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Ante la disposición de abordar un tema novedoso y a fin con el diplomado de

filosofía y estética, específicamente en este, el ultimo curso “estética contemporánea y


saber literario” he decidido abarcar una temática poco estudiada, una ciencia surgida
recientemente, al menos dentro de la producción teórica asociada a mi área, la sociología.
Este ensayo trata a grandes rasgos de dar un esbozo muy superficial de lo que es la
sociología de la literatura, es solo un ensayo de pocas hojas, se necesitaría mucho mas
tiempo y trabajo dar una exhaustiva descripción de todos los procesos y autores que han
dado origen y contribuciones directa a la disciplina en si, sin embargo, trataré de nombrar y
describir autores claves. La organización de este trabajo empieza con una pequeña
descripción de los principales autores de la disciplina, pasando por las características
metodológicas centrales del análisis teórico de la sociología de la literatura, la que luego
dispondrá de una análisis histórico breve, desde el siglo XVIII, terminando con tres autores
esenciales, Lukács, Goldman y Bourdieu.

Como muchos ámbitos especializados, tales como la sociología del derecho o de la


religión, la sociología de la literatura se debate entre la sociología, el análisis y la critica de
arte, los estudios socioculturales (cultural studies), la antropología, filología, entre otras
(Eng, 2012; Sapiro, 2016), pero principalmente padece una larga historia de tensiones con
los llamados estudios literarios; la sociología constituida como tal; un desprendimiento de
la cultura humanista que prevalecía a fines del siglo XIX, mientras que la segunda rechaza
cualquier “enfoque determinista” de la literatura. En este sentido según Sapiro (2016) “la
sociología de la literatura ha tenido que vencer la resistencia a la objetivación basada en
la creencia en la naturaleza indeterminada y singular de las obras libertarias” (Ibíd., 2016,
pág.15). Demasiado sociológica para los literatos y demasiado literaria para los sociólogos.
En un relato histórico del siglo XX de esta disciplina, habría de situar según Romero
y Santoro (2007) el origen de la sociología de la literatura en la obra de Lukács, mas
concretamente entre la transición desde el impresionismo filosofizante de la Teoría de la
novela (1920) al marxismo científico de los años posteriores como “La novela histórica”
(1955) o los ensayos incluidos en “Sociología de la literatura” (1961). Los aportes
posteriores mas relevantes corresponden a intelectuales franceses tales como Goldman,
Escarpit, y el gran aporte del sociólogo Piere Bourdieu y en el ámbito anglosajón a
Raymond Williams, su discípulo Terry Eagleton y el sociólogo famoso por su texto
“Outsiders” (sobre la sociología de la desviación) Howard Becker.
Según Eng (2012) se debe suponer a grandes rasgos la existencia de una sociología
de la literatura cuyo objeto transita por 3 territorios bien diferenciados metodológicamente:
a) la literatura como documento; toma las obras y los personajes literarios como indicio de
una sociedad o una época, en la cual existe una hipótesis la hipótesis del “reflejo”, b) la
literatura como texto: se propone el estudio de la literatura en su contexto que privilegia su
modo propio, no necesariamente su reflejo y c) la literatura como recepción; representa la
atención sostenida en un proceso mas profundo, la creación de espacios de
representatividad.
La sociología de la literatura tiene por objeto el estudio del hecho literario como un
hecho social, de la cual según Sapiro (2016) podemos tener una doble interpretación; por
un lado la literatura como un fenómeno social, en el cual existe una diversidad de
instituciones e individuos que generan obras, las consumen y las juzgan; y también sobre la
creación representaciones de una época como de cuestiones sociales en un lugar
determinado.
De esta forma los estudios que se agrupan bajo la sociología de la literatura, parten
del supuesto de que la vida de las mujeres y hombres son fundamentales para la
comprensión y explicación de la obra literaria. (González-Rubio, 2010) pero teniendo en
cuenta que las obras literarias no son una fotocopia de a vida –del lebenswelt
fenomenológico-, no existe una reproducción exacta de los rasgos de una sociedad dada, el
sociólogo de la literatura busca develar las conexiones entre la vida cambiante y las obras
literarias, irreductible a la intención misma del autor (Ibíd., 2010).
De esta forma según Sapiro (2016) la significación de una obra o de toda una
producción cultural, como decía anteriormente, no es reductible a la intención de su autor
puesto a que “mas allá de que el autor no siempre es consciente de lo que hace, la
significación de una obra depende de dos factores que escapan al productor. En primer
lugar, el sentido de una obra no solo reside en una construcción interna, como pretenden
los hermeneutas, sino también en un espacio de posibles nacional o internacional,
delimitado por el conjunto de las producciones simbólicas presentes y pasadas en el que se
sitúa la obra en cuestión en el momento de su primera publicación o las subsiguientes (…)
y el segundo factor concierne a las apropiaciones y usos que se hacen de una obra, en el
sentido que se le confiere y de las tentativas de anexión de las que es objeto” (Ibíd., 2016,
pág.14).
De esta forma, por una parte la obra se define por su relación con otras producciones
a partir del tema, el genero, la composición y sus procedimientos internos; representaciones
del mundo social que se comparte con los contemporáneos (determinado por la clase social,
genero, nación etnia etc.), como también por el uso de la obra en sí.
Si bien la sociología del arte se institucionaliza a partir del siglo XIX, habrá que
esperar hasta la segunda mitad del siglo XX para ver emerger a la sociología de la
literatura, según Sapiro (2016) esta se inscribe, primero, en los estudios literarios antes de
convertirse en una rama al seno de la disciplina sociológica.
Los análisis “protosociológicos” de la literatura, están orientados esencialmente por
los efectos sociales donde se enfoca el hecho literario como hecho social. En el siglo XVIII
aparecen los primero estudios sobre el mundo literario en sus dimensiones sociales, en
primera instancia seria Madame de Stael quien impartiría una reflexión mas profunda
acerca del rol social y político de las letras, la cual adquiriría una forma de comparación
entre literaturas nacionales/desarrollo histórico (la cual avanzaría en una búsqueda de leyes
inmanentes, muy parecido a la lógica positivista dentro de las ciencias sociales a principios
del siglo XX), pero seria hasta mediados del siglo XIX, que Gustave Larson instala como
disciplina universitaria la historia literaria, fuertemente influenciado por Hypolite Tayne,
pero con mas tintes históricos y sociológicos. (Ibíd., 2016)
En cuanto a los efectos sociales de la literatura, Sapiro (2016) nos dice que la
antigua teoría de la imitación desarrollada en la republica por Platón, sigue siendo autoridad
en términos de la teoría de la recepción, concebida como una mimesis, termino que tiene un
doble significado, el de representación e imitación. No seria hasta la llegada de la imprenta,
que la iglesia, y la perversa imagen de dios, seria el centro de la teorización sobre el temor
de los “efectos perversos” de las “malas lecturas”. Tal como se vio en clases (y es el motivo
por el cual lo incluyo en este trabajo) sería a partir del siglo XVIII fuertemente influenciada
por la creciente medicalización de la sociedad, que el concepto de “contagio moral” tomaría
protagonismo, elaborada por médicos con el fin de detener las epidemias morales y
obviamente los levantamientos políticos, describe perfectamente los efectos sociales de los
escritos que se propagan con el auge de lo impreso. Se concibe una creciente creencia de
que la propagación de escritos de corte revolucionarios como detonantes mismos de la
revolución, lo cual genera la creencia idealista en el poder de las palabras, punto no menor
para un análisis histórico sociológico de la emergencia de la sociología de la literatura.
En las palabras de Sapiro (2016):
“Los efectos de la lectura integran también la cadena de causalidades cuando se describen
patologías medicas, sobre todo en el caso de la histeria femenina” (Ibíd., 2016, pág.,22)
Ya en el siglo XIX, el análisis literario se enfocaría en la búsqueda de las leyes de la
historia literaria, en “De la literatura considerada en sus relaciones con las instituciones
sociales” (1800) se enfoca en como los géneros constituyen una segunda unidad de
comparación, propia de la disciplina historiográfica, en como las condiciones sociopolíticas
favorecen a la dualidad de géneros, pero según Sapiro “no escapa de las representaciones
de genero que prevalecen en su época sobre la división del trabajo intelectual: a las
mujeres les corresponde la literatura sensible; a los hombres, la literatura de ideas” (Ibíd.,
2016, pág. 23).
Es en el margen de la profesionalización y la reorganización de las universidades
tras las reformas napoleónicas que prosigue la búsqueda de las leyes de la literatura, textos
muy importantes serían la “Historia de la literatura inglesa” de Hippilyte Taine, “Evolucion
de los géneros en la historia de la literatura” de Brunetière pero no sería hasta la teoría
literaria de Gustave Lanson que la disciplina se erigiría sin tintes seudocientíficos. (Ibíd.,
2016)
No seria hasta la época del auge del estructuralismo, que se repliega a un análisis
mas interno de las obras, se desarrollaría dentro del marxismo, como se dijo al principio de
este ensayo, los mayores aportes vendrían de la mano de Gregory Lukács (Romero y
Santoro, 2007; Sapiro, 2017; Eng 2012; Gonzáles-Rubio, 2010) la cual esta situada dentro
bajo los postulados materialistas, en la cual la literatura, el arte o la religión, forman parte
de la superestructura que refleja las relaciones de producción, teoría del reflejo que según
Sapiro (2017): “de entrada aparecía como reduccionista, dio lugar, sin embargo, a una
rica reflexión sobre la autonomía de las obra respecto de las condiciones sociales y sobre
las mediaciones entre ellas” (Sapiro, 2016, pág.32).
Según Chuaqui (2002), Lukács sostiene que tanto la escencia como la existencia, la
formación y el efecto de la literatura solo se puede comprender y explicar como relación
histórica del conjunto del sistema, donde la formación y el desarrollo de la literatura son
una parte del proceso histórico de la sociedad.
Dentro del alero del marxismo, en tanto análisis, metodología y objetivo, existen
dos caminos claramente marcados; uno es tras la producción teoría de Lukács, y el otro
desarrollado tras los “Cuadernos de la cárcel” de Antonio Gramsci, la cual toma forma con
Arnold Hauser y su texto “Historia social de la literatura y el arte”. (Sapiro, 2016)
Bajo el alero de la producción teoría de Lukács, el critico francés Lucien Goldman,
desarrolla el método del estructuralismo genético, en la cual la visión del mundo constituye
una estructura significativa de la obra artística, donde al describir tal estructura, se realiza
un proceso de comprensión del texto (González-Rubio, 2010).
Según Romero y Santoro (2007) el estructuralismo genético, y las fundamentales
aportaciones de Lukács proponían un camino teórico esencialmente textual; “se trata de
detectar la coherencia entre unas determinadas estructuras literarias, presentes en la
obras que estudiamos, y la visión del mundo emanada en una clase social y de una
configuración socio-histórica concreta” (Ibíd., 2007,pág. 205).
Una década mas tarde, sería Piere Bourdieu quien continuaría con la doble
alternativa (de análisis teórico y empírico) y como nos dice Romero y Santoro (2007) no
solo toma la influencia directa de la teoría del reflejo, y la practica típica analítica empírica
sociológica, sino que se propone en superarla. Según Bourdieu; ambas opciones adolecen
de “concebir la relación entre el mundo social y las obras culturales en la lógica del
reflejo, e ignoran el efecto de refracción que ejerce el campo de producción cultural”
(Bourdieu, 1995, pág. 344). En efecto, la teoría de los campos parte del principio de que la
literatura no es una actividad socialmente indeterminada, pero que tampoco es reductible a
determinaciones sociales, políticas o económicas. Como otras dentro de un espacio
sociocultural determinado, la literatura es una actividad que tiene sus propias leyes,
apuestas especificas, principios que son de alguna u otra manera, relativamente autónomos
en relación a condicionantes externas; entra acá en juego, de manera crucial el concepto e
“campo” (Sapiro, 2016).
El campo designa los espacios posibles donde los escritores se presentan, bajo la
forma de tomas de decisión entre opciones relativamente constituidas como tales a lo largo
de la historia, supone una creencia (o illusio), que funda la suscripción de las reglas del
juego en tal espacio, de este modo, “las elecciones estéticas son correlativas a las
posiciones que ocupan los autores en el campo” (Ibíd., 2016, pág. 37). Lo que se pone en
juego en el campo literario, aquello que motiva a los participantes, juzgado y repartido de
forma autónoma por las mismas instituciones de este campo, es una forma de capital
simbólico especifico: la consagración literaria, el reconocimiento del valor literario.
(Romero y Santoro, 2007; Sapiro 2016).
La sociología de la literatura, es un constructo teórico aún muy poco
institucionalizado, a pesar, cómo he descrito en este pequeño ensayo, de encontrar una rica
tradición teórica actualmente muy afianzada, la cual es capas de nutrir la reflexión
disciplinaria, tanto sociológica como literaria, en la actualidad.
Esta incipiente disciplina ha contribuido en la emergencia nuevas áreas de estudio
como la sociología del arte o de la cultura y en el intercambio cultural internacional,
aportando según Sapiro (2017) de una forma mas clara al estudio literario dentro de por
ejemplo fenómenos como la globalización, al resituarla como un fenómeno de larga
duración. Ah ayudado a enriquecer a los estudios literarios, con un enfoque sociológico
metódico, la cual ha propiciado el dialogo con el análisis del discurso, la génesis del texto y
los estudios sobre los propios autores, como también así, los estudios estrictamente
producidos sobre las redes relacionales dentro del campo literario.
Existen diversas mediaciones entre los textos y el contexto que se sitúan, y he
dejado por tiempo muchas perspectivas interesantes, por ejemplo; la literatura como acto de
comunicación, de Robert Escapit, perspectivas funcionalistas como la teoría de del
“polisistema” y de la institución literaria, enfoques institucionales como los de Jaques
Dubois, o de interaccionismo con Howard Becker a la cabeza.

Es evidente que queda un camino muy largo por tratar, donde tanto la sociología, la
estética o los estudios literarios tienen aún mucho que decir en los tiempos actuales, nuevas
perspectivas se aproximan en relación a las condiciones materiales del ejercicio del escritor,
el internet, las redes sociales y la cultura de la inmediatez, tiene bastante que influir en estos
exámenes e investigaciones, la circulación internacional de las obras literarias, el análisis de
genero, de redes y muchas otras más, abren nuevas exploraciones para futuras posibilidades
de estudio del mundo de las letras, es nuestra labor como profesionales de las ciencias
sociales, adentrarnos críticamente, de forma suspicaz y sin dejar dudar de todo lo
establecido, ejercer nuestra profesión, en pos de generar un trabajo teórico, no solo con
virtudes democráticas hacia un análisis de la cultura, si no también que deje
aproximaciones claras y precisas para acercar la literatura y el arte a todos los espacios de
la comunidad, para ayudar de esa forma a una certera transformación de la sociedad
Bibliografía

 Chuaqui, Laura. 2002. “La sociología de la literatura o la sociología de la


novela” Revista electrónica Diálogos educativos. Año 2, N.03, Santiago,
Chile.
 Eng, Lederlys. 2012. “La sociología y la literatura. Una aproximación y sus
relaciones” En Revista Santiago (128), Mayo- agosto. Universidad de
Oriente, Santiago de Cuba.
 González-Rubio, Mercedes. 2010. “La sociología de la literatura: Estudio de
las letras desde la perspectiva de la cultura” Biblioteca virtual Universal,
Editorial del Cardo, Buenos Aires, Argentina
 Romero, Héctor; Santoro, Pablo. 2007. “Dos caminos en la sociología de la
literatura: hacia una definición programática de la sociología de la literatura
española” En Revista RESS, n:8, págs.,195-223, Madrid.
 Sapiro, Giséle. 2016. “La sociología de la literatura” -La ED- Fondo de
cultura económica, Ciudad autónoma de Buenos Aires.

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