You are on page 1of 3

¿Sabes aprender? Sí ¿Sabes cómo aprender?

Lamentablemente NO
Os invito a leer el artículo de Julio 2009 publicado por JAVIER MARTINEZ ALDANONDO.

Os destaco en el texto, las ideas que encuentro fundamentales:


 en color VERDE los "análisis-de-la-realidad", que son las "pistas" para "DESPERTAR"
 en color NARANJA las "pistas" importantes para ACTUAR y AVANZAR

Javier es un gran profesional, experto en gestión del conocimiento, a quien admiro profundamente y de quien aprendo siempre,
porque me sirve de inspiración para nuevos proyectos y porque me aporta nuevas ideas y matices. Cuando parece que "ya está
todo dicho", escribe un nuevo artículo aportando MÁS.

¡Que lo disfrutéis!

Lolita.

¿Sabes aprender? Si. ¿Sabes cómo aprendes? Lamentablemente NO

Javier Martínez Aldanondo (jmartinez@catenaria.cl)


Gerente de Gestión del Conocimiento de Catenaria
NEWSLETTER (donde acceder a otros artículos)

"Educación es lo que queda después de olvidar lo que se ha aprendido en la escuela".


Albert Einstein.

Os propongo que hagáis el siguiente experimento: Preguntad a la gente de vuestro entono que os digan
"cómo se aprende". No sólo vais a recibir una gran variedad de respuestas, sino que la mayor parte de ellas
serán vagas e imprecisas.

¿Sabéis por qué tenemos tantos problemas con la educación de nuestros niños y jóvenes y con la
formación de los trabajadores? La respuesta es muy fácil: Porqué los responsables de diseñar la
educación/formación no tienen apenas idea acerca de cómo aprenden las personas realmente.

¿Y estas mismas personas saben aprender? Indudablemente, de no ser así nunca habrían sido capaces, por
ejemplo, de caminar, hablar y desarrollar el resto de habilidades necesarias para operar en el mundo y que
les han permitido progresar exitosamente.

¿Es posible saber aprender pero no saber cómo se aprende? Desde luego. Esta paradoja explica la gran
cantidad de cosas que sabemos hacer pero que al mismo tiempo somos incapaces de explicar cómo las
hacemos. Y eso ocurre porque el conocimiento es inconsciente y en cierta forma traicionero, lo tienes pero
no sabes que lo tienes, parece como si no quisiera ser descubierto. Por ejemplo, lo más probable es que la
mayoría de personas que están leyendo estas líneas sepan andar en bici y obviamente hablar. Sin embargo, si
les pido que anoten en un papel como andan en bici y como hablan, les costará un gran esfuerzo hacerlo y el
resultado de lo que escriban será muy pobre comparado con su capacidad de andar en bici o hablar. Y si yo
entrego esos textos a alguien que no sabe ni andar en bici ni hablar, no le va a servir absolutamente de nada.

Sabemos mucho más que lo que somos capaces de explicar. Lo que ocurre es que saber hacer algo no
significa saber cómo se hace y, menos aun, saber cómo enseñar a otros a hacerlo. Necesitas ser consciente
de lo que sabes y de cómo ocurre eso que sabes.

Analicemos las 2 partes de la paradoja:

1. Saber aprender:

Como vimos en la columna anterior, si estás vivo significa que sabes aprender. En realidad, no te queda
más remedio que saber aprender porque lo necesitaste para crecer. Se trata de un acto involuntario. Todos
los seres vivos saben aprender y, obviamente, no necesitaron hacer curso alguno para ello. La forma más
evidente de contemplar a un ser humano en pleno proceso de aprendizaje ocurre cuando eres padre y
observas a tus hijos pequeños. ¿Cómo es posible que sepan hablar sin haber recibido clases ni ser capaces
de definir lo que significan las palabras que usan, sin saber gramática, sin distinguir un verbo de un
sustantivo o de un pasado pluscuamperfecto?

Contaré una historia gastronómica (para no repetir la de las llaves en Córdoba) que demuestra que las
personas saben aprender perfectamente, lo hacen a cada instante y desde luego, sin darse cuenta.

Imaginad que invito a un amigo mío que vive en la selva a comer en un Mc Donalds. Mi amigo sabe lo que
es un restaurant pero se fue a la selva hace ya tantos años que jamás ha puesto sus pies en uno de comida
rápida. Tanto él como yo tenemos objetivos (inconscientes) como saciar el hambre, disfrutar de una
conversación agradable, pasar un buen rato poniéndonos al día de nuestras respectivas vidas, etc. Para
alcanzar esos objetivos, mi amigo y yo nos trazamos un plan (inconsciente de nuevo, como pasar a buscar a
mi amigo a su hotel, conducir hasta el Mc Donalds, comer, etc.) lo que genera que tengamos expectativas de
cómo van a suceder las cosas (inconscientes una vez más, como que mi amigo estará en el hotel, el Mc
Donalds estará abierto, etc). Una vez comenzamos a ejecutar el plan, algunas de las predicciones que se
había hecho mi amigo empiezan a fallar. Cuando entramos en el Mc Donalds, mi amigo queda desorientado
porque nadie le recibe en la puerta, ni le lleva a una mesa, ni le trae la carta, ni le recomienda un vino … Al
contrario, tiene que hacer la cola de pie, descifrar el limitado menú en un confuso letrero, pagar antes de
comer, llevarse él su comida y recogerla al finalizar, comer sin cubiertos … No entiende nada, sus
expectativas han sido bruscamente destruidas por una realidad que desconocía. Y en ese instante, se desata
un proceso imparable para tratar de entender qué está pasando. Ese proceso se llama APRENDER y se
dispara una vez que te equivocaste (tus expectativas fallaron) y tratas de explicarte por qué (reflexión).
Obviamente, mi amigo pronto llega a la conclusión de que existe un tipo de restaurantes nuevo lo que le
obliga a actualizar y corregir la "teoría" que tenía sobre los restaurantes e incluir una nueva "categoría" (los
de comida rápida) y almacenar esta nueva experiencia en su memoria. Sin embargo, el proceso de
aprendizaje no está concluido y no lo estará hasta la siguiente ocasión en que pise un Burger King por
ejemplo. Si le vuelve a suceder lo mismo, mi amigo simplemente no aprendió. Pero si en ese momento
recuerda cómo ocurren las cosas en ese tipo de restaurantes (su experiencia anterior en Mc Donalds), actúa
acorde a ello y sus expectativas se cumplen, significa que aprendió. Por esa razón, aprender significa
acumular experiencias reutilizables en el futuro.

Como en el caso de mis hijos, para aprender no es imprescindible sentarse en un aula, que haya cursos,
clases, asignaturas, profesores, exámenes, notas y todo ese ritual artificial que hemos sufrido (y siguen
sufriendo) durante tanto tiempo.

Parece evidente que hasta que no haces no puedes decir que sabes. Lo malo es que no es suficiente porque
sigues sin saber cómo lo haces.

2. Saber cómo se aprende:

A muy grandes rasgos, y conceptualizando el ejemplo del Mc Donalds, así ocurre el proceso de aprender

a. El aprendizaje empieza con un Objetivo. Para aprender necesitas tener objetivos que alcanzar, sobre todo,
objetivos que te importan mucho y te importan a ti y no a otros. A esto se le llama también motivación
que es la energía que mueve el aprendizaje. Satisfacer al profesor o sacar buenas notas no son ejemplos de
objetivos que te importen demasiado. Saciar el hambre y pasar un rato con tu mejor amigo si lo son.
Aprender es un medio para alcanzar un fin, la clave es tener claro desde el principio cuál es ese fin que
le interesa al alumno al que quiero enseñar.

b. El aprendizaje empieza cuando fallan las Expectativas (error). Las personas nos trazamos planes para
alcanzar esos objetivos. Cuando dichos planes fallan y no se cumplen nuestras expectativas (para mi amigo,
el mundo funciona al revés en el Mc Donalds) se abre la ventana dónde estás preparado para aprender.
Provocar el error es una estrategia crítica para aprender.
c. Aprender depende de Recordar. Si hoy no eres capaz de recordar cosas que supuestamente
"aprendiste" años atrás, no te engañes, simplemente no las aprendiste. Si la siguiente vez que mi amigo
pise un local de fast food, vuelve a tropezar en la misma piedra, significa que no aprendió. Por suerte, las
personas gozamos de mentes inteligentes que nos dicen qué hacer en cada momento a partir de las
experiencias que vamos acumulando.

La conclusión es que para aprender necesitas motivación, necesitas tiempo y sobre todo necesitas mucha
Práctica. Sin práctica, no hay aprendizaje posible. Si la vida consiste en hacer cosas, entonces aprender
tiene que consistir en hacer, ojala, esas mismas cosas, una y otra vez hasta que se vuelvan inconscientes y
no seas siquiera capaz de explicar cómo las haces. Si se aprende haciendo, entonces cualquier experiencia de
aprendizaje (curso, taller, seminario, etc.) tiene que consistir en hacer y no en mirar, ni escuchar o leer.

De esta manera es como hemos aprendido casi todo lo que sabemos: Nos interesa algo, tratamos de
obtenerlo, fracasamos en el intento, intentamos entender por qué, corregimos nuestro plan, lo intentamos de
nuevo hasta que finalmente lo obtenemos. Comparad este ciclo con lo que ocurre en cualquier proceso
educativo formal. Todo parecido con la realidad, es pura coincidencia.

Nada de esto es ninguna novedad. Aristóteles (384 - 322 AC) afirmaba "Lo que tenemos que aprender lo
aprendemos haciendo". Sin embargo, la gran mayoría de los habitantes del planeta parece ignorarlo porque
abraza fervientemente un modelo totalmente contrario que consiste en que:

 El lugar para aprender es un aula (del colegio, la universidad o la empresa). Bajo esa premisa, la
formación en las empresas copia el modelo del colegio.
 Para que ocurra aprendizaje tiene que haber un profesor.
 Para que ocurra aprendizaje tiene que haber un contenido (asignatura).
 Cuanto más sabe y más habla el profesor, mucho mejor.
 El rol del alumno es escuchar, tomar notas e interrumpir lo menos posible.
 Aprender significa estudiar.
 Para verificar si aprendiste hay que hacer un test o un examen (casi siempre teórico).
 Si sacaste buenas notas en el examen, podemos estar seguros de que aprendiste.

No podemos permitirnos que quienes gestionan, diseñan e imparten la educación no sepan cómo se
aprende.

Resulta inconcebible, que los seres humanos seamos verdaderas máquinas de aprender y al mismo tiempo,
cuanto tenemos que decidir cómo educar a nuestros semejantes (posiblemente el acto humano más
importante que existe) hagamos justo lo contrario. Mientras los responsables de formación de las empresas
sigan diseñando o comprando programas y cursos sin tener esta máxima bien presente, seguirán tirando el
dinero. Mientras no seas consciente de cómo se aprende, estás inhabilitado para gestionar y diseñar
programas, curriculums o cualquier experiencia de aprendizaje. Es demasiado peligroso dejar la educación
y la formación en manos de gente que no comprende cómo aprenden las personas. Mientras ese
contrasentido siga vivo, lo que tendremos no podrá ser sino la consecuencia y el reflejo de esa triste realidad.

You might also like