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EL BIEN Y EL M AL

Bien es una palabra que casi siempre empleamos mal.

Lo que nos parece mal o malo, es lo que no sabemos comprender.

“El bien es todo aquello que está a favor del desarrollo


y la plenitud de Uno Mismo y de los demás.”
(Antonio Blay)

“El hombre que hace el mal sufre en este mundo y sufre en el otro.
Sufre y se lamenta al ver todo el daño que ha hecho. Sin embargo, el
hombre que hace el bien es feliz en este mundo y también lo es en el otro.
En ambos mundos se regocija, viendo todo el bien que ha hecho.”
(Dhammapada 1:15-16)

Bien… mal… sólo son adjetivos.


Lo importante es la voluntad que mueve nuestros actos.

"El bien y el mal son aspectos complementarios de una unidad que la


conciencia humana divide; el problema surge cuando nos polarizamos en
cualquiera de ellos, porque en esos momentos somos incapaces de
contemplarlos simultáneamente como una unidad. Desde ese momento queda
preso en la polaridad y sólo la comprensión de la polaridad que forman
ambos principios puede ayudar al hombre a no identificarse mentalmente
con ninguno de los dos polos."
(Dethlefsen-Dahlke).

La polarización surge cuando el ser humano dice "yo"


y se separa de todo lo que percibe como ajeno al "yo".
(Anónimo)

"El principal problema del mal no estriba en el hecho de pecar,


sino en nuestra negativa admitir que pecamos".
(Scott Peck).

"En nuestra época el mal ya no puede seguir justificándose con un simple


eufemismo como "la privación del bien"; a partir de ahora hemos de
aprender a controlarlo porque va a permanecer con nosotros aunque, de
momento, resulte difícil concebir cómo podremos convivir con él sin
experimentar sus terribles consecuencias".
(Jung).

Francisco de Sales
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Si el mal se consiente, el mal progresa.


(Dicho esotérico).

“Nada hay tan hermoso como observar la calma en las desgracias


y no rebelarse, ya que no se sabe ciertamente
lo que hay de malo y de bueno en tales accidentes “
(Platón)

Lo que no es bueno también para los demás, no es bueno.

Las cosas son todo lo buenas o malas que uno crea que son.

Hay que hacer todo el bien que se pueda, pero hay que hacerlo bien.

Hacer el bien… ¿qué bien?, ¿bien para quién?

Ser bueno es ser y estar consciente.

El secreto de pasarlo bien es dejar que lo que pasa, pase.

Esta es una de las cuestiones a la que quizás se le presta


más atención de la que se merece.
En esta manía nuestra de querer tener todo controlado y
etiquetado para que sea comprensible, llega el momento
en que queremos clasificar las cosas, y éstas se
convierten en buenas o malas. Y esto, el bien y el mal, no
son más que dos formas de nombrar a lo mismo. La
adjudicación de cualquiera de las dos conclusiones es
totalmente subjetiva, porque dependiendo de la persona
y de su opinión, cualquiera de ellas puede ser válida.
Empiezo por el ejemplo más exagerado; si alguien roba

Francisco de Sales
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algo, se establece que para el ladrón el acto ha estado


bien, y para el robado, mal.
En ese querer cosificar algo tan intangible como el bien y
el mal, erramos en la distribución. El bien y el mal no
existen, existe el sentimiento que nos deja llenos de
armonía o en conflicto; existe la paz con la conciencia Y
existe el remordimiento; existe el obrar con el corazón y
el obrar con dañina intención. En realidad no nos debe
importar el matiz con que se reciben nuestros hechos o
nuestras intenciones, sino el ánimo con el que nosotros
los efectuamos.
Casi siempre puede ser mal recibido lo que con tanto
amor damos. Casi siempre se pueden mal entender
nuestras palabras o halagos. Casi siempre es posible que
sea mal interpretada nuestra expresión de amor.
Lo que tenemos que cuidar es no confundir el bien y el
mal con lo bueno y lo malo. A fin de cuentas, nunca
sabemos qué es bueno o qué es malo para los demás o
para nosotros mismos, y esto nos debería dejar
despreocupados en el momento que surge la necesidad de
tomar una decisión; lo que aparece como bueno, puede
volverse contra nosotros; lo que aparenta ser malo,
quizás lleve escondida una lección en su interior que valga
el precio de vivir la experiencia.
Lo bueno y lo malo, al ser adjetivos gratuitos, se pueden
adjudicar en base a una creencia personal que puede
estar confundida o desinformada. Además, siempre
asociamos lo bueno con lo que produce un placer
inmediato o una gratificación personal, y lo bueno no
tiene porque coincidir siempre con lo mejor.

Francisco de Sales
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Lo malo es, siempre, lo que no quisiéramos que pasara, lo


que no nos gusta, lo que es menos cómodo, lo que no
aporta satisfacciones.
El bien y el mal podrían ser la intención o lo que está en
la esencia de cualquier cosa; lo bueno y lo malo, sería el
cómo recibimos el resultado de esa cosa.
Un crimen puede estar bien hecho y no por eso es bueno,
ya que en su naturaleza esta el mal. Un pastel puede
estar mal presentado, pero estar bueno, o sea que no es
malo. Está malo en la apariencia que vemos, pero bien en
la esencia de su fabricación y de su intención.
Por eso deberíamos estar más tranquilos ante la toma de
cualquier decisión, y deberíamos obrar exclusivamente
escuchando el propósito que la mueve, y descargarnos de
la enorme y agobiante pesadez de cuál va a ser el
resultado tangible de tal acción, o cómo va a incidir en el
resto de nuestra vida la decisión que ahora tomamos.
Nunca, nunca, sabremos qué es bueno y qué es malo para
nosotros. Nunca sabremos cómo hubiera terminado
nuestra historia si en lugar de hacer esto hubiéramos
hecho lo otro.
Algún día comprenderás esto con claridad.

Todas las culturas coinciden en esto: la enseñanza del


desarrollo de la historia universal parece ser que
coincide en que no tenemos que tomar muy en serio
nuestra vida, nuestras decisiones, nuestros fracasos,
nuestros éxitos, ni siquiera nuestras caídas morales o
nuestros meritos. Hemos de seguir haciendo las cosas
siempre con la mejor intención y la mejor capacidad de

Francisco de Sales
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que dispongamos en cada momento. No caer en la apatía,


pero sí descargar de la tragedia cada acto. No
desocuparse de la vida, pero sí confiar en esa Grandeza
que está por encima de nosotros cuidándonos.

Para terminar este capítulo nada mejor que la frase


esperanzadora que oyó decir a Jesús crucificado la
mística inglesa Juliana de Norwich: “Al final… todo… todo
saldrá bien”.

CUENTECITO
Un pajarito recién nacido se cayó del nido. Tenía frio y empezó a
temer por su vida. Una vaca que pastaba cerca, pasó por
encima de él y le cagó encima. Con el calorcito, se empezó a
recuperar, se puso contento y pió alegremente. Al oír sus píos
apareció un gato que lo limpió y se lo comió.
MORALEJA: No todo el que te caga te hace mal, no todo el que
te saca de la mierda te está haciendo bien.

RESUMIENDO
Mejor olvidarse de los adjetivos y centrarse en la voluntad con
que se piensa o se actúa. Jamás haré conscientemente algo con
mala intención. Me quedo con esta frase: Lo que no es bueno
también para los demás, no es bueno. El bien y el mal, como ya
has visto, no existen. Sólo existe la intención. No te maltrates
mucho con este asunto: sé puro de intenciones, limpio de corazón,
ten la conciencia en paz, conoce el amor, sé feliz… y casi habrás
conseguido todo en la vida.

Francisco de Sales
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Francisco de Sales

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