellos eran bienaventurados por haber merecido
sobre la naciente nación israelí para exterminarla y hacerse sus el honor de ser las víctimas del sacrificio y que sus cenizas ser-
herederos inmediatos» se vieron «animados por el modo en que virían para purificar a todo Israel? 8.
Hitler había practicado el genocidio sin encontrar resistencia» 6. En primer lugar, esta respuesta debe ser respetada como una
Así que aunque, de acuerdo con el primer argumento, el Estado de respuesta; sin embargo -también por respeto a los millones de
Israel tras el Holocausto puede ser considerado prácticamente co- inocentes, incluidos los niños, que no tenían ni la capacidad, ni la
mo una necesidad, vemos también que, con igual justicia, puede oportunidad, ni el deseo de ofrecerse como mártires- debe ser to-
ser considerado como una imposibilidad. De este modo la expli- talmente liberada de cualquier apariencia de ser una explica-
cación histórica se queda corta, pues todas las respuestas humanas ción. ¿Quiso Dios Auschwitz? Hasta los rabinos antiguos pare-
al Holocausto son a última hora incalculables. cen considerar a veces los dolores de parto mesiánicos no como
Si las explicaciones históricas (que buscan simplemente cau- un medio utilizado por una voluntad divina que tiene un propósi-
sas) resultan precarias, las explicaciones teológicas (que buscan to (aunque inescrutable), sino más bien como una catástrofe cós-
nada menos que el sentido o propósito) se derrumban por com- mica que debe ocurrir antes de que el poder y la misericordia di-
pleto, mas no por ser teológicas, sino por ser explicaciones. Fa- vina puedan encontrar su manifestación redentora.
llan ya encuentren un propósito, como el castigo por el pecado, En segundo lugar, la extremada esperanza piadosa de Rabí
ya se limiten a afirmar un propósito sin encontrarlo, como una Shapiro debe ser yuxtapuesta a actitudes opuestas no menos pia-
voluntad divina que, si bien posee un designio, resulta inescruta- dosas y no menos respetables. Los hombres piadosos de un shtibl
ble. Este fracaso teológico no se supera en absoluto considerando
7. Cf. E. Fackenheim, Questfor Past and Future, Bloomington 1968; Bos-
5. W. Laqueur, A HistOly ofZionislIl, London 1972; NewYork 1976,593. ton 1970, cap. 1; y los caps. 1 y 3 de este volumen.
6. M. Sperbel', ... than a Tear in the See, New York 1967, xiv. 8. Citado en Kasher, Haggadat, 137.
138 La Presencia de Dios en la historia El Holocausto y el Estado de Israel: Sil relación 139

del gueto de Lodz pasaron un día entero ayunando, rezando, reci- para ser sacrificados por la Santificación del Nombre. Su líder
tando salmos, y entonces, habiendo abierto el arca santa, convo- espiritual, Rabí Daniel, pidió al oficial alemán al mando de la
caron un solemne din Torá y prohibieron a Dios seguir castigan- operación que le permitiera decir algunas palabras de despedi-
do a su pueblo. (En otro lugar, Dios fue juzgado ... y declarado da a su grey, y éste consintió, pero ordenó a Rabí Daniel que
culpable) 9. Yen el gueto de Varsovia, un puñado de judíos hara- fuera breve. Hablando serena, lentamente, como si estuviera
pientos, solos, mal armados, llevaron a cabo el primer levanta- pronunciando uno de sus habituales sermones del Sabbath en la
miento contra el Reino del Holocausto en toda Europa. Los rabi- sinagoga, Rabí Daniel utilizó sus últimos minutos en este mun-
nos mostraron piedad religiosa cuando, en vez de excusar a Dios do para animar a su rebaño a realizar Kiddush Hashem de ma-
nera adecuada. De pronto, el oficial alemán le cortó y gritó al
o maldecirlo, lo acusaban citando sus propias promesas. Los com-
rabino que acabara, para así poder proceder al fusilamiento.
batientes daban muestras de piedad secular cuando, en vez de ren-
Hablando todavía calmosamente, el rabino concluyó de este
dirse al reino satánico, empuñaban las armas contra él. El ele-
modo: «¡Queridos judíos! ¡Ha llegado el momento de que cum-
mento común a estas dos respuestas no era la esperanza, sino más plamos el precepto de Kiddush Hashem del que hemos habla-
bien la desesperanza. Para los rabinos que lo declararon culpable, do, y que lo cumplamos con hechos! ¡Una cosa os pido: no os
ya no cabía fiarse de que el Dios que había incumplido sus pro- pongáis nerviosos ni os azoréis; aceptad este juicio con calma y
mesas en el Holocausto cumpliera ninguna otra promesa, incluida de manera digna!». Entonces se volvió al oficial alemán y dijo:
la mesiánica. Y precisamente cuando la esperanza se había extin- «He terminado. Puede comenzaD>.
guido, los combatientes tomaron las armas, en una rebelión que
no tenía esperanza de éxito. Gottfarstein prosigue:
Con esta conclusión, toda conexión explicativa entre el Holo-
... en Kedainiai los judíos ya estaban dentro de la fosa esperan-
causto y el Estado de Israel se derrumba: la de tipo histórico-cau-
do a ser asesinados por los alemanes, cuando repentinamente
sal en parte, la de tipo teológico-religioso por completo; e incluso
un carnicero salió de la fosa de un salto, se abalanzó sobre el
la esperanza de conectar un acontecimiento con el otro pugna con oficial alemán al mando y hundió sus dientes en la garganta del
la desesperanza. Sin embargo, como hemos dicho, es necesario no oficial, apretando hasta que murió. Cuando a Rabí Shapiro, el
sólo percibir un lazo entre los dos acontecimientos, sino conectar- último rabino de Kovno, le preguntaron cuál de estos dos actos
los de suerte que el lazo se haga irrompible. Tal lazo es posible pensaba que era más digno de elogio, dijo: «No hay duda de
porque buscar una causa o un sentido es una cosa, y dar una res- que el mensaje final de Rabí Daniel a su grey acerca de la im-
puesta otra. Y es necesario porque el corazón de toda respuesta au- portancia del precepto de Kiddush Hashem fue más adecuado.
téntica al Holocausto -religiosa o laica, judía o no judía- entraña Pero el judío que hundió sus dientes en la garganta del alemán
un compromiso con la autonomía y seguridad del Estado de Israel. también cumplió el precepto en letra y en espíritu, pues el pre-
cepto incluye el aspecto de la acciÓn». Y añadió: «Estoy segu-
ro de que, si se hubiera presentado la oportunidad, también Ra-
2b. La respuesta
bí Daniel habría sido capaz de hacer lo que hizo el carnicero» 10.
El cronista Yosef Gottfarstein relata:
«He terminado. Puede comenzar». En vano registraremos la
Los judíos de Kelmé, en Lituania, ya se encontraban junto a las historia entera en busca de un contraste más radical entre bondad
fosas que habían sido obligados a cavar para sí mismos, listos
10. «Kiddush Hashem over the Ages and Its Uniqueness in the Holocaust
9. Aní Ma 'amín, Jemsalem 1965,206. Period», en Jewish Resistance during the Holocaust, Jerusalem 1971, 473.
140 La Presencia de Dios en la historia EIHolocausto y el Estado de Israel: Sil relación 141

pura y santa, y un mal radical, completa y eternamente más allá Asombrosamente, en el Reino del Holocausto se había abier-
de toda redención. El oficial alemán vio 10 que vio. Oyó 10 que to una brecha. Al menos en principio, la combinación milenaria y
oyó. Otro tanto hicieron sus hombres. Entonces, ¿cómo pudo ni atroz se había quebrado.
siquiera uno de ellos pasar adelante con el fusilamiento? Y sin Este hecho volvió a suscitar en Zuckerman esperanza en me-
embargo todos 10 hicieron. dio de la desesperación: «Sabíamos que Israel continuaría vi-
En este mal irredimible debe haber pensado Rabí Shapiro viendo, y que en beneficio de todos los judíos de todas partes y
cuando equiparó a un simple carnicero, presumiblemente igno- de la existencia y dignidad judías -incluso de las generaciones
rante y acaso no muy piadoso, con un santo rabino que conocía venideras- sólo valía una cosa: ¡la rebelión!» 12.
los caminos de la Torá y obedecía honradamente sus mandamien- Otro líder del levantamiento, Mordejai Anielewicz, había de
tos. Para nosotros, que venimos después, la resistencia como fe y perecer en las llamas del gueto. Sin embargo, en su última carta
dignidad de Rabí Daniel y su rebaño, el kiddush ha-Shem del car- escribió: «La aspiración de mi vida se ha cumplido. Ha surgido la
nicero, y el juicio acerca de estas dos formas de testimonio hecho autodefensa judía. Bendito y afortunado mi destino de contarme
por Rabí Shapiro de Kovno, que es a su vez otra forma de testi- entre los primeros combatientes judíos en el gueto». «Bendito» y
monio, son nada menos que una revelación doble: por un lado, «afortunado» son casi exactamente las palabras empleadas por
una santa dignidad-en-la-degradación; por otro, una guerra he- Rabí Israel Shapiro de la ciudad de Grodzisk al conducir a su re-
roica contra la muerte satánica. En ambos casos la resistencia al baño a los crematorios de Treblinka, seguro de que sus cenizas
clímax de una combinación milenaria, atroz, de odio a los judíos acelerarían la venida del Mesías.
y debilidad judía, combinación a la que se nos ordena poner fin Pero ¿el destino judío de veras se ha visto afectado en algo
para siempre. por los puñados de hombres y mujeres desesperados de los gue-
Escuchar esta revelación supone inevitablemente apartarse del
tos y campos de concentración? ¿Y es verdad en algún sentido,
rabino que tenía sólo su fe y del carnicero que tenía sólo sus
sea el que sea, que la milenaria y atroz combinación de odio a los
dientes, para volvernos al combatiente del gueto de Varsovia, con
judíos y debilidad judía se haya visto quebrantada en algo? Rabí
su dignidad harapienta y sus armas miserables. Acerca del se-
Shapiro era incapaz de sostener su fe en Dios sin aferrarse tam-
gundo día del levantamiento, uno de sus líderes, Isaac Cukerman
bién al «aspecto de la acción» del/dddush ha-Shem, tal como 10
(Zuckerman), cuenta 10 siguiente:
llevó a cabo el carnicero. Los combatientes eran incapaces de
... A fuerza de seguir la teoría de la guerra de guerrillas, aho- persistir en su lucha sin poner en juego su fe en las generaciones
rramos vidas, aumentamos nuestra provisión de armas y, lo más judías venideras. ¿No era, en ambos casos, una fe carente de fun-
importante de todo, nos demostramos a nosotros mismos que damento y vana, desbordada por la desesperación?
los alemanes eran de carne y hueso, como cualquier hombre.
Mordejai Anielewicz murió en mayo de 1943. El/dbbutz Yad
¡Antes de esto no habíamos sido conscientes de esta verdad
Mordekhai, que lleva su nombre, fue fundado el mismo año. Cin-
asombrosa! Si un solo alemán aparecía en el gueto, los judíos
escapaban en masa, como hacían los polacos en el lado ario ... co años después de la muerte de Mordejai, un pequeño grupo de
Los alemanes no estaban psicológicamente preparados para el miembros del/dbbutz que lleva su nombre rechazó a un ejército
cambio que habían experimentado la comunidad judía y los egipcio bien pertrechado por espacio de cinco largos días, días du-
combatientes judíos. El pánico se apoderó de ellos 11. rante los cuales se pudo preparar la defensa de Tel Aviv, días cru-

11. M. Barkai (trad. y edit.), The Fighting Ghettos, New York 1962, 26ss. 12. Ibid., 30.
La Presencia de Dios en la historia
142

ciales para la supervivencia del Estado judío. Los combatientes


del gueto de Varsovia no se habían equivocado, después de todo.
Sin embargo, su esperanza no había sido racional, y mucho
menos una predicción calculada. Había sido una bendita profecía
que conlleva su propio cumplimiento pues el heroísmo yel sacri-
ficio de los profetas había sido el elemento indispensable para
que la profecía se cumpliera. La batalla de Yad Mordekhai co-
menzó en las calles de Varsovia. Todavía hoy, la estatua de Mor-
dejai Anielewicz -que con razón es de tamaño mayor que el na-
tural- domina el kibbutz que lleva su nombre, recordando a los
desmemoriados y enseñando a los inconscientes que 10 que une a
Rabí Daniel, al carnicero, a los dos Rabís Shapiro y a los comba-
tientes del gueto con Yad Mordekhai no es una necesidad causal
ni un milagro divino, si éstos se conciben separados de la fe y de
la acción humanas. Es una fe ferviente que por desesperación ha
pasado de la espera paciente a la acción heroica. Es una acción
que a través de la desesperación ha recuperado la fe.
Tras esa estatua se levanta el destruido depósito de agua del
Idbbutz, mudo recordatorio de que, aun después de su clímax, la
combinación de odio a los judíos y debilidad judía no ha llegado
a su fin. Sin embargo, el depósito destruido es eclipsado por la
estatua, y además queda a su espalda. La estatua contempla 10
que Mordejai anheló y de 10 que nunca desesperó: campos ver-
des, cosechas, árboles, pájaros, flores, Israel.
Padre nuestro del cielo, Roca de Israel y Redentor suyo, ben-
dice el Estado de Israel, aurora de nuestra redención. Protége-
lo con las alas de tu amor, y extiende sobre él el tabernáculo de
tupaz ...

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