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Vino tinto: a las propiedades naturales de las uvas -su piel es antioxidante- se le agrega

el piruvato de calcio, quemador degrasas presente en el vino. Es el primer producto sugerido


por Adele McGrath, nutricionista de Thirtysevendegrees Health and Fitness

Avena: una fuente de fibras que, en su versión "pura" (sin azúcar ni saborizantes), está entre los
alimentos top para saciar el hambre y quemar grasas desde el desayuno.

Almendras y frutas secas: un puñado reduce el apetito. No es necesario consumirlas enteras y


se pueden mezclar en otros platos, pero siempre evitando agregarle sales y azúcares

Legumbres: en general, aportan fibras, tienen escasas calorías, contienen hierro y proteínas.
Todo eso ayuda a reducir grasas. Porotos de soja, garbanzos y alubias son algunos ejemplos

Vegetales verdes: espinaca, brócoli, lechuga, rúcula, berro, etc. Producen un efecto similar al de
las legumbres, con pocas calorías y muchas fibras

Batata: rica en antioxidantes beta-caroteno, combate el estrés y las inflamaciones relacionadas al


almacenamiento de lípidos. Coles y zanahorias cumplen una función similar

Ají picante: los chiles, temibles para algunos, tienen la propiedad de aumentar la temperatura del
cuerpo con su capsaicina, lo que ayuda a quemar lípidos

Repollos y coles: repollos de Bruselas, los morados, el brócoli y sus brotes, col rizada y la de
Milán, y la coliflor contienen sulforafano, una sustancia que estimula las enzimas que el cuerpo
utiliza para quemar grasas

Palta: sus grasas monosaturadas promueven un metabolismo sano y colaboran para evitar picos
de azúcar en sangre.

Ajo: sus propiedades antioxidantes reducen los niveles de "la hormona del estrés" o cortisol, que
tiende a acumular grasa en el abdomen.

Cereales integrales: al desalentar la producción de insulina, impide que el cuerpo almacene


grasas. Por eso recomiendan consumir panes o arroz integral, que exigen esfuerzo en la
digestión, en la quema de lípidos y no generan nuevas grasas.

Lentejas: aportan hierro, un nutriente esencial que suele estar en falta en la mayoría de los
organismos.

Semillas de chía: como el salmón, tiene Omega 3. Además, contienen glucagón, una hormona
que ayuda a quemar grasas.

Manteca de maní: para muchos, una de las posturas más radicales de la


nutricionista McGrath. Sostiene que debe ser consumida sin excederse y sin azúcar agregada. De
esa manera, resulta efectiva.

Lácteos descremados y semidescremados: aportan calcio para quemar lípidos y prevenir su


formación. Leche, queso y yogures son los ejemplos clásicos.
Aceite de oliva: colabora en controlar los antojos con sus propias grasas monosaturadas, que
queman las preexistentes en el cuerpo.

Aceite de coco: al contener triglicéridos de cadena media, que es la grasa que el cuerpo
consume en primer término cuando necesita energía, no suma grasas nuevas. Se recomienda por
encima de la de oliva.

Vinagre: tiene muchos aportes para una dieta antigrasas, sobre todo el de manzana. Aumenta el
metabolismo, baja la glucemia, y sus propiedades antihongos evitan la candidiasis, una infección
que genera avidez por hidratos y azúcares.

Huevos: con mala fama por promover la acumulación de colesterol, la clave pasa por dosificar la
cantidad. Aconsejan uno o dos al día. Como fuente de proteínas, ayudan a generar masa
muscular y contienen vitaminas B12, esencial para deshacer las grasas

Pescados grasos: por ejemplo, el salmón. Contiene Omega 3, que tiene ácidos grasos que
ayudan a reducir lípidos del cuerpo. El atún y los arenques son otros ejemplos.

Pollo, pavo y carne magra: especialistas afirman que los alimentos ricos en proteínas queman
grasas naturalmente, porque exigen mayor energía corporal para digerirlos.

Ostras: con sus escasas calorías y su aporte de zinc, reducen el apetito sanamente.

Frutas: aunque la fructuosa, azúcar natural, puede jugar en contra, hay ejemplos que aportan
menos calorías que las que exigen para ser digeridas, lo que favorece las dietas para adelgazar:
manzana, durazno, pera y damasco son ejemplos de ello.

Frutos "rojos" o "del bosque": colaboran con saciedad del hambre durante más tiempo, pero el
abuso es peligroso, ya que sus azúcares podrían jugar en contra.

Pomelo: las moléculas de esta fruta aumentan el metabolismo y reducen las ganas de comer.
También disminuye el nivel de insulina, y con ellos, el peso. Si no está contraindicado, adelante.

Sandía: su propiedad antioxidante dada por el licopeno más el alto contenido de agua ayudan a
reducir la ingesta exagerada de alimento.

Té verde: acelera el metabolismo, quema calorías aunque la persona no haga ejercicio físico y
promueva el consumo de grasas por parte del hígado. Un litro por día es una medida aconsejada.

Café: en su versión pura (sin azúcar ni cremas) colabora en la aceleración del metabolismo.

Canela: promueve la rápida incorporación de azúcares a las células, disminuyendo la


sobreproducción de insulina.

Agua: entre los múltiples beneficios de la buena hidratación corporal, cabe mencionar que un solo
vaso de agua acelera un 30% el metabolismo.

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