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La sensibilidad romántica de la literatura del S.

XIX
Manuel de Jesús Díaz Salvador

El pensamiento romántico o mejor dicho el sentimiento romántico en Europa no se puede


fechar de forma exacta; pero podemos poner como punto cardinal en el mapa de la historia
universal un acontecimiento que permitió, no sólo en la literatura la sino en todas las áreas
del conocimiento humano, marcar un antes y un después para la sociedad occidental: la
revolución francesa, que trajo consigo un cambio en las estructuras sociales; el absolutismo
europeo decayó, la nobleza y el clérigo dejaron de ejercer un poder total sobre el pueblo llano
y surgió una nueva clase social, económica y socialmente poderosa, conocida como
burguesía. Después de un periodo de ajustes en la estructura social y de calma tras el periodo
de caos; una vez vuelto a la vida normal, el artista, el pensador o el autor romántico se permite
expresar su sentir, y hay que seguir reafirmando que hablamos de sentir y no de pensamiento
ya que la expresión romántica es estrictamente individual, debido esencialmente al concepto
de libertad individual consecuencia de la revolución francesa y la declaración de “Los
Derechos del Hombre y del Ciudadano” que la burguesía ya ha institucionalizado. En esta
búsqueda de la expresión individual el artista pretende romper con las normas impuestas por
el neoclasicismo en la que se apreciaba el equilibrio entre el deleite y la obra 1, la mimesis e
imitación de los clásicos; decide confiar solo en su potencia creativa o lo que ellos
denominaban el “genio natural” para no seguir ninguna norma y poder crear en total libertad.

Así dejando de lado a los autores clásicos los estudiosos comenzaron a poner especial
atención a la tradición oral de las propias regiones como es el caso de Cantares heroicos de
Escocia vertidos de la lengua gaélica a la lengua inglesa por James Macpherson 2, quien

1
Antes, su invención y su imaginación estaban limitadas por el principio del mímesis: había un modelo -la
naturaleza del que no debía apartarse, y unos autores -los clásicos- a los que tenía que imitar. Pero cuando el
centro de atención se desplaza hacia el poeta, progresivamente se va exaltando la libertad creadora, la
imaginación y la espontaneidad emocional del creador, lo que, en conjunto, puede denominarse el genio
natural. (Viñas Piquer, 2002)
2
Blair leyó los fragmentos traducidos por Macpherson. No conocía el idioma gaélico, y entonces él y un grupo
de caballeros escoceses le proveyeron de una suerte de beca a Macpherson para que recorriera las serranías
de Escocia y recogiera antiguos manuscritos —él dijo que los había visto— y anotara además cantares de los
bardos de las diversas grandes casas de Escocia. James Macpherson aceptó el encargo. Lo acompañó un
amigo, un amigo más versado que él en el idioma gaélico, capaz de leer los manuscritos. Y al cabo de poco
más de un año, Macpherson volvió a Edimburgo y publicó un poema llamado Fingal que atribuyó a Ossian,
que es la forma escocesa del nombre irlandés Oísin, y Fingal, que es la forma escocesa del nombre irlandés
Finn. (Arias, 2000)
entendiendo galés solo de oídas recogió de la voz de los bardos de las distintas casas reales;
cantos de carácter épico, cosa que llamo mucho la atención debido pues la épica era
considerada como la poesía de más alto nivel. De esta forma los autores comenzaron a
explorar el pasado histórico de sus regiones (Irlanda, Inglaterra y Alemania principalmente)
y utilizar motivos y escenarios propios de esas tradiciones3como es el caso de La balada del
viejo Marinero, Los Hipnos de la noche o Guillermo Tell, por mencionar algunos títulos,
obras que recogen la tradición popular e histórica de Inglaterra, Alemania y Suiza. Dejan ver
la preocupación de los autores románticos por expresar su sentir como miembros y herederos
de tradiciones históricamente opacadas por la tradición y modelos clásicos.

Desde estas perspectivas podemos entender que el escritor, autor, poeta o artista romántico
era un hombre que pretendía buscar su identidad por medio de la ruptura con las estructuras
neoclásica: el pensamiento ilustrado y la idea utilitaria del arte. No pretendía nada más que
entender lo que sentía y expresar lo que sentía por medio de una mirada al pasado y al
presente; y es así como se convirtió en el centro de las motivaciones artísticas exaltando el
yo, lo vivido en carne propia y sobre todo tomando como único fin la expresión de los
sentimientos y no del pensamiento4.

3
Si nosotros leyéramos ahora el poema, nos encontraríamos con muchas frases que pertenecen al dialecto
poético del siglo XVIII. Pero esas frases, naturalmente, pasarían inadvertidas entonces, y lo que se notaba eran
lo que hoy llamaríamos "frases románticas". Por ejemplo, hay un sentimiento de la naturaleza, hay en el
poema una parte que habla de las neblinas azules de Escocia, se habla de las montañas, de las selvas, de las
tardes, de los crepúsculos. Luego, las batallas no están descriptas de un modo circunstancial: se usan grandes
metáforas, a la manera romántica. (Arias, 2000)
4
Lo que interesa no es ya el objeto contemplado, sino la emoción humana sentida frente a ese objeto. Lo
sentimental domina el panorama literario en general, pero al escritor lo que le interesa especialmente es
hablar de sí mismo, de lo que él siente, expresar sus sentimientos subjetivos, poner en primer plano su
personalidad. El mundo entero es para él sólo la materia prima de sus vivencias, un pretexto para hablar de
sus propias sensaciones. De este modo, el lector pasa a convertirse en un testigo de los conflictos íntimos del
autor. La poética clasicista se basaba en la relación obra-realidad, y, de hecho, la mente del poeta. (Viñas
Piquer, 2002)
El triunfo del sentimiento romántico

Goethe, era de entre los poetas románticos quizá el menos romántico de una forma
estrictamente conceptual. Hay en su obra todas y cada una de las características del
sentimiento romántico, pero siempre se preocupa por establecer una conexión con el pasado
clásico y eso tal vez se debe a que Alemania no cuenta con una conexión directa con los
griegos o lo latinos, es decir no hay en su historia literaria un autor que pueda considerarse
clásico. Y es por ello que Goethe jamás se aleja tanto de los modelos, se declara, claro a
través de su personaje Werther, como helenista y dibujante: es curioso que Werther sea
“dibujante”; individuo que se detiene a contemplar y después a recrear lo visto, lo
experimentado a través de sus propios ojos, desde su individualidad. Así es como Werther se
declara clásico y romántico a la vez y la forma en que el autor ha decidido narrar la historia
es, quizás, la estructura del romanticismo por excelencia; el género epistolar permite
adentrarnos en la intimidad del personaje de Las cuitas del Joven Werther5, el ya mencionado
escribe a su amigo, Guillermo, y describe sus días venturosos y desventurados en una
campiña llamada, Whalheim, donde permanece en una especie de exilio producto de las
desventuras que provocó a una tal, Leonor, al no corresponder a su amor:

¡Hay de Leonor! Pero yo fui inculpable con la desventurada. ¿Cabía en mí el hacerme cargo de que, mientras
los primores altivos de su hermana me flanqueaban, un deporte placentero, labrara en su corazón tales
pesares? (Goethe,1995)

La cercanía con la que son descritos los pasajes a manera de correspondencia par un amigo
nos permite acceder a las confesiones más íntimas del sentir del joven y como es que percibe
su mundo, que siente al estar solo, y sobre todo nos permite entender la forma de vivir de una
sociedad burguesía de finales del siglo XVII y en específico como se va formando el
sentimiento romántico en el joven Werther, un miembro de esta nueva clase social:

5
La hegemonía literaria y filosófica de Alemania, breve, pero importante, el temporal relevo de Francia en la
dirección ideológica en esos campos, se manifiesta abiertamente por vez primera con él éxito universal del
Werther. Cierto que la literatura alemana tiene ya antes obras de importancia histórico-universal. Baste con
recordar a Winckelmann, a Lessing, el Götz de Berlichingen del propio Goethe. Pero la influencia
extraordinariamente amplia y profunda del Werther en todo el mundo ha puesto claramente de manifiesto
esa función 'rectora de la ilustración alemana. (Lukács, 1968)
Una bonanza asombrosa embarga todo mi espíritu, idéntica con la madrugada apacible de primavera que
paladea hasta lo último de mis entrañas. Aquí solito me voy recreando con mi existencia, por sitios creados de
intento para almas como la mía. (Goethe,1995)

Una sociedad que permite a sus integrantes, quizá por primera vez, la soltura de permanecer
en un estado holgado en que pueden concentrarse en explorar y contemplar los paisajes
agrestes de las provincias como actividad recreativa, experimentarlas y comparar su sentir
con las estaciones o equiparable a las tormentas, pero sobre todo explorar el interior del
individuo:

Me interno en mí mismo, y hallo un mundo, todo corazonadas y lóbregos anhelos, sin facultades consistentes
y ejecutivas todo entonces se bambolea ante mis potencias, y para, en fin, enriza mi largo sueño. (Goethe,1995)

Pero que esta aun sujeta a las estructuras neoclásicas; una clase social que veranea y asiste a
bailes donde los hombres galantean con las doncellas, donde las mujeres deben procurar su
cariño a hombres con los que el futuro social y económico este asegurado y donde los
hombres decidan o se inclinen siempre hacia el lado de la razón y no del pensamiento. Es en
este contexto donde el joven Werther se enamora y convierte ese simple acto de la juventud
en una oposición total a las estructuras sociales que predominan en la burguesía alemana de
finales del siglo XVIII; donde se enamora deliberadamente de la joven, Carlota6, incluso
después de ser advertido del compromiso que ella ya había adquirido con quien es esta
historia el representante de la razón7:

Va usted a conocer una linda señorita – dijo la compañera -; tenemos que ir atravesando el bosque desmochado
para llegar a la quinta.

-Sobre todo -dijo la tía- no hay que dejarse flechar.

6
Carlota, es la forma en la que se ha nombrado a la joven en la edición que he consultado, pero tengo
entendido que en la versión original el nombre es Lotte. Uso, Carlota, para ser homogéneo si es que en alguna
de las citas textuales llegase a aparecer.
7
Todos los problemas éticos del Werther se desarrollan bajo el signo de esa rebelión, en la cual se muestran
por vez primera en la literatura universal y en la forma de la gran representación poética las contradicciones
internas del humanismo revolucionario burgués. Goethe ha dispuesto la acción de esta novela con un criterio
muy comedido. Pero casi sólo elige personajes y acaecimientos que hagan aparecer claramente esas
contradicciones, las contradicciones entre la pasión humana y la legalidad social. Más en concreto: se trata
siempre de contradicciones entre pasiones que no tienen por sí mismas nada asocial o antisocial y leyes que
tampoco en sí y por sí mismas pueden recusarse porque sean absurdas o contrarias al despliegue humano
(como lo eran las jerarquías estamentales de la sociedad feudal), sino que encarnan simplemente las
limitaciones generales de toda la legalidad de la sociedad burguesa. (Lukács, 1968)
- y por qué -dije.

-Porque esta apalabrada -me contesto- con un excelente sujeto que se halla de viaje para arreglo de sus
negocios por haber muerto el padre y tener que agenciarse un cuantioso establecimiento. (Goethe,1995)

En ese sentido el joven dibujante, Werther, es el representante por excelencia del sentimiento
romántico que comienza a invadir a la juventud de finales del siglo XVIII, la contemplación
de una revolución dentro de la burguesía alemana que no implica la toma de armas sino la
afrenta de los sentimientos desmedidos e imprudentes contra la razón y el utilitarismo del
neoclásico8, promovedor de la contemplación y exaltación de la naturaleza viva:

Nos asomamos; tronaba en la lejanía, y una lluvia magnifica resonaba por la campiña, mientras un aroma
vivificante cuajaba con precioso temple el ambiente. Con la mano en la mejilla, tendía Carlota su mirada en
el horizonte y por el firmamento, parando finalmente en mí. Vi sus ojos llorosos […](Goethe,1995)

El amanecer fue magnífico. Goteaba el bosque, la campiña exhalaba fresco […] preguntóme Carlota si quería
yo también dormir, que por ella no me preocupase.

- Mientras vea esos ojos abiertos -le contesté mirando con ahínco- no hay peligro de modorra.
(Goethe,1995)

Pero también un defensor de aquellos que se liberan del yugo del opresor y lo compara con
el decidir simplemente liberarse del dolor de vivir una existencia de pesadumbre. Mientras
que su contraparte y rival amoroso se conduce con un marcado razonamiento utilitario:
describe, durante un viaje de casería, su decisión de siempre dejar sus armas descargadas,
explicación que evidencia una distancia emocional y pragmática; una mujer se voló la mano
y ha Alberto lo que lo apesadumbro no fue el dolor que ello provoco a la mujer sino tener
que pagar por las curaciones de la mujer:

8
[…]el joven Goethe no era políticamente un revolucionario plebeyo, ni siquiera dentro de las posibilidades
alemanas, ni siquiera, dijimos, en el sentido del joven Schiller. Lo plebeyo no aparece en él en forma política,
sino como contraposición de los ideales humanístico-revolucionarios a la sociedad estamental del absolutismo
feudal y a la pequeña burguesía atrasada que se compadece con esa situación. Todo el Werther es una
confesión encendida del hombre nuevo nacido en el curso de la preparación de la revolución burguesa,
proclamación de la nueva hominización, del nuevo despertar de la omnilateral actividad del hombre producida
por la sociedad burguesa y por ella trágicamente condenada a la ruina. La configuración de ese hombre nuevo
se produce pues en permanente contraste dramático con la sociedad estamental y también contra la
vulgaridad moral pequeñoburguesa. (Lukács, 1968)
[…] se los di al criado para pulirlos y guardarlos; se puso a juguetear con la muchacha y en ademan de
asustarla. Dios sabe cómo, se disparó el arma estando la baqueta dentro, y se le clavó en la mano a la mozuela,
deshaciéndole el pulgar. Tuve esta pesadumbre y que costear la cura, y desde entonces dejo mis armas
descargadas. (Goethe,1995)

- Conque, ¿flaqueza? No hay que descaminarse con las apariencias. ¿Se tildará de flaqueza el arrojo
de un pueblo que, desangrando bajo el yugo de u n tirano, al fin se encarama y estrella sus cadenas?
(Goethe,1995)

Del lado de la amada, Carlota, ella representa el atentado contra la estructura del matrimonio
burgués9; una mujer joven que está comprometida con alguien que es conveniente, Alberto,
que tiene la posibilidad de una vida tranquila en el campo. La historia progresa y el dolor, la
tragedia amorosa del joven Werther también lo hace al intimar cada vez más con la pareja de
comprometidos y amigo y admirador del temperamento de Alberto, descubre que Carlota lo
ama y no puede corresponderle:

¡Cuánto envidio a Alberto, al verlo con todos sus sentidos clavados en un proceso, figurándome lo bien hallado
que estaría con ser otro como él!

No, yo no me equivoco. Estoy leyendo en sus negros ojos su interés entrañable conmigo y con mi suerte.
Percibo, y viva mi corazonada, que… allá me arrojo a poner por medianero el mismo cielo… que me
corresponde. (Goethe,1995)

Werther, emprende un viaje lejos de la pareja, donde se pone al servicio de un embajador, un


trabajo en el que debe dejar de lado su sensibilidad expresiva. Este viaje implica para el
hombre romántico un enfrentamiento con lo racional; ambiente que opaca su sensibilidad y
que en vez de funcionar como paliativo contra la desventura amorosa sólo intensifica el dolor
del amante:

[…] recibo de él una carta de intimidad, una carta ante la cual, puesto de rodillas, he adorado su esclarecido
y atinado entendimiento. ¡Cómo trata de moderar mi sensibilidad excesiva! ¡Cómo decanta y califica de
denuedo juvenil mis conceptos grandiosos de actividad, mi influjo para con los demás, mi arrebato en el

9
Lotte es una mujer burguesa, que se aferra instintivamente a su matrimonio con un hombre eficaz y
respetado y retrocede, por tanto, asustada, ante su propia pasión. La tragedia de Werther no es, pues, sólo la
tragedia del amor desgraciado, sino también la configuración perfecta de la contradicción interna del
matrimonio burgués: este matrimonio, a diferencia del preburgués, está basado en el amor individual, y con
él nace históricamente el amor individual mismo; pero, en cambio, su existencia económico-social se
encuentra en contradicción irresoluble con el amor individual, personal. (Lukács, 1968)
despacho, procurando no desarraigar estos arranques, sino suavizarlos y entornarlos, para, poniéndolos en
quicio, surtir un efecto poderoso! (Goethe,1995)

Cien veces he empuñado ya un cuchillo para franquear alivio a mi pecho atosigado. Se habla de una casta de
caballos que, al verse ya de sobremanera acalorados y desbocados, se abren por instinto una vena, para
desahogar la respiración; así pudiera yo abrirme la vena que me acarrease la independencia permanente.
(Goethe,1995)

No encontrando alivio en la lejanía, el joven, Werther, vuelve derrotado de su auto exilio;


decidido a quitarse de la única forma en la que se puede de la vida de la pareja, los amantes
se reconocen ante la posibilidad, ante una amistad que no puede ir más allá de eso:

No hay desesperación, es denuedo que acreditará mi holocausto por ti. Sí carlota ¿a qué viene callarlo? Uno
de los tres debe quitarse de en medio, y este quiero ser yo. (Goethe,1995)

Muchos elementos más hay acerca del joven Werther10 que podemos abordar, pero lo que
hay que entender es que es una obra fundamental para el periodo romántico pues desde su
publicación tuvo un éxito totas, esto debido a que en ella podemos apreciar el triunfo del
sentimiento romántico sobre la razón del neoclásico. El amor visto a través de los
sentimientos de un artista que ante la advertencia de un amor imposible se deja llevar por lo
provocado por una joven, que defiende los arrebatos de sentimentales de los suicidad y
revolucionarios y que equipara sus sentimientos a lo ocurrido en la naturaleza; atenta contra
todas las estructuras razonables de la burguesía. Y con el triunfo del sentimiento romántico
se abre el camino hacia la modernidad de los héroes comunes que ofrecen sus vivencias
subjetivas con temas tan universales que parecen ser escritas específicamente para el lector11.

10
El joven Goethe consigue insertar en aquel conflicto amoroso todos los grandes problemas de la lucha por
el despliegue de la personalidad. La tragedia amorosa de Werther es una explosión trágica de todas las
pasiones que suelen aparecer en la vida de un modo disperso, particular y abstracto, mientras que en la novela
se funden al fuego de la pasión erótica para dar una masa unitaria ardiente y luminosa. (Lukács, 1968)

11
Si bien se mira, esa fase Werther de la que tanto se habla no pertenece a la marcha de la cultura universal,
sino el camino de la vida de todo individuo que, con innato y libre sentido natural, tiene que aprender a vivir
y a adaptarse a las formas constrictivas de un mundo anacrónico. La felicidad malograda, la actividad
impedida, los deseos insatisfechos no son crímenes de una época determinada, sino debilidades de cada
hombre, y mal irían las cosas si cada cual no tuviera, una vez al menos en su vida, una época en la cual el
Werther le parezca escrito precisamente para él. (Lukács, 1968)
ARIAS, M. HADIS, M. (2000) Borges profesor. Curso de literatura ingles en la Universidad
de Buenos Aires, Buenos Aires, EMECE.

GOETHE, J.W. (1995) Las cuitas del joven Werthe, México, Espasa-Calpe, Mexicana.

LUKÁCS, G. (1968) Goethe y su época, precedido de Minna Von Barnhelm,

Barcelona, Grijalbo.

VIÑAS PIQUER, D. (2002) Historia de la crítica literaria, España, Ariel.

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