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Objetivo: establecer la naturaleza y fin del proyecto Misioneros por el Reino, para

que todo misionero asuma su misión en el mundo, implantando el Reino de Dios.


Naturaleza y fin de los misioneros por el Reino

La misión en el Antiguo testamento: elección, capacitación y envío.

Ex 3, 4. 10.15. En este apartado quiero mostrar, en primer lugar, cómo la


elección de Yahvéh es de forma personal, es un Dios que sale al encuentro del hombre,
se hace cercano a él, pero no de forma impersonalizada, su cercanía implica un
diálogo, en el que el interlocutor responde y, al mismo tiempo, entra en juego su
libertad.

Esta cita bíblica enumera la elección o llamado, como se ve el verso 4, que ante
la escucha de su nombre, Moisés responde “heme aquí”. En definitiva esta elección
presupone una situación, es decir, está en cierto modo motivada por circunstancias
especiales, en este caso la esclavitud del Pueblo de Israel, desarrollado desde el verso
7 al 10, pero resumido en el verso 10, éste era el fin particular por el que Dios llama y
envía a Moisés.

Como ya lo mencionaba, Dios se manifiesta como un ser cercano al hombre, y


ésta cercanía es parte de la capacitación de Dios para quien elige, vemos como en el
verso 12 le dice “Yo estaré contigo” manifestando en acto seguido su nombre sagrado
“Yo soy el que soy”, de tal manera que ante los hijos de Israel, Moisés se presenta
como el enviado de “Yos soy”.
Jer 1, 4-10. El llamado del profeta Jeremías es el más vinculado a la vocación
misionera. Específicamente comienza “me fue dirigida la palabra de Yahvéh en estos
términos…”. El apóstol san Juan en su primera carta dice: “en esto consiste el amor: no
en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que Él nos amó…” (1 Jn 4, 10). Tal
iniciativa de Dios muestra cómo es él quien dirige la llamada, antecedida por el amor
expresada en el verso 5 “antes de haberte formado yo en el seno materno, te conocía, y
antes de que nacieses te tenía consagrado…”.

Este conocer por parte de Yahvéh equivale a elegir y predestinar1; Jeremías es


elegido por este Dios que lo conoce de antemano, y que lo capacita para tal misión,
como lo dice san Pablo en su carta a los romanos (8,29), “…donde quiera que yo te
envíe irás. No les tengas miedo, que contigo estoy para salvarte –oráculo de Yahvéh-.
Entonces alargo Yahvéh su mano y toco mi boca…”. Esta capacitación para la misión
es evidente, ya que el mismo profeta dice “… mira que no sé expresarme, que soy un
muchacho”. Siempre dentro del marco de la elección se toma a la persona entera con
todas sus facultades y capacidades y es la gracia de Dios, entendida desde la fe, la que
capacita para la misión.

Una vez más en este esquema de elección-capacitación-envío, aunque es Dios


quien tiene la iniciativa, al hombre le corresponde la respuesta, aun en medio de las
limitaciones propias de la misma persona.

Nuevamente está presente el motivo de la llamada, que en el caso de Jeremías


es anunciar una urgente conversión para el pueblo de Israel, misión que Yahvéh le
manifiesta explícitamente en el verso 10 “desde hoy mismo te doy autoridad sobre las
gentes y sobre los reinos para extirpar y destruir, para perder y derrocar, para
reconstruir y plantar”2.

1 Biblia de Jerusalén, nota al pie de página


2 Billia del joven pag 705.
Es así como hoy, frente a la realidad del mundo actual, Dios sigue eligiendo a
muchos para enfrentarse a los nuevos retos de misión, que sin duda seguirán
interpelando el llamado de muchos, por lo que es necesario estar capacitados con la
gracia de Dios para saber responder a las necesidades siempre nuevas de la misión.

Ez 2, 1-3

En diferentes contextos, pero con el mismo fin Dios dirige su palabra al profeta
Ezequiel: “esa voz me dijo: levántate, hijo de hombre, porque voy a hablarte”,
enseguida poseído por un espíritu, Dios lo capacita para estar en pie y escuchar la voz,
que enunciaría la misión: “yo te envío a los israelitas…”, en esencia don los mismo
elementos de una elección, sin embargo creo que es necesario notar que en estas citas
bíblicas es una persona concreta quien elige y es a una persona concreta a quien se
elige, tal vez el fin es el mismo un envío, pero este se determina por las circunstancias,
como el tiempo y lugar en el que surge la necesidad de una misión concreta.

Esta segunda parte desea enlazar la elección, capacitación y envío, a la misión


de Cristo por el Reino, puesto que el proyecto de Misioneros por el Reino busca
colaborar en la construcción de este Reino, que se describe en la predicación y estilo
de vida de nuestro Señor Jesucristo.

La misión asumida por el Reino

Jn 20, 21b- 23. Como el Padre me envió, también yo os envió. Dicho esto, sopló
sobre ellos y les dijo: “recibid el Espíritu Santo. A quienes perdonéis los pecados, les
quedan perdonados; a quienes se los retengáis les quedan retenidos”.
En este texto bíblico cabe resaltar “la correspondencia entre la misión de Jesús
(el que envía) y la del discípulo (el que es enviado)” 3. Dicha correspondencia hace notar
cómo la Iglesia es por su misma naturaleza misionera, es decir, la dimensión Trinitaria
actúa como fundamento y fin de la misión:

“Jesús es enviado por el Padre para dar testimonio acerca del Padre y realizar su obra. El
Paráclito es enviado por el Padre y el Hijo para dar testimonio acerca de Jesús. Y,
finalmente, los discípulos son enviados por Jesús para hacer lo que él hizo”4

Esta Iglesia constituida por su cabeza, Cristo, y su cuerpo, los bautizados, al


igual que los discípulos deben asumir la misión de Cristo en el mundo, siendo su
impulso el Espíritu del Señor.

En este envío resalta la capacitación que Jesucristo hace para la misión


específica a la que deben dirigirse: “A quienes perdonéis los pecados, les quedan
perdonados; a quienes se los retengáis les quedan retenidos”.

Es así como cada cristiano debe asumir su misión desde el bautismo, para hacer
presente el Reino de Dios.

Lc 4 17-21. “Le entregaron el libro del profeta Isaías, y desenrollando el volumen,


halló el pasaje donde estaba escrito: el Espíritu del Señor sobre mí, porque me ha
ungido. Me ha enviado a anunciar a los pobres la Buena Nueva, a proclamar la
liberación a los cautivos y la vista a los ciegos, para dar la libertad a los oprimidos y
proclamar un año de gracia del Señor”

Se pone de relieve este envío, que hace alusión al Espíritu del Señor. Teniendo
en cuenta que la revelación culmina en Cristo, y que de muchos modos habló Dios en el
pasado a nuestros padres por medio de los profetas; en estos tiempos que son los
últimos nos ha hablado por medio del Hijo, Heb 1, 1-2, esta referencia nos ayuda a
3 cfr. SENIOR-STUHLMUELLER, Biblia y Misión, fundamentos bíblicos de la misión, España, Verbo Divino,
1985, p. 394.
4 Ibídem, p. 396.
comprender que el envío del Hijo, es acontecido por el Padre, por lo que se entiende
que el Hijo es enviado para una misión específica, es Cristo mismo la Palabra
pronunciada por el Padre, el enviado a los hombres “que habla las palabras de Dios”.
Jn 3, 34. Palabras inspiradas por el Espíritu del Señor.

La proclamación de la Buena Nueva podemos identificarla con la implantación


Reino de Dios, con las esperanzas del pueblo de Israel que equivalía a la llegada de
Dios, el Dios clemente y misericordioso que salva y que efectivamente ha sido enviado
para proclamar la liberación a los cautivos y la vista a los ciegos, para dar la libertad a
los oprimidos; aunque no existe una definición explicita de Reino, sin embargo sus
mismas palabras y obras, revelan la plenitud del Reino que Cristo es enviado a
anunciar.5.

De este concepto de Reino, debemos poner atención a la invitación del papa


Francisco, que nos invita a salir a las periferias, que exige un iglesia accidentada y
siempre en salida, así como Cristo no se limitó a anunciar la Buena Nueva, en el templo
o en las sinagogas, nosotros debemos levantarnos con el Espíritu del Señor, como el
profeta Ezequiel, e ir hacia las periferias donde está nuestra gente que necesita de la
Buena Nueva.

Mt 28, 19. Id, pues, y haced discípulos a todas las gentes bautizándolas en el
nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.

La misión de la iglesia es sin duda de naturaleza Trinitaria y salvaguardar este


punto central es importante para la misión de cada cristiano. Este encargo que hace
Cristo a sus discípulos es el resumen de toda la Buena Nueva.

5 cfr. ibídem, pp. 189-199.


Se distinguen algunos elementos6:
- haced discípulos: tal como ellos habían vivenciado tal experiencia junto al
Maestro y Señor
- a todas las gentes: puede interpretarse como una misión universal de todo
bautizado.
- en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, la fórmula, que durante
los primeros siglos en que surgía la comunidad cristiana, fue la profesión de
fe e inspiración de las primeras comunidades; la Iglesia reunida en nombre de
Cristo, enseña, vive y proclama los valores del Reino.
- Enseñanza. Buena Nueva.

La misión como enviados del Padre

Dídimo el ciego en su Tratado sobre el Espíritu Santo, expresa que este envío es
transmitir lo que se ha recibido, en esencia es una llamada de Dios y en definitiva a
quien se transmite es a Dios que se revela como “Yo Soy”.

“…el Espíritu Santo es enviado por el Padre en el nombre del Hijo… ” 7. Este
envío del Padre en el nombre del Hijo es la misión que cada cristiano está llamado a
hacer y, por tanto la misión comporta ir en nombre de Dios, tal como hace alusión a
Moisés expresando: “…el gran amigo de Dios, vino en el nombre de «Aquél que es»”.
(Ex, 3, 14-158).

Por tanto, como los siervos que vienen en el nombre del Señor, por el hecho mismo de
que le están sujetos y le sirven, revelan al Señor reflejando sus cualidades: pues son
siervos del Señor; así también el Hijo, que viene en el nombre del Padre, trae consigo la
propiedad y el nombre del Padre y, por esto, se le llama unigénito de Dios 9.

6 cfr. Ibídem, pp. 342-344.


7 DÍDIMO EL CIEGO, Tratado sobre el Espíritu Santo, Madrid, Editorial, Ciudad Nueva, [trad. y notas de
Carmelo Granado], 1997, XXX: 133, p, 113.
8 Ibídem, XXX: 135, p. 114.
9 Ibídem, XXXI: 138: p, 115.
Cristo el enviado es quien nos habla del Padre, en todos los actos de su vida
siempre comunica la persona del Padre, con su oración, con la predicación de la Buena
Nueva, cuando sana a los enfermos, etc., en resumen Cristo presenta el Reino como la
salvación y liberación de males concretos en la vida cotidiana de las personas. Esta
visión de la misión nos muestra como ser enviados del Padre es mostrar el rostro vivo,
cercano y personal del Dios Vivo “Yo Soy”.

Este envío que se hizo visible por la Palabra Encarnada Imagen del Padre, debe ser
asumido también en cada bautizado haciendo de su misión una Misión Visible y
Encarnada.

San Agustín

Si la misión es la manifestación visible de una persona in visible […{ toda misión, en el


sentido teológico de la palabra, es una teofanía….

La misión al servicio del Reino

Santo Tomas de Aquino

Lo que se ordena a un fin debe guardar proporción con tal fin. Ahora bien, Cristo
vino al mundo y enseñó con el fin de salvar a los hombres, conforme a las palabras de
Jn 3,17: Dios no envió a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el
mundo se salve por él. Y por esto fue conveniente que Cristo mostrase, especialmente
mediante las curaciones milagrosas de los hombres, que era el Salvador universal y
espiritual de todos. t VI, q 44, a. 310.

La misión propia del mediador es unir a aquellos entre los que ejerce la
mediación, […]. Pero unir a los hombres con Dios de manera perfecta compete en
verdad a Cristo, por medio del cual los hombres son reconciliados con Dios, según

10 Santo Tomas de Aquino t I, q 43, a. 7.


estas palabras de 2 Cor 5,19: Dios estaba en Cristo reconciliando al mundo consigo. Y,
por tanto, sólo Cristo es el perfecto mediador entre Dios y los hombres, […] en cuanto
que por medio de su muerte reconcilió al género humano con Dios11.

Karl Müller

La misión tiene su razón de ser en Dios y es la obra propia de Dios. Pero es


«ejecutada legítimamente por los hombres». […].

Los apóstoles son enviados oficiales de Jesucristo. Y, en virtud de su misión,


tienen la tarea de llevar al mundo el evangelio de Jesucristo o de continuar en el mundo
la tarea de Jesucristo. Para ello Cristo les hizo participes de su propia dignidad, les
prometió que participarían de su poder, les instruyó de manera directa en su doctrina y
les hizo ser testigos de su triunfo pascual […].

El apóstol proclama el evangelio del reino de Dios, que es un llamamiento


dirigido a todos los hombres y que exige la decisión del hombre.12

Karl Rahner

[…] en este mundo, el apostolado ha de tener un carácter cristiano, es decir, ha de


asegurar el despliegue de las energías de la Redención, y poner en el mundo el sello del
cristiano de tal manera que el simple cristiano forje su vocación sobrenatural y eterna […].

[…] la misión apostólica de los seglares, si es cierto que ésta no se reduce a la esfera de
la Iglesia y de la vida eclesiástica en el sentido estricto de la palabra, sino que debe
extenderse al terreno de lo seglar, de lo cívico, de lo político, de lo cultural, en una
palabra: de lo profano13.

11 t VI, q 26, a. 1.
12 Karl Müller, Teología de la Misión, España, Editorial Verbo Divino, 1988, pp. 80-81
13 Karl Rahner, Misión y Gracia, el Siglo XX ¿Siglo de gracia?, España, Ediciones Dinor, 1966, pp. 87-88
Cristo encomienda a su Iglesia una misión por el Reino

El Señor Jesús ya desde el principio llamó a sí a los que Él quiso, y designó a


doce para que le acompañaran y para enviarlos a predicar (Mc 3, 13). Los Apóstoles
fueron así semilla del nuevo Israel […]. Antes de ascender a los cielos, fundó su Iglesia
como sacramento de salvación y envió a los Apóstoles al mundo entero, como también
Él había sido enviado por el Padre […]. De aquí viene el deber de la Iglesia de propagar
la fe y la salvación de Cristo […].14

.
Capacitación integral para la misón de cada misionero por el reino:

Formación espiritual y moral, doctrinal y apostólica15

La misión permanente una oportunidad para suscitar procesos

A propósito de la evangelización, un medio que no se puede descuidar es la enseñanza


catequética. La inteligencia, sobre todo tratándose de niños y adolescentes, necesita
aprender mediante una enseñanza religiosa sistemática los datos fundamentales, el
contenido vivo de la verdad que Dios ha querido transmitirnos y que la Iglesia ha
procurado expresar de manera cada vez más perfecta a lo largo de la historia. Los
métodos deberán ser adaptados a la edad, a la cultura, a la capacidad de las personas,
tratando de fijar siempre en la memoria, la inteligencia y el corazón las verdades
esenciales que deberán impregnar la vida entera. Ante todo, es menester preparar
buenos catequistas —catequistas parroquiales, instructores, padres— deseosos de
perfeccionarse en este arte superior, indispensable y exigente que es la enseñanza
religiosa16.

14 Ad gentes. 5
15 Ad gentes. 25-26
16 "EVANGELII NUNTIANDi 44
Agentes: discípulos y misioneros
En virtud del Bautismo recibido, cada miembro del Pueblo de Dios se ha convertido en
discípulo misionero (cf. Mt 28,19). Cada uno de los bautizados, cualquiera que sea su
función en la Iglesia y el grado de ilustración de su fe, es un agente evangelizador […].
La nueva evangelización debe implicar un nuevo protagonismo de cada uno de los
bautizados. Esta convicción se convierte en un llamado dirigido a cada cristiano, para
que nadie postergue su compromiso con la evangelización, pues si uno de verdad ha
hecho una experiencia del amor de Dios que lo salva, no necesita mucho tiempo de
preparación para salir a anunciarlo, no puede esperar que le den muchos cursos o
largas instrucciones17.

17 EVANGELII GAUDIUM 120.


BIBLIOGRAFÍA

Dídimo el ciego Tratado sobre el Espíritu Santo, Madrid, Editorial, Ciudad Nueva, [trad. y notas de
Carmelo Granado], 1997, Págs.202

Senior-Stuhlmueller, Biblia y Misión, fundamentos bíblicos de la misión, España, Verbo


Divino, 1985, Págs. 476.

Santo Tomas de Aquino t I, q 43, a. 7., Damian Byrne, Madrid, Bac, 20014, págs. 992.
Karl Müller, Teología de la Misión, España, Editorial Verbo Divino, 1988, págs. 247.

Karl Rahner, Misión y Gracia, el Siglo XX ¿Siglo de gracia?, España, Ediciones Dinor,
1966, págs. 265.

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