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FUNDADOR

JOAQUIN ZAVALA
Vol. XXVIII — N9 140 — Managua, D. N. — Mayo, 1972. URTECHO

Director
SEGUNDA EPOCA XAVIER ZAVALA
CUADRA

Editor
CARLOS CHAMORRO
SUMARIO CORONEL

Gerente Administrativo
MARCO A. OROZCO
EDITORIAL Pág. 1
Ventas
JOSE S. RAMIREZ
Mesa Redonda Pág. 3
Salomón de la Selva y los tiranos Representante en Europa
Franco Cerutti DR. FRANCO CERUTTI

Distribuidores en Nicaragua:
COMERCIAL EL TRIUNFO
Estudios sobre la historia de la revolución
(Tel. 2-63-25)
de Nicaragua Pág. 8
Pedro Francisco de la Rocha

Publicada por
Whitman, Darío y Neruda Pág. 25 PUBLICIDAD DE
Guillermo Rothschuh T. NICARAGUA, S. A.
Managua, Nic.
Aptdo. 2108 - Tel. 2-50-49
Paradojas de las intervenciones de Valle y
Impresa en "Lit. y Edit.
Arce en Nicaragua Pág. 33 ARTES GRAFICAS
José Coronel Urtecho


Las opiniones expresadas en
los artículos, no representan
necesariamente la opinión de
esta Revista.

EL LIBRO DEL MES



ORIGENES DE LA REINCORPORACION NICARAGUENSE Prohibida la reproducción
DE LA COSTA MISKITA total o parcial sin autoriza-
Larry K. Laird ción de la Dirección.
EL RENACIMIENTO
UN MENSAJE A NUESTROS OYENTES

IV

Continuamos exponiendo a grandes rasgos el planeamiento de nuestra


BREVE HISTORIA DE LA MUSICA que esperamos transmitir en Enero o Fe-
güegüence
brero de 1973. PROGRAMACION DE
RADIO GUEGUENCE
En los tres capitulillos anteriores arribamos a los finales del Siglo XV y 6:00 a.m. —Voces de Oro.
6:30 a.m. —Clásicos Variados.
empezamos a vislumbrar el Renacimiento que explota con violencia en el Si- Hasta las
8:00 a.m.—Programa Extranjero.
glo XVI. Alemán, Francés o
USA. (Estreno)
9:00 a.m.—Opera Orquestada.
Podemos considerar al franco-flamenco Josquin Des Pres como el pre- 10.00 a.m. —Complacencias Clásicas.
Hasta las
cursor. Nacido en 1450 y muerto en 1521 libera la música de las exageracio- 12:00 m. —FORMAS
SINFONICAS.
nes escolásticas, inicia la expresión del sentimiento y confiere a la música ma- (Comentarios SCA)
yor simplicidad y belleza. Fue delicadamente individual y subjetivo. De él Patrocinio J. Cardenal
h. y Asociados.
dijo Lutero: "Los músicos hacen lo que pueden con las notas, Joaquín hace lo 1:00 p.m. —PIANO CLÁSICO.
(En espera de
que quiere". patrocinador)
1:30 p.m.—VOCES DE ORO. (En
espera de patrocinador)
Hablamos también del español Juan de la Encina (1469-1530) poeta y 2:00 p.m.—GRANDES
CONCIERTOS).
compositor, creador del teatro español y que a nuestro juicio en "El Güegüence" Comentarios de SCA),
Patrocinio Capé
se siente su influencia. Solubre S.A.
3:00 p.m.—Selecciones de Operas,
operetas o Zarzuelas.
Hacemos una exposición del desarrollo del órgano, desde sus primeros Alternadas.
4:00 p.m. —Música Popular
balidos en tiempos de Carlo Magno, hasta su altísimo desarrollo en el Siglo XVI. Orquestada. Hasta las
5:00 p.m.—Música Española.
Hasta las
Lutero y la Reforma ocupan un espacio no despreciable en nuestras lec- 5:30 p.m. —Música Española.
Hasta las
ciones. Veremos cómo hizo en su debido tiempo lo que Roma está haciendo 5:30 p.m. —Música popular
orquestada
después de más de cuatrocientos años por iniciativa de Juan XXIII. Adoptó 6:00 p.m. —MUSICA CLASICA
VARIADA.
el idioma nacional para sus corales e hizo participar al pueblo de una manera Patrocinio de Énaluf.
efectiva en la liturgia, poniendo a la música a su alcance. 6:30 p.m.—MEDIA HORA DE
VALSES. Patrocinio
Lab. Rarpe.
7:00 p.m. —PEQUEÑAS OBRAS
La respuesta del catolicismo no se hizo esperar y todo el Siglo XVI lo MAESTRAS
llena la escuela española. Escuela extraordinaria con dos colosos: Morales y (con comentarios)
Patrocinio de
Victoria. Volkswagen.
7:30 p.m.—ORGANO.
GUITARRAS Y
ORQUESTAS.
Palestrina es el gigante de la música religiosa católica. Verdadero ge- Patrorina Santa
nio, lleva a la polifonía a su más alto grado. Consonancia de las voces, sere- Cecilia.
8:00 p.m.—GRANDES
nidad grandiosa, desprendimiento terrenal, nobleza de sentimientos, belleza CONCIERTOS
(Comentarios SCA)
ideal, técnica depurada y perfección de formas son sus principales cualidades. Patrocinio Café
Solubre S. A.
8:45 p.m. —AIRES ORQUESTALES
En el próximo número de esta REVISTA CONSERVADORA DEL PEN- Patrocinio Of. Rodolfo
Cardenal r.
SAMIENTO CENTROAMERICANO seguiremos exponiendo el planeamiento de 9:00 p.m. —PIANO POPULAR.
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nuestra BREVE HISTORIA DE LA MUSICA. 9:30 p.m.—LA MAGIA DE LAS
CUERDAS.
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Director. 11:00 p.m.—Programa Europeo.
(Francia o Alemania).
11:30 p.m.—Música Clásica
Variada.
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GUIA DE LECTORES
MESA REDONDA trae un estudio del Dr. Franco Cerutti de gran penetración si-
cológica y profundidad filosófica sobre la pequeña pero extraordinaria obra de Salmón de la
Selva, "La Educación de los Tiranos".
Pág. 3
—0—

Revista Conservadora de el Pensamiento Centroamericano se complace en publicar


el trabajo que el Dr. Pedro Francisco de la Rocha publicó en 1874 en "El Nacional" de Co-
mayagua, Honduras, titulado, "Estudios sobre la historia de la Revolución de Nicaragua".
Historiógrafos nicaragüenses venían desde hace tiempo interesados en conocer di-
cho trabajo del que solo tenían la referencia que de él hizo D. José Dolores Gámez en la no-
ta al pie de la página 311, de su Historia de Nicaragua (23 Edición 1955), Capítulo IV, La
Guerra de 1824.
Hacemos público reconocimiento a nuestro buen amigo y colaborador, Orlando Cua-
dra Downing, quien obtuvo copia de los originales gracias a la gentil cooperación del señor
Julio Rodríguez Ayestas, Sub-Director del Archivo Nacional, Tegucigalpa, República de Hon-
duras, a quien también le damos nuestras rendidas gracias por la oportunidad que nos brin-
dan de enriquecer, por medio de nuestra publicación, el acervo histórico nacional.
Pág. 8
0—

De la pluma de Guillermo Rothschuh T. un lucido trabajo —publicado ya parcial-


mente en La Prensa Literaria— sobre Whitman, Darío y Neruda. Tiene el singular mérito
de apuntar hacia una realidad de enorme trascendencia: la unidad poética continental.
Pág. 25
o

Un ensayo de José Coronel Urtecho que llamaríamos complementario a su anterior


obra, "Reflexiones sobre la Historia de Nicaragua". El mismo título del ensayo: "Paradojas
de las Intervenciones de Arce y Valle en Nicaragua" es ya sugerente del tema, por demás in-
teresante y clave para la comprensión de la ulterior historia del país, que no es otro que las
ironías que esta juega sobre las intenciones de las hombres.
Pág. 33

El Libro del Mes es la Tesis de Master que Lar ry K. Laird presentó en la Univer-
sidad de Kansas (1970) sobre los "Orígenes de la Reincorporación Nicaragüense de hi Costa
Mískita". Meritorio esfuerzo de investigación con una riquísima bibliografía que vendrá no
solo a iluminar puntos oscuros de la interesantísima como necesaria historia de nuestra olvi-
dada Costa Atlántica sino a abrir nuevos rumbos para, como sugiere el autor, una verdadera
reincorporación de la Mosquitia.
Respetamos la grafía del autor de la palabra mískita usada en el campo de la etno-
grafía y no el término corriente de nuestra tradición histórica de moskito. Agradecemos al
Banco Central de Nicaragua, el habernos suministrado el mencionado trabajo.
PRETENDE CONSERVAR AQUELLOS VALORES DEL SER Y DEL VIVIR CENTROAMERICANO
QUE NO DEBEN PERDERSE, ANTES POR EL CONTRARIO, DESARROLLARSE CON MAS
JUSTICIA Y HUMANIDAD EN LAS NUEVAS CIRCUNSTANCIAS DE LA HISTORIA
UNIVERSAL

EDITORIAL

A
Propósito del P de
Teatro Nacional Rubén Dario
El programa musical que el Teatro Nacional Rubén Darío
nos ha ofrecido para el mes de Mayo —con la vuelta de las lluvias
y del verde y de las flores— no puede pasar sin una palabra de re-
conocimiento por parte de Revista Conservadora del Pensamiento
Centroamericano, que pretende conservar y alentar cuanto contribu-
ye a la cultura, al ser y al vivir, de nuestro pueblo.

"El arte, dice Tolstoi, es una actividad humana que tiene por
propósito el trasmitir a otros los más altos y mejores sentimientos a
que el hombre se ha levantado". Artista verdadero es precisamen-
te el que descubre en sí mismo una grande y alta vivencia —esa co-
sa únicamente humana en que se juntan y resultan los esfuerzos de
la inteligencia, el corazón y la imaginación—, la reconoce, se entu-
siasma con ella y la expresa, la saca de sí mismo hacia afuera, la
dice en líneas, volúmenes, colores, sonidos, palabras. La saca fue-
ra con tal acierto que los demás, al encontrarnos con su expresión
tal vez al día siguiente tal vez tres mil años después, nos llenamos
como por contagio de aquellas grandes y altas vivencias. El teso-
ro de arte del mundo es el tesoro de las más altas, nobles y ricas vi-
vencias humanas, guardado y trasmitido en poemas, en -teatro, nove-
las y cuentos, en esculturas y edificios, en dibujos, óleos y acuarelas,
en cantos, sonatas, conciertos y sinfonías.

Cuanto más los nicaragüenses nos familiaricemos can el arte,


los nicaragüenses TODOS, más capaces no haremos de entenderlo,
de recibir la riqueza humana que atesora y, por tanto, de enrique-
cernos y engrandecernos. Entender es siempre un ponerse al nivel
de lo entendido. Entender una obra de arte, entrar en su riqueza, es
elevarse hasta la altura humana en que estaba el artista en el mo-
mento de crear.

El conocimiento y difusión del tesoro humano guardado en


el arte musical ha sido particularmente preterido en Nicaragua, sal-
vo unas cuantas estupendas y solitarias excepciones entre las que es
necesario destacar el esfuerzo ya de muchos años de Don Salvador
Cardenal con su Radio Centauro primero y su Radio Güegüense
después. El Teatro Nacional Rubén Darío, en las noches de sus con-
ciertos, se ha convertido ahora en otro estupendo difusor de esas ri-
quezas atesoradas en la música; difusor de extensión bastante limita-
da, es cierto, pero de cercana y honda intensidad. En alguna for- .

ma, por el aire o por el corazón de los que llegan a oír, las riquezas
humanas allí sonadas se derramarán y transformarán poco a poco la
vida de los nicaragüenses.

Porque los sonidos hechos arte, hechos música, no terminan


cuando termina el concierto. Se quedan en las hombres que los oye-
ron. Los hombres somos como esponjas en el mundo. Vamos ab-
sorbiendo en nuestro ser y en nuestro vivir cuanto nos rodea. Y así
como absorbemos y asimilamos las calles sucias, las aceras con la-
drillos chintanos, el ruido caótico de las motocicletas, de los gritos,
de los pitos impacientes (y nuestras vidas se vuelven sucias y caóti-
cas), así también asimilamos la magnífica armonía y concierto de las
obras de Bach, Vivaldi, Beethoven.

Decía que en Nicaragua la música ha sido preterida. Y se


nota la falta que nos hace. Uno tiene la impresión de que, los nica-
ragüenses no sólo no hemos encontrado la forma armónica y con-
certada de relacionarnos los unos con las otros, es decir, de ser Ni-
caragua, sino que no tenemos suficientemente desarrollado el buen
sentido que podría llevarnos a esa forma, el sentido de armonía y de
concierto. Armonizar y concertar es saber poner juntos a elemen-
tos distintos.

Por algo los grandes pueblos son pueblos con una gran
música.

Xaxier Zavala Cuadra

1
MESA REDONDA
Esta sección está abierta a to-
dos nuestros lectores para que pue-
dan exponer sus ideas al debate
público por medio de cartas o ar-
tículos cortos.

Salomón de la Selva
y los Tiranos
FRANCO CERUTTI

En Nicaragua, y creo en C.A. por lo general, tamaña labor emprendiera, y ocuparía, estoy se-
a Salomón de la Selva se le conoce y conceptúa guro, un buen número de tomos en cuarto.
como poeta, como al más representativo, quizás
de su país después de Darío (Alfonso Cortés tan Los jóvenes no tienen quizás memoria y ni siquiera
solo alcanza, a pesar de su categoría, dimensiones noción de esto, pero Salomón, en la época por ej.
locales, por ser su obra prácticamente desconocida de Sandino, fué, con su pluma, un activo lucha-
fuera de las fronteras centroamericanas). Tengo dor y dejó centenares de artículos acerca de la
para mí que muy pocos se han fijado en las de- intervención norte-americana. Ya en Europa, mu-
más características de ese hombre polifacético chos años después, fué corresponsal activo de dia-
quien fuera historiador, ensayista, periodista y rios nicaragüenses, y yo recuerdo haber leído una
"viveur", en el mejor sentido, desde luego, de la serie de artículos suyos con motivo de la muerte
palabra, a saber en su sentido francés que expre- de Pío XII y de la elección de Juan XXIII, que se
sa la capacidad de vivir intensamente esta nues- señalaban por su finura y brillantez, ambas por
tra estancia terrenal, sacándole los más sabrosos cierto nada comunes. Reprodújolos en aquel en-
y sustanciales jugos. tonces, el diario NOVEDADES de Managua.
Es una verdadera lástima que esto haya su- Entre los papeles, borradores, libros iniciados,
cedido y peor cosa aún que siga sucediendo, pues etc. Salomón de la Selva, al morirse, dejó un en-
Salomón tiene mucho que darnos, mucho que en- sayo, este sí acabado y listo para su publicación,
señarnos, y por esas latitudes no es, al fin y al ca- sobre Julio César y Alejandro Hamilton. El en-
bo, que tengamos tamaña abundancia de maestros sayo, o mejor dicho los dos ensayos reunidos en
como para darnos el lujo de hacer caso omiso de un único tomo recién publicado por la UNAN
los pocos que se nos ofrecen. Una edición com- (León 1971 —Colección ENSAYO, N 9 2— Pág.
pleta de sus obras por ej. que vendría a ser, "mu- 215), y cuyo hallazgo, dicho sea de paso, débese a
tatis mutandis" algo similar al imponente monu- Jorge Eduardo Arellano quien, según me infor-
mento levantado por aquel escritor mexicano que man, dió con ellos en Sonsonate, lleva un subtítu-
de Salomón fuera amigo fraternal, Alfonso Re- lo muy significativo: "Prolegómenos para un es-
yes; una edición completa de esta obra que yace tudio sobre la educación que debe darse a los tira-
casi completamente desconocida en periódicos y nos". Tomando en cuenta que Hispanoamérica
revistas sobretodo extranjeras, (mas también leo- ha sido y sigue siendo, por desgracia, tierra de
nesas y de Managua), debería ser, me parece, un extraordinaria feracidad por lo que a tiranos se
acierto notable sea la que fuere la editorial que refiere, huelga subrayar lo interesante y aprove-

3
chable que resultan la lectura y meditación de zás deberíamos decir más acertadamente: que él
esa obrita conceptuada menor, mas de indudable mismo se dió.
trascendencia.
Muy interesante, desde ese punto de vista, re-
Antes de pasar a examinar su contenido —y sultaría un paralelo entre la formación cultural
tan solo me detendré en el ensayo sobre César— de escritores como Salomón de la Selva y de José
quisiera hacer hincapié en unas consideraciones Coronel por un lado, y Ernesto Cardenal por el
que algo tienen que ver, si no ando muy descarri- otro (me dejo en el tintero, por razones especia-
lado, con la formación cultural del hispano-ameri- les que aclararé más adelante, al Padre H. Pa-
cano en general, del nicaragüense en particular y Ilais). Salomón de la Selva y Coronel, no sola-
que la figura de Salomón me sugiere. Debido al mente por disposición y vocación de sus intelec-
tipo de enseñanza que se viene impartiendo en tos, sino por la disciplina que se impusieron y los
C.A. —y dejando de un lado, por supuesto, algu- caminos que recorrieron, han alcanzado una visión
nos centros especializados y particulares— la for- histórica de la realidad que descansa en décadas
mación humanística de nuestros conciudadanos se y décadas de lecturas especializadas, de meditacio-
halla sumamente descuidada y contribuye a pro- nes "ad hoc", de minuciosa investigación docu-
fundizar cierto dualismo que a menudo hemos cap- mental, etc. A Ernesto Cardenal, quien es sobre-
tado en la postura intelectual de nuestros cientí- todo un intuitivo, un poeta en el sentido románti-
ficos, llegándose a veces a un divorcio de hecho co de la palabra —y su actuación socio-político
entre ciertos valores básicos en su visión de la vi- me parece confirmar tal tesis— a Ernesto Carde-
da. Hace pocas semanas, por ej. se celebró, en nal decía, no solamente no le interesa la verdad
Managua, una mesa redonda acerca del nicara- histórica, sino que huye de ella, como demues-
güense de la que ya nos hemos ocupado, y los so- tran, sin posibilidad de duda, sus poemas del ci-
ciólogos, los economistas, los políticos dieron aque- clo llamado "histórico", o su escasa obra crítica:
lla noche, con escasas excepciones, lamentable me refiero sobretodo a su negación "a priori" de
ejemplo de esa misma limitación que vengo sub- todo lo pre-vanguardista con excepción de la tria-
rayando. da de la Selva-Cortés-Pallais, y desde luego de Da-
río, y a su "Homenaje a los indios americanos",
poemas indudablemente sugestivos pero al mismo
Volviendo a Salomón, que es lo que en esta tiempo reflejantes tamañas y evidentes arbitra-
sede nos ocupa e interesa, cabe apuntar que el riedades, como cualquier historiador de las cultu-
hombre, desde muy joven, se entregó a estudios ras precolombinas puede explicar, que de su lec-
clásicos muy rigurosos, hasta alcanzar una forma- tura se infiere un retrato de aquellas sociedades
ción cultural que en nada difiere, si la considera- aborígenes idealizado e improbable como lo son
mos desde ese enfoque, de la que caracteriza a los aquellos que Gámez nos dejara de la administra-
mejores humanistas europeos, aun cuando a esa ción liberal —sobre todo zelayista— y Alejandro
misma formación se suman los rasgos típicos —ha- Hurtado Chamorro de las hazañas de Walker en
blo desde luego de rasgos culturales— de su as- tierra nicaragüense. De allí que cuando se en-
cendencia de mestizo hispano-americano. Típicos, frenta con la realidad política de su tiempo —y
y, cabe apuntarlo, enriquecedores, pues lo hacen la realidad política otra cosa no es sino la histo-
partícipe, protagonista y continuador de una tra- ria de mañana— le falten profundizados conoci-
dición espiritual claramente ubicada, por lo gene- mientos de lo anteriormente acontecido, lo cual
ral desconocida y a menudo vedada para el euro- condiciónalo y empújalo —ni podría ser de otra
peo, a no ser que "ex-profeso" y desde sus años manera— hacia una visión de los hechos algo con-
mozos, se haya identificado con ciertas realidades fusa, me parece, generosamente romántica y pro-
autóctonas americanas. fética más indudablemente extraña al plantea-
miento frío y objetivo propio del historiador, del
No creo equivocarme, al afirmar que nadie hombre de estudio y por supuesto del líder políti-
en C.A. —y muy pocos en toda Hispano-Améri- co. Esto, desde luego, sería sin consecuencias si
ca— ha logrado el conocimiento alcanzado por Sa- Cardenal tan solo fuera poeta de torre de mar-
lomón del mundo griego-latino: bastaría para com- fil: pero se nos propone como intérprete de la rea-
probarlo, leer la ILUSTRE FAMILIA. Nada tan lidad, como guía y maestro, como reformador y,
lejos de mis propósitos como el querer polemizar en cierto sentido, como caudillo de renovaciones
acerca del tipo de educación que aquí se imparte: que quieren ser, si no me equivoco, políticas y so-
menos aún me interesa, en esta sede, discutir si ciales.
la enseñanza del latín y posiblemente del griego
mantenga carácter de necesidad o cuando menos Salomón de la Selva no es menos consciente
de utilidad en nuestra sociedad contemporánea: no que él de lo dramático que son ciertas situaciones
puedo sin embargo dejar de subrayar la abismal históricas, ciertas circunstancias en las que el,his-
distancia que separa a Salomón de la mayoría de nano-americano y sobre todo el nicaragüense es
sus cofrades intelectuales, aun de los más prepa- llamado a tomar carta y participación: por algo
rados y serios. No creo que esto sea casual, o tan es contemporáneo de Sandino y de las múltiples
solo pueda imputarse a disposiciones naturales de intervenciones norte-americanas que plantearon en
su intelecto: en algo, en mucho creo yo. hubo de Nicaragua, toda una serie de bien conocidos pro-
influir el tipo de enseñanza que se le dió — qui- blemas. Tampoco se le escapa la verdadera fisio-

4
nomía de la realidad socio-económica de su país, un buen cristiano? Y no es quien no vea —creo—
dividido entre una ínfima minoría de poderosos que se está hablando de dos cosas distintas.
—en toda la extensión de la palabra— y una enor-
me mayoría de menesterosos, pero se vale, eso es, A un espíritu sutil y consciente como el de
aprovecha sus profundizados conocimientos de lo Salomón, no podía pasar desapercibida la burda
histórico para tratar de comprender y explicar las demagogia del concepto de igualdad en el cual, se-
razones de esta realidad tal y como es; para en- gún muchos siguen creyendo, debería basarse la
marcar estas situaciones, accidentales en el tiem- democracia. Ya Cicerón —y Salomón de la Sel-
po y en el espacio, en las líneas generales de lo va lo ha leído— había sentenciado que "ipsa ae-
que podríamos llamar una "filosofía de la histo- qualitas est iniqua cum habet nullus gradus dig-
ria" o, si se prefiere, una visión filosófica de los nitatis", lo cual en buen castellano significa que
hechos, buscando además la solución más acertada el principio mismo de la igualdad es injusto por
—a veces la única— de los tales problemas. Sa- no reconocer grados de dignidad. Es interesante
lomón, en una palabra, no sueña sino que estu- observar a ese propósito, cómo los más entusias-
dia; no es utópico, sino que apoya sus diagnosis y tas partidarios de esa utopía de la igualdad, se ha-
prógnosis en hechos comprobados y meditados; sa- llen entre los discípulos y continuadores de la iz-
be finalmente que la fase dialéctica del pensa- quierda hegeliana, lo cual no deja de constituir un
miento no puede no tener prioridad respecto al contrasentido, pues parece indicar que los tales
momento práctico de la acción. So pena que la secuaces del filósofo alemán, hacen caso omiso y
acción misma fracase. hasta reniegan del carácter medular de la síntesis
dialéctica. En qué pues descansaría la tal sínte-
....Que el conocimiento histórico, la profundiza- sis, sino en la contraposición de los elementos, es
ción de los hechos, la meditación acerca de ellos decir en su desigualdad, la que sugiere y supone
necesariamente lleve a una visión algo pesimista —rebus ipsis dictantibus— el concepto de jerar-
de la vida —aunque quede luego por aclarar la quía, a saber lo que Cicerón llamaba "dignitas"?
noción misma de "pesimismo"— es de alguna ma- Igualdad vendría a ser, por lo contrario, estabili-
nera obvio e imprescindible: no es casual que las dad, es decir paz, ausencia de lucha y contraposi-
fáciles promesas, las posturas demagógicas, el di- ción: en otras palabras, y hasta biológicamente:
vorcio de realidad y deseo, casi nunca se lleve a MUERTE.
cabo entre los hombres de auténtica preparación
científica, al extremo de que cuando sucede —y En recién oportunidad, auspiciaba Cardenal
algunas veces ha sucedido— se puede legítima- una sociedad desproveída de clases. Francamente
mente hablar, con Julián Benda de "trahisson de me gustaría que él me explicara esta idea tan fue-
clercs". ra de la realidad y de la que no conozco ejemplo
alguno en la historia de la humanidad. Supongo
Siguiendo en la comparación, vemos que Sa- que las palabras "clases sociales" sobreentienden
lomón de la Selva no vacila en afirmar "hay una los conceptos de jerarquía, y de diferencias no so-
fiera en el corazón humano, que la conciencia, la lamente nominales sino que efectivas, y por ende
moral en fin, mantienen reprimida" (pág. 23) mien- reflejadas por las distintas condiciones de quie-
tras Cardenal, en declaraciones dadas hace pocos nes las integran. Ahora bien, que una sociedad
meses en UNAN, advierte que "...el que cree que humana, sea la que fuera mas en todo caso viva,
los hombres nunca podrán dejar de ser egoístas... sobre algo pueda apoyarse que no sea la desigual-
ese no cree en el Evangelio, no cree en Jesucris- dad y desde luego el desequilibrio, la contraposi-
to, no es cristiano" (LA PRENSA, 15 de Julio de ción, la lucha, me parece ya de por sí bastante in-
1971). Lo cual, si nos detenemos en meditarlo, congruo, pero lo que más llama la atención en los
expresa cabalmente lo contrario de lo que Salo- labios de un hombre que tan bien maneja el idio-
món sostiene y a cuyo propósito —sea de todo es- ma como Ernesto Cardenal, es la contradicción en
to lo que fuera— no debe escaparnos que el pun- términos entre el auspiciado sistema social y la
to auténtico no consiste en aclarar si quien pien- ausencia de sus elementos básicos, eso es, de sus
sa que el hombre no puede dejar de ser egoísta estructuras primordiales, como lo son, sin posibi-
es o no es cristiano, entiende o no entiende el lidad de dudas, las aludidas clases sociales.
Evangelio, etc., sino en saber si tiene o no tiene
razón históricamente (pues de 'allí sacaremos con- En cuanto a Salomón, no podía él no darse
clusiones orientadoras); si acierta o disparata con cuenta de otro hecho en sí muy claro, y sin em-
relación a lo que el hombre ha demostrado, a lo bargo casi siempre tergiversado, a saber que no
largo de milenios, de poder, saber y querer hacer es el tirano quien mata la libertad, sino la dege-
en su diaria actuación. De hecho ; si nos plantea- neración misma de la libertad —el libertinaje u
mos el problema desde ese punto de vista nos que- oklokracia, como apunta Polibio —la cual produ-
da una que otra posibilidad de comprenderlo, y, ce una especie de caos del que sale el mismo tira-
nor ende, de resolverlo; más si tan solo nos con- no quien, más o menos conscientemente, trata de
formamos en discutir su supuesta adhesión al Evan- solucionarlo. "Recobrar la libertad" dice Salo-
gelin. su más o menos logrado cristianismo, etc., món comentando la muerte de la república róma-
no llegamos a ninguna conclusión por lo que ata- na, "era falacia. César no la había destruido ni
ñe al problema aludido, y únicamente planteamos arrebatado. Ella había dejado de existir, con lo
otro distinto problema, a saber: será ese hombre que se había producido un desorden que César tra-
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taba de reducir, para bien de todos". Algunos si- que tome el tirano se ajuste a la interpretación de
glos antes Platón, en "La República", había indi- los sacrosantos mandatos constitucionales, pues
cado con suma claridad el desenlace de tal pro- siendo así, el oprobio de la tiranía queda abolido
ceso: dado que ella ha venido significando nada más
que inconstitucionalidad: son sinónimos" ya que
"Cuando una Nación sedienta de libertad ha- "se ha creado en el sistema republicano un cole-
llase gobernada por coperos que se la brinden des- gio o Corte de Civilistas encargados, de la inter-
medidamente hasta el extremo de emborracharla pretación, variable según los tiempos y las exigen-
con ella, sucede que si luego los gobernantes se cias, de los textos constitucionales, que bien pode-
resisten a las pretensiones de los súbditos, cada mos llamar FATA" (pág. 113); "...las órdenes o
vez más exigentes, se les llama tiranos. También clases sociales jamás deponen sus diferencias sino
ocurre entonces que se tiene por hombre sin ca- en aras de un provecho común que se puede me-
rácter y siervo, al que es disciplinado con los su- dir en contante y sonante" (pág. 54), etc. A pro-
periores; que los padres, asustados, tratan a los pósito de constituciones, fíjese el lector en lo ac-
hijos como iguales y dejan paulatinamente de ser tual del penúltimo párrafo y también fíjese en el
respetados; que el maestro no se atreve a censu- sinnúmero de constituciones que, quien más quien
rar a los alumnos y estos se mofan de él; que los menos, todos los estados hispano-americanos han
jóvenes pretenden los mismos derechos y el mis- venido elaborando de la Independencia para acá,
mo aprecio que los ancianos, y que éstos para que a fin de devolverlas "adecuadas" a los tiempos, y
no se les juzgue demasiado severos, consienten sobre todo a las exigencias de los nuevos gober-
en las razones de aquellos. En ese ambiente de nantes. No se está, en este mismo momento, ela-
libertad, y en nombre de ella, no quedan respeto borando una nueva constitución en Nicaragua? Y
ni consideración para nadie, pero en medio de ta- no es la quinceava después de la de 1826, 1838,
maño libertinaje echa raíces y se afianza una ma- 1848, 1854, etc., hasta la de 1950?
la yerba: tiranía". Si nos fijamos en los ejem-
plos más recientes de la historia europea —fascis- Pero a todo esto, no lo llamaría yo pesimismo
mo en Italia, régimen franquista en España, de- y menos cinismo, sino que únicamente sentido de
gaullismo en Francia— nos percatamos clara- la historia o de la realidad, lo cual es cosa asaz
mente del hecho de que cuando surge el tirano distinta, claro está, de la muy difundida costum-
—o dictador— la verdadera libertad ya ha muer- bre del identificar lo histórico, es decir lo real,
to. No fui Julio César quien la arrebató a sus con lo que a nosotros nos gusta y quisiéramos ver
conciudadanos, sino las mismas luchas intestinas realizado. Lo cual, gracias a Dios, a veces tam-
de las facciones; y no fueron Zelaya o Somoza bién acontece... Por algo, desde siempre, a la his-
—entre ciertos límites, claro está— los que su- toria se la llama magistra vitae, mas el hecho de
primieron las libres instituciones nicaragüenses, que muy poco —según parece— enseñe efectiva-
sino el desorden y el mal funcionamiento del es- mente, no hay que cargarlo en su cuenta, sino en
tado democrático cuando encontrábanse en el po- la de quienes, aun teniendo la obligación de apro-
der Roberto Sacasa y, años más tarde, su hijo vechar sus enseñanzas, no mantienen con ella nin-
Juan Bautista, José María Moncada, Emiliano guna familiaridad. San Agustín, si mal no recuer-
Chamorro, Adolfo Díaz, Carlos Solórzano. etc., los do, amonesta que al no actuar conforme la ver-
que abrieron paso —fatalmente— al somocismo. dad, nosotros somos de culpar, nunca y de ningu-
Cabe de paso subrayar que en Hispano-América na manera la verdad... Así mismo creo que no
el problema de la tiranía cobra matices especia- se pueda juzgar pesimista, sino que proveído de
les, pues "todo los esfuerzos que se han hecho en mucho sentido histórico —y hasta político— al
hombre que llana y sencillamente escribe: "...a
nuestros países para debelar a los tiranos, han des-
embocado siempre en tiranías de la misma cala- nadie al parecer se le ha ocurrido que, en vez de
ña cuando no peores". (pág. 25) Llamar clara- fulminar epítetos, dicterios y condenaciones sobre
mente las cosas, ya es una manera de entender- el tirano y la tiranía... se busquen modos y ma-
las, añade más adelante Salomón, sin embargo su neras de hacer menos dura y aun de ennoblecer
llamado a la claridad y a la honestidad, se ha esa realidad" (pág. 24). También es cierto —lo
quedado a menudo sin respuesta. reconocemos sin dificultad— que Salomón se re-
fiere al tirano de la tradición clásica —aquel que
Su Weltanschauung, es decir su visión de la para realizarse histórica y completamente necesi-
vida, según lo expresa esta hermosa palabra ale- ta de la FE en su misión y de ciertas otras VIR-
mana, puede indudablemente parecer pesimista, y TUDES— y no de aquel que "queda en matón
para convencerse de ello bastaría citar párrafos vulgar o en bárbaro ladrón como han sido en su
como , los siguientes: "....los explotados se reve- mayoría los que han gobernado en Hispano-Amé-
lan, con que, a la postre, lo pierden todo" (pág. rica" (ibidem). Para medir cuán lejos se quedan
26); "...en Hispano-América nunca han sido los los tiranos hispano-americanos —o algunos de
pueblos quienes han designado a sus gobernantes" ellos— del tirano ideal del que habla Salomón, re-
(pág. 110); a ciertos programas "no es belleza lo cuérdese que los que tienen "ánimo tiránico bien
que se les niega, sino factibilidad" (pág. 111); forjado no se dejan llevar por el amor a su fami-
"...en una tiranía bien constituida, importa mu- lia, de la que se valen como convenga y a la que
cho que los veladores de la Constitución sean de saben sacrificar a su ambición..." (pág. 18)....
esa manera hábiles para que toda determinación No sé si podría dame más clara condenación, in-
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clusive desde el punto de vista de la lógica inte- lamentables confusiones y, en la práctica, equivo-
rior de la tiranía, del continuismo familiar en el caciones dañinas.
poder.
La acción, sea la que fuere, tiene su matriz
Los poetas, generalmente hablando, no suelen en el pensamiento que ha de moldearla y encau-
ser políticos hábiles ni acertados intérpretes de los zarla hacia ciertas finalidades, sean estas también
tiempos en que viven: el elemento irracional que las que fueren. En tal sentido, y por muy para-
casi siempre revélase medular en su obra, les im- dójico que pueda parecer, Salomón de la Selva se
pide una visión clara de lo que, al fin y al cabo, sitúa entre los maestros de la acción política y se
es básicamente racional. De ahí que muchas ve- revela un excelente guía para los que de veras an-
ces más se acerquen a los profetas y hasta se iden- helan sustanciales cambios de estructuras en nues-
tifiquen con ellos. Al padre Azarías H. Pallais, tras sociedades.
por ej. una sensibilidad histórica no siempre fe-
liz y un escaso sentido del contingente, hizo ver Al extremo de que este ensayo sobre Julio
en el comunismo un espantajo de lo más repug- César, si se sabe leerlo y captar la lección que en-
nante, al extremo de dictarle glosas —por ciertos cierra, vale por lo menos cuanto los decálogos
discutibles— que son toda una alabanza y un him- revolucionarios más al día. He dicho, y lo repi-
no al creador del facismo italiano: Mussolini, vis- to, si se sabe leerlo y si se sabe captar lo que hay
to como Hombre de la Providencia. Huelga apun- en él, es decir si se aprovechan el profundo cono-
tar que Salomón de la Selva conoce demasiado la cimiento de los hechos, la equilibrada evaluación
historia para cometer tamañas ingenuidades: y de ellos, y sobre todo la acertada interpretación
que, por lo contrario, escudriña la realidad de lo de sus antecedentes y medulares raíces.
humano con fría y objetiva lucidez.
Lo cual —nadie lo niega— convierte a su au-
De esa misma lucidez, si no ando muy des- tor en un aristócrata en el sentido etimológico de
carrilado, necesitamos siempre y cuando querra- la palabra (del griego áristos el mejor).
mos enfrentarnos con cierta problemática de ca-
rácter socio-político. De nada sirven, y a ninguna Pero desde cuándo el líder, sea la que fuere
parte conducen, los espejismos demagógicos y los la corriente que representa y el movimiento que
entusiasmos que no descansen en una bien enfoca- encabeza, no ha de ser cabalmente eso: un aristó-
da panorámica de la realidad, y, por ende, de sus crata en el sentido etimológico de la palabra, por
causas históricas: podría más bien añadir que has- identificarse con el mejor, con el que acertada-
ta el entusiasmo y la buena fe, cuando no se apo- mente puede guiar a los que luchan codo a codo
yen en firmes orientaciones del intelecto y pro- con él, pues tiene para esto la preparación nece-
fundizada preparación técnica, suelen engendrar saria y las cualidades básicas e imprescindibles?

Managua, Mayo de 1972.

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ESTUDIOS SOBRE LA HISTORIA
DE LA REVOLUCION
DE NICARAGUA

PEDRO FRANCISCO DE LA ROCHA.

REVISTA CONSERVADORA DE EL PENSAMIENTO CENTROAMERICANO se compla-


ce en publicar el trabajo que el Doctor Pedro Francisco de la Rocha publicó en 1874 en "El Na-
cional" de Comayagua, Honduras, titulado, "Estudios sobre la historia de la Revolución de Nica-
ragua".

Historiógrafos nicaragüenses venían desde hace algún tiempo interesados en conocer dicho
trabajo del que sólo tenían la referencia que de él hizo Don José Dolores Gámez en la nota al pie
de la página 311, de su Historia de Nicaragua (2a Edición, 195'5), Capítulo IV, La guerra de 1824.

Hacemos público reconocimiento a nuestro buen amigo y colaborador, Orlando Cuadra


Downing, quien obtuvo copia de los originales gracias a la gentil cooperación del señor Julio Ro-
dríguez Ayestas, Sub-Director del Archivo ,Nacional, Tegucigalpa, República de Honduras, a quien
también le damos nuestras rendidas gracias por la oportunidad que nos brindan de enriquecer, por
medio de nuestra publicación, el acervo histórico nacional.

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Tanto en Méjico, como en Centro-América, el cual era mas ignorante i de mas estragadas cos-
la generalidad de los Criollos Españoles se consti- tumbres", mientras que para Alaman, Morelos fue
tuyó en rebeldía permanente contra el nuevo ór- el insurgente de mas prestigio i talento de la nue-
den de cosas, i fueron los Aliados naturales de los va España. Al lanzarse el Cura Dolores el 16 de
Europeos en el Poder, para bastardear las institu- Setiembre de 1810 con el lábaro de la indepen-
ciones que mas tarde debían explotar en su prove- dencia en una mano i la espada en la otra, como
cho, como se ha visto á Guatemala durante trein- Bonaparte para salvar el puente de Rivoli, no eran
ta años, lanzarse por la tangente de la esfera del los Criollos Españoles quienes le seguian, sinó los
derecho constitutivo reconocido en todos los pue- indios, ladinos i mulatos, al decir del prenotado
blos cultos de Europa i de América, proclamando historiador. El mulato Vicente Guerrero, los cam-
la vitalidad, que es el tósigo de la libertad repu- pesinos Galianas, los tres Bravos, ladinos, el mes-
blicana, cohibiendo el sufragio, i el monopolio se- tizo Don Felix Fernandez, cuya pila de bautismo
cando los manantiales de la riqueza pública; mién- ha sido el fuego de asalto de Oajaca en 1812, to-
tras su Aristocracia ilustrada permanecía sentada mando el nombre de Guadalupe Victoria, mas tar-
sobre un pueblo de ilotas en sus tres quintos. Aun- de Presidente de Méjico, fueron los compañeros de
que la apreciacion confidencial de la correspon- armas del célebre caudillo Morelos, el mayor gé-
dencia epistolar no tenga el carácter circunspecto nio estratégico de nuestra revolucion. Miranda,
i reflexivo que demanda la grave discusion de los Bolivar i San Martin, se educaron en Europa; la
negocios de Estado, hai en ellas mas espontaneidad reaccion moral de la libertad contra el despotis-
y talvez mas sinceridad de conviccion i menos pa- mo inspiró á Morelos.
sion. I como el influjo de la prensa entre noso-
tros es mui fugaz, i aquella se ha hecho del domi- Veamos ahora como califica á los próhombres
nio público, insertamos los párrafos de las cartas de nuestra revolucion el notable autor de las Me-
siguientes del Dr. D. Lorenzo Montufar, referen- morias de Jalapa, D. J. Manuel Montufar, escri-
tes a la política é importancia de los prohombres tor de tanta valía i de tan brillante narrativa. Ver-
que rodearon al General Carrera. El Sobrino pro- dad es que al apreciar los sucesos i su generacion,
gresista, juzga al Tio i á su partido retardatario. no lo hace con la imparcialidad compatible con
su papel de actor é historiador del drama políti-
"El partido servil de Guatemala ha observa- co, simultaneando tales funciones—. En oleage de
do siempre como máxima política, que Guatema- la democracia que trajo consigo el movimiento de
la no puede prosperar sin el descrédito i la ruina nuestra emancipacion, arrollando al paso el débil
de sus vecinos .... En esto no solo no obra con hon- dique de anexion al Imperio de Iturbide, especie
radez, sinó que acredita una completa ignorancia de paréntesis político, arrebató en flor las espe-
en política i en economía.— No se necesita ser un ranzas de la interesada tutela de los Criollos Es-
Guizot, basta haber leido con cuidado á Montes- pañoles, que intentaron adueñarse del rectorado
quieu i Filangieri, para comprender que es una de nuestra regeneración social i política; cuya in-
base para la prosperidad de una nación el desarro- teligencia i capacidad atributiva de unos pocos, se
llo de la riqueza de los paises que la rodean (3a ha hecho extensiva á todos los de su clase, entre
Série, Carta al General Barrios datada en París á los que figuraron dicho Historiador, Córdova, Pa-
13 de Enero de 1864). von, Bátres, Aycinenas, todos ellos bastante dis-
tinguidos por su inteligencia, cultura i conocimien-
"No estrañe U. que llame ineptos á hombres to de los negocios, pero tan retardatrices, que el
viejos que gozan de una gran reputacion.— Yo movimiento de la locomotora del progreso los de-
nunca he creído en el mérito de ellos, i cada dia me jo tendidos i convulsos sobre los rieles. Reformán-
confirmo en mis ideas. Sin conocimientos i sin dose, se rehabilitan los partidos.
mundo he visto por instinto desde niño la verdad
de muchas cosas. Me sucedió en cuanto al tea- Cual Ofelia, la loca de Shakespeare, que arran-
tro.— Yo no ví a Fedrani, porque entónces era ca el mejor floron de su corona; para mancillarlo
mui niño, i porque las personas que en mala hora á sus pies, desata el nobilísimo Escritor su ira
dirijian mi educacion, opinaban que un teatro era censoria sobre El Ciceron de los Andes, á quien
la puerta del infierno— (Id, id., Carta al Ministro legó Jeremías Benthan un mechon de su cabello,
Irungaray datada en París á 16 de Febrero de simbolizando la fraternidad intelectual del Genio,
1863.) sobre Aquel que fue Miembro corresponsal del
Instituto Nacional de Francia.
D. Cirios Ma Bustamante, que despues fue
Presidente de Méjico é historiador de la revolu- "Valle, dice, combatió la independencia bajo
cion mas tarde, formó en las filas absolutistas del el gobierno español, i al aceptar el cargo de Re-
Virey Vanegas i Calleja, para combatir á las fa- presentante al Congreso mejicano, quería probar
langes insurgentes comandadas por Guadalupe Hi- haberse opuesto á la incorporacion, aceptando al
dalgo i José Ma. Morelos.— El ilustrado estadis- mismo tiempo el Ministerio que le confirió Itur-
ta é historiador Criollo D. Lúcas Alaman fue el bide.— Valle era inconsecuente a todos los par-
adalid de las clases privilejiadas; Hidalgo, hom- tidos á que perteneció; sus pasiones, i especial-
bre sagaz i no iliterato, dice el historiador Don mente la de la venganza; la tortuosidad en su con-
Modesto La Fuente, no tan feroz como Morelos, ducta administrativa, el poco valor que parece ser
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de la esencia de la literatura, menguaban sus in- muerte de Valle, donde condena todo el vigor, to-
contestables ventajas de talento, erudicion, facun- da la fuerza de concepcion, toda la elevacion del
dia i conocimiento de todos los negocios de la estilo de Victor Hugo, con la idealidad de Goethe
República. Su pariente Don Dionisio Herrera era la lealtad de la inteligencia germánica.*
mulato, segun se ha averiguado, i tenia mas ca-
pacidad que Villacorta para miembro del gobier- *"Ha muerto Valle.— Este nombre, es cono-
no provisional de la nacion. En Nicaragua (1829) cido en la Europa.— Su cabeza fue una luz; su
se mostró á la altura de su mision pacificadora. boca, el órgano de la elocuencia en la tribuna.—
"Si hubiera escrito Montufar despues del 2 de Sus escritos, la honra de la Patria i de las cien-
Marzo de 1834, habria agregado: La Notabilidad cias.— Se hundió Benthan en la noche eterna en
de Guatemala no asistió a las exequias de Valle, la Inglaterra; desaparecio su amigo Valle en Cen-
á escepcion del Dr. Castilla i sus colegiales. Ni tro-América.
muerto se le perdonó su incontestable superiori-
dad: ofuscan los rayos de luz que despide su me- Ciudadano pacífico, él cultivó con ardor la sa-
moria:— Los Sabios son los Soles del mundo mo- biduria; él lleno de todos los principios elementa-
ral. les de gobierno, él escribia por la gloria nacional i
por el interes de la humanidad.— Su concepcion
El Dr. Don Pedro Molina, que como médico profunda i exacta, aparecía en un lenguaje pau-
del fijo de Granada; vacunó mucha gente con el sado, puro i magestuoso, que presentaba los ob-
fluido liberal en los primeros años de este Siglo, jetos por todas sus fases i se desarrollaba en una
Redactor del Génio de la Libertad al par del Ami- argumentacion clara i victoriosa. Su carácter fir-
go de la Patria redactado por Valle, cuyas colum- me i decidido tenia á caso los caprichos i singula-
nas fueron los alambres eléctricos que propagaron ridades del génio. Sin transaccion para los trans-
la nueva idea; Molina era el único talento, aun- gresores de la libertad pública, él oponía siempre
que sin practica en los negocios que iba á mane- todo el rigor de los principios; él sostenia la rec-
jar: salia de su profesion de Médico a fundar una titud de las leyes.— Su mente concibiera la vas-
República, i á gobernar en tiempos mui difíciles. ta Confederacion Americana, núcleo inmenso de
El Dr. Cirilo Flores era Médico sin crédito, co- pueblos independientes contra la liga de reyes i
frade de varias hermandades piadosas en Quezal- tiranos.
tenango, mientras que esto pudo ser un medio de
conceptuarse i de manejar fondos: imperial exal- Si deseara el mando en la República, si su
tado i últimamente celoso republicano— Habia si- corazon ardía de ilusiones, él no se lisonjeaba con
do diputado en la Asamblea nacional constituyen- el honor de regularizar el gobierno i aplicar la
te, i como Presidente de ella adquirió el concep- ciencia al gobernalle. Pero esmerado en la edu-
to de firmeza i honradez en las memorables se- cacion de su hijo, tranquilo en la vida privada,
siones de 14 de Setiembre i 4 de Octubre de 1823. orgullo i libre en su retiro, jamas se humilló ni á
La Asamblea del Estado de Guatemala no fue li- la revolucion ni al poder.— Su alma era el altar
bre en la eleccion de Juan Barrundia i Flores, co- de Minerva.— Su placer la armonia de la civili-
mo Gefe i vice-Gefe: ni el uno ni el otro tenían zacion.— En su gabinete estaba el asilo sagrado
prestigio ni aptitudes— Barrundia fue elegido, por- de la sabiduria, contra las tempestades civiles.
que es hermano de otro Barrundia (José Francis-
co, el lírico de la libertad) que había estado ocul- Bajó ya á la tumba, cuando sus sentimientos
to por una causa de independencia, que habia da- por la nacionalidad, cuando los votos del pueblo
do algunos gritos en la Junta general de 15 de lo ponían al frente de la República agitada.— ¡Ho-
Setiembre de 1821, que votó contra la incorpora- nor de esta cara patria, descansa en paz!— Reci-
cion á Méjico, i últimamente, porque era diputa- be el tributo de los sábios i el gemido de tus ami-
do i proponía i sostenia bellas teorías. Sus dis- gos.— Unete á Benthan i á los astros. Pensador
cursos en los actos mas solemnes, sus notas oficia- luminoso, el crepúsculo de tu ocaso -brillará siem-
les i su gaceta ministerial, siendo Senador encar- pre en la nacion.— Que el honor de los hombres
gado de la Presidencia, tan varias de cosas como ilustres corone tus sienes, i ahogue el llanto de tu
pródigas en palabras brillantes i en espresiones in- familia en la virtud inmortal i en los acentos de
flamadas, solo probarán que habia un escritor con la Patria".
mas fuerza de espresion que de carácter. A la ver-
dad, Barrundia no era hombre de gabinete, era el El nobilísimo Escritor perfiló así al Estadis-
atleta de la oposicion en los Congresos, el escritor ta, la mas pura i elevada personalidad del parti-
lírico de la libertad. La muerte le sorprendió, co- do liberal, que ha dejado tan bellos recuerdos á
mo Representante de Honduras, al pié del Capito- Guatemala; mónade de primera magnitud, como
lio de Washington para consagrar sin duda la afi- decia Goethe en su estilo pintoresco i panteista,
nidad de sus doctrinas con las de los progenitores refiriéndose a su amigo Wieland ya muerto.— El
de la libertad continental de América, cubriendo que dijó: que un gobierno sin apoyo es cómo un
sus cenizas el pabellon de las estrellas, emblema para-rayo mal construido, que atrae, no preserva:
grandioso de los principios republicanos, de que despues uno de los oráculos del foro ilustre de Mé-
era una personificación distinguida. I como un jico, cuyo bufete apenas tenia igual en la resolu-
desmentís á la calificación gratuita de Montufar cion de los asuntos mas importantes, lo cual for-
transcribimos las pocas líneas consagradas á la mo su considerable fortuna, miéntras que Córdo-
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va i Montufar se eclipsaron en aquella Repúbli- que nos ha legado.— Al que no ha dejado nada,
ca. nada se le dá; es la justicia atributiva. (El Nacio-
Dice así: El Dr. D. Mariano Galvez era en el nal-No. 19- 1874).
Congreso federal la cabeza del partido exaltado i
el único de talento i laboriosidad: dotado de gran Así traza la vida del Héroe de Gualcho.
flexibidad de fibra, de poca delicadeza para ple- "Morazan se ejercitó con- la pluma en la ofi-
garse á las circunstancias, de un carácter falso, i cina de un escribano de Comayagüa, i en ella ha-
afectando una franqueza i una moderacion que no bia dado á conocer disposiciones mui felices, pero
le es propia, cuando la resistencia era inutil, in- poco honrosas, para la imitación de letras ó fir-
trigó i sacaba todo el partido posible de sus ma- mas: como dependiente de un almacen ó casa de
nejos; miéntras que trabajaba sordamente contra comercio en Tegucigalpa, tampoco dejó satisfecho
el partido que aun le daba algunas consideracio- al propietario á quien servia. Despues fue Secre-
nes. Un nacimiento vergonzoso le hacia deudor de tario del Gobierno de Honduras, i luego Conseje-
su educacion i de su carrera á familias distingui- ro mas antiguo, en cuyo concepto ejerció el Po-
das. Imperial con Gainza, denunciante con Filiso- der Ejecutivo: se dice que no había entrado con
la, i diputado en la Constituyente, se purificó de calor ni decididamente en la revolucion, (i duran-
estas manchas sirviendo con bajeza al partido exal- te el sitio de Comayagüa iba hacer fuego á la
tado, en que hizo un papel distinguido— Galvez trinchera mas peligrosa) sinó cuando despues de
estaba por todas partes é intervenía en todo, ya la capitulacion de Comayagua el Coronel Milla,
vendiendo proteccion á unos, ya mediando con segun las órdenes que recibió, le tuvo en arresto
otros; con unos exaltado, con otros racional i mo- i le obligó á salir del Estado: entónces pasó á Ni-
derado; activo siempre i nunca bastante audaz; caragua, donde reunió algunas tropas que le sir-
amenazando con la tormenta, temiéndola él mis- vieron para la reaccion de Honduras, que comen-
mo, i conjurándola con falsas confidencias para zó por la accion de la Trinidad, en que Milla fue
asegurar en ellas una retirada en caso de perder derrotado. Morazan tiene dotes naturales bastan-
terreno. te felices: á una figura recomendable, aunque no
militar, reune el talento i modales insinuantes,
No participo de las ideas del General Mora- aunque sus maneras se resientan de la afección ó
zan como fedrealista: tal sistema nos ha conduci- del arte. Examinado por sus principios i por su
do de la unidad engranada á nuestras tradiciones carrera, se le encuentra formado por sí mismo sin
nacionales, al fraccionamiento, á la erección de instruccion i sin escuela; pero ni aun el trato del
mil tiranías levantadas por el demagojismo políti- mundo en una sociedad regular ha podido desen-
co.— Entre nosotros no ha habido e pluribus volver sus disposiciones naturales. Casi todo lo
unum, sino ex uno plures.— Todo el peso de la fe- debe á la casualidad, como acontece en los capri-
deracion lo sufrió Guatemala en su principio. El chos de las revoluciones; pero su carácter ó sus
unitarismo economiza hombres i dinero, i uno no condiciones propias no son despreciables: tiene na-
es igual á cinco, sino invirtiendo las leyes infali- turalmente lo que en otros es el resultado de una
bles de la aritmética, ó lo que es lo mismo: res- larga carrera política ó del manejo de muchos ne-
tando uno de cinco, quedando las leyes infalibles gocios públicos, esto es, la inmoralidad política i
de la aritméitca, ó lo que es lo mismo: restando el frio cálculo de un hombre cuyo corazón está
uno de cinco, quedan cuatro: hai tambien econo- en su cabeza, i que todo lo sacrificaba á sus inte-
mia de cuatro tiranías o de cuatro conspiradores, reses; bien público, palabra de honor, compromi-
que se resuelven siempre en fracciones infinitesi- sos sagrados, consecuencia i verdad. Su conducta
males. Sufrirémos solo uno i un solo gasto: el so- privada corresponde á estos funestos dotes: la ven-
brante de hombres i dinero queda á beneficio de ganza tambien es en él, un resultado de cálculos
la industria i de las artes.— Pero el General Mo- frios. I si a estas cualidades hubiese reunido Mo-
razán fue un talento militar, tal vez no un Esta- razan el conocimiento de las revoluciones, i si la
dista, pues solo nos ha dejado el recuerdo brillan- codicia i la ambicion no le hubiesen cegado, en
te de sus victorias, i esculpido el sentimiento enér- 1829 . habria hecho la felicidad de la República i
gico é indeclinable de nuestra reconstitucion na- asegurado su nombre para siempre. Pero las re-
cional.— Empero, la detraccion, la diatriba, no son voluciones, tan fecundas en séres maléficos, rara
elementos sustanciales de la crítica histórica: Va- vez producen un hombre necesario que sepa ter-
lle, Galvez i Morazan son tres figuras elevadas; minarlas. Todo es también proporcionado: era im-
ciego es quien no las vé. Le sucede al Sr. Montu- posible que en el combate de las mas pequeñas pa-
far lo que al viajero en su ascension á las monta- siones i de los intereses mas rastreros, descollase
ñas encumbradas: la altura lo deslumbra i desva- un alma grande. Largo tiempo pasará para que
nece. El juicio de la historia es imparcial i sereno, fructifique entre nosotros la semilla de los héroes:
i un tanto mas sosegado i respetuoso cuando se no está preparado el terreno. (Memorias, cap. 3.)
cierne sobre el Solio de la Sabiduria, del Genio
político ó del talento militar.— Se levanta entón- "Una de las creaciones financieras de Galvez,
ces una bandera móral, neutral, no para garanti- continua el nobilísimo Historiador, como Ministro
zar el tráfico clandestino del error, de sórdidas é general del Gobierno de Guatemala en 1829, es
infecundas ambiciones, ó de traicion á las liber- el temible empleo de Administrador de recursos,
tades nacionales, sino para apreciar con equidad conferido a D. Cayetano de la Cerda, especie de
i miramiento de circunstancias i épocas, las obras Cuestor con algo del poder tribunicio, imponia,

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graduaba i exijía las contribuciones en dinero ó Montufar ha sido el protagonista de ideas ad-
bienes, casi siempre de los serviles, que remataba versas á nuestra gloriosa redencion política: sus
ó depositaba en su persona ó en la de su padre Memorias fueron el punto á partir de apreciacio-
politico: nada escapaba á su rapacidad, acompa- nes refractarias á los principios adoptados; mu-
ñando el insulto i maltrato de palabra". chas de ellas las ha suscrito el Doctor Marure, sin
revalidarlas en fuentes mas puras i copiosas, i pa-
"Nada se sabe, agrega, acerca de si era mi- ra formar un cuadro fatídico de la revolucion de
litar el sediciente Coronel de Caballería Guiller- Nicaragua; surgiendo de ello la especulacion co-
mo Perks, pero nadie duda que era un aventure- manditaria de Mr. Levy, de la cual me ocupo, pa-
ro". El Coronel de artillería frances Nicolás Raoul ra restablecer los hechos á su genuina expresión,
fue ingrato, irrespetuoso é insubordinado con sus á su generacion cronológica, sin trastocar las fe-
superiores, mirando con desprecio á los militares chas, para no sentar plaza de Candidato á un Ma-
del país, como sucede casi siempre con todos los nicomio. "En la adversidad, dice el Doctor Ma-
extrangeros.— Perks sospechaba que Raoul le ha- rure en su Bosquejo histórico, Montufar ha des-
cia sombra, é indisponía al Presidente contra él, cubierto un espíritu rencoroso é implacable: ha
haciéndoselo sospechoso, i afectando confianzas con olvidado las consideraciones que debe el hombre
Raoul le indisponía contra Arce: Raoul es ligero á su país natal en cualquier circunstancia de la
hasta la locura; Perks era intrigante hasta la in- vida, i se ha mantenido escribiendo desde el se-
moralidad.— Ordoñez es artillero i hombre de re- no de una nación vecina i rival, para deshonrar á
gular talento natural, pero sin instruccion ni cul- su Patria, i acaso para avivar antiguas é injustas
tura: presidiario y sirviente doméstico, la inmora- pretensiones". (Tomo 1.o, página 192).
lidad de su conducta correspondia á sus princi-
pios, i su audacia á los vicios vergonzosos de un La licencia en la prensa no puede constituir
salteador.— Se adueño en Granada, no solo del jamás la disciplina social; ni el dicterio ó la deni-
mando de las armas, sinó de las propiedades; lle- gracion edificar la reputación de un escritor. Ti-
vando su exceso, no solo á saquear los almacenes ranía peor que la del sable, pues lastima i hiere
de propiedad extrangera, sinó un buque neutral desde léjos, dilatando su influencia deletérea por
que arribó al Puerto de San Juan del Norte; no todas partes; la pluma es á veces el clarin ó par-
quedando tampoco á cubierto de su persecucion che de guerra que convoca á los disidentes al cam-
los bienes i persona de Sacaza, su antiguo Protec- pamento enemigo; es una pica de mil puntas, que
tor". hiere ó mata tal vez á un déspota, pero que desan-
gran á la Patria al lado de las huestes enemigas,
Tales son los rasgos biográficos de los pro- violando los fueros, la gloria, la magestad del pue-
hombres de nuestra revolucion trazados por la plu- blo, que lo viera nacer. Desgraciado uso del ta-
ma de la detraccion envenenada por el ostracis- lento i de la palabra, la palabra que creó al uni-
mo: es la última mano de la obra de demolicion verso, que disuelve i destruye en lugar de edifi-
con la ironía i el sárcasmo, iniciada por "El Indi- car, que teniendo tanto poder de agitacion, lo tie-
cador" que vió la luz pública á fines de 1824, ne mui poco de sosiego i de templanza: que en la
siendo su autor i colaboradores el mismo Montu- prensa es la electricidad en estado de rayo, pero
far, Córdova, Sosa, Dávila, Castilla i Beteta, i que que puede derivarse su accion soberana, por los
para contrastar sus ataques se empleó la maligni- alambres de la honradez, de la lealtad i del pa-
dad sárcastica de Rivera Cabezas i alguna vez la triotismo ilustrado, no para levantar en las fron-
capacidad de Galvez, en el "Diálogo de D. Meli- teras de la Patria un pendon de sangre i desola-
ton"— Respirando Arce esa atmósfera del éterea, cion, sinó para difundir la moralidad i las luces,
se afixió, eclipsando un pasado glorioso i su vida derramando el bienestar i la vida.
en el porvenir. Por eso es el único que se salva
del comun naufragio de tantas reputaciones inmo- Si los documentos escritos juzgados á la ley
ladas por la voracid d de un Minotauro insacia- de un análisis filósofico, son fuentes bastantes pu-
ble, que como tal de considerarse el deseo de ras para escribir la historia; las comunicaciones
venganza de un desterrado, que escribe i denosta: orales i conversaciones promovidas ad hoc con los
un ensueño de restauracion es un lampo de glo- testigos presenciales ó con los actores mismos del
ria: la benévola acogida de pueblo civilizado, una drama, no son fuentes ménos fecundas en datos y
ovacion debida á su mérito, hallándose al desper- apreciaciones, para correjir, llenar ciertos vatios,
tar sin ejército ni dinero, con el horripilante re- redondear un periodo, esclarecer algunos puntos
cuerdo de su caida i derrotas, i aterido de debili- oscuros, completar otros, alimentándose así el es-
dad i de frío. Por eso Arce, su protagonista, es píritu con el relato animado de las proezas de
un hombre de clara inteligencia i patriotismo, por nuestros antepasados, para empaparse en su ins-
eso se desprende del Ejecutivo Nacional como an- piracion i ser el intérprete fiel del pensamiento
tagonista de Valle (¡de quién i en qué, Gran civilizador de nuestra emancipacion politica.— La
Dios!), para ir á pacificar á Nicaragua, siguiéndo- palabra escrita enseña mudamente, no palpita ba-
lo el autor en su peregrinacion política, como Me- jo la emocion del que habla, no pormenoriza, se
fistófeles al Doctor Fausto hasta la casa de la di- le escapan á veces incidentes, que agrupándose,
vina Margarita, como si dijeramos la Presidencia, se condensan en haces de rayos luminosos, que
que fue su Roca Tarpeya.— Rissum teneatis, ami- permiten ver mas claro i mejor.— La palabra ha-
ci! blada reverbera la idea, cuya repercusion es la
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conversacion dialogada: analiza la idea ú objeto de guerra: las de Ginotepe i del llano de la Ce-
en sus varios aspectos y elementos: luego la com- vadilla.
para con otras análogas, i ensancha su irradiacion
luminosa, la filiacion é índole de los aconteci- Ordoñez prestó importantes servicios á la
mientos, que encadenados con ilaciones i conse- causa de la independencia patria, trazando á la
cuencias precisas, se cotejan i coordinan en segui- revolucion una marcha mas segura i pronunciada,
da por afinidad ó síntesis, para levantar el edif i- entusiasmando a la juventud para que se alista-
cio de nuestra historia nacional, vivificandolo de ra en sus filas, i dando al ejército una organiza-
manera que se diseñen en sus contornos la solida- cion i movilidad antes desconocida. A su prodi-
ridad directa i mútua de los hombres, de sus epo- giosa actividad, á su carácter laborioso i á su ta-
cas respectivas i de las circunstancias en que se lento sumamente fecundo en expedientes, debió
hallaron, engránandose con ellas de tal modo sus tambien poder neutralizar los malos efectos de su
movimientos i tendencias, que no podían ménos aislamiento i proporcionarse recursos, por medios
de deslizarse en la proyeccion ineludible de los ciertamente violentos, que la calma de hoi desa-
acontecimientos humanos. probará quizá, pero que las circunstancias de en-
tonces hacian inevitables.
Así es como conversando con los Señores San- Porque en aquel nuevo período de la vida i
doval i Montenegro, personalidades levantadas, de creacion, era imposible proceder con regulari-
que incoharon el proceso histórico-político, bus- dad, sin pasiones i sin algunos excesos, cuando el
cando la clave de nuestra revolucion i de la disi- pueblo acaba de descargarse de la mita, reparti-
dencia en 1821 de los promotores del movimiento mientos, encomiendas i contribucion indigenal, sa-
de 1811, me dijeron las siguientes palabras: "que liendo de la penumbra colonial, para entrar de
el grito fatídico de Viva Fernando 79, mueran los lleno en el círculo de los rayos del nuevo Sol.—
Españoles, en 1811, dió á comprender que solo se La clase rica, estacionaria i egoista por escelencia,
trataba de un cambio de Mayordomos (palabra no puede en manera alguna constituir el ejército
bastante gráfica de Sandoval), i no de una revo- ofensivo de las revoluciones radicales ó de las
lucion social i politica: que así lo declararon fran- grandes transformaciones sociales; como elemento
camente á Sacaza, Rocha i Ordoñez, al presentar- de órden i estabilidad, se coloca constantemente
se aquel en el cuartel el dia mismo del movimien- á la defensiva, esto es, al lado de los gobiernos i
to, para no reincidir en una capitulacion desas- á la sombra de las instituciones existentes: si la
trosa, como la verificada contra el voto popular clase criolla, poseedora esclusiva de la riqueza por
en 1811, despues de un triunfo glorioso de parte medio del monopolio i de la esplotacion del hom-
de los insurgentes, rechazando las huestes invaso- bre por el hombre, reaccionó en aquel entónces,
ras i absolutistas, que comandaba el Sargento Ma- fue unica i esclusivamente, para defender sus ca-
yor D. Pedro Gutierrez". ducas i baldías pretensiones, al verse amenazada
por el diluvio nivelador de la democracia: el pue-
Que Ordoñez era un hombre de talento é ins- blo recobrando sus naturales derechos de libertad
truido en su profesion militar, está comprobado é igualdad, obedecia á una ley indeclinable en el
con el hecho de haber sido colocado por la Fede- órden fisico i moral. La revolucion, ó lo que es
racion, como Vocal de la Junta consultiva de gue- lo mismo, la reaccion natural de la libertad con-
rra, al lado de Arzú, Jonama, Pierson, Raoul i tra la opresion, siendo una operacion fisica inevi-
Saget, así como por las importantes comisiones table, debe ser igual i contraria á la accion que
que se le confirieron, i que desempeñó con acier- la produjo: á esto es precisamente debido, que la
to, honor i patriotismo. Arce, jefe espedicio- revolucion redentora haya cubierto de sangre i de
nario en Nicaragua á fines de 1824, aun no ruinas, con el secuestro i la espatriacion, á todas
había revelado sus tendencias refractarias al sis- las Repúblicas latino-americanas, vengando así en
tema adoptado: la solidaridad de principios i de meses ó años de reaccion, siglos enteros de tira-
esfuerzos del partido liberal granadino i del sal- nía i envilecimiento.— Así es como la libertad re-
vadoreño era conocido como un hecho auténtico: talia en tales casos, mínimas partes de los inmen-
no hubo discrepancia sinó mas tarde en sus je- sos tesoros arrancados' por la codicia é insaciable
fes.— Cuando Ordoñez observó en Guatemala las sed de oro de los conquistadores, á los aborígenes
miras ciegas i evasivas de Arce en la presidencia, de América; tomando su nivel en el mundo, co-
antepuso sus convicciones liberales á toda consi- mo los ríos en el lecho comun del Océano.
deracion oficial i amistosa; i tanto el Coronel D.
Cayetano de la Cerda, que formó siempre en las Marcar un rumbo fijo en el alborotado mar
filas del liberalismo, por lo cual le odiaba Arce i de la revolucion i querer como Mercurio apaci-
su partido, como también á Ordoñez, fueron fie- guar las serpientes con su mágico caduceo, es tan
les á su consigna de reintegracion autonómica del improcedente en política como absurdo á la ley de
país, no apilando cadáveres en Milingo, ni cu- una crítica severa é imparcial.— Ni codiciosos, ni
briendo con barniz literario sus derrotas, sinó sanguinarios los hombres que honrosamente for-
triunfando con verdadera pericia militar, con esa maron en las filas del partido insurgente ó libe-
audacia inteligente, que le reconoce su histórico ral, sus principales gefes Tenientes Coroneles Ni-
detractor, i que forma su apotéosis en la glorifi- colás de la Rocha, Raimundo Tifer, José Leon i
cacion de la Patria.' Separado Ordoñez de aquel J. Anselmo Sandoval, i D. Francisco Alvarez, dis-
teatro, perdió el partido granadino dos acciones frutaban de una modesta fortuna adquirida hon-
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radamente, i el mismo Ordoñez vivió en Granada pital.— Se ha considerado hasta ahora la revolu-
con su familia en medio de la mayor pobreza.— cion de Nicaragua como un hecho aislado, como
Hombres todos ellos de profundas convicciones i una lucha de intereses personales, como rivalida-
de principios verdaderamente republicanos, solo des locales de pueblo a pueblo, de familia á fa-
aspiraban á la realizacion de un ideal visible de milia, verdaderas Eumenides blandiendo sus an-
libertad i de enaltecimiento nacional. Cuanto re- torchas incendiarias.— Hasta se refiere por el Dr.
lata Montufar sobre supuestos robos i saqueos, no Marure, que el campamento episcopal . de Sacaza
son mas que lastimosas elucubraciones hijas de su en San Juan, se cortaban las orejas á los prisio-
apasionamiento sin límites; el virus ponzoñoso que neros, especie impropia de un historiador serio i
trató siempre de inocular al partido independen- veridico. Mas adelante asevera (117), "que la gue-
diente para debilitar su exuberante vida; un pa- rra de Nicaragua no tuvo su origen en la diver-
dron de ignominia en fin, que ha querido escul- gencia de opiniones sobre independencia, ni so-
pir en la historia para mancillar la indeleble me- bre el sistema que debía adoptar", no obstante la
moria de Ordoñez i sus amigos, de Cerda i del incorporacion á Méjico acordada en León, á con-
General Morazan. Triste es consignarlo aquí, pe- tinuacion de la de independencia absoluta, de Oc-
ro es lo cierto, que los partidos políticos, implaca- tubre á Diciembre de 1821, impidiendo, tanto Ti-
bles por demas, han seguido desde entonces la fa- noco en Honduras como Saravia en Nicaragua, la
tal senda trazada por Montufar, para denostar a concurrencia de los Diputados de sus Provincias
los hombres cuyos prestijios i talento les inspi- respectivas á la organizacion de la Asamblea Na-
ran tal temor, cual si vieran pendiente de un dé- cional convocada á Guatemala; mientras que Gra-
bil hilo sobre sus cabezas, la espada de Damo- nada, Tegucigalpa, los Llanos de Santa Rosa i otros
cles. pueblos, permanecieron unidos á su antigua Ca-
pital.— No solo se trataba de independencia con-
Verdad es, dice César Cantú, que durante siderada como una desmembracion, sinó de inte-
tres centurias se practicó aquella operacion adicio- gridad autonómica, con instituciones propias i re-
nal por la generalidad colonizadora: Verdaderas validacion de poderes en el foro de nuestra na-
cantidades negativas á la izquierda, por su falta ciente nacionalidad, en las fuentes renovadas, cla-
de cultura, su desnudez i su insaciable sed de oro. ras i límpidas, del sufragio popular.
El recuento liberal comienza asi:— Resta de tira-
nía i atraso, de despoblacion e ignorancia, de ais- Unido, pues, Saravia que mandaba en Nica-
lamiento y silencio:— Suma de libertad é igual- ragua con Tinoco que imperaba en Honduras; am-
dad; no por las vinculaciones i mayorazgos; no bos en perfecta inteligencia, i en flagrante anta-
por el monopolio comercial en comandita con la gonismo con el gobernante Gainza, creyeron era
Casa de contratacion de Cádiz; no por el cultivo la llegada ocasion de sustraerse de su autoridad
de la tierra, laboreo de minas i transportes ubica- i representar un papel semejante al de aquel en
dos en encomiendas; no por el servicio domésti- Guatemala: reuniendo sus diputaciones provincia-
co forzoso; no por el influjo de la riqueza de las les respectivas, i gobernaron con entera indepen-
gerarquías nobiliarias: sinó, por la Multiplicacion dencia de la Capital. De ahí las competencias i
de la laboriosidad inteligente individual, fuente acerbas contestaciones de Saravia i Tinoco con
purisima de ascension social; por la elevacion á Gainza, al querer por la fuerza reducir á la obe-
potencia de la libertad del tráfico é igualdad de diencia á los pueblos disidentes, cuando la auto-
representacion en el poder i ante la ley; por la ridad general sustentaba la reintegracion comple-
responsabilidad efectiva de todo ataque ó violen- ta.— El 4 de Noviembre de 1822 dividió Iturbide
cia: por la Division de las ventajas de una educa- en tres Comandancias generales del antiguo Rei-
cion gratuita i general, que asimila i nivela, debi- no, cuya disposición publicó el Brigadier Filisola
litando las preocupaciones hasta perderse en las en la hacienda de Mapilapa, á 4 leguas de San
últimas capas sociales; de la comodidad entre to- Salvador, anticipándosele Saravia, por cuya soli-
do i cada uno de los asociados, que es lo que cons- citud se emitio tal disposicion, para tener nuevos
tituye la verdadera riqueza pública, facilita las re- pretextos de hacer la guerra á Granada, como lo
laciones comunes de la vida, i hace imposibles observa Marure (619) de mantener el Reino some-
esos abismos de la vida colonial entre el rico exu- tido á un régimen militar, desapareciendo del ma-
berante i el pobre desvalido, esos odios, esas en- pa su antigua i natural demarcacion, i destruir
vidias, esas soberbias en fin, que dividian las cla- así toda idea de independencia".
ses de la sociedad i que entrañaban un permanen-
te peligro para los pueblos. (El Nacional-No. 20- Con igual objeto procurabase arrastrar á re-
1874). molque á Costa-Rica, á donde se extendía la juris-
diccion eclesiástica del Obispo Garcia Xerez, em-
La resistencia absolutista de Saravia i Saca- pleando toda especie de sugestiones con los Cu-
za, tutelando provisionalmente sus aspiraciones i ras, al punto que Cartago i Ciudad Vieja lanza-
posicion con su anexion á Méjico imperial, para ron el grito de reaccion imperialista el 29 de Mar-
reincorporarse tal vez mas tarde á España, inter- zo de 1823: pocos dias Antes, Saravia atacaba á
tanto se despejaba el horizonte de nublos que lo Granada; meses después sobrevino la sublevacion
entenebrecian, la combatieron victoriosamente Or- de Guatemala del Capn. de granaderos D. R. Ari-
doñez i su partido, i todavía no se han apreciado za i Torres, que aunque Montufar lo considera
las consecuencias trascendentales de este hecho ca- como un suceso aislado i sin importancia, era á
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buen seguro una confabulacion tenebrosa con la daban la vanguardia, i ella solo bastó para el
mayoría refractaria de la Asamblea, cuyo salon triunfo".
donde sesionaba, fue rodeado de guardias, contem- Durante dos centurias, los Nicaragüenses ha-
porizando con el gefe rebelado, sin duda para in- bian aprendido el manejo de las armas para com-
timidar i dispersar á los liberales de la Asamblea, batir invasiones filibusteras: Granada era la pri-
evitando así nuestra organizacion nacional consti- mera plaza fuerte del antiguo Reino, con diez i
tutiva. Lo comprueba la actitud imperiosa en fren- ocho mil fusiles i cuarenta piezas de diferentes
te de aquella ilustre Corporacion, del Comandan- calibres, obuses, morteros i otros elementos béli-
te Rivas, gefe de la división auxiliar del Salva- cos; con dos pequeñas fortificaciones. una á ori-
dor, cuya rápida aproximacion contribuyó sin du- llas del Lago, i otra en una de las Islas que for-
da á sofocarla. I aun surgió la grave incidencia, á man ángulo saliente, dominando en un radio dila-
mocion de dos diputados reaccionarios, D. Toribio tado la bahía en cuyas orillas está situada Grana-
Argüello i D. Juan Lindo, el primero de Nicara- da.— Luego dos grandes fortificaciones, la de San
gua i el segundo de Honduras, de proceder al cam- Cárlos, donde saliendo del Lago, comienza su cur-
bio del personal del Ejecutivo Nacional, que lo so la grande arteria de la próxima circulacion de
componian el Dr. Molina, Villacorta i Rivera Ca- la riqueza i civilizacion del mundo, i el Castillo
bezas.— "Segun los preparativos de la noche del llamado de la Concepcion cerca de la confluencia
21 de Setiembre de 1823, dice el Dr. Marure (105), del Sarapiqui i del San Juan.— Saravia i Tinoco
parece que algunos partidarios de la antigua de- tenían pues, abundantes elementos i grandes pun-
pendencia, sugirieron á Ariza el proyecto de pro- tos estratégicos en que apoyar una resistencia te-
clamar al Gobierno Español. Nada era dificil, naz i prolongada, por medio de tres Puertos en el
agrega el mismo Autor (106), en una Asamblea Atlántico, Omoa, Trujillo i S. Juan, en relacion
que estaba dominada por el bando servil". inmediata con Cuba i Puerto-Rico ó Veracruz, pa-
ra recibir armas, dinero, municiones i efectos de
A tales acontecimientos se encadenaron mas toda clase, mientras que el Gobierno federal care-
tarde otros de igual índole: el levantamiento del cia de
español Zamora en Costa-Rica coincidió con la di- mada, rentas i armamento, lo mismo que de ar-
para conjurar
solucion de la fuerza levantada en Honduras por bia la tenia, pero la lucha futuros conflictos.— Colom-
el Comandante Arbeu para ir á pacificar á Nica- las batallas de Pichincha ise prolongó allá hasta
Ayacucho.— Apenas
ragua, por una supuesta orden del Ministro de Gue- pudo O'Higgins proporcionar á la Junta guberna-
rra Arzú; cuyo hecho atribuye Montufar á He- tiva mejicana de Zitácuaro, mediante su credito
rrera i su partido, suscribiendo tal opinion el Dr. con el comercio inglés de Valparaiso, armas, mu-
Marure. Si así fuese, es justísima la observacion niciones i otros efectos: igualmente que á Colom-
que hace el primero, que el contacto de Hondu- bia i á su aliada Buenos-Aires, á quien mandó
ras i el Salvador proteje mas los gérmenes revo- también tropas i dinero. No quedaba mas recurso
lucionarios.— Todo lo espuesto revela que habia que el préstamo de la Casa Barclay de Lóndres,
un foco inmanente de reaccion, que se irradiaba de tardía ejecucion, i cuya caja de amortizacion
a todos los puntos de la República: todos los he- se ha transformado en el tonel de las Danaides.
chos aducidos comprueban la solidaridad de prin-
cipios, la armonía indeclinable de tendencias i ne- Demandar la existencia de un tribunal de pre-
cesidad de mancomunados esfuerzos, para salvar la sas en un país que no ha tenido marina de ningu-
integridad autonómica del país i su reconstitucion le- na especie, faltando hasta ahora una base orgáni-
gal. Nada habia de aislado, nada de antagónico ca del procedimiento consagrado por el derecho in-
sino el reaccionarismo representado por Saravia, ternacional positivo, es una idea bastante pere-
Tinoco i sucesores, i cuyo centro principal estaba grina del Dr. Marure, tanto como demandar en
en Guatemala. He aquí la deposicion irrecusable aquel entonces un prévio reconocimiento europeo
del General Morazan sobre este punto, especial- de nuestra capacidad política de beligerante, pero
mente en lo que dice relacion a Ordoñez. "En mi sin previa declaratoria de guerra, para poder eri-
tránsito por el Puerto de la Union, dice en sus girlo i comprobar la legalidad de la presa. Supues-
memorias, pág. 32, hablé por primera vez con el ta la verdad, de que la Barca "Sinacam" era de
Ciudadano Mariano Vidaurre, que como Comisio- una Casa inglesa de Gibraltar, i que navegaba con
nado del Gobierno del Salvador, pasaba á Nica- bandera neutral, aunque los efectos eran españo-
ragua con el objeto de procurar un avenimiento les, Montufar que lo asevera i Marure que lo re-
entre el gefe i Vice-Gefe de aquel Estado, que pite, olvidaron designar la flotilla insurgente ó el
mútuamente se hacían la guerra. Vidaurre se in- corso que la aprehendió en la mar, es decir, nave-
teresó mucho, para que se me auxiliase por este gando, en cuyo único caso tiene exacta aplicacion
último.— Entre tanto, el Coronel Ordoñez que lle- el principio aducido. Pero la bandera ó pabellon
gó preso á Leon, pudo formar una revolucion, con- neutral no podia cubrir las mercancias españolas
tra el Vice-Gefe Arguello, que tuvo por resulta- destinadas á Españoles ó Criollos en guerra con-
do la deposicion de este funcionario, i el auxilio tra la libertad del país, que retaliaba una parte
que se me dió de los militares que le eran mas homeopática de la expoliacion colonial: Ocupatio
adictos. Ciento treinta i cinco entre gefes i oficia- bellica est modus adquirendi dominium.— Situa-
les, componian mi pequeña fuerza, distinguiéndo- das dichas mercancías en un puerto de registro,
se en el triunfo de la Trinidad los Coroneles Pa- como San Juan del Norte, habilitado á solicitud
checo, Roman Valladares i Remigio Diaz, que man- de D. Juan de Zavala. por Real Orden de 26 de
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Febrero de 1796, estaban dentro del radio de la via, batir á los imperialistas de allí, i regresar en
jurisdiccion fiscal de Nicaragua. I así como la pro- seguida unidas á deshacer al audaz Mejicano, que
piedad de un neutral no pierde su cualidad de tal, violara la inmunidad del suelo patrio.— A la vuel-
por hallarse á bordo de un buque enemigo, tam- ta de 50 años, permítaseme la digresion, los Ge-
poco la propiedad enemiga cambia de carácter á nerales Chamorro i Estrada, con su ,pequeña Co-
bordo de un buque neutral. "Respecto de las mer- lumna, resolvieron lo mismo para desembarazar
cancias embarcadas en puerto enemigo i traspor- de los invasores del Salvador, al ilustre Presiden-
tadas á otro de igual naturaleza, dice el célebre te Barrios, mas grande aun como Estadista que
aleman Heffter, la práctica ha establecido la pre- como militar, regresando unidos despues á triun-
suncion juris et de jure, que deben ser considera- far en Nicaragua. Honduras fue el Letéo en am-
das como enemigas i como tal, confiscadas (Droit bos casos: no lograron esguazarlo en Gualsince,
international public de L' Europe, pgs. 322 et 323, Choluteca i Sabana-Grande.
3a. edition).
La Provincia de Nicaragua, si no era ya una
En todas las Provincias, con excepcion. de la factoría colonial, de 821 á Febrero de 23. es una
de Nicaragua, el movimiento de emancipacion fue fraccion adicional de un Imperio. Carrillo impe-
sosegado i pacífico. En Honduras, por ejemplo, se rialista sucede en el mando militar á Saravia has-
enfrentaron los partidos, sin llegar á las manos: ta el 13 de Enero de 824: la Junta gubernativa
la dispersion de su poblacion, su topografia, las de Leon era una máquina de guerra legada por el
distancias de los pueblos entre sí, cuyo carácter es absolutismo, i coronada por . una mitra: esta es el
mas resistente que agresivo: luego la interesada vehículo oficial de propagacion reaccionaria de
tutela de Tinoco al lado de los Criollos, como el Saravia á Sacaza, ó mejor dicho, el punto de in-
Canónigo Irias i Lindo, que. al partir aquel para terseccion ó de confluencia de dos corrientes, la
Méjico, le sucedió en el mando, desde Diciembre peninsular que descendia de las alturas del poder,
de 821 hasta Enero de 822, paseando la voz de li- i la Criolla que aspiraba á él por medio de la re-
bertad é independencia por los oidos del pueblo, volucion. A mi entender no hubo verdadera solu-
pero sin poseerla este, por que su posesion impli- cion de continuidad en la cadena de reaccion de
ca el ejercicio de ella. Tántalo no bebia el agua, Saravia á Sacaza: hubo una tregua militar con
aunque la veía. En el Salvador, al ensayar el su- variacion de medios segun las circunstancias. Al-
fragio popular, no conocían los agentes del abso- tiva i agreste bajo su primitivo gefe, se encarnó
lutismo sino de la fuerza de traccion puramente despues en una Corporacion cuasi sinodal i deli-
mecánica de la servidumbre: no comprendian las berativa; i el que delibera, intriga, seduce, ma-
fuerzas vivas de la sociedad, ni su concertado mo- quina, divide é infiltra la desmoralizacion que su-
vimiento por el resorte vívido de la opinión, ni la peditó hasta entónces al Leon de Nicaragua, dor-
fuerza latente i creadora de los poderes públicos, mido en sus cadenas, i acariciado cual manso cor-
que dormitaba en las entrañas de la sociedad colo- derillo. La alianza Criollo-peninsular permutó la
nial ya atrofiada, para despertarse al contacto eléc- balumba colonial por el yugo imperialista: en esta
trico de la libertad, crispando con sus primeras articulacion sobrevino una anquilosis (soldadura),
chispas los nervios de D.P. Barriere. De súbito que acabó de destruir el partido liberal granadi-
mandó suspender el movimiento de aquella má- no, con el auxilio de la espada de Arce, en Ene-
quina diabólica, cuya influencia tremente podia ro de 825.
lastimar las inmunidades nobiliarias de sus anti-
guos cofrades. (El Nacional Núm. 21- 1874). Firme el Gobierno Nacional en sofocar los
elementos de discordia en Nicaragua, nombró de
Mui luego se le removió, á principios de Oc- Gefe intendente i militar al Coronel D. José Jus-
tubre de 821, reemplazandolo el Dr. Delgado: la to Milla, quien llegó á Leon el 18 de Enero de
naciente libertad no tuvo allí necesidad de anda- 824, pocos dial despues de la deposicion del Co-
deras: marchó por sí sola desde esa fecha hasta mandante Carrillo. que á no estar supeditado el
el 9 de Febrero de 823, que las fuerzas combina- pueblo leonés por la Junta, esta habria dejado de
das de Méjico i Guatemala, al mando del Briga- funcionar desde aquella fecha. Pero nada se con-
dier Filisola ocuparon la plaza de San Salvador. suma, miéntras que los pensamientos comunes en-
Poco ántes habia combatido victoriosamente con- tre los hombres políticos no han convergido al
tra las fuerzas de Guatemala: despues sucumbió punto de contacto que los fecunda i organiza. Co
con heroismo, habiendo procurado conjurar la tor- mo todo pensamiento que carece de unidad, la re-
menta con una habilidad política superior á todo volucion era impotente allí para triunfar siempre
elogio, a la altura de su incontestable papel de es mui laxa la fibra política en las capitales: la
personero de la Confederacion centro-americana.- tiranía desmoralizádora del presupuesto las abru-
Tal vez so ingénito horror á toda infeudacion en ma. Pero allí iba en competencia la incapacidad
vecino señorío, indujo al Dr. Matare á tildarle de radical del partido de la resistencia: ni salvaba el
capciosidad. Al retirarse sus fuerzas de aquel tea- órden, ni daba prendas de duracion i estabilidad
tro glorioso, á moción del ex-Diputado M. Rodrí- para el porvenir. I el epigrama de Montufar, de
guez, se reune una Junta de guerra en Sacateco- que no habia allí un hombre para la revolucion
luca, i determina á una voz marcharse toda la ni para la guerra, hiere de rebote con mas verdad
Columna compuesta de 800 hombres á incorporar- al partido de la resistencia, que poseedor exclusi-
se á la guarnicion de Granada sitiada por Sara- vo de la riqueza sin trabajar i á su alcance los me-
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dios de instruccion, no pudo prepararse para con- 1.0, pág. 155 "En esta situacion, el C. Diego Vi-
jurar tales conflictos, i reclutaba hombres en otras gil, Vocal de la Junta leonesa, salió al campamen-
partes, como Salas, Baltodano i Zamora, para sos- to de los sitiadores i ajustó con ellos un tratado,
tenerse. Cuando ruge la tempestad, no empuñan obligándose, á nombre de la misma Junta, á des-
la bocina, para mandar por sí mismos la manio- pedir á las tropas auxiliares de Granada i á de-
bra, ni el timon para dirijir la nave, ni sirven de positar el mando político i militar de toda la Pro-
faro en las tinieblas, cuando se invoca su con- vincia en el extrangero Salas (prófugo absolutis-
curso. ta de Colombia que por aquellos dias había lle-
gado al Realejo en el Bergantin Nuevo Mundo). á
"Pacificar aquella Provincia i reunir, bajo una condicion de que este hiciese retirar las divisiones
sola autoridad, á los pueblos disidentes tal era la de Managua i Chinandega, i suspender sus ata-
mision oficial de Milla. Con tal fin recorrió las ques contra la plaza. Las tropas leonesas se mani-
principales poblaciones, recabando de las autorida- festaban dispuestas á entrar por este acomoda-
des de Granada i Rivas i de otros puntos, la cele- miento; pero el Teniente Coronel C. Raimundo Ti-
bracion de un Convenio firmado en Masaya el 11 fer, Gefe de los granadinos auxiliares, se opuso vi-
de Febrero de 824, obligándose á constituir i re- gorosamente á su ejecucion, i las hostilidades con-
conocer un solo gobierno central que residiría en tinuaron con furor (Oficio 5 de Octubre de la Jun-
Managua; mas 'cuando volvía á la capital, mui sa- ta de Leon dirigido al Coronel Arzú).
tisfecho de los felices resultados de su espedicion,
ya se le tenia preparada allí su caida. El 4 de Ma- Despues de hablar de las ventajas del sistema
yo las tropas de Leon subordinadas á la Junta i democrático proclamado por los patriotas, se ex-
unidas al populacho, pidieron la remocion de Mi- presa así dicho historiador: "Pensaban de diferen-
lla á la misma Corporacion, quien la acordó, nom- te modo aquellos que, aun bajo la dominacion es-
brando de Intendente al Alcalde Pablo Melendez pañola (Criollos), habian gobernado junto con los
i de Comandante al Teniente Coronel D. Domin- peninsulares á los que llamaban plebeyos ó de ba-
go Galarza, segun consta del acta de la J. G. de ja extraccion; i que acostumbrados á no ver en es-
Leon, datada el 5 del mismo mes. (Bosquejo, T. tos, mas que su condicion servil, se les hacia in-
1.o pág. 152). soportable tener que alternar con los mismos á
quienes antes habian mandado" (32). Indole seme-
No podía ser más tortuosa ni evidente la con- jante á la de la Junta de Leon revestia tambien
ducta refractaria de dicha Corporacion, para man- la de Guatemala, al decir del mismo autor (34-35)
tener aislada aquella Provincia de la Federacion i "Luego que vieron los que se habian imaginado
dominarla en absoluto. Tal supercheria i ultraje que dominarian en Guatemala sin la concurrencia
contra el Representante de la Nación, llevó a su de los peninsulares (los Criollos sin duda), que
colmo la irritacion de la Junta Gubernativa de iban á tener por concurrentes en el gobierno á
Granada, i esta determinó pasase el Comandante los hombres del pueblo, sesionaron secretamente
general Ordoñez en Comision a Leon, ofreciéndole en la Junta Consultiva, eludiendo la concurrencia
el concurso de sus fuerzas, para reprimir tales del pueblo, para someter á un nuevo yugo el rei-
atentados. La Junta de Leon se abroqueló en sus no de Guatemala: pues con razon creian que solo
miras sesgas i evasivas, aceptando capciosamente en un trono hallarian el apoyo que necesitaban.
tan patriótico ofrecimiento, i entónces Ordoñez para conservar sus antiguos prestigios".
procedió el 22 de Julio á la remocion de Melendez
que toleró la Junta, i se retiró en seguida á Gra- La revolucion de Nicaragua, si vária en sus
nada.— Tanto Montufar como Marure revelan su causas i motivos, fue una en su objeto: la inde-
deficencia de datos sobre este punto i los demas pendencia absoluta de la Antigua i Nueva España.
referentes á la revolucion de Nicaragua.— El par- La guerra fue necesaria, i la guerra se hizo á nom-
tido liberal granadino comprendió, que en Leon bre de los principios reconocidos por pueblos cul-
faltaba un Gefe de resolucion i talento que impri- tos en casos semejantes. Hubo algunas estorsiones
miese mas vigor á la actualidad, con unidad de es verdad, como el saquéo incipiente de la casa
ideas i de accion, i tales dotes las reunía en sumo de Don Juan Baster i de tres mas en Granada; pe-
grado mi Padrino el Teniente Coronel Tifer, Co- ro que Ordoñez mandó contener al instante, colo-
mandante de la Division auxiliar de 400 granadi- cando guardias en las puertas.— Bien sabido es
nos, que se constituyó en Leon á mediados de que las revoluciones son un verdadero océano de
Agosto de 824. bonanzas i de tempestades, alternativamente, i que
en medio de rasgos heróicos se presentan man-
Estos son los hechos: no trato de novelar su- chadas con acciones indignas, i aun tambien crimi-
cesos: la accion refractaria de Saravia tuvo su con- nales, como si la Providencia hubiese disnuesto
tinuacion en la Junta: ella fue un foco de fermen- que nada fuese perfecto en este mundo mísero i
tacion política en el interior, i en el exterior al- orgulloso.
gunos miembros suyos, partidarios de Sila mas
tarde, falsearon el juicio de los pro-hombres de los La decantada rivalidad entre Leon i Granada
demas Estados, respecto al proceso histórico i ge- no existia entónces, de 1811 á 825. Solo habla
nésico de los partidos, Al situarse en San Juan las ciertamente ese desvio natural de los pueblos há-
fuerzas federadas de Sacaza, hé aquí In que dice cia el capitalismo, asiento algunas veces de go-
el Dr. A. Marure en su Bosquejo histórico, tomo biernos opresores.— Mártires fueron ambos del ab-

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solutismo ibérico á consecuencia de los desgracia- Segun el acta de la J.C. de 22 de Noviembre de
dos sucesos de 1811; juntos han corrido la adver- aquel año, es sabido, dice el Dr. Marure (35), que
sa ó próspera suerte de pueblos que aspiraban á Saravia hacía una especie de guerra sorda á Gra-
su independencia.— Granada se manumitió prime- nada, embarazando sus relaciones con Guatema-
ro; pero no olvidó á Leon, constituyendo en su la".
seno una columna de 400 patriotas comandada
por un Gefe inteligente i de valor, como el T.C. I no obstante que todas las ideas fugitivas del
Tifer, para contrastar la política tortuosa de una pasado asiladas en el seno de la democracia se
Junta refractaria á los principios proclamados.— transforman con el tiempo, lo cual es una prue-
Granada no recordó jamás, como suponen gratui- ba excelsa del influjo fecundante de las institucio-
tamente Montufar i Marure, que en 811 i 23 lle- nes generosas, aun surge una observacion aflicti-
garon a sus puertas leoneses incorporados á las va del cuadro de nuestra revolucion política, i es
huestes absolutistas, arreándolos con su látigo el la siguiente.— Que los pocos Españoles Criollos
opresor, para remacharle nuevamente las cadenas. que se incorporaron en las filas liberales, al rom-
El triunfo de Granada en ambos casos los absol- per la marcha de nuestra reorganizacion consti-
via de culpa i pena; no pudiendo, en ninguna ma- tucional, han ahondado nuestro desconcierto; i re-
nera, ser corresponsable de la falsía de los man- sulta, que el fúlgido elemento es pésimo aliado i
darines españoles en la cándida capitulacion de peor enemigo.— Mi Padre, Teniente Coronel Ni-
1811. I como decía Mr. de Talleyrand al Empera- colás de la Rocha, como Presidente de la Junta
dor Alejandro en las conferencias preliminares Gubernativa de Granada, llamó á D. Juan Argüe-
del Congreso de Viena en 1817, cuando este acu- llo (Español Criollo) retirado hacia algun tiempo
saba á los Bávaros de traidores á la Coalicion Eu- al pueblo de Santa Catalina, para colocarlo de Ge-
ropea: Eso de traidores es un negocio puramente fe político "Ya verán dijo entonces uno de los Vo-
de fechas. cales de la Junta, D. Francisco Alvarez, á donde
nos conduce la famélica ambicion de Argüello, que
La armonía de principios los hizo marchar yo considero refractaria".— Pero Argüello habia
juntos á Managua al lado de Arce, á debelar á sus sido confinado á Cádiz por la revolucion híbrida
comunes enemigos; i juntos en fin, hombro con de 1811, padeció como Arce por la independencia,
hombro, iniciaron su marcha en la senda escabro- i era conveniente sacarlo de ese ostracismo volun-
sa de su reorganizacion constitucional. Allí los es- tario.— El póstumo Gefe de la Oclocracia jugaba
traviaron sus conductores, buscando el ecuador el papel de Alcibiades para volverse Pisistrato.
entre los polos del eje de rotacion de la esfera po-
lítica, que no puede ser otro que el interés nacio- Fueron electos en 825 Gefe D. Manuel Anto-
nal bien entendido, la libertad marchando en las nio de la Cerda i Vice Gefe Argüello, Españoles
vías pacíficas del orden, considerado este como el Criollos, aunque diferentes en su naturaleza mo-
punto de conjuncion ó de relacion armónica ile- ral.— I como sucede siempre en pueblos nuevos
gal de todos los derechos i deberes. Pero Pesistra- en la vida política, Argüello, adulando al popula-
to en Roma es Sila. cho de Leon, á guisa de liberalismo, fue el primer
eslabon de la cadena de Cacicazgos, que mas tar-
No fue, pues, una relacion de coincidencia la de habia de desarrollar el sistema federal.— La
armonía de principios i tendencias entre Granada guerra civil se enciende: la fortuna de las armas
i San Salvador, como asevera Montufar refirién- fue adversa á Cerda, expiando en el patíbulo su
dose á Ordoñez, sino el resultado preparado por lealtad i patriótica adhesion á los principios pro-
una activa correspondencia entre los hombres in- clamados, sin prévia declaratoria del Consejo Re-
fluyentes de ambos pueblos, la cual se estendía presentativo para la formacion de causa, aunque
hasta Guatemala con 1 ilustre Valle i el Dr. Mo- Montufar asevere lo contrario. Como el juriscon-
lina, que habia sido el alma de las sociedades se- sulto Scévola, pidiéndole Sila la cabeza de Mario:
cretas en Granada. El comercio era vehículo de Nunca, respondió, declararé enemigo de Roma al
esas relaciones; ¡Sandoval fue el representante na- que la ha salvado de los Cimbros: así contestó el
to i portador á veces de esa correspondencia con ilustre Licenciado. J. Laurean Pineda.— Yo no
Arce i los Doctores Delgado i Cañas en el Salva- soi, dijo, Abogado de circunstancias: mi norma es
dor, i con los susodichos i los dos Cerdas, D. Ca- la Ley: nuestra Magna Carta que acabamos de ju-
yetano i Lcdo. D. Jose Manuel, existentes en Gua- rar confiere al C.R. declaratoria explícita de ha-
temala; haciendo tal vez hasta dos i tres viajes al ber lugar á la formacion de causa; i en todo caso,
año con ganado, trayendo de retorno mercancías el Consejo de guerra es Tribunal incompetente pa-
elaboradas en el país. Sin el incendio de Granada ra la sustanciacion del juicio i su fallo, contra el
por Walker, podriamos exhibir el testimonio de la Gefe Supremo i Prócer inmortal en la historia de
correspondencia epistolar de aquellos Señores con la independencia Patria".
D. Manuel Antonio de la Cerda, Brigadier Sando-
val i mi Padre. No solo la correspondencia parti- La guerra continuó desarrollándose, i multi-
cular vivificaba tales relaciones, sino la oficial plicándo las víctimas: el Comandante de Granada
que se sustentaba con la Junta Consultiva de Gua- Teniente Coronel Don José Anselmo Sandoval i
temala desde 821, lo cual demuestra evidentemen- Bado, mi tio materno siéndole tambien adversa
te. que Granada anudaba sus aspiraciones á las la fortuna de las armas en el combate de Ginote-
del partido liberal en toda la América Central.— pe, despues de hecho prisionero, cargado de espo-

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sas i grillos, fue asesinado en las calles de Grana- Diputados de cada una de las Juntas existentes.
da por la misma Escolta que lo conducía.— A con- La del Viejo resolvió desconocer tanto á Arzú, co-
tinuacion el Lcdo. Aguilar i diez prisioneros mas, mo á la Junta de Leon, é impedir la retirada de
fueron ahogados inhumanamente en el Gran Lago, Salas, que exijia el Representante de la Nacion,
cerca de la Isla llamada la Pelona. Mi padre i va- en virtud de una órden reservada.
rios amigos de Cerda huyeron para este Estado i
el del Salvador, siendo confiscados sus bienes por Como la fuerza disuelta i tumultuaria de los
Argüello: ellos influyeron en la aparicion de He- pueblos no sirve, por grande que sea, para estable-
rrera al frente de los negocios de Nicaragua, figu- cer nuevas instituciones, lo cual es obra de la fuer-
rando el primero á su regreso, como miembro del za continua i reunida de los gobiernos inteligen-
Consejo representativo. tes que se suceden en la gestion de los negocios,
su trasformacion de absoluto en moderado, no po-
El Lcdo. Agustin Vijil (Criollo) era el Minis- dia ser obra de un momento, ni de agentes refrac-
tro de Argüello, que al plegar su incontestable tarios al régimen constitucional, que no hubiesen
talento é ilustracion al servicio del mas sanguina- dado pruebas indudables de una marcha leal i
rio despotismo, ha asumido la responsabilidad mo- constante por la noble senda de las nuevas insti-
ral de sus actos ante la historia, que es la concien- tuciones. De aquí nació la Junta gubernativa, que
cia del género humano. La virtud mas pura se debia cumplir el destino, lógico, providencial, ne-
engaña siempre en sus designios, cuando presta su cesario, de Nicaragua, llamado á emanciparse i á
mano al crimen, i el crimen es la política de los vivir vida independiente i propia, cuando llegó
asesinos.— "El verdadero genio, dice Lamartine, á la mayor edad ó mas propicia, i tal destino se
es siempre inocente, porque es la suprema inteli- ha cumplido á su tiempo. para no correr nuevos
gencia.— Cuanto mas se alejan los crímenes po- riesgos de infortunios, con los contrapuestos mo-
líticos de las pasiones que los engendraron, tanto vimientos de la Península.— I para los que niegan
mas envilecen i eclipsan á sus autores á los ojos nuestra aptitud ó madurez, para gozar de la li-
de la posteridad".— La sangre derramada en los bertad, repetimos la idea mui espiritual del Mor-
campos de batalla no infama, si no la de los ven- ning Post, que dijo: "Esa teoria hace recordar al
cidos fria i sistemáticamente asesinados. En buena padre que quería que su hijo aprendiese á na-
política no hai mas que dos medios legítimos de dar: para aprender era preciso echarse al agua, i
sostenerse un partido: combatir con buen éxito. i para echarse al agua es preciso nadar; i el padre
juzgar segun la ley. El instinto de los pueblos se no consentia en que el hijo se echase al agua".
subleva contra las causas ensangrentadas, porque
retardan el triunfo definitivo de los verdaderos No hai ni faccion, ni partido, ni conspiración
principios. Hemos adquirido la libertad, decia Bo- capaz de mudar un gobierno establecido, respeta-
livar, á costa de las demás garantías. (El Nacio- do i obedecido por largo espacio de tiempo; supo-
nal- No. 22-1874). ner las revoluciones generales de los pueblos hi-
jas de tales principios, es mucha ignorancia ó de-
Se hace notar la perplejidad de Marure en la masiada perversion del sentido moral. Estos gran-
apreciacion sintética de los acontecimientos, i pre- des movimientos de las naciones son el resultado
fiere á veces mejor hilvanarlos, que estudiarlos á preciso de la marcha progresiva de las cosas hu-
la luz de una critica ilustrada. Supone que la Jun- manas, que jamás permanecen estacionarias, si no
ta de Managua tendía á sustraerse del dominio es cuando los gobiernos no aunan con los suyos
de la de Leon, cuando era una sucursal de ella, i los intereses del Estado, i cuya fuerza y persisten-
esto es incongruente con los hechos que el mismo cia provoca la revolucion, por no caminar mano á
refiere, en los momentos de situarse las fuerzas mano con la cultura i el progreso, y con el siglo
federales de Sacaza en San Juan, que son los mis- que ondula, el tiempo que marcha i la opinion, co-
mos que hemos apuntado en el artículo anterior. mo la electricidad social, que ilumina é impele.
"Los disidentes de El Viejo (154), se aliaron con De la nueva direccion de los negocios surjen las
los de Managua, i reuniendo sus fuerzas, se prepa- quejas i descontento de todos los interesados en
raban ya para atacar la Capital, cuando el Obis- los antiguos abusos i desórdenes. Esto unido á la
po, con el pretexto de solicitar un acomodamien- falaz idea de que puede continuar existiendo lo
to, salió de Leon i se constituyó en el campo de que ya debe cesar de existir, hace reunir esta cla-
los federados; pero lejos de desempeñar su comi- se de interesados, i formar lo que única i verda-
sion, aprovechó esta coyuntura para quedarse en- deramente debe llamarse fraccion ó partido.— Re-
tre los de su partido i afirmarlos mas en su esci- sistir tal transformacion es destruirse á sí mis-
sion". mos; pero tal es la naturaleza humana. que ni la
razon ni la experiencia son de ninguna fuerza en
Esto era mui natural i razonable. La presen- comparacion del interés personal.
cia en Leon de la fuerza auxiliar de Granada,
comprimió el espíritu refractario de la Junta, i Todos los que temian el progreso de las lu-
entónces el Obispo se trasladó al campo de sus ces, porque sus elementos eran las tinieblas, todos
amigos. La misma índole ó solidaridad de causa los que temian que la falta de mérito en un go-
presentaba la Junta que se instaló en El Viejo, á bierno justo los volviese á la oscuridad; de don-
consecuencia de la invitacion hecha por Arzú pa- de jamas la justicia los hubiera sacado, todos los
ra instalar una general en León compuesta de dos que debían su elevación á la influencia del favo-

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ritismo ó de pretensiones nobiliarias, todos los alianza formó el núcleo de su cruel resistencia.—
que gozaban riqueza pública sin retribucion de Leon era un pueblo liberal por instinto i goberna-
trabajo, autoridad sin virtudes, respeto sin sabi- do por agentes absolutistas, que lograron aplazar
duría, honor i consideracion sin merecimientos, i su cólera, acariciando con empleos á algunos ca-
en fin, cuantos se interesaban en los abusos i des- becillas poco influyentes, como Melendez i Galar-
órden, que han traido á la América al borde del za. Los pocos soldados que restaban del antiguo
precipicio, esos fueron los enemigos de las institu- régimen, eran mas bien Sibaritas que, merodea-
ciones liberales. ban su puchero. Pero como el órden antiguo de
las cosas va retirándosé con mucha lentitud i re-
La lucha, pues, de pueblo á pueblo, de parti- sistencia, cuando otro nuevo hace violentos es-
do á partido, de familia á familia nunca la hubo, fuerzos para salir á luz, este no podia surgir re-
fue una consecuencia precisa de la ley de toda pentinamente, como Minerva armada de la cabe-
trasformacion radical, que tiene que vencer pro- za de Júpiter.
gresivamente los obstáculos que halla á su paso, i
marchar de etapa en etapa, hasta enseñorearse de Moderar la violencia invasora del uno, que
los acontecimientos, como sucedió en Chile i Mé- constituian la fuerza iconoclasta de la revolucion,
jico. En esto, lo mismo que en Nicaragua, la revo- i agitar la lentitud del otro, ora propagando á los
lucion no partió del centro á la circunferencia, co- pueblos indiferentes el espiritu de libertad, ya de-
mo en Cnile, donde O'Higgins i José Miguel Ca- bilitando la interesada resistencia de los reaccio-
rrera tenían que librar batallas, para conquistar narios, tal era la delicada posicion de la Junta de
pueblos i provincias, pero disponiendo de los re- Granada. Su fuerza moral tenia que ser á un mis-
cursos i elementos atesorados en Santiago, Valpa- mo tiempo el escudo de las garantías individua-
raiso i la Concepcion, patria del primero. Por el les, poniendo á resguardo los bienes de los Seño-
contrario en Méjico: allí tuvieron Hidalgo i Mo- res Chamorro, Coronel D. Crisanto Sacaza, i de
relos que triunfar precisamente para adquirir ar- otros, en poder del Síndico municipal, Capitan de
mas, pertrechos i recursos: el signo monetario de patriótas D. J. Leon Sandoval, i el lábaro de la
cambio fue la sangre de los insurgentes, para ar- procesion del nuevo culto inaugurado en 821. La
marse i pelear. Prudencia puede en mejores tiempos, mas no en
medio del elemento bravío de la revolucion, qui-
Nada turbaba la despejada inteligencia i la tar á la reaccion ese carácter de física, i hacerla
capacidad creadora de Morelos, cuya figura subli- en cierta manera moral, variando ó mejorando
me se levanta en la historia, cual la sombra de tranquilamente las instituciones, ó como se ha di-
Layo en el panteon de Tébas. Ochocientos prisio- cho tan graciosamente, con algunos años de pa-
neros ofreció al virey Vanegas, por salvar la vida ciencia, un dia de explicacion i otro de regocijo:
de D. Leonardo Bravo, padre del General D. Ni- ó como el sábio fisico, que para evitar la de una
colás que militaba con dos tios al lado de More- nube, la descarga del eléctrico, i restituyendo por
los: el Virey ofrecio indultar á los cuatro Bravos, este único i verdadero medio el equilibrio de la
si se presentaban á la Capital.— "Queda U. en li- naturaleza, restablece la atmosfera á su brillante
bertad de salvar á su padre, cuyo deber preexiste serenidad, sin pasar por los horrores del trueno,
al de servir á la patria", dijo Morelos á D. Nico- ni los estragos del rayo.
lás. Pero este replicó, que lo mismo se ofreció á
los hermanos Orduñas, i fueron fusilados. Pocos La línea de demarcacion de sus derechos i
dias despues participó Morales á D. Nicolas la obligaciones, si bien es el ecuador político de ro-
muerte de su padre, ordenando la fusilacion inme- tacion oficial en tiempos bonancibles, no podia en-
diata de 300 prisioneros que tenia en su poder. tónces constituir ese equilibrio movedizo i mecá-
Eran las 6 de la tarde, cuando Bravo recibió la nico que oscilara entre la reaccion i la revolucion,
órden. La noche fue de capilla. Se formó el cua- en un pueblo donde todo se calcula, i en donde,
dro á las 6 de la mañana, leyéndose á los prisio- no obstante, las ideas tienen una corriente irre-
neros la órden fatal: entónces aparece Nicolás sistible que arrastra tras sí é involucra en su cur-
Bravo i dice: "No quiero deshonrar mi nombre en so los interéses mas estacionarios, i cuya gravedad
la carrera militar; i la causa que defiendo es mas específica parece oponerse á toda innovacion; en
grande que mi resentimiento: idos á vuestras ca- ese pueblo tan inteligente, laborioso i pacífico, al
sas, á condicion de no volver a tomar armas con- abrir las válvulas de su indignacion, deriva su
tra la República, i les repartió algunas cantidades plétora de valor i patriótismo, de iniciativa inte-
de dinero para sus gastos mas precisos. Al glorifi- rior i capitales. El quejido estridente de unos po-
carse en la historia, Bravo formó la mas bella cos desapareció ante el ruido atronador de aque-
apoteósis de la libertad en el corazon de un ver- lla erupcion volcánica, que entrañaba nuestra re-
dadero patrióta. habiltiacion nacional, i cuyo Tabor de redencion
fue la memorada Corporacion.
Gracias á que Granada era la primer plaza
de armas del antiguo reino, donde habia abundan- Dificil cosa parece que nuestra revolucion no
tes elementos bélicos i artilleros inteligentes que fuese acompañada de los desastres que todas las
se los asimiló la revolucion, esta no fue tan san- de otras naciones han presentado en su nacimien-
grienta como en Méjico, que era un gran foco de to i desarrollo. En Chile fueron confiscados los
reunion de Españoles criollos i europeos, cuya bienes de los Españoles emigrados, i los que allí

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quedaron, criollos i europeos desidentes, sufrieron por sus efectos sociales i económicos nos hace re-
terribles recargos en las contribuciones, lo mismo cordar los peores tiempos de la sociedad greco-
que en Méjico, hasta donde se extendía el brazo romana adotrinada por el paganismo, que el ilus-
i la punta de la espada de la revolucion. I cito á tre J. Amador de los Rios se verá embarazado pa-
Chile en primer lugar, porque allí, al decir de Mr. ra explicar tan flagrante paralelismo histórico en-
Gay, tuvo lugar la embriogenia nobiliaria de los gastado en su teoría diferencial del arte estético
partidos, copiada por Mr. Lévy. El ilustre escritor en la sociedad greco-romana i la cristiana españo-
Irisarri, compañero de armas de Montufar i pri- la, de que este es una derivacion. Permitáseme la
sionero con él en Guatemala, despues de la capi- digresion al invocar la autoridad mas levantada
tulacion de 13 de Abril de 829, cuando el mayor de las letras españolas en la crítica histórica-lite-
General Raoul decia: "que no hai capitulacion va- raria.
liosa con reos de lesa nacion, i como tales respon-
sables por sus actos oficiales ante la autoridad co- "Dios, segun el dogma cristiano, existe en lo
rrespondiente". El mismo Irisarri en Chile, como increado: á su vez se desenvuelve el caos, brota
Director Supremo, anonadó el españolismo en seis la luz, apartándose de las tinieblas, i brillan los
dias de mando. astros en el espacio, trazando el curso de los tiem-
pos.— Al soplo vivificador de sus labios alienta
I cuenta que en Nicaragua la revolucion se el hombre, en cuyas sienes coloca la corona de la
circunscribió á Granada, San Fernando i Rivas en creacion, sujetando á su imperio todos los séres.-
su principio: el producido existimativo del carga- A la pluralidad plástica del politeismo sucede la
mento de la Barca "Sinacam" de que tanto se ha idea de un Dios único, que no se trasforma como
hablado, no excedió ni con mucho de treinta mil el Júpiter de la teogonía griega, ni en toro para
pesos. "Una parte de tales efectos se vendió para robar á Europa, ni en Cisne para sorprender á
socorrer a la guarnicion que entonces defendia á Leda, ni en lluvia de oro para penetrar en el en-
Granada contra los ataques de Saravia; el resto cierro de Danae".
se remató despues, con el mismo objeto i de ór-
den de la Junta Gubernativa, cuando el Coman- Desciende al mundo, tomando la carne de su
dante imperialista de Leon, Don Basilio Carrillo, hechura i sin perder su ausencia divina, para dar
sucesor de Saravia, amenazó á aquella plaza con á los hombres el mas sublime testimonio de su
un segundo asedio". (Bosquejo, p. 75). Segun la amor infinito, para escribir con los raudales de su
inteligente apreciacion de un antiguo miembro de purísima sangre su nuevo pacto con el espíritu
la Junta Gubernativa de Granada, se podian eva- rebelde de las generaciones, á quienes restituia la
luar los gastos peculiares de cerca de tres años libertad, rompiendo el yugo de la servidumbre que
de revolucion, en doscientos mil pesos, término los oprimía". Mas adelante traza con materia el
medio i bastante módico atendidas las circunstan- carácter de los héroes Españoles, i dice al fin:
cias. Guatemala misma conservaba restos del te- "Pelean, sin tregua ni descanso, no para someter
soro real: el producido del papel sellado, del taba- á dura servidumbre naciones libres que gozaban
co, del quinto real del azogue, del diezmo, &. Es antes de pacifica i entera independencia; sine) pa-
razonable que en Leon haya habido algun tesoro, ra rescatar la libertad perdida; para derrocar al
como Capital de la Provincia: en Granada, si lo opresor extrangero, que sujeta con vergonzoso yu-
hubo, se volatilizó al fuego de la revolucion de los go el cuello de la Patria, i que profana sus alta-
disidentes. Solo quedó en pié nuestra ignorancia i res, sus sacerdotes, i sus virgenes; para restituir
aislamiento, nuestra intolerancia i miseria (i tam- á Dios con el culto de sus corazones, la tierra re-
bien la religion i el idioma, dicen algunos, pues gada con la sangre de sus mártires". (Historia crí-
nuestros aborígenes, como sucesores de los troglo- tica de la literatura española, tomo 3.o, pgs. 8,
ditas, eran mudos é idiotas): uno á uno fueron que- 9, 10 i 11).
brantados en un solo dia los eslabones de la cade-
na remachada al pié del Sólio Español. Cesar Can- Seria una penosa disyuntiva para el citado
tú niega el carácter de colonias ó de factorial na- historiador: tener que corregir su teoría estética
cionales, i las considera como propiedades de la basada en principios irrefragables, ó confesar pa-
corona, cuyo inquilinato ó propiedad retiraba ó ladinamente, que cuanto hicieron sus Reyes i con-
conferia ella misma, sin dejar ni la posesion del nacionales en América, fue contrario á la religion
suelo en que nació, al desventurado Americano. i á la naturaleza, declarando la conquista de es-
tos países como una adicion infecunda para Espa-
Todo desapareció en nuestra subitánea tras- ña, así como le fue perjudicial la sustraccion de
formacion: la contribucion indigenal que Valle es- catorce mil familias judías, que le apunté en la
timaba en diez i ocho reales al año por cabeza, en carta impresa dirigida al Dr. Mata en 872, antes
el Bello Central de América, como él le llamaba, de su muerte.
la mita ó mitad, el quinto real del azogue, cuya
distribucion i recaudo á cotizacion eran atributivos Al tratarse de la intervencion directa del Go-
de los Vireyes ó Capitanes Generales, para empo- bierno Nacional en la pacificacion de Nicaragua,
zarlo en el patrimonio real; las encomiendas, en nada mas oportuno que dirijir una mirada retros-
fin, esa infame infeudacion del indígena al domi- pectiva acerca de la representacion de la Provin-
nio ominoso del Español Criollo i europeo, verda- cia de Nicaragua en la Capital del Reino. El Lcdo.
dera esplotacion del hombre por el hombre, que D. Miguel de Larreinaga, hijo de Leon, verificó
21
tal gestion, tanto en la Diputacion Provincial co- dictó todas las providencias que estimó conducen-
mo en la Junta Consultiva; en el Poder Ejecutivo tes i pendían de sus atribuciones.
Nacional fue representada por el Lcdo. Don Jose
Manuel de la Cerda, al dimitir Arce su puesto en Son muchas las que expidió con fin tan im-
el mismo, por no sufrir la preponderancia de Va- portante; i la coleccion de ellas, que se publicará
lle. "Para llenar la silla vacante, dice Marure (51), oportunamente, será la prueba mas decisiva de
todos los sufragios de la Asamblea se fijaron en la atencion que ha dado á los pueblos de Nicara-
el C. José Manuel de la Cerda: el caracter circuns- gua.
pecto i moderado de este Granadino, sus largos Pidió los informes i reunió los datós posibles
padecimientos por la independencia i su amor a para averiguar las causas i conocer el caracter de
las nuevas instituciones, le hacian digno de la con- una revolucion tan desgraciada como sensible: em-
fianza publica. El supo corresponder á ella, i en pleó los resortes de la fuerza moral dando direc-
medio de las espinas del mando, logró conservar cion á la opinion, demostrando los bienes del ór-
ilesa, su bien adquirida reputacion. —(El Nacio- den interior, i evidenciando los males de la divi-
nal-No. 23- 1874). sion i partidos: invitó á los pueblos de aquella
provincia á la expresion de lo que sufriesen, pro-
Como el documento anterior es poco ó nada metiéndoles oir sus quejas i remediar sus males:
conocido en Nicaragua, lo mismo que el siguiente representó á la Asamblea la necesidad ó ventajas
oficio del Ejecutivo federal, que se hallan inser- de concluirse pronto la constitucion política de
tos en los números 34 i 35 de la Gaceta de Gua- nuestra República, para que sirviendo de vínculo
temala correspondientes á Diciembre del año de de union desapareciesen los partidos i no se divi-
824 i Enero de 25, la importancia de ellos, trans- diese la opinion: mandó establecer una Junta com-
pirandose en el que antecede al estilo i grandio- puesta de individuos elegidos en cada uno de los
sidad de ideas del Sr. Valle, nos induce á repro- partidos de la provincia, para que reasumiendo el
ducirlos íntegros, tanto para incohar el estudio de Gobierno de ella los reuniese á todos en derredor
nuestra evolucion histórica en toda su latitud na- de nuestra justa causa: interesó el celo de los
tural, como para vindicar la memoria del Cice- que podian influir en el restablecimiento del ór-
ron de los Andes, de las siniestras increpaciones den por sus destinos, ó por su carácter, ó por su
de Montufar i Marure. Por tal motivo hemos in- opinion: excitó especialmente el de los eclesiásti-
terrumpido el estudio de los hombres prominentes cos que tienen todo el ascendiente que les dá su
del partido independiente, perfilando su fisono- ministerio: dictó las órdenes convenientes para que
mía moral i política, no gravando en hondas buri- los gobiernos de las provincias inmediatas fran-
ladas sus retratos, sinó á vuelo de pájaro, cual lo queasen al de Nicaragua los auxilios que les pidie-
exije la rapidez del periodismo. se para reponerla al estado de paz i tranquilidad:
las expidió para que el fuego de Leon no penetra-
OFICIO se en las límitrofes que se conservan tranquilas:
llamó la atencion de la Junta Consultiva en diver-
DIOS UNION, LIBERTAD.— PALACIO NACIO- sas notas los fondos que eran necesarios para man-
NAL DE GUATEMALA, 16 DE FEBRERO DE tener la fuerza fisica que creía precisa para dar
1825. respetabilidad á sus órdenes i facilitar la ejecu-
cion de su plan: los pidió en distintos oficios al
Al Coronel Manuel de Arzú, Gefe Politico Su- Gobierno de S. Salvador, á cuenta del cupo de-
perior I Comandante General De La Provincia De signado á aquel Estado: los pidió al de Comaya-
Nicaragua. gua: los pidió al de Costa Rica i al de Guatemala:
nombró á V. Gefe político superior i Comandante
La provincia de Nicaragua que ha sido obje- general: le trazó el plan que debía seguir para
to mui especial de celo i cuidados del S. P. E. de restablecer la tranquilidad de esa provincia: les
esta República continúa ocupando de preferencia dijo en las instrucciones que les dió, que el obje-
su atencion. to importante de su comision era restablecer el ór-
den, asegurar nuestra independencia absoluta, em-
Es una de las mas felizmente situadas en to- plear los medios de conciliacion i prudencia, ha-
da la extension de la América: la que tiene ele- cer uso de los de la fuerza sino bastaban aquellos,
mentos mas preciosos para ser rica i poderosa: la i plantear nuestro sistema federal, para que te-
que parece llamada por la naturaleza al grado mas niendo Nicaragua su Congreso i su Gefe de Estado,
alto de prosperidad. tubiese un Gobierno que fuese obra de ella mis-
ma: mandó que de Honduras, de Costa-Rica, de
Eran diversos los proyectos de este S.G. para Trujillo i de San Salvador marchase la fuerza que
que goce toda la que le promete su feliz posicion. V. juzgase necesaria, para que unida la de todos
Vió por este motivo con el mas profundo senti- esos estados se sofocase la que alterase el órden i
miento que alterado el órden i turbadas la paz i no respetase las de este S.G.: díó á entender á los
tranquilidad, se embarazase el bien que podian pueblos de Nicaragua, que los demas de los otros
disfrutar sus dignos habitantes. Dedicó todo el ce- estados concurririan con auxilios pecuniarios ó
lo de que es capaz para que se restableciese el militares á sostener la justicia de nuestra causa
sosiego i no fuese interrumpida por su alteracion en cualquiera punto donde la alteracion del órden
la marcha de nuestras liberales instituciones; i embarazase la marcha de nuestro sistema liberal:
22
envió á Tegucigalpa las armas, pertrechos i muni- Congresos, en los protocolos diplomáticos, en el
ciones que se manifestó ser necesarias para dar Gabinete i bajo el sólio del Ejecutivo.
á V. los auxilios que necesitaba: dió instrucciones
para que pasasen á servir á las órdenes de V. Allí estaban los Licenciados Don Lino César,
los oficiales que indicó ser precisos: sostuvo el D. Sebastian Escobar, i D. Isidro Reyes, cuyo cla-
imperio de la ley cuando extraños que no tenian ro talento, carácter i patriotismo son bien cono-
el carácter de ciudadanos aparecieron al frente de cidos, haciendo sus primeras armas de republica-
la division que les encomendó el mando de sus nos, para sentarse honrosamente mas tarde en los
armas: excitó el interés de los pueblos inmedia- escaños del Congreso en los sillones ministeriales
tos por medio de sus gobiernos respectivos, para i alguno de ellos como representante de Nicara-
que multiplicándose las siembras no sufriesen los gua en esta República i la del Salvador, tutelan-
de Nicaragua las hambres ó escaceses que debian do graves intereses en litigio, i en el seno de la
temerse: recomendó' á los gobiernos de las demas patria, haciendo rostro, al par del Director San-
provincias los derechos que tenian los de Nicara- doval, á los desmanes del poder militar en el in-
gua á la hospitalidad en el caso de emigrar: pro- fausto 2 de Enero de 1847.
puso á la Asamblea una amnistia ú olvido gene- ¿Quién reasume hoi, vuelto cada cuál el ros-
ral de lo pasado, para sofocar resentimientos i unir tro á sus propios intereses, como José Francisco
á los que nunca debieran estar divididos. del Montenegro, mulatillo de Nandaime, el peso,
la medida, circunspección, i acertada celeridad en
La serie de estas i otras providencias que se la gestion de los negocios, con su proporcion arit-
publicarán en el manifiesto que ha ofrecido el mética de luces? Su personalidad era la encarna-
Gobierno produjeron al fin de los efectos que an- cion del talento político, menos la palabra: tendría
helaba. Obrando todas ellas sucesivamente se ha á lo mas la elocuencia de las reticencias, que da-
logrado por último que cesen las hostilidades de ba tanto aplome i gravedad á sus resoluciones, en
los partidos i se restablezca la tranquilidad de la un pueblo, donde la accion sigue á la palabra.
provincia.
Allí había un obrero ó soldado anónimo del
El Gobierno ha visto acontecimiento tan sa- progreso, que consistia entónces en la reintegra-
tisfactorio con todo el agrado que debia inpirar, cion autónomica del país, que deseaba legar á sus
pero no han terminado sus cuidados, ni cesado su hijos una Patria, libre, dando á sus contemporá-
celo. neos ejemplos saludables de abnegacion i patrio-
tismo, i á las clases nobiliarias en que vivió, un
Restablecida la tranquilidad de esa provincia modelo de imitar en la educacion de su numero-
quiere que se tomen las medidas necesarias para sa familia, en la ilustracion de sus hijos, que fue
que no vuelva á alterarse: quiere que se plantee su corona de gloria al descender á la tumba en No-
en ella nuestro sistema para que los pueblos co- viembre de 1846; póstuma caucion de que ellos
miencen á gozar los beneficios que les promete: salvarian su memoria del ostracismo del olvido.
quiere que U. entre tanto le proponga todas las Uno de los Próceres de la independencia de Nica-
medidas que juzgue necesarias para consolidar el ragua, abría sus ojos á la luz, tal vez por una co-
órden de esos pueblos: quiere que su atencion su- rrelacion providencial, en el mismo año en que
ba á la raiz de los males que se han sufrido, para nació la República progenitora de la libertad con-
que no vuelva á dar brotes perniciosos ó dañinos: tinental de América.
quiere que proponga todo lo que juzgue conve- La ilustracion entónces, como el rayo del sol
niente para aliviar de la manera que sea posible á que asoma por entre espesa niebla, era atributiva
los que hayan sufrido en la revolucion: quiere que de las clases privilegiadas: pero la comezon de
informe U. sobre los hijos de esa provincia que gloria que atormentaba al futuro Prócer de la In-
hayan hecho mas servicios i acreditado mas patrio- dependencia, mediante la direccion de dos ilustra-
tismo, para tenerlos presentes como es justo: quie- ciones de la época, el Lcdo. Albor i el Doctor Ra-
re que emplee el genio de la conciliacion para ir yon, lo impeló á consagrarse al estudio de la filo-
uniendo á los que no deben olvidar, que son indi- sofia, de la geografía, de la historia i de la litera-
viduos de una misma provincia .i ciudadanos de tura en general, haciendo en tales ramas grandes
una misma república. progresos, que le grangearon la estima de subidí-
simo precio de sus maestros, lo mismo que por su
Tales son los deseos del S. G.; i de su órden capacidad i aplicacion asidua. Sus pocos manuscri-
los comunico á U. para su inteligencia i cumpli- tos llenos de erudicion, revelan un estilo nervioso
miento. i gráfico.
Zevadua. Abandonó como el Doctor Molina no el birre-
te doctoral, sino el martillo i la lima, para con-
Si Ordoñez fue la espada del partido indepen- quistar la independencia i establecer los princi-
diente, habian hombres á su lado que dirigian el pios de moderada libertad, no de la licencia que
pensamiento político i civilizador de la revolu- suspende la democracia en el vacío. Su espada no
cion; pequeña constelacion política, que mas tar- pesaba lo que la de Brenno en la balanza política,
de debia irradiar sus luces por todas partes, en la pero peleó en 811, sufrió, con el doloroso valor
prensa, en las academias, en los tribunales, en los de la resignacion, el ostracismo i secuestro de sus

23
bienes; i el 13 de Febrero de 1823, mientras Or- de la fuerza el Credo liberal sobre la superficie
dóñez regresaba de Nandaime, El i Sandoval al de su país, han dejado escurrirse por el fondo del
frente de un puñado de valientes resistieron, á ma- espíritu i la savia con la libertad".
nera de los trescientos espartanos que al mando
de Leonidas lucharon contra el coloso de Persia Allí estaba el Lcdo Juan Jose Guzman, mi-
en el paso de las Termópilas, á las huestes absolu- diendo desde el fondo de su inteligencia precoz i
tistas comandadas por Gonzalez Saravia; con la penetrante, todo el vasto horizonte arrebolado de
diferencia que en Granada, una completa victo- esperanazs, i que la reverberacion infinita del Sol
ria coronó los esfuerzos heroicos de los libres, ha- de Setiembre llenaría la inmensidad del porvenir
ciendo estos retroceder con espanto i lleno de ver- abierto á la Patria. Desde luego que la voluntad
guenza i oprobio eterno á aquel cobarde tirano. poderosa i apasionada de la libertad removió las
(Biografia impresa, i escrita en Granada por el entrañas del pueblo, i que esa voluntad comun
Lcdo. D. J. B. Rosales, año de 1846). aproximó á los hombres de idénticas opiniones, ce-
sando el individualismo, i surgiendo la asociacion
Al llegar á Leon en Octubre de 824 el repre- legal que organizara á un partido; Guzman ocu-
sentante del Gobierno Federal, Coronel Arzú, mien- pó su puesto como Secretario de la Junta Guber-
tras Sacaza sitiaba la plaza de aquella capital, dis- nativa de Granada, i mui temprano comprendió
puso la Junta Gubernativa de Granada, que su el juego i mecanismo de los resortes del nuevo po-
Presidente pasara en persona á conferenciar con der, entre los cuales figuraban en primera línea,
dicho Sr. sometiéndose en definitiva á sus resolu- el carácter perseverante, como el génio de la ac-
ciones. Despues de la reorganizacion constitucio- cion de los hombres de Estado, i la palabra, que
nal de Nicaragua, fue miembro del Senado ó Con- el oleaje de la democracia lo llevara mas tarde
sejo representativo en varios períodos, haciendo fuera de los confines de Nicaragua, á compartir
parte casi siempre de la Junta promotora de ins- con Nicolás Espinoza los aplausos de la tribuna
truccion popular, i siempre repitiendo el pensa- parlamentaria del Salvador, sentándose despues en
miento luminoso de Valle: "Como el sol, la ilus- el Sólio del Ejecutivo de la antigua Personera de
tracion debe dilatar sus rayos á todo el hemisfe- la Confederacion Centro-Americana.
rio social". —I luego esclamaba con Puente i Ape-
zechea, levantándose del asiento al pronunciar el José Benito Rosales, el ilustre jurisconsulto i
nombre del mas Ilustre Centro-americano é hijo literato, solo su nombre es una gloria para Grana-
de Honduras: "Deber es, de los que afligidos i da: es uno de los mas bellos florones de la coro-
pensativos, contemplan el ocaso de uno de esos na literaria de Nicaragua i del Bello Central de
astros benéficos, conservar el rastro de luz que América. El sabor literario de sus escritos, su es-
dejan en el horizonte de la vida, despues de hun- tilo tan natural i diáfano, como pulcra, correcta i
dirse en la noche del sepulcro". castiza su diccion inimitable, pasa como un mode-
lo del bien decir: i tal era la claridad en la expo-
Al decir de los Licenciados Zepeda, Juarez i sicion de sus ideas, que se hacia comprender has-
Salinas, su Carta contra la tolerancia religiosa, de ta de las masas, para propagar tal vez doctrinas
que ellos conservan una copia, pues se carecía en- disociadoras i rematar el encono popular, las que
tónces de imprenta, es un modelo en la controver- yo le combatí al proviso por la prensa.
sia político-religiosa. A mi modo de ver, es mui
superior el gran cuaderno ó Acusacion ante el C. R. No se hacia reacio á admitir que la única Re-
contra Argüello i su ministro el Lcdo. Vijil, por pública posible sea la Amplia fórmula de armonía
los asesinatos de 829, al fotografiar á dichos Se- entre la libertad i la autoridad, entre el órden i
ñores: sus gráficos caracteres se han burilado en la democracia, entre la estabilidad i el progreso,
mi memoria.— Pero en el primer punto difiere de entre dos términos fundamentales sobre cuya sín-
la últimas Meditaciones del Padre Gratry, cuya tesis descansan las sociedades modernas. Tal es
ortodojia vá al compás de su incontestable saber. como recibí el legado liberal paterno, bajo benefi-
cio de inventario, i despues de crueles decepciones:
"Hombres de poca fé, esclama el Padre del Valle en el Sólio del Ejecutivo Nacional, i J. Saca-
Oratorio de la Concepcion: ¿quereis aun invocar za en el de Nicaragua, era el bello ideal político.
todos los recursos de la represion, desde el destie- que reducido á su mas simple expresion, nos dá
rro hasta la hoguera, para sofocar la libertad de la anchurosa fórmula de la ilustracion en armo-
la conciencia humana? ¿Intentais exijir al pueblo nía con la propiedad. Pero la sombra de Sula sen-
reconquistado á la fé, sostenerse para siempre en tada en el Sólio con su tunica imperial ensangren-
la verdadera religion, por medio de la ley i de la tada, i el fatídico ruido de las cadenas que se
fuerza del puñal? Son los medios que se han en- oye durante los novilunios, segun una leyenda po-
sayado, i tales tentativas han sido la causa primor- pular, cuando ríela la luna en la llanura líquida
dial de la ruina de la Iglesia i de la decadencia del Gran Lago, en la isla de la Pelona, calvario
evangélica. I ¿por qué? Por que si la verdad sin sin redencion, hicieron abandonar á mi Padre el
la caridad no es Dios, sinó un idolo, segun se ha campo de la política, consagrandose al fin de sus
dicho tan perfectamente, es tambien cierto, por la dias á profundizar la literatura religiosa, i armo-
misma razon, que la verdad sin la libertad no es nizar el culto externo con su creencia interior, des-
Dios. ni Cristo, sinó un idolo.— I á la verdad. los cendiendo tranquilo á la tumba.— (El Nacional-
pueblos que han sostenido por medio de la ley i No. 25-1874).
14
WHITMAN, DARIO Y NERUDA

Por GUILLERMO ROTHSCHUH TABLADA.

GUILLERMO ROTHSCHUCH TABLADA (n. en Juigalpa, 1926),


maestro normalista formado por los emigrados españoles que vinieron
a Nicaragua en la década del cuarenta, Director del Instituto "Ramí-
rez Goyena" por cinco años, Director de Extensión Cultural del Minis-
terio de Educación Pública, por más de una década, actualmente es ca-
tedrático de Literatura Nicaragüense e Hispanoamericana en la Univer-
sidad Nacional Autónoma. Poeta, ensayista, escritor político y belige-
rante, mantiene una actitud nacionalista en defensa de las causas popu-
lares. En su libro inicial Poemas chontaleños, exalta las esencias au-
tóctonas y telúricas de Chontales; Cita con un árbol, su segundo libro
de poesía, matiza su nostalgia chontaleña con sus experiencias en Eu-
ropa. Escritos pedagógicos, reúne una selección de sus ensayos donde
estudia los problemas económico-sociales nicaragüenses en sus relacio-
nes con la educación. Discurso de Incorporación a la Academia Nica-
ragiiense de la Lengua, es un análisis poético de las figuras de Santia-
- go, Don Quijote, el Cid a través de las cuales se traslucen los hombres
de carne y hueso que han luchado por la libertad en América. Guillermo Rotshchuch Tablada ha
impuesto su personalidad de poeta y pensador honesto y combatiente entre las filas de la iz-
quierda nicaragüense.— F. C.

25
Supremo sueño de escritores ha sido —y más tra el conde de Chestes, muy viejo, antiguo mili-
desde principios de siglos—, ingresar como miem- tar, muy querido en la corte. Contra el Duque
bro de número a la Real Academia de la Lengua de Rivas, simple pariente de don Juan Valera.
de Cervantes o Molieri. Contra Núñez de Arce, el Sully-Prudhón de los
españoles. Contra don José Echegaray, descoyun-
Entrar, revestirse de atuendos deslumbrantes tado, enciclopédico y orgulloso, que Castelar le hi-
como el enfant-terrible de Jean Cocteau, o en re- zo el dudoso favor de compararlo con Wolfang
novado jolgorios cervantinos ingresar como en el Goethe. Contra don Eduardo de Saavedra, Cata-
caso inolvidable de Camilo José Cela. Pero de- lina y Mir. Contra Pérez Galdós y contra Pere-
leite ha sido más de españoles que de hispanoa- da, este último dice Rubén, es quien escribe los
mericanos este tipo de persecuciones. Y por un relieves del yantar, por 'fijar, limpiar y dar es-
momento omito decir las competencias desleales, plendor a las sobras de la comida".
los boycoteos que ha habido en su seno, porque
a decir verdad en un confrontamiento de valores Sálvanse, sí, de su santa ira Campoamor, Don
poéticos no es un José Echegaray quien desplu- Juan Valera y sobre todo don Marcelino Menén-
me a un Leopoldo Lugones, para sólo mentar un dez y Pelayo, que entró muy joven en la Acade-
destacado discípulo del modernismo y no su ver- mia, "vasto es su saber enciclopédico, pero ade-
dadero creador don —Rubén Darío— que ha tiem- más agrega Rubén, es muy conocida su filiación
po vuela, intercontinental sobre anchos cielos y conservadora".
largas geografías. Pero la pasión peninsular ha
sido desbordante. Todo escribano apunta a una En tal virtud, este antiacademismo de Rubén
silla, sentarse a la diestra, por ejemplo, de don Darío expuesto ya antes en sus epístolas a Don
Ramón Menéndez Pidal y sentir por reflejo u ós- Enrique Guzmán (1891), el nicaragüano rastaquo-
mosis los efluvios de una época que aunque lus- uére de "Prosas Profanas", (1896), y confirmado
trosa ha tiempo yace fenecida: por quí pasó su a plenitud en su frase lapidadora y lapidaria "de
casco áureo que hacía temblar la tierra épica de las academias líbranos Señor", "Cantos de Vida y
España y sembremos en su honor un ramo de as- Esperanzas", (1905), explota finalmente en su po-
fodelos. Rodela del Cid y rodeo cidiano, y va el sición antipedagógica, él —el más pedagógico de
maestro Menéndez Pidal siguiendo a caballo, el todos— proclamando en Dilucidaciones del "Can-
ilustre periplo del ilustrísimo caballero. Y va a to Errante", (1907): "me he declarado además, di-
sus ancas el nuevo ungido a guisa de cronista ofi- ce, en otra ocasión y con placer íntimo, el ser me-
cioso marcando ahora lo que hemos desandado: nos pedagógico de la tierra".
Burgos, Cardeña, Toledo, Alcalá, Valencia, etc. Y
allá saltarán del yermo como por encanto las pa- Credo iconoclasta y acrático que no declina
labras más preciadas; guadalmecí, laudar, ciclatón, nunca, aunque el otoño pase peinando "su cabeza
adobar, dexadme llorar, voces que Góngora des- de oscuro minotauro".
empolvará, y que en su vidriería de colores so-
plará o pulirá después. El revolucionario meteco o metiche bajo el
cielo peninsular pasa desde largo arriando sus pro-
Más, si alguna vez la Real Academia Españo- pias banderas y, muy a pesar suyo, conduciendo
la, señorial e infranqueable, fue herida en su flan- sus propias legiones —españolas e hispanoameri-
co más vulmerable, cúpole esta nazaña al mestizo canas— que a pie juntillas siguen su huella per-
Rubén Darío (Sarmiento). Flecha en ristre hún- sonal. Y si lo revolucionario era en él lo exclu-
dese hasta lo más profundo de su seno y vierte yente, el no contaminarse de malos decires, la no
llanto, sangre por la herida abierta. Porque él dependencia cultural; hereje que se alza contra la
—último gran caballero andante— desfacer ya de- Santa Sede Española, donde ofician —oh fastidio-
be los mitos fantasmales, desangrarlos, descarnar- sas ocas que nó lo dejan crear— las voces de don
los, y descubre digo, a principios de siglos. "Es- José Echegaray y del meloso Balard. ¿A qué en-
paña contemporánea" (1901), a los que a la mesa tonces cenáculos asistir? A qué estipendios o pre-
sentáronse —buenos comensales— a deglutir, con mios dignos acudir? Cierto es que Santiago de
lengua insana, las últimas migas, migajas del idio- Chile le ha distinguido con premio Varela, mo-
ma castellano. desta suma como para entre amigos consumirla en
una fonda de la deslumbrante subida de Caram-
Y van los venablos de Rubén Darío contra los pangue. Cierto es que la "mamá Nación" de Bue-
inmortales académicos: contra el Marqués de Val- nos Aires fue fuente nutricia hasta el fin de sus
mar, aristócrata y diplomático, nada más. Con- días. Pero cierto es también que sus trabajos,

16
como diplomático, nunca fueron recompensados. filos acerados, bien pulimentados y enseña a es-
Crisanto Medina lo jodía mucho —dice textual- cribir —decir de Lorca y Neruda— a españoles e
mente Rubén— y los sueldos no llegaban nunca. hispanoamericanos.
La Academia de la Lengua ni corta ni perezosa
le ha cerrado sus puertas y en su claustro, en el Allá en España enseña a escribir a Juan Ra-
seno de la lengua materna Emilio Ferrari chilla món Jiménez, a Valle Inclán, a los Machados, a
más que contra los excesos del modernismo, con- su generación del 98; padre generacional y geni-
tra los buenos éxitos de su mejor hijo, contra su tivo, de gusto compulsivo. Porque como afirma
fundador irreductible, Rubén Darío. el españolísimo Federico García Lorca en su DIS-
CURSO AL ALIMON (1933) "Desde Rodrigo Caro
Pero entonces el maestro persiste en sus pro- a los Argensolas a don Juan Arguijo no había te-
clamas. nido el español fiestas de palabras, choques de
consonantes, luces y formas como en Rubén Da-
"De tantas tristezas, de dolores tantos, río. Desde el paisaje de Velázquez y la hoguera
de los superhombres de Nietzhche, de cantos de Goya y desde la melancolía de Quevedo al cul-
áfanos, receta que firma un doctor, to color manzana de las payesas mayorquinas, Da-
de las epidemias, de horribles blasfemias, río paseó la tierra de España como su propia tie-
de las Academias, rra".
Líbranos, señor!"
Y aquí en hispanoamérica enseñó a escribir
Del señor Alfredo Nóbel y del señor Menén- a César Vallejo de "Los Heraldos Negros", por-
dez Pidal. Del señor Pullitzer y de los señores que los cisnes blancos, los heraldos blancos enlu-
Goncou rt . Del señor Juan Rulfo y del señor Ró- táronse al pasar por el túnel tremendo de los an-
mulo Gallegos; de la señora Casa de las Améri- des. Aquí enseñó a crear a Vicente Huidobro,
cas y su señoría la Seix Barral. dándole como primera cartilla para su audaz
aprendizaje, el prólogo de "Prosas Profanas"
Premios, famas y cronopios donde no entra el (1896). "Y la primera ley, creador: crear. Bufe
Rubén Darío renacentista, barroco, modernista y el eunuco. Cuando una musa te dé un hijo, las
ultramodernista, pero entra sí el barroquísimo de otras quedan en cinta". Y Huidobro fue el par-
don Miguel Angel Asturias. Donde no entra Paul tero del creacionismo (1917). Y si Virgilio en su
Sartre por asuntos personales ni Boris Pasternak descenso oscuro es guiado por Dante, Rubén Da-
por asuntos sociales, pero, por donde pasan y por río conduce a Jorge Luis Borges por laberintos
la puerta mayor Yasanuri el japonés, Saferi el he- más íntimos. Es maestro de la maestra rural Ga-
lénico, los norteamericanos T.S. Eliot, Faulkner? briela Mistral, y del ahora maestro intercontinen-
y Henmigway, Don Jacinto el español y sobre to- tal Pablo Neruda: Neftalí Ricardo Reyes escon-
do dos auténticos americanos: los chilenos Ga- dido en la floresta de su poesía como García Sar-
briela Mistral y Pablo Neruda, discípulos ambos miento tras la empalizada tropical de su poesía sin
del nicaragüense Rubén Darío. tropicalismo.

Y si siguiéramos los originales pasos de la Pablo Neruda es el más americano de todos y


poesía modernista, sus hitos más relevantes, el hi- por lo tanto el más universal. Cantor de las an-
lo azul de Rubén en sus coordenadas más puras; sias conflictivas de China, Rusia, Francia y Espa-
sus radios de acción y zonas tangenciales, ¡qué de ña, su "España en el corazón". Cantor de las an-
sorpresas borrascosas y bellos ardides nos encon- sias populares de América en su "Canto Gene-
traríamos! Ulises que no acaba de romper meri- ral" (1950), desde Lincol y Whitman, Hidalgo San
dianos porque la mar es honda y la costa brava. Martín y Sandino hasta hundirse en la greda de
Y va la proa de Nicaragua a Chile y de Chile a sus propios héroes locales: Tomás Lagos, Abra-
Nicaragua y España, en viajes de ida y regreso ham Brito, Rubén Azocar, Jovencio Valle, Diego
porque crear nuevos mundos es lo necesario y no Muñoz y Joaquín Murieta. Los dictadores de
pernoctar en el aposento sin luz de la ballena. América anticivilistas y guerreros pasan acerados,
se han puesto las corazas de los antiguos conquis-
Y en el puerto de Corinto como en el puerto tadores olorosas a orines de caballo, a orines de
de Palos arma sus velas y nutre sus galeras —sus perro, a orines de tristes penitentes que en las cár-
galeones diría Henríquez Ureña—; oro sustancial, celes se orinan de miedo:
sustantivo, blanca plata de Potosí, pluma de osci-
lante adjetivo, flores de jauja y en vez de espe- ¿Por qué en Nicaragua el Sr. Presidente,
cierías, piedras preciosas, pedrerías. Redescubre despertado de noche, atormentado, tuvo
a España, y solo él, y no baja ralea como los Pi- que huir para morir en el destierro?
zarros y los Contreras. Devuélvele a la Madre (Hay allí bananas que defender y no libertades,
Patria sus tesoros perdidos. Fernando e Isabel ya- y para eso basta con Somoza).
centes fuéronse para siempre en esplendor de in-
cienso e hidalguía; pero no su Garcilaso, su Que- Hijo de ferroviario, Neruda viene lento del
vedo, su Cervantes, su Góngora, su Teresa la San- sur de Chile, en vagón de tercera clase. Parte de
ta y su Berceo. Redescubre España y en vez de Temuco y pasando despierto sobre mil durmien-
espada, lengua de relucientes filos, cuatrocientos tes recorre Victoria, San Rosendo, Chillón, Talca,

27
Curicó, San Fernando, Rancagua, Santiago, y se fondo —se arremolina— y busca, con nuevo im-
estaciona al fin en Valparaíso, cuna del modernis- pulso las nieves altas, los ventisqueros del sur,
mo, raíz del modernismo. Pesebre donde consta- puntas de la araucanía. Este es el mapa geográ-
ta Neruda —jineteados de pampas y mares— que fico, objetivo, de nuestra auténtica poesía ameri-
no acuden pegasos de alas rotas, ni proas de hon- cana, claro meridiano que va de polo a polo co-
do calado; no tasca "Trilce" y lo poco que había, mo ajustando a todo un convulso continente, lí-
lo fácilmente comestible, hizo reventar la cincha a nea euclidiana porque sobre este surco otros ecos
tantos falsos hartazgos: sipló a Salvador Rueda y no caben, no desemboca otro río.
reventó a Don Miguel de Unamuno, a Bawra y
Cernuda. "A Darío, dice Neruda, lo trajo una La poesía americana nace en el norte con
marea; el mar caliente del Norte y lo dejó ahí el Walt Withaman junto al lago Paumanok, renace
mar, abandonado en costa dura y dentada, y el en el centro con Rubén Darío, próximo al lago Xo-
océano lo golpeaba con espumas y campanas, y el lotlán y se explaya en el sur con Pablo Neruda
viento negro de Valparaíso, lo llenaba de sal so- frente al lago Ranco. Así, en este orden para
nora". que el agua no se desborde. Un orden acuoso y
jerárquico para que se saturen todas las tierras,
Esa sal y ese salitre que nutren los músculos cundan todas las cimas, no haya sujeción ningu-
de Neruda y tensa su potente lira alternando can- na, no os espanten naufragios y los barcos ebrios
tos entre lo épico y lo lírico, entre las "Ruinas de arrimen. Porque el versolibrismo del norte y sur
Machu-Picchu" y "Los veinte poemas de amor" tienen su centro de gravedad en Nicaragua, sobre
que Alonso de Ercilla y Gustavo Adolfo Bécquer el pivote rubeniano —gigantesco muelle— donde
ya fueron traspasados, raudos, por el rapsoda chi- oscilan antiquísimos ritmos, donde atracan profun-
leno, por el anacreonte americano. dos sonidos, viejos oleajes, olas y velas rotas, re-
motas modulaciones.
Neruda consmopolita como Rubén, su planta
peregrina vuelve siempre a su patria como no lo "Song of my self", "El Canto a mí mismo"
hizo Darío. Es lo doméstico de Vallejo —techo y (1850), es el canto de la democracia norteameri-
comida— pero con bordes de manteles más am- cana, un Himno a los nuevos pioneros. "Cantos
plios para, comunal, sentarse a cenar y sentir ba- de vida y esperanza" (1905), es el canto al mundo
jo el paladar zumo de frutas ácidas, claros cerea- hispánico, obsidiana y cuchillo, una y otra lengua
les y relucientes cuchillos. en ansias confundidas. Y "El Canto General"
(1950), es donde se juntan todos los rumores dis-
Yo aquí me despido, vuelvo persos, todas las agonías, los grandes acordes sur-
a mi casa, en mis sueños americanos, centroamericanos y norteamericanos
vuelvo a la Patagonia en donde íntimamente unidos. El extraordinario Neruda re-
el viento golpea los establos coge, hace suya y aumenta las dos primeras revo-
y salpica hielo el Océano. luciones literarias: la futurista y la modernista.
Poeta totalitario (el totalitarismo del amor) Neru-
Soy nada más que un poeta: os amo a todos, da reúne lo escondido, soñador feudal agrupa to-
ando errante por el mundo que amo: das las parcelas en una zona común —no la zona
en mi patria encarcelan mineros tórrida de Don Andrés Bello— y donde nada ni
y los soldados mandan a los jueces. a nadie se excluyen, porque hasta lo soterrado
Pero yo amo hasta las raíces brilla si su pluma atestigua. Y pasan santos y
de mi pequeño país frío. héroes, próceres y tiranos, seres y cereales, pam-
pas y ciudades, villorios y catedrales, cactos y ro-
Si tuviera que morir mil veces sales, ríos y lagos, montes y montañas, lo huma-
allí quiero morir: no y lo divino, al pan candeal y dulce vino.
Si tuviera que nacer mil veces
allí quiero nacer. El "Canto General" es el único épico comple-
to escrito en lengua articulada: más grande que la
Cerca de la araucaria salvaje, "Chanson de Roland", "geste du Roi"; más que el
del vendaval del viento sur, "Mío Cid", "buen vasallo, si oviesse buen señore",
de las campanas recién compradas. y aun sobre la propia "Araucana" de Alonso de
Estilla "viéndolos a miserias sometidos".
No hay duda que Valparaíso —dos veces um-
bilical— dió sangre, vida, a dos priviligiados hi- Los mismos cronistas españoles en una misma
jos de América: a Pablo Neruda y a Rubén Da- época se repartieron áreas diferentes, zonas de es-
río. Interesantes partidas de nacimiento, pero que ta vital geografía. Alvar Núñez nos pinta mon-
más interesante sería trazar con punta firme el tañas y pantanos; flor y fauna, hambres del Missi-
curso de la poesía en el continente americano, ve- sippi y la Florida; más abajo Bernal Díaz recons-
nir de norte a sur, como quien vadeando ríos de truye el mundo maya y azteca que deshizo Cor-
cauces profundos, describe sus hondos remansos, tés. Oviedo y Valdez se pasea a paso corto a lo
tumbos de caballos fríos. Corriente que baja, largo del Istmo; infatigable Las Casas, acusa y
que se precipita desde el norte y al hacer su es- sigue; el padre Landívar siglos después nos me-
tancia en Centro América, se revuelve hasta el dirá en exámetros latinos, Bello vuelve a lo agrí-

28
cola y hacia el sur van Pedro Cieza de León, Fray Qué son las "Odas Seculares" de Leopoldo
Gaspar de Carvajal, Concolorcorvo y, el más eru- Lugones (1910), frente a las "Elementales" de Pa-
dito de todos, Don Alonso de Ercilla y Zúñiga blo Neruda (1958), no más que esbozos estilizados,
cuya epopeya repiten en octavas reales los patrio- trozos restringidos, crisálida que no llegó a vue-
tas de Chile. lo de grandes alas, porque traspasar no pudo zo-
nas mayores ni otros mundos siderales. O basta
Neruda en cambio acomete la empresa de to- la sola pampa verde extendida llena de mieses y
dos sin yelmos y sin espadas. El gran narrador ganados?
en el cautiverio o escondido (1940-1950), escribe
sobre el período proecolombino, ocasos del renan- Qué es lo secular frente lo elemental, lo vi-
centismo; fulgor colonial, espeso barroco, fatigan- vido frente lo recién nacido, sino el otro extremo
te romanticismo, tedioso neoclacisismo, esforzado del tiempo, el Neruda en el primer día de la crea-
independentista, esplendor modernista, zapadores ción. El Adán elementalísimo y absorto, nom-
postmodernistas, guerrilleros vanguardistas, oscu- brando las cosas elementales: oda al aire, al cobre,
ro surrealista, animoso futurista. Cuando huye y a la flor azul, a las aves, al pájaro sofre, a la cas-
cruza los andes a caballo —oh conquistador con- taña, a la cebolla, al caldillo de congrio; y si la
temporáneo— el "Canto General" es su única ar- olla rebasa, odas a Guatemala, a Leningrado, a
ma defensiva —su penacho rojo— su única mo- Río de Janeiro, a César Vallejo, oda a las Amé-
chila. Va, corresponsal entre las dos guerras y ricas.
una más, a escribir contra el colonialismo en la
India, contra el capitalismo en América Latina y Qué materia prima y qué último vagido no
contra nazifascismo en España. En "Canto Ge- han sido registrados por este incansable trafica-
neral" caben todas las Repúblicas, sus dolores y dor de suelos y de cielos? Qué ápice de cobre,
gestas, todas las épocas y todas las escuelas, an- qué hilacha de numo no han sido sopesados: aquí
sias y alegrías de hispanoamérica. en esta mano, el salitrero abatido y en la otra el
hondero entusiasta? Qué cauces, qué montañas,
Su método de exposición no es el de Hesíodo qué túneles no han sido calibrados? Qué amores
porque son más sus trabajos y sus días; ni el de ocultos, besos soterrados.
Suetonio, que sólo impudicias del tirano descri-
be. A la luz de Tonybee le sobra filosofía y a la A mediados del siglo pasado Walt Whitman
sombra de Pereira le falta libertad. Su metodo- era el poeta de la democracia, el poeta de Amé-
logía emana de la tierra y su circunstancia; del rica, Rubén nos lo decía. A principios de siglo
hombre y su más entrañable sustancia, trasunto o Rubén Darío era el poeta de América, porque Lor-
trascendencia, de su residencia en la tierra, de su ca Español y Neruda americano así lo habían es-
residencia en el aire, de su residencia en el agua. tablecido y, actualmente, Neruda es el primer
poeta de América, porque una serie de triunfos,
El "Canto General, es la única crónica coni- así ahora, le han reconocido: primer premio en las
pleta; tan completa que traspasa las exigencias de fiestas primaverales de Tenuco (1920) — Primer
un texto de Historia; Geografía y Antropología premio en la Federación de Estudiantes de Chile
juntos; casi una Biblia por sus raíces mesiánicas (1921) — Primer premio municipal en Santiago
y proverbiales, mitos como para ser acogidos por de Chile (1944) Premio Stalin de la Paz (1953)
todas las lenguas, sectas y razas; cuáqueros del Literatura (1971)— y el premioPremio Nobel de
norte, chorotegas del centro o araucanos del sur. más importante, ese grito general, ese sufragio de
El diccionario que no pudo editar la Real Acade- universal reconocimiento que millones de bocas le
mia Española, porque esas voces sólo estaban en han expresado en América, Europa, Asia, Africa
Neruda y su mente, grabadas y catalogadas. Tex- y Oceanía.
to de paz para los pacifistas y de guerrillas para
los liberacionistas; guía para los científicos, relu- Las relaciones y mutaciones lingüísticas de
cientes setas para el minero; estrella para el as- Neruda, su mundo caótico u organizado, su simbo-
trónomo; pan para el hambriento; luz para los re- logía, su hermetismó, su singular criptografía ya
cluidos; escalera para los perseguidos; poste de fue descifrada con largueza por Amado Alonso
linderos fijos y adoquines para todas las vías. Se- "Poesía y Estilo de Pablo Neruda" (1951) Fati-
guirlo al pie de la letra será nuestro único desti- gosa tarea —y aun fuera de las abstracciones— es
no, seguidlo y entre Darío y Neruda, qué fueron el de compaginar al significado y su signo en la
de tantos intentos épicos, de tantas voces epopé- poética nerudiana: ladrido sin perro; boca sin len-
yicas? gua y sin garganta, anillo sin piedra y sin dedo
y, porque solo el agua, como elemento saturado y
No son los versos de "Alma América", (1906), oscilante más de doscientas metásforas en su "Can-
las ampulosidades metafóricas y sociológicas de to General" tiene colores, sabores, profundidades,
un poeta que como José Santos Chocan se creía y vapores insospechados. Será la corriente de He-
por sobre los demás poetas del continente, y por ráclito, devastadora y cambiante, voz de muchas
cuyos excesos y vanidades "Walt Whitman" tie- aguas de la Apocalipsis de San Juan. O naufra-
ne el norte, pero yo el sur"; su coterráneo José gio metafísico que Alonso recabara. O será el
Carlos Mariátegui lo calificó como el más super- agua de Grecia combatiente empujando hacia orien-
ficial y el menos americano de todos. te las naves de Agamenón: cascada de Pindas,

19
vertiente de Teócrito, o la de Eneas o fuente de dividen al cielo, el agua y el aire,
horado? Agua del diluvio del Popol Wuh, hu- reluces como una gota de agua,
racán de Colon, chubasco para Juan de Grijalva, el agua quieta en su escondido manto
en Yucatán, hirvientes aguas que fueron testigo en un ataque de agua y fronteras,
del fuego de las naves de Cortés. Aguas puras y para llenarnos el corazón con agua salada,
cristalinas de la Rusticatio mejicana "populus flu- aguas procesionales,
viali". Corriente de Humbolt; intempestiva llu- germinales de tus aguas,
via, soñado vendaval de Don Andrés Bello en el el estudiante, apenas herido, era tirado al agua,
Ecuador. Será el movimiento eterno, flujo y re- el agua pescando sus peces,
flujo de Walt Whitman, gigante Missisippi o ru- se hicieron estratas del agua
moroso Misouri, mundo oceánico, de liquidas sí- royendo las orillas del agua impenetrable,
labas que se derraman en la confluencia de todos en la red de agua salvaje de la Tierra del Fuego
los ríos americanos. Será la fuente viva, agua discurre el agua de los ríos,
melódica para las ánforas de Epicuro de Rubén sobre la tierra, o agua sobre el agua,
Darío, el azur para los cisnes unánimes; silencio- sobre las aguas litorales.
sos, blancos y bellos, tiránicos a las aguas e im- Truman a nuestras aguas llega a lavarse las
pasibles a las flores; serán los centauros, "con (manos rolas.
largas barbas como los padres ríos". Río hidrópi- La Antilla, el mayor golfo de luciérnagas y aguas,
co de Tutecotzimí, en cuyas aguas glaucas las ho- golpe a golpe, en el agua terrible del pantano,
jas secas van, o más nicaragüense, será nuestra el paso de un caballo en el agua negra, donde ha
agua cálida lamiendo los pies al Momotombo con (caído,
"agua de un vario verde y de un gris tan cam- una hoja de eucalipto como un cuchillo muerto,
biante que discerniz no deja su ópalo y su dia- una rosa junto al agua, una pequeña copa de
mante". Serán todas estas aguas? No. Es el agua (párpados bermeja,
nerudiana como un nuevo elemento químico puro despeñadas y enmudecidas aguas
en su poesía pura, épica y lírica —cansada baba, mi Patria toda rodeada de agua combatiente,
saliva de mi amor— calor, vapor que sube hasta como un rápido pez en el agua del cielo,
el cielo e inaugura un nuevo sistema planetario como otra nieve o agua del deshecho archipiélago,
con "estrellas húmedas" y "astros mojados". Y el agua de las glaciales lágrimas que conocen
ella no sólo entristece y transforma, como en la (mi pelo.
clave de Alonso, "como un naufragio hacia den- Tu ronco grito de aguas y seres me sacude
tro nos morimos", sino que punto de radiación, curva madre del agua,
iceberg de relación se desplaza sobre otras aguas, diadema de agua y luna que estableces
mostrando a veces parte de su signo; penacho de el agua no sube hasta la casa de los caballeros
nieve mientras abajo ancho en su ámbito; desco- entre las dobles líneas del frío y de las aguas,
munal su imagen, profundo su sentido. Y es la cuando agua ni pan ni sombra tocan la dura
lluvia, mar de arriba que cae. "agua sideral, agua (etapa,
sexual: en la horadada cueva, sin agua y sin laurel
la húmedad del vasto vapor, del agua inmensa,
Te prepidaba el agua en la cintura, el agua me regó y levantó un deseo,
el agua como lágrimas vitales, paredes de agua, trébol y avena combatida,
Amazonas, capital de las sílabas del agua. agua endurecida con fugaces palomas,
Oh agua salvaje, bajas de la nieve, con el agua hasta la cintura.
por su agua y su barro, trajo la greda y vertió el
(agua andina. Aguas y mas aguas—Variaciones y metáfo-
Hombre, Ercilla sonoro, oigo el pulso del agua de ras que sería largo seguir enumerando.
(tu primer amanecer,
el agua lenta, el agua, agua, agua. Las relaciones entre la poesía inglesa y cas-
Recuerda el agua cuando le sucedió al navío tellana —Darío Pound, las establece de manera cla-
destituido por el agua rabiosa. ra José Coronel Urtecho en "Rápido Tránsito"
Páginas de agua, claro poderío de idiomas —1959— y refiere las revoluciones literarias más
(rumorosos, profundas que se han realizado en Norte y Cen-
un rumbo de agua, un viento de primavera tro América, invocando los nombres de Ezra Pound
destrozada? y Rubén Darío. "La revolución poética moder-
glacial unidad del agua, na, —dice— José Coronel— lo mismo que la in-
como agua eterna, los terrones del rencor, fluencia de los simbolistas franceses, fué, por lo
llegaste como un hilo de agua dura, menos, anterior en un cuarto de siglo en América
agua torrencial de las montañas. Latina que en los Estados Unidos, pero lo que Ru-
En México ataron el agua de las vertientes bén Darío ha sido para la poesía de la lengua es-
(españolas, pañola de su tiempo lo fue Ezra Pound en nues-
nieve nutrida en las aguas inmensas y oscuras de tro tiempo para la poesía de la lengua Inglesa.
(Chile. Los dos son los iniciadores de la renovación poé-
Vuele hacia el húsar herido la voz del queltechue tica de sus lengua, los que le devolvieron la mú-
(en el agua, sica y la vida a la lengua de la poesía, dieron vi-
el agua y el viento dicen que vieron al guerrillero, talidad y sutileza al verso, lo hicieron más flexi-

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ble y capaz de mayor contenido, de significacio- siglo es decir —en vano caminan con pasos gigan-
nes ambiguas, múltiple, más sugerente, de más fi- tescos y sin precedentes hacia un imperio tan co-
nas repercusiones emocionales, más rico de sensa- losal que deja muy atrás a los antiguos, al de Ale-
ciones, más dócil y más claro, más libre y más jandro, al mismo cetro soberbio de Roma. En va-
ligero, sin embargo afirma en otra parte Coronel: no nos hemos anexionado Tejas, California, Alas-
Rubén Darío y Ezra Pound no eran innovadores ka, y alargamos ya las manos hacia el norte en
espontáneos, como lo fue Walt Whitman sino busca de Canadá y hacia el sur en busca de Cu-
renovadores en el sentido propio de la palabra. Y ba. Somos por así decirlo, un ser dotado de un
finalmente agrega, "casi puedo decir que aprendí cuerpo cada vez más titánico y más perfecto, pe-
a leer inglés leyendo a Poe y Whitman". Aun- ro sin alma o sin nada de alma".
que dudaba a ratos y aunque secretamente a ve-
ces prefería a Poe, mis preferencias declaradas Rubén Darío angustiado porque al fin intuía
eran por Whitman, poeta que afirma la vida, la la tormenta, la política del mal vecino, pronosti-
juventud, un mundo nuevo. Su poesía era de la caba en 1905: "Mañana podremos ser yanquis —
tierra y del pueblo de América. Cantando al pue- y es lo más probable— de todas maneras mi pro-
blo americano; a los mecánicos, al carpintero, al testa queda escrita sobre las alas inmaculadas de
albañil, al botero, al marinero, al zapatero, al hor- los cisnes tan ilustres Júpiter", y luego a los mis-
mador de pie, cantando al leñador. mos cisnes Darío interroga:

Y si Whitman cantaba a las praderas llenas "Seremos entregados a los bárbaros fieros?
de búfalos, Neruda canta a los caballos de las Tantos millones de nombres hablaremos inglés?
Pampas Argentinas, a los granaderos de San Mar- ya no hay nobles hidalgos ni bravos caballeros?
tín, a las salitreras de Chile, a las punas de Boli- Callaremos a- hora para llorar después?"
via, mitayas del Perú, alturas de Machu-Picchu,
siringueros de Colombia y Brasil, a las Segovias Pablo Neruda fiel al remoto linaje, pues los
de Nicaragua; al indio maicero del Usumacinta, a pioneros no duermen, sobre el mismo surco si-
Uxmel y Tikal; lo que trasparente surge del aire gue volando las mismas semillas explosivas que
del valle de Anahuac, héroes, alfareros, poetas y extrae de estos viejos graneros y así, en su epísto-
pintores de México, al pelado mexicano; al mismo la a Gabriela Mistral, 12 de septiembre de 1954,
pueblo norteamericano a través de Whitman y su voz advierte a todos los pueblos hispanoameri-
Lincoln, el prodigioso leñador de Kentuky; a los canos: "En la hermosa tierra de nuestro herma-
banqueros de Nueva York al negro de Harlem, al no Walt Whitman un puñado de aventureros bru-
farmer de Arizona. tales preparaba el desangramiento de la humani-
dad. Los piratas del cobre, ahitos de oro, niegan
Si las relaciones Darío-Wnitman difieren en el pan a los que extraen el mineral de la cruel
cuanto a que Darío provenía, descendía de las fuen- cordillera".
tes grecolatinas, y en cambio Whitman ascendía,
insurgía de las fuentes populares: del habla de Y ahora yo agrego: Qué es el poema de Ne-
mercados y puertos, del slang que los yanquis ha- ruda ¡Qué despierta al leñador! sino advertencia
blan, todos los días, no por eso Darío fué más clara a un país repleto de armas y un poema de
conservador, Whitman más revolucionario, ni Ne- amor intenso para sus hermanos Abraham Lin-
ruda más conservador ni más revolucionario que coln y Walt Whitman, el Lincoln asesinado y al
ambos panidas. Whitman despreciado? Funesto pronóstico pero que
pide al fin por amor a su pueblo, que esto nunca
Porque en esta lucha continental, en esta ba- se cumpla para que vivamos en paz y en comple-
talla sin relevo, cada quien comprometido a su ta libertad?
manera, a su expresión personal, ha dado su can-
to, largo o breve. Sólo son ellos y sus armas los Dejemos pues para la poesía epica de América
más potentes emblemas que poseemos. Sólo es- esta sola lira de sólo tres cuerdas y que secular
tos tres ilustres guerreros sumidos en un "enga- resuene para los que no estando sordos ni ciegos
gement", como Aquiles con sus huestes, sus escu- se reúnen, planean y luchan por la libertad ple-
dos y sus lides: Whitman, Darío y Neruda. Los na de América Latina.
tres en tiempos distintos, —medio siglo a distan-
cia— de tambor a pífano y de pífano a martillo Que las generaciones venideras no pierdan
—los tres en zonas distintas: Norte blondo, centro estas palpitantes estrellas, estos luminosos ecos.
bruno, y sur cetrino, pero una sola voz sobre Porque en el siglo 20 —donde imposible es sepa-
mismo el espacio libre de América. Los tres ta- rar al poeta del narrador, narrativa de poesía—a
ñendo la misma cuerda épica, epitetial y los tres Octavio Paz de Carlos Fuentes— como en "Ra-
escribiendo contra los mismos designios, contra el yuela" de Cortázar, a la Maga de Talita, difícil
imperialismo que está martirizando a hispanoamé- sería encontrar un solo escritor de valía que no
rica: a su pródiga tierra y a sus innumerables hi- reporte influencias de Neruda, Whitman o Darío.
jos. Quién aue es en el mundo literario, no es darla-
no. Whitmaniano o Nerudiano? Hasta dónde el
"Los Estados Unidos —decía Whitman— en inventario ante Whitman enroló objetos, que no
su libro "DEMOCRATIC VISTAS" (1871) hace un haya tichado Darío, ni Neruda guardado en sus

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grandes estanterías? Dónde el hilo tenso que va buto general para los desposeídos que gimen en
de norte a sur, sufre otras interpolaciones que no su "Canto General".
sean la de estos tres grandes maestros de maes-
tros? Qué acordes, qué ecos, qué signos no vie- Para los seres que el ambicioso cronista es-
nen desde estas altas torres, desde estos pararra- pañol no empadronó en sus grandes infolios pero
yos celestes; rompeolas de la eternidad? que Neruda 450 años más tarde los recogió, los
inscribió —fierro no ni tatuaje— tinta aromáti-
Desde la "Región más transparente" —reco- ca, tal vez; tal vez múrice de cochinilla, y que
nocimiento hecho por Severo Sarduy— hasta "Cien echando a su crisol nombres, amuletos, sueños y
Años de Soledad", que tanto incomodara a Miguel posesiones, cucharas, espuelas y espadas, vertió
Angel Asturias hay estrechas relaciones, entre es- enseguida preciosos poemas, versos largos que re-
tos escritores nuestros y otros extranjeros. Y no lucen y pesan más que lingotes de encendidos
es que Carlos Fuentes plagie a Darío, ni Carl oros.
Sandburg a Walt Whitman, ni Vallejo a Mallar-
me, ni Pablo Antonio Cuadra a Neruda, ni Er- Sube a nacer conmigo, hermano.
nesto Cardenal a Archibal Mac Leich, ni García Dame la mano desde la profunda
Márquez, a Darío, Balzac, Pruost, Joyce, Flaubert, zona de tu dolor diseminado.
Cervantes, Góngora, Berceo, el habla del roto, tim- No volverás al fondo de las rosas.
bre del costeño o deje del pelado? no, es que cuando No volverás al tiempo subterráneo
hay autenticidad, entre el obrero y su obra, oro de No volverá tu voz endurecida.
pura ley, sobre la misma veta caban los mis- No volverán tus ojos taladrados.
mos mineros. No en vano se oye la piqueta de
Bernal Díaz del Castillo —primer novelista ame- Mírame desde el fondo de la tierra,
ricano— bordeando, descuajando a recientes ce- labrador, tejedor, pastor callado:
rros y taludes. Infinitos vagones transportando donador de guanacos tutelares:
la profunda broza, pura e imperecedera; y larga Albañil de andamio desafiado:
es la trayectoria para que siga la poesía sobre rum- aguador de las lágrimas andinas:
bos más largos y nuestro sueño como el amor nun- joyero de los dedos machacados,
ca se derrumben: El Dorado de Benalcázar, in- agricultor temblando en la semilla
fiernos y Parísos de Lautreamont, "Paradiso" de alfarero en tu greda derramado.
José Lezama Lima.
En una entrevista hecha recientemente en Pa-
Y ahora que se sienten en el aire, aromas de rís, Neruda se lamenta que no hayan sido premia-
laurel reverdecido en la frente de Pablo Neruda, dos sus hermanos Louis Aragón, Federico García
—espesa copa de su araucaria gigante— se sien- Lorca ni Gabriel García Márquez. Dolor que to-
te además el tintineo de acuñados oros en mone- dos los hispanoamericanos compartimos, pero si el
das finas; se oye, para decirlo en términos del Da- tiempo y Sartre, interfirieron esta distinción al
río millonario y hambriento de Valparaíso— de autor de "La Paysan de París"; si García Lorca
"una muchedumbre de libras esterlinas". En tal yace en Fuente Vaqueros bajo una plancha de
virtud, con tan magno acontecimiento cultural, las plomo, a Gabriel García Márquez nada lo aparta
importaciones han subido en la República libre de ni ensombrece, porque este escudero del idioma
Chile, porque ya no sólo el cobre ha sido libera- está en pie de lucha, en lance a otros trabajos he-
do, sino este precioso metal, que con su peso mu- roicos; tal que es seguro, segurísimo que sea ga-
tiló a indios, criollos y ladinos. No hay duda que lardonado también como lo anhela Neruda. Por-
Chile produce hoy más que nunca y en sus cali- que siendo García Márquez el mejor alquimista
dades más finas: poetas, salitres y vinos. de la lengua Castellana, el que en un alambique
mezcló las mejores esencias del habla americana,
Y si hemos de creer en una justicia social no se cansa ni turba de hacer maravillosas liga-
distributiva, oigamos como este tintineo, se repar- duras y estupendas mixturas que bien lucen y me-
te entre millones de manos extendidas a lo largo jor saboreamos.
de la América indígena al fin manumitida. El
indio ha vuelto a sentarse en su silla de oro co- Melquíades no se cansa de navegar sobre un
mo Montezuma y si ayer aprendimos a cantar co- mapa de prodigiosas fórmulas y misteriosos sig-
mo Netzahualtcoyolt o los amautas peruanos, co- nos; "un siglo de episodios cotidianos" y Aurelia-
mo los yaravíes de Bolivia, ahora estamos princi- no, más diligente tal vez, no se cansa de fabricar
piando a ahorror nuestras múltiples energías que pescaditos de oro, reliquias de oro, bacinillas de
nos devuelven el squaw, el piel roja de Whitman, oro, aunque el fin de la jornada abatido y fatiga-
el chorotega de Darío, el araucano de Neruda. do exclame, mirando hacia el fondo: esto, señores
Porque si hay poesía en América ella está en las es una auténtica mierda. Expresión que ya antes
cosas viejas, en Palenque Utatlán, en el indio le- Verlaine, padre del simbolismo se lo había dicho
gendario y fijo: lo demás es vuestro: del demó- a Rubén Darío, padre del Modernismo: "La gloi-
crata Whitman, del hispanista Darío, del Neruda re, merde".
marxista. Admitamos empero que este galardón,
este premio Nobel, no es un premio individual, Juigalpa, Chontales.
sino recompensa multitudinaria y social, es un tri- 18 de noviembre de 1971.—

31
PARADOJAS DE LAS
INTERVENCIONES DE VALLE
Y ARCE EN NICARAGUA
JOSE CORONEL URTECHO.

Nuestros cronistas, Pérez y Arancibia, dan a cunstancias y el contenido de los arreglos, para
entender o dicen lo suficiente para formarnos una tratar de esclarecer un poco más el significado de
idea más o menos exacta y, al parecer correcta, la elección de Cerda y Argüello. Siendo Arce en
sobre las circunstancias que determinaron los arre- realidad el que con una apreciación al parecer
glos políticos efectuados por Arce, a principios de bastante justa del momento, concertó los arreglos,
1825, con el objeto de restablecer la paz en Nica- lo primero será elucidar su propia circunstancia y
ragua y hacer, al fin, posibles las primeras elec- tratar de situarse en su punto de vista.
ciones de autoridades supremas y diputados a la
Asamblea Constituyente, que pondrían las bases del Lo más probable es que desde antes de em-
Estado nicaragüense —cosa hasta entonces impo- prenderla, Arce se diera cuenta de que su expedi-
sible por la anarquía y la guerra civil— garanti- ción a Nicaragua estaba íntimamente vinculada
zando asi, según se suponía, la misma paz que to- a su propio destino político. Por lo menos es
dos echaban de menos y no eran por si mismos cierto que más que miembro del triunvirato eje-
capaces de restablecer. En cualquier punto en cutivo de Centroamérica, cuando tomó la decisión
que se tome la historia de esa época, siempre se de intervenir personalmente en Nicaragua era ya
queda uno encerrado dentro del mismo círculo vi- el candidato liberal para la Presidencia de la Re-
cioso. Lo interesante, sin embargo, son los esfuer- pública. Además del prestigio personal de que
zos hechos por salir de él y las maniobras que gozaba por su papel en la lucha por la indepen-
nuevamente lo vuelven a cerrar. De ahí, precisa- dencia y en la resistencia anti-imperialista, Arce
mente, el interés de los arreglos hechos por Arce era entonces para Centroamérica el principal re-
con las personas más influyentes de los dos ban- presentante laico del gran prestigio político de El
dos comprometidos en la guerra civil de 1824 y Salvador, después de la caída del imperio. Puede
hasta, según parece, con algunas otras en cierto decirse que todavía los liberales guatemaltecos
modo ajenas a los mismos. Como probablemente apenas distinguían la causa liberal de la causa sal-
no se conocen documentos al respecto, no hay casi vadoreña. En Guatemala y hasta posiblemente en
nada acerca de esto en los historiadores. Gracias todo Centroamérica, había entonces, a lo que pa-
a los cronistas únicamente, es que hoy podemos, rece, un especial deseo de quedar bien con El Sal-
como se dijo, no sólo conocer las principales cir- vador. La Asamblea Nacional Constituyente —a
cunstancias en que se produjeron, sino además cuyas elecciones los imperialistas no se atrevieron
deducir de ellas en qué consistieron esos arreglos. ni a presentarse abiertamente— se reunió el 24
Ya lo esencial fué sugerido en el segundo tomo de junio de 1823, bajo la presidencia del Presbíte-
de mis Reflexiones sobre la Historia de Nicaragua, ro José Matías Delgado. Este era, desde luego,
especialmente de la página 270 a la 277. De to- el personaje salvadoreño más conocido en Centro-
dos modos es necesario reexaminar —tanto desde américa, pero no sólo tenía el inconveniente de su
los mismos como desde otros ángulos— las cir- condición de clérigo, sino que, por lo visto, él mis-

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mo prefería la mitra de El Salvador a la Presi- nisio Herrera o don Tomás O'Horán. No es de
dencia de la República. En todo caso para la creerse que sólo por su fama de sabio, sino proba-
Asamblea, Arce mejor que nadie significaba la blemente por su actitud ante la independencia y
presencia de El Salvador en el poder ejecutivo. en el imperio, Valle seguía siendo, como decía Sa-
En todos los triunviratos organizados para ejercer- lazar, el hombre más popular de Centroamérica.
lo, su nombre, por consiguiente, figuró a la cabe- Arce era, sin embargo, el candidato liberal para
za. En el primer Ejecutivo Provisional, escogido la Presidencia de la República y aunque, por eso
por la Asamblea, Arce fue designado, como el pri- mismo, aún despertaba entonces temores o recelos
mero de la lista, con don Pedro Molina y Juan en la llamada aristocracia de Guatemala, esto cam-
Vicente Villacorta, otro salvadoreño. No pudo, bió después, como veremos, gracias en buena par-
corno se sabe, tomar entonces posesión por encon- te a la manera en que ambos candidatos se con-
trarse todavía en los Estados Unidos, adonde ha- dujeron en referencia a lo de Nicaragua. La in-
bía ido con el encargado de pedir la admisión de sistencia en ponerlo a la cabeza de la lista del
El Salvador a la Unión norteamericana. Aún con- triunvirato revela en qué sentido se inclinaban, ya
tinuaba ausente cuando volvió a ser designado a desde entonces, los liberales y cuáles eran sus in-
la cabeza de la lista del nuevo Ejecutivo Provisio- tenciones respecto al militar salvadoreño. Maru-
nal, organizado poco después de la llamada rebe- re dice que se deseaba tener al frente de la admi-
lión de Ariza. La reorganización del triunvirato, nistración pública "más bien a un soldado que un
Marure la atribuye a la influencia de los "servi- literato". No se trataba, al parecer, de la actitud
les", hecha posible por la concurrencia de los di- anti-intelectual que hasta hace poco apenas exis-
putados provinciales a la Constituyente. No só- tía entre los liberales, ni era ya distintiva de los
lo se culpaba al anterior Ejecutivo por su manera conservadores, corno lo indica el hecho de que en-
de comportarse ante el motín de Ariza, sino ade- tonces apoyaban a Valle. Recién pasado lo de
más por estar integrado únicamente de salvadore- Ariza y existiendo todavía el temor de una inva-
ños y guatemaltecos. Según se dice, el candidato sión española —como lo dice el mismo historia-
de los serviles, después de Filísola, había sido don dor— lo natural es que pensaran que la repúbli-
Dionisio Herrera, que no podía desde luego des- ca necesitaba un hombre capaz de defenderla en
agradar a los liberales. Los diputados hondure- el campo de batalla. La insistencia, además, pro-
ños y nicaragüenses querían, por supuesto, que sus bablemente indica que entre los liberales existía
Estados figuraran en el Ejecutivo, aunque este el deseo de que en el triunvirato, Arce mostrara
fuera sólo provisional. En todo caso, los nicara- sus capacidades, como en efecto lo hizo en lo de
güenses, o más exactamente los diputados de León, Nicaragua. No era posible dejar de ver que su
propusieron el cambio por no estar Nicaragua re- actuación en el Ejecutivo Provisional sería en
presentada en el Ejecutivo Provisional. Por lo cierto modo una especie de ensayo para la Presi-
demás, los miembros de éste, Molina, Villacorta dencia de la República, y hasta posiblemente ha-
y Rivera Cabezas, habían renunciado, y la Asam- bía entre ellos, como también quizá entre los con-
blea pudo así designar al nuevo triunvirato en servadores, cierta curiosidad por lo que haría pa-
que además de Arce, como salvadoreño, figuraba ra entendérselas con Valle, que, según se decía,
el sabio Valle, corno hondureño, y don Tomás era un hombre difícil. En tales circunstancias, la
O'Horán, corno nicaragiiense. También dice Ma- mencionada renovación del Ejecutivo Provisional
rure que tanto Valle como O'Horán, contaban con por la asamblea, tuvo lugar el 4 de octubre de
el apoyo de los serviles. Estos o mejor dicho. los 1823, siendo Arce nuevamente el escogido como
que estuvieron con el imperio, lo mismo en Gua- primero de la lista, junto con Valle y don Tomás
temala que en las provincias, como se ve, se con- O'Horán, aunque él y Valle seguían ausentes.
formaban, después de su fracaso, con apoyar dis- Mientras llegaban, fueron sustituidos por el hon-
cretamente a candidatos liberales o independien- dureño don José Santiago Milla y el ya citado sal-
tes aceptables para los liberales. Asi ocurría, por vadoreño Villacorta. No fué sino hasta mediados
ejemplo, con don Dionisio Herrera cuya presencia de marzo del año siguiente, que habiendo, al fin,
en el Ejecutivo Provisional de Centroamérica po- llegado a Guatemala, Arce y Valle ocuparon sus
siblemente hubiera sido más eficaz que sus acti- cargos, para integrar el triunvirato ejecutivo con
vidades en Honduras o Nicaragua. Lo de Filíso- don Tomás O'Horán. Parece, pues, bastante cla-
la, corno es obvio, había sido sencillamente una ro que desde la primera oportunidad, es decir,
jugada conservadora que la Asamblea supo enca- desde la organización del primer Ejecutivo Pro-
rar con elegancia no rechazándola de plano sino visional, Arce era ya virtualmente el candidato
poniendo condiciones inaceptables para aquel mi- liberal para la Presidencia de la República, aun-
litar. que el más popular siguiera siendo Valle, no sola-
mente por su fama de sabio, ni por la simpatía
En el caso de Valle, cuyas ideas en cierto mo- de que gozaba ya desde la colonia —y por haber-
do eran más avanzadas que las de todos sus con- se opuesto a la independencia— entre los artesa-
temporáneos, la conocida índole conservadora de nos de Guatemala y al parecer también entre los
su temperamento y el natural realismo de su ac- de casi todo el resto de Centroamérica, sino ade-
titud ya demostrados ante la independencia, igual más por el apoyo de las principales familias gua-
que en el imperio, lo hacían hasta el momento temaltecas y provinciales, que a pesar de encon-
más aceptable para los conservadores centroame- trarse, en algunos lugares, desorientadas y dividi-
ricanos que aun liberales por el estilo de don Dio- das por el fracaso del imperio, aún no había per-

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dido toda su influencia entre la gente de los ba- diera explicar por el hecho de que era escritor.
rrios. "Los liberales trabajan por Arce, —dice En sus Memorias de Jalapa, Montúfar y Corona-
Marure— los serviles para Valle, no porque en do, dice efectivamente, que uno de los reparos que
realidad lo quisiesen de Presidente, sino porque se hacían a Valle era "el poco valor que parece
era el único antagonista que podían oponer al pri- ser de la esencia de la literatura". Tal vez se es-
mero". Eso quiere decir, que si Valle no era pre- conde en esa frase —más llena de malicia que de
cisamente hombre de su confianza, los comercian- ironía— el despecho de un hombre ciertamente
tes de Guatemala y sus seguidores confiaban me- nacido para la literatura, con un excepcional ta-
nos todavía en Arce. Este representaba para ellos lento de escritor, pero empeñado en concebirse a
la política salvadoreña que les era contraria y a si mismo como un nombre de acción y aun como
la que, por lo tanto, se oponían. Probablemente militar, y hasta, según se ve sus Memorias, no
aún lo verán más bien como una simple cifra po- sólo satisfecho de su propio valor, sino también de
lítica que como una persona. En realidad a Arce sus capacidades de estrategia. Eso mismo parece
apenas lo conocían. Aún no sabían, desde luego, indicar que los conservadores de Centroamérica
que su manera de pensar era más parecida a la ya se orientaban hacia la desconfianza en los in-
de ellos que la de Valle. Precisamente la políti- telectuales y hacia la subestimación de la litera-
ca del uno y del otro en lo de Nicaragua, fué lo tura, una actitud que con el tiempo se convertiría
que más contribuyó a que los conservadores cen- en indiferencia por todos los valores culturales. Lo
troamericanos vieran luego las cosas en esa pers- cierto es que eso estaba ya en el ambiente, y aun-
pectiva. que los mismos liberales no se encontraban li-
bres de sus efectos, era mayor su impacto en los
Marure dice que Arce y Valle "tenían diver- conservadores. Así se explica, en parte por lo
gencias de pareceres en todo lo relativo a San Sal- menos, el que se hayan perdido para la literatura
vador y a la pacificación de Nicaragua". Sus di- propiamente dicha, escritores del calibre de don
vergencias al respecto no eran sólo debidas a las Antonio José de Irisarri o del mismo don Manuel
circunstancias anteriores de Nicaragua en relación Montúfar y Coronado. Por lo demás —fuera o
a San Salvador o Guatemala, sino tal vez a una no cierta— la falta de valor que se atribuye a
oposición más radical entre ambos hombres, o qui- Valle, nada tiene que ver con las razones de su
zá más aún, entre dos tipos de hombre. Baste constante oposición a la guerra civil que, según
decir, simplificando naturalmente la realidad, que él, conduciría a la pérdida de la independencia
Arce era un cierto tipo de hombre de acción —y, cuando un aventurero, aprovechando la ocasión, se
como tal, común en la historia de Centroaméri- hiciera dueño del poder, como en efecto estuvo a
ca— mientras que Valle por su parte era el típi- punto de ocurrir en el caso de Walker.
co intelectual, y sobre todo, el intelectual entre-
gado a la política, personaje no menos corriente Lo importante es que Valle trabajó por la
en el escenario centroamericano, pero como esta paz. Por eso mismo, y desde luego por su fama
vez, siempre sobrepasado. por no decir sencilla- de sabio, nunca disminuyó su popularidad. Su
mente derrotado, por el hombre de acción. Al me- candidatura presidencial siempre tuvo, en efecto,
nos Arce era escogido principalmente por ser mi- respaldo popular, como se vió tres veces consecu-
litar y no literato, y el mismo se concebía princi- tivas en los comicios, y si dos veces fué burlada
palmente como soldado, según se ve a lo largo de o derrotada por las candidaturas de los correspon-
su carrera, por su tendencia a apoyarse en las ar- dientes militares —Arce en 1825 y Morazán en
mas y a no confiar realmente en otra solución. 1830— triunfó, al fin, en las elecciones de 1834,
Eso mismo se traducía —aunque con apariencia, a aunque con trágica ironía y mala suerte para Cen-
veces, de lo contrario— por una cierta rigidez po- troamérica, el escrutinio de su elección a la Pre-
lítica, que en circunstancias como las encontradas sidencia de la República se practicó precisamente
por él en Nicaragua, le dió inmediato resultado cuando Valle acababa de morir. Por más que el
para lograr, a base de su preponderancia militar, tema sea fascinante, no cabe aquí reflexionar so-
un arreglo civil, pero que luego en Guatemala le bre la inoportuna muerte de Valle y su posible
fué fatal, cuando predominaron otras fuerzas mi- significado para el futuro de Centroamérica. Por
litares, ya enteramente fuera de su control. Va- el momento no se trata más que de señalar la
lle, naturalmente, eludía la guerra, no sólo por oposición posiblemente radical que Valle y Arce
principio sino también por su temperamento, aun- representaban en el Ejecutivo Provisional, para
que sus maniobras en ese sentido más de una vez ayudarnos a entender las paradójicas consecuen-
sirvieron, como en el caso de Nicaragua, para agra- cias que sus respectivas intervenciones en el pro-
var la situación. Aun por los mismos que lo apo- blema nicaragüense, produjeron no solo en la po-
yaban, esa actitud de Valle era atribuida a falta lítica de Centroamérica sino principalmente en la
de valor, en contraste con Arce, cuyo prestigio de Nicaragua. La oposición entre ambos hombres
político se fundaba sobre todo en su fama de va- no se funda, como es obvio, sólo en la diferencia
liente. Es desde luego, significativo, para enten- de pareceres, aunque Arce fuera más bien hom-
der la índole de la política centroamericana, el bre de pocas ideas y Valle de muchas, y las de
que ya desde entonces. los liberales apoyaran a un aquel fueran simples y prácticas, mientras las de
candidato porque era valiente. y los conservado- éste eran complejas y por tanto quizá demasiado
res —o por lo menos,' uno de ellos— hayan pensa- adaptables a las diversas situaciones. Natural-
do que la supuesta falta de valor de Valle se pu- mente se fundaba también en el carácter, ya que,

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según Marure, Valle era dominante y Arce orgu- ños, porque además de ser casi todos sinceros en
lloso, es decir, ya de antemano predispuesto a no su idealismo centroamericano, sabían bien que el
dejarse dominar y mucho menos colocar en posi- patriotismo meramente guatemalteco no sólo esta-
ción de inferioridad. En tales condiciones, es na- ban unido en Guatemala al sentimiento popular
tural que desde el principio surgiera entre ellos antisalvadoreño, sino que, al fin de cuentas, favo-
lo que los historiadores consideran una rivalidad recía á los conservadores. En tales circunstan-
insuperable, que sobre todo se dejó ver en lo de cias es fácil comprender qué importancia tendría
Nicaragua. Esa famosa rivalidad debe haber con- y qué significado era posible dar a la menor in-
sistido de parte de Valle en un concepto demasia- tervención del Ejecutivo Provisional en Nicara-
do claro de la indudable superioridad que en no gua. No sólo no era posible cruzarse de brazos
pocos aspectos tenía sobre Arce, al que probable- ante el peligro que significaba la guerra de Nica-
mente no se lo ocultaba, sin importarle, por lo ragua para la paz de Centroamérica, sino, ade-
visto, la natural reacción de antagonismo que pro- más, la solución de ese conflicto fácilmente po-
vocaba en él. De lo que dice, sobre todo, Montú- dría traducirse en ventaja política para una u otra
far y Coronado —movido quizá también por sen- de las tendencias mencionadas. Los políticamen-
timientos parecidos— es posible inferir que lo que te conscientes de Guatemala o San Salvador, por
a Valle le restaba simpatía entre la gente que lo indiferentes que se les suponga a la suerte de los
trataba era precisamente esa conciencia apenas di- nicaragüenses, no podían dejar de tomarlos en
simulada de su reconocida superioridad intelectual cuenta como posibles aliados o adversarios políti-
sobre sus contemporáneos centroamericanos. Lo cos, ni dejar de pensar que eso dependería de
que no puede ser, como ya se ha indicado, es des- que la solución fuera obtenida por Arce o por Va-
de luego que la política de Valle en el embrollo lle. Estos dos, por lo tanto, no sólo estaban cla-
nicaragüense fuera sólo el efecto de su rivalidad ros de lo que de ellos se esperaba y de lo que
con Arce. Considerando sus ideas y su tempera- ellos por su parte podían esperar, sino también
mento, su sincero propósito no podía ser otro que sabían que lo que el uno y el otro hiciera o deja-
conseguir por medios puramente civiles la paz de ra de hacer en lo de Nicaragua influiría sin duda
Nicaragua, que Arce por otro lado trataba de ase- en la suerte de sus respectivas candidaturas pre-
gurar valiéndose de la fuerza militar salvadore- sidenciales. Las elecciones fueron convocadas el
ña. Además de oponerse al despliegue de fuer- 5 de mayo de 1824. Esto le daba nueva urgen-
zas, Valle en ese momento representaba, aunque cia a la necesidad de intervenir en Nicaragua,
sin asumir personalmente esta actitud, la oposición aunque a la vez agudizaba la competencia entre
conservadora al predominio salvadoreño en la po- Arce y Valle sobre la misma intervención. Por
lítica centroamericana. Los que apoyaban su can- lo demás la situación nicaragüense no era del to-
didatura, especialmente los conservadores guate- do clara. Varias veces los contendientes de Nica-
maltecos, no podían por consiguiente, mirar con ragua y aun los particulares perjudicados por la
indiferencia que una tropa salvadoreña pacificara anarquía, se habían dirigido a las autoridades fe-
Nicaragua. Es indudable que para Valle el asun- derales en demanda de auxilio, pero ni la Asam-
to tendría muchos aspectos. Lo que él segura- blea Constituyente, ni el Ejecutivo Provisional,
mente buscaba entonces era centrar en Guatema- habían hecho nada, ya que lo menos que puede
la, como capital, no una pugna de fuerzas rivales, pensarse es que, no viendo claro en la confusión
sino más bien un equilibrio centroamericano a nicaragüense, no sabían qué hacer. Cuando Arce
base de la igualdad de los Estados. Pero la con- y Valle entraron a formar parte del triunvirato
cepción de los que lo apoyaban, prácticamente era ejecutivo, a mediados de marzo de 1824, la mi-
el reverso de la salvadoreña. Montúfar y Coro- sión de don Justo Milla, enviada a Nicaragua a
nado dice que, como Valle debía su educación a finales del año anterior, aún se encontraba reco-
Guatemala y en ese Estado tenía sus propiedades, rriendo el país camino de León, donde ya le espe-
y a la vez "la conducta preponderante de San Sal- raba el previsible golpe de los leoneses principa-
vador era tan odiosa e inspiraba tantas descon- les que la hizo fracasar. Esto, por consiguiente,
fianzas a Guatemala, la mayor parte de los hom- más que la misma rivalidad de los dos personajes
bres sensatos trabajaban por las elecciones en fa- o lo confuso de la situación, era hasta entonces lo
vor de Valle"... Este era, pues, para sus partida- que atrasaba la nueva intervención del Ejecutivo
rios, principalmente una manera de oponerse a la Provisional en Nicaragua. Pero, precisamente, un
política salvadoreña respecto a Guatemala. En día antes de la convocatoria a las elecciones pre-
tal sentido al menos, se ejercía entonces presión sidenciales, es decir, el 4 de mayo de 1824, fue el
sobre Valle y lo mismo sobre Arce en sentido con- referido golpe en que los leoneses depusieron a
trario. No hay que olvidar a este propósito que Milla. Es indudable que ese fracaso y el cariz
la presencia de Arce en el Ejecutivo Provisional aún más grave que tomaron las cosas, tanto en
significaba todavía para los salvadoreños una im- Granada, como en León, constituyeron un nuevo
portante garantía frente a Guatemala, cuya posi- reto para el Gobierno federal. No es, pues, ex-
ble preponderancia en el gobierno centroamerica- traño que Arce diga que los dos grandes asuntos
no era invariablemente vista por ellos como una que ocupaban entonces a Centroamérica, eran "re-
amenaza para la integridad territorial de El Sal- dactar la Constitución y pacificar a Nicaragua".
vador y aun para su existencia como Estado. Los Ni Arce, ni Valle por consiguiente podían eximir-
liberales guatemaltecos, puede decirse que en ge- se de esta última tarea —cuya importancia podrá
neral secundaban en esa actitud a los salvadore- calcularse por sus consecuencias— pero, aunque

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Valle, según lo indica Montúfar y Coronado, tra- cativo que la disposición de Valle entonces, no
tó al principio de manejar a Arce, todas las cir- fuera todavía intervenir en Nicaragua en la forma
cunstancias, como se ha dicho, los obligaban a no pacífica que él creía aceptable, sin oponerse a
obrar de acuerdo y en un mismo sentido, sino al cualquier forma de intervención militar. Esta ac-
contrario, en desacuerdo y en sentidos opuestos. titud, por consiguiente, no sólo respondía a la ma-
Más que sus propias intenciones, fueron las cir- nera de pensar de Valle, sino ante todo a la nece-
cunstancias las que determinaron, tanto la orien- sidad de ese momento. Sencillamente respondía
tación como los resultados de las acciones de am- a las intenciones de San Salvador. Este había
bos. Esto les da el carácter paradójico a que nos querido desde el principio intervenir en Nicaragua
hemos referido. Es posible que Valle lo haya así y, por supuesto, hacerlo para favorecer a los ordo-
comprendido después, cuando lo actuado en Nica- ñistas, tanto en Granada como en León. "El Je-
ragua hizo cambiar el rumbo de la política cen- fe de este último Estado —dice Marure, refirién-
troamericana en relación a su persona. Pero el dose a El Salvador— sin contar con el Ejecutivo
aspecto paradójico, probablemente se escapaba a nacional quiso intervenir, de mano armada, en los
su rival. En sus Memorias, Arce da más bien la negocios de Nicaragua, y trató de auxiliar direc-
impresión de pensar que todo había dependido — tamente al partido que acaudillaba Ordóñez". Es,
como en efecto parecía y aun en cierta medida pues, de suponerse que el fracaso de la misión de
así era— de su modo de actuar, no sólo en Nica- Milla, induciría nuevamente a los salvadoreños a
ragua, sino también en Guatemala. Es necesario, intervenir en Nicaragua, tanto más que el golpe
pues, tratar de discernir entre lo que esperaban y que depuso al delegado centroamericano y sus ami-
lo que obtuvieron, que si en un caso y otro pare- gos, había sido dado precisamente por los leone-
ce lo mismo, es más bien lo contrario. ses que habían estado con el imperio. Hay que
tener presente, por lo demás, que en el momento
Aunque los datos suministrados por los histo- en que fué enviada la comunicación del 25 de ju-
riadores acerca de este asunto sean realmente es- lio a los Estados centroamericanos prohibiendo to-
casos y hasta confusos, dejan ver sin embargo las do auxilio a los partidos nicaragüenses, aún no
líneas principales y el sentido del juego que em- sabían en Guatemala el golpe militar del 22 de
pezó entonces entre Arce y Valle en el Ejecutivo julio en León, contra los que Arancibia llama los
Provisional con la relación al caso de Nicaragua. "episcopales", como quizá tampoco se conocía en
El primer dato que se tiene sobre un suceso poste- San Salvador, salvo que allí tuvieran aviso previo
rior al fracaso de la misión de Milla, es el que o que los mismos salvadoreños hayan participado
aporta Chéster Zelaya Goodman, de que el 25 de en ese plan. Cuando se dió ese golpe en León,
julio de 1824, el gobierno federal pasó una comu- lo que deseaban en San Salvador era evitar el pre-
nicación a los de los Estados mandándoles no pres- dominio de los ex-imperialistas en Nicaragua, que
tar auxilio militar a los partidos nicaragüenses. desde luego se hubiera impuesto de haberse alia-
No hay que olvidar que esto ocurría en el momen- do León con Managua, o de haber continuado en
to en que la fase propiamente militar de la gue- aquella ciudad el popular gobierno de la gente
rra civil de 1824 iba realmente a comenzar o esta- principal y los amigos del obispo. Marure dice
ba comenzando. Tres días antes, como ya vimos, que el gobierno de El Salvador en este asunto
los militares ordoñistas de León habían dado el obraba a instigación de Arce, pero lo natural es
golpe que depuso al gobierno de la llamada gen- suponer que éste y aquel representaran el modo
te principal y dejó a la ciudad ya enteramente salvadoreño de reaccionar entonces ante el proble-
bajo el dominio del cuartel. Dos días después ten- ma de Nicaragua. Pero sea que Valle o los que
dría lugar la batalla de Nagarote, entre las fuer- sostenían su candidatura en realidad quisieran
zas de León y las que mandaba don Crisanto Sa- oponerse a que San Salvador prestara apoyo a sus
casa. Parecería, por consiguiente —simplifican- amigos nicaragüenses, o que el sabio hondureño
do algo la cosa, como se haría sin duda alguna en sencillamente se inclinara por una política de im-
Guatemala y San Salvador— que en Nicaragua es- parcialidad y de no imposición, lo que parece un
taba por decidirse la situación entre los propieta- hecho es que la nota del 25 de julio detuvo por
rios conservadores de casi toda la provincia y los el momento la intervención salvadoreña y por lo
militares liberales, o si se quiere salvadoreñistas, mismo la acción de Arce. Cuando se envió esa
de Granada y León. Aunque en la referencia no comunicación es probable que Valle y sus partida-
se diga de qué organismo del gobierno federal rios todavía estuvieran creyendo que no se llega-
provenía la mencionada comunicación prohibien- ría a mayores extremos en Nicaragua y que qui-
do a los Estados toda asistencia militar a los par- zá fuera aún posible alguna forma de entendi-
tidos nicaragüenses, lo probable es que fuera del miento entre León y Granada y las demás ciuda-
Ejecutivo, en cuyo caso es indudable que proce- des nicaragüenses, incluyendo, está claro, Mana-
dió de Valle y que su objeto fué impedir la in- gua, donde los sacasistas granadinos se habían re-
tervención de El Salvador en Nicaragua. En to- fugiado. El por qué estas ciudades aún no ha-
do caso Valle así lo hubiera hecho, como en efec- bían llegado a entenderse obedecía a causas que,
to lo hizo poco después. Es evidente, sin embar- al parecer, en Guatemala no eran aún bien cono-
go, que no lo habría hecho, tanto esta vez como cidas y esto quizá contribuye a explicar hasta en-
la otra, si El Salvador no hubiera ya dispuesto, o tonces esa actitud de Valle. No solamente por sus
por lo menos dado señales de disponerse a inter- ideas sino también por su temperamento, él era,
venir militarmente en Nicaragua. Ya es signifi- sin embargo, partidario del orden, y sin duda pen-

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saba que sin contar con los propietarios y comer- a comprender la solución dada luego al problema
ciantes era imposible establecerlo. Esta era des- por el mismo Arce: éste fué sustituido en el Eje-
de luego la principal razón de que los comercian- cutivo Provisional por don José Manuel de la Cer-
tes y propietarios apoyaran entonces su candida- da. Aunque de este señor no dicen nada los his-
tura. Por lo demás, entre los mismos liberales toriadores nicaragüenses y casi nada los guatemal-
guatemaltecos, ya no se diga entre los conservado- tecos, por Marure sabemos que era granadino.
res, Cleto y los suyos eran considerados como También en esa referencia se hace alusión "a sus
anarquistas. No sólo, pues, por contrariar la po- padecimientos por la independencia" y es natural
lítica de Arce y los salvadoreños, sino ante todo pensar por consiguiente que se trata del mismo
por su manera de ver las cosas, era que Valle se Licenciado Manuel de la Cerda, cuyo nombre fi-
oponía a todo auxilio a los ordoñistas contra los gura —en una de las Monografías Documentales
propietarios nicaragüenses. Para ser consecuente de don Sofonías Salvatierra— entre los granadi-
—y quizá porque no parecía que aún se encontra- nos que se encontraban presos en Cádiz por su
ran en mayor peligro— tampoco daba señales de participación en el levantamiento de 1811. Si
mostrarse inclinado a proteger a los sacasistas per- acaso no lo han hecho, sería interesante que los
seguidos por Cleto. Pero, precisamente a finales historiadores investigaran qué relación había en-
de julio de 1824, ya no bastaba una política me- tre don José Manuel y don Manuel Antonio de la
ramente negativa en relación a Nicaragua. Cerda, que si no son hermanos, deben ser por lo
menos parientes próximos. Ese dato quizá con-
Por lo menos en eso, Arce y San Salvador tribuya a establecer si es que existía, como pare-
estaban en lo cierto. Tal como poco después se ce, algún antecedente entre Arce y Cerda, ade-
plantearon las cosas y ante el peligro de que León más de la semejanza entre sus respectivas posicio-
fuera tomado por sus sitiadores antiordoñistas, o nes políticas anteriores. No es de creerse, en efec-
sea, por los aliados de Managua y El Viejo, el go- to que don José Manuel de la Cerda fuera desig-
bierno salvadoreño dispuso enviar 500 hombres a nado por la Asamblea para llenar la vacante de-
Nicaragua sin autorización del Ejecutivo Provi- jada por Arce en el Ejecutivo Provisional, si aquel
sional. Según Marure, esto tuvo lugar a princi- hubiera representado lo contrario de éste, y con-
pios de agosto de 1824. Era entendido, por su- trariado innecesariamente a la representación sal-
puesto, que se trataba de auxiliar a los sitiados, vadoreña. De todos modos Arce, parece haber es-
con el objeto de impedir que en Nicaragua se im- tado vinculado por lazos políticos a los de la Cer-
pusieran los propietarios considerados como ex- da, tanto de Nicaragua, como de Guatemala. Hay
imperialistas. Naturalmente Valle se opuso, y su que tomar en cuenta, sin embargo, que los histo-
opinión, como se sabe, era la decisiva en el triun- riadores de la revolución centroamericana, hacen
virato ejecutivo porque contaba con el voto de don mención de Cayetano de la Cerda —cuyas vincu-
Tomás O'Horán. Es el mismo Marure el que tam- laciones familiares con los de la Cerda de Nicara-
bién refiere que el envío de esos 500 salvadore- gua, si es que las tuvo, tampoco han sido investi-
ños a Nicaragua, "no mereció la aprobación del gadas— que figuró como capitán en las milicias
Ejecutivo Nacional, y las tropas de El Salvador re- del Estado de Guatemala en conflicto con Arce, y
cibieron orden de retroceder cuando ya estaban en finalmente como coronel en las tropas de la Anti-
la Conchagua preparándose para darse a la vela". gua que se unieron a Morazán en 1829. En todo
Seguramente Valle se opuso a la expedición sal- caso una minucia de esas, puede quizá arrojar
vadoreña fundado en la improcedencia de la in- más luz sobre una situación que todo un documen-
tervención de un Estado en el otro, pero quizá to. Pero cualesquiera que hayan sido los antece-
también pensando que todo auxilio al ordoñismo dentes de Arce respecto a don Manuel Antonio de
de Nicaragua, no solamente perjudicaría a su can- la Cerda, o las ideas que tuviera sobre el proble-
didatura presidencial sino también a la estabili- ma nicaragüense, la verdad es que, en vista del
dad de Centroamérica. Marure apunta en una acuerdo del 17 de agosto de 1824, nada podía ha-
nota que el acuerdo prohibiendo la expedición sal- cer para arreglar a su manera la situación de Ni-
vadoreña a Nicaragua, fué emitido por el Ejecutivo caragua. Prácticamente se encontraba anulado
Provisional el 17 de Agosto de 1824. Es posible por Valle. Es natural pensar, por consiguiente,
también que ese acuerdo, que definía la oposición que su retiro del triunvirato ejecutivo, cuya fecha
de los otros dos miembros del triunvirato ejecuti- se ignora, haya ocurrido por entonces. Eso pare-
vo a la política salvadoreña respecto a Nicaragua, ce sugerir él mismo en el siguiente párrafo de sus
haya sido el motivo del retiro de Arce y que éste Memorias: "Disgustos suscitados entre el Gobier-
haya ocurrido más o menos entonces. Según re- no de San Salvador y el de la República me obli-
fiere Bancroft, Arce ejercía la presidencia del men- garon a dimitir el empleo que tenía: lo puse en
cionado triunvirato, pero la renunció por sus di- manos de la Asamblea Constituyente, y admitida
ferencias con Valle, yéndose al Salvador y de allí que fué mi renuncia, me retiré de los negocios".
a Nicaragua. Pero Bancroft no da la fecha exac-
ta del retiro de Arce, como tampoco los demás Al regresar a San Salvador probablemente se
historiadores consultados, aunque todos se mues- daba cuenta de la difícil posición en que Valle
tran acordes en que el motivo fueron esas diferen- quedaba y hasta posiblemente sospechaba que és-
cias que tuvo con Valle en cuanto a la manera de te fracasaría en su política pacifista, y que él, de
resolver el problema de Nicaragua. A este pro- todos modos tendría que intervenir en Nicaragua
pósito hay otro dato en Bancroft que quizá ayude con su tropa salvadoreña. En realidad las cosas

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llegaron pronto a tal extremo en el sitio de León parcial respecto a los beligerantes nicaragüenses,
y los clamores de los nicaragüenses perjudicados como en cierta medida lo era, —por lo menos más
por la guerra civil fueron, al parecer, tan alar- que Arce— pensando precisamente que se oponía
mantes, que el Ejecutivo Provisional, o mejor di- a la política salvadoreña en Nicaragua porque és-
cho, Valle, se vió, al fin, obligado a abandonar ta era parcial, es decir, contraria a los propieta-
su política de no intervención para volver a la po- rios o moderados y favorable a los que Montúfar
lítica de intervención pacífica, aunque ésta hubie- y Coronado llama anarquistas. Ya el solo hecho
ra ya mostrado su ineficacia en la misión de Mi- de enviar a Arzú —ya en 1822 enviado por Gaín-
lla. Ese fracaso, es indudable, que Valle lo atri- za contra San Salvador— quería decir que se tra-
buía a la absoluta falta de diplomacia de aquel taba de ensayar en Nicaragua una política, ya
ingénuo delegado centroamericano, que no supo que no propiamente opuesta, por lo menos distin-
ocultar a los leoneses su simpatía por el proyecto ta a la salvadoreña. En Guatemala al menos, tan
de que la capital de Nicaragua fuera Managua. En significativa designación no podía dejar de com-
ese punto, desde luego, tenía razón. Pero el pro- placer a los partidarios de la candidatura presi-
blema nicaragüense era evidentemente mucho más dencial de Valle. Pero las instrucciones dadas
complicado de lo que Valle, al parecer, se imagi- por éste a Arzú tendían, por supuesto, a la conci-
naba. La relación de Granada y León en cierto liación de los partidos. Seguramente Valle pen-
modo correspondía a la de San Salvador y Guate- saba de ese modo actuar conforme a su concien-
mala, como también —según ya vimos— la posi- cia y al mismo tiempo dar una clara muestra de
ción política granadina tenía cierta semejanza con su imparcialidad. Sólo en último término se em-
la salvadoreña; y por lo tanto, es comprensible que plearía la fuerza contra el partido que se obstina-
la experiencia de Arce lo capacitara para sentir ra en negarse al arreglo. También es lógico su-
lo de Nicaragua de una manera intuitiva y direc- poner que Valle haya pensado que los que más
ta, mientras que Valle sólo podía someterlo de le- probablemente aceptarían la mediación de Arzú
jos al análisis racional de su admirable inteligen- serían los propietarios y no los ordoñistas, y en
cia. Esta vez, por lo menos, el sabio hondureño realidad, como ya vimos, no hubo dificultad ni
procedió como si creyera que en realidad bastaba por unos ni por otros. Aunque la situación era
con que una nueva misión de paz a Nicaragua no más grave —o tal vez más por eso— el camino de
repitiera el error de Milla. El hecho es que un Arzú no sólo fué al principio más fácil que el de
mes después de haber sido impedida por el Ejecu- Milla, sino también mucho más corto. Lo signi-
tivo Provisional la expedición salvadoreña y más ficativo es, sin embargo, que por lo visto obede-
o menos coincidiendo con el sitio de León, fué ciendo instrucciones de Valle, Arzú trató prime-
despachada la misión de Arzú, cuyas no entera- ro con los propietarios, tanto en El Viejo, como
mente imprevisibles, pero indudablemente para- en el campamento de San Juan. Fué una vez
dójicas, peripecias fueron ya referidas en el se- entendido con estos, que habló con los sitiados,
gundo tomo de mis Reflexiones sobre la Historia encontrándolos, como se dijo, igualmente dispues-
de Nicaragua. El interés que Valle puso en esta tos a aceptar el convenio. De no haber sido Sa-
nueva misión pacífica, puede inferirse del cuidado las, lo probable es que todo se habría arreglado,
con que él mismo la preparó, disponiéndola, por y que en vez del fracaso de Arzú, se hubiera ha-
lo visto, en todos sus detalles. Su principal em- blado entonces del éxito de Valle. En realidad,
peño parece haber sido el que no se dudara de su si todo se echó a perder fué solamente por una
carácter casi exclusivamente persuasivo. Tuvo imprudencia semejante a la de Milla: la de que
que ser en esto, tal como ya se dijo, no sólo con- Arzú, en efecto, haya dejado traslucir inoportu-
secuente con su manera de pensar, sino también namente sus instrucciones respecto a Salas, que
con sus disposiciones anteriores respecto a las pro- según los historiadores eran secretas. Por lo me-
puestas o tentativas de intervención armada en nos fué Salas el que en esa ocasión saboteó los
Nicaragua hechas por Arce o San Salvador. Lo arreglos de paz, apenas celebrados, - no sólo con-
que Arce dice en sus Memorias sobre la situación traviniéndolos deliberadamente, sino tratando a
comprometida en que necesariamente se encon- Arzú en tal forma que lo obligó a ponerse a la
traría una misión, como la de Arzú, "sin fuerza cabeza de los defensores de la plaza. Así se ob-
que la sostuviera", era sin duda una opinión aún tuvo el paradójico resultado de que la misión de
más corriente entre los partidarios del mismo Va- paz enviada por el candidato presidencial de los
lle que entre los liberales. Esto seguramente — conservadores, haya tenido que pelear al frente
además de su propio sentido común— fué lo que de unas fuerzas que los mismos conservadores te-
lo obligó a situar a Cáscara en Choluteca con el nían por anarquistas. Aunque teóricamente eso
objeto de auxiliar a Arzú en caso necesario. Pe- estaba previsto, por no decir dispuesto, en las ins-
ro esto mismo en cierto modo subrayaba el carác- trucciones dadas a Arzú por Valle, debe haber si-
ter pacífico de la misión enviada a Nicaragua. do para éste una sorpresa desagradable, ya que
lo que esperaba era probablemente lo contrario.
Aun más que para Arce, la situación era, sin No se le escaparía, desde luego, que para los con-
embargo, tanto en Granada como en León, ambi- servadores de Guatemala y aun los del resto de
gua para Valle, y su actitud, por consiguiente, no Centroamérica, el hecho resultaba, ya que no es-
podía librarse de cierta ambivalencia, aunque es candaloso, por lo menos desconcertante. Basta
difícil creer que se lo hubiera confesado a sí mis- leer al conservador Montúfar y Coronado para
mo. Lo natural es que él se creyera de veras im- formarse idea de la impresión que produjo entre

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los conservadores guatemaltecos la operación de de Centroamérica. El que Arzú apareciera, inex-
Valle en Nicaragua por medio de Arzú, que era plicable o por lo menos paradójicamente conver-
hombre de ellos. Es evidente, sin embargo, que tido en jefe de los "anarquistas" o salvadoreñis-
el fracaso de Arzú se debió en buena parte a la tas o liberales rojos sitiados en León, fué según
inhabilidad de su conducta. En una mente como dice Montúfar y Coronado, la causa de que Valle
la de Valle la instrucción dada a Arzú de encabe- perdiera el crédito entre los conservadores. Fue
zar, o mejor dicho, de hacer saber que se pon- lo contrario exactamente lo que pasó con Arce.
dría a la cabeza del partido que lo aceptara, ca- El haber arreglado el embrollo de Nicaragua en
so que el otro se negara a hacerlo —igual que la una forma satisfactoria para los mismos conser-
amenaza de la tropa de Cáscaras situada en Cho- vadores, contribuyó a ganarle desde luego la sim-
bocea— lo más probable es que tuviera más bien patía de estos. "Estos sucesos —escribe a este
el propósito de impresionar a los beligerantes pa- respecto Montúfar y Coronado— acreditaron tan-
ra hacerlos entrar en razón, que el de que fuera to a Arce como sirvieron al descrédito de Valle;
cumplida a la letra por el comisionado. Por lo y fué desde entonces que el primero se comenzó
demás, como se dijo, es improbable que Valle ha- a ver como más a propósito para la presidencia".
ya previsto que las dificultades provendrían, na Por lo demás el propio Valle no dejaría de tener
de los "anarquistas", sino de los tenidos por "ami- en cuenta que el triunfo de Arce en Nicaragua
gos del orden". Aun esto mismo no era exacto, sería un triunfo salvadoreño, mal recibido, desde
puesto que fué la maniobra de Salas, provocada luego, por los conservadores y aun por los mis-
a su vez por la imprudencia o precipitación de mos liberales no salvadoreñistas de Guatemala.
Arzú, lo que en definitiva echó a perder los arre- Con toda lógica, por lo menos, podía suponer que
glos de paz. Pero si Arzú, de todos modos, no al sacar del aprieto y hasta posiblemente darles
hubiera seguido tan al pie de la letra las instruc- el triunfo a los supuestos anarquistas capitanea-
ciones que llevaba, posiblemente hubiera conse- dos por Arzú, Arce no quedaría bien parado con
guido que se cumpliera el compromiso que Salas los conservadores de Nicaragua, ni ellos con él.
hizo fracasar. Aún después del ataque del jefe Pero la historia no es cuestión de lógica, sino ge-
mercenario contra la plaza de León, tal vez otra neralmente lo más opuesto a todo cálculo racio-
persona más avispada que el Coronel Arzú, pudo nal.
haber enmendado la plana.
Lo que ocurrió con Arce en Nicaragua, com-
Las anteriores complejidades difícilmente po- parado con lo de Valle, en sus correspondientes
dían tomarlas en cuenta los dirigentes conserva- circunstancias, vino más bien a ser, —como di-
dores que apoyaban la candidatura presidencial rían los ingleses— exactamente la misma cosa,
de Valle. Casi todos pensaban más en la culpa sólo que todo lo contrario. De esa manera pudo
de éste que en la de Arzú. "Si no era honroso parecer que Arce no sólo llegaba a sacar del apu-
el partido que abrazó Arzú —dice efectivamente ro al comisionado del Gobierno Federal, sino tam-
Montúfar y Coronado— era conforme con las ins- bién a corregirle la plana a Valle. La expedi-
trucciones del gobierno de Valle..." Lo que pen- ción de Arce, en todo caso, difícilmente pudo ha-
saban los dirigentes no afectó, sin embargo, por ber sido más oportuna. Era, puede decirse, do-
lo menos en forma decisiva, el resultado de las blemente oportuna, porque además de serlo en el
elecciones, puesto que Valle de todos modos tuvo aspecto militar, lo fué quizá más todavía en sen-
la mayoría; pero indudablemente fué el origen tido político. Aunque tal vez no propiamente de-
del cambio de actitud de los conservadores prin- sesperada, la situación de Arzú en la plaza de
cipales respecto al candidato que ellos mismos con- León, era, según parece, de las que sólo pueden
tribuyeron a elegir. Esto revela que en último resolverse por un auxilio llegado de fuera. No
término la popularidad de Valle no dependía de es probable que Cleto le pudiera prestar aque-
ellos. Su prestigio, de sabio seguramente lo si- llos momentos más ayuda que la de Tifer, por-
tuaba por encima de los partidos y aun quizá de que quizá podía en realidad necesitar de todos sus
la misma política militante, por lo que su candi- recursos para la defensa de Granada, ya que los
datura era en todos los casos como la otra alter- sacasistas, que nuevamente dominaban Rivas, co-
nativa. Así se explica que, aunque enseguida se menzaban a amenazarle o por lo menos a llamar-
las hayan escamoteado los estrategas de la polí- le la atención por ese lado. A juzgar por los da-
tica, en realidad haya ganado todas las eleccio- tos de los citados documentos, lo mismo sucedía
nes ocurridas desde la independencia hasta su por el lado de Jinotepe, que era, según parece,
muerte. La última, como se dijo, le fué concedi- otro baluarte sacasista. Es posible que sólo se tra-
da, pero precisamente cuando acaba de morir. En- tara de un pretexto de Cleto, ya que Arzú lo
tre otras cosas, el caso de Valle puede servir pa- apremiaba en demanda de ayuda. En la contes-
ra ilustrar lo que generalmente han sido en Cen- tación de éste último a la nota en que Cleto y sus
troamérica las relaciones entre el intelectual y los oficiales le hacían ver que aún no podían ayudar-
conservadores. Puede servir también para mos- le por lo de Rivas y Jinotepe, hay por lo menos
trar cuál ha sido el papel del intelectual centroa- una frase llena de irónica incredulidad y hasta
mericano en la política. Pero volviendo a la po- quizá de cierta sorna no exenta de amargura: "Si
lítica de Valle en Nicaragua, es indudable que a el auxilio me lo manda usted, aunque hubieran
la manera en que fué interpretada en Guatemala, sido 200 hombres, hubiéramos evitado —escribe
se debe que él no haya sido el primer Presidente Arzú a propósito de recientes incendios en los ba-

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rrios de León— este procedimiento tan criminal el motivo ostensible y aun hasta cierto punto lo
del desnaturalizado Salas". Casi le sugería que que justificaba que al fin pudiera hacer lo que
era indirectamente responsable de los incendios. hasta entonces Valle le había impedido. El mo-
mento era tal que hasta el más ciego podía ver
Los acontecimientos más importantes que a que iba a sacar del atolladero tanto a Arzú como
no dudarlo producirían cambios radicales en el a Valle. Por supuesto que todo ese cúmulo de
tablero nicaragüense, parecían precipitarse en circunstancias favorables, no es posible atribuirlo
aquellos momentos. Precisamente entonces aca- únicamente a pura suerte de Arce. Pudiera creer-
baba de morir —la carta daba la noticia de su se, por ejemplo, que su retraso o lentitud en ve-
entierro ocurrido ese mismo día, o sea, el 27 de nir en auxilio de Arzú, no haya sido como se pien-
noviembre de 1824— don Crisanto Sacasa, a quien sa, meramente casual. La enfermedad que algu-
Arzú, ya enfurecido por la guerra, llamaba "el nos historiadores dan como causa de ese retraso
Monstruo de Sacasa". Es posible que Arzú haya de Arce, puede haberle servido simplemente como
comprendido o por lo menos llegado a sospechar pretexto, dei mismo modo que anteriormente le
que la esperanza de los granadinos estaba puesta sirvió para retirarse del Ejecutivo Provisional. Lo
en Arce. Pero tal vez deseando que el jefe sal- más probable es que no sólo conociera las circuns-
vadoreño lo encontrara siquiera en posición más tancias en que se hallaban tanto Arzú y los sitia-
ventajosa, Arzú insistía en pedir el auxilio de Cle- dos como los sitiadores de León sino también que
to y por lo mismo le pintaba su situación como desde su retiro haya estado esperándolas y hasta
tal vez más grave de lo que era. "Nuestra exis- seguramente viéndolas venir. Arce mismo sugie-
tencia política —escribía refiriéndose a Salas— re en sus Memorias, respecto al resultado de la
dará en tierra, si en tiempo no se le cortan las misión de Arzú, que además de haberlo previsto,
alas a este ambicioso incógnito que tantos males ya lo había anunciado. Hay que tener en cuen-
nos causa..." No es posible decir si el juego de ta que aunque no fuera un intelectual, ni tuviera
palabras —de cortarles las alas a Salas— era o no la inteligencia excepcional de Valle y mucho me-
intencional. Cabe pensar que Arzú fuera un hom- nos su ilustración, Arce era, sin embargo, lo que
bre de ingenio o por lo menos aficionado a tales suele llamarse un hombre inteligente. Montúfar
calambures, pero, como lo demostró en no pocas y Coronado, siempre parco en sus juicios le atri-
ocasiones, aun en las mismas cosas militares, era buye un "talento natural" que luego califica de
más bien un hombre de miras muy cortas. Con "claro y despejado". En todo caso, según se di-
toda seguridad Cleto y los granadinos estaban en jo, parece haber tenido como una especie de intui-
condiciones de apreciar el momento con mayor ción para las cosas de Nicaragua. Eso, tal vez,
perspicacia. Baste decir que por lo menos, nadie le permitió identificarse con la compleja situa-
mejor podía comprender lo que significaba la ción del país, en una forma inconcebible, no só-
muerte de Sacasa. Es probable, además que en lo, desde luego, en el caso de Arzú, sino también
Granada se dieran cuenta de que la misma nece- probablemente en el de Valle. Pero debe adver-
sidad de ayuda militar en que Arzú se encontra- tirse que si la influencia de Arce en Nicaragua
ba era lo que traería lo antes posible la expedi- fué, en efecto inmediata, al parecer no lo fué me-
ción de Arce, ya desde hacía largo tiempo espera- nos la que él recibió de su solo contacto con la
da y desde luego ya de antemano bien acogida realidad nicaragüense. Los hechos mismos auto-
por la mayoría de los granadinos. Hay que insis- rizan ese modo de ver. Cuando Arce al frente de
tir en que Arce representaba todavía la causa sal- sus 500 salvadoreños inició su expedición —eli-
vadoreña y por lo tanto lo consideraban como un giendo, parecería, el momento preciso en que de-
aliado, pero además, ni Cleto ni sus amigos podían bía hacerlo— todos los otros hechos empezaron a
ignorar que Arzú en el fondo no era hombre de determinarse en función de su avance. También
ellos. De las citadas cartas cruzadas entre am- parece que se puso en marcha sin señales de ur-
bos, parece deducirse que ni siquiera éste espera- gencia o de prisa, sino más bien con calculada len-
ba el auxilio de aquel, o por lo menos el suficien- titud, como esperando que con solo las noticias de
te para romper el cerco en que estaba encerrado. su avance, las cosas de Nicaragua se fueran arre-
Aunque Arzú haya gozado, por lo demás, de justa glando casi por si mismas o por lo menos predis-
fama de valiente, no parece que haya tenido ver- poniéndose para un arreglo a su llegada, que fué,
dadero talento militar, ni para el caso de otra es- como se sabe, lo que ocurrió en definitiva.
pecie. Todo eso indica que por sí sólos, él y los
militares por él capitaneados, no se encontraban Por lo que hace a la guerra, esas noticias, co-
en condiciones de obligar a los propietarios a le- mo se dijo, más bien sirvieron para activarla en
vantar el sitio de León. Aún después de la muer- el frente de León, porque ambos bandos, natural-
te de Sacasa, de no haber sido por las noticias de mente, querían encontrarse en situación privile-
la llegada de Arce, probablemente el mismo Sa- giada a la llegada de Arce. Ambos sabían por
las o los lugartenientes del primero, habrían ter- supuesto, que esas batallas eran las últimas. Pe-
minado por entrar en la plaza y tomar la ciudad. ro las consecuencias más importantes fueron, co-
mo es de suponerse, las de orden político. Es en
Arce no- pudo, en efecto, llegar más a tiempo. este sentido que Arce llegaba más oportunamente
Nadie podía negar en Guatemala que el principal aún de lo que se esperaba y desde luego más de
motivo de su expedición era salvar al Comisiona- lo que él mismo pudo prever. La intensificación
do del Gobierno Federal. Ese era por lo menos de las batallas a que su avance daba lugar, fué en

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cierto modo la causa directa o por lo menos la la muerte de éste despejara el camino para el
ocasión de la muerte de Sacasa, probablemente el arreglo, ya que más bien lo hacía quizá más difí-
acontecimiento más importante y de más conse- cil, aunque por eso mismo más necesario. Sólo
cuencia de ese período de nuestra historia, que aparentemente la muerte de Sacasa removía el
más que cualquier otro de los hechos de entonces obstáculo que su persona significaba para sus ene-
—sin excluir la llegada del propio Arce— cambió migos, porque la inquina de éstos, por su mismo
completamente el panorama de la política nicara- carácter político, era ya casi abstracta —aunque
güense. Para empezar, cambió casi del todo las no menos apasionada— y se extendía a todo el
circunstancias que Arce hasta ese momento pen- sacasismo, o lo que viene a ser igual a todo saca-
saba encontrar, y por lo mismo la perspectiva des- sista. Era tal vez más fácil un entendimiento
de la cual calcularía las posibilidades de un arre- entre Sacasa y Cleto, en beneficio del primero,
glo que permitiera organizar el estado nicaragüen- que entre los ordoñistas y sacasistas, aun cuando
se a base del funcionamiento del sistema republi- hubiera sido en beneficio de éstos, ya que de
cano. Cualquiera que haya sido, ya desde enton- aquellos es inconcebible. Apoyado por Arce, Cle-
ces, su opinión sobre Cleto y aun por poco infor- to hubiera podido avenirse a tratar con los saca-
mado que se le suponga sobre la situación' de Ni- sistas de Managua, pero es difícil creer que ellos
caragua, es evidente que Arce no podía ignorar hubieran aceptado tratar con él. En cambio don
que el sitio de León y aun la guerra civil entre Crisanto pudo haberlo hecho, aunque probable-
ordoñistas y sacasistas o propietarios era en ese mente, como hacía sus cosas, sin parecer hacerlo.
momento la forma del conflicto entre Cleto y Sa- En esa misma forma, también podía entenderse
casa. Es muy posible que desconociera el verda- con Cerda, cosa en que ya tenía indudable expe-
dero significado de ese conflicto y, sobre todo, las riencia. En todo caso, cualquier arreglo en que
causas concretas de sus distintas ramificaciones Sacasa hubiera participado, probablemente habría
por el país, pero seguramente se daba cuenta de sido bastante más serio y hasta posiblemente más
que ningún arreglo sería viable sin contar con Sa- duradero que el obtenido, ya sin su aporte, por
casa tanto o más que con Cleto. Por eso mismo intermedio de Arce. Todo, en efecto, parece in-
es significativa la afirmación de Pérez de que la dicar —como se ve, además, por lo que luego ocu-
muerte de Sacasa tuvo lugar precisamente cuan- rre— que el arreglo obtenido por Arce, ya no só-
do éste se disponía a ponerse en camino hacia la lo sin el aporte, sino también sin la garantía del
frontera con el objeto de hablar con Arce y "en- mismo Sacasa no podía durar. Precisamente por
tenderse con él antes que le abrumasen las intri- la muerte de Sacasa todo había quedado en ace-
gas de los adversarios". En tales circunstancias falía. No el sacasismo únicamente, que era ya en
parece improbable que el pacificador salvadoreño cierta forma un partido político de Nicaragua, al
hubiera podido substraerse a la invisible influen- que pertenecían, además de los propietarios co-
cia de Sacasa. Sobre todo en personas celosas de mercialistas orientales, los hacendados occidenta-
su propio criterio, como en el caso de Arce, sola- les no comercialistas y los pequeños comerciantes
mente una influencia impalpable —como la de de Chinandega. También quedaba peor que en
Sacasa o la de algunos conservadores de Guate- acefalía, en una especie de acefalía por contra-
mala— era imposible de reconocer, y por lo tan- posición, el partido contrario, ya que hasta enton-
to irresistible. ces sólo constituía un movimiento antisacasista, y
con la muerte de Sacasa —cabeza del sacasismo
Sacasa, no cabe duda, conocía a los hombres, y, por decirlo así, contracabeza del antisacasismo-
y al parecer los trabajaba —cuando creía conve- éste quedaba por lo menos desconcertado, y por lo
niente hacerlo— manipulando sabiamente sus re- tanto expuesto a disolverse en la anarquía, que
sortes más íntimos. El mismo Pérez hace notar era, después de todo, su elemento natural.
que Arce venía a Nicaragua en calidad de candi-
dato a la presidencia de la República, con el pro- Aunque parezca otra paradoja, lo único que
pósito de "asegurarse los votos de este Estado", y se interponía o más exactamente podía interpo-
que esto, desde luego "no podía ocultarse a la nerse entre Nicaragua y la anarquía —aparte, cla-
penetración de Sacasa", fuera de que "además, se ro, de Arce con sus 500 salvadoreños— era, en
lo participaban sus amigos de El Salvador y Gua- ese momento, la persona de Cleto, que aun para
temala". Es una lástima, por consiguiente, que los historiadores liberales representaba la misma
por la muerte de Sacasa, no podamos saber lo que anarquía. Pero Cleto era el típico demagogo, por
él pensaba tratar con Arce, qué panorama de Ni- lo demás sin causa propia, que por lo mismo no
caragua le hubiera presentado y qué planes pro- fué nunca un verdadero jefe, sino más bien un
puesto o dejado entrever. Pero de todos modos, instrumento de los antisacasistas, casi siempre mo-
la muerte de Sacasa no solamente determinó en vido por el capricho de las turbas, azuzadas por
gran parte las decisiones que Arce tomó después ellos. Todos los actos importantes de Cleto son
en Nicaragua y aun en cierta medida la forma del efectivamente los de un subalterno y su finalidad
arreglo por él obtenido, sino además los mismos depende siempre de quien lo mueva. Es innega-
hechos ocurridos entonces, como también, por con- ble que todo lo que hizo, antes como después de
siguiente, los que luego siguieron. Por lo menos la muerte de Sacasa, fué movido por otro. Esta
es obvio que lo ocurrido en Nicaragua por la lle- vez se convertiría en instrumento de Arce para
gada de Arce hubiera sido diferente de no haber arreglar la situación de Nicaragua. Pero muerto
muerto en esos días don Crisanto Sacasa. No que Sacasa, no quedaba más hombre que Cleto, para
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servir de aglutinante a la opinión nicaragüense, diencia o simplemente en previsión de las órdenes
ya que en las filas sacasistas nadie podía llenar el de Arce. La significación de la salida de esos dos
vacío dejado por la muerte de su jefe. En tales principales baluartes de la resistencia clerical, aun-
circunstancias, únicamente por medio de Cleto, que ya ha sido en parte sugerida, se volverá a es-
era posible obtener un arreglo, pero un arreglo ob- tudiar bajo otro aspecto algo más adelante. Si
tenido sólo por ese medio, aun cuando en él partici- Managua, por lo demás, hizo creer que resistiría
paran los sacasistas, en realidad significaba un fué sin duda en espera de concesiones de Arce,
radical desequilibrio, o por lo menos un equilibrio que aunque públicamente le fueron negadas, to-
demasiado precario. Un arreglo obtenido por Ar- rdo indica que en lo esencial se le otorgaron en
ce, solo con el apoyo de Cleto y Sacasa, pudo ha- privado. En el aspecto militar, Arce triunfó por
ber producido verdadero equilibrio y hasta posi- consiguiente con sólo su presencia. Pero su mé-
blemente un equilibrio bastante más estable que rito principal es haber comprendido que si la fuer-
el que se obtuvo. De los conservadores, Sacasa era za era indispensable, no por eso bastaba para ob-
el único, que a pesar de todo lo sucedido, aún po- tener el arreglo político. En este punto son bas-
día entenderse con Cleto —en beneficio, claro, de tante explícitos los dos cronistas, Pérez y Aranci-
su propia causa— y sobre todo el único capaz de bia, especialmente el último, que insiste sobre to-
tomar esa determinación, para restablecer el equi- do en la intervención de Arce, mientras Pérez se
librio de Granada, tal como había logrado man- fija más en la de Cleto, para hacer ver que fué
tenerlo hasta el golpe del 16 de enero de 1823. en sentido conservador. No cabe duda que am-
Era también el único capaz de conservar la alian- bos fundaron su criterio al respecto, sobre los da-
za con los occidentales, y establecer bajo esa base tos de la tradición, aunque ésta fuera ya, como lo
el equilibrio entre Granada y León, sobre el cual, dice Pérez, "confusa y expirante". De todos mo-
como es obvio, era absolutamente indispensable dos Arce procedió en Nicaragua con gran cautela
fundar la paz de Nicaragua y el buen funciona- y sagacidad.
miento del estado nicaragüense. Pensando de ese
modo, hasta es posible creer que si alguno podía Lo que primero llama la atención es su ma-
evitar entonces la reanudación de la guerra civil nera de conducirse con relación a Arzú. Montú-
de Nicaragua y aun mantenerse fuera de la llamada far y Coronado deja entender que éste fué suplan-
revolución de Centroamérica en que Arce se vió tado por aquel, pero lo cierto, es que Arce no dió
envuelto, era el mismo Sacasa. De todos modos esa impresión sino más bien la de guardar para
la acefalía que se produjo por su muerte, puede con Arzú todas las conveniencias. No sólo dejó
decirse que hizo permanente la situación anárqui- en claro que había venido a sacarlo del apuro, si-
ca en que se hallaban los nicaragüenses desde la no a ponerlo en condiciones de ejercer libremen-
independencia, porque sólo Sacasa podía entonces, te su cargo de Comandante de Armas y cumplir
ya que no librarlos, por lo menos sacarlos de la la misión que se le había encomendado. Es in-
anarquía. Ningún otro, en efecto, parece haber dudable que Arce entendía a su manera la com-
tenido en aquellos momentos no sólo una políti- plicada relación Arce-Arzú-Valle. En su carácter
ca a la medida de Nicaragua y hasta quizá los in- de candidato a la presidencia, lo que él quería era
tereses localistas, sino además las capacidades ne- prestigiarse en lo de Nicaragua en contraste con
cesarias para hacerla triunfar y llevarla a la prác- Valle, a quien, como ya vimos, se culpaba del mal
tica. resultado de la misión de Arzú. En sus Memo-
rias enumerar como primer objeto de su encargo
Las anteriores consideraciones tal vez ayuden el hacer "que el gobierno fuese obedecido". Pe-
a comprender en qué sentido la muerte de Saca- ro allí mismo se transparenta el interés que tuvo
sa tendría que afectar a la conducta de Arce en en hacer ver la forma en que se había conducido
Nicaragua, especialmente los arreglos que por su con relación a Arzú. En la parte correspondien-
medio se obtendrían, como también, no cabe du- te a su llegada a León, se apresura a advertir que
da, el resultado de los mismos. Lo cierto es que lo primero fué ponerse a sus órdenes, y hábilmen-
a medida que Arce se iba acercando, las cosas de te sugiere en seguida que se presentó para soco-
Nicaragua se empezaban a resolver, pero eviden- rrerlo y mediar por su encargo entre los partidos
temente de una manera también determinada por nicaragüenses, que estaban en guerra. "Pude lle-
la ausencia de Sacasa, o si se quiere, por la acefa- gar así —dice en efecto— sin resistencia a León,
lía en que se encontraban tanto los sacasistas gra- donde me puse a las órdenes del funcionario del
nadinos, como sus aliados occidentales. Salas, na- gobierno coronel don Manuel Arzú". Ya desde
turalmente, huyó de Nicaragua. La Junta de Go- San Bernardo, un lugar del camino, se había pues-
bierno de El Viejo, que significaba la solidaridad to, según refiere, en comunicación con él. Por lo
de los propietarios occidentales se disolvió, como demás, se ve que conocía al hombre con quien tra-
se sabe, casi en seguida. Ubieta, el sustituto de taba. Arzú —como lo dice García Granados—
Sacasa y de Salas en el sitio de León, obedeció in- "era excelente para obedecer, pero no para man-
mediatamente la orden de levantarlo. que Arce dar". Por lo menos ahora entendió su posición,
le envió de algún lugar cerca de la frontera, una como también la de Arce, ya que no sólo no le
semana por lo menos antes de su llegada al cam- puso obstáculos, sino que le dejó la solución del
pamento de San Juan. También por esos días, problema nicaragüense, que él ya no estaba en
tanto el obispo García Jerez como el Cura Irigo- circunstancias de poder arreglar. "Este jefe di-

yen, abandonaron el país, aún no se sabe si en obe- ce Arce refiriéndose a Arzú— me dejó la direc-

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ción de todo el negocio, y antes de veinte días pero por el momento fué el origen de su elección
conseguí de Nicaragua y concilié los partidos sin a la presidencia. La corrección de su conducta
disparar un fusilazo". Dada, por otra parte, la si- respecto a Arzú, aunque éste hubiera desconcerta-
tuación en que se hallaban los sacasistas y la de do a los temperamentos moderados haciendo causa
los leoneses de un bando y otro, como también común con los "anarquistas", no podía en último
aún más que la actitud, el carácter de Cleto, el término desagradar a los conservadores guatemal-
hecho es que Arce tuvo, desde ese momento, to- tecos, ni alarmar a los liberales. Más bien podía
das las cartas en la mano. Lo interesante es que aparecer como poniendo nuevamente las cosas en
él podía observar, por lo menos, una conducta más su punto y al mismo tiempo restableciendo las ga-
imparcial que la del Comisionado de Valle, Arzú, rantías de imparcialidad. Ya el solo hecho de que
que ya implicado en las pasiones de la guerra ci- Arzú y Arce parecieran de acuerdo, posiblemen-
vil nicaragüense, había terminado por ver a Sa- te se interpretaba en Guatemala como una forma
casa como a un monstruo. Naturalmente los sa- de equilibrio. Marure dice, con aparente compla-
casistas y más aún los occidentales de la disuelta cencia, que "de acuerdo con Arzú, prosiguió Arce
Junta de El Viejo no podían entonces mirar a Ar- trabajando en la pacificación de la provincia y en
zú más que con desconfianza. Esta debe haber su organización constitucional". Posiblemente se
sido, sin duda, mayor de la que sentirían por el suponía que el uno y el otro se complementarían
mismo Arce. de alguna manera en lo de Nicaragua —aunque
quizá fuera difícil saber entonces en qué sentido
Tal situación se presentaba —aunque quizá se orientaba cada uno de ellos— pero de todos mo-
no se haya visto de ese modo— como otro efecto dos se equivocaban, porque la relación de Arce
de la paradoja de la misión de Valle a Nicaragua. era de jefe y subalterno. Ya es paradójico, des-
Como enviado del candidato de los conservadores de luego, que la compleja política de Valle res-
a la Presidencia de la República —ya que no co- pecto a Nicaragua haya sido llevada a una extre-
mo coronel de la tropa imperialista enviada por mada simplificación por su representante Arzú,
Gaínza contra San Salvador en 1822— Arzú esta- mientras que la política de Arce, originariamente
ba llamado a despertar confianza en los conserva- simple, haya adquirido en Nicaragua un imprevis-
dores nicaragüenses, como ocurrió en efecto a su to grado de complejidad, no sólo en cuanto a su
llegada a Nicaragua, cuando significativamente se significado y consecuencias, sino también por lo
presentó primero en El Viejo y en seguida en el que se refiere al propio Arzú. Esa misma políti-
campamento de San Juan, donde obtuvo el arre- ca de entendimiento con los conservadores, o si se
glo de los beligerantes nicaragüenses, pero a la quiere, de mediación entre conservadores y libera-
vez, como ya vimos, provocó la furiosa estratage- les, iniciada en Nicaragua, es la que luego llevará
ma del extranjero Salas, que lo obligó a ponerse a Arce a la Presidencia de la República, y ya una
a ponerse a la cabeza de los llamados anarquistas vez en ella, alcanzará tal grado de complejidad, o
de la plaza de León. Arce, por el contrario, co- mejor dicho, de complicación, que él no podrá des-
mo reconocido abanderado de la independencia ab- enredarla o sacarla adelante y acabará por condu-
soluta y de la resistencia antiimperialista de San cirlo a la revolución de Centroamérica y su pro-
Salvador, o como jefe de una tropa de 500 salva- pia desgracia. Por el momento Arzú, bajo, la in-
doreños, y más que todo como candidato liberal a fluencias de Arce, lo mismo podía representar, se-
la Presidencia de Centroamérica, sólo podía ins- gún se le mirara, la causa liberal o la conservado-
pirar desconfianza a los conservadores nicaragüen- ra y hasta posiblemente ambas a la vez. Aunque
ses. Todo ocurrió al revés de lo esperado, por- sin duda por diferentes interpretaciones y moti-
que precisamente la desconfianza y hasta quizá la vos, lo que se suponía ser el acuerdo de Arce y
antipatía que Arzú acabó por despertar en los sa- Arzú para el arreglo de Nicaragua, tuvo, por con-
casistas y los propietarios de la Junta de El Vie- siguiente, que ser bien visto en Guatemala por
jo, es indudable que prepararon y aun comenza- unos y por otros. las reflexiones de Montúfar y
ron a promover la simpatía y la confianza que Ar- Coronado acerca de este punto, poco halagueñas
ce, no sólo conquistaría, sino que desde luego de- para Arce, son desde luego posteriores a la des-
seaba conquistar en Nicaragua, para la próxima gracia de éste y sus aliados conservadores, en que
elección presidencial. Todo indica que en Arce se vió también envuelto el propio autor de las
ya empezaba a manifestarse el deseo de tomar en Memorias de Jalapa. Pero la paradoja de la con-
política una actitud conciliadora. Es muy posible ducta de Arce en Nicaragua, a diferencia de la de
que esto —prácticamente al menos— haya empe- Valle, aunque al principio se acentúa, puede de-
rado en Nicaragua, donde se vió, desde el princi- cirse que se resuelve poco después a su favor,
pio, que su propósito era ganarse, no sólo a los li- mientras que la de Valle queda sin resolverse y
berales —como seguramente se esperaba— sino por lo mismo le perjudica. Tuvo que ser, en se-
también a los conservadores. Arancihia señala guida, evidente que Arzú fué, al fin, en Nicara-
que Arce, trató con el mismo tino a los represen- gua un simple ejecutor, mejor dicho, garante, de
tantes de los distintos partidos de Nicaragua, por- los arreglos obtenidos por intermedio de Arce. Es-
que lo que buscaba era un entendimiento de todos te, además, tuvo cuidado de que Arzú se encarga-
los nicaragüenses. Pero es seguro que al mismo ra no sólo de convocar a las elecciones nicara-
tiempo Arce miraba hacia Guatemala y por l o me- güenses, sino también de que se llevaran a cabo
nos en cierta medida, ya' en la misma actitud. Es- sin nuevos trastornos, cosa que desde luego tuvo
to iba a ser después la causa de sus desgracias, lugar cuando ya Arce había salido de Nicaragua

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de regreso a Guatemala, dejando a Arzú garanti- sólo fueron entonces "arcistas", como lo dice don
zado por los 500 salvadoreños. La impresión, sin Anselmo Rivas, sino que transmitieron sus senti-
embargo, que dejó en el país, pareciera haber sido mientos a la tradición conservadora. Lo mismo
la de que él lo hizo todo. El hecho de que Aran- sienten naturalmente sus historiadores, como el
cibia le atribuya la convocatoria a las elecciones, doctor Pedro Joaquín Chamorro. Arce estaba, en
sin referencia a Arzú, bien podría indicar, más que efecto, mucho más cerca de Sacasa y en cierto mo-
un error debido a la memoria del cronista, un sig- do del propio Cerda que de Barrundia o cualquier
nificativo error de la tradición. Son los historia- otro de los liberales militantes de Guatemala. El
dores, empezando por Gámez, los que lo rectifican, mismo Valle, no obstante su temperamento con-
dejando en claro que la convocatoria correspondió servador, quizá hasta en eso fuera más liberal que
naturalmente a Arzú. En Nicaragua, de todos Arce, ya no digamos en el sentido intelectual. Co-
modos, fui donde Arce dió pruebas de habilidad mo ya se hizo ver en el tomo segundo de mis Re-
política —casi la única de su carrera— y en rea- flexiones, en Nicaragua no había entonces verda-
lidad las únicas que resultaron en provecho suyo. deros liberales revolucionarios salvo tal vez algu-
Como no estaba directamente implicado en ellas, nos estudiantes. En cuanto a Cleto, desde luego,
quizá entendió mejor las cosas de Nicaragua que el propio Arce debió haber sentido que no tenía
las de Centroamérica. No hay que olvidar que nada de común con él, ni siquiera en la forma de
entonces, esa guerra civil de los nicaragüenses — sentir la lucha de El Salvador. Ya se verá en se-
como lo apunta Bancroft— "no era exactamente guida por qué motivos tampoco había a este res-
un conflicto entre dos partidos políticos, sino más pecto comparación posible entre don Juan Argüe-
bien entre ciudades y entre partidarios de uno u llo y Arce. De los nicaragüenses que contaban
otro caudillo; o mejor dicho, el resultado por una en ese momento, el único liberal con quien Arce
parte de odios regionalistas y de ambiciones per- pudiera tener alguna semejanza era tal vez el Pe-
sonales por otra". Esto es lo que Arce, desde lue- pe, que ya empezaba, según parece, a aproximar-
go, vió más claro que Arzú, y por lo mismo pudo se a los conservadores sacasistas. El Pepe, sin
mostrarse más imparcial que él, no obstante que embargo, parece haber sido más intelectual o por
por sus circunstancias tenía que haberlo sido me- lo menos más "ilustrado" que Arce y por lo mis-
nos o no del todo. En Nicaragua, como en Gua- mo probablemente más liberal. No hay que olvi-
temala, eso era, según se dijo, lo que se esperaba. dar que tomó parte en las Cortes de Cádiz. En
Es natural que se creyera que apoyaría a los li- todo caso, la lectura de sus Memorias, revela que
berales, y en cierto modo pareció hacerlo, aunque Arce pensaba como un "moderado" y aun se es-
en definitiva, o mejor dicho en realidad, apoyó a meraba en aparecer como lo que hoy se llamaría
los conservadores. Hasta es posible que Arce pen- hombre de centro, no un partidario del antiguo
sara que él actuaba en favor de la causa liberal, régimen, ni un liberal revolucionario. Fuera,
cosa hasta cierto punto verdadera, pero su libera- pues, de lo concerniente al interés de El Salvador
lismo, como el de Sacasa, llegaba hasta allí, que era que hasta el momento de establecer la Federación
precisamente donde empezaba el conservatismo centroamericana, era tan claro que no admitía com-
republicano. ponendas, Arce indudablemente se inclinaba, por
su mismo temperamento, a una política de térmi-
También en Arce puede notarse cierta ambi- no medio, que entonces por lo menos —como se
valencia —propia, además, de todos los indepen- vió después en su propia carrera— siempre per-
dientistas conservadores o liberales no radicales— día. Por lo demás los hombres públicos de ese
agravada, en su caso, por su carácter de candida- tiempo y entre ellos Arce —como también se ve
to presidencial, que por supuesto lo inclinaba a por sus Memorias— parecían estar convencidos de
quedar bien con liberales y conservadores, no só- que siempre basaban su conducta en los más ele-
lo en Nicaragua, sino a lo que parece, también ya vados principios. Arce, al menos, así funcionaba
en Guatemala. Aunque sinceramente él se creye- psíquicamente, no porque fuera en modo alguno
ra liberal porque, además de haber luchado por hipócrita, sino que en realidad primero se conven-
la independencia y contra el imperio, estaba en cía de que su modo de proceder respondería a mi-
realidad por la república y deseaba, según pare- ras elevadas y hasta entonces actuaba. No pare-
ce, una mayor extensión de las libertades, ya des- ce que este proceso haya sido más bien posterior
de entonces Arce sólo podía clasificarse como con- a sus actos. Casi todos los de ese tiempo que es-
servador. Aun históricamente podría sostenerse cribieron Memorias, no nos producen la impresión
que con los Aycinenas y Beltranenas, Arce debie- de haberlas arreglado deliberadamente para jus-
ra figurar entre los fundadores del conservatismo tificar sus actos, sino más bien de haber actuado
centroamericano. El que los liberales guatemal- deliberadamente para luego escribirlas. Es nece-
tecos no lo hayan visto a tiempo, sólo se debe a sario apuntar esto en relación con Arce, porque
que al principio representaba para ellos la rebel- tanto sus circunstancias como su carácter, forman
día salvadoreña, mientras que a él personalmente la base de su punto de vista. La situación de Ni-
apenas lo conocían. Pero bastó, como se sabe, caragua en el momento de su intervención, lo in-
que Arce llegara a la presidencia para que los li- vitaba sin duda a conducirse con altura, pero ade-
berales revolucionarios se dieran cuenta de que más, le permitiría aparecer como habiéndolo he-
se entendía mejor con los conservadores que con cho.
ellos. Los conservadores nicaragüenses compren- Su principal tarea tenía que ser la de obte-
dieron desde temprano su afinidad con Arce y no ner de los nicaragüenses el establecimiento de un

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gobierno, ya que tanto jurídica, como práctica- se a falta suya, ni quién podía hacerlo en su lu-
mente, no existía ninguno desde la independencia. gar.
Su plan, por consiguiente, debe haber sido, en tér-
minos generales —tal como lo hemos supuesto— Por más que consultara las opiniones de los
restablecer la paz de Nicaragua por la presencia nicaragüenses más representativos, Arce tenía que
de sus 500 salvadoreños y al mismo tiempo pro- resolver —como entonces decían— guiándose sólo
mover diplomáticamente el arreglo necesario para por sus propias luces. Dentro de las limitaciones
celebrar elecciones y organizar sobre esa base el de la situación, pareció, sin embargo, entenderla
Estado nicaragüense, que era hasta ese momento mejor que los propios nicaragüenses. Esto lo
el único en Centroamérica que aún se encontraba prueba el hecho de que, en las circunstancias hizo
en la anarquía. En cierto modo aparte de lo di- quizá lo que más se acercaba a las conveniencias
cho, pero también sin duda complementando pri- de la política sacasista, tal como el propio Sacasa
vadamente las intenciones de Arce, no hay que la había practicado al concertar su alianza con los
olvidar las que tendría como salvadoreño y repu- propietarios occidentales y, más aún, al mostrarse
blicano, que de seguro le habrían inclinado hacia enseguida enteramente abierto al arreglo propues-
la persona de Sacasa, no desde luego hacia lado de to por Arzú. Es muy probable que, por lo menos,
Cleto, ni al de los leoneses de uno u otro bando. Sacasa habría visto con discreta satisfacción las
Así se explica que Arce, a su llegada a Nicaragua, determinaciones tomadas por Arce respecto a Cle-
se haya encontrado en igual situación que la de to, como también posiblemente las referentes al
los nicaragüenses, precisamente por la falta del obispo y al cura Irigoyen. Por lo que hace al
hombre clave. Como ya lo había hecho, o mejor primero, Arce entendió desde el principio —o al-
dicho, comenzado a hacer en 1824, sólo Sacasa po- guien posiblemente se lo hizo ver— que Cleto era
día entonces haberle dado sentido supraindividual, a la vez un elemento de perturbación y un factor
supralocal o supra-regional —hoy se diría simple- necesario para el establecimiento del orden. Del
mente nacional— y por lo mismo capacidad de mismo modo que Sacasa era el problema y su so-
organización estatal a la política nicaragüense. El, lución, Cleto ahora representaba la anarquía y su
por desgracia había sido el único que podía haber- remedio. Arce había llegado a Nicaragua —co-
lo hecho no sólo en relación a sus amigos sacasis- mo se dijo en su oportunidad— ya al parecer a
tas y sus aliados occidentales, sino también a sus alejar del país tanto a Cleto como al obispo. Tan-
enemigos ordoñistas y sus aliados del cuartel de to de Pérez como de Arancibia, resulta claro que
León. En ese tiempo sólo Sacasa le da sentido a a su llegada le hicieron ver o vió que la elección
su política a la vez que a la oposición a su polí- dependía de Cleto. Aun la sola presencia de Ar-
tica o su persona. Desde la muerte de Sacasa, ese ce, con fuerza suficiente para imponer su autori-
sentido, cabalmente, es lo que falta casi del todo dad, se interpretaba en Nicaragua como una vic-
en la política nicaragüense y aún en la propia toria de los repúblicanos, o lo que era lo mismo,
historia de Nicaragua, y aunque continuamente se en aquellos momentos, de Cleto Ordóñez. Este
trate de dárselo y hasta, a veces, en cierta medi- era entonces el único dueño de los prestigios po-
da se logre hacerlo, no volverá realmente a apa- pulares. Muerto Sacasa y disuelta la Junta de El
recer sino con las figuras antagónicas, pero ya cla- Viejo, después de la vergonzosa fuga de Salas, los
ramente representativas o políticamente bien de- sacasistas y sobre todo sus aliados occidentales, se
finidas del Gral. Muñoz y don Fruto Chamorro o hallaban probablemente a los ojos del pueblo en
de este mismo y de Jerez. En tales circunstan- posición de derrotados, o por lo menos en eviden-
cias, puede decirse que Arce tuvo que hacer en te desconcierto y perplejidad. Para los propieta-
cierto modo las veces de Sacasa, o de algún modo rios occidentales y aún más quizá para el pueblo
por lo menos remediar su falta. Esto también re- que los seguía, todo parece indicar que ya había
sulta paradójico, simplemente porque era imposi- llegado la hora del desbande o la de "sálvese el
ble, y sin embargo, necesario, y por lo tanto de que pueda". Entre algunos al menos, hasta es po-
alguna manera tenía que ser. Aunque Sacasa fue- sible que ya empezara a renacer su atávica des-
ra la causa del conflicto, o mejor dicho por eso confianza hacia los comerciantes granadinos. Es-
mismo, él también era la solución. Sólo Sacasa tos no estaban, que se diga, en situación más fa-
podía formar entonces un gobierno estable, si no vorable. Salvo en Managua, donde contaban, co-
precisamente presidido, apoyado por él. El ver- mo se sabe, con el apoyo del cura Irigoyen, y al
dadero problema de Arce era por consiguiente có- parecer en Jinotepe —donde posiblemente los Sa-
mo llenar el vacío de Sacasa. En la medida de lo casas ejercían alguna especie de dominio económi-
posible —por no decir más bien, en la medida de co —eran no cabe duda impopulares en casi todo
lo imposible— Arce tenía que suplir no sólo la sa- el resto de Nicaragua, especialmente, desde luego,
gacidad para entender las situaciones, sino tam- en la propia Granada. Era quizá mayor su ace-
bién la habilidad para resolverlas que caracteriza- falla por la falta de Sacasa, que la de los leoneses
ban a Sacasa. Lo que éste hubiera hecho en esa por la del obispo. En tales condiciones no sólo
situación, no es posible siquiera preguntarlo, por- ción, sino queque
comprendían les era imposible ganar una elec-
ni siquiera se hubieran atrevido a
que la situación la constituía precisamente su pro- presentarse en ella con candidato propio. Si es
pia falta. Por lo demás, como les pasa siempre a que acaso algunos pensaban en el Pepe— que más
ese tipo de hombres en situaciones semejantes, Sa- o menos por ese tiempo debe haber regresado a
casa no dispuso, por lo visto, lo que debía hacer- Nicaragua —no parece que nadie se haya atrevi-
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do todavía a proponerlo como candidato. Antes que él se hubiera distanciado de Cleto, casi en na-
de que Arce hiciera sus primeros sondeos o deja- da modificaba su posición, sino que, por el con-
ra entrever algo de sus proyectos, no hay indicio trario, reafirmaba su calidad.
de que pensaran concurrir a las elecciones, sino
al contrario continuar en su actitud abstencionis- Hay que tener también en cuenta que entre
ta. Sin Cleto, por lo tanto, no se hubiera podido los granadinos importantes de entonces, pertene-
siquiera celebrar elecciones, ya no se diga darles cientes a la llamada gente principal, existía ade-
la inclinación más conveniente. más una tercera dase de elementos que aunque
no se podrían clasificar como antisacasistas —por
El principal acierto de Arce estuvo, pues, en diversas razones hasta aquí sin investigar y, por
haber entendido respecto a Cleto que si la salida la falta de documentos, casi imposibles de des-
de éste, en el momento oportuno, era en efecto cubrir— no eran en modo alguno sacasistas, y en
necesaria para el mantenimiento de la paz, no lo consecuencia deben considerarse como sencilla-
era menos, en ese momento, su permanencia en mente no sacasistas. Aunque Arancibia —el úni-
Nicaragua para fundamentar la paz y establecer co que menciona los apellidos de varios de ellos—
el orden sobre el buen resultado de las elecciones, parece confundirlos con los ordoñistas, es induda-
que sólo el mismo Cleto, gracias a su prestigio, po- ble que hubo entre ellos algunos, que no estaban
día entonces poner en marcha y conducir al éxito. con Cleto, ni con Sacasa, sin que por eso se ha-
La salida de Cleto era, por lo demás, una exigen- yan pronunciado contra Sacasa y desde luego me-
cia ineludible para los sacasistas. Unicamente a nos contra Cleto. Como en el caso, por ejemplo,
base de ciertas seguridades sobre ese punto, de de don Dionisio de la Cuadra, casi todos proba-
parte de Arce —como también en referencia a la blemente eran amigos personales de don Crisan-
candidatura del Jefe de Estado— es que, según to, pero no partidarios políticos suyos. En eso
parece, se decidieron los refugiados de Managua está quizá su diferencia principal con "los de arri-
y sus amigos de otras ciudades a concurrir a las ba", cuyo distintivo era precisamente ser enemi-
elecciones. Puede decirse que esto, igual que to- gos de los Sacasas. El que los Cuadra y las otras
do lo que pertenece a este mismo conjunto de familias granadinas pertenecientes a esa tercer
acontecimientos, no sólo está espontáneamente su- clase de elementos, no fueran antisacasistas —co-
gerido por la tradición de ambos partidos que con mo lo habían sido "los de arriba"— no necesaria-
mayor o menor fidelidad han trasmitido Pérez y mente significaba que fueran ordoñistas, y según
Arancibia, si no que se deduce de la atmósefra todos los indicios ocupaban más bien una especie
misma de ese momento. Hay una especie de sen- de posición política neutral. A don Dionisio de
sibilidad de las situaciones no difícil de compar- la Cuadra le ofreció Cleto, después de apoderarse
tir y a la que es necesario tratar de ser fieles cuan- del cuartel de Granada, la Jefatura Política de la
do se quiere penetrar en el sentido de los hechos ciudad, pero aquel, por supuesto se negó a acep-
históricos. Bastaría, en efecto, saber que Cleto tarla, porque evidentemente todo querría menos
en esos días aceptó un cargo en Guatemala ofre- corresponsabilizarse con el demagogo o con lo que
cido por Arce, pero que no salió de Nicaragua Arancibia llamaría la causa popular. Por lo de-
hasta después de las elecciones y de la toma de más, ya es suficiente indicio de su neutralidad el
posesión de Cerda, para explicarse todo lo aue se que aquellas familias, en cierto modo tan acauda-
relaciona con eso mismo. Por lo visto esa sola no- ladas como las otras —aunque no comerciantes co-
ticia, bastó también entonces —como ya fué indi- mo los Sacasa, ni vinculadas al comercio de estos
cado en su oportunidad— para halagar no solo a como los sacasistas— hayan permanecido todo el
los sacasistas, sino también seguramente a algu- tiempo en Granada sin que las masas ordoñistas,
nos de los ordoñistas más influyentes o más am- ni las autoridades, las hayan perseguido o moles-
biciosos. No parece remoto que, por ejemplo, ese tado en nada. El hecho indica por otra parte,
haya sido el caso de don Juan Argiiello. tanto más que la persecución y los atropellos cometidos en-
que sin duda era va candidato a la Jefatura del tonces por los ordoñistas granadinos, no eran pre-
Estado. También había, no cabe duda. otro tino cisamente contra los ricos como tales, sino más
d e ordoñistas o de antisacasistas granadinos bas- bien por sus vinculaciones político-económicas con
tante diferente del anterior —al que quizá perte- los Sacasas. Por los papeles de la época se ve que
necían personas importantes de muy diversas po- desde entonces —y por lo mismo también des-
cisiones y calidades, como don José León Sando- pués— se presentaba a Cleto de una manera bas-
val, don Agunstín Viiil o don Narciso Arellano- tante simplificada, como enemigo de los ricos y
rn e no estarían propiamente cómodos en un am- amigo de los pobres. No sólo fueron éstos, sino
biente de violencia anárquica o de anarquía de- los mismos ricos, y especialmente los sacasistas, los
magógica y por lo tanto verían con gusto que Cle- encargados de propalar la especie. La verdad, sin
to aceptara un cargo en Guatemala y se marcha- embargo, como todo lo indica, debe haber sido en
ra a desempeñarlo una vez que las cosas en Ni- realidad bastante más compleja. Pocas cosas po-
caragua empezaran a funcionar. Seguramente el drían arrojar tanta luz sobre la historia de Nica-
más representativo, como también el más impor- ragua, como el futuro esclarecimiento por los his-
toriadores de las distintas posiciones respecto a
tante, de esta última clase de antisacasistas que Cleto de las personas o familias nicaragüenses, es-
figuraban o habían figurado como ordoñistas era pecialmente granadinas, que según Arancibia, con-
don Manuel Antonio de la Cerda. El hecho de versaron entonces con Arce.
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Ya en el segundo tomo de mis Reflexiones so- tos por él consultados —según la lista de Aranci-
bre la Historia de Nicaragua, fueron examinados bia— salvo quizá con la no muy segura excepción
con alguna atención los probables motivos de re- de los militares ordoñistas, como Tifer o Pacheco.
sentimiento social y económico que en cierto mo- Lo sorprendente es que la haya aceptado, al pa-
do explican el antisacasismo de los hacendados no recer también sin objeciones, el propio Cleto. La
comerciantes, ni comercialistas, que a principios explicación sugerida por Pérez es que no era am-
del siglo XIX formaban en Granada, como lo in- bicioso. Pero el hecho demuestra sin duda que
forma Pérez, el grupo de "los de arriba". Tal era era, además humilde. Por lo visto tenía la rara
el caso, por ejemplo, de los Cerdas y los Argüe- virtud de conocer su propia insuficiencia para Je-
llos. Entre los otros antisacasistas y más o menos fe de Estado de Nicaragua, ya que si hubiera que-
ordoñistas —como Sandoval, Arellano, Selva, Vi- rido serlo entonces, probablemente ni el propio Ar-
jil, etc. que menciona Arancibia— aunque tal vez ce, ni los sacasistas de Managua, podían impedir
no todas hayan pertenecido al grupo de "los de que fuera candidato y ganara las elecciones. Por
arriba", no es improbable que tuvieran en su ac- lo menos lo habría complicado todo y hasta posi-
titud política motivos personales, como sería, al blemente adelantado en varios meses la reanuda-
parecer, el caso de Sandoval que, en ese tiempo ción de la guerra civil efectiva, quizá agravando
al menos, se creía desdeñado de los señores gra- más la anarquía y la confusión o conduciendo ya
nadinos por su origen humilde y aun racialmente desde entonces al establecimiento de una dictadu-
discriminado por su condición de mulato. El Vi- ra, a la vez militar y demagógica, mucho peor
jil que menciona Arancibia en su confusa y vaga desde luego que la de Carrillo en Costa Rica y
lista de los que hablaron con Arce en Granada, aun que la de Carrera en Guatemala. Eso por
debe haber sido el futuro sacerdote, que era en- limitarse únicamente a Nicaragua, ya que las con-
tonces un joven ya bastante rebelde, no en modo secuencias de tales conjeturas para Centroaméri-
alguno un granadino convencional, sino más bien ca, aunque de suyo imprevisibles, pudieron por su-
con simpatías y amistades leonesas, porque en puesto haber sido mayores. ...... ... ... .....
1825 aún estudiaba derecho en León y figuraba,
al parecer, entre los pocos estudiantes tenidos por No hay razón para creer que Arce no viera
liberales. Aun más rebeldes todavía parecen ha- entonces tales posibilidades, ya no digamos otras
ber sido, ya desde entonces, los Arellanos y los más inmediatas y concretas que hoy ignoramos o
Selvas, familias granadinas de las llamadas luego necesariamente se nos escapan. Lo mismo, claro,
aristocráticas, pero bien conocidas por su tempe- puede afirmarse de los nicaragüenses con quie-
ramento independiente y el individualismo de su nes Arce conversó para arreglar la situación. Nin-
carácter, que hacen difícil pensar en sus miem- guno de éstos, como se ha visto, podía negar que
bros como seguidores y aun partidarios de Saca- en aquellos momentos, para efectuar cualquier
sa. Más fácil es quizá de comprender —como ve- arreglo y llevarlo a la práctica, el hombre indis-
remos enseguida— la relación entre don Juan Ar- pensable era en efecto, Cleto. Fué por lo tanto,
güello y Arellano. Debe advertirse, sin embargo, la actitud asumida por éste la que condujo enton-
que de ninguno de los mencionados como anti- ces al éxito de Arce en Nicaragua y por lo mis-
sacasistas se ha sabido hasta ahora que en ese mo, luego, al de su candidatura presidencial en
tiempo fuera comerciante o tuviera relaciones co- Guatemala. No sólo, como se dijo, el hecho de
merciales con los Sacasas. De haber tenido en- que Cleto aceptara participar en el arreglo nica-
tonces estas condiciones y en especial la última, ragüense, sino el que previamente haya convenido
casi podría asegurarse que la persona que las te- en aceptar el cargo en Guatemala ofrecido por Ar-
nía, era sacasista. También por eso mismo pue- ce. Ambos aspectos de su actitud no deben se-
de suponerse que los de la tercera clase de ele- pararse para atender su influencia en el arreglo.
mentos aquí clasificados como no sacasistas, no Asi como antes sólo Sacase y Cleto podían com-
eran entonces comerciantes, ni comercialistas, aun- pletarse para restablecer el equilibrio de Nicara-
que tampoco anticomercialistas, sino simples ha- gua, ahora puede decirse que en cierto modo ocu-
cendados como "los de arriba", pero no de "los de rría lo mismo entre Arce y Cleto. Su entendi-
arriba" o de lo que aún quedaba de ese grupo, y miento hizo posible que los sacasistas entraran en
por lo mismo no propiamente resentidos sociales. el arreglo y concurrieran a las elecciones y al mis-
Parece, pues, que a estos elementos neutrales, por mo tiempo que éstas se llevaran a cabo. Una vez
alguna razón, no los había cubierto el desdén de hecha pública la aceptación de Cleto de un cargo
"los de la Encrucijada", o por lo menos no se sen- en Guatemala ofrecido por Arce, los sacasistas po-
tían incluidos en él. Es natural pensar, por con- dían confiar en la palabra de éste, corroborada por
siguiente, que estos también serían favorables, al la de aquel, o por, lo menos correr el riesgo de un
retiro de Cleto, ya que no sólo desaprobarían, sino arreglo político que, si no exactamente favorable
que de seguro verían con temor, la persecución para ellos, era en sus circunstancias lo menos des-
de la gente de los barrios en casi todas las deci- favorable. Seguramente se dieron cuenta de que
siones atribuidas al mismo Cleto. Si el ofrecer a la intención de Arce y hasta posiblemente la de
éste un puesto en Guatemala, era ya al parecer, Cleto, era en efecto que el arreglo resultara pa-
una idea de Arce, las anteriores consideracjones ra los sacasistas lo más favorable posible. Por
hacen pensar también que en Nicaragua se la aco- otra parte no podían dejar de comprender que en
gieron con beneplácito o por lo menos se la acep- aquellos momentos cualquier otra alternativa hu-
taron sin dificultad todos o casi todos los elemen- biera sido peor. Cleto también comprendería que

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su salida era una solución política, y es necesa- ce le dejó a Arzú, aunque, como veremos, éste
rio reconocer que se prestaba a ella sabiendo exac- tampoco quiso desempeñarla él mismo y la pasó a
tamente lo que hacía. De otra manera no se ex- su vez a Cerda, cuyo carácter, por lo visto, era el
plica que también se prestara a cooperar en las más inclinado a esa clase de comisiones. Arre-
elecciones y menos todavía a cargar la balanza en glado ese punto, que era el primero y principal
el sentido más favorable a los sacasistas. Para —puesto que de la forma en que se arreglara de-
Arce, por consiguiente, la manera en que se re- pendía el arreglo de todo lo demás— quedaba sin
solvía la situación de Cleto, es decir, que su sali- embargo lo de los candidatos, que era también in-
da se pospusiera hasta después de las elecciones, dispensable arreglar de algún modo, para que to-
puede decirse que resultaba casi perfecta —en dos los ciudadanos llamados a votar, especialmen-
cierto modo parecida a la del obispo y el cura Iri- te los sacasistas, concurrieran a la elección. Con
goyen, que voluntariamente, al parecer, se ha- la salida del obispo y el cura Irigoyen, precisa-
bían retirado con sólo saber que Arce así lo desea- mente en vísperas de su llegada o más menos co-
ba. No tuvo, por qué ser él mismo el encargado incidiendo con ella, Arce había obtenido induda-
de sacar a Cleto.Aunque en El Salvador y en cier- bles ventajas que además de facilitar su interven-
tos círculos liberales de Guatemala, Cleto era en- ción política, le dieron el sentido que él necesita-
tonces peor visto de lo que él era en realidad, no ba. La forma en que el obispo, acompañado del
por eso dejaba de contar con cierta simpatía, y cura Irigoyen, se había retirado, evitando cual-
la maniobra de Arce— hecha por este mismo— quier intento de resistencia popular o manifesta-
habría por lo menos causado extrañeza. No hay ciones de protesta en Managua —como parece que
que olvidar que El Salvador, como lo vió Maru- hubo intención de hacer— no sólo evitó que Ar-
re, pretendía apoyar a los ordoñistas y por lo tan- ce haya tenido que cargar personalmente con esa
to al propio Cleto, no en modo alguno a los saca- responsabilidad, sino que de seguro lo hizo apare-
sistas ni a los leoneses que eran allá tenidos por cer, ante conservadores y liberales, como un po-
imperialistas. En esto estuvo precisamente lo lítico más hábil de lo que era en efecto. En el
esencial de la paradoja en la conducta de Arce, y caso de Cleto, por la distancia entre la determina-
los demás aspectos paradójicos de su gestión en ción y la ejecución de la salida, la realidad fué
Nicaragua se derivan de esto. Viendo de cerca la menos clara y por lo mismo menos fácil de com-
situación y conversando con los nicaragüenses, Ar- prender entonces. En cambio, la inmediata sali-
ce tenía que darse cuenta de que los sacasistas no da del obispo y del cura Irigoyen, aunque ocurría
eran en absoluto antisalvadoreñistas, aunque al- en el momento más oportuno y confirmaba clara-
gunos hubieran sido imperialistas, ya que seguían mente el nuevo giro de la política, no podía atri-
la política de don Crisanto Sacasa, sólo empeña- buirse con toda seguridad al jefe salvadoreño,
da en arreglar las cosas de Nicaragua de tal ma- puesto que ni siquiera quedó claro si los clérigos
nera que pudiera florecer el comercio, base de se marcharon por orden de Arce o voluntariamen-
la futura prosperidad. A estas ideas Arce no era te. Basta que se haya dicho que lo hicieron por
ajeno. Tampoco le era indiferente, como ya se su propia determinación, para pensar que enton-
ha explicado, la posibilidad de contar para las elec- ces hubo también quien así lo creyera. Sin que
ciones presidenciales con la benevolencia de los pudiera, pues, tenérsele por enemigo del obispo
conservadores o tradicionalistas de Centroamérica, —cosa que desde luego no le hubiera favorecido
hasta entonces considerados como partidos de Va- con la gente de León, ni con los conservadores de
lle. Esto le inclinaría a buscar el modo en que Guatemala— es indudable que Arce sólo ventajas
sin dejar en mala situación a los "liberales" y sal- podía sacar de la ausencia de aquel y del cura Iri-
vadoreñistas, se hiciera entrar en el funcionamien- goyen. La primera ventaja era la acefalía en que
to del nuevo sistema republicano a los conservado- quedaban los leoneses y demás hacendados de esa
res. Esto confirma que fué en Nicaragua donde región —a quienes Arancibia llama episcopales—
empezó a formarse la futura política de Arce pa- y sobre todo, una vez más, los sacasistas refugia-
ra Centroamérica. dos en Managua. La de estos últimos venía a ser
como una doble acefalía, ya que después de per-
Fué así también cómo El Salvador, en este der a Sacasa, quedarían ahora sin el apoyo del
caso representado por el mismo Arce, pretendien- cura Irigoyen, al parecer más ciegamente obede-
do apoyar a los ordoñistas, contra los imperialis- cido por los managuas que el mismo obispo por
tas, tuvo que hacer lo contrario, es decir, apoyar los leoneses. Aparte de que su misma condición
a los sacasistas y demás elementos conservadores. de sacasistas y los reveses de su causa los hacían
Más todavía, hacer que Cleto los apoyara y que casi del todo impopulares en Granada, los refu-
su candidato fuera Cerda. Para eso, desde luego giados granadinos, privados ya de la jefatura y
fué necesario —como podrá notarse con más cla- dirección política de Sacasa, como también menos
ridad en seguida— que las cosas de Nicaragua, ya seguros del pueblo de Managua por la ausencia
nor si solas se inclinaran en esa dirección y, por del cura Irigoyen, no podían dejar de comprender
lo tanto, coincidieran con las inclinaciones de Ar- que la pequeña fuerza militar que les quedaba,
ce. Por el momento, pues, tuvo la suerte de que bajo el mando de Ubieta, casi sólo podía servirles
la forma de resolver el problema de Cleto se aco- para empeorar su situación.
modara perfectamente a sus propias convenien-
cias de candidato presidencial. De esa manera la Por lo que hace a los propietarios occidenta-
tarea de despedir a Cleto fué de las pocas que Ar- les, no sólo se encontraban políticamente desorien-

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tados por la falta del obispo y aun por la ausen- go daría en el asunto de la mitra salvadoreña, que
cia de Sacasa, sino además desprestigiados en el al parecer fueron la clave de su elección presiden-
resto de Nicaragua, aun en El Salvador y Gua- cial. Pero de todos modos lo esencial fué el sen-
temala por su actitud frente a la independencia y tido republicano que la salida del obispo y del
a favor del imperio y hasta posiblemente por el cura Irigoyen pareció establecer como el requisi-
sitio de León, todo lo cual los exponía a perder, to preliminar de la política de Arce en Nicaragua.
en provecho de los militares ordoñistas dueños de Una vez ellos fuera —parecía querer decir el he-
la ciudad, las simpatías populares con que hasta cho mismo de su salida— todo arreglo debía efec-
allí contaban. Puede decirse, por consiguiente, tuarse a base de aceptación del sistema republica-
que tanto los propietarios occidentales como los no.
orientales se encontraban entonces en una situa-
ción más precaria que nunca. Hay que tener en De esa manera cumplió Arce —casi indirecta-
cuenta que su debilidad, aún más que militar, era mente, y sin embargo, en una forma en que na-
política. En tales circunstancias, lo natural es die podía dudarlo— con lo que de él naturalmen-
que decidieran ponerse en manos de Arce, tanto te se esperaba. Aún más que como representan-
más que él buscaba y podía obtener condiciones te de la política salvadoreña, por sus propios an-
de arreglo aceptables para ellos. Así se vió que tecedentes personales, Arce tenía que poner como
la debilidad de los sacasistas y sus aliados, en lu- base de toda su actuación en Nicaragua, el repu-
gar de favorecer, como era de esperarse, a Cleto blicanismo más insospechable. Este no sólo podía
y los ordoñistas, a quien favoreció fué al propio deducirse de la salida del obispo y el cura Irigo-
Arce y, como consecuencia, a los ya menciona- yen y de la permanencia de Cleto en Nicaragua
dos sacasistas y propietarios occidentales que se para la conveniente orientación de las elecciones,
pusieran en sus manos. La segunda ventaja y la sino que sobre todo, se puso en claro con la no-
más importante, fué el indudable significado que minación de los candidatos Cerda y Argüello po-
la salida del obispo y aun en cierta manera la del co después electos para la Jefatura y Vice Jefa-
cura Irigoyen, le dió inmediatamente a la política tura del Estado nicaragüense. Para contar con el
nicaragüense, o, lo que viene a ser lo mismo, a la apoyo de Arce y poder figurar, por lo tanto, en la
política seguida por Arce en Nicaragua. El via- nueva política que éste quería establecer en Ni-
je del obispo García Jerez, acompañado en aque- caragua, no bastaba, según parece, con no haber
llos momentos del que políticamente era conside- sido imperialista. Estaba claro que era necesa-
rado como el más influyente de los curas nicara- rio tener indiscutibles antecedentes republicanos.
güenses —que no es poco decir— significaba el Nadie entonces en Nicaragua los tenía mayores,
fin de la política anti-independientista, monárqui- ni mejor conocidos en todo Centroamérica, que
ca e imperialista, o bien, sencillamente, de la po- don Manuel Antonio de la Cerda y don Juan Ar-
lítica apegada a la tradición colonial. Era, hasta güello, los granadinos más importantes con que
cierto punto, como si a raíz de la proclamación había contado el partido ordoñista. Ambos pro-
de la independencia o la de la Constitución de bablemente eran tenidos, no sólo en Nicaragua,
Centroamérica, hubiera abandonado, Guatemala el sino también en El Salvador y en Guatemala y
arzobispo Cassaus. No menos que éste en el ex- aun en los otros estados centroamericanos, como
reino de Guatemala, el obispo García Jerez, no sin los principales mártires de la lucha por la indepen-
razón, mirado en Nicaragua, como un símbolo del dencia. Todo mundo sabía o decía que en 1812
pasado y de la resistencia al sistema republicano. habían sido puestos a la cabeza de la lista de los
Algo de eso también sucedió con el cura Irigo- que fueron declarados culpables del movimiento
yen que dió asilo en Managua a los sacasistas gra- antipeninsular del pueblo granadino, al que se
nadinos más o menos favorables al imperio, y con le quiso dar carácter independientista, y que si
ellos mantuvo la resistencia contra los ordoñistas no lo tuvo entonces, lo adquirió luego, gracias pre-
que en Granada los perseguían con el pretexto, cisamente a la dureza con que fueron tratados sus
precisamente, de que eran imperialistas o monar- principales cabecillas, empezando, como se sabe,
quistas. Managua mismo quedó por algún tiem- por Cerda y Argüello. La captura de ambos pa-
po con ese sambenito y todavía en 1833, cuando triotas y de sus seguidores más conocidos, orde-
las rebeliones contra Herrera, se quiso dar carác- nada por Bustamante, a pesar de las garantías
ter monarquista a un supuesto complot de ese pue- ofrecidas a los granadinos; su penoso viacrucis, a
blo para volver a la obediencia de Fernando VII. pie y encadenados —haciéndolos pasar (¿para es-
Deben haber pensado que se trataba de la semi- carmiento de los habitantes?) por todas las ciu-
lla sembrada por el Cura Irigoyen. El viaje del dades y pueblos del camino— desde Granada a
obispo y de su célebre sufraganeo también podía Guatemala; la sentencia de muerte recaída sobre
interpretarse como una especie de abdicación po- los jefes. especialmente Cerda y Argüello, aunque
lítica del clero nicaragüense y en general parece en seguida conmutada por la de prisión perpetua;
que así fué entonces interpretada, no solo en Ni- y desde luego, el largo cautiverio en Cádiz, eran
caragua, sino también en Guatemala. Esto, na- hechos no solo conocidos en todo Centroamérica,
turalmente abonaría el prestigio de Arce entre sino que habían servido de eficaz propaganda pa-
los liberales centroamericanos, sin que los conser- ra la misma independencia. Si es aue algunos
vadores, como se dijo, pudieran reprocharle nada podían catalogarse entre los héroes y los mártires
contra el obispo. Así también se preparaba la de la causa independentista centroamericana. los
confianza conservadora en las seguridades que lue- dos primeros eran sin duda, Cerda y Argüello.
50
Para el prestigio de Arce en Centroamérica, no Cerda fuera en ese momento el único aceptable,
cabía escoger, por lo tanto, mejores candidatos en al mismo tiempo que para Cleto, para los sacasis-
Nicaragua. Como ya se ha indicado, no era esta, tas. Esto lo hacía viable, no sólo para el arreglo,
sin embargo, la razón principal de que Arce haya sino además para las elecciones —y por lo mismo
convenido con los dirigentes nicaragüenses, en que se esperaba que, apoyado por Cleto, ganara
esas dos candidaturas y aun preferido, según pa- las elecciones, era que resultaba viable para el
rece, la de Cerda para Jefe de Estado de Nicara- arreglo. Es indudable, por consiguiente, que los
gua. Quizá el prestigio de los candidatos no hu- motivos de Arce no fueron otros que los de Cleto
biera sido tan importante, si hubiera estado vivo y los sacasistas, aunque no, desde luego, por los
don Crisanto Sacasa —aunque naturalmente cabe motivos en sí mismos —o sea, por las razones en
suponer que de no haber podido superar la oposi- que estos se fundaban— sino sencillamente por ser
ción a su propia candidatura, éste hubiera apo- los de ellos, y reflejar por eso mismo la posición
yado la de Cerda, como lo hicieron, en efecto, los de los dos únicos núcleos políticamente activos de
sacasistas. En este caso, las razones habrían sido que en ese momento dependía la paz o la guerra
las mismas de estos, y por lo tanto, como vere- en Nicaragua y hasta quizá la solución del proble-
mos, las mismas de Arce. Si éste tuvo, además, ma nicaragüense. Aquí sólo se trata de encon-
algún motivo propio, mayor razón para suponer trar la razón o razones políticas de que Arce fue-
que fuera secundario. Aparte, pues, de los pres- ra favorable a Cerda, para lo cual por el momen-
tigios de los dos candidatos, y aun suponiendo to basta con lo dicho. Los motivos o las razones
que ya existieran antecedentes personales entre que tuvieron para lo mismo Cleto y los sacasistas
Arce y Cerda, fueron, como se ha dicho, las cir- serán examinadas en elección de Cerda y Argüe-
cunstancias mismas de Nicaragua, las que deter- llo. Por lo que hace a este último no es menos
minaron en este punto la aceptación del jefe sal- claro que Arce no hizo más que aceptar la posi-
vadoreño. El que éste haya aceptado o sugerido ción tomada por Cleto y los sacasistas, la cual tam-
a Cerda, debe atribuirse antes que nada, como ya bién veremos en su oportunidad.
se ha indicado, a que según parece, sólo de esa
manera podía incorporar a los sacasistas o conser- Si como todo parece indicarlo, ni siquiera los
vadores a la incipiente vida civil de Nicaragua, o granadinos pudieron prever entonces lo que re-
mejor dicho, al movimiento republicano de los ni- sultaría para Nicaragua de la elección de Cerda
caragüenses que iba a iniciarse entonces gracias a como Jefe de Estado con Argüello de Vice Jefe,
sus gestiones. Precisamente porque eso era lo menos podía preverlo Arce. Sería absurdo supo-
que de él se esperaba y lo que demandaban sus ner que éste pudiera conocer a Argüello mejor
propios antecedentes, el éxito obtenido por sus ges- que los granadinos. Aunque hoy para nosotros
tiones en Nicaragua sólo podía significar el acre- haya quizá motivos para sospechar que, de algún
centamiento de su prestigio en Centroamérica. Las modo, fueron debidos a sus intrigas los atentados
circunstancias, en general, le fueron tan propicias populares granadinos contra los dones sacasistas y
que en realidad daba lo mismo perseguir lo pri- sobre todo la encarnizada persecución contra la
mero que lo segundo o lo segundo que lo primero persona de don Crisanto Sacasa, no hay sin em-
y los dos a la vez, ya que de todos modos obten- bargo indicios de que así lo hayan visto, ya desde
dría ambas cosas: el éxito en Nicaragua y su pres- ese momento, sus propios contemporáneos. Hasta
tigio en Centroamérica. es posible que esa sospecha haya escapado a la
perspicacia del mismo don Crisanto. No parece,
En esa forma Arce trataba de superar a Va- en efecto, que Argüello fuera y en realidad o
lle en prestigio político para las próximas eleccio- en la opinión de sus adversarios, el que en segui-
nes presidenciales, y no ignoraba, desde luego, que da han presentado la mayoría de los historiado-
el éxito obtenido por él en Nicaragua era una con- res. En todo caso, no se sabe que haya existido
secuencia del fracaso de aquel en su política ni- respecto a Argüello, ningún convenio- semejante al
caragüense. Aunque no exactamente en el terre- que, según la tradición recogida por Pérez, hubo
no del voto popular, ocurrió, sin embargo, lo que respecto a Cerda. Argüello, sin embargo, ya era
Arce esperaba. Lo que no pudo conquistarle el mirado con ciertas reservas o vagos temores —
suficiente número de votos populares le conquistó. muy diferentes, desde luego, de los que Cerda po-
como veremos, la confianza de los políticos. Ar- día inspirar— entre la gente considerada como
ce, en efecto, fué nominado Presidente de la Re- más responsable o de temperamento más conserva-
pública, por la Asamblea centroamericana, no sólo dor o moderado, que era la que Arce, después de
con el apoyo de sus presuntos correligionarios li- todo, trataba de introducir al sistema republicano.
berales, sino también con el de los "serviles" o Pero de todos modos, con excepción de Cleto, na-
conservadores, que hasta ahí habían sido partida- die en ese momento, o mejor dicho, en esas cir-
rios de Valle. Pero estos fueron únicamente re- cunstancias, podía contar con más prestigios po-
sultado de la política de Arce en Nicaragua —es pulares en Nicaragua, que Argüello o Cerda. Muer-
decir, del arreglo celebrado por él con los conser- to Sacasa y excluido Cleto, era casi obligado es-
vadores a base de Cerda— no los motivos que tu- coger entre Cerda y Argüello. Hasta es probable
vo aquel para aceptar o sugerir a éste como posi- que se haya previsto que si uno de ellos era elec-
ble base de ese mismo arreglo. Sobre esto ya to Jefe, al otro le tocaría el cargo de Vice Jefe.
se dijo —y es necesario repetirlo— que el verda- Igual, seguramente, que los nicaragüenses, Arce
dero motivo de Arce tuvo que ser el hecho de que aceptaba sin reparo esa posibilidad, aunque, se-

51
gún parece, en el entendimiento más o menos pri- ce fuera sincero al suponer que esa política —bá-
vado de que el que ganaría las elecciones, apoya- sicamente intervencionista y militarista— era en-
do por Cleto, sería Cerda. A base de esto, sobre tonces la más atinada, no sólo desde el punto de
todo, fué —según se deduce de lo dicho por Pé- vista salvadoreño, sino también del centroameri-
rez— que Arce logró su arreglo con los sacasis- cano y desde el mismo punto de vista nicaragüen-
tas, que en cierto modo fué un arreglo de estos se, ya que después de todo trataba de asegurar
con Cleto. Directamente los sacasistas se enten- que el sistema republicano al fin se estableciera
dieron con Arce que se entendió con Cleto direc- y empezara a funcionar en Nicaragua.
tamente. Más quizá por orgullo que por otro mo-
tivo, no era aceptable entonces para los sacasis- Pese al fervor de su federalismo —que, por
tas tratar con Cleto de igual a igual y mucho me- supuesto era difícil aplicar siempre —los liberales
nos directamente. De esa manera, no se arregla- fueron en ese momento lo suficientemente prácti-
ron más que indirectamente y por lo mismo, se- cos, para aprobar al menos tácitamente esa políti-
gún se vió enseguida, insuficientemente. De ha- ca o hacerse ante ella de la vista gorda, como lo
ber habido entonces un arreglo directo de ellos muestra el hecho de que en seguida votaron por
con Cleto —como posiblemente lo hubiera obteni- Arce para la presidencia. En cuanto a los "servi-
do don Crisanto Sacasa— cabe pensar que habría les" o conservadores de la Asamblea centroame-
sido no sólo más a fondo, sino también por eso ricana, aunque les preocupara que la tropa deja-
mismo, más duradero. Es desde luego inútil es- da en Nicaragua fuera salvadoreña, nada podían
pecular sobre eso, pero de todos modos el arreglo objetar en principio a esa medida de Arce, sino
pudo haber sido en otros términos. Tal como fué más bien la encontrarían satisfactoria por las mis-
—y en vista, claro, de lo que sabemos— hoy nos mas razones de los conservadores nicaragüenses
parece que no podía más que agravar la situación. que votaron por Cerda. No fué sino hasta que los
Tanto los resultados del obtenido por medio de liberales en Guatemala empezaron a alarmarse por
Arce en cuanto a la elección de Cerda y Argüello, el acercamiento de Arce y los conservadores, que
cuanto la misma incapacidad de los sacasistas de también empezaron a presionar por el retiro de la
efectuar un arreglo directo con Cleto, hoy por lo tropa salvadoreña del territorio nicaragüense. Fué
menos tienen que parecernos anuncios inequívo- así, como veremos, que necesariamente coincidie-
cos de la continuación de la discordia. Aunque ron con don Juan Argüello. La permanencia en
el arreglo como tal y por lo tanto la elección, fue- León de los salvadoreños tuvo que ser por consi-
ron, como se sabe, recibidos con optimismo, no só- guiente uno de los primeros puntos de la disputa
lo en Guatemala y El Salvador, sino en la propia entre Cerda y Argüello, como en cierta medida tu-
Nicaragua y hasta seguramente entre los mismos vo también que serlo de la de Arce y los libera-
sacasistas granadinos acuartelados en Managua, lo les, o lo que viene a ser lo mismo, una de las cues-
probable es que muchos abrigaran temores de que, tiones en que empezaron a alinearse los bandos
a pesar de todo o quizá por lo mismo, recomenza- nicaragüenses con los de la revolución centroame-
ra la guerra civil. Es evidente que Arce contaba ricana, es decir, los cerdistas con los artistas y los
en ese número. No por otra razón creía necesa- argüellistas con los liberales guatemaltecos, ya
rio que la tropa salvadoreña que él había traído, enemigos de Arce. Pero de todos modos es indu-
permaneciera en Nicaragua, aún después del arre- dable que la tropa salvadoreña por el momento
glo y de las elecciones, todo el tiempo que fuera aseguraba la paz de Nicaragua.
menester para garantizar la paz, todavía insegu-
ra. Cuando recomience la guerra civil, Arce lo Arce pudo, por consiguiente, retirarse tranqui-
explicará precisamente por el retiro de la tropa lo, dejando en León a sus salvadoreños bajo las
salvadoreña. "En Nicaragua —dirá en sus Memo- órdenes de Arzú. Aunque la fecha de su salida
rias— permanecían algunos restos de la división de Nicaragua no ha podido encontrarse en los his-
que pacificó aquellos pueblos en principios del año toriadores consultados, no cabe duda que es ante-
1825. El vice-Jefe ciudadano Juan Argüello que rior a la de la elección nicaragüense. Arce mos-
obtenía el poder ejecutivo del Estado por ausencia traba así, ser lo bastante precavido para no res-
del Jefe, ciudadano Manuel Antonio Cerda, insta- ponsabilizarse con lo que allí ocurriera o de allí
ha vivamente para que se retirara aquella tropa: resultara, o más concretamente, para evitar que
yo lo resistí con toda firmeza porque sabía las con- se pudiera poner en duda su imparcialidad. Por
secuencias que iba a traer el abandono de un país lo que él mismo dice en sus Memorias se ve que
enfermo de guerra civil..." Tal vez porque Arce trata de hacer notar que dejó Nicaragua antes
entonces llegó a sentir en todo casi como ellos, era de que se organizara el Estado nicaragüense. "Es-
que desconfiaba de los nicaragüenses. No sólo se te jefe —dice Arce refiriéndose a Arzú— me dejó
daba cuenta de que de la paz de Nicaragua dependía la dirección de todo el negocio, y antes de veinte
quizá la de la misma Centroamérica, sino tam- días conseguí la paz de Nicaragua y concilié los
bién sus propias posibilidades de llegar a la pre- partidos sin disparar un fusilazo. Se trató enton-
sidencia. No quería, está claro, comprometer el ces de organizar el Estado, y yo dejé aquel país,
éxito alcanzado, exponiéndolo antes de tiempo a quedando en él la tropa de San Salvador, precisa
las veleidades o los rencores de los que pocos días en unos pueblos que acababan de pacificarse". No
antes se combatían con una violencia sólo quizá creyó necesario dar la fecha de su salida de Nica-
explicable por la exuberancia del carácter nica- ragua, porque su objeto era sólo señalar al respec-
ragüense. Lo cual no quita, desde luego, que Ar- to, que él dejó aquel país, cuando precisamente

52
se trató de organizar el Estado. Más o menos be en su Memorias— quisieron darme sus sufra-
consciente, era su modo de sugerir que escogió ese gios para la presidencia: todas las juntas departa-
momento por esa razón. De las cuentas que él ha- mentales votaron por mi, y no puede darse una
ce parece deducirse que Arce salió de Nicaragua uniformidad más espontánea". No podía igno-
a finales de enero o principios de febrero de. . . rar, sin embargo, que lo que él llama la concilia-
1825. Los veinte días antes de los cuales dice ción de los partidos nicaragüenses, fué, como ya
haber conciliado los partidos, es posible que em- dijo, lo que principalmente le valió la simpatía de
piece a contarlos desde su entrada al territorio los conservadores guatemaltecos, y el consiguiente
nicaragüense —ocurrida tal vez el primero del entendimiento de liberales y conservadores al re-
año— y en ese caso terminarían el 22 de enero, dedor de su candidatura. Pero tan paradójico era
en que según los historiadores, entró en Managua. entonces lo que ocurría en Centroamérica que en
Pero las verdaderas negociaciones empezaron en- esa misma causa de la victoria de Arce estaba ya
tonces, y por lo tanto es más probable que Arce también el gérmen de su ruina. Los arreglos a
empezara a contar de su llegada a León, el 9 de base de simples candidaturas, como la de Arce o
enero, y que los veinte días más bien se extiendan la de Cerda, estaban lejos de significar entonces,
hasta el 29. En todo caso, al empezar febrero, iba ya no digamos una solución, sino siquiera un ver-
ya de camino al Salvador y Guatemala, donde, dadero compromiso respecto a los conflictos bási-
como es sabido, —gracias en buena parte a lo de cos de la política de ese momento. Igual que en
Nicaragua— poco 'después sería electo Presidente Nicaragua —aunque naturalmente de otra mane-
de Centroamérica. Bancroft afirma que los ser- ra y por otras razones— lo que surgió del insufi-
vicios prestados por Arce en la pacificación de Ni- ciente entendimiento de liberales y conservadores
caragua le conquistaron mucha simpatía y fueron en la elección de Arce a la Presidencia, en reali-
parte en su designación para la presidencia. Arce dad sirvió para agravar la hostilidad entre ellos,
lo dice sólo respecto al voto nicaragüense. "Sa- y por lo consiguiente precipitar también a Cen-
tisfechos los nicaragüenses de mi conducta —escri- troamérica en la guerra civil.

53
Tomado de:

"Elevación del
Café al Silencio"
Fin de fiesta del año es el otoño:

Para sembrar el trigo


cualquier otoño es bueno en buen tempero.
El otoño es el canto de la siembra.

—Y salió el sembrador .... , Cristo decía.

En el invierno, al hielo, muere el grano.


Luego, para que el trigo, resucitado, nazca,
verde, con amapolas en el pecho,
viene la primavera.

(Y el cantar:

Ronda de pura alegría


grito de luz bien cuidado,
te daré mi vida toda
con todo el pecho sangrando).

Después el sol, mientras lo dora, llama


con un coro de alondras al estío
de la siega y la trilla.

Tomado de el libro de poemas


CUMBRES DE LA MEMORIA
de Angel Martinez, S. I.

CORTESIA DE:
Taracea "Síntesis de Vida", 1965.
de Edith Gron.
Colección de la artista.

Cortesía de COMPAÑIA AZUCARERA NACIONAL, S. A.


(C.A. N.S.A.)
Azúcar Refinada San Antonio
Azúcar Amalia
Azúcar Monte Rosa
Taracea "Los Politicos", 1965.
de Edith Cron.
Colección de Don Roberto Calderón.

Cortesía de

NICARAGUA SUGAR STATES LTD.


ORIGENES DE LA LIBRO DEL MES

REINCORPORACION
NICARAGÜENSE DE LA
COSTA MISKITA

POR

Larry K. Laird
University of Kansas, 1970

Disertación sometida ante el Departamento de His-


toria de la Facultad de la "Graduate School of the
University of Kansas", como uno de los requisitos
para el grado de Master of Arts.

Traducción Española de

Gonzalo Meneses Ocón

El presente trabajo fué suministrado a Revista


Conservadora por una cortesía del Banco Central.

(1971)
RECONOCIMIENTOS

Varias personas han hecho valiosas contribuciones a la forma y presentación de este en-
sayo. Sobre todas, el Dr. Charles L. Stansifer, mentor sobresaliente, me brindó valiosas sugeren-
cias y críticas constructivas a través de toda la investigación y redacción de mi obra. Mis pa-
dres me proporcionaron su confianza sin desmayos y su aliento en mis esfuerzos. También debo
reconocer la valiosa colaboración de la Biblioteca del Banco Central de Nicaragua, y de manera es-
pecial la contribución que me brindó el Sr. Noel Lacayo Barreto, así como agradecer al Dr. Gon-
zalo Meneses Ocón, esta desinteresada versión de mi tesis a la inmortal lengua de Darío. Aclaro
sí, que cualquier error de hecho o de interpretación son exclusivamente míos.

L. K. L.
PROLOGO

En 1894 la República de Nicaragua realizó una ambición largo tiempo mantenida, de ase-
gurar la soberanía total sobre su planicie costera del Atlántico, región históricamente conocida co-
mo la Mosquitia. Este acto, llamado Reincorporación de la Mosquitia, fué la culminación de cua-
tro siglos de contienda internacional por el control de esa región tropical y escasamente poblada.
Las páginas que siguen tratan de reunir una amplia gama de fuentes que se relacionan con la
historia de la Mosquitia, con el fin de estudiar los orígenes del comportamiento de Nicaragua res-
pecto a su costa, principalmente en el siglo XIX. Aunque el enfoque principal es sobre los años
del 1800, el alcance cronológico es mucho más amplio, y se refiere a la Mosquitia en el período
colonial para llegar hasta la raíz del problema y tratar, en un corto capítulo final, de lo que so-
brevino después de la reincorporación.

Un estudio de esta naturaleza presenta varias dificultades de consideración. La primera


de ellas es la desacostumbradamente grande falta de material documental y de archivos. En mu-
chos casos el autor ha tenido que depender de fuentes discutibles, porque no había otras de que
echar mano. Esto fué especialmente cierto respecto a las porciones que tratan de la historia
interna de los remotos indios miskitos. Aun para la historia interna de Nicaragua contamos con
poco material. Los datos estadísticos son especialmente menospreciables en el siglo XIX, pero las
memorias políticas, las Memorias de Gobierno, los periódicos —lo que constituye el acervo de la
historia política y diplomática— son también escasos.
Otro obstáculo a la comprensión es la naturaleza partidarista o tendenciosa de la literatu-
ra secundaria. Un número sorprendentemente grande de escritores de muchos países han dirigido
su atención hacia la Costa Miskita. Las historias del Reino Miskito y sus monarcas títeres han
fascinado a muchos. Viajeros, diplomáticos, investigadores, reporteros de periódicos y hasta pira-
tas se han mostrado susceptibles al encanto de la misteriosa región costera y muchos han escrito
crónicas de sus experiencias allá; pero la mayor parte de lo que se ha escrito hasta la fecha ado-
lece de los prejuicios y la estrechez del punto de vista individual o nacional.
Por ejemplo, para los nicaragüenses del año 1894 no cabía la menor duda de que estaban
reincorporando un territorio que había sido suyo desde que se estableció en un comienzo el impe-
rio colonial español. Los nicaragüenses siempre se han referido a su acto de 1894 como a una
reincorporación. Apoyándose en varias decisiones administrativas coloniales, las antiguas depen-
dencias de España, en especial Costa Rica y Colombia, también reclamaban la Mosquitia. En vis-
ta de que este ensayo no examina la validez de las diversas pretensiones, pudiera ser que el títu-
lo de la obra se considere inadecuado, ya que acepta la pretensión de Nicaragua simplemente como
cuestión de conveniencia en la terminología. Además, los acontecimientos posteriores a 1894 ha-
cen surgir dudas de que la región miskita haya sido nunca realmente reincorporada en la corrien-
te de la vida nicaragüense. Sin embargo, este ensayo no pretende responder a esa interesante cues-
tión.
En parte ha sido objetivo de ese estudio, mirar la controversia miskita desde los muchos
puntos de vista de las naciones que han tenido que ver con ella. Se han estudiado incidentes sig-
nificativos, hasta donde ha sido posible, en fuentes documentales publicadas de naciones que han
participado en la controversia sobre la Costa. Dichosamente, el paso del tiempo y el interés re-
novado de los nicaragüenses en el tema, han proporcionado suficiente material de ese importante
sector. Varios historiadores norteamericanos se han referido a la reincorporación, pero todos han
han tenido la falla de no abordar el tema empleando fuentes importantes en español. Por otra
parte, los historiadores nicaragüenses no han usado algunas fuentes importantes en inglés.
Sobre todo, este ensayo pretende ser una síntesis de la historia miskita, enfatizando las
fuerzas externas que frecuentemente la han configurado. Se espera que este estudio pueda pro-
porcionar una nueva' penetración, por la cual se puedan entender mejor las relaciones en Centro-
américa, en su contexto histórico.
3
INDICE

Pág.

Reconocimiento 2
Prólogo 3
Indice 4
Guía de ilustraciones 5

CAPITULOS:

I. Introducción: Naturaleza de la Costa Mískita hasta 1843 9


II. La lucha por el Protectorado 1844-1860 13
HI. Una cuestión de Soberanía: la reserva Mískita 1861-81 21
IV. Intereses Norteamericanos en la Reserva 1882-1892 25
V. La reincorporación Nicaragüense 1893-1894 33
VI. Hacia la verdadera reincorporación 39

APENDICES:

A Reyes Moscos del Siglo XIX 44


B Directorio paracial de comerciantes, fabricantes y
embarcadores de la Mosquitia 1892 45
C Directorio parcial de comerciantes, fabricantes y
embarcadores de la Mosquitia, 1900 46
D Población, impuestos anticipados y escuelas en el
Departamento de Zelaya, 1894 47
E Tratado entre Inglaterra y Nicaragua, 1905 48

BIBLIOGRAFIA 51

4
LIST OF ILLUSTRATIONS
(with credits)

Page
MAP OF COLONIAL MOSQUITIA viii
From Rotulo Enrique Duron, Limites de Nicaragua,
rectificaciones al Dr. Don Pedro Joaquin Chamorro
(Tegucigalpa, Honduras: Tipográficos Nacionales,
1938), p. 48.

LORD PALMERS TON' S MAP OF MI SKI TO BOUNDARIES 20 —


British Blue Book, 1848, p. 46,

PORTION OF BELL'S 1855 MAP OF SETTLEMENTS AND


ENTERPRISE 38-
Charles N. Bell, "Romarks on the Mosquito Territory,
its Climate, People, Productions," Journal of the
Royal Geographics 1 Society, XXXII, (1852), 242.
.

MAIN STREET, BLUEFIELDS, 1894 , 53-


R. N. Keely, "Nicaragua and the Mosquito Coast,"
Popular Science, June, 1894, p. 161.

THE LAST MISKITO GOVERMENT AND ITS ETHNIC BACKGROUND 59


R. N. Keely, "Nicaragua and the Mosquito Coast,"
Popular Science, June, 1894, p, 1ó5.

DREDGES, NICARAGUAN CANAL, ON SAN JUAN RIVED 64 -


U.S., Internztional Bureau of American Republics, Pulletin,

Printing Office, 1896), III, 52.

5
MAPA No.9

MAP OF COLONIAL MOSQUI TIA


LA COSTA ATLANTICA DE NICARAGUA

"La tercera y última de las grandes regiones naturales de Nicaragua, es la del Caribe,
también conocida como Costa de los Mosquitos, Mosquitia, o más popularmente La Costa Atlánti-
ca. Está formada por una dilatada planicie que desciende ligeramente inclinada y en forma pro-
gresiva, hasta el Mar Caribe, continuando bajo las aguas para convertirse en la "plataforma sub-
marina", dice el Doctor Jaime Incer Barquero al introducirnos al estudio de la Costa Atlántica, en
la "Nueva Geografía de Nicaragua".
Entendiendo por La Costa Atlántica el Departamento de Zelaya, tenemos que cuenta con
una extensión territorial de 59,094 Km2, que es igual al 45.5% de todo el Territorio Nacional, y
en esa gran porción de la Patria se vive un clima tropical húmedo, y está cubierta por grandes zo-
nas selváticas en las que abundan hermosos ríos caudalosos, ricos y variados yacimientos minera-
les y una cadena de pueblos olvidados.

Este Departamento, que duerme al compás del triste canto misquito que interpreta Ru-
bén, cuando dice:

"tengo mi corazón triste y lloroso,


y desolado vivo en mi dolor. . ."
dolor de centurias, porque esa es la historia de la Costa, que tanto influenció nuestros primeros
siglos y tanto expuso nuestra integridad cuando logramos ser República.

Con procedencia del interior de Nicaragua, en recorrido por la Costa, tenemos entre los
primeros informes, el de Alonso Calero y Diego Machuca de Suazo, quienes el año de 1537, reali-
zaron la expedición a la región, con el fin de encontrar el desaguadero del Gran Lago, y Calero
cuando estuvo en aguas del Atlántico y creyéndolo un lago mar, tomó rumbo al Norte, hasta el
Río Coco, que lo recorrió por varios kilómetros.

En los siglos XVII vemos que la "Taguzgalpa" se convierte en "guarida" de los piratas in-
gleses, quienes heredaron al Gobierno Inglés la codicia por la región, y en lo sucesivo, hasta el
año 1850, la historia de Nicaragua, en especial la Costa no fué otra cosa que la enumeración de los
esfuerzos hechos por los ingleses de apoderarse, historia que se remonta hasta el año 1701, en que
el Pabellón Británico se enarboló en la Costa Atlántica, con el primer campamento de explotación
maderera, teniéndose en lo sucesivo problemas con Estados Unidos, Colombia, Costa Rica y Hon-
duras, como en el concreto en que esta última reconoció, por imposición de Chatfield y su "Fede-
ración de Guatemala" a la Nación Soberana de la Mosquitia.

Hasta el año de 1850, los ingleses con sus fuerzas, mantuvieron su dominio, cuando los
Estados Unidos de América se presentaron con los Pactos Bulwer, y manifestaron sus deseos de
poseer para su beneficio la Costa. A partir de esta fecha, se observa que poco a poco el comer-
cio en la región se traslada de manos inglesas a estadounidenses, por lo que el Capitán Pim, en
un último esfuerzo inglés, lamentando la decadencia de su imperio, promovió la idea de un ferro-
carril de Monky Point al Lago de Nicaragua. Pim mantiene el interés en la Costa, por el resur-
gimiento de las minas de oro en el interior de la región.
Uno de esos mineros, Thomas Bell, nos describe en su libro inmortalizado por Charles
Darwin (cuando lo considero único en su género) en el que nos presenta el génesis de la fiebre del
oro, como consecuencia de la explotación del caucho, de la cual nos muestra datos estadísticos de
la época, al mismo tiempo que nos expone que desde el comienzo la "explotación irracional del
caucho" estaba destinada a fracasar, como consecuencia de la ausencia de medidas para proteger
nuestras riquezas naturales.

7
Durante el período presidencial del Gral. Adán Cárdenas, expuso en su mensaje presiden-
cial al Congreso, en Enero de 1887, la necesidad de nombrar un comisionado con residencia en
Bluefields.

Cuando gobernaba el Gral. Carazo, se nombró a don Horacio Guzmán y luego con don
Roberto Sacasa se confirmó a Guzmán como representante en Washington, con el fin de que logra-
ra un apoyo en los deseos permanentes de los anteriores presidentes para lograr la reincorporación
definitiva de nuestra Costa Atlántica. Expresando el Presidente Sacasa en su mensaje al Congre-
so que "ahora es tiempo de preparar el futuro brillante para vosotros y hacer a los pueblos del
Pacífico partícipes y colaboradores en el gran futuro de nuestra Costa Atlántica".

Contra el Gobierno conservador de Roberto Sacasa, se desarrolló la revolución liberal del


Gral. José Santos Zelaya, quien en 1893 logró tomar el poder, y procedió a nombrar a dos jóvenes
liberales, Carlos Alberto Lacayo y Rigoberto Cabezas con los cargos de Delegado del Ejecutivo e
Inspector General de la Reserva, respectivamente.

En noviembre de 1893, el Gral. Zelaya, envió, con el fin de realizar un estudio sobre las
riquezas de la Costa, al Ing. José Vita, quien al hablar de la posibilidad del hule, comentaba en
1895, que era una actividad ya desaparecida.

Después de muchas intrigas inglesas y norteamericanas, Nicaragua logró reincorporar la


Costa, y un 20 de Noviembre de 1894, Madrid, Lacayo y Cabezas, en una convención Misquita, apro-
baban un Decreto en el que se abolía la "Reserva" y se declaraban incorporados a Nicaragua y se
proponía el nombre de Departamento de Zelaya.
Ya llevado a feliz término ese capítulo de nuestra historia, el Gobierno intentó la incor-
poración de los impuestos y no la integración por la educación, como recomendara el Ing. Vita.

En la década del 20 la Costa sirvió de escenario al nacimiento de la revolución constitu-


cionalista, y hasta el año de 1933 se volvió a hablar de ella, cuando se discutió el nombre de De-
partmenodZly,asCmrcLegiltv,xpsandoeDr.CluaPsoqe:
"tenemos en la Costa Atlántica el problema que el Nuevo Derecho Público llama de la minoría
étnica. Un vasto territorio habitado en parte considerable por una raza diferente, que habla un
idioma y tiene una religión diferentes".

El 20 de Abril de 1941, el Presidente Somoza García expresaba sus deseos de establecer


una comunicación rápida con la Costa, a través de la Carretera al Atlántico y comentaba que "era
el capítulo que falta en las páginas gloriosas que dió a la Historia Patria, la reincorporación de la
Mosquitia".

Después de esos puntos básicos de nuestra historia, podemos observar que el factor que im-
pulsa al Pacífico a recordar el Atlántico, es lo económico, canalizado a través de la explotación
irracional, ya que las verdaderas bases integracionistas, esbozadas en 1895 por el Ing. Vita, siguen
siendo las únicas: la realidad de otra cultura dentro de la geografía nacional, será superada a tra-
vés de la educación que identifique nuestras culturas.

La realidad de un territorio y una raza que por muchos años han estado fuera de nuestras le-
yes y ajenas a nuestras costumbres, no serán superada por elocuentes discursos de campañas electo-
rales, ni por concesiones mineras o petroleras. Serán superadas por el fomento de la identifica-
ción de nuestra cultura, la que nos llevarían a nuestra raíz de frijol y maíz y luego, con esos ele-
mentos básicos tratar de desarrollar la educación que con el tiempo dará sus resultados y hasta
entonces tendremos la verdadera integración de nuestra Costa Atlántica a esta patria que será
grande cuando se una, y presente al mundo su unidad, abierta al intercambio.

Cuando se habla de la Costa Atlántica pocos la conocen y menos saben lo que es esa por-
ción de tierra que abarca la mitad del Territorio Nacional que recién comenzamos a conocer a
través de estudios objetivos y desinteresados como la presente tesis del Dr. Larry K. Laird que
hoy se presenta por primera vez al español, en esta acertada traducción del Dr. Gonzalo Meneses
Ocón,quespramoivdtíulparqevsbiconum"Elatrisen
Nicaragua" de Thomas Bell, espera en "gruesos horcones" el a poyo, para que la rica versión cas-
tellana del Dr. Jaime Incer B. se divulgue por toda nuestra Patria.

Noel Lacayo Barreto.

a
Capítulo I
INTRODUCCION: NATURALEZA DE LA COSTA MISKITA HASTA 1843

DESDE 1502, cuando Colón desembarcó en estos nombres fueron sustituidos por las denomi-
Cabo Gracias a Dios, en la costa oriental de la ac- naciones hispano-mexicanas de Taguzgalpa y To-
tual Honduras(*), los españoles y sus descendien- logalpa. 4 Por último, para 1650 la región se co-
tes centroamericanos repetidas veces intentaron nocía por lo general como la Mosquitia, llamada
obtener la hegemonía sobre la vasta frontera orien- así por el nombre de un grupo de indios feroces
tal que se extiende a lo largo de la costa del ist- Mamados miskitos, que habitaban la región sep-
mo desde Guatemala hasta Colombia. Que los es- tentrional de lo que ahora se conoce como Nica-
pañoles no hayan logrado efectivamente asentar- ragua. 5 También, para los comienzos del siglo
se en la región, se puede atribuir en parte a las XVII, Guatemala (la actual Antigua) era la capi-
características inhospitalarias de la costa. Sepa- tal de la Capitanía General, con jurisdicción so-
rada por las cadenas montañosas que más o me- bre la Mosquitia. Sin embargo, los centros re-
nos dividen a Centro América en dos partes, la gionales de Comayagua, León y Granada mante-
costa oriental es una planicie baja, cortada por nían un contacto más estrecho con la zona costera.
numerosos ríos que corren hacia el Caribe. Es
cálida, húmeda, tropical y virtualmente inaccesi- Los orígenes exactos de los inlios mískitos no
ble. Un estudio geográfico reciente caracteriza a han sido establecidos definitivamente, pero por lo
la costa como circunscrita dentro de un reducto general se acepta que la tribu emigró del centro
del Mar Caribe, que la coloca aparte geográfica, de Colombia y estaba directamente emparentada
cultural y económicamente del resto de Centro con el grupo chibcha. 6 También puede haber
América.' Aunque la población dentro del reduc- existido la influencia de los indios caribes, que
to es étnicamente heterogénea, la raza negra es habitaban en las Islas Caribes. Varios nombres
la dominante, al revés de las mesetas centroame- se les han aplicado a la tribu, entre ellos: mis-
ricanas, en donde predominan los grupos euro- quitos, musquitos, moscos, mosquitos y misskitos. 7
indios y mestizos. Varias otras tribus, algunas de las cuales tenían
contacto con pueblos que hablaban el náhualt, de
Cuando los conquistadores españoles llegaron Nicaragua, y tribus que hablaban el maya, de Gua-
a la costa centroamericana, la falta de indios cuyo temala, ocuparon partes de la Costa. En resu-
trabajo pudiera explotarse y la falta de metales men, la población de esta era muy heterogénea.
preciosos inhibieron el asentamiento español. Al Pero ya en el siglo XIX el término miskito se em-
no encontrar oro en aquella costa desconocida„ los pleaba para significar cualquiera de los habitantes
conquistadores se volvieron hacia las mesetas del indígenas de la región de la Mosquitia. 8 A medida
Pacífico, en donde un clima más favorable, la que pasaba el tiempo, los cruzamientos, la mesco-
existencia de provisión de trabajo explotable de lanza de las raza y la presencia de extranjeros
las tribus sedentarias y los metales preciosos, die- cada vez más numerosos en la Costa Mískita, di-
ron a los españoles la oportunidad de establecer
un estilo de vida semejante al de España. Así,
los españoles iniciaron una característica de colo- 2Tray S. Floy, The Angl o- Spanish Struggle for
Mosquitia (Albuquerque: University of New Mexico
nización que descuidó la región costera de cerca Press. 1967), pp. 1-16.
de 1.200 kilómetros de largo y que tienen una su- 3 Rómulo Enrique Durón, Límites de Nicaragua,
perficie igual a la mitad de toda Centro Améri- Rectificaciones al Dr. Don Pedro Joaquín Chamorro
ca.2 (Tegucigalpa, Honduras: Tipográficos Nacionales, 1938).
Véanse los excelentes mapas sobre los límites colonia-
En los siglos que siguieron al descubrimiento les.
4 Edward Conzemius, Ethnographical Survey of the
de Colón, los reyes españoles traspasaron las re- Miskito and Sumu Indians of Honduras and Nicaragua
giones costeras de una mano a otra, con la evi- (Washington: Bureau of American Ethonology, Smiths-
dente esperanza de que algún individuo o unidad oian Institution Bulletin N° 106, 1832), p. 1.
administrativa llevara el control español a aque- 5 Durón, Límites de Nicaragua, p. 49.
lla región selvática y escasamente poblada. La 6 Floy, The Angl o- Spanish Struggle, pp. 4-5; Ro-
bert Waushope (ed.), Handbook of Middle American
Corona sufrió un desengaño tras otro, y los nom- Indiana (Austin, Texas: University of Texas Press), ar-
bres de la región cambiaron casi con tanta fre- tículo per Doris Stone, pp. 210-33; Luis Pericot y Gar-
cuencia como los arreglos administrativos.3 Ori- cia, América Indígena (Barcelona: Salvat Editores, S.
ginalmente la región se conocía como Veragua, A., 1936), pp. 569-72.
7 Pericot y García, América Indígena, p. 569. Los
Cariari o Castilla del Oro, pero después de 1527 antropólogos han indicado que el término "miskito" es
la designación más cercana a lo correcto para la tribu
y la región. En este ensayo se ha empleado esa for-
(•) Cabo Gracias a Dios es tierra nicaragüense. ma para evitar confusiones.
Ni aun el Laudo de Alfonso XIII se atrevió a adjudi- 8 Alfonso Valle, "Interpretación de Nombres Geo-
cárselo a Honduras. (N. del T.). gráficos Indígenas de Nicaragua", Revista Conservada
1Robert C. West C. and John P. Augelli, Middle ra del Pensamiento Centroamericano, X, (Mayo, 1965),
America: Its Lands and Peoples (Englewood Cliffs, New 31; (En adelante nos referiremos a ella bajo las ini-
Jersey: Prentice Hall, Inc., 1966), pp. 11 y 12. ciales RC).

9
fuminaron la distinción entre las tribus de los ha- de Cromwell y marcó el inicio del crecimiento im-
bitantes autóctonos de la Costa. perial de Inglaterra.(15) Los ingleses permane-
cieron atrincherados en su estratégica posición de
Entre los indios miskitos se reconoció a co- Jamaica para continuar estorbando a los españo-
mienzos del período colonial, la influencia racial les. (16)
negra. Cuando un barco portugués de esclavos
naufragó en la Costa en 1641, permitiendo a los Para los mískitos, la ocupación británica de
negros africanos que iban a bordo, escaparse y Jamaica señaló una nueva era de intenso tráfico.
unirse a la población nativa, ya había probable- Este intercambio comercial dió a los mískitos tal
mente elementos negros allá. (9) Estos primeros confianza en los británicos, que les llevó a permi-
negros se vieron aumentados por caribes negros tir que su primer rey, Jeremy I (1687-1723) fue-
de Honduras y por esclavos fugados de Jamaica. ra coronado en Jamaica por el gobernador. Pos-
Los descendientes de la unión de negros e indias teriormente, los mískitos confiaron a los ingleses
se llamaron zambos y a veces zambo-mískitos por de Jamaica o Belice la escogencia de rey, de en-
los españoles. (10) Los españoles cobraron mu- tre una lista de candidatos. (17)
cho miedo a los zambo-mískitos desde que estos
adquirieron armas de los traficantes ingleses y La presencia de los ingleses produjo grandes
aventureros. Algunos se unieron a los corsarios cambios en la vida de los habitantes nativos de
del Caribe para atacar naves españolas y otros se la Costa Mískita. El contacto con los británicos,
dedicaron a incursionar en las poblaciones de la iniciado por el tráfico de caparazones de tortuga,
meseta centroamericana. (11) zarzaparrilla y madera, hizo que los mískitos
desearan "costosos uniformes para los reyes, al-
Los piratas del Caribe encontraron muy fácil mirantes y gobernadores, y armas de fuego, tra-
manejar a los miskitos con regalos de ron y cuen- jes ingleses y especialmente ron para toda la tri-
tas de vidrio. A cambio, los mískitos, bien adap- bu". (18) Para adquirir estos nuevos productos,
tados a los rigores de la Costa, suministraban pes- los mískitos se aliaron con los bucaneros ingleses
cado y otros artículos necesarios a los piratas. Al- que repetidas veces incursionaron en la frontera
gunos traficantes ingleses ambiciosos, atraídos por española. El número de incursionistas mískitos
las caparazones de tortuga, la raíz de zarzaparri- no puede haber sido demasiado grande, porque
lla y la caoba, —productos de mucha demanda en la población total de la Costa a comienzos del si-
Europa— poco a poco fueron estableciendo peque- glo XVIII probablemente no excedía de unas. . .
ños poblados a lo largo de la Costa Mískita des- 10.000 personas. (19) Era la forma de las incursio-
pués de 1633. Los pequeños poblados de Blue- nes mískitas la que alarmaba más a los españoles.
fields (en Nicaragua) y Cabo Gracias a Dios(*) Con la superioridad de sus recién adquiridas ar-
crecieron de esta manera. (12) mas de fuego, aterrorizaban las ciudades fronte-
rizas y las plantaciones de cacao de Costa Rica,
Los poblados de la Costa Mískita reflejaban Nicaragua y Honduras, asesinando a los habitan-
el interés inglés en aumento en toda el área del tes y llevándose algunos cautivos para venderlos
Caribe. Islas pequeñas y descuidadas, tales como como esclavos. Los sistemas fluviales de los ríos
San Andrés y Providencia, situadas a 160 kilóme- Bluefields, Wanks y San Juan abrían muchas ru-
tros de la Costa Mískita, también fueron ocupadas tas para incursiones en el interior, dificultando a
en los años del 1630.(13) La ocupación esporá- las poblaciones y plantaciones la preparación de
dica de Roatán, isla del Golfo de Honduras, tam- la defensa. (20) Las plantaciones de cacao de Cos-
bién comenzó en esta época. Hacia el norte, en ta Rica y Panamá en el Mar Caribe, virtualmen-
la región de tierra firme que rodea el golfo de te estaban desguarnecidas contra los merodeado-
Honduras, algunos ingleses que ostentaban conce- res marítimos.
siones madereras, reclamaron Belice u Honduras
Británica.(14) En los años del 1650, las fuerzas Las zonas incursionadas con mayor frecuen-
de Oliverio Cromwell extendieron hasta el Nue- cia, Nicaragua y Costa Rica, respondieron abo-
vo Mundo la guerra con España en el Continente gando por lograr el exterminio completo de los
Europeo, capturando Jamaica en 1655. Esta ac- mískito. El primer caudillo del movimiento ex-
ción era parte del "Designio hacia el Occidente" terminador fué Fray Benito Garret y Arlovi, Obis-

9Ricardo Fernández Guardia, Crónicas Coloniales 15 Arthur Percival Newton, The European Nations
de Costa Rica (San José, Costa Rica: Editorial Costa in the West Indies, 1943-1688 (Londres: A & C Black
Rica. 1967), p. 161; Floyd, The Anglo-Spanish Struggle. Ltd., 1933), pp. 204-23.
6. 22. 16 Richard Pares, War and Trade in the West In-
10 Fernández Guardia, Crónicas Coloniales..., p. dies, 1739-1763 (Oxford, The Clarendon Press, 1936),
161. pp. 97-104, 517-555; Folyd, The Anglo-Spanish Stru-
11 Ibíd. gle, p. 26.
12 Floyd, The Anglo-Spanish Struggle, pp. 17-25. 17 Floyd, The Anglo-Spanish Struggle, p. 62.
13 James J. Parsons, San Andrea and Providencia. 18 Ibíd p. 64.
.,

English-Speaking Island in the Western Caribbean 19 Las estimaciones varían considerablemente, pe-
(Berkeley, California: University of California Press, ro esta cifra parece razonable. Véase: Pares, War
1966). and Trade, p. 97; Calderón Quijano, Belice, p. 225,
14 José A. Calderón Quijano, Belice, 1663 (?)-1821 reproducción de mapa y censo de Robert Hodgson.
(Sevilla: Escuela de Estudios Hispanoamericanos, 1p44). 20 Floyd, The Anglo-Spanish Struggle, p. 64.
po de Nicaragua y Costa Rica. Fray Benito, no adyacentes, sin excepción...". (26) La mayoría de
sólo efectuó pronunciamientos desde su silla epis- los ingleses los evacuaron efectivamente, pero los
copal, sino tomó parte activa en los movimientos españoles no pudieron atraer pobladores hacia
armados contra los mískitos. En 1711 el Obispo aquella costa inhospitalaria y para 1790 los es-
organizó su primera expedición con 1.200 hombres pañoles todavía no dominaban La región ni a sus
y salió a defender a los pobladores españoles, a habitantes. (27)
la religión católica y al rey. (21) Las autoridades
civiles no dieron apoyo completo a las actividades La independencia de Centroamérica puso fin
del Obispo, porque muchos creían que esta cam- al dominio español sobre el istmo en 1821, pero
paña minaba a los gobiernos civiles de las pro- debido a la debilidad de la nueva federación cen-
vincias. (22) Aunque las campañas de Fray Beni- troamericana, el vacío politico de la Costa Mís-
to no sojuzgaron a los mískitos, se endureció la kita continuó como antes. Los viejos ingleses de
actitud de los españoles respecto a ellos. la Costa y los traficantes en caoba de Belice no
vacilaron en llenar el vacío: para la década de
Muchos centroamericanos principiaron a ver los años del 1830 los traficantes británicos habían
a los mískitos como los veía Fray Benito: "bárba- regresado a la Costa. En estos años la política del
ros, enemigos declarados de la ley de Dios y des- gobierno inglés no se compaginaba ciertamente
preciables ante sus divinos ojos por la esclavitud con el interés comercial de sus ciudadanos de la
que imponen. Por ellos se ha perdido el honor región. (28) Los británicos con intereses económi-
de nobilísimas mujeres de esta tierra, se han arrui- cos en la Costa, en Belice y en las Islas de la Ba-
nado las vidas de niños inocentes que han roba- hía, deseaban que el Imperio tomara una actitud
do, y los altares de los templos han sido profana- de mayor apoyo a sus tenencias, y que denun-
dos". (23) En el pensamiento de los españoles, el ciara el convenio de 1786 para evacuar la región.
conflicto con los mískitos tenía el carácter de una Después que Centroamérica se independizó
guerra religiosa: católicos romanos contra paga- en 1821, Inglaterra tuvo que encarar la cuestión
nos, y, debido a la presencia de los ingleses, cató- de con quién negociar sus pretensiones sobre la
licos contra protestantes. La ayuda que los in- región. (29) Sus tratados originales los había ce-
gleses moradores de la Costa habían dado a los lebrado, claro está, con España, no con Centro-
mískitos, reforzaba la inclinación anti-protestante américa. La cuestión principal era si los centro-
de los españoles. En realidad, los ingleses prefe- americanos habían heredado plenamente las posi-
rían la paz, porque el comercio se hace mejor en ciones territoriales y convencionales de los espa-
tiempos de tranquilidad, pero por lo general no ñoles. Naturalmente, los ingleses y los centroa-
lograban convencer a sus aliados, los mískitos, mericanos adoptaron puntos de vista contrarios a
acerca de los beneficios de la paz. No es de ma- este respecto. Además, el caos que sobrevino a
ravillarse que los historiadores españoles, mexica- continuación de la independencia de Centro Amé-
nos y centroamericanos insistan en culpar a los rica volvió difícil resolver este punto de discu-
ingleses. (24) sión.
Prescindiendo de los motivos o de la clase de Después de un intervalo de dos años de ane-
guerra que peleaban los españoles, lo cierto es que xión al imperio mexicano de Iturbide, los centro-
no lograron desalojar a los ingleses de la Costa americanos establecieron su propia federación. (30)
ni establecer la hegemonía sobre los mískitos. Sin Pero las presiones financieras y los celos localis-
embargo, en la última mitad del siglo XVIII, los tas provenientes de las tradiciones de administra-
ingleses, debido al espíritu conciliador del gobier- ción separada en el período colonial, debilitaron
no de William Pitt y a la amenaza de desquite la República de Centro América. Graves diferen-
masivo de los españoles, repetidas veces suscribie- cias políticas y barreras a la comunicación entre
ron tratados en que se comprometían a desalojar los Estados aumentaban la incertidumbre. Aun-
la Costa Mosquita. (25) Tales tratados se suscri- que el héroe centroamericano Francisco Morazán
bieron en 1763 y 1783, pero por lo general fue- mantuvo unidos a los . Estados bajo el régimen li-
ron ignorados por los ingleses de la Costa. Sin beral de 1830 a 1839, la unión se desintegró entre
embargo, en 1786 se suscribió el Convenio Anglo- 1838 y 1839.(31) En vista de su inestabilidad, no
Hispano, y los colonizadores ingleses se compro-
metieron a "...evacuar el país de los mosquitos, lo 26 Mary W. Williams, Anglo-American Isthmian
mismo que el continente en general y las islas Diplomacy, 1815-1915, (Washington: American Histori-
cal Association, 1916), pp. 22-3.
27 Floyd, The Angl o- Spanish Struggle, pp. 165-182.
21 Fernández Guardia, Crónicas Coloniales..., 28 Robert A. Taylor, "The British Role in Central
p. 115. America Prior to the Clayton-Bulwer Treaty of 1850",
Hispanic American Historical Review, XL, (Agosto,
22 lbid. 1960), 376-77. (En adelante la citaremos como HAHR).
23Fray Benito Garret y Arlovi, "Informe de D. 29 Mario Rodríguez, A Palmerstonian Diploma! in
Fray Benito Garret y Arlovi, Obispo de Nicaragua, Central America, Frederick Chatfield, Esq. (Tucson:
sobre los mosquitos y el modo de reducirlos; in Ma- University of Arizona Press, 1964), p. 57.
nuel M. de Peralta, Costa Rica y Costa de Mosquitos 30 Thomas L. Karnes, The Failure of Union: Cen-
(París: Legación de Costa Rica, 1898), pp. 45-6. tral America, 1824-1960 Chapel Hill: University of
24 Floyd, The Anglo-Spansih Struggle, p. 66. North Carolina, 1961), pp. 1-68.
23 Ibíd., p. 103. 31 Ibíd., pp. 69-95.

11
es de sorprender que los ingleses no hayan que- Con la disolución de la Federación de Cen-
rido otorgar reconocimiento diplomático formal a tro América, las negociaciones acerca de las pre-
la Federación Centroamericana, impidiéndose así tensiones británicas se llevaron a cabo con las
las negociaciones acerca de la cuestión de sobera- repúblicas individualmente consideradas y el cur-
nía sobre la Costa Mískita. so de los acontecimientos comenzó a favorecer a
Gran Bretaña. Aunque recientemente se ha exo-
Si no hubiese sido por la periódicamente re- nerado a Chatfield de responsabilidad en el fraca-
petida "Cuestión Hondureña" o de Belice, Ingla- so de la unión morazanista, no cabe duda de que
terra tal vez pudo haber evitado las renegociacio- ese fracaso exaltó los intereses británicos en Cen-
nes del Tratado de 1787. Sin embargo, las ac- tro América. (36) A medida que vacilaba el po-
titudes comerciales continuamente agresivas de der de Morazán, Chatfield empleaba cada vez
los beliceños produjeron repetidas confrontacio- más la "Cuestión Mosquita" para desacreditar a
nes con los centroamericanos en el período 1821- los unionistas. En 1837 Chatfield puso en claro
1834.(32) En esencia, los ciudadanos de Belice por primera vez a los centroamericanos que ellos
querían recuperar sus derechos madereros y en- no tenían derecho de molestar a los madereros
sanchar los límites de sus denuncios si era posi- de Belice que habían recibido concesiones legíti-
ble. Se daban cuenta de que al apoyo de Gran mas del Rey Mosquito, Robert Charles Frede-
Bretaña fortalecería muchísimo su posición mer- rick. (37)
cantil. Por lo tanto, en 1834 se forzó una deci-
sión del gobierno británico, cuando Belice formu- Desde antes de la desintegración de la Fede-
ló la petición de ser declarada colonia británica ración de Centro América, los nicaragüenses se
regular. (33) habían dado cuenta de la importancia de la Cos-
ta Mískita. Al separarse de la Federación, el go-
El año 1834 señaló el comienzo de una era bierno de Nicaragua demandó del Presidente de
de interés renovado en los asuntos centroamerica- los Estados Unidos, Andrew Jackson, apoyo con-
nos de parte de Gran Bretaña. Además de la pe- tra las usurpaciones inglesas. Jackson respondió
tición de Belice de que se le otorgara el estado con toda claridad que en su opinión el Gobierno
de colonia, otros dos factores estimularon el in- de los Estados Unidos no tenía pito que tocar in-
terés británico. Uno fué que Lord Palmerston terfiriendo en el asunto. (38) Un historiador ni-
asumió la British Foreign Office (Ministerio de caragüense ha escrito sobre la situación lo siguien-
Asuntos Extranejros) y manifestó, desde el co- te: "El león inglés pudo jugar como quiso con
mienzo, interés por Centro América. El segundo el pobre ratón nicaragüense, tan débil y abando-
factor fué Frederick Chatfield. Este joven agre- nado..." (39)
sivo, nombrado por Palmerston, llegó a Belice en En agosto de 1841, la nueva República de Ni-
Mayo de 1834, con instrucciones de negociar un caragua aprendió cuán difícil le sería proteger
tratado comercial con la Federación de Centro Amé- cualquier pretensión que abrigara sobre la Costa
rica. La política ambiciosa que Chatfield siguió Mískita, al producirse un incidente en que el Su-
mientras estuvo activo en Centro América (1834- perintendente de Belice, Coronel Alexander Mac-
1852), le hizo la figura extranjera más sobresa- donald, demostró que no se detendría ante nada
liente de su tiempo. (34) para conseguir un protectorado británico formal
Chatfield se enderezó inmediatamntee hacia sobre la Mosquitia, en gran parte para realizar
la Cuestión Hondureña, pues en el arreglo favo- sus propios deseos personales. Empleando astu-
rable de esta descansaba la continuación de la tamente tácticas como las de Chatfield, Macdonald
presencia británica en Centro América. La posi- capturó a Manuel Quijano, Comandante nicara-
ción inglesa en la Costa Mosquita está insepara- güense del puerto de San Juan de Nicaragua (más
blemente vinculada al arreglo favorable del pro- tarde llamado San Juan del Norte) y bajo la gui-
sa de cobrar deudas, finalmente persuadió a la
blema de Belice. El intercambio comercial entre British Foreign Office a que apoyara el Protec-
Belice y la Costa había creado lazos casi políticos, torado en 1843.(40) La Foreign Office aceptó el
como lo demostraba la coronación del nuevo Rey establecimiento del Protectorado como "...una me-
Mosco en Belice en 1816.(35) Chatfield luchó con dida prudente y adecuada de parte del Gobierno
la Cuestión Hondureña hasta 1838, cuando Fran- Británico, ya que sin ninguna acción oficial los
cisco Morazán cayó del poder y se desintegró la indios habrían sufrido a manos de los particula-
República Federal. res o de los Estados Centroamericanos". (41)
32 Rodríguez, A Palmerstonian Diploma!, pp. 55- 36 Karnes, The Failure of Union, pp. 113-25.
66. 37 Rodríguez, A Palmerstonian Diplomat, p. 133.
33 Williams, Angl o- American Doplomacy, p. 35. 38 José Dolores Gámez, Historia de la Costa de
Mosquitos (Hasta 1894) (Managua, Nicaragua: Talle-
34 Rodríguez, op. cit., pp. 53-66; Royal Historical res Nacionales, 1939), p. 175.
Society, British Diplomatic Representatives 1789-1852 39 lbid.
(Londres: Butler & Tanner, Ltd. 1934), Vol. L, p. 63 40 Ibid.; Rodríguez, A Palmerstonian Diplomat, pp.
35 E. G. Squier, Waikna (New York: Harper & Br., 239-50; Williams, Angl o- American Diplomacy, pp. 41-2.
18555), pp. 345-45; Peter F. Stout, Nicaragua: Past, a) Richard W. Van Alstyne, "The Central American
Present and Future (Philadelphia: John E. Potter, Policy of Lord Palmerston, 1846-48", HAHR XVI
1859), p. 168. (Agosto, 1936), 346.

11
La decisión de Lard Palmerston de compro- 1824, el Vice-Presidente de Nueva Granada, Fran-
meter a la Foreign Office a la protección de los cisco de P. Santander emitió un decreto en que
mískitos se basaba en algo más que los actos del declaraba ilegal que alguien colonizara la Cos-
Superintendente Macdonald. Tal vez de mayor ta Mískita desde Cabo Gracias hasta el Río
importancia era la amenaza de que Nueva Gra- Chagres. (45) Al mismo tiempo el representante
nada reclamaría el territorio de los mískitos con neo-granadino en Londres presentaba un reclamo
el objeto de impedir el desarrollo de una ruta ca- sobre la Mosquitia y denunciaba un comercio bri-
nalera rival a través del río San Juan. (42) Nue- tánico que operaba en la región. (46) Tales pro-
va Granada, que todavía dominaba en el Istmo testas continuaron después que Lord Palmerston
de Panamá, esperaba poder mantener los derechos asumió el cargo, y con toda seguridad contribu-
de exclusividad sobre cualquier canal que pudie- yeron a su decisión de establecer el Protectora-
ra construirse a través de Centro América. (43) do en 1843.
Las pretensiones de Nueva Granada se apoyaban
en un decreto español de 1803, que, para fines mi- El predominio británico se restableció así en
litares, transfería la Mosquitia al Virreinato de 1843 a lo largo de la Costa Mískita. Ni la Fe-
Nueva Granada. (44) Desde la temprana fecha de deración de Centro América, ni sus cinco retoños,
ni Nueva Granada habían defendido con hechos
42 lbid., pp. 344-45.
sus pretensiones en la región. Los representantes
43 Raimundo Rivas, Historia Diplomática de Co- británicos, comerciales y diplomáticos, habían rea-
lombia, 1810-1934 (Bogotá, Colombia: Imprenta Nacio- firmado la vieja alianza con los mískitos y pare-
nal, 1961), p. 215. cía que estaban decididos a permanecer en la
44 Van Alstyne, "Central American Policy", p. 345.
Costa por algún tiempo.
Partes escogidas de este documento y una interpreta-
ción contemporánea de su significancia se encuentran
en: Raimundo Rivas, Escritos de Don Pedro Fernán-
dez Madrid (Bogotá, Colombia: Editorial Minerva, 45 Rivas, Escritos de Fernández Madrid, pp. 226-29.
1932), Vol. I, pp. 178-304. 46 Rivas, Colombia, pp. 215-16.

Capítulo II
LA LUCHA POR EL PROTECTORADO, 1844-1860

El período de 1844 a 1860 fué uno de los más acentuaba la escisión ideológica entre liberales y
complejos y caóticos en la historia de los asuntos conservadores. Los liberales ordinariamente po-
internos e internacionales de Centro América. La blaban León y los conservadores Granada. (1) La
ruptura de la Federación Centroamericana que rivalidad persistente entre estas facciones políti-
dominaba Morazón permitió a las cinco Repúbli- cas retardó el crecimiento temprano del naciona-
cas de Centro América seguir su propio camino, lismo en Nicaragua e impidió el esfuerzo unifica-
pero las amenazas de intervención extranjera fre- do para arrojar a los ingleses.
cuentemente provocaron nuevos intentos de unión.
La mayor amenaza externa parecía ser el cre- Probablemente la única manera en que Ni-
ciente interés inglés en la región, personificado caragua pudo haber resistido a las usurpaciones
en el activo representante diplomático Frederick británicas habría sido aliándose con sus vecinas o
Chatfield. La intromisión británica la contraba- con alguna otra potencia extranjera. De sus ve-
lanceaban en forma creciente los Estados Unidos cinas, por lo menos El Salvador mostró algún de-
que, en su búsqueda de una ruta de transporte seo de ayudar a Nicaragua contra la agresión in-
hacia sus nuevas adquisiciones del Oeste, se vol- glesa. Después del incidente de Quijano en San
vieron hacia el Istmo Centroamericano. El im- Juan del Norte, los periódicos de estos dos países
pacto de estas amplias tendencias influenció re- publicaron una serie de artículo anti-británicos
petidas veces el curso de los acontecimientos lo- que ayudaron a estimular otro intento de unión
cales en la Mosquitia y en Nicaragua. para repeler al agresor. El 27 de julio de 1842,
Este país no estaba en situación de resistir los tres Estados centrales de Honduras, Nicara-
a Inglaterra cuando se estableció el Protectora- gua y El Salvador intentaron formar una fede-
do en 1843. País pequeño con no más de 250,000 ración, mediante la suscripción del Pacto de Chi-
habitantes, Nicaragua se encontraba conturbada nandega. (2) Pareció que se efectuaría un sólido
por una amplia gama de problemas, .desde la di- intento de arrojar a Chatfield, pero este diplomá-
visión racial hasta las finanzas gubernamentales.
Además, la lucha política interna amenazaba des-
truir a Nicaragua a medida que las facciones lo- (1) Hubert H. Bancroft, History of Central Ame-
rica, 1801-1887 (San Francisco: The History Company,
cales luchaban por controlar el gobierno. La ri- 1887), III, pp. 238-263; Ofman Quintana Orozco, Apun-
validad entre las dos ciudades principales de Ni- tes de Historia de Nicaragua (Managua, D.N.: inéditos,
caragua, León y Granada, perpetuada por grupos 1968), pp. 117-128.
de familias que dominaban en cada una de ellas, (2) Karnes, Failure of Union, pp. 126-129.

13
tico instigó un plan rival o sustituto de unión, lla- tierras reclamadas por ese país. (10) Polk no en-
mado la "Federación de Guatemala". vió ese tratado al Senado para su ratificación.
Esta consistía en un esquema de unión con- Mientras Hise trabajaba, sin comunicación con
cebida para poner el poder en las manos de los la administración, los whigs y Zachary Taylor su-
conservadores de Guatemala, llamados serviles. bieron al poder y los demócratas de Polk caye-
Estos serviles estaban mucho más bajo la influen- ron. El descubrimiento de oro en California pre-
cia del representante británico Chatfield y por lo sionó al gobierno a desarrollar facilidades de trans-
general accedían a sus deseos respecto a los asun- porte trans-ístmico más rápido. En el fervor del
tos centroamericanos. En este caso Chatfield em- "Destino Manifiesto", Hise y su tratado sin ratifi-
pleo el bloqueo, las amenazas y los reclamos fi- cación fueron olvidados. Desde antes que Hise
nancieros exagerados para obtener el apoyo de los regresara a su patria, los whigs habían despacha-
países centrales al plan guatemalteco. Primero do a E. George Squier con instrucciones de con-
Honduras y después El Salvador sucumbieron a certar concesiones favorables para un grupo de
la presión inglesa, que exigía el apoyo a la Fede- comerciantes norteamericanos que deseaban des-
ración de Guatemala. Honduras llegó tan lejos arrollar la necesitada ruta trans-ístmica a través
en su apoyo a la política inglesa, que oficialmen- de Nicaragua. (11) Squier pudo negociar un tra-
te reconoció a la Mosquitia como país sobera- tado con Nicaragua para la protección de una ru-
no. (3) Costa Rica estuvo a punto de brindar tam- ta canalera. La topografía de Centro América in-
bién el reconocimiento. (4) Por último, Nicaragua dicaba que la única ruta trans-ístmica factible
misma fué bloqueada y forzada a respaldar los por Nicaragua tenía que ser a través del río San
reclamos de los comerciantes ingleses. Sin em- Juan o paralela a su cauce. Aun cuando se en-
bargo, Nicaragua nunca aceptó la Federación de contraran otras rutas igualmente practicables en
Guatemala ni reconoció a la Mosquitia. A la pos- el litoral atlántico, todavía pasaban a través del
tre, Chatfield encontró poco entusiasmo por su Fe- territorio mískito. Esto significaba que las com-
deración y esta pereció desdeñada. (5) pañías interesadas en el tránsito tendrían que en-
trar en tratos con Gran Bretaña o encontrar al-
No obstante, Nicaragua apeló a los Estados guna manera de subvertir su poder en el Protec-
Unidos en demanda de ayuda contra los ingle- torado.
ses. (6) La administración demócrata de James K.
Polk de 1845, mostró poco interés y no realizó La posición británica estaba ahora firme en
nigún intento, como un Senador manifestara en la Mosquitia, pues el 30 de junio de 1847 Lord
tono de crítica, "de impedir la adquisición por Palmerston anunció que los límites de la nación
parte de Gran Bretaña del control completo de mískita se extendían desde el Cabo Honduras has-
todo ese territorio (Centro América)". (7) Tal ac- ta San Juan del Norte (véase el mapa en la pági-
titud reacia no era nueva de parte de los Estados na siguiente). (12) La política de Palmerston no
Unidos, porque aunque tenían cierto interés en la era sólo de cambios diplomáticos, porque como
diplomacia centroamericana, anteriormente no ha- ese estadista lo había anunciado previamente, las
bían logrado éxito. (8) Con la Guerra de México fuerzas anglo-mískitas ocuparon San Juan del Nor-
y la expansión norteamericana hacia el Pacífico, te el 19 de enero de 1848 y le dieron el nombre
el interés en Centro América creció rápidamen- de Greytown. Lord Palmerston tenía muchos mo-
te. (9) Para 1848 el interés había crecido a tal tivos para desear esclarecer la extensión y natu-
punto, que la administración de Polk despachó a raleza del Protectorado. En parte estaba consi-
Elijah Hise como representante diplomático en derando prevenir a su representante, Chatfield,
Guatemala con instrucciones de ofrecer resisten- que los "Estados Unidos eran, o pronto serían,
cia a la política británica, apoyando los movi- una amenaza real para los intereses británicos en
mientos de unión centroamericana. Obrando más Centro América". (13)
allá de sus facultades, Hise se atrevió a suscribir
un tratado con Nicaragua, en el cual los Estados
Unidos garantizarían la soberanía sobre todas las (10) Ibíd., pp. 55-58.
(11) Instrucciones a Squier del Secretario de Es-
tado Clayton, 1 de mayo de 1849, que aparecen en
(3) Lorenzo Montúfar, Reseña Histórica de Cen- William Ray Manning (editor), Diplomatic Correspon-
tro América (Guatemala: Tipografía de 'El Progreso', dence of the United States: Inter-American Affairs,
1881), IV, pp. 112-14. 1831-1860 (Washington: 1932-1939), III, p. 38.
(4) Bancroft, Central America, p. 251, n. 53. (12) Palmerston a Chatfield, 30 de junio de 1847
(5) En esta obra me he basado principalmente en (copia de esta comunicación se le envió al agente bri-
la interpretación de Rodríguez en su obra A Palmen- tánico en Bogotá, Nueva Granada), Documento No. 2,
tonian Diplomat. pp. 253-66. que se encuentra en Correspondence Respecting The
(6) Williams, Anglo-American Diplomacy, p. 49. Mosquito Territory (Londres: T. R. Harrison, Materia-
(7) Congreso de E.U., Senado, el Senador Fessen- les presentados a la Cámara de los Comunes el 3 de
den apoyando una investigación sobre el Tratado Julio de 1848), p. 1. En adelante lo citaremos como
Clayton-Bulwer, 349 Cong., 1a ses., 18 marzo 1856, British Blue Book, 1848).
Appendix lo the Congressional Globe, p. 303. (13) Rodríguez, A Palmerston Diplomat. p. 285;
(8) Para una excelente investigación de la diplo- nótese que Van Alstyne, "Central American Policy",
macia anterior de los Estados Unidos, véase Joseph B. p. 347, alega que Lord Palmerston no estaba afecta-
Lockey, "Diplomatic Futility" en Essays on Pan-Ame- do por "el mismo duente (que Chatfield) y no existen
ricanism (Berkeley: University of California Press, más pruebas Que la coincidencia en la época en que
1939), pp. 23-50. actuó en la Mosquitia para anticiparse a los Estados
(9) Williams, Anglo-American Diplomacy, p. 52. Unidos".

14
Los ingleses comenzaron a preocuparse más reconocer la ocupación británica en una tregua del
a medida que los Estados Unidos intensificaban 7 de marzo de 1848. Todo el incidente sirvió pa-
sus relaciones con Nueva Granada, que entonces ra atirantar la actitud anti-británica en los Esta-
se movilizaba enérgicamente para controlar la dos Unidos y para fortalecer la simpatía de
Mosquitia. (14) Los neo-granadinos consideraron el Washington por los latinoamericanos que resis-
Tratado Mallarino-Bidlack, suscrito el 12 de di- tían las actividades británicas en la Mosquitia. (19)
ciembre de 1846, como el eje de giro alrededor
del cual su busca de una solución a la cuestión Con estos antecedentes, no es de sorprender
mískita rotaba de Londres a Washington.( 15) Es- que E. G. Squier fuera saludado como el salva-
te tratado, negociado por el Agente norteameri- dor de Centro América cuando llegó a León el 5
cano en Bogotá, Benjamín Bidlack, y el Ministro de julio de 1849.(20) Aparte de la situación mís-
de Relaciones Exteriores neogranadino, Manuel kita, Squier fué recibido con júbilo porque los li-
María Mallarino, garantizaba la neutralidad del berales que gobernaban en los Estados centrales,
istmo de Panamá así como la soberanía de Nue- Honduras, Nicaragua y El Salvador, creían que
va Granada sobre él, a cambio de la concesión a Chatfield estaba conspirando con los conservado-
los Estados Unidos del derecho de paso a través res de Guatemala y Costa Rica para derrocar-
de é1.(16) A continuación de la aprobación del los. (21) Aprovechándose enérgicamente de la si-
Tratado, las comunicaciones del Ministro de Rela- tuación, Squier apoyó otro intento de unión, espe-
ciones Exteriores neogranadino, Manuel Mosque- rando contrarrestar el control británico de la Mos-
ra, se volvieron más exigentes, (17) pero la abrup- quitia. (22) Ese esfuerzo de unión tuvo pocas con-
ta respuesta de Palmerston a Mosquera insinuaba secuencias, pero la alianza informal de los tres
que los límites territoriales de la nación mískita Estados centrales continuó durante toda la la re-
podrían extenderse si Nueva Granada seguía mo- sidencia de Squier en Centro América.
lestando:
Squier se aprovechó inmediatamente de la
El Gobierno de Su Majestad.... no se cordialidad del Gobierno de Nicaragua para con-
considera obligado a discutir con el Gobier- seguir el contrato canalero para la compañía nor-
no de Nueva Granada la existencia legal del teamericana, tal como se le decía en sus instruc-
Estado Mosquito, que existía como Estado li- ciones. (23) El astuto diplomático norteamericano
bre e independiente casi dos siglos antes que logró obtener la concesión de tránsito para la Ame-
Nueva Granada dejase de ser una provincia rican Atlantic and Pacific Ship-Canal Company,
dependiente de España. organizada por Cornelius Vanderbilt, Joseph L.
White y Nathaniel Wolfe. (24) Deseoso de conso-
Con respecto al límite sur de la Mos- lidar más la posición de los Estados Unidos, Squier
quitia, hay en realidad varios fundamentos fué más allá y suscribió un tratado de paz y co-
para que el Rey Mosco pueda reclamar la mercio con Nicaragua. La característica más sa-
costa del mar hasta el paraje llamado des- liente de este convenio, llamado el Tratado de
embarcadero del Rey Buppan; .... pero el Squier, era que comprometía a los Estados Uni-
Gobierno de Su Majestad ha recomendado al dos a garantizar la neutralidad de la ruta cana-
Gobierno Mosco limitar su pretensión hacia lera a cambio del derecho exclusivo para el trán-
el sur hasta la rama meridional del Río San sito norteamericano. (25)
Juan, y la razón principal de que el Gobier-
no de Su Majestad haya hecho esa recomen- Tal como se esperaba, Gran Bretaña protes-
dación fué que, de esa manera, se evitará tó contra el contrato canalero porque confería de-
toda disputa entre los Mosquitos y Nueva recho al paso a través del territorio del Rey Mos-
Granada, según se espera. (18) co, a quien no se había consultado. (26) El Tra-
tado de Squier provocó una protesta todavía más
Después de la ocupación británica de San fuerte. El Secretario de Estado de los Estados
Juan del Norte en 1848, Nicaragua respondió con Unidos, John Clayton, opinó que la estipulación
un ataque y el 10 de enero el puerto se había re- del tratado que garantizaba la neutralidad de la
cuperado. Dos semanas después una tropa britá- ruta estaba redactaba con palabras muy fuertes
nica que realizó una contraofensiva, no sólo re- y, de acuerdo con el Presidente Taylor, demoró
cobró el puerto, sino marchó hasta el Lago de la presentación del tratado ante el Senado, por
Nicaragua, en donde se detuvo para exigir que
Nicaragua reconociera la ocupación de Greytown.
La débil Nicaragua no tuvo otra alternativa que (20) Charles L. Stansifer, "Ephraim George Squeir:
Diversos Aspectos de su Carrera en Centro Améri-
ca", RC, XX (noviembre, 1968), 12-13.
(14) Rivas, Colombia, pp. 263-75. (21) Ibíd., p. 17.
(15) Ibid., p. 274. (22) Ibid., (23) Ibíd., p. 14.
(16) Rodríguez, A Palmerstonian Diploma!, p. 285. (24) William Oscar Scroggs, Filibusters and Fi-
(17) Mosquera a Palmerston, 29 de abril de 1848, nanciers: The Story of William Walker and his Asso-
British Blue Book, 1848, Documento No. 32, p. 124. ciates (New York: Macmillan Company, 1916), p. 79.
(18) Palmerston a Mosquera, 4 de mayo de 1848, (25) Stansifer, "Ephraim George Squier", pp. 14-
British Blue Book, 1848, Documento No. 33, p. 126. 15.
(19) Rodríguez, A Palmerstonian Diplomat, p. p. (26) Manning (ed.), Diplomatic Correspondence,
291-99; Montúfar, Reseña Histórica, pp. 93-114. 1831-1860). VIII, p. 57.

15
temor de mayor contienda con los ingleses. (27) no veía la cuestión mískita como parte de las ne-
El asunto pudo haber terminado en esta coyun- gociaciones y Bulwer más tarde escribió que la
tura, pero Squier estaba negociando otro tratado política británica no daba prioridad al asunto, es-
que pronto confrontaría a las dos grandes poten- perando al mismo tiempo "abrir el camino para
cias con las realidades de Centro América. el arreglo completo de la cuestión mosquita". (33)
La diferencia fundamental de interpretación del
Mientras negociaba los convenios con Nica- Tratado no fué clara para ambas partes hasta ene-
ragua, Squier también suscribía un tratado gene- ro de 1854. En ese tiempo, "....en opinión del
ral de paz y amistad con Honduras. El tratado gobierno norteamericano, el tratado tenía por ob-
hondureño de 28 de septiembre de 1849, era par- jeto ser retrospectivo y prospectivo, y exigía e l .

ticularmente importante porque contenía un pro- retiro de los ingleses de Centro América; para el
tocolo especial en que el Estado cedía la Isla del gobierno británico era sólo prospectivo y única-
Tigre a los Estados Unidos por un período máxi- mente prohibía nuevos avances territoriales y po-
mo de 18 meses, (28) Esta actitud desacostum- líticos en la región". (34) Con tal interpretación,
brada la tomó Squier anticipándose a la posibili- los norteamericanos se sintieron burlados y el
dad de que Chatfield fuera a ocupar la isla con Tratado se volvió cada vez más impopular. (35)
el pretexto de cobrar deudas de Honduras, toman-
do así los ingleses el control sobre el probable La situación de Centro América no creaba un
extremo en el Pacífico del canal propuesto. (29) clima favorable para el arreglo de las diferencias
Los ingleses ocuparon la isla, tal como se preveía, del tratado. La antigua rivalidad de Squier y
el 16 de octubre de 1849. Un clamor inmediato Chatfield se renovó respecto a la interpretación
subió de Centro América cuando la noticia llegó del tratado Clayton-Bulwer y cesó solamente cuan-
a los Estados Unidos en diciembre de 1849, las do los dos diplomáticos abandonaron Centro Amé-
discusiones anglo-americanas de alto nivel sobre rica: Squier en 1850 y Chatfield en 1852. Sin
las diferencias en Centro América casi se detu- embargo, la ausencia de estos diplomáticos no pu-
vieron. El sentimiento anti-británico creció y pa- so fin al conflicto, pues en el puerto de San Juan
reció como si las dos naciones pudieran entrar en del Norte había distanciamiento cada vez mayor
un choque serio. (30) entre los elementos locales ingleses y el crecien-
te número de norteamericanos que pasaban por
Afortunadamente, la habilidad diplomática el puerto en los barcos de la Atlantic and Pacific
del Secretario de Estado Clayton y de Henry L. Ship-Canal Company. (36) Esta compañía había
Bulwer evitó la confrontación seria entre las dos establecido un sistema de tránsito de vapores y
potencias y prosiguieron las negociaciones para el diligencias, pues encontró que la hechura de un
ajuste de las relaciones en Centro América. (31) canal era muy costosa. La compañía tuvo éxito
El arreglo formal de las diferencias anglo-ameri- y el resultado fué que siempre estuvo en malos
canas fué el Tratado Clayton-Bulwer de 19 de términos con las autoridades británicas de San
abril de 1850. Este tratado, sin duda alguna uno Juan. Sobre todo, rehusaban pagar derechos a
de los más discutidos jamás celebrados respecto a las autoridades portuarias. (37) El primero de los
Centro América, estableció el tono de las relacio- incidentes por impuestos fué el del barco Prome-
nes anglo-americanas en el área hasta el siglo XX. theus, al cual un navío británico le abrió fuego
Básicamente, el tratado Clayton-Bulwer estable- el 21 de noviembre de 1851, por negarse a pagar
cía que ni los Estados Unidos ni Gran Bretaña los derechos. Cornelius Vanderbilt, que por ca-
asumirían o ejercerían ningún dominio sobre la sualidad iba en el barco, pagó lo exigido pero
Costa Mískita ni sobre ninguna parte de Centro después protestó fuertemente ante el gobierno de
América. (32) Suscrito como una medida de zan- los Estados Unidos. (38)
jar diferencias, para evitar el rompimiento de hos-
tilidades, el Tratado dejó muchas cuestiones sin HAHR. XIX (Junio, 1939), 149-83; G. F. Howe, "The
resolver. Clayton-Bulwer Treaty", American Historical Review,
XLII (Abril, 1937), 484-90; K. Bourne, "The Clayton-
Desde el comienzo existió un malentendido Bulwer Treaty and the Decline of British Opposition
to the Territorial Expansión of the United States, 1857-
respecto al efecto que se esperaba tuviera el Clay- 1860", Journal of Modern History. XXXIII (Septiem-
ton-Bulwer sobre la Mosquitia. Lord Palmerston bre, 1961), 287-91; I. D. Travis, The History of the
Clayton-Bulwer Treaty (Ann Arbor, Michigan: The
Association, 1900); L. M. Keasbey, The Terms and
(27) Stansifer, "Ephraim George Squier", pp. 14- Tenor of the Clayton-Bulwer Treaty (Philadelphia:
15. American Academy, of Policial and Social Sciences,
(23) Montúfar, Reseña Histórica. VI, p. 197. 1899).
(29) Ibid. Ma ry W. Williams, "Letters of E. Geor- (33) Bulwer, "History of the Mosquito Question",
ge Squier to John Clayton, 1849-1850", HAHR, I (no- ctiado en Van Alstyne, "British Diplomacy and Clay-
viembre, 1918), 428; Rodríguez, A Palmerstonian Di- ton-Bulwer", p. 156.
plomat, p. 303. (34) Williams, Anglo-American Diplomacy, p. 158.
(30) Rodríguez, A Palmerstonian Diplomat, pp. (35) Ibíd., p. 107.
306-12. (36) Van Alstyne, "British Diplomacy and Clay-
(31) Williams, Anglo-American Diplomacy, pp. 67- ton-Bulwer". pp. 165-66.
109. (37) Ibíd.
(32) Para más información sobre el Tratado Clay- (38) Mario Rodríguez, "The 'Prometheus' and the
ton-Bulwer,véas:RichdW.VnAlstye,"Brih Clayton-Bulwer Treaty", Journal of Modern History,
Diplomacy and the Clayton-Bulwer Treaty, 1850-1B60", XXXVI (Septiembre, 1964), 260-79.

16
Incidentes similares en toda la década, re- cieran. El hecho de que Nicaragua no haya es-
cordaban continuamente a los gobiernos la necesi- tado representada en las negociaciones del Webs-
dad de realizar un convenio más práctico respecto ter-Crampton señaló el comienzo de la suspicacia
a la región mískita. Como solución práctica a la de ese país respecto a los Estados Unidos. (44)
cuestión mískita, se suscribió el tratado Webster- Aunque corrían continuos rumores de que E.
Crampton el 30 de abril de 1852.(39) La sustan- George Squier estaba montando una expedición
cia de sus principales artículos era como sigue: filibustera para capturar la zona mískita, ese ex-
diplomático estaba sumamente afanado en la pro-
1— Se deberán establecer límites defini- moción de su proyecto de ferrocarril interoceáni-
dos para los Mosquitos, que cederían Grey- co hondureño como para ocuparse de la Mosqui-
town y una faja del territorio al norte del tia. (45) Parecía que lo más que Squier quería
río San Juan a Nicaragua. A cambio de es- era defender los derechos de Nicaragua atacando
ta cesión, los mosquitos tendrían por tres a la administración de Millard Fillmore en la
años los ingresos netos de todos los impues- Democratic Review. (46) El artículo de Squier en
tos colectados en Greytown, a la tasa del la revista reflejaba el sentimiento creciente, que
diez por ciento ad-valorem sobre todos los abrigaban tanto los nicaragüenses como los nor-
artículos importados al Estado. La protec- teamericanos, acerca de que los demócratas ten-
ción de los indios debía asegurarse por me- drían más éxito que los whigs en la solución de
dio de un convenio de parte de Nicaragua la cuestión mískita. (47)
de no molestarlos dentro de su reserva terri-
torial. A pesar de lo que se esperaba, la administra-
ción demócrata de Franklin Pierce, que empezó a
2— Nada de lo estipulado en el artículo gobernar en marzo de 1853, pronto encontró difí-
procedente debe impedir a los mosquitos in- cil lograr gran éxito respecto a la cuestión míski-
corporarse voluntariamente a Nicaragua, en ta. Los actos de ciertos norteamericanos en Cen-
cuyo caso quedarían en la misma base que tro América causaron tal embarazo a la adminis-
los demás ciudadanos de ese país. Greytown tración de Pierce, que resultó difícil para el Pre-
sería establecido como puerto libre. sidente demandar más concesiones de los británi-
cos. El conflicto continuado entre la Compañía
3— Los límites entre Nicaragua y Cos- Accesoria del Tránsito (la anteriormente llamada
ta Rica debían definirse, concediendo a ésta Atlantic and Pacific Ship-Canal Company) y los
todo el territorio al sur del San Juan y pri- pobladores de Greytown (San Juan) finalmente
vilegios limitados de navegación en ese río. (40) dió por resultado el bombardeo y destrucción de
la ciudad por un buque de guerra norteamerica-
Este tratado fué virtualmente impuesto a Ni- no, el 13 de julio de 1854.(48) Este acto fué un
caragua y Costa Rica, a las que no se consultó del desafío total a las pretensiones inglesas en la
todo acerca de sus estipulaciones. (41) El Minis- Mosquitia y puso a prueba la extensión del Pro-
tro de Nicaragua en Washington, J. D. Marcole- tectorado. Es sorprendente que los ingleses no
ta(*) pudo hacer poco más que informar al Secre- hayan obrado con la energía que los norteameri-
tario de Estado Daniel Webster que él "se consi- canos esperaban y sólo hayan requerido que la ac-
deraría a sí mismo como que no estaba cumplien- ción del bombardeo fuera desautorizada. (49) Aun-
do su deber si no elevara su protesta contra ese que los Estados Unidos no desautorizaron el bom-
acto". (42) El Gobierno de Costa Rica, que se en- bardeo, los ingleses parecían estar tan enfrasca-
contraba en buenas relaciones con Gran Bretaña, dos en la Guerra de Crimea que abandonaron su
Pronto aceptó el tratado. (43) Parecería que sólo protesta por temor de enfrentarse a aquel país. (50)
los nicaragüenses se sintieron traicionados por el El incidente tuvo importancia porque indicó que
gobierno de los Estados Unidos. las pretensiones inglesas en la Mosquitia no eran
tan inflexibles como se había supuesto.(**)
A Nicaragua también le disgustó el tratado
Clayton-Bulwer y continuó pidiendo a los Esta- Como si los sucesos no estuvieran ya bastan-
dos Unidos que se hiciera cambios que la favore- te confusos, William Walker, ciudadano america-

(39) Para un texto completo del tratado, véase (44) Webster más tarde sostuvo que él había tra-
Documents Relative to Central American Affairs and tado de incluir a los nicaragüenses en las discusiones,
the Enlistment Question (Washington: Cornelius Wen- Ibíd., p. 137.
dell, impreso por orden de la Cámara de Represen- (45) Charles L. Stansifer, "E. George Squier and
tantes, 1856), pp. 159-63. the Honduras Inter-Oceanic Railroad Project", HAHR,
(40) Parafraseado por Williams, Angl o- American XLVI (Febrero, 1966), 1-27.
Diplomacy. pp. 132-33. (46) E. George Squier, "Our Foreign Relations:
(41) Marcoleta a Webster, 2 de mayo de 1852, ci- Central America and the Crampton-Webster Project",
tado en Documenta Relative to Central American Af- Democratic Review (Octubre, 1852), pp. 337-38.
fair, pp. 165-66. (47) Stansifer, "Ephraim George Squier", p. 41.
(*)El autor escribe "J. D. Marcoleta" y respeta- (48) Williams, Anglo-American Diplomacy, pp.
mos su grafía, pero se refiere al ilustre estadista del 169-195.
siglo pasado, don José de Marcoleta. (N. del T.). (49) Ibíd., p. 181 (50) Ibid.. p. 184.
(42) Cita idéntica. a la Núm. 41. (•')Recientemente ha sido publicada una obra in-
(43) Williams, Anglo-American Diplomacy, pp. 135- teresantísima del Dr. Andrés Vega Bolaños, sobre este
36. bombardeo a San Juan del Norte.

17
no, inició activamente un episodio de filibusteris- canje de ratificaciones del presente Trata-
mo en Nicaragua, que nublaría los acontecimien- do
tos de Centro América desde 1854 hasta el final
de la década.(51) El caso Walker alcanzó nom- Artículo II. Dentro del territorio de la
bradía en un momento en que James Buchanan, República de Nicaragua se asignará a los in-
enemigo del tratado Clayton-Bulwer, era Presi- dios mosquitos un distrito, que permanece-
dente. La incertidumbre respecto a la política rá.... bajo la soberanía de la República de
del nuevo Presidente hacia Centro América y el Nicaragua.
episodio de Walker demoraron el arreglo de la
cuestión mískita hasta 1860.(52) Al final los in- III. Los indios mosquitos. . . . gozarán
gleses insistían en que se mantuviera el Tratado del derecho de gobernarse de acuerdo con
Clayton-Bulwer, y a cambio ofrecían celebrar tra- sus propias costumbres y de acuerdo con
tados individuales con los Estados Centroamerica- cualesquiera regulaciones que en su oportu-
nos sobre la presencia inglesa en la Costa Míski- nidad adopten, que no vayan en detrimento
ta.(53) de los derechos de soberanía de Nicaragua.
Bajo la reserva arriba mencionada, la
República de Nicaragua se compromete a res-
Siguiendo los lineamientos de un entendi- petar y no interferir en tales costumbres y
miento conjunto de los Estados Unidos y Gran regulaciones así establecidas. . . .
Bretaña sobre el Tratado Clayton-Bulwer, el Go-
bierno británico finalmente autorizó a Charles IV. Es entendido que nada de lo dicho
Lennox Wyke, su representante en Centro Amé- en este Tratado se ha .puesto para impedir a
rica, para que negociara una serie de tratados que los indios mosquitos, en cualquier tiempo fu-
formalizaban la mengua de los intereses británi- turo, concertar la incorporación absoluta en
cos. Wyke suscribió el primer tratado con el go- la República de Nicaragua, en igual pie que
bierno de Honduras el 28 de noviembre de 1859. los demás ciudadanos de la República. . .(55)
En él se estipulaba que las disputadas Islas de la
Bahía serían devueltas a Honduras y que todos Las ocho cláusulas restantes del Trabajo estipu-
los reclamos ingleses sobre la porción hondureña
de la Costa Mískita quedaban concluidos.(54) Así laban que el puerto de San Juan sería libre y ba-
llegaron a un final definitivo los conflictos con jo la autoridad soberana de Nicaragua.(56) Esta
Honduras, que nunca fueron muy serios. Tam- concesión inglesa de control sobre el río San Juan
bién en 1859 Wyke concluyó un tratado con Gua- no fué sin un precio, porque aunque los nicara-
temala, delimitando las fronteras de Belice con güenses podían cobrar los derechos portuarios, te-
mayor claridad y poniendo fin temporalmente a nían que comprometerse a pagar a los indios mís-
la controversia sobre este territorio. kitos 5,000 dólares duros (de oro) en cada uno de
los diez años siguientes.(57) Los nicaragüenses
también se obligaban a aceptar cualquier conce-
El Tratado de Managua, suscrito el 28 de ene- sión de tierras hecha por el Rey Mískito después
ro de 1860 por Wyke y Pedro Zeledón, era mucho de 1848.(58)
más complejo que el tratado con Honduras. Aun-
que el tratado renunciaba al derecho inglés al En resumen, el Tratado de Managua fué un
Protectorado, sus diversas estipulaciones creaban arreglo temporal que conciliaba los intereses de
una Reserva India Mískita dentro del Estado de las partes principales presentes en la Costa Mos-
Nicaragua. La importancia del tratado amerita quita. Los nicaragüenses se sintieron complaci-
una mirada más de cerca a algunas de sus dispo- dos, por lo menos durante un tiempo, porque su
siciones fundamentales: soberanía sobre la región había sido reconocida.
A los ingleses que vivían en la Costa se les per-
Artículo I. Su Majestad Británica. . mitió quedarse para proteger a los indios y tra-
reconocerá como perteneciente a la Repúbli- bajar en sus concesiones de tierras. También se
ca de Nicaragua y bajo la soberanía de és- había preservado el honor de Inglaterra. Los Es-
ta, el territorio ocupado o reclamado por los tados Unidos creyeron que esta por fin cumplía
Indios Mískitos dentro de las fronteras de sus promesas a Nicaragua y ya no se sintieron
esa República, sea cual fuere la frontera. El amenazados por la presencia británica en Centro
Protectorado británico de esa parte del te- América. La década terminó así con la Mosqui-
rritorio mosquito cesará 3 meses después del tia en paz y con la llegada a una solución apa-
rente de la cuestión mosquita respaldada por las
grandes potencias.
(51) Para detalles del William Walker Filibuste-
ro, véase: Rafael Obregón Loría, La Compañía del
Tránsito, 1856457 (San José, Costa Rica: A Lehmann,
1956); William Scroggs, Filibustera and Financiers. (55) Lewis Hertslet (ed.), A Complete Collection
(52) Van Alstyne, "British Diplomacy and Clay- of Treaties (Londres: 1840-1901), XI, pp. 446-451.
ton-Bulwer", p. 178. (56) Ibid., p. 448, Artículo VII.
(53) Ibíd., pp. 178-83. (57) Ibid., Artículo V.
(54) Williams, Angl o- American Diplomacy, p. 264. (58) Ibid., Artículos VIII-IX.

18
LORD PALMERSTON'S MAP OF MISKITO BOUNDARIES

MOSQUITO COAST
PORTION OF BELL'S 1856 MAP OF SETTLEMENTS AND ENTERPRISES
Capítulo III
UNA CUESTION DE SOBERANIA: LA RESERVA MISKITA, 1861-1881

La aprobación del Tratado de Managua trasla- A pesar de la diversidad étnica de la pobla-


daba la responsabilidad del Gobierno de la Re- ción nativa de la Costa, Su Majestad Mískita, co-
serva Mískita recién creada, a los moradores de mo los ingleses llamaban al Rey, ejercía poder
la región costera. (1) En consecuencia, el 12 de suficiente para hacer su control de la Costa com-
septiembre de 1861, cincuenta y un representan- pleto. Respaldado por el compromiso inglés de
tes debidamente escogidos de diferentes partes de proteger a los mískitos, el Rey tenía poco que
la Costa se reunieron en Bluefields para estable- temer internacional o internamente. Hablando
cer un nuevo gobierno bajo la dirección del Rey ante la Asamblea el 12 de septiembre de 1861, el
Mosco, George Augustus Frederick. (2) Aunque Rey Frederick podía confiadamente indicar que:
se dijo que la asamblea era "una convención pú-
blica de los cabecillas mosquitos y de la pobla- Mi deseo y voluntad son poner al pue-
ción mestiza",(3) parece que los ciudadanos britá- blo que reside en la Reserva Mosquita —na-
nicos que seguían residiendo en la Costa domi- turales y extranjeros— en la mejor condi-
naron en las discusiones. La lista de los delega- ción posible en lo que respecta a su bienes-
dos nombrados para el primer cuerpo de gobier- tar actual y futuro, y podéis estar seguros de
no de la Reserva, el Consejo Central, incluye que siempre estaré pronto a actuar con vo-
nombres tan ingleses como Patrick Quinn, James sotros, . en la esperanza de colocar a
Porter, William H. Ingram y Samuel Hodgson.(4) nuestro gobierno futuro en una base firme y
Pero a pesar de que la mayor parte de los pre- sólida.(8)
sentes en la primera reunión del Consejo tenía
nombres ingleses, no es probable que fueran, ét- El inglés elocuente de su discurso reflejaba
nicamente hablando, un grupo puro de ingleses. la naturaleza del gobierno que el Rey Frederick
Los primeros ingleses puros de la Costa habían representaba realmente. Mientras era todavía
muerto o se habían trasladado a otra parte en príncipe, George Augustus Frederick había estu-
1860, dejando atrás su descendencia mestiza. Ya diado en Jamaica, donde había aprendido inglés
en 1850 E. G. Squier notaba que las autoridades "sin el menor acento extranjero perceptible".(9)
inglesas de San Juan "consistían principalmente En años posteriores el Rey confesaba que no sa-
en negros de Jamaica".(5) bía el idioma mískito tan bien como el inglés y
que se creía más inglés que otra cosa. Su biblio-
Squier también enfatizaba la heterogeneidad teca contenía las obras de Shakespeare, Byron y
de la población de la Costa: "Los habitantes.... Sir Walter Scott y gozaba citándolas ante sus in-
muestran todas las variantes de raza y color de vitados. También gozaba de reputación de servir
piel, blancos, indios, negros, mestizos y zambos buena cerveza inglesa, aunque él mismo prefería
—negros, castaños, amarillos y blancos—, todos beber los licores jamaicanos más fuertes.(10)
se mezclan con la máxima libertad".(6) Este cru-
zamiento constante de grupos étnicos no parecía Puede que el Rey haya tenido lazos genéticos
formar un tipo homogéneo de habitantes de la y culturales con Jamaica. Sin embargo, los in-
Costa en 1860, porque Charles N. Bell, residente gleses siempre insistieron en que los Reyes Mís-
de la región durante dieciseis años, enfatizaba kitos eran puros indios mískitos y que el Rey
que mientras los mískitos comprendían casi la George Augustus Frederick no era una excep-
mitad de una población estimada en 10.000 a ción.(11) Sin embargo, el historiador nicaragüen-
15.000 personas en 1860, las antiguas tribus de los se José Dolores Gámez pone en duda la pureza
Smus (sumus), twakas, payas y otros conservaban del linaje mískito cuando asegura que por lo me-
identidades étnicas distintas.(7) nos un negro africano puro (tal vez de Jamaica)
fué coronado Rey en los años inmediatamente
(1) Durante la mayor parte del siglo XIX los in- precedentes a la accesión de George Augustus
gleses y los españoles llamaron a los mískitos con el Frederick al trono.(12) Para los ingleses, no era
nombre de mosquitos; de ahi el nombre de Reserva decisiva la ascendencia étnica verdadera del Rey
Mosquita. Aquí he continuado usando el término co-
rrecto antropológicamente, Miskito, para evitar confu- Mískito, mientras cooperase en la salvaguardia de
siones. los intereses británicos en la Costa.
(2) Formation of the Municipal Authority for the
Government of the Mosquito Reservation (New York:
Burr Printing House, 1884), pp. 1-20. (8) Formation of the Authority of the Mosquito
(3) Ibíd., p. 3. (4) Ibíd., pp. 4-5, 7-8. Reservation, pp. 3-4.
(5) E. G. Squier, Travels in Central America, par- (9) Bedford Pim, Dottings on the Roadside in Pa-
ticulary in Nicaragua (New York: D. Appleton & Co., nama, Nicaragua and Mosquito (Londres: Chapman
1853), I, p. 73. and Hall, 1869), p. 269.
(6) Ibid., pp. 73-74. (10) Ibíd., pp. 270-72, 267. (11) Ibid., p. 268
(7) Charles B. Bell, "Remarks on the Mosquito (12) Gámez, Costa de Mosquitos, pp. 171, 211; po-
Territory, its Climate, People, Production, etc"., Jour- co se sabe de la genealogía de los reyes mískitos del
nal of the Royal Geographic Society, XXXII (1862), siglo XIX, pero esta y otras fuentes aparecen reunidas
242-68. en el Apéndice A, Reyes Moscos del Siglo XIX.

21
La primera Constitución municipal de la Re- movimiento de población tiene que ver en la pre-
serva Mískita no podía haber protegido los inte- sencia de tantos nombres ingleses en el gobierno
reses locales ingleses con mayor efectividad. El mískito y el deseo irreprimible de ese gobierno
Artículo IV de la Constitución de 1861 estipula- de proteger cualquier interés que los ingleses tu-
ba que las leyes de Inglaterra, que estaban en uso vieran entonces o pudieran tener en el futuro.
desde 1848, continuarían siendo las leyes de la
Reserva, en cuanto no estuvieran en contradición Con la decadencia de la importancia comer-
con la soberanía de Nicaragua.(13) La Constitu- cial de San Juan del Norte, las perspectivas de
ción Mískita garantizaba la continuación del sta- toda la Costa se pusieron cada vez más frías en
tus quo en la Costa, a pesar de los arreglos del las décadas de 1860 y 1870. De los productos
Tratado de Managua. En realidad, pues, el Tra- que antes habían atraído a los traficantes a la
tado de Managua hizo poco más que delimitar la Costa, sólo la madera de caoba continuaba tenien-
extensión del territorio mískito, separarlo y per- do importancia. Un mapa (véase la página si-
mitir que la Reserva funcionara como un asocia- guiente) hecho por el residente inglés Charles N.
do autónomo. Bell muestra que en los caminos interiores de la
Reserva había cortes de madera, a lo largo de los
Por muy potencialmente ventajoso que fue- ríos Bluefields, Awaltara y Tungla. (17) Las tro-
ra el arreglo de la semi-soberana Reserva Mískita, zas de caoba cortadas en el interior se ponían a
no detuvo la decadencia de importancia comercial secar y se llevaban por flotación hacia el mar, en
y diplomática de la Región para Inglaterra, que donde eran recogidas y embarcadas para Ingla-
fué señalada por la suscripcion del Tratado Clay- terra como "caoba hondureña". Los bosques fue-
ton-Bulwer y la acción siguiente de Lord Palmers- ron agotados por la forma de extracción sin repo-
ton al prohibir más planes de colonización para la sición que empleaba la industria maderera, y su
Costa.(14) Además, el conflicto entre la Vander- éxito no estuvo asegurado por más de unas pocas
bilt Transit Company y las autoridades locales, décadas.
que posteriormente produjo el bombardeo de San
Juan del Norte en 1854, pudo muy bien haber Se alaboraron otros planes para el desarrollo
desalentado nuevas inversiones inglesas. A con- económico de la Costa. El Capitán Bedford Pim,
tinuación del bombardeo, la incautación de la de la Marina Real Británica, era uno que se la-
Compañía del Tránsito por William Walker y la mentaba de la decadencia del interés británico en
guerra civil de Nicaragua continuaron perjudi- la Mosquitia. Pim denunció la "política tímida
cando el comercio de San Juan. El resultado de y no inglesa" (18) en la región, e hizo lo mejor que
estas acometidas repetidas contra las actividades pudo para contrarrestar esa política, tratando de
empresariales en San Juan, redujo virtualmente promover un ferrocarril a través de la Mosquitia,
esa población "al nivel de una aldea en ruinas y de Monkey Point al Lago de Nicaragua. Pim
llena de ciénagas".(15) El destino del antiguo logró obtener concesiones del Rey Mosco y del
entrepót comercial británico estaba asegurado Gobierno de Nicaragua, pero no pudo promover
cuando la bahía de San Juan se cegó rápidamen- interés suficiente ni capital en Inglaterra ni en
te por causa del cieno en la década del 1850. Dos los Estados Unidos para hacer una realidad aquel
sondeos de la bahía practicados por los ingleses, proyecto.(19) En 1867, el Capitán británico reco-
uno en 1853 y el otro en 1860, mostraron en for- nocía que su proyecto ferroviario había fracasa-
ma concluyente que la bahía ya era inutilizable do, aunque todavía miraba la Costa como una zo-
en 1860.(16) En vista de la situación de la ba- na para colonización y explotación.
hía, no es de sorprender que los ingleses hayan
rendido el tan largo tiempo codiciado puerto a El optimismo de Pira acerca del futuro de las
los nicaragüenses en el Tratado de Managua. Se empresas extranjeras en la Reserva ; en parte se
ignora el paradero que tuvieron los comerciantes debía al redescubrimiento de oro en el interior de
ingleses que habían vivido en San Juan con ante- la región y en el lado atlántico del Gran Lago de
rioridad. Si todavía había algunos ingleses blan- Nicaragua. Estos depósitos de oro habían yacido
cos viviendo allá, es muy probable que regresa- inexplotados desde el período colonial, cuando los
ran a Inglaterra o a Jamaica cuando decayó el co- españoles habían extraído oro de una de estas re-
mercio. Los descendientes de ingleses y los ele- giones, llamada Nueva Segovia, pero después que
mentos jamaicanos de la población, probablemen- se agotaron los ricos filones cesó la extracción de
te permanecieron en la Costa, pero se moviliza- ser productiva y se abandonaron las minas. Un
ron hacia el norte, a los poblados de Bluefields, nuevo descubrimiento de veneros de poca rique-
Cabo Gracias a Dios o tal vez al interior. Este za, semejante al de Nueva Segovia, se efectuó en
la zona de Chontales a comienzos de la década
del 1850.(20) El Capitán Pim señalaba que con
(13) Municipal Constitution and Annual Laws o!
the Mosquito Reservation for the Years 1883 to 1891, el avance de las técnicas mineras y el mejora-
inc. (Savannah, Georgia: The Morning News Print,
1892). p. 4.
(14) Van Alstyne. "British Diplomacy and the (17) El mapa completo aparece en el Apéndice B.
Clayton-Bulwer". p. 162. (18) Pim, Gafe to the Pacific, p. vii.
(15) Bedford Pim, The Gate to the Pacific (Lon- (19) Para los términos de las concesiones, véase
dres: Lovell Reeve & Co., 1863), pp. 8-13. Pim, Dottings, Apéndice, pp. 435-36.
(16) Ibid., pp. 66-68. (20) Ibid., pp. 81-94
miento del equipo, la extracción de estos minera- nía nominal sobre la Reserva y debido a su pro-
les podía ser rentable, e hizo todo esfuerzo por pia falta de interés, no se tomó ninguna medida
atraer a capitalistas ingleses hacia estas regiones para proteger los árboles productores del cau-
auríferas. Los norteamericanos parecieron res- cho. (23) En consecuencia, los cosechadores de
ponder a la oportunidad en igual forma que los caucho, llamados huleros, recargaron de incisio-
británicos, porque Pim refería haber visto al pri- nes los árboles para aumentar sus ganancias, que
mer grupo prosperando y empleando un equipo eran pagadas a base de cantidad. Esta explota-
minero novísimo. (21) El margen de utilidad era ción exagerada produjo la cantidad máxima de
bajo, pero suficiente para mantener a los mine- 3,693,800 libras con valor de $1,662,210.00 saca-
ros aventureros en actividad. El reto de vivir en dos de los árboles en 1878. A partir de ese año,
la región minera malarica, con su falta de salu- la producción de caucho declino hasta no más de
bridad y de facilidades médicas, parecía crear un medio millón de libras por año, pues los árboles
vínculo entre los mineros de habla inglesa y no se secaban por el exceso de incisiones. (24)
surgió ningún conflicto de su competencia por el
precioso metal. Además del comercio en madera, oro y cau-
cho, Thomas Belt decía que algunos residentes
Los mineros, según parece, no estaban segu- extranjeros también controlaban el comercio de
ros de cuál gobierno tenía la soberanía sobre la café, añil, cueros, cacao y azúcar. (25) En resu-
región, porque quedaba exactamente en la fronte- men, las actividades económicas de la Reserva
ra entre la Reserva y Nicaragua. Thomas Belt, Mískita permanecían casi exclusivamente en las
representante de la compañía British Chontales manos inglesas, en las de sus descendientes o de
Mines, la más grande de las empresas de la re- los pocos norteamericanos que emigraron hacia la
gión, no quiso entrar en discusiones y pagó im- Costa. La mayor parte de esas actividades eco-
puestos a algunos funcionarios nicaragüenses de nómicas eran de carácter extractivo, adaptadas a
baja categoría, probablemente con la esperanza de la ganancia de corto plazo, cuyos propietarios con-
que no tratarían de hacer que el gobierno central tinuamente andaban cautelosos por miedo a que
ejerciese la soberanía efectiva sobre la región. Nicaragua sometiera a prueba el significado de
Belt decía que la soberanía que le había reconocido Gran Breta-
ña.
Los nicaragüenses, como todos los hispa-
noamericanos, son muy amigos de pleitos y La aprensión de que Nicaragua pudiera tra-
de vez en cuando, en mi calidad de repre- tar de regular las actividades comerciales de la
sentante de la Compañía, me citaban para Reserva no era la única posibilidad que preocu-
comparecer en La Libertad, Juigalpa o Aco- paba a los residentes de la Costa. Un grupo de
yapa a contestar cualquier demanda fútil, misioneros moravos, que por primera vez llegaron
por lo general intentada con la intención de a la Costa procedentes de Jamaica en 1848, te-
sacar dinero . . . . ante jueces inescrupulo- mían que Nicaragua interfiriera en la práctica de
sos, tan mal pagados por el gobierno, que la religión protestante y su proselitismo entre los
tienen que depender de los honorarios que indios. El 11 de junio de 1861 un misionero mo-
les pagan los litigantes para poder vivir, y rado escribía una carta en que explicaba su su-
están abiertos a la corrupción. (22) puesto reclamo:
Belt y otros mineros deben haber tenido
éxito en sus tratos con los nicaragüenses, porque Sentimos que Inglaterra haya abandona-
no se hizo ningún intento por controlar las mi- do el protectorado del Territorio Mosquito.
nas. Vemos que es mejor confiar en el Señor que
poner la confianza en el hombre. La Igle-
Aun cuando las minas de oro estaban en la sia Romana de Nicaragua está haciendo aho-
cúspide de su productividad cuando Belt escribía ra todo lo que puede por conseguir proséli-
en 1873, el representante de la compañía observa- tos y destruir nuestra obra, si le es posible.
ba con admiración las ganancias financieras de La semana recién pasada estuvo acá un sa-
otra industria extractiva, la industria cauchera. cerdote español, enviado por el Obispo para
Según los informes recogidos por Belt, la Reser- bautizar a todo el que encontrara, sin ningu-
va Mískita estaba disfrutando de su propio auge na instrucción. Aquí la gente no quería ir
cauchero en los años del 1870. En 1867, la Re- con él, y decían que ya tenían un ministro.
serva exportó 401,476 libras de caucho, con va- Pero en las aldeas indias él llamaba a la po-
lor de $112,403.00. En 1871, la cantidad se elevó bre gente ignorante y mediante el obsequio
a 754,886 libras, con valor de $226,465.00. Pero
desde el comienzo, el negocio del caucho estable-
ció el molde de su propia decadencia. Puesto (23) Ibid.. pp. 32-33.
que el gobierno de Nicaragua ejercía una sobera-
(24) "Report on the Agriculture, Manufactures and
Commerce of Nicaragua", H. H. Leavitt al Departa-
(21) Ibid. mento de Estado, 15 de diciembre de 1884, Managua,
(22) Thomas Belt, The Naturalist in Nicaragua. A Nicaragua, Consular Despatches (en adelante los ci-
Narrativo of a Residente at the gold mines of Chon- taremos como MCD, T 634/r. 1.
tales (Londres: Edward Bumpus, 1888), p. 105. (25) Belt, Naturalist in Nicaragua. p. 4.

13
de un paquete de tabaco a cada uno, les in- un rechazo tardío de los términos humillantes del
ducía a consentir en ser bautizados.(26) tratado, o ambas cosas. Qué fué lo que puso el
asunto sobre el tapete tampoco está claro, pues
La opinión de este misionero reflejaba el parece que los mískitos no protestaron la falta de
pensamiento de sus hermanos moravos que resi- pago hasta 1877. Una explicación plausible es
dían en la Reserva; su temor y procupación con- que la fricción entre las autoridades mískitas y
tra el Catolicismo Romano —exagerado como los nicaragüenses creció a fines de la década del
era— les hizo considerar el abandono de sus mi- 1870, haciendo que los mískitos se volvieran ha-
siones en la Costa. Sin embargo, la Iglesia Mo- cia Gran Bretaña para que esta insistiera en su
rava no sólo era la única institución religiosa de estado de protectorado. (30)
la Costa, sino también la única institución que
se dedicaba a la educación de los indios, y como Sean cuales hayan sido los motivos, la solici-
tal los misioneros sentían obligación moral de per- tud se hizo, y para arreglar la controversia todo
manecer en la Costa y servir sus cargos. Según el asunto fué presentado ante el Emperador Fran-
los relatos de los misioneros de 1868, había seis cisco José de Austria, para decisión arbitral. (31)
campamentos de misión, ocupados permanente- Si los nicaragüenses habían esperado beneficiar-
mente por siete misioneros casados, seis escuelas se con el ensayo de su soberanía sobre la Reserva
diurnas, una institución normalista y 700 a 800 ante un tercero, el laudo del Emperador Austría-
prosélitos.(27) Las clases en las escuelas diurnas co pronto reveló su error. El 2 de julio de 1881,
eran en inglés. En gran parte debido a este em- el Emperador (lió su fallo en Viena y en todos los
peño de los misioneros, la lengua inglesa se vol- aspectos el laudo favorecía a los mískitos e ingle-
vió casi universal en la Costa, aun entre los in- ses. Dicho laudo no sólo encarecía la naturaleza
dios. limitada de la soberanía de Nicaragua sobre los
mískitos, sino que delineaba facetas particulares
Aunque los misioneros hablaban de abando- de tal limitación. Nicaragua fué obligada a pa-
nar la Reserva, es probable que nunca lo hayan gar por medio del Banco de Inglaterra, la suma
dicho muy en serio. Despues, ¿dónde podrían de 30,859 dólares y 3 centavos a los mískitos. El
ellos tener esperanzas de encontrar un mejor me- fallo también prohibía a Nicaragua obtener ingre-
dio ambiente para la conversión de los indios pa- sos por tributos sobre las importaciones y expor-
ganos? Sin molestias de parte del Gobierno de taciones de la Reserva.(32) Respecto a las indus-
Nicaragua ni del gobierno mískito, pudieron ejer- trias extractivas de la Reserva, el laudo específi-
cer una gran libertad en sus enseñanzas. Como camente establecía que "La República de Nica-
Protestantes eran suficientemente asimilados a la ragua carece de facultad para otorgar concesiones
Iglesia de Inglaterra para obtener la aprobación para la adquisición de productos naturales en el
de los residentes británicos, y por consiguiente territorio asignado a los indios mosquitos". (33)
la cooperación de las autoridades mískitas. La Tanto Nicaragua como la Reserva podían izar sus
Iglesia prosperó, el número de sus conversos cre- respectivos pabellones en el territorio, pero la
ció y ella se convirtió en una parte integrante de bandera mískita debía tener adherido a ella al-
los intereses extranjeros que operaban en la Re- gún emblema de la soberanía de Nicaragua. (34)
serva.(28)
El laudo del Emperador de Austria dejó po-
El ensayo de la soberanía nicaragüense sobre cas opotrunidades a Nicaragua de ejercer influen-
la Reserva no se produjo sobre materias económi- cia sobre la Costa Atlántica. Parecía como si la
cas o religiosas, sino sobre el Tratado de Mana- única manera en que Nicaragua podría lograr el
gua. Se recordará que a cambio del control com- control de la región era por la fuerza armada,
pleto del puerto de San Juan, los nicaragüenses pero si lo hacía así, corría el riesgo de un con-
se habían comprometido a pagar a los mískitos flicto militar con Gran Bretaña, contra la cual
$5,000 en cada uno de los primeros diez años pos- era impotente. En el momento del laudo austría-
teriores a la suscripción del Tratado.(29) Nicara- co, Nicaragua se encontraba en la mitad de una
gua ignoró esta disposición del tratado. La ra- época de gobiernos conservadores (1861-1891) que
zón que tuvo para hacerlo así no está clara, pero aminoró la rivalidad localista y trajo alguna paz
bien puede haber sido la incapacidad de pago, o al país. En la historia de Nicaragua. esta época
se conoce como Los Treinta Años. (35) Aunque
(26) Misionero desconocido, citado en una serie la mayor parte de las administraciones de los
de documentos de misioneros en la obra de Pim, Cate
to !he Pacific. p. 83.
(27) Pim, Dottings, p. 281. (30) Gámez, Costa de Mosquitos, p. 343. Nota: El
(28) Para los orígenes y estado actual de la Igle- capitulo final de esta obra, del cual procede esta afir-
sia Morava en Nicaragua en relación a otras sectas, mación, fué escrito por el Dr. H. A. Castellón, de no-
véase Prudencia Damboriena, El Protestantismo en tas dejadas por José Dolores Gámez, quien falleció sin
América Latina (Friburgo, Suiza & Bogotá. Colombia: haber completado su obra en 1894.
Oficina Internacional de Investigaciones Sociales de (31) Laudo del Emperador de Austria, que apare-
FERES, 1962), I, p. 103; II, p. 127-30. Este informe ce en Hertslet's Collection of Treaties, XV, pp. 276-79.
revela que la Iglesia continúa siendo el grupo 'protes- (32) Ibid., Artículos VI-VIII.
tante más fuerte de Nicaragua, con más de 20,000 (33) Ibíd., Artículo V.
miembros. (34) Ibid., Artículos II. IV.
(29) Véase el Capítulo II, p. 31. (35) Quintana Orozo, Historia de Nicaragua. pp.

14
Treinta Años desearon resolver el problema mís- suscrito por Andrew Dickinson, Ministro de los
kito, ninguna tuvo el poder de lograr el deseado Estados Unidos, y Tomás Ayón, Ministro de Rela-
control si los mískitos se resistían, lo cual era ciones Exteriores de Nicaragua, no amenazaba al
probable. Tratado Clayton-Bulwer, pues el canal sería cons-
truido por empresas particulares.(39) Pero no ha-
Intimamente conectado con la cuestión de la bía empresas privadas capaces de acometer una
soberanía sobre la Costa Mískita estaba el asunto obra de tal magnitud. Además, tal como lo se-
del canal. La terminal del Atlántico, casi todo ñala un estudio reciente, la terminación del pri-
el mundo así lo creía, sería por el puerto de San mer ferrocarril trans-continental en los Estados
Juan del Norte. Nicaragua, como su vecina Cos- Unidos en 1869, aminoró la necesidad económica
ta Rica y también Colombia (36) continuaban con- y migratoria de un canal trans-ístmico.(40) En
figurando su politica hacia la Costa Atlántica so- la década de 1870 se investigaron varias rutas y
bre la hipótesis de que una de las grandes poten- los nicaragüenses otorgaron por lo menos dos con-
cias pronto construiría un canal a través de la cesiones para la construcción del canal, pero las
región. (37) La Guerra Civil de los Estados Uni- compañías nunca iniciaron las operaciones.(41) A
dos impidió la consideración seria de un canal has- pesar de que no se comenzó efectivamente nin-
ta después de 1865. En el año de 1866, el Con- gún canal, el Presidente Tomás Guardia de Costa
greso norteamericano ordenó una nueva investi- Rica renovó las reclamaciones de su país respec-
gación de la ruta por Nicaragua y en 1867 ga- to al Río San Juan, en el caso de que se constru-
rantizó la neutralidad de esa ruta mediante el yera un canal.(42) Colombia andaba también in-
Tratado Dickinson-Ayón. (38) El Tratado de 1867 teresada en la posibilidad de un canal, pero no fué
sino hasta 1882 cuando envió una misión especial
(36) Anteriormente se llamaba Nueva Granada. a Nicaragua a presentar nuevamente sus recla-
(37) Una breve investigación del intento de canal maciones sobre la Mosquitia, que dormían desde
se encuentra en "El Canal por Nicaragua", RC, VII, 1840.(43)
(Marzo, 1964), edición completa. Una fuente antigua
pero digna de confianza es' Lindley Miller Keasbey,
The Nicaragua Canal and the Monroe Doctrine (New (39) Ibíd.
York: G. P. Putnam's Sons, 1896). (40) David Izatt Folkman, Jr., "Westward Via Ni-
(38) Wallace E. Russell, "Frelinghuysen-Zavala caragua: The United States and the Nicaraguan Route:
Treaty" (inédita en inglés, tesis para el grado de Mas- 1826-1869", (Disertación doctoral inédita, Universidad
ter, Universidad de Kansas, 1968), pp. 19-20. Se ha de Utah, 1966), pp. 36-52.
publicado una traducción española de esta tesis, "El (41) "El Canal por Nicaragua", RC. p. 10.
Tratado Zavala-Frelinghuysen", RC. XXII (Septiembre (42) Gámez, Costa de Mosquitos, p. 344.
de 1969), El libro del mes. (43) Ibid., p. 345.

Capitulo IV
INTERESES NORTEAMERICANOS EN LA RESERVA, 1882-1892
En la década del 1880, los cambios en la Re- gos extranjeros a que tomaran parte en la
serva presagiaban otra era de atención interna- empresa, con la seguridad que abrigábamos
cional respecto a la Mosquitia. Inmediatamente de que las tierras eran adecuadas y que los
después del laudo del Emperador de Austria, un mercados del sur de los Estados Unidos, cer-
nuevo grupo de pobladores norteamericanos llegó canos y disponibles, garantizaban el éxito.
a la región de Bluefields.(1) Aparentemente alen- Bajo las claras y fuertes condiciones del tra-
tados por la forma del laudo austríaco, que vir- tado, invertimos nuestro dinero y trabajamos
tualmente ponía fin a la soberanía de Nicaragua duro para desarrollar la nueva empresa. En
sobre la Reserva, estos norteamericanos se dedi- 1882 los bananales estaban en pleno furor
caron al "cultivo de la tierra" y a la "plantación y los bancos del río Bluefields estaban po-
de bananos". (2) El Juez J. O. Thomas, residente blados del ruido que hacían las hachas de
de la Costa desde 1859, participó en la iniciación los madereros. Plantación tras plantación fué
de la industria bananera, y más tarde recordaba: surgiendo y en 1883 los plantadores pudie-
ron iniciar los embarques de unos 2.500 rá-
Nosotros comenzamos de buena fe. . . . cimos por mes, o sea 30.000 en ese año.(3)
a gastar nuestro capital, e invitamos a ami-
La expansión de la industria bananera en
(1) Baker, Ministro de los E.U. en Nicaragua, al Bluefields fué parte de un crecimiento general de
Secretario de Estado Gresham, 2 de mayo de 1894, toda Centro América a fines del siglo XIX.(4) Has-
U. S. Department of State, Papers Relating to the ta fines del siglo, por lo menos veinte pequeñas
Foreign Relations of the United States, 1894, Appen-
dix I (Washington: Goverment Printing Office, 1895),
LIV, 279. (En adelante .la cita Foreign Relations (Re- (4) Richard LaBarge, "A Study of United F ru it
laciones Exteriores) se aplicará a este grupo de mate- Company Operations in Isthmian America, 1946-56)"
riales). (Disertación doctoral inédita, Duke University, 1959),
(2) "Ibid. (3) Ibid. pp. 1-10.

15
compañías producían banano para un mercado rriente de los comerciantes, abiertamente daba la
siempre en aumento.(5) La Bluefields Steamship alerta en 1883 de que "el comercio de Inglaterra
Company, que estaba al servicio de los bananeros con Centro América debe ser atendido". (10) El
de la Mosquitia, hacía un estupendo negocio. (6) artículo también daba la alerta de que los nortea-
La ganancia o pérdida en el negocio bananero de- mericanos estaban eliminando a los ingleses en
pendía enteramente de la regularidad de los em- todos los rubros, desde jabón hasta material ro-
barques a Nueva Orleans, principal destino de la dante para ferrocarril.(11) En Nicaragua espe-
producción bananera mískita. La línea Morgan cialmente, el mismo diario decía más tarde que
proveía tal servicio, y durante las estaciones de Inglaterra estaba perdiendo clientela porque las
cosecha se conseguía embarque diario desde Blue- mercaderías eran embarcadas con demasiada len-
fields. Las noticias marítimas del Daily Picayune titud y con frecuencia no eran las que se habían
de Nueva Orleans registraban el arribo y parti- ordenado.(12) Al tratar de encontrar las razones
da de los barcos, con una lista de su cargamento. de que el comercio se fuera quedando a la zaga
Los bananos y la madera encabezaban la lista de en toda Sur América, el Journal concluía que "la
las importaciones de Bluefields; los barcos que falla debe estar en que estamos en parte desmo-
salian llevaban alimentos, especialmente car- ralizados por el éxito pasado y, como hijos de nue-
ne.(7) La frecuencia de los embarques y las can- vos ricos, somos incapaces de manejar nuestro co-
tidades de las cargas atestiguaban la prosperidad mercio". (13)
de los negocios de la Reserva.
Si esos críticos de la decadencia del predo-
Que las operaciones bananeras de Bluefields minio económico de Inglaterra hubiesen sido re-
prosperaran con tanta rapidez en la década de sidentes de Latino América, podrían haber sido
i 880, fué un reflejo del despertar del interés co- testigos de primera mano del carácter de la in-
mercial que los norteamericanos estaban tomando trusión económica de sus compañeros anglosajo-
en toda Latino América. Como nunca antes, los nes. En Nicaragua, la intromisión económica de
empresarios norteamericanos buscaban mercados los Estados Unidos fué bastante más allá de la in-
para sus artículos terminados y materias primas dustria del banano en Bluefields. En el interior
para las fábricas en desarrollo de los Estados Uni- de Nicaragua, especialmente en la región de Ma-
dos. El interés creció nuevamente en el proyec- tagalpa, varios inmigrantes aventureros norteame-
to de construir un canal a través del istmo de Ni- ricanos se dedicaron a la agricultura, participan-
caragua. Por último, el 1 de diciembre de 1884, do en gran medida en el auge cafetalero nicara-
el Secretario de Estado Frelinghuysen y el Ge- güense de la década del 1880.(14) En la misma
neral Zavala suscribieron un tratado por el cual década, las importaciones nicaragüenses de ar-
el gobierno de los Estados Unidos, no individuos tículos terminados estaban creciendo en forma
particulares, se comprometía a construir el ca- perceptible y los comerciantes norteamericanos
nal.(8) Se suscitó un candente debate público, peinaban el país en busca de compradores. (15)
porque el Tratado Frelinghuysen-Zavala era una
violación directa del Tratado Clayton-Bulwer y Aunque el interés comercial norteamericano
amenazaba causar un conflicto serio con la Gran continuaba creciendo en Nicaragua, proporcional-
Bretaña. El Senado rechazó el tratado una vez, mente nunca alcanzó el nivel de la Reserva, en
y antes de que fuera discutido de nuevo, el Pre- donde, en 1890, se estimó que de 90 a 95 por cien-
sidente Grover Cleveland, que acababa de tomar to del comercio estaba en manos norteamerica-
posesión de la Presidencia, lo retiró de la discu- nas.(16) Los intentos de varios estudiosos por es-
sión.(9) Aunque el tratado no fué aprobado nun- tablecer la magnitud efectiva del interés comer-
ca, su misma consideración revelaba que los nor- cial de los Estados Unidos en la Costa Mískita no
teamericanos estaban buscando cómo zafarse de han logrado el éxito. Las propiedades e inversio-
las limitaciones británicas a su libertad de acción nes en equipo agrícola cerca de Bluefields, proba-
en Centro América. blemente alcanzaron un monto de cerca de dos mi-
Para los años del 1880, los norteamericanos
habían conseguido arraigo apreciable en gran par- (10) "How to extend trade with Central America",
The British Trade Journal, XXI (1 de agosto de 1883),
te del comercio centroamericano. Los ingleses, 310.
que hasta entonces habían gozado de ventaja eco- (11) Ibid.
nómica en la región, se veían ahora confrontados (12) "Notes from Nicaragua", ibid., XXIII, (1 de
con los "buhoneros yankis" hasta en los parajes abril de 1885), 209.
más remotos. El British Trade Journal, guía co- (13) "The outlook in South America", ibid., XXII,
(1 de febrero de 1884), 77-79.
(14) U. S., Bureau of the American Republics,
Bulletin (Washington: Goverment Printing Office, 1896),
(5) Charles David Kepner, Jr. y Jay Henry Soo- I1I, pp. 1-182, VII, pp. 179-83; Cónsul Newell a Whar-
thill, El Imperio del Banano (Buenos Aires: Centro de ton, Departamento de Estado, 31 de julio de 1892,
Derecho y Ciencias Sociales, 1957), p. 42. MCD, T634/r. 3.
(6) Ibid., pp. 195-96. (15) Cónsull Wills al Departamento de Estado, 24
(7) Daily Picayune de Nueva Orleans, 10 de mar- de abril de 1889, MCD, T634/r. 2; Cónsul Wills a
zo de 1894, p. 16. Wharton, 4 ,de febrero de 1890, MCD, T634/r. 2.
(8) Russell, "Frelinghuysen-Zavala", pp. 105-110. (16) Baker a Gresham, 10 de mayo de 1894,
(9) Ibid., pp. 110-53. Foreign Relations, 289-90.

16
MAIN STREET * BLUEFIELDS 1894

Hones de dólares, pero si se incluyen los vapores ca estaba la capilla de la Misión Morava, y un
de la Bluefields Steamship Company, la inversión poco más allá el mercado público, donde se ven-
podrían haber subido a un total de diez millones día tortuga, cazabe y frutas. (29) En el centro de
de dólares. (17) todo estaba el edificio del gobierno mískito, en
donde orgullosamente ondeaba la bandera míski-
La llegada de la industria del banano marcó ta. Acerca de la población, cierto viajero obser-
el comienzo de una serie de cambios socio-econó- vó:
micos en toda la Reserva. El aspecto de la capi-
tal y centro comercial, Bluefields, cambió rápida- No puede descubrirse en parte alguna,
mente; las chozas pajizas de los nativos cedieron ni la más ligera sugerencia de influencia es-
al campo a casas "construidas de madera traída pañola. Parece decididamente norteamerica-
de los Estados Unidos".(18) A lo largo de la ca- na; no muy diferente de una población mine-
lle principal (Kings Street) había unas pocas tien- ra del Oeste en muchos de sus aspectos. Os-
das, casas y la oficina de Bluefields Sentinel (El tenta señales de un rápido crecimiento, una
Centinela de Bluefields), en donde se imprimían especie de desarrollo apresurado y lleno de
el periódico local, y los documentos gu be rnamen- consecuencias, acomodado a la emergencia ac-
tales en una imprenta norteamericana. (19) Cer- tual, hasta que haya tiempo para construir
en forma más permanente.(21)
(17) Uno de los primeros intentos de establecer La población de Bluefields, en el momento
la cuantía efectiva de las inversiones de los Estados
Unidos, lo hizo Rising Lake Morrow, "A Conflict bet- del auge bananero de 1893, se estimó en 3.500 ha-
ween the Commercial Interests of the United States bitantes.(22) De estos, la mayoría eran descen-
and its Foreign Policy", HAHR. X (Febrero, 1930),
2-13. Una estimación anterior hecha por Wolfred Nel-
son, "The Mosquito Rese rv e", Harper's Weekly, 22 de (19) Se conservan pocas publicaciones de esta im-
diciembre de 1894, p. 1219, aseguraba que las inver- prenta. Una muestra es la Annual Laws of the Mos-
siones fueron de $10.000.000.00; también una investi- quito Reservation for the year 1892) (Anuario de Le-
gación reciente de Walter Lafeber, "Background of yes de la Reserva Mosquita en el año 1892) (Bluefields,
Cleveland's Venezuelan Policy", American Historical M. R., Nicaragua: Bluefields Sentinel, 1892).
Review, LXVI (Julio de 1961), 956-67, trae a luz otras (20) Courtenay De Kalb, "Nicaragua: Studies on
nuevas fuentes que llevaron a Lafeber a asegurar que the Mosquito Shore", Jou rn al of the American Geo-
las inversiones valían $4.000.000.00. Mientras no se graphical Society, XXV (1893) 253-56.
haga una investigación mayor, subsistirá la incertidum- (21) Ibid.. p. 254.
bre acerca dei valor de las inversiones. Sin embar- (22) Ibid., p. 255; las cuentas varían considerable-
go., está plenamente establecido el hecho de que los mente, pero esta cifra parece la más digna de confian-
norteamericanos tenían el predominio en el comercio. za si abarca la población del río Bluefields hasta la
(18) R. N. Keely, "Nicaragua and the Mosquito ciudad de Rama. El artículo de Keely, "Mosquito
Coast", The Popular Science Monthly. Junio de 1894, Coast", p. 164, estima unas 1.500 personas, y esta ci-
p. 164. fra se ve con frecuencia.

21
clientes de negros jamaicanos, con pringues de in- estudiantes que en 1868.(29) De todos modos, el
dio, español y zambo.(23) Era de esperarse el Gobierno mískito parece haber aprobado menos
gran números de negros jamaicanos, porque ellos de una docena de leyes en los años entre 1860 y
y los blancos prefieren residir principalmente en 1882.(30)
las ciudades de mayor tamaño. (24) Algunos de
los negros contados pueden haber sido del Sur de Después de 1882, hubo un incremento en la
los Estados Unidos y no de Jamaica, porque el legislatura, según parece debido al aumento de in-
Cónsul informaba que debido a la escasez de ma- fluencia de los norteamericanos, que deseaban
no de obra en la Costa, los plantadores de bana- proteger su creciente industria bananera. En só-
no estaban importando trabajadores negros a tra- lo el año 1883, el Gobierno Mískito aprobó el do-
vés de Nueva Orleans. (25) Por lo que se refie- ble de leyes que en todos los años anteriores de
re a elementos indios puros que quedaran, si es la existencia del gobierno. Entre 1883 y 1892,
que los había, se les tenía que encontrar residien- casi 200 leyes distintas fueron aprobadas por la
do en lo profundo del interior y lejos de las ciu- Reserva Mískita. (31) Hasta cierto punto, las mu-
dades.(26) Si se da crédito a las estimaciones de chas leyes aprobadas entre 1883 y 1892 fueron
población de Courtenay de Kalb, quien estuvo un producto de la misma alianza inglesa-mískita, en
corto tiempo en la Costa, parecería que por lo respuesta a la crisis de un auge comercial traído
menos la mitad de la población de la Reserva vi- por los norteamericanos. Sin embargo, que los
vía en Bluefields y sus alrededores.(27) ingleses no hicieran protestas significativas res-
pecto a la invasión "yanki", confirma que los in-
La forma en que estaba distribuida la pobla- tereses económicos británicos de la Costa eran mí-
ción de la Reserva en 1893, reflejaba profundos nimos en aquel tiempo. Hay pocas pruebas, pe-
cambios que habían estado teniendo lugar entre ro parece que los norteamericanos comenza-
los habitantes de la Costa después que la región ron a asumir el papel predominante de sus prede-
se volvió cuasi-independiente en 1860. Después cesores ingleses. Un mayor apoyo de esta supo-
de 1860, el puerto de San Juan tenía poca activi- sición se encuentra en la naturaleza de las leyes
dad económica para sostener a su población y es- promulgadas.
to, unido al abandono del puerto por los ingle-
ses, hizo que la mayor parte de la población se La naturaleza de las leyes promulgadas des-
movilizara hacia el norte, a la región de Blue- pués de 1883, no sólo revelaba la influencia nor-
fields o que saliera del país. Como toda la re- teamericana creciente, sino formalizaba la distri-
gión mískita iba perdiendo importancia para el bución cultural entre los elementos de la pobla-
gobierno británico, poco se hizo por ayudar al des- ción étnicamente heterogénea que había existido
arrollo socio-económico de los indios que habían en la Costa desde la Colonia. Las diferencias cul-
sido sus aliados en el pasado. Fuera de las recla- turales que existían entre la población indígena y
maciones diplomáticas en favor de los mískitos, y los elementos extranjeros no eran tomadas muy
los consejos ingleses de vez en cuando, casi siem- en cuenta por los primeros costeños británicos,
pre impartidos por el representante consular, la pero los norteamericanos parecían ser menos to-
Reserva quedó ignorada. lerantes. La construcción de nuevas casas de te-
cho pajizo, que en su mayor parte usaban los in-
El gobierno mískito semi-autónomo que que- dios, fué prohibida en Bluefields y Laguna de
dó en la Reserva después de 1860, sin tomar en Perlas en 1885.(32) Se tomaron varias medidas
cuenta su verdadera composición étnica o nacio- para controlar el comercio de licores y a los bar-
nal, hizo poco por mejorar la vida de los míski- cos se les prohibió específicamente descargar licor
tos. En realidad, las concesiones que otorgó a las penetrando al interior a lo largo de los ríos. El
industrias extractivas después de 1861, probabilí- ganado tenía que ser encerrado en las ciudades,
simamente perturbaron más la característica de se prohibió el tráfico de buhoneros y se dispuso
caza, pesca y recolección de la población indíge- que los perros debían llevar collar. Una "Ley
na de la Reserva. Se aprobaron leyes para fa- de Protección del Domingo" prohibía abrir tien-
vorecer a los indios, tales como la educación obli- das, jugar cartas y descargar barcos. Después
gatoria, pero no se hicieron efectivas. (28) En de 1889, anualmente se promulgaba una ley para
1893, la única institución educacional, la escuela proteger la situación de la Reserva, llamada "Ley
dirigida por la Iglesia Morava, decía tener menos de Protección de la Reserva Mosquita". La Ley

(23) Keely, "Mosquito Coast", p. 164. (29) De Kalb, "Nicaragua", p. 269, habla de 550
(24) De Kalb, "Nicaragua", p. 264. estudiantes, mientras que Pim habla de 700 a 800 en
(25) Brown, Cónsul en San Juan del Norte, al 1868, nota 30 del Capitulo III.
Departamento de Estado, 17 de abril de 1897, en U. S., (30) La tabulación se basa en la colección de le-
Department of Commerce, Reports of the Consuls of ves mískitas que cubre el periodo de 1860 a 1882. Es la
the United States, XXIII (Julio de 1887), 79. Formation of the Municipal Authority for the Govern-
(26) Keely, "Mosquito Coast", pp. 162-63. ment of the Mosquito Reservation, (New York: Burr
Printing House, 1884).
(27) De Kalb, "Nicaragua", pp. 263-64. (31) Tabulación basada en Municipal Constitution
(28) "An Act to enforce compulsory education and Annual Laws of the Mosquito Reservation, 1883-
within the Mosquito Reservation", Goverment of the 1891, (Savannah, Georgia: Morning News P ri nt, 1892).
Mosquito Reservation. 1884, pp. 23-24. (32) Ibíd., p. 30

18
de Protección de la Reserva tenía indudablemen- maicanos de la clase inferior, que frecuentísima-
te el fin de poner en claro a los de afuera, espe- mente lo practicaban, y separaban a ambos gru-
cialmente a los nicaragüenses, que no se podía in- pos de los negros jamaicanos que mandaban, de
terferir en el status quo de la Costa.(33) En re- los norteamericanos y de los misioneros.
sumen, el gobierno mískito aparentemente coope-
raba plenamente con los empresarios norteameri- Si antes no había sido así (véase el Apéndice
canos, al garantizar las nuevas casas e intereses B), en 1890 el gobierno mískito estaba bajo el con-
comerciales de estos. trol de los elementos negros jamaicanos. (37) Que
el Gobierno simpatizara tanto con los norteame-
De los misioneros moravos también provino ricanos, se debía en gran parte al aumento en los
una cooperación estrecha con los norteamericanos. ingresos fiscales que el comercio norteamericano
En 1889, tres de los ministros de Bluefields eran había traído al tesoro fiscal. La monarquía mís-
miembros de la asamblea que gobernaba la Re- kita, como los misioneros,, es de creerse que tam-
serva.(34) Los misioneros, cuyo éxito en lograr bién pensara que la continuación de su existen-
prosélitos entre la población nativa era sólo me- cia estaba garantizada por la presencia norteame-
diano, miraban la presencia norteamericana como ricana. Como atrás dijimos, las plantaciones mis-
una garantía de que los nicaragüenses no se atre- mas daban trabajo a los negros de Jamaica y a
verían a reincorporar el territorio y probablemen- los del Sur de los Estados Unidos. Los nortea-
te suspender los trabajos de la misión.(35) Ade- mericanos, la monarquía mískita (o jamaicana),
más, los norteamericanos les ayudaban a promul- los misioneros, y hasta los negros trabajadores de
gar las leyes para el bienestar moral de la comu- clase inferior, todos ganaban algo con este arre-
nidad, especialmente respecto al licor. Los mi- glo inusitado. Cuando el monarca miskito y sus
sioneros y los norteamericanos sin duda coopera- consejeros de corte posaron orgullosamente para
ban en la promulgación de la ley para suprimir un fotógrafo ambulante alrededor del año 1892,
la nigromancia (vudú) u obeaísmo, en el conjun- todos parecían olvidar que los indios mískitos au-
to de leyes de 1889.(36) Las prácticas del vu- ténticos habían controlado siempre la Costa. (Véa-
duismo unían a algunos indios con los negros ja- se la fotografía en la página siguiente). (38)
Absortos en el auge del desarrollo comercial
(33) Ibíd., referencias salteadas. de la Mosquitia, la mayoría de los norteamerica-
(34) Ibíd., p. 60. nos y ciertamente los indios, probablemente no
(35) "Inclosure No. 3", Misioneros moravos en la
Costa Mosquita, W. Sifborger y H. Berkenhagen a Ba- se daban cuenta de las fuerzas internacionales
ker, 30 de abril de 1894, Foreign Relations, p. 286. que estaban conformando su futuro. Sólo el Cón-
(36) El obeaísmo era una forma de magia del sul de los Estados Unidos en San Juan del Norte,
Africa Occidental traída al Nuevo Mundo por los es- William A. Brown, parecía darse cuenta del inte-
clavos y especialmente difundida entre los negros de rés renovado de Nicaragua en la reincorporación
Jamaica. Una obra excelente sobre los antecedentes
jamaicanos del culto es Philip D. Curtin, Two Jamai- de la Costa. En 1887, Brown notó que debido al
ces (New York: Greenwood Press, 1968), pp. 28-35. La éxito del proyecto bananero, varios capitalistas
cuantía en que era practicado el obeaísmo entre los nicaragüenses de Granada y Managua habían es-
mískitos es un poco difícil de establecer; pero Keely, tado llegando a Bluefields en busca de tierras en
"Mosquito Coast", p. 166 confirma su práctica. Tam-
bién algunas palabras "obeas", tales como la que se que cultivar el banano. (39) Brown también notó
usa por "fantasma o espíritu" se convirtieron en par- que el Presidente Adán Cárdenas, en su mensaje
te integrante del vocabulario mískito. Courtin nota, al Congreso de Nicaragua, el 16 de enero de 1887,
p. 29, que la palabra jamaica "otea" equivalente a llamaba la atención hacia la Mosquitia e indica-
sombras o espíritu era "dopis". El mismo vocablo, ba que su administración apoyaba ciertos cam-
con el mismo significado, se encuentra en el estudio
reciente más definitivo del idioma miskito: Adolfo I. bios, por ejemplo:
Vaughan Warman, Diccionario trilingüe (Managua:
Talleres Nacionales, 1959), p. 76, escribe "dupis". Es Que los límites de la Reserva debían se-
importante notar que antes del influjo de los negros ñalarse; que un Comisionado de Nicaragua
jamaicanos en la Costa en la primera mitad del siglo
:XIX, un vocabulario digno de confianza compilado en debía nombrarse para residir en Bluefields,
la década del 1840 indica que la palabra mískita equi- y que las regulaciones que debían regir el
valente a espíritus era "wulasha", y esta evidentemen- ejercicio de los derechos de soberanía de la
te fué reemplazada por la terminología jamaicana.
Véase A. I. Cotheal, "A Grammatical Sketch of the
Language of the Indians of the Mosquito Shore", (37) De Kalb, "Nicaragua", pp. 271-80, este rela-
Transactions of the American Ethnological Society, to confirma en detalle cómo los elementos negros eli-
II (1848), 237-64. La Ley de 1889 decía en parte: minaron a los indios y mantuvieron el control del go-
..cualquier persona o personas que practiquen la bierno. Las fuentes nicaragüenses convienen en esta
nigromancia, obeaísmo.... por cualquier ensalmo o interpretación, como se verá en el capítulo siguiente,
encantamiento, o por medio de veneno, o por medio y ella se volvió parte de los motivos de la reincorpo-
de pociones dañinas o perjudicales, para producir es- ración.
tupidez, o con intención de provocar amor ilícito, o
de descubrir tesoros ocultos, o recobrar objetos roba- (38) Esta misma fotografía se encuentra en De
dos, o usar artes sutiles, medios o herramientas con Kalb, ibid., p. 236, y en Keely, "Mosquito Coast", p.
el fin de matar, herir, engañar, dañar, o producir otro 165.
perjuicio en cualquier. persona o animal, será culpa- (39) Brown e Departamento de Estado, 17 de
ble de delito menor". Esta cita es de Annual Laws abril de 1887, Reports of the Consuls of the United
of the Mosquito Reservation, 1883-1891, p. 91. States, XXIII, (Julio, 1887), 80-81.
29
THE LAST MISKITO GOVERNMENT AND ITS ETHNIC BACKGROUND*

5
4

3 1 3

1, Robert Henry Clarence Native, full blooded Miskito Indian


2. Charles Patterson Pearl Lagoon native, quadroon
3. J. W. Cuthbert, Sr. Jamaican mulatto, British subject
4, James Cuthbert, Jr. Pearl-Lagoon native, mulatto
Others Unknown

*Based on observations by John O. Thomas, a judge of the supreme court of the


Miskito Reservation, in Foreign Relations, Appendix I, 1894, p. 278; Because
Mr, Thomas was himself a mulatto, Jamaican British subject, this designation
should be accepted with much caution.
República y los derechos municipales de los grado ganarse suficientemente la confianza del
indios mosqutios en el distrito asignado, de- Secretario de Estado Demócrata, Thomas F. Ba-
bían adoptarse inmediatamente. . . .(40) yard, para hacer que dicho Secretario explorase
la actitud del gobierno inglés respecto a la región
El Presidente Cárdenas no era el único que mískita.
abrigaba el deseo de poner fin a la autonomía de
la región mískita; su actitud reflejaba un senti- El 23 de noviembre de 1888, el Secretario
miento creciente entre los lideres intelectuales y Bayard envió un despacho en nombre de Nicara-
sociales de Nicaragua, acerca de que había que gua, protestando contra la pretendida continua-
emprender alguna acción. (41) Esta vino muy des- ción del protectorado británico en la Mosquitia
pacio y cuando Cárdenas terminó su período en y demandando el retiro de Gran Bretaña.(46) La
1887, nada se había hecho. nota le fué leída a Lord Salisbury, entonces a la
cabeza de la Foreign Office inglesa, por E. J.
Su sucesor, el General Evaristo Carazo, com- Phelps, Ministro de los Estados Unidos en Lon-
prendiendo que había que resolver ciertas anti- dres. La respuesta de Lord Salisbury , de fecha
guas cuestiones diplomáticas, nombró a Horacio 28 de marzo de 1889, fué dirigida al nuevo Secre-
Guzmán como Ministro en Washington, con la es- tario de Estado Republicano, James G. Blaine.
peranza de que los Estados Unidos respaldarían Para sorpresa, contenía una renuncia inequívoca
la reincorporación nicaragüense de la Mosquitia. del interés británico en la Mosquitia. Es cierto
Aunque el General Carazo falleció de un ataque que Salisbury hacía algunas afirmaciones para
al corazón el día 1 de agosto de 1889, el Senador salvar la cara respecto al interés británico en el
Roberto Sacasa, al ser nombrado como sucesor de pasado, pero en el párrafo final ponía en claro
Carazo, también respaldó el proyecto de reclamar la nueva posición de Gran Bretaña:
la Costa. Así, durante las administraciones de
Carazo y Sacasa, Nicaragua estuvo hábilmente re- Ellos (los ingleses) no deseaban "reafir-
presentada en Washington por el astuto Horacio mar un Protectorado" verdadero o aparen-
Guzmán.(42) te, ni nada de la naturaleza de un Protecto-
rado, y les daría la mayor satisfacción posi-
El Ministro Guzmán llegó a su importante ble que el gobierno de Nicaragua y los in-
cargo en un momento en que el interés de los Es- dios llegaran a un arreglo amigable, de acuer-
tados Unidos en Nicaragua se había renovado de- do con el Artículo IV de la Convención (Tra-
bido a nuevos intentos de iniciar un proyecto de tado de Managua), y así relevar a este país
canal.(43) Después del fracaso del tratado Fre- de toda ulterior responsabilidad respecto a
linghuysen-Zavala, un grupo de inversionistas los asuntos de ellos.(47)
particulares, encabezados por Aniceto Menocal y
Daniel Ammen, organizaron una asociación cana- Se ignora qué intención prestó Blaine a la
lera, celebraron contratos con Costa Rica y Nica- nota o a la cuestión mískita.
ragua y efectivamente comenzaron a dragar el
Río San Juan.(44) Este fué el único esfuerzo efec- El Ministro Guzmán, que tal vez no se ente-
tivo de excavación para construir el paso a través ró de la respuesta de Salisbu ry , comenzó nueva-
de Nicaragua. El esfuerzo, aunque a la postre mente a plantear su caso ante Blaine, y trató de
sin éxito, fué importante en varios aspectos. Co- que éste le diera seguridades de que los Estados
mo nunca antes, un representante de Nicaragua, Unidos apoyarían la reincorporación. El 19 de
en la persona del Ministro Guzmán, usó los con- junio de 1890, Guzmán, sintiendo que había al-
tratos canaleros como palanca para adelantar los canzado su meta, escribía al Ministro de Relacio-
intereses mískitos de Nicaragua. Demostrando nes Exteriores de Nicaragua:
habilidad diplomática, que hasta entonces había
hecho falta, el Ministro Guzmán gradualmente Desde luego que Mr. Blaine aprecia la
convenció a dos administraciones de los Estados importancia del asunto (la Mosquitia) y esté
Unidos de que la empresa del canal no sería real- U. seguro de que en breve va a darle una
mente segura a menos que la Mosquitia fuera re- buena parte de su atención. Yo no dejo de
incorporada.(45) En efecto, en 1888 él había lo- hablar con él sobre Mosquitia en cada entre-
vista que tenemos, y estoy absolutamente sa-
(40) Ibid. tisfecho de su manera de ver las cosas.
(41) Gámez, Costa de Mosquitos, p. 345.
(42) "Correspondencia diplomática entre el Minis- Me dice Ud. que la incorporación de la
tro de Nicaragua en Washington Doctor Don Horacio Reserva quizás no será posible, ni aun con
Guzmán y el Ministro de Relaciones Exteriores Licdo. la intervención de este Gobno. Permita U.
Don Benjamín Guerra, 1889-1891", Revista de la Aca-
demia de Geografía e Historia de Nicaragua, XVII, que vo sea un tanto más optimista. Es mi
XIX (Enero, Diciembre, 1959), 1-9, (en adelante esta opinión, y ha sido siempre, que con la ayu-
revista la citaremos como RAGHN, y este ejemplar de
ella como la "Correspondencia Guzmán".
(43) Ibid. (46) Gran Bretaña, Public Record Office, British
(44) Ibid., pp. 115-160, para textos de ambos con- and Foreign States Papers, 1888-1889 (Londres: HMSO,
tratos. Har ri son and Sons, 1889), pp. 746-59.
(45) Ibid., pp. 23, 63, 72, 75. (47) Ibíd., p. 762.

31
DREDGES, NICARAGUA CANAL.
ON SAN JUAN RIVER

da y apoyo de los Estados Unidos, Nicara- ¿Quién iba a dudar del Presidente reciente-
gua va a recobrar, en época no lejana, su ab- mente electo? Era otro más en la larga lista de
soluta soberanía sobre Mosquitia. (48) conservadores que habían ido desempeñando pa-
cíficamente sus períodos. El Cónsul de los Esta-
Pocos meses después, en Nicaragua, el Pre- dos Unidos en Nicaragua notaba que "se hablaba
sidente Sacasa ante la Asamblea Legislativa, pin- muy bien" de la Administración, (50) y que el fu-
taba así la Mosquitia: turo parecía brillante. Aun las ambiciones reno-
vadas de los colombianos y costarricenses por el
....esa extensa región, mayor que el control de la Mosquitia, no parecían demasiado
resto de la República, (con su) variedad de amenazadoras. (51) Además, las relaciones de Ni-
climas, su fértil suelo, cubierta con profu- caragua con los Estados Unidos estaban mejor
sión de ríos, algunos navegables; y sus ili- que nunca, al haber dado esta gran potencia apo-
mitados recursos naturales, atrae la atención yo y aprobación a la reincorporación de la codi-
de comerciantes y trabajadores. Ahora es ciada Mosquitia. (52 Y por sobre todo, una com-
tiempo de preparar el futuro brillante reser- pañía particular estaba efectivamente excavando
vado para vosotros, y hacer a los pueblos del el canal tanto tiempo soñado.
Pacífico partícipes y colaboradores en el gran
futuro (de la Mosquitia). (49) (50) Newel a Wharton, 24 de septiembre de 1890,
MCD. T634/r. 2. .

(51) Shannon, Ministro de Nicaragua, a Foster, De-


(48) Correspondencia Guzmán, RAGHN. p. 72. La partamento de Estado, 7 de septiembre de 1892, Di-
versión inglesa de este y otros materiales ha sido rea- plomatic Despatches from U. S. Ministers to Central
lizada por el autor. America, 1824-1906, M-219/r. 74; ibíd., 26 de julio de
(49) Manifiesto que el Señor Presidente Doctor 1892, M-219/r. 75. (En adelante los materiales de este
Don Roberto Sacasa dirige a los pueblos de la Repú- grupo los citaremos con la abreviatura DDCA.
blica en el acto da depositar el Mando Supremo (Ma- (52) Una descripción de las celebraciones de un
nagua, Nicaragua: Tipografía Nacional, 1890), p. 7. Es- 4 de Julio revela las buenas relaciones entre los ni-
te documento se encuentra en, Newell al Departamen- caragüenses y los norteamericanos. Véase Cónsul Wills
to de Estado, 25 de diciembre de 1890, MCD, T634/r. al Dep. de Estado, 5 de Julio de 1889, MCD. T634/r.
2. 2.

31
Capítulo V
LA REINCORPORACION NICARAGUENSE, 1893-1894

A pesar de sus deseos personales de reincor- tra el gobierno negro jamaicano y demandando
porar la Mosquitia, el Presidente Roberto Sacasa que Bluefields volviera a ser puerto libre. Ade-
no estaba destinado a tener la oportunidad de ac- más, expresaban la esperanza de que los Estados
tuar ahí. Aunque Sacasa era probablemente uno Unidos apoyaran a Nicaragua si esta intentaba
de los hombres más apolíticos que hayan ocupa- echar a los ingleses y jamaicanos.(4)
do la Presidente de Nicaragua, ciertas fuerzas po-
líticas fuera de su. control causaron el fracaso de Los nicaragüenses no tardaron mucho en res-
su administración. Reelecto en un año tranqui- ponder a la situación mískita. Restrospectiva-
lo, 1891, el Presidente se propuso establecer un mente es difícil establecer con exactitud cuándo
gobierno que incluyera individuos de los dos par- los líderes liberales decidieron definitivamente es-
tidos principales de Nicaragua, conservadores y tablecer la soberanía nicaragüense en la Mosqui-
liberales. Sacasa, a quien por lo general se atribu- tia. José Dolores Gámez cierto tiempo después
ye afiliación conservadora, se reunió con dos de decía que su partido había tenido desde largo
los líderes principales del liberalismo del país, tiempo atrás interés en la reincorporación, con
José Dolores Gámez y José Santos Zelaya, en un mucha anticipación a su llegada al poder en 1893.
esfuerzo por conseguir una alianza operante en- El interés liberal en la reincorporación se reno-
tre los partidos políticos. El Presidente Sacasa vó, según Gámez, por un largo artículo que apa-
fracasó y posteriormente exiló a varios líderes li- reció en El Termómetro, periódico liberal que co-
berales. Esto produjo alzamientos populares con- menzó a publicarse después del final del gobier-
tra el gobierno y a la postre el Presidente de- no de Sacasa en 1893. Dicho artículo, que cla-
cretó el estado de sitio. (1) maba por la reincorporación inmediata de la Mos-
quitia, no fué inspirado intencionalmente por na-
Algunos liberales nicaragüenses, al mismo die más que por José Santos Zelaya.(5) Algu-
tiempo, estaban prestando ayuda al liberal hon- nas autoridades en la materia sostienen que desde
dureño rebelde, Policarpo Bonilla, en un esfuer- en diciembre de 1893, algunos líderes del partido
zo por derrocar al gobierno de Honduras, que se se reunieron en Ciudad Rama y en secreto se
encontraba entonces bajo el control conservador. comprometieron a ocupar el territorio. Se dice
Los liberales nicaragüenses trataron de forzar al que el pacto se celebró entre el General Rigober-
Presidente Sacasa a declarar la guerra en favor to Cabezas, que posteriormente desempeñó un pa-
de la causa liberal hondureña; y cuando Sacasa pel primordial en el logro de la reincorporación,
se negó, los liberales iniciaron la revolución de y el Coronel Francisco E. Torres, gobernador de
1893. Después de varias batallas y una serie de Rama. Relatos del pacto dicen que sus suscrip-
negociaciones, José Santos Zelaya asumió la Pre- tores se obligaron a realizar la reincorporación y
sidencia el 25 de julio de 1893, poniendo fin de después informar al Presidente Zelaya.(6) Todo
esta manera a los treinta años de predominio con- el relato parece ser pura conjetura, pues fué Ze-
servador. A Zelaya le iba a corresponder la di- laya en persona quien nombró a Cabezas para
ficultad y el crédito de la reincorporación de la un cargo en la Reserva, antes que se realizara to-
Mosquitia. (2) do intento por apoderarse del territorio. De to-
das maneras, parece que la cuestión se manejó
La situación no podría haber sido más propi- con el mayor secreto y precaución. Por qué Ze-
cia para la reincorporación de la Reserva. En laya no declaró abiertamente sus planes al públi-
cierto momento del año 1892, el gobierno negro co nicaragüense, continúa siendo un misterio, pe-
de Jamaica decidió que no estaba recibiendo su- ro puede haber temido el fracaso de la empresa,
ficientes ingresos por sus diversos impuestos. Si o haber deseado caer por sorpresa sobre los des-
bien los puertos de la Reserva habían sido libres
en la década del 1880, las Annual Laws de 1892
decretaron numerosos impuestos sobre los barcos (4) Shannon al Departamento de Estado, 19 de
y mercaderías que entraban o salían de la Reser- julio de 1892; Shannon al Secretario de Estado, 5 de
va.(3) Los comerciantes norteamericanos reaccio- septiembre de 1892; Shannon al Secretario de Estado,
17 de agosto de 1892, todos en DDCA, M-219/r. 74.
naron contra la tributación muy rápidamente. Va- (5) José Dolores Gámez, "Promesa cumplida",
rias compañías e individuos escribieron al Minis- RAGHN, XVI-XVII (Enero de 1957-Diciembre de 1958),
tro Americano en Nicaragua elevando quejas con- 33. Este relato, aunque altamente partidarista, tiene
que tomarse como digno de confianza, por falta de
material docomumental.
(1) Un relato breve pero exacto de estos aconte- (6) Parece que no existe ningún original manus-
cimientos se encuentra en Quintana Orozco, Historia crito de este pretendido convenio, pero el relato apa-
de Nicaragua, pp. 162-68. rece en la obra de Emilio Alvarez Lejarza, Andrés Ve-
(2) Ibíd. ga Bolaños y Gustavo Alemán Bolaños, Cómo rein-
(3) Annual Laws .of the Mosquito Reservation, 1892 corporó Nicaragua su Costa Oriental (Managua: Talle-
(Bluefields, M. R., Nicaragua: Office of the Bluefields res Nacionales, 1944), pp. 30-31; también reproducido
Sentinel, 1892). en RC, mayo de 1966.

33
prevenidos moradores de la Reserva. Esta últi- Sin embargo, Lacayo no realizó inmediatamente
ma explicación parece improbable, porque Zela- intentos concretos de colectar impuestos o de re-
ya en realidad procedió en la reincorporación de gular el comercio de la Reserva.
la Costa de una manera cautelosa, no en forma
militar relámpago ni por medio de una campaña Los dos representantes nicaragüenses indu-
diplomática. dablemente se dieron cuenta de que cualquier in-
tento que pudieran efectuar por ejercer la sobe-
Para preparar la reincorporación, Zelaya nom- ranía sobre la Reserva encontraría hostilidad y
bró primero a dos jóvenes liberales, Carlos Al- que la fuerza militar sería al fin y al cabo nece-
berto Lacayo y Rigoberto Cabezas, para los car- saria para consolidar sus puestos de autoridad.
gos de Delegado del Ejecutivo e Intendente Ge- Ninguna fuerza militar nicaragüense estaba acan-
neral de la Reserva. Poco es lo que se conoce tonada en la Mosquitia cuando Zelaya tomó la
de los antecedentes de Lacayo; en cambio, los de presidencia, pero un conflicto con la vecina Hon-
Cabeza son dignos de nota. Rigoberto Domingo duras pronto proporcionó la oportunidad de tras-
de los Dolores Cabezas había nacido en Cartago, ladar tropas a Bluefields. No está claro si había
Costa Rica, en 1860. En 1882 emigró a Granada en realidad amenazas de invasión desde Hondu-
y fundó un periódico llamado Diario de Nicara- ras, porque al mismo tiempo un ejército nicara-
gua.(7) Las tendencias liberales de la publica- güense avanzaba dentro de Honduras desde la
ción causaron dificultades a Cabezas con el go- Costa del Pacífico, en un esfuerzo por ayudar a
bierno de Adán Cárdenas en 1884 y produjeron los rebeldes de Bonilla a capturar Tegucigalpa.
la terminación del periódico y el exilio de Cabe- Posiblemente las tropas de las fuerzas conserva-
zas.(8) Este desempeñó cierto papel en el ascen- doras, que estaban siendo empujadas hacia Cabo
so del liberalismo al poder en 1893, por lo cual Gracias a Dios, en la frontera de la Mosquitia,
su nombramiento como Intendente General era por las tropas liberales que avanzaban, podían
evidentemente una recompensa. En su nuevo car- devolver el golpe a Nicaragua invadiendo la Mos-
go se dedicó a poner fin al estado de cuasi-inde- quitia.(12) Fué esta amenaza la que llevó a dos-
pendencia de la Mosquitia.(9) cientos soldados nicaragüenses a Bluefields el 5
de enero de 1894.(13) Parece que las tropas ni
Lacayo fué igualmente indomable que Cabe- siquiera bajaron del vapor Mabel Comeaux, sino
zas en su apoyo a la reincorporación. A princi- que permanecieron tranquilamente en la bahía es-
pios de noviembre de 1893, llegó Lacayo a la Cos- perando transporte hacia Cabo Gracias a Dios.(14)
ta y cuentan que en una recepción consular dijo
estas palabras: Aparte de las verdaderas intenciones de la
tropa, el temor sobrecogió a la población de Blue-
Señores, vengo en nombre del nuevo go- fields. El 13 de enero, el Rey Mosco Ro be rt Hen-
bierno, con sus nuevas ideas, a representar ry Clarence envió una protesta escrita contra la
aquí la soberanía de Nicaragua, a hacerla presencia de las tropas del Delegado Lacayo. La
efectiva y también a traer cambios a la Re- respuesta de este al Rey puso de manifiesto que
serva. Vengo a ser, en una palabra, el me- Nicaragua se consideraba soberana de la Costa, y
dio para llevar a término feliz los propósi- que la defensa de la zona estaba encomendada a
tos de mi partido.(10) Lacayo.(15) El 25 de enero, el Cónsul america-
no, B. B. Seat, temeroso de violencia, apeló al
En qué forma Lacayo y Cabezas intentaban Departamento de Estado pidiendo el envío de un
establecer la soberanía de Nicaragua, no se ha barco de guerra y prontamente fué despachado
aclarado todavía. Gámez observó que Lacayo el U.S.S. Kearsarge.(16) Desde el 15 de enero
construyó un "hermoso palacio", como ejemplo hasta el 10 de febrero las tropas nicaragüenses
de cuán mejor sería el gobierno nicaragüense. (11) estuvieron ausentes, pues habían partido hacia el
norte, a Cabo Gracias a Dios a rechazar la espe-
(7) "Referencias sobre Rigoberto Cabezas",
rada invasión. Sin embargo, ninguna invasión se
RAGHN. VIII (1946), 99. materializó y las tropas regresaron en la noche
(8) El origen y el fin del Diario de Nicaragua del 10 al 11 de febrero. La temida ocupación so-
RAGHN, VIII (1946), 69-98.
(9) Gámez, "Promesa cumplida", p. 33.
(10) Versiones de este pretendido discurso apare- (12) Probablemente existía verdadera amenaza,
cen en varias fuentes nicaragüenses, pero no son con- como lo han sostenido los historiadores nicaragüenses.
firmadas por las fuentes inglesas o norteamericanas. Véase: Cuadra Chamorro, La Reincorporación, pp. 20-
En efecto, la colección titulada "Mosquito Territory", 21. Respecto a la situación hondureña, véase William
Foreign Relations, Appendix I, 1894, indica que algu- S. Stokes, Honduras, An Area Study in Government
nos residentes de la Reserva ni siquiera estaban segu- (Madison: University of Wisconsin Press, 1950), pp. 45,
ros de cuándo había llegado Lacayo, pues su llegada 215.
había producido escaso impacto en la mayor parte de (13) Baker a Gresham, 9 de febrero de 1894,
la población. Esta cita es tomada (y traducida al in- Foreign Relations, p. 237.
glés por el autor), de una obra reciente por Pedro (14) Seat a Braida, 22 de enero de 1894, Foreign
Joaquín Cuadra Chamorro, La Reincorporación de La Relations, p. 235.
Mosquitia (León, Nicaragua: Editorial Hospicio, 1964), (15) Ibid.
p. 8; la misma cita aparece en Gámez, "Promesa cum- (16) Seat a Gresham, 25 de enero de 1894; Gresham
plida", p. 34. a Baker, 1 de febrero de 1894, Foreign Relations, pp.
(11) Gámez, "Promesa cumplida", p. 34. 234-35.

34
brevino cuando las fuerzas nicaragüenses desem- sieron a la intervención nicaragüense.(24) A su
barcaron y ocuparon todos los edificios públicos llegada, el comandante del Cleopatra persuadió a
de la Reserva. (17) El 12 de febrero de 1894, Ca- Lacayo a que levantara el estado de sitio y se
bezas declaró la ley marcial y prohibió toda ac- reuniera con él para elaborar un modus vivendi,
ción al gobierno mískito. (18) "para ajustar ....las actuales dificultades que sur-
gen de la ocupación militar de la Reserva....
El 15 de febrero, veinte comerciantes norte- mientras varios gobiernos están discutiendo la
americanos declararon que sus negocios estaban cuestión". (25)
en peligro y enviaron una petición al Cónsul B.
B. Seat en que le solicitaban el auxilio de los Es- El objetivo del modus vivendi era restable-
tados Unidos para proteger sus propiedades. La cer la paz y el orden, algo que las autoridades ni-
petición reconocía la soberanía de Nicaragua, pe- caragüenses habían sido incapaces de garantizar.
ro deploraba el hecho de que mientras el gobier- Conforme a la primera cláusula del arreglo, La-
no miskito había sido tolerante, ahora parecía co- cayo se obligaba a organizar una fuerza de poli-
mo que los nicaragüenses establecerían y cobra- cía en Bluefields. La segunda disposición creaba
rían impuestos sobre los productos que los nortea- un gobierno provisional, llamado concejo munici-
mericanos estaban extrayendo en la región. (19) pal, el que se compondría de dos personas nom-
Los comerciantes terminaban diciendo que "con la bradas por el cónsul inglés y tres nombradas por
actuación de dicho Delegado (Lacayo), los frutos el Delegado nicaragüense. (26) Por último, Laca-
de nuestra trabajo, el comercio de la Reserva, que yo se comprometía a retirar las tropas nicara-
se había desarrollado ....quedará pronto arruina- güenses de la Reserva y reconocer los tratados
do". (20) El 17 de febrero, Lacayo dió segurida- anteriores con Gran Bretaña relativos al arreglo
des a los norteamericanos de que sus derechos se- mískito. Esta última estipulación no amenazaba
rían protegidos, pero que esto de ninguna mane- los reclamos de Lacayo respecto a soberanía, pues-
ra se oponía al cobro de los impuestos, que el De- to que el Tratado de Managua siempre había re-
legado procedería a hacer efectivos después del conocido el derecho de los mískitos a incorporar-
19 de febrero. (21) Los comerciantes también se se a Nicaragua cuando así lo desearan.(27)
quejaban del estado de sitio que Lacayo había
declarado, pues la situación invalidaba sus políti- La mayor parte de las estipulaciones del mo-
cas de seguridad. (22) dus vivendi fueron posteriormente ignoradas por
los suscriptores del convenio. Los norteamerica-
Las cosas se calmaron el 25 de febrero, cuan- nos no quisieron formar parte del gobierno pro-
do el barco de guerra británico Cleopatra llegó visional; al principio, porque no creían que el go-
con el objeto de proteger las vidas y haciendas bierno que se planeaba sería representativo, y
de los súbditos británicos. El navío U.S.S. Kear- después, porque el Secretario Gresham específica-
sarge, enviado al comienzo de la disputa, se hun- mente prohibió a los ciudadanos de los Estados
dió después de chocar con un arrecife del Caribe Unidos el tomar parte en cualquier arreglo pro-
que no aparecía en la carta de navegación, y tuvo visional.(28) Como resultaba imposible estable-
que enviarse otra nave desde el Brasil. La pron- cer toda clase de gobierno provisional, otras dis-
ta llegada del barco inglés movió a los residentes posiciones del modus no fueron promulgadas. La-
norteamericanos a buscar auxilio en él, porque cayo periódicamente regresaba soldados nicara-
pensaron que su propio gobierno les había aban- güenses a la Costa.
donado. Además, los representantes británi-
cos F. H. Bingham, cónsul en San Juan del Nor- Aprovechándose del modus vivendi, los di-
te, y el Ministro inglés en Guatemala, por lo ge- plomáticos de los gobiernos interesados empeza-
neral mostraron mayor simpatía por los proble- ron inmediatamente a elaborar un arreglo perma-
mas de la Reserva y desde un principio se opu- nente. Baker, Ministro de los Estados Unidos en
Managua, se reunió con el Presidente Zelaya pa-
ra averiguar el por qué de la acción tómada. Ze-
(17) Braida a Uhl, 13 de febrero de 1894, Foreign laya señaló que los negros jamaicanos habían usur-
Relations, pp. 237-38. La tradición nicaragüense ha pado el gobierno en el territorio, privando a los
sido desde hace tiempo que Zelaya ordenó la ocupa- mískitos nativos de sus derechos, y además por-
ción por medio de un telegrama que decía: "Ocupe
militarmente Bluefields. Deponga al Rey Mosco y dé-
jeme las consecuencias". Algunos escritores nicara- 24) Bingham a Lacayo, 27 de febrero de 1894,
güenses, incluso Cuadra Chamorro, han discutido la Foreign Relations, pp. 238-39; Shannon a Foster, 9 de
certeza de tal telegrama, La Reincorporación, p. 9. noviembre de 1892, DFUS.
(18) Anexo 8, "Proclamation of Intendente Gene- (25) Vitta a Zelaya, 6 de Marzo de 1894, Foreign
ral Cabezas", en Baker a Gresham, 8 de marzo de Relations, p. 249.
1894, Foreign Relations, p. 249. (26) El único texto del modus vivendi original pa-
(19) Anexo 5, "Saml. Well & Co., y otros" a Seat, rece ser una traducción de una versión espafiola y hay
sin fecha, en Baker a Gresham, ibid., pp. 246-47. discrepancias respecto a si era el Cónsul británico o
(20) Ibíd. el norteamericano el que había de nombrar a los dos
miembros del Concejo provisional. Véase Foreign Re-
(21) Lacayo a Seat, 17 de febrero de 1894, Foreign lations, pp. 249-50.
Relations, pp. 247-48. (27) Ibíd., para el texto del convenio.
(22) Seat a Lacayo, 15 de febrero de 1894, Foreign (28) Gresham a Bayard, 30 de abril. de 1894,
Relations, pp. 243-44. Foreign Relations, pp. 271-73.

35
que era obligación de Nicaragua extender su po- estas dos potencias después de las declaraciones
der sobre el territorio disputado.(29) El ubicuo de Salisbury de 1889.(36)
Horacio Guzmán, todavía Ministro de Nicaragua
en Washington, sostenía estrecho contacto con el En Inglaterra y en los Estados Unidos la
Secretario de Estado Gresham y le mantenía in- prensa interpretó la confrontación mískita de ma-
formado de la situación mískita.(30) Debido a la nera diferente de como lo hicieron sus respectivos
lentitud del transporte desde Nicaragua y a la en- gobiernos. El Daily Picayune de Nueva Orleans,
fermedad de Baker, es evidente que Gresham se trayendo largos reportajes sobre los aconteci-
atuvo principalmente a la versión de los aconte- mientos de Bluefields, repetidas veces insistió en
cimientos que le trasmitió el Ministro Guzmán. una amenaza británica e insinuó que se estaba
Posteriormente Gresham regañó a Baker, dicién- verificando un arreglo entre ingleses y nicara-
dole: "Su falta de enviar información completa güenses para excluir los intereses comerciales de
respecto a (los) sucesos de Bluefields ha sido aquí los Estados Unidos.(37) La condena contra los
desconcertante".(31) ingleses era todavía más fuerte en el Tribune de
Nueva York:
A pesar de la falta de información día por
día, el Departamento de Estado actuó decisivamen- Lord Kimberly puede hacer todas las
te respecto al problema mískito. En todo el mes declaraciones que guste .. pero subsiste
de marzo, Gresham repetidas veces puso en claro el hecho de que los infantes de marina del
que él deseaba que Nicaragua ejerciera el control Cleopatra intervinieron en los asuntos polí-
completo sobre la región. Fué enviada una se- ticos de Centro América y que Gran Breta-
rie de notas a T. F. Bayard, Embajador entonces ña ha ejercido por la fuerza de las armas el
de los Estados Unidos en Londres, instruyéndole derecho de proteger la Reserva Mosquita.
averiguar por qué había sido enviado el barco Ello es una violación directa del Tratado
Cleopatra, por qué el modus vivendi fué concer- Clayton-Bulwer.(38)
tado por el comandante del barco, y cuáles eran
en general los objetivos ingleses en la región.(32) En el Tribune también se dijo que debía in-
Al principio la Foreign Office británica vaciló, vocarse la Doctrina Monroe para resistir a las am-
aparentemente por falta también de información biciones británicas.(39) El New York Times adop-
acerca del asunto. Las notas de Bayard(33) a tó un punto de vista de los acontecimientos más
Gresham informaban de un fuerte deseo de Lord equilibrado y no criticó tanto la política de Gres-
Gimberly, entonces a la cabeza de la Foreign Of- ham.(40) En el London Times sólo encontramos
fice, de cooperar con los Estados Unidos. A Ba- referencia al tema en forma limitada; su corres-
yard se le informó que la última corresponden- ponsal en la Mosquitia era tan partidario de la
cia con respecto a la Mosquitia era la de Lord Iglesia Morava, que no se puede decir que los ar-
Salisbury de marzo de 1889, que había renuncia- tículos reflejaran el pensamiento general inglés
do todo interés británico en la región.(34) Lord sobre el asunto.(41) A medida que pasaba el
Kim berly aceptó el punto de vista de Salisbury tiempo, ya al ponerse en claro que Nicaragua y
sin excepción y a fines de mayo, quedaba en cla- no Inglaterra mantendría el control final de la Re-
ro, sin lugar a dudas, para el Departamento de serva, las críticas en los periódicos de los Estados
Estado, que los ingleses no tenían interés verda- Unidos dieron un vuelco hacia los peligros del
dero en la Reserva. Bayard informó que Kim- control nicaragüense.(42) Las críticas de la pren-
berly "parecía estar dispuesto a seguir en la línea sa de los Estados Unidos contra Nicaragua aumen-
aprobada y adoptada por los Estados Unidos, de taron cuando un ciudadano americano, según se
tal manera que se debía llegar a una coinciden- dijo llamado William Wilson, fué muerto de un
cia de puntos de vista entre los Estados Unidos y tiro por un nicaragüense, el 22 de marzo de 1894,
Gran Bretaña".(35) En efecto, nunca hubo un
punto de disputa diplomática importante entre
(36) Una interpretación contraria se encuentra en
Walter Lefeber, "Background of Cleveland's Venezue-
lan Policy", pp. 956-57. Lafeber saca la conclusión
(29) Baker a Gresham, 8 de marzo de 1894, de que Inglaterra ofreció resistencia a los esfuerzos
Foreign Relations, p. 242. de los Estados Unidos por resolver el problema mis-
(30) Guzmán a Gresham, 5 de marzo de 1894, kito. Encuentro pocas pruebas en apoyo de esta con-
Foreign Relations, p. 239. clusión.
(31) Gresham a Baker, 17 de abril de 1894,
Foreign Relations, p. 271. (37) Daily Picayune de Nueva Orleans, 10 de
(32) Gresham a Bayard, 9 de marzo de 1894, marzo, p. 4; 11 de marzo, p. 23; 14 de marzo, p. 4;
Foreign Relations, p. 250; Gresham a Bayard, 30 de 16 de marzo, p. 4; 19 de marzo, p. 1; 24 de marzo, p.
abril de 1894, Foreign Relations, p. 271. 1; 26 de marzo, p. 1; 28 de marzo, p. 16 (todos de
(33) Bayard a Gresham, 15 de marzo de 1894, 1894).
Foreign Relations. pp. 250-52; Bayard a Gresham, 29 (38) Tribune de Nueva York, 21 de marzo de
de marzo de 1894, Foreign Relations, pp. 258-60; Ba- 1894, p. 6.
yard a Gresham, 28 de mayo de 1894, Foreign Rela- (39) Ibíd., 8 de abril de 1894, p. 6.
tions, pp. 291-93. (40) New York Times, febrero-junio, numerosas
(34) Para detalles de esta aseveración, véase el referencias.
último capitulo. (41) London Times, 27 de marzo de 1894, p. 2.
(35) Bayard a Gresham, 28 de mayo de 1894, (42) Daily Picayune de Nueva Orleans, 6 de abril
Foreign Relations, pp. 291-93. de 1894, p. 2.

36
en Ciudad Rama. (43) Aunque la muerte fué cau- de cooperación con los comerciantes norteameri-
sada probablemente en defensa propia, y en forma canos produjeron algunos buenos resultados. Uno
alguna estaba conectada con los asuntos de Blue- de los comerciantes, la firma maderera Eme ry , co-
fields, proporcionó a los periodistas material y operó con Nicaragua con el cobro de impuestos so-
acrecentó los temores norteamericanos acerca de bre madera extraída.(49) Hasta se informó que
cómo podrían ser tratados por los nicaragüenses. los principales comerciantes de Bluefields habían
suscrito un documento en que aprobaban la ocu-
El modus vivendi se mantuvo de marzo a ju- pación por Nicaragua.(50) Hay también varias
nio y no ocurrió ningún enfrentamiento entre ja- pruebas de que las autoridades nicaragüenses rea-
maicanos, norteamericanos o nicaragüenses que lizaron honestamente grandes esfuerzos por cap-
perturbara la paz. El Secretario Gresham con- turar al matador del ciudadano americano Wil-
tinuamente prevenía al agente consular Braida que son.(51) Desde el punto de vista nicaragüense,
permaneciera apartado de los asuntos políticos de los individuos que causaban más problemas eran
la Mosquitia. En un telegrama del 28 de marzo los cónsules de los Estados Unidos y algunos a
de 1894, Gresham decía: quienes los nicaragüenses llamaban "americanos
fáciles de descarriar". (52)
No está Ud. autorizado para desempeñar
funciones diplomáticas, ni se deberá mezclar La situación continuamente tensa creada por
en asuntos políticos de la Mosquitia. Un bar- la ocupación nicaragüense estalló el 5 de julio de
co de la Marina llegará pronto a Bluefields. 1894, cuando una fuerza compuesta principalmen-
(44) te por negros jamaicanos abrió fuego contra las
nuevas oficinas gubernamentales del General Ca-
Gresham parece que confiaba poco en los in- bezas. (53) El fuego continuó durante casi toda
formes de sus agentes diplomáticos o consulares la noche y las autoridades nicaragüenses no pu-
del U.S.S. San Francisco, al cual se le había or- dieron abandonar el edificio gubernamental. A la
denado trasladarse del Brasil a Bluefields des- mañana siguiente, Robert Henry Clarence, el de-
pués dei hundimiento del Kearsarge. (45) Cuan- puesto Rey Mosco, asumió de nuevo su "autori-
do el Ministro Baker trató de celebrar un con- dad legítima como jefe de los Mosquitos". (54) El
venio para limitar el número de tropas nicara- periódico Sentinel de Bluefields emitió un bole-
güenses en la Reserva, fuente constante de agita- tín incendiario, cuyos titulares decían así:
ción para los residentes de Bluefields, sus esfuer-
zos fueron parados en seco por el Secretario Gres- La paciencia ha dejado de ser una vir-
ham. Este alegó que era porque los esfuerzos tud — El tratamiento hostil de Nicaragua
de Baker "rebajaban la soberanía de Nicaragua". para la policía civil crea un alzamiento —
(46) Un refuerzo de El Bluff amenaza abatir a
los negros — Las balas silbaban en la ciudad
Por otra parte, la evidencia indica que los anoche — Prisioneros puestos en libertad —
nicaragüenses estaban cautelosos para evitar to- Banderas arriadas — Se dice que el Gene-
da controversia con los Estados Unidos, o sus ciu- ral Cabezas y el Tesorero provisional Aubert
dadanos. José Madriz, abogado altamente respe- son los responsables.(55)
tado y Ministro de Relaciones Exteriores, fué
nombrado por Zelaya como Delegado Especial del Que los norteamericanos continuaban apo-
Presidente para realizar los arreglos diplomáticos yando al gobierno nicaragüense, lo confirma la
posteriores a la ocupación efectiva.(47) La co- acción decisiva tomada por Charles O'Neil, capi-
rrespondencia diplomática entre Madriz y Zelaya tán del acorazado Marblehead, anclado en la ba-
confirma que Nicaragua estaba continuamente hía de Bluefields en el momento de la revolución.
preocupada por el mantenimiento de buenas rela- Aunque demorados por tormentas marinas, los in-
ciones con los Estados Unidos.(48) Los esfuerzos fantes de marina de los Estados Unidos llegaron al
rescate de las fuerzas nicaragüenses combatidas,
el 7 de julio de 1894. Los infantes de marina
(43) Un relato típico aparece en el Daily Picayune restablecieron a Cabezas en el poder, recaptura-
de Nueva Orleans, 8 de abril de 1894, p. 2.
(44) Gresham a Braida, 28 de marzo de 1894, ron El Bluff frente a la ciudad, que estaba en
Foreign Relations, p. 258. manos de fuerzas negras, y llevaron a Bluefields
(45) Gresham a Bayard, 30 de abril de 1894, una paz casi inmediata.(56) Sin embargo, debi-
Foreign Relations, p. 271.
(46) Gresham a Baker, 13 de junio de 1894,
Foreign Relations, p. 296. (49) Documentos .... Mosquitia, pp. 62-63.
(47) Alberto Bendaña, editor, José Madriz, Diplo- (50) Ibíd., p. 60.
mático (Managua, D. N., Imprenta Nacional, 1956), P. (51) Ibid., pp. 68-9.
6. Esta serie de documentos fué escrita por Madriz y (52) Ibíd., p. 65.
seleccionada por el Director de los Archivos Naciona- (53) Seat a Braida, ? de julio de 1894, Foreign
les de Nicaragua. Relations, pp. 303-06; Documentos .... Mosquitia, p.
(48) Madriz a Zelaya, 25 de abril de 1894, "Se 69.
gunda parte de los Documentos sobre la Reincorpo- (54) Proclama de Robert Henry Clarence, 6 de
ración de la Mosquitia", RAGHN, enero-diciembre de julio de 1894, Foreign Relations, p. 306.
1954, Vol. XIII, oNs., 1-4, p. 64 (en adelante los citare- (55) Boletín periodístico, Foreign Relations, p.
mos como Documentos.... Mosquitia). El mismo tono 304-05.
encontramos en los documentos de Bendaña, José Ma- (56) Beat a Braida, ? de julio de 1894, Foreign
driz. 13-16, Relations, pp. 303-04.

37
do a una interrupción en las líneas telegráficas, Bretaña por la cantidad de 15.500 libras esterli-
los nicaragüenses del interior del país sabían muy nas.(62) Imposibilitada de cobrar esa suma, In-
poco del verdadero estado de la situación en la glaterra bloqueó los puertos nicaragüenses en
Costa e iniciaron una movilización masiva de tro- ]897 y cobró sólo 2.400 libras en un arreglo de-
pas para reconquistar el territorio.(57) En toda finitivo.(63) El gobierno de los Estados Unidos
Nicaragua se presentaron voluntarios para ayudar se quejó tan amargamente contra la detención de
al gobierno. De Honduras, el Presidente liberal los dos norteamericanos, que Nicaragua finalmen-
Policarpo Bonilla brindó ayuda a su viejo amigo te se comprometió a exilarlos y sobreseer en el
el Presidente Zelaya.(58) También se unieron a la proceso contra ellos.(64) Más tarde los nicara-
marcha algunos voluntarios de Costa Rica. güenses se apaciguaron y permitieron a los dos
individuos regresar a sus hogares en Bluefields.
Tomó casi un mes a una fuerza de cerca de
1.500 soldados nicaragüenses preparar la marcha El 20 de noviembre de 1894, Madriz, Lacayo
hacia la Costa. El 27 de julio de 1894, el ejérci- y Cabezas convocaron una convención mískita,
to expedicionario, listo para embarcarse, fué con- compuesta de unos cincuenta indios nativos. (65)
vocado para escuchar una arenga patriótica del Esta convención aprobó el decreto que abolía for-
Presidente Zelaya: malmente la Reserva y declaraba a la región cos-
tera incorporada a Nicaragua. Los términos de
La patria requiere de nuevo vuestros la Convención eran sumamente favorables a los
servicios para mantener su integridad y sus mískitos, que fueron exencionados de todo servi-
derechos soberanos. Os he ordenado mar- cio militar e impuestos. En el artículo final de
char a nuestra Costa Atlántica con el objeto la Convención, los mískitos se comprometían a
de que izéis allí nuestra bandera hasta la al- rendir las gracias al Presidente Zelaya por libe-
tura que demanda la dignidad nacional.(59) rarles de sus opresores; y, en su honor, cambiar
el nombre de la Reserva por el de Departamento
A fines de julio, las fuerzas nicaragüenses de Zelaya. Como los mískitos nativos no sabían
se movilizaron desde varios puntos hacia la Costa firmar, el Cónsul americano B. B. Seat, el alcalde
mískita. Encontraron poca, por no decir, ningu- de Bluefields y varios nicaragüenses atestigua-
na resistencia, ya que la oposición de los negros ron la validez del documento. (66)
desapareció en los espesos bosques o se embarcó
rumbó a Jamaica. El 2 de agosto, los infantes de Al recibir aviso formal acerca de la reincor-
marina de Estados Unidos devolvieron Bluefields poración de parte del Ministro Guzmán, el Secre-
y El Bluff a las fuerzas nicaragüenses. (60) Deci- tario Gresham inmediatamente notificó a Bayard
didos a romper de una vez por todas el poder de en Gran Bretaña. El 31 de diciembre de 1894,
los que se oponían a la ocupación nicaragüense, el Secretario de los Estados Unidos felicitó al Mi-
Madriz, Lacayo y Cabezas arrestaron a doce in- nistro Guzmán:
gleses y dos norteamericanos que habían estado
implicados en la insurrección. Los nicaragüen- Después de haber .... expresado ver-
ses también trataron de capturar al Rey Mosco y balmente mi satisfacción por el desenlace de
su gabinete, pero ellos ya habían huido hacia Ja- una situación que durante casi un año ha
maica. Los arrestados fueron llevados inmedia- demandado consideración cuidadosa, aprove-
tamente a Managua para seguirles proceso.(61) cho esta oportunidad para expresarle el agra-
En esta coyuntura se agotó la paciencia inglesa y do que siente este gobierno al ver el cum-
fué presentada una protesta formal contra Nica- plimiento voluntario de este importante paso
ragua por el arresto ilegal del Sr. E. D. Hatch, por los propios indios mískitos nativos. (67)
Vice-Cónsul de Su Majestad en Bluefields, quien A la luz de la historia mískita, puede du-
estaba entre los llevados a Managua. darse que los indios nativos escogieron el gobier-
Como resultado de la detención de Hatch, Ni- no nicaragüense con preferencia a cualquier otro.
caragua se obligó a pagar indemnización a Gran Pero sea lo que fuere, un año de intensa lucha con-
cluyó en que Nicaragua obtuvo el predominio
que tanto había deseado. El 1 de enero de 1895,
(57) Documentos .... Mosquitia, pp. 67-101. el Presidente Zelaya habló así al Congreso de Ni-
(58) Ibid.
(59) Originalmente publicada en el periódico El caragua:
93. del 27 de julio de 1894. La traducción inglesa
fué incluida en Foreign Relations. p. 319. No he escatimado gastos, tropas ni sa-
(60) Documentos .... Mosquitia, pp. 104-05. crificios con tal de establecer efectivamente
(61) Fueron arrestados los siguientes individuos,
la mayor parte de ellos negros jamaicanos (pero súb-
ditos británicos): E. D. Hatch, Vice-Cónsul en Blue- (62) Cuadra Chamorro, La Reincorporación, pp.
fields; W. H. Brown; el Capitán Brownrigg; H. C. In- 157-59, 161.
gram; John Taylor; .M. Taylor; J. O. Thomas, Magis- (63) Hertslet's Comercial Treaties, XXV, pp. 962-
trado de la Corte Mfskita; W. Glovers; S. Hodgson; 63.
George Hodgson; J. W. Cuthbert, ex-fiscal general y (64) Foreign Relations, pp. 338-50.
principal consejero del Rey Mosco; Charles Patterson, (65) Documentos .... Mosquitia, p. 128; Cuadra
último Vice-Presidente de la Mosquitia; J. S. Lamp- Chamorro, La Reincorporación, pp. 147-153.
ton y George B. Wiltbank, ciudadanos americanos. De, (66) Foreign Relations, pp. 360-63.
Foreign Relations, p. 331. (67) Ibíd.

38
el derecho de la República sobre la Mosqui- te del Tratado se ocupó de concesiones que Nica-
tia. Después de un año, he visto colmadas ragua tenía que otorgar a los moradores de la an-
mis aspiraciones. El 20 de noviembre de tigua Reserva.
1894, el pueblo mískito, reunido en una
gran convención, ha declarado que queda ba- Las concesiones de Nicaragua incluían exen-
jo nuestra bandera y que obedecerá nuestra ción durante cincuenta años de impuestos para
Constitución y leyes.(68) todos los mískitos y criollos nacidos antes de 1894,
y exención del servicio militar. Los títulos de
Aunque en parte se justificaba la ostenta- propiedad de terrenos de los indios, extendidos
ción del Presidente Zelaya de que los objetivos antes de la reincorporación, tenían que ser respe-
nicaragüenses habían sido alcanzados en la Mos- tados y si no había título en algún caso, el Go-
quitia, subsistían muchas cuestiones diplomáticas bierno de Nicaragua estaba obligado a dar a cada
pendientes. La principal entre estas era el arre- familia india ocho manzanas de tierra. También
glo definitivo con Gran Bretaña. Aunque esta debían reservarse terrenos de pastos públicos pa-
deseaba reconocer la soberanía absoluta de Ni- ra las poblaciones indias. El Tratado hablaba del
caragua sobre la Mosquitia, retuvo el reconoci- regreso del ex-jefe mískito, Robe rt Henry Claren-
miento formal de esa soberanía hasta tanto no se ce, siempre que no tratara de incitar a los indios
lograra un arreglo satisfactorio del asunto Hatch, a la revolución. Todos los habitantes de la Re-
al que atrás nos referimos. Dos posposiciones del serva deberían ser admitidos con iguales derechos
reclamo de daños de Hatch y otros puntos de dis- que los de los demás ciudadanos nicaragüenses.
cusión demoraron la suscripción de un tratado (71)
definitivo hasta el 19 de abril de 1905, más de
diez años después de que Nicaragua había ocupa-
Es irónico que diez años después que el te-
do efectivamente la antigua Reserva. El tratado
rritorio de la Mosquitia fué supuestamente incor-
entre Gran Bretaña y Nicaragua respecto al Te-
porado a Nicaragua, Gran Bretaña pudiera pro-
rritorio Mosquito fué suscrito en Managua, Nica- poner tales estipulaciones con las contenidas en el
ragua, por el Encargado de Negocios británicos en
Tratado Harrison-Altamirano. Es tal vez más
Nicaragua, Herbert Harrison, y por Adolfo Alta- asombroso que el Congreso de Nicaragua haya
mirano, Ministro de Relaciones Exteriores.(69) El
ratificado el Tratado. Se ignora si las potencias
Tratado Harrison-Altamirano, como llegó a lla-
signatarias tenían o no intenciones de hacer efec-
mársele, abrogó el Tratado de Managua de 1860,
tivas las disposiciones del mismo. A la luz de la
y al hacerlo así, Inglaterra reconoció la sobera-
actitud posterior de descuido que los nicaragüen-
nía absoluta de Nicaragua sobre la antigua Mos-
ses han manifestado respecto a la costa norte(*),
quitia.(70) Si bien se reconocía la soberanía ple-
parece que se prestó escasa atención al Tratado
na, los ingleses se imaginaban todavía protecto-
Harrison-Altamirano.
res de sus antiguos protegidos indios y gran par-

(68) Mensaje al Congreso Nacional, citado en Cua- (71) Ibid., Artículos III, IV y V.
dra Chamorro, La Reincorporación, p. 152. (*) Nuevamente el error de hablar de Costa Nor-
(69) Hertslet's Comercial Treaties, XXV, pp. 793- te, cuando la antigua Mosquitia realmente ocupa toda
95. la región oriental de Nicaragua. Nuestro país carece
(70) Ibíd., Artículo I, II. de costa en el Norte. (N. del T.).

Capítulo VI
HACIA LA VERDADERA REINCORPORACION
El curso de los acontecimientos de 1894 y to físico o topográfico de la Costa Atlántica, el
1895 otorgó al gobierno de Nicaragua el predo- cual ha existido desde la época pre-colonial. No
minio político sobre la Mosquitia, pero dejó a esa había caminos que conectaran el interior de Ni-
nación frente a la difícil tarea de integrar social caragua con sus nuevos vastos dominios. Los ríos
y económicamente la antigua Reserva dentro de continuaron sirviendo al litoral atlántico como
la corriente de la vida nicaragüense. Como re- principal ruta de transporte, pero ellos no pene-
sultado inmediato de la reincorporación, Nicara- tran suficientemente en el interior del país para
gua adquiría la responsabilidad de un territorio poder ser el eslabón con la región del Pacífico de
de doble extensión que antes. Además de su pro- Nicaragua. El canal proyectado, que podría ha-
pia población de aproximadamente 380.000 habi- ber mitigado esta situación, fué rechazado en fa-
tantes, el gobierno de Nicaragua aceptaba la ple- vor de la ruta trans-ístmica más corta de Pana-
na responsabilidad por los 31.000 habitantes de la má. Una vez que el Canal de Panamá fué cons-
Mosquitia. Ni el territorio ni los pueblos afecta- truido, hubo poca necesidad de duplicar las ins-
dos por la reincorporación pudieron ser asimila- talaciones canaleras en Nicaragua y, en consecuen-
dos fácilmente por Nicaragua. Ninguna serie de cia, no se estableció ninguna ruta de transporte
tratados diplomáticos podría borrar el aislamien- entre las costas.

39
Aparte de la separación física, la herencia ét- referían a los "negros jamaicanos" en forma des-
nica y cultural de la población de la Mosquitia pectiva porque habían usurpado el gobierno de
presentaba una barrera todavía más infranquea- la Reserva. Por supuesto, era de esperarse que
ble a la integración de la región con Nicaragua. los nicaragüenses, en sus intentos por asegurar la
La heterogeneidad de la población de la Costa, he- hegemonía, serían antagónicos de cualquier gru-
rencia directa del período colonial, fué el obstácu- po étnico que representase oposición en la Reser-
lo mayor. La mayor parte de los negros jamai- va. Como los negros apoyaban en forma consis-
canos no huyeron durante la crisis de la reincor- tente al monarca mískito, se juntaron el antago-
piración, sino que permanecieron en la Costa que nismo racial y el nacional.(2)
ellos reputaban como su tierra. Como siempre,
los grupos indios de mískitos, payas y sumos per- El elemento norteamericano también se ha-
manecieron esparcidos en el interior. Muchos de bía involucrado en la oposición a la toma de po-
los norteamericanos se acomodaron rápidamente sesión nicaragüense. Muchos nicaragüenses ha-
al nuevo régimen y continuaron sus negocios co- bían asegurado que el alzamiento de los negros
mo antes. El resultado inevitable de esta situa- había sido instigado, y hasta con participación di-
ción fué una disparidad entre las distintas faccio- recta, por algunos norteamericanos.(3) Esta era
nes de los habitantes de la Costa y el Pacífico de la posición del diplomático José Madriz, quien se
Nicaragua. Las desemejanzas culturales existían en encontraba en Bluefields en el momento de la in-
las áreas de raza, idioma, religión y estilo de vi- surrección. El Ministro de Relaciones Exteriores
da. Estas desemejanzas han continuado retra- de Nicaragua, M. Coronel Matus, sacó la invero-
sando la verdadera reincorporación de la Costa. símil conclusión de que todo el asunto había sido
inspirado por "algunos (norte) americanos ju-
La desemejanza racial o étnica de la pobla- díos".(4) Sin embargo, a la luz de la documen-
ción costeña era un problema que se había inten- tación conocida, no parece que más de unos pocos
sificado por la inmigración de los negros jamaica- norteamericanos hayan participado en el asunto
nos. En todo el curso del conflicto de la década y ellos eran aventureros oportunistas, de poca im-
de 1890, se hizo cada vez más claro que el proble- portancia.(5) En todo caso, el gobierno de los Es-
ma racial era de importancia. En el momento de tados Unidos repetidas veces denunció a cualquie-
la insurrección negra, el 5 de julio de 1894, se pu- ra que hubiese participado en la revolución, in-
so de manifiesto abiertamente la cuestión. El to- cluso sus propios ciudadanos.
no de las publicaciones periodísticas hechas en
las numerosas andanadas impresas por la facción Aparte de los negros jamaicanos y los nortea-
negra jamaicana, revelaba que el prejuicio de mericanos, los mískitos y otras tribus indias na-
los negros contra los nicaragüenses era común. Un tivas plantaban una gran barrera frente a la in-
indicador del pensamiento de los negros jamai- tegración. La mayor parte de estos indios toda-
canos es esta parte de un editorial del periódico vía hablan sus dialectos nativos o un poco de in-
blufilense, La Artillería, del 23 de julio de 1894: glés. Los valores culturales de los indios eran
desemejantes a los otros habitantes de la Mosqui-
(El General Cabezas) se debe convencer tia. Las costumbres locales persistían y las for-
de que todo es en vano, porque aquí hay mas de brujería u obeaísmo se practicaban toda-
hombres, aunque no sean generales, ni nun- vía. A los nicaragüenses les chocaba la poliga-
ca hayan visto un campo de batalla, que le mia practicada por los indios y cierto viajero del
derrotarán y pondrán en fuga el débil ejér- interior observó que tal practica "era de las ba-
cito que él puede reunir y traer contra nos- rreras más fuertes establecidas contra la civiliza-
otros .... parece que él y sus hombres de- ción".(6) Las dificultades que los nicaragüenses
sean encontrar la muerte aquí, en la boca encaraban en la asimilación de las tribus indias
de nuestro cañón, el cual ya está preparado de la Mosquitia no eran muy diferentes de las
y cargado para enviarlos, no al infierno, o que se habían afrontado antes en otras partes de
sea el lago de fuego de que nos habla la Es- la República.(7) Pero el éxito de otros esfuerzos
critura, sino muchas millas más allá, en don- de asimilación había sido limitado y la situación
de no se oye ningún "Jesús María" ni nin- mískita se hacía más difícil debido a su aislamien-
guna otra palabra de salvación. No nos asus- to geográfico.
ta que armen sus tropas y las traigan con-
tra nosotros, pues tenemos pólvora, rifles, ba- Así pues, desde los inicios de la reincorpora-
las y otros buenos combustibles para admi- ción, Nicaragua se encontró por lo menos frente a
nistrar un tónico a todo individuo gordo,
amarillo y grasiento que se acerque. (1)
(2) Documentos ... Mosquitia, p. 94.
El sentimiento nicaragüense hacia los negros (3) Un informe conciso de Madriz, "Actitud de
los ciudadanos americanos y del Cónsul Von Braida"
mostraba una actitud de prejuicio similar. Los aparece en Bendaña, José Madriz, pp. 46-50.
corresponsales nicaragüenses repetidas veces se (4) Documentos ... Mosquitia, p. 84.
(5) Ibid., pp. 99-101.
(6) José Vitta, "La Costa Atlántica", RAGHN,
(1) Se encuentra en "Mosquito Question: Nicara- VIII, (Agosto, 1946), pp. 44.
guan memorial of facts and evidence, 1890-1894" 1 (7) Para un sumario breve de la política india de
Vol. United States Archives, Washington, D. C., RG Nicaragua, véase Robert Wauchope, Handbook of
59/836. (El subrayado es mío). Middle American Indians, VI.

40
tres grupos diferentes de nuevos ciudadanos, todos mo romano es la religión predominante en el res-
hablaban inglés o una lengua india. Enfrentada to de Nicaragua. Originalmente los nicaragüen-
a esta situación, Nicaragua escogió la educación ses, como parte de su entendimiento con Inglate-
como medio para nicaraguanizar(8) la población rra y los Estados Unidos, se comprometieron a
de la antigua Reserva. El Presidente Zelaya pa- permitir la libertad religiosa en la Costa después
recía tener un interés sincero en la nicaraguani- de 1894; en otras palabras, que continuara el pro-
zación del Departamento que llevaba su nombre, testantismo. La religión protestante ha continua-
y para lograr tal fin, envió a un ingeniero llama- do creciendo y apoyando las mejores escuelas de
do José Vitta a efectuar un estudio completo de la Costa, principalmente porque Nicaragua no ha
la Costa en 1894. En la conclusión de su infor- podido proporcionarlas de mejor categoría. Sólo
me, Vitta recomendaba que el gobierno emplea- en el período más reciente la Iglesia Católica Ni-
ra la educación "con buen personal", para incul- caragüense ha demostrado entusiasmo suficiente
car a los moradores que ellos también son nica- para intentar sus propios programas educativos
ragüenses".(9) Vitta observaba además que "por en la Costa, y esto se ha debido en gran parte al
medio de la educación se abrirían las puertas pa- aliento recibido de parte de agencias internacio-
ra la transformación mískita. Pero en la actua- nales de desarrollo.(14)
lidad, con sus lenguas y costumbres distintas, no
sería posible gobernarles a satisfacción de ellos". En el aspecto económico, es más difícil emi-
(10) La predicción de Vitta no podía haber sido tir juicio sobre la relación de Nicaragua con la re-
más exacta. No sólo han resistido los habitantes gión costeña. Nicaragua se ha caracterizado co-
de la Costa la influencia nicaragüense, sino que mo un país que tiene "muchas de las debilidades
repetidas veces se han quejado de la escasez de sociales, económicas y gubernamentales típicas de
facilidades educativas que les proporciona el go- los países subdesarrollados".(15) Tradicionalmen-
bierno. te la República no ha podido desarrollar sus re-
giones interiores, ya no digamos la Costa, que nun-
En cierta forma, el éxito o el fracaso de las ca ha sido atractiva para los descendientes de es-
instituciones educativas nicaragüenses en la Costa pañoles. Ha habido escasos incentivos económi-
sirve como índice de los logros del proceso de ni- cos o de otra índole para que los nicaragüenses
caraguanización. Juzgada con este índice, Nica- emigren al Departamento de Zelaya. El censo de
ragua no ha logrado mucho éxito en la incorpo- Nicaragua de 1950 revela que, como en 1920, la
ración del Departamento de Zelaya. Aunque en Costa Atlántica contenía sólo el ocho por ciento
1963 el Ministerio de Educación indicaba que ha- de la población total de Nicaragua.(16) Después
bía 139 escuelas en el Departamento, muchas eran de ese censo de 1950 no ha habido ninguna mi-
privadas, de los moravos, y en otras se carecía de gración nicaragüense notable hacia esta región.
lo esencial.(11) Los propios nicaragüenses por lo Esta falta de migración en parte refleja la baja
general han reconocido que los problemas edu- densidad de población de Nicaragua, que es de só-
cativos son más serios en la Costa que en lo seis habitantes por milla cuadrada, así como
otras partes de la República.(12) Las razones el desdén tradicional por el clima de la Costa.(17)
que se dan de la deficiencia del sistema edu-
cativo son el ausentismo, la mala preparación de
los maestros, el desequilibrio entre las escuelas Durante el ejercicio presidencial de Zelaya,
rurales y urbanas y lo inapropiado de los edifi- que terminó en 1909, la columna vertebral econó-
cios.(13) Como agregado a esto tendríamos la ba- mica de la Costa continuaron siendo los negocios
rrera del lenguaje, pues aunque la mayor parte norteamericanos. Al contrario de lo que algunos
de los habitantes saben ahora hablar español, el creían, la mayor parte de los norteamericanos pa-
inglés y el mískito se hablan con frecuencia lejos rece que permanecieron cerca de Bluefields des-
de la escuela. pués de la reincorporación, continuando tranquila-
mente sus empresas bananeras y de otra clase.
Otro factor limitante del éxito del programa En 1899 el comercio de Bluefields cayó bajo el
educativo de Nicaragua son los vínculos tradicio- control del trust frutero rápidamente creciente
nalmente estrechos entre la iglesia y la educación, que pronto se convirtió en la United F ru it Com.
en el Departamento de Zelaya y en toda Nicara-
gua. Estos lazos estrechos entre la iglesia y los (14) Reporte de la cuarta conferencia educacio-
programas educativos no presentarían problemas nal del Vicariato Apostólico de Bluefields
especiales si no fuese por el hecho de que la re- Conferencias y discusiones dictadas en Bluefields, con
ligión en la Costa sigue siendo la protestante. va la asistencia de la Alianza para el Progreso y el In-
fonac (Bluefields, Nicaragua: Mons. Mateo, 19 de agos.
sea morava o anglicana, mientras que el catolicis- to de 1963), 40 pp. informe mimeografiado.
(15) Informe de una misión organizada por el
(8) Este vocablo fué acuñado por Cuadra Chamo- Banco Internacional de Reconstrucción y Fomento,
The Economic Development of Nicaragua (Baltimore:
rro, La Reincorporación, p. 162. John Hopkins Press, 1953), p. 3.
(9) Vitta, "Costa Atlántica", p. 46.
(10) Ibid. (16) Ibíd., p. xxiii; Roman Perpina Grau, Coro-
(11) "La Costa Atlántica", RC, XIV (Mayo, 1966), logia de la población de Nicaragua (Madrid: Instituto
1-32. "Balmes" de Sociología, 1959), pp. 110-15.
(12) Ibíd., p. 13. (13) Ibid. (17) Economic Development of Nicaragua, p. xxiii.

41
pany.(18) Los representantes de la compañía fru- inversión norteamericana y el compromiso econó-
tera Minor C. Keith y J. Lamotte Morgan super- mico de la región se volvió serio„ el Gobierno de
visaban la producción y embarques después de Nicaragua prestó poca atención al asunto.
1900 y la industria bananera continuaba prospe-
rando rápidamente.(19) A medida que la United En 1933, la situación económica de la Costa
Fruit crecía, le interesaban menos los pequeños era tan mala, que el Senador de la Costa Atlán-
productores, tales como los de Bluefields, y la in- tica Horacio Hodgson presentó una protesta ante
dustria bananera en esa región sufrió un descen- el Congreso de Nicaragua. En parte la protesta
so constante a partir del comienzo del siglo. Sin decía así:
embargo, en 1899 el agente consular de los Esta-
dos Unidos en Bluefields se jactaba de las fortu- Desde su reincorporación a la República,
nas que esperaban a los inversionistas norteame- este departamento no ha tenido ninguna cla-
ricanos en el Departamento de Zelaya. Este cón- se de progreso. Por el contrario, ha tenido
sul informó que la Emery Mahogany Company retroceso. Retroceso en su comercio, en la
continuaba la extracción lucrativa de maderas y educación y en el desenvolvimiento social y
que la minería de oro y la producción de cocos moral. Es tan alarmante, que se cierne un
estaban mejorando.(20) Pero la concesión made- futuro sombrío para la Costa Atlántica. Es
rera de la Emery caducó en 1913 y parece que no oportuno recordar que cuando el Gobierno
fué renovada por falta de maderas valiosas. Las de Nicaragua nos incorporó bajo su bandera,
minas de oro resultaron no lucrativas y los cocos prometió dirigir nuestras vidas por la senda
se podían comprar más baratos en otras partes. del progreso y la civilización y redimirnos
La decadencia de la importancia económica de la de nuestra anterior esclavitud ... Sin em-
Costa parece que coincidió con la época en que bargo, nada de esto se ha hecho ... Cuando
Zelaya fué derrocado de la presidencia. el gobierno de Nicaragua llegó a esta región,
no nos encontró esclavos, como dice la Con-
El descenso de la prosperidad económica de vención (Mískita), sino gente civilizada, con
la Costa parece haber hecho declinar el interés del un buen sistema educativo basado en los mé-
gobierno de Nicaragua por la región. El interés todos anglo-sajones.(24)
original de Zelaya en la reincorporación de la
Mosquitia no era puramente político, pues ese Pre- En el momento en que se hacía la protesta,
sidente se daba perfecta cuenta de los ingresos Nicaragua estaba sintiendo los efectos de la de-
tributarios que Nicaragua podía obtener al poner presión mundial y el gobierno no podía respon-
aquel territorio bajo su control. José Vitta había der al reclamo, aunque lo hubiese deseado. Ade-
realizado un estudio detallado de la economía en más, otros asuntos eran más críticos para el go-
1894 y había predicho que Nicaragua podría co- bierno de Nicaragua en aquellos años, posteriores
lectar alrededor de $194.000 anuales en impuestos al retiro de los infantes de marina de los Estados
de la Mosquitia.(21) Semejante perspectiva pue- Unidos.
de haber estremecido de satisfacción a Zelaya,
porque como la mayor parte de los Presidentes El interés en el desarrollo económico de la
de Nicaragua, él confrontó una crisis perenne del Costa sólo se ha renovado recientemente, después
tesoro. No se pueden obtener con facilidad las de haber estado durmiendo desde la época de Ze-
estadísticas que nos indiquen el monto de los im- laya. Hoy en día hay motivos para ser más op-
puestos colectados en el Departamento en los años timistas respecto al desarrollo social y económico
de Zelaya, ni existen indicativos de cómo se gas- del Departamento de Zelaya, porque en la década
tó aquel dinero. Por supuesto, conforme a los del 1960 los nicaragüenses revelaron un interés re-
términos del Tratado Harrison-Altamirano, Nica- novado en el desarrollo de su territorio septen-
ragua se había comprometido a invertir los im- trional(*). En un número de 1961 de la Revista
puestos colectados en la Costa, en el desarrollo del Conservadora de Nicaragua, el nicaragüense Ale-
Departamento de Zelaya.(22) Existen pruebas jandro Cárdenas observaba: "Ya es tiempo de
abundantes de que ni Zelaya ni sus sucesores re- que el Estado trate de iniciar un plan para inte-
invirtieron los impuestos colectados en la antigua grar las ricas tierras (de la Costa) y sus habitan-
Reserva.(23) Posteriormente, cuando se retiró la tes que han vivido abandonados en la miseria ma-
terial y moral".(25) En 1966, el gobierno de Ni-
caragua. asistido por agencias de desarrollo inter-
(18) U.S., Bureau of the American Republics, nacional, respondió a la situación y fundó la Co-
Bulletin (Washington: Government Printing Office, misión de Desarrollo de la Costa Atlántica (CO-
1899), VI, p. 35. DECA).(26) esta Comisión reconoció que la Cos-
(19) Ibid., (1900), VII, pp. 1781-82.
(20) Ibíd.
(21) Cálculo basado en estimaciones de José Vitta, (24) Citado en Cuadra Chamorro, La Reincorpo-
"La Costa Atlántica". Véase el Apéndice E para de- ración, pp. 163-64.
talles de este estudio. (*)Nuevamente el error de llamar "septentrional"
(22) Hertslett's Comercial Treaties, XXIV, pp. 793- a la Costa Atlántica, que es en realidad oriental. (N.
95. En realidad tal convenio se celebró en 1894, ba- del T.).
jo la Convención Mískita. (25) Alejandro Cárdenas, "La Costa Atlántica en
(23) Cuadra Chamorro, La Reincorporación. pp. la economía nacional", RC, II (Octubre, 1961), 26.
162-65; "La Costa Atlántica", RC, pp. 1-32. (26) "La Costa Atlántica", RC, pp. 1-32.

42
ta Atlántica siempre ha estado "étnica, económi- los sucesos de la Mosquitia desempeñado un papel
ca e industrialmente separada" del resto del directo, caben pocas dudas de que Zelaya se con-
país.(27) Actuando bajo este supuesto, la Comi- virtió en la figura predominante de la política
sión ha hecho varias sugerencias concretas para centroamericana hasta su caída en 1909.
el desarrollo de la infraestructura y los sistemas
educativo y económico de la Costa. Si Inglaterra o los Estados Unidos hubieran
querido apoyar a la monarquía mískita, es impro-
Cualquier anticipo respecto al mejoramiento bable que Nicaragua hubiera podido completar la
de la Costa debe hacerse con mucha cautela, a la reincorporación. En realidad, los infantes de ma-
luz de lo que históricamente ha hecho Nicaragua rina británicos y norteamericanos tuvieron que in-
en la Costa Mískita. Siempre al acecho en el tervenir en los momentos decisivos para proteger
trasfondo está el amargo partidarismo político al gobierno de Nicaragua, cuando fué incapaz de
que caracteriza la historia nicaragüense. Toda- mantener el orden en la Reserva. Ciertamente
vía continúa una caldeada contraversia entre los este fué un ejemplo inusitado de intervención de
intelectuales nicaragüenses respecto a la cuestión los Estados Unidos en los asuntos latinoamerica-
de a cuál partido ,político se le debe conceder el nos, pues este país apoyó al gobierno de Nicaragua
mérito. Sin embargo, el hecho de que todavía en una acción potencialmente perjudicial a los in-
continúe la controversia es un indicador de la ten- tereses comerciales de los ciudadanos de los Es-
dencia de algunos nicaragüenses, de usar la Cos- tados Unidos. Evidentemente el Departamento de
ta como ficha política, en vez de preocuparse por Estado percibió la situación con exactitud, pues-
alcanzar en ella un verdadero desarrollo. to que las inversiones económicas norteamerica-
nas parece que no sufrieron perjuicio con el cam-
La decisión de Zelaya de reincorporarla fué, bio de gobierno.(30) No fué la reincorporación,
en gran medida, determinada por las condiciones sino los cambios económicos y comerciales los que
políticas. El partido conservador, que había con- casi dos décadas después produjeron la decaden-
trolado el gobierno durante los treinta años pre- cia de las empresas norteamericanas de la Costa.
cedentes, amenazaba derrocar a Zelaya y a su re-
cién establecido gobierno liberal. Esta situación En la evaluación final de las fuerzas que han
de inestabilidad política luchaba también con la influido en la historia de la Costa Mískita, apare-
inquietud social y la recesión económica en toda ce que ninguna fué mayor que la económica. Fué
Nicaragua. La oportunidad de reincorporar la el comercio el que primero produjo la controver-
Mosquitia llegó cuando los liberales necesitaban sia internacional sobre el control de la Costa. Fué
consolidar su posición política y distraer a los ni- la rivalidad por una ruta canalera la que hizo de
caragüenses de los problemas que enfrentaban. No la Costa un punto álgido de contienda diplomá-
puede decirse con exactitud si la acción de Zela- tica en las décadas de 1840 y 1850. Fué el cre-
ya mantuvo a su partido en el poder en un mo- cimiento de la empresa bananera lo que atrajo
mento en que estaba en peligro verdadero de ser una mayor inmigración negra desde Jamaica en
derrocado, pero caben pocas dudas de que el pres- la década del 1880. Y en la década del 1890, fué
tigio del liberalismo se acrecentó inmediatamen- la perspectiva brillante de un comercio bananero
te con el suceso. El nacionalismo estaba crecien- próspero la que nuevamente enfocó el interés in-
do en Nicaragua y el incidente mískito era tal vez ternacional en la región. Sólo recientemente la
el primero en que el orgullo nacional se conver- preocupación de Nicaragua por el desarrollo eco-
tía en una fuerza viable para unir a ese país cen- nómico ha atraído nuevamente la atención hacia
troamericano, siquiera temporalmente. Zelaya pa- su inmensa Costa Atlántica.
recía consciente de esta fuerza hasta entonces
inexplotada y la usó para ventaja de su adminis- Por supuesto, no es sólo la contienda econó-
tración y del Partido Liberal. También, háyalo mica sobre la Mosquitia la que determinó el cur-
o no intentado Zelaya, el éxito de la reincorpora- so de los acontecimientos en la región. Siempre
ción puede haber hecho que los otros Estados cen- estuvo presente lo individual: los diplomáticos,
troamericanos mirasen con respeto a la adminis- el rey marioneta o un personaje de menor cuan-
tración liberal nicaragüense. El gobierno de Ze- tía, que de alguna manera tenía influencia. Hoy
laya puede haber tratado conscientemente de acre- la Mosquitia es un compuesto de todas estas fuer-
centar su reputación frente a los otros de Centro zas. Indiscutiblemente refleja su pasado en su
América, cuando envió una nota circular de Jo- estado actual. Las decisiones acerca del futuro de
sé Madriz en que describía la reincorporación. En esta importante región de Nicaragua y Centro
general, la nota hablaba con gran énfasis de la América deben tomar en cuenta estos hechos.
amenaza de la intervención norteamericana y bri-
tánica, con el objeto de presentar a Nicaragua a (30) Esta interpretación se diferencia de varios
la mejor luz posible.(29) Hayan o no la nota y estudios anteriores que han supuesto o afirmado que
los hombres de negocios de los Estados Unidos por lo
general rechazaron el control nicaragüense o sufrie-
(27) Ibíd., p. 1. ron perjuicio financiero por causa de él. Véase Rising
(28) Por ejemplo, véase la discusión entre libera- Lake Morrow, "A Con fl ict Between the Comercial In-
les y conservadores en RAGHN, XVI y XVII (Enero terests of the United States and its Commercial Poli-
de 1957 a Diciembre de 1958), todos los ejemplares. cy", y Walter LaFeber, "Background of Cleveland's
(29) Bendaña, José Madriz, pp. 149-56. Venezuelan ,Policy", ambos citados anteriormente.

43
Apéndice A
REYES MOSCOS DEL SIGLO DIECINUEVE

Fecha Título Observaciones

pre-1816 George Frederick Zambo (G)*

1816 George Frederick Hijo del anterior, fallecido poco después dé la


coronación (G)

Roberto Frederick Depuesto por los ingleses por favorecedor de la


causa española, hermano del anterior (G, D)

George Frederick II Arbitrariamente colocado para sustituir al ante-


rior, negro, de puro ancestro africano. Posterior-
mente destronado (G, D)

183?-42 Robert Charles Frederick Zambo (G), su testamento dió el poder a la re-
gencia de Macdonald después de su muerte y con-
dujo al establecimiento del Protectorado (B)
Cuatro hijos:
George Guillermo Clarence Llegó a ser el siguiente rey

Alexander, Fué a estudiar a Alemania


Inés y Victoria. Princesas, vivieron con el hermano
rey en Bluefields

1843-46 Regencia de Macdonald


y Walker
1847- George Guillermo Clarence Llegó a rey a la edad de 15 años. (G)

1860-74 George Augustus Frederick Comienza la Reserva (C)


1875-83 William Henry Clarence Sobrino del anterior (FR)
1884-88 G. W. Albert Hendy Envenenado por un nicaragüense, quien
fué ahorcado en Bluefields (C, M)
1889 Jonathan Charles Frederick Un hermano, Andrés Hendy abdicó el trono (C)
1890 Breve período sin monarca (C)
1891-93 Robert Henry Clarence Ultimo monarca. (C, D, G)

(*)Fuentes: G = José Dolores Gámez; D = De Kalb; B = British Blue Book; C = Constituciones


Miskitas; FR = Foreign Relations de Estados Unidos, 1894; M = Madriz, Archivos Nacionales de Estados
Unidos.

44
Apéndice B

DIRECTORIO PARCIAL DE COMERCIANTES, FABRICANTES Y EMBARCADORES DE LA


MOSQUITIA, 1892

Por Asiento(*)

BLUEFIELDS GREYTOWN

Importadores Bancos y banqueros


Brown y Harris Banco de Nicaragua
Levy y Levis Hoadley, Ingalle & Co.
Sargent, J. I.
Simmons, John H. Comisionistas

Comerciantes, comercio en general Nicaragua Navigation and Trading Co.


Pellas, J. A.
Clerici, A. Sáenz & Co.
Ebensperger & Co. Scott & Co., C. D.
Friedlander, J.
Ingram, H. Clay Comerciantes, comercio en general
Sing, C. M.
Thomas & Sobrino, J. O. Bergmann, C. F.
Weil, Samuel & Co. Cohen, S.
Wilson & Belanger D'Sousa & Co., E. L.
Enríquez & Smith
Godensk, J.
Hatch & Brown
Nicaragua Navigation and Trading Co.
Sáenz, L. E.
Salomón y Harris

Comerciantes importadores y exportadores


detallistas
Bergmann, J. J.
Hatch & Brown
Mongrío y Aragón
Seánz & Co.
D'Sousa & Co., E. L.

(*)Fuente: U.S. International Bureau of the


(*)Estadísticas disponibles sólo para estas dos po- American Republics, Bulletin, Vol. VI, "Comm-
blaciones principales; no hay datos de los otros pobla- ercial Directory of the American Republics",
dos más pequeños incluidos en el Apéndice D, para (Washington: Government Printing Office, 1893),
1900. pp. 265-67.

45
Apéndice C

DIRECTORIO PARCIAL DE COMERCIANTES, MANUFACTUREROS Y EMBARCADORES DE


LA MOSQUITIA, 1900

Por Asiento(')

BLUEFIELDS es el principal puerto de entra- GREYTOWN o SAN JUAN DEL NORTE, puer-
da de la Costa Atlántica. La única comunica- to situado cerca de la entrada del río San Juan.
ción directa y regular con los Estados Unidos es La población es aproximadamente de 1,480.
por vía Nueva Orleans, Lz., en donde tenemos Greytown es puerto libre. Las exportaciones
de 6 a 20 viajes de vapores por mes, regulados de Greytown consisten en hule y caparazones
estos por la temporada de las frutas. Las ex- de tortuga.
portaciones se verifican en el siguiente orden
de importancia: bananos, caoba, hule, oro, cocos. Banqueros
Hoadley, Ingalls & Co.
Fabricantes de Hielo
Waters, Thomas Comisionistas
Nicaragua Navigation & Trading Co.
Madereros Pellas, J. A.
Emery Mahogany Works (Sam. D. Spellman, Sáenz & Co.
gerente) Scott, C. D.

Comerciantes Comerciantes
Allen & Barberro (mayorista y detallistas) Bergmann, C. F.
Belanger, J. A. & Co.. (mayoristas y detallistas) Bingham, H. F.:
Brown & 'Harris (mayoristas y detallistas) Enríquez & Smith
Chow, Wing Sing (detallista) Nicaragua Navigation and Trading Co.
New Orleans & Central American Trading Co.
(detallistas) Poblados costeros al norte de Bluefields hasta
Petersen, J. A. (mayoreo y menudeo, madera) Cabo Gracias a Dios: CABO GRACIAS (puerto
Seigert, H. R. (menudeo) de entrada), 180 millas al norte de Bluefields.
Weil, Samuel & Co. (menudeo) Los vapores de Nueva York tocan aquí quin-
Wing Sang & Co. (menudeo) cenalmente (Atlas Line); población 500

Embotelladores de Agua Mineral Comerciantes


Bluefields Bottling Works Cockburn, A. (mayorista y detallista)
Tobner, Charles (transporte)
Compañías de Vapores LAGUNA DE PERLAS, 22 millas al norte de
Bluefields; población, 600
Bluefields S.S. Co.
United Fruit Co. Comerciantes
Curtidor Brautingam, E. & Co.
PRINZAPOLKA, 90 millas al norte de Blue-
Frank, B. fields; población, 700

Comerciantes
Harrison, James
Silverstein, M. & Co.

(*Fuente: Kelly's Directory of Merchants, Manufacturers and Shippers and Guide to the Export and
Import, Shipping and Manufacturing Industries of the World, 1900 (Londres: Kelly's Directories Limited,
1901), pp. 1547-1549.

46
Appendix V

POPULATION, ANTICIPATED TAXES AND SCHOOLS IN THE


DEPARTMENT OF ZELAYA, 1894X
(by districts)

Projected*
District Population Taxes Schools

San Carlos 1,100

El Castillo 450

San Juan Del No 2,000 $20,000

America 100

San Jacinto 314

Bluefields 3,500 $60,000 1 Moravian

Pearl Lagoon 4,000 1 Moravian

Siquia 4,000

Rio Grande 3,500 $18,000

Prinzapolka 6,500 $36,000

Wawa 5,500

TOTAL 30,964 $194,000 2#

X: This calculation is based on the report of Engineer Jose Vitta, "La Costa
Atlantica," RAGHN, August, 1946, Vol. VIII, No. 2, pp. 1-46.

*Some have been calculated from rw data included by Vitta.

#According to Moravian records there wero more schools in the region but
many of the outlying schools could hardly be considered as such, There
Were only two principal schools as indicated hero.

41
ENTRE LA GRAN BRETAÑA Y LA REPUBLICA DE NICARAGUA,
RELATIVO AL TERRITORIO MOSQUITO.

Su Majestad el Rey del Reino Unido de la Gran Bretaña é Irlanda,


y de los Dominios Británicos de Ultramar, Emperador de la 'India,- etc:
etc..; y Su Excelencia el señor Presidente de la República de Nicaragua;
deseosos de terminar de una manera amigable las cuestiones pendientes
con relación á la Reserva Mosquito, han dispuesto celebrar el presente
Tratado, designando por sus Plenipotenciarios:
Su Majestad el Rey del Reino Unido de la Gran Bretaña é Irlanda
y de los Dominios Británicos de Ultramar, Emperador de la India, etc.
etc., al Honorable Señor Herbert William Broadley Harrison, Caballero,
Socio de la muy distinguida Orden de San Miguel y San Jorge, Encar-
gado de Negocios de Su Majestad Británica en Nicaragua; y
Su Excelencia el señor Presidepte de la República de 'Nicaragua,: al
señor doctor don Adolfo Altamirano, Ministro de Relaciones Exteriores;
Quienes habiéndose comunicado sus respectivos Plenos Poderes y
encontrádolos en buena y debida forma, han convenido en los siguien-
tes artículos :

Artículo I

Las Altas Partes Contratantes convienen en que quede. abrogado y


así permanezca el Tratado de Managua de 28 de Enero de 1860.

Artículo II

Su Majestad Británica reconoce la absoluta soberanía de Nicaragua


sobre el territorio que formó la antigua Reserva de Mosquità, á que se
refiere el Tratado de Managua antes citado.

Artículo III

En consideración á que los indios mosquitos estuvieron algún


tiempo bajo la protección. de la Gran Bretaña, 'y atendiendo al interés
que los Gobiernos de Su Majestad y de Nicaragua han mostrado en
favor de. ellos, el Gobierno de Nicaragua conviene en otorgarles las
siguientes concesiones :
a) El Gobierno propondrá á la Asamblea Nacional la emisión de
una ley, por la qué se exencione, por el término de cincuenta años, conta-
dos desde la fecha de la ratificación de este Tratado, á todos los indios
mosquitos y á los criollos nacidos antes del año de t894, del servicio
militar y de todo impuesto directo sobre sus personas, bienes, posecio-
nes, animales y medios de subsistencia.
b) El Gobierno permitirá á los indios vivir en sus aldeas, gozando
48
de las concesiones otorgadas por esta Convención, y según sus propias
costumbres, en tanto que no se opongan á las leyes del país y á la mora-
lidad pública.
e) El Gobierno de Nicaragua les concederá una prórroga de dos
años para que legalicen sus derechos á los bienes que hayan adquirido,
de conformidad con las disposiciones que regían en la Reserva antes del
año de 1894. El Gobierno no les cobrará nada por las tierras y su
medida, ni por el otorgamiento de los títulos. Con tal objeto, los títulos
que se hallaban en poder de los indios y criollos antes de 1894, serán
renovados de conformidad con las leyes; y en los casos en que no exis-
tan tales títulos, el Gobierno dará á cada familia en el lugar de su
residencia, ocho manzanas de terreno, si los miembros de la familia no
excedieren de cuatro, y dos manzanas por cada persona si excedieren
de ese número.
d) Se señalarán terrenos públicos de crianza para el uso de los
habitantes, en la vecindad de cada aldea india.
e) En el caso de que algún indio mosquito ó criollo pruebe que las
tierras que tenía en conformidad con las disposiciones vigentes antes
del año de 1894, han sido denunciadas 6 adjudicadas á otras personas, el
Gobierno le indemnizará concediéndole terrenos baldíos de valor
aproximado y cercanos en cuanto sea posible al lugar donde habite.

Artículo IV

El Gobierno de Nicaragua permitirá al ex jefe de los indios mos-


quitos, Roberto Henry Clarence, residir en la República y gozar de
completa protección, en tanto que no infrinja las leyes y con tal que sus
actos no tiendan á concitar á los indios contra Nicaragua.

Artículo V

Los indios mosquitos y demás habitantes de la antigua Reserva,


gozarán de los mismos derechos garantizados por las leyes de Nicaragua
á los ciudadanos nicaragüenses.

Artículo VI
El presente Tratado será ratificado y las ratificaciones canjeadas
en Londres, dentro del término de seis meses contados desde la fecha
de la firma.
En fe de lo cual, los respectivos Plenipotenciarios han firmado el
presente Tratado y selládolo con sus sellos.
Hecho en Managua, el día diez y nueve de abril de mil novecientos
cinco. —Adolfo Altamirano. —Herbert Harrison.
Declaración: En el caso de que este Tratado no obtenga la ratifi-
cación de los dos Gobiernos signatarios, las estipulaciones que contiene
no darán ningún derecho á las Altas Partes Contratantes para fundar
pretención alguna ni para hacer deducciones en apoyo de ella. —Adolfo
Altamirano. —Herbert Harrison.

49
Appendix B

1856 COMPLETE MAP (REDUCED) OF THE MISKITO


TERRITORY, FROM BELL

50
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Newspapers

Ia Artillería (Bluefields, Nicaragua)

London Times

New Orleans Daily Picayune

New York Herald Tribune

New York Times

57
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INDICE GENERAL DE
REVISTA CONSERVADORA DE EL PENSAMIENTO CENTROAMERICANO
VOL. XXVIII - 1972

N9 136 ENERO - 1972


Editorial . 1 Carlos Tünnermann B., Reproducción de artículos y
Emilio Alvarez M., Sergio caricaturas en "La Reacción"
Testimonios 2 Ramírez y László Pataky. 1934 y "OperaBufa" 1935. 1

N9 137 FEBRERO - 1972


El Reaparecimiento de "O- Editorial del Diario de Las güello, Lic. Juan Vallada-
pera 'Bufa" 1 Américas 4 res Rodríguez 5

Comunicación de El Archi- Reproducción de Artículos y


vero Conservador de la Ca- Testimonios — Franco Ce- Caricaturas publicados en
sa de Juntas de Guernica. 3 rutti, Alberto Ordóñez Ar- "Opera Bufa" año 1934 93

N9 138 MARZO - 1972


Las Dos Caras del Socialis- Adiós del Senador Frank Rigoberto Cabezas en Gua-
mo 1 Church a la Ayuda Extran- temala — Rigoberto Bran
jera — Un Liberal se Des- Azmitia 34
Mesa Redonda — Franco pide — Frank Church 12
Cerutti 3 Libro del Mes:
Historia Compendiada de Gra-
El Nicaragüense en el Exte- nada — Tomada de La Guía Máximo H. Zepeda — Orlan-
rior — Rafael Uribarri 9 Ilustrada 24 do Cuadra Dawning 1

N9 139 ABRIL - 1972


El Hombre es Meta y Nor- de Luz — Pablo Antonio do Guevara Silva; Julio
ma de la Política 1 Cuadra 23 Icaza Tijerino; Erwin
Carta Pastoral de los Obis- Izaba; Gladis Miranda; Oc-
pos de Nicaragua Sobre los Amanecer — Ernesto Car- tavio Rivas; Eduardo Rivas
Principios que Rigen la Ac- denal 24 Gasteazoro; Ramiro Sacasa
tividad Política de Toda I- Guerrero y Carlos Tünner-
glesia Como Tal 5 Mesa Redonda — Comenta- mann Bernheim 25
rios Sobre la Pastoral —
Una Carta Cuaresmal — José Coronel Urtecho; Ro- Libro del Mes:
Aleksandr I. Solzhenitsyn 20 berto Argüello Hurtado; Pa- Máximo H. Zepeda — (2'
blo Antonio Cuadra; Pedro Parte) Orlando Cuadra Dow-
Himno Nacional en Vísperas Joaquín Chamorro; Leopol- ning . 59

N9 140 MAYO - 1972


Editorial 1 — Pedro Francisco de la caragua — José Coronel Ur-
Mesa Redonda — Salomón Rocha 8 techo 33
de la Selva y los tiranos
— Franco Cerutti 3 Whitman, Darío y Neruda Libro del Mes:
Guillermo Rothschuh T. 25 Orígenes de la Reincorpora-
ción Nicaragüense de la Cos-
Estudios sobre la historia de Paradojas de las intervencio- ta Mískita — Larry K.
!a revolución de Nicaragua nes de Valle y Arce en Ni- Laird 1
6.85% DE INTERES
REAL ANUAL
POR SU
DINERO

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